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Reporte de História Judía
Reporte de História Judía
HISTÓRIA JUDÍA
HISTÓRIA JUDÍA
JUECES
Fecha de composición:
- Las evidencias internas señalan un período del comienzo de la monarquía, pero
antes de la captura de Jerusalén por David (alrededor del año 990 a.C.).
- Lo más probable es que el libro terminó de escribirse al comienzo del reinado de
David.
Paternidad literaria y unidad de composición de Jueces:
- Podemos deducir de lo anterior la fecha aproximada de composición, es decir,
alrededor del año 1000 a.C., que no hay claras evidencias sobre la identidad de su
autor.
- El propósito de este libro no es el de glorificar a los antepasados de Israel, como lo
sostienen algunos autores, sino más bien glorificar la gracia del Dios de Israel.
- Lo natural sería suponer que el mismo Samuel o alguno de sus discípulos fueron los
responsables de la compilación de esta historia.
Problemas de cronología:
- Se suman todos los años que sirvieron los diversos jueces, y a ese resultado se
agregan los periodos de opresión, formando un total de 410 años, pero 1R. no
perime más de 292 años (hemos de entender que muchas estas carreras de servicio
se superponían o hasta eran contemporáneas).
Contribuciones arqueológicas para una mejor comprensión de esta era:
- Las cartas de Tell el-Amarna, aporta relatos por estas cartas que la conquista
hebrea, después de los éxitos iniciales resultantes de un esfuerzo combinado,
disminuyó notoriamente el avance. Por supuesto que no fue necesario que los
conquistadores israelitas tomaron por asalto, pero con el correr de los años, al creer
la población hebrea, pudieron ejercer un control más efectivo sobre el territorio que
el Señor les entregó.
El sacrificio de la hija de Jefté:
- El sacrificio humano era une ofensa y una abominación a Jehová, expresamente
prohibido en Levítico. Es inconcebible que un hombre temeroso de Dios como lo
era Jefté pudiera suponer que agradaría a Dios ejecutando semejante crimen y
abominación. Jefté concedió a su hija dos meses para expresar su pesadumbre, no
para condolerse ante la próxima pérdida de su vida, sino para lamentarse por su
virginidad, el v. 39 dice que después que Jefté cumplió su voto, la ofreció en
"holocausto", ''ella nunca conoció varón'', ella fue dedicada al servicio de Jehová en
la puerta del tabernáculo por el resto de su vida.
RUT
Este libro lleva como título el nombre del personaje principal, cuya biógrafa relata.
El propósito del libro es relatar un episodio en la ascendencia del rey David, que narra
la introducción de sangre no israelita en su linaje.
Fecha de composición:
- El marco histórico de este librito se coloca en la época de los jueces, y pareciera
haber sido compuesto alrededor del mismo tiempo en que se escribió el libro de
jueces.
- La mayoría de los críticos le asignan una fecha alrededor del año 550 a.C., más o
menos el tiempo del exilio, y otros calculan cien años más tarde (en apoyo de una
fecha tardía, algunos críticos han señalado supuestos arameísmos).
- En cuanto a la historicidad de la narración, Rut nos ofrece una clara imagen de las
costumbres de ese remoto periodo.
Enseñanza básica del libro:
Las enseñanzas básicas de Rut pueden agruparse en tres títulos principales:
1. Nos ofrece un anticipo de las grandes bendiciones que habrían de venir (la
incorporación de gentiles a comunidad de Israel).
2. La maravillosa e inesperada providencia de Dios se manifiesta en la inclusión de un
extranjero en el linaje real del Mesías.
3. El pariente cercano prefigura al Mesías.
01 / 06 /2020
MARLON MEZA JIMENEZ
HISTÓRIA JUDÍA
CAP. 19 - 21
MONARQUÍA DIVIDIDA
JUDA SOLA
EL ENIGMA CRONOLOGICO
PANORAMA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Págs. 253 - 292
CAP. 19
MONARQUÍA DIVIDIDA
ROBOAM Y JEROBOAM:
EL REINO DIVIDIDO EN DOS (1R. 12:1 – 14, 31):
Tras la muerte de Salomón, ascendió al trono Roboam y cuando el profeta Ahías,
indignado por las prácticas religiosas que corrompían a la corte, profetizó que Jeroboam
conduciría a las diez tribus del norte a la independencia.
La Política Drástica de Roboam: El enfrentamiento con Jeroboam se produjo en
Siquem, donde Roboam se presentó como rey a las tribus del norte.
Jeroboam y los altares rivales: Jeroboam en su astucia pensó que la separación norte –
sur habría de ser permanente. Jeroboam erigió altares rivales para mantener separadas a
las dos partes, y prohibió las peregrinaciones periódicas a Jerusalén.
Luchas internas y externas: La apostasía de los días de Salomón se hizo más evidente
bajo Roboam, como lo indica la mención de Asera y de la prostitución masculina en el
culto. Asa ejercía la diplomacia por la amenaza de la fuerza.
LA CASA DE OMRI: CONSTRUCCIÓN DE LA CAPITAL DEL NORTE (16:1 –
34):
El reino del norte nunca logro la estabilidad dinástica. Zimri, con Omri, comandaba una
parte de las tropas reales. El reinado de Zimri duró tan sólo siete años. Omri fue
aclamado rey y sitió Tirsa. Cuando murió Zimri (¿suicidio?), la lealtad del pueblo
estaba dividida entre Omri y Tibni, pero las fuerzas de Omri vencieron.
ELIAS: ISRAEL EN LA ENCRUCIJADA (17: 1 – 22, 53):
La habilidad política de Acab: Acab aprovechó al máximo las oportunidades que
heredó de Omri. La amenaza de la invasión enemiga a menudo conduce a asociaciones
extrañas, tal como la alianza de Acab con Ben-adad de Damasco. La alianza con los
arameos sólo duró mientras fue inminente la amenaza asiría.
La notoria oposición de Jezabel a la fe de Israel: Cuando los profetas de Yahvéh se
opusieron a sus costumbres paganas, ella se lanzó a una maligna destrucción,
implacable y completa. Jezabel introdujo en la corte cientos de falsos profetas dedicados
a Baal y Asera. Elías, indignado por la crueldad de Jezabel, enfrentó a Acab en Jezreel y
pronunció la sentencia de destrucción para él, su despreciada mujer y toda su casa.
La contienda de Elías sobre el monte Carmelo: Elías retó a los profetas de Baal
(patrocinados por Jezabel) y a sus seguidores a una contienda para establecer a quién se
debía adorar en Israel: a Baal o a Yahvéh. El lugar escogido fue el monte Carmelo,
considerado sagrado y cubierto de altares a Baal y Yahvéh.
PROEZAS DE ELISEO (2R. 1:1; 8:29):
En el comienzo de 2 Reyes ya Acab ya había muerto; pero Elías no, y seguía ejerciendo
la oposición a la religión cananea más firmemente que nunca. Jezabel aún vivía, y por
tanto no podía haber tregua en la vigorosa oposición del profeta a las incursiones del
paganismo.
Elías y Eliseo: Eliseo fue para Joram, lo que Elías había sido para Acab. Al parecer,
Eliseo había acompañado a Elías como uno de sus “hijos” (seguidor o aprendiz).
Consciente de ser heredero del ministerio de Elías, Eliseo suplicó ser heredero también
de su poder.
Eliseo y Joram: Joram realizó pocos esfuerzos para enmendar todo el daño provocado
por sus padres Pese a la tentación de consultar los oráculos paganos, había grupos
activos de profetas leales a Yahvéh que respondían al liderazgo de Elíseo, sin duda,
tomaba las guerras de Israel como guerras santas y a menudo los reyes lo consultaban
antes de la batalla. Mientras que era una ayuda para el rey de Israel, Eliseo era un
aguijón para el rey de Siria.
Eliseo y los sirios: El rey de Israel echó la culpa del desastre a Eliseo, quizá porque el
profeta había recomendado clemencia para los saqueadores sirios. Con sorprendente
valor y vitalidad, Eliseo sirvió en toda la tierra al hombre común y al aristócrata, al
israelita y al extranjero. Más de una vez fue objeto de ataques verbales tanto de su rey
como del de Siria. No obstante, cuando alguno de los dos necesitaba conocer el futuro,
acudía a Eliseo.
JEHU Y SU CASA: PROBLEMAS EN ISRAEL (9:1 -14, 29):
El hombre escogido por Eliseo para traer venganza sobre la casa de Omri fue Jehú, un
oficial del ejército de Joram. Según la práctica carismática antigua, Jehú fue ungido por
el representante de Eliseo y aclamado rey por los soldados israelitas. Jehú no sólo llevó
su venganza sobre la casa de Acab a extremos inmorales, sino mostró poco talento para
un gobierno estable después de la revolución. El salvajismo de Jehú contribuyó a que
las relaciones entre Israel y Judá fueran debilitándose hasta llegar al nivel más bajo
durante el reinado del nieto de Jehú, Joás. La casa de Jehú enfrentó enemigos. Jehú
decidió pagar tributo a Asiría. En el reino de Joacaz, hijo de Jehú, Israel llegó al borde
del desastre.
Atalía y Joás (841-835 a.C.; 835-796 a.C.): La muerte de Ocozías a manos de Jehú
permitió a su ambiciosa madre, Atalía, apoderarse del trono y utilizar el poder para
promover la adoración de Baal Melcart. Su plan para destruir a todos los rivales se
frustró cuando el niño Joás fue salvado y puesto bajo la custodia protectora del
sacerdote Joiada. El principal logro de Joás fue la restauración del templo.
Jeroboam II (793-753): El destino de Israel mejoraron decisivamente el rumbo cuando
comenzó su largo y opulento reinado el hábil administrador y soldado Jeroboam II.
Favorecido por varias décadas de debilidad en Siria y Asiria, Jeroboam extendió las
fronteras de Israel hacia el norte hasta la entrada a Hamat en el norte de Siria y hacia el
sur hasta el Mar Muerto; se apoderó de una parte considerable de Transjordania, quizá
hasta Amón y Moab en el sur.
ULTIMOS DIAS DE ISRAEL (15:1 – 18, 12):
Desde la batalla de Carear hasta la caída de Samaría, la amenaza del ataque asirio nunca
se alejó de la mente de los israelitas. Jeroboam había arrebatado el trono de Israel a
Roboam y así estableció el modelo para sus sucesores a lo largo de dos siglos.
Uzías, Jotam yAcaz: Después de la muerte de la reina madre pagana, Atalía, los reyes
davídicos reinaron en Jerusalén en una sucesión ininterrumpida. Las tácticas de Jotam y
Acaz aplazaron el ataque asirio sobre Judá algunas décadas, pero la perspectiva de Israel
era sombría.
Oseas (ca. 732-721): Cuando Oseas se apodero del trono, no tuvo alternativa y debio
ceder a las demandas de tributo de Tiglat-pileser.
El espléndido reino de Israel había caído, y nunca más volvería a levantarse. Aquí, los
autores se detienen a contemplar los escombros del que una vez había sido un
encumbrado reino y a meditar en su desaparición. Al más puro estilo profético
consideran que los asirios no eran más que instrumentos de un Dios que debía juzgar el
libertinaje desenfrenado y la depravación espiritual de Israel.
CAP. 20
JUDA SOLA
REFORMAS DE EZEQUIAS (2 R. 18 – 20, 21):
Rebelión contra Asiría: Ezequías, fue corregente de Judá junto con Acaz desde 729
a.C. y reino solo desde 716 hasta 687 a.C. Impulsado por el profeta Isaías, Ezequías se
propuso dos metas loables: quebrar el dominio de Asiria en el oeste y purificar la fe del
pacto, destruyendo los altares y templos a las deidades asirias y cananeas. La rebelión
de Ezequías vio la luz cuando Sargón murió en el año 705 y dejó como heredero del
trono a su hijo Senaquerib.
Conspiración con Egipto: Todas las alianzas militares extranjeras eran anatema a los
profetas, pero especialmente aquellas entabladas con Egipto, pues se consideraban como
una negación del Éxodo.
Propuestas de Babilonia: Los babilonios, vasallos de Asiría desde hacía mucho tiempo,
querían saber si Ezequías contaba con los recursos necesarios y la disposición para ser
un firme aliado contra Senaquerib.
Invasión de Senaquerib: En el año 703 derrotó a Merodac-baladán e instaló a un
príncipe asirio en el gobierno de Babilonia. Luego marchó hacia el oeste y sofocó la
rebelión en la costa, en Tiro, Acó, Jope y Ascalón. La muerte de Senaquerib a manos de
sus hijos ocurrió alrededor de veinte años después.
LA REBELION DE MANASES (21:1 – 26):
En una ironía de la historia, el rey más notoriamente apóstata reinó más tiempo que
ningún otro hijo de David: cincuenta y cinco años (696-642).
Componendas con Asiría: Manases estaba tan empeñado en colaborar con Asiria.
Aquella sumisión política traía aparejado un abrumador retomo a las prácticas paganas.
Conflicto con los profetas: El rumbo que tomó Manasés lo llevó a un enfrentamiento
abierto con los profetas, cuyo principio rector era el juicio.
CAP. 21
EL ENIGMA CRONOLOGICO
El Antiguo Testamento no sólo contiene cientos de nombres propios y geográficos, sino
también muchos datos cronológicos.
EL AÑO Y SUS DIVISIONES:
En la antigüedad, los componentes del tiempo se obtenían de la observación de los
fenómenos naturales.
El día: En el mundo semita, el día comenzaba a las 6 p.m.
El mes: La duración del mes se determinaba por la luna. Según consta en los registros
más antiguos, el ano comenzaba con la luna nueva. El ciclo lunar dura 29 días y medio,
de allí que las duraciones de los meses alternaran entre veintinueve y treinta días.
El año: El concepto de año, hasta donde se tiene noticia, se vinculaba con los cambios
de estación, originados a su vez por el ciclo solar de 365 días y un cuarto.
La intercalación: Los hebreos, como los babilonios, en cuyo calendario se basaron,
añadían un mes intercalado para compensar la diferencia entre el año lunar y el año
solar.
El año civil y el año sagrado: existía un año civil, que comenzaba con Tisri (alrededor
del equinoccio de otoño), y un año religioso, que comenzaba con Nisán (en la
primavera).
El calendario: Los nombres del calendario hebreo se basaban en los babilónicos.
Años de coronación: La fecha de los acontecimientos se establecía de acuerdo con el
ano del reinado de algún monarca, como en la formula “en el ano segundo del rey
Darío”. En ciertos casos, el nuevo rey llamaría al lapso entre el 20 de agosto y el 19 de
septiembre “el primer año” de su reinado. Pero si se consideraba que el “primer año”
debía contarse a partir del 20 de septiembre, el nuevo rey llamaría a la parte del año que
iba desde su coronación hasta el año nuevo el “año de coronación”, y el “primer año”
comenzaría el día de año nuevo. Los dos métodos de llevar la cuenta de años se llaman
sistema con año de coronación y sistema sin año de coronación.
EL ENIGMA CRONOLÓGICO EN REYES Y CRONICAS:
La base del enigma: En 1 y 2 Reyes, y 1 y 2 Crónicas abundan los detalles
cronológicos. Existe, por lo tanto, un importante caudal de datos para elaborar una
cronología y lograr un conocimiento detallado de la historia hebrea. El problema es que
buena parte de la información a primera vista es contradictoria. Aún más desalentador
es el intento de trazar las correspondencias entre la duración del reinado de los distintos
reyes y la sincronización de sus gobiernos con los de sus pares del otro reino.
La división del reino hasta el ascenso de Peka al Trono: Toda la evidencia indicaría
que en Judá se pasó del calendario con año de coronación al sistema sin año de
coronación. Por presiones políticas tanto Israel como Judá se vieron obligados a adoptar
el sistema del año de coronación a comienzos del siglo VII. Es posible establecer datos
precisos dentro de la cronología bíblica sobre la base de las sincronizaciones entre la
historia asiría y la israelita.
Desde el ascenso de Peka al trono a la muerte de Acaz: Este breve periodo es uno de
los que presenta mayores problemas cronologicos. De acuerdo con la evidencia reunida
por Thiele, Peka fue el responsable de la confusión. Si se considera el 752 como el año
de advenimiento de Peka, el resto de la cronología de la época comienza a cobrar
sentido. Los minuciosos estudios de Thiele han proporcionado la clave para dilucidar
los mayores enigmas de la historia del Antiguo Testamento.
15 / 06 /2020
MARLON MEZA JIMENEZ
HISTÓRIA JUDÍA
CAP. 1 – 5
NACE ISRAEL
LOS FILISTEOS Y LA MONARQUÍA HEBREA
EL REINADO DE DAVID
SALOMÓN Y SUS SUCESORES
LA CASA DE OMRI
ISTAEL Y LAS NACIONES
Págs. 09 - 66
CAP. 01
NACE ISRAEL
(1300 – 1100 a.C.)
La primera referencia a los israelitas en fuentes extrabíblicas se encuentra en una
columna erigida hacia el año 1220 por Merneptah, rey de Egipto, para conmemorar
varias victorias habidas durante su reinado. Entre otras conquistas de pueblos vecinos,
de las que se enorgullece, asegura que: “Israel está asolado; no queda en él simiente”.
Pero los jefes de la antigüedad, como sus modernos sucesores, solían exagerar la escala
de sus victorias. Israel no había quedado tan completamente desolado ni privado de toda
esperanza de posteridad como pretendía Merneptah. Se trata también del “único” relato
oficial egipcio de las circunstancias bajo las cuales los israelitas cruzaron el Mar Rojo,
aunque el contexto sugiere que Israel habría entrado ya en Canaán. De todas formas, la
salida del pueblo de Israel de Egipto marca su nacimiento como nación.
Moisés fue el primero y más importante de una larga sucesión de profetas cuya
influencia sobre la vida religiosa de Israel fue, a la larga, tan decisiva; no hubo profeta
cuya influencia en la vida nacional fuese tan decisiva como Moisés. Siempre se ha
considerado a Moisés como el primero y el más grande de los legisladores de los
israelitas. La legislación mosaica se divide, tomando como base su estilo y su contenido,
en dos grupos bien distintos. Unos que se llaman los “juicios”. La otra forma es la de los
“estatutos”.
Habían de considerarse como un pueblo santo, es decir, apartado para Yahvé; pero
Yahvé era un Dios no sólo incomparablemente poderoso, sino también
incomparablemente justo, misericordioso, y fiel a la palabra dada. Podemos ponerle un
nombre a esta actitud: monoteísmo práctico. Les importaba adorar a Yahvé, su Dios, y
servirle exclusivamente a Él.
El cuerpo de esclavos indisciplinados que salió de Egipto bajo el liderato de Moisés
había de pasar una generación en el desierto antes que pudiera dársele categoría de
nación para invadir la tierra de Canaán en son de conquistadores y colonizadores. En
Transjordania murió Moisés después de haber comisionado a su ayudante de campo,
Josué, de la tribu de Efraín, para que le sucediese y condujera al pueblo hasta entrar en
Canaán propiamente dicho. Josué los condujo a través del Jordán en circunstancias que
quedaron impresas en la memoria nacional, juntamente con su salida de Egipto.
Desde Jericó presionaron hacia el interior del país. Tomando fortaleza tras fortaleza,
porque las noticias de la caída de Jericó habían llenado de terror el corazón de muchas
guarniciones cananeas.
Una coalición de cinco gobernadores militares de ciudadelas canaanitas intentaron
oponerse al giro de los israelitas hacia el sur desde Gibeón. Pero pronto dominaron y
ocuparon los cerros del centro y del sur, así como las montañas galileas, al norte del
Llano de Jezreel. Debido al número de tales personas “carismáticas” que se levantaron
en Israel durante esta época y volvieron al pueblo descarriado a su lealtad a Yahvé, y lo
condujeron a la victoria sobre sus enemigos, todo este período se conoce con el nombre
de los “jueces”.
CAP. 02
LOS FILISTEOS Y LA MONARQUIA HEBREA
(1100 – 1010 a.C.)
La situación que finalmente condujo al establecimiento de una monarquía hereditaria en
Israel la produjeron invasores foráneos. Uno de estos grupos era el de los llamados
filisteos, procedentes del sudoeste de Asia Menor. Los filisteos, habían dominado el arte
de trabajar el hierro, y al comenzar a afirmar su soberanía y superioridad sobre los
israelitas se cuidaron bien de reservarse el monopolio de este metal.
Pero si la mera existencia de los israelitas no se veía amenazada por el dominio filisteo,
la supervivencia nacional sí lo estaba. Samuel era natural de la región de Ramá, en el
territorio de la tribu de Efraín. Les demostró que, aunque el arca sagrada estuviera en
manos de los filisteos. su Dios estaba aún en medio de ellos, y en realidad, cuando los
filisteos devolvieron al poco tiempo el arca al territorio israelita, la guardaron
simplemente en una casa de Oulriat-jcarirn.
Bajo su dirección, Israel volvió a su antigua lealtad al pacto de la alianza con Yahvé, y
con el retorno de la antigua fe vino el resurgimiento del espíritu nacional: salieron de
nuevo contra los filisteos y en el mismo campo donde años atrás hablan sufrido la más
aplastante derrota, vencieron.
Samuel envejeció y surgió la cuestión de quién tomaría su lugar. Se nombra a Saúl
como rey, procedía de una familia desconocida, y muchos lo despreciaron a pesar de su
impresionante estatura. Saúl se conformaba con ser rey, es decir, juez y líder militar.
La amenaza ammonita le había dado a Saúl ocasión propicia para demostrar sus
cualidades de rey. La tragedia que estropeó más y más la última parte del reinado de
Saúl ya había empezado a desarrollarse. Saúl no “dedicó” a Yahvé toda la comunidad
enemiga. La tragedia de Saúl es que era un hombre sinceramente religioso,
profundamente preocupado por hacer la voluntad de Yahvé, y el anuncio de que Yahvé
le había rechazado se apoderó de su mente con mucha más fuerza que si no hubiera sido
tan religioso. Samuel había ungido a un joven para sucederle en el trono, pues David,
miembro de una familia de Betlehén de Judá, era diestro en tocar el arpa, no sólo tocaba
bien el arpa, sino que era además un buen guerrero.
Saúl, habiendo declarado a David expulsado de Judá y habiendo puesto, por tanto, la
mayor parte del sur de su reino bajo su propio control, planeó atraer también a las tribus
del norte a la unidad de Israel.
CAP. 03
EL REINADO DE DAVID
(1010 – 970 a.C.)
Algunos de los seguidores de Saúl lograron escapar a Transjordania y allí proclamaron
rey en lugar de su padre a Is-boset, único hijo superviviente de Saúl. En Judá,
proclamaron un nuevo rey, David. Los filisteos toleraron que David asumiese esta
nueva dignidad. Poco tiempo después Abner se ofendió por una reprensión
extemporánea de parte de Is-boset, y abandonó a su sobrino y rey, pasándose con una
partida de sus hombres al bando de David. Con la defección de Abner, la causa de Is-
boset estaba irremediablemente perdida. Dos de sus oficiales, al darse cuenta de ello,
decidieron aprovechar la situación en beneficio propio, asesinando al rey y llevándole
su cabeza a David a Hebrón, con la esperanza de una buena recompensa. Lo que
recibieron fue la muerte ignominiosa que merecían por su perfidia. Las demás tribus de
Israel, al quedarse desprovistas de líder, enviaron delegados a David, a quien
recordaban como su amado comandante durante el reinado de Saúl, y le ungieron rey de
todo Israel.
Los filisteos tenían que contar ahora con una situación en Israel que había girado de
forma desagradable para ellos. Salieron contra él. David se retiró a su antigua base de la
cueva de Adulam, desde la que les hizo a los filisteos un ataque por sorpresa cuando se
dirigían a Hebrón, derrotándolos en Baal-perazim, en el valle de Refaim, al sur de
Jerusalén. La antigua ciudadela de Jerusalén seguía siendo un enclave canaanita en la
frontera sur del territorio de la tribu de Benjamín, entre las dos partes que formaban el
reino de David, Israel y Judá.
El reconocimiento de Jerusalén como ciudad santa, por tres credos mundiales, tiene sus
orígenes en la captura de la ciudad por David en el año séptimo de su reinado. La
importancia de la captura de Jerusalén por David es inmensa. Desde Jerusalén, David
dominó toda la tierra de Israel. No sólo expulsó a los filisteos del territorio israelita, sino
que volvió las tomas convirtiendo a los dominadores en vasallos. Mas no le bastaba a
David poner toda la tierra de Israel bajo un control unido por primera vez en la historia.
La conquista de Edom hizo a David dueño del territorio que llegaba por el sur hasta la
cabeza del Golfo de Akaba; su capital de roca, Petra, cayó en manos de David.
Transjordania se encontraba ahora en manos de David. También derrotó al ejército de
Damasco, Soba. La esfera de influencia de David se extendía, a la sazón, desde la
frontera de Egipto, hasta el Éufrates; y estos límites quedaron como fronteras ideales del
dominio de Israel mucho tiempo.
También por el noroeste entró David en alianza con su vecino Hiram, rey de Tiro y
señor de Fenicia. La conquista por David de los reinos arameos más allá de la frontera
norte le dio la oportunidad de adquirir una fuerza de carros. aunque fuese modesta.
David comenzó a adoptar el estilo de otros reyes orientales, y el aspecto más
desafortunado de la vida de su corte fue la rivalidad doméstica entre los hijos de sus
numerosas esposas, rivalidad que había de continuar hasta los últimos momentos de su
vida.
En la última parte del reinado de David se levantaron dos insurrecciones importantes
contra su autoridad. La primera, Absalón, que probablemente era también para entonces
el hijo mayor que le vivía. Absalón preparó cuidadosamente el camino para su
alzamiento, ganándose el afecto de su pueblo, especialmente en Judá, y seduciendo al
pueblo para que abandonara su lealtad a David. La última intriga del reinado de David
no iba dirigida contra su autoridad, sino que era una cuestión de sucesión al trono. El
hijo mayor que le sobrevivía, Adonías, consideraba que él era por derecho el sucesor de
su padre.
La sucesión de Salomón quedó asegurada, y el anciano rey David exhaló su último
aliento sabiendo que su voluntad sobre este punto había quedado cumplida.
CAP. 04
SALOMÓN Y SUS SUCESORES
(1010 – 970 a.C.)
Al poco tiempo de comenzar su reinado, Salomón se fue librando, por unos medios o
por otros, de todos los que habían apoyado la reivindicación de Adonías al trono, así
como del propio Adonías. Salomón no era hombre de guerra, como lo había sido David,
sino que se dedicó a explotar las posibilidades económicas del imperio que su padre
había conquistado y le había legado como gloriosa herencia.
Erigió Salomón el gran templo donde habían de ofrecerse sacrificios al Dios de Israel,
con sólo dos interrupciones durante un milenio completo. Para llevar a efecto tan
complicado programa arquitectónico, que duró veinte años, Salomón contrató hombres
especializados de Hiram, de Tiro, amigo de su padre, con quien mantenía una estrecha
alianza.
No fue exclusivamente con la marina mercante con lo que Salomón reunió su gran
riqueza, sino que obtuvo grandes ingresos porque pasaban por su reino las rutas
principales entre Egipto y Asia Menor y Mesopotamia, y las rutas mercantes que
atravesaban los desiertos de Siria y Arabia. Una buena fuente de ingresos era el
mercado de carros de guerra y caballos con Asia Menor, operaciones en las que
Salomón hacía de mediador. El negocio con Egipto se veía sin duda favorecido por la
alianza de Salomón con el rey egipcio, su suegro.
Israel y Judá gozaron de paz durante todo el reinado de Salomón, pero la prosperidad y
el gozo que acompañaron a esa paz en un principio se trocaron en desilusión hacia el
final del reinado. El rey impuso cargas demasiado pesadas para que los súbditos las
llevasen, y el reino se desmoronó a su muerte. Entre las actividades de paz que
florecieron bajo Salomón puede contarse la literatura de varias clases:
- Las proezas arquitectónicas de su reinado fueron más fenicias que israelitas.
- El “compuso tres mil proverbios”, y sus “cantares fueron mil cinco”.
- Su conocimiento de las ciencias naturales le ganó fama entre todos sus vecinos.
En Egipto, Sheshonk I – el Sisac del relato bíblico, asumió la doble corona como
primer mandatario de la XXII Dinastía. el partido de los profetas, que se oponía a la
política innovadora de Salomón, marcó a Jeroboam como la persona hacia la cual podía
desviarse la lealtad nacional. Cuando el asunto llegó a oídos de Salomón, Jeroboam
huyó a Egipto y quedó bajo la protección de Sisac hasta la muerte de Salomón. Muerte
que ocurrió hacia el año 930 a. C. y coincidió con el derrumbamiento del imperio de
David, seguida por la división del reino unido de Israel y Judá.
Los delegados de las tribus se reunieron en Siquem. el pueblo estaba dispuesto a
aceptar al hijo de Salomón, Roboarn, como rey si volvía a los antiguos términos de la
alianza que las disposiciones opresoras de su padre habían violado. Pero Roboam, con
una ligereza, rehusó darles la satisfacción que solicitaban, o prometerles por lo menos
aliviar la carga que Salomón les había impuesto.
Jeroboam, vuelto recientemente de Egipto, era, en efecto, el líder de los delegados de
tribu que le pusieron sus condicíones a Roboam. Allí, en Siquem, proclamaron rey a
Jeroboam, y allí establecieron su capital.
La causa inmediata de la división era económica. El reino, pues, estaba dividido
políticamente, pero religiosamente seguía unido en los términos de su alianza
íntertribus. El arca, símbolo de esta unidad, estaba guardada en el templo de Jerusalén,
ciudad que por este motivo seguía siendo el santuario central de toda la comunidad
israelita.
El quinto año después de la división del reino, Sisac preparó una invasión de Palestina
que partiera de Egipto. En particular el reino del sur quedó gravemente debilitado, tanto
en dinero como en hombres, como resultado de la invasión de Sisac, y los reyes de Judá,
a partir de este acontecimiento, no podían pensar seriamente en la reconquista de las
tribus no sometidas del norte.
El reino del sur, a pesar de su debilidad, se mantuvo fiel a la casa de David, que
permaneció en el poder todo el tiempo que se mantuvo el reino mismo, un período de
trescientos cuarenta años después de la muerte de Salomón.
En el norte la estabilidad dinástica era mucho menor. Las únicas dinastías fundadas por
Omri hacia 881 a.C. y por Jehú cuarenta años más tarde, fueron las que duraron más de
dos generaciones.
CAP. 05
LA CASA DE OMRI
(881 - 841 a.C.)
La guerra civil en el reino del norte, que siguió al asesinato del hijo de Baasa, en el año
884 a. C., terminó con la victoria de Omri, comandante en jefe de las fuerzas armadas.
Omri no reinó más que ocho años después de su triunfo, pero durante su breve reinado
le imprimió a su monarquía, por la consolidación interna y la alianza y conquista
extranjeras, una dirección que se mantuvo firme mientras duró su dinastía, que fue
cuarenta años.
Una de esas medidas internas importantes fue la elección de un nuevo lugar para la
capital del reino. Omri pensó en un lugar más adecuado y construyó la ciudad de
Samaria. La sabiduría de Omri al elegir este lugar se puso de manifiesto. Omri extendió
su control sobre Transjordania. Imponiendo tributo a la tierra de Moab. Renovó la
táctica de Salomón de entrar en alianza con Fenicia, y su alianza se confirmó por el
casamiento de su hijo Acab con Jezabel, hija del sacerdote – rey Et-baal.
Las prácticas religiosas de las esposas de Salomón hicieron poco impacto en la vida de
sus súbditos. No así en el caso de la mujer de Acab. Jezabel no se contentaba con tener
su altar privado donde ella misma pudiese practicar su religión, sino que parece haber
organizado la adoración a Melcart, principal divinidad de Tiro, de quien Jezabel era
devota, en escala bastante amplia y manteniendo una gran nómina de oficiales, mando
que, de su culto que disfrutaban de puestos influyentes en la corte.
El líder de los profetas que protestaban de la idolatría era Elias, hombre de una
personalidad excepcionalmente poderosa, que anunció un hambre de tres años por todo
el territorio como juicio divino por la apostasía imperante y se convirtió en el blanco
especial de la enemistad de Jezabel. La impresionante ocasión cuando “el fuego de
Dios” descendió sobre el sacrificio de Elias en el Monte Carmelo y convenció al pueblo
de que Yahvé, y no Baal, era el verdadero Dios.
El pueblo que se reunió en el Carmelo, cansado de saltar de una opinión a otra, aclamó a
Yahvé como el verdadero Dios, y por instigación de Elías mató a los sacerdotes del
culto a Baal en el arroyo de Cisón. Estos acontecimientos fueron inmediatamente
seguidos por el cese de la sequía con una gran lluvia.
La muerte de Acab fue la señal para un levantamiento de los moabitas, que habían sido
tributario de su padre, Omri. Sus últimas horas fueron, ciertamente, dignas de un
guerrero real: se hizo amarrar a su carro para permanecer erguido a fin de que sus
soldados no fueran presa del pánico y huyeran si descubrían que su rey había caído
mortalmente herido. Al ponerse el sol murió por la pérdida de sangre, y la batalla se dio
por terminada. Su hijo Ocozías le sucedió.
Ocozías falleció a causa de una caída el año siguiente a su acceso al trono, y le sucedió
su hermano Joram. En II Reyes 3 tenernos la historia de un intento hecho por Joram,
con la ayuda de su aliado el rey Josafat de Judá y el vasallo de Josafat, rey de Edorn,
para volver a poner a Moab bajo su hegemonía. La batalla fue contra Moab hasta que
Mesa, en su desesperación, ofreció su primogénito a Quemos como sacrificio, sobre la
muralla de la ciudad. El espectáculo de tan desesperado rito de súplica espoleó a los
apurados moabitas para un esfuerzo final, que hizo cambiar el curso de la batalla,
consiguiendo rechazar a los israelitas y sus aliados.
Poco tiempo después de la campaña contra Moab, Josafat murió, sucediéndole en el
trono de Judá su hijo Joram, yerno de Acab. Este Joram fue un rey débil, y durante su
reinado Edom se rebeló contra Judá y estableció una vez más su independencia. El
comandante del ejército israelita en Ramot de Galaad era Jehú, hijo de Josafat.
Elías por mandato de Dios, ungió a Eliseo por sucesor en el quehacer profético, y
también ungió a este Jehú como rey de Israel, y a un tal Hazael como rey de Damasco.
Jehú tenía que establecer su nuevo título. Jehú siguió adelante a toda prisa con su obra
de exterminio de la familia real. Al llegar a Samaria, Jehú, con astucia innoble, convocó
una solemne asamblea en honor de Baal, haciendo creer que patrocinaría el culto a Baal
aún más que Acab, y que celebraría un espléndido sacrificio en su honor. Cuando se
hubo reunido en el día anunciado una gran concurrencia de adoradores muchos de ellos,
seguramente, sin otro fin que el de seguirle la corriente al nuevo rey fueron
traidoramente asesinados a mansalva. El santuario de Baal y todas sus instalaciones
fueron destruidas, y suprimidas toda reliquia del culto. Así Jehú cumplió el programa
profético. Pero la forma en que lo hizo, era traición, era imperdonable, y un siglo más
tarde otro profeta, Oseas, anunció en el nombre de Yahvé que caería justa retribución
sobre la familia de Jehú por el derramamiento de sangre en Jezreel.