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Ellis Russell no quiere nada más que calmar los temores de Lily y
convertirse en su amigo. Pero cuando la tensión —y pasión— se enciende
entre ellos, Ellis tiene que decidir: ¿puede amar a un ser humano si
amarla significa dejarla ir?
Sinopsis ........................................................................................... 2
Índice ............................................................................................... 3
Capítulo 1 ................................................................................... 4
Capítulo 2 ................................................................................ 11
Capítulo 3 ................................................................................ 25
Capítulo 5 ................................................................................ 57
Capítulo 6 ................................................................................ 67
Capítulo 7 ................................................................................ 76
Capítulo 8 ................................................................................ 85
Epílogo ..................................................................................... 101
Wanted: Wild Thing......................................................... 105
Jessica Sims ........................................................................... 106
Agradecimientos ............................................................... 107
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P
or primera vez en seis largos y oscuros meses, era completa y
totalmente libre.
Había sido secuestrada tan rápido y con tanta facilidad que no podía
creerlo. Pensé —tontamente— que si una joven universitaria desaparecía
de la faz del planeta una mañana alguien vendrían a buscarme. Alguien
hallaría mi auto, notaría que no había asistido a clases o pagado mis
cuentas.
Nop.
Estaba completa y totalmente sola. Eso dolió. No era como debió ser. Era
joven. No era fea, ni desagradable. Tal vez un poco callada y retraída, pero
perder a tu familia te causa eso. Pero veintidós años aún era demasiado
joven para estar completamente aislada, ¿no? Celebré mi cumpleaños
sola, son un pastelillo y una película.
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Estaba aterrada.
Había llorado por horas, segura de que Andre iba a aparecer con láminas
de plástico, sacar a su psicópata Dexter, para luego enterrarme en el
patio trasero. Imaginé que el hombre que me capturó era un habitual
asesino en serie que tenía preferencia por las universitarias rubias, y yo
tontamente había caído en su trampa.
Casi.
Hace horas, Andre había traído a su nueva conquista a casa, una mujer
demasiado pálida y flaca llamada Marie. Había intentado advertirle a
Marie, decirle que jugara a lo seguro. Que se quedara callada, fuera
buena y viviría mucho más. Pero Marie era una luchadora, y tenía
amigos.
Y los amigos de Marie eran tan aterradores como los vampiros. Su novio
había cambiado de forma en un enorme león de montaña y luchado con
Andre. Justo cuando había pensado que con vampiros me bastaba. Marie
había traído cambiaformas.
Hielo llenó mis venas y había regresado a mi asiento, fingiendo ser dócil
mientras mi mente giraba y planeaba. Sabía demasiado. Sabía que eran
monstruos, igual que Andre lo era, y no me iban a permitir ir a casa.
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—Austin —gritó, y luego otro hombre se acercó a mí, y otro. Grité todavía
más fuerte cuando los hombres me sujetaron al suelo.
—¿Estás seguro de que quieres abrazarla, Ellis? —dijo una de las voces
cuando mi visión quedó oscura—. Apesta.
Por suerte para mí, la granja se encontraba en el límite del bosque. Crucé
en silencio el patio y desaparecí entre los árboles. Sin embargo, tan
pronto como llegué a la línea de árboles, empecé a correr.
Una criatura salió de las sombras. Era corpulenta y con forma de gato,
pensé en el novio de Marie. Marie, quien había caído en la misma trampa
de vampiro que yo, quien me había llevado a los hombres que cambiaban
en leones.
Incluso mientras lo decía, pensé en las palabras que dijo el hombre. Ella
sabe demasiado. Habían venido a recogerme para que nadie pudiera
conocer sus secretos. Un áspero sollozo escapó de mi garganta, y me di
la vuelta para correr en la otra dirección, lejos del león que estaba
acechándome.
Tan pronto como me di la vuelta, choqué contra algo duro y cálido. Unos
brazos me rodearon, sosteniéndome con fuerza, y atrapé otro atisbo de
ojos verdes que brillaban como los de un gato, aunque estos se
encontraban en el rostro de un hombre.
M
e desperté un poco más tarde, con mantas sobre mi cuerpo,
cálida y en una cama. A pesar de que estaba despierta, no abrí
mis ojos. En su lugar, me obligué a respirar tranquila y fingí
dormir, tratando de averiguar dónde estaba. Las mantas presionadas
sobre mi cuerpo eran gruesas y me cubrían hasta la barbilla. Si giraba
los dedos, podía sentir las cuerdas atadas de mi bikini, lo que significaba
que no estaba desnuda. Eso era bueno. Me palpitaba el tobillo, mis
piernas se sentían al rojo vivo, y mi mandíbula aún dolía, pero nada más
lo hacía. Pude escuchar a alguien moverse cerca, lo que significaba que
no estaba sola.
—No voy a hacerte daño —dijo una voz, incluso mientras yacía en la cama
y respiraba lentamente dentro y fuera—. Sé que estás despierta.
—Entonces, supongo que voy a comer toda esta comida solo. —Se oyó el
ruido de un plato siendo puesto en una mesa, y el sonido del café siendo
vertido en una taza.
Mi boca se hizo agua. Tragué saliva, y entreabrí mis ojos un poco. Solo lo
suficiente para mirar alrededor.
—No seas así —dijo el hombre con voz engatusada—. ¿No tienes hambre?
Así que poco a poco, con cautela, me senté. Mi cuerpo dolía y latía, pero
no me levanté. En cambio, moví mis piernas, arrastrando las mantas más
firmes alrededor de mi cuerpo. Había algo pesado alrededor de mi tobillo.
Una cadena. Balanceé mi tobillo bajo las mantas y vi como una cadena
conduciendo hasta el borde de la cama se sacudió en respuesta. Las
lágrimas llenaron mis ojos. No importaba que estuviera en una cama
caliente, y hubiera luz solar.
—Oh, vamos, cariño —dijo el chico desde la mesa—. Solo estaba jugando.
No me voy a comer tu desayuno. Puedo hacer más tostadas. —Se tragó
el bocado que tenía y se levantó de la mesa—. Voy a hacerlas ahora
mismo.
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¿Toda esta amabilidad falsa? Era un acto. Ella sabe demasiado. Sin
importar que me alimentaran y dieran mantas. Todavía estaba
encadenada y aún iban a disponer de mí. Sería más amable si el hombre
dejara de fingir y fuese cruel. Entendía la crueldad.
Solo lo miré fijamente, con las mantas envueltas con fuerza alrededor de
mi cuerpo. Me había acurrucado como una pelota pequeña en la esquina
de la cama, mis piernas apretujadas cerca.
Una cama.
Pero todavía tenía una cadena en mi tobillo, y estaba atrapada aquí con
un hombre que se convertía en un monstruo. Un hombre que iba a
deshacerse de mí.
—Jesús, no voy a hacerte daño, ¿de acuerdo? —Se pasó una mano por el
cabello y empezó a caminar de un lado a otro—. Solo… solo deja de
temblar.
Oh, por supuesto, como si fuera a creerle eso. Solo me acurruqué más
cerca de la pared, siempre consciente de la cadena en mi pierna. Eso me
decía todo lo que necesitaba saber. Me decía mucho más que sus
palabras bonitas. La cadena me decía que sin importar lo bonitas que
fueran sus palabras, no las decía en serio.
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Golpearme o morderme: Juego de palabras, en inglés, golpear se dice beat y morder
se dice bite.
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Sobre todo, solo quería que todo esto terminara. Así que puse mi cabeza
contra la pared, mi cuerpo dolorido y cansado, y esperé.
—Hablé con ella y ella solo se orinó encima del miedo. ¿Qué coño se
supone que debía hacer?
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—Bueno, ¿qué coño dijiste? —La voz del tatuado era tranquila y uniforme
a pesar de las palabras de enojo y el conjunto furioso de sus hombros. Él
echó un vistazo por encima hacia mí, y luego miró hacia otro lado cuando
empecé a temblar de nuevo.
—¡Le dije que desayunara! ¡Mierda! ¡No sé! —Ev parecía exasperado más
que enojado. Era el tatuado quien parecía furioso, y estaba empezando a
sentir más miedo por él que por el otro—. Ellis, tú eres el que es bueno
con este tipo de cosas, no yo. Es tu trabajo.
Me eché hacia atrás. Había estado esperando eso. Sabía que no iba a
quedarse quieto para siempre. Cuando me eché hacia atrás, la cadena en
mi pierna traqueteó.
—Bueno. Eh…
—Maldición, Ev. Sabes que odio cuando la gente hace esto a los perros.
¿Cómo pudiste hacerle esto a una chica? ¿Una chica que ha pasado por
lo que pasó?
—Maldita sea, Ellis, ¿qué debía hacer? Es de las que corren. Sin importar
lo que hagamos, huye. Beau dijo que la mantuviéramos aislada en todo
momento. Solo supuse que significaba… ya sabes. —Él se encogió de
hombros.
—No esto —gruñó Ellis. Su mirada se giró hacia mí—. Hay maneras que
no implican cadenas.
—La llave.
—Pero…
—Yo manejaré las cosas desde ahora —dijo Ellis—. Y toallas. Consigue
toallas.
¿Era esto… era esto una pista de que podía huir y estaría bien? ¿Me
estaba dejando ir? ¿O era esto otro juego mental que se suponía que yo
debía jugar? No lo sabía. Solo había una manera de averiguarlo.
—Nop —dijo Ellis, y justo tan rápido como eso, me agarró por la cintura
y me haló de vuelta a la cama de nuevo, usando el peso de su cuerpo
para atraparme.
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La mejor sería no pelear en absoluto. Así que cerré los ojos, y esperé lo
peor.
Mordiéndome el labio, lo hice. Mis brazos cruzados sobre mis pechos, por
encima de la camiseta sucia que tenía puesta. Mantuve los ojos cerrados,
esperando. No quería ver su rostro cuando se abalanzara y atacara.
¿Se estaba….yendo?
—Regresemos.
Y regresamos al pozo. Una vez que estuvimos ahí, bajó el balde, puso el
contenido en una roca cercana, y luego colgó el balde en el pozo. Todavía
sosteniendo mi codo con una mano, empezó a preparar el pozo con la
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Una vez que llenó el balde con agua, lo bajó. Liberó mi codo.
No moví ni un músculo.
Lavó mi cabello dos veces más, luego frotó acondicionador a lo largo del
mismo y nos movimos a restregar mi piel. El paño se deslizó por cada
centímetro de mi piel expuesta y él me lavó como si fuera el perro de la
familia. Balde tras balde de agua fue vaciada sobre mi piel, hasta que
estaba rosa en todas las superficies visibles. Luego vinieron uno o dos
enjuagues más, y él lavó el acondicionador de mi cabello.
Una vez que estuvo satisfecho, agarró una de las toallas, me envolvió en
ella y dijo:
Podría escapar. Podría correr tan rápido como pudiera con mi ropa
húmeda y dolorosos pies descalzos. Estaba famélica, pero quizá sería
capaz de llegar lo suficientemente lejos antes de que él me atrapara.
Quizá.
Miré la ropa seca y cálida en mis manos. O... podría cambiarme con ropa
nueva y limpia en la privacidad, dado que eso era algo seguro.
Dejé mi ropa húmeda en el piso, consideré la puerta una vez más y luego
decidí que no quería que mi captor cambiaformas se enojara más
conmigo de lo que ya estaba. Encontré una esquina —dado que mi cama
estaba sin colchón—, me acurruqué en ella y esperé que él regresara.
—Bebe todo eso —demandó él. Y así lo hice, tan aterrorizada de llevar la
contraria a pesar de su tono agradable. Si él daba una orden, yo
obedecería.
Una vez que terminó, tomó algo del agua caliente, hizo un gran bol de
avena y la puso cerca de mis pies también.
—Come —fue todo lo que dijo. Comí. Sabía a jarabe de arce y era la
primera cosa sólida que había comido en cerca de un día, desde que
Andre había muerto. También sabia delicioso. Deslicé mi cuchara por los
costados del bol, comiéndome cada migaja, y cuando Ellis lo notó, me
preparó otro bol y lo puso en el mismo lugar—. Come.
M
e quedé dormida.
tiempo. Tal vez no había dormido bien en seis meses. Pero incluso cuando
me acercaba a la cama, me pregunté.
¿Cómo era que esto iba a funcionar? Había una sola cama en la cabaña.
¿Iba a encadenarla de nuevo y dejarla? ¿Sentarse a la mesa toda la noche
y observarla? Ella lo miró fijamente, esperando.
Señaló a la cama.
—Ve, entra.
—No voy a tocarte, Lily —dijo—. Es causa y efecto. Tú corres cada vez
que vuelvo mi espalda, así que no puedo darte la espalda. Ni por un
minuto. Y eso incluye dormir. Una vez que pueda confiar en ti, puedes
dormir por tu cuenta.
***
No tenía nada que hacer durante el día. No quería hablar con mi captor,
y mientras él leía, en su mayoría yo miraba por las ventanas a la
libertad... o dormía. Dormí mucho.
que no iba a terminar en una tumba poco profunda en alguna parte. Con
Suerte.
No dije nada, aunque por dentro me hizo gracia su disgusto. Estaba claro
después de una semana de escuchar los monólogos de Ellis, que tenía
una debilidad y era el maltrato a los animales. Era un poco irónico, en
realidad, su ira aumentaba por las cabras descuidadas en las
chatarrerías de algunos hombres y mientras tanto tenía que mantenerme
cautiva para impedir que me fuera corriendo a la civilización.
—Así que le dije: “No voy a descontar los servicios para sus cabras,
porque la medicina cuesta dinero”. Y él me dice que está dispuesto a
negociar. Que puedo recoger cualquiera del lote y puedo tenerla. Gira,
Becky. Necesito conseguir tu cabello. —Sonaba descontento.
Me reí.
No dije nada más. Terminamos mi lavado rápido, me vestí con nueva ropa
de abrigo mientras Ellis esperó fuera de la cabaña para darme un poco
de intimidad, tuvimos la cena y finalmente, a la cama. No me abrí otra
vez, pero Ellis aún parecía completamente satisfecho de sí mismo, como
si hubiera hecho progresos de alguna manera.
***
—Sabes que no estoy de acuerdo con esto —dijo una voz áspera, y podría
jurar que era Ellis. Eso me sorprendió. Él nunca me levantaba la voz.
Siempre era agradable, amable, y francamente hablador. ¿Tal vez era el
gemelo malo? Pero ahora podía diferenciar la cadencia de la voz de Ellis
de la de Everett. Ellis tenía la voz más gruesa, un sonido más profundo
en su garganta cuando se echaba a reír. Y se reía mucho.
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—Ella es una persona, Beau. Es solo una mujer joven, y está muerta de
miedo. Si solo hablaras con ella, verías eso.
—Entonces, ¿has visto las marcas de mordeduras sobre toda ella? Porque
yo lo he hecho. —Había rabia en la voz de Ellis—. No es de extrañar que
esté aterrada. Ha sido mutilada arriba y abajo por esos imbéciles con
colmillos, ¿y ahora estás tratando de negociar un acuerdo con ellos?
—Mató a uno de los suyos, Ellis. Por mucho que me gustaría tomar su
lado, ella es humana, y mató a un vampiro.
—Lo sé. Pero si ella fuera una cambiadora, podría protegerla como uno
de los míos. No lo es. Es humana, y ese es el problema al que seguimos
regresando. Todo lo que podemos hacer por ahora es esconderla para su
propio bien.
—Lo sé —dijo la otra voz en voz baja—. Marie no está feliz tampoco. Pero
al final, yo soy el líder, y tengo que tomar la decisión que sea mejor para
todos.
—¿Hemos terminado aquí? Tengo que conseguir que estos chicos entren.
—Hemos terminado.
comedor, una caja de cartón frente a él. Había líneas en su rostro que le
hacían parecer ojeroso y cansado a pesar de que probablemente tenía
alrededor de la misma edad que yo, por los veinte años. Parecía agotado.
Lo que era un poco raro, teniendo en cuenta que dormía como un tronco.
Lo sabía; dormía contra mí.
—¿Termo... regular?
Fue sorprendente ver los ojos de Ellis iluminarse con el sonido de mi voz.
Se veía tan feliz, como si yo le había dado un regalo.
Asentí.
Es curioso cómo unos gatitos indefensos podrían hacer que tengas una
nueva perspectiva sobre las cosas. Metí un brazo alrededor de los gatitos
por el exterior de mi camisa, acunándolos. Sabía que Ellis era un
veterinario, pero gatitos que necesitan ser alimentados cada dos horas
van a requerir mucho esfuerzo. Y la forma en que los había manejado era
tan cuidadosa. No eran más que gatitos, pero estaba claro que le
importaba si vivían o morían.
—Lily.
—¿Supongo?
—Yo sabía desde el principio que tu nombre era Lily. Marie me lo dijo. Es
solo que estaba esperando un poco a ver cuándo querías hablar conmigo
y decírmelo tú misma.
¿Fue así?
—Ingenioso.
—¿Pasar?
—Buen punto. Está bien. Así que... supongo que empezamos con lo
mucho que sabes.
—Bueno, sé que hay vampiros. —Me estremecí y bajé la mirada hacia las
marcas en mis brazos, aun curándose y rojas. Estaba curándome por
todas partes, agujeros del tamaño de una aguja que, si no fuera por los
patrones circulares, parecería una drogadicta—. Y sé que puedes
matarlos con una estaca. —Lo miré—. Y sé que tu gente se transforma
en leones. Pero no sé lo que comen.
Ellis asintió
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—Es causa y efecto, Lily. Intentas correr cada vez que te damos la
espalda, por lo que nadie confía en que no vayas a gritárselo al mundo.
—¿Crees que fui la única chica que llevó allí abajo? ¿La única idiota? —
Mi voz amarga estaba despertando a los gatitos, pero ahora que estaba
hablando, no podía detenerme—. Hubo otras chicas. Quizás no eran su
tipo de sangre preferida o algo así, porque nunca se quedaron por mucho
tiempo. Se deshizo de ellas.
Tomé las cosas sin decir una palabra. ¿Qué importaban las llamadas?
Pero obedientemente saqué un gatito de mi sujetador y dejé caer gotas de
leche en su boca con el gotero. Le daba unos bocados, y luego, cambiaba
a otro gatito. Sus pequeños maúllos por la comida y los dulces pequeños
bigotes cubiertos de leche hicieron que mi corazón doliera. Pobres cosas
indefensas. Sabía cómo se sentían, lo aterrador que era ser débil y estar
sola en un mundo que se sentía como si fuera a destruirte.
—La buena noticia es que Beau está regresando a los clanes de vampiros
con la noticia de que su compañero Andre podría haber mordido a
muchas más de lo que pensaban. —Su mirada se desvió hacia mí—. La
mala noticia es que no ayuda a tu caso de cualquier forma. Todavía estás
conmigo.
—¿Vas a matarme?
No iban a matarme.
Me eché a llorar.
—Ey —dijo Ellis en voz baja, poniéndose de pie. Vino a mi lado y cuando
me hundí en la cama, me ayudó a sentarme de nuevo. Su brazo se movió
alrededor de mis hombros, y quería alejarlo... pero no lo hice. Me sentía
débil y entumecida por el alivio—. Ey, Lily. Está bien, lo prometo. Nadie
va a hacerte daño. No vamos a matarte. No somos como los vampiros. Te
lo prometo.
—¿L-lo harías?
—¿Qué... comes?
Me sonrojé.
—¿Qué pasa con todas las otras cosas? ¿El Monstruo del Lago Ness, Pie
Grande, fantasmas?
—Bueno, eso no es divertido —le dije, mi tono ligero—. Como que quería
saber si los fantasmas son reales.
Asentí.
—No, no, está bien. Es un poco como pedirle a alguien que, ya sabes,
haga sus necesidades en frente de ti.
Arrugué mi nariz.
—Ya veo.
—Sé que no tengo —dijo, y su voz era suave—. Pero creo que es lo menos
que puedo hacer.
—Voy a cubrir mis ojos —ofrecí. Los cerré y obedientemente puse mis
manos sobre mis ojos como doble protección.
entender lo que eran hasta que estuvieran entre mis dedos. Necesitaría
una inspección más detallada, no es que quisiera una.
Algo frío y mojado me tocó la mano. Abrí los ojos y retrocedí. Un enorme
puma rondaba cerca de la cama, con su nariz rozando mi piel. Me
sorprendí al ver lo grande que era. Hubiera sabido que los pumas eran
gatos grandes, pero su cabeza era del tamaño de una pelota de
baloncesto, los bigotes sobresaliendo de cada lado de la boca. Sus ojos
eran rendijas, de color verde brillante, un anormal brillante en su rostro
rojizo. Me estudió por un momento, y luego dio un bostezo felino.
Vacilante, acaricié con mis dedos la línea de corto pelaje sobre su frente.
Era sorprendentemente suave, como un abrigo. Dejé que mis dedos se
arrastraran por la parte posterior de su cuello y me di cuenta de que el
pelaje se hacía más grueso y se ponía más áspero sobre su espalda.
Interesante. Volví a su cara y seguí acariciando con mis dedos sobre su
frente. Para mi sorpresa, un sordo ronroneo comenzó lentamente en su
garganta.
El gran gato me dio una mirada de disgusto tan humana que una
pequeña risita se escapó de mi garganta. Luego, levantó una pata y la
colocó sobre mi pierna, la cabeza moviéndose hacia adelante para que
pudiera acariciarlo un poco más.
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Él era realmente como los gatitos en ese aspecto, pensé con una leve
sonrisa. Solo mucho, mucho más grande.
Extendí la mano para acariciarlo pero esta vez tomó mi mano entre sus
dientes. Una llamarada de pánico se disparó a través de mí, la que
sofoqué rápidamente. Era obvio que estaba tratando de comunicarme
algo, y tenía mucho cuidado de que sus dientes no me hicieran daño a
pesar de su gran tamaño. Cuando empujó mi mano torpemente hacia mi
cara, adiviné.
—Muy bien —le dije, y obedecí. Cuando me tapé los ojos, sentí su grande
y peluda forma alejarse, y oí el susurro en el lado opuesto de la
habitación. Entonces ese horrible crujido de los huesos, y nada más que
ese susurro por un largo momento. Cuando escuché el roce de la tela,
eché un vistazo entre mis dedos de nuevo, justo a tiempo para ver esos
apretados y blancos glúteos desapareciendo de nuevo en sus pantalones
vaqueros. Lo vi vestirse por un momento más, y luego cerré mis dedos
para que no se diera cuenta de que lo estaba viendo.
—Todo despejado.
Solté un bufido.
—Inofensivo.
—Lily, solo quiero que sepas que no soy nada como Andre, ¿de acuerdo?
Quiero que confíes en mí.
Su expresión era tan sincera que quería creerle, pero seguía dudando.
despertarme unas horas más tarde con la misma rutina. Hicimos esto
tres veces más, y para el momento en el que el amanecer estaba en la
cima del horizonte y los gatitos estaban abajo por su alimento final de la
noche, estaba tan agotada que cuando Ellis rodó en la cama y me atrajo
hacia él, metí la cabeza contra él y acurruqué mi cara contra su pecho.
Estaba demasiado cansada como para tener miedo, y él era cálido y un
poco tierno. No dijo nada, simplemente envolvió sus brazos alrededor de
mí y me atrajo más cerca.
Mientras me iba a dormir, podría haber jurado que lo había oído inhalar
profundamente, como si oliera mi cabello.
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Capítulo 4
Traducido por flochi y Becca Herondale
—B
ueno, ¿no es esto lindo? —cantó una voz familiar
en mi oído, sacándome de mi sueño.
Me puse rígida ante eso, porque se sentía más… íntimo que sus otros
contactos.
—¿Para qué?
—Oh. —Bueno, eso explicaba por qué Everett se mostraba tan impaciente
con ella a veces, y tenía constantemente la nariz enterrada en un libro—
. ¿Qué clase de trabajo hace?
—¿Son buenas?
—Suena bien.
Cuando llegamos al pozo, Ellis bajó la cubeta con los artículos de baño y
me entregó un paño. Como era costumbre. Hizo andar el pozo, y si esto
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Salvo que… tenía que descubrir cómo se sentía respecto a mí para ver si
podría aprovecharlo. Entonces, armándome de valor ante cualquier tipo
de reacción, me quité mi camiseta. Luego, con el rostro dado vuelta, estiré
las manos hacia atrás para desenganchar mi sostén.
—Sí —dijo, y su voz fue un poco ronca. Entonces se dio la vuelta, agarró
la cubeta, y la sostuvo sobre mi cabeza—. ¿Estás lista?
—Lista —concordé, cerrando los ojos con fuerza. Lo vació sobre mi cabeza
e hice un gemido lamentable ante el agua fría. Apartando mi cabello
mojado del rostro, me estremecí y tendí una mano para la toallita.
Me tomé un momento para lavar mi piel. Hacía frío, el agua estaba fría,
y la brisa me estaba dando aguijonazos por todas partes, pero miraba a
Ellis buscando alguna señal. Causa y efecto, me dije, repitiendo su frase
favorita. Me pregunté si yo tenía efectos sobre Ellis. Noté que le estaba
prestando mucha atención al pozo y muy poca a mí. O se trataba de
cortesía o de algo más.
—Nah.
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—Como quieras —dije con una voz dulce, notando que se acomodaba
cuando pensaba que yo no miraba. Definitivamente había interés allí. Por
alguna razón, eso me hizo sentir mejor. Había una oportunidad aquí. Solo
necesitaba aprovecharla. Pero no podía ser obvia—. Eh… ey, ¿Ellis?
—¿Sí?
—Me haré una lavada rápida luego de que estés dentro —dijo—.
Probablemente deberías revisar a los niños de todos modos.
—Bien, bien. —Le permití llevarme dentro, pero ya sabía todo lo que
necesitaba, por sus reacciones.
***
¿Ahora que tenía un amigo y sabía que no iban a matarme? No era tan
malo en absoluto.
Pero todavía quería romper las defensas de Ellis. Llegaría. Solo tenía que
ser paciente.
***
—Hora de levantarse.
Ellis estaba tan cerca que prácticamente podía saborearlo de nuevo, pero
él vaciló, y su mirada titiló hacia mis ojos.
Ellis parecía darse cuenta que necesitaba más. Se movió de vuelta hacia
mi boca, y su nariz se cepilló contra la mía en una suave provocación, y
entonces se inclinó y estudió mi boca.
—¿Por qué? —Mi voz sonó irregular incluso para mis propios oídos.
—¿Una fiesta?
—Para Marie. Y ella te quiere ahí. —Se inclinó y me dio un rápido último
beso en la boca y luego se bajó de mí.
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—Oh. Pero ¿Qué hay de los gatitos? —Miré hacia la caja, donde Súper
Chica y Mujer Maravilla estaban durmiendo (Ellis y yo nos convencimos
de que éramos terribles con los nombres)—. ¿Estarán bien?
Rio.
Me sonrojé.
—De acuerdo, eso sonó estúpido, pero sabes a lo que me refiero. Todo lo
que tengo son pantalones de chándal.
Bufé.
—No te preocupes.
Él rio.
—Así no sabrás dónde está nuestra cabaña súper secreta y cómo irte. —
Meneó sus cejas hacia mí.
—No entiendo por qué debo tener los ojos vendados —me quejé—. No es
como si no pudieran olfatear mi rastro ¿recuerdas?
—Órdenes del jefe —dijo alegremente Ellis, pero su voz era forzada.
—Tu jefe apesta —dije recogiendo una camisa manga larga y oliéndola.
Suficientemente limpia. La arrastré sobre mi cabeza y maniobré para
intercambiar mi camiseta de dormir con esta. Ya está. Toda vestida.
Arrastré mis dedos a través de mi cabello enredado—. ¿Supongo que no
hay un peine alrededor? —Normalmente no me molestaba ya que solo era
Ellis, pero ya que íbamos a ver a los otros, me sentí consciente de cómo
me veía.
—Sin peine, lo siento. Pero vas a poner a las otras mujeres en vergüenza
tal cual estás, así que probablemente es mejor que te veas como un
destrozo.
—Tú bestia.
—Miau nena.
—Una venda, viniendo —dijo Ellis y se quitó una de sus largas y sucias
medias sudadas.
—Ugh, ¡no! —dije riendo—. ¡No pongas esa cosa cerca de mí!
Lo hice, obediente, y entonces estaba con los ojos vendados. Mis manos
se extendieron, sintiendo alrededor.
Eso… era más distractor que estar con los ojos vendados.
Salimos de la cabaña y unos pocos metros más allá me tropecé con una
piedra.
—Oh por favor. Eres una ramita. Además, soy fuerte. Siente.
—Esto es solo una táctica para hacerme admirar tus armas ¿no es así?
Sentí que estaba de cuclillas, y con sus manos guiándome, fui hacia su
espalda, aseguré mis brazos alrededor de su cuello, y di un chillido de
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—¿Estás bien?
A
l parecer era fuerte, porque fue capaz de llevarme hasta el final.
Nos adentramos en el bosque, los únicos sonidos eran el de mi
respiración y el crujido de los pies de Ellis mientras hablábamos
y conversábamos sobre el tiempo, los libros de Everett y los gatitos. Me
abracé a su cuello y me aferré a él, disfrutando de estar al aire libre,
aunque no pudiera ver nada.
—Todavía nos falta un poco más para llegar pero puedes quitarte la venda
de los ojos ahora.
—¿Dónde estamos?
—Es secreto —dijo Ellis otra vez, y rodé mis ojos. Metí la venda de los
ojos en su bolsillo—. Vamos —dijo—. Puedes conocer a los otros.
—Cambiadores por supuesto. Esto es una fiesta del clan. Mi familia está
dando una fiesta para recibir a Marie en el clan puma.
***
Casi tan pronto como llegamos, Ellis se apartó para jugar al fútbol, y me
dio una mirada inquisitiva, como preguntando si estaba bien. Me encogí
de hombros. Por el momento, me sentía un poco extraña sobre nosotros.
Por un lado, el beso que habíamos compartido se había sentido...
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—Hola —chirrió una rubia con coletas. Estaba vestida con un chándal
rosa brillante—. ¡Debes ser Lily! Soy Ryder. —Me miró, toda hoyuelos y
ojos azules—. Y estoy sentada aquí cuidando la comida porque a todos
esos gatitos les gusta jugar rudo.
—¿Agencia… de citas?
Ella asintió.
Me reí.
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Cola: Tail en inglés es cola, pero también se utiliza para referirse al culo de una chica
que es buscada como objeto sexual.
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—Oh —dije, luego sacudí la cabeza—. Solo somos amigos. Y Everett tenía
un plazo que cumplir.
Fruncí el ceño.
—Precisamente —dijo con una sonrisa—. Esos son dos deliciosos Russell.
Eso sí, Jeremiah ya tiene a una chica y un chico. —Se encogió de
hombros—. Pero Austin no tiene ataduras, y Ellis no lo dejará acercarse
de ti por todo eso de que son primos. La única persona de su confianza
es su gemelo, y suena como si no confía en él mucho.
—¿Cómo?
—Solo observa a la maestra —dijo con esa voz burlona, y se puso de pie—
. ¡Ey, Austin! ¡Ven aquí, cariño! —Se agitó frenéticamente, todo su cuerpo
rebotando.
Un tipo alto trotó desde las líneas, su cabello oscuro pegado a su frente
por el sudor. Era guapo, cuerpo grande y rostro delgado; y estaba claro
que estaba relacionado con Ellis y Everett, tenían estructuras similares.
Se limpió la cara en su camisa mientras se acercaba, y luego sonrió.
—Ryder, mi dulce pequeña pepita humana, ¿qué puedo hacer por ti?
—Solo quería decir hola —dijo Ryder en voz coqueta, haciendo girar una
de sus coletas—. ¿Tuviste la oportunidad de conocer a Lily? —Inclinó su
cabeza en mi dirección.
—Ey, cariño. Soy Austin. He oído hablar mucho de ti. ¿Cómo lo llevas?
—Claro.
—Son las únicas cosas que evitan que me vuelva loca por estar
encerrada. Son las cosas más pequeñas y dulces. Sus ojos están apenas
abiertos y…
Tanto Ryder como yo nos tambaleamos hacia atrás unos pasos, en estado
de shock. Efectivamente, Austin comenzó a luchar con la persona que lo
había abordado. Vi dos mangas de tatuajes, y mis ojos se abrieron. ¿Ellis?
El amable y tolerante Ellis ¿acababa de derribar a Austin? ¿Por qué?
—Ya voy, ya voy —dijo Austin, tratando de agarrar a Ellis en una llave de
cabeza. Lucharon en el suelo por un momento más y entonces ambos
rodaron alejándose.
Pero ese beso como que me había lanzado en espiral. Si se suponía que
debía estar usando a Ellis, ¿por qué no dejaba de pensar en ese beso?
—Ey, deslízate a un costado —dijo una voz por encima de mí. Miré hacia
arriba para ver a Ellis apretando su plato en la mesa entre mí y el papá
de Marie.
***
Después de la cena, todo el mundo salió a los jardines y pensé que iban
a jugar más al fútbol. Mis ojos se abrieron cuando empezaron a
desnudarse, Ellis incluido. Así que... no había estado bromeando sobre
eso. ¿Todos iban a cambiar y correr juntos? Miré a la mezcla variada de
hombres y mujeres en el campo, quitándose la ropa y charlando como si
fuera una especie totalmente normal de cosa.
Asentí lentamente.
¿Unas pocas horas? Eso me dará tiempo de sobra. Una especie rara de
tensión —no exactamente emoción— brotaba dentro de mí. Esta era mi
oportunidad. No necesitaba arrastrar a Ellis a mi lado si pudiera escapar
por mi cuenta. No tendría que hacerle daño o alentarlo. Todo lo que
tendría que hacer era engañar a unos pocos humanos que se sentaban
en la mesa frente a mí.
—¡Oh, no! Creo que algo no está sentándome bien. ¿Dónde está el baño?
apartaba. Si tan solo pudiera llegar a la ciudad antes de que Ellis y los
otros me encontraran, estaría en casa libre...
¿Y luego qué?
Necesitaba ser libre. Todo lo que viniera después... cruzaría ese puente
cuando llegara ahí. Una cosa a la vez.
—No puedes hacer nada —le dije—. Estoy en forma humana y tú eres un
gato. No me vas a atacar. Los dos sabemos que no lo harás. Así que solo
voy a seguir caminando a la ciudad hasta que llegue a algún lugar
público. Y no te preocupes por mí hablando porque no voy a decir una
palabra. Te lo prometo. Solo quiero ir a casa.
Era lo mejor.
P
ara cuando regresábamos a la cabaña, Ellis no me había dicho una
palabra. Me dolía el estómago por haber sido arrojada sobre su
hombro y rebotar allí, y había estado mirando fijamente esas
pálidas nalgas flexionándose por la última media hora. Quiero decir, eran
una gran cosa para mirar, pero me hallaba más preocupada que excitada.
Ellis estaba muy enojado conmigo.
—Dime que quieres que siga besándote —exigió, moviendo su boca sobre
la mía y fuera de alcance. La mirada en sus ojos era intensa.
Gimió por mis palabras y sus caderas bombearon contra las mías,
empujando mis piernas separadas, su polla contra mis pantalones. Jadeé
y me aferré a él, asombrada de lo bien que se sentía. Luego, estábamos
besándonos otra vez, su boca devorando la mía con profundidad, hábiles
besos que prometían la misma cosa que sus caderas.
De nuevo su boca se apartó de la mía, abrí mis ojos para ver que los
suyos estaban brillando de ese verde salvaje.
Las palabras fueron como un balde de agua fría arrojado sobre mí.
Empujé sus hombros.
—¿Qué?
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—¿Lily?
Rodó lejos de mí, y tomé otra visión de sus pálidas nalgas cuando me
senté, limpiándome los ojos. Ellis se dirigió furiosamente al otro lado de
la habitación y agarró un par de pantalones del suelo. Podrían haber sido
míos, pero no importó. Los arrastró por su cuerpo desnudo y cuando
estaba decente, se dio la vuelta para mirarme, las manos en su cadera
apenas controlando la furia.
—¿Es por eso que huiste? —quería saber—. ¿Es por mí?
—¿Y cuánto tiempo va a tardar? ¿Seis meses? ¿Un año? —Mis palabras
eran amargas—. Así que ahora tengo una cama junto a la ventana.
¿Cómo se diferencia esto de cuando el vampiro me retuvo?
—Él te usó como comida —dijo Ellis, con voz cortada y brutal. La
expresión de su rostro era absolutamente severa—. No le importaste una
mierda. Si vivías o morías. Y yo... —Tragó fuerte y se calmó—. Te amo,
Lily. Y quiero saber qué sientes por mí.
—¿Bien? —Su rostro estaba rígido—. Dime lo que te sientes por mí.
Dudé y pensé en ir tras él. Odiaba que estuviera enojado, pero también
me sentía impotente. ¿Cómo era posible que en este momento mi mente
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—No, estoy bien —dije en voz baja, metí a los gatitos cerca de mi cuerpo—
. ¿Regresará esta noche? —Afuera estaba oscuro, y Ellis siempre dormía
acurrucado a mi lado.
—No esta noche —dijo Everett. Se sentó a la mesa, abrió su libro y empezó
a leer—. Hazme saber si necesitas algo —dijo, sin levantar la vista.
—Estoy bien —dije una vez más, y me recosté, abrazando a los gatitos.
Supuse que con mis declaraciones de Síndrome de Estocolmo, había
herido a Ellis más de lo que pensé.
***
Jeremiah, o su novio Sam. Ahora estaba siendo visitada por todos los
Russell, excepto por el único que quería ver.
—Oh, cierto. Sigo olvidando que eres humana. —Hizo una mueca—. Dios,
eso sonó mal, ¿no? No es que ser humano es malo, claro está. Solo que
puedo ver cosas diferentes ahora que soy una cambiadora.
—Oh, esto será bueno —dijo Josh, inclinándose y apoyando sus codos
sobre la mesa—. No puedo esperar a que Marie-Pierre explique las aves y
las abejas.
—Sí. Es una cosa de cambiaformas —dijo Marie, mirando a Josh otra vez
y el rubor en sus mejillas se hizo más brillante, aunque Josh solo sonrió.
—Dijo que tenía un montón de trabajo con el que ponerse al día y que
era el momento de que los demás dieran una vuelta. Y de hecho, eso fue
todo lo que dijo, lo que no es normal en Ellis. —Marie golpeó un dedo en
su barbilla pensativamente—. Él es el único que se acerca a hablar tanto
como Josh.
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—Ustedes chicas —dijo Josh con voz burlona—. Siempre tienen que ir
juntas al baño. ¿Qué pasa con eso? —Enganchó a Marie alrededor de la
cintura cuando pasó junto a él, y la arrastró a su regazo.
Eran una linda pareja, pero verlos a ellos uno sobre el otro simplemente
hizo que extrañara a Ellis todavía más. Bien, tal vez no era Síndrome de
Estocolmo. No sentía nada por ninguno de los otros. Everett estaba aquí
todos los días, y el señor sabía que Austin coqueteaba como un loco
cuando estaba aquí, pero no eran nada para mí. Solo Ellis me interesaba.
Y de repente, lo supe.
Conocía esas manos frías. Ellis siempre estaba muy cálido, pero cada vez
que Andre me había tocado, era como ser tocada por un cadáver.
E
ra difícil respirar bajo el saco que tenía sobre mi cabeza. El
material era grueso, y combinado con la mordaza y mi respiración
desigual y ansiosa, me desmayé.
—No se supone que la matemos —se quejó la mujer—. De nada nos sirve
muerta.
—¿Quién eres?
—Eso creo.
—¿Estás bien?
—Me encontraste.
Me estremecí de vergüenza.
—Aún funcionó. —Sus dedos se colaron por las bridas—. Voy a tener que
transformarme de nuevo para cortar esto con mis dientes.
—Disparo… —balbuceé.
—Está bien —reiteró—. Voy a cambiar ahora, porque voy a volverme loco
si te veo atada un segundo más, ¿está bien?
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—Me oriné así ellos me bajarían —sollocé—. Mis pantalones están todos
mojados de nuevo. Tengo control de mi vejiga, lo prometo.
—Lo sé.
—Muy bien —dije—. Voy a dar la vuelta. —Me quedé mirando delante de
mí, y mientras lo hacía, las vacas en el extremo del granero se pusieron
cada vez más nerviosas. Me tensé, pero dos pumas más se aparecieron
en el granero, dirigiéndose directo hacia Ellis y a mí—. Compañía —
susurré.
Me tambaleé con paso vacilante en mis pies. Mis piernas estaban bien.
Sólo era mi valor el que me había abandonado y me hizo querer colapsar.
—Estoy bien.
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Los dos pumas hicieron el mismo sonido de tos que había escuchado
antes, y después se dirigieron de nuevo fuera del granero.
—Yo solo… l-lloro porque apesto. Es por eso que me dejaron, ¿sabes?
Fingí vomitar y me oriné de nuevo. Eran una especie de remilgados. —Di
otro resoplido acuoso—. Los peores secuestradores de todos los tiempos.
—Hiciste un gran trabajo, Lily. Estoy orgulloso de ti. Ahora, quítate los
pantalones. Solo yo estoy aquí y ando en cueros. Si nos encontramos con
alguien, les diremos que es un Baile-de-Pantalones-Afuera.
Y a pesar de que quería ser fuerte, lloré casi todo el camino a través del
bosque. Lloré mientras nos dirigíamos directo al pozo de agua y Ellis me
dejó enjuagarme para estar limpia. Después, cuando estaba empapada
pero ya no olorosa, me envolvió en sus brazos y me llevó de nuevo adentro
de la cabaña.
—Los gatitos…
—Están bien —dijo—. Una vez que escuché que te habían llevado, hice
que Everett viniera y se los llevara por esta noche. Él los traerá de regreso
mañana una vez que sepa que todo está bien. —Ellis me puso
suavemente en el borde de la cama y arrastró las sábanas a mí alrededor,
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—Dime tú.
—Siempre has dicho que querías irte. Si quieres irte esta noche, no te voy
a detener. Lo prometo.
Sorbí, pero me sentía mejor. Él era cálido, olía bien y estaba hablando.
Eso me hizo feliz. Pasé los dedos por su cuello mientras hablaba, sólo
escuchándolo.
—Le dije a Beau que esto pasaría, también —murmuró Ellis—. Tan
pronto como los otros vampiros se enteraran de tu liquidación, iban a
salir de sus escondrijos para venir a hablar contigo, ya que no caes
realmente en nuestra jurisdicción. Simplemente no pensé que tratarían
de llevarte físicamente de mí. —Sus manos se apretaron a mí alrededor.
—Por Andre. Los vampiros tienen una ley de que si creas otro vampiro,
debes darle la mitad de tus posesiones mundanas. Andre rompió las
leyes, y como sanción, la mitad de su fortuna ha sido otorgada a ti.
Supongo que alguien en el mundo vampiro quiere la posesión de ese
dinero.
¿Nadie me quería? ¿A Lily Faust? ¿Una mujer humana cutre sin cola,
colmillos, garras, sólo un corazón bastante solitario?
E
llis gimió y su boca se abrió bajo la mía. Nuestro beso fue salvaje,
con dientes chocando y lenguas entrelazadas. Mi boca se movió
contra la suya en forma brusca, frenéticamente, como si estuviera
tratando de devorarlo. La necesidad me consumía, y él sabía tan bien.
—Mi dulce Lily —dijo con fiereza, y arrancó las mantas de mi piel con un
brazo, el otro contra mi espalda, sosteniéndome contra él—. Déjame
cambiarte. Déjame mantenerte a salvo.
—¿Porque me amas?
las yemas de sus dedos a lo largo del lado de mi cuello—, entonces nadie
puede separarnos nunca más.
Eso era exactamente lo que quería. Pasé mis manos sobre sus hombros,
observando mis dedos bailar a lo largo de los tatuajes en la parte superior
de sus brazos. Él era tan cálido, tan duro con músculos.
—¿Dolerá?
Gemí.
Él se echó hacia atrás y me miró con tanta ternura que mi pecho dolió.
El dorso de sus dedos rozó mi mejilla.
—Oh, Lily. No quiero hacerte daño por nada. No soy como Andre.
Me apoyé en su toque.
—Lo siento…
—Me veo toda desgastada —dije, avergonzada. No era bonito. Sabía que
no lo era. Las marcas estaban apiladas una encima de la otra y
profundamente excavadas en algunos puntos donde Andre se había
alimentado una y otra vez—. Creo que le gustaba dejar grandes mordidas
feas sobre mí porque era una especie de cosa posesiva de él. Como si el
marcarme más fuera a arruinarme como almuerzo vampiro para todos
los demás. —Además, sabía que jodía con mi cabeza, aunque no le admití
eso a Ellis.
—No creo que sean feas, Lily. —Su voz era tan suave que mis ojos se
llenaron de lágrimas sólo de la emoción doliendo en mi corazón—. No me
dicen que estás desgastada. Me dicen que eres una sobreviviente. Que
has atravesado el infierno y saliste por el otro lado. —Presionó otro beso
en mi piel, enviando escalofríos por mi brazo—. Y las amo porque son
parte de ti. Amo cada centímetro de ti.
—Gracias.
—Tendrías que esperar en línea para eso. Tengo primicia sobre la tortura
de vampiros.
—Te voy a dar la primicia en eso —dijo con una sonrisa, y siguió besando
mi brazo inferior, entonces dejó caer un último beso en el hueco de mi
codo—. ¿Mi mordedura te ha molestado hasta ahora?
Sacudí la cabeza.
—¿Qué otras partes? —pregunté en voz baja, más curiosa que asustada
ahora. Había tanta adoración y amor en cada toque de la boca y las
manos de Ellis que no estaba asustada, sino intrigada—. ¿Mi cuello?
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—Voy a seguir mordiéndote ahora —me dijo en voz baja, su mirada fija
en la mía.
—Aquí.
—Déjame morder estos, Lily —dijo en voz baja, luego se inclinó para besar
mi boca hambrienta—. Voy a hacerlo muy bien para ti.
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—S-sí —exhalé.
—No, me gusta. Me gusta todo lo que estás haciendo. —Mi voz era tímida
y acaricié su cuerpo con mis manos, rasgando su piel—. No estoy
asustada. No contigo. Sé que me vas a mantener a salvo.
—Dios, te amo, Lily. Eres todo para mí. —Su boca presionó besos en mis
pechos y el valle entre ellos—. No sabía por qué los otros se ponían tan
locos sobre sus compañeras, pero ahora lo sé. En todo lo que puedo
pensar es en tu esencia, tu sabor, la forma en que tus labios se hinchan
cuando los beso... lo que sentiría al hundirme entre tus muslos y
enterrarme allí. —La punta de su nariz rozó ligeramente sobre mi piel—.
Creo que sería el puro cielo.
—Quiero eso —jadeé—. Quiero todo eso. Quiero que me tomes como tuya.
Ellis gruñó por mis palabras y su boca se arrastró hasta mi cuello. Sus
dedos se entrelazaron en mi cabello mojado e inclinó mi cabeza hacia
atrás, dejando al descubierto mi cuello.
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—¿Segura que quieres que haga esto? Porque quiero reclamarte aquí
mismo. —Su lengua lamió a lo largo de una de las cuerdas de mi cuello,
exactamente donde Andre había dejado una marca—. Te cubriría con mi
reclamo aquí, así todo el mundo sabría que te he tomado como mía.
—Estoy lista.
—Shhh —dijo Ellis—. Te tengo, Lily. Está hecho. Ahora eres mía. —El
orgullo agresivo en su voz me hizo relajarme, y sus brazos continuaron
sosteniéndome cerca, su cuerpo caliente presionando el mío en el
colchón. La sensación de su gran silueta sobre la mía era tranquilizadora,
por extraño que parezca, toda esa piel caliente me recordaba que esto era
diferente que antes. Este era Ellis. Él nunca me haría daño sólo por ser
cruel.
Él gimió.
—¿Ellis?
—Voy a morder este dulce coño —dijo, en voz baja y ronca—. Voy a hundir
mis dientes en esta deliciosa carne y reclamarte justo aquí para mí.
Temblé.
—Por favor.
Pero en lugar de hacer como prometió, sólo lamió mis pliegues de nuevo,
lamiendo la humedad entre mis piernas. Me retorcí, mis caderas tratando
de levantarse en respuesta, pero su mano se apoderó de mi bajo vientre
y me apretó contra la cama, manteniéndome fija para que él pudiera
atenderme con su boca.
—Creo que soy adicto a este dulce sabor —me dijo, deslizando su lengua
por los labios de mi coño de nuevo—. Estás tan húmeda de deseo que no
puedo evitarlo. Amo cada sabor tuyo.
—Dios, sí —gemí.
—¿Quieres que hunda mis dientes justo en este dulce coño y lo reclame
para mí?
Tiré mi cabeza hacia atrás y jadeé, sus palabras trayendo una nueva
ronda de humedad entre mis piernas.
Uno de sus dedos rozó los labios de mi sexo, y luego comenzó a deslizarlo
hacia atrás y adelante, arrastrándolo a través de la humedad que yo
estaba produciendo.
...Y grité cuando su lengua se abrió paso entre los labios de mi sexo y se
frotó contra mi clítoris.
Y me vine. Dios, me vine. Me vine tan duro y tan salvaje que todo mi
cuerpo parecía temblar y estremecerse, y grité del puro alivio de mi
liberación. Se disparó a través de mí como un tren de carga, casi violento
en su intensidad, y mis talones se hundieron en el colchón, mis caderas
levantándose incluso mientras él continuaba trabajando mi clítoris, sus
dedos empujando profundamente en mi interior. Y yo seguía viniéndome
y viniéndome, la onda de la marea rodando a través de mí.
Ellis se rio y pasó su lengua contra mi clítoris una vez más, enviando una
pequeña réplica a través de mi cuerpo. Sus dedos se deslizaron de mi
interior e hice un pequeño sonido de protesta. En el siguiente momento,
sin embargo, su peso me presionó hacia abajo sobre la cama, y su boca
estaba sobre la mía de nuevo, y podía probarlo tanto a él como a mi
orgasmo en su boca, y gemí contra sus labios.
—¿Qué pasa conmigo? —dijo, girando sus caderas contra las mías para
que su polla se arrastrara contra mi coño sensible. Sus brazos apoyados
estaban desbordados de colores tatuados y me encantó verlos flexionados
cuando él enjauló mi cuerpo bajo el suyo. La sensación de su polla
arrastrándose contra mi carne resbaladiza estaba volviéndome un poco
loca, y sentí la necesidad construyéndose a través de mi cuerpo otra vez—
. ¿Crees que no obtengo ningún placer de eso, Lily? ¿Crees que odié
reclamarte con mi boca?
—Creo que eres demasiado bueno en esto —jadeé. Me incliné y mordí uno
de esos deliciosos bíceps, sin poder evitarlo. Su piel estaba ligeramente
húmeda con sudor, y el olor de él era increíble.
Él gruñó bajo.
Él sacudió la cabeza.
Le fruncí el ceño.
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—Esto... suena como una línea para que puedas ir al natural —dije con
escepticismo.
—Bien, bien…
Se rio de nuevo.
Me relajé.
—Dios, te amo.
Con cada palabra, golpeó en mí otra vez, con cada una golpeando su
cuerpo más fuerte contra el mío.
—Guau.
Sacudí la cabeza.
—Bueno, ya sabes lo que esto significa, entonces —dijo Ellis, una sonrisa
pícara curvando su boca—. Parece que vamos a tener que intentarlo de
nuevo.
Solté un bufido, pero mis dedos bajaron por su espalda, hacia su glúteo,
y lo apreté, disfrutando de la carne apretada bajo mis dedos.
Él gimió.
Página | 100
H
icimos el amor tres veces más, tres apasionadas, llenas de
mordidas, sexys, gloriosas y agitadas veces, antes de que mi piel
empezara a ondear en respuesta y garras surgieran de mis
dedos. Me aterroricé, pero Ellis estaba eufórico, y con caricias
reconfortantes de sus manos en mi piel e instrucciones fáciles, me
acompañó a través de mi primer cambio.
Me sonrió.
—Por supuesto que lo hace. Por eso me convertí en veterinario. Así podía
averiguar cómo cuidar un poco mejor de nuestros animales. Me
especializo en medicina de la granja.
—Oye, Beau —dijo Ellis, jalándome un poco más cerca de él—. Traeré a
Lily a casa. Ella es mía. La cambié y la reclamé. —Con esa audaz
declaración, él prácticamente vibró con tensión. Suficientemente raro,
pude oler el cambio de emoción en el aire, sólo uno de tantos cambios a
los que tendría que acostumbrarme como cambiadora, sospeché.
—Nada que discutir —dijo Ellis—. Amo a Lily, ella me ama, y puedo
mantenerla segura si es parte del clan Russell. No voy a dejar que otro
vampiro ponga sus asquerosas manos encima de la mujer que amo.
—Me doy cuenta que acabamos de relajar las reglas sobre cambiar
humanos para emparejar, Ellis, pero maldición, ¿cómo va a lucir si los
únicos cambiando mujeres son los Russell? Primero Josh, ahora tú…
Beau resopló.
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—Tengo dinero, ¿no es así? —pregunté, hablando por primera vez desde
que Beau había llegado—. ¿No dijo alguien que tenía mucho dinero de los
vampiros?
Mi mandíbula cayó.
—¿Pocos… millones?
—Bien entonces —dijo Beau. Su mirada era dura mientras nos veía a mí
y a Ellis—. Tenemos mucho que hacer. Necesitamos avisar a la policía
que Lily ya no es una persona extraviada, una vez que tengamos una
buena historia de encubrimiento. Necesitamos decirles a los vampiros
que ella ha sido transformada y ahora está bajo nuestra protección.
Tenemos que hacerles saber al consejo de alfas que otra mujer humana
ha sido transformada. Necesitamos establecer a Lily en nuestro clan y
empezar a enseñarle como controlar su cambio, y… —Su expresión se
suavizó—, ustedes dos necesitan entrar así podemos darle a Lily la
bienvenida apropiada a la familia. Bath está cocinando el desayuno y va
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—Sí, señor.
Estaba en casa.
Moderadoras
LizC y Mari NC
Staff de Traducción
âmenoire90 Flochi LizC
Staff de Corrección
G.Dom Dianna K
Gabba flochi
Mari NC
Recopilación y Revisión
Mari NC
Diseño
PaulaMayfair
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