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Tras renunciar a la Orden Kinkou y a su título como el Puño de la Sombra, Akali pelea a solas, lista

para ser el arma letal que su pueblo necesita. Aunque conserva todo lo que aprendió de su
maestro Shen, juró defender a Jonia de sus enemigos... una víctima a la vez. Puede que Akali
ataque en silencio, pero su mensaje resonará con fuerza y claridad: témanle a la asesina sin
maestro.

SHORT STORY

AKALI
LA ASESINA FURTIVA

AKALI
LA ASESINA FURTIVA

Jonia siempre ha sido una tierra de magia salvaje, llena de gente enérgica
y espíritus poderosos buscando vivir en armonía. Pero, algunas veces,
este pacífico equilibrio no resulta sencillo. De vez en cuando necesita
mantenerse bajo control.
Los Kinkou son los guardianes autoproclamados del sagrado balance
jonio. Los acólitos leales de la orden deambulan en los reinos materiales y
espirituales, mediando los conflictos entre ellos, solo haciendo uso de la
fuerza cuando es estrictamente necesario. Nacida entre sus filas se
encontraba Akali, hija de Mayym Jhomen Tethi, la prestigiosa Puño de la
Sombra. Mayym y su pareja, Tahno, criaron a su hija dentro de la Orden
Kinkou bajo el atento liderazgo del gran maestro Kusho, el Ojo del
Crepúsculo.
Cada vez que sus padres se ausentaban, otros miembros de la orden
asumían el papel de familia sustituta para Akali. Kennen, el Corazón de la
Tempestad, pasó muchas horas con la joven, enseñándole técnicas y
destacando la velocidad y la agilidad sobre la fuerza. Akali era una chica
precoz y absorbía todo el conocimiento como una esponja. Para todos era
muy evidente que ella seguiría el camino de sus padres, junto con Shen,
el hijo del gran maestro y sucesor designado. Ambos liderarían una nueva
generación dedicada a preservar el balance en Jonia.
Pero el balance puede ser efímero. La orden se vio dividida.
Zed, un acólito descarriado, volvió y se enfrentó violentamente a Kusho,
arrebatándole el poder en un sangriento golpe de estado. Akali huyó
hacia las montañas del este junto con Mayym, Shen, Kennen y algunos
acólitos más. Por desgracia, Tahno no era uno de ellos.
La transformación de los Kinkou en la despiadada Orden de la Sombra,
provocada por Zed, estaba casi completa. Pero, como el nuevo Ojo del
Crepúsculo, Shen pretendía reconstruir lo que se había perdido.
Retomarían las tres filosofías fundamentales de los Kinkou: la
imparcialidad pura de Observar las Estrellas, la promulgación del criterio
al Recorrer el Sol, y la eliminación del desequilibrio al Podar el Árbol. Pese
a que ahora eran pocos miembros, entrenarían a neófitos para restaurar e
incrementar sus números.
Cuando Akali alcanzó la edad de catorce años, inició formalmente su
entrenamiento Kinkou, determinada a ser la sucesora de su madre y
adoptar el título de Puño de la Sombra.
Era una luchadora portentosa y logró dominar el kama, una hoz de mano,
y el kunai, una daga arrojadiza. Aunque no poseía las habilidades
mágicas de sus compañeros acólitos, demostró ser digna del título, lo
cual, con el tiempo, le permitió a su madre dimitir y entrenar a los jóvenes
neófitos.
Pero el alma de Akali era incansable y sus ojos estaban abiertos. Si bien
los Kinkou y la Orden de la Sombra habían llegado a un inquietante
acuerdo a raíz de la invasión noxiana en Jonia, ella podía ver que su
tierra natal seguía sufriendo. Akali se cuestionó si verdaderamente
estaban cumpliendo con su propósito. Podar el Árbol suponía eliminar a
aquellos que atentaran contra el balance sagrado... pero Shen siempre
instaba a la moderación.
Él la refrenaba. Todos los mantras y las meditaciones tranquilizaban su
espíritu, pero esas trivialidades no conseguirían derrotar a sus
adversarios. Su precocidad juvenil resultó en completa desobediencia.
Discutió con Shen, lo desafió y acabó con los enemigos de Jonia a su
propia manera.
Delante de toda la orden, declaró la incapacidad de los Kinkou, alegando
que su discurso de balance espiritual y paciencia no bastaban. Los jonios
estaban muriendo en el reino material y ese sería el reino al que Akali
defendería. Ella había recibido entrenamiento como asesina. Iba a ser una
asesina. Ya no necesitaba a la orden.
Shen la dejó ir sin enfrentarla, sabiendo que este era un camino que Akali
debía recorrer por su cuenta. Probablemente ese camino la traería de
vuelta algún día, pero eso tendría que decidirlo ella.

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