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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE SANTIAGO

NOMBRES
Yorgelis German Adames 2-18-0450

MATERIA
Cultura y Civismo

DOCENTE
Lic. Dulce María Caballero

FECHA
20-4-2020

Tema
La violencia
Tabla de contenido

Introducción........................................................................................................3
¿Qué son los derechos humanos?...................................................................4
Origen cultural de los Derechos humanos......................................................5
Declaración universal de los derechos humanos...........................................7
Derechos económicos, sociales y culturales..................................................7
Derechos civiles y políticos..............................................................................7
Derechos universales e inalienables................................................................8
Derecho interdependiente e indivisible...........................................................8
Iguales y no discriminatorios............................................................................9
Derechos y obligaciones...................................................................................9
Derecho humano a la paz................................................................................10
Conclusión........................................................................................................13
Bibliografía........................................................................................................14

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Introducción

Los derechos humanos rigen las relaciones de convivencia humana, orientan el


ordenamiento jurídico institucional y tienen una función crítica frente al orden
establecido.
Todo derecho implica un deber.
Según la Declaración Universal de Derechos Humanos, éstos son el ideal
común por el que todos los pueblos y Naciones deben esforzarse, ya que se
fundamentan en el reconocimiento de la dignidad y del valor como cualidades
intrínsecas de los humanos.
Las Naciones Unidas reconoce a los derechos humanos como el conjunto de
condiciones materiales y espirituales inherentes al ser humano, orientados a su
plena realización; esto es, realización en el plano material, racional y espiritual.
Por ello, una persona no puede ser utilizada como instrumento con ningún
pretexto. Los seres humanos no estamos al servicio de una religión, una
ideología, una cultura, un sistema político o económico, ni de otra u otras
personas, sino que todo ello, por el contrario, sirve o contribuye a nuestro
desarrollo como seres dignos.
En ese sentido, los derechos humanos cumplen con una función de control de
la legitimidad de todas las normas jurídicas; aquellas que son contrarias a las
normas, principios y valores relativos a los derechos humanos no pueden ser
validas ni formar parte del orden jurídico.

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LOS DERECHOS HUMANOS

¿Qué son los derechos humanos?


Los derechos humanos son aquellas «condiciones instrumentales que le
permiten a la persona su realización». En consecuencia subsume aquellas
libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes
primarios o básicos que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su
condición humana, para la garantía de una vida digna, «sin distinción alguna de
raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición».
Para los autores iusnaturalistas los derechos humanos son independientes o
no dependen exclusivamente del ordenamiento jurídico vigente, por lo que son
considerados fuente del derecho; sin embargo desde el positivismo jurídico la
realidad es que solamente los países que suscriben los Pactos Internacionales
de Derechos Humanos o Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (PIDCP) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (PIDESC) y sus Protocolos –Carta Internacional de Derechos
Humanos– están obligados jurídicamente a su cumplimiento. Así, por ejemplo,
en relación con la pena de muerte, contraria a la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte, no ha
sido firmado por países como China, Irán, Estados
Unidos, Vietnam, Japón e India.5
Desde un punto de vista más relacional, los derechos humanos se han definido
como las condiciones que permiten crear una relación integrada entre
la persona y la sociedad, que permita a los individuos ser personas jurídicas,
identificándose consigo mismos y con los demás.
Según las Naciones Unidas:
Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos,
sin distinción alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión
o cualquier otra condición. Entre los derechos humanos se incluyen el derecho
a la vida y a la libertad; a no estar sometido ni a esclavitud ni a torturas; a la
libertad de opinión y de expresión; a la educación y al trabajo, entre otros
muchos. Estos derechos corresponden a todas las personas, sin discriminación
alguna.

4
Origen cultural de los Derechos humanos
Los derechos humanos se proclamaron por vez primera durante la Revolución
Francesa de 1789, bajo el título “Declaración de los derechos del hombre en
sociedad”; aunque en realidad fueron el primer paso en firme de un largo
proceso cultural que tiene raíces en las distintas concepciones de la “dignidad
humana” arraigada en las culturas occidentales y orientales.

La Revolución Estadounidense, posteriormente, siguió los lineamientos de


“libertad, igualdad, fraternidad” de los revolucionarios franceses, en pro de
fundar una nación más igualitaria, si bien la esclavitud de los negros seguía
siendo un ítem pendiente de la lista.

El nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al término de


la Segunda Guerra Mundial, dio paso a la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (1948), un intento de sentar las bases de un orden social
mundial.

Posteriormente se aprobaron diversos tratados en la materia, como la


Convención Europea de los Derechos Humanos (1950), los Pactos
Internacionales de Derechos Humanos (1966) y la Convención Americana
sobre los Derechos Humanos (1969). Tratados más recientes abordan temas
específicos como los derechos del niño y el adolescente, o de las personas con
discapacidad.

En tiempos más recientes se redactaron y aplicaron documentos que afirman


los derechos individuales, como la Carta Magna (1215), la Petición de
Derechos (1628) y el Acta de Habeas Corpus (1679).

Por tanto, la versión moderna de los derechos humanos tiene su origen en la


cultura occidental y cobra forma a finales del siglo XVIII casi simultáneamente
en las trece colonias inglesas de América, que muy pronto se convertirían en
una federación independiente, los Estados Unidos, y en el Reino de Francia,
que se trasforma en República tras la revolución que acabó con el régimen
monárquico absolutista.

La Declaración de Independencia de los Estados Unidos (Filadelfia, 4 de julio


de 1776), contenía una enumeración bastante cercana a la noción moderna de
los Derechos Humanos: igualdad de todos los hombres, separación de
poderes, poder al pueblo y a sus representantes, libertad de prensa, poder
militar subordinado al civil, derecho a la justicia o libertad de culto religioso.

La traducción de esta Declaración a la lengua francesa tuvo influencia en la


elaboración de la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano (París, 1789) realizada en plena Revolución Francesa, de tal forma
que el comienzo de su artículo primero es desde entonces un punto de
referencia para el inicio de toda declaración relativa a los Derechos Humanos:
Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos.

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El Bill of Rights o Declaración de Derechos afianza el texto de la Declaración
de Independencia de los Estados Unidos al incorporarlos codificadamente a la
Constitución en 1791.

De acuerdo a lo dispuesto en la Declaración adoptada por consenso de los 171


Estados reunidos en Viena en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos
en 1993: “todos los derechos humanos son universales, indivisibles e
interdependientes y están relacionados entre sí”. “Entonces, la universalidad,
indivisibilidad e interdependencia son los pilares conceptuales en que trata de
sustentarse el reconocimiento y protección internacional de los derechos
humanos”
La universalidad es “inherente a los derechos fundamentales del hombre
porque estos son expresiones de la dignidad de todo individuo” y por lo tanto
deberían ser aceptados, respetados y garantizados por los Estados no
importando el sistema político-ideológico, económico y socio-cultural que
expresen. Cuestión que viene a ser un tanto ambigua y complicada debido a
las distintas cosmovisiones regionales y localistas.
Las teorías que defienden la universalidad de los derechos humanos se suelen
contraponer al relativismo cultural, que afirma la validez de todos los sistemas
culturales y la imposibilidad de cualquier valoración absoluta desde un marco
externo, que en este caso serían los derechos humanos universales. Entre
estas dos posturas extremas se sitúa una gama de posiciones intermedias.
Muchas declaraciones de derechos humanos emitidas por organizaciones
internacionales regionales ponen un acento mayor o menor en el aspecto
cultural y dan más importancia a determinados derechos de acuerdo con su
trayectoria histórica. La Organización para la Unidad Africana proclamó
en 1981 la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, que recogía
principios de la Declaración Universal de 1948 y añadía otros que
tradicionalmente se habían negado en África, como el derecho de libre
determinación o el deber de los Estados de eliminar todas las formas de
explotación económica extranjera. Más tarde, los Estados africanos que
acordaron la Declaración de Túnez, el 6 de noviembre de 1993, afirmaron que
no puede prescribirse un modelo determinado a nivel universal, ya que no
pueden desatenderse las realidades históricas y culturales de cada nación y las
tradiciones, normas y valores de cada pueblo. En una línea similar se
pronuncian la Declaración de Bangkok, emitida por países asiáticos el 22 de
abril de 1993, y la declaración de El Cairo, firmada por la Organización de la
Conferencia Islámica el 5 de agosto de 1990.

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Declaración universal de los derechos humanos

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documento


que marca un hito en la historia de los derechos humanos. Redactada por
representantes de todas las regiones del mundo de diferentes culturas y
tradiciones jurídicas, la Declaración fue proclamada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su Resolución
217 A (III) como un ideal común para todos los pueblos y naciones. Estableció,
por primera vez, derechos humanos fundamentales que deben protegerse
universalmente. Desde su aprobación en 1948, la DUDH se ha traducido a más
de 501 idiomas. Es el documento más traducido del mundo, y ha servido de
inspiración para las constituciones de muchos nuevos Estados independientes,
así como para numerosas nuevas democracias. Junto con el  Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y sus dos Protocolos
Facultativos (sobre el procedimiento de denuncia y sobre la pena de muerte); y
con el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y su
Protocolo Facultativo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos
forman la conocida como Carta Internacional de Derechos Humanos.

Derechos económicos, sociales y culturales

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales entró en


vigor en 1976 y, a finales de octubre de 2016, ya contaba con 164 Estados
parte. Entre los derechos humanos que este Pacto busca promover y proteger
se encuentran:

 el derecho a trabajar en unas condiciones justas y favorables;


 el derecho a la protección social, a un nivel de vida adecuado y al
disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental;
 el derecho a la educación y a gozar de los beneficios derivados de la
libertad cultural y el progreso científico.

Derechos civiles y políticos

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su primer Protocolo


Facultativo entraron en vigor en 1976. Este Pacto contaba con 167 Estados
parte a finales de 2010. El Segundo Protocolo Facultativo fue aprobado en
1989.

El Pacto recoge derechos como la libertad de movimiento; la igualdad ante la


ley; el derecho a un juicio justo y a la presunción de inocencia; la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión; la libertad de opinión y de expresión;
la reunión pacífica; la libertad de asociación; la participación en asuntos
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públicos y elecciones; y la protección de los derechos de las minorías. Asi
mismo prohíbe la privación de la vida; la tortura, las penas o los tratos crueles o
degradantes; la esclavitud y el trabajo forzoso; la detención o prisión arbitraria;
las injerencias arbitrarias en la vida privada; la propaganda en favor de la
guerra; la discriminación y la apología del odio racial o religioso.

Derechos universales e inalienables

El principio de la universalidad de los derechos humanos es la piedra angular


del derecho internacional de los derechos humanos. Este principio, tal como se
destacará inicialmente en la Declaración Universal de Derechos Humanos, se
ha reiterado en numerosos convenios, declaraciones y resoluciones
internacionales de derechos humanos. En la Conferencia Mundial de Derechos
Humanos celebrada en Viena en 1993, por ejemplo, se dispuso que todos los
Estados tenían el deber, independientemente de sus sistemas políticos,
económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos
y las libertades fundamentales.

Todos los Estados han ratificado al menos uno, y el 80 por ciento de ellos
cuatro o más, de los principales tratados de derechos humanos, reflejando así
el consentimiento de los Estados para establecer obligaciones jurídicas que se
comprometen a cumplir, y confiriéndole al concepto de la universalidad una
expresión concreta. Algunas normas fundamentales de derechos humanos
gozan de protección universal en virtud del derecho internacional
consuetudinario a través de todas las fronteras y civilizaciones.

Los derechos humanos son inalienables. No deben suprimirse, salvo en


determinadas situaciones y según las debidas garantías procesales. Por
ejemplo, se puede restringir el derecho a la libertad si un tribunal de justicia
dictamina que una persona es culpable de haber cometido un delito.

Derecho interdependiente e indivisible

Todos los derechos humanos, sean éstos los derechos civiles y políticos, como
el derecho a la vida, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión; los
derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la
seguridad social y la educación; o los derechos colectivos, como los derechos
al desarrollo y la libre determinación, todos son derechos indivisibles,
interrelacionados e interdependientes. El avance de uno facilita el avance de
los demás. De la misma manera, la privación de un derecho afecta
negativamente a los demás.  

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Iguales y no discriminatorios

La no discriminación es un principio transversal en el derecho internacional de


derechos humanos. Está presente en todos los principales tratados de
derechos humanos y constituye el tema central de algunas convenciones
internacionales como la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación Racial y la Convención sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
El principio se aplica a toda persona en relación con todos los derechos
humanos y las libertades, y prohíbe la discriminación sobre la base de una lista
no exhaustiva de categorías tales como sexo, raza, color, y así sucesivamente.
El principio de la no discriminación se complementa con el principio de
igualdad, como lo estipula el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos”.

Derechos y obligaciones

Los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. Los


Estados asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del derecho
internacional, de respetar, proteger y realizar los derechos humanos. La
obligación de respetarlos significa que los Estados deben abstenerse de
interferir en el disfrute de los derechos humanos, o de limitarlos. La obligación
de protegerlos exige que los Estados impidan los abusos de los derechos
humanos contra individuos y grupos. La obligación de realizarlos significa que
los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los
derechos humanos básicos. En el plano individual, así como debemos hacer
respetar nuestros derechos humanos, también debemos respetar los derechos
humanos de los demás.

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Derecho humano a la paz

Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el concepto de paz


ha ido experimentando evoluciones conceptuales que han llevado a
considerarla como una paz «positiva y dinámica que comporta el respeto de los
derechos humanos y el desarrollo integral de los pueblos» y no como el mero
hecho de la ausencia de violencia.
A lo largo del tiempo el concepto ha ido englobando otros aspectos como la
resolución de conflictos y el desarme, el desarrollo socioeconómico, los
derechos humanos y los problemas medioambientales. Es decir, la paz ya no
se considera como aquel estado posterior al fin de un conflicto. La paz «tiene
un sentido positivo con un triple objetivo: lograr la satisfacción de las
necesidades básicas de todos los seres humanos, la eliminación de todo tipo
de violencia (estructural, familiar, conyugal) y el respeto efectivo de todos los
derechos humanos (…)». Tener y vivir en paz no solo quiere decir no vivir en
guerra, sino que implica la satisfacción de las necesidades básicas, un
desarrollo económico, social, político y cultural garantizado; el respeto al medio
ambiente y la exigencia de la justicia y conocimiento de la verdad, así como el
asilo. De este modo, la paz es una consecuencia de la satisfacción y existencia
de los otros Derechos Humanos y, por ende, también inherente a todo ser
humano.
Esta reciente concepción implica, entonces, considerar la paz como un derecho
individual pero también colectivo, puesto que «las personas, los grupos, los
pueblos y toda la humanidad tienen el derecho inalienable de una paz justa,
sostenible y duradera», condiciones garantizadas, entre otros, por parte de los
estados. Esto implica considerar que la paz es un derecho de tercera
generación o derecho de la solidaridad. Los derechos de Tercera Generación o
de la solidaridad son derechos colectivos surgidos en la década de los 60 que
contemplan, por ende, cuestiones de carácter supranacional. Su resolución
afecta a conjuntos específicos de la sociedad y, por lo tanto, contienen
intrínsecamente el valor de la corresponsabilidad.
Esta visión cristalizó en España con la Declaración de Luarca del Derecho a la
Paz en 2006 recogida por la Asociación Española para el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos (AEDIDH). En su preámbulo ya se
menciona que la «paz no se limita a la estricta ausencia de conflicto armado».
Poco después el texto «califica el derecho humano a la paz como un derecho
con entidad propia, vocación universal y carácter intergeneracional. La paz es
un derecho y una necesidad de las personas y de los grupos (…). Con estos
presupuestos el derecho a la paz se sitúa claramente entre los llamados
derechos de la solidaridad, de corte marcadamente colectivo y que, aunque
con contenido propio, reposan sobre los derechos individuales».
La Declaración de Luarca reconoce los siguientes derechos: derecho a la
educación en y por la paz y el resto de derechos humanos; derecho a
la seguridad humana y a vivir en un entorno seguro y sano; derecho al
desarrollo y al medio ambiente sostenible; derecho a la desobediencia y a la
objeción de conciencia; derecho de resistencia contra la opresión y el
totalitarismo; derecho al desarme; libertad de pensamiento, opinión, expresión,

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conciencia y religión; derecho al refugio; derecho a emigrar y a participar;
derechos de las víctimas y de los grupos en situación de vulnerabilidad.
También considera obligaciones. Esencialmente, son los estados y la ONU las
principales responsables de garantizar el derecho humano a la paz. Los
estados tienen la obligación de adoptar medidas para construir y consolidar la
paz, así como de proteger a la Humanidad de la guerra. Por otro lado, la ONU
debe ser fortalecida en la doble acción de prevenir las violaciones y proteger
los derechos humanos y la dignidad humana, incluido el derecho humano a la
paz.
Otras entidades han adoptado la Declaración en sus ciudades (como es el caso
de Barcelona de la mano del Instituto Catalán Internacional por la Paz, ICIP, en
2010) y actualmente hay diversos grupos de trabajo concentrados en integrar el
derecho a la paz en el derecho internacional ayudándose, entre otros, de la
Alianza Mundial del Derecho Humano a la Paz.
El preámbulo de los dos Pactos Internacionales de Derechos Humanos ya
considera que «la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el
reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e
inalienables de todos los miembros de la familia humana». En la misma línea le
sigue la Proclamación de Teherán (1968), la Declaración sobre el progreso y el
desarrollo en lo social (1969) y la Declaración de Viena (1993).
Actualmente, existen instrumentos internacionales que consagran el derecho a
la paz como un derecho humano, pero son todas resoluciones de carácter
declarativo, sin poder jurídico. Así, el derecho a la paz está reconocido, pero de
momento no tiene protección jurídica, responsabilidad o medio de ser
garantizado. Es por esta razón que urge incorporar el derecho humano a la paz
en un tratado internacional que, debidamente ratificado, tendría efectos en los
sistemas jurídicos internos. Pero, para generar obligaciones entre los estados,
el derecho a la paz debe ser incorporado en los tratados internacionales. Hay
tres formas para ello: en un protocolo adicional al Convenio Europeo de
Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, en un nuevo pacto de
derechos de tercera generación y en una Declaración de la Asamblea General
de Naciones Unidas.
Las opciones anteriores no son sencillas. Por lo que respecta a la primera
opción no podría considerarse válida puesto que, para garantizar el
cumplimiento del Convenio se creó un órgano judicial para proteger los
derechos civiles y políticos que se desprenden del Protocolo. Estos no se
tutelan igual que los derechos económicos, sociales y culturales puesto que
estos son colectivos y de desarrollo progresivo. La paz es un derecho colectivo,
pero también tiene elementos de carácter individual que permitirían a las
víctimas acudir a la justicia internacional. Un nuevo pacto de derechos de
tercera generación es beneficioso en cierto modo porque los derechos de
tercera generación deben tratarse de forma especial al ser fundamentalmente
colectivos. Sin embargo, y como se ha mencionado antes, el derecho a la paz
tiene una dimensión individual que se vería privada al no poder ser justiciable
mediante esta vía. Finalmente, el último método produciría un gran impacto
teórico a nivel internacional, pero poco relevante en términos jurídicos. La
Declaración en sí misma carece de efectos jurídicos y, por lo tanto, los estados

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no se ven obligados a su cumplimiento. En este caso, una declaración sería el
paso previo para que se escalase e incorporase en un tratado internacional.

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Conclusión

Al concluir este trabajo podemos decir que los Derechos Humanos son la
resultante de la búsqueda de equidad entre los hombres del mundo. Estos son
derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de
nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional, color, religión, lengua,
o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin
discriminación alguna.
Los Estados tienen las obligaciones y los deberes de respetar, proteger y
realizar los derechos humanos. La obligación de respetarlos significa que
deben abstenerse de interferir en el disfrute de los derechos humanos o
delimitarlos. La obligación de protegerlos exige que impidan los abusos de los
derechos contra las personas y grupos. La obligación de realizarlos significa
que los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los
derechos humanos básicos.
Nosotros, así como debemos respetar nuestros derechos, también debemos
respetar los derechos de los demás.

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Bibliografía

https://www.ohchr.org/sp/Issues/pages/whatareHumanrights.aspx

https://es.wikipedia.org/wiki/Derechos_humanos

https://www.un.org/es/sections/issues-depth/human-rights/index.html

https://democraciaparticipativa.net/documentos-data-a-referenda/documentos-en-
espanol/documentos-sobre-derechos-humanos/4359-los-derechos-humanos-video.html

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/temas/derechos-humanos/

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