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FACULTAD DE INGENIERÍA Y ARQUITECTURA

División de postgrado
Maestría en ingeniería sanitaria

INFORME DE LECTURA
I. Del libro Ética en los negocios de Manuel G. Velázquez

Cap. 5 La ética y el medio ambiente

JUANA MELISSA PAULA MOREL

Asignatura: Ética Profesional y Ambiental

Profesor: Dr. Julián Álvarez Acosta


Introducción:

De un modo general, llamamos ética a la rama de la filosofía que se ocupa de la moral es


decir, de las reglas, códigos o normas que nos permiten vivir en sociedad y que hacen
que juzguemos unas cosas como buenas y otras como malas, así como de los valores o
sea, de la importancia última que asignamos a las cosas o a las acciones, importancia
que se convierte en el atributo que condiciona el curso de nuestro comportamiento, y por
la cual algunas cosas se hacen deseables y otras no. Así pues, la ética no se ocupa de
cómo son las cosas, sino de cómo deberían ser, de acuerdo con ciertos principios, en
muchos casos ideales o utópicos, que permiten una mejor vida en sociedad.

Por su parte, podemos entender por ética del medio ambiente a la rama de la ética que
analiza las relaciones que se establecen entre nosotros y el mundo natural que nos rodea.
De hecho, entre los productos culturales más importantes de la evolución humana están
determinadas preocupaciones éticas, incluyendo la preocupación por el medio ambiente
en general y los seres vivos en particular. Por ende el siguiente informe de lectura tipo
ensayo tratara de tocar los puntos más importantes del cap. 5 del libro Ética en los
negocios de Manuel G. Velázquez, algunos ejemplos ayudarán a concretar la idea.
De un modo más general, interesan a la ética del medio ambiente problemas más
amplios, como los siguientes: ¿tenemos algún derecho “especial” sobre el resto de la
naturaleza?, ¿nos obliga nuestra “posición como seres humanos” a realizar alguna
consideración determinada para con otros seres vivos?, ¿hay alguna “obligación ética” o
ley moral que debamos seguir en el uso que podemos hacer de los recursos naturales?
En tal caso, ¿por qué es así?, ¿en qué se basan tales limitaciones?, ¿en qué se diferencian
de los principios morales que rigen nuestras relaciones con otros miembros de nuestra
misma especie? A la ética del medio ambiente le incumben también las mismas grandes
preguntas que a la ética en general.
Capítulo 5. Ética y medio ambiente:
Los óxidos de azufre, que se encuentran en los lugares en que la hulla y el petróleo
son combustibles comunes, corroen el metal y la piedra y, en las concentraciones
que a menudo se observan en las ciudades grandes, reducen la visibilidad, lesionan
la vegetación y contribuyen a la incidencia de enfermedades respiratorias y muerte
prematura. Además de su aportación al esmog fotoquímico, que se describe más
adelante, los óxidos de nitrógeno son los causantes de la bruma parda que no sólo
obstruye la vista en algunas de nuestras ciudades, sino que pone en peligro los
aviones al despegar y aterrizar. En concentraciones más altas que las que
normalmente prevalecen, estos óxidos pueden interferir la función respiratoria y,
según se sospecha, pueden contribuir a enfermedades respiratorias. Estos
compuestos se forman por la combustión de todo tipo de combustibles.
Los hidrocarburos son una clase muy amplia de compuestos químicos, algunos de
los cuales, en forma de partículas, han producido cáncer en animales de laboratorio,
mientras que otros, emitidos principalmente por los automóviles, desempeñan un
papel importante en la formación del esmog fotoquímico.
El esmog fotoquímico es una compleja mezcla de gases y partículas que la luz del
sol produce a partir de las materias primas óxidos de nitrógeno e hidrocarburos que
expulsan a la atmósfera principalmente los automóviles. El esmog, cuyos efectos se
han observado en todas las regiones del mundo, puede dañar gravemente los cultivos
y los árboles, deteriorar el caucho y otros materiales, reducir la visibilidad, causar
irritación en los ojos y la garganta y, se cree, reducir la resistencia a las
enfermedades respiratorias.
5.1.2. Contaminación del agua:
La contaminación de las fuentes de agua es un problema antiguo, que nos ha
acompañado desde que la civilización comenzó a usar el agua para eliminar sus
desperdicios y sus aguas negras. Sin embargo, los contaminantes actuales del agua
son mucho más diversos, pues consisten no sólo en desechos orgánicos sino también
en sales disueltas, metales y materiales radiactivos, así como materiales suspendidos,
como bacterias, virus y sedimentos.
Éstos pueden perjudicar o destruir la vida acuática, poner en peligro la salud humana
y ensuciar el agua. Las metalúrgicas de colado continuo y laminado en caliente
utilizan ácidos para lavar metales, y esos ácidos se eliminan después enjuagando con
agua. El agua ácida de estas fuentes a veces se vierte en arroyos y ríos. Los elevados
niveles de ácido que estas prácticas producen en las corrientes de agua son letales
para la mayoría de los organismos que viven en el entorno acuático.
5.1.3. Sustancias tóxicas:
Las sustancias peligrosas o tóxicas son sustancias que pueden causar un incremento
en las tasas de mortalidad o en las enfermedades irreversibles o incapacitantes, o que
tienen otros efectos muy adversos sobre la salud o el medio ambiente. Esto incluye
sustancias ácidas, metales inorgánicos (como mercurio o arsénico), solventes
inflamables, plaguicidas, herbicidas, fenoles, explosivos, etc. (Los desechos
radiactivos también se clasifican como sustancias peligrosas, pero las trataremos por
separado más adelante.) Aunque ahora ya se conocen los efectos sobre la salud de
algunas sustancias, todavía se desconoce la toxicidad de muchas otras, o es difícil
determinarla. Muchas sustancias químicas causan enfermedades crónicas sólo
después de transcurrido mucho tiempo desde que una persona entra en contacto por
primera vez con el compuesto.
5.1.4. Desechos sólidos:
Los basureros municipales mismos son fuentes importantes de contaminación, pues
contienen sustancias tóxicas como cadmio (proveniente de baterías recargables),
mercurio, plomo (de baterías para automóvil y cinescopios de televisor), vanadio,
cobre, cinc y PCBs (de refrigeradores, estufas, motores y aparatos electrodomésticos
construidos antes de 1980 y que se desecharon posteriormente). Sólo cerca de una
cuarta parte de todos los tiraderos municipales prueba las aguas freáticas para
detectar una posible contaminación; menos del 16% cuenta con forros aislantes; sólo
el 5% junta los desechos líquidos contaminantes antes de que se filtren a los mantos
freáticos; menos de la mitad impone algún tipo de restricciones en cuanto a las clases
de desechos líquidos que se pueden verter en ellos. No es sorprendente que casi una
cuarta parte de los sitios que se identifican en la Lista de Prioridades Nacionales
Superfund como los que representan el mayor peligro químico para la salud pública
y el entorno sean tiraderos municipales. No obstante, la cantidad de basura
residencial que los estadounidenses producen parece poca en comparación con las
cantidades de desechos sólidos que producen los procesos industriales, agrícolas y
mineros.
5.1.5. Desechos nucleares:
Los reactores nucleares de agua ligera contienen materiales radiactivos que incluyen
carcinógenos conocidos como estroncio 90, cesio 137, bario 140 y yodo. Niveles
extremadamente altos de radiación de estos elementos pueden matar a una persona;
dosis más bajas (sobre todo si se inhalan o ingieren partículas de polvo radiactivo)
pueden causar cáncer de la tiroides, los pulmones o los huesos, así como daños
genéticos que se transmiten a generaciones futuras. Los desechos transuránicos
contienen cantidades más pequeñas de los elementos que se encuentran en los
desechos de alto nivel, y provienen del procesamiento de combustible agotado y de
diversos procesos militares. Hasta hace poco, los desechos transuránicos se
enterraban en zanjas superficiales. Sin embargo, se ha descubierto que los materiales
radiactivos han estado migrando desde esas zanjas, y podría llegar a ser necesario
exhumarlos y reubicarlos, lo cual costará varios cientos de millones de dólares.
5.1.6. Extinción de especies:
Es bien sabido que los seres humanos han reducido las poblaciones de docenas de
especies vegetales y animales hasta llevarlas al borde de la extinción. Se sabe que
desde 1600 al menos 36 especies importantes identificables de mamíferos y 94
especies importantes identificables de aves se han extinguido55. Varios cientos de
especies más, como las ballenas y los salmones, están amenazadas por depredadores
comerciales. Los bosques también están siendo diezmados por la industria maderera.
Entre 1600 y 1900 la mitad del área boscosa de Estados Unidos fue talada56. Los
expertos estiman que las selvas tropicales del planeta están siendo destruidas a razón
del 1% anual57. Si las tendencias actuales continúan, las extensiones boscosas
totales se habrán reducido en un 40% para cuando acabe el siglo XX. Se espera que
la pérdida de hábitats boscosos, combinada con los efectos de la contaminación,
habrá causado la extinción de entre medio millón y dos millones de especies -del 15
al 20% de todas las especies del planeta- para principios del Siglo XXI.
5.2. La ética del control de la contaminación
Durante siglos, las instituciones de negocios pudieron hacer caso omiso de su
impacto sobre el entorno natural, lujo que tuvo varias causas. En primer lugar, los
negocios podían tratar cosas del estilo del aire y el agua como si fueran bienes
gratuitos, es decir, bienes que no son propiedad de nadie y que por tanto cualquier
compañía puede usar sin pagar a nadie por su uso.
Desde luego, los problemas de contaminación no tienen su origen únicamente en las
actividades de los negocios. La contaminación también es resultado del uso que los
consumidores hacen de los productos, así como de los productos de desecho
humanos. Por ejemplo, una fuente primordial de contaminación del aire es el uso de
automóviles, y una fuente primaria de contaminación del agua son las aguas negras.
En realidad todos somos contaminadores.
5.2.1. Ética ecológica:
Algunos investigadores consideran que la mejor forma de plantear el problema de la
contaminación (y de las cuestiones ecológicas en general) es en términos de nuestra
obligación de reconocer y preservar los “sistemas ecológicos” dentro de los que
vivimos. Un sistema ecológico es un conjunto interrelacionado e interdependiente de
organismos y entornos, como un lago en el que los peces dependen de diminutos
organismos acuáticos, los cuales a su vez se alimentan de productos de desecho de
plantas en descomposición y peces. Dado que las distintas partes de un sistema
ecológico están interrelacionadas, las actividades de una de sus partes afectan a todas
las demás. Esta insistencia en lo que algunos llaman ética ecológica o “ecología
profunda” no se basa en la idea de que el entorno se debe proteger por el bien de los
seres humanos. Más bien, la ética ecológica se basa en la idea de que las partes no
humanas del entorno merecen conservarse por sí mismas, beneficien o no a los seres
humanos. Varios partidarios de este enfoque han formulado sus puntos de vista en
una “plataforma” que consiste en las siguientes declaraciones:

1. El bienestar y prosperidad de la vida humana y no humana en la Tierra tienen


valor por sí solos. . . Estos valores son independientes de la utilidad del mundo no
humano para los fines humanos.
2. La riqueza y la diversidad de las formas de vida contribuyen a hacer realidad esos
valores y también son en sí valores.
3. Los seres humanos no tienen derecho a reducir la riqueza y diversidad como no
sea para satisfacer necesidades vitales.
4. La prosperidad de la vida y las culturas humanas es compatible con una reducción
sustancial de la población humana. La prosperidad de la vida no humana exige tal
reducción.
5. La interferencia humana actual con el mundo no humano es excesiva y la
situación está empeorando rápidamente.
6. Por tanto, es necesario modificar las políticas. Los cambios en las políticas afectan
estructuras económicas tecnológicas e ideológicas básicas. La situación resultante
será muy diferente de la que prevalece en la actualidad.
7. El cambio ideológico consiste principalmente en apreciar la calidad de la vida. . .
en lugar de ceñirse a un nivel de vida cada vez más alto.
8. Quienes están de acuerdo con los puntos anteriores tienen la obligación de
participar de forma directa o indirecta en la lucha por implementar los cambios
necesarios. Así pues, una “ética ecológica” es aquella que asegura que el bienestar
de al menos algunos seres no humanos es intrínsecamente valiosa y que, debido a
este valor intrínseco, los seres humanos tenemos la obligación de respetarlos y
preservarlos.
Para muchos de quienes se preocupan por nuestro papel en la naturaleza, tanto la
visión de dominio como la de administración resultan ciertamente antropocéntricas,
por lo que, en su lugar, favorecen una concepción más amplia de la ética del medio
ambiente, centrada en el fenómeno de la vida. Esta aproximación biocéntrica
reconoce la existencia de un orden en la estructura y el funcionamiento de la
naturaleza, previo a la voluntad humana individual o colectiva. En este sentido, la
existencia humana se sitúa en igualdad de importancia con la de otros seres vivos, tal
y como lo defendieron John Muir o Aldo Leopold. (Ética de la Tierra y otras
visiones biocéntricas)
Conclusión:

A partir de la descripción de la crisis socioecológica actual, mostramos la


necesidad de seis transformaciones claves de una sociedad futura:
a. Pasar de una visión antropocéntrica del mundo que comprende solo los intereses y
valores humanos a una visión solidaria entre el mundo natural y el mundo humano,
que comprende los intereses y valores del resto de los seres vivos que comparten la
biosfera con nosotros, lo que significa orientarse hacia una solidaridad
antropocósmica y una justicia interespecífica.
b. Pasar de una sociedad dividida y territorialita (Estados-nación), aunada por una
globalización económica y financiera asimétrica e injusta, a una sociedad no
territorialita, que aspira a una sociedad global aunada en una conciencia planetaria
que lucha por la igualdad y por la justicia global.
c. Pasar de una sociedad que solo comprende los intereses presentes a una sociedad
planetaria que comprende los intereses de los seres humanos futuros, esto es,
orientada hacia una justicia intergeneracional basada en el principio de
responsabilidad por las generaciones futuras.
d. Pasar de una economía productivista, desarraigada de la Tierra, abstracta e
inmaterialita en cuanto separada de la biosfera y materialista en cuanto abusa de los
recursos naturales mediante ritmos de producción y consumo desenfrenados, a una
economía que se inserta como un subsistema dentro del ecosistema físico, global y
finito que es la biosfera, lo que significa pasar de una economía capitalista y
productivista a una economía ecológica.
e. Pasar de sociedades insostenibles, depredadoras del medio y profundamente
desiguales en lo social, a sociedades ecológicamente sostenibles más justas e
igualitarias.
f. Pasar de una ciudadanía global para unos pocos a una ciudadanía ecológica, de la
Tierra, consciente y activa desde su lugar de compartir una única Tierra para una
humanidad actual y futura.
Viendo el panorama actual, creo que debemos tomar más en serio estas
consideraciones, para así poder aplicarlas a la conservación y desarrollo sano de
nuestro medio ambiente.
Bibliografía:
Libro Ética en los negocios de Manuel G. Velázquez
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-
569X2013000200002
https://www.revistaciencias.unam.mx/es/44-revistas/revista-ciencias-91/236-la-etica-
y-el-medio-ambiente.html

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