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Puntualidad: ¿por qué es importante?

La puntualidad es una disciplina que cada uno se autoimpone para poder cumplir
con las obligaciones, citas y deseos que previamente ha fijado. La puntualidad es
algo fundamental si se quiere conseguir un trabajo, una cuenta o un cliente,
también si se quiere aprender en la escuela. No obstante, la puntualidad también
es clave en nuestro día a día y es, además, una muestra de nuestra palabra y
compromiso con nuestro entorno y con las personas que nos rodean.

La falta de control sobre la organización del tiempo denota otro tipo de faltas,
desórdenes y perezas. En primer lugar, demuestra una falta de respeto por el
tiempo del otro y por su organización. También supone, a la larga, la pérdida de
prestigio y confianza, ya que se puede comprender una impuntualidad un día, pero
no se puede mantener la confianza en alguien que semana tras semana no llega a
tiempo.

Para superar la falta de puntualidad y establecer una organización del tiempo


óptima, es positivo saber qué tiempo se necesita para realizar cada labor y
también saber terminar una tarea aunque el trabajo en sí no esté terminado.
Prolongar cada fracción de tiempo cuando queremos acabar un informe no nos
ayudará a llegar puntuales a la siguiente tarea ni nos garantizará la misma calidad
en el trabajo que estamos alargando porque nuestra atención y preocupaciones ya
estarán en otro lugar.

Por ello, establecer sistemas de control puede ayudarnos a limitar el tiempo que
dedicamos a cada labor para así llegar a ser puntuales. Programar alarmas en el
móvil, cambiar de lugar objetos cotidianos para que nos recuerden los
compromisos inmediatos y nos ayuden a establecer los límites entre tareas. Por
otro lado, elaborar un horario de las actividades también puede ser muy útil.
Aunque al principio quizás no calcules bien el tiempo, a la larga, será la mejor
manera de dedicar a cada actividad el tiempo que requiere.

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