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Como seres humanos hemos de ser conscientes que cada ser está compuesto de una
dualidad irrevocable (alma-cuerpo) y esto nos remite a pensar en que estas dos realidades
tiene un mismo origen en cuanto a la existencia, por lo que nos permite adentrarnos a
estudiar estas dos partes una que es complemento de la otra. Por ello, al pensar en la realidad
corpórea vemos que su inicio se da desde la concepción y alterno a ella vemos que el ser de la
Sin embargo, con la vida espiritual vemos que se puede presentar una acepción, en
perfección de esta parte en cuanto a su existencia , es por ello, que hemos de preguntarnos
como se da el verdadero inicio para el bienestar de esta dimensión de la vida humana; por
Es decir, que mediante los efectos producidos por la gracia de los sacramentos y de
de la parte espiritual, por tanto, al recibir la gracia de este sacramento la persona es admitida
familia cristiana, que a su vez es un cuerpo conformado por muchos miembros, que
experiencial se puede percibir de una manera diferente, en cuanto que pese a las
como una puerta que da paso a no mantener esta unión, tal como lo podemos constatar en la
transcurso de la historia , que siendo la Iglesia católica una sola institución donde se
este parte ecuménica y también repercutido en los sucesores de Pedro, tal como lo indica la
carta encíclica Ut unum sint, de San Juan Pablo II donde se manifiesta el claro deseo de
volver a la unidad de todos los cristianos, tal como lo vemos en los apartados de este
documento.
Para empezar nos propone ver el compromiso ecuménico de la Iglesia católica, que
comunión que la constituye: a reunir a todos y a todo en Cristo; a ser para todos “sacramento
sentimiento de unidad se puede percibir no solo en el nuevo Pueblo de Dios, sino que se
pude ver esta realidad desde la experiencia del pueblo primitivo como lo expresa el profeta
Ezequiel (37, 16-28) recurriendo al símbolo de dos maderos primero separados, después de
acercados uno al otro expresaba la voluntad divina de congregar de todas partes, a los
Y con mayor fuerza aún sigue suscitando este sentir para congregar a todo el pueblo
que evoca el nombre de Dios, y de manera particular a todos los redimidos, de manera que se
pueda hacer vivas las palabras del Señor que todos seamos uno, lo que vendría a significar en
el ut unum sint, creer en Cristo es querer la unidad; querer la unidad es querer la Iglesia; y
querer la iglesia, significa querer la comunión de gracia que corresponde al designio del
vaticano II, subsiste la Iglesia de Cristo, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos
en comunión con él y al mismo tiempo se reconoce algo que es de gran importancia para el
vínculo de la unidad como es que fuera de la estructura visible pueden encontrarse muchos
Por tanto, las Iglesias y Comunidades no católicas, aunque creemos que padecen
salvación, debido a que el Espíritu de Cristo no rehúsa servirse de ellas como medio de
salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la
Iglesia católica.
Por lo que, la Iglesia afirma que durante los dos mil años de historia, ha permanecido
en la unidad con todos los dones que Dios quiere dotar a su Iglesia, En efecto, los elementos
unas y otras, constituyen la base objetiva de la comunión existente, aunque imperfecta, entre
siente unida por muchas razones » a estas Comunidades con una cierta verdadera unión en el
Espíritu Santo.
que se encuentran y actúan por fuera de los limites estructurales de la Iglesia católica
reflejado en, los que veneran la Sagrada Escritura como norma de fe y de vida y manifiestan
un amor sincero por la religión, creen con amor en Dios Padre todopoderoso y en el Hijo de
Dios Salvador y están marcados por el Bautismo, por el que están unidos a Cristo, e incluso
Sin embargo, frente a estas apreciaciones que hace el documento, vale la pena
preguntar ¿Qué pasa con el bautismo de las denominaciones religiosas no católicas, que
realizan este sacramento con una formula distinta a la de la Iglesia? ¿Es válido, se les puede
considerar cristianos legítimos? Teniendo en cuenta que este fenómeno se ve más palpable en
el continente americano y que día a día se prolifera en gran extensión y rapidez por estos
este fenómeno religioso, de tal modo, que las personas comienzan a indagar ¿cuál será la
Entonces, llegados a este punto también tendríamos que ver que la parte dogmática es
una ficha para buscar la unidad, sin embargo, no podemos limitarnos a cambiar cosas de las
que ya se tiene en los tratados para dar una apertura y encaje a otros pensamientos
dogmáticos, es decir no se trata de modificar sino más bien buscar esa unidad querida por
Dios que sólo se puede realizar con la adhesión común al contenido íntegro de la fe revelada,
puede ser multiforme, y la renovación de las formas de expresión se hace necesario para
De igual modo, hay que tener en cuenta, que una manera de tener un acercamiento a
lo anterior, se hace mediante la conversión de corazón y santidad de vida, junto con las
oraciones públicas y privadas por la unidad de los cristianos, deben considerarse como el
alma de todo el movimiento ecuménico y puede llamarse con razón ecumenismo espiritual,
porque así se puede avanzar en el camino que lleva a la conversión de los corazones según el
amor que se tenga a Dios y al mismo tiempo a los hermanos, incluso a los que no están en
plena comunión con nosotros. Del amor nace la unidad por lo que nos dirige a Dios como
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para así suscitar la misma comunión entre las personas.
suscitar la verdadera comunión, por ello cuando los cristianos rezan juntos la meta de la
unidad aparece más cercana, y se puede evidenciar la súplica que el Señor pidió al padre la
unidad de sus discípulos, para que esta fuera testimonio de su misión el mundo pudiese creer
que el Padre lo había enviado (Jn 17,21). Es decir, que debemos entender que esta unidad
comienza con un diálogo como lo expresa Jesús en su oración y se nos invita también como
seres humanos a tomar este camino, teniendo en cuenta que el diálogo no es sólo un
“todos los esfuerzos, para eliminar palabras, juicios y acciones que no respondan, según la
justicia y la verdad, a la condición, de los hermanos separados y que por lo mismo hagan más
difíciles las relaciones mutuas con ellos. De tal modo que se pueda entrar en un verdadero
diálogo donde cada una de las partes congregadas en el círculo religioso pueda exponer lo
que han encontrado de la verdad y sirva de ayuda en la compresión de todos, de modo que
todos adquieran un conocimiento más auténtico y una estima más justa de la doctrina de la
teológico como es que cada discípulo reconozca su pecado de tal modo que llegue a una
conversión personal, para que también se dé cuenta que ha cometido pecado contra la unidad
de la Iglesia, esto haciendo referencia a todos los que conforman la Iglesia, tanto pastores
como líderes religioso y laicos. Por eso se invita al hecho del perdón e ir al mismo tiempo un
poco más allá de la superación del pecado personal y social sino a cambiar las estructuras que
De modo, que esto nos lleve a incrementar como Iglesia un método de anunciar la fe
católica es decir, presentar la doctrina con claridad, por lo que ésta a su vez no puede ser un
obstáculo para el dialogo con los demás hermanos. Ciertamente es posible testimoniarla
contemporáneamente tanto las categorías mentales como la experiencia concreta del otro. De
modo que las divergencias se puedan afrontar con espíritu sincero de caridad fraterna, de
respeto de las exigencias de la propia conciencia y la del prójimo con profunda humildad y
amor a la verdad.
recoger algo, pues los frutos de esta conversión común al Evangelio de la que el Espíritu de
sólo en relación a la doctrina, sino que abarca toda la persona y es necesario que los católicos
reconozcan con gozo y aprecien los bienes verdaderamente cristianos procedentes del
Es por ello, que de manera muy positiva y considerada como una esperanza de avance
de unidad es la buena relación que se tiene con la Iglesia de oriente, de manera particular con
los Ortodoxas que están en plena comunión con la sede de Roma y donde se recuerda que
durante el primer siglo se vivió en la unidad, mas después al no vivirla en la comunión plena
se sigue percibiendo los abundantes frutos de la gracia. Pero por desgracia el progresivo
distanciamiento entre las Iglesias de Occidente y de Oriente las ha privado de la riquezas de
sus dones y ayudas mutuas, San Pablo nos amonesta “ayudaos mutuamente a llevar vuestras
En efecto, lo que busca la Iglesia católica es que haya comunión entre las dos iglesias
de Oriente y Occidente, del mismo modo que se vivió la fe en el primer milenio, y de este
modo con aquellos que van en busca de la verdad y que cada vez se hace de manifiesto
dignidad humana, para promover el bien la paz, la aplicación social del Evangelio, para hacer
De modo, que todos los esfuerzos realizados cada día comiencen a generar abundantes
frutos sobre el pueblo de Dios, para que así, se pueda percibir en la sociedad actual la unidad
entre los cristianos del mundo. Adicionalmente, a este sentir podemos nombrar los esfuerzos
que realiza el hombre que actúa como signo de la unidad entre los discípulos de Cristo en la
tierra como es el Obispo de Roma, quien tiene esa gran misión de trabajar incansablemente
para que se pueda alcanzar esta realidad, y continuo a él se une el colegio de los demás
Obispos que son sus colaboradores directos, y estos a su vez cuentan con los demás
miembros de la Iglesia.
Finalmente, hemos de tener en cuenta que todo esto se ha hecho posible gracias a la
guía y dirección del Espíritu Santo, que se convierte en el artífice que construye y sostiene la
obra eclesial y que finalmente ilumina la trayectoria que se debe de continuar para hacer
posible unidad de los cristianos: primero la oración que se muestra como ese camino que
debemos emprender cada cristiano para sumir aquella inquietud que es anhelo de unidad en el
amor que tenemos a Cristo y por el padre rico, en misericordia. Y que se muestra a través de
la acción de gracias, porque es el Espíritu el que viene en nuestra ayuda para interceder por
nuestras necesidades.
los aspectos del pasado y los recuerdos dolorosos de la separación; el nos concede lucidez,
fuerza y valor para dar los pasos necesarios, de modo que nuestro empeño sea cada vez mas
auténtico.
REFERENCIA