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Roberto Mazzuca
Claudia Godoy
Santiago Mazzuca
Helene Deutsch
Leonardo Leibson
Gloria Aksman
Alejandra Eidelberg
El amor al
IMPRESO EN ARGENTINA ensefümza de
201 ' y Fabián Schejtman 263
Leonardo Leibson
Encadenamientos y desencadenamientos neuróticos:
inhibición, síntoma y angustia, Fabián Schejtman ................ 295
Reversiones tóricas: histeria y obsesión, Fabián Schejtman. 367
Actualidad................................................................................. 389
Identificación de la epidemia, F'abián Schejtman .. .. ... .. ... .. .. .. 391
Depresión: un nombre de la inhibición, Gloria Aksman ...... 411
Lo actual del pánico, Alejandra Eidelberg ............................... 419
Capitalismo y anorexia: discursos y fórmulas,
Fabíán Schejtman ........................................................................ 433
Introducción
En esta entre la neurosis
y la perversión. en una
de zona intermedia o de entre esos dos cam-
característica tendrá este Podemos
que no de llevar la marca de Freud. Es que si bien no
abordaremos de lleno el tema de la --sobre todo
entendida ésta como estructura sí nos dedicaremos a
delimitar calificarse de perverso en el mismo
de la neurosis. Y eso es que Freud no ha
En aunque Freud no a aislar a la como
estructura que esperar a I ,acan para eso-- no se
y desde muy en su resaltar el carácter
perverso de las fantasías en la neurosis y de las
satisfacen los síntomas neuróticos.
FAIHÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 11
10
niano. Po; último, volveremos a Dora, pero para encontrarla, otorga al síntoma una intencionalidad, una utilidad, llega a decir
veintidós afios después de su análisis con Freud ... consultando Freud, de la que originariamente carece: "El síntoma es
a otro psicoanalista. en la vida un mal recibido Al comienzo
no cumple ningún cometido útil dentro de la economía
ca, pero muy a menudo lo obtiene secundariamente ... " (ibíd., 39).
Del síntoma a la fantasía ... perversa Sólo en efecto, el síntoma se recubre por el
sentido y deviene útil, alcanza un motivo. Pero estos sentidos
Comenzamos por situar la interpretación freudiana que hace de] síntoma no son su causa, el motivo del síntoma no es aque··
luz sobre la fantasía que subyace al síntoma de la tos de Dora. Se 110 que lo causa. Los sentidos, los motivos, se agregan ulterior-
recordará que cuando Dora, durante las sesiones, protesta en mente y la utilidad alcanzada queda en la cuenta de lo que Freud
relación con su padre, acusándolo de entregarla al Sr. al llamó secundaria de la enfermedad. Con Lacan
mismo tiempo tose de una manera característica. Entonces, amos agregar: si el sentido del síntoma se distingue de su causa,
Freud, ni lerdo perezoso, plantea que si ella tose cuando se eso se sigue del hecho de el sentido es un efecto en lo ima-
queja del padre, eso indica que la tos debe tener algún significa.. mientras que la causa del síntoma es real.
do referido a él. si las fantasías que revela la analíti-
Intercala en el texto, luego, un elemento que dice haber corro- ca están del lado del sentido del
~en un
borado una y otra vez en otros casos: " ... un síntoma significa la
figuración --realización- de una fantasía de sexual, a ellas: aI hueso
vale decir, de una situación sexual" (FREUD 1905a, 42). por
Aunque lo seflalando al menos uno de los torial solicitación somática. Más adelante
ficados del síntoma debe corresponder a una fantasía de este notar esta solicitación somática está lejos, en el
tipo, en tanto que los otros sentidos que porta el síntoma , de reducirse sin más a un proceso como a veces
tener otro contenido, importa destacar la fantas1a se se la ha
liga, en de este modo, con el campo significado, del freudiana de la tos
sentido. Lo en algo la noción lacaniana de flreud afirma entonces que no tardó en la
fantasma no es otra cosa tos nerviosa de su
sentido un Un
caso, del que se goza, y a
la ~D;:UU...!.W'-"•
12 FABIÁN SCHEJTMAN (cüMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 13
sexual peros entre las dos personas cuyo vínculo amoroso la ocu- rrollos de Krafft-Ebing (C/ KHAFFT-EBING 1886)-, Freud
paba tan de continuo" (ibíd.). Revelación que acarrea, al menos una clasificación de las perversiones sexuales en dos grandes
por un tiempo, una suerte de levantamiento, de desaparición del grupos: aquellas que se desvían de la "normalidad" por su obje-
síntoma de la tos. to -casos de la homosexualidad, la pedofilia, la zoofilia, por
Ahora bien, ¿cómo no reconocer la participación de los fan· ejemplo-· y aquellas que lo hacen respecto de su por su meta
tasmas del propio Freud en la lectura que hace de esta fantasía sexual --sadismo, masoquismo, exhibicionismo, voyeurismo-.
de Dora? Es que no parece habérsele ocurrido otra cosa más que Y bien, a partir de este modo de abordar las perversiones y de
suponer que el impotente padre de Dora habría resuelto sus la clasificación que del mismo surge, no hay duda de que la fan-
"inconvenientes" ofreciéndose a la fellatio: "No es asombroso, tasía oral de Dora --sea en la primera versión freudiana, o en su
entonces, que nuestra histérica de casi diecinueve años tuviera rectificación lacaniana- no puede dejar de considerarse perver-
conocimiento de esta clase de comercio sexual (la succión del sa, toda vez que se trata de una satisfacción sexual desviada de
miembro viril), hubiera desarrollado una fantasía inconsciente la "norma", en este caso, por su fin o meta sexual.
de esa índole y la expresara a través de la sensación de estímulo Volviendo al historial, luego de señalarlo para Freud
en la garganta y la tos" (ibíd., 46). desarrolla de un modo general, en una página y media, la rela-
Se recordará, seguramente, la rectificación de Lacan de esta ción entre perversión y concluir con la famosa
interpretación freudiana. Aquella que pronuncia en su temprano frase: "las psiconeurosis son, por así el negativo de las per··
"Intervención sobre la transferencia", al señalar una obviedad: versiones". Así afirma: "Tbdos los psiconeuróticos son personas
que los hombres "sin recursos" no arreglan las cosas de este con inclinaciones perversas muy marcadas, pero y
modo, sino que "cada quien sabe que el cunnilinguus es el artifi- devenidas inconscientes en el curso del desarrollo. Por eso sus
cio más comúnmente adoptado por los 'señores con fortuna' a fantasías inconscientes exhiben idéntico contenido que las accio-
quienes empiezan a abandonarles sus fuerzas ... " (LACAN 1951, nes que se han documentado en los "(FREUD 1905a, 45).
210). Es decir que, en todo caso, es el padre el que chupa en esa tenemos entonces una de claves de lo que estarnos
fantasía y que con él se identifica Dora en ese síntoma, lo que es el carácter perverso de la fantasía neuróti-
podemos sintetizar diciendo que allí donde el padre chupa, ca. Las fantasías inconscientes de los
Dora tose.
Por lo demás ésto no se le escapa a un Freud más tardío ···el
de "Psicología de las masas y análisis del hace de la
tos de Dora un ejemplo de formación de síntoma para el segun·
do tipo de la con un rasgo
del objeto (Cf. FREUD 1921, 100)2: resalta allí la identi·
ficación de Dora con el
fellatio o
a la fantasía que sostiene
consecuencia directa del modo
i de
1_4 FABIÁN SCHEJTMAN (CüMl'.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 15
mociones inconscientes o el de la pulsión misma. Volveremos pura autosatisfacción, aún sin a la fantasía. Si el au·
más adelante sobre esta cuestión. toerotismo supone para Freud la satisfacción anárquica de las
pulsiones parciales, esta fase inicial a la necesidad
lógica de suponer un tiempo en la satisfacción pulsional se
De la masturbación al síntoma hallaría "aún" desprovista de marco
De esta manera, se deja claro que sólo en un segundo
Si nos atenemos, por ahora, exclusivamente al carácter lógico esta pura autosatisfacción se suelda con Ia fantasía,
verso de las fantasías neuróticas, podrán encontrarse algunas mismo modo que Freud había señalado ···en el historial de Dora~
desarrollos cruciales sobre el tema en "Las fantasías histéricas y que únicamente en un segundo tiempo el sentido se suelda o se
su relación con la bisexualidad". La fantasía inconsciente se loca· agrega al síntoma: "Más tarde esa acción se fusionó con una
liza allí claramente sosteniendo y expresándose en los síntomas tomada del círculo del amor de y
neuróticos. De modo tal que la dirección de un tratamiento psi.. sirvió para realizar de una manera la situación en que
coanalítico, expresamente planteada en este texto por J•reud, lle.. lf (ibíd., 143).
varía de los síntomas neuróticos hacia las fantasías de las cuales de
proceden. Por otra parte, también allí termina haciendo referen-
cia al carácter perverso de estas fantasías en la neurosis y, en par·· indica ahora
ticular, en la histeria: "La técnica psicoanalítica permite, prime·· la fantasía·-. Y esa es del círculo
ro, colegir desde los síntomas estas fantasías inconscientes y, del amor de objeto, no designa otra cosa que aquello que,
luego, hacer que devengan concientes al enfermo. Y por este más en la freudiana, será el complejo de Edipo. Lo
camino se ha descubierto que el contenido de las fantasías que nos aproximarnos al estrecho ·-que por ahora
inconscientes de los histéricos se corresponde en todos sus pun- no examinaremos- que anuda estas dos cuestiones: la y
tos con las situaciones de satisfacción que los perversos llevan a el de
cabo con conciencia" (FREUD 1908, 143).
Podemos abordar ahora el modo en que Freud en
este texto el mecanismo de la formación del síntoma neurótico o en esa son
sus condiciones de situar, de un modo más pre- heterogéneos. En en términos goce
Se allí de la mas- ·-corno la hace Lacan-- decir que no es lo mismo el goce
situado en el nivel de la satisfacción de Ias
que que resulta del marco que provee la fanta·
sía. Una cosa es la ~~··"·"~~..... ,~"
de la fantasía. Y es
16 . FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 17
introduce otra modalidad de la satisfacción sexuat si la persona Recordaba muy bien que en su infancia había sido una
permanece en la abstinencia y no consigue sublimar su libido teadora"' (FREUD 1905a, 46).
[... L está dada la condición para que la fantasía inconsciente se Se la fantasía oral de por la cual ella da cuen-
refresque, prolifere y se abra paso como síntoma patológico ... " ta de la relación entre su padre y la Sra. K, estaría montada,
(ibíd., 143). según sobre esta "precondición somática", la autosatis-
Entonces salteando algunos pasos y sintetizando tenemos lo facción por el chupeteo: la "chupetea-Dora".
que sigue: Precisemos. Por un lado, esta autosatisfacción por el
teo es claramente distinguida por Freud de lo que antes
l. 2. 3. 4. situado como "solicitación somática". propiamente, su con-
empresa soldadura renuncia a la formación dición y en ello tal solicitación desborda ya ~como lo
autoerótica con la masturbación, del síntoma mos·· el registro de lo biológico: "La intensa activación
pura fantasía represión de patológico zona erógena a edad [se refiere a la zona
(perversa) la fantasía los labios y a la autosatisfacción por el chupeteo] es, por
condición para la posterior solicitación somática" (ibíd., 47).
De esta manera está claro para Freud que el síntoma neuróti- la solicitación somática se tal como la
co viene al lugar de la masturbación abandonada y que tendrá a nivel de ese cosquilleo en la que ""'""·"}~
por base ·--esto es lo que conviene destacar- la soldadura del goce la tos, estaría determinada, condicionada, por la intensa
pulsional con la fantasía que hemos calificado de activación de la zona a edad: la autosatisfac··
ción por el chupeteo, como una empresa autoerótica.
Y esta autosatisfacción por el del lado de la chupe··
Chupetea-Dora tea~Dora, no es todavía, entonces, el en que la
enmarcada fantasía. Estamos situando con
Intentemos ahora esta lectura de "Las fantasías histé- para un orden de que ""."""'""'""'dº
ricas y su relación con la bisexualidad" al caso Dora y, entonces, goce de la en un inicial que, como es
retornemos al historial. camente anterior a la soldadura con el campo de la fantasía.
Por el momento hemos abordado la fantasía al entonces que incluso escena con
síntoma de la tos: aquella que -·siguiendo a Dora- daría cuenta el hermano ··que Lacan destaca en "Intervención sobre la trans·
de la relación de su con la señora la que Freud califica (Cf. LACAN 1951, 210)·· en la que Dora "estaba sentada
fellatio, y como hemos IJCTl.LU.\.HJL~ el
lo que hemos
'·''""''"' con la
18 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 19
Dora se sujeta por la oreja y con el que, según Lacan (Cf LACAN do tiempo lógico, ese goce pulsional se deja atrapai~ se enmarca
1951, 210h se identifica. se modera en la escena fantaseada: lo que se halla tanto en el
Cuando retomemos, más adelante, el caso de Dora veintidós de aquella matriz la escena con el hermano, como en la
años después de su análisis con Freud, en su encuentro con otro fantasía oral que da cuenta Dora de la relación de su
psicoanalista, quizás podamos explicar, ya no solamente por con la Sra. K. Y, por fin, en tos como síntoma,
Dora se chupa el pulgar -dando de ese modo satisfacción, en esta satisfacciones provenientes de ambas vertientes.
escena, a la pulsión orah sino además, por qué está colgada de la Pero es preciso subrayar que si los elementos de tales dos ver··
oreja de su hermano, y qué pulsión es la que allí está concernida. tientes son heterogéneos ··como lo hemos señalado--·, la soldadu·-
Lacan, en "Intervención sobre la transferencia", aborda esta ra no logra cancelar tal heterogeneidad. No puede sostenerse
escena temprana con su hermano como "la matriz imaginaria en entonces que el goce autoerótico se elimina en términos absolu·-
la que han venido a vaciarse todas las situaciones que Dora ha tos cuando la pulsión se enmarca en el fantasma: se
desarrollado en su vida; verdadera ilustración de la teoría, toda·· "domesticar" por el fantasma ... no todo.
vía por nacer en de los automatismos de repetición" (ibíd.). lo que del goce pulsional se enmarca en el fantasma
Es decir que este es el clisé -podemos usar aquí esta referen- ~que ya hemos calificado con freud de y de ese modo
cia freudiana que se encuentra en "Sobre la dinámica de la trans- se modera incluyéndose en el del Lo
ferencia" (Cf. FREUD 1912, 97)- o siguiendo a Lacan, la "matriz ima- revela que el fantasma no
ginaria" -que es como él entiende al fantasma en esta época·- que esa: transformar ese goce en uno
que se repite, que está en juego, y que organiza todas las rela- ajustado a ese El el fantasma es goce dor·-
ciones de Dora con sus objetos de amor y ¿por qué no? de odio. mitivo, Pero se trata de hacer notar que, en el nivel
De modo que esta matriz se encontraría también sosteniendo mismo del síntoma del
aquella fantasía que subyace al síntoma de la tos, esa escena fan··
taseada que daría cuenta de lo que harían su y la Sra. K.
Así, si retomamos lo central del cuadro que planteamos en
nuestra lectura de "Las fantasías histéricas y su relación con la cabe sostener que el síntoma neurótico hereda las satis-
bisexualidad" ··lo presentamos ahora reducido a los tres facciones de estas dos vertientes.
fundamentales··· y lo al caso de tendríamos: también la tos de la
que encuentra
1. 2. 3.
empresa soldadura con formación
autoerótica la fantasía del síntoma
pura (perversa) patológico
t
autosatisfacción
t
escena con el
ttos
20 FAHIÁN SCllEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANTANAS SOBRE LA NEUROSIS 21
lacaniana del fantasma·- a s(A) -significado del Otro--, lugar sin-sentido del deseo del Otro y el fantasma, entonces, ya es una
donde se localiza el síntoma. Lo resaltamos a continuación con respuesta -de sentido, lo hemos hecho notar--, aunque de él, el
una flecha de trazo grueso: neurótico, por lo general nada sepa puesto que sólo lo encuentra
velado entre sus síntomas.
Ahora bien, ubicando la interferencia del fantasma en el sífr·
toma neurótico ···por ejemplo, la tos de Dora en tanto que sopor-
por aquellas dos escenas: la fantasía referida al encuentro
del padre con la Sra. pero también aquella imagen temprana
con el hermano-- todavía estamos en el nivel del sentido del sín-
Escena con el hermano
toma. Es decir, señalaríamos sólo aquello que el síntoma recibe
Escena del padre
con la Sra. K. d del fantasma.
Pero es necesario por otra como venimos
que sobre el síntoma se también una interfe··
renda que le llega de un poco más lejos -al menos si la situarnos
sobre el y que no es otra la incidencia misma de lo
pulsional. Lo que podemos en el grafo destacando con
trazo grueso todo el recorrido que va desde$ OD --materna laca-
m i(a)
niano de la hasta s (A) --localización del corno
ya indicarnos-:
I(A) $
En ese vector se sitúa muy la relación que .;o_~_Pulsión ora!
Freud propone entre el síntoma y la fantasía en "Las fantasías
':J -~
$
22 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 2.3
Aquí ya podemos situar ahora la prevalencia de la pulsión aclarar que ello en modo alguno encontrar en las neuro··
oral en Dora, su incidencia en la formación de síntoma, en la tos, sis mismas, acciones perversas. La fantasía del neuróti-
localizándola sobre el grafo en $ OD. co en muchas ocasiones no es por sus sín·
De este modo, agregando a la interferencia fantasmática tomas, sino -estas son palabras Freud en "Fantasías histéri-
sobre el síntoma, la incidencia de la pulsión como tal, hacemos cas ... " - por "realizaciones concientes".
notar que estos dos goces heterogéneos, el pulsional y el fantas- Pero nos interesa diferenciar la que Freud
mático, quedan comprometidos ·-utilizamos aquí un término entonces, en el nivel de las fantasías neuróticas -·en el
que podrá reconocerse como freudiano- en el síntoma neurótico. en sus contenidos son idénticos a los de los actos per·-
El síntoma neurótico se aviene a ser abordado como una forma- versos-·, aquella que adscribe a la pulsión. Y cuando '
ción de compromiso pero, ahora, en este preciso sentido. Freud se refiere a la perversión de la
todavía -en de las pulsiones, acentuado es,
te, el carácter de las mismas. Lo perverso, en este
Lo perverso en la fantasía y en la pulsión entonces, no estaría referido a tal o a tal contenido
--como en el caso de la fantasía- sino más a la relación de la
Retomamos ahora el problema freudiano que dejamos con su objeto que, ""'"''°''"".,.
teado más arriba, con el único fin --puesto que, como anticipa- adecuado puesto que,
mos, no lo resolveremos aquí--· de situarlo en relación con el falta. El carácter parcial con-
punto al que acabamos de arribar. tingente de su objeto, es lo que acentúa cuando se refiere
Nos preguntábamos a qué calificar de perverso a la de la ~ ~.AC,,.U •••
en la neurosis, si a la fantasía o a la pulsión misma. Planteándolo
f~n los términos de recién: si en el síntoma neurótico están com-
las satisfacciones de la y del con
¿a cuál de ellas consideraremos rwrrnf>P'-'
relación con estas dos herencias que recibe el Comentaremos ahora ....10 las
lado nos la entrevistas que mantuvo Dora con el "u""''~,,~,
Ya dió veintidós años de su análisis con
Deutsch.
de Deutsch-.. . titulado:
"Una 'nota al de
mentado de una histeria"', de 1957. ~.. ,,...~.
de 1922 consultado por un
24 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 25
Este síndrome supone un conjunto de síntomas -con causa Las entrevistas se desarrollaron en el domicilio de Dora y no
orgánica o sin ella-- del que se destacan los vértigos, mareos, por nada: ella estaba postrada, no podía levantarse de su cama.
vómitos, zumbidos en los oídos, pérdida de equilibrio, etc. La primera, al menos en su comienzo, contó con la del
Específicamente en el caso de Dora -puesto que efectivamente marido de Dora y del otorrinolaringólogo, además por
de ella se trata-- los síntomas que manifestaba entonces eran los to, de la de Dora y Félix Deutsch. Pero ... "su esposo dejó cuar-
siguientes: tinitus --esto es, zumbidos ligeros y permanentes en to poco después de haber escuchado sus quejas y no volvió"
los oídos·-·, disminución de la audición en el oído derecho, ma- (DEUTSCH 1957, 597). En fin, parece que esa era la conducta
reos, e insomnio debido a continuos ruidos en aquel oído. tual del esposo frente a la posición quejosa de Dora. Es el
El otorrinolaringólogo ya le había hecho los exámenes ordi- mero que deja el cuarto, el otorrino lo seguirá pro!1-to.
narios del oído interno, del sistema nervioso y del sistema vas-· Deutsch continúa: "La paciente comenzó con una detallada
cular, y no había encontrado nada, es decir, no se localizó nin- descripción de los inaguantables ruidos que sentía en su oído
guna causa orgánica. Así pues, Dora termina consultando una y los mareos que tenía cuando movía la cabeza.
vez más a un psicoanalista -en este caso a Félix Deutsch- para haber sufrido desde siempre ataques periódicos de jaqueca en eI
intentar hallar una explicación y una cura para su dolencia. lado derecho de su cabeza ... " (ibíd.).
Sabemos, además, que Deutsch no dejó de poner al tanto a Se seguramente, la neuralgia facial -también del
Freud de sus dos entrevistas con Dora. Nos lo cuenta el mismo lado a la que alude Freud en el epílogo del historial
Deutsch en el escrito que estamos comentando, pero también --explicada como un autocastigo, un por su
Freud en una nota a pie de página agregada al historial de Dora bofetada al Sr. K en el lago-.. Como se comienza a ver, varios ele-·
en 1923, es decir, al año siguiente de que Dora hiciese la consul- mentos seguir en el mismo lugar.
ta. Allí Freud señala: "En el caso de Dora, el secreto de la identi- El relato sigue así: "La paciente comenzó entonces un
dad se guardó a hasta este año [1923]. Durante largo tiempo no discurso acerca de la indiferencia de su marido respecto a sus
tuve noticias de ella, pero recientemente me enteré de que, enfer- sufrimientos, y de lo infortunada que había sido su vida mari··
ma por otras razones ... " (FREUD 1905a, 13). tal..." (ibíd.).
pueda ponerse en duda la afirmación freudiana que Es la posición quejosa de Dora tampoco ha es
indica que, al consultar a Félix Dora estaba "enferma casi la misma que tenía cuando llegó a verlo a Freud. Así como
por otras razones". de recorrer el texto de este último tal en aquel momento se quejaba de su ahora se de su
vez considerarse como excesivamente marido, y no sólo de él: " ... también su único hijo ha comenza·
comentario de Freud. Entre otras cosas, dest<:1calremcJs~"·~,_.,,~ do a descuidarla" (ibíd.).
v~·,,~·~ de hasta Pero ¿qué decir que el es
crucial: "Había terminado recientemente el y
tenía que decidir si continuar con sus estudios. A pesar
eso, a menudo volvía muy tarde a casa por las noches y ella
11
[Dora] que él estaba interesado en (ibíd.).
En si se ha leído a Lacan se es la
26 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 27
El relato de Deutsch continúa así: "Esto la llevó a hablar de su nombrándose ellos mismos con el nombre que Freud les ha
propia vida amorosa frustrada y de su frigidez [... ] Expresó puesto. El hombre de los lobos lo hace en un escrito: se declara
resentida su convicción de que el marido le había sido infiel, "el hombre de los lobos". Y, aquí en estas entrevistas
había pensado en divorciarse, pero que no podía decidirse. • con Deutsch, lo hace Dora. Es "respondió que ella
Llorosamente denunció a los hombres en general por egoístas, era el caso 'Dora"'.
pedigüeños y tacaños. Esto la llevó a su pasado. Recordó con Así continúa el relato: "También la ,_,wd..._,,,.,,_ cov'"""''~" su preo··
gran sentimiento qué cerca había estado siempre de su herma- por sus ocasionales resfríos y dificultades
no ... " (ibíd.). rias, así como por sus ataques matutinos de tos que atribuía a su
¡Sin duda había estado cerca de ese hermano!. .. Tan cerca, excesivo fumar durante los últimos años" (ibírl.).
¡que no podía soltarse de su oreja! Se ve bien que de él no se No deja de Una mujer analizada
queja tanto: " ... qué cerca había estado siempre de su hermano, tenido contacto con las
que ahora era líder de un partido político y que todavía la visi- inconscientes de su tos -las hemos abordado veintidós
taba siempre que ella lo necesitaba, en contraste con el padre que años después dice que, si tose, ¡es porque fuma mucho!
había sido infiel aún a la propia madre" (ibíd.). Impresiona. Está exactamente en la misma posición quejosa en la
Casi puede adivinarse como continúa: "Reprochó a su padre que estaba veintipico de años atrás. Parece no haber habido allí
por haber tenido una vez un asunto con una mujer joven casada, modificación Es como si el le hubiera pasa-
con quien ella, la paciente, había trabado amistad y a cuyos hijos do por encima sin dejar marca -salvo su "yo soy el caso
había cuidado durante un tiempo cuando era joven... El marido 'Dora"'..-: "Cuando le solicité que de la cama
de la mujer le había hecho entonces proposiciones sexuales que y caminara por la habitación, lo hizo con una
ella había rechazado ... " (ibírl., 597-598). renguera en la pierna derecha. acerca de
Por supuesto, es el asunto del padre de Dora con la Sra. K, y pudo dar ninguna explicación. La tenía desde la
luego, la referencia a la famosa escena del lago, en la que el Sr. K. no se notaba" (ibírl.).
se le declara a la muchacha. Se recordará la freudiana sobre esta cuestión:
A Deutsch no podía ya no sonarle conocido: "Esta historia ella habría dado "el paso". Pero de esto? Ni ves..
-señala- me resultaba familiar. Mi sospecha de la identidad de tigios. Las freudianas parecen haberse hecho
la paciente fue pronto confirmada. En el entretiempo el otólogo humo. Ni el paso", ni los "nueve meses", ni la
había dejado el cuarto" (DEUTSCH 1957, 598). como fantasía de nada. No menos que pregun-·
A partir de allí, en efecto, I;élix Deutsch y Dora tamos ¿por agujero de sus su carterita
y en la entrevista se produce un viraje, un vuelco: "La bivalva, se fueron las de Freud? Pero
comenzó entonces a charlar de un modo insinuante, nótese, sin
do si yo era analista y si conocía al Freud. Le
a mi vez si ella lo conocía y si él la había tratado
Como si hubiera esta
dió que ella era el caso 'Dora', que no había visto nin-
desde su tratamiento con Freud. Mi familiaridad Lo que
escritos de Freud Deutscfi .. evidentemente "Después discutió la rn1i·orrw.~t~''"'
Aquí aparece la intervención clave de Félix Deutsch en la pri- no es todo, a través del fantasma, y en los dos casos, la posición
mera entrevista. ¿Qué es lo que hace? Relaciona el síndrome de misma del sujeto en relación con la pulsión que se satisface en
Meniere, los síntomas auditivos de Dora, con su continuo escu- los síntomas, es alcanzada.
char el retorno de su hijo de sus salidas nocturnas. ¿Qué es lo En cuanto a la tos de Freud por su intervención,
que obtiene? Uno, que Dora le demande una segunda entrevis- el fantasma que sostiene a ese síntoma. Se trata de la fantasía
ta, lo que no es poco. Y dos, más fuertemente, que para la segun- da cuenta de la relación del padre con la señora K. Y a partir allí
da entrevista no quede rastro alguno de los síntomas del síndro- suceden las elaboraciones en torno de la pulsión oral y la
me de Meniere. Así lo presenta: "La próxima vez que la vi --esto dónde la chupetea·-Dora. En relación con los síntomas auditivos
es ya la segunda entrevista- ya no estaba más en cama y mani- del síndrome de Meniere, queda claro que éstos sólo uc.o.ac1c1
festó que sus 'ataques' habían terminado. Los síntomas del sín- éen a partir del contacto que Félix Deutsch establece entre los
drome de Meniere habían desaparecido" (ibíd., 599). mismos y la "escucha nocturna" de Dora en relación con su
Y bien, ¿cómo explicamos la eficacia de esta interpretación?, De este modo, Deutsch "toca" el goce fantasrnático que está
puesto que ello no deja demasiado lugar a la discusión. Parece en juego a nivel de los síntomas auditivos. Pero es obvio que es
que la interpretación ha dado en el blanco, al menos si uno toma otra la pulsión que está allí concernida. No se trata ya de la
en cuenta sus efectos. sión oral, sino de aquella que está con ese otro objeto
Nos parece que hay aquí una eficacia análoga o similar a la niano que es la voz: la pulsión invocante.
que se pone en juego en aquella intervención de Freud que reve·- Ahora bien, en modo alguno está ausente del historial freu-
la la fantasía sobre la que se asentaba el síntoma de la tos de diano la vía por la cual los síntomas de Dora son
Dora. En ambos casos, es notorio, el síntoma responde a la inter- ya no con la pulsión sino con la pulsión invocante. Es nece..
pretación, desapareciendo. En los dos casos el levantamiento --al sario leer bien a en general, como lo afirma no se
menos temporal- del síntoma es el efecto más patente de la le escapan demasiadas cosas. Félix Deutsch cuando
intervención del analista. Recuérdese que, en efecto, esto es lo intenta señalar la "del aparato auditivo" (Cf
que ocurre con la tos luego de que Freud le comunica a Dora su6 DEUTSCH 1957, 600) en el complejo sintomático de nos
fantasía oral: la tos desaparece. ocurre lo mismo. Los sínto-- recuerda Freud se había referido ya a la disnea infantil de
mas del síndrome de nos anuncia han desa- Dora, en tanto que
parecido. char cuando niña los ruidos del dormitorio de sus
explicamos, entonces, la eficacia de la interpretación? to al suyo.
Podemos conjeturar en este caso --pero también en la Volvamos una vez más entonces, al texto al
intervención del al goce fantasmático que sostie- rial de Dora. allí una mención de la disnea cuando
ne al síntoma. Y lo sobre todo, "tocando" el - de iden- hace la lista de los síntomas de Dora: "Nuestra n""""~•-0
en lo sucesivo daré el nombre de 7
tificación del sujeto en ese lo que no es menos
tante. de 8 síntomas neuróticos.
debe que no es el conocimiento intelectual
del contenido de sus fantasías lo en Dora se 7
levanten los síntomas. Sino la de El nombre verdadero de Dora
pero también la de concierne
misma de Dora en tanto que en esas fantasías ella tiene un
un por una identificación. Y, porgue eso
permanente, en la forma de ataques muy agudos, que le apare- Finalmente, en relación con la disnea y el con las la
ció por primera vez tras una excursión por las montañas y fue otra ·-que no es otra que la madre de Dora~ parece ser más bien
atribuida por ello a un surmenage. Ese estado cedió poco a silenciosa. Mientras que el que ruido y es el
poco ... " (FREUD 1905a, 20). Luego ella, identificada con él, también lo
Más adelante en el texto, Freud retoma el tema de la disnea y
lo relaciona con una escena especial: 11 ••• la niña, cuyo dormitorio Subrayarnos de este modo, a nivel de la disnea y en los sín-
se encontraba contiguo al de sus padres, espió con las orejas tomas auditivos del síndrome de la misma estructura
{belauschen} una visita nocturna del padre a su mujer... " (ibíd., 70). en el que sostiene la tos. La con el
En fin, el padre de Dora no queda nunca muy bien parado en personaje masculino el abordaje, desde allí, de la otra
el historial. Pero quizás esa modalidad de "visitas" era parte de lo · se trasluce en en el síntoma. En todos los casos
las costumbres de la época. Freud continúa: " ... la niña [... ], espió el perverso le proporciona a la
con las orejas {belauschen} una visita nocturna del padre a su a Dora·· un lugar de identificación.
mujer y lo oyó jadear en el coito (de por sí respiraba habitual- te una respuesta a la por la
mente con dificultad)" (ibíd.). pada del respuesta perversa del tcu,1·""m
Entonces está claro, para Freud, que la disnea se liga a este neurosis.
"espiar con las orejas" que, por otra parte, es ciertamente distin- Retornemos ahora el modo en que
to a espiar con los ojos. Lo que nos llevaría a un contrapunto la formación del síntoma de la tos de a de nuestra
interesante con el hombre de los lobos. En efecto, para este últi- lectura de "Las histéricas y su relación con la bisexua·
mo, según Freud, se trató de algo un poco distinto: habría abier- lidad", para agregar en este momento lo que a par-
to los ojos en el momento justo ... justo para pescar a los padres tir de las entrevistas de Dora con Félix Deutsch.
en la famosa escena primaria, el coito a tergo, y todo lo que sigue Recuérdese que habíamos situado al síntoma de la tos de
en ese historial (Cf FREUD 1918). Y bien, en Dora es otra cosa la que Dora heredando el goce del de la oral
está en juego. Ella acerca sus orejas a la habitación de los la autosatisfacción por y, luego, su
Y Freud reconduce así el síntoma de la disnea, del asma nervio- en la escena Anotarnos ahora la más nnnn;e••
sa, a este ocasionamiento: espiar con las orejas el comercio sexual esto es, la escena con el hermano.
de los progenitores.
Pero lo que es preciso destacar es que esa dificultad
toria no nos nuevamente, sino la identificación de Dora
autosatisfacción ··-·-·····--- escena con el la tos
con el Tanto en la tos, como en los síntomas del síndrome
por el hermano
de Meniere, como en la disnea, el fantasma le reserva a Dora una
chupetea--Dora
identificación la que le a ella sostener su relación
oral
con la otra y, entonces, su histérica. 8
A nivel de la tos la rectificación lacaniana·- encontra-
'"'"··~·~~ con el Y así
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y
INTRODUCCIÓN
Aquí la punta de la flech~ señala e! ?bie.t? de amor y el círcu- po y la investidura libidinosa de los objetos En este
lo el lugar de la identificacion. Idenhfrcac1on, en es~e caso, con conflicto triunfa normalmente el de esos eI yo
un rasgo del objeto odiado, rival, para abordar al objeto , . . del niño se extraña del complejo Edipo" (FREUD 1924, 184).
bien descripta por Freud en "Psicología de las masas y anahs1s De este modo, por el temor a la castración ·-como ,....,..,~m 1 co.
del yo" (Cf FREUD 1921, 100). , . - corno castigo·- se descatectizan los objetos incestuosos -·el
Digamos, además, que para el. varon, es el cornple¡o de ca~_ y la madre- y las investiduras así
tración lo que pone fin a este Ed1po completo. ~; trata del lla , una identificación, que tiene una gran
rnado "sepultamiento del complejo de Edipo (FREUD 19:4). ya es la que da lugar al superyó
Ahora bien, para que este sepultamiento acontezca, Freud sena- post-edípico, no entrar en las complejidades que esta ins-
la con claridad la necesidad de que, para el varón, se pong~n en tancia en la obra de Freud-.
relación dos tiempos: el de la "visión" y el de la "~~enaza · LCu<cu<v.,, cuando menos, que esta va al
En efecto, hay un primer tiempo en el que el nmo no cree lo de una investidura libidinal abandonada también es des-
que sus ojos ven: que la ~iña e~tá d.esprovista de pene. /1
• lo en "Psicología de las masas y análisis del yo". Se trata de
indica de esta manera: el mfantd suieto supone que ella lo tiene regresiva, en este caso, con un rasgo del
chiquito ... que ya le va a crecer". Pero al sobre~enir la amenaza la catexia libidinal al yo y en él
de castración -usualmente dirigida a las prácticas masturba~o- desde la elección de objeto hasta la
nas ~
. de l pequeno-·· a11'l com1enz
· · a a darle. ere'
. dito a lo que sus OJOS ""'·.,,""'"'-·'"'" (Cf FREUD 1921, 100).
4
habían visto: " ... a ella se lo habrán cortado". . De esta manera, el de en el ter-
O, incluso, el camino puede ser el inverso y ocurnr qu:: en mina con el de Y con ese "termina" Freud nos
lugar, el niño no de crédito a la amenaza de castrac1on Y advierte que no sólo una sino una
que sea más bien la visión de la ausencia del pene -donde s~ l? "destrucción y cancelación" (FREUD 1924, 185) del mismo. Efecti--
esperaba- lo que acabe con sus dudas y lo conduzca a la pos1b1- vamente, que de no más una del
lidad efectiva de la castración. . . éste subsistirá inconsciente y "más tarde exteriorizará su
De cualquier manera, lo importante es que subrayemos ?el efecto (ibíd.).
freudiano la de un movimiento retroactivo Pero tal "destrucción y cancelación" absolutas acontecen
(Nachtréiglich) de la visión sobre la amenaza o de la amenaza para Freud cuando este proceso "se consuma idealmente" (ibíd.):
la visión -lo que tal vez nos llevaría a ya en la puede decirse que el derrotero usual conlleva
nersp,ect1va de el de la voz la Y de la la del y, entonces, la manifestación
(en la de que se conoce como
neurosis.
FAB!ÁN SCIIEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 43
42
cia, en su nueva concepción disimétrica del Edipo, el "descubri·
miento" .-éste es el estatuto que Freud mismo le da- de una
de ligazón intensa de la niña con la madre.
Ke·spiecto de esta fase en la niña se destaca en los textos freu··
VISIÓN característica específicamente masculina: en función
del clítoris como zona la actividad y la
NINO
de la masturbación. En términos de Freud: "la niña
SEPDLTAMIENTO
COMPLEJO DE DEL COMPLEJO DE
COMPLETO CASTRACIÓN es la que ¿cómo es
EDIPO
posición, al "buen
"Aceptación de la positivo o, lo que es lo
posibili,d~~ de la Descatectización,
el clítoris deja su a la
castrac10n : por la identificación
retroacción de la formación del na, que deberá ser la zona rectora de la sexualidad femenina
amenaza sobre la post·edípico. pasa de la actividad -masculina- a la
visión o al revés. dad por Freud~ femenina? el pasa·
je de la madre al Resumiendo: deja la
ÜEL LADO DE LA NIÑA: COMPLEJO DE
para y de la mano
Y COMPLEJO DE EDIPO
la ruta que la conduzca a feminidad normal?
ahora del otro lado: ~~~·· -~~· Es el encuentro con la
tan en la
y Preud nunca dejó de decir
tación que resuelve la encrucijada de la envidia del pene supo- drá un corte abrupto -·como en el niño·- sino que se irá "decons··
ne, empero, algo más que el hecho de devenir madre. truyendo muy lentamente y de manera incompleta". Esta es,
Sinteticemos entonces. Estamos leyendo al complejo de mas- como se sabe, la conclusión de Freud al y a ello
culinidad en relación con "la fantasía de ser a pesar de todo un una consecuencia sustancial: "En tales constelaciones tiene que
varón" o la "convicción de que empero (se) posee un pene", opo- sufrir menoscabo la formación del no la
niéndolo a la envidia del pene -Penisneid-·, esta última, del lado de fuerza y la que le confieren su
11
"la esperanza de recibir alguna vez, a pesar de todo un (ibíd., 120).
Distingo que no nos parece sin importancia en la clínica, no para Y esto es así porque, como señalamos, el superyó -·este super-
deslindar estructuras subjetivas en el acto del diagnóstico (ya que yó post--edípico- es, justamente, eso: post-edípico. O sea, pro-
suponemos, como lo adelantamos, a las tres orientaciones, en ducto de una identificación regresiva que lo constituye por la vía
principio, como formas neuróticas de la feminidad), sino porque de la y el retomo al yo, de la carga que investía
concebimos freudianamente al complejo de masculinidad y a la a los incestuosos ·-una de las dos variedades que Freud
envidia del pene (continuada en la tercera orientación en el describe el segundo tipo de identificación en "Psicología de
"deseo de un hijo"), como dos posiciones distintas respecto de la las masas ... ": con un rasgo del objeto amado-.
castración. En efecto, una cosa es suponer -en el fantasma- "que Podremos decir algo sobre este ... ~·-u'·"'"
se lo tiene" y, otra distinta, "creer que eso falta ... y desear tenerlo". desenlace en la
Lamentablemente, dejaremos aquí sin comentar, por razones superyó femenino.
de espado, la utilización freudiana en el antes citado del orientaciones, ,,vuq,nc
término Verleugnung traducido a veces también to la nifia:
como "renegación" y pasamos, a la tercera orientación
describe Freud -en algo la venimos y que es el
camino designado como el de la normal. En "La femi- TRES
ORIENTACIONES
nidad" afirma: "El deseo con
Feminidad "normal"
el camino "normal" para la es el que conduce a la mater- Volvamos ahora sí, a las tres orientaciones propuestas por
nidad? Esta lo menos, ae~1mTK>s Freud luego del encuentro con la castración ··retiro de la sexua··
/1
do en el más allá de este deseo ser madre" para lidad, complejo de y feminidad "normal"- que,
que hay un más allá del deseo del como hemos señalado, nos parecen -más allá de su nre>C.<'l"ll'"
y estructura específicas- reguladas por la misma
"razón": el falo. Podemos abordarlas ahora, en sus
rá a la enseñanza de como modos de goce.
en el texto freudiano. En "La se afirma: ¿No acaso, un peculiar "goce de la abstinencia" para el
guo deseo masculino de poseer el pene sigue a llamado "retiro de la sexualidad"? no debe suponerse
través de la feminidad consumada. Pero debiéramos ver una con esta orientación queda exenta
en este deseo del pene, más bien un deseo femenino por exce·· por rechazar el encuentro de los cuerpos. Por el contra·
lencia" (FREUD 1933, 119). rio, una tan férrea es más gue con el goce
vamc~nt1e, el núcleo del freudiano no es otro que que sea ·-habría gue al caso por caso-- que, indu-
éste: tras el deseo del hijo sobrevive el deseo del pene; más tal a ceder en favor del
el segundo sostiene al Pero lo que el
/1
fo citado que este deseo femenino de un modo
excelencia" no es sino, ¡un masculinidad.
masculino! De modo que, ¿a aguas calmas ha hacer
do este barco de tan sacudida travesía? ¿A algunas concesiones--· to1m1rw~t~''"
venido la tras sortear la fase de a la madre y macho de gozar, incluso
al A una po:s1c1lon que no es de falta de la que se goza,
ma de que se tiene?
ya que Freud
masculina ·-fálica· es la fase de con la madre.
las tres orientaciones suponen evidentemente una
"orientación fálica" como sostén: las tres se de la envi·
día del pene ·-se proponen como salidas roc.n,c\rtn
en la por UJH'IJ'~
deseo materno -tercera orientación··
deseo fálico es el que le da su
En con Lacan ya definir como
o fálica ·--en un sentido que tendremos que nrec11sar··.
"orientación hacia el cuál
de
52 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 53
Sin embargo, es cierto también que llegó a insinuar que él por la ley del padre -goce fálico 6-, del que podemos decir que es
mismo no se hallaba conforme con el punto hasta donde había un goce "político" ···goce de la polis, de la "ciudad del falo"··,
podido extender sus consideraciones en este campo. En varios además, un goce propiamente femenino, que resiste ··nótese lo
lugares señala que las analistas -mujeres·- podrían llegar en este que le pasó al señor Licurgo- al encuadramiento que proviene
terreno más lejos. Y, a pesar de los desarrollos que hemos comen·· de la ley. Que no se deja limitar por el orden legal, que se sustrae
11
tado, no deja de preguntarse: Was will das Weib? -¿Qué quiere la a la civilización" que impone la ley del padre.
mujer?-. Indudablemente el interrogante deja entrever suficien·· De esta manera, si puede considerarse al complejo de
temente, que Freud no se hallaba convencido plenamente de que -más allá de su vertiente épica o novelesca- como la "maquina-
su elaboración -del lado de la respuesta fálica·· recubra por ente- ria" que regula el goce, falicizándolo, puede indicarse que una
ro el campo de lo femenino. mujer es "no-toda" tomada por aquel. Lo que tiene por conse-
cuencia que para ella no-todo el goce se deja por sus
redes --las del Resta entonces, del lado Otro
goce, Otro que el que se encarrilla por la "carretera principal" (Cf
LACAN 1955-56, XXIII).
Segunda Parte: Lacan, el Otro goce Pero, indiquemos enseguida que afirmar que una es
no-toda tomada por el Edipo, no es lo mismo que que no
está enteramente allí. Se verá más adelante que es algo
NO-TODA EN EL GOCE FÁLICO mismo Lacan una mujer está del todo allí ~en el ~·~"~"
y, sin embargo, eso no es todo: hay algo más. Puede decirse tam-
Veremos ahora si con Lacan podemos llevar las consideracio- bién de otro modo: no es que a ella no la alcance la sí
nes freudianas aún más lejos, haciendo lugar a la posibilidad de lo hace y el goce, entonces, se por el falo ... pero no--todo:
un goce otro para el lado femenino ·-escribamos a la inicial de resta Otro goce. Ella no-toda es en el goce fálico.
ese otro con mayúsculas- un Otro goce, entonces, Otro que el lla- 13.l vez desde esta ~~~M'fü'~"M
mado goce fálico. Y marcar así un divaje entre estos dos goces: final freudiano del en la Final que, en
el fálico y el Otro, ya que son de estructura, diferentes. pone en cuestión al indicar que falta allí el "motor" de su
un esfuerzo de Lacan desde sus Seminarios 18 y 19 pero, miento -que sí se en el varón-: la de castración.
sobre todo, en el Seminario 20 -Aun- en el sentido de cm•.cn;u, Recuérdese que, para la castración la introduce el
hasta con "fórmulas", conocidas como "fórmulas de la sexua· en lugar de extrañarla de él ··como en el caso del
entre estos dos goces. comentare· Podemos destacar la
mos de este seminario ··sin
mente las fórmulas de la antes
tal
54 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANlANAS SOBRE LA NEUROSIS 55
se incorpore, se interiorice. Recuérdese que ésta es la base misma por la función fálica. De este mismo lado nos
de la concepción freudiana del superyó -aclaremos, del superyó goce como goce por
concebido como heredero del complejo de Edipo--. Es decir, al
menos en su cara de "prohibición", de regulación del goce -·ya se el "todo de la castra··
que no nos referimos aquí a la otra faz del superyó, subrayada , si allí se la clase universal de "los "'"·'ª'"·'u·'·"··'"'
por Lacan (Cf. LACAN 1972-73, 11), aquella que empuja al sujeto a por la que para que
gozar- el superyó tiene su origen en el sepultamiento del Edipo. este de la castración" se es necesario
En esta perspectiva se puede entender, entonces, que Freud lar al menos un individuo para el que este universal no se cum··
/1
proponga que, del lado femenino sufre menoscabo la forma- pla. que, a la de con-
ción del superyó" (FREUD 1933, 120). sistencia, por su función de o de a la clase de
Por un lado debe subrayarse que el que sufre menoscabo es "los alcanzados por la de la castración". Y esto lo escribe así:
/1
11
el superyó post-edípico", "paterno", ya que a partir de nuestra 3x Lo que se lee: existe al menos una x, para la que no llJ de
ti
práctica, la del psicoanálisis, podemos dar suficiente cuenta de x.
la presencia "no menoscabada", en las mujeres que nos consul- En este caso está , la
tan, del "empuje··al-goce" que la otra cara del superyó represen- ción fálica: es la barra de la ubicada sobre de x.
ta. sustrayéndose al menos uno, uno para el que la función fálica no
tiene efecto, se el límite que vuelve el
todos" de la castración. Es por este
aquel de la castración se sostiene. Se
sólo de que "la confirma la
56 FAB!ÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 57
que se ubican del lado hombre, del lado del para···todo, del lado más ... ¡no que no haya mujeres!: que no hay La Veremos
del goce fálico, podemos señalar aquí que de este mismo lado más adelante que es precisamente ese artículo definido --el La-
nos quedarían, entonces, como hemos propuesto, las tres orien- el que presenta problemas en este caso.
taciones que Freud estableció como salidas posibles para una Por ahora preguntémonos sencillamente: pero si no hay la
n:ujer: retiro de la sexualidad, complejo de masculinidad y femi· mujer, ¿con quién -·o con se aparea el hombre?
mdad normal ·-deseo del hijo como sustituto del deseo del lacaniana, como acabamos de leer: con el objeto a. Hacer
Recuérdese que no las definimos sino como formas de ·' con la causa del deseo -que Lacan designa con la letra a··· es lo
goce fálico: feminidad "norme mále", feminidad norma macho, " que viene al lugar de la relación sexual que no hay... ya que no
llegamos a escribir con Lacan. hay La mujer.
Pero ahora podemos adelantar, además, que entre estas muje- Pero este emparejarse con la causa del deseo, en el lugar de la
res que se posicionan "electivamente" del lado hombre, entre las relación que no hay, tiene para Lacan una escritura muy
primeras de ellas, no dejaremos de encontrar a las histéricas. Y precisa: la del fantasma: $O a . Así, decir que el
encontraremos a una histérica plenamente de ese lado hasta que ($) cree abordar a la pero, en verdad, sólo aborda el
consiga -y por cierto que a veces lo logra, y quizás un análisis to (a) de su fantasma. De donde concluimos lo que sigue: el fan--
pueda tener que ver con ello, pero no siempre- ir más allá de la tasma suple la ausencia de la relación sexual.
Desde esta perspectiva puede entenderse el freudia·~
neurosis que la sujeta, para encontrar del Otro lado el goce pro-
piamente femenino. Pero, hasta que eso ocurra, la tendremos, no que pone sobre el "la más degradación
por su fuerte amarre al" deseo insatisfecho", perfectamente suje- de la vida amorosa" (Cf FREUD 1912) por la que el hombre se ve
ta del lado hombre, ya que el deseo insatisfecho -lo u.t•,1..1•<=1<.<:u compelido, a el objeto para soste--
mos más adelante··· deberá ser ubicado de aquel lado. ner su deseo ..y no caer en la impotencia psíquica--. Lacan lo pre-
cisa: el sujeto masculino degrada Io radicalmente Otro
ne para él una a funcionar en el nivel de lo que
to a.
PERVERSIÓN POLIMORFA DEL MACHO
El "modo hombre" de abordar lo hetera femenino se reduce
precisamente a eso: conducir a una a la de
" ... el
en su fantasma. no es acaso lo que se escucha corriente·
de esta
58 FAB!ÁN SCHE)TMAN (COMP.) ELABORACIONES I.ACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 59
hacer notar que la a la que estamos perversión. Así nos lo describe Freud para su célebre paciente,
por la que el hombre constriñe a su a conocido como "el hombre de los lobos": "El más lla··
funcionar como objeto a en su viene a constituir no mativo de su vida amorosa tras llegar a la madurez eran
otra cosa que su "rasgo de perversión". Lo que freudianamente de un enamoramiento sensual compulsivo que emergían en
no puede toda vez que freud mismo ha podido enigmática secuencia y volvían a desaparecer [... ], pero
situar con precisión el carácter perverso del fantasma neurótico? sef1alar aquí que estaban atados a una determinada condición,
Lacan, por su continúa entonces la senda freudiana y, oculta para su conciencia, que sólo en la cura pudo discernirse.
en el Seminario 20 nos habla de "la perversión polimorfa del La mujer tenía que haber adoptado la posición que atribuimos a
macho" (LACAN 1972-73, 88). Rasgo de perversión, entonces, que la madre en la escena primordial. A de la pubertad sintió
lejos de referirse a la estructura subjetiva perversa apunta, más como el mayor encanto de la mujer, grandes y llamativas nalgas;
bien, a la estructura perversa del fantasma. otro coito que no fuera desde atrás apenas le deparaba
Pero es la estructura perversa del fantasma la que, por su (FREUD 1918, 40).
parte, determina aquello que Freud llamó "condición de amor". Aquí está claro, entonces, que es una condición específica la
Y es que si no hay la mujer, ¿qué es lo que hace que a un hombre que desencadena estos "ataques de amor
no le dé lo mismo aparearse con ésta, con aquella, o con la de Condición de goce que se desprende de la construcción freudia~
más allá?, ¿qué es lo que determina lo que Freud llamó "elec· na de la escena ··como se un coito a tergo
ción" de objeto? Respondemos: cierta fijación a un rasgo de per· entre los del sujeto, por él en la
versión, una condición de goce, diremos ahora, anudada al fan- ma infancia- y que de una vez y para sus
tasma. Una relación fija del sujeto con un objeto($ Oa) es lo que elecciones amorosas. de entonces, sostenido
determina la elección amorosa. por una escena que, destaquémoslo, el recuerda:
Si Freud habló de "condición de amor", Lacan revela que es es enteramente construida en el análisis por Freud.
en verdad una "condición de goce" -fijado por el fantasma- la Ahora bien, cuidémonos de creer que que
que direcciona las elecciones amorosas del "lado hombre". Y si la biología llama "hombres" se en con el Otro
hablábamos de rasgo perverso, de este goce puede decirse que femenino, de la manera que estamos describiendo. Ya Lacan nos
está "perversamente orientado", sobre todo, si atendemos al ha advertido -~lo hemos citado·- que colocarse del lado hombre
modo en que Lacan llega a referirse a la perversión: "pere-vers 1
'
es electivo y que "las si les .Y
escribe, "versión hacia (vers) el padre (pere)". 8 Si no hay relación hemos podido que la histérica era una fiel 0 ~··""··~·,···""
el una "versión del ··pero también de esa posibilidad.
"hacia el el sujeto sostenemos que también la histérica
UHO.U.•O.LL,
"las" relaciones sexuales, éstas que sí son Pero hete "lo Otro" que es ··aún para ella- una del "modo hombre"
que el sujeto ··como lo señalamos- ya no lo hace con La que hemos Es por la vía del fantasma: lo
sino con el a de su fantasma ··al que constituye, también su caso, un rasgo de
una mediatización
freudiano la
con más
rloc+•• 0 ~~ la característica
que hace al modo hombre de abordar al Otro feme·
de manifiesto por un
al lugar de "un objeto a ser chupado". Modo hombre, entonces, Dejando un resto (a) que relanza la carrera. Lo que nos muestra
también en Dora: intento de reducir a la otra al objeto a en la la estrecha relación entre el goce fálico y lo que llamamos deseo.
escena del fantasma. Particularmente, el deseo como insatisfecho --lo nos abrirá
una vía muy precisa para que podamos situar, en tercera
de nuestro trabajo, a la histérica del lado hombre de las fórmu-
GOCE FÁLICO las de la sexuación lacanianas y en relación con el goce fálico-.
Pero además, ya puede explicarse por qué con Lacan situá·
Concluiremos nuestro abordaje de este "lado hombre", des- bamos al fantasma como el "modo hombre" de abordar al Otro.
plegando brevemente la conceptualización del goce fálico, mas- Es que en su escritura ($O a) se el deseo, estructural··
culino, tal como la propone Lacan en el Seminario 20. ¿Cuál es la mente insatisfecho($) y el resto (a) que se produce en el momen·
lógica que introduce este goce? La que sostiene la paradoja de to mismo del des-encuentro con lo que podría colmarlo. El goce
/1
Zenón. Así lo señala Lacan: Aquiles y la tortuga, tal es el esque· fálico está estructuralmente condenado al fracaso, a no hallar lo
ma del goce de un lado del ser sexuado ... " (LACAN 1972-73, 15). que era su meta, a resto y a ¡más!
refiere, claro está, al lado hombre de las fórmulas. Para vérselas
con el goce fálico, en efecto, Lacan se vale en el Seminario 20,
una de las versiones de la paradoja de Zenón, quizás la más DEL ÜTRO LADO: EL NO-TODO Y LA AUSENCIA DE EXCEPCIÓN
conocida: Aquiles y la tortuga.
El razonamiento de Zenón --discípulo de Parménides- Pasamos ahora al Otro lado, al "lado a
simple, aunque su sencillez no le quita su belleza. Alguien como Lacan: " ... cuando escribo esta función inédita en que la
Borges, pudo calificarlo de "joya" e "inmortal". Recordémoslo, negación afecta al cuantor que ha de leerse "no--todo",
siguiendo la versión que Borges mismo nos propone en decir que cuando ser que habla cierra filas con las
11
Avatares de la tortuga": "Aquiles corre diez veces más ligero mujeres se funda por ello como al ubicarse en la fun-
que la tortuga y le da una ventaja de diez metros. Aquiles corre ción fálica" (LACAN 1972-73, 89).
esos diez metros, la tortuga corre uno; Aquiles corre ese metro 1
En el cuadro de la sexuación que Lacan a las
la tortuga corre un decímetro; Aquiles corre ese decímetro, la dos fórmulas que ya escribimos para el lado
tortuga corre un Aquiles corre ese centímetro, la tor· para el lado mujer.
tuga un milímetro; Aquiles el la La primera es
un décimo de milímetro y así negación afecta al x", por lo que
(BORGES 1932, 254). todo x, <1> de x". Esto decir que ser que
Como se ve, hombre o mujei~ si se ubica de este lado -del lado
por la función fálica y, ""'"""'r""
no-todo se por la razón fálica. Ya
no·toda es tomada por el
su
62 FABJÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANfANAS SOBRE LA NEUROSIS 63
para el que la ley de la castración no tuviera efecto: 3x Sólo a confundir el lado ··y el goce al tener
así se constituye una clase: sustrayéndose uno, lo que constituye acceso·· con la Y no por nada: el
un límite. que se para el no se
Y bien, del lado mujer ocurre que no hay ese al-menos·-uno nombre del Sin la diferencia es sustancial. Si
que, desde fuera sostenga la clase, exceptuándose al para-todo. puede decirse de ellas ·-como no pocas veces se escucha de boca
De donde surge la segunda fórmula para el lado femenino de los hombres- que son locas, es matizar: no lo son "del
con la que podemos terminar de escribir la supe· .,_todo". Recuérdese, más bien, que determina el no-todo".
11
rior9 del esquema de la sexuación lacaniano: " la diferencia con la psicosis Lacan advierte
mente que "el ser no-toda en la función fálica no quiere decir qm'
no lo esté del todo. No es verdad que no esté del todo. Está de
3x lleno allí. Pero algo más ... " (ibíd., 90). que ella
'dx <Px tenga acceso a un goce no no encarrilla-·
do por el nombre del
tomada el
Entonces, esta última fórmula que introducimos, se fálica
lee: "no existe una x, que no Ci:J de x". Aquí la negación afecta al cótica!--.
"existe al menos una x", pero también al "Ci:J de x": No existe ni Pero el asunto es que ahí no se acaba la cosa: algo más.
uno que se sustraiga a la castración y, no habiendo Hay para algo más que el goce ordenado "en carretera
del lado mujer no se constituye una clase, no se cierra el conjun- principal": hay un goce que excede al fáli--
to, no se hace el todo. Lo que es legible en la fórmula: co. Continuando con la metáfora que introducíamos más arriba
Ci:Jx. podríamos decir ahora: el goce que suponemos en la es
En última instancia, no es por otra cosa que "La" mujer no un goce "más acá de la . El no ha entrado a la clu·
existe. No la clase de La Es ese "La" que denotaría la dad del falo. 10 En cambio el goce
posibilidad de una clase, el que tiene problemas del lado feme- polis". que ubicarse
nino. Es por eso que Lacan lo escribe tachado: vesarla, dando un paso
además: " ... por eso que la hace no toda la
1
Pero,
tiene un goce adicional, a lo que mujer? Más aún ¿es que ¿es
como goce la función fálica ... " (ibíd.). que un hombre "autorizadamente"
por ser no-toda en la función a una de eso? Veamos cómo continúa Lacan: "Lo que da cierta
entonces, un goce que excede al bilidad a lo que propongo, que de este goce la
como goce la función fálica". Goce es que nunca se les ha sacar nada. Llevamos años
cándoles de rodillas --hablaba la de las ,,,,,,~"·~·
tas-- que traten de ¿y
una se
o fuera de la función fálica. Lo que nos
fuera·
LACAN 1972, 45). Pero cabe señalar que el goce
no nos detenemos en la lo
Lacan se ocupa de establecer con flechas los lazos entre los
que vienen al de la relación que no
anorexia: discursos y fórmulas" en este mismo volumen.
1 un paso "más allá"_
64 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSIS 6.5
bra! Entonces, a ese goce, lo llamamos como podemos, "vagi- Tercera Parte: La histérica, del "lado hombre"
nal", y se habla del polo posterior del útero y otras pendejadas
por el estilo" (ibíd., 91).
Hay una dificultad de estructura, en efecto, para hablar de este DE TIRESIAS A LAS HISTERIAS
Otro goce. Es que cuando pronunciamos la primera palabra para
acercarnos a él, ya lo hacemos desde el lado hombre, y en ese ins- Iíemos propuesto que la respuesta de Tiresias a la convoca-
tante ... lo perdemos. Aclaremos: no se dice del goce de la muje1~ de los dioses del Olimpo -nueve décimos para la mujer, un
sino desde el lugar del hombre. A eso se refiere Lacan con "lo lla- décimo para el hombre·- es un intento por dar una razón -fálica-
mamos como podemos". Se lo llama como se puede, desde el lado ª la distancia que separa al goce fálico ·-masculino··· del Otro
hombre, y se lo nombra "vaginal" o "punto G" u otras tantas pen- goce ·-propiamente femenino--·. Pero no puede escribirse la dis-
dejadas, como dice Lacan. Y es que: "Sólo hay mujer excluida de tancia que los aleja -puesto que son inconmensurables---- más que
la naturaleza de las cosas que es la de las palabras ... " (ibíd., 89). al precio de mal-·decir el goce femenino. Costo que Tiresias no
El goce propiamente femenino, paradójicamente, causado duda en abonar ubicándose, por lo tanto, del lado hombre de las
por el significante -porque hasta nueva orden sólo lo encontra- fórmulas de la sexuación lacaniana.
mos en los seres que hablan- es repelente al significante. Cuando Ahora bien, de Tiresias a las histerias ·-¡nótese el anagrama
intentamos asirlo con palabras, se nos escapa. que encontramos allí!--, ¿qué diremos de estas últimas? La terce··
¿Pero no estaremos aquí en la situación descripta por Lacan ra parte de nuestro trabajo se ocupará pues de este asunto. Por
para Aquiles y la tortuga?, damos un paso y eso ya está más allá. el momento anticiparemos que si hay una pregunta histérica que
Lo que es prueba suficiente de que lo intentamos abordar desde apunta al corazón mismo de lo femenino, veremos que ésta no
el lado del hombre. podrá formularse más que desde el lado del hombre.
Si del goce femenino no se puede decir más que desde el lado
del hombre, notemos ahora que será siempre, irremediablemen·
te, un goce mal dicho o ... ¡mal··dito!. O, para decirlo de otro LA PREGUNTA NEUR(JTlCA, LA RESPUESTA DEL FANTASMA
modo: no se puede hablar de la mujer, sino mal--diciéndola, por·
que no hay significante que la diga bien -¡que la en el Partamos de esta contundente afirmación de Lacan en el
campo de lo simbólico. Falta "material simbólico" (LACAN Seminario 3: "Volverse mujer y
1955--56, 252) en el Otro para S(A:). dos cosas esencialmente diferentes. Diría aún
Pero es este porque no se a serlo y, hasta cierto
te en lo simbólico que contrario de a serlo" (LACAN 1955--56, 254).
el asir... más que ve,rd1ér1dC)!O, Como se ve, ya se oponen en ese seminario sobre
"Las psicosis" la por lo femenino y el ser
volvemos sobre Tiresias. en este Veremos en lo que que es la la que
poa.emc)s leer de otra manera el mito con el que abri· preguntándose es una se de serlo: la encontrare
del recorrido mos situada del lado hombre de las fórmulas sexuadón
señalar que Tiresias el goce femenino ... desde el lado lacanianas.
hombre. En cuando comparece ante Zeus y Hera --y sPn· en torno de
tencia que de las diez que tiene el goce nueve le Porque es necesario señalar que si la histérica se
a la Io hace como varón. modo neurótico
Y, corno intenta medir la dís·
tancia que separa al goce fálico del Otro goce. tal dis-
no de no escribirse.
66 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 67
EL DESEO EN LA HISTERIA Y LA OBSESIÓN Otro tiene lo que a ella le falta y se trata, ¿por qué no?, de que no
se lo quiere dar. Esto, se sabe, puede ir desde el desgano, hasta la
forma conocida de la queja histérica. Pero es preciso notar que, en
el fondo, este insistente resaltar la falta de su lado no tiene otro
fin que sostener un Otro completo, garantizar la consistencia del
Otro: "es que él lo tiene, pero no me lo quiere dar".
Finalmente, intentemos sortear, una objeción que podría pro-
ponerse en ese punto. No pocas veces se describe la posición his-
térica como el intento de castrar o "agujerear" al Otro. Pero un
planteo así ¿no se pondría en cruz frente a nuestro intento de
emparejar la histeria con la obsesión como dos dis-
tintas con el mismo fin de desentenderse de la castración del
Otro? No lo creemos: es que para castrar o "agujerear" al Otro,
se lo debe suponer completo. Es decir, haciéndose ella --la histé-
rica·- el supuesto agente de la castración del Otro, se desconoce
que el Otro no la precisa, en absoluto, para estar castrado.
Volverse la causa de la castración del deviene como se
ve, una refinada manera de sostenerlo completo.
suerte
76 PABIÁN SCIIEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES J.AC:ANli\NAS SOBRE LJ\ NEUROSIS 77
cualquier "poco de gozar", sólo se sostiene robustamente mien- se construye. AJ respecto he encontrado un fantasma
/1
tras se tenga en el horizonte, un absoluto de goce ··un goce-· mucho más complejo que el masculino corre] a ti--
todo" al que se da consistencia-- respecto del cual pueda siempre vo. Un masculino clásico es el de
proponerse el propio como rezagado. La posición histérica como ar con otra mujer cuando se está Pues bien, este fafr
"goce del poco de gozar", como "goce de la insatisfacción", en tasma que he encontrado, más complejo, más de
efecto, no se sustenta más que ubicando en su mira, en algún no es el de fantasear que es otro hombre el que se la
lugar en el horizonte, la suposición de un "todo de goce", de un está sino que ese hombre se está
"goce absoluto" respecto del cual, aquel que a ella le toca en otra mujer que no es ella. Es decir~ que ofrece al hombre su pro,
suerte, pueda ser planteado como exiguo. pio cuerpo como el de otra. Vemos en este
Así lo propone Lacan en el Seminario 16 -"De un Otro al esa de la otra mujer que es lo más escondido del fan-
otro"-: "Se dice que lo que la histérica rechaza es el goce sexual. tasma histérico ... " (MILLER 1983, 48).
En realidad ella promueve el punto al infinito del goce como De este la otra para una se lo
absoluto [... ].Y es porque este goce no puede ser alcanzado por constatar cada vez que se la escucha con un poco de aten-
lo que ella rechaza cualquier otro, que, respecto de esa relación ción en que se llama un análisis. Nunca de
absoluta que procura plantear, tendría un carácter de disminu- hallarse a esa otra que goza en su Ahora indudable,
ción ... " (LACAN 1968-69, 304-305). mente bastaría tomar a esa otra en análisis para tal
Ahora bien, es posible señalar las más usuales encarnaciones vez, de que está tan insatisfecha como nuestra histérica y, de
de este absoluto" al que la histérica da consistencia con su seguro, el goce ¡a una tercera!: no es
insatisfacción. A esta cita no faltan, la otra mujer y menos histérica que la
el padre ideal. Antes de volver a citar a que el goce de
Nos detendremos específicamente en el primer caso, bien la otra al que la da consistencia por su deseo insatisfe-,
ilustrativo de la cuestión. Nunca se tarda demasiado en encon- cho, no es el goce al que nos hemos refo·
trar, escuchando a una histérica, a la otra que supuestamente rielo. Claro que la no supone otra cosa: Ja otra goza
goza todo ... lo que ella no. Su goce ·-el de la histérica-- no puede Pero desde lo que proponemos ello no es sino
plantearse como exiguo más que en relación con el que, efectí- lo Si el goce~-,-~·~..
vamente, Je supone a otra . De este modo, la queja usual la dice de él desde el
que a su encuentra apoyo en este
todo de la otra: por tendrá a su
lado varias veces menos que el que nuehtra
Las críticas al partenaire de turno
están así
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 79
78 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
nino quiebra el lazo social, introduciendo en el centro de la FREUD, S. (1912): "Sobre la más generalizada degradación de la vida
homogeneidad de la masa, lo radicalmente Otro, la diferencia. amorosa", en Obras Completas, op. cit., t. XL
FREUD, S. (1918): "De la historia de una neurosis infantil", en Obras
Completas, op. cit., t. XVII.
FREUD, S. (1921): "Psicología de las masas y análisis del yo", en Obras
y Trn.ESIAS
Completas, op. cit., t. XVIII.
FREUD, S. (1923): "La organización genital infantil", en Obras Completas,
La segunda cuestión que queríamos señalar para finalizar op. cit., t. XIX.
supone retornar, una vez más, sobre Tiresias ya que resta un FREUD, S. (1924): "El sepultamiento del complejo de Edipo", en Obras
interrogante. ¿Por qué Hera se enfurece al punto de dejar ciego Completas, op. cit., t. XIX.
al pobre Tiresias luego de que este comparece y da su respuesta? FREUD, S. (1925): "Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia ana-
Es que después de escuchar su testimonio -"nueve décimos para tómica entre los sexos", en Obras Completas, op. cit., t. XIX.
la mujer, un décimo para el hombre"-·, parece que la diosa se FREUD, S. (1931): "Sobre la sexualidad femenina", en Obras Completas, op.
encoleriza y le infunde tal castigo ·-aunque Zeus lo compensa cit., t. XXJ.
FRElJD, S. (1933): "Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis:
con el poder de la adivinación-.
33a. conferencia: La feminidad", en Obras Completas, op. cit., t. XXII.
Y bien, hay varias interpretaciones para entender la ira de
LAC:AN, J. (1951): "Intervención sobre la transferencia". En Escritos 1,
Hera y el castigo que recibe Tiresias. Lo habitual es decir que la Siglo Veintiuno, México, 1984.
diosa se irrita y deja ciego a Tiresias porque éste reveló el secre- LAC:AN, J. (1955--56): El seminario, Libro 3, Las psicosis, Paidós, Barcelona,
to del goce femenino. Es una posibilidad. 1984.
Pero en función de lo que trabajamos nos parece, más bien 1 I.ACAN, J. (1957): "El psicoanálisis y su enseñanza". En Escritos 1, op. cit.
que lo que enfurece a Hera es el intento de Tiresias de comparar I.AC:AN, J. (1960): "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el
lo incomparable: el goce fálico con el Otro goce. Como señalába- inconsciente freudiano", en Escritos 2, op. cit.
mos, son, por estructura, inconmensurables. LAC:AN, J. (1959-60): El Seminario, Libro 7, La ética del psicoanálisis,
La furia de Hera debe entenderse así, como una respuesta a Buenos Aires, 1988.
la "mal-dicción" de Tiresias. Él, en efecto, vuelto ya un hombre LACAN, J. (1962-63): El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos
-luego de sus siete años "del Otro lado"-- no puede más que Aires, 2006.
LACAN, J. (1968-69): El Seminario, Libro 16, De un Otro al otro, Paidós,
timoniar como tal: "mal-decir" del goce femenino.
Buenos Aires, 2008.
Ahora bien, ¿y el tiempo en que Tiresias era Parece LACAN, J. (1969-70): E/ Seminario, Ubro 17, El reverso del psicoanálisis,
que entonces no tenía nada que decir. Como señala l'aidós, Barcelona, 1992.
una palabra!" (TACAN 1972--73, 91). LACAN, J. 0972): "El atolondradicho". En Escansión, nº 1, Buenos Aires,
1984.
LAC:AN, J. (1972-73): El Seminario, Libro 20, Aun, 198].
LACAN, J. (197475): Seminario RSI, inédito.
MILLER, J.·A. (1983): Dos dimensiones clínicas: síntoma y
ARlSTÓTELES: Política, Manantial, Buenos Aires, 1983.
SORCES, J. (J 932): "Avatares de la , en Obras (2002): la identificación viril
Buenos 1974. de ''"'''rnno1
FREUD, S. (1900): "La de los sueñrn;", Secretarí;:i de 2002.
Amorrortu, Buenos
H{E1JD, S. (1905a):
Obras op.
FREUD, s. (1905b): wfres ensayos de sexual",
op. cit., t. VIL
y
Introducción
Si por 4000 años la histeria --tal como su etimología eviden-
cia2- ha sido considerada una enfermedad de las 3 en lo
1
A partir de un recorrido panorámico, que podrá reconocerse ropsicosis de defensa' el acento se
,
de inspiración hegeliana, mostraremos que en la perspectiva "natural" al "natural" atractivo del sexo "débil" ...
freudiana se promueve un acercamiento estrecho entre histeria y los "Hallé cumplida esta condición
feminidad mientras que, en la enscfianza de por el con- de la histeria
trario, la posición histérica y la posición femenina se mantienen los casos de histeria
y hasta en oposición. de estas conclusiones, la frecuencia
matiz<:índolas, y en relación con ambos en d sexo femenino, que, en es más
sobre el final, todavía, un paso más. aun en la niñez" (FREUD rn96c, 164).
que sobre la base de estas
en los dos últimos artículos
Histeria y feminidad en la histeria, de hermanos neuróticos: ella
característica de la feminidad (afirmación) histérica, que el trauma en el mornento mismo en
guc él --obsesivo-- accede a su trauma activo.
En Ja obra de Freud es posible reconocer varias vías a partir La de las vías hemos
de las cuales se sostiene un estrechamiento de las relacionPs freudiana entre histeria y
entre histeria y feminidad. En casi la totalidad de las que expon- que sufre la teoría traumática de la y
dremos histeria y feminidad se acercan de modo --al menos por la fantasmática.
expreso en el planteo freudiano; la última, sin Puede que, aunque no
ya una elaboración construida a partir de la tardía te en este de su obra por la
Freud en torno del complejo de Edipo femenino. trauma efectivamente Freud
Comencemos por indicar que en los textos anteriores a 19001 modos, el nexo entre histeria y feminidad
aunque sin poner ahora el acento sobre
fireud de modo decidido la "natural" de la
sino sobre la vertiente por la cual la histeria
femenina ---por él a la condición, también
surgiría de la de los fálicos
del trauma sexual infantil como causa de la
histeria. o activos.
Así, en "Tres ensayos de teoría sexual"/' de referirse al
Así leerse en el "Manuscrito K": "La histeria presupo-
necesariamente una vivencia vale
de naturaleza la "Carta 69" de Frcud Flit~ss, del 2J de de 1897:
¡;Rf<:LJD 189299, 301-302.
Pero antes todavía en la "Carta 75" a Fliess, del -14 de noviembre
86 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABOl<ACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 87
cambio en la zona rectora y la transferencia de la "estimulabili- ahora entre los últimos desarrollos de
dad e~ógena del clítoris a la vagina" en la mujer, señala: "En este por un lado, el modo en que propone en síntoma y
c~mb10 de la zona erógena rectora, así como en la oleada repre- angustia", las femenina e una idénti··
siva de la pubertad que, por así decir, elimina la virilidad infan-· ca causa
til, residen las principales condiciones de la proclividad de la parece
mujer a la neurosis, en particular a la histeria. Estas condiciones siguiera siendo la más eficaz. de
se entraman entonces, y de la manera más íntima, con la natura- angustia válida para ella, tenemos derecho a introducir esta
leza de la feminidad" (FREUD I905b, 202). pequeña modificación: más que de la ausencia o de la
/1
En Apreciaciones generales sobre el ataque histérico" conti- real del objeto, se trata de la pérdida de amor de parte
n,ú~1 en esa direcc.ión: "Considerado globalmente, el ataque his- to. Puesto que sabemos con certeza que la histeria tiene mayor
tenco, como la histeria en general, reintroduce en la mujer un afinidad con la así como la neurosis obsesiva con la
fragmen_to de quehacer sexual que existió en la infancia y al cual masculinidad, ello nos sugiere la de que la ucJ1u•ua
en esa epoca se le podía discernir un carácter masculino por de amor como condición de angustia en la histeria
excelencia. A menudo es posible observar que justamente un papel semejante a Ja amenaza de castración en las y
mu~hachas qu~ hasta la pubertad mostraron un ser y unas incli- a la angustia frente al en la neurosis obsesiva" (FREUD
naciones varoniles devienen histéricas desde la pubertad en ade- 1926a, 135).
lante. En toda una serie de casos, la neurosis histérica no res- Y, por el otro, de los relacionado con el descubri·
ponde sino a un sesgo excesivo de aquella típica oleada represi- miento -es el término que utiliza Freud·· de la de
va que hace nacer a la mujer por remoción de la sexualidad mas- intensa de la niña con la la ~o/-···~"·'~
culina" (FREUD 1909, 211). hacer de la histeria una característica
. ~ás ade~ante en la obra freudiana es posible encontrar la pro- en "Sobre la sexualidad femenina",
x1m1dad senalada en "Sinopsis de las neurosis de transferencia las analistas
c1a "71·
o
. 'reu d recon.struye en ese manuscrito una época campo más lejos él, señala: "En cuanto
en que "la restricción de la procreación llegó a ser [... ] un deber penetrar un caso manera y por
so~ial. Las s~tisfacciones perversas, que no llevan al engendra- comunicar los resultados más y aduzco sólo unas
m1ei:t,o de h1Jos, a esta prohibición, con lo que se pro- pocas muestras de mis nuevas intelecciones. Una de estas es que
mov10 una cierta regresión a la fase anterior a la la mencionada fase de la ""'~''""
cía de los Las la tenían que particularmente íntimo con la
puede si se repara en que "'"''''"'u.º,
sis, se cuentan entre los caracteres
dad ... " (FREUD 1931, 229).
nes
tres
que es una mujer son dos cosas esencialmente diferentes": la his- Para terminar de acentuar la diferenciación que Lacan va
térica formula su pregunta identificada con un hombre, al tiem- construyendo en esta época entre la posición histérica y la feme-
po que cede la pos.ición femenina a alguna otra mujer que pueda nina, indiquemos que otro escrito lacaniano, sólo tres años pos-
e~carnar ~el termmo es el que conviene por que se trata espe- terior a "El psicoanálisis y su enseñanza", nos ofrece la oportu-
cialmente del cuerpo, del cuerpo femenino~ para ella el misterio nidad de presentar en contrapunto con éste y con la histeria,
de la feminidad (cf LACAN 1951). cómo entiende Lacan el modo en que una mujer "se sirve" de la
En "El psicoanálisis y su enseñanza", texto de 1957 en el que r~lación con un partenaire hombre.
Lacan ,;labora las respuestas que en la histeria y la obsesión He- " Destaquemos que, en lugar de posicionarlo -·como lo señala-
g~n a concretarse en una conducta del sujeto que [es] su panto- mos para la histérica·.. como base identificatoria, testaferro u
/1
mlfna (LACAN 1957, 432), la cuestión no es ya planteada, sin "hombre de paja" ante el que se detiene en su captura de la otra
en términos de identificación viril, sino más bien de mujer, en "Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad
deten.ci.ón. Allí se señala que la histérica a la otra: "por femenina", Lacan propone que: "El hombre sirve de relevo para
los ofic10s de un .hombre de paja, sustituto del otro imaginario en que la mujer se convierta en ese Otro para sí misma, como lo es
el que se ha enaienado menos que ha quedado ante él detenida para él" (I,ACAN 1960, 710-711).
[en souffrance]" (LACAN 1957, 434). demora De esta frase subrayamos, únicamente ·-por lo que introduci-
falta de despliegue de la pregunta histérica en su hacer de hom- remos enseguida-, la dimensión de lo hetera, de la Otredad, que
bre y en la que brinda la seguridad Lacan indica se pone de manifiesto en el encuentro de una
Fantasma que queda definido entonces como ~Ar·~··•An•~ mujer, fundamentalmente no con el partenaire hombre, del que se
pero singular del sujeto, que de encontrarse con sirve de relevo, sino consigo misma ... como Otro. 10
el de la estructura en que lo simbólico no responde. En Antes de llegar al otro extremo de la enseñanza de
este caso, el que es señalado por la por lo femenino.IJ el Seminario 20 en el que queremos detenemos, señalemos muy
De esta manera, en el fantasma, cada qué sucintamente, que sobre el final de los años '60 y de
ser una rm:J:r, identificada o detenida ante el testaferro que media los '70, Lacan continúa elaborando la entre hish~ria y
en su relac10~1 con la otra, mientras que a su cargo -·a cargo de feminidad. por ejemplo, en el Seminario 16 ·-"De un Otro al
esa otra mu¡er que nunca es la encarnación de lo otro" - propone que "la histérica [... ] se caracteriza por no tomar·-
Como no podría ser de otra forma, el caso de Dora (cf se por la mujer" (LACAN 1968-69, 304), mientras que en el semina·
F.R~ül:>_ :905a) -su adoración por la señora K sostenida por la iden· rio siguiente -·"El reverso del caracteriza al deseo
hficac10n :on los personajes masculinos de la opereta vienesa que insatisfecho de su posición como un modo de goce: el
mas el trayecto que va desde la que Freud revela "goce de la (cf LACAN 1969·70, VVl) que .. como un
tras el s~ntoma d.e la tos hasta esa "matriz · en la que modo del goce fálico .. se diferencia radicalmente del goce feme
han vemdo a vaciarse todas las situaciones que [... ]ha desarrolla· nino, abordado por Lacan
do en su vida" (l.ACAN 1951, 2!0) que evidencia el recuerdo último Llegamos, al Seminario 20 ·-Aun
de la escena con el hermano... es aquí termina de escribir las llamadas fórmulas
donde hasta en términos Ja
goce fálico y el Otro goce, femenino. Y
9
Tódo este desarrollo es claramente legible en el del deseo Jaca· hvamentc se afirma que es electivo colocarse u
niano, donde puede localizarse muy bien eJ modo en que el nL:uró- lado de estas claro desarrollo de sus
tico desviarse con su por el "corto-círcui·
to" del en que la ""'''""''"
de la falta del Jtl Para un desarrollo más extenso del entre la introducción
lu otra en el fantasma histérico y el volverse Otro para misma
la cf J .AURFNT 1993.
92 Fl\JllÁN SCHE]TMAN (rnMI'.) EL.ABORl\CIONES Ll\C:ANTANAS SOBRE LA NEUROSIS 93
que la histeria queda ubicada del "lado hombre" de las fórmulas nino, abordable, incluso, como goce de la ausencia del del
de la sexuación. Otro. 13
De hecho, ya unos meses antes del referido seminario, en "El
atolondradicho", donde ya se ensayaba la escritura de aquellas
fórmulas, no sólo la histeria sino también la obsesión, es decir, la más allá de la histeria ... en la histérica
neurosis en general, era dispuesta del "lado hombre": "pero si (negación de la negación)
son el texto mismo con que se formulan los síntomas de las gran-
des neurosis, de las dos que si ha de tomarse en serio lo normal, Concluiremos planteando la siguiente cuestión. habrá en
nos dicen que es más bien norma-macho" 11 (LACAN 1972, 51). la de Lacan, de todos modos, alguna vía que
Pero en el Seminario 20, su posición es categórica ya específi- suponer que "no·todo" en una histérica se aviene al lado hom-
camente respecto de la histeria:" ... sucede que también las muje- bre de las fórmulas de la sexuación? hallar
res están enalmoradas, es dech~ alman al alma. Pero esa alma que nexo, a de Jo desarrollado hasta por el cual
alrnan en su pareja, horno hasta la empuñadura sin embargo, y de rcenlazarse la histeria .. o al menos a la histérica- con la femini··
la que no se zafarán ¿qué será a la postre? En efecto, eso sólo dad? Es que, si no se de algún modo tal habien··
puede conducirlas a ese término último -y no en balde lo llamo do asentado tan fuertemente la oposición entre histeria y femi-
así-·· vcn:epta como se dice en griego, la histeria, que es hacer de nidad, ¿córno explicar la profusa de la histeria en las
hombre, y ser por tanto también ella homosexual [lwrnmosexuellc] mujeres? En este punto ya no parece suficiente con echar mano
o fuerasexo ... " (LACAN 1972-73, 103). a la distinción expresa de Lacan entre el lado derecho de sus fór ..
Lacan escribe aquí "homrnosexuelle" con dos "m", para indicar mulas y la feminidad anatómica.
que ese hommo remite a hornme (hombre). Lo que hace de la his- Y bien, introducimos aquí solamente
térica menos una homosexual que una "homosexuada" u "hom- permiten hacer lugar a aquel nexo
bresexuada", bajo el yugo entonces del goce al que está constre- afirmativa el
füdo el "norma--macho", es el goce fálico. Del convie- entonces. Podrá entreverse de
ne ella posee su versión ya anticipada, negación de la
como del demasiado poco de . goce de la privación. movimientos: las que
Goce que, acoternos aquí, no dejar de suponer el horizon- podrán más que radicalizar y llevar al extremo la
te de la consistencia de un goce absoluto --el goce del loca· histeria y
Hzado por la histérica en el nivel del ideal o La
de la otra adorada--- del cual en propo- a la histérjca COITIO '""º'"'n,nO'V'""""
histérica encuentra así un Lacan continúa:", .. de allí que les
que consiste en que se mismen en el Otro, porque, a la postre, no FREUD, s. (1905a): "Fragmento de análisis de un caso de histeria", en
hay necesidad de saberse Otro para serlo" (LACAN 1972-73, 103). El Obras Completas, op. cit., t. VII.
impasse del que se trata, aclarémoslo, radica en que las histéri- FREUD, s. (1905b): "Tres ensayos de teoría sexual", en Obras Completas,
cas --no las histerias, las histéricas- a la vez que homosexuadas op. cit., t. VIL
son, además, mujeres, lo que las conduce -aunque no lo sepan, FREUD, s. (1908): "Las fantasías histéricas y su relación con la bisexuali-
o incluso no quieran saber nada de eso-- a mismarse" 15 en el
11
dad", en Obras Completas, op. cit., t. IX.
Otro. FREUD, s. (1909): "Apreciaciones generales sobre el ataque histérico", en
La segunda pista nos lleva en la misma dirección, aunque un é()bras Completas, op. cit., t. IX.
FREUD, s. (1915): Sinopsis de las neurosis de transferencia (Borrador del duo-
poco más lejos todavía. Se encuentra en la versión escrita que
décimo trabajo sobre metapsicología), ficha, CEP.
Lacan entrega de su conferencia de apertura al V Simposio JiREUD, s. (1923): "La organización genital infantil", en Obras Completas,
Internacional James Joyce, conocida como Joyce el síntoma II"
11
En cuanto
a lo
X
2003.
98 FABIÁN SC:HEJTMAN (COMP.) ELA130RAC:IONES LAC:ANJANAS SOBRE LA NEUROSIS 99
l. Inicialmente, se la identificó con los ataques o crisis histé- ción, en la actualidad, de los sistemas estadísticos como el DSM
ricas. Esto da cuenta de que se la considerara pariente de la epi· IV, no constituya una novedad: es una manifestación más de una
lepsia y originó los estudios de diagnóstico diferencial entre tendencia que se ejerció de manera permanente en la historia de
ambos tipos de crisis. la psiquiatría. Por otra parte, esa eliminación es coherente con
2. Pero muy pronto, ya entre los griegos, se incluyó una serie los .cr.iterios básicos con que se construyen esos sistemas que, al
de síntomas corporales que se confundían con los de múltiples definir trastornos observables bien delimitados, no admiten sín·
enfermedades. '" dromes tan polifacéticos y móviles como son los síntomas de la
3. Finalmente, se agregaron características del estado mental, , histeria. Necesariamente deben desmembrarlos en varias cate~
lo que hoy muchos denominan rasgos histéricos de la personali- gorías. La histeria y la paranoia son las dos categorías centrífu·
dad. gas, en ~l sentido de que ambas, aunque por raz~nes muy dife··
4. Sobre este último grupo, a fines del siglo XIX se delimitó un rentes, henden a ser expulsadas de las nosografías psiquiátricas.
síndrome específico constituido fundamentalmente por alucina- A pesar de que grandes clínicos se ocuparon de ella, desde Pinel
ciones y delirios que recibió la denominación de locura histérica. y Esqu~rol, C'.ries~nger, ~or~l, hasta y
Kraepelm, la hrntena quedo ubicada en la psiquiatría siempre en
un lugar marginal.
Su naturaleza psíquica y localización nosográfica
Es muy conocido que Freud inventa el psicoanálisis a partir Los mecanismos de formación sus síntomas
de su trabajo con pacientes histéricas, problemática con la que
había familiarizado cuando estudió con Charcot. Fue el primero Su existencia milenaria se prolongó hasta nuestros
en sostener abiertamente que la formación de sus síntomas cipalmente por el lugar privilegiado que adquirió en el '-'º''--'''ª,.
pondía a mecanismos psíquicos. Lo hizo en un trabajo de semio· nálisis, el cual proporcionó sus distinguió sus for·
logía neurológica en el que mostró que las parálisis histéricas no mas y desarrolló una clínica muy sobre todo en
podían confundirse en el diagnóstico con las parálisis orgánicas 1
de sus orientaciones, como las de Freud y de Lacan. Otras escue-
ya que aquellas, en su conformación, no las vías del las psicoanalíticas, en cambio, como Melanie la tuvieron
sistema nervioso, sino, algo nunca visto en una enfermedad en un segundo plano. Freud la caracterizó por la de la
orgánica, se formaban según el significado de las palabras. De represión y por una forma de retorno de lo
este la histeria dejó de ser una enfermedad del sistema el mecanismo de de la
nervioso ··como sostenía todavía a de haber pro· síntomas, lo cual indica que, en su
porcionado las bases firmes sobre las que se la tesis freu· dominaba el segundo grupo, los síntomas
diana-- para tornarse en una patología psíquica que, junto con la fue denominada - como Ia del caso Dora.
neurosis a constituir la de la que la
clínica freudiana.
Un movimiento "'°,"" 1cu
por la que se produce es la identificación de sujeto a s~jeto en el que sea, Pinel libera de sus cadenas a los alienados, sacándolos
deseo. Esta vertiente, condujo a Lacan a ubicar la histeria no solo de las prisiones para darles un lugar en la institución
como una patología sino también como la misma por ria. Se evocar también la transformación realizada por la
la que se trasmite el deseo. al imponer la categoría clínica de las perver·-
siones, iniciando así el movimiento por el cual muchas de ellas,
incluida la homosexualidad, pasaron de la categoría de
Los fenómenos colectivos de la histeria pecados y delitos a la de enfermedad y, finalmente, a su exclu-·
sión del campo de la psicopatología como ocurre en la actuali~
La medicina también se ha ocupado del contagio en fenóme- dad. Como vimos, mucho antes de Pinel, la hizo ese
nos colectivos que, como los de posesión, en ocasiones han lle- con las víctimas de la Inquisición, cuyos archivos
gado a asumir la magnitud de verdaderos movimientos soci~les uic.:.autu~ todavía por como si se tratara de
que no se desarrollaron solo en el interior de los conventos smo que le demostrar la objetividad de
que abarcaron ciudades enteras. Estas epidemias de posesión se es cómo a través de los siglos y con
prolongaron mucho más allá de la edad m~dia Y. modern~. En de sus actores formas que se acmno-
pleno siglo xrx, imbricada con el proceso 1mpenal .~rances,
desarrolló una de ellas. Comenzó en 1857 con una mna atacada
de un mal extraño; en 1859 la cantidad de enfermos ya
los 150. Al año siguiente el gobierno debido a la mag- en la nosología psiquiátrica
nitud creciente del fenómeno, toma cartas en el asunto enviando y psicoanalítica
un médico al que posteriormente debieron agregarse otras dele-
gaciones. Un año más tarde, el Ministro del Inte~ior.se vio obH~ No solamente en los estados de la histeria asume
gado a instalar un puesto de Al s1gmente, deb10 formas delirantes. Varios de los casos atendidos por
enviarse el Regimiento 76 de Recién en 1863 pudo Freud e incluidos en sus Estudios sobre la histeria, entre ellos tarn-
declinarse el control militar. Pasaron diez años más hasta que el bién Ana atendida por entre
episodio pudo darse sus síntomas diferentes clases de
Esta epidemia no un episodio aislado, sino una de las dos de desdoblamiento de la
últimas de fenómenos de posesión tuvieron '"''"v'"" casos de este
un en la de la del clínica de las locuras
del XVII. En
Griesinger, y algo más tarde los de Krafft-Ebing. La sexta edició_n de los métodos sugestivos en relación con la histeria, conduje~
del tratado de Kraepelin, la incluye en el grupo de las neurosis ron, si no a silenciar sus síntomas, por lo menos a moderarlos.
junto con la locura neurasténica y la locura epilépfü:a. L~s ~eli En cuanto a la segunda alternativa, cabe preguntarse cuáles
rios histéricos pueden ser agudos, intermitentes, o a~n cron;c~s. son las formas actuales de los excesos de la histeria. En mi
Dos décadas más tarde, sin embargo, esta entidad chmca nión, señalarse por lo menos cuatro.
desaparece de manera simultánea con la creación, por parte de
Bleuler, del grupo de las esquizofrenias. Maleval llama la.aten: l. Ante todo, la vía facilitada por Bleuler al incluir las locuras
ción sobre cómo, paradójicamente, el mismo Freud contnbuyo histéricas, con la complicidad de dentro del grupo de las
en esta dirección ya que, si bien en los primeros años de su tra- esquizofrenias: se conocen multitud de casos de histéricas trata-
bajo utilizó el término psicosis histérica e incluyó. entre sus ~asos, das, y aún internadas por años, como esquizofrénicas. Estos
como ya mencionamos, algunos con manifestaciones alucmato·· casos no son novedosos: proponen al clínico las mismas dificul-
rias y delirantes, posteriormente, cuando inició el diál~go con l~ tades diagnósticas de los casos muy conocidos: Madeleine y
escuela de Zurich, se dejó impregnar por las concepc10nes psi- Achille, de Natalia, de Víctor Tausk; Suzanne, de Marion
quiátricas de Bleuler, quien las ind~yó dentro d~l. amplio Y hete- Milner; Suzanne Urban, de Binswanger; o Marie··
rogéneo grupo que creó para contmuar y modificar a la vez. la Christine de Malevat entre otros.
demencia precoz de Kraepelin. Los psicoanalistas posfreud~a
nos, por su parte, contribuyeron a desplazar. esta for~a d~ ~a his- 2. En segundo lugar, deben mencionarse las anorexias actua~
teria hacia las psicosis, ya que, no solo consideraron, ¡ust1f~cad.a les. Los psicoanalistas y clínicos dedicados a su estudio y trata-
mente, la paranoia del Hombre de los lobos como una ps1cos1s1 miento coinciden en que gran de los que inte··
sino que aún Ana O. fue clasificada entre las esqui7:o.frenias, en gran este grupo se caracterizan por una estructura his~
un abuso de la categoría de las formas pseudoneurotlcas de esa térica y responden al tratamiento como tales. Por lo
entidad clínica. cuando ocurre alrededor de la como modo de
resistencia ante madres ansiosas y demandantes. No todas las
anorexias locuras muchas de ellas
Los excesos actuales de la histeria a la psicosis. Aquí, al igual que dentro de los otros fenómenos
designados corno síntomas se trata de un grupo muy
Cabe preguntarnos entonces ¿qué ocurrió con las locu~as h.is· heterogéneo. Sin la clínica de la anorexia reconoce en
téricas, esas formas "psicóticas", entre comillas, de la h1stena? este campo un los excesos de la ya gran
~º''"'"'"n en una cultura que excluyó las prácticas demo- parte de las formas
nológicas?, como Freud. ¿O se en la actualidad ideales de la y mecanismos
por medio de otras Las abarcan ambas alter· pios de la se trata de un testimonio
nativas. partido.
En cuanto a la se puede tomar en cuenta el
tico de que sostiene que la histeria
sus síntomas como al
Lacan describe la histeria y sus síntomas en
con los clínicos. Así corno el globus histericus existió
tos de años por las de los médicos
a través de los
el
104 FAB!ÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 105
casos. Después, su incremento fue calificado como exponencial. pero sobre todo de en el estableci-
Ian Hacking, epistemólogo norteamericano de las clasificaciones miento de los rasgos de
psiquiátricas, se pregunta qué pasó: ¿se trata de una nueva en
forma de locura, poco conocida anteriormente? ¿o existía desde
antes pero no se la sabía reconocer? Diversos indicios indican
que su modo de transmisión no es diferente de las de
otros siglos y, especialmente, que su reconocimiento e inclusión en las ne'"º''"·''
como categoría diagnóstica no han sido ajenos a su desarrollo. por Lacan como la
una instancia tercera en la
4. Finalmente, corresponde preguntar si los fenómenos de en las
posesión son específicos de otras épocas, como Freud sostuvo que movilizan la
cuando escribió su artículo sobre el pintor Haitzmann: Una neu- inconsciente,
rosis demoníaca del siglo XVIT, o continúan existiendo en la actuali-
dad. Todo indica que su desarrollo no fue propio de un único
momento de la historia, particularmente sino que se
desarrollan toda vez que esas condiciones vuelven a presentarse
en muy diferentes grupos culturales. No son hechos que trans-
curran solamente en la ficción fílmica, sino en las vicisitudes de
las sectas que mantienen su creencia en los y la pose-
sión, algunas de afrobrasilero, pero de otras lati- 3. ya que las últimas no se
tudes. No es entonces, reencontrarlas en determinados
nichos culturales de nuestras propias a veces por sí
solas, otras en delirios a dúo, o donde con-
distintas estructuras y combinarse las
locuras histéricas con las dichas.
diferencial entre
y
Los
histéricas y las
ron señalados desde el nacimiento de ambas
o
l. introducción. y 'Vicisitudes
de la neurosis obsesiva como entidad clínica
Neurosis obsesiva es la traducción que se ha estabilizado del
término freudiano Zwangsneurose con el que Freud denominó
una entidad clínica por él de una manera muy
Como en la alemana no existe la distinción entre obsesión
y cornpulsión, traducirse también como neurosis com·
pulsiva. 1
Si bien existen antecedentes de esta entidad clínica desde los
comienzos de la llamada en la
escuela francesa ··delirio par·
Morel ··deli·
rio emotivo, Falret ·locura
duda con delirio del es recién en el momento de su culmi·
nación, hacia el final del XIX y comienzos del xx, cuando
surgen estudios sistemáticos y más exhaustivos sobre confor·
mación y sus diferentes formas introducidos por P.
Freud casi simultáneamente. Ambos desarrollaron
esa en que la
Es te artículo l y
"Seminario
110 FADIÁN SCHEJTMAN (COMl'.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 111
nencia clínica de esos desarrollos psiquiátricos previos que no se a través de itinerarios que se suceden pero que también se bifur-
limitaron a examinar como síntomas las representaciones y can, se constituyen formas clínicas muy diferentes entre sí que
acciones compulsivas, sino que señalaron también la posición Freud subraya destacando la diversidad clínica de las formas de
subjetiva de irresolución del obsesivo (locura de duda) y las for- la neurosis obsesiva. En el sistema freudiano no sólo la histeria
maciones delirantes tanto en el pensamiento como en la acción, se despliega a través de una multiplicidad de síntomas
que caracterizan algunas de las formas clínicas de estas neurosis diferentes. También ocurre que un obsesivo no se parezca en
y que merecen justificadamente el calificativo de delirantes aun nada a otro obsesivo.
cuando se distingan de los delirios de los psicóticos. Esta concepción diacrónica en la clínica también en
Tanto Janet como Freud reunieron la histeria y la obsesión la enseñanza de Jacques Lacan que -congruente con su movi-
dentro de un mismo grupo clínico, las neurosis, en el caso de miento de retorno a Freud que en el campo de la clínica
Janet, las neuropsicosis, en el de Freud, y las consideraron en las estructuras freudianas, así las llama- también insiste
una relación opositiva. Sin embargo, fue Freud el creador de la una y otra vez en destacar los amplios de las varieda-
concepción de mayor originalidad y riqueza conceptual y clíni- des clínicas de la neurosis obsesiva tal como construida en la
ca y quien le dio el nombre de neurosis obsesiva --Zwangsneurose. elaboración freudiana para oponerse, de esta manera, a cierta
Janet, en concordancia con su modo de concebirla -perspectiva fijeza o tipicidad con que terminó por ser concebida en los desa-
que puede ser calificada como una psicología dinámica--, utilizó rrollos de los posfreudianos y en la psiquiatría. Esta
la denominación de psicastenia. clínica de la neurosis obsesiva resulta más acentuada todavía en
Freud, por su parte, dentro de esta corriente psicopatológica, la elaboración de Lacan por el hecho de concebir las estructuras
desarrolló en diferentes etapas y a lo largo de toda su obra una freudianas: perversión, neurosis y psicosis, no sólo como
teoría muy elaborada sobre la Zwangsneurose centrada alrededor 1
patológicas sino como diferentes modos de constitución de la
no del síntoma en su sentido descriptivo, sino de los procesos de subjetividad. En esta perspectiva lo que resulta esencial es una
su formación o construcción ·-Symptombildung. De este modo la estructura definida por la posición del sujeto, la relación con el
neurosis obsesiva, al igual que las otras categorías clínicas pro· Otro, las modalidades del deseo, la función del la re]a ..
ducidas por Freud y utilizadas en la clínica psicoanalítica, no se ción con el goce. Variables todas que se traducir en fenó-
define solamente por la descripción de un grupo de síntomas menos muy
sino que se compone con un conjunto de variables específicas De este
que articulan su etiología, las situaciones desencadenantes 1
a lo largo de todo el siglo xx no solo a través de su desarrollo en elaboración lacaniana la neurosis obsesiva
las diferentes corrientes psicoanalíticas sino por su uso en
muchas orientaciones psiquiátricas. De aquí resulte muy fre- La enseñanza de J. Lacan se desde su inicio con el
cuente encontrar en los manuales de psiquiatría la presentación propósito de inducir un retorno a los conceptos freudianos. En el
de esta entidad clínica según los lineamientos establecidos por tema que nos ocupa, este propósito se traduce en la
Freud, aun cuando esta exportación del psicoanálisis a la psi- de las que Lacan de su Seminario 4, las estructuras
quiatría arrastra siempre ciertas transformaciones de los concep- Jrcudianas: y neurosis y, dentro de fun··
tos y la clínica freudianos. damentalmente la histeria y la neurosis obsesiva. El término
Este predominio asiste a su fin en los últimos años con la estructura, en este caso, condensa varios sentidos. Por una
difusión de los sistemas psiquiátricos de clasificación de las que no se trata del nivel de la
enfermedades mentales de origen anglosajón (en sus versiones que un mismo rasgo de estructura se traducir
actuales, crn 10 y DSM IV. Estos sistemas han terminado por pres- ne:c>tac1cmc~s muy diversas en el de las conductas de
cindir del concepto de neurosis para atenerse a una metodología Por otra indica que sus diferentes
descriptiva de síndromes o conjuntos de síntomas con la deno- no se definen aisladamente sino que están relacionados entre sí.
minación de trastornos que implican un retomo a la clínica sin- Pero también asume las connotaciones que este término
crónica. De este modo se ha extendido el uso de la categoría del desde el estructuralismo. Es Ja referencia
roe (Trastorno Obsesivo Compulsivo, se aleja de la estructura de la y del
concepción freudiana no solo por su carácter sino como estructuras
que, por el modo en que define las obsesiones y las compulsio- resulta un efecto de esa estructura y de sus diferentes
nes, muchas veces se termina por incluir dentro de este trastor- nen tes
no entidades clínicas que desde un punto de vista
también de la resultan hetero12:enea;,,
con neurosis obsesiva en
mas de Es muy frecuente que en un
formas leves de automatismo o aun de deli-
casos que, de la Convención de
Freudiano se denominarían
rías (MILLER y otros 2003). Esta confusión se
cuando se en el Trastorno
la nr1'smV1a1zaaa
114 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
115
estructura. Como tales, no se superponen con los hech
·
g1cos, pero es , t os, cuand o surgen --neurosis, · psicosis os pa un libro con ese titulo: Las dos clínicas de
, 1 t , . 0 perv
nes~, se f orman segun as carac enshcas propias de cada tendré en cuenta esta caracterización, distingui··
esas estructuras. momentos a lo largo de la exposición. Presentaré' un
De esto resultan algunas . . . ambigüedades, pero t amb'1 omento, que se. ext~ende fun~amentalmente a lo largo
posibilid a d d e nuevas d istmc10nes en el uso de la dínic is semmanos, cuyo eJe se apoya en la relación
por ejemplo, diagnosticar estructura psicótica, no es e ª.Y 0 con el Otro. Luego un segundo momento, a la altura
. . . .· d' . qu1v
a d iagnosbcar ps1cos1s, iagnoshcar estructura obsesi 10 La angustia, construido alrededor del concepto
1
nada tiene que ver con la anatomía". Esta estructura del lengua- La relación con el Otro en la obsesión
je y la manera en que recorta el cuerpo no tienen que ver con la
anatomía, como lo hemos visto en los textos iniciales de Freud LAS ESTRUCTURAS SUBJETIVAS, LA DEMANDA Y EL DESEO
sobre su primera nosología. Continúa Lacan: JJ ... testigo la histé-
rica. Esta cizalla llega al alma con el síntoma obsesivo: pensa- Los seminarios corresponden al momento en que
miento del que el alma se embaraza, no sabe qué hacer... ". Lacan introduce la estructuralista de F. de Saussure
Advirtamos que aquí Lacan, al igual que Freud, ubica la neu- ~1 1 en la lectura de en el psicoanálisis un
rosis obsesiva en continuidad con la histeria. En el caso de la his·· movimiento semejante al que produjo C. Lévi·-Strauss con su
teria, la estructura del lenguaje es ubicada como recortando el antropología estructural. De este modo, la distinción
cuerpo, y en el obsesivo produciendo el pensamiento como ele·· entre lenguaje y habla (palabra), el significado como efecto de la
mento extraño, parásito hasta cierto. punto. El término ciza- articulación entre significantes y, un poco después, a partir de
lla --·que es una poderosa tijera usada para cortar metales-- se otros desarrollos de Ja los
aplica tanto al instrumento como al producto -·es la tijera que de metáfora y de metonimia que resultarán decisivos para la
corta la plancha de metal, pero son también las cortaduras o mulación de la rnetáfora que es especifica de
fragmentos que resultan- e indica muy claramente el modo en las estructuras neuróticas.
que Lacan concibe el lenguaje y sus consecuencias de corte. En la elaboración de la neurosis obsesiva, el
JJPensamiento del que el alma se embaraza". Lacan entiende importante transcurre alrededor de los seminarios 4 a 6, '""'""''-'""
que la relación del feto con la madre es una relación parasitaria. en el que la estructura de la más que la
No acepta el modelo que fue impuesto en el psicoanálisis poc;- estructura lenguaje, es que toma en cuenta la relación
freudiano como una fusión indiscriminada niño-madre de la del que habla con su interlocutor y deja un poco de lado la rela··
cual después el nfüo debería diferenciarse. No se trata de eso 1 ción de los significantes entre sí y con el significado
sino de una relación el nuevo individuo vive y crece va que alcanzará el plano un más tarde en la ense-
a expensas de la madre. Es así, con este mismo modelo, que ñanza de Lacan. Se trata de la relación del sujeto con el otro en
Lacan considera que el hombre "concibe" su pensamiento, es su doble vertiente: (con el otro, el y sim-
como un parásito. Pero se condensa también otro signifi- bólica (con el Estructura '""''"""''"'ntc
cado del término "embarazo", que otorga otra característica al gráficamente en el esquema donde esos dos
esta característica de de extraño, de simbólico, se entrecruzan.
plano en el caso de la estructura Con este modelo como se introduce y analiza
el alma se no sabe dialéctica de la ,.... . _.... ,,, ...,,"""'· la demanda y el deseo. El
"embarazo" también impedimento, simbólico para satisfacer sus
y es el término con que Lacan designa la formular sino con
máxima dificultad del sujeto -cuando se ocupa de las articula-
ciones entre inhibición y el extremo de
de su borramiento de
118 FAB!ÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 119
duplique: más allá de cada demanda particular y en cada una de da de la estructura obsesiva: es irresoluble; en la medida en
ellas, el sujeto demanda la buena disposición de la voluntad del se trata de dos términos contradictorios se impone la lógica la
Otro, esto es, la demanda de amor. imposibilidad, la satisfacción de uno impide el cumplimiento
A su vez, como los significantes de la demanda nunca coinci- del otro.
den exactamente con la singularidad de una necesidad, la frus-- "La demanda de muerte para el sujeto obsesivo
tración de la necesidad se impone por estructura. Aunque el un callejón sin salida, cuyo es lo que se llama
sujeto interpreta que proviene de la respuesta del Otro: cree que piamente una ambivalencia, y es más bien un movimiento de
este se rehúsa a satisfacerla. Lacan destaca el término freudiano oscilación, de columpio, en el el sujeto se ve lanzado como
Versagung, que ha sido traducido por frustración -como si solo se hacia los dos extremos de un callejón sin salida de donde no
refiriera a la necesidad misma que queda insatisfecha-, y que puede Tal como lo articula el esquema, la demanda de
deja de lado Ja dimensión del sagen, del decir, que solo tiene su muerte ser formulada en el del Otro, en el discur-
lugar en la relación con el Otro de la palabra quien, por la omni- so del Otro [... ]. EI hecho de este Otro sea el lugar de la
potencia supuesta originariamente, aparece como el que rehúsa demanda en la muerte de la La
dar la satisfacción. Surge así el deseo, que representa el intento da de muerte no puede sostenerse en el obsesivo sin acarrear en
de recuperar la singularidad perdida de la necesidad, en su sí misma esa especie de que aquí la muer--
pasaje a través del significante de la demanda. El deseo no coin- te de la demanda. Está condenada a una oscilación sin fin por la
cide con el significante, siempre lo desborda, se ubica entre sus que, se esboza su articulación, ésta se extingue. Esto
intervalos y, sobre todo, en el intervalo que hay entre los dos constituye ciertamente el fondo de la dificultad de articulación
niveles de la demanda: el deseo está más allá de cada demanda de la posición del obsesivo". (LACAN 1957-58, 505-506).
particular, pero más acá de la demanda de amor. Esta imposibilidad en el registro de la demanda se reencuen-
De este modo, a partir de esta red conceptual que apenas he tra también en el deseo del obsesivo cuando desea la muerte del
esbozado brevemente, la estructura obsesiva es presentada por otro, ya se dirige a destruir al Otro pero,
Lacan, en este período, en términos de la demanda y del deseo (dado que el deseo es el del
en la relación del sujeto con el otro y con el Otro. Así, por ejem- Otro para sostenerse como deseo.
plo, produce una lectura diferente de la destructividad del obse- bién en el modo de del obsesivo,
sivo, a la que tanta importancia le otorgó el psicoanálisis pos-
freudiano. Lacan no discute su predominio en la estructura
obsesiva, es un hecho de la clínica ···dice. Pero sostiene que no
debe entendérsela como una mera tendencia natural sino inmí'f·
sa en un hecho de lenguaje. No es un impulso en bruto para des- .. ]. Este niño está
truir al otro, sino que está formulada articulada de entre todos los niños
un anhelo de muerte. Se trata del deseo de la muerte del otro, v
aun de la demanda de muerte del como se ve claramente
en el texto de los temores obsesivos del Hombre de las ratas,
donde articulada: si tal cosa
y la dama morirán.
De esta manera, la ambivalencia obsesiva . ." (ibíd., 477).
en términos de como una demanda de muerte del
Otro y una demanda de amor que va en el sentido exactamente
ya que el amor tiene el efecto de hacer existir al Otro.
Esto es lo que Lacan en el Seminario 5, el sin salí
120 FABIÁN SC1JEJTMAN (COMI'.) ELABORACIONES LACAN!ANAS SOBRE LA NEUROSIS 121
toda tentativa de reducir el deseo a algo cuya satisfacción se este se esfuma. una baja de la tensión Iibidinal, dice Lacan
demanda tropieza con una contradicción interna" (ibíd., 424). usando términos de Freud.
Esta reducción puede ocurrir en cualquiera de las formas de "Quienes ya tienen a obsesivos entre manos pueden saber
la demanda: pedido, orden, exhortación, autorización, prohibi- que un rasgo esencial de su condición es que su propio deseo
ción, etc. De aquí que el obsesivo viva pidiendo permiso y disminuye, parpadea, vacila y se desvanece a medida que él se
haciéndose autorizar por el Otro. O la inversa, espera sus prohi- le acerca. Aquí el deseo demuestra llevar la marca del hecho de
biciones. Se hace pedir por el otro y se ocupa en satisfacer la que el obsesivo ha abordado de entrada el deseo como algo
demanda del Otro. Al obsesivo le encanta que le pidan, dice se destruye, porque se le presentó como el de su rival [.. El
Lacan. Son distintas maneras de hacer existir o sostener al Otro. acceso por parte del obsesivo a su deseo queda, pues, afectado
"Podríamos decir que el obsesivo siempre está pidiendo per- por esta marca que hace que todo acercamiento lo haga desva-
miso. Encontrarán esto en lo concreto de lo que les dice el obse- necerse". (ibíd., 476)
sivo en sus síntomas [... ]. Pedir permiso es, precisamente, tener Nunca puede acercarse a lo que quiere porgue, si se acerca,
como sujeto una determinada relación con la propia demanda de ya no lo Es la verdad del chiste "nunca podría ser socio
uno. Pedir permiso es, en la misma medida en que la dialéctica de un club que me admitiera como socio". Esta oscilación va más
con el Otro -·el Otro en tanto que habla·- es puesta en cuestión, allá de esos actos en dos tiempos descriptos por Freud -·donde el
incluso en peligro, emplearse a fin de cuentas en restituir a ese segundo anula el primero-, porque tiene un alcance mucho más
Otro, ponerse en la más extrema dependencia con respecto a él general.
Esto nos indica ya hasta qué punto al obsesivo le resulta esencial Para evitar el deseo del Otro el obsesivo, dijimos, busca redu-
mantener ese lugar. Aquí es donde vemos la pertinencia de lo cirlo a la demanda. Pero también puede ir más lejos e intentar
que Freud llama Versagung, la negativa. Negativa y permiso se matar ese deseo, hacer que el otro deje de desear, a
implican. El pacto es negado sobre un trasfondo de promesa, la que puede acceder que haya ocupado durante cier··
esto es mejor que hablar de frustración" (ibíd., 420-421). to tiempo el lugar de de un sujeto obsesivo. ocurre
Hacerse prohibir es otra manera de reducir el deseo a la en el plano de las relaciones del obsesivo con su cónyuge? Es
demanda, y de sostener un Otro consistente. El obsesivo hace de exactamente esto, que es lo más sutil de ver, pero lo observarán
la prohibición misma el objeto de su deseo. De este inodo, resul- cuando se tomen la molestia --el obsesivo se en destruir
ta un deseo cuyo cumplimiento es imposible, pero no extingui- el deseo del Otro. Todo acercamiento al interior del área del
do. Es su modalidad de sostener el deseo: un deseo a distancia
para que ese deseo subsista. "El obsesivo resuelve la cuestión de
la evanescencia de su deseo produciendo un deseo prohibido. Se
lo hace sostener por el Otro, mediante la prohibí·
ción del Otro" (ibíd., 423).
La demanda de muerte, que está en el horizonte de toda
para el sujeto, un
sin porque su realización la destruc·
ción del Otro que, como es el
resulta mantener. Esto da origen
una de las formas de la ambivalencia que consiste en el movi-
miento de oscilación entre un extremo y el otro. Entre
encuentra el pero cuyo se sostiene. Esta
oscilación en la demanda se también en el deseo
vez que el su deseo;
124 FABIÁN SCBEJTMAN (COMP.) ELAJ30RACIONES LACANIANAS SOJ3füo LA NEUROSIS 125
za, de la cual señala la estructura que la distingue. Se la podría obsesivo se compaginan muy bien el deseo de muerte y el amor
llamar también récord, querer hacer algo fuera de lo común que hacia el padre, ya que éste se presenta fácilmente en esa estruc··
quede registrado. Se requiere un rival, un semejante, pero no es tura como padre muerto. La muerte del no su des··
suficiente. Para ganar un desafío hace falta alguien que registre y trucción, sino su triunfo póstumo, según el mito freudiano de la
aporte la garantía del testimonio. El obsesivo se pone toda clase horda la instauración de su ley, su etemización. De allí
de tareas arduas, jalonadas de obstáculos a vence1~ que se empe- que Lacan termine por considerar este mito inventado por
ña en llevar a cabo. Pero lo que está en juego no es la satisfacción Freud, a cuya lectura y análisis vuelve una y otra vez ···"v..""..J",1c~ ..,,~
en su realización misma, sino el premio, el permiso, el reconoci- reproducir aquí los itinerarios de ese como una nueva
miento del Otro. "Observen la estructura de nuestros obsesivos. versión del mito de que caracteriza la estructura obsesiva;
Lo que llaman efecto del superyó, ¿qué quiere decir? Quiere decir a diferencia del mito griego que sería específico de la estructura
que se infligen toda clase de tareas particularmente duras, agota- histérica. También se ve conducido a el
doras, y por otra parte lo consiguen, lo consiguen tanto más fácil- cante del nombre del (es el
mente cuanto que es lo que desean hacer ... (ibíd., 426). real que sostiene la función del viviente que
Ya Freud señalaba que en los casos de hazaña el valor erótico padre y pone en juego su deseo y su goce.
tenía como fuente la relación con el destinatario, ¿a quién está
dirigida esa En el análisis de la estructura de la hazaña
no conviene dejarse encandilar por la existencia del rival imagi- EL DE LAS RATAS EN EL ESQUEM~ L
nario que, en definitiva no es el que cuenta, sino que hay que
localizar al Otro, el tercero, aquel para quien el sujeto actúa y al es posible la lectura que hace Lacan
que, como espectador invisible, le ha sido adjudicado el papel de del historial freudiano del Hombre de las ratas en numerosos
contar, de registrar el récord. Estas hazañas parecieran convocar escritos e intervenciones orales desde su seminario de y
en alto grado la libido del sujeto; sin embargo, nunca implican una conferencia de esa que vio la luz más tarde con el títu-
verdaderos riesgos. Por el contrario, se en las lo "El mito individual del neurótico". Señalaré solamente la dis·
áreas alejadas de lo que pondría en juego el deseo del sujeto y, tribución que Lacan realiza a que se entre-
de ese modo, constituyen otra forma de evitarlo: en la cruzan en el esquema del momento de su ense·
hazaña del obsesivo algo que permanece irremediable· ñanza nos en el que se ubican las
mente ficticio, porgue la muerte, decir en lo que relaciones narcisistas del yo y del ideal del yo, y el
se encuentra el verdadero peligro, no reside en el adversario a donde se localiza la relación del con la
él parece desafiar sino ciertamente en otra Está pre- una
cisamente en testigo Otro está ahí
como el que cuenta los tantos . Este es el que
que preservar a toda el donde se la
donde se inscribe su historia. Esto
costa. Es lo que hace
todo lo que
~~ ~
ción" (ibíd., 426-427).
la
126 FAB!ÁN SCI-JEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 127
siva, ya que existe también el eje imaginario en el que se recono- dones, obstáculos, estorbos, postergaciones, sea que eI
cen las figuras idealizadas del padre y de la mujer, amados y sufra por ellas, o que pasen totalmente inadvertidas.
odiados. Es decir que aquella cadena se cruza "con la trama de Pero sobre todo conviene entender la imposibilidad en el sen-
los fantasmas donde se conjugan, en una pareja de imágenes tido lógico. Una paciente tenía muchas ganas de tener un hijo
narcisistas, la sombra de su padre muerto y el ideal de la dama pero su deseo chocaba con un obstáculo: había elegido el nom··
de sus pensamientos". bre para su hijo en su adolescencia y recientemente uno de sus
De este modo, Lacan explica cómo la interpretación de Freud 1 hermanos había bautizado con ese nombre a su sobrino. Ya no
al deshacer la eficacia de la cadena simbólica, obtuvo el resulta- podría utilizarlo. Pero imaginar a su hijo con un nombre distin-
do de hacer caer la trama imaginaria de la neurosis. to perdía todo atractivo para ella. Ilenen aquí un ejemplo en que
se pone, para un deseo, una condición absoluta y al mismo tiem-
po incumplible: desea tener un hijo y solo si, lleva tal nombre.
LA INSATISFACCIÓN Y LA IMPOSIBILIDAD DEL DESEO Como no puede llevar tal nombre, entonces es imposible el cum-
plimiento de su deseo.
En el Seminario 6 El deseo y su interpretación Lacan ya no se
1 Esto es muy distinto a la insatisfacción de la histérica. La
detiene tanto en subrayar la reducción del deseo a la demanda bella carnicera se prohíbe comer con lo que mantiene
en el obsesivo, sino que se centra en la estructura misma del vivo su deseo, un deseo que conserva la posibilidad de ser cum··
deseo. Insatisfacción e imposibilidad son dos características plido ciertas contingencias. En este caso, lo
estructurales del deseo que resultan acentuadas de modo dife- son los términos mismos en que está planteado el los que
rente en las dos posiciones neuróticas: en la estructura histérica, lo tornan imposible. otro ejemplo en el curso ulterior del
para sostener el deseo, el sujeto cultiva la insatisfacción, espe- análisis de esta paciente cuyo material en el ateneo
cialmente en el deseo del otro; en la obsesiva, se apoya en la que resulta paradigmático. En un momento en que se sentía muy
imposibilidad misma del deseo. Asimismo, mientras el histérico reconocida por su deseaba hacer algo para ag:ra1cte1cer
acentúa el lugar del Otro como lugar del deseo, el obsesivo pro- Cuando se cada cosa que
mueve la relación con el objeto como condición absoluta del tan comparada con las que su había hecho por
deseo. ella, que no podía hacer nada. En este caso, la .. , . ,...~·e,······~.~···
En primer lugar, esto indica que en la histeria el sujeto se estaba planteada casi en términos matemáticos: canti-
acerca, busca, produce situaciones en que su deseo se pone en dad es con el la distancia entre una
juego. Siempre en relación con algún Otro porque el deseo es y otro es irremediable. La lo
siempre el deseo del Otro. El deseo humano, insiste Lacan desde real. Aun estos
su época hegeliana, no es solamente desear algo, es desear
deseo de Otro. La manera de mantener y estimular el deseo
justamente a través de su insatisfacción, y por lo tanto se trata
también de la insatisfacción del deseo del Otro.
La imposibilidad, en cambio, como consecuencia el
de los momentos y situaciones en que el
deseo está en se verifica en relación con
los obstáculos genera la neurosis obsesiva en cuanto a la
del deseo. Se lo ve muy claramente en las neu-
en sus graves restricciones que
Pero también forman de la vida coti·
diana de trama está armada con limita·
128 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABOJ{ACIONES LACAN!ANAS SOBRE LA NEUROSIS 129
del objeto de su deseo una condición absoluta que se la impone tintas más o menos no estar nunca en
al Otro. Esto es muy claro en el caso, que ya vimos, de aquellos lugar que tiene que o estar en varios para no
niños que cuando grandes van a ser obsesivos: la manera en que en
piden las cosas. No es que esos chicos pidan cosas raras o cosas Seminario 3, Las n'11N1"'" rnen·
excepcionales, no es por el contenido de lo que piden, es por la donarse en relación con este
manera en que lo piden, esa manera insistente de que hace de
que a los padres les resulte intolerable ese pedido exigente, en el
que hay que acomodarse exactamente a lo que se pide. Esto por
lo general convierte en un infierno a las parejas obsesivas. Ya
tempranamente en su enseñanza, Lacan definió que el deseo
transforma la incondicionalidad de la demanda en condición
absoluta. Lo que en los primeros seminarios fue localizado de
esta manera, como condición absoluta, será el lugar donde
Lacan ubicará ulteriormente el objeto a como causa del deseo. De
allí entonces que, mientras el histérico acentúa el lugar del Otro
como lugar del deseo, el obsesivo acentúe el objeto como causa
del deseo.
En este seminario, Lacan continúa explorando la relación con
el tiempo en la posición obsesiva. A la posición de espera desta-
cada desde el seminario, agrega la procrastinación deri- que ser,
vada de la dificultades en la acción. A través de un comentario cuestión se revis~
de Hamlet muestra cómo el obsesivo continuamente posterga su verdadero ser,
acto. En definitiva, es a esta noción de acto donde tenemos que otro? En esas
remitir la imaginería del empezar a no hay otro cumpli- por mostrar cómo
miento del deseo -si nos atenemos a la noción freudiana de cum· articulación
del a menos que sea
como en el sueño o una satisfacción '·ºª·"u""·"''"''",
to del deseo es en los actos. Es por esto
entonces que otra en la cual abordar la imposibili
dad del deseo en el obsesivo es la de la evitación del acto, su cofr
dis·
130 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) RLABORACTONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSIS
131
~"'~"·~~" de la estructura, que no es el sino el objeto P~ro de esta unidad, anterior al nacimiento, hay una parte que se
a. En el el Seminario W "La angustia", este pierde en ese acto. Para nacer, el nuevo individuo debe
objeto y su teoría. el título y terna de este seminario sea de una parte de sí mismo. De allí que Lacan tanto res·
en lo esencial se trata de introducir el objeto a en el pect~ del nacimiento como del desarrollo del niño, que
"-'º1".~u"'u'-"""' en su teoría y en su práctica. Este objeto carece de rmphca no tanto un proceso de de la
tanto en el nivel como en el registro como medio necesario para esa separación, de una
La es la única manifestación o indica· una parte de sí mismo. Separación que no ocurre en el
del objeto a. 'ª""""-·'"V sino que se reitera a lo largo del desarrollo en los
seminarios el objeto había sido abordado principales momentos de transformación subjetiva. El
como una de la falta en las operaciones de frustración 1 oral, el pecho, es entendido por Lacan con este modelo de la
y castración. En el objeto a, conserve el nom- centa. Por eso, la y el acto del
bre de objeto, se trata de una función diferente. Su para el niño no son concebidos por Lacan como otro
M"•"'M'"~·" ya no coincide con el de objeto del el objeto al p.aso en la separación de la madre, sino como y renun·
el sino como el objeto que lo causa. Por eso c1a, de una . de sí mismo. Al que las otras for··
Lacan que no está por delante sino detrás del deseo. Si bien mas que asume el objeto. El objeto anal es también un objeto
el objeto a reconoce antecedentes en el concepto de objeto parcial se separa del cuerpo. La castración es asumir la del
desarrollado por Freud y Abraham en el concepto de objeto La mirada y la voz son también que se separan del
transicional de Winnicott, no con ellos y constituye un Cada uno de estos está
concepto original de la elaboración lacaniana que se inscribe en tia. Esta idea sobre la
el proceso de constitución del sujeto a partir del significante. El más precisa a una concepción que estaba ya
sujeto es un efecto, una instancia que surge en el viviente por su primeros seminarios donde Lacan
acceso a la estructura del lenguaje. La constitución del sujeto la angustia es del momento de
de la del Otro (A) que, como de los en un en el que ya no sabe
lo El Otro es anterior al sujeto tanto lógica el que va a ser algo en lo que ya nunca
como temporalmente. En el de constitución del sujeto en la angustia". (LACAN 1956-57, 228).
el Otro un resto. del viviente que no apre· En el Seminario 10 el objeto a asume cinco
y esto es el objeto a, una de fálica, e Son del
en su nacimiento como sujeto. Df falo,
allí que resulte en este momento de su introduc·
ción en el Seminario 10, como el objeto del que el sujete
se separa, irreductible tanto a lo simbólico como a lo imaginario
Por ser el resto de la por la que la estructura del len·
da al es también un efecto del lenguaje. O
un o, si se un El sujeto
y el son los dos efectos mayores de la estructura signifí·
cante, aunque, por lo se reserva el término de
el y de para el la constitución subjeti·
o el de lo es
el nacimiento. flstos tejido:;
al embrión y este con·
MBIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES Li\CAN!ANAS SOBRE LA NEUROSJS 133
132
del (ibíd., 318) y lo la del deseo en porque el
y la llama "una
sostiene su deseo en una identificación
AN/\L
FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 135
134
aporta una satisfacción a la demanda del Otro .. Éste no sólo lo que es como resto irre··
aprueba y le presta atención, sino que suplementanamente ~por nivel
ta cuidados corporales con sus efectos erógenos. Pero, al :n1smo no no saber hasta
tiempo, es un objeto despreciable que se rechaza y se tira, un pecho de la madre corno forma del seno, tras haber sido
el que hundía sus vellosidades en la mucosa uterina
desecho.
"Se le pide al niño que retenga. Se le exige que retenga dema- (ibíd., En ese nivel cree que a es el Otro.
siado tiempo, que inicie la introducción .del excrei;iento en el por vez se reconoce en un
dominio de la pertenencia al cuerpo, hac1en~o de .el una parte en tanto viviente. El es
del cuerpo, considerada, al menos durante cierto tle~po, como en continuidad con la animal
algo que no se debe alienar. Luego, tras esto'. se le di~e que. ~o la función de hueI!a en relación con la
suelte siempre bajo demanda. La demanda tiene aqu1 tambien 001se:s101n de su territorio. Y en
un p:pel determinante. Esta parte que el sujeto. siente de to?as ción de firma como el caso del ladrón:
formas cierta aprehensión de perder, resulta entonce~ por un ms- que el que acaba de en tu casa las tenazas para abrir
tante reconocida. Es elevada a un valor muy especial, es como los tiene en ese momento un cólico"
mínimo valorizada, porque aporta a la demanda del ~tro su " ... esto no se limita a los se siente inven·
satisfacción, aparte de que se acompaña de todos los cuidados cible en los límites de su pero una vez el
conocidos" (ibíd., 324). .
límite, de un y, se vuelve tími-
Esta oposición funda ya una primera oscilación del su¡eto do. La relación de este límite con la huella fecal ha sido adverti-
entre dos puntos extremos y se encuentra en el o~igen de la da hace mucho en los y debernos ver en
ambivalencia que caracteriza al obsesivo que se r~lac1ona con.los por en el trasfondo la fun-
dos tiempos de la demanda: primer tiempo el ob)eto es valo,nza- ción de que tiene el
do, segundo tiempo, es repudiado. Sí, no; es m10, no es m10, lo anal" (ibíd., 328-329).
quiero, no lo quiero, es algo valioso, no sirve pa~a nada. ~e gen~ La de la demanda del el
ra una relación necesaria, dice Lacan, entre el ob1eto perdido mas hecho de que, dar lo que el Otro en las condiciones
repugnante y la producción idealista más ele~ada. adecuadas tiene que comenzar por cobra
"Por qué son tan importantes estos dos tiempos? Porg:ue el también porque se contra la tendencia natural de la fun-
en cuestión se obtiene a y es admirado ción . contra la acción de la necesidad y del goce de
··¡Qué caca tan linda!. Pero el segun~o tiempo de esta demanda expulsar las heces. De que la forma del deseo en
sea, por así decir, repudiada, porgue esta caca. nivel surge como deseo de retener, y está inicialmente
de todos modos, se le enseña al niño no mante~er a la inhibición de la función y del goce que ésta
la vía bien conocida El deseo de retener de manera caracteriza la estructu··
las subli· ra fundamental del deseo.
Freud en el
136 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES l.AC:ANIANAS SOBRE I.A NEUROSIS 137
deseo y su retorcimiento tan que radica en el se manifiesta en el acting out, se manifiesta también en el sínto-
objeto se convierte en causa de un deseo se vuelve contra la ma de la que afecta para el el valor de
función que ese objeto: "En este nivel lo que el todos los sustitutivos.
to tiene . ya es lo él es ·-en la medida en que eso que él
mundo como resto, respec ..
de la marca simbólica. De este que sería el fin
que
deseo con el deseo de retener. La forma
así en cuanto tal con el orden de
corno for- LA ESTRUCTURA OBSESIVA EN LOS OTROS NIVELES
DE DEL
a como
tal" (ibíd., 355).
Este rasgo está entonces a las
característica que ya había sido
en tanto la inhibición y el acto
d.eseo una tríada íntimamente se
trata de definir lo que es el acto, único en el
de la lo único que hacer es situarlo allí donde
encuentra en esta de [ ... ].
vamos a definir el acto?[ ... ]. Un acto es en la
medida el deseo
138 FABIÁN SCHEJTMAN (C:OMI'.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 139
NElfüOSJS EN
142 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORAClONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSIS 143
La exploración de la posición neurótica es desplegada a partir
de una fuerte crítica a la teoría de las identificaciones de Freud. Y DESENCADENAMJENTO
Lacan hace referencia a su artículo Observaciones sobre el informe de
Daniel Lagache, del que afirma que resulta "indispensable para En un
orientarse en lo que tiene de desviado todo lo que se dice en el
texto freudiano a propósito de la identificación" (LACAN 1968-69,
236). En aquel artículo había utilizado su esquema de los dos espe-
jos para caracterizar lo que llamó "la trampa del neurótico" al
procurar la inmovilidad del espejo plano en el punto en que la
imagen especular se presenta como susceptible de ser amada. La
operación del analista tiende a la movilidad del espejo para hacer
aparecer allí otras imágenes del yo mantenidas en el desconoci-
miento, esto es, hacer caer las identificaciones yoicas.
En el Seminario 16, esta relación del neurótico con el Otro es
presentada alrededor del Uno, querer ser Uno con el Otro. El ria y neurosis
neurótico cree, pero los psicoanalistas también, en la medida en términos
que su saber fue elaborado a partir de la experiencia con neuró- de
ticos, "que hubo en alguna parte para el neurótico una relación,
no de suplemento, sino de complemento con el Uno, y con eso
investimos la pulsión oral" (ibíd., 237). Lacan denuncia aquí los
dos mitos pulsionales construidos por el psicoanálisis: el mito
del don, en tomo a la pulsión anal y el mito de completud, en
relación con la pulsión oral (ibíd., 230). Despliega de esta manera
las nociones ya introducidas, como vimos, en el Seminario 10.
Para la cuestión de la identificación importa sobre todo la confi-
de la relación oral. En ella el niño ha sido concebido
una unidad con la para-
en el acto del en una de sus
en otra de ellas, en que el niño se sepa-
raría de esa unidad Esto aparece en la dd
pero que los lo redoblen con el mito de
no es sino entrar en su lo nece-
sario para caer en la del (ibíd., 237).
La fobia es la forma clínica que realiza el desde la
ya que se desencadena
narcisista sobre un
donde se superponen el objeto
narcisista. La intolerable
sólo se resuelve en la constitución de la fobia.~
4
"Soluciones de la fobia" en este mismo volumen.
144 FAU!ÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORAC:lONES LACANTANAS SOBRE LA NEUROSIS 145
A diferencia de la elección de que no es tal sino que
del modo en que le han sido ofrecidos al los tres
términos la eclosión de la neurosis sí
elección: se realiza entre el de ""'""'""~···u.~u.
por la de la
esta iHC!J•.hJ,,ULUU.W.U.
obsesivo, no es tanto escapar a la muerte, sino al goce, "es el cen- Los Seminarios 17 y 18: Edípo y la castración
tro de su posición" (ibíd.).
La caracterización acerca de la histeria y la neurosis
que Lacan aborda sobre el final del Seminario 16, seminario en
EL SUJETO SUPUESTO SABER Y LA SUBLIMACIÓN relación con el saber y el será retomada en los dos semina-
rios siguientes, especialmente en el Seminario 17, El reverso del
Sobre el final del Lacan retoma la dialéctica del .;10oanálisis, en el cual, además de la estructura del discurso
amo y de la para la distinción entre obsesión e ·cuatro formas, Lacan avanzará significativamente en la
pero esta vez en del ción de las variantes del goce en ambas vertientes de la neurosis.
saber. "El obsesivo se refiere al modelo del amo. Parte de este seminario está dedicada a examinar la relación
que éste sabe lo que él establece entre padre y castración como núcleo del
aunque no se toma por la y poner en evidencia que el uso de este mito
Ella, la como el amo referen- relato justificador, un intento de explicación del
la histérica hace de lla. La castración no proviene del sostiene
efecto determinado directamente por el acceso al "La
la es la operación real introducida por la incidencia del
significante, sea el sea, en la relación del sexo" (LACAN 1969-70,
136). dónde deriva la necesidad de atribuirla a una "!-''""'''-'-'"
Lacan continúa fundamental del Este fundamento no es sino fantasmáti··
11
Allí donde en la co. Lacan concluye el es un fantasma de Freud. O para
arno asume un citar textualmente, sueño de Freud: "Se los he el com··
Este goce no es su goce,¡ ... ] es el goce del hom- plejo de el sueño de Freud. Como
que se con el que se cautiva como el amo requiere ser " (ibíd., 145)
lo hace con el esclavo. El goce del hombre da el radical de Freud dos versiones del mito.
lo que la histérica el mismo muerte Sófocles: el asesinato del y el acceso
el obsesivo" (ibíd., 351). de la horda
histérica supone la sabe lo que eso la
identificarse con ella costa de deseo insatisfecho.
el que usa su referencia al amo para pre-
la muerte únicamente alcanza al sólo identi-
148 l'ABIÁN SCllEJTMAN (COMP.) ELAllORAC:JONES LACANJANAS SOimE !.A NEUROSIS 149
(i/Jíd., 164).
150 FABJÁN SCl-IEJTMAN (COMP.) ELABORAClONES l.ACANJANAS SOBRE LA NEUROSJS 151
destacará en esta forma de neurosis la importancia y caracterís- LACAN, J. (1955): "Variantes de la cura tipo". Escritos l. Buenos
ticas del yo y la conciencia (en una homología entre ésta y la 1984.
figura especular). De esta manera, la neurosis obsesiva se opone LACAN, J. (1955-56): El Seminario, Libro 3, Las Paidós, Buenos
Aires, 1984.
a la histeria cuya estructura se entrelaza fundamentalmente, no
LACAN, J. (1956-57): El Seminario, Libro 4, La relación de objeto,
con el yo y la conciencia en una inflación de lo imaginario, sino Buenos J 994.
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5 Un desarrollo sobre el tema de 1a neurosis obsesiva en los '/'ras/orno:;
últimos seminarios de Lacan consultarse en el trabajo dt•
(]audio "Conciencia y muerte en la neurosis obsesiva" (en
y en GODOY 2008.
y le
no era mayor que un huevo de
cia en el etiológico a partir de la teorización del trauma ausente o resultar insuficiente. Esto produciría el ocasionamiento
infantil y sus dos Introduce así la de dos tipos o ·-como también la vale la pena destacarlo- "causa desen·
de trauma (el y el activo) y pone de relieve la distancia cadenante", aquella que incide en último término en la ecuación
temporal entre lo que opera como predisposición y el inicio de la etiológica. É:sta que inmediatamente a la aparición del
enfermedad dicha. que presen- efecto sintomático, cual marca la de la enfermedad
ta como la típica de una neurosis obsesiva", en propiamente dicha. 2
donde esta secuencia se revela muy nítidamente. El Tenemos así claramente delimitada por Freud la discontinui-
momento iniciado en la infancia con el trauma dad lo que "encadena" y lo que "desencadena" a la neuro·"
del activo··· concluye en la cuando los sis obsesiva bajo la oposición entre síntomas de la defensa
cobran retroactivamente un valor sexual y maria y síntomas de retorno de lo reprimido o, dicho de otro
inconciliables para el yo, en modo, en la distinción entre salud y enfermedad. Claro
proceso defensivo. Ello genera lo que en que este distingo no impide que luego de desencadenada la neu·
"síntomas de la defensa de la rosis se vuelva a encadenar por acción de la defensa secundaria
conciencia desconfianza de sí mismo). Este la a su vez, fracasar. Si bien su ,,~.~r·~~
novedoso va a ir adoptando otros nombres en ca pronto sufrirá una serie de modificaciones ·-en
su _pero resulta de crucial importancia para el tema que nos través del pasaje de la teoría del trauma
ocupa. En efecto, dichos síntomas indican un éxito de la defen- acontecido a la de la pulsión y la afirmar que
sa, ya que están a su la sostienen. En conse- esta oposición delimitada tan siguiendo el hilo
no se trata aún de la sino que inauguran de la lógica de la defensa, se mantendrá a lo de su obra en
de "salud aparente". el marco de sus nuevas el par funda-
una solución al conflicto desatado por mental que tomará el relevo en 1912 será el de "carácter"
inconciliables, el cual brinda una particular rosis". Definirá como "neurosis", no lo que hoy
consistencia y estabilidad a la estructura pero se pagan con no como la estructura neurótica en tanto sino más bien lo que
pocas limitaciones el sujeto. Por el la "enferme- antes llamaba la "enfermedad dicha", es la
dad sólo cuando esta solución fra- neurosis clínicamente desencadenada. 3
de síntomas: los del "retorno de lo En los escritos de
defensa". Si bien Freud contrainvestidura del sistema Ce sale al
más como formación reactiva, es ella la
y en ella se consuma más
(FREUD 1915b, 182).
Observamos así el abandono del término "síntoma de la
·-en
retorno de lo
y
Seminarios 8 y W.
4
158 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) El.ABORAClONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSJS 159
el intento de sostener la consistencia del yo en la neurosis obse- al de Tantalo. 6 Podemos escribir entonces esta for··
siva y la existencia. Así, cuando intenta ubicar la función que muladón lacaniana del modo:
para el obsesivo tiene el pensamiento, señala que aquello que lo
define es el hecho de ser "la caricatura de las formas mismas del
conocimiento" (LACAN 1938, 121), ya que estos sujetos "distingui-
dos frecuentemente por sus facultades especulativas, muestran
en muchos de sus síntomas el reflejo 5 ingenuo de los problemas cual resumirse del modo:
existenciales del hombre" (ibíd.). Dichos "problemas existenciales"
constituyen un anticipo de lo que llamará más tarde la pregunta Yo
por la muerte o la contingencia en el ser. Podríamos afirmar que
un problema existencial es precisamente aquel que no encuentra
su solución en lo simbólico. Aquello que el tesoro de los signifi- Es así que, esta en los años Lacan
cantes no puede responder y que el psicoanálisis descubre como traza un deslinde entre la histeria y la obsesión a
"sexualidad y muerte"; tal como Freud lo destacaba en su céle- de su del estadio del Esta resalta la
bre ejemplo del olvido de nombre propio referido a Luca entre las líneas de (o de que
Signorelli, pintor de los frescos de la catedral de Orvieto. manifiesta el síntoma histérico ·-como uno de los fenómenos de
Conciernen a aquello que Lacan escribirá más tarde con el mate-
rna S(A). Así, las inflamadas y caricaturescas facultades especu-
Lacan recurre también al mito de Tántalo para dar cuenta de la re]a ..
lativas del obsesivo constituyen entonces un intento de respues- ción que el obsesivo mantiene entre su deseo y el objeto fantasmáti··
ta, de taponar con una falsa solución el agujero estructural del co. Destaca que los fantasmas del obsesivo sólo excepcionalmente
problema existencial. Una paródica solución que no por serlo son realizados, y que dichas realizaciones son siempre, para el suje..
deja de tener~ sin embargo, su eficacia paradoja! como solución to, decepcionantes; puesto que "a medida que intenta, por las vías
neurótica. que se le proponen, acercarse al objeto, su deseo se amortigua, hasta
Dicha tramitación pasa fundamentalmente por el yo: "El llegar a extinguirse, a Ll obsesivo es un Tántalo ... "
esfuerzo de restauración del yo se traduce en el destino del obse- 1957..5s, 420)
sivo a través de una búsqueda tantalizante del sentimiento de uni- bre en Ja mitología por el que tuvo que sufrir.
dad" (ibíd.). Así, el conflicto a repetirse en la diacronía de la vida distintas versiones sobre la falta que habría cometido. Una de ellas
del sujeto obsesivo, es el intento de restaurar una y otra vez la señala que, amado por los dioses e invitado a sus había
revelado a los hombres los divinos secretos que
unidad y consistencia de su yo. Ya sea a través de un pensa-
había escuchado allí. Del también se relatan diferentes ver·
miento, de una especulación caricaturesca e (aunque
siones. Algunas destacan que fue colocado en los Infiernos bajo una
no carecer de una sofisticación dicha estabili- a de caer, pero que se mantenía en
por un factor disruptivo, Otras afirman que el mismo consistía en hambre
Ese es su análo- y sed eternas. Estando en agua hasta el
ba cada vez que él trataba de beberla. una rama
París, 2001) es un texto un tanto olvidado que, sin reviste de frutos sobre su cabeza corría de su alcance cuando extendía su
para nosotros una gran Encontramos allí una serie de brazo hada ella. La de estas versiones es la
ideas ..que Lacan reformulará referidas tanto a Lacan para trasmitirnos la relación que mantiene con el
consideraciones fundamentales sobre la clínica de la neurosis y las ado en los m1os 50. En el texto que comentamos, 1938,
como asimismo un singular intento de sistematización de tantalizante del sentimiento de nos
las mismas.
5 El término reflejo nos indica ya la solidaridad entre esta solución
obsesiva y el de lo
160 l'ABJÁN SCIIEJTMAN (COMP.) ELJ\llOR/\ClONES LACANJJ\NAS SOBRE LA NEUROSIS 161
el
el último de Jos monumentos destina-
duce muros más bajos, en formas de zig-zag, o bien sueños de analizantes obsesivos en los que el yo del soñador se
de polígonos irregulares y diseños barrocos. Sus construccio- representa, en un estadio o algún recinto cerrado, dedicado
nes exitosas hasta las invasiones de son tenazmente a una lucha por el prestigio. Allí ubica al Yo "en su
más complejas, e incluso se podría decir más laberínticas, que las resistencia esencial al difícil proceso de hacerse a las variaciones
medievales. En ello radica su fortaleza. del deseo. Esta ilusión de unidad, en la que un ser humano siem~
pre está anhelando el autodominio ... " (LACAN 195lb, 18). Resulta
cl<¡1p la tensión entre el yo y el deseo. Mientras el en su
ilÚsión de unidad y autodominio, implica fijeza y encierro; el
deseo, por el contrario, implica variaciones y movimientos que
lo sacan de la "fortaleza". La muralla, por lo tanto, concierne
al deseo mismo. Consecuencia
del esfuerzo defensivo y la "solución" que el
su evidente costo inhibitorio.
I'.!
con inauténti-
Ió obsesivo no asume
(I,ACAN l9S'l,S4, 416)
166 FAB!ÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORAClONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
167
calmente nueva para el sujeto, allí donde marca una diferencia miento en filosofía: "son crisis "'"""F'"'
entre el antes y el después. Más aún, sostenemos que no es el sente de las que el
mismo sujeto luego de franquear ese umbral. El acto es ,u1: desen- (ZOURABICHV!LI, 123).
cadenamiento -como el propio Lacan lo destaca- y la urnca res- en el que las cosas
puesta ética posible es la asunción de esas cons,e~uenci~s que la
situación nueva ha creado y exceden los propositos, calculas o
buenas intenciones del que lo realiza.
Consideramos que el par desencadenamiento/asun~ión, utiliza-
do a comienzos de los años 50, es solidario del asumir el ser-para-
la-muerte y el subjetivar la muerte mencionados anteriormente. En
el Seminario 15, retoma el ejemplo de César y agrega que: "no es
en vano que evoqué de entrada el Rubicón. Es un ejemplo bas-
tante simple, marcado por las di:nensiones. d~ .lo ~~gra~~·
Atravesar el Rubicón no tenía para Cesar una s1grnficac10n m1h-
tar decisiva; sino que por el contrario, atravesarlo era entrar en
la tierra-madre, la tierra de la República, aquella que abordar era samente "no hay".
violar. Es acá que había atravesado algo, en el sentido de esos Así como que "no hay de La , ese
actos revolucionarios" (LACAN 1967-68, 10-01-68). El desencadena- que anhela la . encontramos que: "Nada explica en lo sim--
miento aquí se liga a un atravesamiento tanto de un umbral sim- bólíco la creación. Nada que sea necesario que
bólico como de la dimensión fantasmática. Implica una ruptura um~s seres n~uer~n. para que otros nazcan ... En hay algo
de la metonimia del significante, porque "El acto entonces es el rac'.zcalmen'.e maszmzlable al significante. La existencia singular del
único lugar donde el significante tiene la . la fm_1ción su1eto sencillamente. ¿Por qué esta ahí? donde sale? ¿ hace
en todo caso, de significarse a sí mismo, es decir, de funcionar ahí? ¿Por que va a desaparecer? El significante es incapaz de darle la
fuera de sus posibilidades" (ibíd.). De modo tal que, en lugar de respuesta, por la sencilla razón de que lo pone más
proseguir el encadenamiento significant~ entre S 1 -"""'S~ --qu.e deja allá de la muerte. El lo considera como muerto
al sujeto en la indeterminación metonímica-, el acto 1mp.hca un antemano, lo . por esencia. Como la pregunta sobre
significante solo que no hace cadena sino en un srngular la muerte e.s otro modo de la creación neurótica de la pregunta, su
bucle, remite a sí mismo. Debido a ello, el sujeto en el acto resul- modo obsesivo" (LACAN 1955-56, 256). Lo tanto "mata"
ta y, por lo tanto, ya no será . .~or los a la cosa, trastorna al
mismos significantes. Se trata de la dimens10n cre- sujeto por el que lo
acionista, allí donde "muere" para renacer bajo coordenadas gándole una vida como Es por eso
a posterio- dad
19
existencia" (LACAN 1957, 432),
en algún
\JIJUUC~UC~
frente a
una relación entre el con-
en las matemáticas se ha dado en
tanto rnarca una cuali-
o también con lo se denomina acontecí-
a la esencia que
esta "facticidad de la existencia" es lo que Lacan
1938, "el existencial".
20 debido a ello que Lacan por vez en su enseñanza,
una el toro, para dar cuenta de
a la "Decir que ese sentido mortal revela un
centro exterior al es más que una metáfora y manifiesta una
estructura" (LACAN 1953b, .108) . .as vueltas que el en el sen-
tido del alma del toro, bordeando ese dar
de la circularidad sin fin proceso dialéctico
(ibíd.).
FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 171
170
se le torna pesado es, en definitiva, porque no está implicado en La observación del espectáculo: la hazaña y los riesgos
ello a nivel del deseo. Simplemente no está allí porque su defen·
sa lo sustrae del acto. Sólo lo hace debe con la Lo que primeramente era por La can como "carica-
demanda del amo de turno que tura" y "reflejo ingenuo", será precisado paulatinamente -espe··
torna así imposible porque sabe arreglárselas cialmente en los años en que desarrolla su clínica de la nr•e>mn11r:-o
algún Otro que lo prohíba. Claro que, quien bajo la forma de la hazaña obsesiva. A la
amo para a vivir vida tiene? Al con la fortaleza de Vauban y el laberinto, pronto se le agre··
ción del ser··para-la-muerte, la cual el ries· gala idea del "espectáculo" con aristas circenses. Y es que todo
go, el obsesivo queda detenido en una muerte espectáculo introduce, inevitablemente, la idea de un observa·
instala en su vida, coagulándola. dor, efectivo, virtual o supuesto, que goza del espectáculo.
Permanece, tal como Lacan: se mantiene una paradójica ya para sostener la
inconsciente a la historia escrita por consistencia del yo, el obsesivo debe "una
tra a su en la muerte del Amo hay división interior que hace del sujeto el testigo alienado de los actos
de esa muerte? Simplemente él la De hecho, es desde el de su propio yo" (LACAN 1953, 49). Ser un testigo alienado es tener
lugar Otro donde se instala, de donde el hacien- que observarse desde el instalado en el esa será su
do todo riesgo, justa, conciencia-de-sí.
en una conciencia-de-sí la cual sólo está muerto de mentiri· De este modo, el yo queda
tas" 1960, 7901). Encontramos así dicha conciencia··de-sí sentido teatral del término·~ como un en una situación
como un singular punto de en el Otro y que él como testigo, desde el del Otro. Claro que
fuera del en donde radica la clave fantasma obsesivo eso tiene un costo, pues "fuera de su propia
y la "mortificación" que conlleva. puede asumir sus y sus
En una de sus últimas referencias a la siente en armonía con su existencia" (ibíd.). Es así que
con la muerte, L,acan que "Para el entre dos vertientes: "Ante la
no es tan tonto! Pues la muerte no es abor· producirse ... un desdoblamiento del su en
para sea es pre·- relación consigo mismo, las maniobras por las que se da un sus~
ciso que eso es un acto, lo que tituto sobre el cual deben recaer las amenazas mortales. Una vez
1975-76). la "sabiduría" que ha a ese sustituto en sí se ve ímposibili--
se da tado de alcanzar la meta" (ibíd.). parece por vez el
rnuerte, que término , el cual servirá caracterizar
el modo obsesivo de sostener el deseo.
22
uesc1rmcH)rn~s de I ,a can --en los años
obsesiva. Y en eUas
174 FABIÁN SCI-!EJTMAN (COMP.)
ELABORACfONES LACANJANAS SOBRE LA NEUl{()SfS 175
yo, que lleva en sí la desposesión y la muerte imaginaria ... El
hecho es evidente: el obsesivo es siempre otro. Cuente lo que
cuente, sean cuales fueran los sentimientos que comunica son los
en el que se
de otro y no los suyos. Esta objetalización de sí mismo no se debe a aliena. Tal como lo que por
una inclinación o a un don introspectivo. En la medida que evita al análisis en una edad avanzada de su vida: "Nunca
su propio deseo, presentará todo deseo en el cual se embarque, pensé que iba a necesitar consultar a un
así fuera en apariencia, como deseo de ese otro él mismo que es su solo". Claro que ese
yo" (LACAN 1954-55, 400). Podemos apreciar entonces que Lacan ya que no es un
utiliza distintos nombres para dar cuenta del mismo fenómeno: el mismo de la
desdoblamiento del yo, testigo alienado, objetalización de sí
mismo o ····el más hegeliano- conciencia-·de-sí. Nos advierte a su
vez que, desde una perspectiva psicologicista, el mismo podría
26
178 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NElJROSlS 179
no sólo histeria e historia (destacado anteriormente), ya que tam· uno que resulta crucial para la clínica de la neurosis obsesiva. El
bién resuena allí la dimensión agujereada, "tórica". Podemos mismo se desprende de la lógica que atraviesa todo el recorrido
sostener que no hay análisis del obsesivo que no por una de la enseñanza de Lacan al respecto. Hemos visto cómo, desde
cierta perforación de la burbuja, de la esfera, a fin poner de sus primeras elaboraciones, La.can necesitaba recurrir a un "des-
relieve la dimensión tórica inherente al ser hablante. Podríamos doblamiento" del yo, redoblar la función de lo imaginario, para
llamarlo ··si se nos permite el neologismo··· una "historicación" dar cuenta del lugar del yo en la escena y ese punto de observa··
del obsesivo. fuera de la misma, instalado en el Otro. Esta nominación
por lo tanto, a la conciencia-de-si obsesiva. Podríamos
llamarla asimismo conciencia obsesiva, para diferenciarla de la
conciencia como mera instancia psíquica, en el sentido de la
mera tópica freudiana. A su vez, nos elucidar la última
definición de la neurosis obsesiva que La.can propone en el
Seminario 24 cuando afirma que es "el principio de la conciencia"
(LACAN 1976-77, 17-5-77). El obsesivo eleva la conciencia -en des-
medro del inconsciente··- a un "principio", es decir, se trata de
aquello que sus pensamientos laberínticos y sus hazañas. La
escribimos, por lo tanto, como un cuarto redondel de cuerda que
Esfera Toro redobla a lo imaginario, anudando los tres
De las dos escrituras posibles de la nominación imaginaria en
el nudo borromeo y 28 consideramos que la
En la clase final de su Seminario R.S.J. (LACAN 197475, 13·5-
75),recurre al ternario freudiano de la inhibición, el síntoma y la apropiada es la segunda pues nos permite dar cuenta,
para destacar que cada uno de estos términos podría a través del redoblamiento de lo de la coalescencia
una función de cuarto redondel de cuerda que sostiene de la del yo y el tal corno lo destacaba el fantasma
el anudamiento de los tres simbólico y oblativo. por lo tanto, la modalidad más
real. A su vez con dicha rnática de la defensa obsesiva frente a lo real.
y una nominación
real NI (Conciencia obsesiva)
Considerarnos que la nominación es la que per-
mite escribir la "inflación" obsesiva en relación con la
y brinda una escritura nodal lo que hemos aborda·
del Cabe señalar que no es el ünico
que pensar distintas res··
frente a momentos de desencadenamiento y
en el recorrido de una sí
mento y el embarazo como modalizaciones de la nominación GODOY, C. (2006), "La histeria histórica". En Memorias de las XIII Jornadas
imaginaria que van desde las formas más adormecidas sosteni·· de investigación. Segundo Encuentro de en psicología del
das en la ilusión del "saber hacer", pasando por los padecimien- MERCOSUR: Paradigmas, Métodos y Técnicas, Secretaría de
tos de la captura imaginaria, hasta el borde más angustioso del Facultad de Psicología, Universidad de Buenos
Aires, t. Il, Buenos Aires, de 2006,.
"no saber más qué hacer". Modos cruciales entonces a tener en
GODOY, C. (2008), "Encadenamientos y desencadenamientos". En Ancla
cuenta para la dirección de la cura del obsesivo y su entrada en
2. Psicoanálisis y Psicopatología, Revista de la cátedra II de
la transferencia. Facultad de Psicología, UBA, Buenos Aires, 2008.
El corte -que puede ponerse en juego no sólo a través de la GRIMAL, P., Diccionario de Mitología Griega y Romana,
interrupción de la sesión- introduce lo no calculable, la sorpre- 1993.
sa, la contingencia: "¿Cómo dudar entonces del efecto de cierto JNDART J. C. (2001), La pirámide uu'''"''uu, Tres I laches, Buenos Aires, 2001.
desdén por el amo hacia el producto de semejante trabajo? La LACAJ\J, J. (1938), La familia, · Buenos Aires, J 977.
resistencia puede encontrarse absolutamente desconcertada. JACAN, J. (1948), "La , en Escritos 1,
Desde este momento, su coartada hasta entonces inconsciente XXI, 1984.
empieza a descubrirse para él, y se le ve buscar apasionadamen- LACAN, J. (1949), "El estadio del corno formador de la función del
te la razón de tantos esfuerzos" (LACAN 1956, 303). Se abre, emba- yo tal como se nos revela en la . En
razosamente, la dimensión de la causa. Este "desconcierto de la Escrilos 1, op. cit.
LAC:AN, J. (rn'lla), "Intervención sobre la transferencia". En Escritos "J, op.
resistencia" ···tal como lo llamaba en los aftos 50·· nos parece una
cil.
anticipación de lo que retomará luego -con mayor precisión·- en L/\.CAN, J. (1951b),
el Seminario 24, en términos de "perturbar la defensa" (LACAN Revista Mundial de Psicoanálisis, Nº 41,
1976·77, 11-01·77). Sostenernos que esta perturbación constituye el 94-95.
corte mismo de la nominación imaginaria. Se trata de aquello l AC/\.N, J. (1953a), "El mito individual del neurótico". En intervenciones y
que pone a prueba, en la transferencia, el deseo vivo del analis·· textos 1, Manantial, Buenos 1985.
ta frente al aburrimiento del palco al que el obsesivo lo destina. L/\.C/\.N, ]. (l953b) "Función y campo de la y el
coanálisis", en Escritos 1, op. cit.
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cuerpo y del alma. La neurosis de Preud a Lacan, 19, Buenos LACAN, ]. (1960), "Subversión
Aires, 2003. L'scritos op. cit.
184 FAB!ÁN SCl!EJTMAN (COMI'.)
de su neurosis y sancionando unos puntos de ya Por más sorprendente o chocante esta intervención freu-
sea en su constitución subjetiva, en su neurosis o en su análisis. diana resulte para el sujeto, y por que pueda parecer con·
siderando que además es la interpretación que Freud extiende
sobre la cultura humana en general en "Tótem y tabú", hay que
fantasía de la muerte deseada del padre ... decir que en el caso del Hombre de las Ratas se la califi-·
car de cualquier manera menos de forzada. En Freud
Freud deja pasar en las entrevistas iniciales el relato porme- hace más que seguir los pasos del paciente mismo, que reve··
norizado de las escenas sexuales infantiles, así como el enmara·· con toda inocencia la constancia con que el "temor" de la
ñado material sobre lo que ocasiona directamente la consulta: la muerte del se presentaba en su fantasía como solución ima··
idea de las ratas. Su primera interpretación, inaugural y fundan·· ginaria a sus problemas con las mujeres. (Por ejemplo, cuando a
te del análisis, recae sobre el síntoma obsesivo constituido por la sus doce años creyó que de morir su le más aten-
emergencia de ese puro significante: criminal. ción una niña que amaba sin o cuando a sus vein-
Como se sabe, desde la muerte de su padre, el sujeto se había te imposibilitado de casarse con su dama por motivos
reprochado ligeramente (al igual que el resto de su familia) no materiales, pensó que la muerte del resolvería su impasse
haber estado presente para acompañarlo en ese momento último; por la vía de la herencia.)
sin embargo, dicho reproche se agudiza recién tres años después Además, por si fuera elementos
(pero aún cinco aflos antes de la consulta), en lo que podemos res confirman la adherencia fantaseada del sujeto a lo que ali-·
ubicar como desencadenamiento de su neurosis adulta. Esto últi· menta dicho deseo a saber, su creencia en la
rno, en primer lugar, por la aparición de lo que Freud ubicará entre la existencia del padre y la de la satisfacción
como resorte de la ganancia de la enfermedad: una seria incapa- sexual. Por ejemplo, cuando comenta que ante su coito
cidad para el trabajo; y en segundo lugar, por la instalación con· tuvo el siguiente pensamiento: esto es grandioso! A cam-
tundente de ese síntoma que acompañará al sujeto durante los bio de ello uno podría matar a su (ibíd., 158).
cinco años que le restan antes de ver a y que le hará recu· quiere decir que la función del criminal se
rrir constantemente a su palmoterapeuta para que lo reconforte reduce a transportar ese deseo desconocido por el sujeto, que
que no lo desprecia como criminal (FREUD 1909, 128). sería el de la muerte del que la orientación del trata-
presentación de este síntoma, entonces, se formu- miento debe entonces a Ia asunción de deseo
tendremos que cuestionar esto-· por del sujeto?
como el de ser un criminal por no haber estado pre- una serie de desarrollos de Preud circulan por esa vía.
sente en la muerte del nosotros consideramos que la función esencial de
La de que parece tomar a la no debe de modo ser limitada
totalmente por sorpresa, consiste en arti- y que hacerlo conlleva una grave reducción de lo
con el contenido del temor obsesivo Retomaremos esto más pues allí
que lo atormenta desde su infancia: la de la muerte esencial que motiva la redacción
del Freud eleva el temor al estatuto de un y pro- en los Por
pone a su que considerarse ciertamente un cri-
no por su ausencia durante dicha muerte, sino por haber-
la deseado de manera inconsciente. por ahora de lado
dos elementos cruciales que se intercalan en medio de esta inter-
referencia la mésalliance, y otra al de la
para encontrar toda costa un aun·
que sea
188 l'ABIÁN SC!lEJTM/\N (COM!'.) ELABORACIONES LAC:AN!ANAS SO!l!Ui LA NliUROSJS 189
goce.
. ..corno
190 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORAClONES LACANlANAS SOBRE LA NEUROSIS 191
te que ocurrió o hubo en el determina lo Por esto decimos que la perspectiva de la satisfacción libidi-
que ocurre en el nal del síntoma sugiere una concepción de la causa positiva y
· que esta veta, por donde el texto de Preud habilita pasada (la "fijación"); en cambio, la ganancia de la enfermedad
la lectura de que el es neurótico a causa de su sugiere la concepción de una causa negativa y que viene del
no le hace a la lucidez de su uens.arrue1 futuro.
Freud. Vamos
194 FABlÁN SCI IEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 195
mos '"'""u~;u
tión.
ese momento en que el ser de una
cia era su cuerpo. revela allí la 'ª'ª,,,·"'"'·"'~
extraño entre los tres
el animal tocado
él
196 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROsrs 197
ta como prolongación inmediata de esas palabras del tío. Si se el efecto adverso del odio Parece y
quiere, ese síntoma es el eco que las palabras del tío encuen:ran comprensible, excelente el sentido común. Pero limitar un
en el inconsciente de este sujeto. Y si antes destacamos en el la goce -es educar, no es nunca algo tan sencillo.
presencia de un goce masoquista en relación con la fant~sía de En todo caso, en ese punto hay en este análisis un interés
un padre potente, ahora se nos aparece como r~spue~ta m~ons excepcional. Freud está formulando una construcción de su pro··
ciente inmediata del sujeto al encuentro con la mconszstencza del cuño porque intenta tocar esa del inconsciente que
padre. Debemos examinar entonces la posibi~idad ~e qu~ este nunca devenir consciente. No se trata de los 1J1'>•,~u•iu
síntoma vehiculice especialmente algo de esa mcons1stenc1a, de infantiles que el paciente relata con mucha conciencia al
la que el sujeto no quiere saber nada. . .. . . principio del ahora se trata del trauma que los con-
Recordemos además en este punto que el s1gmficante crzmz· diciona desde antes y no Por eso Freud
nal se presenta en la superficie del sír:toma literalmente co:rio hacer la del con
pregunta, pues el paciente se la pasa mterr~?an~~ a su amigo y el avance del
respecto de si merece o no (él mismo) tal c~hf1cac1~n. . , recuerdo. Y recuerdo del
Así, empezamos a sospechar que no solo se eiercrta all1 un nunca. Pero sí recibe el recuerdo... la madre!
goce masoquista en relación c~n l~ ~antasía de '.m padre P?t~nte, Maravillosa confirmación para la tesis de Freud. Sólo que lo
sino que antes que nada ese s1gmficant~ del s~ntom.a --crzmmal- la madre recuerda no coincide exactamente con la construc-
interroga al sujeto desde el punto de la ~nc~nsistencia pat~rna. freudiana. Y los detalles diferenciales son por lo
Ahora bien, aunque así sea, y nos mclmernos a considerar más interesante. He el relato familiar: "Cuando
que el trauma desencadenante reside más ~n el "~:1 menos" del pequeño[ ... ] debe de haber rr'""""'"'d·<
0
encuentro con esa inconsistencia que en la irrupc10n de un goce lo cual el le Y entonces el .._..,,"~·~·v
"en más", ¿por qué ese encuentro traumático con las palabras una ira e insultaba todavía bajo
del tío produce en el sujeto precisamente ese eco, la respuesta Pero como aún no conocía
de ese significante en particular, y no otro? los nombres de ""'"~'w
debemos retomar la historia de la relación
mucho antes. chico será un gran hombre o un
criminal!' que la de esta escena
haber sido de duradera eficacia tanto para él como para
.. .forjado en la Este nunca más le pero él mismo deriva
198 FABIÁN SCI-IEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
199
ños y díscolos, les valió en ocasiones muy sensibles reprimen-
das" (ibíd., 158). El relato familiar confirma entonces el estrato
superficial de la construcción de Freud: padre un poquito dema-
siado violento, represión del resentimiento hacia él.
Hasta ahí llega la lectura "positivista". Pero las preguntas se
ponen a pulular una vez más, y muestran que hay un más allá
de esa lectura.
Pues la recién citada descripción del padre, junto con el rela-
to de la madre, deja bien claro que las golpizas no eran raras en
la crianza de esos niños. ¿Qué hizo entonces que esta reprimen-
da en particular tuviera esos efectos tan especiales, esa transmu-
tación subjetiva y libidinal del niño, que pasa instantáneamente
de la valentía temeraria a la cobardía angustiosa?
Quizá sorprenda, quizá resulte evidente, quizá las dos cosas,
pero lo traumático no reside en que el padre golpee (lo hacía a cada
rato), sino en que deja de hacerlo. Se detiene de golpe, en seco. Y por
si fuera poco, ya no vuelve a golpearlo nunca más en su vida.
(Considérese además que sólo se detiene ante el sujeto, pero no
ante sus hermanos, lo cual confirma el valor simbólico del corte
producido.) Lo traumático no es la potencia prepotente o castra-
dora (en sentido imaginario) del padre; lo traumático es la incon-
sistencia del padre o, más precisamente, su Porque
ese no sólo deja de golpear: se los y los cuel-
se retira. Larga esa famosa sentencia recién citada
a decir: hasta acá llegué, ya hice mi hice
lo que a partir de ahora ya no de
será lo que tenga que ser. En un cierto
niño se queda allí sin tiene apenas cuatro años! Este
niño ha descubierto de manera ines-
había un más allá del Pero al mismo tiempo
solo.
el
allí como el último resto de la función que
y en ese carácter serán fetichizadas. Ya no hay
del porque ya no pero esa
niño volverá a con ella cuando vuelva a
de la frase del tío. Es el
FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 201
200
cribe entonces en la carne, sobre todo y antes que nada, su incon- cado no parece discernir: tan pronto él se doctorara ··en ese
sistencia (la del Otro: la del padre). Su inconsistencia y su más momento le faltaban sólo unos meses-, un pariente de los
allá. Sólo que rápidamente el sujeto monta sobre él (sobre ese Rubensky se proponía instalarle un bufete cerca del Mercado de
significante caído) un goce, y oculta con esa operación las dos Hacienda, y procurarle allí dientes. Esto se entrama con el viejo
revelaciones anteriores. plan de su madre[ ... ] No vislumbra que para a este con··
La cara "positiva" del síntoma, ese goce que existe fijado flicto se ha refugiado en la enfermedad [... ], para cual tiene el
desde el pasado y lo produce como su efecto en el presente, se "'"'"'-'''~facilitado por[ ... ] la regresión a la historia del matrimo-
revela sostenida a su vez por esa otra cara, "negativa", de lo que nio su El padre solfa contar humorísticamente la histo-
no es, de lo que no hay: un padre a la altura de su función. Es de ria de ~u cortejo; la madre le tornaba el pelo en ocasiones por
la inconsistencia del padre que el goce perverso obtiene su valor, ~aber el hech? antes la corte a la hija de un carnicero. Le parece
aun cuando surja en oposición y toda su función consista en insoportable la idea de que el padre haya podido dejar en la estacada a su
negarla mediante una imagen de poder. amor para procurarse una ventaja mediante la unión con los Rubensky.
Se le forma una gran irritación contra mí, la cual se exterioriza en
insultos [... ]" (FRElJD 1955, subrayado nuestro) .
.. .es letra dt? goce que orienta en lo real. .. Y diez días después: "19 de diciembre. [ ... ]El convencimiento
de el se ha casado con la por ventajas materia-
El síntoma es allí letra empapada de goce (imaginario), sí, les ha dejado en la estacada a su amor[ ... ], junto con el recuer-
pero por sobre todo es marca que orienta en lo real. qué real? do la turbación del de le hacen abo·
(Pues no es la potencia fantaseada del padre ni el goce con que rrecer de la pobreza que lo a uno a cometer tales críme-
el sujeto pretende sostenerla, sino justamente algo que viene de nes" (FREUD 1955, 232-233, subrayado nuestro).
más allá.) Puede allí el movimiento
Recordemos que en la superficie de su presentación articula- días recorre la distancia entre la mera idea
da como palabra, el síntoma no es tanto un reproche como una entre la duda y la certeza. Pero sobre que
pregunta. ¿Cuál es la pregunta? Justamente ésa: ¿seré un crimi- pescar allí el del que nos interesa. era,
nal? Pero aquí hay que ejercer el peso del corte venimos pro- entonces, el crimen: casarse por dinero y, sobre por
duciendo a lo largo de este recorrido. No que interpretar esa ello pagando al amor.
pregunta hacia el pasado sino hacia el futuro, y con la clave del El síntoma no al si el
contexto del proviene. Criminal es el significante cae del nal por no estado en la muerte
como nombre de su Es la el al
hombre hace de pero que
una renuncia a su deseo (y a su
Criminal es, en el de las ratas, el nombre de la
de su hacia lo femenino.
202 FAB!ÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 203
... un real despersonalizado posició~ ~asculina. Pues aún cuando tengamos la suerte (en
parte m~nto y en parte suerte) de que la vida nos haya llevado a
Lo en la cons~guir amar y gozar en una misma mujer, que es la
gracia que se puede pedir en este mundo, pues bien, nunca lo
menos'"'-~"'·""·"
hacemos en el mismo nivel. En el fondo -·esto debe tomarse
esa inconsistencia metafóricamente, pero no por eso es menos nunca es 1a
hacer un al amor ante el goce. uu'º'J'"'· En sentido estricto, no se goza de la mujer que se ama.
Aquí toman su lugar nuestros epígrafes: " ... mi tesis es que el . Y se la ama, pero entre ambas cosas no hay más que
mandamiento moral[ .. .] es aquello por lo cual, en nuestra actividad en b?~~e, htor~l. allí un íntimo quiebre interno, inherente a la
tanto que estructurada por lo simbólico, se presentifica lo real·-· lo real v1nhdad misma. Y por eso siempre estamos, los un
corno tal, el peso de lo real" (ibídem, 30). La densidad moral el poco en se ama, en una
significante criminal en este sujeto se debe ""JlUJ.•cu menos que su ser (LACAN 1953-1954, 401-403). En nunca se
te al hecho de inscribe el peso del amor en una existencia goza sino de los rastros que ese ser en
· ,su p ;;so
1 por el
es de lo real. Y "[ .. .]precisamente en la medida en mundo.
que su acceso es tan precario, los mandamientos que trazan su vía son en ese
tiránicos" (ibíd., 43).
, """~"···-~ decir esto si el tuviera un acceso menos
y más del peso amor en la y en
miseria viril de su ese significante le resultaría menos Bíbliografía
sintomáticamente tiránico? Sí, es la orientación de un análisis.
decir esto que si el no hubiese de esa FRElJD, S. (1909): "A propósito de un caso de neurosis obsesiva". En
y si se hubiese casado con la Obras completas, t. X, Buenos 1986.
S. (1908): "Anexo. Apuntes
no habría devenido obsesivo?
obsesiva". En Obras completas, t. X, Buenos 1986.
J. El Seminario, Libro 1, Los escritos técnicos de F'reud,
1988.
J. (1959~1960): El Libro 7, La ética del vH11rnana1w1s
Buenos 1988.
la hubiese decidido a
en y darle en rela-
ción con él.
carozo
superyó estrábico de
Detengámonos por un momento ante el superyó freudiano.
"Heredero del complejo de 1923, 49), pero tam·
"abogado del ello" (ibíd., 37). Insta a la renuncia pulsional
(cf FREUD 1934, II), aunque "es como un cultivo puro de la pulsión
de muerte" (FREUD 1923, 54). Es una "función protectora y salva-
dora" (ibíd., 59), pero a Ja vez es causa de la angustia (cf FREUD 1925,
137 y 140). ¿Cómo entender, el estrabismo de esta
noción freudiana que, hacia la normativización
del goce, hacia su domesticación, no cesa de echar
mismo tiempo en una otra dirección, el mandato de
goce, la vociferación del a la que se refiere Lacan (cf
LACAN 1972-73, 11)?
Comencemos
al
206 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) El.ADORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 207
y aún, que convendría preguntarse qué del Edipo h~reda, el dada del resto diurno: la de "resto". Resto del día no tramitado.
superyó, en lugar de repetir incansablemente la conocida for- Jl'-"'·'"""'u.v del real no asimilado por lo simbó-
mula. Anticipemos de momento una respuesta: el resto de goce ~-u,..,..u, que el mismísimo socio industrial (cf FREUD
paradójicamente producido por el complejo de ese nombre. El los restos diurnos son freud "los verdade·
superyó, "correlato de la castración" (LA~AN ·~972-73, 1,5)'. hereda lo "":"uu.u::" del dormir" (ibíd., 556): voz que
que de goce no se civiliza por la maqumana del Ed1po ... pero a lo real. Conclusión freudiana: sólo dormir en el
que ella misma introduce en el aparato como su producto. --del inconsciente·- que por el sueño censura (y la
censura es un nombre del el encuentro con el resto vivo
a
lp
3
210 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSIS 211
yó se hace oír.
ca--, causa de la Presencia de un dios otro que el de la
" ... un Dios que te algo y en
GOCE
Goza -·esto es verdaderamente colmo. CASTRACIÓN
Gozar a la orden es algo que, si es la tiene una fuen-
te, un origen, debe estar de algún modo ahí ··-todos podemos
sentirlo. A Goza Uouis ], sólo le una cosa, Oigo
U'ouis] ... " (LACAN 1962-63, 91).
En ese "Goza" la voz del superyó testimonia la deuda del
con su función. No.,,todo el goce se domestica su ley.
Punto de falla en lo simbólico por donde el ojo sin párpa·
do del Agujero en el Otro ··S (,A)-· por donde se cuela la
voz: "Si la voz, en el sentido en que nosotros la entendemos,
tiene es porque no resuena en vacío espa-
cial resuena en un vacío que es el vacío Otro en cuanto
el ex-nihilo dicho Por eso ciertamente y por
otra cosa, de nosotros, nuestra voz se nos
manifiesta con un sonido a la estructura del
Otro constituir cierto vacío, el vado de su falta de [... ]
Ahora es en este vacío donde resuena la voz como distinta
de las sonoridades La voz en cuestión es la voz en tanto que
en tanto que reclama obediencia o convicción"
(LACAN 1962-63, 298).
Tal vez sea conveniente entonces, como lo ha propuesto
Miller (cf. MILLER 1981), leer al
tor que en el de en el se
del Otro (A), donde Lacan escribe "voz". La voz, aquí, Pero si en las neurosis esta
como caída del por fuera de versión del padre, otro lado se
como un puro real de los velos se uniría
en el revés del deseo -·su contracara de goce~ con el
vector del donde Lacan escribe , para dato.
hacerse oír "en el vacío del Otro como tal... el vacío de su falta de
212 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 213
manera lo insensato de la voz superyoica se tematiza en el man- agregar qué es lo que se debe -3,80 coronas~ o a quién -·al
dato. Porque el superyó no es el mandato ·-calificado a veces Teniente primero trocando lo imposible del empuje-al-goce
como superyoico--, sino que en él se articula: atenuación del superyoico en la impotencia del sujeto: "El superyó es un impe--
impacto de lo real del goce de la voz, que hace que en la culpa, rativo. [... ]es coherente con el registro y la noción de ley[ ... ]. Por
y hasta en el perdón, halle la angustia su resolución (rj. LACAN otra parte es preciso acentuar también, y en sentido contrario su
1962-63, 299). Pero para ello es conveniente presentar una otra cara carácter insensato, ciego, de puro imperativo, de simple tiranía.
del superyó: su cara "significante". El superyó tiene relación con la ley, pero es a la vez una
que llega a ser el desconocimiento de la [... ] El
superyó es, simultáneamente, la ley y su destrucción. En esto es
¡Tú debes! la palabra misma, el mandamiento de la ley, puesto que sólo
queda su raíz. La totalidad de la ley se reduce a que ni
Nos encontramos aquí con el conocido: "Tú debes devofoer al puede expresarse, corno el "Tu debes", que es una
teniente primero A. las 3,80 coronas" (FREUD 1909, 134). Sabemos de bra privada de todo sentido" (LACAN 1953··54, 161).
las idas y vueltas que por este mandato el sujeto se ocasiona, y
que Freud no vacila en calificarlas de delirantes. Y no nos aleja- "Tú debes", "palabra privada de todo sentido", así nombra
remos del planteo freudiano si afirmamos que el mandato se nos parece, al inicio de su enseñanza al s],
articula justamente en los lugares en que el padre del hombre de lo real. Y si el superyó no es, en su raíz misma, sino
las ratas ha quedado endeudado, es decir, en aquellos puntos ficante exiliado de lo simbólico,5 no destacar su carácter
donde la deuda de estructura del padre con su función, se terna- in-sensato, cuando todo sentido del efecto de retroac·
tiza en lo imaginario del paciente de Freud: deudas de juego y ción de un sobre un ?
deudas de amor. Superyó, significante de lo .~"""'""'·u.
De allí que, corno sostenemos, la voz del superyó se hace oír, cido así hasta el mínimo "Tú" (cf LACAN 1955-56, 393·5), es
incomodando al sujeto, arrojándolo fuera del confort fantasrná- que Lacan decir: "Ese como dice el
tico, en el justo lugar de la "falta" del padre: " ... que de las con- de es el verdadero dueflo de casa, y le dice
trahechuras y de Jos vanos juramentos, de las faltas a la palabra mente al yo: A usted le toca salir de ella" (L,ACAN 1955-56, 395).
y de las palabras en el aire cuya constelación presidió la venida Ahora en las el insensato "Tú debes"""·~~~......
al mundo de un hombre, está amasado el convidado de piedra del
rP"rlll<C>Ci'º'.> elevándose desde SU
que viene a turbar en los síntomas, el de sus deseos ... "
(LACAN 1956, 416).
es en los síntomas que "el convidado de piedra"
de los deseos del sujeto. Es desde una forma- conocido com.o "cruel" / para el
en el decir de que el super- do un efecto de sentido que
leer en el puro
"Cuestión 1,uc1.uuam,.
que Melanie Klein
"DM" es allí un N~:1H.uuw
mente antes de que
lo encauce como deseo de falo. Promovemos como se
de la conocida metáfora abordándola según
por el mismo I .a can: "Esto se así
o la metáfora que susti-
primeramente simbolizado por la ope-
madre" (TACAN 1958, !539. El es
nuestro).
caso
gantes, que de acuerdo con su descripción, pertenecían a su que nuestro pequeño amigo rehusaba a cualquier precio ser una
mismo tipo. Llamamos narcisista a este tipo de elección de obje- gallina. No obstante tuvo que ceder frente al hermano quien,
to, se ama en el otro lo que es similar a uno. más fuerte que él, siguió agarrándolo en la misma posición. En
Esta elección de objeto era verdaderamente llamativa, pues el paroxismo de la furia y las lágrimas nuestro paciente
desde la primera etapa del análisis se hizo evidente que las raí- "¡Pero no seré una gallina!"
ces de su homosexualidad descansaban en una fijación a un her·· En lo sucesivo su libertad de movimiento se vió considerable·-
mano diez af10s mayor que él. Paradoja cuyo sentido se aclaró mente restringida. Se sentía forzado a mantenerse alejado de
cuando el análisis tuvo éxito en desentrañar los intricados hilos las gallinas, tarea nada fácil de en los predios de una
de su vida psíquica. granja. Para este momento no era el temor a las gallinas lo que lo
El paciente no recordaba haber estado enfermo durante los llevaba a tomar éstas medidas, sino el temor a los de su
cinco o seis años de vida, fue en el período de latencia hermano. Esta evitación de las burlas de su
y como efecto de una experiencia traumática que hicieron su
aparición las primeras dificultades neuróticas. Me gustaría enfa- nes
tizar una vez más que tales experiencias traumáticas bien pue- mente su temor se convirtió en una fobia
den ser la ocasión para el estallido de una neurosis, pero con manente a las gallinas. Cada vez que
muy poca frecuencia son la causa última y única de la enferme- tenía que encerrarlas en y que
dad. En el análisis sirven como señales, hitos o escalones hacia ninguna estuviera a la vista. El chico solo se aventuraba a salir
fuentes inconscientes más profundas, a las cuales deben su fun- la casa cuando esas habían sido tomadas.
cionamiento y, a veces también, su origen. Aún miraba en cada dirección para
Usaré la experiencia traumática de nuestro paciente como rarse de que temible ser diabólico con forma de
base de operaciones en la discusión de este caso. Esta PvnPrHm- entrara en su campo visual. Si por casualidad veía una
cia constituyó el estereotipo tanto su neurosis en la ~u·~-,·~"' un violento de Este vu~~~"""''
tad como para su y dar el paso en el alrededor de dos
no solo hacia las etapas del desarrollo del reció
sino también hacia aquel de su infancia alivio de su fobia y la
la amnesia. Con frecuencia el análisis revela que el el para continuar con sus estudios.
~.,,.,,.,,.~" de estas estado sometidas a la la fue
debe únicamente al hecho de que han caído en
para ellas.
de mi
222 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE !.A NEUROSIS 223
papel importante en sus fantasías mucho antes de la experiencia con el hermano activó
con su hermano. Su madre solía prestar particular atención al mente su homosexual El análisis reveló
gallinero y el niño compartía alegremente estas actividades, se en sus del salto
emocionaba con cada nuevo huevo que las gallinas ponían y se n
9
se había identificado con la
1
"'''""' ""
interesaba particularmente por la forma en que su madre palpa- que la razón de su violento rechazo al acto del herma-
ba a las gallinas para ver si ya estaban por poner. Le encantaba del y la era el rechazo conciente del
ser tocado por su madre y, mientras lo bañaba, le preguntaba en inconscientemente deseado. La escena con el herma··
broma si ella lo iba a palpar con su dedo para ver si él estaba por él el acto sexual entre el y la esto
poner un huevo. Al comienzo este placer al ser tocado estaba y y el "No seré una , sin
relacionado con los genitales, pero gradualmente -quizás en decir "Rechazo mi deseo homosexual
conexión con lo que sucede con las gallinas- esas sensaciones se análisis reveló que la fobia a las sólo fuE:~ un desarrollo
desplazaron hacia atrás. Manipulaba su ano con los dedos, rete- de esta tendencia al
nía las heces o ponía huevos fecales bien formados en cada otro
esquina de la habitación; quedando muy sorprendido de que su hermano. En el análisis el
madre no recibiera este regalo de amor con el mismo placer con alrededor
que lo hacía en el caso de las gallinas. tenía un doble rol en
estos juegos: por un lado era la madre, tocando manipulando risa incontrolables.
con su dedo, por el otro era la siendo y poniendo de de
huevos. Este juego anal había permanecido oculto por la amne- en esa
sia y sólo se hizo conciente en el curso del análisis. Si bien el no relacionó esta ov•·º''·'",
Esto fue seguido por una fase donde la influencia de su sensibilidad con la escena dd el del análisis
ambiente educativo pareció haber tenido éxito. El niflo abando·· establecer esa conexión. En esa ocasión
nó éstos hábitos se convirtió en alguien extrema- hermano lo había detrás alrededor esa área del
damente y daba la de haber renunciado a sus a la zona abrazo que
anales. Comenzó a onanísticamente con sus geni- satisfacción de los deseos libidinales ·
lo que podía llevar a concluir que exitosa- Satisfacción que, a su vez, un rechazo violen·
mente de la anal a la Sin el análisis mos- to de las tendencias la risa no sólo era una expre-·
tró el onanismo solo un intento por obtener sensa·· sión de o el recuerdo del de
dones anales de otra forma. En sus esa . . sino también una risa que se había transforma···
de tal manera las cosas, en do en dolor por el una ya rechazada y un tanto
su dedo desde el pene contra el desde melancólica.
obteniendo así sensaciones anales. Sus fantasías conti- Hasta donde nuestro
nuaron centrándose en la.«""'""·'
dotada de un pene: allí su
maternos, tal cual como dedo
en la fantasía anterior. Si bien es cierto que en esta su acti-
tud anal elección heterosexual. Fue
de vira~
224 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANTANAS SOBHE LA NEUROSIS 225
una repetición de su entrega pasiva, efecto del fracaso de la gro i~,terno al mundo exterior. En su caso el peligro yacía en la
defensa. Sabemos que en la relación con su madre experimentó relac10n pasiva con el (contenida en el
intensas sensaciones de placer al ser tocado por ella. Placer que, . de ser comido por el y fue "'"'''IJ"~··
en alguien cuyo erotismo cutáneo estaba tan desarrollado, se zado sobre un animal. Si bien en caso del
extendió a otras partes del cuerpo que habían estado bajo el cui- el proceso fue más
dice
dado de la madre en el proceso de limpieza: debajo del mentón, de un asunto de
las axilas y los talones. En el caso de nuestro paciente esta sensi-
bilidad al ser tocado fue desplazada, probablemente, desde esas una .,.., . . .
~~r·~,,
partes del cuerpo hasta aquella zona que funcionó como el des- ciente que De manera que para ser amado
tino de su libido; libido que pasó de la madre al hermano. como la madre lo era, tenía que sacrificar sus
Tengo la impresión de que esta forma de excitabilidad cutá- nos.
nea con las intensas y peculiares reacciones afectivas que se sucede con la
desarrollaron en nuestro paciente, tiene el mismo origen en Tal como y el de los
todas las formas de sensibilidad a las cosquillas. En realidad es interno al mundo exterior. Sin
un hecho llamativo que las zonas más sensibles a las cosquillas
sean aquellas que estuvieron especialmente implicadas en el
proceso de limpieza durante la infancia. Parece que estas zonas
permanecen sujetas a recuerdos placenteros y posteriormente
reprimidos; recuerdos de las experiencias infantiles del erotismo
cutáneo. Así la sensibilidad a las cosquillas es, al mismo tiempo,
la reactivación del placer y su rechazo.
Volvamos a nuestro paciente. La escena con el hermano sig-
nificó para él una seducción homosexual, experiencia para la van al mismo que en el caso de
cual ya estaba preparado en sus fantasías inconscientes. Su resis- los la castración.
representada en el rechazo de la satisfacción de su deseo,
es decir en el rechazo a su homosexualidad se manifestó
en la fobia a las gallinas.
A fin de más detalladamente este proceso, recor-
daremos dos historiales clásicos de fobias animales: la fobia a los
11
caballos de "Juanito" y la fobia a los lobos de la Historia de una
neurosis infantil"
había
226 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
227
donado sus observaciones de gallos y gallinas con su padre y su xualidad ~ar~ifiesta ~e su hermano. La comprensión de este
madre. Uno tiene la impresión de que el chico no pudo tolerar el hecho reactivo su fobia. Sin embargo inmediatamente
desaire de su madre y por ello llevó a cabo el proceso de inver- de su regreso a la ciudad y bajo esa comprensión renunció al
sión hada lo femenino; proceso cuya rapidez y facilidad proba·- temor de su propia homosexualidad e identificándose con el
blemente se debió a su intensa predisposición anal. Pero esta h~rmano, se volvió un homosexual activo, pudiendo a sí
actitud edípica normal es solo un supuesto basado en ciertos mismo: "Ya no tengo que temer a los ataques de mi
hechos que apuntaron en esa vía; el análisis no pudo aportar evi- pues ahora soy el atacante".
dencias concluyentes en esa dirección. En el análisis la relación ~,as perspectivas terapéuticas de un análisis en el que el
con su madre se manifestó de una forma muy poco masculina; p~c1ei:te acepta su p:rversión si.n deterioro de su salud mental y
por un lado el paciente se identificaba con la madre, por el otro sol~ viene al tratamiento a pedido de su familia, son extraordi·,
deseaba ser gratificado analmente por ella. Desde allí pasó direc- nanamente desfavorables; pero de manera al con-
tamente a la relación con su hermano sin que el padre cumplie- ~luir este.~nálisis el paciente se en Si la
ra papel alguno. mfor~.ac10n que me llega de tiempo en tiempo es correcta y las
La experiencia con la gobernanta fue decisiva para su desa- cond1~10n.e~ externas de su pueden
rrollo posterior. La frustración padecida en el encuentro con la como md1c10s, su heterosexualidad ha sido
mujer intensificó sus tendencias homosexuales. Al parecer regre- La solución de la tarea terapéutica
só al colegio habiendo sublimado y sin dificultades neuróticas, caso que no puedo de
sin embargo su comportamiento reveló tendencias pasivas. El. llegó al análisis completamente satisfecho consi-
A los diecisiete años durante una visita a su hogar volvió a go mismo. Era el tipo de joven
con
ser víctima de la fobia a las gallinas, lo que nuevamente lo llevó escasa capacidad el amor, para una
a buscar refugio en la ciudad. Una vez allí, conoció a un joven objeto similar era única forma posible de amar. Al
homosexual muy atractivo frente a quien exhibió un estilo de del análisis declaró estar enamorado de un
seducción agresivo, contándole experiencias homosexuales que joven. de objeto de tipo ya
nunca había tenido. A partir de este momento tuvo una serie de la e~carnación de todas las cualidades que
homosexuales similares, donde jugó el papel del quendo encontrar en sí mismo.
seductor activo. lo era. Su amigo era tierno como una y
de actitud se como sigue. El hombre, todo sacrificio y, aún así, con
con anterioridad todos sus impulsos homose- ·~··~·A~, etc. El '""'"·"'ºn~A
xuales por temor a su establecer mecanis-
mos fóbicos antes de estos impulsos. Sin
esta refrenada expresarse
bajo una sola condición: tener una activa y no pasi-
va en su homosexualidad. Siendo el seductor activo alcanzó dos
metas: por un mantener su actividad sin renunciar a
su masculinidad o a sus masculinos y, por el otro, al
realizar una elección narcisista de es decir al establecer
con hombres como disfru-
hombres.
Pero lo que finalmente liberó su homosexualidad fue el des·
última de la homose·
228 FABTÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
229
vueltas por la habitación. Reconoce en su oponente a un joven
que hace poco había conocido. Siente que sus fuerzas lo aban-·
donan y sabe que va a morir. Sabe que el otro lo asesinó y aun
así declara haberse suicidado Dice: "Me suicidé", mientras pien-
sa: "No merezco nada mejor". Finalmente piensa: "Cuán noble
soy en asumir la culpa" y despierta.
La interpretación analítica de esta lucha recuerda una de la
novelas de E. T. W. Hoffmann, Los elixires del diablo, donde las
dos partes del ego, Medardus y Viktorin, pelean salvajemente. El
paciente comprendió la analogía y asoció correctamente la figu-
ra femenina del sueño conmigo, la causa de sus conflictos en
análisis. Con el joven del sueño asoció a un conocido del día
anterior, de quien sabía que era un homosexual sádico--agresivo
que torturaba y explotaba a sus víctimas. Mi lo despre-
ciaba con todo su corazón y evitaba su compañía. En el curso de
la conversación este "joven" le contó que las cosas no andaban
muy bien para ya que depresiones y angustias.
Momento en el cual dos pensamientos cruzaron la mente de mi
paciente: "Tú no mereces nada mejor" y "al igual que yo".
Asociaciones que evidenciaron su identificación con este joven.
Aunque hasta el momento nuestro paciente se había equipa-
rado a sus amantes, correspondían a su ideal del yo con-
ciente y a por su autoadmiradón narcisista se sentía
igual, el sueño reveló una identificación más y
mida que afloró bajo la influencia del una identificación
con aspectos malignos, sádicos y agresivos. En el sueño ucc.uu-
toda su furia contra su atacante, su amante .,_'"'vv,
al mismo su su ego y ""'V'~·'·""'
do.
su actitud que
clara y se torna confusa. Corno
fobia viene a ser el resultado final de un proceso muy
do. Es cierto que su actitud femenina estaba determinada por
una anal con la el
resultado final fue alcanzado a través
hermano o la el caso del suefm.
rr>r,l"ó>r<:o como el más débil del
ofthe
230 FABJÁN SCHEJTMAN (COMP.)
de esta
y An
de la Facultad de 1~cu·n"''º"'
2010. de Buenos
232 FA13IÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
233
l. Primera parte: La fobia en el Seminario SS S ...
estas ne,rs1oe1:n1
la de más cerca, vemos de
en la . Se trata de
236 PABIÁN SC!IEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 237
so en una unidad con el cuerpo de la madre, es un to a la falla en el Otro (MAZZUC:A y cols. 2009). No se trata de una
ese cuerpo, del que extrae sus nutrientes por medio ,la . posición de con al Otro: "La
centa. tampoco es parte del cuerpo de la esta adhe·· de Freud del anaditismo como un sostén a nivel del
rida a éI como una placa. Se forma a partir del huevo primitivo, Otro dio lugar al desarroHo de una suerte de de la
es decir, forma parte del conjunto en que está el niño. Al como si se tratara de eso. Me parece a mí que el
nacer, afirma Lacan, el niño no se separa de la adquiere su su cuando
placenta y de las envolturas. Para que el niño se como lo que sitúo a nivel de la estructura fun~
una unidad independiente, se pierde una caída como un Se a de cierto lla~
resto caduco, de la unidad mayor en que estaba el cual el estatuto del Otro se asegura
cuerpo de la madre. El objeto oral, el pecho, debe estar enmascarado y que está en
la misma manera, está adosado al de la madre todo de efectos que interesan" (LACAN 1968·69, 2'76). La castra··
01 0
la placenta, y no es de la madre sino ,.iº''I c o el de la se por no tener el
niño se separa de una de sí mismo. resulta colmada por el a. "Este de '·"'·''""n"
El objeto a, en posición tercera, se . entre el y """'-'""' otros niveles que no son los de las
el Otro en el afán del neurótico de hacer Uno con él. O dicho en (ibíd., 2.'77).
los términos del informe de Lagache, la caracteriza una fase del
.1.m.u1..'n'·"
en
(ibíd., 23'7). Vemos entonces
'"'"" .. uc1u. deri-
vada del
tico se enfrenta con esta uuv'J'"''"uu.au.
Y NARCISISMO
238 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACAN!ANAS SOBRE LA NEUROSIS
239
tiempos del Edipo, todos ellos manifestaciones de la metáfora ent~e anacl~tismo y narcisismo. En una perspectiva temporal, la
paterna. En cuanto al primero, no sería posible si no existiera el fobia constituye un desplazamiento de uno al otro: se trata del
significante del nombre del padre, sin lo cual no se habría insta- ......,u."'". producido por el narcisismo sobre una anadíti-
lado el predominio de la significación fálica, condición para que c~ previa, perturbándola profundamente. un punto de
el niño resulte ubicado como falo imaginario de la madre. En el vista. estructural, la define como una superposición entre
segundo tiempo, interviene la imago del padre terrible, padre el ob1eto a y la imagen especular, lo cual es algo así como un cho-
imaginario, para afirmar la operación de la castración. Un padre una conflagración.
al cual temer, es un componente necesario del desarrollo normal Es después de haber desarrollado la estructura de la
en la concepción de Lacan. En el tercero, el amor al padre real perver~ión y el anaclitismo, por una parte, y del y la
facilita el camino para la identificación con él y la regulación del neuros1s, otra, Lacan apunta a considerar qué ocurre cuando
ideal del yo. entran en una con otra. Esta confluencia no es nunca
En el Seminario 16, Lacan mantiene, como parte de su amplia . . son dos posiciones que se excluyen: la
noción de anaclitismo, la referencia a una fase inicial perversa o narc~s1st~ se opone y la posición perversa.
anaclítica. Pero, a diferencia de su concepción anterior, prescin- Esta idea vale como una hipótesis y va más allá de
de de la estructura del Edipo para darle fundamento. De este su uso en la concepción de la En esta nP·r"'"'"'''r"'"
modo, esta fase perversa no se explica por medio del falo como resulta ser sólo un caso de esa hipótesis
objeto imaginario, sino por la concepción del objeto a y la noción en este sentido mencionar un
de anaclitismo. Seminario 16 en que después de
Así como asistimos en este seminario a una extensión amplia mente a le rinde en cierta manera un
del anaclitismo, también encontramos en él una acepción muy ~ ~n párr~fo de El ser y la nada del que que contiene "un aná-
amplia del narcisismo y la imagen especular. remite, como hs1s que tiene algo de (ibíd., 232) cuando se
fundamentalmente a la imagen del cuerpo. Pero el nar- la .posición ri~ícula y de en que cae el
cisismo no se restringe a esta imagen y tampoco solamente a lo rmra por el OJO de Ia cerradura cuando es f.'"'~'-a.uu
imaginario sino a una particular conjunción entre éste y lo sim- que hay que subrayar en el comentario
bólico: "todas las funciones que se inscriben en la rúbrica del s~ detiene a que no se trata de por el
la también del reparto, y, por esto, todo lo que es c10 de su goce de . sino de una narcisista de que otro
del orden del intercambio, el transitivismo y la identificación atraparlo en la de no ver. Dicho que·~
todo esto de la relación dar como un tonto: seguro de sí mismo cree estar
distinta de la anterior [es lo que en el otro no verse, de el Otro le ha
Vemos entonces que lo simbólico que él no ve. como un
en una de ellas se verifica su estructura ª"'u"·''"·'""'"u.,
de la relación y se
parte: fobia en la
La elaboración lacaniana de la ca1teg.oríla clínica de la fobia se
de Ja lectura del
Lacan señala la entra-
real" como la ocasión del
el de un
244 FAB!ÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
245
Esta disposición a satisfacer el deseo materno conlleva sus Por de una manera más vívida que
riesgos, sobre todo la posibilidad de una regresión oral, en que como una nulidad" (ibíd., 247). El niño se siente ~ ...,..,,.,.,,u,
la madre insaciable en su deseo se traduce en fantasmas de por sí solo encontrar la salida de su situación. La
devoración. Como se ve en la fobia de Juanito y su miedo, entre de la del y la de la cas··
otras cosas, a ser mordido por el caballo. tradón que, en un aseguran al niño en su posición
En esta etapa prefóbica del desarrollo de Juanito, "en el plano de saber que, en la
imaginario nada permite concebir el salto que puede sacar al de esos medios
niño de su juego tramposo con la madre" (ibíd., 209) ¿Qué pone la
término a la relación que así se sostiene? Lacan examina y des--
carta varias hipótesis. El nacimiento de la hermanita constituye
un momento traumático para el sin embargo, ha ocurrido
mucho antes del comienzo de la fobia. La amenaza de castración
por de la madre resultar efectiva.
Horrorizada ante la masturbación muy directamente le
dice que llamará al doctor para que se la corte. Esto no detiene a
en su onanismo. Sin embargo, éste es índice de su madu--
rac1on "cuando entra en juego su goce real con su propio
pene real" (ibíd., 243), a de lo cual "el niño a ver
lo para él había sido
(ibíd., 228) En el de encuentro entre
real y el del señuelo, se hace paten--
"la inmensa hiancia que entre ima--
y real para ofrecer" (ibíd.).
entonces que Lacan no al goce mismo la
función de terminar con el con la ...... ~.~,
6
246 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 247
con el narcisismo. En cuanto al tercer tiempo, la constitución de s~~· Si aplicára_mos esto al caso que la eclo··
la fobia, retoma la concepción desarrollada en el Seminario 4, solo ~~on de su fobia de la intrusión del goce masturbatorio.
que despojada de toda referencia a la metáfora Sm embarg.o, de esto se en el seminario. Para que lle-
Vuelve a insistir en el trabajo de simbolización de lo imagi- gue a ser dicho, debemos esperar varios que el últi-
nario por parte de Juanito. Dice sobre el fantasma de las dos mo Lacan de síntoma I
en la
por se expresa
inconsciente de ser devorado por el
también sobre este caso el lobo.
Esta
y
ANGUSTIA"
250 FABIÁN SCI-!EJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACAl\JIANAS SOBRE LA NEUROSIS 251
con el más allá del principio del placer, la compulsión a la repe- la aceptación final de su posición l·
'f d ¡· con a
tición y la segunda tópica, produce una ampliación y reformula- meta ora e 1rar:te. de ser la mujer de dios. Cuando llega el
ción de la teoría del Edipo que se despliega en una serie de artí·· momento de dehr,rutar la especificidad de la paranoia, Freud la
culos (cf FREUD 1923b, 1924 y 1925) posteriores al "El yo y el ello" hace re~aeren el hpo de mecanisr:i-o de formación del síntoma y
(FREUD 1923a). Sus tempranas propuestas sobre el complejo de descar:a totalmente que el contemdo del complejo femenino sea
Edipo, que datan de "La interpretación de los sueños", provení- exclusivo de esta forma de psicosis. aquí, hemos
an fundamentalmente de la experiencia del varón, con su hosti- tratado sobre el complejo paterno que gobierna el caso Schreber
lidad hacia el padre rival en el amor por la madre. En esta serie la . central de deseo de la enfermedad contraída.
de artículos, Freud destaca el papel del complejo de castración, de la paranoia como patológica, continúa
y la angustia que le es concomitante, en la finalización del Edipo en todo esto nada nada que no
masculino. Por otra parte, desarrolla la teoría del Edipo femeni- y en efecto hallamos, en otras neurosis"
no, casi ausente al comienzo de su obra, introduciendo el con- (FREUD 1911, 55). entonces que la tesis de una sexualidad
cepto de la fase fálica en la mujer, y de la angustia de castración en el varón existe ya en el pero
que, a la inversa de lo que ocurre en el varón, encuentra su lugar al. car:i-po de la A de "El yo y el e..l..h)",,',w-~en.~
en el inicio del complejo. camb10, resulta generalizada y su se extiende al
Pero estos nuevos desarrollos freudianos no se limitan al llo normal.
femenino en la mujer sino que introducen también la pro- persi:,ecti.v·a no podía
blemática del Edipo femenino en el varón, al cual Freud deno-·
mina Edipo invertido y que, junto con el positivo, constituyen el
Edipo completo que reúne los componentes de ambos. Esta
innovación es introducida ya en 1923: "Una indagación más a
fondo pone en descubierto, las más de las veces, el complejo de
más completo, que es uno duplicado, positivo y negativo
[... ].Es decir que el varoncito no posee sólo una actitud ambiva-
lente hada el padre, y una elección tierna de objeto en favor de
la madre, sino que ya se comporta también, simultáneamente,
como una niña: muestra la actitud femenina tierna hacia el
padre, y la actitud celosa y hostil hada la
madre" (FREUD 1923a, 34-5). Freud que se hará bien
en suponer en y muy en el caso de los
la existencia del complejo de (ibíd.,
~~.~~~w"fr~ del varía
estar en mismo
FABlÁN SCI-IEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NF.Ul{OSIS 255
254
na traumática en la que se resiste sin éxito a lo que vive, no como Como bien dice Deutsch, en este tipo de neurosis Ja situación
tr~umátic~ no oper~ por sí misma sino que su significado para el
un juego, sino como una efectiva violación fraterna. Vale tam-
bién para la fobia misma. Es interesante el modo e~ que D~utsch SUJeto esta determinado por anteriores,
califica a la gallina como una imagen especular: I~a gallm~ es mente infantiles, y por componentes pulsionales
para él una especie de espejo qu~ refleja s:i te_ndencia femenma; "Me gustaría enfatizar una vez más que tales experiencias trau··
cada vez que se mira en ese espe¡o, es declf s1em~re ':lue .ve.una máticas bien pueden ser la ocasión para el estallido de una neu·-
gallina, padece el temor de sus propias tendencias mstmtlv~s, rosis, pero con muy poca frecuencia son la causa última y única
las cuales lo llevan al mismo resultado que en el caso de Juamto la enfermedad". En este caso, según la analista, se trata de
pulsiones anales pasivas. Si bien ella afirma que en la situación
y el Hombre de los lobos, la castración".
La cita de este párrafo hace patente uno de los rasgos que traumática el paciente las rechaza al mismo
ubican a este caso como atípico en relación con la teoría psicoa- reconoce el efecto de lo "la razón de su vio"
nalítica de la fobia ya que, en el paradigma teórico, .el ~nimal lento rechazo al acto del hermano en el del y la
fobígeno representa al padre. Esto n:viste una ~,special imp~r na era el rechazo conciente del rol inconcientemente
tancia en la teoría freudiana y en su mterpretac1on del totemis- deseado". Lo es que, la escena traumática
mo. Pero también en Lacan, para quien el objeto de la fobia, e~e nunca haya sucumbido a la
<>L<11Jotuc1 a la conciencia del sujeto. El del análisis resta··
vado al estatuto de un significante, funciona como relevo del Slf:t
nificante del nombre del padre. En el caso de Deutsch, sm blece esa conexión a del recuerdo y reconstrucción de la
embargo, el animal fobígeno representa la imagen es~ecular del sexualidad infantil: "Este juego anal había oculto
sujeto. El padre de Juanito había jugado a los cabalhtos con su la amnesia y sólo se hizo conciente en curso del análisis".
hijo. El padre del paciente ruso .había repr.esentado un l~bo en En cuanto a la sexualidad ya describimos su confor"
esos juegos. Aquí, por el contrano, es el suieto el que habia fan·· mación principal al comentar la lectura de Lacan y el
de anaclitismo: el niño se dedica a a la madre ofre·
taseado con ser una gallina.
Esta diferencia repercute también en la modalidad del miedo. ciéndole el objeto de su goce fálico, se identifica así con una
Juanito tiene miedo, entre otras cosas, de que el caballo lo muer- na que le huevos. En este el análisis de Lacan es
da. El niño ruso, teme ser devorado por el lobo. En el paciente d.e muy claro y fiel a los datos de la clínica. Sin al de
Deutsch, en cambio, no se sabe qué teme que le hagan las galh- lado el de goce, la satisfacción
nas y ni siquiera si les tiene miedo. Es verd~d que ~nte su pr~ anal y no menciona las masturbatorias de nuestro
sencia sufría crisis de angustia: "Si por casualidad veia una galli- en el historial de ocupan un
na, padecía un violento de angustia". El . . se estruc- su ano con los retenía las heces
tura entonces descriptivamente como una fobia. Sm embargo, bien formados en cada
l uga~ el
que observar . .
sujeto le tiene Solo se dice las evita en
tanto están del hermano y, al
y la
ELABORACIONES LAC:ANJANAS SOBRE LA NEUROSIS 257
FABJÁN SCIIEJTMAN (COMP.)
256
act~vidad sin renunciar a su masculiniaad o a sus genitales mas··
mostró el onanismo solo significó un intento obtener
culmos y,yor el otro, al realizar una elección narcisista de obje--
sensaciones anales de otra forma. En sus manipulaciones ona-
to, es decir al establecer relaciones de pareja con hombres jóve--
nísticas, manejaba de tal manera las cosas, que en lugar de
nes como él, pudo disfrutar de esas nv-no,..in.~
sionar con su dedo desde atrás, presionaba el contra el
identificándose con esos hombres".
obteniendo así
Deutsc.h alude también, en cuanto al desarrollo de la sexuali-
De este modo, la posición del sujeto en la ese~~ª ,
.misma,
· primero, y en la fobia mamfiestan, segun dad.infantil, ~1 pasaje. de la hétero a la homosexualidad, ya que,
., . sostiene, el pnmer ob¡eto sexual fue la madre y recién después el
al mismo tiempo, el retomo de su satisfacc1on pas1v~, y
. ·, ·la Esta escena es ocas1on hermano: "Sus fantasías continuaron centrándose en la madre,
l a repe t ic1on y
·' · .
eso es ob1eto de un en su imaginación estaba dotada de un pene: allí su propio
con anterioridad todos era uno de los órganos maternos, tal cual como su dedo
a su madre en la fantasía anterior. Si bien es
cierto que en esta etapa su actitud era anal su elección de
o~je~~ e~a heterosexual. Fue la experiencia con su hermano la que
de estos . _ significo un de en la elección de objeto". Si se trata
"La escena con el hermano significó él el acto sexual
de una con pene, no se conservando al
entre el gallo y la esto es entre su herman~) y él, .
decir m1 mismo un cierto de que se trata de un
la fobia a las objeto heterosexual. La imago de la con pene indica la no
al elaboración de la castración y el rechazo de la falta del
fálico en el otro sexo. La constelación del de
Deutsch es claramente homosexual y nunca parece
tuido un conflicto como tal. se expresa en una tensión entre
y y no entre hétero y homosexualidad.
La resolución de la otra el curso de
la fobia de con la de la castra--
sino con la eliminación de las inhibiciones para
de la homosexualidad a de la asunción de una
aunque no destaca
que también los
de
258 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 259
al concluir este análisis el se transformó en heterose·· FREUD, S. (1923a): "El yo y el 11 " E Ob , ,
xual". No resulta claro que esto ocurrido durante el análi·· FREUD S ." . .e n ?, .
ras Completas, op. cit., t. XIX.
' .. (1923b). La orgamzac10n genital infantil" En Obras C' . l t
sis. En todo caso, la analista no nos infor- op. cit., t. XIX. · · · omp e as,
mación sobre cómo se produjo esta transformación. La indica·· FREUD, S. (1924): "El sepultamiento del com le'o d " . " -·
ción ulterior sugiere más bien que se trata de datos que 1'"\1"CHT1'e>,, Completas, op. cit., t. XIX. · P J e bd1po . ht Obras
nen de una fuente externa y a la analítica: FREUD S (192r-). "Al .
.• , '.'. . ::i. . gunas consecuencias psíquicas de la d'f ·, .
"Si la información que me en tom1c. a entre los sexos" En Ob C l . l erencia ana-
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1951.
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FREUD, S. (1909): "Análisis de la fohia de un niñ.o de cinco años". En
Obras Completas, op. cit., t. X.
FREUD, S. (1911 [1910]): "Puntualizaciones sobre un caso
de descrito . En Obras Completas, op.
cit., t. XII.
FREUD, S. (1914): "Introducción del narcisismo". En Obras Completas, op.
cit., t. XlV.
FREUD, S. (1918 [1914]): una neurosis infantil (el
"Hombre los op. cit., t. XVII.
"---"------·------111•11111!ia!Eli!!l!ll!lllllllllBlllllllll•I
J.
identificación
264 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
Introducción
se
8
"·"'ª''"""'''·'" Lacan rel:orna en esto al fundamento freudiano
para escuchar y para leer en
los sueños, los los
9 o del
10
como
11
FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 275
274
Nos ocuparemos en lo que sigue de encontrar y leer esta reactivas. E~ suma, modos .de restringir la movilidad del sujeto,
ca del y el en tex- sus expansiones, enmudeciendo al deseo y encubriéndolo con
tos de y sobre todo en algunos momentos de la enseñan- contrainvestiduras y también con capas de identificaciones más
za de Lacan, varios de ellos previos a la del nudo. o menos idealizadas a ciertos rasgos del Otro. Modos de evitar-
para ser más precisos, un en el nudo , no le al sujeto enterarse de su verdad en tanto sujeto deseante.
había la forma y las variantes del borromeo. Este la defensa no hace desaparecer a la amenaza intolerable
ser fecundo por sí tam- q.ue representa ese fragmento de sexualidad desencadenada,
bién a favorecer la lectura de lo novedoso los smo que a duras penas puede ponerle algún freno o mejor aun
basados en la lógica de los un desvío, el cual debe ser mantenido de manera permanente
dos.1 4 por el accionar sostenido de la Por todo esto Freud dice
esta "salud es, en verdad una "defensa lograda".
conflicto se resuelve (y esto no deja de tener su importancia
para l~ e~onomía subjetiva) dejando una estela de rigidez y des··
conoc1m1ento.
Sin embargo, ocurrir en momento se
duzca algo reavive el y cause el "fracaso la
defensa", lo lleva al sujeto a un nuevo estadio: el de la neu-
rosis propiamente dicha. En "Nuevas sobre las
neuropsicosis de defensa" dice: "El período el de la
se el retorno de los recuerdos reprimí--
dos, vale decir, el fracaso de la acerca de esto, es
incierto si el de esos recuerdos sobreviene más
menudo de manera casual y o a consecuencia de
unas sexuales por así decir como efecto
colateral de estas últimas" (FHEUD 1896, 170,
que este proceso, que
denamiento de la
ape- de que se
no directamente olvida- la
de
como cicatrices las
Freud llamó en ese texto "síntomas
,
' f·enomenos des-
clínicas de las acciones obsesivas así
las
14 !':JCl'llCJtrnan 2008b.
lS es lo que define a las llamadas por
freud "de defensa", diferenciándolas de las neurosis actuales, que
no ponen en mecanismo 1896, 163 Y
276 FABlÁN SCJIEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
277
articulación, el abrochamiento entre las representaciones que inscribirse o no el Nombre del Uno de Jos principales
estructuran al sujeto, las exigencias pulsionales y lo que aparece
~amen,tos de esta hipótesis tiene que ver con el dato clínico que
por fuera y desde afuera. O sea, los distintos modos en que el suje-
supone el (LACAN 195556, 31 ). Por
to es interpelado y queda obligado a dar una respuesta. 16 Lacan afirmará que la paranoia no es, tal como la
una enfermedad de comienzo insidioso,
No se trata tampoco, como otros autores como
Con Lacan: la encrucijada dramática una característica del carácter que va
, . acentu~i:dose e incrementando hasta adquirir el relieve
La cuestión del desencadenamiento, 17 ligado a las circuns·· chmco del dehno y sus consecuencias (ibíd., 13). La
tandas no previsibles, se remonta en Lacan, como veíamos, a es algo que aparece que toma la
ciertos desarrollos que realiza a propósito de la psicosis, en par- """"'"º''e' de lo automático, que se ...,,,~"'·"''°
ticular a lo que llamó la "coyuntura dramática". Aunque esto y a la vez de
nos obliga a dar un rodeo, avancemos un poco más y veremos en lo real en tanto no se
cómo lo que Lacan encuentra en la clínica de las psicosis nos afectándolo de modo
ayuda a ubicar la cuestión de los desencadenamientos en la neu- ni qué significa eso, el
rosis. gar que eso le
Desde las primeras clases del seminario Las psicosis (LACAN
1955-56), Lacan discute con las teorías psiquiátricas de la psico··
sis. 18 Para ello necesita destacar y fundamentar que la psicosis
no se asienta preponderantemente sobre trastornos perceptivos
ni anomalías del pensamiento. Su proposición es que los fenó-
menos de la son efecto de una intrusión del lenguaje y
que eso tiene una razón estructural vinculada con el modo de
que el sujeto mantiene con los otros y es función de ~lgo que P.r?·· en cuestión al saber hasta ahí eficiente y,..,,. .,'"'···~·• un
viene de un otro. Algo que tomará el valor de una mterpelac1on dramático en la vida del (LACAN, 1968-69, 303).
subjetiva, a la que el sujeto está obligado a responder, a hacerse
responsable. 19
Esto se conecta con un modo de relación con el Otro (con
mayúscula) el cual, en vez de hacer de m~diador ~ntre el sujeto
y el otro (con minúscula), se impone él mismo baJO la forma de
un significante que altera al sujeto y d~ un goce que av~nza
sobre su cuerpo, terminando por convertirse en su persegmdor.
El desencadenamiento se da, entonces, en un marco transfe-
rencial, en tanto se trata de la relación con un Otro en la que se
juega un saber en relación al goce. Esta relación transferencial no Dice Lacan: "Una
se ubica solamente en el inicio del delirio. 20 Es también algo de en lo que ya fue
/1
lo transferencial lo que puede llevar al sujeto al borde del agu- léctico en que vivió el acarrea una ae-sagr1eg.ac:lór
jero", planteándole un problema el que no tiene respuesta. na, una sustracción de la trama en el
Por ejemplo, la relación de Schreber --y de la esposa de Schreber- 1955-56, 128).
de un entramado
con Flechsig.21
La experiencia nos muestra que esta lógica del desencadena- la disolución del y de
miento en relación a una pregunta que el sujeto no abor- su también suele encuadrarse clínicamente en
dar también para las neurosis. Lo vemos claramente cuando términos de locura. Nos interesa señalar ciertas formas de enlo-
somos testigos de las consecuencias de ese momento dramático quecimiento no son exclusivas de la psicosis. Podemos que
en el cual la el equilibrio logrado al los momentos de desencadenamiento en las neurosis toman
nueva exi- veces las formas de locuras. Y no solo en un sentido
sino
te, el término locura el locus, el De ese
modo se habla de locura desde los inicios de la cultura. El loco
es que está fuera de desubicado con a los
uc.1.u•,um de una comunidad y también descolocado
19 pecto de sí mismo. Por eso, hubo un trato dife-
es señalado como causante rencial al se consideraba loco.
res.uonsab1Lllclad no supone
~--·~·~•·n,,n<.' del acto. 22 Entendiendo que locura abarca
tanto una sino que
20 "El delirio comienza a momento en que la iniciativa viene ción, confusión y enrarecimiento
del Otro, que la iniciativa está fundada en una actividad subjeti- que otros fenómenos
va ( ... ) En cuanto delirio, entramos a velas en el
dominio de una de la cual todo el está 2'.l
por Lacan 1955-56, 275.
A~:reguen1os que esto hace que un analista transferen-
cialmente lo que se en el encuentro con el síntoma, en ~anto
ya estaba . Cf. Lacan, Seminarw 13,
allí acerca
280 FABIÁN SCHEJTMAN (coMP.)
ELABORACIONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSIS
281
En este sentido, nos parece pertinente hacer un recorrido por los desarrollos de Lacan a partir de sus manipulaciones con el
la noción de locura, según puede tomársela en algunos lugares n~do Borromeo. Allí, la locura se plantea como esta--
de la enseñanza de Lacan, para reparar cómo se articula con la lhdo de una de las consistencias del nudo. La queda plan-
cuestión de los desencadenamientos y encadenamientos en las teada como el efecto de que una de esas dimensiones "reviente"
neurosis. por lo cual, "ustedes deben volverse
.mente locos" (LACAN 1973-74). La locura se presenta allí como un
efecto de. la disolución ya no sólo de lo · . d el
sino
V. Del estallido a la rigidez anud~m1~nto borromeo mismo. La ruptura o estallido de un
eslabon libera a los otros. El desanudamiento, es la
La cuestión de la locura es en sí extensa y da lugar a desarro·- Y esa libertad se asocia a la 26
llos que exceden los límites de este trabajo. 24 A los fines de lo que hipótesis general planteamos que la
nos interesa aquí, expondremos brevemente dos maneras de to del estalhdo del coincide
entender la locura según el uso que hace Lacan de este término mente con el momento del
allí donde puede diferenciarse locura de psicosis. de lo diferente y la disolución de lo
al menos dos modos bajo los que Lacan habla de locura. cosis así como para la neurosis
El primero, que se apuntala principalmente en ciertos desarro- llegados a este
llos de Hegel, habla de la locura como algo "esencial del hom-
bre". Esto hace referencia en especial a la estructura del "yo" en
tanto soportada en un desconocimiento de su falla constitutiva.
Así, menciona la locura en términos de una creencia del yo en su
idealizada unidad, creencia que implica la locura como identifi-
cación apasionada al ideal desconociendo el lugar tercero del
Otro que dialécticamente hace del sujeto un sujeto dividido. 25
la locura involucra el desconocimiento del yo de su
estructura del Otro y del otro y esencia ]mente
escindida. "Si un hombre cualquiera que se cree rey está loco, no
lo está menos un rey que se cree (LACAN 1946, 82). En tanto
creer que se es lo que el yo nos muestra como algo sin fisuras es
un efecto del desconocimiento de que esa estructura está soste··
nida por una identificación a otro y efecto de la estruc-
tura del lo que genera una falta en ser una
hendidura entre lo simbólico en lo real que la estructu-
ra del hablante sea escindida. Desconocer esa esci-
eso
26 "J de
ra( ... )Yal
24 2008a y 2008b.
282 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
283
estallido es lo que muestra dónde lo que se habfa cri.staliz~do
tra en el desencadenamiento. Lo que en todo caso es estructural
soportaba la tensión de una o de un cor:fhcto. Este
es que hay falla. Pero cuál es la modalidad de esa falla de
que se evidencia a d~l desencadc;n~m1ento -y no
antes-· podemos ubicarlo en térmmos (topolog1cos) de ~unto
c~o en lo que la clínica nos muestra de hecho es algo que ocurre
débil del sujeto. El estallido muestra lo que la oculta. sm q1:1e pueda ser previsto ni antedicho. Y que puede dejar de
ocurnr porque ese modo de la falla es suplido 0 rempla-
Como Freud: es por las fallas la estructura reco··
zado por otro. De hecho, vemos que una locura puede seguir a
nocerse ... y no antes de que eso
otra y que ambas pueden tener consecuencias muy diversas para
Decimos que es un en términos topológicos a
el modo de desarrollarse la vida del sujeto en cuestión.
este débil" lo ubicamos desde lo ya con el
de o
por el que de los entrecruzamientos se desliza y se desarma
(LACAN 1975-76, 95-99). y no es el Desencadenamientos y locuras neuróticas
donde lo el en los historiales freudianos
, "'"::•Hn~. sinthome.
Lnhw""·"" que las locuras son un modo en que se muestra .e'. punto a en este recorrido por la neurosis, el
débil sujeto, que, por lo que hemos es una deb1l1da~ de desencadenamiento y las locuras.
Para Freud, la neurosis se
estructura y no contingente. Un débil por donde el SUJeto
surge como efecto del anudamiento es un conflicto al sujeto. Se trata de la de una
de una alrededor del cual también lo mantiene siempre rela~iva a su economía libidinal, que el sujeto no
el desconocimiento, la la y tam- resolver (es insoportable), y que éste intenta "solucionar" a tra-
por donde estallido que enlo- vés de Ja formación de síntoma, de inhibición o
es tan locura el creer en el ser como
el sentir que se lo sin resto. Es locura creer que el cuerpo
es -cuando se trata de una del otro con la l cual el
desa1oarec:e --cuando a
yo se .· · d · d
ción de goce que hace estallar imagen (la pantalla) no ep e
sufre por tener un cuerpo, en tanto ese
sustancia
Se suponer una cierta dialéctica entre estas dos formas
de la locura que se enlazan y en ese enlace . , . en la esc~na
lo que se da a leer de ese . de~1l. En este sen- cuál el
tido la locura es un modo de locahzar este punto
débil y lo que ahí hace en el sentido que . , en el 28
Véase el texto de Fabián
seminario De un Otro al otro da al término:"( ... ) la func1on de un namientos neuróticos:
de a nivel del Otro lo que mismo volumen.
29
falta al Otro como y que (LACAN 1968-69, 232).
Planteo que es retomado en el seminario Ve un Otro al otro, allí
Por eso también es de interés clínico considerar locura en articulación entre verdad y goce 1968-
su dimensión de suceso temporario, diferencia lo suele 69,
30
pensarse de la estructura como ya estaba ah:í y se mues- Decir que lo tiene
Dilria de
27
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEU!WSIS 285
FABIÁN SCHBJTMAN (COMP.)
284
resantes desde el punto de vista de la clínica del º"''fü,,.:;m
blema o la pregunta que ha desencadenado la neurosis: de Charcot, que no es la de Freud), pero síntomas
uno de estos relatos de análisis consiste, en buena medida, en esa amenaza de pasaje al acto que no pasa del acto de
localizar esa pregunta, su historia (o sea, las condiciones ~ cir- carta que, por supuesto, llega a destino.
cunstancias en que fue planteada, por un lado, y las conexiones Sin er:'b~rgo, e~ . a partir de la cachetada
con la neurosis infantil, con la prehistoria del sujeto, por otra) Y y el cons1gm~nte fmal de juego, toma la forma de una locura que
también la o las respuestas que, de alguna manera, ya están Lacan descnbe como "un pequeño síndrome, de ·
induídas en esa pregunta. Siempre atendiendo especialmente a simplemente, vinculado a su padre" (IACAN 1955-56, B2). E
la singularidad de cada caso. Veamos cómo se da esto en algu- - d . "ste
sm rome de persecución es r"'""r"'~
nos de los historiales. por Laca~ ~e una . en el sentido de la psicosis (ibíd., 133).
Para Dora (FREUD, 1905), el problema y la pregunta, según . s1 bien aparecen rdeas persecutorias y de conspiración, y
es cómo enfrentarse con el amor y la sexualidad a partir
~eme1an uT\a c~rte~~, no se trata de una certeza en el sentido
de lo que le ocurre con el Sr. K. Lacan, llevando la~ cosas a un pleno del te~mmo, dado que esta locura se irá desanudando
punto más justo, lo planteará e,n té~minos de ¿q~: es ser u~a c~ar~d~ comienza el análisis con Freud a partir de las inversiones
mujer? ,31 o sea, cómo Dora podna ubicarse en relac1on a ese mis- d1a. lectlcas que
. éste va ayudando a prc)duc1·r . . l o m1C1a
· · · 1men~
terio insondable de la posición femenina que lleva aquel goce te loco e incomprensible devenir en otros desarrollos de
del que nada puede decirse. Para confrontarse c_on es_a_pregunta n_o hace más que confirmar que esa
la solución problemática que encuentra Dora es identificarse con ~nloquec1da lleva en sí la transferencia! para que un ana·-
32
la posición masculina. . hsta . tomarse de ahí. Esta locura"desencadenamiento
En Dora el desencadenamiento se inicia con un pasa¡e al acto tomada
l" en la dimensión engendrar
. , ~
un d E.S
que Lacan sitúa en la cachetada con la que Dora resp?nde a la p i~gue que vuelva a trenzar la estructura impidiendo que Ja
desafortunada mención del Sr. K. acerca de su mu¡er no era c~d~etada del lleve a que Dora se en ese mar de
nada él. Esa cachetada, en alguna un arrebato de la,gnmas hasta desvanecerse. Esto no hace más que mostrarnos
locura, es signo de que un juego llegó a su o sea que una cer- c?m? lo encadena y lo que se desencadenó se articulan
tidumbre estalla. La cuadrilla, Dora contribuía a sostener siguiendo la estructura de una banda de Moebius. Vemos
con sus movimientos enigmáticos, no puede seguir adelante. nuevamente . es:a~ dos formas de la el estallido y la
se presentan algunos síntomas (la tos, la afonía y otros), no son s1metncos pero uno al otro, sino
que dando pero que a de allí irán tom~ndo
en tanto formas de la la característica de
Esos síntomas mte- Y a la vez de en escena estre·
y a la vez de forma velada. De mostrar un
31 Cf. Lacan 1951 y 1955-56, caps. XII y XIII. sl decir así.
32 Aunque también se trata de que esa pregunta implique la pues:a.:n . Para _el Hombre de las Ratas (FREUD 1909b),
cuestión de la posición masculina que, es la pos1c10n m1enl:o ti.ene dos ambos
obligada de la nifta que en algún momento se ve confrontada a la que lo anima: ¿ser o
tarea de convertirse en mujer. Dice Freud en genera- que
les sobre el el ataque
histérico, como la histeria en reintroducc en la mujer un
de sexual que existió en la infancia y al cual en 33
esa se le discernir un carácter masculino por excelencia
( ... ) En toda una serie de casos, la neurosis histérica no
sino a un sesgo excesivo de oleada que hace
nacer a la por remoción de la (Freud
286 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONFS I A •
. , , CANlANAS SOBRE LA NEUROSIS
287
le ocurre al sujeto a partir de la muerte de su padre y de un duelo
que se vuelve patológico, según el decir de Freud, en tanto el
sujeto no puede dejar de invocar a ese padre que, por lo tanto, no
termina de convertirse efectivamente en un padre muerto. Desde
ese lugar en el más allá el padre sigue presente y viviente (gozan-
te, dado que podría sufrir el tormento de las ratas y otros tor-·
mentos a los que su hijo está dispuesto gustosamente a someter-
lo) y por lo tanto el hijo no puede ni pensar en ir más allá de él.
Freud lo interpretará claramente como la disyuntiva que se le
plantea al Hombre de las Ratas a partir de la propuesta matri-
monial de la madre: la mujer de sus sueños o la persistente
voluntad del padre. Aunque finalmente ambos polos convergen
en una misma línea en la que el sujeto queda atravesado y cap-
turado por la trama de esos fantasmas. Pero lo que verdadera-
mente sostiene y soporta esa trama novelesca es una cadena de
palabras34 que el análisis se encarga de ir desgranando para que
el sujeto pueda toparse en algún momento con la prisa de pasar
a otra cosa (retomar sus estudios, decidir casarse35 ).
En este caso, lo que resultó tener función encadenante es del
orden de la inhibición: el sujeto queda detenido, no puede avanzar
en nada de su vida. Y lo que viene a romper ese equilibrio inesta-
blemente férreo es un accidente que le acontece (una cadena de
accidentes en verdad) durante las maniobras militares en las que
las identificaciones con su padre se reaniman y lo traen a un pre-
sente de fantasma que es cuando se vuelve más creíble y terrible.
Inhibición y luego desencadenamiento que, como en Dora
pero con otra presentación clínica, toma la forma de una locura:
"deliríae obsesivos" (FREUD 1909b, 1'74) que lo sumergen en una
serie de confusiones y lo incitan a una profusión de movimien-
tos que se anulan unos a otros, con falsamente verda·-
deras que lanzan al sujeto a la obediencia loca y de un
Padre (el suyo, transferido a la del cruel Novak) al
como
en que se
correlativamente la como
del deseo del Otro. Se trata del ( ... ) Con él se desig-
na el de entrada por donde la estructura del sujeto se con-
vierte en drama. Merece articularse toda la que con-
firmará en qué coyuntura este drama va a estallar. Creo haber indi-
cado lo suficiente la última vez el peso que el obje-
to a, no en la medida en que estaría sino por
cuanto demuestra retroactivamente que es él el que antes constituía
toda la estructura del sujeto" (LACAN, 1968-69, 293, míos).
muestra y (o
sea, en una escena términos de sín·
toma. un análisis la y lleva al sujeto
la de Pero el estallido v la
a ma de
este nuevo proble--
294 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
22 y, más tarde, aplicarla al abordaje clínico de los encadena·- De esa manera se logra el lazo borro:rl:ee ... por encuna del A.
mientos y desencadenamientos neuróticos. yr~
tenshca
el Seminario 22 Lacan hace notart ue e
del encadenamiento b q
.
no hay . carac-
sta especial
. , . orromeo ,
mngun
. eslabón
. por
_ sobre · · los ot ros d os-
. no se restrm . prnnacia
.1 de
ce de anillos:
" senala, por
.. ei'em.plo t· b., ge
, que am ien las superf .a engar-
Primera parte: Borromeos . . so1aparse" de modo borromeo. E e ·¡ . .. lCies
s1gmente dibujo de tres hojas s ac1 apreciarl.c~ en el
A se a B ., . tamb1en, en
y e se ubica sobre A.
LA CADENA BORROMEA
e
Conviene comenzar señalando que el llamado nudo borro-
meo es en verdad una cadena, puesto que --a diferencia de cual-
quier nudo-- supone más de un eslabón: estrictamente al menos
tres. 3 Y una cadena en la cual estos eslabones se enlazan de una
forma tal que ninguno se sirve del agujero del otro para el engar-·
ce. A continuación grafico la presentación clásica -también la
que aparece con mayor frecuencia en el seminario de Lacan- del
encadenamiento borromeo de tres eslabones, presentación que
/1
denominamos apilada":
e Se --y es bien claro cuando se
e.os sino con concretos-- que se
hdad para enlazar elementos de modo '~""'"'.'"""'"
dez lo No por nada
la materia -·la
listado las relaciones bonomeas
hasta el conocido de
allí
A B
construirse borromeos de 3, 4,
Como se verá más adelante, me detendré
cadena borromea de cuatro eslabones. En teoría nudos, en ver-
cadenas que llamamos borromeas ·-l.acan también lo
ie11lterne1'.1.te de que tengan tres o más anillos, son
, en a Hermann
Brunn quien desde 1892 su estudio. Los anillos borro
meos serían así, en sentido estricto, un caso de cadena
brunniana: las de tres eslabones.
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 299
I'ABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
298
más la mano ... está claro que no se lleva ni queda del mismo modo
en todos ellos y, probablemente, no tiene en cada caso la misma
utilidad --si es que tiene Se corroborar, en este
sentido, que si Lacan no se del borromeo a de
que Jo encuentra, no lo usa siempre de la misma manera y ello
tiene importantes consecuencias.
Comencemos indicando que es nmy sorprendente que la
de la cadena borromea a su seminario no lo
derechito y de inmediato a la que sería su
y duradera en relación con ella: el
A B borromeo de sus tres ··lo simbólico, lo
Sin duda es lo que se hubiera dada
cia de los en la enseñanza de Lacan: es el
de en el que la apoya desde su inicio mismo,6 y los anillos borro·
meos parecen hechos abordar sus relaciones. Sin
luego del encuentro febrero de
cerca de dos años para recién sobre finales en su
seminario ··Los no incautos yerran 8 ~, Lacan pro··
la relación borromea entre los Y
SCHEJTMAN 2002b.
y
los otros dos.
10
302 FABJÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROStS
303
Ya en esta cita vale la pena subrayar que el abordaje del
Uno -del significante- a partir del eslabón y del encadenamien- con [ · .. ] cortar uno
to significante como borromeo están planteados en términos de que otros dos
representación o de metáfora. Lo que también se señala así: " ... el [ ... ]si el caso es
nudo borromeo es la mejor metáfora del que sólo procedamos de
del Uno" (LACAN 1972-73, 154). Corno acabo de indicar, esta pers-
pectiva se modificará drásticamente cuando el borromeo se res-
trinja a la relación de lo simbólico, lo imaginario y lo real: en ese
momento ya no será representación o metáfora de la estructura,
sino la estructura corno tal.
Pero por el momento sigamos a Lacan en la ya anunciada
mera consecuencia clínica del tratamiento borromeo de la cade-
na significante, su aplicación a la psicosis:" ¿Quieren un ejemplo
que les muestre de qué puede servir esta hilera de nudos plega-
dos que vuelven a ser independientes con sólo cortar uno? No es
muy difícil encontrarlo, y no por nada, en la psicosis. Recuerden
lo que puebla alucinatoriamente la soledad de Schreber: Nun will
ich mich ... ahora me voy a ... O Sie sallen niimlich ... en
cuanto a deberían... Estas frases que
llamé no sé qué sustan-·
cia. Se de una sea cual que
sea tal que uno de sus al faltar, libere a todos los
o sea, les retire el Uno" (LACAN 1972-73, 154).
de este modo que en Seminario 20 se alcanza la "psicosis
borromea" de las frases del Presidente
Schreber: falta de eslabón libera a todos los demás.
a esta altura de la
13 LACAN 1946.
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NfüJROSJS 305
FABIÁN SCHEJTMAN (coMP.)
304
Hace un tiempo se habían de moda ciertos "anillos tri·
Ahora bien, reducida en ~sta ocasión esta cade:-1ª .ºlíO:pica ples" en los que los eslabones quedan justamente, de
. una de tres eslabones --dado que ya md1que q~e
por Lacan a . . el lazo del borromeo con los tres reg1s- este modo. Se los llamaba alianzas o anillos "de la amistad". No
asoma en este semmano . . 1 encadenamiento al que deben confundirse, claro está, con los anillos borromeos.
tros-·, debe entenderse entonce~ que e. b l " límpico Precisamente en el caso de los borromeos ningún eslabón
a uí se está refiriendo no podna se~ sm em ~rgo, e. o 11
por el agujero del otro ··se enlazan de no enlazarse" para
d~ tres eslabones", es decir, no podna ser este. lo poéticamente como lo hacía 15 mientras que en estos
la
15
16 Podría estos "neuróticos no desenca ·
que Lacan "no habría curado
por orden de deseo·
Es lo que parece derivarse
más adelante neurosis aborda
del borromeo no elimina Ja orientación
17
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSJS 307
FABIÁN SCIIEJTMAN (COMP.)
306
y hasta allí la propiedad borromea se refería únicamente a la cade-
na significante. En las clases del Seminario 21,
el borromeo pasa a caracterizar la relación que se entre
las "tres dimensiones 18 del espacio habitado por el hablante",1 9 el
lazo de lo lo y lo real.
Es coherente con lo planteado hasta aquí que esta
que el peso de la borromea de la cadena
nificante a los tres registros, se vea acompañada en ese momento
por una autocrítica explícita de l,acan --ciertamente no es algo que
uno encuentre frecuentemente en él-- en este caso, al
modo en que había abordado la relación entre los
el inicio de su enseñanza: "Si recordar
las cosas escribí en el en la en que tenía fuer-
e! es un efecto de lo de que
saber no es la misma cosa. El saber es la
otro. Con lo cual hacen
este
no tiene relación con el
aun cuando yo he en mis
los "Función y campo ... ", eso no era
en "Función y campo ... " formaban cadena.
Es un error, porque fue que yo hiciese
allí esa boludez. Incluso es lo del desd·
18
dit-mension
dit mansion
19
211
308 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
2.6
29
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 313
FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
312
Desargues, iniciador de la geometría proyectiva- son equivalen- En otras ocasiones32 propuse diversos modos de entender
estas "respuestas", especialmente aquella del inconsciente res-
tes al círculo30 .. · pecto del síntoma. 33 Aquí, dado que apunto a otra cuestión, sólo
indicaré que este síntoma -efecto de lo simbólico en lo real-
supone menos efecto de sentido que de goce; es decir, debe dis-
tinguirse del "síntoma-metáfora" que la primera enseñanza de
Lacan establece destacando su raigambre simbólica y sus efectos
imaginarios e incluyéndolo en la serie que el inconsciente pro-
duce por su labor: sueños, lapsus, fallidos, chistes ... síntomas.
En estas clases del Seminario 22 se trata más bien del "síntoma--
letra de goce". 34 Este efecto de lo simbólico en lo real que cons-
tituye el síntoma supone un Uno del Inconsciente que pasa a lo
real, 35 una un S1 aislado, producto no de la repre-
sino que propone, como antes se indicó, y de eso se trata en sión -secundaria, que insiste en las formaciones del inconscien--
1 .. . . que tres superficies pueden calzar de modo borro- te- sino de una fijación de goce que el inconsciente no cesa de
ºmeoquey ~~gue, d
respon erse
. " un;s a otras. Así agregando la escritura
' . . . . t ..
intentar tramitar por su trabajo.
f'alo (1>) concluye Este síntoma es, así, menos una formación del inconsciente
. , t
del mconsc1en e Y · · que · el mconsc1en e ex que la causa misma de su labor entenderse de esta mane·-
sístiendo a lo simbólico "responde del síntoma, y e~ el.respo~1sa~
·, "(I AC'AN 1974-75 10-12-74) (en la SJgmente figu ra que el inconsciente síntoma y sea el ""''"''""'"
ble d e su re d ucc10n ~ ' . : h 1 de su reducción. Parafraseando a Lacan decirse que el
. . "pintadas" con líneas verticales), y el falo ace o
ra superfic1es d " y hori
' . n la angustia (superficies "pinta as con meas ~
propio co . . . . de que 32 Cf. SCHEJTMAN 2004a.
en esta clase de HSI no · 33 La relación del falo (qi) con la angustia no sería enteramente análo-
la 31
ga: en estas clases del Seminario 22 el falo se aborda en su "vertiente
traumática", de modo similar al que Lacan se refiere al pene real en
el Seminario 4 (cf. LACAN 1956-57). Es decir, no ·como el
caso del inconsciente respecto del síntoma·· un "tratamiento fálico"
de la angustia: sería situado más bien del lado de su causa
LACAN 1974-75, 1/-12-74).
31 Para abordar la oposición síntoma-metáfora/ síntoma-letra (y a su vez
la diferencia de éstos con la noción de sinthome) cf. SCHEJTMAN 2008a.
es decir el síntoma? Es la función del síntoma, función a entenc
dcr como sería su formulación matemática: es esta x? Es lo
que del Inconsciente traducirse por una letra en tanto que soJa-"
mente en la letra la identidad de sí sí está aislada de toda c.u'·""·m'"
R Del Inconsciente, todo Uno en tanto que sustenta el
cual el Inconsciente consiste, todo Uno es de escribime
allí haría falta convención. Pero lo extraño, es
que no de
la
del que acabo
30 !.ACAN 19'74/5, 10-1/'74, 1'7
31 allí como
y
314 FA131ÁN SCHE)TMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANlANAS SOBRE LA NElJROSlS
315
inconsciente deviene una elucubración de saber sobre el sfn,,
. la pena indicar por qué razón aquellos
toma: lo lo reduce. 36 En es el inconsciente·intér-
birse como lacanianos, pero en este momento me ""·"'"~::;ª
que Je gana de mano al viéndoselas con el señalar por qué, según Freud no lo
síntoma mucho antes él: recién en el de su fracaso -el no haberse cruzado con la enseñanza de no es
del inconsciente· el es llamado a intervenir.
"u.u""'"' ¡obviamente y tampoco la conocieron!
Pero por el mornento lo que me interesa . . . . d.e heud no fue lacaniano, según este del de
este del nudo en el imc10 del Semmarzo RSI, no habría sido de la
es que la el síntoma y la
del borromeo de tres anillos, del borromeo ... de
borromeo triádico en el que se enlazan lo vu"''-''"''·'" Porque contado hasta cuatro -·y
río y lo como efectos de sus eventuales Lacan- o, lo que es igual, no
des de cada sobre de los otros. Es bre del En efecto, esto es:
destacarlo que ello sufrirá modificaciones decisivas en el ha
este seminario hasta alcanzar
1"WC><:1>nii·o Sobre el final del Vuelve a 10§
más que
eslabones de
por el encadenamiento borromeo de Io simbó-
y lo
se
otro
se
sin
cuarto
el enlace ""'vw,~•· 0 "
42 ibíd.
43
la
Ibíd.
44
SCHEJTMAN 2008a, 23'/241/
Jbíd., 14-1-7.5.
318 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
F! ABORAC!ONI'S
." . ' LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
319
mente es difícil no suponer neurótico a este encadenamiento DELA
atribuido a Freud en estas clases de RSJ. Es que, desde tempra- DEL CUARTO A LAS FO!~MAS DE LA
no en Lacan, aquel cuarto anillo freudiano, dormitivo y religio-
so -el nombre del padre- es la piedra angular de la neurosis. 47
El segundo: que esta operación de modificación en aquellos
dos puntos de cruce en la cadena de cuatro eslabones ··que vuel-
ve superfluo al cuarto- es un notorio "anticipo" 48 de la noción de
"lapsus del nudo" que Lacan establecerá en el Seminario 23. Si
Lacan no planteó en esta oportunidad -y no hubiera habido
inconveniente alguno en hacerlo-- a la operación analítica como
corte o ruptura de aquel anillo cuarto, ello es señal de que a esta
altura de su elaboración nodal la perspectiva de que un eslabón
se corte o se rompa va dejando paso a esta modificación de los
puntos de cruce ·-en el que la hebra que pasa por encima viene a
pasar por debajo y viceversa--49 que termina por
del nudo" en el seminario siguiente.
guibles ... a menos que se los pinte de colores, o se los nombre -por
ejemplo, colocándoles letras: S, I, R-. Pero esto introduce la opera-
ción de nominación -a la que enseguida me referiré··· y, de algún
modo, el cuarto elemento se cuela ya por esa vía: colorear o nom-
brar51 se agregarían así a los tres registros como "recursos cuartos",
aunque perfectamente extrínsecos a la escritura nodal como tal.
Lacan se ve llevado así a la necesidad de agregar un efectivo
cuarto eslabón a la cadena. De esta manera, el 15 de abril de
1975,52 ese cuarto se impone -ya en el Seminario 22·- como ineli-
11
minable: de tres [consistencias], no se sabe nunca cuál de las
.. •
tres es real; es precisamente por eso que es necesario que sean cua-
tro ... " (LACAN 1974-75, 15-4-75).53 Es necesario que sean cuatro: úni..
camente el cuarto introduce la disimetría en el encadenamiento y
con ella la diferencia entre lo simbólico, lo imaginario y lo real.
Tal disimetría puede observarse sencillamente, por ejemplo, en
la presentación "tradicional" de la cadena de cuatro anillos -aun..
que podría advertírselo en otras de sus presentaciones·- destacan-
do que solamente uno de los tres registros -1o simbólico en la
siguiente figura·-· se cruza con el eslabón cuarto con "forma de
oreja" cuatro veces (puntos de cruce señalados por flechas), mien-
tras que los otros dos -fo real y lo imaginario··· sólo lo hacen en dos
oportunidades.
54
55
'cuatro
1
cerezas'.
"'º'"'''º'" 'siete.r nueve, en mi cesta
me detendré en cuatro, seis". (LACAN 1974
75, l3-5-75).
claro entoncc~s que este título seisº·
anunciado en la última clase de RSI y para su semi·
surge de la de la nominación recién
S, I son uno, dos y síntoma v
simbólica y real que
modo borromeo·· 58
Cf LACAN 19'.!5 76.
cinco y seis. 59
1996, 2007a y 2007b.
2007a. cf. LACAN y
real como lo que se encuentra que sucede 1,j
tia, o nominación de lo decir Cf MlLLliR 1991.
simbólico mismo, a saber como sucede de hecho Cf LACAN 1963.
síntoma ... " (LACAN 1974-'75, 13-S7S). Cf. LACAN 1964.
324 FAB!ÁN SCHEJTMAN (COMI'.)
ELABORAClONES LACANlANAS SO ,
' BRE LA NEtmosrs •
Y bien, si de aquel seminario inexistente -Los nombres del . . 325
padre-· tenemos al menos esa única clase, de este otro semina- ,5emznarzo 10 con la 'lt' d , .
b e u Ima el Semznari 22· . ,
rio -Cuatro, cinco, seis- no hay ninguna. Así, si hubiese grados de ~m ~s se anuncia explícitamente o ... a~emas de que en
inexistencia para los seminarios de Lacan, deberíamos decir que ~emmario sobre los nombres del , a~:r~ el ano siguiente un
en el caso de este seminario es máxima.
dictarse, puede P e · · · que termina por no
. que en las esa cu t' ,
Quizás podrían mencionarse todavía algunos otros semina- e · .ocupa un lugare
el ave. O .l'ease la es ion -la
rios inexistentes de Lacan, aunque inexistentes por diversas CJemznarzo
,
11 J'unto con l" . ·
c. pnmera d"'l 5e . . 2. 3· Sº clase. d " l
0
ra qP"'
. . ~.
e'rl 1 a re la , · · d · " , mznarzo ··• ,· "
razones y de diferentes modos. 64 Pero, me remito aquí, en prin- .. . , , uon e con
cipio, solamente a estos dos: Los nombres del padre y Cuatro, cinco, su punto mas algido. fin . . . se en
seis. Y no por nada: es que este último, me parece, se relaciona de anaJ~gfa de la que, como se;1:i~o entrever aquí una suerte de
fructiferos en la '
un modo especial con aquel.
Creo que Cuatro, cinco, seis podría plantearse, en efecto, como en
. ~ue el Seminario lo
1
Los nombres del padre, lo , . .
un segundo seminario inexistente sobre los nombres del padre. 65 el Semznarzo 22 es a Cualr J • •
Como acabo de señalar, de haberse desarrollado probablemente - 1, cznco, seis:
hubiese comprendido el abordaje de la inhibición, el síntoma y Seminario 1()
Seminario 22
la angustia como nombres del padre. La clase final de RSI con- LNP
cluye previéndolo de este modo: "Es entre estos 3 términos, 4, 5, 6
nominación de lo imaginario como inhibición, nominación de lo
real como lo que se encuentra que sucede de hecho, es decir
angustia, o nominación de lo simbólico quiero decir implicada,
flor de lo simbólico mismo a saber, como sucede de hecho bajo Seminario 1O
Seminario 22
la forma del síntoma, es entre estos tres términos [... ] que me
LNP
interrogaré el año próximo sobre lo que conviene dar como sus- 4, 5, 6
tancia al nombre del padre" (LACAN 1974-75, 13-5-75). Seminario n
Seminario 23
mejor no deba afirmarse que Cuatro, cinco,
seis es un segundo seminario inexistente sobre los nombres del
Tal vez convenga acordar en que un urnco seminario
inexistente sobre los nombres del .. ¡que Lacan no cesa de
y que ello se verifica entre 1963-64 y 1975-76.
~,.,,,.Au, este acercamiento entre Los nombres del padre v
Cuatro, derivar en interesantes
dones de lectura. Pruébese por la última clase del 4, S, 6
SI
SRI
2º R S
3º SI
R
SR
dos
Pero eso puede re~ . . . . d de un sinthome que s1mul- este sinthome paterno y neurótico?
seminario75__ por medio del agrega o . .
. los dos lapsus de la cadena. Pierre Skriabine76 puede fonnularse
co, enlazando de modo borromeo lo
I real, es la neurótica al hecho de que no relación
sexual. relación sexual porque
hay complejo de de porque
no hay relación redobla y
resuelve así la entre los
76
Cf SKRIABJNE 1994.
77
Cf LACAN 1977., 20, 28·29, 33, 63.
1
~ Cf SCHE)TMAN 2004b.
336 PABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
Fl ABORACIONF
"" . .S LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
337
A continuación se verá, entonces, de qué modo los miembros
del trío freudiano de 1925-la inhibición, el síntoma y la angustia-,
operan como nombres del padre, es decir, en función de lo indi··
cado recién, como nombres de ese cuarto anillo -sinthome·- que
responde en la neurosis frente al hecho de que no hay relación.
LEYENDO LA NO RELACIÓN:
INHIBICIÓN, SÍNTOMA Y ANGUSTIA
R s
R s
Ahora bien, una vez que tenemos a los registros sueltos -que
como indiqué recién es el cabal punto de que los tres
no se enlazan per se·· ¿cómo podría en qué puntos de
cruce se produjeron los lapsus ··los dos lapsus antes referidos··
que se supone ocasionaron el desencadenamiento? Es imposible.
Del mismo modo que como fue indicado para el nudo de tréboL
una vez que los tres eslabones sueltos aquí -en
la borromea··· es saber dónde se produjeron
los dos fallos que los en libertad. ello no
del sinthome que además de
en los dos
y sirn·
y
FABIÁN SCHEJTMAN (coMI'.) ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 339
338
lico. Nótese, de paso, que este es el encadenamiento Tenemos así estos seis anudamientos neuróticos básicos en
l acan a Freud en RSI. los que las formas del síntoma, la angustia y la inhibición, tratan
entre real y simbólic.o (b) sinthomáticamente, reparan y localizan, de modo borromeo --neu··
4." Aunque este
bién ser remediado y situado por una segunda rótico- el doble lapsus que liberó a los tres registros. Es que,
toma (o), que redobla lo simbólico. ., . co.mo se indicó, tal doble lapsus no se localiza sino a del
Tam~ién aquí, las cadenas y la notac1on que les es p~opia, sinthome que lo repara, situándolo. Que no hay relación
para estas dos reparaciones posibles del lapsus entre R y S. sexual -tal el lapsus, la falla estructural- se lee en la neurosis con
las formas del síntoma, las de la angustia, las de la inhibición.
Me detengo todavía por un momento en su examen, para luego
explorar su instrumentación clínica.
R s R
n S 6 R 79
5 SCHEJTMAN 2002a y 2008a.
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS 34]
FAB!ÁN SCllEJTMAN (COMP.)
340
11
_eº~?~; ve, cu;nto aquí hasta seis: son los seis modos en que
letra pueden eventualmente tener función del sinthome'.' ···es la. mh1b1c10n, el smtoma y la angustia constituyen
decir, constituir el cuarto eslabón que garantiza que los registros dwersas, cada vez, sinthomáticas y neuróticas, frente al
no se vayan cada uno por su lado·- y que, de este modo, ª~~ellas fundamental del anudamiento, que no hay relación. Aquí, un
dos vertientes del síntoma no se confunden con esta func1on. breve resum.en:
Luego'¿·cómo abordar las dos formas que torna la inhibición a
l . l .
partir de este planteo? Efectivamente, es bi.en distinto que. a m n- Tétrada Reparación
bición-sinthome opere subsanando ·-y locahzando- el lapsus entre localización Descripción
del doble Sinthome
S e J que lo haga entre R e l. En el primer caso la inhibición afec- lapsus entre
0
tará a lo simbólico, en el segundo se inmiscuirá con lo real:
So IR Sl S:o Síntoma-metáfora
So In SR S: o Síntoma··letra
r 1SR IS J: L Inhibición que afecta a lo S
(imaginarización de lo S)
l t RS IR [: L Inhibición que afecta a lo R
(1maginarización de lo R)
R ex S J RS R: ex Angustia· letra
(realización de lo S)
R ex [ S RI R: n
R s R
~()
342 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
Tercera parte:
Clínica de los encadenamientos
y desencadenamientos neuróticos
86
81 FREUD 1905.
82
83 l909b.
8~
I
Lapsus: surgimiento del pene real
S olR
padre le da soporte), sino que es preciso apuntar, fundamental- especular, pero que se prolonga haciend ,' entif1cac1on viril
mente, al fantasma que en él se expresa.93 Ti·átase, claro está, de la . . . . º. smtoma -·la tos-- en
que llega a redoblar lo snnbólico· I ( ,
escena fantaseada de sexo oral que la impotencia supuesta del una inhibición no podría convivir ,: t o) S R.
padre exigiría en su encuentro con la señora K. Aquella que la apoyan la estabilidad de la con smtomas que
intervención freudiana revela al detenerse en el equívoco signifi- · , . , .
tlt-mpo que se aisla en el caso en efecto, el p11mu
.· , ,
cante -ein vermogender Mann / ein unvermogender Mann, es decir,
11
un hombre "de recursos" / un hombre sin recursos"·- en el
momento en que interroga a Dora por la coincidencia frecuente de
acusar a su padre y toser nerviosamente en sus sesiones. 94 La
complicidad de Dora con su al cuidar a los hijos del matri- L identificación
monio K. para facilitarle a su progenitor los encuentros con su con el señor K.
amante, no tendría ciertamente otro apoyo que tal fantasía.
Porque, en última instancia, ¿con qué fin se habría vuelto cómpli-
ce Dora de las "aventuras" de su justamente, con el de
asegurarse por esta vía fantaseada que haya relación y, de paso,
que ésta le entregue un respuesta a la cuestión de lo femenino? La It(o)SR
11
mujer definirse así ya para eHa como un objeto a ser chu-
... si se por con la corrección lacaniana de
. en esa escena se trataría de la boca del -y no de la
de su amante, como Freud-·. Y donde el chupa,
Dora tose. Tales las claves que entender una situación
un tanto pero que para Lacan no de ser "una
vienesa"... por Dora.
demarcadas de este modo coordenadas de la
de la histérica: la identificación ima
La
la caducidad del sinthome.
ción sinthomática 99 ('f' (' •
7· ,y(J
100
en
98 FREUD 1905, 26·29.
10[ como
352 PABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
síndrome de
persecución tos I inteivretación
RaIS S o I R
la orientación que ya el dd
cierta medida así a Freud
mismo atizando en este caso la lo qtw neuróticos:
suficientemente bien que Dora 104 Cf . •
IOS . l ACAN 1962-63 y 196869.
como al sehor LACAN 1966, 30.
ELADORACIONES LACAN!ANAS SOBRE LA NEUROSIS 355
FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
354 rosis en la fase adulta de su
no
tras el fantasma ocasión reciente del estallido de la y,
se ha ido más allá que termina por conducirlo a la consulta. verá que en
La segunda, las dos crisis las tienen una estruc·
en tanto que en ella me
especialmente.
,-:in'.u.1euuu a 109 he situado 110 al desencadenamiento de la
109
flWUD J909b, 138 B9, 235
i/Jíd., 2.00),
ELABORACIONES LAC ANIANAS, SOBRE l
PABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) hombre de la . , ~A NEUl\o:,¡s
356 s ratas al consult ..
señalado para Dora, unas pocas palabras, pero las justas, pueden
venir a conmover la estabilidad de la estructura: allí pronuncia-
encuentro con quien la r
"el capitán cruel" s· l e <literatura
.• 1 as os crisis
psicoanalític~
. ono de Freud Se
t .
. trata
reconoc
de_~
das por el seflor aquí este tío recién devenido viudo. Sus cunstancias que de·an . . an enores se dis a , .e como
mente l J entrever -aunque má p ran ante cir·
dichos confrontan al sujeto con la deuda del padre concerniente . : . , por os ecos de la deuda de , . s no sea
al amor: si le habría sido infiel a su mujer, ello no está desligado s.u¡eto·- la falta del Otro -S(..A'.)- am.or del padre en la v. d
tia que se modera , .. y permiten que asom r a del
del hecho de haber constituido un matrimonio por conveniencia, , mas o menos inmed· t· . e una ano .
es decir, de haberse casado con "la rica", la madre del paciente. smtoma que la trata "l , ia dmente por la . , ,..,w.,.
supon l . , e cruce con este capit, acc1on del
La "falla" del padre entrevista en este punto deja lugar a la res- . ~ e encuentro con un Otro l l . an, por el contrario
puesta obsesiva: el sujeto se encarga de dis-culpar al Otro car·· angustia
t , . mcluso
provoca e pamco, . ele et , goce q ue mas , que,
1
gando sobre su espalada el peso del remordimiento. La culpa es o en un trance obsesivo que t . . .· error, sumergien_do ~} , .
}:<' , ., • • ermma ern · , d n SUje·
~~eemt~ia alto;~
un remedio contra la falta del Otro imaginaria- ·"sta cns1s, tercera en la , . . . . pu¡an olo a la consult'
mente como deuda de amor del padre-·. El síntoma parece
entonces menos un signo del desencadenamiento una res-
puesta que ya se propone tratarlo. El horrible remordimiento,
unas maniobras militares en las
iam
e'.
ta'" óptico de Viena""º'
en e, ocurre el encuentro con el
d:!:~r;e'd',""s
.~zo.p
en n:edio de un
quevedo"
En ese alto, jus·
por más martirizador que sea, tendría así función de sinthome.112 l~ relata la famosa torturall5 de la" r checo, en el que éste
,
De hecho no empuja a1 sujeto a la consulta, aunque, como se figura del goce del Otr ,, atas. El encontronazo con ·t
m~ a .º cruel", con el "torturador"
a b 1 y o, con este hombre " es a
señaló, derivó en dificultades para trabajar. que evidentemente
En segundo lugar aparece luego el momento en que la madre reahzac1ón de un fantasma . e ' concebirse co1no 1
· . · · que 1 . a
paciente le comunica el plan urdido su vida -la del pns10nero ... y no de cualquier mod , a su¡eto: torturan a un
junto con sus ricos: uno los primos de ella ta~ tormento sería ejecutado contr:· En el acto se le ocurre que
mISmo ya era l . su amada. y si ello en ,
estaría bien dispuesto a entregarle en matrimonio a una de sus en as entrevi t . s1
3 revea la ide'1ci, , ... s as con Preud un
hijas cuando él terminara sus estudios.11 Ello lo obligaba así a , l e .. on aunnü
tener ¿seguma a su dama amada, o aceptaría la as1 torturado
,
·aun cuan d.o ya llevaba
• • •• 1
's también
. . su
. . s ena
,
propuesta y, en consonancia con su se casaría con la rica? A estas ideas extrañas s' . muerto vanos años!
Freud sitúa "la ocasión del estallido de la enferme- al dicho del cruel ·e
quesuma, la.
··' aldía
el joven la lo la pro-
recordarlo. le indica ,.erronea··
,
no decidiendo, el
una vez más el
y, dado
los mismos, tal poster·
de la que
siempre el
JJ2 ve bien que d sinthome no
no
Es, claro está, una
113 FREUD J909b, 15615'7.
l14 ibíd., 154.
358 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
11/
y
2 3
para nota de interés sobre d 122 .
... sm contar
"movimiento" de los eslabones en borrornea de cuatro to: e/
anillos. 123 De
f '
A B
B
A
\.J ' •..J
B B
Alma
la armadura amor al
y enton-
A B
< lico a de su
a los otros dos registros
el
y
y se obtiene el toro revertido. Si se
hace eso toros del encadenamiento borro~
A 13 e meo a en el caso de un ps1cc)ar1a11s1s,
bólico·~, se envolverán de este modo los otros dos real
Pero, ¿es
entre esos
10
n
12
376 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
X 1 2 3
en la
en este caso la "X"? La armadura del amor al
que en la de la derecha envuelve a los
tres Pero si se indicó anteriormente que no es conv<>
niente reducir el sínthome histérico al si en una histeria
también es la operan·
do tal función de
esta X de la armadura del amor al
la
de 1925.
del anudamiento histérico no
la función sinthomática que se
borromea ~lo que no es
obsesión o fobia·
378 FABIÁN SCHE]TMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANJA
NAS SOBRE I A NFUJ
.. o \OS!S 7L
Mientras que 1 3,)
·.a· ·,. caroquelaintroduc .,
g1tu mal sobre el toro revertido --uno . ~ron de un corte Ion-
·~ s1gu1.' un.., !'
Corte transversal e
"U
'"
,
S1consigue so, ltarque
a. esos ·d ,« mea con-
.. entonces por la os eslabones.
figura y se verá que aquellos dos en la siguiente
se de·>··envu l
y .!os tres eslabones se sueltan: , . e ven sin
17
18
Nada
dos
382 FA131ÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABOH.ACIONES ¡A
" , CANIANAS SüBJ .
\!.i LA Nbi!l\o~,¡c,
obsesiva·· eonczencia
· de
han hecho d l
e a neurosis
R
a partir de un
Y si en ese
de su ense-
quiera de los cuatro""''"","' cuenta de que la
ramente que, que era
de desencadenamientos moderados --dado que si en se cortan
los sueltos envueltos por la armadu-
éste conduce a un
drástico el corte no sólo suelta los
los desenvuelve absolutamente del "revestimiento
cuatro eslabones cada uno por su lado- .
Sin esta cuestión más allá de estos ensa-
que caso dar cuenta de los qui·-
zás más desencadenamientos moderados la histe-
mientras que el un nodal de las
llamadas locuras histéricas. indicar también que el
de estos dos órdenes anudamiento histérico y sus
desencadenamientos diferentes moderado y el drástico-- pue-
desbordando ya la
la
. ue ve a 1os tres ·n como cuarto esla-
. ·
24 el también "Conciencia y m t, .
obsesivo debe para que un análisis se vuelva posible.
este mismo volumen c°;ooo~r E. ce~ - 1<a .neurosis obsesiva", en
22 el desarrollo de (]audio en su "Conciencia ; 25 SC!lEJTMAN 2010. y y oUILJTMAN 2009 y CODOY y
muerte en Ja neurosis obsesiva", en este mismo volumen. Cf. la diferencia que propone Cl . d. ~
también el Claudio indicado en la nota do entre la armadura (ar /· : )a~. Jt~ ~,odoy en el texto recién cita-·
ma u1e mstenca del 1
rior. armadura (armure) d I . . . . amor a y esta
e a conciencia obsesiva.
386 FABIAN SCJ-IEJTMAN (COMP.)
ELJ\BORACIONES LACANIANAs SOB
o RE LA NEUkoc,¡s
Esto, claro está, conduce al obsesivo derechito hacia un desti- puede ahorrarse en el cam· .
no inhibitorio. Pero, aunque ello prevalezca, del mismo modo · Q moquen
sis. ue ~llo además conlleve --lue o ~va a 1a demanda de análí-
que lo señalé para el caso de la histeria, es preciso indicar aquí c~denam1ento tampoco evita- . l ? e la angustia que d
que nada impide que esta conciencia de sí obsesiva pueda desa- disc " 31 ª gun orden d e "h isterización
·.. urso , se deduce asimismo d .l
·
del
rrollarse hasta alcanzar expresiones sintomáticas o angustiantes. a d · e anud
P era acce er a analizarse el obsesivo no ·
amiento propuesto:
Insisto así en no ligar rígidamente a cada miembro de la tríada con el fundamento histérico des ~uede no confrontarse
freudiana de 1925 con una variedad clínica de la neurosis. 26 u neurosis. e o
entonces, la conmoción de la conciencia de sí--nthome obsesiva no ' ·· Y SCHEJTMAN' F. (20JO)·· "I,a .nom1n-1c10n . ., . ·
1magmana ·
neurosis obsesiva" E XVII A . · ' · en Ja
¡ . . ' · n nuarzo de Inve·t· .·. . '
nvest1gaczones de la Facultad de Psi l •· .s igauones, Instituto de
26 Con todo, no se puede soslayar que la situación en este punto no es Aires, 2010. · co ogia de la Untoersidad de Buenos
la misma que en la histeria. En ella, en efecto, la reversión de la INDART J C (2001)· L · , .
armadura del amor al padre deja bien abierto el camino a la posibi-
' · ·· - · ª pzrarmde obsesiva T
LA CAN, J. (1948)· "I a ~g . . 'd d. . ' res Haches, Buen.os Aires 200]
· ,, a res1v1 a en ps· ']' . ,, ~ ' ·
lidad triple de la inhibición, el síntoma o la angustia, mientras que xxr, México, 1984. . lCOana !SIS bn Escritos .7, Siglo
o
del lado de la obsesión es irremediablemente lo imaginario de la LACAN, J. (1949): "El estadio del es Je· .
nominación lo que aquí se pone en juego -tal el registro en última yo". En Escritos .1, op. cit. ., I 10 como formador de la función del
instancia revertido--, con lo que la inhibición es tanto más predomi-
nante, de modo que se la encontrará siempre más o menos esboza-
LACAN, !·
.(1.9~?): "Función y campo de la
coc1nclhs1s ' en Escritos, 1, o cit. y del lenguaje en
da incluso en las formas sintomáticas o angustiadas de esta con- J. (1957): "El p o • -
Introducción
, com··
versión de este
A., F., y Soria
La anorexia y la época, Serie del bucle. Buenos
ELABORACIONES LAC ANIANAS SOBRE
FAB!ÁN SCHEJTMAN (coMI'.)
392
Identificación pri·m ana
.
Las seis identificaciones de
Identificación con
. u n .rasgo del
"Psicología de las masas y análisis del yo"
Parto entonces de "Psicología de las masas y análisis del yo" no es objeto libidinal CT~seg~i~~)m\11: con alguien que
icacion hist, · )
para determinar cuáles y cuántos son los tipos de identificación Identificación en un t' . enea e
que se aíslan eñ su capítulo VII: contra lo que se supone, no es masculina ipo de homosexualidad
(5)
asunto sencillo. ese capítulo, Freud distingue con claridad tres
Promediando
Identificación melancólica
(6)
fuentes de la identificación, lo que constituye una especie de
resumen de tod~) su desarrollo. Así lo expresa: "Podemos sinte··
tizar del siguier\te modo lo que hemos aprendido de estas tres
fuentes: en prirr\er lugar, la identificación es la forma más origi-
naria de ligazón~afectiva con un objeto; en segundo lugar, pasa a
sustituir a una Ilgazón libidinosa de objeto por la vía regresiva,
mediante introyección del objeto en el yo, por así decir; y, en ter-
cer lugar, puede nacer a raíz de cualquier comunidad que llegue
a percibirse en una persona que no es objeto de las pulsiones
sexuales" (FREUD 1921, 101).
Y bien, la perspectiva clásica retoma esta síntesis y cuenta tres
identificaciones en el texto "Psicología de las masas y análisis del
yo", lo que el propio l.acan refrenda una y otra vez a lo largo de
su enseñanza.
Sin embargo, si se examina detenidamente este capítulo VII
dedicado a la identificación, se capta de inmediato que el asun-
to es complejo: puede observarse, por una parte, que Freud des-
lindó allí al menos dos subtipos para la segunda fuente de iden-
tificación -sin que provengan ambos de la regresión indicada- y,
por la otra, que agregó dos identificaciones adicionales -las que
en cierto tipo de y en la
lo a seis las formas de la
Las en el
a la vez, de (I) a (UI) la
sico:
394 FABJÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
A continuación Freud pasa a referirse a las identificaciones 395
e~-~-,,
formadoras de síntomas neuróticos -estas sí situables en una
diacronía, durante la vida misma, es decir, se tratará de identifi-
caciones secundarias- y distingue tres clases -en el cuadro pro-
puesto: (2), (3) y (4)-·.
En las primeras dos formas -(2) y (3)-, se trata de identifica-
NIÑA
ciones soportadas por un lazo libidinal previo, veremos, con un
objeto amado u odiado. Así lo propone Freud: "Supongamos
ahora que una niña pequeña reciba el mismo síntoma de sufri- Segunda opción para la .d .. .
miento que su madre; por ejemplo, la misma tos martirizadora.
l~~o libidinal previo: es posi~l~ e~hficac.1.~mes sostenidas de un
hfique con un rasgo del ob· t q e la nma del ejemplo se iden-
Ello puede ocurrir por diversas vías. La identificación puede ser t ) 1 Je o amado (3 l
o , e, padre. Pero en este caso --di :¡ en e cu~dro propues-
la misma que la del complejo de Edipo, que implica una volun-
tad hostil de sustituir a la madre, y el síntoma expresa el amor
~endna a al lugar de la elecc·, d e;:. l reud--, la identificación
simultánea con el compleJ~ ~~n E;i o Je:? abandonada: ya no es
de objeto por el padre; realiza la sustitución de la madre bajo el
abandono ·-que, sabemo l ~ .Pº' smo consecuencia de su
propiamente, el tipo de i'sd,eent'f·ª n~~a no es senci11o3~.
influjo de la conciencia de culpa: 'Has querido ser tu madre,
es
ahora lo eres al menos en el sufrimiento'. He ahí el mecanismo d d n l icac10n llam d . ,
ona a la elección de objet . a a regresiva: aban-
completo de la formación histérica de síntoma. Obien el síntoma
d.eja .en él una impronta. Es o1.::1cest~osa, la li~ido regresa al yo y
puede ser el mismo que el de la persona amada ('Dora', por
x1a hbidinal, la regresión l ml~bh~damos as1 el retir. o de Ia cate-
J/e
ejemplo, imitaba la tos de su padre); en tal caso no tendríamos cc· . 1 . , a 1 I o al yo l 'd
>ne ativa con un rasgo d l b' y a l entificación
más alternativa que describir así el estado de cosas: La identifica- e o Jeto amado:
ción remplaza a la elección de objeto; la elección de objeto ha regresado
hasta la identificación" (ibíd., 100).
Bien, dos vías entonces, por la que una niña -es el ejemplo
que entrega Freud- se apropia de la tos. En ambas se tratará de
una identificación soportada de un lazo libidinal anterior: iden-
tificación con un rasgo -la tos en este caso- del objeto odiado o
amado.
Primera posibilidad -(2). en el cuadro-: la niña se identifica
con un rasgo del objeto odiado, tose como su madre ... para abor-
dar al padre. Aquí se ve bien la vertiente del síntoma por la cual
Freud lo piensa como una formación de compromiso: "querés
ser mamá para ocupar su lugar frente a papá, lo serás en
¡tose como ella!". El deseo y el castigo están allí
. . ~·~u·uo, comprometidos en la formación sintomática. Por lo
J
400 FABJÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACANJA ,
. NAS SOBRE LA NEUR.osrs 401
¿En qué consiste la identificación del estadio del espejo'? 3. Por fin, el yo_ d·
Lacan señala que se trata de una identificación predominante- . que po emos escribir ¡ ( ) ' d
co.nshtuye precisamente ea part·1Y d e 1a 1m· . . a d' ebido a c1ue Qe~ ..
mente imaginaria. Precisamente, que el yo se constituye sobre la
otro con minúscula, del yo ideal. agen el semejante, del
base de una identificación con la imagen del semejante. El yo es,
De este modo queda claro que 1 1.d ..
desde el comienzo, otro. Y el júbilo que despierta en el pequeño especular, del eje i (a) ¡(a)' ª enhficación ·imaginariae '
humano la captura narcisista por la imagen especular, resultado I (A) y · se soporta de la i t
_ · · · puede entenderse que . ns ancia simbólica
directo de la ilusión de unidad con la que asoma esa instancia nanza al volver sobre el e t· d. 1 una y otra vez en su ense-
recién constituida: el yo. . · s a 10 e el espe· d . · '
miento por el que el niño frent . l. . JO, estaque .ese rnovi-
Pero a la prevalencia del registro imaginario en la identifica- b uscar 1a garantía del recono ' . . . e a. . espejo volte
. ' . a su ca eza para b
ción constitutiva del yo, el Lacan de los años '50 le agrega la . t' · cimiento de su im· .
sos iene en brazos (cf. . L , . agen en quien lo
necesidad de subrayar su sostén simbólico. En el Seminario 1 (cf ' · P· er, · AC:AN 1962-63 42) e b. ,
es que un J .. '. . ,,e su iaya as1, que
especialmente LAC:AN 1953-54, IX-XIl)-- puede seguirse muy bien la . 1 ._ . . ugar tercero -simbóli . _ . 1 ..
a nm? esa imagen del es e·o I, . . .e.o se e rahfique
construcción lacaniana de los esquema ópticos ·-retomados garantice que ese del espe1·0 es efl JN e.l _cor.resp~r'.de, que se 1e
varias veces en su enseñanza posterior- de los que se sirve, entre nana · sm· esta garantía ue
1 ,·. l ·,. . o 1dy ide11t1f · ·,
Icac10n
otras cosas, justamente, para elaborar el modo en que lo simbó- provee. q . o sun )()hco del lugar del ldea] del yo
lico sostiene y regula las relaciones imaginarias en la construc- si volvemos
ción de la realidad. La instancia destacada en este sentido es la masas Y análisis del yo", se
· ¡ogfa de
de. "r~. SlCO
le da consistencia a la masa no se ~u.e la identificación que
del ideal del yo. Así, si Lacan reafirma la tesis del estadio del
espejo en la que se sostiene que el yo se constituye a partir de la d1stmg·u
, ' e en nada, en su
d.e esta del estadio del
imagen especular del semejante, allí subraya que tal identifica-
ción no sería posible sin el soporte simbólico del ideal del yo, del
que el yo ideal -·imaginario- debe distinguirse. Ideal
del yo
Releyendo entonces el estadio del espejo a de las ela..
boraciones Jacanianas de los años '50 deben diferenciarse pro ..
píamente tres términos que sobre el
esquema Lambda de este modo:
i (a)
vertical
el yo de otro es
a' ··o coxno lo
i (a)'
que
y
la ima-
aunque imagi..
del ideal de yo
402 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABOJl.AC!ONES LACANI
ANAS SOBf\f. ¡
confundir la masa con la multitud: puede hacerse masa, enton- se que el objeto es llevado al l
ces, cada mañana -o en el momento del día que fuere-· frente al lugar del yo, su sombra lo ugar del Ideal: n1 .. ,
espejo. 1 . oscurece y as
ugar, obviamente, para la f ·. , cuando esto ocurre
Recuérdese que Freud no dudó en volver equivalente la hip- 'd d 1 .
ca1 a e os lazos: Freud , . - 1ormac10n d e inasa. no
nosis con el fenómeno de masa, aun realizándose la primera en . sena a que se f
c10nes con los objetos y que la libid re ira la libído las rela-
la soledad de esos supuestos dos: el hipnotizador y el hipnotiza- entonces no hace masa· no h . of vuelve al yo. La
do. Digo supuestos dos porque también en la hipnosis se · ay me .,
melancólica. ccion psíquica 0
encuentran los tres términos necesarios para dar soporte a esta En la perspectiva de Lacan a la d fl . ,
identificación: el hipnotizador ocupa -ya según Freud-- el lugar con el semejante, debemos ag;egar le a~10n del lazo con el otro,
del ideal del yo-; el hipnotizado, el del yo, por supuesto; pero, con mayúscula4: la melancol1'a , a carda del lazo con el Otro
finalmente, es preciso agregar esa imagen que el primero le ofre- como una · ·,
curso. Por lo demás, Lacan lee " e pos1c1on fuera de dis-
ce al segundo para hipnotizarlo: lo que viene al lugar del yo b l ,, . en este la somb . d 1
.so re e yo , al ob3.eto a. El ob3ºet d 1 ra e objeto cayó
ideal capturando al tonto del yo en sus encantos. t . . o e que se trc t , .
amente, un ob3eto narcisista E' , . a a aqu1 no es, c1er-
. . "n este caso la d ffº
Así, en el estadio del espejo, en la masa, en la hipnosis, reen- e I resto, el desecho, Ja basura . " 1 en 1 lCación es con
contramos estos tres términos: la pareja imaginaria del yo con el En fin, si quisiéramos gr~ficarlo si . . , d
semejante -la identificación del yo con el yo ideal- y el sostén freudiano tendríamos lo siguiente: rv1en onos del esquema
simbólico que la hace posible -el ideal del yo-.
La identificación en la melancolía
a
Antes de pasar a la identificación histérica con el intento de
introducir un distingo respecto de la que acabamos de abordar Se trata del desmontaje del es uema d
para el estadio del espejo y la masa, vale la pena interrogar, ya lazos, la identificación con el 0 bº ctq ' e e la masa: caídos los
que del narcisismo se trata en la identificación especular recién Je 0 a como desecho.
aludida, a qué llama Freud identificación narcisista. Porque
Freud no denomina narcisista a la identificación que "hace
masa", sino que reserva ese calificativo para aquella que se pro-
Una variación. sobr~ el esquema de la masa
duce en la melancolía, esto es, para la sexta (6) consignada en el
para la identificación histérica
cuadro. Propondré
La abordaré aquí, sintéticamente, a partir de la frase cita- variación
da·- que le dedica en Duelo y melancolía: "La sombra del objeto histérica.
cayó sobre el yo" (FREUD 1915, 246). En la melancolía, en el lugar
del objeto perdido, una identificación ... regresiva. Y si
allí una al narcisismo es porque, según el
tipo de elección de objeto que estaba en juego era narcisista. Se
entonces, tal elección de narcisista y la sombra del
objeto ... cae sobre el yo. El yo se -lo que llega al delirio sino
de se satisface en esa cual
o al mismo.
en el caso de la melancolía no
404 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
Ideal
Bibliografía
FJrn_uo, s. (1900): "La interpretación d l
Así, podría señalarse que la "comunidad" que se constituye , .t · ·IV, A· morrortu, Buenos Aires
< · e os ·sueños"
· • · F~n C)/Jras
1986
para las anoréxicas, lejos de ser una comunidad de deseo -caso I<H.EUD, S. (1910): "Un recuerdo inf;ntil d~ L . .
de las histéricas-- es una comunidad de goce. Basta navegar por Completas, op. cit., t. XI eonardo da Vrnci". En Obras
los sitios ·web "Pro-Ana" para constatarlo. FREUD S (1915)· "D 10 '
' · · ue Y melancolía" Fn Ob ,
Volviendo ya a la cuestión del superyó: cuando Lacan se XIV · ' ras Completas, op. cit., t.
refiere a la masa en sus seminarios de los años '70, habla del FREUD, S. (1921): "Psicología de las .m
· asas y a T · ,
Completas, op. cit., t. XVIII. <na is1s üel yo", en Obras
bigotito de Hitler (cf. p. ej. LACAN 1970-71, 20-1-71 y LACAN 1976 77,
FREUD, S. (1923): "El Y_o y el ello" en Obras C' l
16--JI-76). Es una vía que puede tomarse como aproximación al r ACAN J.
" . • IEl. Seminario' libro ·z l .omp etas
(1953-54): .. op Cl·¡ ., t. xrx.
·
I •
fanatismo anoréxico, con la dificultad -pero también el interés-- Paidós, Buenos Aires, 1984. , , . , ,os escritos técnicos de Frcud,
de que Lacan, creo, mantiene en la ambigüedad si el bigotito de LACAN, J. (1957-58): El Seminario / Libro r:; la fi. .
Hitler es ubicable a nivel del objeto --que aquí he propuesto I~m'd,os, Buenos Aires, 1999. v, ·' s ormac1ones d'l · .
e mconsc1e11te,
como llevado a ese lugar del superyó-, o bien corresponde sim-· I.ACAN, J. (l 958): "La dirección de la cura lo . . .
plemente al rasgo unario Habría que desarrollarlo y des- en Escritos JI S1'glo XXI B A' y s pnnc1p10s de su poder"
uenos ll'es 1987
1
, '
plegar la incidencia del superyó en este fanatismo anoréxico 7 . LA~AN, J. (1961-62): Seminario 9, La identifi~ación. inédito
LAC~N, J. (1962-63): El Seminario, Libro .10 L
1
Por el momento señalaré lo siguiente para terminar. Se puede
· ' ª angustza, Paidos, Buenos
• • • ,
AU'es, 2006
decir que si la epidemia histérica es una epidemia de deseo,
puesto que su identificación se produce en la relación del deseo LACAN, I: (1964): El Seminario, Libro 11 Los c ' .
del psicoanálisis Paidós ' uatro conceptos fundamentales
con el deseo, tal identificación se regula por el significante fálico r ACA . ' , ' . 1986.
(<l)). Ahora la ubicación de la epidemia anoréxica en rela··· , N, J. (1969-70): El Seminario libro 17 El - .
Barcelona, Paidós, 1992 . ' ~ ' " reverso del psicoanálisis,
ción con el primado del superyó nos conduce más bien hacia una LACAN, J. (1970-71): El Seminario L1.b 18 . .
de las escrituras que propone Miller para el semblante ' ro · ' De un discurso que no fuera del
(ej. MILLER 1981, 146). Lo que, por lo nos permi- I ACAN I 2009.
· / J. (1973-74): Seminario ¡ ·
adicional: con el llamado goce femenino que, LACAN, J. (1973): "Introdu, . , 1,os n~ ~~cautos yerran, inédito.
cc10n a a ed1c10n d
no de tener relación con el falo ... aun cuando men de los en U e un volu-
se más allá. 8 En el caso de las anorexias --·o, cuando Psicoanálisis Ed' ·, ' no por Uno, Revista Mundial de
. I lClOTI 1995.
menos, en el de de por el valdría la J. (1974-75): Seminario 22, inédito.
pena acercarlas de su . J-,0:76-77): Seminario 24: L'insu que sait de
rre, medito. · s'ailc ti mou.--
7 y anorexia: discursos y fórmulas", en este mismo E. (I 992): La can y los
leerse la localización del en las fórmulas J.-A (1981): "Clínica
Lacan,
de la entre el
AKSMAN
la
acerca
apared-
414 FABlÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES I ACANI
,, , . AN AS SOBRE L . .
ciertas circunstancias se vivenció un primer ataque de angustia. . A NbUJ\OSb ,115
en Juego en la modernidad d l ,
Así se proscribe la angustia, pero reaparece toda vez que no se estado" dep · e os smtoma. .
" . . resivos y ansio-de r . ,, s, en particular los
puede observar la condición protectora (... ). [En verdad] la La ongmalidad del pl t p es1vos (TROBAS 199_8 82)
angustia del yo es frente al superyó. La hostilidad del superyó es - an eo de T b , .
un problema en el mecanismo d 1 ro as nos conduce a ubicar
la situación de la cual el yo se ve precisado de sustraerse".( ... ) El de la n · E e a represi , d f ··
., euros1s. ncontrarnos a uí e . , , on,. ~ ensa principal
superyó es el padre que devino apersonal'' (FREUD 1925, 122). c~on paterna al que hacíamos ;eferse ~esfallec1m1ento de la fun-
Es decir, no es la persona del padre sino el Padre en tanto se mvel. . . enc1a y que se cumple a este
trata de una instancia que regula, ordena y como vimos más arri- La rigurosidad del argumento e , .
ba ha desfallecido en la época actual. Freud y Lacan. . sta sostemda en los textos de
Sabemos que la función paterna está hecha de fallar. Pero rei·-
Por eje~plo, leemos en Freud ue l . . .. ,
teramos que lo que antaño funcionaba de garantía y se plasma- como ya dljimos más arriba en qu ql - a mh1b1_cion que consiste
ba por ejemplo en los ideales (por ej.: querer ser como el padre), 1 h , e e yo sel' 't . ,
o ace para "no verse prec1'sado , im1 a en sus funciones
ha sido declinado y las consecuencias se han naturalizado. ., " a emprend . ,
s10n .(FREUD 1925, 86). El alean ce d e esta afam . e1 una _nueva repre-
,·,
Para el psicoanálisis sin embargo, los llamados nuevos sínto- no quiere vérselas, con las ex1·gencias . d el. elloauon
mas merecen ser interrogados a la luz de lo que no cesa, la O r d enemas el trazado d l , bl . d 1atane a que el yo
. . .
m e superyó.
angustia. 'd e pro ema· si 1- .,
sen tI o porgue el SUJ'eto no q . , b . a repres10n toma su
Trataremos entonces de conmover el término "depresión" y 1 d f' . . mere sa er nada d l
a e imc1ón freudiana del m . . . e o que sabe, tal
construir su estatuto de síntoma, es decir, poder interrogarlo. . . ·· ecan1s1no przncep 8
es to imp 1ica una consecu . ,· en 1a neurosis
Bajo el término depresión entendemos la presencia de un . .
Es en 1a historia enc1a que recae sob l "h· , . ,
que el su1· t re e istorizarse"
desarreglo que manifiesta ser expresión de la inhibición. He aquí e o se construye que v ·
escena que será sancionada co t . ., . emos emerger la
la hipótesis a la cual hemos sido conducidos en nuestro afán de caus~ de sus impedimentos. mo raumahca y le es atribuida la
realizar una lectura estructural de este síntoma "globalizado" Historia que e, , .
En ocasión de un trabajo de investigación acerca de la depre- s necesario que se constru "
.para luego_ no querer saber d d 'l . . ya como ese saber"
sión, nos encontramos articulando esta problemática con la .l b , . na a e e . No es . 1 .
pa a ras. Es la manera de enun ,· l . un s1mp_ e ¡uego de
. oar .
declinación de la función reguladora del Nombre del Padre. marcas inexorables de la . e trabaJo qu e cu1mma en las
Señalamos allí que para el psicoanálisis la depresión es un 1 presencia del Nombr d l p
e que sostic:ne lo reprimido como tal. e e . adre. Es él
síntoma general en relación con el malestar en la cultura, es un ,~hora ~1en, si este operador
nombre de ese malestar. do , eso diseña las modalidad ' . se. ~alla
Se presenta como cobardía moral, y dada la dificultad pode- época. Efectivamente verif , es presentac1on clínica de la
mos leer allí los efectos al límite de la pulsión de muerte. toricidad se localiza 1 icamos en nuestra clínica que la
Se torna necesario aclarar que no nos ocupamos aquí de la ' " en os cuadros que d ·.
q~e la inhibición es la escribe
en las psicosis, cuestión que nos llevaría por otro depresivos. de los ~"''U~•u,o
rumbo, sino de la depresión en las neurosis, no por ello menos El obstáculo que nos Pnr'""h·, ..~
dificultoso de abordar. aquellos casos en los
Trabas en su conferencia llamada de la ausencia de
y síntomas modernos" se interroga acerca de la El de
modernidad y su sintomática.
que realiza es que "En la estructuración de la sub-
moderna, es decir en nuestras hay proba-
blemente algo altera en su raíz el mecanismo de la represión,
lo deprime (el es y en esta alteración puede estar
416 FABIÁN SCHEJTMAN (c:OMI'.)
ELABORACION " .
ES LACANIANN,
Es cuando la amenaza de castración no se vincula al Padre
como agente sino que proviene de la Madre fálica. 2 Frente a este ¿ modo de
debilitamiento de la función paterna, intervendría la inhibición
haciendo renunciar al yo a aquellas funciones que fueran fuente
de angustia. Es decir, el Padre interviene para hacer posible la
represión e instituye la ley de prohibición del incesto. Cuando
esa función se encuentra fallada, el sujeto halla su "refugio", su
defensa de la situación, en la inhibición.
Aquí cobra sentido la referencia que hacemos al texto de
Freud acerca de que el yo no llama en auxilio a una nueva repre-
sión (¡¿cómo podría hacerlo?!) sino que acude a la inhibición.
Los efectos sobre la subjetividad hacen a lo que denomina-
mos un estrago.
El sujeto sometido a esa relación estragante con la madre,
tiene corno último recurso la inhibición que hace al acto, y la
depresión (entendida entonces como el modo de detener la posi-
bilidad de realizar dicho acto), se presenta en la actualidad, en la
época del Otro que no existe, como un nuevo nombre de la civi-
lización.
La falta es causa de deseo, es la marca de "con la madre no"
que realiza el Padre y al estar declinada, fallada esa operación
simbólica, el sujeto deprimido (así su presentación) haya en esa
nueva nominación una justificación para retroceder frente al
deseo.
Por esó nada lo causa hacia constituir esta inhibición en sín-
toma. Ni la historia, ni el saber no se quiere saber que se sabe
ocupan su lugar en el dispositivo analítico.
Lo viene a contar son episodios de la vida. Nada de la
falta corno causa se deja escuchar en el de su sufrimiento.
Porque no está dicho que se siente no sufre.
El obstáculo es el analista se ve a que
hacerse de otro
como
"Esto (~S así" es la ""'",,'""'"t" más habitual en este
tes que nos evoca del destino con el que
estos estados.
l. actual la
··tal como se pre..
no tiene nada de
ll:::l•M.CT'U'''·
"·"''~''"~'"' es de origen
do sería una excitación y
somática es de naturaleza sexual y va
de la en los procesos todos estos
de que el mecanismo de la
en ser desviada de lo psí-
la excitación sexual sornática y causa de ello, un
anormal (FREUD 1895, 108) Los fenómenos de la neuro~
cuando la excitación somática
la
424 FABJÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES LACA e
omitida ··el coito·- que debería haber a la excitación N!ANA, SOBRE LA NElJRosrs
425
sexual, pues no hay posibilidad de coito adecuado entre un
hombre y una El axioma lacaniano "no relación
sexual" debe leerse en este sentido: no relación natural y
armónica entre los sexos en la especie afectada per·
vertida por el lenguaje; entre hombre y no
complementaria de sus goces (LACAN 1981).
Para entonces, no se trata de subrogados del acto
sexual esperable y normal que debería haber y no
(pues no lo hay estructuralmente para nadie), sino del üest)<)rdle
de un goce que angustia al por fuera de la
fálico-fantasmática, cuya es soste·
ner al sujeto neurótico en su ilusoria creencia de que la
sexual armónica, adecuada y satisfactoria existe. La
da psíquica" a la que se refiere Freud puede leerse lacaniana·
mente como un punto de fracaso de esta del goce
que, como el campo de lo
nario·simbólico.
Las elaboraciones de Lacan sobre la
lo largo de su enseñanza. Dado que el tema es1oec:m1co
nos es el ataque de angustia conocido hoy como
pánico, me interesa centrarme en un tema muy
de su Seminario 10, La angustia.
de distintas maneras
426 FAlllÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACIONES
• LACANIAN
. . AS é>OBRE LA
el fantasma 2,un goce que hace vacilar el fantasma en el que se nos casos obligan a f'
·
cos1s. a mar el d'iagnostico
,
sostiene el sujeto neurótico velar lo real.
Esta vacilación produce, a su vez, que el sujeto se encuentre con la
desprovisto de su imagen unificada (yo ideal) sostenida en la Dificultad
mirada del Otro simbólico (Ideal del yo), de las ilusorias
conquistas narcisistas del estadio del espejo en que el objeto del
deseo es seductoramente inofensivo.
Correlativamente, el sujeto también se encuentra
del reconocimiento como persona en el deseo del Otro; más bien J
como objeto, a su capricho. Por eso Lacan
UUAT~AHW de la pregunta
Otro"? El complemento directo ··también
punto de vista "objeto directo"·· indica bien el
angustiante en el que el sujeto reducido a la condición de
objeto para <c~l Otro; y además, pues no sabe
objeto es en el deseo del Otro (LACAN 1962-63, 14).
Ahora es destacar que Lacan relaciona estas
elaboraciones que hemos con el de angws··
tia señal de Freud. Es que no alcanza la angus·
tiante de este objeto .. huésped hostil en el campo de lo imagina·
rio- para que la se le al sujeto como
Para esto será necesario que la misma no funcione como
sino que las hacia escapes no
el mantenimiento de las coordenadas
El llamado de
para el yo e
el fracaso de los semblantes con los que el
suele mantener a raya lo real del goce. Desde las ense·
fianzas del último pensar se trata de un samente al nivel de la
q.~e ,:"eservo (. .. ) como una
ClOn (émoi) (LACAN
20).
de sus
vez, Ludo V. -·escritor
XIX y precursor fireud y de Lacan-·-
como buen causer, que espera el Rubicón para ser cruzado
y para así cesen torturas y sudores (MANSILLA 1890, 83).
nificante. Subraya así, con un ímpetu inusitado, la hiancia subje·· Más allá del Edipo·. go ce fiemenmo
.· 11
tiva: absolutamente identificada con ella, en su delgadez perti··
naz, su cuerpo se reduce a la barra misma que tacha al sujeto. El más afüí del comple·o de E . .
Ahora bien, contrariamente a esta defensora tenaz del deseo, no en la de J dipo, en gernwn
. anunciado en el
en la anoréxica radical no se trata de llevar al extremo ninguna de· la sex ·, con ¡,
· uacwn
estrategia histérica. No hay aquí apelación al Otro del deseo o 1
11
la anorexia dura". Para ello me detendré en
el examen de dichas orientado por un que
formulo a de un que Miller y Eric
Laurent realizaron en El Otro que no existe y sus comités de ética. En
ese curso han la de pensar ciertos fenóme·
nos de nuestra cultura en no del todo y la
·-lado hombre las fórmulas de la sexuación-- sino de
de la -del lado
efec·
civilización con·
MILLER 1996-97, m, v y XVIII) que vale la pena exa·
así. .. más allá del
440 FADIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
ELABORACCONES l.ACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS
44]
¿Pero, en verdad, no había entrevisto ya Freud mismo ese entonces en la zona
rebasamiento cuando (cf. p. ej. FREUD 1933, 120) que para en
la perver·
te o de manera
·-cuando no se lee en feminista- nos indica que, en cuanto
al goce Freud no nos habría tan abandonados
(cf. LACAN 1969·70, 75): para estar tomado todo por el
salido de él como lo hace el
se encuentran en y
suefí.o ··modos en que Lacan veces aborda el
castración es real" (LACAN 1969·70, 136).
Claro la castración y t$ta castra·
del a escribirse
3
442 l'AHIÁN SCHEJTMAN (COMl'.)
ELABORACIONES LAC
" . . ANIANAS
l
la sexuación, en términos de decaimiento --cuando no de que··
branto-· de la función de excepción del padre y, ciertamente, soporta menos ··me parece- de la .
ausencia de la excepción extens10n del no nup ck la
referida asimismo a la operatoria del discurso del capitalismo, se . fl . paterna: el dec] . '
lo nombre ya globalizado o hipermoderno. msu a un paratodismo in 'd't iv l' lL'al de Id
. e l o. Por fin 111· .
Agrego ahora, a los efectos de ese discurso antes goce: lejos de sostenerse en 1 , , ' fhKirl· ni Otro
, e mas alla del
el desvarío de nuestro goce (ej. LACAN 1973, 112) ... de nuestros
d esvano de nuestro goce 1 d . , comp1e¡o d"· l, el
, e esvano del g ' d
po, supone, de esta forma sur ., OCE l' m1Pslro tiem-
goces ··el estallido ya señalado-·. Goces no , . ecusac10n --la del Fd " ipo -.
menos ilimitados por ubicarse por el plus--de-gozar (LACAN 1973,
119-120) --devenido gadget-- y no por el agente de la sin
diferencia Anorexia- ímpug ·, d
. naczon e la re-partición del goce
tos--, sin lazo social pero... obligados --como
se indicó-·. Así lo determina el mercado: para todos ... sin excep-
ción.
Volviendo sobre nuestras fórmulas: en nuestro esta
ausencia de la ···"no ni uno que no"-- no se conti--
núa en el conjunto abierto. La obliteración de la diferencia y el
fanatismo antes referido lo no se hace al no-todo.
Lo que en las fónnulas de la sexuación escribir
mediante una flecha que, de la
divisoria entre los sexos, enlaza el "sin "V·''°'~'"
todo" (perspectiva en modo alguno extraña a la
El
debe situarse sobre este que no ...
tal su
la feminización de la civilización
lada con lucidez por Miller y
6 Esta
que con
ción del "todo" que conlleva su conocida sentencia: que no
ción sexual··, pero es que .. ¡esa es la orientación
del "discurso" del
7 a este vector.
ELABORACIONES LACANJ Al\,\\
FAl.\lÁN SCllEJTMAN (coMl'.)
444
Amor ... exía
Pero la anorexia radical no sólo es
reencontramos en su posición la
nexo entre la negación de la exce1Dc1on
del del mercado. En
al mismo tiempo, el
castración y el de las cosas del amm~ que Lacan
del del capitalismo LACAN I'ln1, h·l·72):
tanto para esta posición como
10
446 FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)
U<Ul.XJVHa, 1994.