Ayudar a los participantes a adaptarse a la nueva realidad. La economía
colaborativa es un cambio fuerte e importante en la economía de todo el mundo. Como ocurrió con innovaciones anteriores, los empleos se pueden destruir como una consecuencia de las esas nuevas soluciones, pero debemos tener en cuenta que se pueden crear otras y además también medios que aumentaran la productividad mediante estos negocios altamente innovadores. Definir y priorizar las normas federales que impidan el paso de la corrupción. Una forma de establecer estas normas podría ser a través de una ley general aplicable a todo el país. Hoy en día, muchos estados regulan el mismo servicio de manera diferente, lo cual impone costos de operación para las empresas de la economía de la colaboración, crea barreras de ingreso para las empresas más pequeñas y genera un trato desigual para los consumidores en todas las regiones. Permitir la diversidad contractual. Los contratos entre las partes deberían ser lo más libres posible. Las plataformas y las entidades reguladoras deben permitir a las personas la renta de capital como un medio para contribuir con su trabajo y viceversa. Favorecer la competencia. La regulación debe favorecer un ambiente competitivo. Preservar los modelos de negocio por su relación con una tecnología que requiere mucha mano de obra. Establecer objetivos regulatorios claros. La gente quiere que el transporte público no se llene tanto, pero también quiere que sea barato; muchos no logran ver esta contradicción. El proceso de elaboración de las regulaciones debe establecer objetivos claros respecto a sus acciones y encontrar maneras de alcanzar esos objetivos al costo mínimo para la sociedad. Alentar a las empresas a adoptar las tecnologías y modelos de negocio nuevos. Si el capital actual de los negocios de hotelería y transporte se puede aprovechar en los modelos de economía colaborativa, las eficiencias y la competencia resultantes pueden generar un crecimiento económico sin paralelo. Seguir los datos, no el dinero. Las entidades reguladoras tienden a tratar de cobrar impuestos o extraer una renta de los emprendimientos de la economía colaborativa, de la misma manera que, históricamente, han sacado recursos de los negocios tradicionales. Sin embargo, los datos que producen las empresas de economía colaborativa pueden ser una herramienta importante para producir una mejor regulación. Debería haber un diálogo entre las empresas de economía colaborativa y las autoridades para definir un mínimo de información que deba divulgarse con el objetivo de producir beneficios públicos sin dejar de proteger la privacidad y sus secretos comerciales. Crear capacidades para utilizar y analizar los datos. Para que el diálogo descrito anteriormente sea productivo, es extremadamente importante que las entidades reguladoras generen capacidades internas 1) para comprender el valor que representan los datos para las empresas, 2) para comprender los requisitos de privacidad que deben cumplir estas empresas y 3) para conocer cómo se pueden utilizar los datos para generar beneficios públicos. Esto implica contratar personal clave; por ejemplo, matemáticos y científicos de datos y crearles áreas especiales para que investiguen y aprovechen al máximo los datos para dar forma al debate y guiar la toma de decisiones. Y por último: Creación de una mesa de seguimiento de la economía colaborativa. La rápida evolución de este fenómeno económico y los numerosos sectores a los que implica hace aconsejable realizar un foro para el análisis de la economía colaborativa que fomente la regulación económica eficiente de las actividades económicas en las que se está produciendo la entrada de las diversas plataformas y que detecte, proponga y elimine barreras a la innovación.