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Universidad Nacional Abierta

Dirección de Investigaciones y Postgrado

CAPÍTULO 5:
PROFESORES
FORMADORES Y TUTORES

García Aretio, L. (2001). La educación a distancia. De


la teoría a la práctica. Barcelona: Ariel
(Compilación con fines instruccionales)
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 121

CAPÍTULO 5

PROFESORES/FORMADORES Y TUTORES

Quiénes son los alumnos, sus perfiles correspondientes, sus actitudes y


comportamientos habituales, los prerrequisitos con los que acuden equipados a una
determinada actividad formativa, sus necesidades, etc., son informaciones de las que
casi todas las instituciones educativas, presenciales o a distancia, suelen
disponer. Sin embargo, no está definido, o al menos lo está poco, quién ha de ser el
profesor o formador de enseñanza a distancia, cuál su perfil y funciones
específicas. La realidad es que existe una mayoría del profesorado de instituciones a
distancia que ha sido formada por procedimientos convencionales para enseñar en
sistemas convencionales, y sólo en casos reducidos se ha recibido una formación
específica para enseñar a distancia.

Son obvias las distintas estrategias pedagógicas que requiere una docencia a
distancia frente a las que vienen siendo habituales en las instituciones ordinarias. En
la enseñanza presencial el profesor interacciona directamente cara a cara con sus
estudiantes, tiene que preparar los materiales de apoyo a su docencia, las actividades
de aprendizaje, elaborarlas pruebas de evaluación, diseñar su diaria actuación
autónoma en el aula, etcétera. Mientras que el docente de enseñanza a distancia no
entra en contacto físico habitual con sus estudiantes (Sherry, 1996). La
comunicación con ellos está mediada no sólo por la tecnología sino por los otros
miembros del, por nosotros denominado ampliamente como, equipo docente:

1. Planificadores a los que debe exigírseles un alto grado de especialización


dado que los fundamentos, estructuras y organización son diferenciados de
las propuestas presenciales.

2. Expertos en los contenidos de la disciplina o curso en cuestión. Son


aquellos profesionales que (más) saben sobre el rema o materia.

3. Pedagogos - tecnólogos de la educación que pueden desempeñar


funciones tales como:

o Adaptar contenidos de cursos, materias o tema, de corte convencional,


de manera que puedan ser aprendidos a distancia.
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o Diseñar y desarrollar materiales específicos y entornos de aprendizaje.


4. Especialistas en la producción de materiales didácticos: editores,
diseñadores gráficos, expertos en comunicación y medios técnicos
(producción, transmisión de materiales audiovisuales informáticos) etc.
5. Responsables de guiar el aprendizaje concreto de los alumnos -
directores de curso- que planifican y coordinan las diversas acciones
docentes (a distancia y presenciales), integran los distintos medios, y
diseñan el nivel de exigencia y las actividades de aprendizaje precisas para
superar el grado de logro previsto.
6. Tutores/consultores, orientadores, asesores, consejeros, animadores que
motivan el aprendizaje y aclaran y resuelven las dudas y problemas surgidos
en el estudio de los alumnos.
7. Evaluadores que suelen coincidir, fundamentalmente, con los responsables
de guiar el aprendizaje o con los tutores. Habría, incluso, que distinguir
entre aquellos que proponen las pruebas de evaluación y quienes las
corrigen y comentan. No siempre son los mismos.
Los roles del educador que se presentan unificados y concentrados en la
docencia presencial aparecen ahora diversificados y diferenciados en distintas
personas participantes del proceso. Tan educador es el que aporta el contenido
como el que colabora con el diseño, el que prepara o el que corrige las evaluaciones,
el que asesora en los centros académicos o actúa como tutor por teléfono o por
correspondencia. La educación a distancia requiere, pues, diseño más tutoría; ambas
cubren, potencian y suplen la distancia (Cirigliano, 1983: 20).
Si bien se hace aconsejable que en la docencia convencional el profesor esté
constantemente al día sobro los avances de las teorías y tecnologías educativas,
didácticas, del aprendizaje y de la comunicación, en la modalidad a distancia esta
continua actualización se hace imprescindible de todo punto, dado el avance de
las tecnologías de la información v comunicación, esenciales en los procesos de
formación a distancia.
En todo caso, queremos destacar que todas ellas son tareas que con mayor o
menor intensidad y dedicación se han de considerar en una propuesta a
distancia. Otra cuestión es quiénes y cuántos las han de desempeñar. Dependerá de
las instituciones, de sus dimensiones y de sus dotaciones de recursos. En las más
pequeñas y en aquellas que cuentan con escasos recursos humanos v económicos,
algunas de esas funciones o tareas son desempeñadas por la misma persona.
Pues bien, hechas las anteriores consideraciones, entendemos que un docente a
distancia se puede definir como uno de los profesionales miembro de un equipo en el
que participan diferentes expertos y especialistas con el fin de satisfacer las
necesidades de aprendizaje de los estudiantes a distancia a través de un diálogo
didáctico mediado.
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 123

Ya sabemos que son hoy millones de ciudadanos del mundo los que siguen
estudios a distancia. Este fulgurante desarrollo de esta modalidad de enseñanza
exige de nuestras instituciones universitarias, donde se forman los futuros docentes,
dotar a éstos no sólo de los conocimientos sobre los fundamentos, estructuras y
procesos de la educación cara a cara, tal y como se viene haciendo, sino proveerlos,
equiparlos con los conocimientos teóricos, técnicos y prácticos propios de esta
distinta forma de enseñanza-aprendizaje.
De las siete diferentes tareas que anteriormente hemos destacado como formas
de docencia en la enseñanza y aprendizaje abiertos y a distancia, nos detendremos
en este capítulo en las que hacen referencia al propio proceso de enseñanza-
aprendizaje, es decir, una vez planificada la acción formativa y elaborados los
materiales básicos. Así, nos centraremos en los apartados números 5) Responsables
de guiar el aprendizaje y, sobre todo, 6) Tutores. El ámbito de evaluación lo
entenderemos subsumido por uno de los dos o por ambos a la vez. Sin embargo,
antes debemos destacar la singular importancia que viene adquiriendo desde hace
unos años el administrador de red, el experto informático, el técnico que ha de
mantener los procesos de interacción a través de las nuevas tecnologías.
Estos técnicos, expertos en los sistemas informáticos y de telecomunicaciones,
se convierten en elementos esenciales dentro del proceso completo. Es decir, se les
necesita para el diseño y desarrollo de materiales y también para mantener en
servicio permanente el entorno virtual de aprendizaje, si es el caso. Aunque conviene
aclarar que no todos los entornos de aprendizaje exigen las mismas atenciones por
parte de estos técnicos. Algunas de estas propuestas formativas, además de los
materiales impresos, sólo utilizan el correo electrónico, quizás una lista de distribución
y probablemente un sistema de foros para el debate, herramientas éstas que
precisan de menor atención especializada.
Al igual que en la enseñanza presencial, es fundamental en la enseñanza a
distancia la construcción de los necesarios entornos educacionales. Resulta tan
importante la figura del profesor/formador en los sistemas a distancia que la mayoría
de los proyectos que han fracasado dentro de esta modalidad ha sido por la falta de
entornos educativos adecuados. Keegan en 1986 constató que más del 50% de los
sistemas de aprendizaje a distancia dependen de lo que sucede una vez han sido
desarrollados los materiales y éstos se encuentran en poder de los
estudiantes. Costosos programas para el desarrollo de los materiales, dirigidos a
estudiantes a distancia, han fracasado porque los entornos educacionales necesarios
para el éxito han sido olvidados (Keegan, 1998).
1. El responsable de guiar el aprendizaje
Es el más habitualmente denominado profesor o formador de una determinada
propuesta formativa a distancia (la tarea n.° 5) es, en efecto, el responsable del
proceso, una vez los materiales básicos están elaborados o
124 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

han sido seleccionados. De él depende el grado o nivel de exigencia que se imponga


a los estudiantes para superar el curso o materia, por ello, habrá de seleccionar o
elaborar los diferentes ítems o elementos para evaluar, así como los criterios en los
que basará la valoración. En instituciones que contemplen esta figura y la de los
tutores, serán aquellos los que deben coordinar la acción de los tutores y. si es el
caso, de los consultores.
Generalmente un docente responsable de esta tarea en la formación a distancia
debe organizar su trabajo de forma muy cuidadosa. La anticipación en este tipo de
enseñanzas es fundamental para que el desarrollo de su acción docente ofrezca las
menores dificultades. Y no olvidemos que las tecnologías que progresivamente se
han venido incorporando a estos procesos exigen de los profesores una disposición
de permanente formación.
El avance vertiginoso de las tecnologías obligan a adoptar nuevos entornos de
aprendizaje que exigen de cualificados expertos en su uso, habilidades que, en su
medida, habrán de trasladar a sus alumnos. Schlosser y Anderson (!993) identifican
las nuevas habilidades que ha de dominar un docente de educación a
distancia. Serían éstas:
• Entender la naturaleza y filosofía de la educación a distancia.
• Identificar las características de los estudiantes que aprenden físicamente
separados del docente.
• Idear y desarrollar cursos interactivos adaptados a las nuevas tecnologías.
• Adaptar las estrategias de enseñanza al modo de entrega en la modalidad a
distancia.
• Organizar los recursos instruccionales en un formato apropiado para el estudio
independiente.
• Formarse y practicar en el uso de los sistemas de telecomunicaciones.
• Implicarse en la organización, planificación colaborativa y toma de decisiones.
• Evaluar los logros de los distantes estudiantes, sus actitudes y percepciones.
2. La figura del tutor
La palabra tutor lleva implícita el concepto que hace referencia a la figura por la
que se ejerce la protección, la tutela, defensa o salvaguardia de una persona menor o
necesitad, en su primera acepción. En sistemas educativos abiertos y a disciplina, la
característica primordial es la de fomentar el desarrollo del estudio independiente, su
figura pasa a ser básicamente la de un orientador del aprendizaje del alumno aislado,
solitario y carente de la presencia del profesor instructor habitual. En la situación de
soledad y lejanía académica en que suele encontrarse el alumno de la enseñanza a
distancia, la figura del tutor cobra su más profundo y primigenio significado por
cuanto que se hace cargo de su asistencia y ayuda
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 125

personal, a la vez que ostenta para él la representación vicaria de la institución


(García Aretio y Castillo, 1996).
No existe un acuerdo entre los autores e instituciones en la denominación del
docente al servicio del alumno en un sistema educativo no presencial. Se le ha
llamado indistintamente tutor, asesor, facilitador, consejero, orientador, consultor,
etc., caracterizándolo en relación con las funciones que desempeña, aunque ha de
reconocerse que el término que más fortuna ha hecho es el de tutor.
En la enseñanza a distancia, el esfuerzo en solitario del alumno resulta
generalmente insuficiente, por lo que se hacen necesarios los apoyos a ese
aprendizaje individual que permitan la superación de los numerosos obstáculos que
de orden tanto cognoscitivo como afectivo se le van a presentar. Para estos alumnos
se multiplican las dificultades propias que el estudio puede acarrear a un estudiante
presencial. Robinson (1981: 141-145) apuntaba hace dos décadas tres tipos de
problemas con los que han de enfrentarse los estudiantes de instituciones no
presenciales.
• Los referentes a la falta de hábitos de estudio que dificultarán el aprendizaje
independiente.
• Los que tienen que ver con la propia distancia que repercutirá en esa
sensación de soledad y de trato impersonal que pueden llevar al desánimo.
• Los estrictamente académicos, propios de la misma dificultad de los estudios.
Las dos primeras dificultades reseñadas, específicas del sistema, se tratan de
paliar mediante la creación de los diversos estilos de centros de atención al alumno o
de apoyo, así como con las inmensas posibilidades que nos ofrecen las
tecnologías. Así se posibilita la adquisición de hábitos y técnicas de estudio
adaptados al sistema, mediante el contacto presencial o virtual con los tutores y los
compañeros que se enfrentan a similares problemas, que a la vez propician que el
tercer tipo de dificultades -que igualmente se produce en las instituciones
convencionales- no se convierta en obstáculo insalvable para el aprendizaje
El tutor ha de poseer suficientes conocimientos de las materias que tutela -sin
llegar a la especialización que no se le requiere- y dominio de las técnicas apropiadas
para el desarrollo de las diversas formas y estilos de tutoría. El método tutoría! se
concebía en sus orígenes corno un sistema de educación individualizada en el que se
atendía a las características personales del estudiante dentro de un sistema de
educación colectiva.
3. Cualidades del tutor
Para tutores de enseñanza presencial se ha escrito mucho sobre sus cualidades
o perfil ideal. Sánchez (1979) seleccionó una serie de ellas,
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entresacadas de trabajos de Jones, Balay, Cox, etc., de entre aquellas que aparecían
con más frecuencia. Hoy, esta selección puede continuar siendo válida. Éstas serían
probables cualidades de ese tutor ideal que nosotros matizamos (García Aretio, 1985)
y que podrían cuadrar también para un .tutor a distancia:
• Autenticidad y honradez
• Madurez emocional.
• Buen carácter y cordialidad.
• Comprensión de sí mismo.
• Capacidad empática.
• Inteligencia y rapidez mental.
• Capacidad de escuchar
• Cultura social.
• Estabilidad emocional.
• Capacidad de aceptación.
• Inquietud cultural y amplios intereses.
• Liderazgo.
• Etc.
En una investigación antigua, pero muy completa, sobre las características de
los tutores de la Open University Brtiannica a partir de las descripciones que sobre
ellos hicieron los coordinadores, resultaron las siguientes categorías (Gibbs y
Durbridge, 1976):
• Competencia docente 34%
Conformada por las siguientes características:
− Conocimiento de la asignatura 6%
− Manejo del contenido 6%
− Habilidades docentes generales 9%
− Habilidades en el aula 6%
− Habilidades en tutoría por correspondencia 7%
• Estilo Personal 42%
Conformada por las siguientes características:
− Estilo interesante 4%
− Estilo sistemático 10%
− Estilo comprensivo 19%
− Estilo informal y flexible 9%
• Otros aspectos 24%
Se enmarcaban en este apartado los siguientes:
− Competencia social 5%
− Adecuación académica 3%
− Valores y volumen de trabajo 8%
− Competencia organizativa 8%
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Lentell (1995) nos habla de que el tutor de enseñanza a distancia ha de ejercer


y mostrar condiciones de apoyo, entusiasmo, ánimo, empatía, demostración,
explicación, clarificación, ubicación de objetivos, evaluación, realimentación,
corrección, graduación. En definitiva, estas características y las señaladas
anteriormente para los tutores harían de éstos, sin duda, unos auténticos
superhombres.

Si tratásemos de resumir todas estas cualidades, resulta de interés la aportación


de Spruce y otros (1988). En todos los ámbitos educativos se ha insistido en
averiguar cuáles podrían ser las cualidades ideales del buen tutor u orientador. Ha
sido mucha la literatura escrita sobre la cuestión. De todas formas, a pesar de la
variedad de perspectivas y conclusiones de todos estos estudios, parece que
básicamente se reiteran cuatro cualidades principales en el tutor que fundamentan
una buena acción tutorial o dificultan, en caso de ausencia, esa labor. Estas
cualidades son-cordialidad, aceptación, honradez y empatía. Vamos a
aproximarnos a cada una de ellas.

a) Cordialidad

Cordialidad es la capacidad de hacer que las personas que tratan con nosotros
se sientan bienvenidas, respetadas y cómodas. Podemos mostrarnos cordiales ante
los alumnos, en los distintos tipos de contacto, por ejemplo, a través de;
− El lenguaje corporal, gestos, expresiones, etc.
− Tono de voz (atención al teléfono).
− Lo que se dice y escribe y cómo se dice.
Pueden dificultar la cordialidad:
− Los propios sentimientos. Difícilmente transmitiré cordialidad si no estoy o
me siento bien en ese momento.
− Falta de confianza, timidez.
− Excederse en el trato afable puede entorpecerla relación. Tratar al alumno
como nos gustaría que lo hiciesen con nosotros.
− Relación con alumnos molestos, airados, deprimidos o problematizados por
cuestiones ajenas al estudio que realizan.
b) Capacidad de aceptación

Es fundamental que el alumno esté relajado y satisfecho. Aceptar la realidad


del estudiante a través de la relación presencial, postal, telefónica, etc., es
fundamental. En sus contactos con el tutor debe quedar convencido de que es
merecedor de respeto y atención. Criticar airadamente las acciones del estudiante
pueden llegar a romper la comunicación, la cordialidad y la cercanía.
128 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

c) Honradez
Sinónimo en este caso a autenticidad. Ser honrados o auténticos no creando
en el estudiante expectativas falsas sobre lo que podemos ofrecerle sobre el curso
que piensa realizar o está cursando. Cuidar los sentimientos manifestándonos con
honestidad, sin complejo de superioridad y poseedores de toda la verdad.
d) Empatía
El concepto de empatía debemos distinguirlo de los de simpatía e
identificación. Empatía, significa sentir el daño, la tristeza, la alegría o la satisfacción
del otro de la forma más aproximada a como éste lo siente. Es decir, ponernos en el
lugar del otro- Es quizás la empatía la cualidad más importante que puede poseer un
tutor. Siendo la simpatía muy beneficiosa como ayuda natural e inmediata,
difícilmente resuelve problemas o ayuda a las personas a cambiar.
Éstas son sintéticamente cuatro cualidades importantes del tutor. Sin embargo,
convendrá agregar una importante capacidad que todo tutor debe cultivar, la de
escucha.
e) Capacidad de escuchar y leer
Nos encontraremos con un tutor ideal, si a las cuatro cualidades reseñadas
añadimos la capacidad de una escucha y lectura activa e inteligente. Por
escucha/lectura activa podemos entender la actitud de interés por lo que se le
cuenta. En su caso, se debe notar que se está escuchando o que se leen con
atención los mensajes o trabajos por él enviados. Se debe mostrar un alto grado de
comprensión y respeto, pero que se note.
Por escucha/lectura inteligente debemos interpretar que el tutor debe
escuchar/leer lo que se dice/escribe y lo que no se dice/escribe intencionalmente o
inconscientemente. Esa inteligencia, debe animar al estudiante a expresar sus
sentimientos y preocupaciones sin verse sometido a coacción. Para cultivar, esta
capacidad de escucha, podemos señalar cuatro técnicas fáciles de utilizar, siguiendo a
Spruce y otros (1988), en este caso referido sólo a la escucha:
• Reflexión o reflejo. Se trata el sentimiento o idea dominante de lo que acaba
de decir el estudiante, resumiendo o parafraseando sus palabras, omitiendo
toda evaluación crítica y toda opinión. No consiste en repetir sencillamente
las últimas palabras del estudiante, sino de reformular la afirmación, de tal
forma que se estimule al estudiante a proseguir.
• Evitar preguntas que se pueden responder con un SÍ o un NO y las preguntas
que comienzan: ¿Por qué? Estas preguntas tienden a cortar el flujo natural de
los pensamientos de un estudiante. Tienden a considerar el contacto,
relación o entrevista como una interrogatorio y ponen al estudiante a la
defensiva.
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 129

• Recordar que se sigue escuchando. Tanto en la relación presencial como


telefónica resulta interesante seguir recordando al estudiante que se le sigue
escuchando (especialmente por teléfono), a base de sonidos, ruidos o
palabras breves (ya, si, humm, uh-uh, etc.). Así, sin interrumpir se intercalan
estos sonidos para que el estudiante perciba que se le está siguiendo.
• Escuchar el silencio. No interrumpir durante los vacíos de una
conversación. A veces, el silencio es embarazoso y amenazante, por eso
procuramos rellenarlo con algún comentario. Con frecuencia esto no es
necesario porque al hacerlo estamos cortando la lenta reflexión del alumno.
4. Funciones tutoriales en la enseñanza a distancia

En la docencia presencial, mediante la metodología tutorial, basada en la ayuda


y trato personal con el alumno, se procura complementar las enseñanzas que, a
través de clases magistrales o conferencias, se imparten en los centros
convencionales. No se trata de transmitir más información al estudiante, sino de
ayudarle a superar las dificultades que le plantea el estudio de las distintas materias o
cursos. Éste es el sentido que pretende darse al tutor de la enseñanza a distancia, la
mayoría de cuyos centros o instituciones disponen de servicios de tutoría que
intentan reducir la distancia.

El tutor deberá esforzarse en personalizar la educación a distancia mediante un


apoyo organizado y sistemático, que propicie el estímulo y orientación individual, la
facilitación de las situaciones de aprendizaje y la ayuda para resolver las dificultades
del material didáctico. Por eso esta ayuda se convierte en elemento esencial y no
secundario para un adecuado proceso de enseñanza y aprendizaje. La tutoría, en
efecto, conforma un componente de primer orden en los sistemas a distancia dado
que, a través de ella se lleva a cabo en gran parte, el proceso de retroalimentación
académica y pedagógica, se facilita y se mantiene la motivación de los alumnos que
se valen de ella (Visser, 1998), y se apoyan los procesos de aprendizaje.

El tutor ha de combinar estrategias, actividades y recursos que actúan como


mediadores entre una materia o curso y el estudiante, con el objeto de incrementar
su entendimiento de los materiales de enseñanza y, en consecuencia, su rendimiento
académico en el contexto del sistema de educación a distancia. El tutor es
considerado un elemento importante en la red de comunicación que vincula al
estudiante con la institución. Alrededor del 90 % de las instituciones a distancia
disponen de organización para el apoyo y orientación a los estudiantes (Holmberg,
1985), Al tutor, efectivamente, le compete fomentar esa necesaria relación de
comunicación intensa y personal con el alumno y facilitarle su consejo para ayudarle
a resolver los problemas de aprendizaje e incluso personales. Este último
130 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

autor refiriéndose a los estudiantes de las instituciones a distancia, señala lo siguiente


(Holmberg, 1985: 87):
La experiencia acumulada nos indica que los estudiantes actuales y futuros
necesitan servicios de asesoramiento, tanto de carácter puramente
informativo como también en el plano del aliento moral. Necesitan
información acerca de las líneas de estudio que les interesan, adonde
conducen y cómo son. En muchos casos, también desean tener acceso al
consejo personal antes de tomar la decisión de estudiar y durante el
estudio.
Parece aceptarse por buena parte de las instituciones a distancia que la, función
del tutor puede concebirse en una doble dimensión, ayudar al estudiante a superar
las dificultades que se presenten en el estudio de los contenidos y orientarle en el
buen uso de los materiales (Lampe, 1980: 18). Aunque también es muy importante
la relación personal y profesional con los restantes tutores del centro, con el fin de
propiciar la necesaria acción coordinada.
Vamos a recoger en este apartado las que, desde una perspectiva meramente
pedagógica, entendemos que deben ser las tareas básicas e imprescindibles que un
buen tutor debería desempeñar. Así, señalamos que su papel puede resumirse en el
desempeño de las siguientes tareas (García Aretio, 1987,1994): orientadora
(counselling) más centrada en el área afectiva; y académica (consulting) más
relacionada con el ámbito cognoscitivo, a las que habría de agregarse la institucional
de nexo y colaboración con la institución central y profesores responsables de la
disciplina, a las que posteriormente nos referiremos (Haag, 1990).
Existen instituciones que diversifican en personas diferentes los dos primeros
tipos de funciones (Open University R,U., Universitat Oberta de Catalunya en
España...). Generalmente en estas universidades las funciones orientadoras
(counselling) las desarrolla para cada alumno un mismo tutor a lo largó de todo el
proceso de estudios (duración de la carrera o programa), éstos son-los propiamente
denominados tutores, mientras que otros ejercen la función de profesor-consultor
(consulting), y las tareas más relativas al aprendizaje de los contenidos de una
determinada materia, durante un curso o semestre-cuatrimestre. En otras (la UNED
española es ejemplo, de ello) no existen éstas dos figuras tutoriales
diferenciadas. Así, se pide que un mismo tutor -generalmente con formación sólo de
tipo académico- desempeñe los dos ámbitos de funciones.
4.1. FUNCIÓN ORIENTADORA (COUNSELLING)

En la enseñanza a distancia el contacto personal queda reducido al mínimo, y


por ello, se podría hacer patente la despersonalización del proceso de enseñanza-
aprendizaje. Pero ¿será posible en la enseñanza a distancia llevar a cabo funciones
tales como la motivación al estudio, la crítica de los
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 131

contenidos transmitidos, la aplicación de esos conocimientos, la formación en


definitiva? La orientación personal, la ayuda individualizada y el contacto con los
compañeros que están en situación similar posibilitan esta formación.

La relación entre tutores y alumnos aminora las tasas de abandonos que


soportan estas instituciones y estimula al que piensa que está poco dotado
intelectualmente para acometer la tarea porque, trabajar en solitario predispone al
desaliento.

Los estudiantes a distancia se desaniman fácilmente... al no contar con


tutores con los que comentar lo que no entienden ni con compañeros con
los que compararse, que les permitan comprender que no son los únicos
que tienen dificultades (Rowntree, 1986: 117).

Entendemos que la orientación debe integrarse plenamente en el proceso


educativo de los alumnos desde la vertiente no meramente de exploración psicológica
y consejo orientador, sino como ayuda continua a la personalidad del educando de
forma que éste pueda adoptar libremente los pertinentes puntos de vista personales,
precisos para decidirse por las alternativas más convenientes y ajustadas a su
personalidad, entorno y posibilidades de entre las múltiples que les brindará el
entorno. Hace más de tres lustros entendíamos unas notas básicas que debía
conllevar el proceso orientador, que adaptado a la educación a distancia, podríamos
resumirlas en las siguientes (García Aretio, 1985):
• Integralidad. Orientación dirigida a todas las dimensiones de la persona.
• Universalidad. Orientación dirigida a todos los individuos tutelados, sean
éstos más o menos inteligentes, dado que no existe alumno que no esté
problematizado, que no tienda a alcanzar nuevas y más altas cotas de
eficiencia al enfrentarse a problemas nuevos-
• Continuidad. Orientación realizada a lo largo de todo el proceso de
enseñanza-aprendizaje. No debe tratarse de meras intervenciones
esporádicas y no planificadas.
• Oportunidad. Orientación que, al margen de la continuidad, deberá atender
de manera especial a los momentos críticos del proceso: inicio de los
estudios, previsibles fases más complejas, preparación para la evaluación
final.
• Participación. En el caso de tratarse de alumnos matriculados en más de una
materia o curso de la misma institución, deberá cuidarse la coordinación y
participación en el proceso de todos los tutores implicados.
La función de orientación y ayuda del tutor, centrada fundamentalmente en el
ámbito afectivo, de las actitudes y emociones, podría concretarse en las siguientes
tareas (García Aretio, 1987, 1994, 1999):
132 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

• Informar a los estudiantes sobre los diversos aspectos que configuran el


sistema de educación a distancia, estimulando al alumno nuevo para que se
integre en él y se identifique con la naturaleza del mismo.
• Evitar que el alumno se sienta solo. Proporcionarle vías de contacto con la
institución, animándole y orientándole en las dificultades que se le presenten.
• Familiarizarle con la metodología a distancia y con el uso de los materiales y
herramientas dispuestas para el estudio. Destacar la importancia del estudio
independiente.
• Ayudar a aclarar las metas de cada uno y respetar, aceptar y valorar las
actitudes de orden intelectual o emocional de a persona o grupo.
• Estimular a los participantes, con el fin de evitar la ansiedad, ante los
previsibles problemas o dificultades que se puedan generar en los
aprendizajes futuros.
• Personalizar el sistema, orientando el ajuste del ritmo e intensidad del estudio
de acuerdo: con las necesidades e intereses de cada uno; con sus
capacidades y limitaciones; con las dificultades del curso o materia y con las
reales disponibilidades de tiempo para dedicarlo al estudio.
• Conocer bien a los alumnos tutelados, aceptando las diferencias individuales
como condicionantes de los ritmos de aprendizaje. De esta manera podrá
proporcionarse el adecuado consejo orientador sobre las personales
posibilidades de rendimiento.
• Superar o reducir los problemas de angustia o ansiedad de los participantes,
ante la dificultad de los trabajos y pruebas de evaluación que deben realizar.
• Suscitar la interacción del grupo tutelado, favoreciendo la comunidad entres
sus miembros y la realización de trabajos en grupo que fomenten el
aprendizaje colaborativo. Sugerir la organización de círculos de estudio.
• Proponer a los alumnos técnicas diversas de trabajo intelectual que faciliten
la adquisición de conocimiento y habilidades, de acuerdo con las
peculiaridades del estudio a distancia.
• Comunicarse personalmente con cada uno y establecer con ellos una
auténtica relación comprensiva y de aceptación, evitando tanto las actitudes
autoritarias, cono las excesivamente permisivas. Esta comunicación, además
de personal, debe hacerse, según los casos, por carta, teléfono y,
fundamentalmente, por vía telemática.
• Averiguar si es posible la existencia de problemas personales en los
participantes que pudieran obstaculizar el aprendizaje, con el fin de proponer
vías adecuadas de solución.
• Motivar y estimular hacia el estudio mediante los diversos tipos de acción
tutorial, presentando tareas que supongan el mejor logro de los objetivos y
fomentando el sentimiento de autorresponsabilidad.
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 133

4.2. FUNCIÓN ACADÉMICA (CONSULTING)


Los tutores son seleccionados y capacitados para cooperar en la facilitación de
los aprendizajes, pero para cumplir tareas distintas a las de un profesor
convencional. Lo que sucede es que el tutor, profesor o consultor ejerce su función
poniendo en juego las dos facetas: la de profesor convencional (en las instituciones
que organizan sesiones presenciales) y a distancia. Pero sin olvidar que la acción
tutorial es un medio para ayudar y reforzar el proceso de autoaprendizaje, nunca una
simple acción transmisora de información que lleve a relaciones -de dependencia
(Clarke, 1986).
Así, las tareas que desde la perspectiva académica entendemos que debe
desempeñar el tutor o el consultor en su caso son las que, de manera resumida,
ofrecemos a continuación (García Aretio, 1987, 1994, 1999):
• Informar a los participantes sobre los objetivos y contenidos del curso o
materia en cuestión, ayudándoles a clarificarlos pidiéndoles su opinión y
destacando la relevancia de unos y otros.
• Aclarar los prerrequisitos necesarios para acometer el estudio del curso o
materia, ofreciendo ayuda específica a los alumnos que tuvieran
determinadas deficiencias, con el fin de nivelar sus mínimos.
• Guiar la planificación y desarrollo del proceso de aprendizaje. Proponer
caminos posibles para el logro de-objetivos y contenidos.
• Integrar los progresivos objetivos y contenidos de aprendizaje en la
globalidad de la materia o curso, destacando los aspectos fundamentales y
los elementos de interconexión con otras unidades de estudio.
• Prevenir con antelación suficiente las previsibles dificultades y problemas de
aprendizaje que pudieran surgir y cuando éstos afloren, aclarar las dudas.
• Reforzar los materiales de estudio interpretándolos, cuestionándolos y
supliendo sus deficiencias, mediante la discusión y aclaración de dificultades y
problemas, la complementación de lagunas en los contenidos y la ampliación
de éstos.
• Mostrar las diversas metodologías de estudio del curso o materia
correspondiente. Regular la secuencia, ritmo e intensidad de aprendizaje.
• Esforzarse por relacionar los objetivos y contenidos de estudio con las
necesidades e intereses del participante justificando permanentemente su
utilidad.
• Facilitar a los estudiantes la integración y uso de los distintos recursos
puestos a su disposición.
• Facilitar y fomentar el uso de bibliotecas, mediatecas, talleres, laboratorios,
computadoras, etc.; así como las visitas a museos, exposiciones,
monumentos, fábricas, centros e instituciones, siempre en función de la
índole y nivel del curso o materia.
134 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

• Realizar las tareas de evaluación encomendadas y aplicar las diversas


técnicas, que le permitan:
− Valorar inicialmente al alumno para orientar, enjuiciar y discriminar.
− Valorar de forma continua el grado de dominio de los aprendizajes.
− Diagnosticar las dificultades del aprendizaje.
− Determinar las causas de estas dificultades.
− Recomendar las tareas pertinentes para superar las deficiencias detectadas.
− Informar formativamente a los alumnos de los resultados de la evaluación
de sus aprendizajes, devolviendo os trabajos y pruebas (corregidas,
calificadas y comentadas) con la mayor inmediatez y siempre dentro de los
plazos establecidos, si los hubiere.
− Retroalimentar el sistema.
4.3. FUNCIÓN INSTITUCIONAL Y DE NEXO.
• Las funciones anteriores deberán complementarse, con las que hagan
referencia a su propia formación como tutor, a cuyos contenidos básicos
después nos referimos, alas de enlace entre estudiante e institución y las
inevitables de carácter institucional y burocrático. Estas funciones, de
manera más específica que las referidas a los dos anteriores bloques,
precisan en muchos de sus apartados, de la clarificación de las
características, dimensiones y organización de cada institución en
particular. Para ello, y con la salvedad descrita, el tutor deberá:
• Participar de la filosofía que comporta el sistema de enseñanza a distanciaren
general e identificarse con la cultura particular de la institución.
• Conocer los fundamentos, estructuras, posibilidades y la metodología de la
enseñanza a distancia en general y particular de la institución, y mantenerse
permanentemente actualizado mediante la participación en las actividades de
formación que a tal efecto puedan organizarse.
• Colaborar y mantener los contactos convenientes con los profesores, últimos
responsables del curso -si existen- y con los demás tutores o consultores que
incidan en el mismo alumno, con el fin de llevar a cabo una acción
coordinada que evite el desconcierto de éstos.
• Elaborar los pertinentes informes tutoriales basados en los trabajos de
evaluación a, distancia y del conocimiento directo del participante, con el fin
de enriquecer la evaluación final si la responsabilidad última de ésta no es del
tutor.
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 135

• Conocer y evaluar los materiales de estudio, así como las restantes variables
curriculares (objetivos, contenidos, secuencia, incentivos, método,
actividades, evaluación, etc.) y emitir los correspondientes informes, con el
fin de realimentar el proceso.
• Informar a los alumnos durante el período de preinscripción de las
características del sistema y de la oferta concreta de cursos de la institución.
• Llevar al día el trabajo burocrático preciso referido al expediente o protocolo
del estudiante, registrando en él todos los datos requeridos al inicio y las
incidencias propias del proceso y resultados del aprendizaje.
• Prever los trabajos y ayudas específicas que requieren alumnos con
determinadas dificultades, impedimentos o desventajas (reclusos, enfermos,
alumnos en el extranjero, discapacitados, etc.).
Finalmente, pensamos que el tutor no debe olvidar qué opinión tiene de él el
grupo de estudiantes que atiende, porque el valor que las percepciones de los
alumnos hacia los roles de sus tutores afectan positivamente a la mejora de las
tareas de éstos (Stevenson y otros, 1996).

5. Modalidades de tutoría

La tutoría es la instancia de ayuda al estudiante desde las diferentes


dimensiones que hemos analizado. Este apoyo como facilitador de contenidos o
como orientador puede realizarlo el tutor de muy diferentes maneras, en función de
varios factores: índole y nivel del curso, experiencia de los estudiantes en este tipo de
aprendizaje, recursos con que puede contarse, disposición horaria del tutor, tipos
preferentes de acción tutorial asumidos por la institución, etc.

Por tanto, la interacción del estudiante con el profesor e institución de estudio a


distancia se realiza habitualmente por medio de alguna de estas fórmulas:
• Cumplimentar las pruebas de evaluación a distancia o trabajos prácticos y
enviarlos al tutor por vía postal o telemática.
• Mantener correspondencia postal o telemática con los tutores.
• Contactar telefónica o telemáticamente con el profesor.
• Sostener contactos personales con el tutor, mediante las sesiones
presenciales de tutoría.
Entre todas estas acciones previstas de contacto entre alumno e institución, se
han mostrado hasta finales del siglo xx como las más eficaces y a la vez más
utilizadas por los alumnos las tutorías presenciales y muy en segundo término el
contacto postal, telefónico y telemático con el tutor. Este último tipo de interacción
es el que en la actualidad está reconfigurando
136 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

toda la filosofía de la enseñanza a distancia en general y de la tutoría en particular.


Holmberg (1985: 19) señalaba que el servicio de tutoría por escrito y correo se
daba en esa década en un 86 % de las instituciones mundiales de educación a
distancia; un 78 % utilizaba el teléfono y el audiocasete era utilizado en un 12 % de
los casos. Casi las tres cuartas partes de las instituciones que contestaron en el
citado trabajo de Holmberg señalaron que utilizaban para el apoyo tutorial los
contactos directos y personales.
Dedicamos unos apartados a cada uno de los modelos de tutoría más
comúnmente desarrollados (García Aretio, 1987, 1994, 1999).
5.1. LA TUTORÍA PRESENCIAL
Los sistemas educativos tradicionales han exagerado la necesidad de la
presencia del profesor para tareas que los alumnos podían llevar a cabo de forma
autónoma e independiente. Igualmente en la enseñanza a distancia ha venido siendo
habitual que en determinados momentos el alumno se encuentre cara a cara con sus
profesores y compañeros. Sin embargo, existen estudios contradictorios sobre la
eficacia de las sesiones cara a cara. Mientras que unas corrientes defienden que
estas sesiones son esenciales para el progreso académico, otras las consideran
innecesarias como simples pautas convencionales (Burt, 1997).
Si bien es verdad que diversas investigaciones han demostrado que los objetivos
del área cognoscitiva en general y los psicomotores que atienden capacidades que se
expresan por escrito pueden alcanzarse tan eficazmente por medio del material
impreso a distancia como a través de los contactos profesor-alumno de-las aulas
convencionales, no es menos cierto que el resto de objetivos del área: psicomotriz,
así como los que hacen referencia al ámbito afectivo, actitudes y emociones, se
consiguen de manera más efectiva mediante los contactos personales.
Estas y otras posteriores investigaciones reforzaron la teoría de muchas
instituciones a distancia que defendían las ventajas que podría suponer impartir
sesiones presenciales de tutoría, con el fin de (Holmberg, 1985; 65):
• Mejorar las capacidades verbales a través de la comunicación en el aula,
tanto vertical como horizontalmente.
• Promover el desarrollo de habilidades psicomotoras mediante las prácticas de
laboratorio o ejercicios similares.
• Facilitar la comprensión del proceso de comunicación y de la conducta
humana.
• Motivar el desarrollo de actitudes y hábitos positivos hacia el estudio.
• Propiciar la estimulación mutua entre los propios estudiantes del grupo.
• Estimular el trabajo en equipo en aquellas materias que se presten a ello.
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 137

Pero la realidad es que las sesiones presenciales en los Centros de Atención al


Alumno, de Apoyo, Asociados o Extensiones plantean sus propias dificultades (Swift y
Kelly, 1983). En muchos casos, la correspondencia, el teléfono o el correo electrónico
sustituyen o deberían sustituir a más de una hora de viaje que supone el conectar
personalmente con el tutor para plantearle la dificultad pertinente surgida en el
estudio de determinada materia. Holmberg consideraba que la combinación del
estudio a distancia con la instrucción oral puede crear algún tipo de problemas.
Si realmente el material impreso, audiovisual e informático están perfectamente
elaborados como instrumentos de autoaprendizaje, la acción tutorial se hace menos
precisa (Holmberg, 1993), y en todo caso debe limitarse a orientar y ayudar para
facilitar el aprendizaje, pero nunca a enseñar dando instrucciones que pudieran
confundir al alumno que sigue el curso. Evidentemente estas consideraciones serían
válidas en el supuesto de cursos elaborados perfectamente para enseñar por sí
mismos. Si los materiales están bien elaborados el complemento de las sesiones
presenciales habría de realizarse posteriormente a una adecuada planificación y
perfecto entendimiento entre el profesor responsable de la materia o curso en la sede
central, centro de recursos, etc., si lo hubiere, y los tutores que atienden
presencialmente a los alumnos.
De esta manera, el modelo de tutoría debería estar condicionado por la calidad
del material de estudio. Si es de alta calidad y realmente preparado para la
autoinstrucción el tutor puede centrarse en tareas orientadoras, dado que la
enseñanza efectiva debe realizarse fundamentalmente mediante los materiales y la
comunicación no directa (Holmberg, 1985: 67).
Si ese material de autoinstrucción no está elaborado de forma adecuada para
que el alumno por sí solo pueda aprender, se harán más necesarios estos contactos
cara a cara, aunque sin olvidar que los tutores no son para los alumnos la fuente de
la información sino ayuda para el aprendizaje. De todas formas, hay que insistir,
estas sesiones cara a cara nunca deberían convertir al tutor en el convencional
profesor (Jennings y Ottewiíl, 1996), dado que con ello se distorsiona la propia
filosofía del sistema, se limitan las posibilidades de aquellos alumnos que no pueden
asistir a los centros y se encarecen los costos.
En el citado estudio llevado a cabo por Holmberg en 1985 sobre 203
instituciones de educación a distancia de todo el mundo, que atendían a 1.500.000
alumnos, se obtuvieron estos resultados respecto al uso de las sesiones presenciales
(Holmberg, 1985: 8):
• El 8,6 % de estas instituciones consideran la enseñanza cara a cara como
uno de los principales componentes de su sistema.
• El 24,9 % incluye sesiones obligatorias cara a cara.
• El 49,2 % ofrece sesiones opcionales, voluntarias de carácter presencial.
• El 17,3 % no hace uso de ningún tipo de enseñanza oral suplementaria.
138 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

Es evidente que si contásemos con resultados actuales de un estudio similar; los


datos serían diferentes porque las tecnologías avanzadas, sin duda; los
condicionarían. En todo caso, esta tutoría presencial puede llevarse a cabo mediante
sesiones individuales o grupales.

5.1.1. La tutoría individual

Esta modalidad se desarrolla en los centros cuando el tutor dispone de un


tiempo para ello y el estudiante puede acudir para solicitar una orientación directa
sobre problemas académicos concretos, técnicas de trabajo o adaptación al
sistema. Resulta sumamente importante el es-forzarse en que la persona adulta que
acude a estas sesiones se sienta cómoda y comprensivamente acogida tanto a nivel
personal como académico, Esta entrevista personal con el alumno puede centrarse
fundamentalmente en:
• Los aspectos que hacen referencia a los prerrequisitos necesarios para
abordar el estudio de la materia o curso.
• Las dificultades que puedan ofrecer los contenidos expuestos en los
materiales de estudio.
• Las dificultades de carácter metodológico en cuanto a las técnicas generales
de trabajo intelectual independiente y particulares requeridas por la materia o
curso concreto, con el fin de consolidar los aprendizajes.
Un importante aspecto que en este tipo de orientación individual no ha de
olvidarse es el que hace referencia al estímulo concreto que muchos alumnos
precisan para, continuar los estudios. La motivación se convierte en elemento
imprescindible en este sistema (Visser, 1998).

Hernández G. (1985: 20) apunta las finalidades de esta modalidad de tutoría


individual; que resume así:
• Motivar, estimular y orientar al alumno para que realice sus tareas, en tanto
que estudiante, a partir de su realidad personal.
• Atender al alumno en aquellos problemas personales que puedan tener
incidencia en la marcha de sus estudios.
• Aclarar las dudas de tipo académico derivadas del estudio en las distintas
áreas de conocimiento.
• Informar y orientar al alumno con vistas a su promoción escolar, profesional
y humana.
Los horarios de atención individual presencial deben ser lo suficientemente
flexibles y amplios de manera que se faciliten estos contactos cuya iniciativa,
generalmente, proviene del alumno.
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 139

5.1.2. La tutoría grupal


Es este tipo de sesiones presenciales el que habitualmente viene utilizándose en
las instituciones que lo contemplan. Esta modalidad ahorra costos a la institución y
tiempo y esfuerzos al tutor, dado que-los estudiantes suelen encontrar dificultades de
índole similar. Mediante estas sesiones, el alumno puede cerciorarse de que no es el
único que tiene dificultades, al compararse con otros (Rowntree, 1986: 117) e
intercambiar las distintas soluciones a los problemas ensayados por cada uno. A su
vez, son un instrumento ideal para que los participantes en el curso interaccionen con
otros con el fin de compartir y complementar sus conocimientos y paliar los
inconvenientes del autoestudio.
En las sesiones guípales se deben intercambiar experiencias y conocimientos,
confrontar ideas, potenciar el espíritu crítico, respetar las posiciones antagónicas a las
propias, formar actitudes, etc. En definitiva, se deben aprovechar para fomentar los
elementos socializadores.
Sorprendentemente esos aspectos no suelen ser los que más se atienden en las
tutorías. Por ejemplo, en la UNED el profesor-tutor utiliza predominantemente el
método de clase convencional en un 55,8 % de los casos, seguido por el de consultas
-35,9 %- y por el de seminarios -7,6 %-(Martínez, 1986: 184-185). Esto lleva a
poner en duda la propia utilización del término tutor. En muchas instituciones a
distancia, los alumnos tienden a que se les impartan clases de tipo convencional y los
profesores, formados generalmente en instituciones de carácter presencial, son
también proclives a satisfacer esta demanda del alumnado.
Son muy diversas las fórmulas que pueden aplicarse para una tutoría presencial
en grupo. Desde la mera exposición de los temas a través de la clase magistral,
pasando por el seminario, hasta el diálogo y consulta grupal. Las sesiones de tutoría
presencial potencian el sentido de pertenencia al grupo y a la propia institución. Con
ellas se refuerza la motivación ante el estudio a distancia y se disminuye el grado de
ansiedad ante los trabajos y pruebas de evaluación prescritos. A estas finalidades de
las tutorías presenciales en grupo, podemos agregar las que propone Holgado (1991:
241-242) como tutorías de apoyo quincenal, que se impartían en el Centro Nacional
de Educación Básica a Distancia (CENEBAD) de España:
• Presentar y orientar sobre el trabajo de la quincena, revisar ¡a marcha del
mismo y ofrecer los instrumentos necesarios para abordarlo.
• Comentar y clarificar las cuestiones básicas y las que presenten mayor
dificultad en cada uno de los módulos de estudio.
• Resolver dudas colectivas que se planteen en la misma o hayan sido
expuestas con anterioridad a la tutoría.
• Incidir de forma especial sobre las técnicas de estudio necesarias para que el
alumno pueda conseguir un trabajo autónomo.
140 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

• Proponer trabajos en equipo de carácter interdisciplinar que motiven y


ayuden al estudio.
• Promover la integración del alumno en su grupo y con el profesorado.
• Estimular a los alumnos para que realicen las pruebas parciales de evaluación
presencial y orientar de cara a las mismas.
Las sesiones presenciales grupales deberán estar previamente programadas,
aunque mantengan un grado de flexibilidad. La frecuencia de estos contactos será
marcada en función de las características del grupo destinatario, de la índole y nivel
del curso o materia y de las disponibilidades de recursos de la institución, dado que
las sesiones presenciales (individuales y grupales) encarecen el sistema.

Todavía pueden llevarse a cabo otro tipo de tutorías o encuentros presenciales


de carácter cultural entre los alumnos y su tutor, organizadas en función de los
intereses de aquellos, de la oferta cultural existente y de los recursos de que se
disponga. Este tipo de contactos son interesantes porque, además de los objetivos
culturales, facilitan la integración del alumno en la institución y la convivencia con sus
compañeros y tutores.

5.2 LA TUTORÍA A DISTANCIA. EL CORREO POSTAL Y ELECTRÓNICO.

Por tutoría no presencial o a distancia se entiende toda acción o


instrumento que permita superar obstáculos en el aprendizaje a distancia
sin; la presencia del. tutor brindando al estudiante un control y feedback
sobre su aprendizaje.

CIRIGLIANO, 1983: 148

En esta línea se inscriben las tutorías postal, telefónica y telemática. La postal y


telemática utilizan el correo, ordinario o electrónico, como medio, económico de
comunicación. Esta modalidad presenta unas evidentes ventajas, dado que puede
lograr la individualización del aprendizaje porque tanto la pregunta del estudiante
como la respuesta del tutor hacen referencia a dificultades concretas de cada alumno
individualmente tratado. Pregunta y respuesta que pueden tener el máximo rigor y
exactitud, al disponerse de tiempo suficiente para ellos. La facilitación y motivación
del aprendizaje están en el centro de esta relación por correspondencia entre tutor y
alumno.

Ciertamente, un alumno que recibe contestación a su consulta, no sólo tiene


oportunidad de superar sus fallos y errores, sino que, además, esta respuesta le va a
animar en su difícil empresa al constatar que el profesor de manera personal se dirige
a él-atendiendo sus dificultades.
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 141

Por otra parte, estos documentos escritos permiten, además de la posibilidad de ser
archivados física o electrónicamente, repetidas lecturas y análisis detenidos.
Un elemento básico de este tipo de orientación tutorial lo componen los trabajos
preceptivos que todos los alumnos han de enviar al profesor-tutor en la mayoría de
las instituciones a distancia. Al ser obligatoria su cumplimentación, constituye en
muchas ocasiones el único medio de que dispone el tutor para conectar con
determinados alumnos. Mediante estas pruebas, cuadernillos o trabajos de
evaluación a distancia impresos o electrónicos pueden detectarse las lagunas en el
aprendizaje, siendo motivo para una orientación que estimule al estudiante distante y
que, posiblemente utilice exclusivamente este medio como sistema de realimentación
con el centro. Conviene cuidar especialmente -por su carácter reforzador- la
diligencia en la devolución de estos trabajos o pruebas de evaluación con todas las
correcciones, comentarios y orientaciones de carácter formativo que convengan para
consolidar los aprendizajes (Lentell, 1995).
En esta comunicación postal o electrónica, sea a través de los trabajos de rigor,
o mediante la carta o mensaje electrónico, el tutor habrá de cuidar en sus
respuestas, tanto el fondo como la forma de su valoración, utilizando un estilo
sencillo y amistoso, demostrando que se comprendió el problema o cuestión
planteados por el alumno, invitándole a considerar sus aciertos y a corregir sus
errores mediante las pertinentes indicaciones que le ayuden a seleccionar el material
adecuado y a descubrir otras posibles vías de solución a sus problemas y
respondiendo siempre a todas sus preguntas o dificultades. Conviene que el tutor
inicie su comunicación resaltando lo positivo del trabajo, para posteriormente analizar
los fallos o lagunas orientando la forma de subsanarlos, para finalizar la carta,
mensaje o comentario con algunas frases positivas y motivadoras. Son ocasiones
adecuadas para la utilización de este tipo de tutoría:
• Carta o mensaje (individual o en una lista) de presentación con las iniciales
informaciones y orientaciones, al principio de curso.
• Convocatoria de reuniones presenciales o de sesiones de chat, así como
breves informes sobre los aspectos tratados en ellas.
• Comunicación de modificaciones en la programación o en el desarrollo
curricular de la materia o curso.
• Calendario y horario de las tutorías de apoyo (presenciales o virtuales –chat),
con la concreción, si es posible, de los aspectos generales que serán tratados.
• Fecha de entrega de los trabajos obligatorios.
• Circulares, boletines, informaciones generales de la institución, etc., que
potencien el sentido de pertenencia y reduzcan el desinterés o la intención de
abandonar de aquellos estudiantes menos participativos en su proceso de
aprendizaje. También este carácter motivador
142 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

de la carta o mensaje electrónico puede y debe emplearse con todos los


alumnos en determinados momentos críticos de cada curso.
Pero, sin lugar a dudas, el correo postal y el electrónico son un vehículo ideal
para el envío de los trabajos, actividades o pruebas de evaluación. Cuando el tutor
devuelve al estudiante un determinado trabajo realizado por éste, ha de
aprovecharse para no limitarse a emitir una fría calificación. La adecuada corrección
de los trabajos y los comentarios positivos, tanto a los errores cometidos como a los
aciertos, constituyen una enorme fuente de motivación. En los casos e instituciones
en que es posible, puede utilizarse también el telefax como medio de soporte para
este tipo de tutoría.

Conviene señalar que no siempre es aconsejable este tratamiento postal o


electrónico en la relación tutor/alumno, dado que no todo puede ser expresado
fácilmente por escrito y que no todo el mundo tiene disposición ni facilidad para
redactar una carta o un mensaje electrónico. Por otra parte los servicios postales no
siempre son lo eficaces que desearíamos y no todos disponen de los recursos
electrónicos precisos para utilizar sistemas de interacción telemáticos.

5.3. LA TUTORIA TELEFÓNICA

El teléfono es un medio, propio de la segunda generación de educación a


distancia, muy eficaz en una institución al permitir una relación directa e
interpersonal con la misma inmediatez que se da en el aula y sin la presencia de los
Compañeros, que en ocasiones resulta coaccionante. La posibilidad de atenuar la
sensación de soledad (Robinson. 1984), resolver las dudas, recibir orientación,
conectar oralmente con el profesor, evitar el viaje al -en muchos casos- lejano centro
de atención o apoyo, etc., son ventajas indudables de este medio que puede ser
utilizado para: transmitir información, resolver problemas puntuales, generar ideas y
reflexiones, hacer preguntas en los dos sentidos e intercambiar opiniones (Rekkedal,
1989; French, 1994). Se ha llegado a demostrar que una adecuada tutoría
telefónica, dentro de un clásico curso por correspondencia, aumenta las tasas de
satisfacción y de logro en los estudiantes (Ming, 1988). Téngase en cuenta que este
apoyo supera, en cuanto a la comunicación, al que pueden aportar otros medios,
también de la segunda generación, como son la radio y la televisión que,
generalmente, emiten programas ya grabados por lo que no disponen de las ventajas
de la comunicación plena, de doble vía (Garrison, 1991). Lo que sucede es que la
utilización de este medio presenta algunas dificultades actualmente:
• Los centros o instituciones no siempre disponen de equipamiento adecuado
para facilitar esta modalidad de tutoría. Ni líneas telefónicas suficientes ni
tutores con dedicación exclusiva.
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 143

• Existe una cierta resistencia al uso del teléfono al no poder mirar a la cara a la
persona con la que se habla y no poder utilizar apoyos visuales para las
explicaciones.
• Los costes son muy elevados, aunque pueden suponerse más reducidos que
el viaje para asistir a la hipotética sesión o entrevista presencial.
• No todo tipo de dificultades en el estudio pueden resolverse por este medio.
• Pesa bastante, tanto en docentes como en alumnos, la relación presencial en
educación, por lo que a veces se plantean cuestiones por teléfono que están
ampliamente tratadas en el material.
El tutor deberá cuidar también esta forma de conectar con sus alumnos. En
concreto, la Open University -convencida de las posibilidades del medio editó al poco
tiempo de ser creada un manual para el adecuado uso del teléfono, en el que se
describen las estrategias que habrán de contemplar tanto alumnos como profesores
para favorecer esta comunicación, a través de las manifestaciones de cordialidad,
claridad de expresión, entusiasmo, amistad, simpatía, etc. Puede resultar muy
práctico la utilización de una especie de guión o patrón de contacto telefónico. A
pesar de todo, las técnicas de tutoría telefónica dependen mucho del tutor, del
estudiante, del grado de información que éste tenga, del nivel de dificultad del curso
o materia, etc., por lo que cada contacto telefónico resulta bastante impredecible.
Además de responder a las consultas que se le puedan hacer en el horario
establecido al efecto, en el caso de tutorías con pocos alumnos, el tutor debería
llamarlos para comunicarles cualquier cambio urgente en la programación de
actividades. Llamar también a los alumnos desconocidos o que se retrasan -según
los tiempos máximos previstos- en el envío de trabajos o cuadernos de evaluación.
Puede reseñarse también la tutoría telefónica grupal: a) el tutor y 6 o 7 alumnos
se comunican simultáneamente a través de la red telefónica, cada uno desde su casa,
b) un grupo pequeño de estudiantes desde el centro de estudios, alrededor de un
micrófono y altavoz, entablan conversación con el tutor.
Algunas de las consideraciones hechas en este apartado pueden valer también
para la tutoría por videoconferencía vía Internet. Aunque los dos extremos de la
comunicación (profesor y estudiante) pueden verse y oírse, si ambos cuentan con los
equipos adecuados, resulta más común que, al menos, los alumnos puedan ver a su
profesor o tutor a través de la pantalla de] ordenador y disfrutar de todas las
ventajas que ofrece la imagen: textos, gráficos, fotografías, vídeos, rostro del
profesor, etc.
Dentro de los sistemas de tutoría no presencial puede hacerse una leve mención
al de orientación mediante casete que algunas instituciones a distancia implantaron
sin gran éxito, excepción hecha de los cursos de idiomas. El estudiante plantea
libremente sus dificultades de una manera
144 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

espontánea, con la ventaja de no bloquearse ante la mirada directa del


profesor. Éste contesta en la misma casete dando a sus orientaciones ese tono
personal más cálido que el escrito y que el alumno puede escuchar en, cuantas
ocasiones precise. También, como ya indicamos antes, el fax se vino manifestando
hace unos años como un excelente recurso para la acción tutorial a distancia
(Rekkedal, 1992). El futuro, ya presente, nos invita a introducimos en la
interactividad total propiciada por Internet y las inmensas posibilidades de los
mencionados correo electrónico y la videoconferencia (Burge y otros, 1991; Mittrach,
1998; Fahraeus, 1999). A todos estos modelos actuales de tutoría les dedicamos un
amplio capítulo en este libro.
6. Las estrategias de enseñanza

Considerando todo lo expuesto hasta ahora, podríamos señalar las que


consideraríamos actuación o estrategia de actuación docente para el logro de mejores
aprendizajes por parte de la persona adulta que aprende a distancia.-Relacionamos
una serie de estrategias didácticas basadas en estudios anteriores (García Aretío,
1986 y 1994) y en las conocidas funciones pedagógicas de Gagné
(1977). Finalmente hemos completado algún componente, con. aportaciones de
Driscoll (1998) y Cyrs (1999). En consecuencia, podríamos resumir las actuaciones
de un buen tutor y también de cualquier docente a distancia que se precie de tal, en
tomo a las siguientes estrategias:

1. Planificar y organizar cuidadosamente la información y contactos con


los, alumnos sea presencial o virtualmente. Todas las tareas que se detallan
seguidamente deben ser diseñadas con anticipación, ¿qué, cómo y cuándo
enseñar, sugerir, orientar, motivar, etc.? También conviene dar a conocer quién es
el tutor, el profesor, director del curso, etcétera, y cuáles son sus prioridades y
modelo de enseñanza-aprendizaje.

2. Motivar para iniciar y mantener el interés por aprender. Dado que el


adulto estudia porque quiere hacerlo, sólo bastará convencerle de lo útiles que
pueden resultarle determinados procesos de aprendizaje. Se intentará
relacionarlos con sus necesidades e intereses. Para evitar la ansiedad, se pueden
sugerir tiempos y fases para el estudio, por partes, de ese material. Para la
motivación de mantenimiento se deberá informar frecuentemente al estudiante
sobre sus progresos en el aprendizaje. Suele resultar bien como elemento que
suscita el interés, la provocación y la controversia referidos a aquello que a
aprender. Otros elementos motivadores clásicos en la actuación del tutor pueden
ser: llamadas directas, exclamaciones alentadoras, elogios, ejercicios divertidos y
tareas clasificadas por orden de dificultad.
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 145

3. Explicitar los objetivos que se pretenden alcanzar. Los objetivos han de ser
claramente perceptibles por el adulto y han de responder a la resolución de alguno
de sus problemas de tipo profesional, personal o social. Ésa es la mejor fuente de
motivación. Habrán de partir, por ello, de su experiencia y conocimientos como
núcleos de inputs y conocer y negociar cómo se pueden cubrir sus necesidades. El
estudiante debe tener claro qué va a conseguir una vez haya estudiado la unidad,
tema o lección. Esta propuesta se convierte a su vez en un instrumento moti-
vador de primer orden.

4. Presentar contenidos significativos y funcionales. Contenidos apoyados en


lo que ya se sabe o se ha experimentado, que partan de lo concreto, con sentido
propio y que sirvan objetivamente para resolver problemas relevantes tanto
personales como sociales. Debe enseñarse consecuentemente con lo que el
alumno ya sabe, porque todo nuevo aprendizaje ha de inscribirse en el contexto de
los aprendizajes anteriores. En definitiva, contenidos que digan algo al alumno,
que los perciba como útiles y que se apoyen intencionalmente en experiencias y
saberes ya poseídos. Los estudiantes deben visualizar con claridad cuáles son los
conceptos e ideas clave. El tutor debe facilitarles toda la información y orientación
necesaria para el efectivo uso de todos los recursos multimediales que la
institución, el programa o curso ponen a su disposición.

5. Solicitar la participación de los estudiantes. El adulto aprende mejor cuando


se sabe protagonista de su propio aprender. Corresponsabilidad y participación
son tácticas necesarias que habrán de seguirse con este tipo de estudiantes. El
grado de aprendizaje va a depender de la dedicación, esfuerzo y compromiso
puestos en acto por el adulto. De ahí la necesidad de su participación activa y
democrática, incluso, en la planificación de la acción tutorial.

6. Activar respuestas y fomentar un aprendizaje activo e interactivo. La


activación de respuestas solicitadas al alumno se hace necesaria a través de la
sugerencia de utilización de las clásicas técnicas de trabajo intelectual (tomar
notas, subrayar, realizar esquemas, cumplimentar los ejercicios de autoevaluación,
etc.) y de la resolución y respuesta a multitud de ejercicios, tareas, aplicaciones
prácticas, sugerencia de estudio de materiales complementarios, etc. El
aprendizaje activo exige implicar a los estudiantes en su propio proceso de
formación.

El fomento de programas que exijan una elevada interactividad entre profesor y


estudiantes y de éstos entre sí es una importante tarea que debe impulsar el
tutor. Para el logro de esta comunicación multidireccional el tutor deberá aprovechar
las diferentes posibilidades que brindan los distintos recursos, sean éstos más o
menos convencionales. En el caso de los basados en las nuevas tecnologías, estos
programas interactivos deben conformar la médula de la acción tutorial.
146 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

7. Incentivar la autoformación pero sin olvidar los motivadores apoyos al


aprendizaje para el logro de altas metas. Durante la presentación del
material que el estudiante ha de aprender no ha de olvidarse la motivación de
mantenimiento ya aludida. En efecto, el protagonismo básico ha de ser del sujeto
adulto que aprende, por lo que el tutor tiene una responsabilidad en el fomento y
desarrollo de esa capacidad de autodirección del aprendizaje por parte de cada
alumno (Knowles, 1998). Aunque la autoformación es una de las metas de los
sistemas de enseñanza a distancia, no deberá olvidarse nunca que el tutor deberá
facilitar este aprendizaje y propiciar la aplicación de los conocimientos y
capacidades adquiridos, sirviéndose para ello de los comentarios, explicaciones y
sugerencias adecuados en cada caso. En el ámbito de las nuevas tecnologías al
estudiante ha de brindársele la posibilidad de seleccionar los caminos de
navegación, la secuencia de sus aprendizaje, los contenidos que le interesan,
determinar el nivel de detalles y de profundización, etc.

Estas intervenciones del tutor han de ser estimulantes y manifestar claridad


intelectual y lingüística, lógica, orden, continuidad, consistencia en la
presentación, sencillez, estilo personal y alentador, etcétera. Porque si el adulto
percibe que la consecución de los objetivos resulta harto dificultosa, lo probable
es que abandone el empeño, salvo que exista esa motivación de
mantenimiento, mediante la que constate claramente que su estudio le va a
permitir atender, cada vez con más eficacia, a sus actuales necesidades
personales o profesionales. Ha de apoyarse la motivación y el interés del
estudiante a través del contacto –fundamentalmente- con un profesor-tutor que
estimule y respete los ritmos y estilos de aprender. Cada uno aprende según un
ritmo y estilo concreto, que normalmente difiere de los demás, pero debe estar
convencido de que sus expectativas son alcanzables.

8. Potenciar el trabajo colaborativo en grupos de aprendizaje. Ya se han


destacado las ventajas del trabajo independiente que potencian los sistemas a
distancia. Pero un docente no debe ignorar las inmensas posibilidades que las
diferentes formas de tutoría ponen a nuestra disposición para aprovechar la
técnica del trabajo en grupos, sean grupos presenciales o, lo más habitual ahora,
grupos virtuales que trabajan cooperativamente a través de la red.

9. Facilitar la realimentación. La realimentación o feedback se convierte siempre


en una primordial fuente de refuerzo. Además de la realimentación que siempre
han de ofrecer unos buenos materiales diseñados para el autoestudio, el tutor
habrá de esforzarse por responder con la máxima inmediatez a las consultas de los
estudiantes, sean éstas presenciales o a distancia. Ha de prestar suma diligencia
en la devolución de las pruebas de evaluación y trabajos que todo curso a
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 147

distancia debe contemplar. Y estas respuestas han de ser completas y


clarificadoras y mantener un tono personal y motivador (Visser, 1998).

10. Reforzar el autoconcepto y respetar la diversidad del grupo. Ante los


temores que bastantes adultos manifiestan al enfrentarse a determinados procesos
de formación, resulta preciso cuidar que mediante la atención pedagógica no se
infravalore a la persona, ni por su edad, ni por sus probables escasos
conocimientos o deficiencias en técnicas de estudio. Al adulto, los errores que
comete le afectan notablemente en su autoestima. Por ello es esencial un trato
cordial y cercano y sumo respecto a las peculiaridades y estilos de aprender de
cada uno. La formación no debe olvidar la integralidad de la persona del adulto.

11. Promover la transferibilidad de los aprendizajes. Transferibilidad de los


aprendizajes mediante un progreso lógico y pausado. Sin prisas cuando se trate
de aprender cosas nuevas. Sin saltos, para que la nueva idea aparezca como una
lógica consecuencia de lo adquirido con anterioridad. Al adulto le preocupa, como
ya apuntamos, la capacidad de integrar las ideas nuevas con lo que ya sabe, para
mejor conservar y utilizar la última información. Igualmente han de referirse las
futuras ideas que se puedan basar en los aprendizajes actuales. De esta manera
habrá que proveer a los estudiantes de las prácticas apropiadas para que mediante
su realización pueden transferir y aplicar los conocimientos y habilidades
aprendidos.

Así, estas ideas nuevas extiendan la base de futuros aprendizajes. Si la


información recibida se opone a lo que él considera cierto, esta integración es más
lenta. También ha de tenerse en cuenta que las tareas de aprendizaje de
conceptos o datos. Por eso, lo que ha de pretenderse es promover la
transferencia positiva, evitando la negativa o interferencia. El tutor debería
sugerir, siempre los aprendizajes adquiridos. Esta transferencia positiva, sin duda,
va a facilitar la retención y recuerdo de los saberes y competencias aprendidos.

12. Evaluar formativamente el progreso. De esta manera se proporciona al


alumno un instrumento por el cual pueda juzgar su situación y sus necesidades
educacionales, con el fin de reconducir su esfuerzo en caso de rendimientos
deficientes. No olvidemos que los alumnos suelen estudiar de acuerdo con la
forma en que son evaluados.

Puede, en fin, resumirse que los adultos han de ser convenientemente


motivados dentro de su contexto personal y socioprofesional, puesto que son capaces
y no están menos dispuestos para aprender que los jóvenes,
148 LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

aunque sí poseen estructuras diferentes para ese aprender, y distintos puntos de


referencia y de interés ligados a la práctica de a vida real y a las situaciones
individuales.

La enseñanza a distancia, por su propia estructura y objetivos, brinda un ámbito


de aprendizaje donde el adulto puede aprender aquello que personalmente le
interese y responda a sus propias necesidades, desarrollando una vida que le resulte
más satisfactoria y llena de sentido. Para comprender el aprendizaje de los adultos,
ha de mirarse fuera de los centros educativos. Los adultos se enfrentan a sus
problemas buscando los medios para darles solución; aprenden en casa, en el taller,
en el campo, en la biblioteca o asistiendo a cualquier manifestación de tipo cultural.

3. Capacitación del profesor de educación a distancia

Entendemos que para el desempeño de todas y cada una de las expresadas


tareas, el profesor de educación a distancia ha de formarse en la especificidad de sus
funciones, distintas, como venimos apuntando, a la del profesor convencional. Éstas
son algunas de las áreas de formación que proponemos (Schlosser y Anderson, 1993;
García Aretio, 1994; Sherry y Morse, 1995).

1. Fundamentos, estructuras y posibilidades de la educación a distancia.

2. Identificación del estudiante adulto. Características biopsicosociológicas


condicionantes del aprendizaje.

3. Teorías del aprendizaje. Formas de aprender, estilos, ritmos, posibilidades y


métodos, recursos, concepciones, etc.

4. Conocimiento teórico-práctico de la comunicación. Utilización de los distintos


recursos tecnológicos que la facilitan. Y, de manera fundamental, si se trata
de un curso en línea, deberá dominar plenamente el entorno virtual que lo
soporta.

5. Integración de recursos didácticos propios de la modalidad (impresos, audio,


video, informáticos, telemáticos, etc) adecuándolos al aprendizaje
independiente y/o colaborativo de los estudiantes.

6. Contenidos científicos, tecnológicos y prácticos del curso o materia en


cuestión.

7. Organización del currículo individual. Adaptación del curso a las necesidades


formativas del estudiante. Organización del plan de trabajo, etc.
PROFESORES / FORMADORES Y TUTORES 149

8. Técnicas de tutoría presencial y a distancia. Técnicas de dinámica de grupos,


de tratamiento telefónico, postal y telemático con los alumnos. Técnicas de
feedback, etc.

9. Técnicas para fomentar en los alumnos la creatividad, la autonomía, el


autoaprendizaje, el autocontrol, la automotivación, el autoconcepto y la
autorreflexión sobre el propio estilo de aprendizaje.

10. Técnicas de evaluación (auto y heteroevalución). ¿Qué, cómo, cuándo


evaluar? Estilos de corrección y calificación y modos de realizar comentarios a
los trabajos y pruebas.

En el caso de docentes de enseñanza a distancia, responsables de guiar el


aprendizaje, a los que ya denominados profesores, habría que agregar a los ámbitos
de formación señalados el siguiente: diseñar y desarrollar cursos con medios
convencionales y/o basados en las nuevas tecnologías.

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