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MADRE

Patricia Karina
Vergara Sánchez

Libro de cuentos liberado// Sólo para mujeres


MADRE/ Libro de cuentos liberado/ Sólo para mujeres

ÍNDICE
DOÑA BERTA……………………… …………......3

PANZONA Y CHICHONA…………………………...6

SÓLO PARA AVISARLES…………………….……..9

CHICHONA, PANZONA Y LLORONA…………..........11


2
TRABAJAR...................…………………………...12

CÓMO NO LO MIRÉ VENIR……………………….14

ENRIQUETA……………………………………...17

LA CACHORRA………………...……………........22

MADRE
Patricia Karina Vergara Sánchez
pakave@hotmail.com

Diseño editorial y foto de portada: Kitzia Montiel


kitzia.montiel@gmail.com

Cihualampa en rebeldía / Año 2017


Libro de cuentos liberado// Sólo para mujeres.
“Es una publicación de distribución gratuita. Los
artículos son responsabilidad única y exclusiva de
la autora y pueden reproducirse citando la fuente.”
Patricia Karina Vergara Sánchez

DOÑA BERTA
Las piernas le dolían muchísimo. Las rodillas Se escucharon golpes en el portón de la casa
estaban hinchadas de nuevo y al doblarlas le donde rentaba el cuarto que le servía de vivienda y
saltaban lágrimas de los ojos, pero tenía que supo que había llegado el cartero. Hubiese querido
levantarse de la cama, darle de comer a su canario correr, pero una punzada, cuando intentó mover la
y desayunar algo ella misma. No podía quedarse pierna, se lo impidió. Se le saltaron de nuevo las
en cama acostada como le hubiese gustado. Tenía lágrimas y se fue muy despacito, arrastrando los
ya casi 76 años. Sus piernas no daban para más. pies y procurando no doblar las rodillas, hasta la
Sintió la punzada del miedo. Qué pasaría si un día entrada de la casa. Había carta para ella. El gusto
sus piernas no respondían y no podía levantarse. hizo que se olvidara del dolor por un momento.
Se quedaría así, acostada hasta que se muriera de Arrastrando nuevamente los pies, se fue despacito
hambre o hasta que un vecino se acordara que no al cuarto que estaba enfrente. Ahí vivía Doña Mago,
la había visto y fuera a ver qué le pasaba ¿Y si nadie quien siempre le leía las cartas de su hijo que
se acordaba? Mejor tener las piernas funcionando, estaba de ilegal en Estados Unidos. Doña Mago
aunque costara trabajo. era amable y a veces le invitaba un té de árnica,
por si ayudaba un poco a desinflamar las rodillas: 3
Se levantó rezando: No estaba.
Madrecita, Santísima Virgen; por favor, que no
duelan tanto, que no duela tanto, que no duela. Doña Berta se desesperó. Hacía casi un mes no
Pese a las previsiones, lloró de dolor al levantarse. había tenido noticias de su hijo y quería saber que
le contaba él, si estaba bien.
Cuando logró estar de pie en el centro del cuartito, se
alegró de que fuera tan pequeño pues todo estaba Se acordó que había una señora en la calle siguiente,
al alcance. Secó sus lágrimas, se alisó el pelo con que era un poco presumida, pero siempre estaba
las manos y, estirando los brazos para no tener que regalando ropa que ya no utilizaba. De seguro ella
mover las piernas, tomó una lata de la alacena que sabía leer. No perdía nada con preguntarle si le
estaba frente de ella. Del recipiente agarró unos leería la carta. Y se fue para allá.
granos de alpiste y, siempre sin moverse de su
lugar, sosteniéndose apenas de algunos muebles, Cuando llegó al portón, comenzaron los problemas:
se estiró hasta la jaula que estaba colgada a un Había un escalón para poder llegar a la calle. Lo
lado de la cama y puso un poco de esas semillas intentó varías veces, pero no lograba doblar la
al canario. Repitió el acto tomando un jarrito que rodilla para poder descender. Se desesperaba.
contenía agua y, después de vaciar agua en un Un chico, por una especie de milagro, pasó por la
pequeño bebedero al canario, ella bebió del mismo calle, que no era muy transitada. La ayudó y ella le
jarro con tragos grandes. De la alacena sacó un agradeció sin pensar en cómo haría para subir el
bolillo y lo masticó rápidamente mientras pensaba mentado escalón cuando estuviese de regreso.
si le cambiaba el periódico al canario, pues el que La calle se le antojó interminable, pero pensó en
estaba en la jaula para contener el excremento del que no tenía prisa ni que ir a otro lado, así que de
animal ya estaba muy sucio, pero cuando recordó pasito en pasito podía llegar. No importaba que se
que había que sacar el periódico de debajo de la tardara toda la mañana.
cama, sus rodillas le dijeron que mejor esperara un Se fue apoyándose contra la pared, muy despacio
día más. Se volvió a preguntar cuándo bajaría la arrastrando un pie y luego el otro. Las rodillas sólo
inflamación. punzaban, no dolían tanto. De pronto recordó que
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no se había peinado, ni lavado el rostro. También estaba Doña Mago. Saber de su hijo, que se había
le dieron ganas de orinar, pero mirando hacia ido hacía tanto tiempo a Estados Unidos, era más
atrás y sintiendo el sol que pegaba de lleno esa importante que comer y aceptó. Se alegró de llevar
mañana haciéndola sudar y quemando su piel, se consigo su monedero.
dio cuenta de que estaba más cerca de su objetivo
que de regresar a su casa. Así que decidió seguir. -Bueno, pero espéreme tantito, déjeme terminar mi
Aguantaría las ganas de orinar y en cuanto al lavado rutina de ejercicio y la atiendo.
de su cara y el peinado de su cabello, pensó que Doña Berta se hizo a un lado y la miro saltar y
de todos modos nadie se fijaba en cómo se veía transpirar, durante 20 minutos. Seguía teniendo
una vieja. ganas de orinar y las ganas se hacían cada vez
más apremiantes. Trataba de aguantar.
Cuando llegó a la casa que buscaba, se alegró de
que no hubiera un escalón en la entrada y tocó el La mujer terminó de hacer sus ejercicios y apagó
4 timbre. Salió la señora y la miró de arriba abajo, el televisor. -Ahora sí, nada más me cambio y estoy
pero le sonrió. Ella le explicó lo de la carta y pudo con usted.
pasar.
Venciendo la vergüenza, Doña Berta le pidió
La señora vestía ropa deportiva y miraba en el permiso de utilizar su sanitario. La señora lo dudó
televisor a unas mujeres dando saltos y moviendo los un segundo, pensando en la higiene de la anciana,
brazos. -Estoy haciendo ejercicio. Es recomendable pero luego asintió, indicándole las escaleras que
un buen ejercicio en la mañana para mantenerse en conducían al piso siguiente, en donde estaba el
forma, ¿cierto? cuarto de baño.

Le invitó a sentarse y Doña Berta le contó que era Doña Berta miró los escalones, altos, interminables.
preferible estar de pie, para no tener que doblar Supo que sus rodillas no subirían tanto. Prefirió
sus rodillas. esperar.

-Todos es porque una se deja, si comienza a -Es que me duelen las rodillas., apenas alcanzó a
hacer algo de ejercicio y come bien, ya verá como explicar.
su cuerpo responde. Yo conozco señoras de su
edad que están muy sanas. La cosa es quererse, La señora subió a su recamara, cambió su ropa en
cuidarse. - Doña Berta no dijo nada. dos ocasiones, pintó sus labios, se peinó, volvió a
peinarse y por fin decidió atender a Doña Berta, lo
–Bueno-, comenzó a explicar la señora - le cobró haría rápido pues no había quedado contenta con
treinta pesos por leer la carta y si quiere que le su atuendo y luego tendría que subir a bañarse y
escriba para responder, por eso le cobro cuarenta volver a arreglarse para salir.
y cinco.
Doña Berta aguardaba y apenas podía contener
No había pensado que alguien cobrara por leer. la presión en su vejiga. Mientras tanto, miraba por
Treinta pesos era lo que ella gastaba en una la ventana el amplio jardín de rosas cuidadas que
comida. Podía marcharse, pero, qué pasaría si no hacía el traspatio de la señora.
Patricia Karina Vergara Sánchez

La señora se dirigió a Doña Berta y tomó el sobre dirigió otra vez a la casa. Por fin sabría que decía la
con sus largas uñas pintadas de rojo, para leerle carta, si la señora ya se había desocupado.
la carta. Antes de leer comenzó a decirle que la
comprendía, que los hijos eran unos desagradecidos Levantó la vista. La señora y su amiga ya habían
que se alejaban de las madres y no les prestaban traspasado el umbral y la habían mirado por la
suficiente atención, ella tenía tanto que contar al ventana mientras orinaba. Por un segundo quedaron
respecto y comenzó a hablar y hablar, sobre sus paralizadas, con la boca abierta y una mueca de
propios hijos irrespetuosos. Doña Berta trataba de asco y desprecio, pero luego reaccionaron:
escucharla mientras sudaba de cansancio en las
piernas y en la vejiga y comenzaba a pensar en -Vieja puerca, desconsiderada. Todavía de que le
pedirle permiso de salir a orinar en su jardín, ya que hacen un favor.
no implicaba subir escaleras y ella, de verdad, ya Gritaban mientras la empujaban fuera, hacia la
no aguantaba. calle.
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En el momento, sonó el timbre y la señora fue a -Largo, largo, vieja puerca, sucia.
atender la puerta. Era una amiga suya y comenzaron
a charlar paradas en el umbral de la casa, con la -Llévese su cochino papel.
puerta abierta.
Arrojaron el mensaje escrito por su hijo al piso de
-Estoy ocupada, amiga, atiendo a una señora que la calle y le cerraron la puerta, indignadas. Doña
no sabe leer y que trae una carta de su hijo. Berta se quedó parada en medio de la banqueta,
asustada, confusa. No entendía muy bien qué había
-Ay, tú siempre tan considerada con los demás. pasado. Se sentía mareada. Sólo sabía que no le
leerían la carta y que las queridas letras escritas por
-Pues ya vez, me gusta ocuparme de los más su niño se encontraban en el suelo y, por más que
desafortunados. Pero eso sí, les hago pocos lo intentaba, sus rodillas no le permitían inclinarse lo
favores, porque luego se vuelven dependientes y suficiente para levantarla.
luego ya no se los quita uno de encima, siempre
pidiendo cosas. Tendría que esperar, tal vez un rato largo, en esa
calle a que alguien pasara para pedirle el favor de
La señora se extendió un buen rato hablando de que le alcanzara su carta, y, luego, pensó con una
los peligros del paternalismo y mirando asentir a opresión en el pecho, tendría que volver a su casa.
su amiga. Doña Berta se sentía avergonzada de
interrumpir, así que se fue acercando poco a poco Parecía tan largo y difícil el camino de regreso, y
a la puerta abierta que daba al jardín trasero y tan el sol seguía en todo lo alto y quemante de ese
pronto alcanzó el pasto, se arrimó a una esquina e mediodía.
inclinándose muy poco y con dificultad, aguantando
la presión en las rodillas, logró orinar: Un chorro Fue cuando su estómago se encogió hasta dolerle
grueso y largo de orina caliente, que la hizo sentirse y le llegó la tristeza.
muy aliviada. No había papel higiénico ni nada con
lo que secarse, pero subió así sus pantaletas y se Entonces se sintió muy sola y muy cansada.
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PANZONA
Y CHICHONA
-Panzona y con las chiches colgando, pareces Yo justificándolo ante mí a cada momento: los
salida de la película “Gorilas en la niebla” – Me problemas. Mi embarazo inesperado y de alto
dijo, cuando vio mi desnudez de siete meses de riesgo que me impedía trabajar por un salario,
embarazo y se dio media vuelta, riendo de su vivíamos con lo indispensable. Pobrecito, se siente
graciosa ocurrencia, para volver a dormir. acorralado; yo tengo criterio suficiente como para
Yo me quedé ahí, Consiente de lo deforme que comprenderlo.
estaba mi cuerpo, de lo fea que me había puesto.
6 Herida, muy herida por el rechazo. Estaba en medio Por la tarde fuimos a una tienda de lujo. Teníamos
de la habitación, paralizada. Podía sentir cada tantas carencias económicas. Yo no tenía ropa de
parte de mi cuerpo: mi vientre hinchado, lleno de maternidad, mis viejas playeras y mis pantalones
líneas que lo atravesaban, el ombligo deformado, de siempre parecían a punto de reventar y faltaban
parecido a un corcho que sobresalía estirando mi todavía dos meses más. Él acababa de iniciar un
piel; mis senos enormes colgando hacia abajo, Los nuevo empleo y hubo que decidir entre corbatas
pezones grandes y oscuros. para él o un sostén de lactancia para mí. Era
más importante que él tuviese buena imagen, su
Sentía, sobre todo, como la vergüenza me ardía en presentación era una inversión a futuro para los
la cara, y las ganas me ardían, casi dolían, dando dos; más adelante me tocaría a mí.
pequeñas descargas eléctricas desde el centro de
mi vulva, doliendo en mi vagina, que había dejado Nunca tuve un vestido de maternidad, él tuvo
ya de lubricar. Sentía ese deseo desdichado y sin trajes nuevos; ni el famoso sostén, nunca, pero él
razón, latiendo con la misma fuerza con que el sí camisas de marca. No compré complementos
pecho se me inundaba de un calor triste, de una alimenticios ni vitaminas que el doctor recetó,
como amargura que se extendía hasta mis brazos, porque no alcanzaba el dinero para tanto. Pero él
inutilizándolos... Pasaron quince minutos o tal vez tenía que invitar a cenar a su jefe a sitios caros. Dejé
dos horas. Cuando el frío hizo incontrolable el de usar ropa interior porque ya no me quedaba, no
castañeo de mis dientes, me atreví a meterme en tenía ropita, cobijas, pañales ni accesorios, ni nada
la misma cama y a decirme que había dejado de para preparar la llegada de mi bebé. Él tuvo fiestas
quererlo. con sus nuevos compañeros de trabajo, aunque,
claro, no era por gusto si no que eran relaciones y
Al día siguiente asistimos a la plaza. Comí una contactos laborales necesarios.
quesadilla que sabía a tierra y frustración. Él había
estado a punto de pelear a golpes con un turista Una noche intenté escribir mi currículo para un
que me empujó accidentalmente. trabajo de medio tiempo al que me habían invitado
para después del parto, llevaba dos días de atraso
Él, irascible, angustiado, ansioso, deprimido. en el envío y por una u otra cosa, la computadora
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no estaba disponible para mí. lo había notado preocupado, preguntando cuánto


faltaba para el ultrasonido. Después de todo, yo
Él tenía que usar el Internet para escribirle a su pensaba que era una angustia compartida. Qué
hermana quien no entendía que su novio abusaba bien se sentía saber que estaba a mi lado.
emocionalmente de ella y, claro, le era necesario
todo nuestro apoyo moral incondicional. Después - ¿Todo bien, doctor?
redactamos, redacté, el informe para su nuevo
jefe y me encargué, por horas, de pulirlo y de
darle una buena presentación. Quedar bien era -Todo bien...
importante para el futuro de ambos, teníamos que
comprometernos con ese empleo a fondo. Comenzó a recorrer mi vientre con la maquinilla
lubricada:
Hubo que preparar la cena, lavar los platos, arreglar
la casa y lavar algo de ropa. Él me ayudaría, pero - Este es el fémur... está completo y de las medidas
al día siguiente tenía que levantarse muy temprano esperadas, peso y tamaño del producto normales...
y quería estar fresco para ir a trabajar. Mi cuerpo diámetro craneal adecuado... Aquí está el sexo...
no daba para más. Mi curriculum quedó archivado Bien, no hay testículos descendidos, estamos en
para algún día. las semanas finales de embarazo; por lo tanto...
puedo asegurarles que es una niña.
Alguna vez me atreví, en broma, a reclamarle
sobre la forma en que vivíamos. ¿Qué pasaba Me dieron ganas de reír. El saber que esa maravilla
con la distribución del trabajo de limpiarla casa que se movía en mi panza estaba sana y completa
y esas cosas? Él se puso muy serio. Me dijo que me liberaba de temores, era un regalo lindo,
hasta parecía de esas feminista que odiaban a los ronroneaba yo de satisfacción. Todo estaba bien.
hombres, con mis reclamos extraños. Todo corazón Era una buena excusa para estar feliz. Quería 7
y elocuencia me aplastó en un discurso tremendo saltar y bailar. Levanté la alegría desde la mesa de
sobre la necesaria colaboración en una pareja. exploración y lo miré: él estaba en el segundo justo
del desencanto. Se mordía el labio inferior, con la
No era cuestión de sexismo, eran las circunstancias cara más larga que he visto y se rascaba con una
que se nos presentaban. Era, por el momento, el mano una manchita que tenía en la otra.
trabajo que me tocaba a mí y el esfuerzo que él
haría por sacarnos adelante. “Nada más un tiempo, Tardé algunos segundos en entender qué era lo
chaparra. Luego vuelves a terminar la escuela, que estaba mal.
quiero una mujer que se desarrolle plenamente”.
Eso era verdaderamente colaboración entre Todavía él preguntó si era seguro, si los testículos
géneros y no feminazismo. Así, me encontré de no podían bajar después, si no nos daría una
pronto disculpando mis acusaciones con mi estado sorpresa al nacer.
hormonal-emocional y me tragué la dolorosa
culpa de mi falta de conciencia solidaria para mi El doctor, entendiendo bien el sentido de las
compañero, de mi estupidez al no comprender que preguntas, le dijo con el mismo tono de quien no
éramos un equipo. puede reparar un defecto no incluido en la garantía,
que no, que era muy difícil que eso ocurriera.
La cita para el ultrasonido era a las cinco de la tarde.
Llegó puntual y me tomó de la mano. Me acompañó -Ni modo mi amigo, qué se le va a hacer, ahí para
a consulta médica, Esa tarde no me sentí tan sola. la próxima.

La pantalla mostraba siluetas y formas que eran - Sí verdad, qué se le hace. (Media sonrisa
mi bebé. Hacía días vivía yo en la angustia de comprometida)
pesadillas en donde tenía malformaciones o
complicaciones al nacer. El doctor le daba una palmada de consuelo

Deseaba tanto que todo estuviese bien. A él también - A la próxima sí le sale el varón, “usté” sígale
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intentando (Risas solidarias de simpatía)

Un ardor incontrolable me bajó desde la coronilla y se instaló en el centro de mi estómago,


mientras miraba a ese ginecólogo y a ese marido queriendo que estallaran en llamas ante
mis ojos.

No dije nada.

Con todo el peso de mis casi 18 kilos extras, bajé sola de la mesa. Tomé mi ropa y ya sin
pudores absurdos de batitas de consultorio, me la puse ahí mismo. Los miraba a los ojos,
retándolos, mientras me miraban ellos silenciosos y aturdidos ante todo el poder que se
acumulaba en mí. Silenciados, ante el peso de esa furia mía, que nos aturdía a todos.
Acomodé mi vestido y salí dando un portazo. Ambos se quedaron dentro.
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Por la calle iba llorando y jurándonos:

Nunca, jamás, nadie, hija. ¡Nunca!

Al siguiente día, cuando él llegó a mi casa del trabajo, ya le había hecho una maleta
con sus trajes, sus corbatas y sus camisas nuevas. Le puse, para que se llevara, sus
discursos y la palabrería manipulada; su loción de marca, las botas de piel, su concepto
de apoyo en equipo, su idea de la solidaridad entre géneros y su computadora costosa.

Cargué la maleta en vilo, satisfecha de mi propia fuerza. La aventé por la ventana:

¡Hasta nunca, imbécil!


Patricia Karina Vergara Sánchez

SÓLO PARA
AVISARLES
Suena el teléfono y es Lilia, quien era mi vecina en Esa semana lo busqué y le pregunté al Rodrigo,
los departamentos del pueblito de Cuautitlán, donde su marido, si no tenía seguro médico en la fábrica
viví hace un tiempo. Se escucha seria, diferente. donde trabaja y él dijo que sí, pero como ya estaba
Cuando sabe que soy yo quien le ha contestado, casado antes de juntarse con Sofía y nunca se había
suelta, sin saludar, un torrente de palabras que divorciado, en la clínica que le toca, le dijeron que
9
no puedo detener y que van inundando mi casa, no podía meterla porque era nomas la concubina,
mi ánimo, mi cuerpo y me dejan con una pequeña ni a ella ni a los niños les podían dar servicio.
descarga eléctrica que corre mi espalda: Juntamos dinero entre todos los vecinos para llevarla
al doctor y las medicinas. El viernes ya teníamos
“Te hablé sólo para contarte que Sofía, la del dinero, pero ni sábado ni domingo hubo consulta.
departamento 7, se acaba de morir. El lunes ya tuvieron que internarla de emergencia,
Creo que ha de haber sido de cáncer. Hace tiempo aunque nomas dos días porque le regresaron a
tenía unas bolitas bajo la axila y le salía pus. Yo la casa, yo creo que para que se muriera con los
le dije que fuera al doctor, pero no iba, nunca suyos. Duró diez días. Sufría horrible. Hasta que ya
tenía dinero y cuando tenía dinero ¿Qué crees se murió. Los tres niños están bien pálidos.
que hacía? Le compraba chunchitas a sus hijas. Sofía estaba muy preocupada. El mayorcito de siete
Moñitos, diademas, pasadores, peines, de esas años, la segunda de seis y la bebé de tres años. La
cosas que venden en las tiendas de los chinos, de besaba y la besaba a la bebé y yo le decía: -También
a tres o cinco pesos y ya se ponía muy feliz. Yo le besa a Lupita-. Entonces la besaba también.
decía - ¡Sofía, ve al doctor, no compres eso! -
No pudo resolver qué va a pasar con ellos. El
De todos modos, decía que, aunque juntara para la Rodrigo es un bruto y los dos mayorcitos ni son de
consulta no iba a juntar para las medicinas. él. Con su familia, sus hermanas y su madrastra de
Sofia, ella no quería que fueran porque a ella de
Hace como tres semanas, la encontré aquí, frente niña nada más le pegaban y la explotaban. Quién
a mi puerta, con una cara bien triste. Me dijo que sabe qué se va a hacer con los niños. Quién sabe.
no podía más, que se sentía bien cansada. La llevé ¿Te dije que están bien pálidos?
a su casa, le di un masaje, la acosté y la tapé. Yo
creo que ella ya sabía que algo estaba pasando. A Lupita que me ayudó a hacer el café, le di un libro
Ya sentía que se iba a morir. Tenía 27 años. 27 ¿Tú sobre las estrellas y le dije que ahora su mamá se
crees? Pero se veía más joven, tan flaquita, tan iba a convertir en una estrella y que buscara en el
bajita. Bien chiquita. 27 años ¿Tú crees? cielo la más brillante y que allá iba a estar su mamá
y siempre iba a acompañarla. Entonces, Lupita
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abrió el libro y vio unas estrellas y gritó: - Ya la encontré, mira, ya la encontré-

Y vino la niña chiquita y me dijo que también quería que le diera un libro y que le dijera
dónde estaba su mamá. Sólo el Chato entiende que su mamá se murió y está muy calladito,
calladito. Pálido, pálido.

Qué pinche ¿No? Las mujeres pobres que no tenemos pa ir al doctor. A una consulta
cuando menos. Mejor nos gastamos el poco dinero que tenemos en unos adornos para
las niñas. Nomás por puro miedo, porque una sabe que no es normal que te salgan bolas
y pus en las axilas. No es lógico. Pero, es el puro miedo. No sabes ni qué hacer. A Sofía le
salía pus de las axilas. Yo creo que ya sabía que se iba a morir. Dice mi comadre que lo
10 que tenía era depresión. Yo no sé, cómo le hace una en esos casos. Da mucho miedo ¿No?
Ya me voy, manita, porque va a ser el rosario al ratito y voy a llevar algo de pan.
Nomás hablé pa avisarte que Sofía se murió”.

No supe muy bien que decir. Lilia colgó el teléfono.

Tengo algo que se ha de llamar como miedo, como furia, como desamparo. Entonces,
comienzo a escribir estas líneas, nada más les escribo para decirles lo que Lilia me contó,
nada más escribo para avisarles que Sofía se murió.
Patricia Karina Vergara Sánchez

CHICHONA,
PANZONA
Y LLORONA
Me habían dicho siempre que una mujer debe manos y me convertí en la diosa de la fertilidad,
ser bella, delgada, rostro lindo, sonrisa amable. alegre y de frutos maduros. Y descubrí cuánta
Agradable a la vista. belleza había en esa magia que hacía surgir gotas
de leche, blancas, casi tímidas, que me conmovían.
Yo no me parecía en nada a eso. Estaba embarazada A mi rostro, que se había vuelto redondo como una
y mi vientre era muy enorme y estaba atravesado manzana, le mande una sonrisa de amiga, en el
de líneas rojas que se llaman estrías y el ombligo reflejo.
parecía una serpiente pequeña que deseara
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escapar de ese globo terráqueo que yo era. Mis A mi niña, que se movía dentro, le canté por muchas
senos estaban pesados, deformes y también horas todas las canciones lindas que me sabía.
atravesados de estrías. No era, justamente, el ideal
de lo que yo siempre había soñado ser. Me sentía A mi sexo le di muchos de los tantos orgasmos que
enorme y horrible. le venía debiendo.
Y, entre tanta brujería instintiva, me sentí libre y
Y él, no era precisamente amable, parecía que feliz, me quedé dormida y soñé que la diosa me
ya no me amaba y, además, a cada instante me acariciaba el cabello.
recordaba cuan deforme ahora yo estaba.
Desperté de madrugada, todavía desnuda. La luna
Un día me cansé de sus malos tratos. me dijo que era la hora de ponerse en pie.

Corrí el cerrojo a la puerta para que él jamás Se rompió la fuente que cargaba mi vientre, y el
regresara. líquido escurrió entre mis piernas, formando un
charquito en el suelo.
Se marchó y dejó de pesarme. Me quedé sola y me
sentí nueva. No tuve miedo. Yo ya estaba lista: Fuerte, poderosa.

Me desnudé ante el espejo y comencé con el Me detuve un segundo para mirarme antes de
sortilegio: marcharme.

A mi vientre gigante, que ocupaba el mundo entero, El espejo estaba conmovido: Panzona, chichona,
le puse aceites y perfumes y le di todas las caricias llorona.
que por meses le habían sido negadas.
Me encontré contenta y extremadamente hermosa.
A mis senos enormes que colgaban con los pezones
hinchados y puntiagudos, los tomé con ambas
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TRABAJAR
Eras la Mujer Rota de Simone. Ambas esperábamos te sentará el rechazo laboral. Cómo quisiera poder
formadas en la fila, muy larga, del desempleo, ayudar. Yo tengo únicamente los dineros justos en
esperando fuera de un edificio pintado de azul, mi monedero para poder volver a casa. No sé qué
a que publicaran las actas en las que solicitaban podría hacer, me limito a escucharte.
trabajadoras.
Por fin publican y pegan en la pared las actas y
Yo tenía mucha necesidad. Madre sola y con una pasamos, una por una, a las salas de entrevistas. A
hija de tres años. Sin embargo, tú me preocupabas mí me toca una señora muy seria que no responde
en serio. Me contabas tu historia, la historia clásica: a la sonrisa con la que intento ser agradable a sus
Te casaste muy joven, dejaste de estudiar, te ojos. Llena los datos de un cuestionario sin mirarme,
12 dedicaste a cuidar tu casa y ayudar a que tu marido me pide mi expediente y me indica que regrese al
cimentara su éxito profesional. Luego, llegaron los día siguiente para conocer si me han aceptado.
golpes y aguantaste todos los años que pudiste.
Ahora, que has cumplido más de 40 y te sientes Ya no te encuentro al salir. Habría querido
muy cansada; él, ya triunfador en lo económico, se acompañarte un rato, saber si hay algo en lo que
marchó a vivir con una jovencita. pueda ayudarte. Me duele tanto tu desamparo, me
duele el dolor que te parte, porque es el mismo que
Lloraste por quince días. Aullabas de dolor, me yo he vivido, y el de mi madre y el de mi hermana
cuentas con los ojos todavía tristes. Después, se y el mi amiga y el de tantas. Invoco a la Madre
terminó la comida que había en la despensa y llegó Universal: -Protégela. ¿Qué será de ella?
la cuenta del agua y de la electricidad. Así que,
hoy te lavaste y saliste a la calle a buscar cómo Obtengo el empleo. Te recuerdo mucho por valiente,
sobrevivir y aquí estás, a mi lado, esperando bajo por tragarte el dolor y la miseria y por intentar
el sol quemante de la mañana y tratando de que la conseguir el trabajo a pesar de las desventajas.
voz no te tiemble tanto cuando cuentas lo que te ha La ocupación que yo conseguí es pesada. Todos
pasado. los días dejo a mi hija en la estancia infantil por las
mañanas y la recojo a la salida, por la tarde. Llego
Yo te miro y me dueles. Te faltan tres dientes a casa a hacer limpieza y lavar ropa. Así, cada día.
-recuerdo de los golpes de tu marido-, tu cabello Al poco tiempo dejo de pensar en ti, ya sabes, el
está mal cortado, opaco; tu ropa es una blusa azul peso de lo cotidiano.
que pasó de moda hace mucho, una falda gris vieja
y fea; zapatos sin gracia, negros y gastados y no Hoy es más tarde que nunca. Salí del trabajo cuando
llevas medias, por lo que se puede ver la piel seca casi todos se habían marchado. El jefe me retuvo
de tus piernas. Se me oprime algo en el pecho, demasiado elaborando unos archivos inútiles.
conozco la lógica de los empleadores. Es difícil que Además, para terminar con mi paciencia, el autobús
te contraten. No tienes estudios y tienes demasiada circula mucho más lento de lo normal. Me deja a
edad para ellos que siempre solicitan jovencitas. dos calles de distancia de la guardería en donde
Tienes mucho dolor en el rostro y me pregunto cómo está mi nena. Es verdaderamente muy tarde. Corro
Patricia Karina Vergara Sánchez

mucho, me angustio, las calles están inclinadas y ¡Eres tú! ¡Qué gusto encontrarte! Llevas los labios
me canso tratando de subirlas pronto. Mis piernas pintados y el cabello arreglado.
no corren suficiente, como en las pesadillas ¿Qué
sentirá mi bebé de estar sola, mirando que todos se Te miro, me miras con cariño sincero. Te sorprendes
marchan y nadie va por ella? ¿Estará bien? ¿Habrá de la coincidencia, te sorprendes de que ésta sea
quien se haga cargo de ella? mi hija.

Llego despeinada y sin poder respirar a la estancia Diste muchas batallas. Sin empleo, sin dinero,
infantil. Todos los niños y sus madres ya se han herida; pero por fin conseguiste este trabajo en
marchado. La puerta principal ya está cerrada. la cocina: preparas alimentos, limpias, haces
¿Y, si ya no está mi niña? ¿Si alguien más se la compras, miras a los niños y así no te sientes sola. 13
llevó? Me acuerdo de los robos de niños de los El dolor sigue dentro y constante como una migraña
que recientemente habla el televisor. Mi corazón se molesta, pero piensas que algún día pasará. Ganas
oprime tanto que siento ahogarme. poco, pero por algo se empieza, me dices. Yo me
Oprimo el llamador, pero nadie parece escuchar, alegro de que estés bien, de haberte encontrado,
nadie me abre el portón. Doy vuelta por fuera al de verdad me alegro.
edificio y encuentro una puertita lateral, está abierta Mi niña me toma la mano y frota sus ojitos, tiene
y al entrar veo que da a una habitación muy grande sueño y mañana hay que levantarse temprano. Me
cocina-comedor. Respiro con tranquilidad cuando despido contenta, Qué gusto de verte, qué bueno
la miro. Mi niña está sentada en una banquita que estés cerca.
azul. Tiene la chamarra puesta y su mochilita, con
el dibujo de un gato, está a su lado. Está bien y Viajo en el microbús con mi niña entre los brazos
muerde una fruta. Me hace un saludo con su manita y le voy contando que eres una mujer buena, que
y me reclama con su voz pequeña por qué me he trabaja, que eres una valiente, que qué bueno que
tardado tanto. Yo sólo la beso y la abrazo. haya mujeres que sobreviven.

Es una cocina que está recién aseada. Las mesitas Mi bebé se acomoda sobre mi pecho y se duerme.
donde comen los niños están húmedas por la Yo la miro. Sobrevivimos.
limpieza realizada y una mujer lava los platos a mi
espalda.

-Ya pensaba que se le había olvidado la niña-, me


regaña un poco en broma.

Volteo el rostro hacia ella para agradecerle


el cuidado y la miro. Me sonríe con su boca
desdentada.
MADRE/ Libro de cuentos liberado/ Sólo para mujeres

CÓMO NO
LO MIRÉ VENIR
Siempre he sido muy tonta, no cabe duda. casa; conseguía y preparaba comida, limpiaba, lo
Cuándo me voy dando cuenta: en el aeropuerto y escuchaba y estaba ahí para todo lo que él se le
sosteniendo su lata de refresco. Desde el principio pudiera ofrecer. Yo habría hecho cualquier cosa
tenía que haberlo visto pero no lo miré y es que para sostener ese intento de hogar.
cómo iba a verlo si yo estaba tan enamorada.
14 Sin embargo, yo trabajaba mucho y muy poco me
En los primeros tiempos juntos no teníamos nada tocaba y no me daba cuenta. Un día mi padre me
y hasta se me hacía romántico. No tener nada y fue a visitar y fue él quien me compró zapatos,
empezar a luchar desde cero, para crecer juntos. cuando vió que no tenía, pues habían dejado de
Éramos una pareja fuerte y nuestro amor iba a quedarme los míos en la hinchazón del embarazo.
acabar con todos los problemas. Mi bebé nació en un hospital de salud pública. Yo
creí que era una situación que le pasaba a esa
Apenas contábamos con el cuartito en donde pequeña familia y que un día los tres saldríamos
vivíamos. Comíamos lo que yo lograba sustraer del juntos de ello.
refrigerador de mi madre que vivía en el piso de
abajo. Era muy duro todo, pues él era muy orgulloso Hasta ahora me vengo dando cuenta, para mi bebé
y no quería pedir nada a nadie, no quería deber y para mí: no hubo nada. Para él: éxito en su famoso
favores. Así que, los pedía yo. Necesitábamos de nuevo trabajo, reconocimiento y felicitaciones. No
todo. pude asistir a la fiesta en donde lo premiaron, pues
él se sentía avergonzado de que yo no tuviera ropa,
Me embaracé sin planearlo y tener al bebé significó perfumes ni maquillajes caros como las esposas de
que yo dejara de trabajar en la empresa de costura sus compañeros.
a donde había trabajado siempre y por lo tanto
dejé de recibir un salario. Él estaba iniciando un Cuando mi hijo nació, él estaba muy feliz y le compró
nuevo empleo y recibía un salario pequeño, que un juguete y compró una cama grande. Pensé
se suponía nos sustentaría a los dos y aunque ese que las cosas cambiarían. Pero él siguió ocupado
tiempo era duro, a la larga saldríamos adelante. en sostener su carrera y yo seguí quedándome,
alimentando y vistiendo de lo que a él le sobraba o
Estaba tan deslumbrada. No lo supe en ese de lo que otras personas me regalaban.
momento, pero ese debió ser el primer síntoma:
el trabajo pesado fue mío. Yo lavaba y planchaba Cuando sus expectativas laborales crecieron,
sus camisas, que quedaran tal como a él le decidió irse a Estados Unidos a probar suerte. El
gustaban; apoyaba en los trabajos que él traía a principio sería difícil, dijo, pero a la larga...el futuro
Patricia Karina Vergara Sánchez

estaba en ese país y no en uno en eterna crisis, días, sin ganar en dólares y, en ocasiones, sin haber
como el nuestro. Me dolió tanto la separación, yo lo dormido cuando el niño tenía fiebre por la noche.
amaba, pero creía que debía respetar su decisión. No pude o no supe verlo. Sentía que cumplía mi
De todas formas, era algo que él hacía por ambos. deber y nada más.
Era el sueño de prosperidad para nuestra familia.
El golpe más fuerte fue cuando supe que él ya vivía
Su probar suerte duró cuatro años. Mientras tanto, con una mujer en esa nación. Ella misma llamó para
yo seguí viviendo unos meses de la caridad ajena, decirlo y pedir que yo dejara de exigirle ayuda,
pues él no quería que yo trabajara y descuidara al pues él tenía una nueva pareja de la cual hacerse
bebé. Luego, mi hijo comenzó a tener enfermedades cargo y ella no estaba dispuesta a compartir su
y yo me desesperé de no tener dinero para las dinero conmigo. Me quedé muda.
medicinas. Busqué un empleo y lo coloqué con
una señora que lo cuidaba. Me levantaba a las No se lo dije a nadie. Me sentía estúpida,
cinco de la mañana, limpiaba mi casa, arreglaba avergonzada. Años esperándolo, adorándolo,
al niño, cumplía un trabajo por la mañana, al medio defendiéndolo de cualquiera que lo criticara. Había
día pasaba a ver al pequeño y me iba corriendo defendido y adorado a un espejismo todo ese
asegundo turno de trabajo, recogía al niño, llegaba tiempo. No podía reconocerlo ante nadie. Además,
a casa a darle de cenar, bañarlo, lavar ropa, no quería que me mirarán como a la abandonada.
planchar, alistarnos para el día siguiente y así se Seguí como si nada hubiese ocurrido. Sólo me
fueron esos cuatro años. alejaba cuando alguien hablaba de la palabra
Él mandaba dinero ocasionalmente, apenas amor. Ese se convirtió en un tema cancelado para
alcanzaba para pañales. Yo me reía pensando que, mí.
si con esa cantidad esperaba que el niño comiera
todos los días, vistiera y tuviese atención médica, Al niño le seguí inventando un papá maravilloso,
de verdad estaba loco. No me importaba, lo seguía que lo adoraba desde lejos. 15
amando y agradecía que él llamara por teléfono o
cualquier leve gesto que indicara que no nos había Cuando el pequeño cumplió seis años las cosas se
olvidado. Lo demás salía sobrando, pues yo era complicaron para mí, ya no pudo trabajar la señora
fuerte y podía trabajar. que lo atendía y mi madre ya había muerto. No
había quien me ayudara a cuidarlo. Dejé el trabajo
Él decía que se las veía muy duras en el esfuerzo regular y me dediqué a trabajar desde casa,
que hacía “por nosotros”. Yo me compadecía cosiendo, haciendo manualidades, vendiendo
tanto por él. A todos los conocidos y a la familia cosméticos a las vecinas. Mi realidad económica
les contaba yo que él era un héroe que luchaba. se tornó muy difícil. Tenía que estirar el dinero al
No les contaba que hacía un mes no mandaba un máximo. Ahora sí contaba para mí el dinero que él
peso, que yo cumplía jornadas de doce horas, más enviaba. Me sentía tan agradecida. Me parecía que,
la labor de la casa y que a veces hacía una comida pese a todo, él era un hombre excelente que no
al día. Al hijo le compraba regalitos pequeños y le dejaba de preocuparse por el niño. Imaginaba una
decía que el papá se los había mandado. Quería generosidad el desprendimiento que hacía de su
que tuviese una figura paterna, coloqué la foto de él dinero para la comodidad de su hijo. Lo admiraba
al lado de su camita. Todo el esfuerzo valía la pena, por su responsabilidad. Hasta que alguien me
pues al niño nada le faltaba. contó de cuánto eran los salarios en Estados
Unidos, cuánto ganaba él, que para ese entonces
Sin embargo, yo veía el sacrificio de él, allá, lejos de ya se había colocado como gerente en un gran
México buscando ganar unos dólares (que a mí no negocio. Me di cuenta de que otra vez, para el niño
me tocaban) pero no veía lo que yo misma estaba tocaban las sobras y nada más. Cuando exigí un
haciendo. Qué hubiera sido de él si le hubiera arreglo más justo y en el porcentaje que la ley fija
tocado hacer ese esfuerzo con el niño en brazos, para la manutención de los hijos, él amenazó con
la bolsa de los pañales colgando de un hombro, los cortar cualquier ayuda o contacto. Así que yo callé.
materiales del trabajo colgando del otro hombro, Me tragué el orgullo, porque necesitaba mucho el
siempre cansada y con los zapatos de tacón alto dinero.
que mis jefes me exigían usar, corriendo todos los
MADRE/ Libro de cuentos liberado/ Sólo para mujeres

Hice un plan: Seguir al lado del niño mientras fuera era por su bien.
todavía pequeño y no pudiese estar solo en casa,
seguir con trabajitos aquí y allá. Ir saliendo al paso y Con todo listo ya para su viaje, llegó la llamada
en cuanto fuese un poquito mayor, volver a trabajar de él: decía que tenía problemas con la tarjeta de
jornadas completas y hacer un capital para los dos, crédito, que no tenía en ese momento dinero para
para que pudiésemos vivir mejor. completar el pago del pasaje de avión, que si no
podía completarlo yo. Por supuesto, completé el
Entre malabares con el dinero, el niño creció listo dinero. Vendí el aparato de sonido y la televisión.
y sano. Lo amaba. Era mi mundo. Estaba tan De todos modos, sin él, no habría quien los utilizara
orgullosa de él. Unos meses más y terminaría la en casa, quien llenara la casa de ruido y música, no
escuela primaria. Ya lo habíamos hablado, yo habría con quien cantar o bailar y luego, riendo, sin
volvería a salir a jornadas largas y él me ayudaría importar de momento cuan costoso fuera el pago de
en la casa. La situación económica iba a mejorar. la electricidad. Al final, también tocó vender mi reloj
Yo me esforzaría y él iría a la universidad. Sentía y mis anillos, pero logré reunir el dinero necesario
que los años duros estaban a punto de terminar. para comprar el boleto a su nueva vida.
Sentía que había ganado en la vida.
¿Qué le podía yo decir, qué podía yo ofrecerle para
Durante esas vacaciones el padre decidió venir a que se quedara a mi lado, para que me permitiera
México, para visitar al hijo y conocerlo un poco, aun terminar de verlo crecer, para verlo graduarse, salir
cuando siempre lo estuvo viendo crecer por las con su primera novia, afeitarse por primera vez,
fotos que yo le mandaba. para que me dejara comprarle un pastel en cada
cumpleaños? Él estaba seguro de que todo eso
Me gustó el encuentro, se quisieron desde el primer sería mucho mejor con su padre.
momento en que se vieron. Lo llevó a pasear, le
compró ropa, regalos y, finalmente, me pidió que No podía yo decirle que todos estos años le había
16
le permitiera pasar los últimos días de descanso mentido, que le había inventado un papá de
con él, en Estados Unidos. Me sentí feliz de que mi fotografía y que el de verdad era avaro y mezquino.
niño tuviera por fin un papá de verdad y no uno de No iba a creerme. Tenía que dejarlo irse.
mentiras y regalos inventados.
Así que pagué el boleto del avión y el taxi hasta
Él regresó radiante, hablando un poco de inglés acá. Aguanté hasta hace un momento, él me
y contando lo preciosa que era la casa de su pidió que le comprara un refresco en la tienda del
papá. Esa noche se sentó en mi cama y comenzó aeropuerto, mientras llegaba la hora de abordar su
a hablar: Se había dado cuenta de que yo había avión. Únicamente me quedaban 10 pesos para mi
sido muy egoísta al tenerlo lejos de un padre que lo pasaje de regreso, pero era lo último que me pedía,
amaba tanto y que era un gran luchador, pues era cómo se lo iba yo a negar.
un hombre que sin ayuda y con todo su esfuerzo,
se había formado una fortuna y logrado el éxito, Pagué la bebida con ese último dinero. Abrió la
mientras yo me había quedado en la mediocridad lata y le había dado solamente un pequeño sorbo,
y no tenía aspiraciones ni ganas de triunfar, que, cuando dieron la orden de abordar. Me entregó
si lo quería, tenía que dejarlo ir a vivir donde se le la lata, tomó su mochila, me dió medio beso
daría todo lo que yo no había sabido darle, a donde apresurado en la mejilla, sin dejarme abrazarlo una
tendría la felicidad y todas las comodidades que vez más y se marchó.
merecía.
Aquí estoy, con una servilleta manchada de
Lo dejé hacer sus maletas. A toda la familia y refresco, una lata apretada entre las manos y me
amigos les dije que era un acuerdo desde hacía contengo mucho porque me da vergüenza que la
años entre su padre y yo, que me daba mucho gente a mi alrededor me vea llorar. Ahora, tengo
gusto que se fuera, que era por su bien y para que que sentarme en una banca, respirar muy hondo e
tuviera mejores oportunidades de estudio. Me daba imaginar cómo volver a mi casa, en mi monedero
vergüenza que alguien supiera del desprecio de mi no queda nada.
hijo. Tenía que dejarlo ir. A lo mejor, era cierto que
Patricia Karina Vergara Sánchez

ENRIQUETA
Enriqueta, hija única de la familia Hidalgo, parecía intencionadas del pueblo disculparon la austeridad
haber perdido su antiguo porte altivo. Iba caminando del vestido blanco con que caminó al altar, cuando
con el rostro mirando a la tierra; el cabello mal las costureras locales habían ideado desde tiempo
recogido y el vestido, todavía de luto, arrugado y atrás con los tules que pondrían en el diseño del
descolorido. Esperanza, su hijita de cinco años, la mejor vestido de novia que habría sido producto de
guiaba alejándola del pueblo. Un pequeño lazarillo sus hábiles manos.
torpe y asustado que no miraba hacia atrás. Sobre todo, ninguna mujer de las que habían
envidiado su belleza, ni ninguno de aquellos que
Unos años antes, era casi una leyenda la belleza la habían admirado, entendió por qué ella se casó 17
de Enriqueta. Sus ojos almendrados y enormes; en la misa de la mañana de un domingo con aquél
su cuerpo fuerte, bien proporcionado; su cabello hombre recién llegado de lejos e ingresado a la
largo, negro y brillante. Era considerada como mina, pobre y feo.
algo parecido a una embajadora honoraria de San
Miguel, su pueblo. Si se aproximaban comerciantes El padre de Enriqueta, Don Roque, no dio más
influyentes a hablar con el representante del cabildo, explicaciones que aquella, con los labios apretados,
si llegaba un enviado del gobierno, si había que dar de que la niña se le había emberrinchado. Murió
la bienvenida al nuevo maestro de la única escuela el hombre dos meses después de la boda. De
primaria: se barrían las calles, se ponían manteles apoplejía, de desilusión por el destino que había
verdes en los escritorios de la presidencia, se elegido su hija o de rabia por el mismo.
colgaba el escudo pulido sobre la puerta principal
y se mandaba llamar a Enriqueta Hidalgo, para que Lo cierto, es que algunas lenguas tuvieron mucho
actuara de maestra de ceremonias. de qué hablar cuando Enriqueta parió, exactamente
siete meses después de la boda, un niñito prieto
San Miguel un día fue próspero, con el auge de la y flaco. Se llamó Aurelio. Era el mismo nombre
explotación de la plata, pero al agotarse las vetas portado por el minero que se enorgullecía de haber
sólo tenía por constantes el viento impasible y engendrado un varón.
algunos paisajes deslucidos. Así que contaban con
la gracia de Enriqueta para ofrecer alguna buena A pesar del anillo en el dedo anular y del hijo en los
disposición al visitante. Se trataba de una mujer brazos, sus antiguos admiradores parecieron no
agradable, inteligente, representante de lujo de la querer reconocerle el parentesco con un fuereño y
que todos se sentían orgullosos. nunca le llamaron por su nombre de casada. Siguió
siendo Enriqueta Hidalgo, aun cuando el marido ya
Por eso, todos sus vecinos y conocidos se sintieron no la dejara oficiar de reina de las fiestas en los
agraviados con su matrimonio. Ninguna madre eventos patrios.
perdonó a Enriqueta cuando despreció a los más
codiciados solteros. Ni aún las personas mejor Poco a poco, el esposo le fue negando no sólo la
MADRE/ Libro de cuentos liberado/ Sólo para mujeres

participación en actos públicos. Si no que también definitivamente a su esposo.


le impedía recibir visitas o frecuentar casas ajenas.
Ni, cuando menos, la de su madrina el día en ésta Los compañeros del difunto, que trabajaban en la
se puso grave y murió. mina, se fueron comentando lo que Enriqueta había
querido a ese hombre.
Así, del nacimiento de la niña de Enriqueta, en la
casa mal pintada y pobre en que la había encerrado Fue mucha la gente que partió, luego de la
el marido, nadie se habría enterado; de no ser por ceremonia, con el corazón oprimido por el dolor de
la partera que contó que era una criatura igualita la viuda y el desamparo de los niños.
a la madre, que se llamaría Esperanza y que se Sólo unos pocos que se rezagaron, pudieron
le notaba el carácter fuerte, poco común en una darse cuenta de que, al terminar el sepelio, se
mujercita y mucho menos frecuente desde los acercaron a Enriqueta una mujer y dos hombres
primeros días en la cuna. desconocidos y se presentaron como los hermanos
y la cuñada del minero. Fingieron no darse cuenta
La gente tuvo curiosidad por la recién nacida. Sin de lo descompuesta que se encontraba la mujer
embargo, casi nadie pudo conocer a la niña en esos doliente. Se disculparon por no haber frecuentado
años, pues Enriqueta y sus hijos no salían ni a hacer con anterioridad a la familia. Pero, dijeron con aire
compras, todo lo proveía el minero. Sólo asistieron confidencial, todos conocían el carácter huraño
a la iglesia en dos o tres ocasiones durante ese de su hermano y no deseaban presentarse sin
tiempo. ser invitados. Dieron sus condolencias. También,
anunciaron que vivían en un lugar llamado Dolores,
Una noche se sintió un correr de aire frío, mucho una población cercana al bosque del Zembo. La
más intenso de lo normal en ese poblado ya mujer, que nunca había salido de San Miguel, no se
acostumbrado a un clima hostil. El viento helado les interesó por esos nombres de lugares desconocidos.
llegó a los huesos. Tiritando, los vecinos comentaron Sólo quería que la dejaran llorar en paz. Al final de
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de inmediato, que era augurio de un mal evento. la charla, sus cuñados hicieron el ofrecimiento de
Para la madrugada, ya no corrió el viento. Se llevarse al varoncito, a su sobrino, y hacerse cargo
estacionó una atmósfera de oscuridad. Ninguna de él, mientras la viuda salía adelante y encontraba
mujer se atrevió a salir por agua al pozo para la forma de mantener a sus hijos, en vista de que
preparar el desayuno. Bajó tanto la niebla que no tenía herencia y había perdido al que le ganaba
dar un paso era sumergirse en una nube gris sin el pan.
saber exactamente hacia dónde orientarse. Sólo
Enriqueta supo cómo llegó a la casa del doctor Enriqueta se negó, en definitiva. No se separaría
para pedir ayuda. Su marido estaba en el piso de de sus pequeños. Ya encontraría la forma de
su habitación, convulsionándose. sobrevivir. Los familiares de su marido muerto
dijeron entenderla y le dieron algunos billetes,
Se le reventó una vena en la cabeza, dijo el doctor. como apoyo.
No hubo nada qué hacer. Las semanas pasaron y las necesidades de
Lo enterraron dos días después, muy de mañana. Enriqueta viuda con sus niños se
Los pobladores de San Miguel concurrieron a la convirtieron en un problema para un pueblo con
ceremonia luctuosa en medio de la niebla, ya menos tantas carencias económicas.
densa que en el día de la tragedia, pero persistente.
Enriqueta lloró a gritos, sin pudor. Los nervios de Todos veían cómo la viuda, temblando de frío,
los asistentes se estremecieron viendo cómo de aguardaba a las puertas de casas y comercios y
esa figura femenina, que se agitaba en medio de se desesperaba buscando quién le diera empleo.
los espectrales jirones de nube, salían lamentos Mientras tanto, los propietarios sentían una especie
penosos, que pedían la mataran y la enterraran de vergüenza al saber que no había nadie que
junto a su marido. Ella suplicó que detuvieran su pudiera ofrecerle un trabajo remunerado.
dolor. Se arrastró por el piso, intentando evitar que
dejaran la caja con su muerto en el fondo de la La caridad y los bolsillos ajenos comenzaron a
tumba. El sacerdote tuvo que sostenerla, mientras cansarse. Las vecinas que en días anteriores
algunos voluntarios arrojaban la tierra que cubriría tocaban a su puerta con cazuelas de compasión,
Patricia Karina Vergara Sánchez

fingían estar ausentes, si ella iba a pedir un par de pero iba ilusionado por aquello que había escuchado
tortillas para hacerles, aunque fuera, un taco con de que en el pueblo de Dolores podría comer todos
sal a los niños. los días. Los tíos dejaron algo de dinero, para
colaborar en el sustento de la niña y la viuda.
Una noche, ya muy tarde, Enriqueta despertó por
unos golpes en las maderas con las que aseguraba Enriqueta fue a despedir a su hijo hasta la salida del
su ventana. Era Don Ramón, el de la herrería, pueblo y quedó con el corazón dolido, pero con la
quien dijo presentarse a saludarla y aprovechó ilusión de que él estaría mejor.
para recordarle que todavía era joven y seguía
siendo muy hermosa. Le dijo que él estaba muy Al día siguiente, con las monedas que le dieron sus
sólo y desatendido desde que su esposa estaba cuñados, Enriqueta compró ingredientes, obtuvo
preñada. Le ofreció unas monedas, para sacarla de leña y horneó pasteles para ponerlos a la venta.
su emergencia. Su hija y ella montaron un tenderete improvisado,
cerca de la iglesia. Esperaron inútilmente durante
Ella se tragó la indignación y lo despidió con horas a que alguien les comprara su producto.
firmeza, pero, al mismo tiempo, empleando toda la Nadie se acercó. Comieron pastel esa tarde, en la
amabilidad que pudo, para no crearse enemistades. noche y a la mañana siguiente.
Todo empeoró cuando la noche posterior tocó a su
ventana Don Juan, el de los comestibles y, a la noche Al otro día, insistieron en hornear algunos pasteles
siguiente, Ramiro, el muchachito comprometido más, hicieron conservas y otros postres, pero nadie
con una de sus conocidas más jóvenes. No faltó se acercó a su pequeño negocio.
quien viera a hombres casados y solteros que, al
saberla sola, rondaban su casa. Entonces, algunas Después de convencerse que no habría
mujeres comenzaron a sentir cosquillear los celos compradores para sus dulces, regresaba Enriqueta
en sus gargantas. Como era de esperarse, los a su casa con Esperanza dormida a cuestas, 19
celos emergieron por distintas bocas y vinieron las cargando también sus productos no vendidos y
habladurías, que la condenaron. su propio cansancio. Una mujer que transitaba en
sentido opuesto por la calle, la miró con rencor y
Se fue quedando nuevamente aislada y con la al estar a unos metros de ella, escupió con asco: -
desesperación de no encontrar qué dar de comer a ¡Maldita Hiena! -.
sus niños cada día.
Enriqueta sintió el agravio ardiéndole en la cara y
Por ello, cuando llegaron nuevamente los tíos de fue tras la mujer, indignada. Así se enteró de que en
sus hijos y propusieron llevarse al pequeño Aurelio, el pueblo se decía que había vendido a su hijo por
a un lugar en el que tendría alimento seguro, vestido el dinero que invertía en hacer pasteles.
y hasta le mandarían a la escuela, prestó oídos al
ofrecimiento. En vano trató de ofrecer aclaraciones. Nadie quiso
escucharla. Se consoló pensando que, tras pasar
A Esperanza no se la podían llevar, explicaron, quince días desde la marcha del niño, llegaría
porque el lugar de una mujercita tendría que ser el momento en el cual volverían a verlo y las
al lado de su madre. Además, Aurelio necesitaba maledicencias serían acalladas.
hacerse hombre para mantener un día a su propia Sin embargo, pasaron quince días que luego se
familia. La niña, en cambio, siendo buena mujer, convirtieron en veinte días de angustia y su hijo
tenía el futuro asegurado. no apareció. Nadie respondió a los telegramas
que envió inútilmente a la población en donde se
Prometieron que cada semana o quince días suponía estaba hospedado.
volverían al pueblo a llevar al niño a visitar a su
madre. Quién iba a saberlo, argumentaron para Ya se había terminado el dinero. Ella y Esperanza
facilitar la decisión de la mujer, en un tiempo tenían hambre desde hacía días y la gente las miraba
su hijo podría hacerse de un oficio y ayudar a la pasar con antipatía, las trataban con repugnancia.
manutención de su hermanita.
Aurelio con siete años, lloró un poco al despedirse, Una mañana, se envolvió en su rebozo, ya luido por
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el uso, y envolvió a la niña con otro, para cobijarla. obligaba a dejarla avanzar por ella misma. La madre
Se fueron a la oficina del telégrafo a suplicar que se condolía por los pies pequeños y desnudos de la
les dieran crédito para mandar un último mensaje a niña que pisaban el suelo enlodado y se tropezaban
Dolores, rogando saber de su muchachito. o resbalaban por el sendero irregular. Esperanza
conservaba la mirada tranquila. Cuando tenía que
El telegrafista las miró con tristeza, pero no quiso o caminar, lo hacía sin quejarse. Seguían.
no pudo ayudarlas. Tenían hambre. El cielo que permanecía melancólico
dejaba caer a ratos una llovizna que las empapaba.
Cuando ambas regresaron a su vivienda, Esperanza Había un viento terco que les erizaba la piel y las
tropezó con un clavo salido que había en el marco hacía ir tiritando. No había lugar para guarecerse.
de la puerta y se atoró la punta en su zapatito. Por ello, trataban de andar más rápido, para no
Cuando la niña dio un tirón para desengancharlo, sentir tanto el frío que les iba calando.
el cuero quedó desgarrado, inservible. Ya no tenía Enriqueta dijo a su hija que buscarían refugio antes
con qué calzarse. de que se hiciera de noche y la niña puso más
energía en sus pasos.
Enriqueta había contenido el nudo en la garganta Cuando ya estaban muy próximas del siguiente
durante el trayecto desde la oficina del telégrafo poblado, vieron a un lado del camino un improvisado
hasta su casa. Apenas llegó y cerró la puerta, se tiradero, todo tipo de desperdicios arrojados por
dejó caer en el piso de tierra. Estaba vencida. los habitantes del lugar cercano se acumulaban en
Lloraba por su niño, por su niña, por el que ya no una montaña sin forma.
estaba, por ella misma. Se ahogaba de frustración, Trataron de alejarse pronto y de contener la
de rabia, de impotencia. Sintió el inconcebible peso respiración para no sentir nauseas ante la
de su desamparo. Pensó que no había más camino descomposición de algunos viejos desechos.
que la muerte. De pronto, Esperanza distinguió un zapatito de
niña. Casi nuevo, de buena piel, bonito. Estaba
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Fue Esperanza, cuando terminó de quitarse los entre unas cajas de madera, por lo que no se había
zapatos inutilizables, quien, al mirar a su madre en mojado.
el piso, ahogándose en los hipos de un llanto difícil, Lo levantó con entusiasmo. Sin embargo, el par no
se puso se veía por ningún lado y se dieron cuenta de que no
en pie y le miró a la cara con compasión infinita. lo encontrarían entre tal acumulación de residuos.
Con su vocecita y su lógica de niña, le dijo: Enriqueta alcanzó a pensar que, si hubieran
cargado con el zapato que no estaba roto, el que
-Ya no llores mamá, vamos a buscarlo - se había quedado en su casa, Esperanza podría
Enriqueta, levantó el rostro y miró a su niña que le ponerse ambos, aunque fuesen desiguales. Pero,
tendía la mano. eso no sería posible. Así que dijo a la chiquilla, en
tono de fastidio, que dejara esa basura en donde la
Se ajustaron los rebozos sobre los hombros. Salieron había encontrado.
de la casa sin ocuparse ni de echar el cerrojo. - Está huérfano -, dijo Esperanza, - como Aurelio.
Está solito -.
Esperanza iba descalza, guiando a su madre hacia Enriqueta se detuvo, mirando boquiabierta a
la salida de San Miguel. Nadie intentó detenerlas ni Esperanza. La niña se quedó muy quieta mientras
preguntarles a dónde iban. su carita enrojecía, avergonzada, y los ojos de
ambas se llenaban de lágrimas. Se abrazaron y se
Se fueron por el camino que habían seguido los tíos quedaron ahí, a merced del viento. Con el dolor y el
cuando se llevaron a Aurelio. miedo atorados en la garganta.
Anduvieron algunas horas bajo el cielo nublado. Cuando sus cuerpos comenzaron a temblar de
No podían calcular cuánto tiempo tardarían hasta nuevo, se separaron sin decirse nada. Se tomaron
poder tener noticias del niño, pero sabían que no de la mano y siguieron andando, aun cuando la
había a dónde volver ni querían detenerse. niña lanzó una última mirada de desencanto a la
pila de desperdicios que dejaban atrás.
Enriqueta cargaba todo el tiempo que podía a su Ambas estaban muy cansadas. Iba a oscurecer
nena, hasta que el cansancio en sus brazos la y querían entrar pronto en el conjunto de casas
Patricia Karina Vergara Sánchez

que se veía a la distancia. Preguntarían por aquellos que se habían llevado al niño,
buscarían quién les indicara en dónde estaba el Bosque del Zembo, Cuál era el camino
para llegar al pueblo de Dolores. Tomarían un poco de agua de un pozo, para disimular
el hambre. Verían si había algún trabajo que hacer: Podrían barrer algún negocio, lavar
unos platos, lo fuera; mientras sirviera para ganar unas monedas. Descansarían bajo
algún tejado.
Casi a la entrada del pueblo, entre las ramas bajas del tronco de un oyamel, como
colocado ahí por algún niño travieso, Enriqueta vio el zapatito improbable. Era idéntico,
no había duda, era el par de aquél que habían dejado atrás.
Tomó el calzado. Le dijo a Esperanza que se quedara sentada en ese lugar, protegida
de la llovizna bajo el tejadito de la primera casa en la entrada del pueblo. Ella volvería 21
pronto.
Desanduvo corriendo el camino, con dolor en las piernas, pero con aliento nuevo.
Caería la noche de un momento a otro, tenía que apresurarse. Le costó trabajo recordar
el lugar exacto, pero encontró el zapato abandonado, lo recogió y acarició la horma,
agradecida a la suerte. Volvió corriendo al lado de su hija. La mujer se sentía exhausta,
Iba luchando contra el límite de su resistencia. Pero, cuando Esperanza la vio regresar
con el par de zapatos en la mano, vio a su madre contenta, muy contenta.
Enriqueta Hidalgo miró los piececitos enrojecidos y lastimados de su niña. Los limpio
con la orilla de su vestido. Los apretó y frotó entre sus manos para darles un poco de
calor. Les puso el calzado que se ajustó aceptablemente y sonrío.
La niña también sonrío. Se puso en pie y ambas comenzaron a andar hacia el centro del
poblado a preguntar, a buscar el rumbo de Aurelio.
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LA CACHORRA
Ella es mi razón y sin razón, mi pasión, mi amor. se rio diciéndome que parecía tigra reconociendo a
Desde antes de concebirla mis brazos la anhelaban, su cachorra. Me gustó. Soy una tigra que la huele
la extrañaban, sin conocerla aún. cada mañana, que se alegra de reconocerla y luego,
juguetea y le ofrece el desayuno y se enorgullece
Cuando estaba en espera de su nacimiento de verla crecer y tornarse lista y fuerte, mi cachorra.
imaginaba con impaciencia el momento de besarla,
de mecerla, de verla reír, de charlar con ella. Luego, La Cachorrita se llama Susana, pero en casa el
nació y fue el mayor milagro del que puedo dar nombre ha derivado en muchas variantes cariñosas.
testimonio. Haber convocado a la maravilla y haber Suny es su mote favorito, pero exige que no se le
sido escuchada por la maravilla misma. nombre así en público, ni frente a nadie que no sea
22 allegado, pues dice que es su nombre de hada,
Cada día, al ir a despertarla a su cama me ha un nombre secreto que sólo se revela a aquellos
gustado llenarla de besos y abrazarla por un a quienes se ama. Así, pues, la cachorra tiene su
momento para aspirar, muy fuerte, su olor. Ese personalidad, su genio.
olor a limpio, a fresco, a algo que la hace ser muy
ella. A veces, encuentro el aroma del jabón con el Esta mañana Cachorra y yo hemos revisado
cual se baña o de una loción o de una prenda de nuestros ahorros y hemos decidido ir a comprar
ropa nueva. Ese no es su olor. No la reconozco. regalos de navidad para la familia. No es mucho
Entonces, dejo de abrazarla y comienzo a olisquear nuestro dinero, así que decidimos ir a una zona muy
su cabello, su rostro, su cuello, sus manitas. Ella se popular de la ciudad en donde hay un mercado
contorsiona riendo, dice que le hago cosquillas. No semi formal, en espera de poder comprar cosas
me detengo hasta que lo encuentro. Puede estar lindas para la gente que amamos.
en sus mejillas, o en su brazo largo y tierno o en su
nuca. Está ahí su olor. El que sí es de ella. Llegamos al lugar un poco tarde, perezosas, casi es
medio día. Desayunamos fruta picada en un puesto
Es sólo que su aroma ha sido el que me ha ambulante. La Cachorra muerde con alegría trozos
trastornado hasta la ternura desde el día en que de sandía, aplasta con el tenedor de plástico el
nació; es el que me ha hecho identificarla, supongo, mango jugoso, come el melón a trocitos y, cuando
como hacen los animales con sus camadas. Es la me distraigo, pasa a mi plato los trozos de piña
certeza de que se trata de la cría mía, parte de mí que no le agradan. Se ríe cuando pongo cara de
y, a un mismo tiempo, no parte de mí. Una magia sorpresa ante mi desayuno saturado de trozos de
inexplicable. fruta amarilla.

Es el hechizo que me ha llenado de gozo todas las Pasamos el día mirando productos y haciendo
mañanas y que encontré desde que la pusieron malabares con el presupuesto. Ella tiene 10 años y
sobre mi pecho por vez primera en la sala de parto, es muy lista con las matemáticas, hace las cuentas
cuando comencé a olfatearla. Olía a sangre y a ella, más rápido aún que los vendedores. Cuando ya
sentí una especie de hambre primitiva y la enfermera cae la tarde llevamos bolsas llenas de regalos:
Patricia Karina Vergara Sánchez

Bufandas para los primos, una pieza de porcelana como nos lo permiten las bolsas que estorban.
para la abuela, unos guantes para el tío, pelotas
enormes y estorbosas para los sobrinitos, una Viene al final de la calle una camioneta color azul
chamarra nueva para ella, un abrigo para mí. oscuro, muy grande, que se detiene en la esquina
y por sorpresa dos jovencitas, casi niñas, que
Terminamos las compras y al querer ir por un atajo caminaban por el lugar son subidas a la fuerza
para tomar el colectivo que nos llevaría a casa nos en la parte de atrás por cuatro hombres sucios y
hemos metido en la zona más peligrosa de ese con aspecto muy agresivo. Cierran la puerta del
barrio. Se ve solitaria y un tanto sórdida. Me siento vehículo en cuestión de segundos, parece que hay
algo inquieta, pero me tranquilizo de inmediato más cómplices dentro de la camioneta.
cuando localizo en la esquina un pequeño local de
venta de comida. La Cachorra también lo ha visto y Uno de ellos nos señala y comienzan a correr hacia
comienza a distinguir el aroma a comida en el aire, nosotras. Algo me grita que me aleje de inmediato.
se le antoja un consomé caliente con pedacitos de Pronto, pronto, escapar.
verduras. Come con gusto y se alegra al saber que
venden refresco de uva, su favorito. Se lo toma a Jalo a la niña, las bolsas estorban nuestros pasos y
grandes tragos y en los labios le queda el color las tiro. Las pelotas ruedan por todos lados.
del refresco y sonríe con su cara de niña traviesa.
Es tan tremendamente hermosa. Descansamos un Voy corriendo y diciéndole a mi bebé que corra.
poco y tomamos de nuevo nuestras grandes bolsas
llenas de regalos. Vienen tras de nosotras.

Cuando salimos de la fondita ya se siente algo de -Preciosa, corre, nenita hermosa, corre. No tengas
frío, se hará pronto de noche. Le doy su nueva miedo, corre, corre por lo que más quieras-.
chamarra rosa para que se cubra y no se vaya 23
a enfermar. Ella da una vuelta sobre sí misma, Ellos nos gritan insultos, amenazan con hacernos
presumida. Yo tomo su manita que está tibia y daño.
suave para seguir caminando.
Ella corre con más fuerza, sé que los escucha y
De pronto, pasamos frente a una bodega muy se asusta. Veo de reojo sus zapatos color de rosa
grande. Está llena de juguetes y brillan los ojos de la asomando bajo el pantalón de mezclilla, moviéndose
cachorrita. Está abierta al público y nos animamos tan rápido como puede. Miro las mangas de su
a entrar. Mi niña quiere todos los juguetes que chamarra agitándose contra el viento. La cinta que
venden. Una autopista muy grande con sus autos sostenía su cabello se desató y la punta se mece
de carreras, una cuna para su muñeca, un pingüino atravesándose ante mis ojos. No me atrevo a mirar
de tela, una máquina para hacer helados. Corre de su carita, sé que tiene miedo. Su mano está helada.
un pasillo a otro de la bodega, se ilusiona. Cada Me duelen las piernas, me duelen mucho. Parece
juguete nuevo que descubre la emociona. Le digo un mal sueño. Ya no puedo, me falta el aire.
que elija uno que le guste mucho y, tal vez, en la
mañana de navidad podría aparecer bajo el árbol -Corre Suny.
decorado.
La calle sucia y mal pavimentada parece
Me duelen las piernas de andar todo el día, pero ella interminable.
no se cansa. Mira una muñeca y mira un telescopio.
Prueba una espada y un astronauta de plástico. No sé qué decirle más. Quisiera correr más rápido,
Sin embargo, luego descubre que es mejor pedir pero no lo hago, no quiero que la niña caiga. No
un horno pequeño el cual, según la etiqueta de la puedo cargarla, no aguantaría su peso. Tengo
envoltura, sirve para hacer pasteles mágicos. tanto miedo.

Salimos de la bodega cuando ya ha oscurecido por Llegamos a la fondita en donde hemos comido. No
completo. Algo que me inquieta recorre mi pecho. pido permiso para entrar. Ya estoy dentro. Pienso
Quiero ya estar en casa. Caminamos tan rápido que en medio de la gente estaremos a salvo. Las
MADRE/ Libro de cuentos liberado/ Sólo para mujeres

cinco o seis personas que se encuentran en el local con su arma en la mano. Sé que la arrancarán de
haciendo las labores de limpieza antes de cerrar mis brazos sin que yo pueda retenerla. La acerco
miran la persecución y se refugian temerosas en más a mi cuerpo y se crispan mis manos sujetando
un mismo ángulo, como buscando protección. con fuerza su ropita.
Meto a la niña entre ellos, Por piedad, por piedad,
protéjanla. Beso la frente sudorosa de ella, que llora bajito.
Aspiro con fuerza y en un instante pasa todo: El
Ya está un hombre atrás de mí. Alcanzo a distinguir olor entra en mi sistema. Su olor querido inunda mi
que tiene una chamarra de mezclilla y un arma en cuerpo y sé que no voy a entregarla: -Te amo -, le
su mano, cuya visión paraliza a todos en el lugar. digo.
Jala mi cabello y sacude mi cabeza como si fuera
yo un pedazo de tela, me arroja contra el ángulo Subo mis manos desde su espalda hasta su cuellito
formado por las personas y en ese breve viaje de mi y en un único gesto oprimo y lo hago girar con
cuerpo lanzado, recuerdo las historias constantes toda la fuerza de que soy capaz. En solamente un
de mujeres secuestradas, vendidas, de comercio segundo, se rompe algo en su nuca y siento cómo
de órganos, de prostitución y otras de asesinatos se le contrae la garganta. Siento el final espasmo
de mujeres que aparecen dentro de cajas, botes, de su cuerpo.
costales, tiradas en zanjas, arrojadas de cualquier
modo. Horrores con impunidad total. Al parecer La abrazo con fuerza. El hombre de mezclilla me
nadie ve, nadie sabe nada, nunca. La población mira incrédulo por un segundo y yo lo miro rabiosa,
tiene miedo. Imágenes que ocupan todos los días con triunfo. No se la llevan.
páginas del periódico en mi país.
Me golpea con furia en la cabeza y caigo. El
Las personas se hacen a un lado instintivamente segundo hombre permanece atónito, hasta que la
y me estrello contra la pared. Me duele la cabeza otra tira de él y los dos se marchan corriendo.
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a causa del golpe. Sé qué los hombres de la Yo me arrastro y me acerco al cuerpo de mi
camioneta son muchos y más fuertes. Algo en mí se cachorra, la abrazo y la acuno. Le digo al oído su
resigna a que han de llevarme. Llego a pensar en nombre secreto de hada para que no lo olvide y
ella y a desear con toda el alma que las personas recuerde cuánto la quiero. Le acaricio el cabello, le
de la fonda lleven a la niña con mi madre y que beso la mejilla y busco su esencia.
mi niña tenga una oportunidad de recuperarse del
dolor, de sobrevivir. Haría lo que fuera por ella, lo Quiero olerte Cachorra, necesito olerte, llenarme
que fuera. de tu aroma delicioso, para creer que hice bien,
para decirte que fue la única forma que encontré
Aturdida, me acerco al grupo compacto de de defenderte. Necesito respirarte una vez, una vez
personas y mi hija corre sorprendiéndome y se nada más, para encontrar fuerza y sostenerme.
abraza a mi cuerpo.
Cachorra, Cachorra. No está. No está tu olor ni en
Nos pegamos a la pared, buscando seguridad, tu cabello, ni en tus manos, ni en tu bracito, ni en tu
y entra un segundo hombre. Se dirige al primero cuello. Ni en tu nuca, ni en tu carita, ni en ninguna
y hace que el horror más grande del mundo se parte de tu cuerpo. No está, Cachorra, no está.
me caiga encima. Por lo que dice, alcanzo a
comprender que vienen por la pequeña. ¡La niña, La gente alrededor me mira olfatear sobre tu cuerpo
la niña, quieren llevarse a mi niña! que ya no se mueve y murmura que me he vuelto
loca.
Ese hombre ordena al de la chamarra de mezclilla
que la cargue y que no pierda más tiempo, que a mí
me ponga un balazo para que me calle.

Entonces me doy cuenta de que estoy gritando, de


que mi boca dice un “no” interminable. Mis brazos
aprietan con fuerza a mi bebé. El hombre se acerca

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