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Miguel Ayerdis1
Docente/investigador
UNAN-Managua
Introducción
Las movilizaciones realizadas los días 13 y 19 de julio de 2018 por el partido Frente Sandinista
de Liberación Nacional (FSLN) en el poder, mostrando su músculo y fuerte respaldo popular al
partido de gobierno, marca la derrota final del golpe de estado, ---según analistas políticos---
inscrito dentro de las recetas del politólogo estadounidense Gene Sharp (1928-2018). Todas las
acciones políticas y sus expresiones de desestabilización realizadas por los actores intelectuales y
materiales, antes y durante la puesta en marcha del golpe de estado, encajan a la perfección,
como una pieza de tablero, dentro de la lógica propuesta en el manual de Sharp. Esta perspectiva
analítica no debe desecharse al hacer un juicio o balance de este desgraciado acontecimiento
político que enlutó a las familias nicaragüenses y abrió heridas que muchos creían curadas.
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Doctor en Historia
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Los gobiernos del Presidente Ortega (década de los 80 y 2007), se han caracterizado por una
significativa autonomía y/o independencia en política exterior, generando malestar entre los
gobernantes norteamericanos. Sin perder de vista los contextos, el análisis de la política
internacional debe tener en cuenta la actitud vengativa del imperialismo norteamericano. El
ejemplo de Sadam Husein y Kadaffi son emblemáticos –entre las situaciones extremas-- para la
comprensión de la animadversión patológica contra Ortega, expresada en los líderes
norteamericanos, de manera particular entre congresistas de ascendencia cubana (Ileana Ros-
Lehtinen, Ted Cruz, Marco Rubio, entre otros) quienes no le perdonan su amistad con los
hermanos Castro y la revolución cubana.
Los anteriores indicadores servirán de guía para la puesta en contexto del golpe de estado
ejecutado en abril de 2018 por factores políticos y Organismos No Gubernamentales (ONG)
--autollamados “sociedad civil”-- en contubernio con empresarios y sectores eclesiásticos. De
igual manera, con este enfoque se busca dejar en evidencia la filosofía --nada oculta-- entre los
golpistas, de “todo se vale” con tal de lograr sus objetivos políticos: la toma del poder. Sin esta
última perspectiva, difícilmente se comprenderán las acciones de factura terrorista emprendidas
por medio de las redes sociales, la información manipulada y operaciones realizadas contra la
población, destruyendo instituciones públicas, privadas, cometiendo asesinatos, linchamientos y
quema de personas, propias del estilo islamista.
La presente exposición desarrollará los indicadores o variables expuestas arriba, teniendo como
telón contextual e interpretativo, las recetas del “golpe de estado blando” y la estrategia política
de “todo se vale” (filosofía golpista) para alcanzar los objetivos políticos. Comenzaré con el
aspecto concerniente al reto del gobierno del Presidente Ortega en su segundo mandato en el
poder: hacer un buen gobierno para todos, implícito en los discursos del líder sandinista.
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Para este análisis, es pertinente mencionar las grandes expectativas creadas entre los sectores
populares durante la campaña electoral de 2006 por la Alianza Unida Nicaragua Triunfa
encabezada por el FSLN, quienes venían sufriendo con mayor fuerza, las políticas neoliberales
de los tres últimos gobiernos: Conservador-liberal (Violeta Barrios de Chamorro, 1990-1996),
liberales (Arnoldo Alemán 1997-2001; y Enrique Bolaño 2002-2006). Durante los años del
gobierno plutócrata de Bolaños, la atmósfera política y social imperante en el país, llega a su
punto más álgido: una inminente explosión social. Entre la mayoría de la población reinaba la
desesperanza y frustración, ante la cada vez más asfixiante situación económica y social, sin
visos de una pronta solución. Basta recordar la crisis energética que llevó al gobierno a la
aplicación de fuertes racionamientos de energía eléctrica por períodos de hasta diez horas por
día. Todo ello con el fin de no vulnerar las recetas económicas del Fondo Monetario
Internacional en materia de gasto o inversión pública. Como es habitual en este sistema
capitalista, el mercado es la prioridad y no los ciudadanos, menos aún si son pobres.
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Los estudios y encuestas realizadas en los años previos a las elecciones de noviembre de 2006,
reproducidas por los medios de comunicación, daban cuenta del desamparo y frustración que
padecía la juventud nicaragüense que de manera abierta expresaban su deseo de emigrar y buscar
nuevos horizontes fuera del país (Cuadra, E. y Zúñiga Gutiérrez L.; 20011, p.26; FIDEG, 9 de
diciembre de 2006; El Nuevo Diario, 13 de julio 2017, p.1). Los niveles de violencia social,
producto del desempleo y la falta de oportunidades, iban en ascenso. Con el fin de poner en
perspectiva este contexto, es pertinente observar las estadísticas de denuncias de delitos y faltas
(robos, asesinatos, homicidios y abigeato) tomados del registro de la Policía Nacional, en los
últimos años de gobierno de los presidentes Alemán (2001) y Bolaños (2006) y después de esta
última fecha (Gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa), para corroborar lo señalado, en
cuanto a la crisis social imperante y los cambios suscitados con posterioridad (Ver Gráfico 1 y
Tabla 1). La percepción de la población acerca de los niveles extremos de corrupción en la
administración pública, desempleo, privatización de la educación y un notable deterioro en los
servicio de salud pública, eran sufridas con estoicismo, sin que se suscitaran explosiones sociales
como los ocurridos en Venezuela en 1989 o Argentina en 2001.
14000
12000
10000
No. de denuncias
8000
6000
4000
2000
0
Asesinatos Homicidios Robo con Robo con Robo con Abigeatos
fuerza violencia intimidación
Gob. Dr. Alemán (2001) Fob. Ing. Bolaños (2006) Alianza Unida Nic. Triunfa (2015)
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El malestar social estaba presente en todos los hogares pobres de Nicaragua. Si no llegó a ser
explosiva ---como se ha señalado--- se debió a la política “responsable” de la oposición
sandinista sustentada en los acuerdos o “pactos”, como le llamaron en su momento, a los
suscritos por el líder de la oposición, Comandante Ortega y el Presidente Alemán en 1998 y con
el Presidente Bolaños en 2005; de igual manera, el acompañamiento en las firmas de tratados y/o
acuerdos comerciales. Para sectores de la izquierda tradicional, estos acuerdos afectaron la
imagen de izquierda del partido FSLN, al respaldar una serie de medidas económicas, claramente
neoliberales, a cambio de cuotas de poder. La pregunta que surge bajo este enfoque es: ¿Hubiera
el FSLN logrado la amplia alianza alcanzada con movimientos y partidos políticos heterogéneos
e intereses disimiles en este contexto y optado al poder, alentando las protestas sociales con
grandes posibilidades de tornarse violentas? La respuesta posiblemente sería no, porque la
derecha y los sectores anti sandinistas internos y externos (incluyendo al gobierno de EEUU)
fragmentada en ese momento, se hubieran unido y revitalizado el viejo discurso del miedo,
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presentando a esta agrupación política –-como lo venían haciendo en las elecciones anteriores---
como abanderada de la guerra y la violencia.
El pragmatismo supuesto o real dentro del liderazgo del Partido Sandinista por los acuerdos
alcanzados con sectores de derecha y otras expresiones políticas y sociales, consideradas no
progresistas, es un punto de desencuentro con versiones de la izquierda latinoamericana (Atilio
Borón, 2018 a). Más allá de la interpretación oportunista que a ultranza pudieran interpretarse en
las acciones políticas del partido sandinista con factores económicos y corporativos (cámaras
empresariales y/o jerarquía católica) estas expresan una hábil estrategia de apertura de espacios
políticos y sociales, en un contexto multipolar y de hegemonía neoliberal, creando las
condiciones para la toma del poder, tal como ocurriría en 2007.
La negociación política y las alianzas como estrategia de lucha para la toma del poder, en el
marco de los regímenes políticos capitalistas neoliberales latinoamericanos, son legítimos porque
se dan dentro de las reglas del juego establecido y el FSLN lo ha sabido aprovechar. En este
sentido, es válido hacer una relación comparativa con el PT (Partido de los Trabajadores) de
Brasil, MAS (Movimiento al Socialismo) de Bolivia y la Revolución ciudadana de Correa en
Ecuador, cuyas estrategias para la llegada al poder y/o las políticas de gobierno aplicadas durante
el ejercicio del mismo, no significaron una ruptura completa con el neoliberalismo a lo interno de
sus países (unos más otros menos), sopesando en estas estrategias, razones diversas de orden
global (internacional), histórica, estructural y/o coyuntural para la puesta en marcha del modelo
progresista o revolucionario de gobierno.
Ahora bien, la canción “Reconciliación” de la campaña del FSLN de 2006, reflejaba el deseo y la
esperanza de cambio entre los sectores populares. La recepción de su mensaje, de paz, trabajo y
reconciliación de sus estribillos repetidos de manera alterna, acompasados por un ritmo pegajoso
atrapaba a muchas familias pobres, abrumadas por la situación social y económica que vivían. El
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El reto del gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa de 2007 y 2012 (FSLN, Yatama,
Partido Liberal Nacionalista, Movimiento de Unidad Cristiana, Partido de Unión Demócrata
Cristiana, Partido Alternativa por el Cambio, Partido de la Resistencia Nicaragüense, Partido
Camino Cristiano Nicaragüense; Movimiento de Conservadores Tradicionalistas, Movimiento
Arriba La República, Movimiento Democrático Resistencia Nicaragüense, Movimiento
Evangélico en la Convergencia, Movimiento Indígena de la Costa Del Caribe y Movimiento de
Acción Católica) era cumplir con las expectativas de los sectores populares, en su mayoría
simpatizantes fieles al sandinismo y convencer a sectores medios de la sociedad que eran parte
del proyecto, dentro de una concepción participativa integral de “un gobierno para todos”
´porque “el pueblo es Presidente”.
Al analizar el gobierno del FSLN en esta segunda etapa, las preguntas que debe guiarla es:
¿cómo hacer que los sectores populares empobrecidos, en poco tiempo sientan que su vida está
mejorando, sabiendo que el país cuenta con una economía frágil, dependiente de los organismos
financieros internacionales y de la ayuda externa para completar su presupuesto de gastos
anuales? ¿Cómo hacer cambios significativos, dentro de una concepción revolucionaria,
sabiendo que los márgenes económicos y políticos con que se disponen, son endebles y
marginales? Es importante tener en cuenta los indicadores económicos al concluir el gobierno
del Presidente Enrique Bolaños en 2006 (ver Gráfico 2; consultar informe del Banco Central de
Nicaragua, 2005 y 2016) y los utilizados por muchos países para medir la pobreza (ingreso
corriente per cápita, rezago educativo, acceso a la alimentación, acceso a los servicios de salud,
acceso a la seguridad social, acceso a los servicios básicos de la vivienda, calidad y espacios en
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la vivienda, y grado de cohesión social) y contrastarlos con los del gobierno de la Alianza Unida
Nicaragua Triunfa para tener una aproximación real de los avances o retrocesos en ambos
períodos.
3.81
4
2.96
3
0
2000 2003 2006 2009 2012 2015
Año
Fuente:https://datos.bancomundial.org/indicador/SI.POV.NAHC?
locations=NI;https://datos.bancomundial.org/pais/nicaragua
La puesta en marcha del programa de gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, reflejaba
en su esencia un cambio significativo en la conducción política y social del país. Aunque en lo
concerniente al aspecto financiero, comercial y productivo, mantiene cierta continuidad a la línea
seguida por los gobiernos anteriores. Esta afirmación, evidente por los estrechos márgenes que se
tiene en estos ámbitos, debe matizarse de manera sustantiva, al resaltar el esfuerzo del nuevo
Ejecutivo, dirigido a la recuperación del protagonismo de sectores productivos, pequeños y
medianos; cooperativas, asociativas, invisibilizados y marginados por las políticas económicas
neoliberales de desregulación y los tratados de libre comercio. Sectores que representan una
cuota importante para la generación de empleo y riqueza en el país (entre el 60 y 70% del PIB).
Otro de los ataques de los opositores al partido FSLN y su líder, es la relación que mantuvo –y
en cierta medida-- mantiene con algunos jerarcas de la iglesia católica, éticamente menos
politizados y/o partidarizados. Este reproche o descalificación no es del todo exacto. El FSLN,
partido hegemónico en la Alianza Unidad Nicaragua Triunfa, tiene relaciones de diversos grados
con líderes de las diferentes denominaciones cristianas evangélicas del país, respetando sus
espacios de acción dentro de una concepción de Alianza y de gobierno para todos. Ahora bien,
debe reconocerse que así como el gremio empresarial aglutinado en el COSEP representa un
poder fáctico, amamantado por los gobernantes anteriores (aunque su peso económico y
generación de empleo no sea hegemónico), la iglesia católica también lo ha sido, no tanto por el
respaldo de la mayoría de la población creyente, perteneciente a esta denominación (las iglesias
evangélicas están creciendo de manera exponencial y la tendencia indica que en poco tiempo
serán mayoría), sino por la influencia que tienen dentro de los sectores económicos (como los del
COSEP) y la oligarquía tradicional, generando lobby y matrices de opinión por medio de sus
áreas de influencia, nacional e internacional. Condición que la Alianza no ha dejado al margen
en el juego político, aunque dándole prioridad a la atención estratégica de la feligresía católica en
general, por la base social popular significativa con que cuenta el sandinismo, entre esta
denominación.
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La apertura de canales de comunicación fluida y los acuerdos con la cúpula eclesial, se sustentan
en el programa de gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa de 2006. En este programa se
planteaba como acción estatal, la reconciliación entre las familias y grupos sociales confrontados
durante la década de los ochenta. La explicación que la respaldaba era que las heridas de la
guerra de la década de los 80 aún no habían cicatrizado, siendo necesaria para alcanzar la paz y
trabajar por el bien común. La polarización política era ---y aún lo es trágicamente--- una rémora
para cualquier proyecto de nación, razón que impulsa al gobierno de la Alianza, desde sus
inicios, abrir espacios de diálogos y participación con diversos sectores sociales, religiosos,
políticos, económicos, no importando su filiación partidaria.
Debe recordarse que una de las primeras medidas tomadas por el gobierno en 2007 fue la
conformación de la Comisión Nacional de Reconciliación presidida por el Cardenal Miguel
Obando Bravo (1926-2018). Esta Comisión seguía la lógica de los acuerdos de paz de
Esquipulas II de 1987 y Sapoa de 1988 –como se dijo arriba—pensando que la reconciliación
aún no había concluido y hacía falta cumplir los compromisos con los desmovilizados e
insertarlos a la vida productiva de la nación. En este sentido, es pertinente destacar que durante la
campaña electoral de 2006 los sectores opositores al sandinismo, utilizaron los mismos
argumentos de las campañas de 1990, 1996 y 2001, para influir en la decisión del electorado,
infundiendo miedo de un posible retorno a la guerra y al bloqueo de la década de los 80, en el
supuesto caso que el FSLN llegara al poder. Estas campañas del miedo, exacerbaban las
contradicciones y apelaban a la violencia política, principalmente entre los grupos influenciados
por liberales radicales, herederos del ideal somocista.
Ante este panorama político, es válido establecer algunos criterios que ayuden a la comprensión
de las estrategias de gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa encabezada por el FSLN,
poniendo en perspectiva su agenda revolucionaria. Es útil recordar el difícil contexto histórico
internacional de la década de los 90 del siglo recién pasado, para los movimientos, partidos de
izquierda y/o proyectos progresistas, en cuanto a hegemonía o correlación de fuerza en América
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Latina y el mundo. Correlación que desde la caída del muro de Berlín (1989) se encuentra a
favor de la derecha, sectores reaccionarios del capital financiero y adláteres regionales o locales.
La llegada al poder del Comandante Hugo Chávez en 1998, Luiz Inácio Lula da Silva y Néstor
Kirchner en 2003, Evo Morales en 2006 y Rafael Correa en 2007, marca “un giro” en la región
latinoamericana en cuanto al proyecto neoliberal, aunque como bien lo señala Emir Sader, el
neoliberalismo es un modelo global que abarca no solo lo económico, sino lo social y cultural, de
gran arraigo (hegemónico) entre las sociedades, requiriendo de importantes esfuerzos para
superarlos (Sader, E., 2018).
En el caso del gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa --- en estudio--- el contexto
señalado es un condicionante importante en los cambios a emprender. En este sentido, las
características de la economía nicaragüense, pequeña, frágil y dependiente, hace que los
márgenes de maniobra para el diseño de políticas públicas radicales sean menores. Pero es una
oportunidad para su elaboración y formación porque se sabe el sujeto que las hace y quienes
participan (Lindblum, Ch., 1991). Nicaragua no es Venezuela que cuenta con el rubro petróleo,
permitiéndole al gobierno de este último, márgenes significativos de autonomía en el diseño de
la política económica y social, soportando y resistiendo ---en alguna medida--- sanciones
financieras y económicas de todo tipo.
sistema, guiando las transformaciones, quizá no con la celeridad y profundidad soñada por
analistas de orientación de izquierda, pero sí de gran incidencia en las formas de vida de amplios
sectores sociales en condiciones de pobreza y/o precariedad.
En materia económica, las políticas de gobierno desarrollada por la Alianza Unida Nicaragua
Triunfa desde el 2007, catalogada de pragmáticas por el sociólogo de izquierda Atilio Borón
(2018ª) , mantiene la filosofía neoliberal que en gran medida siguieron los gobiernos anteriores:
respeto a los tratados de libre comercio y acuerdos con organismos financieros internacionales;
mantener los indicadores macroeconómicos establecidos por estos organismos en el marco de
una economía capitalista globalizada. A partir de esta lógica se puede entender el llamado
“cogobierno”: cúpula empresarial privada, gobierno, gremios de trabajadores, en estos últimos
años.
Desde su nacimiento la alianza con el empresariado fue frágil, pero “necesaria para el desarrollo
del país”, según el Presidente Ortega (ver entrevista Telesur, 24 de julio 2018), debido –entre
otras razones--- a que el gobierno no era (ni es) afín al signo político de la cúpula empresarial
representada por el COSEP. Los Presidentes anteriores al gobierno de la Alianza Unida
Nicaragua Triunfa (Barrios de Chamorro, Alemán y Bolaños), no necesitaron alianza con el
empresariado, eran gobiernos de ellos (por consanguinidad familiar, afinidad política, intereses
económica y amistad) y no veían peligro alguno de cambio de “reglas del juego” que afectara o
hiciera peligrar sus intereses. Sin embargo, durante los gobiernos anteriores al 2007, la relación
con los gremios de trabajadores fue tensa y discriminatoria, a tal punto que no existieron canales
o espacios estables de diálogo para la discusión de las políticas económicas implementadas por
estos tres gobiernos.
para completarlo y enfrentar los gastos básicos que demandaba la gestión estatal. Debe
recordarse que Nicaragua fue incorporada a la iniciativa de los países pobres altamente
endeudados (HIPC) impulsada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, lo que
le permitió ser sujeto –desde mediados de la década del 90-- a la condonación de su deuda
externa y las posibilidades de acceder a créditos preferenciales con organismos financieros
internacionales (van Trotsenburg, A y MacArthur, A. 1999).
Teniendo en cuenta el anterior contexto y la herencia de una crisis energética profunda – como se
ha señalado-- es que debe comprenderse la estrategia de “reingeniería” política puesta en marcha
por el FSLN, a partir de los primeros meses de haber asumido el Ejecutivo en 2007, al adherirse
al ALBA-TCP (Alianza Bolivariana de las América) en calidad de miembro pleno. Esta
estrategia hizo que en poco tiempo comenzara a fluir la ayuda económica y material a Nicaragua
por medio de este mecanismo de integración regional, permitiéndole al gobierno acabar los
apagones y superar la crisis energética en pocos meses.
Como premisa de trabajo puede identificarse dos tipos de estrategias de políticas públicas, ambas
complementarias, puesta en marcha de manera paralela por el gobierno de la Alianza Unida
Nicaragua Triunfa. La primera --mencionada con anterioridad—le da prioridad en materia de
diseño de políticas económicas y financieras, a la cúpula empresarial. La otra, reestructura y
fortalece las alianzas con los gremios, pequeños, medianos productores agrícolas y comerciantes;
empresarios independientes, medianos y grandes (no afiliados en las cámaras del COSEP),
artesanos, cooperativas y asociaciones comunales, por medio de las nuevas estructuras estatales
(gabinetes sectoriales, etc.) y otras expresiones o iniciativas organizativas locales, territoriales,
étnicas o religiosas. La perspectiva de desarrollo más que de crecimiento económico, es un
aspecto sobre el que hará énfasis el Presidente Ortega y los funcionarios del estado en esta
estrategia de gobierno a dos niveles (élite y popular), implicando cambios, tal vez no acelerados
ni traumáticos, pero sostenibles.
El diseño de las políticas públicas de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa dirigida a los sectores
populares se expresa en una serie de programas sociales, económicos y culturales que mejoran
sus capacidades de trabajo y promueve iniciativas individuales y familiares. Más de dos docenas
de programas se contabilizan (Plan techo, Todos con voz, operación milagro, bono productivo
alimentario, financiamiento agropecuario, bono solidario, entrega de títulos de propiedad,
viviendas nuevas y mejoradas, paquetes alimentarios solidarios, calles pavimentadas o
adoquinadas, Usura cero, expansión de las redes de comunicación, saneamiento de agua,
electrificación, mejora de carreteras y caminos, salud, atención a familias, casas maternas,
Centros de desarrollo infantil, entre otros) dirigidos a la incorporación de amplios sectores a la
dinámica del desarrollo social y económico del país, restituyendo derechos y ciudadanía plena,
en barrios y comunidades rurales.
La puesta en marcha de manera gradual de programas e iniciativas sociales, unos más otros
menos exitosos, han incidido en la organización de la población en sus territorios, recobrando la
autoestima colectiva y la participación ciudadana. Se puede discutir el carácter inducido o
cooptado de estos programas sociales y la forma de organización en cada uno de sus pueblos,
comunidades o barrios, no así el beneficio que han llevado estos programas a amplios sectores
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sociales, quienes por más de una década languidecieron en el abandono, sin esperanza de mejora
material, durante los gobiernos liberales de la derecha oligárquica.
48.3
50 45.8
45 42.9
40
35
% pobreza
30 24.9
25
20
15
10
5
0
2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012 2014 2016 2018
Año
El balance del gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, tanto en el primer periodo de
gobierno como el segundo es positivo, de allí el respaldo popular durante las elecciones
municipales de 2008; presidenciales de 2011, municipales de 2012; presidenciales 2016 y
municipales de 2017. Desde la perspectiva de la continuidad del modelo neoliberal (apunta al
primer nivel de las políticas públicas), los indicadores macroeconómicos sostenidos por el
gobierno reflejan a un alumno eficiente. Desde el punto de vista de la microeconomía y la
gestión de los recursos y programas sociales –pese a los detractores de los mismos-- representa el
triunfo del modelo revolucionario, “híbrido” y audaz implementado por el FSLN, incidiendo en
la reducción de la pobreza, restituyendo derechos a los más empobrecidos por medio de mejoras
en su vida material (acceso a educación, agua, luz eléctrica, carretera, salud digna y acceso a
crédito).
Dos enfoques o estrategias de políticas públicas en esta etapa –como anteriormente se ha dicho --
que conviven en un escenario socio económico marcado, nacional e internacionalmente, por el
neoliberalismo y la globalización capitalista. Manejado con valentía y pragmatismo, el gobierno
de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa apuesta al diálogo y la apertura con todos los sectores
sociales, políticos y económicos, coincidente con las estrategias expuestas en su plan de
gobierno: desarrollar el país pensando en la inclusión social y la paz. Esta perspectiva de diálogo
y de participación social amplia, --como se ha dicho-- cuestionada por sectores de la autollamada
izquierda, satanizando la alianza con los empresarios nacionales y la apertura al capital
trasnacional, es retórica política pura carente de propuestas. La pregunta que surge es: ¿puede un
gobierno con una economía frágil, escaso desarrollo industrial y productivo cerrarse a los
capitales externos?
Otro tema sobre el cual puede discutirse es acerca de la gobernanza. Pese a los detractores, este
indicador mejoró de manera sustantiva en los diez años de gobierno de la Alianza Unida
Nicaragua Triunfa, al ampliarse los canales de comunicación entre la mayoría de los sectores
sociales con el Estado; atendiendo demandas urgentes y necesarias dentro de las comunidades y
asociaciones. Hace falta seguir mejorando los canales de comunicación e intercambio,
reconociendo la pluralidad de intereses y visiones entre los grupos sociales. Ahora bien, debe
19
El segundo aspecto del trabajo está relacionado con los opositores al gobierno representado por
ex militantes del FSLN y otros grupos refractarios. El propósito es hacer un recuento de las
actividades políticas, anteriores al fallido golpe de estado del 18 de abril-18 de julio de 2018, de
tal manera que permita la comprensión de la violencia extrema que acompañaron estas acciones.
Es pertinente recordar que la separación de los ex militantes del FSLN fue un proceso iniciado a
partir de la derrota electoral de 1990 culminando en el año de 1995, luego de un tenso congreso
extraordinario partidario del año anterior. Lo que aceleró la separación, fue el fallido intento de
este grupo de separar al Comandante Daniel Ortega de la jefatura del Partido, al ser derrotada su
propuesta política (Yáñez, 2013).
El desenlace del Congreso del FSLN de1994 dio como resultado --aunque ya lo tenían previsto
—la fundación del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), formación política con la que
intentarán llegar al poder en las elecciones de 1996 y 2006. Otro elemento a tener en cuenta, es el
origen político y ascendencia social de la mayoría de los miembros que renuncian al FSLN. Los
asambleístas que se separan, eran militantes de clase media y media alta de la sociedad
nicaragüense, muchos de ellos reclutados a la causa anti dictatorial en los últimos años de la
década del 70, e integrados a las estructuras militares, cívico-político y de solidaridad
internacional del movimiento armado sandinista.
Durante el gobierno sandinista de la década de los 80 este grupo escindido de la burguesía, ocupa
puestos relevantes en ministerios, servicio diplomático, ejército y policía, entre otros (Ver Yáñez,
2013). Algunos de los más prominentes miembros tienen entronques con familias tradicionales
de la burguesía nicaragüense y fuertes lazos, desde el punto de vista económico y político, con
empresarios y partidos tradicionales, al punto que a la derrota electoral de 1990 la transición a su
20
nueva forma de vida --fuera de la gestión revolucionaria-- no fue nada traumática, como sí lo fue
para la mayoría de sandinistas de ascendencia social popular, regresando todos ellos (militantes
de origen burgués) al redil familiar y de intereses económicos y sociales, anteriores a 1979. De
manera sorprendente, miembros de la Dirección Nacional del FSLN, en pocos años obtienen visa
de Estados Unidos y parten a hacer estudios a universidades de este país.
Entre 1995 y 1996 los dirigentes del MRS lanzan una campaña publicitaria para posicionar su
partido, reclutar miembros y debilitar al FSLN, cuyo contenido alardeaba de contar entre sus
filas a lo más graneado y pensante de los sandinistas, por los nombres que encabezaban la lista
de la agrupación política: escritores, profesionales, beneficiados en gran medida por el prestigio
del FSLN y la revolución; destacada participación, de algunos de ellos, en la lucha guerrillera e
insurreccional durante la década del setenta y en la gestión del gobierno revolucionario de los
ochenta. Desde sus inicios, este movimiento careció de una plataforma doctrinaria y de un claro
proyecto político de gobierno, más allá de algunos tópicos, como el de readecuar al sandinismo
dentro del nuevo contexto histórico que se vivía, rechazando las luchas callejeras por
considerarlas ex temporáneas, y planteando un acercamiento a los gobiernos de Estados Unidos,
considerando que el enfoque antimperialista estaba agotado.
Pese a la crítica que hacen sus intelectuales de ONGs al modelo neoliberal, su agenda política
está más dirigida en contra del FSLN, iniciando una cruzada opositora a lo que llamaron
“caudillismo” como práctica y cultura política “nociva” en el país, la cual iba dirigida al
liderazgo de Daniel Ortega. Sus discursos, escritos, emblemas y formas de vida vinculadas a
ONGs, negocios personales, familiares y en otros casos, coqueteando con los gobiernos
neoliberales (asesores en la sombra de ministerios e instituciones del estado durante los
gobiernos de doña Violeta, Bolaños, entre otros beneficios obtenidos por la filiación familiar o
amistad), no evidencian ninguna postura teórica o práctica de volver al misticismo
revolucionario sandinista, ni mucho menos a los valores éticos y morales de los setenta u ochenta
(Harris, Roger, 2018). Más bien se observa una actitud descalificadora y personalizada en sus
posiciones y argumentos, en contra del FSLN y de su líder máximo; de complacencia y/o
beneficio del modelo neoliberal por medio de sus negocios u ONGs, deseando que nunca se
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acabe la pobreza y las desigualdades en el país, con el fin de seguir usufructuando las ayudas de
gobiernos y organismos internacionales de beneficencia.
La derrota electoral del FSLN de febrero de 1990, hizo aflorar las contradicciones existentes
entre la aparente unidad “monolítica” sandinista de la década de los ochenta, cuando este
movimiento revolucionario gobernó, en medio de agresiones y bloqueos. Con el tiempo, estas
contradicciones tomarán ribetes inusitados de confrontación, no sólo irreconciliable, sino de
confrontación violenta y de intolerancia hacia el adversario, tanto de este grupo político como de
sus aliados, los fragmentados partidos políticos de la derecha y de religiosos partidarizados.
Como bien se dijo con anterioridad, la personalización del debate político del país por los
miembros del MRS, es un elemento esencial para la comprensión del origen de la violencia en el
fallido golpe de estado de abril. Este posicionamiento político centrado en la figura del líder
sandinista, estructuró un discurso colectivizado, primero entre sus miembros y luego entre
aliados y sectores anti sandinistas, fraguado a partir de una sostenida campaña de acusaciones,
revestidas de academicismo que en el tiempo, van más allá del año 2007. Primero lo difundirán
por medio de sus órganos de divulgación, semanario Confidencial, revista Envío y El Nuevo
Diario (hasta su venta a los dueños de BANPRO en 2011). Luego por medios audiovisuales
22
propiedad de sectores anti sandinistas, que al igual que ellos (MRS), convergen en el odio hacia
la figura del Comandante Ortega y Rosario Murillo, como el diario La Prensa, Radio
Corporación, Canal 12 y 100% Noticias, entre otros.
Entre los antecedentes de la personalización del debate y/o confrontación política en la figura del
Comandante Ortega y Rosario Murillo por parte de ex militantes del FSLN, debe tenerse en
cuenta el chisme surgido en medio de las reformas estructurales que el gobierno revolucionario
emprendió en 1987 con el fin de enfrentar la crisis económica, producto del bloqueo y la
agresión externa (gobierno de EEUU), conocida como “compactación”. Este chisme, escuchado
de diversas maneras a militantes y/o funcionarios vinculados a la cultura, tiene como
protagonista al poeta Ernesto Cardenal, y la también poeta Rosario Murillo. A sotto voce se filtró
en los corrillos de algunas instituciones del estado, las contradicciones y mala relación entre
Cardenal y Murillo. Esta desavenencia tuvo su punto máximo a inicios de 1988, en una supuesta
reunión que terminó con mucha tensión y donde se dijeron muchas cosas fuertes, estando de
testigo el Presidente Ortega. Más allá de la veracidad o no del chisme, las diferencias o
desavenencias entre estas figuras de la revolución tenían su origen muchos años atrás, desde la
fundación del Ministerio de Cultura dirigido por Cardenal y de la ASTC (Asociación Sandinista
de Trabajadores de la Cultura) por Murillo, siendo el centro de la discordia, la supuesta o real
duplicidad en las funciones de cada una de las instituciones (Wellinga, K. S., 1994; 152-153).
Las figuras más representativas del MRS, incluyendo el poeta Cardenal y sus seguidores, desde
sus ONGs, negocios personales, y la Asamblea Nacional, acusan de “ortodoxos” a los artistas y
23
activistas sandinistas, quienes junto al Comandante Ortega, acompañan en las calles a los
pobladores desempleados, producto de la reducción del estado, resistiendo la crudeza de las
medidas de choque económico emprendidas por el gobierno de Doña Violeta (Wellinga, K. S.,
1994; 96-97 y 152-153). Los artistas sandinistas, encabezados por la poeta Murillo, acusan de
“traidores” y “oportunistas” a figuras conocidas que ocuparon cargos importantes dentro del
gobierno sandinista y que colaboran con el nuevo gobierno de la alianza UNO. Paradojas de la
historia, dos décadas después los dirigentes del movimiento MRS se arrogarán la defensa de una
“pureza” nada clara del ideal sandinista, auto identificándose como los verdaderos portadores de
la izquierda nicaragüense, en oposición al defendido por el FSLN, denostando a los miembros de
este últimos como “danielistas”.
Para entender las tensiones y divisiones incubadas a lo interno del FSLN durante este período, es
importante recordar la reunión de militantes sandinistas de El Crucero en junio de 1990 y el
Primer Congreso del FSLN en julio de 1991. En ambas citas se buscaba relanzar al Partido en la
nueva etapa de oposición, elaborando un programa consensuado y con estatutos actualizados. No
debe dejarse a un lado, las contradicciones y acusaciones, evidentes –aunque aún no públicas--
en el Congreso del 91 por el tema de la llamada "Piñata sandinista”, las que salen a luz pública
en el marco de los debates del Congreso extraordinario de 1994 y la posterior separación --para
hacer “casa aparte”-- de los MRS en julio de 1995. Las acusaciones entre los dos grupos en que
se dividió el Congreso del 94 por la apropiación de bienes dados en resguardo y propiedad del
partido, reales o inventadas por militantes, son exaltadas y manipuladas por los enemigos del
sandinismo, creando un importante daño a la imagen del FSLN, siendo una de las excusas de la
separación definitiva del grupo encabezado por Sergio Ramírez y Dora María Téllez, sumando a
Cardenal y sus seguidores.
Sin importarles que la militancia sandinista estuviera informada de los beneficios de la llamada
“Piñata Sandinista” por parte de dirigentes y figuras conocidas del MRS, lanzaron una campaña,
cuyo eje central del discurso era distanciarse del tema, acusando a los dirigentes del FSLN de ser
los promotores y principales beneficiarios de esta acción, coincidiendo con los sectores anti
sandinistas más recalcitrantes, quienes aprovecharon la situación, organizando una campaña
24
internacional para erosionar la imagen y valores del Partido. Incluso, los autollamados
“Renovadores”, llegaron a deslindar responsabilidades de aquella revolución de los ochenta que
consideraban “no valió la pena” (Ramírez, S., 1999). Una de las estrategias utilizadas para
protegerse de cualquier sospecha de “piñateros”, fue recurrir a su ascendencia social u origen de
clase, esgrimiendo un patrimonio familiar heredado y no adquirido en poco tiempo.
La separación de los ex militantes del FSLN y su incorporación a una agrupación política nueva,
debe de verse dentro del marco de una silenciosa lucha de clase que a lo interno del FSLN se
vivió en la década de los ochenta. A partir de la derrota electoral de febrero de1990 fueron
recurrentes las quejas y denuncias ex tempore, de ventajismo y privilegios durante el periodo
revolucionario de los ochenta, hecha por militantes sandinistas de origen obrero o campesino, a
favor cuadros provenientes de las clases media y media alta. La base de la “queja” se sustentaba
en la puesta en marcha de una política de “estímulo” o “solidaridad de clase”, promovida por
dirigentes de la misma ascendencia social, quienes de manera meteórica se apropiaron de
importantes cargos, mientras ellos no pasaron de ocupar puestos menores. Jóvenes en esa época,
se integraron a todas las tareas de movilización social, cultural o militar, convocadas por el
FSLN, logrando –con mucho esfuerzo-- alcanzar puestos de secretarios políticos de zona o
distrito de la Juventud Sandinista u organizaciones de masas o gremiales (Núñez, O., 2006; 129-
162).
Siguiendo con la genealogía, los resultados electorales de noviembre de 1996 donde el candidato
del MRS Sergio Ramírez obtiene menos del 1% del electorado, revelan dos situaciones que
marcarán el derrotero golpista de abril de 2018: la primera, la alianza del MRS con el grupo
parlamentario que apoya al gobierno de Doña Violeta Barrios de Chamorro, aprobando leyes y el
resultado electoral de 1996, patentizan que su propuesta partidaria no tuvo el eco esperado entre
la base electoral sandinista. Por otro lado, la condición de minoría de esta agrupación política,
acentuaría los ataques, continuando con el descrédito del partido FSLN en la figura de Daniel
Ortega, teniendo sus puntos álgidos en el caso Zoilamérica y el llamado pacto con el Presidente
Arnoldo Alemán en 1998. En sus inicios, estos hechos crean confusión y malestar entre la
militancia sandinista, siendo superado por medio de la cohesión y la disciplina de sus miembros
25
de base. Ambas situaciones serán usadas por los militantes del MRS y la oposición
antisandinista, como estandartes en su cruzada personal contra el Comandante Ortega y Rosario
Murillo, tanto dentro del ámbito nacional como internacional.
El llamado “pacto Alemán-Ortega” y las reformas que derivaron en acuerdos políticos, dentro de
una audaz estrategia pragmática del líder sandinista, tuvo dos consecuencias inmediatas: por un
lado, la profundización de la división de las fuerzas de derecha, muchas de ellas refractarias a
cualquier acercamiento con los sandinistas, calificando de personalista y ambicioso el paso dado
por el líder liberal, y de allanarle el camino a Ortega al poder, cediéndole espacios o puestos en
el estado, tal como ocurrió años después. Por el otro, --como se ha señalado-- los MRS,
radicalizan sus posiciones y arrecian los ataques al dirigente sandinista, aventurando sus
ideólogos desde sus medios de comunicación, paralelismos históricos con los partidos
tradicionales e invocando el espíritu de caudillos políticos, desde José Santos Zelaya pasando por
Emiliano Chamorro hasta llegar a Anastasio Somoza García.
Basta hacer una revisión de los archivos de la revista Envío de la UCA, el periódico El Nuevo
Diario (hasta 2011), Semanario Confidencial de la Fundación CINCO de Carlos Fernando
Chamorro (y sus publicaciones en forma de boletines o libros), el periódico La Prensa, y el resto
de medios de la derecha, ---en línea todos ellos--- para constatar los ejes de ataques en ascenso y
con saña en contra de los líderes Arnoldo Alemán del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y
Daniel Ortega del FSLN por el llamado Pacto. Este tema, acercaría posiciones políticas entre el
MRS y la derecha aglutinada en sus medios, coincidiendo y repitiendo los mismos argumentos
de descalificación.
Con la llegada al poder en 2007 de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, aumenta la escalada de
ataques, afinando y poniendo al día las estrategias mediáticas que se verán en acción en abril de
2018. El eje acusatorio de “caudillos” (Alemán y Ortega), y luego el de “dictador” (Ortega)
apelando a hechos históricos, forman parte de los ensayos discursivos y psicológicos, apoyados
en forzados paralelismos históricos (paráfrasis o mimesis le llama Roger Chartier; Mendiola,
26
2017, p.50) hasta abril de 2018 donde ponen en escena una extraña mezcla de géneros
hollywoodense, de Thriller de Tarantino o la combinación de Thriller y horror al estilo de Darío
Argento, con su “revolución popular”, equívoco sobrenatural de la de julio de 1979.
Digno de notar, las consignas o lemas pregonados durante las marchas de abril de 2018 y las
pintas hechas en las paredes y monumentos a héroes y mártires sandinistas, recogen los ejes
temáticos vertidos desde el 2007 en las publicaciones escritas y/o medios audiovisuales por los
miembros del MRS y sus aliados de la derecha. La de “dictador” sustituyó a la de “caudillo”
(anterior al 2007) y la de “autoritario” es alternada con la de “régimen represivo”; la de “falta de
libertad de expresión y ciudadana” dialoga con la de “fraude electoral” y “falta de democracia”.
El diseño y puesta en ejecución de las políticas públicas del gobierno de la Alianza Unidad
Nicaragua Triunfa, sirven de insumo, a los ideólogos y opinadores del MRS para la articulación
de un discurso escrito o comentado en los medios audiovisuales, donde recrean un régimen
despótico y sin escrúpulos, paradójicamente sin que sus autores tengan consecuencia alguna al
narrarlos ni publicitarlo (CINCO, 2009). Discursos y enfoques asumidos también como propios
por las figuras más relevantes del liberalismo escindido del PLC, inicialmente agrupados en la
Alianza Liberal (ALN) y después en el PLI (Partido Liberal Independiente); además de otras
figuras opositoras que administran una imagen de independientes.
A partir del 2007 cuando empiezan a implementarse los planes y políticas estatales del nuevo
gobierno, se renueva la discusión sobre el concepto de “gobernabilidad”, convertido en el
sustento teórico (al igual que el de gobernanza) y motivo práctico de denuncia del MRS y sus
ONGs para la puesta en escena de acciones publicitarias (Montenegro et al, 2005). Proveniente
de la sociología liberal, y asumida como propia por los organismos internacionales, el concepto
de gobernabilidad, confuso y ambiguo es un tema de las democracias liberales occidentales,
“imperfectas” (o perfectibles como se quiera ver), donde los miembros de la sociedad, en calidad
de ciudadanos, de manera individual o en representación de colectivos, pueden pronunciarse
acerca de su relación con el Estado y sus instituciones (Konrad Adenauer-Stiftung/Instituto
Nicaragüense de Administración Pública, INAP, 1996). Este concepto, manejado y reformulado
como “nueva propuesta” --como dice una de las publicaciones del 2005 de CINCO-- será el
termómetro para medir y/o evaluar el funcionamiento de cualquier régimen — siguiendo el
concepto de Guillermo O' Donnell (2004) — o para medir y/o sancionar la eficacia de las
políticas públicas estatales.
28
En las conclusiones del “Primer informe independiente” (2005), de los analistas de CINCO,
simpatizantes del MRS –de por si teórico-- se observan dos temas que serán los ejes dicotómicos
–siguiendo la lógica de gobernabilidad-- sobre los cuales montarán sus ataques con el fin de
restarle legitimidad al gobierno surgido de las elecciones del 2006: “modelo económico” versus
“proceso democrático” y “fuente democrática” (léase sociedad civil de las ONGs) versus
“legalidad jurídica” (Montenegro et. al, 2005; 154-156). Estos aspectos, comunes a los
problemas de todas las democracias latinoamericanas, serán manipulados por este grupo en
contubernio con factores liberales y jerarcas de la iglesia católica, entre otros, al diseñar una
puesta en escena de hechos sociales y políticos que calzara con su teoría. Esta se representa de
manera trágica, en capítulos y en distintos momentos (escenas de desaparecidos, represión
indígena, campesina, cierre de emisoras, fraudes, corrupción, nepotismo, entre otros ejes
representados) hasta llegar a la representación mayor de abril de 2018.
Durante el proceso electoral de 2006 se observan coincidencias con los liberales de Montealegre
relacionados a enfoques interpretativos de la situación política del país, de manera particular a lo
que el MRS y sus militantes llaman “bipartidismo de facto y autoritario” (Montenegro, 2005;
155). A seis meses de haber asumido el gobierno la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, estos
grupos políticos empiezan a ver “peligros” en la democracia (CINCO, 2009; 114) rechazando las
propuestas de la Alianza, de participación directa de los ciudadanos en las tomas de decisiones y
en la creación de nuevas estructuras organizativas. Desde sus medios de comunicación y en sus
escritos, recalcan la necesidad de “mejorar la democracia” liberal de los últimos 16 años,
apelando a un “proyecto político” (desconocido) que no es más que el de ellos (Montenegro,
2009; 114; Harris, R., 2018).
Como se viene señalando, el escenario mediático como punta de lanza del golpe de estado de
abril de 2018, recoge una utilería escenográfica cambiante, sustentada en críticas a lo que llaman
“gobierno autoritario” (desde el 2007), hasta el de “dictadura” (2011), copando con este enfoque
los titulares y las páginas de opinión de los diarios escritos, las radios y canales de televisión de
la derecha. Paralelo a esta publicitada crítica por los medios tradicionales, empiezan a estructurar
una red de información y de convocatoria, haciendo uso del Internet; de correos electrónicos,
29
Otro detonante que agudizará los ataques del MRS en contra del FSLN y su principal dirigente
Daniel Ortega, es la suspensión de la personería jurídica de este partido en el 2008. Acusarán al
líder sandinista de estar detrás de la decisión tomada por el Consejo Supremo electoral y a este
último de haber perdido la independencia en relación al poder ejecutivo (El Nuevo Diario, 4 de
junio 2008). A partir de este momento, las convocatorias de los simpatizantes a movilizaciones
de protesta frente a las instalaciones del Consejo Supremo Electoral (CSE) por la suspensión de
la personería jurídica, se hacen frecuente, a la que se suman otros grupos de la derecha, con
mayores demandas, como el tema del supuesto “fraude”. Lo destacable de estas convocatorias es
la forma en que se realizan, por medio de correos electrónicos masivos, ensayando en estas
acciones, los futuros llamamientos y otras acciones mediáticas extremas, implementadas en abril
de 2018.
Debe documentarse, que si bien es cierto los programas de liderazgo juvenil –entiéndase cuadros
reproductores de valores de subordinación al imperialismo-- impulsados por medios de ONG
cercanas al MRS y sectores de derecha, se remontan a los inicios de la década del 2000, lo es
también, que a partir del año 2007 se observa un incremento de estos cursos, promovidos en
universidades privadas y otros centros de capacitación propiedad de ONGs (Celaya M., 2016).
La Universidad Centroamericana (UCA) será uno de los centros principales donde convergen
estas iniciativas de formación, financiadas por instituciones de Estados Unidos. El instituto
NITLAPAN en coordinación con el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica
30
Otras acciones coincidentes del MRS con los sectores de derecha más radical, es la
estructuración de matrices de información sustentada en rumores (dentro de la lógica de fake
News o la pos verdad) buscando generar opiniones desfavorables o malestar entre la población
que coadyuve al acercamiento de sus ejes publicitarios y por ende a sus planes partidarios. Una
de las más recurrentes, donde participan personeros de la iglesia católica, como los obispos Mata
de Estelí y Álvarez de Matagalpa, tiene que ver con la presencia de armados con fines políticos
en las montañas de Nicaragua. Este rumor, tendrá su punto culminante a finales del año 2017
cuando se desarticula una agrupación, considerada por el Ejército de Nicaragua, finqueros y
hacendados, de banda de abigeo y del crimen organizado, en la localidad de La Cruz del Rio
Grande. La matriz de opinión de supuestos armados, represión y desaparecidos, será recurrente
en los discursos de estos opositores, sin que extrañamente los organismos de derechos humanos
internacionales, se hagan eco de manera contundente, más allá de las presiones y manipulaciones
de ONGs afines a estos grupos, incluyendo liberales cercanos al grupo de Montealegre, ahora
identificados con Kitty Monterrey (CxL) y corporativas (ONG de la iglesia católica).
Otro tema que también será bandera de sus acusaciones y ataques contra la Alianza Unida
Nicaragua Triunfa, es el de fraude electoral y la puesta en cuestión de la transparencia del
proceso electoral y la probidad de su árbitro. El detonante de esta matriz política, compartida por
la derecha extrema, se inicia con la pérdida de la personería jurídica del MRS en 2008 y los
resultados electorales municipales de noviembre de ese mismo año, donde el candidato a la
alcaldía municipal por el PLC (Partido Liberal Constitucionalista) Eduardo Montealegre
desconoce los resultados dados por el CSE, órgano rector electoral nacional, argumentando que
él es el ganador y denunciando un presunto fraude sin presentar pruebas (El Nuevo Diario, 11 de
noviembre 2008).
31
Otro aspecto dentro de la preparación de la puesta en escena del golpe de estado de abril, es la
matriz de opinión de relacionar la figura de Daniel Ortega con Somoza, haciendo un burdo y
reduccionista paralelismo histórico, reñido con las ciencias históricas (Gadoffre, G. 1997). Como
se ha dicho, el discurso de la “dictadura” alimentado desde el año 2011, toma cuerpo en la
superposición de la imagen del despótico fundador de la dinastía somocista, en la del Presidente
Daniel Ortega, sustentando las acusaciones en la pervertida representación, de un país sometido a
una represión –incomprensible si no es por el odio que irradia hacia el Comandante Ortega—
superior a la vivida en la década de los 70 del siglo pasado. Esta concepción retorcida en su
matriz y discutible en sus postulados particulares, será reproducida y amplificada, no solo por sus
teóricos y opinadores del MRS sino por los sectores extremistas del anti sandinismo.
Como corolario a la atmósfera pre fabricada de una dictadura del siglo XX colgada en la segunda
década del XXI, en una especie de “Regreso al futuro” de Robert Zemeckis y Bob Gale (1985),
se anuncia la llegada de una “revolución” calcada a la de julio de 1979 digna de cualquier
episodio mágico de Harry Potter. Incluso, sus inventores, creadores y lectores de novelas de
ficción, se atreven a afirmar con aplomo, dentro de un disparate, digno del personaje principal de
32
la novela La Guerra del fin del Mundo de Vargas Llosa 2, que las condiciones políticas y
coyunturales de Nicaragua, son similares o idénticas a la vivida en los años previos a la
insurrección de 1978 y 1979. Lo que se extraña de estos “revolucionarios” de las “cruzadas del
siglo XXI”, es la ausencia de un nuevo lenguaje que represente la condición política actual. Es
más, los nostálgicos echan de menos una réplica del lenguaje de la década del 70 del siglo XX
cuando se hablaba de “situación revolucionaria”, “liberación nacional” y “clase sociales” ¿a qué
“revolución” se refieren estos revolucionarios del fin del mundo? (Ver López et al, 1979; M.
Vilas, C. 1984). Probablemente a la “Revolución de Colores” o “Primavera Árabe” con la
consabida mano “pachona” reaccionaria del imperialismo norteamericano (Telesur, 2016;
Soengas, X., 2013; Gorraiz López, G., 2018).
Otra extravagancia del humor negro de esta “revolución” se puede observar en la portada del
diario Metro del 14 de agosto de 2018 propiedad de empresarios golpistas ligados al capital
especulativo financiero, donde aparece la imagen de la “Comandante Masha” que “lideró” las
protestas de Jinotepe, arropada en una bandera azul y blanca. Este discurso golpista de la puesta
en escena de una “insurrección” surrealista, circula de manera legal y sin restricciones por estos
medios de la derecha, contradiciendo la supuesta represión a la libertad de expresión. De igual
manera, continúan estos voceros del golpe, de forma abierta y sin pudor, alimentando la
violencia al justificar las acciones de vandalismo que sufrió el pueblo nicaragüense, al ponerle
aureola de héroe a quienes se ensañaron con muchas personas en Jinotepe y Diriamba por el solo
hecho de no estar de acuerdo o no expresarse a favor de sus acciones. Paradoja o cinismo puro –
lo último es seguro--, el pregonado levantamiento “pacífico” usa motes militares como el de
“comandante”.
La “revolución” a la que apelan los MRS y su “Alianza Cívica”, es más parecida a las
revoluciones tradicionales del siglo XIX e inicios del XX, encabezadas por las clases pudientes
de hacendados y comerciantes, cuyas tropas, reclutadas a la fuerza entre sus peones (o
trabajadores humildes), se lanzaban a combatir con otros ejércitos similares, en un aquelarre
dantesco, teniendo la certeza sus “generales”, que en una sola batalla –sin importar la cantidad de
sangre derramada-- se ajustaban cuentas sobre el tema del poder. Esta “revolución”, tiene
similitudes a la “revolución de colores” y “Primavera árabe, por los recursos utilizados para crear
escenarios de guerra ficticios, el uso de los medios de comunicación, redes sociales y sobre todo,
por la carencia de programas reivindicativos, sustentados en el sentir real de la mayoría de la
población (Telesur, 2016; Soengas, X., 2013; Gorraiz López, G., 2018).
Si de verdad hubiese sido una insurrección de todo el pueblo, las posibilidades de sobrevivencia
de cualquier gobierno, sin apoyo externo, hubiesen sido mínimas y los líderes estarían a la
cabeza de estas revueltas, orientando la lucha y los propósitos del cambio. Los tres meses de
violencia extrema, demuestra que los organizadores de esta “insurrección espontánea”
recurrieron a recursos ya conocidos en otras partes del mundo, pensando que los “auto
convocados” e independientes “líderes estudiantiles” solicitarían –como bien lo externaron-- que
la Alianza Cívica (amalgama de sectores reaccionarios de derecha) “creada” durante la revuelta,
asumiera un gobierno de transición (provisional), haciendo que las figuras política detrás del
golpe, ya conocidas por el pueblo, aparecieran como salvadoras. La realidad fue otra, no hubo tal
explosión social, sino estupor y miedo, en la mayor parte de la población, –en sus inicios—ante
el odio y la violencia extrema de las acciones surgidas de la noche a la mañana. Una acción
34
calculada, artera, producto del trabajo realizado por los cuadros del MRS y sus aliados,
transmitido a sus seguidores y a aquellos jóvenes reclutados mediante pago de servicios.
Falta hacer un estudio de mayor profundidad que permita comprender dos cosas. Por un lado, el
por qué los órganos de inteligencia nacional (policía y ejército) no pudieron detectar el aparato
organizativo de los golpistas, sabiendo que desde hace años venían trabajando en la formación de
jóvenes por medio de ONG –hoy golpistas-- y por los escenarios falsos y manipulados que
habían ejercitado, en particular durante el incendio de la reserva de Indio Maíz. La otra, la trama
de las redes sociales y sus posibilidades manipuladoras, que llevaron a la confusión colectiva,
atacando de manera directa los valores éticos y morales de los individuos, por medio de
escenarios de represión, muchos de ellos ficticios o falsos, saturando las redes (viralización) y las
posibilidades de análisis y evaluación de lo que estaba pasando (Redvers, Ch, 2018).
Por último, destacar que el movimiento MRS que se auto erige como abanderado y fiel defensor
de las ideas de izquierda y de la pureza del pensamiento de Sandino, a mediados de 2017
acompañó a una delegación de la extrema derecha nicaragüense al Congreso de Estados Unidos
para cabildear y pedir a los congresistas de origen cubano de Miami, sanciones económicas
contra el gobierno de Nicaragua. Esta acción prepara el escenario de abril, y se constituye en una
acción política mercenaria, reñida en su totalidad con los principios y valores sandinistas y
patrióticos. Cuando el Presidente Ortega firmó el acuerdo del canal con el empresario chino, este
35
El último aspecto a abordar en este trabajo tiene que ver con la política exterior independiente
que el Presidente Ortega ha mantenido durante el período de gobierno inaugurado en el 2007,
coherente en gran medida, con las implementadas en la década de los ochenta. Desde sus inicios
36
el gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa liderada por el FSLN se dedicó a reestablecer
y/o fortalecer las relaciones con partidos y organizaciones amigas, muchas de ellas originadas al
calor de la guerra de liberación y otras durante el gobierno revolucionario de los ochenta. Esta
perspectiva explica las relaciones con Rusia, Irán, Libia, el gobierno palestino y Frente Polisario,
entre otras. Este será otro escenario de confrontación que enfrentará el gobierno con la oposición
de la derecha en contubernio con los halcones del imperialismo norteamericano.
Las administraciones de los presidentes Bush (en su último año de gobierno) y Obama
mantuvieron “cierta prudencia” para juzgar la política exterior emprendida por el gobierno de la
Alianza Unida Nicaragua Triunfa. Para especialistas en la materia, su aparente desinterés
obedecía a la prioridad de la administración Obama, enfocados en temas del oriente próximo o
medio (Afganistán, Irak, Egipto). Eso no significaba que no se pronunciaran o ejercieran presión,
abierta o velada sobre el gobierno, buscando un cambio en su postura dentro del concierto
internacional.
dependencia económica con este país y la influencia que tiene en los organismos financieros
internacionales.
La firma en 2013 del acuerdo con un consorcio chino HKND (Hong Kong Nicaragua Canal
Development) para la construcción de un canal inter oceánico por el territorio nicaragüense, es
considerada por analistas en términos geopolíticos como uno de los puntos de discordia más
importantes con el gobierno de Estados Unidos (Borón, A., 2018b). Pensar que el gobierno chino
esté detrás de este acuerdo – como se ha dicho por los medios de comunicación-- representa un
peligro a la hegemonía de esta potencia en la región, intolerable para sus dirigentes. Pese a la
ausencia de pronunciamientos grandilocuentes entre los personeros de las relaciones
internacionales de este país, el apoyo económico a las ONGs opositoras al gobierno vinculadas al
MRS, organizando campesinos para oponerse a su construcción y financiando campañas
publicitarias, evidencian una postura de rechazo a este proyecto.
3
El aspecto en disputa es que Nicaragua tiene el menor presupuesto de defensa de la región y compra su
armamento a otros países, como Rusia y no a Estados Unidos. En el caso de Costa Rica, que argumenta
no tener ejército, destinará en 2018 un presupuesto de gasto para la seguridad nacional de 452 millones de
dólares. Ver www.infodefensa.com; https://tiempo,hn/costa rica - gastos - seguridad – ejército
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Las ONGs afines al MRS financiadas –en buena parte-- por organismos provenientes de Estados
Unidos, iniciaron una cruzada mediática, satanizando el proyecto del canal, su firma y no
esperando la finalización de los estudios de factibilidad. Sumando a esta cruzada, a personajes
nacionales conocidos en temas medioambientales, ecológicos y otros opinólogos “sensibles” por
el tema. “Ríos de tinta” corrieron por los diarios escritos y medios audiovisuales, todos
opositores al gobierno, señalando lo “antipatriótico del acuerdo”, centrándose en los daños
catastróficos –en sus razonamientos—para el medio ambiente del país y para el lago de
Nicaragua, la construcción del canal. Más allá de la validez de la discusión que pudiera generar
un proyecto de esta envergadura en cualquier país, lo importante a destacar es la virulencia
(agresiva) que acompañaba los argumentos difundidos en grandes titulares, por los medios
opositores y la beligerancia de estas ONGs sobre el tema.
A pesar de la política pragmática emprendida por el gobierno del Presidente Ortega en las
relaciones con Estados Unidos, respetando los tratados y acuerdos comerciales, los inquilinos de
la Casa Blanca y en particular ciertos congresistas y senadores, han mantenido recelo y/o rechazo
al gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa. De manera particular debe mencionarse a los
congresistas y senadores de origen cubano, quienes mantienen una posición enfermiza de
agresión contra el gobierno de Nicaragua. No es casual que los emisarios del MRS y sus aliados
de la derecha en el 2017 recurrieran de manera expedita a estas figuras políticas para demandarle
acciones en contra del gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa. De este encuentro surgió
39
Conclusiones
Las premisas que deben tenerse en cuenta para la comprensión de la trama política montada en
abril de 2018, encubierta por una supuesta “explosión social espontánea”, encabezada por
estudiantes “auto convocados”, se sustenta en la matriz de la conspiración política, siguiendo
experiencias de la “revolución de colores” o “la primavera árabe” de la que se nutre el manual de
Charp para estructurar su teoría. La guerra mediática puesta en marcha, desvirtuando la realidad
nicaragüense que niega la estabilidad y las mejoras materiales de la sociedad en los últimos once
años, se entiende a partir de todo un proceso organizativo prolongado, realizado por factores
políticos (MRS) opositores, en contubernio con los sectores más reaccionarios del país.
creando estados de opinión favorable a su causa son obvias. Sobre todo, el uso manipulado de las
redes sociales, la fabricación de escenarios de confrontación y violencia; el supuesto liderazgo de
jóvenes o grupos sociales étnicos o religiosos en represión, sin que aparezcan los verdaderos
líderes o financiadores de la revuelta.
El trabajo que se presenta, destaca la figura de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa como una
expresión política plural y con vida orgánica. Los miembros que conforman la Alianza, tienen
cuotas de poder --menores o mayores-- en el gobierno o en organismos ejecutivos, permeando de
alguna manera, decisiones del ejecutivo (negociar consensos con factores políticos, religiosos,
económicos, financieros; leyes y otros espacios de participación). Debe reconocerse el evidente
peso del FSLN y de su principal dirigente Daniel Ortega dentro de esta formación política. Esto
significa que el diseño y puesta en marcha de las políticas públicas y las estrategias de gobierno
–pese a ser negada por los opositores—recogen las demandas de la heterogeneidad de la Alianza
Unida Nicaragua Triunfa, en cuanto a intereses económicos, sociales y visión de vida.
No todas las agrupaciones políticas que conforman la Alianza Unida Nicaragua Triunfa son
revolucionarias de izquierda, ni tienen fines netamente políticos. Condición que de alguna
manera el FSLN como partido mayoritario, ha tomado en cuenta, buscando los equilibrios para
no romper los compromisos pre electoral. Sin duda, faltan mayores estudios dentro de esta
Alianza, acerca de las relaciones entre los aliados, siendo importante tener claridad, que va más
allá de las supuestas prebendas recibidas y que de manera vulgar la oposición acusa a sus
representantes.
Otro elemento que ayuda a desentrañar las manipulaciones mediáticas, el odio enfermizo y la
violencia que trastocó valores y principios, individuales y colectivos, es la utilización de la
sinécdoque, figura retórica literaria que explica “la parte por el todo”, justificando con ello un
enfoque utilizado por los golpistas. El hecho que un miembro o un colectivo, vulnere las
normativas y cometa dolo, no significa que esa sea la política oficial de la institución. En este
sentido, la Policía Nacional ha servido de chivo expiatorio antes y durante el fallido golpe de
estado, --pese al enorme prestigio y reconocimiento internacional que tenía y tiene este
41
De igual manera, debe destacarse los sistemáticos empeños de los factores políticos agrupados en
el MRS y sus aliados de la derecha para manchar la imagen del gobierno a nivel internacional.
En reiteradas ocasiones, estos grupos buscaron establecer una agenda temática, donde se
articulara un escenario de supuesta represión y violencia, en contra de las comunidades indígenas
del Caribe. Es importante destacar el tema de los colonos mestizos que invadieron tierras
comunales de los grupos étnicos de esta región, en la reserva natural de Bosawás. Hecho que
comenzó a darse durante los anteriores gobiernos al de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa,
siendo publicitada a más no poder por los medios de comunicación afines a su proyecto político
o ideología.
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Emblemático de esta agenda mediática internacional del MRS es el tema de la firma del acuerdo
de construcción de un canal interoceánico con empresarios chinos. En esta cruzada opositora
--como se señaló antes—cerraron fila con ONGs ambientalistas y otras afines a ellos, sumando
figuras conocidas en este ámbito, con el fin de generar un estado de opinión negativo al acuerdo.
Paralelo a esta campaña, comenzaron a organizar a campesinos de la zona de Nueva Guinea
(Caribe sur) y otros sitios (San Miguelito) por donde creen que pasaría el canal, para enfrentarlos
con el gobierno. Desde el 2013 fabricaron dirigentes anti canal en la zona, iniciaron las marchas
de campesinos reclutados y ensayaron tranques, preludio de los de abril a junio de 2018. Falta
recoger los datos empíricos que sustenten una investigación exhaustiva de las acciones realizadas
por factores políticos en estas zonas del país, que pongan en cuestión los niveles de manipulación
a que han llegado, generando zozobra entre los habitantes de estas comunidades, con supuestos
escenarios de guerra por llegar y planes de reclutamientos forzosos en marcha por parte del
Ejército Nacional.
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Otro de los ejes utilizados para atacar al gobierno del Comandante Ortega, es la supuesta falta de
libertad de expresión. La evidencia empírica establece que de las tres áreas tradicionales de
comunicación: prensa escrita, radial y televisiva, únicamente en la televisiva el gobierno y sus
simpatizantes tienen una correlación de fuerza casi de igual a igual (aunque habría que analizar
los canales privados y la tendencia política de sus propietarios). En prensa escrita y radial, es
evidente la superioridad de los factores opositores al gobierno y grupos independientes (privada,
cooperativa o comunitaria en el caso de las radios).
Una simple lectura de los titulares de la prensa escrita, donde la oposición tiene hegemonía y
atender por un día, los programas radiales dirigidos por prominentes figuras del golpismo, es
suficiente para tener una idea del amplio margen de tolerancia del gobierno, en materia de
información y divulgación de ideas o perspectivas, acerca de la problemática política de
Nicaragua. Es más, el irrespeto --y últimamente-- las amenazas en contra del mandatario y su
familia (realizada por Oscar René Vargas en 100% Noticias), evidencian la política abierta y sin
restricción, en esta materia. Desde años atrás, las caricaturas de Manuel Guillén en el diario La
Prensa, ofenden y denigran, de manera vulgar y sistemática, la dignidad del Presidente de la
República y de su esposa, apelando en sus contenidos al odio y la violencia.
A diferencia de países como Estados Unidos, donde las amenazas y ofensas al Presidente son
penalizadas con cárcel, el gobierno de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, nunca les ha
censurado. En los dos primeros día del golpe de estado (20-21 de abril) los medios televisivos
opositores 100% Noticia (y otro); Radio Corporación y otras emisoras del interior, extremaron
sus insultos y llamaron de manera abierta a la violencia y al derrocamiento del gobierno, elegido
por el pueblo, de manera legítima y democrática en las elecciones de noviembre de 2016. El
gobierno de la Alianza –como lo haría cualquier gobierno, responsable y respetuoso de la
convivencia ciudadana en el mundo—cortó la señal abierta de estos medios golpistas. Ante la
campaña mediática manipuladora, que daba curso a la estrategia de la agenda golpista a lo
interno y externo del país (de difamación y mentiras por medio de un escenario ficticio de
guerra), el gobierno les reestableció la señal, evitando con ello, que siguieran victimizándose y
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mantuvieran este frente de ataque4. La pregunta guía de cualquier estudio sobre este tema, debe
interpelar el comportamiento ético de estos grupos que manejan medios de comunicación; su
compromiso y responsabilidad social, sabiendo --como dice Manuel López (1995)-- que los
medios cultivan una imagen muy particular de la sociedad. De igual manera, revisar el marco
jurídico que lo sustente, siendo este un referente disciplinar y compararlo con otros países,
buscando establecer su justeza o eficacia en pro de los ciudadanos y la sociedad en general (Ver
Maigret, 2005; 333-349 y 435-463).
Por último, es digno reconocer que al igual que en otros países de América Latina, en Nicaragua
existen retos políticos y sociales con el fin de mejorar el sistema democrático, pero desde una
perspectiva revolucionaria (Borón habla de “re democratizar el proceso revolucionario”). En este
sentido, es válido que factores políticos y sociales se manifiesten, demandando cambios en el
sistema electoral; Exijan mayor independencia de los poderes del estado; transparencia en el uso
de los recursos del estado y otras demandas, reales o infundadas. Lo que es cuestionable, en el
contexto del fallido golpe de estado, es el establecimiento de un escenario de violencia y
destrucción, sin que exista la suficiente justificación, afectando al conjunto de la sociedad. Los
espacios de movilización, reclamos y otras acciones de carácter cívicas, están garantizadas por
medio de la constitución y normadas para todo ciudadano nicaragüense, sin distingo de color,
raza, opción política o condición social. El Secretario General de la OEA 5, reconoció en los
inicios de esta revuelta terrorista, que la situación de Nicaragua hasta el 18 de abril era igual en
4
Es importante tener presente que todo gobierno tiene normas que regulan el ejercicio de los dueños y
profesionales de la información, sea escrita o audiovisual. En Nicaragua se ha cultivado una perniciosa
práctica en los medios de comunicación, donde sus dueños se arrogan toda la libertad del mundo para
decir lo que quieran, sean en bien o en mal, de cualquier institución o personas, sin importarle principio
moral o ético. Todo en defensa de una mal interpretada libertad de expresión. En este sentido, en los
inicios de la puesta en marcha del golpe, medios involucrados en esta acción, lanzaron una serie de
acusaciones y tergiversaciones (dentro de la lógica de fake news). Dentro de la lógica del golpe, sabían
que una reacción del gobierno de censurarlos “legitimaba” sus acusaciones, entrando en funcionamiento
los organismos reaccionarios internacionales: SIP, CIDH y otros de la misma factura.
5
Al hacerse un recuento de las declaraciones y enfoque de la situación política de Nicaragua, desde el
inicio del fallido golpe de estado, por parte del señor Almagro, es notoria la presión ejercida por Estados
Unidos y la debilidad de este personaje, ante uno de los principales financiadores de la OEA. Sin ser
partidario o simpatizante del gobierno del Presidente Ortega, reconoció los esfuerzos del gobierno por
establecer canales de diálogo en temas sensibles como el electoral y otros que la oposición quisiera
discutir. De igual manera, criticó a la oposición nicaragüense por la manera visceral con que fue atacado,
tanto él como la delegación de la OEA que acompañó el proceso electoral de noviembre de 2017.
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Referencias
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