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“Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida. Nadie me la quita; yo la doy
voluntariamente” (Jn 10,17-18).
Jn 10, 17 Por eso me ama el Padre, porque doy la vida, para después recobrarla.
4- La conciencia que tiene Cristo de ser enviado por el Padre para la salvación
del mundo y para la convocación de todos los hombres en el pueblo de
Dios implica, misteriosamente, el amor de todos los hombres, de manera
que todos podemos decir que «el Hijo de Dios me ha amado y se ha
entregado por mí» (Gál 2, 20).
- La víctima, animal hace las veces del hombre y es inmolada a Dios por el
hombre.
- El siervo de Yahvé del Deuteroisaías: es considerado como ejemplo de
sustitución vicaria, inocente y cargado con las culpas de la humanidad
afronta libremente los sufrimientos y la muerte como expiación de los
pecados de los hombres.
“El hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en
rescate por muchos (Mc 10, 45; Mt 20, 28).
- Cultural
Respecto a la parte cultural Jesús se hace participe de ellas, participando de
todas las costumbres que el pueblo tenía en ese momento. Estaba en el mundo
sin ser del mundo.
“Me causa perplejidad el Dios que ustedes predican. Pues es un Dios justiciero,
vengativo, que exige el sacrificio expiatorio por parte del pecador. Un Dios airado
que exige un pago por el pecado, que necesita ser aplacado con sangre, hasta
llegar a ver sufrir ignominiosamente a su propio hijo; pues en la misma biblia que
ustedes enseñan dice en alguna parte, que Dios, no perdonó a su propio Hijo, sino
que lo entregó totalmente al destino de morir y el mismo Cristo grita que Dios lo
abandonó”.
Aplicando elementos expuestos en esta Guía o complementados con otros y
argumentados con textos bíblicos, ¿qué le responderías?
Su pregunta es más habitual de los que usted se imagina, por esa razón, le puedo
decir que Dios es un Padre amoroso desde mi experiencia en medio de esta
pandemia hemos podido evidenciar su presencia amorosa, ya que son muchas las
personas que sin nosotros decir nada llega a nuestra puerta y nos traen desde
unos huevos hasta bultos de papa y verduras, ese es Dios el Dios que es amor,
Son muchos los pasajes bíblicos que nos hablaran del Dios amoroso, que
acompaña a su pueblo escogido por más que ellos desvíen su camino, por
ejemplo:
Ge 18, 20-31: En este pasaje vemos como un pueblo que se equivoca como se
equivoca cualquiera de nosotros es perdonado por Dios, teniendo razones de
peso para destruirlo.
El problema del pueblo judío es que siempre se alejaban de Dios, pero Dios por
más alejados que ellos estuvieran siempre los amara y lo veremos en el libro del
profeta Ezequiel 37, 1 – 14 con el pasaje de los Huesos secos, donde los huesos
secos son la representación del pueblo judío que había perdido la fe y se alejaron
del Dios, pero a pesar de eso, Dios los ama dándoles una nueva tierra y
llenándolos de bendiciones. Ahora el nuevo testamento de principio a fin es todo el
una muestra del amor infinito de Dios representado en su hijo Jesucristo en obras,
al punto que da la vida por cada uno de nosotros como muestra de lo que
debemos hacer nosotros. Son muchas las muestras de ese amor infinito para este
caso tomaremos a Lucas 15, 11 – 32, el evangelio del Hijo Prodigo, un hijo que en
vida mata a su padre al momento de solicitarle la herencia, la cual el mal gasta en
tierras lejanas y al ver que estaba en una situación deplorable, donde había
perdido su dignidad, regresa a la casa del Padre, no como hijo sino como un
trabajador, pero este Padre lo abrazo, lo besa y lo reviste con el mejor traje, y no
siendo esto suficiente le hace una fiesta, esto solo lo hace Dios.
Por eso cuando le hablen del Dios castigador es bueno verificar el contexto
completo de la cita bíblica y poder así ver la obra de Dios en cada uno de nosotros
porque al final ese pueblo que se equivoca somo cada uno de nosotros.
Respeto a la afirmación que Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó
totalmente al destino de morir y el mismo Cristo grita que Dios lo abandonó”. Es
equivocada, ya que Dios en su infinito amor ama tanto a su pueblo que envía a su
Hijo amado a vivir como uno más de nosotros, sin quitarnos nuestra libertad. Ver a
Jesús clamado el abandono del Padre es verlo en su humanidad en medio del
dolor.
“Vos fuisteis la libertad de nuestro gran cautiverio; por vos se reparó mi mal con
tan costoso remedio; para con Dios fuiste medio de alegría conseguida: vos seáis
la bienvenida”. (Fragmento tomado de la pesia “Cruz descanso sabroso”).