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 EFECTOS DE LA GLOBALIZACIÓN EN LOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE DÉBILES

Se acaban de celebrar dos reuniones con visiones diferentes de la economía: el Foro Económico
Mundial, en Nueva York, que congrega anualmente en la localidad suiza de Davos a líderes y
dirigentes empresariales de todo el mundo, y el Foro Social Mundial, surgido como una alternativa
a la anterior, en Porto Alegre, que se ha constituido como la mayor organización antiglobalización.

Vamos a analizar los efectos económicos que produce la globalización, para tratar de deducir en
qué parte unos u otros pueden tener razón. Es un tema polémico, pero de la discusión puede
surgir luz.

Antes conviene delimitar el marco conceptual de la globalización de la economía. Podemos decir


que es un proceso en el que los límites nacionales de la actividad económica y financiera han sido
traspasados para alcanzar accesos más libres a la tecnología, a los mercados de factores y
productos y financieros, consiguiendo mayor integración de la economía mundial. Tenemos así
una globalización económica y una globalización financiera.

Es evidente que la globalización, como consecuencia de la extensión del mercado, origina


ganancias de productividad y de eficiencia, que dan lugar a mayor crecimiento, elevando la renta
por habitante y a mayor generación de empleo. Sin embargo, es también evidente que genera
unos costes derivados de:

Un aumento de la volatilidad financiera con consecuencias, tanto sobre las corrientes de fondos
internacionales como sobre los tipos de cambio (como ejemplo, las crisis de la deuda exterior de
los ochenta; la de México, 1994-1995); la asiática, 1997-1998; la de Brasil, 1999, y la actual crisis
Argentina. Para paliar tales crisis se ha propuesto la denominada tasa Tobin).

Una entrada masiva de capitales que genera presiones inflacionistas, aprecian los tipos de cambio
y reducen la competitividad para exportaciones.

Un efecto contagio sobre otros países.

Dejar al margen del proceso a determinadas áreas infradesarrolladas que dan lugar a una
congelación de su renta por habitante (la renta subsahariana sólo ha aumentado en el periodo
1960-1995 en 20 dólares per cápita.

Aumentar las desigualdades entre países (el 20% de los más ricos consumen el 86% de la
producción mundial, en tanto que el 20% de los más pobres sólo consumen el 1,3%; 1.300
millones de habitantes viven con menos de un dólar al día; las exportaciones de los países
desarrollados superan el 24% de su producto interior bruto, en tanto que para los países más
arrasados sólo supone el 9%).

Aunque ahora se habla mucho de globalización, su origen está en la segunda mitad del siglo XIX
por la fuerte reducción de las barreras arancelarias, la aparición de nuevas tecnologías que
redujeron fuertemente el tiempo y coste del transporte, la revolución industrial inglesa y la
liberalización de los mercados de capitales. Las dos guerras mundiales paralizaron el proceso, que
quedó sustituido por políticas proteccionistas.
La segunda globalización se pone en marcha a partir de 1950 por: nuevas tecnologías en
transporte y comunicaciones que han permitido que sus costes caigan espectacularmente;
liberalización de los intercambios de bienes, servicios y capitales, tanto por negociaciones
multilaterales en el GATT, OMC, OCDE y FMI como por decisiones unilaterales y bilaterales de los
países o las zonas en que están integrados (UE).

Los efectos económicos de esta segunda globalización, en la que estamos, han sido:

Crecimiento del comercio internacional de bienes y servicios a más ritmo que el PIB. El primero se
ha multiplicado por 16 y el segundo, por 5,5.

Fuerte apertura de los países al exterior. La relación de importaciones más exportaciones con
relación al PIB es en Inglaterra del 57%; Francia, 51%; Alemania, 69%, y España, 60%.

Integración y globalización de los mercados financieros. Pero su avance ha sido bastante menor
que el de la primera globalización.

Progreso de la globalización financiera muy fuerte, como se desprende del intercambio de bonos y
acciones y de comercio de divisas, que han crecido un 25% y 24%, respectivamente. Las
transacciones diarias en divisas han alcanzado los tres billones de dólares que en 1973 sólo fueron
15.000 millones de dólares.

La renta por habitante ha crecido al 3% anual, produciéndose una doble convergencia: entre los
países ricos y algunos intermedios, y, por otra parte, entre los países en desarrollo menos
avanzados; sin embargo, la diferencia de renta por habitante entre los más ricos y los más pobres
se ha ensanchado de nuevo.

Este proceso globalizador ha tenido consecuencias:

Integración de los mercados de productos y de capitales.

Los shocks o perturbaciones producidos en cualquier lugar del mundo se pueden extender al resto
y provocar fases recesivas de alcance internacional, como lo prueba la influencia de las crisis de
Japón y EE UU en Europa, con peligro de recesión mundial.

El nacimiento de una economía mundial distinta, tanto a nivel financiero, con un mercado de
capitales enorme y muy integrado, como económico, con una integración de la producción sin
tener en cuenta fronteras nacionales.

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