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Democracia y decisiones públicas.

Introducción al análisis de políticas públicas


Semana 3/8: Actores

Universitat Autònoma de Barcelona


Coursera

Índice
1. Presentación: El mundo es un gran teatro 2

2. ¿Qué es un actor político? 3

3. Tipos de actores 4

4. Tipos de actores II 7

5. Redes de actores 8

6. Gobernanza y mecanismos de participación 10

7. Actores institucionales 12

8. Grupos de interés y movimientos sociales 15

9. Espacios de interacción y la irupción de Internet 17

10. Los recursos de los actores 19

11. Conclusión 21

12. Profesor Invitodo: Gemma Ubasart / Fernando Villaspín 23

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1. Presentación: El mundo es un gran teatro
El mundo es un gran teatro y los hombres y mujeres son actores. Todos hacen sus entradas
y sus salidas y diversos papeles en su vida. Los actos, las siete edades. William Shakespeare,
Como gustéis. Probablemente alguna vez habéis pensado que si hay algo en el mundo que
realmente se parezca a un teatro es la política. Unas veces parece una comedia frívola y ligera
con malos actores sobreactuando pasiones, fingiendo ofensas y anando con una locuacidad
exagerada, lo que en realidad es la ausencia de un buen guión. Sin embargo, la política es y ha
sido también el escenario de ejercicios de retórica conmovedora, discursos que de hecho han
contribuido a cambiar el curso de la historia.
Diré a esta cámara lo que you les dije a aquellos que se han unido a este gobierno. No
tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor. Pero no sólo la política es
como un escenario, también las políticas en plural tienen sus propios actores y escenarios.
Y esta es la cuestión que vamos a tratar a lo largo de esta tercera semana que hoy empieza.
Marparez que coordina y presenta la sesión nos cuenta que la elaboración de las políticas no es
ni mucho menos un monólogo del gobierno. Por el contrario, el repertorio de quienes influyen
en las políticas públicas en el proceso de formación suele ser más bien amplio, a veces con
espectadores que deciden dar el salto al escenario y se convierten súbitamente en actores a
quien nadie había invitado.
El análisis de los actores es muy relevante. En muchas ocasiones, para que una política
pública salga adelante, no basta solo con que sea técnicamente una muy buena idea. Hace
falta que hay una coalición ganadora detrás, y es que la historia de las políticas públicas que
no llegaron a ver la luz se suele explicar bastante mejor por el movimiento de actores en el
escenario de la política, de las políticas públicas, que por el propio contenido de la propuesta.
Y esto no es solo relevante para el análisis de la descripción de las políticas públicas. También
lo es en la práctica, cualquier estrategia para tirar adelante una reforma estará más que coja
sino prevee y planifica la identificación de quienes son los posibles aliados y oponentes y qué
formas de interacción puede haber con todos ellos.
Aunque llevamos you hasta las alturas, unos cuantos días hablando de ellos, esa semana
vamos a profundizar sobre quiénes son los actores, por qué actúan, qué hacen concretamen-
te y qué recursos tienen para hacerse oír. Veremos qué interacciones establecen entre ellos
formando lo que se llaman las redes de políticas públicas. Y hablaremos muy especialmente
sobre la crisis que padecen unos actores en concreto, aquellos que quieren representar a am-
plios colectivos y particularmente los partidos políticos. A este respecto, también hablaremos
sobre como los nuevos, nuevos movimientos sociales subidos a lomos de internet you nos que
quieren saltar el escenario, sino que se quieren llevar el teatro a otro lugar.
Hemos empezado y acabaremos con Shakespeare y es que un recurso fundamental para los
actores es la capacidad de comunicación y de persuasión. En el último vídeo de la semana con
el profesor invitado Marcel Ortín de la Universitat Pompeu Fabra hablaremos del monólogo de
Brutus justificando el asesinato de Julio César. Veremos cómo aunque a veces se nos presenta
como algo reciente, el arte de la comunicación política y de la retórica es en realidad más viejo
que el hilo negro, así que actores al escenario.

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2. ¿Qué es un actor político?
Bienvenidos a la sesión sobre actores. Si queremos entender el proceso de elaboración de
las políticas públicas desde la inclusión de los temas en la agenda política, la toma de deci-
siones, la implementación y la evaluación de esas decisiones, es claro saber quién hace todo
eso. ¿Quiénes son que con sus acciones y sus estrategias influyen, determinan, condicionan y
acaban incidiendo sobre la toma de decisiones públicas? Esos son los actores. Los actores polí-
ticos, por ejemplo en una política de transporte a nivel regional, ¿quién es que acaba tomando
la decisión? ¿Cómo es que se está implementando una u otra política de transporte? Es por-
que lo decide el gobierno nacional, lo decide el gobierno regional, lo decide el ministerio del
medio ambiente, el ministerio de obras e infraestructuras o la presión que reciben por parte de
las multinacionales del petróleo o de ciudadanos que se movilizan pidiendo una determinada
política de movilidad o de transporte en bicicleta.
Seguramente todos ellos inciden en la decisión final. La cuestión es quién tiene más poder
que otro para acabar condicionando más la decisión, cuál es la geometría de poder y de qué
depende esa geometría de poderes en este curso intentaremos profundizar sobre todo ello.
Cuando hablamos de actores es clave reconocer su capacidad de agencia. Obviamente cual-
quier política pública está determinada por factores sistémicos, por factores estructurales, you
sean las relaciones de poder del sistema capitalista, you sea ahora la crisis económica, la crisis
financiera o la globalización. Ahora bien, es importante distinguir entre los actores y las par-
tes interesadas. Los actores son aquellos que llevan a cabo acciones relevantes, aquellos que
efectivamente, que realmente actúan.
Puede haber personas, grupos o intereses sobre una determinada política que no actúan, a
veces por desconocimiento de la propia política o de sus consecuencias. A ellos no les podemos
considerar actores. En la política contra el cambio climático por ejemplo millones de ciudada-
nos que viven en zonas costeras con riesgo de inundación por la subida del nivel del mar tienen
un interés claro pues van a verse beneficiados o perjudicados. Sin embargo, la gran mayoría
no tienen capacidad de acción, no pueden movilizar recursos para incidir en esa política, en
consecuencia no actúan. Desde este punto de vista pues no son actores. En cambio puede haber
actores, personas o colectivos que pretenden incidir en una política pública sin tener ningún
interés específico en la misma, actúan en nombre de determinados valores o intereses gene-
rales como puede ser el ecologismo, el feminismo o el pacifismo o actúan en solidaridad con
alguno de los grupos afectados.
Cuando hablamos de los actores sin embargo tenemos que tener en cuenta que no solo
aquellos que toman decisiones son actores, no solo los gobiernos, no solo los ministerios, no
solo los parlamentos, tampoco aquellos que actúan porque lo regula alguna norma ¿no? por
ejemplo en el caso de las evaluaciones de impacto ambiental suele estar regulado quién puede
participar en ese proceso. La realidad es que hay muchos otros actores que sin estar recogida
su participación en ninguna ley, en ninguna norma, acaban actuando, acaban incidiendo im-
pactando sobre las decisiones públicas. Por lo tanto, estos y muchos otros actores son los que
actúan.
Algunos actores no invitados como movimientos sociales que deciden movilizarse en defen-
sa de algún interés o actores que actúan fuera de la ley, por ejemplo mediante la corrupción
y consiguen incidir en las decisiones de los gobiernos o actores que sin que nadie les pida

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opinan, expertos que deciden opinar y que su opinión es claramente relevante e incide en la
política. Esto nos lleva a hablar de la diferencia entre el constitucionalismo metodológico y
el constitucionalismo empírico. El primero, el constitucionalismo metodológico parte de las
bases que son las leyes las que rigen cómo se elaboran las políticas públicas. Por lo tanto solo
aquellos actores que están previstos en la ley son los que son tenidos en cuenta.
Desde esta perspectiva si queremos mejorar, hacer más democrática una política pública
deberíamos modificar la legislación, modificar la ley. El constitucionalismo empírico en cambio
reconoce la complejidad del poceso de elaboración de las políticas públicas, se fija en aquellos
sujetos, en aquellas acciones más allá del marco legal reconociendo que la elaboración de las
políticas no solo viene restringida por la ley aunque es cierto que la ley constriñe o facilita
la actuación de determinados actores. En este curso vamos a adoptar esta perspectiva, la del
constitucionalismo empírico para intentar explicar mejor cada uno de los casos que vamos a
analizar. Ahora bien, ¿es más democrática una política pública por el hecho de incorporar a
determinados actores?
La respuesta a esta pregunta no es nada evidente. Dependerá, depende de qué actores, de
cómo se relacionen entre ellos, de qué capacidad tienen para influenciar al gobierno, de cuál
es su legitimidad. Es necesario tener herramientas y tipologías analíticas que nos permitan
analizar en qué casos la apertura a determinados actores significa o no mayor democracia. En
esta sesión vamos a abordar esas herramientas y esas tipologías analíticas. Nos referiremos
a los distintos tipos de actores que podemos identificar. Analizaremos las redes de actores.
Profundizaremos en las características de algunos de estos actores y veremos cuáles son los
distintos recursos que pueden movilizar estos actores.
Al mismo tiempo lo contextualizaremos en el sistema actual, en el momento actual. Un
momento en el cual todo, los recursos, los actores, sus relaciones, todo está en proceso de
transformación y en proceso de cambio.

3. Tipos de actores
Los actores en las políticas públicas pueden ser de naturaleza muy diversa. No es lo mismo
el presidente de un gobierno que el director general de una empresa multinacional o el por-
tavoz de una plataforma ciudadana. Las diferencias entre estos actores no solo vienen porque
defienden intereses distintos o apelan a valores también distintos sino también porque utilizan
diferente repertorios de acción, utilizan diferentes estrategias, juegan diferentes roles o apelan
a distintas racionalidades. Es importante por lo tanto distinguir las distintas tipologías de ac-
tores, cómo podemos clasificar a los distintos actores. Una primera y evidente diferenciación
es entre los actores individuales y los actores colectivos.
Cualquier persona puede actuar como actor individual, ahora bien es evidente que normal-
mente cuando analizamos la capacidad de influencia de las políticas públicas siempre tienen
más peso, más influencia aquellos actores que lo hacen en nombre de aquellos representantes
que actúan en nombre de una organización o en nombre de un colectivo. Eso no quiere decir
sin embargo que haya algunos actores que utilicen por ejemplo su cargo para actuar a nivel
individual, ese podría ser el caso de un diputado, de un alcalde, de un presidente o incluso de
un periodista. Para considerar que un actor tiene la naturaleza de actor colectivo hace falta

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que responda a una determinada identidad colectiva ¿no? es decir que el actor en sí tenga unas
preferencias propias, que las podamos identificar que haya una cierta homogeneidad interna,
que esas preferencias vayan más allá sean distintas y superiores a las preferencias individuales
de cada uno de los individuos que constituyen a ese determinado actor, por lo tanto eso es
importante a la hora de clasificar un actor como actor colectivo.
Es evidente en el momento actual que los actores colectivos que actúan en representación
de un grupo ¿no? en representación de un colectivo justamente también están en el momento
de crisis porque tenemos una crisis de representación. La crisis de representación y de repre-
sentatividad no solo afecta a las instituciones públicas, a los poderes públicos, a los partidos,
también afecta a los movimientos sociales y a las organizaciones tradicionales ¿no? Veremos
más adelante en esta sesión cómo internet está alternado estas relaciones, cómo está cues-
tionando el papel de intermediación que juegan las organizaciones, que juegan determinados
actores. Otra forma de clasificar los actores, de diferenciarlos es entre los actores públicos y
los actores privados.
Más que en la naturaleza jurídica de los actores, la distinción entre actores públicos y ac-
tores privados tiene más que ver con el control gubernamental de sus acciones. Los actores
públicos son aquellos que actúan bajo ese control gubernamental, bajo ese paraguas, bajo ese
pacto político administrativo. Son por lo tanto los que tienen la responsabilidad de desarrollar
y de implementar las políticas públicas. Estamos hablando de gobiernos, de parlamentos, de
ministerios, del conjunto de las administraciones públicas pero también de otros actores, so-
ciedades anónimas, fundaciones o sociedades mixtas que actúan implementando servicios en
la naturaleza pública.
Por ejemplo, en los proyectos de regeneración urbanística es habitual que nos encontremos
con partenariados público-privados, sociedades mixtas donde la administración pública actúa
conjuntamente con capital privado para transformar un determinado barrio. Actúan, por lo
tanto desde la lógica de responsabilidad pública aunque la naturaleza jurídica de algunos de
estos actores no sean 100 por 100 pública. Otro ejemplo sería la privatización de algunos servi-
cios, por ejemplo la privatización del agua ¿no? El servicio de agua es un servicio de responsa-
bilidad pública. Ahora bien, la administración decide en muchos casos privatizar, externalizar
ese servicio a empresas de naturaleza privada, pero que actúan para ofrecer un servicio de
naturaleza pública.
Los actores privados en cambio son aquellos que actúan libremente sin control gubernamen-
tal pero con voluntad de incidencia. Esta distinción ente actores públicos y actores privados
no cabe de funcionar actualmente porque la realidad es mucho más compleja. Especialmen-
te porque están apareciendo nuevos actores, actores del pro-común que lo que pretenden es
ofrecer soluciones a problemas colectivos pero al margen del estado y al margen del mercado.
Serían actores de naturaleza privada pero que actuarían en la esfera pública. Por lo tanto que
entenderían lo público como lo colectivo más allá de lo institucional sin necesidad de que esa
concepción de lo público se restrinja exclusivamente a su naturaleza institucional.
Actores que lo que quieres es implementar, ofrecer servicios, gestionar recursos comunes.
Ejemplos de ellos serían cooperativas, organizaciones comonetarias o asociaciones de vecinos
que se auto organizan para resolver sus problemas colectivos al margen del estado y al margen
del mercado. Podríamos poner muchos ejemplos de ellos huertos urbanos, bancos de alimen-
tos, cooperativas energéticas, cooperativas de vivienda y otros ejemplos de auto organización

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social comunitaria con naturaleza, con voluntad de resolver problemas colectivos de gestio-
nar recursos comunes. Ahora bien, ¿qué es más democrático? Una gestión privada del agua
llevada a cabo a través del proceso de privatización con control gubernamental y que por lo
tanto cuenta con la legitimidad de un gobierno elegido democráticamente o un modelo de auto
gestión energética de autoabastecimiento donde los ciudadanos de una comunidad deciden au-
to organizarse para autoabastecerse de ese servicio energético que puede ser además energía
verde y de proximidad.
Quizás para comprender mejor como funcionan las políticas públicas y el rol de los distintos
actores puede ser útil otro tipo de clasificación, la clasificación de los actores según sus lógicas
de actuación. En este sentido podemos distinguir entre actores políticos, burocráticos, actores
con intereses especiales, actores con intereses generales o expertos. Veamos con un poco más
de detalle cada uno de estos actores. Los actores políticos son aquellos que responden a un
consenso, aquellos que buscan generar consensos que buscan una legitimidad muchas veces
legitimidad electoral ¿no? a partir de generar amplios consensos políticos.
Los partidos políticos son el clásico actor político aunque no son el único. Los actores buro-
cráticos por otro lado son aquellos que responden a una responsabilidad que les establece, que
les ofrece un marco legal, son aquellos que defienden las leyes y su implementación. Las ad-
ministraciones públicas, los técnicos de las administraciones públicas son claramente este tipo
de actor que se nutre no de una legitimidad electoral sino de una legitimidad legal. Tenemos
también los actores que actúan por intereses especiales, son aquellos potencialmente afectados
por la política pública. Estaríamos hablando de empresas, de individuos ¿no? o colectivos de
individuos que pueden verse afectados por los efectos, por las consecuencias de una determi-
nada política pública you sea a nivel territorial ¿no? los individuos de un determinado barrio
afectado por una política o a nivel de colectivo, a nivel social, los jóvenes, la gente mayor que
puede verse afectada por una determinada política social.
Estarían aquí también determinados colectivos de profesionales ¿no? determinados colegios
¿no? que actúan según sus intereses especiales ¿no? Por otro lado tendríamos también aquellos
actores que responden a unos intereses generales, son actores que buscan tutelar algún interés,
algún valor general como el ecologismo, como el pacifismo, como el feminismo. Actores que
sin embargo no tienen ni la legitimidad legal que pueden tener los actores burocráticos ni la le-
gitimidad política que pueden tener los actores políticos. Por lo tanto no tienen esa legitimidad
pero quieren incidir y defienden unos valores, unos intereses de carácter general.
Muchas ONGs pueden estar dentro de este tipo de actores o plataformas ¿no? Por último
tendríamos los expertos. Son estos actores que actúan opinando, pero la opinión de los cuales
tiene un alto valor porque se nutren de su conocimiento ¿no? Aún así es importante ver como
en los últimos tiempos hemos visto políticas en las cuales había una alta incertidumbre y en la
que los expertos no se ponían de acuerdo, es decir distintos expertos opinaban de forma con-
tradictoria sobre un mismo tema, por lo tanto en este caso también hay relativizar la opinión
de esos actores, de los expertos.

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4. Tipos de actores II
Y para finalizar la última forma, la última clasificación que queríamos presentaros para cla-
sificar a los actores es aquella relativa al rol que juegan los actores. Aquí podemos distinguir
entre promotores, directores, opositores, aliados, mediadores, gatekeepers o filtros. Antes de
entrar en esta tipología sin embargo queremos introducir también la distinción de objetivos en-
tre los objetivos de contenido y los objetivos de proceso. Al final los actores realizan acciones
y estrategias de forma racional, es decir actúan persiguiendo una meta, un fin, unos objetivos.
Sus acciones no solo son coherentes con esos objetivos sino que quieren lograr conseguir esos
objetivos.
Por lo tanto es importante ver qué tipo de objetivos persiguen los actores. Decíamos que
distinguíamos entre los objetivos de contenido y los objetivos de proceso. Los objetivos de
contenido son aquellos que tienen que ver con la naturaleza del problema, con la naturaleza
del problema que se quiere abordar y por lo tanto responden a intereses, a valores, a una vi-
sión general sobre ese problema, sobre qué ocurre concretamente, por ejemplo en un espacio
natural encontraremos aquellos que quieren proteger el espacio natural porque apelan a de-
terminados valores conservacionistas ¿no? determinadas plataformas ecologistas que quieren
proteger ese espacio. Al mismo tiempo tendremos otros actores que lo que quieren es construir
ese espacio y apelarán también a objetivos de contenido porque argumentarán que construir
ese espacio es un elemento de desarrollo económico.
Por lo tanto esos serían objetivos vinculados con el problema concreto, con el contenido
que se está tratando. Sin embargo, observamos también que muchas veces los actores no rea-
lizan sus actuaciones correspondiendo a ese tipo de objetivos sino que responden a objetivos
más vinculados al proceso, a objetivos que tienen que ver con las relaciones que mantienen con
otros actores que tienen que ver con el reparto de poder, que tienen que ver con las consecuen-
cias de la implementación de la política pública para ellos y no para la solución del problema
en cuestión. Allí entran alianzas, pactos, intercambios o actores, por ejemplo partidos de la
oposición que sistemáticamente se oponen a lo que propone el gobierno, no porque estén en
contra de los contenidos de esa política sino simplemente porque juegan el rol de opositores.
Son por lo tanto estrategias de actuación vinculadas con objetivos de proceso. Veamos ahora
sí la topología de actores en función del rol que juegan. Decíamos teníamos el actor promotor,
el promotor es el que plantea el problema, el que introduce el problema en la agenda política.
Pueden ser las instituciones pero no siempre son las instituciones, muchas veces el problema
se introduce por la acción de movimientos sociales, de plataformas vecinales que protestan,
que reivindican, que demandan y los gobiernos actúan de forma reactiva. Por lo tanto el pro-
motor es el que plantea el problema. Otro tipo de actor sería el director. El director es el que
pilota el desarrollo de la política pública, el que se responsabiliza de la elaboración, de la im-
plementación, de la ejecución de esa política.
Es un actor central que tiene que hacer frente a muchísimas dificultades del proceso de
elaboración de las políticas públicas ¿no? Dificultades técnicas, dificultades administrativas,
dificultades de coordinación entre distintos departamentos de la misma administración, difi-
cultades vinculadas por ejemplo a la oposición frente a esa política, por lo tanto juega un papel
central en la gestión de la política pública. Luego tendríamos el actor opositor, los opositores
¿no? Es decir que son actores que actúan por oposición o bien al promotor o bien al director o

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bien a ambos you sea por objetivos de contenido que se oponen a los contenidos de la política
o por objetivos de proceso como decíamos antes.
Otro tipo de actor serían los aliados ¿no? el actor aliado que es similar al opositor pero en
el bando contrario ¿no? Son actores que actúan congruentemente con el promotor o con el
director, por lo tanto son aliados sin ser promotor o director sin que muestra ¿no? su apoyo al
promotor o al director. Otro actor sería el mediador, este actor sí que tendría que ver más con
objetivos de procesos. El actor mediador lo que persigue es lograr un acuerdo, por lo tanto no
está tan vinculado a los objetivos de contenido de la política sino que lo que persigue es lograr
que los distintos actores, que los otros actores se pongan de acuerdo, lleguen a un consenso.
Su opuesto sería el actor que llamamos gatekeeper ¿no? el portero, el que controla el acceso.
Es un actor también muy vinculado a los objetivos de proceso muchas veces aunque no solo,
que tiene la capacidad para bloquear el proceso de la política pública, para frenarlo, para im-
pedir que algunos temas entren en la agenda por ejemplo ¿no? Un presidente de una comisión
que controla la agenda de locomoción, por lo tanto decide qué temas se debaten y qué temas
no se debaten, ese actor está controlando el acceso, puede bloquear el proceso de política pú-
blica. Y por último, el último actor que queríamos presentaros son los que llamamos el filtro,
los actores filtro. Son actores con objetivos o intereses muchas veces ajenos a la propia política.
Algunos se les consideran no actores porque no actúan con intereses vinculados a la propia
política pero aunque sean potenciales no actores, la realidad es que su actuación, sus deci-
siones, sus acciones acaban influyendo en las políticas públicas. Un ejemplo serían muchos
medios de comunicación que se mantienen al margen de la política pública pero que acaban
incidiendo en qué temas tratan, cómo los tratan, qué opinión generan. Por lo tanto mantienen
siendo un filtro ¿no? es actuando ajenos a la política pública acaban incidiendo en esa política.
No siempre, porque muchos medios de comunicación de hecho muestran sus intereses, mues-
tran sus objetivos y entonces pueden actuar como opositores, como aliados o incluso como
gatekeepers.
Con todo esto tenemos esta batería de tipologías de actores que esperemos que sean útiles
para analizar las políticas públicas y que os ayuden a valorar en qué casos la inclusión de
determinados actores en determinadas formas de relaciones contribuyen o no a hacer más
democrática una política pública.

5. Redes de actores
Tradicionalmente las políticas públicas han tendido a analizarse desde enfoques monocéntri-
cos, pensando que el Estado era el único actor que se debía de hacer responsable de la decisión
e implementación de esas políticas públicas. Hemos visto, sin embargo, que la realidad es mu-
cho más compleja, que hay muchos actores que intervienen en esas decisiones. Adoptamos,
entonces, lo que llamamos un enfoque pluralista, para intentar reflejar esa diversidad de ac-
tores. En este sentido vemos que los gobiernos no son ni autónomos ni autosuficientes. No
son autónomos porque están sometidos a presiones externas, presiones de otros actores que
quieren influir sobre ellos.
Y no son autosuficientes porque necesitan para la elaboración y la implementación de las
políticas públicas también de otros actores, de otros recursos que no controlan. Por ejemplo,

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necesitan generar consensos, necesitan que sus políticas públicas sean aceptadas desde un pun-
to de vista técnico, desde un punto de vista social, por eso requieren que los actores técnicos y
los actores sociales den apoyo a sus políticas, las acepten. Muchas veces necesitan también la
complicidad de otros actores para implementar las políticas, frecuentemente actores del sector
económico. En este sentido es clave el concepto de red. Debemos analizar las políticas públicas
desde el punto de vista de sus redes de actores.
¿Qué redes de actores se configuran alrededor de una determinada política pública? Un con-
cepto fundamental es el de policy networks o redes de política pública. Es un enfoque analítico
que nos viene a decir que las redes son un hecho, existen, están allí. Redes que son distintas
según la política pública, cada política pública, cada tema, articula su red de actores. La de
sanidad, la de educación, la de ocupación, todas las redes son distintas, son variables también
en función del contexto geográfico, en función de la escala. Es decir, podemos encontrar una
gran diversidad de redes que determinan las políticas públicas.
Al final el elemento clave es ver cómo en función de cómo se configuren, de quién participe
en esas redes y de qué articulación se lleve a cabo, eso influirá en el resultado de la políti-
ca pública. Algunos autores distinguen entre diferentes tipos de redes. Por ejemplo, entre las
comunidades de política pública y las redes temáticas. Las comunidades de políticas públicas
vendrían a ser esas redes con un número de actores más limitado, que se reúnen o interaccio-
nan de forma muy frecuente y que comparten sus valores. Los actores aceptan el resultado de
la política pública y sus relaciones se tienden a dar en una lógica de equilibrio, por lo tanto son
redes más cerradas, que se ponen de acuerdo sobre cómo ejecutar, cómo implementar, cómo
decidir una determinada política.
En cambio, otro tipo de redes serían las redes temáticas. Son redes más amplias, que giran al-
rededor de un tema concreto. Redes, como decía, más amplias, que implican a más actores, que
interactúan de una forma más fluctuante pero que también implican un mayor desequilibrio
entre los recursos que controlan los distintos actores. Por lo tanto se generan unas relacio-
nes de poder desiguales en estas redes frecuentemente más amplias, ¿no?, las redes temáticas.
Podemos distinguir también otro tipo de redes, otro tipo de relaciones en las redes. Tenemos
redes, por ejemplo, donde hay un actor central, habitualmente el Gobierno y el resto de actores,
que se relacionan unilateralmente con él.
Otro tipo de redes serían redes un poco más complejas en las que diversos actores mantie-
nen relaciones entre ellos para acabar influyendo directa o indirectamente a ese actor central,
al director de la política pública. Un tercer tipo de relaciones en las redes serían aquellas redes
más policéntricas en las que se articulan distintas relaciones más o menos horizontales for-
mando distintos polos de poder, you sean de naturaleza, por ejemplo, en la gestión de barrios,
¿no? Pues hay actores que se articulan alrededor del interés turístico, hoteles, comerciantes,
el departamento de turismo del Ayuntamiento y por otro lado otro polo de actores que se
preocupan más por las necesidades vecinales del barrio. Por ejemplo, el departamento de bie-
nestar social del Ayuntamiento, que puede articular relaciones con las asociaciones de vecinos
del barrio. Otros polos pueden articularse en función del tipo de actores, ¿no? Articulación de
actores económicos, de actores sociales o de actores institucionales.
Por último, un último tipo de red que podríamos presentar son redes mucho más horizonta-
les y multirelacionales en las que todos los actores interactúan entre sí. La cuestión clave, sin
embargo, es ver la calidad democrática de esas redes. ¿Las redes son una mejora, para la demo-

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cracia o son un problema? ¿Son una solución o son un problema? Algunos autores identifican
las redes como problemas, nos dicen que la configuración de las redes tiende a ser elitistas,
opacas, unos pocos actores sin legitimidad democrática, sin haber sido elegidos democrática-
mente se reúnen con el Gobierno para tomar unas determinadas decisiones. Desde este punto
de vista las redes serían un problema y una reducción de la calidad democrática.
Hay otro punto de vista, sin embargo, que nos dice que la democracia se profundiza, aumen-
ta, incrementa cuando incorporamos a distintos actores en la toma de decisiones públicas. Así
las redes serían una solución, que nos aportarían soluciones creativas, innovadoras, más plura-
listas, más democráticas, porque estaríamos teniendo en cuenta a todos los actores implicados
en un determinado problema.

6. Gobernanza y mecanismos de participación


El concepto de las redes de política pública, de las policy networks, es un concepto analítico
que nos permite analizar, ver cuales son los actores que inciden a la política. Quiera o no quiera
el Estado. Es decir, los actores influyen aunque el Estado no lo quiera. Este concepto se distin-
gue del concepto de gobernanza, que ha emergido en las últimas décadas. Es un concepto que
también quiere reflejar la variedad de actores que influyen en la política pero detrás del cuál,
hay una voluntad explicita del Estado. Es decir, el gobierno decide que los actores participen.
La gobernanza, lo que nos dice, la definición de gobernanza es justamente la creación de esas
estructuras del gobierno implicando actores del mercado y actores de la sociedad civil en el
acto de gobierno.
Por lo tanto, se difumina la frontera entre el gobierno, entre lo público y lo privado. Es un
nuevo paradigma de gobierno, un nuevo paradigma que responde a una nueva realidad. Si
asumimos que la realidad actual es mucho más compleja, con muchas más incertidumbres, con
muchos más actores, podemos pensar que, incorporando estos actores en el acto de gobernar,
vamos a mejorar las políticas públicas. Este es el paradigma de la gobernanza. A través de un
cuál, se formalizan espacios de interacción, espacios de interrelación por voluntad del Estado,
porque el gobierno lo quiere. Podemos distinguir distintos tipos de gobernanza, una gobernan-
za más jerárquica en la que el gobierno, el Estado continua determinando de arriba a abajo
las formas de relación, una gobernanza más de mercado, en las que el gobierno, lo que hace
es orientarse al mercado, por lo tanto, buscar relaciones con el sector privado. Partenariados
públicos privados.
O una gobernanza más en red, más orientada a la sociedad civil. Esta última gobernanza,
la gobernanza en red, quizá es la que mejor refleja la participación de los distintos actores.
Estamos hablando de una forma de gobernanza más horizontal, donde las relaciones se dan
en una mayor calidad de igualdad entre actores. Los actores negocian, deliberan y luchan
también para defender sus posiciones. Pero se dan, como decía, en un marco institucional de
reglas, de normas. Que al final acaban produciendo una políticas públicas. Veamos pues, cual
es la calidad democrática de esas redes de gobernanza. Para analizar la calidad democrática de
las redes de gobernanza, podemos fijarnos en cuestiones como, por ejemplo, cuanta gente está
participando.
¿Es suficiente el número de participantes en una determinada decisión? ¿Quienes son esos

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actores? ¿A quien representan? ¿Son diversos? ¿Son suficientemente plurales? ¿Tienen legi-
timidad para tomar determinadas decisiones? ¿Cómo se toman esas decisiones? ¿Cuál es la
calidad democrática de todo ello? Para profundizar un poco más en estas cuestiones, tenéis a
vuestra disposición dos estudios de caso. El primero es el estudio de caso sobre la mesa de la
montaña en Aragón, una comunidad autónoma de España. Allí, pocos actores, una docena de
actores, participan en una mesa de diálogo.
Doce personas son muy pocas, es cierta. Pero, todas las voces están allí representadas. Desde
la plataforma ecologista, las administraciones locales, los que tienen interés para desarrollar
determinadas promociones urbanísticas en la montaña. Al final, esa mesa de diálogo acabó
produciendo un impacto significativo a través de una ley. La Ley de la Montaña. Con lógicas de
diálogo, de consenso, también de negociación. Por lo tanto, tenemos poca gente participando
pero con un auto-impacto y con una buena deliberación. El otro caso que tenéis es el caso de
la dirección Amarco del agua, aplicada en Cataluña, una directiva Europea.
Allí, es un proceso participativo muy distinto, mucho más abierto, también deliberativo.
Pero participan más de 1.600 personas y más de 1.000 organizaciones distintas. Por lo tanto,
mucho más diverso. Donde se ejercieron muchas más propuestas, también hubo debate pero
quizá, con menor profundidad. También, además, se produjeron menores impactos sobre las
políticas públicas. Y los participantes acabaron satisfechos con el proceso pero, insatisfechos
con el resultado. Para sistematizar un poco más qué es una red de políticas públicas, qué es una
red de gobernanza de calidad y qué no lo es, vamos a entrar en la siguiente tabla: Nos podemos
fijar, en primer lugar, en la configuración básica de la red.
Cual es su densidad de actores, la complejidad, con la intensidad relacionado. Una red de baja
calidad democrática sería aquella en la cual hay pocos actores participando, muy homogéneos
entre sí, y con una intensidad relacional muy puntual. Por lo tanto, entendemos que a más
densidad y complejidad, mejores oportunidades para la participación ciudadana. Nos podemos
fijar también en las relaciones internas de poder. Las redes de baja calidad democrática serían
aquellas redes más asimétricas y centradas en recursos más materiales. Mientras que las redes
de altas calidades democráticas serían más simétricas, más igualitarias en las relaciones de
poder y muy focalizadas en las relaciones entre actores.
Un tercer elemento, un tercer bloque en el cual nos podríamos fijar en el análisis sería la
distribución de intereses y las reglas del juego. Unas redes estarían más basadas en el acuer-
do, mientras otras en el conflicto. Ahí hay un debate también, que es más democrático. Si la
democracia es conflicto o la democracia es consenso. Redes de baja calidad democrática serían
aquellas más basadas en la negociación, en las que cada actor defiende su interés particular.
Mientras que las redes de mayor calidad democrática serían aquellas más basadas en el diálogo.
En intentar construir un elemento común, una visión común entre todos los participantes.
Por último, nos podemos centrar en las relaciones que se producen alrededor de la red.
Diríamos que una red sería de baja calidad democrática, si logra poco impacto en las políticas,
si es poco permeable a la incorporación de nuevos actores y si tiene poco impacto mediático.
En cambio, una red sería de alta calidad democrática cuando ocurre todo lo contrario, cuando
consiguen impactar en incidir en las políticas, cuando es permeable y cuando además tiene
un elevado impacto mediático. La gobernanza pues, es un paradigma para la participación
institucional. Es decir, aquella participación promovida por las instituciones, promovida por el
Estado.

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No son las únicas formas de participación que encontramos en la sociedad. Lo veremos más
adelante. La gobernanza nos ofrece, por lo tanto, distintas formas, distintos mecanismos de
participar. ¿Cómo pueden participar los ciudadanos y los actores en las tomas de decisiones
públicas? Lo pueden hacer a través de mecanismos de participación individual, dirigidos a
quien participe sean los individuos o mecanismos orientados a la participación de organiza-
ciones. O mecanismos mixtos dónde tanto participan individuos como organizaciones. ¿Cómo
seleccionamos a esos participantes? Hay mecanismos abiertos donde puede participar quien
quiera, hay mecanismos donde se seleccionan nominalmente a quien debe participar, y hay
mecanismos como los iii ciudadanos o los núcleos de intervención participativa donde la se-
lección de participantes es aleatoria.
Luego también hay mecanismos que trabajan bajo la lógica de la agregación, del voto. Va-
mos a ver quien más, quien suma más votos, vamos a votar, tomar decisiones a través de la
agregación de intereses. Mientras que otros se focalizan más, se orientan, a la deliberación,
a escuchar, al debate. Muchos mecanismos en los últimos años se han centrado en dar voz
a los participantes, en dar voz, escuchar a los actores. Cada vez más, sin embargo, la ciuda-
danía lo que pide es acción, es poder actuar, es lógicas de co-producción, que les deje hacer
las cosas, implementar sus propias soluciones. Distinguimos así entre la participación por in-
vitación, donde es el Estado que invita a los actores a ser escuchados, y la participación por
movilización, donde es la ciudadanía la que se moviliza para actuar, para poder participar.
En resumen, básicamente, podemos diferenciar entre tres grandes formas de participación.
Los órganos estables de participación, es decir, los forums o los consejos que permanentemen-
te están estables en el tiempo y participan siempre los mismos. Luego tendríamos los procesos
participativos, más ad hoc para una determinada política, para un determinado problema, por
tanto con una limitación temporal, pero al mismo tiempo más flexibles, más abiertos a la reali-
dad del momento y al conjunto de actores con distintos momentos de participación a lo largo
del proceso. Y por último tendríamos los mecanismos de participación, que serían más pun-
tuales. Por ejemplo, una consulta específica en un momento concreto.
Para resumir pues, diríamos que los actores interactuan, intervienen, influyen en la política a
través de redes de actores. Redes mas o menos formales, mas o menos estructuradas y también
redes que pueden tener mayor o menor calidad democrática.

7. Actores institucionales
Los actores públicos juegan un rol de centralidad en la elaboración y la implementación de
políticas públicas. Son aquellos actores que actúan bajo un control gubernamental. Las ins-
tituciones son esenciales en las políticas públicas. Lo son, porque son las únicas que pueden
ejercer esa autoridad, porque tienen la responsabilidad de dar soluciones públicas a los proble-
mas colectivos, y porque son las únicas que pueden utilizar le recurso de la ley. Es decir, son
las únicas que tienen capacidad para regular, para generar normas. Sin embargo, en los últimos
tiempos, hemos visto como las instituciones públicas están en un pleno período de crisis.
Una crisis de representación, originada como hemos visto, por ejemplo, en múltiples mani-
festaciones al rededor del mundo. Desde la Primavera Árabe, hasta la ocupación de las plazas,
el Occupy Movement, o el 15M en España. Cuestionan el sistema, cuestionan sus actores, y

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cuestionan las formas de hacer y las formas de organización de estos actores. Las instituciones
públicas y los partidos políticos muy especialmente, han dejado de ser parte de la solución,
para pasar a ser parte del problema. Aquellos de los cuales esperaríamos que resolvieran los
problemas colectivos, son concebidos hoy por mucha parte de la población, como un problema.
Como parte del problema.
Esto genera un nuevo eje de debate político. Una nueva brecha que se suma a las brechas
you existentes, por ejemplo, entre izquierda y derecha, o entre mayor y menor nacionalismo.
Es el eje entre vieja y nueva política. Nuevas voces que claman por mayor democracia. Mayor
democracia interna dentro de las organizaciones políticas e institucionales, y mayor democra-
cia externa, por lo que se refiere a la relación entre las instituciones y la ciudadanía. Mayor
transparencia. Más mecanismos de democracia directa. Pero sobre todo, otorgar un rol de cen-
tralidad a la sociedad civil en la elaboración y la implementación de las políticas públicas.
Ese es el principal cambio que nos propone la nueva política. Sitúa en el centro de las polí-
ticas, no a las instituciones, o no solo a las instituciones, sino también a la sociedad civil. Sin
que ello quiera decir, vaciar de responsabilidad a las instituciones públicas. Unas institucio-
nes públicas, por otro lado, que no son homogéneas. No podemos pensar, que la institución
es siempre un único actor. Podemos distinguir, por ejemplo, entre actores gubernamentales
dentro de las instituciones, con múltiples partidos políticos que actúan en los parlamentos y
en los gobiernos. Actores administrativos, más técnicos, más burocráticos, que forman parte
de la administración.
O actores del sistema judicial. Estos actores además, actúan en dos ejes. Un eje vertical, y
un eje horizontal. En el eje horizontal, situaríamos lo que llamamos el gobierno multinivel. Es
decir, distintos niveles de gobierno, que pueden actuar a un mismo tiempo, mientras que en el
eje horizontal, tendríamos los distintos de, departamentos. Hablaríamos, por lo tanto, de mayor
o menor transversalidad de la relación entre departamentos de una misma administración
pública. El gobirno, el gobierno multinivel, como decíamos, hace relación al papel que juegan
las distintas escalas de gobierno. Tenemos escalas supra-estatales, como por ejemplo, la Unión
Europea, o el Mercosur.
Organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la
Organización de Naciones Unidas. Muchos de estos organismos, que no han sido elegidos de-
mocraticamente. Sin embargo, tenemos un sistema básicamente centrado en los estados. Un
sistema muy estatocéntrico. Esto contrasta con la realidad que estamos viviendo. Una realidad,
en la que por un lado, estamos sediendo soberanías, estamos sediendo competencias hacia ni-
veles supra-estatales. Y al mismo tiempo, tenemos problemas de lógica muy local. Tenemos hoy
en día, problemas de naturaleza global. Como puede ser, cambio climático, la crisis económica
financiera, o el nuevo escenario que nos dibuja Internet.
Problemas globales, sin embargo, que tienen consecuencias muy locales. Muy localizadas. El
paro, los desahucios, o los desastres naturales, que acaban sediendo sobre localidades concre-
tas. Por lo tanto, tendríamos que pensar, que seguramente lo que tiene más senti, sentido, es
dar más peso a aquellas instituciones que pueden actuar sobre los problemas globales, y aque-
llas instituciones que pueden actuar sobre las consecuencias locales de estos problemas. Sin
embargo, el centro continúa estando en el nivel nacional. En los estados. Los distintos niveles
del gobierno, al mismo tiempo, se relacionan con distintos tipos de políticas.
Las políticas regulativas, tienden a localizarse cada vez más, en niveles supra-estatales, en la

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Unión Europea, por ejemplo. Los estados cada vez regulan menos. Las políticas redistributivas
continúan en el nivel estatal, o en el nivel regional. Mientras que los gobiernos locales, se
quedan únicamente con aquellas políticas de lógica distributiva. Es decir, de implementación,
de servicios, de equipamientos, et cétera. Pero con poca capacidad para incidir con lógicas
regulativas o redistributivas. Decíamos que la otra, el otro eje que nos queríamos fijar, era el
eje horizontal, la transversalidad. Tenemos, como decíamos, problemas complejos. Problemas
que requieren de soluciones integrales.
Sin embargo, tenemos administraciones extremadamente fragmentadas. Distintos departa-
mentos, cada uno de los cuales se ocupa de una cosa concreta, sin capacidad para tener una
visión global de los problemas. En realidad, muchos de estos departamentos, frecuentemente,
actúan como actores diferentes. De forma descoordinada. Muchas veces desconociendo lo que
hace el departamento de al lado. Y muchas veces, con intereses contrapuestos. Por lo tanto,
las instituciones no son homogéneas, sino que hay diversidad de actores dentro de una misma
intitución. Niveles de gobierno y de fragmentación departamental. En uno de los casos que
tenéis a vuestra disposición, el de la directiva a marco del agua, se muestra esa necesidad de
gobierno multinivel.
Es una directiva europea, que acaba siendo implementada por los estados y por los gobier-
nos regio, regionales, y con incidencias muy locales, y al mismo tiempo que debería implicar a
distintos departamentos. Sin embargo, el roceso participativo que se lleva al cabo nos demues-
tra que la sociedad civil tuvo la capacidad para enfocar el problema de forma global, de forma
integral, relacionando la política agrícola, con la política urbanística, con la política de turis-
mo, con la política de agua. Mientras que la administración únicamente tenía capacidad para
planificar desde el departamento de medio ambiente, que era aquel que promovía el proceso
participativo.
Con lo que todas aquellas propuestas que venían desde la ciudadanía, y que querían incidir,
por ejemplo, en el departamento de agricultura con el departamento de obras públicas, queda-
ron como nada. No se pudieron implementar, porque el departamento que promovía el proceso
no tenía la competencia para hacerlo. Entremos ahora con uno de los actores principales en las
instituciones públicas, entre los actores públicos. Son los partidos políticos. Los partidos po-
líticos buscan representar a determinados valores, a determinadas ideologías, con la voluntad
de generar amplios consensos, de lograr apoyo popular, apoyo de la ciudadanía. Sin embargo,
cada día están mas distanciados de esa ciudadanía.
Su rol se ha ido limitando al rol de representación, sin entender que la representación no
puede ser un fin en si misma. La representación debería ser tan solo un medio para lograr
una determinada transformación social. Es en ese sentido también, que surgen esas nuevas
voces pidiendo una nueva política. Los partidos políticos pueden jugar n rol central en esa
nueva política, transformando su forma de organización, transformando su papel. Deberían
preguntarse cuál es su rol, y a partir de ahí, cómo organizarse en ese nuevo escenario. Por
ejemplo, podrían contribuir con iniciativas que surgen fuera de las instituciones. Experiencias
de innovación social que llevan a cabo instituciones de la sociedad civil.
Los partidos podrían contribuir, colaborar con ellas. Actuar como actores de igual a igual, en
nuevas redes que surjan, y que quieran poner en relación partidos con actores de la sociedad
civil. Hacer participar a la ciudadanía y a los otros actores, por ejemplo, en la elaboración de
su compromiso electoral, de su programa electoral. Actuar por lo pronto, no solo dentro de la

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institución, sino también fuera de la institución. Porque además, en este nuevo escenario que
nos dibuja internet, cada vez más el rol de intermediación que juegan los partidos políticos,
se está cuestionando. Deben, por lo tanto, repensar cuál es su valor añadido. Qué es lo que
aportan a la sociedad.
En ese sentido, aparecen nuevos conceptos, o se refuerzan nuevos conceptos que los parti-
dos deberían de enfatizar. Por ejemplo, mayor transparencia. Por ejemplo, mayor rendición de
cuentas. Elección directa de los cargos. Una mayor apertura en su toma de decisiones. En defi-
nitiva, una nueva forma de relación, entre esos partidos políticos que seguramente continúan
siendo muy necesarios y la ciudadanía.

8. Grupos de interés y movimientos sociales


Tal y como veníamos advirtiendo los actores públicos no son los únicos que juegan un papel
relevante en las políticas públicas. También hay actores privados que influyen y mucho, en esas
políticas. Entre los actores privados podemos distinguir entre aquellos que persiguen un inte-
rés privado, particular, por ejemplo, grupos de interés o lobbies, que presionan a los gobiernos
para beneficiarse de las políticas públicas, y otros actores que persiguen intereses de carác-
ter público, de carácter colectivo. Por ejemplo, organizaciones sociales, que quieren provocar
cambio social, movimientos sociales que reivindican determinadas mejoras, o organizaciones
del tercer sector, que implementan servicios de carácter colectivo.
En cualquier política pública además de las instituciones públicas, de las autoridades tene-
mos otros grupos. Hablamos de los grupos objetivo, de los beneficiarios finales y de los grupos
tercero. Los grupos objetivos son aquellos que causan el problema. Sobre ellos la política pú-
blica, la Administración, acaba determinando obligaciones o otorgando derechos. Por ejemplo,
determinadas empresas que contaminan. La Administración decide prohibir esas empresas o
prohibir esa contaminación. Quien origina el problema es la empresa, la Administración actúa
prohibiendo. Por ejemplo, constructores que quieren urbanizar en un determinado espacio. La
Administración puede actuar autorizando esa construcción.
O agricultores que la Administración quiere promover, pues la Administración actúa sub-
vencionando a esos agricultores. Todos ellos son grupos objetivo porque están en el origen del
problema que se quiere resolver. Luego tenemos los beneficiarios finales. Son aquellos afecta-
dos directamente por el problema. Por lo tanto, también son aquellos que se benefician de la
solución del problema. Por eso los llamamos beneficiarios finales. Muchas veces son difusos,
son un conjunto de población que no se organiza y por lo tanto que tampoco actúa. En otras
ocasiones sin embargo, sí que se organizan y se movilizan reivindicando esas mejoras.
Por último tendríamos los grupos terceros. Las políticas públicas no van dirigidas a ellos, no
van dirigidas a los grupos tercero, sin embargo, son grupos que pueden beneficiarse o verse
afectados por el resultado de esa política, es decir, su comportamiento se va a ver afectado
por la política en positivo o en negativo. Vamos a poner un ejemplo para verlo más claro.
Decíamos antes, una empresa que contamina, la empresa es el grupo objetivo, es quien genera
el problema. ¿Quién se va a beneficiar de la solución del problema que puede ser, por ejemplo,
la instalación de unos filtros para evitar la contaminación? Los beneficiarios van a ser aquella
población que reside alrededor de la empresa.

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Si se resuelve el problema de contaminación ellos se van a beneficiar, son los beneficiarios
finales. Pero luego tenemos grupos tercero. Por ejemplo, aquellas empresas que van a suminis-
trar los filtros para evitar la contaminación, van a beneficiarse de la política sin que la política
esté dirigida específicamente a ellos. Luego tendremos otros grupos que pueden verse perju-
dicados. Por ejemplo los consumidores de los productos que produce esa empresa, que quizá
van a ver cómo el precio de esos productos incrementa. Esos consumidores van a ser afectados
como grupos terceros. Este es el triángulo base de las políticas públicas.
Autoridades, grupos objetivos y beneficiarios finales con además, beneficiarios y afectados
terceros. Detengámonos ahora en las organizaciones sociales. Se trata de actores privados que
representan una forma de participación en la social, distinta a las formas de participación que
promueven las instituciones, participación a través de la autoorganización, queriendo incidir
en la cosa pública, en la esfera pública. Han existido históricamente, tenemos por ejemplo, las
asociaciones de carácter más tradicional como pueden ser los sindicatos, o las asociaciones
de vecinos. Luego tenemos también organizaciones del tercer sector, que prestan servicios de
carácter colectivo.
Y tenemos también los movimientos sociales, un término que you se acuñó a finales del
siglo XIX, para hacer referencia a organizaciones no formales, que quieren influir sobre el
Estado, sobre las políticas. De hecho inicialmente querían apropiarse del Estado con la finali-
dad de provocar un cambio social con estrategias no convencionales. Un gran ejemplo de ello
son, es el movimiento obrero, por ejemplo. Más recientemente a finales del siglo XX empe-
zamos a hablar de los nuevos movimientos sociales. ¿En qué se distinguían de los anteriores?
Básicamente eran más asamblearios, una organización más horizontal, se focalizaban en deter-
minados temas, en determinadas reivindicaciones más concretas, el ecologismo, el feminismo,
el pacifismo, el movimiento ocupa, por ejemplo.
Utilizaban también formas de participación, de reivindicación no convencionales, algunas
incluso de carácter lúdico, y presentaban una menor relación, una poca relación con la política
de las instituciones, planteando incluso espacios alternativos, espacios de autonomía. Más re-
cientemente incluso, con los cambios que estamos viviendo con la crisis actual vemos también
nuevos activismos de carácter quizá más urbano, son lo que llamamos los nuevos activismos
urbanos. En el escenario actual tenemos una sociedad más compleja, con nuevas generaciones
que están en situación de extremada precariedad de desempleo, pero que además son genera-
ciones altamente formadas, con un background cultural muy elevado.
Ello ha dado lugar a nuevas formas de organización, a nuevos activismos, mucho más he-
terogéneos, mucho más diversos, no tan autoreferenciales, que buscan aliarse entre ellos. Con
formas de organización seguramente más débiles, que además utilizan Internet, utilizan las
redes, por tanto que no necesitan tanto de esa estructura, organización de intermediación por-
que lo hacen a través de las redes sociales. Que utilizan canales alternativos, hasta el punto
de llegar a generar discursos alternativos a los grandes medios de comunicación de masas a
través de canales de televisión por internet o de otros mecanismos que han situado su discurso,
sus debates en medio de la agenda política sin necesidad de tener que utilizar los medios de
comunicación de masas.
Muchos de ellos centrados en proyectos a lo mejor más locales y que utilizan prácticas de
lo que llamamos innovación social. Es decir, prácticas de implementación de soluciones a los
problemas colectivos. Implementación de soluciones desde la sociedad, al margen del Estado,

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a veces colaborando con el Estado, pero a veces de forma totalmente disidente. Por lo tanto,
servicios, bienes, productos que son producidos fuera del Estado para solucionar problemas
colectivos. A eso le llamamos innovación social y es hacia donde está avanzando actualmente
la participación de la ciudadanía en lo colectivo. Estas nuevas formas de actuación, de organi-
zación, de movilización social tiende a actuar con una triple estrategia.
Hablamos en primer de una estrategia de incidencia, es decir, por un lado quieren incidir en
la esfera pública, quieren incidir en la toma de decisiones e incluso quieren cambiar el siste-
ma, cambiar las leyes. En segundo caso cuando es necesario actúan con lógicas de resistencia,
de protesta, se movilizan protestando también. En tercer lugar, como decíamos ahora com-
plementan esa doble actuación con una tercera pata que es la disidencia, la implementación
de soluciones al margen del Estado. Un ejemplo de ello es la plataforma de afectados por la
hipoteca en España. Actúan con esa triple lógica de incidencia, resistencia y disidencia. Por un
lado quieren incidir en la ley, quieren cambiar la ley.
Por ello impulsaron una iniciativa legislativa popular, recogiendo firmas para proponer una
ley que llevaron al Congreso de los diputados, que no prosperó, pero que tenía esa intención de
modificar la Ley hipotecaria. Al mismo tiempo actúan con lógicas de resistencia, se movilizan,
protestan. Cada vez que hay un desahucio van delante de la casa que va a ser desahuciada
y protestan, intentan frenarlo a través de la resistencia. Y en tercer lugar utilizan también
prácticas de disidencia. Dos ejemplos muy claros, uno es cuando van a las entidades financieras
a intentar mediar frente a los desahucios, una cosa que no ha hecho el Estado, no han hecho
los ayuntamientos, no han hecho los gobiernos regionales y no han hecho el gobierno central.
Nadie empezó a negociar con las entidades financieras para frenar desahucios. Lo hizo la
plataforma de afectados por la hipoteca. Y consiguieron frenar muchos desahucios. Y consi-
guieron la dación en pago, en muchos casos. Por lo tanto, implementan una solución cuando
el Estado no está respondiendo frente al problema. Otro ejemplo es lo que llaman la obra so-
cial de la plataforma de afectados por la hipoteca. Consiste en ocupar viviendas desocupadas
propiedad de los bancos y ofrecer esas viviendas a las familias desahuciadas. Muchas veces
intentado lograr un acuerdo con el banco y implementar un alquiler social, pero en cualquier
caso es una solución para dar respuesta a aquellas familias que se están quedando sin vivienda.
Por lo tanto, esta triple lógica de actuación, resistencia, disidencia pero también incidencia
porque la plataforma de afectados por la hipoteca ha conseguido frenar más de 1000 desahu-
cios. Pero en España tenemos más de 60000 desahucios al año. Por lo tanto las estrategias,
las prácticas de disidencia no son suficientes. Hay que cambiar la ley si se quiere tener una
incidencia real, hay que lograr influir en las instituciones porque es allí donde se elaboran las
políticas públicas, donde se toman las decisiones y donde se implementan esas soluciones.

9. Espacios de interacción y la irupción de Internet


Hasta ahora hemos visto distintas tipologías de actores, distintas tipologías de redes y he-
mos profundizado en los actores públicos y los actores privados. Sin embargo, la clave de la
influencia de los actores en las políticas públicas está en su interacción. Para ello vamos a
introducir dos conceptos más, el concepto de la arena de la política pública y el concepto de
recursos movilizados de los actores. La arena de la política pública es el espacio en el cual se

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producen esas relaciones entre los actores donde se establecen formalmente, efectivamente las
relaciones e interacciones entre los actores. Hablamos por lo tanto de un marco estructurado
formal donde los actores se relacionen.
La arena no es neutra, el espacio donde se producen esas relaciones no es neutra y puede
favorecer a un actor o a otro. Dentro de una misma política pública encontramos diferentes
espacios de relación, podemos tener arenas más técnicas donde predominen por ejemplo los
expertos. Podemos tener arenas o espacios de relación más político-institucionales donde son
los gobiernos, los partidos políticos los que ejercen su preponderancia y podemos tener es-
pacios de relación más sociales donde las organizaciones sociales se ponen en relación entre
sí. Estos son los distintos espacios de relación. En los últimos años sin embargo ha habido un
cambio fundamental en todo ello.
Es la aparición de internet. Internet aparece como un nuevo espacio de relación entre acto-
res. Un nuevo espacio de intermediación, un nuevo espacio también de movilización. Internet
tiene, está teniendo la capacidad para alterar las relaciones de poder entre los distintos actores.
Actores que antes no tenían poder, ahora pueden lograr cosas impensables. Vamos a poner un
pequeño ejemplo. Hablemos de las actuaciones policiales. Muchas actuaciones policiales hasta
hace muy poco no salían de los medios de comunicación, no aparecían, era muy difícil que
el conjunto de la población las conociera. Sin embargo tenemos diversas experiencias en los
últimos años en las que alguna organización o algún individuo a título individual ha grabado
con su smartphone alguna intervención policial.
De esa grabación se ha subido a internet y ha empezado a difundirse como un vídeo viral.
Los medios de comunicación de masas que en una época anterior no hubieran mostrado esa
realidad, no hubieran mostrado al conjunto de la población esa intervención, hoy en día están
obligados a mostrarlo. Porque si está en la red, ellos tienen que mostrarlo. No puede ser que
aquello que corra y que todo el mundo tiene acceso a través de la red luego los medios de
masas no tengan acceso. Por lo tanto el poder que tenían los medios de comunicación de filtrar
algunas informaciones, hoy en día lo están perdiendo porque se están produciendo espacios
de información alternativos en la red a través de internet.
Internet como decíamos es un nuevo espacio de intermediación que cuestiona muchos de
los actores, muchas de las estructuras, de las organizaciones formales que hasta ahora ejercían
como intermediadores. Las mismas instituciones públicas debemos cuestionarnos si podemos
votar a través de internet, qué sentido tienen que voten unos representantes nuestros en los
parlamentos, quizás podríamos votar nosotros directamente sin esa estructura de interme-
diación. Eso no quiere decir que tengamos que suprimirla pero cualquier caso tenemos que
poner en valor su función que vaya más allá de la simple representación o de la simple inter-
mediación. Lo mismo ocurre con los partidos políticos. Han actuado tradicionalmente como
estructuras de intermediación y ahora internet está cuestionando fuertemente su función o los
medios de comunicación que ahora explicamos, pero también las organizaciones sociales se
ven fuertemente cuestionadas por este nuevo escenario.
En realidad son organizaciones, por lo tanto articulan, actúan de intermediarios. Internet
también cuestiona su papel de muchas de esas organizaciones tradicionales. Por eso hablába-
mos anteriormente de nuevas formas de organización social. Estos actores, muchos de ellos
como decíamos se están viendo cuestionados. Al mismo tiempo sin embargo internet supone
una gran oportunidad, una nueva oportunidad por ejemplo para nuevas formas de acción co-

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lectiva. Hay quien habla you no de acción colectiva sino de acción conectiva, como internet
tiene la capacidad de poner en conexión para conectar distintos actores, distintos individuos y
justamente en esa conexión es donde está la fuerza, donde está el poder de acción colectiva.
En este sentido se abren también nuevas oportunidades de colaboración, de colaboración
ciudadana, ciudadanos que colaboran entre sí para hallar soluciones a sus problemas comunes,
se organizan alrededor de intereses comunes gracias a la red, gracias a internet. También ex-
periencias de coproducción donde el estado, los gobiernos coproducen políticas públicas con
agentes, con actores de la sociedad civil que actúan de forma auto organizada. El concepto
de innovación social que hemos introducido anteriormente encaja mucho con este nuevo es-
cenario de coproducción en un momento en el que el estado, los actores públicos se están
debilitando, están siendo cuestionados, no tienen capacidad para dar respuestas efectivas a los
problemas de la agenda y está emergiendo al mismo tiempo nuevas formas de auto organiza-
ción social que sí que implementan soluciones, la coproducción, la colaboración entre actores,
entre agentes se visualiza como nuevo escenario de futuro para las políticas públicas.

10. Los recursos de los actores


Vemos, pues, como la arena, el espacio donde se producen las interacciones entre los actores
es fundamental para entender su incidencia en las políticas púbicas. Hay otro elemento clave. Y
decíamos son los recursos. ¿Qué recursos movilizan e intercambian los actores en esas interac-
ciones? ¿Qué tipo de recursos tienen? No todos los actores tienen acceso a los mismos recursos.
No pueden movilizar los mismos recursos. Por lo tanto se generan importantes desigualdades.
Importantes diferencias entre los actores, geometrías de poder en función de su capacidad para
movilizar determinados recursos. Como decíamos ahora Internet está cambiando eso.
Está permitiendo que actores con pocos recursos ahora logren mucho impacto. Vamos a ver
los principales recursos que tradicionalmente han movilizado los distintos actores. El primer
recurso es el derecho, el recurso legal, ¿no? Este es el recurso que tiene básicamente el go-
bierno, la autoridad de ejercer, de implementar normas. Este es un recurso muy importante
para los actores institucionales. Pero, no es el último, el único recurso que se puede movilizar.
Otro recurso sería personal. Los recursos humanos. La capacidad para acceder, para adquirir
el apoyo de gente, de personas, ¿no? O, ¿cuánta gente tienes a tu disposición para lograr tus
objetivos?
Recordemos que los actores actúan de forma racional para lograr unos, unos objetivos. Tie-
ne una estrategia de actuación dirigida a lograr sus metas. Por lo tanto los recurso que puedan
utilizar son fundamentales. Otro tipo de recurso es el dinero. Los recurso económicos. Este es
importante porque cualquier política pública requiere de recurso económicos para ser imple-
mentada. Por lo tanto, ¿quién tiene estos recursos, cómo accedemos a los recurso económicos?
Los recursos económicos también permiten a muchos actores a acceder a otro tipo de recurso.
Por ejemplo a acceder al control de la información. Muchos medios de comunicación están
controlados por empresas privadas o empresas que se publicitan en esos medios.
Y que en función de cuál sea la línea editorial del medio de comunicación van a publicitarse
o no. Por lo tanto van a ofrecer más o menos dinero a esos medios en función de lo que
digan. Por lo tanto, tienen un control, un recurso, un poder sobre esa información. O, empresas

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con recurso económicos que pueden amenazar frente a determinadas decisiones públicas. Por
ejemplo deslocalizándose o dejar, dejando de producir y produciendo más paro. Y eso es un
impacto importante. Por lo tanto la amenaza alrededor de los recurso económicos también es
otro elemento en tener en cuenta. Otro tipo de recurso es el informativo, el cognitivo, cada
vez más importante. Disponer de información, disponer de conocimiento es clave hoy para
generar argumentos.
Y por lo tanto para generar capacidad de influencia. A través de esos argumentos. También
Internet está cambiando eso, como decíamos, ahora hay mucho más acceso a la información.
Otro tipo de recurso, el organizativo. La capacidad para relacionarse dentro y fuera de la or-
ganización. También es muy importante. Capacidad que está cambiando también, como decía-
mos, a través de Internet. Que genera mayor capacidad de movilización. Y mayor capacidad
de movilización implica también mayores recursos humanos, que decíamos antes, y mayor
acceso a información, como decíamos. Otro recurso, el consenso. La capacidad para generar
confianza, clave también.
Para implementar una política pública es necesario su factibilidad social no solo su factibili-
dad técnica. La factibilidad social se logra a través de la generación de consensos, la generación
de confianzas. También es importante lo que llamamos la confianza relativa. Es decir, la con-
fianza dentro de un determinado grupo de actores, polo de actores que se ponen de acuerdo
y que si generan consenso entre sí multiplican su capacidad de presión. Hablamos así de dos
formas de legitimidad, ¿no? De dos formas de legitimar las políticas públicas. La tradicional es
lo que llamamos legitimidad primaria, que es la que proviene del soberano.
El soberano que ha sido elegido. Por lo tanto la legitimidad política, electoral, el que elabora,
implemente la política pública lo hace porque tiene esa responsabilidad pública y se basa en
la legitimidad que le dan los votos. Esta es una legitimidad importante, pero, no es la única.
Cada vez más vemos una segunda forma de legitimidad. Una legitimidad secundaria que tiene
que ver con los destinatarios específicos de la política pública. Empezaron por aquellos grupos
objetivos que decíamos antes, ¿no? Intentando incorporar a los grupos objetivo, ¿no? A los
causantes del problema en la toma de decisiones.
Buscando su legitimidad. Poco a poco esto se ha ido empleando también a los beneficia-
rios finales y finalmente a los afectados, a los beneficiaros generales, la población en general.
Con formas de participación como las que hemos visto en esta sesión. Por lo tanto you no
solo buscamos la legitimidad electoral, sino también esa legitimidad secundaria producida por
los afectados, beneficiarios directos de la política pública, por sus destinatarios. Otro tipo de
recurso, las infraestructuras de que disponemos. El estado dispone de a, infraestructuras, de
recursos expropietario de muchos de los elementos que le sirven para proveer, por ejemplo,
servicios públicos.
Pero tradicionalmente también hay el debate entre nacionalización y privatización. En un
proceso de privatización el estado está cediendo una parte de su recurso, el control de sus
infraestructuras que son clave para el desarrollo de las políticas públicas las cede a otro actor,
a un actor privado. Las infraestructuras también son importantes no solo desde el punto de
vista de patrimonio, desde un punto de vista patrimonial, sino también desde un punto de vista
logístico o comunicativo. La capacidad que te dan para comunicar. Tener por ejemplo una red
de centros cívicos te permite tambien comunicar a la población a través de esos centros cívicos.
Si la propiedad y la gestión de esos centros cae en más, en manos privadas, quizá el estado

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no tienen esa capacidad para poder comunicar con la, con toda la población. Y por último, el
último recurso que queríamos presentaros es la fuerza, la violencia. Un recurso que también
hay que tener en cuenta. Quien tiene el monopolio de la violencia es el estado, es el que está
legitimado para utilizar la fuerza cuando hace falta. Por tanto, cuando es necesario el estado
impone, ejerce su autoridad a través de la fuerza, a través de la violencia. Sin embargo, también
vemos otros actores que ocasionalmente utilizan la violencia, utilizan la fuerza.
Desde movilizaciones en las calles protagonizadas por algunos movimientos sociales hasta
guerrillas o grupos paramilitares con intereses políticos. O grupos corruptos, ¿no? Es decir
todas las mafias vinculadas a la corrupción que también utilizan la fuerza, la violencia como
elemento de presión muchas veces sobre las políticas públicas. Todos estos son recursos que los
actores pueden movilizar y pueden intercambiar también. Es decir, la clave es que está en que
los actores intercambian recursos entre ellos. Por ejemplo un actor que tiene una información
privada, que la conoce solo él. En un determinado momento decide compartir, hacer pública
esa información.
Y por lo tanto está intercambiando un recurso. Con todo ello, finalmente, ¿no? Con los recur-
sos, las distintas tipologías de actores, las distintas tipologías de relaciones, cómo se relacionan
los actores, cómo son las redes, con todo ello esperamos haber contribuido a poder explicar
mejor a poder analizar mejor cómo se producen las políticas públicas desde el punto de vista
de los actores, cómo los actores inciden en ellas y sobre todo intentar ofrecer herramientas
que nos permitan ver cuál es la mayor o menor calidad democrática de esas redes de política
pública.

11. Conclusión
Bien, hemos acabado la, la sesión, la sesión 3 dedicada a actores, ¿no? Nuestro interés no ha
sido hacer una sesión estrictamente académica en la cual vieramos qué es un actor, establecer
una taxonomía de los actores, ver con detalles los recursos. Todo estos es importante, pero,
esto tiene sentido en la medida en que hablamos de una política pública, de una capacidad
de transformación, de una capacidad de cambio, de la toma de decisiones. Por tanto, hemos
de entender que aquí detrás también hay voluntad de cambio, voluntad de avance. Por lo
tanto, coalición de actores, ¿no? Que trabajan en el ámbito de la administración pública para
conseguir que sucedan cosas, ¿no?
Entonces esto exige para cualquier operador público no, no parte de la hipótesis que como
yo you estoy legitimado por las elecciones puedo tomar decisiones porque estoy investido para
ello. Sino, entender que, que eso exige saber cuál es el mapa de actores en el cuál esa decisión ha
de tomar, se ha de tomar, cuáles son los intereses de esos actores, qué alternativas de definición
ante una situación problemática tienen. Recordemos la sesión 2 Establecer por tanto un marco
que permita una coalición, ¿no? de actores que, que genere suficiente legitimación para tomar
la decisión y posteriormente suficiente legitimación para lanzar el, en su puesta practica en su
implementación, ¿no?
Es importante entender que, que a veces lo que ocurre es que hay ciertos actores que entre
sí no se pondrían de acuerdo, porque no comparten intereses, pero, sí que están de acuerdo en
que no suceda lo que otros quieren que suceda, ¿no? Y a eso le llamamos coalición de bloqueo,

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¿no? que puede, puede ocurrir. Por tanto es tan importante de alguna manera ser capaz de
construir la coalición que haga avanzar en procesos de cambio, como evitar que se produzcan
coaliciones de bloqueo que, que impidan que ese avance se pueda, se pueda producir, ¿no? Por
otro lado, también es importante entender que a veces de manera intuitiva imaginamos que
es más fácil avanzar en un escenario de una política en la cual hay pocos actores porque esto
permite, la hipótesis sería que esto permite llegar a acuerdos de manera más fácil.
Pero no siempre es así. En el fondo a veces una complejidad significativa de actores es más,
digamos, se acerca más a la realidad en la que cada vez más nos encontramos. Pensemos que
la evolución social nos lleva a sociedades más diversificadas, más heterogéneas, más plurales,
¿no? Y que la democracia precisamente consiste en esto, ¿no? En ser capaz de, de hacer avanzar
a procesos de cambio aceptando esa pluralidad y esa heterogeneidad. Y que esa heterogeneidad
y esa pluralidad genera más fragmentación de intereses y más actores, ¿no? Y hay mucha
literatura sobre esa fragmentación de intereses, ¿no?
Por tanto, a pesar de que nos podamos imaginar que es mejor escenarios con menos actores,
en la rea, en realidad nos encontramos cada vez con escenarios más complejos, con más actores.
Y eso primero es más democrático y segundo a lo mejor nos da más posibilidades de encontrar
espacios de acuerdo y menos líneas rojas, no, que separen las posiciones de cada actor. Porque
eso permite trabajar con, con escenarios digamos de, de, de avance que articulen intereses
y que generen coaliciones duraderas. Finalmente en este resumen un poco de los momentos
centrales de la sesión 3 quisiera recordar también un aspecto, ¿no?
En el fondo a veces nos imaginamos, ¿no? Que el, que el actor que ocupa la posición digamos
administrativa, ¿no? de la institución pública por el hecho de ser envestido, ¿no? en un proceso
electoral y democrático esto le exime de tenerse que preocupar digamos de la de la, de, de esa
relación con lo actores, de esa complejidad en la cual os invitamos a entrar en este, en este
curso, ¿no? Pero esto no es es así, es decir, cada vez más nos damos cuenta de que el poder
no se refiere solo al estatus, a la posición que uno ocupa. Eso explica situaciones de poder
y explica recursos. Es evidente, ¿no? que los legisladores, los decisores públicos tienen unos
recursos que son los recurso legales de los cuales otros no disponen.
Pero, esto no les exime de, de trabajar por la lógica de la influencia de la construcción.
Digamos de consenso, ¿no? . Y eso es el fondo democrático, ¿no? El entender que el día después
de las elecciones esa, ese capital de legitimidad que se te ha dado lo tienes que seguir, digamos,
manejando en lo, en los, en los años posteriores, de los días posteriores. Porque cada vez que
quieras operar y que quieras tomar decisiones. Digamos ese punto de partida no te exime de
esa necesidad de construir alianzas y, y coaliciones en, en, en torno a las propuestas, ¿no? Que
no, no deberíamos pensar en una contradicción entre estatus y posición y, digamos procesos
de implementación y de puesta en práctica de políticas, ¿no?
Porque son procesos complementarios. Es evidente por otro lado que, que los legisladores,
los decisores públicos tienen que operar aparentemente y teóricamente y así lo pueden hacer
en beneficio de todos de los intereses generales. Pero entendiendo que esos intereses generales
no están, digamos depositados en un sitio concreto si que, sino que coinciden con esas alianzas,
con esas coaliciones, con esas mayorías de consensos que se puedan dar en torno a cada uno
de los problemas planteados, ¿no? Y esa es un poco la, la importancia, digamos, de, de, de la
mirada más de proceso, más política, ¿no? En la puesta en práctica y en la toma de decisiones
en políticas publicas. Os esperamos en la sesión 4.

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12. Profesor Invitodo: Gemma Ubasart / Fernando Villaspín
Hasta ahora tradicionalmente había hecho un pacto con los políticos que en cierto modo era
bueno, la clase política que era yo me ocupo fundamentalmente de lo mío, lo privado y cómo es
necesario dividirse el trabajo pues tú me haces el trabajo que tiene que ver con la ciudadanía,
tú eres el profesional de la cosa. Yo soy un espontáneo que de vez en cuando pues introduce
algo, de repente se enfada, pues introduzco alguna demanda que no estaba prevista, puede
reaccionar de múltiples maneras pero el día a día la política es tuya. Al cabo de un tiempo yo
examino pero la política es tuya. Yo lo he visto funcionando hasta muy recientemente, hemos
confiado en los partidos, hemos confiado en las instituciones y yo creo que los ciudadanos
ahora se han dado cuenta de que de repente de tanto ir delegando al final se han quedado, se
han quedado sin función.
Entonces esos que se ocupan del supuesto bienestar de los ciudadanos. Curiosamente hay
un momento en el que you no representan a los ciudadanos sino que representan a todo ese
conjunto de imperativos sistémicos que son a los que ellos tienen que atender. Entonces al
final lo que más les importa es ver cómo organizar las canalizaciones por las que ha de fluir el
agua y pierden de vista el agua, se pierden de vista qué es lo que se pide de ellos ¿no? Y esto
yo creo que es casi inevitable igual que es inevitable que esto genere allanación. El 15 m debe
entenderse como una movilización social que irrumpe de forma masiva una semana antes de
las elecciones municipales y autonómicas españolas.
Este nombra, politiza un sentimiento generalizado y transversal de desafección y alejamien-
to hacia la clase política y de descontento hacia la manera de llevar a cabo la gestión de la crisis
económica mediante recetas neoliberales de achicamiento del estado social. El citado está allí
¿no? de descontento y se materializa mediante acciones políticas no convencionales como son
las acampadas y el activismo en la red. Yo creo que los nuevos, nuevos movimientos sociales
porque estamos you dándole una vuelta tuerca a lo que antes se llamaban movimientos socia-
les, los nuevos nuevos movimientos sociales yo creo que son la expresión de una carencia y
esa carencia es lo que podemos llamar la, digamos la, la excesiva lejanía ¿no? de lo político
respecto de lo que la gente percibe que son sus problemas.
O sea que realmente los ciudadanos necesitan participar para primero sentirse juntos, para
sentirse demos, sentirse casi la asamblea ¿no? Porque la asamblea que lo representa la ven
cada vez más lejana y eso me parece que es algo evidente. Pero por otra parte, también yo
creo que lo que hay es eso, una necesidad por un lado de comunidad y de mayor comunidad
entre los ciudadanos, no hay forma mejor que la participación de casi directa o a través de
las nuevas tecnologías, pero de donde uno sabe que recibe el mensaje de alguien ¿no? que
sirva para compensar esa abstracción, esa lejanía de lo político pero que también sirve como
reacción frente a la tecnocratización de todo lo político.
Casi cuatro años más tarde de este episodio conflictual irrumpe en España un nuevo partido
político, podemos. Este se presenta en las elecciones europeas de mayo del 2014 y obtiene con
solo unos pocos meses de vida cinco diputados. En la actualidad los sondeos le dan una pers-
pectiva de voto que los situarían en segundo, tercer lugar en las próximas elecciones generales.
Podemos nace del mismo magma de descontento e indignación que pone sobre la mesa 15 m.
Este hace la función de canalizar demandas y sentimientos hacia la arena de la representa-
ción institucional. Es evidente que desde una perspectiva de estudio de los actores y la acción

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política el 15 m y podemos son dos fenómenos de naturaleza diversa.
El 15 m es una movilización social, una erupción puntual que pone sobre la mesa un des-
contento y que a la vez introduce en la disputa política importantes sectores sociales alejados
anteriormente de la cosa pública. Por el contrario, podemos es un partido político con voluntad
de permanencia en el tiempo y de disputa del poder político. Nace con el objetivo de patear
el tablero, dicen alguno de sus creadores. Es decir, de obtener una gran representación insti-
tucional para poder cambiar las reglas del juego. Ahora bien, podríamos decir que se trata de
dos momentos diversos, de dos plasmaciones diferentes en el campo de la agencia. Eso sí, en
un mismo contexto de malestar.
Ahora bien, la creación de podemos puede verse como automática e inevitable. La respuesta
sería radicalmente no. Debemos alejarnos de cualquier perspectiva que entienda a los proce-
sos sociales como un devenir lineal y dado por descontado. No estaríamos frente a podemos
si aparte de un contexto favorable, nos hubieran dado otros elementos en el origen. Vamos
a citar algunos. Un primero, la existencia de un núcleo inicial, un núcleo de madrugadores,
unas personas que saben leer el contexto de desafección y descontento. Además que tienen a
disposición una serie de recursos, un líder carismático Pablo Iglesias, ampliamente conocido
por sus intervenciones políticas en los medios de comunicación.
Una relevante competencia técnica del grupo inicial en diversos campos como pueden ser la
construcción discursiva, el conocimiento demoscópicos, elaboración de campañas electorales,
propuestas programáticas, etcétera. A partir de este contexto y de su conocimiento el grupo
inicial lleva a cabo una tarea de construcción discursiva, realizan una buena enmarcación de
las demandas ciudadanas con la oferta de la formación. Además son conscientes que politizan
una problemática también presente en otras latitudes. Saben que no están solos. Aprenden de
las luchas contra las políticas de austeridad que encuentran sus antecedentes en el proyecto
de Sirisa, en Grecia y en la formación nacional populares en los países en transformación de
América Latina.
Finalmente generan una primera ampliación del núcleo inicial a través de los círculos, agru-
paciones locales y sectoriales que posibilitan el apoyo logístico en todo el territorio estatal,
es decir recursos organizativos. Desde un punto de vista académico, este proceso de institu-
cionalización pone encima de la mesa distintas cuestiones. Una primera, una complejización
de la tipología clásica de los actores políticos. Como recordareis, esta tipología nos hablaba
de la existencia de partidos políticos, movimientos sociales y grupos de interés. Podemos se
construye como un dispositivo político que combina elementos propios de los primeros y de
los segundos.
Como segunda cuestión, situar la construcción de una nueva categoría en la tipología de
partidos políticos. Hasta el momento estábamos frente a partido de cuadros, partido de masas
y partidos atrápalo todo. Podemos podría estar inaugurando otra categoría. En síntesis, estos
elementos que situamos en un plano teórico, se corresponden con retos prácticos para la or-
ganización. Unos desafíos para el proceso de institucionalización de una corriente de fondo
politizada por el 15 m. Terminaré poniendo sobre la mesa a modo de apertura de debate estos
retos.
Un primero, la capacidad de conjugar radicalidad democrática propia de los movimientos
sociales con eficacia y eficiencia institucional propia de los partidos políticos. O dicho de otra
manera, cómo construir un dispositivo político que haga compatible una participación ciu-

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dadana masiva a la vez de la disputa de un gobierno nacional para la apertura de un proceso
constituente. Un segundo reto, el desafío de transformar este sentimiento de desafección y des-
confianza en acción política y en una renovada confianza en la cosa pública. Cómo recuperar
la implicación de los ciudadanos en la decisión de futuros colectivos.
En que estamos pasando de ser porque fue distinción de Rousseau ante el Boujoir y decir el
burgués y el ciudadano que todos somos burgueses, tenemos intereses privados pero a veces
somos ciudadanos, tenemos el interés común que compartimos con los demás, tanto miem-
bros de la comunidad. Bueno hemos pasado de una situación en la que prácticamente solo
eramos burgueses a una situación en la que queremos ser casi solo ciudadanos. Pero claro, no
podemos ignorar nuestra alma burguesa también, es decir estos intereses que son particulares,
que no coinciden con los de los demás y que eso no se diluye por el hecho que tratemos de
intercambiar posiciones de liberar con otros ciudadanos.

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