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En este aspecto, los factores ambientales pueden ser divididos en diversas categorías:
• Agentes infecciosos: virus o bacterias que provocan el cáncer. Los más comunes son virus
tales como virus papiloma (relacionado con el cáncer de cuello de útero), los virus de la
hepatitis B y C (relacionados con los hepatomas) y en menor medida el virus Epstein Barr,
agente etiológico de la mononucleosis. La única bacteria a la que se le ha encontrado
hasta ahora una relación con el cáncer es el Heliobacter pylori, que puede dar origen a
cáncer gástrico en parte por causar úlceras gástricas.
• Minerales y compuestos químicos: Algunos minerales tales como el asbesto, han sido
relacionados con el cáncer de pulmón. Otras sustancias químicas como las emisiones de
la combustión del petróleo y sus derivados, los pesticidas arsenicales y no arsenicales, las
pinturas,el hollín, los aceites minerales, etc. han sido asociados al cáncer de pulmón y de
piel. Medicamentos como todas las sustancias con actividad estrogénica (entre ellas
ciertos anticonceptivos orales) y compuestos capaces de convertirse en estrógenos en el
organismo, como algunos pesticidas (DDT) y en general hidrocarburos clorados han sido
relacionados en mayor o menor medida con el riesgo de cáncer en el tracto genital
femenino y en mama. Sin embargo la evidencia no indica una participación importante de
estos productos en la incidencia generalde cáncer y la formulación de los medicamentos
que contienen estrógenos se ha modificado de manera tal que los riesgos de contraer
cáncer por un tratamiento prolongado con los mismos, ha disminuído también.
Es interesante el caso de los anticonceptivos orales (y otros tratamientos con
combinaciones de estrógenos y progestágenos), que pueden aumentar ligeramente el
riesgo de cáncer de mama y de hígado, pero por otro lado reducen el riesgo de cáncer de
ovario y endometrio, y posiblemente cáncer de colon y recto.
• ¿QUÉ SABEMOS SOBRE EL ORIGEN AMBIENTAL DEL CÁNCER?
• A LO largo de más de doscientos años se han ido acumulando
múltiples y variadas observaciones que han hecho creer que la
mayoría de los cánceres en el ser humano tienen un origen
ambiental. Algunas de ellas serán descritas brevemente pues
ilustran bien los caminos que llevaron al descubrimiento de la
relación entre el cáncer y el ambiente.
• Sabemos que el cáncer puede ser ocasionado por agentes físicos,
químicos y biológicos; algunos de ellos han acompañado al ser
humano desde que apareció en el planeta, como la luz ultravioleta
del sol o las radiaciones ionizantes naturales. Otros han sido
generados por nuestras propias actividades domésticas, tal y como
sucede con los hidrocarburos policíclicos liberados al calentarnos o
cocinar con fuego de leña o carbón. Entre tanto, algunos vegetales
que son nuestra fuente de sustento nos exponen a plaguicidas
naturales cancerígenos (por ejemplo estragol y safrol) o bien a otros
compuestos inductores de cáncer (como las aflatoxinas) que
producen mohos que los contaminan. Sumado a lo anterior, los
seres humanos nos exponemos hoy en día a un sinnúmero de
productos industriales sintéticos que se han venido a añadir a los de
origen natural y que consumimos en forma de aditivos de alimentos,
cosméticos, medicamentos, productos de limpieza, plaguicidas y
fertilizantes y que además contaminan el ambiente.
• Lo anterior nos hace ver que en nuestra vida cotidiana podemos
enfrentarnos a factores potencialmente cancerígenos dentro o fuera
de los lugares donde desarrollamos nuestras actividades, en la
ciudad o en el campo, por motivos laborales, médicos, accidentales
o como resultado de nuestros hábitos.
Tabaco 30
Alcohol 3
Alimentación 35
Aditivos de alimentos 1
Comportamiento sexual y
7
reproductivo
Ocupación 4
Contaminación 2
Productos industriales 1
Medicamentos y terapias 1
Factores geofísicos 3
Infecciones ¿10?
Desconocido ¿?
• AGENTES PROTECTORES
• Un tema de particular interés son los estudios epidemiológicos que
sugieren que ciertos componentes de los alimentos pueden jugar un
papel protector con relación al cáncer; deducción que ha surgido de
pruebas que señalan que los individuos con deficiencias de esos
elementos en su alimentación parecen tener más riesgos de padecer
cáncer. Entre los agentes con ese posible papel protector se pueden
citar algunas fibras vegetales, vitaminas y minerales.
• Intriga especialmente el significado fisiológico que puedan tener las
fibras de algunos alimentos, que están formadas por carbohidratos y
sustancias similares a ellos no digeribles como la celulosa, lignina,
pentosas, gomas y pectinas. Dichas fibras contribuyen a dar
volumen a los alimentos vegetales, entre los cuales están las
legumbres, las frutas y los cereales. El cambio en los patrones de
alimentación de los países desarrollados de Occidente ha traído
consigo una disminución en el consumo de alimentos fibrosos y un
aumento en el consumo de alimentos procesados.
• A la ingesta de alimentos que contienen fibra se le ha prestado
particular atención, pues se ha observado que padecimientos
intestinales comunes en países desarrollados son raros en las áreas
rurales de África y la India, en donde se consumen alimentos no
procesados y las heces tienden a ser más blandas, abultadas y
frecuentes. Esto último se ha atribuido a la riqueza en fibras de los
alimentos. Concretamente se ha descubierto que las pentosas
poliméricas presentes en las fibras son las principales responsables
de las características antes mencionadas de las heces, pues
favorecen el crecimiento de ciertas bacterias intestinales. A este
respecto se pueden citar los estudios realizados en Inglaterra sobre
que el consumo de fibras con un alto contenido en pentosas se
asocia con un bajo riesgo de cáncer de colon (pero no de recto),
mientras entre los individuos que ingieren pocas fibras de este tipo
se observa que tienen un riesgo mayor. Tales fibras son abundantes
en cereales no refinados y, en menor grado, en ciertos vegetales.
También en áreas de Finlandia, donde se consumen grandes
cantidades de pan de centeno no refinado, la incidencia de cáncer
colo-rectal es baja. Se piensa que las fibras disminuyen en parte el
riesgo de cáncer en esa porción del intestino pues agilizan la salida
de las heces y reducen la concentración de carcinógenos en ellas
aumentando su volumen o bien alterando el número y proporción de
bacterias en el intestino. Algunas de esas bacterias posiblemente
producen o destruyen metabolitos cancerígenos.
• Otros estudios epidemiológicos señalan otros componentes de los
alimentos que pueden desempeñar un papel protector y reducir el
riesgo de cáncer, como el beta-caroteno, abundante en zanahorias y
vegetales amarillos, que es un precursor de la vitamina A que actúa
como antioxidante. La presencia de beta-caroteno y de vitamina A
en la sangre parece tener un efecto protector consistente aunque no
absoluto contra ciertos cánceres. Algunos estudios epidemiológicos
señalan una mayor incidencia de cánceres de tipo epitelial en
pulmón, vejiga y laringe en individuos deficientes en vitamina A.
• Son escasos los estudios epidemiológicos sobre otras vitaminas,
pero se ha informado del papel de la vitamina C en la inhibición de
la formación de algunos carcinógenos corno las nitrosaminas; los
individuos que ingieren alimentos ricos en vitamina C parecen tener
un riesgo bajo de cánceres esofágico y estomacal.
• El selenio es un mineral también relacionado con cáncer pues en
pacientes cancerosos los niveles de este mineral parecen ser más
bajos que entre individuos sanos. Se sabe además que el selenio
forma parte de una enzima que interfiere con los radicales libres y
peróxidos, los cuales —ya se dijo— pueden provocar lesiones que
favorecen el desarrollo de cáncer. Sin embargo, el selenio a dosis
altas puede ser sumamente tóxico.
Grado probado
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