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1.

Después de leer el tema IV Cristología y Soteriología (numerales 1-10)


del (se encuentra en la página www.vatican.va), responde:

• ¿Qué pensó Jesús de su muerte?

De acuerdo con el Evangelio de San Juan podremos concluir que Jesús en un


acto de amor dio su vida por nosotros:

“Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida. Nadie me la quita; yo la doy
voluntariamente” (Jn 10,17-18).

Jn 10, 17 Por eso me ama el Padre, porque doy la vida, para después recobrarla.

Jn 10:18 Nadie me la quita, yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y


para después recobrarla. Éste es el encargo que he recibido del Padre.

Jesús deja claro de acuerdo la referencia que encontramos en el Evangelio de


San Juan en el cual Él clarifica la razón por la cual entrega su vida a la muerte,
una decisión en total obediencia, pero no la obediencia vista como imposición,
más bien es el acto de amor de quien se da por los otros para su bien. Es claro
que Jesús sabía bien cuál era su misión al venir al mundo.

De acuerdo con el documento de la Comisión Teológica Internacional “La


conciencia que Jesús tenia de si mismo y su misión” podemos resaltar los cuatro
siguientes aspectos:

1- La vida de Jesús testifica la conciencia de su relación filial al Padre. Su


comportamiento y sus palabras, que son las del «servidor» perfecto,
implican una autoridad que supera la de los antiguos profetas y que
corresponde sólo a Dios. Jesús tomaba esta autoridad incomparable de su
relación singular a Dios, a quien él llama «mi Padre». Tenía conciencia de
ser el Hijo único de Dios y, en este sentido, de ser, él mismo, Dios.

2- Jesús conocía el fin de su misión: anunciar el Reino de Dios y hacerlo


presente en su persona, sus actos y sus palabras, para que el mundo sea
reconciliado con Dios y renovado. Ha aceptado libremente la voluntad del
Padre: dar su vida para la salvación de todos los hombres; se sabía
enviado por el Padre para servir y para dar su vida «por la muchedumbre»
(Mc 14, 24).
3- Para realizar su misión salvífica, Jesús ha querido reunir a los hombres en
orden al Reino y convocarlos en torno a sí. En orden a este designio, Jesús
ha realizado actos concretos, cuya única interpretación posible, tomados en
su conjunto, es la preparación de la Iglesia que será definitivamente
constituida en los acontecimientos de Pascua y Pentecostés. Es, por tanto,
necesario decir que Jesús ha querido fundar la Iglesia.

4- La conciencia que tiene Cristo de ser enviado por el Padre para la salvación
del mundo y para la convocación de todos los hombres en el pueblo de
Dios implica, misteriosamente, el amor de todos los hombres, de manera
que todos podemos decir que «el Hijo de Dios me ha amado y se ha
entregado por mí» (Gál 2, 20).

• Al emplear el modo de hablar y de concebir el misterio de la salvación bajo


el aspecto de “expiación vicaria”, ¿qué aspectos es necesario tener
presentes?

los aspectos a tener presentes en la doctrina de la sustitución son los siguientes:

- La víctima, animal hace las veces del hombre y es inmolada a Dios por el
hombre.
- El siervo de Yahvé del Deuteroisaías: es considerado como ejemplo de
sustitución vicaria, inocente y cargado con las culpas de la humanidad
afronta libremente los sufrimientos y la muerte como expiación de los
pecados de los hombres.

“El hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en
rescate por muchos (Mc 10, 45; Mt 20, 28).

• ¿Es legítimo el uso del concepto de “sustitución”?

Es legítimo usar el término “sustitución”:

Si es legítima la afirmación “sustitución” como principio de solidaridad, por


nosotros, tratándose de una solidaridad aceptada con vista a la expiación y el
perdón divino, apoyándonos en la afirmación del Jesús en Mc 10, 45 “el Hijo del
hombre ha venido a servir y a dar su vida en rescate por muchos”, este es un
rescate en favor de muchos esos muchos somos la “Humanidad”, y también nos
lo dirá San Pablo en 1 Tm 2,6, donde se refleja más la idea de solidaridad que la
idea de sustitución: “se entregó a sí mismo como rescate por todos”.
Esta solidaridad tiene dos puntos de vista:
- Ontológico:
En le plano del ser lo vemos desde su Encarnación donde se solidariza con la
Humanidad, y lo encontramos en la carta a los Gálatas 4, 4 “nacido bajo la ley,
para rescatar a los que estaban bajo la ley” , aquí se refleja que Jesús viene a
ser parte de una sociedad con todas las implicaciones que esto conlleva como
cumplir las leyes.

- Cultural
Respecto a la parte cultural Jesús se hace participe de ellas, participando de
todas las costumbres que el pueblo tenía en ese momento. Estaba en el mundo
sin ser del mundo.

2. Una persona de aspecto intelectual, ve que eres Seminarista, se te


acerca y te dice:

“Me causa perplejidad el Dios que ustedes predican. Pues es un Dios justiciero,
vengativo, que exige el sacrificio expiatorio por parte del pecador. Un Dios airado
que exige un pago por el pecado, que necesita ser aplacado con sangre, hasta
llegar a ver sufrir ignominiosamente a su propio hijo; pues en la misma biblia que
ustedes enseñan dice en alguna parte, que Dios, no perdonó a su propio Hijo, sino
que lo entregó totalmente al destino de morir y el mismo Cristo grita que Dios lo
abandonó”.
Aplicando elementos expuestos en esta Guía o complementados con otros y
argumentados con textos bíblicos, ¿qué le responderías?

Su pregunta es más habitual de los que usted se imagina, por esa razón, le puedo
decir que Dios es un Padre amoroso desde mi experiencia en medio de esta
pandemia hemos podido evidenciar su presencia amorosa, ya que son muchas las
personas que sin nosotros decir nada llega a nuestra puerta y nos traen desde
unos huevos hasta bultos de papa y verduras, ese es Dios el Dios que es amor,
Son muchos los pasajes bíblicos que nos hablaran del Dios amoroso, que
acompaña a su pueblo escogido por más que ellos desvíen su camino, por
ejemplo:

Ge 18, 20-31: En este pasaje vemos como un pueblo que se equivoca como se
equivoca cualquiera de nosotros es perdonado por Dios, teniendo razones de
peso para destruirlo.

El problema del pueblo judío es que siempre se alejaban de Dios, pero Dios por
más alejados que ellos estuvieran siempre los amara y lo veremos en el libro del
profeta Ezequiel 37, 1 – 14 con el pasaje de los Huesos secos, donde los huesos
secos son la representación del pueblo judío que había perdido la fe y se alejaron
del Dios, pero a pesar de eso, Dios los ama dándoles una nueva tierra y
llenándolos de bendiciones. Ahora el nuevo testamento de principio a fin es todo el
una muestra del amor infinito de Dios representado en su hijo Jesucristo en obras,
al punto que da la vida por cada uno de nosotros como muestra de lo que
debemos hacer nosotros. Son muchas las muestras de ese amor infinito para este
caso tomaremos a Lucas 15, 11 – 32, el evangelio del Hijo Prodigo, un hijo que en
vida mata a su padre al momento de solicitarle la herencia, la cual el mal gasta en
tierras lejanas y al ver que estaba en una situación deplorable, donde había
perdido su dignidad, regresa a la casa del Padre, no como hijo sino como un
trabajador, pero este Padre lo abrazo, lo besa y lo reviste con el mejor traje, y no
siendo esto suficiente le hace una fiesta, esto solo lo hace Dios.

Por eso cuando le hablen del Dios castigador es bueno verificar el contexto
completo de la cita bíblica y poder así ver la obra de Dios en cada uno de nosotros
porque al final ese pueblo que se equivoca somo cada uno de nosotros.

Respeto a la afirmación que Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó
totalmente al destino de morir y el mismo Cristo grita que Dios lo abandonó”. Es
equivocada, ya que Dios en su infinito amor ama tanto a su pueblo que envía a su
Hijo amado a vivir como uno más de nosotros, sin quitarnos nuestra libertad. Ver a
Jesús clamado el abandono del Padre es verlo en su humanidad en medio del
dolor.

Y dirá Santa Teresa de Jesús:

“Vos fuisteis la libertad de nuestro gran cautiverio; por vos se reparó mi mal con
tan costoso remedio; para con Dios fuiste medio de alegría conseguida: vos seáis
la bienvenida”. (Fragmento tomado de la pesia “Cruz descanso sabroso”).

3. Al terminar una eucaristía dominical, una señora se acerca y amablemente


te pregunta: “Señor Seminarista, discúlpeme, es que en el Credo dijimos que
“Jesús descendió al infierno”, me pregunto si esta afirmación no es errónea,
pues siendo Jesús el justo por excelencia, el santo de Dios ¿cómo va a ir al
infierno?”

¿Qué le responderías? ¿Cómo le explicarías el tema? (Ten presente además del


contenido de la Guía, los numerales 631-635 del Catecismo).
Esta usted en toda la razón es afirmación no es errónea, de acuerdo con el
Catecismo de la iglesia católica en el numeral 632 dice:
- Jesús conoció la muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la
morada de los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la
buena nueva, a los espíritus que estaban allí detenidos. (CIC 632)
- Jesús no baja a los infiernos para liberar allí a los condenados, ni para
destruir el infierno de la condenación, sino para liberar a los justos que le
habían precedido. (CIC 633).
- El descenso a los infiernos es el pleno cumplimiento del anuncio evangélico
de la salvación. Cristo por tanto bajo a la profundidad de la muerte para que
los muertos oigan la voz del Hijo de Dios y los que la oigan vivan (Jn 5, 25),
Jesus es el príncipe de la Vida (Hch 3, 15). (CIC 634).
- En adelante Cristo tiene resucitado “tiene las llaves de la muerte y del
Hades” (Ap 1, 18). (CIC 634).
- Y al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, y en los
abismos (CIC 634).

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