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ZONAS DE INTERÉS DE DESARROLLO RURAL, ECONÓMICO Y SOCIAL

(ZIDRES)

DOCENTE

ELIZABETH RAMÍREZ

PRESENTADO POR:

EVA JUDITH GONZÁLEZ TORRES.

UNIVERSIDAD LIBRE SEDE CARTAGENA.


ESPECIALIZACIÓN DE DERECHO ADMINISTRATIVO

CARTAGENA (D.T Y C)

2016.
Nuestra sociedad ha atravesado por cambios y evoluciones normativas con el
objetivo de poner a producir la tierra, procurando el desarrollo social y económico
del sector agrario.

Colombia ha sido un país que en medio de su recorrido jurídico y normativo, ha ido


tomando y adaptando para su legislación, conceptos, doctrina y pensamiento de
otros Estados, lo que sin duda alguna, ha llevado al resultado actual, que es tener
un sistema jurídico rico en leyes. Pero particularmente considero, que no solo
basta con tomar el concepto, sino con garantizar que la interpretación y aplicación
de este, este conforme a la realidad y necesidades del sector agrícola del país.

Hemos tenido un sistema que no ha sido apático a las corrientes reformadoras, y


uno del más vivo y actual ejemplo de esto, ha sido la redacción de la ley 1776 de
2016, “Por la cual se crean y se desarrollan las zonas de interés de desarrollo
rural, económico y social, ZIDRES”

Una vez fue expedida esta ley, se dio origen a la controversia, de que tan viable y
conveniente sería la misma para los pequeños trabajadores agrarios que no
cuenten con títulos de propiedad sobre los predios que por años han ostentado y
trabajado, pues el cambio más significativo que introduce la ley ZIDRES, es la
implementación de proyectos para poner a trabajar a los empresarios y
campesinos de manera colaborativa supuestamente en áreas de difícil acceso
donde los costos de producción son altos. 

Esta ley ha sido centro de críticas y demandas de inconstitucionalidad porque con


ella se establece legalmente la posibilidad de que el Gobierno Nacional pueda
despojar a los campesinos de las tierras que son consideradas baldías y por ende
pertenezcan al patrimonio del Estado.  Es decir se trata de un instrumento que
legalizaría la acumulación irregular de predios con antecedentes de baldíos pero
que en la realidad no es así para permitirle a las grandes empresas del sector
agrícola explotarla.

No obstante lo anterior, El gobierno dice que las ZIDRES son un mecanismo para
promover el desarrollo de proyectos empresariales, implicando una explotación
sostenible de las tierras del campo colombiano, esta ley señala en su artículo 7 la
concesión o arrendamiento de tierras baldías, el artículo 9 habla de la posibilidad
de adquirir tierras con antecedentes de baldíos y el artículo 12 abre la posibilidad
de legalizar la acumulación irregular de baldíos al proponer “sanear las situaciones
imperfectas”. 

La verdad es que desde el punto de vista social resulta insostenible para los
hogares campesinos adoptar lo establecido en la ley ZIDRES. En este sentido, el
Senador Jorge Enrique Robledo ha señalado: “que el modelo propuesto por la
ZIDRES constituye un peligro para los pequeños y medianos productores en el
mediano o largo plazo, en la medida en que las relaciones de riesgo de este
modelo corren en contra de quienes trabajan la tierra y no de quienes prestan el
capital, lo que a largo plazo significa la posibilidad de perder la propiedad de la
tierra para los campesinos”. En este sentido, el congresista “manifiesta que en
este modelo productivo, los grandes capitales se asocian con los campesinos de
tal forma que se convierten en facilitadores de crédito, asesores técnicos y
receptores del producido, pero son los campesinos quienes asumen los riesgos
por la producción y sobre quienes recaen las consecuencias de situaciones o
factores que puedan afectar el cultivo de manera inesperada (plagas, sequias,
etc.). De esta forma, ante cualquier contratiempo, son los campesinos los que
tienen que responder tanto por la compensación de la ayuda técnica prestada por
las empresas, como por los créditos que adquieren frente a entidades bancarias,
situación que los expone a perder sus predios y bienes en caso de no poder
cumplir con dichas responsabilidades económicas. Aquí se ha reclamado que una
de las condiciones para instauración de los proyectos dentro de las ZIDRES sea
precisamente un sistema de riesgo compartido donde los grandes capitales tengan
que hacerse responsables ante eventualidades”.

Lo anterior me lleva a concluir, que la ley 1776 de 2016, “Por la cual se crean y
se desarrollan las zonas de interés de desarrollo rural, económico y social,
ZIDRES” no ofrece el mínimo de garantías constitucionales, ni legales necesarias
que se adapten a la realidad de los pequeños sectores campesinos que existen
en el país, considero que el verdadero trasfondo de esa ley es facilítale al
Gobierno Nacional la posibilidad de expropiar tierras consideradas como baldías
en virtud que los campesinos no tiene título de propiedad legalmente constituidos
y por tal razón quebranta lo contemplado en la constricción política en lo
concerniente que Colombia es un Estado Social De Derechos y de igual manera
vulnera principios del derecho administrativo como lo es el de la seguridad jurídica
de los campesinos, cuando es un hecho notorio que los campesinos no se
encuentran en igualdad de condiciones para entrar a integrarse ni mucho menos
competir con las empresas.

La ley ZIDRES parte de la idea de que la tierra donde se pondrá en marcha las
zonas de interés de desarrollo rural, económico y social se encuentran baldías,
que esos terrenos no se encuentran ocupados ni habitados y que nadie ejerce allí
actividades de dueño o señor. Pero esto no es cierto y ahí está el problema del
proyecto que quiere realizar el Gobierno Nacional.

Esa tierra está ocupada aunque no esté legalizada y por tal razón es que el
Gobierno Nacional promulgo la ley con el fin de hacer mucho más fácil el acceso
a las grandes empresas para que inviertan a las ZIDRES. Por eso, antes de crear
cualquier “zona de interés de desarrollo” tendría que llevarse a cabo un programa
intensivo de formalización de la propiedad rural.

Así se ofrecería claridad jurídica sobre los títulos de propiedad en un territorio que
carece de ellos y se le permitiría negociar al campesino en mejores condiciones
su  participación en la alianza productiva con los empresarios.

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