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Lógica Filosófica

1. Identifique dos generalizaciones en las columnas, donde el ejemplo sea un


complemento a una inferencia del autor.
Escriba solos las generalizaciones.
2. Con base en el ejercicio anterior, escriba un ejemplo para cada generalización,
desde el cual se apoyan los columnistas para argumentar.
3. Identifique al menos tres premisas falsas o poco fiables en el texto. Subráyelas
en el texto.
4. Con base en el punto anterior identifique un argumento débil y explique donde
radica su inestabilidad.
5. Las columnistas incluyen en sus columnas ejemplos que desfiguran el
argumento, es decir desde los cuales la generalización pierde fuerza
argumentativa por no tener un respaldo representativo. Explíquelo en dos
ejemplos.
6. Para tener mejor claridad de lo que me quiere contar el autor. Que
investigaciones (información de trasfondo) se debería realizar. Explíquelo y
justifíquelo.
7. Señale una premisa donde se le dé más “crédito a un ejemplo grafico que a un
cuidadoso sumario y la comparación de miles de antecedentes de reparaciones”
Malem, 2006, p 41
8. Busque para cada ejemplo o contraejemplo y explique cómo modificaría el
sentido del texto.
9. Hacer un texto de 5 párrafos, 5 renglones donde se diga cuál de los dos textos
esta mejor argumentado, ¿por qué? Y sus citas textuales. ¿Quién usa mejor la
argumentación?
Respuesta 1.
“Para la izquierda, esta semana compareció ante la Justicia un monstruo culpable
de todos los males de este país”.

“para nadie es un secreto que tener a Uribe respondiendo ante la Justicia es un


triunfo invaluable para la izquierda más radical que tanto lo odia, y que alcanzaría
su clímax si lo condenan y nunca más vuelve a salir de la cárcel. Ese es su
objetivo”.
“La justicia debe ser dura con los enemigos políticos; pero en casa, los estándares
morales cambian y las cosas son a otro precio. Un líder político es capaz de
sostener estas tesis porque no tiene los parámetros de una ética pública y le
parece que hablar de ello es perder el tiempo”.
Respuesta 2.
generalización 1 “Para la izquierda, esta semana compareció ante la Justicia un
monstruo culpable de todos los males de este país”. No necesariamente esta es
una idea de izquierda.
Pudo haber escrito que para todos los contradictores del senador y expresidente.
Generalización 2 “Para nadie es un secreto que tener a Uribe respondiendo ante
la Justicia es un triunfo invaluable para la izquierda más radical que tanto lo odia, y
que alcanzaría su clímax si lo condenan y nunca más vuelve a salir de la cárcel.
Ese es su objetivo”.
De igual manera en este caso, no necesariamente debió hace alusión a la
izquierda, sino simplemente a los contradictores.
Respuesta 4.
“Con la imagen de Álvaro Uribe entrando a la Corte Suprema de Justicia, se
derrumbó el mito de que el expresidente y senador más poderoso de las últimas
décadas en Colombia es un intocable. El martes 8 de octubre, Uribe salió de esa
lista vergonzosa”.
Este argumento carece de fuerza ya que la columnista establece que con la sola
presencia a la indagatoria del senador Uribe, se deja en firme un precepto de
“igualdad” a comparecer ante la ley, como si de un “intocable” se tratare, es decir,
la misma columnista lleva al lector a pensar que así es y que además al ponerse al
nivel de los demás, rompe con ese paradigma.
Respuesta 5.
“Uribe, el paisa finquero y montador de caballo, no podía permanecer en el podio
de intocables donde están solo los aristócratas, los de apellido, los del “circulito
bogotano”, los amigos de sus amigos, los de toda la vida, los mamertos finos o los
millonarios que lo manejan todo. Eso está bien; lo malo es que el salón de los
intocables sigue repleto y a pocos les importa”.
En esta generalización la columnista establece que todos los aristócratas, los de
apellido, los del “circulito bogotano”, los amigos de sus amigos, los de toda la vida,
los mamertos finos o los millonarios están al margen de la ley, “intocables” los
llama ella de manera despectiva.
“; para nadie es un secreto que tener a Uribe respondiendo ante la Justicia es un
triunfo invaluable para la izquierda más radical que tanto lo odia, y que alcanzaría
su clímax si lo condenan y nunca más vuelve a salir de la cárcel. Ese es su
objetivo”
Esta generalidad guía al lector a pensar de manera parcializada, no hay
objetividad, ya que impone una manera de pensar definida de un sector político
totalmente en contra de una sola persona, así mismo, reúne a todas aquellas
personas que deseamos que el senador responda ante la ley como de izquierda y
de que nuestro único objetivo es que sea condenado y nunca más vuelva a salir
de la cárcel.
Respuesta 6.
La información que debería estar anexa en el texto de la primera columnista
podría complementarse mejor con algunos datos de gente del “poder” que se
encuentra investigada, condenada o que si quizá tiene conocimiento de ello, que
lo aporte junto con una denuncia formal como en el caso de la denuncia que
realizo públicamente de la llamada “comunidad del anillo” así mismo podría anexar
datos de una encuesta en la que se establezca que realmente la mayoría cree que
es un mito que el senador es un intocable y de igual manera que salió de esa
vergonzosa lista al comparecer ante la Corte suprema de justicia.
Respuesta 7.
“Pero dejemos la hipocresía, aquí los más poderosos siempre han estado por
encima de la ley y lo siguen estando. Sí, que la justicia opere con Uribe, pero no
solo con él. Que, entre otros, los expresidentes dejen de ser intocables sería una
gran noticia. Muchos de los políticos que quieren ver a Uribe arder en la hoguera,
cómplices, guardan silencio frente al escándalo Santos-Odebrecht. Algunos se
pavonearon como escuderos de Samper en el proceso 8000 o se fotografiaban
felices con las Farc en el Caguán en el Gobierno Pastrana. Que tal los que jamás
le exigieron la verdad sobre el Palacio de Justicia a Belisario o blindaron a Gaviria
para que nunca lo tocaran judicialmente en tiempos de Pablo Escobar”.
Como se puede evidenciar en la anterior premisa, la columnista justifica el actuar
del senador con el de otros ex gobernantes y/o políticos sin que los nombre como
tal, simplemente llevando al lector a intuir de quien o quienes se trata ubicándolos
en ciertos escenarios de corrupción e injusticia, pero sin aportar datos concretos,
nombres, expedientes y demás.
Respuesta 8.
Ejemplo 1 “Para la izquierda, esta semana compareció ante la Justicia un
monstruo culpable de todos los males de este país”. No necesariamente esta es
una idea de izquierda.
Pudo haber escrito que para todos los contradictores del senador y expresidente.
Ejemplo 2 “Para nadie es un secreto que tener a Uribe respondiendo ante la
Justicia es un triunfo invaluable para la izquierda más radical que tanto lo odia, y
que alcanzaría su clímax si lo condenan y nunca más vuelve a salir de la cárcel.
Ese es su objetivo”.
De igual manera en este caso, no necesariamente debió hace alusión a la
izquierda, sino simplemente a los contradictores.
Texto argumentativo.

La columna de María Jimena Duzán empieza con una mirada a la historia y la realidad extranjera
que pareciera se repitiera a través de los años en la humanidad, en las sociedades, en todo el
mundo; dar una mirada atrás para mirar el presente sin duda es una de las mejores maneras de
analizar lo acontece hoy día. “el genocidio armenio –las víctimas eran sacadas en trenes con el
propósito de ser deportadas, pero no llegaban vivas a su destino porque terminaban fusiladas en el
camino”.

El tema como el título del artículo son totalmente coherentes puesto que aborda temas generales
donde la ética queda en entredicho, manifiesta conductas de parte de la sociedad que están a
favor del “todo vale”, conductas del senador que apoyan esta manera de pensar y que de alguna
manera el mismo propicio y que en un acto endiabladamente astuto se encargó de contrarrestar,
es decir, creo que el mal y el remedio; el castrochavismo y su centro democrático para ponerle una
barrera.

La columnista nos lleva a reconocer que cuando estas instituciones logran actuar desligadas de
ese poder político que les corrompe dicho actuar se pone en tela de juicio por que se está ante un
líder político de gran poder “En estos casos, la justicia se vuelve un obstáculo que pone en peligro
su supervivencia. Los magistrados empiezan a ser blanco de toda suerte de presiones sobre la
base de premisas tan hechizas como la monja falsa que defendió a Uribe el día de la indagatoria.”

Infortunadamente en la columna de Vicky Dávila “Uribe dio la cara” se hace una alegoría a la
justificación, en todo momento se trata de aborda un tema que le desfavorece al senador, pero
tratando siempre de desviar la mirada con ejemplos que desvirtúan su actuar, como si lo que hizo,
hace o deja de hacer fuese menos lesivo “Así debe ser. Pero dejemos la hipocresía, aquí los más
poderosos siempre han estado por encima de la ley y lo siguen estando”.

El hecho de exaltar la comparecencia del senador como si de un dios se tratare, nos deja claro que
nos hay un fundamento de fondo, siendo que como cualquier persona tiene el deber de responder
ante la ley y aunque trata de disimular su posición, esta se hace evidente al incluir otros nombres o
supuestos corruptos “Uribe dio la cara, no se escondió y cumplió con su obligación de rendir
cuentas ante su juez natural como senador. Claro, ¡no tenemos que agradecerle que lo haya
hecho!”
VICKY DÁVILA | 2019/10/12 04:50
Uribe dio la cara
Con la imagen de Álvaro Uribe entrando a la Corte Suprema de Justicia, se
derrumbó el mito de que el expresidente y senador más poderoso de las últimas
décadas en Colombia es un intocable. El martes 8 de octubre, Uribe salió de esa
lista vergonzosa. Uribe, el paisa finquero y montador de caballo, no podía
permanecer en el podio de intocables donde están solo los aristócratas, los de
apellido, los del “circulito bogotano”, los amigos de sus amigos, los de toda la vida,
los mamertos finos o los millonarios que lo manejan todo. Eso está bien; lo malo
es que el salón de los intocables sigue repleto y a pocos les importa.
Para la izquierda, esta semana compareció ante la Justicia un monstruo culpable
de todos los males de este país. Para la derecha, acudió la víctima de una disputa
ideológica que se convirtió en un caso judicial, su símbolo político al que quieren
fulminar con tal de complacer a la empoderada izquierda.
Santos, blindado
De cualquier forma, la imagen de Uribe en el estrado, frente al magistrado César
Augusto Reyes, es una prueba ejemplar de que nadie puede estar por encima de
la ley en Colombia. Así debe ser. Pero dejemos la hipocresía, aquí los más
poderosos siempre han estado por encima de la ley y lo siguen estando. Sí, que la
justicia opere con Uribe, pero no solo con él. Que, entre otros, los expresidentes
dejen de ser intocables sería una gran noticia. Muchos de los políticos que quieren
ver a Uribe arder en la hoguera, cómplices, guardan silencio frente al escándalo
Santos-Odebrecht. Algunos se pavonearon como escuderos de Samper en el
proceso 8000 o se fotografiaban felices con las Farc en el Caguán en el Gobierno
Pastrana. Que tal los que jamás le exigieron la verdad sobre el Palacio de Justicia
a Belisario o blindaron a Gaviria para que nunca lo tocaran judicialmente en
tiempos de Pablo Escobar.
El Álvaro Uribe que vi entrando a la corte no fue el poderoso presidente que se
reeligió o el más popular de su especie, no fue el que llevó a Santos y a Duque a
la presidencia, no fue el senador, jefe del partido de gobierno, no fue el intocable.
El Uribe que vi fue un Uribe sometido ante la voluntad de la justicia, que el día que
subió las escalinatas del Palacio Alfonso Reyes Echandía de alguna manera probó
la derrota, el mundo lo vio comparecer. Un Uribe que no se escapó, que no se
asiló, que no se hizo el enfermo y que no dilató su cita. Uribe dio la cara, no se
escondió y cumplió con su obligación de rendir cuentas ante su juez natural como
senador.
Claro, ¡no tenemos que agradecerle que lo haya hecho!, pero yo sí le reconozco
que no haya usado su inmenso poder y una sarta de marrullas, como hacen otros,
para evitar la indagatoria, en el proceso que le siguen por presunta manipulación
de testigos, en el que ya tuvo que dar explicaciones y en el que solo podrán
condenarlo con pruebas.
¡Qué asco!
La pregunta es si los magistrados, al contrastar el acervo probatorio con la versión
de Uribe, pueden concluir que, en lugar de manipular testigos, lo que hacía su
investigado era buscar elementos para su defensa; o si, por el contrario, la
evaluación deja un saldo en rojo para el expresidente que le pueda complicar su
situación jurídica. Sus conversaciones con el abogado Diego Cadena hoy son
miradas con lupa por la corte. El ‘abogánster’ o el ‘abohámster’ para mí es un
impresentable, sus palabras lo revelan enredador, bajo y peligroso. En qué
momento Uribe se metió con señor así, en esa se equivocó de cabo a rabo. Ojalá
Cadena no se vuele.
Aunque en la corte este debe ser un proceso únicamente jurídico, es de
estruendosas repercusiones políticas; para nadie es un secreto que tener a Uribe
respondiendo ante la Justicia es un triunfo invaluable para la izquierda más radical
que tanto lo odia, y que alcanzaría su clímax si lo condenan y nunca más vuelve a
salir de la cárcel. Ese es su objetivo. Mucha de esa izquierda instigadora que hoy
hace política no ha respondido por sus crímenes durante décadas y seguro no
responderá. En especial, porque ha estado protegida por una parte del Estado que
históricamente ha justificado el accionar armado y la combinación de lo que llaman
todas las formas de lucha. Muchos de esos que tienen más de un muerto a sus
espaldas y sangre en sus manos son los que jamás le perdonarían a la corte que
no condenara a Uribe, a quien yo no defiendo de oficio, ese no puede ser el papel
de un periodista; pero tampoco soy ciega y, aunque sé que hay fuerzas limpias
que solo buscan la verdad alrededor del caso Uribe, hay otras turbias, muy turbias.
Reprocho a los fanáticos a favor o en contra del expresidente, todos son iguales
de ridículos.
Soy decente
Uribe salió de enfrentar su batalla jurídica en la sala de audiencias a dar su pelea
política. No sé si le sirva. Esa noche, parecía un toro envalentonado, habló por
más de una hora, mientras su gente lo rodeaba y le celebraba cada palabra. Pero
el mito del Uribe intocable esa noche se derrumbó; Uribe, en todo caso, ya perdió
algo en la pelea de titanes que libra con el senador Iván Cepeda y lo que ambos
representan. Dos fuerzas potentes que son capaces de hacerse mucho daño.
En los mentideros políticos algunos comentan, como si tuvieran línea directa con
la corte, que a Uribe le fue mal en la indagatoria. Prefiero esperar la decisión de
los magistrados, quienes tendrán que hacer un trabajo de filigrana para
desenredar el nudo de verdades y mentiras de una manada de exparamilitares
que han desfilado en este proceso. La corte decidirá en los próximos días si el
expresidente debe enfrentar su proceso libre o preso; se equivocan quienes
consideran que con Uribe en la cárcel se acaba la impunidad en Colombia, porque
tendrían que encarcelar a más de un encumbrado. Pero si la corte le dicta una
medida de aseguramiento a Uribe, no hay remedio, tendrá que cumplirla.

MARÍA JIMENA DUZÁN | 2019/10/12 04:44


La ética, sin ética
La indagatoria del expresidente Álvaro Uribe me pilló en Ereván, capital de
Armenia, un país con una historia trágica y convulsa, marcada por la muerte de
cerca de un millón y medio de armenios en un espacio de 20 años, entre 1890 y
1915, conocida como el genocidio armenio. Desde estas lejanas tierras que han
conocido la fatalidad que acompaña a las guerras olvidadas, seguí paso a paso
los pormenores de esta audiencia, como si se tratara de una serie de Netflix.
La distancia, digo yo, le permite a uno recuperar la cordura y mirar las cosas en
perspectiva, lejos de esa presión inmediata de las redes que tanto distorsiona los
hechos. Y así, mientras mi alma se encogía recorriendo el museo sobre el
genocidio armenio –las víctimas eran sacadas en trenes con el propósito de ser
deportadas, pero no llegaban vivas a su destino porque terminaban fusiladas en el
camino–, me di cuenta de que nuestro principal problema no es ni la violencia ni el
narcotráfico, ni tampoco la impunidad, como nos lo refriega el discurso uribista,
sino la falta de una ética pública.
La ida de Aida
No tengo la menor duda de que el expresidente Uribe es su más fiel exponente: su
concepto de política es el todo vale; se ha servido del poder para echarle tierra a
su pasado y para beneficiar sus intereses, que son los mismos de los grandes
latifundistas. Y en los raros momentos en que acepta que ha cometido “errores” –
como el que lo tiene dando explicaciones ante la Corte Suprema de Justicia por
haber manipulado presuntamente testigos en contra del senador de la oposición
Iván Cepeda–, los justifica con la extravagante tesis de que son unos simples
traspiés, producto de su profundo amor por Colombia.
Eso sí, se le hincha el pecho hablando de impunidad y de la entrega de las
instituciones al castrochavismo, pero su preocupación por el deber ser de la
política le dura hasta cuando llega el primer fallo proferido en contra del uribismo.
Ahí termina su respeto por las instituciones, porque el primero que se viene lanza
en ristre contra ellos es él mismo. Y ni hablar de lo que sucede cuando se trata de
mirar la corrupción dentro del uribismo: para Uribe, todos son buenos muchachos.
La justicia debe ser dura con los enemigos políticos; pero en casa, los estándares
morales cambian y las cosas son a otro precio. Un líder político es capaz de
sostener estas tesis porque no tiene los parámetros de una ética pública y le
parece que hablar de ello es perder el tiempo.
Las muertes de los Pizano
Lo grave es que una sociedad permita que este tipo de liderazgos, basados en
una persona que se cree que está por encima de la ley, prosperen y se enquisten
en el poder. En estos casos, la justicia se vuelve un obstáculo que pone en peligro
su supervivencia. Los magistrados empiezan a ser blanco de toda suerte de
presiones sobre la base de premisas tan hechizas como la monja falsa que
defendió a Uribe el día de la indagatoria.
Una de esas premisas insiste en hacer una simetría insostenible científicamente,
pero que funciona para la galería: si los excomandantes de las Farc están en el
Congreso, a Uribe no se le puede ni tocar porque nadie entendería que el
expresidente terminara en la prisión mientras las Farc están hoy libres en la calle
disfrutando de una curul en el Congreso.
Ese es un falso dilema, desde luego: las Farc decidieron entregar las armas
producto de un acuerdo de paz y no están tranquilas por la calle, ya que deben
contar la verdad ante la JEP, un desafío todavía por cumplir. Pero si esta premisa
prosperara, Uribe sería tan imbatible que podría hacer y deshacer sin que la
justicia pudiera ni siquiera pellizcarlo.
Los que van a ganar
Afortunadamente, todavía hay un Estado que funciona sobre las bases de una
ética pública, que sabe lo que está en juego y que no cede a las presiones de
quienes quieren volver este episodio un melodrama y una farsa.
En Armenia, los responsables del genocidio nunca fueron sometidos a la justicia,
pero años más tarde murieron a manos de un comando de la República Federal
Armenia, que ordenó matarlos como un acto de venganza en una operación
secreta conocida como Némesis.
Ojalá que en Colombia no volvamos por la senda de la venganza. La justicia tiene
que ser capaz de sortear bien este desafío y darle todas las garantías para que
Uribe tenga un juicio justo, sin que ello le reste templanza para pronunciarse como
es debido.
Un país sin ética pública, sin normas de convivencia que respeten las libertades y
sin una justicia independiente no puede ir sino para atrás.

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