Está en la página 1de 6

Como agua para chocolate

Nada como estar en casa para calmar la nostalgia de un buen chocolate


caliente y una rosca de reyes. 

Para el chocolate:

1.  La primera operación es tostar el cacao. Para ello es conveniente


utilizar una charola de hojalata en vez del comal, pues el aceite que se
desprende de los granos se pierde entre los poros del comal.
Es importantísimo poner cuidado en este tipo de indicaciones, pues la
bondad del chocolate depende de tres cosas, a saber: de que el cacao
que se emplee esté sano y no averiado, de que se mezclen en su
fabricación distintas clases de cacao y por último, de su grado de tueste.
El grado de tueste aconsejable es el del momento en el que el
cacao comienza a despedir su aceite. Si se retira antes, aparte de
presentar un aspecto descolorido y desagradable, lo hará indigesto. Por el
contrario, si se deja más tiempo sobre el fuego, el grano quedará quemado
en gran parte y contaminará de acrimonia aspereza al chocolate.

2. Cuando el cacao ya está tostado como se indicó, se limpia utilizando un


cedazo para separar la cáscara del grano. Debajo del metate donde se ha
de moler, se pone un cajete con buena lumbre y cuando ya está caliente el
metate se procede a moler el grano.

3. Se mezcla entonces con el azúcar, machacándolo con un mazo y


moliendo las dos cosas juntas. En seguida se divide la masa en trozos.

4. Con las manos se moldean las tablillas, redondas o alargadas según


el gusto, y se ponen a orear. Con la punta de un cuchillo se le pueden
señalar las divisiones que se deseen.

5. Se pone en la lumbre una tablilla de chocolate con agua*. La cantidad de


agua debe ser un poco mayor que la que se necesite para llenar el pocillo
en que se ha de hervir.

6. Cuando da el primer hervor se aparta del fuego y se deshace la tabilla


perfectamente, se bate con el molinillo hasta que esté bien incorporada con
el agua. Se vuelve a la hornilla. Cuando dé otro hervor y quiera subir, se
aparta de la lumbre. En seguida se vuelve a poner y así hasta que dé el
tercer hervor. Entonces se aparta por última ocasión y se bate. Se sirve la
mitad en el pozuelo y se vuelve a batir el restante. Entonces se sirve todo
dejando la superficie cubierta de espuma.

*Se puede hacer también con leche en vez de agua pero en ese caso sólo
se le da un hervor, la segunda ocasión que se pone al fuego se bate para
que no quede muy espeso. El chocolate hecho con agua es de mejor
digestión que el de leche.

Para la rosca de reyes:

1. Con las manos, o utilizando un tenedor se desbarata la levadura en un


cuarto de kilo de harina, agregándole poco a poco media taza de leche
tibia. Cuando están bien incorporados los ingredientes se amasan y se
dejan reposar en forma de bola, hasta que la masa crezca el doble de su
tamaño.
2. Con el kilo de harina se forma una fuente sobre la mesa, En el centro se
ponen todos los ingredientes y se van amasando empezando por los del
centro y tomando poco a poco la harina de la fuente hasta que se incorpora
toda.
3. Cuando la masa que contiene la levadura ha subido al doble de su
tamaño, se mezcla con esta otra masa, integrándolas perfectamente hasta
el punto en que se desprenda de las manos con toda facilidad. Con una
raspa se quita la masa que va quedando pegada a la mesa para
integrarla también.
4. Entonces se vacía la masa en un recipiente hondo, engrasado. Se tapa
con una servilleta y se espera que suba nuevamente al doble de su tamaño.
Hay que tomar en cuenta que la masa tarda aproximadamente dos horas en
duplicar su tamaño y es necesario que lo haga tres veces, antes de poder
meterla al horno.
5. Cuando la masa ya dobló su tamaño por segunda vez, se vacía sobre la
mesa y se hace una tira con ella. En medio se le ponen, si se desea,
algunas frutas cubiertas en trozos. Si no, solamente un muñeco de
porcelana al azar. Se enrolla la tira metiendo una punta en la otra. Se
pone sobre una lámina engrasada y enharinada con la unión hacia abajo.
Se le da la forma de rosca, dejando bastante espacio entre la misma y la
orilla de la lámina pues todavía va a doblar su tamaño una vez más.

6. Mientras tanto se enciende el horno para mantener una temperatura


agradable en la cocina, hasta que termine de esponjarse la masa.
7. Cuando la masa dobla su tamaño por tercera vez, se decora con las
frutas cubiertas, se barniza con huevo batido y se le pone el azúcar. Se
mete al horno por veinte minutos y después se deja enfriar.

Ingredientes extra: comino, caldo de pollo, torillas de maíz, y aceite.

Preparación:

 Su finura asegura afianzar compromisos y consumar viejos amores.

1. La cebolla se pica finamente y se pone a freír junto con la carne en un


poco de aceite. Mientras se fríe, se le agrega el comino molido y una
cucharada de azúcar.

2. Cuando la carne se empieza a dorar se le agregan el jitomate picado


junto con el acitrón, las nueces y las almendras partidas en trozos
pequeños.

3. Cuando la carne ya está cocida, lo que procede es freír las tortillas con
aceite, no mucho para que no se endurezcan. Después, en el traste que
vamos a meter al horno, se pone primero una capa de crema para que no
se pegue el platillo, encima una capa de tortillas, sobre ellas una capa de
picadillo y por último el mole, cubriéndolo con el queso en rebanadas y la
crema.

4. Se repite esta operación cuantas veces sea necesario para rellenar el


molde.

5. Se mete al horno y se saca cuando el queso ya se derritió y las tortillas se


ablandaron. Se sirve acompañado de arroz y frijoles.

*El champandongo es un platillo de un sabor tan refinado que ningún


temperamento puede ponerse a su altura y alterarle el gusto.

Procedimiento:

Reaviva los cálidos recuerdos de la niñez.

1. Se toman los huevos, se parten y se les separan las claras. Las seis
yemas se revuelven con la taza de natas. Se baten estos ingredientes hasta
que se torne ralo el batido.

2. Entonces se vierte en una cazuela previamente untada con manteca.


Esta mezcla dentro de la tartera no debe sobrepasar un dedo de altura.

3. Se pone sobre la hornilla, a fuego muy bajo y se deja cuajar.


4. Ya que están frías las natas se cortan en pequeños cuadros para poder
capearlas después.

5. Se bate una clara de huevo en medio cuartillo (1/8 de litro) de agua para
cada dos libras (907 gr) de azúcar o piloncillo, dos claras de huevo en un
cuartillo de agua para cinco libras de azúcar y en la misma proporción para
mayor o menor cantidad.

6. Se hace hervir el almíbar hasta que suba 3 veces, calmando el hervor


con un poco de agua fría, que se echará cada vez que suba.

7. Se aparta entonces del fuego, se deja reposar y se espuma; se le agrega


después otra poca de agua junto con un trozo de cáscara de naranja, anís y
clavo al gusto y se deja hervir.

8. Se espuma otra vez y cuando ha alcanzado el grado de cocimiento


llamado de bola*, se cuela en tamiz o en un lienzo tupido sobre un bastidor.

*Para conocer si el almíbar está en este punto se remojan los dedos en un
cubilete o jarro de agua fría y se coje el almíbar, volviéndose a meter con
prontitud en el agua. Si al enfriarse el almíbar se hace bola y se maneja
como pasta, está cocido al grado de punto de bola.
Preparación:

1. A los frijoles primero se les tiene que dar cocimiento con tequesquite, y
después de lavados se ponen nuevamente a cocer junto con pedacitos de
carne de puerco y chicharrón.
2. Se pone a freír la cebolla picada en manteca. Al dorarse se le agrega
ahí mismo el chile ancho molido y sal al gusto.

3. Ya que sazonó el caldillo se le incorporan los frijoles junto con la carne y


el chicharrón.

4. Al servirse se les pone queso rallado y se adornan con hojas tiernas de


lechuga, rebanadas de aguacate, rabanitos picados, chiles tornachiles y
aceitunas.

También podría gustarte