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El Desierto Entra en La Ciudad
El Desierto Entra en La Ciudad
De Roberto Arlt
Versión de Bernardo Carey y Yirair Mossian
Personajes
Invitado 1º/Escribano 1º
Invitado 2º/Escribano 2º
Invitado 3º
Invitada 1º/Inés
Invitada 2º7Adela
Invitado 4º
Leonor
Federico
Escipión
César
El ángel negro
Desconocido/Desconocido con botas
Abogado
Astrólogo
Esclavo/Baltasar
Cojo
Perro
Accionista
María
Gaspar
Melchor
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ACTO I
ESCENA I
INVITADO 1º: No tengo lugar ni siquiera para esta aceituna. (LA ESCUPE AL
PISO)
INVITADO 3º: ¿Qué queda para mi? ¡Tengo que comer esta montaña de Pullet
Normand con Croquets a la Mer y estos Spaguettis Fagioli al Pomodoro!
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INVITADO 2º: Tengo ganas de vomitar. ¡Hor’s d’Ouvre, Buillon, Creps Souffle..!
¡Mer... merd..!
INVITADO 3º:¿Alguien me podría ayudar? Vos Laura que todavía estás en línea.
INVITADA 1º: No puedo con estos Escalopines a la Putanesa... ¡Putanesa..! Aj... ¡no
doy más!
INVITADO 3º: ¡Qué lindo era tener hambre! ¡Juro que añoro la mortadela de la fonda!
ESCENA II
ESCIPIÓN: ¿Quién te dio permiso para entrar a este palacio? Vos sabés que yo manejo
las entradas y salidas de César. (RÍE ESTÚPIDAMENTE DE SU PROPIO CHISTE)
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INVITADA 1º: ¡Federico! ¡Estabas aquí!
RISAS.
FEDERICO: Estas palabras van para quien de ustedes vea a Leonor: Díganle que la
llevo dentro de mi cuerpo como un carbón encendido. Un carbon encendido que a veces
llamea. Entonces mi alma se desmorona como un castillo de flores. ¿No han visto nunca
una flor en el suelo? Como flor en la tierra es mi alma humillada. La hiere el hierro, la
quema el sol, la muerde la piedra.
INVITADO 4º: ¡Bah! No te preocupés. Cuando una puerta se cierra, cien se abren.
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FEDERICO: Si la angustia de los hombres se pudiera transformar en metal precioso,
las ciudades estarían pavimentadas y amuralladas de oro hasta la misma cúpula del
cielo. (A INVITADO 3º) Vos no te encanallaste del todo. ¿Dónde está Leonor?
FEDERICO: ¡Estas palabras van para quien de ustedes vea a Leonor:! Me he perdido
en la tierra de la muerte. Una soledad infinita cuyo límite es el desaliento. (PAUSA)
Dije que la llevo adentro como un carbón encendido. A veces despierto en la noche, casi
dormido. Va a comenzar un nuevo día. Reproduzco todas las costumbres del amanecer.
Del mediodía. Cuando Leonor llega a casa con el cabello recogido en la nuca. En mi
memoria... Cuando cae la tarde y Leonor camina conmigo por una calle de árboles
oscuros... Casi dormido...
INVITADO 1º (BAJO, A LOS DEMÁS): ¡Las noches de Federico deben ser terribles!
FEDERICO: Sus ropas saben caer igual que las hojas de un árbol. Su busto sabe
reflejarse como una magnolia en el agua oscura del espejo...
FEDERICO: ¡Sé que Leonor viene seguido por acá y que ustedes la ven! Díganle
que es necesario que nos encontremos.
ESCENA III
LEONOR: Lo oí.
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LEONOR: ¡Yo vivía feliz..! ¡Como el clavel en la maceta! Remendaba las medias...
freía las papas... hacía la cama... Dichosa... Pero para Federico era poco. Quería más...
Quería que yo... quisiera más... Que quisiera... lujo, incluso. El día que me presentó a
César parecía haber alcanzado la cúspide de la felicidad.
LEONOR: Me empujó a los brazos de César. ¡Y cuando descubrió que me perdía trató
de retenerme! Se hizo el moralista. Llegó a decirme: “Somos marido y mujer. No
debemos mancillar el sagrado sacramento del matrimonio”. ¡Infeliz! ¡Pobre infeliz!
ESCENA IV
ESCIPIÓN: ¡Oh! ¡César! ¿Qué hay sobre la tierra más seductor que tu presencia?
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CÉSAR: ¡Nunca un plato es igual a otro! Ni una mujer es igual a otra... (APARTA DE
SI A LEONOR) Ni un querubín igual a otro querubín... (APARTA DE SI A
INVITADO 4º. SE DIRIGE A INVITADO 2º) Te pedí que me presentaras a tu
hermana.
CÉSAR: Olvidalo. ¡Que no abandone su cueva ese esperpento! (UN TIEMPO) Olví
Ya estoy enamorado de otra.
CÉSAR: ¿No quieren a mi campesina? ¿Son capaces de rebelarse antes de que los
eche? ¡Todavía les queda dignidad! Bien. Como me enamoro me desamoro. Se acabó la
jovencita. No hay jovencita. ¿Qué me dan a cambio, cretinos? Nada virgen hay en
ustedes. ¿Qué me ofrecen? ¡Ay, ay, me arrinconan contra un muro! Tengo malhumor.
Nada me ofrecen. ¡Enanos! ¡Diviértanme entonces! Diviértanme... babiecas...
¡diviértanme!
ESCIPIÓN: ¿Qué les parece si hacemos entrar al primer idiota que pase frente a la
puerta?
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INVITADA 2º (A CÉSAR): ¡Te reirás a mandíbula batiente!
ESCENA V
INVITADA 1º: Contanos tu vida. Empezá por algo. ¿En que villa de mala muerte
vivís?
EL MISERABLE NO HABLA.
ESCIPIÓN: Empecemos la cuenta del Debe y el Haber: ¿qué llevás en ese paquete?
CÉSAR: Interrogatorio. Por ahí va mejor. ¡Esta debe ser la más bella fiesta de mi vida!
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EL MISERABLE SIGUE SIN HABLAR.
ESCIPIÓN: Dámelo.
TODOS: ¡Oh..!
INVITADA2º: ¡Pobrecita!
DESCONOCIDO: Mi hijo.
ESCIPIÓN: Tu hijo...
DESCONOCIDO: Tres.
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DESCONOCIDO: Al hospital.
DESCONOCIDO: No sé.
CÉSAR: ¡Estiércol..! Tengo las manos con olor a muerte... ¡Huelan! (ALGUNOS
INVITADOS LO HACEN) Es la muerte de un inocente. Su olor no se irá más.
Fecunda mi podredumbre. ¡Agua! ¡Agua para lavarme! (TODOS ESTÁN
PARALIZADOS) ¡Estiércol..! Dejame niño. Dejame. Escupo en ustedes como en una
salivadera... ¿Eso alegra mi corazón? Te humillé, a vos, a vos, a vos. Tristes.
Desdichados. ¿Quién levantó su brazo ante mis maldiciones, mi crueldad, mis
crímenes? ¡A vos te adorné la frente con el adulterio! ¡Vos cometiste estupro delante de
mí! Tus nalgas sufrieron mi pija. ¿Quién se escandalizó? Mis tripas están repletas de
ricas viandas, mis ojos relucen como los de un asesino. (UN TIEMPO) ¡Perdónenme...
perdónenme..! Estauve ciego, encendido de maldad, loco furioso. Como un lobo contra
otros lobos. (A INVITADO 4º) Olvidá mis ofensas... (A LEONOR) Olvidá mi
obcecación en provocar tu cólera. (HACE UN GESTO) ¡No quiero que me hablen!
(BAJA LA CABEZA. SE QUEDA UN INSTANTE EN SILENCIO. LUEGO LA
ALZA) ¿Qué alegría puedo yo encontrar, ahora? Mi corazón se ha cansado, mis ojos
están turbios. Sudo como un agonizante. ¿Tengo yo el aspecto de un cadáver? ¿Parezco
ese niño?(UN TIEMPO) ¿En alguna parte hay figuras ejemplares? ¿Volaré muy alto,
seré de granito, un remolino? ¡Quimera! (UN TIEMPO, DESENCANTADO) La
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cabeza lo más baja posible, si. Cruja mi mandíbula antes de que de mi boca se escape
una sonrisa. No hay nada por decir, nada por agregar... Ninguna molestia... ningún
trabajo... ¡La cabeza lo más bajo posible! ¡Está bien! ¡Probemos! Gracias, Señor. He
comprendido, te obedeceré. Al desierto.
CÉSAR: ¡Al desierto! (SE LEVANTA.) ¡Qué horror todo esto! (LE VUELVE LA
ESPALDA A SUS COMENSALES Y SE MARCHA. TRAS UN INSTANTE DE
VACILACIÓN LO SIGUEN).
ESCIPIÓN (SOLO): ¿No será una nueva farsa? (SALE POR EL MISMO CAMINO
QUE LOS DEMÁS)
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ACTO 2º
ESCENA 1º
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ABOGADO: Lo voy a escuchar por las circunstancias especiales de las que estoy
rodeado. Sea breve. El tiempo es dinero. La reunión de la familia con los accionistas
comienza en seguida.
ASTRÓLOGO: Desde la más remota antigüedad se sabe que los planetas influyen en
la formación del carácter y dirigen el destino de los hombres.
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ASTRÓLOGO: ¡No me interrumpa! ¡Voy a eso! ¡Voy a eso! Los horóscopos se
confeccionan tomando como punto de partida la posición que ocupaban los planetas en
el zodíaco en el momento del nacimiento...
ENTRA ADELA.
ADELA: ¿Ya empezamos? (TOMA UNA SILLA Y SE SIENTA LEJOS DEL COJO)
No aguanto el olor a perro.
INÉS: ¿Llego tarde? Un tal Federico, que no se quiere marchar, insiste en que le den la
dirección de César.
ABOGADO: ¿Federico?
ACCIONISTA: ¿Tiene los nombres de las personas que asisten a esta reunión?
ABOGADO: La familia completa. Y usted por los accionistas. Está todo en orden.
¡Salvo que todavía no es la hora fijada!
ACCIONISTA: Le agradeceré que luego me facilite una lista de los presentes. (TOMA
UNA SILLA Y SE SIENTA) ¿Vamos a declarar loco a César?
COJO: No.
INÉS: ¿Psicoanalista?
COJO: Tampoco.
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ABOGADO: Ahorremos tiempo. Escucharán a un astrólogo. Era un informe personal...
pero ya que insisten...
ACCIONISTA: Abel. Represento el cincuenta y dos por ciento del valor accionario.
ADELA: Señor Abel: no sea pesimista. ¿Qué es lo que sabemos nosotros del primo
César?
COJO: Nada.
ADELA: Otros que está cuerdo. Otros que no es cuerdo ni loco. Otros que si no lo
inspira el diablo, es un santo.
ACCIONISTA: Habíamos quedado en que esta reunión era secreta. Sólo para los que
tenemos intereses... en la empresa.
EL PERRO LADRA.
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ADELA: ¡Está en el desierto! ¡Purgando! Cuando un alma alcanza esas alturas, sus
contemplaciones se acompañan de trastornos poderosos. Percibe a Dios a través de sus
terrores. Sólo almas muy fuertes resisten incólumes los efectos de la gracia divina.
EL PERRO LADRA.
ABOGADO: Adela, Inés... ¿si César está cuerdo, nuestra demanda, nuestra litis...
prosperaría?
ACCIONISTA: ¡Ningún juez declarará insano a quien quiere simplemente purgar sus
pecados!
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ABOGADO: Urge demostrarlo.
INÉS: Gracias.
ASTRÓLOGO: Pasemos, ahora al estudio del horóscopo del señor César. (SEÑALA
CON SU VARA EN LA ILUSTRACIÓN) Las líneas rojas que comunican a los
planetas señalan las conjunciones desfavorables. Las líneas azules las conjunciones
favorables. En el momento en que nació el señor César ocupaba en las casas la posición
indicada.
EL PERRO LADRA.
INÉS: ¡Ah!
INÉS: A...
ASTRÓLOGO: ¡A la locura!
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ASTRÓLOGO: No, no, no. Aunque el Sol y Saturno configuran positivamente con
Luna-Neptuno, no olvidemos que Saturno y el Sol se alojan en la terrible casa ocho. La
casa ocho es la morada de los enjuiciamientos, de las querellas públicas, de los
accidentes, de los peligros de asesinato y de la muerte. De modo que si la conjunción
Luna-Neptuno determina temperamento místico, la conjunción Urano-Neptuno empuja
a la locura.
ASTRÓLOGO: Nunca se podrá descubrir si César está loco o cuerdo, porque Saturno
y el Sol equilibran esos influjos contrarios en la casa de la muerte, no se si por accidente
o asesinato, pero de todos modos una muerte violenta. (PAUSA) Es cuanto puedo
informarles, señores.
ESCIPIÓN: Entre otras cosas, dijo que el espectáculo de un niño amortajado con
diarios viejos, era repugnante a Dios y a los hombres.
ADELA: Ni yo.
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ACCIONISTA: ¿Sin trabajar, contable Escipión?
ESCIPIÓN: Bueno...
ESCIPIÓN: ¿Informarles?
ESCIPIÓN: Si.
ABOGADO (DÁNDOLE DINERO): Para los primeros gastos. Para usted y para el tal
Federico. Háblele. Facilítele los medios para trasladarse donde se encuentra César. No
me atribuya el favor. Y no se vaya. Él tampoco. Yo los llamaré en un rato.
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ABOGADO (DÁNDOLE DINERO): Su fama es superior a su eficacia.
ACCIONISTA: ¿Para qué citó a ese tal Escipión? ¿Cuál es ahora su estrategia?
COJO: ¿Usted cree que este Escipión atestiguará que César está loco?
COJO: ¡Tomasito!
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INÉS: Modérate, María.
COJO: ¿No te sentís feliz, sobrina, retozando a tus anchas, paseando, bailando..?
MARÍA:¡Bufón descarado! ¿No te dije mil veces que no me dirijas la palabra? ¿Cómo
te atrevés a presentarte ante nosotras? (AL ABOGADO) ¿Cómo tolerás la presencia de
este molusco?
ACCIONISTA: Señorita...
MARÍA: Está aquí con su perro faltándonos el respeto y ustedes lo toleran. Si yo fuera
hombre ya le habría tirado por la ventana a él y a su inmundo pichicho.
MARÍA: Llevo un cáncer dentro del cuerpo. Sólo un milagro puede salvarme. César
hará el milagro.
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INTERMEDIO
DESIERTO PLATEADO POR LA LUZ LUNAR. EL TRONO DE CÉSAR SE HA
CONVERTIDO EN UNA PIRÁMIDE. CÉSAR, SENIDESNUDO,
REZA EN LA CÚSPIDE.
CÉSAR: ¡Un día más, un día más ha pasado! Mis lágrimas hicieron dos agujeros en la
piedra. ¿Es que Jesús era triste? (MIRA A SU ALREDEDOR) El mundo está vacío,
completamente vacío. Yo también. ¡Me parecía todo tan claro! Demasiado claro.
¿Estoy maldito? ¡Oh, carne roja... un racimo de uvas que se muerde! Carne miserable.
Carne inmunda de niño asesinado Montón de basura. Estiércol. Esta es la pequeña
podredumbre. ¡Qué vergüenza, qué vergüenza! Acepta mi penitencia, Dios mío. ¡Dios...
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si tú quisieras... si tú quisieras..! Volvería a ser yo mismo... Si tú quisiera Dios... el
olvido...
CÉSAR: ¡Piedad! Soy un hombre como todos. ¡Ni siquiera soy creyente!
EL ÁNGEL NEGRO: Nada más necesario que la muerte del creyente. Las víctimas
inocentes son la condición inevitable del Paraíso verdadero. El Dios Asesino y sus
Víctimas son la pareja privilegiada que ingresará al Paraíso.
EL ÁNGEL NEGRO: ¡Mata a cien niños! ¡El pueblo despertará provocado por tu
ejemplo y se arrojará sobre las balas convencido de su ineficacia! ¡Mata! Tu violencia es
lo único legítimo. (SALE)
CÉSAR: ¡Mis discípulos! ¿Dónde están mis discípulos? ¡Mis discípulos me han
abandonado! Coraje, levantémonos. (SE QUEDA QUIETO. REZA. LA LUZ CAE
SOBRE SU INMOVILIDAD)
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ACTO 3º
ESCENA I
ESCIPIÓN: Federico ya tendría que estar entre nosotros. ¡Qué ganas de irme! Maldito
sea el día en que ese maldito abogado me convenció de que viniera a sepultarme en esta
academia de locos. (ABRE LA ALFORJA, SACA UNA UNA TIJERA) Federico
viene y yo me voy. (COMIENZA A CORTARSE LA BARBA)
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FEDERICO: ¡Al fin te encuentro! ¿Cuál es el camino a la Colonia? ¿Dónde está
Leonor?
ESCIPIÓN: ¡A pan y agua! ¿Te alimentaste alguna vez con pan seco y agua?
ESCIPIÓN: ¡Mirá lo flaco que estoy! César, el gran cabrón, pretende sacrificarnos.
FEDERICO: ¿Se viste como vos, con esas bolsas? Necesito verla.
ESCIPIÓN: Lee libros santos, como todos. Olvida sus miserias. Cura sus vicios.
(CAMBIO) Oíme, Federico. Escapemos. Tené un caballo. Montemos los dos. Es mejor.
ESCIPIÓN: Tres camiones de pan seco trajeron ayer. Por la rotura de las bolsas
cayeron algunos mendrugos. Pedruscos, te digo. Una galleta me dio en un dedo. Casi
me lo rebana. ¿Te hacés cargo de la malignidad de César, de ese enemigo del género
humano? En una semana las encías se me han desgarrado como las de un camello, el
estómago me da saltos como el de una embarazada. Un trozo de pan como la mitad de
mi puño y el resto de la jornada la lectura del libro de Job, el sarnoso. ¡Y la familia no te
ordena venir a matarlo, sino a llevarte a Leonor!
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ESCENA II
INVITADO 4º: Hermano Escipión ¿no sabés que está prohibido quitarse el pelo de la
cara?
ESCIPIÓN: No sólo me quitaré la barba, sino también esta ridícula arpillera que me
convierte en un espantapájaros.
ESCIPIÓN: Me marcho.
INVITADO 4º: ¡Infeliz! ¿Regresas al presidio de la ciudad? Donde los niños mueren
de hambre. Escucha: ya no tienes la protección del honesto César. ¿Qué vas a hacer sin
él? Probablemente no encontrés trabajo. Ambularás de portería en portería con
recomendaciones que nadie leerá. Tendrás que vivir de prestado, doblar el espinazo,
humillarte ante cualquier audaz pajarraco.
INVITADO 4º: ¡Padecer en una oficina sin luz, sin aire, sin puestas de sol, sin cantos
de pájaros, es infinitamente más horrible! Eres ingenuo o cobarde. ¿Creés que es más
fácil ser tenedor de libros que apóstol de una religión? ¿A qué santo lo metieron de
joven en un subsuelo a contar dinero que no era de él? ¿A qué beato lo obligaron a
viajar colgado del pasamanos de un tren, todos los días de los años de su vida? ¿A qué
mártir, te pregunto yo a ti, oh inteligente Escipión, lo tuvieron todas las horas de su
existencia amenazando con el infierno del despido, con la tortura de la desocupación?
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traen entenebrecen el alma, la bestial satisfacción de los sentidos nos degrada por debajo
de los brutos, los goces intelectuales nos elevan hasta Dios.
FEDERICO: ¡Leonor!
INVITADO 3º: Te advierto que repeleremos con la violencia cualquier violencia que
intentes contra nuestra hermana Leonor.
FEDERICO: Tu camino es el mío. Te necesito para salvarme. Lloro por vos. Lágrimas
gordas como garbanzos me corren por las mejillas. No te imaginás qué espantosa
magnitud tiene mi sufrimiento. No descansa un minuto. Me empuja a buscarte por todas
partes, en el viento, en la luna, en las nubes. Mirame querida. Observa cómo ha
demacrado mi rostro el sufrimiento. ¡Estoy encendido de fiebre! No hay una sola
pulgada cúbica de mi cuerpo que no padezca...
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MANTO ESCARLATA. CADA UNO CARGA DEBAJO DEL BRAZO UN
COFRECILLO CON CHAFALONÍAS.
ESCENA III
ASTRÓLOGO: Estos hombres son astrólogos de Oriente. El estudio de los astros les
permite establecer el advenimiento del nuevo Cristo: ¡César! Como los reyes magos de
los tiempos paganos, han abandonado sus patios sombreados de palmeras, la paz de sus
libros y estudiosas noches, para venir a ofrecerles presentes al que juzgan que debe ser
el guía de la humanidad actual... El que ha llorado ante el cadáver de un niño.
ASTRÓLOGO: Las actuales leyes de tránsito son severas para la tracción a sangre.
ASTRÓLOGO (A LOS REYES MAGOS): César, cuaro pair. Batir, fare trenyu.
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MELCHOR: Tala rata, tala rata...
BALTASAR: Hace dos mil años, la tierra cayó bajo la influencia acuática de Piscis y
apareció Jesucristo. Ahora la tierra se aleja de Piscis para entrar en la zona de influencia
de Acuario... ¡y tiene que aparecer el nuevo maestro que es César!
ASTRÓLOGO: ¡Miserable! He venido a denunciar los tratos que tienes con los
mercaderes para entregarles por treinta dineros a nuestro señor César.
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ASTRÓLOGO: Un cojo, un picapleitos y este parásito han encendido con sus
provocaciones la codicia de un enjambre de ladrones...
ASTRÓLOGO: Escipión dijo que las mujeres en César eran unas prostitutas y los
hombres unos rufianes.
ASTRÓLOGO: Los parientes de César han preparado una trampa para despojarlo de la
administración de sus bienes. La trampa consiste en traerle un muerto de cera y
suplicarle que lo resucite. Si César intenta el milagro, ellos por intermedio de sus
escribanos que harán de simulado cortejo del supuesto muerto, levantarán un acta que
será valedera para encerrarlo al santo en un manicomio. (ESCIPIÓN SE DEBATE Y
GASPAR Y MELCHOR ACUDEN EN AYUDA DE BALTASAR) ¡Este hombre
hasta ayer compartió la casa, las viandas y la amistad de César! ¡Hoy se ha vendido a
unos intrigantes y trabaja, entre ustedes, de espía para ellos!
ASTRÓLOGO: Amárrenlo.
MELCHOR: ¡Confesá!
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ASTRÓLOGO: Quítenle las ropas.
ESCIPIÓN: Si...
ESCIPIÓN: La familia.
LEONOR: ¿Quién?
LEONOR: ¿Quién?
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ESCIPIÓN: Yo. (UN TIEMPO. EXPECTATIVA. FEDERICO SE PONE DE PIE.)
Lo traje para que provocara disturbios. Pero es un cobarde. ¡Un cobarde que no se
atreve a nada!
ASTRÓLOGO: Reclúyanlo en una celda hasta que muera desangrado por las heridas
de los latigazos.
ASTRÓLOGO: Desde hoy en adelante sólo nosotros estaremos en contacto con César.
¡Sepamos aprovechar en esta guerra santa las contradicciones existentes en su familia!
Sus primas están dispuestas a creer en él. Si las... las... convertimos a la santidad es muy
fácil que aporten sus bienes al patrimonio común... ¡para que podamos ampliar este
campo de penitencia!
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ASTRÓLOGO: ¡Formemos un grupo unidísimo e inteligente! ¡César será nuestro Dios
y nosotros sus profetas!
INVITADO 1º: ¡Ayúdame a creer, hombre de las estrellas! Necesito fe para que la
música del mundo cante en mi espíritu. Necesito fe, entonces la tierra será para mi como
una alfombra de flores. ¿Qué hago, decime, qué hago, hombre de las estrellas?
LEONOR: Les diré... (SE CALLA. ESCUCHA. POR FIN) María, la prima de César,
se suicidó. La familia está a las puertas con el ataúd para que César haga el milagro de
resucitarla, como la difunta lo ha pedido en su testamento.
FIN DE ACTO 3º
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ACTO IV
ESCENA I
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ESCENA II
ABOGADO: Se ahorcó.
CÉSAR: Fuegos fatuos, luciérnagas, oscilan arriba y abajo como espíritus que buscan
su morada. Ya no veo al inocente muerto de hambre.
CÉSAR: ¿Qué significa esta marea de voces, este chisporroteo de sombras, ese ataúd,
en el que yace la luna con cara de niña? ¿Se trata de ejecutar a otro Dios?
COJO: Dijo mi amada María: Creo que César está iluminado para organizar la iglesia
nueva que necesita la humanidad.
CÉSAR: Piden que resucite a... a alguien. Esta es la pequeña podredumbre. Carne
miserable. Carne inmunda. Montón de basura. Estiércol como la manita del niño..
CÉSAR: A mi es a quien hablan. ¿Por qué en las sombras se mueve ese ataúd como un
batel en la tempestad?
CÉSAR: Un círculo de espectros danza en torno de mis ojos lanzando voces. ¿Son mis
discípulos?
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COJO:¡Borracho!
ABOGADO: ¡Hipócrita!
ABOGADO: ¡Canalla!
COJO: ¡Asesino!
TELÓN FINAL
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