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APROXIMACIÓN AL CORPUS EMPÍRICO

Y AL REGISTRO CRÍTICO-LITERARIO
DE LA NOVELA DEL GRAN CALDAS
EN EL PERÍODO 1897 - 2012

César Augusto Bautista Escobar

2015
Universidad Tecnológica de Pereira
Facultad de Bellas Artes y Humanidades

Maestría en Literatura

APROXIMACIÓN AL CORPUS EMPÍRICO


Y AL REGISTRO CRÍTICO-LITERARIO
DE LA NOVELA DEL GRAN CALDAS
EN EL PERÍODO 1897 - 2012

César Augusto Bautista Escobar

Trabajo de grado presentado como requisito para optar al título de


Magíster en Literatura

Director

Carlos Alberto Castrillón

2015

1
Resumen

La investigación realiza una aproximación al corpus empírico y al registro crítico-


literario de la novela en la región del Gran Caldas en el período 1897 – 2012. El método
seguido recoge algunos conceptos elaborados por Hans Robert Jauss (2000), Beatriz
González Stephan (1987) y Nil Santiáñez (2002). De Jauss, en el contexto de su
propuesta acerca de la estética de la recepción, se toma lo atinente a la construcción de
una historia literaria; de González Stephan, se focaliza la atención en el corpus
empírico, el registro-crítico literario y la periodización en la literatura; finalmente, de
Santiáñez, se consideran aspectos sobre el tiempo, las arritmias literarias y la
temporalidad histórica del hecho literario.

Se indagó en fuentes de la crítica literaria regional y nacional, en la bibliografía de la


novela en Colombia y en bibliotecas de la región y del país; se leyeron algunas novelas
con el fin de mejorar el conocimiento del objeto de trabajo y se tuvo acceso directo a
cerca del 90% de ellas, lo que permitió verificar su existencia real y allegar datos
complementarios; de las novelas a las que no se tuvo acceso, se consultaron fuentes
bibliográficas confiables. Solo se consideraron obras editadas de autores nacidos en esta
región en el período anotado.

En 115 años, el corpus empírico de la novela en la región cuenta con cerca de 297 obras
de 150 autores; de estos, 16 son escritoras. Los textos narrativos abordan múltiples
temáticas ―históricas, violencia, problemas urbanos, míticos, religiosos, indigenistas,
sicológicos, eróticos y homoeróticos, infantiles, ciencia ficción, entre otras―, referidas a
contextos regionales, nacionales y globales. Desde principios del siglo XX algunas
novelas han tenido reconocimientos internacionales y varias de ellas se han editado en el
exterior.

En 32 registros critico-literarios ―estudios, investigaciones, ensayos, bibliografía― la


novela de la región se clasifica y valora en variados ismos y generaciones y sus diversas
manifestaciones se han dado entre el modernismo de principios del siglo XX y la
narrativa de la posmodernidad finisecular. Algunos de los registros resaltan los
novedosos cambios estilísticos y narrativos en varias novelas de las últimas décadas, lo
que presiona por el surgimiento de un canon alterno al tradicional.

Es posible concluir que el amplio corpus empírico de la novela del Gran Caldas ofrece
múltiples opciones para su análisis literario y, a la vez, realizar nuevas lecturas de las
ficciones que, desde las particularidades del contexto histórico, permiten acercarse a la
condición humana, a la cultura y a la sociedad regional; por su parte, el registro de la
crítica muestra la posibilidad de avanzar en la construcción de los aportes que, desde la
novela de esta región, se realiza a la literatura.

Palabras claves

Región del Gran Caldas, novela del Gran Caldas, novela colombiana

2
Agradecimientos

Al profesor Carlos Alberto Castrillón,


por su asesoría académica en todo el proceso
y compartir avances de su investigación sobre el repertorio de la novela del Quindío.

Al profesor César Valencia Solanilla,


por permitir acceder a su investigación inédita sobre la novela finisecular
en los departamentos de Caldas y Quindío.

A la Red de Bibliotecas del Banco de La República,


por el acervo disponible de las novelas de la región del Gran Caldas.

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Contenido

Introducción 7

1. Aproximación conceptual al corpus empírico de la novela


y al registro crítico-literario 12

2. Corpus empírico de la novela en el Gran Caldas 19


2.1 Mojones históricos de la región del Gran Caldas 19
2.2 Aproximación al universo de la producción novelística 25
2.2.1 Antecedente de la novela en la región 25
2.2.2 Primeras novelas en el departamento de Caldas 26
2.3 Corpus empírico de la novela en el Gran Caldas 27
2.3.1 Identificación y organización del corpus 27
2.3.2 Viajeros y marginados entre la aldea y el mundo 42
2.3.3 El difícil arte de novelar: ¿Profesión o hobby? 46
2.3.4 Los frutos de la creación 47
2.3.5...Cayetana, Otilia, Rosalba, Luz, Berta, Jacinta, Alicia, Carlina, Eloísa,
Aurora, Bruna, Mónica... 50
2.3.6 Caleidoscopio novelístico 51
2.3.7 Acerca de las ediciones 56
2.3.7.1 Ediciones por novela y autor 56
2.3.7.2 Novelas editadas en el exterior 60
2.3.7.3 Micronovela, novela corta, nouvelle o cuento corto 62
2.3.7.4 Novelas y relatos editados bajo un mismo título 63
2.3.7.5 Otros aspectos relacionados con la edición 64
2.3.8 ¡Orgullos del escritor...y del lector! 66
2.3.9 La obra: ficción entre juicios 69

4
3. Registro crítico-literario de la novela en el Gran Caldas 71
3.1 Corpus del registro crítico-literario 71
3.2 La periodización en los registros crítico-literarios 74
3.3 Marcos conceptuales de los estudios crítico -literarios 76
3.3.1 Comienzo de siglo XX: la novela modernista 76
3.3.2 El medio siglo: más individualidades que ismos 77
3.3.3 Décadas de los setenta y ochenta: ruptura literaria 78
3.3.4 Década de los noventa: enfoque de género 80
3.3.5 Miradas a la novela finisecular 83
3.4 Corpus novelístico en los registros crítico-literarios 87
3.4.1 Registros que parten de una visión temporal-nacional 88
3.4.2 Registros que priorizan una visión territorial-regional 91
3.4.3 Registros que priorizan un enfoque temático 107
3.4.4 Registros que parten de un enfoque generacional 110
3.4.5 Registros que parten de un enfoque socio-cultural 111
3.4.6 Registros bibliográficos 115
3.5 Del corpus empírico al corpus novelístico 118

4 Corpus empírico y registro crítico-literario


aplicado a la novela de la colonización 121
4.1 Corpus de la novela de la colonización 122
4.2 Novela: ¿fundacional, fundadora de regionalidad o de la colonización? 122
4.3 El volátil aroma del café 123
4.4 Escenario paisajístico de la ficción 125
4.4.1 En el principio, la naturaleza campeaba en su caos... 127
4.4.2 ...después, un nuevo caos llegó en el lomo del hombre 127
4.5 La condición humana: entrañas del paisaje cultural 129
4.6 Las novelas de la colonización en la crítica literaria 131

5
5 Reflexiones ex post 135
5.1 El temprano despertar de la novela 135
5.2 El corpus novelístico: entresaca del bosque de ficciones 135
5.3 De la novela a la crítica 136
5.4 Del localismo regional a la novela sin fronteras 137
5.5 Del viejo al nuevo canon 137
5.6 De la novela y la crítica a la literatura 139
5.7 Entre la historia, la ficción y la crítica literaria 140

Bibliografía 143

Anexo:
Muestra de Fichas bibliográficas.
Corpus empírico de la novela del Gran Caldas. 1897–2012 163

Apéndice 1:

Fichas bibliográficas. Corpus empírico de la novela del Gran Caldas. 1897–2012

Apéndice 2:

Fotografía de portadas. Corpus empírico de la novela del Gran Caldas. 1897–2012

6
Introducción

La investigación literaria, como la que se realiza en otros campos del conocimiento,


adquiere su “personalidad” a partir de las motivaciones del investigador, del problema
que atiende, de la hipótesis de partida, de los objetivos que se propone, del método que
aplica, de los resultados obtenidos y de los parámetros que la delimitan. Se comentan a
continuación estos aspectos.

Motivación para investigar

El investigador se encuentra en una situación de insatisfacción generada, para él, por un


alto grado de agotamiento de la capacidad explicativa del mundo construido en otros
campos del conocimiento. Vislumbra que realizar un encuentro con las ficciones
elaboradas desde la novela puede ser un camino para encontrar en ellas una fuente
reveladora de nuevas visiones y, de esa forma, contribuir a dar cuenta de la complejidad
del ser humano que le rodea vivencialmente en el contexto regional y en su relación con
el resto del mundo. Concluye, entonces, que es necesario indagar acerca de la
producción novelística y de la crítica literaria en la región del Gran Caldas para, con la
racionalidad del proceso investigativo en el campo literario, cimentar los pilares de
posibles respuestas a sus insatisfacciones.

Dendritas del problema

Lograr una respuesta satisfactoria a la motivación del investigador, lleva, entonces, a


indagar acerca de la novelística en la región del Gran Caldas, así como de los estudios
bibliográficos y críticos relacionados con ella. Esto conduce a formular la pregunta
central que orienta el desarrollo de la investigación: ¿Cómo se caracteriza la producción
novelística en la región del Gran Caldas?

7
Responder esta pregunta será posible si se responden otras preguntas, de no menor
alcance, que se derivan de aquella: ¿Cuál es el “haber” novelístico en la región del Gran
Caldas? ¿Cuáles han sido los temas novelados? ¿Cuáles han sido los aspectos
contextuales que han nutrido esta producción novelística? ¿Cómo se expresa en ella la
influencia o articulación de movimientos o estilos literarios o épocas? ¿Existe un canon
novelístico regional y cuáles son sus tendencias? ¿Cómo se caracteriza la crítica literaria
interesada en la novelística regional? ¿Cómo caracteriza la crítica literaria a la novela del
Gran Caldas? ¿Cómo caracterizar la producción novelística regional? ¿Cuáles
fundamentos conceptuales pueden orientar el camino para encontrar respuestas
satisfactorias a estos interrogantes?

Una hipótesis de partida

La investigación asume que desde una indagación bibliografía, tanto acerca de las obras
literarias ―novela―, como de los estudios crítico-literarios que hacen referencia a ellas,
es posible construir una caracterización de la novelística en la región y, por esta vía,
allegar elementos que permitan fundar las bases sobre las cuales se levantarán los pilares
de posibles respuestas a la motivación del investigador.

Objetivos de la investigación

- Construir un modelo conceptual básico, a partir de formulaciones previas, que oriente


la investigación.
- Construir una visión integral del “haber de la novela” del Gran Caldas en el período
1897 – 2012.
- Construir una base de datos acerca de la novela y de los novelistas del Gran Caldas
- Identificar los elementos que articulan la novelística de la región con el contexto
nacional del género
- Identificar y caracterizar la crítica literaria que se ha ocupado en valorar la producción
novelística de autores de la región

8
- Identificar la valoración que realiza la crítica literaria de la novela de autores de la
región y algunos elementos que puedan definir un canon alternativo al tradicional
- Desarrollar un ejercicio que permita aplicar, para un tema de interés regional, algunos
aspectos relacionados con el corpus novelístico y el registro crítico-literario encontrados.

El método

A partir de la naturaleza de la investigación ―estudio base― y mediante un proceso


iterativo, no siempre lineal, el método seguido considera los siguientes aspectos:

-Construcción de un marco de referencia en relación con dos aspectos centrales: los


atinentes a la identificación del corpus de la novela y del registro crítico-literario, y los
relacionados con el contexto regional ―históricos, políticos, económicos― del período
a estudiar.
-Consulta, evaluación e integración de fuentes secundarias ―estudios bibliográficos,
anuarios, índices, manuales, entre otras―, así como consulta directa de la mayoría de
las novelas, para verificar su existencia, precisar información editorial y de apreciación
literaria que se encuentra en ellas (presentación, introducción, reseña). Consulta a
bibliotecas de algunos municipios, de universidades de la región y del país, así como
periódicos y otras fuentes impresas, búsqueda en internet y, cuando fue necesario, se
consultas directas a algunos autores.
-Diseño y generación de una base de datos del corpus empírico que incluye aspectos
básicos relacionados con el autor, la edición de la obra y la valoración que de ella se ha
realizado tanto en la presentación o reseña en la respectiva edición como por parte de la
crítica literaria externa a ella. Esta base de datos está integrada por 297 fichas de sendas
novelas las cuales se presentan en el Apéndice 1 de este trabajo.
-Consulta, evaluación, organización y caracterización de los registros ―investigaciones,
estudios, ensayos, reseñas―, con base en tres aspectos: período de análisis, marco
conceptual y corpus novelístico referido.

9
- Identificación de la valoración del corpus novelístico realizado en cada uno de los
registros.
- Selección de un corpus novelístico de la colonización para realizar, desde dichos
textos, una lectura de temas regionales actuales.

Los resultados

La investigación se presenta en cuatro capítulos: en el primero se apropian elementos


conceptuales básicos acerca del corpus novelístico y del registro crítico-literario que
orientan el desarrollo de los capítulos posteriores; en el segundo se elabora un contexto
histórico y social de la región y se relacionan aspectos atinentes a la caracterización de
las novelas del corpus empírico de la novela del Gran Caldas en el período 1897 – 2012;
en el tercero se indaga en registros crítico-literarios nacionales y regionales acerca de la
periodización, los marcos conceptuales, el corpus novelístico y la valoración de la
novela de la región; en el cuarto, y a manera de ejemplo, se desarrolla un ejercicio que
busca articular problemas actuales de la región con un tema común en nueve de las
quince novelas del corpus empírico cuyo tema central es la colonización antioqueña en
esta región del Gran Caldas; se concluye con algunas reflexiones ex post generadas a
partir de la investigación realizada. Se incluye un Anexo con una muestra de once de las
297 fichas del Apéndice 1, correspondientes a las novelas del corpus empírico y en las
cuales se consignan datos básicos del autor, de la edición de la obra y de la valoración
por parte de la crítica literaria. En el Apéndice 2 se incluyen 270 fotografías de las
portadas de igual número de novelas; las fotografías faltantes corresponden a 28 novelas
de las cuales no se tuvo acceso a ejemplares impresos.

El corpus relacionado es una aproximación al universo de la novela puesto que podría


complementarse con obras a las cuales el investigador no ha podido tener acceso, o
excluir algunas que, posteriormente, la crítica literaria no las clasifique en ese género.

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Unos corchetes obligados

Si bien se ha consultado la valoración que realiza la crítica literaria acerca de las novelas
del corpus empírico, en la investigación no se evalúa la calidad literaria de las obras, ni
se elabora una antología, ni una historia, ni, mucho menos, una historiografía de la
novela del Gran Caldas, aspectos que superan el alcance propuesto; este es un estudio
base acerca de los dos aspectos enunciados inicialmente.

Solo se consideran novelas publicadas por autores nacidos en esta región, sin importar
que toda o alguna parte de su producción novelística haya sido realizada total o
parcialmente en ella, en consecuencia, se excluyen novelas de autores no nacidos en esta
región, aunque hayan residido en ella por algún tiempo, así como obras que si bien
pueden incorporar temas relacionados con esta región, sus autores no gocen de la
primera condición anotada. Se evitan así superposiciones con estudios bibliográficos
que se realizan en otras regiones y que incluyen como suyos a estos autores.

Se consideran novelas publicadas por editoriales del país o del exterior y se excluyen
novelas inéditas. Únicamente se incluyen obras definidas por sus autores, o por la
crítica, como novela, sin que sea objeto de esta investigación evaluar la concordancia de
tal definición con parámetros normalmente establecidos para clasificarlas en dicho
género literario. La lectura de algunas de ellas en el transcurso de la investigación
permitió dimensionar aspectos aquí formulados y verificar criterios frente a los objetivos
y alcances propuestos.

Desde fines del siglo XIX se tienen antecedentes de novela publicada por autores
nacidos en lo que hoy se constituye como región del Gran Caldas; aproximarse a este
corpus empírico, para un lapso de 115 años, aspira a sumar un gramo de letras a los
estudios ya existentes, generar nuevas opciones para su análisis literario, obtener nuevas
lecturas de la novela, de la cultura, de la sociedad y de la condición humana de los seres
que la han habitado.

11
1. Aproximación conceptual al corpus empírico
de la novela y al registro crítico-literario

“El historiador de la literatura, cualquiera que sea su filiación teórica,


se encuentra siempre ante un espinoso conflicto:
debe mantener un difícil equilibrio entre la necesidad de describir el pasado
y la necesidad de explicarlo. La primera exigencia requiere su receptividad ante lo múltiple,
lo heterogéneo, lo caótico; la segunda, que se resista a tales percepciones,
ya que el historiador debe dar algún sentido al pasado y reunir así lo heterogéneo
en un punto de vista organizador, explicativo”.

Nil Santiáñez (2002: 78)

En La historia de la literatura como provocación, Hans Robert Jauss anota que el


inventario de obras y autores, organizados en orden cronológico y con algunos
comentarios bibliográficos, no solo no se constituye ni agota la construcción de una
historia de la literatura, sino que es un procedimiento ya descartado en lo que para él es
la desacreditada y decadente historia de la literatura de los últimos ciento cincuenta años
—hasta la década del setenta del siglo XX—; la sucesión de obras y autores sería apenas
el armazón o esqueleto para construir la historia de la literatura (Jauss, 2000: 137).

En la primera tesis de su propuesta acerca de la estética de la recepción como una nueva


forma para construir una historia literaria, Jauss expresa que la historia de la literatura no
es una relación “objetiva” de “hechos literarios” que se exprese en una relación
cronológica de sucesos y de obras, los cuales tengan la capacidad de explicarse por sí
mismos en forma independiente de los observadores —lectores— de tales sucesos. Por
el contrario, la historia de la literatura estaría dada por la “experiencia literaria [y
estética] de lectores, críticos y autores contemporáneos y posteriores” a tal hecho
literario propiciando, en esta forma, que la “Historicidad” de la historia de la literatura
dependa del “horizonte de expectativas” que lectores, críticos y autores le asignen.

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La suma de «hechos» literarios, que aumenta de forma vertiginosa, según cristaliza en
las historias convencionales de la literatura, es un mero residuo de este proceso,
únicamente un pasado acumulado y clasificado, y por consiguiente, no es historia, sino
pseudohistoria. Quien considere como una porción de historia de la literatura una serie
de tales hechos literarios, confunde el carácter contingente de una obra de arte con el de
la realidad histórica (Jauss, 2000: 162).

Por su parte, en Historiografía literaria del liberalismo hispanoamericano del siglo XIX,
Beatriz González Stephan considera que cuando se trata de construir un conocimiento o
saber en materia histórico-literaria, es necesario distinguir metodológicamente tres
niveles de análisis: el corpus empírico de la producción literaria, las historias de la
literatura y la historiografía literaria, cada uno de los cuales presenta particularidades
en cuanto a su “naturaleza discursiva, tareas y objetivos” (González, 1987: 19).

El corpus empírico está constituído por todo el “imaginario” social escrito u oral, no
sistematizado, y a partir de un ejercicio teórico ideologizado se puede transformar en
“corpus” el cual se constituye, a la vez, en la “plataforma” de la historiografía literaria
que en términos de Jauss es el armazón o esqueleto para construir la historia de la
literatura.

La historia de la literatura corresponde a los discursos críticos e interpretativos del


corpus empírico (primer nivel) y tiene por objetivo estudiar y conocer la producción
literaria, para lo cual “la organizan de acuerdo a un eje temporal, esto es, entendiéndola
como proceso” (González, 1987: 20). La sistematización del corpus y la periodización
son dos aspectos centrales en el nivel correspondiente a la construcción del perfil de la
historia de la literatura los cuales se realizan en el marco de una construcción teórica de
carácter social e histórico (González, 1987: 20).

La historiografía literaria se concibe como “un tipo de (meta) discurso” mediante el


cual se realiza un “estudio crítico del conocimiento histórico-literario y de la calidad de
ese conocimiento”; la materia, el objeto de trabajo, de la historiografía literaria “no es la
producción literaria y su evolución, sino [...] el modo como las historias de la literatura

13
la han organizado de modo histórico”. Así, la historiografía literaria puede entenderse
como una reflexión acerca de “las reflexiones que se han hecho sobre los problemas de
la historia literaria, el modo en que se han resuelto la periodización y la sistematización
literarias, y las concepciones ideológicas que controlan al final estas prácticas”
(González, 1987: 20-21).

Finalmente, para Nil Santiáñez, en la historia de la literatura “no basta con establecer el
orden cronológico de los hechos”, puesto que para comprender los cambios históricos se
requiere distinguir entre el «tiempo cósmico» (expresado a través del calendario y sus
divisiones), y el «tiempo histórico» —“arritmia condicionada por las luchas y
creaciones del ser humano”, que lo contraen o dilatan, lo aceleran o lo desaceleran—.
Esta “arritmia” es lo que explicaría la “simultaneidad de lo no simultáneo”, palabras que
Santiáñez retoma de Bloch, y que lleva a la simultaneidad de “historias con muy distinto
estado de desarrollo” que confluyen en un momento dado (Santiáñez, 2002: 60-62). La
importancia de esta concepción de Santiáñez, aplicada a la historia del arte, extensible a
la literatura, es que permite la coexistencia, en un corte sincrónico, de estilos artísticos
con presencias diacrónicas diferentes:

Los acontecimientos simultáneos pueden tener edad sistemática diferente, y por eso es
importante, para conocer apropiadamente una obra artística, determinar su edad
sistemática vis-à-vis su edad histórica. Así, en 1908, cuando se conocen Renoir y
Picasso, los cuadros de Renoir pertenecen a una clase antigua, y los trabajos
cubistas de Picasso, a una nueva; son obras coetáneas y relacionadas entre sí,
pero tienen edades sistemáticas diferentes (Santiáñez, 2002: 65).

En relación con el registro crítico-literario, anota González que el problema de la


periodización literaria está definido por condiciones que rebasan la simple periodización,
como son, entre otras, el “proyecto político-social” respectivo, los “valores ideológicos
dominantes”, la “imagen ideológica que el grupo social en cuestión quiere tener del
proceso histórico” derivado de sus intereses de clase.

14
Agrega que los procedimientos de periodización literaria que se siguieron en las
nacientes repúblicas de América a partir de significativos acontecimientos históricos
extra literarios, o a partir de criterios organicistas (infancia, madurez o decadencia de la
literatura) o criterios teleológicos enmarcados en una filosofía de la historia (Hegel,
Herder) o criterios generacionales apegados a acontecimientos históricos, actualmente
son cuestionados tanto por la complejidad de la realidad cultural como por los nuevos
desarrollos de los estudios literarios, cuestionamientos que muestran que “Los límites
entre un período y otro son fronteras convencionales que en realidad no dejan traslucir el
verdadero carácter de los cambios”. Por lo tanto, anota González, algunas “sugerencias
implícitas de gran actualidad y validez metodológica” en cuanto a la periodización
literaria (González, 1987: 138-144):

1) Periodizar no es trazar divisiones mecánicas que separen tajantemente los procesos


literarios en un antes y un después; 2) la duración de los mismos [períodos] no se puede
encasillar en esquemas matemáticos; 3) el proceso de constitución y los períodos de
cambio de una literatura son de larga duración y no giran alrededor de una fecha, la cual
no explica en sí este proceso; 4) [...] los acontecimientos políticos no determinan ni
explican los cambios literarios. Estructuras más complejas y profundas determinarán las
transformaciones literarias (González, 1987: 144).

Por su parte, Santiáñez resalta que el mayor reto para la historiografía literaria de
cualquier país hispanohablante es realizar una “detenida reflexión previa sobre la
temporalidad histórica del hecho literario y la retórica del discurso histórico”; estas
serían las nuevas líneas maestras de un nuevo modelo para historiar la literatura de la
modernidad (Santiáñez, 2002: 54). Agrega que el historiador de la literatura que se
interesa por períodos de corta o mediana duración (eventos literarios, generaciones,
estilos, estudios emparentados con la microhistoria, períodos, entre otros) se enmarca en

esquemas historiográficos tradicionales basados tanto en una concepción homogénea y


lineal del tiempo histórico, como en un engarce bastante mecanicista entre los distintos
períodos de corta duración [...] sucesión unilineal de movimientos y autores, ordenada
grosso modo, en la siguiente secuencia: barroco dieciochesco, neoclasicismo /
ilustración, romanticismo, realismo, naturalismo, modernismo, novecentismo [...]

Esquema que tiene la desventaja de

15
estudiar por separado las distintas corrientes y movimientos literarios, proporcionando
una narración histórica lineal y entrecortada de generaciones y autores, uno tras otro,
destacándose el cambio y la diferencia a expensas de las continuidades [...] ha
dificultado, cuando no impedido, el estudio de temas y modalidades que requieren una
mirada histórica más amplia (Santiáñez, 2002: 56).

Anota que todo historiador, incluido el historiador de la literatura, está obligado a


precisar su “concepto y articulación del tiempo”, en razón de la naturaleza propia de la
“misión del historiador” como es la de “representar el tiempo”, aspecto que no parece
ser muy tenido en cuenta por ellos y al no ser suficiente con “ordenar los
acontecimientos en su sucesión cronológica, como si esa simple disposición lineal
bastara para explicar las múltiples dimensiones del tiempo, de la causalidad y del
cambio histórico” (Santiáñez, 2002: 56-57).

La historiografía tradicional, al considerar un tiempo lineal, genera dos efectos que


deben destacarse: por un lado, si bien posibilita ordenar y hacer aparentemente
comprensibles eventos que aparecen sucesivamente en el tiempo del calendario,
esconde, a la vez, las verdaderas arritmias y heterogeneidades de tales eventos y
procesos; el caótico acontecer de hechos (y textos, en este caso) y la presencia
simultánea de múltiples hechos que se originan y terminan en momentos temporales
distintos “adquieren una tranquilizadora cronología”, puesto que la concepción del
tiempo lineal se contrapone a “la existencia de una simultánea pluralidad de tiempos”,
tiempo plural que se expresa en la “múltiple dimensión personal, social y científica, con
distintos ritmos, duración y direcciones” (Santiáñez, 2002: 57-60).

Como elementos de su nueva propuesta en relación con “la temporalidad histórica del
hecho literario”, Santiáñez (2002: 54) argumenta que los acontecimientos (incluidas las
obras literarias y artísticas) que se presentan simultáneos en un momento dado del
tiempo tienen una “edad sistemática” y una “edad histórica”: la edad sistemática hace
referencia a la tradición a la cual están vinculadas y la edad histórica hace referencia al
momento en que dichas obras se presentan. Así por ejemplo, agrega, una obra escrita en

16
el siglo XX puede estar vinculada a la tradición del romanticismo del siglo XVIII, en
tanto que otra obra escrita también en el siglo XX puede estar vinculada al modernismo
o a algún estilo contemporáneo 1.

Santiáñez considera que Fernand Braudel formula a fines del siglo XX el modelo más
completo para explicar la “pluralidad de ritmos y duraciones históricas” presentes en el
tiempo. Para Braudel, que parte de un enfoque historiográfico estructural, no existe una
sola “dimensión temporal en la historia” sino que el “tiempo social” de la historia, así
como lo formulan muchos otros autores, “está compuesto por una multitud de ritmos,
aceleraciones y lentitudes” no relacionados con “el tiempo periodístico de la crónica y
de la historia tradicional, preocupados ambos casi exclusivamente por los hechos
individuales y políticos de los períodos cortos” (Santiáñez, 2002: 66).

Braudel distingue tres “duraciones temporales” ―“superpuestas”― en el devenir


histórico: larga, media y corta duración, entretejidas en forma dialéctica entre sí
formando la historia. La duración larga se caracteriza por un muy lento ritmo de
transformación, abarca siglos enteros, es la duración del “tejido profundo de la historia”
por la dificultad de percibir su mutabilidad, tornándose en la “invariante” en torno a la
cual se articulan las otras dos duraciones temporales, allí se localizan aspectos como la
evolución de las mentalidades, los límites geográficos, procesos demográficos, entre
otros. En la duración media, superpuesta a la primera, se sitúan las transformaciones de
los grupos sociales en aspectos políticos, económicos y sociales; es una historia
coyuntural organizada en torno a los ciclos de las transformaciones en esos aspectos. La
1
Ejemplos que podrían aproximarse a esta “edad sistemática” y “edad histórica”, en la novela del Gran
Caldas, se encuentran en Rosas de Francia, de Alfonso Mejía Robledo. En la edición crítica de esta obra
elaborada por Rigoberto Gil Montoya y César Valencia Solanilla comentan los cambios que realiza Mejía
Robledo de la primera a la segunda edición, que llevan de una “literatura romántica”, en la primera
edición, a una obra que, once años después, en su segunda edición, busca “acercarla a los gustos de los
lectores de su época” (2013: 250-251). Por su parte, Cecilia Caicedo (1988: 61), refiriéndose a Risaralda,
de Bernardo Arias Trujillo, anota que en esta novela, se perciben “los efectos tardíos que el romanticismo
finisecular ejerce sobre las primeras novelas escritas acerca de Risaralda”. Así mismo, Valencia Solanilla
al analizar la novela finisecular del Gran Caldas comenta “las visiones bucólicas y románticas tardías”
que perviven como un “lastre” en la producción literaria de algunos escritores, tanto en la narrativa
colombiana contemporánea (2008: 21), como en el romanticismo tardío de las novelas de Arturo Suárez
(2005b: 3).

17
duración corta, localizada en “la superficie del devenir histórico”, es la “historia de los
acontecimientos”, es la “microhistoria” de los acontecimientos rápidos, breves, de los
eventos explosivos, “es el tiempo por excelencia del cronista y del periodista”
(Santiáñez, 2002: 66).

La tarea del historiador sería, entonces, la de realizar una lectura múltiple, compleja y
simultánea de las distintas temporalidades, modelo alternativo a la lectura unilineal
cronológica de la historia, modelo que le posibilitaría comprender mejor las sinapsis de
los acontecimientos de la historia. Así, desde esta óptica es posible ver “la pluralidad de
duraciones temporales en que suceden las acciones y los acontecimientos”

De los conceptos antes vistos, interesan cuatro aspectos que serán tenidos en cuenta para
el análisis que se desarrollará, especialmente, en el capítulo 3 de este estudio: i) el
corpus del registro-crítico literario, ii) la periodización del registro crítico-literario, iii)
los marcos conceptuales de los registros crítico-literarios y iv) el corpus de la novela en
los registros crítico-literarios.

18
2. Corpus empírico de la novela en el Gran Caldas

“La escuela y la universidad deberían servir para hacernos entender que ningún libro
que hable de un libro dice más que el libro en cuestión;
en cambio hacen todo lo posible para que se crea lo contrario.
Por una inversión de valores muy difundida, la introducción, el aparato crítico, la bibliografía
hacen las veces de una cortina de humo para esconder lo que el texto tiene que decir
y que solo puede decir si se le deja hablar sin intermediarios que pretendan saber más que él”.

Italo Calvino (1994: 16)

2.1 Mojones históricos de la región del Gran Caldas

El territorio de la actual región del Gran Caldas, a la llegada de los conquistadores


españoles hacia el año 1539, estaba poblado por comunidades indígenas localizadas
principalmente en áreas aledañas a los ríos Cauca, Magdalena y San Juan. La
apropiación de las minas de oro existentes en esta zona, por parte de los conquistadores,
generó en las comunidades indígenas su rápida desaparición, disminución de su
población, migraciones hacia zonas selváticas en busca de protección y traslado de
comunidades enteras para ser ocupadas en las minas o en la producción ganadera. Los
resguardos indígenas fueron, desde el inicio de la República, objeto de presiones de
terratenientes y comerciantes para debilitarlos y desaparecerlos, política que se
consolidó en 1850 (Zuluaga, 1995: 9-40).

A fines del siglo XVIII la crisis de la economía y la sociedad colonial impulsaron el


desplazamiento hacia esta región de campesinos pobres del sur de Antioquia quienes, a
la vez, tenían atractivos para estos desplazamientos: el camino que unía a Medellín con
Popayán, la localización de la colonia de Aguadas que favorecía la fundación de pueblos
hacia el sur, las minas de oro y plata de Marmato, Vega de Supía y Quiebralomo que
permanecieron en explotación durante la Colonia y se activaron desde 1825. A esta
“tierra de nadie” llegaron dueños de esclavos de Popayán y de Antioquia, abundante
mano de obra libre, comerciantes desde Mariquita y Popayán, empresarios para montar

19
haciendas de ganado y caña de azúcar. La colonización de la Cordillera Central
solucionó la demanda de comida con la fundación de Aguadas, Pácora, Salamina y
Neira, entre 1814 y 1842 (Valencia Llano, 2010: 332-337).

GRÁFICO 1
Región del Gran Caldas
División político-administrativa y rutas de la colonización antioqueña del sur

20
Las oleadas colonizadoras procedentes de Antioquia se presentaron en medio de las
guerras civiles que tuvieron también causas proselitistas en medio de rivalidades
políticas (Ortiz, 2011: 33); desde la Independencia, y hasta inicios del siglo XX, este
territorio también fue escenario de tal tipo de guerras, como ocurrió en otras regiones del
país. La confrontación entre los Estados de Antioquia (con dirigencia conservadora) y
del Cauca (con dirigencia liberal) se expresa, por parte de este último, en la necesidad de
constituir “un muro de contención” frente a “las aspiraciones expansionistas de los
antioqueños” (Zuluaga, 1995: 48). La puja, aunada a intereses nacionales, explica las
confrontaciones ocurridas desde 1841 hasta finalizar la Guerra de los Mil Días, en 1901
(Valencia Llano, 2010: 293-308).

En 1825 había en Marmato, Supía y Riosucio compañías de Inglaterra para explotar las
minas de oro y plata, con moderna maquinaria y herramientas, ingenieros y mano de
obra especializada traída desde Europa; alrededor de estas minas se asentó “la colonia
europea más grande de Colombia en el siglo XIX” procedente de por lo menos ocho
países de ese continente (Valencia Llano, 2010: 244-247). Leyendas que circulaban
hacia 1870 sobre ricas guacas y caciques enterrados con sus tesoros en la región del
Quindío (Tesoro del Cacique Pipintá, tesoro del rey Palomino y laguna de Maravélez),
contribuyeron a la colonización en este departamento. Numerosos grupos de guaqueros
recorrieron la región en busca de sepulturas indígenas y minas de oro, a la vez que se
perfilaron como fundadores de pueblos en el Quindío, proceso que se acentuó después
de la guerra civil de 1885, cuando numerosos excombatientes de Antioquia, Tolima y
Cauca llegaron a la selva del Quindío ilusionados con estas leyendas a la vez que
evadían los reclutamientos (Valencia Llano, 2000:181, 184-185).

En un lapso de cien años, campesinos pobres de diferentes regiones se adueñaron de la


Cordillera Central, tumbaron árboles, levantaron fincas, trazaron caminos, construyeron
fondas y posadas, fundaron pueblos y crearon un mercado interno. Y aunque no fue fácil
para los campesino, porque tuvieron que enfrentar la acción de los empresarios dueños

21
de baldíos y de concesiones de tierras –La Burila, González y Salazar, entre otras–,
terminaron por “imponer'' una reforma agraria.

Al crearse el departamento de Caldas en 1905, este era una “colcha de retazos formada
por diversas culturas heredadas de corrientes migratorias de variado origen”:
antioqueños que penetraron masivamente por el norte; mezcla cultural de antioqueños,
europeos, indígenas y afrodescendientes en la región caucana de Marmato, Supía,
Riosucio y Anserma, pueblos de oriente como fruto de colonizadores antioqueños y
tolimenses, en el sur, Villamaría, Pereira y Quindío, con influencia de antioqueños,
caucanos y tolimenses, el valle del Risaralda colonizado por afrodescendientes,
antioqueños y caucanos, en el occidente la colonización antioqueña de pueblos de
indios, desde principios del siglo XX campesinos oriundos de Cundinamarca y Boyacá
colonizan las zonas frías de Salamina, Marulanda y, más tarde, el Páramo de Letras.
Para evitar conflictos generados por esta diversidad, la clase dirigente buscó darle
identidad cultural a la región con ayuda de historiadores y escritores “ligados con el
fenómeno colonizador e involucrados en el ambiente costumbrista”. La evocación del
pasado y de las tradiciones en el joven departamento ayudó a aclarar y a afirmar la
identidad y a tomar conciencia de región y de país (Valencia Llano, 2010: 346-348).

En las primeras etapas de la colonización, el café era otro producto más del
autoconsumo doméstico y, en forma ocasional, si el pequeño productor estaba cerca de
los mercados, se llevaba con otros productos para su venta. Pero “La economía cafetera
apareció cuando la colonización había penetrado gran parte del antiguo Caldas y cuando
se disponía de agricultura estable, acumulación de capital y abundante mano de obra”.
Es a partir de 1878 cuando se inicia “la verdadera etapa de la caficultura en la región” en
los alrededores de Manizales debido a las ventajas que se encontraban, en general, en las
tierras colonizadas: “Tierra barata, suelos enriquecidos con ceniza volcánica,
temperatura ideal, abundante mano de obra y buenos caminos de herradura para buscar
mercados”. La economía cafetera se consolidó una vez finalizado el proceso de
colonización debido al agotamiento de “los bosques libres o del Estado”, a la aparición

22
de un “exceso de trabajadores, campesinos sin tierra”, a los bajos salarios, y a una
legislación que dejaba en manos de los productores del grano las condiciones de
vinculación laboral de los trabajadores en las fincas cafeteras (Valencia Llano, 2010:
291-292).

Con la desaparición del Pacto Mundial del Café, la crisis de la producción cafetera desde
1989, la competencia de otros países productores del grano en otros continentes, los
cambios en la economía nacional, la aparición de nuevos fenómenos sociales y
ambientales en las zonas rurales cafeteras, generan en las últimas décadas del siglo XX
el decaimiento de la economía cafetera cuando ya tal economía había perfilado la cultura
de la sociedad de esta región.

Desde las primeras décadas del siglo XX, Manizales reprodujo el esquema general de la
organización política colombiana: concentraba cerca de las dos terceras partes de la
burocracia departamental y era el centro hegemónico en las decisiones de la economía
cafetera regional. Estos fueron factores de confrontación con las nuevas dirigencias
políticas y económicas de Pereira y Armenia y contribuyeron a la división político-
administrativa del entonces departamento de Caldas. Las cargas tributarias del tabaco en
1920 y el intento, en 1924, de anular el ramal férreo de Nacederos a Armenia fueron
otras motivaciones separatistas (Ortiz, 2011: 19).

Las diferencias económicas y políticas de Armenia y Pereira con Manizales se hacían


cada vez más claras, la dirigencia del Quindío mantuvo la búsqueda autonomista hasta
lograr en 1965 la aprobación del nuevo departamento y en Risaralda el surgimiento y
consolidación de un importante núcleo de comerciantes e industriales al lado de los
cafeteros fue un paso firme en el proceso de su autonomía (Rodríguez, 2006: 21-37). El
desarrollo económico y político de cada uno de estos tres centros urbanos de la región
propició su progresivo distanciamiento: Armenia se constituyó en el epicentro
económico de la Hoya del Quindío y de los municipios del nor-oriente del Valle del
Cauca, Pereira se consolidó como centro de acopio y de actividad comercial del actual

23
departamento de Risaralda y extendió su radio de acción a municipios del norte del
Valle y Manizales continuó como punto de referencia económico del norte de Caldas
(Rodríguez, 2006: 37). En cada una de estas ciudades la acumulación de capital
proveniente de la economía cafetera se constituyó en la base de las inversiones en capital
fijo (vías, servicios, equipamientos colectivos) y de la industrialización.

Además de los intereses económicos y políticos de los nuevos grupos de poder en las
ciudades de Armenia y Pereira frente al centralismo manizaleño, también existieron
“intereses de otros departamentos cafeteros (Antioquia y Valle) para debilitar el poder
de Caldas dentro de la Federación Nacional de Cafeteros” (Rodríguez, 2006: 42). La
pérdida del liderazgo nacional de la dirigencia del entonces departamento de Caldas, la
migración de algunos de sus dirigentes gremiales y cafeteros a otras ciudades del país y
el surgimiento de nuevos clientelismos políticos y centros de poder económico en
Pereira y Armenia, condujeron a que en septiembre de 1965 se aprobara, mediante
división del departamento de Caldas, la creación del departamento del Quindío y,
posteriormente, ese mismo año, la del departamento de Risaralda.

En las últimas décadas del siglo XX, aparecen, desde esos centros de poder,
manifestaciones altruistas “regionales” que buscan mantener la unidad social y cultural
que pervive sobre los intereses particulares, embebidos en intereses sociales en esta
división político-administrativa. Nuevas apuestas denominadas “Eje Cafetero”,
“Ecorregión”, “Paisaje Cultural Cafetero”, buscan potenciar el poder regional frente a
poderes nacionales o internacionales, dentro de los nuevos modelos de la globalización,
mercados de libre comercio y por agotamiento de fuentes tradicionales de crecimiento.

En la región se ha tenido presencia de las violencias que ha vivido la sociedad


colombiana: en el siglo XVI la colonización española, en el siglo XIX las guerras
civiles, en el siglo XX la violencia política bipartidista con particular expresión en las
zonas cafeteras, la crisis de la economía cafetera y la presencia del narcotráfico en el
país y su vinculación a los mercados internacionales, desde las últimas décadas del siglo

24
XX, vinculan a la región con la violencia del narcotráfico; también la confrontación
paramilitarismo-guerrilla, las llamadas “bandas criminales” y algunas fuerzas que se
mueven bajo la sombra del Estado, tienen presencia en esta región desde los albores del
siglo XXI y generan otras formas de violencia (Ortiz, 2011; Álvarez, 2013).

2.2 Aproximación al universo de la producción novelística

2.2.1 Antecedentes de la novela en la región

Al finalizar el siglo XIX, dos obras marcan los antecedentes de la novela en la región del
actual Gran Caldas: Mis dos vecinitas (1897), de Rómulo Cuesta y Cayetana [sd], de
Juan Bautista López Ortiz. En 1897, cuando aún no se había creado el departamento de
Caldas, Rómulo Cuesta (Marmato 1867 - Riosucio 1947) publica Mis dos vecinitas. En
la bibliografía consultada para este estudio, solo en el Manual de literatura caldense, de
Fabio Vélez Correa y otros, se hace referencia a esta obra en formato de “novela corta”
en el año 1892, cinco años antes al que aparece en la edición consultada para este trabajo
(Vélez Correa, 1993: 201). La novela relata las tímidas relaciones amorosas entre
personas adultas, en el contexto de las guerras civiles.

La segunda, de Juan Bautista López Ortiz (Salamina 1869 – Manizales 1936), hace
referencia a Cayetana, una mujer colonizadora en el actual municipio de La Merced,
entonces perteneciente a Salamina. En opinión de Jorge Eliecer Zapata Bonilla,
“Cayetana constituye pues una joya del costumbrismo caldense, tan citado y tan poco
analizado, como si la colonización antioqueña y la cultura del café no hubieran generado
expresiones en las artes” (Zapata, 2006: 119-126). El hallazgo tardío de esta novela, por
parte de historiadores y críticos literarios de Caldas, se debe a que su autor la incluyó en
una publicación acerca de la vida Salamina, y no como texto independiente2.

2
En desarrollo de esta investigación se tuvo acceso a estas novelas que se leyeron para obtener una visión
general de ellas. En las fichas 1 y 2 del Apéndice de esta investigación se relacionan los respectivos
aspectos bibliográficos.

25
2.2.2 Primeras novelas en el departamento de Caldas

Una vez creado el departamento de Caldas en 1905, tres novelas, desconocidas en la


mayoría de las fuentes bibliográficas, inician la novelística en este departamento: Otilia.
Gemido de un alma (1906), escrita por Pablo Emilio Gutiérrez Vélez (Salamina 1865 -
Medellín 1920); de las fuentes crítico literarias consultadas, únicamente Fabio Vélez
Correa relaciona esta novela en Caldas (Vélez Correa, 2013). Por su parte, Adalberto
Agudelo Duque (2006), relaciona otras dos novelas: Manolo (1907), también de Pablo
Emilio Gutiérrez Vélez, y El hijo de la otra (1911), de Francisco Giraldo (Aguadas 1884
- 1926). En cuanto a la primera, Agudelo Duque afirma que

es una pequeña obra maestra de la novela romántica cuyo tema central es el Mito de la
Novia de Corinto: la novia o los novios, nunca consuman el amor por determinación del
destino a la mejor manera griega, aunque no cabe duda de que el autor tiene otros
propósitos (Agudelo Duque, 2006: 182).

Y agrega que

es una novela técnicamente cercana a la maestría. ¿Por qué no se conoce? ¿Por qué los
agiotistas canonizadores de oficio la borran de los largos listados conmemorativos?
Porque, primero, habla de El Robledal, nombre inicialista de Salamina; segundo, hace
mofa de la proclividad lugareña por escudos de familia, nombres ancestrales y de
nobleza y tercero, Manolo, el personaje, es víctima de un asesinato perfecto por la
metodología y porque lo comete un niño bien del caserío intocable para la justicia
(Agudelo Duque, 2007: 65).

En cuanto a El hijo de la otra, Agudelo Duque comenta que

[...] presenta la novedad del monólogo interior, adelantado para su tiempo. Juanita le
habla a Juanita, como en un espejo, preguntándole por qué a los cincuenta y seis años
tiene esas sensaciones despiertas de nuevo por la presencia varonil de Pascual el hombre
y recuerda con sorpresa y zozobra cuánto deseó a Pascual el niño y cuántos esfuerzos
tuvo que hacer para reprimir su erotismo. De trámite lineal, sus cuatro capítulos y
sesenta páginas se beben con avidez porque, entre otras virtudes, pasa por ellas la
sombra de un gran poeta (Agudelo Duque, 2006: 182).

26
Hasta 1965, año de la división político-administrativa del antiguo departamento de
Caldas, se habían publicado cerca de 74 novelas de autores nacidos en él. De estas
novelas, 55 son escritas por autores nacidos en municipios del actual departamento de
Caldas, 17 son de autores nacidos en municipios del actual departamento del Quindío
(Calarcá, Armenia, Montenegro, Filandia) y 2 en el actual departamento de Risaralda
(Pereira y Apía). Así, desde el punto de vista del lugar de nacimiento de los autores,
deberá reconocerse que es la “provincia”, y no la capital, el semillero de la novela de la
región. Una vez ocurrida la división del primigenio departamento de Caldas, la primera
novela publicada por parte de un escritor del nuevo departamento de Caldas será Miseria
y amor (1966), de Amanda Escobar Correa [Soraya Juncal]; en el nuevo departamento
de Risaralda será El Capitán (1968), de Bernardo Jaramillo Botero; y en el nuevo
departamento del Quindío La llanura eterna (1966), de Arturo Suárez Denis (Tabla 1).

2.3 Corpus empírico de la novela en el Gran Caldas

2.3.1 Identificación y organización del corpus

Para identificar el corpus empírico de la novela del Gran Caldas se consultaron estudios
bibliográficos y críticos, bien sea referidos en forma explícita a la región o a alguno de
los departamentos que la integran, así como aquellos que, desde una visión nacional,
general o temática, incluyen autores de esta región. En el Capítulo 3 de esta
investigación se presenta una relación detallada de estas fuentes bibliográficas, autores,
obras mencionadas y la valoración crítica respectiva.

Se encontraron 297 novelas escritas por 150 autores nacidos en esta región y publicadas
entre 1897 y 2012. Como ya se anotó, 74 de estas novelas (25%) se publicaron antes de
la división político administrativa del año 1965, es decir, en los primeros 68 años de vida
de esta región, inicialmente como departamento de Caldas y entre 1965 y 2012, período
de 47 años, se publicaron 224 novelas (75%). El número de novelas y autores aquí
relacionados no puede tomarse como el universo de unas y otros, pues siempre habrá

27
datos a los cuales, por varios factores, es difícil tener acceso en el desarrollo de la
investigación. No obstante, ellos son un referente aproximado del universo posible en
razón de la calidad, tipo y número de las fuentes consultadas (Tabla 1).

Quizá la división política-administrativa del inicial departamento de Caldas en tres


entidades territoriales ―Caldas, Risaralda y Quindío― haya incentivado el
fortalecimiento de grupos sociales, culturales y e intelectuales, tal como ocurrió en el
campo político y económico, situación que contribuiría a explicar la mayor expresión
creativa después de tal división. Más que números, lo que interesa es resaltar los
posibles efectos culturales derivados del rompimiento de una centralidad, en su
momento ejercida desde Manizales, que controla, orienta y define el desarrollo de una
sociedad. En su estudio crítico sobre la novela finisecular en el Eje Cafetero, César
Valencia Solanilla afirma que

Para la investigación literaria contemporánea, es una necesidad y un reto cuestionar los


centros culturales de poder y avocar los complejos e interesantes procesos que se vienen
dando en las regiones, de tal forma que se puedan invertir los tradicionales enunciados
de «planetas y satélites», el mundo organizado en torno a un centro, la dependencia
regional, los mercados editoriales y otros fenómenos concurrentes; ahora se tiende a
pensar que desde la periferia se replantea el centro, que las regiones en su conjunto son
marcadores más eficaces para entender el proceso general de la literatura en Colombia
(Valencia Solanilla, 2008: 10).

En la Tabla 1, que se presenta a continuación, se relacionan en orden cronológico de la


primera edición las 297 novelas que conforman el corpus empírico de la novela del Gran
Caldas para el período 1897 – 2012. Se incluyen tres tipos de datos: nombre de la obra,
año y editorial, y nombre del autor con su lugar y año de nacimiento. Aunque en razón
de las deficiencias de información en las numerosas fuentes consultadas no siempre fue
posible encontrar datos completos al respecto, se obtiene una primera visión bastante
completa de este corpus, dentro de las salvedades ya comentadas.

28
Tabla 1
Región del Gran Caldas
Corpus empírico de la novela 1897 – 2012

PRIMERA EDICIÓN AUTOR


N° NOVELA
AÑO EDITORIAL NOMBRE MUNICIPIO
Imprenta de Medardo Marmato (1867)
1 Mis dos vecinitas 1897 Rómulo Cuesta
Rivas, Bogotá Riosucio (1947)
Juan Bautista López Salamina (1869)
2 Cayetana [sd] Manigraf, Manizales
Ortiz Manizales (1936)
Otilia. Gemido de un Pablo Emilio Gutiérrez Salamina (1865)
3 1906 [sd]
alma Vélez Medellín (1920)
Imprenta La Tertulia Pablo Emilio Gutiérrez Salamina (1865)
4 Manolo 1907
Literaria, [sd] Vélez Medellín (1920)
Aguadas (1884)
5 El hijo de la otra 1911 J. Casís, Bogotá Francisco Giraldo
[sd] (1926)
Filandia (1887)
6 Montañera 1916 Tipografía Colón, Bogotá Arturo Suárez Denis
Bogotá (1956)
Rosalba. Historia de
Imprenta de Eustacio Filandia (1887)
7 un amor grande y 1918 Arturo Suárez Denis
Ramos, Bogotá Bogotá (1956)
verdadero
Imprenta de Eustacio Filandia (1887)
8 El alma del pasado 1921 Arturo Suárez Denis
Ramos, Bogotá Bogotá (1956)
Marmato (1867)
9 Tomás 1923 Cromos, Bogotá Rómulo Cuesta
Riosucio (1947)
Manzanares
La Novela Semanal,
10 Luz 1924 Bernardo Arias Trujillo (1903)
Bogotá
Manizales (1938)
Manzanares
Cuando cantan los La Novela Semanal,
11 1924 Bernardo Arias Trujillo (1903)
cisnes Bogotá
Manizales (1938)
Manzanares
La Novela Semanal,
12 Muchacha sentimental 1924 Bernardo Arias Trujillo (1903)
Bogotá
Manizales (1938)
La Novela Semanal, Calarcá (1904)
13 Aves enfermas 1924 Jaime Buitrago Cardona
Bogotá [sd] (1970)
La Novela Semanal, Manizales (1902)
14 Ultramarina 1924 Alejandro Vallejo
Bogotá Cartago (1976)
Casa Editorial Franco- Villamaría (1897)
15 Rosas de Francia 1926 Alfonso Mejía Robledo
Ibero-Americana, París Medellín (1978)
Eduardo Londoño Manizales (1890)
16 El rey de los cangrejos 1927 Villegas Hoyos, Bogotá
Villegas Girardot (1955)
Filandia (1887)
17 Así somos las mujeres 1928 Santafé, Bogotá Arturo Suárez Denis
Bogotá (1956)
Villamaría (1897)
18 La risa de la fuente 1930 Cervantes, Barcelona Alfonso Mejía Robledo
Medellín (1978)
Manizales (1902)
19 Entre dios y el diablo 1931 Minerva S.A., Bogotá Alejandro Vallejo
Cartago (1976)
Manzanares
Por los caminos de
20 1932 Pagana, Buenos Aires Bernardo Arias Trujillo (1903)
Sodoma3
Manizales (1938)
Marquetalia
21 La voz de la tierra 1932 América, Cali Alfredo Martínez Orozco
(1903) - [sd]
Filandia (1887)
22 El divino pecado 1934 Minerva S.A., Bogotá Arturo Suárez Denis
Bogotá (1956)

3
Por los caminos de Sodoma: confesiones íntimas de un homosexual, o Análisis espectral de un espíritu.

29
Asistencia y camas (Se Manizales
23 1934 Arturo Zapata, Manizales Rafael Arango Villegas
puede tocar tarde) (1889-1952)
Risaralda. Novela de Manzanares
24 Negredumbre y 1935 Arturo Zapata, Manizales Bernardo Arias Trujillo (1903) Manizales
Vaquería (1938)
Revista Repertorio Selecto, Armenia (1897)
25 Envejecer 4 1935 Eduardo Arias Suárez
Bogotá Cali (1958)
Una mujer. Novela Natalia Ocampo de Manizales [sd]
26 1935 Arturo Zapata, Manizales
histórico social Sánchez [sd]
Chinchiná
El dilema de un Talleres Tipográficos de
27 1935 Antonio J. Arango (1906)
vagabundo José Hilario Márquez, Cali
Bogotá (1980)
Imprenta Departamental de Manizales (1900)
28 Eugeni La Pelotari 1935 Félix Henao Toro
Caldas, Manizales [sd] (1982)
El niño que vivió su Armenia (1901)
29 1935 Repertorio Selecto, Bogotá Adel López Gómez
vida Manizales (1989)
La casa de Berta Manizales (1903)
30 1936 Minerva, Bogotá Alejandro Vallejo
Ramírez Cartago (1976)
Pescadores del Calarcá (1904)
31 1938 Minerva, Bogotá Jaime Buitrago Cardona
Magdalena [sd] (1970)
Armenia (1897)
32 El sol de los venados 1939 El Escolar, Bogotá Eduardo Arias Suárez
Cali (1958)
Armenia (1897)
33 El niño Dios 1939 El Escolar, Bogotá Eduardo Arias Suárez
Cali (1958)
Armenia (1897)
34 La solterona 1939 El Escolar, Bogotá Eduardo Arias Suárez
Cali (1958)
Chinchiná (1906)
35 Bajo cero 1939 La Batalla, Manizales Antonio J. Arango
Bogotá (1980)
Jesús González Marmato (1909)
36 Nadie 1939 Atalaya, Manizales
[Iván Cocherín] Manizales (1982)
Quindío. Epopeya del Chinchiná (1906)
37 1940 Atalaya, Manizales Antonio J. Arango
colono antioqueño Bogotá (1980)
Jesús González Marmato (1909)
38 Túnel 1940 Arbeláez, Manizales
[Iván Cocherín] Manizales (1982)
Llamarada. Novela
Montenegro
39 obrera anti- 1941 El Libro, Manizales Luis Carlos Flórez
(1902 - 1979)
imperialista
Hombre y destino:
Empresa Tipográfica Calarcá
40 novela de ambiente 1942 Rodolfo Jaramillo Ángel
Vigig, Armenia (1912-1980)
carcelario
Chinchiná (1906)
41 Oro y miseria 1942 El Libro, Manizales Antonio J. Arango
Bogotá (1980)
Hombres
Imprenta Departamental de Calarcá (1904)
42 trasplantados. Novela 1943 Jaime Buitrago Cardona
Caldas, Manizales [sd] (1970)
de colonizaje
Filandia (1887)
43 Adorada Enemiga 1943 ABC, Bogotá Arturo Suárez Denis
Bogotá (1956)
44 Más allá de la sombra 1943 Atalaya, Manizales Gonzalo Ríos Ocampo Anserma [sd]

4
Porras Collantes, en Bibliografía de la novela en Colombia (1976: 58-60), cataloga esta obra como
novela breve, y reseña tres ediciones de ella: la primera en 1935, en Repertorio Selecto, Serie VI, N° 56,
pp. 199-212, Bogotá; la segunda en 1936 en Tres cuentistas jóvenes, de Editorial Minerva, Bogotá, pp.
133-169, y la tercera en 1944, Envejecer y mis mejores cuentos, pp. 7-39, editada por la Imprenta Oficial
de Caldas, Biblioteca de Escritores Caldenses, edición que incluye la novela La solterona y 22 cuentos,
todos bajo el título Envejecer y cuentos de selección, en un total de 317 páginas. Se presenta, entonces,
ambigüedad en cuanto a la clasificación de esta obra como novela o como cuento.

30
Cooperativa Nacional de Manizales (1919)
45 No volverá la aurora 1943 Jaime Ibáñez
Artes Gráficas, Bogotá Bogotá (1979)
Cada voz lleva su Manizales (1919)
46 1944 Santafé, Bogotá Jaime Ibáñez
angustia Bogotá (1979)
Salamina (1898)
47 Esther de Roncesvalles 1944 Santafé, Bogotá Ramón Escobar Alzate
[sd]
Imprenta Oficial, Jesús González Marmato (1909)
48 Esclavos de la tierra 1945
Manizales [Iván Cocherín] Manizales (1982)
Donde moran los Ediciones Librería Siglo Manizales (1919)
49 1947 Jaime Ibáñez
sueños XX, Bogotá Bogotá (1979)
Consecuencias de un Anserma [sd]
50 1947 Arturo Zapata, Manizales Miguel A. Gallego R
amor [sd]
Anserma [sd]
51 Una fosa para tres 1947 Arturo Zapata, Manizales Miguel A. Gallego R
[sd]
1947 Alberto Palomino Salas
52 Juan Leal Arturo Zapata, Manizales Riosucio [sd]
(?) [Helí Colombia]
Marquetalia
53 La brecha 1950 Stylo, México, D.F. Alfredo Martínez Orozco
(1903)-[sd]
Marquetalia
54 Yajángala 1950 Stylo, México Alfredo Martínez Orozco
(1903) - [sd]
Dimensión de la Antares Imprenta- Manizales (1919)
55 1952 Fabiola Aguirre
angustia Fotograbado, Bogotá Manizales [sd]
Riosucio [sd]
56 Vibraciones 1952 Pampa, Buenos Aires Jorge Palomino Agudelo
[sd]
57 El pequeño Lenin 1953 [sd] Jaime Maldonado Garay Manizales [sd]
Ediciones Caracol, Jesús González Marmato (1909)
58 El sol suda negro 1954
Manizales [Iván Cocherín] Manizales (1982)
Anserma [sd]
59 Tentación 1954 Arturo Zapata, Manizales Miguel A. Gallego R
[sd]
La tierra es del indio. Calarcá (1904)
60 1955 Minerva, Bogotá Jaime Buitrago Cardona
Novela indigenista Bogotá (1970)
Apía [sd]
61 El monstruo 1957 El Mundo, Medellín Alberto Castaño Abadía
[sd]
Del socavón al Imprenta Oficial de Manizales
62 1958 Victoriano Vélez Arango
trapiche Caldas, Manizales (1871-1956)
Un campesino sin Euclides Jaramillo Pereira (1910)
63 1959 Bedout, Medellín
regreso Arango Armenia (1987)
Las llaves falsas.
Manizales
64 “Diario de un 1959 Iqueima, Bogotá José Vélez Sáenz
(1915-1997)
toxicómano”
Riosucio (1924)
65 Carretera al mar 1960 Iqueima, Bogotá Tulio Bayer Jaramillo
París (1982)
Jesús González Marmato (1909)
66 Carapintada 1960 América, Cali
[Iván Cocherín] Manizales (1982)
Héctor Jiménez Z.
67 Una semana de miedo 1960 El Libertador, Bogotá Manizales (1934)
[Donaro Cartagena]
Héctor Jiménez Z.
68 La sombra de la víbora [s.f.] JILE, Bogotá Manizales (1934)
[Donaro Cartagena]
Salamina (1920)
69 La Cita 1961 Alfa & Orsa, Manizales Delio Mejía Mejía
[sd]
Villamaría (1897)
70 Un héroe sin ventura 1962 Coculsa, Madrid, España Alfonso Mejía Robledo
Medellín (1978)
Talleres Linotipográficos Samuel Jaramillo Manizales (1925)
71 Morrogacho 1963
Modelo S.C.L., México Giraldo [sd]
El diablo anda por la Imprenta Departamental de Armenia (1901)
72 1963 Adel López Gómez
aldea Caldas, Manizales Manizales (1989)
Imprenta Departamental de Calarcá (1904)
73 Sangre campesina 1965 Fernando Arias Ramírez
Caldas, Manizales Armenia (1973)

31
Colombia Nueva, Ltda., Samuel Jaramillo Manizales (1925)
74 Nadaísmo diplomático 1965
Bogotá Giraldo [sd]
Aedita Editores Ltda. Filandia (1887)
75 La llanura eterna 1966 Arturo Suárez Denis
Bogotá Bogotá (1956)
Amanda Escobar Correa Belalcázar (1941)
76 Miseria y amor 1966 Álvarez, Medellín
[Soraya Juncal] [sd]
Amanda Escobar Correa Belalcázar (1941)
77 Jacinta y la violencia 1967 Álvarez, Medellín
[Soraya Juncal] [sd]
Suicidio por reflexión
Adalberto Agudelo
78 o la Historia de Óscar 1967 Renacimiento, Manizales Manizales (1943)
Duque
Olivares
Bernardo Jaramillo Santa Rosa de
79 El Capitán 1968 Tercer Mundo, Bogotá
Botero Cabal [sd]
Talleres de Suramérica, Manizales (1919)
80 Un hueco en el aire 1968 Jaime Ibáñez
Bogotá Bogotá (1979)
Los girasoles en Albalucía Ángel
81 1970 Linotipia Bolívar, Bogotá Pereira (1939)
invierno Marulanda
Cuando dios y el
82 1970 [sd] Jorge Gómez 1940 (Chinchiná)
diablo iban de la mano
5 1970 Calarcá (1932)
83 La guerra final [sd], Armenia Nelson Mora Guevara
(?) [sd] (1979)
Un hombre bajo la Villamaría (1897)
84 1971 Granamérica, Medellín Alfonso Mejía Robledo
niebla Medellín (1978)
Un colombiano en 1971 Villamaría (1897)
85 Granamérica, Medellín Alfonso Mejía Robledo
apuros (?) Medellín (1978)
Filandia (1905)
86 La última lámpara 1971 Tercer Mundo, Bogotá Jesús Rincón y Serna
Bogotá (1990)
Albalucía Ángel
87 Dos veces Alicia 1972 Barral, Barcelona, España Pereira (1939)
Marulanda
Jorge Eduardo Vélez
88 Una novela sin título 1972 Alfa & Orsa, Manizales Manizales (1943)
Arango
La piel condena los
Manizales
89 cuerpos. Los 1972 La Patria, Manizales Mario Escobar Ortiz
(1936-1991)
monólogos de la piel
La Tebaida
Los héroes lloran en la
90 1972 Quin-Gráficas, Armenia Jesús Arango Cano (1915)
oscuridad
Armenia (2015)
Jesús González Marmato (1909)
91 Barbacoa 1973 La Patria, Manizales
[Iván Cocherín] Manizales (1982)
Luis Alberto Salas Armenia [sd]
92 Soñedén6 1973 Quin-Gráficas, Armenia
Rubiano [sd]
Manizales (1915)
93 La tinta y la sangre 1974 Apolo, Manizales José Naranjo Gómez
- [sd]
Néstor Gustavo Díaz
94 La loba maquillada 1975 Tercer Mundo, Bogotá Manizales (1944)
Bedoya
Las esmeraldas La Tebaida
95 sagradas (El tesoro de 1974 Quin-Gráficas, Armenia Jesús Arango Cano (1915)
Fura-Tena) Armenia (2015)

5
Aunque la obra no posee pie de imprenta, tanto en Didáctica de la literatura del Quindío (2006: 83),
como en La narrativa del Quindío (2003: 139), se anota que esta obra se publicó en la década del setenta
del siglo pasado.
6
Aunque considerada como novela por Porras Collantes (1976: 644-645), Botero y Muñoz (2003: 140),
Valencia Solanilla (2005b, Inédito) y Pineda Botero (2005), en la investigación en curso que realiza el
profesor Carlos Alberto Castrillón acerca de la novela del Quindío (Castrillón, 2015), se evalúa si puede
considerarse como novela o como ensayo político, definición que escapa al alcance de este trabajo.

32
Estaba la pájara pinta
Instituto Colombiano de Albalucía Ángel
96 sentada en el verde 1975 Pereira (1939)
Cultura, Bogotá Marulanda
limón
Al chinchorro le han Imprenta Departamental de Jesús González Marmato (1909)
97 1975
caído estrellas Caldas, Manizales [Iván Cocherín] Manizales (1982)
Tipografía Hispana,
98 Dios en Cortelandia 1975 Jaime Maldonado Garay Manizales [sd]
Bogotá
Jorge Eduardo Vélez
99 Seluzinam 1975 V. y Co. Manizales Manizales (1943)
Arango
100 Guarango 1976 Quin-Gráficas, Armenia Juan de Dios Bernal Aranzazu [sd]
La Tebaida
Mi gran aventura Editorial Quin-Gráficas,
101 1976 Jesús Arango Cano (1915)
cósmica Armenia
Armenia (2015)
Uno bajo el signo de
102 1977 Sigma, Pereira Jorge Gómez Chinchiná (1940)
escorpión
Manizales (1931)
103 El pijao rebelde 1978 Quin-Gráficas, Armenia Jaime Bedoya Martínez
Chicago (2008)
Gancho ciego. 365
noches y una misa en Ediciones Hombre Nuevo, Riosucio (1924)
104 1978 Tulio Bayer
la Cárcel Modelo de Medellín París (1982)
Bogotá
San Bar, Vestal y Ediciones Hombre Nuevo, Riosucio (1924)
105 1978 Tulio Bayer
Contratista Medellín París (1982)
El valle sagrado de los Néstor Gustavo Díaz
106 1979 Rodrigo, Manizales Manizales (1944)
hijos del sol Bedoya
Historia del árbol
107 1979 La Patria, Manizales Antonio Mejía Gutiérrez Marsella [sd]
enano
Imprenta Departamental, Pereira (1929)
108 Rostros sin nombre 1980 Gobernación del Valle, Silvio Girón Gaviria Dosquebradas
Cali (2008)
El río corre hacia Carlos Valencia Editores, Pereira (1907)
109 1980 Benjamín Baena Hoyos
atrás Bogotá [sd] (1987)
Comité de Cafeteros del Armenia (1897)
110 Bajo la luna negra 1980 Eduardo Arias Suárez
Quindío, Armenia Cali (1958)
Trueque. Ensayo de
epopeya novelada para César Matijasevic
Quinchía (1925)
111 una canción de 1981 [sd], Chinchiná Jaramillo
Chinchiná (1994)
quetzales con águilas y [Danilo Calamata]
cóndores
Un lugar para el
112 1981 Fundación FICA, Bogotá William Ramírez Tobón Anserma [sd]
Juglar
Fantasmas del Risaralda (1952)
113 1981 Apolo, Manizales Roberto Vélez Correa
mediodía Manizales (2005)
114 Los no elegidos 1981 [sd] Oscar Montoya López Pereira (1946)
Jesús González Marmato (1909)
115 Derrumbes 1981 Al Revés, Manizales
[Iván Cocherín] Manizales (1982)
Universidad Nacional, Luis Fernando Patiño
116 El viejo de la cueva 1981 Armenia (1947)
Manizales Gómez [Tate Ferreira]
Argos Vergara., Barcelona, Albalucía Ángel
117 Misiá Señora 1982 Pereira (1939)
España Marulanda
Chicalá: Caquetá,
118 agua, flora, fauna, 1983 Quin-Gráficas, Armenia Aurelio Fernández Parra Calarcá [sd]
sangre, selva
Akum, la magia de los
119 1983 Tercer Mundo, Bogotá Gloria Chávez Vásquez Armenia (1949)
sueños
Jorge Eduardo Vélez
120 Diario de un contador 1984 Rodrigo Ltda., Manizales Manizales (1943)
Arango
121 Las andariegas 1984 Argos Vergara, Barcelona, Albalucía Ángel Pereira (1939)

33
España Marulanda
Senador cena senador. Blanecolor Ltda., Carlos Eduardo Marín
122 1985 Manizales (1946)
El doctor Varillas Manizales Ocampo
Alonso Aristizábal Pensilvania
123 Una y muchas guerras 1985 Planeta, Bogotá
Escobar (1945)
Fondo Editorial
Los pregoneros del fin
124 1985 Gobernación de Risaralda, Hernán Jaramillo Osorio Pereira (1940)
del mundo
Pereira
Ediciones SM, Barco de
125 El valle de los cocuyos 1986 Gloria Cecilia Díaz Calarcá (1951)
Vapor, Madrid, España
Hernán Pérez Ospina
126 Las laderas del volcán 1986 Gráficas Olímpica, Pereira Pereira [sd]
[Sebastián Federiko]
Guillermo Baena
127 De regreso al presente 1986 Edinalco Ltda., Medellín Pereira (1944)
Restrepo
Jorge Eduardo Vélez
128 En busca del destino 1986 Rodrigo Ltda., Manizales Manizales (1943)
Arango
129 Tierra de leones 1986 Leega, México Eduardo García Aguilar Manizales (1953)
130 El ajusticiamiento 1986 Ediciones Pijao, Ibagué Germán Uribe Armenia (1943)
La pasión de las Litografía Cafetera Ltda., Risaralda (1952)
131 1987 Roberto Vélez Correa
gárgolas Manizales Manizales (2005)
A la hora del té Litografía Cafetera Ltda.,Néstor Gustavo Díaz
132 1987 Manizales (1944)
aparecen los fantasmas Manizales Bedoya
133 Bulevar de los Héroes 1987 Plaza y Janés, México Eduardo García Aguilar Manizales (1953)
Litografía Cafetera, Gabriel Ocampo
134 Mi vida antes de nacer 1987 Aguadas (1933)
Manizales Londoño
135 En vos confío 1987 Ecoe Ediciones, Bogotá Félix A. Posada Pereira (1954)
136 El semental 1988 Oveja Negra, Bogotá Germán Uribe Armenia (1943)
Cayetano Tamayo
137 Tigres en Villa Lida 1988 Lito-Industrial, Tuluá Pereira (1958)
Orrego
Imprenta Departamental de Néstor Gustavo Díaz
138 La última inocencia 1989 Manizales (1944)
Caldas, Manizales Bedoya
Julio Enrique Sánchez
139 La saga del popular 1989 Lealón, Medellín Pereira (1933)
Arbeláez
La guerra de la
140 1989 Ecoe Ediciones, Bogotá Félix A. Posada Pereira (1954)
compañía Landínez
Una ansiedad cada
141 1989 Impregraf Ltda, Bogotá Inés Uribe Ossa Santuario [sd]
mañana
El Secretario de Imprenta Departamental, Manizales
142 1990 José Vélez Sáenz
Honorio V Manizales (1915-1997)
143 Las horas secretas 1990 Cal y Arena, México Ana María Jaramillo Pereira (1956)
144 Bruna de otoño 1990 Oveja Negra, Bogotá Germán Uribe Armenia (1943)
Talleres Gráficos Bedout,
145 Sicario 1991 Rafael Botero Duque Manizales (1944)
Medellín
Santa Rosa
La ansiedad viaja en Publicaciones Universidad
146 1991 Héctor Ocampo Marín (1928)
buseta Central, Bogotá
Pereira (2010)
Cuajada. Conde del Universidad del Quindío,
147 1991 Gloria Chávez Vásquez Armenia (1949)
Jazmín7 Armenia
Pueblo Rico
148 Colombianito 1991 Invergráficas, Cali Dagoberto Salazar Santa
(1944)
Luz verde. La violencia
149 y la paz de las 1992 Op Gráficas Ltda., Bogotá Oscar Villegas Gómez Manizales [sd]
esmeraldas
150 Reina de picas 1992 Planeta Colombia, Bogotá Jaime Echeverri Manizales (1943)

7
De acuerdo con la investigación en curso que realiza el profesor Carlos Alberto Castrillón acerca de la
novela del Quindío (Castrillón, 2015), el título original de esta novela fue Cuajada, el Conde del Jazmín.

34
El laberinto de las La Virginia
151 1992 Lealón, Medellín Rigoberto Gil Montoya
secretas angustias (1966)
El país de la infancia
152 1992 Edilux, Medellín Hernando García Mejía Aguadas (1940)
feliz
Colón fantasma de la Imprenta Departamental Octavio Jaramillo
153 1992 Neira [sd]
historia de Caldas, Manizales Echeverri
154 Tomasín bigotes 1992 Edilux, Medellín Hernando García Mejía Aguadas (1940)
Ediciones El Picacho, Cayetano Tamayo
155 Rieles 1993 Pereira (1958)
Tuluá Orrego
Ediciones SM, Barco de
156 El sol de los venados 1993 Gloria Cecilia Díaz Calarcá (1951)
Vapor, Madrid , España
El tesoro de los
Quimbayas. La Armenia
157 1993 Plaza y Janés, Bogotá Hernán Palacio Jaramillo
verdadera historia del (1925-1996)
tesoro de Pipintá
La fabulosa vida de
Comité Departamental de Armenia
158 don Sebastián de 1993 Hernán Palacio Jaramillo
Cafeteros, Armenia (1925-1996)
Belalcázar
Una tumba para mi
159 1993 Papiro, Pereira Alberto Marín Correa Manizales [sd]
comandante
Los muchachos del
160 1993 Papiro, Pereira Alberto Marín Correa Manizales [sd]
monte
Los cosecheros
161 1993 Papiro, Pereira Alberto Marín Correa Manizales [sd]
blancos
162 El diablo que ríe 1993 Plaza y Janés, Bogotá Hernando García Mejía Aguadas (1940)
163 Vida con amor 1993 Gráficas Olímpica, Pereira Oscar Montoya López Pereira (1946)
Ayuntamiento de
Néstor Gustavo Díaz
164 La bruja de Lanta 1993 Villanueva de la Serena, Manizales (1944)
Bedoya
Badajoz
165 El viaje triunfal 1993 Tercer Mundo, Bogotá Eduardo García Aguilar Manizales (1953)
Pueblo Rico
166 Jinetes de la muerte 1993 Invergráficas, Cali Dagoberto Salazar Santa
(1944)
Ganchociego
Ediciones Artistas a la
167 (Pesadilla en Los 1993 José Restrepo Armenia (1954)
Calle, Calarcá
Ángeles)
Amores en la puerta Talleres Tipo-Offset, José Edilberto Zuluaga
168 1994 Aranzazu (1950)
del sol Manizales Gómez
169 Todo por el fútbol 1994 Gana Editores, Medellín Hernando García Mejía Aguadas (1940)
El arroz del padre Gráficas Olímpicas, Julio Enrique Sánchez Pereira (1933)
170 1994
Francisco Pereira Arbeláez [sd]
Tatamá. Relato de Imprenta Departamental, Bernardo Cano García
171 1995 Santuario [sd]
guaquería Manizales [Berceo]
Allá en el golfo...
Novela de Fondo Editorial Biblioteca Armenia (1901)
172 1995 Adel López Gómez
contrabandistas y Piloto de Medellín Manizales (1989)
gentes de mar
173 Los hijos del agua8 1995 Planeta, Bogotá Susana Henao Montoya Quimbaya (1954)
Círculo de Lectores,
174 La hora del Ángelus 1995 Darío Ángel Manizales (1950)
Bogotá
El último diario de Imprenta Departamental de
175 1995 Octavio Escobar Giraldo Manizales (1962)
Tony Flowers Caldas, Manizales
176 Saide 1995 Ecoe Ediciones, Bogotá Octavio Escobar Giraldo Manizales (1962)
Salamina (1913)
177 El sueño de Absalón 1995 La Patria, Manizales Hernando Duque Maya
Manizales (2000)
178 Río Azul 1995 Impresos Baena, Medellín Juan Alfonso Hoyos Riosucio [sd]

8
Originalmente titulada Los últimos hombres de Gantina Masca, nombre con el cual ganó el Concurso
Nacional de Novela Aniversario Ciudad de Pereira en 1991.

35
Peláez
Juan Alfonso Hoyos
179 Llanto en la noche 1995 Impresos Baena, Medellín Riosucio [sd]
Peláez
Belén de Umbría
180 El Zar. El gran capo 1995 Papiro, Pereira Antonio Gallego Uribe (1942)
[sd] (1990)
Negra negrura de la Gráficas Romo, Santander Pueblo Rico
181 1995 Dagoberto Salazar Santa
negrería de Quilichao (1944)
El zorro y el olor a Imprenta Departamental, Néstor Gustavo Díaz
182 1996 Manizales (1944)
jazmín Manizales Bedoya
Viaje hacia el Universidad de Antioquia, Edilberto Zuluaga
183 1996 Aranzazu (1950 )
amanecer Medellín Gómez
Apocalipsis de la
184 1996 Papiro, Pereira Germán Antonio Rengifo Pereira (1962)
Profecía
Imprenta Departamental de
185 La enfermera 1996 Ofelia Ramírez Gómez Guática (1939)
Caldas, Manizales
Litografía Prenobel,
186 La abuelota 1996 Luis Jairo Henao Pereira (1956)
Pereira
La curiosidad mató al Ediciones del Ermitaño,
187 1996 Ana María Jaramillo Pereira (1956)
gato México
Abel Alonso Gutiérrez
188 Adrenalina 1996 Gráficas Jes, Manizales Villamaría (1964)
[Nabsakadas]
Días de olvido. Novela
189 1996 Papiro, Pereira Jhon Alexander Trujillo Santuario (1954)
testimonio
Del café a la coca.
Carlos A. Trujillo
190 Vivencias alrededor de 1996 Cargraphics, S.A., Cali Pereira (1939)
Restrepo
una metamorfosis
La dama de los Omar García Ramírez
191 1996 Papiro, Pereira Armenia (1960)
cabellos ardientes [Garratz]
Diseños e Impresiones,
192 El lado oscuro 1997 Ernesto Osorio Vásquez Calarcá (1942)
Armenia
Cooperativa Editorial Adalberto Agudelo
193 Javier Carbonero 1997 Manizales (1943)
Magisterio, Bogotá Duque
Y si a usted en el sueño Alonso Aristizábal Pensilvania
194 1997 Arango Editores, Bogotá
le dieran una rosa Escobar (1945)
Cooperativa Editorial
195 El gamín domado 1997 Jair Castañeda Pácora [sd]
Magisterio, Bogotá
Isabel o mi adorable Gráficas Arquin, Abel Alonso Gutiérrez
196 1997 Villamaría (1964)
princesita Villamaría [Nabsakadas]
Quinchía, tierra de
197 1997 Imprimiendo, Pereira Israel Agudelo Castro Quinchía (1949)
aroma y pasión
Guapos, valientes y Gráficas Romo, Santander Pueblo Rico
198 1997 Dagoberto Salazar Santa
matones de Quilichao (1944)
Blanecolor Ltda., Manizales
199 Ciudad sin río 1997 José Hurtado García
Manizales (1911-1986)
Cuando tallan los Imprenta Departamental de Salamina (1944)
200 1998 Bonel Patiño Noreña
recuerdos Caldas, Manizales Manizales (2011)
El último viaje de Imprenta Departamental de Salamina (1944)
201 1998 Bonel Patiño Noreña
Carlina Albornoz Caldas, Manizales Manizales (2011)
Más que la pulpa de la Imprenta Departamental de Salamina (1944)
202 1998 Bonel Patiño Noreña
sandía Caldas, Manizales Manizales (2011)
Gráficas B & G
203 Armagedón 1998 Abel Alonso Gutiérrez Villamaría (1964)
Publicidad, Manizales
204 El ángel vengador 1998 Papiro, Pereira Hernán Álvarez Villegas Pereira (1947)
Diseños e Impresiones,
205 Cacique 1998 Ernesto Osorio Vásquez Calarcá (1942)
Armenia
Adalberto Agudelo
206 De rumba corrida 1998 Kimpres Ltda., Bogotá Manizales (1943)
Duque

36
Los amores prohibidos Miguel Alberto González Manzanares
207 1998 Papiro, Pereira
de Kalkan González (1965)
La vida en tiempos de Samaria Márquez La Tebaida
208 1999 Fondo Mixto, Armenia
muerte Jaramillo (1948)
209 Tres días de oscuridad 1999 Ecoe Ediciones, Bogotá Pablo González Rodas Aguadas [sd]
Poligráficas Ltda,
210 ¡Que viva Manizales! 1999 Abel Alonso Gutiérrez Villamaría (1964)
Manizales
El poder de los William Betancourt
211 1999 Papiro, Pereira Quinchía [sd]
turpiales Suárez
Eloísa en el umbral del Samaria Márquez La Tebaida
212 1999 Fondo Mixto, Armenia
infinito Jaramillo (1948)
Fondo Editorial de Caldas,
213 Un habitante más 2000 Uriel Giraldo Álvarez Salamina (1957)
Manizales
214 La botella de champán 2000 Gráficas Santafé, Bogotá William Díaz Cardona La Celia [sd]
215 Me has salvado de mí 2000 Postergraph, Pereira Fernando Romero Loaiza Pereira (1949)
Adalberto Agudelo
216 Toque de queda 2000 Manigraf, Manizales Manizales (1943)
Duque
Fondo Editorial de Víctor O. Escobar
217 Batatabati Tinto 2000 [sd]
Risaralda, Pereira Navarro
Cineclub Borges La Virginia
218 Perros de paja 2000 Rigoberto Gil Montoya
Ediciones, Pereira (1966)
El cabalgador. Destino Carlos Ariel González
219 2000 Papiro, Pereira Pereira (1959)
pasional Mejía
220 Óyeme con los ojos 2000 Anaya, Madrid, España Gloria Cecilia Díaz Calarcá (1951)
El hijo de la Roberto Restrepo
221 2000 Marín Vieco, Medellín Quimbaya (1943)
Comehombres Restrepo
Hombre Nuevo Editores,
222 La comida del tigre 2001 Hernando García Mejía Aguadas (1940)
Medellín
Por obra de las Samaria Márquez La Tebaida
223 2001 Kimpres, Bogotá
palabras Jaramillo (1948)
Ópera prima. Altamira Instituto de Cultura de
224 2001 Omar García Ramírez Armenia (1960)
2001 Pereira, Pereira
Caminantes de la Litografía Moderna, William Betancourt
225 2001 Quinchía [sd]
media luna Pereira Suárez
Ediciones Sin Nombre, Manizales
226 Corte final 2002 Jaime Echeverri
México (1943)
Memorias de la Casa Pereira
227 2002 Gráficas Olímpica, Pereira Eduardo López Jaramillo
de Sade (1947-2003)
Fondo Editorial
Con Aurora en La Germán López
228 2002 Departamento de Pereira (1959)
Habana Velásquez
Risaralda, Pereira
La señora, una mujer
229 perseguida en el 2002 D.H.G. Impresores, Bogotá Oscar Villegas Gómez Manizales [sd]
narcotráfico
Fondo Editorial de Caldas, Luis Ernesto Henao
230 Roza Palogrande 2002 Filadelfia [sd]
Manizales Buitrago
El brazalete de las Esperanza Jaramillo
231 2002 Panamericana, Bogotá Manizales [sd]
ausencias y los sueños García
Albalucía Ángel
232 Tierra de nadie 2002 Proceditor, Bogotá Pereira (1939)
Marulanda
233 Regreso inesperado 2002 Cargraphics, Bogotá Gladys Correa La Tebaida [sd]
El Poira Editores / Papeles César Augusto Higuera
234 Las vides del Patriarca 2002 Calarcá (1935)
sueltos, Ibagué Sabogal
Memorias de un niño
235 2003 Libresa, Quito, Ecuador Susana Henao Montoya Quimbaya (1954)
que no creció
Manuel de J. Ortiz
236 El fabulario del abuelo 2003 Papiro, Pereira Armenia (1925)
Valencia

37
La guerrera de
237 2003 S. Editorial, Pereira Dora Cecilia Ramírez Pereira (1950)
Shambhala
El álbum de Mónica Fundación Tierra de
238 2003 Octavio Escobar Giraldo Manizales (1962)
Pont Promisión, Neiva
Mi vestido Verde
239 2003 Ala de Mosca, Bogotá Alister Ramírez Márquez Armenia (1965)
Esmeralda
http://pasioncreadora.info/
Santa Rosa
novela/el-frufru-de-
240 El frufrú de Josefina 2003 Héctor Ocampo Marín (1928)
josefina/ Consultado el 2
Pereira (2010)
de febrero de 2015
http://pasioncreadora.info/
novela/la- amapola/ Santa Rosa (1928
241 La amapola [sd] Héctor Ocampo Marín
Consultado el 2 de febrero Pereira (2010)
de 2015
http://pasioncreadora.info/
[sd] novela/la- magia/ Santa Rosa (1928
242 La magia Héctor Ocampo Marín
Consultado el 2 de febrero Pereira (2010)
de 2015
Pedro Miguel Rozo
243 El Testamento 2003 Sic Editores, Bucaramanga Armenia (1974)
Flórez
244 Tequila Coxis 2003 Colibrí, Puebla, México Eduardo García Aguilar Manizales (1953)
Imprelibros, Santander de Pueblo Rico
245 Lucindo Hinojosa 2003 Dagoberto Salazar Santa
Quilichao (1944)
Imprelibros, Santander de Pueblo Rico
246 Flor de Monserrat 2003 Dagoberto Salazar Santa
Quilichao (1944)
Imprenta Departamental Aldemar Medina Salento
247 La casa de las pirañas 2003
del Valle del Cauca, Cali Rodríguez (sd–2014)
Rodney Antonio
Dosquebradas
248 Los Príncipes del Rey 2003 Papiro, Pereira Hernández Galvis
[sd]
[Valentino Hega]
La Virginia
249 ¡Plop! 2004 Sic Editorial, Bucaramanga Rigoberto Gil Montoya
(1966)
Instituto de Cultura de
250 Crónica satánica 2004 Susana Henao Montoya Quimbaya (1954)
Pereira
Esta no es una novela OG Diseño Gráfico, Samaria Márquez La Tebaida
251 2004
de amor Armenia Jaramillo (1948)
Un veterano encuentra
su destino. De la Chica
Armenia
252 del Vietnam, a las 2004 Optigraf, Armenia César Hincapié Silva
(1931-2005)
montañas de Peñas
Frías
El despertar de las Litografía Moderna, William Betancourt
253 2004 Quinchía [sd]
colinas Pereira Suárez
Pereira (1929)
El largo viaje de los Litografía Sierra
254 2004 Silvio Girón Dosquebradas
que nunca regresaron Impresores, Pereira
(2008)
Héctor Fabio Pineda
255 Caminos de niebla 2005 [sd], Manizales Villamaría [sd]
Cardona
Cómo salir de los
Producciones Infinito,
256 infiernos ¡Y el negro 2006 José Rivera Posada Victoria (1952)
Medellín
ahí!
Impacto en el primer Edilberto Zuluaga
257 2006 Exilio, Medellín Aranzazu (1950)
movimiento Gómez
Juan Alberto López
258 Los enemigos 2006 Papiro, Pereira Neira [sd]
Giraldo
Xie-Toc, la hija del Adalberto Agudelo
259 2006 Magisterio, Bogotá Manizales (1953)
agua Duque

38
1851. Folletín de cabo Intermedio Editores, Manizales
260 2007 Octavio Escobar Giraldo
roto Bogotá (1962)
Adalberto Agudelo
261 Abajo, en la 31 2007 Papiro, Pereira Manizales (1943)
Duque
Como barrilete Risaralda (1952
262 2007 Manigraf, Manizales Roberto Vélez Correa
resuelto en flecos Manizales (2005)
263 Locura de amor 2007 Gráficas JES, Manizales Ofelia Ramírez Gómez Guática (1939)
264 Duras murallas 2007 Tercer Mundo, Bogotá Julián Gómez Pineda Pereira (1971)
La estación de los Casa de Escritores y Santa Rosa de
Orlando Sierra
265 sueños 2007 Traductores Extranjeros de Cabal (1959)
Hernández
(La gare des rêves) Saint-Nazaire, Francia Manizales (2002)
Ediciones S.M., Barco de
266 La otra cara del sol 2007 Gloria Cecilia Díaz Calarcá (1951)
Vapor, México
Alberto Gutiérrez
267 ...y la niebla estaba ahí 2007 Garamond, [sd] Manizales (1941)
Morales
Rodney Antonio
Fondo Editorial de Dosquebradas
268 El contacto 2007 Hernández Galvis
Risaralda, Pereira [sd]
[Valentino Hega]
El hontanar de las Ediciones El Hontanar, Jorge Eduardo Vélez
269 2008 Manizales (1943)
quimeras Manizales Arango
Ediciones del Círculo
270 Nunca el olvido 2008 Gonzalo Osorio Toro Armenia (1955)
Invisible, Armenia
Doña muerte,
Jorge Eduardo Vélez
271 alcaldesa popular de 2008 Papiro, Manizales Manizales (1943)
Arango
Villabuena
Las historias del Universidad del Quindío,
272 2008 José Nodier Solórzano Calarcá (1963)
prologuista Armenia
Las cometas del Ediciones SM, Barco de
273 2008 Gloria Cecilia Díaz Calarcá (1951)
recuerdo Vapor, Madrid, España
274 El giro del zodiaco 2008 Pijao Editores, Ibagué Jaime Mejía Duque Aguadas (1933)
Fundación Gilberto Alzate
Adalberto Agudelo
275 Pelota de trapo 2009 Avendaño, Alcaldía Mayor Manizales (1943)
Duque
de Bogotá
Casa Vélez Publicidad,
276 Pelea de tiburones 2009 José Rivera Posada Victoria (1952)
Tumaco
La francesa de Santa Universidad de Antioquia, Gloria Inés Peláez
277 2009 Manizales (1956)
Bárbara Medellín Quiceno
Los sueños de los
278 hombres se los fuman 2009 Planeta, Bogotá Alister Ramírez Márquez Armenia (1965)
las mujeres
Gráficas Tizan Ltda., Néstor Gustavo Díaz
279 Leo Von Hiena 2010 Manizales (1944)
Manizales Bedoya
Salamina (1944)
280 En el foso de los leones 2010 AD Impresos, Manizales Bonel Patiño Noreña
Manizales (2011)
281 El juego de Archer 2010 Liocentral SAS, Neiva Adrian Pino Chinchiná (1972)
282 Destinos intermedios 2010 Periférica, España Octavio Escobar Giraldo Manizales (1962)
Buscando su príncipe
283 2010 Manigraf, Manizales Ofelia Ramírez Gómez Guática (1939)
azul
En busca de una
284 2010 Manigraf, Manizales Ofelia Ramírez Gómez Guática (1939)
estrella
El amor después del Mario Norvey Mina Villlamaría
285 2010 Manomic, Bogotá
amor Cardona (1962)
Agmmandiel. El White Owl Editions, New
286 2011 Gloria Chávez Vásquez Armenia (1949)
camino de los reinos York
Gráficas Olímpica S.A.,
287 Mi querida enemiga 2011 Julián Chica Cardona Filadelfia (1955)
Pereira
¿Y si la muerte no nos Universidad de Caldas, Risaralda (1952)
288 2011 Roberto Vélez Correa
separa? Manizales Manizales 2005)

39
Luis Fernando Patiño
Universidad del
289 El pirata Tomaidaca 2011 Gómez Armenia (1947)
Quindío, Armenia [Tate Ferreira]
Corporación de Cultura y
290 Hijos de la tierra 2011 Uriel Salazar Ceballos Calarcá [sd]
Turismo, Armenia
291 La borrasca 2011 Feriva, Cali Mario Castro Beltrán Pijao (1955)
La Carreta Editores,
292 Anónimos 2012 Alán González Salazar Pereira (1987)
Medellín
Flores blancas para
293 2012 Ediciones SM, Bogotá Beatriz Helena Robledo Manizales (1958)
papá
Memoria prohibida
294 2012 Palibrio Jairo Giraldo Manizales [sd]
de los buenos años
Ediciones Escala,
295 El flaco y la ministra 2012 Alonso Gaona Calarcá (1967)
Bogotá
El muchacho de
296 2012 Feriva, Cali Mario Castro Beltrán Pijao (1955)
negro
Sebastián de
Marisancena. El Aldemar Medina Salento
297 2012 Manigraf, Manizales
último hidalgo de la Rodríguez (sd – 2014)
Casa del Virrey

César Valencia Solanilla había anotado sobre Arturo Suárez que “para la investigación
literaria sería muy importante establecer con certeza los orígenes del autor, pues desde el
punto de vista geográfico, Arturo Suárez sería el antecedente más destacado de la novela
del Quindío” (2005b, 3). En el estudio que adelanta Carlos Alberto Castrillón (2015
acerca del repertorio novelístico en ese departamento, se aportan evidencias sobre este
tema: Una nota biográfica escrita por Juan Bautista Jaramillo Meza en 1951 (La Patria,
marzo 4, p. 12) y los datos de Gerardo Andrade González en su libro La nueva
narrativa colombiana. Tendencia modernista (Universidad del Cauca, Popayán, 1984; p.
215), quien afirma que Arturo Suárez nació en Filandia el 25 de mayo de 1887 y murió
en Bogotá el 28 de julio de 1956.

Las crónicas de la época dejan en claro que la familia Suárez Denis era de Filandia y
luego una rama se trasladó a Manizales; Cornelio Moreno, por ejemplo, en su Reseña
histórica del municipio de Filandia (1928)9, menciona entre los “hombres notables
nacidos en Filandia” a Tulio Suárez, secretario de Gobierno de Caldas y representante al
Congreso, y a su hermano, “Dr. Arturo Suárez, novelista” (Castrillón, 2015).

9
La transcripción de la crónica está disponible en: http://caminodelquindio.blogspot.com/2013/10/resena-
historica-del-municipio-de_9986.html

40
Este hallazgo es de alta trascendencia porque modifica las referencias sobre este
prolífico y temprano novelista del Gran Caldas.

Otras 15 novelas, citadas en algunas de las fuentes bibliográficas consultadas, no se


incluyen en la Tabla anterior dado que no fue posible obtener datos precisos acerca del
lugar de nacimiento del autor; o no se pudo verificar la existencia real del libro; o
existen dudas en algunas fuentes bibliográficas, para clasificarlas como novelas. Estas
obras son las siguientes:

- El lobo asesino, Las dos amigas: suspenso, terror y espanto y Sacrificio de un ángel,
de Luis Enrique Vanegas Santana, citadas por Valencia Solanilla (2005b: 5); Botero y
Muñoz (2003: 143); Botero y Castrillón (2006: 87), clasificadas como novela negra y de
“tirajes mínimos en la ciudad de Armenia”.
- Seminarista a palos, de Roberto Luis Restrepo (Filandia 1897- Medellín 1956), citada
por Valencia Solanilla (2005b: 6); Botero y Muñoz (2003: 144); Botero y Castrillón
(2006: 88), de la cual no se tiene información adicional por parte de estas fuentes
bibliográficas, ni aparece registrada en los catálogos de las bibliotecas consultadas.
- Claveles de Beatriz y Oros y pergaminos, de Pablo Emilio Gutiérrez Vélez, citadas por
Rogelio Echavarría (1998).
- Es la historia de un amor, de Jorge Trejos Jaramillo (Riosucio), citada por Arcesio
Zapata (2008).
- Lluvia Roja y Desde el espacio, de José Rodrigo Álvarez Arroyave (Pueblo Rico,
1972), citadas por Hugo Ángel Jaramillo (1996).
- Noticias de Grecia, de Carlos Alberto Villegas Uribe; aunque Valencia Solanilla
(2005b: 117) la llama “novela breve”, el autor la incluyó como cuento en la compilación
Cuento contigo y en sus notas biográficas la llama “cuento largo” (51 pp).
- La fe de los mártires, de Lúkas Gutiérrez (1987), escritor de Manizales. Consultada
entre el 10 y el 12 de junio de 2013 en http://escritorescaldenses.blogspot.com/; aunque
se dispone de un ejemplar en medio digital, aportado por el autor, no se encuentra
evidencia de haberse editado en la red o en medio impreso.

41
- En la investigación “Bibliografía crítica de la novela en el Quindío” (Castrillón, 2015),
se relacionan algunos autores que se presumen de ese departamento pero de los cuales
no se han podido precisar los datos: Jaime Hernán Betancurt, autor de Un demonio en
Carapálida (2008); y Eddie Polanía Rodríguez con la obra Ay de ti!, Madre Mía City
(2010).
- En la lectura preliminar de esta investigación, el escritor Adalberto Agudelo Duque
comenta dos novelas de las cuales no fue posible allegar datos complementarios: El
hombre de Montegrande, de Ramón Antonio Castro (Salamina) y De guerrillero a
fraile, de Elverto Velásco (Riosucio).

2.3.2 Viajeros y marginados entre la aldea y el mundo

De acuerdo con el lugar de nacimiento de los autores nacidos en esta región, se


evidencia que aún en procesos artísticos y culturales se mantiene el “centralismo en el
nivel regional (Tabla 2).

Se tienen 12 (23%) municipios, entre ellos los municipios capitales de departamento,


como lugar de nacimiento de 113 (69%) de autores de novela: Armenia, Calarcá y La
Tebaida, en el Quindío; Manizales, Aguadas, Riosucio, Salamina y Villamaría, en
Caldas; Pereira, Quinchía y Santuario, en Risaralda. En las tres ciudades capitales de
estos departamentos han nacido 71 (47% del total) escritores y en esos municipios no
capitales 42 escritores (28% del total). En 14 (27%) municipios no se registran autores
de novelas nacidos en ellos: La Dorada, Marulanda, Norcasia, Palestina, Samaná, San
José, Supía y Viterbo (departamento de Caldas); Balboa y Mistrató, (departamento de
Risaralda); Buenavista, Circasia, Córdoba y Génova, (departamento del Quindío).

72 novelistas (48%) son del departamento de Caldas, 42 (28%) de Risaralda y 36 (24%)


son del Quindío. Cuando se analiza la participación de cada uno de los departamentos en
relación con el total de novelas publicadas en todo el período, se tienen los siguientes
datos: Caldas 162 (54%), Quindío 71 (24%) y Risaralda 65 (22%).

42
Tabla 2
Región del Gran Caldas
Lugar de nacimiento de los autores de novelas editadas 1897 – 2012
LUGAR DE
ESCRITORES CON NOVELAS PUBLICADAS
NACIMIENTO
Francisco Giraldo, Gabriel Ocampo Londoño, Hernando García Mejía, Pablo González
Aguadas
Rodas, Jaime Mejía Duque
Anserma Gonzalo Ríos Ocampo, Miguel A. Gallego R., William Ramírez Tobón
Aranzazu Juan de Dios Bernal, José Edilberto Zuluaga Gómez
Belalcázar Amanda Escobar Correa [Soraya Juncal]
Chinchiná Antonio J. Arango, Jorge Gómez, Adrián Pino
Filadelfia Luis Ernesto Henao Buitrago, Julián Chica Cardona
La Merced Juan Bautista López Ortiz
Alejandro Vallejo, Rafael Arango Villegas, Natalia Ocampo Sánchez, Félix Henao Toro,
Jaime Ibáñez, Eduardo Londoño Villegas, José Vélez Sáenz, Héctor Jiménez Z.
[Donaro Cartagena], Fabiola Aguirre, Jaime Maldonado Garay, Victoriano Vélez Arango,
Samuel Jaramillo Giraldo, Adalberto Agudelo Duque, Jorge Eduardo Vélez Arango,
Manizales Mario Escobar Ortiz, José Naranjo Gómez, Néstor Gustavo Díaz Bedoya, Jaime Bedoya
Martínez, Carlos Eduardo Marín Ocampo, Eduardo García Aguilar, Alberto Marín Correa,
CALDAS

Rafael Botero Duque, Oscar Villegas Gómez, Jaime Echeverri, Octavio Escobar Giraldo,
Esperanza Jaramillo García, José Hurtado García, Esperanza Jaramillo García, Alberto
Gutiérrez Morales, Beatriz Helena Robledo, Jairo Giraldo
Manzanares Bernardo Arias Trujillo, Miguel Alberto González González
Marmato Rómulo Cuesta, Jesús González [Iván Cocherín]
Marquetalia Alfredo Martínez Orozco
Neira Octavio Jaramillo Echeverri, Juan Alberto López Giraldo
Pácora Jair Castañeda, Darío Ángel
Pensilvania Alonso Aristizábal Escobar
Alberto Palomino Salas [Helí Colombia], Jorge Palomino Agudelo, Tulio Bayer Jaramillo,
Riosucio
Joan Alfonso Hoyos Peláez, Arnulfo Vinasco Calvo
Risaralda Roberto Vélez Correa
Juan Bautista López Ortiz , Pablo Emilio Gutiérrez Vélez, Ramón Escobar Alzate, Delio
Salamina
Mejía Mejía, Bonel Patiño Noreña, Uriel Giraldo Álvarez, Hernando Duque Maya
Victoria José Rivera Posada
Alfonso Mejía Robledo, Abel Alonso Gutiérrez, Mario Norvey Mina Cardona, Héctor
Villamaría
Fabio Pineda Cardona, Gloria Inés Peláez Quiceno
Apía Alberto Castaño Abadía
Belén de Umbría Antonio Gallego Uribe
Dosquebradas Rodney Antonio Hernández Galvis
Guática Ofelia Ramírez Gómez
La Celia William Díaz Cardona
La Virginia Rigoberto Gil Montoya
Marsella Antonio Mejía Gutiérrez
Euclides Jaramillo Arango, Albalucía Ángel Marulanda, Silvio Girón Gaviria, Benjamín
RISARALDA

Baena Hoyos, Oscar Montoya López, Hernán Pérez Ospina, Hernán Jaramillo Osorio,
Guillermo Baena Restrepo, Félix A. Posada, Cayetano Tamayo Orrego, Julio Enrique
Sánchez Álvarez, Ana María Jaramillo, Julio Enrique Sánchez Arbeláez, Luis Jairo
Pereira
Henao, Carlos A. Trujillo Restrepo, Hernán Álvarez Villegas, Fernando Romero Loaiza,
Eduardo López Jaramillo, Dora Cecilia Ramírez, Carlos Ariel González Mejía, Germán
López Velásquez, Alán González Salazar, Héctor Ocampo Marín, Julián Gómez Pineda,
Germán Antonio Rengifo
Pueblo Rico Dagoberto Salazar Santa
César Matijasevic Jaramillo [Danilo Calamata], Israel Agudelo Castro, William
Quinchía
Betancourt Suárez
Santa Rosa de
Héctor Ocampo Marín, Orlando Sierra Hernández, Bernardo Jaramillo Botero
Cabal
Santuario Inés Uribe Ossa, Jhon Alexander Trujillo, Bernardo Cano García

43
Eduardo Arias Suárez, Adel López Gómez, Luis Alberto Salas Rubiano, Gloria Chávez
Vásquez, Germán Uribe, Hernán Palacio Jaramillo, Omar García Ramírez [Garratz],
Armenia Alister Ramírez Márquez, Pedro Miguel Rozo, Gonzalo Osorio Toro, Luis Fernando
Patiño Gómez [Tate Ferreira], Manuel de J. Ortiz Valencia, César Hincapié Silva, Pedro
Miguel Rozo, José Restrepo
QUINDÍO

Jaime Buitrago Cardona, Rodolfo Jaramillo Ángel, Fernando Arias Ramírez, Nelson Mora
Calarcá Guevara, Aurelio Fernández Parra, Gloria Cecilia Díaz, Ernesto Osorio Vásquez, José
Nodier Solórzano, César Augusto Higuera Sabogal, Uriel Salazar Ceballos, Alonso Gaona
Filandia Arturo Suárez Denis, Jesús Rincón y Serna
La Tebaida Jesús Arango Cano, Samaria Márquez Jaramillo, Gladys Correa
Montenegro Luis Carlos Flórez
Pijao Mario Castro Beltrán
Quimbaya Roberto Restrepo Restrepo, Susana Henao Montoya
Salento Aldemar Medina Rodríguez

Adalberto Agudelo Duque (2007b: 55-104) identifica nueve modalidades de


“marginalidad literaria” derivadas del “desconocimiento, perversión, persecución,
olvido, secreto, inconveniencia, peligro, amenaza” a que son sometidos muchos
escritores por parte de los grupos dominantes de la sociedad. Considerando
exclusivamente los aspectos territoriales de la vida del escritor podrían expresarse las
siguientes formas de marginalidad literaria10:

- “Marginalidad literaria administrativa-territorial”: derivada de la división político


administrativa del antiguo departamento de Caldas, a partir de lo cual un escritor resulta
molesto a su departamento y debe “migrar” a otro de la misma región. Se pueden referir
aquí los casos de Bernardo Arias Trujillo, de Manzanares a Manizales y después a la
Argentina, Alfonso Mejía Robledo, de Villamaría, a quien algunos críticos lo muestran
como el primer novelista pereirano, Jaime Ibáñez se llevó la angustia de su voz y de su
pluma de los paisajes cafeteros de Manizales para escribir los dramas humanos de la

10
Las otras modalidades de esta marginalidad a que hace referencia Agudelo Duque son: i) “Falsa
marginalidad”: escritores disfrazados de intelectuales; no es una marginalidad auténtica sino una
condición “nefasta” y “dañina” de quienes asumieron esta posición; ii) Marginalidad “del olvido”:
intelectuales y “auténticos personajes de la vida y de la Historia” sometidos al olvido explícito mediante
“ostracismo post mortem”, al ser fastidiosos o nefastos a grupos de poder o a otros artistas; iii)
Marginalidad por posiciones no encubridoras: intelectuales que tienen una posición política al servicio de
la verdad que asumen “el riesgo de la lucha de clases”, que investigan y denuncian ganándose la
enemistad de los poderosos; iv) Marginalidad de los “beneficios” de la cultura: artistas de pueblo, que no
“populares”, quienes al solo conocer su entorno inmediato en el ámbito intelectual, sin “bibliotecas,
tertulias ni maestros”, entran en una “marginalidad absoluta”; v) Literatura marginal fundacional:
producción literaria publicada en revistas y periódicos de fines del siglo XIX que debe ser rescatada; vi)
Literatura marginal por discriminación social: derivada de la discriminación por género, raza, ideología.

44
región cundiboyacense, Euclides Jaramillo Arango sentía más a Armenia que a Pereira,
de donde era oriundo, en sentido contrario, Adel López Gómez quizá fue para los
intelectuales de Caldas lo que no fue para su tierra natal, Armenia, Ofelia Ramírez no
sembró en Guática sino que en las minas cementeras de Neira consolidó su hogar y
desde allí su prolífica producción literaria, Danilo Calamata trocó a Quinchía por
Chinchiná y por eso Trueque es más café que carbón, Rigoberto Gil Montoya le dejó a
Arias Trujillo el canto almibarado de Sopinga, su tierra natal, y se vino a buscar en los
barrios de Pereira los temas de sus novelas, y Orlando Sierra salió de Santa Rosa de
Cabal a encontrar, seguramente sin imaginarlo, el mandado de un sicario en Manizales.

- “Marginalidad por exilio voluntario o forzado”: escritores que “construyen su obra


fuera del patio familiar” al ser migrantes dentro del mismo departamento, del país o
hacia el exterior. Muchos “reniegan de su terruño [...] pero siguen cargando a cuestas el
peso parroquial”: Eduardo García Aguilar (dice Agudelo que “vive en París, pero no ha
salido de la Manizales infantil”), Darío Ángel (de Pácora a Bogotá), Alfonso Mejía
Robledo (de Villamaría a Pereira), Gloria Inés Peláez (de Villamaría a Manizales y de
quien dice Agudelo que su narrativa de modernidad la “envidiarían” Octavio Escobar o
Philip Potdevin), Jaime Ibáñez (de Manizales a Boyacá y Cundinamarca) y Alfredo
Martínez Orozco (de Marquetalia a México).

- “Marginalidad literaria chovinista”: frente a los que no son de “aquí”, pero que han
producido su obra literaria “aquí”. Quizá en este estudio, como se anotó, se incurra en
este tipo de marginalidad al buscar evitar duplicaciones o imprecisiones en relación con
estudios que se realizan en otras regiones o departamentos. En el corpus empírico de la
novela en la región del Gran Caldas, aquí presentado, no se han incluido escritores no
nacidos en esta región, aunque hayan estado vinculados a ella por muchos años y que
han realizado aquí, total o parcialmente, su producción novelística, su gestión
profesional, intelectual y cultural. Tal es el caso de escritores como Orlando Mejía
Rivera (Cundinamarca), Cecilia Caicedo de Cajigas (Nariño), Mario Escobar Velásquez
(Antioquia), Martín Alonso Abad Abad (Antioquia), Hugo López Martínez (Uruguay),

45
Gilberto Arias Ospina (Valle), Samuel Velásquez Botero (Antioquia), Jesús Arenas
(Antioquia), Gustavo Páez Escobar (Boyacá), Gregorio Sánchez G., (Chocó), Gabriel
Ángel Ardila (Cundinamarca), Alfonso Gutiérrez Millán (Tolima), Gastón Vega (Valle
del Cauca), entre otros. En algunos de los registros críticos de la novela, especialmente
los que hacen referencia exclusivamente a alguno de estos tres departamentos, se
incluyen escritores no nacidos en esta región, como lo hacen César Valencia Solanilla,
Nodier Botero, Cecilia Caicedo y Adalberto Agudelo.

Para algunos escritores de la región su lugar de nacimiento no ha sido un cerco y desde


más lejos escriben sus ficciones que, en algunos casos, son formas de exorcizar los
demonios de su tierra natal. Albalucía Ángel Marulanda, Ana María Jaramillo, Antonio
J. Arango, Eduardo Arias Suárez, Alister Ramírez Márquez, Eduardo García Aguilar,
Gloria Cecilia Díaz, son algunos de los escritores que no solamente han escrito sus obras
en Europa, Norte América y en otros lugares del mundo, sino que, en algunos casos, sus
ficciones vinculan la región con esos otros mundos a través de personajes no únicamente
“locales”, sino de acontecimientos que trascienden las fronteras de la región.

2.3.3 El difícil arte de novelar: ¿Profesión o hobby?

Pocos autores tienen como actividad o profesión exclusiva la de ser escritor; la mayoría
comparten su tiempo y trabajo de escritor con un empleo o actividad productiva como
principal fuente de sustento económico. Varios de ellos tienen formación profesional
(especialmente en derecho, medicina, periodismo y docencia) y pocos tienen formación
académica en literatura, la filosofía o campos del conocimiento relacionados.

Ya en 1964, Ángel Rama (1982: 35-40) se refería a los problemas que debe enfrentar el
novelista latinoamericano para garantizar sus condiciones creativas y la posibilidad de
existencia de la obra misma, resaltando que uno de esos problemas lo constituye la base
económica como condición de “existencia real del novelista”. Para muchos escritores
compartir el tiempo y el trabajo requerido para el sustento con el trabajo y el tiempo para

46
crear, posiblemente repercute en la actividad creadora y en su obra: “retaceo del
tiempo”, apresuramiento, “falta de tensión y de rigor”, “improvisación”.

Aunque no fue objeto de este trabajo indagar en detalle sobre estos aspectos, varios
escritores de la región tienen dificultades para vivir honrosamente de su trabajo creador,
situación que en algunos casos parece mantener “subordinado” al escritor a instancias o
entidades con capacidad de recursos económicos para publicar su obra, especialmente
del sector gubernamental. Esta subordinación se observa, en algunos casos, en el “juego
político” en que participa el escritor al incorporar en sus textos literarios o en reseñas y
comentarios a sus obras, reconocimientos a funcionarios públicos como retribución al
apoyo económico para la edición de la obra.

2.3.4 Los frutos de la creación

De los novelistas relacionados, 63 (42%) han escrito y publicado por lo menos dos
novelas; los restantes 87 (58%) han publicado una novela. El escritor de la región con
mayor número de novelas publicadas es Jesús González [Iván Cocherín], con ocho
obras; de los autores que han publicado cinco o más obras, 8 son de Caldas, 3 del
Quindío y 2 de Risaralda. (Tabla 3).

Tabla 3
Región del Gran Caldas
Autores según número de novelas publicadas 1897 – 2012

NÚMERO DE
AUTOR NOVELAS NOVELAS Y AÑO DE PRIMERA EDICIÓN
PUBLICADAS
Nadie (1939), Túnel (1940), Esclavos de la tierra (1945), El sol suda negro
Jesús González
8 (1954), Carapintada (1960), Barbacoa (1973), Al chinchorro le han caído
[Iván Cocherín]
estrellas (1975), Derrumbes (1981)
La loba maquillada (1975), El valle sagrado de los hijos del sol (1979), A la
Néstor Gustavo hora del té aparecen los fantasmas (1987), La última inocencia (1989), La
7
Díaz Bedoya bruja de Lanta (1993), El zorro y el olor a jazmín (1996), Leo Von Hiena
(2010)
Montañera (1916), Rosalba (1918), El alma del pasado (1921), Así somos
Arturo Suárez
7 las mujeres (1928), El divino pecado (1934), Adorada Enemiga (1943), La
Denis
llanura eterna (1966)
Suicidio por reflexión o la Historia de Óscar Olivares (1967), Javier
Adalberto
7 Carbonero (1997), De rumba corrida (1998), Toque de queda (2000), Xie-
Agudelo Duque
Toc, La hija del agua (2006), Abajo, en la 31 (2007), Pelota de trapo (2009)

47
Una novela sin título (1972), Seluzinam (1975), Diario de un contador
Jorge Eduardo
6 (1984), En busca del destino (1986), Doña muerte, alcaldesa popular de
Vélez Arango
Villabuena (2008), El hontanar de las quimeras (2008)
Los girasoles en invierno (1970), Dos veces Alicia (1972), Estaba la pájara
Albalucía Ángel
6 pinta sentada en el verde limón (1975), Misiá Señora (1982), Las
Marulanda
andariegas (1984), Tierra de nadie (2002).
Colombianito (1991), Jinetes de la muerte (1993), Negra negrura de la
Dagoberto
6 negrería (1995), Guapos, valientes y matones (1997), Lucindo Hinojosa
Salazar Santa
(2003), Flor de Monserrat (2003)
Eduardo Arias Envejecer (1935), El sol de los venados (1939), La solterona (1939), El niño
5
Suárez Dios (1939), Bajo la luna negra (1980)
Bernardo Arias Luz (1924), Cuando cantan los cisnes (1924), Muchacha sentimental (1924),
5
Trujillo Por los caminos de Sodoma (1932), Risaralda (1935)
Hernando García El país de la infancia feliz (1992), Tomasín bigotes (1992), El diablo que ríe
5
Mejía (1993), Todo por el fútbol (1994), La comida del tigre (2001)
El último diario de Tony Flowers (1995), Saide (1995), El álbum de Mónica
Octavio Escobar
5 Pont (2003), 1851. Folletín de cabo roto (2007), Destinos intermedios
Giraldo
(2010)
Alfonso Mejía Rosas de Francia (1926), La risa de la fuente (1930), Un héroe sin ventura
5
Robledo (1962), Un hombre bajo la niebla (1971), Un colombiano en apuros (1971?)
Gloria Cecilia El valle de los cocuyos (1986), El sol de los venados (1993), Óyeme con los
5
Díaz ojos (2000), La otra cara del sol (2007), Las cometas del recuerdo (2008)
Abel Alonso Adrenalina (1996), Isabel o mi adorable princesita (1997), Armagedón
4
Gutiérrez (1998), ¡Que viva Manizales! (1999)
Antonio J. El dilema de un vagabundo (1935), Bajo cero (1939), Quindío: Epopeya del
4
Arango colono antioqueño (1940), Oro y miseria (1942)
Cuando tallan los recuerdos (1998), El último viaje de Carlina Albornoz
Bonel Patiño
4 (1998), Más que la pulpa de la sandía (1998), En el foso de los leones
Noreña
(2010)
Aves enfermas (1924), Pescadores del Magdalena (1938), Hombres
Jaime Buitrago
4 trasplantados: novela de colonizaje (1943), La tierra es del indio. Novela
Cardona
indigenista (1955)
No volverá la aurora (1943), Cada voz lleva su angustia (1944), Donde
Jaime Ibáñez 4
moran los sueños (1947), Un hueco en el aire (1968)
Ofelia Ramírez La enfermera (1996), Locura de amor (2007), Buscando su príncipe azul
4
Gómez (2010), En busca de una estrella (2010)
Samaria
La vida en tiempos de muerte (1999), Eloísa en el umbral del infinito (1999),
Márquez 4
Por obra de las palabras (2001), Esta no es una novela de amor (2004)
Jaramillo
Roberto Vélez Fantasmas del mediodía (1981), La pasión de las gárgolas (1987), Como
4
Correa Barrilete resuelto en flecos (2007), ¿Y si la muerte no nos separa? (2011)
Héctor Ocampo La ansiedad viaja en buseta (1991), El frufrú de Josefina (2003), La
4
Marín amapola [sd], La Magia [sd]
Eduardo García Tierra de leones (1986), Bulevar de los Héroes (1987), El viaje triunfal
4
Aguilar (1993), Tequila Coxis (2003)
Adel López El niño que vivió su vida (1935), El diablo anda por la aldea (1963), Allá en
3
Gómez el golfo (1995)
Alberto Marín Una tumba para mi comandante (1993), Los muchachos del monte (1993),
3
Correa Los cosecheros blancos (1993)
Alejandro Ultramarina (1924), Entre Dios y el Diablo (1931), La casa de Berta
3
Vallejo Ramírez (1936)
Gloria Chávez Akum, la magia de los sueños (1983), Cuajada. Conde del Jazmín (1991),
3
Vásquez Agmmandiel. El camino de los reinos (2011)
Alfredo Martínez
3 La voz de la tierra (1932), La brecha (1950), Yajángala (1950)
Orozco
Germán Uribe 3 El ajusticiamiento (1986), El semental (1988), Bruna de otoño (1990)
Jesús Arango Los héroes lloran en la oscuridad (1972), Las esmeraldas sagradas (El
3
Cano tesoro de Fura-Tena) (1974), Mi gran aventura cósmica (1976)

48
José Edilberto Amores en la puerta del sol (1994), Viaje hacia el amanecer (1996), Impacto
3
Zuluaga Gómez en el primer movimiento (2006)
Miguel A. Consecuencias de un amor (1947), Una fosa para tres (En Consecuencias de
3
Gallego R. un amor) (1947), Tentación (1954?)
Rigoberto Gil El laberinto de las secretas angustias (1992), Perros de paja (2000), ¡Plop!
3
Montoya (2004)
Susana Henao Los hijos del agua (1995), Memorias de un niño que no creció (2003),
3
Montoya Crónica satánica (2004)
Tulio Bayer Carretera al mar (1960), Gancho ciego. 365 noches y una misa en la Cárcel
3
Jaramillo Modelo de Bogotá (1978), San Bar, Vestal y Contratista (1978)
William
El poder de los turpiales (1999), Caminantes de la media luna (2001), El
Betancourt 3
despertar de las colinas (2004)
Suárez
Rómulo Cuesta 2 Mis dos vecinitas (1897), Tomás (1923)
Jaime
Maldonado 2 El Pequeño Lenin (1953), Dios en Cortelandia (1975)
Garay
Félix A. Posada 2 En vos confío (1987), La guerra de la compañía Landínez (1989)
José Vélez Sáenz 2 Las llaves falsas (1959), El Secretario de Honorio V (1990)
Alister Ramírez Mi vestido Verde Esmeralda (2003), Los sueños de los hombres se los fuman
2
Márquez las mujeres (2009)
Alonso
Una y muchas guerras (1985), Y si a usted en el sueño le dieran una rosa
Aristizábal 2
(1997)
Escobar
Amanda Escobar
Correa [Soraya 2 Miseria y amor (1966), Jacinta y la violencia (1967)
Juncal]
Ana María
2 Las horas secretas (1990), La curiosidad mató al gato (1996)
Jaramillo
Cayetano
2 Tigres en Villa Lida (1988), Rieles (1993)
Tamayo Orrego
Ernesto Osorio
2 El lado oscuro (1997), Cacique (1998)
Vásquez
Hernán Palacio El tesoro de los Quimbayas. La verdadera historia del tesoro de Pipintá
2
Jaramillo (1993), La fabulosa vida de don Sebastián de Belalcázar (1993)
Jaime Echeverri 2 Reina de picas (1992), Corte Final (2002)
Joan Alfonso
2 Río Azul (1995), Llanto en la noche (1995)
Hoyos Peláez
Cuando Dios y el diablo iban de la mano (1970), Uno bajo el signo de
Jorge Gómez 2
escorpión (1977)
José Rivera Cómo salir de los infiernos ¡Y el negro ahí! (2006), Pelea de tiburones
2
Posada (2009)
Julio Enrique
Sánchez 2 La saga del popular (1989), El arroz del padre Francisco (1994)
Arbeláez
Omar García La dama de los cabellos ardientes (1996), Ópera prima. Altamira 2001
2
Ramírez (2001)
Oscar Montoya
2 Los no elegidos (1981), Vida con amor (1993)
López
Oscar Villegas Luz verde. La violencia y la paz de las esmeraldas (1992), La señora, una
2
Gómez mujer perseguida en el narcotráfico (2002)
Pablo Emilio
2 Otilia. Gemido de un alma (1906), Manolo (1907)
Gutiérrez Vélez
Samuel Jaramillo
2 Morrogacho (1963), Nadaísmo diplomático (1965)
Giraldo
Silvio Girón Rostros sin nombre (1980), El largo viaje de los que nunca regresaron
2
Gaviria (2004)

49
Luis Fernando
Patiño Gómez 2 El viejo de la cueva (1981), El pirata Tomaidaca (2011)
[Tate Ferreira]
Héctor Jiménez
Z.
2 Una semana de miedo (1960), La sombra de la víbora (s.f.)
[Donaro
Cartagena]
Aldemar Medina La casa de las pirañas (2003), Sebastián de Marisancena. El último hidalgo
2
Rodríguez de la Casa del Virrey (2012)
Rodney Antonio
Hernández 2 Los Príncipes del Rey (2003), El contacto (2007)
Galvis
Mario Castro
2 La borrasca (2011), El muchacho de negro (2012)
Beltrán

2.3.5 ...Cayetana, Otilia, Rosalba, Luz, Berta, Jacinta, Alicia, Carlina, Eloísa,
Aurora, Bruna, Mónica...

... pero también la bruja, la enemiga, la francesa, la señora, la abuelota, la dama de los
cabellos ardientes, la enfermera, la reina de picas, doña muerte, las andariegas, misiá
señora, la loba maquillada, la adorada enemiga, la solterona, la señora, la mujer, la
muchacha, la montañera, la ministra... Todas estas son palabras nombran a la mujer, ya
sean nombres propios que expresan individualidad, o calificativos que expresan una
manera de verlas; es la impronta puesta por el autor desde el título de la novela, autores
que en su gran mayoría son hombres: de los 150 escritores de novela aquí relacionados,
16 (11%) son mujeres, con 37 (12%) novelas. El quehacer del escritor de novelas es
fundamentalmente, hasta ahora, en esta región, una labor masculina.

Tabla 4
Región del Gran Caldas
Escritoras con novelas editadas 1897 – 2012

AÑO
ESCRITORA NOVELAS PUBLICADAS
EDICIÓN
Natalia Ocampo de Sánchez Una mujer 1935
Fabiola Aguirre Dimensión de la angustia 1952
Amanda Escobar Correa Miseria y amor 1966
[Soraya Juncal] Jacinta y la violencia 1967
Los girasoles en invierno 1970
Dos veces Alicia 1972
Albalucía Ángel Marulanda Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón 1975
Misiá señora 1982
Las andariegas 1984

50
Tierra de nadie 2002
Akum, la magia de los sueños 1983
Gloria Chávez Vásquez Cuajada, el conde del Jazmín 1991
Agmmandiel. El camino de los reinos 2011
El valle de los cocuyos 1986
El sol de los venados 1993
Gloria Cecilia Díaz Óyeme con los ojos 2000
La otra cara del sol 2007
Las cometas del recuerdo 2008
Inés Uribe Ossa Una ansiedad cada mañana 1989
Las horas secretas 1990
Ana María Jaramillo
La curiosidad mató al gato 1996
Los hijos del agua 1995
Susana Henao Montoya Memorias de un niño que no creció 2003
Crónica Satánica 2004
La vida en tiempos de muerte 1999
Eloísa en el umbral del infinito 1999
Samaria Márquez Jaramillo
Por obra de las palabras 2000
Esto no es una novela de amor 2004
Esperanza Jaramillo García El brazalete de las ausencias y los sueños 2002
Gladys Correa Regreso inesperado 2002
Dora Cecilia Ramírez La guerrera de Shambhala 2003
Locura de amor 2007
Ofelia Ramírez Gómez Buscando su príncipe azul 2010
En busca de una estrella 2010
Gloria Inés Peláez Quiceno La francesa de Santa Bárbara 2009
Beatriz Helena Robledo Flores blancas para papá 2012

2.3.6 Caleidoscopio novelístico

Más que partir de modelos predeterminados para proponer taxonomías de estas novelas,
tarea que, además de escapar al alcance de este trabajo, podría generar reducciones en la
visión de un universo complejo, se ejemplifican a continuación algunos subconjuntos
que se derivan de observar algunos temas del corpus identificado. Estos ejemplos se
toman con base en la lectura de algunas de las novelas, en la consulta directa de las
obras relacionadas y en los estudios crítico-literarios.

Son numerosos y muy diversos los temas novelados por autores de esta región; en un
primer grupo podrían considerarse las obras que hacen referencia a aspectos históricos
(colonización, guerras, historia contemporánea), a las violencias (bipartidistas y otras), y
a la ciudad (conflictos urbanos contemporáneos, narcotráfico, novela de ciudad, novela

51
negra); como se anotó en el marco contextual de la región, Capítulo 2, estos aspectos
dejan impronta en su pasado y en su presente. Un segundo grupo de novelas son las
relacionadas con problemas de género (visiones de mujer desde la mujer y desde el
hombre), erotismo y homoerotismo, novela psicológica, mística (religiosa y espiritual),
aventuras (de viajes), sentimental (amorosa, nostálgica), novela infantil, novela
fantástica, de ciencia ficción, costumbrista, mítica, indigenista, humorística. También
desde este segundo grupo es posible leer e indagar la historia y la cultura de la sociedad
regional. A continuación se relacionan algunos ejemplos en cada uno de esos temas:

- Novelas con interés en aspectos históricos: Tomás; La voz de la tierra; Risaralda;


Quindío: Epopeya del colono antioqueño; Hombres trasplantados: novela de
colonizaje; Un campesino sin regreso; Del socavón al trapiche; Un héroe sin ventura;
Un hombre bajo la niebla; Amores en la puerta del sol; Oro y miseria; El río corre
hacia atrás; Trueque; Las laderas del volcán; La bruja de Lanta; Cuando tallan los
recuerdos; Eloísa en el umbral del infinito; La fabulosa vida de don Sebastián de
Belalcázar; Mi vestido Verde Esmeralda; Cayetana; 1851. Folletín de cabo roto; Colón,
fantasma de la historia; Roza Palogrande; La princesa de Santa Bárbara. Se observa
ausencia de novelas relacionadas con la historia más contemporánea que ficcionen
nuevas formas de expresarse la condición humana en el siglo XX.

- Novelas con narrativas relacionadas con las violencias: Esclavos de la tierra; El


laberinto de las secretas angustias; Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón;
Llamarada; Donde moran los sueños; Sangre campesina; El pijao rebelde; Los no
elegidos; Una y muchas guerras; Una tumba para mi comandante; Los muchachos del
monte; Los cosecheros blancos; El zorro y el olor a jazmín; Allá en el golfo; El poder de
los turpiales; La comida del tigre; Caminantes de la media luna; Caminos de niebla;
Cómo salir de los infiernos ¡Y el negro ahí!, Los enemigos; Nunca el olvido.

- Novelas con interés en aspectos urbanos: La casa de Berta Ramírez; La brecha; La


loba maquillada; Bulevar de los héroes; La última inocencia; Morrogacho; Rostros sin

52
nombre; Senador Cena senador; El ajusticiamiento; La pasión de las gárgolas; A la
hora del té aparecen los fantasmas; La saga del popular; La guerra de la compañía
Landínez; Pesadilla en los Ángeles; Toque de queda; Batatabati Tinto; Perros de paja;
Ópera prima. Altamira 2001; ¡Plop!; Los sueños de los hombres se los fuman las
mujeres; Anónimus; Ciudad sin río; De rumba corrida; Sicario; Cocaína viaje sin
regreso; La señora, una mujer perseguida en el narcotráfico; El Zar. El gran capo; La
vida en tiempos de muerte; Diario de un contador; Saide; El último viaje de Carlina
Albornoz; La comida del tigre; Destinos intermedios; Un habitante más; Corte final.
Los temas urbanos se relacionan especialmente con la corrupción política y social, con
las diversas expresiones de la violencia urbana y con la condición del habitante de la
ciudad contemporánea.

- Novelas de género: Dimensión de la angustia; El sol de los venados; Así somos las
mujeres; Una mujer; El niño Dios; Adorada Enemiga; Jacinta y la violencia; Los
girasoles en invierno; Dos veces Alicia; Misiá señora; Las andariegas; Una ansiedad
cada mañana; Las horas secretas; Reina de picas. Pueden incluirse también Los sueños
de los hombres se los fuman las mujeres y Cayetana, que aunque su tema central es la
colonización, sus protagonistas son personajes femeninos con una visión intencional de
género.

- Novelas de erotismo y homoerotismo: Por los caminos de Sodoma: confesiones


íntimas de un homosexual, o Análisis espectral de un espíritu; La última inocencia; Más
que la pulpa de la sandía; La loba maquillada; El ángel vengador; El cabalgador.
Destino pasional; Mi querida Enemiga; Uno bajo el signo de escorpión; Me has salvado
de mí; Leo von Hiena; El frufrú de Josefina. Algunos críticos (Valencia Solanilla, 2008:
167-170; 176-188; Caicedo de Cajigas, 1988: 74-77) han señalado, para algunas de estas
novelas ―El ángel vengador; El cabalgador. Destino pasional, Uno bajo el signo de
escorpión, Me has salvado de mí― notorias deficiencias en el manejo literario del tema.

53
- Novelas con manejo de aspectos psicológicos: La solterona; El monstruo; Bruna de
Otoño; Cada voz lleva su angustia; Envejecer; No volverá la aurora; Juan Leal; Las
llaves falsas; Miseria y amor; Más allá de la sombra; El niño que vivió su vida; Diario
de un contador; A la hora del Ángelus; El lado oscuro; Leo Von Hiena; Suicidio por
reflexión; La piel condena los cuerpos; Los héroes lloran en la oscuridad; Seluzinam;
Fantasmas del mediodía; La ansiedad viaja en buseta; El Testamento, Duras murallas;
Flores blancas para papá. Aunque se encuentra un número importante de este tipo de
novelas, varias de ellas son desconocidas o poco relacionadas, por parte de la crítica
literaria y no han sido estudiadas como subgénero en la región.

- Novelas con tratamiento de aspectos místicos: Una mujer; Cuando dios y el diablo
iban de la mano; San Bar, Vestal y Contratista; El Secretario de Honorio V; Apocalipsis
de la profecía; Vida con amor; La enfermera; Tres días de oscuridad; La botella de
champán; Crónica satánica. Algunas de estas novelas, que hacen referencia a aspectos
religiosos y moralistas representan a juicio de Valencia Solanilla (2008: 110-113) una
característica de cierto tipo de narrativa del Gran Caldas que le da al discurso literario un
carácter moral.

- Novelas de aventuras: Eugeni la Pelotari11; Bajo cero; El dilema de un vagabundo;


Una novela sin título; Bajo la luna negra; En busca del destino; Con Aurora en La
Habana; Esta no es una novela de amor; Chicalá Caquetá; Tierra de nadie. Estas
novelas refieren viajes dentro o fuera del país.

- Novela sentimental: Mis dos vecinitas; Otilia. Gemido de un alma; Manolo;


Montañera; El hijo de la otra; Rosalba; Rosas de Francia; El divino pecado; Nadie; La
llanura eterna; Locura de amor; La enfermera; Viaje hacia el amanecer; Las horas
secretas; Buscando su príncipe azul; Historia de un amor grande y verdadero. Algunas

11
No obstante, el autor de la novela la califica como “la primera novela psicoanalítica que se escribe en
español” (Citado en Porras Collantes, 1976: 331).

54
de estas novelas contextualizan el relato sentimental en hechos históricos y en su
mayoría fueron editadas antes de terminar la primera mitad del siglo XX.

- Novela infantil: El niño que vivió su vida; Todo por el fútbol, El valle sagrado de los
Hijos del Sol; El país de la infancia feliz; El valle de los cocuyos; Óyeme con los ojos;
El país de la infancia feliz; Akum. La magia de los sueños; Javier Carbonero; En busca
de una estrella; Memorias de un niño que no creció; El Pirata Tomaidaca; La otra cara
del sol. Algunos de sus autores anotan el carácter explícito de orientar sus relatos al
público infantil; en ellas se resaltan valores y, seguramente, tienen intencionalidad de
incidir en el comportamiento de los lectores.

- Novela fantástica: Soñedén; Las esmeraldas sagradas. El tesoro de Furatena; Dios en


Cortelandia; El valle de los cocuyos; Mi vida antes de nacer; Y si a usted en el sueño le
regalan una rosa; El largo viaje de los que nunca regresaron.

- Ciencia ficción: La guerra final; Mi gran aventura cósmica; Los pregoneros del fin del
mundo. La crítica literaria anota importantes deficiencias en el desarrollo literario del
tema en estas novelas (Botero y Muñoz, 2003: 139; Burgos, 2000: 736; Caicedo de
Cajigas, 1988: 113-115).

- Novela mítica (indígena y otras): Los hijos del agua; Akum. La magia de los sueños,
Tomasín bigotes; El diablo que ríe; La abuelota; Xie-toc, hija del agua.

- Novela indigenista (temas indígenas con enfoque realista): El tesoro de los quimbayas;
La tierra es del indio; Yajángala; Tatamá, relato de guaquería; Cacique. Para Valencia
Solanilla, Cacique “representa un aporte bien importante para las letras de la región y
una asimilación creativa de las técnicas narrativas de la modernidad” (2005: 38b).

- Novela costumbrista: Cayetana; Luz; Asistencia y camas; Cuajada. Conde del Jazmín;
Doña Muerte, Alcaldesa popular de Villanueva.

55
- Novela humorística: El pequeño Lenin; Dios en Cortelandia; Asistencia y camas; Los
héroes lloran en la oscuridad.

Varios de estos temas y tópicos hacen referencia a situaciones y procesos que se


presentan en la región o que siendo de alcance nacional, se expresan en forma específica
en ella. En otros casos, los temas novelados carecen de referentes regionales o están muy
poco vinculados con hechos acaecidos en esta región, tal es el caso de Adorada
enemiga, Memorias de la Casa de Sade, Carretera al mar, Allá en el golfo, Nadie, Las
horas secretas, Los hijos del agua, La francesa de Santa Bárbara, entre otras.

Se observa interés de algunos autores para tratar temas no únicamente localistas que con
frecuencia se vinculan a contextos más allá de las fronteras regionales y nacionales; en
estos casos el calificativo de novela regional supera una concepción parroquial o
localista y escondería los vasos comunicantes de personajes y situaciones con alcances
más globales; aquí podrían citarse, a manera de ejemplo, Bruna de Otoño y Los sueños
de los hombres se los fuman las mujeres, Tequila Coxis, entre otras.

Para Roberto Vélez Correa (2003), Bonel Patiño Noreña (1982) y Adalberto Agudelo
(2006) algunos temas de alta significación regional, como la “epopeya de la sociedad
cafetera”, aún no han sido abordados por la novela y, como lo anota César Valencia
Solanilla (2008), el narcotráfico, el erotismo, la sexualidad, siguen sin ser ficcionados
con calidad literaria, malográndose su tratamiento en algunas novelas.

2.3.7. Acerca de las ediciones

2.3.7.1 Ediciones por novela y autor

De las 297 novelas relacionadas, 59 (21%) han tenido dos o más ediciones, que
corresponden a 38 (25%) autores. Las novelas de Arturo Suárez son las de mayor

56
número de ediciones, algunas de ellas hasta con 5.000 y 6.000 ejemplares –Montañera y
Así somos las mujeres– (Porras Collantes, 1976: 712, 714) (Tabla 5).

Tabla 5
Región del Gran Caldas
Novelas editadas dos o más veces 1897 – 2012

NÚMERO DE
N° NOVELA
EDICIONES
AUTOR
1 Rosalba 1912 Arturo Suárez Denis
2 Alma del pasado 1313 Arturo Suárez Denis
3 Risaralda 6 Bernardo Arias Trujillo
4 Montañera 5 Arturo Suárez Denis
5 Asistencia y camas 5 Rafael Arango Villegas
6 El valle de los cocuyos 5 Gloria Cecilia Díaz
Estaba la pájara pinta sentada en el
7 verde limón
5 Albalucía Ángel Marulanda
8 Rosas de Francia 4 Alfonso Mejía Robledo
9 Adorada enemiga 4 Arturo Suárez Denis
10 Cada voz lleva su angustia 4 Jaime Ibáñez
11 Javier Carbonero 4 Adalberto Agudelo Duque
12 El sol de los venados 3 Gloria Cecilia Díaz
13 La voz de la tierra 3 Alfredo Martínez Orozco
14 El divino pecado 3 Arturo Suárez Denis
15 Tomás 3 Rómulo Cuesta
Jesús González
16 Nadie 3
[Iván Cocherín]
17 El niño que vivió su vida 3 Adel López Gómez
18 Túnel 3 Jesús González [Iván Cocherín]
19 Seluzinam 3 Jorge Eduardo Vélez Arango
20 Bulevar de los héroes 3 Eduardo García Aguilar
21 Las horas secretas 3 Ana María Jaramillo
22 Los hijos del agua 3 Susana Henao Montoya
23 El último diario de Tony Flowers 3 Octavio Escobar Giraldo
24 Mi vestido verde esmeralda 3 Alister Ramírez Márquez
25 Por los caminos de Sodoma 3 Bernardo Arias Trujillo
26 Cayetana 2 Juan Bautista López Ortiz
27 Así somos las mujeres 2 Arturo Suárez Denis
28 La risa de la fuente 2 Alfonso Mejía Robledo
29 Envejecer 2 Eduardo Arias Suárez
30 El río corre hacia atrás 2 Benjamín Baena Hoyos
31 Hombres trasplantados 2 Jaime Buitrago Cardona

12
De las 19 ediciones de esta novela que menciona Porras Collantes (1976: 715-717), solo relaciona
información para 12.
13
De las 13 ediciones de esta novela que menciona Porras Collantes (1976: 711-712), solo relaciona
información para 10 de ellas.

57
32 Las llaves falsas 2 José Vélez Sáenz
33 Carapintada 2 Jesús González [Iván Cocherín]
34 El diablo anda por la aldea 2 Adel López Gómez
35 La última lámpara 2 Jesús Rincón y Serna
36 Dos veces Alicia 2 Albalucía Ángel Marulanda
37 El Valle Sagrado de los Hijos del Sol 2 Néstor Gustavo Días Bedoya
38 Fantasmas del mediodía 2 Roberto Vélez Correa
Luis Fernando Patiño Gómez
39 El viejo de la cueva 2
[Tate Ferreira]
40 Misiá señora 2 Albalucía Ángel Marulanda
41 Akum, la magia de los sueños 2 Gloria Chávez Vásquez
42 Tierra de leones 2 Eduardo García Aguilar
43 Cuajada. Conde del Jazmín 2 Gloria Chávez Vásquez
44 Reina de picas 2 Jaime Echeverri
45 Tomasín bigotes 2 Hernando García Mejía
46 El viaje triunfal 2 Eduardo García Aguilar
47 Saide 2 Octavio Escobar Giraldo
48 Cuando tallan los recuerdos 2 Bonel Patiño Noreña
49 El último viaje de Carlina Albornoz 2 Bonel Patiño Noreña
50 Más que la pulpa de la sandía 2 Bonel Patiño Noreña
51 La vida en tiempos de muerte 2 Samaria Márquez Jaramillo
52 Toque de queda 2 Adalberto Agudelo Duque
53 Corte final 2 Jaime Echeverri
54 Memorias de la Casa de Sade 2 Eduardo López Jaramillo
55 ¡Plop! 2 Rigoberto Gil Montoya
56 Impacto en el primer movimiento 2 Edilberto Zuluaga Gómez
57 La francesa de Santa Bárbara 2 Gloria Inés Peláez Quiceno
58 El Testamento 2 Pedro Miguel Rozo
59 Regreso inesperado 2 Gladys Correa

Pero la cantidad no puede asumirse como calidad. Es indudable que entre los autores de
la región de una sola novela publicada hay, a juicio de la crítica, importantes obras
literarias. Así por ejemplo, Memorias de la Casa de Sade, de Eduardo López Jaramillo,
a juicio de Rigoberto Gil Montoya

...resume las preocupaciones estéticas y filosóficas de un artista clásico, esto es,


intemporal... Desde sus primeras páginas, Memorias de la Casa de Sade contiene un
estilo exquisito en su refinamiento... Entre uno y otro renglón, deviene un sentido de lo
estético, un sentido del arte refinado, un sentido de la dimensión humana, una postura
ética, en fin: un estilo inolvidable, como la moneda del Zahir en el relato de Borges.
“quizá detrás de la moneda esté Dios”, dice Borges. “quizá detrás del estilo literario de
Eduardo López esté la literatura como una de las bellas artes...” (Gil Montoya, 2013).

O La dimensión de la angustia, de Fabiola Aguirre, que Agudelo Duque cataloga como

58
Una novela que podría ser crucial en la historia de la literatura del país. Considerada la
primera filósofa mujer, introduce en su obra elementos nuevos en la técnica narrativa y
anuncia el advenimiento del existencialismo. El solo título de la obra dice mucho del
alcance de su trabajo: Dimensión de la angustia es el desdoblamiento de la autora en
Ara, la protagonista, para entender su posición en el mundo (Citado en Camargo y Uribe
1998: 27).

De El río corre hacia atrás, única novela de Benjamín Baena Hoyos, se anota que

[...] es precisamente la sujeción de lo histórico a lo novelesco lo que asegura el futuro de


El río corre hacia atrás como novela y hace provechosa su lectura para la comprensión
de lo histórico [...] La evidente capacidad narrativa del autor, su dominio del lenguaje y
el uso de diversos procedimientos para el desarrollo del argumento, hacen que todo el
simbolismo alrededor de la tierra se consolide [...] En el año 2003 Nodier Botero y
Yolanda Muñoz proponían la lectura de El río corre hacia atrás como ejercicio de
acercamiento a la historia regional desde la mejor novela sobre el tema, lo que ahora la
segunda edición del libro hará posible (Castrillón, 2007: 429-431).

También son catalogadas por la crítica consultada en esta investigación como obras de
gran valor literario El Monstruo, de Alberto Castaño Abadía; Un campesino sin regreso,
de Euclides Jaramillo Arango; La Cita, de Delio Mejía Mejía; Cayetana, de Juan
Bautista López Ortiz; cada una de ellas es la única novela escrita por su respectivo autor.
De algunos autores, especialmente los que tienen menor número de novelas publicadas,
se ha reeditado toda su obra; tal es el caso de Benjamín Baena Hoyos, Eduardo López
Jaramillo, Jaime Echeverri, Juan de Dios Bernal y Luis Carlos Flórez; de autores con
mayor número de novelas solo se reeditan algunas de ellas (Tabla 6).

Tabla 6
Región del Gran Caldas
Autores con novelas reeditadas (1897– 2012)

TOTAL NOVELAS
AUTOR
NOVELAS REEDITADAS
Adalberto Agudelo Duque 6 3
Adel López Gómez 3 3
Albalucía Ángel Marulanda 6 2
Alfonso Mejía Robledo 5 1
Alfredo Martínez Orozco 3 1
Alister Ramírez Márquez 2 1
Ana María Jaramillo 2 1
Arturo Suárez Denis 7 6
Benjamín Baena Hoyos 1 1
Bernardo Arias Trujillo 5 2

59
Bonel Patiño Noreña 4 3
José Edilberto Zuluaga Gómez 3 1
Eduardo Arias Suárez 5 1
Eduardo García Aguilar 4 3
Eduardo López Jaramillo 1 1
Félix Posada 2 1
Gloria Cecilia Díaz 5 2
Gloria Chávez Vásquez 3 2
Hernando García Mejía 5 1
Jesús González [Iván Cocherín] 8 3
Jesús Rincón y Serna 1 1
Jaime Buitrago Cardona 4 1
Jaime Echeverri 2 2
Jaime Ibáñez 4 1
Jorge Eduardo Vélez Arango 6 1
José Vélez Sáenz 4 1
Juan de Dios Bernal 1 1
Néstor Gustavo Díaz 8 1
Octavio Escobar Giraldo 5 2
Rigoberto Gil Montoya 3 1
Rómulo Cuesta 2 1
Samaria Márquez Jaramillo 4 1
Susana Henao Montoya 3 1
Luis Fernando Patiño Gómez [Tate Ferreira] 2 1
Pedro Miguel Rozo 1 1
Gladys Correa 1 1

2.3.7.2 Novelas editadas en el exterior

Desde los primeros años de la novela en el Gran Caldas, se tiene importante presencia de
autores de la región que editan sus obras en el exterior. Francia, España, México,
Argentina y Estados Unidos son los países en donde estos escritores han encontrado, a
partir de sus nichos intelectuales, oportunidades de edición. Se encontraron 37 (12%)
obras, de 20 (13%) autores, con ediciones en el exterior (Tabla 7).

Tabla 7
Región del Gran Caldas
Novelas con ediciones en el exterior

NOVELA AUTOR PAÍS EDITORIAL


Rosas de Francia Casa Editorial Franco-Iberoamericana,
París, Francia
(1926) 222 Boulevard Saint Germain
Alfonso Mejía
Editorial Cervantes,
La risa de la fuente Robledo
Barcelona, España Biblioteca de Novelistas
(1930)
Hispanoamericanos

60
Un héroe sin ventura
Madrid, España Editorial y Librería Coculsa
(1962)
Rosalba Arturo Suárez Buenos Aires,
L.J. Rosso
(1929) Denis Argentina
Por los caminos de
Sodoma: confesiones
íntimas de un Bernardo Buenos Aires,
Pagana
homosexual, o Arias Trujillo Argentina
Análisis espectral de
un espíritu (1932)
La voz de la tierra
Alfredo
(1950)
Martínez México Stylo
La brecha (1950)
Orozco
Yagángela (1950)
Cada voz lleva su Traducción al francés de
Jaime Ibáñez Francia
angustia (1950) Edmond Vandercammen
Rafael
Asistencia y camas
Arango Madrid Ediciones Guadarrama,
(1955)
Villegas
Samuel
Morrogacho Talleres Linotipográficos "Modelo"
Jaramillo México
(1963) S.C.L.
Giraldo
Dos veces Alicia
Barcelona, España Barral Editores
(1972)
Dos veces Alicia
Barcelona, España Círculo de Lectores
(1973)
Estaba la pájara Albalucía
pinta sentada en el Ángel Barcelona, España Argos Vergara, S.A
verde limón (1984) Marulanda
Las andariegas
Barcelona, España Argos Vergara, S. A
(1984)
Misiá señora (1982) Barcelona, España Argos y Vergara
Misiá señora (1993) Hamburg Eco-Verlags
Akum, la magia de los
White Owl Editions
sueños (1996)
Cuajada. Conde del
Gloria Chávez Herencia Books
Jazmín (1998) New York
Vásquez
Agmmandiel. El
camino de los reinos White Owl Editions
(2011)
El valle de los
cocuyos Ediciones S.M.
(1986 y 2006)
El sol de los venados Madrid, España
Gloria Cecilia Ediciones S.M.
(1993)
Díaz Ortiz
¡Óyeme con los ojos!
Anaya
(2000)
La otra cara del sol
México, D.F. Ediciones S.M.
(2007)
Bulevar de los Héroes
Eduardo Plaza y Janés
(1987)
García México
Tierra de leones
Aguilar Editora y Distribuidora Leega
(1986)

61
Bulevar de los Héroes
Estados Unidos Latin American Literary Review Press
(1993)
El viaje triunfal Eduardo
Barcelona, España Ediciones Áltera
(2001) García
Tequila Coxis (2003) Aguilar Puebla México Colibrí
Néstor
La bruja de Lanta Zaragoza,
Gustavo Díaz Talleres Editoriales Cometa, S.A.
(1993) España
Bedoya
La curiosidad mató al
Ediciones del Ermitaño
gato (1996)
Las horas secretas Ana María
México Cal y Arena
(1990) Jaramillo
Las horas secretas
Ediciones sin Nombre
(1996)
Reina de picas (1999) Jaime México, D.F. Ediciones sin nombre
Corte final (2002) Echeverri México, D.F. Ediciones sin nombre
Memorias del niño
Susana Henao Quito Libresa
que no creció (2003)
La estación de los
Orlando Saint-Nazaire (Bretaña Casa de Escritores y Traductores
sueños
Sierra francesa), Extranjeros
(La gare des rêves)
Hernández Francia (Edición en francés)
(2007)
Destinos Intermedios Octavio
España Periférica
(2010) Escobar
Eduardo
Memorias de la Casa
López México, D.F. Ediciones sin nombre
de Sade (2010)
Jaramillo
Stockcero (2006)
Alister
Mi vestido verde Forest Woods Media
Ramírez USA
esmeralda (Traducido al inglés y al italiano)
Márquez
(2010)
USA
Regreso inesperado Gladys Correa Ediciones El Salvaje Refinado (2004)
(West Virginia)

2.3.7.3 Micronovela, novela corta, nouvelle o cuento corto

En razón de la diversidad de formatos de las ediciones de las novelas no es posible


obtener claras conclusiones acerca de su tamaño; una misma obra varía
significativamente en el número de páginas según sea la edición de que se trate. No
obstante lo anterior, de 270 obras de las cuales se obtuvo el número de páginas, 47
(16%) tienen menos de 100; pueden clasificarse como micronovela, novela corta o
nouvelle, si se considera solo su tamaño. En algunos casos, los críticos o presentadores
de la obra, les dan tales calificativos; así por ejemplo, Ernesto Porras Collantes (1976:
58), califica a Envejecer (1935), novela de Eduardo Arias Suárez, como “novela breve”;

62
Delio Mejía Mejía, autor de La cita (1961), la califica de “micro-novela” (Porras
Collantes, 1976: 462); Fabio Vélez Correa (1993: 201) denomina a Mis dos vecinitas
(1879), de Rómulo Cuesta, como una “novela corta”; Orlando Mejía Rivera (2011: 11)
se refiere a ¿Y si la muerte no nos separa? (2011), de Roberto Vélez Correa, como
“nouvelle”; en la carátula posterior de El ajusticiamiento (1986), de Germán Uribe, se
le llama “novela breve”; Huber Poppel (2014) califica a La curiosidad mató al gato
(1996), de Ana María Jaramillo, de “Novela corta o cuento largo”; finalmente, en el
Prólogo de Nunca el olvido (2008), de Gonzalo Osorio Toro, se la define como una
“novela breve”. Algunas de estas novelas solo han sido publicadas en revistas por
entregas14 (Luz, Cuando cantan los cisnes, Muchacha sentimental, entre otras).

2.3.7.4 Novelas y relatos editados bajo un mismo título

Modalidad en la cual se editaron, bajo un mismo título, dos o tres novelas o relatos de un
mismo autor que no siempre corresponden a un mismo tema:

- Confesiones de medianoche (1998), con las novelas Cuando tallan los recuerdos, El
último viaje de Carolina Albornoz y Más que la pulpa de la sandía, de Bonel Patiño
Noreña.

- Ortigas de pasión. Tres novelas breves (1939): con las novelas El sol de los venados,
El niño Dios y La solterona, de Eduardo Arias Suárez.

- Oro y miseria (19429: con los relatos cortos Obsesión del Oro, Socavones y Andagoya,
de Antonio J. Arango; de estos relatos, a juicio de Botero y Muñoz, solo Socavones
podría calificarse como novela, aunque no en forma “plena”, en razón de su extensión,
de su predominio descriptivo y de su baja acción (2003: 133).

14
Otra novela, no considerada por la crítica como novela corta, con una edición por entregas es Rosas de
Francia, de Alfonso Mejía Robledo, en el periódico La Defensa, de Medellín en el año 1937 (Gil Montoya
y Valencia Solanilla, 2013: 29).

63
- Una tumba para mi comandante (1993), Los muchachos del monte (1993) y Los
cosecheros blancos (1993), de Alberto Marín Correa, cada una editada en forma
independiente, a las cuales el autor les ha dado una secuencia temática. En su estudio
crítico literario acerca de la novela finisecular en Caldas, Valencia Solanilla (2005)
denomina a estas tres novelas como “trilogía de las violencias”.

- Dos novelas de Miguel A. Gallego R. se editaron bajo el título Consecuencias de un


amor (1947), el cual incluye Consecuencias de un amor y Una fosa para tres.

2.3.7.5 Otros aspectos relacionados con la edición

La dama de los cabellos ardientes (1996), de Omar García Ramírez, es la única obra que
tiene características de novela gráfica; algunas novelas, especialmente infantiles, con
ilustraciones en sus páginas interiores, no por ello se consideran en esta categoría.

En las décadas de los veinte y treinta del siglo XX se publicaron, por entregas, en
Repertorio Selecto las novelas El niño que vivió su vida, de Adel López Gómez, y
Envejecer, de Eduardo Arias Suárez; en La Novela Semanal se publicó Ultramarina, de
Alejandro Vallejo; Aves enfermas, de Jaime Buitrago Cardona; Muchacha sentimental,
Cuando cantan los cisnes y Luz, de Bernardo Arias Trujillo; en el periódico La Defensa,
de Medellín, se publicó Rosas de Francia. De estas novelas, también se han editado en
libro Rosas de Francia, El niño que vivió su vida y Envejecer.

Se encontraron tres novelas editadas en medio virtual: La amapola, El hombre de las


gafas de carey y El frufrú de Josefina, de Héctor Ocampo Marín15; de estas solo la
última tiene fecha de publicación, en 2003. La difusión por internet, como una de las
claves narrativas de una “generación mutante”, como lo propone Orlando Mejía Rivera

15
Consultadas en http://pasioncreadora.info/ el 28 de abril de 2014; de estas novelas no se encontraron
ejemplares impresos.

64
(2002: 57-58), para el caso de la novela, no es un rasgo distintivo para los escritores de
esta región y se mantienen los intereses manejados a través de ediciones comerciales.

Se encontraron ediciones críticas de dos novelas: Rosas de Francia (1926), de Alfonso


Mejía Robledo, elaborada por Rigoberto Gil Montoya y César Valencia Solanilla ( 2013)
y Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón (1975), de Albalucía Ángel Marulanda,
elaborada por Martha Luz Gómez (2003).

Finalmente, de los 150 novelistas de esta región, 11 han publicado obras empleando un
seudónimo de los cuales uno corresponde a una mujer (Tabla 8). Otros tres novelistas
emplearon seudónimo pero no se conoce que alguna de sus novelas se haya editado con
ese nombre: Eduardo Arias Suárez (Constantino Plá), Arturo Suárez (Guaraní) y
Euclides Jaramillo Arango (José Dolores Bedoya).

Tabla 8
Región del Gran Caldas
Seudónimos y nombres de autores de novelas editadas 1897 – 2012

NOVELAS PUBLICADAS
SEUDÓNIMO NOMBRE
CON ESTE SEUDÓNIMO
Nadie, Esclavos de la tierra, El sol suda negro,
Iván Cocherín Jesús González Carapintada, Túnel, Barbacoa, Al chinchorro le han
caído estrellas, Derrumbes
Bernardo Arias
Sir Edgar Dixon Por los caminos de Sodoma
Trujillo
Amanda Escobar
Soraya Juncal Miseria y amor, Jacinta y la violencia
Correa
Donaro Cartagena Héctor Jiménez Z. Una semana de miedo, La sombra de la víbora
Alberto Palomino
Helí Colombia Juan Leal
Salas
César Matijasevic
Danilo Calamata Trueque
Jaramillo
Luis Fernando Patiño
Tate Ferreira El viejo de la cueva, El pirata Tomaidaca
Gómez
Sebastián
Hernán Pérez Ospina Las laderas del volcán
Federiko
Garratz Omar García Ramírez La dama de los cabellos ardientes
Adrenalina, Isabel o mi adorable princesita, Armagedón ,
Nabsakadas Abel Alonso Gutiérrez
¡Que viva Manizales!
Rodney Antonio
Valentino Hega Los Príncipes del Rey, El contacto
Hernández Galvis

65
2.3.8 ¡Orgullos del escritor... y del lector!

Desde los niveles local y nacional, 39 (13%) novelas han recibido premios o
reconocimientos; las obras de Adalberto Agudelo Duque, Néstor Gustavo Díaz Bedoya
y Octavio Escobar Giraldo han sido premiadas el mayor número de veces. Once novelas
(3,7%) han recibido premios y reconocimientos internacionales16. Al conjugar unos y
otros, las obras de Néstor Gustavo Díaz Bedoya, Susana Henao, Gloria Cecilia Díaz y
Adalberto Agudelo Duque son las más reconocidas (Tablas 9 y 10).
Tabla 9
Región del Gran Caldas
Novelas 1897 – 2012 con Premios y reconocimientos nacionales

NOVELA AUTOR PREMIO / RECONOCIMIENTO


Otilia. Gemido de un alma Pablo Emilio Ganadora de los Primeros Juegos Florales de
(1906) Gutiérrez Vélez Salamina, 1906
Arturo Suárez
Montañera (1916) Primer Premio Juegos Florales, 1916, Manizales
Denis
Cada voz lleva su angustia Traducida al francés por Edmon Vandercammen,
Jaime Ibáñez
(1950) 1950
La tierra es del indio. Novela Jaime Buitrago Ganadora concurso de novela patrocinado por la
indigenista (1955) Cardona Caja Agraria, 1950
Los girasoles en invierno Albalucía Ángel
Finalista en el concurso ESSO de novela, 1966
(1970) Marulanda
José Naranjo
La tinta y la sangre (1963) Finalista Premio Literario Esso
Gómez
Estaba la pájara pinta sentada Albalucía Ángel Primer Premio en el II Concurso Bienal de Novela
en el verde limón (1975) Marulanda Vivencias, con jurado de Álvaro Mutis , 1975
Mención Honorífica en el I Concurso Enka de
Luis Fernando
Literatura Infantil, Medellín, 1977.
El viejo de la cueva Patiño Gómez
Ganadora del concurso “Julio Ernesto Márquez”,
[Tate Ferreira]
Universidad Nacional, Manizales, 1981
Antonio Mejía Mención de Honor en el Primer Concurso Enka de
Historia del árbol enano
Gutiérrez Literatura Infantil. 1979
El largo viaje de los que nunca Silvio Girón Tercer puesto en el Concurso Nacional de Novela
regresaron (1980) Gaviria Aniversario Ciudad de Pereira.
La pasión de las gárgolas Roberto Vélez
Premio de novela "Bernardo Arias Trujillo"
(1987) Correa
A la hora del té aparecen los Néstor Gustavo Segundo Premio de Novela "Bernardo Arias
fantasmas (1987) Díaz Bedoya Trujillo"

16
No se incluyen en esta relación novelas que, aunque hayan sido premiadas en el transcurso del período
definido para esta investigación, no fueron editadas en ese mismo período; tal es el caso, entre otras, de
Honey, de Félix A. Posada, ganadora del premio Cirilo Villaverde (USA), de acuerdo con la reseña de la
carátula posterior de la novela La guerra de la compañía Landínez (1989), del mismo autor; y La Secreta,
de José Nodier Solórzano Castaño, reconocida con Accésit en el Concurso de Novela Corta “Ciudad de
Cáceres”, otorgado por Diputación Provincia de Cáceres, 2011, España.

66
Néstor Gustavo Finalista en el V Concurso de novela convocado por
La ultima inocencia (1989)
Díaz Bedoya Plaza & Janés
Bonel Patiño Primer Premio Concurso Nacional de Novela
La trampa del tigre17
Noreña "Aniversario Ciudad de Pereira", 1990
Primer Premio Concurso Nacional de Novela
Los últimos hombres de
"Aniversario Ciudad de Pereira", 1991
Gantina-Masca (1991) o Los
Susana Henao Primer Premio del concurso de novela del Gran
hijos del agua (1995)
Montoya Caldas (1995) con el título Los hijos del agua
Memorias de un niño que no Finalista en el concurso internacional de literatura
creció (2003) infantil Julio C. Coba, Quito, 2003
El laberinto de las secretas Rigoberto Gil Primer Premio Concurso Nacional de Novela
angustias (1992) Montoya "Aniversario Ciudad de Pereira", 1992
El zorro y el olor a jazmín Néstor Gustavo
Ganadora de los Nuevos Juegos Florales
(1996) Díaz Bedoya
Ganadora de los II Nuevos Juegos Florales, 1995,
Manizales
El último diario de Tony Octavio Escobar Segundo puesto Concurso Nacional de Novela
Flowers (1994) Giraldo Aniversario Ciudad de Pereira, 1994
Segundo Puesto Concurso de Novela Cámara de
Comercio de Medellín
Octavio Escobar Premio Crónica negra colombiana, Ediciones Ecoe,
Saide (1994)
Giraldo 1995, Bogotá
Edilberto Premio Nacional de Novela, Facultad de Medicina,
Viaje hacia el amanecer (1995)
Zuluaga Gómez Universidad de Antioquia, 1995, Medellín
El último viaje de Carlina Bonel Patiño Ganador de la Beca de creación de para escribir esta
Albornoz (1995) Noreña novela (Colcultura)
Adalberto Premio VI Bienal de Novela José Eustasio Rivera,
De rumba corrida (1998)
Agudelo Duque Fundación Tierra de Promisión, 1998, Neiva.
Uriel Giraldo Premio de Novela Fondo Editorial de Caldas, 2000,
Un habitante más (2000)
Álvarez Manizales
Fernando Premio Concurso Nacional de Novela "Aniversario
Me has salvado de mí (2000)
Romero Loaiza Ciudad de Pereira", 2000
Tercer Premio Concurso de Novela Bernardo Arias
Trujillo, 1987, Manizales
Segundo lugar en la Bienal Nacional de Novela
Adalberto José Eustasio Rivera, Fundación Tierra de
Toque de queda (2000)
Agudelo Duque Promisión, 1987, Neiva
Segundo lugar Concurso Nacional de Novela
Ciudad de Pereira, 1994
Premio Nacional de Cuento, 1994, Colcultura18
Opera Prima. Altamira 2001 Omar García Premio Concurso Nacional de Novela "Aniversario
( 2001) Ramírez Ciudad de Pereira", 2001
Memorias de la Casa de Sade Eduardo López Premio Concurso Nacional de novela "Aniversario
(2002) Jaramillo Ciudad de Pereira", 2002
Premio VIII Bienal Nacional de Novela José
El álbum de Mónica Pont Octavio Escobar
Eustacio Rivera, Fundación Tierra de Promisión,
(2003) Giraldo
2002, Neiva

17
Esta novela se incluye con el título Cuando tallan los recuerdos, en la trilogía del mismo autor,
publicada en 1998 bajo el título Confesiones de medianoche; las otras dos novelas que se incluyen en ésta
última publicación son El último viaje de Carlina Albornoz y Más que la pulpa de la sandía.
18
La obra se presentó con ocho de sus capítulos, con el título de Variaciones

67
Rigoberto Gil Finalista en el Primer Concurso de Novela breve
¡Plop! (2004)
Montoya Álvaro Cepeda Samudio, 2004, Bucaramanga
Pedro Miguel Finalista en el Concurso de Novela breve Álvaro
El Testamento (2003)
Rozo Cepeda Samudio, 2003, Bucaramanga
Susana Henao Premio Concurso Nacional de Novela "Aniversario
Crónica satánica (2004)
Montoya Ciudad de Pereira", 2004.
Impacto en el primer Edilberto Primer puesto en Concurso Nacional de Novela
movimiento (2004) Zuluaga Gómez "Tierrabuena", Casa de la Cultura, 2004, Salamina
Adalberto Premio Concurso Nacional de Novela Aniversario
Abajo en la 31 (2007)
Agudelo Duque Ciudad de Pereira, 2007
Adalberto Premio Nacional de Novela Ciudad de Bogotá,
Pelota de trapo
Agudelo Duque 2008
Gloria Inés XXVI Premio Nacional de Literatura, Universidad
La francesa de Santa Bárbara
Peláez Quiceno de Antioquia, 2009, Medellín
Adrian Pino Premio XII Bienal de Novela José Eustasio Rivera,
El juego de Archer
Varón Fundación Tierra de Promisión, 2010, Neiva
Julián Chica Premio Concurso Nacional de Novela Aniversario
Mi querida enemiga (2011)
Cardona Ciudad de Pereira, 2011
Alán González Premio Concurso Nacional de Novela Aniversario
Anónimos
Salazar Ciudad de Pereira, 2012

Tabla 10
Región del Gran Caldas
Novelas 1897 – 2012 con Premios y reconocimientos internacionales

NOVELA AUTOR PREMIO / RECONOCIMIENTO


Rosas de Francia Alfonso Mejía
Premiada en el concurso de autores americanos, 1926, París
(1926) Robledo
La bruja de Lanta Néstor Gustavo XIII Premio Felipe Trigo de novela, Villanueva de la Serena
(1993) Díaz Bedoya (Badajoz), 1993, España
Ganadora del concurso internacional El Barco de Vapor ,
El valle de los
1985, Madrid
cocuyos (2006) Gloria Cecilia
Premio Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil,
Díaz
Fundación SM, CERLALC, 2006, España
El sol de los venados Segundo lugar en el concurso internacional El Barco de
(1993) Vapor, 1992, Madrid
El viaje triunfal
Ganadora del concurso Beca "Ernesto Sábato", ProArte, Cali
(1993) Eduardo García
Bulevar de los héroes Aguilar Única obra latinoamericana seleccionada como finalista en el
(1986) Premio internacional de novela Plaza y Janés, 1986, España
Samaria Premio internacional de Novela “La Ciudad y los Perros”,
La vida en tiempos de
Márquez Instituto Cultural Iberoamericano Mario Vargas Llosa, 2004,
muerte (2004)
Jaramillo Miami
Toque de queda Adalberto Tercer lugar Concurso Internacional de Novela Nuevo León
(1987) Agudelo Duque (Monterrey), 1987, México
Memorias de la Casa Eduardo López Ganadora Primer Concurso de "Letras de Pereira para el
de Sade (2002) Jaramillo mundo", 2002, México
Memorias de un niño Susana Henao Ganadora del Concurso Internacional de Literatura Infantil
que no creció (2003) Montoya "Julio C. Coba". Quito, 2003, Ecuador
Mi vestido verde Alister Ramírez Premio de Literatura en la categoría internacional, Círculo de
esmeralda (2003) Márquez Críticos de Arte, 2005, Chile

68
2.3.9 La obra: ficción entre juicios

Es frecuente encontrar que la valoración que se realiza de la obra literaria en su


presentación ―prólogo, reseña en solapas o carátula posterior― difiere de los juicios
que realiza la crítica literaria externa a la obra: en el primer caso, se le atribuye a la obra
alto significado estético y aporte para la novelística de la región, en el segundo, se
expresan deficiencias en la calidad de la obra y, no pocas veces, su aporte insignificante
a la literatura. Esta diversidad de valoraciones se deriva del conocimiento y de la
autoridad literaria que tienen quienes la realizan o de los diferentes enfoques de los
críticos literarios. A manera de ejemplo se citan los siguientes:

En la edición de 1990 de Asistencia y camas, de Rafael Arango Villegas, mientras en el


texto de presentación se trascribe la apreciación de Adel López Gómez como de una
“estupenda novela de la tierra”, para Adalberto Agudelo Duque “Arango Villegas no es el
costumbrista máximo que impusieron sobre el humor, la ironía y el magisterio de Benjamín
Ángel Maya... Cayetana está a nubes por encima de Asistencia y Camas” (2007: 65-66). En Un
campesino sin regreso, de Euclides Jaramillo Arango, mientras que para Mariano
Jaramillo “Desde el primer capítulo de su bien logrado libro usted mantiene en el lector
un vivo interés” (1959, 7-15), para Cecilia Caicedo

La novela no alcanza a trascender el plano de documento romántico sobre el fenómeno


político que la inspira [...] aunque el tiempo narrado parece ser de ocho a diez años, el
lector se da cuenta de su avance por sucesos políticos no por el cambio en la no
personalidad y la psicología de los protagonistas, que se mantiene estereotipadamente
inalterable (Caicedo de Cajigas, 1988: 57-59).

En Con Aurora en La Habana, de Germán López Velázquez, mientras en la Presentación


de la obra, edición del año 2002, Elsa Gladys Cifuentes Aranzazu anota que “Se trata ni más
ni menos, de una novela moderna [...] es uno de los mejores aportes que Risaralda ha hecho en
los últimos años, al conjunto de la literatura”, para César Valencia Solanilla

Al comienzo del libro, existe una "Presentación" de la gobernadora del departamento de


Risaralda ―Elsa Gladys Cifuentes―, para quien esta novela "es uno de los mejores

69
aportes que Risaralda ha hecho en los últimos años, al conjunto de la literatura" (sic.), y
en donde "el amor se pone por encima de toda circunstancia" (sic.), que son frases de
cajón, que nada dicen de ella -de la novela-, y de pronto sí mucho de la funcionaria. Es la
costumbre muy regional de hablar de lo que no se conoce y valorar lo que se ignora, para
hacer favores políticos o de imagen [...] la obra es tan solo una novela melodramática
[...] con frases hechas..., como de Corín Tellado [...] la novela de López Velásquez es un
ejercicio malogrado de ficción literaria, plagado de lugares comunes, con personajes
estereotipados, lenguaje falso, en que la realidad que pretende representar está retratada
con la cámara fotográfica del turista primerizo. Una obra que, bajo ninguna circunstancia
pudo haber merecido los elogios aludidos [...] (Valencia Solanilla, 2008: 191-196).

Situación similar ocurre con Sangre campesina; El Zar. El gran capo; Quinchía: tierra
de aroma y pasión; Guapos, valientes y matones; El poder de los turpiales; Me has
salvado de mí; La comida del tigre; Días de olvido; Del café a la coca, entre otras.

70
3. Registro crítico-literario de la novela en el Gran Caldas

“La labor de la crítica literaria es ayudarnos a leer como seres humanos íntegros,
mediante el ejemplo de la precisión, del pavor y del deleite.
Comparada con el acto de creación, ésta es una tarea secundaria.
Pero nunca ha representado tanto.
Sin ella, es posible que la misma creación se hunda en el silencio”.

George Steiner (2003:27)

3.1 Corpus del registro crítico-literario

El corpus que registra la crítica literaria de la novela del Gran Caldas, y que se presenta
a continuación, es una muestra dentro del vasto universo de investigaciones, estudios
críticos y ensayos que se pueden encontrar al respecto. A diferencia del corpus empírico
de la novela, relacionado en el Capítulo 2 de esta investigación, en el cual la
organización cronológica de las obras es solo el punto de partida, en este caso el orden
cronológico permite visualizar un acumulado de análisis que podría ayudar a explicar
los hechos literarios. En 13 de los 32 registros crítico-literarios considerados las
referencias a la novela del Gran Caldas se realizan, principalmente, en el marco de una
visión nacional; en los demás, aunque pueden hacerse referencias al contexto nacional,
su interés parte de una mirada regional (Tabla 11).

No se incluyen fuentes crítico-literarias que hacen referencia a la obra de un solo autor


aunque sí fueron consultadas para este estudio; algunos de estos estudios son Manizales
en la trilogía de Eduardo García Aguilar (2001), de José Fernando Loaiza Arango,
Alfonso Mejía Robledo. Rosas de Francia. Edición crítica (2013), de Rigoberto Gil
Montoya y César Valencia Solanilla, Bernardo Arias Trujillo. El intelectual-El escritor
(1997), de Albeiro Valencia Llano y Roberto Vélez Correa, La otra mejilla.
Aproximaciones críticas a la obra de Roberto Vélez Correa (2005), de Juan Carlos
Acevedo Ramos y Fabio Vélez Correa (Editores).

71
Tabla 11
Región del Gran Caldas
Registro crítico literario de la novela

PERIODO DEL ESTUDIO


PARA PARA EL GRAN
ESTUDIO
N° AÑO AUTOR COLOMBIA CALDAS
CRÍTICO-LITERARIO
Año Año Año Año
inicial final inicial final
Antonio Curcio Evolución de la novela en Desde la
1 1957 1952 1916 1944
Altamar Colombia colonia
Principios Mediados
Jaime Mejía “Problemas de la literatura en
2 1969 del siglo del siglo
Duque Caldas”
XX XX
Sesenta minutos de novela en
3 1970 Uriel Ospina 1636 1972 1916 1972
Colombia
Isaías Peña La generación del bloqueo y del
4 1973 1962 1972
Gutiérrez estado de sitio
Ernesto Porras Bibliografía de la novela en Desde la
5 1976 1974 1916 1974
Collantes Colombia colonia
Juan Bautista Escritores de Caldas. Tomo
6 1977 1931 1958
Jaramillo Meza Primero
Cecilia Caicedo
7 1988 Literatura Risaraldense 1935 1986
de Cajigas
La realidad nacional
colombiana en su narrativa
Bogdan
8 1988 contemporánea. Aspectos 1928 1982 1959 1960
Piotrowski
antropológico-culturales e
históricos
María Mercedes
Jaramillo, Ángela
Inés Robledo, ¿Y las mujeres? Ensayos sobre Desde la Hasta el
9 1991 1936 1982
Flor María literatura colombiana colonia siglo XX
Rodríguez-
Arenas
Raymond L. Novela y poder en Colombia.
10 1992 1844 1987 1916 1987
Williams 1844 -1987
Fabio Vélez
11 1993 Manual de literatura caldense 1916 1993
Correa
Del mito a la posmodernidad.
Álvaro Pineda
12 1994 La novela colombiana de fines 1980 1995 1982 1987
Botero
del siglo XX
Hernando
13 1994 Juicio en Parábolas 1935 1981
Salazar Patiño
Hernando Diez escritores. Dos
14 (s.f.) 1959 1977
Salazar Patiño generaciones
Adel López ABC de la Literatura del Gran
15 1997 1931 1975
Gómez Caldas
Zahyra Camargo
Martínez y
16 1998 Narradoras del Gran Caldas 1936 1996
Graciela Uribe
Álvarez
María Mercedes
Jaramillo, Betty
Literatura y cultura. Narrativa Siglo Siglo
17 2000 Osorio y Ángela 1972 1995
colombina del siglo XX XX XX
Inés Robledo
(Compiladoras)

72
El devenir de nuestra historia
18 2000 Zahyra Camargo cultural en la actual narrativa 1983 1995
quindiana
Álvaro Pineda Juicios de Residencia. La novela
19 2001 1934 1985 1935 1995
Botero colombiana 1934 – 1985
Orlando Mejía La generación mutante. Nuevos
20 2002 1960 2002 1992 1995
Rivera narradores colombianos
Roberto Vélez Literatura de Caldas 1967 -
21 2003 1935 2000
Correa 1997
Nodier Botero La narrativa del Quindío:
Jiménez y historia crítica y antología de
22 2003 1930 1997
Yolanda Muñoz cuentos y fragmentos
S. novelísticos
Álvaro Pineda
Botero, Sandra
Isabel Pérez,
Bibliografía de la novela
23 2003 María del 1650 2003 1911 2000
colombiana.
Carmen Rosero,
María Graciela
Calle
Álvaro Pineda Estudios críticos sobre la novela
24 2005 1990 2004 1998 1998
Botero en Colombia. 1990-2004
De la periferia al centro. La
César Valencia
25 2005 novela finisecular del Eje 1967 2002
Solanilla
Cafetero: Caldas (Inédito)
De la periferia al centro. La
César Valencia
26 2008 novela finisecular del Eje 1993 2004
Solanilla
Cafetero: Risaralda
De la periferia al centro. La
César Valencia
27 2005 novela finisecular del Eje 1971 2004
Solanilla
Cafetero: Quindío (Inédito)
Adalberto
28 2007 Ensayando 1906 1996
Agudelo Duque
Mario Armando La dimensión crítica de la
29 2009 Valencia novela urbana contemporánea 1984 2005 1998 1998
Cardona en Colombia
Sebastián Pineda Breve historia de la narrativa Siglo Siglo
30 2012 1916 1993
Buitrago colombiana. Siglos XVI-XX XVI XX
“Crónica de tinieblos: El sujeto
Jáiber Ladino
31 2013 homoerótico en la narrativa del 1935 2010
Guapacha
Gran Caldas”
“Bibliografía crítica de la novela
2012- Carlos Alberto
32 en el Quindío” (proyecto de 1916 2014
2015 Castrillón
investigación)

Este corpus crítico-literario puede ordenarse en seis subgrupos, cada uno con un enfoque
principal a partir del cual el autor organiza su estudio, pertenencia que no excluye otros
enfoques que también están en cada uno de esos estudios pero que, en este caso, podrían
ser subsidiarios del criterio de organización principal aquí propuesto:

73
i) Estudios que parten de una consideración temporal nacional: Curcio Altamar (1957),
Ospina (1974?), Pineda Botero (1994, 2001, 2005), Pineda Buitrago (2012).

ii) Estudios que parten de una concepción territorial (enfoque nacional o regional):
Jaramillo Meza (1977), Caicedo de Cajigas (1988), Williams (1992), Vélez Correa
(1993), Salazar Patiño (1994), López Gómez (1997), Vélez Correa (2003), Botero y
Muñoz (2003), Valencia Solanilla (2008, 2005a, 2005b), Castrillón (2015).

iii) Estudios que parten de un enfoque temático: Jaramillo, Robledo y Rodríguez (1991),
Camargo y Uribe (1998); Jaramillo, Osorio y Robledo (2000), Valencia Cardona (2009),
Ladino Guapacha (2013).

iv) Estudios que parten de un enfoque generacional: Peña Gutiérrez (1973), Salazar
Patiño (s.f.), Mejía Rivera (2002).

v) Estudios que parten de un enfoque socio-cultural: Mejía Duque (1969), Piotrowski


(1988), Camargo (2000), Agudelo Duque (2007).

vi) Relación bibliográfica: Porras Collantes (1976), Pineda Botero y otros (2003).

A continuación se indagan tres aspectos en estos registros: periodización, marco


conceptual y corpus novelístico comentado o reseñado.

3.2 La periodización en los registros crítico-literarios

Los criterios de periodización que explican el por qué y cómo se ha definido el período
analizado en cada uno de los estudios es muy disímil, en algunos de ellos no se
encuentran consideraciones claras para definir uno y otro aspecto y en otros pocos, la
periodización responde a aquella en la cual se presenta un estilo literario (el “greco-
quimbayismo”, o la “generación mutante”). En general, la periodización se realiza en el

74
marco propio del estudio, en un tiempo segmentado no siempre sustentado en una
historia de la novela ni de la literatura y subyace, en muchos de ellos, la idea de un
tiempo lineal sobre el cual se suceden ismos, generaciones, movimientos.

Se encuentra diversidad de objetivos generales de cada uno de los estudios; algunos se


orientan a la actualización bibliográfica en extensos períodos de tiempo (Curcio
Altamar, Porras Collantes, Pineda-Botero), a visualizar el haber novelístico de un
departamento (Vélez Correa, Caicedo, Botero y Muñoz, Valencia Solanilla), a visualizar
estados del arte a fines del siglo XX (Valencia Solanilla, Pineda-Botero), a realizar
análisis generacionales (Peña Gutiérrez, Mejía Rivera, Salazar Patiño), a realizar análisis
temáticos –literatura escrita por mujeres (Camargo y Uribe, Jaramillo, Botero y
Robledo), novela urbana (Valencia), literatura marginal (Agudelo Duque), el sujeto
homoerótico en la narrativa (Ladino Guapacha), o a realizar un análisis estilístico de
algunas obras en un período determinado (Mejía Duque, Mejía Rivera, Salazar Patiño).

En razón de la diversidad de períodos de tiempo considerados, de las distintas novelas


analizadas, de las obras que se relacionan en las fuentes crítico-literarias consultadas, y
de la inexistencia de una historia integral de la novela (o de la literatura) en esta región
en el período 1897-2012, se torna más complejo establecer homologaciones entre dichas
fuentes.

En el caso de los estudios con un enfoque regional, no es claro que la periodización esté
asociada a épocas o etapas de la historia o de la cultura de la región, aspecto que se
puede evidenciar por los períodos tan cortos de análisis, porque no siempre tales críticas
se sustentan en contextos literarios e históricos de mayor alcance, o porque el período de
análisis no coincide con épocas o etapas relevantes o que caracterizan la historia regional
o un período literario definido, por ejemplo, el período de las guerras civiles, o de la
violencia o del narcotráfico; en general, estos estudios, priorizan su análisis en el juicio
formal y estilístico de las obras.

75
3.3 Marcos conceptuales de los estudios crítico-literarios

De los estudios consultados es posible deducir que la novela del Gran Caldas se ha
movido entre el modernismo literario de principios del siglo XX y la posmodernidad
literaria de principios del siglo XXI; entre estos dos extremos se presentan los ismos, las
generaciones y las numerosas clasificaciones, dependiendo del autor del estudio.

La lectura de estos registros crítico-literarios sugiere cinco grandes momentos en estos


marcos conceptuales: i) inicio de la historia de la novela desde principios del siglo XX;
ii) la novela en la mitad de siglo XX; iii) las décadas de los años sesenta y setenta; vi) el
enfoque de género en los años noventa y v) el enfoque de fin de siglo XX.

3.3.1 Comienzo de siglo XX: la novela modernista

En Evolución de la novela en Colombia (1957), Curcio Altamar relaciona las primeras


novelas publicadas por autores de la actual región del Gran Caldas dentro de la novela
modernista, después de la novela con influencia del romanticismo, de la novela del post-
romanticismo, de la novela poemática, de la novela costumbrista y de la novela realista.
Anota que el modernismo penetró con hondura en la novela nacional, llegando su
influencia hasta la cuarta década del siglo XX. Agrega que

Significativa fue en Colombia la más o menos explícita controversia entre la escuela


realista de Antioquia y la modernista de Bogotá. El Maestro Carrasquilla era allá eje y
guía del localismo, que con amor estético exaltaba los motivos regionales y proscribía
con altivez los temas que, como “el mar y las barcas”, no eran ampliamente antioqueños.
En Bogotá tenía entonces un espléndido florecimiento el universalismo cosmopolita y
los motivos exóticos, tan lejanos de Colombia como del mundo hispano en general
(Curcio Altamar, 1957: 173-174).

En esta clasificación estarían Montañera (1916), Rosalba (1918), El alma del pasado
(1921), todas de Arturo Suárez Denis, que explotan “para determinado público el tema
del amor”; y Rosas de Francia (1926), de Alfonso Mejía Robledo, “en la línea
poemática de María” (Curcio Altamar 1957: 195-196).

76
En lo que este autor denomina como “novela contemporánea” y que la caracteriza por su

vuelta entusiasmada a la tierra y por su empeño en reflejar más al vivo, y con mayor
precisión y calor, la sociedad colombiana, el medio de vida y los problemas del hombre
nacional [y porque] del fondo de cada una de las novelas contemporáneas fluye un
irrestañable pesimismo social, amargo y desilusionado, y en ocasiones hasta pestilente,
que toma direcciones contrarias a las de la alegre e inofensiva vena del costumbrismo
tradicional, sumido en una ensoñación apacible (Curcio Altamar, 1957: 220-221).

En este grupo identifica novelas como Pescadores del Magdalena (1938), Hombres
trasplantados (1943), Risaralda (1935), Oro y miseria (1942), Túnel (1940) y Cada voz
lleva su angustia (1944). Resalta que Risaralda está “Entre las tres o cuatro mejores
novelas escritas después de la de Rivera” (Curcio Altamar, 1957: 248). En las reseñas
bibliográficas y literarias que realiza Juan Bautista Jaramillo Meza para ocho escritores
de la región del Gran Caldas, solo coincide con Curcio Altamar en Oro y miseria; la
valoración que realiza Jaramillo de esta obra como “Estilo tempestuoso y violento, lleno
de humanidad y de fuerza” es compatible con la que realiza Curcio Altamar para la
novela modernista, donde la clasifica.

3.3.2 El medio siglo: más individualidades que ismos

En los estudios consultados se observa un vacío en la crítica literaria entre mediados de


la década de los cuarenta y mediados de la década de los sesenta, lapso en el cual
predomina una relación individual de obras y no una mirada de “época”, tal como lo
hacen Juan B. Jaramillo Meza, Adel López Gómez, Fabio Vélez Correa, Nodier Botero
y Yolanda Muñoz.

Hernando Salazar Patiño, en su ensayo “Diez escritores. Dos generaciones” (s.f.), anota
que en la historia cultural del departamento de Caldas en la segunda mitad del siglo XX
se presentan dos generaciones de intelectuales, cada una alrededor de su respectiva
revista: “Milenios” y “Siglo 20”. A la primera la califica como medievalismo intelectual
que clausura y limita la expresión de un nuevo pensamiento y cuyos trabajos literarios

77
están puestos a los pies de la Virgen María; la segunda responde a corrientes derivadas
de los grandes cambios mundiales en la década de los sesenta, entre ellos el nadaísmo.

Al finalizar la década de los sesenta del siglo XX, Mejía Duque (1969) realiza su crítica
a la literatura de Caldas, especialmente focalizada al denominado “greco-quimbayismo”,
expresión literaria que, a su juicio, se preocupaba más de las “las apariencias estéticas”
del lenguaje que de la comprensión de la sociedad en que tales escritores vivían. Mejía
Duque fundamenta las condiciones históricas, sociales y culturales del surgimiento de
esta forma de expresión literaria en varios aspectos como son: i) la división social del
trabajo que se genera con la colonización antioqueña, que permitirá formar una élite de
intelectuales, ii) las difíciles y deficientes condiciones temporales objetivas y subjetivas
de la nueva sociedad para asimilar, por parte de algunos intelectuales de la “minoría
rica”, los referentes culturales provenientes de “países avanzados de Occidente”, por lo
cual la cultura se “vuelve un adorno”, iii) la diferente forma como en Caldas se asimilan
las condiciones “de la tierra”, es decir, las condiciones reales del lugar en que se vive,
razón por la cual se establecerá una diferencia entre la obra costumbrista de Tomás
Carrasquilla, en Antioquia, y los intelectuales, hijos de colonos ricos, en estas nuevas
tierras. A juicio de Mejía Duque, escritores como Rafael Arango Villegas, Luis Donoso
y Adel López Gómez confrontan las altisonancias de los greco-latinos con expresiones
literarias que incorporan la crítica humorística acerca de las condiciones de esta
sociedad. Concluye que el “greco-quimbayismo” se muestra como un “hecho objetivo
inscrito en la problemática del subdesarrollo”.

3.3.3 Décadas de los setenta y ochenta: ruptura literaria

Tres de los estudios crítico-literarios hacen especial mención a estas décadas. En el


primero, La generación del bloqueo y del estado de sitio, de Isaías Peña Gutiérrez, por
las condiciones políticas internas e internacionales, llamará a los escritores que publican
en esos años como la “generación del bloqueo y del estado de sitio” y para otros críticos
serán los escritores de la “nueva narrativa colombiana”, denominación que Peña

78
Gutiérrez no comparte, puesto que además de considerarla formalista, agrega que en
épocas posteriores también se habla de “nueva narrativa” (Peña Gutiérrez, 1973: 10, 16).
El segundo estudio, Sesenta minutos de novela en Colombia, de Uriel Ospina, luego de
un recorrido de 128 años de producción novelística, concluye: baja producción
novelística (cerca de un millar); dominio de la poesía sobre la novela; la violencia
política y la narrativa de la violencia restringieron, hasta la década del setenta, la
“libertad de expresión” de la novela; variada calidad de la novela producida que se
explica, en parte, por ausencia del novelista profesional, de la industria editorial sólida y
de editores; la novela sigue, en general, tendencias e “ismos” europeos con excepciones
como el indigenismo, la cultura negra, pocas relativas a la política y enfoques
nacionalistas; inexistencia de novela de creación puesto que, en su mayoría, se limita a
reproducir con la mayor fidelidad el objetivo que se propone narrar, más que a “sugerir”
o a hacer pensar, como ocurre con la novela de la violencia (Ospina, 1974: 7-19).

El tercer estudio, Literatura Risaraldense, de Cecilia Caicedo de Cajigas, anota las


siguientes características de la “novelística regional” (Risaralda) hasta los años sesenta:
predominio del “tono épico”, el “héroe literario” responde a figuras “proceras del
desarrollo lugareño”, temática con énfasis en el canto a la sociedad patriarcal local, la
violencia, y posterior transición social dolorosa; discurso literario que reproduce el
“lirismo romántico”; narraciones realistas con inspiración romántica pero escritura de
realismo ingenuo; poética intercalada con el asunto narrativo por medio de frases
retóricas; énfasis en el “documentalismo”; relato lineal de la anécdota que busca mayor
credibilidad histórica que limita la fuerza y el desarrollo de la novela.

Para Peña Gutiérrez, Ospina y Caicedo, en los años sesenta se presenta una “ruptura”
literaria que se deriva, para Peña Gutiérrez, de la presencia de nuevas circunstancias para
la novela en particular, distintas ya de las influencias de Mito y del Nadaísmo; para
Ospina, de la ruptura de la narrativa con la poesía y con el ruido de “la violencia”; para
Caicedo, la ruptura se genera a partir de la narrativa de Albalucía Ángel Marulanda.

79
Por su parte, Bogdan Piotrowski analiza la realidad colombiana desde la narrativa
contemporánea desde tres enfoques: antropológico, cultural e histórico y propone tres
géneros novelísticos que serían representativos de la novela colombiana: costumbrista-
criollista, indigenista y de la violencia. Si para Ospina la violencia es un “ruido” que
impedía hasta la década del setenta un mejor desarrollo de la novela en Colombia, para
Piotrowski la violencia es fuente de creación literaria hasta el punto de caracterizar como
“género” a la novela de la violencia.

Con su propuesta de “literaturas nacionales hispanoamericanas”, Piotrowski rechaza dos


afirmaciones que, a su juicio, son inadecuadas: que existe una sola literatura
hispanoamericana y que en Latinoamérica hay “novela sin novelistas”. Anota que la
literatura colombiana empezó a “cristalizarse” en los años veinte del siglo XX, al igual
que otras literaturas nacionales en Hispanoamérica, debido a la reanimación del sentido
patriótico frente a la presencia de los Estados Unidos en estos países a fines del siglo
XIX y a principios del XX; además, la industrialización, la urbanización, la formación
de capas medias, la ampliación educativa, habrían permitido una mayor comunicación
entre los escritores y su público y entre países. Así, la literatura se va a “preocupar más
de lo social, y los autores se identifican más con los medios a los cuales pertenecen o
quieren representar” (Piotrowski, 1988: 9).

3.3.4 Década de los noventa: enfoque de género

En la década de los noventa, se identifican tres estudios crítico-literarios con enfoque de


género que hacen referencia a la novela escrita por mujeres de la región del Gran Caldas.
Empezando la década, en ¿Y las mujeres? Ensayos sobre literatura colombiana (1991),
María Mercedes Jaramillo, Ángela Inés Robledo y Flor María Rodríguez-Arenas,
indagan acerca de la literatura escrita en Colombia por cerca de 250 mujeres desde la
colonización hasta el siglo XX. El estudio refiere únicamente dos mujeres narradoras del
Gran Caldas: Albalucía Ángel Marulanda y Natalia Ocampo de Sánchez, sin que sobre
ésta última se elabore crítica alguna.

80
Finalizando la década, se tienen dos estudios con enfoque de género en el contexto
regional: Narradoras del Gran Caldas (1998), de Zahyra Camargo Martínez y Graciela
Uribe Álvarez, y el ensayo “Historia cultural en la actual narrativa quindiana”, de
Zahyra Camargo, publicado en el Vol. II de Literatura y cultura. Narrativa colombina
del siglo XX (2000), compilación de ensayos realizada por María Mercedes Jaramillo,
Betty Osorio y Ángela Inés Robledo.

Camargo y Uribe, luego de analizar la narrativa de nueve autoras del Gran Caldas en el
siglo XX anotan que

Se demuestra que las mujeres de estos tres departamentos han explorado desde
horizontes muy diferentes, la manera como se ha construido el país en el transcurso del
siglo XX, tema que a su vez es proyectado sobre un discurso femenino que lucha por
reconocimiento [...] Se parte de una escritura que trata de expresarse desde la margen sin
retar abiertamente al régimen patriarcal, para paulatinamente ir ganando terreno y entrar
a producir una literatura rebelde e inquisidora capaz de examinar con agudeza la historia
de Colombia (Camargo y Uribe, 1998: xxvii-xxviii).

Para Camargo y Uribe, estos trabajos aportan elementos para construir “la cultura
colombiana” a partir de voces –textos– femeninas que desde “diversas condiciones
sociales y culturales” establecen “un espacio de autonomía”, son mujeres que, mediante
la escritura, generan un “desafío” cultural y estético a los “preceptos del mundo
patriarcal”, o bien, son mujeres que “con el objetivo de afirmar su condición de mujeres,
reflexionaron en sus obras sobre los procesos históricos de su país y sobre su propia
región” (Camargo y Uribe, 1998: xv).

Por su parte, Jaramillo, Osorio y Rodríguez concluyen que el proceso escritural y el


discurso literario elaborado por mujeres desde la colonia y hasta principios del siglo XX,
estuvieron moldeados, en gran medida, por el espacio físico al que fue circunscrita la
mujer por la represión contra lo femenino y por los oficios que desempeñó. Para el siglo
XX “la problemática cambia” y ya es posible encontrar numerosos textos de poesía,
dramaturgia y de narrativa elaborados por mujeres; para esta región destacan las novelas
de Albalucía Ángel por expresar rupturas y confrontaciones “de las mujeres de hoy: sus

81
conflictos entre lo doméstico y lo público, entre la madre y la profesional, entre la
resignación y la rebeldía” (Jaramillo et al, 1991: 14 - 16).

Podrían generalizarse, para la narrativa femenina de esta región, las apreciaciones que se
realizan en particular para algunas obras. Así por ejemplo, Zahyra Camargo comenta de
algunas obras de Gloria Chávez Vásquez, que

...plantea una acción afirmativa en nombre de la actuación de la mujer como sujeto,


expresada estéticamente en la búsqueda de imágenes positivas de mujeres” buscando la
identidad femenina “sin referencias a la esencia ni algo trascendente, sino desde el
concepto de... “posicionalidad”, como lugar o ubicación en un contexto histórico-
social... En relación con la identidad de mujer: su discurso fragmentado y plural
evidencia “la subversión del concepto de historia y de verdad que crea una nueva
identidad de mujer colombiana que nació y creció dentro de las estructuras de un
sociedad patriarcal y conservadora, en la región del Viejo Caldas (Camargo, 2000: 486-
487).

Así mismo, Graciela Uribe, al referirse a algunas de las novelas de Albalucía Ángel
anota que el interés primordial de ellas es “[...] demostrar la violencia que
ancestralmente se ha ejercido sobre las mujeres al quitarles el derecho a la palabra y
establecer relaciones hombre-mujer basadas en la desigualdad y la dominación” (Uribe,
2000: 213).

Finalmente, María Mercedes Jaramillo, en relación con Las horas secretas, de Ana
María Jaramillo, comenta que

...son novelas escritas desde un yo femenino, con un lenguaje que expresa la diferencia y
genera espacios en los cuales la imaginación no ha sido coartada o controlada, ya que las
mujeres y las minorías han tenido que acogerse a las reglas normativas de la élite –que
es la que ha decidido el futuro de una obra, de una idea o de un proyecto- o permanecer
en silencio (Jaramillo, 2000: 306).

A comienzos de la segunda década del siglo XXI, el ensayo de Jaiber Ladino Guapacha,
acerca del “sujeto homoerótico” en la novela del Gran Caldas, realiza la lectura de un
conjunto de novelas cuyo tema, aparentemente marginal, es una expresión cultural cada

82
vez más posicionada en el corazón de la vida de la sociedad contemporánea y de las
conceptualizaciones políticas, religiosas y estéticas que se derivan de ella. En la
exploración que realiza el autor acerca del personaje homosexual en 13 novelas de esta
región, encuentra una amplia gama en el manejo estético de los personajes y en el
desarrollo de los temas: “cambios en la manera de narrar” (La loba maquillada) o falta
de explorar “las posibilidades del lenguaje o la reflexión madura que le permitieran una
dimensión erótica o filosófica”, sin “búsqueda espiritual” (Uno bajo el signo del
Escorpión); debilidades en el lenguaje y con personajes poco creíbles (La pasión de las
gárgolas); personajes que aunque “con muchas posibilidades”, se “mueren en el papel”
(El ángel vengador); generación de “una espiritualidad” y cambio en la manera de
concebir al homosexual hasta poderse teorizar sobre el modo más conveniente para
entablar una relación sentimental (Más que la pulpa de la sandía).

3.3.5 Miradas a la novela finisecular

Las décadas de los años ochenta y noventa del siglo XX son fértiles para elaborar, por
parte de los críticos literarios, una mirada a la literatura finisecular. Tal es el caso de La
generación mutante. Nuevos narradores colombianos (2002), de Orlando Mejía Rivera;
Literatura de Caldas 1967 - 1997 (2003), de Roberto Vélez Correa; Estudios críticos
sobre la novela en Colombia. 1990-2004 (2005), de Álvaro Pineda Botero; De la
periferia al centro. La novela finisecular del Eje Cafetero: Risaralda (2008), de César
Valencia Solanilla; La dimensión crítica de la novela urbana contemporánea en
Colombia (2009), de Mario Armando Valencia Cardona.

Se encuentran algunos elementos comunes en ellos que caracterizan el gran cambio de la


novela de fin de siglo: ruptura con la tradición narrativa; nuevas categorías de análisis
literario; literatura de la posmodernidad; surgimiento de un nuevo canon; abandono de la
narrativa centrada en la violencia; reescritura de la historia a través de la ficción
narrativa; nueva estética narrativa; hibridación de géneros, juegos del lenguaje y
artificios formales.

83
No obstante, cada uno de ellos centra su visión en un concepto axial a partir del cual
desarrolla su análisis. Pineda Botero (1994:13-14), en las nuevas categorías de análisis
para la novela colombiana, refiere dos de ellas en forma explícita para el Gran Caldas y
Antioquia: tradición y deslinde frente al positivismo y enfrentamiento al modernismo y
al grecolatinismo. Mejía Rivera (2002: 49-55) identifica a la “generación mutante” como
el grupo literario con un “campo intelectual común” que se expresa en afinidades
estéticas, temáticas y formales en sus narraciones; del Gran Caldas analiza novelas de
Octavio Escobar Giraldo y Rigoberto Gil Montoya. Roberto Vélez Correa, refiriéndose a
Caldas, reseña las novelas que de acuerdo con su juicio eran las más trascendentales
(2003: 14-15). Valencia Solanilla centra su análisis para el Gran Caldas y para cada uno
de sus departamentos, a partir de la crítica a la relación cultural centro-periferia que
“tanto lastre ha dejado en los procesos culturales en toda la historia de Colombia” (2005:
15; 2008: 15-21) y analiza cerca de 50 novelas publicadas desde la década del 90 del
siglo XX y hasta los primeros años de la primera década del siglo XXI. Finalmente,
Mario Armando Valencia centra su análisis en la “dimensión crítica de la novela urbana
contemporánea”, la cual define a partir de tres “vectores básicos” que expresan las
dinámicas “transformacionales” de la cultura urbana contemporánea: “la polis, la urbe y
la ciudad” (Valencia, 2009: 10-12); del Gran Caldas selecciona para su análisis De
rumba corrida de Adalberto Agudelo Duque.

Estos estudios identifican rasgos propios de la novela finisecular, algunos de los cuales
son comunes en todos ellos. Pineda Botero destaca los siguientes: cosmopolitismo del
autor; textos posmodernos orientados hacia juegos de lenguaje y a las estructuras
complejas y menos hacia el realismo objetivo y la mimesis social; uso frecuente de
juegos, paradojas y de la autoconciencia narrativa; múltiples narradores y discursos
dentro del texto que no conducen al lector hacia una verdad objetiva dentro de la ficción
(1994: 18); uso del tiempo cruzado, con multiplicidad de perspectivas e interpretaciones;
uso de nuevos recursos tecnológicos que ofrece la internet y que posibilitan al lector
construir su propia historia mediante adición de sonidos e imágenes a partir de opciones

84
que le ofrece el autor; las ficciones, realidades y personajes se mueven entre una
literatura regional y la literatura universal (2005: 11-12).

Mejía Rivera (2002: 49-55) encuentra diez rasgos de la novela finisecular:


remitologización de temáticas universales y revisión del pasado: no hay tema vedado
para ser escrito, lo “extranjero” y lo erudito no son “descreste” pues forman parte de la
cultura del escritor; hibridación de la cultura popular de lo urbano: se narra una cultura
popular y citadina hibridizada a través de los medios masivos de comunicación y de las
tecnologías contemporáneas y los códigos banales -“light”- de sus narrativas expresan
una nueva poética y una nueva forma de hacer crítica; escepticismo ideológico e ironía
crítica: la obra no define compromiso político ideológico y la crítica política y social se
realiza entre la ironía sutil y la parodia intelectual; escritura en español sin pretensiones
de escrituras regionales, nacionales o universales: la polémica entre lo regional-nacional-
universal no interesa, su patria es el idioma castellano y los temas se abordan por
motivaciones personales y no por razones de nacionalismo o de tradición cultural;
muerte del autor: literatura como palimpsesto que tiende a escribir paródicos hipertextos
y juegos de imitación estilística de autores clásicos. La originalidad literaria no es
buscada ni creíble; se escribe con pasión sin esperar nada “grandioso” de ella; no
importa que la obra supere o no a la propia muerte del autor; literatura y tecnologías
digitales: la internet y el hipertexto como alternativa de publicación y difusión de la
literatura (autoediciones, escribir y dar a conocer su literatura, independiente de la
atención que tenga de las editoriales comerciales).

Vélez Correa (2003: 92-96), en relación con la novela de Caldas de las últimas tres
décadas del siglo XX, relaciona las siguientes tipologías: reposicionamiento de la novela
(a partir de Una y mil guerras (1985) la novela regional se vuelve a situar en el contexto
de la crítica nacional, al escaparse de la simple “crónica de sangre sin imaginación
creativa”, como son las novelas de la Violencia); novelas experimentales (intentos tipo
“nouveau roman europeo”, “existencialista”, “nadaísmo”, “surrealismo” y “tremendismo
realista”, obras de mediana calidad desde el punto de vista estético”); novelas de corte

85
“criollista y telúrico (diferentes al género de “novela proletaria” de Iván Cocherín);
novelas terrígenas y de provincia (rescatan la vida de los pueblos); novelas de la estética
del escándalo (develan la “hipocresía” y los “vicios ocultos” de la alta sociedad); novela
reivindicatoria del pasado de Manizales (la colonización a través del “regionalismo
trascendente”, la del “verbo grecolatino” de la política partidista o de las historias más
recientes); ausencia de una novela “representativa” de la “gesta social” del café (algunos
“intentos fallidos”, como Trueque y El pijao rebelde); novela policíaca, novela
relacionada con el homosexualismo y novela del narcotráfico (como en el caso del café,
tampoco en el departamento, ni en el país se ha dado con “la gran novela” en este tema);
novela de “sello posmoderno” (por los recursos literarios y “estructuras novedosas” que
emplea).

Para Valencia Solanilla la novela finisecular del Gran Caldas se caracteriza por los
siguientes aspectos: transformación de la noción del quehacer artístico y de la naturaleza
del discurso literario en las obras literarias más representativas; tendencia a la
hibridación de géneros; las propuestas innovadoras de los autores más jóvenes que
inciden en la transformación de un concepto estático de canon para la valoración de las
obras literarias; novelas con nuevos lenguajes que buscan asimilar la “posmodernidad
literaria”, que reinterpretan el mundo a partir de la informática, la tecnología, la internet
y los medios masivos de comunicación, la globalización y otros fenómenos de la
contemporaneidad les determinan esos nuevos lenguajes, las nuevas estrategias de narrar
y las diferentes visiones de mundo que se representan; son novelas que rompen con las
visiones bucólicas y el mundo patriarcal, que rompen con la visión conservadora y
retardataria del mundo.

Agrega Valencia Solanilla que en el siglo XX se presentan dos vertientes literarias: la


modernista, que, sin mucha innovación, se expresa a través del Grecoquimbayismo, y las
variantes costumbristas, influenciadas por Tomás Carrasquilla; los entramados urbanos
complican las formas de narrar por la superposición de realidades críticas con que se
encuentra el escritor; así, en estas nuevas ciudades se “descubren las voces de unos

86
narradores que despliegan en su escritura la incertidumbre y el nerviosismo del mundo
contemporáneo” (Valencia, 2005: 12- 21; 2008: 15-29).

Finalmente, para Mario Armando Valencia (2009: 11), el “pensamiento estético crítico
frente al desarrollo de la cultura contemporánea urbana en Colombia” en el período 1984
– 2005 se fundamenta en las concepciones de ciudad: modelos de polis, urbe y
ciudadanía; y en los modelos y en los “contra-modelos” estéticos de novela urbana.

Las novelas urbanas críticas se diferenciarían de otras que hacen también referencia a la
ciudad, en que "están dotadas de un innegable interés socio-cultural y de una búsqueda
de eficacia socio-estética, principios a partir de los cuales han transformado o intentado
transformar, parcial o totalmente los cánones estéticos tradicionales en nuestro medio en
las últimas décadas, logrando vehicular de mejor manera las ideas sobre nuestras
sociedades urbanas, sobre nuestras tensiones entre ciudad y campo, y sobre nuestros
imaginarios urbanos", en ellas, “la ciudad no es solo un telón de fondo, sino que actúa y
funciona semióticamente como elemento-personaje protagonista, desde distintos
ángulos: la especialidad, la mentalidad, la experimentalidad técnica, las dinámicas
sociales, las estructuras, los imaginarios” (2009: 11).

3.4 Corpus novelístico en los registros crítico-literarios

Se precisa en este apartado el corpus novelístico de la región del Gran Caldas a que hace
referencia cada uno de los registros crítico-literarios anotados ―de los registros de
cobertura nacional solo se relaciona el corpus correspondiente a esta región― y se
relaciona la clasificación / valoración de las obras comentadas en cada uno de ellos.

Se combina la clasificación de estos registros, tal como se presentó en el numeral 3.1 de


este capítulo, con la sucesión cronológica de aparición de cada uno de ellos dentro de
cada subgrupo, si bien pueden existir otras formas de presentar este corpus novelístico,

87
se considera que la aquí seleccionada permite tener una lectura adicional a la que se
deriva de la sola sucesión cronológica de los registros crítico-literarios.

3.4.1 Registros que parten de una visión temporal-nacional

En conjunto, cinco estudios que cubren casi la totalidad del período estudiado (1846 –
2004), sin secuencia articulada entre ellos, referencian en total cerca de 1.400 novelas,
de las cuales 37 (2,6%) son de autores de esta región, así:

En Evolución de la novela en Colombia (1957), Curcio Altamar, relaciona cerca de 800


obras en el período comprendido desde las primeras formas coloniales de la novela hasta
La vorágine (1921); aunque la última novela referenciada es El Cristo de espaldas
(1952), de Eduardo Caballero Calderón. Relaciona diez novelas de autores de la actual
región del Gran Caldas, entre Montañera (1916), de Arturo Suárez y Cada voz lleva su
angustia (1944), de Jaime Ibáñez, las que ubica entre el modernismo y la novela
contemporánea.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Arturo Suárez Montañera (1916) Temas de amor
Novela modernista
Rómulo Cuesta Tomás (1923) Corte naturalista
Línea sentimental y
Alfonso Mejía Robledo Rosas de Francia (1926)
poemática
Félix Henao Toro Eugeni la Pelotari (1935) Psicoanalítica
Pescadores del Magdalena
(1938)
Jaime Buitrago Sensibilidad humanitaria
Hombres trasplantados Novela
(1943) contemporánea o
Bernardo Arias Trujillo Risaralda (1935) posmodernista De lo mejor
Antonio J. Arango Oro y miseria (1942) Contenido social
Jesús González
Túnel (1940)
[Iván Cocherín]
Cada voz lleva su angustia
Jaime Ibáñez Lírica
(1944)

En Sesenta minutos de novela en Colombia (1974?), Uriel Ospina realiza un recorrido de


128 años de novela en Colombia desde su primer “antecedente” ―El Carnero (1636) ―
y en especial desde la que a su juicio es la primera novela colombiana ―Ingermina o la
hija de Kalamari (1844) ― hasta 1972. Ospina considera que este es un período de

88
“anemia” del género en Colombia. Relaciona cerca de 143 novelistas y 250 obras, de las
cuales 17 son novelas de nueve autores de la región del Gran Caldas. La primera novela
que considera, publicada en estos departamentos, es Montañera (1916), y su última
novela relacionada es Los héroes lloran en la oscuridad (1972). En este lapso ya se
habían publicado cerca de setenta novelas por parte de autores nacidos en esta región.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Montañera (1916), El alma
“novela populista [...] dejó de lado todo
del pasado (1921), Rosalba
esteticismo y se aseguró una clientela femenina
Arturo Suárez (1924),
[...]. Sus novelas [...] no pasaron de cierto
Adorada enemiga (1943),
estrato”.
El divino pecado (1934)
Rafael Arango Villegas Asistencia y Camas (1934) “más folclorismo que real sentido de humor”
Prosa con “demasiado esmalte”, “barroquismo
Bernardo Arias Trujillo Risaralda (1935)
hecho con greda tropical”, “anticuerpo literario”
La casa de Berta Ramírez
Alejandro Vallejo
(1936)
El sol suda negro (1954), “¿Por qué autores de novelas a todas luces
Iván Cocherín
Carapintada (1960) buenas, han esquivado la cita del reencuentro
Pescadores del Magdalena con sus lectores, a pesar de haber llegado algunos
(1938) de ellos a un segundo título?”
Jaime Buitrago
La tierra es del indio
(1955)
Cada voz lleva su angustia
(1944) “Los éxitos iniciales del autor “en literatura que
No volverá la aurora ya indicaban la aparición de un psicologismo de
Jaime Ibáñez (1943) buena ley, en una narrativa eminentemente
Donde moran los sueños descriptiva, se vieron superados por otras
(1947) urgencias”
Un hueco en el aire (1968)
Tulio Bayer Carretera al mar (1960) Una obra más de la violencia, sin buena literatura
Los héroes lloran en la
Jesús Arango Cano Escasa materia literaria pero brote de buen humor
oscuridad (1972)

Ospina solo desarrolla crítica a las obras que no considera con méritos literarios y, en su
extenso recorrido, no incluye algunas obras que ya habían adquirido mayor significación
en la narrativa del Gran Caldas como son Rosas de Francia, El río corre hacia atrás, y
obras de Albalucía Ángel e Iván Cocherín.

En Del mito a la posmodernidad. La novela colombiana de fines del siglo XX (1994),


Álvaro Pineda Botero, a partir de su propuesta acerca del nuevo paradigma de la
posmodernidad literaria y rehuyendo el criterio de seleccionar “las más importantes”,
considera obras en su mayoría publicadas a partir de 1980. De cerca de cincuenta

89
novelas analizadas, seis son de autores del Gran Caldas; en apartado relacionado con la
colonización realiza breves referencias a Tomás, Risaralda y Hombres trasplantados.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


¿Historia o ficción? Barroco americano
Albalucía Ángel
Misiá señora (1982) con todos los recursos del dialecto y del
Marulanda Antioquia y Caldas:
grafolecto
tradición y deslinde
Eduardo García Grecolatinismo en creación y destrucción
Tierra de leones (1986)
Aguilar de mitos
Alonso Una y muchas guerras
La Violencia (El éxodo)
Aristizábal (1985)
A la hora del té
Néstor Gustavo De la arcadia a la La Violencia (los antiguos moradores);
aparecen los fantasmas
Díaz Bedoya neurosis discurso directo, apto para teatro
(1987)
Roberto Vélez La pasión de las La violencia (estética de la fealdad);
Correa gárgolas (1987) alegoría de los grandes vicios nacionales
Eduardo García Bulevar de los héroes
Utopía Más allá de la utopía, carácter fantástico
Aguilar (1987)

En Juicios de Residencia. La novela colombiana 1934 – 1985 (2001), período de 51


años, Álvaro Pineda Botero relaciona 31 novelas de 26 escritores, de los cuales tres son
del Gran Caldas; a juicio de Pineda Botero estos novelistas “pertenecen a lo más
entrañable de la tradición literaria colombiana” y son exponentes del grecolatinismo,
realismo y surrealismo.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Mezcla de estilos y temas; costumbrismo fortalecido con realismo
Bernardo Arias
Risaralda (1935) antioqueño; tradición modernista bajo el grecolatinismo;
Trujillo
Vanguardia como el Futurismo
Allá en el golfo Realismo antioqueño: estilo claro, directo, sin especulaciones
Adel López Gómez
(1995) filosóficas ni eruditas
Un hueco en el aire
Jaime Ibáñez “Horror surrealista”
(1968)

Álvaro Pineda Botero, en Estudios críticos sobre la novela colombiana 1990-2004


(2005), presenta comentarios críticos de 60 novelas publicadas por 55 escritores
colombianos entre 1990 y 2004, y destaca los caminos insospechados de la novela a
principios del siglo XXI. De las novelas del Gran Caldas solo incluye a El último diario
de Tony Flowers (1998), de Octavio Escobar Giraldo, de la cual realiza una reseña sin
elaborar una valoración estilística ni estética de la obra. En el anexo de su libro, Pineda
Botero incluye una bibliografía de la novela en Colombia entre 1650 y 2004, de

90
aproximadamente 1.860 obras; de estas, cerca de 100 son del actual Gran Caldas,
escritas por 46 autores y publicadas entre 1924 y 1988, de las cuales no realiza
comentario alguno.

En Breve historia de la narrativa colombiana. Siglos XVI-XX (2012), Sebastián Pineda


Buitrago anota que “no todas las obras del pasado han de exaltarse porque la memoria es
selectiva y la tradición, en la medida de lo posible, deberá ser delgada en su corpus”.
Quizá esto explica por qué solo hace referencia a cinco autores del Gran Caldas y que
ninguna de las 16 obras citadas de estos autores sea objeto de análisis en alguna de las
distintas categorías que Pineda Buitrago define para la novela del siglo XX.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Montañera (1916), Rosalba (1918),
Alma del pasado (1921), Así somos Saturación del criollismo; “facilismo”, explotación
Arturo Suárez las mujeres (1928), El divino pecado del regionalismo, “personajes fofos”, costumbrismo
(1934), Adorada enemiga (1945), La consciente; no obstante, “hombre de avanzada”
llanura eterna (1966)
Cuando cantan los cisnes (1924), Luz
Más que novelas, cuentos largos de corte romántico
(1924), Muchacha sentimental (1924)
“[...] discurso antropológico [...] apoyado en la
Bernardo Arias historiografía fidedigna[...] vale por estas historias
Risaralda (1935)
Trujillo secundarias provenientes de la tradición oral
antioqueña”
Novela en tono casi litúrgico, queriendo eliminar su
Por los caminos de Sodoma (1932)
orientación sexual a la luz de la religión
Euclides Jaramillo
Un campesino sin regreso (1959) Novela de la violencia
Arango
Albalucía Ángel Estaba la pájara pinta sentada en el Narrativa de fines del siglo XX; novela laberíntica,
Marulanda verde limón (1975) a medio hacer
Tierra de leones (1986), Bulevar de
Eduardo García Narrativa de la migración (Escritores colombianos
los héroes (1987), El viaje triunfal
Aguilar que se van para el exterior)
(1993)

3.4.2 Registros que priorizan una visión territorial-regional

En un conjunto de 11 estudios que cubren casi la totalidad del período analizado (1880 –
2004), se referencian cerca de 180 novelas de autores de la región, aproximadamente el
87% de las novelas editadas entre 1897 y 2004 (Tabla 1). Tres de estos estudios abarcan
el conjunto de la región formada por los tres departamentos, cuatro se refieren
explícitamente al actual departamento de Caldas, tres al Quindío y dos a Risaralda. Los

91
tres estudios que abarcan toda la región consideran períodos mayores de 40 años; de los
estudios que se refieren a un departamento siete lo hacen para períodos hasta de 30 años
y uno para cerca de 50 años. Se comentan a continuación.

En Escritores de Caldas (1977), Juan Bautista Jaramillo Meza de los 42 autores que
relaciona nacidos en Caldas y en Antioquia en las dos últimas décadas del siglo XIX y
primeras del siglo XX, y que vivieron en su mayoría hasta las primeras décadas de la
segunda mitad del siglo XX, refiere cuatro escritores de Caldas: Victoriano Vélez,
Rafael Arango Villegas, Antonio J. Arango y Alejandro Vallejo.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Victoriano Vélez Crónica amena de motivos regionales; prosa
Del socavón al trapiche (1958)
Arango diáfana; naturalidad en diálogos
Rafael Arango
Asistencia y camas (1934) Humorismo de fina ley; costumbrismo
Villegas
El dilema de un vagabundo (1935)
Bajo Cero (1939)
“Estilo tempestuoso y violento, lleno de
Antonio J. Arango Oro y miseria (1942)
humanidad y de fuerza”
Quindío: epopeya del colono
antioqueño (1940)
Entre Dios y el Diablo (1931)
Alejandro Vallejo
La casa de Berta Ramírez (1936)

En Literatura Risaraldense (1988), Cecilia Caicedo de Cajigas considera tres momentos


en su análisis: generación de autores de novelas escritas o publicadas entre las décadas
del treinta y sesenta del siglo XX, que “recuerdan viejos tiempos y conflictos por fortuna
superados [...] documentalismo de los primeros tiempos”; el “puente” entre dos
generaciones; y la generación (“segunda corriente”) novelística que se inicia hacia la
década del setenta del siglo XX con Albalucía Ángel Marulanda. Relaciona diez
novelistas nacidos en esta región y otros no nacidos en ella pero que desarrollan su
actividad literaria en este departamento; inicia con Risaralda (1935) de Bernardo Arias
Trujillo y termina con Las laderas del volcán (1986) de Hernán Pérez Ospina [Sebastián
Federiko], cubriendo así, para ese momento, la totalidad de novelas y autores de
Risaralda. Caicedo resalta la “ruptura generacional de la novela en Risaralda”.

92
Período Autores Novelas Clasificación / Valoración
Grupo greco-quimbaya; testimonial;
buena dosis adjetival; “cargado de
Bernardo Arias
Risaralda (1935) metáforas post-románticas”; “poema en
Generación de Trujillo
prosa más que como novela”;
autores de novelas “epicidad”
escritas o publicadas
Hombres trasplantados
entre la década del Jaime Buitrago Testimonial, documentalismo
(1943)
treinta y la del
Benjamín Baena El río corre hacia atrás “Epicidad”, afán de historiar mediante
sesenta del siglo XX
Hoyos (1980) la ficción; documentalismo
Euclides Jaramillo Un campesino sin “Epicidad”, costumbrismo y
Arango regreso (1959) documentalismo
“Puente” entre dos Rostros sin nombre
Silvio Girón Gaviria Testimonial, sicológica, social
generaciones (1980)
Uno bajo el signo de
escorpión (1977)
“Novela testimonial”, “tipo
Jorge Gómez Cuando Dios y el
documental”, “amarillismo informativo”
diablo iban de la mano
(1970)
Los girasoles en
invierno (1970)
Dos veces Alicia (1972)
Albalucía Ángel Estaba la pájara pinta
Del realismo al simbolismo
Generación Marulanda sentada en el verde
(“segunda corriente”) limón (1975)
novelística que se Misia señora (1982)
inicia hacia la década Las andariegas (1984)
de los años setenta Epicidad tardía, apegos a descripción
del siglo XX con Hernán Pérez Las laderas del volcán folclórica del idioma y expresiones
Albalucía Ángel Ospina (1986) culturales, en una sociedad ya
Marulanda urbanizada
Hernán Jaramillo Los pregoneros del fin Giro socio-regional o socio-dialéctico
Osorio del mundo (1985) que sobrepasa lo permitido elemental
Guillermo Baena De regreso al presente
“Prosa poética”
Restrepo (1986)

En Novela y poder en Colombia. 1844-1967 (1992), Raymond L. Williams desarrolla


una lectura crítica de la relación entre novela, poder y regiones; considera cerca de 70
autores y más de cien novelas en un período de 143 años. Solo comenta dos autores de la
región del Gran Caldas: Bernardo Arias Trujillo con Risaralda (1935); y Albalucía
Ángel Marulanda, de quien incluye todas sus novelas publicadas hasta entonces: Los
girasoles en invierno (1970), Dos veces Alicia (1972), Estaba la pájara pinta sentada en
el verde limón (1975), Misiá señora (1982), Las andariegas (1984). En un anexo
bibliográfico no comentado, Williams relaciona otros 30 novelistas de esta región.

93
Autores Novelas Clasificación / Valoración
Montañera (1916)
Rosalba (1918)
El alma del pasado (1920) “ejemplos de este impulso tradicional
Arturo Suárez Denis
Así somos las mujeres (1928) nostálgico”
El divino pecado (1934)
Adorada enemiga (1943)
“usa las técnicas literarias tradicionales; carece
sin embargo de la nostalgia de las obras de aquel
Rómulo Cuesta Tomás (1923) momento, debido principalmente al ambiente de
violencia decimonónica del mundo ficcional
representado”.
Luz (1924)
Cuando cantan los cisnes (1924)
Bernardo Arias Trujillo “expresa nostalgia por un mundo premoderno y
anterior a la escritura”; “Criollismo antioqueño”;
Risaralda (1935)
“revela en ocasiones estereotipos racistas típicos
de la época”
Rosas de Francia (1926)
Alfonso Mejía Robledo La risa de la fuente (1930)
Un héroe sin ventura (1962)
Eduardo Arias Suárez Bajo la luna negra (1929)
Entre Dios y el diablo (1931)
“refleja la vitalidad y la energía de la nueva
generación de liberales que empezó a surgir
Alejandro Vallejo hacia 1930 [...] lenguaje libre de la retórica
La casa de Berta Ramírez (1936)
tradicional que con tanta frecuencia aparece en
la región en los escritores de principios del
siglo”.
Rafael Arango Villegas Asistencia y camas (1934)
Los pescadores del Magdalena
(1938)
Jaime Buitrago
Hombres trasplantados (1943)
La tierra es del indio (1955)
Bajo Cero (1939)
Quindío: epopeya del colono
Antonio J. Arango
(1940)
Oro y miseria (1942) “denuncia de la explotación del obrero [...]”
Túnel (1940) “para Cocherín es de mayor importancia la
Jesús González
El sol suda negro (1954) denuncia de la injusticia social que el elemento
[Iván Cocherín] estético”.
Carapintada (1959)
“continuadora del impulso de protesta social, tal
Llamarada, novela obrera anti-
Luis Carlos Flórez como había sido practicado por Uribe
imperialista (1941)
Piedrahita”.
La noche de Satanás (1941)19
El niño que vivió su vida (1942)
Adel López Gómez
El diablo anda por la aldea
(1963)
Gonzalo Ríos Ocampo Más allá de la sombra (1943)
Victoriano Vélez Del socavón al trapiche (1958) “denuncia de la explotación del obrero [...]”
Euclides Jaramillo “entre las novelas que con mayor éxito trataron
Un campesino sin regreso (1959)
Arango el tema de la violencia [...]”

19
Por ser libro de cuentos y no una novela, no se incluye en el corpus empírico de la Tabla 1.

94
Novelista posmoderna y la escritora feminista
Dos veces Alicia (1972)
más importante de Colombia
Albalucía Ángel Estaba la pájara pinta sentada en
Marulanda el verde limón (1975)
Misiá señora (1982)
Las andariegas (1984)
La loba maquillada (1975)
El valle sagrado de los hijos del
Néstor Gustavo Díaz
sol (1979)
Bedoya
Se necesita mensajero ciego
(1986)
Benjamín Baena Hoyos El río corre hacia atrás (1980)
Tierra de leones (1986)
Eduardo García Aguilar
Bulevar de los héroes (1987)

En Manual de literatura caldense (1993), Fabio Vélez Correa hace referencia a la


novela de Caldas “antes de los tiempos modernos” y después de la ruptura estilística en
las décadas de los setenta y ochenta del siglo XX; relaciona 24 novelistas de Caldas.

Período Autores Novelas Clasificación / Valoración


José Vélez Sáenz Las llaves falsas (1959)
José Naranjo Gómez La tinta y la sangre (1974)
Cada voz lleva su angustia
Jaime Ibáñez
(1944)
Juan de Dios Bernal Guarango (1976)
Danilo Calamata Trueque (1981)
Rómulo Cuesta Tomás (1923)
Victoriano Vélez Del socavón al trapiche
Arango (1958)
Rosalba (1918)
Arturo Suárez Denis
Adorada enemiga (1943)
El niño que vivió su vida
(1935)
Adel López Gómez
El diablo anda por la aldea
Novela antes de
(1963)
los tiempos Obras vinculadas a la ficción
Antonio J. Arango Oro y miseria (1942)
modernos decimonónica: Romanticismo,
José Naranjo La tinta y la sangre (1974) modernismo, realismo, naturalismo
Bernardo Arias Trujillo Risaralda (1936)
Delio Mejía Mejía La Cita (1961)
Jaime Bedoya Martínez El pijao rebelde (1978)
Rafael Arango Villegas Asistencia y camas (1934)
Samuel Jaramillo
Morrogacho (1963)
Giraldo
Jesús González [Iván
Nadie (s.f.)
Cocherín]
Una y muchas guerras
Alonso Aristizábal
(1985)
Una novela sin título
Jorge Eduardo Vélez (1972), Diario de un
Arango contador (1984), En busca
del destino (1986)

95
Adalberto Agudelo Suicidio por reflexión
Duque (1967)
La loba maquillada (1975),
A la hora del té aparecen
Néstor Gustavo Díaz B.
los fantasmas (1987),
La última inocencia (1989)
Décadas del 70 y Carlos Eduardo Marín Senador cena Senador
del 80 en el siglo O. (1985) “Ola de renovación”
XX Fantasmas del medio día
Roberto Vélez Correa (1981), La pasión de las
gárgolas (1987
Tierra de Leones (1986),
Eduardo García Bulevar de los Héroes
Aguilar (1987), El viaje triunfal
(1993)

En Juicio en Parábolas. Examen de un libro fallido (1994), Hernando Salazar Patiño, en


una aproximación a la historiografía, si bien realiza una crítica minuciosa acerca de
inconsistencias en Manual de literatura de Caldas (1993), escrito por Fabio Vélez
Correa y otros autores, relaciona los siguientes autores y obras:

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Alonso Aristizábal
Juan de Dios Bernal
Un lugar para el Juglar
William Ramírez Tobón “Violentólogo”
(1981)
Hernando García Mejía El diablo que ríe (1993) Novela fresca, divertida, chispeante
Del “primer pequeño boom de la novela
Félix Henao Toro Eugeni la Pelotari (1935)
caldense”
César Matijasevic Jaramillo
Trueque (1981) “Novelita, difícilmente clasificable como tal”
[Danilo Calamata]

En ABC de la literatura del Gran Caldas (1997), antología de colaboraciones


periodísticas de Adel López Gómez en el periódico La Patria, de Manizales, entre los
años 1956 y 1985, realiza valoraciones críticas de novela, cuento, poesía, ensayo y
periodismo, de escritores del entonces departamento de Caldas; hace referencia a 11
autores y a 20 obras, publicadas en un lapso de cuatro décadas, de 1934 a 1974.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Ortigas de Pasión. Tres
novelas breves (1939)
“Novelillas magistrales”
Eduardo Arias Suárez Envejecer (1935)
La Solterona (1939)
Bajo la luna negra (1980) “Novela sicológica y autobiográfica”

96
“Novela de la tierra... crónica local…
Rafael Arango Villegas Asistencia y camas (1934)
humorística”
Hombres trasplantados
(1943)
Jaime Buitrago Pescadores del Magdalena “Novela del colonizaje quindiano”
(1938)
La tierra es del indio (1955)
“[...] retazo amargo de la gran aventura
Fernando Arias Ramírez Sangre campesina (1965)
quindiana [...]”
Las esmeraldas sagradas
Jesús Arango Cano (No realiza juicio crítico)
(1974)
“prosa juguetona y ligera ... sembrada de
Jesús González Barbacoa (1973)
greguerías en bruto [...] llenas de graficidad e
[Iván Cocherín] Carapintada (1960)
ingenio”
“fruto primicial de una época sentimental y
Rodolfo Jaramillo Ángel Hombre y destino (1942)
lugareña, de andanzas líricas y vagos sueños”
El rey de los cangrejos
Eduardo Londoño Villegas (No realiza juicio crítico)
(1945)
Jaime Maldonado Garay Dios en Cortelandia (1975) Picaresca y humanización de personajes divinos
Alfonso Mejía Robledo Un héroe sin ventura (1962) Novela patética sobre las guerras civiles
Entre Dios y el Diablo
(1931) “Relatos vitales, descarnados, fuertes [...] de
Alejandro Vallejo
La casa de Berta Ramírez crónicas ciudadanas”
(1936)

En Literatura de Caldas 1967 - 1997 (2003), Roberto Vélez Correa relaciona cerca de
25 autores del departamento de Caldas y 51 de sus obras, si bien en uno y otro caso
algunos exceden al período anotado en el título de la obra. Para este autor, con la estética
de la novela posmoderna renace la novela en Caldas (2003: 95).

Período Autores Novelas Clasificación / Valoración


Adalberto
Década de
Agudelo Suicidio por reflexión (1967) Aproximación al “Existencialismo sartreano”
los sesenta
Duque
Jorge Eduardo “Creación de atmósferas más que de una
Una novela sin título (1972)
Vélez Arango anécdota”
José Vélez
Las llaves falsas (1959) “Atmósfera moderna”
Sáenz
Mario Escobar La piel condena los cuerpos “Nadaísmo de ficción” “Novela posmoderna”
Ortiz (1972) “Novela experimental” “Géneros intercalados”
Jorge Eduardo “Nadaísmo de ficción”
Seluzinam (1975)
Vélez Arango “Recreación onírica”
Década de José Naranjo La tinta y la sangre (1974)
los setenta Cada voz lleva su angustia
Jaime Ibáñez
(1944)
Túnel (1940), Esclavos de la Narrativa telúrica
tierra (1945), El sol suda y de la violencia.
Jesús negro (1954), Carapintada Corte criollista terrígeno
González (1960), Barbacoa (1973), Novela proletaria
[Iván Derrumbes (1989), Al
Cocherín] chinchorro le han caído
estrellas (1975), Nadie (s.f.)

97
Jaime Bedoya
El pijao rebelde (1978)
Martínez
Bernardo
Risaralda (1935) Estética del escándalo. Grecoquimbayismo
Arias Trujillo
Néstor
La Loba Maquillada (1975)
Gustavo Díaz
Carretera al mar (1960)
Tulio Bayer
Gancho Ciego (1978) Estética del escándalo
Samuel
Jaramillo Morrogacho (1963)
Giraldo
César
Matijasevic
Jaramillo Trueque (1981)
[Danilo
Calamata] Exotismo narrativo
Jorge Eduardo
Diario de un contador (1984)
Vélez Arango
Roberto Vélez Fantasmas del medio día
Correa (1981)
Alonso
Una y muchas guerras (1985)
Década de Aristizábal
los Eduardo Las dos violencias
ochenta García Bulevar de los héroes (1987)
Aguilar
Eduardo
Tierra de leones (1986)
García Aguilar
Carlos
Senador cena Senador (1985)
Eduardo Marín
Roberto Vélez La pasión de las gárgolas Legados de la estética del escándalo
Correa (1987)
Néstor A la hora del té aparecen los
Gustavo Díaz fantasmas (1987)
Bedoya La última inocencia (1989)
José Vélez El secretario de Honorio V
Los cruzados de la palabra. Novela de tesis
Sáenz (1990)
Jaime Los cruzados de la palabra
Reina de picas (1992)
Echeverri
Alberto Marín
Tríada de la violencia (1993)
Correa
Eduardo
El viaje triunfal (1993)
García Aguilar
Edilberto Amores en la puerta del sol
Zuluaga (1994), Viaje hacia el En los aleros de la provincia
Década de
Gómez amanecer (1996)
los
Octavio
noventa El último diario de Tony
Escobar Estética de la posmodernidad
Flowers (1995), Saide (1995)
Giraldo
Néstor
La bruja de Lanta (1993) Relato fundacional
Gustavo Díaz
Relato fundacional. Novela de formación y de
Darío Ángel La hora del Ángelus (1995)
saga familiar
Hernando Relato fundacional. Estructura clásica
El sueño de Absalón (1995)
Duque Maya
Néstor El zorro y el olor a jazmín
Relato fundacional
Gustavo Díaz (1995)

98
Adel López Relato fundacional. Enriquecimiento al género
Allá en el golfo (1995)
Gómez de la región
Cuando tallan los recuerdos;
Bonel Patiño El último viaje de Carlina
“Tono clásico de la prosa”
Noreña Albornoz; Más que la pulpa
la sandía (1998)
Alonso Y si a usted en el sueño le Entre metaficción y autoconciencia narrativa
Aristizábal dieran una rosa (1997)
Pablo Tres días de oscuridad
González (1999) Entre lo telúrico y lo metafórico
Antesala
Rodas
del 2000
Uriel Giraldo Un habitante más “Destellos poéticos”, “Características
Álvarez (2000) modernas”

En La narrativa del Quindío: historia crítica y antología de cuentos y fragmentos


novelísticos (2003), Nodier Botero Jiménez y Yolanda Muñoz S., relacionan la
novelística del Quindío desde la creación del departamento en 1966 y hasta 1998.
Priorizan lo que a su juicio son “las novelas que constituyen la espina dorsal de la
narrativa quindiana”, y “algunas obras menos importantes, o menos estructuradas”, tanto
de autores nacidos en ese departamento como de los no quindianos, pero que han vivido
en él; relacionan 19 autores de 30 novelas publicadas, anotando como reducido el
número de esta producción novelística (2003: 147).

Autores Novelas Clasificación / Valoración


“Tono intimista de la narración”, “estilo bello”,
Bajo la luna negra (1980)
“prosa adornada y perfecta”
Eduardo Arias Suárez
Ortigas de pasión: tres novelas “de las mejores novelas colombianas”, “modelo
breves (1930) de novela de contenido lírico”
Antonio J. Arango Oro y miseria (1942) “predominio del afán descriptivo”
“novela social urbana, documento de denuncia,
Llamarada. Novela obrera anti-
Luis Carlos Flórez panfleto político, escrito testimonial”; baja
imperialista (1941)
calidad narrativa
Obra “híbrida” entre “novela y narración
Hombres trasplantados (1943)
histórica”
Pescadores del Magdalena
Jaime Buitrago Cardona
(1938)
La tierra es del indio (1955) “Indigenismo narrativo”
Aves enfermas (1924)
Un campesino sin regreso
Euclides Jaramillo Arango “Costumbrista”
(1959)
Fernando Arias Ramírez Sangre campesina (1965) “novela de la violencia” y “romántica”
Las esmeraldas sagradas “obra lúdica”, “narración sencilla, primaria, sin
(1974) mayores ribetes artísticos”
Jesús Arango Cano
Los héroes lloran en la
oscuridad (1972)
Nelson Mora La guerra final (s.f., 1970?) “ciencia-ficción”, “novela utópica”
Frustrada “narración utópica”, “novela social y
Luis Alberto Salas Soñedén (1973)
utópica”

99
Benjamín Baena Hoyos El río corre hacia atrás (1980) “obra de gran categoría estructural”
“episodios de viaje”, por deficiencias en la
Aurelio Fernández Parra Chicalá: Caquetá (1983)
estructura difícilmente puede llamarse “novela”
Cuajada, el conde del Jazmín “Obra híbrida entre novela, relato y cuadros de
(1989) costumbres”
Gloria Chávez Vásquez
Akum, la magia de los sueños
“relato para niños”
(1996)
El lado oscuro (1997) “relato policíaco y de aventuras”
Ernesto Osorio Vásquez “novela de misterio e investigación
Cacique (1998)
detectivesca”
“narración experimental” de “carácter
La vida en tiempos de muerte
testimonial”; búsqueda “por superar los
Samaria Márquez Jaramillo (1999)
cánones de la narrativa tradicional”
Por obra de las palabras (2001)
El lobo asesino
Luis Enrique Vanegas Las dos amigas: suspenso,
Novela negra
Santana terror y espanto
Sacrificio de un ángel
Ganchociego (Pesadilla en Los “thriller regional”; novela policíaca;
José Restrepo
Ángeles) “estructura muy contemporánea”
Hombre y destino: novela de
Rodolfo Jaramillo Ángel
ambiente carcelario (1942)
Jesús Rincón y Serna La última lámpara (1971)
Seminarista a palos (sf)
Roberto Luis Restrepo
Sin banderas (sf)

César Valencia Solanilla, en su trilogía crítico-literaria acerca de la Novela finisecular


del Eje Cafetero, de la cual solo está publicado el análisis correspondiente al
departamento de Risaralda (2008), y se encuentran inéditos los correspondientes a los
departamentos de Caldas (2005a) y Quindío (2005b), muestra, como uno de los ejes
centrales de su análisis, un destacado interés por la premodernidad y la posmodernidad
literaria en el Gran Caldas. Relaciona en total 61 autores y 82 novelas de esta región.

De Caldas, incluye 24 autores, la mayoría de ellos nacidos en ese departamento, y


analiza 18 de las 32 novelas relacionadas, publicadas entre 1990 y 2003.

Período Autores Novelas Clasificación / Valoración


Antecedentes Adalberto Agudelo “marca el ingreso de la novela de
Suicidio por reflexión (1967)
próximos Duque Caldas a la modernidad”
a la novela Búsqueda formal proveniente de
Una novela sin título (1972)
finisecular que Jorge Eduardo Vélez la modernidad (“nouveau roman”
Seluzinam ( 1975)
rompen con la francés)
tradición al La piel condena a los cuerpos “novela posmoderna” o de
Mario Escobar Ortiz
introducir (1972) experimentación
elementos Ruptura con la tradición,
Fantasmas del mediodía
narrativos de la Roberto Vélez Correa exploración sicológica, huellas de
posmodernidad (1982)
existencialismo europeo

100
Anticipatoria de la
La pasión de las gárgolas
posmodernidad literaria en la
(1987)
región
A la hora del té a parecen los
Néstor Gustavo Díaz
fantasmas (1987) “Estética del escándalo”
Bedoya
La última inocencia (1989)
Tulio Bayer Gancho ciego (1978)
Rafael Botero Duque Sicario (1991) “Sin mérito literario”
Hernando García “Trivial y melodramática”, “Obra
La comida del tigre (2001)
Mejía fallida".
El secretario de Honorio V
José Vélez Sáenz
(1990)
Jorge Eduardo Vélez Doña muerte, alcaldesa
Arango popular de Villabuena (2008)
La historia como columna de la
Octavio Jaramillo Colón, fantasma de la
novela; buen aporte a la novela
Echeverri historia (1992)
finisecular
Luz verde. La violencia y la
Oscar Villegas Gómez
paz de las esmeraldas (1992)
Reina de picas (1992)
Jaime Echeverri
Corte final (2002) “Pequeña obra maestra”
Incorpora elementos de la
La Bruja de Lanta (1993)
Néstor Gustavo Díaz modernidad literaria
Bedoya El zorro y el olor a jazmín
(1995)
Una tumba para mi
comandante (1993) Violencia rural
Los muchachos del monte Trilogía de las violencias
Alberto Marín Correa
(1993) “Propuesta novelística
Los cosecheros blancos interesante”
Novela
(1993)
finisecular
Rafael Botero Duque Sicario (1991)
1990 - 2003 Violencia urbana
Hernando García La comida del tigre
“Regular calidad”
Mejía (2001)
Cuando tallan los recuerdos:
Cuando tallan los recuerdos; aportes dentro de lo tradicional
El último viaje de Carlina
Bonel Patiño Noreña
Albornoz; Más que la pulpa El último viaje de Carlina
de la sandía (1998) Albornoz: malograda como
novela
Eduardo García
Viaje triunfal (1993) Bien elaborada
Aguilar
Tatamá. Relato de guaquería
Bernardo Cano García
(1993)
Hernando García
El diablo que ríe (1993)
Mejía
Amores en la puerta del sol
Edilberto Zuluaga (1994)
Gómez Viaje hacia el amanecer Inicio sugestivo, luego se
(1996) malogra
Darío Ángel La hora del Ángelus (1995) Toques modernistas
Hernando Duque
El sueño de Absalón (1995) Metaficción, moralista
Maya
Y si a usted en el sueño le Metaficción; propuesta moderna
Alonso Aristizábal dieran una rosa (1997) a manera de metáfora de la
escritura
Testimonial, no de la violencia,
Pablo González Rodas Tres días de oscuridad (1999)
problemas de creación textual

101
Adalberto Agudelo
De rumba corrida (1998) Posmodernidad literaria
Duque
El último diario de Tony
Flowers (1995)
Octavio Escobar
Saide (1995) Nuevo canon, posmodernidad
Giraldo
El Álbum de Mónica Pont
( 2003)
Uriel Giraldo Álvarez Un habitante más (2000)

En cuanto a la novela finisecular en el departamento de Risaralda, Valencia Solanilla


analiza 25 obras, de 24 de autores20

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Jhon Alexander Días de olvido “desconocimiento de lo que es la producción
Trujillo (1996) literaria”; “obra sin ningún valor literario”.
“registro de los prejuicios moralizantes [...]
Del café a la coca
Carlos A. Trujillo facilismo narrativo y del esquematismo
(s.f.)
ideológico, con pretenciones de obra artística”.
El narcotráfico “[obra] con aciertos importantes desde el punto
[Predominio del de vista narrativo [...] también notables
Antonio Gallego El zar: el gran capo
moralismo] limitantes en la escritura literaria [...], un tanto
Uribe (1995)
esquemática y maniquea de tratar las
oposiciones”.
“ajena al ideal de Kundera de “explorar la
Germán Antonio Apocalipsis de la
complejidad humana” [...] sobresaturada de
Rengifo profecía (1996)
aventuras inverosímiles [...]”.
“mal escrita [...] con escaso despliegue del
William El poder de los lenguaje literario [...] mezcla de violencia
Betancourt Suárez turpiales (1999) política, melodrama, procacidad y
Violencia
costumbrismo ramplón [...]”.
sociopolítica
“argumento simple [...]. Sin pretenciones
Oscar Montoya Los no elegidos
literarias explícitas, [...] esquematismo entre el
López (1981)
bien y el mal [...]”.
“se malogran temas muy interesantes por el
Dagoberto Salazar Guapos, valientes y prurito testimonial, confundiendo el verismo
La prisión
Santa matones (1997) con la verosimilitud, [...] exceso verbalista sin
ningún criterio de selección [...]”.
“no tiene mayores pretensiones literarias sino
más bien de crónica historiográfica, [...] repleto
Cayetano Tamayo de errores ortográficos, falta de concordancia
Rieles (1993)
Orrego en las frases, repeticiones, jerga regional que no
Memoria trasciende el regionalismo verbal y los lugares
colectiva comunes”.
“no le aporta nada importante a la literatura del
Quinchía, tierra de
Israel Agudelo departamento ni al pueblo que quiere revelar
aroma y pasión
Castro [...] lenguaje si mayor expresividad poética y
(1997)
una recurrencia notable a los lugares comunes”

20
Valencia Solanilla incluye dos autores no nacidos en la región del Gran Caldas: Gabriel Ángel Ardila y
Gilberto Arias Ospina; por esta razón no se incorporan ni en esta relación ni en la Tabla 1, del Capítulo 2
de este estudio.

102
“crítica y denuncia [...], que si no estuvieran
impregnados de tanto conservadurismo,
Oscar Montoya Vida con amor
moralismo ramplón y religiosidad fácil, podrían
López (1993)
constituir un interesante alegato desde la
perspectiva sociológica”.
Luis Jairo Henao La abuelota (1996) “descuidada y malograda [...]”.
“La obra tiene varios de los componentes de lo
que se llama la escritura posmoderna:
autoconciencia narrativa, fragmentación de
Perros de paja
planos temporales y espaciales, relativización
(2000)
de géneros literarios, configuración de nuevos
códigos del habla, experimentación lingüística,
Rigoberto Gil multifocación narrativa”.
Montoya “literatura realista que, sin embargo, no se
queda en la simple denuncia o el testimonio [...]
elaborada artísticamente, desde el punto de
¡Plop! (2004) vista del lenguaje literario, de la estructura y las
técnicas narrativas, que ubican este contexto en
la tendencia de la llamada literatura
posmoderna”.
“características contemporáneas donde se
rompe la linealidad y aparece una obra tejida de
Héctor Ocampo La ansiedad viaja Ciudad en la pequeños relatos, que están bien articulados a la
Marín en buseta (1991) literatura historia que se quiere contar [...], la falla más
notoria es el lenguaje, por la adjetivación
excesiva [...]”
“de corte postmoderno [...], es una novela
Fernando Romero Me has salvado de apresurada, que hubiera podido trabajarse
Loaiza mí (2000) mucho más [...] Desde el punto de vista de la
edición [...] se aprecia un notorio descuido [...]”
“hubiera podido alcanzar niveles literarios
mucho más altos si el autor hubiera tenido en
cuenta un mejor criterio de selección y una
revisión exhaustiva del texto [...], tal vez sin
Víctor O. Escobar Batatabati tinto proponérselo en la esfera de lo estético, [...] se
Navarro (2000) acerca a lo que se conoce como escritura
posmoderna [...], cumple cabalmente con uno
de los principales fundamentos de la literatura:
dar a conocer un mundo, conferirle
verosimilitud y divertir a través de la lectura”
“banal, sin ninguna trascendencia para las letras
El cabalgador. del departamento, solo registrable como
Carlos Ariel
Destino pasional expresión de una deficiente literatura erótico-
González Mejía
(2000) pornográfica y melodramática pero de ningún
valor artístico [...]”
“en lo que respecta a un texto que pretende ser
Sexo y droga
literario, es preciso que otros elementos
formales acompañen esta buena intención de
Hernán Álvarez El ángel vengador
denuncia. [...] quizás porque es demasiado el
Villegas (1998)
peso de la realidad social ―[...]― frente a los
instrumentos técnicos para hacerla eficaz
estéticamente”.
“El fantasma del melodrama, con todos sus
facilismos y perversiones, invade la esfera del
Germán López Con Aurora en La amor y de la política, y hace de lo light un
El melodrama
Velásquez Habana prejuicio del que no pudo liberarse su autor, a
pesar de las rimbombantes valoraciones de sus
exégetas”.

103
“evidente voluntad historiográfica [...] alterna
ciertas formas de oralidad citadina en la
Ana María Las horas secretas focalización del personaje femenino con
Jaramillo (1990)) algunas descripciones y breves reflexiones
breves sobre la situación política de Colombia
[...]”
“Con mayor complejidad narrativa y estructural
El laberinto de las Novela con
Rigoberto Gil [...] es una obra clave en la novelística
secretas angustias trasfondo
Montoya colombiana contemporánea con trasfondo
(1992) histórico
histórico”.
“simbiosis entre la metodología científica del
historiador y la artística del creador de
Memorias de la
Eduardo López ficciones. Este es uno de los grandes méritos
Casa de Sade
Jaramillo del libro [...], será en adelante referencia
(2002)
obligada en la historia de la literatura del Eje
Cafetero y de Colombia”
William
El despertar de
Betancourt
las colinas (2004)
Suárez

Como antecedentes de la novela finisecular del Quindío, Valencia Solanilla relaciona 10


obras, de sendos autores, publicadas antes de 1990; en cuanto a la novela finisecular,
referencia 24 obras de 15 autores publicadas entre 1990 y 2004.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Llamarada. Novela obrera anti-
Luis Carlos Flórez
imperialista (1941)
Adel López Gómez El niño que vivió su vida (1942)
Hombres trasplantados: novela de
Jaime Buitrago Cardona
colonizaje (1943)
Fernando Arias Ramírez Sangre campesina (1965)
Nelson Mora Guevara La guerra final (1970?)
Antecedentes de la novela finisecular
Jesús Rincón y Serna La última lámpara (1971)
Luis Alberto Salas Rubiano Soñedén (1973)
Las esmeraldas sagradas (El tesoro
Jesús Arango Cano
de Fura-Tena) (1974)
Eduardo Arias Suárez Bajo la luna negra (1980)
Chicalá: Caquetá: agua, flora,
Aurelio Fernández Parra
fauna, sangre, selva (1983)
Akum, la magia de los
sueños(1983)
Gloria Chávez Vásquez “obra menor, que ni siquiera logra revelar
Cuajada. Conde del Jazmín (1991) asuntos de la identidad regional ni de la
historia popular de Armenia.”
Orlando Montoya Vidas ajenas (1992)
Óyeme con los ojos (2000)
Gloria Cecilia Díaz
El sol de los venados (1993)
El tesoro de los quimbayas. La
“novela muy bien escrita”; “de valores
verdadera historia del tesoro de
literarios sobresalientes”
Hernán Palacio Jaramillo Pipintá (1993)
La fabulosa vida de don Sebastián
de Belalcázar (1993)
Ganchociego (Pesadilla en Los
José Restrepo
Ángeles) (1993)

104
“El gran cuentista [...] no logró crear una
Adel López Gómez Allá en el golfo... (1995) gran novela [...] dejó muestra interesante
de cómo se cruzan los géneros”
Discurso narrativo que replantea el pasado
como virtualidad imaginaria; desde lo
Los hijos del agua (1995)
simbólico revela los secretos orígenes de
Susana Henao Montoya la historia olvidada
Memorias de un niño que no creció “El lenguaje es sencillo, directo, escueto,
(2003) como dirigido a un público infantil”
Crónica Satánica (2004) “el manejo del lenguaje es impecable”
“adjetivación exagerada y el empleo a
El lado oscuro (1997) veces de un lenguaje técnico inapropiado.
Ha logrado una muy buena novela”.
“habilidad narrativa, carácter dinámico de
Ernesto Osorio Vásquez
los diálogos, creación de atmósferas
Cacique (1998) sobrenaturales; aporte para las letras de la
región; limitantes expresivas; estructura
lineal”
Roberto Restrepo Restrepo El hijo de la Comehombres (2000)
William Díaz Cardona La botella de champán (2000)
Eloísa en el umbral del infinito
(1998)
La vida en tiempos de muerte (1999
Por obra de las palabras (2001) “no aportan elementos [...] interesantes en
Samaria Márquez Jaramillo su valoración literaria [...] la creación
artística no es solo artificio sino
Esta no es una novela de amor
indagación sobre el hombre y una de las
(2004)
formas más acabadas de representación
problemática de la realidad”
“aportes significativos en la región para
aproximarse al complejo mundo de las
Omar García Ramírez Ópera Prima. Altamira 2001 (2001)
ciudades intermedias, como Pereira, que
son reflejo de las grandes urbes [...]”
Carlos Alberto Villegas
Noticias de Grecia (2001)
Uribe21
“texto totalmente descriptivo, con pocos
Manuel J. Ortiz Valencia El fabulario del abuelo (2003) recursos literarios y estilísticos [...] libro
que no merecía la pena de editarse”
Un veterano encuentra su destino
César Hincapié Silva
(2004)

Finalmente, en “Bibliografía crítica de la novela en el Quindío” (2015), investigación


que coordina el profesor Carlos Alberto Castrillón, en la Licenciatura en Español y
Literatura, de la Universidad del Quindío, se incluyen solo autores nacidos en ese
departamento, se realiza un inventario de novelistas y novelas de ese departamento, se

21
En el sitio web http://www.ediciona.com/carlos_alberto_villegas_uribe-dirf-4804.htm, consultado el 18
de abril de 2015, se anotan, entre las obras escritas por este autor, las siguientes: “Sinfonía Escritural:
Hoffmann, Hoffman, Hoffman (novela), El libro de las palabras innombrables (novela juvenil), Gracias
por la Alas (Novela); Noticias de Grecia (Cuento largo)”. En la referencia aportada por Valencia Solanilla,
esta última se clasifica como “Novela breve” (2005b: 117); de las otras novelas no se pudo obtener
edición alguna, impresa o virtual.

105
acopia la bibliografía crítica sobre cada una de esas novelas, se elabora ensayos
monográficos sobre cada uno de los autores y establece líneas generales de una historia
de la novela en el Quindío.

Si bien el inventario de obras y de crítica se realiza sobre todo lo existente en el periodo


1916-2014, la lectura crítica y los ensayos monográficos corresponden al periodo 1966-
2014; lo demás se estudia en una segunda etapa ya iniciada pero aún no sistematizada.
El avance de esta investigación a septiembre de 2015 identifica y verifica 35 autores y
66 novelas dentro del período de interés para la investigación de esta Tesis (1897 –
2012):

Autores Novelas
Aves enfermas (1924), Pescadores del Magdalena (1938), Hombres
Jaime Buitrago Cardona trasplantados: novela de colonizaje (1943), La tierra es del indio.
Novela indigenista (1955)
Envejecer (1935), El sol de los venados (1939), El Niño Dios (1939),
Eduardo Arias Suárez
La solterona (1939), Bajo la luna negra (1980)
El niño que vivió su vida (1936), El diablo anda por la aldea (1963),
Adel López Gómez
Allá en el Golfo...Novela de contrabandistas y gentes de mar (1995)
Luis Carlos Flórez Llamarada. Novela obrera anti-imperialista (1941)
Rodolfo Jaramillo Ángel Hombre y destino: novela de ambiente carcelario (1942)
Fernando Arias Ramírez Sangre campesina (1965)
Nelson Mora Guevara La guerra final (1970?)
Jesús Rincón y Serna La última lámpara (1971)
Los héroes lloran en la oscuridad (1972), Las esmeraldas sagradas(El
Jesús Arango Cano
tesoro de Fura-Tena) (1974), Mi gran aventura cósmica (1976)
Luis Alberto Salas Rubiano Soñedén (1973)
Luis Fernando Patiño Gómez El viejo de la cueva (1981), El pirata Tomaidaca (2011)
Akum, la magia de los sueños (1983), Cuajada, Conde del Jazmín
Gloria Chávez Vásquez
(1989), Agmmandiel. El camino de los reinos (2011)
Aurelio Fernández Parra Chicalá: Caquetá, agua, flora, fauna, sangre, selva (1983)
Germán Uribe El ajusticiamiento (1986), El semental (1988), Bruna de otoño (1990)
El valle de los cocuyos (1986), El sol de los venados (1993), Óyeme
Gloria Cecilia Díaz con los ojos (2000), La otra cara del sol (2007), Las cometas del
recuerdo (2008)
El tesoro de los Quimbayas. La verdadera historia del tesoro de
Hernán Palacio Jaramillo Pipintá (1993), La fabulosa vida de don Sebastián de Belalcázar
(1993)
José Restrepo Ganchociego (Pesadilla en Los Ángeles) (1993)
Los hijos del agua (1995), Memorias de un niño que no creció (2003),
Susana Henao Montoya
Crónica satánica (2004)
La dama de los cabellos ardientes (novela cómic) (1996), Ópera
Omar García Ramírez
prima. Altamira 2001 (2001)
Ernesto Osorio Vásquez El lado oscuro (1997), Cacique (1998)
La vida en tiempos de muerte (1999), Eloísa en el umbral del infinito
Samaria Márquez Jaramillo (1999), Por obra de las palabras (2001), Esta no es una novela de
amor (2004)
Roberto Restrepo Restrepo El hijo de la Comehombres (2000)

106
Gladys Correa Regreso inesperado (2002)
César Augusto Higuera
Las vides del patriarca (2002)
Sabogal
La casa de las pirañas (2003), Sebastián de Marisancena. El último
Aldemar Medina Rodríguez
hidalgo de la Casa del Virrey (2012)
Mi vestido verde esmeralda (2003), Los sueños de los hombres se los
Alister Ramírez Márquez
fuman las mujeres (2009)
Manuel de J. Ortiz Valencia El fabulario del abuelo (2003)
Pedro Miguel Rozo Flórez El testamento (2004)
Un veterano encuentra su destino (2004), De la Chica del Vietnam, a
César Hincapié Silva
las montañas de Peñas Frías (2004)
Gonzalo Osorio Toro Nunca el olvido (2008)
José Nodier Solórzano Las historias del prologuista (2008)
Alejandro Vallejo Betancur Borracho en Parranda Santa (2009)
Mario Castro Beltrán La borrasca (2011), El muchacho negro (2012)
Uriel Salazar Ceballos Hijos de la tierra (2011)
Alonso Gaona El flaco y la ministra (2012)

3.4.3 Registros que priorizan un enfoque temático

Cinco registros focalizan temas que despiertan especial interés en las últimas décadas,
así en algunas novelas editadas tiempo atrás hayan sido tratados: visión de género
―novela escrita por mujeres―, el homoerotismo en la novela y novela urbana
contemporánea. En visión de género, el registro crítico literario comenta la obra de 9 de
las 15 novelistas relacionadas en este estudio, se tiene un ensayo explícito en relación
con el homoerotismo en la novela y en uno de los registros críticos se hace referencia
explícita a una novela urbana contemporánea escrita por autor de esta región.

En ¿Y las mujeres? Ensayos sobre literatura colombiana (1991), María Mercedes


Jaramillo, Ángela Inés Robledo y Flor María Rodríguez, analizan el discurso literario
elaborado por mujeres en Colombia desde la Colonia hasta el siglo XX. En un listado
anexo de aproximadamente 250 escritoras colombianas, hacen referencia a solo dos
novelistas de la región del Gran Caldas: Albalucía Ángel Marulanda y Natalia Ocampo
de Sánchez, sin que sobre ésta última se elabore crítica alguna.
Autores Novelas Valoración / Clasificación
Dos veces Alicia (1972) Actitud cosmopolita e intereses feministas;
Estaba la pájara pinta sentada enriquecimiento del panorama literario
Albalucía Ángel Marulanda en el verde limón (1975) nacional al buscar lenguaje propio y espacio
Los girasoles en invierno (1970) simétrico que permita a las mujeres disfrutar
Misiá señora (1982) sus derechos y ejercer sus deberes
Natalia Ocampo de Sánchez Una mujer (1936)

107
En Narradoras del Gran Caldas (1998), Zahyra Camargo Martínez y Graciela Uribe
Álvarez realizan una lectura crítica de 17 narradoras de esta región, desde fines del siglo
XIX hasta fines del siglo XX, nueve de las cuales han publicado novela. La primera de
ellas a la que se refiere el estudio es Una mujer (1935), de Natalia Ocampo Sánchez, y
finaliza con La enfermera (1996), de Ofelia Ramírez.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Relato fundante de un nuevo ser mujer y de
Natalia Ocampo Sánchez Una mujer (1936)
reinterpretación de su época
Dimensión de la angustia Novela formativa; se adelanta en temas y
Fabiola Aguirre de Jaramillo
(1952) técnicas de la narrativa de la época
Narración propia del romanticismo y
Miseria y amor (1966)
Amanda Escobar Correa propuesta ética
[Soraya Juncal] Novela de concienciación que abarca
Jacinta y la violencia (1967)
aspectos de la vida femenina
Akum, la magia de los sueños Búsqueda de las raíces indígenas y de la
(1983) tradición popular
Gloria Chávez Vásquez
Cuajada, Conde del Jazmín Ensoñación y recuerdos infantiles y de
(1991) familia
El valle de los cocuyos (1986) La naturaleza vista a través de la fantasía
Gloria Cecilia Díaz Texto de la realidad psico-social: novela de
El sol de los venados (1991)
concienciación y de formación
Interpretación alternativa de la civilización
Susana Henao Montoya Los hijos del agua (1995)
muisca antes de la conquista
Los girasoles en invierno
Indagación acerca del ser que recuerda
(1970)
Albalucía Ángel Marulanda Dos veces Alicia (1972) Cuestiona la visión tradicional de la mujer
Estaba la pájara pinta sentada Símbolos que buscan despertar en la mujer la
en el verde limón (1975) conciencia de género
Diálogo entre historia y ficción desde un yo
Ana María Jaramillo Las horas secretas (1990)
narrante-mujer
Ofelia Ramírez Gómez La enfermera (1996) Estructura de relato maravilloso

En Literatura y cultura. Narrativa colombiana del siglo XX (2000), María Mercedes


Jaramillo, Betty Osorio y Ángela Inés Robledo compilan cerca de setenta ensayos de
diversos autores acerca de doce tópicos en relación con la novela colombiana del siglo
XX. De aproximadamente cien novelas a las cuales hacen referencia, once de ellas son
de escritores del Gran Caldas y de ellas seis reciben especial atención por parte de los
ensayistas; de los otros cinco novelistas y obras no se realiza valoración alguna.

Período Autores Novelas Clasificación / Valoración


1930 – 2000
Jesús Arango Mi gran aventura Narrativa de ciencia ficción
(Campo Ricardo
Cano cósmica (1976) “iluminista”
Burgos López), Vol. I
1983 – 1991 Gloria Chávez Akum, la magia de los Búsqueda de raíces indígenas y de la

108
(Zahyra Camargo) Vásquez sueños (1983) tradición popular en la novela
(Vol. II) Nouvelle, ensoñación, recuerdos de
Cuajada, el conde del
infancia y adolescencia y entorno
jazmín (1991)
familiar
El valle de los cocuyos
Texto de la naturaleza
(1986)
Gloria Cecilia
Texto de la realidad psico-social;
Díaz El sol de los venados
novela de concienciación por el
(1991)
despertar de la conciencia de una niña
Susana Henao Los hijos del agua Búsqueda de las raíces indígenas
Montoya (1995) chibchas
Estaba la pájara pinta
sentada en el verde
1972 – 1984 limón (1982)
Albalucía Ángel
Graciela Uribe
Marulanda Dos veces Alicia (1972)
(Vol. III)
Las andariegas (1984)
Misiá señora (1982)
María Mercedes Ana María Las horas secretas
Jaramillo (Vol. III) Jaramillo (1990)

En “Crónica de tinieblos: El sujeto homoerótico en la narrativa del Gran Caldas” (2013),


Jaiber Ladino Guapacha consulta en 14 novelas22 y 5 cuentos, todos publicados entre
1932 y 2010, acerca de la historia de la construcción del personaje homosexual.

Autores Novelas Clasificación del crítico literario


Bernardo Arias Por los caminos de Sodoma “La estructura de la novela corresponde
Trujillo (1932) a una biografía novelada en tiempo lineal”
“[...] el humor irrumpe para cuestionar el poder y la
Néstor Gustavo Díaz La Loba maquillada (1975)
tradición [...] el chiste se convierte en literatura”
“[...] habría ofrecido una novela llamativa pero,
Uno bajo el signo del lamentablemente, no se consolidó [...]. No exploró las
Jorge Gómez Escorpión (Confidencias) posibilidades del lenguaje o la reflexión madura que le
(1977) permitieran una dimensión erótica o filosófica. [...] La
novela es tremendamente moral [...]”
“La visión del autor prevalece sobre la humanidad de los
Roberto Vélez La pasión de las gárgolas
actores; aparecen, no actúan. [...] una de las debilidades
Correa (1987)
más notables en la novela es la del lenguaje”.
“[...] narración que da buena cuenta de su talento [del
A la hora del té aparecen
autor] como dramaturgo sin que sea un guión para las
los fantasmas (1987)
tablas o la televisión”.
Néstor Gustavo Díaz “[...] tono iconoclasta [...], que pretende desenmascarar
la farsa del ancestro antioqueño. [...] el lenguaje cumple
La última inocencia (1989)
su cometido dejando en el ambiente un eco, un detonante
sugerente y peligroso”.
Hernán Álvarez “[...]personaje literario plano [...] con muchas
El ángel vengador (1998)
Villegas posibilidades pero que se muere en el papel”
“apuesta por la naturalidad de la vida en rosa [...] El
Más que la pulpa de la
Bonel Patiño Noreña acompañamiento del autor en la causa por la dignidad de
sandía (1998)
los homosexuales se hace evidente [...]
Fernando Romero Me has salvado de mí
[...] inclusión en ausencia del homosexual [...]
Loaiza (2000)

22
En este trabajo se incluyen dos novelas de Orlando Mejía Rivera, pero en razón de los criterios tomados
desde el inicio de esta investigación, no se relacionan en este apartado.

109
“En la bibliografía revisada en el Gran Caldas no se
Susana Henao hallaron pistas de obras que incluyeran pasajes
Crónica satánica (2004)
Montoya protagonizados por lesbianas. [...] Solo Susana Henao
Montoya [...] rompe ese silencio [...]”
“[...] no ofrece nada nuevo y es señal de un agotamiento
Néstor Gustavo Díaz Leo von Hiena (2010)
de la estrategia discursiva; una obra lamentable [...]”
En el foso de los leones “ [...] denuncia social matizada por las licencias que
Bonel Patiño Noreña
(2010) permite la literatura”

Mario Armando Valencia Cardona, que analiza las nuevas categorías de lo urbano en la
novela, en La dimensión crítica de la novela urbana contemporánea en Colombia
(2009), de 16 novelas colombianas editadas entre 1984 y 2005, solo una de ellas, De
rumba corrida (1998), de Adalberto Agudelo Duque, corresponde a un autor del Gran
Caldas. Valencia Cardona valora esta obra como un “collage-montaje”.

3.4.4 Registros que parten de un enfoque generacional

Tres registros definen su respectiva generación de interés, cada uno desde distinto punto
de vista (político, ideológico, estilístico), para autores con publicaciones en la segunda
mitad del siglo XX. Estos registros refieren en total seis autores de la región del Gran
Caldas y siete de las 165 novelas publicadas en ese período; de las novelas anotadas,
solo cuatro son objeto de un análisis más detallado.

En La generación del bloqueo y del Estado de Sitio (1973), Isaías Peña Gutiérrez refiere
un grupo de 23 escritores colombianos, en su mayoría nacidos entre 1935 y 1945,
quienes empezaban a publicar en el período 1962-1972, a quienes denomina “la
generación del bloqueo y del Estado de Sitio”. De la región del Gran Caldas, solo reseña
a Albalucía Ángel Marulanda, sin realizar valoración alguna de su obra.

Por su parte, en Diez escritores. Dos generaciones (s.f.), Salazar Patiño debate acerca
de la presencia de dos generaciones de intelectuales en la segunda mitad del siglo XX en
la historia cultural de Caldas, cada una alrededor de su respectiva revista: la generación
del grupo Milenios, en la cual se encuentran escritores como José Vélez Sáenz, y la
generación de la revista Siglo 20, alrededor de la cual se encuentran novelistas como

110
Jorge Gómez y Eduardo López Jaramillo; este último, al momento de la publicación del
escrito de Salazar Patiño, aún no había editado Memorias de la Casa de Sade.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Grupo Milenios: medievalismo intelectual,
trabajos literarios puestos a los pies de la Virgen
José Vélez Sáenz Las llaves falsas (1959)
María; clausura y limita la expresión de un nuevo
pensamiento
Cuando Dios y el diablo
iban de la mano (1970) Grupo Siglo 20, corriente derivada de los grandes
Jorge Gómez
Uno bajo el signo de cambios expresados a nivel mundial en la década de
escorpión (1977) los sesenta
Eduardo López Jaramillo

En La generación mutante. Nuevos narradores colombianos (2002), Mejía Rivera


selecciona siete autores quienes se expresan a través de una nueva estética, la estética de
la “generación mutante” en las cuatro últimas décadas del siglo XX; dos de los siete
escritores considerados son del Gran Caldas: Octavio Escobar Giraldo y Rigoberto Gil
Montoya.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


El laberinto de las Nueva lectura sobre la violencia política de los años 80
secretas angustias y 90, con nuevos códigos de interpretación, nuevos
Rigoberto Gil Montoya (1992) lenguajes semióticos y espacios urbanos antes negados
Historia auténtica de barriadas y pandillas narrada con
Perros de paja (2000)
palabras perdidas
El último diario de Tony
Octavio Escobar Giraldo Flowers (1995) Narrativa “light” como máscara de lo profundo
Saide (1995)

3.4.5 Registros que parten de un enfoque socio-cultural

Diversos aspectos culturales, históricos y políticos orientan los análisis realizados para
cerca de 37 novelas de autores de la región, en períodos muy disímiles entre 1907 y
1996, así como con variada cobertura territorial (tres con alcance departamental y uno
regional).

En “Problemas de la literatura en Caldas” (1969), Jaime Mejía Duque elabora una


lectura crítica al denominado “greco-quimbayismo”, visto en un contexto cultural,

111
histórico y literario. Refiere nueve autores de novelas del departamento de Caldas y siete
novelas en particular; de tres de estos autores destaca su estilo que rompe con la
“grandilocuencia” de los greco-quimbayistas.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


“Aquilino Villegas y Victoriano Vélez podrían citarse
quizá como exponentes en quienes perduraban las
Victoriano Vélez últimas elaboraciones intelectuales de aquel período
durante el cual sería exagerado hablar de la existencia
de una literatura”.
“detrás de la literatura gesticulante [...] se encontrará la
José Vélez Sáenz Las llaves falsas (1959) gesticulación de quien goza viéndose pecar
(¡imaginariamente!)”.
“panfleto novelado escrito en clave y dictado por un
Samuel Jaramillo Giraldo Morrogacho (1963) confuso resentimiento de exiliado la asimila a la
caricatura vindicativa, sin mayor provecho crítico”.
Ilustra el “pintoresco connubio del costumbrismo
primitivo con los desechos del modernismo de
Risaralda (1936) comienzos de este siglo [s. XX].” “repelente
Bernardo Arias Trujillo hibridación”; “clisés verbales”; hipertrofia del adjetivo,
“pirotecnia verbal”.
Por los caminos de
“desastroso libro [...]”; “clisés verbales”.
Sodoma
Ilustra el “pintoresco connubio del costumbrismo
primitivo con los desechos del modernismo de
Oro y miseria (1942)
comienzos de este siglo [s. XX].” “repelente
Antonio J. Arango hibridación”.
“En el mismo estilo engolado [que el de Oro y miseria],
El dilema de un
un colaborador del diario La Patria había elogiado
Vagabundo (1935)
antes [...] El dilema de un Vagabundo”
Iván Cocherín (Todas sus novelas) “libros populistas, con pujos de novela proletaria”.
Rafael Arango Villegas “excepciones a la tradición de grandilocuencia [...] La
más interesante forma de afrontar aquella falsa situación
[...] réplica en Caldas de lo que fue en Antioquia el
costumbrismo. El realismo literario, anecdótico aún
pero con una crítica embrionaria de las costumbres y los
Adel López Gómez
fetiches [...] supieron sonreír sarcásticamente allí donde
los genialoides lugareños abstraídos en Grecias, Italias
y Francias ilusorias, se deshacían en gestos
trascendentales”.
“más cerca de la sobriedad moderna que de la cursilería
José Hurtado García anterior. Sin embargo, en su obra quedan todavía del
viejo estilo no pocos remanentes oratorios”.

En La realidad nacional colombiana en su narrativa contemporánea (Aspectos


antropológico-culturales e históricos) (1988), Bogdan Piotrowski estudia la novela
contemporánea del país en tres géneros que, entre 1928, con La Marquesa de Yolombó,
y 1982, con obras de García Márquez, son, a su juicio, “representativos”: novela
costumbrista-criollista, novela de tema indígena y novela de la violencia. Para los dos

112
primeros no relaciona novelas del Gran Caldas; en la narrativa de la violencia, de cerca
de treinta obras entre 1951 y 1982, considera representativas dos novelas de autores de
la región: Carretera al mar (1960), de Tulio Bayer Jaramillo, y Un campesino sin
regreso (1959), de Euclides Jaramillo Arango, sin realizar análisis de ellas.

Autores Novelas Valoración / Clasificación


Ninguno Ninguna Novela costumbrista – criollista
Ninguno Ninguna Novela de tema indígena
Un campesino sin Novela de la Violencia.
Euclides Jaramillo Arango
regreso (1959) Violencia en todos sus matices; creaciones artísticas
Tulio Bayer Carretera al mar (1960) con expresión de conciencia social y memoria colectiva

En el ensayo “Historia cultural en la actual narrativa quindiana” (2000), Zahyra


Camargo analiza la obra de tres autoras quindianas que “tienen un amplio
reconocimiento tanto en Colombia como en el extranjero” y quienes, a su juicio,
reformulan el canon tradicional de la narrativa en el departamento del Quindío en las
décadas de los ochenta y noventa del siglo XX: Gloria Chávez Vásquez, Gloria Cecilia
Díaz Ortiz y Susana Henao Montoya. Camargo fundamenta su análisis, por un lado, en
el discurso de Antonio Cornejo Polar al referirse a los tres grandes temas de la agenda de
la literatura y del pensamiento latinoamericano en las últimas décadas (60 - 80): agenda
del cambio en la década de los sesenta, agenda de la identidad nacional o
latinoamericana y agenda “de las regiones”; también considera el discurso de la
posmodernidad que desde la perspectiva de Gianni Vattimo hace referencia a la
situación explosiva que vive Occidente y a su pluralización, “que torna imposible
concebir el mundo y la historia según puntos de vista unitarios”. Finalmente, asume que
los diferentes discursos locales o regionales pueden “conectarse en la cambiante
recomposición de un mundo plural, cargado de sentidos que debemos escuchar”.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


Akum, la magia de los sueños
Novela corta
(1983)
Gloria Chávez Vásquez
Cuajada, el conde del Jazmín
Nouvelle
(1991)
Nouvelle. Texto de la naturaleza a través de la
El valle de los cocuyos (1986)
Gloria Cecilia Díaz fantasía
El sol de los venados (1993) Texto psicosocial
Susana Henao Montoya Los hijos del agua (1995)

113
En “Literatura marginal”, el segundo de los tres ensayos que integran el libro Ensayando
(2007), Agudelo Duque hace referencia a algunas situaciones de lo que a su juicio
corresponde a la “literaria marginal” en el departamento de Caldas en el siglo XX.
Agudelo refiere 25 novelas de 15 escritores; varias de estas obras no están registradas ni
en la bibliografía ni en la crítica oficial o más canónica.

Autores Novelas Clasificación / Valoración


“Novela técnicamente cercana a la
Manolo (1907)
Pablo Emilio Gutiérrez maestría”
Vélez Otilia. Gemido de un
Novela corta
alma (1906)
Juan Bautista López
Cayetana Marginalidad
Ortiz
del olvido
Más allá de la sombra
Gonzalo Ríos Ocampo
(1943)
Juan Leal (1947?)
Alberto Palomino Salas El mejor tirador del
mundo
Oro y miseria (1942)
Socavones (En Oro y
miseria)
Antonio J. Arango Marginalidad de la denuncia
Quindío: Epopeya de la
colonización antioqueña
(1940)
Carretera al mar (1960)
Gancho ciego: 365 “marginalidad descubridora [...] con resentimiento; no
Tulio Bayer noches y una misa en la encubridora”. “Técnica y tema no tocan los linderos
cárcel Modelo de Bogotá del arte”
(1978)
Eduardo García Aguilar
La hora del Ángelus
Darío Ángel
(1995)
La risa de la fuente
Alfonso Mejía Robledo
(1930) Marginalidad
Gloria Inés Peláez por el exilio “narradora de la modernidad”
Jaime Ibáñez forzado,
Alejandro Vallejo voluntario o
metropolitano “importante y bien lograda novela
La voz de la tierra (1932) (pp. 83-86) de la colonización”
Alfredo Martínez “de las primeras novelas urbanas
Orozco La brecha (1950) del país, narración magistral de
síntesis y técnica” (p. 86)
Yajángala (1950)
El árbol y el fruto
El dedo en la llaga Literatura fundacional marginal (pp. 86-87)
Cartas a Sofía
Natalia Ocampo Una mujer (1936)
Ana Arenas de
Rodríguez
Marginación por discriminación social (pp. 87-88)
Leonidas Castro
Manuel de J. Ortiz
Luis Carlos Flórez Llamarada (1941)

114
El río corre hacia atrás
Benjamín Baena Hoyos
(1980)
Alberto Castaño Abadía El monstruo (1957) Marginación por división político administrativa (pp.
Jorge Enrique Gómez Cuando Dios y el Diablo 90-91
Gómez iban de la mano (1970)
Ofelia Ramírez Gómez La enfermera (1996)

3.4.6 Registros bibliográficos

Dos registros bibliográficos de cobertura nacional dan cuenta de la producción


novelística de autores de la región durante casi todo el siglo XX (entre 1911 y 2000)
cada uno de los cuales relaciona cerca de 60 novelas, en tanto que en el período anotado
se conocen más de 200 (Tabla 1).

En Bibliografía de la novela en Colombia (1976), Porras Collantes complementa y


actualiza, hasta 1974, el trabajo realizado por Antonio Curcio Altamar (1957). Relaciona
cerca de 1.440 novelas, de las cuales 41 son de 24 escritores de la actual región del Gran
Caldas, iniciando con Montañera (1916), de Arturo Suárez Denis, y terminando con Las
esmeraldas sagradas. El Tesoro de Fura-tena (1974), de Jesús Arango Cano. Como el
objetivo es una actualización bibliográfica de la novela, su autor no elabora juicio crítico
sobre las obras en él relacionadas pero sí una amplia relación de citas y valoraciones de
otros críticos literarios acerca de las obras incluidas.

Autores Novelas
Albalucía Ángel Marulanda Dos veces Alicia (1972)
Las esmeraldas sagradas (1974)
Jesús Arango Cano
Los héroes lloran en la oscuridad (1972)
Rafael Arango Villegas Asistencia y camas (1934)
Fernando Arias Ramírez Sangre campesina (1965)
Envejecer (1935), El sol de los venados (1939), La solterona
Eduardo Arias Suárez
(1939), El niño Dios (1939)
Cuando cantan los cisnes (1924), Luz (1924),
Bernardo Arias Trujillo
Muchacha sentimental (1924), Risaralda (1935)
Euclides Jaramillo Arango Un campesino sin regreso (1959)
Aves enfermas (1924), Hombres trasplantados (1943), Pescadores
Jaime Buitrago
del Magdalena (1938), La tierra es del indio (1955)
Jesús González Barbacoa (1973), Carapintada (1960), Esclavos de la tierra
[Iván Cocherín] (1945), El sol suda negro (1954), Túnel (1940)
Alberto Palomino Salas
Juan Leal (1947?)
[Helí Colombia]
Rómulo Cuesta Tomás (1923)
Luis Carlos Flórez Llamarada (1941)

115
Francisco Giraldo El hijo de la otra (1911)
Félix Henao Toro Eugeni la pelotari (1936)
Rodolfo Jaramillo Ángel Hombre y destierro (1942)
Samuel Jaramillo Giraldo Morrogacho (1963)
Adel López Gómez El niño que vivió su vida (1935)
Delio Mejía Mejía La cita (1961)
Un héroe sin ventura (1962), Un hombre bajo la niebla (1971), La
Alfonso Mejía Robledo
risa de la fuente (1930), Rosas de Francia (1926)
Natalia Ocampo de Sánchez Una mujer (1936)
Gonzalo Ríos Ocampo Más allá de la sombra (1943)
Luis Alberto Salas Soñedén (1973)
Victoriano Vélez Del socavón al trapiche (1958)
Jorge Eduardo Vélez Arango Una novela sin título (1972)

Por su parte, Álvaro Pineda Botero, Sandra Isabel Pérez, María del Carmen Rosero y
María Graciela Calle, en Bibliografía de la novela colombiana (2003)23, presentan una
relación bibliográfica de la novela en Colombia entre 1650 y 2003; se incluyen 113
novelas de 60 autores del Gran Caldas publicadas entre 1911 y 2000.

Autores Novelas
Adalberto Agudelo Duque De rumba corrida (1998)
Fabiola Aguirre Dimensión de la angustia (1951)
Los girasoles en invierno (1970)
Dos veces Alicia (1972)
Albalucía Ángel Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón (1975)
Misiá señora (1982)
Las andariegas (1984)
Las esmeraldas sagradas. (El tesoro de Fura-Tena) (1974)
Jesús Arango Cano
Los héroes lloran en la oscuridad (1972)
El dilema de un vagabundo (1935)
Bajo cero (1939)
Antonio J. Arango
Quindío. Epopeya del colono antioqueño (1940)
Oro y miseria. 2a. Ed. (1942)
Rafael Arango Villegas Asistencia y camas (1934)
Fernando Arias Suárez Sangre campesina (1965)
Envejecer (1935)
Eduardo Arias Suárez
Ortigas de pasión. Tres novelas breves (1939)
Cuando cantan los cisnes (1924)
Bernardo Arias Trujillo
Luz (1924)
Muchacha sentimental (1924)
Bernardo Arias Trujillo Risaralda. Película de negredumbre y de vaquería, filmada en dos
rollos y en lengua castellana (1935)
Alonso Aristizábal Una y muchas guerras (1985)
Benjamín Baena Hoyos El río corre hacia atrás (1980)
Rafael Botero Duque Sicario (1991)

23
Si bien esta es la relación bibliográfica de novelas del Gran Caldas más extensa que se ha encontrado,
presenta inconsistencias en algunos aspectos relacionados con los títulos de algunas novelas y en asignar
novelas a autores que no corresponden. De acuerdo con la Tabla 1, del Capítulo 2 de este trabajo, para el
período anotado en esta relación bibliográfica, se tienen 216 novelas, cien más que las reseñadas en
Bibliografía de la novela colombiana.

116
Aves enfermas (1924)
Pescadores del Magdalena (1938)
Jaime Buitrago
Hombres trasplantados (1943)
La tierra es del indio (1955)
Alberto Castaño El monstruo (1957)
La loba maquillada (1975)
El valle sagrado de los hijos del sol (1979)
Néstor Gustavo Díaz Se necesita mensajero ciego (1986)
A la hora del té aparecen los fantasmas (1987)
La última inocencia ( 1989)
Jaime Echeverri Reina de picas (1992)
Amanda Escobar Correa Jacinta y la violencia (1967)
Octavio Escobar Giraldo El último diario de Tony Flowers (1995)
Víctor Escobar Navarro, Batatabati tinto (2000)
Luis Carlos Flórez Llamarada, novela obrera anti-imperialista (1941)
Tentación (1954)
Miguel A. Gallego R.
Consecuencias de un amor (1947)
El viaje triunfal (2001)
Eduardo García Aguilar Tierra de leones (1986)
Bulevar de los héroes (1987)
La comida del tigre (2001)
Hernando García Mejía
Todo por el fútbol (1994)
Rigoberto Gil Montoya El laberinto de las secretas angustias (1992)
Uriel Giraldo Álvarez Un habitante más (2000)
Francisco Giraldo El hijo de la otra (1911)
Pablo González Rodas Tres días de oscuridad (1999)
Jorge Gómez Cuando Dios y el diablo iban de la mano (s.c, s.e)
Túnel (1940)
Esclavos de la tierra (¿1945?)
Jesús González
El sol suda negro (1954)
[Iván Cocherín]
Barbacoa (s.f.)
Carapintada (1960)
Susana Henao Montoya Los hijos del agua (1995)
Rafael Henao Toro Eugeni la Pelotari ( 1936)
No volverá la aurora (1943)
Cada voz lleva su angustia (1944)
Jaime Ibáñez
Donde moran los sueños (1947)
Un hueco en el aire (1968)
Las horas secretas (1990)
Ana María Jaramillo
La curiosidad mató al gato (1996)
Rodolfo Jaramillo Ángel Hombre y destino (1942)
Euclides Jaramillo Arango Un campesino sin regreso (1959)
Bernardo Jaramillo Botero El capitán (1968)
Morrogacho (1963)
Samuel Jaramillo Giraldo
Nadaísmo diplomático (1965)
Eduardo Londoño Villegas El rey de los cangrejos (1927)
Allá en el golfo…(1995)
Adel López Gómez El niño que vivió su vida (1942)
El diablo anda por la aldea
Eduardo López Jaramillo Memorias de la casa de Sade (2002)
Alberto Marín Los cosecheros blancos
Héctor Ocampo Marín La ansiedad viaja en buseta (1991)
La voz de la tierra (1932)
Alfredo Martínez Orozco La brecha (1950)
Yajángala (1950)
Delio Mejía Mejía La cita (1961)

117
Rosas de Francia (1926)
La risa de la fuente (1930)
Alfonso Mejía Robledo
Un héroe sin ventura (1962)
Un hombre bajo la niebla (1971)
Natalia Ocampo de Sánchez Una mujer (1936)
Félix A. Posada En vos confío (1987)
Jesús Rincón Serna La última lámpara (1971)
Gonzalo Ríos Ocampo Más allá de la sombra (1943)
Fernando Romero Loaiza Me has salvado de mí (2000)
Montañera (1916)
El alma del pasado. Novela bogotana (1921)
Rosalba. Historia de un amor grande y verdadero (1924)
Arturo Suárez Así somos las mujeres (1928)
El divino pecado (1934)
Adorada enemiga (1943)
La llanura eterna (1966)
Bruna de otoño (1990)
Germán Uribe El ajusticiamiento (1986)
El semental (1988)
Inés Uribe Ossa Una ansiedad cada mañana (1989)
Doña Muerte, Alcaldesa popular de Villabuena (1992)
Una novela sin título (1972)
Jorge Eduardo Vélez Arango
Diario de un contador (1984)
En busca de destino (1986)
Ultramarina (1924)
Alejandro Vallejo Entre Dios y el diablo (1931)
La casa de Berta Ramírez (1936)
Roberto Vélez Correa La pasión de las gárgolas (1987)
El secretario de Honorio V (1990)
José Vélez Sáenz Vidas de Caín (1947)
Las llaves falsas. Diario de un toxicómano (1976)
Victoriano Vélez Del socavón al trapiche (1958)
Oscar Villegas Gómez Luz verde: La violencia y la paz de las esmeraldas (1992)

3.5 Del corpus empírico al corpus novelístico

Al confrontar el corpus empírico de la novela definido en la Tabla 1, del Capítulo 2 de


este estudio, con las novelas que son referenciadas en los registros crítico-literarios antes
anotados ―estudios, ensayos, investigaciones, bibliografía―, se pueden concluir, entre
otros, los siguientes aspectos:

- Ninguno de los registros crítico-literarios abarca el período que se ha definido para la


presente investigación (115 años entre 1897 y 2012) y, por lo tanto, ninguna de esas
fuentes incluye el posible universo de la novela de la región, como se relaciona en el
corpus empírico de la Tabla 1.

118
- Es notorio el subregistro de la novela de autores de la región en cada una de las fuentes
consultadas, excepto las relaciones bibliográficas que registra cerca del 38% de las obras
del corpus empírico en los 115 años analizados.

- La crítica literaria, tanto nacional como local, ha definido “ismos” y “generaciones”,


dentro de los cuales se multiplican los calificativos para cada una de las novelas del
Gran Caldas. Como los registros crítico-literarios se orientan a valorar, y en algunos
casos también a clasificar, la obra en particular, distintas obras de un mismo autor
pueden recibir diferentes valoraciones y clasificaciones; esto se explicaría, entre otras
razones, por la “evolución” que un autor puede tener en el transcurso de su creación
literaria, o por las lecturas particulares que de una misma obra realiza cada lector-crítico.

- Se encuentra diversidad de enfoques, métodos y argumentación de cada uno de los


autores de las fuentes consultadas para relacionar, valorar y clasificar las obras; así, por
ejemplo, desde la sola relación bibliográfica de obras y autores por orden alfabético
(Pineda Botero y otros, 2003), hasta el análisis detallado y sistemático de las obras
(Valencia Solanilla, 2008, 2005a y 2005b).

- El registro crítico-literario más estructurado y sistemático y con el mayor número de


obras analizadas que se encontró es el realizado por César Valencia Solanilla a la novela
finisecular de cada uno de los departamentos del Gran Caldas, para un total aproximado
de 60 novelas. El autor elabora la crítica a partir del análisis del tiempo y el espacio, los
personajes principales y secundarios, la estructura formal, las técnicas narrativas y el
manejo del lenguaje y aspectos históricos, sociales y antropológicos.

- Algunos de los registros crítico-literarios destacan obras que propenden por un nuevo
canon (Caicedo de Cajigas, Vélez Correa, Valencia Solanilla, Pineda Botero, Mejía
Rivera, Camargo y Uribe; Jaramillo, Robledo y Rodríguez), al tiempo que relacionan
obras que, para algunos de ellos, no aportan nada significativo a la literatura y a la
novelística de la región. Estos análisis, entre otros, así como las obras que estos autores

119
destacan como de mayores méritos literarios, ya sea antes o después de la novela
“posmoderna”, conducirían a precisar el corpus novelístico regional.

- Cada uno de los registros crítico-literarios realiza una lectura de la novela en tiempos
relativamente cortos y definidos por criterios específicos que responden a los intereses
específicos de cada uno de ellos expresados en los marcos conceptuales y de análisis de
contexto. Esta característica fragmentada, genera dificultades para una lectura de más
largo plazo de la novela de la región.

- Las obras con mayor número de referencias son Risaralda, de Bernardo Arias Trujillo,
en 11 de los 32 registros consultados; Carapintada, de Iván Cocherín, y Dos veces
Alicia y Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón, de Albalucía Ángel
Marulanda en 8 de ellos. Un grupo de 31 novelas están referenciadas o comentadas entre
cinco y siete de las obras de ese corpus crítico –literario: Montañera, Rosalba, El alma
del pasado, Tomás, El divino pecado, Asistencia y camas, Una mujer, Pescadores del
Magdalena, Llamarada, Oro y miseria, El niño que vivió su vida, Hombres
trasplantados, Adorada Enemiga, Cada voz lleva su angustia, El sol suda negro, La
tierra es del indio, Del socavón al trapiche, Un campesino sin regreso, Túnel, Los
girasoles en invierno, Una novela sin título, Barbacoa, La loba maquillada, El río corre
hacia atrás, Misiá Señora, Tierra de leones, La pasión de las gárgolas, A la hora del té
aparecen los fantasmas, Bulevar de los héroes, La última inocencia, El viaje triunfal.
Cerca de 58 novelas están referenciadas o comentadas en tres o cuatro de esos registros,
108 en una o dos de ellos, y 90 no han sido comentadas en los registros crítico-literarios
antes relacionados.

Como se anotó en el Capítulo 1 de este estudio, en términos de Beatriz González


Stephen la definición del corpus novelístico es, la mayoría de las veces, el resultado de
un proceso “ideologizado”, que supera la simple relación cronológica de autores y de
obras, tarea que excede los alcances de este trabajo, razón por la cual se ha definido solo
como una aproximación al corpus empírico.

120
4. Corpus empírico y registro crítico-literario
aplicado a la novela de la colonización

“Un día, Severiano trajo del pueblo una lumbre en los ojos.
Sin tener cuerpo de llama le iluminaba la cara. Estaba contento.
Me dijo: “En la hoya del Quindío las tierras no tienen dueño,
son baldías y están en pura montaña”.
No dije nada. Esperé. Estaba tratando de comprender [...] Siguió:
“Allá la tierra es del que la toma. Es tierra nueva para primera siembra.
También hay oro, oro de guacas porque los indios lo enterraban
para que no se lo robaran los blancos [...]
Allá es distinto, queda... para cuando uno esté viejo...”

Benjamín Baena Hoyos


El río corre hacia atrás (1980: 46)

Se desarrolla en este Capítulo un ejercicio que busca indagar acerca de la relación entre
el “paisaje cultural cafetero” de la zona centro occidente de Colombia, al cual hace
referencia la declaratoria de la UNESCO 24, con el “paisaje cultural” que se construye en
algunas novelas cuyo núcleo temático es la colonización del Gran Caldas. El paisaje
cultural creado desde la narrativa literaria se constituye en otra ficción acerca del paisaje
cultural cafetero, diferente del que se crea soportado en la “realidad” construida desde
otros campos del conocimiento (sociología, antropología, economía, ciencias de la tierra,
entre otros). En este capítulo se indagan tres aspectos: el significado cultural de estas
novelas, la forma como se incorpora el tema del café en la novela de la colonización y
los escenarios paisajísticos de la colonización. Se busca releer desde la novela un tema
vigente y de alto interés cultural para la región.

24
Para la UNESCO y para los gestores regionales de su declaración, “Un paisaje cultural es una parte del
territorio, resultado de la acción humana y su influencia sobre factores naturales. El paisaje es resultado de
un proceso histórico natural y cultural de relaciones de una sociedad con un ambiente determinado”. El del
Eje Cafetero es “un paisaje evolucionado orgánicamente, producto de una dinámica social, cultural y
económica que ha quedado plasmada en la adecuación de las formas de vida a su entorno natural”.
UNESCO, Decisión: 35 COM 8B.43, del 25 de junio de 2011.

121
4.1 Corpus de la novela de la colonización

Entre 1897 y 2012, cerca de quince novelas centran su tema en la colonización del Gran
Caldas; de ellas se seleccionan nueve: Quindío: epopeya del colono antioqueño (1940)
de Antonio J. Arango, Hombres trasplantados (1943) de Jaime Buitrago Cardona, Un
campesino sin regreso (1959) de Euclides Jaramillo Arango, El río corre hacia atrás
(1980) de Benjamín Baena Hoyos, Trueque (1981) de Danilo Calamata, La Bruja de
Lanta (1993) de Néstor Gustavo Díaz Bedoya, Mi vestido verde esmeralda (2003) de
Alister Ramírez Márquez y 1851, folletín de cabo roto (2007) de Octavio Escobar
Giraldo. En ellas es posible escudriñar cómo, desde mediados del siglo XIX, se perfila el
actual paisaje cultural cafetero. A este corpus se agrega Risaralda (1935), de Bernardo
Arias Trujillo; aunque no tiene como escenario territorios hoy definidos en este paisaje y
no corresponde, inicialmente, a ese modelo de colonización, hace referencia a una típica
subregión étnico-cultural del Gran Caldas, como es el valle del río Risaralda.

4.2 Novela: ¿fundacional, fundadora de regionalidad o de la colonización?

No es posible catalogar a estas novelas como fundacionales en los términos que define
Doris Sommer (2004: 20-24) a las “novelas nacionales” ―fundacionales― del siglo
XIX en América Latina, puesto que no son novelas que se exijan “en las escuelas
secundarias oficiales como fuente de la historia local y orgullo literario”, no son novelas
que se identifican “con la misma facilidad con que se reconocen los himnos nacionales”,
ni sus autores son “escritores/estadistas” con “estrechos vínculos con el Estado”, razón
por la cual no hubieran tenido “una clara distinción epistemológica entre el arte y la
ciencia, la narrativa y los hechos, y en consecuencia, entre las proyecciones ideales y los
proyectos reales”. Quizá puedan considerarse ficciones literarias fundadoras de
regionalidad, puesto que contribuyen a la identidad cultural de los grupos sociales de
esta región y, a la vez, son expresión de ella. Como lo anota Susana Henao,

122
[...] la novela no solo es un camino para el reconocimiento de los otros, pues también
ofrece opciones en cuanto a la comprensión de la propia identidad. [...] para la narración
la identidad va configurando una persona que está disponible para otros (Henao, 2009:
13).

4.3 El volátil aroma del café

En el tiempo narrativo al que se remontan la mayoría de estas novelas, finales de la


primera mitad del siglo XIX, el cultivo del café en esta región era prácticamente
inexistente, en tanto que en los Santanderes, Cundinamarca y Antioquia ya se orientaba
al mercado. Se anotó en el Capítulo 2 cómo la economía cafetera apareció cuando la
colonización había penetrado gran parte del antiguo Caldas y cuando se disponía de
agricultura estable, acumulación de capital y abundante mano de obra, razón lo la cual el
tiempo novelado ocurre cuando el café era apenas un incipiente modelador de la cultura
de la región, como se relata en Quindío: epopeya del colono antioqueño, Hombres
trasplantados, El río corre hacia atrás y 1851, folletín de cabo roto. En otras novelas su
tiempo finaliza en la segunda mitad del siglo XX, como en Un campesino sin regreso en
los años cincuenta; en Trueque, sin que se registre en forma explícita, irá hasta la década
del setenta; en La bruja de Lanta el tiempo va hasta “Antes de 1979” y en Mi vestido
verde esmeralda hasta 1990, cuando muere Clara, su personaje principal.

Este contexto explica por qué en las primeras cuatro novelas anotadas las referencias al
café, matizadas por el tratamiento literario en cada una de ellas, se relaciona el consumo
inicial de esta bebida en un ambiente familiar y de vínculos interpersonales de
confianza, en un incipiente mercado del café destinado básicamente a complementar
ingresos familiares y no orientado a la acumulación o a la reproducción ampliada de un
capital inicial y con producción complementaria de artesanías y de productos
agropecuarios en baja escala, en medio de la esperanza del campesino en la cosecha para
cubrir los costos de las mercancías fiadas a comerciantes que se abastecen en centros
urbanos mayores. En tanto que el segundo grupo, se hacen referencias, además, a la vida

123
urbana, a los vínculos internacionales y a nuevos sectores económicos, entre otros
aspectos.

Así, el tratamiento dado al café responde al tiempo narrativo de la novela, a su contexto


geográfico, a la especificidad del relato y a la intencionalidad del autor. En Quindío:
epopeya del colono antioqueño, se narran desiguales relaciones sociales en la economía
cafetera al pasar el producto de manos de los cosecheros a las comercializadoras del
grano en el exterior, puesto que es un “Proceso lento y fatigoso el del café desde la mata
al pocillo. Del surco en ambición creciente llega a Wall Street. Gentes que no saben lo
que es un plantío, disponen del porvenir del grano y de la anemia del pobre cosechero”
(1940: 71). En Hombres trasplantados las referencias tienen mayor alcance social y
económico; así, con la siembra del café se obtiene “la propiedad del trabajo”, el caserío
se forma rodeado de cultivos de plátano, maíz, café y tuberosas, Armenia será “ciudad
cosmopolita y ensoñadora, índice del progreso gigante, ceñida por cinturón de haciendas y
cafetos” (2011: 181). En Un campesino sin regreso, que se inicia con la llegada de los
colonizadores a mediados del siglo XIX y va hasta principios de la violencia bipartidista
en mitad del siglo XX, se expresan conflictos en torno a la producción y al mercado del
café en etapas de mayor desarrollo, triquiñuelas de compradores para pagar a menor
precio el grano de café al campesino productor y se esboza el modelo de ocupación del
predio ―usos en vivienda, agrícola, pecuario, manejo de linderos y beneficio del café―.
En El río corre hacia atrás, las referencias al café se hacen tanto en contextos de cultivo
doméstico y artesanal como de auge de su producción y del mayor desarrollo comercial.
En La bruja de Lanta, cuyo tiempo transcurre desde el período de autoconsumo
(segunda mitad del siglo XIX) “hasta antes de 1979”, se establece una débil relación
entre sociedad y economía cafetera y, en un salto no articulado por un texto narrativo
explícito, la novela pasa de la producción y procesamiento artesanal del café a una
sociedad de clases definida, también, por la economía cafetera. En Mi vestido verde
esmeralda, el emporio económico que hereda y fortalece Clara, personaje principal de la
novela, se genera con base en varias actividades productivas ―guaquería, cría de
gallinas, fonda-restaurante y lechería― que le permiten acumular para comprar

124
haciendas y propiedades urbanas en Armenia, cultivar café, pagar a más de quinientos
cosecheros, así como los créditos bancarios, el chofer permanente, la enfermera que al
final de su vida estuvo día y noche a su lado y criar seis hijastros y tres hijas cuyas
locuras “tuvieron serias repercusiones en el capital de la familia”, modelo de
acumulación inicial que corresponde al identificado por Valencia Llano en esta región,
como se comentó en el Capítulo 2. A diferencia de las otras novelas, en esta aparecen
vínculos explícitos de la producción del café con aspectos económicos, ambientales y
políticos en la segunda mitad del siglo XX: cambios en el tipo de café, nuevos
problemas sociales, invasiones rurales y su extraño manejo por el gobierno, el secuestro
extorsivo y las primeras manifestaciones de grupos armados. Finalmente, 1851, folletín
de cabo roto, cuyo tiempo transcurre en la segunda mitad del siglo XIX cuando el
cultivo del café se destina para consumo doméstico, explicaría la referencia tangencial al
producto. Solamente Trueque, en un relato metafórico y estructura literaria casi poética,
centra su ficción en forma explícita en el café, su origen, su proceso histórico, social,
cultural, ambiental, tecnológico, comercial, sin pretender sustituir con la ficción literaria
el relato histórico. Por último, excepto en Trueque y en Quindío: epopeya del colono
antioqueño, la alusión a los vínculos internacionales que generan la economía y la
sociedad del café es prácticamente inexistente en las otras novelas.

4.4 Escenario paisajístico de la ficción

Es quizá el asombroso paisaje natural que habrían encontrado los colonizadores ―selva,
lluvias torrenciales, bosques de niebla, ríos caudalosos, fauna peligrosa, flora muy
diversa, tierras fertilísimas, nieves perpetuas, y su asombrosa y abrupta transformación
en el proceso de ocupación (derriba, formación de claros en medio del bosque,
construcción de pueblos y de la red de caminos, aprovechamiento de maderas, nuevos
cultivos, actividad minera, guaquería), ayudado con la tecnología del hacha, el machete
y el músculo del hombre―, la línea común en estas ficciones que refieren lugares antes
de constituirse en el territorio del actual paisaje cultural cafetero.

125
Distintos lugares de la región del Eje Cafetero son escenarios de estas novelas: Quindío:
epopeya del colono antioqueño, Un campesino sin regreso, Hombres trasplantados, El
río corre hacia atrás y Mi vestido verde esmeralda priorizan el departamento del
Quindío; en La Bruja de Lanta son escenarios de Caldas, en particular de Manizales y su
entorno; 1851, folletín de cabo roto construye el escenario longitudinal Medellín-
Abejorral-Sonsón-Salamina-Neira-Manizales; Trueque tiene como referente toda la zona
productora del grano con alusiones, inclusive, a otras regiones de América; el escenario
de Risaralda es el valle del río del mismo nombre en el entorno de lo que hoy es La
Virginia, entonces llamada Sopinga. En otras novelas de la colonización, no detalladas
en este corpus, sus escenarios son los municipios de Salamina, Filadelfia, entre otros.

Gráfico 2
Región del Gran Caldas
Geografía política de la novela de la colonización

Fuente cartográfica: SIR. Elaboró: César Augusto Bautista Escobar

126
4.4.1 En el principio, la naturaleza campeaba en su caos...

Cada una de las novelas de la colonización pinta a su manera la espesa liana que
atraviesan colonos, animales y haberes domésticos en la búsqueda del dorado de las
tierras quindianas: ríos que arrastran árboles corpulentos, palizadas, raigones y bejucos
como si llevaran el cadáver de un bosque; lluvia que por meses no cesa y que se filtra
por entre las paredes de las montañas; selva inmensa en donde el colono busca un claro
para asentarse; viento que silba entre las ramas de los árboles y suelo de fango que
atrapa las pisadas de las bestias; fauna de tigres y culebras, dantas y micos, lombrices y
mojojoyes, hormigas y mariposas, murciélagos y avispas, búhos y vampiros; atmósfera
alucinante, de silencio profundo, de aire refrescante, de armoniosas montañas, de
nevados y volcanes majestuosos que obnubilan a los viajeros de este oleaje colonizador.
Es la tierra de la libertad que, en La bruja de Lanta, encuentra Valeria escapando de la
maldición paterna y del pueblo que la hostiga; es el remanso de paz que, en Risaralda y
en Un campesino sin regreso, encuentran quienes huyen de las guerras civiles; es la
tierra fértil que, en Trueque y en Hombres trasplantados, encuentra el colono expulsado
de las agotadas tierras antioqueñas; es el paraíso que, en Mi vestido verde esmeralda,
descubre Clara en las tierras del Quindío.

4.4.2 ... después, un nuevo caos llegó en el lomo del hombre

En estas novelas, el paisaje primigenio lo transforma el hombre al definir su nuevo


territorio y luego de tres siglos de olvido y abandono, no será más tierra de nadie.
Tigreros, como era apodado Jesús María Ocampo, fundador de Armenia, cayó sobre la
selva para estrangularla con el hacha, la guaquería que también estruja la selva y
Armenia, que nace entre hojas de iraca y platanillo, será después refugio de quienes
huyen de la violencia en el campo. Se parcela el suelo, la Burila alega pretendidos
dominios y los colonos defienden sus minifundios. Fundación de pueblos, quemas,
implantación de nuevos cultivos, ampliación sucesiva de claros en la selva, construcción
de vías con maquinaria pesada para dar paso a nuevos medios de transporte, ampliación

127
de los cafetales a costa de otras producciones agrícolas y pecuarias. Hasta el paisaje
urbano se transforma con la reconstrucción de Lanta (Manizales) arrasada por incendios.
La hacienda Portobelo, en el valle del río Risaralda, surge cuando hombres blancos,
hacha al hombro y machete en mano, suplantan la selva por potreros donde pastarán
miles de novillos. En la segunda mitad del siglo XX la Federación Nacional de Cafeteros
promueve el cambio del café arábigo y borbón por el caturra, modificándose así la
intensidad de uso del suelo, dejan de ser necesarios los guamos para dar sombra al
cafetal. ¡Parto de una cultura en el seno de la hecatombe de la naturaleza que, en algún
relato, la apodaron Indiana Tórrida!

Pero el paisaje cultural es más que naturaleza. En estos textos literarios se encuentran
improntas que desde el siglo XIX marcaron los sucesos que contribuyen a definir la
estructura de la propiedad de la tierra en esta región: la historia de compañías como la
Burila y González & Salazar, las cédulas realengas y agrimensores con “ojo de buen
cubero”, el pago estatal con tierras a los servicios prestados por jefes militares en las
guerras civiles, las alianzas de cuatreros y matones, de abogados y autoridades
congraciadas con terratenientes, las luchas de los colonos por defender su tierra y ya, en
la segunda mitad del siglo XX, las invasiones rurales.

Otros temas comunes en estas novelas están relacionados con el proceso colonizador y,
por lo tanto, con la formación de la nueva sociedad regional como son el rol asignado y
los diversos puntos de vista con que se construyen los personajes femeninos y
masculinos, la concepción de la familia, las creencias religiosas y el rol de la iglesia en
este proceso, la visión de mundo de los distintos personajes que se desprende de un viaje
hacia lo desconocido, del rompimiento, no siempre logrado, con el pasado y del nuevo
conocimiento y dominio de la naturaleza, los mitos y leyendas que expresan,
condicionan o juzgan, en la dimensión de lo misterioso, metafórico y alegórico el
comportamiento humano y de la naturaleza, el encuentro de los distintos grupos étnicos
o de corrientes migratorias de distinta procedencia, entre otros muchos aspectos. Parece
existir una deuda literaria, y por lo tanto cultural, hasta tanto se ficcione acerca de la

128
sociedad del café en la complejidad de sus dimensiones social, económica política,
ambiental y cultural que hoy identifica a la región consigo misma y a ella frente a una
perspectiva nacional y global, sin que ello signifique propender por un metarrelato, en
los términos de Lyotard.

Una vez pasada la colonización y ya en la sociedad urbanizada, es posible encontrar en


las ficciones de estas y otras novelas algunas referencias a los desastres que, tanto de
orígen natural como antrópico, van a presentarse en ese tipo de sociedades y que son
típicas de esta región: inundaciones, incendios, sismos, sequías, movimientos en masa.

4.5 La condición humana: entrañas del paisaje cultural

La ficción novelística centra su atención en la condición humana de los personajes y sin


pretender ser la verdad, se constituye en otra visión a la construida por las ciencias;
retomando a Sommer (2004: 24), quizá ante las “indefiniciones de la ciencia” o las
“indeterminaciones de la historia”, también a los autores de estas novelas los anima,
seguramente, “la necesidad de rellenar los vacíos de una historia”, aún más si ella no
estaba escrita.

Falacia, trampa, engaño, truco, astucia, son las pautas de comportamiento de Valeria en
La bruja de Lanta; inocencia y buenas intenciones caracterizan a algunos personajes en
1851, Folletín de cabo roto; confrontación no violenta entre los mundos muy diversos
de la cultura del “negro salvaje” y la del “blanco civilizador” se presenta en Risaralda;
de la apropiación de tierras sustentada en la institucionalidad heredada o en una justicia
parcializada frente a la búsqueda del colono por un lugar para su existencia cuenta El río
corre hacia atrás; de infidelidad del amor inocente y del goce del cuerpo hablan 1851,
Folletín de cabo roto y Risaralda, respectivamente; instituciones gubernamentales
corruptas se expresan en La bruja de Lanta y en El río corre hacia atrás; del asombro
ante el encuentro con lo imaginado y desconocido cuenta Un campesino sin regreso; de
la colonización por medio del engañoso círculo del trueque y la lisonja entre el mundo

129
desarrollado y el mundo que entrega recursos naturales en un comercio en términos
inequitativos, aluden Trueque y Quindío: epopeya del colono antioqueño. Clara, en Mi
vestido verde esmeralda, expresa con toda intensidad su condición humana:

Lo que sentía en mi corazón, en mi estómago era la combinación de un profundo dolor


de mi alma y mi cuerpo [...] había soportado demasiado, sin una queja al mundo, ni una
lágrima en un hombro ajeno [...] En realidad había sufrido, pero no me veía como una
víctima de la fatalidad; yo me había inventado a mí misma. Si alguna vez había querido
mirarme al espejo, lo había hecho con dignidad y un poquito de vanidad. Me sentía
orgullosa de lo que había construido con Jesús [su esposo] y por mi propia cuenta. Sin
embargo, así como había sido el origen de una estirpe, sabía que al morir también se
terminaba la familia (2003: 204).

Las ficciones a las que se ha hecho referencia, son una polifonía de los múltiples
personajes, reales o ficticios, que construyen, bajo diversas ópticas, bases del actual
paisaje cultural cafetero. Las voces del colono, hombres y mujeres, las voces del
establecimiento que demanda mantener el statu quo heredado, las voces de narradores
que con sus ficciones muestran que los frutos del paisaje cultural cafetero no son solo
cereza o pasilla, sino también vidas humanas, las voces de la naturaleza que ha sido
transformada, simplificada y empobrecida, en beneficio de un producto económico que
se mide por el valor de sus exportaciones, las voces del Estado legalista y del poder
eclesiástico, las voces del mercado y de sus mercaderes, las voces de los
desesperanzados por un lugar en el planeta que contribuya a dar sentido a su existencia.

Pequeña pero ubérrima es la región del Gran Caldas en acontecimientos históricos, como
se anotó en el Capítulo 2, a partir de los cuales es posible que las ficciones trasciendan
su significado “regional” y los discursos que magnifican, ahistóricamente, el paisaje
cultural cafetero. Si hoy este paisaje es una empobrecida biodiversidad, desde la
policromía literatura se tiñe de múltiples tonalidades que se leen desde muy diversas
alturas en la montaña por donde desfilan los sucesos económicos, sociales, políticos,
ambientales que definen desde mediados del siglo XIX el palimpsesto del actual paisaje
cultural cafetero.

130
4.6 Las novelas de la colonización en la crítica literaria

Para la mayoría de estas novelas que hacen referencia a la colonización en el Gran


Caldas, la crítica literaria resalta su calidad, situándolas entre las mejores en su género
en Colombia. Así por ejemplo, de 1851. Folletín de cabo roto, Antonio María Flórez
(2007) comenta que se trata de “una obra epigónica de los clásicos del costumbrismo
maicero tanto del XIX como del XX: Gregorio Gutiérrez González (de hecho cada
folleto se inicia con unos versos suyos), Tomás Carrasquilla, Rafael Arango o Adel
López Gómez...” y agrega que con esta obra “Escobar se confirma como uno de los
mejores narradores colombianos contemporáneos, tal como acertadamente lo atisbaran
en su momento” numerosos analistas.

De La bruja de Lanta (1993), César Valencia Solanilla la destaca como “una gran
novela” desde el punto de vista literario, dado que

logra incorporar, sin falsos artificios, aspectos formales fundamentales de la


modernidad, en especial de las técnicas narrativas [...] ofrece una visión crítica radical
frente a la historia de la región y la simulación provinciana, con un lenguaje trabajado y
rico en matices expresivos, que hacen de esta novela una de las más importantes de
Caldas y de Colombia en la indagación de la memoria colectiva (2005a: 81-82).

De El río corre hacia atrás (1980) Carlos Alberto Castrillón (2007: 427–433) anota que
“es precisamente la sujeción de lo histórico a lo novelesco lo que asegura el futuro de El
río corre hacia atrás como novela y hace provechosa su lectura para la comprensión de
lo histórico...”; recordando a Botero y Muñoz, propone que se tome “como ejercicio de
acercamiento a la historia regional desde la mejor novela sobre el tema”. Igualmente,
para Cecilia Caicedo (1988: 62-69) esta es “...una de las mejores novelas regionales...
[Movida] por el afán imperioso de historiar cómo y de qué suerte se realizó la difícil
empresa del asentamiento humano en la hoya del Quindío...”.

De Un campesino sin regreso (1959), también Cecilia Caicedo (1988: 50-59) anota que

131
[...] no alcanza a trascender el plano de documento romántico sobre el fenómeno político
que la inspira, [...] tiene una marcada influencia del excelente costumbrista Tomás
Carrasquilla, [...] aunque el tiempo narrado parece ser de ocho a diez años, el lector se da
cuenta de su avance por sucesos políticos no por el cambio en la personalidad y la
psicología de los protagonistas, que se mantiene estereotipadamente inalterable [...] Su
mensaje es un canto a la sociedad patriarcal que desapareció en aras del progreso [...].

Por su parte, Nodier Botero Jiménez y Carlos Alberto Castrillón (2006: 82) anotan que
la estructura narrativa de la primera parte de esta novela corresponde a “escenas, cuadros
de costumbres y mínimo de acción”; la segunda parte, aunque “más ágil” no se puede
“predicar de ella una verdadera fluidez narrativa a causa de la vocación paisajística del
autor, que produce merma en lo novelístico propiamente dicho”.

De Hombres trasplantados (1943) anota Botero Jiménez que su autor

puede ser reconocido como el escritor quindiano más significativo en relación con el
estudio y la presentación narrativa de la colonización del Quindío, una especie de
Homero de nuestro departamento. Junto con la novela El río corre hacia atrás de
Benjamín Baena Hoyos, la narración–descripción de Buitrago Cardona configura un
documento–monumento de la historia del Quindío que [...] puede utilizarse para llenar el
vacío de textos referentes a la historia Quindiana de los tiempos de poblamiento por los
inmigrantes llegados de otras partes del país. La obra fue construida como una forma
híbrida de novela y narración histórica [...] sus valores han de buscarse más en lo
histórico que en lo novelístico propiamente dicho (2011: 9-10).

También destaca Botero (2011: 10-11) que al igual “que en algunos autores de la
llamada narración postmoderna”, Buitrago recurre al “artificio de vincular en escena
personajes de la realidad histórica con otros creados por la imaginación del autor...” y su
“capacidad descriptiva y la amplitud abarcativa de la escena quindiana” se hace “al
mejor estilo desarrollado por J. E. Rivera en La Vorágine". Por su parte, Cecilia Caicedo
de Cajigas anota que en esta novela

[...] se fusiona realidad y ficción y al retratar el momento histórico escogido se utiliza el


lenguaje literario y la capacidad creadora del artista para transformar un episodio real
―parte de un proceso histórico― en una composición literaria. El resultado es una
novelación de la historia, que no modifica la realidad histórica sino que la reconstruye en
la obra literaria utilizando elementos históricos para dar ambientación, situar los
personajes y concebir la trama fundamental de la obra [...] (1988: 65-67).

132
Quindío, epopeya del colono antioqueño (1940), es para Adalberto Agudelo Duque “el
único experimento sólido en poesía épica, pequeña obra maestra en la cual se aúnan la
excelencia de la metáfora y la precisión narrativa” (Agudelo, 2007: 67).

En Juicio en parábolas (1994: 7) Hernando Salazar Patiño califica a Trueque (1981)


como “una novelita, difícilmente clasificable como tal en razón a que es muy poética”.
Para Fabio Vélez Correa (1993: 235), “Es una novela con problemas estructurales que, a
juicio del crítico Roberto Vélez Correa, más bien debiera ser un poema épico o un
ensayo”. Para Agudelo Duque

Podría ser la esperada novela del café aunque no se refiere al proceso del cultivo e
industria. El pretexto de escribir "La epopeya del café" denuncia en realidad las
condiciones oprobiosas del negocio impuesto por los gringos a las "luminarias" que
dirigían el país durante los años de apogeo en el negocio del grano (2006: 181).

En relación con Mi vestido verde esmeralda (2003), Ronderos y Berg, (2006: ix-xxii),
destacan los siguientes aspectos: pertenece al “grupo de sagas de viajes migratorios”;
construye el paisaje en forma distinta a como lo hacen sus predecesores ―María y La
Vorágine―, pues “no son exóticos o extraños sino que forman parte de una
cotidianidad” de los personajes; “el fenómeno de la migración es mirado desde el punto
de vista del colono”; se ficcionaliza “la historia” de la transformación que se realiza en
el siglo XX de “una zona casi despoblada en una economía de vital importancia
nacional”; se articulan la nación, la región y el mundo: Colombia como marco espacial
de la novela, la zona cafetera como escenario predominante de la cotidianidad y ambos
escenarios vinculados al mundo a través de tres extranjeros ―judío alemán, americano y
turco―, intelectual, profesional y comerciante; finalmente, la voz femenina que no
solamente no se opaca por las voces masculinas sino que se mantiene por encima de
ellas. En otro análisis, Miriam Cotes Benítez (2005: 133), anota que esta novela “debería
convertirse en pieza de estudio para historiadores y educadores” por las “enseñanzas”
que deja en el campo de la historia y por el “aporte que hace a nuestra literatura
contemporánea”.

133
Quizá la novela del Gran Caldas que ha generado los más numerosos y diversos puntos
de vista es Risaralda, de Bernardo Arias Trujillo y, en general, toda su obra literaria. A
esta novela se han referido, entre otros, Uriel Ospina (s.f.: 90-92), Blanca Isaza (1938),
Antonio Curcio Altamar (1957: 248), Silvio Villegas (1963: 7-18), Jaime Mejía Duque
(1969: 98-114), Cecilia Caicedo de Cajigas (1988: 61), Néstor Gustavo Díaz Bedoya
(1991: 6-11), Raymond L. Williams (1992: 183), Albeiro Valencia Llano (1997: 1-148),
Hernando Salazar Patiño (1994), Álvaro Pineda Botero (2001: 59-68), Eduardo García
Aguilar (2011), Gustavo Álvarez Gardeazábal (2012 y 2013), Roberto Vélez Correa
(1997: 1-117; 2013), Adalberto Agudelo Duque (2013). Algunas valoraciones son
excluyentes en cuanto al mérito literario que se le atribuye a la obra; así por ejemplo,
mientras que para Curcio Altamar Risaralda está “Entre las tres o cuatro mejores
novelas escritas después de la de Rivera” (1957: 248-250), para Mejía Duque (1969: 98-
113) Risaralda ilustra el “pintoresco connubio del costumbrismo primitivo con los
desechos del modernismo de comienzos” del siglo XX, es una “repelente hibridación”
saturada de “clisés verbales”, “hipertrofia del adjetivo” y “pirotecnia verbal”. Otros
críticos encuentran aportes y falencias; mientras que para Raymond L. Williams (1992:
183) “No se ha hecho justicia ni con la obra ni con la vida” de Arias Trujillo, y se ha
intentado “disminuir la dimensión de un escritor de proyección en las letras hispanas en
las décadas del 20 y del 30”, para Roberto Vélez Correa si bien en Arias Trujillo “en
algunas ocasiones salen en los símiles y metáforas los paradigmas mitológicos, [...], la
perspectiva narrativa, se circunscribe a los ámbitos cercanos a la nacionalidad
idealizada” (perfiles humanos del trópico, elementos criollistas, rescate de identidades,
sentir racial).

134
5. Reflexiones ex post

Una vez realizado el recorrido expuesto en los capítulos precedentes, orientado por los
parámetros investigativos anotados en la Introducción, se presentan las siguientes
reflexiones que, a no dudarlo, no agotan el campo de posibilidades que deja la visión
panorámica que hasta aquí se ha realizado.

5.1 El temprano despertar de la novela

Los albores de la novela en la región del Gran Caldas, tienen lugar solo medio siglo
después de que en el país apareciera Yngermina (1844), de Juan José Nieto, reconocida
como la primera novela del período republicano; también se habían publicado María
(1867), de Jorge Isaacs, y De sobremesa (1896), de José Asunción Silva. Así, el
nacimiento de este género literario es relativamente temprano en una región que aún se
encontraba en proceso de colonización y que, como sociedad, también apenas germinaba
su conformación, en una entremezcla cultural. Quizá por esta condición la mayoría de
las primeras novelas publicadas son escritas por autores nacidos en municipios distintos
a la entonces capital, Manizales, y con predominio en temas sentimentales, costumbres y
hechos acaecidos en los pueblos recién fundados.

5.2 El corpus novelístico: entresaca del bosque de ficciones

Esta investigación, más que haber llegado a identificar el corpus novelístico de la región,
relaciona su corpus empírico; retomando lo dicho por González Stephans, como se anotó
en el Capítulo 1, el primero significa una determinación o una operación “teórica, la
mayor parte de las veces ideologizada” ―lo cual no se ha realizado en este trabajo―, en
tanto que el segundo está constituído por todo el “imaginario” social escrito u oral, no
sistematizado (González, 1987: 19-20), así se haya presentado en orden cronológico de
obras y autores. Es por esto que desde el inicio se le ha dado el alcance de una
aproximación al corpus empírico. Solo cuando este inventario se depure, a la luz de

135
marcos teóricos, tarea que debe ser asumida desde la crítica y la historia literaria, se
podrá precisar tal corpus.

En medio de este bosque novelístico, es pertinente preguntar por las obras que definen el
corpus. Si, como se anotó, para algunos críticos hay obras que no debieron publicarse
―libros fallidos, estética y literariamente con altas deficiencias―, entonces, ¿cuáles
obras podrían integrar el corpus de la novela de la región? Quizá una aproximación
pueda perfilarse a partir de la valoración realizada por la crítica literaria, los
reconocimientos y las ediciones, lo cual ayudará a visualizar la recepción de la obra,
entre otros aspectos.

5.3 De la novela a la crítica

George Steiner, en Lenguaje y silencio (2003: 19-27), anota que muchas veces se
prefiere leer la crítica de los libros, antes que los libros mismos, negándose así el lector
la posibilidad de formarse un criterio propio de la obra haciendo eco de la voz de otros
―la de los críticos. Parecen existir razones para tener presente la anterior observación:
en muchas de las fuentes consultadas, más que una crítica, lo que se encuentra es una
opinión o reseña de la obra; en pocos casos se observa la aplicación de métodos de
análisis claros y consistentes; en medios académicos y de la crítica literaria se
desconocen varias de las novelas relacionadas; con frecuencia se encuentran
valoraciones divergentes entre la que se consigna en la edición de la obra (presentación,
solapas, contraportadas), realizada, en muchos casos, en el marco de relaciones autor-
presentador, y la valoración que se realiza por fuera de la edición (registro crítico-
literario), elaborada, quizá, con mayor independencia.

Parece pertinente evaluar cómo se cumplen las tres funciones que, a juicio de Steiner
(2003: 26), le competen a la crítica literaria: i) enseñar qué debe releerse y cómo; sin
constituirse en juez, la crítica selecciona lo que del pasado es significativo para el
presente, al hablarle en forma directa, desde ese pasado, al mundo actual de los vivos; el

136
crítico debe, entonces, tener el olfato de lo nuevo significativo, más que consagrar lo
bueno ya existente; ii) establecer vínculos, intermediar, vigilar, para que una obra no se
condene al olvido, entablar diálogo entre el pasado y el presente, ampliar y complicar el
mapa de la sensibilidad, establecer contactos lingüísticos y afinidades, difundir,
comunicar un descubrimiento, romper el feudalismo académico; iii) realizar juicio a la
literatura contemporánea, es decir, a la literatura de su época, tanto en aspectos literarios
como cuestionando su alcance humano; es decir, el crítico debe contribuir a precisar la
“capacidad literaria humana”.

5.4 Del localismo regional a la novela sin fronteras

La investigación identificó algunos aspectos que contribuyen a contextualizar la novela


del Gran Caldas en el panorama de la novela en Colombia y son los temas, los ismos, las
generaciones y el canon los vasos comunicantes que se establecen flujos entre esos
niveles territoriales. La temática de varias novelas de la región trasciende la concepción
“localista” y “parroquial” al vincularse con contextos nacionales o de otras regiones;
vínculos que se hacen explícitos a partir de articular los temas locales de la novela a los
temas nacionales y globales; igualmente, por las referencias que registros crítico-
literarios del nivel nacional hacen de algunas novelas de la región cuando tratan temas
nacionales (violencia, ciudad, mujer); y a través de “ismos” y “generaciones” que desde
algunos registros incluyen novelas de la región en tales caracterizaciones (generación del
estado de sitio y del bloqueo, generación mutante, región, poder y novela; novela de las
violencias, de género, histórica, entre otros).

5.5 Del viejo al nuevo canon

La relectura, anotada por Steiner, permite recordar que para Ítalo Calvino la primera
característica que define un libro clásico, es la de ser releído y no solamente leído
(Calvino, 1994: 13). Cabe entonces preguntarse: ¿Existen novelas de la región, a juicio

137
de la crítica consultada, que deberían ser releídas? En estos términos, ¿cuáles serían los
clásicos de la novela regional?

Algunos de los registros crítico-literarios consultados refieren obras que, a su juicio,


generan rupturas que propenden por el surgimiento de un nuevo canon. Mientras en el
departamento de Risaralda, Cecilia Caicedo (1988) anota que la obra de Silvio Girón
representa el punto de quiebre entre dos generaciones y que la nueva generación estará
en cabeza de Albalucía Ángel Marulanda, para Zahyra Camargo (2000), las escritoras
Gloria Cecilia Díaz, Susana Henao y Gloria Inés Chávez definen un nuevo canon
literario en la novela del Quindío que rompe con el anterior y en el departamento de
Caldas, extensible para toda la región, Vélez Correa (2003) reconoce en la novela El
último diario de Tony Flowers el inicio de una posmodernidad narrativa de alta calidad;
Orlando Mejía Rivera (2002) también demanda el establecimiento de un nuevo canon
que responda y que esté en capacidad de dialogar con las obras de la generación
mutante, de la cual hacen parte, como se anotó en el Capítulo 3 de esta investigación,
Octavio Escobar Giraldo y Rigoberto Gil Montoya.

Pero, ¿cuál es el viejo canon que ha quedado atrás? ¿Lo representa el romanticismo
tardío, la añoranza del pasado de la sociedad bucólica y conservadora, el de la novela
premoderna, como lo anota Valencia Solanilla? (2008). Y ¿cuál es el nuevo canon?, ¿el
que responde a la novela postmoderna, que, como lo reclama parte de la crítica, exige un
canon propio que responda a los cambios narrativos?

Quizá más que historiar para definir ese viejo canon o cuáles han sido, si se acepta que
cada época define el suyo propio, lo importante sea concebir el nuevo canon literario no
en términos del conjunto de “textos sacralizados”, sino de procesos ideológicos, de
recepción y discursos “que direccionan pensamientos e imaginarios”, y que “frente a lo
canonizado convive un corpus vivo de cuyas lecturas se desprenden visiones que
deconstruyen ideologías, afirman búsquedas ocultas o permiten reubicar los mismos
textos canónicos” (Figueroa, 2013: 223).

138
5.6 De la novela y la crítica a la literatura

La investigación que aquí se presenta no ha pretendido dar cuenta de la creación artística


literaria ni de emitir un juicio crítico acerca del corpus empírico identificado. No
obstante, ciertos elementos pueden ayudar a organizar algunos aspectos para precisar el
objeto de análisis literario a partir de los datos acerca de este corpus y del registro
crítico-literario referidos.

Será necesario evaluar, para la región, la existencia y la articulación entre la crítica y la


historia literaria en períodos de tiempo más amplios; evaluar si la crítica literaria, de los
estudios crítico-literarios consultados, se articula y se complementa con un marco
histórico literario correspondiente. Si, como se reconoce, las obras literarias aisladas, en
este caso 285 novelas, no constituyen una literatura, entonces, ¿existe una literatura,
enfocada a la novela, para la región del Gran Caldas? ¿El agregado de los estudios
crítico literarios comentados generan tal literatura?

El corpus empírico de la novela del Gran Caldas ofrece múltiples opciones para nuevos
análisis literarios y, a la vez, realizar otras lecturas de las ficciones que, desde las
particularidades del contexto histórico, permiten acercarse a la condición humana, a la
cultura y a la sociedad regional. Así como es posible releer el paisaje cultural cafetero
desde la novela, será posible releer otros palimpsestos de muy diversos tópicos que
pueden contribuir a reinterpretar, desde otras ventanas, la policromía del paisaje
histórico, social y cultural de esta región; se podrá realizar un análisis integral de la obra
novelística de autores ya fallecidos (Arturo Suárez Denis, Alfonso Mejía Robledo,
Eduardo Arias Suárez, Jesús González [Iván Cocherín], Roberto Vélez Correa, Bonel
Patiño Noreña, entre otros), indagar acerca de posibles períodos o épocas que pudieran
identificarse en razón de influencias tanto de autores de esta región como recibidas de
fuera de ella, preguntarse sobre posibles particularidades sub regionales de la novela,
pues si bien se acepta una unidad geopolítica, cultural e histórica, algunos temas y su
forma de expresión literaria parecen presentar distintos énfasis o matices; así por

139
ejemplo, la novela de la “estética del escándalo”, la novela urbana, la novela de la
posmodernidad, entre otras clasificaciones, parecen tener expresiones distintas en cada
uno de los departamentos. Estos, y otros aspectos, muestran que la crítica literaria tiene
amplias posibilidades de avanzar en la construcción de aportes que, desde la novela de
esta región, se realiza a la literatura.

5.7 Entre la historia, la ficción y la crítica literaria

Al finalizar el recorrido, realizado a través del inasible e imaginado pasado de 115 años
por tierras de un bosque de 285 árboles de variadas especies de ficciones, plantados a su
antojo por 142 sembradores, no fue fácil para el explorador ordenar las sorpresas,
temores, admiraciones, incógnitas, que aturdieron su mente y sus sentidos al osar
sumergirse en tales laberintos. Sin apartarse del bosque, y queriendo regresar a él,
atraído por el encanto de los duendes que allí habitaban, suspiró con un poco de
tranquilidad al ver que, en medio de los claroscuros, hubiera podido reseñar en sus
escritos parte de las memorias de su sorprendente aventura; sabía, desde antes de
ingresar al bosque, que de no ser así, nadie podría creerle si solo de palabra lo contara a
su regreso. Pero, ¿qué pensaba ahora, tendido a la vera de la azarosa aventura?

Recordaba haber visto árboles raquíticos y otros de fuste portentoso, que algunos
ramajes proyectaban sombras más extensas que otros; que muchos, aunque tenían hojas,
no estaban nombrados en las otras hojas que consultaba como guía en su recorrido;
recordaba que muchos de ellos tenían una impronta, no con clasificaciones biológicas,
sino a partir de la valoración de la calidad de sus frutos, de la importancia o no del árbol
en el bosque, del análisis de los duendes que se escondían en sus hojas, de la
identificación de las enfermedades que padecían y, en algunos casos, del anuncio del
destino final que les esperaba como leña en la hoguera. Ahora se preguntaba por qué
mientras algunos se dedicaban a sembrar árboles, o por lo menos arbustos, o bueno, lo
que para otros era maleza, a la vez había quienes se dedicaban a hablar de los árboles, de

140
los arbustos y de la maleza. ¡Arvenses, no malezas!, se corrigió a sí mismo, para evitarse
el regaño de expertos que podrían estar en el bosque.

Y lo que empezó para el explorador como un ligero descanso luego de su fatigante


recorrido, ahora lo llevaba a un inestable entresueño. Mientras que de las hojas de los
árboles emanaban confusas voces, caóticos sucesos y rostros de múltiples gestos, abajo,
en el piso, se libraban forcejeos entre sembradores y quienes, enfundados en largas
capas, marcaban los árboles. Sin saber cómo ni por qué, el explorador también
participaba en la reyerta, unas veces reforzando el bando de los sembradores y otras el
de las capas y cuando se hastiaba de la gresca huía de unos y otros, encontrando en los
ramajes su refugio.

Despertó el explorador; animado por las energías del sueño que, al final, pudo conciliar
y, apoyado en sus memorias escritas, estaba dispuesto a contar sus recientes
descubrimientos. Que había un bosque, desconocido en alto grado, el cual podría
recorrerse a través de múltiples caminos y que, donde no los hubiera, podrían abrirse
brechas para llegar a lugares de insospechados encuentros literarios. Que aunque no
pudo observar detenidamente cada uno de los árboles, sí pudo acercarse a algunos de
ellos, plantados en muy distintas épocas, y que el viento, al mover sus hojas, hacía cantar
ficciones en muy variados tonos desvelando así a los seres humanos que han habitado
por años las tierras de esos plantíos; ficciones distintas a las que se escuchaban fuera de
él. Que los vientos que corrían por este bosque entremezclaban semillas provenientes de
otros bosques del planeta, germinando así novedades literarias que expresan, también,
los cambios sociales y la sinergia que rompía con el solipsismo y el aislamiento cultural,
lo que había sido tradicional en diversos aspectos de la vida social donde se encontraba
este bosque. Que los juicios elaborados por la crítica literaria le sirvieron de guía inicial
para orientarse en la maraña de textos literarios y críticos, pero que una vez se encontró
atrapado en sus lianas, tuvo que recurrir a sus propios recursos creativos de observador,
crítico, o creador literario, para salir de ellas. Que el bosque está conformado por muy
diversos tipos de árboles, arbustos y arvenses y si bien es cierto que se requiere de la

141
entresaca crítico-literaria que permita oxigenar, favorecer y prever el disfrute y la
reproducción de las mejores maderas, también es cierto que se requiere abonar para que
nuevos sembradores cosechen mejores frutos. Que...

Así, entre el asombro, las incógnitas y el vacío que le dejaba su descubrimiento, se fue el
explorador a contar su cuento, como tantos otros cuentan los suyos.

142
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Suárez Denis, Arturo (1918), Rosalba. Historia de un amor grande y verdadero. Imprenta de
Eustacio Ramos, Bogotá
Suárez Denis, Arturo (1921), El alma del pasado. Imprenta de Eustacio Ramos, Bogotá
Suárez Denis, Arturo (1928), Así somos las mujeres. Editorial Santafé, Bogotá
Suárez Denis, Arturo (1934), El divino pecado. Minerva, Bogotá
Suárez Denis, Arturo (1943), Adorada enemiga. Editorial ABC, Bogotá
Suárez Denis, Arturo (1966), La llanura eterna. Aedita Editores, Bogotá
Tamayo Orrego, Cayetano (1988), Tigres en Villa Lida. Lito-Industrial, Tuluá
Tamayo Orrego, Cayetano (1993), Rieles. Ediciones El Picacho, Tuluá
Trujillo, Jhon Alexander (1996), Días de olvido. Novela testimonio. Papiro, Pereira
Trujillo Restrepo, Carlos A. (1996), Del café a la coca. Vivencias alrededor de una
metamorfosis. Editorial Car Tres, Cali.
Uribe Germán (1986), El ajusticiamiento. Ediciones Pijao, Ibagué
Uribe Germán (1988), El semental. Oveja Negra, Bogotá
Uribe Germán (1990), Bruna de otoño. Oveja Negra, Bogotá
Uribe Ossa, Inés (1989), Una ansiedad cada mañana. Impregraf, Bogotá
Vallejo, Alejandro (1924), Ultramarina. La Novela Semanal, Bogotá, serie 3ra., Nro. 66 (1 de
mayo), pp. 217-225.
Vallejo, Alejandro (1931), Entre Dios y el diablo. Minerva, Bogotá
Vallejo, Alejandro (1936), La casa de Berta Ramírez. Minerva, Bogotá
Vélez Arango, Jorge Eduardo (1972), Una novela sin título. Alfa & Orsa, Manizales
Vélez Arango, Jorge Eduardo (1975), Seluzinam. Editorial V. y Co., Manizales
Vélez Arango, Jorge Eduardo (1984), Diario de un contador. Rodrigo, Manizales
Vélez Arango, Jorge Eduardo (1986), En busca del destino. Rodrigo, Manizales
Vélez Arango, Jorge Eduardo (2008), El hontanar de las quimeras. Ediciones El Hontanar,
Manizales
Vélez Arango, Jorge Eduardo (2008), Doña muerte, alcaldesa popular de Villabuena. Papiro,
Manizales
Vélez Correa, Roberto (1981), Fantasmas del mediodía. Apolo, Manizales
Vélez Correa, Roberto (1987), La pasión de las gárgolas. Litografía Cafetera, Manizales
Vélez Correa, Roberto (2007), Como Barrilete resuelto en flecos. Manigraf, Manizales
Vélez Correa, Roberto (2011), ¿Y si la muerte no nos separa? Universidad de Caldas, Manizales
Vélez Sáenz, José (1959), Las llaves falsas. “Diario de un toxicómano”. Iqueima, Bogotá
Vélez Sáenz, José (1990), El secretario de Honorio V. Imprenta Departamental de Caldas,
Manizales
Vélez, Victoriano (1958), Del socavón al trapiche. Imprenta Oficial de Caldas, Manizales
Villegas Gómez, Oscar (1992), Luz verde. La violencia y la paz de las esmeraldas. Op Gráficas,
Bogotá
Villegas Gómez, Oscar (2002), La señora, una mujer perseguida en el narcotráfico. D.H.G.
Impresores, Bogotá
Zuluaga Gómez, Edilberto (1994), Amores en la puerta del sol. Talleres Tipo-Offset, Manizales

161
Zuluaga Gómez, Edilberto (1996), Viaje hacia el amanecer. Universidad de Antioquia, Medellín
Zuluaga Gómez, Edilberto (2006), Impacto en el primer movimiento. Editorial Exilio, Medellín

162
ANEXO

MUESTRA DE FICHAS BIBLIOGRÁFICAS


DEL CORPUS EMPÍRICO DE LA NOVELA
DEL GRAN CALDAS EN EL PERÍODO 1897 – 2012

El presente Anexo contiene una muestra de la base de datos de las 297 novelas que, en el
marco de la presente investigación, constituyen el corpus empírico de este género para la
región en el período anotado.

Los datos consultados y consignados, para cada una de las novelas, hacen referencia a
tres aspectos básicos: acerca del autor, acerca de la edición o ediciones de la obra y
acerca de la crítica literaria respectiva.

Es muy disímil la información que en estos aspectos se ha podido acopiar para cada una
de las obras lo cual demanda de investigaciones adicionales para llenar los vacíos
identificados.

Con el fin de facilitar la comprensión del alcance y organización de esta información, en


este Anexo se presenta solo una muestra de las 297 fichas bibliográficas; la totalidad de
estas fichas podrá consultarse en el Apéndice que se adjunta en CD a esta investigación.

163
Ficha N° 1

Título de la Rómulo Cuesta


Mis dos vecinitas Autor
novela (Marmato 1867 - Riosucio 1947)
Guerrillero liberal, soldado de las
Profesión / Estudios
guerras civiles, diputado, empleado
Oficio literarios
público, comerciante, escritor
Año Editorial Ciudad N° de Páginas Fuente bibliográfica
Imprenta de
1897 Medardo Bogotá 24
Rivas

Consulta de obra, edición de 1897


Ediciones de la
obra Vélez Correa, Fabio y otros (1993),
Manual de literatura caldense.
Imprenta Departamental, Gobernación
de Caldas, Manizales

Año Entidad que lo otorga Ciudad Reconocimiento


Reconocimientos
obtenidos por la
obra

Núcleo temático Relaciones amorosas prejuiciadas entre personas de muy distinta edad, en el contexto de la guerra
de la narración civil
Presentación o reseña dentro de la edición

Registro crítico literario fuera de obra

"Mis dos vecinitas, novela corta" (Vélez Correa, Fabio, 1993: 201)

164
Ficha N° 9
Título de la Rómulo Cuesta
Tomás Autor
novela (Marmato 1867 – Riosucio – 1947)
Guerrillero liberal, soldado de las
Estudios
Profesión/oficio guerras civiles, empleado público,
literarios
comerciante, escritor
N° de
Año Editorial Ciudad Fuente bibliográfica
Páginas
1923 Cromos Bogotá 263
Biblioteca Popular Consulta ediciones de 1982 y 2000
de Autores
1982 Manizales 262
Caldenses Vélez Correa, Fabio (1993), Manual de
(Reedición) literatura caldense. Imprenta Departamental,
2000 Multigráficas Ltda. Medellín 209 Gobernación de Caldas, Manizales
Ediciones
de la obra
Porras Collantes, Ernesto, (1976),
Bibliografía de la novela en Colombia.
Instituto Caro y Cuervo, Bogotá

Pineda Botero, Álvaro, (1992), Del mito a la


posmodernidad. La novela colombina de
finales del siglo XX. Tercer Mundo, Bogotá

Tema Guerras civiles entre 1819 y 1901 en la provincia de Riosucio y en las minas de oro de Marmato e
narrativo idilio trágico, en medio del conflicto liberal – conservador
Registro crítico en la edición de la obra
"[...] obra a la que hay que ir sin las prevenciones modernizantes. Para entender su, a veces, exagerado dosis de
romanticismo; pero, en donde, el idilio trágico de los protagonistas, es un mero pretexto para estructurar una
amplísima novela de tesis, hay que dejar de lado las reticencias ante el artificio de muchos de sus diálogos" (Patiño
Noreña, Bonel (1982), [Presentación]. En R. Cuesta, Tomás. Biblioteca Popular de Autores Caldenses, Manizales)
[...] Los críticos o comentaristas de Caldas no la han explorado, por haber sido concebida por un hombre modesto, que
ejercía su oficio de comerciante [...] Además, porque es un fabular en el cual registran muchos episodios y posiciones
contra el liberalismo y, por lo tanto, no podía señalarse su alcance y llamar la atención sobre su lectura. Es una obra
donde los acontecimientos históricos tienen un gran valor” (Morales Benítez, Otto (2000), [Prólogo]. En R. Cuesta,
Tomás, Multigráficas Ltda., Medellín)
Registro crítico literario fuera de la obra
“[...] el autor parece olvidarse que está escribiendo una novela y se sale de la ficción para colocarse en la historia. Se
enfrasca entonces en una larga perorata sobre la tradición minera de Marmato y Riosucio [...] El lenguaje abandona los
dominios de la poética para enmarcarse en el rigor didáctico de la prosa científica [...] tiene la intención de novelar
pero no posee las herramientas. El relato es de un desarrollo plano y aunque hay materia, ésta se quedó en bruto...Los
personajes están a medio hacer; les falta definitivamente carácter; los sucesos que protagonizan permanecen en la
epidermis, no trascienden, no encarnan, se planta allí como actor fallido. [...] “Tomás” es novela en sentido amplio y
novela histórica. Pero se aproxima más a lo que se conoce como cuadros de costumbres. Sin embargo, no hay que ser
tan riguroso" (Chalarca, 1990: 85-108)
“Una de las novelas mayores sobre la guerra civil [...] se desarrolla entre la gente antioqueña de Riosucio, tierra natal
de su autor (sic), Rómulo Cuesta, poco menos que desconocido [...] Siguiendo la manía de sus contemporáneos,
Rómulo Cuesta pierde el tiempo en digresiones con no poca retórica y largos parlamentos entre liberales y
conservadores. Pero el novelista se recupera en momentos dignos de Carrasquilla, plenos de auténtico humor” (Arango
Ferrer, citado por Bonel Patiño Noreña y José Chalarca en Horas de Literatura Colombiana (1978)
“Entre las novelas fundadoras de la tradición caldense vale la pena mencionar Tomás, [...] que utiliza tanto motivos
regionales como universales. Curcio Altamar [...] y Arango Ferrer [...] dejan de lado un aspecto importante, porque
además de las luchas partidistas, de anécdotas de indios y mineros, de los detalles de la fundación de Riosucio,
aparecen largas y complicadas fantasías, como la del capítulo V [...] Tomás, bien puede estudiarse como prefiguración
de los derroteros que habría de tomar la literatura de la región, y en muchos aspectos, la del país" (Pineda Botero,
1992: 75)
“Es la obra más importante de Caldas mirada por las ventanas de la Historia, la Sociología y la Literatura” (Agudelo
Duque, 2006: 181)

165
Ficha N° 55

Título de la Fabiola Aguirre


Dimensión de la angustia Autor
novela (Manizales 1919 ) – [sd]
Abogada, doctorada en Derecho, Estudios
Profesión/oficio
ensayista, novelista literarios
N° de
Año Editorial Ciudad Fuente bibliográfica
Páginas
Antares Imprenta
1962 - Fotograbado. Bogotá 362
Colección Antares Consulta de obra edición de 1952

Camargo Martínez, Zahyra y Uribe Álvarez,


Graciela (1998), Narradoras del Gran
Caldas. Universidad del Quindío, Armenia
Ediciones
de la obra Porras Collantes , Ernesto (1976),
Bibliografía de la novela en Colombia.
Instituto Caro y Cuervo, Bogotá

Agudelo Duque, Adalberto (2006), "Apuntes


para la Historia de la literatura de Caldas". En
Caldas cien años. 1905-2005.Historia y
Cultura. Gobernación de Caldas, Manizales

Indagación sobre la formación del sujeto femenino mediante la crítica al papel que ejercen sobre
Tema narrativo
la formación de la mujer instituciones como la familia, la educación y el matrimonio
Registro crítico en la edición de la obra

“[...] De tu existencia cuotidiana, de tus fracasos y ambiciones, de tus desesperanzas y exaltaciones arranca mi
expectante actitud conceptual. Ellas fueron mi fuente nutricia, porque es la la vida la que da color y calor al
pensamiento. Resolví entonces ir hasta el origen de él y escribí tu vida. Desde lo que ella tiene de profundo y valedero
hasta aquello que en su transcurso hay de risueño y trivial... Un remordimiento me queda, Ara, y es que la fuerza de
tus experiencias interiores y el clímax de tus intuiciones siempre fueron superiores al lenguaje en que yo pudiese
describirlos. Por eso este libro no alcanzó sino, apenas, a ser un leve remedo de tu yo y del yo de los que a tí se
asemeja” (Aguirre, Fabiola (1952), [Introducción]. En Dimensión de la angustia. Antares, Bogotá)

Registro crítico literario fuera de la obra


“[...] es una novela de concienciación dividida en veinticinco capítulos, que se desarrolla como una especie de
Bildungsroman atravesada por una estructura dialógica para "verificar y acentuar, con la retórica adecuada, la índole
trágica de la novela", tal como lo plantea Baquero Goyanes en Estructura de la novela actual. Utiliza el diálogo
novelesco que tiene como finalidad permitir que el lector conozca a los personajes sin mediación o interposición
alguna, directamente a través de lo que piensan o dicen. El diálogo se convierte en este texto en el instrumento de
caracterización de los personajes. Estructura dialógica que en su interior inserta el doble plano de la conversación y el
soliloquio, cuya intención es demostrar una acumulación de episodios desbordantes de dolor y la visión atormentada y
trágica del mundo de las mujeres de esa década” (Camargo y Uribe, 1998: 28).

“Dimensión de la angustia o El retorno a casa [...] narra el viaje de regreso a la capital caldense, un paseo al nevado de
El Ruiz, donde hace de cicerone a su prometido. La protagonista muere entre las nieves perpetuas y así propone una
magnífica parábola: volver al solar nativo para el descanso final (Agudelo Duque, 2006: 184).

“Una novela que podría ser crucial en la historia de la literatura del país. Considerada la primera filósofa mujer,
introduce en su obra elementos nuevos en la técnica narrativa y anuncia el advenimiento del existencialismo. El solo
título de la obra dice mucho del alcance de su trabajo: Dimensión de la angustia es el desdoblamiento de la autora en
Ara, la protagonista, para entender su posición en el mundo" (Adalberto Agudelo Duque, citado por Camargo y Uribe
en Narradoras del Gran Caldas (1998: 27).

166
Ficha N° 87

Título de la Albalucía Ángel Marulanda


Dos veces Alicia Autor
novela (Pereira 1939)
Estudios
Profesión/oficio Escritora
literarios
N° de
Año Editorial Ciudad Fuente bibliográfica
Páginas
Barral Barcelona,
1972 161
Editores España Caicedo, de Cajigas, Cecilia (1988),
Círculo de Barcelona, Literatura Risaraldense. Gráficas
1973
Lectores España Olímpica, Pereira

Jaramillo, Ana María (1991), ¿Y las


mujeres? Ensayos sobre literatura
Ediciones colombiana. Colección Ensayo.
de la obra Universidad de Antioquia

Peña Gutiérrez, Isaías (1973), La


generación del bloqueo y del estado de
sitio. Punto Rojo, Bogotá

Porras Collantes, Ernesto (1976),


Bibliografía de la novela en Colombia.
Instituto Caro y Cuervo, Bogotá

Tema narrativo
Registro crítico en la edición de la obra
“Dos veces Alicia parece efectivamente escrita en colaboración con la «Alicia» de Carrol escapada de su propia
historia y colocada en ésta como autor y como personaje. Una pensión londinense que nos sugiere el decorado
convencional de una extensa familia de relatos policiales es el escenario de unos episodios que encabalgan lo
posible y lo imaginario. ¿Es Dos veces Alicia una novela en el sentido estricto? ¿Es acaso una proyección irónica
de los elementos de «atrezzo» de toda una caudalosa tradición narrativa, precisamente sobre las partes de la
realidad contada que, en general, esos elementos tienden a enmascarar? Es más bien un relato con vocación
autónoma que aspira a una propia definición” ([Reseña en contracarátula]. En A. Ángel Marulanda (1972), Dos
veces Alicia. Círculo de Lectores, Barcelona, España)
Registro crítico literario fuera de la obra
"El tercer tema de importancia es el mundo de la infancia, es de sus juegos, frustraciones, castigos, limitantes. En
todas sus obras, exceptuando OH GLORIA INMARCESIBLE, son narrados o a través de los ojos de una niña, el
recuerdo de una mujer adulta, o las rondas infantiles erigidas como camino literario retrospectivo. Bajo esa
intencionalidad temática escribe DOS VECES ALICIA, [...] su segunda novela [...] escrita entre Londres 1967 y
Roma 1971, de ambiente londinense, novela tierna e irónica de corte muy europeo. Fundamentalmente es una
novela policíaca, en donde el misterio se intenta esclarecer a partir de la proyección de la literatura infantil [...]
Enlaza así los cuentos concebidos en la tradición de formar al niño mediante el terror y la censura [Alicia en el país
de las maravillas], con los héroes y asuntos engendrados a partir de la temática, la ciencia, el descubrimiento de los
vuelos inter-espaciales y la cibernética [...] En DOS VECES ALICIA se da una dobla propuesta que referencia el
encuentro con la realidad objetiva y la realidad literaria. Y sobre las dos gravita, de manera básica, el ejercicio
permanente de reflexión [...]" (Caicedo de Cajigas, 1988: 92-93, 98-102).

"La obra se ubica en una pensión londinense donde posiblemente se comete un crimen en la noche de navidad [...]
La obra establece una serie de relaciones extratextuales con obras literarias como Alicia en el país de las maravillas
de Carrol, como con personajes de ficción que vienen tanto de la literatura como del cine. Vemos el mundo
nuevamente a través de los ojos de una joven, que observa y juzga a los huéspedes desde una posición distanciada
de testigo / detective. La novela está cargada de elementos referenciales, cortes al nivel del discurso y de la historia
que dificultan la lectura del texto. Para Raimond Williams, esta obra “supera los problemas del lenguaje de la
primera novela, y la cambiante relación del narrador y el lector en el mundo ficticio es el acierto principal de la
obra” (Jaramillo, María M. y otras, 1991: 209)

167
Ficha N° 98

Título de la Jaime Maldonado Garay


Dios en Cortelandia Autor
novela (Manizales) [sd]
Estudios
Profesión/oficio Periodista, abogado
literarios
N° de
Año Editorial Ciudad Fuente bibliográfica
Páginas
Tipografía Consulta de obra, edición de 1975
1975 Bogotá 240
Hispana
Páez Escobar, Gustavo, (2011, 11 de
noviembre), "Dios en Cortelandia".
Consultado el 22 de febrero de 2014 en
http://www.gustavopaezescobar.com/site/20
11/11/11/rincon-del-libro-4/
Ediciones
de la obra López Gómez, Adel (1997), ABC de la
literatura del Gran Caldas. Universidad del
Quindío, Armenia

El Tiempo, (1975, 16 de diciembre),


Novedades bibliográficas, p. 11B.
Consultado el 15 de abril de 2013 en
http://news.google.com/newspapers?nid=170
6&dat=19751216&id=JkwqAAAAIBAJ&sji
d=clAEAAAAIBAJ&pg=1000,132925
Tema
narrativo
Registro crítico en la edición de la obra
“Lo que nos entrega este novel escritor es una farsa, y una farsa bien concebida, que no pocas veces nos sitúa entre risa
y sonrisa. Hay páginas en que los episodios nos recuerdan, así no lo queramos, lo que de imperecedero deja la
picaresca española, con sus bribones y pícaros y vividores, y cuadros incluso, como aquellos en que intervienen los
clérigos de alta y baja jerarquía que parecen salidos de Chaucer, y que nos disculpen la comparación desproporcionada
[...] El libro se presta a la reflexión sobre la eterna diferencia entre chiste y humor, que la gente suele confundir como
increíble expresión de mal gusto. Esta indignante equivocación no diferencia a los artesanos de Shakespeare del
grosero “cuenta chistes”, ni a éste del vivo humorismo en que se desarrolla la función del Quijote. A su medida, en el
libro de Jaime Maldonado Garay aparece, algunas veces –y otras menos- la gracia del buen gusto, como algo extraño
al medio social en que Cortelandia suele moverse” (Vidales, Luis (1975), [Prologo]. En J. Maldonado Garay, Dios en
Cortelandia. Tipografía Hispana, Bogotá)
Registro crítico literario fuera de la obra
"El escritor caldense Jaime Maldonado Garay ha hecho del humor un recurso literario de buena ley. Trae a Dios a la
tierra y lo deja por unos días en Colombia como testigo de nuestros desajustes y vicios crónicos, y maneja al personaje
con delicadeza y sin caer en blasfemias. Su libro recuerda la picaresca española que supo pintar, con fina ironía,
cuadros de costumbres y ambientes sociales, con su fondo de aventureros, bribones y clérigos sueltos" (Páez Escobar,
Gustavo (2011), "Dios en Cortelandia". Consultado el 22 de febrero de 2014 en
http://www.gustavopaezescobar.com/site/2011/11/11/rincon-del-libro-4/)

“[...] una novela que no es posible soltar de las manos en cuanto se la toma, y sobre la cual dice Luis Vidales en un
prólogo muy acertado y conceptuoso: Resulta siempre obvio asociar el asunto de esta novela deliciosa al de “Tourné
de Dios”, de Jardiel Poncela, y ciertamente existen ciertas afinidades y concomitancias. Pero es solo el resultado de los
contrastes y los anacronismos. El tratamiento en general es original y los efectos humorísticos resultan de la sabrosa
humanización de los personajes divinos, de su situación, de sus reacciones, de sus conflictos sobre la tierra. Hay como
una irreverencia sonreída, sin mala intención, en los giros, en las palabras, en las reacciones, en los conceptos. Y una
como ingenuidad en las episódicas ocurrencias, que condimenta esta divertida aventura de Dios sobre la tierra, en un
siglo tan diverso y confuso como el que vivimos” (López Gómez, citado en ABC de la literatura de Caldas, 1997:
283-284).

168
Ficha N° 101

Jesús Arango Cano


Título de la
Mi gran aventura cósmica Autor (La Tebaida 1915 – Armenia
novela
2015)
Abogado y economista, ensayista, miembro
Estudios
Profesión/oficio de las academias Colombiana de la Lengua
literarios
y de Historia
Año Editorial Ciudad N° de Páginas Fuente bibliográfica
1976 Quin-Gráficas Armenia 144

Consulta de obra, edición de


1976

Ediciones Jaramillo, María Mercedes,


de la obra Betty Osorio y Ángela I.
Robledo (2000), Literatura y
cultura. Narrativa colombiana
del Siglo XX. Ministerio de
Cultura, Bogotá, Vol 1.

Tema
Rapto de un ser humano por parte de los extraterrestres, que lo llevan a conocer el mundo de ellos
narrativo
Registro crítico en la edición de la obra

Registro crítico literario fuera de la obra


[En la línea de] fracasos del género [de narrativa de ciencia ficción en Colombia] A través del argumento
supermanoseadísimo de un humano que es raptado por extraterrestres para que conozca su planeta, el autor muestra lo
necesario que es leer un poco de ciencia ficción antes de escribir ciencia ficción, porque su obra es atávica por donde
se la mire: describe un mundo paradisíaco cuando tales descripciones en el género entraron en decadencia hace
tiempo, emplea la estructura más pobre de la ciencia ficción (viaje fantástico entendido como pura acumulación de
peripecias), hace una apología sin malicia de la modernidad iluminista, y de nuevo nos quedamos tan solo en l ciencia
ficción de folletín" (Jaramillo, Osorio y Robledo, 2000: 736)

169
Ficha N°102

Título de la Jorge Gómez


Uno bajo el signo de escorpión Autor
novela (Chinchiná 1940)
Estudios
Profesión/oficio Ingeniero Industrial
literarios
N° de
Año Editorial Ciudad Fuente bibliográfica
Páginas
1977 Sigma Pereira 239

Consulta de obra, edición de 1977

Caicedo, de Cajigas, Cecilia (1988),


Ediciones
Literatura Risaraldense. Gráficas
de la obra
Olímpica, Pereira

Salazar Patiño, Hernando (s.f.), Diez


escritores. Dos generaciones.
Ediciones Vellón de Nube, Manizales

Tema narrativo

Registro crítico en la edición de la obra


“Este es el cuarto libro de Jorge Gómez, y el más extraño y pavoroso. Podría intitularse a la manera wildeana,
"La Tragedia de mi vida", pero su autor ha preferido una denominación zodiacal [...] No es una novela en el
sentido técnico del vocablo, aunque podría serlo...ni es un reportaje IN EXTENSO, audaz y truculento [...] ni es
una crónica, bien redactada [...] ni es un relato [...] puede ser, en cambio, un texto clínico, un largo documento
sobrecogedor acaso útil para quienes se interesan en el estudio de los innumerables extravíos de la conducta
individual [...] el antihéroe de esta historia sombría parece un enfermo incurable [...] otros podrían relacionar
sus males con los influjos astrológicos, con el demonismo patológico...Este libro es, por eso, un catálogo de
aberraciones [...] Para meterle el diente a este texto se exige buenos hígados” (Álvarez de los Ríos, Miguel
(1977), [Presentación]. En J. Gómez, Uno bajo el signo de escorpión. Editorial Sigma, Pereira)
Registro crítico literario fuera de la obra
"La obra de Gómez es de tipo documental, cercana al amarillismo informativo. En ella suceden
atropelladamente episodios diversos sobre sexo, aberraciones, relaciones anti-natura, etc... La órbita del título
anterior [Uno bajo el signo de escorpión] es el sexo, acercándose al tema desde todas las aberraciones posibles:
lesbianismo, prostitución, droga hasta llegar a una escena, entre truculenta y terrible, que describe una orgía
tripartita que incluye el incesto... El estilo no excede el periodismo informativo, denotativo y cronicón. Pero
esta novela a la cual le es negada la voz poética sirve perfectamente para encuadrar un tema y un camino de
expresión usual en un momento preciso de desarrollo literario nacional... La explicación del despropósito
sexual que anima la vida del protagonista narrador es el peso del destino que marca a una familia en la
depravación, relatado en una novela muy mal construida y excesivamente truculenta" (Caicedo de Cajigas,
1988: 74-77).
“Los internados y los seminarios, la degradación de la familia, el suicidio, la sangre, la violencia, y,
específicamente, el sexo en toda la gama de las llamadas perversiones, son los elementos constitutivos de la
armazón más periodística que novelada con la que Gómez espantó un poco en 1977 [...] Los excesos de esta
obra, sin voluntad estética, hacen que su trasgresión deliberada roce la pornografía. No es el suyo un caso
excepcional. Pero su enfrentamiento conserva el carácter de su escritura. No tiene la frivolidad comadrera de
Néstor G. Díaz pero carece de su fantasía; le es ajena su mercantilización pero se niega aún a la gracia
chocarrera de Hernán Hoyos; escarba el mismo mundo subterráneo de Mauro Álvarez pero no participa de su
crucial voluptuosidad. Si hay temas fallidos en la literatura colombiana, y ni qué decir, en la de Caldas, es el del
sexo...La novela de Jorge Gómez, que niega el erotismo, y más el amor y la poesía, no tiene piedad. Sin sombra
de sicoanálisis, el homosexualismo, que es el tema, dentro de ambientes deletéreos, hace parte de un suicidio y
azaroso destino. Sin exposición en bruto, es una audacia para causar horror [...] La narrativa de Jorge Gómez
significa una de las primeras y más nítidas rupturas que se dieron en Caldas, y en el país, con la tradición
costumbrista que se negaba a morir” (Salazar Patiño [sf]: 25).

170
Ficha N°110

Eduardo Arias Suárez


Título de la
Bajo la luna negra Autor [Constantino Plá]
novela
(Armenia 1897 – Cali 1958)
Estudios
Profesión/oficio Odontólogo, escritor, periodista
literarios
N° de
Año Editorial Ciudad Fuente bibliográfica
Páginas
Comité de Consulta de obra edición de 1980
1980 Cafeteros del Armenia 315
Quindío Botero Jiménez, Nodier y Yolanda
Muñoz S. (2003), La narrativa del
Quindío. Editorial Universitaria de
Colombia, Armenia

Valencia Solanilla, César (2005b), De


Ediciones la periferia al centro. La novela
de la obra finisecular del Eje Cafetero: Quindío.
Inédito

López Gómez, Adel (1997), ABC de la


literatura del Gran Caldas.
Universidad del Quindío, Armenia

Botero Jiménez, Nodier y Carlos


Alberto Castrillón (2006), Didáctica
de la literatura del Quindío. Optigraf,
Armenia
Tema Reminiscencia de la vida del autor en París y sus experiencias en una población negra de la
narrativo Guayana venezolana
Registro crítico en la edición de la obra

“[...] una ficción novelesca en que bulle la vida con evidencia artística y no sin una tristeza mezclada
ingeniosamente de rebeldía contra el equívoco destino del hombre [...] además el libro está escrito en una
hermosa lengua castellana, en un estilo de sabias modalidades, en que las frases y la naturaleza, las armonías
verbales y la vida espiritual de los personajes corren paralelas o se entrelazan como suele hacerlo el arte [...]”
(Sanín Cano, Baldomero (1980), [Prólogo]. En E. Arias Suárez, Bajo la luna negra. Quin-Gráficas, Armenia)

Registro crítico literario fuera de la obra


“El autor [...] realiza con esta obra tal vez la más acabada muestra del género hecha por escritor quindiano
alguno [...] El contrapunto narrativo muy al estilo de Faulkner (Palmeras salvajes) y Eduardo Mallea (Fiesta en
noviembre), el tono intimista de la narración, el a veces sobresaltado éxtasis ante la contemplación del paisaje,
el mismo sensualismo de las escenas naturales y la técnica del entrecruzamiento narrativo cabalmente
aprovechada hacen de esta obra una estructura muy parecida a Cuatro años a bordo de mí mismo de Eduardo
Zalamea. El estilo bello, de prosa adornada y perfecta y de contrastes magníficamente logrados, lo mismo que
la extensión narrativa (312 páginas), conforman una obra de primera categoría en su género, tal como lo
acredita Baldomero Sanín Cano prologuista de la edición reseñada [...] Algún crítico ha propuesto a Bajo la
luna negra junto a Risaralda, La vorágine y Cuatro años a bordo de mí mismo como los modelos de novela del
trópico con flujos de contenido lírico" (Botero y Muñoz, 2003: 131).
"Se puede decir que la novela principal de Arias Suárez merece destacarse dentro de la galería de las mejores
novelas colombianas y es una de las pocas que sobresalen en Colombia por el ahondamiento sicológico del
asunto tratado" (Botero y Castrillón, 2006: 76)

171
Ficha N°163

Título de la Oscar Montoya López


Vida con amor Autor
novela (Pereira 1946)
Estudios
Profesión/oficio Economista
literarios
N° de
Año Editorial Ciudad Fuente bibliográfica
Páginas
1993 Editorial Gráficas Pereira 154
Olímpica

Consulta de obra, edición de 1993


Ediciones
Valencia Solanilla, César (2008), De
de la obra
la periferia al centro. La novela
finisecular del Eje Cafetero:
Risaralda. Universidad Tecnológica
de Pereira, Pereira

Tema Búsqueda de un hombre para hacer siempre "el bien" en todas las etapas de su vida, guiado
narrativo por preceptos religiosos
Registro crítico en la edición de la obra

"Es un libro donde solo (sic) habrá amor, bondad, cariño y compasión. Es un libro que invita a reflexionar en lo
importante de compartir, de dar y entregarse (Montoya López, Oscar (1993), [Prólogo]. En Vida con amor.
Gráficas Olímpica, Pereira)

Registro crítico literario fuera de la obra

“[...] uno de los principales errores de cierto tipo de narrativa que se escribe en el Eje Cafetero es su tono
moralizante, resultante de un concepto muy tradicional en la literatura que la vincula con la educación, la
pedagogía, la religión y la política. Es decir, el sentido pragmático o moral del discurso literario epigonal de
una causa religiosa o política, de tal forma que la "ficción" que se hace o el mundo virtual que se quiere crear,
sirvan para algo, dejen una enseñanza, construyan una moraleja [...] Este es el caso del escritor risaraldense
Oscar Montoya López [...] La novela está concebida a la manera de las narraciones tradicionales, con un
personaje protagónico central [...] El texto nos presenta una historia narrada por un único personaje (narrador /
personaje) que cuenta lo que ve, lo que otros vieron y dijeron, sus impresiones y sentimientos [...] En la
narración también se vincula como estrategia narrativa la interpelación al lector, inmiscuyéndolo en un ámbito
de confianza, de amistad, se da la "autorización" para aconsejar (como lo haría cualquier buen amigo) al lector,
para que este escoja el mejor camino, "el de la salvación"[...] Es una forma burda de la metaficción, de la que el
escritor desde luego no es consciente como aspecto técnico narrativo, pues se trata de una perorata predicadora
y moralista" (Valencia Solanilla, 2008: 110-113).

172
Ficha N°175

Título de la Octavio Escobar Giraldo


El último diario de Tony Flowers Autor
novela (Manizales 1962)
Médico, escritor, profesor universitario Estudios
Profesión/oficio Especialista en Literatura Hispanoamericana
de literatura literarios
N° de
Año Editorial Ciudad Fuente bibliográfica
Páginas
Imprenta Consulta de obra edición de 1995
1995 Departamental de Manizales 159
Caldas Valencia Solanilla, César (2005a), De la
Editorial del periferia al centro. La novela finisecular del
1999 Bogotá
Magisterio Eje Cafetero: Caldas. Inédito
Caza de Libros:
2008 Ibagué 114 Vélez Correa Roberto, Literatura de Caldas
Pijao Editores
1967 - 2000. Historia Crítica. Universidad
de Caldas, Manizales
Ediciones
de la obra Pineda Botero, Álvaro (2005), Estudios
críticos sobre la novela colombiana 1990-
2004. Fondo Editorial Universidad Eafit,
Medellín.

Rodríguez, Jaime Alejandro,


"Posmodernidad literaria en el diario de
Tony Flowers". Novela Colombiana.
Consultado el 18 de abril de 2014 en
http://www.javeriana.edu.co/narrativa_colo
mbiana/contenido/bibliograf/jar_otrostxt/ton
y.html
Tema Textos y procesos que se entrecruzan en torno a tres situaciones: una vida personal, la escritura de
narrativo una novela y la escritura de un artículo para revista
Registro crítico literario fuera de la obra
“[...] en la narrativa de Octavio Escobar se revela, con talento expresivo y conocimiento del oficio, el fenómeno de la
hibridación de los géneros literarios, que es uno de los aspectos más definidores de la posmodernidad, [...] este aspecto
de la hibridación es uno de los mayores logros artísticos ya que el lector mismo integra en el acto de lectura la
diversidad de expresiones aparentemente disímiles (un diario, un artículo, una novela, evocaciones, descripciones,
etc.) en la unidad de la propuesta virtual, que es el mundo ficcional de la novela” (Valencia Solanilla, 2005a: 180-
192).
“[...] la obra de Escobar no solo responde a las categorías de una escritura posmoderna, sino que lo hace con toda la
asimilación posible y que, además, eso constituye un valor incuestionable [...] La intertextualidad en esta novela no
solo es un recurso; no solo está expresada en las referencias a Lovecraft y otros autores de la literatura universal o en
las referencias al cine y la música por lo demás, muy ricas y variadas, sino que, sobre todo, actúa como generador de la
"realidad" del texto [...] La metaficción de la novela también se manifiesta a distintos niveles [...] Pero hay también un
recurso interesante y es la dramatización del conflicto en el proceso creativo [...] De otro lado, esa sensación de que
alguien espía a los personajes es otro grado de metaficción [...] Un aspecto importante de la novela es el manejo de la
irracionalidad [...] Otros aspectos relevantes de la novela son su delicioso erotismo y el tono cosmopolita y mundano
con que se maneja la información [...] pese a una aparente estructura ligera (que bien podría confundir al crítico
ortodoxo hasta el punto de tentarlo a clasificar la obra como kitsh), estamos ante una gran novela: compleja, pero ágil;
de una refinada elaboración, que representa muy oportunamente el espíritu de época que nos tocó vivir” (Rodríguez,
Jaime Alejandro, "Posmodernidad literaria en el diario de Tony Flowers". Novela Colombiana. Consultado el 18 de
abril de 2014 en http://www.javeriana.edu.co/narrativa_colombiana/contenido/bibliograf/jar_otrostxt/tony.html).
“[...] es la propuesta narrativa más ambiciosa de los últimos años en el Viejo Caldas. Concebida en la estética de la
posmodernidad sus historias se desarrollan y cruzan con la agilidad, el ritmo y la dosis suficiente de sorpresa de los
folletines decimonónicos, adaptados claro está al sabor de fin de siglo donde la escritura y la cultura popular adquieren
especial relevancia...La capacidad de invención que reclamaban los escritores del boom está trascendida en la obra de
Escobar, porque más que universos maravillosos, la maravilla reside en los intersticios de las preñadas avenidas donde
los lenguajes crean una loca, pero divertida Babel” (Vélez Correa, Roberto, 2003: 64 - 65)

173
Ficha N°293

Título de la Beatriz Helena Robledo


Flores blancas para papá Autor
novela (Manizales 1958)
Estudios
Profesión/oficio Historiadora, crítica literaria, escritora
literarios
N° de
Año Editorial Ciudad Fuente bibliográfica
Páginas
2012 Ediciones SM Bogotá 124

Consulta de obra, edición de 2012


Ediciones
Acevedo Ramos, Juan C. (2013, 13 de
de la obra
enero), "Flores blancas para papá. Un
largo viaje para reflexionar sobre la
muerte, la soledad y la comprensión".
Papel Salmón, La Patria, Manizales, p.8

Novela corta juvenil acerca de una niña que de regreso a casa de sus abuelos, se reconoce a sí
Tema
misma mediante la reconstrucción de la vida de su padre ya muerto, sobre su pasado, el amor, la
narrativo
muerte, el miedo, la rabia
Registro crítico en la edición de la obra

Registro crítico literario fuera de la obra

"La historia está contada por un narrador omnisciente y por la protagonista de Flores blancas para papá. El narrador
omnisciente nos enterará del regreso de Magdalena, la adolescente, a casa de los padres de su papá, por razones de
salud de su abuelo. En ese regreso Magdalena reconstruirá la vida de su padre que murió cuando ella aún era una
niña y de quien no tiene recuerdos [...] Magdalena reflexionará ―en compañía de su siquiatra―, sobre su pasado, la
muerte, el amor, la soledad, la rabia, el miedo y la aceptación. Tal vez, esa parte a manera de cuaderno de citas con
su siquiatra sea la parte clave de la novela donde una niña de diecisiete años decide reconocerse a sí misma a través
del recuerdo de su padre [...] Un viaje a la casa donde creció su padre para ajustar las piezas de un rompecabezas que
ella sola no podrá armar" (Acevedo Ramos, 2013: 8)

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