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Md, marketingdirecto Publicidad 27 enero 2020 Publicidad e infelicidad: ;se nos pone la cara larga por culpa de los anuncios? De acuerdo con una investigacion del profesor Andrew Oswald de la Universidad de Warwick, el aumento del gasto en publicidad es directamente proporcional al declive en |a felicidad del consumidor. md, marketingdirecto éSe ha parado alguna vez a pensar en el origen de su infelicidad galopante? Motivos para ser desdichado hay muchos y parece que uno de ellos es (quién lo diria) la publicidad. De acuerdo con una investigacion liderada por el profesor Andrew Oswald de la Universidad de Warwick, cuanto mas aumenta el gasto en publicidad, mas miserable se siente la gente. Los anuncios nos hunden al parecer en la miseria porque nos hacen desear aquello que no tenemos o que directamente no podemos tener (por cuestién de peculio). "La idea es en realidad muy vieja. Antes de decidir lo felices que somos, tenemos que mirar mas alla, de manera consciente o inconsciente, para comprobar como les va a los demas", explica Oswald. Cuando la publicidad nos bombardea con sus mensajes, se agudiza también nuestra ansiedad por alcanzar un determinado estatus (una ansiedad que todos los humanos Ilevamos lamentablemente de serie). Para llevar a cabo su estudio Oswald y su equipo compararon los md, marketingdirecto datos relativos a la satisfaccién vital de mas de 900.000 ciudadanos europeos procedentes de 27 paises diferentes con las cifras de inversién publicitaria en el periodo comprendido entre 1980 y 2011. {La conclusi6n? Que cuanto mas pega el estiron el gasto publicitario, mas se desploma la satisfaccién de los ciudadanos. Es el resultado de esta investigacion una condena (otra mas) que la industria publicidad debe cargar sobre sus hombros? zSon acaso los publicitarios los enemigos numero uno de la felicidad? ,O quizas hay en todo ello una lectura mucho mas profunda? El gasto en publicidad esta estrechamente emparentado con el consumo. Cuando el consumidor tiene mas ingresos a su disposicion, su lista de problemas también cambia: pasa de preocuparse por temas verdaderamente enjundiosos como la violencia y la seguridad en las calles a hacerlo por cosas impregnadas de superficialidad como tener el mejor teléfono, el mejor coche o el mejor reloj. md, marketingdirecto La publicidad no es la responsable ultima de la infelicidad del ser humano, pero deberia apelar, eso si, a lo mejor de las personas Pero lo cierto es que, puestos a ser infelices, es mejor serlo por lo segundo que por lo primero. Asi lo dicta la célebre jerarquia de necesidades de Maslow, asegura Sue Unerman en un articulo para Campaign. La felicidad es una emocién terriblemente escurridiza. Como seres humanos que somos el bienestar que hemos conseguido alcanzar nos sabe a poco y deseamos siempre aquello que no tenemos (lamentarnos es nuestro "leit motiv" aunque el objeto de nuestro lamento sea insultantemente trivial). Puede que la publicidad no nos procure calma psicolégica, pero ese tampoco es su rol. Ese papel lo asumen disciplinas como el arte, la musica, la literatura, la religion o la espiritualidad. La investigacién de Oswald no se sino una descripcién de lo que sucede cuando la naturaleza humana se cuelga del brazo del md, marketingdirecto confort y deja atras condiciones de estrés en lo que lo mas importante es la seguridad y la propia supervivencia. Asi como es inevitable que un nifio no ponga los ojos en el juguete de su hermano (por el mero hecho de no tenerlo), es también inevitable que el deseo de echar el guante a aquello que no tenemos sea azuzado hasta cierto punto por la publicidad. Si bien es cierto que la publicidad no puede ser la responsable ultima de la felicidad de la gente (seria injusto colocar sobre ella semejante carga), si deberia esforzarse por apelar a lo mejor del ser humano. ;Cémo? Mediante una amalgama de propésito y comercio. Es lo que hizo, por ejemplo, Skittles en su dia cuando retiré el arcoiris de su packaging para dar visibilidad a la comunidad LGBT. La publicidad no es en modo alguno el origen de todos los males, pero deberia renunciar a echar raices en los peores instintos del ser humano para cobijarse a la sombra de lo mejor de las personas (que lo hay), concluye Unerman.

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