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Cuando el Entonces, el ambiente se configura en la posibilidad de dar cabida a los acontecimientos


de la vida cotidiana para crear, transformar, hacer, reflexionar, idear, intercambiar, reconstruir...
Se trata de una invitación que el adulto intencionalmente hace a las niñas y los niños, a través del
encuentro consigo mismo y con los otros, con lo natural y con el contexto. Para ello, pensar en los
materiales y en su disposición en el espacio, en las interacciones que se promueven, en los
tiempos y en las posibilidades de acción que generan, son sólo algunos elementos importantes a la
hora de diseñar un ambiente pedagógico. De esta manera, el ambiente pedagógico deberá
favorecer que las niñas y los niños desarrollen su autonomía (en las posibilidades de movimiento,
desplazamiento, elección, entre otras); se comuniquen; tomen decisiones; construyan hipótesis
como respuesta a sus preguntas o a las inquietudes de los demás; exploren, descubran, describan,
experimenten, resuelvan problemas, aprendan del error y el fracaso; desarrollen al máximo sus
capacidades y aprendan de la experiencia, se planteen retos, etc. Por consiguiente, el ambiente
pedagógico es flexible, reconocedor de la diversidad, retador, provocador, acogedor, seguro y
dinámico...

Saber qué hacer para transformar los ambientes de aprendizaje desde nuestros programas de
Primera Infancia en la Fundación Carvajal, demanda un trabajo en conjunto entre la comunidad, el
agentes educativo y la familia que recoja los intereses y necesidades de los niños y las niñas
haciéndolos participantes activos en el proceso.

Dado que la mayoría de los niños de nuestros programas no permanecen gran parte de su infancia
en sus hogares con su propia familia, sino en algún tipo de centro de atención y cuidado infantil,
los ambientes de aprendizaje deben ser un reflejo fiel de las características culturales y familiares
que circundan sus vidas, lo que nos exige aunar esfuerzos que permitan acercar elementos de su
cotidianidad cultural y familiar. Lo anterior, entendiendo que cada familia tiene suficientes
elementos positivos para educar desde los primeros años. Así se mantendrán espacios con
materiales, ayudas pedagógicas, lugares y tiempos que reflejan y permiten compartir saberes
familiares; espacios integradores y respetuosos que promueven estilos de vida de acuerdo a las
necesidades reales de los niños, las niñas y sus familias y que ponderan el desarrollo humano de
los participantes.

Vale la pena mencionar aquí la importancia de la familia. . ., sí la familia, quien puede involucrarse
para asegurar la calidad del servicio y la atención que reciben los más pequeños. Y los niños?, Sí
ellos también juegan un papel activo en la determinación y modelación de los espacios educativos
que quieren y necesitan, si dedicamos tiempo a observarlos y escucharlos nos darán pistas que
nos ayudarán a proceder seguros en la búsqueda de espacios sensibles, estimulantes y
coherentes .

La primera infancia requieres espacios que permitan relaciones con otras experiencias de la vida y
con las metas del grupo cultural al que pertenecen, que les brinden la oportunidad de aprender
conocimientos realmente nuevos, establecer desafíos, resolver problemas complejos, descubrir,
crear, innovar y que les exija “pensar”; que favorezcan no sólo la adquisición de múltiples
‘saberes’, sino las competencias afectivas, sociales y cognitivas necesarias para enfrentar de
manera creativa las demandas crecientes del entorno durante los primeros años de vida y para
siempre.

Lograr que los ambientes educativos lleguen a ser significativos es una tarea que exige el
establecimiento y uso de criterios que faciliten su diseño y su implementación. Deben estar
presentes criterios que atienden a aspectos culturales, humanos, comunitarios, que abran un
escenario de aprendizaje retador y generador de múltiples experiencias para quienes participan.
En nuestra Uds. caritas felices, buscamos ambientes educativos que promuevan la actuación de
los niños y las niñas en la unidad de servicio a la que pertenece, en y con su familia y en el mundo,
ponderando la autonomía sobre sus procesos de aprendizaje.

Gran parte de las actividades utilizadas en los espacios educativos son ambiente trasciende la idea
de espacio físico, para ampliar las oportunidades ofrecen al grupo de niñas y niños que acompaña,
se constituye en un tejido de interacciones en las que se construyen las comprensiones y
significados que ellas y ellos otorgan al mundo.

No cabe duda que la primera infancia recoge los años más significativos de cada ser humano, lo
que motiva a los adultos, que tienen presente la importancia de esta fase de la vida, a realizar
esfuerzos importantes que permitan a niños, niñas y sus familias gozar de bienestar y excelentes
condiciones. Durante esta etapa la calidad del desarrollo cognitivo, social y afectivo está
relacionado directamente con la calidad de experiencias enriquecedoras que puedan disfrutar los
niños y niñas, y estas experiencias enriquecedoras a su vez dependen de los ambientes educativos
que les ofrecemos.

Este mes hemos trabajado temas de hábitos de vida saludable donde los niños y niñas durante la
promoción de alimentación saludable fueron sorprendidos por una fiesta de frutas, de las cuales
se les dio a conocer a ellos y su madres todos los beneficios que tienen comer 5 al día, campaña
mundial por una alimentación balanceada,

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