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La Historia Natural Del Crimen PDF
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No se trata de un fenómeno actual, como se suele pensar, pues basta con hojear
uno de los libros más antiguos conocidos por todos nosotros: la Biblia, en dónde
podemos encontrar el primer crimen registrado, el fratricidio premeditado de Cain
sobre su hermano Abel. Dentro del Génesis en el capítulo cuarto del Antiguo
Testamento, se relata como Cain en un ataque de celos hacia su hermano se
abalanza sobre él y lo asesina fríamente...
Sócrates, ya por aquel entonces trató de establecer un perfil del delincuente nato,
formulando algunas frases tan célebres como que "el hombre malvado no lo es por
nacimiento, sino por falta de cultura".
Pero sin duda la época que más marcaría a la investigación del delincuente sería
la Edad Media. Las ciencias ocultas y religiosas serían las que se ocuparían del
origen y las causas del crimen. Desde la quiromancia, que trataba de conocer el
carácter de una persona analizando la palma de la mano, la astrología, que
elaboró numerosos estudios sobre el temperamento de las personas y su
incidencia en el crimen analizando los signos del zodíaco. Los signos de fuego
(aries, leo y sagitario) eran considerados como propensos a reacciones agresivas,
los de aire (géminis, acuario y libra) inducían a comportamientos antisociales y a
delitos de agresión sexual, los de tierra (tauro, virgo y capricornio) presentaban
una conducta egoísta que tendía a la delincuencia patrimonial y al apoderamiento
de bienes, y finalmente los signos de agua (cáncer, escorpio y piscis) eran
considerados como desequilibradas emocionalmente, propensos a crímenes
pasionales debido a celos y rencor...
En la actualidad queda fuera de duda que no se puede explicar el delito sobre esta
base.
(No hay que olvidar de hecho que la palabra "malhechor", viene de ahí, aquella
persona mal constituida...)
Otra teoría muy curiosa fue la de Quetelet, quién formuló las leyes térmicas, algo
que actualmente se sigue utilizando.
Los positivistas consideran que una persona nace con una predisposición para el
bien y el mal, es decir que existe una predisposición para el crimen. Lo justifican
con la teoría de la evolución de Darwin, que permitía para estos justificar la
existencia del delincuente.
Durante el siglo XIX, surgen dos escuelas en Francia que mantienen postulados
similares a los positivistas:
Ya en el siglo XX nos encontramos con una serie de teorías , como las biológicas,
que están encabezadas por las investigaciones antropológicas de la Escuela
Positivista y que pretendían demostrar la relación entre determinados factores
constitucionales y la criminalidad:
Los estudios más importantes realizados en EEUU han sido propiciados por
Sheldom, que utiliza los datos que le suministra la embriología, y a partir de ahí
elabora una serie de rasgos corporales que pretende conectar con las
características psíquicas o temperamentales. Se basa en el estudio de una de las
primeras células embrionarias, el blastodermo, que se presenta en tres capas,
dando lugar a tres tipos de sujetos:
En los últimos años dentro del marco de la delincuencia agresiva y sexual se han
proliferado investigaciones sobre la relación en los niveles de testosterona y la
conducta criminal masculina, pues en unos estudios realizados en EEUU se ha
comprobado que los reclusos violentos y los delincuentes sexuales presentan
unos niveles de testosterona más elevados que el resto de los reclusos, así como
del correspondiente grupo de control.
Estas investigaciones sirvieron también para justificar unos datos que habían
llamado la atención y eran difíciles de explicar sobre bases biológicas o
antropológicas: los bajos porcentajes de criminalidad que presentaban las mujeres
en relación con los hombres. Se presentó en estos estudios el diferente balance
hormonal de las mujeres en las que predomina la progesterona, de efectos
tranquilizantes.
Al mismo tiempo también eso servía para justificar una fluctuación llamativa en las
cifras de criminalidad que se encontraban en la mujer y que se conectaban con los
desajustes hormonales que se producen en el período menstrual. En ese
momento disminuye la progesterona y como consecuencia se provoca una mayor
inestabilidad, irritabilidad, comportamiento agresivo..