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Existen dos tipos de donantes según la procedencia del órgano o tejido: donante
vivo y donante fallecido.
Donante vivo es aquella persona que realiza la donación en vida. Este tipo de
trasplantes se realiza con la garantía de que la extracción no va a representar ningún
problema de salud para el donante. Los órganos que se pueden ceder en vida son un riñón,
una parte del hígado, de un pulmón o del páncreas. Los progenitores hematopoyéticos
(sangre periférica, médula ósea y sangre de cordón umbilical), el tejido óseo, membrana
amniótica y la piel son los tejidos que se pueden donar en vida. Los donantes vivos más
habituales son los de sangre de cordón umbilical, de médula ósea y de riñón. El órgano
procedente del donante vivo siempre irá dirigido a una persona concreta, que suele ser del
entorno familiar, aunque no es imprescindible. Actualmente existen técnicas quirúrgicas
laparoscópicas para la extracción de órganos a donantes vivos que minimizan la agresión
quirúrgica y reducen el tiempo de ingreso hospitalario y de reincorporación a la vida laboral
activa.
Donante fallecido se denomina así a la persona que dona sus órganos o tejidos para
que sean extraídos tras su fallecimiento. Los donantes fallecidos pueden ser por muerte
encefálica (destrucción irreversible del cerebro) o donantes en asistolia (parada cardiaca
irreversible).
Donante vivo: Toda persona mayor de edad, con plenas facultades mentales y que
goce de buen estado de salud. Estas situaciones serán verificadas y certificadas por médicos
ajenos a los que realizarán el trasplante y deberán ser aprobadas por los Comités de Ética y
por el Juzgado del Registro Civil.
Donante fallecido: Actualmente puede ser donante toda persona, de cualquier edad
(desde recién nacidos hasta más de 75 años), que hasta el momento de la donación no haya
padecido ninguna enfermedad transmisible con la donación (cáncer o enfermedades
infecciosas) y que no tenga antecedentes de riesgo que contraindiquen la donación. En
definitiva, prácticamente todos podemos ser donantes.
Hasta hace unos años la mayoría de los donantes fallecían por destrucción completa
e irreversible del cerebro a causa de un traumatismo cerebral por accidente de
tráfico. Sin embargo, en la actualidad, la primera causa de muerte de los donantes
fallecidos es la destrucción del cerebro secundaria a hemorragia cerebral. Esta
circunstancia ha sido la responsable de la elevación de la edad media de los
donantes fallecidos.
En todos los casos sólo se procederá a extraer los órganos o tejidos con
posibilidades de ser trasplantados. Hay que diferenciar los órganos denominados
sólidos como: riñón, corazón, hígado, intestino, pulmón, páncreas; de los tejidos
como: córneas, hueso, piel, cartílago, tendones, membrana amniótica, válvulas
cardíacas, arterias, venas y progenitores hematopoyéticos (de sangre periférica, de
médula ósea o de cordón umbilical).
El donante fallecido puede donar todos sus órganos sólidos y tejidos mientras que
el donante vivo sólo puede donar uno de sus riñones, una parte del hígado, pulmón
o páncreas y tejido óseo, progenitores hematopoyéticos, membrana amniótica o
piel.
A todos los donantes se les realizan múltiples análisis y otras pruebas diagnósticas
para comprobar el buen estado y funcionamiento del órgano o tejido a trasplantar y
para verificar la ausencia de enfermedades trasmisibles que pudieran ocasionar un
contagio al receptor. Además, en el caso de donantes vivos, se realizan pruebas de
compatibilidad donante-receptor que aseguran la viabilidad del órgano
trasplantado.
Depende de las condiciones del donante y del tipo de órgano. El riñón se puede
mantener en buenas condiciones, conservado en frío, hasta las treinta y seis horas.
Corazón y pulmón sólo pueden mantenerse durante unas seis horas. Hígado y
páncreas llegan hasta unas doce horas. Pero, en cualquier caso, se debe intentar
mantener el órgano extraído a la espera de ser implantado el menor tiempo
posible.
Estos intervalos son muy importantes, pues delimitan el tiempo disponible para
seleccionar el mejor receptor de entre todos los que esperan, los cuales, en
ocasiones, se encuentra en otros hospitales a miles de kilómetros de distancia.
Usted puede especificar qué órganos o tejidos desea donar y cuales no, en la
seguridad de que se cumplirán sus deseos.
En todos los casos evaluados para una posible donación, se procede a una
exhaustiva valoración de la función, integridad y ausencia de enfermedades
transmisibles en el donante mediante pruebas analítica, radiológicas, ultrasonidos o
incluso biopsias. Puede ocurrir que algún órgano o tejido no sea útil para el
trasplante, pero en la mayoría de las donaciones se encuentra algún órgano o tejido
válido para trasplantarse.
Al igual que sucede con otras tecnologías, existen rumores, mitos y malas
interpretaciones alrededor de los donantes y los trasplantes de órganos. Así,
periódicamente se publican noticias sobre tráfico criminal de órganos. En la mayoría
de los casos coincidentes con la desaparición de niños, llevadas a cabo por mafias
dedicadas al tráfico de órganos y localizadas fundamentalmente en países en
desarrollo. Sin embargo, ninguno de estos casos denunciados ha sido jamás
probado.
No obstante, algún tipo de comercio más o menos legal o tolerado, sí que existe en
algunos países, fundamentalmente asiáticos, en los cuales es posible que alguien
venda uno de sus riñones a un desconocido, enfermo de insuficiencia renal crónica.
Esta transacción, prohibida en todos los países occidentales y éticamente criticable
desde nuestra cultura, sucede en un contexto económico de gran desigualdad social
y con difícil acceso a la diálisis crónica. Lamentablemente existen grupos o mafias
muy organizadas que ponen en contacto donantes y receptores exclusivamente
para trasplante de riñón y en ambientes locales, sin todas las garantías requeridas,
se realizan estos trasplantes.
En España, la legislación básica sobre esta materia viene dada por la Ley 30/1979 y
el Real Decreto 1723/2012 y el Real Decreto-Ley 9/2014, cuyos artículos regulan
los centros donde se pueden realizar extracciones y trasplantes de órganos y
tejidos, la gratuidad de los procedimientos, el consentimiento presunto, el
anonimato, los criterios diagnósticos de muerte cerebral y aspectos de seguridad y
trazabilidad de tejidos.
¿Qué acciones serán útiles para promover una adecuada conciencia social
en donación de órganos?[volver]
La población debe saber que en una sociedad con mayoría de personas favorables a
la donación significaría un beneficio para toda la población (sanos y enfermos).
Nadie está a salvo de que en algún momento de la vida surja, de improviso, algún
tipo de enfermedad o disfunción que precise un tratamiento con trasplantes. Sólo si
vivimos en una sociedad masivamente concienciada con la donación de órganos, se
puede lograr que el trasplante pueda realizarse sin demora y, por ello, con
máximas posibilidades de éxito.
Fueron cuatro horas y 38 minutos que el corazón de una niña piurana tardó
en viajar desde Piura a Lima, específicamente a la sede del Instituto Nacional
Cardiovascular (Incor) de EsSalud, en Jesús María, para regalar el milagro de
la vida a otro niño.
"Un corazón adulto puede resistir, sin recibir sangre, hasta cuatro horas; pero
en este caso, por tratarse de un órgano joven, teníamos un poco más de
tiempo. El corazón llegó en cuatro horas y 38 minutos, pasadas las cinco horas
el riesgo de que no funcionara hubiera sido altísimo", explicó a la Agencia
Andina el gerente de Procura y Trasplante de EsSalud, Carlos Carvallo
Ñiquén.
Por eso, ayer mismo el hígado de la niña fallecida fue trasplantado a otro
pequeño paciente y hoy sus dos riñones ofrecerán vida a dos menores
más, gracias a la inmensa generosidad de los padres de la pequeña, que han
visto en este acto solidario una forma de prolongar la vida de su hijita.
En recuperación
El niño con su nuevo corazón sigue luchando por su vida, pues aún es muy
prematuro afirmar con certeza cómo será su desarrollo. "Hasta el momento ha
evolucionado dentro de lo que se espera para una intervención de tanta
complejidad. En siete días ya tendremos mucha más tranquilidad", dijo
Carvallo.
Anotó que los médicos confían en la fortaleza de la juventud del paciente, pero
que al haber pasado recién unas horas del postoperatorio inmediato, hay que
estar atentos a cualquier eventual complicación.
Ese problema de salud en una persona adulta puede tener su origen en una
tendencia genética o como consecuencia de malos hábitos, como el consumo
de cigarrillos, el exceso de peso o la hipertensión arterial.