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Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales

CONTENIDO

1. Comunión acerca de la práctica de las reuniones de grupo según la manera ordenada por
Dios
2. La práctica de las reuniones de grupo según la manera ordenada por Dios
3. Comunión acerca de la práctica de los grupos vitales
4. Practiquemos los grupos con mucha consideración, oración y trabajo
5. Comunión práctica acerca de las reuniones de grupo
6. Practiquemos los grupos bajo el arreglo y liderazgo apropiado
7. Los grupos vitales en la vida de iglesia (1)
8. Los grupos vitales en la vida de iglesia (2)
9. Los grupos vitales en la vida de iglesia (3)
10. La edificación de los grupos vitales (1)
11. La edificación de los grupos vitales (2)
12. La unanimidad, la oración y la liberación del espíritu para la mezcla
13. La oración por medio del ejercicio de nuestro espíritu para la liberación del Espíritu Santo y
la participación del derramamiento del Espíritu de poder como el poder de lo alto y el
impacto dinámico para la predicación del evangelio y la suministración de Cristo a otros
14. Algunos puntos vitales en cuanto a la práctica de los grupos vitales
15. Otra seria conversación acerca de la práctica de los grupos vitales
16. Tener la carga con la preocupación amorosa de Dios por los pecadores y con la conversión
de pecadores en miembros de Cristo para llevar a cabo la economía de Dios
17. Comunión adicional en cuanto al contenido viviente de los grupos vitales
18. Enseñanza mutua en las reuniones de grupo por medio de preguntas y respuestas mutuas
19. Paguemos el precio por aprender las verdades divinas y practiquemos la enseñanza mutua
en los grupos vitales
20.La visión necesaria para poner en práctica los grupos vitales
21. Cómo relacionarnos con otros y ganarlos
22. Seamos vitales por medio de la oración, preparemos nuestros candidatos para el evangelio y
redimamos nuestro tiempo para aprender la verdad
23. Llevemos fruto y tengamos una vida de oración apremiante
24. Lleguemos a ser vitales para ir a vitalizar a otros
25. Venzamos las tres capas de obstáculos por medio de los grupos vitales
26. Cómo clasificar a las personas para la predicación del evangelio
27. Cómo producir y establecer un grupo vital en la vida de iglesia

PREFACIO

Estos mensajes fueron dados por Witness Lee a los colaboradores del sur de California y a la iglesia
en Anaheim, California, a partir del 18 de agosto de 1992. Los mensajes 1 y del 3 al 6 fueron dados
a los colaboradores del 18 al 22 de agosto de 1992. El mensaje 2 fue dado el 18 de agosto de 1992 a
la iglesia en Anaheim, y los mensajes del 7 al 9 fueron dados como parte de un entrenamiento a la
iglesia en Anaheim del 31 de agosto al 14 de setiembre de 1992. Los mensajes del 10 y al 15 fueron
dados por Witness Lee como parte de un entrenamiento a la iglesia en Anaheim del 21 de
septiembre al 26 de octubre de 1992. Los mensajes del 17 al 19 fueron dados por Witness Lee como
parte de un entrenamiento a la iglesia en Anaheim del 2 al 23 de noviembre de 1992. Los mensajes
del 20 al 22 fueron dados por Witness Lee como parte de un entrenamiento para la iglesia en
Anaheim, California, del 25 de enero al 8 de febrero de 1993. Los mensajes del 23 al 25 fueron
dados por Witness Lee como parte de un entrenamiento para la iglesia en Anaheim, California, del
29 de marzo al 19 de abril de 1993.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE UNO

COMUNION ACERCA DE LA PRACTICA


DE LAS REUNIONES DE GRUPO
SEGUN LA MANERA ORDENADA POR DIOS

Debemos darnos cuenta de que nuestra situación actual es una situación desesperada. Tanto en
Taipéi como en los Estados Unidos hemos estado hablando de la manera ordenada por Dios
durante siete años y medio, pero no hemos visto un resultado concreto. La palabra que
compartimos ha sido muy clara, y en ella hemos recalcado que la reunión de grupo es un aspecto
crucial en la manera ordenada por Dios. Dijimos que las reuniones de grupo deben constituir el
ochenta por ciento de la vida de la iglesia, y también dijimos que la predicación del evangelio, el
nutrimiento, el cuidado tierno, la impartición del alimento y el perfeccionamiento deben realizarse
en los grupos. Pero ¿dónde están los grupos, y dónde están las reuniones de grupo? Oímos la
palabra y la recibimos, y además hemos orado mucho por este asunto, pero ¿dónde está la
edificación clara de los grupos? Entre las iglesias hay algunas reuniones de grupo, pero éstos no
son los grupos que deseamos edificar para que sean el ochenta por ciento de la vida de iglesia.

LAS REUNIONES DE GRUPO SON LA LINEA


DE VIDA DE LA MANERA ORDENADA POR DIOS

Las reuniones de grupo son la línea de vida de la manera ordenada por Dios. Si no hemos tocado
las reuniones de grupo, es probable que no hayamos empezado a practicar la manera ordenada por
Dios. Así como la serpiente engañó a Eva, Satanás nos engañó por medio de la práctica del
cristianismo, la cual se centra en las reuniones grandes. Sin embargo, queda claro en el Nuevo
Testamento que la primera etapa de las reuniones cristianas se dio en los hogares. Según Hechos
2:46, en el día de Pentecostés los creyentes empezaron a reunirse de casa en casa. Esto significa
que ellos se reunían en hogares; iban de un hogar a otro. La frase en el griego que se traduce “de
casa en casa” implica que dondequiera que hay un hogar de un cristiano, allí debe haber una
reunión. En todos los hogares de los cristianos debe haber reuniones. Aunque he recalcado esto
una y otra vez, todavía hoy preferimos celebrar reuniones grandes. Si nos reunimos solamente en
las reuniones grandes, la vida adecuada de iglesia será estorbada. Cuando se esparcen manojos de
hierba, ésta crece y se propaga, pero cuando se amontonan, mueren. Es posible que prefiramos la
fachada de una reunión grande, pero al Señor no le agrada tal cosa. El Señor quiere extenderse, y
tal extensión se lleva a cabo en los hogares.

Para llevar a cabo una obra entre los santos, necesitamos las reuniones de grupo. Si algo no es
incluido en las reuniones de grupo, aun la labor que hacemos en las universidades no será
productiva. Es bueno que conduzcamos muchos estudiantes a que crean en el Señor, pero ellos
tienen que reunirse en grupo. Sin los grupos será difícil que permanezcan, pero si tenemos los
grupos, todo lo que hagamos con los estudiantes tendrá éxito. No obstante, es posible que en
nuestra obra confiemos en muchas cosas, pero que no hagamos el esfuerzo por formar grupos.

Me doy perfecta cuenta de que nuestra esterilidad se debe primordialmente a la deficiencia en las
reuniones de grupo. Si no tenemos reuniones de grupo, será difícil vencer nuestra esterilidad. Tal
vez tengamos cierto aumento, pero quizá la proporción de crecimiento no sea muy alta, y la
atmósfera de nuestras reuniones tampoco sea muy elevada. Un árbol grande sin ramas no puede
llevar fruto. Las reuniones grandes son como el tronco de un árbol, pero un tronco solo no puede
llevar fruto. El tronco necesita las ramas tiernas y frescas. Son las ramas la que llevan fruto. En la
vida de iglesia las ramas son los grupos. Nosotros no debemos ser individualistas, sino que
debemos vivir en el Cuerpo. Según el Nuevo Testamento, para vivir en el Cuerpo necesitamos los
grupos. Esto no significa que debamos agrupar a los santos en una sola reunión. Según Hechos,
significa que debemos agrupar a los santos en las reuniones de hogar.

CONSIDEREMOS DE NUEVO NUESTRO CAMINO

Debemos recibir la palabra de Hageo y considerar de nuevo nuestros caminos (Hag. 1:5, 7).
Nosotros, especialmente los ancianos y los colaboradores, debemos considerar de nuevo nuestra
vida de iglesia y nuestra obra. Debemos considerar de nuevo cuál ha sido el resultado de nuestra
vida cotidiana. No debemos seguir en el camino en que estamos hoy.

En las localidades nuevas del sur de California, la proporción de crecimiento fue alta al principio.
Sin embargo, me di cuenta de que cuando el número de personas que asistían a las reuniones de la
localidad llegaba a cien, la tasa de crecimiento disminuía notoriamente porque los hermanos no
sabían cómo avanzar. Al comienzo ellos practicaban espontáneamente las reuniones de grupo,
porque la reunión era pequeña. Pero gradualmente ellos, al aumentarse, dejaron la práctica de los
grupos y adoptaron la práctica de reuniones grandes. El aumento en dichas localidades se redujo
porque tenían solamente las reuniones grandes sin las reuniones de grupo apropiadas.

He dado varios mensajes presentando los principios y dando indicaciones detalladas acerca de la
práctica de las reuniones de grupo, pero hasta ahora no he dado los pasos para conformar los
grupos. Día tras día, mes tras mes, y año tras año, por siete años y medio, he estado esperando ver
que algunos de ustedes se levanten y hagan algo orgánico para formar los grupos. Sin embargo, no
he visto los resultados que esperaba. Por consiguiente, tengo la carga de hacer algo personalmente.

Un camino para ganar al pueblo angloamericano

Después de que el recobro se extiende a una nación, debe llegar a los indígenas típicos. Estados
Unidos fue edificado por los caucásicos. El recobro en este país debe extenderse a ese pueblo. Si no
podemos hacer esto o no estamos dispuestos a hacerlo, tendremos una gran deficiencia. Dios no
hace acepción de personas (Hch. 10:34); sin embargo, nosotros tenemos que hallar la solución para
nuestra situación deficiente en cuanto a ganar al pueblo caucásico de los Estados Unidos. Cuando
yo vine a este país, vine con la firme determinación de no laborar entre el pueblo chino. Aunque yo
amo a China y al pueblo chino, la comisión que recibí del Señor no era que viniera aquí a ocuparme
de los chinos. No hice ninguna labor particular entre los chinos en Estados Unidos sino hasta 1983.
Poco antes, la ley de los Estados Unidos cambió y se aumentó a veinte mil por año el número de
inmigrantes chinos que podían ser admitidos tanto de Taiwán como de la China continental. Me di
cuenta de que muchos chinos ya estaban aquí procedentes de Taiwán, y después de que llegaban
aquí, se perdían para el recobro. Abraham Chang me propuso que empezáramos a cuidar de los
inmigrantes chinos. Aquello fue el comienzo de la obra entre los hermanos de habla china en los
Estados Unidos. En vista de la situación actual, creo que los hermanos caucásicos deben considerar
la forma de traer otros de su raza al recobro del Señor. Si no hacemos esto, sería una vergüenza.

Recientemente tuve un profundo pensamiento de que la razón por la que hemos ganado tan pocos
angloamericanos estos últimos años puede ser que en nuestras reuniones tenemos un alto
porcentaje de personas de otras razas. No practicamos la separación de las razas como lo hacen
algunas denominaciones. Sin embargo, debido a que estamos en los Estados Unidos, la mayoría de
los santos en las iglesias locales deberían de ser caucásicos. Las otras razas deben ser una minoría.
Si el porcentaje de personas de otras razas en las reuniones es demasiado elevado, será difícil que
los caucásicos sean atraídos al recobro. Por lo tanto, tenemos que hallar la forma de llegar a la
comunidad caucásica. Tenemos una enseñanza sana, pero no tenemos una práctica sana. Tenemos
que considerar de nuevo nuestra situación. Me gustaría hacer el esfuerzo necesario para ganar al
pueblo caucásico. Todos los hermanos y hermanas de este grupo étnico deben tener la carga y
considerar qué hacer para abrirle un camino al Señor.

Aun entre el pueblo de habla china, no hemos producido el fruto satisfactorio. El número de
hispanohablantes de algunas de las iglesias de los Estados Unidos tampoco ha sido el que debiera.
Por consiguiente, tenemos que considerar de nuevo nuestro camino.

Algunos de los santos chinos salieron por un tiempo a tocar puertas y no obtuvieron nada de fruto.
Finalmente, llegaron a la conclusión de que el camino de tocar puertas no produce resultados. Por
favor, permítanme decir que no es el tocar a las puertas lo que no produce resultados; lo que ocurre
es que no perseveramos en hacerlo hasta que produzca resultados. Si tocar a las puertas no
produce resultados, ¿entonces cómo es que los mormones y los testigos de Jehová tienen tanto
éxito al hacerlo? Según las estadísticas de este último siglo, estos dos grupos heréticos han tenido
una tasa de crecimiento muy alta. El factor de su éxito es que salen a tocar a las puertas.

La mejor manera de
reunir a los santos en grupo

Puesto que tenemos caucásicos, chinos, hispanos, coreanos y otros grupos étnicos en la vida de
iglesia, tenemos que afrontar un verdadero problema que no tienen en otras partes del mundo:
cómo agrupar a los hermanos. No podemos ocuparnos de una raza y descuidar las otras. Debemos
hallar la manera de cuidar de las diferentes razas y de las personas de diferentes orígenes étnicos.
En nuestra práctica actual de juntar a todas las razas, si traemos a nuestras reuniones personas
nuevas del pueblo caucásico, especialmente personas de mediana edad con niños, es posible que se
desanimen en la primera reunión. Tal vez decidan que no les gusta nuestra iglesia, y que prefieran
buscar una iglesia entre caucásicos. Este es un verdadero problema para nosotros. Ahora vamos a
tener un nuevo comienzo. En lo que hemos reflexionado acerca de la manera de formar los grupos,
tenemos que prestar atención principalmente a los caucásicos. Nuestra deficiencia pasada en
cuanto a ganar personas de origen europeo, puede ser causada por la forma en que agrupamos a
los santos de otras razas con los caucásicos. Es posible que esto nos haya traído pérdidas. Al formar
los grupos, tal vez no hayamos sido sabios al agrupar a los chinos y a los hispanos con los
caucásicos. Finalmente, nuestras circunstancias pueden forzarnos a agrupar a los caucásicos y
pedirles que no vayan a otras razas, sino solamente a las comunidades de caucásicos para ganar a
éstos.

Otro problema es éste: después de ganar a los caucásicos, ¿a dónde los vamos a llevar? Me gustaría
hacerlos pensar a todos ustedes para que consideren estas cosas. También necesitamos orar
específicamente por estas cosas. No debemos repetir vanas oraciones, sino que debemos decirle al
Señor exactamente lo que deseamos que El haga por Su recobro. Al comprender nuestra situación,
nuestras circunstancias y la condición de nuestra obra, debemos orar así: “Señor, no tenemos
sabiduría. No sabemos cómo proseguir. Estamos a punto de estancarnos. Con todas las diferentes
razas que hay entre nosotros, ¿cómo debemos seguir adelante? No tenemos forma alguna. Una
cosa sí sabemos, que nos es muy difícil ganar a los caucásicos, y que nos es aún más difícil
retenerlos. Quisiéramos saber cómo afrontar la situación”.

Aunque algunos caucásicos han sido traídos a nuestras reuniones, pocos han permanecido.
Algunos de los jóvenes sí han permanecido, pero en general la gente de mediana edad no se queda.
Según lo que he observado, ellos piensan que no hay algo lo suficientemente interesante que los
haga quedar. Ellos no han llegado al punto de buscar al Señor según la verdad profunda que hemos
compartido. Los tesoros que tenemos parecen estar escondidos en la tierra. Aunque tal vez se
reúnan con nosotros varias veces, parece que no ven nada de estos tesoros. En nuestras reuniones
no tenemos la atmósfera apropiada ni la manera de presentarles los tesoros. Parece haber muy
poco en nuestras reuniones que les atraiga o que despierte su interés. Estoy seguro de que los
angloamericanos deben ser hallados y cuidados por sus compatriotas. Este principio debe
establecerse entre nosotros.

Por consiguiente, tenemos que considerar de nuevo nuestro método. No podemos estar conformes,
siguiendo en lo mismo otro año. En el recobro hoy es necesaria una verdadera batalla; hay una
gran necesidad. El camino que hemos visto es correcto. El problema radica en que nosotros
mismos no tenemos claridad en cuanto a la práctica. Hablar de agrupar a los santos es fácil, pero
hallar la manera apropiada de hacerlo es difícil. Por lo tanto, debemos orar por esto. Espero que
todos los santos tomen la carga de orar por esto. Esta es una gran necesidad en nuestro medio hoy.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE DOS

LA PRACTICA DE LAS REUNIONES DE GRUPO


SEGUN LA MANERA ORDENADA POR DIOS

Tengo mucha carga por la iglesia en Anaheim en cuanto a la práctica de las reuniones de grupo. En
1984 cuando fui a Taiwán, lo primero que traté fue las reuniones de grupo. En mi ministerio acerca
de este asunto dije que podemos olvidarnos de los cielos y la tierra, pero no de las reuniones de
grupo. También les dije a las iglesias que el ochenta por ciento de la vida de iglesia depende de las
reuniones de grupo.

Las reuniones de grupo como parte de la manera ordenada por Dios, se ven claramente en la
revelación del Nuevo Testamento. La iglesia nació el día de Pentecostés. Según Hechos 2:46, los
creyentes que acababan de ser salvos empezaron a reunirse en sus hogares. Hechos 2:46 usa la
frase de casa en casa (lit.). Según el griego, esta frase significa que los creyentes se reunían por
casas, usando la casa como unidad básica de reunión. Esto implica que dondequiera que había un
hogar de un creyente, allí había una reunión. El número de hogares era el número de reuniones de
creyentes. Por consiguiente, el Nuevo Testamento indica que cada uno de nosotros debe tener una
reunión en su hogar. Por supuesto, las reuniones de hogar no deben constar solamente de nuestra
propia familia; deben incluir también a otros. Las Epístolas de Pablo indican que en algunas
localidades la iglesia se reunía en un hogar (Ro. 16:5; 1 Co. 16:19; Col. 4:15; Flm. 2).

El Nuevo Testamento también nos muestra que además de tener las reuniones de grupos en los
hogares, toda la iglesia debía reunirse en un solo lugar (1 Co. 14:23). Estas dos clases de reuniones
—las reuniones de grupo en los hogares y las reuniones en las cuales toda la iglesia se reúne en un
solo lugar— son como las dos alas de un avión. Con una sola ala el avión no puede volar. Las
reuniones de grupo en los hogares son un “ala”. Y la reunión de toda la iglesia es la otra. Sin
embargo, debemos ver que las reuniones de grupo son más fundamentales. Sin las reuniones de
grupo es difícil obtener el aumento de la iglesia. Sin las reuniones de grupo que traen miembros
nuevos, no podríamos reunirnos como la iglesia en su totalidad. Aunque la iglesia en Anaheim ha
existido desde 1974, el número de hermanos de habla inglesa que se reúnen cada día del Señor es
de aproximadamente ciento cincuenta. Este número es demasiado pequeño. La falta de
crecimiento entre nosotros se debe principalmente a la deficiencia que hay en las reuniones de
grupo en los hogares de los santos.

NUESTRA DESESPERADA NECESIDAD DE PRACTICAR


LAS REUNIONES DE GRUPO SEGUN LA NUEVA MANERA

Durante más de siete años he dado muchos mensajes acerca de la práctica de las reuniones de
grupo (véase El ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, mensajes 23-30, y The
Practice of the Group Meetings [La práctica de las reuniones de grupo], publicados por Living
Stream Ministry). En esos mensajes me basé en la Biblia para transmitir la visión y la revelación a
este respecto. También di instrucciones detalladas acerca de la manera de conducir las reuniones
de grupo. Durante este período no hice nada directamente para dar comienzo a la práctica de las
reuniones de grupo, pues confiaba en que muchos santos comenzarían a hacer esto. Tenía la
certeza de que los ancianos, los colaboradores y los santos que tienen un búsqueda seria tomarían
lo que yo compartí, y que se reunirían para practicar y aprender a conducir las reuniones de grupo.
Todos estos santos son muy aptos; si ellos practicaran esto, con seguridad tendrían éxito. Aunque
he estado esperando ver esto en Anaheim desde abril de 1989, según la situación actual, casi nadie
se ha levantado para poner en práctica las reuniones de grupo según la nueva manera. Algunos de
los santos tienen cierta especie de reunión de grupo, pero esas reuniones son conducidas según la
manera vieja. Dichas reuniones tiene su utilidad, pero tengo que decir que la manera en que se
llevan a cabo no tiene mucho impacto. Esa no es la manera que nos muestra la Biblia. Nuestra
desesperada necesidad hoy es practicar las reuniones de grupo según la nueva manera. Sin esto es
muy difícil que obtengamos crecimiento alguno.

Para practicar la manera ordenada por Dios necesitamos las reuniones de grupo. Me alegro de ver
que un buen número de santos hayan permanecido fieles al recobro del Señor en los últimos ocho
años de mi ministerio, en los cuales he compartido acerca de la manera ordenada por Dios. No
obstante, las iglesias necesitan “sangre nueva”, es decir, miembros nuevos. Solamente podemos
traer miembros nuevos a la iglesia por medio de las reuniones de grupo.

APRENDEMOS AL HACERLO

Entiendo que muchos de los santos tienen el deseo de practicar las reuniones de grupo según la
nueva manera, pero no lo han hecho porque piensan que no saben hacerlo. Sin embargo, déjenme
decirles que ellos no saben hacerlo porque no lo han hecho. Si ellos lo hicieran, sabrían cómo
hacerlo. Es un hecho que aprendemos a hacer las cosas haciéndolas. Si no tocamos cierta cosa, no
la conoceremos. Es sólo cuando nos metemos en algo, que llegamos a conocerlo. Hay muchas cosas
comunes y corrientes que no sabemos hacer sencillamente porque nunca las hemos hecho. Si las
hiciéramos, aprenderíamos mientras las hacemos.

FORMAMOS LOS GRUPOS MEDIANTE LA ORACION

Tengo la carga de enseñarles con lujo de detalles la manera de formar los grupos y la manera de
practicar las reuniones de grupo, igual que un profesor de inglés les enseña a sus alumnos las
primeras letras. Sin embargo, no puedo hacer esto con toda la iglesia. No creo que toda la iglesia
esté preparada para esto. Pero creo que algunos santos sí lo están.
Para formar los grupos según la nueva manera no hay necesidad de modificar ninguna de las
reuniones actuales de la iglesia ni las reuniones de grupo. Podemos dejar que continúen como
hasta ahora, sin tratar de cambiarlas ni de ponerles fin. Si deseamos empezar una reunión de
grupo, debemos orar primero. No se debe hacer nada sin orar primero. Debemos hacerlo todo por
medio de la oración y en conformidad con ella. En nuestra oración, podemos decir: “Señor, tengo
la carga de tener una reunión de grupo. Señor, trae las personas. No puedo tener una reunión de
grupo yo solo. Necesito por lo menos unas cuantas personas”. Para formar un grupo, uno no
necesita un gran número de personas; tres o cinco son suficientes. Después de que usted ora al
Señor, es posible que El le diga que vaya y tenga comunión con cierto hermano. Mientras usted va
a ver a ese hermano, debe orar diciendo: “Señor, ¿qué le debo decir?”. Háganlo todo con oración;
esto cambiará las cosas.

Si el hermano consiente y se une a usted, debe orar una vez más: “Señor, ¿qué debemos hacer?
Este hermano desea unirse a mí. ¿Qué debemos hacer?”. En esta situación usted debe orar y no
dominar al otro hermano diciéndole lo que debe hacer. Más bien pregúntele: “Bueno, ya que has
expresado tu deseo de unirte a mí, ¿qué debemos hacer?”. Tal vez el otro hermano proponga que se
reúnan los dos al día siguiente para orar y tener comunión. A partir del momento en que él dice
que sí quiere unírsele y usted le responde preguntándole qué deben hacer, ustedes dos estarán
unidos orgánicamente en el Espíritu. Su relación no será la misma de antes. Inmediatamente el
Espíritu Santo confirmará esto, haciendo de los dos uno solo. Ustedes dos se amarán más que
antes. Entonces usted aprenderá de él, y él de usted.

Después de orar juntos, es probable que en pocos días el Señor los guíe a ponerse en contacto con
un tercer hermano. Por medio del contacto que ustedes tienen con él, como resultado de la oración,
es posible que él se les una. Ahora tienen un grupo de tres. Les aseguro que si forman su grupo así,
todo el que se una al grupo al instante vendrá a ser uno con ustedes orgánicamente.

No hagan nada según el concepto natural. Háganlo todo con oración. Es posible que el Señor los
guíe a ponerse en contacto con otro. Quizá éste viva a gran distancia de usted, y usted le diga al
Señor que él vive demasiado lejos. Sin embargo, ése es su propio concepto; en lugar de dejarse
guiar por su concepto, usted debe seguir la dirección que recibió del Señor en oración. En una
semana o diez días puede ser que usted se comunique con cuatro o cinco santos que estén de
acuerdo en unirse con usted en un grupo. Este modo de agruparse es diferente del arreglo o la
asignación hecha por los ancianos, y también difiere de la manera de formar grupos según la
geografía o el vecindario. De hecho, son necesarios tanto el camino de la oración como el de la
designación, para la formación de los grupos. En futuros mensajes voy a hablar más acerca de la
manera de formar los grupos.

NOS ABRIMOS A LOS DEMAS MIEMBROS DEL GRUPO

Antes de que tenga cuatro o cinco, es posible que usted ya tenga dos o tres. Ustedes dos o tres
deben reunirse a orar, y empezar a conocerse mutuamente. Aunque se hayan reunido en la misma
iglesia por años, quizá usted ni sepa cuántos hijos tiene otro miembro. También es probable que
usted ni sepa que la esposa de uno de los hermanos ha estado enferma por un largo tiempo. Si
ustedes estuvieran practicando las reuniones de grupo en la debida forma, en la misma hora que
uno de los miembros del grupo se enfermara, los demás se enterarían de ello. Al reunirnos en
grupo, lo primero que hacemos es conocernos mutuamente. Cuando nos reunamos debemos
averiguar la situación de cada uno de los miembros del grupo. Quizá digamos que nos conocemos
mutuamente, pero en realidad ése no es el caso. Cuando uno de los miembros de nuestra familia se
enferma, tal vez evitemos decírselo a otros. Tal vez digamos que todos en la casa están bien, cuando
en realidad algunos no lo están. En lugar de hacer eso, debemos ser francos y presentar nuestra
situación a los demás, sin esconder cosas.

Después de sincerarnos los unos con los otros acerca de nuestra situación, debemos orar los unos
por los otros, y cuidarnos y ayudarnos mutuamente. Este es un paso que va más allá en la práctica
de las reuniones de grupo. Debido a que no hemos sido francos los unos con los otros, y no nos
cuidamos mutuamente, hemos perdido el impacto. Si ustedes practican la nueva manera,
inmediatamente tendrán el impacto. Cuando ustedes formen un grupo, no deben salir al día
siguiente a visitar gente y a tocar en puertas nuevas, sino que los miembros del grupo deben orar
juntos. El Señor es viviente y verdadero. El está con nosotros; pero El no nos respalda en la vieja
manera. En la vieja manera El ni es viviente ni es real para nosotros, porque nosotros no tomamos
Su camino orgánico. Cuando nos reunimos para tener comunión, no somos totalmente francos con
los demás. Es por esto que ha habido poco fruto en nuestra comunión. Da la impresión de que el
Señor no está con nosotros o que está con nosotros sólo en parte. El Señor sí nos concede Su gracia
y El es muy amplio y nos cuida; pero eso no quiere decir que está satisfecho con nosotros. El se
alegra con nosotros al grado en que estemos abiertos a tener comunión con los demás miembros.

Tenemos poco impacto porque nunca hemos sido francos en nuestra comunión con los demás
miembros. Cuando salimos a tocar a las puertas, hasta los incrédulos pueden notar que entre
ustedes dos o tres hay conflictos. No es necesario que ustedes lo digan; ellos pueden percatarse de
que ustedes tienen problemas. Eso reduce el impacto. Pero si ustedes son realmente uno, los
incrédulos también pueden percibir esto. Puede ser que digan para sí: “¡Qué maravilloso es ver que
estas tres personas son uno. En toda mi vida jamás había visto nada semejante”. Ese es el impacto.
Cuando hay tanta unidad e impacto, sin lugar a dudas los incrédulos tomarán la decisión personal
de unirse a ustedes. Quizás ellos no entiendan claramente lo que ustedes predican, pero después de
que ustedes se vayan, dirán ellos entre sí: “Esta gente es sincera. Ellos dicen lo que creen, y hablan
lo que son”. Después del día de Pentecostés, los creyentes no empezaron a practicar
intencionalmente algún tipo de comunismo. De haberlo hecho, habría sido una vergüenza para
ellos. Sin embargo, ellos tenían todas las cosas en común (Hch. 2:44-45; 4:32) para mostrarle a
todo el universo, y aun a los demonios, a los ángeles, al Señor y a Satanás, que ellos eran
verdaderamente uno. Espontáneamente tuvieron impacto (5:12-14).

CONSIDEREMOS DE NUEVO LA MANERA EN QUE VISITAMOS A OTROS


LLEVANDOLES EL EVANGELIO

Necesitamos calibrar la manera en que bautizamos a los nuevos. Después de que alguien es salvo,
ustedes no deben bautizarlo inmediatamente. Además, si es posible ustedes deben evitar bautizarlo
en la bañera. Bautizar a alguien en la bañera no es ni elegante ni distinguido. Reconozco que esto
difiere de lo que he enseñado antes. Les dije desde el comienzo que soy como un científico en el
laboratorio. Estoy estudiando para poder descubrir la manera óptima de practicar la manera
ordenada por Dios. Basados en lo que practicamos antes en Taipéi, aprendimos que esto de
bautizar inmediatamente a la gente debía ser considerado con más detenimiento. Fueron tantas las
personas que bautizamos allí, que no pudimos cuidarlas adecuadamente. No es normal que una
madre dé a luz quince hijos en un solo parto. En Taipéi tratamos de bautizar toda la gente que
pudiéramos en el menor tiempo posible. Al final bautizamos treinta y ocho mil personas, pero
perdimos tal vez treinta y cinco mil de éstas porque no les cuidamos como debimos. Descubrimos
que esta clase de práctica no era muy eficaz. Si setecientos santos hubiesen bautizado solamente
tres mil personas en ocho meses, con seguridad cada una de ellas habría sido cuidada como es
debido.
Después de buscar al Señor en oración pidiéndole que les guíe en la formación de su grupo, ustedes
deben orar mucho en cuanto a qué persona deben visitar y llevarle el evangelio. Creo que el
Espíritu Santo les guiará a cuidar de sus amigos íntimos y de sus familiares primero. Ustedes
también deben orar acerca de cuál de los tres o cinco miembros del grupo debe ir y tener contacto
con sus amigos y parientes. El Señor les guiará.

La primera vez que ustedes salgan a tener contacto con otras personas, no deben hablarles mucho
del Señor. Si ustedes hablan mucho del Señor o de la Biblia, es posible que ellos piensen que
ustedes son demasiado religiosos. Es posible que no les guste la idea de llegar a ser tan religiosos
como ustedes. En las primeras ocasiones que tengan contacto con ellos, ustedes deben darse a
conocer y ganarse la amistad de ellos. Después de dos o tres encuentros, el Espíritu quizá le dé la
indicación de que ellos los han aceptado. Entonces ustedes pueden hablar francamente acerca del
Señor. Aun en esta ocasión, no deben pedirles precipitadamente que oren. Esperen hasta la
siguiente vez que hablen. Avancen lentamente, paso por paso. Si en un lapso de un mes después de
formar un grupo ustedes pueden hacer que una persona sea salva, esto será maravilloso.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE TRES

COMUNION ACERCA DE LA PRACTICA


DE LOS GRUPOS VITALES

Oración: Señor, gracias por Tu misericordia. Gracias que Tú nos has expuesto, que nos has
mostrado nuestra falta, y que nos has mostrado lo que Tú necesitas. Señor, te agradecemos por
todas estas cosas, pero todavía seguimos ignorantes en cuanto a la apropiada experiencia de las
reuniones de grupo. Todavía seguimos acudiendo a Ti. Muéstranos Tu camino. Muéstranos cómo
encarar la situación y cómo suplir la necesidad actual. Necesitamos Tu sabiduría. No queremos
hacer nada por nosotros mismos, por nuestra propia sabiduría, o solos. Estamos en temor y
temblor ante Ti. No queremos decir nada por nosotros mismos. Señor, sálvanos y rescátanos de
cometer errores. No queremos descarriarnos. Señor, cúbrenos contra las estratagemas del diablo.
Queremos ser preservados, y deseamos ser guardados. Señor, cúbrenos, danos un entendimiento
claro y un espíritu abierto sin prejuicios o pizca de opinión. No queremos ser dogmáticos. Señor,
cúbrenos de todas estas cosas para que podamos tener una comunión clara, pura e incluso
purificada para que nos puedas mostrar Tu camino. Amén.

LA HISTORIA EN CUANTO A
LAS REUNIONES DE GRUPO

En este mensaje tendré comunión con ustedes acerca de algunos puntos que hemos visto en la
historia. El Nuevo Testamento nos muestra claramente que en el principio de la vida de iglesia las
reuniones fueron primero en los hogares (Hch. 2:46; 5:42). El hecho de que los santos se reunían
en sus hogares indica claramente que ellos se reunían en grupos. Había un grupo en cada casa. Las
reuniones grandes eran necesarias, pero no todos los días. La necesidad diaria era las reuniones de
grupos.

El registro del Nuevo Testamento no define tan bien las reuniones de grupos como nos lo es
revelado hoy. Tal vez la razón sea que la revelación divina es siempre liberada después de las
experiencias del pueblo de Dios. Primero viene la experiencia del pueblo de Dios; luego la
revelación de Dios le sigue. No hay ningún ejemplo en toda la Biblia que muestra que la revelación
de Dios viene antes de la experiencia de Su pueblo. Dios llamó a Abraham, pero si Abraham no
hubiera seguido adelante, la revelación divina no habría venido a él. Todas las revelaciones de la
Biblia vinieron debido a que el pueblo de Dios continuó con sus experiencias. Por haber seguido
con Dios, Abel, Enoc y Noé, Dios pudo revelar algo a través de cada uno de ellos.

Al final del Nuevo Testamento la iglesia había existido sobre la tierra por menos de un siglo. El
último libro de la Biblia, el libro de Apocalipsis, fue escrito aproximadamente en el año 90 d. de C.
En ese tiempo la iglesia no tenía mucha experiencia, así que la revelación se detuvo allí. Sin
embargo, según el registro celestial, el libro de los Hechos aún continúa; nunca se ha detenido.
Después del libro de los Hechos, muchos siglos de historia de la iglesia han pasado. En toda esta
continuación de la iglesia podemos ver algo más.

Cuando el hermano Nee fue levantado, él comenzó la primera reunión de la iglesia en 1922. Esa
primera reunión de la iglesia ciertamente fue un grupo pequeño. Yo no estuve allí en los primeros
diez años de nuestra historia en el recobro, desde 1922 hasta 1932, pero cuando entré en la obra, el
hermano Nee me dio los detalles concernientes a esos diez años. En los primeros cuatro o cinco
años el número de los asistentes aumentó. Este aumento fue debido a la práctica espontánea de las
reuniones de grupo. Al principio no había reuniones grandes. Pero después de diez años la
situación cambió. Desde febrero de 1927 hasta 1932 la iglesia en Shanghái aumentó a cien. Después
que llegaron a ser cien, la tasa de crecimiento fue muy baja.

En 1933 comencé a servir en Shanghái. Con el tiempo, el hermano Nee me encomendó la


responsabilidad por la iglesia y la obra. Por un lado, yo estaba muy ocupado, pero por otro, desde
el punto de vista de hoy, yo no estaba muy ocupado. Primero que todo, di un mensaje en el día del
Señor. En aquel tiempo lo principal era el mensaje dominical de la mañana. Si el mensaje era
bueno, la reunión era un éxito; si el mensaje no era bueno, la reunión era un fracaso. Gracias al
Señor, en alguna medida los mensajes que di fueron exitosos. Cada día del Señor a la mañana yo
daba un mensaje. La gente y el hermano Nee estaban contentos. Yo también estaba contento.
Cuando era joven, concentraba todo mi ser en el hablar. Hoy no puedo hablar así. En aquel tiempo
yo no necesitaba un micrófono. Hablaba por una hora y diez minutos, y todo mi cuerpo quedaba
exhausto. Consecuentemente, necesitaba todo el siguiente día para descansar. Por lo tanto, los
lunes estaba bastante libre.

La segunda cosa que hacía era cuidar de las reuniones semanales, principalmente la reunión de
oración y la reunión de hermanos. La reunión de hermanos tenía como fin practicar 1 Corintios 14.
Puesto que todos los hermanos eran sacerdotes, la reunión no tenía un dirigente ni un clérigo.
Aunque no se me había encomendado el liderazgo en esa reunión, inconscientemente tomaba el
liderazgo.

La tercera cosa que hacía era visitar a la gente. Aunque raramente salía para visitar a la gente, y la
gente raramente venía a mí por comunión, de todos modos visitaba, tenía comunión y me ponía en
contacto con los santos. También me preocupé por la correspondencia.

Al estudiar la historia pasada y nuestra situación actual, me he dado cuenta que si hubiésemos
tenido las reuniones de grupo en 1933, podríamos haber ganado mucha más gente en ese
momento. Esto nos habría mantenido muy ocupados.

LA HISTORIA DE LA VIDA DE REUNION EN CHINA


Y LA PRACTICA DE LAS REUNIONES DE GRUPO
EN TAIWAN DESDE 1949 HASTA 1954
Conforme a nuestra historia, siempre que una iglesia llegó a los cien asistentes, la tasa de
crecimiento se redujo. Esto se debe a que después de llegar a ese número, el principio de reunirse
en grupos fue anulado. Comenzamos a confiar en las reuniones grandes y empezamos a
sostenerlas, mantenerlas, enriquecerlas y elevarlas. Todo apoyaba las reuniones grandes. Esto está
totalmente en contra del principio bíblico. El crecimiento no viene por las reuniones grandes.
Cuando hay un muy buen orador espiritual, la asistencia a las reuniones grandes aumentará. Pero
cualquier grupo cristiano que dependa de tal orador sufrirá una gran pérdida al morir el orador.
Ese no es el camino del Señor.

En China, antes de que yo fuera a Taiwán, no teníamos reuniones de grupo. Llamábamos a algunas
reuniones pequeñas “reuniones de hogar”, pero en realidad ésas no eran reuniones de grupo.
Después que comenzamos la obra en Taiwán, empezamos a practicar bastante las reuniones de
grupo. Cuando fuimos por primera vez a la isla de Taiwán desde China, el número de santos en
toda la isla era de trecientos a quinientos. Sin embargo, en tan sólo cinco años, desde 1949 hasta
1954, el número total de santos en la isla llegó a los cuatro mil. Fue en ese punto cuando el
hermano T. Austin-Sparks fue invitado para que nos visitara. Durante su visita varios
colaboradores jóvenes bajo mi entrenamiento fueron influenciados negativamente por él. Y esto
causó un tumulto entre nosotros. Después del tumulto, por el año 1958, la práctica de las reuniones
de grupo casi cesó, y la tasa de crecimiento fue muy reducida. La tasa de crecimiento que
experimentamos desde 1949 hasta 1954 nunca se pudo recuperar, ni siquiera hoy.

LA FORMACION DE LAS REUNIONES DE GRUPO

Debemos darnos cuenta que nuestro destino depende de cómo tener reuniones de grupo. Si no
practicamos las reuniones de grupo, nuestra tasa de crecimiento permanecerá muy baja. Tal vez
estemos muy ocupados cada día en muchas cosas, aun con reuniones aquí y allí, pero será casi en
vano porque el crecimiento será menos del diez por ciento al año. Es por esta razón que debemos
esforzarnos para formar las reuniones de grupo.

Desde ahora pondré en práctica mi obra en una manera muy diferente a la que practicaba en los
pasados siete años y medio. En aquellos años, yo era el entrenador que daba instrucciones a los
santos y enseñaba los principios pero nunca los practicaba yo mismo. Al haber observado la
situación, me he dado cuenta de que si no practico, va a sernos difícil tener un comienzo concreto.
Yo acudo al Señor para que nos pueda dar un nuevo comienzo.

Esta nueva práctica no entrará en conflictos con la presente vida de iglesia o la presente manera.
Los santos no necesitan dejar de ir a las reuniones de oración o a otras reuniones. Ellos deben
seguir asistiendo a todas las reuniones regulares. Pero además de las reuniones regulares de la
iglesia, existe la necesidad de que algunos tomen la carga y formen nuevos grupos.

Para formar nuevos grupos, primero se debe orar, pidiéndole al Señor por un compañero. Si usted
ora, el Señor tal vez lo guíe a ir al hermano sentado al lado suyo. Al ir a él para decirle lo que
quieres, el Espíritu puede confirmar tu obra y le inspire para unirse a ti. Luego los dos serán un
grupo. Lo primero que los dos deben hacer en su reunión de grupo es estar muy unidos en espíritu
y en su ambiente.

LOS PASOS SON TENER UNA COMUNION INTIMA,


ORAR Y VISITAR A OTROS EN LA PRACTICA
DE LAS REUNIONES DE GRUPO
Hoy, en la vida de iglesia a menudo suponemos que nos conocemos mutuamente. A decir verdad,
yo no conozco a muchos de los hermanos. No sé el nombre de muchos de los santos. En algunos
casos, sé el primer nombre, pero no el apellido. Tal vez sepa el nombre de algunos de los santos,
pero no sé cuantos niños tienen. Esto demuestra el hecho de que no tenemos una comunión íntima
y abierta los unos con los otros. Debemos tomar la carga de formar reuniones de grupo en una
nueva manera. Primero, conforme a la guía del Señor, usted tiene que conseguir algunos
compañeros. Usted y sus compañeros deben conocerse totalmente. Usted debe saber la edad de
cada compañero, el nombre de su esposa, la cantidad y edad de sus hijos, a cuál escuela asisten, y
demás. En otros mensajes he dicho que la primera cosa en la reunión de grupo es la comunión para
que todos los miembros del grupo se conozcan mutuamente en una forma diaria.

Puede ocurrir que la esposa de cierto hermano esté enferma, pero no muchos de los hermanos
estén enterados de esto por no tener la comunión en una reunión de grupo. Si estuviéramos en una
reunión de grupo, la primera cosa que yo preguntaría sería cómo están los demás miembros del
grupo. En el pasado encubríamos nuestra verdadera situación, sin permitir que otros supieran cuál
era nuestra situación. Cubríamos nuestra situación y fingíamos ser otra cosa. Nos engañábamos a
nosotros mismos por tal práctica, y también engañábamos a otros. Como resultado, no conocíamos
la situación del otro. Suponíamos conocernos mutuamente; en realidad, estábamos separados. En
esta clase de situación es imposible estar en unanimidad con un impacto verdadero. Era por esto
que cuando salíamos a visitar a la gente, ellos podían descubrir fácilmente que no éramos uno.
Para ser unánimes y tener el impacto, debemos conocernos mutuamente en una forma íntima por
medio de la comunión.

Al formar un grupo, el primer paso es conseguir un compañero. El segundo paso es orar y tener
comunión juntos a fin de conocerse mutuamente en una forma abierta e íntima. Usted puede orar:
“Señor, ¿cuál es el próximo paso que Tú quieres que tomemos?”. Cuando usted le hace tal pregunta
al Señor, le aseguro que El no le dirá que salga a visitar gente. Digo esto basado en mi estudio de la
nueva manera en los pasados siete años y medio. Si usted se reunió con su compañero anoche, y se
reúnen de nuevo esta mañana, lo primero que debe hacer es dejar que su compañero sepa lo que le
sucedió a usted entre anoche y esta mañana. En esta manera, usted y su compañero mantienen un
conocimiento abierto de uno para con el otro. Como resultado, serán uno, y habrá un verdadero
amor y cuidado entre ustedes. Puede ser que el Señor los guíe a conseguir otros cuatro o cinco
compañeros.

Después de esto, el Señor tal vez los lleve a orar por un tiempo. En ese tiempo no salgan; sólo oren.
Después de orar por dos semanas, puede ser que estén listos, y el Señor tal vez los guía a visitar a la
gente. Durante el período de oración, deben orar, pidiéndole al Señor que los guíe a los que deben
visitar. El Señor puede guiarlos a estudiar no solamente sus propios parientes, vecinos,
compañeros de clase, amigos y compañeros de trabajo, sino también a los conocidos cercanos de
los otros miembros del grupo. El Señor les mostrará aquellos que necesitan ser visitados. Esto es
tocar puertas cálidas. Al ir, no vayan por sí mismos o según su sentimiento. No deben ir conforme a
su propia decisión; más bien, deben ir por el grupo. Cuanto mucho, podrían ir dos o tres del grupo,
pero a fin de saber quién debería ir, necesitan estudiar a sus candidatos y orar.

INSTRUCCIONES PRACTICAS
PARA VISITAR A LA GENTE

Las instrucciones que doy ahora en relación a la nueva manera son diferentes a las que di en
Taiwán. En Taiwán les dije que visitaran a otros y los bautizaran inmediatamente. Pero hoy ya no
los aliento a que bauticen a la gente en una forma rápida. También, cuando visitan a la gente, no
les hablen inmediatamente de la Biblia, Dios, Cristo, o la salvación. Si lo hacen, la gente pensará
que ustedes son muy religiosos y que ellos no pueden llegar a su nivel. Ellos pueden llegar a ser
amedrentados por su entusiasmo. En su primera visita a alguien que les ha sido encomendado, no
permanezcan mucho tiempo; cuanto más corta la visita, mejor. Una corta visita le dará al visitado
una buena impresión, para que pueda aceptar otra visita. No arruinen la imagen de la primera
visita. En la primera visita, no hablen mucho acerca de cosas espirituales.

Al ir de visita una segunda o tercera vez, pueden empezar a decir algo de Cristo. Necesitarán ir
algunas veces antes de poder salvar a una persona. El principio es: cuanto más lento, mejor; cuanto
más lento, será más seguro. Cuanto más lento el ritmo, más seguros estarán de que podrán ganar a
esa persona.

Hemos dicho que si pudiéramos ganar un fruto verdadero al año a través de nuestro contacto, eso
sería una gran cosa. Incluso sería posible ganar una persona cada tres meses. Por lo general, los
que sean ganados así pueden llegar a permanecer.

El bautismo también no debería ser hecho inmediatamente. Traten de evitar bautizar a la gente en
las bañeras. Esto no significa que no se puede hacer; pero depende de la situación. En realidad,
cualquier lugar donde haya agua, como el bautisterio, la bañera, la piscina, el río, o el océano, es
bueno para bautizar a la gente, pero cuando ustedes salen para visitar a la gente en una forma
regular, no necesitan bautizarlas a las corridas.

Cuando una persona es salva, sería mejor no hablarle inmediatamente de la iglesia. Deberían
continuar reuniéndose en su casa o en una reunión de grupo. Luego, según la guía del Señor,
hablen con esa persona acerca de la iglesia y tráiganla a la reunión de la iglesia.

REUNIONES ESPECIALES PARA LOS NUEVOS

También propondría, si fuese posible, que la iglesia estableciera reuniones especiales para los
nuevos periódicamente, una para los de habla inglesa, otra para los de habla china y otra para los
de habla española. Ustedes pueden traer a sus nuevos a las reuniones especiales. Varios grupos
pueden traer a sus nuevos a estas reuniones. En esa reunión especial, lo primero que hay que hacer
es darles un mensaje corto acerca del bautismo y bautizar a los nuevos. Al ser bautizados en un
bautisterio con varias personas a su alrededor, sentirán la solemnidad. Debería haber una
celebración alegre con muchas alabanzas al Señor por su bautismo. Todos deben darle la mano a
los recién bautizados. Después de esto ustedes pueden tener la mesa del Señor con todos los
bautizados y hablarles acerca de la mesa del Señor. Si practicamos esta manera, ciertamente
podremos traer estadounidenses a la vida de iglesia.

En la práctica de las reuniones de grupo, tanto como se pueda, hay que tratar de no agrupar a los
santos de habla inglesa con los santos de habla china. Incluso si hay alguien que no es del tipo
caucásico, pero puede ser estadounidense en principio, ya sea por haber nacido en los Estados
Unidos, o porque habla el típico inglés americano, o porque está casado con un estadounidense.
Este es sólo un principio; no es algo absoluto. Cualquier manera que resulte exitosa la usaremos.
En principio, todos los hermanos y hermanas de habla inglesa deberían reunirse entre sí. Deberían
salir a visitar a los estadounidenses, no a los chinos, o a los hispanos. La tasa de crecimiento entre
los chinos puede ser más elevada que la que hay entre los estadounidenses. Por ejemplo, tal vez
podamos ganar diez nuevos entre los chinos en dos semanas, pero tal vez lleve tres meses para
ganar a dos estadounidenses. Aun así, valió la pena la labor. Dejen que los santos chinos se reúnan
y visiten a los chinos. Dejen que los santos hispanos visiten a los hispanos y que los santos
coreanos visiten a los coreanos.
En una iglesia grande que tiene la reunión para los de habla china, también debería haber una
reunión de bautismo para los chinos en la manera que ya describí. Al principio, no será una
reunión semanal. Pero con el tiempo, tal reunión especial para bautismo y la práctica de la mesa
del Señor con los nuevos debería ser semanal. En un lugar donde sólo hay un bautisterio, las
diferentes reuniones por los diferentes grupos podrá ser listado para diferentes horarios. Desde
luego, ésta es sólo una idea general; necesitamos orar por los detalles.

LA NECESIDAD DE PASTOREAR Y
ENSEÑAR EN LAS REUNIONES DE GRUPO

Conforme al Nuevo Testamento hay apóstoles, profetas, evangelistas, y pastores y maestros (Ef.
4:11). A largo plazo las reuniones de grupo necesitarán un pastoreo y enseñanza espiritual especial.
Después de algunos meses un grupo puede crecer a más de quince. En ese momento el grupo se
puede dividir en dos grupos. Todos los hermanos que formaron el grupo al principio pueden
enseñar y pastorear, pero no podemos esperar que los nuevos vayan muy rápido. Por lo tanto,
debemos considerar la necesidad de pastorear y enseñar. Finalmente, cuando tenemos muchos
grupos, habrá una gran necesidad de pastores y maestros. Debemos estudiar la situación y orar
mucho acerca de los días por venir.

Cuando el número de reuniones de grupo es muy grande, el cuidado por los grupos no se puede
hacer en una forma general. Aunque no me gusta usar la palabra líderes, después de mucha
consideración, vi que es difícil evitar la necesidad de líderes. Según nuestra práctica actual, sólo
tenemos ancianos, pero si el número de grupos en una localidad incrementa, los pocos ancianos no
podrán tomar cuidado por toda la iglesia.

A largo plazo habrá una gran necesidad, pero en la actualidad debemos tomar los pasos iniciales
para formar los grupos en una manera simple. En el nuevo comienzo con las reuniones de grupo,
los aspectos que quedan de la práctica actual de la iglesia pueden permanecer iguales. Mientras
practicamos las nuevas reuniones de grupo, deberíamos aun mantener las reuniones regulares de
la iglesia.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE CUATRO

PRACTIQUEMOS LOS GRUPOS


CON MUCHA CONSIDERACION,
ORACION Y TRABAJO

Oración: Señor, gracias porque Tú eres la fuente y Tú eres nuestro Maestro. Podemos acudir a Ti
en todo tiempo para buscar Tu suministro. Necesitamos Tu suministro. Hasta ahora necesitamos
Tu suministro para saber cómo formar los grupos paso a paso y cómo edificarlos, cómo hacer que
todo aumente hasta que sea el ochenta por ciento de la vida de iglesia. Señor, enséñanos y guíanos
en nuestra comunión los unos con los otros. Muéstranos el camino. Necesitamos Tu luz y
necesitamos Tu revelación. Necesitamos aún más Tu guía. Necesitamos Tu luz y necesitamos Tu
revelación. No queremos hacer nada que parezca estar bien, pero que proceda de nuestro concepto
natural. Señor, líbranos de todas estas cosas. Queremos seguirte para cumplir el plan del Padre, la
economía de Dios, y cuidar del crecimiento en vida y tener la verdadera espiritualidad. Señor, no
queremos ser una torta no volteada, pero no sabemos cómo dar la vuelta. Señor, ayúdanos. Te
necesitamos en cada detalle. Necesitamos que Tú nos libres de confiar en nosotros mismos. No
queremos confiar en nosotros mismos en absoluto. Tememos esto. Señor, temblamos ante Ti al
hacer algo aparentemente nuevo pero totalmente en contra de Ti. Señor, vence al enemigo; pues él
está activo. Siempre que Tú haces algo, él está activo. Necesitamos Tu sabiduría para estar atentos
de su obrar. Señor, destruye la obra del enemigo, la obra de las tinieblas, la obra de las potestades
espirituales en los aires. Reprende a Tu enemigo y avergüénzalo, y ata todo espíritu maligno.
Amén.

PRACTIQUEMOS LA MANERA ORDENADA POR DIOS


Y AL MISMO TIEMPO CUIDAR NUESTRO TRASFONDO
Y NUESTRA SITUACION ACTUAL

Tal vez creamos que es fácil formar grupos, pero en realidad no lo es. Es por esto que apenas
empezamos a practicar las reuniones de grupos, aunque hemos estado hablando acerca de los
grupos hace ya algún tiempo. Puede ser fácil tener contacto con otros santos y tener algunos
compañeros, pero no es fácil formar un grupo y hacerlo eficaz para que pueda cumplir con las
funciones de producir, alimentar y perfeccionar.

Además de esto, tenemos un trasfondo muy particular. El recobro ha estado con nosotros por más
de setenta años. El Señor nos ha mostrado muchas cosas, y El nos ha pasado por muchas
situaciones y experiencias variadas. No solamente tenemos este trasfondo, sino que ahora en el
recobro hay más de mil doscientas iglesias en toda la tierra. No podemos seguir con la nueva
manera como la hemos visto, y a la vez olvidar nuestro trasfondo y nuestra situación actual. Por un
lado, debemos encontrar la manera de encargarnos positivamente de la formación de los grupos, y
por otro, debemos encontrar la manera de prestar atención al trasfondo y a la situación actual.

En Anaheim hay una iglesia con aproximadamente trescientos miembros activos, esto incluye las
reuniones de los santos de habla inglesa, de los de habla china y de los de habla española. Si somos
absolutos y estamos dispuestos a consagrarnos al Señor para la nueva manera, y especialmente
para dar este paso de formar grupos, y sin embargo olvidamos la situación actual, nos
equivocamos. No podemos simplemente hacer a un lado la situación actual y empezar algo
separado.

Nuestro trasfondo no es algo liviano ni superficial, pues por muchos años hemos prestado atención
en buscar al Señor, conocerle, experimentarle, vivirle, crecer en El y permitirle que crezca y se
magnifique en nosotros. Desde el mismo comienzo fuimos guiados por el Señor en este camino, y
nunca nos hemos desviado de esta clase de búsqueda. Este es nuestro trasfondo espiritual.
Además, tenemos un trasfondo mucho más profundo, y es que nos ocupamos de la economía de
Dios para que todo lo que hagamos sea para la edificación de Su organismo, la iglesia. Dios desea
tener una iglesia, y nosotros nos empeñamos en alcanzar Su meta. A muy pocos cristianos les
importa la iglesia. A la mayoría sólo le importa su obra. Muchos cristianos usan métodos
mundanos para promover y llevar a cabo su obra. Sin embargo, es imposible andar en el espíritu y
a la vez estar envueltos con cosas mundanas. En Romanos 8:4 Pablo dijo que debemos hacer todo
conforme a nuestro espíritu. Al estar comprometidos con prácticas mundanas es imposible estar
conforme al espíritu. Otros grupos cristianos pueden tener grandes reuniones en las cuales usan
atracciones mundanas para agradar a la gente. Esa es una actividad en la que no se presta atención
a la espiritualidad. Nosotros no podemos hacer eso. Sí, queremos traer personas para crecer, pero
no queremos engendrar hijos por incesto. No queremos producir amonitas ni moabitas (Gn. 19:30-
38). Tal vez logremos salvar a otros al emplear medios mundanos, pero es probable que estos
salvos sean como amonitas o moabitas. Ni a los amonitas ni a los moabitas les era permitido entrar
a la santa congregación hasta la décima generación (Dt. 23:3).
Necesitamos aprender la lección. Por más de setenta años el Señor nos ha guardado de toda clase
de contaminación y mancha. No podemos seguir rápida y fácilmente, porque debemos ocuparnos
de la espiritualidad, la vida de iglesia, el terreno de la iglesia, la unidad del Cuerpo y muchas otras
cosas. Por lo tanto, por un lado, debemos tomar la nueva manera, la manera ordenada por Dios,
como el Señor nos lo ha revelado, y por otro, mientras continuamos avanzando debemos
ocuparnos de nuestro trasfondo, de nuestra situación actual y de las muchas iglesias que hay por
toda la tierra.

Después de mucha consideración ante el Señor, me sentí guiado por el Señor a la conclusión de que
mientras nos estamos empeñando para tomar la nueva manera, no deberíamos cambiar la
situación actual. No deberíamos cambiar nuestra manera presente de conducir las reuniones de
niños, la obra con los jóvenes, la reunión de oración y las reuniones de grupos existentes. Sin
embargo, aparte de cumplir todas las cosas de las iglesias locales existentes, los ancianos y
colaboradores de tiempo completo pueden dedicar más tiempo en ayudar a los santos a tomar la
nueva manera. Mientras ellos se esfuerzan en practicar la manera ordenada por Dios, deberían aún
participar en todos los diferentes aspectos de la obra, incluyendo las reuniones de grupos
existentes.

LA FORMACION DE GRUPOS NUEVOS

Para formar grupos nuevos se necesitará mucha oración y también mucho trabajo. Las
denominaciones dependen de sus actividades y los pentecostales de su superstición de confiar en el
Espíritu Santo. Ambos están equivocados. El apóstol Pablo vio al Señor mismo (1 Co. 2:9; 15:8) y
también recibió al Espíritu (Hch. 9:17). El recibió más revelaciones divinas que cualquier otro
apóstol. Por esta causa el Señor le dio un aguijón para que no fuese orgulloso (2 Co. 12:7). No
obstante, en 1 Corintios 15:10 Pablo nos dijo que él trabajó mucho más que los demás apóstoles, y
en Colosenses 1:28-29 él dijo que trabajó, luchando según la operación de Dios, la cual actuaba en
él con poder. Las palabras griegas traducidas “trabajar” y “luchar” se usaron con referencia a los
atletas que competían en los juegos olímpicos. Todos los atletas que compiten en los juegos deben
trabajar y luchar. Pablo trabajaba, luchaba y competía para cumplir con su ministerio. Por lo tanto,
no deberíamos pensar que es fácil formar un grupo. De hecho, no es fácil. El resultado de nuestro
trabajo depende de cuánto laboremos. Si no laboramos, nada será producido.

Al buscar un compañero para formar un grupo, usted no debería elegir a alguien según su
preferencia natural. En vez de eso, debería orar y esperar. Necesita orar por algunos días, incluso
por una o dos semanas, esperando en el Señor para darle un compañero apropiado. Después de
conseguir uno, ambos necesitan orar en unidad. Ustedes mismos necesitan orar en la apropiada
intimidad espiritual y celestial. Luego, a fin de realizar las reuniones de grupo, necesitan otros
cuatro o cinco miembros del grupo. Para elegir a estos miembros adicionales también se necesita
oración y trabajo.

LA NECESIDAD DE TRABAJO Y ESTUDIO


PARA LLEVAR FRUTO QUE PERMANECE

Una vez que se logra la formación del grupo, los miembros no deberían salir inmediatamente a
tocar puertas. Esta era nuestra práctica en el pasado pero no dio los debidos resultados. Todos los
miembros del grupo necesitan trabajar juntos como una persona. Para esto necesitan reunirse para
orar: “Señor, guíanos Tú. Muéstranos Tú dónde deberíamos tocar puertas”. Si ustedes oran, el
Señor los guiará primero a estudiar todos los conocidos de cada miembro del grupo, incluyendo a
los parientes, vecinos, amigos, compañeros de clase y de trabajo. Hagan una lista de todos ellos, y
estudien cosas como su personalidad, carácter y la situación familiar. Al hacer esto ciertamente
tendrán una vista clara de aquellos a quienes deben ir. Luego los pueden contactar. Siendo que
ellos son sus conocidos, parece fácil contactarlos. Sin embargo, deben encontrar la manera de
contactarlos apropiadamente. Antes de ir a visitar al primer conocido, deberán estudiar su
situación por algún tiempo.

En todo el mundo, especialmente en los Estados Unidos, todos los comerciantes tienen que
competir para poder ganar dinero. Ellos estudian el mercado, los precios y mercancía de otros para
que ellos puedan atraer compradores y así producir ganancias. En Lucas 19 el Señor compara
nuestra obra con hacer negocios. En el versículo 13, El dijo: “Negociad entre tanto que vengo”.
Según la parábola dada allí por el Señor (vs. 12-27), necesitamos hacer uso del “capital” que El nos
ha dado para producirle ganancias. Sin embargo, en relación con la obra del Señor, muchos
creyentes son perezosos. No laboran, sin embargo esperan producir ganancias. En la obra del
Señor tomamos las cosas muy livianamente. No obstante, ningún esfuerzo que valga la pena es
fácil. Aun decidir a quién visitar con el evangelio requiere muchos días de estudio.

En el pasado dije que una tercera parte de los santos en una iglesia local deberían salir
regularmente a contactar a la gente para llevarle el evangelio, y al hacer esto constantemente
podrían esperar llevar tres frutos anuales. Si esto se realizara, las iglesias doblarían su número
cada año. Si trabajamos así cincuenta y dos semanas al año, fácilmente ganaríamos a tres que
permanezcan para el Señor al año. Sin embargo, si relajamos y no trabajamos, no ganaremos ni un
fruto en diez años. Si trabajamos poco, pero mal, tampoco llevaremos frutos.

Algunos de los santos tal vez tomen mi palabra en cuanto a los grupos e intenten ponerla en
práctica, pero al poco tiempo su práctica no tenga un resultado positivo y así se desanimen. La
razón probable por su falla es que no laboraron. Algunos hombres de negocios pueden ganar
dinero, mientras que otros no. Muchos negociantes invierten una buena parte de su tiempo y
dinero para mejorar sus negocios. A fin de hacer negocios internacionalmente, muchos
negociantes, especialmente los orientales, emplean un considerable esfuerzo para aprender otros
idiomas para comunicarse con aquellos de otras naciones y así exportar sus productos. Por haber
trabajado, ellos han tenido éxito. Sin embargo, cuando venimos a la obra del Señor, tal vez
relajemos. Cuando no trabajamos, no veremos un resultado apropiado. Los negociantes trabajan
porque están desesperados; ése es su vivir. Sin embargo, nosotros no estamos desesperados. Sea
que ganemos uno o ninguno este año, aún seguimos viviendo; aún podemos venir a la mesa del
Señor para disfrutar al Señor. No llevar fruto que permanece en cinco años, parece no
importarnos; pero si a un negociante le va mal por medio año, es posible que tenga que cerrar sus
puertas. Quisiera impresionarlos con el hecho de que la gente del mundo está ocupada, pero que en
relación con la obra del Señor, muchos de los santos no están ocupados. Los mundanos son
industriosos, pero muchos de nosotros no lo somos.

Si usted va a laborar conforme a mi palabra, verá el resultado. Cuando salga a tocar puertas, varias
puertas se le abrirán. No irá a las puertas en vano. Antes de salir debe estudiar mucho la situación.
Necesita considerar qué va a decir al contactar a alguien por primera vez, y qué va a decir la
segunda vez. No es tan adecuado tomar una copia del folleto El misterio de la vida humana y decir
la misma cosa a todos aquellos con quienes tiene contacto. No debe orar y estudiar solo, sino con
su grupo como una unidad. Después de estudiar juntos, pueden salir a contactar a la gente. Si
hacen esto, será fácil tener un incremento; el crecimiento estará asegurado.

ENCONTRAR LA MANERA ADECUADA


DE CUIDAR A LOS NUEVOS
Preparar los materiales adecuados
para las reuniones de grupo

Una vez que ganamos nuevos, necesitamos estudiar la manera de cuidarlos. He estado
considerando cuáles serían los mejores materiales para usar en las reuniones de grupo para
enseñarle a la gente. Tenemos tanto las Lecciones de vid a como las Lecciones de la verdad.
Aunque estas lecciones están muy bien compuestas, yo siento que no son muy convenientes,
porque tal vez sean demasiado para que los nuevos lo digieran. Incluso La palabra santa para el
avivamiento matutino tal vez no sea conveniente para los nuevos en las reuniones de grupo. No es
bueno alimentar a la gente con mucha comida; necesitamos darles las porciones adecuadas. En
Hebreos 5:12-14 Pablo mencionó dos clases de comidas: leche y comida sólida. No debemos
intentar alimentar a un recién nacido con comida sólida. Por eso, necesitamos que alguien labore a
fin de escribir material apropiado para las reuniones de grupo que alimente a los nuevos con leche.
A fin de tener la enseñanza y comunión provechosa en las reuniones de grupo, son necesarios
algunos materiales que sirvan como guía. Espero que algunos de los hermanos sean levantados por
el Señor para componer escritos adecuados para las reuniones de grupo.

Traer a los nuevos a las reuniones de la iglesia

Conforme a nuestra situación actual, necesitamos considerar cuál sería el mejor momento para
traer a los nuevos a las reuniones de la iglesia. Todos necesitamos estudiar para descubrir cuándo
los nuevos podrían ser traídos a las reuniones de la iglesia. Por tener nuestra situación actual y
nuestro trasfondo particular, por el beneficio de los nuevos sería mejor no traerlos a las reuniones
de la iglesia por algún tiempo. Después de reunirse en grupos por algún tiempo, ellos deberían ser
en alguna medida edificados. Luego podemos considerar y estudiar si los traemos o no a las
reuniones de la iglesia.

Llevar a cabo la enseñanza de la


verdad en las reuniones de grupo

Otro problema es cómo llevar a cabo la enseñanza de la verdad en las reuniones de grupo.
Necesitamos encontrar la manera de llevar a cabo la enseñanza año tras año para aquellos que
continúan en las reuniones de grupo, y al mismo tiempo cuidar de los nuevos que son salvos y
traídos a las reuniones de grupo mes tras mes. No es suficiente preparar lecciones sólo por un año
y luego repetirla año tras año. Después que un grupo termina una serie de lecciones, necesitará
continuar. Además, otros nuevos serán traídos continuamente. Necesitaremos una manera de
enseñarles a ellos también. La educación humana ha sido estudiada por seis mil años. Hoy en día
casi todo el mundo ha adoptado el mismo sistema educativo. Sin embargo, la educación humana
no puede ser aplicada directamente a la vida de iglesia. Por lo tanto, necesitamos estudiar para
hallar la manera apropiada de enseñar la verdad en las reuniones de grupo.

La vida humana no es meramente de una generación; es de generación en generación. Con el


tiempo, tendremos varias generaciones juntas reuniéndose en las reuniones de grupo. Cada
generación debe ser cuidada apropiadamente. Tal vez este problema no aparezca en la primera
generación de las reuniones de grupo, pero con el tiempo otra generación surgirá, y tendremos que
encarar la manera de cuidar las reuniones de grupo con diferentes generaciones.

He mencionado todos estos asuntos para mostrar que necesitamos mucha preparación para lo que
está adelante. Sin duda, ganaremos el crecimiento a través de las reuniones de grupo. Sin embargo,
necesitamos laborar mucho a fin de cuidar de todos los santos en los grupos.
COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE CINCO

COMUNION PRACTICA
ACERCA DE LAS REUNIONES DE GRUPO

Oración: Señor, acudimos a Ti buscando más orientación acerca de las reuniones de grupo.
Necesitamos que nos guíes paso a paso. Señor, nos damos perfectamente cuenta de la necesidad de
hacer algo, sin embargo no sabemos qué hacer. Nos preocupa todo lo relacionado con el liderato y
tememos caer en algo mecánico. Señor, acudimos a Ti para que Tú nos rescates. Muéstranos algo
práctico que necesitamos ahora para seguir adelante. Señor, te damos gracias por Tu recobro, que
estamos disfrutando desde hace más de setenta años. Gracias por Tu revelación. Gracias por
abrirnos Tu palabra. Aun hoy la Palabra está todavía abierta. Gracias Señor, por Tu hablar. Gracias
por Tu oráculo en el recobro. Señor amado, ahora no sabemos cómo seguir adelante en procura del
incremento, la extensión, de Tu recobro. Confiamos en Ti y te buscamos en estos días. Amén.

EL LIDERATO PRACTICO
CONFORME AL CONCEPTO ADECUADO

En este mensaje, tendremos más comunión acerca de las reuniones de grupo. El asunto del liderato
en los grupos es muy práctico. Nos resultará muy difícil tener la práctica adecuada de las reuniones
de grupo si no tenemos ningún liderato. No obstante, no queremos tener ningún tipo de liderato
organizado en los grupos. Cuando fui a Taiwán en 1984, les dije a los santos que no queríamos
ningún tipo de arreglo ni de liderato oficial en la vida de iglesia. Antes de eso, y durante muchos
años tuvimos en alto el liderato y promovimos el cuerpo de ancianos. En las reuniones no se puede
evitar que los ancianos o los que llevan la delantera se acomoden en la primera fila para poder
ocuparse de la reunión. Esta es la única razón por la cual ellos se sientan en la primera fila. George
Muller, quien fundó un orfanato en Inglaterra por fe, era un hombre muy piadoso. Junto con John
Nelson Darby, era uno de los líderes principales entre la Asamblea de los Hermanos. En las
reuniones, él acostumbraba sentarse en las últimas filas y no le gustaba venir al frente. No
obstante, hoy en día sentimos que resulta más práctico que los ancianos se sienten en la primera
fila en las reuniones. Por esta razón los que llevan la delantera se han sentado en frente. En
realidad, no deberíamos ser legalistas. El hecho de ser anciano no significa que debe sentarse en la
primera fila. Algunos ancianos no necesitan sentarse al frente. Sin embargo, antes de ser
nombrados ancianos, algunos acostumbraban sentarse en las últimas filas pero una vez que
llegaron a ser ancianos se sientan sistemáticamente en la primera fila. Esto demuestra que dentro
de nosotros existe el concepto de que el liderato es algo sobresaliente.

En Mateo 20:20-28 y 23:6-12 el Señor exhortó a los discípulos a que no anhelaran el liderato entre
ellos. En 23:8 El les dijo que todos eran hermanos. Algunas veces, cuando un marido llegaba a ser
anciano, su esposa festejaba el evento. Cuando hablé acerca de Mateo en 1977, exhorté a las
hermanas que eran esposas de ancianos a que no se consideraran “primeras damas”. El Señor nos
exhortó a ser esclavos, y no señores (20:25-27; 23:11). La esposa de un anciano no es la “primera
dama” sino la esposa de un esclavo. En aquel tiempo la situación entre nosotros me obligó a hablar
de esta manera, y este hablar aclaró la situación.

A los ojos del Señor el concepto erróneo del liderato es abominable. En los siete años y medio que
llevamos de estudiar las reuniones de grupo, hemos seguido el principio de no arreglar ni organizar
nada. Las reuniones de grupo deben ser orgánicas. Del mismo modo, hemos adoptado el principio
de no tener un liderato oficial. Repetidas veces dije que todos y cada uno son líderes en las
reuniones de grupo. Sin embargo, los que empiezan y forman los grupos deben proveer algún tipo
de liderato práctico.

LA NECESIDAD DE SER ENTRENADOS


Y DE TENER UN ARREGLO ADECUADO

Muchos hermanos han recibido mi palabra con agrado, sin embargo nadie ha empezado algo
concreto en la practica de las reuniones de grupo. Hasta ahora he sido un entrenador que sólo está
dando instrucciones pero que no juega en el terreno. Estuve esperando que otros tomaran mi
palabra y mi carga, pero no he visto el resultado que esperaba. Esto me ha obligado a tomar el
camino laborioso del Señor y a ayudar a las iglesias a empezar las reuniones de grupo. Sin las
reuniones de grupo no hay manera de extendernos, de incrementar y multiplicarnos.

El recobro es una familia que ya tiene mas de setenta años de historia y que tiene una situación
actual. Aunque el número de santos no es considerable, de momento existen aproximadamente mil
trescientas iglesias en el recobro del Señor en la tierra. Hoy tenemos una carga clara y definida de
empezar de nuevo a practicar las reuniones de grupo con miras a cuidar de todas estas iglesias.
Después de formar las reuniones de grupo, debemos salir en una manera sencilla para ganar
personas. Después de engendrar a los nuevos, tenemos que nutrirlos. Luego debemos
perfeccionarlos. Perfeccionar a las personas consiste principalmente en enseñarles. Para ello,
tenemos las Lecciones de vida (publicadas por Living Stream Ministry), las Lecciones de la
verdad (publicadas por Living Stream Ministry), y muchas otras publicaciones. Si utilizamos estos
materiales adecuadamente, podemos edificar a los nuevos en un plazo de un año para que ellos
hagan lo mismo que nosotros. Sin embargo entre nosotros son pocos los que saben nutrir y
enseñar a los nuevos. Por esta razón, los nuevos no son perfeccionados.

Los hermanos y hermanas que quieren formar grupos deben ser entrenados. No todos están
calificados para formar una reunión de grupo. Podríamos comparar la formación de las reuniones
de grupo con tocar el piano. Cualquiera puede tocar el teclado de un piano, pero no cualquiera sabe
tocar piano. Para tocar piano, uno necesita ser entrenado. Hemos compartido muchos puntos
acerca de las reuniones de grupo, pero es posible que todavía los santos no sepan cómo llevarlas a
cabo. Si practicamos las reuniones de grupo de una manera natural, no necesitamos entrenar a los
santos. Pero, para practicar los grupos vitales según la manera bíblica, vamos a necesitar muchas
reuniones para entrenar a los principiantes, a los colaboradores, y a los voluntarios en la formación
de los grupos. Si dejamos que los santos formen grupos libremente, sin ningún entrenamiento,
puede ser que los grupos formados no sean apropiados. Si queremos que los grupos sean formados
de una manera adecuada, es posible que cada grupo necesite uno o dos líderes.

Podemos decir que como principio no necesitamos la enseñanza del hombre ya que tenemos al
Espíritu Santo (1 Jn. 2:27). En principio esto es cierto, pero en realidad no es así. El apóstol Pablo
estaba lleno del Espíritu, y tenía mucha experiencia del Espíritu. No obstante, aparte de la obra
orgánica del Espíritu, él también se encargaba del arreglo en la obra. En 1 Timoteo él nos explicó
cómo establecer ancianos y diáconos (cap. 3). El no dijo que mientras el Espíritu esté en nosotros y
amemos al Señor y oremos mucho, el Espíritu nos guiará a saber quiénes deberían ser los ancianos
y los diáconos. Después de predicar el evangelio en varias ciudades, Pablo regresó para visitar a las
iglesias y nombrar ancianos allí (Hch. 14:21-23). A pesar de que Pablo practicaba esto, él no
escribió nada en cuanto al nombramiento de ancianos y diáconos en los primeros días de su
ministerio. Lo que él enseñaba al respecto fue dado más tarde porque para aquel entonces había
aprendido que donde no había un nombramiento apropiado de ancianos, aparecían la confusión y
los problemas en la iglesia.
La práctica y la enseñanza de Pablo indican el principio de encarnación: el Espíritu obra, pero El lo
hace a través del hombre. Queda claro y definitivo que debemos depender del Espíritu para Su
obra orgánica, pero aun así en el lado humano necesitamos algún tipo de entrenamiento y arreglo.
Si dejamos que los voluntarios salgan a buscar un compañero y a formar reuniones de grupo a su
manera, nos daremos cuenta de que esto no dará los debidos resultados. Es muy importante que
los santos sean entrenados al principio porque de ello se producirán los grupos en una manera
adecuada.

Primero, los voluntarios para los grupos vitales deben ser formados por grupos, y entonces ser
entrenados y regulados. Esto proveerá una fundación. Cada uno de estos grupos puede crecer y
dividirse en dos grupos a los seis meses o a más tardar al año. Esto representa un incremento del
ciento por ciento según el número de grupos, pero no según el número total de santos en la iglesia,
porque no todos los miembros de la iglesia estarán en los grupos. Prevemos que la tercera parte de
la iglesia estará en las reuniones de grupo.

LA FUNCION DE LAS REUNIONES DE GRUPO

Es preferible empezar una reunión de grupo con un pequeño número de personas. Si empezamos
con muchas personas resultará difícil conocerse a fondo el uno al otro, de manera personal y
cariñosa. Sin embargo, con sólo dos a cinco miembros será difícil practicar la función adecuada del
grupo, el cual es visitar a los pecadores y ganarlos para el Señor. Es preferible ser siete u ocho en
un grupo. Después de cierto tiempo todos se conocerán perfectamente. Antes de que esto ocurra no
deberíamos salir a predicar. Primero debemos conformar un grupo activo al conocernos unos a
otros, y al ser edificados y entrenados. Entonces podemos empezar a funcionar visitando a la gente
y predicándole el evangelio. De esta manera se puede ganar a los nuevos progresivamente, uno por
uno. Si el grupo gana personas poco a poco, no resultará difícil hacerles el seguimiento a los nuevos
y cuidarlos.

Debemos ser diligentes para llevar a cabo esto. Esto va a requerir mucho trabajo y también el
trabajar juntos. Un grupo de siete personas puede ganar uno más y llegar a ser ocho. Entonces
estos ocho pueden trabajar juntos y traer otro nuevo. A los ocho les resultará fácil cuidar a un
nuevo y así llegar a ser nueve. Gradualmente, después de seis meses de trabajo, el grupo puede
llegar a tener quince o dieciséis personas. Para aquel entonces, cada uno conocerá al otro y estará
entrenado. Entonces el grupo se puede dividir en dos. Después de constituir dos grupos, cada cual
podrá trabajar porque ya se habrán conocido y habrán recibido práctica y entrenamiento. Cada
grupo empezará con personas entrenadas, y no con nuevos principiantes. Estos serán la fundación
para la siguiente generación, y esa generación estará lista para seguir adelante. Debemos pasar los
primeros cinco o seis meses en los grupos para ser edificados. Después de eso podemos duplicar
nuestro número en los seis meses siguientes. Esto duplicará el número en los grupos. Cuando se
duplique este número dos veces más, toda la iglesia se habrá multiplicado por dos cuando menos.
Tal vez nuestro progreso sea menor, pero confiamos en tener éxito en este camino si todos laboran.

TRAER A LOS NUEVOS


A LAS REUNIONES DE LA IGLESIA

Después de formar nuevos grupos y de salir a ganar nuevas personas, necesitamos considerar
cuándo y cómo introducir a los nuevos a las reuniones de la iglesia. Puede ser preferible esperar
algunas semanas antes de traer a un nuevo a las reuniones de la iglesia. Sin embargo, después de
bautizar a un nuevo, ¿qué haremos con él en el día del Señor? Si nos reunimos solamente con los
nuevos, desatenderemos la reunión de la iglesia. Si formamos grupos y cuidamos de los nuevos sin
ir a las reuniones de la iglesia, la iglesia sufrirá a raíz de eso. Sin embargo, si no llevamos a los
nuevos a la reunión de la iglesia en el día del Señor, y si vamos nosotros, descuidaremos a los
nuevos. Por lo tanto, este problema es difícil de solucionar. No obstante, para los nuevos de tipo
caucásico puede resultar más conveniente tener una reunión separada en el día del Señor aparte de
la reunión habitual de la iglesia.

No deberíamos prestar mucha atención a la previa manera de reunirnos, pero de todos modos
debemos asistir a la reunión de la iglesia en el día del Señor y a la reunión de oración. Aparte de
esto, disponemos todavía de otras noches en la semana y de la tarde y noche del día del Señor para
practicar reunirnos y servir en los grupos. De este modo, la práctica de las reuniones de grupo no
afectará las reuniones de la iglesia. Debemos respetar las reuniones de la iglesia, y debemos seguir
asistiendo a ellas.

Cuando los grupos hayan ganado varios nuevos, las iglesias deberían dejar que los grupos se
reúnan separadamente para la reunión de la mesa del Señor en el día del Señor. Un grupo o dos
pueden reunirse juntos en el día del Señor para tener la mesa del Señor con los nuevos. De esta
manera podemos traer a los nuevos a la vida de iglesia. Después de medio año estos nuevos podrán
venir espontáneamente con nosotros a las reuniones de la iglesia. Entonces cuando lleguen a las
reuniones de la iglesia no estarán sorprendidos, porque ya habrán experimentado la manera
apropiada de reunirse. Para tener la mesa del Señor en las reuniones de grupo, es preciso
enseñarles a los nuevos acerca de la mesa del Señor.

Tal vez sea preferible no traer a los nuevos a la reunión de la iglesia antes de haber tenido la mesa
del Señor con ellos en las reuniones de grupo. Cuando el grupo esté listo para dividirse en dos,
podemos llevar a los nuevos a la reunión de la iglesia. En aquel momento serán como nosotros.
Puede ser que asistan tanto a las reuniones de la iglesia como a las reuniones de grupo, o quizá
tengan la capacidad de asistir solamente a las reuniones de grupo. En este último caso, podemos
aconsejarles que asistan algunas veces a las reuniones de la iglesia para recibir más ayuda. Esto es
ser flexible.

Además de tener la mesa del Señor en las reuniones de grupo con los nuevos, debemos también
enseñarles otros asuntos, tales como funcionar y profetizar. Después de ser edificados, podrán
venir a las reuniones de la iglesia. Entonces ejercerán una influencia benéfica en las reuniones.

Puesto que necesitamos asistir a la reunión de la iglesia en el día del Señor, es preferible tener la
mesa del Señor con los nuevos por la tarde o por la noche del día del Señor. Además podríamos
bautizar a los nuevos principalmente en el día del Señor. Para esto tal vez resulte más conveniente
encontrarnos con los nuevos en el local de reunión, donde hay un bautisterio. Así cada local puede
ser usado dos veces en el día del Señor, una vez por la mañana y de nuevo por la tarde o por la
noche. Muchos nuevos considerarán más apropiado reunirse y ser bautizados en el día del Señor
en el local de reunión. Pueden desalentarse si la reunión del día del Señor no está en un lugar
apropiado o si se cambia de lugar continuamente.

Necesitamos orar y reflexionar sobre todos los puntos de nuestra comunión en este mensaje. Lo
que estamos practicando nos puede causar algunas complicaciones; no va a ser fácil porque
tendremos las reuniones de la iglesia y las reuniones de grupo llevadas a cabo al mismo tiempo.
Finalmente esperamos que dentro de unos pocos años toda la iglesia practique las reuniones de
grupo.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE SEIS

PRACTIQUEMOS LOS GRUPOS BAJO


EL ARREGLO Y LIDERAZGO APROPIADO

Oración: Señor, enséñanos a orar en cuanto a Tu mover tocante al agrupamiento. Necesitamos Tu


dirección. No queremos orar con palabras vanas. Deseamos tocar Tu corazón y tocar los puntos
cruciales. Señor, límpianos otra vez con Tu preciosa sangre para que tengamos en nuestra
comunión una conciencia clara, con un espíritu claro como cristal. Danos paso a paso todas las
cosas que necesitamos para seguir adelante en este asunto de los grupos. Necesitamos Tu dirección
para saber lo que debemos hacer en cuanto a este asunto en todas las iglesias en Tu recobro. Parece
ser que no sabemos nada cuando llegamos a los pasos prácticos. Señor, ¿cómo debemos hacer
esto? En esta mañana, desesperados acudimos a Ti buscando Tu clara dirección. Señor, derrota al
enemigo. Nos escondemos en Ti. Amén.

FORMEMOS LOS GRUPOS POR MEDIO DE ORACION


Y COMUNION BAJO EL LIDERAZGO APROPIADO

Yo creo que debemos ver que tomar el camino de los grupos vitales no es meramente algo nuevo
sino una parte adicional de la obra en el recobro. En nuestra conversación en cuanto a los grupos
vitales, no necesitamos usar términos tales como “la manera vieja” o “la manera nueva”. Al igual
que la formación de un ejército por una nación, el recobro del Señor está formando un ejército.
Para formar este ejército, no necesitamos detener nada de lo que actualmente existe en la vida de
iglesia. Podemos permitir que todo continúe tal como va.

Actualmente formar los grupos vitales es muy práctico. Somos como una nación sin ejército. Ahora
sentimos la necesidad de fortalecer nuestra “nación”. Para edificar nuestra nación, necesitamos un
ejército. Para formar un ejército, podemos reunir los voluntarios que hay en cada iglesia. Luego
necesitamos estudiar cómo formar los grupos. También tenemos que considerar quiénes serán los
líderes. Luego necesitamos entrar en la práctica paso a paso. En la formación y práctica de los
grupos, los principios tienen que ser los mismos en cada iglesia, pero los pasos particulares no
tienen que ser los mismos. La iglesia en cierta localidad puede seguir un camino apropiado para su
situación, mientras que la iglesia en otra localidad puede seguir otro camino. Sin embargo, en
principio, todo debe ser iniciado por los ancianos.

Al principio tenía el concepto de que los santos en las iglesias deben formar sus propios grupos,
pero después de considerar el asunto más detenidamente, me parece que probablemente no sea la
manera más adecuada de seguir adelante. Creo que los hermanos responsables en cada iglesia
deben reunir a los que estén dispuestos y explicarles lo que queremos hacer y cómo lo vamos a
hacer. Luego por un tiempo deben orar y tener comunión en cuanto a la formación de los grupos.
Esto debe ser algo aparte de las actividades normales de la iglesia, y significa que no hacemos nada
sin primero orar. Debemos orar, tener comunión y aseguramos de que los santos interesados estén
claros. Luego debemos formar los grupos con siete u ocho miembros en cada grupo, y también
seleccionar líderes para cada grupo.

No demos demasiado énfasis al liderazgo

Si damos demasiado énfasis al liderazgo, caeremos en una trampa. Simplemente tenemos que
decirles a los líderes que ellos deben llevar a cabo su responsabilidad sin asumir la posición de
líder. En el mundo a todos les gusta asumir el liderazgo. Sin embargo, en el Nuevo Testamento,
aunque el Señor designó a los doce apóstoles (Mt. 10:1-4; Mr. 3:13-19; Lc. 6:12-16), después, en
Mateo 23:8, El dijo algo que aparentemente contradijo Su nombramiento: “Pero vosotros no
queráis que os llamen Rabí; porque uno solo es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois
hermanos”. Aquí el Señor parece disminuir el apostolado y considerar que todos los apóstoles eran
meramente hermanos. En contraste, al principio de casi todas sus epístolas Pablo dijo que él era un
apóstol. Si alguien tiene la capacidad, la carga y la comisión del Señor tal vez sea necesario que
asuma el apostolado. Si los que no tienen la capacidad, la carga, o la comisión del Señor asumen el
apostolado, la situación será un desorden. En la época de Pablo, había una situación desordenada.
Por esta razón, Pablo, al escribir sus epístolas, tuvo que afirmar su apostolado. Los corintios
dudaban del apostolado de Pablo, y los judaizantes pretendían ser apóstoles con el objeto de anular
el apostolado de Pablo (1 Co. 9:1-3 y la nota 3 del versículo 1; 2 Co. 10:12, 18; 11:5, 12-15, 21-23a;
12:11; 13:3, 5-6). Por lo tanto, fue necesario que Pablo vindicara su apostolado. Sin embargo, los
líderes de los grupos no necesitan asumir el liderazgo. Simplemente deben encargarse de su
responsabilidad y llevar a cabo su deber sin ninguna clase de pensamiento ni sentimiento de que
ellos son los líderes. Asumir el liderazgo está relacionado con las obras de los nicolaítas (Ap. 2:6).

La necesidad de un
arreglo y un liderazgo

Nuestras experiencias en el pasado y nuestros experimentos en los últimos años nos han llevado a
la siguiente conclusión: aunque la vida de iglesia debe ser orgánica, por el Espíritu, en el Espíritu y
con el Espíritu, todavía existe la necesidad de algún arreglo. Este entendimiento ha sido
confirmado firmemente en los últimos siete años y medio. Durante estos años yo he enseñado que
la vida de iglesia debe ser orgánica, sin ningún arreglo que esté bajo algún liderazgo. Sin embargo,
con respecto a la práctica de la manera ordenada por Dios, el resultado no ha sido tan satisfactorio
como debiera. Esto puede indicar que es necesario tener el liderazgo en una forma adecuada.

LA PRACTICA EN LOS GRUPOS

¿En qué principio basaremos la formación de los grupos? Nosotros no debemos formar los grupos
meramente según la situación geográfica ni la edad de los santos, y con seguridad no debemos
formarlos según nuestra preferencia. Escoger de acuerdo a nuestro propio interés siempre trae
muerte.

Al comienzo podemos formar los grupos con siete u ocho miembros. En un año cada grupo debe
duplicarse y dividirse; un grupo de dieciséis se convertirá en dos grupos de ocho.

El requisito más necesario para el agrupamiento es la intimidad. Después de algunas semanas los
siete u ocho miembros del grupo deben llegar a ser una sola persona en una intimidad profunda.
Luego, dentro del círculo íntimo el grupo debe practicar la comunión y también la alimentación. La
predicación del evangelio no es algo que se practica en el círculo íntimo. La comunión requiere
mucho estudio y mucha práctica, porque o no nos comunicamos en absoluto o nos reunimos y
simplemente chismeamos. En realidad, el chismorreo no es comunión; está lleno de levadura y
corrupción. Necesitamos evitar cualquier clase de chismorreo.

También necesitamos practicar la intercesión, o sea, orar los unos por los otros. La intercesión
depende de la comunión y se basa en ella. Además de la intercesión necesitamos practicar el
pastoreo y el cuidado mutuos. El pastoreo se incluye en el cuidado del uno por el otro. Además
debemos practicar la enseñanza en mutualidad. Esta clase de enseñanza es muy parecida a la
alimentación. No debe darse que un solo hombre enseñe; más bien, debemos practicar la
enseñanza mutua por medio de una mutualidad de preguntas y respuestas. Si permitimos que
solamente un hombre enseñe, el resto no podrá profetizar. La enseñanza mutua es un fundamento
de la práctica del profetizar. En las reuniones de grupo necesitamos edificar todas estas cosas.

Se requieren aproximadamente cuatro meses para practicar todas estas cosas. Luego
practicaremos la última: salir a visitar a otros llevándoles el evangelio. Para esto necesitamos
mucha práctica. Es necesario estudiar para conocer la necesidad de la gente y averiguar a quién
debemos visitar. Necesitaremos aproximadamente cinco meses para formar los grupos, ser
adiestrados y ponerlo todo en práctica. Creo que si hacemos esto, seremos eficaces cuando
salgamos a visitar.

Si es posible guardaremos el principio de visitar personas únicamente por recomendación.


Necesitamos pedirles a los santos que nos den los nombres de sus familiares y conocidos. Algunas
recomendaciones pueden ser hechas aun por correspondencia. Luego podemos hacer los arreglos
necesarios para llamar o tener contacto con aquellas personas que han sido recomendadas.

Aunque es algo difícil ganar la raza caucásica, usando todos estos medios creo que lo lograremos.
Nadie podrá bloquearnos. Conforme a nuestra práctica actual, es posible que nos bloqueen
aquellos que están en el cristianismo organizado. De cierto, ellos ya nos han bloqueado en el
condado de Orange. Si seguimos el camino de reunirnos como grupos, creo que podremos saltar el
bloqueo.

Introducir a los nuevos creyentes en la iglesia debe hacerse de acuerdo con la situación. Tal vez nos
parezca que algunos de los nuevos después de un corto tiempo ya estén listos para asistir a una
reunión de la iglesia. Algunos hasta pedirán venir a una reunión. Espero que las reuniones de la
iglesia sean mejoradas en gran manera. Creo que el mover actual del Señor en la formación de los
grupos inspirará y elevará la vida de iglesia.

En la formación de los grupos tenemos que tomar en consideración la edad. Aquellos mayores de
edad deben permanecer en sus hogares orando por los grupos. Podemos comparar la formación de
los grupos vitales con la formación de un ejército. No todos los ciudadanos están capacitados para
ingresar al ejército. Tenemos que hacer saber a la iglesia que los grupos vitales son como un
ejército. Aquellos que tienen la carga bien pueden participar, pero deben considerar si su ingreso a
los grupos será de ayuda o no. Si no es de ayuda, es mejor que permanezcan en casa y oren por los
grupos.

Para las etapas iniciales de la enseñanza en los grupos, tal vez sea beneficioso usar las lecciones de
vida (véase Lecciones de vida publicado por Living Stream Ministry). Las cuarenta y ocho
lecciones serán suficiente para un año. Para que estas lecciones sean usadas apropiadamente en las
reuniones de grupo, necesitamos mucho adiestramiento. No debemos permitir que las reuniones
de grupo se lleven a cabo sin algunas directrices; tiene que haber cierta regulación.

La duración de las reuniones de grupo debe ser de aproximadamente noventa minutos, máximo
dos horas. Podemos dividir las reuniones en cuatro secciones de veinte minutos cada una. Los
primeros veinte minutos deben dedicarse a la comunión, y las siguientes secciones de veinte
minutos, a la intercesión, el pastoreo y la enseñanza, cada una sucesivamente. Las reuniones de
grupo no serán como las reuniones generales de la iglesia; más bien, serán como un ejército.
Podemos adiestrar a todos los miembros del grupo, pero tal vez no podamos adiestrar a todos los
miembros en la vida de iglesia, algunos tal vez no puedan recibir el adiestramiento.

APRENDAMOS A SER DILIGENTES


EN LA OBRA DEL SEÑOR
Cuando el hermano Nee escribió los tres tomos de El hombre espiritual, él estaba gravemente
enfermo con tuberculosis. Escribió esos tres volúmenes en aproximadamente un año, de 1926 a
1927. Después que terminó, estaba agotado, y a punto de morir. La gravedad de su enfermedad se
debió en parte a su labor en ese libro. Luego un día el Señor sanó al hermano Nee; fue una
verdadera sanidad divina. Hasta donde sé, el hermano Nee raramente tenía paz mientras laboraba
para el Señor; por el contrario, él continuamente luchaba y batallaba en contra de todo tipo de
problemas.

Todos los hermanos que sirven deben aprender a ser diligentes, haciendo todo con diligencia pero
sin prisa. Para servir al Señor tenemos que ser como soldados en el servicio militar. Una vez que
una persona ingresa al servicio militar, está sujeta a reglamentos veinticuatro horas al día. Desde el
momento en que se levanta por la mañana hasta el momento en que se va a la cama por la noche,
en todo es regulado. En el recobro del Señor, si no nos ejercitamos y conducimos apropiadamente,
sufriremos daño. Con la manera en que hacemos las cosas actualmente, si el recobro fuera un
negocio, no tendríamos éxito. En el área del comercio, todo es una batalla. Sin embargo, en el
recobro puede ser que no nos demos cuenta de que estamos en una batalla. Parece que todo lo
tomamos sin preocupación. Esto no está bien. En el sentido espiritual, debemos ser, en la obra del
Señor, como aquellos que compiten en los negocios para obtener ganancias (Lc. 19:13b).

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE SIETE

LOS GRUPOS VITALES EN LA VIDA DE IGLESIA

(1)

Lectura bíblica: Hch. 2:46-47; Ef. 4:12; Hch. 13:52; 4:31b;


Jn. 13:34-35

Oración: Señor, gracias por Tu recobro en esta tierra. Pon carga en nosotros por la oración. Danos
las palabras adecuadas y sálvanos de nuestras oraciones ordinarias. Deseamos que nuestras
oraciones sean algo viviente, deseamos orar Tu oración con Tus mismas palabras. Señor, límpianos
con Tu preciosa sangre y úngenos con Tu ungüento para que te podamos disfrutar. Tú eres el
verdadero avivamiento que causa una aspiración diaria en nuestro interior por ser avivados. Señor,
te rogamos que estimules nuestros espíritus, y también queremos avivar nosotros el fuego en
nuestros espíritus.

LA SITUACION ANORMAL DE LA IGLESIA

Después de los tiempos de los apóstoles, la iglesia llegó a ser anormal. Esta es la razón por la cual
debemos tomar medidas para formar los grupos vitales. Hoy en día la iglesia está por debajo del
nivel normal. El hermano Nee dio una serie de mensajes que fueron publicados en un libro titulado
La vida cristiana normal. El dio estos mensajes con el objeto de elevar al nivel normal la condición
de los cristianos. Si un cristiano es elevado y vive una vida al nivel descrito en los mensajes del
hermano Nee, ya no será anormal sino un cristiano normal. Debemos admitir honestamente y con
arrepentimiento que la situación de nuestra iglesia está por debajo del nivel normal. Por lo tanto,
debemos hacer algo para elevar el nivel de la vida de iglesia.
El asunto del aumento ha llegado a ser un problema molesto entre nosotros. Por un largo período
la tasa de crecimiento entre nosotros ha sido muy baja, especialmente entre los estadounidenses
típicos. Estados Unidos fue formado principalmente por caucásicos del norte de Europa. Estos
caucásicos pueden ser considerados los estadounidenses típicos. Cuando yo vine a los Estados
Unidos por primera vez, no tenía ninguna intención de trabajar entre la población china. El Señor
me había dado la comisión de traer Su recobro a este país, y determiné no establecer una obra
particular entre la población china.

Sin embargo, hoy en día la situación de las iglesias ha sido dañada. Cuando yo empecé a trabajar en
los Estados Unidos, dos tercios de los santos eran caucásicos y un tercio era de otras razas. Esa
situación era muy normal. En 1970 unos trescientos santos emigraron de Los Angeles a varias
ciudades grandes en los Estados Unidos. Aquellas migraciones fueron un éxito prevaleciente. Antes
de empezar las migraciones, los que estaban fuera del recobro nos prestaban poca atención. Pero
dos años más tarde, en 1972, el número entre nosotros comenzó a aumentar. Esto causó que
aquellos que no estaban en el recobro fueran provocados.

El recobro del Señor empezó en los Estados Unidos en 1962 con unos veinticinco santos que se
reunían en una casa. Ocho años más tarde, en 1970, nos reuníamos con más de mil santos en el
hotel Embassy en Los Angeles. Este fue el año que tuvimos las migraciones. Para el año 1972
nuestro número subió a unos mil doscientos y nos dimos cuenta de que no podíamos continuar
reuniéndonos en dicho hotel, porque nuestro número era muy grande. Por lo tanto, nos
preparamos para reunirnos en el Centro de Convenciones de Los Angeles, que tenía una capacidad
de tres mil. El año siguiente, en 1973, nos reunimos en el Centro de Convenciones y nuestro
número llegó a más de tres mil. En esas reuniones, teníamos varios cuartos adicionales con
televisores. Esto fue una indicación de cómo el mover del Señor en Su recobro había llegado a ser
prevaleciente.

En ese tiempo las personas que no estaban en el recobro fueron incitadas por el diablo y
empezaron a oponérsenos. Al principio, algunos distribuyeron volantes reproducidos en
mimeógrafo con el fin de manchar nuestra reputación, hacernos daño y difamarnos por completo.
Con el tiempo, nuestros opositores publicaron dos libros perversos, The Mindbenders [Los
torcedores de mente] y The God-men [Los Dios-hombres]. Después que nos mudamos de Los
Angeles al condado de Orange en 1974, dos grandes organizaciones cristianas del condado de
Orange comenzaron a oponérsenos. Pero a pesar de que respondimos públicamente a las
acusaciones hechas en contra de nosotros y logramos que los dos libros difamatorios fueran
quitados de las librerías, nuestro nombre ya había sido dañado. Hasta cierto punto nuestros
opositores lograron bloquearnos. Por aproximadamente diez años, desde 1976 hasta 1986, nos fue
difícil ganar caucásicos especialmente en el condado de Orange. La tasa de crecimiento en otras
partes de los Estados Unidos ha sido mejor, pero en el condado de Orange la tasa ha sido muy baja.
En los últimos cuarenta meses, desde abril 1989 hasta hoy, muy pocos caucásicos han sido
ganados, y un buen número de los que han sido ganados han sido dañados por nuestros opositores.

Esta situación ha hecho que yo me pregunte: “¿Realmente no hay ninguna manera de seguir
adelante?”. Mi respuesta a esta pregunta ha sido: “Yo no puedo creer que no haya manera”. Se
puede, si se quiere. Querer es poder. En octubre de 1984 fui a Taipéi con el propósito de estudiar
nuestra situación. Mientras estudiaba junto con otros hermanos, el Señor nos mostró la manera
bíblica, la manera ordenada por Dios. Pero no fue sino hasta estos últimos días que sentí la carga
de practicarla directa y personalmente. En estos días el Señor me ha guiado a tomar la decisión
firme de practicar directamente la nueva manera.
Debemos darle gracias al Señor por haber preservado Su recobro y haber alentado a las iglesias a
seguir adelante a pesar de la confusión causada por la oposición. Aunque las iglesias continúan
bien, su condición y su moral aún no han llegado al nivel normal. Por lo tanto, yo no estoy
contento. Necesitamos salirnos de este bloqueo. No creo que tenemos que permanecer aquí. Al
contrario, creo que por la misericordia del Señor, por Su gracia y en Su poder, hay una manera de
saltar este bloqueo.

Nuestra intención al formar los nuevos grupos es tener grupos de vencedores. Esta es la razón por
la cual los grupos son llamados “grupos vitales”. Nosotros ya tenemos algunos grupos y los
respetamos, pero aún hay necesidad de que algunos grupos vitales lleven a cabo el propósito de los
grupos y que liberen nuestra carga. Los grupos que llenan los requisitos deben estar al nivel normal
revelado en la Biblia.

EL PROPOSITO: EL AUMENTO,
EL PERFECCIONAMIENTO
Y LA EDIFICACION DE LA IGLESIA

El propósito de los grupos vitales es el aumento, el perfeccionamiento y la edificación del Cuerpo


de Cristo (Hch. 2:46-47; Ef. 4:12). El fin de los grupos es tener el aumento, terminar el
perfeccionamiento y completar la edificación.

Primero, necesitamos el aumento no sólo de caucásicos sino de todas las razas. Hechos 2:46-47
dice: “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían
juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo, y el
Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. Este es el patrón normal de la vida
cristiana. En estos versículos hay varios puntos importantes. El primer punto es “cada día”, el
segundo “perseverando unánimes”, el tercero “partiendo el pan en las casas”, y el cuarto “comían
juntos con alegría y sencillez de corazón”. Los creyentes en estos versículos no sólo disfrutaban su
comida, sino que comían juntos con alegría. Con alegría significa alabar dando gritos de júbilo. El
quinto punto es que alababan a Dios y tenían favor con todo el pueblo, y el último es que el Señor
añadía los que habían de ser salvos. El aumento proviene de esto. Si deseamos ese aumento
necesitamos tener las cosas mencionadas en estos dos versículos.

En el mover de los grupos vitales, no hay lugar para ninguno que tenga sus propios conceptos o
ideas. Todos necesitamos orar hasta que dejemos todos nuestros conceptos y opiniones. En el
mover de los grupos vitales, no hay conceptos ni ideas; sólo existe la unanimidad. Esta unanimidad
no es mi sentir ni el sentir suyo; es el sentir del Señor. Tenemos únicamente un Señor. Por lo tanto,
no debemos tener opiniones diferentes. En el Cuerpo hay millones de miembros pero hay una sola
Cabeza. No solamente hay una Cabeza sino también un Cuerpo. Es imposible que un Cuerpo que
tiene una sola Cabeza tenga diferentes opiniones.

La debida manera de ser cristianos es perseverar unánimes reuniéndonos en las casas, teniendo la
mesa del Señor y comiendo con alegría y exultación, regocijándonos y gritando, sin opiniones ni
divisiones. Todos necesitamos estar fuera de nosotros mismos. El hermano Nee dijo una vez que si
un cristiano nunca había estado fuera de sí, no tiene los debidos requisitos para ser cristiano.
Como cristianos debemos estar fuera de nosotros mismos, alabando a Dios y teniendo favor con
todo el pueblo. Estas son las condiciones para el aumento apropiado. En tal condición el Señor
puede añadir cada día a la iglesia.
Efesios 4:12 nos habla del perfeccionamiento de los santos para que cada uno pueda hacer la obra
única del ministerio, la cual es edificar el Cuerpo de Cristo. Este es el propósito del mover vital de
tener los grupos.

LA NATURALEZA: ESPIRITUAL

La naturaleza de los grupos vitales es espiritual (Hch. 13:52; 4:31b). Ser espiritual significa estar
lleno del Espíritu Santo, por dentro y por fuera. Necesitamos ser llenos cada día, cada mañana y
aun cada tarde. Necesitamos orar: “Señor, lléname contigo mismo”. La oración que acostumbro
hacer cada mañana es: “Señor, gracias que pude dormir bien y que tuve un buen descanso anoche.
Gracias por mi seguridad, y gracias por la paz. Gracias que Tú me has perdonado por medio de Tu
gracia y te agradezco por la limpieza efectuada por Tu preciosa sangre. Gracias, Señor, que esta
limpieza me trae a Tu presencia y que Tu ahora me estás ungiendo contigo mismo como el Espíritu
todo-inclusivo, quien es el ungüento compuesto. Señor, lléname ahora”. Esta oración regular no es
repetición vana. Yo como tres comidas diarias, y cada comida es una comida regular. De la misma
manera, yo oro cada día para que el Señor me llene y me sature completamente. Todos nosotros,
jóvenes y viejos, necesitamos orar de tal manera. Esto resultará en que estemos activos, frescos y
nuevos.

Yo no puedo descansar hasta que vea a los santos estimulados por el Espíritu y el fuego en sus
espíritus avivados. Todos debemos ser estimulados por el Señor, y también necesitamos avivar el
fuego de nuestro espíritu (2 Ti. 1:6). Un cristiano normal es uno que está lleno del Espíritu. No
debemos ser “llantas desinfladas”. Debemos ser un pueblo lleno del Espíritu por dentro y por fuera,
esencial y económicamente. La Biblia nos dice que cuando el pueblo de Dios se reúne, ellos no
deben venir meramente con voz de júbilo sino que aun con una algarabía (Sal. 100:1). Cuando
algunos de los santos hablan, lo hacen en una forma muy solemne. Pero si hablaran con exultación,
serían normales. Para esto necesitamos ser llenos interiormente del Espíritu Santo.

Hechos 13:52 dice que los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo. Ellos estaban
llenos del Espíritu por dentro. Después, Hechos 4:31b indica que ellos también estaban llenos del
Espíritu por fuera. En ese momento varios oraron juntos en unanimidad. Finalmente, todos fueron
llenos por fuera. Ellos volvieron a experimentar el derramamiento del Espíritu. En Hechos, los
discípulos experimentaron el derramamiento del Espíritu una y otra vez (2:1-4; 4:31; 9:17; 10:44;
13:9; 19:6).

LA CONDICION: NOS AMAMOS UNOS A OTROS


EN UNIDAD Y EN UNANIMIDAD

La condición de los grupos vitales es que nos amemos unos a otros en unidad y en unanimidad (Jn.
13:34-35). Amarse unos a otros parece ser muy común. Sin embargo, debemos admitir que a pesar
de que nos amamos unos a otros, puede ser que no nos amemos mucho. Debido a que nos
reunimos día tras día y año tras año, con seguridad sentimos afecto el uno por el otro, pero la
condición de amarnos los unos a otros en los grupos vitales debe ser mucho más que esto.
Necesitamos amarnos unos a otros, reuníendonos en amor mutuo.

No sólo nos amamos unos a otros, sino que nos amamos unos a otros en unidad y en unanimidad.
En Juan 17 el Señor Jesús dijo que cuando Sus discípulos fueran uno en el Dios Triuno, todo el
mundo creería que El fue enviado por el Padre (vs. 21, 23). Así se gana la gente. Algunas veces
cuando vamos a visitar en grupos de dos o tres, los que visitamos se den cuenta de que no hay
unidad entre nosotros. Y el resultado es una falta de impacto. Pero si dos o tres de nosotros vamos
como un solo hombre, se darán cuenta de que hay un poder dinámico entre nosotros. Será un
impacto, y serán convencidos.

En Juan 13:34-35 el Señor Jesús dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros,
como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tenéis amor los unos con los otros”. Al amarnos unos a otros todo el mundo sabrá que
somos los discípulos del Señor. Este es un verdadero impacto. Sin que digamos nada, la gente se
convencerá porque verá el amor que tenemos los unos a los otros en unidad y unanimidad. En toda
la tierra, en cada sociedad todos sabemos que dondequiera que las personas se agrupan, hay luchas
y peleas. Dondequiera que hay un grupo de personas, habrá debates, argumentos y disputas. Pero
cuando otras personas están entre nosotros y somos verdaderamente uno, se preguntarán que es lo
que nos hace uno. El Señor Jesús es la persona viviente que nos ha hecho uno. Nuestra unidad es el
testimonio más firme de que somos el pueblo de Jesús. Somos los discípulos de Aquel que nos ha
hecho uno.

Estos son los términos y condiciones para que ganemos gente. Sin importar lo mucho que otros se
nos opongan, si somos tales personas, nada puede impedirnos que ganemos el crecimiento
adecuado.

COMUNION PRACTICA
EN CUANTO A LOS GRUPOS VITALES

La necesidad del liderazgo

Al formar los grupos, no debe haber más de siete u ocho miembros en cada grupo. A pesar que no
me gusta el asunto del liderazgo, después de muchos años descubrí por experiencia y con la
confirmación de la Biblia que sin el liderazgo nadie puede ser agrupado con otros adecuadamente.
El liderazgo es necesario. Debido a esto, el Señor Jesús nombró a los doce apóstoles (Mt. 10:1-4;
Mr. 3:13-19; Lc. 6:12-16). Después de la ascensión del Señor, los doce apóstoles permanecieron en
la tierra. La única manera en que ellos pudieron permanecer en la tierra para ver el testimonio del
Señor fue ser agrupados orgánicamente.

El apóstol Pablo era una persona muy espiritual y actuaba de manera orgánica en todo, pero en la
práctica él nombró ancianos en cada ciudad para cada iglesia (Hch. 14:23; Tit. 1:5). Luego, en 1
Timoteo 3 él enseñó acerca del nombramiento de los ancianos y los diáconos. Por lo tanto, según lo
que hemos aprendido, los líderes son necesarios. No debemos tener un rey, pero es necesario tener
dos líderes por grupo. Dos líderes acoplados traerán más provecho.

La necesidad de un arreglo práctico

También necesitamos el debido arreglo práctico. Como principio en esta tierra, dondequiera que
algo es arreglado debidamente, habrá un buen resultado. Tenemos las verdades más elevadas. Si
no tenemos éxito en nuestra práctica, será una vergüenza. Por supuesto, debemos orar mucho.
Debemos depender de Dios, del Señor, del Espíritu Santo y de la vida divina, pero al mismo tiempo
no debemos olvidar el principio neotestamentario de la encarnación. El principio de encarnación
consiste en que todo lo relacionado con los intereses de Dios tiene que ser hecho por Dios a través
del hombre y por el hombre con Dios. Nuestro agrupamiento tiene como fin cumplir nuestras
responsabilidades humanas.

Nos hemos entregado totalmente al recobro del Señor. Por lo tanto, tenemos que encontrar la
manera de satisfacer las necesidades del Señor. Si no lo hacemos, le deberemos algo al Señor.
Nuestra práctica de los grupos vitales no significa que estamos cambiando nuestra manera.
Todavía confiamos en el Señor, y todavía creemos en el Espíritu, en la Palabra y en la vida divina.
Confiamos en estos tres para la edificación de la iglesia, pero se necesita la parte humana.

Cuando Dios creó al hombre, formó su cuerpo de barro (Gn. 2:7). Ese cuerpo era una organización,
ya que en ese momento no había vida en el cuerpo. Entonces Dios sopló en este cuerpo el aliento de
vida, haciendo el cuerpo orgánico. Entonces el hombre llegó a ser un organismo viviente. Este
organismo tiene un aspecto físico y visible. Hoy en día la iglesia como entidad tiene al Dios Triuno
por dentro como el elemento orgánico, y también tiene un arreglo exterior apropiado como su
aspecto físico y visible. Aunque yo enseñé mucho en cuanto a las reuniones de grupo, durante los
últimos tres años no he visto suficiente resultado en nuestra práctica. Después de estudios
adicionales me di cuenta de que estamos cortos por el lado físico, el de tener un arreglo práctico
apropiado.

Principios para el agrupamiento de los santos

Al agrupar a los santos, no necesitamos seguir legalidades. Podemos agrupar a los santos conforme
al Espíritu y según la situación. En ciertas ocasiones podría ser más conveniente agrupar a los
santos geográficamente. Sin embargo, puede ser que en algunas situaciones esa manera no dé el
mejor resultado. Podría ser mejor agrupar a los santos según la situación, tomando en
consideración factores tales como geografía, edad, rango, carácter y condición espiritual. En
algunas situaciones agrupar a los jóvenes con los mayores tal vez no ayude a los jóvenes, pero en
otras circunstancias agrupar a los jóvenes con algunos santos mayores ayudará a vivificar a los más
jóvenes. No sería bueno agrupar siete personas de carácter débil, tampoco sería bueno agrupar a
muchas personas de carácter fuerte. Al agrupar a los santos, los ancianos necesitan estudiar la
situación de todos los santos.

Todas las preferencias deben ser anuladas al formar los grupos. Según nuestra experiencia, algunos
de los santos tienen una marcada preferencia a estar juntos. Sin embargo, debemos darnos cuenta
de que un grupo en particular puede estar junto por sólo seis meses. Después de seis meses los
grupos deben aumentar al grado que necesiten dividirse en dos. Por lo tanto, debemos olvidar
nuestras preferencias. En algunos casos si un esposo y su esposa son puestos en diferentes grupos,
serán reavivados y estarán más capacitados para ayudar a otros. Necesitamos considerar todos
estos asuntos, y necesitamos aprender. En cierto sentido, en la vida de iglesia los esposos y las
esposas no son parejas sino miembros individuales del Cuerpo. Necesitamos estar coordinados
basados en el simple hecho de que somos miembros del Cuerpo y no en las relaciones naturales
que tengamos. En la casa, los esposos y las esposas son parejas, pero en la iglesia son miembros
individuales, independiente de su estado civil. En nuestras casas disfrutamos de nuestra vida de
casados, pero cuando venimos a la iglesia, todos somos miembros del Cuerpo. En la iglesia
disfrutamos de la vida de iglesia. Este debe ser el principio que tomemos. De lo contrario, los
grupos no prevalecerán.

Es mejor que los caucásicos se agrupen con otros caucásicos. Aquellos de otras razas pueden
también ser agrupados conforme a la raza y al idioma. Además, podemos tener un grupo general
de habla inglesa, incluyendo aquellos de diferentes razas que puedan hablar bien el inglés. Como
sea posible sería mejor mantener a los caucásicos separados para servir el propósito particular de
ganar más caucásicos.

La relación de los grupos vitales


con la vida de iglesia actual
Debemos entender claramente que las reuniones de los grupos vitales no deben interferir con la
vida de iglesia actual. Respetamos y honramos la vida de iglesia actual. Si es posible aquellos que
están en los grupos vitales deben asistir a las reuniones de la iglesia, principalmente a la mesa del
Señor y a la reunión de profecía en la mañana del día del Señor, y a la reunión de oración. Sin
embargo, puede ser que no sea práctico que aquellos que están en los grupos vitales asistan a las
reuniones de grupos existentes, porque se estarán reuniendo por lo menos una vez por semana en
los grupos vitales.

EL ENTRENAMIENTO PARA LOS GRUPOS VITALES

Aquellos que asisten a las reuniones de entrenamiento para los grupos vitales deben ser puntuales.
Además, cuando vengan a las reuniones deben orar en forma audible. No deben venir a las
reuniones a sentarse y a permanecer callados. Tendremos mucha oración; ésta es nuestra
verdadera necesidad. En nuestra vida cristiana, nada puede tocar nuestra vida, abrir nuestros ojos
e introducirnos a la realidad de lo que Cristo es tanto como la oración. Necesitamos orar. Entre
nosotros no hay escasez de la Palabra de Dios. Sin embargo, me molesta continuamente nuestra
falta de oración. En las reuniones de entrenamiento cada miembro debe funcionar orando. El
tercer requisito de un aprendiz es que cada uno debe hablar en las reuniones de entrenamiento.

Después de cuatro meses de entrenamiento en cuanto a las reuniones de grupo, cada grupo estará
listo para actuar. Cada grupo será un pequeño ejército. Lo primero que debemos hacer es salir a
ganar nuevos creyentes. Sin nuevos, no tenemos en quién laborar. Esta vez no ganaremos los
nuevos de una manera rápida, ni tampoco los bautizaremos apresuradamente. Como mencioné
antes, cada día del Señor los grupos pueden juntarse para tener una reunión a una hora distinta,
separada de la reunión regular de la iglesia. Durante esas reuniones podemos bautizar los nuevos
en el bautisterio de la iglesia. Esto hará que el bautismo de los nuevos sea algo más sublime y lleno
de peso espiritual. Después del bautismo, podemos tener la mesa del Señor.

Nuestro éxito en tener un comienzo definitivo en la práctica de los grupos vitales dependerá de
nuestra fidelidad. Necesitamos ser fieles en coordinar con el Señor con el objeto de estar a Su nivel.
Entonces el Señor tendrá una vía libre para obrar. Si en todas las iglesias un buen número de
santos son adiestrados para tomar esta manera y seguir adelante en una manera entrenada, con
seguridad ganaremos el aumento adecuado.

Oración final: Señor, gracias porque podemos estar a Tu mismo nivel en Tu mover. Señor, danos
una rica bendición y envíanos la lluvia que necesitamos. Vamos a cultivar el suelo y a sembrar la
semilla. Ciertamente, necesitamos Tu lluvia, la lluvia tardía y la lluvia temprana en su debido
tiempo. Amén.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE OCHO

LOS GRUPOS VITALES EN LA VIDA DE IGLESIA

(2)

Oración: Oh Señor, la iglesia necesita un avivamiento, y todos necesitamos un nuevo comienzo.


Esta misma noche danos un nuevo comienzo en nuestra comunión. Deseamos que todas nuestras
conversaciones sean nuevas. Líbranos de nuestro hábito y de nuestros recuerdos del pasado. Señor,
cúbrenos con Tu prevaleciente sangre contra los violentos dardos del enemigo. Queremos ser
liberados. Queremos ser renovados. Señor, concédenos misericordia y gracia para que todos
estemos dispuestos a renovar nuestra consagración a Ti. Señor, ten misericordia de todos nosotros.

LA AGRUPACION DE LOS SANTOS


EN LOS GRUPOS VITALES

Se deben considerar muchos factores al agrupar a los santos en los grupos vitales. Uno de los
factores más importantes y difíciles que se debe considerar es el carácter de los santos. Nuestro
carácter incluye nuestra inclinación natural y nuestro temperamento, entre otras cosas. Si la
formación de los grupos se deja a los santos, sin ningún arreglo de parte de los ancianos, puede ser
difícil completar el proceso. Por eso, creo que será mejor que los ancianos se reúnan para
reflexionar sobre los santos y según eso agruparlos. Dependiendo de la situación, algunos de los
santos de mayor edad, aquellos que tengan dificultad en participar en actividades prácticas de los
grupos, podrían formar un grupo de oración. El grupo de oración es el grupo más importante. No
hay nada mejor que la oración ni tan necesario como la oración. Los grupos formados por los
ancianos no deben ser un asunto de legalidades. Los santos deben tener derecho a pedir algunas
mejoras de acuerdo con su sentir en el Señor.

LA NECESIDAD DE GANAR A
AQUELLOS DEL TIPO CAUCASICO
EN LOS ESTADOS UNIDOS

De todos los voluntarios que participan en los grupos de habla inglesa, la mayoría debe ser
caucásica. Tenemos la carga de introducir el recobro del Señor en la sociedad angloamericana
típica. Los caucásicos que son principalmente los descendientes de inmigrantes del norte de
Europa, son los estadounidenses típicos. Estados Unidos está fundado como un país democrático
en el que hay muchas razas. Muchas de las iglesias de los Estados Unidos que están en el recobro
están compuestas por personas de diferentes orígenes raciales y étnicos que hablan inglés. Para
alcanzar la comunidad estadounidense típica, especialmente se necesitan los santos caucásicos.

Cuando vine a los Estados Unidos por primera vez, determiné no trabajar entre la raza china. Hice
todo lo posible por trabajar únicamente entre los estadounidenses locales. En esa época la cuota de
inmigración para la raza china fue fijada en ciento cinco personas por año. Con el tiempo, la cuota
de inmigración fue modificada y se le dio a los chinos una cuota de veinte mil al año, diez mil para
Taiwán y diez mil para la China continental. Como resultado, millares de chinos vinieron a los
Estados Unidos: algunos de ellos eran de las iglesias de Taiwán. Todavía, vacilé en encargarme de
la obra entre los de habla china, porque me di cuenta de que si hubiera más caras chinas en las
reuniones, eso podría desalentar los caucásicos presentes. En 1983, el hermano Abraham Chang, se
dio cuenta de la situación, vino a mí y me dijo que necesitábamos cuidar de los santos de habla
china porque muchos habían venido a los Estados Unidos, y muchos se estaban perdiendo por la
falta de cuidado. Por lo tanto, desde ese año yo empecé a cuidar de los santos de habla china. No
obstante, al hacer esto hubo un aumento entre la población china, pero perdimos en la comunidad
estadounidense. Desde ese día hasta hoy la tasa de crecimiento entre la raza caucásica ha
disminuido.

Ahora necesitamos concentrar nuestra mano de obra y energía en introducirnos entre la


comunidad caucásica. Por lo tanto, en la formación de grupos, en la medida que nos sea posible
necesitamos formar grupos compuestos de santos caucásicos. Es verdad que Dios no hace acepción
de personas (Hch. 10:34), pero los caucásicos sí la hacen. Nosotros no le estamos “vendiendo
nuestra mercancía” a Dios; estamos vendiendo nuestra mercancía a los caucásicos. Es posible que
ellos no la compren. Por lo tanto, debemos hacer algo especial para ganar a los caucásicos. Por el
bien de los intereses del Señor, no debemos tomar el camino fácil.

Es mejor reunir los santos caucásicos en grupos caucásicos de habla inglesa para las reuniones de
grupos. Los restantes de habla inglesa pueden reunirse en los grupos generales de habla inglesa.
En cuanto a los de edad avanzada, sería bueno que ellos intercedieran por los grupos. Si ellos son
fieles, yo propondría que todos ellos oraran una hora diaria especialmente por los grupos. Esto es
una necesidad. Todos los miembros de los grupos deben orar. Necesitamos mucha oración.

LA PRACTICA DE LOS GRUPOS VITALES


EN LA NUEVA MANERA

El número de santos que hay en las iglesias de los Estados Unidos es aún relativamente pequeño,
pero debido a que el recobro ha estado en los Estados Unidos por treinta años, podríamos pensar
que las iglesias de este país son bastante viejas. Cuando algo envejece, ya no está tan vivo, activo y
alerta en sus sentidos. Aun aquellos que han estado en la vida de iglesia durante poco tiempo no
pueden evitar la tendencia al envejecimiento que existe en el medio ambiente de las iglesias.

Aquellos que participan en los grupos vitales deben considerarse algo nuevo. Todos nosotros
necesitamos orar pidiéndole al Señor de modo absoluto que El nos conceda un nuevo comienzo.
Aunque hemos tenido reuniones de grupo en el pasado, yo no considero que han estado al nivel del
Señor. Lo que necesitamos son grupos “vitales”, grupos que tengan vida y energía. Todos tenemos
que buscar ser renovados. Basados en nuestra experiencia pasada, tal vez creamos que sabemos
cómo asistir a las reuniones de grupo, pero en realidad, no lo sabemos. Sólo sabemos cómo tener
reuniones de grupo en una forma natural. Por ejemplo, una sección de las reuniones de grupos
vitales es la comunión. La palabra comunión puede sernos muy familiar, pero muchos de nosotros
no sabemos tener comunión. Algunos ni siquiera conocen el significado de la palabra comunión en
la Biblia. En nuestra práctica de los grupos vitales, practicaremos comunión de acuerdo con la
manera bíblica. Nuestra práctica será enteramente nueva.

Aun la forma en que cantamos los himnos debe ser renovada. Nuestra manera actual de cantar los
himnos es anticuada. La Biblia dice que los himnos son buenos no sólo para cantar sino también
para hablar. En Efesios 5:19 Pablo dijo que debemos hablar entre nosotros con salmos, himnos y
cánticos espirituales. Allí él no mencionó cantar sino hablar.

EL SEÑOR NECESITA VENCEDORES

El llamado de los vencedores es la última exigencia que el Señor hace en toda la Biblia. En la Biblia
el Señor requirió muchas cosas primero de la humanidad, luego de Su pueblo elegido, y después de
la iglesia. Sin embargo, el Señor no obtuvo lo que El quería de esos tres grupos. Finalmente, en
Apocalipsis 2 y 3 el Señor hizo un llamado a los vencedores. Hoy el Señor necesita vencedores. En
el libro de Jueces, Gedeón fue levantado para hacerse cargo de la lucha por el pueblo de Dios.
Cuando Gedeón hizo el llamado tocando el cuerno, treinta y dos mil hombres respondieron (6:34-
35; 7:3b). Entonces Dios le dijo a Gedeón que eran muchos (7:2). Gedeón le dijo a los temerosos
que se volvieran, y veintidós mil se retiraron, dejando allí diez mil (v. 3). Entonces Dios dijo a
Gedeón que todavía eran muchos (v. 4a). Dios le mostró a Gedeón una manera de probar al pueblo
a fin de determinar a quién escogería Dios y a quién rechazaría. La manera que Dios utilizó fue la
de observar cómo los hombres cuidaban de sus necesidades. La comida, la bebida y el vestido son
las cosas básicas de nuestras necesidades diarias. Gedeón los guió al agua y permitió que bebieran
(vs. 5-6). De los diez mil, sólo trescientos bebieron parados junto al río llevando el agua con la
mano a su boca. Estos fueron los que Dios usó para Su ejército. El resto de los hombres se
arrodillaron para beber. Ellos cuidaron más sus necesidades que las necesidades de Dios, y Dios los
mandó de regreso.

En 1986 yo toqué la trompeta, como lo hizo Gedeón, en el entrenamiento de los ancianos (véase
Entrenamiento para ancianos, libro 7: Ser unánimes para el mover del Señor, publicado por
Living Stream Ministry). Yo les dije a los hermanos que la razón por la cual yo tenía una carga
pesada era que por más de diez años la tasa de crecimiento se había mantenido casi igual. Yo
estaba desesperado y sentía la urgencia de estudiar la situación. Esto es un asunto de vida o
muerte. En ese entonces yo hice un llamado a los vencedores para el Señor. Después de seis años,
hemos progresado muy poco, por lo tanto, hoy en día estoy tocando la trompeta de nuevo. Para
responder al llamado del Señor, todos necesitamos estar desesperados.

En 2 Timoteo 2:4 Pablo dice: “Ninguno que sirve de soldado se enreda en los negocios de esta
vida”. Los negocios de esta vida están relacionados con nuestras necesidades. Necesitamos
sacrificar algo para el Señor. Si continuamos haciendo lo mismo que hemos estado haciendo por
estos últimos quince años, con seguridad que no vamos a tener aumento. No se nos abrirán
muchas puertas de personas caucásicas. Si éste es el caso, seremos inferiores a dos grupos
heréticos, los mormones y los testigos de Jehová. A pesar de que estos dos grupos son heréticos,
han tenido un aumento notable durante estos últimos cincuenta años. Ellos lograron esto por
medio de tocar puertas, sin embargo algunos entre nosotros han informado que aunque tocar
puertas dé resultado en Taiwán y en la comunidad hispana de los Estados Unidos, no dará
resultado entre la comunidad caucásica. Es posible que tocar puertas no le dé resultado, pero tal
vez sí dé a otros. Todo depende de si lo hacemos o no, y también depende de cómo lo hacemos.

Necesitamos cuidar de la exigencia del Señor, de los requisitos del Señor, mucho más que de
nuestras necesidades. En 1937 el hermano Nee dio un ejemplo del arrebatamiento en la venida del
Señor. Una hermana le preguntó al hermano Nee acerca del arrebatamiento. Esa hermana tenía
una hija que era un tesoro para ella. El hermano Nee le dijo que cuando viniera el Señor Jesús, si
ella preguntaba: “¿Dónde está mi hija?”, ella se perdería el arrebatamiento. Si amamos algo y nos
ocupamos más en eso que en los intereses del Señor, cuando El venga, nos perderemos el
arrebatamiento.

El Señor es muy celoso. Parece que El se preocupa únicamente de El y no de nosotros. Algunos


predicadores le dicen a otros que Jesús los va a bendecir en todo. Algunos animan a las personas a
pensar positivamente. Sin embargo, aunque pensemos positivamente, aún podríamos padecer los
sufrimientos de Job. Finalmente, debido a los sufrimientos que padecemos en la vida cristiana, yo
tuve que llegar a la siguiente conclusión: para ser un hombre, yo tengo que ser un cristiano; para
ser cristiano debo estar en la iglesia, en el recobro del Señor; y para estar en Su recobro, tengo que
ser un vencedor. Si no somos vencedores, desperdiciaremos toda nuestra vida. Comparado con el
Señor Jesús, todo es basura. No debemos preocuparnos por nada más sino sólo por Cristo; más
bien, debemos contar todo como pérdida para ganar a Cristo (Fil. 3:7-8). Si somos serios con el
Señor, debemos llegar a este patrón como cristiano. Este es mi espíritu y ésta es mi carga. El Señor
necesita vencedores.

Si queremos ser vencedores, tenemos que tratar con nuestro carácter. El carácter es la causa
principal de la muerte espiritual entre el pueblo del Señor. Muchos santos queridos, amados y
fieles han sido anulados espiritualmente por su carácter. Ellos debían ser muy útiles al propósito
del Señor, sin embargo, muchos han sido anulados, no por el pecado ni la concupiscencia, sino por
su carácter. Nosotros buscamos al Señor según nuestro carácter. Hacemos cosas por el Señor y
para el Señor, pero las hacemos según nuestro carácter. Debido a esto, hemos sido anulados. Al
Señor no le importan nuestros gustos.
Muchas personas han preguntado porque Dios trató mal a Job. En realidad, Dios no trató mal a
Job. Sin embargo, tal vez parezca que el Señor trató mal a Pablo. En 1 Corintios 15:32 Pablo dijo
que él peleó con fieras salvajes (las cuales representan a personas y asuntos malos) en Efeso. Por lo
tanto, de acuerdo con esta metáfora, el Señor tiró a Pablo a las fieras salvajes en el anfiteatro.
Parece que el Señor hubiera tratado a Pablo cruelmente.

Después de que Job sufrió por algún tiempo, Dios lo prosperó de nuevo, dándole el doble de lo que
tenía anteriormente (Job 42:10-17). Dios le quitó a Job todo lo que tenía. Finalmente, lo bendijo
doblemente. Esto puede llevar a algunos a la conclusión de que Dios es un Dios de bendición. Sin
embargo, tenemos que considerar el caso de Pablo. Parece que Dios no bendijo a Pablo en ninguna
forma. Si nos parece que Dios no nos bendice, ¿seguiríamos siendo cristianos? Parece que sólo un
tonto sería un cristiano así. Sin embargo, durante las edades muchos han sido “tontos”, dispuestos
a sacrificarse por los intereses del Señor.

En un país cristiano como lo es Estados Unidos hay muchas obras cristianas. Según estadísticas
recientemente publicadas, de doscientos treinta millones de estadounidenses, ciento treinta
millones profesan ser cristianos. No obstante, yo pregunto si el Señor Jesús está satisfecho con el
cristianismo de hoy. ¿Puede el cristianismo de hoy edificar la novia para las bodas de Cristo? Casi
todos los cristianos de hoy han sido narcotizados. Muchos creyentes hoy día no tienen una mente
sobria con una visión espiritual clara. Yo no creo que la novia incluirá un gran número de
creyentes. La novia, que llegará a ser el ejército de Cristo para vencer al anticristo (Ap. 19:7-9, 14-
15, 19-21), no estará compuesta de millones de creyentes. ¿Cuántos de entre las denominaciones
podrían ser contados como parte de la novia de Cristo? También necesitamos preguntar: ¿Cuántos
en el recobro del Señor serán contados? Finalmente, nos tenemos que preguntar: “¿Seré contado
yo cuándo El venga?”. Este es un asunto muy serio. Ciertamente, El viene; la situación mundial
indica esto evidentemente. Por lo tanto, todos necesitamos estar advertidos.

Después de ser preparados por el entrenamiento durante varios meses, seremos los nuevos grupos
vitales. Entonces podemos ser enviados a visitar gente para la predicación del evangelio. No
debemos confiar en el cristianismo de hoy para nada. Aunque prediquen a Jesucristo y aun hablen
con respecto al Dios verdadero, muchos cristianos tienen muy poco de la realidad de Dios y de
Cristo en su vida diaria. Más aún, muy pocos en el cristianismo saben algo en cuanto a la economía
eterna de Dios, el tribunal de Cristo, y el juicio de la ramera, la Iglesia Católica Romana, por el
anticristo con sus diez reyes (Ap. 17:16). Todo el cristianismo está narcotizado, y nosotros también
lo estamos por la influencia del cristianismo a nuestro alrededor. Necesitamos vencer esta
situación. La situación actual de la religión está llena de microbios y es muy contagiosa. Esta es la
razón por la cual tengo la carga de preparar un grupo de santos para que traigan a los nuevos a la
vida de iglesia y que los guarden de la contaminación y de la profanación de la religión.

Yo animo a todos a que oren privadamente, y pidan al Señor que les muestre todos los asuntos en
la Biblia en cuanto a Su economía. Necesitamos darnos cuenta de que nuestra situación actual no
puede satisfacer la necesidad del Señor. Necesitamos un nuevo comienzo; luego podemos salir y
ganar nuevos creyentes, los cuales no se contaminarán con los microbios contagiosos del
cristianismo de hoy.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE NUEVE

LOS GRUPOS VITALES EN LA VIDA DE IGLESIA


(3)

Lectura bíblica: Jn. 17:19-21; 13:34-35; Hch. 2:42-47

OREMOS DE UNA NUEVA MANERA


PARA SUPLIR LA NUEVA NECESIDAD

Para los grupos vitales, lo primero es nuestra oración. Por lo tanto, el primer asunto tratado en este
entrenamiento será adiestrar a los miembros de los grupos vitales a orar de una nueva manera
para suplir la nueva necesidad. Primero, no debemos repetir nuestras viejas oraciones. Nuestro
modo de orar se ha convertido en una rutina; semana tras semana oramos de una manera
monótona, repitiéndole al Señor las mismas oraciones. Esa clase de oración no es genuina. Cuando
oremos, debemos simplemente decirle al Señor de una manera directa lo que queremos: “Señor,
queremos ser avivados. Estamos muertos y fríos. Queremos ser fervientes”. Es suficiente decir esto.
En la Biblia no encontramos ejemplos de oraciones de repeticiones monótonas. En Lucas 18:41 el
Señor Jesús le preguntó al ciego: “¿Qué quieres que te haga?”. Y él dijo: “Señor, que reciba la vista”.
Y Jesús le dijo: “Recíbela”, y al instante el ciego recibió la vista (vs. 42-43). En la reunión de la
mesa del Señor podemos orar: “Señor Jesús, Tú eres hermoso. Tú eres señalado entre diez mil; te
amo Señor”. Esto es suficiente. No hay necesidad de orar largas oraciones en las cuales enseñamos,
explicamos y disertamos acerca de las Escrituras ante el Señor.

Todos necesitamos orar. Nadie debe excusarse diciendo que no tiene carga para orar. ¿Cómo es
posible que seres humanos no tengan carga para orar? Todos necesitamos a Dios. Si necesitamos
respirar, necesitamos orar. Necesitamos orar tanto como respirar. Casi todos comen tres comidas
diarias sin tener ninguna “carga” especial. Por lo tanto, no debemos excusarnos diciendo que no
tenemos carga para orar.

Necesitamos aprender a orar de una manera nueva y a hacer oraciones nuevas. Necesitamos que el
Señor nos estimule para que podamos orar de una manera nueva, refrescante y viviente. En
nuestra oración no hay necesidad de que le digamos al Señor lo que tiene que hacer. Si deseamos
ser avivados por el Señor, simplemente le debemos pedir que nos avive. Podemos orar: “Avívame,
Señor, soy una persona digna de lástima. Necesito que Tú me revivas”. Esto es más que suficiente.
El no necesita que le digamos lo que tiene que hacer. Decirle a Señor lo que tiene que hacer no es
oración sino instrucción.

Frecuentemente las oraciones en la reunión de oración de la iglesia están compuestas de palabras


reiterativas, las cuales les dicen al Señor lo que tiene que hacer y le explican la situación. En los
cuatro Evangelios el Señor Jesús no oró de esta manera (Mt. 6:7-13; Jn. 17). En Efesios el apóstol
Pablo hizo dos oraciones (1:17-23; 3:14-21). En esas oraciones él no le dio instrucciones a Dios. Más
bien, oró, suplicó e imploró. Aprendamos esta manera.

Al orar en cuanto a llevar fruto, algunos santos han orado: “Gracias Señor, Tú eres la vid y nosotros
los pámpanos. Tú eres El fructífero. Te ordenamos a que engendres fruto en nosotros”. No hay
necesidad de decirle al Señor que El es la vid y nosotros los pámpanos. No hay necesidad de esta
clase de explicación. Simplemente podemos orar: “Señor, estamos muy estériles. Rechazamos
nuestra esterilidad. Líbranos de este pecado”, o: “Señor, perdóname; yo no llevo fruto. Señor, ten
misericordia de mí. Pon carga y presióname para que lleve fruto”.

Necesitamos aprender otra vez a orar. Hemos sido dañados por la condición de la iglesia y hemos
adquirido muchos malos hábitos, pero nosotros creemos que son buenos. Sin embargo, la manera
a la que estamos acostumbrados no es buena. Hemos estado orando de esta manera por años.
¿Cuál ha sido el resultado? En el transcurso de un año tal vez no engendremos diez frutos
permanentes. En la profecía de Hageo, hablando por el Señor, él le dijo al pueblo de Dios:
“Considerad vuestros caminos” (1:5, 7). Ciertamente necesitamos considerar de nuevo nuestros
caminos.

Antes de abrir nuestra boca para orar, debemos considerar cuidadosamente lo que vamos a decir.
No debemos orar de una manera rutinaria. Cuando digamos: “Señor Jesús, te alabo”, debemos
decirlo de corazón. En vez de decir: “Señor, te alabo”, tal vez el Señor nos dirija a decir: “Señor,
simplemente te adoro”. Cuando decimos que adoramos al Señor, debemos decirlo de corazón. Con
frecuencia cuando algunos santos comienzan a profetizar, dicen: “Alabado sea el Señor” varias
veces. Esto es un mal hábito. No tiene significado y realmente desperdicia el tiempo. Les suplico
que reciban mi palabra en cuanto a su oración.

RECOBREMOS LA MOTIVACION DINAMICA


DE LA SALVACION DINAMICA DEL SEÑOR

Ahora estamos desesperados con el Señor en tener un nuevo comienzo para empezar nuevamente
edificando los grupos vitales. Debemos darnos completa cuenta de que la iglesia como el Cuerpo de
Cristo es sin duda alguna el grupo de los creyentes de Cristo quienes han sido salvos por Su
salvación dinámica. Creo que desde el primer día, la salvación que recibí fue dinámica. Fui salvo
dinámicamente. En aquel entonces dejé el mundo. Le dije al Señor que no quería nada del mundo.
Sencillamente deseaba seguirle, tomar una Biblia y viajar por todas las villas y predicarle. Desde
aquel día hasta ahora nunca he cambiado. Había en mí una motivación dinámica y ha estado en mí
siempre. Aun hoy estoy aquí, con una carga laborando por los intereses del Señor.

El recobro ha sido dañado. Por eso, necesitamos un verdadero avivamiento. Necesitamos recobrar
la situación en la cual entramos en el recobro. Esto es vencer el abandono del primer amor, el cual
es en realidad el mejor amor. Recobrar el primer amor, o el mejor amor, es darle al Señor Jesús la
preeminencia, el primer lugar, en todo (Col. 1:18). Si le damos la preeminencia al Señor Jesús en
todo, sin duda le ganaremos. El es el mejor amor; El es el amor superexcelente. Esto es todo lo que
necesitamos.

Otra vez quisiera decir que la iglesia es un grupo de personas que Dios ha salvado dinámicamente.
Necesitamos estar continuamente bajo esta motivación dinámica. Un verdadero cristiano, un
vencedor, es aquel que está constantemente bajo una motivación dinámica. Tenemos que orar para
recobrar esto.

GUARDEMOS LA UNIDAD, AMEMONOS


LOS UNOS A LOS OTROS Y SEAMOS UNANIMES

En Juan 17:19-21 el Señor Jesús oró: “Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también
ellos sean santificados en la verdad. Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que
han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo
en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Todos
somos miembros del Cuerpo de Cristo. Como tales, debemos tener la verdadera unidad.
Indudablemente somos uno. No obstante, aunque actualmente aún estamos en el recobro y en la
unidad, debemos darnos cuenta de que la unidad entre nosotros no es una unidad viviente.
Nuestra unidad no es una unidad operante. Somos uno, pero usted es usted, y yo soy yo. La unidad
entre nosotros es una unidad adormecida, una unidad que duerme. Nuestra unidad debe ser muy
activa. La unidad genuina causará que entremos en acción cuando nos enteremos de las
necesidades que haya entre los santos en el Cuerpo. La verdadera unidad es una unidad activa y
actuante.

Somos uno, pero a lo mejor no conocemos bien a los ocho miembros del grupo. Eso no es la unidad
viviente. En Juan 17 el Señor dijo que si tenemos esta unidad, la gente del mundo creerá que Cristo
es Aquel que el Padre envió (vs. 21,23). Esto indica que cuando visitemos a otros, ellos se darán
cuenta de que nosotros somos uno. Se darán cuenta de que en nosotros hay algo celestial, algo
divino que la gente del mundo nunca podrá tener. Las personas mundanas no pueden ser uno, sin
embargo, nosotros somos uno en una manera viviente, de tal manera que nuestra unidad es
expresada y otros la pueden percibir. Cuando tienen contacto con nosotros, pueden percibir que
tenemos la unidad.

EL REMEDIO PARA NUESTRA CONDICION ACTUAL

La vida de iglesia en su totalidad ha sido amortecida debido a nuestra práctica rutinaria. Por
mucho tiempo hemos tenido poco cambio y muy poco crecimiento. Venir a las reuniones se ha
vuelto rutina, simplemente cumplimos un horario. Entre nosotros hay una falta muy grande del
ejercicio de nuestro espíritu, de la renovación de nuestra mente, y de la determinación de nuestra
voluntad. Hacemos las cosas de una manera rutinaria y mecánica. Es por esto, que no sabemos
tener comunión.

El remedio para nuestra condición es acordarnos que somos un problema para la iglesia. Todos
somos un problema. Es posible que nuestras oraciones hayan ofendido por años a los santos.
Siempre debemos recordar que somos un problema. Por lo tanto, cuando venimos a las reuniones,
debemos venir llenos de oración. Mientras conducimos un automóvil, deberíamos orar: “Señor
sálvame de mis hábitos. Señor esta noche yo voy a la reunión de comunión; dime en qué debo tener
comunión con los hermanos”. El Señor es viviente. El no le dirá lo que debe hacer, pero sí lo
inspirará. Cuando usted llegue a la reunión, quizá lo guíe a decir: “Alabado sea el Señor. Hoy estoy
muy contento hermanos”. Este es un buen comienzo para la comunión. Otro hermano cerca de
usted puede preguntar: “¿Hermano puede decirme por qué está tan contento hoy?”. Usted puede
responder: “Simplemente estoy contento por causa del Señor, porque hoy El me corrigió. Por ahora
sólo le puedo decir esto. En otra oportunidad le contaré más. ¿Y qué de usted? ¿Está contento con
el Señor?”. Esta es la forma de tener una comunión viviente.

Nosotros tenemos al Señor viviente, al Espíritu todo inclusivo y vivificante en nosotros, y tenemos
un espíritu regenerado. Tenemos que esforzarnos por usar todo esto. No debemos venir a la
reunión de una forma mecánica. Cuando entramos al lugar de reunión, debemos hacerlo con
determinación. Mientras sube las escaleras tal vez diga: “Señor, qué bueno es subir contigo”. Que
otros lo oigan o no, no tiene importancia. Tenemos que salirnos de nuestros hábitos. Esto depende
de cuánto nos conozcamos a nosotros mismos. Necesitamos orar a El y permitirle que nos
conduzca y nos guíe en cada situación.

EL ENTRENAMIENTO PARA
VISITAR CON EL EVANGELIO

El entrenamiento acerca de los grupos vitales tendrá muchos puntos. De la comunión pasaremos a
lo que es visitar a otros llevándoles el evangelio. Esto requerirá mucho entrenamiento. Para
predicar el evangelio, usted debe conocer los versículos apropiados acerca de Dios. Sin embargo, si
usted visita una persona que parece tener mucho conocimiento acerca de Dios y habla mucho de
Dios, usted no debe hablar de Dios con él. Su palabrería con respecto a Dios puede indicarle que es
una persona muy pecadora. Un pecador, un malhechor que es algo religioso, es la clase de persona
que le gusta hablar de Dios. Si usted habla con esa persona acerca de Dios, caerá en una trampa.
Más bien, háblele de la conciencia.

Todos debemos aprender por medio del entrenamiento. Si vamos a visitar a la gente, debemos
conocer las clases de personas que hay en el mundo y saber qué decir a cada clase de persona. Si
aprendemos esto, con seguridad nuestra visita será eficaz.

Aquellos que están en los grupos necesitan pasar tiempo con su grupo para practicar lo que han
escuchado: la oración, el verdadero avivamiento interior, y la comunión. Esto afectará su asistencia
a las reuniones. Que el Señor tenga misericordia de nosotros para que podamos tener un
avivamiento verdadero en El y por Su Espíritu.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE DIEZ

LA EDIFICACION DE LOS GRUPOS VITALES

(1)

Lectura bíblica: 1 Co. 5:6-7a; Lv. 2:1-13; Mt. 16:24; Fil. 2:2; Ef. 4:3; Hch. 1:14; 4:24;
Nm. 6:1-4; Ap. 2—3; Ro. 15:16;1 P. 2:5, 9; 1 Ts. 2:7; Ef. 4:12-13; 1 Co. 14:1-5, 23-26, 31,
39a

LA UNIDAD Y LA UNANIMIDAD

Hay dos cosas cruciales a las cuales tenemos que prestar atención en el Nuevo Testamento: la
unidad y la unanimidad. En el Nuevo Testamento la unidad entre los creyentes se menciona por
primera vez en Juan 17. En ese capítulo el Señor Jesús trata de la unidad en Su oración. La oración
del Señor en Juan 17 vino después de Su discurso en Juan 14—16, en donde El divulgó el misterio
de la Trinidad Divina. No hay en toda la Biblia una revelación más alta y profunda de la Trinidad
Divina que la revelación que el Señor Jesús dio en esos tres capítulos. Después de que el Señor
completó Su obra en esta tierra en Su contacto con los discípulos, El estaba listo para morir en la
cruz. Fue en ese momento cuando El oró al Padre. La oración que hizo fue muy particular. Ningún
ser humano podría haber ofrecido tal oración. En Su oración al Padre, El usó la palabra nosotros,
refiriéndose a El mismo y al Padre, incluyendo también al Espíritu (vs. 11, 21-22). En los versículos
20-21, El dijo: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por
la palabra de ellos, para que todos sean uno; como Tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también
ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Aquí el Señor oró para que
todos Sus creyentes fuesen uno “en nosotros”, o sea, en la Trinidad Divina. Esta es la unidad
genuina. La unidad genuina es simplemente la mezcla del Dios Triuno con Sus creyentes. Esta
unidad es también el Cuerpo de Cristo, pues el Cuerpo de Cristo es la mezcla del Dios Triuno
procesado y consumado con Sus creyentes.

En Mateo 18:19-20 el Señor dijo: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo
en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los
cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Aquí el Señor dijo que si Sus discípulos oran en unanimidad, su oración será ciertamente oída y
respondida.
Ahora necesitamos preguntar, ¿qué es unanimidad? La unanimidad parece ser menos importante
que la unidad. Aparentemente, la unidad es una gran cosa, mientras que la unanimidad es menos
importante. Es fácil definir la unidad: la unidad es el Dios Triuno mezclado con todos Sus
creyentes, y esta unidad es simplemente el Cuerpo de Cristo. Sin embargo, es difícil definir la
unanimidad.

La palabra griega sumfonéo en Mateo 18:19 es traducida “acuerdo”. Significa “estar en armonía” y
se refiere al sonido armonioso de instrumentos musicales o de voces. Con el tiempo, la
unanimidad, o la armonía de sentimientos interiores entre los creyentes, se convierte en una
melodía, una música. Todas las buenas melodías son armoniosas. Cuando tenemos unanimidad, a
los ojos de Dios somos una melodía para El. Nos convertimos no sólo en un poema escrito sino en
sonido, en voz, en melodía. Nuestra unanimidad debe ser como una melodía armoniosa. Tal
unanimidad es el núcleo de la unidad. En otras palabras, la unidad es como una nuez, y la
unanimidad es como el grano de la nuez. En Hechos 1:14 hay otra palabra griega, homothumadón,
traducida “unanimidad”. Esta palabra viene de homo, “igual”, y thumos, “mente, voluntad,
propósito (alma, corazón)”. La palabra denota una armonía de sentimientos interiores en el ser de
uno.

En la actualidad algunos cristianos tal vez digan que tienen unidad. He oído a algunos pastores
decir que mientras todas las denominaciones tengan un Dios, un Salvador, un Cristo, y una Biblia,
son uno. Según su concepto, las denominaciones no son divisiones; son meramente medios
utilizados por los cristianos para llevar a cabo su obra. Según su forma de ver, las denominaciones
son como los diferentes tipos de vasijas y utensilios que la gente usa para comer. Ellos alegan que
si hay diferentes clases de utensilios, como palillos chinos, tenedores y cucharas, que éstos no
dividen a la gente, tampoco las denominaciones dividen a los cristianos. Temo que algunos de los
santos en el recobro no puedan refutar esta clase de argumento. Después de escuchar tal
argumento, quizá sean sometidos y admitan que las denominaciones no son divisivas. Tal vez
aquellos que están en las denominaciones vuelvan la cuestión a nosotros y nos pregunten: “¿No
son ustedes una división? Antes de que Watchman Nee y Witness Lee estuvieran en esta tierra, tal
vez habrá habido mil cien divisiones, pero ahora ustedes en las iglesias locales se han convertido en
una más. Ahora hay mil ciento una divisiones en la tierra”. Parece difícil responder a tal
argumento.

Mi respuesta para ellos es la siguiente: “Sí, es posible que ustedes tengan la unidad, pero ¿tienen el
grano? ¿Tienen la unanimidad? Las familias que usan tenedores y palillos chinos para comer
también usan los mismos utensilios para pelear entre ellos. Tal vez tengan unidad, pero ¿dónde
está la unanimidad?”. Algunos en las denominaciones podrían volver la pregunta a nosotros:
“¿Tienen unanimidad entre ustedes?”. Si examinamos nuestra situación, tendremos que admitir
que hasta ahora estamos deficientes con respecto a la unanimidad.

Si entre los que están en un grupo no hay unanimidad, ¿qué puede hacer el Señor con ellos? Es por
ello que siento una carga tan pesada en cuanto a los grupos vitales. Para mí es muy claro que la
unanimidad entre nosotros aún no es plena ni completa. Por lo tanto, en un sentido, le es difícil al
Señor moverse libremente entre nosotros. Si no estamos en unanimidad, Dios no puede responder
a nuestras oraciones. Si Dios no puede responder a nuestras oraciones, ¿qué puede hacer con
nosotros? Sin la unanimidad, es difícil que la salvación dinámica de Dios logre salvar, convertir y
regenerar a las personas. Es por ello que nuestra falta de unanimidad es una enfermedad muy
grave. Hemos estado enfermos por muchos años, y pareciera como si no nos hubiésemos dado
cuenta de nuestra enfermedad. Es posible que asistamos a las reuniones, alabemos al Señor y
profeticemos, pero tal vez hagamos todas estas cosas sin estar conscientes del hecho de que nuestra
unanimidad no es la adecuada.
Aunque he estudiado la Biblia por muchos años, sólo hasta hace poco pude ver que la unidad es
como el cuerpo, y la unanimidad es como el corazón del cuerpo. Nuestra enfermedad no es como
una enfermedad que afecta al cuerpo externamente, sino como una enfermedad que lo afecta
interiormente, es decir, que afecta el corazón. Les digo la verdad franca y sinceramente, tal como el
Señor me ha mostrado y con una conciencia pura. Necesitamos saber cuál es nuestra enfermedad.
Nuestra enfermedad es que nuestra unanimidad no es adecuada. Por lo tanto, guardamos la
unidad con un “corazón” enfermo. En los últimos cuatro o cinco años esta malsana unidad ha sido
dañada por los disidentes. A ellos ni siquiera les interesa la unidad. Nosotros todavía estamos aquí
en pro de la unidad; sin embargo, en nuestro interior la unanimidad sigue siendo deficiente. Es por
esto que se le hace difícil al Señor responder a nuestras oraciones, especialmente en cuanto a llevar
fruto para el incremento del recobro del Señor. Por esta razón, necesitamos humillarnos ante El.

La agrupación de los santos en los grupos vitales tiene como fin que seamos recobrados, y ser
recobrados significa ser sanados, curados. Estamos enfermos; por tanto, necesitamos la sanidad.
La sanidad que necesitamos es agruparnos unánimes. La manera de atacar la enfermedad que está
entre nosotros es tener los grupos vitales.

TENER UNA COMUNION INTIMA Y COMPLETA


EN EL ELEMENTO Y ESFERA DE CRISTO,
EJERCITANDO NUESTRO ESPIRITU
ORANDO MUCHO Y MINUCIOSAMENTE EN
CUANTO A NUESTRO ESTADO, NUESTRA
CONDICION ESPIRITUAL Y NUESTRA SITUACION PRESENTE EN EL SEÑOR Y CON
EL

La palabra comunión es usada en el Nuevo Testamento primero en Hechos 2:42: “Y perseveraban


en la enseñanza y la comunión de los apóstoles, en el partimiento del pan y en las oraciones” (gr.).
Este versículo menciona la comunión de los apóstoles. Entre los apóstoles había una comunión
íntima. Al comienzo de Hechos, los apóstoles estaban con un grupo de unos ciento veinte santos
(1:15). Nosotros podríamos decir que ése era el grupo de los apóstoles. Entre ellos había una
comunión íntima. Los ciento veinte permanecieron juntos por lo menos diez días. Ellos comían
juntos, oraban juntos y hacían todo juntos. Sin duda que tenían una comunión íntima. Lo ocurrido
en Pentecostés fue producido por diez días de este tipo de comunión. Entre nosotros carecemos de
esta comunión.

Nuestra comunión no debería ser solamente íntima sino también detallada. Tal vez nos
conozcamos unos a otros, pero tal vez no nos conozcamos en detalle. Si tal es el caso, no podemos
decir que tenemos una comunión completa unos con otros. En los grupos vitales los miembros
primero necesitan conocerse unos a otros íntima y completamente.

La comunión es el fluir, la corriente, de la unidad. Diez días antes de Pentecostés, había sobre esta
tierra un grupo de personas que estaban en comunión; estaban en la corriente, en el fluir, de la
unidad. Según Hechos 1:14, ellos también estaban unánimes.

La comunión íntima y detallada está en Cristo. Cristo es el elemento, y Cristo también es la esfera,
el límite, de la comunión. En realidad esa comunión es Cristo mismo, porque Cristo es el elemento
de la comunión, y El es la esfera de la misma.

Para tener una comunión íntima y completa tenemos que ejercitar nuestro espíritu. Siempre que
digamos algo en comunión, necesitamos ejercitar el espíritu. Según he observado, algunos santos
tienen la enseñanza del ejercicio del espíritu, pero en la práctica no tienen la realidad. Para tener
una comunión apropiada necesitamos ejercitar nuestro espíritu orando mucho y minuciosamente.
En los grupos vitales necesitamos tener comunión acerca de nuestro estado, nuestra condición
espiritual y nuestra situación presente en el Señor y con El.

Necesitamos desarrollar una intimidad con todos los miembros del grupo. Para hacer esto, una
hermana puede llamar a otra durante el día y pasar algunos minutos en contacto y comunión. Si
nos amamos unos a otros, siempre sentiremos que nos extrañamos. Si nos comunicamos así
mutuamente, veremos la diferencia. Seremos reavivados y estimulados a amar al Señor. Nuestros
corazones también se ablandarán unos para con otros, y podremos recibir algo los unos de los
otros.

El Señor Jesús edificó la unidad entre Pedro, Juan, Jacobo y todos los demás que lo siguieron por
tres años y medio. Ellos dejaron sus familias, sus redes, sus barcas y sus trabajos para seguir sólo al
Señor cada día. Los que no siguieron a Jesús habrán pensado que aquello era una pérdida de
tiempo. Según su punto de vista, a dónde El iba, las personas que lo seguían no hacían nada.
Parecía que el Señor no hacía nada, pero en realidad El entrenó a Sus discípulos por tres años y
medio. Cada día que El hablaba, los entrenaba. Cuando no hablaba, seguía entrenando a Sus
discípulos. Su silencio era también una especie de entrenamiento. Al final de los tres años y medio,
cuando el Señor Jesús subió a Jerusalén para morir, mientras iban en camino, Jacobo y Juan y los
doce estaban discutiendo acerca de quién se sentaría a la derecha y a la izquierda del Señor en Su
reino (Mt. 20:20-24). Parece que no ganaron nada durante esos tres años y medio; pero algo fue
edificado dentro de ellos. Después de ser testigos de la muerte, resurrección y ascensión del Señor,
fueron personas diferentes. Había entre ellos comunión, unidad y unanimidad. En ese momento
estaban listos, calificados, preparados y equipados para recibir al Dios derramado sobre ellos. El
derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés (Hch. 2:1-4) fue el acontecimiento más grande
que jamás haya ocurrido en el universo. Ni la creación de los cielos y de la tierra fue algo tan
grandioso. El Dios Triuno se derramó sobre esta gente que estaba en unidad y en comunión y que
tenía la unanimidad genuina. Desarrollar tal unanimidad no es una cosa fácil. Mi intención es
desarrollar esta unanimidad a través de los grupos vitales en los próximos meses.

COMPENETRADOS POR MEDIO DE MUCHAS ORACIONES MINUCIOSAS, COMO LA


HARINA FINA DE TRIGO,
CON TODOS LOS MIEMBROS DEL GRUPO, CON EL ESPIRITU COMO EL ACEITE,
POR MEDIO DE LA MUERTE DE CRISTO COMO LA SAL, Y EN LA RESURRECCION
DE CRISTO COMO EL INCIENSO, HECHOS UNA MASA PARA EL SEÑOR

En los grupos vitales necesitamos compenetrarnos por medio de muchas oraciones minuciosas,
como la harina fina del trigo, con todos los miembros de nuestro grupo, con el Espíritu como el
aceite, por medio de la muerte de Cristo como la sal, y la resurrección de Cristo como el incienso,
para ser una masa para el Señor (1 Co. 5:6-7a; Lv. 2:1-13). Compenetrarse no es meramente
juntarse como una pareja de esposo y esposa. Estar “juntos” no es tan profundo como estar
compenetrados. Es posible que una pareja esté casada por algunos años sin compenetrarse nunca.
En la sociedad humana a menudo hay discusiones entre esposos y esposas, entre hermanos y
hermanas, y entre hijos y padres porque nunca han sido compenetrados unos con otros.

El Nuevo Testamento nos dice, primero, que somos granos de trigo. En Juan 12:24 el Señor Jesús
era el único grano. Por medio de Su muerte y resurrección El liberó Su vida impartiéndola a
nosotros, y así nos hizo los muchos granos. Esto es muy bueno. No obstante, el Nuevo Testamento
luego dice que como granos, finalmente necesitamos ser hechos una sola masa (1 Co. 5:6-7a). Para
hacer una masa es necesario mezclar, “compenetrar”, granos de trigo; pero antes de ser
“compenetrados”, los granos necesitan ser molidos hasta ser harina fina.
El Nuevo Testamento también nos dice que con el tiempo todos nos convertiremos en un solo pan
(1 Co. 10:17). En un sentido, los granos, la harina fina, y la masa no son nada hasta que se
convierten en un pan. Después de que nos convertimos en un pan, significamos algo y somos algo
en las manos del Señor. El pan es el grupo. En la mesa del Señor, a menudo alabamos al Señor por
el pan, pero en realidad quizá no seamos un pan. Muchos de los santos entre nosotros tal vez nunca
hayan sido molidos o quebrantados. Aunque somos granos, puede ser posible que nunca hayamos
sido quebrados o molidos hasta ser harina fina. Por el otro lado, es posible que estemos
quebrantados, pero tal vez nunca nos hayamos compenetrado. Entonces, estamos muy lejos de ser
un pan. Para llegar a ser un pan es preciso que seamos compenetrados en los grupos. El pan es el
grupo.

La manera de ser compenetrados es orar mucho y de manera minuciosa, como harina fina de trigo,
con todos los miembros de nuestro grupo, con el Espíritu como el aceite, por medio de la muerte de
Cristo como la sal, y la resurrección de Cristo como el incienso. Necesitamos orar mucho sobre
todos estos puntos de una manera minuciosa. Necesitamos compenetrarnos como una “masa” para
el Señor. Ser masa implica ser quebrados, ser molidos y ser compenetrados. Conforme al tipo de la
ofrenda de harina en Levítico 2:1-13, para ser mezclado o “compenetrado” se requiere el aceite para
que la harina no esté seca. Es imposible mezclar harina fina seca; se necesita el aceite para
humedecer la harina. De la misma manera, necesitamos el Espíritu como el aceite para
“humedecernos” para que podamos compenetrarnos.

Para ser compenetrados, también necesitamos la sal, o sea, la muerte de Cristo, para matar todos
los microbios que hay en nosotros. Necesitamos darnos cuenta que tenemos muchos microbios en
nuestro ser. Todos estos microbios deben ser matados por la muerte de Cristo. Luego, también
necesitamos estar en la resurrección de Cristo. En la compenetración necesitamos experimentar al
Espíritu como el aceite, y también necesitamos pasar por las experiencias de la muerte de Cristo y
la resurrección de Cristo. Si por la misericordia del Señor podemos experimentar tal
compenetración, seremos absolutamente diferentes de lo que somos hoy. No es suficiente juntar
gente y decirle que son un grupo. Eso se hace muy rápidamente. El grupo apropriado en el cual los
miembros se han compenetrado de manera adecuada requiere tiempo.

Se debe confesar el pecado del


individualismo y de la individualidad

A fin de compenetrarnos, necesitamos confesar el pecado del individualismo y de la individualidad.


Nuestro individualismo es una especie de principio, una especie de política. Cada uno de nosotros
tiene su propia política, su propia lógica humana. Nuestro individualismo se convierte en nuestra
lógica. El sistema educativo en los Estados Unidos educa a los jóvenes para que sean
individualistas. La lógica de ser un individuo independiente, o la lógica del individualismo, es un
pecado a los ojos de Dios. Debemos condenar el individualismo y la individualidad. Al vivir la vida
de iglesia puede ser que estemos llenos de individualidad. Tal vez no nos importen los demás sino
solamente nosotros. Aunque amemos a otros, tal vez no nos importen nada. Al amar a otros
seguimos cuidándonos a nosotros mismos. Esto es la individualidad. Necesitamos confesar este
pecado. Mientras estos microbios permanezcan en nosotros, no podremos ser uno y no podremos
compenetrarnos.

Se deben confesar todos los defectos, fallas, equivocaciones, errores, transgresiones,


ofensas pecados exteriores e iniquidades interiores,
y pedir el perdón del Señor
Si hemos de ser compenetrados por el Señor, también necesitamos confesar todos nuestros
defectos, fallas, equivocaciones, errores, transgresiones, ofensas, pecados exteriores e iniquidades
interiores. No solamente tenemos que confesar estas cosas, sino también pedir el perdón del Señor
(Hch. 2:38; 10:43; Ef. 1:7; Col. 1:14; 1 Jn. 1:9). El Señor desea perdonar e incluso olvidar (He. 8:12),
pero nosotros necesitamos confesar. Debemos hacer una confesión completa para que podamos ser
perdonados y justificados. Luego podremos compenetrarnos.

Se deben confesar la naturaleza pecaminosa,


su mancha, sus vínculos con la contaminación
del mundo, y su vejez, y se debe pedir al Señor
la limpieza de Su preciosa sangre

También necesitamos confesar nuestra naturaleza pecaminosa, su mancha, sus vínculos con la
contaminación del mundo, y su vejez, y pedir al Señor la limpieza de Su preciosa sangre. Aunque
hemos sido regenerados, tenemos la vieja naturaleza pecaminosa con sus manchas y sus ataduras a
la contaminación del mundo. Nuestra vil naturaleza interior se pega fácilmente al mundo exterior.
La razón por la cual somos atraídos tan fácilmente a las tiendas es que dentro de nosotros hay algo
que responde a las tiendas. Los gerentes de las tiendas han dispuesto los artículos en sus tiendas de
tal manera que correspondan a nuestra naturaleza. Todos necesitamos experimentar la muerte y
resurrección de Cristo para que sea anulada nuestra naturaleza pecaminosa con sus manchas y
ligaduras a la contaminación del mundo.

También necesitamos confesar la vejez de nuestra naturaleza pecaminosa. Mientras seamos


naturales, somos viejos. Necesitamos confesar todo esto y luego pedir al Señor que El nos limpie
con Su preciosa sangre. Necesitamos el perdón del Señor, y también necesitamos que nos limpie.
El perdón nos justifica, mientras que la limpieza nos purifica, nos deja limpios. Luego podemos
compenetrarnos.

Se deben confesar los problemas


de nuestra manera de ser y
la peculiaridad de nuestro carácter

También necesitamos confesar los problemas de nuestra manera de ser y la peculiaridad de


nuestro carácter. Tenemos muchos problemas por culpa de nuestra manera de ser. Todos estos
problemas nos impiden compenetrarnos. También tenemos nuestra peculiaridad en nuestro
carácter. En general, una persona simple no tiene muchas peculiaridades; cuánto más refinada una
persona es, más peculiaridades tiene. Las características peculiares de nuestro carácter también
nos impiden compenetrarnos con otros.

Se deben negar el yo, los hábitos


y la vieja manera de actuar

También necesitamos negar nuestro yo, nuestros hábitos y nuestra vieja manera de actuar (Mt.
16:24). Esto nos proporcionará la manera de ser compenetrados.

No se debe tener confianza en sí mismo


ni se debe confiar en su habilidad natural

Después de tanta confesión no tendremos confianza en nosotros ni debemos confiar en nuestra


habilidad natural. Todas estas cosas necesitan ser tratadas; luego podremos compenetrarnos.
Se debe amar a todos los miembros
del grupo con un amor imparcial
en el amor de Dios

Además, necesitamos amar a todos los miembros de nuestro grupo con un amor imparcial. Es
común que prefiramos a ciertos santos. Esto demuestra que no amamos a todos los santos por
igual. Filipenses 2:2 dice que debemos tener un mismo amor por todos los santos.

GUARDAR LA UNIDAD DEL ESPIRITU,


LA UNIDAD DEL CUERPO, EN LA UNANIMIDAD
CONFORME AL DESEO DEL SEÑOR
ORANDO MUCHO Y MINUCIOSAMENTE

Para edificar los grupos vitales, necesitamos guardar la unidad del Espíritu, o sea, la unidad del
Cuerpo, en la unanimidad conforme al deseo del Señor con mucha oración minuciosa (Ef. 4:3;
Hch. 1:14; 4:24). Sin la unanimidad no podemos guardar la unidad. La unanimidad es el corazón,
el meollo, de la unidad.

Se deben condenar todos


los conceptos que exaltan el yo
y dejar todas las opiniones divisivas

Para guardar la unidad del espíritu necesitamos condenar todos los conceptos que exaltan el yo y
dejar todas las opiniones divisivas. Todos tenemos tendencia a exaltarnos a nosotros mismos.
Algunos de los santos se sientan confiados de que son más conocedores y pueden hacer las cosas
mejor que los ancianos de la iglesia, lo cual indica, que se exaltan a sí mismos. Cada miembro de la
iglesia, sea viejo o joven, tiene conceptos que exaltan el yo. Todo aquel que tenga dichos conceptos
ciertamente tiene opiniones. Todos tienen una opinión. Debemos condenar todos los conceptos
que exaltan el yo y dejar las opiniones divisivas.

Se deben negar todas las preferencias


y no hacer caso de los gustos personales

Para guardar la unidad del Cuerpo en la unanimidad, necesitamos negar todas las preferencias y
no hacer caso de los gustos personales. Las hermanas son a menudo más notorias en cuanto a los
gustos personales que los hermanos. Nuestras preferencias y gustos personales son un gran
impedimento para guardar la unidad del Cuerpo.

Se debe seguir la dirección


del Espíritu y respetar el sentir
de los demás miembros

Finalmente, para guardar la unidad del Espíritu, necesitamos seguir la dirección del Espíritu y
respetar el sentir de los demás miembros. Sin importar nuestro punto de vista u opinión,
deberemos seguir siempre el Espíritu. Debemos volver al espíritu para seguir la dirección del
Espíritu Santo quien está dentro de nosotros, y debemos respetar el sentir de los demás y cuidar
del mismo.

CONSAGRARNOS CORPORATIVAMENTE
COMO NAZAREOS AL SEÑOR
ORANDO MUCHO Y MINUCIOSAMENTE
Para la edificación de los grupos vitales, necesitamos consagrarnos corporativamente como
nazareos (Nm. 6:1-4). Necesitamos hacer esto hasta ser compenetrados, hasta ser una masa. Todos
los miembros del grupo deben reunirse para consagrarse como sola una entidad, como un grupo de
nazareos, para darle al Señor una consagración corporativa. Necesitamos dejar que el Señor gane
todo nuestro grupo como una entidad para el cumplimiento de Su economía neotestamentaria.
Nuestra consagración corporativa no debe hacerse para cumplir alguna clase de deber formal, sino
para servir al Señor conforme a la guía orgánica del Espíritu.

SER VENCEDORES EN ESTA ERA


ORANDO MUCHO Y MINUCIOSAMENTE

Para la edificación de los grupos vitales, necesitamos ser vencedores en esta era orando mucho y en
detalle. Según el principio del Nuevo Testamento, todos los creyentes son y deberían ser
vencedores (1 Jn. 2:13, 14; 4:4; 5:4-5), pero la mayoría se ha degradado. Entonces, en las siete
epístolas de Apocalipsis 2 y 3 el Señor llamó a los vencedores.

Conforme al llamado del Señor en


Sus últimas palabras a los santos de las iglesias

Necesitamos ser vencedores en esta era orando mucho y en detalle, conforme al llamado del Señor
en Sus últimas palabras a los santos que están en las iglesias. El llamado que el Señor hace a los
vencedores en Apocalipsis 2 y 3 no era sólo para la iglesia, no sólo para los santos, sino para los
santos que están en las iglesias. Es difícil que toda la iglesia sea vencedora corporativamente, pero
los santos individuales, dentro de las iglesias, deben ser vencedores.

Para reemplazar a la iglesia degradada

Necesitamos ser vencedores en esta era para reemplazar a la iglesia degradada. Por causa de que la
iglesia se degradó, ya no es lo que debería ser; por tanto, se necesitan los vencedores para
reemplazar a la iglesia degradada.

ORAR MUCHO Y MINUCIOSAMENTE


PARA DAR LOS CUATRO PASOS
DE LA MANERA ORDENADA POR DIOS

Para la edificación de los grupos vitales, necesitamos orar mucho y minuciosamente para los cuatro
pasos de la manera ordenada por Dios. Cuando nos reunimos en grupos, debemos olvidar la vieja
manera y las cosas viejas en nuestra oración. Necesitamos aprender la nueva manera y las cosas
nuevas, que son los cuatro pasos de la manera ordenada por Dios. El primer paso de la manera
ordenada por Dios es cumplir el sacerdocio neotestamentario del evangelio para buscar, visitar y
tener contacto con los pecadores salvándolos para hacer de ellos miembros orgánicos del Cuerpo
de Cristo y ofrecerlos a Dios como sacrificio neotestamentario (Ro. 15:16; 1 P. 2:5, 9). El segundo
paso es alimentar y cuidar de los recién nacidos en Cristo en reuniones de hogar como madres que
amamantan (1 Ts. 2:7). El tercer paso es perfeccionar a los santos por medio de la mutua
enseñanza en las reuniones de grupo para la obra del ministerio de edificar el Cuerpo orgánico de
Cristo (Ef. 4:12-13). Finalmente, el cuarto paso de la manera ordenada por Dios es el profetizar de
todos los santos en las reuniones de la iglesia para la directa edificación orgánica del Cuerpo de
Cristo como el organismo del Dios Triuno procesado (1 Co. 14:1-5, 23-26, 31, 39a).

Necesitamos orar día y noche por estas cuatro cosas. Después de varios meses de preparación
prestaremos atención al cumplimiento de estas cuatro cosas. Antes de eso necesitamos mucha
oración. Por lo tanto, día y noche, mañana y tarde, no deberemos olvidar estos cuatro puntos. Este
es el propósito y la meta de que nos agrupemos. Nos agrupamos para ser nazareos corporativos y
vencedores para reemplazar a la iglesia degradada a fin de llevar a cabo estas cuatro cosas.

PRACTICAR LA COMUNION PARA


ESTABLECER EL FUNDAMENTO
PARA LA COMPENETRACIÓN

Si vamos a compenetrarnos, no deberemos olvidar la comunión. La comunión es la base de la


compenetración. Por consiguiente, debemos tener comunión. Al hacer esto estableceremos el
fundamento para la compenetración. Sin embargo, en vez de tener comunión, hemos practicado la
hipocresía por años; nos hemos estado escondiendo bajo una máscara. Sin el fundamento de la
comunión íntima y completa, no puede haber compenetración.

No debemos temer que los demás nos conozcan. Cuanto más nos conozcan en la manera
apropiada, mejor para nosotros. Esto derribará nuestro orgullo, quitará nuestra jactancia, anulará
nuestro complejo de superioridad, e incluso hará a un lado nuestro complejo de inferioridad. No
obstante, muchos de nosotros no estamos dispuestos a exponernos. Por el contrario, preferimos
cubrirnos pretendiendo ser otra cosa. Por causa de esto, se hace difícil que tengamos una
comunión íntima y completa que dé por resultado que seamos compenetrados.

Sin la compenetración, el Señor no puede avanzar con nosotros. La compenetración es el Cuerpo,


la compenetración es la unidad, y la compenetración es la unanimidad. Sin embargo, nosotros
preferimos quedar intactos y desconocidos para los demás. Por causa de que no queremos que la
gente nos conozca, nos hemos hecho muy sensibles, y al ser sensibles somos fácilmente ofendidos.
Tal condición nos fuerza a ser muy cautelosos en nuestro hablar, por temor a ser ofendidos.

Entre nosotros hay una gran necesidad de abrirnos paso por lo que nos estorba para permitir que
el Señor lleve a cabo los grupos. Desde el mismo comienzo de los cuatro Evangelios, cuando el
Señor Jesús envió a Sus discípulos, no los envió uno por uno, sino que los envió de a dos, los
agrupó. Desde el tiempo en que el recobro llegó a Estados Unidos el Señor no ha podido establecer
los grupos entre nosotros. Muchos santos vinieron al recobro con una actitud absoluta y se
quedaron con nosotros, pero en cierto momento se fueron. Eso indica que ellos nos estaban
dispuestos a agruparse en el recobro. Los que hemos permanecido en el recobro tenemos el
problema de nuestra manera de ser y nuestro carácter que nos mantiene separados. Aunque por la
misericordia del Señor aún estamos juntos, nos hemos agrupado muy poco. Por esta razón, no
tenemos impacto. El impacto se halla en la unanimidad, y en realidad la unanimidad es la
compenetración.

Si no hay unanimidad entre nosotros, Dios no puede contestar nuestras oraciones, porque no
practicamos el Cuerpo. Si no somos unánimes, esto significa que no practicamos el principio del
Cuerpo. Conforme a la interpretación apropiada del Nuevo Testamento, la unanimidad es el
Cuerpo. Debemos practicar el principio del Cuerpo; sólo así tendremos la unanimidad. Aunque no
peleemos entre nosotros, es posible que no tengamos unanimidad. Debido a que hemos
permanecido juntos, hemos visto la bendición del Señor, pero sólo de una forma limitada. Por lo
tanto, necesitamos la unanimidad para practicar el principio del Cuerpo.

Es difícil abrirnos entre nosotros, pero es aún más difícil, después de escucharnos, responder algo
en una manera franca y llena de amor. Después de reunirnos en grupos, debemos sentirnos libres
de hablarles a los demás acerca de nuestra situación interna con el Señor. De la misma manera, los
demás deberán tener libertad para responder. Por causa de que tememos exponernos y ofender a
otros, aparentamos unos con otros no permitiendo que otros conozcan nuestra situación real.
Necesitamos la comunión íntima y completa. Desde luego, debemos tener cuidado con lo que nos
decimos en público. En ciertos casos la confesión pública de pecados ha causado serios problemas.
No estoy diciendo que debemos abrirnos en una manera descuidada. No obstante, necesitamos
encontrar la manera de compenetrarnos. De lo contrario, el Señor no tiene salida en nuestra
situación presente. Necesitamos compenetrarnos hasta que tengamos un amor íntimo por los
miembros del grupo. Si continuamos escondiéndonos y guardando la distancia entre nosotros,
cuando salgamos a visitar a la gente, no tendremos impacto. La gente que visitemos sentirá que no
somos uno.

Nuestra situación actual es muy diferente a la de Pedro, Jacobo y Juan. Cuando ellos seguían
juntos al Señor como Sus creyentes, ellos eran genuinos, como se ve en el hecho de que peleaban
entre ellos. En Mateo 20, mientras el Señor Jesús les estaba revelando Su muerte y resurrección
(vs. 17-19), parece que ellos no estaban escuchando lo El decía. Después de que el Señor Jesús
terminó de hablar, tuvieron una disputa entre ellos (vs. 20-24). Esto indica que ellos eran muy
genuinos.

Si no practicamos los puntos de este mensaje, no habrá manera de ser agrupados. Los grupos son
una necesidad urgente entre nosotros. Estamos tratando de avanzar en este asunto vital.
Necesitamos orar mucho acerca de la edificación de los grupos vitales.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE ONCE

LA EDIFICACION DE LOS GRUPOS VITALES

(2)

Nuestra carga sigue siendo la agrupación. Tal vez hayamos sido cristianos por muchos años, sin
embargo debemos admitir que somos muy naturales. Tal vez pensemos que somos muy
espirituales, sin embargo debemos ver que somos “naturalmente espirituales”. Esto significa que
no hemos sido tratados mucho por el Señor.

Algunos de ustedes que han orado mucho en las reuniones de la iglesia deberían aprender a dejar
de orar tanto. Su oración natural ha sido un estorbo muy grande para la vida de iglesia. Si usted
decide orar, debe aprender a hacer una oración verdadera que no sea iniciada por usted. Debe
saber que en cuanto a la oración, usted necesita ser anulado por la cruz. No orar es una derrota,
pero la oración que proviene de usted mismo es un error.

Algunos de ustedes tienen como hábito orar mucho en las reuniones de oración, pero es difícil
percibir alguna revelación en su oración. Nuestra oración debe estar llena de revelación. La oración
del Señor en Mateo 6 es una oración simple, pero está llena de revelación y no tiene explicaciones.
Su oración en Juan 17 también está llena de revelación. Probablemente no haya un capítulo en toda
la Biblia que tenga tanta revelación como Juan 17. Las oraciones del apóstol Pablo en Efesios 1 y 3
están llenas de revelación. Esto nos demuestra que debemos aprender a orar. Hemos estado en la
manera natural por mucho tiempo.

No sólo en lo que se refiere a la oración sino también a la vida de iglesia, somos muy naturales. Por
esta razón, necesitamos tener grupos, y esperamos que el Señor nos dé un nuevo comienzo. No
deberíamos hacer nada en la forma natural, ni tampoco deberíamos estar en silencio. Tenemos que
decirle al Señor que no queremos ser naturales ni estar en silencio. Esto nos obliga a aprender lo
que es ejercitar nuestro espíritu. Hay una expresión entre nosotros, y es que necesitamos ejercitar
nuestro espíritu, pero ¿cuántos de nosotros lo hacemos? Esta expresión se ha hecho popular entre
nosotros, pero es difícil ver en nuestras reuniones el verdadero ejercicio del espíritu. Para ejercitar
nuestro espíritu, necesitamos mucho tratamiento. Primero debemos tratar con nuestra manera
natural y nuestra persona natural, nuestro ser; esto incluye nuestra oración natural y nuestro
hablar natural.

Los grupos vitales deben ser algo absolutamente nuevo con un nuevo comienzo. Algunos santos
entre nosotros o son silenciosos, sin hacer ni decir nada, o cuando funcionan son muy expresivos.
En su oración, hablan de muchas cosas. Este es un gran error; también es un defecto. No
deberíamos creer que en una sola oración el Señor nos cargará con tantos aspectos y tantas cosas.
Cuando algunos de nosotros oramos o profetizamos, cubrimos al menos veinte puntos. En una
oración corta de menos de un minuto, el Señor no nos cargará con veinte puntos. Ese es nuestro
hábito. Cuando empezamos a orar o a profetizar, nos gusta abarcar todas las direcciones. Después
de nuestra oración, tal vez hasta nos olvidemos de lo que hemos orado porque hemos tratado
demasiados puntos.

No deberíamos componer una oración en la cual en realidad no hemos pedido nada. Nuestra
oración no debe venir de ninguna clase de composición, sino de una carga. En este mensaje, mi
carga es mucho más pesada de lo que puedo expresar. Mi única carga son los grupos. Si yo oro,
oraré por sólo una cosa: los grupos vitales. El Señor no necesita que nosotros lo entrenemos, le
enseñemos, ni le demos explicaciones en nuestra oración. El ya lo sabe todo.

Pero, algunos de ustedes, por el otro lado, son silenciosos por naturaleza. Usted no dice nada en las
reuniones y no ora. Si todos estos hábitos no son quebrados en nosotros, no podremos ser
agrupados en una manera vital. Agruparnos es compenetrarnos. Según nuestras experiencias, no
hay otra manera de compenetrarnos excepto orando mucho y minuciosamente. No debemos
hablar tanto. No debemos pensar que si hablamos juntos, nos compenetremos. No es así. La
compenetración se puede realizar sólo con mucha oración juntos. Debemos ser personas de
oración.

El Señor Jesús trabajó sobre esta tierra en Su ministerio por tres años y medio. En esos tres años y
medio, El trabajó día y noche. Miles de personas fueron ayudados por El en Su ministerio, pero
finalmente ciento veinte permanecieron de Su obra para el cumplimiento de la economía de Dios.
Ninguno de los demás, ni aun Nicodemo, estuvo allí para ser lleno económicamente del Espíritu
Santo en el día de Pentecostés. Los ciento veinte eran galileos. Aquí podemos ver el principio de los
grupos. Estos ciento veinte no eran individuos separados, sino que se habían agrupado en uno. En
el día de Pentecostés, el Espíritu descendió sobre un grupo. El Señor Jesús fue el que los agrupó.

Desde el primer día que el Señor Jesús comenzó a llamar a los discípulos, El empezó a agruparlos.
El Señor era como un gran imán, que atraía a los discípulos a Sí mismo para formar un grupo. En
los cuatro Evangelios, podemos ver que los discípulos discutían y competían entre ellos. A veces
había rivalidad entre ellos (Mt. 20:20-28; Lc. 22:24). El Señor Jesús trató con cada uno de ellos.
Todos esos tratamientos tenían un solo fin: agruparlos. Con el tiempo, los que se quedaron en
forma absoluta por el propósito de Dios después del ministerio terrenal del Señor fueron los ciento
veinte. Los otros no fueron agrupados sino dispersados. El Señor sólo ganó un grupo, y este grupo
oró unánime por diez días (Hch. 1:14-15). Ellos permanecieron juntos, vivieron juntos, comieron
juntos y moraron juntos por diez días, no haciendo otra cosa que orar. Luego experimentaron el
derramamiento del Espíritu el día de Pentecostés. En ese momento había sobre la tierra un solo
grupo cuya oración tocó el corazón de Dios y Su trono en los cielos.

En realidad la iglesia fue iniciada el primer día que el Señor Jesús salió a laborar a la edad de
treinta años. El juntó a Pedro, a Juan, a Andrés y a Jacobo, pescadores galileos, con otros
discípulos. El nunca los dejó ir. En un sentido, todos ellos estuvieron “desempleados” por tres años
y medio. Ellos dejaron sus trabajos para seguir al Señor Jesús y estar con El. A donde el Señor
Jesús iba, ellos iban. El Señor no los necesitaba principalmente para que lo ayudaran a trabajar,
sino que El quería que fueran tratados. El Señor no les dio un programa o itinerario para seguir. El
sólo quería que estuvieran con El (cfr. Mr. 3:14). El Señor Jesús trató con ellos día tras día. Los
ciento veinte eran un grupo de personas con las cuales el Señor había tratado. Antes de sus diez
días de oración, habían estado con el Señor Jesús por tres años y medio.

Los ciento veinte también fueron testigos de la muerte, resurrección y ascensión del Señor. Vieron
cómo el Señor fue traicionado, juzgado y llevado al Calvario, puesto en la cruz y sepultado. Vieron
todo este proceso. También vieron la tumba vacía. Luego en la noche de Su resurrección, el Señor
Jesús vino a ellos, se impartió en ellos soplando, y dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20:22).
Desde ese día, el día de la resurrección, los ciento veinte se convirtieron en personas que tenían al
Dios Triuno en ellos. Eso revolucionó, cambió, todo su ser.

Después de la resurrección, el Señor se les apareció por un período de cuarenta días (Hch. 1:3). El
Cristo resucitado moraba en los discípulos porque El se había impartido a Sí mismo como el
Espíritu en ellos el día de Su resurrección. Que El se les apareciera no significa que El los había
dejado; simplemente significa que El hizo Su presencia visible para ellos, entrenándolos para que
percibieran y disfrutaran Su presencia invisible todo el tiempo. Por lo tanto, ellos experimentaron
la muerte del Señor, la resurrección del Señor y fueron entrenados por el Señor por cuarenta días.
Luego el Señor ascendió ante ellos en el monte de los Olivos (vs. 9-12).

Después de ver todas estas cosas, ¿podían seguir siendo naturales? Ciertamente, ellos ya no eran
personas naturales. El Señor ascendió, pero aún tenían al Señor en ellos, y oraron juntos por diez
días. ¿Ustedes creen que ellos oraron en una forma natural? ¿Acaso una oración de muchos
puntos, dándole instrucciones al Señor y diciéndole qué hacer? Por supuesto que ellos no hicieron
eso. ¿Acaso algunos de ellos estaban callados, sin decir una palabra en oración al Señor? Desde
luego que no. Más bien, yo creo que cada uno de ellos oró por diez días.

La oración es realmente poderosa, pero a fin de ser poderosa, nuestra oración debe ser una oración
que toca el trono de Dios y el corazón de Dios, y debe ser una oración que conmueva al mismo
Dios. Tenemos que orar, pero no livianamente. No debemos componer una oración.

No queremos salir a buscar a otros sino hasta que nuestro grupo sea consumado. De otro modo,
podríamos salir, pero sin poder, como nos sucedió en el pasado. Necesitamos pasar por un período
en el cual podamos compenetrarnos con todos los miembros del grupo y permitir que el Señor
gane nuestro grupo como una entidad para el cumplimiento de Su economía neotestamentaria.

Ahora que hemos visto la necesidad de compenetrarnos, tal vez aún no sepamos qué hacer para
compenetrarnos. Ahora que se nos ha encomendado no hacer nada en la manera natural, tal vez
nos preguntemos qué hacer. Yo espero que desde ahora en nuestras reuniones de grupo no
traigamos nuestras oraciones viejas y naturales. Entonces decimos: “¿Qué haremos? ¡No sabemos
qué hacer!”. En realidad, esto es maravilloso. La primera cosa que debemos hacer es clamar al
Señor en esta manera. Debemos clamar al Señor, aun con lágrimas: “Señor Jesús, no sé qué hacer.
Nunca me imaginé que era tan difícil ser cristiano. No puedo lograrlo, Señor”. Esta es la mejor
oración. Si oramos de esta manera, aunque sea una sola vez, toda nuestra persona cambiará.

Algunos de nosotros somos personas muy simpáticas, pero esa persona simpática por naturaleza
debe ser condenada. Somos agradables pero fríos como el hielo. No podemos ser compenetrados
con otros. Algunas personas simpáticas se han establecido a sí mismas como modelos, esperando
que otros en la iglesia sean como ellos. Pero si todos en la iglesia fueran como ellos, la iglesia se
convertiría en un gran bloque de hielo.

DEBEMOS SER COMPENETRADOS


ORANDO MUCHO Y MINUCIOSAMENTE

Orar meramente en nuestras reuniones de grupo vital no es adecuado. A fin de ser compenetrados
necesitamos orar día y noche. Primero, necesitamos orar solos, en privado. Podemos
compenetrarnos orando mucho y minuciosamente, como la harina fina de trigo, con todos los
miembros del grupo, con el Espíritu como el aceite, por medio de la muerte de Cristo como la sal, y
en la resurrección de Cristo como el incienso, y ser una masa para el Señor (1 Co. 5:6-7a; Lv. 2:1-
13). Necesitamos orar, si es posible de rodillas: “Señor Jesús, compenétrame. Compenétrame,
Señor. Dame la oración apropiada que necesito. Realmente no sé que es orar mucho y
minuciosamente, pero dame la experiencia de ser compenetrado. Señor, tal como la harina fina de
trigo, compenétrame con otros”. Debemos orar hasta llegar al punto en que podamos
compenetrarnos.

Se debe confesar el pecado del


individualismo y la individualidad

Necesitamos confesar el pecado del individualismo y la individualidad. El individualismo es como


una especie de lógica, y la individualidad es una forma de vida. Nosotros tenemos una especie de
lógica por la cual vivimos, y esa lógica es el individualismo. Este “ismo” se ha convertido en un
vivir, y este vivir es la individualidad. Tenemos que orar, tal vez por más de diez días, hasta que
podamos vencer esto.

Se deben confesar todos los defectos, fallas,


equivocaciones, errores, transgresiones, ofensas, pecados exteriores e iniquidades
interiores,
y pedirle al Señor el perdón

Necesitamos confesar todos nuestros defectos, fallas, equivocaciones, errores, transgresiones,


ofensas, pecados exteriores e iniquidades interiores, y pedirle al Señor el perdón. Necesitamos una
confesión cabal de todos estos puntos por medio de la oración. Yo he estado haciendo esto por
años. Lo que estoy compartiendo aquí proviene en su totalidad de mi experiencia. Tal vez
confesemos que estamos equivocados en algún asunto, pero el Señor no nos va a soltar tan
fácilmente. El quiere que hagamos una confesión detallada de nuestras transgresiones y ofensas.
En la presencia del Señor debemos enumerar las cosas en las cuales hemos transgredido y
ofendido, y debemos hacerlo de manera cabal. Nosotros somos muy naturales y toscos. Nunca
hemos sido lavados por el Señor detalladamente. Necesitamos un lavado minucioso. Todo esto lo
debemos confesar y eliminar por medio de la oración. Si oramos de esta manera, aunque sea una
sola vez, sentiremos que somos diferentes.

Necesitamos confesar nuestros pecados exteriores y las iniquidades interiores al Señor, pidiendo
Su perdón. Tal vez podamos contar nuestros pecados exteriores, pero es difícil que podamos
enumerar nuestras iniquidades interiores. Nuestras iniquidades interiores son incontables. Somos
la totalidad de la iniquidad. Si estamos bajo la luz del Señor, veremos que nuestro pensamiento,
intención y deseo son inicuos. Nuestras buenas intenciones no son puras. Nuestra motivación no es
pura. Incluso nuestra risa no es pura, sino que tiene una motivación oculta. Necesitamos ser
iluminados y tratados por el Señor totalmente.

Con el tiempo, nos daremos cuenta de que no podemos enumerar todas nuestras iniquidades
interiores y se lo diremos al Señor. Bajo Su luz veremos que somos simplemente inicuos. Cuando
miramos a la gente, lo hacemos con un propósito inicuo. Cuando vamos a ver gente, a visitar gente,
nuestra visita no es tan pura sino que está contaminada. Si no hemos sido tratados a tal punto en
nuestro contacto con el Señor, nunca podremos compenetrarnos con otros. Necesitamos ser
tratados hasta perder la confianza en nosotros mismos. Luego nos daremos cuenta de que nosotros
mismos no podemos ser puros. Cuando oramos, oramos con una intención impura. Cuando
hablamos por el Señor en las reuniones de la iglesia, tenemos el deseo de tener el mayor número de
“aménes”. Esa intención es impura.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Pregunta: Yo me doy cuenta de que necesitamos orar muchoy minuciosamente, pero cuando
comienzo a orar, parece que no tengo mucho que decir. ¿Cómo se ora minuciosamente?

Respuesta: Nuestro concepto de orar minuciosamente es explicar. Pablo, sin embargo, dijo que
nosotros no sabemos cómo orar pero que el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, intercediendo
por nosotros con gemidos indecibles (Ro. 8:26). Nosotros no sabemos cómo debemos orar; por
tanto, gemimos (v. 23). En nuestro gemido el Espíritu también gime, intercediendo por nosotros.
En nuestro trato con el Señor, podemos gemir: “Oh Señor, mi carácter. Mi carácter, ¡Señor! ¿Qué
haré, Señor?”. Esta es una oración minuciosa.

Necesitamos clamar al Señor. Muchos de nosotros somos demasiado simpáticos. Sin embargo,
cuando el Espíritu está sobre nosotros, nos olvidamos de ser simpáticos. Cuánto menos palabras
digamos mejor. Pero si gemimos y clamamos al Señor, mejor aún. Si pudiéramos arrodillarnos por
treinta minutos, gimiendo y clamando al Señor, ésta sería la mejor oración.

Necesitamos el quebrantamiento del Señor por medio de Su cruz. De otra manera, nos será difícil
ejercitar el espíritu porque estamos demasiado metidos en la mente. Las muchas cosas que
tenemos en nuestra oración son evidencia de que estamos en la mente. La palabra de Pablo en
Romanos 8 acerca de venir al Señor para gemir es muy significativa. Podríamos orar: “Oh Señor,
no sé qué orar, pero sé que mi hombre natural está condenado y mi carácter tiene muchos
problemas. Ten misericordia de mí”. Si tratamos de explicar cosas en nuestra oración, podremos
hacer esto sólo por diez minutos. Luego se acabará nuestro hablar. Pero nunca podemos
graduarnos en gemir. Tenemos que aprender a gritar, clamar y gemir.

Pregunta: ¿Está mal no poder orar en un grupo si uno siente que alguien ha hecho algo en contra
de uno?

Respuesta: Mientras nos ofendamos, somos un fracaso. Tenemos que orar: “Señor, sálvame del
sentimiento de maltratado. Señor, soy aún muy natural. Todavía estoy muy metido en mí mismo”.
Esta es una buena oración, una oración genuina. Tal oración siempre lleva una cierta medida de
iluminación y revelación. Cuando oramos en nuestra manera natural, nuestra oración es oscura; no
ilumina.
Pregunta: ¿Qué oraremos cuando nos reunamos en nuestro grupo vital?

Respuesta: Durante este tiempo, debemos orar solamente por nuestra compenetración y por las
actividades de los grupos vitales. Debemos orar por estas dos cosas privadamente y cuando nos
reunamos. No es posible orar demasiado por éstas. Deberemos orar: “Señor, mézclanos. Mézclame
con los demás de mi grupo para que podamos tener impacto en nuestras actividades”. Debemos
olvidarnos de todo lo demás y dedicarnos a esto.

Confesar es muy crucial para la compenetración. Sin confesar, no podemos compenetrarnos con
otros. Una vida de oración es una vida que se rebela y se levanta contra nuestro ser natural. Si
somos simpáticos por naturaleza, esto tal vez nos impida clamar pidiendo la inspiración del
Espíritu. Según nuestro ser natural, podemos orar mucho y demasiado, no importándonos los
demás sino solamente nuestro sentimiento. Otros son silenciosos por naturaleza. Tenemos que
rebelarnos contra nuestro ser natural. Una vida de oración es una rebelión. Algunos que son muy
osados tienen que rebelarse contra sí mismos para callarse por un tiempo. La verdadera vida de
oración detiene nuestro ser natural.

Orar es liberar el espíritu. Si usted no libera su espíritu, nunca puede recibir al Espíritu. Esto se
puede comparar con una manguera. Cuando el agua sale por la manguera, significa que el agua
está entrando en ella. Entonces, liberar nuestro espíritu es recibir al Espíritu. Pero tal vez a algunos
de nosotros no nos importe liberar el espíritu sino sólo nuestra oración habitual. Algunos que
siempre tienen confianza para hablar mucho no deberán orar en las reuniones de oración por un
tiempo. Esto significa rebelarse contra la vida natural.

A veces oramos tan rápido que nadie nos puede seguir. Pablo señaló que necesitamos orar de tal
manera que otros puedan decir “amén” a nuestra oración (1 Co. 14:16). Basados en este principio,
tenemos que orar audiblemente para que otros puedan oír nuestra oración. Tenemos que orar
clamando, gritando, o en una manera audible. Algunos de nosotros necesitamos ir más despacio al
hablar para que otros nos puedan escuchar y puedan decir: “amén”.

Por medio de esta comunión todos podemos darnos cuenta que nuestra manera habitual mata.
Hemos matado la vida de iglesia inconscientemente. La vida cristiana es la vida del Espíritu. Orar
es ejercitar nuestro espíritu, liberar nuestro espíritu, para poder recibir más del Espíritu. Cuanto
más agua sale por la manguera, más agua entra. Si detenemos la “salida” la “entrada” también se
detendrá. Liberar nuestro espíritu es recibir al Espíritu.

Nos hemos estado desarrollando a nosotros mismos por mucho tiempo, así que es realmente difícil
que el Espíritu haga algo a través de nosotros. También, nos es difícil ejercitar nuestro espíritu
porque somos muy naturales. No tenemos el hábito de usar nuestro espíritu. Estamos habituados a
usar todas las otras partes de nuestro ser, pero no nuestro espíritu.

Pregunta: Cuando oramos corporativamente, ¿importa que digamos “yo” o “nosotros” en


nuestra oración?

Respuesta: Esta pregunta indica que usted está en su mente. Cuando usted está liberando el
espíritu, el Espíritu lo guía. Si El lo guía a decir “yo”, usted dice “yo”. Si el Espíritu lo guía a decir
“nosotros”, usted dice “nosotros”. No hay que ser legalistas.

Cuando usted trata de orar en la reunión, debe prepararse. Usted no va a decir algo común. Usted
va a decir algo específico. Esta es una petición expresada al trono en los cielos. Es un asunto
importante. No ore de manera liviana. Lo mismo al hablar por el Señor. Debemos prepararnos
para hablar por el Señor. Esto es rebelarse en contra de nuestro yo. Si estamos dispuestos a ser
corregidos y rescatados de nuestros hábitos, esto será una gran bendición para las reuniones de la
iglesia.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE DOCE

LA UNANIMIDAD, LA ORACION
Y LA LIBERACION
DEL ESPIRITU PARA LA COMPENETRACION

Lectura bíblica: Hch. 1:14; 2:42; 6:4; Ef. 6:18

Himnos, #361

Recomendaría que oremos-leamos todos los versículos citados en la lectura bíblica para que
podamos entrar en la carga que tengo en este mensaje.

LA UNANIMIDAD

En estos días tenemos la carga de que los santos se compenetren en los grupos vitales. Tal vez
oremos por esta compenetración y hasta hablemos de ella, pero ¿cómo podemos compenetrarnos y
así tener la verdadera unanimidad? Unanimidad en griego es homothumadón, una palabra
compuesta por homo que significa “misma” y thumos que significa “mente, voluntad, propósito
(alma, corazón)”. La unanimidad se refiere a la armonía en nuestro ser interior, en nuestra mente y
voluntad. En Mateo 18:19 el Señor dijo: “Si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra
acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos”. Aquí de
acuerdo se refiere a la armonía de los sonidos musicales. Nosotros necesitamos esta armonía como
nuestra unanimidad. ¿Cómo podemos tener esto?

Debemos darnos cuenta de que según el orden de Dios nuestra alma no debería dirigir todo
nuestro ser. Desde luego, todos los hombres caídos son dirigidos ya sea por la carne para vivir una
vida carnal y pecaminosa, o por el alma para vivir una vida filosófica, lógica o ética. Un hombre
carnal, que es dirigido por la carne, es una persona que vive en la carne bajo la influencia y
naturaleza de la carne (1 Co. 3:1, 3a). Una persona cuya alma domina todo su ser es lo que la Biblia
llama el hombre del alma (1 Co. 2:14). Tal persona intenta controlar las concupiscencias de su
carne por medio de su lógica y su ética. Ese tipo de control es ejercido por el alma. Pero según la
manera ordenada por Dios, nuestro espíritu debería ser fuerte para dirigir nuestra alma, aun
controlar todo nuestro ser. Una persona que es dominada, gobernada, dirigida, movida y guiada
por su espíritu mezclado es un hombre espiritual (1 Co. 2:15). En la actualidad todos deseamos
compenetrarnos, y nuestra compenetración ciertamente producirá la unanimidad en nuestro
espíritu bajo la dirección del Espíritu.

En Mateo 18:19 el Señor habló acerca de dos personas que oran juntas en la tierra en armonía. En
el libro de los Hechos, podemos ver que los ciento veinte practicaron lo que el Señor dijo acerca de
orar en armonía, orar unánimes (1:14). Su unanimidad fue el resultado de haber estado en el
espíritu. En los cuatro Evangelios, ninguno de los discípulos entendió nada acerca de estar en el
espíritu. El Señor apodó a Jacobo y Juan “los hijos del trueno” por su impetuosidad (Mr. 3:17).
Cuando el Señor y Sus discípulos no fueron recibidos por los samaritanos, Jacobo y Juan dijeron:
“Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma?”. El Señor los
reprendió diciéndoles: “Vosotros no sabéis de qué espíritu sois” (Lc. 9:54-55). A ellos no les
importaba el Espíritu pues su espíritu no había sido aún regenerado. Pero en la noche del día de la
resurrección, el Señor vino a los discípulos y se sopló a Sí mismo como el Espíritu dentro de ellos
(Jn. 20:22). El Señor se hizo el Espíritu vivificante en el día de la resurrección y fue soplado dentro
de Sus discípulos.

Con las cosas espirituales en la Biblia, primero tenemos la posición y luego la realidad. La
primogenitura es primero un asunto de posición y luego le sigue la realidad. En 1 Pedro 1:3 dice
que todos fuimos regenerados por medio de la resurrección de Cristo. Cuando Cristo resucitó,
nosotros también fuimos resucitados (Ef. 2:6) y regenerados. La posición de nuestra regeneración
fue totalmente ganada por Cristo en el día de Su resurrección. Así que, hace unos dos mil años
fuimos puestos en la resurrección. Pero nosotros no recibimos esta realidad hasta que llegó el día
en que confesamos nuestros pecados y creímos en el Señor Jesús.

Solamente el Señor mismo sabía acerca de la posición de nuestra regeneración. No sabíamos nada
de esto hasta el día en que recibimos al Señor como la realidad de la regeneración. Esto se puede
comparar con un niño pequeño que tiene la posición de recibir la primogenitura. El no sabe nada
acerca de su primogenitura hasta que llega a los veintiún años de edad. Entonces recibe la realidad
de su primogenitura. En la mañana del día de la resurrección, el Señor ganó la posición de la
regeneración para Sus discípulos. Pero en la noche el Señor al soplar se impartió a Sí mismo como
el Espíritu en los discípulos. En ese entonces ellos recibieron al Señor como el Espíritu vivificante
para la realidad de su regeneración.

Al leer el Nuevo Testamento podemos ver la diferencia entre la condición de los discípulos en los
cuatro Evangelios y la condición de ellos en Hechos. Aunque los discípulos siguieron fielmente al
Señor en Su ministerio terrenal, ellos o estaban en la mente o en la carne. Incluso Pedro actuó de
una manera que obligó al Señor llamarlo “Satanás” (Mt. 16:23). Pero en los Hechos su situación era
muy diferente. En Hechos ellos eran personas espirituales. ¿Cómo pudieron los ciento veinte orar
juntos en unanimidad por diez días? Sólo aquellos que están en el espíritu pueden hacer esto. Ellos
eran personas que estaban en el espíritu porque el Espíritu había sido infundido en ellos. Muchas
veces en los Evangelios, Pedro hablaba neciamente y era reprendido o corregido por el Señor. Pero
en Hechos 1 él pudo exponer e interpretar la Biblia (vs. 15-22). Esto prueba que los discípulos
estaban en el espíritu en Hechos 1. Es por esta razón que ellos pudieron orar juntos en unanimidad
por diez días. Ellos oraron en unanimidad, y oraron para fortalecer la unanimidad. Existía una
unanimidad muy fuerte entre ellos.

Nosotros no podemos decir que hoy no hay unanimidad entre nosotros. No es justo decir esto.
Nosotros tenemos unanimidad, pero como todo, esto puede manifestarse en diferentes grados.
Puede haber muchos graduados en una escuela, pero su graduación tiene diferentes grados.
Algunos estudiantes se gradúan con una calificación excelente. Otros apenas pasan el curso. Todos
estos estudiantes se gradúan pero en diferentes grados. Actualmente hay unanimidad entre
nosotros, pero ¿cuán elevada y cuán profunda es nuestra unanimidad? Aquí está el problema. Los
ciento veinte oraron unánimemente por diez días. Probablemente en el décimo día, su unanimidad
subió a los cielos. Para entonces, la unanimidad era más fuerte y elevada. Fue en ese momento que
el cielo se abrió y el Espíritu fue derramado.

HAGAMOS ORACIONES CORTAS

Hoy necesitamos compenetrarnos a través de mucha oración en forma minuciosa. Al orar no


solamente deberíamos ejercitar nuestro espíritu sino también liberar nuestro espíritu. La única
manera de ejercitar nuestro espíritu e incluso liberarlo es orar. Cuando nuestro espíritu es
liberado, podemos compenetrarnos en este espíritu liberado. En realidad, cuando nuestro espíritu
es liberado, no hay necesidad de hablar acerca de la compenetración. Los espíritus liberados son
una especie de compenetración.

Cuando nos reunimos para orar, necesitamos liberar nuestro espíritu por medio de oraciones
cortas. Nuestras oraciones son muy largas. La oración larga es una composición. No es el resultado
de una carga. La verdadera oración con carga no será una larga composición. Hubo un tiempo en la
década de los años sesenta cuando en Los Angeles en Elden Hall, nuestras oraciones eran muy
cortas. A veces teníamos más de doscientas personas en nuestra reunión de oración. Cada santo
oraba sólo una frase, y éramos como una sola persona orando. Coordinábamos en nuestra oración,
y no había oraciones largas. En una reunión reciente, les dije a algunos de los colaboradores que
sus oraciones eran muy largas.

Inmediatamente después de haber sido salvo, me reuní con los Hermanos. Siempre teníamos
largas reuniones de oración con largas oraciones. En esa reunión larga, había sólo unos cuatro o
cinco que oraban. Cuatro o cinco llenaban todo el tiempo, y la composición de sus oraciones era
siempre la misma. Además, de entre estos cuatro o cinco que oraban, sabíamos en qué orden ellos
orarían. Cuando le tocaba al último orar, todos sabíamos que después de su oración, la reunión
estaba por terminar. Nuestra reunión de oración en la iglesia ha llegado a esta situación de
oraciones largas. Las oraciones largas matan, pero las oraciones cortas levantan nuestro espíritu.
Las oraciones cortas encienden nuestro espíritu.

Es muy difícil para los hermanos y hermanas que están acostumbrados a hacer oraciones largas
que cambien por oraciones cortas. Aquellos que hacen oraciones largas siempre ponen como
fundamento muchas explicaciones en su oración. Le explican al Señor por qué cosas deben orar, o
le dicen al Señor cómo responder sus oraciones. Ellos dicen: “Señor, Tú eres tan bueno. No
estamos orando por nosotros. No estamos en esta tierra. Señor, hoy estamos en los cielos. Aun en
Tu trono...”. Tenemos que dejar de darle explicaciones al Señor en nuestras oraciones. A fin de
compenetrarnos en los grupos vitales, debemos dejar la vieja manera de hacer oraciones largas.
Debemos hacer oraciones cortas, simplemente diciéndole al Señor lo que queremos que haga por
nosotros (cfr. Mr. 10:51).

PERSEVEREMOS EN LA ORACION

Hechos 2:42 nos muestra la importancia de tal oración. Los tres mil que entraron en la vida de
iglesia perseveraban en cuatro cosas: la enseñanza de los apóstoles, la comunión de los apóstoles,
el partimiento del pan y las oraciones. La oración era una de las cuatro cosas principales en las
cuales ellos perseveraban. Yo diría que en la actualidad nosotros tenemos las tres primeras.
Permanecemos en la enseñanza y comunión de los apóstoles y tenemos el partimiento del pan, el
recuerdo del Señor en Su mesa, cada domingo. Hoy nuestra mejor reunión es la reunión de la mesa
del Señor, pero nuestra oración es inferior. Incluso la asistencia a la reunión de oración fue muy
baja por un tiempo, y los que oraban estaban mayormente muertos y moribundos. Ellos oraban en
una manera muerta y moribunda. Entonces, muchos de los santos perdieron el interés de ir a la
reunión de oración.

Las oraciones en la reunión de oración han sido largas, llenas de explicaciones al Señor y de
descripciones e instrucciones. Muy pocos le dicen al Señor directamente lo que desean que El haga
por ellos. También había muy poco mandato en nuestras oraciones. Era raro escuchar a alguien
orar: “Señor, te damos a Ti la palabra. Te ordenamos. Tienes que hacerlo”. Se necesita esta clase de
oración con mandamiento (Is. 45:11). Necesitamos aprender a orar en una manera apropiada en
las reuniones de oración. Debemos orar lenta, enfática y espiritualmente. Debemos practicar esta
clase de oración en todos los grupos vitales.

Los tres mil que fueron ganados en el día de Pentecostés perseveraron en las oraciones del Espíritu
con una verdadera carga. Primero, los ciento veinte perseveraron en oración por diez días. Luego
los tres mil perseveraron en oración. Hechos 6:4 también nos dice que los apóstoles tomaron la
decisión de perseverar en la oración y en el ministerio de la palabra.

VELEMOS EN ORACION

En Efesios 6:18 Pablo dice que necesitamos orar en todo tiempo en el espíritu, y velar para ello con
toda perseverancia. Necesitamos ser vigilantes, estar alerta, para mantener nuestra vida de
oración. La oración debe ser seguida de la vigilancia. A parte de orar necesitamos velar en nuestra
oración. Después de que decidamos orar, muchas cosas se levantarán para desviarnos de la
oración. Es por esto que necesitamos velar en nuestra oración con toda perseverancia. Velar
significa que estamos en el campo de batalla. La batalla arrecia, y los enemigos nos rodean.

Si queremos perseverar en oración, necesitamos programar y aun administrar nuestro tiempo en la


manera que haríamos con nuestro dinero. Si no administramos nuestro dinero, lo gastaremos sin
control. Así como administramos nuestro dinero, debemos administrar nuestro tiempo. En la
administración de nuestro tiempo, debemos establecer por lo menos dos o tres momentos de
oración. En la mañana, podemos orar al menos por quince minutos. Luego conforme a nuestro
programa, podemos dedicar otro tiempo para orar a media mañana, a la tarde o en la noche. Luego
podemos asignar otro tiempo para antes de acostarnos. Debemos asignar estos tres momentos
para orar.

Si usted toma la decisión de comenzar mañana a orar en ciertos momentos, prepárese para las
cosas que se levantarán en su derredor para estorbarlo. Cuando empiece a orar, tal vez alguien
llame a la puerta. Durante todos los días del año, nadie llamó a su puerta a esa hora del día excepto
después que usted tomó la decisión de usar esa hora para orar. Cuando usted va a la puerta para
ver quién es, tal vez descubra que el que llamó se había equivocado de dirección. Eso puede causar
que usted se enoje y así pierda el interés de orar. Entonces, los quince minutos que usted apartó
para orar serán anulados. Si usted decide orar a las 10:00, tal vez vengan a visitarlo tres amigos a
esa hora para pasar una hora con usted. Debemos ver que tales cosas son el ataque del enemigo
contra nuestra oración.

Mejor sería no responder a la puerta ni al teléfono durante nuestro tiempo de oración. En realidad,
estamos muy ocupados para ir a responder a la puerta o al teléfono durante nuestro tiempo de
oración. Estamos ocupados con nuestro Señor, nuestro Rey. Puesto que estamos con nuestro Rey,
¿cómo podemos alejarnos de El para ir a atender otras cosas? No deberíamos permitir que nada
interrumpa nuestro tiempo de oración, nuestro tiempo con el Rey. En un sentido, debemos
considerar que estamos lejos de nuestra casa durante nuestro tiempo de oración. Estamos lejos de
casa con nuestro Rey. El Señor podría decirnos: “Tú estás aquí ocupado conmigo. ¿Cómo puedes
dejarme aquí, ir a responder a la puerta, y estar ocupado con tus amigos por una hora?”.
Ciertamente esto no está bien. Debemos orar en todo tiempo en el espíritu y velar en oración con
toda perseverancia. Perseverancia significa ser firme en insistir. Nuestra actitud en nuestra
oración debería ser que ahora estamos con nuestro Rey y que no seremos interrumpidos en este
tiempo con El.

Tenemos que velar. El enemigo siempre hará cosas para anular nuestro tiempo de oración. Si éste
no fuese el caso, el apóstol no nos habría encomendado velar en oración con toda perseverancia.
No debemos permitir que nuestro tiempo de oración sea estropeado, capturado o anulado.
Necesitamos velar y estar alerta para mantener nuestro tiempo de oración. Debemos guardar
siempre nuestro tiempo de oración. Durante este tiempo debemos considerar que estamos lejos de
casa porque estamos ocupados con nuestro Rey, con nuestro Señor.

LIBERAR NUESTRO ESPIRITU


POR MEDIO DE LA ORACION

La oración apropiada siempre nos libera. Si oramos y nuestro espíritu no es ejercitado y liberado,
nuestra oración está mal. La oración debe ejercitar y liberar nuestro espíritu. Cuando nuestro
espíritu es liberado por medio de nuestra oración, somos personas liberadas. Cuando ya no
estamos atados sino liberados, estamos siempre alegres. Por esta razón Pablo dijo: “Estad siempre
gozosos. Orad sin cesar” (1 Ts. 5:16-17). Estar gozoso todo el tiempo se relaciona con orar sin cesar.

Además, si no estamos liberados, no podemos compenetrarnos con otros. Si venimos a la reunión


con un espíritu callado, estamos atados. Si asistimos a las reuniones del grupo vital de esta manera,
no habrá posibilidad de que nos compenetremos. Cuando usted está liberado, cuando yo estoy
liberado, y cuando todos están liberados, habrá la verdadera compenetración. La manera de
compenetrarnos es la oración que libera nuestro espíritu.

Hechos 1:14 dice que los ciento veinte perseveraban unánimes en la oración, “con las mujeres...”.
Necesitamos considerar por qué la Biblia dice “con las mujeres” en este versículo. Cada palabra de
la Biblia está escrita con un propósito. Espero que las hermanas me permitan decir algo
francamente. Siempre hay problemas en la unanimidad por culpa de las mujeres. Cuando las
hermanas no tienen problemas en la iglesia, es casi seguro que la iglesia no tendrá problemas. En
la vida de iglesia hay por lo general más hermanas que hermanos. En la casa en Betania que vemos
en Juan 12, había dos hermanas y un hermano (vs. 2-3). De aquí podemos ver que la vida de iglesia
depende mucho de las hermanas. Cuando las hermanas están bien, la vida de iglesia estará
bastante bien. El futuro vital de los grupos vitales depende mucho de las hermanas. Si las
hermanas se compenetran, la compenetración de los grupos será un éxito.

A fin de compenetrarnos, todos necesitamos liberar nuestro espíritu en la oración. Es posible orar
juntos sin estar liberados en nuestra oración. Por el contrario, estamos todos atados. Muchos de los
que componen oraciones largas son hermanas. Muy pocos hermanos hacen oraciones largas llenas
de explicaciones y descripciones. Yo les aconsejaría a algunas de las hermanas que no oren muchas
veces. Además, no deberíamos orar muy rápido porque los santos no podrán seguir nuestra
oración. Pablo dijo que necesitamos orar de una manera en que los santos puedan decir “amén” a
nuestra oración (1 Co. 14:16). Deberíamos orar para que otros puedan escuchar, entender, percibir,
asentir y decir “amén” a nuestra oración.

Me doy cuenta de que todos los que estamos en este entrenamiento amamos al Señor. Encontrar
un grupo de personas que aman al Señor y al recobro es un tesoro. Pero todos hemos sido anulados
por nuestras fallas. Todos tenemos nuestras fallas particulares las cuales nos anulan e impiden
nuestra apropiada función. Todos tenemos defectos que nos impiden ser de provecho para la
iglesia. Pero a pesar de todas nuestras desventajas, el Señor aún está con Su recobro.

Nuestra cooperación con el Señor al mudarnos a Rusia ha sido de gran aliento para mí. En menos
de un año establecimos iglesias en Moscú y en San Petersburgo. El Señor nos ha bendecido con los
obreros, con los fondos y con el fructífero resultado de Su mover en Rusia. Esto demuestra que a
pesar de todas nuestras fallas y defectos, el Señor aún ha bendecido Su recobro.

Yo aprecio que todos amemos el recobro del Señor. Si no amáramos el recobro, no estaríamos aquí.
Pero necesitamos ver que en las siete epístolas a las iglesias mencionadas en Apocalipsis 2 y 3, lo
primero que el Señor trata es el recobro del primer amor (2:4). ¿Lo amamos? Seguro que sí. Pero
¿le damos la preeminencia, el primer lugar, en todas las cosas? Darle al Señor el primer lugar en
todas las cosas es amarlo con el primer amor, el mejor amor. A fin de darle la preeminencia,
debemos estar dispuestos a ser calibrados, quebrantados, convertidos en nada, para que el Señor
pueda hacer algo en nosotros, a través de nosotros y entre nosotros para la edificación de Su
Cuerpo orgánico.

En este mensaje también me gustaría recomendar Himnos, #361. Nos ayudará el leer, orar, y
cantar este himno:

1. ¡Oh, que mi espíritu


    Pueda fluir!
Te ruego a Ti, Señor,
    ¡Manda el fluir!
Dejando todo atrás
Los muros caerán,
Mi espíritu podrá
    Así fluir.

2. ¡Oh, que mi espíritu


    Pueda fluir!
Te imploro a Ti, Señor,
    ¡Manda el fluir!
No en mi orgullo estar,
O en presunción andar,
Ni mi espíritu atar;
    ¡Hazlo fluir!

3. ¡Oh, que mi espíritu


    Pueda fluir!
Te pido a Ti, Señor,
    ¡Manda el fluir!
No inflado por el yo,
O atado en su prisión,
Tenga emancipación
    Mi espíritu.

4. ¡Oh, que mi espíritu


    Pueda fluir!
Te busco a Ti, Señor,
    ¡Manda el fluir!
No debo aislado estar,
Ni mi ego elevar,
Que fluya sin cesar
    Mi espíritu.
5. ¡Oh, que mi espíritu
    Pueda fluir!
Te ruego a Ti, Señor,
    ¡Manda el fluir!
Del trono haz caer
Hoy mi confiado ser,
Que fluya agua de
    Mi espíritu.

6. ¡Oh, que mi espíritu


    Pueda fluir!
Respóndeme, Señor,
    ¡Manda el fluir!
No sólo Tu y yo,
Mas mi edificación
Con otros en amor
    Y espíritu.
7.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE TRECE

LA ORACION POR MEDIO DEL


EJERCICIO DE NUESTRO ESPIRITU
PARA LA LIBERACION DEL ESPIRITU SANTO
Y
LA PARTICIPACION DEL DERRAMAMIENTO
DEL ESPIRITU DE PODER COMO EL PODER DE LO ALTO Y EL IMPACTO
DINAMICO PARA LA PREDICACION DEL EVANGELIO Y LA SUMINISTRACION DE
CRISTO A OTROS

Quisiera comenzar este mensaje con Himnos, #362. Nos será una ayuda si leemos, cantamos y
oramos con este himno:

1. La comunión mi espíritu ama,


Mezclado con los santos ser,
Y salvo de mi independencia,
Hoy edificación tener.

2. La comunión mi espíritu ama,


Para que abierto siempre esté;
No más en reclusión continua,
Mas con los santos te honraré.

3. La comunión mi espíritu ama,


Anhelo su liberación;
No quiero ser más un iluso,
Quiero vencer mi condición.
4. La comunión mi espíritu ama,
Y con los santos quiero orar;
Quiero quitar las pretensiones
Y en dulce comunión entrar.

5. La comunión mi espíritu ama,


Y conocer la autoridad;
Anhelo comunión sincera,
Y en el servicio coordinar.

6. Señor, se cumpla mi anhelo,


Inspíranos a comunión;
Para que siendo edificados
Se plazca así Tu corazón.

Este himno tiene seis estrofas, y cada estrofa tiene una palabra particular. En la primera estrofa
sería bueno subrayar la palabra independencia. La segunda estrofa tiene la palabra reclusión, la
tercera estrofa tiene la palabra iluso, y la cuarta estrofa tiene la palabra pretensiones. La
independencia, la reclusión, ser iluso y las pretensiones son cuatro cosas que tenemos que vencer.
Estos son los elementos de nuestro cáncer espiritual. Las estrofas 5 y 6 abarcan el lado positivo. La
estrofa 5 menciona la coordinación, y la estrofa 6, la edificación. Después de eliminar las cuatro
cosas negativas, tenemos las positivas: la coordinación y la edificación. Debemos cantar el himno
#362 con un espíritu liberado. No debemos cantar en una forma moribunda. Necesitamos cantar
en una manera liberada.

COMUNION EN CUANTO A NUESTRA ORACION


CON EL EJERCICIO DE NUESTRO ESPIRITU
Y LA LIBERACION DEL ESPIRITU

Cuando asistamos a las reuniones, tenemos que orar siempre. Hemos mencionado que muchos de
nosotros tenemos el mal hábito de explicar al orar. Tenemos que aprender a eliminar esto de
nuestra oración. Cuando acudimos al Señor orando debemos pedir, rogar, suplicar e implorar, y no
explicar. El Señor no necesita que le expliquemos las cosas. El lo sabe todo. Puede ser que usted
diga: “Señor, Tú sabes que somos tan pobres”. Pero usted no necesita decir esto, porque el Señor ya
lo sabe. Es mejor cambiar su manera de orar y decir: “Señor, ten compasión de mi pobreza”. Esta
es una oración genuina. Decir: “Señor, Tú sabes que somos pobres” es una explicación. Convierta
su oración, desde la primera palabra hasta la última, en una súplica.

Además, algunos de nosotros estamos acostumbrados a orar muy rápido. Debido a esto, otros no
pueden entender nuestra oración. Tenemos que orar en una forma audible y clara para que otros
nos puedan oír claramente. Entonces podrán decir “Amén” a nuestra oración. Es necesario
aprender a orar sin describir y sin explicar, y también orar despacio y claramente para que otros
nos puedan seguir.

Otro asunto importante es que no debemos orar según nuestra forma natural. Cuando oremos,
tenemos que ejercitar nuestro espíritu al pronunciar cada palabra. Esto no necesariamente quiere
decir que si gritamos, ejercitamos nuestro espíritu. Pero siempre que oremos, tenemos que
ejercitar nuestro espíritu para que el Espíritu sea liberado.

Muchos de nosotros no hemos sido disciplinados en asuntos espirituales. Esta es la causa de la


pobreza de la iglesia. En todos los Estados Unidos, es difícil encontrar un anciano que
verdaderamente sepa ser anciano. Esto se debe a que nunca encontramos el tiempo para tener un
entrenamiento en asuntos específicos. Necesitamos un entrenamiento específico para los grupos
vitales.

Espero que abandonemos nuestros hábitos y pensamientos viejos. Debemos recordar dos cosas.
Primero, cuando oremos, debemos pedir y suplicar, y no explicar. Segundo, cuando oremos,
debemos orar por medio de nuestro espíritu y en nuestro espíritu. Pablo dice en Efesios 6:18 que
debemos orar en todo tiempo en nuestro espíritu. Algunas traducciones tradujeron “espíritu” en
este versículo con “E” mayúscula. Pero el espíritu aquí no es el Espíritu con “E” mayúscula, sino
nuestro espíritu. Tenemos que orar en todo tiempo en espíritu, y estar atentos a este tipo de
oración en nuestro espíritu. Si oramos sin estar en nuestro espíritu, tenemos que corregirnos.
Cuando oremos, debemos orar desde nuestro espíritu. Dios es Espíritu, y los que le adoran deben
adorarlo en espíritu (Jn. 4:24). Cuando acudamos al Señor, tenemos que ejercitar nuestro espíritu.

Debemos aprender a ejercitar nuestro espíritu a tal punto que aun cuando estemos callados
nuestro espíritu esté ejercitado. Según Romanos 8, no sabemos orar como conviene, por lo tanto
gemimos. En nuestro gemido, el Espíritu gime también, intercediendo por nosotros (vs. 23, 26).
Gemir en esta forma con el ejercicio de nuestro espíritu es la mejor oración.

Conforme a la parábola del Señor en Mateo 13:33, el cristianismo ha sido completamente leudado.
Hemos sido contaminados con esta levadura. El Señor Jesús nos dijo en Mateo 13 que El vino a
sembrar la semilla de trigo y que luego vino el enemigo. Primero, el enemigo vino a devorar la
semilla sembrada junto al camino. Luego parte de las semillas cayó en pedregales donde no había
profundidad de tierra. Otra semilla fue sembrada entre los espinos. La cuarta categoría fue la
semilla sembrada en la buena tierra que da el fruto apropiado. La semilla de trigo finalmente llega
a ser la flor de harina, pero esta harina fue leudada.

En Mateo 13:33 el Señor dijo que las tres medidas de harina fueron leudadas. Esto quiere decir que
la cristiandad leudó por completo y en una forma secreta todas las enseñanzas en cuanto a Cristo.
Las verdades acerca del nombre de Jesús, del evangelio, de la salvación, de la regeneración, de la
justificación y de la santificación han sido leudadas. Nosotros no hemos recibido estas verdades en
una forma pura porque fueron leudadas. En Mateo 13:33 el Señor dijo que la mujer tomó levadura
y la escondió en tres medidas de harina hasta que “todo quedó leudado”. Debemos darnos cuenta
de que en el cristianismo todo ha sido leudado. Aun la forma de orar ha sido leudada. En nuestra
oración tenemos que ser purificados y limpiados por completo.

Debemos aprender a ejercitar nuestro espíritu en todo lo que decimos y hacemos. Tenemos que
aprender a ejercitar nuestro espíritu cuando gritemos o cuando estemos callados. Tenemos que
aprender a ejercitar nuestro espíritu cuando hablemos en nuestra oración o cuando gimamos en
nuestra oración. Nuestro espíritu debe ser ejercitado en todo. Esto requiere la práctica. Aun las
personas que juegan al baloncesto tienen que practicar continuamente.

Después de asistir a algunas de las reuniones de grupo que hemos establecido, me di cuenta de que
los santos necesitan ser educados de nuevo y librados de lo viejo. Ya es hora de aprender a dejar la
manera vieja y las cosas viejas y liberar nuestro espíritu. Cuando oramos, no sólo estamos orando a
Dios. En 1 Corintios 14 Pablo nos dice claramente que cuando oramos a Dios, oramos también para
que otros entiendan (vs. 15-17). Otros escuchan nuestra oración, no sólo Dios, porque responden:
“Amén”. Cuando asistamos a las reuniones de la iglesia, debemos ejercitar nuestro espíritu para así
orar.
Además, todos los miembros de los grupos vitales deben esforzarse por asistir a la reunión de
oración de la iglesia. En la década del sesenta, cuando estábamos en Elden Hall en Los Angeles,
por lo menos del setenta al ochenta por ciento de los que asistían a la reunión del día del Señor
asistían también a la reunión de oración. ¿Por qué en aquel tiempo logramos tener una asistencia
tan alta a la reunión de oración, y ahora no? Quizá algunas de las madres busquen pretextos debido
a sus niños, pero yo animo a las madres a que se junten y organicen el cuidado de los niños para
que puedan asistir a las reuniones por turnos. Claro que sí, las madres necesitan cuidar de los
niños, pero no deben justificarse diciendo que por esto no pueden asistir a la reunión de oración.

Tenemos que ocuparnos en el Señor y en Sus intereses más que de nuestras preocupaciones por
nuestra familia (Lc. 14:26). Abraham es un ejemplo de esto. El Señor le pidió que saliera de Caldea
y de entre sus familiares y que se fuera a la buena tierra. Pero Abraham salió de Caldea junto con
su padre Taré y su sobrino Lot, y se detuvieron en Harán. Con el tiempo, Taré murió y Abraham
entró en la buena tierra (Hch. 7:2-4). Cuando Dios le pidió a Abraham que saliera de ese país
idólatra, éste no pudo dejar ni a su padre ni a su sobrino.

Lot, el sobrino de Abraham también llegó a ser un problema. Finalmente Lot se separó de
Abraham y fue a parar en Sodoma, el lugar donde se estableció. Luego él fue capturado y Abraham
tuvo que pelear en contra de sus captores para poder rescatarlo (Gn. 14:14-16). Más tarde, Sodoma
fue destruida por Dios.

En Génesis 18, antes de destruir a Sodoma, Dios visitó a Abraham en forma de hombre. Abraham
preparó agua para que El se lavara los pies, y junto con Abraham comió la cena preparada por
Sara. El estuvo con Abraham de esta manera con el propósito de rescatar a Lot. En la vida de
Abraham podemos ver que necesitamos cuidar en una manera apropiada a nuestros familiares,
incluyendo a padres, hermanos, primos, sobrinos y niños. De no ser así, padeceremos algunos
tratos.

Digo esto para animarlos a todos a asistir a las reuniones de oración de la iglesia. Propongo que
cuatro madres se unan para cuidar a los niños y así puedan asistir a la reunión de oración por
turnos. Cada mes una de las cuatro hermanas puede cuidar de los niños un martes por la noche.
Entonces las otras hermanas están libres para asistir a la reunión de oración. Aun la iglesia puede
considerar hacer algo para ayudar a las madres con la carga del cuidado de los niños. No debemos
justificarnos fácilmente por no asistir a la reunión de oración. Debemos tener cuidado delante de
Dios. Complacer a Dios al asistir a la reunión de oración es lo mejor. Espero que todos nosotros le
prometamos al Señor que vamos a asistir a la reunión de oración de la iglesia.

Además, cuando asistamos a la reunión de oración, debemos esforzarnos por orar. Asistir a la
reunión de oración y no orar no tiene sentido. Sugiero que cada uno de nosotros ore por lo menos
tres veces en la reunión de oración. El Señor Jesús oró tres veces en Getsemaní (Mt. 26:44), y
Pablo oró tres veces (2 Co. 12:8). Por lo tanto, tenemos que ir a la reunión de oración, tenemos que
orar y debemos orar tres veces. Cuando oremos, tenemos que recordar que es necesario ejercitar
nuestro espíritu para que el Espíritu Santo sea liberado.

Aun las hermanas que tocan el piano en las reuniones necesitan ejercitar su espíritu al tocar el
piano. Su forma de tocar el piano puede sonar como alguien que está enfermo, soñoliento o
inactivo. Usted tiene que tocar el piano en una forma viviente ejercitando su espíritu. Cuando usted
toque el piano, todo su ser, todos sus músculos y todas sus células deben coordinar para así liberar
su espíritu.
La práctica del cristianismo anula la función viviente de los miembros del Cuerpo de Cristo. En el
cristianismo se cultiva a una sola persona para hablar. Ellos piensan que esto causa más impacto.
Pero en realidad la función de todos los miembros del Cuerpo de Cristo causa un mayor impacto. Si
tomamos este entrenamiento por medio año, todos estaremos llenos de vida.

Cuando nos reunamos, todo nuestro ser con nuestro espíritu debe estar lleno de vida. Entonces, si
algunas personas nos visitan, serán conmovidas e inspiradas. Una reunión llena del ejercicio y de
la liberación del espíritu es una verdadera reunión de la iglesia. Esta es la reunión del Cuerpo de
Cristo. Cuando asistamos a una reunión, no debemos sentarnos allí en una manera muerta,
moribunda, inactiva y adormecida. Aun cuando estamos sentados en la reunión, todo nuestro ser
debe ser viviente. Debemos ejercitar y liberar nuestro espíritu todo el tiempo, aun cuando no
oramos en voz alta.

Podemos decir “Amén” de dos maneras: sin el ejercicio del espíritu o con el ejercicio del espíritu.
Cuando decimos “Amén” en las reuniones, siempre debemos decirlo con un espíritu ejercitado y
liberado. Aun la manera en que vamos a la reunión debe ser viviente. Si no gritamos, ni hablamos,
ni oramos, de todos modos debemos ejercitar y liberar nuestro espíritu. Si miramos a alguien con
nuestro espíritu ejercitado, algo de vida penetrará en esa persona. Si somos vivientes, inspiraremos
a otras personas. Si estamos en la presencia de una persona viviente aun por un tiempo corto, nos
será difícil evitar el ser inspirados por esa persona. Por lo tanto, todos tenemos que aprender a
ejercitar nuestro espíritu, a estimular nuestro espíritu, y a liberar nuestro espíritu. Aun si
solamente estamos sentados en una reunión, debemos liberar nuestro espíritu. Todos tenemos que
levantarnos para funcionar en una manera viviente a fin de anular el sistema en el cual un solo
hombre habla y los demás escuchan. Tenemos que asistir a la reunión con miras a ejercitar y
liberar nuestro espíritu.

LA LIBERACION DEL ESPIRITU SANTO


Y LA PARTICIPACION DEL DERRAMAMIENTO
DEL ESPIRITU DE PODER

La liberación del Espíritu nos lleva al derramamiento del Espíritu. Tenemos que orar ejercitando
nuestro espíritu para que el Espíritu Santo sea liberado. Si nosotros no ejercitamos nuestro
espíritu, el Espíritu Santo permanecerá encerrado y encarcelado dentro de nuestro ser. El no
tendrá forma de salir porque lo habremos atrapado. Nosotros creímos en el Señor Jesús, recibimos
al Espíritu, y el Espíritu entró en nosotros. Pero cuando el Espíritu entró en nosotros, El entró en
una cárcel. Lo tenemos encarcelado. Ahora debemos ejercitar nuestro espíritu para liberarlo.
Cuando ejercitamos nuestro espíritu, le abrimos la puerta al Espíritu Santo. Hoy en día el Espíritu
Santo no tiene la llave; nosotros la tenemos. El problema no reside con el Espíritu Santo. Nosotros
necesitamos orar ejercitando nuestro espíritu para que el Espíritu Santo sea liberado.

Esto tiene que ver con la participación del derramamiento del Espíritu de poder. El Espíritu Santo
primeramente es el Espíritu esencial, el Espíritu de vida. Segundo, el Espíritu Santo es el Espíritu
derramado como el Espíritu económico de poder. Necesitamos participar del derramamiento del
Espíritu de poder, que es el poder de lo alto y el impacto dinámico. El poder de lo alto es el
verdadero impacto dinámico, y éste se obtiene al ejercitar nuestro espíritu para que el Espíritu
Santo, el Espíritu de vida, el Espíritu esencial, pueda ser liberado. La liberación del Espíritu Santo
nos llevará a participar del derramamiento del Espíritu de poder. El derramamiento del Espíritu de
poder como poder de lo alto y como impacto dinámico tiene como fin que el evangelio sea
predicado y que Cristo sea ministrado a otros.
Necesitamos ver que el Espíritu divino, que es uno solo, tiene dos aspectos: el aspecto interior y el
aspecto exterior, el lado esencial y el lado económico. El lado esencial corresponde al Espíritu que
mora en nosotros y es nuestra esencia espiritual, nuestra vida espiritual, y nuestra persona
espiritual. El mismo Dios Triuno como el Espíritu es la misma esencia y base de nuestra vida
espiritual. Basados en esto, podemos participar del derramamiento del Espíritu de poder, quien es
el Espíritu económico para la economía de Dios. El Espíritu está por dentro para nuestra esencia;
el Espíritu está por fuera para la economía de Dios. El Espíritu que está por fuera está con nosotros
debido a que El es el Espíritu esencial de vida dentro de nosotros. Puesto que hemos sido
regenerados, tenemos el primer aspecto del Espíritu dentro de nosotros como base. Basados en
esto, cuando ejercitamos nuestro espíritu, el Espíritu esencial es liberado, y esto nos guía al
disfrute del derramamiento del Espíritu de poder. Este Espíritu derramado es el impacto para
nuestra predicación y para nuestro ministerio.

Oraremos por medio del ejercicio


de nuestro espíritu para
liberar al Espíritu Santo

Ya que hemos sido regenerados, necesitamos comprender que la Biblia manda que hagamos una
cosa importante, y ésta es que oremos, porque orar es liberar el espíritu. Puede ser que nos
preguntemos cuál espíritu liberamos: el espíritu humano o el Espíritu divino. Mi respuesta es ésta:
cuando usted libera su espíritu humano, el Espíritu divino es liberado, porque estos dos espíritus
ya no están separados; son uno solo. “El que se une al Señor, un espíritu es con él” (1 Co. 6:17). El
Espíritu divino y el espíritu humano están ahora enteramente mezclados como un solo espíritu.

Perseveremos unánimes en oración

Hechos 1:14 nos revela que los ciento veinte perseveraban unánimes en oración. Esta no es la
oración privada, la oración individual, sino la oración corporativa. En nuestra oración corporativa,
necesitamos la unanimidad.

Perseveremos en la enseñanza y
en la comunión de los apóstoles,
en el partimiento del pan y en oraciones

Hechos 2:42 nos dice que la iglesia primitiva perseveraba en la enseñanza y en la comunión de los
apóstoles, en el partimiento del pan y en las oraciones. No deberíamos pensar que aquí la oración
es un asunto pequeño por haberse mencionado al final. En realidad, lo último es la conclusión, y la
conclusión es la parte más importante. La oración es más importante que la enseñanza, la
comunión y el partimiento del pan. Sin la oración, podemos tener la enseñanza, la comunión y el
partimiento del pan, pero no tenemos una conclusión. Al hacer cualquier cosa, necesitamos una
conclusión. La oración es la conclusión espiritual de toda nuestra carrera espiritual. En nuestra
vida y nuestro trabajo, en todo lo que hay dentro de nosotros y en todo lo que está fuera de
nosotros, la oración es la conclusión. Por lo tanto, necesitamos perseverar en esta oración
concluyente.

Perseveremos en la oración
y en el ministerio de la palabra

Hechos 6:4 nos dice que los apóstoles tomaron la decisión de persistir en la oración y en el
ministerio de la palabra. Aquí la oración es mencionada primero. En Hechos 2:42 la oración está al
final. Por lo tanto, la oración está tanto al final como al comienzo; es tanto la conclusión como el
principio. Necesitamos persistir en la oración.

Oremos en todo tiempo


en el espíritu y para ello velemos
con toda perseverancia y petición

En Efesios 6:18 el apóstol Pablo nos encarga que oremos en todo tiempo en el espíritu y que para
ello velemos con toda perseverancia y petición. Mientras perseveramos en oración tenemos que
hacer peticiones. Por un lado, estamos perseverando y por otro, presentamos nuestras peticiones.

Ocurren muchas cosas en nuestro medio ambiente que consumen nuestro tiempo de oración. Esta
es la razón por la cual necesitamos perseverar. Cuando estamos orando, debemos olvidarnos de
contestar el teléfono y no debemos hacer caso cuando llamen a la puerta. Estamos ocupados
orando. Estamos cuidando de los negocios de nuestro Rey. En nuestro tiempo de oración debemos
tener la actitud de que estamos con nuestro Rey y totalmente ocupados con El. Por esto, no
tenemos tiempo de contestar el teléfono o la puerta. Esto es un ejemplo de lo que significa
perseverar y velar en oración.

Estemos siempre gozosos, oremos sin cesar,


demos gracias en todo, y no apaguemos al Espíritu

Debemos estar siempre gozosos, orar sin cesar, dar gracias en todo y no apagar al Espíritu (1 Ts.
5:16-19). Pablo puso estas cuatro cosas juntas. Si usted desea orar, tiene que gozarse. Si desea orar,
tiene que dar gracias en todo. Y si quiere orar, no debe apagar al Espíritu. Gozarse siempre, orar
sin cesar, dar gracias en todo, y no apagar al Espíritu van juntos. Si usted no se goza, entonces
apaga al Espíritu. Si no ora, apaga al Espíritu. Y si no da gracias, apaga al Espíritu. Todo el día,
tiene que decir: “¡Alabado sea el Señor!”. Todo el día, usted tiene que dar gracias en todo.

Supongamos que rompió una taza en su cocina. ¿Diría usted: “Gracias Señor, porque la taza se
rompió”? Tal vez no sea normal dar gracias en todo. Pero, en realidad, si no damos gracias es
anormal. Necesitamos llegar a ser cristianos normales. Estar silenciosos en las reuniones es
anormal, pero estar ejercitados y vivientes es normal. Los cristianos tienen que gritar, gozarse,
cantar, alabar, y dar gracias. Esto es lo normal.

Muchos de nosotros no damos gracias al Señor cuando suceden cosas negativas. Necesitamos
aprender a dar gracias al Señor en todo: en lo bueno, en lo malo, en lo positivo, en lo negativo, al
ganar y al perder. Si alguien lo oyó a usted dando gracias al Señor cuando rompió una taza, es
posible que piense que usted está loco. Sin embargo, cuando alguien dice que usted está loco, es
indicio de que usted le inspiró algo. El nunca olvidará lo que vio. La Biblia nos exhorta a dar
gracias en todo. Dar gracias en todo es en realidad muy normal.

Participemos del derramamiento


del Espíritu económico de poder

Necesitamos participar del derramamiento del Espíritu económico de poder, que es el poder de lo
alto y el impacto dinámico cuyo fin es que el evangelio sea predicado y Cristo sea ministrado a
otros (Hch. 2:17-18, 33; Lc. 24:49).

Basados en el Dios Triuno


como el Espíritu esencial
Nuestra participación del derramamiento del Espíritu económico de poder está basada en el Dios
Triuno, quien es el Espíritu esencial que mora en nosotros, obra en nosotros, vive en nosotros, hace
Su hogar en nosotros, nos da el suministro, y nos llena. Tenemos tal Dios Triuno dentro de
nosotros, y El está obrando para llevar a cabo Su carrera. Dios el Padre como el Espíritu mora y
opera en nosotros (Jn. 4:24; 1 Jn. 4:13; Fil. 2:13); Dios el Hijo como el Espíritu vivificante vive y
hace Su morada en nosotros (1 Co. 15:45; Gá. 2:20a; Ef. 3:17a); y Dios el Espíritu mora en nosotros,
nos da el suministro, y nos llena (Hch. 5:3-4; Ro. 8:11; Fil. 1:19b; Hch. 13:52). Tenemos como base
un hecho tan maravilloso.

Los ciento veinte fueron llenos del Espíritu Santo

Los ciento veinte fueron llenos del Espíritu Santo para poder predicar el evangelio el día de
Pentecostés (Hch. 2:4). Esto es el llenar exterior del Espíritu Santo como el Espíritu económico
para que el evangelio sea predicado con un impacto dinámico.

Pedro fue lleno del Espíritu Santo

Pedro fue lleno del Espíritu Santo, el Espíritu Santo económico, para poder predicarles a los
gobernantes y ancianos de Israel (Hch. 4:8).

Todos los discípulos


fueron llenos del Espíritu Santo

Después de muchas súplicas, todos los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo, para poder
hablar la palabra de Dios con denuedo (Hch. 4:31).

Saulo fue lleno del Espíritu Santo

Saulo fue lleno del Espíritu Santo al comienzo de su vida cristiana para poder recibir su vista y ser
bautizado (Hch. 9:17-18).

Pablo fue lleno del Espíritu Santo

Pablo fue lleno del Espíritu Santo para poder reprender el mago diabólico (Hch. 13:9-11).

Para llevar a cabo todos los ministerios arriba mencionados, los cuales están relacionados con la
predicación del evangelio y con la ministración de Cristo a otros, necesitamos el llenar exterior del
Espíritu de poder, el Espíritu económico. Nuestra participación del derramamiento del Espíritu
económico de poder está basada en que el Dios Triuno como el Espíritu consumado more en
nosotros, opere en nosotros, viva en nosotros, haga su hogar en nosotros, nos dé el suministro y
nos llene. Pero, ¿por qué no experimentamos el derramamiento del Espíritu? Porque estamos
faltos de oración. La oración es el puente que une estos dos aspectos. Tenemos el llenar interior del
Espíritu que mora en nosotros, pero no tenemos el poder exterior porque no existe la conexión, el
puente, entre estas dos cosas. La oración es nuestro puente.

Algunos pentecostales dirían que uno tiene que ayunar y orar por muchos días para que algo le
suceda. Pero esto es contrario a la enseñanza de la Biblia. La Biblia dice que cuando creímos en el
Señor Jesús, el Espíritu entró en nosotros, Cristo entró en nosotros, y Dios el Padre entró en
nosotros. Los tres de la Trinidad Divina están ahora en nosotros como nuestra vida y como nuestra
esencia. Han llegado a ser uno con nuestra persona, nuestra constitución y nuestro ser. La Biblia
nos revela que el Dios Triuno ahora está en nosotros para ser nuestra esencia, nuestro elemento y
nuestra intrínseca, y que se mezcla con nosotros para hacernos uno con El. Nosotros somos
personas divinas. Somos la mezcla de humanidad con divinidad.

Ya que éste es el caso, ¿por qué estamos tan callados, por qué somos tan inútiles y estamos tan
faltos de poder? Porque no experimentamos el aspecto exterior del Espíritu, el Espíritu económico.
Para tocar este aspecto exterior, existe la necesidad de una conexión, un puente, y este puente es
nuestra oración. Debemos abandonar el concepto pentecostal de que tenemos que orar con ayunos
por muchos días para recibir el poder de lo alto. Necesitamos orar no tan sólo por un período de
muchos días sino todos los días. Necesitamos orar todos los días de cada año. En otras palabras,
necesitamos orar sin cesar. Tal vez nos preguntemos por qué cosas debemos orar, pero no
necesitamos pensar de antemano lo que vamos a orar. Orar incesantemente es tener comunión con
Dios en nuestro espíritu sin interrupción. Cuando oremos incesantemente, nos gocemos siempre, y
demos gracias en todo, esto nos “enloquecerá”. Cuando estamos locos, tenemos poder y impacto.

Si visitamos en una forma religiosa a un candidato para el evangelio, fracasaremos. Ir de esta


manera es ir como un cadáver. Pero cuando visitamos a la gente de una manera enloquecida,
tendremos poder e impacto. Por un lado, tenemos que ser muy locos, pero por otro tenemos que
ser muy formales y propios. El verdadero impacto viene de nuestra oración. En todo el Nuevo
Testamento, no encontrarán una persona que haya recibido el derramamiento del Espíritu Santo
sin haber recibido primero el Espíritu esencial interiormente. Si ejercitamos nuestro espíritu para
orar, el derramamiento será nuestro, y esto nos hará personas diferentes.

Si no oramos, seremos anormales. En el pasado éramos anormales, porque no éramos vivientes.


Tenemos al Espíritu, a Cristo y a Dios el Padre dentro de nosotros, pero no somos vivientes porque
no oramos. Unicamente una cosa nos puede avivar, y eso es la oración. Tenemos que orar sin cesar.

Efesios 4 nos muestra que la iglesia es el Cuerpo de Cristo y que el Espíritu, el Señor, y el Padre
están en el Cuerpo y están mezclados con el Cuerpo. Por eso, estos cuatro se han hecho uno: el
Cuerpo, el Espíritu, el Señor y el Padre. Esta unidad es el impacto. Esta unidad es en realidad el
poder de lo alto. Como Cuerpo de Cristo, tenemos al Espíritu, al Señor y al Padre, y estamos
mezclados con la Trinidad Divina. Por medio de nuestra oración, estaremos listos para visitar a la
gente, porque participaremos del poder de lo alto que es el impacto dinámico.

Cuando participemos del Espíritu derramado, nuestras reuniones, nuestra oración, nuestra
predicación y nuestro ministerio serán dinámicos. Todo lo que tenemos será dinámico debido a
que el Dios Triuno que se mezcla con nosotros es el dínamo. El es el dínamo, el “pum, pum, pum”,
dentro de nosotros. Sin embargo, hoy no podemos oír el “pum, pum, pum”. Al contrario, cuando
llegamos a la reunión parece ser que todos se están muriendo. Esta condición va a la par con la
epístola que el Señor mandó a la iglesia en Sardis, en la cual les dijo que tenían nombre de que
vivían, pero en realidad estaban muertos (Ap. 3:1-2). No solamente estaban muertos sino también
estaban moribundos. Su muerte no se había consumado aún, por lo tanto estaban moribundos.
Tenemos que confesar que nuestras reuniones frecuentemente estaban moribundas. Aun nuestras
visitas y nuestra predicación estaban moribundas.

La clave para ser avivado es la oración, y orar es principalmente ejercitar el espíritu. Cuando le
enseña al Señor en su oración, cuando le explica y cuando hace muchas descripciones en su
oración, no hay impacto porque esa clase de oración no libera al Espíritu. Tenemos que orar,
diciendo: “Señor, quiero estar lleno de vida. Dame el impacto, Señor”. En Getsemaní el Señor oró
tres veces y en cada ocasión fue breve. En estos días todos tenemos que orar: “Señor, quiero estar
lleno de vida”. Mientras las hermanas cocinan o lavan los platos, deben decir: “Señor, quiero estar
llena de vida. Quiero tener impacto, Señor”. No oren por muchas cosas y tampoco le den
explicaciones al Señor, porque El ya lo sabe todo. Sólo haga su petición, y dígale lo que quiere
conforme al deseo de El. También necesitamos dar gracias en todo. Si el día está oscuro, dé gracias;
si el día está brillante y resplandeciente, dé gracias. Si suceden cosas buenas, dé gracias; si suceden
cosas malas, dé gracias. Este es el significado de orar.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE CATORCE

ALGUNOS PUNTOS VITALES EN CUANTO A


LA PRACTICA DE LOS GRUPOS VITALES

LA NECESIDAD DE ENTRENAMIENTO
PARA LLEVAR A CABO LA MANERA
ORDENADA POR DIOS

Para poder practicar la vida de iglesia en conformidad con la manera ordenada por Dios,
necesitamos ser entrenados. En nuestra práctica de la vida de iglesia en el recobro del Señor,
somos muy livianos. Si somos demasiado livianos en lo que hacemos, estamos acabados. Si
queremos lograr algo debemos tener una meta definida y debemos llevarlo a cabo bajo un estricto
control. Si cada uno de nosotros tuviera la libertad de trabajar de acuerdo a su parecer, la obra
fracasaría.

En el recobro del Señor le prestamos mucha atención a la espiritualidad. El hermano Nee y yo


hemos dado cientos de mensajes sobre este tema en los cuales hacemos hincapié en que no
debemos hacer nada de acuerdo con nuestro método personal ni con nuestras energías, sino por
medio de la oración y de nuestra confianza en el Señor. Esto es muy bueno, pero puede ser que
usemos nuestra oración y nuestra confianza en el Señor como excusa para tomarnos la libertad de
hacer las cosas como mejor nos parezca. Tal vez digamos que como pensamos que un asunto no
proviene del Señor, no lo hacemos. Por tanto, tenemos la libertad de hacer lo que queremos. Hoy
en el recobro hay mucha libertad.

Los Estados Unidos es un país donde hay libertad, pero los que están en el servicio militar de los
Estados Unidos renuncian su libertad. Cuando uno entra al servicio militar, le cortan el cabello y le
dan un nuevo atuendo. En el servicio militar, uno no puede escoger a su gusto, ni ejercitar su
preferencia. No tiene la libertad de hacer lo que quiera. Aquellos que están en el servicio militar
pierden su libertad por defender todo el país. Ellos están bajo un entrenamiento muy estricto. Para
establecer los grupos vitales de manera adecuada, es necesario el entrenamiento. Hemos formado
estos grupos vitales porque no tenemos forma de avanzar con la iglesia en general.

La reunión de entrenamiento no es una reunión de la iglesia. Puede uno llegar tarde a la reunión de
la iglesia, y nadie le dice nada, pero uno está obligado a ser puntual en una reunión de
entrenamiento. Tenemos que estar conscientes de la diferencia que hay entre las reuniones de
entrenamiento y las de la iglesia. En el entrenamiento estamos dispuestos a renunciar a nuestra
libertad para poder ser perfeccionados y serle más útiles al Señor.

OREMOS LIBERANDO CONTINUAMENTE


NUESTRO ESPIRITU PARA REDIMIR NUESTRO TIEMPO
En este mensaje quisiera empezar con un poco de entrenamiento práctico para los grupos vitales.
La oración es muy necesaria. No solamente debemos orar cuando nos reunimos en los grupos
vitales sino también en privado. Tenemos que aprender a usar nuestro tiempo para orar. Tal vez
usemos la excusa de que estamos muy ocupados, pero todo el mundo está ocupado. Aun un
mendigo puede decir que está ocupado. Tal vez pensemos que cuando una persona pierde su
trabajo, ya no estará ocupada. Sin embargo, cuando una persona pierde su trabajo es posible que
esté más ocupada.

Muchas cosas en esta tierra requieren y exigen nuestro tiempo. Ya que muchas cosas requieren
nuestro tiempo, debemos ejercitarnos para redimirlo. Podemos desperdiciar tiempo en muchas
pequeñeces. Para peinarse una persona puede tomar dos minutos o veinte. Todo depende de cómo
lo haga. Algunos jóvenes desperdician veinticinco minutos para peinarse y hacerse cierto arreglo
en su cabello. Este es un ejemplo de la manera como podemos desperdiciar nuestro tiempo.

Tal vez digamos que no tenemos tiempo para orar porque estamos muy ocupados. Sin embargo,
cuando recibimos una llamada telefónica, parece que ya no estamos ocupados. Tenemos mucho
tiempo para hablar por teléfono libremente. A menudo le digo a la gente que el teléfono es muy
“pegajoso”. Parece que cuando la gente contesta el teléfono, no puede despegarse. Si amáramos la
oración y consideráramos la oración de la misma manera que estimamos las conversaciones en el
teléfono, tendríamos mucho tiempo para orar. Es una mentira decir que no tenemos tiempo para
orar. Tenemos tiempo para hacer muchas otras cosas, pero tenemos una holgazanería habitual
cuando llega el momento de orar.

Para poder ser miembros útiles y activos del Cuerpo de Cristo, tenemos que aprender a redimir
nuestro tiempo (Ef. 5:16). Día a día, perdemos nuestro tiempo; por lo tanto tenemos que redimirlo.
Tenemos que abreviar nuestras largas conversaciones telefónicas. Más aun, cuando estamos en
oración con el Señor, es mejor desconectar el teléfono. Nuestro tiempo de oración es muy
importante; por consiguiente, durante ese tiempo no deberíamos recibir llamadas telefónicas. En
los grupos vitales, lo primero que debemos aprender es a orar. Para redimir nuestro tiempo
necesitamos orar sin cesar (1 Ts. 5:17). Si no oramos, nuestros grupos no serán vitales.

LA NECESIDAD DE QUE NUESTRO CONCEPTO


SEA CAMBIADO PARA DARNOS CUENTA DE QUE TOMARA TIEMPO Y LABOR
GANAR FRUTO
QUE PERMANEZCA EN LA VIDA DE IGLESIA

Primero, necesitamos aprender a orar. Segundo, tenemos que cambiar nuestro concepto, el
concepto de que la gente puede ser salva y traída a la vida de iglesia de una manera rápida. Por
supuesto, la gente puede ser regenerada en un instante. Sin embargo, es difícil encontrar un
creyente apropiado que no haya tenido el cuidado adecuado. Como miembros de los grupos vitales,
tenemos que despojarnos del concepto de obtener resultados rápidos y fáciles.

Necesitamos el tiempo y la labor adecuados para criar a los nuevos creyentes. Debemos estar
preparados a dedicar dos años en la salvación de una persona, en su nutrición, alimentación,
cuidado y, hasta cierto punto, en perfeccionarlo para que sea uno que esté de lleno en la vida de
iglesia. Si usted puede ganar un pecador hasta el punto de que, en dos años, se dé plenamente a la
vida de iglesia como un miembro normal, será maravilloso. Tenemos que prepararnos
psicológicamente para seguir el camino de laborar.

No debemos pensar que ganaremos una “fortuna” en el evangelio de la noche a la mañana. Tal vez
pensarán que están siendo entrenados para ser “magos” que pueden producir instantáneamente
grandes resultados, pero ése es un concepto erróneo. Estamos siendo entrenados para ser obreros.
Ganar a alguien y cuidarle hasta que esté plenamente establecido en la vida de iglesia, no es cosa
fácil. Tenemos que darnos cuenta de que probablemente necesitaremos más de dos años para que
esa persona sea salva y alimentada, y crezca de tal manera que permanezca en la vida de iglesia.
Ustedes tienen que prepararse. No vayan con la esperanza de hacer una fortuna instantánea.

Cuando alguien es salvo por medio de usted, esa persona pasa a ser su hijo espiritual, su bebé. Si
usted no lo considera así, no podrá mantener a esa persona en la vida de iglesia. En enero de 1993,
esperamos empezar a salir a predicar el evangelio. No debemos esperar que en 1993 ganaremos
una persona que esté sólidamente establecida en la vida de iglesia. No estoy hablando meramente
de obtener a alguien que crea en Cristo y sea bautizado en un período de un año. Eso no es muy
difícil. Pero no es cosa fácil ganar a alguien que permanezca bajo su cuidado, que aprenda las
enseñanzas de la Biblia, que esté deseoso de ser alimentado por usted, y que sea introducido de
lleno en la vida de iglesia.

Necesitamos ganar a alguien que consideremos como nuestro hijo. Esto hace una gran diferencia.
Tal vez nos hayamos preguntado cómo sería posible que algunas hermanas, antes de que tuvieran
hijos, pudieran tener la habilidad de criar hijos. Pero cuando los tienen, cambian. Cuando tienen
un hijo, ellas se entregan totalmente al cuidado de ese niño. Debemos cuidar de los nuevos
considerándolos como nuestros bebés.

Pablo dijo a los tesalonicenses que él era como una nodriza que cuida con ternura a sus propios
hijos (1 Ts. 2:7). El les dijo a los corintios que él era su padre espiritual y que los había engendrado
por medio del evangelio (1 Co. 4:15). Su epístola a Filemón nos muestra la forma de cuidar a un
nuevo. Tenemos que cambiar nuestro concepto. En la obra del Señor no debemos esperar
resultados rápidos. En realidad, en la esfera física, se requieren 18 años para cuidar de un niño.
Entonces ese niño será considerado un adulto. Puesto que toma todo este tiempo criar a un niño en
la esfera física, ¿cómo esperamos criar a un hijo de Dios, un cristiano, en medio año? Si queremos
el aumento y fruto que permanezca, debemos saber dos cosas: primero, necesitamos orar por
nuestros hijos; luego tenemos que cuidar de ellos.

A la larga, no es beneficioso tener muchos hijos en forma rápida. Dios ordenó que la gente tuviera
hijos de una manera lenta. Dios creó sólo un hombre y le dijo a este hombre que fuera fructífero,
que se multiplicara y llenara la tierra (Gn. 1:28). El hombre ha llenado la tierra hasta tal punto que
muchas personas están preocupadas por el aumento de la población. Sin embargo, espiritualmente
hablando, estamos faltos de hijos porque no practicamos la manera ordenada por Dios para ganar
el aumento. Lo que practicamos sólo concuerda con nuestra preferencia y gusto.

Es posible que salgamos a predicar el evangelio y salvemos a alguien; sin embargo, después de
dedicarle algún tiempo a esta persona puede que no tenga ningún deseo de continuar con el Señor.
Entonces puede que salgamos y salvemos otro, pero después de tres meses éste se mude. Estas
experiencias pueden ser desalentadoras y quizá nos hagan perder el deseo de ganar el aumento.
Puede ser que ya no queramos esforzarnos por ganar el aumento porque hemos tratado y hemos
fracasado. Por esta razón necesitamos el entrenamiento. Este entrenamiento nos preparará para
ganar a la gente para el aumento y la edificación de la iglesia. Si tomamos el camino de trabajar,
laborando y laborando sin concentrarnos en los resultados, seremos fructíferos. Si a un hermano
de treinta años el Señor le da cuarenta años más, podría ganar cincuenta personas como fruto
permanente en estos cuarenta años. Necesitamos laborar y laborar de acuerdo a la manera que
aprendimos en el entrenamiento.
DEJEMOS NUESTRO CAMINO
PARA TOMAR EL CAMINO
DEL ENTRENAMIENTO

Otro punto que me gustaría resaltar es que debemos dejar nuestro propio método. Si alguien
quiere aprender el oficio de carpintería, debe dejar su método y adoptar el sistema de
entrenamiento. Debe aprender el oficio de carpintería de acuerdo a la manera en que el instructor
hace las cosas. De lo contrario, fracasará. No debemos pensar que es fácil predicar el evangelio
para salvar pecadores. Debemos predicar el evangelio, pero no de acuerdo con nuestra forma
natural. Debemos aprender a predicar el evangelio de acuerdo con la forma en que hemos sido
entrenados, no según nuestra manera de ser, carácter y rasgos peculiares.

Todos tenemos nuestra propia manera de ser, carácter y rasgos peculiares. Estas tres cosas nos
anulan en todo. Algunas hermanas entre nosotros son enfermeras. Ellas no pueden ser buenas
enfermeras si trabajan de acuerdo a su manera de ser, carácter y sus rasgos peculiares.
Dependiendo de la manera de ser de las enfermeras, los pacientes pueden ser ayudados o
perjudicados por ellas. Una enfermera con una manera de ser apropiada puede hacer feliz al
paciente. Sin embargo, muchas enfermeras no hacen sentir a sus pacientes felices y cómodos
debido a su manera de ser particular. Esto nos muestra que al cuidar a la gente para el evangelio,
debemos aprender a negar el yo, el cual incluye nuestra manera de ser, carácter y rasgos peculiares.
Debemos aprender a predicar el evangelio, no en conformidad con nuestro modo personal de obrar
sino según la manera en que hemos sido entrenados.

En nuestras oraciones en estos días, necesitamos orar por tres cosas. Primero, necesitamos orar:
“Señor enséñame cómo redimir mi tiempo”. La única forma de redimir nuestro tiempo es orar. Le
agradecemos al Señor que no hay nada tan fácil como la oración. Podemos orar en cualquier parte.
Podemos orar mientras conducimos nuestro automóvil. Podemos redimir el tiempo a lo largo del
día orando.

Segundo, necesitamos orar para que nuestra mentalidad sea cambiada. Debemos estar preparados
y entender que tomará tiempo traer personas que sean fruto permanente en la vida de iglesia.
Existe el principio en todo el universo de que mientras prediquemos, la gente creerá. Este es un
principio establecido por Dios. Así que, tenemos que orar y predicar de una manera laboriosa.

Tercero, necesitamos orar para que no prediquemos en conformidad con nuestro propio método,
sino de acuerdo con la manera en que fuimos entrenados.

ASISTAMOS A LAS REUNIONES


DE LA IGLESIA, ESPECIALMENTE
A LA REUNION DE ORACION

Los miembros de todos los grupos vitales tienen que asistir a las reuniones regulares de la iglesia.
En particular todos nosotros tenemos que esforzarnos por asistir a la reunión de oración. Tenemos
que hacer algo por rescatar la reunión de oración. Hemos estado practicando la vida de iglesia en
los Estados Unidos por alrededor de treinta años. Durante este período se ha formado un mal
hábito. Este mal hábito consiste en que la mayoría de los miembros de la iglesia menosprecian las
reuniones de oración.

Todos nosotros debemos hacer lo posible por ir a la reunión de oración. Debido a este
entrenamiento con los grupos vitales, la reunión de oración de la iglesia aquí ha recibido ayuda y
ha sido rescatada en gran medida. Yo he estado orando cada semana para que el Señor aumente la
asistencia a la reunión de oración.

Además, cuando vamos a la reunión de oración, estamos obligados a orar y a orar no sólo una vez.
No haga largas oraciones. Usted no necesita fabricar nada. Simplemente dígale al Señor lo que
quiere. Las oraciones de algunos santos son demasiado elaboradas. Sus oraciones no son
espontáneas. Nunca olvide que es más fácil obtener una repuesta a una oración corta. La mejor
oración es la que está compuesta de frases cortas. Algunos santos usan frases largas en sus
oraciones. No necesitamos darle al Señor razones ni explicaciones en nuestra oración. El ya sabe
estas cosas, así que simplemente digámosle lo que queremos.

NEGUEMOS NUESTRA MANERA DE SER


EN LAS REUNIONES

Algunos santos entre nosotros son muy osados en las reuniones. Son osados al dirigir a otros a
cantar ciertos himnos, y luego los dirigen a cantar una y otra vez. Pero el himno que ellos eligieron
y pidieron que los santos cantaran una y otra vez era el himno equivocado. Si les pedimos a los
santos que hagan esto, debemos ser sensibles a la atmósfera de la reunión, y ver si a los santos les
gustaría cantar este himno nuevamente. Entonces cuando se les pide a los santos que lo canten de
nuevo, ellos estarán muy contentos. Tenemos que aprender a discernir la atmósfera y el sabor de la
reunión. Si algunos de los osados acortaran sus largas oraciones y dejaran de dar instrucciones en
las reuniones hasta que aprendieran a percibir el sabor y la atmósfera de la reunión, sus espíritus
serían edificados.

Los hermanos que son atrevidos entre nosotros tienen que negar su osada manera de ser. De la
misma manera, los tímidos entre nosotros tienen que negar su tímida manera de ser. Su timidez
anula en gran parte su función. Cuando hablan, deben ser osados para hacerlo en un tono más
fuerte. Cuando ellos hablan y ejercen su función quedamente, no edifican su espíritu. Si ellos tratan
de funcionar hablando en voz más alta, edificarán su espíritu y esto los hará crecer.

EJERCITEMOS NUESTRO ESPIRITU EN LAS REUNIONES

Tenemos que darnos cuenta de que las reuniones son el agrupamiento de todos los hijos de Dios
para adorarle. Juan 4:24 dice que Dios es Espíritu y que todos aquellos que le adoran deben
adorarle en espíritu. Cada reunión de la iglesia es una ocasión para actuar en el espíritu, porque ése
es el momento de adorar a Dios. El único principio, el principio básico y estricto en la adoración de
Dios, es que tenemos que ejercitar nuestro espíritu.

Debemos ejercitar nuestro espíritu siempre en las reuniones. Sea que hablemos o no, debemos
ejercitar nuestro espíritu. Si no hablamos, debe ser porque el Espíritu nos guía a no hablar. Cuando
hablamos, hablamos porque el Espíritu nos guía. Así que todo lo que hacemos en las reuniones
debe ser el resultado del ejercicio de nuestro espíritu. Pero somos muy negligentes en este asunto.
Puede que ejercitemos nuestro espíritu sólo cuando sintamos que debemos orar o decir algo, pero
debemos ejercitar nuestro espíritu a toda hora. Yo me alimento en cada reunión sea que funcione o
no; estoy en la reunión en el Espíritu con el ejercicio de mi espíritu. Debido a que ejercito mi
espíritu, disfruto de los espíritus de otros. Cuando usted está en el espíritu, yo percibo eso. Cuando
usted no está en el espíritu, también me doy cuenta. Todos necesitamos aprender a desarrollar el
hábito de ejercitar nuestro espíritu todo el tiempo.

COMUNION ACERCA DE LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE QUINCE

OTRA SERIA CONVERSACION ACERCA


DE LA PRACTICA DE LOS GRUPOS VITALES

LA NECESIDAD DE REGENERACION, TRANSFORMACION


Y CONFORMACION PARA SER UNA NUEVA CREACION

La revelación básica del Nuevo Testamento es que nosotros los descendientes de Adán, no importa
si somos pecadores o justos, buenos o malos, no somos más que una vieja creación. Si usted es
bueno o malo, de todos modos necesita ser regenerado. Aun si nosotros no fuésemos pecadores,
igualmente necesitaríamos ser regenerados. Muchos tienen el concepto de que necesitamos ser
regenerados porque somos malos. Pero todas las personas, sean buenas o malas, necesitan ser
regeneradas.

En Génesis 2 vemos dos árboles: el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal
(v. 9). Esto demuestra que el bien no pertenece a la vida. El bien pertenece a Satanás. La intención
de Dios no es tener un hombre bueno; Su intención es producir un hombre nuevo a partir del viejo
hombre. Por eso es que necesitamos renacer, es decir, ser regenerados con la vida divina. El
concepto básico de la revelación neotestamentaria es que necesitamos ser una nueva persona.

Nicodemo era una persona moral y de clase alta, que consideraba a Cristo como un maestro que
había venido de parte de Dios (Jn. 3:2). Esto quiere decir que él posiblemente pensó que
necesitaba mejores enseñanzas para poder mejorar. Pero el Señor Jesús le respondió: “De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (v. 3). Nacer de
nuevo significa renacer, lo cual es ser regenerado con la vida divina, una vida diferente a la vida
humana recibida por medio del nacimiento.

Después de nacer de nuevo, aún tenemos mucho de la vieja creación; así que la Biblia pasa a
mostrarnos que después de ser regenerados necesitamos ser renovados (Ef. 4:23; Ro. 12:2; 2 Co.
4:16). En 2 Corintios 3:18 se nos muestra que mientras contemplamos al Señor a cara descubierta,
somos transformados a Su imagen. Romanos 8:29 nos dice que necesitamos ser conformados a la
imagen del Hijo primogénito de Dios. El es totalmente diferente del hombre natural, de nosotros.
Necesitamos ser renovados, transformados y, finalmente, conformados a la imagen de Cristo.
Después de ser regenerados, tal vez amemos al Señor y le busquemos. Tal vez seamos muy
religiosos, piadosos y aun devotos, pero seguimos en la vieja creación. Todos necesitamos ser
regenerados, transformados y conformados a la imagen de Cristo.

LA NECESIDAD DE TRANSFORMACION
EN NUESTRA MANERA DE ORAR

Por esto he tratado de calibrar la manera de orar. Nuestra antigua manera de orar no provenía de
la nueva creación sino de la vieja creación, y concordaba con la manera vieja y natural. Ahora me
gustaría leer algo que Watchman Nee dijo en su comunión acerca del ministerio de oración de la
iglesia, y hacer algunos comentarios al respecto. El hermano Nee dijo:

Durante nuestra oración, también debemos estar en guardia contra las oraciones que no son
oraciones.

Hermanos y hermanas, debemos ser quebrantados en la oración. Ser quebrantados significa llegar
a nuestro fin. Ser quebrantado significa “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20a).
Quiero recalcar las palabras del hermano Nee acerca de que debemos estar en guardia contra las
oraciones que no son oraciones. Podemos orar mucho, pero lo que digamos tal vez no sea una
verdadera oración. Es por esto que he calibrado nuestra oración. Podemos llegar a pensar que en
tanto que uno ore, está haciendo algo maravilloso. Cuando alguien ora, quizá creamos que al haber
orado éste, hizo una verdadera oración. Pero el hermano Nee dice que durante nuestra oración,
debemos estar en guardia contra las oraciones que no son oraciones.

A continuación el hermano Nee dice:

Satanás no solamente tratará de quitarnos nuestro tiempo de oración, y despojarnos de la fuerza


para orar; él incluso vendrá para hacer que, mientras oramos, digamos muchas cosas incoherentes,
confusas, triviales y hablemos vana palabrería. El hará que pidamos en vano y que perdamos el
tiempo.

Estas palabras incoherentes, confusas, triviales y vanas pueden salir cuando hacemos oraciones
largas. Las oraciones largas están llenas de tales palabras. Satanás usa estas oraciones largas para
agotarnos, quitándonos así nuestra energía. Podemos orar por diez minutos, pero estos diez
minutos pueden ser una pérdida de tiempo.

El hermano Nee añade:

El tratará de ocupar nuestro tiempo para que nuestra oración sea ineficaz. Muchas oraciones
carnales, viejas, largas, terrenales, sin corazón y sin sentido, consumen el tiempo y son un
desperdicio.

La palabra terrenales no significa meramente corrientes sino también algo mundano, natural y
carnal. Algo terrenal no es espiritual sino carnal; no es santo ni celestial sino mundano. Tales
oraciones largas y terrenales consumen el tiempo y son un desperdicio. Debemos darnos cuenta de
que muchas veces en nuestras reuniones anteriores, nuestras oraciones eran así.

El hermano Nee luego dice:

Parece que oramos por costumbre. Pero en realidad dentro de estas oraciones hay sugerencias,
instigaciones y engaños de Satanás.

El hermano Nee era más estricto que yo. El creía que en estas oraciones largas, hasta había
sugerencias, instigaciones y engaños de Satanás.

El dijo:

Si no somos vigilantes, nuestra oración no tendrá sentido ni fruto. Un hermano contó una anécdota
que leyó en la biografía de Evan Roberts. Una vez había algunas personas en su casa orando. A la
mitad de la oración de un hermano, el hermano Roberts se levantó y le tapó la boca, diciendo:
“Hermano, no siga. Usted no está orando”. El hermano que leyó esta anécdota dijo para sí: “¿Cómo
pudo atreverse a hacer algo así?”. Pero luego se dio cuenta de que el hermano Roberts tenía razón.
Muchas palabras dichas en nuestras oraciones salen de la carne instigadas por Satanás. Es posible
que estas oraciones sean largas, pero muchas de ellas no son prácticas y son inútiles. Hermanos y
hermanas, esto es un hecho. Muchas veces en nuestra oración, parece que damos vueltas alrededor
de la tierra. El tiempo es desperdiciado y la fuerza agotada, pero no se dice nada en la oración
acerca de un punto específico. No podemos esperar que Dios conteste esta clase de oración. Esta
clase de oración no tiene ningún valor espiritual. Entonces, cuando oramos, tenemos que ser
vigilantes y no emplear mucho tiempo ni dar muchas razones.

Cuando oramos, no deberíamos dar muchas explicaciones. En vez de darle al Señor una
descripción con muchas detalles, deberíamos simplemente decirle lo que queremos. Hace poco, en
una reunión de colaboradores, le dije a los hermanos que su oración había mejorado mucho. Pero a
unos pocos colaboradores aún les gustaba darle al Señor muchas explicaciones en su oración. No
necesitamos darle explicaciones al Señor para que nos dé poder. Deberíamos simplemente decir:
“Señor, danos poder”. Las explicaciones son sólo una decoración para nuestra oración. Decoramos
nuestra oración con muchas explicaciones que hacen de nuestra oración un derroche.

El hermano Nee prosigue diciéndonos cómo deberíamos orar:

Más bien, deberíamos decirle a Dios lo que está en nuestro corazón en una forma sincera. Nunca
deberíamos rellenar nuestra oración con un montón de palabras vacías.

Esto nos demuestra que necesitamos ser transformados no solamente en nuestra vida diaria sino
también en la oración que hacemos en las reuniones. Algunos santos entre nosotros estaban
acostumbrados a orar muchas veces en la reunión de oración con oraciones largas. Esto significa
que su oración no estaba transformada.

NUESTRA NECESIDAD DE SER


TRANSFORMADOS EN TODO

Muchos de ustedes han sido calibrados exteriormente en su oración, pero me preocupa que no
hayan sido transformados y conformados a la imagen del Hijo primogénito de Dios. Me preocupa
que estén comportándose centrándose sólo en lo exterior. Comportarse de esta manera es fingir, y
fingir es una mentira bien vestida. Es posible que usted tenga cierta apariencia exterior, una capa
que le cubre, sin que haya una verdadera transformación en usted. Necesitamos ser transformados
en nuestra oración, en la manera en que adoramos y en nuestra vida de reunión. Necesitamos ser
transformados en todo.

El Nuevo Testamento nos exige que seamos regenerados, renovados, transformados y conformados
a la imagen de otro, a la imagen del Hijo primogénito de Dios. ¿Quién es el Hijo primogénito de
Dios? Es aquel que, siendo tanto Dios como hombre, pasó por la muerte y resurrección. Como el
mismo Dios, El se hizo hombre, y fue un hombre perfecto; pero aun este hombre perfecto tuvo que
pasar por la muerte y la resurrección. La muerte y la resurrección lo transformaron.

Antes de Su encarnación Cristo, como ser divino, ya era el Hijo de Dios (Jn. 1:18; Ro. 8:3). Por
medio de la encarnación Cristo se vistió de un elemento, la carne humana, que no tenía nada que
ver con la divinidad. Esa parte de El necesitaba ser santificada y elevada al pasar por la muerte y la
resurrección. Por medio de la resurrección Su naturaleza humana fue santificada, elevada y
transformada. Entonces, por medio de la resurrección El fue designado Hijo de Dios con Su
humanidad (1:4; Hch. 13:33; He. 1:5). Necesitamos ser transformados y conformados a la imagen
de Aquel que pasó por la muerte y la resurrección para llegar a ser el Hijo primogénito de Dios.

LA NECESIDAD DE NEGAR NUESTRO SER

El Señor Jesús también nos dijo que si queremos seguirlo, tenemos que negarnos (Mt. 16:24). El yo
incluye todo nuestro aislamiento, individualismo, modo de ser, carácter y peculiaridad. El yo es
toda nuestra persona natural. Necesitamos negarnos a nosotros mismos no solamente en la
oración sino también en todo lo demás. En la vida de iglesia, muchos de nosotros nos
comportamos y actuamos según lo que somos, y lo que somos es absolutamente natural.

Usted pude ser una persona muy buena, pero su bondad es una ofensa al Espíritu. Usted es bueno,
pero no está en el Espíritu. Usted es bueno, pero lo es en su yo, en su vida natural.

UN VERDADERO CAMBIO EN LA TRANSFORMACION

Algunos han estado en el recobro por años, pero no ha habido un verdadero cambio en ellos. Tal
vez hayan cambiado mucho de lo malo a lo bueno. Ese es el cambio que vemos. Pero éste no es el
cambio causado por la transformación de la vieja creación a la nueva creación. Aceptamos el
cambio que procede de la transformación. Pero no aceptamos el cambio de que antes era uno malo
y ahora es bueno. Necesitamos un cambio de la vieja creación a la nueva creación. No queremos un
mero cambio exterior. La transformación es algo interno, que trata con la constitución de nuestro
ser. La transformación implica una especie de metabolismo; es un cambio interior efectuado al ser
añadido un nuevo elemento a la misma esencia de nuestro ser.

Hay muchas cosas relacionadas con nosotros y con nuestro servicio en la vida de iglesia que no
están en el Espíritu. Pueden ser cosas lindas y hasta buenas, pero no están en el Espíritu. Lo que
necesitamos es la transformación. De no ser así, la vida de iglesia no puede existir como debería.
De lo que sí hay mucho entre nosotros es lo natural, lo cual proviene de la vieja creación.

Podemos tener muchas cosas buenas en la vida de iglesia, pero la Biblia pone al bien junto con el
mal en la categoría del árbol del conocimiento del bien y del mal. Tanto el bien como el mal son de
la misma categoría, del mismo árbol. Existe otro árbol que es muy simple: el árbol de la vida. La
vida es puramente Dios, así que el árbol de la vida es el árbol de Dios.

EL MODELO DE PABLO

Pablo nos dijo que él antes de recibir al Señor, había alcanzado lo mejor de su religión (Gá. 1:14).
Hasta llegó a decir que era irreprensible en cuanto a la justicia que es por la ley (Fil. 3:6). Pablo era
irreprensible en cuanto al juicio del hombre, pero finalmente dijo: “Estoy crucificado”. No importa
si yo soy bueno o malo, “con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí” (Gá. 2:20a). Entonces, en nuestra oración y en todo lo que hagamos en la vida de iglesia,
debemos tener la seguridad que no somos nosotros los que obramos, sino Aquel que lo hace todo,
que pasó por la muerte y resurrección y que ahora vive en nosotros. Esto es vivir una vida de
transformación.

CINCO PUNTOS CRUCIALES PARA NUESTRA BUSQUEDA

Los grupos vitales han existido por nueve semanas. Hasta ahora, he abarcado cinco cosas
principales que ustedes deben procurar.

Procuremos compenetrarnos

Primero necesitamos compenetrarnos orando mucho y minuciosamente en amor. Esta


compenetración no se da de una vez por todas. Necesitamos practicar esta compenetración hasta
que veamos al Señor. Aún no estamos totalmente compenetrados. A fin de ser compenetrados,
necesitamos liberar nuestro espíritu.

En realidad, cuando hablo de que necesitamos liberar nuestro espíritu, esto no solamente significa
orar. Cuando nos reunimos en los grupos vitales, debemos liberarnos al abrirnos entre nosotros.
Quizá hayamos estado juntos por años, pero no nos conocemos realmente. Por el contrario,
preferimos escondernos de los santos en ciertas cosas. Temo que ninguno de nosotros está
realmente abierto. Todos fingimos ser “buenos” miembros de los grupos vitales. Es posible que
lleguemos a tiempo y nos comportemos como buenas damas y buenos caballeros, pero esto es
aislarnos. No queremos hablar abiertamente con los santos en nuestro grupo vital porque estamos
aislados. Hablar abiertamente con una comunión íntima y total en Cristo es liberarse.

No nos abrimos a los demás, porque tememos que nos conozcan. Como resultado, no podemos
recibir la sanidad interior del Señor. Puede ser que estemos enfermos de “gangrena”, pero
preferimos cubrir y esconder nuestra enfermedad de los demás. Necesitamos ver que los demás
miembros de nuestro grupo vital son nuestros médicos. Si nos abrimos en la debida forma a los
santos de nuestro grupo, seremos sanados. Pero en vez de abrirnos, nos escondemos. Algunos son
liberados, pero no totalmente, porque no están acostumbrados a abrirse a los demás. No estamos
abiertos; estamos cerrados y aislados.

Cuando nos reunimos, tal vez pensemos que no haya mucho que hacer. He dicho que las reuniones
de grupo son el ochenta por ciento de la vida de iglesia, y lo más importante de las reuniones de
grupo es reunirse para tener comunión en una forma íntima, minuciosa y espontánea. Tal vez una
hermana empiece diciendo: “No soporto a mis hijos. ¿Me podrían decir cómo vencer mi mal
genio?”. ¿Por qué no empezamos a abrirnos en esta forma? En vez de ver una escena de comunión
íntima en los grupos vitales, yo veo una escena de buen comportamiento. Todos guardan
compostura. Nadie quiere cometer un error. Todos quieren ser unos “buenos muchachos” y unas
“buenas muchachas”. He visto esto por muchos años, y esto me indigna. Yo quiero ver un grupo de
santos que juntos procuren ganar más del Señor Jesús.

Pero ¿dónde podemos ver un grupo de santos que ponen en práctica actualmente la revelación
neotestamentaria? ¿Quién se está negando? ¿Quién está siendo renovado, transformado y
conformado a la imagen de Aquel que pasó por la muerte y la resurrección? Gradualmente hemos
caído en la práctica rutinaria de la vida de iglesia, pero ¿dónde está el Espíritu y dónde está la
dirección del Señor? No hay mucha guía del Espíritu entre nosotros. Por el contrario, usted actúa a
su manera y yo actúo a mi manera. Usted ora a su manera y yo oro a mi manera. ¿Quién va a ser
corregido? ¿Quién va a aprender? Si no somos corregidos y transformados interiormente, entonces
¿dónde está la vida de iglesia?

Hemos perdido el impacto para ganar pecadores porque somos un grupo de personas que se
comportan bien. No tenemos la verdadera espiritualidad del poder de lo alto, el impacto. Casi en
todo, hemos perdido nuestro impacto espiritual. Por eso necesitamos un entrenamiento estricto.
De lo contrario, no habrá remedio para nuestra situación. Amamos el recobro, amamos al Señor,
amamos la iglesia y somos muy buenos. Nos comportamos de tal manera que no ofendamos a
nadie ni cometamos errores en la vida de iglesia. Pero eso no es la vida de iglesia. Eso es una
especie de club social exclusivo. Sin embargo, la vida de iglesia es un grupo de personas que aman
y buscan a Jesús.

Aquellos que aman a Jesús son, después de haber sido regenerados, los que siguen adelante para
aprender la lección de negarse a sí mismos en todo a fin de poder ser renovados. Ellos viven, sirven
y se reúnen no por su quehacer o corrección sino por la dirección del Espíritu Santo. Ellos están
siendo renovados aun en la manera en que tratan con sus hijos y en la manera en que hablan con
su esposa.

Un hermano que está en el proceso de ser renovado tal vez confiese: “Señor Jesús, estoy
equivocado en mi actitud, en mi sentir interior, en mi expresión, en mi palabra y en el tono en que
hablo con mi esposa. Todas estas cosas son de la vieja creación”. Nuestras palabras pueden estar
bien, pero el tono en que hablamos puede no estarlo. El tono no está en el Espíritu. Los esposos
necesitan confesar al Señor sus sentimientos, actitudes, expresiones, y el tono y las palabras que
usan con sus esposas. Necesitamos confesar al Señor que la forma en que hablamos con nuestras
esposas no está en el Espíritu. Los hermanos pueden fingir ante los santos, pero no pueden fingir
ante sus esposas. Muchas veces las palabras de los esposos para con las esposas no son espirituales.

Esto demuestra que necesitamos ser transformados en todo. El Señor necesita un grupo de
personas que hayan sido regeneradas, renovadas, transformadas y conformadas al Hijo
primogénito de Dios para ser edificadas. Esta edificación es el Cuerpo y la vida práctica de iglesia.

Yo aprecio que el Señor haya levantado tantas iglesias sobre la tierra, pero la verdadera situación
de las iglesias con respecto a la práctica de la manera ordenada por Dios no está en el nivel
adecuado. Por eso necesitamos levantar los grupos vitales. El remedio está aquí. En nuestros
grupos vitales, necesitamos orar mucho y minuciosamente para que podamos compenetrarnos con
otros en amor. Siempre que nos reunamos, deberíamos abrirnos los unos a los otros para tener una
comunión íntima y completa.

Busquemos ser llenos del Espíritu


interior y exteriormente

Primero, tenemos que orar para poder compenetrarnos con otros en amor. Segundo, debemos
buscar al Espíritu. Debemos orar continuamente: “Señor, lléname. Infúndete como Espíritu en mi
ser, en mi constitución intrínseca, y derrámate como el Espíritu de poder sobre mí”. Tenemos que
orar cada día. Esta debería ser nuestra práctica hasta que el Señor regrese.

Oremos sin cesar ejercitando


nuestro espíritu para redimir el tiempo

Tercero, tenemos que orar sin cesar (1 Ts. 5:17) ejercitando nuestro espíritu (1 Ti. 4:7) para redimir
el tiempo (Ef. 5:16). Necesitamos practicar esto cada día. Una hermana que sea ama de casa puede
orar mientras cocina o mientras lava los platos. Esto es orar sin cesar.

Necesitamos estar atentos a la oración porque estamos en una batalla diaria. Una madre puede
enojarse con sus hijos, pero si aun ella confiesa su derrota al Señor, no es un buen modelo. Tal vez
los niños reciban una impresión que nunca olvidarán. Como resultado, se ofenden y la madre es
derrotada por Satanás. Nuestra vida cristiana diaria es una batalla. No estamos peleando contra
carne y sangre sino contra principados, potestades y huestes espirituales de maldad de las regiones
celestes (Ef. 6:12). Satanás y sus subordinados observan qué clase de vida llevamos. Ellos miran
cómo una hermana trata a sus hijos y a su esposo. Es por esto que necesitamos orar todo el tiempo.

La única manera en que podemos liberar nuestro espíritu es orar. No deberíamos orar en nuestra
manera habitual, natural, reiterativa y rebuscada. Necesitamos presentar nuevos puntos en nuestra
oración. Si una hermana tiene hijos, puede mencionar los nombres de sus hijos al Señor tres veces
al día. También podemos orar por todos los santos que están en los grupos vitales. Cada santo debe
tener una lista escrita de los nombres de todos los santos que están en los grupos vitales. Mientras
una hermana lava los platos, puede tener esta lista cerca y orar: “Señor, recuerda a la hermana
fulana; recuerda al hermano fulano...”. Esta es la verdadera oración. Esto no es una composición
elaborada; no es una larga oración que nos hace perder el tiempo y agota nuestra energía. Podemos
orar por las iglesias del condado de Orange, por las iglesias del sur de California, por las iglesias del
resto de California, por todas las iglesias de los Estados Unidos, y por las iglesias de todo el mundo.
Necesitamos orar sin cesar.

También debemos orar para ser renovados, transformados y conformados a la imagen de Cristo.
Entonces tendremos cierta transformación cada día. No seremos los mismos que éramos hace tres
años, o hace tres días. Necesitamos ser renovados, transformados y conformados cada día. Esta es
la manera de vivir a Cristo y de ser edificados como el organismo del Dios Triuno. Esta es la
verdadera vida de iglesia.

No deberíamos pensar que es suficiente haber salido de las denominaciones y reunirnos sobre el
terreno de unidad. ¿Qué podemos decir del contenido de la vida de iglesia? ¿Deberíamos estar
satisfechos con una vida de iglesia en la cual nos reunimos rutinariamente y tenemos un programa
para servir según nuestra manera natural? Quizá los ancianos sepan que necesitan hacer algo, pero
no se animen a tocar ni a corregir a algunos de los santos porque éstos se podrían ofender
fácilmente. Por esta razón me vi forzado a tener este entrenamiento para establecer los grupos
vitales. He estado hablando de la nueva manera, la manera ordenada por Dios, por ocho años, pero
no son muchos los que la practican en una manera total. En este entrenamiento debo ser fiel y
decirles la verdad. No los puedo engañar. Espero que ustedes reciban misericordia del Señor y no
se ofendan sino que sean perfeccionados.

No hagamos las cosas a nuestra manera


sino en coordinación

Cuarto, necesitamos ser perfeccionados para hacer las cosas en coordinación, no según nuestra
manera. No podemos llegar a ser miembros calificados y equipados del grupo vital de la noche a la
mañana. Se requieren meses para que seamos edificados. Tenemos que orar para que podamos ser
compenetrados, para que podamos ser llenos del Espíritu, para que podamos redimir nuestro
tiempo orando sin cesar, y para que podamos servir, no de acuerdo a nuestra manera sino en
coordinación, prestos a dejar nuestra libertad.

Tratemos con nuestra manera de ser,


carácter y rasgos peculiares

Quinto, necesitamos orar por el trato con nuestra manera de ser, carácter y rasgos peculiares. Estas
tres cosas son lo más difícil de tratar en la vida de iglesia. Todos tenemos el yo, y éste está
constituido de nuestra manera de ser, nuestro carácter y nuestros rasgos peculiares.

No hace mucho me alegré de ver que algunos entre nosotros ejercían su función, algunos que antes
solían estar en silencio en las reuniones. Algunos de nosotros hemos estado viniendo a las
reuniones por años y guardamos silencio. Necesitamos la misericordia del Señor para que nuestra
silenciosa manera de ser tenga un cambio interno y metabólico. Necesitamos decir: “Señor, ten
misericordia de mí. Renuévame y transfórmame. Transforma cada parte de mi ser; transfórmame
en mi vida diaria y en mi servicio a Ti en la vida de iglesia. Transfórmame en la manera en que oro,
especialmente en la forma en que lo hago en las reuniones”. Necesitamos ver que nada de lo que
hagamos en nuestro hombre natural es aceptable al Señor.
Algunos santos han sido fieles al recobro del Señor por muchos años, pero siguen siendo los
mismos. Pablo dijo en 2 Corintios 4:16 que necesitamos ser renovados de día en día. No
deberíamos ser los mismos de hace tres días. Necesitamos ser diferentes cada día al ser renovados.
Si nunca gritamos, debemos ser transformados y así gritaremos: “¡Alabado sea el Señor!”.

Por causa de que permanecemos en nuestra manera de ser natural, no vemos la verdadera vida de
iglesia entre nosotros. Hemos perdido nuestro impacto e influencia. Somos un grupo de personas
que sirven al Señor fielmente, pero estamos sirviendo y reuniéndonos en una manera rutinaria y
mecánica. Como resultado, no tenemos nuevos bajo nuestro cuidado, y así la iglesia ha llegado a un
estancamiento. El remedio para esta situación está en los grupos vitales. Todos tenemos que ser
transformados.

GANEMOS CANDIDATOS PARA NUESTRA


PREDICACION DEL EVANGELIO

Necesitamos orar para ganar los candidatos para nuestra predicación del evangelio. Debemos
hacer una lista de parientes cercanos y de conocidos. Luego necesitamos orar diciendo: “Señor, de
entre éstos, ¿a quiénes debo tomar primero como mis candidatos para Tu evangelio?”. El Señor nos
guiará. No debemos escoger más de cinco personas en nuestra lista como primeros candidatos para
traerlos al Señor. Puede ser que de estos cinco, tres no estén disponibles. De todos modos debemos
aprender a prepararnos y a preparar nuestros candidatos, los objetivos de nuestra obra.
Necesitamos orar por ellos durante unos tres meses. Entonces podemos ir a visitarlos.

Esta clase de selección y oración por aquellos a quienes escogimos producirá impacto en ellos. No
es ideal tocar puertas “frías”, puertas de personas que no conocemos. Debemos encontrar la
manera de conseguir puertas “cálidas”, puertas de personas que conocemos o que nos han sido
recomendadas por otros.

Necesitamos darnos cuenta de que el resultado de nuestra labor sólo se podrá contabilizar bien en
el futuro. En la actualidad, los cinco que hemos escogido como nuestros candidatos tal vez no estén
disponibles. Pero después de tres años, es posible que todos ellos estén disponibles debido a
nuestras oraciones. Nosotros no sabemos cuándo el Señor contestará nuestra oración.
Simplemente laboremos. El apóstol Pablo nos prometió que nuestro trabajo en el Señor no sería en
vano (1 Co. 15:58). Yo creo que cada minuto que empleamos trabajando en el servicio del Señor es
registrado por el Señor.

Conforme al principio del Nuevo Testamento, nadie es salvo directamente. Una persona es salva
por medio de otra o por la oración de alguien. Dios tal vez haya escogido a su primo y haya
decidido salvarlo. Pero si usted no ora por él, nadie va a hacerlo. Así que Dios no podrá hacer nada
a menos que usted ore. Su oración preparará el camino y pondrá las vías sobre las cuales el “tren”
de Dios se podrá mover. La oración es muy importante, por lo tanto tenemos que orar durante dos
meses. Luego saldremos. Cada día debemos emplear tiempo para equiparnos, estar calificados y
prepararnos para llevar a cabo nuestra labor de ganar pecadores para el aumento de la iglesia.

LA NECESIDAD DE ENTRENAMIENTO
Y APRENDIZAJE A FIN DE PRACTICAR LA
MANERA ORDENADA POR DIOS

Después de escoger nuestros candidatos para el evangelio, necesitamos considerar qué libro o qué
versículos de la Biblia podemos usar con ellos. Es por esto que necesitamos ser entrenados con los
versículos apropiados de la Escritura. Algunos versículos son buenos para una clase de personas, y
otros versículos son buenos para otra clase de personas. Luego debemos ser entrenados en la
manera de usar estos versículos. Juan 3:16 es un buen versículo, pero muchos no saben cómo
usarlo.

También tenemos que ser entrenados en la manera de cuidar a los nuevos que hemos ganado. Tal
vez el Señor no le dé a usted un nuevo por un año. Entonces usted le preguntará al Señor: “Señor,
¿por qué no me das nuevos?”. El Señor respondería: “A la hermana tal le he dado cinco nuevos y
ella no puede cuidarlos a todos. ¿Por qué no le ayudas?”. Las madres saben que cuidar de los hijos
apropiadamente requiere mucho aprendizaje. Hemos perdido muchos nuevos en el pasado porque
no éramos las madres apropiadas para cuidarlos. Con el tiempo, llegaremos al punto donde
nosotros y los nuevos que estén bajo nuestro cuidado aprenderemos a profetizar.

Espero que consideremos esta comunión seriamente. Si el Señor no puede avanzar con los grupos
vitales, nos será difícil continuar. ¿Cuántos de nosotros vivimos conforme a lo que hemos
escuchado del ministerio? Muchos de los santos no están muy metidos en el proceso de ser
renovados, transformados y conformados. Por el contrario, viven y sirven en la manera natural.
Esto es muy serio. Amamos al Señor mucho, pero todavía mantenemos nuestra manera de ser,
nuestro carácter y nuestros rasgos peculiares. Siendo éste el caso, no puede haber una verdadera
edificación entre nosotros. Necesitamos recibir la comunión de estos mensajes para poder ser
renovados, transformados y conformados a la imagen de Cristo. Yo espero que esta comunión sea
totalmente captada y comprendida por nosotros.

APRENDAMOS A NEGARNOS
Y A SEGUIR EL ESPIRITU INTERIOR

Un hermano me dijo que cuando se abre para con los santos, él piensa que los mata. Esto se debe a
que él pasa mucho tiempo en su vida natural. Tanto para abrirse a otro como para todo, usted
necesita aprender a seguir el Espíritu que está en su interior. En su oración y en sus actividades en
las reuniones, usted no sigue al Espíritu; es usted solo quien actúa.

Un hermano puede amar mucho al Señor, pero al Señor le es difícil laborar en él porque es muy
fuerte en su vida natural, en lo que él es. Cuando él ora, ora conforme a lo que es. Cuando pide un
himno en la reunión, lo pide conforme a lo que él es. Esto demuestra que es muy necesario que
neguemos nuestro yo. En Mateo 16:24 el Señor nos dijo que debemos negarnos a nosotros mismos.
Pero en Lucas 14:26 el Señor nos dijo que debemos aun aborrecer nuestro ser, nuestra vida del
alma. Somos muy naturales. Esto significa que procedemos de la vieja creación. Cualquier cosa que
provenga de la vieja creación es carnal y ofende al Señor.

Un hermano que es fuerte y muy osado en su vida natural monopolizará la reunión. Cuando él oye
que debemos abrirnos unos a otros, es el primero en abrirse. Pero él se abre a los santos en su vida
natural. Está bien ser abierto, pero usted se debe abrir siguiendo al Espíritu que está en su interior.
No olvide que Dios es Espíritu y aquellos que lo adoran deben adorarlo en espíritu (Jn. 4:24).
Usted se debe abrir a mí y yo me debo abrir a usted, pero todos debemos hacer esto siguiendo al
Espíritu. Por lo tanto, es muy necesario confiar en El.

Pablo dijo que debemos ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor porque Dios opera en
nosotros (Fil. 2:12-13). Tengo a alguien que opera en mí, por lo tanto tengo temor de perderlo.
Tiemblo al pensar que lo pueda ofender, pues El no solamente está conmigo sino que también está
operando en mí. Entonces, temo, espero y velo, mirándolo a El. Pablo usa la palabra velar,
diciendo que para nuestra oración debemos velar (Ef. 6:18). Aun para orar se necesita velar. De lo
contrario, es posible que ore equivocadamente. Si no velo en mi oración, podría hacer oraciones
largas, oraciones que no son oraciones en realidad.

Si entramos en la revelación de las catorce epístolas del apóstol Pablo sin ver cómo el Dios Triuno
es la gracia práctica para nosotros, podemos quedar muy decepcionados. Esto se debe a que nadie
en sí mismo puede practicar lo que Pablo vio y enseñó. ¿Quién puede vivir a Cristo y magnificar a
Cristo como Pablo lo hizo? Esto sólo lo podemos hacer por medio del abundante suministro del
Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19-21a). El Espíritu todo-inclusivo y abundante está dentro de
nosotros, y nos capacita para que vivamos y magnifiquemos a Cristo.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE DIECISEIS

TENER LA CARGA
CON LA PREOCUPACION AMOROSA DE DIOS
POR LOS PECADORES
Y CON LA CONVERSION DE PECADORES
EN MIEMBROS DE CRISTO
PARA LLEVAR A CABO LA ECONOMIA DE DIOS

En el mensaje anterior mencionamos cinco puntos que son cruciales para los grupos vitales.
Primero, es necesario que nos compenetremos con los demás miembros de nuestro grupo vital por
medio de una comunión íntima y completa y orando mucho y minuciosamente. Segundo, es
necesario que procuremos llenarnos del Espíritu por dentro y por fuera. Tercero, tenemos que orar
continuamente ejercitando nuestro espíritu para redimir el tiempo. Cuarto, debemos aprender a
servir y a trabajar no de acuerdo a nuestra preferencia sino en coordinación y renunciando a
nuestra libertad. Quinto, debemos orar para que nuestra manera de ser, carácter y rasgos
peculiares sean tratados. Estos cinco puntos no son lecciones que podamos estudiar ni cursos de
los cuales podamos graduarnos. Son cinco necesidades diarias como beber, comer, respirar, dormir
y hacer ejercicio.

Si practicamos todo esto, nuestras reuniones estarán llenas de vida y serán liberadas. En la reunión
espontáneamente seremos aquellos que liberan el Espíritu al orar, al alabar, al cantar y al hablar
por el Señor. Entonces seremos avivados y avivaremos a los demás. Necesitamos los grupos vitales
debido a que estamos en una situación de muerte. En vez de avivar a otros, les comunicamos
muerte. Por lo tanto, al ir a la reunión, la matamos. Esto está mal. Debemos ser aquellos que
avivan las reuniones. Todos deben estar liberados en la reunión. Para ser liberados, debemos
practicar los cinco puntos mencionados anteriormente.

Necesitamos ejercitar nuestro espíritu para orar incesantemente. Esto significa que no debemos
desperdiciar nuestro tiempo. Por el contrario, debemos llenar nuestro tiempo con oración. Nadie
puede decir que redime y utiliza todos los momentos de cada día. Hoy en día los estadounidenses,
en general, tienen mucho tiempo libre. Esta es la razón por la cual gastan su tiempo buscando
entretenimientos y placeres mundanos. Cuando tengamos tiempo libre debemos ocuparlo en
oración. Esto significa que debemos orar incesantemente. La persona que ora constantemente es
una persona liberada.
El recobro del Señor nos ha ayudado a entender las prácticas espirituales que debemos tener
diariamente. Sabemos invocar el nombre del Señor y hablar con el Señor para liberar nuestro
espíritu. Lo único que necesitamos es ocupar nuestro tiempo con estas prácticas.

Cada vez que oremos, debemos liberar nuestro espíritu. No quiero decir con esto que debemos
gritar todo el tiempo, sino que cuando oremos en las reuniones, nuestra oración no debe ser común
y corriente. Aun nuestra voz debe estar ejercitada cuando oremos. La oración es la liberación de
nuestro espíritu. Si no liberamos nuestro espíritu, no hay oración.

La oración y la alabanza son diferentes. La alabanza requiere que nuestra voz sea más liberada que
en la oración. En nuestra traducción de los Salmos, usamos el término gritos de júbilo (Sal. 71:23).
Según la Biblia, nosotros, el pueblo de Dios, debemos ser “locos” que alaban alegremente al Señor
cada día (Fil. 4:4; 1 Ts. 5:16). Si alguien le regala a usted un diamante muy caro, usted se
entusiasmará, pero nosotros tenemos algo mucho más valioso que eso; tenemos a Cristo. Cristo es
muy valioso y muy rico. El es inmensurable, inescrutable e insondable. Tenemos un Cristo
semejante, pero ¿es El nuestra realidad? Cantamos acerca de cuán maravilloso y rico es Cristo
pero, ¿realmente lo vemos y lo experimentamos de tal manera? ¿Estamos realmente locos por
Cristo? No debemos estar viejos, fríos y sin frescura, sino que debemos ser frescos, vivientes,
jóvenes y nuevos en el Señor. Para ser miembros vivientes y vitales en la vida de iglesia, debemos
practicar constantemente los cinco puntos mencionados. Entonces nuestras reuniones estarán
llenas de gritos de júbilo y regocijo.

Necesitamos mucha preparación antes de poder tener el debido impacto para alcanzar personas
con miras al aumento de la iglesia. Aunque es posible que conozcamos la verdad en cuanto a estos
cuatro pasos de la manera ordenada por Dios, no los hemos practicado apropiadamente. Muy
pocos de nosotros hemos practicado apropiadamente la predicación del evangelio. Si no sabemos
cómo hacer algo, no estaremos interesados en ello. Cuando un niño está en las primeras etapas de
aprender a tocar el piano, la tarea es difícil para él y tal vez no esté muy interesado. Pero con el
tiempo, a medida que practica y va aprendiendo más, pondrá su pasión en tocar el piano. Esto nos
muestra que cuanto más practicamos, más aprendemos, y cuanto más aprendemos, más pasión
ponemos. Parece que actualmente muy pocos entre nosotros tienen un verdadero interés por la
manera ordenada por Dios. Estamos de acuerdo en que las reuniones de grupo constituyen el
ochenta por ciento de la vida de iglesia, pero, ¿cuántos están verdaderamente interesados en ellas?
Todavía estamos en el camino viejo. Hemos estado practicando los grupos vitales por unas diez
semanas, pero me temo que hay algunos santos en su grupo cuyos nombres y apellidos usted aún
desconoce. Esto nos muestra que aún no hemos alcanzado una comunión completa, íntima y
mutua para poder ser compenetrados. Yo deseo que no sólo conozcamos los nombres de los
miembros de nuestro grupo en particular sino también los nombres de los santos de todos los
grupos vitales.

En estos días tengo mucha carga por el establecimiento y la continuación de los grupos vitales.
Necesitamos prepararnos para poder salir a traer gente para el aumento y la edificación de la
iglesia. Necesitamos prepararnos haciendo una lista de nuestros familiares y amigos. Luego
necesitamos orar y pedirle al Señor que nos muestre en quiénes debemos primeramente
concentrar nuestra atención como candidatos para nuestro servicio evangélico. El Señor nos
guiará. En estos meses necesitamos orar continuamente por ellos, y luego podremos comunicarnos
con ellos.

Para poder llevar a cabo la carga del Señor en los grupos vitales, debemos ser personas renovadas y
tenemos que aprender a servir al Señor en todo aspecto. Llegar a ser doctor es difícil, pero
aprender a servir al Señor en conformidad con la manera que El nos ha mostrado es mucho más
difícil que estudiar medicina. He estado aprendiendo a servir al Señor por más de sesenta años, y
todavía no me he graduado.

TENER LA CARGA Y
LA PREOCUPACION AMOROSA
QUE HAY EN EL CORAZON DE DIOS
POR LOS PECADORES QUE PERECEN

Tenemos que aprender a tener la carga y la preocupación amorosa que hay en el corazón de Dios
por los pecadores que perecen. Juan 3:16 dice que de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Dios tiene
tal amor. Ahora nosotros como hijos de Dios debemos ser uno con nuestro Padre en Su amor por
los pecadores. Necesitamos tener una preocupación amorosa por la salvación de los pecadores. El
concepto de predicar el evangelio con el mero fin de ganar almas es algo muy superficial.
Necesitamos tener una preocupación amorosa por el hombre caído. A mi parecer, la mayoría de los
santos han perdido esta preocupación y cuidado por los pecadores.

Jorge Whitefield es un ejemplo de uno que tuvo una preocupación genuina por los pecadores. Un
día él estaba predicando acerca de la perdición eterna de aquellos que no creen en Cristo. El
describió el lago de fuego de tal forma que algunos del público se asían de las columnas con miedo
de caer en el lago de fuego. El tenía tal corazón, carga y preocupación genuina por los pecadores,
pero nosotros casi la hemos perdido.

Nuestros grupos vitales deben aprender a tomar la carga y la preocupación amorosa del Padre por
los pecadores. En 1 Timoteo 2:4 se nos dice que Dios desea que todo hombre sea salvo. Antes de
salir, debemos estar equipados con este sentir. De otro modo, seremos hipócritas y sólo estaremos
actuando. Si no tenemos interés en los pecadores, ¿por qué hemos de visitarlos? Esto sería
meramente una actuación.

TENER LA CARGA DE CONVERTIR


PECADORES EN MIEMBROS DE CRISTO
PARA LLEVAR A CABO LA ECONOMIA DE DIOS

En Romanos 15:16 Pablo dice: “Para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, un sacerdote que
labora, sacerdote del evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada
por el Espíritu Santo”. Pablo era un sacerdote del evangelio que ofrecía a Dios los gentiles como
sacrificio. Pablo tenía la carga de llevar a cabo su ministerio, que consistía en convertir pecadores
en miembros de Cristo. En el Antiguo Testamento los sacerdotes ofrecían ganado en sacrificio
como tipo de Cristo. Mas Pablo dijo que él le ofrecía a Dios los pecadores como sacrificios
espirituales y como miembros del Cuerpo de Cristo, los cuales habían sido salvos al predicarles él el
evangelio (1 P. 2:5). El hacía esto con el fin de edificar el Cuerpo de Cristo para llevar a cabo la
economía de Dios.

Esto no es meramente tener la preocupación amorosa de Dios por los pecadores, sino tomar la
carga de llevar a cabo Su economía. Dios tiene una economía, y esa economía está centrada en
Cristo, quien desea tener un Cuerpo. En la actualidad es difícil encontrar a alguien que tenga una
carga genuina por el Cuerpo de Cristo. La obra evangelizadora de hoy es simplemente ganar almas,
pero, ¿a quién le importa la edificación del Cuerpo de Cristo? Pablo predicó el evangelio para el
aumento y la edificación del Cuerpo de Cristo. El era un sacerdote que ofrecía a Dios los salvos
como miembros vivientes del Cuerpo de Cristo. Necesitamos tener tal carga.
Pedro en su primera epístola dijo que nosotros somos las piedras vivas que están siendo edificadas
juntamente como casa espiritual, y esta casa es un sacerdocio (2:5). Una casa es una unidad
corporativa constituida de muchos materiales edificados juntamente. Tenemos que ser esa casa
edificada. Esta es la razón por la cual tenemos que ser compenetrados. Entonces seremos un solo
sacerdocio, un solo Cuerpo. La palabra sacerdocio tiene dos significados. Primero, el sacerdocio es
el servicio sacerdotal; en segundo lugar, el sacerdocio es un cuerpo sacerdotal, un grupo de
sacerdotes que sirven juntos. En 1 Pedro 2:5 el sacerdocio no se refiere al servicio de los sacerdotes,
sino al cuerpo de sacerdotes, y ese cuerpo es sin duda el Cuerpo de Cristo.

El versículo 9 dice que la función del sacerdocio, el cuerpo de sacerdotes, es anunciar las virtudes
de Aquel que nos salvó, y que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable y maravillosa. Las
virtudes de Dios son el amor, la bondad, la gracia, la misericordia, la paciencia, el perdón, etc.
Anunciar las virtudes de Dios es predicar el evangelio de la obra salvadora de Dios en Sus virtudes,
según nuestras experiencias. Los resultados de nuestra predicación serán los sacrificios
espirituales, los pecadores salvos, mencionados en el versículo 5.

Predicar el evangelio es anunciar las virtudes de nuestro Salvador, el cual nos llamó de las tinieblas
a Su luz admirable. Para poder predicar el evangelio así, tenemos que aprender mucho. Lo más
básico es que tenemos que ser compenetrados. Somos pedazos de materiales que deben edificarse
juntamente como una casa. De no ser así, no seremos un sacerdocio. Tal vez seamos sacerdotes,
pero no somos un sacerdocio. Por esta razón, lo primero que les dije que hicieran es que se
compenetren. ¿Cómo es posible que pedazos de materiales esparcidos sean una casa? Si no somos
edificados juntamente como una casa, estamos acabados. Dios no puede usar trozos de materiales
esparcidos o amontonados. Dios únicamente puede usar una casa edificada en la cual El puede
morar. Entonces esta casa será un sacerdocio, donde todos los materiales son los sacerdotes
juntamente edificados. Aun en el Antiguo Testamento, los sacerdotes no estaban esparcidos. El
sacerdocio era un sistema. Nadie en ese sistema sacerdotal podía actuar individualmente. Cada
sacerdote tenía que actuar corporativamente como parte del sistema.

Nuestra carga no debe ser meramente ganar almas. Debemos tener la carga de ganar más
miembros para el aumento del Cuerpo de Cristo y para llevar a cabo la economía de Dios. En
Hageo 1:8 Jehová le mandó a Su pueblo diciéndole: “Subid al monte, y traed madera, y reedificad
la casa”. Con el material se edifica el templo de Dios, Su casa. Esto es un cuadro de la necesidad de
ganar a los escogidos de Dios como material para la edificación de Su casa viviente, Su iglesia, el
Cuerpo de Cristo.

A quienes salvamos son los escogidos de Dios. Una vez que los salvamos, necesitamos laborar en
ellos para que tengan un cambio metabólico en su interior. Necesitamos laborar estando en el
Señor para que los pecadores puedan ser regenerados y luego transformados y edificados.
Debemos traer los que salvamos a la vida de iglesia, lo cual tiene como fin la edificación del Cuerpo
de Cristo.

Necesitamos predicar el evangelio para el aumento del Cuerpo de Cristo, y no meramente para
ganar almas. En Juan 3:30, Juan el Bautista declaró: “Es necesario que él crezca, pero que yo
mengüe”. En aquel tiempo los discípulos de Juan el Bautista estaban celosos al ver que toda la
gente iba a Cristo. Cuando ellos le contaron esto a Juan, él respondió que Cristo tenía que crecer y
que él tenía que menguar. El estaba diciendo: “Nadie debe venir a mí. Más bien, todos deben ir a El
para ser Su aumento”. El aumento en este versículo es la novia en el versículo 29, y la novia es la
composición viva de todas las personas regeneradas. La regeneración nos hace la novia corporativa
de Cristo para Su aumento.
Romanos 12 nos muestra que los pecadores regenerados no deben amoldarse a este mundo sino
que deben ser transformados por la renovación de sus mentes para ser miembros vivientes del
Cuerpo de Cristo. Romanos 12 nos muestra la práctica de la vida del Cuerpo, y en la vida del
Cuerpo debemos ser transformados. Los transformados serán el debido material para la vida del
Cuerpo. Tenemos la carga de salvar pecadores para que sean regenerados y luego transformados en
materiales apropiados para ser edificados en el Cuerpo de Cristo.

Quienes estamos en los grupos vitales necesitamos tener una carga doble. Una es la preocupación
amorosa del Padre por los pecadores, y la otra es la carga por convertir pecadores en miembros de
Cristo. No podemos obrar a la ligera. Tenemos que hacerlo con seriedad.

Me preocupa en gran manera que al pasar los años, no veamos mucho aumento en las iglesias. Aun
cuando hemos ganado algunos, parece ser que sólo estamos ganando almas en lugar de convertir
pecadores en miembros del Cuerpo de Cristo. Nuestra carga es convertir pecadores para la
edificación del Cuerpo de Cristo. No es fácil convertir un pecador en un miembro del Cuerpo de
Cristo. Esta es la razón por la cual tenemos que prepararnos, entrenarnos, perfeccionarnos y
equiparnos. Esta es la carga que tenemos en este entrenamiento de grupos vitales.

Necesitamos que el Señor nos toque interiormente. Entonces habrá dentro de nosotros una
respuesta al amor de Dios y a Su economía. En el corazón de Dios hay una preocupación amorosa
por los pecadores caídos y el deseo de llevar a cabo Su economía. Esta es una carga pesada que El
tiene. Hoy en día, ¿quién entiende lo que hay en el corazón de Dios y está de acuerdo con Su
intención? Hoy en día Dios en Su corazón está preocupado por dos cosas: salvar pecadores y llevar
a cabo la edificación del Cuerpo de Cristo. Sabemos que esto culminará en la Nueva Jerusalén, la
cual es la meta final de Dios. Tenemos que orar por los dos asuntos que he mencionado. Si no
oramos ni tomamos esta carga, nuestra participación en los grupos vitales no tiene sentido.

Tenemos que ser revolucionados en todos los aspectos. Ninguno de los miembros de los grupos
vitales deben ser pasivos sino que deben estar llenos del Espíritu interior y exteriormente, y deben
ejercitar el espíritu para liberarlo. Entonces estaremos equipados, compenetrados y listos para salir
a traer el aumento.

Les he dado siete puntos para que los pongan en práctica diariamente. Si queremos poner en
práctica los grupos vitales, tenemos que estar dispuestos a pagar un precio. Este no es un mover
común ni meramente una práctica de la iglesia.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE DIECISIETE

COMUNION ADICIONAL EN CUANTO AL


CONTENIDO VIVIENTE DE LOS GRUPOS VITALES

Hemos subrayado que en la reunión de grupo debemos tener una comunión debida, íntima y
exhaustiva por medio del ejercicio de nuestro espíritu orando mucho y minuciosamente. Esta es la
primera sección de la reunión del grupo vital, la cual debe ocupar alrededor de veinticinco
minutos. En esta parte de la reunión debe haber comunión e intercesión, cuidado, pastoreo y
comunicación. La segunda sección de la reunión, la cual debe ocupar unos treinta minutos está
dedicada a la enseñanza mutua con preguntas y respuestas.
TENER GRUPOS VITALES,
NO GRUPOS FORMALES Y RELIGIOSOS

En el pasado hice hincapié en que las reuniones de grupo no deben ser formales ni deben ser
servicios religiosos de adoración. Sin embargo, después de haber asistido a algunas de las
reuniones de grupo, he observado que seguimos teniendo reuniones religiosas, reuniones de
adoración, una especie de culto religioso. Esto se debe a que somos muy formales. En las reuniones
de grupo, debemos tener comunión, cantar, orar, hacer preguntas y responder con libertad y sin
formalismos. Cuando cantamos un himno, no es necesario que lo cantemos en orden empezando
con la primera estrofa y terminando con la última. Podemos empezar con la última estrofa o con
cualquier otra, dependiendo de la dirección del Espíritu. No debemos cantar los himnos sin vida
sino de una manera viviente y ejercitada con la liberación de nuestro espíritu.

Nosotros necesitamos grupos vitales, no grupos formales, religiosos y muertos. Necesitamos orar
así: “Señor, haznos personas llenas de vitalidad al cantar y al hablar, llenos vitalidad en todo”. Los
Salmos nos dicen que tenemos que dar un grito de júbilo al Señor aclamando gozosamente (71:23;
100:1). Nuestro formalismo nos limita en las reuniones de la iglesia. Debemos estar “locos” en el
Espíritu, pero nuestra locura debe ser espontánea y normal, no una demostración ni una mera
actuación. En nuestros grupos vitales, debemos ser avivados y estar ejercitados en nuestro canto y
oración.

ENSEÑEMONOS UNOS A OTROS


EN MUTUALIDAD PREGUNTANDO
Y RESPONDIENDO

Mediante el ejercicio y la liberación de nuestro espíritu, tendremos espontáneamente enseñanza en


mutualidad. Es posible que un hermano diga: “Hermanos y hermanas, recientemente oímos acerca
del pequeño Benjamín, los príncipes de Judá, los príncipes de Zabulón y los príncipes de Neftalí
mencionados en el salmo 68. ¿Saben ustedes qué significa esto?”. Este puede ser un tema en torno
al cual tener comunión. Podemos tener esta clase de comunión de muchas maneras.

Tal vez otra persona diga: “Se nos dijo que tenemos que ser tratados en nuestra manera de ser,
nuestro carácter y nuestros rasgos peculiares. ¿Qué diferencia hay entre estas tres cosas?”. Hemos
dicho que tenemos que tratar con estas tres cosas, pero, ¿cuántos de nosotros sabemos qué son?
Nuestra manera de ser es lo que somos por naturaleza al nacer; nuestro carácter se forma en
conformidad con nuestros hábitos. Según hayamos aprendido, es posible que en nuestra
naturaleza, en nuestra manera de ser, seamos personas lentas. Pero hacer las cosas
descuidadamente no concuerda con la naturaleza recibida al nacer sino con el hábito adquirido con
la práctica, el cual ha venido a ser parte de nuestro carácter. Una persona es descuidada porque
nunca ha sido adiestrada a hacer las cosas cuidadosamente. Necesitamos un cambio en nuestra
práctica para poder cambiar nuestro carácter. Nuestros rasgos peculiares son nuestras
inclinaciones y características deformadas que son la expresión de nuestra vida natural. No será de
mucho provecho que tengamos comunión mutua acerca de la importancia de tratar con nuestra
manera de ser, nuestro carácter y nuestros rasgos peculiares.

Es posible que en una reunión de grupo alguien no entienda Juan 7. Quizá pregunte por qué Juan
7:39 dice que “el Espíritu aún no era”. Luego los demás miembros del grupo pueden responder esta
pregunta en mutualidad. Necesitamos esta clase de enseñanza en mutualidad de preguntas y
respuestas.
CONSIDEREMONOS UNOS A OTROS
PARA ESTIMULARNOS AL AMOR
Y A LAS BUENAS OBRAS

Los versículos 24 y 25 de Hebreos 10 son la base para la práctica de las reuniones de grupo. Estos
versículos dicen: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca”. Estos versículos primero dicen que necesitamos
considerarnos unos a otros. Esto implica que debemos tener un cuidado genuino por todos los
miembros de nuestro grupo vital. El cuidado de los unos a los otros consiste en considerarnos unos
a otros. Puede ser que hoy en día no nos preocupemos por los demás. En realidad no nos preocupa
si cierto hermano viene o no a la reunión, o si cierta hermana está enferma. El cuidado genuino del
uno por el otro necesita ser recobrado entre nosotros.

Las esposas idóneas siempre se preocupan por sus esposos. La hermana debe asegurarse de que su
esposo esté adecuadamente abrigado cuando sale de la casa. Esto demuestra que ella considera a
su esposo y lo cuida. Necesitamos tener esta clase de cuidado práctico los unos por los otros.
Considerarnos los unos a los otros en una forma práctica es amarnos. Decimos que nos amamos los
unos a los otros, pero ¿en qué forma nos amamos? Es posible que no cuidemos de nadie en una
forma práctica. El amor es el cuidado práctico y la consideración. Cuando nos consideramos unos a
otros, nos estimulamos al amor y a las buenas obras; nos estimulamos unos a otros. Si alguien se
preocupa por mí, eso espontáneamente me estimula, me incita al amor y a las buenas obras. Aquí
el amor no es un verbo, sino un sustantivo como lo es las buenas obras. Nosotros nos estimulamos
los unos a los otros al amor y a las buenas obras cuidándonos y considerándonos mutuamente.

Necesitamos la comunión íntima y mutua por medio del cuidado práctico y del pastoreo. Una
hermana puede mencionar que otra hermana del grupo está ausente porque tiene algún problema
en particular. Después de hablar del carácter del problema con los demás miembros, el grupo
puede orar por ella y tener comunión con relación a la manera de cuidarla y ayudarla
prácticamente.

Si un hermano perdió su trabajo, deberíamos orar por él. También debemos considerar su
situación material. Este es el amor verdadero. Jacobo dice en su epístola: “Si un hermano o una
hermana no tienen ropa, y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: Id en paz,
calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de que
aprovecha?” (2:15-16). Juan en su primera epístola dijo: “Pero el que tiene bienes de este mundo y
ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (3:17-18). Si vemos
hermanos que tienen necesidad, y nada más les decimos que el Señor los cuidará, eso no es amor.
Eso es vana palabrería. Deberíamos cuidarnos los unos a los otros, considerándonos en una forma
práctica.

Esta clase de cuidado despierta nuestro amor y nuestras buenas obras. Estas buenas obras pueden
referirse a cosas pequeñas o grandes relacionadas con la economía de Dios. Quizá algún santo de
su grupo no piense en la economía de Dios, y tal vez le parezca muy abstracta e inasequible. Piensa
que hablamos mucho acerca de la economía de Dios, pero eso no tiene nada que ver con la
necesidad actual en nuestra vida diaria. Por medio del cuidado amoroso para con este hermano, él
será motivado a considerar la economía de Dios. Sin el cuidado amoroso y la consideración de los
unos por los otros, seremos indiferentes hacia la economía de Dios en cuanto a Cristo y la iglesia.
Cuando a un hermano se le ama en una forma práctica, eso lo impresiona y lo incita a pensar en la
vida cristiana y en la economía de Dios. Cuando un hermano italiano cuida de un hermano chino,
esto produce un testimonio maravilloso. Esto demuestra que las diferencias raciales son sorbidas
en el nuevo hombre, y es testimonio de un amor práctico entre los miembros del Cuerpo de Cristo.

Pablo dijo que debemos considerarnos unos a otros para incitarnos al amor y a las buenas obras, y
que no debemos dejar de congregarnos. Hoy en día las reuniones de los grupos vitales son el
“congregarnos”. Para los creyentes hebreos de los tiempos de Pablo dejar de congregarse
significaba volver a la manera judía de reunirse y abandonar su asamblea como cristianos. Pablo
los exhortó a que no abandonaran sus reuniones cristianas. Hebreos 10:25 dice que en las
reuniones de grupos debemos exhortarnos los unos a los otros y tanto más cuanto vemos que aquel
día se acerca.

Lo primero que debemos hacer en las reuniones de grupos vitales es tener una comunión detallada
para conocer a los miembros de nuestro grupo íntimamente. Cuanto más completa sea nuestra
comunión, mejor será. ¿Sabemos dónde trabajan los santos de nuestro grupo vital y qué
ocupaciones tienen? ¿Conocemos el nombre y el apellido de cada miembro de nuestro grupo vital?
Al considerar estas preguntas podemos ver que nuestra comunión no ha sido minuciosa. Amarse
unos a otros tiene muchas implicaciones. Necesitamos esforzarnos por conocernos íntimamente en
el Señor. Si alguien está ausente de nuestra reunión de grupo vital, debemos preguntar
inmediatamente dónde está. Decimos que nuestro grupo debería estar compenetrado, pero nuestra
compenetración no ha sido completada, porque no nos conocemos a fondo. Cuando ustedes sirvan
al Señor juntos, verán que esto es muy importante. Semana tras semana nos hemos estado
reuniendo, y todavía no nos conocemos a fondo.

Debemos estar al día con la situación y condición de cada uno. Entonces nos daremos cuenta de
que es necesario el cuidado práctico. Si nos damos cuenta de que una hermana está enferma,
podemos tener comunión acerca de cómo cuidarla de una manera práctica y apropiada. Podemos
tener comunión acerca de quién tiene la carga de ir o quién puede o debe ir. En las reuniones
grandes de oración de la iglesia, oramos de una manera general, pero la oración de los unos por los
otros en los grupos es específica con miras a un cuidado práctico y al pastoreo. Podemos orar por
unos pocos minutos y luego podemos hacer arreglos para que una o varias personas la visiten. Esto
es el pastoreo. Luego quien la visite debe comunicar al grupo la situación de esta hermana. Esto es
lo que queremos decir cuando decimos que las reuniones de grupo son el ochenta por ciento de la
vida de iglesia.

Los nuevos que traigamos a nuestras reuniones de grupo no recibirán una mera enseñanza
exterior. Ellos observarán nuestra práctica. Esto es similar a los niños que aprenden las cosas
observando la forma en que la familia vive y actúa. Los nuevos seguirán el ejemplo que vean y
escuchen en nuestros grupos vitales. Esta es la razón por la cual debemos aprender a tener una
comunión mutua y a liberarnos.

TRATAR CON NUESTRA MANERA DE SER,


NUESTRO CARACTER Y NUESTROS
RASGOS PECULIARES

También tenemos que edificarnos según los siete puntos tratados en los dos últimos mensajes.
Específicamente, tenemos que orar por el trato con nuestra manera de ser, nuestro carácter y
nuestras peculiaridades. Un hermano puede ser lento por naturaleza. Esa es su manera de ser, así
que él debe permitir que la cruz sea aplicada a su lentitud. El debe incluso condenar su lentitud.
Algunas personas tienen la excusa de que no pueden cambiar porque nacieron así. Pero nosotros
no debemos tener esa excusa. Si una persona es lenta de nacimiento, debe aprender a tomar a
Cristo para hacer las cosas más rápido.
Nuestras peculiaridades también estorban nuestra utilidad. Hace muchos años en el Lejano
Oriente, había un colega entre nosotros que tenía un rasgo peculiar muy notorio. El hermano Nee
me habló de este hermano, y me contó que si uno quería que él fuera hacia el oriente, más valía que
le pidiera que fuera al occidente. El era una persona que hacía lo opuesto de lo que se le pedía. Esa
era su peculiaridad. Cada uno de nosotros tiene al menos un diez por ciento de peculiaridades en
su manera de ser. Cuando un hermano le pide a su esposa que cierre la puerta, es posible que ella
diga: “¿Por qué no dejarla abierta?”. Cuando le pida que abra la puerta, ella dirá: “¿Por qué no
dejarla cerrada?”. Esta es su peculiaridad. Por supuesto, los esposos también tienen sus
peculiaridades. Todos tenemos peculiaridades, así que todos necesitamos experimentar la cruz. Si
nuestra manera de ser, nuestro carácter y nuestras peculiaridades no son tratados, nuestras
reuniones de grupos no tendrán vida.

Yo creo que el Señor usará en gran manera las reuniones de los grupos vitales. En la iglesia muchos
de nosotros amamos al Señor, amamos el recobro del Señor y amamos la iglesia, pero no muchos
son útiles a causa de los defectos relacionados con la manera de ser, su carácter y sus
peculiaridades. Todos estos defectos nos anulan y nos inutilizan. Este entrenamiento para los
grupos vitales y la práctica de los mismos nos hará útiles para salvar a los pecadores, para nutrir a
los nuevos y para alimentar a los santos. Debemos esforzarnos por poner en práctica en las
reuniones de grupo vital todas las cosas que hemos tratado en el entrenamiento.

A fin de tratar con nuestra manera de ser, nuestro carácter y nuestras peculiaridades, necesitamos
tener una visión de que hemos sido crucificados (Gá. 2:20a). Debemos orar así: “Señor, te
agradezco que clavaste en la cruz mi manera de ser, mi carácter y mis peculiaridades”. Necesitamos
tener una visión de la crucifixión de Cristo. Por Su misericordia y gracia debemos aceptar esta
visión y luego vivir por el Espíritu. En nuestra vida diaria el Espíritu aplica la muerte de Cristo a
todas las cosas negativas de nuestro ser.

Tenemos que aprender en nuestra vida diaria y práctica a ser tratados muy finamente en nuestra
manera de ser, nuestro carácter y nuestras peculiaridades. En ciertas ocasiones podemos pensar
que algunos hermanos y hermanas han mejorado, pero su mejoría es cuestionable. La verdadera
mejoría debe ser causada por el trato específico con nuestra manera de ser, nuestro carácter y
nuestras peculiaridades. Si no tenemos algunas experiencias específicas y prácticas en esto, no
podemos tener una verdadera mejoría en vida. Más del noventa por ciento de nuestro crecimiento
en vida depende de cuánto hayan sido tratados nuestra manera de ser, nuestro carácter y nuestras
peculiaridades. Nuestra vida diaria está llena de estas tres cosas.

Cada uno de nosotros tiene una manera de ser particular. Un hermano tiene su manera particular
de asistir a las reuniones y escoger un asiento. Aun al venir a la reunión y buscar un asiento, dicho
hermano no obedece al Espíritu, sino a su peculiaridad. Si un ujier trata de ubicar a este hermano
en otro sitio, es posible que se ofenda. Necesitamos considerar con qué frecuencia obedecemos al
Espíritu durante el día. La mayoría de las veces nos conducimos, nos movemos y nos comportamos
según nuestra manera de ser, nuestro carácter y nuestras peculiaridades.

Algunos hermanos son muy activos, por lo tanto les gusta laborar en las reuniones ayudando a
acomodar a los hermanos en sus asientos y les gusta ayudar en la distribución del pan y el vino en
la mesa del Señor. Otros hermanos son muy inactivos. Una vez que están sentados, no quieren que
nada ni nadie los mueva. Si usted le pide al hermano activo que ayude en la reunión, él se alegrará
mucho. Si le pide al hermano inactivo que lo haga, responderá que a él no le gusta hacer eso.
Ambos hermanos están conduciéndose y sirviendo de acuerdo a su manera de ser y no según el
Espíritu. Esto muestra que necesitamos morir a lo que somos para que Cristo pueda vivir en
nosotros.
COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE
NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE DIECIOCHO

ENSEÑANZA MUTUA EN LAS REUNIONES DE GRUPO


POR MEDIO DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS MUTUAS

En este mensaje trataremos el asunto de la enseñanza mutua en las reuniones de grupo por medio
de preguntas y repuestas mutuas. En las reuniones de grupo no fomentamos que alguien en
particular sea el maestro; más bien, deseamos animar a todos los miembros del grupo para que
aprendan a enseñar.

APRENDER A NO CONTESTAR PREGUNTAS


EN FORMA DOCTRINAL SINO EN FORMA VIVIENTE

Supongamos que un nuevo que ha leído Juan 8 viene a su reunión de grupo. Puede ser que él, por
ser nuevo, tenga preguntas acerca de asuntos que no entienda, especialmente de los versículos 12-
36. El versículo 12 comienza esta sección con “Yo Soy la luz del mundo,” y el versículo 36 termina
la sección con “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. En esta porción de
veinticinco versículos un nuevo creyente tal vez tenga preguntas en cuanto a varios asuntos.
Primeramente, tal vez no entienda lo que dijo el Señor en el versículo 24: “Porque si no creéis que
Yo Soy, en vuestros pecados moriréis”. ¿A qué se refiere “Yo Soy”? Luego, tal vez no sepa qué
significa la luz de vida en el versículo 12. Quizá se preguntará qué es la verdad y cómo nos puede
libertar la verdad (v. 32). En realidad, el punto crucial de esta porción de la palabra es que Cristo
como el gran Yo Soy llega a ser la verdad como nuestra realidad, y éste es el mismo factor que nos
libera de la esclavitud del pecado. ¿Cómo puede el gran Yo Soy llegar a ser nuestra realidad?
Además del Yo Soy y de la realidad, en el versículo 12 está la luz de la vida. La luz de la vida es la
clave para contestar esta pregunta. Es el medio por el cual podemos tener a Cristo, el gran Yo Soy,
como nuestra realidad.

Todos necesitamos aprender a contestar preguntas como éstas. Primeramente, debemos aprender
a no interpretar el título divino “Yo Soy” en forma doctrinal sino en forma viviente. “Yo Soy” es el
significado del nombre Jehová (Ex. 3:14-15), y Jehová es el nombre de Dios (Gn. 2:7). El nombre
Jehová significa “existir”. Su significado es similar al del verbo ser. El gran Yo Soy es simplemente
el verbo ser. Nada es, pero El es. Yo no soy, usted no es; ninguno de nosotros es. Sólo El es. En todo
el universo nada es; todo no es. Sólo Uno es; sólo Uno existe. Sólo Jesús, quien es Jehová el
Salvador, existe. El existía en el pasado, existe hoy, y existirá en el futuro. Sólo El “es”. Por lo tanto,
sólo El es real.

En todo el universo sólo hay uno que es, que existe. Indudablemente, es Dios, pero decir que es
Elohim, Dios, el Fiel, el Todopoderoso, es algo doctrinal. En Juan 8 los fariseos le preguntaron al
Señor Jesús quién era El (v. 25). La respuesta que el Señor les dio fue muy misteriosa. El les dijo:
“Lo que desde el principio os he dicho”. El Señor es el Yo Soy, como les dijo a los fariseos en el
versículo 24. El Señor es; sólo El es. Por lo tanto, El es real; El es verdadero; El es la realidad.

En Juan 8:12-36 tenemos al gran Yo Soy, la luz de la vida, al Hijo del Hombre que iba a ser
levantado, y la realidad. La realidad llega a ser uno con el Hijo porque fue el Hijo quien llegó a ser
Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Finalmente, el Hijo y la realidad son uno. El versículo 32 dice: “La
verdad [la realidad] os hará libres”. El versículo 36 dice: “Si el Hijo os libertare”. Por lo tanto, el
Hijo es la verdad, la realidad.
¿Cómo puede Aquel que es, llegar a ser la realidad que nos libra del pecado? La clave es que El es la
luz de la vida (v. 12). El puede ser la realidad que nos libra del pecado porque El es la luz de la vida.
El poder del pecado no está fuera de nosotros sino dentro. La esclavitud del pecado está en nuestro
interior; no es como una cadena exterior a nosotros. Cristo como el gran Yo Soy no nos libera del
poder del pecado exteriormente, sino interiormente. Cuando fuimos salvos fue como si nuestras
cadenas hubieran caído y hubiésemos sido librados del pecado temporalmente. Sin embargo, a la
larga, cada día seguimos esclavizados del pecado, no encadenados exteriormente, sino esclavizados
interiormente. Un esposo puede perder la paciencia con su esposa y ella reaccionar de la misma
manera. Después de que ambos pierden los estribos, ellos se lamentarán. La causa de que ellos
perdieron la paciencia no fue una cadena exterior sino un poder, una esclavitud, en su constitución
intrínseca.

Cristo, el gran Yo Soy, ha llegado a ser nuestra realidad libertadora debido a que El es la vida (14:6;
11:25) y la luz dentro de nosotros. Esta luz no es una luz exterior; Juan 8:12 dice claramente que El
es la luz de la vida. La luz de la vida no es una luz exterior sino interior. Juan 1:4 dice: “En él estaba
la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Cristo es vida, y El vino a darnos vida. El vino para que
tuviéramos vida (10:10). El también es El dador de vida (6:63; 1 Co. 15:45). La vida misma que es
Cristo nos ha sido dada, y esta vida ilumina y llega a ser la luz en nuestro interior. Esta luz nos
libera. Entonces tenemos la realidad. Esta es la razón por la cual debemos tener una comunión
instantánea y constante con El, no sólo a cada minuto sino a cada segundo. Cada segundo
necesitamos ser uno con El y estar en comunión con El. Entonces El como vida operará dentro de
nosotros. Cuando la vida opera, ilumina, y cuando ilumina, nos libera. En esta situación El, el gran
Yo Soy, llega a ser nuestra realidad, y somos liberados de la esclavitud de nuestro enojo. La
esclavitud de nuestro enojo no es una cadena sobre nuestros hombros; es algo que está en nuestra
constitución intrínseca, en nuestro ser, en nuestra naturaleza caída. Nada exterior nos puede
liberar de tal esclavitud. Unicamente la vida interior que es Cristo mismo nos puede liberar de tal
esclavitud obrando y brillando dentro de nosotros.

Esta vida es el Espíritu vivificante, el Dios Triuno (Ef. 4:18). Esta es la razón por la cual Su nombre
es Yo Soy. Yo Soy alude a Aquel que existe en Sí mismo y por siempre, Aquel que es el Dios Triuno:
el Padre, el Hijo y el Espíritu. En Juan 8:16 y 29 el Señor dijo claramente que El no estaba solo,
sino que el Padre estaba con El. Cuando el Hijo y el Padre están presentes, sin duda el tercero, el
Espíritu, también está presente. Por lo tanto, el Padre, el Hijo y el Espíritu juntos son el gran Yo
Soy. Ellos son el verbo ser. Ellos son Aquel que existe por siempre, Aquel que es real y verdadero.
Por lo tanto, son la realidad. Cuando viven en nosotros, ésta es vida, y esta vida ilumina. Cuando
nos ilumina, somos liberados del pecado, la oscuridad, la muerte, la falsedad y la mentira (vs. 24,
34, 44). Cuando el Dios Triuno como vida obra dentro de nosotros y cuando esta vida brilla, el
brillo nos libera de todas estas cosas negativas. Entonces ya no somos esclavos del pecado, sino
hijos de Dios. Como tales, podemos morar en la casa de Dios para siempre (vs. 35-36).

La clave de Juan 8 es la vida interior que opera en nosotros. Normalmente nosotros no le


prestamos mucha atención a este asunto. Tal vez oremos así: “Señor, ayúdame a superar mi enojo.
Señor, ayúdame a soportar la cara larga de mi esposa”. Esta es generalmente nuestra práctica, pero
este tipo de oración nunca es contestada. Sin embargo, cuando Cristo llega a ser la vida operante
que mora en nosotros, el vivir de esta vida es el resplandor de la luz. Esta iluminación nos libera de
la falsedad, la muerte, la oscuridad y el pecado. Esta es la libertad gloriosa y la libertad maravillosa.
Esta es la libertad de la esclavitud interna. En esta libertad tenemos la realidad y esta realidad
como el gran Yo Soy es tanto el Hijo de Dios como el Hijo del Hombre.
El Señor como Hijo del Hombre tenía como fin Su crucifixión (ser levantado, v. 28). Si El no
hubiera sido el Hijo del Hombre, nunca habría sido crucificado, y si no hubiera sido crucificado,
nunca habría llevado a cabo la redención del pecado por nosotros.

El Señor como Hijo de Dios tiene como meta Su resurrección. Sin la resurrección El nunca habría
sido el Espíritu vivificante. Por medio de la resurrección El llegó a ser el Espíritu vivificante, quien
es la vida misma (Ro. 8:2). Hoy, El en resurrección mora en nosotros como el Espíritu vivificante,
como la vida. Esta vida obra e ilumina, y esta vida nos salva y nos libera del poder, de la esclavitud,
del pecado por medio de la iluminación. Por lo tanto tenemos al gran Yo Soy, quien es el Dios
Triuno como la realidad que nos libera del pecado. Esta es la respuesta apropiada para la pregunta
de cómo Cristo, el gran Yo Soy, puede ser nuestra realidad y librarnos de la esclavitud del pecado.

Cuando hablamos de Cristo como el gran Yo Soy que llega a ser la realidad que nos libera,
necesitamos poner énfasis en el asunto de la iluminación. La vida sin la iluminación no opera. La
vida opera mediante la iluminación. Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios, y el Verbo era Dios”. El versículo 3 nos dice que todas las cosas llegaron a ser por medio de la
Palabra. Después, el versículo 4 nos dice: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.
Cuando la vida llega a ser la luz, la vida opera, y esta operación es simplemente la iluminación. El
versículo 4 del capítulo 1 gobierna y controla enteramente los veintiún capítulos de Juan. En esta
persona que es la Palabra, que está con Dios, que es Dios, a través de quien todas las cosas vinieron
a existir, estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Cuando la vida alumbra, opera.

Tal vez pensemos que aprender a enseñar de esta forma es muy difícil. Sin embargo, permítanme
asegurarles que esto no es difícil. Cuando un niño aprende matemáticas, cada lección parece difícil,
pero después de completar las lecciones, éstas parecen muy fáciles. Todos hemos sido afectados
por el cristianismo y llevados a creer que no estamos capacitados para hacer nada para el Señor. Se
nos ha dicho que sólo el papa o el pastor son competentes para hacer algo para el Señor. Sin
embargo, debemos cambiar nuestro concepto. Tenemos que creer que podemos hablar por el
Señor. De lo contrario, no tenemos manera de continuar.

En 1934 el hermano Nee comenzó a ver la luz que hay en 1 Corintios 14. El nos dijo que vio la luz,
pero no había manera de poner aquello en práctica. Eso se debió a que teníamos demasiada
influencia del cristianismo. El cristianismo había convencido y reprimido a los santos al máximo,
haciéndoles creer que no podían hacer nada. Cuando fuimos levantados por el Señor en China,
nosotros hablamos en cuanto a la luz que el hermano Nee había recibido en 1 Corintios 14, pero la
gente discutía con nosotros, diciendo que ellos no estaban capacitados como el apóstol Pablo. En
esos días el hermano Nee en China batalló solo.

No debemos creer que somos incapaces de hablar por el Señor. Todos tenemos la vida divina. Cada
vida tiene una capacidad. Aun la vida de un mosquito tiene su capacidad. Nosotros tenemos la vida
divina y la capacidad divina. Necesitamos creer en la capacidad de esa vida. También necesitamos
invocar el nombre del Señor Jesús y tener comunión con El; necesitamos inhalarle. Entonces nos
daremos cuenta de la capacidad de la vida divina. También necesitamos ejercitar esta capacidad
sin estar preocupados por cometer errores. Cometer errores es una manera de aprender. Debemos
estar dispuestos a cometer errores y nunca creer las cosas negativas. Sólo Jesucristo nunca cometió
un error. Pablo, Moisés y David cometieron errores. Debemos abandonar completamente la
influencia y el trasfondo del cristianismo.

Nos gusta ser los mejores en todo lo que hacemos. Si no podemos ser los mejores en cierta cosa, no
la hacemos. Esta es una actitud equivocada. Nosotros debemos hacer las cosas sin importarnos si
somos los peores. Después de un tiempo quizás mejoremos y lleguemos a ser uno de los mejores.
La mejor enseñanza siempre implica dos cosas: la más alta revelación y la experiencia rica de vida.
Puede ser que usted hable por sólo dos minutos, sin embargo en su hablar puede haber la más alta
revelación y también una experiencia muy rica de vida. Esta es la mejor enseñanza. El hablar de
algunos maestros cristianos está lleno de astucia, elocuencia y anécdotas interesantes, pero carece
de revelación y de la experiencia de vida. Necesitamos aprender a enseñar con la más alta
revelación y con una rica experiencia de vida.

La práctica de la nueva manera en Rusia es muy alentadora. La iglesia en San Petersburgo fue
establecida hace poco más de seis meses. Recientemente, tuvieron allí una reunión general en la
cual los cinco distritos se reunieron, y el número de los que asistieron fue de mil ciento treinta y
uno. Hemos recibido un buen número de cartas de San Petersburgo diciendo que aunque los
nuevos han estado en la vida de iglesia por menos de medio año, pueden hablar como si hubieran
estado en la vida de iglesia por muchos años.

Nosotros nos hemos demorado. El enemigo, Satanás, ha estado peleando y atacando desde el
principio del recobro en los Estados Unidos en 1962. Desde entonces el recobro en este país ha
pasado por muchos problemas. Varios hermanos muy valiosos vinieron al recobro y fueron
absolutos por un tiempo, pero después cambiaron. Si desde el principio todos los que vinieron al
recobro en los Estados Unidos hubieran permanecido hasta el día de hoy, tendríamos mucha más
mano de obra para llevar a cabo la obra en Rusia. Sin embargo, en este momento estamos cortos de
mano de obra. Parte de la mano de obra en el recobro ha sufrido daño.

En las reuniones de grupo debemos practicar la enseñanza por medio de preguntas y respuestas
mutuas. Tenemos que considerar cómo contestar preguntas sobre temas como la economía de
Dios, el recobro del Señor, la justificación objetiva, la reconciliación, la santificación subjetiva y el
terreno de la iglesia. Parece que entendemos las doctrinas, pero cuando se trata de la enseñanza
quizá pensemos que es muy difícil. Sin embargo, si no hacemos lo posible por enseñar, los grupos
vitales no tendrán manera de continuar. Lo principal en los grupos vitales es perfeccionarnos y
equiparnos los unos a los otros por medio de la enseñanza. Si no practicamos la enseñanza mutua,
los grupos vitales no serán útiles. Tarde o temprano tenemos que aprender a enseñar en las
reuniones de grupo. De lo contrario, cuando nos reunamos con los nuevos, nadie tendrá nada que
preguntar y nadie tendrá nada que contestar. Si nadie tiene nada que hablar, los grupos vitales
serán de menos utilidad. Tenemos que preocuparnos por hacer que los grupos vitales sean muy
activos, con mucho tráfico. Esto depende de nuestras preguntas y respuestas; depende de nuestra
enseñanza. Si los nuevos no preguntan nada, tenemos que proponer alguna pregunta nosotros.

RECIBIR EL QUEBRANTAMIENTO DE LA CRUZ


PARA TRATAR CON NUESTROS RASGOS PECULIARES

En el mensaje anterior mencionamos el asunto de tratar con nuestra manera de ser, nuestro
carácter y nuestras peculiaridades. En este mensaje quisiera hablar acerca de nuestros rasgos
peculiares. Varios santos entre nosotros tienen peculiaridades muy marcadas. Hasta cierto punto,
esos rasgos han perjudicado a esos santos. Para tratar con nuestras peculiaridades, todos
necesitamos recibir el quebrantamiento de la cruz. El hermano Nee habló mucho con respecto al
carácter y al quebrantamiento de la cruz. Los rasgos peculiares son las características particulares
de nuestro carácter. Un buen carácter es aquel que no tiene rasgos particulares. El hermano Nee
dijo que si los rasgos peculiares de una persona no eran quebrantados antes de los cincuenta años
de edad, sería casi imposible quebrantarlos después.

Una persona peculiar es siempre diferente a los demás; no es una persona común. Todos tienen
algunos rasgos peculiares, pero no son tan marcados, mientras que en otros son muy notorios. En
nuestra vida matrimonial lo más problemático son nuestros rasgos peculiares. Es difícil que una
persona con rasgos peculiares marcados tenga una buena vida matrimonial, a menos que su
cónyuge siempre ceda y le permita ser lo que es. Ya que ambos esposos tienen rasgos peculiares,
los dos tienen que aprender a ceder. Cada vez que cedemos a otros, nuestras peculiaridades son
anuladas. Sin embargo, si insistimos en nuestra preferencia o en nuestros hábitos, seremos más
peculiares. Nuestra utilidad al Señor depende principalmente del grado en que recibamos el
quebrantamiento de la cruz. El quebrantamiento de la cruz tiene como fin principal quebrantar
nuestra manera de ser, nuestro carácter y nuestros rasgos peculiares. Todos excusamos nuestras
peculiaridades al decir que nacimos así. Sin embargo, nunca debemos decir esto. No debemos
excusarnos por nuestras peculiaridades. No debemos creer que nuestras excusas estén bien. En
realidad, ninguna excusa está bien.

La práctica de hacer oraciones largas tal vez sea también un rasgo peculiar. En cierta ocasión el
hermano Nee tuvo la osadía de decir que con frecuencia hacemos oraciones que en sí no son
oraciones genuinas. Aun en nuestra manera de orar, nuestras peculiaridades son notorias.
Tenemos que aprender a seguir el sentir que haya en la reunión de la iglesia y no insistir en nuestro
método o nuestra costumbre.

La vida cristiana es una vida en la cual tenemos que negarnos. Si hacemos todo negándonos a
nosotros mismos, estamos bien. En Mateo 16:24 el Señor dijo: “Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame”. Negarnos es estar en contra de nosotros mismos.
Algunos hermanos tienen la peculiaridad de que usan muchas palabras al hablar. Piensan que
cuanto más oraciones, frases y cláusulas usen, mejor entendidos serán por los demás. Al fin,
después de su conversación, la gente tal vez no sepa ni de qué hablaron.

Algunos santos son incapaces de orar sin la “muleta” de la descripción o la explicación. Si


consideramos las dos oraciones de Pablo en Efesios 1 y 3, veremos que no contienen explicaciones.
En 3:14-17 Pablo oró: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre ... para que os dé ... el ser
fortalecidos con poder en el hombre interior por Su espíritu; para que Cristo haga Su hogar en
vuestros corazones por medio de la fe”. Pablo le dijo al Señor lo que quería, sin añadir
explicaciones. Una gran parte de nuestra vida y nuestra obra cristianas ha sido consumida por
causa de nuestras peculiaridades.

Tenemos que prepararnos considerando cómo enseñaremos todos los temas que hemos aprendido
en el recobro. Tenemos que considerar cómo enseñar la redención, la justificación y la
reconciliación. Si usted no sabe enseñar estos temas puede leer nuestras publicaciones para que se
prepare. Cuando los grupos se reúnan, deben practicar esta clase de preguntas y respuestas mutuas
y la enseñanza en mutualidad. Necesitaremos esto y lo utilizaremos mucho.

COMUNION ACERCA DE LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE DIECINUEVE

PAGUEMOS EL PRECIO POR APRENDER


LAS VERDADES DIVINAS Y PRACTIQUEMOS
LA ENSEÑANZA MUTUA EN LOS GRUPOS VITALES

En este mensaje seguiremos considerando el asunto de la enseñanza mutua en los grupos vitales.
Hablar en una manera natural, chismear, murmurar y quejarse es muy fácil, pero enseñar las
verdades divinas no lo es. Necesitamos alcanzar en los grupos vitales la meta de llevar a cabo la
enseñanza mutua por medio de las preguntas y respuestas mutuas. Los grupos vitales deben ser el
órgano de enseñanza de la vida de iglesia. Todos debemos estar dispuestos a pagar el precio por
alcanzar esta meta.

Los grupos vitales pueden comprender el ochenta por ciento de la vida de iglesia principalmente
por la enseñanza mutua. Del ochenta por ciento, el sesenta por ciento depende del
perfeccionamiento mutuo realizado por la enseñanza mutua. Hasta ahora estamos dando los pasos
iniciales.

LA NECESIDAD DE QUE TODOS LOS SANTOS


CONOZCAN LAS VERDADES BIBLICAS

Hace más de cincuenta años el hermano Nee recibió la luz en 1 Corintios 14 de que todos los
creyentes deben profetizar en las reuniones de la iglesia (vs. 24, 31). El hermano Nee publicó dos
libros: La vida cristiana normal de la iglesia (publicado primero en chino en 1933 bajo el título En
cuanto a nuestras misiones) y Los asuntos de la iglesia (mensajes dados por el hermano Nee en
1948), en los cuales habló al respecto. En ambos libros él recalcó que se le debe poner fin a la
práctica en la que un solo hombre habla en las reuniones de la iglesia. En Los asuntos de la iglesia
(pág. 87) el hermano Nee dijo que todos los santos necesitan continuamente “empujar contra” la
tradición de tener un mensaje en la reunión matinal del día del Señor donde un hombre habla y el
resto escucha. El dijo que así con el tiempo la tradición sería derribada. Actualmente, cuarenta y
cuatro años después, nosotros no hemos eliminado totalmente esa práctica. Cuando practicamos
hoy el profetizar conforme a 1 Corintios 14, la tentación tal vez se levante en nosotros de volver a
practicar la tradición de tener un solo orador.

Desde el fin de la segunda Guerra Mundial en 1945, han surgido muy pocos predicadores
destacados en el cristianismo, especialmente en los Estados Unidos. Durante este tiempo, los
intentos de unos cuantos hombres espirituales por traer un avivamiento espiritual a Estados
Unidos no han tenido éxito. Aunque yo estoy en favor del crecimiento de las iglesias, no confiaría
tanto en predicadores famosos ni en obras grandes. En cierto sentido, que el número de santos en
las iglesias del recobro del Señor sea grande o pequeño no importa mucho. Lo que importa hoy es
que todos los santos deben entrar en las verdades de la Biblia. Esto es muy difícil; no es un camino
fácil. En Mateo 7:14 el Señor Jesús nos dijo que el camino que lleva a la vida es angosto y que pocos
lo encontrarán y andarán en él. Siendo éste el caso, tal vez seamos tentados a rendirnos. Tal vez
nos rindamos, pero alguien dentro de nosotros no se rendirá. El hecho de que pocos entren por la
puerta estrecha y caminen por el camino angosto no significa que el Señor Jesús sufrirá pérdida.
Por el contrario, de todos modos El tendrá éxito. El Señor espera tener una esposa, y obtendrá Su
esposa. Apocalipsis 19:7 dice que el día vendrá cuando la esposa estará lista. ¿Estaremos nosotros
incluidos? A esta pregunta debemos responder: “Sí lo estaré”. Decir “sí lo estaré” significa que aún
estamos esforzándonos. No hemos llegado, pero aún estamos esforzándonos por llegar.

Si somos serios con el Señor para participar en los grupos vitales, desde este momento en adelante
debemos prepararnos con la determinación de que nos esforzaremos por entrar en las verdades
bíblicas. Debemos agradecer al Señor porque hoy tenemos una Biblia que no solamente ha sido
traducida sino también interpretada. Lo que tenemos no es perfecto, completo, ni totalmente
consumado; no obstante, lo que tenemos en el recobro hoy es inmensamente diferente de lo que yo
tenía cuando era joven. En mi juventud hice lo posible por coleccionar libros que me ayudaran a
entender Génesis, pero no pude encontrar muchos libros que me ayudaran. Sin embargo, si usted
hoy desea entender Génesis, hay un libro llamado Estudio-vida de Génesis que contiene ciento
viente mensajes acerca de dicho libro. Si usted lee varios mensajes al día en una forma rápida, sin
reflexionar mucho, podría terminar este libro aproximadamente en un mes. Yo creo que casi todos
los santos, jóvenes o viejos, pueden hacer esto. Después de leer el Estudio-vida de Génesis una vez,
su entendimiento será diferente. Leer los ciento veinte mensajes de Génesis lo harán a usted una
persona diferente.

CESEMOS NUESTRA PALABRERIA INNECESARIA

Cuando usted determina hacer este tipo de lectura, también debe decidir cesar toda su palabrería
innecesaria, sus murmuraciones, sus quejas y sus chismes (Mt. 12:36; Ef. 4:29). Cuando usted
responda al teléfono, debe aprender a reducir en lo posible sus conversaciones a sólo una pocas
frases. En Jeremías 15:19 Jehová le dijo a Jeremías: “Si entresacares lo precioso de lo vil, serás
como Mi boca”. En ese entonces Jeremías estaba frustrado, y se quejó ante su madre y luego ante
Jehová (vs. 10, 18). Fue allí cuando Jehová le habló a Jeremías con respecto a lo que éste dijo, de
entresacar lo precioso de lo vil. En Sofonías 3:9 Jehová en Su salvación para los gentiles prometió
devolver a los pueblos pureza de labios. Esto quiere decir que todo el pueblo de Dios necesita
cambiar su lenguaje por un lenguaje puro. Según mi experiencia, si hablamos demasiado, nuestra
conversación anulará nuestra capacidad de enseñar. Si reducimos nuestro hablar, nuestra
capacidad para enseñar crecerá. Si queremos llevar a cabo la enseñanza mutua en los grupos
vitales, tenemos que poner fin a nuestra conversación vana y concentrar todo nuestro ser en una
sola cosa: conocer la verdad para estar provistos, equipados y completos a fin de tener la capacidad
y también la habilidad de enseñar.

Es verdad que la capacidad viene de nacimiento, pero todos necesitamos darnos cuenta de que
hemos tenido un segundo nacimiento, y éste todavía está en proceso. Aunque usted haya sido
regenerado hace muchos años, debe darse cuenta que aún no ha salido del vientre; todavía está en
el “vientre” del Espíritu Santo. Es por eso que necesitamos ser renovados (Ef. 4:23; Tit. 3:5). La
renovación es la continuación de nuestro segundo nacimiento. El resultado de ser renovados es la
transformación (Ro. 12:2). La transformación es la continuación de la regeneración. Necesitamos
ser transformados porque no fuimos total y completamente regenerados. Nuestra regeneración no
es total. Si lo fuese, no necesitaríamos la transformación. La transformación es la continuación de
nuestra regeneración incompleta. Cuanto más acabemos con nuestra innecesaria palabrería, más
renacidos seremos, y más capacidad tendremos de aprender y enseñar las verdades de la Biblia.

HABLEMOS SOLO LO QUE VALE LA PENA

También debemos aprender a no pronunciar ninguna frase que no tenga valor. Necesitamos
restringir nuestra conversación, especialmente para con nuestros hijos y nuestra esposa. Entonces
veremos que cada día el Señor nos edifica en una sola cosa, que es hablar por El. Si usted pone en
práctica lo que digo en seis meses, su capacidad de profetizar, de hablar por el Señor, crecerá.

HABLEMOS DE UNA MANERA “OFICIAL”

También debemos aprender a hablar de una manera “oficial”. Necesitamos hablar audible, lenta,
clara y “oficialmente”, con peso para así impartir algunos puntos específicos de la verdad a otros.
De lo contrario, nuestro hablar no les transmitirá nada definido a los oyentes.

No importa si somos jóvenes o viejos, no deberíamos considerar las reuniones como algo
insignificante. Las reuniones no son insignificantes. Son asambleas en el Señor, con El y ante El.
Por consiguiente, hagamos lo que hagamos, debemos hacerlo con mucha reverencia, con un temor
santo. Todo lo que digamos en las reuniones, sea al orar, al pedir un himno, al ofrecer una
alabanza, o al profetizar, debemos hacerlo “oficialmente”; o sea que debemos hablar audible,
apropiada y pausadamente para que todos puedan oír y todos escuchen y reciban algo. De no ser
así, seremos una carga y un factor mortal para las reuniones. Decir algo en las reuniones es
absolutamente diferente de hablar en cualquier otro tipo de ambiente o circunstancia. En las
reuniones nuestro hablar se hace ante Dios; por lo tanto, es santo.

Muy a menudo nuestra conversación está llena de palabras huecas. En contraste, las palabras del
Señor Jesús en los cuatro Evangelios eran breves, adecuadas, purificadas, limpias y no eran
huecas. Cuando nos levantemos en las reuniones para hablar por el Señor, debemos tener la
seguridad de que lo que digamos tenga peso, luz y el suministro de vida. Además, debemos
aprender a hablar de una manera “oficial”.

Primero, usted debe tomar la decisión de leer los mensajes del Estudio-vida a fin de conocer la
verdad. Recomiendo mucho que todos los santos lean rápidamente los mensajes del Estudio-vida
de Génesis y de las catorce Epístolas de Pablo. Después de que usted los lea, será una persona
diferente. Segundo, usted debe cesar toda su innecesaria palabrería. Bajo la restricción interior del
Señor, usted debe aprender a no hablar innecesariamente a nadie; simplemente háblele al Señor. A
menudo tengo el deseo de hablarle a mi esposa acerca de algo. Sin embargo, muchas veces la
prohibición interior aparece, y me dice que no necesito hablarle a mi esposa acerca de cierto
asunto. A veces desatiendo esa prohibición, y más tarde me arrepiento y confieso al Señor,
pidiéndole que me perdone por haber dicho algo innecesario. Tal vez no digamos nada pecaminoso
ni critiquemos a nadie; tal vez sólo queramos contarle algo a la gente. Sin embargo, con frecuencia
el Señor en nuestro interior nos prohibirá hacer esto. Si seguimos al Señor y detenemos nuestro
hablar innecesario, el Señor usará nuestra boca para hablar Su palabra. Nuestra boca será
santificada al hablar la palabra del Señor.

Tercero, sea que hablemos a nuestra esposa, a nuestros hijos, o a los hermanos, debemos aprender
a hablar solamente lo que tenga valor. Cuarto, necesitamos aprender a ser “oficiales”; es decir,
debemos aprender a no hablar livianamente, sino con cuidado, profiriendo cada palabra de una
manera “oficial”.

LA NECESIDAD ACTUAL DEL RECOBRO:


TENER UN AUMENTO

Próximamente entrenaremos a los miembros de los grupos vitales a salir para llevarle a la gente el
evangelio. Realmente creo que ganaremos gente. Así que, necesitaremos inmediatamente saber
cómo nutrir a los niños espirituales recién nacidos para que sean guardados y preservados.
Después de cierto tiempo, todos debemos traer a estos recién nacidos a los grupos vitales para
perfeccionarlos por medio de la enseñanza mutua.

A pesar de que anteriormente bautizamos mucha gente, nuestra tasa de crecimiento ha sido muy
baja. En los últimos dieciocho años, desde 1974, el número de iglesias locales ha aumentado
notablemente. En la actualidad hay más de mil doscientas iglesias locales en la tierra, aparte de las
que hay en la China continental. Sin embargo, el número de miembros de muchas de las iglesias es
bastante reducido. En el sur de California, hay ahora unas cuarenta y nueve iglesias, y el número
total de santos es de aproximadamente tres mil. Esto significa que cada iglesia tiene un promedio
de solamente sesenta miembros. Pese al aumento del número de iglesias, nuestra tasa de
crecimiento todavía no es satisfactoria. Por lo tanto, tenemos que hallar la manera de cambiar
nuestra situación actual.

Hoy día en el recobro del Señor la más grande necesidad, la necesidad primordial, es tener un
aumento. Una casa no se puede edificar sin los materiales. Necesitamos salvar a los pecadores con
la predicación del evangelio a fin de que lleguen a ser materiales para la edificación de la iglesia, la
casa de Dios (1 Ti. 3:15). En general, la proporción de crecimiento depende de la manera en que
laboramos en el evangelio y también de las circunstancias y de la gente misma. En Rusia en un
corto lapso de un año más o menos, han sido establecidas dos iglesias grandes, una en Moscú y
otra en San Petersburgo. Allí la proporción de crecimiento ha sido muy elevada debido a que el
camino que hemos tomado ha sido el correcto en cierta medida, las circunstancias han sido
favorables, y la gente ha sido muy receptiva. Por varias razones la tasa de crecimiento en los
Estados Unidos ha sido muy baja. La tasa de crecimiento entre las iglesias de Taiwán ha sido
similar a la de los Estados Unidos. Las iglesias de Taiwán han existido por más de cuarenta años y,
aun así, el número de santos que hay en las iglesias indica que la tasa de crecimiento ha sido menos
del diez por ciento anual.

Si nos damos seriamente al Señor para Su recobro, debemos considerar nuestra situación actual a
conciencia. No debemos estar conformes con la situación actual del recobro del Señor,
especialmente en cuanto al aumento. Con excepción de Rusia, la situación en todas partes —en
América, Europa y el Lejano Oriente— es la misma con respecto al crecimiento. Debemos estar
conscientes de la situación actual. No debemos dejarnos narcotizar, pensando que la situación
reinante entre nosotros es tan maravillosa. Sin duda alguna, el recobro es maravilloso, pero
algunos aspectos del recobro no son alentadores, especialmente esto del aumento. Esta es la razón
por la cual en 1984 fui a Taiwán con el propósito de estudiar esto.

Pienso que para ser rescatados de nuestra situación actual, indudablemente necesitamos los
grupos vitales. Los grupos vitales son asunto de vida o muerte. De ahora en adelante, en las
reuniones ninguno de nosotros debe actuar, moverse, ni hacer nada livianamente. Cuando
hablemos, tenemos que decir algo que tenga valor, y debemos decirlo con “oficialidad”. De no ser
así, debemos guardar silencio. Aun al estar quietos y en silencio, debemos hacerlo en una manera
formal, no en una manera liviana. Si obramos livianamente, ¿cómo podríamos tener la bendición
del Señor? Necesitamos llevar este asunto al Señor en oración. El recobro no es sólo de ustedes o
mío; es nuestro. Por consiguiente, todos debemos considerar esto seriamente como un asunto de
vida o muerte.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE VEINTE

LA VISION NECESARIA
PARA PONER EN PRACTICA
LOS GRUPOS VITALES

Antes de que empecemos a movernos, a trabajar y a actuar en la predicación del evangelio, quisiera
expresarles muy seriamente la pesada carga que tengo.

Algunos tal vez se pregunten por qué usamos la expresión grupos vitales. Esta es una frase muy
especial. La razón por la cual necesitamos tener esta clase de entrenamiento con estos grupos es
que por siglos la iglesia del Señor en esta tierra se ha venido degradando. Recientemente el Señor
levantó el recobro. Bajar es fácil, pero subir no es tan fácil. Inclusive permanecer de pie donde uno
está y donde debe estar también es bastante difícil. El recobro ha estado entre nosotros por setenta
años, pero lamentablemente hemos estado descendiendo gradualmente hasta llegar a una
situación que no puede considerarse normal, y se ha convertido en una situación anormal.
Cuando decidí regresar a Taiwán en 1984, me di cuenta de que nuestra tasa de aumento en el
recobro del Señor había bajado. La verdadera situación del recobro sobre la tierra en aquel
entonces no me era completamente clara. Finalmente, mi ida a Taiwán para poner en práctica la
manera ordenada por Dios a fin de edificar la iglesia provocó mucha oposición. Algunos se llenaron
de ambición. Estos planearon, a modo de conspiración, la manera de apoderarse del recobro. Lo
dicho por estos rebeldes fue devastador en cuanto a la verdad.

Con este trasfondo, recibí una carga genuina de llevar a cabo este entrenamiento en cuanto a los
grupos vitales. Además del entrenamiento de tiempo completo, necesitamos este entrenamiento. El
entrenamiento de tiempo completo es un entrenamiento de la iglesia en común, pero este
entrenamiento para los grupos vitales es muy especial. Este entrenamiento tiene como fin rescatar
al recobro de esta clase de degradación.

Necesitamos ver que la degradación del cristianismo se debe completa y absolutamente a la


ausencia y la escasez de revelación divina. Proverbios 29:18 dice que sin visión, el pueblo se
desenfrena. Este versículo puede aplicarse al cristianismo de hoy. La historia de la iglesia nos
muestra que muchos cristianos están desenfrenados, sin restricción ni control. La situación del
cristianismo puede compararse con la situación que reinaba durante el período del libro de Jueces.
En Jueces se narra que en aquellos días cada uno hacía lo que bien le parecía (21:25). Necesitamos
ser rescatados de esta clase de degradación.

En este mensaje quisiera hablarles breve y claramente con la esperanza de que esto sea una
verdadera visión para ustedes. Lo que quiero compartir con ustedes es el extracto o la esencia de
todos los mensajes que di en Atlanta en las conferencias del fin de semana de Acción de gracias de
1992. El título de estos mensajes fue “La constitución y la edificación del Cuerpo de Cristo”. Luego
quisiera compartir el extracto de los dos mensajes que di a los ancianos después del entrenamiento
de invierno de 1992 sobre el libro de Job. Estos dos mensajes se titularon “El ministerio del Nuevo
Testamento”, y “La enseñanza y la comunión de los apóstoles”.

En las conferencias del fin de semana de Acción de Gracias di seis mensajes acerca del Cuerpo de
Cristo. Estos seis mensajes abarcan cuatro puntos: la constitución del Cuerpo de Cristo, el
crecimiento de Cristo en Su Cuerpo para que éste crezca, la transformación de los santos que están
en el Cuerpo de Cristo, y la edificación del Cuerpo de Cristo. La constitución, el crecimiento, la
transformación y la edificación se llevan a cabo por medio de la vida o con la vida. Los mensajes
que di a los ancianos después del entrenamiento de invierno de 1992 abarcan otros tres puntos
cruciales: el ministerio del Nuevo Testamento, la enseñanza de los apóstoles, y la comunión de los
apóstoles. Todos necesitamos tener una visión de estos siete puntos.

LA CONSTITUCION
DEL CUERPO DE CRISTO ES VIDA

La constitución del Cuerpo de Cristo es vida. El Cuerpo de Cristo, la iglesia, no ha sido constituido
por ordenanzas ni con estatutos, sino con Cristo mismo como el elemento de vida. El Dios Triuno
que estaba en la eternidad vino en encarnación para ser el sembrador que se sembró como semilla
en el corazón humano (Mt. 13:3, 19-23). Esto muestra la forma en que el Cuerpo de Cristo fue
concebido y cómo se produjo. Se produjo por la constitución de Cristo mismo como la
corporificación del Dios Triuno como la semilla de vida sembrada en nuestro ser. Por consiguiente,
todos nosotros llegamos a ser los muchos granos que salieron de esa sola semilla (Jn. 12:24).

Posteriormente, el grano que fue sembrado en nosotros llegó a ser los muchos granos, y los muchos
granos son los componentes del Cuerpo de Cristo pero no la constitución del mismo. Somos sólo
los componentes, pero lo que constituye al Cuerpo es Cristo mismo como vida. El Cuerpo de Cristo
está compuesto de los creyentes, pero está constituido de Cristo como elemento de vida. Pocos
cristianos ven o conocen lo que es la constitución y la composición del Cuerpo de Cristo. Para los
cristianos de hoy y según lo dicho por los maestros cristianos, la iglesia es simplemente una especie
de agrupación de creyentes. No han visto que el Cuerpo de Cristo es una verdadera constitución.

Nuestro cuerpo humano es una representación del Cuerpo de Cristo. Nuestro cuerpo no es sólo una
composición sino una constitución. Un mueble de madera es meramente una composición que no
tiene vida, es inorgánico. Pero debido a que nuestro cuerpo físico es orgánico, está constituido de
una vida interna. Si se le quita la vida interior a nuestro cuerpo, los componentes de éste se
convertirán en un montón de ruinas. Al tener la vida, nuestro cuerpo se convierte en una
constitución. El Cuerpo de Cristo es igual.

El Cuerpo de Cristo no está simplemente compuesto de creyentes de muchas nacionalidades.


Todos nacimos en el Cuerpo de Cristo. Nuestro estómago y nuestros dos ojos nacieron en nuestro
cuerpo. Ellos orgánicamente constituyen nuestro cuerpo. Nosotros nacimos de la misma forma,
constituidos orgánicamente en el Cuerpo de Cristo. Yo no considero a cada uno de ustedes como
los componentes de una organización; sino que considero a cada uno de ustedes como un miembro
viviente y orgánico que ha llegado a constituir el Cuerpo de Cristo por medio de la regeneración
con el mismo Cristo a quien recibieron y en quien creyeron. El Cuerpo de Cristo está constituido
del Cristo todo-inclusivo como el elemento de vida. Hoy ustedes no están en una organización
como si fueran una especie de composición; están en un organismo, en una constitución. Este
organismo está constituido no sólo según la verdad sino con el mismo Cristo como el elemento
todo-inclusivo de vida.

EL CRECIMIENTO EN VIDA

Cristo, quien es el elemento de vida que constituye Su Cuerpo, ha sido sembrado en nosotros, y ha
hecho de nuestro corazón tierra fértil. En dicha tierra este Cristo, quien es el elemento de vida para
Su Cuerpo, está creciendo. Estamos acostumbrados a decir que nosotros estamos creciendo. Pero
en realidad, es El quien está creciendo. Cuando El crece en nosotros, entonces crecemos nosotros.
Crecemos por medio de Su crecimiento. Colosenses 2:19 revela que nosotros crecemos por el
crecimiento de Dios en nosotros. Hay un ser vivo dentro de nosotros que está utilizando nuestro
corazón como Su tierra y está creciendo allí. Por medio de Su crecimiento crecemos nosotros. Este
es el crecimiento de Cristo dentro de Su Cuerpo, dentro del corazón mismo de los creyentes que
son los miembros de Su Cuerpo.

En el libro titulado La constitución y la edificación del Cuerpo de Cristo, vimos en los escritos de
Juan, Pedro y Pablo, la edificación del Cuerpo de Cristo que se da por el crecimiento en vida. Los
tres escritores principales del Nuevo Testamento hablaron del crecimiento en vida. Este
crecimiento tiene una base, un camino y una meta. Estar en el recobro del Señor no es sólo un
asunto de conocer las verdades del recobro sino dar al Cristo residente en nosotros la oportunidad
de crecer. El Señor dejó esto muy claro en Mateo 13. Para que Cristo como elemento de vida crezca
en nosotros, debemos tratar con nuestro corazón, la tierra. Debemos tratar con el corazón humano
que es como la tierra al lado del camino, con un corazón superficial que tiene piedras escondidas, y
con un corazón lleno de espinos, lo cual se refiere a la ansiedad de esta era y al engaño de las
riquezas. Por Su gracia debemos tratar con nuestro corazón y mantenerlo puro para que El crezca
en nosotros. La constitución del Cuerpo de Cristo es vida, y la edificación del Cuerpo de Cristo se
da por el crecimiento en vida.

LA TRANSFORMACION POR VIDA


La edificación del Cuerpo de Cristo también se da por la transformación de los miembros del
Cuerpo de Cristo (2 Co. 3:18; Ro. 12:2a). La transformación no es un cambio exterior que se
consigue por medio de mejoras personales. Necesitamos ver la diferencia que hay entre las mejoras
exteriores y la transformación verdadera. La transformación no es un cambio exterior, una mejora
ni una superación. La transformación es una transacción metabólica que se da en nuestro interior.
Por el metabolismo un nuevo elemento es añadido a nuestro ser para desalojar y reemplazar el
elemento viejo. La transformación no consiste en que una persona rápida llegue a ser una persona
lenta. Esto puede ser meramente un cambio exterior y un mejoramiento. La transformación
significa que nosotros recibimos más del elemento de Cristo mientras El crece dentro de nosotros
para reemplazar todas nuestras cosas viejas, como por ejemplo nuestra vida, naturaleza, manera de
ser, carácter y hábitos viejos. Necesitamos un reemplazo, no un cambio exterior. Este reemplazo es
el Cristo viviente, el Cristo residente. Día tras día mientras le amamos más y le damos más terreno
en nosotros, El se añade y crece en nosotros para ser el elemento que reemplaza lo demás. El
reemplaza nuestra creación vieja. Este es el verdadero significado de la transformación.

LA EDIFICACION POR MEDIO DE LA VIDA

Cuando estamos constituidos de vida y tenemos el crecimiento de Cristo en vida y la


transformación por la vida, estamos listos para ser edificados. Necesitamos estar constituidos con
la vida, y necesitamos crecer en vida, y ser transformados por vida, y edificados por medio de vida.
Todo lo relacionado con el Cuerpo de Cristo tiene que ver con la vida, está en vida y se realiza por la
vida. ¿Quién es la vida? La vida es el Cristo todo-inclusivo, el Dios Triuno procesado y consumado
(Jn. 14:6a). El Dios Triuno procesado y consumado es la vida que nos constituye, la vida que crece,
y la vida que transforma. Esta vida llega a ser el factor mismo de la edificación del Cuerpo de Cristo
dentro de nosotros y entre nosotros.

Necesitamos recordar estas cuatro cosas: la constitución, el crecimiento, la transformación y la


edificación. Espero que todos podamos ver que el Cuerpo de Cristo está constituido de Cristo como
elemento de vida. Entonces Cristo crece en Su Cuerpo para añadirse a nosotros más y más, a fin de
que crezcamos en vida. Luego con esta misma vida somos transformados. La vieja creación es
reemplazada por Cristo mismo como el elemento y factor de la nueva creación. Por consiguiente,
estaremos capacitados y tendremos el nivel apropiado para ser edificados por la misma vida. Esta
vida es el Dios Triuno corporificado en Cristo. Todos tenemos que ver esto. Esta revelación
revolucionará nuestro ser y cambiará nuestro vida cristiana.

EL MINISTERIO DEL NUEVO TESTAMENTO

Los últimos tres puntos que necesitamos ver son el ministerio del Nuevo Testamento, la enseñanza
de los apóstoles y la comunión de los apóstoles. Cuando nosotros hablamos del ministerio, nos
referimos al ministerio del Nuevo Testamento que edifica el Cuerpo de Cristo. En 2 Corintios 4:1
Pablo dijo que todos nosotros hemos recibido este ministerio. Más adelante, Efesios 4:12 dice que
los apóstoles, los profetas, los evangelistas y los pastores y maestros perfeccionan a los muchos
santos para que hagan la obra del ministerio. El ministerio es singular y la obra también es
singular. Hay una sola obra en toda la tierra. Desde el día de Pentecostés, el Señor empezó una sola
obra por medio de un solo ministerio; pero esta obra se ha llevado a cabo por miles de obreros, y
este ministerio ha sido llevado a cabo por medio de miles de ministros.

Si uno lee 2 Corintios 3 y 4, puede ver los ministros (plural) y el ministerio (singular). Todos los
ministros del Nuevo Testamento (3:6) tienen parte en el ministerio neotestamentario (4:1). El
ministerio de Pedro era parte del ministerio; el ministerio de Pablo era parte del ministerio; el
ministerio de Juan era parte del ministerio, y el ministerio de Timoteo era parte del ministerio (2
Ti. 4:5). Cuando yo vine a este país y usé el término el ministerio me refería al ministerio
neotestamentario que edifica el Cuerpo de Cristo. No digo con esto que es solamente mi ministerio.
Espero que todos veamos esto.

En 1969 un hermano que estaba entre nosotros dijo que nosotros recibimos el ministerio de un
solo hombre, mientras que él deseaba recibir todos los ministerios. Pero en realidad, aunque dijo
que recibía todos los ministerios, no recibía, por lo menos, mi ministerio. Cuando le dije esto; él
dijo que él recibía selectivamente todos los ministerios. Pero al usar la palabra selectivamente en
realidad dijo que él no recibía todos los ministerios. De hecho, todos los ministerios apropiados de
todos los ministros adecuados son el ministerio, el cual es el único ministerio neotestamentario (2
Co. 4:1; Ef. 4:12).

Cuando el Señor me trajo a Su recobro, desde el primer día mis ojos fueron abiertos. Pude ver que
lo que el hermano Nee ministraba estaba dentro de la línea de la revelación del eterno plan de
Dios. Este plan es Su economía, Su arreglo eterno, el plan que ha tenido por los siglos. El hermano
Nee estaba en la línea del plan eterno de Dios con respecto a Cristo y a la iglesia en vida y con el
Espíritu. Mis ojos fueron abiertos para ver que éste es el verdadero ministerio del Nuevo
Testamento. No es simplemente enseñar tipología ni profecía sino enseñar acerca de la economía
neotestamentaria de Dios para que el Cuerpo de Cristo sea edificado. Esta enseñanza se llama la
enseñanza de los apóstoles.

LA ENSEÑANZA DE LOS APOSTOLES

Algunos han dicho erróneamente que la enseñanza de los apóstoles es exclusivamente aquella
enseñanza que los doce apóstoles recibieron de Jesús y pasaron a los creyentes. Sin duda, el Señor
les enseñó muchas cosas a Sus discípulos en los Evangelios, especialmente en Mateo y en Juan. Sin
embargo, en Juan 16 el Señor les dijo que El tenía muchas cosas que decirles, las cuales ellos no
podían sobrellevar en ese entonces. El no les podía comunicar estas cosas hasta que el Espíritu de
realidad viniera y les revelara todas estas cosas (vs. 12-13). Esto significa que después de la muerte
y resurrección del Señor, el Espíritu de realidad vendría a los apóstoles y les revelaría más cosas.

El apóstol a quien el Espíritu le reveló más fue el apóstol Pablo. Por lo tanto Pablo dijo en
Colosenses 1:25 que a él se le había encomendado completar la palabra de Dios. Allí la palabra de
Dios se refiere al misterio (v. 26), el cual es Cristo como misterio de Dios (Col. 2:2) y la iglesia
como misterio de Cristo (Ef. 3:4). Sin las catorce Epístolas de Pablo, la palabra santa acerca de la
revelación divina de este misterio no se habría podido completar.

El Espíritu de realidad también reveló más cosas al apóstol Juan en Apocalipsis. ¿Quién podría
escribir un libro como Apocalipsis, donde se habla de los siete candeleros, los siete Espíritus, los
siete sellos, las siete trompetas y las siete copas? Fue escrito por el Señor Jesús como el Espíritu
por medio de Su discípulo Juan. Juan recibió en su espíritu la revelación del misterio de Cristo
(Ap. 1:10). Por lo tanto, Juan dijo que después del libro de Apocalipsis, nadie podía añadirle ni
quitarle nada (22:18-19). Desde Mateo hasta Apocalipsis está la enseñanza completa del Nuevo
Testamento que es la enseñanza de los apóstoles.

En los tiempos de Pablo algunas personas enseñaban las genealogías del Antiguo Testamento y la
ley. Otros enseñaban gnosticismo y ascetismo. Estas diferentes enseñanzas no eran el ministerio,
por supuesto. Todas las obras (los ministerios) que enseñan cosas aparte de la enseñanza de los
apóstoles, la cual lleva a cabo la economía neotestamentaria de Dios, no están incluidas en el
ministerio del Nuevo Testamento (1 Ti. 1:3-4). Los llamados ministerios son los factores que han
producido las muchas denominaciones de hoy. La enseñanza del bautismo por inmersión produjo
la denominación bautista. La enseñanza acerca de la administración de la iglesia por parte del
presbiterio, de tener un cuerpo de ancianos, dio como resultado el establecimiento de la
denominación presbiteriana. Todas las denominaciones tienen sus propios ministerios. En el
recobro del Señor no tenemos muchos diferentes ministerios; tenemos un solo ministerio. Si
recibimos todos los llamados ministerios, como por ejemplo, los ministerios de las
denominaciones, tendríamos que recibir el ministerio de los presbiterianos, los bautistas, los
metodistas, los episcopales, etc. Estos diferentes ministerios y enseñanzas producen divisiones.

LA COMUNION DE LOS APOSTOLES

En el Nuevo Testamento hay un solo ministerio y una sola enseñanza y una comunión. Los
primeros creyentes perseveraban en la enseñanza y la comunión de los apóstoles (Hch. 2:42). La
comunión de la vida divina se da entre los apóstoles y los creyentes (1 Jn. 1:1-3a), entre los
apóstoles y el Dios Triuno (v. 3b), y también entre todos los creyentes (vs. 2-3, 7). Esta comunión
no es como la fraternidad de una escuela. Es posible que los estudiantes de una escuela tengan su
fraternidad, pero esta fraternidad no tiene el fluir de la vida divina, el crecimiento de la vida divina
ni el producto de la vida divina. La comunión divina fluye, crece y se reproduce. Este es el resultado
de la vida eterna, y es, de hecho, el fluir de la vida eterna en todos los creyentes, quienes han
recibido y tienen la vida divina. La comunión de los apóstoles es la comunión de la vida divina, la
comunión del Espíritu Santo en todos los creyentes (2 Co. 13:14), y la comunión del Cuerpo de
Cristo en la unidad del Espíritu (Ef. 4:3-4a).

Necesitamos prestar mucha atención a los siete aspectos arriba mencionados: la constitución, el
crecimiento, la transformación, la edificación, y también un solo ministerio, una sola enseñanza y
una sola comunión. Si todos los cristianos pudieran mantenerse en estas siete cosas, ¿quién podría
causar división? Como miembros de los grupos vitales, debemos tener esto muy en claro. Si no
tenemos claridad en esto, no estamos capacitados para ser miembros de los grupos vitales. Tal vez
estemos en un grupo, pero puede ser que ese grupo no sea vital.

Cuando entré al recobro, tomé una decisión firme de tomar el ministerio que edifica el Cuerpo, es
decir, el ministerio que está en la línea del plan eterno de Dios, que es un ministerio de vida y por
el Espíritu. En sesenta y un años no he cambiado. Yo he sido absolutamente uno con el ministerio.

Debido a que todos hemos visto esto, debemos vivir en el Espíritu, andar en el Espíritu y hacer
todo en el Espíritu. ¿Cómo podemos tener la victoria? ¿Cómo podemos ser vencedores? Debemos
vivir, andar y obrar en el Espíritu. ¿Cómo podemos ser santos? Debemos vivir, andar y obrar en el
Espíritu. ¿Cómo podemos ser espirituales? Debemos vivir, andar y obrar en el Espíritu. No
debemos actuar hasta que nos demos cuenta de que estamos en el Espíritu. No debemos hablar
hasta que podamos decir: “Sí, estoy en el Espíritu”. El cristianismo degradado complica las cosas,
pero en realidad la vida cristiana, la vida de iglesia, es la vida más sencilla que hay. Es una vida en
el Espíritu. Debemos mantenernos firmes en la revelación divina y practicar la vida cristiana, eso
es, debemos vivir, andar y actuar en el Espíritu.

Si somos personas así, estaremos listos para movernos con el Señor. Tenemos que darnos cuenta
de que nosotros, los miembros de Cristo, somos los sacerdotes neotestamentarios del evangelio. La
primera cosa que los sacerdotes debían hacer era ofrecer sacrificios a Dios. Hoy en día en el Nuevo
Testamento, nuestros sacrificios no son de ganado, ni de ovejas ni de bueyes. Nuestros sacrificios
son los pecadores salvos que se convierten en los miembros de Cristo (Ro. 15:16; 1 P. 2:5, 9). Los
ofrecemos como miembros del Cuerpo de Cristo. A los ojos de Dios, ellos son los sacrificios vivos
(Ro. 12:1). Esto es lo primero que tenemos que hacer.
COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE
NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE VEINTIUNO

COMO RELACIONARNOS CON OTROS


Y GANARLOS

En este mensaje me gustaría entrenarlos en cuanto a la manera de relacionarse con otras personas
y de traerlas al Señor.

APRENDAMOS A DISCERNIR A LAS PERSONAS

Estamos continuamente relacionándonos con la gente. Estamos en contacto con nuestros


familiares, vecinos, compañeros de clase y de trabajo. Lo primero que tenemos que aprender en
nuestro contacto con la gente es la manera de discernirlos, de conocerlos. Tenemos que discernir
qué clase de manera de ser y de carácter tienen. También debemos conocer su modo de ser y su
temperamento cuando hablemos con ellos. Tenemos que discernir si están contentos o enojados. A
veces las personas tratan de ocultar su temperamento cuando hablan con uno. Es difícil hablarle a
una persona que está enojada o muy excitada. Esta es la razón por la cual debemos discernir la
situación de una persona cuando le hablemos.

Quizás nos demos cuenta de que ciertas personas son muy orgullosas, giran en torno a su mente,
son muy filosóficas o muy emotivas. Tal vez veamos que otras son muy obstinadas y no están
dispuestas a cambiar su manera de pensar. Lo que ellos dicen, eso debe hacerse. Si discernimos
apropiadamente a los demás, esto nos ayudará a llegar hasta ellos y a tener una relación adecuada
con ellos. No debemos dejar que la gente se dé cuenta de que discernimos lo que son, de que los
estamos midiendo y examinando. Simplemente debemos actuar normalmente con ellos.

NO CORRIJAMOS A LA GENTE

Aunque conozcamos el carácter, la manera de ser y la situación de alguien, nunca debemos tratar
de corregirlo. Si uno descubre que cierta persona es emotiva y de mal carácter, debe procurar no
hablarle de su mal genio. Si lo hace, comete un error. Siempre hable, actúe y exprésese con
naturalidad, y no trate de corregir a otros.

RELACIONEMONOS CON LAS PERSONAS


EN EL PRINCIPIO DE LA ENCARNACION

Además de esto, tenemos que aprender a confiar en el Señor en el momento que estemos hablando
con alguien. Debemos orar interiormente: “Señor, mira a esta persona. Señor, ¿qué debo hacer?”.
Mientras oramos interiormente, debemos simplemente seguir la dirección del Señor y hablar con
naturalidad.

Esta clase de contacto con la gente está basada enteramente en el principio de la encarnación. La
encarnación es asunto de dos naturalezas: la naturaleza divina y la naturaleza humana. La
encarnación significa que estas dos naturalezas se unen y se mezclan. Cuando nos relacionamos
con otros, debemos practicar el principio de la encarnación.
El principio sobre el cual los apóstoles escribieron las epístolas es el principio de la encarnación.
Romanos fue escrito en esta forma. No hay duda de que fue escrito humanamente. Pero tal hecho
no fue total ni exclusivamente de un hombre, Pablo. Pablo escribía junto con el Espíritu. En las
epístolas, Pablo nos dijo que era él quién escribía a los santos. El no decía: “Así dice el Señor...”.
Esta es la creencia del movimiento pentecostal, y concuerda con el Antiguo Testamento; no
corresponde al principio de encarnación, que corresponde al Nuevo Testamento, y el cual todos
debemos practicar.

Es por esto que necesitamos mucha preparación para hacernos uno con el Dios Triuno que mora
en nosotros. Dondequiera que estemos y a dondequiera que vayamos, debemos decir que somos
uno con Dios. Cada vez que hablemos, deberíamos hablar según el principio de encarnación. No
debemos hablar a otros estando en nosotros mismos, sino que debemos hablar juntamente con el
Señor, quien mora en nosotros. Nosotros hablamos, pero es el Señor quien se expresa. Esto
concuerda con lo que el apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 7. El dio su parecer (vs. 10, 12, 40) aunque
dijo que no tenía mandamiento del Señor al respecto (v. 25). Al final él dijo: “Pienso que también
yo tengo el Espíritu de Dios” (v. 40). Esto demuestra que él y Dios el Espíritu hablaban juntos.
Debemos practicar siempre este principio.

En el Antiguo Testamento la palabra de Jehová venía sobre el profeta (Jer. 1:2; Ez. 1:3); el profeta
no era más que el portavoz de Dios. Pero en el Nuevo Testamento el Señor es uno con Sus
apóstoles, y ellos son uno con El; de esta manera ambos hablan unánimes. La palabra del Señor se
convierte en la palabra de los apóstoles, y lo que ellos dicen es la palabra de El. Este es el principio
de encarnación.

ALGUNOS EJEMPLOS DE LA MANERA DE RELACIONARNOS CON OTROS

Ahora me gustaría mencionar unos cuantos puntos prácticos. Al tener contacto con las personas,
no debemos comenzar nuestra conversación de un modo extraño. Debemos, más bien, hablar de
un modo común y corriente. En nuestra manera común y corriente de hablar podemos hablarles
algo del Señor.

Un hermano nos contó que en su trabajo conoció a un ingeniero joven y le leyó algunas de las notas
de la Versión Recobro del Nuevo Testamento acerca de la genealogía de Cristo en Mateo 1. El tenía
la esperanza de que el joven sería atraído por la verdad que hay en Mateo 1. Pero cuando aquel
joven se enteró de que este hermano se reunía en una iglesia local en el recobro del Señor se puso a
criticar. Este hermano también tiene un vecino que es pastor. Este pastor también se puso a
criticar cuando descubrió dónde se reunía este hermano. Cuando se encuentre con casos de
rechazo y de crítica como éstos, no debe desanimarse. Hay muchos casos como éstos.

Debe tener paciencia; no debe discutir con la gente. Cuando alguien diga algo de una manera
negativa y contenciosa, lo mejor que se debe hacer es cambiar el tema de conversación para calmar
a la persona y conservar su amistad. Uno tiene que buscar la dirección del Señor para saber cuál es
la mejor oportunidad para hablarle a la persona acerca de sus preocupaciones y conceptos
erróneos. Tal vez la próxima ocasión que esté con la persona, tenga la oportunidad de hacerlo.
Desde luego, antes de esta ocasión usted debe orar mucho. Debe orar por el tiempo propicio para
hablar con las personas. Luego puede conversar con ellas con naturalidad.

Si el Señor dispone otra ocasión para que usted hable con ese joven, puede cambiar el tema de la
genealogía de Cristo por el libro de Filipenses. Este joven es cristiano y conoce la situación de los
cristianos hoy. El ciertamente busca al Señor. De no ser así, no estaría preocupado por que usted
esté en el recobro del Señor. Usted puede compartir Filipenses 1:19 con esta persona. Este
versículo es una palabra muy placentera acerca de la abundante suministración del Espíritu de
Jesucristo. Este es un tema agradable y placentero. No debe hablar con él acerca de la genealogía
de Cristo. Más bien, háblele de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo.

Después de cierto tiempo puede compartir con él Filipenses 1:21a. Aquí Pablo dijo: “Porque para
mí el vivir es Cristo”. Pablo vivía a Cristo para poder magnificar a Cristo, o por vida o por muerte
(v. 20). Esta es otra palabra agradable. Si puede hablar con él cada dos o tres días y enseñarle
bastantes cosas agradables de las Escrituras, el corazón de ese joven será conmovido.

Por medio de su oración y su conversación, se ganará la confianza de él y tal vez, con el tiempo, le
exprese una vez más sus preocupaciones acerca de los rumores falsos que ha oído acerca de
nosotros. Usted debe aprender a ser sabio. No le debe responder diciendo meramente que estos
rumores son falsos y sin sentido. Puede decir: “Todos nosotros conocemos el principio de causa y
efecto. Si hay un efecto, debe de haber alguna causa. Yo he estado escuchando el ministerio en las
iglesias locales por mucho tiempo, y usted sabe que yo no soy insensato. ¿Cómo puede el Señor
obtener semejante resultado entre nosotros con un depósito tan rico de la verdad? ¿Cuál es la
causa?”. No le diga nada más. Tal vez él querrá que le comparta más, pero usted debe esperar otra
ocasión para seguirle hablando. No debemos tener prisa. No debemos pensar que necesitamos
terminar nuestra conversación en un solo día para ganar una persona. Un buen pescador es muy
constante. Si un pescador actúa demasiado rápido, alejará los peces. Un buen pescador sabe que
cuanto más el pez muerda la carnada, más atrapado será.

En otra ocasión tal vez puede decirle algo más. Puede decirle: “El mes pasado le compartí acerca de
la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo y acerca de que vivimos a Cristo para poder
magnificarle o por vida o por muerte. Yo fui cristiano años y nunca oí estas verdades. Ni siquiera
sabía que estas cosas estaban en la Biblia. Cuanto más escuchaba el ministerio en la iglesia, más
verdades de la Biblia descubría. Centenares de personas han tenido la misma experiencia”. Esta es
la manera de aclarar las dudas de los rumores falsos que aquella persona ha oído.

En principio usted debe tratar con el pastor de la misma manera. Es posible que él le pregunte si
usted tiene pastor. Usted puede responderle que tiene muchos pastores y que también usted es
pastor. Usted puede decir: “Yo estoy trabajando, pero también soy un pastor que no recibe salario”.
Después puede hablarle de algunos creyentes nuevos o de algunos santos que usted ha pastoreado.
El también puede preguntarle cómo está organizada su iglesia, y cómo recauda fondos para su
iglesia y para su obra. Usted debe siempre contestarle en una forma que despierte interés. No tenga
prisa al tratar de ganar a la gente.

Con el tiempo quizá él le pregunte si puede venir a la reunión, pero usted no debe responder hasta
que tenga el sentir de que es el momento adecuado para que él venga. Cuando usted vea que es el
tiempo propicio, puede decirle: “Ahora yo lo llevaré a mi reunión, pero primero usted tiene que
hacerme un favor. Lléveme a su iglesia para ver su reunión”. Sería mejor si usted pudiera ir al lugar
de su reunión dos o tres veces antes de traerlo a nuestra reunión. Entonces usted podrá ver sus
prácticas. Esto lo preparará para traerlo a nuestra reunión. Entonces usted sabrá cómo compartir
con él y cómo dirigirlo para que vea algunas cosas y para que pueda comparar. Esta comparación
será beneficiosa para él. Estos son ejemplos de la manera en que podemos cuidar a las personas
ministrándoles a Cristo. Necesitamos aplicar el principio de la encarnación con todas las personas
con quienes nos relacionamos.

PAGUEMOS NUESTRA DEUDA DEL EVANGELIO


Como miembros de los grupos vitales, necesitamos pagar la deuda del evangelio (Ro. 1:14-15), la
cual tenemos para con nuestros familiares, quienes son nuestro círculo íntimo, nuestros contactos
más cercanos. Muchos de nuestros familiares todavía no son salvos. Necesitamos orar por ellos. Es
posible que a partir de hoy el Señor nos guíe a orar por ellos durante seis meses. Usted no necesita
hacer oraciones largas. Cada día después de levantarse, podría decir: “Señor, mi madre todavía no
es salva”. Esta es su oración. Después del trabajo, por la tarde, cuando se suba al carro, podría
repetir: “Señor, mi madre todavía no es salva”. Suplíquele al Señor en esta manera por medio año,
y vea lo que sucederá.

George Müller, en su autobiografía, nos dice que él oró por cientos de personas. Tarde o temprano
todas estas personas fueron salvas. El oró mucho tiempo por una persona de su lista, y más tarde,
ese hombre fue salvo después de que George Müller murió. Tenemos que creer que nuestra
preocupación por los pecadores procede del Señor. El escogió y predestinó muchas personas, y
ahora nuestra oración es necesaria para que sean salvas. Miles de personas en nuestras localidades
fueron escogidas y predestinadas por nuestro Padre Dios, pero si no hubiese habido oración, ni
preocupación de parte de los hijos de Dios para con quienes El escogió, El no salvará a nadie. El no
puede salvar a nadie hasta que nosotros oremos. En principio, todos nosotros hemos sido salvos a
través de la oración de alguien. Yo fui salvo a través de la oración de mi hermana. Todos nosotros
necesitamos orar por nuestros familiares continuamente hasta que todos ellos sean salvos.

No necesitamos hacer oraciones largas. Algunos de nosotros tenemos el hábito de hacer oraciones
largas cuando oramos. Esta manera de orar es un desperdicio de palabras. El Señor desea oír
nuestras oraciones genuinas, no nuestras explicaciones ni enseñanzas. Nosotros debemos
suplicarle al Señor de una manera simple y directa por la salvación de todos nuestros familiares,
uno por uno. Esta es la manera de pagar la deuda del evangelio que tenemos para con nuestros
familiares, el círculo del cual somos responsables. Debemos considerar a nuestros vecinos como
nuestro segundo círculo, y luego a nuestros compañeros de clase y colegas como nuestro tercer
círculo. El Señor les dijo a Sus discípulos que ellos serían Sus testigos en Jerusalén (el círculo
íntimo), en Judea (el segundo círculo), en Samaria (el tercer círculo), y hasta lo último de la tierra
(Hch. 1:8).

Esto no significa que mientras estamos pagando la deuda del evangelio que tenemos para con
nuestros familiares, no debemos hablar con nadie más. Mientras laboramos con el Señor en el
evangelio, El soberanamente nos dará personas. No debemos olvidar el caso de Felipe con el
eunuco de Etiopía en Hechos 8. Este eunuco volvía a su país después de haber alabado a Dios en
Jerusalén, y estaba leyendo el libro de Isaías. El Espíritu guió a Felipe a este eunuco para que fuera
salvo. Ese eunuco no era alguien íntimamente relacionado con Felipe. Si nosotros amamos al Señor
y estamos dispuestos a sacrificar todo por la salvación de otros, el Señor soberanamente nos llevará
a quienes El escogió y predestinó.

El Señor busca a los que le aman. Para poder ser miembros vitales en los grupos vitales, debemos
amar al Señor. El Señor debe tener el primer lugar, la preeminencia, en nuestros corazones.
Necesitamos vivir al Señor y debemos vivir para El. Si somos personas así, ¿no nos usaría el Señor?
Con seguridad El nos usaría. El nos usaría todos los días para relacionarnos con la gente. Ya que
amamos al Señor espontáneamente nos preocuparemos por la salvación de otros.

Todos nosotros necesitamos tener la carga de pagar nuestra deuda. Pablo dijo en Romanos 1 que él
era deudor a los que no habían escuchado el evangelio por medio de él (vs. 14-15). Pablo se
esforzaba por pagar la deuda que tenía en el evangelio. El dijo que le debía el evangelio a la gente.
Nosotros les debemos a nuestros padres, familiares, primos, cuñados, vecinos, compañeros de
clase y colegas. Le debemos el evangelio a todo hombre.
Le podemos decir a alguien que le debemos algo. Cuando él nos pregunte qué le debemos, le
podemos decir: “Yo le debo a Cristo”. Luego le podemos hablar de Cristo. Si amamos al Señor y nos
esforzamos por pagar nuestra deuda en el evangelio, el Señor nos utilizará para conducir personas
a El. Nosotros todavía no nos hemos “enloquecido” de tal manera. Yo fui salvo por medio de una
persona que estaba “loca” en esta manera, que amaba al Señor a lo sumo. Ella era una hermana
joven que era seis años mayor que yo. Debemos recordar que las personas que engendremos serán
como nosotros.

PERFECCIONADOS PARA LA OBRA DEL MINISTERIO

En el recobro del Señor, estamos bajo Su perfeccionamiento para ser miembros útiles de Su
Cuerpo. Efesios 4:11 y 12 nos dice que El dio a Su Cuerpo, la iglesia, unos como apóstoles, otros
como profetas, otros como evangelistas a otros como pastores y maestros a fin de perfeccionar a los
santos. El versículo 12 dice que somos perfeccionados para la obra del ministerio, para la
edificación del Cuerpo de Cristo. Finalmente, los que han sido perfeccionados llevarán a cabo la
obra del ministerio igual que los miembros dotados. El apóstol Pablo permaneció en Efeso tres
años para hacer esta obra de perfeccionamiento (Hch. 20:31). El dijo que enseñaba públicamente y
de casa en casa (v. 20). También dijo que amonestaba con lágrimas a cada uno (v. 31). De casa en
casa quiere decir que Pablo enseñó en las casas de los santos.

Debido a que los santos de Efeso habían recibido el perfeccionamiento de Pablo, él les podía
escribir esa maravillosa epístola, o sea, Efesios. El estuvo con ellos tres años preparándolos, para
luego poder escribirles esa epístola. El capítulo 1 de Efesios revela la impartición de la Trinidad
Divina y la transmisión del Cristo ascendido. El capítulo 2 revela la obra maestra de Dios en la
nueva creación, y la creación del nuevo hombre. El capítulo 3 nos muestra la economía eterna de
Dios y al Cristo que hace Su hogar en nuestros corazones. El capítulo 4 nos revela la mezcla divina
y el crecimiento en el Cuerpo de Cristo. También nos muestra que el Cuerpo se edifica a sí mismo, y
nos muestra la renovación en el Espíritu. Los capítulos 5 y 6 nos muestran los asuntos de la unión y
la lucha. Nuestra unión matrimonial con Cristo se encuentra en el capítulo 5, y nuestra lucha en la
batalla espiritual, en la cual tratamos con el enemigo de Dios, se encuentra en el capítulo 6. Esto
corresponde a Apocalipsis 19. En este capítulo vemos la unión matrimonial de Cristo y Su novia
(vs. 7-9). Inmediatamente la novia y el Novio llegan a ser un ejército para luchar contra el
anticristo y sus seguidores y para así vencerlos (vs. 14-21). Pablo pudo escribirles el libro de Efesios
a los santos de esa ciudad, debido a que él los había preparado y perfeccionado por tres años.

Nosotros indudablemente necesitamos poner en práctica Efesios 4:12. Todos nuestros hermanos y
hermanas en el Señor que están en el recobro deben de ser perfeccionados para la obra del
ministerio, es decir, para la edificación del Cuerpo de Cristo. Nosotros no sólo estamos ganando
almas en la predicación del evangelio, sino que también nos estamos esforzando por llevar a cabo
Efesios 4:12. Hoy día, Dios busca a los que han sido perfeccionados. Yo espero que nos
relacionemos con otros y que hablemos con ellos en una manera perfeccionada conforme al
principio de encarnación. Necesitamos pagar nuestra deuda en el evangelio de la manera revelada
en este mensaje.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE VEINTIDOS

SEAMOS VITALES
POR MEDIO DE LA ORACION,
PREPAREMOS NUESTROS CANDIDATOS
PARA EL EVANGELIO Y
REDIMAMOS NUESTRO TIEMPO
PARA APRENDER LA VERDAD

SEAMOS VITALES POR MEDIO DE LA ORACION

Ahora tenemos que empezar a actuar para que haya aumento. Recientemente visité un grupo de
santos y descubrí algo muy positivo. Descubrí que ellos no estaban muy llenos de vida y que
tampoco oraban mucho. No habían establecido una vida de oración. La única manera en que
podemos tocar al Espíritu es la oración. En la Biblia el Espíritu se presenta unido con nuestra
oración. La oración y el Espíritu son uno. Si estamos faltos de oración, estaremos faltos del
Espíritu. Por supuesto, también podemos decir que sin el Espíritu, no puede haber oración. Esta es
la razón por la cual se nos dice que tenemos que orar en espíritu (Ef. 6:18). Ya que creímos en
Cristo y fuimos regenerados, nuestro espíritu humano y el Espíritu Santo están mezclados como un
solo espíritu (1 Co. 6:17).

Si dejamos de orar aunque sea un solo día, tendremos la sensación de que estamos escasos del
Espíritu. Cuando oremos, aunque sea unas pocas palabras, tendremos la sensación de que estamos
tocando al Espíritu. Todos necesitamos pasar tiempo con el Señor cada mañana en oración. Si uno
no ora por la mañana durante una semana, estará muerto espiritualmente. No hay otra manera
para ser vitalizado, excepto por la oración. Tenemos que orar y establecer una vida de oración.

La mayoría de nosotros vivimos en una situación en la cual es difícil sacar media hora para orar.
Siempre que apartamos un tiempo definido para orar, el enemigo trata de estorbarnos. Cuando
empezamos a orar, alguien toca a la puerta o nos llama por teléfono. Tal vez no hayamos recibido
llamadas telefónicas por un buen rato, pero tan pronto comenzamos a orar, suena el teléfono.
Finalmente, después de tres llamadas, nuestro deseo de orar se desvanece. A lo mejor tengamos
que esperar un tiempo hasta que podamos recobrarnos para orar. No nos es fácil orar media hora
sin ser interrumpidos. Necesitamos acudir al Señor para que nos libre de todas las distracciones a
fin de tener así un tiempo adecuado de oración con El. La oración nos hace vitales. Tenemos que
tomar la iniciativa en ser vitales. Si no somos vitales, no podremos orar para que otros sean vitales.

Ser vital significa estar liberado en el espíritu, y esto no puede ser una actuación. Si oramos por
media hora, seremos liberados. Si no estamos liberados, no somos vitales. Para tener el impacto al
ponernos en contacto con otros, tenemos que ser personas liberadas. Si no estamos atados,
estaremos capacitados para liberar a otros. Una persona desanimada y triste no puede ayudar a
otros a alegrarse. Si queremos alegrar a otros, tenemos que ser nosotros personas alegres. Sólo
podemos ayudar las personas a ser lo que nosotros somos. Para salir y laborar con eficacia en el
evangelio, tenemos que ser vitales.

PREPAREMOS NUESTROS CANDIDATOS


PARA EL EVANGELIO

Antes de salir, tenemos que prepararnos. Primero, tenemos que preparar algunos candidatos que
hemos de visitar. Debemos tener en cuenta a todos nuestros familiares, vecinos, compañeros de
escuela y de trabajo y a nuestras amistades. De estos que conocemos, tenemos que escoger a
algunos para laborar en ellos en el evangelio. Por supuesto, tenemos que hacer esto con oración.
Debemos orar así: “Señor, ¿quiénes son los mejores dos o tres en quienes puedo laborar ahora?”.
En un mensaje anterior compartí que todos nosotros debemos hacer una lista de las personas que
conocemos y que necesitan ser salvas. Cuando leamos esta lista en una actitud de oración,
tendremos una sensación interna de cuáles de éstas deben ser los candidatos en quienes
laboraremos ahora. Tenemos que considerar sus situaciones y laborar en ellos adecuadamente.

Debemos pensar en todas nuestras amistades, y debemos tener discernimiento al considerar


aquellos en quienes vamos a laborar. Debemos dedicar nuestro tiempo laborando en aquellos que
estimamos prometedores, y no debemos perder nuestro tiempo en aquellos que no están abiertos.
En nuestra reunión de grupo debemos orar juntos y estudiar nuestros candidatos para el evangelio.
Necesitamos evaluar la condición de las personas, en especial la condición espiritual, y entonces
debemos actuar adecuadamente para suplir sus necesidades en el evangelio. Debemos planear
cómo visitaremos a la persona, y quién o quiénes serían los hermanos adecuados para visitarla.

CONOZCAMOS LA VERDAD
Y APRENDAMOS LA MANERA CORRECTA
DE PRESENTAR LA VERDAD
PARA GANAR A LAS PERSONAS

La manera en que uno le hable a alguien es crucial, y es aún más crucial la manera en que le
respondemos las preguntas. Lo que usted diga podría salvarlo, o retardar su salvación por muchos
años. Es posible que tenga una pregunta y, aunque tal vez usted le conteste con muchos puntos de
la Biblia, no reciba nada.

Si alguien le pregunta qué es la vida eterna, usted no debe responderle complicadamente. Debe
responderle con exactitud y con simpleza. Podría decirle: “La vida eterna es Dios mismo, y Dios es
Jesucristo. Por lo tanto, la vida eterna es simplemente Jesucristo. Hoy Cristo es el Espíritu y está
con nosotros. El está esperando el momento parar entrar en usted a fin de ser vida eterna para
usted. ¿Lo quiere usted recibir?”. Luego, tal vez le pregunte: “¿Cómo puede hacerse esto?”.
Entonces usted la guiará a orar y a invocar el nombre del Señor. En un breve tiempo esa persona
recibirá ayuda en cuanto a saber qué es la vida eterna, quién es la vida eterna y cómo puede recibir
esa vida. La vida eterna es Dios; Dios hoy es Jesucristo, y Jesucristo es el Espíritu. Orando e
invocando el nombre del Señor podemos recibirle como nuestra vida.

Cuando vamos a visitar a alguien, no le debemos hablar de muchos temas. De ser así, se complicará
y no recibirá nada. Si vamos a visitar a alguien, y tocamos muchos tópicos en forma complicada,
nuestras palabras retrasarán la salvación de esa persona. Sentirá que las cosas de la Biblia son muy
difíciles de entender y perderá el interés. Entonces, no querrá tener más contacto con nosotros.
Esto retrasará la salvación de esa persona por muchos años. Debemos tener temor y temblor
cuando nos relacionamos con la gente (1 Co. 2:3). Debemos decir: “Señor, ¿cómo debo responderle
a esta persona? Ayúdame”.

También debe conocer los versículos bíblicos correspondientes, especialmente los que son
conocidos como los “versículos de oro”. Con seguridad tiene que recordar Juan 3:16, pero además
en Juan 3 hay otros versículos importantes. Los versículos 3 y 5 hablan de nacer de nuevo, de ser
regenerado para poder entrar en el reino de Dios. Usted necesita conocer los mejores versículos
que hablan de Dios, de Cristo, de la sangre de Cristo, de la redención de Cristo y de todas las
verdades cruciales relacionadas con el evangelio. Sus respuestas deben ser concisas y concretas. Es
sencillo para mí entrenarlos a ustedes, pero para ustedes no es tan simple hacerlo. Esto requiere
práctica.

En las reuniones de los grupos vitales, necesitamos dedicar tiempo a estudiar nuestros candidatos
en el evangelio. Después de ir a una persona, debemos contar nuestra experiencia en la reunión de
grupo de la semana siguiente. Entonces debemos acudir al Señor y tener comunión en cuanto a la
manera de proseguir con esta persona.

Debemos recordar que en nuestra labor evangelizadora somos pescadores de hombres (Mt. 4:19), y
la sociedad humana es un gran océano lleno de peces. Ciertos peces pueden ser difíciles de pescar,
así que no debemos gastar nuestro tiempo en ellos. Tenemos que ir al pez que está disponible para
que lo pesquemos. Esta es la razón por la cual necesitamos discernimiento para saber en quiénes
debemos laborar. Indudablemente Dios los ama a todos, pero yo no estoy hablando del amor de
Dios por el mundo; estoy hablando de la manera de “pescar” a la gente en el tiempo limitado que
tenemos.

Debemos tener algo para satisfacer las necesidades de la gente. Si una persona va a una tienda a
comprar algo, y la tienda no tiene lo que quiere, se irá descontenta. Pero si encuentra una tienda
que tiene lo que necesita, seguramente estará contenta. Debemos tener algo que satisfaga las
necesidades de la gente. Además, podemos tener algo, pero ¿sabemos cómo presentar lo que
tenemos? Tenemos que aprender a presentarle las cosas a la gente de tal forma que las puedan
recibir. Tenemos que aprender a presentar la verdad del evangelio de acuerdo con las situaciones
prácticas de nuestra vida diaria. Esto requiere práctica. Para llegar a ser sobresaliente en cualquier
clase de actividad atlética una persona debe practicar continuamente. Nuestro éxito en llegar a las
personas con el evangelio con miras al aumento del Cuerpo de Cristo, depende de nuestra práctica.

Espero que nos prepararemos para venir a la próxima reunión de grupo. Tenemos que venir
preparados con los candidatos del evangelio en quienes sentimos que debemos laborar. Entonces
podemos considerar cómo dirigirnos a ellos para comenzar nuestra labor evangélica conjunta.
Cuando laboramos en algunos, debemos ser consistentes. No debemos esperar que en tres meses
alguien sea salvo y que en medio año otro sea salvo. Puede que los tres por quienes tenemos carga
no sean salvos hasta después de dos años. Quizá anteriormente hayamos estado muy ocupados,
pero no dimos fruto. Debemos orar para tener algunos candidatos definidos. Entonces tenemos
que trabajar en ellos. Debemos aprender a concentrar nuestro esfuerzo con el objetivo de obtener
algunos resultados definitivos.

RESPUESTAS A PREGUNTAS

Pregunta: ¿Sería más beneficioso no invitar a los nuevos a nuestros grupos vitales y pasar un
tiempo con ellos en sus casas primero?

Respuesta: Si los invita o no a los grupos vitales no debe ser una norma, un legalismo. Todo
depende de la necesidad. Tiene que considerar si sería provechoso traer a un nuevo a su grupo
inmediatamente. En ciertos casos sería más seguro que usted fuera con otro hermano a visitarlo
por un tiempo hasta que usted vea que el nuevo está listo para asistir a la reunión de grupo.

Si su vecino es un cristiano receptivo y uno que busca la verdad, usted debe presentarle la verdad.
Inclusive, sería bueno dedicarle algún tiempo para estudiar juntos un libro de la Biblia. Hasta
podría estudiar la verdad de que Dios nos predestinó para filiación, según se ve en el libro de
Efesios. No debe tratar de hacer mucho en una sola ocasión. Tal vez sólo quince minutos con él una
o dos veces por semana sean suficiente. Nada puede convencer a la persona tanto como la verdad,
especialmente si es un verdadero cristiano que buscan la verdad.

Pregunta: Alguien me preguntó qué queremos decir cuando decimos que un creyente en Cristo es
un Dios-hombre. Ellos se preguntaban si esto significa que nosotros somos omnipotentes como
Dios. ¿Cómo debemos responder a esta pregunta?
Respuesta: La Biblia revela que los creyentes en Cristo tienen la vida de Dios (Jn. 3:15-16, 36) y la
naturaleza de Dios (2 P. 1:4) puesto que fuimos hechos hijos de Dios y hemos nacido de Dios (Jn.
1:12-13), pero esto no quiere decir que poseamos Su deidad. Sólo El debe ser adorado. El es
omnipotente, es omnisciente y es el único a quien se debe adorar, no a nosotros. Cuando usted
comparta esto, asegúrese de mencionar algunos versículos en la Biblia que muestren que tenemos
la vida y la naturaleza de Dios.

No sólo le diga que tenemos la naturaleza de Dios. Usted debe leerle 2 Pedro 1:4 para mostrarle
que somos partícipes de la naturaleza divina. Este versículo muestra que nosotros los creyentes
podemos escapar esta edad y su concupiscencia. Los incrédulos no pueden, pero nosotros los
creyentes sí podemos debido a que tenemos la naturaleza santa de Dios. Puesto que tenemos la
naturaleza de Dios, y ésta es santa, nosotros también podemos ser santos y ser guardados de la
concupiscencia de esta era, de la corriente de este mundo. Creo que esa persona recibirá ayuda
cuando se le diga esto. Esto quiere decir que usted alimentará a esa persona.

Ya que amamos al Señor Jesús, debemos darnos cuenta de que tenemos mucho que aprender para
poder ser cristianos adecuados. Para poder aprender adecuadamente necesitamos redimir nuestro
tiempo. Es posible que un hermano llegue a su casa después del trabajo y tenga diez minutos antes
de la cena. El podría usar esos diez minutos para leer 2 Pedro 1:4 con algunas de las notas de la
Versión Recobro del Nuevo Testamento. Mientras una madre cuida a sus niños, puede buscar
oportunidades para abrir su Biblia y leer un versículo. Esta es la forma de aprender. Aprendemos
poco a poco.

Estoy preocupado por su oración, por su experiencia del Espíritu y por su aprendizaje. ¿Desean
verdaderamente aprender? Su tiempo en los grupos vitales es un tiempo valiosísimo para que
usted aprenda. Usted puede aprender con los demás miembros del grupo vital y practicar lo que ha
aprendido. Con su experiencia en los grupos vitales y con el entrenamiento que recibe en estos
mensajes, puede aprender mucho.

Yo entré en una forma práctica al centro de la obra del recobro del Señor en Shanghái en 1933. Dos
años después, el hermano Nee fue a otra localidad para dar unas conferencias. En ellas él dijo que
había un hermano entre nosotros llamado el hermano Lee cuyo progreso en el Señor era como el
de una persona que no solamente estaba corriendo sino volando. Un hermano que estaba en esa
reunión me contó eso quince años después cuando yo estaba ministrando en Manila. Cada vez que
el hermano Nee decía algo que yo no entendía, de inmediato iba a estudiarlo. ¿En realidad está
usted aprendiendo? o ¿viene al ministerio y a las reuniones de entrenamiento a escuchar
solamente? Si es así, no puede asimilar mucho. Debe aprender.

Ya que usted escuchó algo acerca de 2 Pedro 1:4, debe leer este versículo y estudiarlo con la ayuda
de las notas de la Versión Recobro. Tal vez recuerde que este versículo habla de que nosotros
somos partícipes de la naturaleza divina, pero debido a que usted no recuerda todo el versículo, tal
vez no pueda decir mucho. En 2 Pedro 1:4 dice: “Por medio de las cuales El nos ha otorgado
preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”.
Este versículo es verdaderamente precioso. Tener la naturaleza divina de Dios o participar de ella
tiene que ver con escapar de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.
También por medio de las preciosas y grandísimas promesas uno llega a participar de la naturaleza
divina de Dios. Si uno desea participar de la naturaleza divina, debe experimentar las promesas de
Dios.
Necesita conocer el significado de todas estas cosas. Mediante estas preciosas y grandísimas
promesas, uno puede participar de la naturaleza de Dios, gustarla y experimentarla. Este versículo
necesita un mensaje entero para poder exponerlo adecuadamente. ¿Cuáles son estas promesas? La
mayoría de ustedes dirían que no lo saben. ¿Por qué la naturaleza divina tiene tanto que ver con
que nosotros escapemos de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia?
Incluso la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia necesita mucha
explicación. Si usted estudiara este versículo a cabalidad, podría decirle mucho a su compañero de
trabajo al respecto. Entonces usted podría convencerlo. Tiene que dedicarse a conocer la verdad.
No diga que no tiene tiempo. Todos tenemos tiempo. Usted debe aprender a redimir el tiempo.

Pregunta: ¿Qué diferencia hay entre la oración y la petición? ¿Incluye la oración el tener
comunión con el Señor?

Respuesta: La petición es más específica, mientras que la oración es general. Claro que en su
oración y petición, cuando usted empieza a decirle algo al Señor, eso es una especie de comunión.
Tanto la oración como la petición son una especie de comunión. La petición implica que usted
tiene una carga de orar por algunas cosas específicas. Usted tal vez ore por los grupos vitales de
una manera en general. Pero tal vez algunas veces tenga la carga de hacer una petición específica al
Señor en cuanto a los grupos vitales. Quizás separe usted medio día para pedirle al Señor
específicamente para que todos los grupos lleguen a ser vitales. Luego tal vez hasta tenga la carga
de ayunar, y se abstenga de una comida para pedirle al Señor por los grupos vitales. Tal vez tenga
la carga de pedirle al Señor por una sola cosa: “Señor, haz que todos los grupos sean vitales. Hazme
a mí vital”. Las palabras oración y petición son usadas en Efesios 6:18 y Filipenses 4:6. La oración
se menciona primero y luego la petición.

Pregunta: Usted mencionó algunos versículos de oro que necesitamos conocer para poder suplir
la necesidad de la gente. ¿Nos puede mencionar algunos de estos versículos?

Respuesta: Hay muchos de estos versículos en la Biblia, pero vamos a mencionar sólo algunos de
ellos. En cuanto a la existencia de Dios, se debe usar Romanos 1:19-20: “Porque lo que de Dios se
conoce es manifiesto en ellos, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de El, Su
eterno poder y características divinas, se han visto con toda claridad desde la creación del mundo,
siendo percibidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. Esta porción de
las Escrituras sobresale porque le demuestra a la gente que Dios existe. La creación es una
evidencia contundente de la existencia de Dios. Uno no puede ver a Dios, por lo tanto no sabe uno
si Dios existe, pero sí se puede ver Su creación. En la creación se puede ver el poder eterno y las
características divinas. Por la belleza de la creación, Dios debe de ser un Dios de belleza. Dios creó
muchas cosas vivientes, por lo tanto El debe de ser un Dios de vida. Dios es viviente. Esta es una de
las características de Dios.

El mejor versículo que se relaciona con la redención de Cristo es Romanos 3:24: “Siendo
justificados gratuitamente por Su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Este
versículo sobre la redención de Cristo debe leerse también con los versículos 25 y 26. El versículo
25 habla de Cristo como el propiciatorio, que se refiere a la tapa, la cubierta, del arca que estaba en
el Lugar Santísimo. La tapa o cubierta del arca es tipo de Cristo. Sobre Cristo, Dios nos justifica y se
encuentra con nosotros. Sobre Cristo, Dios habla con nosotros, porque la cubierta del arca era el
lugar donde Dios se encontraba con el hombre. Ahí oramos a Dios y ahí Dios nos contesta.

Los mejores versículos acerca de la justificación se encuentran en Romanos y en Gálatas. Romanos


3:20 dice: “Ya que por las obras de la ley ninguna carne será justificada delante de El”. Gálatas 2:16
también dice: “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley”. Estos son los
mejores versículos desde el punto de vista negativo, mientras que Romanos 3:24 es el mejor
versículo desde el punto de vista positivo.

El mejor versículo acerca de la sangre preciosa de Cristo es 1 Pedro 1:19. Este es el único versículo
que se refiere a la sangre de Cristo como “la sangre preciosa”. Los mejores versículos sobre el
Espíritu que mora en uno son Romanos 8:9 y 11.

Juan 3:16 es el mejor versículo que nos dice que cuando creemos en el Señor Jesús recibimos la
vida eterna. También debemos darnos cuenta de que los versículos del 14 al 16 de Juan 3 nos
enseñan que Cristo fue crucificado para que recibiéramos vida eterna. Los versículos 14 y 15 dicen:
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea
levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Cuando usted
lee este versículo, debe hacer énfasis en la palabra para. El Hijo del Hombre fue levantado para
que todo aquel que en El crea tenga vida eterna. Si usted no cree que el Señor Jesús murió en la
cruz por usted, nunca podrá tener vida eterna.

Los Testigos de Jehová entrenan a sus seguidores con muchos versículos a fin de difundir su
herejía. Ellos distorsionan los versículos que hablan de la deidad de Cristo porque no creen que
Cristo es Dios. Romanos 9:5 dice: “De quienes son los patriarcas, y de los cuales, en cuanto a lo que
es según la carne, vino el Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”.
Todos nosotros reconocemos que estas palabras se refieren a la deidad de Cristo. Cristo es Dios, el
cual es sobre todas las cosas y bendito por los siglos. No obstante, los Testigos de Jehová cambian
la puntuación y el orden de las palabras en este versículo para cambiar su significado. Ellos
entrenan a su gente muy particularmente en Romanos 9:5 a fin de comprobar que Cristo no es
Dios. Ellos también distorsionan Juan 1:1 que dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios, y el Verbo era Dios”. Por medio de su distorsión ellos enseñan la gran herejía de que Cristo
no es Dios. Los Testigos de Jehová creen esto firmemente. Ellos entrenan a sus seguidores con
muchos versículos. Si ellos hacen esto, nosotros debemos hacer lo mismo con respecto a las
verdades divinas. Debemos ser entrenados con los versículos para poder mostrar la verdad de que
Cristo es Dios y enseñar todas las preciosas verdades divinas de la economía neotestamentaria de
Dios.

Los mejores versículos que tienen que ver con la salvación por la vida de Dios son Romanos 5:10 y
17. El versículo 10 dice que fuimos reconciliados por la muerte de Cristo, y que seremos salvos en
Su vida. El versículo 17 nos muestra que seremos salvos por la vida de Dios a tal punto que
reinaremos en vida.

¿Cómo podemos demostrar con versículos de la Biblia que el árbol de la vida es una figura de Dios?
Primero necesitamos leer Salmos 36:9 que dice: “Porque contigo [con Dios] está el manantial de la
vida”. Génesis 2:9 habla del árbol de la vida. En Juan 14:6a el Señor Jesús dijo: “Yo soy ... la vida”,
y en 10:10 El dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
Además, Jesús nos dijo en Juan 15:1 que El era un árbol, una vid. Por medio de estos versículos
usted puede demostrar que el árbol de la vida debe de representar a Dios corporificado en Cristo.

Recientemente alguien que aprecia los mensajes del Estudio-vida del libro de Génesis me hizo unas
preguntas. Génesis 3 dice que Dios vino a buscar a Adán y que hizo unas vestiduras de piel y los
vistió a él y a su esposa (v. 21). Esta persona preguntó si Dios estaba vestido o no cuando El vino a
buscar a Adán. ¿Cómo contestaría usted tal pregunta? Usted debe decirle que Dios estaba en Su
gloria, y que Su gloria era Su vestidura. En Isaías 6 Dios estaba sentado en el trono con una túnica,
y esa túnica era Su gloria (vs. 1, 3; cfr. Jn. 12:41 y nota 1). Además, cuando Dios visitó a Abraham
en Génesis 18, El se le apareció como un hombre con vestidura de hombre. Estas preguntas nos
muestran que necesitamos dedicar tiempo a aprender la Biblia, para poder darles el suministro a
los nuevos.

Esta persona también hizo otra pregunta relacionada con Génesis 3. Después de la caída del
hombre Dios dijo: “He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal” (v. 22).
Por lo tanto, Dios cerró el camino al árbol de la vida. Esta persona dice que por una parte Dios
quiere que seamos como El, pero por otro lado parece que Dios no nos permite ser como El.
Además dijo: “¿No habría sido mejor que Dios hubiera permitido que el hombre comiera del árbol
de la vida después que éste cayó? Entonces el árbol de la vida entraría en el hombre caído para
pelear en contra de su naturaleza caída”. El preguntó por qué Dios no hizo esto. ¿Cómo
respondería usted a tal pregunta? (Véase Estudio-vida de Génesis, mensaje 21, pág. 290, para
saber la razón por la cual Dios cerró el camino al árbol de la vida después que el hombre cayó).
Esto nos muestra que para ayudar a otros, se necesita mucha instrucción. De otra manera, uno sólo
podría decirles que no sabe.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE VEINTITRES

LLEVEMOS FRUTO Y TENGAMOS


UNA VIDA DE ORACION APREMIANTE

En este mensaje queremos considerar el propósito de los grupos vitales. Muchos de los grupos se
han estado reuniendo para orar fervientemente y han estado laborando por casi siete meses, pero
¿qué es lo que se ha obtenido? La situación exterior entre nosotros no parece ser muy alentadora
debido a que aún no hemos visto resultados concretos. Los santos del libro de Hechos oraron
juntos por diez días. El resultado fue el derramamiento del Espíritu (2:2-4), y tres mil fueron
añadidos a la iglesia (v. 41). Es posible que nosotros esperemos un resultado similar después de
orar juntos por un corto período de tiempo. Tal vez nos desalentemos ya que aún no hemos visto
mucho resultado.

LO QUE EL SEÑOR DIJO EN MATEO, MARCOS Y LUCAS


EN CUANTO A LA PREDICACION DEL EVANGELIO

Necesitamos considerar lo que nos dijo el Señor en los Evangelios en cuanto a predicar el evangelio
y a obtener el aumento. Al final de Mateo, el Señor nos mandó que fuéramos e hiciéramos
discípulos a las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
(28:19). Al final de Marcos, El nos mandó que fuéramos por todo el mundo y proclamáramos el
evangelio a toda la creación (16:15). Marcos nos dice que la predicación del evangelio llevada a
cabo por los discípulos iría acompañada de milagros (vs. 17-18). Al final de Lucas, el Señor les dijo
a los discípulos que esperaran en Jerusalén hasta que fueran investidos de poder desde lo alto
(24:49). Entonces tendrían el impacto para que la gente recibiera el evangelio del perdón de
pecados (v. 47).

LA VISION DE DAR FRUTO


EN EL EVANGELIO DE JUAN

Nosotros tal vez esperemos el mismo poder y los mismos resultados instantáneos en nuestra labor
del evangelio, pero necesitamos ver lo que dice el Evangelio de Juan. Al final de Juan no hay una
exhortación a predicar el evangelio, como ocurre en los evangelios sinópticos. El último capítulo de
Juan describe una situación en la cual Pedro estaba desanimado. Debido a su desaliento, se fue a
pescar, o sea que regresó a su antiguo oficio (21:3). Cuando tomó la iniciativa de ir a pescar, los
demás discípulos lo siguieron. Ellos pasaron toda la noche sin pescar nada, pero a la mañana
siguiente el Señor se les apareció repentinamente y les dijo que echaran la red a la derecha de la
barca. Cuando ellos lo hicieron, pescaron una gran cantidad de peces (v. 6).

Juan nos dice que pescaron ciento cincuenta y tres peces (v. 11). Pero sin estos peces, y aún estando
en tierra, donde no hay peces, el Señor preparó pescado y pan para Sus discípulos (v. 9). En Juan
21 el Señor no les mandó a los discípulos que fueran a hacer discípulos de las naciones. El los
estaba entrenando para que tuvieran fe en El en cuanto a su vivir. Lo primero que el Señor les dijo
fue: “Hijitos, ¿tenéis algo de comer?” (v. 5). Esto muestra que El cuidaba de su diario vivir, de lo
necesario para cada día.

Después de que se hubieron desayunado, el Señor le preguntó a Pedro tres veces si le amaba. Pedro
no fue tan atrevido en contestar como lo había sido antes de la crucifixión del Señor, cuando dijo
que nunca negaría al Señor. Pedro respondió diciéndole al Señor que lo amaba y finalmente dijo:
“Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo” (v. 7). Después de las repuestas de Pedro a Sus
preguntas, el Señor le mandó que alimentara Sus corderos, pastoreara Sus ovejas y alimentara Sus
ovejas (vs. 15-17). Esta es la manera en que el Evangelio de Juan nos dice cómo producir el fruto
permanente del evangelio.

Juan habla directamente acerca de llevar fruto, pero no lo hace al final del Evangelio sino en el
capítulo 15. En el versículo 16 el Señor dijo: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo los elegí a
vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca”. Juan no habla
de predicar el evangelio como lo hacen los otros Evangelios. El habla de llevar fruto. La vid da fruto
una sola vez al año. Si uno quiere fruto de la vid, no puede orar y tener mucho fruto a la mañana
siguiente. Eso sería un verdadero milagro, pero ésa no es la forma en que la vid lleva fruto. Si uno
mira la vid hoy, parece ser que está igual que ayer, porque la temporada de llevar fruto todavía no
ha llegado. Además de no tener fruto, tal vez ni siquiera tenga flores.

En la vida cristiana la verdadera producción de fruto es igual a la de la vid. Es anual y de acuerdo a


la temporada. El período que precede a la temporada de producir fruto es una prueba para uno. Tal
vez usted piense que está esperando llevar fruto y que esta espera es una pérdida de tiempo. Pero si
le pregunta a la vid, ella le diría que no es una pérdida de tiempo; es parte del período de
producción. La vid está en la etapa de producción aun el invierno, y finalmente, a su tiempo, el
fruto aparecerá.

Juan 15 es un capítulo muy valioso y profundo en la Biblia. Algunos maestros de la Biblia enseñan
que este capítulo únicamente habla de permanecer en el Señor. Pero en realidad Juan 15 hace
hincapié en llevar fruto. Permanecer no tiene el único propósito de permanecer; el fin es llevar
fruto. Si uno permanece en el Señor toda la vida pero no lleva fruto, tal permanencia no significará
nada. El énfasis de Juan 15 no es en permanecer. La clave es permanecer, pero el énfasis es llevar
fruto. Podemos llevar fruto cuando permanecemos en el Señor.

Cuando el pámpano permanece en la vid, tiene una vida que experimenta muchas condiciones: la
luz del sol, el viento, la lluvia, el calor y el frío. En otras palabras, permanecer en el Señor es vivir
una vida en El pasando por todo tipo de sufrimientos. En realidad la vid sufre día y noche durante
la temporada en que lleva fruto hasta la producción del mismo (véase el himno #635 en Hymns).

No fue por nuestra decisión que llegamos a ser pámpanos de Cristo, la vid verdadera. El Señor dijo:
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto...” (Jn. 15:16). La
palabra puesto es una palabra llena de significado. El Señor no solamente nos nombró o dispuso
algo para nosotros, sino que nos ha puesto. Este es nuestro destino. El destino de quienes aman a
Cristo es llevar fruto.

Según Juan 15, llevar fruto no es un asunto fácil (vs. 18-25). La vid sufre durante muchos meses
hasta que llega la temporada de llevar fruto. Después de cosechar el fruto de la vid, la vid entera es
deshojada. En el invierno la vid aguanta el frío y la nieve hasta el comienzo de la primavera. Es
entonces cuando una vez más comienza a producir fruto. El proceso de producir fruto conlleva el
sufrimiento del calor del sol, del viento y de la lluvia. Además, el Cantar de los Cantares habla de
“las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas” (2:15). A las zorras les gustan las
uvas tiernas de la vid. Este cuadro debe dejar una profunda impresión en nosotros. La vid sólo
puede producir fruto en su temporada, pasando por mucho sufrimiento. Es posible que alguien
quiera fruto de la vid inmediatamente, pero la vid no puede producirlo sino hasta que su
temporada llegue después de pasar por sufrimientos.

Desde 1984 he hablado de la necesidad que tenemos de producir fruto para el incremento del
Señor, pero la mayoría de los santos esperan resultados instantáneos. Piensan que pueden orar por
corto tiempo, y que entonces el Señor soberanamente arreglará todo para que ellos se encuentren
con alguien que será salvo y añadido a la iglesia. En Taipéi nosotros conocimos medio millón de
hogares y bautizamos treinta y ocho mil personas en menos de diecisiete meses, pero de esto no
vimos mucho fruto que permaneciera.

Si George Müller estuviera aquí, nos diría que dar fruto no es algo rápido. El hizo una lista de
personas y oró diariamente por ellas hasta que cada una fue salva. En su autobiografía él dice que
todavía había una persona por quien él estaba orando que no era salva. Pero después de su muerte
el Señor salvó a esta persona. Debemos ver que el llevar fruto es un asunto de temporada. Es igual
que engendrar hijos. Una vez que una mujer concibe, tiene que esperar nueve meses para dar a luz.
Ella no puede decidir el tiempo del nacimiento.

No debemos pensar que los siete meses que hemos estado reuniéndonos en los grupos vitales han
sido una pérdida de tiempo. Debemos recordar que llevar fruto depende de la temporada
adecuada. Por otro lado, es posible que algunas vides no produzcan fruto por una u otra razón.
Esto quiere decir que la vid vivió en vano por un año sin producir fruto. La vid no produjo fruto
porque vivió mal. Si producimos fruto o no al final del año, va a depender de la manera en que
vivamos en estos próximos meses.

SEAMOS PERSONAS VITALES, VENCEDORES,


PERSONAS DE ORACION CON UNA VERDADERA CARGA
POR LA ORACION, PARA RESCATAR A LA IGLESIA
DE SU DEGRADACION

Necesitamos recordar que nuestros grupos deben ser grupos vitales. La Biblia habla de personas
vitales. ¿Qué es un vencedor? Un vencedor es una persona vital. Entonces, ¿qué es ser vitales para
poder ser vencedores? Una persona vital, un vencedor, es una persona que ora. Usted debe tener
una carga genuina por la oración genuina. Recientemente les dije a unos colaboradores que su
oración no era producto de una carga. Si nos reunimos únicamente para enunciar en voz alta
algunas frases, ¿es esto tener carga por la oración? Esto es una formalidad; no pasa de ser una
actuación formal.

En un mensaje anterior vimos que el hermano Nee dijo que no debemos ofrecer ninguna oración
que no sea genuina. Muchas de las oraciones que hacemos no son en realidad oraciones. Son frases
reiterativas que proceden de nuestra tradición. La carga genuina de la oración no es hacer una
composición. Cuando el ciego oró al Señor, no hizo una oración elaborada. Cuando el Señor Jesús
le preguntó qué quería, el ciego dijo: “Señor, que reciba la vista” (Lc. 18:41). Esta es una oración
genuina que procede de una carga genuina. El tenía la carga de tocar a Jesús para poder ver, y el
Señor contestó su oración. Sin embargo, nuestras oraciones no son así. Nuestras oraciones,
inclusive nuestras oraciones personales, son en su mayoría formas religiosas y una actuación.

Entonces nos podemos preguntar: “¿Cómo podemos tener carga para orar?”. Esto depende de la
misericordia del Señor. No puedo olvidarme de los grupos vitales, porque ésa es mi carga genuina.
No puedo olvidarme del recobro del Señor porque ésa es mi carga. Yo siempre tengo que orar al
Señor por Su recobro. Cuando oro y clamo “Oh Señor, Tu recobro”, esto proviene de una carga.
Una vez que comenzamos a orar por el recobro, nos damos cuenta de que no podemos terminar
nuestra oración. Hay muchos lugares y personas por las cuales tenemos que orar. Tenemos que ser
vitales, y ser vitales equivale a tener una carga genuina de oración. Es necesario que entre nosotros
haya una oración genuina. La carga por la cual los grupos vitales deben orar es ésta: “Señor, la
iglesia necesita el aumento adecuado”.

Por causa de algunos rebeldes que estuvieron entre nosotros, nuestro número de miembros bajó y
nuestra moral fue arruinada. Si amamos la iglesia, debemos estar desesperados por orar, aun orar
ayunando. Nuestras reuniones deben estar llenas de oraciones genuinas, no de oraciones formales.
Debemos orar así: “Señor, no podemos seguir adelante sin el aumento adecuado, en especial entre
los caucásicos”. Esta clase de oración es una oración genuina. No debemos reunirnos dentro de
cierto horario tan sólo por cumplir un compromiso. La oración de algunos entre nosotros es muy
tradicional. Ellos no tienen carga ni desesperación en sus oraciones. Tenemos que estar
desesperados. Que los grupos vitales sigan adelante para ganar el aumento debe ser un asunto de
vida o muerte entre nosotros. Aun si no tenemos una reunión programada, deberíamos tener la
carga de reunirnos para orar.

Recientemente consulté con algunos de los grupos para saber lo que estaban haciendo, pero nadie
me dijo que estaban orando desesperadamente por los grupos vitales. Me hablaron de otras
actividades en sus grupos. Cuando oí esto, me preocupó que estaban convirtiendo los grupos en
algo que no es vital. La vitalidad no está en lo que se hace; está en la oración. Si alguien les
pregunta qué están haciendo en sus grupos, sería maravilloso oírlos decir: “No podemos vivir sin la
oración. Estamos desesperados junto con el Señor. Todos oramos. Solamente tenemos tiempo para
orar”. Esto es lo que me gusta oír. Debe haber oración vital con una carga vital.

Para tener los grupos vitales, nosotros primero tenemos que ser vitales. Necesitamos orar
desesperadamente diciendo: “Señor, te pedimos que, cuando llegue la temporada, nos des a cada
uno de nosotros dos personas que sean fruto que permanezca. De otra manera, no podremos seguir
adelante”. Tenemos que orar insistentemente hasta que el Señor conteste nuestra oración. No
debemos desanimarnos ni desilusionarnos; debemos tener la plena certidumbre de que El
cumplirá Su palabra. Es por esto que El nos dijo que nos escogió y nos puso para que llevásemos
fruto y que nuestro fruto permaneciera.

Si ustedes hacen esta clase de oración con una carga, cada vez que oren obtendrán el Espíritu.
Serán llenos interiormente del Espíritu y el Espíritu será derramado sobre ustedes. Nuestras
reuniones no deben ser una actuación vana, sino reuniones llenas del Espíritu. Nuestro
entrenamiento de los grupos vitales no es una reunión común. Esta es una reunión en la cual los
vencedores rescatan la iglesia de su degradación. Si los grupos vitales fracasan, no habrá forma de
que el Señor haga algo.
Recientemente un hermano me dijo que los grupos vitales en verdad producen resultados. Sin
embargo, me pregunto si en realidad ese hermano sabía de qué estaba hablando. Si los grupos
vitales producen resultados o no, depende de cuánta oración se tenga. Al orar tendrán el Espíritu;
serán personas llenas del Espíritu según lo dicho en Hechos 13:52: “Y los discípulos estaban
llenos ... del Espíritu Santo”. Si usted es una persona de oración, será una persona que vive, camina
y obra en su espíritu; no será tan liviano ni hablará fácilmente de otros. Será muy limitado y
restringido en su espíritu.

Entonces tendrá la carga genuina de producir fruto. Tendrá contacto con otros, y este contacto será
diferente de todos los contactos del pasado. Si usted es vital, sus contactos sentirán que dentro de
usted hay algo genuino. De otra manera, las personas con quienes usted tenga contacto no
recibirán nada. Si es vital, algo de vida será suministrado a aquellos con quienes tenga contacto.

A estas alturas deberíamos tener en nuestra mira y en nuestras oraciones algunos candidatos para
el evangelio. Debemos de tener la certidumbre de que para fines del año, tendremos uno o dos que
sean fruto que permanezca. Pero todo esto depende de la manera en que usemos estos próximos
meses. La temporada para llevar fruto no es ahora sino en los meses venideros. Tenemos que
laborar. El nacimiento de un ser humano requiere nueve meses después de haber sido concebido.
La vid se tarda como un año para producir fruto. Estas son las leyes en la naturaleza según la creó
Dios. Incluso Dios, cuando se encarnó, permaneció en un vientre humano por nueve meses. El
guardó la ley que El había establecido en la naturaleza.

Espero que mi palabra sea de ánimo para todos nosotros. Debemos estar desesperados por los
intereses del Señor en esta tierra. Este es nuestro destino. Debemos aspirar a ser vencedores para
rescatar a la iglesia de su degradación. En el Nuevo Testamento no hay un versículo que nos diga
que cuanto más cercana está la venida del Señor, mejor será la iglesia. No existe tal cosa. Al
contrario, cuanto más cercanos estamos a la venida del Señor, más se degradará la iglesia. La
victoria será de los vencedores. Ellos serán arrebatados temprano, y serán los que lleven esta era a
la consumación. Esta era sólo será consumada por causa de los vencedores. Por supuesto, todavía
necesitamos la vida de iglesia. Nadie puede ser vencedor sin la vida de iglesia. Si usted se aísla y
descuida la iglesia no habrá forma de que sea un vencedor.

El libro de Jueces nos muestra que Israel llegó a la degradación máxima. Pero aun la degradada
nación de Israel mantuvo un pedazo de tierra a la cual Cristo pudo venir a pisar. Sin la degradada
nación de Israel, aquel pedazo de tierra no habría estado allí. Además Israel produjo a Booz y a
Rut, quienes produjeron a Obed, quien a su vez engendró a Isaí, el padre de David (Mt. 1:5-6).
También Israel produjo otra pareja, María y José, para producir a Cristo. La iglesia puede ser
derrotada, pero Dios nunca puede ser derrotado. El tiene Su manera de obrar. Nosotros todavía
necesitamos la vida de iglesia, que nos mantiene en la vida vencedora, pero no deberíamos estar
satisfechos con sólo estar en la iglesia. Estar en la iglesia es un cosa, pero estar en la iglesia y ser un
vencedor es otra cosa.

Los grupos vitales necesitan vencedores. Aun los mismos grupos vitales necesitan otros grupos
vitales de entre ellos para ser rescatados. Después de una pequeña degradación ya no somos
vitales. Usted no puede ser vital sin oración, sin estar en el Espíritu Santo y en su espíritu humano.
No piense que si usted asiste a todas las reuniones de los grupos vitales usted será vital. Ser vital
depende de si usted es vital en orar en el Espíritu Santo y en su espíritu humano.

UNA PALABRA EN CUANTO A LOS BAUTISMOS


Y AL CUIDADO DE NUESTROS CANDIDATOS
PARA EL EVANGELIO
Ahora me gustaría dar una palabra con respecto a los bautismos de nuestros candidatos para el
evangelio. Yo pienso que no es prudente bautizar a los nuevos apresuradamente, especialmente a
los caucásicos. Si los bautizamos ligeramente, eso los echará a perder. Tenemos que buscar la
dirección del Señor en este asunto. Quizás podríamos preparar una reunión de bautismos en el día
del Señor para hacer de su bautismo un asunto más solemne. Entonces podríamos traer aquellos
que están verdaderamente maduros para el bautismo y bautizarlos en una reunión más solemne.

Si usted cree que algunos de sus candidatos pueden ser traídos a la vida de iglesia por medio de la
reunión matinal del día del Señor, puede hacerlo, pero tiene que hacer que la reunión sea
comprensible para ellos. Traer a los chinos es fácil hasta cierto punto hoy en día, especialmente
aquellos que vienen de la China continental. Sin embargo, no podemos esperar que esto suceda con
los caucásicos típicos. Estos, en su gran mayoría, analizan mucho las cosas. Es posible que tengan
una cultura religiosa, pero no quieren ir a su propia denominación porque no los satisface. Algunas
denominaciones están llenas de gente anciana y no tienen miembros de mediana edad. Muchas
personas de edad mediana no se reúnen regularmente en un lugar, sino vagan y viajan de iglesia en
iglesia. Pero algunos de ellos todavía tienen un corazón que busca. Si usted les presenta algo real de
Cristo, ellos serán atraídos. Pero usted debe tener cuidado de no darles la impresión de que está
envuelto en alguna formalidad religiosa. De otro modo, ellos estarán prejuiciados. Constantemente
tiene que mantenerlos en el sentir de que les está suministrando algo realmente espiritual de
Cristo. Eso los convencerá y los preservará.

Tal vez sea más fácil traerlos a Cristo pero mucho más difícil traerlos a la vida de iglesia. Usted
debe esperar pasar mucho tiempo en oración y laborando por ellos. Este año usted puede traerlos a
Cristo pero tal vez éste no sea el tiempo oportuno para traerlos a la vida de iglesia. Quizá usted
tenga que esperar un tiempo para esto. No hay necesidad de estar ansiosos y apurados en cuanto a
su bautismo o a su participación en la vida de iglesia. Debemos tener en mente que los grupos
vitales necesitan ganar a los caucásicos típicos laborando y orando mucho.

Para concluir les recomiendo que le canten y oren al Señor Himnos, #135:

1. Sin la sangre y su limpieza


    No se puede unción tener;
Sin pasar por el Calvario,
    No habrá Pentecostés.
Si la sangre no nos limpia
    No hay poder espiritual,
Si queremos ser testigos
    Hoy la cruz hay que llevar.

    Por la cruz, mi buen Señor,


    Haz mi alma fenecer;
    Cualquier precio pagaré
    Para plena unción tener.

2. Si no se golpea la Roca,
    Agua viva no saldrá;
El Espíritu sin muerte
    No se manifestará.
Si morimos hoy con Cristo,
    Para todo así perder,
Salvaremos este mundo
    Al vestirnos Su poder.

3. Sigue al altar el fuego,


    No hay ganancia sin perder;
Si no se ofrece el todo
    Nunca el trono se ha de ver.
Si hay un sacrificio vivo
    Para a Dios obedecer,
Se verá comprometido
    Desplegando Su poder.

4. Hay que preparar los vasos


    Para Aceite contener;
Al cavar por fe las zanjas,
    El la Lluvia ha de verter.
Sólo el Jordán pasando
    La unción nos cubrirá;
Bautizados en Su muerte,
    La Paloma bajará.

5. Cuando vemos la cosecha


    Tan dorado en su esplendor,
Nos recuerda las semillas
    Que la tierra consumió.
Antes que florezca el fruto
    A la muerte hay que ir;
Si el Espíritu queremos
    Hoy con Cristo hay que morir.

6. Ya que por Tu senda estrecha


    Sólo debo caminar,
Oh Señor, rompe mi orgullo,
    Para en obediencia andar.
No por más poder te pido,
    Sino en Tu muerte estar,
Y que en mí la Cruz opere
    Tan profunda realidad.
7.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE VEINTICUATRO

LLEGUEMOS A SER VITALES


PARA IR A VITALIZAR A OTROS

LA MANERA ORDENADA POR DIOS


Para 1984 el recobro había llegado al punto de estar adormecido. En ese entonces sentí la carga de
ir a Taiwán a estudiar nuestra situación. Estaba haciendo lo posible por que entráramos en la
manera ordenada por Dios, la forma bíblica de reunirnos y servir para la edificación de la iglesia
como Cuerpo de Cristo. El Señor claramente nos mostró, a través de cinco años de estudio, desde
1984 hasta 1989, la manera ordenada por Dios.

Inventamos la expresión la manera ordenada por Dios, y vimos que dicha manera, la cual está
revelada en las Escrituras, consta de cuatro etapas: engendrar, alimentar, perfeccionar y edificar.
Debemos engendrar, producir, nuevos creyentes. Luego debemos alimentarlos para que puedan
crecer. Después debemos perfeccionarlos, no por medio de un maestro, sino por la enseñanza
mutua en los grupos. En los grupos todos son maestros y cada maestro es un estudiante. Por la
enseñanza mutua en los grupos, los nuevos son perfeccionados para la obra del ministerio como se
ve en Efesios 4:12. Esto los capacita para profetizar, es decir, para hablar por el Señor con miras a
la edificación de la iglesia. Por medio de estas cuatro etapas tomamos la manera ordenada por
Dios, pero ¿cómo las ponemos en práctica? Nos dimos cuenta de que sólo podemos llevar a cabo
estas cuatro etapas por medio de los grupos vitales.

En 1949 empezamos a laborar en Taipéi con unos trescientos o quinientos santos. En menos de
cinco años aumentamos a cincuenta mil. Durante ese período, sentí que necesitábamos los grupos.
Tener salones sólo para la obra en los distritos no era adecuado; por lo tanto, organizamos los
grupos. Decidimos tener veinte santos por grupo, pero los grupos aumentaron de cincuenta a
sesenta santos y de sesenta a setenta. Algunos incluso llegaron a cien. Los líderes de los grupos
eran los más activos en la vida de iglesia.

Sin embargo, de 1958 a 1984 la iglesia de Taipéi fue dejando gradualmente la práctica de reunirse
en grupos, e inconscientemente se desviaron y se concentraron en el mensaje dado en la reunión
del día de Señor, donde una sola persona habla y los demás escuchan. En cada salón había un
predicador que se ocupaba del mensaje de la reunión. Poco a poco nos habíamos desviado de la
práctica de las reuniones de grupo a una especie de culto dominical en el que teníamos un orador.

Tenemos que darnos cuenta de que la mejor y más grande ventaja de las reuniones de grupo es que
fomentan que todos funcionen. Nuestros grupos vitales aún no han llegado al nivel donde cada uno
funciona de acuerdo con la manera ordenada por Dios en sus cuatro etapas: engendrar, alimentar,
perfeccionar por la enseñanza mutua, y profetizar para la edificación de la iglesia.

Después que se publicó la verdad acerca de las reuniones de grupo, las iglesias intentaron poner
aquello en práctica. Pero lo que obtuvieron finalmente no fueron los grupos vitales, sino en su
mayoría grupos adormecidos. Pude ver claramente en mi interior que para poder salir de nuestra
condición adormecida debíamos hacer hincapié en la práctica de las reuniones de los grupos
vitales.

UN GRUPO VITAL ES VIVO Y ACTIVO

Recientemente sentí la carga de usar la expresión grupos vitales. Mi entendimiento al usar la


palabra vital es que un grupo vital es un grupo vivo y lleno de actividad. Es posible que usted sea
una persona avivada, pero si no sabe tomar la iniciativa, usted no es vital. Los niños de cinco a siete
años de edad son vitales porque están llenos no sólo de vida sino también de actividad. En el
campo espiritual, tal vez seamos avivados pero tal vez no seamos vitales debido a que no estamos
vivos ni llenos de actividad. Ser vitales es estar llenos de vida y ser muy activos, es estar llenos de
actividad. Los grupos vitales son grupos que están llenos de vida y de actividad. Si los santos que
tienen la carga de estar en los grupos vitales no se mueven, si no actúan, en ninguna reunión, la
iglesia no puede avanzar.

LA MANERA DE LLEGAR A SER VITALES

Hemos dejado en claro que la manera de producir los grupos vitales es que cada uno de nosotros
debe tomar la iniciativa para ser vital. Para poder ser vitales, primeramente necesitamos tener
comunión de manera detallada con el Señor. Luego esa comunión hará que nos demos cuenta de
que somos totalmente pecaminosos. Entonces seremos llevados a tener una confesión minuciosa
de nuestros pecados. Espontáneamente nos consagraremos de nuevo. Oraremos así: “Señor, hoy
me quiero consagrar a Ti de nuevo”. Esto nos conducirá a una vida de oración. Nadie puede orar
sin cesar a menos que haya alcanzado esta etapa. Cuando pasamos por las etapas de comunión,
confesión y consagración entramos a una vida de oración. Es en esta vida de oración donde oramos
para estar en el Espíritu, el Espíritu esencial, el Espíritu económico, el Espíritu todo inclusivo.
Luego aprendemos a seguir a este Espíritu ejercitando nuestro espíritu. Si hacemos esto seremos
verdaderamente vitales. En realidad, todo esto es revelado en el Nuevo Testamento, especialmente
en las epístolas de Pablo.

Los vencedores son los miembros vitales. Si leemos las siete cartas a las iglesias en Apocalipsis 2 y
3, podemos ver que los vencedores son vitales. En la economía de Dios son los vencedores los que
le proporcionarán a Dios el camino para consumar esta edad, para traer a Cristo de regreso y para
recobrar Su título y derecho sobre la tierra con el reinado de Cristo. Cristo va a reinar y los
vencedores reinarán con El como Sus correyes. Debemos recordar que ser vitales es vencer.

Cuando somos vitales, tenemos la carga de llegar a otros. Esto no será algo que hagamos solamente
porque los ancianos lo decidieron. Es posible que los ancianos dividan a los santos de la iglesia en
grupos y los llamen grupos vitales, pero tal vez sean grupos inactivos. Si únicamente organizamos a
los santos en grupos y los llamamos grupos vitales, esto es una mera formalidad; es sólo un
movimiento. Con el tiempo, estos grupos serán igual que los de antes. Esta no es la manera de
tener los grupos vitales. Tenemos que dejar eso y seguir el camino vital.

No seremos vitales a menos que pasemos por las etapas de comunión, confesión de pecados,
consagración, vida de oración y ser llenos del Espíritu. También necesitamos una comunión cabal e
íntima el uno con el otro. Quizá nos reunamos en grupos, pero aun en ese caso es posible que no
tengamos este tipo de comunión y que seamos muy reservados. Nos abrimos hasta cierto punto
pero de ahí no pasamos. Nos gusta cubrir y esconder muchas cosas acerca de nosotros. Como
resultado, no existe una comunión completa. Cuando no hay una comunión completa, no hay una
compenetración completa. Entonces no vemos ni intercesión, ni cuidado, ni pastoreo mutuos y
apropiados. Esto demuestra que no somos tan vitales.

TOMEMOS MEDIDAS PARA RELACIONARNOS


CON LOS SANTOS QUE NO ESTAN EN LOS GRUPOS
Y QUE AUN NO SON VITALES

Durante el transcurso de mi ministerio, nunca he tenido tanta carga como la que tengo en estos
días acerca de la manera de proseguir con iglesia. Recientemente tuve la certeza de que debemos
comenzar a actuar, sin preocuparnos por si estamos preparados adecuadamente o no. Si no existe
una carga para obrar, es difícil tener una carga para orar. Lo primero que debemos hacer es ir a los
santos que no están actualmente en los grupos. Algunos de los santos tal vez sean débiles y de
bastante edad, y no tengan la capacidad de participar mucho ni de estar en los grupos vitales. A
ellos no debemos hablarles primero; debemos ir a los que sentimos que pueden llegar a ser vitales
y que pueden venir a nuestro grupo vital. El primer paso que debemos tomar no es ir a los
pecadores incrédulos, ni a nuestros familiares o vecinos, sino a los miembros que se reúnen y que
aún no son vitales. Debemos orar y escoger a alguien con quien nos podamos relacionar.

Puede ser que también sintamos la dirección del Señor de ir a recobrar a algunos hermanos
descarriados. Algunos de nosotros deben tomar la carga de recobrarlos y de hacerlos vitales. Para
recobrar a un hermano descarriado, no debemos hablar mucho; debemos ir a visitarlo una y otra
vez. Debemos estar preparados para emplear un año en recobrar a una persona. En estos días
necesitamos ir a los que pueden llegar a ser vitales, incluyendo a algunos de los que están
descarriados. Es posible que cuando ellos lleguen a ser vitales, sean más vitales que nosotros.

Cada uno de nuestros grupos tiene un promedio de ocho personas. Cuando usted trae a uno a su
grupo, esto no quiere decir que éste ya está vitalizado. El aún no está vitalizado, pero quizá a él le
guste venir a la reunión de grupo vital. Cuando traemos a otros a que se unan a nuestro grupo y
nuestro grupo llega a tener diez santos, debemos dividir nuestro grupo en dos grupos de cinco cada
uno.

Algunas veces la persona apropiada puede revivir a otro al hablar con él una sola vez. Puede ser
que un hermano haya estado laborando por tres años en un hermano descarriado sin que nada
haya acontecido. Sin embargo, otro puede ir a ese hermano descarriado y tal vez éste desee ir a la
reunión de grupo debido simplemente a ese contacto.

Anteriormente dijimos que necesitamos considerar y esperar que el tiempo sea oportuno para traer
a los nuevos a la reunión de grupo. En estos días yo pienso que no debemos esperar. Si quieren
venir a nuestras reuniones de grupo, tráiganlos. Cuando ya haya diez santos en un grupo, debemos
dividirnos en dos grupos de cinco. Cuando un grupo de cinco trae un nuevo, todos deben laborar
en él para recobrarlo y revivirlo completamente y hacerlo vital. Esta es una labor que se hace en
común.

Tal vez un hermano que está siendo recobrado venga a nuestra reunión y pregunte: “¿Por qué se ha
adormecido la iglesia?”. Uno de los santos podría decir: “Yo confieso que es mi responsabilidad; la
iglesia está dormida por mi culpa. Sin embargo, aleluya, hace tres días fui revivido”. Esto es una
especie de enseñanza y de comunión. Luego otros pueden compartir sus experiencias en cuanto a
ser avivados o de la necesidad de ser avivados. Esta es nuestra reunión mutua, nuestro grupo vital.
Si los cinco miembros de un grupo laboran así en un santo, éste puede ser recobrado y vitalizado.
Tal vez él al regresar a su hogar después de la reunión, le diga a su esposa cuán impresionado
estuvo con la función de todos los santos y cómo lo tocó el Señor.

Tenemos que predicar el evangelio de la misma manera. Podemos traer al grupo las personas con
las que hemos tenido contacto por medio del evangelio. Cuando vengan a nuestra reunión de
grupo, tenemos que aprender a comportarnos de tal modo que no causemos tropiezo. Tal vez ellos
no sepan hacer preguntas, pero nosotros podemos hacer preguntas por ellos, y todos nosotros
podemos contestarlas para que así les ayudemos a ser salvos.

Actualmente cada uno de nuestros grupos vitales tiene cerca de ocho miembros. Cuando nuestro
grupo llegue a diez miembros, debemos dividirnos. Debemos dedicar una noche a la semana para
reunirnos, y debemos traer nuestros nuevos contactos a la reunión. No importa cuántos contactos
tenga usted, tráigalos a su reunión. Entonces usted necesita aprender; necesita aprender a no estar
callado, sino a ser activo, a ser vital, a hablar. No tenga temor de cometer errores. Si no comete
errores, nunca aprenderá. Si entre los cinco miembros del grupo nadie dice nada, la reunión estará
muerta y callada. Todos nosotros tenemos que aprender a estar activos sin preocuparnos por los
errores que podamos cometer. Todos nosotros tenemos que funcionar y debemos estar preparados
para cometer errores y para aprender de éstos a fin de ser perfeccionados. En estos días
necesitamos orar desesperadamente con una carga genuina. Ahora es el tiempo de pelear la batalla
y de ganar a aquellos que todavía no son vitales en la iglesia.

Creo que ir a otros es la manera que nos ayudará a ser más vitales. Si seguimos esperando para
ponernos en contacto con otros, nunca seremos vitales. Cada semana debemos apartar un día para
ir a otros. También necesitamos tener una reunión de grupo vital una noche por semana además de
las reuniones regulares de la iglesia. Además tenemos que ir a la reunión del día del Señor y a la
reunión de oración.

Tenemos que apartar un día por semana con el propósito de ganar a otros. Si tenemos carga por
recobrar a alguien que hace mucho tiempo no viene a las reuniones, debemos orar por él. Tal vez
tengamos que ayunar y orar. Entonces recibiremos la dirección del Señor para ponernos en
contacto con dicha persona ya sea por teléfono o visitándola. Si se quiere ganar personas, se
pueden ganar. Creemos esto. Tenemos que pedirle al Señor que nos dé a alguien para ganarlo para
el Señor. No podemos estar ociosos. Tenemos que ganar a alguien que todavía no esté vitalizado.
Tenemos que tener la carga de vitalizarlo, de hacerlo vital. Entonces nos daremos cuenta de que
primeramente nosotros necesitamos ser vitalizados.

Después de que hayamos ido a todos los miembros no vitales, y a los miembros descarriados,
podemos empezar a ir a los pecadores, incluso a nuestros familiares, vecinos y colegas. Tenemos
que orar y pedirle al Señor que nos dé a alguien en quien laborar. Si tenemos ese deseo, el Señor
nos dará las personas apropiadas. Necesitamos orar desesperadamente a medida que obramos con
el Señor yendo a otros. Debemos decirle al Señor que nosotros no queremos estar dormidos ni
queremos que otros en la iglesia estén inactivos. Tenemos que ser vitalizados por el Señor, y
después ir a vitalizar a otros.

TENGAMOS GRUPOS VIVIENTES Y ACTIVOS


PARA GANAR A OTROS

Tenemos que hacer de nuestras reuniones de grupo, reuniones interesantes. Si nuestras reuniones
vitales están llenas de la verdad, son vivientes y si en el grupo nos amamos íntimamente, muchos
será atraídos. Debemos tener un grupo vital lleno de vida y activo. Luego debemos hacer lo posible
por ganar a los de mediana edad.

El hermano Watchman Nee recalcaba que el sacerdocio del Nuevo Testamento es universal, así que
él animaba a todos los santos a servir, a que fueran sacerdotes. Nosotros todavía no hemos tenido
un éxito total en esto. Después que vine a los Estados Unidos, el Señor nos enseñó que debemos
orar-leer Su Palabra e invocar Su nombre. También comenzamos a dar tiempo en la reunión para
que los santos compartieran después del mensaje. Esto ayudó a que los santos ejercitaran más su
función. Sin embargo, la manera más prevaleciente de que todos los santos funcionen es que
ingresen en las reuniones de grupo de una manera viviente y activa.

Nuestros grupos no deben ser inactivos, sin vida ni fríos. Si nuestros grupos son así, nadie querrá
asistir a ellos. Tenemos que mantener nuestras reuniones de grupo muy interesantes, vivientes y
muy atractivas. La gente necesita una vida social apropiada, pero ser sociable de una manera
mundana conduce al pecado. La vida social de la iglesia en el recobro conduce a luz, a las verdades
más profundas y elevadas, y a la vida divina. Creo que si podemos exponer nuestra práctica a otros,
ellos serán atraídos. Las reuniones de grupo que sean vivientes, atractivas, y llenas de actividades,
serán usadas por el Señor con el fin de ganar a otros para el aumento y la edificación de la iglesia.
Cada uno de nosotros debe tener carga por los grupos vitales. No menosprecie su carga ni su
porción. Si un recién convertido viene al grupo, y todos los miembros del grupo hablan, él quedará
sorprendido y será atraído. Nuestras reuniones de grupo deben ser vivientes y activas, donde todos
los miembros del grupo hablen.

Según mi experiencia, lo más atractivo es una comunión completa. En nuestros grupos vitales, uno
siempre debe practicar una comunión completa e íntima. Esto trae consigo el cuidado mutuo en
amor. Si un recién convertido viene a nuestro grupo y ve esta clase de comunión íntima, abierta,
completa y el cuidado mutuo, él será impresionado. El dirá que nunca ha visto personas tan
unánimes, que se amen tanto, que estén tan abiertas y que se cuiden mutuamente. El dirá: “Este es
el lugar donde yo debo estar. Yo tengo que estar entre esta gente”. Esta clase de comunión íntima y
el cuidado mutuo atrae a la gente. Por lo tanto, tenemos que practicar esto.

Debemos hacer todo lo posible por fortalecer los grupos vitales. Debemos usar hasta la última gota
de nuestra sangre, toda nuestra energía, y cada minuto de nuestro tiempo para fortalecer los
grupos vitales, haciendo que éstos sean muy hermosos, elevados y atractivos. Esto es lo único que
debemos recalcar para llegar a la gente. Muchas cosas pueden atraer a la gente, pero no tan
efectivamente como los grupos vitales.

COMUNION EN CUANTO A LA URGENTE


NECESIDAD DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE VEINTICINCO

VENZAMOS LAS TRES CAPAS DE OBSTACULOS


POR MEDIO DE LOS GRUPOS VITALES

En este mensaje me gustaría tener con ustedes una comunión breve para ayudarles a ver la
necesidad de los grupos vitales desde un ángulo específico. Probablemente ninguno de nosotros ha
considerado la necesidad de los grupos vitales desde este ángulo. ¿Por qué tenemos la carga de
tener los grupos vitales, y por qué usamos la palabra vital? Me gustaría que consideráramos esto
desde un punto de vista muy específico, y este punto de vista es la situación que se ha venido dando
gradualmente en los Estados Unidos.

TRES CAPAS DE OBSTACULOS PARA


EL RECOBRO DEL SEÑOR EN LOS ESTADOS UNIDOS

El recobro del Señor llegó a este país en 1961, y nosotros comenzamos nuestro ministerio en 1962.
Esto ocurrió dieciséis años después de la segunda Guerra Mundial. Debido a la guerra, la
mentalidad estadounidense cambió bastante. En aquel entonces entre los cristianos había un
remanente de buscadores que el Señor había levantado. Para entonces Estados Unidos había
llegado a ser el país más grande, y el cristianismo era la religión principal. Este país tenía millones
de cristianos, tanto católicos como protestantes. El Señor obtuvo principalmente entre los
protestantes un remanente, que son los verdaderos buscadores. Dieciséis años después de la
guerra, llegó el recobro y fue muy bien recibido por este remanente de buscadores. Yo viajé por
todo Estados Unidos en los primeros años de mi ministerio, y muchos fueron capturados por el
Señor. Esta fue la primera etapa del recobro en los Estados Unidos, y duró nueve años, de 1962 a
1971. En aquellos años, gran parte del aumento era el resultado de mis visitas a muchos lugares y
personas a lo largo de los Estados Unidos. Adondequiera que iba, personas que tenían una
búsqueda seria eran capturados para el recobro del Señor.

Para 1970 más de seiscientos santos estaban reuniéndose en la iglesia en Los Angeles. En ese año
decidimos emigrar. La emigración de santos a otras localidades de los Estados Unidos fue muy
exitosa. En 1973 tuvimos nuestras conferencias de verano en el centro de convenciones de Los
Angeles. Había allí más de tres mil personas. Tuvimos que abrir cuatro salones para el sobrecupo, y
aun así no había suficiente espacio. Esta fue la primera etapa del recobro del Señor para traer el
aumento.

Sin embargo, en ese aumento algunos vinieron con un corazón no muy puro. Ellos vieron la obra
explosiva entre nosotros, y se unieron a nosotros con el fin de hacer lo posible por sacar algo de
esta obra. Cuando se dieron cuenta de que no podrían obtener nada, se rebelaron. Ese fue el
período de 1973 a 1978.

Durante ese tiempo estábamos creciendo aceleradamente; nuestros jóvenes eran muy fervientes.
Ochenta estudiantes universitarios apartaron medio año con el solo propósito de construir el salón
de reunión de Anaheim. Mientras tanto, otro grupo en Berkeley vio la situación y no estuvo de
acuerdo con nosotros, así que formaron un grupo para escribir en contra de nosotros. Produjeron
un manuscrito en contra de nosotros lleno de falsedades y calumnias. Más tarde, se dividieron en
dos grupos. Uno de ellos usó este manuscrito para escribir el libro llamado The Mindbenders [Los
torcedores de mente], y el otro grupo usó el mismo manuscrito para producir otro libro llamado
The God-men [Los Dios-hombres]. Estos escritos malignos en contra de nosotros se publicaron en
1977. Esto dio origen a la oposición en los Estados Unidos. También en 1977 otro grupo contrató a
alguien para que viniera a Anaheim a oponérsenos. Para tratar con esta oposición y proclamar la
verdad, durante tres meses y medio, cada sábado, publicamos un artículo en el periódico. También
tratamos de ponernos en contacto repetidas veces con los escritores y editores de estos dos libros
difamatorios y malignos, pero nos rechazaron.

En 1980 tuvimos una conferencia en Albuquerque. Cuando los hermanos que estaban al frente se
reunieron, uno de los colaboradores dijo que si no tratábamos con esos dos libros, nuestra obra en
las universidades no podía llevarse a cabo. Esto se debía a que cada vez que tratábamos de hablar
con un nuevo, fuera cristiano o no, más tarde recibía una copia de dichos libros malignos. Fue en
Albuquerque que tomamos la decisión de apelar a “César”, así como Pablo lo hizo para preservar su
ministerio (Hch. 25:11). En nuestro caso “César” es la ley de los Estados Unidos. Debido a que
apelamos a “César”, estos dos libros fueron refutados y erradicados. Sin embargo, nuestro buen
nombre fue perjudicado y nuestra reputación fue manchada en todo el país. Nos tomó cinco años
de legislación para derrumbar estos dos libros y ganar la victoria en los dos casos. Si no
hubiésemos actuado, estos dos libros nos habrían perjudicado sobremanera.

Además de esto, necesitamos darnos cuenta de que Estados Unidos, debido a sus riquezas, es un
país muy mundano. Los estadounidenses viven en mundanalidad sin ser conscientes de ello. Todo
el mundo sigue la mundanalidad de los Estados Unidos. Debido a que nosotros no somos
mundanos, otros piensan que no estamos de moda. Muchos estadounidenses piensan que son el
pueblo más moderno de toda la tierra. Pero nosotros no queremos estar en este camino mundano.
Para vestir bien, tener la mejor casa y el mejor automóvil, muchos tratan de obtener la mejor
educación, con el fin de tener una posición alta y ganar más dinero. Todo esto es mundano.

Indudablemente el Señor trajo Su recobro a los Estados Unidos. Mi venida no fue cosa mía. Luego
cuando conocí a todos los buscadores en este país, quedé sorprendido. El Señor en pocos años
reunió entre ochocientos y mil verdaderos buscadores en Su recobro. En esos primeros años, la
mayoría entre nosotros era verdaderos buscadores que estaban dispuestos a pagar el precio para
seguir al Señor absolutamente entregados a los intereses de El. Pero tenemos que entender que la
mundanalidad de Estados Unidos es un gran obstáculo.

Además, la verdad que practicamos en lo tocante al terreno de la iglesia —una sola iglesia en cada
ciudad, y una ciudad con una sola iglesia— anula todas las bases en que se fundan las
denominaciones. Así que, ¿qué denominación iba a decir algo bueno de nosotros? Bajo la
enseñanza del terreno de la iglesia son condenadas todas las divisiones, todas las denominaciones.

La mundanalidad, la oposición y las denominaciones son tres capas de obstáculos para el recobro
del Señor en los Estados Unidos. Estados Unidos es el país que más se destaca por su población
cristiana. Todas las denominaciones están sólidamente fundadas. Nosotros fuimos levantados para
afirmar y defender el terreno de la iglesia, el terreno genuino de la unidad, el cual es un testimonio
en contra de las denominaciones.

Podríamos pensar que sería fácil traer personas al recobro del Señor, pero no lo es. No estamos en
una situación fácil. Estas tres capas de obstáculos u obstrucciones están allí para estorbarnos.
Necesitamos vencer la mundanalidad que hay en los Estados Unidos. La mundanalidad, la
oposición y las denominaciones son los tres obstáculos que impiden el debido aumento en el
recobro del Señor. Si no existiese el recobro del Señor, el cual está cimentado en la verdad y tiene la
vida, ya hubiésemos quedado en nada. Aunque haya obstrucciones, el recobro del Señor sigue aquí
con una posición firme.

En los últimos cinco años, a partir de 1987, ha habido conflictos causados por ciertas personas
facciosas que han causado divisiones. Y a pesar de los conflictos, las iglesias del sur de California
han aumentado casi un treinta por ciento anual en los últimos cinco años. A principios de 1987,
teníamos un poco más de mil santos en el sur de California. Pero para octubre de 1992, hemos
aumentado a cerca de tres mil. La única desventaja es que hemos aumentado muy poco entre los
caucásicos durante este tiempo. Con toda esta comunión como fondo, podemos ver qué tan difícil
es ganar al caucásico típico de mediana edad.

PAGUEMOS EL PRECIO
PARA SER VITALES

A la luz de la situación en la que estamos, ¿qué vamos a hacer? He estudiado cabalmente nuestra
situación, y creo que nada atraerá ni conmoverá a los estadounidenses caucásicos de mediana edad
si no ven la vitalidad entre nosotros. Ser vital es ser activo y viviente. Si un grupo de personas se
reúne y tiene un verdadero grupo vital —activo y viviente—, quienquiera que venga y vea será
convencido. Si nosotros somos muy vitales, y algunos buscadores vienen a nuestro medio, ellos
serán atraídos al Señor. La vitalidad es el factor convincente.

Si no tenemos grupos vitales, no tendremos una manera exitosa de traer a los caucásicos de clase
media. Si somos vitales, tarde o temprano en nuestro vecindario y entre nuestros familiares,
compañeros de escuela y de trabajo, y amigos, conoceremos algunos buscadores. A los buscadores
les interesará nuestra vitalidad y que seamos activos y vivientes.

La verdad tiene cierta influencia en la gente, pero todo depende en quién la comunique. Si usted es
una persona vital, la verdad será eficaz. Si usted no es una persona vital, otros no serán
convencidos. Pensarán que usted sólo tiene un buen discurso pero que no es muy diferente de
ellos. Si traemos algunos nuevos a la reunión y nuestra reunión está muy adormecida, no los
convenceremos.
Esta es la razón por la cual recalcamos los grupos vitales. Sino tenemos los grupos vitales, de todos
modos sobreviviremos como el recobro del Señor. Seguiremos existiendo, pero no habrá mucha
esperanza de que aumentemos en estadounidenses típicos. El único factor convincente que
tenemos es los grupos vitales. Si no somos vitales, estaremos terminados.

Ya que amamos al Señor y estamos entregados al recobro del Señor, ¿qué vamos a hacer? Tenemos
que ser vitales a toda costa. No tenemos alternativa; tenemos que aprender diligentemente y
practicar con una entrega absoluta esto de ser vitales. Entonces habrá posibilidad de ganar a un
buen numero de buscadores. Estos buscadores que habrán sido capturados, divulgarán la noticia.
Dirán: “Me estoy reuniendo en un grupo lleno de vitalidad. Vengan a vernos”. Esta clase de noticia
no será muy bien apreciada por los cristianos en general, pero algunos verdaderos buscadores
serán atraídos. En esta comunión, espero que nos demos cuenta dónde estamos y qué debemos ser.

EN CUANTO A IR A AQUELLOS
QUE SE HAN DESCARRIADO

Ahora que entramos en el campo de ir a otros, hay muchas lecciones que aprender. Sólo podemos
invertir cierto tiempo para recobrar a los que se descarriaron, puesto que los pecadores y los
nuevos están esperando nuestra ayuda. Cuando hablemos con uno que se ha alejado, la primera
cosa que tenemos que saber es cómo decir algo específico e ir al grano. Si un hermano se ha alejado
y ha estado distraído hace años, debemos tener una comunión total con él y percatarnos de su
situación. Entonces podremos darle el antídoto apropiado. Para darles a las personas el antídoto
apropiado, necesitamos aprender mucho. Si hablamos demasiado, no habrá resultados; si
hablamos poco, no será suficiente.

Necesitamos tomar los dos a tres meses que vienen para ir a los demás santos entre nosotros.
Luego necesitamos ir a los pecadores incrédulos. Si logramos recobrar a uno que se había alejado,
será maravilloso. Si no podemos recobrarlo, no debemos desanimarnos, porque de todos modos
estamos sembrando algo en él. Quiero animarlos a que aprendan algo cada vez que hagan el
esfuerzo de comunicarse con otros.

LA NECESIDAD DE EJERCITAR NUESTRO ESPIRITU

Cuando vayamos a otros, debemos ejercitar nuestro espíritu para que el Espíritu pueda seguir
moviéndose. Muchas veces lo que hablamos no produce resultados, pero lo que expresamos, lo que
deja una impresión en otros, es lo que trae resultados. Quizá nuestras palabras no afecten a otros
pero lo que somos sí lo hará. Si tenemos algo real y vivo del Señor, esto causará una impresión.
Muchas veces esta impresión no produce resultados inmediatos. Es posible que después de seis
meses, alguien sea traído de nuevo al Señor por la impresión que recibió de uno. No debemos
desanimarnos, porque estamos sembrando. Con cualquier clase de siembra, hay una cosecha.

Les aconsejo que aprendan a ejercitar el espíritu. Aun cuando algunos compartimos en la reunión,
no tenemos un espíritu que cause una impresión. Cada vez que usted comparta algo en la reunión,
tiene que ejercitar su espíritu. Para poder decir algo del Señor que ayude a otros, debemos ejercitar
nuestro espíritu. Entonces el Espíritu Santo se moverá. Si alguien está desanimado y cabizbajo, y
escucha a alguien que está muy vitalizado, esto le vitalizará.

Es muy fácil quedarnos en nuestra vejez. Lo que hablemos será bueno, pero si no tenemos un
espíritu ejercitado y el Espíritu Santo no es expresado, no habrá ningún efecto. Si no ejercitamos
nuestro espíritu, lo que compartamos no será de ayuda espiritual a otros. Tenemos que aprender a
ejercitar nuestro espíritu en todo.
Todo lo que hagamos debe ser específico por nuestra oración y por la experiencia que tenemos del
Espíritu. Luego tenemos que hacer que el ejercicio de espíritu esté a la par del Espíritu.
Necesitamos estas dos cosas: experimentar el Espíritu y hacer que dicha experiencia esté a la par
del ejercicio de nuestro espíritu. Todos estamos escasos de esto. Cuando nos reunimos con nuestro
grupo, tenemos que ejercitar nuestro espíritu y usarlo al hablar.

Cuando ejercitamos nuestro espíritu, le damos al Espíritu que mora en nosotros la oportunidad de
actuar. Entonces algunas riquezas de Cristo brotarán de uno. Si les pide a algunos que tienen una
callada manera de ser que hablan en voz alta, esto los pondrá en la cruz. Pero si ellos están llenos
del Espíritu y experimentan el derramamiento del Espíritu, cambiarán y llegarán a ser personas
diferentes. No tenemos que permanecer en nuestra vejez y en nuestras antiguas costumbres. Cada
vez que ejerzamos nuestra función tenemos que ejercitar nuestro espíritu. El Espíritu sigue a
nuestra voz. Si nuestra voz no es liberada, el Espíritu no es liberado. Algunos que son callados y
tímidos necesitan ejercitar su espíritu y su voz para que el Espíritu Santo pueda expresarse.

Quisiera ver mejoría en este asunto. He estado mejorando por más de sesenta años, y todavía sigo
esforzándome por mejorar. No estoy satisfecho; no estoy contento con lo que soy. Espero que
aprendamos a ejercitar nuestro espíritu para tener un verdadero progreso en nuestra vida
cristiana.

La vida cristiana es simplemente la vida del Espíritu. Necesitamos al Espíritu Santo, y la única
manera de entrar en este Espíritu Santo es la oración. Sólo la oración lo puede introducir a uno en
el Espíritu. Cuando uno ora adecuadamente, espontáneamente siente que es lleno del Espíritu y
que El es vertido sobre uno. Les animo a orar, no ligera sino minuciosamente.

TENGAMOS LAS REUNIONES DE GRUPO


Y OREMOS POR NUESTRA OBRA DE IR A OTROS

Cada semana debemos tener una reunión de grupo, y también debemos apartar un día o una noche
para salir a otros. Debemos hacer esto dos veces por semana. Esto es algo aparte de la reunión de
oración de la iglesia y de la mesa del Señor. En nuestro grupo en estos días, tenemos que orar por
nuestra obra de ir a otros. Luego tenemos que tener comunión acerca de la situación de nuestros
contactos, para poder estudiar cada caso, tener comunión al respecto, y recibir ayuda mutua.
Después de estudiar cada caso, tenemos que orar una vez más. Esta clase de costumbre será muy
practica, útil y vital. Luego tendremos que decidir a quien hay que visitar y de qué modo hacerlo.
Tenemos que creer que lo que estamos haciendo en los grupos vitales no es en vano, porque es algo
que sembramos de un modo muy práctico. Con seguridad habrá una cosecha.

COMO CLASIFICAR A LAS PERSONAS


PARA LA PREDICACION DEL EVANGELIO

A este mensaje adjuntamos, en la pagina 255, un bosquejo titulado Cómo clasificar a las personas
para la predicación del evangelio. Esta publicación da una lista de veinte diferentes clases de
personas. Fue escrita en 1954 en Taipéi cuando tuvimos un entrenamiento en el servicio.
Anteriormente también di una lista de versículos sobresalientes que concuerdan con las diferentes
categorías de personas. Necesitamos considerar los versículos apropiados que debemos de usar
cuando vayamos a cierto tipo de persona. Las veinte categorías de personas que hemos clasificado
para predicarles el evangelio son las siguientes:

1. Los que viven en pecado.


2. Los que están vacíos.
3. Los que son cultos e intelectuales.
4. Los que son muy morales.
5. Los que son justos en su propia opinión.
6. Los ateos.
7. Los politeístas.
8. Los que están hartos del mundo.
9. Los amadores de placeres y de vanagloria.
10. Los pragmáticos (los que son prácticos).
11. Los que son ambiciosos y capaces de grandes logros.
12. Los amadores de dinero.
13. Los que aman el conocimiento.
14. Los que buscan fama, fortuna y posición.
15. Los antagonistas.
16. Los escépticos.
17. Los que están tristes, y son pesimistas y miserables.
18. Los obstinados.
19. Los religiosos.
20.Los que son indiferentes.

El bosquejo adjunto nos da algunas instrucciones básicas para tratar a cada una de las diferentes
categorías de personas. Los animo a que lo lean, lo estudien y tengan comunión con otros acerca de
esto, pero no lo apliquen de una manera legalista. Tienen que edificarse a sí mismo con esta clase
de conocimiento. Luego cuando hable con otros, espontáneamente sabrá cómo tratarlos de
acuerdo al tipo de personas que sean.

COMO PRODUCIR Y ESTABLECER


UN GRUPO VITAL EN LA VIDA DE IGLESIA

También adjunto a este mensaje, en la página 261, hay un bosquejo titulado Cómo producir y
establecer un grupo vital en la vida de iglesia. Espero que lean y estudien este bosquejo con
mucha oración para que sean vitalizados y para que vitalicen a otros.

COMO CLASIFICAR A LAS PERSONAS


PARA LA PREDICACION DEL EVANGELIO

1. Los que viven en pecado.


2. Los que están vacíos.
3. Los que son cultos e intelectuales.
4. Los que son muy morales.
5. Los que son justos en su propia opinión.
6. Los ateos.
7. Los politeístas.
8. Los que están hartos del mundo.
9. Los amadores de placeres y de vanagloria.
10. Los pragmáticos (los que son prácticos).
11. Los que son ambiciosos y capaces de grandes logros.
12. Los amadores de dinero.
13. Los que aman el conocimiento.
14. Los que buscan fama, fortuna y posición.
15. Los antagonistas.
16. Los escépticos.
17. Los que están tristes, y son pesimistas y miserables.
18. Los obstinados.
19. Los religiosos.
20.Los que son indiferentes.

COMO TRATAR CON LAS PERSONAS

1. Con aquel que vive en pecado:


1. Con el que todavía no es consciente de su pecaminosidad:
1. (1) Háblele acerca de la miseria de pecar y acerca de su conciencia para que se
percate de sus pecados; pero no exagere, no sea que él se moleste.
2. (2) Ejercite su sabiduría para no hacerle sentir que lo está condenando.
2. Con uno que es consciente de su pecaminosidad pero no puede salvarse a sí mismo:
1. (1) En principio, trate de sensibilizarlo más acerca de los pecados.
2. (2) Ayúdele a sentir la miseria del pecado.
3. (3) Adviértale acerca de las consecuencias de pecar en contra de Dios y hágale
sentir el peso de ello.
4. (4) Dígale que el resultado de cometer pecados es muerte y que cuanto más los
cometa, más pronto morirá; además, hay juicio después de la muerte.
5. (5) Guíelo a conocer la redención y liberación del Señor.
6. (6) No le muestre muchas maneras de ser salvo; más bien, guíelo a tocar al
Señor y a recibirle abriendo su boca para orar.
2. Con el que está vacío:
1. No trate de tocar sus sentimientos en la misma manera que con el de la primera
categoría.
2. No le hable de su pasado. Por ejemplo, a uno que tenga cierta vicio, no le diga nada
de su vicio; al que perdió a su cónyuge, no se lo mencione.
3. Comuníquele que Dios es el contenido del hombre y cuál es el sentido de la vida
humana, y que la humanidad se siente vacía porque está sin Dios.
4. Guíelo a ver que el hombre halla satisfacción sólo cuando gana a Dios.
3. Con el que es culto e intelectual:
1. Absténgase por completo de hablar de conocimiento (porque este tipo de persona
disfruta hablando de conocimiento). Dele a entender que usted no es muy versado.
2. No le hable directamente de la necesidad que él tiene.
3. Trate con el conocimiento de esa persona dándole testimonios prácticos, tales como
el gozo de la salvación, la paz y la libertad, para hacerle sentir que su conocimiento
sólo es teoría, y no tiene ninguna utilidad práctica; esto le hará ver su verdadera
necesidad.
4. Con el que es muy moral:
1. Alabe la moralidad primero.
2. Hágale sentir que su moralidad no es suficiente.
3. Hágale saber que solamente la vida, que es la más elevada, puede producir la
moralidad más elevada. Use Romanos 7 para mostrarle que sin esta vida elevada, uno
sólo tiene el deseo pero no el poder para hacer el bien.
4. Dígale que Cristo puede ser la vida más elevada del hombre y de esta manera usted
creará en él un corazón que desea a Cristo.
5. Con el que es justo en su propia opinión:
1. Comience hablándole de Dios, tal como Dios trató con Job.
2. Hágale ver la grandeza, excelencia e inmensidad de Dios.
3. Preséntele la norma que Dios exige, y la humanidad y vivir del Señor, para que él se
pueda comparar con ello.
6. Con un ateo:
1. No debata con él la existencia de Dios; más bien, toque sus sentimientos, porque lo
que de Dios se conoce es manifiesto en el hombre (Ro. 1:19). Aun el ateo más
intransigente tiene preguntas en lo más profundo de su corazón acerca del ateísmo.
2. También toque su conciencia. El sentir de la conciencia es el sentir de la moralidad, y
la fuente de la moral es Dios.
7. Con un politeísta:
1. No le discuta su teoría; más bien, preséntele hechos que le muestren cuál es el
resultado de adorar muchos dioses.
2. Hágale ver que la “ser uno” es la cosa más ortodoxa del universo, tal como un solo
padre, una sola madre, un solo esposo, una sola esposa, un solo jefe de estado, un sol;
por lo tanto, tiene que haber un solo Dios.
8. Con uno que está harto del mundo:
1. No lo asuste con el infierno, pero hágale ver que Dios le ama tiernamente. El es la
oveja perdida de entre las cien. Cuéntele las tres parábolas de Lucas 15.
2. Hágale saber que Dios no puede hacer nada sin él y que Dios lo ha predestinado para
tener las mejores bendiciones.
9. Con el que ama el placer y la vanagloria:
1. Hágale saber que él necesita a Dios y que cae en la búsqueda de placeres y de
vanagloria porque no ha encontrado a Dios.
2. Muéstrele la belleza de Dios, y el disfrute y la gloria verdadera en Dios. Cuando él vea
que esto es lo mejor, dejará lo que es secundario.
10. Con el realista:
1. Hágale ver que sólo el hombre que posee al Señor es un realista auténtico porque el
Señor es la verdadera realidad.
2. Luego compártale el testimonio y la vida de los salvos; hágale ver que sólo al ser salvo
puede él tener la realidad.
11. Con el que es ambicioso y capaz de obtener grandes logros:
1. Primeramente elógielo un poco.
2. Guíelo a ver que la fuerza humana es limitada, y use Filipenses 2:13 para mostrarle
que sólo el Señor es el poder verdadero que da al hombre la capacidad y la voluntad
para la obtención de grandes logros.
3. Dios creó al hombre para que obtuviera logros. No obstante, sólo al tener la vida de
Dios puede el hombre verdaderamente obtener logros y una vida humana valiosa.
12. Con el que ama el dinero:
1. Con un hombre rico que está enfermo de gravedad puede usar Mateo 16:26 para
ayudarle a ver lo efímero que es el dinero.
2. A un hombre rico que disfruta de paz y comodidad, háblele indirectamente de cosas
que le hagan ver que el dinero, aunque se le considere todopoderoso, no puede
comprarlo todo. Muéstrele que el dinero no puede comprar la paz ni la vida ni la
salvación.
13. Con el que ama el conocimiento:
1. Descubra qué motiva a dicha persona a buscar conocimiento.
2. Al que prefiere el conocimiento, muéstrele que Dios es mucho mejor que conocer
todas las cosas, y que da más satisfacción al hombre.
3. Al que adquiere conocimiento para resolver los problemas de la vida humana y para
buscar las perspectivas de la vida humana, hágale saber que la perspectiva de la vida
humana depende totalmente de Dios y que Dios es el gran porvenir de la vida
humana.
14. Con el que busca fama, fortuna y posición:
1. Trate con él del mismo modo que trata el que ama el placer y la vanagloria.
2. Hágale ver que aunque el mundo es agradable hay uno que es mejor. Póngalo frente a
Dios y a todo lo que Dios desea dar al hombre, y hágale ver la diferencia entre Dios y
todo lo que es del mundo.
15. Con el que es antagonista:
1. Ignore su antagonismo; más bien, preséntele los hechos.
2. Si su antagonismo se debe a que tiene un concepto erróneo con respecto a la iglesia,
puede darle una pequeña explicación.
16. Con el que es escéptico:
1. Hágale saber que su problema está en su mentalidad. Aunque en su mente él duda
del Señor Jesús, en su corazón él siente la necesidad del Señor.
2. Ayúdele a sacar la duda de su mente y a ocuparse del sentir que hay en su corazón.
17. Con el que es triste, pesimista y miserable:
1. Preséntele al Señor para que sepa que todas las miserias de la vida humana se deben
a la ausencia de Dios.
2. Hágale saber que sólo Dios pude resolver sus problemas.
18. Con el que es obstinado:
1. Trate con él de una manera amable.
2. No discuta ni razone con él, porque eso lo hará más obstinado. Al contrario,
muéstrele el amor de Dios porque este amor es tierno y a la vez poderoso.
19. Con el que es religioso:
1. Hágale saber que la salvación no es meramente una doctrina vacía, sino que es
práctica y que lo puede capacitar para recibir la vida del Señor. Por lo tanto, tiene que
procurar obtener la vida del Señor, y no meramente a escuchar sermones. (No sea
muy explícito acerca de esto).
2. Guíelo a que toque y reciba al Señor ejercitando su espíritu.
20.Con el que es indiferente:
1. Muéstrele claramente que él tiene una necesidad.
2. Guíelo a tocar al Señor.
3.

COMO PRODUCIR Y ESTABLECER


UN GRUPO VITAL EN LA VIDA DE IGLESIA

1. Un santo debe hacerse vital: lleno de vida y activo:


1. Teniendo una comunión completa, clara y continua con el Señor.
2. Teniendo una confesión exhaustiva de los pecados, transgresiones, faltas, defectos,
errores, delitos, etc. escondidos o manifestados, ante Dios y el hombre.
3. Haciendo una consagración total y absoluta de todo el ser de uno y de todo lo que uno
tiene al Señor.
4. Orando con desesperación y sin cesar.
5. Siendo empapados al ser llenos interiormente del Espíritu luego de recibir el
derramamiento del Espíritu.
2. Buscar a otro santo que tenga una búsqueda seria:
1. Teniendo comunión con él en conformidad con los puntos arriba mencionados.
2. Haciendo de él un hermano vitalizado y uniéndolo a usted para formar un grupo.
3. Yendo a otros santos buscadores y haciendo de ellos hermanos vitalizados para que
se unan a ustedes y se aumente el grupo.
4. Hasta que el grupo llegue a unos diez; entonces divídanlo en dos grupos, e instruyan
a cada grupo a repetir el proceso.

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