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Inicio de la actividad política

Al finalizar la guerra, cuya última fase fue sin duda muy importante para su evolución
ideológica,[34] Hitler se percató que no contaba con dinero, amigos, familiares con conexiones,
estudios universitarios o experiencia política;[35] por lo que decidió intentar continuar en el
Ejército, algo bastante complicado en pleno periodo de desmovilización, aunque consiguió
permanecer en sus filas hasta el 31 de marzo de 1920.[36]

Hitler salió del hospital de Pasewalk el 19 de noviembre y el día 21 llegó a Múnich para
reintegrarse a su batallón.[37] Después de la abdicación del káiser Guillermo II el 9 de
noviembre y la firma del armisticio el día 11, Alemania estaba sumida en el clima de agitación
revolucionaria en que nació la República de Weimar y que en Baviera, tras la huida el 7 de
noviembre del último rey de la dinastía de los Wittelsbach, Luis III,[38] dio paso a la nueva
República de Baviera con un gobierno provisional dominado por los socialdemócratas del SPD
y sobre todo por el más radical USPD, bajo la presidencia de Kurt Eisner.[39] Surgieron
consejos de obreros y soldados al estilo soviético y Hitler se encontró a su regreso con que su
unidad estaba bajo el control de uno de ellos por lo que, según su propio relato en Mein Kampf,
solicitó ser transferido a otro destino y fue enviado al campo de prisioneros de guerra de
Traunstein, cerca de la frontera austriaca,[40] donde permaneció hasta finales de enero o
principios de febrero de 1919.[41] Aunque su versión coincide con la de su compañero Ernst
Schmidt, la actitud que mantuvo durante estos meses debió ser bastante más ambigua de lo
que deja traslucir y hubiera justificado un tratamiento más extenso de haberse opuesto
frontalmente al gobierno que posteriormente sería calificado como el de los «criminales de
noviembre». No solo Traunstein estaba también regido por consejos de soldados sino que
Hitler aparece citado el 3 de abril como representante (Vertrauensmann) de su batallón, un
cargo que, entre otras atribuciones, tenía la misión de cooperar con las autoridades
transmitiendo a la tropa material propagandístico y que muy probablemente Hitler ostentaba ya
desde febrero.[42] Además, después del asesinato de Eisner el 21 de febrero, se produjo un
periodo de caos y anarquía que culminó con la corta fase de auténtico dominio comunista, con
el fin claro de instalar una república «soviética» y que es el estrictamente más conocido como
Räterepublik o «república de consejos».[39] Al día siguiente de su instauración, el 14 de abril,
Hitler fue reelegido representante de su unidad lo que parece indicar un cierto grado de
respaldo por su parte a la política del gobierno socialista o como mínimo que se abstuvo de
exteriorizar ningún tipo de oposición frontal.[43] Este comportamiento, sea de pasividad o de
oportunismo, no solo trascendió más tarde ocasionalmente en la prensa,[44] sino que también
fue objeto de comentarios por parte de algunos dirigentes nazis como Ernst Röhm, Ritter von
Epp o Rudolf Hess,[45] pero parece fuera de duda su rechazo a la izquierda revolucionaria y es
muy probable que los votos que recibió fuesen de soldados que compartían ese criterio y
conocían su hostilidad hacia la Räterepublik.[46]

Después de que el gobierno soviético de Baviera fuera derrocado por el Ejército alemán y
grupos paramilitares conservadores, a Hitler se le encargó la misión que le dio la oportunidad
de implicarse en la política por primera vez. Su labor consistía en investigar a los miembros de
su unidad que habían colaborado con el gobierno soviético. Su trabajo fue apreciado por sus
superiores, quienes lo emplearon a tiempo completo, asignándolo al Departamento político de
asuntos de prensa del Ejército, a nivel distrital. De esta manera, Hitler se convirtió en un espía
militar, investigando a los muchos grupos socialistas que estaban naciendo en toda Alemania.
También participó como oficial educador en el «pensamiento nacional», cursos organizados por
el Departamento de Educación y Propaganda del grupo bávaro de la Reichswehr. La principal
tarea de Hitler era entonces erradicar «ideas peligrosas», como la democracia, el socialismo y
el pacifismo.[47] Un objetivo clave de este grupo era crear una «cabeza de turco» para justificar
la derrota alemana.[cita requerida] Las cabezas de turco fueron encontradas en el Judaísmo
Internacional, los comunistas y los políticos liberales, especialmente los miembros de la
coalición de Weimar, que eran considerados como los «criminales de noviembre».

En mayo o principios de junio de 1919, Hitler ya aparece listado como V-Mann


(Verbindungsmann, término alemán para un espía de la policía) del Comando de Inteligencia
(Aufklärungskommando) del Ejército, con el objetivo de atraer a otros soldados de ideas
similares. En septiembre, se le ordenó que se investigara un pequeño partido denominado
Partido Obrero Alemán (DAP). Aunque este partido era nacionalista, los superiores de Hitler
desconocían esto, y sospechaban que podía ser un partido socialista o comunista.[47]

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