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República de Colombia

TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DE CUNDINAMARCA


SECCIÓN TERCERA – SUBSECCIÓN “C”
ORALIDAD

MAGISTRADA PONENTE: MARÍA CRISTINA QUINTERO FACUNDO

Bogotá, D. C., seis (6) de mayo de dos mil veinte (2020)


(Proyecto discutido y aprobado en Sala de la fecha)

Expediente 110013336033201500166-01
Sentencia SC3-05-20-2433
Medio de Control REPARACIÓN DIRECTA
Demandantes GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA Y OTROS
Demandados FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN y NACIÒN – RAMA
JUDICIAL – DIRECCIÓN EJECUTIVA DE ADMINISTRACION
JUDICIAL
Asunto SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
Tema PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD, APLICA EL
EXCLUYENTE DE RESPONSABILIDAD – CULPA EXCLUSIVA DE
LA VICTIMA

Cumplido por la Magistrada Sustanciadora el trámite previsto en el artículo 247 del


Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo –
CPACA, encuentra para que la Sala provea.

I. OBJETO DE LA DECISIÓN

Desatar los recursos de apelación interpuestos por la ACTIVA, para que se


revoque la sentencia calendada veinte (20) de septiembre de dos mil dieciocho
(2018), del Juzgado Treinta y Tres (33) Administrativo del Circuito Judicial de
Bogotá, que negó las pretensiones de la demanda al encontrar configurada la
causal eximente de responsabilidad de culpa exclusiva de la víctima.
II. ANTECEDENTES EN PRIMERA INSTANCIA

2.1. ARGUMENTOS Y PRETENSIONES DE LA ACTIVA

2.1.1. Conforme reseña la demanda, el señor GREYSER ANDRÉS LADINO


NOREÑA (victima directa); la señora XIOMARA SILVA TORRES (compañera
permanente); la menor SOPHIE VALENTINA LADINO SILVA (hija), los señores
JEISSON EDWAR LADINO NOREÑA y HAROLD STEVEN LADINO NOREÑA
(hermanos), y los señores MARÍA NOHELIA NOREÑA OSORIO y JOSE
FERNANDO LADINO MUÑOZ (padres), en ejercicio del medio de control de
reparación directa, pretenden que se declare administrativa y
extracontractualmente responsables a las accionadas, FISCALÍA GENERAL DE LA
NACIÓN y NACIÓN - RAMA JUDICIAL - DIRECCIÓN EJECUTIVA DE
ADMINISTRACION JUDICIAL, por los daños antijurídicos de carácter material e
inmaterial, que les fueron irrogados con ocasión del “error judicial, defectuoso
funcionamiento de la administración de justicia y la privación injusta de la libertad”
de que fue víctima directa el señor GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA, por la
“(…) decisión adoptada por el Juzgado 31 Penal Municipal con Función de Control
de Garantías, el 4 de abril de 2008, a petición de la Fiscalía General de la Nación”,
de imponerle como medida de aseguramiento, detención preventiva.

En fundamento de su reclamación, señalan, que el 11 de marzo de 2008, en el


Barrio Policarpa de la Ciudad de Bogotá, miembros de la DIJIN realizaban
operativo frente a una banda de asaltantes, en el cual perdió la vida por herida de
proyectil de arma de fuego el Teniente MAURICIO SALCEDO SANTOS. Hechos de los
que se referencia, que una vendedora de chance observó cuando una patrulla de la
Policía, sustrajo un arma de fuego presuntamente involucrada en el evento, y que
al parecer fue entregada por GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA al señor
Coronel ROJAS ARAGÓN, que para ese momento fungía como uno de los
comandantes del operativo, circunstancia por la que se procesó penalmente al
señor LADINO NOREÑA por los delitos de Peculado por Apropiación, Prevaricato
por Omisión y Porte Ilegal de Armas.

Cronología a la que agregan, que el 19 de marzo de 2008, se impartió orden de


captura en contra de LADINO NOREÑA, y el 4 de abril siguiente, el Juzgado
treinta y Uno (31) Penal Municipal con Función de Control de Garantías le impuso
como media de aseguramiento, detención preventiva, que feneció en sus efectos,
el 27 de julio de 2009, cuando el Juzgado Cuarto (4) Penal Municipal con Función
de Garantías, ordenó su libertad por vencimiento de términos, y cumplido todo el
trámite procesal, el 7 de septiembre de 2012, el Juzgado Diecisiete (17) Penal del
Circuito con Funciones de Conocimiento profirió en su favor sentencia absolutoria
por in dubio pro reo.

Refutan de la medida de detención preventiva, que fue tamizada por una pluralidad
de deficiencias probatorias: “(…) el arma recogida por los policiales no ingresó al
juicio, la señora FLOR MARIA EUGENIA MORALES, vendedora de chance, que
dice haber observado la recolección del arma no declaró en juicio; el Coronel
VICTOR HUGO ROJAS ARAGON tampoco compareció a juicio a explicar la
presunta entrega del arma por parte del Patrullero GREYSER ANDRÉS LADINO
NOREÑA; el particular RICARDO RODRIGUEZ ROCHA, quien se dice es una de
las personas que cometió el crimen del Teniente MAURICIO SALCEDO SANTOS,
no fue llevado a juicio por la Fiscalía. Ni arma ni testigos, ni prueba alguna fue
llevada por la Fiscalía General de la Nación (…) si bien existe libertad probatoria,
estos temas eran los trascendentes y no se llevaron a juicio. ¿Para qué se privó de
la libertad y se mantuvo tal privación por tanto tiempo (…) si no se contaba con
prueba para al menos intentar una condena?”.

En este contexto señala la activa, que le asiste responsabilidad a las dos (2)
entidades accionadas, pues aún bajo ésta ausencia de pruebas, la Fiscalía General
de la Nación solicitó la medida de aseguramiento, y la Rama Judicial a través de
sus Jueces la decretó.

2.1.2. En alegatos de conclusión, insisten en los argumentos expuestos en la


demanda y la consecuente prosperidad de sus pretensiones.

2.2 ARGUMENTOS DE OPOSICIÓN

2.2.1. La FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN, en oportunidad de contestar la


demanda, esgrime su falta de legitimación material en la causa por pasiva,
señalando que la autoridad competente para imponer medida de aseguramiento,
conforme lo establece el estatuto procedimental vigente para la fecha de los
hechos, Ley 906 de 2004, es el Juez de Control de Garantías. Argumenta
concurrentemente, que el daño no es antijurídico, porque el inicio de la
investigación, tuvo origen y fundamento en las diversas pruebas que permitieron
calificar los hechos como constitutivos de un ilícito de especial gravedad. Esgrime
también, que no incurrió en falla en el servicio, contrastado que sus actuaciones se
ajustaron a derecho, porque para el estadio procesal en que se dictó la medida de
aseguramiento, se cumplían los presupuestos para el efecto, y por consiguiente, no
puede calificarse como una actuación grosera o desproporcionada .

En oportunidad de alegar de conclusión, guardó silencio.

2.2.2. La NACIÓN - RAMA JUDICIAL, en oportunidad de contestar la demanda,


alega ausencia de responsabilidad y argumenta en sustento, que la absolución in
dubio pro reo, no implica la configuración de un daño antijurídico, porque el
adelantamiento de la actuación penal en estos casos corresponde a una carga que
el enjuiciado tiene el deber de soportar, premisa en refuerzo de la que destaca que
en voces de la Corte Suprema de Justicia – Sala Penal, “(…) el hecho que se
absuelva al procesado por duda, no implica que se haya juzgado a un inocente”.
Asimismo aduce, que concurre el excluyente de responsabilidad, hecho de un
tercero, como quiera que la noticia criminal se originó en la información
suministrada por la señora FLOR MARÍA EUGENIA MORALES, quien afirmó, que una
de las patrullas de uniformados recogió el arma, se la apropiaron, omitiendo el
informe y los protocolos correspondientes, y en razón a ello se iniciaron las
actuaciones pertinentes, el Juez Penal con Funciones de Control de Garantías que
por solicitud de la Fiscalía decretó la medida de aseguramiento.

En oportunidad de alegar de conclusión, reitera los argumentos expuestos en la


contestación de la demanda.

III. SENTENCIA O

La Juez de Primera Instancia negó las pretensiones de la demanda, por


encontrar configurado el excluyente de responsabilidad, culpa exclusiva de la
víctima, e invocó en sustento de su decisión, que el título de imputación aplicable
es el de privación injusta de la libertad, y en contexto del mismo, los criterios
fijados por el órgano de cierre de esta jurisdicción – Sección Tercera, en su
sentencia de unificación del 15 de agosto del 2018, conforme a la cual, en los
eventos en que el privado de la libertad, desde la óptica civil, actuó con culpa
grave o dolo, se analizará incluso de oficio, si con ello dio lugar al surtimiento de
la actuación penal, caso en el cual se configura la culpa exclusiva de la víctima, y
por consiguiente, aunque en aplicación del principio in dubio pro reo, el 7 de
septiembre de 2012, se dictó sentencia absolutoria a favor del señor LADINO
LOREÑA, asume relevante en estructuración del excluyente de responsabilidad,
que la actuación penal adelantada en su contra, que tuvo causa en acción
desplegada por éste que dio lugar a que apareciera comprometida su
participación en el mismo y, por lo tanto, se puede concluir que su conducta,
incidió de manera directa y fue determinante en la producción del daño .
Puntualiza en este orden la Juzgadora de Instancia, que el material probatorio
recaudado en el proceso penal, da cuenta en su conjunto de las irregularidades
presentadas con un arma de fuego que el señor LADINO NOREÑA junto con otro
policial, recogieron y se apropiaron durante un operativo sin realizar informe
alguno y que solamente se entregó hasta que se realizó la respectiva
investigación por ese hecho:

“ (…)las declaraciones de testimonio de los señores Jorge Hendrik Ávila González – que
para la época de los hechos se desempeñaba como comandante del CAI Ciudad Berna
de la Policía Nacional – y Jesús Antonio Cubides Fontecha – quien era el comandante de
la Estación de Policía Antonio Nariño-, así como del acta de entrega del 12 de marzo de
2008, suscrita por el Comandante del Operativo No. 4 de la Policía Metropolitana de
Bogotá, (…)”

Agrega, que el descrito comportamiento, no se acompasa con las funciones


propias de un servidor público y mucho menos con los deberes que le asisten a
un miembro de la Policía Nacional y aunque en el proceso penal no tuvieron el
peso suficiente para proferir una sentencia condenatoria, si eran conducentes y
suficientes, para la imposición de la medida de aseguramiento dictada en su
contra.

Sin condena en costas.

IV. RECURSO D

La ACTIVA pretende en sede de alzada, se revoque el fallo de primera instancia y


en su lugar se acceda a las pretensiones de la demanda, bajo la consideración que
no se configuró culpa exclusiva de la víctima, porque la causa eficiente y
determinante de la privación de la libertad del señor GREYSER ANDRÉS LADINO
NOREÑA, fue la actividad de la administración de justicia, como resultado de la
imposición de medida de aseguramiento que la Fiscalía General de la Nación
solicitó al Juzgado 31 de Control de Garantías de Bogotá, pese a que “en el
proceso penal no hubo ni una sola prueba que comprometiera su responsabilidad.”.
Argumenta en esta secuencia, que ninguno de los declarantes en el proceso penal,
afirmó haber visto de manera personal y directa, que el señor LADINO NOREÑA
hubiera tomado el arma de fuego durante el procedimiento policial, y no encuentra
identificada la vendedora de chance de quien se afirma indicó que uno de los
policiales había recogido un arma de fuego, ni se recibió su dicho y por lo tanto,
se desconoce si existe o no. Tampoco se individualizó el tipo de arma, ni efectuó
reconocimiento en fila de personas para que se indicara que en efecto el señor
LADINO NOREÑA tomó el arma. No se recepcionò la declaración del Coronel
VÍCTOR HUGO ROJAS ARAGÓN, quien elaboró un acta de incautación, “entregándole
al sargento viceprimero YONEL FABRICIO un revólver marca Smith Wesson,
número serial 5D23066, que supuestamente fue entregada por el demandante
LADINO NOREÑA diciendo que la había recogido en la dirección allí citada, y que
había omitido el reporte de esa novedad.”, y no existen registros fílmicos de ese
momento.

“(…) Entonces ¿Por qué creerle a ultranza? (…) si hubiese sido cierto que le coronel
ROJAS ARAGÓN sorprendió al demandante LADINO NOREÑA con un arma de manera
ilícita de la cual se pretendía apoderar, pues sencillamente tenía todo el poder en términos
de mando y dirección para haber ordenado su captura in situ e ipso facto dada la clara
condición de flagrancia. No se puede olvidar que era el Comandante de un Departamento
de Policía que hace parte de la Metropolitana de Bogotá, luego llama la atención su actuar
(…) el señor LADINO NOREÑA nunca le entregó el arma en cuestión (…)”.

Ninguno de los testigos que acudieron al juicio: JORGE HENDRIK ÁVILA GONZÁLEZ,
COMANDANTE DEL CAI CIUDAD BERNA, JESÚS ANTONIO CUBIDES FONTECHA,

COMANDANTE DE LA ESTACIÓN DE POLICÍA ANTONIO NARIÑO ni el SARGENTO


VICEPRIMERO YONEL FABRICIO RINCON PEÑA, refirió haber hablado con el señor
LADINO NOREÑA sobre la supuesta entrega de un arma de fuego, ni haber
presenciado la misma, tal como lo valoró el Juez Penal de Conocimiento, y no se
probó que el revolver cuya entrega referenció el coronel VÍCTOR HUGO ROJAS
ARAGÓN, fuera en efecto el usado el día de los hechos para quitarle la vida a un
uniformado.
Panorama probatorio que evidencia la ausencia de elementos de inferencia que
permita predicar del señor LADINO NOREÑA la comisión de conducta con
relevancia penal que permitiera motivar la privación de su libertad.

En esta secuencia, en aplicación de la sana crítica y las reglas de la experiencia,


tampoco se le puede endilgar el haber incurrido en culpa grave o dolo previstos en
el artículo 63 del Código Civil, que conforme a la doctrina del Consejo de Estado
son elementos necesarios para la configuración de la culpa exclusiva de la víctima,
como quiera que no es posible inferir razonablemente que “hubiese tomado un
arma de manera irregular y que luego se la haya entregado al coronel ROJAS
ARAGÓN.”, máxime cuando no hay manera de establecer que en efecto el revolver
a cuya entrega hizo alusión el coronel Víctor Hugo Rojas Aragón, en acta que no
encuentra suscrita por el señor LADINO NOREÑA, es el mismo involucrado en los
hechos.

Finiquita el extremo procesal apelante, que en la Sentencia de Primera Instancia,


se efectuò una inadecuada valoración de las pruebas al inferir hechos que no
pueden en modo alguno derivarse de aquellas, pues no hay prueba alguna en ese
sentido, se trata de meras suposiciones infundadas, “(…) y por tanto ha imperado
la mera subjetividad del honorable juez incurriéndose en lo que se ha denominado
por la jurisprudencia de la Corte Constitucional como defecto factico y defecto
material o sustantivo”.

V. TRÁMITE PROCESAL EN SEGUNDA INSTANCIA

5.1. Con proveído del 17 de mayo de 2019 , se admitió el recurso de apelación


promovido por la activa. (fl. 151 del cuaderno de continuación del principal).

5.3. Por auto del 23 de agosto siguiente, se corrió traslado para alegar de
conclusión (fl. 160 ibidem); oportunidad que fue ejercida por ACTIVA y PASIVA.
5.3.1. La ACTIVA, solicita se revoque la decisión de primera instancia y en su lugar
se acceda a las pretensiones de la demanda, e insiste en integridad en los
argumentos expuestos como fundamentación del recurso de azada, y agrega que
tampoco se recaudó en el proceso penal la declaración de la persona que
presuntamente se deshizo del arma de fuego, máxime cuando se encontraba
efectuando negociaciones con el Ente Acusador, ente que al momento de solicitar
la imposición de medida de aseguramiento contaba solo con suposiciones no con
pruebas porque de ser así las hubiera llevado a juicio.

4.2. La NACIÓN - RAMA JUDICIAL, estima que debe confirmarse la sentencia de


primera instancia, como quiera que en marco del título de imputación de privación
injusta de la libertad, conforme a la sentencia de unificación de la Sección Tercera
del Consejo de Estado, del 15 de agosto del 2018, el daño solo reviste
antijuridicidad cuando ha sido consecuencia de una actuación arbitraria,
injustificada o irrazonable que transgreda los procedimientos establecidos por el
Legislador y ello no acontece en el caso en concreto.

Con todo, incluso de oficio debe declararse la causal eximente de responsabilidad


de culpa exclusiva de la víctima cuando quien fue privado de la libertad actuó con
culpa grave o dolo, desde el punto de vista civil, causal que se estima configurada
de cara a la actuación de la víctima directa. Y finalmente se insiste en la
configuración del hecho de un tercero.

4.3. La FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN, solicita se confirme el fallo de


primera instancia, y se le absuelva de responsabilidad contrastado que la conducta
de la víctima directa fue determinante para la causación del daño, pues “(…) como se
puede ver del material probatorio el demandante fue involucrado a la investigación penal porque dio
pie con su actuar a la investigación penal que peso sobre él y que terminó favorablemente fue por

aplicación del in dubio pro reo y no por certeza de la inocencia.”, fue él mismo quien entregó a
sus superiores el arma involucrada en los hechos, de lo cual se levantó acta
mencionando que la había recogido el 11 de marzo de 2008, sin haber informado a
su superior y sin reportar esta novedad hasta que se realizó la investigación
correspondiente, “(…) aunado a que nadie puede sacar ventaja de su propia culpa.”

La parte demandante no acreditó que la medida restrictiva de la libertad allá sido


desproporcionada o irrazonable, ya que se limita a sustentar sus pretensiones en el
fallo absolutorio, pero no en los motivos que llevaron a la imposición de la medida
de aseguramiento.

VI. CONSIDERACIONES DE LA SALA

6.1. ASPECTOS DE EFICACIA Y VALIDEZ

6.1.1. Se reitera la competencia de ésta Corporación para conocer del recurso que
nos ocupa, contrastado que trata de apelación contra sentencia proferida por
Juzgado Administrativo del Circuito Judicial de Bogotá D.C., dentro de proceso de
reparación directa por defectuoso funcionamiento de la administración de justicia
que se imputa a entidad de derecho público, y regido por Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo – CPACA, y que por preceptiva
de su artículo 153:

“(…) Los tribunales administrativos conocerán en segunda instancia de las apelaciones


de las sentencias dictadas en primera instancia por los jueces administrativos y de las
apelaciones de autos susceptibles de este medio de impugnación, así como de los
recursos de queja cuando no se conceda el de apelación o se conceda en un efecto
distinto del que corresponda.”. (Subrayado y suspensivos fuera de texto).

6.1.2. Encuentran satisfechos los requisitos de sustentación clara, suficiente y


pertinente del recurso de apelación, en contraste con la sentencia que es objeto
del mismo. Requerimiento que tiene fundamento normativo en los incisos 3º y 4º
del numeral 3º del artículo 322 del Código General del Proceso - CGP, en cuanto
disponen que, tratándose de la apelación de una sentencia, el recurrente debe
precisar, de manera breve, los reparos concretos que le hace a la decisión y para
su sustentación será suficiente que el apelante exprese las razones de su
inconformidad con la providencia objeto de alzada.

Premisa a la que agrega, el artículo 320 del mismo estatuto procesal que
prescribe:

“(…) El recurso de apelación tiene por objeto que el superior examine la cuestión
decidida, únicamente en relación con los reparos concretos formulados por el apelante,
para que el superior revoque o reforme la decisión. (…)”.

Habiendo precisado el Consejo de Estado en el reseñado contexto normativo, que quien


tiene interés en que el asunto sea analizado de fondo debe señalar cuales fueron los
yerros o desaciertos en que incurrió el juez de primera instancia al resolver la Litis
presentada1.

Normativa aplicable en los procesos y actuaciones de conocimiento de la jurisdicción


contencioso administrativa, por vía del artículo 306 del CPACA, y en cuanto el CGP,
subrogó el Código de Procedimiento Civil – CPC, a partir del 01 de enero de 2014.

6.1.3. En ejercicio del control de legalidad de que trata el artículo 207 del CPACA y
numeral 12 del artículo 42 del Código General del Proceso, destacan cumplidos los
presupuestos procesales del medio de control de reparación directa, en particular el
concerniente a oportunidad de la demanda y legitimación procesal en la causa por pasiva
y activa.

6.2. ALCANCE DEL RECURSO DE APELACIÓN QUE NOS OCUPA

1
CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección A, Sentencia
del 31 de enero de 2019, Rad.66001-23-31-000-2012-0027 (52663) C.P. María Adriana Marín.
Advertido que trata de apelante único, la competencia de esta Sala en el
caso que nos ocupa, encuentra limitada a los argumentos del extremo
procesal que acude en alzada, comprendidos los inmersos en aquellos, por
cuanto y conforme decantó antes, no concurre contingencia que imponga el
ejercicio del control de legalidad, previsto en el artículo 207 del CPACA, y
conjugado que el proceso que nos ocupa se rige por el Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo – C.P.A.CA, es de precisar, que
asume como norma supletoria o subsidiaria en lo no reglamentado en aquel, por el
Código General del Proceso – C.G.P., y bajo tal paradigma, reviste importancia su
artículo 328, que regla el tópico así:

“(…) El juez de segunda instancia deberá pronunciarse solamente sobre los argumentos
expuestos por el apelante, sin perjuicio de las decisiones que deba adoptar de oficio, en los
casos previstos por la ley.
 
Sin embargo, cuando ambas partes hayan apelado toda la sentencia o la que no apeló
hubiere adherido al recurso, el superior resolverá sin limitaciones.
 
En la apelación de autos, el superior sólo tendrá competencia para tramitar y decidir el
recurso, condenar en costas y ordenar copias.

El juez no podrá hacer más desfavorable la situación del apelante único, salvo que en razón
de la modificación fuera indispensable reformar puntos íntimamente relacionados con ella.

En el trámite de la apelación no se podrán promover incidentes, salvo el de recusación. Las


nulidades procesales deberán alegarse durante la audiencia.”   (Suspensivos y subrayado fuera de
texto).

Por cuanto en orden de la transcrita preceptiva, la habilitación del Superior para


resolver en sede de apelación sin limitaciones, encuentra condicionada a que
ambas partes hayan impugnado toda la sentencia, y de contera, contrastado el
caso en concreto, emerge no satisfecho el indicado presupuesto, por cuanto
ninguno de los sujetos procesales integrantes de la pasiva acudió en recurso de
alzada.

No obstante si la alzada refiere a un aspecto global su hermenéutica debe ser


comprensiva respecto de los rubros contenidos en el mismo aunque no se
individualicen, según estableció en Sentencia de Unificación el órgano de cierre de
esta jurisdicción, y precisó:
“(…) si se apela un aspecto global de la sentencia, el juez adquiere competencia para
revisar todos los asuntos que hacen parte de ese aspecto más general, aunque de manera
expresa no se haya referido a ellos el apelante único. Lo anterior, desde luego, sin perjuicio
de la potestad que tiene el juzgador de pronunciarse oficiosamente sobre todas aquellas
cuestiones que sean necesarias para proferir una decisión de mérito, tales como la
caducidad, la falta de legitimación en la causa y la indebida escogencia de la acción, aunque
no hubieran sido propuestos por el apelante como fundamentos de su inconformidad con la
providencia censurada.

En el caso concreto, la entidad demandada apeló la sentencia de primera instancia con el


objeto de que se revisara la decisión de declararla administrativamente responsable (…), y
de condenarla a pagar indemnizaciones en cuantías que, en su criterio, no se compadecen
con la intensidad de los perjuicios morales padecidos por algunos de los demandantes.

En consecuencia, la Sala, atendiendo al criterio expuesto y a la prohibición de la reformatio


in pejus, revisará todos aquellos aspectos que son desfavorables a la entidad demandada y
que son consecuencia directa de la declaratoria de su responsabilidad, lo cual incluye –en el
evento de ser procedente– no solo la condena por perjuicios morales, sino también por perjuicios
materiales en la modalidad de lucro cesante.”.

En contraste con el caso en concreto y en particular con los aspectos que son
objeto del recurso de apelación de la activa, no se avizora aspecto global que
imponga a esta Sala de Decisión hermenéutica comprensiva.

6.3 . FIJACIÓN DEL DEBATE

Concierne a esta Sala de Decisión en labor de desatar el recurso de alzada,


determinar respecto de la detención preventiva impuesta el señor GREYSER
ANDRÉS LADINO NOREÑA, si tuvo causa en su actuar imprudente,
configurando el eximente de responsabilidad, culpa exclusiva de la víctima, o
comporta un daño antijurídico, del que derivan las accionadas obligación
indemnizatoria, porque se decretó y mantuvo sin el exigido fundamento
probatorio, contrastado que el proceso finiquito con sentencia absolutoria por in
dubio pro reo.

De contera se tienen como problemas jurídicos:


¿Encuentra probado que la detención preventiva impuesta al señor
GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA, no satisfizo los requisitos probatorios
establecidos para su decreto; o evidencian estos cumplidos?

Según la respuesta al anterior interrogante sea favorable a las pretensiones de la


activa:

¿En virtud de la sentencia absolutoria proferida en favor del señor GREYSER


ANDRÉS LADINO NOREÑA, su detención preventiva asume como un daño
antijurídico del que derivan las accionadas obligación indemnizatoria, o tuvo
causa en su actuar imprudente y encuentra en consecuencia obligado a
soportar?

6.4. ASPECTOS SUSTANCIALES

En labor de desatar los interrogantes planteados es tesis de la Sala, que en


pretensión indemnizatoria por privación injusta de la libertad, fundada en que la
persona sometida a detención preventiva fue absuelta por duda, el juez de la
reparación directa independientemente del régimen jurídico de imputación debe
verificar de la medida restrictiva de la libertad que configura un daño antijurídico y
su imputabilidad a la accionada, en cuanto son los elementos que estructuran la
responsabilidad extracontractual del Estado, aun en régimen objetivo de
responsabilidad.

Con tal fin, debe confrontar primeramente, si en la adopción de la medida


restrictiva de la libertad, se observaron los requisitos establecidos por el
ordenamiento procesal penal para su decreto, y en marco de ello, su razonabilidad
y proporcionalidad, por cuanto de ser así, no se configura daño antijurídico.

Asimismo, verificar de la persona sometida a detención preventiva, si incumplió


en tamiz de la responsabilidad civil, con su deber de prevención y diligencia, y
consecuentemente concurrió con su conducta activa u omisiva, con culpa grave a
que se le impusiera la medida restrictiva de la libertad, por cuanto de ser así, se
configura el excluyente de responsabilidad culpa exclusiva de la víctima.

La detención preventiva impuesta al señor GREYSER ANDRÉS LADINO


NOREÑA, satisfizo los requisitos probatorios establecidos para su decreto, fue
razonable y proporcional, y aquel dio lugar a la misma con su conducta.

Consecuentemente, esta Corporación confirmará la sentencia de primera instancia.

En fundamento y previo análisis del caso en concreto la Sala abordará los


siguientes temas: (i) cimiente constitucional de la responsabilidad patrimonial del
Estado por privación injusta de la libertad; (ii) fundamento legal de la
responsabilidad patrimonial del Estado en privación injusta de la libertad, y (iii)
culpa de la propia víctima como eximente de responsabilidad estatal por función
jurisdiccional; a modo de premisas normativas:

6.4.1. Los artículos 2º, 6º y 90 del ordenamiento superior, son el cimiente


constitucional de la responsabilidad extracontractual del Estado. Contrastado
que en virtud del primero, las autoridades de la República están instituidas para
proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes,
creencias y demás derechos y libertades; en tanto que conforme al segundo, los
servidores públicos son responsables por omisión y extralimitación en sus
funciones; mientras el último integra tales conceptos, al prescribir que el Estado
responde patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables,
causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas.

En el descrito panorama normativo y conforme ha decantado la doctrina del


Consejo de Estado, desde los umbrales de la entrada en vigencia de la
Constitución de 1991, el artículo 90 Superior, es la cláusula general de la
responsabilidad extracontractual del Estado, y en razón del mismo, sus elementos
esenciales son: (i) el daño antijurídico y (ii) su imputabilidad al Estado.

Puntualiza en esta secuencia el órgano de cierre de esta jurisdicción, que el juez de


la responsabilidad patrimonial del Estado, debe constatar la antijuridicidad del daño
y elaborar un juicio de imputabilidad que le permita encontrar un título jurídico de
imputación, es decir, no la mera causalidad material, sino establecer la imputación
jurídica y la imputación fáctica En igual sentido concluye la Corte Constitucional.

6.4.2- En función de administrar justicia el reseñado marco normativo de


rango constitucional, impone integrar con los artículos 65 a 70 de la ley 270
de 1996, Estatutaria de la Administración de Justicia. Es decir en tópico de la
responsabilidad patrimonial del Estado en ejercicio de su función de administrar
justicia por parte de los funcionarios judiciales o de los particulares investidos de
facultades jurisdiccionales, e incluso por los empleados, los agentes y los auxiliares
de la justicia, impone, integrar a la precitada normativa constitucional con los
citados artículos 65 a 70 de Ley Estatutaria de la Justicia, en orden de los cuales, el
Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean
imputables, por el defectuoso funcionamiento de la administración de justicia, por el
error jurisdiccional y por la privación injusta de la libertad, que asumen entonces
como títulos jurídicos de imputación del hecho dañoso derivado de la función
jurisdiccional.

Además y específicamente en contexto de la responsabilidad patrimonial del


Estado por privación injusta de la libertad, asumen como fundamento
constitucional, aunando a la precitada cláusula general de responsabilidad del
artículo 90 superior, el artículo 28 del mismo ordenamiento, y por vía del artículo 93
constitucional, los artículos 7º de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y 9º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
6.4.2.1- En el descrito marco normativo, asumen como títulos de imputación de
régimen subjetivo: el error judicial y el deficiente funcionamiento de la
administración de justicia, en tanto que califica como de régimen objetivo de
responsabilidad la privación injusta de la libertad, y por ende solo respecto de éste
no es carga del accionante probar la falla. Advertido además, que por previsión del
artículo 67 de la ley 270 de 1996, el precitado título de defectuoso funcionamiento,
aplica a los daños antijurídicos causados en ejercicio de la función jurisdiccional, no
subsumibles en error judicial o privación injusta de la libertad.

6.4.3. Los artículos 68 de la Ley Estatutaria de Administración de Justicia y


414 del Decreto 2700 de 199 2 , son el fundamento legal de la responsabilidad
patrimonial del Estado por privación injusta de la libertad. Contrastado que la
primera de las citadas disposiciones prescribe:

“(…) Quien haya sido privado injustamente de la libertad podrá demandar al Estado
reparación de perjuicios.” (Subrayado fuera de texto)

Preceptiva de la que precisa indicar que en hermenéutica de la Corte


Constitucional, en ejercicio de control previo de exequibilidad, Sentencia C-037 de
1996, advirtió respecto del término “injustamente” así:

“(…) refiere a una actuación abiertamente desproporcionada y violatoria de los


procedimientos legales, de forma tal que se torne evidente que la privación de la
libertad no ha sido ni apropiada, ni razonada ni conforme a derecho, sino
abiertamente arbitraria. Si ello no fuese así, entonces se estaría permitiendo que en
todos los casos en que una persona fuese privada de su libertad y considerase en
forma subjetiva, aún de mala fe, que su detención es injusta, procedería en forma
automática la reparación de los perjuicios, con grave lesión para el patrimonio del
Estado, que es el común de todos los asociados. Por el contrario, la aplicabilidad de
la norma que se examina y la consecuente declaración de la responsabilidad estatal
a propósito de la administración de justicia, debe contemplarse dentro de los
parámetros fijados y teniendo siempre en consideración el análisis razonable y
proporcionado de las circunstancias en que se produjo la detención.” (Suspensivos y
subrayado fuera del texto).

Código de Procedimiento Penal, vigente del 30 de noviembre de 1991 al 24 de julio de 2001.


En este orden y conforme decanta la enunciada Sentencia C-037 de 1996,
determinar la existencia del “injusto” comporta determinar de la providencia
restrictiva de la libertad si satisface los supuestos de proporcionada y razonada,
en contrastación con el derecho vigente y al que encontraba sujeta la decisión.

Por consiguiente y conforme la actual jurisprudencia del Consejo de Estado, son


las particularidades del caso, las que exigen del juez administrativo, en ámbito
principio IURA NOVIR CURIA, aplicar el título de imputación que resulte más
idóneo para establecer de la privación de la libertad, si comporta un daño
antijurídico, por asumir como actuación irrazonable y/o desproporcionada.
Conforme acontece cuando la conducta investigada no existió o es objetivamente
atípica, eventos en los que resulta factible aplicar un título de carácter objetivo.

6.4.4- La responsabilidad extracontractual del Estado por privación injusta


de la libertad cuando la absolución se fundamenta en el principio de in
dubio pro reo, exige del juez administrativo valoración en punto de la
proporcionalidad y razonabilidad de la detención preventiva, y de la
conducta del afectado con la misma, en tamiz del artículo 63 del Código
Civil. Advertido que los títulos jurídicos de imputación, subjetivos como objetivos
se mantienen como elementos de la estructura de la responsabilidad en tanto son
los que, en últimas, justifican el deber de reparar, siempre que se pueda predicar
la existencia de un daño antijurídico.

6.4.4.1- En este orden y en retrospectiva de la línea jurisprudencial del órgano de


cierre de esta jurisdicción, cabe señalar que en una primera etapa que hoy
avizora superada y en la que predominó la teoría subjetiva o restrictiva, la
privación de la libertad cuando mediaban indicios serios en contra de una
persona, era una carga que debía soportar y la absolución final, aun en los
eventos en que el hecho no hubiera existido, el sindicado no lo hubiera cometió, o
la conducta no constituyera hecho punible, no probaba per se, que hubiera algo
indebido en la detención, dado que la privación de la libertad, se asumía como
una carga que todas las personas debían soportar por igual, y la responsabilidad
del Estado estaba condicionada a que la decisión judicial de privación de la
libertad resultará abiertamente ilegal o arbitraria, es decir, que debía demostrarse
el error judicial. Exigiendo para la estructuración de éste, que fuera producto “de
la violación del deber que tiene todo juez de proferir sus resoluciones conforme a
derecho, previa una valoración seria y razonable de las distintas circunstancias
del caso”.

Luego y en lo que denominó como Tesis objetiva – Subjetiva, se determinó que


el régimen objetivo de responsabilidad aplicaba para los eventos en que la
absolución derivaba de que el hecho no existió, no lo cometió el sindicado o no
está tipificado como delito y resultaba irrelevante el estudio de la conducta del
operador judicial, para definir su dolo o culpa, por cuanto se presumía que existía
privación injusta de la libertad, mientras que en los eventos no subsumibles en las
precitadas hipótesis, aplicaba el régimen de responsabilidad subjetiva y se exigía
que el demandante demostrara que la privación de la libertad tenía causa en un
error judicial.

En recuento de las precitadas líneas jurisprudenciales el alto Tribunal en


sentencia de 2012, reseñó así:

“(…) En una primera etapa (…) la responsabilidad del Estado por la privación
injusta de la libertad de las personas se fundamentaba en el error judicial que se
produce como consecuencia de la violación del deber que tiene toda autoridad
judicial de proferir sus resoluciones conforme a derecho, previa una valoración
seria y razonable de las distintas circunstancias del caso y sin que resultare
relevante el estudio de la conducta del juez o magistrado a efecto de establecer si
la misma estuvo caracterizada por la culpa o el dolo. Bajo este criterio, la medida
de aseguramiento consistente en detención preventiva se tenía como una carga
que todas las personas tenían el deber de soportar.

(…)

En una segunda dirección, se indicó que la carga procesal de demostrar el carácter


injusto de la detención con el fin de obtener la indemnización de los
correspondientes perjuicios -carga consistente en la necesidad de probar la
existencia de un error de la autoridad jurisdiccional al ordenar la medida privativa
de la libertad- fue reducida solamente a aquellos casos diferentes de los
contemplados en el artículo 414 del Código de Procedimiento Penal, pues en
relación con los tres eventos señalados en esa norma legal se estimó que la ley
había calificado de antemano que se estaba en presencia de una detención injusta,
lo cual se equiparaba a un tipo de responsabilidad objetiva, en la medida en que no
era necesario acreditar la existencia de una falla del servicio.

(…)

“En una tercera línea, tras reiterar el carácter injusto atribuido por la ley a aquellos
casos enmarcados dentro de los tres supuestos previstos en el artículo 414 del
Código de Procedimiento Penal, la Sala añadió la precisión de acuerdo con la cual
el fundamento del compromiso para la responsabilidad del Estado en estos tres
supuestos no es la antijuridicidad de la conducta del agente del Estado, sino la
antijuridicidad del daño sufrido por la víctima, en tanto que ésta no tiene la
obligación jurídica de soportarlo, reiterando que ello es así independientemente de
la legalidad o ilegalidad del acto o de la actuación estatal o de que la conducta del
agente del Estado causante del daño hubiere sido dolosa o culposa.

(…)

“En un cuarto momento, la Sala amplió la posibilidad de que se pueda declarar la


responsabilidad del Estado por el hecho de la detención preventiva de ciudadanos
ordenada por autoridad competente a aquellos eventos en los cuales se causa al
individuo un daño antijurídico aunque el mismo se derive de la aplicación, dentro
del proceso penal respectivo, del principio in dubio pro reo, de manera tal que
aunque la privación de la libertad se hubiere producido como resultado de la
actividad investigativa correctamente adelantada por la autoridad competente e
incluso cuando se hubiere proferido la medida de aseguramiento con el lleno de las
exigencias legales, lo cierto es que si el imputado no resulta condenado, se abre
paso al reconocimiento de la obligación, a cargo del Estado, de indemnizar los
perjuicios irrogados al particular, siempre que éste no se encuentre en el deber
jurídico de soportarlos -cosa que puede ocurrir, por vía de ejemplo, cuando el
hecho exclusivo y determinante de la víctima da lugar a que se profiera, en su
contra, la medida de aseguramiento-. (…)”. (Suspensivos y subrayado fuera del texto).

6.4.4.2- La primera consolidación jurisprudencial respecto del título de imputación


aplicable a los eventos de privación injusta de la libertad, se dio con Sentencia de
Unificación del 17 de octubre de 2013, de la Sala Plena de la Sección Tercera
de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, en la que se
precisó “que se trata de un título de imputación o de un régimen de
responsabilidad cuyo fundamento debe ubicarse directamente en el artículo 90 de
la Constitución Política” y que el título objetivo de imputación, basado en el daño
especial, aplica en casos en los cuales se produce la privación injusta de la
libertad de una persona posteriormente absuelta o exonerada penalmente.
Puntualizó además el órgano de cierre de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa, que constituye una obviedad que la detención preventiva como
medida de aseguramiento en el proceso penal comporta la más intensa afectación
del principio-derecho-valor que se encuentra en la base de la organización
jurídico-política que constituye el Estado Social y Democrático de Derecho, cual es
la libertad, y asumen como excepcionales los eventos en los cuales resulte
legítima y jurídicamente viable su afectación habiendo resultado el imputado
absuelto.

En este orden es de advertir que, en valoración que asume carácter de ratio


decidendi, el órgano de cierre de esta jurisdicción indicó, como deber del juez contencioso
administrativo en definición de la responsabilidad patrimonial del Estado por privación de
la libertad de persona que luego es absuelta por duda, adentrarse en la decisión del juez
penal para determinar sobre su acierto o no, por cuanto en razón de ello, la privación de
la libertad podría no devenir injusta sin perjuicio de la absolución. Es así que consigna:

“(…) el Juez de lo Contencioso Administrativo se encuentra llamado a realizar –como en


todos los casos- un análisis crítico del material probatorio recaudado en el plenario a
efectos de establecer, aun cuando el Juez Penal u otra autoridad lo hayan afirmado o
indicado expresamente ya, si en realidad la absolución de responsabilidad penal del
sindicado se produjo, o no, en aplicación del aludido beneficio de la duda o si, más bien, la
invocación de éste esconde la concurrencia de otro tipo de hechos y de razonamientos que
fueron y/o deberían haber sido los que sustentaran la exoneración penal, como, por
ejemplo, deficiencias en la actividad investigativa, de recaudo o de valoración probatoria
por parte de las autoridades judiciales intervinientes, extremo que sin duda puede tener
incidencia en la identificación de título de imputación en el cual habría de sustentarse una
eventual declaratoria de responsabilidad patrimonial del Estado, al igual que en el examen
respecto de la procedencia de la instauración y las posibilidades de éxito de la acción de
repetición en contra de los servidores públicos que con su actuar doloso o gravemente
culposo pudieren haber dado lugar a la imposición de la condena en contra de la entidad
estatal demandada”. (Subrayado fuera de texto)

6.4.4.3- En sentencia del 10 de agosto de 2015 3, se retoman las excepciones


establecidas en la precitada sentencia de unificación y estructura lo que denomina
“regla excepcional por deficiencias en el recaudo y valoración probatoria” . Bajo la
consideración que, la aplicación absoluta o ilimitada de la teoría de la imputación
3
Con Ponencia del M. JAIME ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA, Rad interno 30134.
objetiva lleva a un desbordamiento de los supuestos que pueden ser objeto de la
acción de reparación directa, y convierten la responsabilidad extracontractual del
Estado en una herramienta de aseguramiento universal4, cuando el riesgo, o su
creación, no debe llevar a una responsabilidad objetiva global de la
Administración, y precisa en este orden, que:

“(…) la tendencia de la responsabilidad del Estado en la actualidad está marcada por


la imputación objetiva que “parte de los límites de lo previsible por una persona
prudente a la hora de adoptar las decisiones5 (...)

Para indicar que ello comporta, excluir del concepto de acción sus efectos
imprevisibles, advierte además que en tal esquema, el núcleo de la imputación no
gira en torno a la pregunta acerca de si el hecho era evitable o cognoscible, sino
que primeramente hay que determinar si el sujeto era competente para desplegar
los deberes de seguridad en el tráfico o de protección6.

Señala de la imputación jurídica, que demostrado el daño antijurídico, debe


analizarse la atribución fáctica y jurídica en tres escenarios: peligro, amenaza y

4
“La profesora BELADIEZ comparte sin reservas la preocupación por los excesos que desfiguran
la institución, admite que con alguna frecuencia se producen <<resultados desproporcionados e
injustos>> para la Administración e insiste en advertir que la responsabilidad objetiva no es un
seguro universal que cubra todos los daños que se produzcan con ocasión de las múltiples y
heterogéneas actividades que la Administración lleva cotidianamente a cabo para satisfacer los
interese generales”. LEGUINA VILLA, Jesús. “Prólogo”, en BELADIEZ ROJO, Margarita.
Responsabilidad e imputación de daños por el funcionamiento de los servicios públicos. Con
particular referencia a los daños que ocasiona la ejecución de un contrato administrativo. Madrid,
Tecnos, 1997, p.23.
5
“El Derecho se dirige a hombre y no a adivinos. Declarar típica toda acción que produzca un
resultado dañoso, aun cuando éste fuese imprevisible, significaría que la ley no tiene en cuenta
para nada la naturaleza de sus destinatarios; pues una característica del hombre es precisamente
la de que no puede prever más que muy limitadamente las consecuencias condicionadas por sus
actos. Vincular un juicio de valor negativo (el de antijuridicidad) a la producción de un resultado que
el hombre prudente no puede prever sería desconocer la naturaleza de las cosas (más
concretamente): la naturaleza del hombre”. GIMBERNAT ORDEIG, E. Delitos cualificados por el
resultado y relación de causalidad. Madrid, 1990, pp.77 ss.
6
Deberes de protección que es “una consecuencia de la obligación general de garantía que deben
cumplir las autoridades públicas y se colige claramente de los artículos 2.3 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que
regulan el derecho a disponer de un recurso efectivo en caso de violaciones a los derechos
humanos”. CASAL H, Jesús María. Los derechos humanos y su protección. Estudios sobre
derechos humanos y derechos fundamentales. 2ª ed. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello,
2008, p.31.
daño, en primer lugar, en la falla en el servicio sustentada en la vulneración de
deberes normativos, y destaca en contraste con los títulos de imputación del
régimen objetivo de responsabilidad:

“(…). En concreto, la atribución jurídica debe exigir la motivación razonada, sin fijar un solo
criterio de motivación de la imputación en el que deba encuadrarse la responsabilidad
extracontractual del Estado (…), en primer lugar, en la falla en el servicio sustentada en la
vulneración de deberes normativos(…), en caso de no poder hacer su encuadramiento en
la falla en el servicio, cabe examinar si procede en el daño especial, sustentado en la
argumentación razonada de cómo (probatoriamente) se produjo la ruptura en el equilibrio
de las cargas públicas; o, finalmente, si encuadra en el riesgo excepcional. (…) “

Bajo el sintetizado hilo argumentativo, asume la aplicación de la “regla


excepcional por deficiencias en el recaudo y valoración probatoria”, en punto de la
que señala,

“(…) debe examinarse todos los elementos de la imputación, en este caso analizar
contrastadamente la Resolución por la que se ordenó la medida de aseguramiento por
parte de la Fiscalía Delegada ante los Jueces Regionales, la Resolución de Acusación, y la
que decidió precluir la investigación por parte de la Fiscalía Delegada ante el Tribunal
Nacional, ya que puede tratarse de supuestos de hecho que encuadren en alguna de las
excepciones fijadas por la sentencia de la Sala Plena de la Sección Tercera de 17 de
octubre de 2013, específicamente por deficiente o insuficiente recaudo y valoración
probatoria.
(…)

(…) se presenta un claro supuesto de deficiencia o insuficiencia en la valoración probatoria,


lo que exige que no puede afirmarse la atribución o imputación de la responsabilidad a la
entidad demandada por la simple operancia del in dubio pro reo, ya que el juez
administrativo no puede ser un operador mecánico, sino que debe corresponderse con los
mandatos convencionales y constitucionales de la justicia material, porque como bien lo ha
señalado el precedente de la Sala si en el mismo proceso se llega al final a absolver, esto
no es indicativo “de que hubo algo indebido en la detención” 7, sin que esto constituya
reelaboración alguna de la valoración probatoria efectuada por la jurisdicción penal 8.
(…) el presente caso encuadra en una excepción a la aplicación del régimen de
responsabilidad objetivo, se reitera, a los casos de privación injusta de la libertad,
establecida en la sentencia de unificación de la Sala Plena de Sección Tercera del 17 de
octubre de 2013, (…)
Ésta misma alternativa, es la que permite ahora denegar las pretensiones indemnizatorias
de la demanda, por encontrarnos ante una deficiencia en la actividad de valoración
probatoria, que, escondida bajo la aplicación del beneficio de la duda, que fundamentó la
decisión de precluir la investigación penal (…)”. (Subrayado fuera de texto)

Precedente que coloca de manifiesto que la responsabilidad extracontractual del


Estado, por privación injusta de la libertad, cuando la sentencia absolutoria
7
Sección Tercera. Sentencia de 25 de julio de 1994, expediente 8666.
8
Sección Tercera. Sentencia de 4 de diciembre de 2006, expediente 13168.
fundamenta en el principio de in dubio pro reo, ha condicionado, aun con
posterioridad a la Sentencia de Unificación de octubre de 2013, a que la medida
restrictiva de la libertad devenga injusta por no razonable y/o desproporcionada,
caso contrario no deriva obligación indemnizatoria.

6.4.4.3.1- En este sentido es el precedente de esta Sala de Decisión desde sus


origines, conforme evidencia la sentencia del 10 de agosto de 2016, que finiquito: 9

“En este orden de ideas y retomando el precedente judicial del H. Consejo de Estado en
particular sentencias del 17 de octubre de 2013 y 10 de agosto de 2015, antes reseñadas,
no es refutable de la detención preventiva de la doctora CLAUDIA PATRICIA ARENAS
MEJIA, su injusticia, contrastado que concurre deficiente o insuficiente recaudo
probatorio, y fortalece conjugado que la medida se mantuvo por lapso que evidencia
razonable y en curso del cual se adelantó la investigación y el juicio penal.
(…) Fue causa eficiencia de la detención domiciliaria de la doctora ARENAS MEJIA, su
conducta, dado que en virtud de la misma, edificó sobre ella, sospecha de ser miembro
activo de banda delincuencial, sospecha que mantuvo incólume en el fallo absolutorio por
duda” (Suspensivos fuera de texto)

6.4.4.3- En Sentencia de Unificación del 15 de agosto de 2018, se consolida


nuevamente el criterio, para indicar que es de cargo de la activa probar que la
medida restrictiva de la libertad comporta un daño antijurídico. Providencia que
cesó en sus efectos en virtud de la sentencia de tutela del 15 de noviembre
de 2019,10 No obstante asume de interés en cuanto aglutina el precedente
jurisprudencial en tamiz del cual, independientemente al régimen o título de
imputación aplicable, deducir responsabilidad extracontractual en contra del
Estado, por privación injusta de la libertad, condiciona que encuentre probado el
daño antijurìco, del que es demostrativa la precitada sentencia del 10 de agosto
de 2015

9
Rad.25000232600020120037000, M.P. María Cristina Quintero Facundo
10
Dentro del radicado No. 11001-03-15-000-2019-00169-01, Demandante: Martha Lucía Ríos Cortés y otros
Demandado: Consejo de Estado - Sección Tercera, en la que se ordenó a la demandada que en el término
de 30 días, profiriera un fallo de reemplazo en el que, al resolver el caso concreto y teniendo en cuenta las
consideraciones que sustentan el amparo tutelar, se valore la culpa de la víctima sin violar la presunción de
inocencia de la accionante.
En este orden asume como doctrina vigente, que en estructuración de la
responsabilidad extracontractual del Estado por privación injusta de la libertad,
asume necesario demostrar la antijuridicidad del daño, y en este orden, aun
cuando se aplique el régimen objetivo de responsabilidad, de la sola verificación
de forma llana, de la existencia del daño - la privación de la libertad, no es
deducible la responsabilidad indemnizatoria del Estado, porque juicio similar,
desnaturaliza los elementos en los que se estructura la cláusula general de la
responsabilidad extracontractual del Estado, por relegar la necesidad probar la
antijuridicidad del daño. Presupuesto que en los términos de los artículos 90
superior y 68 de la Ley 270 de 1996, se torna imprescindible para que surja la
obligación de reparar, por parte de la administración, los perjuicios ocasionados
en asuntos de privación injusta de la libertad.

6.4.4.4- La Corte Constitucional en su sentencia SU-072 de 2018, reitera que el


artículo 90 Superior no establece un régimen de imputación estatal específico para
el evento en que la privación de la libertad sea el hecho del que se alega daño
antijurídico, y advierte que tampoco lo hace el artículo 68 de la Ley 270 de 1996, ni
la sentencia C-037 de 1996. En esta secuencia indica que su doctrina como la del
Consejo de Estado, aceptan que el juez administrativo, en aplicación del principio
IURA NOVIT CURIA, debe establecer el régimen de imputación a partir de las
particularidades de cada caso, y que definir una fórmula automática, rigurosa e
inflexible para el juzgamiento del Estado en los casos de privación injusta de la
libertad, contraviene el correcto entendimiento del artículo 68 de la Ley 270 de
1996 y el régimen general de responsabilidad previsto en el artículo 90
constitucional.

Advierte sin embargo, que las descritas consideraciones no se oponen a que


algunos supuestos o eventos de privación de la libertad queden comprendidos por
un título de imputación de naturaleza objetiva, indicando que sería el caso, en
principio, de los eventos en que el comportamiento no existió o la conducta es
considerada atípica.

6.4.4.5- A manera de conclusión, se tiene que tratándose de la responsabilidad


del estado por el daño derivado de la privación de la libertad, se impone para el
juez de la reparación directa, verificar además de la existencia material del evento
dañoso, la privación de la libertad, que quien la padeció, no encontraba en
obligación de soportarla, es decir, su cualificación como daño antijurídico y para
ello es necesario, (i) confrontar primeramente que en la adopción de la medida
restrictiva de la libertad se hayan observado los lineamientos que establece el
ordenamiento procesal penal para su decreto, y además, (ii) que quien fue sujeto
pasible de la detención preventiva no haya concurrido con su conducta activa u
omisiva al decreto o permanencia de la medida, aun en el evento en el que se esté
aplicando el régimen objetivo de responsabilidad como quiera que no muta que el
fundamento de la responsabilidad patrimonial del estado es la existencia del daño
antijurídico y su imputabilidad al demandado.

6.4.5- En el artículo 70 de la Ley 270 de 1996, encuentra la regulación de la


culpa exclusiva de la víctima como eximente de la responsabilidad del Estado
cuando el daño consiste en privación de la libertad, por cuanto la citada
preceptiva dispone textualmente así:

“El daño se entenderá como debido a culpa exclusiva de la víctima cuando ésta haya actuado
con culpa grave o dolo, o no haya interpuesto los recursos de ley. En estos eventos se
exonerará de responsabilidad al Estado”. (Subrayado fuera del texto).

De forma y conforme decantó antes, que tratándose de privación de la libertad, el


daño condiciona su antijuricidad a que la persona sometida a detención preventiva
haya obrado en relación con los hechos que motivaron su vinculación al proceso
penal y decreto de detención preventiva con la diligencia, cuidado y precaución del
buen padre de familia, caso contrario, se descorre el deber indemnizatorio del
Estado, por cuanto la indiligencia le impone soportar la afectación a su derecho de
libertad.
En este orden y armonizada la doctrina del H. Consejo de Estado, la culpa
exclusiva de la víctima como excluyente de responsabilidad, presupone que haya
sido determinante en la producción del resultado dañoso y por consiguiente, no
imputable a la accionada. Ello es, debe encontrarse probado con suficiencia, la
relación de causalidad entre el hecho de la víctima y el daño.

Sobre la culpa exclusiva de la víctima, como excluyente de la responsabilidad


extracontractual del Estado, ha decantado el órgano de cierre de esta jurisdicción
así:

“(…) que la culpa exclusiva de la víctima, entendida como la violación por parte de
ésta de las obligaciones a las cuales está sujeto el administrado, exonera de
responsabilidad al Estado en la producción del daño. (…)

(…) Específicamente, para que pueda hablarse de culpa de la víctima (…) debe
estar demostrada además de la simple causalidad material según la cual la víctima
directa participó y fue causa eficiente en la producción del resultado o daño, el que
dicha conducta provino del actuar imprudente o culposo de ella, que implicó la
desatención a obligaciones o reglas a las que debía estar sujeta. (…)”. (Suspensivos y
subrayado fuera de texto)

De forma que si el hecho de la víctima es el único que tuvo incidencia en la


producción del daño, la exoneración es total, de lo contario, se debe declarar la
responsabilidad estatal, y si la actuación de la víctima concurre con otra causa
para la producción del daño, se producirá una liberación parcial, por aplicación del
principio de concausalidad y de reducción en la apreciación del daño, de acuerdo
con lo previsto en el artículo 2357 del Código Civil.

En este orden de ideas y en labor de establecer en pretensión indemnizatoria por


privación injusta de la libertad, sobre la existencia de culpa exclusiva de la víctima,
asumen relevancia las siguientes premisas:

• La H. Corte Constitucional en Sentencia C-037 de 1996 señaló que el


artículo 70 de la Ley 270 de 1990, es un corolario del principio general
del derecho, según el cual “nadie puede sacar provecho de su propia
culpa”.

• La valoración probatoria que realiza el Juez de la Reparación Directa, es


distinta e independiente del juicio realizado en sede del proceso penal.

• El resultado del proceso penal no condiciona la decisión que debe


proferirse en el proceso de reparación directa.

En este tópico señala además el H. Consejo de Estado:

“Es importante anotar que las consideraciones relativas a si el hecho de la víctima,


esto es, la actuación dolosa o gravemente culposa de la persona privada
injustamente de su libertad, fue determinante para la producción de este daño, es
decir, si fue o no su causa eficiente, se circunscriben al análisis de imputabilidad de
este último, indispensable en cualquier juicio de responsabilidad, pero de ningún
modo implican un juicio sobre lo bien o mal fundado de la actuación de la autoridad
que haya dispuesto la captura o la imposición de la medida de aseguramiento de
detención preventiva.

En efecto, al margen de que la actuación de la víctima fuera o no de aquellas que


dan lugar a la captura, o constituyera o no un indicio de responsabilidad que, de
acuerdo con la normativa penal, habilitara proferir medida de aseguramiento -análisis
propios del régimen de responsabilidad subjetivo, esto es, el fundado en la falla del
servicio-, lo que interesa para el estudio de la causal eximente de responsabilidad del
hecho de la víctima es que su conducta, dolosa o gravemente culposa desde la
perspectiva civil, haya sido la causa eficiente del daño, es decir, la razón sin la que
aquél no se habría producido, estudio que puede ser adelantado sin que ello
signifique que, al mismo tiempo, se esté valorando si la autoridad penal
correspondiente actuó correctamente o no a la hora de tener en cuenta dicha
conducta para efectos de ordenar la privación de la libertad.

Así pues, al analizar el carácter determinante y exclusivo del hecho de la víctima


como causal eximente de responsabilidad en materia de privación injusta de la
libertad, el juez de lo contencioso administrativo se limita a verificar que fue la que
ahora, y desde la perspectiva civil, se califica como conducta dolosa o gravemente
culposa de la persona privada de la libertad, la que llevó a la autoridad
correspondiente a imponer dicha privación, absteniéndose de valorar si, desde el
punto de vista penal, esa conducta daba lugar o no a la detención.”.

En el descrito paradigma la estructuración de la excluyente de responsabilidad -


culpa exclusiva de la víctima, presupone que el juez de la reparación directa,
establezca de la actuación u omisión del Estado que no fue la causa del daño,
debido a que el proceder de la víctima fue la causa eficiente y determinante del
mismo. Es decir, debe probarse (i) una relación de causalidad entre el hecho de la
víctima y el daño, y (ii) que el hecho de la víctima no sea imputable al ofensor.

Tratándose de la responsabilidad del Estado por privación injusta de la libertad, se


reitera que en doctrina del órgano de cierre de esta jurisdicción, la imbatibilidad de
la presunción de inocencia no constituye un reconocimiento automático de
indemnización, toda vez que el Juez Contencioso debe constatar que el daño se
haya materializado con total ajenidad de una conducta gravemente culposa del
demandante. Es así que la Alta Corporación puntualiza:

“(…) Tratándose de la responsabilidad extracontractual, el estudio de las causales de


exoneración corresponde, en principio, al Estado, o de manera autónoma, al juez del
caso en virtud de sus poderes oficiosos. Implica entonces, que la responsabilidad se
consolida solo hasta el momento en que el juez confronta el actuar de la víctima con
aquellos deberes generales de conducta, que son inexcusables y oponibles en
cualquier circunstancia (…) Desde luego, así como no se discute que en respaldo de
la presunción de inocencia, la absolución en un juicio penal es indicativa de un deber
jurídico de reparar; tampoco hay resistencia en admitir que la comprobación de un
actuar civilmente doloso, en los términos del art. 63 del C.C., traslada la imputación
hacia el propio sujeto y exime a las autoridades que determinaron la medida
privativa. Esto, por cuanto el actuar de la víctima no mengua la antijuridicidad del
daño, pero sí supone un juicio de atribución diferente. De esta manera, el estudio de
la culpa y el dolo civil en asuntos de responsabilidad administrativa es independiente
de las valoraciones y conclusiones a que se haya llegado en materia penal (…). En
definitiva, la responsabilidad del Estado por privación injusta no se puede afirmar ni
infirmar, hasta tanto no se lleve a cabo el análisis de que trata el art. 70 de la Ley 270
de 1996, en los términos anteriormente expuestos (…) En punto de la culpa grave o
dolo civil de la víctima, la Sala recuerda que se trata de un análisis particular y
personalísimo, que se ocupa de mirar las actuaciones de una víctima en concreto,
sin perjuicio que de un mismo evento, donde existan diferentes víctimas, lo que se
predique de una no necesariamente implique a la otra. Se insiste en que esta
escindibilidad del análisis solo ocupa lugar en lo que hace o tiene que ver con el dolo
o culpa de cada quien”. (Suspensivos y subrayado fuera del texto).

En esta secuencia para establecer la responsabilidad del Estado en casos de


privación injusta de la libertad el Juez debe confrontar las actuaciones de la víctima
con los deberes generales de la conducta inexcusables e inoponibles, es decir, “(…)
de aquellos comportamientos en los que incluso las personas más imprudentes y negligentes se
cuidan de incurrir, no solo porque están objetivamente imbricados en la gnosis-cívico-colectiva de la
sociedad en su conjunto, sino porque, en su mayoría, el ordenamiento jurídico los proscribe (…)”.
Tal como se afirmó, esta conclusión encuentra soporte en el principio hermenéutico
que establece que nadie puede derivar provecho de su propia culpa o dolo, de
manera que si alguien obra con pretermisión de los deberes generales de conducta
que le son exigibles, y por ello, se expone imprudente o irresponsablemente a sufrir
un daño, debe soportar las consecuencias que de él se derivan si finalmente
acaece.

6.4.6- Sobre la aplicación del nuevo criterio jurisprudencial, a casos


iniciados con antelación a su cambio, ello es, la retrospectividad,
prospectividad o aplicación solo hacia el futuro del precedente, no existe en
el Consejo de Estado, ni en la Corte Constitucional, sentencia de unificación.
No obstante avizora como criterio que aglutina las varias tesis planteadas y
condiciona la aplicación del nuevo precedente, que se deben conjugar sus efectos
en cada caso en concreto, para determinar si comporta vulneración a derechos
fundamentales, y de ser así, conjugando además, si los sujetos procesales
guiaron su conducta al amparo del precedente vigente para entonces, no se debe
aplicar el nuevo criterio jurisprudencial.

Es así que en acercamiento al tema, se tiene tesis de la Sección Tercera del


Consejo de Estado, conforme a la cual, el cambio jurisprudencial debe aplicar
exclusivamente con efecto prospectivo o a futuro, cuando afecte el contenido y/o
alcance de: (i) las competencias estatales; (ii) de los derechos de las personas, o
(iii) los mecanismos de protección de los mismos, porque su aplicación
retroactiva comportaría violación al debido proceso y las garantías judiciales, los
11
derechos de libertad e igualdad y la defraudación de la confianza legítima .
Similar hermenéutica aplicó el órgano de cierre de esta jurisdicción, respecto de
(iv) tasación y liquidación de perjuicios, anunciando su aplicación a futuro, en aras

11
Ver CONSEJO DE ESTADO, SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, SECCIÓN TERCERA,
SUBSECCIÓN C, C.P. JAIME ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA, Sentencia del 14 de septiembre de 2017,
Rad.: 68001-23-31-000-2009-00295-01(57279), y sentencia del 25 de abril de 2018 Radicación número:
Radicación: 05001-23-31-000-2010-00463-01 (58890)
de garantizar los principios constitucionales al debido proceso y a la defensa de las
entidades y sujetos demandados ante esta jurisdicción12.

Con criterio más amplio, se indica, que para determinar si la aplicación del nuevo
precedente vulnera la seguridad jurídica y el principio de confianza legítima, se debe
establecer en cada caso en concreto: (i) si la conducta del extremo procesal, dependió o
no de la regla jurisprudencial vigente para el momento de los hechos objeto de
juzgamiento, es decir, si su actuar dependió del conocimiento previo y calculabilidad de la
regla sentada en el precedente que posteriormente es modificado, y, (ii) el grado de la
fuerza normativa material del precedente modificado, para lo cual es necesario estudiar la
corrección de la regla sentada en éste.13

No distinto determina la Corte Constitucional, como quiera que aunque admite


que se modifiquen las reglas fijadas en los precedentes jurisprudenciales, exige
una estricta exigencia argumentativa, y advierte que los cambios del precedente
pueden dar lugar a afectaciones de las reglas aplicables en procesos judiciales
que se encuentren en trámite, con mayor relevancia, cuando el cambio del
precedente afecta una actuación procesal que inició al amparo del precedente
anterior, y precisa, que en garantía de los derechos fundamentales, resulta
razonable que el Juez de conocimiento considere las circunstancias de cada caso
en particular, y en aquellos casos en los que los sujetos procesales actuaron al
amparo del precedente vigente, y con la confianza legítima de que surtirían los
efectos en él previstos, no se apliquen los cambios que deriven en una afectación
de sus derechos fundamentales14. Valoración en punto de la que advierte, que la
jurisprudencia rige con efectos inmediatos y en este sentido vincula a los jueces,
quienes deben tenerla en cuenta en sus decisiones ,

6.4.6.1- En contraste con el caso en concreto , se tiene a manera de conclusión,


que en responsabilidad extracontractual del Estado, por privación de la libertad,
cuando la persona es absuelta por duda, el precedente jurisprudencial avizora

12
CONSEJO DE ESTADO, SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, SECCIÓN TERCERA, SALA
PLENA, Sentencia del 27 de junio de 2017, C.P. Hernán Andrade Rincón Rad. 50001-23-31-000-2000-30072
13
CONSEJO DE ESTADO, SALA PLENA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, SALA SÉPTIMA ESPECIAL DE DECISIÓN. Consejero ponente:
MARTÍN BERMÚDEZ MUÑOZ. Sentencia del cuatro (4) de junio de dos mil diecinueve (2019, Radicación número: 11001-03-15-000-2013-
01628-00(REV)

14
Corte Constitucional en sentencia SU 406 de 2016
consistente en punto a que debe probarse el injusto, y avizora sin mayor fuerza
normativa respecto al régimen de responsabilidad aplicable confrontados el
subjetivo y objetivo. Así emerge de la reseña jurisprudencial que antecede (6.4.4.2 y
6.4.4.3)

CASO CONCRETO

6.5.1. Aspectos Probatorios

6.5.1.1. La comunidad probatoria encuentra integrada por documental, prueba


trasladada, y testimonial encaminada a acreditar los daños sufridos por la activa, y
asume eficaz, contrastada de la documental, que allegada en su integridad por la
activa como anexos de la demanda, que no encuentra sujeta en marco del artículo
246 del Código General del Proceso - CGP, a obrar en original o copia auténtica, y
su estimación fortalece por cuanto agregada al proceso, no fue objeto de tacha, ni
objeción de ninguna forma.

La prueba trasladada, resulta oponible a ambos extremos procesales,


contrastado que la víctima directa como las entidades que integran el contradictorio
por pasiva, intervinieron en el desarrollo del Proceso Penal identificado con el
radicado número 110016000013200803115, en trámite del cual se impuso al señor
GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA, detención preventiva, y reviste
importancia, que la sentencia proferida dentro del radicado antes mencionado, y
el acta del 12 de marzo de 2008, suscrita por el Coronel VICTOR HUGO ROJAS
ARAGÓN, cualifican en tamiz de los artículos 243 y 257 del CGP, como documento
público y en secuencia de ello, encuentran amparadas con presunción de
veracidad, por cuanto fueron proferidas por funcionarios públicos en ejercicio de
sus funciones, o cumplidas con su intervención.
6.5.1.2- Concluyendo asumen interés para el debate que se suscita en esta
instancia, los siguientes medios de prueba:

Circunstancias de tiempo, modo y lugar


del hecho causa de la medida de detención preventiva
Consigna “QUE TRATA DE LA ENTREGA DE UN ARMA DE FUEGO, POR PARTE
Acta del 12 de marzo de DEL SEÑOR CORONEL VICTOR HUGO ROJAS ARAGON, COMANDANTE
2008, suscrita por el OPERATIVO NUMERO 4 (…) AL SEÑOR SARGENTO VICEPRIMERO YONEL
Coronel VICTOR HUGO FABRICIO RINCÓN PEÑA (…), ADSCRITO A LA DIRECCION DE
ROJAS ARAGÓN, en INVESTIGACIONES CRIMINAL DIJIN.
calidad de Comandante
Operativo Nº 4 (quien CALSE DE ARMA: REVOLER
entrega), y el Sargento MARCA: SMITH WESSON
Viceprimero YONEL CALIBRE: 38 LARGO
FABRICIO RINCÓN (…)
PEÑA, en calidad de Arma que fue entregada voluntariamente por el señor Patrullero GREYSER
Investigador de la DIJIN ANDRÉS LADINO NOREÑA, quien labora en la Estación de Policía Antonio
(quien recibe), visible a Nariño, y quien mencionó que la había recogido frente a la calle 4ta No.
folio 47 C.2. 12A – 25. El día 11 de marzo de 2008, sin haber informado a superior
alguno ni reportado esta novedad hasta el día de hoy que se realizó una
investigación.
Acta de Audiencia Calendada 4 de abril de 2008, el Juzgado 31 Penal Municipal con Función de
Preliminar de Legalización Control de Garantías de Bogotá, declaró la legalidad de la captura de los
de Captura, Formulación señores GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA y CESAR AUGUSTO
de Imputación e JORDÁN RÍOS, así como de la formulación de Imputación en su contra
Imposición de Medida de de los delitos de Peculado por Apropiación Agravado en Concurso con
Aseguramiento, visible a Prevaricato por Omisión y Fabricación, Tráfico o Porte Ilegal de Armas
folios 584 y 585 C.2. de Fuego o Municiones, e impuso Medida de Aseguramiento privativa de la
libertad en el Establecimiento Penitenciario y Carcelario para miembros de la
Policía en Facatativá, no sustitutiva por prisión domiciliaria.
Acta de Audiencia de Adiada 5 de junio de 2008, el Juzgado Séptimo Penal del Circuito de
Argumentación Oral del Conocimiento de Bogotá, Confirmó íntegramente en sede de apelación la
Recurso de Apelación decisión emitida por el Juzgado 31 Penal Municipal con Funciones de Control
contra la decisión por la de Garantías, por la que se impuso medida de aseguramiento de detención
cual se impuso medida de preventiva de la libertad en centro carcelario a los señores GREYSER
aseguramiento, visible a ANDRÉS LADINO NOREÑA y CESAR AUGUSTO JORDÁN RÍOS, y denegó
folios 555 y 556 C.2. la solicitud de sustitución de la mediada por detención domiciliaria.
Acta de Audiencia de El 27 de julio de 2009, el Juzgado Cuarto Penal Municipal con Función de
Solicitud de Libertad por Control de Garantías de Bogotá, en atención a solicitud de la Defensa
Vencimiento de Términos Técnica de los señores GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA y CESAR
visible a folios, 192 y 193 AUGUSTO JORDÁN RÍOS, ordenó su libertad inmediata por vencimiento
del C.2. de términos, cumplidos los presupuestos del numeral 5 del artículo 317 del
Código de Procedimiento Penal.
Sentencia absolutoria por in dubio pro reo
Calendada 7 de Consigna como antecedentes:
septiembre de 2012,
dentro del radicado “El 11 de marzo de 2008, siendo aproximadamente las 20:00 horas en
110016000013200803115 inmediaciones de la calle 3 Sur con Carrera 12A de esta ciudad, se supo de
, del Juzgado 17 Penal del intercambio de disparos entre unidades de la DIJIN de la Policía
Circuito con Función de Metropolitana y al menos seis (6) individuos que al parecer pretendían asaltar
Conocimiento de Bogotá, un establecimiento de comercio de razón social Minimercado Los Paisas; en
visible a folios 19 y 32 del el intento de interceptarlos y dar captura a los infractores de la Ley, algunos
C.2. de los presuntos asaltantes se dieron a la fuga en un vehículo súper carry
color blanco de placas SWL623, mientras otros al menos uno de ellos, lo hizo
a pie encontrándose de frente, cara a cara, con el Teniente de la Policía
Nacional Mauricio Salcedo Santos a quien le propinó un disparo con arma de
fuego en la cabeza, que implicó que fuera trasladado el afectado a un centro
médico asistencial donde finalmente falleció a pesar de la atención que se le
suministró.
En desarrollo de las labores de investigación de lo ocurrido, se supo
que una de las patrullas que apoyó el operativo de persecución de los
asaltantes recogió en frente de un negocio de venta de chace ubicado
en el sector de la Calle 4 Sur con Carrera 12A de esta ciudad, lo que
parecía ser un arma de fuego, información que fue suministrada por un
ciudadana identificada como Flor María Eugenia Morales; Se dedujo,
entonces, que los uniformados que recogieron el arma se apropiaron de
ella sin informarlo ni cumplir los protocolos previstos a ese efecto.

Con base en lo anterior y luego de establecer qué patrullas de Policía habían


participado en el referido operativo, se orientaron sospechas sobre los
servidores de la Policía Nacional integrantes de la patrulla denominada Móvil
18-3 del CAI Berna integrado por GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA y
CESAR AUGUSTO JORDÁN RÍOS, procediendo sus superiores a requerirlos
para que explicaran su conducta en tal procedimiento.

En esa labor de manera directa intervino el coronel VICTOR ROJAS


Comandante Operativo Numero 4 de la Policía Metropolitana, quien se
entrevistó de manera personal con GREYSER ANDRÉS LADINO
NOREÑA quien, se dice, ante el requerimiento de su superior aceptó
que junto con su compañero de labor se había apropiado el arma que
había encontrado en la vía pública, haciendo a la postre LADINO
NOREÑA entrega un revolver Smith & Wesson, Calibre 38 largo serial
5D23066 numero interno 35683, acerado con cachas de nácar a su
superior sin ninguna clase de formalidad.

Después de esto, el citado oficial, hizo entrega por medio de un acta, del
artefacto en mención al servidor de la Policía Judicial Yonel Fabricio Rincón
Peña encargado de la investigación de lo acontecido, primordialmente
clarificar las condiciones y circunstancias de todo orden en que se produjo el
fallecimiento del Teniente Salcedo Santos.

Por tales acontecimientos, se imputaron cargos y luego se presentó


acusación en contra de GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA como
CESAR AUGUSTO JORDÁN RÍOS, en calidad de presuntos coautores
de las conductas punibles de Peculado por Apropiación, descrito en el
artículo 397 del Código Penal, en concurso con Prevaricato por
Omisión, artículo 414 de la misma codificación, ambos modificados por el
artículo 14 de la Ley 890 de 2004, en el marco punitivo; el reato de
Fabricación, Tráfico y Porte de Armas de Fuego o Municiones consagrado en
el artículo 365 de la Ley 599 de 2000, modificado por el artículo 38 de la Ley
1142 de 2007, normas vigentes para el momento de la ocurrencia de los
hechos.

(…)

CONSIDERACIONES DEL DESPACHO

(…)

Seguidamente se recaudaron los testimonios de:

4. Yonel Fabricio Rincón Peña, investigador de la Policía Judicial


encargado de la averiguación correspondiente a los sucesos que llevaron a
la muerte del Teniente Mauricio Salcedo Santos (…) logró establecer que
una de las patrullas que colaboró en el operativo fue la identificada con el
móvil 18-3 integrada por GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA y CESAR
AUGUSTO JORDÁN RÍOS; asimismo que los anteriores patrulleros se había
apropiado de un arma de fuego que al parecer había sido utilizada para
atentar contra la humanidad del Teniente Salcedo Santos; que todo ello lo
supo a partir de la información suministrada (…) por el Coronel Víctor Hugo
Rojas Aragón, señalándose además por su conducto el reconocimiento que
hace del acta de entrega de un arma de fuego tipo revolver marca Smith &
Wesson, Calibre 38 largo serial 5D23066 numero interno 35683, acerado con
cachas de nácar y en buen estado; que precisamente el referido Coronel
Rojas Aragón le hizo entrega el 12 de marzo de 2008 a las 19:45 horas en
las instalaciones del Comando de la Institución Policial de esta ciudad.

(…)

7. Jorge Hendrik Ávila González, manifestó que para la época de


ocurrencia de los hechos se desempeñaba como comandante del CAI
Ciudad Berna al servicio de la Policía Metropolitana de esta ciudad, siendo
que el 11 de marzo de 2008 recibió reporte por la central de radio de una
balacera que se sucedía en el barrio Policarpa al momento de llegar al sitio
donde se presentaron los hechos, observó diferentes patrullas entre ellas
alguna de la DIJIN, así como supo que un Teniente de la Institución había
perdido la vida producto de un disparo que había recibido en su humanidad;
se le informo posteriormente que un arma de fuego al parecer utilizada para
atentar contra la vida del servidor de la Policía había sido recogida del piso
en frente de un establecimiento de comercio cercano del lugar de ocurrencia
de los hechos por consiguiente se produjo todo el operativo tendiente a
encontrar dicho artefacto sin que empero fuera hallado el mismo.

Al día siguiente de los hechos, supo por parte de sus superiores de la


llamada que había realizado una señora informando que ciertamente frente a
su negocio había un arma de fuego abandonada y que, asimismo, hasta allí
había llegado una patrulla de la policía que había recogido tal artefacto para
lo cual ella misma suministro una bolsa plástica a fin de que se recogiera el
arma; (…) por las características que se suministró por parte de la
ciudadana de los servidores de la Policía, se presumió que
correspondía a la que conformaban los integrantes de la Móvil 18-3 a
saber GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA y CESAR AUGUSTO
JORDÁN RÍOS. (…)

Al llegar a la Estación supo que LADINO NOREÑA, precisamente había


aceptado primero, que había recogido el arma de fuego en compañía de su
compañero y finalmente la devolvía firmando un acta ante el Coronel,
superior de la institución, sin que en todo caso él estuviese presente ni en el
momento en que ello ocurrió, es decir, que LADINO NOREÑA aceptó los
hechos en mención, como tampoco al momento de la suscripción o entrega
del arma de fuego.

8. Jesús Antonio Cubides Fontecha, (…) para la época de los hechos se


desempeñaba como Comandante de la Estación de Policía Antonio Nariño;
para la noche del 8 de marzo de 2008 escuchó por la central de radio que se
estaba presentando una balacera en el sector de su jurisdicción, por lo que
decidió trasladarse al lugar de los hechos, encontrándose que como
consecuencia de un enfrentamiento entre lo que parecía ser una banda de
delincuentes y personal de la DIJIN, se había presentado el fallecimiento de
un oficial de la institución por parte de un disparo de arma de fuego que
había recibido en la cabeza.

Al día siguiente en la oficina donde desempeñaba sus funciones, recibió una


llamada de quien le manifestó ser propietaria de un establecimiento de
comercio, oficina de chance, que le preguntaba si le habían hecho entrega de
un arma de fuego aquellos policías que la había recogido la noche anterior
frente al negocio donde ella laboraba, por lo que desconociendo la veracidad
de esas informaciones pretendió establecer qué patrullas estuvieron
presentes apoyando el caso en la noche anterior y solicitó la presencia de
todas ellas en la estación policial; allí se acercaron los uniformados que
negaron haber tenido cualquier clase de conducta en tal sentido.

Sin embargo, se pretendió precisar lo acontecido y por ello en relación con


GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA y CESAR AUGUSTO JORDÁN
RÍOS, supo que efectivamente estuvieron presentes en la noche del 11 de
marzo de 2008 participando de los operativos policiales, (…)

Posteriormente, al día siguiente tuvo conocimiento que LADINO NOREÑA


había entregado el arma de fuego al Coronel Rojas Aragón y que se había
suscrito un acta de entrega, de lo cual nada le consta por cuanto fue
informado una vez acontecido ello.

(…)

Luego de analizar de manera congruente y sistemática los medios de


conocimiento sometidos a confrontación y contradicción, no se ha
logrado arribar en ese estado que en la teoría del conocimiento
conduzca a la sede judicial a señalar superada toda duda acerca de la
ocurrencia de la ilicitud múltiple y el compromiso de participación y
responsabilidad de JORDÁN RÍOS y LADINO NOREÑA, en esos hechos
ilícitos, cargos por los cuales fueron investigados.

(…)

Pero contrario a lo manifestado por la Fiscalía, a partir de lo anterior no se


puede concluir más allá de toda duda que esa arma de fuego
“incautada” fue aquella de la que se dice se apoderaron los patrulleros
LADINO NOREÑA y JORDÁN RÍOS la fecha y hora de autos, y que esa
es la misma con la que se cegó la vida del Teniente Salcedo Santos,
pues en manera alguna se cuenta con medios de prueba que orienten el
entendimiento a tal conclusión como lo planteo el ente acusador; si bien es
cierto se aduce que LADINO NOREÑA entrego ese artefacto según consta
en un acta sin número suscrita el 12 de marzo de 2008, esa declaración
plasmada no fue corroborada por la persona que firmó el acta, a saber el
Coronel Víctor Hugo Rojas Aragón, pues es él quien da fe de que así
aconteció en tanto que el acto subsiguiente que se suscribe allí mismo, es
decir, en el cuerpo del documento, corresponde al de la entrega que él hace
a un servidor de la Policía Judicial encargado de las labores de investigación
correspondientes con ocasión al fallecimiento del Teniente Salcedo Santos.

Ese tercero quien fue el que leyó el contenido del acta ante la audiencia
pública, es un servidor de la Policía Judicial que no tiene certeza de lo
acontecido, que no estuvo en el momento de entrega del artefacto y que
tampoco participó de las labores propias que llevaron a establecer que fue
precisamente LADINO NOREÑA y no otra persona, quien entregó el
artefacto al superior Coronel Rojas Aragón.

(…)

No asiste razón a la Fiscalía en que quedó probado que efectivamente fueron


LADINO NOREÑA y JORDÁN RÍOS quienes detentaron materialmente el
artefacto, esto es, que primero recogieron el objeto en la vía pública frente al
establecimiento de comercio de chance, ya que ningún testigo manifestó que
ellos fueron quienes hicieron o ejecutaron tal conducta, esto es que de
ninguna manera llegó a juicio medio cognitivo para señalar que ciertamente
el arma de fuego estaba botada frente a un establecimiento comercial en la
vía publica; que de allí y a sabiendas que fue tomada por los servidores de la
Policía Nacional, patrulleros aquí acusados; y que luego y a la postre de esa
arma es la misma que se puede predicar fue utilizada para atentar contra la
integridad personal del Teniente Salcedo Santos.

Lo único que se ha podido establecer es que existe un acta suscrita


donde consta la entrega de un arma de fuego, se reitera de parte del
Coronel Víctor Hugo Rojas Aragón al Sargento Viceprimero Yonel
Fabricio Rincón Peña contrario a ello no se sabe de qué manera llegó
finalmente el arma a poder de Rojas Aragón, pues en manera alguna se
expuso un conocimiento directo o inmediato acerca de ese acontecer
por cualquier otro de los testigos en el juicio oral.

(…)

En esas condiciones, lo que quiere dejar en claro la sede judicial es que en


manera alguna se ha establecido que en este asunto los aquí acusados
habiéndose apoderado de un bien que por razón de sus funciones tuviese el
carácter de oficial o destinado a alguna situación oficial, como pudiera ser la
incautación de un arma de fuego involucrada en una investigación por la
ocurrencia de un conducta punible se haya demostrado que así aconteció en
el presente; y que además se hubiese recibido el artefacto de manera licita
para que consecuencialmente se hubiese actuado de manera irregular, es
decir resolviendo apropiarse de ese objeto sin ninguna clase de autorización
o permiso.

(…)

Absolver a GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA con cedula de


ciudadanía 80.793.921 y CESAR AUGUSTO JORDÁN RÍOS con cedula de
ciudadanía 13.742.264, de los cargos en su contra formulado por las
conductas punibles de Peculado por Apropiación en concurso con
Prevaricato por Omisión y Fabricación, Tráfico y Porte de Armas de Fuego o
Municiones.” (Subrayas y negrilla fuera de texto)

6.5.1.3. En tamiz de la controversia que conforme se ha venido decantando se


plantea en esta instancia, destacan en contexto del reseñado acervo probatorio
los siguientes hechos probados:

• El 11 de marzo de 2008, en la calle 3 Sur con Carrera 12A de la ciudad de


Bogotá, se presentó un enfrentamiento entre unidades de la DIJIN y unos sujetos
que pretendían asaltar un establecimiento de comercio, resultando muerto como
consecuencia de un disparo con arma de fuego el Teniente de la Policía Nacional
MAURICIO SALCEDO SANTOS.

• Una de las patrullas que acudió a apoyar la persecución de los


delincuentes, fue la Móvil 18-3 del CAI Berna, integrada por GREYSER ANDRÉS
LADINO NOREÑA y otro.

• El 12 siguiente, el Comandante de la Estación de Policía Antonio Nariño,


recibió una llamada de quien le manifestó ser propietaria de un establecimiento de
comercio, oficina de chance, y le preguntó si le habían hecho entrega de un arma
de fuego que unos policías habían recogido la noche anterior frente al negocio
donde ella laboraba.

• En la misma fecha, el Coronel VICTOR HUGO ROJAS ARAGÓN, en calidad


de Comandante Operativo Nº 4 y el Sargento Viceprimero YONEL FABRICIO
RINCÓN PEÑA, en calidad de Investigador de la DIJIN, suscribieron acta
acreditando la entrega por aquel y recibido por éste, de arma tipo revolver calibre
38, de la que se informó por el Coronel ROJAS ARAGÒN, que se colocado a su
disposición en forma voluntaria por el Patrullero LADINO NOREÑA, manifestando
que correspondía a la encontrada con ocasión al operativo en que resultó muerto
el Teniente de la Policía Nacional MAURICIO SALCEDO SANTOS, y que la había
recogido frente a la calle 4ta No. 12A – 25, sin haber informado a superior alguno ni
reportado esta novedad hasta cuando se realizó una investigación.

• El 4 de abril de 2008, la autoridad judicial competente declaró la legalidad de


la captura del señor GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA y otro, y de la
formulación de Imputación en su contra por los delitos de Peculado por Apropiación
Agravado en Concurso con Prevaricato por Omisión y Fabricación, Tráfico o Porte
Ilegal de Armas de Fuego o Municiones, y le impuso medida de aseguramiento
privativa de la libertad en el Establecimiento Penitenciario y Carcelario.

• El 05 de junio siguiente, la precitada decisión fue confirmada en sede de


apelación.

• El 27 de julio de 2009, se ordenó la libertad inmediata por vencimiento de


términos.

• El 7 de septiembre de 2012, se profirió sentencia absolviendo en aplicación


del principio de in dubio pro reo, al señor GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA.
6.6. ANÁLISIS DEL CASO Y DECISIÓN

6.6.1. La detención preventiva impuesta al señor GREYSER ANDRÉS LADINO


NOREÑA, satisfizo los requisitos probatorios establecidos para su decreto,
fue razonable y proporcional, y emerge probado que con su conducta dio
lugar a la misma. En este orden asume relevancia que la sentencia absolutoria
se dio en efectividad de la presunción de inocencia, al amparo del principio in
dubio pro reo, y soporta nuclearmente, en que la FISCALÍA GENERAL DE LA
NACIÓN, no aportó la ratificación del Coronel VÍCTOR HUGO ROJAS ARAGÓN sobre
lo consignado en su Acta del 12 de marzo de 2008, respecto a la incriminación
formulada contra el Patrullero LADINO NOREÑA, por el presunto apoderamiento
del arma de fuego abandonada por los criminales que el 11 de marzo de 2008, en
la calle 3 Sur con Carrera 12A de la ciudad de Bogotá, se enfrentaron con
unidades de la DIJIN. Por cuanto en contexto de la precitada sentencia judicial, no
se formula reproche por la vinculación del señor LADINO NOREÑA al proceso
penal y/o la imposición en su contra de detención preventiva, y por consiguiente
no emerge la existencia de daño antijurídico.

Asimismo porque en contexto del proceso penal, la decisión de imponer en contra


del Patrullero LADINO NOREÑA, detención preventiva, por los presuntos delitos de
Peculado por Apropiación Agravado en Concurso con Prevaricato por Omisión y
Fabricación, Tráfico o Porte Ilegal de Armas de Fuego o Municiones, con
fundamento en las imputaciones formuladas por el Coronel VÍCTOR HUGO ROJAS
ARAGÓN, en la enunciada acta del 12 de marzo de 2008, asume acorde con la
normas del Código de Procedimiento Penal, razonable y proporcional, y por
consiguiente, configura carga que encontraba obligado a soportar, contrastado que
por disposición del artículo 308 del CPP – Ley 906 de 2004, el decreto de medida
de aseguramiento restrictiva de la libertad encuentra sujeto a los siguientes
supuestos:

“El juez de control de garantías, a petición del Fiscal General de la Nación o de su delegado,
decretará la medida de aseguramiento cuando de los elementos materiales probatorios y
evidencia física recogidos y asegurados o de la información obtenidos legalmente, se pueda
inferir razonablemente que el imputado puede ser autor o partícipe de la conducta delictiva
que se investiga, siempre y cuando se cumpla alguno de los siguientes requisitos:

1. Que la medida de aseguramiento se muestre como necesaria para evitar que el imputado
obstruya el debido ejercicio de la justicia.

2. Que el imputado constituye un peligro para la seguridad de la sociedad o de la víctima.

3. Que resulte probable que el imputado no comparecerá al proceso o que no cumplirá la


sentencia.

PARÁGRAFO 1o. La calificación jurídica provisional contra el procesado no será, en sí


misma, determinante para inferir el riesgo de obstrucción de la justicia, el peligro para la
seguridad de la sociedad o de la víctima y la probabilidad de que el imputado no
comparezca al proceso o de que no cumplirá la sentencia. El Juez de Control de Garantías
deberá valorar de manera suficiente si en el futuro se configurarán los requisitos para
decretar la medida de aseguramiento, sin tener en consideración exclusivamente la
conducta punible que se investiga.” (Subrayado fuera de texto)

Advertido que en marco fáctico de las pruebas recaudadas en el proceso penal,


emerge conforme sigue:

• El señor GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA y otro, el 11 de marzo


de 2008, como integrantes de la patrulla denominada Móvil 18-3 del
CAI Berna, acudieron para apoyar la persecución de los delincuentes
que en la calle 3 Sur con Carrera 12A de la ciudad de Bogotá, se
enfrentaron con unidades de la DIJIN con ocasión del asalto de un
establecimiento de comercio, resultando muerto como consecuencia de
un disparo el Teniente de la Policía Nacional MAURICIO SALCEDO
SANTOS.

• En desarrollo de las labores investigativas de los hechos que rodearon


la muerte del Teniente de la Policía Nacional MAURICIO SALCEDO
SANTOS se tuvo conocimiento que los policiales de una de las patrullas
que acudieron al lugar, habían sustraído un arma de fuego que habían
abandonado los delincuentes en el lugar de los hechos, y por las
indicaciones obtenidas se infirió que se trataba de la patrulla
denominada Móvil 18-3 del CAI Berna, integrada por el Patrullero
GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA y otro.

• El 12 de marzo de 2008, el Coronel VICTOR ROJAS, suscribió acta en


la que manifestó, que el Patrullero LADINO NOREÑA, le había hecho
entrega de arma de fuego tipo revolver calibre 38, informándole que la
había sustraído del lugar donde había resultado muerto como
consecuencia de un disparo el Teniente de la Policía Nacional
MAURICIO SALCEDO SANTOS, y coloca a disposición del Funcionario
Investigador - DIJIN, encargado de la averiguación de las
circunstancias en que se produjo el fallecimiento del Teniente SALCEDO
SANTOS.

• La precitada acta, configura documento público y por consiguiente


goza de presunción de veracidad, que no fue desvirtuada.

Consideración a la que agrega, que si bien y en marco de la sentencia absolutoria,


de la prueba presentada por la FISCALÌA GENERAL DE LA NACIÒN en curso del
proceso penal, no existe certidumbre respecto a que el arma entregada por
LADINO NOREÑA el 12 de marzo de 2008, fuera la abandonada en
inmediaciones del lugar del homicidio del Teniente SALCEDO SANTOS, no es menos
cierto que la sentencia judicial no desvirtúa que hubiera hecho entrega al Coronel
VICTOR HUGO ROJAS ARAGÓN, de un arma de fuego, y por consiguiente, se
tiene que el señor GREYSER ANDRÉS LADINO NOREÑA, se expuso por
voluntad propia al riesgo de ser investigado por los delitos de Peculado por
Apropiación Agravado en Concurso con Prevaricato por Omisión y Fabricación,
Tráfico o Porte Ilegal de Armas de Fuego o Municiones, y en este orden, en marco
del artículo 63 del Código Civil, estructura su culpa grave, como excluyente de la
responsabilidad extracontractual que reclama de las accionadas.

En este panorama, no es de recibo la tesis de la activa, como quiera que releva


su deber de probar que la detención preventiva del señor GREYSER ANDRÉS
LADINO NOREÑA, configura un daño antijurídico y es imputable a las accionadas,
para soporta su pretensión indemnizatoria por privación injusta de la libertad, en el
solo hecho de haber sido sometido a medida restrictiva de la libertad y luego
absuelto en aplicación al principio del in dubio pro reo. Omitiendo contrastar que la
detención preventiva no desconoció el ordenamiento al que encontraba sujeto su
decreto; que la sentencia absolutoria, se dio porque la FISCALÍA GENERAL DE
LA NACIÓN no allegó plena prueba de su incriminación, y que concurrió culpa del
señor GREYSER ANDRÉS LADINO, pues de haber sido cuidadoso, prudente y
diligente, no se habría visto involucrado en los hechos relatados, hubiera probado
la contradicción con la verdad que en sede de alzada imputa al Acta marzo 12 de
2008, y habría entablado denuncia penal contra su autor.

Consecuentemente, habrá de confirmar la sentencia objeto de alzada.

6.6.2. Sin condena en costas procesales, por cuanto en jurisdicción


contencioso administrativa, no deviene como consecuencia de resultar
vencido en el proceso, contrastado que conforme prescribe el artículo 103 del
CPACA, esta jurisdicción tiene por finalidad la efectividad de los derechos
reconocidos en la Constitución Política, y que este compendio de garantías
comprende en ámbito de los artículos 2º y 230 Constitucionales, la realización de
la justicia y el acceso a la administración de justicia. Premisa que armoniza con el
artículo 188 del CPACA, que no contiene imperativo de condenar en costas a la
parte vencida, como quiera que si bien establece que “la sentencia dispondrá
sobre las condenas en costas”, asume categórico que la alocución “dispondrá”,
significa: “mandar lo que se debe hacer”, y la remisión que hace a la norma
supletoria, antes Código de Procedimiento Civil, hoy Código General del Proceso,
es solo para efectos de la liquidación y ejecución de las costas.

En mérito de lo expuesto, EL TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DE


CUNDINAMARCA – SECCIÓN TERCERA – SUBSECCIÓN “C”, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley,

FALLA:

PRIMERO: CONFÍRMESE la sentencia proferida el veinte (20) de septiembre de dos


mil dieciocho (2018), por el Juzgado Treinta y Tres (33) Administrativo del Circuito
Judicial de Bogotá, conforme a lo expuesto en la parte motiva de esta providencia.

SEGUNDO: ABSTENERSE de condenar en costas en esta instancia.


TERCERO: DEVUÉLVASE el expediente al Juzgado de origen. Por Secretaría de
esta Corporación, DÉJENSE las constancias de rigor.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE,

MARÍA CRISTINA QUINTERO FACUNDO


Magistrada

FERNANDO IREGUI CAMELO JOSÉ ÉLVER MUÑOZ BARRERA


Magistrado Magistrado
MAMB

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