Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Muy sencillo, nos explicó el señor Whitson. Él había inventado ese cuento del
Gatiguampo. Jamás había existido tal especie. Por tanto, cada uno de los datos de
nuestras notas era incorrecto. ¿Acaso queríamos que nos aprobara por contestar
falsedades? Huelga decir que nos pusimos furiosos. ¿Qué clase de prueba era
esa? ¿Y qué clase de maestro era ese?
El señor Whitson agregó que esperaba que hubiéramos aprendido algo de esa
experiencia: los maestros y los libros de texto no son infalibles. Y nadie lo es. Nos
recomendó no permitir que nuestras mentes se adormecieran y tener siempre el
valor de expresar nuestra inconformidad cuando el maestro o el libro de texto nos
parecieran errados.
Cada lección del señor Whitson constituía una aventura. Todavía hoy recuerdo,
casi de principio a fin, algunas de sus disertaciones. Un día nos dijo que su
Volkswagen era un organismo viviente. Tardamos dos días en armar una
refutación que le pareciera aceptable. No se dio por satisfecho hasta que le
demostramos no sólo que sabíamos lo que era un organismo viviente, sino
también que teníamos la entereza de defender la verdad.
No he realizado ningún gran descubrimiento científico, pero las lecciones del señor
Whitson nos infundieron a mí y a mis compañeros algo igualmente importante: el
valor civil de mirar a las personas a la cara y decirles que están en el error.
También nos enseñó que esta actitud puede ser divertida.
Disponible en http://www.geocities.com/fdomauricio/aprender_a_pensar.htm?200722