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SECRETARIA DE EDUCACION DISTRITAL

Colegio Nacional Nicolás Esquerra IED


PEI: EDIFICANDO FUTURO
RESOLUCION 2562 DEL 28
DE AGOSTO DE 2002
NIT: 899.999.139-4
DANE: 11100101091
GUÍA APRENDIZAJE VIRTUAL
ECYC GRADO 7° 706, 707,708
DOCENTE: FRANCIA ELENA LOZANO MARULANDA
FORMATO DE ENTREGA

SE DEBEN COPIAR LAS PREGUNTAS, EN EL CUADERNO, TOMARLE UNA FOTO O ESCANEAR EL TALLER

GUARDAR COMO: NOMBRE_APELLIDO-CURSO.

ENVIAR AL CORREO DEL DOCENTE felozano@educacionbogota.edu.co

En asunto escribir su: Nombre completo y curso, las fotos deben verticales y enfocadas

FECHA DE ENTREGA: SEGÚN EL HORARIO CORRESPONDIENTE.

LA VIDA EN UNA PANDEMIA

Bogotá D.C., 19 de mayo de 2020, Francisco Torres Montealegre, Tribuna Magisterial


Nacional.
 
Dijo un gran escritor del siglo pasado que cuando estamos confinados, su personaje lo
estaba en un sanatorio por propia voluntad, nos parece que el tiempo transcurre
lentamente, pero en realidad adquiere una velocidad asombrosa, de tal manera que al
salir lo externo nos es irreconocible, a excepción de algunos rezagos. Este encierro nos
parecerá una enorme extensión de tiempo, espero que ganada con la conservación de la
vida. Lo cierto es que tantas veces el ser humano ha tenido que guarecerse para salvarse
de la peste o de sus enemigos que deberíamos tener algún recuerdo y, sin embargo, nos
enfrentamos sin memoria a la nueva pandemia.
 
Un hombre que alcanzó a preservar esa memoria fue Daniel Defoe, el autor de Diario del
año de la peste. Lo escribió en el año 1722 sobre la peste bubónica que asoló a Londres
hacia 1665 y en año y medio mató cien mil de sus cuatrocientos mil habitantes. Con el
ánimo racionalista de su época nos habla serenamente de asuntos que nos están
pasando. La aparición de la peste, sus comienzos, desaparece, vuelve a presentarse
fuera del recinto de la ciudad, cuando entra la nobleza y la clase acomodada huyen, la
corte se traslada a Oxford y se salva, la gente abandona en masa la ciudad, algunos se
esconden en los bosques, otros se encierran en casas y fincas y los más pobres
buscando el sustento perecen.
 
En la ciudad se instituye un precario sistema sanitario: examinadores para que
determinen cuáles casas están infectadas, investigadoras, dos vigilantes para cada casa
infectada, cirujanos, enfermeras-cuidadoras.  Dice Defoe que “tan pronto como dicho
examinador, cirujano o investigador determine que una persona cualquiera está enferma
de peste, dicha persona ha de ser secuestrada esa misma noche en la misma casa; y en
caso de ser secuestrada, aunque luego no muera, la casa en la que ha enfermado deberá
permanecer cerrada durante un mes”.
En esos terribles días el pueblo cayó en manos de los discursos y oscuras revelaciones
de falsos profetas, brujos y poseídos que creían ver espadas de fuego, como pasa ahora
con el presidente de los Estados Unidos, que encubre con su charlatanería una política de
imperialismo brutal. Por aquella época llegó el momento en que los charlatanes
desaparecieron, algunos creen que llevados por la peste. No les deseo eso a los
presentes, pero lo cierto es que el primer ministro del Reino Unido estuvo a punto de
sucumbir al covid 19, del que negaba su gravedad y el cuidado a seguir. Definitivamente
en cuanto a charlatanes estamos peor.
 
Se tomaron medidas, unas aconsejables otras bárbaras, como barrer las calles de una
ciudad llena de inmundicia, apartar los muladares y recoger a los muertos, no permitir
tener “palomas domésticas o conejos; ni a ningún cerdo permanecer o errar por las calles
o sendas, sino que deberá ser encerrado por el alguacil u otro oficial, y el dueño
perseguido de conformidad con la ley del Ayuntamiento; y que los perros sean muertos
por los matadores de perros designados a tal fin”.
 
Dice Defoe, “no niego que en esos tiempos espantosos se cometieran muchísimos
latrocinios y perversidades. El influjo de la codicia era tan fuerte en algunos, que eran
capaces de correr cualquier riesgo para robar y saquear.
 
Por fin la peste cesó. Dijo Defoe, “debo consignar una observación para provecho de la
posteridad, referente a la manera en que las gentes se contagiaban unas a otras;
especialmente, que las personas sanas recibían inmediatamente la peste, no sólo de las
personas enfermas, sino de las personas sanas. Me explicaré: designo como personas
enfermas a aquéllas de quienes se sabía que lo estaban, que habían guardado cama, que
habían estado sujetas a tratamiento, o que tenían hinchazones y tumores sobre sus
cuerpos, etc.; cualquiera podía precaverse de ellas: bien estaban en sus lechos, bien
aparecían en público en un estado tal que delataba su enfermedad. Cuando hablo de
personas sanas, me refiero a las que habían sido contagiadas y llevaban la peste con
ellos en la sangre, aun cuando su aspecto no acusase los síntomas de ello; es más,
incluso cuando ellos mismos no tenían conciencia de estar contagiados, cosa que sucedió
con muchos durante varios días”.
 
“Las disputas continuaron: la Iglesia y los presbiterianos permanecieron inconciliables.
Tan pronto como desapareció la peste, los predicadores disidentes desposeídos que
habían subido a los púlpitos abandonados por los beneficiados que se habían marchado,
no podían esperar, sino que cayesen sobre ellos y los hostigasen con sus leyes penales”
 
Como un dato francamente irónico hay que señalar que la flota de guerra no fue tocada
por la peste y pudo seguir la guerra con Holanda sobre la cual obtuvo una victoria. Y otra
ironía fue que mientras se gastaba muchos recursos en purificar el aire con pólvora,
esencias, etc, no se intuyera que quienes propagaban la bacteria Yersinia Pestis eran las
pulgas de las ratas.
 
“La malignidad de la epidemia (como he dicho) estaba consumida, la peste se había
debilitado y el invierno llegó a pasos agigantados; y el aire era diáfano y frío, con agudas
heladas; y cuando el tiempo se volvió cada vez más frío, la mayoría de los que habían
caído enfermos se recobraron; y la ciudad fue sanando gradualmente”.
 
Se debe mantener el confinamiento, proteger las empresas pequeñas y medianas,
subsidiar las nóminas, garantizar ingresos que le permitan a la población subsistir y a la
economía moverse. Mientras los londinenses del siglo XVII luchaban casi en la oscuridad
nosotros tenemos la luz de la ciencia.

De acuerdo a la lectura soluciona:


1. Busca el significado de las palabras desconocidas
2. Elabora una oración con cada una de ellas
3. ¿Crees que la forma de actuar frente a las pandemias ha cambiado o sigue igual?
Justifica tu respuesta
4. ¿Las personas que tienen que salir en ambos momentos históricos cuales son y
por qué?
5. Realiza un cuadro comparativo entre las medias que tomaban las autoridades
antes y ahora, por lo menos con 5.

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