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Oralidad y Escritura. Experiencias Desde PDF
Oralidad y Escritura. Experiencias Desde PDF
Oralidad y Escritura. Experiencias Desde PDF
Experiencias desde
la literatura indígena
Oralidad y escritura.
Experiencias desde
la literatura indígena
Coordinadora
Primera Edición en colección Palabras de vuelta, 2014
ISBN: 978-607-424-442-7
Coordinadora: D.R. Luz María Lepe Lira
Diseño de la Edición y la Portada: Cristian López Raventós
Imagen de la Portada: Del lago, Angel Pahuamba, 2012.
Oralidad/Escritura:conexionesydesconexiones
9
El vínculo oralidad-escritura ha sido descrito desde
diversas disciplinas y enfoques: la antropología, la
lingüística, la fonología, los estudios psicolingüísticos y
por supuesto, los estudios literarios aportan vertientes
de análisis para entender las múltiples relaciones
de este binomio; sin embargo, en la mayoría de los
casos, las producciones culturales de las sociedades
primordialmente orales se han mostrado como exóticas
enfatizando su dificultad para acceder a la “ciudad
letrada”, sin un análisis de las implicaciones que el
sistema mundo (Wallerstein, 2004), impuso sobre los
pueblos colonizados, la vitalidad de sus lenguas o el
acceso a esferas de autogobierno que posibilitaran
políticas lingüísticas favorables a la permanencia de sus
lenguas y culturas .
Podríamos decir que las palabras de los pueblos
originarios han recorrido un largo tramo desde
su contexto cotidiano y ritual hasta el registro e
interpretación antropológica o su posterior inclusión en
la literatura2. Los diferentes términos para nombrar las
producciones orales dan cuenta de los posicionamientos
metodológicos con que se ha de abordar esta diferencia:
tradición oral, folclore, literatura popular, literatura oral,
poesía oral, oralitura, entre otros, nos remiten a acciones
concretas para sistematizar o encauzar las palabras de
los otros.
10
Paul Sebillot utilizó en 1881 el término literatura oral
para referirse a una amplia gama de manifestaciones
culturales que incluían cuentos, canciones, chistes y
narraciones enlazadas con el habla cotidiana. Sobre la
poesía oral que Walter Ong (2002) [1982], define como
acontecimiento y no como texto, es Paul Zumthor en
Introducción a la poesía oral (1991) quien argumenta la
especificidad de los rasgos de esta poesía que no tiene
porqué contraponerse o adecuarse a las características
de la poesía escrita. El acento está puesto sobre el
concepto de performance como una:
(…) acción compleja por la que un mensaje poético es
simultáneamente transmitido y percibido, aquí y ahora. Locutor,
destinatario(s), circunstancias (que el texto, por otro lado, con
la ayuda de los medios lingüísticos, los represente o no) se
encuentran concretamente confrontados, indiscutibles. En la
performance coinciden los dos ejes de comunicación social: el
que une el locutor al autor y aquel por el que se unen situación
y tradición” (citado en Lada 2013: 17).
11
como propone Zumthor, el autor del intérprete porque
son los mismos escritores quienes leen “o actúan” sus
obras; en todo caso, como se discutirá más adelante,
serán interpretes de sus comunidades. Entonces se
trata de una performance que tiene un auditor-autor
(punto esencial de la poesía oral) pero el diálogo se
establece no sólo en el momento de la actuación sino
con la comunidad, antes y después del evento de su
emisión. En este sentido, la literatura indígena es un
producto cultural que reúne las características de la
poesía oral- medieval, (siguiendo a Zumthor (1989), con
el concepto de vocalidad), pero también sigue la lógica
de la poesía mediatizada en las redes sociales, de la
cultura escrita. Su difusión y recepción funcionan tanto
para las comunidades que no están alfabetizadas y
aquellos que estamos atrapados por los sonidos de las
lenguas originarias, como para el mundo de la escritura
y la traducción.
Varios estudios entre los que se incluyen Ong
(2002) y Zumthor (1991), consideraron que los pueblos
orales, aunque tuvieron manifestaciones estéticas,
vivieron “sin escritura”, nosotros argumentamos que
las literaturas indígenas se escribieron primero en otros
materiales, utilizando cordeles y colores anudados, los
quipus quechuas, los diseños de tejidos en los huipiles
de las mujeres, los trazos en la cerámica o los signos
de volutas en los códices mesoamericanos; Miguel
Rocha enfatiza cómo las palabras de la tradición están
escritas en formatos diferentes y hasta hace poco
tiempo “las palabras mayores, empiezan a volverse
12
literas (asientos), una forma de estabilizar y asentar las
dinámicas cambiantes de la oralidad”, y continua
(…) las letras, símbolos o signos escritos, casi siempre han
sido complementos, no necesariamente sustitutos de la palabra
oral. Se dice y se hace, se canta y se cuenta e incluso se escribe
fonéticamente para recrear y arraigar en la memoria colectiva
oral.
13
difunden la lengua y la cultura, generadores de textos
y de lectores, muchos de los cuales no hablamos una
lengua indígena.
Las líneas que cruzan este libro son como espirales
que regresan de una manera diferente a los puntos
nodales de las disertaciones en los ámbitos teórico
y estético-creativo, la interlocución se genera en la
referencialidad que unos hacen de los otros. La suerte
de este libro es haber reunido los diálogos abiertos que
los escritores sostienen en los encuentros literarios y en
conversaciones personales: así Miguel Rocha habla de
Fredy Chikangana y de la oralitura como una posición
ética y estética de los escritores indígenas colombianos;
Isaac Carrillo Can señala la influencia del maestro
Feliciano Sánchez Chan en la promoción de los libros
publicados en maya y su impulso para la formación de
escritores; Irma Pineda refiere a Javier Castellanos como
uno de los precursores del género de la novela en lengua
zapoteca y, junto a Juan Gregorio Regino, comparte la
búsqueda de los géneros tradicionales. Adicionalmente,
la referencialidad a su cultura es permanente en su
participación como autores y críticos del proceso que
revitaliza sus lenguas.
La relación oralidad-escritura en el caso de la
literatura indígena ha permeado los ámbitos de la
recepción, la creación y la teoría literaria. Las marcas
orales son el enclave de las tensiones que se producen
en estos textos: la tensión oralidad-escritura, ficción-no
ficción, y traslación-traducción cultural3 intervienen en
14
los procesos de recepción y difusión, pero también son
elementos para el desarrollo de la crítica literaria.
En cuanto a la recepción de la literatura indígena,
la oralidad ha sido esencial. Se ha difundido a través
de lecturas de poesía, puestas en escena, programas
de radio, cantos y conversatorios. Sin estos procesos
compartidos en festivales que se organizan en todo
el mundo (entre los que destacaríamos el Festival
Internacional de Poesía de Medellín, Colombia, por
su capacidad de llevar a las plazas públicas la voz de
poetas de toda América), la visibilidad de los escritores
indígenas estaría reducida a espacios locales y sin
dialogo con los escritores de las lenguas políticamente
fuertes.
Por lo que se refiere a la creación literaria, es necesario
marcar una diferencia entre los rasgos de la oralidad en la
historia de la literatura y quizás de manera más evidente
en autores latinoamericanos como García Márquez,
Vargas Llosa, Arguedas o Rulfo que incluyen elementos
orales en sus textos; y los autores(as) indígenas que
usan la oralidad no como un mero ejercicio descriptivo
para ilustrar la voz viva de los personajes, sino
utilizando los rasgos orales como elementos estéticos,
como un artefacto generativo de otras subjetividades y
propuestas textuales. Lo nuevo en la literatura indígena,
las palabras y la manera de enunciarlas, se construye
en la exploración de sus lenguas y de sus géneros
tradicionales en la contraposición y mezcla con los
recursos estilísticos de la literatura más conocida.
15
En cuanto a la teoría literaria, la inserción de la
oralidad como artefacto problematiza algunas nociones:
por ejemplo el concepto de autoría es repensado por los
escritores pues al tomar la tradición oral y recrearla, se
preguntan si lo que existe es un autor colectivo y, en ese
caso, cuál es su función como creadores.
Otra brecha se abre en torno a la traducción literaria.
En la literatura indígena, el autor escribe en las dos
lenguas y la negociación traductológica se realiza
desde la vivencia cultural de los dos mundos que le son
propios. La auto-traducción surgió como una necesidad;
Irma Pineda, Javier Castellanos, Isaac Carrillo y Mikeas
Sánchez, entre otros autores, han publicado algunas
de sus reflexiones en torno a este proceso que se va
profesionalizando y percibiendo como oportunidad y, al
mismo tiempo como reto, a través de programas como
el de Traducción Literaria del Banff Centre of Canadá,
que anualmente otorga becas de traducción a escritores
indígenas.
Los planteamientos que se desprenden de los ámbitos
mencionados entrelazan la situación de la literatura
indígena contemporánea y su vínculo con la oralidad.
Presento a los autores tejiendo sus argumentos, si
se me permite la imagen, con varios hilos, que no
necesariamente corresponden a los bloques en que se
dividió este libro sino a la discusión sostenida y abierta
entre los autores y su obra.
1) El vínculo oralidad- oralitura- escritura
Miguel Rocha en Palabras mayores, palabras vivas
(2012), expone la travesía del concepto oralitura entre
16
algunos poetas de Colombia y Chile como un proyecto
en construcción y diálogo entre Elicura Chihuailaf, Fredy
Chikangana y Hugo Jamioy; y lo circunscribe, en cierta
forma, a los escritores del área de influencia quechua,
en el suroccidente colombiano. El poeta mapuche
Chihuailaf define la oralitura como “nuestra Palabra ya
escribiéndose, pero al lado de la oralidad” (citado en
Rocha, 2012: 110); Chikangana, señala que se trata
de “retomar las expresiones, formas de nombrar el
universo, los cantos y leyendas de origen nativo para
que en una especie de híbrido mantengan la esencia
en el mundo indígena y puedan llegar a la sociedad en
general”, de esta manera comparte con Rocha la idea
de la oralitura como un aporte a la construcción de una
sociedad multicultural y multilingüe. Rocha describe las
oraliteraturas contemporáneas:
caracterizadas por sus aporte al diálogo entre culturas, (…)
formadas por las obras de escritores indígenas o de origen
indígena, que incorporan y dinamizan las voces, lenguas y
visiones de sus mundos predominantemente orales, mediante
ejercicios de complementariedad expresados en la escritura
literaria creativa, escritura susceptible de recrear y actualizar
las oralidades comunitarias y/o urbanas (2012: 110).
17
con sonidos y altibajos, con entonaciones y silencios4.
Esta expectativa se encuentra en algunas propuestas
editoriales que incluyen, junto al libro impreso,
elementos visuales o sonoros generalmente en la voz
de sus autores. De alguna forma hay una insistencia en
recuperar el ritmo y la cadencia de la lengua indígena
y conseguir que la oralidad se sostenga como un hilo
cultural que transmite la particularidad musical de otra
forma de sonido.
La edición con elementos sonoros responde también
al proceso de difusión y recepción, no sólo porque los
posibles lectores probablemente no están alfabetizados
en la lengua (en este grupo se incluyen los hablantes de
lenguas originarias y por supuesto, los mestizos), sino
porque al ser una literatura tan diversa lingüísticamente
es posible que el acercamiento a la experiencia estética
ocurra justamente por la exposición a su sonido.
Como señalé en los párrafos anteriores, centrarnos en
la oralidad nos lleva a mostrar algunas de las tensiones
del texto literario indígena, sobre todo aquellas que
relacionan el sonido y la escritura. La primera, tiene que
ver con el registro de los sonidos de la otra lengua y
su traducción; esta tensión traductológica se acompaña
del remanente de la intraducibilidad, una tendencia de la
poesía indígena por incluir los sonidos de la naturaleza
hasta el límite en que sólo sean sonidos, onomatopeyas
o cantos de pájaros, como ocurre con el poema de
18
Humberto Ak’abal5. Roberto Viereck (2007) llama a este
punto el grado cero de traducción porque los sonidos
son representados en el texto como sustitutos de la
oralidad original, imposibilitados para tener otra grafía o
traducción.
La segunda tensión es el uso de elementos formularios
orales que son parte de la colectividad y remiten al
asunto de la autoría individual o colectiva. Si bien es
cierto que muchos de los escritores (as) indígenas
parten de la tradición oral también hay una conciencia
de su transformación en la creación de nuevos textos.
Chikangana considera que “en la creación existe un
ligamento con lo comunitario que hace que el individuo no
sea el protagonista solitario sino más bien un mensajero
del quehacer de su pueblo indígena”, al mismo tiempo
reconoce en el oralitor a alguien capaz de pulir la
palabra, y en la oralitura, la oportunidad de repensarse
culturalmente “examinar el contexto de las lenguas, (…)
qué cantos siguen en la voz de los ancianos, cuáles
podemos salvar del olvido, pero también cuáles (…)
podemos elevar al grado digno que les corresponde”;
el oralitor será el que “puede hacer ese viaje de regreso
hacia la memoria para expresar en forma escrita desde
su lengua nativa y desde el castellano lo relacionado con
su mundo y con los elementos o valores de su cultura”.
Si seguimos esta idea, en la oralitura estaría la
posibilidad del encuentro profundo con el otro, el
respeto por la diferencia; Rocío González construye
una argumentación desde el pensamiento occidental
de Lévinas y Kapušciński para incluir a los otros, para
5. Klis, klis, klis/ Choc, choc, choc/ Tz’unun, tz’unun, tz’unun/ B’uqpurix,
b’uqpurix, b’uqpurix... (fragmento, Ak’abal)
19
poner en diálogo la diferencia que ha sido depositada en
los indígenas. Sobre estas nociones muestra cómo se
vincula y actúa el pensamiento indígena en la relación
sociedad-individuo.
Para González se trata de articular los discursos de
la literatura occidental con las preocupaciones de los
escritores indígenas contemporáneos y, observar en sus
propuestas, los efectos de la discriminación y el racismo
impuesto por la colonización, así como las implicaciones
que tuvieron sobre los saberes, la lengua y la concepción
del mundo indígena.
González se pregunta cuáles son los retos de los
escritores (as) indígenas en torno a la conservación de
su pasado y a la innovación, y cómo podrían responder
a dos tradiciones que les son propias. En esta dicotomía,
que por supuesto incluye la escritura bilingüe, hace
hincapié en las dos lenguas del escritor, en la necesidad
de su profesionalización y en el desafío de jugar con el
lenguaje y con su propia lógica, una que se redescubre
en las lenguas indígenas y se reinventa en la experiencia
dialógica.
2) Reconocimiento de los géneros literarios de las
lenguas indígenas y de su tradición-traducción
Una de las inquietudes que comparten los escritores
(as) es la exploración de los géneros literarios de cada
cultura; se preguntan constantemente cómo definir
lo poético y cómo diferenciar o enlazar su producción
con la tradición retórica, estilística y comunitaria que
no necesariamente corresponde a los cánones de las
literaturas nacionales o las literaturas occidentales.
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Por ejemplo, Juan Gregorio Regino diferencia la
poesía comunitaria de la poesía indígena, la primera tiene
su base en la tradición y en los elementos sagrados para
la comunidad; y la segunda, mantiene una interlocución
con las propuestas de la literatura universal. Su texto
enfatiza la existencia de géneros tradicionales (aquellos
que están ligados a la cosmovisión, al diálogo con el
origen y con los espíritus de la naturaleza); y señala
cómo desde ellos, las creaciones contemporáneas
desritualizan la forma, por ejemplo del nijmi (las palabras
que se usan para curar), e incorporan nuevas temáticas
y conceptos.
Juan Gregorio reconoce los siguientes géneros
tradicionales:
(…) én xota chijnie (palabra de gente sabia) que es de tipo
ceremonial empleado para interceder entre lo profano y lo
sagrado; én xcha (palabra antigua) es el género que explica
el origen del mundo, los hombres, los animales y las cosas; én
kján (palabra alegre) es la palabra para el entretenimiento donde
abundan las comparaciones y el buen humor y, én kjuabotixoma
(palabras para aconsejar) en el que se agrupan las normas y
enseñanzas que se transmiten a las nuevas generaciones y que
se expresan públicamente
21
en un proceso continuo y natural de corrección de palabras y
conceptos, de la estructura gramatical y de la música implícita
en las tonalidades del idioma, pues nuestra literatura debe
tratar de recoger la muy variada gama de tonalidades y de
ritmos, enriqueciendo así la manera de escribir en las lenguas
originarias.
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incorporarlo como un género literario que no pertenecía
a la tradición indígena pero que se agrega desde la
tradición occidental.
Por su parte, Isaac Carrillo Can marca la dificultad
para traducir o analizar desde la perspectiva del español
los géneros del maya-yucateco; aunque desde la cultura
maya se reconocen las diferencias, es frecuente que
en español las sutilezas en la construcciones textuales
se agrupen bajo un rotulo común como cuentos o
narraciones.
Carrillo Can señala los siguientes géneros:
Iik’tili: fábula: Conseja, evento o patraña.
T’alantsil t’aan: Palabras obscuras y cuentos que no
se dejan entender.
Weeyil t’aan: Relatos que hacen hombres con hombres
o mujeres con mujeres acerca de sus parejas.
Kan siya’an: Relatos acerca de la vida de una persona.
Jujub t’aan: Relatos que se hacen para causar risa, en
la mayoría de los casos destaca tanto el tema como la
forma de contarlo.
Considero que es central explorar la relación entre
la conciencia metalingüística de los escritores con su
lengua y el conocimiento de los géneros tradicionales.
La agudeza en las clasificaciones genéricas que
empiezan a proponernos, tanto en la construcción
textual como en la forma de expresión, (el conocimiento
gramatical y pragmático del lenguaje usado), nos remiten
necesariamente a su habilidad bilingüe.
Es el grupo de escritores bilingües los que, en
este texto y en el movimiento literario en general,
23
están indagando y descubriendo nuevas propuestas
estilísticas y culturales. Me parece que una de las líneas
de investigación que podría seguirse está centrada
en la intersección entre el lenguaje tradicional (en su
estructura lingüística y comunicativa) y la experiencia
bilingüe y bilenguajeante, en el sentido en que lo
expresa Walter Mignolo (2003), donde la competencia
comunicativa no está solamente en la habilidad bilingüe
(el conocimiento de los códigos lingüísticos), sino en la
capacidad bilenguajeante, es decir, en la destreza para
trasladar los elementos culturales a la lengua de llegada.
3) Escritura en lenguas originarias y formación de
escritores indígenas
Hay una pregunta incisiva que nos ha hecho Javier
Castellanos, ¿para qué se escribe en lengua indígena?,
¿para quién? Los datos que nos presenta revelan la
desigualdad en la publicación en lenguas originarias
contra la cantidad de textos en español dentro de los
catálogos de publicaciones en Oaxaca (uno de los
estados con mayor diversidad lingüística en México).
La búsqueda de lectores de lenguas originarias
es, sin duda, un desafío para los escritores indígenas
considerando el rezago en la alfabetización de
estas lenguas como consecuencia de la política
de castellanización, y los procesos actuales de
estandarización de alfabetos.
Durante la década de los ochenta y noventa los
escritores indígenas se congregaron en su función de
profesores, escribieron para enseñar a sus coterráneos
a leer en su lengua, se abalanzaron sobre los modelos
24
que imponían las reformas educativas para incidir en
una primera propuesta de educación bilingüe y bicultural
(Hernández, 1998); aunque estas luchas continúan, y
quizás no es casualidad que los escritores aquí reunidos
sean o hayan sido profesores, es pertinente señalar
que la nueva generación tiene la intención explícita de
formarse como escritores, de separar la enseñanza de la
lengua de la función creativa y exploratoria que posibilita
el lenguaje literario.
Para los escritores indígenas enseñar la lengua y
enseñar a escribir literatura se convierte en un evento
continuo, tanto a través de la oralidad (en la experiencia
de la lengua tsotsil), como a través de la escritura en los
talleres de literatura indígena en maya peninsular.
Rosenda de la Cruz nos comparte las iniciativas del
grupo Sna Jtz’ibajom para llevar a las comunidades las
obras de teatro guiñol con las primeras producciones de
escritores tsotsiles, y los talleres permanentes de lecto-
escritura Chanobvun ta Bats’i K’op en las escuelas en
Zinancatán, Chamula y Tenejapa donde se estimula a
los niños a escribir cuentos, relatos y sueños que son
publicados en la colección “Nuestras semillas literarias”.
De la Cruz también nos señala las últimas producciones
literarias de este grupo y la apuesta por escribir desde la
raíz y desde la lengua, en la búsqueda del Lekil Kuxlejal,
el buen vivir de las comunidades. Su texto remarca la
tradición y la generación de una escritura intrínsecamente
ligada a ella, pensamiento que comparte con otros
autores.
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En el maya-yucateco, el proceso de escritura de la
lengua tiene más tiempo, hay un avance significativo
en la alfabetización y por ende, un mayor impulso a la
literatura. Esto es evidente en los comentarios de los
dos escritores que participan en esta compilación y que
pertenecen a dos generaciones: Feliciano Sánchez
Chan, formador y maestro de Isaac Carrillo Can, joven
escritor reconocido con el Premio Nezahualcóyotl 2010;
ambos señalan la Escuela de Creación en Lengua
Maya como un eje para la formación de escritores y la
revitalización de la lengua.
Isaac Carrillo Can centra su argumento en las
oportunidades y avatares que presentan tres grupos de
posibles lectores: los hablantes monolingües en lengua
maya, los bilingües y los monolingües en español. Esta
clasificación en bloques le permite exponer el contexto
de la lengua, considerando aspectos sociolingüísticos
como la motivación para hablarla, la accesibilidad a los
textos y la alfabetización de la lengua maya.
Las condiciones de lectura se vuelven el eje que
cruza la situación de cada grupo, Carrillo Can discierne
cómo serán leídos los textos en lengua maya y cuál es la
relación de esta lectura con la traducción. Este aspecto
es central pues la participación de cada grupo y su
relación con la lengua, es un elemento esencial para el
desarrollo de la literatura indígena.
Considera que el grupo de los monolingües son,
idealmente, quienes mejor pueden leer y juzgar las
producciones literarias, pero también tienen menor
acceso a la educación y por lo tanto, el reto inicial
es la alfabetización. En el grupo de los bilingües se
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encontrarán aquellos hablantes con oportunidad para
disfrutar y exigir textos en lengua maya y para fomentar,
desde diversas disciplinas y actividades, acciones de
uso y reforzamiento de la lengua. Para Carrillo Can, los
bilingües son el motor de la revitalización lingüística y
de la transmisión generacional, no sólo de padres a
hijos, sino también los hablantes menores de 15 años
que siendo instruidos en español, siguen usando en los
pasillos de la escuela y con sus padres, la lengua maya.
En el último grupo estarán los monolingües en español
o en otra lengua que están motivados por aprender
maya. Estos son lectores iniciales que preferirán
la lengua originaria a la traducción, pero requieren
mayores apoyos para lograr este objetivo. La conciencia
de Carrillo Can sobre las condiciones de sus posibles
lectores, es un indicador de la madurez de la literatura
maya y de los efectos que como escritor está buscando.
Precisamente sobre el aspecto de la traducción,
Feliciano Sánchez Chan señala que incluso los eventos
generados para promover esta literatura tales como los
premios nacionales, se evalúan básicamente en su
traducción al español. Aunque hay una conciencia de la
dificultad para encontrar lectores especializados en todas
las lenguas originarias de México, el cuestionamiento
es sobre la primacía de la lengua de contacto que debe
cuidarse y pulirse al máximo, pareciera que ser un buen
poeta indígena significa volverse un excelente traductor.
Las implicaciones de esta circunstancia en la lectura se
encuentran también en el ámbito de la crítica literaria;
Sánchez Chan enfatiza cómo la mayoría de quienes
nos acercamos para entender, describir o proponer
27
sobre el movimiento de literatura indígena, lo hacemos
desde la lengua de contacto y generalmente, desde
la visión occidental. Desde este lugar, el desafío es
trabajar conjuntamente con los autores y, desde su
lengua, construir caminos para nombrar sus géneros y
sus vías creativas. Desde la senda de los escritores se
observa una propuesta de formación, la apuesta por la
profesionalización y la exploración de la lengua.
A grandes rasgos he mostrado las discusiones y el
momento en que nos encontramos en el movimiento de
literatura indígena, los textos que aquí se reúnen explicitan
los vericuetos, los encuentros y desencuentros de esta
experiencia. Para finalizar sólo quisiera mencionar
que algunos de estos textos, como muchos de los que
podríamos leer, fueron en su inicio concebidos para
exponerse en voz alta, fonados por sus autores en sus
lenguas o en español. De esta manera, al ser un libro que
intenta mostrar la oralidad y su relación con la escritura
se decidió que permanecieran las connotaciones orales
y de estilo propio del habla, modificándose solamente
aquellos elementos que podrían dificultar la lectura; este
libro pretende ser una especie de bisagra que articula
con su movimiento la puerta hacia dos mundos: el oral
y el escrito.
Se publicó en español sin la traducción a las lenguas
originarias de sus autores porque como Rocío González
nos señala: el español es también una lengua de los
escritores(as) indígenas, la lengua franca con la que
podemos pensar y discutir juntos.
28
Referencias bibliográficas
29
Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
30
Literatura indígena y tradición comunitaria
Literatura Indígena y
Tradición comunitaria
31
32
Literatura indígena y tradición comunitaria
33
Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
34
Literatura indígena y tradición comunitaria
35
Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
36
Literatura indígena y tradición comunitaria
37
Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
38
Literatura indígena y tradición comunitaria
39
Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
40
Literatura indígena y tradición comunitaria
41
Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
42
Literatura indígena y tradición comunitaria
43
Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
44
Literatura indígena y tradición comunitaria
Javier Castellanos
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Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
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Literatura indígena y tradición comunitaria
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Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
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Literatura indígena y tradición comunitaria
O,NatalioHernández,quebuscaafanosamenteuncamino
para el despertar y que escribe en náhuatl lo siguiente:
a veces pienso que los indios
Quemantica nimachilia esperamos a un hombre
Tehuan timasehualme tichia que todo lo pueda,
Se tlacatl tlen nochi hueli que todo lo sepa,
Ihuan nochi quimatl: que ayude a resolver todos
Yehuatl huelis tech maquixtis. nuestros problemas.
pero ese hombre que todo lo puede
Inin tlacatl tlen nochi hueli y que todo lo sabe,
Ihuan nochi quimati nunca llegará:
Amo queman asis: porque vive en nosotros,
Ipampa tohuan itztoc, se encuentra en nosotros,
Tohuaya nemi, camina con nosotros,
Pehuaya tlachia,
empieza a despertar: aún duerme.
Nohua cochtoc.
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Literatura indígena y tradición comunitaria
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Literatura indígena y tradición comunitaria
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Literatura indígena y tradición comunitaria
Irma Pineda
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Literatura indígena y tradición comunitaria
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Literatura indígena y tradición comunitaria
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Literatura indígena y tradición comunitaria
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Literatura indígena y tradición comunitaria
Cayaba nisaguié
Cagaa bendabuaa
Zeeda ca ti nguiu’
Biari’ guicharuaa
En una traducción más libre podríamos voltearlo al
español de la siguiente manera:
Está cayendo la lluvia
Están cayendo camarones
Viene un hombre
De este tamaño es su barba
En la versión en diidxazá, el segundo y cuarto verso
riman, facilitando la musicalidad, por lo que en los
días de lluvia, este canto nos servía a los niños para
tomarnos de la mano y correr en ronda, al llegar al último
verso, nos soltábamos las manos y hacíamos un gesto
descendiente de nuestra barbilla al pecho, indicando la
longitud de la barba imaginaria.
La versión en español, en cambio, se mira despojada
de la gracia de la rima y el ritmo. Lo mismo ocurre
en el siguiente canto que mi madre, como muchas
madres binnizá, usaba para arrullarnos en la infancia,
precisamente por su ritmo, el cual desaparece en la
versión en español:
Pora gule bicuhiini
Guleme numbá las doce
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Literatura indígena y tradición comunitaria
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Literatura indígena y tradición comunitaria
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Literatura indígena y tradición comunitaria
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Oralidad/Escritura:
conexiones y
desconexiones
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Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
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Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
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Oralidad/ Escritura: conexiones y desconexiones
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Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
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Oralidad/ Escritura: conexiones y desconexiones
81
Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
82
Oralidad/ Escritura: conexiones y desconexiones
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Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
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Oralidad/ Escritura: conexiones y desconexiones
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Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
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Oralidad/ Escritura: conexiones y desconexiones
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Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
88
Oralidad/ Escritura: conexiones y desconexiones
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Oralidad y escritura. Experiencias desde la literatura indígena
del fogón
respirando el aroma del pan horneado por mi abuela, mi madre,
o la tía María
mientras mi padre y mi abuelo –Lonko de la comunidad-
observaban con atención y respeto
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Oralidad/ Escritura: conexiones y desconexiones
el pájaro gorrión
desterrado de su nido
Tiene vida nuevamente
las dulces palabras
De noche florecida
Tiene vida nuevamente
la duda del hermano
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Referencias bibliográficas
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Oralidad/ Escritura: conexiones y desconexiones
Palabras de vueltas
(Ora)literaturas indígenas contemporáneas en
Colombia y algunas
de sus conexiones continentales
HUK
Escribir con la gente, para la gente
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ISHKAY
Las quemas de la memoria
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KIMSA
¿Amanecer o revolcón?
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TAWA
Mandando cartas a otros mundos
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PISHKA
Hay que saber leer los libros de Carlomagno o el Rey
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Oralidad/ Escritura: conexiones y desconexiones
PICHKA
Palabras de vuelta en casa
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Referencias bibliográficas
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Rocío González
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Referencias bibliográficas
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Leer para escribir. Los
escritores indígenas
como formadores de
lectores
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Referencias Bibliográficas
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16. http://lema.rae.es/drae/?val=lengua
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Y continúa
En las culturas antiguas fue frecuente las composiciones
sagradas, conservadas por tradición oral, tuvieran en la medida
y en el ritmo auxiliares poderosos que facilitaban su retención
en la memoria (…) El análisis literario de esta composiciones
pone de manifiesto algunas de sus características; además del
ritmo y el metro, existe en ellos el paralelismo, la repetición con
variantes de un mismo pensamiento.
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Referencias bibliográficas
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Escritores y escritoras
Escritores y escritoras
Isaac Esaú Carrillo Can. Escritor maya, licenciado en
Educación Artística por la Escuela Normal Superior de
Yucatán. En el año 2007 recibió el Premio Nacional
de Literatura en Lengua Maya Peninsular “Waldemar
Noh Tzec”, convocado por el Ayuntamiento de Calkiní,
Campeche, por el cuento Ba’alo’ob mix juntéen u’uya’ak /
Cosas nunca antes oídas. En el 2008 ocupó el primer lugar
en los VII Juegos Literarios Nacionales Universitarios
de la Universidad Autónoma de Yucatán, en el género
de narrativa en Lengua Maya, Premio “Alfredo Barrera
Vázquez” por el cuento: U yáakam pak’o’ob/ El lamento
de las paredes. En 2010 fue galardonado con el Premio
Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas por
la novela U yóok’otilo’ ob áak’ab. Danzas de la noche.
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Oralidad y Escritura. Experiencias desde la literatura
indígena, se terminó de editar y publicar el día 21 de
enero de 2014, en los talleres gráficos de Editorial
Morevalladolid S. de R.L. de C.V. con un tiraje de 1000
ejemplares.