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Rom 3:10-18 como está escrito: No hay justo, ni aun uno, No hay quien entienda, No hay

quien busque a Dios, Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo
bueno, ni siquiera uno; Sepulcro abierto es su garganta, Con sus lenguas engañaron,
Veneno de áspides hay bajo sus labios, Su boca está llena de maldición y de amargura;
Veloces son sus pies para derramar sangre; Destrucción y miseria hay en sus caminos, No
conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.

Rom 1:18-32 Porque la ira de Dios es revelada desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. Porque lo que de Dios es
conocido, es evidente para ellos, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de
Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
entendiéndose por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Porque
habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se
entregaron a vanas especulaciones, y su necio corazón fue entenebrecido. Alegando ser
sabios se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de
imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por esto Dios los
entregó en las concupiscencias de sus corazones a la inmundicia, para que deshonraran sus
mismos cuerpos entre sí. Éstos cambiaron la verdad de Dios en mentira, y reverenciaron y
sirvieron a la criatura antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por eso
Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues aun sus hembras cambiaron el uso natural
por el que es contra naturaleza, y del mismo modo también los varones, dejando el uso
natural de las hembras, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos
vergonzosos varones con varones, y recibiendo en sí mismos la debida recompensa de su
extravío. Y como no quisieron reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada,
para hacer cosas que no convienen, estando atestados de toda injusticia, perversidad,
avaricia, maldad; colmados de envidia, homicidio, contienda, engaño, malignidad.
Murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos,
inventores de cosas malas, desobedientes a los progenitores, necios, desleales, sin afecto
natural, despiadados; quienes, habiendo entendido el pronunciamiento de Dios: que los
que practican tales cosas son dignos de muerte; no sólo las hacen, sino que también se
complacen con los que las practican.

Efe 2:1-3 En cuanto a vosotros, estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los
cuales anduvisteis en otro tiempo, según el curso de este mundo, conforme al príncipe de
la potestad del aire, del espíritu que ahora actúa en los hijos de desobediencia. Entre ellos
también vivimos todos nosotros en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la
voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo
que los demás

Efe 4:17-19 Esto pues digo y requiero en el Señor: que ya no viváis como viven los
gentiles, en la futilidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, totalmente
ajenos a la vida de Dios a causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su
corazón; los cuales, después que llegaron a ser insensibles, se entregaron a sí mismos a la
sensualidad, para practicar con avidez toda clase de impureza.

Jua 8:34-36 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo el que practica el
pecado es esclavo del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo queda
para siempre. Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres.
Hch 26:16-18 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque me he aparecido a ti
precisamente para escogerte por ministro y testigo, no sólo de las cosas que has visto de
mí, sino de aquellas en que me apareceré a ti, para librarte del pueblo y de los gentiles, a
quienes Yo te envío, a fin de que abras sus ojos, para que vuelvan de las tinieblas a la luz, y
de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de
pecados y herencia entre los santificados.

Rom 4:6-8 Como también David declara la bienaventuranza del hombre al cual Dios
atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades fueron
perdonadas, Y cuyos pecados fueron cubiertos. Bienaventurado el varón al cual el Señor no
imputa pecado.

Rom 5:1-2 Por tanto, habiendo sido declarados justos por la fe, tenemos paz ante Dios
mediante nuestro Señor Jesucristo. Por medio de quien también hemos obtenido derecho
de entrada a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la
gloria de Dios.

Rom 8:29-30 Porque a los que antes escogió, también los predestinó a ser de la misma
forma de la imagen de su Hijo, para que Él sea primogénito entre muchos hermanos; y a
los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también declaró justos;
y a los que declaró justos, a éstos también glorificó.
Rom 6:1-14 ¿Qué pues diremos? ¿Permanezcamos en el pecado para que la gracia
abunde? ¡De ninguna manera! porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos
aún en él? ¿No sabéis que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos
bautizados en su muerte? Por tanto, fuimos sepultados juntamente con Él para muerte por
el bautismo, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del
Padre, así también nosotros anduviéramos en novedad de vida. Porque si hemos llegado a
ser injertados en la semejanza de su muerte, también lo seremos en la de la resurrección;
sabiendo esto: que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él, a fin de que el
cuerpo del pecado fuera desactivado para no servir más al pecado. Porque el que murió, ha
sido libertado del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos
con Él; sabiendo que Cristo, habiendo sido resucitado de entre los muertos, ya no muere:
la Muerte no se enseñorea más de Él. Porque en cuanto a que murió, al pecado murió una
vez por todas, pero en cuanto a que vive, para Dios vive. Así también vosotros, consideraos
muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. No reine, pues, el pecado en
vuestro cuerpo mortal, para que obedezcáis a sus concupiscencias; y tampoco presentéis
vuestros miembros como instrumentos de iniquidad para el pecado, sino presentaos
vosotros mismos a Dios como viviendo fuera de los muertos, y vuestros miembros a Dios
como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no
estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia.

Col 3:5-11 Haced morir pues lo terrenal en vuestros miembros: Fornicación, impureza,
pasión desordenada, deseo malo, y la avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales viene la
ira de Dios, en las que también vosotros anduvisteis en un tiempo, cuando vivíais en ellas.
Pero ahora, desechad también vosotros todas estas cosas: Ira, enojo, malicia, maledicencia,
lenguaje obsceno de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, ya que os habéis
desvestido del viejo hombre con sus prácticas, y revestido del nuevo, el cual, conforme a la
imagen del que lo creó, se va renovando hasta un conocimiento pleno, donde no hay griego
ni judío, circuncisión o incircuncisión, bárbaro, escita, esclavo o libre, sino que Cristo es
todo y en todos.
Jua 3:6 Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es.
1Jn 3:9 Todo el que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios
permanece en él, y no puede pecar, pues es nacido de Dios.

Rom 6:5-8 Porque si hemos llegado a ser injertados en la semejanza de su muerte,


también lo seremos en la de la resurrección; sabiendo esto: que nuestro viejo hombre fue
crucificado juntamente con Él, a fin de que el cuerpo del pecado fuera desactivado para no
servir más al pecado. Porque el que murió, ha sido libertado del pecado. Y si hemos muerto
con Cristo, creemos que también viviremos con Él.
Jua 5:40 ¡Y no queréis venir a mí para tener vida!
Flp 2:13 Porque Dios es el que produce en vosotros tanto el querer como el hacer, por su
buena voluntad.
Efe 2:10 porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

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