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EDUCACION SUPERIOR

En este capítulo abordaremos la Educación Superior, sus finalidades y objetivos,


la estructura del nivel y nos detendremos específicamente en la Formación Docente y la
Formación Técnica. Para facilitar el abordaje del tema, hemos dividido este estudio en
tres grandes apartados: una introducción con los comentarios a la Ley de Educación
Superior; un apartado destinado a la Formación Docente y, por último, uno dedicado a la
Educación Técnico-Profesional.

1. COMENTARIOS A LA LEY DE EDUCACIÓN SUPERIOR N° 24521-95


Dr. Francisco Muscará

En el marco legal, vemos que no se habla de Ley Universitaria sino de Educación


Superior. Es un nuevo concepto que, desde la Ley Federal de Educación (1993), abarca a
los Institutos Superiores de Formación Docente y de Formación Técnica (transferidos a
los gobiernos jurisdiccionales) y a las Universidades (nacionales y provinciales) de gestión
estatal o de gestión privada.
La Ley de Educación Superior recepta una propuesta que se había explicitado en
el Congreso Pedagógico (1988):

“1) Es necesario la existencia de una forma de coordinación para todo el país que articule
los esfuerzos de las distintas jurisdicciones y termine el divorcio entre superior no-
universitario y el universitario y que articule las opciones de Nación, provincias y actividad
privada, adecuándolas a las necesidades regionales…
3) Implementar un sistema de equivalencias entre ambas modalidades y reconocimiento
de los estudios terciarios por la universidad…”
(Comisión 3: Consenso Unánime).

La intención era ofrecer una educación superior diversificada pero con niveles de
exigencia de estudios equiparables. La Ley Federal (1993) se hizo eco de esas
orientaciones y, considerando que un sistema educativo de buena calidad debe ser
articulado y flexible, dispuso: “La etapa profesional de grado no-universitario se cumplirá
en los Institutos de Formación Docente o equivalentes y en los Institutos de Formación
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Técnica que otorgarán títulos profesionales y estarán articulados vertical y


horizontalmente con la universidad” (art. 18).
Para que esa flexibilidad sea real y efectiva, los niveles, ciclos y modalidades del
sistema deben articularse a fin de garantizar la movilidad de los alumnos. Es más, la LES
prevé que “en casos excepcionales” alguna persona pueda acceder al nivel de estudios
superiores aunque no acredite la aprobación de los estudios secundarios. En ese caso, un
“jurado de reconocida competencia” tendrá que evaluar si el candidato posee “las
aptitudes y conocimientos requeridos”.

Para este nivel del sistema se establecen cuatro finalidades:


“a) Proporcionar formación científica, profesional, humanística y técnica al más
alto nivel.
b) Contribuir a la preservación de la cultura nacional
c) Promover la generación y desarrollo del conocimiento en todas sus formas.
d) Desarrollar actitudes y valores que requiere la formación de personas
responsables… capaces de mejorar la calidad de vida” (art. 3)

-Proporcionar formación científica, profesional, humanística y técnica al más alto


nivel: El modelo humboldtiano de la Universidad de Berlín (1810) concebía a las
instituciones de educación superior como centros de excelencia dedicados a la
investigación de las ciencias y a la enseñanza de elites. Sin embargo, en nuestra
sociedad se ha pensado que el principal aporte que pueden hacer las universidades es
contribuir a la movilidad de las clases medias y bajas a través de la formación de
profesionales. El desafío que se nos propone ahora es ¿cómo brindar educación superior
de calidad a un número de estudiantes cada vez mayor?.

-Contribuir a preservar la cultura nacional: Si la Nación es, ante todo, un alma o


un genio común, uno de los factores más activos de la unidad nacional lo descubrimos en
la participación de las mismas tradiciones culturales porque las diferentes naciones se
caracterizan por sus instituciones, costumbres y creencias. Lo que se llama conciencia
nacional depende de la participación más o menos activa en esas tradiciones culturales.
La cultura otorga a la Nación su propio ser, su propia identidad y, por lo mismo,
una soberanía fundamental. Es misión de la educación promover la identidad nacional en
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las conciencias individuales.1 Por eso la Constitución Nacional (1994) afirma que es
atribución del Congreso: “Sancionar leyes de organización y de base de la educación que
consoliden la unidad nacional respetando las particularidades provinciales y locales…
Dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural…” (art. 75, 19).

-Promover la generación y el desarrollo del conocimiento en todas sus formas:


El desarrollo de las ciencias enriqueció a la cultura clásica grecolatina porque al
original carácter dialéctico, propio de la Filosofía, se agregó la búsqueda de la verdad en
la naturaleza utilizando como metodología inédita la comprobación experimental para
demostrar las conclusiones
En la primera mitad del siglo XIX surgió la tecnología como fruto de aplicar los
conocimientos adquiridos a través de las ciencias fácticas para solucionar problemas de
supervivencia, mejorar la calidad de vida de las personas y fabricar en serie algunos
elementos que sólo se producían en forma artesanal. Este fenómeno fue acompañado por
cambios sociales y económicos. La expansión y sistematización de las fuerzas laborales
contribuyó al crecimiento de las organizaciones sindicales. Además, hubo que desarrollar
estrategias económicas para que la mayoría de las personas tuviera posibilidad de acceso
a los productos fabricados.
Otro factor importante, subsidiario de la tecnología y de la economía, es el
desarrollo de las comunicaciones. Los avances de la ingeniería electrónica lograron
vencer los límites del espacio y del tiempo y permitieron conectar entre sí a todos los
hombres del mundo. Los medios de comunicación masiva generaron modos comunes de
pensar y de sentir.

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Sobre este tema nos parece conveniente citar algunas ideas que escribió Ernesto Sábato (1987)
con ocasión del Congreso Pedagógico: “Se comete un grave error cuando se pretende reformar la
educación como si se tratase de un problema meramente técnico y no el resultado de la
concepción del hombre que sirve de fundamento, de esos presupuestos que la sociedad mantiene
acerca de su realidad y su destino y que, de una manera u otra, definen una manera de vivir y de
morir, una actitud ante la felicidad y el infortunio… Fracturada la primitiva realidad
hispanoamericana en esta cuenca del Plata por la inmigración, sus habitantes venimos a ser algo
dual, con todos los peligros pero asimismo con todas las ventajas de esa condición: por nuestras
raíces europeas, vinculamos de modo entrañable el interior de la nación con los valores
perdurables del Viejo Mundo; por nuestra condición de americanos, a través del folklore interior y el
viejo castellano que nos unifica, nos vinculamos al resto del continente, sintiendo de algún modo la
vocación de aquella Patria Grande que imaginaron San Martín y Bolívar, y que las condiciones de
nuestro tiempo ya están imponiendo hasta por motivos económicos… Acaso sea esta dualidad la
que da a los argentinos esa inquietud y esa angustia por el destino de la patria, pero también tanta
riqueza espiritual y tanta complicación mental, tanta sutileza y tanta posibilidad histórica…” (Cultura
y Educación. Cuadernos del CONPE, N° 1, EUDEBA, pp. 11 y 34)
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- Desarrollar actitudes y valores que requiere la formación de personas


responsables: Este objetivo, coherente con el art. 8 de la LEN, es propio de toda actividad
educativa que tienda a la formación integral de la persona y al perfeccionamiento de sus
potencias específicas (inteligencia y voluntad). Desarrollar actitudes supone la realización
de hábitos intelectuales y morales que, en tanto cualidades perfectivas estables, hagan
realidad los valores (verdad, libertad, responsabilidad, justicia, solidaridad, bien común,
paz…) en la vida de las personas y de la sociedad.
La ciencia y la sabiduría se desarrollan mediante el trabajo intelectual; el estudio
prepara a la inteligencia para el encuentro con la verdad y capacita a la persona para que
comprenda la realidad. Además, las virtudes morales (prudencia, fortaleza, templanza…)
promueven en el hombre una formación integral que atiende a todas las dimensiones
educables: vital, estética, intelectual, moral y religiosa.2

Objetivos de la Educación Superior

a) “Formar científicos, profesionales y técnicos que se caractericen por la solidez


de su formación y por su compromiso con la sociedad”: La función docente es la más
antigua de la Universidad. Ya en los comienzos de la vida universitaria, pleno siglo XIII, se
preguntaba Sto. Tomás de Aquino: “¿puede un hombre enseñar y ser llamado maestro?”
(De Magistro, 1). Y contestaba que el proceso de enseñanza-aprendizaje surge del
encuentro interpersonal de un maestro y de un alumno; el maestro es sólo agente
secundario de las operaciones que debe realizar el mismo alumno para adquirir el saber.
Es decir que el agente principal del aprendizaje es el mismo sujeto que aprende. Los
maestros, los manuales, las lecturas, los exámenes, ayudan pero no reemplazan a la
atención, la reflexión, el estudio y el esfuerzo que debe realizar el alumno. Enseñar es
ayudar a que el estudiante, por su propia actividad intelectual, descubra la verdad.
La docencia no crea la verdad sino que la supone y la muestra, la da a conocer, para que
el alumno la descubra.
Cuando un profesor se limita a transmitir cosas que ha escuchado o leído y el
alumno sólo repite una serie de fórmulas que le permitirán aprobar exámenes no se

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Es cierto que en la historia de nuestro sistema educativo ha prevalecido una educación laica,
indiferente y, a veces, contraria a la religión, pero la formación integral supone también el cultivo de
las virtudes religiosas porque, como dijo Jesucristo: ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo si
pierde su alma?” (Mt.16,25-26)
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produce verdadero aprendizaje. Para que exista un compromiso vital entre el sujeto y lo
aprendido es necesario que el estudiante piense y comprenda la enseñanza que se le
ofrece. 3

b) “Preparar para el ejercicio de la docencia”: Este es un asunto de mucha


relevancia porque todos acordamos que no puede existir buena educación si no existen
maestros de calidad: “Son los docentes los que deben despertar la curiosidad, desarrollar
la autonomía, fomentar el rigor intelectual y crear las condiciones necesarias para el éxito
de la enseñanza formal y la educación permanente” (Informe Delors, 1996, p. 161).Pero
también es un tema complejo que ha adquirido mayor dificultad en la medida del
crecimiento de los sistemas educativos.
En Argentina, la primera Escuela Normal (1870) fue fundada por Sarmiento y
organizada por José María Torres en Paraná. El primer Instituto del Profesorado para el
nivel secundario se creó a fines del siglo XIX y la primera Facultad de Ciencias de la
Educación se organizó en la Universidad de La Plata a instancias de Joaquín V. González
y Víctor Mercante.
Recién al comenzar la década de 1970 las Escuelas Normales se transformaron
en institutos terciarios y la preparación de docentes para la educación inicial y primaria se
realizó en el nivel superior. Por eso, en la LES se distinguen los Institutos Superiores de
Formación Docente, que deben “formar y capacitar para el ejercicio de la docencia en los
niveles no universitarios del sistema educativo” (art. 17,a), de las Universidades que se
ocupan de formar docentes para las carreras de grado y de posgrado puesto que para
enseñar en este nivel se debe poseer título de nivel igual o superior al que aspiran los
alumnos (LES, 36).

Los Institutos Superiores dependen administrativamente de las autoridades


jurisdiccionales que deben acordar en el Consejo Federal de Educación las políticas y los
planes destinados a la formación docente para todo el país a fin de “preparar

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Respecto de la docencia como comunicación nos dice Caturelli (1962): “Enseñar implica,
previamente, el saber (scire), de modo que en el acto docente hay un ‘doy la ciencia’ (do-scientiam)
en el sentido de anunciar la verdad descubierta en la búsqueda; pero, al mismo tiempo, hay un
revelarse o mostrarse la verdad en la comunicación. De donde se sigue que todo acto docente es
esencialmente comunión o no es docente; y el acto de común-unión no parte exclusivamente de un
maestro que anuncia la verdad, sino también del discípulo desde quien se desoculta o manifiesta la
verdad; siempre el acto docente implica los dos términos de la comunicación y si implica la
comunicación incluye necesariamente la comunidad en cuyo seno la docencia se puede realmente
realizar. Y la comunidad es, precisamente, la Universidad” (La Universidad, p. 44)
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profesionales capaces de enseñar, generar y transmitir los conocimientos y valores


necesarios para la formación integral de las personas, el desarrollo nacional y la
construcción de una sociedad más justa. Promoverá la construcción de una identidad
docente basada en la autonomía profesional, el vínculo con la cultura y la sociedad
contemporánea, el trabajo en equipo, el compromiso con la igualdad y la confianza en las
posibilidades de aprendizaje de los alumnos” (LEN, art. 71).
La exigencia y la calidad de la formación debe ser equivalente en ambas
instituciones para que se puedan ofrecer programas de articulación y continuación de
estudios. Actualmente se calcula que existen alrededor de dos mil institutos superiores
que ofrecen carreras de formación docente y tecnicaturas distribuidas en las distintas
jurisdicciones del país.

c) “Promover el desarrollo de la investigación y las creaciones artísticas”: No es


posible hablar de Universidad sin teoría de la verdad y, por tanto, sin investigación que es
búsqueda de la verdad. Así como el hombre del mito de la caverna (Platón) al buscar la
luz se libra de todo lo que lo ata al mundo de las sombras; también el investigador, en
tanto busca la verdad, emprende un camino de liberación. Pero si no se es consciente de
la trascendencia de la verdad se corre el peligro de quedarse en la indagación; los
procedimientos técnicos, las fuentes documentales, los libros, los laboratorios… deben
ser instrumentos de investigación y deben estar al servicio del pensamiento; es obstáculo
para la búsqueda de la verdad una erudición que sólo se limita a citar autores y fuentes
bibliográficas.

d) “Garantizar crecientes niveles de calidad y excelencia en todas las opciones


institucionales del sistema”: A partir del gobierno de Raúl Alfonsín, la demanda por
estudios de nivel superior de grado y de posgrado creció de manera notable, para
satisfacer esa demanda se crearon muchas instituciones tanto de gestión estatal como
privada. No obstante, la oferta de programas académicos es de diversa calidad y la
evaluación de instituciones y de carreras se ha constituido en un tema central de la
política educativa de nivel superior.
La evaluación es un importante instrumento de concientización de la comunidad
académica involucrada. Además, permite que la sociedad se informe sobre el
cumplimiento de los objetivos propuestos y contribuye a diseñar proyectos destinados a
mejorar la calidad del servicio que se ofrece.
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e) “Profundizar los procesos de democratización de la educación superior.


Contribuir a la distribución equitativa del conocimiento y asegurar la igualdad de
oportunidades”: Desde comienzos del siglo XX el Movimiento de la Reforma (1918) fue la
manifestación de la preocupación social por democratizar los estudios universitarios en
Argentina. Después, otros acontecimientos contribuyeron con esa democratización que
condujo a un incremento constante de la matrícula: equivalencia de títulos secundarios
para ingresar a cualquier carrera universitaria; preocupación de las mujeres por acceder a
títulos profesionales; gratuidad de estudios universitarios; creación de universidades para
los trabajadores… últimamente, ingreso irrestricto a las universidades de gestión estatal.
No obstante, nuestro sistema universitario presenta altas tasas de abandono y
bajo índice de graduados en relación con los ingresantes. Este fenómeno tiene múltiples
causas pero queremos destacar, sobre todo, la falta de articulación con los estudios
secundarios. Quienes han aprendido a estudiar en buenas escuelas secundarias ingresan
con competencias y aptitudes académicas que les permiten enfrentar con éxito las
exigencias de los programas universitarios; en cambio, los egresados de escuelas
secundarias de baja calidad deben padecer múltiples dificultades.4
Por otra parte, algunos estudiantes tienen vocación y condiciones para el trabajo
intelectual pero, por falta de recursos económicos, deben destinar ese tiempo a realizar
actividades lucrativas. Por ello, la LES prevé que las instituciones puedan buscar fuentes
alternativas de financiamiento para ayudar a esos jóvenes con becas u otro tipo de
beneficios.

g) “Promover una adecuada diversificación de los estudios que atienda tanto a


las expectativas y demandas de la población como a los requerimientos del sistema
cultural y de la estructura productiva”: El conocimiento se ha constituido en elemento
central del paradigma social y productivo vigente. Por eso, se deben impulsar acciones
que vinculen a los centros de educación superior con el sector productivo y con las
organizaciones sociales de cada región para atender a los requerimientos de la
comunidad (pertinencia).

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En un estudio reciente, el Prof. Llach (2004) propone disminuir las diferencias entre las
instituciones incrementando los recursos de infraestructura edilicia y equipamiento didáctico y
asignando los mejores directivos y docentes a las escuelas ubicadas en las zonas con menos
posibilidades culturales y económicas. (Escuelas ricas para pobres. Academia Nacional de
Educación, N° 57)
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Cuando se discutían propuestas para redactar la LES, Juan Carlos Del Bello
(1993) sostenía que el desarrollo de carreras de nivel superior no-universitario permitiría
orientar la matrícula hacia profesiones directamente vinculadas con el mundo del trabajo:

“Debemos partir de considerar la realidad del sistema de educación superior en su


conjunto, que presenta un escaso desarrollo en educación superior no-universitaria y en
el cual muchos de los jóvenes que acceden a la universidad lo hacen porque no tienen
ofertas educativas alternativas… Estamos convencidos de que es imprescindible ampliar
y generar una expansión de ofertas de educación superior no-universitaria… Los
propósitos de promover esta reforma son múltiples. No se trata solamente de
descomprimir la demandapor la educación universitaria de grado, sino también de
expandir la formación técnica profesional a través de carreras cortas…” (Universidades:
perspectivas de la actual gestión ministerial, p. 25. El destacado es nuestro)

h) “Propender a un aprovechamiento integral de los recursos humanos y


materiales asignados”: Los Institutos Superiores de formación docente y de formación
técnica dependen de las jurisdicciones y se sostienen con los recursos presupuestarios de
las diversas jurisdicciones. Las universidades de gestión estatal son financiadas con
recursos del Estado Nacional. Para la distribución de esos recursos se ha tenido en
cuenta, la mayoría de las veces, antigüedad de las instituciones y cantidad de alumnos
que atienden. La LES dispone una distribución más justa y equitativa que considere,
también, criterios de una administración eficiente en función de los resultados que se
logran.

i) “Incrementar y diversificar las oportunidades de actualización,


perfeccionamiento y reconversión para los integrantes del sistema y para sus egresados”:
En coherencia con este objetivo, la LES establece que las instituciones universitarias
deberán garantizar “el perfeccionamiento de sus docentes, que deberá articularse con los
requerimientos de la carrera docente. Dicho perfeccionamiento no se limitará a la
capacitación en el área científica o profesional específica y en los aspectos pedagógicos
sino que incluirá también el desarrollo de una adecuada formación interdisciplinaria” (art.
37).
Un centro de estudios superiores debe ser un lugar de actualización y
perfeccionamiento de los conocimientos. Un lugar en el que los graduados puedan
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proseguir su formación y puedan desarrollar proyectos de investigación que aborden


problemas para proponer soluciones a nivel local, nacional e internacional.

j) “Promover mecanismos asociativos para la solución de problemas nacionales,


regionales, continentales y mundiales”: En las últimas décadas adquirió gran importancia
la consideración del conocimiento como factor determinante del desarrollo económico y
social sustentable. Sin embargo, el conocimiento por sí mismo no es suficiente para
transformar la realidad, debe cristalizar en tecnologías e innovaciones que impacten sobre
los sectores productores de bienes y servicios.
La cooperación internacional en ciencia, tecnología e innovación está dirigida a la
promoción de la investigación conjunta, en especial en las nuevas áreas de conocimiento.
Es casi imposible que una institución o un programa académico aisladamente puedan
ofrecer soluciones válidas a problemas tan complejos como, por ej.: la investigación
genética; la deuda internacional; los derechos humanos; la pobreza; la inteligencia
artificial; los avances de la tecnología médica y militar, etc.

Estructura y articulación (arts. 5-10)

La LES es una ley nacional que afecta a todas las instituciones que ofrecen
carreras pos-secundarias. Por tanto, comprende a las Universidades (de gestión estatal y
privada); a los Institutos Universitarios (que hacen investigación y docencia en un
determinado campo científico) y también a los Institutos Superiores (de formación
docente, humanística, social, técnico-profesional o artística) que dependen
administrativamente de los gobiernos jurisdiccionales y ofrecen carreras cortas vinculadas
con las necesidades locales y el mundo del trabajo. Se dice expresamente que “la
educación superior tendrá una estructura organizativa abierta y flexible” (art. 6)
Por su parte, la LEN establece que: “El MECyT, en acuerdo con el Consejo
Federal, establecerá las políticas, los mecanismos de regulación y los criterios de
evaluación y articulación” (art. 36). La articulación implica que una institución pueda
reconocer estudios cursados y aprobados en otra institución y, de esa manera, evite la
repetición innecesaria de exigencias curriculares.
Esa articulación tendrá por finalidad “facilitar el cambio de modalidad, orientación
o carrera, la continuación de estudios en otros establecimientos y la reconversión de
estudios concluidos…” (LES, art. 8). Se procura organizar un sistema integrado de
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educación superior que profundice la democratización y optimice la asignación y


utilización de los recursos disponibles.
La falta de articulación entre las instituciones de nivel superior ocasiona perjuicios
a los estudiantes porque a veces las universidades se niegan a reconocer estudios
cursados y aprobados en otras instituciones. Un sistema integrado favorece la flexibilidad
curricular y la movilidad de los estudiantes que deben cambiarse por cualquier motivo:
“Una vez garantizada la calidad de la formación impartida en las diferentes instituciones,
la adecuada distribución territorial de las mismas y los mecanismos de reconocimiento
mutuo de los estudios, los estudiantes podrán movilizarse entre los diferentes
componentes del sistema para acceder a otros segmentos de formación hasta completar
los diversos trayectos que mejor respondan a los intereses individuales e institucionales
públicos o privados” (Gottifredi, 2000).
Esta nueva organización del sistema de educación superior, sobre la base de las
instituciones existentes y desde una perspectiva global, permite:
- Ofrecer una diversidad de canales que haga real y efectiva las oportunidades
para el acceso, la permanencia, el egreso y el reingreso en el nivel superior.
- Facilitar el acceso a niveles crecientes de formación.
- Generar tipos de formación variados y flexibles.
- Mejorar la articulación con el nivel medio que facilite la orientación reflexiva y
crítica de los estudiantes en relación con sus elecciones vocacionales.

Un sistema integrado de ES supone cambios:


Las Universidades, en el marco del respeto por la autonomía académica y de
gobierno de las instituciones, deberán prepararse para constituir proyectos integrados
mediante la firma de convenios, acuerdos y contratos. Estos instrumentos deberán alentar
la configuración de redes que tiendan a racionalizar y optimizar el uso de los recursos en
sus más diversos aspectos. Atender al mayor número de alumnos de grado y de
posgrado, garantizando la calidad y el mejor cumplimiento de las funciones de las
instituciones.
Por parte de los Institutos Superiores se deberá hacer un esfuerzo para
garantizar la calidad y pertinencia de sus actividades. Podrán ofrecer: formación básica
general para carreras de grado; formación de técnicos en carreras de corta y mediana
duración; formación de docentes para los niveles no universitarios y formación,
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capacitación y reconversión laboral para adultos que no hayan terminado su educación


secundaria.
En conclusión, se trata de una organización que permite revertir la situación
actual a fin de mejorar la calidad y, superando las barreras geográficas, sociales y
económicas, ampliar la cobertura de modo tal que puedan ingresar al nivel superior no
sólo los graduados del nivel secundario sino también otros profesionales y adultos que
deseen realizar actividades de actualización y reconversión laboral.
En este último sentido se destaca lo novedoso del art. 7 de la LES:
“Excepcionalmente, los mayores de 25 años (que no hayan concluido sus estudios
secundarios) podrán ingresar siempre que demuestren, a través de las evaluaciones, que
tienen preparación y/o experiencia laboral acorde con los estudios que se proponen
iniciar”.

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