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Naval

Lo más destacable fue el gran despliegue realizado por Alemania de sus U-


boote (submarinos) desde el comienzo de la guerra. Alternando entre la guerra submarina
restringida y la guerra sin restricciones en el Atlántico, la Marina Imperial alemana los empleó
con el objetivo de privar a las islas británicas de sus suministros vitales para continuar la
guerra. Las muertes de marineros mercantes británicos y la aparente invulnerabilidad de los
submarinos condujeron a la invención de contramedidas como las cargas de
profundidad (1916), los hidrófonos (sonar pasivo, 1917), dirigibles, submarinos de
ataque (HMS R-1, 1917), entre otros. Para ampliar sus operaciones oceánicas, los alemanes
propusieron la creación de «submarinos de suministro» en 1916. Con el fin de la guerra, los
avances y soluciones de ambos bandos quedarían olvidados en el periodo de entreguerras y
no resurgirían hasta que el comienzo de la Segunda Guerra Mundial trajo de nuevo la
necesidad.272

Aviación
Artículo principal: Aviación en la Primera Guerra Mundial

Caza monoplaza Sopwith Camel de la RAF en 1918, fotografiado junto a su piloto William George
Barker. En abril de 1917, la esperanza de vida media de un piloto británico en el frente occidental era de
solo 93 horas de vuelo.273

Las aeronaves de ala fija fueron utilizadas con fines militares por primera vez por los italianos
en Libia el 23 de octubre de 1911, durante la guerra turco-italiana, para el reconocimiento y
pronto los usos se extendieron a la fotografía aérea y al lanzamiento de granadas, así pues,
en 1914 su utilidad militar estaba demostrada. Utilizados en los comienzos de la guerra para el
reconocimiento y ataques a tierra, pronto se desarrollaron cañones antiaéreos y aviones de
combate para derribar a los aeroplanos enemigos. A continuación llegaron los bombarderos
estratégicos, empleados principalmente por británicos y alemanes, aunque estos últimos
utilizaron también zepelines. El primer portaaviones de la historia, el HMS Furious, que en un
principio iba a ser un crucero de batalla, se botó también durante la guerra y con sus biplanos
monoplazas Sopwith Camel protagonizó la incursión de Tønder de 1918, una escaramuza
para intentar destruir los hangares de los zeppelines alemanes. 274
Los globos de observación tripulados se utilizaron para sobrevolar las trincheras y así servir
de plataformas de reconocimiento que espiasen los movimientos enemigos y guiasen a la
artillería. Su tripulación estaba a menudo compuesta por dos personas, equipados con
paracaídas,275 de modo que ante un ataque aéreo enemigo pudieran volver a tierra con
seguridad, sin embargo las limitaciones técnicas de los paracaídas de entonces (eran
demasiado pesados) imposibilitaron que los pilotos de los aviones los usaran y versiones
adaptadas para ello no se desarrollaron hasta el final de la guerra, no sin antes toparse con la
oposición, en el caso de los aliados, de los dirigentes británicos, que temían que los pilotos se
volvieran más cobardes.276 Por el valor que llegaron a adquirir como fuente de información, los
globos eran blancos habituales de aviones enemigos; para defenderse de los ataques,
estaban fuertemente protegidos por cañones antiaéreos y eran escoltados por aviones
aliados. Por tanto, los globos y los intentos de los aviones por derribarlos fueron el comienzo
de los combates aire-aire entre los diversos tipos de aeronaves, aunque también al
estancamiento de la guerra de trincheras, ya que se llegó a la situación de que no podían
moverse grandes contingentes de tropas sin que estas fueran detectadas desde el aire. Los
alemanes bombardearon el Reino Unido con sus dirigibles en 1915 y 1916, con la esperanza
de dañar la moral británica y desviar a los aviones del frente, estrategia que funcionó, ya que
el pánico por los bombardeos provocó el traslado de varios escuadrones destacados en
Francia.276

Aspectos económicos
Economía de guerra e intervención del Estado

Un gran almacén de municiones, donde trabajaban tanto hombres como mujeres en Chiswell, Inglaterra,
en julio de 1917.

La economía de guerra significó a grandes rasgos la modificación de todos los hábitos


individualistas y concepciones económicas liberales que habían caracterizado la Belle
Époque previa al conflicto, que se mostraron fracasadas como forma de administrar la
economía en tiempos de guerra. 277 Sin embargo, la transición no fue sencilla, y cada gobierno
debió improvisar medidas radicales y someter a la iniciativa privada y sus intereses, al tiempo
que tomó el control de la economía nacional para asegurar el suministro de equipos a los
ejércitos.277 La participación del Estado en la economía nacional, que hasta entonces había
sido muy moderada en la mayoría de países, aumentó considerablemente, y durante la guerra
los gobiernos de Alemania y Francia superaron el 50 % del PIB, un nivel al que a punto estuvo
de llegar Gran Bretaña. El Imperio británico sacó provecho de sus grandes inversiones en los
ferrocarriles estadounidenses, la posición de la libra esterlina como moneda de cambio
internacional por excelencia, sus cuantiosas reservas de oro y su dominio del comercio en
todo el mundo,26 que junto a préstamos procedentes en gran medida de Wall Street, le
permitió pagar sus compras a Estados Unidos y sostener los gastos de sus principales
aliados. El presidente Wilson, a punto estuvo de cortar el flujo de crédito a finales de 1916,
pero finalmente permitió una expansión crediticia del gobierno estadounidense a sus aliados,
igualmente la mayoría de potencias estuvo a punto de declarar la bancarrota en alguna
ocasión durante la guerra.278
Fábrica alemana de morteros Minenwerfer y munición de gran calibre en algún momento entre 1916 y
1918.

Dado que los países habían planificado una guerra corta de apenas unas semanas o meses,
todas las grandes potencias, a excepción de Rusia, sufrieron una falta crónica de armas y
municiones desde septiembre de 1914, que tardó largo tiempo en solucionarse. Francia fue la
gran potencia más afectada, pues la ocupación alemana del norte del país le privó del 40 %
de su carbón, del 90 % de su hierro y del 76 % de sus altos hornos, con lo que no pudo poner
fin a la escasez de munición hasta abril de 1916. 277 En esta carrera Alemania, primera
potencia del continente,26 dispuso de gran ventaja sobre sus rivales, pues su rápida
preparación económica del conflicto le permitió elevar su producción enseguida, basta decir
que en 1917 Alemania fabricaba mensualmente 2000 cañones y 9000 ametralladoras, cuando
en 1913 fabricaba 200.277 Si bien Rusia no afrontó problemas iniciales, hasta noviembre de
1915 no consiguió satisfacer la demanda de armas pesadas y hasta 1917 la dotación
reglamentaria de armas ligeras, por lo que debió multiplicar la compra de fusiles, cañones y
municiones a Estados Unidos y Japón e incrementar su producción. 277 A las consecuencias
macroeconómicas, le siguieron las microeconómicas: el trabajo en las familias se alteró por la
salida al frente de muchos hombres. Con la muerte o ausencia del hasta entonces proveedor
de ingresos de las familias, las mujeres se vieron obligadas a entrar en la fuerza laboral en un
número sin precedentes. De igual forma la industria necesitaba reemplazos por los obreros
enviados como soldados a la guerra; esto ayudó notablemente a la obtención del derecho al
voto femenino.279 Sin embargo esto no bastó y todas las naciones enrolaron trabajadores
traídos de sus colonias, prisioneros de guerra o especialistas repatriados del frente para el
esfuerzo bélico. Alemania fue el único país que llegó al extremo de recurrir al trabajo
obligatorio, además deportó a unos dos millones de trabajadores extranjeros procedentes de
los países que ocupaba, dándose la paradoja de que a principios de 1918, Alemania producía
tanto equipo bélico que faltaban soldados para utilizarlo. 280
El Estado también debió procurar alimentar a la población que sostenía el esfuerzo de guerra;
el reclutamiento de millones de hombres precipitó la caída de la producción de alimentos en
todas las naciones beligerantes y el abastecimiento quedó en riesgo. 278 Una vez más,
Alemania se adelantó al resto y desde noviembre de 1914 racionó el consumo de productos
básicos como pan o patatas, que más tarde amplió a las carnes y grasas. Por primera vez en
la historia, 67 millones de habitantes quedaron sometidos a un régimen de cartillas de
racionamiento que les aseguraban unas cantidades de comida progresivamente menores
según avanzaba el conflicto.278 Reino Unido no tomó medidas tan drásticas, pero estableció un
severo control de las importaciones que en ocasiones se convirtió en un verdadero monopolio,
fijó precios e invirtió muchos esfuerzos en aumentar la producción de productos clave como
el trigo y la patata, con lo que el Estado acabó controlando el 94 % de los alimentos que se
consumían en todo el país.278 Sin embargo, Reino Unido acabó imponiendo el racionamiento,
tras soslayarlo en varias ocasiones, a principios de 1918, con lo que limitó el consumo de
carne, azúcar, grasas (mantequilla y margarina), pero no el de pan; el nuevo sistema funcionó
sin problemas. También creció la afiliación sindical y solo en Gran Bretaña el número de
trabajadores sindicados se duplicó, de algo más de cuatro millones en 1914 a más de ocho
millones en 1918.281El Imperio británico volvió la vista a sus colonias para la obtención de
aquellos materiales de guerra esenciales, cuyo suministro tradicional se había visto
enormemente dificultado con la guerra. A geólogos como Albert Ernest Kitson se les
encomendó la búsqueda de nuevos recursos y minerales preciosos en las colonias africanas.
El propio Kitson descubrió importantes yacimientos de manganeso en Costa de Oro, que
serían utilizados para la fabricación de municiones. 282
Empeoramiento del frente interior

Manifestación de obreros y soldados en Leipzig el 10 de noviembre de 1918, en plena huelga


general para hacerse con el poder político, durante la revolución de noviembre.

Tras años de racionamiento, la mortalidad de la población civil en Alemania comenzó a


aumentar notablemente: al ascenso del 14 % de 1916 se sumó un incremento del 37 % en
1918.283 Pero estas penurias no fueron exclusivas de Alemania, pues las situaciones de
racionamiento afectaron al Imperio otomano, Francia y Austria-Hungría, este último país
afrontó una situación especialmente grave y regiones enteras de Austria se vieron sumidas en
la hambruna.284 Llegados a este punto, la penosa situación de gran parte de la población, las
millones de muertes en el frente, las evidentes y crecientes divergencias económicas y la
restricción de derechos y libertades en todos los países beligerantes crearon un sentimiento
general de hartazgo y oposición. 284 Si a raíz, en parte, de lo antes mencionado, se produjeron
en Rusia los episodios revolucionarios de 1917, los movimientos opositores en los demás
países siguieron su ejemplo y en Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Austria-Hungría se
vivieron virulentas huelgas, motines y rebeliones. Ya en 1917 los motines en el ejército francés
amenazaron con derrumbar el frente y en 1918 cientos de miles de soldados austrohúngaros y
otomanos desertan. La situación se volvió especialmente dura en Alemania, donde una
sucesión de motines, rebeliones militares y huelgas acabaron colapsando el frente interior en
apenas semanas.284 Las penurias económicas acrecentaron el clima de revolución social en
los últimos compases de la guerra y en la posguerra, sin embargo, las clases dirigentes (en
ocasiones con ayuda de sus antiguos países enemigos) consiguieron restablecer su autoridad
en todos los países donde esta se había puesto en duda, solo en la Rusia soviética sus
antiguos dirigentes no lograron recuperar su poder. 284

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