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Reseñas

grafía y diversas revistas y periódicos,


sino documentos de varios archivos ofi­
ciales italianos, del Archivo de la Canci­
llería argentina, del Archivo General de
la Nación, de archivos privados como
el de Leopoldo Lugones o el Scalabrini
Ortiz, además de papeles personales de
Mussolini del Departamento de Estado
de Estados Unidos.
En primer término debemos desta­
car que si bien el fascismo como ideolo­
gía, movimiento, imaginario y proyecto
político ha sido trabajado por la his­
toriografía desde varias perspectivas
y visiones, en este trabajo Finchelstein
propone un análisis novedoso para es­
tudiar los casos argentino e italiano: sa­
lir del tradicional enfoque comparativo
—donde se analiza cada caso en par­
Federico Finchelstein, ticular— y abordar los intercambios
Fascismo trasatlántico. entre las fronteras políticas de ambas
experiencias políticas o, en palabras del
Ideología, violencia y
au­tor, estudiar “las diferentes posibilida­
sacralidad en Argentina
des interpretativas, conexiones y pun­
y en Italia, 1919-1945, tos en común mediante el análisis de
Buenos Aires, fce, 2010. dos ideologías nacionales y sus relacio­
nes trasnacionales” (p. 26). Este nuevo
Federico Finchelstein, doctor en Histo­ enfoque permitiría, entonces, abordar
ria en Cornell University, se reconoce a la misión de la obra: enfatizar las cone­
sí mismo como un historiador dedica­ xiones globales que resultaron esencia­
do a la historia del fascismo en Argen­ les para que la ideología fascista se re­
tina, y así lo demuestran los diversos produjera de un lado al otro del océano
artículos, ensayos y libros que ha publi­ (p. 31).
cado al respecto. En segundo término, resulta perti­
En esta obra el autor hace un des­ nente señalar que la amplitud y com­
pliegue de diversas fuentes y presenta plejidad de la tarea que se emprende en
la ideología fascista como un fenómeno este libro exigen necesariamente una
global. No sólo utiliza una vasta biblio­ discusión crítica con gran parte de la

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historiografía relacionada con el nacio­ to al fascismo como lo entendemos hoy
nalismo, el fascismo, el totalitarismo y (p. 43). En este recorrido se ubica el fas­
el catolicismo, entre otros ejes. Seme­ cismo italiano como la primera expe­
jante empresa atraviesa permanente­ riencia exitosa de ese modelo, seguido
mente el texto y logra conclusiones que, luego por el nazismo en Alemania. En
aun cuando pueden ser discutibles, relación con el segundo eje marcado,
aportan al lector una mirada novedosa Finchelstein destaca la división en tres
respecto de las relaciones entre el fas­ categorías que el fascismo italiano ha­
cismo italiano y el nacionalismo católi­ cia sobre América del Sur: la raza negra
co argentino. de Brasil, los indios de la América andi­
Fascismo trasatlántico se organiza na y la América blanca de Argentina y
en cinco capítulos y un epílogo que ex­ Uruguay. El hecho de que estas últimas
ploran y analizan las características del tierras hubiesen recibido una inmigra­
fascismo italiano, su emprendimiento ción masiva desde Italia, generaba un
trasnacional, la propaganda fascista, interés geopolítico particular que se vi­
la reformulación nacionalista y católica sualizó en la gran propaganda fascista
que adquiere en el caso argentino en trasatlántica que comenzó en la dé­cada
particular, y su influencia en el naciente de 1930 (operaciones públicas y encu­
peronismo y en la dictadura militar de biertas, subsidios a la prensa argentina,
1976. movimientos políticos y la exportación
El primer capítulo se propone ex­ de ideología fascista junto con el mito de
plorar los diferentes niveles del pensa­ Mussolini y el imperialismo fascista)
miento fascista con respecto a Argen­ (p. 77). Sin duda, Argentina representa­
tina y a América Latina. Para ello se ba para el duce un lugar especial en el
introduce histórica y teóricamente al mundo como la nación líder de la re­
fas­cismo, y se consideran las conexio­ gión (p. 84).
nes de Italia con Argentina y América El segundo capítulo explora los
Latina que dieron el marco de referen­ aspectos institucionales de cómo se
cia a las pretensiones de Mussolini con produjo la recepción del fascismo en
esta región (p. 41). Sobre el primer eje, Argentina, y lo hace centralmente estu-
el autor ubica el origen de la ideología diando al Estado argentino, a la prensa
nacionalista extrema (proclive a una or­ dominante, a la izquierda, a la derecha
ganización corporativa y a la violencia y a la extrema derecha. En términos ge­
absoluta) como una reacción al ilumi­ nerales, en la “absorción” del fascismo
nismo expresado por las revoluciones en Argentina, éste adquirió característi­
europeas del siglo xix y a las latinoame­ cas propias, diferenciadas del modelo
ricanas de la década de 1810. Pero fue italiano, e incluso logró construir una
recién pasada la Primera Guerra Mun­ ideología fascista propia (p. 86). ¿Cuál
dial que la ideología de la violencia se era su particularidad distintiva? Sin lu­
unió al nacionalismo, al imperialismo gar a dudas, el factor más distinguido
de extrema derecha y a las tendencias era la relación estrecha con Dios y con
no marxistas de izquierda del sindica­ la Iglesia católica. De esto haré referen­
lismo revolucionario, dando nacimien­ cia más adelante. Poniendo la mi­rada

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sobre el Estado, se sostiene que a pesar molde prefabricado a replicar; en pala­
de las diferentes administra­cio­nes (radi­ bras del autor, como los nacionalistas
cales, conservadoras y mi­lita­res), el Es­ “elaboran una apropiación original del
tado argentino, como el Italiano, man­ fascismo entendida como una versión
tuvo estrechas relaciones durante todo genérica de su propio movimiento polí­
el periodo que va de 1922 a 1943 (p. 98). tico” (p. 37). Como conclusión de este
Poniendo el acento sobre la relación análisis, debemos recalcar que el proce­
con la sociedad, encuentra que la muer­ so de asimilación y “argentinización”
te del presidente Uriburu provocó una de los italianos expresó el fracaso de la
transformación en el vínculo del nacio­ propaganda fascista italiana.
nalismo argentino con el fascismo ita­ Los dos últimos capítulos —el
liano y con el propio Mussolini. Hasta cuar­to y el quinto— se focalizan en la
1932 prevalecía una imagen literaria de concepción nacionalista del fascismo
ambos, que luego de ese año, con la argentina entendida como expresión
aparición del “mito de Uriburu” (la cons­ po­lítica de la voluntad de Dios. En el
trucción mítica que los diversos grupos primero de ellos se estudian los oríge­
nacionalistas hicieron de la figura del nes del vínculo entre los nacionalistas
ex presidente como un “símbolo vivien­ argentinos y la Iglesia católica, y cómo
te”), se produjo un aglutinamiento de éste influenció los debates políticos de
esos grupos que se consolidó con la la época. Sobre este punto, el autor re­
apa­rición de la organización Afirma­ salta el hecho de que en países como
ción de una Nueva Argentina (Aduna), Argentina los nacionalistas creyeran en
fundada por Juan P. Ramos en 1932. A una conjunción del fascismo con el ca­
partir de este momento, en la cima de la tolicismo —o fascismo cristianizado co­
pirámide ideológica de los nacionalis­ mo fue denominado—, a diferencia de
tas pasaba a estar Uriburu; alabarlo se un fascismo secular como el italiano.
convertía en la clase de doctrina que De hecho, las publicaciones nacionalis­
todos compartían (p. 137). tas y católicas afirmaban que la elimi­
El tercer capítulo se dedica a exa­ nación del secularismo y la presencia
minar tanto la propaganda fascista co­ dominante de Dios debían desempeñar
mo la reformulación nacionalista de la un papel central en la política nacio­
experiencia italiana. Se investiga cómo nalista, así como también proponían
la propaganda de Mussolini incluyó el volver a la educación católica obligato­
esfuerzo por repensar desde la perspec­ ria (p. 221). El capítulo quinto, por su
tiva fascista la historia argentina, el uso parte, considera cronológicamente las
de los vuelos trasatlánticos con fines contradicciones y discusiones que los
propagandísticos y la utilización de me­ fascistas enfrentaron en su “sagrado”
dios de comunicación como la radio, viaje de búsqueda doctrinaria y progra­
el cine, el periodismo gráfico y el rol mática (p. 37).
del soborno (p. 37). A su vez, se indaga Por último, en el epílogo el autor se
el proceso por el cual los nacionalistas ocupa del legado político e ideológico
argentinos interpretan el modelo fascis­ más importante del fascismo en Argen­
ta sólo como un ejemplo y no como un tina: su influencia en los orígenes del

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peronismo. Se pretende mostrar cómo temática: tanto el peronismo como la
este movimiento político se ins­pira tanto última dictadura de 1976 son abor­
en el nacionalismo como en el fascis­ dados brevemente, y en mi opinión su
mo, aunque reformulando este último. desarrollo hubiese reconstruido de ma­
Y lo hace apelando a la clase trabajado­ nera más acabada el recorrido del fas­
ra en desmedro de sectores como el cismo en Argentina. A pesar de ello, es
Ejército y la Iglesia. En palabras del au­ destacable el desafío que Finchelstein
tor, ese proceso muestra cómo “el pero­ se propuso en esta obra y que logró
nismo trascendió el fascismo” (p. 306). plasmar con gran claridad.
Queda por resaltar que durante el
recorrido de los capítulos, encontramos Sergio Blogna Tistuzza,
una disparidad en la profundización untref-Argentina

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