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¿EN LA IGLESIA CATÓLICA SUBSISTE LA IGLESIA INSTITUIDA POR CRISTO?

ELKIN WBEIMAR CARVAJAL PALACIOS


Estudiante de III año de la etapa configurativa

SEMINARIO MAYOR LA PROVIDENCIA

EL ESPINAL TOLIMA

2020
¿EN LA IGLESIA CATÓLICA SUBSISTE LA IGLESIA INSTITUIDA POR CRISTO?

Desde la infancia, cada ser humano comienza a tener uso de razón y alterno a ello

viene el sentido de la percepción de manera más consiente; motivo por el cual, una de las

figuras que comenzamos a crear en nuestra mente son las diversas imágenes de las

instituciones que comenzamos a conocer, gracias al contacto social que nos ayuda a tener

nuestros padres o tutores. Es por ello, que vamos al jardín, a la escuela, a la academia de

artes, pero sobre todo, a mi parecer hay una que para muchos es inolvidable por dos motivos:

primero porque van y descubren un algo que representa real importancia para su vida y

segundo porque les parece algo harto, pero toca ir porque nos lo imponen, es lo que puede

sentirse por parte de algunos chicos cuando van a la Iglesia.

Es a partir de esta realidad, que comenzamos a entender a esta institución que se ha

creado en el tiempo y para el tiempo, sin embargo, al hablar de ella no se tiene clara cuál es la

Imagen que nos muestra realmente lo que ella significa y más aún cuando nos encontramos

con una diversidad de cultos religiosos y continuo a ello, hallamos que para algunos es una

estructura de ladrillos donde se congrega un tipo de gente, para otros es un movimiento de

personas que tienen una doctrina en la que se basan, guiados por una deidad divina, para otros

es una sociedad que mezcla lo humano y lo divino y sucesivamente podríamos enumerar

otros sin número de definiciones, por lo que nos remite a preguntarnos cuál es realmente la

Iglesia o a que se le llama Iglesia?

Pues bien, adentrándonos en el tema hemos de ahondar en el origen de ella, por lo que

se puede decir que es de carácter humano-divino, entendiendo que fue instituida por

Jesucristo, el hijo de Dios; el verdadero Dios y verdadero hombre y en su paso por la tierra

llamó a un grupo de personas para que fueran sus discípulos a quienes les enseño su doctrina

y lo que debían de hacer para dar continuidad a la obra que hoy conocemos por Iglesia, pero

bien sabemos que el murió, resucito y ascendió a los cielos un hecho post-pascual, pero antes

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había prometido a sus apóstoles que enviaría el Espíritu Santo para que los acompañara en

su misión como lo encontramos en el Evangelio cuando anunció “he hablado de esto ahora

que estoy a vuestro lado, para que el defensor, el Espíritu Santo, que enviará el padre en mi

nombre, será quien lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho” San Juan

(14,21-26).

Y efectivamente, es por esto que comprendemos que es Dios quien en el transcurrir de

la historia se ha valido de los seres humanos, para seguir dando continuidad a su plan

salvífico, reflejado en cada uno de los acontecimientos que conocemos en las primeras

comunidades cristianas de la Iglesia desde la experiencia del Pentecostés, donde se dio el

cumplimiento a la palabra ya antes citada. Llenos del Espíritu Santo que había descendido

sobre el colegio apostólico y la santísima virgen María, se da inicio a la labor misionera del

anuncio de la palabra y de la experiencia de encuentro con el resucitado, por lo que

podríamos ir viendo hasta aquí que la imagen de la Iglesia no es el conjunto de unos ladrillos

sino el conjunto de personas que acompañados por la gracia del Espíritu Divino, van dando a

conocer su experiencia de encuentro con Jesús.

Por otro lado, podemos decir que la figura que Cristo instaura sobre la Iglesia se

convierte un sacramento de salvación, del mismo modo que él es el signo salvífico del padre,

él instaura una figura semejante a él para que todos los hombres encuentren la salvación.

Además vemos que en la instauración de su Iglesia encomendó el poder a sus apóstoles y de

manera más especial a Pedro a quien le confirió el poder de atar y desatar (Mt 16,19) para

que así cumplieran fielmente la tarea de la evangelización. Es por ello que podemos entender

que este es un signo que aun hoy persiste en la Iglesia católica, convirtiéndola así en una de

las instituciones religiosas en la cual se halla los signos salvíficos en su totalidad a diferencia

de otros grupos religiosos que también profesan su fe en Cristo, pero no mantienen el

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mandato original de la doctrina de la nueva Alianza donde los sacramentos juegan un papel

de gran importancia.

Así mismo, podemos encontrarnos con la imagen que refleja la unidad entre los fieles

de la comunidad como se ve en la eucaristía, como lo expresa en: (I Cor 11,25 y Lc 22,20) y

que nos ratifica en Jn 17, 21-22 donde encomienda a todos los que ha adquirido y a los por

su palabra también creerán, con tal que en ellos reine la unidad del mismo modo que reina

entre la comunidad trinitaria. En continuidad podemos nombrar el ministerio pretino que es la

imagen que subsiste dentro de la Iglesia católica y es de gran importancia no solo para este

grupo, sino para los demás cristianos que nos recuerda que él como sucesor de Pedro nos

llama a la unidad de la Iglesia.

Además, podemos añadir a ello la sucesión apostólica que se convierte en una base y

fundamento para la construcción de la misma y en una estructura eclesial inalienable al

servicio de todos los cristianos (Comisión Teológica Internacional, 2020), donde podemos

entender que en realidad esto se mantiene como testimonio de esa primera base cristiana, lo

cual convierte al resto de cristinos en piedras vivas que se han insertado en el edificio o

cuerpo místico del Señor.

De igual modo, hemos de entender esta sucesión como un ministerio que empezó con

los apóstoles y a quienes ellos han ido eligiendo en la línea del tiempo, guiados por la gracia

de su defensor a quienes lo sucedan mediante la imposición de las manos, que se ha

convertido en un signo muy disiente desde los Hechos de los Apóstoles, de manera particular

con la conversión de Saulo como lo atestigua el mismo libro (Hch 9,17) hasta nuestros días

donde los Obispos confieren los ministerios comunicando la gracia del Espíritu Santo

mediante este signo.

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Es decir, que aunque en la Iglesia católica este la totalidad sacramental, no se puede

decir que allí también este la totalidad del pueblo de Dios, insertados en el cuerpo místico

por el bautismo, más si se puede decir que en ella y en quienes viven en plena comunión con

la misma, no solo subsiste la gracia sacramental sino otros elementos que ya hemos visto con

anterioridad, que la identifican como la Iglesia instaurada por el Señor y pide a cada

miembro seguir dando testimonio como sacerdotes reales y miembros de la Iglesia, guidados

por el Espíritu santo creador y dador de vida.

REFERENCIA

Comisión Teológica Internacional. (11 de mayo de 2020). Vatican.va. Obtenido de


http://www.vatican.va/roman_/curia/congregations/cfaith/cti_documents/rc_cti_1973_suc
cessioneapostolica_sp.html

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