Está en la página 1de 5

Universidad de Santiago de Compostela

Máster en Estudios Internacionales

DESARROLLO Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL

Comentario sobre el libro “Repensar la pobreza: Un giro radical en la lucha


contra la desigualdad global” de Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo.
Editorial Taurus, 2012, 376 páginas.

Alumno: Hernán Cruz Sánchez

Profesor: Rafael García Pérez


I. LOS POBRES SON ACTORES RACIONALES

“El punto de partida natural para empezar a desvelar este misterio es asumir
que los pobres saben lo que hacen”1

Una de las ideas principales de los autores, es que los pobres actúan de forma racional. Esto que parece
una obviedad, implica reconocer que existe cierta lógica en su comportamiento y que, a fin de generar
cambios positivos en las sociedades, será necesario abordar las diferentes problemáticas sobre el terreno y
analizar en profundidad las razones por las cuales las cosas son como son. A su vez, implica reconocerle a los
pobres la capacidad de tomar decisiones que pueden sacarlos de la pobreza.

La teoría de la elección racional, parte del supuesto de que los actores actúan de forma eficiente, lo cual
implica que buscan maximizar sus utilidades utilizando la menor cantidad de recursos y solo cuando la
utilidad marginal supere el costo marginal. 2 Esto también implica que los actores operan según sus intereses,
y de acuerdo a los incentivos que generan las instituciones –políticas, económicas y sociales—y las
particularidades de su entorno. Sin embargo, la teoría reconoce que existen ciertas desviaciones que
impiden que los actores actúen de la forma más racional. La más importante de estas es la falta de
información.

Los autores reconocen la falta de información como un elemento que distorsiona los incentivos en la
toma de decisión de los pobres, pero agregan otro que afecta a todo ser humano independientemente del
país donde resida: el problema de la inconsistencia temporal. Esta teoría, plantea que las personas
pensamos el presente de forma diferente al futuro, y que por ende somos reacios a asumir costes en el
presente y propensos a posponerlos3, por más que tengamos toda la información necesaria y sepamos que
redunda en un beneficio para nosotros.

“Los pobres están atrapados en el mismo tipo de problemas que nos afectan a todos
los demás, entre los que están la falta de información, el pensamiento débil y la
tendencia a dejar las cosas para más tarde.” 4

II. LOS POBRES ASUMEN GRANDES RIESGOS Y RESPONSABILIDADES.

Otra de las ideas que plantean los autores, es que los pobres, al encontrarse en países donde las
instituciones no funcionan bien, carecen de redes de contención que les alienten a tomar buenas decisiones
y los proteja del riesgo. Esto hace que los pobres sean totalmente responsables por sus decisiones, deban
asumir grandes riesgos, y sean extremadamente vulnerables a posibles contratiempos 5, lo cual en última
instancia les genera un gran estrés.6 Sin embargo, y teniendo en cuenta que los pobres son actores
racionales, éstos se las ingeniado para diversificar los riesgos y tener mayor seguridad, tal y como haría
cualquier inversor. Esto explica su propensión a tener muchos hijos 7 y la existencia de seguros informales
basados en la solidaridad entre vecinos.8

1
Banerjee, Abhijit y Esther Duflo 2012, “Repensar la pobreza: Un giro radical en la lucha contra la desigualdad global”,
Madrid: Taurus, p. 46.
2
Downs, Anthony 1957, “An economic theory of political action in democracy”, The Journal of political economy, vol. 65,
issue 2, pags. 135-150
3
Banerjee y Duflo, Op. cit, p. 93.
4
Ibid., p. 97.
5
Ibid., p. 179.
6
Ibid., p. 182.
7
Ibid., p. 185.
8
Ibid., p. 186.

1
Por otro lado, no es sencillo para ellos tomar las decisiones correctas, no solo porque carecen de la
información, sino porque las instituciones existentes no los incentivan a ello. A esto se le suma el problema
de la inconsistencia temporal, el cual hace que incluso sabiendo lo que es conveniente, la decisión se
postergue para no asumir los costos en el presente. En este sentido, los autores plantean la importancia de
que las políticas generen ciertos “empujones” que sirvan de incentivo para que los pobres tomen las
decisiones correctas.

“Los incentivos o las multas pueden empujar a las personas a hacer algo que ellos
mismos consideran deseable, pero que van posponiendo constantemente. Visto desde
una perspectiva más general, la inconsistencia temporal es un argumento potente para
facilitar al máximo que la gente haga “lo correcto”, a la vez que se puede dejar libertad
a quien decida no hacerlo”9

III. NO HAY HAMBRE EN EL MUNDO, SINO MALA ALIMENTACIÓN.

En el capítulo 2, los autores abordan la cuestión del hambre como trampa de la pobreza, y analizan la
razón por la cual no puede afirmarse que en el mundo falte alimento, ni que los bajos ingresos afectan la
cantidad de calorías consumidas. A su vez, resaltan que el gran problema de la alimentación a nivel mundial
no es necesariamente el consumo calórico, sino el déficit de ciertos nutrientes que afectan el desarrollo y las
capacidades de los individuos. 10

Mediante estudios de casos, llegan a la sorprendente conclusión de que, a mayor ingreso, no hay un
aumento del consumo de calorías, sino un desplazamiento hacia alimentos más costosos y un mayor gasto
en ocio. Teniendo en cuenta que los pobres son actores racionales, este comportamiento sugiere que hay
otras necesidades más importantes que la comida, y es precisamente la necesidad humana básica de tener
una vida agradable.11 Por otro lado, dado que los pobres no saben de nutrición, no es de extrañar que su
parámetro a la hora de elegir los alimentos que consumen sea el sabor. 12

“Es probable que tampoco sea suficiente con darles más dinero, e incluso que el
incremento de sus ingresos no conduzca a una mejor nutrición en el corto plazo. Como
se ha visto en la India, los pobres no comen ni más ni menos cuando crecen sus
ingresos; hay demasiadas presiones y deseos que compiten con la alimentación” 13

IV. LA VERDADERA TRAMPA DE LA POBREZA. CRÍTICA AL MOVIMIENTO DE LAS


MICROFINANZAS.

Si bien los autores valoran positivamente la existencia de instituciones de crédito para los pobres –
debido principalmente a que les permite endeudarse a una tasa menor que la ofrecida por prestamistas
usureros— son escépticos respecto a la idea de que todos los pobres que tienen negocios y toman
prestamos son emprendedores. Lo que los autores argumentan, es que estos pequeños negocios no son
prueba del espíritu emprendedor de los pobres, sino que son formas de asegurarse un sustento en una
economía que no les da oportunidades.14 Como corolario de esta idea, la mayor parte de los pobres no
aspiran a ser emprendedores –ni tampoco desean eso para sus hijos— sino que buscan acceder a empleos
9
Ibid., p. 94.
10
Ibid., p. 62 y 63.
11
Ibid., p. 60.
12
Ibid, p. 57.
13
Ibid., p.63.
14
Ibid., p. 281.

2
estables –de preferencia en la administración pública— que les garantice un sueldo y les dé mayor
seguridad. Esto les permitiría tener menores riesgos, planificar a futuro e incluso acceder a mejores
servicios.15

Los autores plantean también que incluso existiendo las facilidades que prestan las instituciones de
microfinanzas, existe una trampa en los negocios de los pobres que no se soluciona con pequeños
préstamos. Los pequeños negocios de los pobres suelen tener una gran rentabilidad marginal al principio,
pero este rendimiento luego se estabiliza, haciendo que la rentabilidad total sea baja y sea insensible al
aumento de la inversión. Por otro lado, están los negocios que tienen una mayor rentabilidad marginal y
generan una rentabilidad total mucho mayor, pero son casos de éxito aislados ya que requieren de mayores
inversiones de capital y habilidades de gestión que los pobres no tienen. 16

“El microcrédito y otras formas de ayuda a las microempresas todavía tienen que
jugar un papel importante en las vidas de los pobres, porque en un futuro próximo estos
pequeños negocios continuarán siendo la única vía de supervivencia para muchos de
ellos. Pero nos engañamos si creemos que pueden preparar el terreno para una salida
masiva de la pobreza”17

V. ¿CÓMO SE DEBE INTERVENIR? LA CREACIÓN DE INCENTIVOS.

Una de las conclusiones fundamentales del libro, es que debe modificarse la forma de abordar las
políticas de desarrollo, dejando de lado los planes burocráticos e ineficientes –generalmente se
fundamentan en alguna de las tres íes: ideología, ignorancia e inercia 18— y avanzar hacia políticas
inteligentes que generen incentivos que alienten a los pobres a tomar las decisiones correctas, lo cual en
última instancia genera círculos virtuosos de desarrollo.

“Deberíamos admitir que esto suponga la entrega de bienes o servicios (como


mosquiteros o visitas a centros de salud preventiva) gratuitos o incluso que se
recompense a la gente, por extraño que pueda parecer, por hacer las cosas buenas para
ellos”19

Un ejemplo interesante, son las transferencias monetarias condicionadas (TMC) 20, las cuales no solo
otorgan dinero a las familias que más lo necesitan, sino que también dan un “empujón” al condicionar
dichas transferencias al cumplimiento de ciertos requisitos, generalmente asociados a la asistencia de los
hijos a la escuela y/o centros de salud. De esta manera, se compensa el costo que tiene para los padres
tomar dichas decisiones en el presente y se les asegura un mejor futuro a las próximas generaciones.

También existen casos –como sucede con los créditos y los seguros— en los cuales el libre mercado no
puede satisfacer las necesidades de los pobres, generalmente debido a que las actividades no son lucrativas
o implican un riesgo inaceptable.21 Los autores consideran que, en estos casos, la intervención –e incluso la
provisión— por parte del gobierno sería positiva.22

15
Ibid., p. 285.
16
Ibid., p.277.
17
Ibid., p. 290.
18
Ibid., p. 319.
19
Ibid, p. 330.
20
Ibid, p. 109.
21
Ibid., p. 198.
22
Ibid., p. 330.

3
VI. CAMBIOS PROGRESIVOS DEL ROL DE LA MUJER EN SOCIEDADES POBRES.

Otra cuestión que me llamó la atención fue la implementación progresiva de políticas que permiten darle
mayor poder a las mujeres tanto en el ámbito familiar como comunitario. En este sentido, es destacable la
labor de concientización sobre planificación familiar y métodos anticonceptivos –lo cual le da a las mujeres
un mayor control sobre sus vidas reproductivas 23—, el papel de la mujer en los pequeños negocios y el poder
económico al que acceden gracias a los microcréditos 24, y las cuotas de género, que aseguran el acceso de
las mujeres a cargos electivos y que, si bien puede que por su rol histórico no tengan la libertad ni la
confianza para introducir grandes cambios, están demostrando que son capaces de ocupar dichas posiciones
al igual que los hombres y han contribuido a modificar el rol de la mujer en sus sociedades. 25

VII. CONCLUSIONES.

Antes de finalizar, me gustaría resumir ciertas diferencias observables entre el pensamiento de los
autores y el planteo institucionalista y liberal de la obra de William Easterly 26. En primer lugar, los autores
plantean que existen casos en los cuales políticas diseñadas por los gobiernos desde arriba e impuestas
desde la oferta –independientemente de que existiera una demanda por parte de los pobres— generaron
cambios sustanciales que permitieron elevar la calidad de vida de la población (Véase el caso de la Indonesia
de Suharto27). En segundo lugar –y relacionado con el caso anterior— los gobernantes pueden ser déspotas
y corruptos, pero eso no implica que todas sus políticas tengan que ser malas, e incluso no impide que
ciertas instituciones y políticas se lleven a cabo en ámbitos locales o por fuera de los canales políticos. 28 En
tercer lugar, los autores demuestran que existen ciertos sectores de la economía que en países pobres no
pueden operar según las reglas del libre mercado, y que requieren de la intervención directa del gobierno. 29
Por último, si bien los autores ponen en duda ciertas trampas de la pobreza, ponen de manifiesto que
existen políticas que pueden generar círculos virtuosos y que los gobiernos –y otros actores—deben alentar
a que los pobres tomen las decisiones correctas por sí mismos, creando así políticas sostenibles y eficaces
que permitan una mejor calidad de vida a las generaciones futuras.

Como conclusión, trascribo una cita que resume el enfoque que los autores le dan al estudio de la
pobreza:

“…si escuchamos a las personas pobres y nos obligamos a entender la lógica de sus
decisiones; si aceptamos la posibilidad del error y sometemos cada idea […] a un ensayo
empírico riguroso, no solo seremos capaces de construir una caja de herramientas
políticas eficaces, sino que también entenderemos mejor por qué los pobres viven de la
forma que viven. Armados con esta comprensión paciente, podemos identificar las
trampas de pobreza donde realmente se encuentran y podemos saber qué instrumentos
necesitamos dar a los pobres para ayudarles a salir de ellas” 30

23
Ibid., p. 148.
24
Ibid., p. 214.
25
Ibid., p. 323.
26
Easterly, William 2015 “La carga del hombre blanco: El fracaso de la ayuda al desarrollo”, Barcelona: Debate.
27
Banerjee y Duflo, Op. cit, p. 113 y 314.
28
Ibid., p. 326.
29
Ibid., p. 330.
30
Ibid., p. 333.

También podría gustarte