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[S]i bien la parte actora adujo que era víctima de desplazamiento forzado, lo cierto
es que dicha circunstancia en nada afecta el cómputo del inicio de la caducidad,
dado que de los hechos y las pretensiones formuladas en la demanda no se
desprende que esa situación haya sido la fuente del daño que se pretende sea
indemnizado.
ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / ERROR DE REGISTRO DE
INSTRUMENTOS PÚBLICOS / REGISTRO DE BIEN INMUEBLE / REGISTRO
INMOBILIARIO / INSCRIPCIÓN EN EL FOLIO DE MATRÍCULA INMOBILIARIA /
CÓMPUTO DEL TÉRMINO DE CADUCIDAD DE LA ACCIÓN / CONOCIMIENTO
DEL HECHO DAÑOSO / INOPERANCIA DE LA CADUCIDAD DE LA ACCIÓN -
Frente a la pretensión por falla del servicio registral
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN A
1. La demanda
(…).
Por oficio No. 4521 del 25 de octubre de 2007, la Procuraduría Regional del
Tolima le informó a la señora Martha Martínez Suárez que conforme a la queja
presentada por ella se había iniciado indagación preliminar; sin embargo,
mediante resolución de noviembre de 2008, la entidad ordenó el archivo
definitivo de esa indagación.
Por auto del 20 de octubre de 2010 (fl. 68, c.1), el Tribunal Administrativo del
Tolima admitió la demanda, decisión que se notificó en debida forma al Ministerio
Público y a las entidades demandadas (fl. 71, 73 y 74, c.1).
2.1.1. El Incoder
Agregó que, en el evento en que se tuviera como fecha de ocurrencia del presunto
daño, la venta del predio -23 de abril de 2008- el Incoder no se encontraba
legitimado por pasiva e incluso la señora Martínez Suárez tampoco estaría
legitimada, ya que para ese momento no era socia de la empresa comunitaria (fl.
126 a 136, c.1).
[L]a falla del servicio que se alega se configura en el permitir que se corriera la
escritura pública No. 219 del 23 de abril de 2008 de la Notaría de Armero
Guayabal, contentiva de dos actos: a. la cancelación de la condición
resolutoria expresa y b. la venta del mismo sin la autorización del Incoder, así
como la posterior inscripción del mencionado documento público en el folio de
matrícula inmobiliaria No. 351-5022 de la Oficina de Registro de Ambalema,
anotación No. 11 del 24 de abril de 2008, con lo que se concretó el perjuicio y
es desde esta fecha en que se debe empezar a contabilizar el término de
caducidad, el que por mandato legal se suspende con la solicitud de
conciliación prejudicial, lo que ocurrió el 26 de marzo de 2010 y se reactiva
con la expedición de la constancia de no acuerdo conciliatorio, que se hizo el
28 de junio de 2010, para ser presentada la demanda el día 28 de julio de
2010, fecha en la que no había operado la caducidad, por tanto este
presupuesto también está superado.
4. El recurso de apelación
Como sustento del recurso, adujo que para computar el término de caducidad se
debe tener en cuenta que los demandantes fueron víctimas de desplazamiento
forzado, lo cual se acredita con (i) una comunicación que la señora Martha
Martínez dirigió al Incoder, en la cual le solicitó ayuda por haber recibido ella y su
familia amenazas por parte de un grupo al margen de la ley que le concedió 6
horas para salir de la finca “Buena Vista de Caicedo”; (ii) certificaciones de la
condición de desplazados que vive el grupo familiar demandante; (iii)
certificaciones enviadas por la Procuraduría Delegada para la Prevención en
Derechos Humanos; y (iv) testimonios de los vecinos de la residencia del grupo
familiar demandante.
El recurso fue concedido el 17 de abril de 2012 (fl. 452, c.p) y admitido por esta
Corporación el 26 de junio de ese mismo año (fl. 457, c.p).
El 10 de agosto de 2012 (fl. 459, c.p) se corrió traslado a las partes para que
alegaran de conclusión y al Ministerio Publico para que rindiera el concepto
correspondiente.
III. C O N S I D E R A C I O N E S
1. Competencia
2. Caducidad de la acción
1
La demanda se presentó el 28 de julio de 2010 (fl. 128 c. 1) y la suma de las pretensiones
acumuladas equivalía a 3456 SMMLV.
El ordenamiento jurídico consagra la figura de la caducidad como una sanción por
el no ejercicio oportuno de las acciones judiciales, para lo cual la ley establece
taxativamente unos términos dentro de los cuales el interesado tendrá la carga de
promover el litigio a través de demanda y de no hacerlo en tiempo, perderá la
posibilidad de accionar ante la jurisdicción para hacer efectivo su derecho.
En ese orden de ideas, el numeral 8 del artículo 136 del Código Contencioso
Administrativo, modificado por el artículo 44 de la Ley 446 de 1998, en lo relativo
al medio de control de reparación directa, instituye un término de dos (2) años
para presentar la demanda, contados a partir del día siguiente a la ocurrencia de
la acción u omisión causante del daño, vencido el cual ya no será posible solicitar
que se declare la responsabilidad patrimonial del Estado.
3. Análisis de la Sala
2
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección C, auto del 26 de julio de 2011, Exp. 41037,
C.P. Enrique Gil Botero. “La caducidad es la sanción que consagra la ley por el no ejercicio
oportuno del derecho de acción, en tanto al exceder los plazos preclusivos para acudir a la
jurisdicción, se ve limitado el derecho que asiste a toda persona de solicitar que sea definido un
conflicto por el aparato jurisdiccional del poder público.
“Es decir, las normas de caducidad tienen fundamento en la seguridad jurídica que debe imperar
en todo ordenamiento, en el sentido de impedir que situaciones permanezcan en el tiempo, sin que
sean definidas judicialmente. En otros términos, el legislador establece unos plazos razonables
para que las personas, en ejercicio de una determinada acción y, con el fin de satisfacer una
pretensión específica, acudan a la organización jurisdiccional del poder público, a efectos de que el
respectivo litigio o controversia sea definido con carácter definitivo por un juez de la República con
competencia para ello.
la escritura pública No. 219 de ese mismo año. De tal suerte que, al evidenciar
que la solicitud de conciliación se presentó el 26 de marzo de 2010, esto es,
faltando 30 días para el vencimiento del término, y que la constancia de no
conciliación se expidió cuando se habían superado los 3 meses previstos para tal
efecto, el término se reanudó el 26 de junio de 2010 y finalizó el 26 de julio
siguiente.
Por tanto, le corresponde a esta Sala establecer si la demanda aquí analizada fue
interpuesta oportunamente y si, en tal virtud, es del caso entrar a examinar el
fondo de la controversia.
La Sala encuentra que en la primera pretensión formulada por la parte actora hay
dos imputaciones, de una parte, las omisiones en que presuntamente incurrieron
el Incoder y la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales y Agrarios “en
cumplir los deberes de inspección, vigilancia y demás que les impone la
constitución y la ley, muy a pesar de haber puesto en su conocimiento las serias
irregularidades que se adelantaban por parte del representante legal del proyecto
comunitario” y, de otra parte, la supuesta falla del servicio respecto de la
Superintendencia de Notariado y Registro “por haber cancelado, de manera
indebida, mediante escritura pública No. 219 del 23 de abril de 2008 de la Notaría
de Armero Guayabal y anotación No. 11 del 24 de abril de 2008, en el folio de
matrícula inmobiliaria No. 351-5022 de la Oficina de Registro de Instrumentos
Públicos de Ambalema, la condición resolutoria que pesaba sobre el inmueble
denominado Lote No. 3”.
(…)
Compromisos de la comunidad:
[E]l presidente informa que delega a Jorge Vargas -fiscal de la empresa- para
que haga un acercamiento con Martha Cecilia Martínez y concilie el interés
social que la empresa le adeuda para así buscar una solución viable a uno de
los inconvenientes más notorios que tenemos (…).
El fiscal informa que efectivamente fue delegado para conciliar con Martha,
pero no fue con ella quien negocio sino con su compañero y que al final
después de varias aclaraciones llegó a un acuerdo con ellos, quedando
comprometido que en un término de 3 meses se le cancelara este interés, él
dice que esta es la propuesta que trae para haber (sic) si estamos de acuerdo,
propuesta que fue aprobada por unanimidad (…).
Yo, Martha Cecilia Martínez Suarez, con cedula de ciudadanía No. 28737932
de Lérida (Tolima), en atención al asunto de la referencia me permito, que en
el acuerdo que hice con el fiscal de la Empresa Comunitaria El Rubí, en que el
26 de abril, negociamos el interés de mi propiedad, por un valor de 5.000.000
millones e (sic) donde en 45 días seria cancelado en el momento no o (sic)
cumplido.
- Por oficio 8510 del 28 de diciembre de 2007, el Incoder requirió a la empresa
comunitaria para que le cancelaran la suma adeudada a la señora Martha
Martínez por concepto de “liquidación del interés social que le corresponde como
exsocia de esa empresa comunitaria” y, por tanto, alleguen los respectivos recibos
de pago (fl. 117, c. 1).
De conformidad con los hechos que fueron probados en el proceso se tiene que:
3.1. En relación con la pretensión dirigida a que se declare la responsabilidad del
Incoder y la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales y Agrarios, por
presuntamente omitir sus deberes de inspección y vigilancia: (i) la señora Martha
Cecilia Martínez ingresó a la Empresa Comunitaria El Rubí, en calidad de socia, el
4 de junio de 2002; (ii) que la demandante fue excluida de dicha empresa, el 29 de
junio de 2005; (iii) que aquella informó al Incoder, el 6 de diciembre de 2007, que
la referida empresa no le había cancelado la cuota a la que tenía derecho y que
había acordado por valor de $5’000.000; (iv) que efectivamente el Incoder
mediante comunicación del 28 de diciembre de 2007 le comunicó que oficiaría a la
empresa comunitaria para que en el menor tiempo posible le cancelara su interés
social y, le sugirió que, en caso de incumplimiento, debía “acudir a la justicia
ordinaria para la aplicación de acciones por la vía coercitiva”.
Así las cosas, la Sala advierte que el inicio del cómputo de la caducidad debe
empezar desde el día siguiente al de la comunicación que el Incoder le remitió a la
señora Martha Cecilia Martínez, esto es, desde el 29 de diciembre de 2007 y hasta
el 29 de diciembre de 2009; sin embargo, como la solicitud de conciliación judicial
fue presentada el 26 de marzo de 2010, en el presente caso se configuró la
caducidad de la acción.
Ahora, si bien la parte actora adujo que era víctima de desplazamiento forzado, lo
cierto es que dicha circunstancia en nada afecta el cómputo del inicio de la
caducidad, dado que de los hechos y las pretensiones formuladas en la demanda
no se desprende que esa situación haya sido la fuente del daño que se pretende
sea indemnizado.
3.2. Respecto de la pretensión dirigida en contra de la Superintendencia de
Notariado y Registro, la parte actora en el recurso de apelación sostuvo que
tratándose de actos sujetos a registro, según la jurisprudencia de esta
Corporación, el término de caducidad debe contabilizarse a partir del momento en
el cual la parte interesada en demandar el acto de inscripción tuvo conocimiento y
no desde la fecha de su inscripción, que para el caso concreto fue el 20 de
octubre de 2008, cuando la señora Martha Martínez le solicitó al Incoder que “le
informara las circunstancias en que había sido vendido el predio adjudicado a la
empresa comunitaria a la que pertenecía”.
3
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “A”, M.P.: Hernán Andrade Rincón. 13 de
noviembre de 2013. Radicado: 26434; M.P.: Marta Nubia Velásquez Rico. 12 de mayo de 2016.
Radicado: 36336.
4
Según Diez-Picazo el concepto de causalidad se utiliza para dar respuesta a dos tipos de
problemas: “el primero es encontrar alguna razón por la cual el daño puede ligarse con una
determinada persona, de manera que se pongan a cargo de ésta, haciéndola responsable [de las]
las consecuencias indemnizatorias, para lo cual se utiliza el concepto de causa (…) al imponer el
deber de indemnizar a ´el que causa daño a otro´; en segundo lugar, se trata de relacionar, a la
inversa de lo que hacíamos anteriormente, al daño con la persona, pues el precepto, remarcando
el uso de la palabra causa, dice que se indemniza el ´daño causado´”: DIEZ-PICAZO, Luis y
PONCE DE LEÓN, Fundamentos de derecho civil patrimonial, T. V, Thomson-Civitas, Madrid,
2007, p. 357.
condición resolutoria que pesaba sobre el inmueble “Lote No.3”5, mediante la
escritura pública n.° 219 del 23 de abril de 2008, de la Notaría Única de Armero y
la anotación n.° 11 del 24 de abril de 2008, en el folio de matrícula inmobiliaria
351-5022 de la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Ambalema, y ii) el
daño alegado por la parte demandante, esto es, el no pago de la ganancia social
que le correspondía a la señora Martha Martínez Suárez por haber sido socia de la
empresa comunitaria El Rubí, como se evidencia en la pretensión “tercera”, la cual
es subordinada de la pretensión “primera”, que se formuló en los siguientes
términos:
A título de daño emergente, los cuales se estiman para la presentación de
esta demanda, como mínimo en la suma de seiscientos cincuenta millones de
pesos (…) (650’000.000), que representa la cuota social que en derecho le
correspondía, como socia de la empresa comunitaria el Rubí, por no haber
tomado las medidas a que hubiera habido lugar y de esa manera impedir el
levantamiento de la condición resolutoria y la compraventa (…).
Así, de las pruebas allegadas al proceso se tiene que la parte actora no acreditó la
relación de identificación entre el hecho dañino y la entidad como autora del daño
toda vez que de las pruebas allegadas al proceso lo que se demostró es que quien
le debía hacer el referido pago a la señora Martínez Suárez no era la
Superintendencia de Notariado y Registro sino la empresa comunitaria el Rubí, la
cual no fue demandada.
4. Condena en costas
FALLA: