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estudios

Misiones protestantes
en un Estado católico:
Colombia en los años
cuarenta y cincuenta*

el estudio de la religión en américa


Latina entre los años 1920 y 1960 aún está en sus
albores. Es de calidad muy inferior en rangos y
profundidad que el de la historia económica y po-
lítica de las mismas décadas o, aún más, que los es-
critos sobre la política social y las relaciones

nº 5003-19
internacionales.

polítıcopágs.
El debate alrededor y posterior al Concilio Vati-
cano Segundo no ha sentado bases para una histo-

análısıs2004:
riografía poderosa, sea tradicional o revisionista.
Al contrario, han surgido ortodoxias contrapuestas

análısıs polítıco nº 50, Bogotá, senero-abril


que corresponden ampliamente a la posición
adoptada por la facción mayoritaria dentro de la
Christopher Abel Iglesia Católica Apostólica Romana. La izquierda [3]
Profesor del de la Iglesia católica ha ensayado hasta la saciedad
departamento de Historia de la (quizá de una forma monótona) el argumento de
University College London.
que la Iglesia católica en Latinoamérica antes de
los años sesenta era la campeona y la apóloga de
intereses intrínsecos y estructuras monolíticas
anquilosadas, una perspectiva que fue eco de las
caricaturas del catolicismo sacadas por viajeros
protestantes anticuados del norte europeo y
Norteamérica durante la segunda mitad del siglo
xix. De acuerdo con este punto de vista, una exa-
gerada identificación de la Iglesia con las elites de
terratenientes y con un autoritarismo rígido debili-
tó su misión, hasta cuando se reconoció en sus de-
cisiones e hizo recomendaciones a través del
Concilio Vaticano Segundo y la segunda Conferen-
cia de Obispos Americanos de 1968 en Medellín.
Del gran debate de los años sesenta surgió una lec-
tura de la Iglesia católica como “Pueblo Peregrino
de Dios”. Mujeres y laicos gozarían de una posi-
ción enaltecida dentro de una institución más
suelta, más colegiada, comprometida con conoci-
mientos de la democracia, el deber y la justicia so-
cial. Un mensaje de renovación sería transmitido
* Este artículo es una traducción del capítulo: Protestant por “populistas” eclesiásticos que se salían de las
Missions in a Catholic State: Colombia in the 1940´s & ciudades y de los seminarios para convivir con los
1950´s, publicado originalmente en el libro: Holger Bernt pobres y compartir sus privaciones. La misión
ISSN 0121-4705

Hansen & Michael Twaddle (Eds), Christian Missionaries proselitista de la Iglesia fue reanimada por la re-
and the State in the Third World, James Currey
forma litúrgica; fue fortalecida por una afirmación
Publishers, Oxford & Ohio University Press, Athens, 2002.
de su compromiso con los pobres, los oprimidos y
los desposeídos (en el inequívoco lenguaje de las de aquellos conscientes de pertenecer a la van-
burocracias Católicas: la opción preferencial de guardia de una revolución social liderada por el
los pobres); fue fortalecida también por la elabo- catolicismo que coincidían en que no contaban
ración de un concepto de “violencia institucio- con el tiempo suficiente ni el tiempo libre para
nalizada” que era evidente en el hambre, los reflexionar siquiera sobre el pasado reciente1.
servicios de salud insuficientes, las previsiones La derecha católica desarrolló una ortodoxia
de educación y vivienda; por último, fue forta- en la cual la luz era remplazada por la penumbra
lecida por una ampliación del concepto del pe- y la oscuridad en los años sesenta. Los arreglos
cado para abarcar el comportamiento colectivo, jerárquicos estables que salvaguardaban la prepa-
en particular las injusticias asociadas a la ine- ración espiritual, tanto de los ricos como de los
quidad de la riqueza y el poder, y la violencia uti- pobres para una vida después de la vida, habían
lizada para perpetrarlos. Estaba subrayada por la sobrevivido a los retos de un regalismo articula-
“teología de la liberación”, que fue un factor de- do y cerrado a mediados del siglo xviii, anticle-
terminante de un período creativo de recepti- ricalismo a mediados del siglo xix, y de un
vidad para discusiones ecuménicas y para el positivismo dogmático y una indiferencia religio-
diálogo marxista-católico. sa ampliamente difundida durante las últimas
El clero de la izquierda católica llevó a cabo décadas del siglo xix y las primeras décadas del
experimentos osados a través de formas siglo xx. Realmente, la Iglesia católica, en prin-
innovadoras de culto, con el objetivo de revivir el cipio, tuvo éxito evitando los nuevos peligros del
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espíritu primitivo de las comunidades cristianas. siglo xx: la urbanización, la secularización, el


Académicos que se identificaban con esta línea comunismo y las versiones ateas del socialismo,
de pensamiento podrían debatir aspectos junto con una crisis de la ordenación. Sin embar-
específicos de los procesos observados en los go, no contaba con una nueva subversión, que se
años sesenta; por ejemplo, qué tanto instigó el había adentrado hasta en el Vaticano, del cual
Concilio Vaticano Segundo cambios en recibió un malintencionado aliento y una apro-
[4] Latinoamérica, y cuánto sirvió tan sólo para legi- bación mal conducida. El enemigo se había
timar, catalizar y agilizar tendencias infiltrado. El logro desmedido de cuatro siglos y
preexistentes. Pero el marco general del análisis medio de sacrificio y dedicación laboriosa de la
no ha sido cuestionado por la izquierda católica. difusión de la verdad se encontraban amenaza-
Sin duda, ha sido casi un artículo de fe el hecho dos por un “socialismo” grotesco que desviaba la
de que una era de oscurantismo fue seguida, en atención de la decadencia moral evidente en el
los años sesenta, por una de liberación; muchos crimen, el tráfico de drogas, la prostitución y el

1 No existe un libro de introducción adecuado que trate sobre la religión en América Latina desde 1930. Los
ensayos en D. H. Levine (ed.), Religion and Political Conflict in Latin America, Chapel Hill, NC, 1986 y Levine (ed.),
Churches and Politics in Latin America, Londres 1990, proporcionan un punto de partida conveniente desde una
perspectiva ampliamente simpatizante hacia los elementos reformistas en la Iglesia católica de los años 1960 y
siguientes. Éstos pueden ser explorados fructíferamente en Scott Mainwaring y Alexander Wilde (eds.), The
Progressive Church in Latin America, Notre Dame, IN, 1989; Thomas Bruneau, M. Mooney y C. Gabriel (eds.), The
Catholic Church and Religion in Latin America, New York, 1990; Edward L. Cleary y Hannah Stewart-Gambino (eds.),
Conflict and Competition - The Latin American Church in a Changing Environment, Boulder, CO, 1992; Daniel H.
Levine, Popular Voices in Latin American Catholicism, Princeton, NJ, 1992; Edward Cleary (ed.), Born of the Poor: The
Latin American Church Since Medellín, Notre Dame, IN, 1990; un ensayo de Levine y Mainwaring titulado “Religion
and Popular Protest in Latin America: Contrasting Experiences”, en: Susan Eckstein (ed.), Power and Popular
Protest: Latin American Social Movements, Berkeley, CA, 1989 y Brian Smith, “Religion and Social Change: Classical
Theories and New Formulations in the Context of Recent Developments in Latin America”, Latin American
Research Review, 10, 2, verano 1975, pp. 33-34. Sobre textos estándares de la izquierda católica, ver Enrique Dussel,
A History of Church in Latin America - Colonialism to Liberation, Grand Rapids, MI, 1981 e Hipótesis para una historia de
la Iglesia en América Latina, Barcelona, 1967. Sobre la Iglesia colombiana entre los años 1960 y 1990, ver Daniel H.
Levine, Religion and Politics in Latin America; The Catholic Church in Colombia and Venezuela, Londres, 1981; Kenneth
Medhurst, The Church and Labour in Colombia, Manchester, 1984; y, para factores institucionales, David Mutchler,
The Church as a Political factor in Latin America with particular reference to Colombia and Chile, New York, 1971. El
bibliográfico de más fácil acceso sobre el protestantismo en Latinoamérica es José Miguez Bonino, “The
Protestant Churches”, en: Leslie Bethell (ed.), Cambridge History of Latin America, Vol. IX, Bibliographical Essays,
Cambridge, 1995, pp. 667-671, que puede ser complementado por Christopher Abel, “The Catholic Church” en:
Ídem., pp. 659-667.
estudios
alcoholismo y de la crisis inducida por un debili- dio aliento a la investigación original en perío-
tado patrón de la autoridad del Estado, la fami- dos más recientes. Un aspecto sobredimen-
lia, las escuelas y la Iglesia. Un énfasis exagerado sionado de cinco siglos de historia que no
en el igualitarismo, encaminado a un análisis toleraba las críticas y no dejaba espacio para el
económico y social que correspondía y convergía escepticismo, más la obligación de la obediencia
con aquel de elementos de la izquierda atea y indiscutible a las autoridades eclesiásticas y civi-
que, por demás, debilitaba las defensas de la civi- les, caracterizaba esta poderosa banda2.
lización católica occidental. La tendencia del catolicismo moderado, gran
El argumento de la derecha católica propor- parte del cual estaba comprometido con una
cionaba algunas de las ideologías lógicas para las ideología del “comunitarismo” se encaminó a in-
doctrinas de Seguridad Nacional elaboradas en corporarse a un término medio entre un capita-
Argentina y en Brasil en los años setenta. En la lismo egoísta y un comunismo materialista y ateo
cruzada para perpetuar la desigualdad social, que se había propagado en Latinoamérica desde
para defender la santidad absoluta de la propie- los tiempos en que el papa León XIII proclamó
dad privada y proteger a la civilización católica la Encíclica Rerum Novarum. El catolicismo de
de la subversión y el comunismo de las prácticas centro fue examinado, y a los ojos de muchos le
autoritarias –del despiadado pisoteo de la disi- fue encontrada una falta de intelectualismo y
dencia, del encarcelamiento arbitrario, de la tor- practicalismo debido al fracaso de su filial políti-
tura, de los asesinatos y de las “desapariciones”– ca, la democracia cristiana, al efectuar la muy

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que pudiesen ser justificadas. Éstas eran usadas alardeada “revolución en la libertad” vigorosa-
en contra de una oposición tenaz e insidiosa que mente proclamada por Chile, su abanderado lati-
ya había declarado una tercera guerra mundial noamericano. El gobierno del presidente
en Latinoamérica. Como la subversión organiza- Eduardo Frei, que obtuvo una victoria electoral
da había decidido que este nuevo encuentro se- aplastante en las elecciones de 1964, aspiraba a
ría dirigido por tendencias de una guerrilla ser lo que llamaba “una libertad revolucionaria”.
irregular y por el terrorismo, la única respuesta Ésta tenía cuatro objetivos conectados entre sí: [5]
efectiva era la de adoptar medidas contrarias no una tasa alta de crecimiento coherente con los
convencionales. Dado que la diferencia entre la negocios privados, tanto nacionales como
paz y la guerra era irreal ahora en el continente, transnacionales, con el gobierno; una redistri-
se convirtió en un imperativo moral y político bución con objetivos ambiciosos que llenaba las
para acrecentar el tren de seguridad y para redu- necesidades de los desposeídos tanto de la ciu-
cir las libertades civiles e institucionales y repre- dad como del campo; unas medidas generosas
sentativas que se encontraban en el camino de la de bienestar que no solamente mitigasen los as-
arremetida comunista. La derecha católica, que pectos más duros del crecimiento capitalista sino
se hallaba en una ofensiva conservadora –y algu- que aseguran propuestas más amplias de justicia
nas veces, contrarrevolucionaria–, asumió una social, y una cabal modernización de la maquina-
postura en el culto: un énfasis en la liturgia lati- ria estatal que pudiera garantizar la consuma-
na, y una resistencia hacia un mayor sometimien- ción de un programa audaz. Una transformación
to y participación femenina en las decisiones de social y económica inspirada por la Iglesia católi-
la Iglesia, combinadas con una sabiduría que ca –y en la formulación y ejecución de la inteli-
veía con desdén las tradiciones del libre pensa- gencia, especialmente por los incompetentes
miento. Endosando y, a veces, acogiendo la clau- graduados de la Universidad católica, que des-
sura y ocupación de universidades e institutos de empeñaban un rol mayor– y que sería efectuada
investigación por parte de las fuerzas armadas o por métodos no violentos dentro de un marco
de la policía y la supresión de los derechos a en- democrático pluralista.
señar, publicar y estudiar, la derecha católica dio Las reformas socioeconómicas no se llevaron
su bendición a los estudios de la Iglesia católica a cabo con un ritmo y a una escala acorde con la
durante el “heroico” período colonial, pero no retórica de 1963-1964 y del fracaso del experi-

2 “Doctrine of National Security”. En: Journal of Inter-American Studies and World Affairs, 1, 1, Feb. 1979, pp. 669-688; y
sobre las iglesias y los derechos humanos, Brian Smith, “Churches and Human Rights in Latin America: Recent Trends
in the Sub-Continent”, en: Journal of Inter-American Studies and World Affairs, 1, 1, Feb. 1979, pp. 89-128. Perspectivas
sobre la derecha católica se encuentran útilmente contenidas en Alfonso López Trujillo, Secretario General del Celam,
Medellín. Reflexiones en el Celam, Madrid, 1971 y en Opciones e interpretaciones en la luz de Puebla (n.d.).
mento de la democracia cristiana chilena para al- sia) pudieran tener de los materiales de archivo
canzar la mayoría de sus objetivos dentro del pe- –demostrar desorganización, una confusión
ríodo presidencial de seis años del presidente financiera o incluso irregularidades presentes en
Frei y que se hizo manifiesto en los años 1969- los archivos eclesiásticos– éstos se han manteni-
1970. Debido a esto, el catolicismo moderado do absolutamente cerrados (tal como lo han he-
quedó en una condición de confusión, de duda y cho los archivos militares en Latinoamérica). En
de vacilación. Y donde antes había desplegado el caso particular de Colombia, la investigación
puntual actividad intelectual y curiosidad, hacia histórica también está obstaculizada por la des-
principios de los años 1970, ahora la Iglesia pa- trucción del archivo arzobispal de Bogotá, que al
recía infundada. Lo que retuvo fue una ideolo- igual que numerosos conventos e iglesias, fue
gía de compromiso social que resaltaba la uno de los objetivos de las multitudes en el lla-
necesidad de una actividad pastoral, acompaña- mado “Bogotazo”, el 9 de abril de 1948 (proba-
da por el uso de la misa vernácula y una reorga- blemente la ciudad latinoamericana que mayor
nización de los horarios de las misas, junto con daño ha sufrido después de la gran depresión)4.
un compromiso de una actividad caritativa para Al mismo tiempo, ha existido poco análisis histó-
con el prójimo, esquemas de aprendizaje, la or- rico en la historia reciente teniendo en cuenta
ganización de cooperativas vecinales y la coordi- que Latinoamérica está constituida como la ma-
nación de programas de liderazgo civil. Cuando yor comunidad de practicantes y miembros del
se estableció un autoritarismo brutal de extrema catolicismo. Mientras que la historiografía de la
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derecha en Chile (como en Brasil) que impuso Iglesia colonial –la cual ya había adquirido un
políticas opresivas, activistas del catolicismo mo- impulso impresionante antes del Concilio Vatica-
derado tuvieron un papel importante organizan- no Segundo–, seguía floreciendo, el trabajo de
do comités de derechos humanos locales que los historiadores sobre al período posterior a
presionaban por un mecanismo para frenar las 1870 aún está hecho de retazos5. El impacto del
violaciones a los derechos humanos nacionales, Concilio Vaticano Primero no ha recibido el aná-
[6] mientras reunían y transmitían información so- lisis erudito que merece, ni tampoco el cambian-
bre los abusos de derechos humanos a los me- te carácter de la relación entre el Vaticano y las
dios católicos europeos, norteamericanos y de iglesias nacionales en una época en que las co-
otras partes de Latinoamérica, con miras a movi- municaciones se han ido acelerando por medio
lizar el apoyo de la opinión mundial por medio de los barcos de vapor, el cable submarino, el te-
de los Derechos Humanos Internacionales y de légrafo, la aviación y el teléfono, siendo breve-
otras organizaciones no gubernamentales, tanto mente interrumpidas por la Segunda Guerra
cristianas como seglares. Nuevamente, la preocu- Mundial. Temas tales como el de la historia de la
pación por lo que era urgente e inmediato, fue falta de religiosidad de la beneficencia católica,
rara vez propicia para la investigación erudita3. de los sindicatos de comercio católicos, y del im-
Mientras que prevalecía un lenguaje abierto pacto de la guerra civil española y del
en varios círculos católicos romanos, no se acom- franquismo han recibido menos atención de la
pañaba por la práctica de abrir los archivos ecle- que deberían tener6.
siásticos a los historiadores. En consecuencia, sea Entre tanto, el impacto de las ciencias sociales
por la costumbre de mantener el secreto, o por sobre el análisis histórico del siglo xx ha sido
el temor a los usos polémicos que los anticle- restringido en lo que se refiere a la religión. Los
ricales (o incluso por facciones de la misma Igle- sociólogos de la religión dan una muy pequeña

3 Chile es un buen ejemplo en sus escritos sobre y desde la perspectiva del centro católico. Ver Brian Smith, The
Church and Politics in Chile, Princeton, NJ, 1982 y “The Impact of Foreign Church Aid: The Case of Chile”, en:
Gregory Baum y Andrew Greeley (eds.), Communication in the Church, New York, 1978; Manuel E. Larraín,
Redención proletaria, Santiago, 1945 y Escritos sociales, Santiago, 1963; Humberto Muñoz Ramírez, Sociología religiosa
de Chile, Santiago, 1957; Óscar Domínguez, El campesino chileno y la acción católica rural, Fribourg, 1961.
4 Ver especialmente Herbert Braun, The Assassination of Gaitán: Public Life and Urban Violence in Colombia, Madison,
WI, 1985.
5 Para una introducción valiosa, ver John Lynch, “The Catholic Church in Latin America, 1830-1930”, en: Leslie
Bethell (ed.), Cambridge History of Latin America, Vol. IV, c. 1870-1930, Cambridge, 1986, pp. 527-596.
6 Una excepción es Mark Falcoff y Fredrick Pike (eds.), The Spanish Civil War: American Hemisferic Perspectives,
Lincoln, NE 1982, que contiene un ensayo valioso sobre Colombia escrito por David Bushnell, pp. 159-202.
estudios
luz del pasado reciente, algunos evolucionando medidas proteccionistas pragmáticas y selectivas
modelos estáticos que permiten poco espacio que estimularon la industria naciente; y todos hi-
para hacer un diagnóstico histórico; otros pre- cieron uso de un lenguaje pragmático y prácticas
sentan un análisis de una sola tendencia de la de nacionalismo económico con el objeto de ase-
historia contemporánea que presenta la seculari- gurarse una ventaja en la incorporación al siste-
zación con el concomitante de la urbanización y ma económico internacional.
algunas veces como un proceso irreversible y El Estado interactuó con intereses privados
final. Los sociólogos de la religión de las univer- hasta el punto de que no sería una exageración
sidades católicas tienden a ver sus materias como hablar de interpenetración. La poderosa Federa-
una herramienta para promover el cambio. Su ción Nacional de Cafeteros es el principal ejem-
preocupación con frecuencia ha sido la de anali- plo de una agencia semiprivada en la cual se
zar las tendencias presentes (por ejemplo, en la delegaron funciones públicas, incluida la con-
ordenación de sacerdotes o la distribución de los ducción de la diplomacia cafetera en el exterior.
mismos en las regiones urbanas y rurales) con Los ministerios, los gobiernos regionales y las
miras a desarrollar fórmulas políticas para el fu- agencias públicas fueron percibidas a lo largo
turo, y no a desarrollar un aspecto revisionista del siglo xx como recursos por conquistar por
del pasado7. Al igual que su dependencia de los parte de productores privados y grupos profesio-
teóricos y, específicamente de los popularizantes nales, redes familiares y clanes. Durante los pri-
y vulgarizantes angloparlantes de los Estados meros sesenta años del siglo, la amargura de la

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Unidos, varios sociólogos religiosos emprendie- competencia política se intensificó debido a un
ron la interpretación del proceso latinoamerica- sistema de desperdicios. El remplazo de una presi-
no hacia una audiencia no latinoamericana, que dencia liberal por una conservadora o viceversa
desató una visión homogénea del continente significaba no solamente un cambio en la confor-
que adquirió su propio ímpetu durante los años mación del gabinete y de los gobiernos regiona-
setenta y principios de los ochenta. Frecuente- les, sino que también promovía el cambio de toda
mente apartándose de la investigación empírica la burocracia sustituyéndola por la del partido [7]
a nivel tanto nacional como local, esta propuesta opositor, aun con los porteros y aseadoras más
también perdió su ímpetu hacia mediados de los humildes. El Partido Liberal (el cual gobernó de
años ochenta y se estancó intelectualmente a 1930 hasta 1946) y el Partido Conservador (que
principios de los años noventa. gobernó desde 1946 hasta 1953) compartían
un énfasis teórico sobre un poder ejecutivo fuer-
A LG U N A S R E F L E X I O N E S S O B R E te, un compromiso con un liderazgo económico
E L E S TA D O C O LO M B I A N O por parte del sector privado y una tradición de
Aunque es debatible, el Estado colombiano impuestos bajos para estimular la iniciativa comer-
ha sido constantemente débil comparado con el cial. El gobierno central asumió la responsabilidad
mexicano, el brasileño o el chileno8. El gobierno de dar forma a las condiciones que promovían el
ha promovido activamente políticas de creci- crecimiento, mientras que desarrollaba muchas
miento y diversificación en el sector de las expor- responsabilidades que las autoridades regionales
taciones, y ha tomado medidas para mejorar la debían imponer. El Partido Liberal hizo énfasis
infraestructura (por ejemplo, la generación de en muchas reglamentaciones civiles dentro de
energía hidroeléctrica) que ha reforzado la ex- una democracia semirrepresentativa y una fran-
pansión liderada por las exportaciones. Antes de quicia masculina masiva. Ellos buscaron oportu-
1990, los diferentes gobiernos, independiente- nidades limitadas para un avance político por
mente de su tendencia política, recurrieron a parte de una clase media urbana que crecía len-

7 Ejemplos incluyen Isidoro Alonso, La Iglesia en América Latina, Fribourg, 1964, y Alonso et al., La Iglesia en
Venezuela y Ecuador, Bogotá, 1962.
8 Para una introducción a la historia de Colombia, ver David Bushnell, The Making of Modern Colombia. A Nation in
Spite of Itself, Berkely, CA, 1993. Otras introducciones incluyen Malcolm Deas, “Colombia, Ecuador and Venezuela,
1880-1930”, en Leslie Bethell (ed.), Cambridge History of Latin America, Vol. V, c. 1870-1930, Cambridge, 1986, pp.
41-64, y Christopher Abel y Marco Palacios, “Colombia, 1930-1958” y “Colombia Since 1958”, en: Ídem., Vol. VIII,
Spanish South America 1930 to the Present, Cambridge, 1991, pp. 587-628 y pp. 629-687, respectivamente. La
fragilidad del Estado con respecto a la violencia está convenientemente reexaminada en Charles Bergquist,
Gonzalo Sánchez y Roberto Peñaranda (eds.), Violence in Colombia. The Contemporary Crisis in Historical Perspective,
Wilmington, DE, 1992.
tamente y también una participación política res- La fragmentación y el debilitamiento del Esta-
tringida multiclasista como un requisito para do colombiano eran totalmente visibles en prác-
una estabilidad política. Empezando por un Esta- ticamente todas las actividades. Las iniciativas del
do que se presume obediente de la ley y una gobierno central podían ser anuladas a nivel lo-
oposición leal, el Partido Liberal se dividía entre cal y regional, porque las autoridades locales y
intervencionistas colectivistas e individuos no regionales gozaban de amplios medios de deci-
intervencionistas. Muy fraccionado y profunda- sión en lo referente al orden público y a las
mente indisciplinado, el Partido Liberal se con- obras públicas. El impacto estatal variaba consi-
virtió en un virtuoso de negociaciones y derablemente según la empresa, la región o el
compromisos. Percibía al sector público de la punto divisorio entre la zona urbana y la rural;
educación como esencial para el cambio social, su competencia y eficacia para mantener el or-
el desarrollo económico y la evolución de las vir- den fueron realmente reducidos debido al secta-
tudes cívicas. rismo dentro de la Policía Nacional, e incluso, se
Por el contrario, los conservadores pusieron detectó un Cuerpo de Policía Nacional exclusiva-
mucho énfasis en el orden, la disciplina y la au- mente conservador en municipios de tendencia
toridad. Si los liberales percibían la ley como política liberal a principios de los años 1950
un instrumento por medio del cual se generaría como una fuerza de ocupación. Por otra parte, la
un consenso de que se podía asegurar el orden, intención del régimen conservador de politizar
los conservadores veían la ley como un instru- la policía y usarla como un instrumento partida-
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mento para asegurar el cumplimiento y la impo- rio debilitó aún más la credibilidad del Estado,
sición del orden. Aunque que era en su mayoría confirmándole a los liberales radicales su percep-
anticolectivista, existía sin embargo una corrien- ción de que el Estado era una fuerza foránea, un
te fuerte de paternalismo dentro del Partido instrumento de una oligarquía “desordenada”
Conservador influenciado por el pensamiento contra un pueblo virtuoso. Mientras que el régi-
social-demócrata, especialmente las encíclicas so- men conservador abandonaba la perspectiva li-
[8] ciales de los papas León XIII y Pío XI. Conside- beral de que el Estado es el que debe actuar
rándose a sí mismo como protector del como conciliador y árbitro entre los empleados y
catolicismo romano y viendo el catolicismo como empleadores tanto urbanos como rurales, los li-
el ingrediente central de una identidad nacional, berales respondían al descontento rural con algo
el Partido Conservador generalmente resaltaba de intervencionismo paliativo, y al descontento
la devolución de responsabilidades para la urbano estimulando la formación de agremia-
provisión de educación al sector privado, espe- ciones comerciales; los conservadores interpreta-
cialmente la Iglesia católica, y a la iniciativa re- ban los dos como simples asuntos de orden
gional y municipal. Los conservadores discutían público y algunos respondían brutalmente.
sobre cuánto debían guiarse por formulas Mientras Colombia se debatía entre la no
semidemocráticas y autoritarias. Una facción se gobernabilidad y la descomposición política (la
refería a Burke y a las encíclicas sociales, y aco- violencia) entre los años 1948 y 1953, el tema re-
gía lazos más estrechos con los Estados Unidos ligioso se fortalecía.
por medio del sector cafetero y del estableci-
miento de empresas comunes con firmas inter- E N F R E N TA M I E N TO S C AT Ó L I C O S E
nacionales de los sectores manufactureros y I N C U R S I O N E S P R O T E S TA N T E S
mineros. La otra se refería al catolicismo autori- La Iglesia católica colombiana de mediados
tario que dominaba en España y doctrinas de del siglo xx debe ser entendida principalmente
hispanidad y panhispanidad, y argumentaba, en términos nacionales. Aún en la década de
por lo menos desde la oposición, que una po- 1890, el mito católico-conservador del último
breza autónoma era preferible a la degradación medio siglo de gobierno español colonial como
asociada a la infiltración “anglosajona”. Durante una era dorada del orden, la jerarquía y la pros-
la Segunda Guerra Mundial, los conservadores peridad permaneció muy fuerte; y en intervalos
autoritarios, algunos de los cuales se autodeno- hasta los años cincuenta, los propagandistas cató-
minaban falangistas asociados a la legación es- licos se referían a la Conquista como un período
pañola, civiles y militares con liderazgo clerical, en el cual el valor de los misioneros abnegados
habían sido vinculados con el tráfico de armas aún prevalecía, y cuyo espíritu debía ser acogido
ilegal para desestabilizar y derrocar el régimen y retomado por las nuevas generaciones. Entre
liberal. tanto, un sistema estatal independiente se en-
estudios
contraba en continua formación a partir de los dad política, el orden moral, una formación selec-
años 1820, y hacia principios de los años 1940 ta y una instrucción pública. La Iglesia sería, cier-
emergieron dos percepciones fuertemente con- tamente, un modelo para el resto de la sociedad.
tradictorias del papel de la religión dentro del La Iglesia católica colombiana sufrió en los
Estado. Mientras que el conservatismo acogía años 1940 una profunda división interna agrava-
una gama de opiniones que variaba entre aspec- da por la rivalidad entre los obispos de carrera y
tos como el catolicismo como religión oficial es- una competencia mal encarada debido a la in-
tablecida por el Estado, el cual era autónomo fluencia de las diferentes órdenes religiosas. El
excepto en asuntos que se referían a la fe y la punto principal de la disputa era la posición que
moral, y una defensa beligerante de un Estado la Iglesia católica debía adoptar frente al gobier-
teocrático en el cual la Iglesia sería Todopodero- no reformista liberal que asumió el poder en
sa, los conservadores compartían una percep- 1930. Una facción católica, liderada por el en-
ción de la religión como parte indispensable tonces arzobispo primado de Bogotá, monseñor
para gobernar. Por el contrario, los liberales Ismael Perdomo, se guiaba por la posición adop-
veían la religión como un ente separado del Es- tada por el papa Pío XI y el Vaticano, que decía
tado, y las fracciones más moderadas y pragmáti- que en un mundo en el cual el comunismo y el
cas pedían una Iglesia autónoma no establecida nazismo eran graves retos para la Iglesia católica,
que trabajase armoniosamente con un Estado au- debían hacerse intentos continuos de reconcilia-
tónomo, mientras que los grupos radicales pre- ción entre los liberales, en especial los liberales

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sionaban por un Estado vigoroso y anticlerical, y católicos practicantes, el desarrollo de la educa-
más aún, por la constitución de un Estado ateo. ción laica no debería ser desalentado siempre y
Estos debates han sido vistos por algunos histo- cuando los inspectores escolares, los maestros y
riadores como el hecho más importante para po- los currículos no estuvieran influidos por el ateís-
der explicar la cantidad y frecuencia de las mo y la masonería. La facción rival, liderada por
guerras civiles y de los disturbios durante el siglo el arzobispo adjunto, monseñor Juan Manuel
xix en Colombia y en México, Ecuador y Perú. González Arbeláez, que seguía la tradición del [9]
La derrota de los liberales durante la última de las papa Pío IX y del Concilio Vaticano Primero,
guerras civiles en 1902, combinada con la relati- acusó al liberalismo de ser un pecador inheren-
va tardanza, según los estándares latinoamerica- te, y acogió embelesado la victoria del franquis-
nos, de la adhesión de Colombia a la economía mo en la guerra civil española. Fastidiado por la
internacional, le permitió el fortalecimiento a provocación anticlerical y confrontado por las re-
elementos autoritarios en las zonas andinas más formas de la educación laica y la intención de los
pobladas. Proclamando a voz en cuello el estable- liberales de suprimir el nombre de Dios del
cimiento de un reducto de un catolicismo verda- preámbulo de la Constitución Colombiana, la
dero basado en la teología de la Contrarreforma derecha radical amenazó a la república liberal
y del Concilio Vaticano Primero, los católicos au- con una insurrección cuasi nacional en 1935.
toritarios argumentaban que la pureza de la reli- Debido a que los obispos radicales y sus aliados
gión, combinada con la pureza de la lengua de las diferentes órdenes religiosas eran podero-
castellana, daba forma a un nacionalismo colom- sos en los compromisos religiosos de la mayoría
biano, no contaminada por el imperialismo pro- de los católicos, una insurrección del clero co-
testante de los Estados Unidos como en Cuba, lombiano constituía la amenaza más seria para la
Puerto Rico y Panamá, ni por el socialismo, ni estabilidad del régimen liberal. Una guerra entre
por la anarquía y el comunismo que ganaban te- el clero y los anticlericales, más perjudicial que
rreno en Argentina, Chile y Brasil. Colombia se la revuelta Cristero en México, fue impedida úni-
destacó como una espléndida fortaleza belige- camente por una determinación de los grupos
rante de una devoción inquebrantable hacia la moderados del gobierno, la Iglesia, el Partido
versión tradicional del catolicismo. Estas actitu- Conservador e intereses de la clase acaudalada
des fueron reforzadas por el toque de clérigos para contrarrestar a las facciones beligerantes de
europeos importantes, por refugiados de la lu- ambos lados.
cha cultural alemana y de las guerras carlistas es- La temperatura política había bajado, pero la
pañolas con aspiraciones de un Estado teocrático tensión entre las diferentes facciones católicas
no satisfechas. Ellos sostenían que el estado tenía aún permanecía. Un pequeño escándalo propor-
necesidad de una iglesia (y no al contrario) cionó una oportunidad para trasladar a González
como agente principal para asumir una autori- Arbeláez a la arquidiócesis lejana de Popayán en
el sur-occidente. Pero un debate sobre la reforma creencia local de que eran curanderos eficaces.
del Concordato en los años 1942 y 1943 reabrió La literatura protestante tenía el atractivo de la
las heridas. El líder de la oposición conservadora, fruta prohibida y, sobre todo, el protestantismo
Laureano Gómez, manipuló la hostilidad del ala proporcionaba un medio para expresar la pro-
derecha católica hacia la reforma del Concordato testa social y daba un sentimiento de comunidad
negociada por el gobierno liberal, y que estaba re- para los marginados y desterrados sin forzarlos a
presentada en el Vaticano por un destacado ma- renunciar al simbolismo cristiano.
són y ex ministro de Educación, Darío Echandía. Durante la Segunda Guerra Mundial, la prio-
La derecha radical, argumentando que mientras ridad principal de los ministros estadounidenses
el papa Pío XII se encontraba atrapado en el Vati- era impedir una penetración de Axis y promover
cano por la Segunda Guerra Mundial y se le nega- las buenas relaciones en el hemisferio. Los go-
ba información crucial por parte de los liberales biernos liberales de los presidentes Eduardo San-
conspiradores, atizaba la oposición que amenaza- tos (1938-1942) y Alfonso López Pumarejo
ba nuevamente con desestabilizar el gobierno. El (1934-1938 y 1942-1945) eran señalados por los
debate entre el clero se volvía más álgido, pro- diplomáticos británicos y estadounidenses como
longado y repetitivo. El papa Pío XII ordenó el unos de los más confiables y no beligerantes en
silencio de todos los católicos, pero no se hizo Latinoamérica. Su cooperación era escogida y
efectivo sino en la segunda vez que lo ordenó. asegurada en áreas tan diversas como la produc-
Después del debate sobre el Concordato, ción y exportación de petróleo y minerales estra-
análısıs polítıco nº 50

monseñor Perdomo buscó desesperadamente tégicos, la expropiación de propiedades


razones para mantener unido al episcopado. nacionales clave y la modernización del Ejército
Los temas sobre el protestantismo y el comunis- y la Policía Nacional; igualmente, un arreglo
mo resultaron muy convenientes. Ambos eran amistoso de las diferencias sobre las cuotas cafe-
tangibles y podían discutirse como irrelevantes9. teras fue incorporado en el Acuerdo Internacio-
Desde el período posterior a la Independen- nal Cafetero de 194010. Por eso los ministros
[10] cia, las iglesias anglicana y episcopal que servían estadounidenses tenían pocas razones para que-
a los diplomáticos, comerciantes extranjeros –y jarse de la posición oficial colombiana, y estaban
más tarde a los empleados extranjeros de firmas ansiosos de que los misioneros protestantes esta-
internacionales–, gozaban de un amplio grado dounidenses no incitaran a la oposición católica
de tolerancia, siempre y cuando no hicieran pro- y a la vez avergonzaran a los gobiernos colombia-
selitismo entre los latinoamericanos. El régimen nos. El Departamento de Estado urgió a su em-
liberal después de 1930 demostró ser más con- bajada para que tomara medidas discretas para
descendiente con el protestantismo que sus pre- desestimular la promoción del anticatolicismo,
decesores conservadores. No acogía a las pero rechazaban la sugerencia de que se les ne-
misiones protestantes con entusiasmo, pero tam- gara la obtención de un pasaporte a los misione-
poco las obstaculizaba. En consecuencia, el nú- ros o que sus peticiones fuesen cuidadosamente
mero de misioneros protestantes en Colombia examinadas, aun cuando el número de aquellos
casi se triplicó entre los años 1929 y 1938; había comprometidos con actividades de trabajo socio-
tres periódicos protestantes en 1938; 810 niños educativo aumentó de cuatro o cinco a 25 entre
iban a colegios protestantes y judíos en 1940. el mes de septiembre a octubre de 1942 y se con-
Auto-proclamándose como los principales tinuó incrementando. Un comité informal de
enemigos del comunismo en Latinoamérica, al- protestantes de diferentes denominaciones esta-
gunos misioneros protestantes acusaron al clero blecido en 1937 como un cuerpo de ministros
católico de mantener a los religiosos en un esta- protestantes para el intercambio de información,
do de pobreza, ignorancia y fanatismo dentro de actividad coordinada y planes que eran consi-
del cual podría florecer el comunismo. A princi- derados para la cooperación activa, había
pio de los años 1940 las denominaciones protes- colapsado en 1940, de manera que no existía un
tantes tuvieron un éxito creciente porque comité al cual la embajada estadounidense le pu-
algunos de sus predicadores establecieron la diera expresar sus puntos de vista cuando surgie-

9 Christopher Abel, Iglesia, partidos y política en Colombia 1886-1953, Bogotá, 1987. Ana María Bidegaín de Urán,
Iglesia, pueblo y política. Un estudio de conflictos de intereses, 1930-1955, Bogotá, 1993.
10 David Bushnell, Eduardo Santos and The Good Neighbor, Gainsville, FL, 1967; Marco Palacios, Coffee In Colombia.
1850-1970. An Economic, Social and Political History, Cambridge, 1980, esp. pp. 223-224.
estudios
ron problemas en 1942. La embajada se lamentó introducida en nuestro país para traicionar a
de la ausencia de una voz colectiva para los pro- nuestra patria y prepararla para ser conquistada,
testantes estadounidenses en Colombia, pero es- minando una de sus bases maléficas y obedecien-
taba ansiosa de no involucrarse en recrear el do órdenes de aquel que se apoderó de Panamá,
comité para no ser identificado públicamente la porción más valiosa de nuestro territorio.
con el mismo11.
Sucesos en Cali y Bogotá en 1942-1943 indi- La referencia a Panamá fue parte de un es-
caban que una restringida relación entre la em- fuerzo para revivir memorias lejanas del papel de
bajada estadounidense y algunos misioneros los Estados Unidos al eliminar a Panamá de Co-
protestantes de esa nacionalidad podría surgir en lombia y crear impuestos en el año de 1903 para
áreas donde, en palabras del ministro estadouni- así establecer un Estado cliente. Estos sentimien-
dense Arthur Bliss Lane: “...posteriores incursiones tos se encontraban latentes desde que Washing-
de misioneros protestantes bien intencionados ton había indemnizado a Colombia en 1923.
puede la ser causa del resentimiento por parte de Pan-hispanistas, como Jordán, influidos por las
la población local hacia los Estados Unidos”. tradiciones clericales nacionales de la España
Como se pensaba que el culto a la Virgen María franquista y por el recuerdo de que un régimen
era la divergencia entre el protestantismo y el ca- conservador, y no liberal, había sido humillado
tolicismo, un misionero de la Misión Protestante por el expansionismo agresivo del presidente
de Cumberland aprovechó en abril de 1942 la Teodoro Roosevelt, llamado “Palo Grande”, rela-

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presencia del Congreso Mariano Nacional, ante- cionó a los protestantes con el imperialismo con
cesor de la Conferencia Episcopal, para poner el objeto de desacreditar el panamericanismo.
en circulación durante la misa celebrada por el Argumentando que una continúa penetración
nuncio apostólico, un panfleto impreso en Bogo- de los Estados Unidos podía ser identificada des-
tá titulado “Gratificación”. Éste ofrecía pagos en de los puros comienzos del siglo xx, los propa-
dinero efectivo a los lectores que pudiesen citar gandistas de derecha promovieron el punto de
textos bíblicos que pudieran contener oraciones vista de que la actividad protestante formaba par- [11]
a la Virgen María, e invitaba a los lectores a acu- te de una porción más amplia de una conducta
dir a la Iglesia evangélica en Cali. El cónsul esta- estadounidense de la Segunda Guerra Mundial,
dounidense en Cali, expresando su temor de que la cual incluía una interrupción de la economía
propagandistas a favor de Axis utilizaran el pan- colombiana, el desplazamiento de socios de im-
fleto para atacar el panamericanismo, ordenó portación y exportación europeos y la imposi-
que no se imprimiesen más panfletos hasta que ción de una herencia cultural extranjera,
el congreso no hubiese terminado. especialmente por medio de las películas. De he-
Estos hechos tuvieron una secuela en el mis- cho, para las facciones católicas conservadoras la
mo mes en Bogotá, donde mujeres católicas fue- libertad de culto era un disfraz velado para la ex-
ron movilizadas para protestar contra la pansión protestante estadounidense. Sintiéndose
propaganda protestante y los insultos a la ima- triunfantes y belicosos luego del triunfo de Fran-
gen de Nuestra Señora de los Remedios. Hablan- co sobre la Segunda República española, los ca-
do en una de las principales iglesias, un tólicos de derecha veían al protestantismo no
sacerdote católico inconforme y un predicador solamente como una herramienta del imperialis-
eclesiástico de moda, el padre Daniel Jordán, se mo, sino también, mientras que los Estados Uni-
pronunciaron ferozmente contra las denuncias dos y la Unión Soviética eran coagresores
protestantes hacia el culto a la Virgen María: durante la Segunda Guerra Mundial, como fac-
tor de disolución social que favorecía la entrada
Como la Virgen María, de acuerdo con la eucaris- del comunismo12.
tía augusta, es el más sagrado y preciado tesoro Un anuncio oficial de Madrid en 1942 sobre
de la religión católica, el protestantismo la ataca el envío de varios misioneros católicos (“trabaja-
con furia –el protestantismo, una secta falta de dores religiosos”) que serían enviados por Espa-
madre, concebida por apóstatas y corruptos e ña hacia Hispanoamérica, y especialmente a
Cuba, Centroamérica y Colombia, causó pre-

11 USA National Archives, Record Group 59 (en adelante RG. 59) 321.1163/10. Carta Nº 736, Lane, Bogotá, agosto
1 de 1942, al Secretario de Estado.
12 RG. 59 321.1163/8, Carta Nº 117, Lane, Bogotá, 10 de mayo de 1942, al Secretario de Estado y adjuntos.
ocupación por la penetración de la “quinta co- la Misión Luterana Evangélica Colombiana de
lumna” tanto en la prensa liberal como en el Sudamérica, la Misión Metodista de Wesleyana,
Departamento de Estado. Ya se había informa- la Alianza Cristiana y Misionera, la Sociedad Bí-
do al respecto en 1941-1942 que tanto la Iglesia blica Británica y Extranjera, la Misión de Pen-
presbiteriana de Cumberland, con sede en tecostés de Sogamoso y una hermandad
Richmond, Kentucky, como las iglesias misionera de Plymouth. Las misiones eran de
estándares de “Biblia abierta” con sede en Des organización variada; algunas estaban controla-
Moines en Iowa, estaban enviando misioneros das por organizaciones establecidas en los Es-
nuevos a Colombia. Basado en las sugerencias tados Unidos; otras tenían solamente una
del doctor Edward G. Seel de la Iglesia protes- organización nominal en ese país y actuaban in-
tante Union Church de Bogotá, cuya actitud ob- dependientemente en el terreno, y algunas ve-
jetiva no dejaba nada que desear y quien ces había grupos itinerantes con un respaldo
lamentó la impresión adversa causada por algu- económico, que actuaban en nombre del Espíri-
nas facciones entre los protestantes, el ministro tu Santo13.
estadounidense para Colombia, Arthur Bliss Un tipo diferente de presión de la Iglesia ca-
Lane, convocó una reunión con los misioneros tólica colombiana provino de un comité, el cual,
protestantes. Lane y Bliss compartían una mis- en una carta dirigida al señor Frank (¡ataque!)
ma preocupación de que los mejores represen- D. Roosevelt, destacaba la necesidad de una polí-
tantes debían ser enviados a Colombia por tica de vecinos, y manifestaba su preocupación
análısıs polítıco nº 50

parte de sus organizaciones. En su reunión con por el posible deterioro de las relaciones cordia-
los misioneros, Lane hizo énfasis sobre la nece- les interamericanas, debido a la propaganda pro-
sidad de tener tacto para evitar fricciones, en testante y los ataques a los pontífices romanos, el
que la religión católica era constitucionalmente clero católico, las ideas e imágenes venerados
la religión oficial, y que la unión era necesaria por los fieles. “Nuestra gente...” continuaba la
frente a las actividades de Axis. Al preguntarle carta, “…ama su religión y está preparada para
[12] sobre un brote de violencia en la ciudad cafete- lanzar una defensa ilimitada de sus ideas religio-
ra de Manizales, en la cual los misioneros fue- sas”. La carta hacía alusión a un libro escrito por
ron apedreados y su casa prácticamente John D. White titulado La barrera de nuestra políti-
destruida, Lane se dispuso a mitigar el temor de ca del buen vecino, que prevenía sobre el daño que
que la medida de protección dada a los ciuda- la propaganda protestante podía hacerle a la se-
danos norteamericanos variaba según su cargo. guridad del hemisferio en contra de los poderes
Él insistía en que todos los ciudadanos norte- de Axis14.
americanos que informaran con prontitud a la Incidentes de agitación y demostraciones
Embajada de que eran víctimas de maltrato te- anti-protestantes eran aislados pero preocu-
nían derecho a recibir protección. Sin embar- pantes, porque se llevaban a cabo en, por lo me-
go, condenaba la actitud poco inteligente e nos, siete departamentos de Colombia: Caldas,
incluso escandalosa asumida por un ministro Antioquia, Valle, Cundinamarca, Santander,
protestante en Cali que había ofendido a los ca- Cauca y Boyacá. Y cuando el significado de estos
tólicos en 1942. Treinta y un misioneros protes- sucesos era aumentado por los medios capitali-
tantes asistieron a la reunión. La lista de las nos, algunos de los cuales proclamaban la detec-
misiones pone en evidencia la diversidad y frag- ción de un patrón nacional, esta exageración
mentación de la actividad protestante: la Misión podría tener resonancia en gran parte del alti-
Presbiteriana de Cumberland, la Unión de Mi- plano. El patrón general resultante de 1942-
sioneros del Evangelio, la Misión Estándar de la 1943 era sacado de contexto por propagandistas
Biblia Abierta, la Misión de la Alianza Escandi- de ambos bandos, los cuales aumentaban su im-
nava, la Cruzada Evangelista Mundial, la Misión portancia y utilizaban cada incidente para ali-
Pentecostés, la Misión Indígena Suramericana, mentar la polémica.

13 El Espectador, marzo 6 de 1942, RG. 59 321.1163/3. Carta, Mamie Wilson, Junta de Misiones Extranjeras, Iglesia
Presbiteriana de Cumberland, Richmond, Kentuky, enero 13 de 1941, al Comité de Relaciones Exteriores,
Washington, 321.1163/4. Carta G. S. Crookes, Open Bible Standard Churches, Inc., Des Moines, Iowa, noviembre
16 de 1942, al Departamento de Estado, RG. 54 321.1163/6. Carta Nº 1459, Arthur Bliss Lane (confidencial)
Bogotá, enero 21 de 1943 al Secretario de Estado, Washington.
14 RG. 59. 321.1163/8. Carta del Comité Pro-fé, sin fecha, 1943.
estudios
Este patrón fue ilustrado por el carácter y la zación Mundial, una organización inglesa con
respuesta a un incidente en Fontibón, un pueblo sede en Pittsburg siguió adelante con el plan de
en las afueras de la capital, en el cual la propie- enviar más misioneros a Colombia. Además, un
dad de la Iglesia de la Unión del Tabernáculo de grupo de misioneros protestantes (siete
Cristo de Beaumont, Texas, fue apedreada y des- presbiterianos, dos metodistas, dos presbite-
truida. La policía no intervino en la violencia rianos de Cumberland y dos misioneros indepen-
que siguió a la decisión del ministro de convocar dientes) decidió establecer en Medellín una
a reuniones religiosas los sábados por la noche escuela para el estudio de la lengua castellana de
en un lote baldío que quedaba entre dos bares. misioneros protestantes bajo el pretexto de su
Lane le aconsejó al ministro que adaptara su clima moderado y su localización conveniente,
proselitismo a las costumbres del país y no se co- sin tener en cuenta que la ciudad era una forta-
locara en situaciones de las cuales surgirían ine- leza conservadora católica. Por otro lado, el nun-
vitablemente problemas debido a un exceso de cio apostólico se sintió obligado a expresar su
entusiasmo. La revista mensual jesuita de escasa pesar por una demostración entusiasta de apoyo
circulación, Revista Javeriana, comentó el inci- a una oración de un jesuita alabando virtudes ca-
dente, solamente para obtener una respuesta en- tólicas y condenando vigorosamente al protes-
cendida en un artículo en el periódico liberal de tantismo, lo cual sucedió en un programa de
mayor circulación, El Tiempo, de Bogotá, escrito discursos patrocinado por el nuncio, al cual ha-
por el hermano del dueño, el ex presidente San- bían sido invitados el cuerpo diplomático y el mi-

análısıs polítıco nº 50
tos, “Calibán”, un prestigioso columnista anti-cle- nistro de Relaciones Exteriores16.
rical que había sido excomulgado frecuente y Disturbios en Duitama, Boyacá, dirigidos en
ruidosamente. El artículo de “Calibán” impulsó contra de la misión luterana mantuvieron vivo el
un debate con el periódico conservador El Siglo debate. Según Lane, los sacerdotes católicos inci-
de Bogotá, del cual era copropietario Laureano taron a los disturbios; este suceso era más alar-
Gómez, y con El Pueblo de Medellín. Ahora algu- mante que sus predecesores porque los
nos sectores de la prensa conservadora acusaron a luteranos no violaban las leyes colombianas y no [13]
las misiones de formar parte de un ataque por podían ser acusados de provocar, ya que celebra-
parte del capitalismo y del imperialismo. ban sus servicios religiosos en recintos cerrados.
Las Biblias fueron rasgadas en pedazos y los
“Tierra de libertad, tierra de cristianos, no podemos muebles destruidos, y no se pudo restablecer el
tolerar aquello que nos confunde y debilita nuestra orden hasta que la policía fue enviada de Tunja,
moral, que nos prostituya en el campo religioso, la capital del departamento, y el pueblo vecino
que nos ve más o menos como infieles, y que nos de Paipa. El Siglo presentó una imagen distinta:
confunde con las tribus del África Central”. la policía liberal atacando a los católicos. Los dis-
turbios ocasionaron quejas de Perdomo contra la
Pocas cosas podían ofender más a aquellos práctica protestante de contratar amerindios
que decían ser herederos de una aristocracia ra- analfabetas o casi analfabetas para ejercer el pro-
cista hispano-católica tradicional que el ser con- selitismo entre sus seguidores. Lane sostuvo que
fundidos con los negros africanos “paganos”. la selección sin tacto y mala de algunos misione-
Durante una conversación privada con Lane, el ros por parte de sus superiores estadounidenses
presidente López y su ministro de Relaciones era en parte responsable de los continuos pro-
Exteriores atribuyeron estos problemas, espe- blemas, pero también culpaba la falta de toleran-
cialmente el incidente de Fontibón, directa- cia de algunos obispos17. Entre tanto, hacia
mente a Gómez, y también a elementos de la finales del año 1943, algunos protestantes creye-
derecha del clero que querían avergonzar al ar- ron que los obispos católicos hacían uso de la
zobispo Perdomo y al ala moderada de la Iglesia prioridad de política exterior estadounidense de
católica15. la seguridad hemisférica para conducir una cam-
Ninguno de los dos, ni la embajada ni los lí- paña para convencer a Washington que quitara
deres católicos tuvieron éxito en su llamado a la las misiones protestantes, y que los obispos esta-
moderación Por un lado, la Cruzada de Evangeli- ban animando a los laicos católicos para que pre-

15 RG. 59 321.1163/10. Carta Nº 2192, Lane, Bogotá, mayo 29 de 1943, al Secretario de Estado.
16 RG. 59 321.1163/10. Carta Nº 1026, Lane, Bogotá, octubre 22 de 1942, al Secretario de Estado.
17 RG. 59 321.1163/7. Carta Nº 1741, Lane, Bogotá, abril 27 de 1943, al Secretario de Estado y adjuntos.
guntaran por qué los misioneros protestantes en eclesiásticos trataron de tomar acciones preventi-
edad de prestar servicio militar, algunos de los vas en aquellos sitios donde, sin agentes
cuales habían sido reubicados de los países que moderadores, existía un peligro eminente de un
estaban en guerra, no estaban prestando servicio choque entre el protestantismo simple, cuyos mi-
militar activo. sioneros no veían las bases éticas de las costum-
Algunos obispos católicos fueron directos en bres católicas, e igualmente del catolicismo
sus críticas al protestantismo. El arzobispo Cres- intransigente. Después de que el presidente en-
po de Popayán tildó a los misioneros protestan- cargado Alberto Lleras Camargo (1945-1946)
tes como “Ministros... sin Dios ni conciencia...”. tuvo conversaciones confidenciales con el minis-
Otros notables eclesiásticos, como el arzobispo tro estadounidense donde le informó que los sen-
primado de Bogotá, Ismael Perdomo, fueron me- timientos anti-protestantes provenían del
nos severos. Él no dudó de la sinceridad de los departamento de Santander con el fin de aver-
misioneros, pero condenó sus “biblias falsas” y gonzar al gobierno liberal ante los ojos de los Es-
sus “panfletos especiosos”, y advirtió que el pro- tados Unidos, la embajada americana luchó para
testantismo, invadiendo una comunidad pura- desalentar la actividad misionera. El ministro esta-
mente católica, era una amenaza para las dounidense, Spruille Braden, importó un obispo
relaciones pacíficas entre Latinoamérica y los Es- católico de los Estados Unidos para recordar a los
tados Unidos. Los católicos de derecha resentían colombianos que los Estados Unidos no eran ex-
la transmisión radial de propaganda de emisoras clusivamente protestantes y para proyectar una
análısıs polítıco nº 50

protestantes del Ecuador. La inteligencia católi- imagen favorable. El sucesor de Braden, bajo el
ca, principalmente los jesuitas, poderosos en la pretexto de que los vuelos debían ser limitados
educación secundaria y superior, ya habían refor- durante la guerra, trató de reducir el número de
zado su armamento teológico con ideas corpora- permisos de salida de los misioneros estadouni-
tivas sacadas de la dictadura Salazar de Portugal denses; de 2.000 ciudadanos estadounidenses re-
y del régimen Dollfuss de Austria. Ellos argu- sidentes en Colombia en 1944, 200 eran
[14] mentaban que la democracia liberal era poco misioneros. Estas gestiones tenían poco efecto.
más que una farsa que servía de máscara para el Una protesta formal del nuncio apostólico solici-
privilegio arcaico, y que el sistema político se de- taba que en las zonas periféricas de las misiones –
bería reorganizar de forma que los paterfamilias las áreas selváticas poco pobladas– el gobierno, la
y grupos de interés tuvieran la representación en educación, la beneficencia y la catequización de
lugar de particulares. También respondieron al los amerindios fuera confiada a concordatos suce-
reto protestante emitiendo panfletos diseñados sivos de las órdenes religiosas católicas, tales como
tanto para mostrar los errores litúrgicos y los capuchinos españoles, confirmando los temo-
doctrinales del protestantismo, como para explo- res de persecución de los protestantes19.
tar casos de propaganda protestante tosca18. El problema no tuvo solución mientras una
Un denuncio colectivo del protestantismo fue versión franquista intransigente del catolicismo
oportuno para unir al episcopado católico en su adquiría impulso. Sus representantes no querían
conferencia nacional en 1943. Pero la censura tener trato con el liberalismo y rechazaban cual-
episcopal fue entendida en algunos sitios como quier oferta y compromiso como si fuera eviden-
equivalente a la aprobación de acciones represivas cia de retroceso; proclamaron modernismo en
contra los protestantes. Diplomáticos, civiles y todas sus formas, consideraron incluso a un gre-

18 Ver Kenneth G. Grubb, The Northern Republics of South America. Review of Ten Years Evangelical Progress, Londres,
1938, p. 6; Anuario General de Estadística 1940, Bogotá, 1940, p. 235; Norman P. Grubb, Mountain-movers -A Work of
Faith in Colombia, Londres, 1943, esp. pp. 12-13; Kenneth G., Colombia por un sacerdote católico convertido del
protestantismo, Bogotá, 1958, p. 14; Epístola pastoral “Sobre el protestantismo´, noviembre 4 de 1930, reeditado en
Los cien pastorales del Excmo. y Rvdmo. Sr. DD. Maximiliano Crespo promulgados durante el tiempo que ocupó la Sede
Arquiepiscopal de Popayán, Bogotá, 1942, pp. ii, 173-174; Ismael Perdomo, Estudio sobre la campaña y penetración
protestante en Colombia, Bogotá, n.d.; Mora Díaz, El clarín de la victoria, Tunja, 1942, pp. 25, 146, 192; El Cruzado,
Tunja, abril 19 de 1940; Eduardo Ospina, El protestantismo: su estado real a la luz de la historia y su doctrina a la luz de
la Biblia, Bogotá, 1942, pp. 18-20; Conflicto social creado en San Martín de Loba por el párroco Luis E. García, panfleto,
Magangué, 1940; El Siglo, mayo 26, diciembre 5 de 1940.
19 Foreign Relations of the United States. Diplomatic Paper 1945. The American Republics, Washington D.C., 1945, pp. vi. 80-
91; Oficina del Registro Público, London, FO 371/AS 4815/1301/1, septiembre 14 de 1944/Snow a Eden; D.S.
821.00/3440/8, marzo de 1944; 4176/ agosto 4 de 1944, Lane al Secretario de Estado.
estudios
mio católico como un subversivo en potencia y sión local de la Comuna parisina que requería
sensibilizaron los lazos jerárquicos de una socie- un reto contrario. Un corresponsal tejano envió
dad rural. El advenimiento al poder de una coali- un artículo de un misionero de Garagoa que ase-
ción gubernamental liderada por los guraba que la embajada estadounidense no les
conservadores animó las pretensiones teocráticas proporcionaba protección adecuada y describió
de los obispos derechistas para restablecer el esta- al gobierno de Estados Unidos casi como un
do privilegiado de la Iglesia católica que existió cómplice que doblegaba sus armas cuando pan-
antes del año 1930. El prospecto de transición de dillas de ebrios eran enviadas por los sacerdotes
una coalición a un régimen exclusivamente con- católicos en contra de los protestantes. “Son los
servador en 1950 fortaleció estas esperanzas. A católicos romanos y no los comunistas, como di-
medida que se acercaban las elecciones presiden- cen nuestros periódicos, quienes están agredien-
ciales de 1949, los obispos derechistas atizaban las do...” a los misioneros21. “Los católicos mataron
llamas de la violencia, dando instrucciones a los al gran líder liberal (Jorge Eliécer Gaitán) y el
clérigos de parroquia para amenazar a los votan- pueblo se alzó en armas... La gente de
tes liberales con maldiciones. Interpretando la Latinoamérica está tratando de liberarse del
guerra fría desde su propia perspectiva, estos obis- cruel yugo del romanismo... La ciudad apaga sus
pos derechistas argumentaban ferozmente que el luces y las pandillas de ebrios son enviadas y ani-
mundo estaba dividido entre Roma y Moscú; y, ob- madas por los sacerdotes a atacar las misiones”.
servando la historia, argüían que la batalla que Esto era claramente una perspectiva selectiva

análısıs polítıco nº 50
ellos luchaban era parte de la eterna batalla con- partisana, y aunque no había certeza de quién
tra los moros y jacobinos en la cual Dios había había matado a Gaitán, parecía que su asesino
sido confrontado con el mal. Ser protestante era era un fanático clerical. Pero no existía evidencia
ser liberal, y por consiguiente pecaba doblemente que concluyera que existía una conspiración de-
ante Dios y ante la patria20. rechista o católica, y grandes porciones de
Entre tanto, durante los primeros meses del Latinoamérica, por ejemplo el litoral caribe de
año 1948, los protestantes se enredaron nueva- Colombia habían sido apenas rozadas por el ca- [15]
mente en la violencia, cuando la misión de los tolicismo. En una línea similar, un corresponsal
Andes en Garagoa, Boyacá, fue destruida. La em- de Illinois le escribió al presidente Harry
bajada norteamericana anteriormente se encon- Truman pidiéndole ayuda:
traba bajo presión directa de los misioneros, y
ahora los aliados y superiores de las organizacio- “Estimado Presidente. Algo debe hacerse con
nes misioneras en los Estados Unidos se unían respecto a este asunto. Yo sé que usted fue criado
en una campaña orquestada de presión dirigida por una santa madre bautista y conoce el valor de
al gobierno federal de Washington. Incluso ha- la oración. Así que, asegúrese que el reverendo
bía peticiones de los protestantes para que se les Holden (el misionero de Garagoa) reciba protec-
permitiera tener una audiencia en la Novena ción... Que Dios lo bendiga y lo guíe”.
Conferencia Internacional de los Estados Ameri-
canos que tendría lugar en Bogotá en abril de Los diplomáticos, avergonzados, destacaron
1948. Corresponsales californianos con el gene- que la violencia de Garagoa era parte de un pa-
ral George C. Marshall, ministro de Asuntos Ex- trón más amplio de violencia en los departamen-
teriores, reclamaban que la policía estaba tos orientales de Boyacá y los santanderes, y que
obstruyendo la entrega a los misioneros de per- la misión luterana había desatendido el consejo
misos de residencia y documentos de de la embajada de mudarse a otro sitio porque
identificación. Después del “Bogotazo” los misio- pensaba que gozaba de la protección de oficiales
neros protestantes se quejaron de persecución liberales (exponiéndola a una identificación par-
cruel y despiadada por parte del clero conserva- tidaria clara en un área de violencia) y porque
dor, el cual veía la insurrección como una ver- tenía un centro de actividad fuerte en el densa-
20 Abel, Iglesia, partidos y política, Chs. 4, 5.
21 RG59 321.1163/3 - 1748 CS. Carta, Sr. y Sra. Herbert F. Putney, Loos, CA, marzo 17 de 1948, al Secretario de
Estado. RG. 59. 321.1163/5 - 2548. Carta, señora Arthur Yeaton, Foster Lumber Co. Retail Yard Division, Rexford,
Texas, mayo 25 de 1948, al Secretario de Estado y adjuntos.
22 RG. 59 321.1163/5 - 2248. Carta, L. Garvie Moore, Rentford, Illinois, mayo 22 de 1948, al presidente Harry S.
Truman. RG. 59 321.1163/5 - 1149. Carta LeRoy M. Kopp, Calvary Temple, Los Ángeles, abril 11 de 1949, al
Secretario de Estado y adjuntos.
mente poblado Valle de Tenza22. Una nueva ola ampliaba y el número de adherentes protestantes
de misioneros protestantes que entraba a Colom- aumentaba de casi 8.000 en 1948 a cerca de
bia tras la expulsión de extranjeros de China por 12.000 en 1953, el volumen de las quejas de los
los victoriosos insurgentes comunistas, era más católicos de que los protestantes estaban com-
moderada que la generación anterior. prometidos en una campaña anti-católica bien
Las nuevas oleadas de violencia anti-protestan- orquestada aumentaron sustancialmente. Los
te estaban dirigidas a grupos misioneros recién protestantes hablaban de la lapidación de sus
llegados que tenían poco conocimiento de las iglesias y casas, de que los magistrados rehusaban
condiciones colombianas, como los bautistas del realizar matrimonios civiles para confirmar su es-
sur y los adventistas del Séptimo Día. La embajada tado marital ante los ojos del Estado, de la
estadounidense, alegando que la violencia pre- confiscación de sus biblias y otra literatura, y de
electoral constituía una carga inaguantable sobre la interrupción en sus servicios religiosos por
las agencias encargadas de hacer cumplir las leyes, parte de sacerdotes que arengaban a los fieles y
recomendaron la evacuación temporal de las mi- la policía para que los intimidaran. Algunos pro-
siones, a pesar de que el gobierno les aseguró que testantes alegaban que se les negaba el trata-
el culto protestante podía continuar siempre y miento hospitalario en los pueblos pequeños
cuando se llevara a cabo en recintos cerrados. porque las enfermeras de las hermanas de la ca-
Mientras se sostuvo el punto de vista que ignoraba ridad los obligaban a confesarse a su llegada. Ca-
la participación en la violencia de agencias encar- tólicos de derecha contraatacaron y protestaron
análısıs polítıco nº 50

gadas de hacer cumplir la ley, la embajada mantu- contra una supuesta colaboración protestante
vo la cooperación del Ministerio de Relaciones con las guerrillas liberales durante “La Violen-
Exteriores, el cual, sin embargo, no ejercía una in- cia”, y una incursión protestante en una revuelta
fluencia directa sobre los eventos domésticos. Ha- de los amerindios en Tierradentro24.
cia julio de 1949 se registraron incidentes En 1951, los líderes protestantes mostraron a
anti-protestantes en los Llanos Orientales, Boyacá los diplomáticos británicos un optimismo cauteloso
[16] y Santander: la Iglesia presbiteriana de Dabeiba acerca de la reducción de la “persecución” luego
en Antioquia fue dinamitada; varias capillas de la de la toma de posesión del presidente Laureano
misión presbiteriana de Cumberland fueron des- Gómez, y que representaciones informales ante el
truidas en el Valle del Cauca, y la policía inspec- Ejecutivo colombiano y el Departamento de Estado
cionó los predios de la Misión Adventista del norteamericano habían tenido algunos efectos
Séptimo Día en Medellín y confiscó la propiedad beneficiosos. El doctor Stanley Rycroft de la junta
privada de un misionero, deteniéndolo por corto presbiteriana de misiones extranjeras aseguró que
tiempo en forma ilegal. había llegado a la conclusión, en las reuniones con
Los problemas causados a la embajada estado- más de cuarenta misioneros presbiterianos, de que
unidense por los misioneros que decidían operar la persecución había disminuido y que los ataques
en áreas fuera de un radio de impacto efectivo no tenían un patrón consistente y no eran pura-
del gobierno central fueron ilustradas por el mente religiosos. Él era optimista sobre el aumento
caso “El Secreto”: la estación misionera evangéli- de la asistencia en las iglesias y colegios protestan-
ca del Casanare, que quedaba tan lejos que no se tes. El reverendo Everett Gill, Jr., de la Convención
podía llegar a ella desde Bogotá sino por vía aé- de los bautistas del sur también expresó optimismo
rea, fue asediada por (presumiblemente) varios de que más misioneros estaban siendo enviados
cientos de asaltantes que obligaron a los trabajado- como profesores, doctores y enfermeros a las ciu-
res de la misión a adoptar una defensa de “vaque- dades (contrariamente a las actividades de la mayo-
ro”23. Mientras la cobertura del protestantismo se ría de las misiones protestantes anteriores) donde

23 RG. 59 321.1163/7 – 849. Carta Nº 440 (confidencial), Robert Newbegin, Chargé d’Affaires, Bogotá, julio 9 de
1949, al Secretario de Estado.
24 Boletín católico, Sibundoy año x no. 110, abril de 1947, p. 5; junio de 1947, p. 9; Benjamin Haddox, Sociedad y
religión en Colombia (Bogotá, 1965), pp. 42-44. Ver los escritos de un misionero protestante y secretario de la
Oficina de Información y Relaciones Públicas de la Confederación Evangélica de Colombia, James Goff, The
Persecution of Protestant Christians in Colombia 1948-1958. With an Investigation of its Backgoround and Causes, CIDCC
Sondeos Nº 23, Cuernavaca, México, 1968, (reedición de ThD Disertación, Seminario de San Francisco, 1965);
Pat Symes, Action Stations Colombia, Londres, 1955, p. 52; William C. Easton, Colombian Conflict, Londres, 1954;
Easton, Knights of the Colombian Way, Londres, 1959; Eduardo Ospina, Las sectas protestantes en Colombia. Breve reseña
histórica con un estudio especial de la llamada persecución religiosa, Bogotá, 1955; Semana, febrero 2 de 1952.
estudios
no hubo violencia en el último tiempo, se conti- Estado tenía la responsabilidad de representar
nuaba predicando en lugar de transmisiones radia- los intereses de sus compatriotas. En efecto, los
les y Gill no había sabido de “violencia sistemática” ministros estadounidenses en Bogotá hicieron
desde el ataque en el Valle del Cauca dos años repetidas insinuaciones a favor de los misione-
atrás25. ros, y obtuvieron la respuesta respetuosa de que,
El conflicto religioso tuvo dimensiones inter- en contexto de “La Violencia”, el gobierno no
nacionales durante un tiempo breve. La Confe- podía garantizar la seguridad de intrusos. A pe-
deración Evangélica de Colombia, a la cual sar de la intervención diplomática, se le ordenó
pertenecían todos los grupos activos de misione- al último programa radial protestante salir del
ros protestantes, intentó crear un frente unido aire en 1953. El debate se propagó momentá-
contra el gobierno y la Iglesia católica. La Confe- neamente a Europa. Después de que hubo pre-
deración mantuvo el conflicto sofocante en guntas en la Casa de los Comunes acerca de
1952-1953 redactando una lista mensual del nú- ataques contra misioneros británicos, la Socie-
mero de mártires que fue entregada a la prensa dad Católica de la Verdad intercedió en contra
norteamericana y estaba diseñada para avergon- de la “indignación selectiva”. El Consistorio de
zar el gobierno conservador autoritario de Ginebra protestó por el trato dado a los protes-
Gómez y del designado presidencial Roberto tantes. El vocero del Vaticano L”Osservatore Roma-
Urdaneta Arbeláez (1950-1953). Éstos eran ya no rechazó repentinamente las protestas de los
sujetos a críticas por parte de los Estados Unidos protestantes aduciendo que eran propaganda

análısıs polítıco nº 50
como resultado de una propaganda liberal. Algu- falsa y tendenciosa26.
nos católicos de los Estados Unidos, dudando de Si los diplomáticos estadounidenses eran a ve-
la validez y autenticidad de la propaganda pro- ces cortantes en sus críticas a los misioneros pro-
testante, reclamaban que los reportes de la Con- testantes en 1940, sus colegas británicos también
federación Evangélica habían sido publicados fueron muy severos en 1950. En 1960, los britá-
precipitadamente sin dar tiempo a que ni el Esta- nicos reportaron que un boletín con amplia cir-
do colombiano ni la Iglesia católica pudiesen dar culación en los Estados Unidos, el Reino Unido y [17]
respuesta a las acusaciones. Algunos católicos es- Canadá, escrito por J. Goff, rector del Colegio
tadounidenses estaban enfadados por la estri- Americano de Barranquilla y el secretario de
dencia de las críticas de los protestantes, y lo prensa de la Confederación Evangélica de Co-
vieron como un vocabulario de una campaña lombia, era responsable por la prensa violenta y
difamadora que se usaba en los Estados Unidos; la crítica pública del gobierno colombiano, por
esto avergonzó y confundió a los diplomáticos es- preguntas formuladas en el Congreso de los Es-
tadounidenses. Por un lado, se rehusaban a tados Unidos y el Parlamento británico, y tam-
antagonizar al gobierno de Gómez, el cual ofre- bién por el resentimiento de los colombianos
cía los términos más generosos a las inversiones sobre lo que se consideraba una campaña mali-
extranjeras en Latinoamérica y como un gesto ciosa y difamatoria. Las fuentes de los diplomáti-
propio envió tropas para unirse a las fuerzas de cos británicos insistían en que los reportes de
las Naciones Unidas en Corea. Más aún, la fac- Goff demostraban en algunas ocasiones ser
ción de Gómez estaba de acuerdo con las priori- garrafalmente erróneos. Informes de persecu-
dades de los burócratas liberales del ción circularon ampliamente después de la for-
Departamento de Estado, rompiendo con las ata- mación de la Confederación Evangélica
duras franquistas que tuvieron en la oposición. Colombiana militante en 1950, a las cuales las
Sin embargo, el personal del Departamento de iglesias anglicanas y episcopales (que no hacían

25 Oficina de Registro Público Londres/FO. 371/908/8. Memo, “The Present Situation in Colombia”, noviembre 29
de 1951, Richard M. Fagley a Kenneth G. Grubb.
26 New York Times, marzo 4 y 23, abril 2 y 20, mayo 28, junio 7, julio 6 de 1952, enero 23, 27 y 30, febrero 4 y 18,
mayo 23 de 1953; Christian Science Monitor, febrero 9 de 1953; República de Colombia, Conferencia del señor
doctor Alfredo Vásquez Carrizosa, ministro encargado de Relaciones Exteriores... El 20 de agosto de 1952, Bogotá,
1952, p. 18; Hermana Suzanne Dailey, “United States Reactions to the Persecution of Protestants in Colombia
During the 1950s”, Saint Louis University, Tesis para optar por el titulo de PhD, 1971, pp. 105, 198-201.
Schweizerische Evangelische Pressedienst, Zurich, enero 14 y 21, febrero 18, mayo 6 y 13 de 1953; Manchester
Guardian, mayo 5 y 12 de 1953; Michael Derrick, Spain and Colombia -The Position of Protestants, Londres, 1955, p. 8;
L”Osservatore Romano, julio 17 de 1952; Cornelia Buller Flora, “Mobilizing the Masses: The Sacred and the Secular
in Colombia”, Columbia University, Tesis para optar por el título de PhD, 1970, p. 31.
más que servir a las congregaciones extranjeras) cos católicos involucrados en actos violentos.
y la Iglesia luterana no quisieron unirse, y se con- Una campaña anti-protestante que empezó
trató a Goff para que presentara su caso ante la como un expediente para sanear la división en-
opinión pública estadounidense y británica. Mu- tre los obispos, se salió del control de sus
chos protestantes fueron maltratados durante instigadores.
“La Violencia” y algunos (Goff hablaba de un La decisión de los principales partidos de for-
total de 1.216) fueron asesinados. Sin embargo, mar una coalición gubernamental luego de un
había razón, de acuerdo con diplomáticos britá- régimen militar (1953-1958) no pudo poner fin
nicos, que creían que fueron víctimas porque a “La Violencia”, pero precipitó un cambio
estaban alineados con los liberales (como opo- definitivo en su carácter. Mientras en 1948 las
sitores de una alianza católica-conservadora) y principales características de actos violentos eran
no porque fueran protestantes. Las causas prin- intra-clase y de tipo guerrillero, para principios
cipales de incidentes anti-protestantes eran aho- de los años 1960 los actos violentos entre clases
ra: la envidia de los católicos al comparar la sociales aumentaron y los actos violentos entre
riqueza de los pastores protestantes y su uso de partidos políticos tradicionales casi desaparecie-
bienes materiales para atraer conversos y pro- ron. Para entonces las circunstancias eran en
testantes27. cuatro aspectos propicias para dar fin a la violen-
El fanatismo no caritativo desplegado por am- cia contra los protestantes. Primero, la Iglesia ca-
bas partes era notorio. Sobrepasado por un celo tólica era partidaria del acuerdo bipartidista de
análısıs polítıco nº 50

proselitista, los misioneros protestantes eran in- 1958 y hasta sus obispos derechistas moderaron
conscientes de “La Violencia”, y actuaban como su lenguaje, aceptando el hecho de que durante
si estuvieran trabajando en un entorno normal la guerra fría los católicos y los liberales tenían
misionero. Ningún gobierno central poseía los un adversario común. Ciertamente el lenguaje
recursos para garantizarles que estuvieran libres franquista fue desplazado mayormente por un
de sufrir actos de violencia. Los catálogos de inci- catolicismo social que acomodaba la mayoría de
[18] dentes violentos y declaraciones anti-protestantes los aspectos de una versión más colectiva del li-
airadas provenientes de católicos destacados no beralismo y se adaptaba a la incipiente urbaniza-
incrementaron las denuncias de “persecución ción; argumentaban que, si se daba una respuesta
sistemática” hechas por publicistas protestantes. efectiva a la izquierda secular, los patrones tradi-
La confusión caleidoscópica de “La Violencia” cionales de la caridad tenían que ser racionaliza-
sugería completamente lo contrario: que una ac- dos y complementados por políticas sociales
tividad represiva no coordinada no podía ser fre- efectivas. Segundo, muchos ex gaitanistas fueron
nada como consecuencia de la fragilidad de la reabsorbidos por los ideales políticos, y su hostili-
maquinaria estatal y su fraccionamiento en gran dad hacia los católicos conservadores enmudeció.
parte del país. Si bien el gobierno tenía la volun- Tercero, el presidente de la coalición Alberto
tad de sofocar la violencia en contra de los pro- Lleras Camargo (1958-1962), un cercano aliado
testantes, tampoco contaba con los medios para de la facción gobernante de Kennedy en Washing-
hacerlo. ton, fue inequívoca al condenar todas las persecu-
Los católicos manifestaron igualmente su in- ciones religiosas. Finalmente, la revolución
sensibilidad. El reto protestante nunca mostró cubana de 1959 unió a la mayoría de los católicos
ser una verdadera amenaza para la supremacía y protestantes en Colombia en contra de la iz-
católica. El Episcopado jamás lanzó una campa- quierda revolucionaria. A mediados y finales de
ña que no fuera ambigua para fortalecer la into- los años sesenta las hostilidades católico-protes-
lerancia religiosa. Tal acción era políticamente tantes fueron olvidadas en medio de nuevos y re-
imposible porque los obispos no ejercían control ñidos debates que lanzó a las instituciones
sobre las órdenes religiosas, y porque hubieran religiosas al desorden: el levantamiento que pre-
antagonizado a los obispos falangistas para los cipitó el Concilio Vaticano Segundo (1962-
cuales la tolerancia religiosa era en sí misma un 1965); el surgimiento de los radicales y,
anatema. En consecuencia, los obispos católicos brevemente, de la izquierda católica revoluciona-
fueron objeto de acusaciones de proteger en ex- ria liderada, hasta su muerte en una acción ar-
ceso a los sacerdotes de las parroquias y a los lai- mada, por el padre Camilo Torres, y el debate de

27 FO 371/148372/194236. Memorando confidencial, “The Position of the Catholic Church in


Colombia”, E. B. Howard, junio de 1960.
estudios
planificación familiar a finales de los años sesen- (Estados Unidos, CEE, Japón, etc.). Pero en
ta y los años setenta. A medida que progresaba el asuntos religiosos estos hechos casi nunca se pre-
diálogo ecuménico, las relaciones entre católicos sentaron, no solamente porque muchos grupos
y protestantes se volvieron más cordiales. protestantes eran autosuficientes financiera y
No cabía duda de que existía una división de organizacionalmente, sino porque ninguno –a
una cultura occidental no europea en Colombia, diferencia de algunas sectas guatemaltecas a
donde prevalecía un derivado de la cultura euro- finales de los años setenta y ochenta– estaba in-
pea. Lo que sí era un hecho en Colombia era fluido significativamente por enlaces de religión
que existía una percepción que reñía con lo que politizada en los Estados Unidos ejemplarizada
era una cultura occidental y lo que era de van- por la mayoría moral. La división católico-protes-
guardia. Para los misioneros protestantes, los po- tante, que nunca fue un asunto de mayor impor-
bres de Colombia tenían derecho a compartir los tancia en la política colombiana, fue eliminada
beneficios de la cultura occidental: alfabetiza- de la política nacional. Un asunto interesante,
ción, educación y salud moderna.El nacionalismo aunque secundario: esta división ilustraba el ais-
radicaba en el rechazo simultáneo y en la burla lamiento de Colombia de la corriente dominante
de la cultura norteamericana, afro-colombiana e de la política internacional y latinoamericana y
indígena-colombiana y en una exaltación racista el cuidado con el que los diplomáticos evitaban
de las tradiciones aristocráticas hispánicas. Para confundir el asunto religioso con otro, y para
los exponentes de los acuerdos de la coalición ellos existían asuntos más importantes tales

análısıs polítıco nº 50
después de 1958 el nacionalismo cultural consis- como la seguridad hemisférica, el libre comercio
tía en mantener las tradiciones nacionales mien- y un clima favorable para la inversión económica
tras se elegía entre las influencias externas extranjera.

FECHA DE RECEPCIÓN: 13/05/2003


FECHA DE APROBACIÓN: 18/06/2003

[19]
Las guerras civiles en la
era de la globalización:
nuevos conflictos y
nuevos paradigmas

al terminar la guerra fría, y dada la


nueva configuración de las relaciones internacio-
nales, ciertos analistas tuvieron por un tiempo la
esperanza un tanto mesiánica del logro de la paz
universal y de la constitución de un “nuevo orden
internacional”. Sin embargo, a mediados de los
nº 20-34

años noventa, esta esperanza se encontraba fuera


50

de lugar, y varios teóricos se esforzaban por dar


págs.

cuenta de la naturaleza perenne de ciertos conflic-


polítıco
2004:

tos, o del surgimiento de nuevas guerras. Tres co-


análısıs

rrientes tuvieron un impacto significativo en el


análısıs polítıco nº 50, Bogotá, enero-abril

debate intelectual y universitario. La primera se


encuentra bien ilustrada por las tesis del periodista
[20] Kaplan1 , o las de Enzensberger2 : la civilización es
Roland Marchal atacada por todas partes, por males múltiples, en-
Investigador del CNRS (CERI). tre los cuales, los más nocivos son, además de las
nuevas pandemias, el fundamentalismo y la violen-
Christine Messiant cia comunitaria. La segunda corriente se dio a co-
Investigadora del Centro de
nocer a través de los trabajos de Collier, y propone
Estudios Africanos de la Escuela de un análisis económico de los conflictos civiles, en
Altos Estudios de Ciencias Sociales. el que la depredación por parte de los rebeldes
desempeña el papel explicativo principal3 . La ter-
cera, y sin duda la más influyente antes del 11 de
septiembre de 20014 , estableció una diferencia
cualitativa entre las guerras antiguas y las moder-

1 Kaplan R. R., “The Coming Anarchy: How scarcity,


crime, overpopulation, tribalism and disease are
rapidly destroying the fabric of our planet”. En: The
Atlantic Monthly, febrero, 1994.
2 Enzensberger H. M. Civil Wars: from L.A. to Bosnia, New
York, Free Press, 1994.
3 Collier P. “Greed and grievance”. En Berdal M. et
Malone D. (eds.), Greed and Grievance: Economic
Agendas of Civil Wars, Boulder, Lynne Rienner, 2000.
Esta teoría ha sido criticada aquí mismo en Marchal R.
et Messiant C. “De l’avidité des rebelles. L’analyse
économique de la guerre civile selon Paul Collier”, en:
Critique internationale, N° 16, julio 2002, pp. 58-69.
4 Este artículo ha sido extraído, y parcialmente
ISSN 0121-4705

modificado, del texto “Une lecture symptomale de


quelques théorisations récentes des guerres civiles”,
Paris, CERI, 46 páginas multigr., 6 de marzo, 2001.
estudios
nas. Ésta se encuentra particularmente bien re- cuestión [...] Las políticas de identidad, por el
presentada por una respetable universitaria, contrario, son más bien fragmentadas, enfocadas
Mary Kaldor, a quien se dedica este artículo, así hacia el pasado, y exclusivas”8 . La misma oposi-
como por la posterior aparición –debida a con- ción se encuentra en los “analistas de los conflic-
vergencias de hecho entre estas corrientes tan di- tos posteriores a la Guerra Fría”: mientras que
ferentes– de una nueva y legítima problemática las antiguas guerras civiles se producían por cau-
sobre los conflictos, la cual nos parece intelec- sas bien definidas, impulsadas por una ideología
tualmente discutible, así como peligrosa por sus progresista de transformación política, basada en
implicaciones. la búsqueda del bien común, las nuevas son, en
Mary Kaldor se inspira mayormente en el caso el mejor de los casos (es decir, cuando no están
de Nagorny-Karabakh y de Bosnia en su obra simplemente desprovistas de toda ideología y de
New and Old Wars5 . Las características que le atri- todo proyecto), movilizaciones etno-nacionalis-
buye a las nuevas guerras –según ella, las que sur- tas. Estos autores les otorgan incluso las mismas
gieron después del principio de los ochenta con características que Mary Kaldor: fragmentadas,
la mundialización– se encuentran también en retrógradas y exclusivas. Para decirlo en sus pro-
otros autores que se han concentrado en el estu- pios términos, mientras que las antiguas guerras
dio de las rebeliones armadas surgidas en la peri- tenían lugar en el espíritu del cosmopolitismo,
feria del mundo (América Latina y Central, sur las nuevas lo hacen en nombre del particularis-
de Asia, África) pero que sitúan el corte histórico mo y del exclusivismo; la oposición entre univer-

análısıs polítıco nº 50
en el fin de la Guerra Fría. En nuestra lectura, salismo y fundamentalismo apunta entonces
seguiremos en forma global el razonamiento de hacia esta división entre los conflictos civiles anti-
Mary Kaldor, ya que ella es casi la única en cons- guos y nuevos.
truir una argumentación para basar este paradig- Guerras con y para la población versus violencia
ma, mientras que la mayoría de los demás contra la población. Mientras que las antiguas gue-
“teóricos de las nuevas guerras” no lo hacen y se rras se beneficiaban de un fuerte apoyo popular,
contentan a menudo con hacer vagas referencias las nuevas estarían desprovistas de éste, y no se [21]
a estos nuevos conflictos, o a los antiguos6 . preocuparían en lo más mínimo, además, por la
Las guerras de la era de la mundialización, se- población; se distinguirían, por el contrario, por
gún Mary Kaldor, así como aquellas posteriores a su violencia, a menudo extrema, en contra de los
1989 para los “analistas de los conflictos poste- civiles. Los métodos de las nuevas guerras se
riores a la Guerra Fría”7 , pueden oponerse a las constituirían, en efecto, en uno de sus signos dis-
antiguas guerras en tres planos diferentes. tintivos más flagrantes: por medio de una mezcla
Ideología versus identidad o vacío político. Las de técnicas de guerrilla y de contra-guerrilla, dan
nuevas guerras reposan fundamentalmente so- lugar a crímenes en masa, a desplazamientos for-
bre movilizaciones de identidad, en oposición a zados, etc. Mary Kaldor pone en oposición la
los fines ideológicos o geográficos de las anti- construcción de una nueva sociedad modelo en
guas. Mary Kaldor no niega, como lo hacen otros las zonas liberadas por los revolucionarios de
autores, el carácter político de dichas guerras otra, y la forma en que los nuevos actores de las
(de hecho, ella habla de identity politics –pero guerras establecen el control político por medio
opone dichas políticas a aquellas que se basan en del desplazamiento forzado de las poblaciones y
lo que ella llama las “ideas”: “Las políticas de las la eliminación de todos los obstáculos potencia-
ideas se basan en proyectos enfocados en el futu- les para su proyecto9 . De la misma forma, para
ro. Tienden a ser incluyentes, es decir, a incorpo- los “analistas de los conflictos posteriores a la
rar a todos aquellos que sostienen las ideas en Guerra Fría”, si la mayoría de los antiguos con-

5 Kaldor M., New and Old Wars. Organized Violence in a Global Era, Cambridge, Polity Press, 1999.
6 Kalyvas S. “ ‘New’ and ‘Old’ civil wars: Is the distinction valid?”, Paris, Colloque La guerre entre le local et le global.
Sociétés, États, systèmes, CERI, 29 y 30 de mayo 2000. Disponible en el sitio www.ceri-sciences-po.org y retomado en
P. Hassner y R. Marchal, La guerre entre le local et le global, Paris, Karthala, 2003, por aparecer.
7 En el resto del texto, las comillas se utilizarán para referirse a estas dos corrientes precisas.
8 Kaldor M., 1999, Ob. cit., pp. 77-78.
9 Ídem., p. 98: “Todos los demás deben eliminarse [...] Es por esto que el principal modo de control del territorio
no es el apoyo del pueblo, como en el caso de las guerras revolucionarias, sino el desplazamiento del pueblo: se
trata de deshacerse de todos aquellos que podrían convertirse en opositores”.
flictos civiles eran centralizados y disciplinados, y nar aquí la definición del diccionario Petit Robert:
si la violencia de las rebeliones se hallaba contro- “Dos conjuntos de síntomas, que si bien clara-
lada, los nuevos se caracterizarían por una vio- mente definidos, pueden observarse en diversos
lencia que es a la vez anómica y extrema, estados (patológicos) diferentes, y que por sí so-
ejercida menos contra los ejércitos enemigos y los no permiten determinar la causa y la natura-
más contra las poblaciones. leza [de la enfermedad]”.
La economía de las guerras: movilización de la pro-
ducción versus ilegalidad y saqueo. Según Mary ¿ S O N L A S N U E VA S G U E R R A S C I V I L E S TA N
Kaldor, el tipo de economía sería otro factor que D I F E R E N T E S D E L A S A N T I G UA S ?
pondría en oposición a las nuevas guerras y las an- Notemos en primer lugar que este paradigma
tiguas. La economía de las antiguas habría sido se ha establecido considerando las guerras que
más autártica y centralizada, mientras que la de se benefician del interés de la comunidad inter-
las nuevas es mundial, dispersa, transnacional, y nacional; corriendo el riesgo de dejar por fuera
moviliza a la vez el mercado negro, el saqueo, la del análisis (como ya lo han hecho ciertos traba-
ayuda externa, la diáspora y la ayuda humanita- jos teóricos de la época de la Guerra Fría, que
ria. Con frecuencia, y de manera menos precisa, también habían olvidado algunos conflictos)
se encuentra la misma distinción entre los ciertas guerras que sobrevivieron al cambio de
“analistas de los conflictos posteriores a la Gue- período u otras recientes, pero que parecen
rra Fría”: mientras que las antiguas rebeliones inclasificables. Es cierto que dicho procedimien-
análısıs polítıco nº 50

podían sobrevivir con “sus propias fuerzas” y sin to no resulta ilegítimo en la construcción de un
recurrir a la extorsión, las nuevas se alimentan modelo, pero aun así, es necesario justificarlo.
siempre del desvío de los bienes públicos, del sa- Sin llegar a reproducir la crítica expresada
queo y de la depredación. Y esta depredación se por S. Kalyvas a partir de varios ejemplos de con-
encuentra fuertemente internacionalizada, tras- flictos10 , señalemos en primer lugar cómo la
plantada principalmente a los circuitos del tráfi- oposición entre las guerras antiguas y modernas
[22] co internacional. se basa en una visión simplificadora o mitificada,
Esta corriente manifiesta una agudeza en el a veces errónea, de unas u otras. Esto permitirá
análisis de las guerras que se encuentra sin duda aclarar ciertas transformaciones reales del último
muy lejos del economicismo, y del rechazo al período, que no nos parecen ni bien descritas ni
análisis de los estados de Collier, con una mayor bien explicadas por parte de nuestros autores.
conciencia de las dinámicas políticas y sociales, y
una visión más construida de las relaciones entre De la ideología universalista en las guerras
las rebeliones y los estados, cuyo funcionamiento antiguas, y de su ausencia en las nuevas
también se somete a interrogatorio. Muchos de La gran brecha introducida por la Guerra
los elementos que toma en cuenta son efectiva- Fría, y los dos discursos de legitimación que la
mente importantes para analizar los conflictos. sostuvieron han desempeñado sin duda un pa-
No por ello, sin embargo, deja de presentar in- pel importante en el posicionamiento interna-
coherencias, confusiones y generalizaciones cional de muchos movimientos insurrectos, así
abusivas. Por esas dos razones nos detendremos como de algunos gobiernos. Un gran número
a analizarla. de rebeliones armadas realizadas por la inde-
La institución de un corte radical entre las pendencia nacional, o contra las dictaduras, lo
guerras antiguas y las modernas no soporta, efec- han sido en nombre de un ideal universalista:
tivamente, un examen cuidadoso. Las caracterís- socialista o socializante, cuando los poderes
ticas que se atribuyen a unas y otras no se eran pro-occidentales, y de libertad y de demo-
encuentran claramente establecidas, y no pue- cracia cuando dichos regímenes se decían pro-
den además atribuirse en forma rigurosa a los gresistas o socialistas. Eran conducidas por
cambios ocurridos en el período en que éstas se directivas a menudo convencidas de que dichas
circunscriben. Luego de un análisis, parece que ideologías podrían asegurar la libertad y la feli-
las guerras antiguas y nuevas constituyen más cidad de su pueblo, y con frecuencia intentaron
bien dos síndromes, es decir, se puede mencio- poner en práctica durante la lucha, e incluso

10 Kalyvas S., Ob. cit., construye un modelo con cuatro modalidades, separando las dos cuestiones del “apoyo
popular” y de la violencia, que nosotros hemos reunido para seguir a Mary Kaldor. Sin embargo, vemos que las
dos construcciones coinciden.
estudios
después de su ascenso al poder de Estado, sus que se le unen a escala nacional o local. Son tam-
ideales proclamados. Sin embargo, la posterior bién las elites rivales que se enfrentan, y las co-
sinceridad de esta convicción no autoriza de munidades cuya razón para entrar en la rebelión
ninguna manera a pasar por alto varios órdenes revelan poco de un acuerdo sobre las reivindica-
de realidad durante el análisis. ciones de tal o cual movimiento, y más la conver-
La necesidad de los movimientos armados de gencia de sus reivindicaciones y esperanzas
alinearse en uno u otro campo de la Guerra Fría, propias con éstas. Aparte de que, localmente, las
a fin de recibir apoyos indispensables para su re- opciones que se ofrecen concretamente a las po-
conocimiento, su supervivencia y su eventual vic- blaciones son a menudo limitadas, los modos de
toria, se traduce en un discurso ligeramente movilización siempre han sido locales, y los con-
estereotipado, siempre universalista, aun cuando flictos por las grandes causes siempre se han uni-
por lo menos grandes fracciones de las directivas do con otros que nos llevan a historias de
de dichos movimientos pudieran ser primera y territorio, más que a movilizaciones
esencialmente nacionalistas, e incluso tan “etno- universalistas, y según, en forma particular, la tra-
nacionalistas” como otros que así se catalogan dición de las relaciones de dicha comunidad con
hoy. Aun si la adopción de dicho discurso no fue- el Estado y con otros grupos, en especial con las
ra solo el efecto de las presiones externas, sino comunidades vecinas. La adhesión voluntaria
que tradujera también una apropiación debida a nos lleva a la vez a esos otros intereses concretos,
las necesidades de legitimación propias, y aun a y a la adecuación real o supuesta de la ideología

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menudo, a una verdadera adhesión, resulta claro universalista de la rebelión –o simplemente de la
que varios de los movimientos del tercer mundo lucha en sí, o de la disidencia que ésta permite–
hayan utilizado el lenguaje necesario entonces a los valores de la economía moral11 propia de
(como lo es hoy en día el del Estado de derecho las poblaciones12 .
y del buen gobierno) sin sentirse obligados a lle- No parece posible establecer una diferencia
varlo a cabo. en cuanto a la naturaleza de las ideas
Siempre han coexistido varios lenguajes dife- universalistas de las antiguas guerras y los “mar- [23]
rentes de las organizaciones armadas o de los go- cadores” (labels13 ) de identidad de las nuevas, ni
biernos, que van del discurso universalista de las en su base, al nivel de los guerrilleros y de las po-
relaciones internacionales, de uso externo, al blaciones, ni aun totalmente al nivel de las direc-
que se maneja ante las poblaciones o los guerri- tivas. O, además, hace falta trazar la línea de
lleros, a pesar de que se haga un esfuerzo por separación, y ¿a qué grado de universalismo o de
“politizar” este último. Las grandes ideologías de particularismo? Afirmar una oposición tan mar-
liberación siempre han sido objeto de una tra- cada lleva, por un simple juego semántico, a po-
ducción a los idiomas políticos más autóctonos y, ner en último lugar a la calidad de las ideas de
al ignorar este importante trabajo de estas ideologías, y a enviar a los defensores de las
reformulación, se pierde uno de los recursos de reivindicaciones localistas a las mismas tinieblas
la movilización en una guerra civil. que las de las bandas de depredadores puros, o
La adhesión por parte de la población a la de liquidadores étnicos, y a privar en forma arbi-
“causa justa” del conflicto es en efecto mucho traria a estos marcadores de toda posible legiti-
más compleja. Revela múltiples racionalidades midad como expresión de una exigencia de
que a menudo tienen poco que ver con las oposi- dignidad o de una protesta en contra de las dis-
ciones globales que se supone debería expresar. criminaciones. ¿Qué sería, entonces, de la situa-
Aun cuando el propósito social y nacional de la ción de los Kosovares bajo el dominio de
rebelión resulte innegable, no son solo ni “natu- Milosevic, por ejemplo? Una descalificación tan
ralmente” los miembros de las categorías sociales perentoria es tan discutible cuando por el con-
que tengan interés en ella (intelectuales, jóve- trario se les reconoce una legitimidad a las anti-
nes, los oprimidos, los socialmente menores) los guas rebeliones que precisamente luchaban, en
11 Sobre esta pregunta, referirse especialmente a los trabajos de Scott J., The Moral Economy of the Peasant: Resistance
and Subsistence in South East Asia, New Haven, Yale University Press, 1976; así como Berman B. y Lonsdale J.,
Unhappy Valley, Londres, James Currey, 1992.
12 El papel de los spirit mediums en la movilización campesina contra el régimen de Ian Smith no es sino un ejemplo
de ello: Lan D., Guns and Rain. Guerrillas and Spirit Mediums in Zimbabwe, Londres, James Currey, 1985. Ver
también Young J., Peasant Revolution in Ethiopia, Cambridge, Cambridge University Press, 1997.
13 Kaldor M, 1999, Ob. cit., p. 98.
nombre del derecho a la auto-determinación, las guerras antiguas. La inconcebible carnicería
por objetivos del mismo orden en contra de los de la Primera Guerra Mundial15 , el genocidio de
poderes coloniales que negaban la identidad y los judíos y de los gitanos16 , las muertes de
los derechos a las poblaciones dominadas. Hiroshima y de Nagasaki, las prácticas de las gue-
Mas aún, hoy en día se acusa de exclusivismo rras coloniales o casi-coloniales en Argelia o en
a ciertos movimientos en función de considera- Indochina, y aun los millares de muertos
ciones no intelectuales, sino estratégicas. Y se ve iraquíes en la guerra del Golfo deberían incitar-
bien claro cómo la etiqueta del oscurantismo y nos a tomar un poco más de distancia. Basta con
del fundamentalismo resulta adecuada para des- retomar los grandes ejemplos de los años 1945-
calificar al enemigo: mostrando la ventaja de lo- 1989, ya sea de las guerras entre Estados (Irán-
grar la unidad de todos los nuevos demócratas Irak), las guerras civiles (Grecia, Sudán) o
que somos, ésta ya se había utilizado en nume- “regionales” (Vietnam, Afganistán), para com-
rosos movimientos de liberación por facciones probar que las masacres perpetradas por los mo-
que se llamaban modernistas, y rivaliza con to- vimientos insurgentes, y también por los
dos los gobiernos que, frente a su rebelión, di- ejércitos de gobiernos democráticos incluso,
cen ser representantes del orden democrático. constituyen una práctica bien establecida.
Sin detenernos mucho sobre Argelia, menciona- Más allá de esta “barbarie” hasta hace poco
remos la despiadada guerra de limpieza llevada a todavía muy compartida, parece que existe, tanto
cabo en Chechenia contra el “terrorismo funda- para Mary Kaldor como para los demás “teóricos
análısıs polítıco nº 50

mentalista” por Moscú. de las nuevas guerras”, una cierta mitificación


del apoyo popular del que se beneficiaron las an-
Del apoyo popular a los antiguos conflictos y de la tiguas rebeliones, omitiendo o minimizando los
barbarie de los nuevos medios de coerción y de enmarcación de los
Las imágenes de amputaciones y de cadáveres combatientes, y de las poblaciones objeto de
aparecen de manera recurrente en las pantallas ellas. Numerosos movimientos (por no hablar de
[24] de televisión, resumiendo genocidios, limpiezas Estados) “revolucionarios” han eliminado en for-
étnicas, masacres y asesinatos salvajes. Este ho- ma violenta a sus opositores, incluyendo a los ci-
rror no puede impedir a los investigadores el dar viles anónimos susceptibles de apoyarlos. La
muestra de rigor analítico y de prudencia represión interior, a menudo despiadada, es más
metodológica. Primero, porque la obra En el cora- bien la regla que la excepción17 . Los levanta-
zón de las tinieblas de Joseph Conrad sirve de ins- mientos en masa organizados tanto por los go-
piración sumaria a bastantes descripciones biernos como por los grupos rebeldes,
brutales de la violencia, acompañadas a su vez de corresponden pocas veces a la imagen clásica de
consideraciones también sumarias sobre los las multitudes entusiastas que agitan banderas.
“nuevos bárbaros”14 . Además, porque este dis- Tanto las rebeliones como los Estados en guerra
curso sobre la barbarie es, como el del han recurrido a la conscripción forzada, que es
fundamentalismo, uno de los medios más senci- una realidad mayor en gran parte de los conflic-
llos de criminalizar de buena cuenta a los actores tos durante y posterior a la Guerra Fría, así como
armados. Fue utilizado durante y después de la lo son las deserciones y su represión mortífera.
Guerra Fría, por toda la propaganda, incluso la Esta movilización coercitiva era y sigue siendo
democrática y universalista. una de las grandes causantes de los desplaza-
Dicha descalificación de los nuevos actores mientos, y de los refugiados que tratan de
del conflicto por el furor de su violencia se ve escapársele. La lucha por el acceso a las pobla-
acompañada de una extrema eufemización de ciones refugiadas fuera de las fronteras, y que es-

14 Ver la introducción de Richards P., Fighting for the Rain Forest, Londres, James Currey, 1996.
15 De nueve a diez millones de muertos. En promedio, para no mencionar sino las dos potencias más afectadas,
cerca de novecientos franceses y mil trescientos alemanes por día murieron entre 1914 y 1918. Ver por ejemplo
Audoin-Rouzeau S. y Becker A., 14-18, Retrouver la guerre, Paris, Gallimard, 2001, primer capítulo.
16 Según el politólogo norteamericano Rudolf Rummel, las guerras de 1900 a 1985 (incluyendo las dos guerras
mundiales) dejaron 35 millones de muertos, mientras que el número de víctimas de los genocidios, del gulag y de
los campos de concentración se eleva a 150 millones.
17 Wickham-Crowley T., “Terror and guerrilla warfare in Latin America, 1956-1970”, en: Comparative Studies in Society
and History, 32 (2), 1990.
estudios
tán al cuidado de organizaciones humanitarias, También debemos interrogarnos sobre los as-
su transformación en terrenos de extorsión y de pectos culturales de la violencia y sus usos, así
reclutamiento más o menos forzado, la existen- como sobre los juicios con respecto a su barba-
cia, en el seno de los movimientos de liberación, rie. Las muertes a machetazos, ¿son claramente
de organizaciones policivas encargadas –a menu- más bárbaras que los bombardeos con napalm?
do con la ayuda de la policía de los países alia- Más allá, la visión tan racional y uniforme de la
dos– del reclutamiento para la guerra, son violencia que se expresa en los análisis de las
prácticas antiguas, aun si dicho movimiento hu- nuevas guerras no toma en cuenta el que –como
manitario o tal organización humanitaria las han lo han mostrado diversos estudios– ésta se ejerce
descubierto hasta ahora solamente. Mientras que a menudo y sobre todo para controlar el mundo
la guerra pone en cuestión en forma radical la de lo invisible, y sirve en ocasiones para demos-
seguridad y el derecho a la vida de las poblacio- trar el dominio de los espíritus, y por tanto, la
nes, el apoyo por parte de una comunidad al go- invencibilidad de los que la utilizan19; y que ésta
bierno o a la rebelión conlleva, ayer como hoy, nos refiere, en los diferentes casos, a configura-
no sólo razones “ideológicas” sino una búsqueda ciones culturales particulares. Algunos trabajos
de mayor seguridad; y las relaciones entre la gue- relacionan a la violencia étnica con una forma
rrilla –revolucionaria o no– y los campesinos alia- de conocimiento, pues los cuerpos de personas
dos en contra de un enemigo común están lejos individuales se hallan ahora metamorfoseados y
de haber sido alguna vez idílicas18 . convertidos en ejemplares de la categoría étnica

análısıs polítıco nº 50
Además, no nos parece que la violencia extre- a la que se supone que pertenecen20 . Otros ha-
ma pueda definirse como característica de las cen énfasis en la duda, la indeterminación en
nuevas guerras en oposición a las antiguas, a me- cuanto a la identidad del enemigo que merece la
nos que se ignore el empleo del terror como po- muerte21 . Sin estar obligado a adherir a esas te-
lítica deliberada antes de la globalización y al sis, hay que anotar que la violencia “irracional” o
término de la Guerra Fría, y, desde entonces, no “arbitraria” es en primer término la que no se
solamente por parte de los “salvajes de los ma- comprende, es la violencia del otro. [25]
chetes” de Ruanda, los “Rambos drogados con Sobre este tema de la violencia, de sus modos
cocaína y con películas de Kung-fu” de Sierra y sus fines, así como sobre el de las “ideas”, resul-
Leona o de Brazzaville, o de los siniestros ta claramente necesario establecer diferencias
milicianos serbios. Dichas prácticas también han entre las rebeliones, pero dichas diferencias no
sido ejecutadas desde hace mucho tiempo por pueden ser cualitativas con respecto a un antes y
las fuerzas elite, con el consentimiento –e inclu- un después.
so la iniciativa– tanto de los Estados mayores (in-
cluyendo los de los grandes países democráticos) De la movilización de recursos en las antiguas
que han considerado necesario el “aterrorizar a guerras, y la depredación de las nuevas
los terroristas”, como de las guerrillas revolucio- Los “analistas de las nuevas guerras” compar-
narias preocupadas por castigar a los “enemigos ten una visión de la economía de los antiguos
del pueblo”, o de llevar a las poblaciones a esco- conflictos como caracterizada por la centraliza-
ger el “campo correcto”. ción, incluso la autosuficiencia de una produc-

18 Si en Zimbabwe los campesinos aceptaron por años el maltrato y la depredación de los “combatientes de la
libertad”, fue con la esperanza estratégica de que el cambio de poder conllevaría una reforma agraria de
contornos imprecisos, pero que les daría los medios para subsistir. Ver Kriger N., Zimbabwe’s Guerrilla War. Peasant
Voices, Cambridge, Cambridge University Press, 1992. Para otro estudio minucioso, ver Le Bot Y., La guerre en pays
maya, Paris, Karthala, 1992.
19 De ahí la Renamo, cuya fortaleza provenía también del hecho de que se le atribuía un dominio de los espíritus
“más fuertes”, los de los Ndau, vio surgir en su contra milicias que supuestamente se encontraban ligadas al
mundo de lo invisible, los Naparamas. Wilson K., “Cults of violence and counter-violence in Mozambique”, en:
Journal of Southern African Studies, 18 (3), septiembre, 1992.
20 Es lo que explica Malkki L., Purity and Exile: Violence, Memory, and National Cosmology among Hutu Refugees in
Tanzania, Chicago, University of Chicago Press, 1998: “Cómo conocer la identidad de una persona con la certeza
suficiente como para matarla”.
21 Como lo sugiere Simmel G., Le conflit, Strasbourg, Circé, 1992; Appadurai, “Dead certainty: Ethnic violence in the
era of globalization”, en: Public Culture, 10 (2), 1998.
ción intensificada y orientada hacia la guerra. Se y de privatización de la economía internacional,
presenta ya de manera muy esquemática en el desde la época de paz; y del mismo modo, en re-
caso de los países involucrados en las dos guerras lación con el funcionamiento económico de los
mundiales: aun allí, existía una renovación de lo Estados mismos. En este caso también, no se po-
informal y de lo ilegal, de lo disperso y de lo que dría distinguir un antes de un después en forma
cruzaba las fronteras en forma de contrabando y homogénea. En cuanto a hacer de esta informa-
de mercado negro; existía también la depreda- lidad un factor de beligerancia por esencia, hay
ción: la extorsión y la confiscación de los bienes un paso que no se puede dar.
del enemigo son una de las características de las Además, para los antiguos “conflictos regiona-
guerras de conquista, y aun de las guerras estra- les” o para las “pequeñas guerras” actuales, el re-
tégicas centrales22 . En cuanto al saqueo y al pilla- currir a ayudas diferentes al auxilio “ideológico”
je contra las poblaciones del campo enemigo, exterior, y particularmente a la explotación in-
éstas han marcado a todas las guerras civiles. tensiva de materias primas intercambiables a
Además, sólo una aceptación ingenua del es- cambio de armas, ya sea que se trate de bosques,
logan “Contar con sus propias fuerzas”, adopta- diamantes, o coca, no convierte necesariamente
do por numerosos movimientos armados a esos recursos en objetivos de guerra. Pues bien,
revolucionarios de la época de las guerras de inde- varios de los “analistas de los nuevos conflictos”
pendencia, o de la Guerra Fría, puede hacernos ol- pasan directamente, como lo hace Collier, del
vidar la tremenda implicación trans-fronteriza e medio al fin: no solamente oponen las antiguas
análısıs polítıco nº 50

internacional en la economía de estos conflic- rebeliones (nutridas de buena gana por las po-
tos, y, una vez más, de su informalidad y su ilega- blaciones conquistadas para la causa) a las nue-
lidad. En lo que respecta en forma más vas (sostenidas por el trabajo forzado de los
particular a los conflictos que se integraban en la civiles, lo que además enriquece a los dirigentes
Guerra Fría (y mientras que otras rebeliones “ol- rebeldes), sino que transforman a estos últimos
vidadas” se las “arreglaron” por todos los medios en “señores de la guerra”. En efecto, todos estos
[26] posibles: producción colectiva, robos y comercio, autores hacen referencia a los estudios clásicos
rehenes, etc.), los movimientos armados (y en sobre los señores chinos de la guerra23 . Pues los
forma recíproca los Estados) recibían de los warlords chinos ciertamente manejaron más la
grandes padrinos o de sus redes locales y de los guerra que la razón, pero también administraron
países vecinos armas, fondos, consejeros, merce- territorios, y aun los desarrollaron mucho más
narios, medicamentos y diversas facilidades. Esta allá del estado en que los habían heredado jus-
ayuda trans-fronteriza escondida y no legal podía to después del colapso de la dinastía imperial.
de hecho permitir que esas rebeliones de enton- Bajo el mismo término, los “analistas de las nue-
ces no vivieran tan encima de las poblaciones vas guerras” sostienen una tesis completamente
que rodeaban. Pero no impedía ni la explota- diferente: la de los nuevos empresarios milita-
ción de los recursos de los territorios controla- res, de los grandes depredadores (modelo inspi-
dos a beneficio de los movimientos armados, ni rado del personal rule) que no luchan ni siquiera
la existencia de un impuesto revolucionario: di- por el poder, y éste no les interesa, pues ya se
cho de otro modo, lo que hoy se denomina sim- encuentran a la cabeza de cuasi-Estados, y sacan
plemente depredación y pillaje. gran ventaja de esta situación. Hacen la guerra
Invocar simplemente la trans-nacionalidad, la por la guerra, o, lo que resulta equivalente, por
informalidad y la ilegalidad para calificar como la depredación.
“nueva” a la economía de los conflictos actuales
resulta entonces inapropiado. Existen, es cierto, ¿ A N Á L I S I S D E C O N F L I C TO S O
diferencias que se pueden establecer entre los CONSTRUCCIÓN DE UN SÍNDROME?
medios económicos de las rebeliones armadas. Posterior a la Guerra Fría y en la era de la
Pero éstas deben especificarse en función de las globalización, aprehender una modificación de
condiciones generales de la aparición de las mis- los conflictos, y de la naturaleza de los conflictos,
mas, es decir, de los procesos de informalización en especial, de los conflictos civiles, está clara-

22 Delarue J., Trafics et crimes sous l’Occupation, Paris, Fayard, 1993.


23 Sheridan J., China in Disintegration: The Republican Era in Chinese History 1912-1949, New York, Free Press, 1975.
Sheridan J., Chinese Warlord: The Career of Feng Yü-hsiang, Stanford, California University Press, 1966. Ch’en J.,
“Defining Chinese warlords and their factions”, en: Bulletin of SOAS, XXXI (3), 1968.
estudios
mente a la orden del día, tanto para los analistas las guerrillas que se inscriben en el cuadro de la
como para la comunidad internacional. Y varios Guerra Fría, y que adoptaron sus metas o su dis-
elementos e ideas propuestos por Mary Kaldor curso. Más precisamente, oponen a las antiguas
despiertan sin duda interés. Sin embargo, la con- guerrillas revolucionarias, las nuevas rebeliones.
frontación de la tesis (la oposición término a tér- El objeto “guerra antigua” no es, por tanto, el
mino de los conflictos antiguos y los modernos) mismo para unos u otros. Y los calificativos idén-
con la realidad de los casos, no resulta conclusiva. ticos empleados para caracterizarla recobran rea-
He aquí en forma breve un recuento de lo que lidades demasiado heterogéneas para poder
nos aparece como las principales fallas de estos basar una comparación rigurosa.
análisis y razonamientos. Pero todos esos autores no hablan tampoco
de las mismas nuevas guerras, o, cuando lo ha-
Diferentes objetos y análisis para una misma teoría cen, no las analizan realmente de la misma for-
En primer lugar, cabe anotar que Mary ma, aun limitándose únicamente a las guerras
Kaldor y la mayoría de los defensores de la idea civiles. Esta visión reagrupa en efecto dos varia-
de la novedad de los conflictos posteriores a la ciones de conflictos civiles que convendría, a me-
Guerra Fría se refieren en los mismos términos a nos a título de hipótesis, distinguir. Por un lado,
la oposición entre lo nuevo y lo antiguo, y sin está la de la identity politics, del fundamentalismo,
embargo no hablan ni de las mismas guerras an- del etno-nacionalismo, es decir, de las guerras
tiguas, ni de las mismas guerras modernas. Re- políticas –una política ciertamente retrógrada y

análısıs polítıco nº 50
sulta claro, en primer lugar, que esta corriente se exclusiva–; por otro lado, la del fin de la política
constituye a partir de dos fuentes disciplinarias, y que expresa la guerra sin otro fin que la guerra
también de dos tipos de campos de estudio: el de misma y la depredación que ocasiona. Para la
las investigaciones internacionales y estratégicas primera, los ejemplos serían el conflicto de los
enfocadas en la competencia Este/Oeste, y el del Balcanes y el genocidio de los ruandeses Tutsis, y
análisis histórico, sociológico y antropológico de para la segunda, las guerras en Liberia y Sierra
las “guerras revolucionarias”, y de los Estados del Leona, en donde el conflicto armado no pone [27]
tercer mundo. Estas dos zonas se encuentran hoy en oposición a campos étnicos o raciales. Del
en lugares diferentes, es verdad, en la periferia mismo modo, sería conveniente distinguir
del Occidente, motor del nuevo orden interna- a priori entre dos tipos de esta violencia extrema
cional, del cual ellos no habían, por diversas ra- que se supone caracteriza a las nuevas guerras: la
zones, formado parte: un tercer mundo violencia de la eliminación deliberada (versión
ex-colonizado y sumergido bajo la Guerra Fría, o de Mary Kaldor), que brotaría intrínsecamente
ex-bloque comunista en descomposición- de la ideología retrógrada y exclusivista, y la vio-
globalización. Mary Kaldor hace un paralelo en- lencia anómica, gratuita y generalizada, la cual
tre estas dos situaciones, y apoya en éste la manifiesta (por el contrario) la ausencia de polí-
validez general de su modelo, aunque sin reali- tica. Sin embargo, estas distinciones son tan au-
zar un examen preciso. sentes como las que se basan en modelos
Pues bien, más allá de estos orígenes y proce- económicos precisos de sustentación de los re-
dimientos diferentes, se ve claramente que la beldes. La existencia de dos contenidos diferen-
base de la comparación de los conflictos actua- tes para la afirmación de una misma tesis da
les no está constituida para diferentes autores muestra de un análisis insuficiente.
por las mismas guerras antiguas. Cuando Mary Además, el punto de quiebre entre los con-
Kaldor opone su centralización económica y su flictos antiguos y nuevos –y por tanto, el signifi-
autosuficiencia a la informalidad y la trans- cado de este corte, sus dimensiones y
nacionalidad de las nuevas, se refiere a los Es- consecuencias precisas– rara vez se ve especifica-
tados europeos que, envueltos en guerras do y mucho menos analizado. Pues, según se es-
internacionales, ajustan su control sobre la coja la globalización o el final de la Guerra Fría,
economía, mientras que los intercambios se ya no se tiene la misma muestra: todos los con-
debilitan por efecto de la guerra y del blo- flictos de los años ochenta, que serían “antiguos”
queo. Aunque menciona a las antiguas guerrillas para el segundo caso, son “nuevos” en el prime-
revolucionarias en su comparación, su tesis no se ro, sin que nadie parezca molestarse, lo que nos
basa en ellas. Los “analistas de las nuevas guerras deja al menos un poco perplejos. Pero sobre
depredadoras” de hoy las comparan con otros todo, no se trata de fenómenos del mismo or-
conflictos del tercer mundo, y en particular, con den, aun si el final de la Guerra Fría haya dado
un curso más libre a la globalización, y éstos no do establecer gracias al reconocimiento de la
llevan por consiguiente –a menos que se hable igualdad en cuanto a la soberanía de los Estados.
en forma vaga–, a las mismas transformaciones. Las guerras civiles, que rompen el orden funda-
Así que las condiciones internacionales que se dor del Estado (el monopolio efectivo de la vio-
supone contribuyeron a explicar la aparición de lencia legítima) son guerras sin convenciones de
nuevas formas de conflicto no son en absoluto Ginebra que protejan a los civiles26 , salven a los
las mismas para diferentes autores de esta co- prisioneros, distingan a los ejércitos de las mili-
rriente. Mary Kaldor insiste más bien sobre cier- cias y reconozcan los uniformes y los rangos. Se
tos rasgos de la globalización como la trata por definición de guerras incivilizadas. Sin
desreglamentación o la decadencia de los Esta- duda, sería conveniente volver a estudiar esta dis-
dos. Otros autores lo hacen sobre diversos aspec- tinción cualitativa en la época de la globaliza-
tos del final de la Guerra Fría: la desaparición ción, pero uno no puede simplemente dejar de
del campo socialista y de las ideologías revolucio- tenerla en cuenta. Es posible que tal confusión
narias, el despertar de las oposiciones étnicas sea el resultado en parte de la llegada súbita, en
que la Guerra Fría había adormecido, o aun, en el campo de estudio de los conflictos civiles, de
el plano económico, la desaparición de la renta especialistas en relaciones internacionales que
estratégica para ciertos Estados o movimientos les transfieren a éstos su visión de la guerra27 .
armados. Esta falta de análisis profundo sobre la Pero vemos ya cuán necesaria y fructífera hubie-
recomposición del mundo pesa gravemente, a ra sido una referencia crítica a los análisis clási-
análısıs polítıco nº 50

nuestro parecer, sobre el análisis de los conflictos cos: para evitar decretar como nueva una
mismos. barbarie civil que es fundamental; para agudizar
más el análisis sobre lo verdaderamente nuevo
De las amalgamas invalidantes en las guerras de hoy, y también para examinar
Hemos dicho que la mayoría de los autores más seriamente lo que podría eventualmente de-
de esta corriente no se toman el trabajo de cons- terminar la especificidad de las guerras revolu-
[28] truir una argumentación, y se contentan con cionarias (¿quizás menos bárbaras?) –o más
evocar antiguos conflictos a los cuales oponen probablemente, hoy como ayer, ciertos tipos
los nuevos. No es el caso de Mary Kaldor. Su ra- de rebelión, entre todas las guerras civiles–, ya
zonamiento general no sufre sino dos amalga- que la cuestión de una tipología se presenta de
mas que, unidas a un tropiezo relacionado con un lado y otro de la brecha instaurada por esta
los conceptos de la reflexión clásica sobre la gue- corriente.
rra, parecen poner en duda la validez misma de Este callejón sin salida en la teoría autoriza a
la construcción del paradigma antiguo/nuevo, y Mary Kaldor a hacer una primera amalgama. Ella
llevarnos a confundir guerras que no pudieran compara, en efecto, las nuevas guerras que sir-
serlo. El problema se encuentra en la distinción ven para construir su modelo (Bosnia y Nagorny-
(que es sin embargo, una de las más solidamente Karabakh), en forma indiferente, con lo que
establecidas en la sociología y la filosofía políti- denomina las “antiguas guerras ideológicas o
cas, e incluso en la disciplina de las relaciones in- geoestratégicas”, es decir, a la vez guerras civiles,
ternacionales) entre las guerras que enfrentan a entre las que están las guerras de independencia
los Estados y las guerras civiles de la época mo- y los conflictos interestatales de antes de la
derna, así como en la caracterización de estas úl- globalización, entre los que están las dos guerras
timas como fundamentalmente incivilizadas y sin mundiales y el enfrentamiento de la Guerra Fría.
ley24 . Las guerras entre Estados han dado lugar Tal comparación en el tiempo, de dos conjuntos
en forma progresiva, con el pasar de los siglos, al no homogéneos (guerras mundiales, conflictos
establecimiento de un derecho de la guerra25 , a geoestratégicos, rebeliones de identidad locales,
convenciones y normas, límites que se han podi- guerras de poder) nos parece francamente

24 Entre numerosos trabajos clásicos, citemos por ejemplo a Bouthoul G., Tratado de polemología : Sociología de las
guerras, Paris, Payot, 1991; o, para una visión más antropológica, a Adam M., “La guerre”, en: M. Abélès et H.-
P. Jeudy (dir.), Anthropologie du politique, Paris, Arman Colin, 1997.
25 Ver la reflexión muy estimulante de Nabulsi K, Traditions of War: Occupation, Resistance and the Law, Oxford,
Oxford University Press, 1999.
26 A pesar de la preocupación recientemente manifiesta a este respecto en las Naciones Unidas.
27 David S., “Internal war: Causes and cures”, en: World Politics, 49 (4), 1997.
estudios
inapropiada, y sólo puede resultar bastante infor- poderes de Estado, y de las cuales el emblema es
tunado para llevar a cabo el análisis (no nos sor- Milosevic, sean dignas del mismo análisis que la
prenderá entonces que Mary Kaldor haya mayoría de las rebeliones actuales: ¿Qué hay de
decidido finalmente, luego de un examen confu- la guerrilla zapatista, de la violencia gratuita im-
so y rápido de las demás teorías sobre las nuevas putada por los actores de las nuevas guerras a los
guerras, calificarlas simplemente como nue- “asesinos drogados del RUF” de Sierra Leona, los
vas28 ). Esta mezcla prohíbe, por ejemplo, esta- movimientos armados de la actualidad que si-
blecer una verdadera comparación entre las guen reclamando diversas variantes de las ideolo-
guerras civiles antiguas y nuevas, aunque preten- gías comunistas, incluso de aquellos cuya base
da tenerlas en cuenta por medio de su modelo social o aspiraciones son en verdad “de identi-
globalizante, y que los “analistas de los conflictos dad” o de secesión, pero que son la expresión de
de la pos-Guerra Fría” puedan adherirse a ella. una reivindicación no satisfecha de derechos o
La segunda amalgama, que resulta en parte de reconocimiento en Estados en que la con-
sólo por la existencia de la primera29 , consiste en frontación pacífica resulta imposible? Las únicas
incluir bajo el título “nuevas guerras civiles” dos rebeliones armadas con las que se podría compa-
tipos de conflictos en los que queda por demos- rar en ciertos aspectos las empresas guerreras
trar que se pueden analizar juntos. No se trata tipo Milosevic son aquellas que, como la suya, se
tanto de saber si se puede calificar una guerra lanzan en una guerra de terror alentadas por
como “civil” desde que se ejerza sobre todo en una ideología fundamentalista (como la del GIA

análısıs polítıco nº 50
contra de los civiles, aunque sí se trata, evidente- en Argelia). Cabe anotar, sin embargo, que di-
mente, de una dimensión que hay que tener en chos gobiernos y dichas rebeliones, tanto
consideración; ni tampoco se trata de observar exclusivistas como “retrógrados” y que toman,
que éstas puedan desbordarse o exportarse más tanto los unos como las otras, a los civiles como
allá de las fronteras del Estado, ya que éste es un blanco, no tienen los mismos medios ni recursos;
problema de análisis concreto y requiere un es- y que el recurso a la guerra no conlleva en los
fuerzo de conceptualización en términos de sis- dos casos el utilizar los mismos mecanismos. [29]
temas de conflictos (interiores y trans-estatales). ¿Puede uno, sin más análisis, declarar como
El verdadero problema de método es la amalga- equivalentes las razones que impulsan a un po-
ma entre dos tipos de conflictos armados civiles der de Estado a construir por medio de la lim-
que nos parecen, por un lado, obedecer a razo- pieza una “gran” patria purgada de sus
nes y motivaciones muy diferentes, y por otro indeseables, y las motivaciones de una rebelión
lado, a no tener en absoluto los mismos efectos fundamentalista? ¿No se parecerían mucho más
sobre las sociedades. las primeras a las de las empresas genocidas de
Nosotros nos referiremos al primer tipo como los “Estados totales” que no hubieran encontra-
“guerras de limpieza”, llevadas a cabo por inicia- do oposición armada (necesariamente armada)?
tiva de los poderes del Estado, en el territorio Aquí también la confusión impide que se lle-
nacional o en el de (o hasta el de) los vecinos. ve a cabo un análisis riguroso tanto de las rebe-
De hecho, es a partir de esas guerras en los liones anti-gubernamentales como de los Estados
Balcanes que Mary Kaldor aísla sus tres caracte- (los que se involucran en guerras de limpieza y
rísticas de las nuevas guerras. Es para dar cuenta aquellos contra los que se forman las rebeliones,
de ellas que se sigue por los cambios introduci- eventualmente fundamentalistas) y de su evolu-
dos por la globalización, sobre todo en términos ción en la era de la globalización.
de desregulación y de ilegalidades, de la
delicuescencia de los Estados y del descrédito de Una construcción de síndromes
las clases políticas, y es con respecto a ellos que Como acabamos de ver, nuestros autores no
ella habla de identity politics. Sin embargo, la ge- quisieron, o no lograron construir verdadera-
neralización de este análisis hacia todas las nue- mente dos tipos de guerra sobre la base de un
vas guerras, civiles e internacionales, no nos examen profundo de factores de cambio y del es-
parece legítima ni en teoría, ni de hecho. No pa- tablecimiento analítico de una serie de caracte-
rece, en efecto, que dichas guerras, iniciadas por rísticas de unas y otras. Los factores de cambio,

28 Ver la introducción de su obra y su duda en la utilización del calificativo “post-moderno”.


29 También puede estar bajo la influencia de la disciplina de las relaciones internacionales: en éstas, son siempre los
Estados los que están en guerra, es decir, se trata de entidades del mismo tipo.
cuando se evocan seriamente, no son iguales cionales u otras, que les hayan dado origen, sino
para los diferentes autores, y algunos no sobrevi- alrededor de una característica inicial, de la cual
ven al examen. Lo mismo sucede con las supues- se originarían todas las demás: antes, lo que se
tas diferencias cualitativas entre los nuevos y encontraba en el origen de las guerras y las rebe-
antiguos conflictos, puesto que muchas de las ca- liones, y que colocaba tanto a los soldados como
racterísticas atribuidas a los conflictos antiguos a los guerrilleros y a sus jefes a ambos lados de la
no se han comprobado, y que aquellas que se Guerra Fría, y de las trincheras de los “conflictos
atribuyen a los nuevos agrupan, a menudo, bajo regionales”; eran las ideologías universalistas,
palabras comunes, contenidos incomparables. inclusivas y cosmopolitas. Ello daba como resul-
Además, las tres grandes variables definidas tado –aun si como lo hemos visto, un examen
como características no se encuentran necesaria- histórico lo desmiente en muchos casos– que la
mente a la par. Estamos aquí en presencia de la violencia era controlada, el apoyo popular estaba
constitución de dos síndromes. Cada uno, en asegurado y los recursos se movilizaban sin robo
efecto, se encuentra bien definido por los auto- ni restricción. Y casi que podríamos resumir este
res, por una serie de síntomas. Sin embargo, este síndrome en términos de juicio moral: la legiti-
conjunto carece de un enlace necesario: así, lo midad de los fines simbolizados en las ideologías
hemos visto, no existe un enlace entre la existen- universalistas habría tenido entonces por conse-
cia de una ideología inclusiva, y la del apoyo po- cuencia la corrección (sin violencia, sin pillaje)
pular, entre esta ideología o este apoyo y la de los revolucionarios –o, si se prefiere, y en for-
análısıs polítıco nº 50

ausencia de coerción, entre unas y otras y el aca- ma contradictoria, de los “combatientes de la li-
paramiento de los recursos existentes para la bertad”– y la adhesión masiva y entusiasta de las
guerra. Tampoco existe la posibilidad, a pesar de poblaciones en la construcción de un hombre
la referencia a tal o cual aspecto de la pos-Guerra nuevo en todas las zonas liberadas primeramen-
Fría o de la mundialización, de establecer un te, incluso posteriormente, por los movimientos
lazo entre este conjunto y los factores que expli- así llegados al poder, en los Estados del pueblo
[30] carían su surgimiento. Y por consiguiente, una entero.
vez más, a pesar de las conclusiones y recomen- Estamos caricaturizando, claro, pero se trata
daciones brindadas, aquí no encontramos real- sobre todo de esto, esta visión un poco idílica,
mente los medios de encontrar la “cura” para ciudadana y rústica a la vez, bastante nostálgica,
estas nuevas guerras. que reúne en la misma corriente a este conjunto
De hecho, nos hallamos ante un modo para- de investigadores provenientes de diversos hori-
dójico de construcción teórica, puesto que el ob- zontes y disciplinas, y que reflexionan en formas
jeto de estudio de todos estos autores no es la muy diferentes sobre tipos de conflictos que son
comparación entre el antes y el después de un también muy distintos. No resulta entonces im-
momento crucial, ni tampoco el estudio de las probable que esta comunidad de visiones nos lle-
guerras llamadas antiguas; se trata claramente de ve no sólo a una convergencia de análisis sino a
las guerras actuales –y es precisamente para ana- sensibilidades comunes, que son tal vez el resul-
lizarlas que las instituciones internacionales o los tado de trayectorias intelectuales similares y que
diversos think tanks han recurrido a ellos. Pero lo expresan antiguos compromisos en común:
que los lleva a construir el mismo paradigma no concerned scholars, progresistas, y para los analistas
se encuentra en un análisis común de las nuevas de los conflictos del tercer mundo, simpatizan-
guerras–no estudian las mismas guerras, no cons- tes, e incluso compañeros de ruta de antiguas re-
truyen su modelo general a partir de objetos del beliones socializantes.
mismo tipo (todas las guerras, las guerras civiles, Sin embargo, a fin de cuentas, la coherencia
las guerras “genocidas” o las rebeliones, etc.) y del paradigma “guerras viejas /guerras nuevas”
no les atribuyen las mismas características princi- se basa en un descuido: puesto que las “anti-
pales (fundamentalismo y etno-nacionalismo, o guas” no son jamás el objeto de un análisis
violencia sin sentido o depredadora, etc.). apropiado, y aparecen como un contrapunto
Lo que finalmente constituye una unidad en- que se da por hecho para las guerras de hoy. No
tre estos autores aparece claramente como la ela- se les somete a un nuevo examen a la luz de la
boración de un mismo síndrome de las antiguas mirada lúcida que los investigadores lanzan so-
guerras, el cual no se construye sobre un estudio bre las últimas. Incluso, dicho examen se exclu-
empírico de las características de éstas, ni tampo- ye precisamente debido a la construcción de
co sobre el examen de las condiciones, interna- una oposición entre guerras antiguas y guerras
estudios
nuevas. Al hacerlo, a pesar de todas sus ventajas formas los errores que en el pasado afectaron
con relación a tesis extremistas como las de gravemente el estudio de las guerras civiles. Por
Collier, o catastrofistas como las de Kaplan, y a disparatado que parezca, este conjunto de teo-
pesar de todas las divergencias explícitas o no rías no deja en efecto de presentar una nueva
con éstas, el análisis kaldoriano de los conflictos problemática legítima, a la que se puede oponer
no las invalida. De hecho, no las confronta. E todo analista. Detenernos en el contexto de la
incluso llega a fin de cuentas a nutrirlas, puesto formación de estas corrientes –y del surgimiento
que pone por delante al fundamentalismo, la de la nebulosa que las mismas conforman– pue-
barbarie y la depredación, y se inclina lógica- de, desde luego, ayudarnos a comprender la co-
mente hacia una solución de dichos conflictos munidad de sus visiones a pesar de que haya
en términos de justicia y de policía, y aun de desacuerdos significativos. Ello puede de igual
guerra. En verdad, el capítulo que Mary Kaldor forma ayudar a explicar las actitudes que de allí
dedica a una solución “cosmopolita” no escati- surgen casi en forma natural por parte de una
ma ni a los Estados, ni a una cierta diplomacia comunidad internacional que también es, a tra-
de bombero pirómano. La acción que ella pro- vés del sesgo de diversos organismos, la que soli-
pone, llevada por las sociedades civiles locales cita dichos análisis. Resulta sorprendente, en
(a su vez apoyadas en una sociedad civil interna- efecto, que más allá de las divergencias en el aná-
cional) y transformada por valores cosmopoli- lisis, y las diferencias en cuanto a la sensibilidad,
tas, es en espíritu muy diferente de la que surge todas estas corrientes vean sólo dos tipos “nue-

análısıs polítıco nº 50
de las posiciones de las otras dos corrientes. Sin vos” de acción como eficaces y legítimas para po-
embargo, la existencia de las sociedades civi- nerle término a la guerra (sin siquiera hablar de
les30 en la acepción homologada del discurso políticas de prevención, generalmente
internacional se postula para ella en todos los inexistentes): la judicialización de las responsabi-
casos (allí se vuelve a encontrar la idea del pue- lidades, y la “erradicación” de la guerra que tien-
blo bueno, siempre presente en las ideologías de a ser, a menudo, la de la erradicación del
de izquierda), pero elimina completamente las movimiento rebelde. [31]
profundas divisiones que se expresan en el con- “La Guerra Fría ha terminado”. Para algunos,
flicto, y que éste excava o provoca en una socie- se ganó a las fuerzas del mal. A los ojos de los li-
dad “civil” en verdad, pero no por ello dotada berales, la democracia de mercado ha triunfado,
de fuerza y autonomía, ni incluso del deseo de aun si su reino tarde en llegar a ciertas perife-
paz que se le atribuye (y que no ha podido en- rias, o si (como se inclina a creerlo) el mundo
tre otras cosas impedir la militarización de la democrático civilizado deba prepararse para el
confrontación). Es así que, sin siquiera evocar asalto de nuevas “fuerzas del mal”. Otros han se-
la aversión bastante común entre los diplomáti- guido una trayectoria diferente. A menudo, lue-
cos de llevar a cabo sus acciones en tal cuadro go de haber sostenido a los movimientos de
civil, la tesis de Mary Kaldor puede, por no liberación del tercer mundo, tardaron en darse
adecuarse a la realidad, no ofrecer otra solu- cuenta de que una vez en el poder, muchos se
ción que la de retomar las prácticas más “realis- transformaban en dictaduras. Hoy no dudan de
tas” de cara a la “barbarie”, como lo es el uso de que la dictadura, así fuera popular, que reinaba
la fuerza. en el bloque comunista, resultaba nociva e in-
Al leer las teorizaciones de los conflictos pro- aceptable: son los “nuevos demócratas”. Contra-
puestas por Mary Kaldor, Paul Collier y, de un riamente a los primeros, lamentan sin embargo
modo más impresionista, Robert Kaplan, se per- el eclipse de las grandes ideologías de transfor-
cibe en forma paralela cómo el contexto intelec- mación social e interpretan este vacío como una
tual y moral en el cual éstas han surgido falta de sentido. Mientras que no pueden ver a
constituye un factor de distorsión. Sí, las guerras los movimientos rebeldes hoy como los veían
civiles han sufrido importantes transformacio- ayer, como libertadores cuyos ideales podían
nes. Pero, al finalizar nuestra lectura crítica de compartir, se muestran más altivos en cuanto a
estos paradigmas diferentes de los conflictos, nos los derechos humanos y señalan cada vez más, al
parece esencial, corriendo el riesgo de desespe- observar a los rebeldes, la violencia y la depreda-
rar (al menos en forma provisional) a los ción. Todos ellos, los antiguos o los nuevos de-
generalistas o teóricos, el no repetir bajo otras mócratas, que por lo demás están física y

30 En su vertiente oficial fácilmente manipulable, y cada vez más manipulada por los poderes del Estado.
mentalmente “en el corazón del centro del or- Aun si las sociedades occidentales conocen en
den mundial”31 , están convencidos de que el em- esta materia diferencias todavía apreciables, la
pleo de la violencia lleva necesariamente a la cultura de la guerra ha conocido en Occidente, a
perversión de los objetivos, por nobles que sean. partir de la construcción del arma nuclear y de
Consideran entre otras cosas que siempre exis- la evolución fordista de estas sociedades el día
ten mejores medios que la guerra en un nuevo después de la Segunda Guerra Mundial, una de-
orden internacional, cada vez más civilizado, en bilitación relativa y una deslegitimación de la vio-
el que cada vez más países han acogido el mode- lencia excesiva en la guerra33 . Así pues, esta
lo democrático, multipartista, de gobierno, han transformación se sitúa en contradicción exacta
reconocido los derechos fundamentales y se en- con la que se muestra inmediatamente en los
cuentran además bajo la mirada de la comuni- nuevos conflictos. Los excluidos del nuevo orden
dad internacional. “Las democracias no hacen la planetario pertenecen en verdad a otro mundo,
guerra”, afirmaba el presidente Clinton, y, de he- incomprensible y bárbaro. De allí su cierta
cho, el ideal de una paz universal democrática receptividad a las soluciones en verdad tan qui-
hace parte hoy de nuestro horizonte ideológi- rúrgicas como sea posible pero a veces radicales
co32 . Esta convicción se ve reforzada por la idea con respecto a ellas, ya que se trata del bien de la
internacionalmente adquirida sobre la importan- democracia y de la humanidad, y que las bajas
cia de la sociedad civil en la democracia y el pro- humanas no son sino daños colaterales.
greso, y por el hecho de que las sociedad civiles Tanto los investigadores como los diplomáti-
análısıs polítıco nº 50

locales pueden apoyarse hoy en una sociedad ci- cos, o los simples ciudadanos de Occidente vivi-
vil internacional para obtener la satisfacción de mos hoy en esta ideología ambiente. Una vez
sus esperanzas más justificadas. Gracias a la con- más, lo vemos aquí, se trata más de una nebulosa
figuración actual del sistema internacional en to- que de una dominación ideológica, y ciertamen-
das sus formas (la ONU, TPI, y también la OMC, te no de un pensamiento único. De hecho, su
el FMI, las ONG, etc.), se puede pesar sobre los fuerza proviene de no serlo. Les deja entre otras
[32] Estados, a los que (al contrario de las rebeliones) cosas a los que hoy adhieren a este rechazo por
se les pueden imponer condiciones que les obli- la barbarie, la posibilidad de no volverse hacia su
guen finalmente a ceder a las reivindicaciones pasado, de no remover los hierros en las cicatri-
democráticas, e incluso a sostener ellos mismos ces de las viejas masacres de cada uno, y aun, de
las famosas sociedades civiles celebradas en los cultivar sus propias nostalgias. A este respecto, y
documentos internacionales. en lo que concierne a la comunidad intelectual
En cuanto a la cuestión de los medios combina- en particular, uno no puede sin embargo sino
dos (interiores e internacionales) para este progre- sentirse consternado por la existencia pacífica de
so de la democracia, existen opiniones diversas, dos tesis radicalmente diferentes, en lo relacio-
que incluso se enfrentan unas a otras, y son en par- nado con los conflictos recientes de la Guerra
te el reflejo de las diversas trayectorias de los demó- Fría, entre autores que no son investigadores ais-
cratas que somos. Ciertos otorgan una prioridad lados, sino que trabajan unos y otros para tal o
irreductible a los derechos humanos, a la libertad cual institución de la comunidad internacional:
de prensa, o a los derechos sociales. Otros estiman algunos, como Mary Kaldor, siguen viendo a los
que obran en pro de la construcción de una justi- protagonistas de cada uno de estos conflictos
cia internacional. Otros más estiman que el merca- como movidos por causas progresistas, aspirando
do es “la madre de todas las democracias” y las al bien común y utilizando métodos legítimos y
empresas las principales fuerzas vivas de la socie- nobles por y para los pueblos. Otros, a la manera
dad civil, y creen más bien en una colaboración de Collier, no quieren considerarlos como me-
entre Estados y multinacionales en el sentido de nos criminales que a todos los rebeldes. Pero
un mejor “gobierno”. Finalmente, otros preconi- todo ello no es aparentemente tan grave entre
zan y preparan la “guerra justa” ante las nuevas las instituciones y los investigadores civilizados.
amenazas, en especial los Estados truhanes. Son Por el contrario, esta ideología posee evidente-
más bien diferencias de sensibilidad. mente una eficacia temible para todo el que (o

31 Shaw M., “Guerre et globalité: le rôle et le caractère de la guerre à l’intérieur de la transition globale”, en: Hassner
P. et Marchal R. (dir.), La guerre entre le local et le global, Paris, Karthala, 2003.
32 Blin A., Géopolitique de la paix démocratique, Paris, Éditions Descartes & Cie, 2001.
33 Ver el análisis que proponen Boëne B. y Dandeker C., Les armées en Europe, Paris, La Découverte, 1998.
estudios
los que) se constituye(n) en el de afuera, el otro, quietantes, sin duda, pero poseedores de varios
el enemigo común: las ideologías retrógradas, pasaportes diplomáticos y de fuertes relaciones
fundamentalistas, los “señores de la guerra”, lo gubernamentales y, a niveles menores pero sin
irracional, el robo y el crimen. embargo envidiables, de personas influyentes del
Pero la problemática legítima que ésta infor- Norte (por ejemplo, francesas) que ocuparon
ma en materia de conflictos se basa en incon- puestos en el gobierno o internacionalmente.
sistencias. En particular, ya sea que se decida El segundo punto ciego se encuentra ligado
ignorarla (Kaplan, Collier) o que no se la tome con el primero: se trata del Estado, los Estados,
muy especialmente en cuenta (Kaldor), esta esas entidades cuya soberanía es reconocida por
ideología se prohíbe –debido a los procedimien- el sistema de Naciones Unidas, que lo confor-
tos y olvidos evocados anteriormente– pensar en man. Desde luego, Mary Kaldor no guarda silen-
lo que es interno al nuevo “lado de los buenos” cio sobre este punto, puesto que ella construye
(el de la democracia y de la ley) que se opone a su modelo partiendo del caso de los poderes de
los diferentes bárbaros. Tal es el caso (con conse- Estado que llevan a cabo guerras de eliminación
cuencias particularmente graves para la preven- contra una parte de sus poblaciones. Tenemos
ción o resolución de conflictos) del aspecto aquí un afortunado repudio a las tesis de Collier
sombrío, ilícito, e incluso criminal del nuevo or- sobre el carácter siempre relativamente benigno
den internacional. Sin embargo aparece bien, de la depredación por parte del Estado. Sin em-
por un lado, que este último exista bajo el manto bargo, mientras ella generaliza, a partir de este

análısıs polítıco nº 50
de la legalidad (e incluso a veces con los mismos terreno, sobre las “nuevas guerras”, no lo hace
protagonistas: empresas o gobiernos), y, por el en relación con los Estados. Aunque, por un
otro, que toque al mundo estigmatizado y perse- lado, esta manera de ver puede descalificar sin
guido de los tráficos y del crimen internacional. remedio, como lo hacen Kaplan o Collier, a las
A este respecto, el caso angolés resulta extrema- “nuevas rebeliones” en la medida en que
damente interesante. Contrariamente a la visión refuerza la figura de los “señores de la guerra”
habitual, no se trataba de una guerra manejada, sin causa ni fe, ni ley, por otro lado, también [33]
por parte del gobierno, con y para el petróleo, y tiende a consolidar la tesis, más política que inte-
por otro lado, con y por los “diamantes de san- lectual, de los rogue states, puesto que se detiene
gre”. Se trataba de una guerra que, a partir de en esos Estados, sin prestar atención a los efectos
ahora con otros recursos que los de la época de mucho mayores de la globalización, no solamen-
la Guerra Fría, siempre había sido una guerra te en términos del debilitamiento de los estados,
por el poder. Hubo diamantes ilegales tanto del sino en forma más general, de su privatización e
lado de Unita como del lado del gobierno y su informalización, e incluso de su implicación en
nomenklatura. Y estas piedras, incluyendo las de la criminalidad política y económica, cuando no
Unita, circulaban por los circuitos legales del co- en la criminalidad común. Sin embargo, un exa-
mercio mundial del diamante; eran lavadas e men así, profundo y general, es indispensable si
intercambiadas por armas por intermedio de os- se desea comprender por qué, en el nuevo orden
curos traficantes, pero también por jefes de Esta- global y en vía de democratización, se arman
do (principalmente africanos y amigos de oposiciones frente a ciertos tipos de poder, aún
Francia) por la rebelión, para el beneficio perso- formalmente democráticos; si se desea compren-
nal de otros. En cuanto al petróleo, tal vez admi- der también las características de estas rebelio-
tiremos más fácilmente de ahora en adelante nes y, eventualmente, su fundamentalismo. En
que las grandes multinacionales (y no solamente efecto, parece tan ilegítimo confundir a los Esta-
Shell), que por demás se compromenten en for- dos y a las rebeliones para llevar a cabo un análi-
ma ostentosa en esfuerzos de “gobierno de em- sis de los “nuevos conflictos”, como llevar a cabo
presa”, otorgaron a la presidencia angoleña un análisis que no los confunda. Éste hace apare-
fabulosas sumas (comparadas con los presupues- cer que el fundamentalismo puede en ocasiones
tos de varios países africanos) sin preocuparse “responder” a la confiscación real del poder por
por tenerlas en cuenta, ni preocuparse de que parte de ciertos grupos, que la depredación y la
fueran vertidas en el presupuesto angolés. Y hoy criminalización de ciertas rebeliones son en gran
sabemos que esas sumas sirvieron para la com- medida el espejo de las del Estado al que se opo-
pra de armas a la vez que al enriquecimiento nen, de la misma forma que el tipo de tráficos
ampliamente ilegal, según las leyes nacionales e transnacionales e internacionales en los cuales se
internacionales, de hombres de negocios in- involucran son en parte homólogos a, y se cru-
zan con los de los Estados, incluso de los de sus tas” (sustancialmente: detener las masacres me-
Estados. diante la separación, lo que también podríamos
En fin, esta visión de los conflictos guarda silen- denominar la legalización de la depuración
cio sobre los riesgos de los procesos de democrati- étnica) y las soluciones “de derecho” (imponer
zación, así como sobre los fracasos, éxitos o el derecho de las minorías y de otros procedi-
semi-éxitos de las operaciones de mantenimiento mientos democráticos), y a menudo encuentra
de la paz y de las injerencias humanitarias como que la solución intermedia es la de hacer coinci-
dispositivos de salida de la crisis, especialmente en dir la nacionalidad y la ciudadanía. A fortiori en
África y en los Balcanes. El modo de intervención el caso en que el conflicto no sea ni étnico/ra-
que preconiza Mary Kaldor, fundado en valores cial/nacional ni territorial, la única respuesta
cosmopolitas y las sociedades civiles locales, con- que queda es la del derecho, de los derechos hu-
trasta en realidad con los que se derivan de las posi- manos. Pero esta solución implica, en la mayoría
ciones de las otras dos corrientes. Pero no integra de los casos, una evacuación de lo político, de lo
el balance de las experiencias pasadas, sino la cons- social y de la historia, y una definición de lo legal
tatación del fracaso de las intervenciones interna- y de lo ilegal que no se da por hecha. Y mientras
cionales tradicionales. Más aún, Mary Kaldor que estos derechos no pueden imponerse, no
postula el carácter universal de esos valores, y la queda más (además de la justicia penal interna-
existencia de sociedades civiles unidas en su oposi- cional) que la criminalización del enemigo (re-
ción al poder de los “señores de la guerra”. belión o Estado truhán). En resumen, no resta
análısıs polítıco nº 50

¿Qué hacer entonces? En los casos en los que sino la “guerra justa”.
el conflicto se expresa en términos de identidad,
FECHA DE RECEPCIÓN: 15/08/2003
la diplomacia duda entre las soluciones “realis- FECHA DE APROBACIÓN: 11/09/2003

[34]
estudios
Estados Unidos:
¿Primera potencia
global?

desde finales del siglo pasado ha ido


ganando fuerza la idea de que la globalización
constituye un proceso que abarca indistintamente
y, al mismo tiempo, todas las manifestaciones de
existencia de lo social1. Por extraño que pueda pa-
recer a primera vista, uno de los campos donde de

nº 5035-51
manera más tardía se tomó conciencia real de los

polítıcopágs.
cambios radicales que este fenómeno estaba oca-
sionando fue en los estudios internacionales. La

análısıs 2004:
centralidad que habitualmente estos análisis le
han acordado al Estado, a lo político, a la sobera-

análısıs polítıco nº 50, Bogotá, enero-abril


nía, a la negociación, etc., así como el predominio
de una visión un tanto mecanicista y simplista de
Hugo Fazio Vengoa la globalización explica el que se tardara en avan- [35]
Profesor titular del zar en la comprensión de la globalización como
Instituto de Relaciones un fenómeno polivalente, causado y causante, que
Internacionales de la Universidad
exhibe una gran capacidad transformadora, que
Nacional de Colombia y del
Departamento de Historia de la
trasciende con creces sus manifestaciones econó-
Universidad de los Andes. micas o mundiales, pues altera al mismo tiempo lo
global y lo local, lo general y lo particular, y los ci-
mientos así como las manifestaciones más
superestructurales de las sociedades modernas,
sean éstas desarrolladas o en desarrollo o, para de-
cirlo en otros términos, globalizadas o en vías de
globalización.
Pero luego de los trágicos sucesos de 11 de sep-
tiembre del 2001 se desvanecieron las viejas certe-
zas al demostrarse que la seguridad, el riesgo y las
amenazas trascienden todas las fronteras espaciales
y temporales, incluso las de los estados más podero-
sos del planeta. Evidentemente, uno de los mayores
desafíos que enfrentan los análisis internacionales
radica en incorporar la dinámica de la globali-
zación en el campo de las relaciones internaciona-
les, pues hoy por hoy se han modificado muchos de
sus procedimientos, se asiste a inéditas compene-
traciones, las cuales han terminado sobreponiendo
lo global por encima de lo internacional.
ISSN 0121-4705

1 Held, David y Mc Grew, Anthony. The Global


Transformations Reader. An introduction to the globalization
debate. Polity Press, Cambridge, 2000.
A partir de esta premisa, el presente ensayo personalizar en algún país el estado actual de la
acomete la tarea de desarrollar dos ideas centra- globalización, obviamente hay que reconocer la
les. Pretende explicar la manera como la preeminencia que en este punto le corresponde
globalización se ha convertido en un factor que a Estados Unidos. Tras la desaparición de la
ha entrado a redefinir la condición de potencia Unión Soviética, e incluso en la época en que
del país más poderoso del planeta: los Estados ésta todavía se mantenía vigente, difícil era en-
Unidos. A partir de ello, infiere una explicación contrar otro país diferente a la potencia norte-
de la manera como la globalización está alteran- americana que hubiera ocupado una posición
do el campo de las relaciones internacionales. análoga en el desarrollo y en la consolidación de
Muchos adjetivos se han utilizado para inten- estas tendencias2.
tar dar cuenta de los atributos particulares que La simbolización de Estados Unidos con la
detenta la potencia del Norte al despuntar el globalización se realiza en varios niveles. La
nuevo siglo. El ex canciller francés Hubert potencia del Norte ha desempeñado un papel
Védrine popularizó el concepto de “hiperpo- fundamental en la constitución y consolida-
tencia”; Mario Vargas Llosa ha preferido la deno- ción de las nuevas redes de interpenetración
minación “megapotencia”; Joseph Colomber se económica a nivel mundial a través de la ex-
refiere a un “imperio sin imperialistas”; Michael pansión de la cobertura de acción de las cor-
Ignatieff ha preferido utilizar el concepto de “im- poraciones transnacionales, empresas cuyo
perio light” y otros hablan de “imperio liberal”. origen, desarrollo y actual fortalecimiento se
análısıs polítıco nº 50

Estos disímiles esfuerzos por caracterizar el identifican con la lógica de funcionamiento


inédito poder que detenta la potencia del Norte del capitalismo norteamericano. Estas corpora-
constituyen una demostración de que nos encon- ciones se han convertido igualmente en los ac-
tramos frente a un fenómeno particular: el tores internacionales que de modo más
estatus y el poder alcanzado por Estados Unidos concreto cuestionan la supremacía que han
no tiene parangón en la historia, y por ello cual- detentado los estados en la vida internacional.
[36] quier intención de recurrir a viejos conceptos se Como señala Giovanni Arrighi,
queda a medio camino y no da cuenta de su
compleja naturaleza. A su manera, todos estos in- la emergencia de este sistema de libre empresa,
tentos de definición reconocen que Estados Uni- es decir, libre de las constricciones impuestas
dos constituye una modalidad nueva en cuanto a sobre el proceso de acumulación de capital a
la magnitud de su poderío, pero también por la escala mundial por la exclusividad territorial de
sofisticación de los hilos que ha tejido para reali- los estados, ha sido el resultado más específico de
zar y reproducir su poder. Estas caracterizaciones la hegemonía norteamericana. Señala un nuevo
tienen, sin embargo, el defecto de procurar punto de inflexión decisivo en el proceso de ex-
construir imágenes en lugar de conceptos, tra- pansión y sustitución del sistema de Westfalia, y
tando de evocar una sensación porque no logran puede haber iniciado realmente el proceso de
arrojar luces sobre su persistentemente incierto extinción del moderno sistema interestatal como
significado. sede primaria de poder mundial3.
A nuestro modo de ver, el concepto que me-
jor ilustra la transformación que está experimen- No es fortuito que la liberalización de la eco-
tado el país del Norte en la actualidad en su nomía mundial, tal como se ha venido regis-
relación frente al resto del mundo consiste en trando desde la segunda mitad de la década de
definirlo como la primera potencia global. Em- los años cuarenta del siglo XX, haya sido una
pleamos el término “global” porque su hegemo- empresa defendida con mucho celo por las au-
nía se encuentra asociada y se efectúa a través de toridades norteamericanas. Esta liberalización
los circuitos globalizantes y también porque rea- comercial tuvo un acusado impacto en el creci-
liza su poder en un momento histórico que se ca- miento del comercio mundial, intensificó la in-
racteriza por la intensificación de la terdependencia económica y contribuyó al
globalización. Como tuvimos ocasión de demos- desencadenamiento de las guerras comerciales,
trar en una investigación previa, si se pretende las cuales, de suyo, han terminado moldeando

2 Véase, Fazio Vengoa, Hugo. El mundo frente a la globalización. Diferentes maneras de asumirla. Bogotá, IEPRI, CESO-
Uniandes y Alfaomega, 2002, pp. 50-61.
3 Arrighi, Giovanni. El largo siglo XX. Madrid, Akal, 2000, p. 94.
estudios
la economía mundial en torno a unos patrones no fue uno de los actores más influyentes en la
similares en términos de competitividad4. creación de la Organización de las Naciones Uni-
La imbricación de Estados Unidos con la das. Con el decidido apoyo que le brindaron es-
globalización también se realiza en la contribu- tas instituciones, Estados Unidos, en su calidad
ción de esta nación a las grandes innovaciones de potencia hegemónica, pudo crear condicio-
tecnológicas, las cuales han hecho posible que se nes nuevas para incrementar la interdependen-
intensificara la globalización financiera (moder- cia económica y política entre los pueblos,
nos medios de comunicación, desregulación proceso durante el cual se valió de estas institu-
financiera), se impusiera a escala planetaria un ciones que se ajustaban a su propia racionalidad.
modo más flexible de producción (automa- Si el ejercicio de su poder y de su supremacía
tización, robotización, etc.), surgieran nuevas ra- han transcurrido por los cauces de la globa-
mas productivas inmateriales (software), se lización, lo que de hecho lo eleva a la condición
consolidara el desarrollo informático (internet), de potencia global, en la actualidad han apareci-
se universalizara la industria del ocio y de la cul- do otros elementos que reafirman este carácter.
tura, las autopistas de la información, etc., activi- Puede sostenerse que para que una potencia al-
dades todas ellas que portan el soberbio sello cance plenamente este estatus debe disponer de
norteamericano. dos condiciones. La primera consiste en que ha
En el plano político e institucional, ninguna de realizar buena parte de su hegemonía a través
otra potencia anterior se propuso, como sí lo ha de los circuitos globalizantes. Estados Unidos ha

análısıs polítıco nº 50
hecho Estados Unidos, limitar el poder de los Es- cumplido esta condición en el transcurso de los
tados soberanos para reorganizar la vida interna- últimos cincuenta años. La segunda condición
cional. El proclamado “nuevo orden mundial” radica en que, en razón del carácter multifa-
de George Bush en vísperas de la Guerra del cético de la globalización, la supremacía debe
Golfo, en 1990, que preveía el establecimiento desplegarse en todos los ámbitos sociales. Ha
de la supremacía del derecho internacional en la sido sólo a partir de la década de los noventa
resolución de los conflictos internacionales y la cuando Estados Unidos comenzó a cumplir a [37]
convergencia de todas las naciones en torno a una cabalidad este segundo requisito, lo que ha enal-
pretendida democracia de mercado, no fue otra tecido su carácter de potencia global.
cosa que la reedición de una consigna similar pre- De acuerdo con el analista internacional
gonada por jefes de Estado norteamericanos al Joseph Nye, el poder en las relaciones internacio-
finalizar los dos conflictos mundiales que sacudie- nales se realiza básicamente en tres dimensiones.
ron el siglo XX. Ya el presidente W. Wilson propu- La primera está conformada por el poder “duro”,
so, cuando finalizó la Primera Guerra Mundial, la es decir, el militar, campo en el cual Estados Uni-
creación de un nuevo orden mundial basado en dos tiene, hoy por hoy, una supremacía abruma-
el reconocimiento de la autodeterminación de las dora. Su poder en este campo es sin duda
naciones y en la seguridad colectiva. Cuando la se- descomunal, y resulta muy difícil encontrar simili-
gunda conflagración bélica mundial llegó a su fin, tudes en la historia. No sólo por los modernos
los sucesivos gobiernos norteamericanos desem- equipos militares de que ha hecho gala y por su
peñaron un importante papel en la constitución supremacía a nivel nuclear, sino también de
de los nuevos organismos multilaterales. acuerdo con criterios más convencionales: por su
Con el Acuerdo de Bretton Woods de 1944 se volumen. El presupuesto militar de Estados Uni-
dio vida a dos instituciones que desempeñaron dos para el año 2003 se incrementó en US$45 mil
un papel vital en la segunda mitad del siglo XX: millones, es decir, en un 13% con respecto al año
el Fondo Monetario Internacional y el Banco anterior. El presupuesto del Pentágono para el
Mundial de Reconstrucción y Fomento (Banco año fiscal de 2004 aumentará en US$15.300 mi-
Mundial). Posteriormente, bajo iniciativa norte- llones adicionales, lo que eleva el gasto anual del
americana, en 19477, se institucionalizó un me- Pentágono a US$395 mil millones. Para compren-
canismo para la liberalización comercial: el der la magnitud del gasto en defensa norteameri-
Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio cano cabe recordar que en 2002, los 15 países
(GATT). En el ámbito político, en la Conferen- miembros de la Unión Europea juntos, entre los
cia de San Francisco, el gobierno norteamerica- que se encuentran países militarmente tan impor-

4 Luttwak, Edward. El turbocapitalismo. Barcelona, Crítica, 2000.


tantes como Gran Bretaña y Francia, y una no me- Como escribía el polémico columnista
nos importante potencia mercader (Alemania), William Pfaff, pocos meses después del 11 de
invirtieron en defensa US$1770 mil millones, lo septiembre:
que en conjunto los ubica en el segundo lugar en-
tre los actores con mayor presupuesto militar, El mundo se encuentra en una situación sin pre-
muy lejos del primero, pero también del tercero – cedentes en la historia de la humanidad. Una
Rusia–, con US$40 mil millones. sola nación, Estados Unidos, goza de un poder
Lo más impresionante es que ese colosal pre- militar y económico sin rival y puede imponerse
supuesto del Pentágono representa sólo el 3,4% prácticamente en cualquier sitio. Incluso sin re-
del producto interno bruto norteamericano, lo currir a las armas nucleares Estados Unidos po-
que sugiere que éste podría seguir incremen- dría destruir las fuerzas militares de cualquier
tándose por varios años por encima del aumento otra nación del planeta. Si quisiera, Estados Uni-
que registren las demás naciones, y sin que lle- dos podría imponer un quiebre social y económi-
gue a representar una carga fiscal desmedida co completo a cualquier otro país. sNinguna
para su poderosa economía. nación ha tenido nunca un poder semejante, ni
Del lado de los modernos sistemas militares, una invulnerabilidad comparable7.
el poderío norteamericano se acerca a la ciencia
ficción. Actualmente el Pentágono trabaja en la Otro indicador de este globalizado y duro po-
planificación de una nueva generación de armas, der militar se observa en el campo de la seguri-
análısıs polítıco nº 50

incluidos bombarderos hipersónicos y bombas dad. Estados Unidos es el único país que dispone
capaces de ser lanzadas desde el espacio. El Pen- de un aparato militar con el cual ejerce un domi-
tágono se ha propuesto comenzar el estudio de nio global sobre todos los espacios comunes: el
nuevas bombas nucleares de poca potencia –mini mar, el cielo y el espacio. “El dominio de estos es-
nukes– con el fin de diversificar su arsenal nu- pacios comunes otorga a Estados Unidos un po-
clear. Estas armas son susceptibles de penetrar tencial militar que puede ser movilizado al
[38] en búnkeres que se encuentren en profundidad. servicio de una política extranjera hegemónica
El empleo de estas modernas armas, sin duda, in- muy superior a la de cualquier potencia maríti-
troducirá un cambio en el concepto de disua- ma conocida en el pasado”. Como es bien sabi-
sión, ya que son capaces de producir daños do, estos espacios comunes no hacen parte de la
limitados o circunscritos a la zona en que son soberanía de ningún país y conforman las princi-
empleados, a diferencia de las armas existentes, pales vías de circulación y acceso del mundo
que acumulan daños vinculados al calor y a la ra- globalizado. “El predominio que ejerce en estos
diactividad5. También cabe recordar el avión de espacios constituye un factor militar clave en el
bombardeo no tripulado que alcanza una veloci- predominio global de Estados Unidos”8. Como
dad de diez veces la del sonido, con lo cual la quedó demostrado durante el conflicto de
fuerza aérea de Estados Unidos podrá alcanzar el Kosovo, la potencia del Norte puede bombar-
punto más distante del planeta en tan sólo dos dear blancos específicos e infligir gran daño al
horas6. El objetivo político de esta nueva genera- enemigo desde una altura de 50 mil pies, lejos
ción de armamentos es muy evidente: no sólo sir- del alcance de las baterías antiaéreas, sin arries-
ve para dejar definitivamente atrás a todos los gar la vida de sus soldados.
demás posibles competidores en la carrera De acuerdo con la tipología de Nye, la segun-
armamentista, sino que también representa una da dimensión del poder internacional es econó-
gran utilidad porque permite no tener que de- mica. También en este campo Estados Unidos
pender de ningún aliado cuando el gobierno dispone de una sensible supremacía. Según da-
norteamericano decida incursionar en regiones tos de la revista británica The Economist9, Estados
distantes del planeta. Unidos con el 4,7% de la población mundial

5 Le Monde, 24 de mayo de 2003.


6 Clarín, 2 de julio de 2003.
7 International Herald Tribune, 77 de enero de 2002.
8 Barry, Posen. “La maîtrisse des espaces, fondement de l’hégémonie militaire des Etats-Unis”. En Politique
étrangère, primavera de 2003.
9 The Economist, 23 de noviembre de 2002.
estudios
genera el 32,5% del producto mundial, y en los de primer orden. Hace algunos años el analista
años del boom económico (1995 y 2001), el creci- norteamericano de origen polaco, Zigmunt
miento de su economía representó el 64% del Brzezinski12 definía a Estados Unidos como la
incremento registrado por la economía mundial. potencia global porque es el país que realiza más
Evidentemente el poderío económico constituye del 65% de las comunicaciones mundiales y ha
una premisa muy importante, pero por sí solo no logrado además universalizar su modo de vida,
es una condición suficiente como para que pue- sus técnicas, sus productos culturales, sus modas
da empinarse al rango de potencia global. Más y tipos de organización. No es casualidad, por
aún cuando tendencialmente se asiste a un decli- tanto, que en los diferentes confines del mundo,
ve del poderío económico de Estados Unidos. A el acceso a la modernidad se identifique con la
finales de la década de los cuarenta, con sólo el imitación del estilo de vida norteamericano.
7% de la población mundial, Estados Unidos po- Como advierte Gilles Kepel, en el Medio Oriente
seía el 42% de los ingresos del mundo, represen- “se ha construido una curiosa relación con Esta-
taba la mitad de la producción manufacturera dos Unidos en nuestro universo globalizado: la
mundial y disponía de las tres cuartas partes de desconfianza que proclaman se mezcla con una
las reservas de oro del globo10. fuerte atracción, el rechazo del modelo con la
Ciertamente, el poder económico que admiración por la democracia de la que la mayor
detenta Estados Unidos en la actualidad es bas- parte de las sociedades del mundo musulmán si-
tante menor al de hace cincuenta años. Ello indi- guen estando privadas, la reivindicación de la

análısıs polítıco nº 50
ca un serio punto de debilidad de la gran especificidad cultural con un deseo irreprimible
potencia del siglo XXI, más aún cuando en este de reconocimiento y de participar, en pie de
nivel ha visto aparecer serios competidores, igualdad, en la cultura universal”13.
como son la Unión Europea y, en menor grado, A ello podemos agregar que el inglés se ha
Japón. Conviene recordar que la ampliación que convertido en la lengua franca del mundo, y del
ha experimentado la Unión Europea en los últi- inglés provienen los términos especializados que
mos años la ha convertido en la primera zona se utilizan cada vez en campos más amplios y en [39]
económica del mundo, y de proseguirse la ten- las distintas lenguas. Las universidades estadouni-
dencia a la profundización de este experimento denses se han convertido en escuela de formación
integrador, al cabo de pocos años el mundo dis- para las elites políticas de buena parte del mundo.
pondrá de un coloso económico superior a Esta- Estados Unidos ha desempeñado igualmente un
dos Unidos. La esfera económica plantea papel de primer orden en la creación de las mo-
también otro desafío que tiene importantes re- dernas industrias culturales, en la transformación
percusiones en el campo militar y en los disposi- de la cultura en un bien comercial y, a través de
tivos de seguridad. A nivel de la alta tecnología ella, en la creación de una conciencia cultural
militar, Estados Unidos no es completamente planetaria que ha tenido en los jóvenes, los ado-
autosuficiente y se encuentra en una compleja lescentes y los niños sus principales objetivos.
interdependencia con los demás países altamen- Estados Unidos también ha desempeñado un
te industrializados11. papel fundamental en la consolidación de un
La tercera dimensión del poder en las relacio- ambiente globalizado en la cultura y en las co-
nes internacionales consiste en el poder soft, es municaciones. Estados Unidos no sólo produce
decir, en las variadas actividades no estatales que bienes culturales mundiales (videos, películas,
intervienen en la configuración del mundo, música, etc.), sino que también ha asumido el
como los acuerdos internacionales, las institucio- liderazgo en la creación de medios de comunica-
nes internacionales, los intercambios ción con perspectiva mundial. Es en Estados Uni-
comunicacionales, culturales, etc. En este plano, dos donde se han creado numerosos canales
Estados Unidos desempeña igualmente un papel privados de televisión que piensan el mundo

10 Patterson, James. “Estados Unidos desde 1945”. En: Howard, Michael y Louis, W. Roger (Editores). Historia
Oxford del siglo XX. Barcelona, Planeta, 1999, p. 2770.
11 Hirsh, Michael. “El mundo de Bush”. En: Foreign Affairs en español, otoño-invierno de 2002, p. 39.
12 Brzezinski, Zbigniew. El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos. Barcelona,
Paidós, 1998, pp. 19-38.
13 Kepel, Gilles. Crónica de una guerra de Oriente. Barcelona, Península, 2002, p. 15.
como un solo mercado y se presentan ante él 2001, a raíz de la guerra contra Afganistán, pasó
como emisiones “no nacionales”, sino globales. a asumir un papel protagónico en Asia Central.
Estados Unidos es una potencia global en la me- “Sus fuerzas militares cubren hoy un arco que va
dida en que extiende su dominio precisamente a desde Turquía a Pakistán, pasando por Arabia
lo largo y ancho de estos tres niveles. Saudí, todos los emiratos y sultanatos del Golfo,
De acuerdo con los condicionantes Afganistán, Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán,
geoespaciales, sean éstos de naturaleza política, además de la estratégica isla de Diego García en
económica, financiera o cultural, Estados Unidos el Índico”15. Sus fuerzas militares tienen presen-
cumple la función de una inédita potencia glo- cia de modo permanente en un total de 41 paí-
bal en tanto que sus actividades y su radio de in- ses (15 europeos, 13 asiáticos, 7 del Golfo y 6
fluencia gravitan en las distintas regiones del latinoamericanos). África, por el momento no
planeta (Asia, América, Europa, Medio Oriente y entra del todo dentro de sus cálculos, aun cuan-
Asia Central), zonas donde se “territorializan” do cada vez adquiere mayor visibilidad por el in-
numerosos circuitos globalizados, lo cual, por las terés energético que representan algunos países.
interpenetraciones que ellos generan, dota a la Es muy tentadora la identificación que realiza
potencia del Norte de un poderío global. Ignatieff de Estados Unidos con un imperio light,
porque en realidad este país representa una mo-
¿Qué otra palabra, sino “imperio” –escribe dalidad nueva de ejercicio del poder que para
Michael Ignatieff– sirve para describir una cosa nada es colonialista en el sentido usual del térmi-
análısıs polítıco nº 50

asombrosa en la que se está convirtiendo Estados no, porque su poder no tiene un sustrato territo-
Unidos? Es la única nación que vigila el mundo rial, no tiene limes. Uno de los principales
por medio de cinco mandatos militares mundia- cambios que introdujo el advenimiento de Esta-
les, mantiene más de un millón de hombres y dos Unidos como potencia mundial y posterior-
mujeres en armas en cuatro continentes; desplie- mente global ha consistido precisamente en su
ga grupos de combate sobre portaviones que capacidad para ejercer su dominio espacial a tra-
[40] vigilan todos los océanos; garantiza la superviven- vés del control de las nuevas redes de interco-
cia de países, desde Israel hasta Corea del Sur; nexión y, en ese sentido, adaptarse a formas de
dirige el comercio mundial y llena los corazones dominación más sutiles. Comparando la Unión
y las mentes de todo un planeta con sus sueños y Soviética con los Estados Unidos, el analista fran-
deseos (...) El imperio de Estados Unidos no es cés Bertrand Badie precisaba hace algunos años
como los imperios de antaño, levantados con que mientras la primera “defendía una concep-
base en colonias, conquistas y la carga del hombre ción clásica, territorial y político militar del pode-
blanco. El imperio del siglo XXI es una nueva río, Estados Unidos desplegaba una capacidad
invención en los anales de la ciencia política, un desterritorializada, sistémica, alimentada de re-
imperio light, una hegemonía mundial cuyos laciones informales que daban origen a un jue-
marchamos de calidad son los mercados libres, go de redes”16. No fue casualidad que la guerra
los derechos humanos y la democracia, vigilados fría culminara con el triunfo apabullante del
por el poder militar más imponente que el mun- segundo.
do ha conocido nunca14. En el proceso de reconversión de Estados
Unidos en una potencia global más o menos in-
Si desde finales de la Segunda Guerra Mun- tegral han intervenido dos tipos de factores. De
dial, Estados Unidos era una indiscutida poten- una parte, un papel muy importante le ha co-
cia en el continente americano, el principal rrespondido a la ideología. Conviene recordar
garante de la seguridad europea (OTAN), el más las palabras del historiador británico Eric
importante factor de equilibro en el Asia- Hobsbawm, quien, en una entrevista, precisaba
Pacífico y una probada potencia en el Medio que Estados Unidos constituye un “poder revolu-
Oriente, a todo ello se suma finalmente el hecho cionario basado en una ideología revolucionaria
que, con posterioridad al 11 de septiembre de (...) que se impuso el objetivo de transformar el

14 Ignatieff, Michael. “La carga de Estados Unidos”. El País, 8 de febrero de 2003.


15 El País, 22 de abril de 2003.
16 Badie, Bertrand. “De la souveranité à la capacité de l’Etat”. En : Smouth, Marie-Claude. Les nouvelles relations
internationales. Pratiques et théories. París, Presses de Science Po, 1998, pp. 48-49.
estudios
mundo en una determinada dirección”17. Éste ha pios principios. Ello explica que siempre haya
sido un rasgo común de todos los estados que se sido tan fácil para tantos estadounidenses creer,
constituyeron a partir de grandes revoluciones, como muchos de ellos lo hacen todavía, que el
como la norteamericana, la francesa y la rusa, los avance de sus propios intereses implica el avance
cuales desarrollaron actitudes mesiánicas de sal- de los intereses de la humanidad. Como dijo
vación del mundo. Benjamín Franklin: “La causa de Estados Unidos
Estados Unidos asume esta función porque es es la causa de todo el género humano”19.
una potencia “ilustrada”, que aboga por la crea- El otro factor que explica las razones de por
ción de una única civilización mundial en la que qué Estados Unidos mantiene el propósito de
las variadas tradiciones y culturas del pasado que- ubicarse por encima de las demás naciones hun-
daran superadas por una comunidad nueva y de sus raíces en las profundidades mismas de su
universal basada en la razón, porque promueve historia nacional. El mismo Robert Kagan lo ex-
la idea de que el libre mercado conducirá a la plica claramente cuando escribe:
modernización económica y porque reconoce
una “interpretación de la globalización económi- Es un hecho objetivo que los estadounidenses
ca –la expansión de la producción industrial en han ido extendiendo su poder e influencia inclu-
economías de mercado interconectadas en todo so desde antes de fundar su propia nación inde-
el mundo- como el avance inexorable de un úni- pendiente. La hegemonía que Estados Unidos
co tipo de capitalismo occidental: el del libre estableció dentro del hemisferio occidental en el

análısıs polítıco nº 50
mercado estadounidense”18. siglo XIX ha sido una característica permanente
Desde una posición ideológica distinta, el de la política internacional desde entonces. La
analista norteamericano Robert Kagan, participa expansión de la estrategia de Estados Unidos,
de la misma convicción. que llegó a Europa y al Extremo Oriente en la
Desde la Independencia, e incluso antes, los Segunda Guerra Mundial nunca ha dado marcha
estadounidenses siempre compartieron una atrás (...) El fin de la Guerra Fría se consideró
creencia común relativa al gran destino de su na- por parte de los estadounidenses como una opor-
[41]
ción (...) Para aquellas primeras generaciones de tunidad de no replegarse, sino de ampliar su
estadounidenses, la promesa de la grandeza na- influencia; de extender hacia el este, hasta Rusia,
cional no era una mera esperanza reconfortante, la alianza que lideraban; de fortalecer sus relacio-
sino una parte integral de la identidad del país, nes con aquellas naciones del Extremo Oriente
indisolublemente unida a la ideología nacional. que estaban en vías de democratizarse; de fomen-
Tanto ellos como las generaciones que les suce- tar sus intereses en partes del mundo como Asia
dieron creían que Estados Unidos estaba llama- Central, cuya existencia ni siquiera conocían
do a convertirse en una gran potencia, quizá la muchos estadounidenses. El mito de la tradición
más grande de todas, porque los principios e idea- aislacionista de Estados Unidos es notablemente
les sobre los que se habían fundado eran persistente, pero no deja de ser un mito. Por el
incuestionablemente superiores no sólo a las contrario, la expansión, tanto de su territorio
corruptas monarquías europeas de los siglos como de su influencia, ha constituido la incues-
XVIII y XIX, sino también a las ideas que habían tionable realidad de la historia estadounidense, y
conformado naciones y gobiernos a través de toda no ha sido una expansión inconsciente20.
la historia de la humanidad. Así pues, los estado-
unidenses han sido siempre internacionalistas, De estos dos pasajes que hemos citado de
pero con un internacionalismo que, a su vez, no Kagan podemos extraer dos tesis adicionales
es sino un subproducto de su nacionalismo. Cuan- igualmente sugestivas que ayudan a entender el
do los estadounidenses buscaban legitimación a actual papel de Estados Unidos en el mundo, so-
sus acciones en el exterior, no la buscaban en las bre las cuales volveremos más adelante. La pri-
instituciones supranacionales, sino en sus pro- mera es la idea de que su acendrado

17 Hobsbawm, Eric. Entrevista sobre el siglo XXI. Barcelona, Crítica, 1999, p. 66-677. Véase también Hobsbawm, Eric.
“Où va l’Empire américain”. En: Le Monde Diplomatique, París, junio de 2003.
18 Gray, John. Falso amanecer. Barcelona, Paidós, 2000, p. 14.
19 Kagan, Robert. “Desafío a la potencia hegemónica”. El País, 30 de marzo de 2003.
20 Ídem.
nacionalismo nutre el internacionalismo, y la otra saliendo de las manos y sigue siendo en el futuro
es el cuestionamiento del mito del aislacionismo, cercano una potencia global, aun cuando diste
de hecho, muy pocas veces practicado. Ambas te- de alcanzar el ejercicio de un dominio global, o
sis explican el compromiso de Estados Unidos intenta tomar distancia de estos circuitos para re-
con el mundo, el cual debe evolucionar a su ima- construir desde su país todo el inmenso anda-
gen y semejanza. miaje globalizante. Esto último se alcanzaría
Este cúmulo de factores histórico-ideológicos mediante el fortalecimiento de sólo aquellos ám-
constituye un conjunto de principios que compar- bitos que son considerados como indispensables
te la mayor parte de la elite dirigente y la sociedad por parte de las autoridades de la misma poten-
estadounidenses, con total independencia de los cia norteamericana, pero levantando grandes
colores políticos o las posturas ideológicas o reli- muros de contención contra aquellos segmentos
giosas. Se presentan diferencias, sin embargo, en y circuitos que sean evaluados en términos nega-
los procedimientos y en los mecanismos de reali- tivos. El carácter tenue de esta tensión radica en
zación de esta anhelada universalidad. que ambas propuestas no son antagónicas o
excluyentes; se diferencian en términos de sus
CLINTON Y BUSH: ¿GLOBALIDAD VERSUS enunciados.
DOMINACIÓN? De triunfar esta segunda postura, la
Los retos, desafíos y oportunidades que en- globalización no se revertirá, pero Estados Uni-
frenta Estados Unidos en su calidad de potencia dos perderá muchos de los atributos que lo han
análısıs polítıco nº 50

global ayudan a entender la aguda tensión que convertido en una potencia global y se aproxi-
recientemente ha tenido lugar en el interior mis- mará a lo que se entiende de modo tradicional
mo de la clase política norteamericana. Ésta se por una potencia clásica, más asociada al pasa-
encuentra frente a una enorme disyuntiva en do que al futuro, al nacionalismo que al
cuanto a la posición por adoptar de cara a la internacionalismo, al aislacionismo que a un
globalización y también al sistema mundial: mayor compromiso con el mundo. Es en este
[42] mientras un sector –generalmente demócrata– punto donde las dos tesis que antes destacába-
identifica el futuro de la posición líder de su país mos del planteamiento de Robert Kagan ad-
más comprometido con el progreso interde- quieren toda su importancia y significación. Y es
pendiente que suscita la globalización, lo que le que no sólo Estados Unidos se está jugando su
implica mayores compromisos con todo los paí- destino con el mundo; éste también se encuen-
ses del mundo, otro sector, predominante entre tra frente a la misma disyuntiva. La tensión, por
los tomadores de decisión de la actual adminis- tanto, no es solamente estadounidense, es
tración, sin pretender desglobalizarse ni planetaria, razón por la cual se hace más urgente
automarginarse de los actuales circuitos de com- encontrarle una salida que mancomune las dis-
penetración, se propone reconstruir el orden tintas voluntades.
mundial de una manera tal que Estados Unidos Esta tensión sobre cómo debe Estados Unidos
pueda seguir preservando su completa indepen- asumir la redefinición de su política internacio-
dencia, conserve su amplia supremacía y evite los nal transcurre paralela al salto que se ha presen-
efectos disruptivos externos y globalizantes que tado en dos de los más recientes ciclos de la
perturban a su sociedad. globalización, es decir, la fase sincronizada
Esta variabilidad de posiciones y de actitudes (1989-2000) y la colisión de globalizaciones, que
es quizás el último movimiento –un allegro, por debutó tras los eventos del 11 de septiembre. Si
supuesto, briosso– de lo que ha significado para el anterior ciclo de la globalización coincidió
Estados Unidos y para el resto del mundo la gran con el mandato del demócrata Bill Clinton, la ac-
pieza musical de Westfalia. La tensión entre estas tual fase debutó en los primeros meses del go-
dos posturas es muy sutil, pero profunda. No re- bierno republicano de George W. Bush. Esta
presenta una vuelta a la histórica contradicción coincidencia, que no es del todo fortuita, resulta
entre el aislacionismo y el internacionalismo. ser un asunto importante puesto que se presen-
Constituye más bien una discordancia entre dos tan mutuas retroalimentaciones entre la volun-
propuestas orientadas a realizar el compromiso tad que expresan estas autoridades con la lógica
de los Estados Unidos con el mundo, pero con implícita del correspondiente ciclo globalizante.
énfasis diferenciados: o la gran potencia evolu- La anterior administración entendía la impor-
ciona en un sentido que le permita conducir y tancia que para Estados Unidos y el mundo tenía
reapropiarse de una globalización que se le está el fortalecimiento de la globalización y, a su vez,
estudios
la intensificación y sincronización de este fenó- dos Unidos: sólo lo hizo más estadounidense”21.
meno, razón por la cual favorecía la enunciación A diferencia del compromiso del antecesor en
de este tipo de posiciones. La actual administra- los asuntos mundiales (organización e
ción, por su parte, más estadounidense que glo- institucionalización de una economía mundial
bal en sus definiciones e intereses, se abierta, apoyo a procesos de paz en Irlanda del
desenvuelve en un contexto en el cual prolifera Norte y el Medio Oriente, intermediación en los
el desencanto y se multiplican los temores a un conflictos yugoslavos, etc.), el nuevo equipo en el
mundo más interdependiente e interconectado. poder ha sustituido la anterior política interior
En cuanto a su posición frente al mundo, el mundial por una política exterior localizada, que
gobierno de Clinton se caracterizó por conjugar sin ser aislacionista, ha derivado en una variante:
elementos realistas y liberales en la actuación in- el intervencionismo unilateral. Dominique Moïsi
ternacional de su país. Bill Clinton expresó resume el dilema en los siguientes términos: “Du-
elocuentemente su manera de entender el papel rante la presidencia de Bill Clinton, los estadouni-
de Estados Unidos cuando aseveraba que su polí- denses deseaban salvar al mundo, aunque de
tica exterior era una forma de política interior mala gana. Con Bush, pretenden protegerse del
mundial. No fue casualidad que luego del arribo mundo o incluso retirarse de él”22.
del candidato demócrata a la Casa Blanca se Entre los factores que ayudan a entender este
creara una subsecretaría de asuntos globales en cambio de orientación de la política internacio-
la Secretaría del Departamento de Estado. El nal de Estados Unidos, un papel central le co-

análısıs polítıco nº 50
sentido intrínseco de su estrategia se caracteriza- rresponde nuevamente a la historia y a la misma
ba por un interés en intentar armonizar la con- globalización. Como adecuadamente argumenta
servación del predominio norteamericano en el Alessandro Portelli23, el escaso conocimiento del
mundo con un énfasis en la expansión de los resto del mundo por parte de la opinión pública
mercados y la propagación de la democracia, y de los grupos dirigentes de Estados Unidos es
principios que debían conducir a un mundo más el producto de una visión históricamente radica-
integrado y seguro. No fue una mera casualidad da en su propia colocación geopolítica: la combi- [43]
que la prestigiosa revista Foreign Policy lo definiera nación de aislamiento geográfico original y de
como “el presidente de la globalización”, entre superpotencia actual hace que Estados Unidos
otras, porque hizo que la OTAN incorporara nue- sea objeto de la tentación de convencerse que no
vos países, orientó la APEC hacia una zona de li- tiene necesidad del resto del mundo. En el pre-
bre comercio y le dio alta prioridad en su política sente, la vieja distinción entre asuntos internos y
internacional a los asuntos medioambientales. externos prácticamente ha desaparecido. En un
Si retomamos la tipología planteada por mundo globalizado, los acontecimientos y las si-
Joseph Nye de las tres dimensiones en las que se tuaciones que tienen lugar por fuera de los
realiza el poder en las relaciones internacionales confines de América tienen un impacto mayor
(militar, económico y soft), se puede observar en el plano interno. Estados Unidos está conven-
que la anterior administración demócrata se in- cido de que sus intereses son los intereses del
clinaba por fomentar la segunda y tercera di- mundo entero y se prepara a traslapar sus pro-
mensión del poder y optaba por reducir pios intereses al resto de naciones pues conside-
deliberadamente el peso del duro poder militar. ra que tiene que asumir esta responsabilidad
No fue un accidente que durante esos gobiernos para con los demás. En cualquier caso esto no es
el presupuesto militar disminuyera como porcen- una cuestión de hipocresía: es muy fuerte en Es-
taje del PIB. tados Unidos la convicción de que los intereses
Esa orientación política sufrió un giro radical propios coinciden con los intereses generales,
con el advenimiento del gobierno republicano porque es fuerte la sensación que entre sí y el
en enero de 2001, y particularmente luego del mundo no existen fronteras. Si Estados Unidos
ataque terrorista a las Torres Gemelas y al no tiene confines que lo contengan, entonces co-
edificio del Pentágono. Como asegura Robert rre el riesgo de no tener confines que lo prote-
Kagan, “El 11 de septiembre no cambió a Esta- jan. Por eso, el gobierno de Estados Unidos está

21 “Desafío a la potencia hegemónica”. El País, 30 de marzo de 2003.


22 Moïsi, Dique. “La verdadera crisis del Atlántico”. En: Foreign Affairs en español, otoño-invierno de 2001.
23 Portelli, Alessandro. “La cultura de Bush”. La Rivista del Manifesto, Nº. 33, noviembre de 2002.
interesado en dotarse de nuevos límites. El cam- ble si el objetivo consiste en mantener los servi-
bio semántico de un peligro inminente por un cios de la seguridad social. El otro medio em-
peligro en potencia significa que no es más nece- pleado “para hacer volver a Estados Unidos al
sario que el enemigo haga o intente hacer algu- capitalismo no regulado anterior al siglo XX es
na cosa para convertirse en objeto de la acción cultivar una psicología de guerra, de manera que
preventiva. Basta con que se encuentre en grado cualquier crítica a la política republicana conser-
de hacerlo, que sólo tenga la intención, que pue- vadora se condena por considerarse una desleal-
da tenerla en el futuro, para que se convierta en tad en época bélica”24.
una amenaza potencial. Si la administración Clinton fusionó de modo
La propuesta básica del equipo republicano particular las opciones liberales con las realistas
que actualmente ocupa la Casa Blanca consiste, dentro de un marco de mayor interdependencia,
por tanto, en levantar nuevos limes entre su país y el gobierno de Bush, que no ha renegado del li-
el resto del mundo. Como esta tarea es imposi- beralismo, ha pretendido potenciarlo dentro de
ble de realizar desde un punto de vista los marcos de una mayor independencia para su
geográfico o espacial, tanto por las condiciones país. De ahí que haya aparecido como una con-
naturales de Estados Unidos como por la intensi- tradictoria postura que conjuga
dad que ha alcanzado la misma globalización, de intervencionismo (nacional) con liberalismo (in-
la que la potencia del Norte constituye el nervio ternacional).
central, la única alternativa consiste en recurrir a El nuevo enfoque que se ha desarrollado so-
análısıs polítıco nº 50

aquellos procedimientos políticos y militares que bre todo en estos últimos dos años conlleva, en
producen nuevos mecanismos de contención. La cambio, una mezcla de idealismo y realismo. Por
guerra preventiva ha sido el principal procedi- un lado, hay idealismo en la distinción entre es-
miento sugerido para producir ese divorcio (li- tados “buenos” y “malos”, así como en la creen-
mes), ejercer un necesario control y asegurar la cia en que las reformas económicas y políticas de
conservación de su dominio. los estados a favor de una liberalización interna y
[44] Es a partir de este tipo de observaciones de una mayor apertura exterior producirán una dis-
índole más general que se puede entender el ca- minución de su agresividad. Sin embargo, no se
rácter revolucionario que anhela asumir el go- trata del clásico idealismo que la literatura aca-
bierno republicano. Esta propuesta preventiva démica sobre relaciones internacionales suele
de la administración Bush no representa un pro- calificar como “liberal”. Según éste, la paz debe-
yecto reactivo, conservador o apegado a un an- ría ser sobre todo el resultado del derecho inter-
helado y, hoy por hoy, irrealizable pasado. Por el nacional y las organizaciones
contrario, es un proyecto que, con sus radicales intergubernamentales, incluida en lugar prefe-
propuestas, asume un formato radical dentro del rente, en el mundo de hoy, la Organización de
espíritu de una nueva revolución conservadora. Naciones Unidas. En el nuevo enfoque dominan-
El gobierno Bush constituye una reedición de la te en la política exterior norteamericana, en
revolución conservadora, que en una versión an- cambio, y ante la ausencia de una autoridad
terior fue impulsada por Ronald Reagan en la mundial vinculante y efectiva, la paz debe ser im-
década de los ochenta, en tanto que no sólo puesta por un árbitro que sea capaz de proteger
plantea una política exterior más beligerante, a cada uno de los estados de las agresiones de los
sino también porque con sus políticas está demás. En conjunto, la inspiración de la actual
desafiando el capitalismo “moderado”, elemento política americana podría ser calificada de “rea-
característico de esta nación durante todo el si- lismo moral”25.
glo XX. Para alcanzar este objetivo está emplean- Si retomamos nuevamente la tipología pro-
do dos medios: la política de reducción de puesta por el politólogo Joseph Nye, la adminis-
impuestos en condiciones en que incrementa el tración republicana ha introducido un cambio
déficit. Como señala un historiador norteameri- radical en la articulación de las dimensiones en
cano, para los conservadores generar déficit es que se sustenta el poder internacional: su estrate-
un asunto tolerable cuando se trata de realizar gia se centra prioritariamente en la primera di-
gastos militares, pero es una cuestión inadmisi- mensión –el duro poder militar– y ha relegado

24 Jackson, Gabriel. “¿Hacia dónde va Estados Unidos?”. El País, 13 de junio de 2003.


25 Colomber, Joseph. “11-S”. 11 de septiembre de 2003.
estudios
tras bambalinas a las otras dos. Esta escogencia do por los otros influyentes miembros del ac-
obedece a que en el plano económico Estados Uni- tual gobierno norteamericano, se desprende la
dos enfrenta serios competidores, y su capacidad idea de que se debe recelar de los organismos
para imponer su voluntad se ha visto seriamente internacionales, porque éstos no siempre son
aminorada en condiciones en que la tercera di- agentes facilitadores para la realización de los
mensión, compuesta por los flujos migratorios, los intereses nacionales de Estados Unidos. La im-
intercambios culturales, comunicacionales, portancia asignada a este predominio de los in-
internet, terrorismo, etc., constituye un ámbito en tereses norteamericanos es uno de los factores
el cual actúan actores no estatales se comunican y que explica por qué la administración Bush no
actúan sin ser obstaculizados por la interferencia estuvo dispuesta a suscribir el Tribunal Penal
de ningún gobierno. En este nivel, “el poder de Internacional, desconoció acuerdos en que se
los Estados es, en buena medida, neutraliza- había comprometido la administración ante-
do”26. Esta transmutación de los ejes definidores rior, como el de Kyoto sobre el calentamiento
de la política exterior norteamericana, que ha del planeta, rehusó rubricar el Tratado de pro-
marginado su dimensión mundial por otra hibición de minas antipersonas e incluso se
nueva de estirpe nacional, obedece a que este opuso a los acuerdos de la OCDE sobre los pa-
equipo en el poder maneja un proyecto de raísos fiscales.
Estados Unidos y del mundo, que garantice la En el fondo, la divergencia más profunda en-
plena supremacía del primero por sobre el tre estas dos administraciones –la demócrata y la

análısıs polítıco nº 50
segundo. republicana– se presenta en relación con la
Quien mejor ha explicado estas nuevas coor- globalización. Como señala Pierre Hassner, “la
denadas de la política exterior norteamericana prioridad de Clinton era doméstica y global y la
durante la actual administración Bush ha sido de Bush, nacional e imperial” (“El diseño del
Condoleeza Rice, consejera de Seguridad Nacio- nuevo imperio”, El País, archivo, diciembre de
nal, quien, en un artículo escrito antes del arribo 2002). Ambos gobiernos difieren en la medida
de los republicanos al poder y que fue publicado en que el de Clinton se identificaba con el [45]
por la revista Foreign Affairs en el invierno de globalismo, es decir, constituía un intento de
2001, argumentaba sobre la necesidad del go- promover y profundizar la globalización, mien-
bierno de actuar a partir del interés nacional de tras que el de Bush se propone ejercer un con-
Estados Unidos y no de los intereses de una ilu- trol sobre la misma. Andrés Ortega hace unos
soria comunidad internacional. Su tesis central meses recordaba que en una comparecencia a
se articula en torno a la idea de que Estados Uni- mediados de febrero de 2003 ante una comisión
dos debe ocuparse de sus intereses nacionales, del Senado estadounidense, los jefes de tres ser-
pero como éstos se encuentran diseminados por vicios de inteligencia, George Tenet (de la CIA),
todo el globo, tiene que realizarlos en cualquier el vicealmirante Lowell Jacoby (de la agencia de
parte. inteligencia de defensa –DIA– del Pentágono) y
Robert Mueller III (del FBI) coincidieron en su
Los acuerdos con instituciones multilaterales no apreciación de los peligros que entraña la
deben ser fines en sí mismos. Los intereses esta- globalización.
dounidenses se promueven a través de alianzas Si ésta ha impulsado la economía, también se
fuertes y pueden alentarse en las Naciones Uni- ha convertido en una grave amenaza para Esta-
das y otras organizaciones multilaterales, así dos Unidos, al facilitar el crecimiento de las re-
como con acuerdos internacionales bien concebi- des terroristas, la proliferación de los
dos. Sin embargo, muchas veces al gobierno de conocimientos tecnológicos para fabricar armas
Clinton le ha preocupado tanto encontrar solu- de destrucción masiva, la multiplicación de esta-
ciones multilaterales a los problemas que ha dos fracasados que tienen que hacer frente a cre-
firmado acuerdos que no tienen en sus miras los cientes problemas de insurgencia y el aumento
intereses estadounidenses27. del anti-americanismo y de los rencores contra
un Estados Unidos dominante28.
De esta tesis de Rice, pensamiento comparti- Este intento por establecer mecanismos de

26 Innerarity, Daniel. “Los límites del poder”. El País, 8 de febrero de 2003.


27 Rice, Condoleeza. “La promoción del interés nacional”. En: Foreign Affairs en español, enero-febrero de 2001.
28 Ortega, Andrés. “Imperio contra globalización”. El País, 2 de marzo de 2003.
control sobre la globalización por parte del ac- por ejemplo en la base de Guantánamo.
tual gobierno se observa claramente cuando se Pero ese no es el único rasgo que asume este
tiene en mente que últimamente ha emprendido Estado policíaco. También se vislumbra su fantas-
acciones tales como la instauración de mayores mal figura en las denuncias de innumerables
controles a la inmigración legal, ha establecido exacciones cometidas contra la población ex-
un creciente proteccionismo comercial, ha esti- tranjera en Estados Unidos. Human Right Watch
mulado el aumento de los subsidios agrícolas, ha constataba que a finales de 2002 las agresiones
promovido la iniciativa de defensa de los conte- sufridas contra la población musulmana de Esta-
nedores, la cual establece que algunos puertos dos Unidos se habían incrementado desde el 11
sean vigilados de modo estricto para controlar de septiembre en un 1.7700%31. Si bien los ciu-
los cargamentos que salen con destino a Estados dadanos musulmanes han sido los principales
Unidos, o cuando se ha propuesto vigilar la in- damnificados, son los que de modo más directo
formación científica y técnica en internet, sobre han sufrido en carne propia la violenta reacción
todo aquella que puede ser utilizada para fines institucional a que dio lugar el 11 de septiembre
militares o terroristas. Según Nairn, la guerra en de 2001, las otras minorías no han corrido mejor
Irak no es por el petróleo, sino contra la suerte. La comunidad latina en Estados Unidos
globalización, un “intento de militarizar el domi- también ha visto pesar sobre sí el fantasma de la
nio económico que Estados Unidos disfrutó en discriminación, y en ocasiones ha visto algunos
los años noventa”29. de sus derechos conculcados32.
análısıs polítıco nº 50

Las diferencias entre estos dos enfoques de la Un ejemplo que ilustra muy bien el peso des-
globalización no se deben únicamente a que am- medido que se les asigna a las funciones policía-
bas administraciones se hayan localizado en ci- cas y que al mismo tiempo confirma la tesis de
clos distintos de la globalización. El problema que la política que promueve la actual adminis-
central constituye un asunto de enunciación y de tración que ocupa la Casa Blanca no es contraria
voluntad política, así como de concepción de a la globalización, sino que pretende ejercer un
[46] cuál es el papel anhelado que se le asigna a Esta- mayor control sobre ella, lo encontramos en el
dos Unidos en el mundo. hecho de que este Estado policíaco no pretende
¿Qué elementos justifican y explican este radi- confinarse a las fronteras nacionales. En su de-
cal cambio de posición de las autoridades norte- clarado combate contra la amenaza del terroris-
americanas frente al mundo y la globalización? A mo, el Pentágono ha comenzado a desarrollar
nuestro modo de ver, dos elementos han incidi- una vasta red de espionaje global. El plan Total
do en esta reorientación. El primero tiene que Information Awareness se propone rastrear diaria-
ver con las secuelas que dejó el ataque terrorista mente miles de millones de transacciones banca-
del 11 de septiembre en la clase dirigente y en la rias, comunicaciones, compras, viajes,
sociedad norteamericana y, el segundo, con la documentos de identidad o historiales médicos y
naturaleza del núcleo duro de la administración laborales de ciudadanos de todo el mundo, a los
Bush. que tendrán “acceso instantáneo” los servicios se-
En un trabajo anterior establecíamos una dis- cretos de Estados Unidos (El País, 1 de diciem-
tinción entre las consecuencias inmediatas y de bre de 2002). El 12 de mayo de 2003, el
largo plazo a que dio lugar el atentado del 11 de periódico El Tiempo denunció la adquisición de
septiembre30. Algunas de las inmediatas sobre las este tipo de información sobre más de 30 millo-
que conviene volver brevemente son las siguien- nes de colombianos por una empresa norteame-
tes: luego del ataque terrorista, el Estado norte- ricana. En Argentina y México la adquisición de
americano asumió posiciones más policíacas. Las información de sus connacionales por parte de
leyes antiterroristas abrieron la posibilidad de instituciones norteamericanas ha agitado un
practicar detenciones excepcionales por tiempo gran debate, porque se teme que desencadene
indefinido y que se crearan los tribunales milita- consecuencias completamente impredecibles. In-
res especiales para juzgar a los extranjeros, como formación de prensa señala también que el Pen-

29 Nairn, Tom. “America: enemy of globalisation”. En: opendemocracy.net, 2003.


30 Fazio Vengoa, Hugo. El mundo después del 11 de septiembre. IEPRI y Alfaomega, 2002, pp. 45-59.
31 El País, 20 de noviembre de 2002.
32 Roas Marcos, Luis. “Hispanos en Estados Unidos: una convivencia en peligro”. El País, 177 de febrero de 2003.
estudios
tágono está desarrollando un sistema de vigilan- multilaterales. El propósito era impedir que se
cia basado en computadoras y miles de cámaras consolidaran nuevos contextos de interdepen-
para rastrear, grabar y analizar, por ejemplo, el dencia política y asumir más bien como propósi-
movimiento de cada vehículo (y sus pasajeros) to tratar de conducir el proceso de manera tal
de una ciudad extranjera33. que Estados Unidos gozara de una gran capaci-
Claro que para hacer plena justicia debemos dad de dirección, estableciendo de paso una
recordar que este endurecimiento de posiciones frontera entre su país y el resto del mundo.
no ha sido una práctica exclusiva de las autorida- Pero también luego del ataque del 11 de sep-
des estadounidenses. En Europa Occidental se tiembre se hizo más fuerte la concepción realista
ha presentado una situación análoga. Los dere- de las relaciones internacionales que se propone
chos humanos fundamentales en los países de la fortalecer la concentración del poder en el Ejecu-
Unión Europea sufrieron en 2002 un grave re- tivo y la conservación de un elevado grado de con-
troceso en favor de la seguridad. Ésta ha sido senso ciudadano en torno al gobierno, situación
también una de las consecuencias originadas por que vigoriza el Estado maximal de Bush, tan con-
los ataques terroristas del 11 de septiembre, se- trario a las tradiciones políticas norteamericanas.
gún concluye un estudio elaborado por expertos Este no podrá institucionalizarse a menos que la
independientes de los quince países miembros. guerra se eternice. Éste es sin duda el sentido es-
Las condiciones de detención, la condido del discurso ante la fecha invariable de la
confidencialidad sobre datos privados, la libertad nueva presidencia imperial. Al argumentar que el

análısıs polítıco nº 50
de expresión y las leyes restrictivas con los 11 de septiembre marcó el inicio de una nueva
inmigrantes son algunos de los aspectos más guerra mundial, que era el Pearl Harbor del siglo
preocupantes en el informe34. El tema es inquie- XXI, anunciaba una lucha global contra el terro-
tante porque lo que está en juego es ni más ni rismo, sin límites espaciales ni temporales36.
menos que la libertad y la democracia. Conviene Ha sido en este contexto donde ha entrado a
recordar las palabras del escritor Norman Mailer, actuar el segundo elemento: la naturaleza radical
quien hace poco recordaba que “la libertad es del equipo que se encuentra con Bush en el po- [47]
frágil y, si no trabajamos por ella, la vamos a per- der. En el ejercicio de la política exterior y de se-
der, porque la democracia no es el estado natu- guridad es posible observar que se ha
ral del ser humano en sociedad, más bien lo consolidado un grupo inusitadamente homogé-
contrario, hay que esforzarse mucho simplemen- neo que provee a la enorme capacidad militar y
te para mantenerla”35. recursiva de Estados Unidos una inmensa volun-
Otra secuela inmediata del acto terrorista se tad de acción. Diversos analistas han afirmado
observa en la manera como el gobierno de Esta- que el núcleo conservador norteamericano está
dos Unidos asumió la respuesta al ataque terro- compuesto por varios grupos. De acuerdo con
rista. Después de haber recibido el aval de la Woodward37, éstos se dividen en: personas que
OTAN y la ONU para que mancomunadamente participaron en la Administración Reagan y que
se organizara la retaliación contra aquellos que interiorizaron el rígido y maniqueísta esquema
habían perpetrado y patrocinado el bárbaro ata- de la guerra fría, representantes del complejo
que, la administración Bush prefirió actuar en militar e industrial, fundamentalistas cristianos
solitario para poder así disponer de un amplio de derecha y defensores a ultranza de Israel.
campo de maniobra en la organización de la re- Estos nuevos líderes de Washington mantie-
presalia. La Casa Blanca desechó la opción nen una visión que es radical y utópica, por un
multilateral y optó por la acción unilateral. Ésta lado, y complaciente, por el otro. Su utopismo
fue una evidente operación encaminada a inten- consiste en su creencia en que la dominación es-
tar prevenir que el gobierno norteamericano tadounidense de la sociedad internacional es la
quedara amarrado por los compromisos conclusión natural de la historia, ya que, como el

33 Clarín, 3 de julio de 2003.


34 El País, 6 de mayo de 2003.
35 “Lo único que hemos llevado a Irak es violencia y muerte”, Clarín, 23 de junio de 2003.
36 Golub, Philip S. “Retour à una presidence impériale aux Etats-Unis”. En: Le Monde diplomatique, París, enero de
2002.
37 Woodward, Bob. Bush en guerra. Bogotá, Península/Atalaya, 2002.
propio presidente Bush dijo recientemente en Si, a diferencia de Estados Unidos, Europa tuvo
West Point, es el único modelo de progreso hu- tras el fin de la guerra fría su Perestroika, similar a la
mano que sobrevive. Su complacencia radica en gorbachoviana, que condujo a la Unión Europea a
que piensan que el poder estadounidense puede proseguir en la senda de la integración al tiempo
cambiar este nuevo mundo. Creen en el uso sin que construía las bases para constituir una Gran
escrúpulos del poder estadounidense. Se mues- Europa, por medio de una inusual ampliación en
tras hostiles a las coacciones internacionales y dirección a países que se encontraban previamente
contemplan el derecho internacional como algo al otro lado de la cortina de hierro, lo que indujo a
pasado de moda en importantes aspectos38. que en los noventa apareciera una fisura en la con-
Difícil es conocer en detalle los entretelones de cepción que del mundo tienen los europeos y los
las altas esferas del poder de la Casa Blanca y del norteamericanos, el problema religioso se ha con-
Pentágono como para poder establecer a ciencia vertido en otro factor que ha ensanchado la brecha
cierta el número y el grado de influencia de estos entre las dos orillas del Atlántico. Javier Solana re-
distintos grupos. Una cosa, sin embargo, queda sume brevemente esta disimilitud cuando anota
completamente clara. Como demuestra el famoso que “la certeza moral de un Estados Unidos relati-
periodista Bob Woodward, quien ha tenido acceso vamente religioso encuentra difícil paralelo en una
directo a información incluso confidencial del sa- Europa principalmente secular. Una sociedad reli-
lón Oval, el gabinete de guerra es quizá más fuerte giosa explica el mal en términos de elección moral
ahora que en 1991, porque son básicamente las y libre voluntad, mientras que una sociedad civil
análısıs polítıco nº 50

mismas personas, con más experiencia. Hay que busca las causas del mal en factores psicológicos o
hacer una salvedad con el presidente. El de enton- políticos”41.
ces, George Bush padre, llevaba como ahora su El énfasis en esta dimensión religiosa no cons-
hijo, un par de años en la Casa Blanca. Pero aquel tituye una demostración de que el mundo habría
Bush había sido director de la CIA y vicepresiden- entrado en la senda del choque de civilizaciones
te, y conocía bien la administración estadouniden- o de religiones. Más bien, se debe considerar el
[48] se, los servicios secretos y la diplomacia mundial. papel de la religión como un acto de fe que le da
Era mucho más experto que George W. Bush39. consistencia y eleva al rango de “cruzada” la con-
La idea central que convoca a este núcleo está cepción política prevaleciente, cuyos orígenes y
conformada por los destellos de la guerra fría referentes se construyen de acuerdo con el para-
que todavía perduran en la mente de los altos digma de la guerra fría. Ésta es la razón que ex-
funcionarios de la Casa Blanca y del Pentágono. plica que Bush afirmara que tomó la decisión de
En parte, esto obedece a que muchos de ellos se ir la guerra “porque la Historia nos ha encomen-
educaron y actuaron con anterioridad dentro de dado esa misión”42.
los cánones de ese rígido guión. La superviven-
cia de esta concepción no es, sin embargo, un ¿ P OT E N C I A G LO B A L V E R S U S D O M I N A C I Ó N
hecho fortuito. Como señala Mary Kaldor: “La G LO B A L ?
Unión Soviética tuvo su Perestroika; Estados Uni- A primera vista, podría considerarse afortu-
dos, no. Y la cultura política norteamericana de nado y aventajado aquel país que alcance el
hoy sigue marcada por esos cincuenta años de estatus de potencia global. Su existencia y su
enfrentamiento bipolar”40. resplandor, sin embargo, pueden ser mucho
Además de esta cosmovisión que se despren- más efímeros y aleatorios que la imagen que
de de un orden político y geopolítico anterior y evoca el concepto. Esto obedece al hecho de
que se ha plasmado en una reorganización de las que una potencia global encuentra ventajas y
fuerzas militares y en la determinación de las desventajas en su ejercicio del poder. Entre las
nuevas amenazas, otro referente que ha entrado primeras se pueden encontrar las formas más
a desempeñar un papel no menos significativo es sutiles de dominación, su control de las redes
el de la religión. de poder, su predominio sobre las nuevas espe-

38 Pfaff, William. “Unilateralismo y alianzas”. El País, 2 de septiembre de 2002.


39 Woodward, Bob. “El gabinete de guerra es más fuerte que 1991”. El País, 2 de febrero de 2003.
40 El País, 6 de abril de 2003.
41 Solana, Javier. “Las semillas de una posible ruptura entre Estados Unidos y Europa”. El País, 13 de enero de
2003.
42 El País, 18 de julio de 2003.
estudios
cialidades temporalizadas globalizantes y su ca- tución de alianzas, sean éstas económicas, políti-
pacidad para ejercer atractividad, es decir, con- cas o militares. Es cierto que las coaliciones
vertirse en referente de acción y emulación por crean facilidades, reducen costos y permite desa-
parte de los demás países y actores. rrollar actividades a gran escala. Pero las alianzas
En efecto, fue a partir de su posición de pri- establecen también límites al ejercicio del poder
mera potencia económica, financiera, militar y porque precisan del apoyo y de la buena disposi-
política mundial, que sobre todo desde inicios ción de otros actores para la realización de sus
de la década de los años noventa se comenzó a objetivos, los cuales no siempre son globales,
asistir a un proceso de rehegemonización norte- pues en ocasiones son estrictamente nacionales.
americana del mundo, lo que denotaba una vez Como señala Jürgen Habermas:
más su inmenso poderío. Como señalábamos en
una investigación anterior43, esta las objeciones empíricas a las que se expone la
rehegemonización se ha observado en el interés visión estadounidense tienen que ver con su via-
creciente de las elites políticas y económicas de bilidad: la sociedad mundial se ha vuelto dema-
prácticamente todo el mundo por acercarse a los siado compleja como para poder seguir siendo
Estados Unidos para reproducir en sus propios piloteada, desde un centro, mediante una políti-
países el tipo de capitalismo norteamericano (re- ca que se base en la fuerza militar. Frente a las
ducción del Estado, flexibilización laboral y libe- redes horizontales, a la comunicación cultural y
ralización de los circuitos económicos y social, una política que retorna a la forma

análısıs polítıco nº 50
financieros), buscar integrarse con la potencia hobessiana original del sistema de seguridad
del Norte por los beneficios políticos además de policial jerarquizado es inevitablemente
económicos que una alianza tal depara, facilitar obsoleta44.
la transferencia de los grandes logros norteame-
ricanos (tecnológicos, formas de gestión, capita- Tanto en el plano económico como en el po-
les) y, para el caso de países pequeños, garantizar lítico podemos encontrar ejemplos adecuados.
un manto de estabilidad que sólo la potencia del [49]
La guerra del Golfo de 1991, la intervención en
Norte puede asegurar. Es decir, se advierte que Afganistán en octubre de 2001 y la reciente inva-
más allá de las acciones mundiales que desplie- sión de Irak constituyen evidentes demostracio-
gan los Estados Unidos en los diferentes confines nes de que el gobierno de Estados Unidos
del globo, este país se ha convertido en un polo requiere la colaboración, la asistencia y el apoyo
que ejerce un magnetismo centrípeto y que tien- de otros actores para alcanzar sus objetivos. Por
de a atraer a buena parte de los estados hacia su su parte, emprender acciones en contra vía de la
órbita. En la medida en que Estados Unidos es el voluntad de los más importantes o de la mayoría
país que más ha contribuido a desplegar las ten- de los actores no sólo le resta legitimidad a las
dencias globalizadoras en los distintos campos, actividades de la potencia global, sino que segu-
esta atracción que ejerce facilita la irradiación de ramente terminará comprometiendo sus resulta-
la globalización hacia nuevas regiones y muestra dos, como ha quedado palmariamente
la perseverancia de muchos estados por adaptar- demostrado luego de la invasión de Irak.
se a la globalización tal como se pregona desde También desde otro ángulo la globalidad de
Washington. su poder puede convertirse en una camisa de
Las ventajas que le depara su condición de fuerza. Una potencia global debe disponer de
potencia global tienen, sin embargo, un reverso una amplia gama de recursos para hacer valer los
de la medalla. Una potencia global tiene tam- distintos ámbitos en los que se realiza el poder in-
bién que asumir una serie de costos, muchos de ternacional. Debe propender por un adecuado
los cuales se escapan a su control. Dados los altos equilibrio entre todos ellos para mantener nivela-
niveles de compenetración y la magnitud de los da la balanza. El desnivel simplemente no basta.
problemas que aquejan al mundo en su conjun- El caso de Rusia lo ejemplifica magistralmente.
to, Estados Unidos sólo puede realizar su supre- Gran potencia militar nuclear, con capacidad para
macía y encontrar mecanismos para la destruir la vida sobre el planeta, pero con un pro-
resolución de los problemas a través de la consti- ducto interno bruto del tamaño del de los Países

43 Fazio Vengoa, Hugo. El mundo frente a la globalización. Diferentes maneras de asumirla. Ob. cit.
44 “La revolución según Washington”. Clarín, 12 de mayo de 2003.
Bajos. Rusia simplemente puede aspirar a con- acontecimientos, coyunturas y procesos. Esto
vertirse en una ligera potencia regional. Pero significa que una potencia global encuentra su
mantener este equilibrio no es una tarea fácil. accionar encadenado a múltiples situaciones,
Ocurre que recurrentemente se están muchas de ellas provenientes de temporalidades
modificando los factores en los que se realiza la distintas, que alteran su capacidad de acción y
globalización. En la guerra fría eran políticos y crean una disfuncionalidad entre los objetivos y
militares, en los noventa fueron básicamente los resultados.
económicos, y hoy por hoy adquieren mayor re- Estos costos que acabamos de comentar de-
levancia los culturales, siendo imposible saber a muestran que el estatus de potencia global pue-
ciencia cierta cuáles serán en el futuro, incluido de ser en realidad bastante efímero en razón de
el más cercano. Una potencia global debe pro- la aceleración de las transformaciones en los dis-
pender por un equilibrio necesario para tintos niveles en los cuales se realiza el poder in-
reacondicionarse, actuar en cada uno de ellos y ternacional, y porque el unilateralismo
sustentar su hegemonía en estos disímiles am- encuentra límites naturales que ni siquiera el po-
bientes. Éste es un importante deroso gobierno de Estados Unidos puede a fu-
condicionamiento que le impone un mundo turo forzar.
globalizado porque en cada uno de estos am- Esta situación la reconocía el mismo ex presi-
bientes se realiza de distinta manera la fuerza y dente Bill Clinton, quien, en un artículo publica-
el ejercicio de la hegemonía. do bajo el título “Estados Unidos debería liderar,
análısıs polítıco nº 50

Otra complicación que enfrenta una potencia no gobernar”45, señalaba que Estados Unidos se
global consiste en que para mantener su hege- encuentra en un momento único de la historia
monía debe propender por establecer mínimos humana con un dominio político, económico y
consensos sobre sus decisiones; debe preocupar- militar. Pero dentro de 30 años, la economía chi-
se porque todo el mundo se considere como par- na podría ser tan grande o más que la estadouni-
te integrante de sus determinaciones, lo que dense. La economía india también, si dejan de
[50] implica que debe abrir espacios que den cabida luchar con Pakistán y malgastar el dinero en ar-
a las demandas de los demás agentes y actores mamento. Dentro de 30 años, si la Unión Euro-
que gravitan en la vida internacional. pea sigue uniéndose política y económicamente,
Pero también una potencia global tiene que aumentará de igual manera su influencia política
asumir otro costo adicional. A medida que se y económica. Por tanto, en un mundo
intensifican las tendencias globalizantes y alcan- interdependiente, podemos liderar pero no do-
zan un mayor grosor los nuevos circuitos espa- minar (…) Debemos reconocer que nuestra in-
cios temporales globalizantes, se entrecruza el terdependencia planetaria, a pesar de ser algo
destino de todas las naciones, situación que con- maravilloso para aquellos de nosotros que esta-
duce a que en la medida en que se torna más in- mos bien situados para aprovecharla, sigue te-
tensa la globalización, se diluye el propósito niendo sus pros y sus contras. Nuestra apertura
universalista de la potencia del Norte dentro de en un mundo lleno de divisiones políticas, reli-
una nueva combinación que amalgama la volun- giosas, económicas y sociales aumenta también
tad de distintos actores. El asunto en el fondo nuestra vulnerabilidad e intensifica el dolor y la
consiste en que nada es más ajeno a una alienación de aquellos que se sienten apartados
globalización intensificada que la persistencia de de las ventajas de la interdependencia. Al fin y al
las potencias, sean éstas tradicionales, mundiales cabo, el 11 de septiembre, Al Qaeda utilizó las
o globales. mismas fronteras abiertas, la facilidad para viajar
Por último, una potencia global encuentra y el acceso a la información y a la tecnología que
otro obstáculo en el ejercicio de su poder. En los todos damos por hecho para matar 3.100 perso-
inicios del nuevo siglo, las condiciones en que se nas de 770 países, incluidos más de 200 musul-
atomizó el antiguo movimiento envolvente de la manes (…) ¿Cuál es la responsabilidad de
globalización que encontraba en su dimensión Estados Unidos en este momento de nuestro do-
económica el nervio central, demuestran que la minio? Creo que es la de construir un mundo
globalización carece de causalidades últimas y que avance más allá de la interdependencia, ha-
que sus impactos son más bien el producto de cia una comunidad planetaria integrada, con res-
determinadas resonancias que producen ciertos ponsabilidades, beneficios y valores compartidos.

45 El País, archivo, 2002.


estudios
De esta reflexión a que nos invita el ex presi- dos haya llegado a convertirse en una potencia
dente norteamericano, así como del breve análisis global, pero dista enormemente de la capacidad
que hemos realizado sobre las oportunidades, los para realizar una dominación global, razón por la
desafíos y costos que representa detentar el cual se plantea para Washington y el mundo el
estatus de potencia global, podemos extraer una imperativo de fortalecer los hilos de la interde-
importante conclusión. Puede que Estados Uni- pendencia.

análısıs polítıco nº 50
[51]
Procesos públicos de
esclarecimiento y
justicia de crímenes
contra la humanidad *

e n l a s e g u n da m i ta d d e l s i g l o x x , e l
desarrollo vertiginoso del derecho internacional,
de los derechos humanos y del derecho humanita-
rio conoció, como una de sus consecuencias más
destacadas, la creación de un nuevo marco para
nº 40-54

el debate público sobre las atrocidades del pasado.


50

A partir del Tribunal Militar de Nuremberg, en


págs.

1945, este debate ganó como escenarios los


polítıco
2004:

estrados judiciales, los procesos por crímenes de


análısıs

guerra y de lesa humanidad, y, más recientemente,


análısıs polítıco nº 50, Bogotá, enero-abril

las denominadas “comisiones de verdad” creadas


después de los conflictos armados o los regímenes
[52] Iván Cepeda Castro dictatoriales. La instauración de la Corte Penal In-
Claudia Girón Ortiz ternacional es un aspecto notable de este nuevo
Investigadores y defensores de marco universal para la sanción de las formas de
derechos humanos. violencia extrema.
Los múltiples procesos de rememoración, escla-
recimiento y justicia son un aporte considerable a
la democratización de las sociedades, pues contri-
buyen a la formación de la opinión y el espacio pú-
blicos. La experiencia de la difusión social de los
testimonios de las víctimas, la controversia en los
medios de comunicación y la divulgación de los in-
formes sobre los crímenes del pasado ayudan a
consolidar los espacios democráticos nacientes. En
dicho contexto, memorias colectivas –que durante
períodos de violencia y dominación han sido des-
conocidas– encuentran, poco a poco, espacios de
reconocimiento.
No obstante, el reconocimiento público de las
víctimas de los crímenes atroces cometidos en una
guerra o bajo un régimen dictatorial requiere un
conjunto de transformaciones que conduzcan al
establecimiento del vínculo colectivo lesionado o
* El presente artículo es resultado de la experiencia de los autores en destruido por la violencia generalizada. Esas trans-
el trabajo con víctimas de la violencia en Colombia. La reflexión formaciones se operan en situaciones conflictivas y
acerca de esta labor ha sido efectuada en la investigación “La controversiales. Por eso los problemas propios de
memoria de las víctimas de la violencia y la guerra” (2000-2003), los procesos sociales de superación de los críme-
realizada con el apoyo del Instituto Colombiano para el Desarrollo
ISSN 0121-4705

nes del pasado exigen una reflexión particular.


de la Ciencia y la Tecnología “Francisco José de Caldas” En el presente texto se desarrolla una serie de
(Colciencias) y del Instituto de Derechos Humanos de la
conceptos y tesis pertenecientes a la teoría de la
Universidad Católica de Lyon.
democracia
memoria, la verdad y la justicia en situaciones an- mado, etc. En la segunda parte, los temas de la
teriores, simultáneas o posteriores a transiciones reflexión son la realización del derecho a la ver-
a la democracia o negociaciones de conflictos ar- dad y la justicia, así como el carácter de las comi-
mados. A través de este análisis se pretende de- siones extrajudiciales de esclarecimiento. Allí se
mostrar que todo camino de superación real de examinan las diversas formulaciones que el dere-
la violencia y la guerra debe tener un carácter cho internacional ha elaborado con relación a
público (transparencia) y procesal (esclareci- los principios, procedimientos e instrumentos
miento). O en otros términos, que el trabajo de que deben ser puestos en práctica para garanti-
rememoración, el establecimiento de la justicia y zar la dignidad de las personas y la de los grupos
la elaboración de la verdad contribuyen efectiva- que han sido afectados por situaciones de violen-
mente a la democratización, siempre y cuando cia extrema.
comprometan a todos los estamentos sociales en El énfasis de los dos análisis mencionados se
diversas modalidades de transparencia, esclareci- centra en las fuentes de la teoría política que
miento y sanción de las acciones criminales que fundamenta determinados aspectos del derecho
han desestructurado el cuerpo social. público internacional, y en las fuentes normati-
Para argumentar estas ideas se realiza un estu- vas de los derechos humanos y del derecho hu-
dio en dos partes1. En la primera, se aborda la manitario: los instrumentos internacionales
cuestión del vínculo entre el trabajo de rememo- –convenciones, pactos, cartas o declaraciones–;
ración y los principios de la teoría de los dere- los informes producidos por los sistemas de

análısıs polítıco nº 50
chos humanos y el derecho humanitario. Así son protección y promoción internacional de los de-
tomados en consideración asuntos como la de- rechos humanos, y algunos aspectos de la juris-
ducción del principio de sustancialidad del pasado prudencia emitida por los tribunales ad hoc
en el marco de la teoría contractual; el papel de creados para el juzgamiento de los crímenes in-
la memoria en relación a la legitimación del po- ternacionales2.
der estatal; el contenido de la memoria en situa- Las nociones de crímenes de guerra y de lesa
ciones en que la potestad de uso de la fuerza se humanidad3 son aspectos primordiales de ambas [53]
emplea para fines arbitrarios o en que la socie- secciones, pues la definición de su naturaleza,
dad se encuentra en medio de un conflicto ar- sus modalidades específicas de perpetración y

1 En la investigación, el tratamiento de la problemática se realiza a través de un recorrido por las múltiples facetas
que tiene el trabajo de rememoración en el espacio público en situaciones simultáneas o posteriores a conflictos
armados o regímenes dictatoriales. A lo largo de la primera sección se descompone el contenido del concepto
de la memoria de las víctimas en tres preguntas que corresponden a los primeros tres capítulos del estudio:
¿Cuál es el contenido de esta memoria? ¿Quiénes son sus sujetos y en qué espacio se construye? ¿A través de qué
modalidades y prácticas se ejerce? En la segunda parte se abordan los vínculos contradictorios que ligan la
memoria y la historia, así como sus afinidades, diferencias y oposiciones. Con este objetivo se analizan dichos
vínculos desde la perspectiva del estudio de la historiografía, para luego enfocar el trabajo de memoria en el
espacio público y los procesos inherentes a la controversia social sobre los acontecimientos de violencia
generalizada. En el último capítulo de esta sección se hace un acercamiento a la teoría de los vestigios materiales
del pasado. La tercera parte está dedicada a la configuración de las categorías de víctimas y victimarios, a la
institucionalización de las prácticas sociales alrededor de la victimización y a las formas de resistencia que son
inherentes al trabajo de rememoración. En los tres capítulos finales del estudio se aborda la memoria de las
víctimas desde el campo del derecho internacional de los derechos humanos y el derecho humanitario. Este
recorrido incluye tres momentos: la presentación del principio sustancialidad del pasado en la teoría general del
contrato social, el problema del derecho de las víctimas a la verdad y la justicia, y la cuestión del reconocimiento
social de la inocencia de las víctimas y la responsabilidad de los victimarios en el espacio público. El fragmento
que se entrega a la revista Análisis político corresponde a esta parte final y se concentra además en la cuestión del
trabajo de las comisiones extrajudiciales de esclarecimiento y reparación (“comisiones de verdad”) por medio de
la labor de rememoración en el espacio público destinado a la superación de la violencia y a la construcción de
la democracia.
2 A excepción del sistema interamericano de protección de derechos humanos, no se hará alusión detallada en
esta presentación a la doctrina que han elaborado otros mecanismos de protección regional o convencional
sobre el deber de memoria, el derecho a la verdad y el derecho a la justicia.
3 La definición de estos crímenes encuentra una amplia gama de denominaciones en el campo del derecho y de
las ciencias sociales: formas de violencia extrema, crímenes en masa, crímenes internacionales, delitos atroces,
etc. En este texto se utilizan indiscriminadamente para designar siempre el mismo tipo de prácticas criminales.
sus consecuencias a la luz de la desarticulación especial, a la manera en que las víctimas y los au-
del cuerpo social, permite la comprensión del tores de los actos de violencia enfrentan la ten-
carácter de los procesos sociales tendientes a su sión que gira en torno a la elaboración real o el
superación. Otro concepto primordial de análisis acomodamiento y negación de las atrocidades
es el de “espacio público”, pues da cuenta de las del pasado.
situaciones e instancias en las que opera la ac- Una perspectiva adecuada para la compren-
ción social que garantiza la posibilidad de vivir sión de estos fenómenos es el estudio de los orí-
en comunidad y de construir las relaciones genes y de la teoría contemporánea de los
intersubjetivas. derechos humanos y del derecho humanitario,
Una última acotación preliminar. El objeto así como el estudio de las categorías políticas
del presente estudio no se circunscribe a la críti- que los fundamentan. La historia de la emergen-
ca de las condiciones de impunidad, o a la consi- cia de los derechos humanos está orgánicamente
deración de la superación de las atrocidades en ligada a la cuestión de la resistencia y la oposi-
una situación de violencia específica o en un ción ante los desafueros u omisiones del poder
conflicto armado particular. No obstante, salta a estatal. Por su parte, la formación del derecho
la vista que el tratamiento conceptual de la pro- humanitario atañe a la necesidad de limitar al
blemática planteada se ajusta bien a las exigen- máximo la acción bélica y la destrucción produ-
cias del actual contexto colombiano. Entre las cidas dentro de un conflicto armado.
situaciones de conflicto armado o de transición Como es bien sabido, los derechos humanos
análısıs polítıco nº 50

en las sociedades latinoamericanas, la colombia- se inscriben en la tradición liberal de la filosofía


na muestra un nivel de singular complejidad que contractual de la soberanía política, desarrollada
se desprende de la pluralidad de expresiones de especialmente en la Europa del siglo XVIII. Ex-
violencia, y también, por qué no decirlo, de las puestos sumariamente, los elementos básicos de
manifestaciones civilistas que reclaman la salida esta concepción se concentran en el estado de
de la violencia. La ausencia de experiencias pú- naturaleza, que da cuenta de una situación origi-
[54] blicas de memoria, verdad y justicia sobre las mo- naria ideal en la cual los seres humanos se en-
dalidades de violencia, y la proliferación de frentan entre sí para realizar su derecho natural
expresiones crónicas de impunidad y corrup- a satisfacer sus deseos. En este modelo inaugural,
ción, agregan niveles de dificultad adicionales a la lucha por la supervivencia se degrada irreme-
la tarea de superación de los aspectos más diablemente en una situación de guerra en la
destructivos de los períodos históricos marcados que el miedo a no poder garantizar la seguridad
por la confrontación armada. A la complejidad y el bienestar propios conduce a la violencia, y
de un tal panorama debe corresponder entonces en la que esta última genera un nuevo senti-
un trabajo de rememoración, verdad y justicia miento de miedo en un círculo vicioso sin fin.
proporcionalmente diverso y complejo. El lector Como se advierte, en esta representación ini-
percibirá, por tanto, que muchas de las tesis ex- cial de la filosofía contractual son atribuidos a
puestas están dirigidas a pensar los caminos de la los individuos una serie de derechos “naturales”
salida de la violencia en Colombia. que emanan de su propia esencia y que son, a di-
ferencia de los derechos positivos promulgados
MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS por el legislador, de carácter inalienable e
Y PA C TO S O C I A L inderogable, o en otras palabras, que están por
¿En qué consiste la relación que guardan los encima de cualquier limitación que sea dispuesta
conceptos de memoria, verdad y justicia o impuesta exteriormente a esa condición inma-
enmarcados en una situación de violencia gene- nente.
ralizada? Como se verá a continuación, la res- El requisito para la salida del estado de natu-
puesta a ese interrogante parte del análisis de la raleza, y el paso al estado político, es la celebra-
conducta que establecen el poder estatal o las ción de un pacto que permita garantizar de
partes de un conflicto armado hacia determina- manera permanente los derechos naturales pues-
dos aspectos de sus propias actuaciones, concre- tos en peligro en la lucha encarnizada de todos
tamente aquellas en las que está comprometido contra todos. Existen diferentes modelos de este
el uso de la fuerza y su justificación. Asimismo, pacto, pero todos coinciden en la constitución
ese análisis concierne a la posición que asume la de una instancia artificial garante de la palabra
sociedad (los individuos, grupos e instituciones) dada por quienes se someten conscientemente al
con relación a esas situaciones particulares, y en compromiso (T. Hobbes) o en la integración de
democracia
una “voluntad general” del cuerpo social (J. J. sus derechos e igualmente, por así decirlo, debe
Rousseau) o de un consenso político que haga “auto-controlarse” para que su acción u omisión
efectivo el respeto de los derechos naturales a la no lesione esos mismos derechos. Del cumpli-
igualdad y la libertad (J. Locke). El contrato se miento fiel de esta “regla de oro” –entendida en
efectúa entre los individuos, pero igualmente en- términos del ejercicio ecuánime de esas dos fun-
tre éstos y el Estado, la nueva entidad social que ciones– depende que exista la legitimidad del
surge en las condiciones políticas del pacto. poder, que los individuos permanezcan ligados al
Para la teoría general de los derechos huma- contrato y, por tanto, que no apelen a la desobe-
nos es fundamental la pregunta acerca de las diencia civil y al derecho, legítimo en este caso,
obligaciones que genera el pacto colectivo o su de resistencia a la opresión que corresponde a la
negación. Dicho en otros términos, la definición aspiración de todo ser humano a la libertad y la
de los derechos humanos –su sentido y orienta- dignidad4.
ción generales– se materializa con relación al La incompatibilidad de las facultades de con-
tipo de soberanía que emana del contrato, o de trol social y de autocontrol, que practica simultá-
un acto de imposición, y de las implicaciones neamente el poder político, plantea el problema
que ello tiene para quienes se someten, o son so- de si ese ejercicio puede llevarse a cabo de mane-
metidos, a las formas de soberanía. En las condi- ra legítima y equilibrada. Esta situación problemá-
ciones de las sociedades democráticas, cualquier tica ha tratado de ser resuelta a través de la teoría
debilitamiento, relajación o anulación del con- de la independencia de los tres poderes públicos,

análısıs polítıco nº 50
trol que debieran ejercer quienes se acogen al por medio de la cual la especificidad de tareas y el
poder estatal sobre este último abre el espacio control recíproco que ejercen entre sí el poder
para que proliferen formas de arbitrariedad o de ejecutivo, el poder legislativo y el sistema judicial
autoritarismo. En estos casos, la protección de resolvería, al menos parcialmente, el carácter
los derechos fundamentales, por medio de la jus- antinómico de la doble función del Estado5. Se
ticia institucional y la actuación pública de la so- dice “al menos parcialmente”, pues el problema
ciedad, es una mediación indispensable. Cuando del control social y del autocontrol contiene va- [55]
se trata de regímenes impuestos de facto, la resis- rias facetas. La primera de ellas atañe directamen-
tencia a la dominación asume la forma del traba- te al modo en que el Estado administra su
jo por el establecimiento del primado del potestad de punición de los delitos e ilegalidades
derecho sobre la fuerza. cometidos en el seno de la sociedad, y por tanto
Para detallar el sistema de relaciones políticas del uso justificado de la fuerza. Si el aparato es-
que se entabla en los regímenes de soberanía tatal no está en capacidad de garantizar la vida y
contractual cabe preguntar entonces en qué con- seguridad de sus asociados, si no ejerce el mono-
siste el contrato social en sí mismo. Del lado de polio de la fuerza y si la impunidad es “moneda
los individuos, el contrato representa el compro- corriente” en la sociedad, la legitimidad del poder
miso de respetar mutuamente sus derechos y de político queda cuestionada. Lo anterior es válido
acatar la autoridad del Estado. A su turno, este también para la situación opuesta, o sea ante cual-
último adquiere también una doble obligación quier acto en el que la potestad estatal de puni-
que consiste, de una parte, en velar por el respe- ción o el uso de la fuerza hayan sido desviados
to de los intereses de los asociados, y de otra, en hacia fines diferentes a los de la protección del in-
mantener el orden público, es decir, el respeto dividuo y, por ende, en el que se contradigan o
de los individuos hacia la autoridad que él repre- violen sus derechos. Si a esta última circunstancia
senta. La complejidad del carácter dual de este se agrega la impunidad de este acto ilegal cometi-
compromiso radica en que el poder político ejer- do por los agentes estatales, estamos ante la anula-
ce al mismo tiempo dos funciones que, a prime- ción plena de la función de autocontrol del poder
ra vista, parecerían contradictorias e incluso político y ante la ruptura de la frontera que sepa-
excluyentes: garantizar los derechos de los indivi- ra un Estado de derecho de un régimen autorita-
duos y garantizar el respeto de su propia autori- rio o totalitario.
dad. El poder debe controlar que en sus Otra circunstancia de este tipo concierne a la
relaciones los individuos respeten mutuamente posibilidad de que el poder político incurra en

4 Así lo enuncian tanto J. Locke (Traité du gouvernement civil, 1689) como H. D. Thoreau (El deber de la desobediencia
civil, 1849).
5 Esta es la concepción que Montesquieu expone en De l´esprit des lois, 1748.
la arbitrariedad, esto es, en la sustitución arbitra- aceptado, esto es, reconocido por el propio poder.
ria de las normas vigentes, llevada a cabo de ma- Hablamos del reconocimiento del pasado como
nera continua o en las situaciones calificadas de fruto de la elaboración social en el espacio públi-
excepcionales. El peligro latente de la arbitrarie- co de la historia colectiva y no como la “fabrica-
dad hace que el principio de la división de los ción” del pasado por el poder a su imagen y
poderes públicos deba ser complementado y semejanza por medio de una especie de “Minis-
acompañado en todo momento por el principio terio de la Verdad” para “oficializar” la historia
de la seguridad jurídica, es decir, por la garantía (utilizando la figura literaria que George Orwell
de que un cierto conjunto de leyes –dentro de acuñó, en su obra, 1984).
las cuales ocupan un lugar central aquellas que Quizá la más nítida afirmación del principio
contienen los llamados derechos fundamenta- de sustancialidad temporal la hallamos en las
les– será mantenido y puesto en práctica en todo enunciaciones solemnes con las que comienzan
momento6. Por último, también existe la posibili- los instrumentos fundadores del derecho interna-
dad del exceso o defecto en el ejercicio de las cional de los derechos humanos que rememoran
funciones de control social y de autocontrol del los sufrimientos y las lecciones que han dejado los
Estado, que se expresa bajo la forma de interven- crímenes del pasado. La Carta de Naciones Unidas
ción abusiva o no intervención negligente. Los (1945) comienza con la siguiente consideración:
excesos de la intervención estatal transgreden
aquellos derechos cuya especificidad exige que Nosotros, pueblos de Naciones Unidas, resueltos
análısıs polítıco nº 50

el Estado respete la esfera privada del individuo a preservar las generaciones futuras de la calami-
y las libertades fundamentales que son correlati- dad de la guerra que dos veces en el espacio de
vas a esa esfera. Por el contrario, la no interven- una vida humana ha infligido a la humanidad
ción del Estado lesiona los derechos económicos indecibles sufrimientos....
y sociales, cuya vigencia depende en buena parte
de la prestación de los servicios públicos que ha- La Declaración Universal de Derechos humanos
[56] cen realidad el disfrute de esos derechos. (1948) en su preámbulo señala:
En consecuencia, y como se dijo anteriormente,
la oposición contra cualquiera de estas desviacio- Considerando que el desconocimiento y el
nes en las funciones de control y de autocontrol menosprecio de los derechos humanos han origi-
del Estado está en el núcleo conceptual y práctico nado actos de barbarie ultrajantes para la con-
de los derechos humanos, cuya razón de ser es la ciencia de la humanidad....
crítica social y la acción civil contra cualquier ex-
presión de arbitrariedad del poder. En fin, el preámbulo de la Convención para
¿Cuál es la relación entre la recapitulación la prevención y la represión del crimen de geno-
(memoria) de las violaciones a los derechos hu- cidio (1948) contiene la siguiente constatación:
manos y los conceptos que conforman el marco
de referencia de la teoría política hasta aquí ex- Reconociendo que en todos los períodos de la
puesta? Para resolver este interrogante se tiene historia el genocidio ha infligido grandes pérdi-
que aludir a un principio que compete, en este das a la humanidad....
caso, a la condición temporal que subyace al re-
conocimiento del pacto social y de la autoridad El principio de la sustancialidad del pasado
pública. Tal principio es el de la sustancialidad significa dos cosas: que el Estado desempeña el
del pasado como trasfondo referencial y criterio papel de “memoria del contrato”, es decir, que
para determinar la legitimidad o ilegitimidad las instituciones estatales “recuerdan” permanen-
del poder. temente a los asociados las obligaciones que han
Algo que parece evidente –pero que no lo es contraído en la sociedad política, pero que, al
de ningún modo para todo régimen político– es mismo tiempo, su legitimidad se fundamenta en
que dentro de las condiciones de la legitimidad el hecho de que los sujetos sociales puedan, en
del ejercicio de la soberanía debe estar conteni- todo momento y en toda circunstancia, recordar-
da la posibilidad de que el pasado exista y sea le al poder –y especialmente a los órganos encar-

6 La noción de los derechos humanos como lucha contra la arbitrariedad del poder político es desarrollada por G.
Haarscher en Philosophie des droits de l´homme, 1993, pp. 25-34. Como otros principios complementarios
encaminados a evitar la arbitrariedad, el autor menciona el derecho al debido proceso, la imparcialidad de la
justicia y el recurso al Habeas corpus.
democracia
gados del autocontrol estatal– todos aquellos as- desde la destrucción de la biografía individual –
pectos que atañen a los compromisos que éste ha pasando por la revisión de los acontecimientos y
hecho en el pasado próximo o remoto. Es más, la destrucción total de la historia– hasta la elabo-
podría aseverarse que el ejercicio de memoria ración de un relato ficticio del mundo histórico.
permanente en el que la sociedad recuerda al Por el contrario, en el ejercicio
poder político quién es él (cuáles son sus funcio- auténticamente democrático, la sociedad debe re-
nes, cómo las ha ejercido, cuáles son sus compro- cordar continuamente al poder político –y aquí la
misos, etc.) es una función normal de toda expresión “recordar” adquiere toda la fuerza del
verdadera democracia y una práctica preventiva trabajo de rememoración– el principio de pacta
contra todos los desmanes autoritarios. sunt servanda7 según el cual, las partes que
La negación de aspectos –o de épocas ente- ratifican un pacto quedan ligadas a él y, por ello,
ras– del pasado adquiere características variadas les incumbe comprometerse a cumplirlo. Recor-
en función de los diferentes regímenes políticos dar sus compromisos a quienes representan la au-
y de sus modos de legitimación social. toridad es un principio directamente relacionado
La idea de que existen “pueblos sin historia” a su pretensión de legitimidad pública.
es, por ejemplo, un aspecto notable de la antro- Este principio de recordación será válido, con
pología evolucionista que animó la división entre mayor razón, cuando se trate de episodios de viola-
“barbarie y civilización” como base ideológica ciones graves a los derechos de la población o de
del poder colonial. La escritura de la historia del actos criminales generalizados de especial crueldad

análısıs polítıco nº 50
pueblo colonizado y su anexión como capítulo en los que hayan incurrido agentes o instituciones
de la historiografía de las metrópolis occidenta- del Estado en el desempeño de sus funciones, o
les fue el camino que estas últimas adoptaron por fuera de ellas. Como puede advertirse, la reme-
para construir el modelo más perfeccionado de moración de esta clase de violaciones ocupa un lu-
oficialización del pasado, la “Historia universal”. gar central, y a la vez delicado, dado el grado en
A su turno, en las llamadas democracias repre- que ellas afectan la integridad, la dignidad e inclu-
sentativas la relación que guardan los elegidos y los so la misma posibilidad de existencia de las perso- [57]
electores tiende a diluirse en la medida en que se nas o los grupos sociales. De ahí la importancia que
distancia el momento de las elecciones de las pro- tiene la consideración de la manera en que se legi-
mesas y los compromisos adquiridos. No ha de per- timan o “anulan” las acciones en las que se produ-
derse de vista en esta dirección, que un síntoma de ce el uso ilimitado de la violencia; acciones en que
que la dinámica de la arbitrariedad comienza a las condiciones esenciales de existencia del ser hu-
instaurarse en una democracia representativa es mano son lesionadas por excelencia. Las prácticas
que los representantes “tienden a olvidar” sus obli- de olvido o de memoria en estos casos –que van
gaciones con los representados y a buscar que la so- desde la supresión de las huellas de las víctimas
ciedad misma también los olvide. Por ello, en este hasta la sacralización del pasado– conciernen los
modelo político puede suceder que en un clima de motivos, modalidades y consecuencias que ha teni-
elecciones regulares, la distancia entre gobernados do la utilización de la fuerza.
y gobernantes se supla con sistemas a doble nivel Como se verá a continuación, entre los niveles
en los que la institucionalidad estatal legal encubre variables de utilización de la violencia, requieren
estructuras paraestatales que practican todo tipo de una atención especial aquellos en los que se pro-
métodos violentos. En tales casos puede llegarse a duce la manifestación de expresiones de violencia
la situación de que en nombre de los valores demo- indiscriminada e ilimitada. Los estados de guerra
cráticos, y de los propios derechos humanos pro- o las condiciones socio-políticas en que se perpe-
clamados, se obstruya la elaboración pública de la tran crímenes en masa de manera sistemática en-
memoria de las víctimas y se hagan desaparecer los carnan ese tipo de situaciones, y su legitimación
indicios que sirven de referencia para el trabajo de implica el desconocimiento del principio de
rememoración. sustancialidad del pasado. Si se acepta entonces
En los modelos de autoritarismo y de domina- este razonamiento, cabe indagar sobre cuál es el
ción totalitaria, las prácticas de negación o aspecto esencial del contenido del pasado –léase
instrumentalización del pasado toman una for- de la violencia– cuya resonancia y significado se
ma más cruda y radical en un proceso que va quiere reprimir a toda costa, y que por ello mis-

7 Consagrado en la convención relativa al derecho público de los tratados, conocida como Convención de
Viena (1969).
mo, debe ser puesto a la luz como base de la exi- rición forzada, etc.– llevada a cabo en forma ge-
gencia al poder político, o a las partes de un con- neralizada y sistemática, y organizada y ejecutada
flicto armado, del respeto de los derechos de acuerdo con un plan centralizado o con estra-
fundamentales y de las normas humanitarias. O tegias independientes coordinadas.
enunciado en otros términos, se impone Los adjetivos “generalizado” y “sistemático”
explicitar qué tipo de acontecimientos son los han expresado en la historia del derecho inter-
que el poder político y las partes involucradas en nacional de los derechos humanos y del derecho
un conflicto armado tienden a querer olvidar humanitario la especificidad de estos crímenes
con mayor urgencia. tendientes a “destruir la humanidad”9. Caracteri-
zar de “generalizados” o “masivos” estos actos de
LOS CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD violencia significa que ellos privan a la humani-
Los delitos que se cometen en situaciones de dad de su pluralidad intrínseca a través de la ex-
guerra o de violencia generalizada portan clusión de una cantidad significativa de sus
significaciones diferentes en cuanto a la magni- miembros, sea por efecto de su eliminación o de
tud de los efectos que tienen para la sociedad. la anulación de su identidad. Por su parte, el ca-
Siendo así, la práctica criminal que se repite me- rácter “sistemático” alude a que la perpetración a
tódicamente y que, por sus objetivos, muestra gran escala de estas atrocidades requiere un apa-
cierto grado de coherencia destructora se dife- rato administrativo. En efecto, a diferencia de los
rencia de una violación individual y episódica. delitos comunes cometidos por particulares, los
análısıs polítıco nº 50

Las violaciones de carácter más pernicioso, y de delitos de lesa humanidad no pueden ser
alcances más globales para la sociedad, están planificados y ejecutados sino como resultado de
tipificadas en los instrumentos del derecho inter- una política concertada, cuyos fines está en capa-
nacional y conciernen, en primer lugar, a los crí- cidad de ejecutar un aparato complejo como el
menes de lesa humanidad, las graves violaciones Estado librado al uso indiscriminado de la fuer-
a los derechos humanos y los crímenes de gue- za. Es por eso que cuando se investigan a fondo
[58] rra8. Se mencionarán a continuación, sin ánimo los numerosos casos que integran el vasto espec-
exhaustivo, algunos de los rasgos más relevantes tro de estos crímenes se llega a la comprobación
de la definición de estos crímenes en el derecho de que tras la aparente singularidad inconexa de
internacional. cada hecho individual se encuentra en realidad
En términos generales, se entiende por cri- un “servicio público criminal”, una “criminalidad
men de lesa humanidad toda práctica violatoria de sistema”, como se dijo en el proceso de
de los derechos fundamentales –como el genoci- Nuremberg10.
dio, la ejecución extrajudicial, la tortura, las pe- El desequilibrio que entraña esta situación
nas o los tratamientos crueles, inhumanos o consiste en que mientras, de un lado, el victimario
degradantes, la deportación, la reducción a la es- actúa como componente de una maquinaria –y
clavitud, la detención ilegal seguida de la desapa- por tanto, su acción goza de la potencia destruc-

8 La llamada violencia estructural, socioeconómica, también tiene una connotación general para la sociedad. No es
menos cierto entonces que el principio de sustancialidad del pasado sea válido para este tipo de violaciones a los
derechos fundamentales y que podamos hablar de la memoria de las víctimas de la violencia estructural. No
obstante, los límites del objeto de esta reflexión nos impiden dedicar mayor atención a este tema crucial.
9 Algunas de las formulaciones más destacadas que tipifican los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de
guerra están enunciadas en los siguientes instrumentos del derecho internacional de los derechos humanos y del
derecho internacional humanitario: las cartas de los tribunales militares internacionales de Nuremberg (1945) y
Tokio (1946); la Convención para la prevención y la represión del crimen de genocidio (1948), la Convención sobre la
imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes contra la humanidad (1968), el Protocolo
adicional a las convenciones de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los
conflictos armados internacionales (Protocolo I, 1977). Recientemente se han producido nuevos desarrollos de
estas definiciones, especialmente contenidos en los estatutos de los tribunales ad hoc creados para la antigua
Yugoslavia (1993) y para Ruanda (1994) así como en los artículos 7 y 8 del estatuto que reglamenta la Corte Penal
Internacional (1998).
10 Como indica Antoine Garapon en Des crimes qu´on ne peut ni punir ni pardonner (2002, pp. 145-147), en este
proceso al lado de los altos responsables del régimen nazi fueron acusadas instituciones del tercer Reich entre las
que se cuentan el Estado Mayor y el Alto Mando, la SS, la Gestapo y el cuerpo de jefes del partido nacional-
socialista (SD). Tres de ellas fueron condenadas por el tribunal: la Gestapo, la SS y el SD.
democracia
tora que esa maquinaria pone en marcha– del L O S C O N F L I C TO S A R M A D O S Y LO S
otro lado, la víctima se encuentra reducida a su CRÍMENES DE GUERRA
condición individual, y frecuentemente enfrenta- Entre los ciento ochenta millones de víctimas
da, por añadidura, a la dificultad de demostrar el de la guerra y la violencia que dejó el siglo XX,
carácter concertado de la acción del victimario la mayoría eran civiles que fueron blanco de los
para que exista un reconocimiento público. ataques de ejércitos y grupos armados de sus pro-
Sin embargo, la puesta en obra de la política pios países. La definición de los crímenes de
criminal va más allá de esta maquinaria. Su ca- guerra concierne a los actos cometidos contra las
rácter totalitario invade la sociedad entera, personas y grupos protegidos por su condición
fragilizando las resistencias hasta comprometer de no combatientes (población civil) o que están
todos sus niveles e instituciones y activar los re- “fuera de combate”. Estos actos son calificados
cursos –o forjar el consenso–, de las instancias como infracciones graves a las disposiciones de
políticas, culturales, académicas y, por supuesto, las convenciones de Ginebra (1949) y sus dos
de los medios de comunicación para la máxima protocolos adicionales (1977)11.
eficiencia de sus objetivos. Como lo señaló en su El derecho humanitario ha establecido que
momento H. Arendt, la expresión más acabada los crímenes de guerra pueden presentarse en
de esta hegemonía totalitaria, de la política cri- conjunto con los crímenes de lesa humanidad y
minal es su infiltración del propio sistema de jus- que acontecen en el marco de un conflicto arma-
ticia que pierde toda independencia y que do internacional o interno, por medio de un ata-

análısıs polítıco nº 50
termina, él también, por ceder a la arbitrariedad. que general o de ataques acumulativos de las
Ningún crimen de lesa humanidad ilustra me- violaciones. Tal reconocimiento de las infraccio-
jor estas afirmaciones que el crimen de genocidio. nes graves al derecho humanitario ha sido pro-
La especificidad de la intención destructiva que gresivo. La aceptación por parte de los Estados
representa el genocidio es la negación a la exis- de que los crímenes de guerra se cometen tam-
tencia de un grupo por su origen, por su naci- bién en el marco de los conflictos armados no in-
miento –como lo indica la etimología de la ternacionales es un hecho reciente en el campo [59]
palabra - o por sus convicciones compartidas. A del derecho internacional. A pesar de la prohibi-
este respecto, la Convención para la prevención y ción de tales actos, en algunos de los textos del
represión del crimen de genocidio estipula que derecho humanitario (artículo 3 común a las
los actos encaminados a la destrucción de grupos convenciones de Ginebra y Protocolo II adicio-
humanos enteros que caben bajo esta definición nal) la noción prevaleciente en las relaciones en-
son: el asesinato contra los miembros del grupo tre Estados (opinio juris) era circunscribir la
en cuestión, los atentados graves a la integridad fí- interpretación del campo de aplicación de los
sica o mental de sus miembros, la sumisión inten- crímenes de guerra a conflictos armados
cional a condiciones de existencia que entrañen interestatales. La jurisprudencia del Tribunal ad
la destrucción física total o parcial, las medidas hoc para la antiguaYugoslavia, especialmente en
tendientes a entrabar los nacimientos en el seno el ya celebre caso Tadic, y luego el Estatuto de la
del grupo o la transferencia forzada de sus niños. Corte Penal Internacional han ampliado la inter-

11 El artículo 85 del Protocolo I, adicional a las convenciones de Ginebra, enuncia que son considerados como
crímenes de guerra los actos cometidos contra las personas y colectividades protegidas por los instrumentos del
derecho humanitario, tales como: la mutilación física y experimentación médica o científica; el sometimiento a la
población civil a un ataque; el lanzamiento de un ataque indiscriminado contra personas o bienes civiles a
sabiendas que ese ataque causará pérdida de vidas humanas; el lanzamiento de un ataque contra las instalaciones
que contengan fuerzas peligrosas para la vida (tales como represas, centrales nucleares, etc.); la transferencia de
población con fines de ocupación de un territorio o la deportación de la población originaria de ese territorio; las
prácticas de apartheid y las prácticas crueles, inhumanas y degradantes, fundadas sobre la discriminación racial o
de otra índole que den lugar a ultrajes de la dignidad personal; los ataques contra bienes culturales y consagrados
al culto religioso; la privación del derecho a un debido proceso con las garantías necesarias concernientes a la
imparcialidad del tribunal, y en el caso de la justicia penal, al principio de no-retroactividad de la ley. El Protocolo
II y el artículo 3 común a las convenciones contienen la mención de la mayor parte de estos actos como
infracciones graves al derecho humanitario en las condiciones de un conflicto armado interno, a las que se suma
la prohibición del secuestro. En los estatutos de los tribunales ad hoc y en el de la Corte Penal Internacional ha
aparecido la mención de los “crímenes de agresión”, cuya definición, sin embargo, no ha sido aún debidamente
desarrollada.
pretación de las infracciones a la normatividad del descubrimiento de diferencias irreconcilia-
humanitaria12. bles o de la “legítima defensa” se opera no pocas
Esta clase de restricciones en la interpreta- veces a partir de la elaboración de una versión
ción de las normas humanitarias refleja la prácti- histórica. Igualmente, durante el desarrollo de
ca de justificación de la criminalidad de guerra un conflicto armado, las partes tienden a consi-
como elemento de la estrategia dentro de los derar que el reconocimiento de los actos pasados
conflictos armados. de violencia indiscriminada significa una desven-
La guerra de memorias es una dimensión de taja estratégica y por ello crean sus propias ver-
la guerra en general, y como bien dice el aforis- siones de los hechos. Al final de las hostilidades,
mo, “en la guerra la primera víctima es la ver- si se presenta el triunfo de una de las partes del
dad”. Así, es frecuente la utilización del conflicto, los vencedores juzgan las atrocidades
principio del derecho penal alusivo a la legítima de los vencidos, pero no hacen lo mismo con
defensa de las personas y los bienes para respal- aquellas atrocidades perpetradas por ellos mis-
dar todos los desmanes que se cometen en el de- mos. Si el conflicto se resuelve por medio de una
sarrollo de un plan de confrontación. Es común negociación existe siempre el peligro de que
también que se acuda a la idea de que la dinámi- uno de los primeros acuerdos de los combatien-
ca de la guerra es inexorable e involucra a sus ac- tes sea acordarse recíprocamente la amnistía de
tores, independientemente de su voluntad. los crímenes cometidos. Por tanto, la exigencia
Proclamar el derecho a la guerra (jus ad bellum) del respeto efectivo de las normas del derecho
análısıs polítıco nº 50

requiere una interpretación de determinados humanitario concierne también al hecho de que


acontecimientos del pasado que justifiquen el los Estados, los grupos paramilitares y los grupos
llamado a las armas, y que susciten el entusiasmo disidentes reconozcan que las infracciones que
colectivo por el empleo ilimitado de la fuerza. La tienen lugar en desarrollo de las hostilidades no
relectura de las relaciones comunitarias a través son actos de guerra legítimos y necesarios13.

[60]
12 Los estatutos de la Corte Penal Internacional y de los dos tribunales internacionales ad hoc pueden ser
considerados como puntos de convergencia entre el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho
humanitario. En el caso de Dusko Tadic, guardián de un campo de concentración en Bosnia, la defensa sostuvo
que el derecho aplicable por un tribunal internacional ad hoc era el de los conflictos armados no internacionales y,
que por tanto, la instancia judicial carecía de competencia para juzgar la acusación de crímenes de guerra propios
de los conflictos internacionales. En su sentencia, el tribunal se pronunció reconociendo que el derecho
internacional ha evolucionado en la caracterización del derecho aplicable en los conflictos armados no
internacionales y que existe determinado tipo de prácticas que son consideradas indistintamente en los conflictos
armados internos e internacionales.
13 Como se sabe, el derecho humanitario es el derecho que toma por objeto la guerra para limitarla (jus in bello) y no
para justificarla (jus ad bellum). A diferencia del derecho internacional de los derechos humanos –cuya vigencia es
permanente–, el derecho humanitario se restringe en términos temporales y espaciales a las situaciones de
conflicto armado. La evolución que ha tenido esta última noción puede ser examinada desde el punto de vista del
despliegue de tres etapas diferentes, que sirven a la vez para estudiar los diversos períodos de la historia del
derecho humanitario. En una primera etapa –aquella que va hasta el final de la Primera Guerra Mundial y que
corresponde a una concepción de la guerra en términos clásicos–, la preocupación principal era aminorar los
males causados a los combatientes, fijando límites a las hostilidades y los armamentos. Después, al final de la
Segunda Guerra Mundial, con el empleo de las llamadas armas de destrucción masiva y la utilización de métodos
de combate indiscriminados, el derecho humanitario reconoció que la guerra no es una confrontación que afecta
únicamente a los militares, y que los civiles son regularmente sus víctimas principales y más cuantiosas.
Finalmente, en la década de los años sesenta del siglo XX, con la irrupción de las llamadas guerras de liberación
nacional y la proliferación de los conflictos armados internos, el derecho humanitario extendió sus normas a un
plano doméstico. Cada una de estas etapas corresponde en su orden a la formulación del derecho humanitario.
La primera corresponde al denominado derecho de La Haya; la segunda se expresa en las cuatro convenciones
suscritas en 1949 en Ginebra, y la tercera halló su codificación en 1977 en los dos protocolos adicionales a esas
convenciones. De estos dos últimos instrumentos, el segundo está consagrado a los conflictos de carácter no
internacional, o conflictos internos, y se añade a los preceptos ya contenidos en el artículo 3 común a las cuatro
convenciones. En la actualidad se discute si el derecho humanitario ha entrado ya en una cuarta etapa de su
historia que requeriría un tercer protocolo adicional. Como aspecto destacado de esta controversia se cuestiona el
sentido de la diferencia radical de la normatividad vigente para los conflictos de carácter internacional y los de
carácter no internacional, y el tema de la ampliación de la normatividad humanitaria, obedeciendo a las nuevas
circunstancias de los conflictos armados no internacionales.
democracia
En las condiciones en las que se imponen la ne- conciernen a tales intentos, se ven limitados por lo
gación e impunidad de estos episodios de violencia regular a tímidas modificaciones de los regímenes
extrema, la memoria de quienes han sido políticos anteriores, o de las situaciones que gene-
victimizados es un espacio de resistencia a la “re- raron los conflictos armados. Esto, sumado al ca-
presión” (en sentido político y psíquico) del pasa- rácter formal de los acuerdos y las frágiles bases de
do. La memoria de las víctimas se convierte en una la transición, ha provocado que los pactos de
de las fuentes que nutren la protección de la digni- refundación social desemboquen en situaciones al-
dad humana y en una forma de control social al tamente conflictivas y de permanente inestabilidad
poder político, de oposición a la arbitrariedad y de social14.
limitación de la guerra. Por eso, una vez expuesto En segunda instancia, los intentos de transi-
el principio de sustancialidad del pasado en el con- ción se han presentado en el marco de una crisis
texto del derecho internacional de los derechos acentuada del modelo de Estado propio de la teo-
humanos y el derecho humanitario, cabe ahora ría contractual clásica y del derecho público inter-
abordar los postulados e instancias que han sido nacional que le es intrínseco, es decir, del
concebidos en estos ámbitos para garantizar los derecho basado en los tratados interestatales (bi-
procedimientos públicos de esclarecimiento y justi- laterales o multilaterales). Si bien los Estados se
cia de los crímenes atroces del pasado. mantienen como mediaciones necesarias de las
relaciones internacionales, entre los efectos de
EL DERECHO DE LAS VÍCTIMAS A LA esta crisis cabe destacar el surgimiento de un nue-

análısıs polítıco nº 50
VERDAD Y LA JUSTICIA vo tipo de hegemonía: la consolidación progresiva
En las últimas décadas, los intentos de de una especie de poder imperial al que le es con-
refundación del pacto social, que han representado sustancial una nueva noción de derecho y sobera-
las llamadas transiciones democráticas y los pro- nía supranacional. Este fenómeno, que viene
cesos de paz, se han enfrentado a múltiples desa- acentuándose especialmente después de los acon-
fíos e impedimentos. Tres de ellos merecen ser tecimientos del 11 de septiembre de 2001, impli-
destacados. ca la extrapolación de un derecho nacional [61]
En primer lugar, las tentativas de transformación particular (el derecho interno de los Estados Uni-
posteriores a los conflictos armados o a regímenes dos y su concepción de seguridad nacional) como
dictatoriales se dan en “sociedades periféricas” derecho objetivo internacional15. Al intervenir y
–como las ha denominado la sociología contempo- diseñar a su voluntad la manera en que terminan
ránea– que mantienen relaciones (económicas, po- los conflictos armados internos o los sistemas polí-
líticas, culturales) esencialmente asimétricas con ticos transicionales, el sistema y el jus gentium im-
las sociedades centrales e industrializadas. De ahí periales acaban con el contenido democrático de
que los esfuerzos de renovación nacional empren- tales procesos. No obstante, la crisis y la ineficacia
didos para la superación de regímenes dictatoriales del derecho internacional tradicional para erigir
o conflictos armados internos se hagan a menudo un orden mundial democrático no es una razón
incompatibles con las condiciones generales que válida ni suficiente para renunciar a las conquistas
dictan esas relaciones. En el contexto de expansión más valiosas a las que ha dado lugar su construc-
de las interacciones globales, sin que paralela- ción. Tal es el caso del papel que desempeñan los
mente se produzcan cambios que democraticen la mecanismos y jurisdicciones internacionales en
sociedad internacional, los intentos de transforma- materia de protección de los derechos humanos y
ción nacional, y los problemas de índole global que del derecho humanitario16.

14 Varios ejemplos en América Latina ilustran bien la situación en que “transiciones a la democracia” terminan
desembocando en un estado de crisis económica y social crónica. En El Salvador, la tasa de criminalidad actual,
producto de la violencia social, supera a la del momento más álgido del conflicto armado que vivió ese país
centroamericano. En Argentina, la crisis financiera ha creado las condiciones para una nueva desestabilización
política.
15 Como lo han indicado T. Negri y M. Hardt, a esta nueva concepción de soberanía le son correlativos un derecho de
policía y un derecho de intervención o de injerencia. Mientras que el primero actúa sobre la base de la instauración de
un “Estado de excepción global” que niega los derechos fundamentales, el segundo es una forma de actualización
del derecho a la guerra justa (jus ad bellum,) que niega la normatividad del derecho humanitario, esta vez bajo la
modalidad del derecho a la “guerra preventiva”. (Cf. Empire, 2000, pp. 25-69).
16 Cf. Monique Chemillier-Gendreau en Droit international et démocratie mondiale (2002) y Antonio Cassese y Mireille
Delmas-Marty, Crimes internationaux et juridictions internationales (2002).
Una tercera dificultad, que atañe directamen- tablecer la responsabilidad en los casos de la cri-
te al tema tratado aquí, es que los contextos de minalidad en masa sobre las bases jurídicas y los
transición o de acuerdos de paz requieren solu- recursos empleados para los tiempos de paz y las
ciones que transformen estructuralmente la so- situaciones de “normalidad jurídica”.
ciedad con relación a la situación de guerra o de Esa circunstancia la ilustra bien la justicia pe-
dominación precedentes. En este campo, el pro- nal ordinaria. Destinada a tratar transgresiones
blema de dejar pendiente la erradicación –o de privadas, ella se muestra insuficiente para repri-
cimentar la impunidad– de los crímenes de gue- mir las atrocidades masivas cometidas por agen-
rra y de lesa humanidad se convierte en una tes del propio poder estatal, quienes actúan en
cuestión que condiciona el futuro de la socie- ejecución de una política dirigida a suprimir los
dad17. En este orden de ideas, evitar toda nega- derechos fundamentales de la población, a me-
ción del pasado e impedir el intento por borrar nudo apoyados por estructuras para-estatales y
el recuerdo de la ruptura del pacto colectivo ini- respaldados por influyentes estamentos de la so-
cial, con todo lo que ello implicó, son exigencias ciedad. Si se trata de un conflicto armado inter-
para colocar bases reales a la refundación del no, a este panorama ya de por sí complejo se
contrato social. suman las infracciones al derecho humanitario
Las dificultades para la realización de vigoro- cometidas por el Estado, las estructuras para-es-
sos procesos de rememoración, verdad y justicia tatales y los grupos disidentes. Ante la dimensión
en estas condiciones no se desprenden única- colosal de este conjunto de delitos, los medios
análısıs polítıco nº 50

mente de la voluntad negacionista de los con los que opera de ordinario la justicia se
victimarios y de los sectores de la sociedad que muestran insuficientes. El trabajo probatorio y la
colaboraron o aceptaron resignadamente la per- determinación de la responsabilidad penal –
petración de sus crímenes. A esto se agregan las imputabilidad– adquieren también dimensiones
secuelas de los actos criminales que han tenido colosales19.
lugar en el despliegue de la violencia y la guerra. Los medios de la justicia represiva (penal) y
[62] Entre las muchas consecuencias negativas que de la justicia retributiva (contencioso-administra-
traen las formas de violencia extrema es que ellas tiva) requieren, por ende, ser complementados
no solamente desvirtúan la naturaleza y los fines con vastos procesos en los que se exprese, demo-
del ordenamiento jurídico, sino que además se cráticamente, la repulsión a los crímenes de gue-
constituyen en un desafío a todas las categorías rra y de lesa humanidad, y se contribuya a
esenciales con las que éste opera regularmente18. involucrar los niveles e instituciones de la socie-
Así ocurre cuando en situaciones de violencia dad que otrora han sido movilizados para forjar
el sistema judicial pasa a integrar el aparato cri- el consenso en torno a la violencia.
minal, sea como dependencia que ejecuta leyes De tales procesos complementarios hace par-
draconianas contra los opositores al sistema, o te el trabajo de rememoración colectiva y de es-
sea como órgano legitimador de la acción de los clarecimiento de la verdad, cuyos fundamentos
autores de los delitos en masa mediante la prácti- podemos resumir en tres condiciones básicas:
ca sistemática de la impunidad. Pero incluso primero, que exista una opinión pública que sea el
cuando el sistema judicial ha preservado cierto motor de la controversia social sobre la naturale-
grado de autonomía, se presenta la dificultad de za de las atrocidades perpetradas y que acompa-
que las instancias judiciales son incapaces de es- ñe a la justicia institucional en su trabajo de

17 Baste nombrar aquí nuevamente la situación de algunos países latinoamericanos que se han debatido en una
constante oscilación y controversia social acerca de la justicia de las atrocidades del pasado luego de leyes de
impunidad, o medidas indiscriminadas de indulto y amnistía. En Guatemala, el incumplimiento de los acuerdos
relativos a los derechos de las mayorías de los pueblos indígenas y la situación de impunidad han conducido a
que los militares indultados continúen ejerciendo su poder sobre la vida política. La sociedad chilena ha tenido
que volver, una y otra vez, sobre el caso Pinochet y sobre los crímenes cometidos bajo su dictadura. En Argentina,
las leyes de “punto final” han sido impuestas y derogadas sucesivamente.
18 Antoine Garapon presenta un cuadro completo de estas dificultades de la justicia penal en su texto citado
anteriormente, p. 152.
19 Teniendo en cuenta el tiempo que toma actualmente un proceso en el marco del Tribunal Penal Internacional
creado para el juzgamiento de los delitos concernientes al genocidio cometido en Ruanda, se han hecho cálculos
que estiman que el lapso necesario para juzgar la totalidad de inculpados (135.000) es de más de un siglo.
democracia
establecimiento de las responsabilidades, de Interamericana de Derechos Humanos sostuvo
erradicación de las estructuras que las posibilita- que: “Toda sociedad tiene el irrenunciable de-
ron y de las modalidades para superar las secue- recho de conocer la verdad de lo ocurrido, así
las que han dejado. Segundo, que exista el como las razones y circunstancias en las que
espacio público en el que se produzca la controver- aberrantes delitos llegaron a cometerse, a fin
sia, que no se le niegue el acceso a este espacio a de evitar que esos hechos vuelvan a ocurrir en
ninguna de las víctimas, y que para ello existan el futuro”. La Corte Interamericana de Dere-
las instancias (oficiales y no oficiales) apropiadas chos Humanos ha estimado en dos de sus sen-
para el trabajo de esclarecimiento. Tercero, que tencias21 que el derecho a saber es violado
se elabore públicamente el relato de lo que sucedió, que cuando el Estado o sus agentes niegan a las víc-
el esclarecimiento de la verdad no sea un acto de timas y sus familiares el acceso a una investiga-
enunciación formal y tenga el carácter de un ción exhaustiva con el fin de establecer qué
proceso. O en otros términos, que las víctimas fue lo que a ciencia cierta ocurrió en los casos
puedan hablar en detalle (pues es la laboriosa re- de crímenes de lesa humanidad y, en particu-
construcción del detalle de las cuantiosas atroci- lar, en los casos de “desaparición forzada”. Se-
dades lo que permite vislumbrar, en toda su gún la Corte, este derecho es por esencia de
magnitud, los devastadores alcances de lo acon- carácter colectivo/general e individual/perso-
tecido) y que los victimarios hablen de sus res- nal, pues permite al conjunto de la sociedad, y
ponsabilidades, no como formalidad para no solamente a los individuos cercanos a quie-

análısıs polítıco nº 50
obtener la amnistía o como un nuevo intento de nes padecieron directamente estas prácticas, el
justificación de sus acciones, sino como un au- conocimiento de la historia del pasado inme-
téntico acto de reconocimiento del daño causa- diato. Esa tendencia progresiva en su jurispru-
do a la sociedad. dencia fue ratificada por el tribunal regional
La evolución de la conciencia jurídica sobre en su histórica sentencia en el caso Barrios Al-
la necesidad de erradicar las atrocidades en masa tos contra Perú, en la que afirma, por primera
y su impunidad se ha ido plasmando en instru- vez, que las leyes de amnistía y punto final [63]
mentos y mecanismos que han enriquecido el para crímenes atroces carecen de valor jurídi-
sistema internacional de protección de los dere- co y deben ser anuladas, pues violan derechos
chos humanos y del derecho humanitario20. inderogables y son una aberración inadmisible
Esa evolución se ha nutrido de las especi- para la conciencia de la humanidad22. En la
ficidades regionales de la protección de los de- misma dirección doctrinal del sistema inter-
rechos fundamentales. En América Latina, por americano de protección, la Comisión para el
ejemplo, la creación de la doctrina y la prácti- Esclarecimiento Histórico, fruto de los acuer-
ca de erradicación de los delitos atroces y su dos de paz en Guatemala, sostiene en su infor-
impunidad ha tenido que ver con el tratamien- me final, “Guatemala memoria del silencio”
to de esta clase de violaciones en contextos de (1999) que: “La memoria de las víctimas es un
conflictos armados o de regímenes dictatoria- aspecto fundamental de la memoria histórica y
les en la región. Uno de los resultados palpa- permite rescatar los valores y las luchas por la
bles de esos desarrollos es la doctrina del dignidad humana”.
sistema interamericano de protección de los En el plano universal, la enunciación más
derechos humanos sobre la perpetración me- completa de las condiciones para la erradicación
tódica de la desaparición forzada como moda- de las atrocidades del pasado en el ámbito del
lidad de represión y exterminio en algunos derecho internacional se halla en el “Conjunto
países del continente. En 1985, la Comisión de principios para la protección y la promoción

20 De tal evolución ha hecho parte la configuración de la justicia penal internacional, en cuya trayectoria de
articulación, además de los tribunales de Nuremberg y Tokio (1945), se encuentran los procesos judiciales contra
autores o colaboradores de crímenes de guerra y de lesa humanidad, que durante los años sesenta y setenta
tuvieron lugar en Alemania, en Francia (casos Barbie y Papon) y en Israel (enjuiciamiento de Eichmann, 1961).
21 La primera es la sentencia en el caso Castillo Páez del 3 de noviembre de 1997 y la segunda es la del caso Bámaca
Velásquez del 25 de noviembre de 2000.
22 Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Barrios Altos (Fondo), sentencia del 14 de marzo de 2001. En
esta decisión la Corte declaró sin efectos jurídicos dos leyes de amnistía del Perú por su incompatibilidad con la
Convención Americana sobre los Derechos Humanos.
de los derechos humanos mediante la lucha con- versación de la historia –lo que sería equivalente a
tra la impunidad”23. Este instrumento sienta los acordarle la función de redactor o “guardián
principios de la complementariedad de la ver- oficial” de la historiografía– sino, más bien, de ve-
dad, la justicia y la reparación como fundamento lar porque se den las condiciones indispensables
indispensable para la superación integral de la para el proceso público de esclarecimiento y para
violencia extrema y sus secuelas. la difusión de los resultados de ese proceso, tanto
La primera formulación de este texto que en el presente como en el futuro.
debe ser mencionada es aquella que afirma que ¿Qué significa entonces que el límite estricto
frente a todo proyecto de negación de los críme- de tal obligación sea el de garantizar las condi-
nes del pasado se hace necesario poner de pre- ciones para la controversia pública sobre el pasa-
sente que: “El conocimiento por un pueblo de la do? Esta obligación se sitúa en el vértice que
historia de su opresión forma parte de su patri- conjuga un doble compromiso estatal. En pri-
monio y debe por ello conservarse”. mera instancia, como lo consagra el derecho a la
El derecho internacional consagra, por tanto libertad de opinión y de expresión24, todo indivi-
que, como aspecto insoslayable del proceso de duo tiene derecho a no ser perseguido por sus
erradicación y reconocimiento de los crímenes opiniones –en este caso por sus opiniones sobre
del pasado, toda persona tiene el derecho a sa- la historia de su sociedad– y a investigar, recibir y
ber (o derecho a la verdad) y el derecho a la difundir informaciones e ideas de toda especie
justicia. sin consideración de fronteras, bajo la forma
análısıs polítıco nº 50

oral, escrita, impresa o artística, o por cualquier


DERECHO A SABER Y otro medio de su elección. Este primer nexo de
DEBER DE MEMORIA la obligación del Estado de garantizar la libre
El derecho a saber hunde sus raíces en la his- controversia en el espacio público está estipula-
toria de lo acontecido y equivale a que toda per- do en términos negativos e incumbe a la no in-
sona tenga acceso a la verdad y a su difusión terferencia, incluida la no censura, de las
[64] pública “para evitar que puedan reproducirse en diversas interpretaciones que puedan hacerse,
el futuro las violaciones”. El “Conjunto de princi- en particular, de las responsabilidades de los crí-
pios” enuncia que “cada pueblo tiene el derecho menes del pasado y las circunstancias en que és-
inalienable de conocer la verdad acerca de los tos fueron perpetrados.
acontecimientos sucedidos y las circunstancias y Pero al mismo tiempo –y ésta es la segunda
los motivos que llevaron, mediante la violación línea del vértice en la que se ubica el “deber
masiva y sistemática de los derechos humanos, a de recordar”– es imprescindible advertir que
la perpetración de crímenes aberrantes”. garantizar las condiciones para el debate pú-
Desde esta perspectiva, al Estado le correspon- blico entraña también la obligación, positiva
de, como parte del derecho a saber, el “deber de en este caso, de garantizar el acceso de todos
recordar”, es decir, la obligación de garantizar las los sujetos sociales al espacio público que,
condiciones para el debate social acerca de los crí- como se dijo, es la esfera en la que se confron-
menes del pasado que evite en el futuro su revi- tan e integran las memorias colectivas. En esa
sión o su negación parcial o total. Mediante la medida, es menester indicar el nexo de esta
formulación de este deber no se atribuye al poder formulación con el derecho que toda persona
la facultad de crear una “política de la memoria” a tiene a participar en la vida pública, lo que
través de la cual pueda “corregir” cualquier tergi- significa participar también en la elucidación

23 Informe del Relator Especial sobre la impunidad, L. Joinet (Doc. E/CN.4/Sub.2/1997/20/Rev.1). Este informe
final acerca de la cuestión de la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos (derechos
civiles y políticos) fue preparado de conformidad con la resolución 1996/119 de la Subcomisión de la lucha
contra las medidas discriminatorias y de la protección de las minorías. El contenido de este informe se enmarca en
el espíritu del Programa de Acción de Viena –resultado de la Tercera Conferencia Mundial de Derechos Humanos
(Viena, 1993)– que subrayó el significado que tiene la lucha contra la impunidad en el contexto internacional. El
informe propone a la Asamblea General de Naciones Unidas la adopción de un conjunto de principios para la
protección de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad. Lamentablemente, este texto tiene
hasta ahora el carácter de recomendación no vinculante en términos jurídicos para los Estados.
24 Formulado, entre otros instrumentos, en la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948, artículo 19) y en el
Pacto Internacional relativo a los Derechos Civiles y Políticos, 1966, artículo 19.
democracia
de todos los acontecimientos significativos de encarna su ejecución, la necesidad de una labo-
la historia de la sociedad25. riosa reconstrucción de los detalles que mues-
tran todas las consecuencias que tiene su
LAS COMISIONES EXTR AJUDICIALES DE perpetración, etc. Es entonces coherente dedu-
E S C L A R E C I M I E N TO cir que el proceso cognitivo de esta clase de aconte-
Entre los mecanismos para garantizar el dere- cimientos adquiere la complejidad propia de
cho a la verdad se destaca la creación de múlti- este objeto desmesurado.
ples instancias públicas que recojan esta El carácter transparente de la elaboración de
memoria viviente y que la preserven para la pos- la verdad en estos casos corresponde al hecho
teridad, entre las cuales se destacan las comisio- de que ellos excluyen, por una parte, a las vícti-
nes extrajudiciales de esclarecimiento de los mas de la comunidad humana, y por otra, en
crímenes de lesa humanidad y de las infraccio- que afectan al conjunto de la sociedad. Así, los
nes al derecho humanitario. Con esta finalidad, acontecimientos de violencia generalizada
la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó desestructuran el espacio público como espacio
en 1985 la Declaración de los principios fundamenta- de coexistencia, al mantener a las víctimas fuera
les de justicia relativos a las víctimas de la criminali- del marco social, o al margen de éste. La
dad y de los abusos del poder en la que se estipula desestructuración del espacio público significa
que cuando en un Estado no es posible investi- la imposición de determinada distribución polí-
gar por parte de las autoridades judiciales regu- tica del espacio social, asignando a algunos suje-

análısıs polítıco nº 50
lares se deben constituir estas comisiones. tos la facultad de transformar sus proyectos en
Sobre este particular, el “Conjunto de princi- hechos compartidos socialmente, y negando a
pios” agrega que como parte del proceso de es- otros esa misma posibilidad a través de la exclu-
clarecimiento de la verdad, las víctimas, y toda sión o de la privatización de sus posiciones. La
persona concernida, tienen derecho a testimo- cuestión de la conformidad con esta exclusión
niar ante las autoridades judiciales y ante una co- o de la construcción de los procesos de memo-
misión extrajudicial de investigación que, ria y verdad en el marco social más extenso po- [65]
rodeada de amplias garantías, se encargue de in- sible representa para las víctimas el corazón
vestigar, documentar, compilar y evitar la desapa- problemático del sentido de su acción. Pero al
rición de las pruebas de los actos violentos. mismo tiempo concierne a la oportunidad de
Además, se dice expresamente que esta clase de que la sociedad misma se convierta en sujeto co-
instancias no pretenden suplantar a la justicia, lectivo de la memoria y la historia. La cuestión
sino contribuir a salvaguardar la memoria, guián- del carácter transparente del proceso de verdad
dose por el afán de hacer reconocer la “parte de de los actos atroces del pasado implica entonces
verdad” que hasta entonces se negó constante- el establecimiento y la ampliación progresiva
mente. del espacio público como el poder propio de la
El carácter específico de la elaboración de la comunidad humana, que se revela como la con-
verdad de las atrocidades del pasado radica en que junción del poder singular de los distintos suje-
debe satisfacer una doble condición: ser pública tos que la componen. El grado de exclusión de
(transparente) y ser procesal (esclarecedora). un grupo particular, o de todo un sector social,
Ya se enunciaron anteriormente las razones habla de la debilidad del vínculo colectivo de
por las cuales la elaboración de la verdad de los una sociedad.
crímenes masivos y sistemáticos requiere cumplir En consecuencia, las labores de las “comisio-
el requisito del esclarecimiento: los rasgos esen- nes de verdad” se centran en el esclarecimiento pú-
ciales que tienen los actos de violencia extrema, blico de la identidad de las personas acusadas de
su dimensión fuera de toda norma ordinaria, la ser autoras o cómplices de violaciones a los dere-
constelación de sucesos y elementos fácticos que chos humanos y de infracciones al derecho hu-

25 Estipulado por el artículo 15 del Pacto Internacional relativo a los Derechos Económicos Sociales y Culturales,
1966. De ese mismo derecho hace parte la interpretación del principio de garantía de acceso a las
manifestaciones de la vida cultural en el espacio público. El Programa de Naciones Unidas para la Educación la
Ciencia y la Cultura (Unesco) ha subrayado que este principio democrático incumbe a toda la sociedad y,
especialmente, a quienes no han tenido acceso históricamente a la cultura, sus manifestaciones y beneficios. Tal es
el caso del testimonio de las víctimas que en los períodos de violencia extrema y de impunidad ha sido sometido al
impedimento o la instrumentalización. (Informe final de la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales,
México, 1982, Unesco, CLT/MD/1, pp. 39-44).
manitario, así como de la forma en que éstas par- experimentando dos evoluciones significativas.
ticiparon presuntamente en la planificación y De un lado, de ser un proceso investigativo espe-
ejecución de tales actos. En el desarrollo de su cializado ha pasado a ser un proceso cada vez
trabajo, las comisiones deben ser un espacio más socializado en el que el trabajo de los exper-
para analizar y describir los mecanismos que fue- tos se combina con el testimonio público de las
ron utilizados para cometer estos crímenes. Su víctimas. Del otro, frente a la disyuntiva que
informe final ha de ser difundido lo más amplia- planteaba optar por un proceso de esclareci-
mente posible y en él han de estar contenidas, miento a cambio de un proceso de justicia, la ex-
además, las recomendaciones para la periencia acumulada y las nuevas posibilidades
institucionalización de medidas que garanticen que brinda la justicia penal internacional han
la no repetición de las violaciones. demostrado que lo ideal son múltiples procesos
El rasgo predominante en el desarrollo de de esclarecimiento que complementen la acción
estas instancias ha sido la creciente diversifi- de diversas instancias de justicia (doméstica e in-
cación de sus competencias. A medida que se ternacional).
han venido extendiendo a contextos disímiles, Acerca del debate público que implica el pro-
las comisiones han enriquecido sus alcances. ceso de esclarecimiento que pone en marcha la
Inicialmente el carácter de su trabajo era pri- creación y el funcionamiento de las comisiones
mordialmente confidencial e investigativo, extrajudiciales es pertinente puntualizar cuáles
como fue el caso de las primeras integradas por son los rasgos distintivos de dicho debate e indi-
análısıs polítıco nº 50

expertos para los llamados procesos de transi- car su separación tajante de la incitación de la
ción en América Latina26. En experiencias re- opinión pública al odio y la venganza. Es conve-
cientes, ellas han adquirido facultades más niente establecer esta diferenciación, puesto que
variadas, y parte significativa de su actividad se un argumento de los partidarios de las leyes de
ha concentrado en las sesiones públicas dedica- “perdón y olvido”, que promulgan la amnistía in-
das a escuchar el testimonio de las víctimas. El condicional, es que la invocación de los aconteci-
[66] resultado de esta ampliación de mandato y mientos del pasado es un factor de riesgo que
competencias es que las sesiones “a puertas desemboca en el retroceso a un nuevo período
abiertas” de las comisiones se transforman en el autoritario o de guerra. Según esta posición, al
escenario de la puesta en común de las memo- profundizar en la investigación de la verdad y,
rias colectivas. Sus resultados, por tanto, han ga- con mayor razón, al hacer avanzar la investiga-
nado mayor difusión e incidencia social y han ción judicial se rompe el frágil equilibrio de fuer-
contribuido a respaldar la acción de las instan- zas logrado en la incipiente apertura
cias judiciales. Los mejores resultados en este democrática.
terreno se han presentado cuando los testigos y Felizmente el derecho internacional ha con-
sobrevivientes de los hechos de violencia han po- sagrado ya los parámetros para establecer tal di-
dido tomar la palabra ante los victimarios y con- ferencia. En este orden de ideas, el Pacto
frontarlos con sus responsabilidades de cara a la Internacional relativo a los Derechos Civiles y Po-
sociedad. Cuando esto ha ocurrido, la difusión so- líticos, en su artículo 20, estipula que toda pro-
cial del testimonio ha aportado significativamente paganda en favor de la guerra y toda incitación
a la formación y el afianzamiento de la opinión pública al odio nacional, racial o religioso que
pública, y ha servido, en un plano general, para constituya una incitación a la discriminación, a la
que diversos sectores participen en la democrati- hostilidad o a la violencia es contraria a la liber-
zación social. tad de opinión. La Convención para la preven-
De esta manera, el derecho a saber ha venido ción y la represión del crimen de genocidio

26 En América Latina las primeras comisiones fueron creadas en vista de la ineficacia probada de las vías de recurso a
la justicia como efecto de la no independencia del poder judicial. Las comisiones surgieron además como
respuesta a los procesos de amnistía y “punto final”, que consagraban la impunidad de los crímenes de lesa
humanidad y de los crímenes de guerra. Su trabajo se concentró en la recolección, a puerta cerrada, de
testimonios y en la investigación de los archivos de carácter oficial o privado. Esta circunstancia dio lugar a que su
trabajo fuera limitado y en ocasiones parcializado. Ese fue el caso de la Comisión de Verdad y Reconciliación de
Chile, puesto que dos de sus ocho integrantes eran miembros del gobierno de Pinochet y algunos otros
pertenecían a partidos políticos que durante la dictadura militar guardaron silencio ante las atrocidades. Cf. E.
Cuya, Las comisiones de la verdad en América Latina (1996).
democracia
considera como crimen de derecho de gentes la conocimiento de la verdad histórica de sus inter-
incitación directa y pública a cometer genoci- pretaciones destinadas a la incitación al odio y la
dio27. La Convención sobre la eliminación de todas las violencia.
formas de discriminación racial y la represión de las Por otra parte, la labor de las comisiones no
ideologías racistas (1966) señala, en su artículo 1, debe ser desnaturalizada por los intentos de legi-
que los Estados partes condenan “toda propa- timación por parte de quienes han cometido los
ganda y toda organización que inspire ideas o crímenes lesa humanidad y de guerra, cuya natu-
teorías fundadas en la superioridad de una raza raleza no admite justificación posible. El carácter
o de un grupo de personas [...] o que pretenda monstruoso de estos delitos hace irrelevante
justificar o alentar toda forma de odio o de dis- cualquier intento de explicación que, en las cir-
criminación racial”. cunstancias de un proceso de esclarecimiento,
El trabajo de rememoración y esclarecimiento adquiere el carácter de mecanismo de impuni-
de los actos atroces cometidos durante la guerra dad y de encubrimiento28.
o bajo un régimen autoritario no debe ser con-
fundido con prácticas de instrumentalización EL DERECHO A LA JUSTICIA
ideológica, que buscan despertar pulsiones La creación de instancias de justicia penal in-
destructivas o promover los llamados abusos ternacional y la paulatina legitimación de la
ideológicos de la memoria. Por el contrario, la competencia universal de la justicia de crímenes
rememoración –como trabajo de elaboración y de lesa humanidad vienen a complementar el pa-

análısıs polítıco nº 50
no como práctica de repetición abusiva– implica norama que ofrece la riqueza de la experiencia
precisamente la superación de tales pulsiones de las comisiones de verdad. Como se mencionó
mediante la elucidación minuciosa de los episo- anteriormente, la experiencia acumulada en esta
dios de violencia extrema del pasado, encamina- materia indica que en el marco de un mismo
da al reconocimiento social. Su único propósito proceso nacional de transición o de paz pueden
es servir como referente tutelar para recordarle concurrir múltiples procesos de esclarecimiento
al nuevo poder político y a todos los miembros y justicia complementarios y convergentes29. [67]
de la sociedad las consecuencias que ha traído La sanción de la justicia es en este caso un acto
en el pasado el desconocimiento de los derechos que consagra el reconocimiento social. O expresa-
fundamentales. Su función preventiva radica pre- do de otro modo, el proceso de elucidación de la
cisamente en que el esclarecimiento del pasado verdad que opera en el seno de las comisiones
genere el reconocimiento público del significado extrajudiciales se conjuga con la palabra y la ac-
que la guerra, los crímenes cometidos y sus efec- tuación pública de la justicia, que actúan a su tur-
tos han tenido sobre el conjunto de la sociedad. no como corolarios del reconocimiento colectivo
La línea divisoria entre el trabajo de rememora- de los crímenes masivos y sistemáticos.
ción y la instrumentalización de la memoria es, Según el “Conjunto de principios”, el derecho
entonces, aquella que separa el proceso social de a la justicia implica que toda víctima tenga la posi-

27 En esta dirección ha sentado jurisprudencia la sentencia del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, del 1 de
junio de 2000, en la que se condena a Georges Henry Joseph Ruggiu, experiodista y locutor de Radio Televisión
Libre des Mille Collines (RTLM), tras haber sido hallado culpable de los cargos de incitación pública y directa a la
comisión de genocidio y de crímenes contra la humanidad. Ruggiu fue condenado a 12 años de prisión por el primero de
los cargos y a otros 12 años por el segundo.
28 Es el caso de ciertos aspectos que tuvo el desenvolvimiento de la Comisión de Verdad y Reconciliación en
Sudáfrica. Allí la forma original que asumió el proceso de elaboración de la verdad mostró el papel catártico y
liberador del testimonio pronunciado ante la comunidad como modalidad del trabajo de rememoración. Sin
embargo, el balance de esta experiencia es contradictorio. De una parte, en las audiencias públicas las víctimas
pudieron testimoniar su historia y nombrar e identificar a los victimarios. De otra, la confesión que estos últimos
hicieron tuvo frecuentemente el carácter de un acto en el que el relato de las atrocidades no estuvo acompañado
del reconocimiento auténtico de la injusticia cometida. Como señala Sophie Pons, en Apartheid. L´aveu et le pardon
(2000), los victimarios hicieron la economía de las reglas de juego de la confesión –como simple uso
convencional del lenguaje– y convirtieron el acto de la confesión en arrepentimiento artificial que perseguía,
como único fin, la amnistía de sus delitos.
29 A pesar de las limitaciones que ha presentado, el proceso de verdad y justicia en Ruanda ha mostrado una gran
variedad de formas. Además del Tribunal Internacional ad hoc, se han puesto en marcha los procesos de justicia
comunitaria (gacaca) y una comisión de verdad y reconciliación.
bilidad de hacer valer sus derechos beneficiándo- viden y polarizan a la opinión pública, que es al-
se de un recurso equitativo “para lograr que su tamente sensible a cualquier referencia al pasa-
opresor sea juzgado”. La enunciación de este de- do una vez superado el período de violencia y
recho se hace tomando en cuenta que no existe arbitrariedad anterior. Por otra parte, se presen-
reconciliación justa y duradera si no se satisface la ta el problema de orden jurídico de la “frugali-
necesidad de justicia y si el resultado del proceso dad adjudicativa”, que significa que, dada la
de transición es el mantenimiento de la situación reducida capacidad institucional de las socieda-
de impunidad que ha imperado en la sociedad30. des en transición, la atribución de las respon-
Este derecho supone además el principio de sabilidades penales recae sobre unos pocos
imprescriptibilidad y el hecho de que los autores individuos que representan sólo “piezas sueltas”
de las violaciones no podrán beneficiarse de nin- de la estructura del poder en un régimen autori-
guna clase de amnistía mientras las víctimas no tario, y en el caso de un conflicto armado, de un
hayan obtenido justicia31. ejército o de los grupos disidentes32.
Existen al menos tres aspectos que han sido El segundo grupo de cuestionamientos se di-
objeto de intensa discusión pública con relación rige a impugnar el fenómeno de la decadencia
al derecho de las víctimas a la justicia. En primer de lo político con relación al fortalecimiento cre-
lugar, se ha puesto en tela de juicio la validez de ciente de lo judicial. Desde este punto de vista,
los procesos judiciales de los crímenes de lesa se trata de la infiltración jurídica en todas las es-
humanidad y los crímenes de guerra. Asimismo, feras de la sociedad que desnaturaliza el espacio
análısıs polítıco nº 50

se ha criticado el fenómeno del llamado protegido y distante que debe guardar el juez
“activismo judicial”, entendido como la omnipre- frente al debate público, y que banaliza la delibe-
sencia de los jueces en la resolución de asuntos ración política al delegar en los tribunales las de-
que podrían ser objeto de otro tipo de trata- cisiones sobre los temas cruciales de la sociedad.
mientos, y prioritariamente, de una solución po- Esta discusión se hace pertinente en las condicio-
lítica. Por último, se ha puesto en duda el nes de transición y de paz al plantearse el proble-
[68] “modelo de Nuremberg”, esto es, la imparciali- ma sobre cuál es el espacio respectivo que deben
dad de los tribunales internacionales, y en gene- ocupar la política y la justicia en la solución de
ral, el recurso a la justicia penal internacional los desafíos que se desprenden de las transforma-
como vía de superación de la impunidad en un ciones sociales urgentes.
contexto doméstico. En tercera instancia, se debate acerca del
El cuestionamiento de la pertinencia de efec- “modelo de Nuremberg”: los tribunales interna-
tuar, en el marco de la transición democrática, cionales, en tanto que expresión de una correla-
grandes procesos en los que los presuntos auto- ción de fuerzas en la que el vencedor impone las
res de graves violaciones e infracciones al dere- reglas del juego, niegan el principio de indepen-
cho internacional sean enjuiciados, proviene de dencia e imparcialidad de la justicia, y con ello
argumentos de diversa índole. Una primera socavan el fundamento mismo de la legitimidad
dificultad, de carácter pragmático, es que los del derecho internacional. La sumisión de la jus-
“costos políticos” de este tipo de justicia son muy ticia a la voluntad del vencedor es la negación de
altos. Generalmente, los autores de los crímenes facto del derecho al debido proceso para una par-
en estos casos no han sido vencidos y ejercen te de la humanidad –aquella que ha resultado
aún poder en la sociedad. Según esta posición, la derrotada en la guerra– que no posee el poder
vulnerabilidad política de la sociedad podría necesario para lograr el acceso a un tribunal in-
significar el impedimento de la transición hacia ternacional independiente. Esta última categoría
la democracia o la amenaza de los acuerdos de de argumentos críticos tiende a ser invocada
paz. Desde esta perspectiva, los juicios además di- para la descalificación de la Corte Penal Interna-

30 El Conjunto de principios afirma que el acto del perdón supone “como condición de toda reconciliación que la
víctima conozca el autor de las violaciones y que éste haya tenido la posibilidad de manifestar su arrepentimiento
[...] Para que pueda ser concedido el perdón, es menester que haya sido previamente solicitado”.
31 Así lo afirmó la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia Barrios Altos contra Perú, citada
anteriormente. La Corte agrega que la amnistía de los autores de graves violaciones es incompatible con el
derecho que toda persona tiene a ser escuchada por un tribunal imparcial e independiente.
32 Esta línea de argumentación es seguida por P. De Greiff en Tribunales internacionales y transiciones a la democracia,
1997.
democracia
cional o de la competencia universal, para el dico de la prescripción, de la extinción en el
juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad tiempo de toda acción pública, no puede ser in-
y los crímenes de guerra bajo el pretexto de la vocado con relación a este tipo de crímenes. La
ruptura del principio de soberanía política y ju- imprescriptibilidad es el correlato jurídico del
dicial. En el caso de la llamada competencia uni- trabajo de larga duración que debe realizar la so-
versal se trata del problema suscitado por el ciedad para lograr superar las secuelas de la vio-
inicio en diversos puntos del planeta de procesos lencia extrema33.
judiciales contra antiguos dictadores y reconoci- Por esta vía se llega al asunto de cuáles son los
dos autores de delitos atroces. Sin embargo, es límites de la función que cumple la justicia en
pertinente llamar la atención acerca de que las un proceso de democratización de la sociedad.
limitaciones de los procedimientos de conforma- No es éste el caso de los excesos propios de un
ción y funcionamiento de estos tribunales no “activismo judicial”. Por el contrario, las socieda-
pueden ser utilizadas, en una misma línea de ar- des en proceso de transición generalmente han
gumentación, para negar la esencia del principio conocido altos índices de impunidad frente a
de competencia del derecho penal internacional todo tipo de delitos y no han conocido a lo largo
para erradicar las atrocidades en masa, esencia de su historia la actuación de la justicia penal de
que proviene del derecho público y del derecho los delitos de lesa humanidad ni los crímenes de
de gentes. guerra. En las condiciones de una dictadura, de
La respuesta a las críticas a la justicia penal un régimen de apartheid o de una guerra civil, el

análısıs polítıco nº 50
(doméstica e internacional) hasta ahora enun- poder judicial, cuando éste existe como tal, tien-
ciadas viene dada desde la propia definición del de a convertirse en una mera prolongación del
carácter de los crímenes de lesa humanidad y los poder ejecutivo34. En estos casos, la parcialidad
crímenes de guerra, formulada en este mismo de la justicia se expresa en que al lado de una
texto. abrumadora impunidad coexiste el hecho de
Nada más diciente sobre el particular que la que los tribunales –y en los casos más extremos
experiencia histórica acumulada por la humani- los tribunales militares– están reservados exclusi- [69]
dad tras siglos de guerra y violencia. Dadas la en- vamente a los opositores del régimen. La ausen-
vergadura y complejidad de los crímenes en cia histórica de la justicia penal frente a las
masa, su naturaleza catastrófica y la propagación atrocidades en masa tiene implicaciones de todo
de sus secuelas sólo son percibidas integralmente orden para una sociedad. La inexistencia o la
por la sociedad con el paso del tiempo. A veces parcialidad de la justicia institucional abren el es-
se requiere la sucesión de varias generaciones pacio para proliferación caótica de “justicias par-
para efectuar el balance definitivo de sus profun- ticulares”, cuando no para el imperio del “ajuste
das repercusiones sobre el conjunto de la vida de cuentas” por mano propia35. En el proceso de
colectiva, pues sólo en la perspectiva de la distan- refundación del pacto social, la continuidad de
cia temporal se muestra, en toda su crudeza, el esta situación seguirá siendo un vacío histórico
impacto de sus consecuencias originales y secun- que terminará, tarde o temprano, en un nuevo
darias. estallido violento de los conflictos sociales.
Estas repercusiones son aún más significativas Por último, conviene decir algunas palabras so-
si no se logra constituir el consenso general acer- bre el tema de los efectos de la controversia social
ca de la injusticia que encarna este tipo de deli- acerca de la justicia penal en el espacio público
tos, si se legitima la impunidad y si los daños en tiempos de transición democrática. En contra-
causados no son reparados de manera adecuada. posición a la creencia de que la polémica abierta,
La ausencia de la sanción de la sociedad equivale fruto de la acción judicial, representa un “factor
a prolongar indefinidamente estos efectos en el de riesgo” para la democratización, es útil poner
tiempo. Por todas estas razones, el principio jurí- de relieve el punto de vista antitético. Está demos-

33 Principio estipulado en la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de
lesa humanidad, 1968.
34 La justicia en estos casos es un objeto inexistente, pues su carácter formal no corresponde a una experiencia
histórica real de la sociedad. Acerca del contenido de esta última noción puede consultarse Cepeda, Iván y Girón,
Claudia, Procesos de inculturación, 1999, p. 175.
35 Así lo demuestran ampliamente Santos, Boaventura de Sousa y García Villegas, Mauricio en El caleidoscopio de las
justicias en Colombia, 2001.
trado que el debate público producido por los cos; desarrollo del principio de competencia uni-
grandes procesos penales en los que se juzgan los versal de la justicia; fortalecimiento de las juris-
crímenes del pasado vigoriza el ejercicio normal dicciones regionales de derechos humanos
de toda sociedad democrática, esto es, incentiva la (especialmente en Europa, América y África), en
controversia abierta sobre las cuestiones que afec- fin, ampliación de las competencias de las comi-
tan a todos los miembros de una comunidad de- siones de elucidación de los delitos atroces y pu-
terminada. La sesión pública de los grandes blicidad de sus procedimientos y conclusiones.
procesos de justicia da lugar al disenso social que Las jurisdicciones nacionales encuentran de este
estimula la formación de la opinión pública y que modo un extenso y variado campo de referentes
desarrolla la capacidad de expresión colectiva de que complementan y estimulan su propia acción.
muchos sectores de la sociedad hasta ahora ex- Ciertamente, el camino de construcción de
cluidos36. Este ejercicio, en vez de romper los frá- los nuevos procedimientos presenta limitacio-
giles equilibrios pactados, se convierte, por el nes y problemas inéditos. La Corte Penal Inter-
contrario, en la experiencia participativa por me- nacional restringe su acción temporal y
dio de la cual la sociedad recupera el hábito del encuentra obstáculos para que su acción territo-
debate social y emprende la instauración del prin- rial se haga válida para la totalidad de los Esta-
cipio de la no exclusión del espacio público de las dos. El principio de competencia universal está
opiniones disidentes. En este sentido, levantar el abierto a las interpretaciones del juez nacional,
tabú sobre los crímenes del pasado (por medio de y por tanto no encuentra todavía estándares in-
análısıs polítıco nº 50

las comisiones de verdad, de la acción de la justi- ternacionales para su aplicación uniforme. Las
cia penal y del trabajo público de rememoración) jurisdicciones regionales hallan obstáculos para
es parte indispensable de la práctica del disenso el cumplimiento de sus sentencias, y en ciertos
no violento, y en esta medida, de la democratiza- casos, como el de la Corte Interamericana de
ción de la sociedad. Derechos Humanos, no disponen de acceso
Poco a poco la concepción determinista de la para los recursos presentados por individuos.
[70] impunidad –aquella que sostiene su carácter Pese a sus avances, el trabajo y los resultados de
inexorable para el advenimiento de la paz y la las comisiones de esclarecimiento son todavía
democracia– viene siendo desafiada por procesos claramente insuficientes con relación a las pro-
públicos de esclarecimiento y justicia cada vez porciones de las formas de violencia de las que
más extensos, variados y ambiciosos. La huma- deben dar cuenta.
nidad admitió durante un largo trayecto de su No obstante, todas estas limitaciones se ven
historia que los actos de violencia extrema caye- atenuadas por el rol que en los procesos de escla-
ran en el olvido y la negación, concediendo am- recimiento y sanción ocupan la opinión y el es-
nistías incondicionales a los perpetradores de pacio públicos, así como la controversia abierta
crímenes de toda especie contra poblaciones de la sociedad acerca de las responsabilidades y
inermes. El reconocimiento de un principio de las repercusiones de los actos atroces. El fortale-
sustancialidad del pasado, marcado por los acon- cimiento del espacio público aparece como con-
tecimientos atroces, como base de la legitimidad dición fundamental para que la sociedad elabore
de la soberanía, sólo ha conseguido afianzarse con las memorias de la violencia. Pero al mismo tiem-
la democratización de la sociedad y con la po, la controversia pública y plural sobre los crí-
configuración de su espacio público. Esa evolución menes del pasado es un ejercicio que contribuye
se ha materializado en la elaboración de sistemas, a dicho fortalecimiento y, por ende, que coloca
procedimientos e instrumentos universales; en la las bases para la participación democrática.
creación del derecho internacional de los derechos Los procesos públicos de erradicación de los
humanos y del derecho humanitario, y en la articu- delitos de lesa humanidad y los crímenes de gue-
lación contemporánea de variados mecanismos de rra son indispensables en sociedades que han su-
justicia penal internacional. frido la debilidad crónica del espacio público a
En el contexto internacional, estas conquistas causa de conflictos armados de larga duración.
se plasman en múltiples mecanismos y procedi- Tal es el caso de la sociedad colombiana, caracte-
mientos novedosos: instauración de un tribunal rizada tanto por su diversidad intrínseca como
permanente o de tribunales ad hoc para el por el formalismo de su modelo de democracia
juzgamiento de los crímenes masivos y sistemáti- representativa que impide o restringe la participa-

36 Ver Osiel, M. Mass Atrocity, Collective Memory and the Law, 1997.
democracia
ción. La duración y brutalidad de su conflicto ar- ración y reconocimiento de los actos atroces que
mado, así como la multiplicidad de expresiones han sido perpetrados.
de violencia que tienen lugar en su seno se han La experiencia internacional ha probado rei-
constituido en el marco de toda clase de acciones teradamente las consecuencias que tiene apla-
criminales, actos de corrupción y dinámicas de zar o impedir tales procedimientos públicos de
destrucción. Las secuelas de esa violencia, sistemá- superación de la violencia. En América Latina,
tica y anómica a la vez, sólo podrán ser reparadas la situación de impunidad que ha acompañado
por acciones sociales de verdad y justicia en el es- los procesos de transición y de paz ha demostra-
pacio público. En el marco de las transformacio- do, hasta la saciedad, que sin un trabajo rico en
nes hacia la democratización de la sociedad diversas manifestaciones de rememoración, es-
colombiana, el trabajo de superación de la violen- clarecimiento y justicia todo intento de
cia generalizada en el espacio público tiene que democratización es escasamente transformador.
ser amplio y variado. Amplio, en términos de que De tales lecciones del pasado y del presente de
en el esclarecimiento de los acontecimientos que sociedades cercanas, pero igualmente de las
han marcado la historia contemporánea del país consecuencias fatales que ha traído la denega-
deben tener cabida todos los estamentos sociales ción de la justicia en la historia nacional, tendrá
y deben testimoniar su experiencia todas las víc- que nutrirse todo intento auténticamente ins-
timas afectadas. Variado, en la medida en que taurador de la convivencia no violenta en Co-
combine múltiples modalidades de sanción, repa- lombia.

análısıs polítıco nº 50
FECHA DE RECEPCIÓN: 11/05/2003
FECHA DE APROBACIÓN: 19/08/2003

[71]
Democracia,
economía y
conflicto en
el Ecuador

el presente artículo pretende presentar


al lector colombiano algunas de las tensiones
fundamentales de la transición democrática
ecuatoriana, con la esperanza de que ofrezca ele-
mentos para comprender las fuerzas que condu-
nº 40-54
50

jeron tanto a la formación como a la disolución


págs.

de la alianza que aupó al coronel Lucio


polítıco

Gutiérrez a la presidencia. Aparte de su notable


2004:
análısıs

interés intrínseco, la experiencia ecuatoriana tie-


análısıs polítıco nº 50, Bogotá, enero-abril

ne una triple importancia.


En primer lugar, muestra las dificultades que
[72] Francisco Gutiérrez S. pueden surgir cuando un país adelanta simultá-
Profesor del Instituto de neamente dos transiciones, de la dictadura a la
Estudios Políticos y Relaciones democracia y de un modelo de desarrollo “cerra-
Internacionales (IEPRI). do” a otro “abierto”. Una perspectiva estrecha-
mente optimista –pero aceptada con entusiasmo
por varios académicos y formadores de opinión,
cuando la tercera ola de democratización pare-
cía irreversible– suponía que una y otra se
retroalimentarían a través de la transparencia, la
competitividad, etc. Una noción simétricamente
inversa ha planteado que neoliberalismo y demo-
cracia siempre están contrapuestos. La experien-
cia ecuatoriana revela que la relación es más
complicada, y exhibe algunos mecanismos que
pueden estar detrás de la “supervivencia con
inestabilidad” que ha caracterizado a la democra-
cia de ese país.
En segundo lugar, da pistas sobre las condi-
ciones que permiten que un ex militar golpista
sea elegido democráticamente. Es un fenómeno
que se ha repetido una y otra vez en el área
andina y en otras partes de América Latina (el
general Bánzer en Bolivia; el coronel Chávez en
Venezuela; el general Ríos Montt en Guatemala),
y al que se le debe prestar atención. Es verdad
que hay golpistas y golpistas, y que en el knock
down de la democracia ecuatoriana en el año
ISSN 0121-4705

2000 Gutiérrez minimizó los derramamientos de


sangre y actuó más como mediador entre un mo-
democracia
vimiento social y las instituciones que como líder bierno militar cuyos resultados en términos de
o instigador. En ese sentido, nada tiene que ver desarrollo debieron quedar impresos en la me-
con un Bánzer o con un Ríos Montt, e incluso se moria ciudadana, por el otro. En la segunda, na-
encuentra bastante alejado de Chávez. Con todo, rro la forma en que se ha desarrollado la doble
durante la campaña de 2002 que lo ungió como transición –política y económica– en el Ecuador,
ganador utilizó generosamente el capital simbó- y sus impactos sobre la política electoral. Éste es
lico al que habitualmente acuden los militares un punto crucial, pues revela tanto las causas
cuando quieren desafiar a los políticos profesio- como las formas de expresión del descontento
nales. ¿Por qué ganó? ¿Qué condiciones permi- crónico de una parte significativa del electorado
ten el triunfo de estos personajes? y su relación con los desenlaces producidos por
En tercer lugar, pone de presente las tensio- la democracia. En la tercera, discuto las bases es-
nes y dificultades que enfrenta un movimiento tratégicas de la “alianza indígena-militar”2, invir-
social cuando llega al poder, con sus dilemas tiendo el célebre y poderoso modelo de
traumáticos, sus tentaciones y sus cálculos de lar- Przeworski sobre las transiciones democráticas3.
go plazo que escapan al militante común. Argumento que, contrariamente a la pregunta
En el artículo de hecho sugeriré que las tres central de Przeworski en su modelo –¿por qué
dimensiones planteadas en el párrafo anterior – habrían de conformarse los capitalistas y los mili-
coexistencia de dos transiciones, alianza indíge- tares con la democracia?– en Ecuador, dada su
na-militar, fracaso de la coalición de gobierno– trayectoria específica, habría que preguntarse

análısıs polítıco nº 50
están estrechamente ligadas. Esa será mi hipóte- ¿por qué tendrían que contentarse los trabajado-
sis central: la tensión entre las “aperturas” políti- res manuales y los movimientos sociales con la
ca y económica ha producido desde 1978 hasta democracia? Esto produce una extraña –pero a
hoy continuas turbulencias, cuyas particularida- mi juicio defendible– explicación tanto de la su-
des se deben atribuir a aspectos específicos de la pervivencia de la democracia ecuatoriana como
trayectoria ecuatoriana (sobre los altos niveles de de su continua inestabilidad. En la cuarta, me
inestabilidad institucional en el Ecuador, véanse concentro en el gobierno de Lucio Gutiérrez, y [73]
tablas 1 y 2). En particular, ha generado un do- en las dinámicas que produjeron la ruptura de la
ble movimiento: por una parte, protección del coalición de gobierno.
régimen democrático a través de un conjunto de Tanto por la riqueza del caso como por las li-
incentivos (el menor de los cuales no son las garan- mitaciones de espacio, conocimiento y tiempo,
tías internacionales), coaliciones y diseños el texto es bastante esquemático en varios de sus
institucionales, y por otra desestabilización ofre- apartes. Omito prácticamente en su totalidad el
ciendo razones y posibilidades para que algunos impacto de dos variables fundamentales. Por un
sectores de la población apuesten a opciones de lado, la regional, clave en el Ecuador y a la cual
“salida”1. Dicho de otra manera, la democracia se han dedicado varios estudios concienzudos4.
ecuatoriana ha institucionalizado eficazmente la En particular, en la sección tercera la argumenta-
política competitiva –característicamente, una fun- ción altamente estilizada que presento sobre di-
ción de la “voz”–, pero a la vez ha creado las condi- námicas estratégicas no se debe confundir con
ciones para que diversos actores consideren que una afirmación sobre la unidad básica de las
esa misma voz tiene un efecto real cercano a cero. elites socioeconómicas, lo que resultaría insoste-
Desarrollaré mi exposición en cuatro partes. nible. Por otro lado, la internacional –actores
En la primera, analizo las grandes fuentes de de- supranacionales no sólo establecen los
bilidad institucional que heredó el Ecuador en parámetros de evaluación de algunas políticas
su transición de 1978: tradiciones golpistas, po- públicas claves, sino también participan activa-
pulistas y antipartidistas, por un lado, y un go- mente en procesos políticos–, incluyendo la con-

1 Hirschman, Albert. Salida, voz y lealtad. México, Fondo de Cultura Económica, 1977.
2 León, Jorge. “...y el Estado se volatilizó”. En: Breton, Víctor (ed.). Ecuador en crisis. Estado, etnicidad y movimientos
sociales en la era de la globalización. Barcelona, Icaria, 2003. León, Jorge. “El contexto y el sistema político en el
movimiento indígena ecuatoriano”. Quito, Cedime, mimeo, 2000.
3 Przeworski, Adam. Democracy and the market. Cambridge University Press, 1991.
4 Véase por ejemplo: Freidenberg, Flavia y Alcántara, Manuel. “Cuestión regional y política en Ecuador, partidos
de vocación nacional y apoyo regional”. En: América Latina Hoy, Nº 27 abril de 2001, pp. 123-152. León, Jorge.
Un sistema político regionalizado y su crisis, policopiado, 2002.
formación y consolidación de los movimientos las expectativas (aunque eso ya sería de por sí su-
sociales más exitosos5. He tratado de mantener ficientemente importante). También implicó
mi “visión periférica” atenta a las dos variables, modalidades de institucionalización que limitan
pero una y otra sobrepasan ampliamente tanto el margen de maniobra de los partidos, y su sen-
mis destrezas como mis objetivos. tido como “máquina de agregar intereses diver-
sos”. Ya en 1929 –en el mismo origen de la
EL CONTEXTO política de masas moderna– se inició en el Ecua-
dor una fuerte tradición-institucionalización cor-
Tradiciones que debilitan a las instituciones porativa, refrendada después en la Revolución
democráticas “Gloriosa” de 19448. En La Gloriosa, alrededor
En Ecuador hay al menos tres tradiciones políti- de una cuarta parte del senado se otorgó con cri-
cas que atentan contra la estabilidad democrática. terios de representación funcional, práctica que
La primera es la existencia de poderosas ideas y po- siguió vigente después durante un largo período.
siciones antipartidistas6. La segunda es la experien- El corporativismo ciertamente estuvo presente
cia golpista del país; los golpes militares han en las dos experiencias militares modernas
representado más la norma que la excepción du- (1962-1968 y 1972-1979).
rante largos períodos. La tercera es el importante Entre 1925 y 1948 se sucedieron 27 gobier-
papel del populismo en el sistema político. El ciclo nos9, la abrumadora mayoría de los cuales no ter-
populista del Ecuador comenzó aproximadamente minó su período constitucional; en los 20 años
análısıs polítıco nº 50

en la década de los treinta, y aún no termina. Esta previos a 1979 hubo apenas dos elecciones presi-
separación es puramente analítica; los tres factores denciales (en 1960 y 1968). Después de esa fe-
están íntimamente relacionados entre sí. cha, la idea de una alternativa militar sigue
José María Velasco Ibarra, la figura dominan- estando vigente, y en el Ecuador democrático se
te de la política ecuatoriana desde la década de han producido varios amagos de golpe. Todos
1940 hasta la de 1960, condenaba la existencia ellos han contado con el respaldo de sectores
[74] amplios de la opinión, y a veces de los sectores
de partidos políticos.
populares organizados.
Hay, pues, que formar no partidos porque el El populismo ecuatoriano es un fenómeno
mundo no está hecho para partidos. Hay que complejo, sobre el que se han producido nume-
formar movimientos. Los partidos son institucio- rosos debates10. Analizar los efectos del
nes anquilosadas en la etapa burguesa que ya populismo implica al menos tres problemas de
pasó. La hora actual de este siglo, es la vehemen- partida. Primero, se trata de una categoría difícil
te explosión de las muchedumbres, de los recla- de precisar11; segundo, está sometida a constante
mos populares, de los reclamos nacionales. Hay cambio; tercero, el populismo ecuatoriano es, de
que formar grupos, movimientos...7. manera obvia, un fenómeno bastante sui generis y
no casa bien con las categorías construidas para
La impronta que dejó Velasco Ibarra en el sis- estudiar los populismos latinoamericanos clási-
tema político no se limitó, empero, a las ideas y cos12. Sin embargo, sus impactos sobre la rela-

5 Véase por ejemplo: Lucero, José Antonio. “Crisis and contention in Ecuador”. En: Journal of Democracy, 2001, pp.
59-73.
6 Sánchez López, Francisco. “El mundo no está hecho para partidos. Elementos para el análisis de los partidos
políticos en el Ecuador temprano”. En: Ecuador Debate, Nº 46, abril de 1999, pp. 257-272.
7 Véase: Velasco Ibarra, José María. Una antología de sus textos –estudio introductorio de Enrique Ayala Mora. México,
Fondo de Cultura Económica, 2000. Sánchez López, ídem., p. 264.
8 Sánchez López. Ídem.
9 Pachano, Fernando (ed.). La ruta de la gobernabilidad. Quito, Cordes-Cooperación Española, 1997, p. 30.
10 Cueva, Agustín. El proceso de dominación política en el Ecuador. Quito, Planeta, 1998. Quintero, Rafael. El mito del
populismo. Quito, Universidad Andina Simón Bolívar-Abya Ayala, 1997. Burbano, Felipe (comp.). El fantasma del
populismo. Aproximación a un tema (siempre) actual. Caracas, Ildis-Flacso-Nueva Sociedad, 1998. De la Torre, Carlos.
“Política y economía en los nuevos y viejos populismos”. En: Ecuador Debate, Nº 53, agosto de 2001, pp. 73-86.
11 Vilas, Carlos (comp.). La democratización fundamental. El populismo en América Latina. México, Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes, 1994.
12 Burbano. 1998. Ob. cit.; De la Torre. 2001. Ob. cit.
democracia
ción entre la vida política y la función de gobier- requeridos por distintos sectores de la sociedad,
no parecen relativamente claros. Una de las ca- que no habían podido ser desarrollados por el
racterísticas del populismo es su irresponsabilidad, presidente Carlos Arosemena (1961-1962) dado
en dos sentidos: se otorga poco valor a las conse- el alto grado de confrontación de la vida pública.
cuencias futuras de las acciones presentes, y hay La segunda se apoyó en una amplia visión na-
desinterés por la estabilidad, que resulta directa- cionalista y reformista, evidentemente inspirada
mente de una ideología anti-burocrática y anti- en la junta peruana de Velasco Alvarado, aun-
rutinaria. De hecho, para los populistas que bastante más moderada. En todo caso, bajo
ecuatorianos terminar un período de gobierno Rodríguez Lara se introdujeron nuevos y pro-
es una hazaña extraordinaria. El desempeño del fundos cambios, incluyida una reforma agraria
populismo en el poder ha sido casi siempre que no puede ser calificada como cosmética, en
peor que dudoso, pese a lo cual ha mantenido – medio de un espectacular promedio de creci-
en ocasiones incluso aumentado– su base elec- miento del producto interno bruto (PIB) del
toral, un fenómeno que, como señala 9% anual.
adecuadamente Burbano (1998), no se ha ex- Cuando los militares entregaron la presiden-
plicado de manera plenamente satisfactoria. cia al primer presidente democrático, Roldós,
Así, en el Ecuador existe una corriente con un estuvieron en posición de mostrar un notable
importante arraigo de masas pero poco apta palmarés de éxitos. Declaró el general Poveda
para desempeñar las funciones de gobierno. Burbano en la transmisión de mando:

análısıs polítıco nº 50
Esto naturalmente se convierte en un factor
crónico de inestabilidad. Antes del gobierno de las Fuerzas Armadas, el
país tenía un presupuesto nacional que bordeaba
El régimen que precedió a la democracia apenas los 5 mil millones de sucres. Actualmente
Quizá la experiencia democrática iniciada en llega a los 27.000 millones. Su reserva monetaria
1978 en el Ecuador no tuviera grandes raíces alcanzaba los 600 millones de sucres. En la actua-
históricas, pero en esto el país se encontraba en lidad ella sobrepasa los 15.000 millones. El PIB
[75]
inmejorable compañía. En muchos de los casos era de apenas 47.000 millones. En 1978 superó
calificados como de indudablemente exitosos en los 190.000 millones. Las exportaciones eran de
la literatura de las transiciones gravitaban fuerzas 300 millones de dólares. En 1978 llegan a los
y tradiciones autoritarias mucho más amena- 1.500 millones... El ingreso per cápita oscilaba
zantes que las del vecino país. España, Portugal y cerca de los 200 dólares. Actualmente llega a
Polonia, para nombrar sólo algunos, carecían cerca de los 1000 dólares (citado en Cueva,
casi completamente de tradiciones democráticas 1998: 86).
previas; algo similar se puede decir de ejemplos
emblemáticos de la “segunda oleada” de demo- El progreso en todos los sentidos había sido
cratización (Alemania). –o parecido ser– impresionante. Ciertamente, la
En lo que Ecuador sí parece ocupar una posi- evaluación de las fuerzas democráticas iba preci-
ción sui géneris es en la naturaleza del régimen samente en la dirección contraria. El aforismo
militar que precedió a la democracia. Son los del que sería primer presidente elegido después
antecedentes inmediatos, y no las tendencias de de la dictadura, Roldós –“tenemos que echar a
larga duración, los que parecen darle su especi- andar a un paralítico”–, resumía una triple insatis-
ficidad al país. Desde 1960 hasta hoy, Ecuador facción. En primer lugar, el crecimiento ecuato-
contó con dos regímenes militares: 1962-1968 y riano era insostenible, porque se había construido
1972-1978 que comenzó con el gabinete nacio- sobre el endeudamiento externo y la ineficiencia.
nalista del general Rodríguez Lara. En contraste Entre 1970 y 1980 la deuda externa ecuatoriana
con las dictaduras altamente represivas –y fre- creció 19 veces13. En segundo lugar, sí que había
cuentemente desastrosas en lo económico– de habido represión y exclusión políticas –una vez
otras partes de América Latina, y del sur y el este más, viene a cuento una frase de campaña de
de Europa, las ecuatorianas fueron moderadas, Roldós: “no olvidaremos”– que, aunque acota-
reformistas y modernizantes. La primera se inspi- das, no dejaban de ser indignantes. Tercero, las
ró en la Alianza para el Progreso, y comenzó una reformas no habían llenado las expectativas de
limitada reforma agraria, así como otros cambios las organizaciones de los trabajadores manuales,

13 Pachano, F. 1997. Ob. cit., p. 377.


y el espectacular acto de inclusión con el que co- nen la opinión contraria son bastantes. Entre tan-
menzó la democracia –dándole el derecho al to, el PIB apenas creció en el período democráti-
voto a los analfabetas, lo que en la práctica equi- co; de hecho, la agenda del desarrollo
valía a meter dentro del sistema político a los in- ecuatoriano estuvo puntuada por catástrofes
dígenas y a amplios sectores campesinos– mostró (1983, 1988 y especialmente la brusca caída de
que existía la posibilidad de avanzar más lejos, y 1999). Se podría alegar que el crecimiento de la
más rápido. A la vez, subrayó que el nuevo régi- década de 1970 fue artificial y estuvo apoyado en
men tendría que mostrar sus bondades en terre- ritmos de endeudamiento malsanos. Pero el Ecua-
nos críticos (crecimiento, inclusión) en donde dor democrático ha sido un prestador tan com-
los militares reclamaban éxitos sin precedentes. pulsivo o más que el régimen precedente. El
porcentaje de la deuda externa con respecto del
LAS DOS TRANSICIONES PIB ha evolucionado de la siguiente manera: en
1974, 11%; en 1978, 30,2%; en 1979, 39%; 1984,
¿Compitiendo con el pasado? 66%; 1988, 116,9%.
Una particularidad importante de la transi- Así, pues, no parece haber habido la espera-
ción ecuatoriana es, pues, que el régimen inme- da confluencia entre agenda de desarrollo y
diatamente precedente no estaba democracia. Los otros dos aspectos –fin de la
irreparablemente comprometido: no había na- represión e inclusión social cada vez más am-
vegado por una crisis económica de grandes plia— requieren una evaluación cuidadosa.
análısıs polítıco nº 50

proporciones, ni encabezado una aventura mili- Hay avances obvios en muchos sentidos. Aun-
tar fallida, ni exhibido un comportamiento que efectivamente ha habido violación de los
espectacularmente represivo. Hay que subrayar derechos humanos –sobre todo en algunos go-
que muchos de sus aparentes éxitos pueden biernos específicos–, Ecuador muestra aquí un
deberse a simple suerte –a los militares les desempeño bastante aceptable, en medio de
tocó el boom petrolero–, y a su propia falta de una intensa conflictividad social. El contraste –
[76] en especial con Colombia, Perú y Bolivia, en
margen de maniobra, que los obligó a nego-
ciar con todos los sectores sociales (y podían ese orden– es notable. Por otra parte, los indí-
hacerlo, gracias a los petrodólares14. Como genas han entrado masivamente al sistema po-
fuere, desde el punto de vista “fenomeno- lítico, transformándolo, lo que constituye una
lógico”, del ciudadano raso, el régimen militar inclusión espectacular. Pero los ecuatorianos
debió de constituir un período bastante acep- cada vez creen menos en la política, conside-
table, donde se combinaron prosperidad, esta- rándola un sistema hermético y autorreferido.
bilidad y reformas sociales. Varios sondeos de La confianza en las instituciones, particular-
opinión proveen evidencias indirectas de que mente en las elegidas, es mínima16. Los niveles
efectivamente fue así. de abstención, en un país en el que el voto es
La situación se tornó aún más difícil cuando obligatorio, son bastante altos, y han venido
las promesas fundacionales de la democracia que- creciendo.
daron a mitad de camino, en el mejor de los ca-
sos. El régimen militar había exhibido tanto La segunda transición
derroche como corrupción, pero la democracia Si entendemos por neoliberalismo apertura
tampoco fue invulnerable a escándalos de todo de la economía, reordenamiento de las priorida-
tipo. La percepción pública sobre el tema no deja des del gasto público, liberalización financiera,
lugar a dudas. En un sondeo de Cedatos de 1997, privatización, desregulación y priorizar la crea-
44% de los encuestados señaló que creía que los ción de un ambiente favorable para el sector pri-
gobiernos democráticos eran más corruptos que vado, ¿qué tanto de ello ha habido en el Ecuador
las dictaduras, 30% manifestó la opinión contra- democrático? La respuesta es doble. Por un lado,
ria y 26% dijo que eran igual de corruptos15. Aun- las políticas de ajuste han pasado transversalmente
que hay todavía una mayoría de ecuatorianos que por gobiernos de los más diversos signos ideológi-
prefieren la democracia a la dictadura, los que tie- cos, como lo han demostrado con detalle Hey y

14 Isaacs, Anita. Military rule and transition in Ecuador: 1972-1992. London, McMillan Press, 1993.
15 Polibio Córdova, Ángel. “Opinión pública y realidad nacional. Los últimos 25 años”. En: Ecuador Debate, Nº 46,
abril de 1999, pp. 95-122.
16 Polibio Córdoba, Ángel. 1999, ídem; Freidenberg, Flavio. “Percepciones ciudadanas hacia la democracia y las
instituciones políticas en los países andinos”. En: Ecuador Debate, Nº 50, 2000, pp. 205-218.
democracia
Klak17. La tesis de Hey y Klak se ve corroborada de Ecuador en medio de grandes protestas, pueden
manera eminente por el gobierno de Gutiérrez: crear problemas muy serios y reales para los
elegido por una coalición en la que el socio princi- exportadores, a la vez que defienden el poder ad-
pal era el movimiento social que con más fuerza quisitivo de los asalariados.
había impugnado las políticas de ajuste, se apresu- Hechas estas salvedades, el balance de la do-
ró a poner en el Ministerio de Hacienda al orto- ble transición en términos sociales no es alenta-
doxo Mauricio Pozos y a llegar a acuerdos con el dor, para decirlo suavemente (véase por ejemplo
Fondo Monetario Internacional. Así pues, pese a tabla 3). En 1990, el salario mínimo real estaba
una feroz oposición de los movimientos sociales, en el nivel de 1974, en el año 2000 estaba por
Ecuador realizó su ajuste; a finales de la década debajo del de 1988, y se había producido una
de 1990 había completado su liberación comer- sustancial transferencia del trabajo al capital19.
cial. En todas las dimensiones de la reforma es- La enorme inclusión política propiciada por el
tructural estaba rondando los niveles voto de los analfabetas se vio pues neutralizada
latinoamericanos18. En realidad, como lo sugie- por una creciente exclusión económica y social,
ren Hey y Klak, la única excepción a la compre- en un contexto de crecimiento cercano a cero.
sión salarial que tuvo lugar en todo el período
podría haber sido el gobierno de Febres Corde- La oposición al liberalismo económico y sus
ro, es decir, el de orientación menos reformista y expresiones políticas
más proclive a los ajustes radicales. Por otro Mientras que en Colombia la política econó-

análısıs polítıco nº 50
lado, el ajuste ecuatoriano ha tenido la caracte- mica no es un problema central de la agenda pú-
rística de “avanzar a empujones” (fits and starts blica, en otros varios países andinos sí lo es.
dicen Hey y Klak). Ecuador es quizás donde las medidas
Sin embargo, en cada “empujón” se han pro- neoliberales han desatado una oposición más
ducido liberalizaciones reales, con efectos sociales fuerte y sostenida. Precisamente como hay un
tangibles. Las reformas económicas neoliberales bloque que puede expresar su descontento de
que introdujo la democracia ecuatoriana significa- manera tangible (votos, movilizaciones, blo- [77]
ron un brusco timonazo que redefinió el mapa de queos), apenas los gobiernos se quedan sin com-
ganadores y perdedores. No me estoy refiriendo bustible ceden –o caen. Dado que la política
sólo al paso de un modelo Estado-céntrico a otro ecuatoriana es altamente confrontacional –no
mercado-céntrico –la explicación de Cavarozzi–, existe la tradición colombiana de pactismo, ni
aunque haya mucho de verdad en ello, porque va- guerra civil, y el lenguaje y estilo de los políticos
rios capitalistas fueron barridos del mapa; es de- no se caracteriza por su circunspección–, la opo-
cir, no todos los agentes del mercado ganaron y, sición aprovecha de manera implacable cual-
ciertamente, muchos que vivían de rentas estata- quier debilidad del gobierno. Ninguno de los
les engordaron. El ajuste liberal no favoreció a to- últimos cuatro presidentes ecuatorianos gobernó
dos los capitalistas en su conjunto, y tampoco un período completo, fuera porque cayó o por-
produjo consensos entre ellos. De hecho, una par- que estaba en la interinidad; y desde 1978 los
te del modelo –supresión de las protecciones que únicos que no vieron seriamente amenazado su
generaban ineficiencia y perjudicaban al consumi- mandato fueron la dupla Roldós-Hurtado y
dor– parecía alentar explícitamente las “destruc- Rodrigo Borja, aunque en ambos casos enfrenta-
ciones creativas” que a la larga conducirían a un ron grandes turbulencias sociales. Así, mientras
equilibrio de más alto nivel. En la otra dirección, que en algunos países se apostó a la fórmula
tampoco afectó uniformemente a los sectores po- “ajuste y después crecimiento”20, en Ecuador el
pulares. Esto se puede ver bastante bien en el se- ajuste ha avanzado, pero de manera traumática,
guimiento de políticas públicas específicas. y el crecimiento ciertamente no se ha visto.
Medidas como la dolarización, adoptada por Mientras que en el núcleo duro de la apuesta

17 Hey, Jeanne y Klak, Thomas. “From protectionism towards neoliberalism: Ecuador across four administrations
(1981-1996)”. En: Studies in International Comparative Development, vol. 34, Nº 3, 1999, pp. 66-98.
18 Acosta, Alberto. “Ecuador: del ajuste tortuoso al ajuste dolarizado... (qué he hecho yo para merecer esto)”. En:
Ecuador Debate, Nº 50, agosto de 2000, pp. 67-104.
19 Pachano, F. 1997. Ob. cit., p. 508.
20 Sachs, Jeffrey; Wing Thye, Woo y Xiaokai, Yang. “Economic reforms and constitutional transition”. En: Working
Paper, Nº 43, Center for International Development, Harvard University, 2000.
neoliberal está la noción de “atravesar 5-10 años país, enraizada en un caso en la experiencia de
duros” y después comenzar a crecer, la constela- pactos consociacionales, crecimiento con rela-
ción de fuerzas del Ecuador hizo que la primera tiva solidez fiscal y en el otro de dictablandas y
etapa fuera irrealizable. Esto generó un ciclo con crecimiento con reformas sociales, parece
retroalimentación positiva, pues los efectos de aproximar bien esos desenlaces diferenciales.
las medidas económicas eran cada vez más El “transfuguismo programático”21 (en don-
traumáticos y desataban una oposición cada vez de le da un tratamiento brillante al tema)
más enconada. pone a la democracia frente a un dilema que
En la otra dirección, los conflictos y dinámi- se puede plantear en un terreno más bien abs-
cas alrededor de las políticas de ajuste han te- tracto (y por tanto fácilmente aprehensible).
nido consecuencias de gran importancia. Los electores votan racionalmente, escogiendo
Desde 1978, se han configurado en Ecuador a candidatos cuyas plataformas se acerquen a
cuatro grandes bloques electorales: derecha + sus políticas predilectas. Una vez en el poder,
centro derecha, populistas, izquierda + movi- los gobernantes pueden o seguir las orienta-
mientos sociales, centro izquierda. Sólo los pri- ciones que les permitieron llegar a la presiden-
meros han prometido en sus campañas lo que cia, o cambiarlas. El cambio puede obedecer a
realizaron –es decir, proyectos de ajuste econó- muchas razones; desde falta de margen de ma-
mico–, pero enfrentaron una feroz resistencia niobra hasta presiones abiertas por parte de
y terminaron desacreditados. Los demás inclu- agentes nacionales o transnacionales. Si uno o
análısıs polítıco nº 50

yeron en lugares prominentes de sus progra- dos gobernantes actúan en contra de su plata-
mas la oposición a uno u otro aspecto forma original, no hay en realidad problema:
fundamental de las políticas neoliberales, pero si los electores tienen memoria, castigan al po-
una vez llegaron al gobierno se apegaron a la lítico falso (o a su partido) y no votan por él.
disciplina neoliberal. El problema aparece cuando todos, o práctica-
Esto muestra que los políticos tienen incen- mente todos, actúan como tránsfugas progra-
[78] tivos fuertes para ignorar, o criticar, el ajuste máticos. Entonces, el votante castigará
durante sus campañas, y para aplicarlo una vez sistemáticamente al político al que apoyó en la
son elegidos. Una vez más, Lucio Gutiérrez es elección anterior, pero a la vez adoptará una
sólo un caso particular de una práctica genera- posición cada vez más cínica y distante con res-
lizada. En su campaña se mostró (moderada- pecto de las instituciones democráticas: la de-
mente) antineoliberal, porque para ganar la mocracia se expondrá a un rápido proceso de
elección tenía que cortejar las preferencias po- “fatiga de material”. Dicho de otra manera, se
líticas de los ecuatorianos, y en particular a sus producirá una “crisis de racionalidad”22, pues
apoyos sociales, pero para gobernar las adoptó los ciudadanos ya no contarán con informa-
sin mayores reatos. Los políticos prometen una ción fiable para orientarse en el espacio electo-
cosa y hacen otra: una canción conocida en ral y medir la distancia entre sus preferencias y
todo el mundo, sólo que en Ecuador se ha lle- las de los candidatos.
vado a extremos. Junto con problemas de co-
rrupción, etc., esto ha generado un descrédito L O S M I L I TA R E S Y E L P U E B LO
de la función de gobierno. En el período de
1978 hasta hoy, ningún partido o personalidad Invirtiendo la pregunta de Przeworski
en el poder ha ganado la elección presidencial Los indicadores de débil apoyo a la democra-
siguiente. Ecuador vive la maldición del gober- cia, y la proliferación del transfuguismo
nante: terminan completamente quemados. programático, sugieren que en Ecuador se está
Nótese que en Colombia el presidente también produciendo precisamente algo muy parecido a
lo ha pasado muy mal el último año de su man- esa “crisis de racionalidad”. En particular, la de-
dato, pero su tendencia o partido tiene una mocracia depende de que haya un mínimo de
probabilidad de cerca del 50% de triunfar. La credibilidad en la deliberación, en la “voz”.
distribución de preferencias diferente en cada Cuando falla la voz, la estabilidad de la democra-

21 Stokes, Susan. “What do policy switches tell us about democracy?”. En: Przeworki, Adam; Stokes Susan y Manin,
Bernard (eds.). Democracy, accountability and representation. Cambridge University Press, 1999, pp. 98-130.
22 Downs ya preveía esa posibilidad: Downs, Anthony. An economic theory of democracy. Harper Collins, 1957.
democracia
cia dependerá de la existencia de alternativas via- atribuye en su modelo tanto al pueblo como a las
bles de “salida”23. elites socioeconómicas cambia, pues la opción
El tema tiene una ligazón natural con la litera- golpista está abierta a todos los sectores de la po-
tura de las transiciones democráticas y, en particu- blación. El primero (el pueblo) tendrá el si-
lar, con las reflexiones de Przeworski24 acerca de guiente orden de preferencias: democracia con
la relación entre democracia y mercado. reformas>dictadura reformista>democracia sin
Przeworski sugería que la pregunta fundamental reformas>dictadura convencional (obviamente,
de las transiciones era qué incentivos podrían te- sin reformas). Apenas se convenza de la relativa
ner los capitalistas y los militares para mantenerse ineficiencia de la voz –por ejemplo, porque to-
dentro de la democracia. En Ecuador, esa pregun- dos los políticos actúan como tránsfugas
ta se podría plantear con los términos invertidos. programáticos–, entonces apostarán a la dictadu-
Siempre manteniéndonos en el terreno con el ra reformista si ven signos suficientemente claros
que se terminó la sección anterior –el de las rela- de que esa será precisamente la orientación de
ciones abstractas– la cuestión se presenta de la si- los militares una vez tomen el poder. Para las
guiente manera. El modelo de Przeworski elites socioeconómicas, las recompensas por apo-
presenta una dicotomía: por un lado, la dictadu- yar un golpe equivalen a los beneficios que pue-
ra, en donde los capitalistas y los militares tienen den obtener por la multiplicación de las
acceso directo a recursos clave, y la democracia, probabilidades de tener éxito y de que los milita-
en donde predomina la mayoría y por consiguien- res realmente favorezcan sus intereses. Si la pro-

análısıs polítıco nº 50
te la incertidumbre (los desenlaces dependen de babilidad conjunta (resultado de la
preferencias cambiantes). En puntos críticos de la multiplicación de las dos probabilidades) es sufi-
trayectoria, y dado un entorno internacional favo- cientemente baja, incluso si no están contentos
rable a la democracia, los capitalistas y los milita- con los políticos, los capitalistas serán “democrá-
res cambiarán sus ventajas estratégicas si los ticos por defecto”. Pero los sectores sociales en
demócratas acceden a acotar la incertidumbre y a pugna tendrán que competir “por el alma del
sustraer algunos aspectos críticos (piénsese en el ejército”, por lo que tienen incentivos para dejar [79]
derecho a la propiedad) de la política competiti- abierta la posibilidad de golpe. Esto fortalece la
va. Przeworski25 planteaba explícitamente que los posición del ejército, dejándolo como árbitro en
sectores populares no tenían razón alguna para situaciones de confrontación.
pasar de la democracia a la dictadura, incluso Elaboremos algo más este modelo “ecuatoria-
cuando la democratización coincidía con la aper- nizado”. Hay dos variables que entran en la de-
tura económica, pues “los sindicatos y otras orga- terminación de las preferencias de las elites. La
nizaciones de asalariados pueden hacerlo primera es la probabilidad de ser derrotadas, sea
bastante bien en la competencia democrática, en la democracia, sea en la dictadura. En la de-
mientras que son brutalmente reprimidos si la de- mocracia son derrotadas si vence un izquierdista.
mocracia cae; podrían constituir un grupo para En la dictadura, si la junta se decide por un cur-
quienes perder [en democracia] siempre será me- so de acción reformista. En la medida en que los
jor que salir” de ella, y por ello siempre preferirán militares son una relativa incógnita, aquí los ni-
atenerse a las reglas de juego democráticas. veles de incertidumbre resultan altos. El segun-
En el Ecuador, nos encontramos con una si- do parámetro es el grado de reversibilidad del
tuación distinta. Las organizaciones de los secto- resultado: ¿Cuánto durará el adversario en el
res populares no solamente perciben que su poder, y cuánto daño podrá causar a los propios
probabilidad de ganar en la competencia demo- intereses? En la medida en que, de acuerdo con
crática (un parámetro clave, Przeworski) es baja, el segundo parámetro, la dictadura es mucho
sino que tienen a la mano opciones razonables peor que la democracia (menos reversible), so-
de salida. Hay pues una alternativa de tres térmi- lamente una diferencia grande a favor de la dic-
nos. Aparte de la dictadura convencional que tadura en la probabilidad de ser derrotado,
“reprime brutalmente” y la democracia, existe la puede ofrecerle una opción real a las elites. Esa
opción de la dictadura reformista. diferencia no es muy grande en el Ecuador (eso
Dado esto, el razonamiento que Przeworski no quiere decir que no haya ninguna posibili-

23 Según el modelo de Hirschman. 1977. Ob. cit.


24 Przeworski. 1991. Ob. cit.
25 Ídem., p. 31.
dad de un ensayo autoritario a favor de las ¿Alianza militar-indígena?
elites, sino que éste sería riesgoso). Este “equili- El lector atento habrá notado las simplifica-
brio de amenazas creíbles mutuas” tiene varias ciones en que incurre el modelo que acabo de
consecuencias simples, pero importantes, para presentar. Como todo modelo, sólo capta aspec-
la configuración de la política ecuatoriana. En tos muy gruesos del conflicto analizado. En parti-
primer lugar, y de acuerdo a cómo se podría cular, trata a las elites socioeconómicas y al
prever a partir del modelo hirschmaniano, se pueblo como actores unitarios. Evidentemente,
producen complejas retroalimentaciones entre no lo son en general, y menos aún en Ecuador
las opciones de voz y de salida. Los agentes pre- (por las fracturas regionales entre costa y sierra,
sentarán cíclicamente sus demandas dentro y etc.). Me acojo aquí a la frase Przeworski, quien
fuera del sistema, y usarán la amenaza de salida a su vez cita a Theil: “Los modelos son para utili-
para lograr que la voz obtenga resultados rea- zarlos, no para creerlos”. ¿Cómo utilizar éste?
les. En segundo lugar, y de manera bastante ob- Una posibilidad es preguntarse por las dificulta-
via, le da un gran poder como árbitro social al des que la democracia ecuatoriana ha tenido de
ejército. El ejército es un actor directo del esce- capitalizar sus propios éxitos, esto es, de captar la
nario político, con contactos más o menos fre- adhesión plena del sector social que incorporó a
cuentes con los más directos protagonistas de través de reformas institucionales, la principal de
los diversos conflictos. Y cada uno de ellos –des- las cuales fue el otorgamiento del voto a los anal-
de la derecha de Febres Cordero hasta el movi- fabetas.
análısıs polítıco nº 50

miento indígena– trata de ganarse el corazón Como se ha visto, antes del advenimiento de
de los soldados. ¿Por qué no da el ejército de la democracia, los militares habían protagoniza-
una vez un golpe, en línea con una vieja tradi- do dos dictablandas, lo que los habilitaba para
ción? Aparte de las fundamentales restricciones jugar en el futuro la “carta social”. En realidad,
internacionales, por varias razones, todas ellas la tradición de interacción política entre los mili-
buenas. El ser árbitro podría ser una situación tares ecuatorianos y sectores populares viene de
[80] aún mejor que encargarse directamente del go- más atrás, y podría remontarse a la década de
bierno. Los militares, al apostarle al reformis- 192026. Según Bustamante27, la guerra con el
mo, esperan estar sobre los capitalistas, no contra Perú de 1941, y su resultado desastroso desde el
ellos. Y el arbitraje militar está restringido a la punto de vista ecuatoriano, fue una experiencia
sociedad ecuatoriana, mientras que varios de que marcó con fuego la mentalidad de los solda-
los aspectos fundamentales de la vida pública – dos, conduciéndolos a buscar por encima de
comenzando por la política económica– están todo la unidad del frente interno para enfrentar
muy transnacionalizados. Una vez más, nos en- el enemigo externo. Eso los puede haber hecho
contramos con un mecanismo de retroalimenta- refractarios a teorías como las de la seguridad
ción positiva: entre más fuerte es la posición de nacional, aunque Isaacs (1993) presenta eviden-
las fuerzas armadas, menos les conviene una re- cias de que esa teoría fue usada por Rodríguez
lación demasiado estrecha con algún otro actor. Lara con un giro que le permitía cómodamente
Para usar una frase diciente, aunque inexacta (y implementar su plan de desarrollo e impulsar la
efectista), es una fuerza integrada a la sociedad, noción de la amistad entre los militares y los
pero no al Estado; es árbitro social, lo que le campesinos.
cierra el camino tanto a una deriva autista El movimiento indígena se conformó, consoli-
como a la plena subordinación a los civiles. dó y creció en las décadas de 1970 y 1980. Como
En síntesis, los espectros de una y otra dicta- sucede a menudo, carecía de una expresión elec-
dura –la convencional y la reformista— se limi- toral directa y vigorosa. Pese a una creciente
tan simétricamente. La democracia se mantiene radicalización, hay buenas evidencias de que a fi-
en pie precisamente porque no es “el único juego nales de la década de 1980 el grueso del voto in-
en el pueblo”. dígena iba a los socialdemócratas (la Izquierda
Unida de Rodrigo Borja28). Sin embargo, las

26 Pachano, F. 1999. Ob. cit.


27 Bustamante, Fernando. “Fuerzas Armadas en el Ecuador: ¿Puede institucionalizarse la subordinación al poder
civil?”. En: Síntesis, Nº 16, enero-abril de 1992, pp. 179-202.
28 Almeida Vinueza, José. “Los indios del Ecuador y la democracia”. En: Cuadernos de la Realidad Ecuatoriana, Nº 5,
1992, pp. 51-70.
democracia
turbulencias de la década de 1980, y sobre todo dígenas como los militares llegaron al golpe del
la oposición de un sector de los militares a año 2000 divididos, y después de él procedieron
Febres Cordero, produjeron una oleada de sim- a reorganizarse y a depurar sus filas. Diversos
patía entre éstos y los movimientos sociales29. El movimientos sociales han manifestado oposición
enfrentamiento entre los indios y el gobierno de o perplejidad frente a este sistema de alianzas. Es
Borja rompió el último vínculo de los primeros decir, el modelo en su versión menos tosca debe
de los partidos tradicionales. Diversas alianzas referirse a actores específicos (algunos sectores
electorales –entre otras cosas con el general populares organizados, algunas fuerzas cercanas
Frank Vargas, el paracaídista que secuestró a a las elites socioeconómicas, etc.). Con este ajus-
Febres– sellaron esta simpatía. El derrocamiento te, lo que sí puede captar bien es: a) los proble-
del populista Abdalá Bucarám en 1997 subrayó mas que enfrenta un sistema democrático que
de manera ostensible la confluencia. El compor- activa y simultáneamente esteriliza la voz; b) en
tamiento errático de Bucarám activó las viejas an- particular, las crisis de racionalidad a los que
tipatías entre populistas y militares. A la vez, puede verse enfrentado ese sistema; c) las carac-
Bucarám había enfurecido al movimiento indíge- terísticas diferenciales de una situación en don-
na, al poner en marcha un crudo plan de ajuste de varios actores, y no sólo las elites
y simultáneamente tratar de minar la base social socioeconómicas, tienen opciones de salida.
de la organización indígena creando organismos
paralelos en el gobierno. Por otra parte, un nue- EL GOBIERNO DEL CORONEL Y EL

análısıs polítıco nº 50
vo enfrentamiento con el Perú había reforzado FR AC ASO DE L A ALIANZA
los lazos entre el ejército y el “Ecuador profun-
do”, y permitió construir un discurso que presen- La campaña
taba a campesinos e indígenas como bases del Estos tres motivos se revelaron de manera
nacionalismo estatal, cosa que sin esa experien- dramática en la campaña presidencial de 2002.
cia decisiva hubiera sido difícil. Todo esto conflu- En ella participaron prácticamente todos los pe-
yó en el derrocamiento de Mahuad en el año [81]
sos pesados de lo que en Ecuador se llama políti-
2000, en el que la dirección del movimiento in- ca tradicional (es decir, básicamente las fuerzas
dígena y sectores del ejército se opusieron a los que se conformaron con la transición democráti-
tres poderes, se tomaron el congreso y formaron ca): dos ex presidentes, Hurtado y Borja (social-
una junta que gobernó al país durante un lapso demócrata), y dos fichas de sendos ex
de tres horas. presidentes, Jacobo Bucarám (populista) y
En síntesis, el encuentro de indígenas y mili- Xavier Neira (socialcristiano, derecha). El padri-
tares en múltiples momentos –explícito y electo- no de Neira, León Febres, se lanzó como diputa-
ral en 2002, explícito y golpista en 2000, do, con la esperanza de reforzar la posición de
implícito y golpista en el apoyo al retiro de aquél. Pero, como en Colombia, los partidos
Bucaram en 1997, implícito y electoral en los ecuatorianos tuvieron un desempeño aceptable
bloques de apoyo a militares con tradiciones en las congresionales, y salieron miserablemente
golpistas– no es una casualidad, ni corresponde derrotados en las presidenciales; no valieron los
a la voluntad de un pequeño grupo de conspira- grandes nombres. Con todo y su notoriedad, y
dores. Ha sido, por el contrario, un factor crucial pese a encabezar las encuestas al principio, los
de la política ecuatoriana, en donde se expresan candidatos partidistas recibieron un buen rapa-
fatiga por los límites de la voz y –ocasionales– polvo a manos de dos “nuevos”, el empresario
usos de la opción de salida, ya sea como una Álvaro Noboa y el ex coronel golpista Lucio
amenaza creíble para activar la voz y como la Gutiérrez, quienes encabezaron la primera vuelta.
búsqueda de una vía real de escape. En realidad, la campaña estuvo llena de rui-
Una vez más, se podría alegar que también do, y para el votante ecuatoriano fue difícil
este modelo constituye una simplificación, pues- orientarse. Hasta el último momento prevalecie-
to que ni los militares ni el movimiento indígena ron la indiferencia o la confusión. Hurtado
constituyen un bloque unitario. Y ésta es, en abandonó su agrupación original, la Democracia
efecto, una observación inobjetable. Tanto los in- Popular y formó otra, totalmente artificial; las

29 Para otros precedentes, véase: Santana, Roberto. Ciudadanos en la etnicidad. Los indios en la política o la política de los
indios. Quito, Abya Ayala, 1995. Moncayo Gallegos, Paco. Fuerzas armadas y sociedad. Quito, Universidad Andina
Simón Bolívar-Corporación Editora Nacional, 1995.
propuestas y campañas de los partidos eran difí- nas, campesinos y negros, la Coordinadora de
cilmente diferenciables, e incluso las barreras re- Movimientos Sociales, entre otros– obtuvieron
gionales intentaron ser borradas. En medio de algo más de diez diputados y, calculando
esta confusión, Noboa y Gutiérrez fueron capa- gruesamente, entre 10 y 20% del voto en las pre-
ces de enviar señales –no mediadas a través de los sidenciales, es decir, tenían razones fundadas
partidos, aunque cada uno creó su propia agrupa- para reclamar la victoria para sí. Habían puesto
ción— de que efectivamente eran distintos. Por la base de la victoria en la primera ronda, y ha-
ejemplo, mientras que Borja y Febres se sometie- bían significado la diferencia decisiva en la se-
ron a operaciones en plena campaña, Gutiérrez gunda.
era un destacado deportista (ganador de la Sin embargo, Gutiérrez no las tenía todas
pentatlón militar), que pese a los múltiples repa- consigo. En primer lugar, de su propio movi-
ros que había recibido después del golpe, podía miento –que consiguió tres diputados– no sabía
exhibir la capacidad de salir de un delicado pro- si era una fuerza o una debilidad. Aunque la So-
blema sin derramamientos de sangre. Noboa se ciedad Patriótica había agitado temas de “unidad
concentró en su aureola de empresario exitoso nacional” caros a los militares, el cemento que la
que gerenciaría el país, un capital que ha demos- aglutinaba era básicamente la esperanza de pues-
trado ser rentable en otros países que han en- tos, como quedó subrayado por una serie de
frentado la doble transición. El enfrentamiento eventos bochornosos apenas el ex coronel se po-
entre un Ecuador “viejo” y otro “nuevo” se volvió sesionó (reyertas y asonadas por cargos, etc.). En
análısıs polítıco nº 50

tópico, y alrededor de ese eje electoral Gutiérrez segundo lugar, estaba en minoría en el congreso,
y Noboa tenían todos los ases bajo la manga. una peligrosa constante de casi todos los gobier-
Con todo, sus resultados en la primera vuelta – nos ecuatorianos después de 1978, y augurio casi
algo más del 20 y del 17%, respectivamente– de- seguro de inestabilidad crónica. La fuerza mayo-
mostraron que no habían logrado ir mucho más ritaria –en este caso, el partido social cristiano–
allá de sus apoyos originales: los movimientos so- tenía una larga experiencia en todas las modali-
[82] ciales y el voto de izquierda en el caso del coro- dades de oposición desestabilizadora. Tercero,
nel, una fracción del voto costeño tradicional en aunque Gutiérrez ya en la segunda vuelta había
el del empresario. procurado tranquilizar a los Estados Unidos y a
En efecto, en la primera vuelta Gutiérrez se los empresarios, sabía que todavía quedaba mu-
concentró en su activo como ex golpista, y en la cho por hacer en este terreno. En realidad, el
unión de los votos de la izquierda alrededor de presidente estaba decidido a continuar con el
su nombre, pero en la segunda comenzó a enviar programa económico de su antecesor, y a pro-
mensajes tranquilizadores. Para conseguir mayo- fundizarlo. Cuarto, y último, por sus anteceden-
rías en la segunda vuelta necesitaba una base so- tes, podía esperar oposición de los militares
cial mucho más amplia de la que había mismos, de suerte que no podía darse el lujo de
conseguido en la primera, así que el coronel se un período crítico de inestabilidad sin poner en
fue corriendo ostensiblemente al centro. Esto peligro su permanencia en el poder.
alarmó a los movimientos sociales, que al final de En síntesis, el nuevo presidente tenía frente a
la campaña condicionaron su apoyo a Gutiérrez. sí la siguiente alternativa: o quedar en las manos
El 24 de noviembre de 2002 éste fue declarado de los sectores sociales que lo habían elegido, e
presidente de la república, aunque por un mar- ir hacia un enfrentamiento con un sector del
gen menor del previsto por las encuestas. Pese a empresariado y con los Estados Unidos, o buscar
las dudas, pues, el voto de los indígenas, de otros aliados a la derecha. Escogió lo segundo después
movimientos sociales y de la izquierda, también de ensayar sin éxito diversas formas de equilibris-
en la segunda vuelta resultó decisivo. mo. En su gabinete inicial le dio tres carteras –
turismo, agricultura y chancillería– y otras
La coalición y su ruptura posiciones al movimiento indígena, pero a la vez
Así, Gutiérrez llegó a la presidencia encabe- le entregó el ministerio de hacienda, como había
zando una coalición en donde los mismos secto- prometido ya en las postrimerías de la segunda
res que en el año 2000 le habían apostado a él vuelta, a un ortodoxo. Por tales razones, los pri-
como símbolo de la salida, ahora apostaban a la meros seis meses del gobierno de Gutiérrez se
voz. Tales sectores –Pachakutik, el Movimiento desarrollaron en medio de constantes
Popular y Democrático, el Frente Unitario de los malentendidos, sosteniendo una delicada rela-
Trabajadores, la Federación Nacional de indíge- ción que ya en la campaña había mostrado sig-
democracia
nos de deterioro. El foco de atención fue la polí- voz fracasó, pero al mismo tiempo las opciones
tica económica pro-FMI. La situación del movi- de salida de los sectores subordinados también
miento indígena se hizo insostenible frente a sus se debilitaron.
propias bases radicalizadas y frente a sus aliados,
que no esperaron mucho tiempo para repro- C O N C LU S I O N E S
charle su participación en el gobierno, y a me- En este texto he combinado dos perspectivas
diados de 2003 ya estaban criticando para entender un problema. El problema es la
abiertamente al presidente. Pero otros temas –re- naturaleza de la democracia ecuatoriana, es
yertas entre Sociedad Patriótica y Pachakutik en decir, su combinación de persistencia e inestabi-
las provincias tanto por orientación política lidad. Las perspectivas son los modelos explica-
como por puestos– también ayudaron a enconar tivos de Hirschman y Przeworski, que parecen
las relaciones. encontrar aquí un área de intersección “natu-
En el mismo momento en que las esperanzas ral”. Hirschman arguye que los actores utilizarán
del movimiento indígena en la gestión guberna- distintas combinaciones de voz y salida depen-
mental decaían, algunos fenómenos que reforza- diendo de sus opciones estratégicas, de su grado
ban su desconfianza hacia la política de lealtad, y del grado de deterioro de la estruc-
convencional se hacían visibles. Algunos dirigen- tura institucional en la que se encuentran inser-
tes indígenas muy destacados se vieron enreda- tos. Przeworski propone que en general la
dos en escándalos dolorosos. Por ejemplo, estabilidad, y la trayectoria, de las democracias

análısıs polítıco nº 50
Miguel Lluco –quien coordinaba las estructuras depende del sistema de incentivos que tengan
electorales y había sido severo crítico de la aven- actores sociales clave para permanecer dentro de
tura golpista– aceptó administrar un fondo fi- ella; y en particular sugiere que en las transicio-
nanciero de un banquero de la costa. Por nes democráticas solamente los militares y los ca-
razones que escapan a este artículo, los banque- pitalistas cuentan con opciones reales de salida,
ros habían sido el némesis de los movimientos es decir, con amenazas creíbles, porque para los
sociales ecuatorianos, y este banquero particular trabajadores permanecer dentro de la democra- [83]
tenía una trayectoria no muy clara. Más aún, cia es una estrategia dominante: allí tienen pro-
hubo roces entre Conaie, la expresión orgánica babilidades aceptables de recibir respuestas a sus
del movimiento social, y Pachakutik, su entidad demandas, mientras que en la dictadura sólo les
política y electoral, que quería convertirse en espera la represión. Por consiguiente, las demo-
partido político (aquí también participó Lluco). cracias, para estabilizarse, necesitan ofrecer ga-
Por eso, el retiro formal de los indígenas del rantías básicamente a los capitalistas y a los
gobierno –emblemáticamente causado por la ne- militares, que son quienes pueden salir.
gativa de la bancada de Pachakutik de votar la re- Aquí he mostrado que en Ecuador la situa-
forma laboral flexibizante presentada por el ción podría haber sido distinta, lo que obliga a
gobierno al congreso– no fue una sorpresa. Aun- invertir los términos de la ecuación de
que algunos funcionarios indígenas –comenzan- Przeworski. Ha habido incentivos y posibilidades
do por la canciller Nina Pacari– lo habían hecho de salir también para algunos sectores populares
bastante bien, el gobierno tampoco lamentó su organizados. Los primeros son ofrecidos por la
salida; la coalición se había vuelto insostenible. confluencia de las dos transiciones30, los segun-
Gutiérrez reconfiguró totalmente su sistema de dos por historias y constelaciones de fuerzas es-
alianzas, orientándose hacia un entendimiento pecíficos. La combinación de ambos –junto con
con el partido social cristiano, la derecha de la garantías internacionales, etc.– ha permitido la
costa (en lugar de los indígenas serranos). La si- supervivencia democrática con inestabilidad cró-
tuación social permanece tensa. Una vez más, la nica tan característica del Ecuador.

30 Conaghan, Catherine y Malloy, James. Unsettling statecraft. Democracy and neoliberalism in the Central Andes.
Pittsburg-London, University of Pittsburg Press, 1994
TABLA 1

R U P T U R A S D E M O C R Á T I C A S E N E L E C U A D O R 31

presidente rupturas

león febres No reconocimiento de la Corte Suprema hecha por el Congreso (1985); ministro
cordero de Gobierno, Luis Robles Plaza, censurado y destituido por el Congreso por
1984-1988
violación a los derechos humanos; Febres lo mantuvo (Montúfar, 2000: 117).
No aceptación de las resoluciones del TGC declarando la inconstitucionalidad de
sus actos. Varios juicios al gobierno y censura a los ministros. Revuelta de
oficiales en 1985. Amnistía a revuelta de oficiales de 1986 (Montúfar, 2000:
117, 118). Presidente apresado por Frank Vargas Passos. Tiene que negociar con
él y le da una amnnistía (1987).

rodrigo
borja
1988-1992
análısıs polítıco nº 50

sixto durán Escándalo financiero, finalmente tumba al vicepresidente y hombre fuerte


ballén de la reforma económica, Alberto Dahik.
1992-1996

[84] abdalá Múltiples escándalos, que culminan con la destitución del presidente por
bucaram incapacidad mental. La discusión sobre quién lo remplazará crea un
1996-1997
vacío institucional de varias semanas, y finalmente es nombrado un
gobierno interino presidido por Fabián Alarcón (1997-1998), en medio
de la división del Congreso.

jamil Cae el presidente como consecuencia de haber decretado la dolarización, el


m a h ua d aumento del precio de los hidrocarburos y el congelamiento de las cuentas
1998-2000 bancarias. Breve golpe militar (3 días) en el que participa activamente el
movimiento indígena.

31 No se incluyen los presidentes interinos.


democracia
TABLA 2

CRISIS POLÍTICAS Y PERÍODOS DE GOBIERNO EN EL ECUADOR

Tipos de crisis 1979-1984 1984-1988 1988-1992 1992-1995


Destitución presidente 3 7 1 5
Dimisión presidente 2 8 2 4
Disolución Congreso 2 3 - 1
Plebiscito 4 11 1 3
Rumores de golpe 12 15 1 3
t o ta l e s 23 44 5 16

Tomado de Sánchez Parga (1998: 113).

TABLA 3

POBREZA DE INGRESOS, SALARIO MÍNIMO Y DESEMPLEO EN LAS CIUDADES, 1988-2000

análısıs polítıco nº 50
Año Incidencia Índice de salario Inflación
de la pobreza mínimo real (1988=100) anualizada (%)
1988 38.9 100 79
1989 43.1 74.7 61.6
1990 49.1 66.7 49.1
1991 44.8 60.6 48.2
1992 44.1 62 64.9 [85]
1993 38.4 71.3 31.9
1994 38.3 89.9 24.2
1995 29.2 100 22.6
1996 30.6 108.2 25.8
1997 28.0 102.5 30.4
1998 43.0 99.4 44.5
1999 46.0 84.1 50.3
2000 43.2 90.4 104.9

TABLA 4

C R E C I M I E N T O D E L P N B P E R C Á P I TA E N L O S PA Í S E S A N D I N O S

País 1980-1985 1985-1990 1980-1990 1990 1997 1998 1999 2000 2001
Bolivia -3.8 0.1 -1.9 2.1 2.4 2.6 -2.0 0.1 -0.9
Colombia 0.5 2.8 1.6 1.2 1.4 -1.1 -5.6 0.4 -0.4
Ecuador -0.9 -0.8 -0.9 -0.9 1.8 -0.9 -9.7 0.4 4.1
Perú -2.8 -3.8 -3.3 -7.3 4.9 -2.2 -0.8 1.4 -1.4
Venezuela -6.4 0.0 -3.2 2.9 5.2 -1.3 -7.7 1.8 1.0
Latinoamérica -1.5 -0.2 -0.9 -2.5 3.5 0.6 -1.0 2.2 -1.1
La seguridad
durante el primer
año del gobierno de
Álvaro Uribe Vélez *

el tema de la seguridad se integró de


manera progresiva en la conciencia ciudadana,
hasta convertirse en el problema más sentido de
la opinión pública durante el último año del go-
bierno de Andrés Pastrana (1998-2002). Esta si-
tuación le sirvió al candidato disidente del Partido
Liberal, Álvaro Uribe Vélez, para ascender en
nº 40-54
50

forma vertiginosa y sorpresiva en las encuestas


págs.

electorales, sobre la base de la persistencia de la


polítıco

violencia guerrillera y su competencia armada


2004:
análısıs

con los grupos paramilitares. Además de la seguri-


análısıs polítıco nº 50, Bogotá, enero-abril

dad con autoridad, su campaña política se basó


en la crítica a la corrupción y la politiquería,
[86] Francisco Leal Buitrago complemento moralista de gran impacto en un
Sociólogo, profesor titular de la país en el que el sistema político se sustenta en
Universidad de los Andes y profesor prácticas clientelistas. Éstos y otros temas fueron
honorario de la Universidad planteados en los 100 puntos de su “Manifiesto
Nacional de Colombia.
Democrático”. Influyó también en el ascenso del
nuevo presidente la fragmentación de los parti-
dos y el consecuente efecto de adquirir mayor
importancia en la intención de voto la imagen
de los candidatos. De esta forma, Uribe triunfó
en forma amplia en la primera vuelta electoral,
frente a su contrincante Horacio Serpa, candida-
to oficial del Partido Liberal.
En el cuatrienio anterior, la incompetencia
política del gobierno –en particular frente al ma-
nejo de la zona desmilitarizada asignada a la gue-
rrilla de las Farc para adelantar negociaciones y
al denominado proceso de paz– contrastó con la
recuperación operativa militar del Estado luego
de numerosos descalabros frente a las guerrillas
en los años finales del gobierno de Ernesto
Samper (1994-1998). Esta recuperación contó
con la ayuda de Estados Unidos –en especial el
Plan Colombia y la Iniciativa Regional Andina– y
logró disminuir la tendencia de expansión de la
subversión. Sin embargo, los grupos subversivos
habían alcanzado una cobertura significativa,
amparados por la autonomía financiera lograda
ISSN 0121-4705

mediante su participación en el narcotráfico y


*Ponencia presentada en el foro de celebración de los prácticas bandoleriles, como el secuestro y la ex-
25 años de Fescol, Bogotá, 5 de septiembre de 2003.
coyuntura
torsión. Por su parte, el rápido crecimiento de ra del teatro de operaciones y en general toda la
los paramilitares fue facilitado por la escasa vo- norma2 . Este hecho explica el propósito expresa-
luntad de la Fuerza Pública para contenerlos, do por el candidato Uribe en su campaña electo-
por los desmanes guerrilleros que los estimula y ral, de presentar un proyecto de reforma
por su participación en el negocio de las drogas. constitucional que le permitiera a las Fuerzas Mi-
La reacción negativa de la población urbana litares recuperar prerrogativas jurídicas de un
frente a la agresividad de la subversión estuvo pasado nada democrático –como fue el período
acompañada por cierto apoyo a los para- de vigencia del estado de sitio durante la Consti-
militares, en especial por parte de quienes han tución anterior a la de 1991–, para supuestamen-
detentado por largo tiempo privilegios poco de- te combatir con éxito a la subversión.
mocráticos. A mediados de 2002, en vísperas del cambio
El empeoramiento de la difícil situación del de gobierno, apareció una variación en la estra-
país legitimó en la opinión pública las soluciones tegia de las Farc. Esta guerrilla había buscado
de fuerza, al tiempo que desprestigió la vía políti- desde los años ochenta el control de territorios,
ca, identificada con las conversaciones entre el pobladores, recursos y poderes locales. Pero en
gobierno y las Farc, y sobre todo con los desma- ese momento trató de poner en jaque la
nes en la zona desmilitarizada o de despeje. Esta gobernabilidad del país, mediante amenazas te-
zona estuvo ocupada militarmente de manera ex- rroristas a las autoridades municipales. Y esto a
clusiva por este grupo subversivo hasta el 20 de pesar de los beneficios logrados mediante su in-

análısıs polítıco nº 50
febrero de 2002, cuando se rompió el llamado fluencia sobre autoridades locales, empresas mi-
proceso de paz. Desde entonces, hasta agosto del neras y cultivos ilícitos. La excusa de esta acción
mismo año, fecha del cambio de gobierno, las di- fue la supuesta falta de legitimidad de las autori-
ficultades de recuperación de esa zona por parte dades locales, debido a la corrupción, el
de la Fuerza Pública indicaron al futuro presi- clientelismo y la influencia que sobre ellas ejer-
dente que la realidad era más adversa que lo cía la oligarquía. Esta variación en el accionar
imaginado a través de sus ambiciosas guerrillero se sumó a la amenaza de tiempo atrás
pretenciones formuladas durante la campaña. de trasladar la guerra del campo a las ciudades, [87]
La Ley 684 de defensa y seguridad, aprobada amenaza que mostró su primer indicio con el se-
en agosto de 2001, inició su implementación cuestro colectivo en un edificio residencial de la
una vez que el gobierno de Pastrana dio por ter- ciudad de Neiva un año antes. Pero la mejor
minados la zona de despeje y el proceso de paz seña de las pretensiones de las Farc de urbanizar
que la justificaba. La creación de un teatro de la guerra fue el ataque con morteros artesanales
operaciones en 19 municipios, cuyo epicentro a la sede del gobierno en el momento de la pose-
eran los cinco que constituyeron la zona desmili- sión del presidente Uribe. Era claro entonces
tarizada, fue el soporte jurídico-operativo con que esta guerrilla asumía el reto de diseñar una
que se pretendió agilizar la recuperación militar estrategia alternativa que se adecuara a una eta-
del área conocida por la opinión pública como pa en la que no se veía posibilidad alguna de re-
el Caguán1 . Sin embargo, la Corte Constitucio- construir un proceso de paz, con un nuevo
nal declaró inexequible esa ley en el mes de gobierno dispuesto a afrontar los riesgos de una
abril, con lo cual quedó sin piso jurídico la figu- guerra abierta3 . Y ésta bien podía integrase a la

1 Presidencia de la República, “Resolución Nº 32”, 20 de febrero de 2002; “La pelea es peleando”. En: Cambio, Nº
454, marzo 4 al 11 de 2002; “Mando militar en seis zonas”. En: El Tiempo, 1 de marzo de 2002.
2 Corte Constitucional, “Sentencia C-251”, Bogotá, 11 de abril de 2002. La Corte plantea, en las Consideraciones
Finales, que “El examen precedente ha mostrado que el sistema de seguridad y defensa previsto por la Ley 684
de 2001 vulnera la Carta, no sólo porque su pilar –la figura del poder nacional– es incompatible con los
principios constitucionales más básicos, que defienden la naturaleza democrática del Estado colombiano, sino
además, porque muchos de los instrumentos específicos que desarrolla –como la concesión de facultades de
policía judicial a las Fuerzas Militares o la regulación del teatro de operaciones– también desconocen numerosos
preceptos constitucionales. La única decisión posible, desde el punto de vista constitucional, era entonces
declarar la inexequibilidad total de la ley”.
3 “Alcaldes en la mira”. En: Cambio, Nº 468, junio 10 al 17 de 2002; “Se busca”. En: Cambio, Nº 471, julio 1 a julio 8
de 2002; “Despeje a la brava”. En: Semana, Nº 1.049, junio 10 a 17 de 2002; “Posesión bajo fuego”. En Semana, Nº
1.058, agosto 12 a 19 de 2002; “Colombia acepta el reto de la guerra”. En: El Tiempo, 18 de agosto de 2002.
ambigua guerra contra el terrorismo, declarada les y la creación de zonas de rehabilitación y con-
por Estados Unidos luego de los sucesos trágicos solidación en dos áreas críticas de influencia
del 11 de septiembre de 2001 en su territorio. guerrillera, completaron el esquema inicial de
Este trabajo presenta los acontecimientos des- “seguridad democrática” para enfrentar la gue-
tacados relacionados con la política de seguridad rra. Estas políticas fueron adicionadas con la Ley
del gobierno del presidente Uribe durante el pri- 782 del 23 de diciembre de 2002, que prorrogó
mer año de su mandato, con el fin de hacer una la vigencia de la Ley 418 de 1997, llamada de or-
reflexión sobre el particular y formular algunos den público, y la modificó en especial en la abo-
lineamientos alternativos que busquen aumentar lición del requisito de conceder estatus político a
la eficacia del Estado para inducir un proceso los grupos armados para iniciar negociaciones
sostenido de paz. destinadas a su desmovilización4 .
Desde su campaña, Uribe buscó la forma de
TRABAJAR, TRABAJAR Y TRABAJAR ampliar el apoyo internacional a la solución del
Detrás de la bandera ideológica del presiden- conflicto armado interno alcanzado por el presi-
te Uribe de dar prioridad al principio de autori- dente Pastrana, en el que se logró cierta acepta-
dad frente al de libertad, con fines de recuperar ción de corresponsabilidad en el problema de las
la seguridad, se observó desde un comienzo una drogas. Sin embargo, no hubo claridad al respec-
práctica de gobierno fuerte rubricada por una to en el nuevo presidente, pues pretendió invo-
férrea voluntad de trabajo y un obsesivo afán de lucrar a Naciones Unidas en aspectos poco
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estar en todas partes. En términos de una buena ortodoxos de su política. Los llamados cascos
imagen pública, esta conducta se constituyó en azules a la colombiana, destinados a proteger a
el complemento ideal de su persistente bandera grupos sociales desplazados por la violencia en la
política, sobre todo si se contrasta con la imagen recuperación de sus zonas de residencia, y los
de frivolidad que dejó el anterior mandatario. buenos oficios para buscar un diálogo útil con
Luego del sorpresivo nombramiento de las guerrillas a partir del cese de hostilidades,
[88] Martha Lucía Ramírez como ministra de Defensa fueron dos ideas planteadas desde el comienzo
Nacional y la ratificación de buena parte de la del gobierno. Las Farc se apresuraron a rechazar
cúpula militar, la declaratoria del “estado de con- la participación de la ONU, con el argumento de
moción interior” –excepción constitucional que que un delegado suyo había sido tratado como
sustituyó al estado de sitio–, acompañada de un mensajero del gobierno5 .
impuesto para la seguridad, fueron las medidas La promesa electoral de eliminar la corrup-
inmediatas que confirmaron las expectativas de ción y la politiquería se planteó mediante el es-
acciones antisubversivas que la opinión pública treno de la figura constitucional del referendo,
tenía del Presidente. Además, fue llamado a filas en el que se incluiría la revocatoria del Congreso
un oficial retirado de la Policía Nacional para y su reducción a una Cámara, y reformas ten-
que dirigiera la institución y recuperara su buen dientes a mejorar la democracia. Recién inicia-
nombre frente a la corrupción y la ineficacia. El do, el gobierno presentó un proyecto de ley de
reclutamiento de los llamados soldados campesi- referendo. Aunque fue relativamente fácil orien-
nos, figura rescatada de una antigua norma, des- tar las discusiones en el Congreso por la amena-
tinado a reforzar las zonas donde éstos son za de su revocatoria en medio de un prolongado
oriundos, la conformación de redes de infor- desprestigio, el gobierno varió sus objetivos al ce-
mantes para alimentar los servicios estatales de der gran parte de las pretensiones de reforma
inteligencia, las recompensas por información, política e introducir cambios fiscales con el argu-
el estímulo a la deserción de combatientes ilega- mento de que el “hueco fiscal” era más grande

4 Decreto 1837, 11 de agosto de 2002, Diario Oficial 44.896; Decreto 1838, 11 de agosto de 2002, Diario Oficial
44.897; Decreto 2002, 9 de septiembre de 2002, Diario Oficial 44.930; “Informantes en red”. En: El Tiempo, 11 de
agosto de 2002; “Vientos de guerra”. En: Semana, Nº 1.059, agosto 19 a 26 de 2002; “Campesinos armados”. En:
Semana, Nº 1.060, agosto 26 - 2 de septiembre de 2002; “Definida cúpula en la Policía. En: El Tiempo, 28 de agosto
de 2002; “Desertar y ganar”. En: Cambio, Nº 479, agosto 26 a septiembre 2 de 2002; “Tres departamentos en zonas
de rehabilitación”. En: El Tiempo, 22 de septiembre de 2002; Ley 782 del 23 diciembre de 2002, Diario Oficial
45.043.
5 “ONU acepta buenos oficios”. En: El Tiempo, 9 de agosto de 2002; “¿Farc anticipan respuesta?”. En: El Tiempo, 10
de agosto de 2002; “ONU descarta cascos azules ‘a la colombiana”. En: El Tiempo, 4 de octubre de 2002.
coyuntura
de lo esperado. Con alguna polarización a favor trofeo pretenden obtener un canje por los nu-
y en contra de la ley del referendo y luego de la merosos guerrilleros prisioneros en las cárceles
sanción presidencial, a finales del año ésta pasó a del país, aspecto que ha estado por largo tiempo
revisión de la Corte Constitucional. Se confirmó entre los objetivos principales de Manuel
así en la opinión pública la percepción de que el Marulanda, “Tirofijo”, jefe máximo de las Farc.
presidente Uribe era la figura del año6 . Desde la ruptura del llamado proceso de paz, la
Pese a no observarse resultados claros de la figura del intercambio humanitario ha sido el ar-
política de seguridad democrática del gobierno, gumento esgrimido por familiares de los secues-
el clima nacional reflejaba cierto optimismo, trados y por quienes han estado preocupados
pues las guerrillas –en particular las Farc, ya que por los derechos humanos. Sin embargo, los in-
el ELN había dejado de despertar mucho temor tentos en esa dirección habían fracasado8 .
de años atrás– no habían mostrado gran contun- De manera discreta se habían adelantado al-
dencia desde su arremetida terrorista en la inau- gunas aproximaciones oficiales con el ELN, con-
guración del nuevo gobierno. Además, la tinuación de lo que venía de años atrás. Desde
tendencia de recuperación operativa de la Fuer- finales del gobierno de Samper, esta guerrilla ha
za Pública había mellado la capacidad ofensiva estado interesada en adelantar negociaciones
de la subversión, y la persistente presión presi- con los gobiernos. Pero además de la poca habi-
dencial al exigir resultados había conducido a lidad política del gobierno de Pastrana –que pri-
acciones preventivas importantes contra el se- vilegió en forma desmedida el proceso con las

análısıs polítıco nº 50
cuestro, el sabotaje y el terrorismo. En octubre, Farc y desaprovechó oportunidades con el ELN–
la toma armada por parte de la Fuerza Pública y la reducción de la capacidad militar de esta
de un barrio popular de Medellín dominado por guerrilla por acción de los paramilitares, dadas
la guerrilla, había ratificado en la opinión públi- sus ambivalencias políticas el ELN no ha logrado
ca la imagen de voluntad política decidida del llegar a una mesa de negociaciones pese a los
gobierno frente a la subversión, pese al trauma- buenos oficios adelantados por el gobierno de
tismo provocado, al nuevo espacio aprovechado Cuba9 .
por los paramilitares y a actos terroristas en Bo- Otra cosa ocurrió con los grupos [89]
gotá. La percepción de relativa tranquilidad que- paramilitares, ya que el gobierno abrió pronto
dó confirmada en las semanas del período los espacios para que se plantearan posibilidades
vacacional del cambio del año, cuando el gobier- de negociación, luego de que surgieran proble-
no organizó numerosas caravanas de vehículos mas en la unificación alcanzada durante el go-
escoltados por la fuerza armada, que permitie- bierno de Samper con la creación de las
ron y estimularon el desplazamiento terrestre de Autodefensas Unidas de Colombia, AUC. Al in-
amplios grupos de la población, luego de algu- cluirlos Estados Unidos, junto con las Farc y el
nos años de fundados temores frente a asaltos y ELN, en 2001, entre su lista de grupos terroris-
secuestros7 . tas, al igual que la Unión Europea en mayo de
En materia de paz, la mayor preocupación ha- 2002, a las AUC se les planteó una situación con-
bía girado en torno a los numerosos secuestra- tradictoria que afectó su frágil unidad en los últi-
dos, en especial por parte de las Farc. Esta mos meses del gobierno de Pastrana. Antes de
guerrilla acumuló un verdadero trofeo de guerra surgir este problema, suponían que al “defen-
con el secuestro de prominentes figuras políti- der” al Estado de la subversión eran
cas, además de militares y policías retenidos, al- invulnerables frente a la política estadounidense.
gunos de ellos durante varios años. En Además, las llamadas autodefensas se sentían se-
noviembre, quisieron enriquecer la lista con el guras ante la escasa voluntad de combatirlas por
intento fallido de secuestro al presidente del parte de la Fuerza Pública, que tiende a verlas
Consejo Episcopal Latinoamericano. Con este como aliadas, pese a las atrocidades que come-

6 “Hueco fiscal es más grande: Minhacienda”. En: El Tiempo, 28 de agosto de 2002; “El giro del referendo”. En: El
Tiempo, 8 de septiembre de 2002; “El año de Uribe”. En: El Tiempo, 29 de diciembre de 2002.
7 “La pelea es peleando”. En: Cambio, Nº 487, octubre 21 a 28 de 2002; “Terror capital”. En: Semana, Nº 1.069,
octubre 28 a 4 de noviembre de 2002; “Efecto dominó”. En: Cambio, Nº 495, diciembre 16 a 23 de 2002.
8 “Es hora del intercambio humanitario”. En: El Tiempo, 15 de octubre de 2002; “Gobierno busca diálogo directo
para intercambio”. En: El Tiempo, 25 de noviembre de 2002.
9 “‘Hay algo con el Eln’: Londoño”. En: El Tiempo, 1 de septiembre de 2002.
ten contra la población civil. También son ¿URBANIZ ACIÓN DE LA GUERR A?
percibidas como naturales vengadoras por nu- El año 2003 comenzó con relativo optimis-
merosos grupos sociales impotentes ante las arbi- mo y satisfacción de la opinión pública debido a
trariedades de las guerrillas y la incapacidad del la presencia del presidente Uribe “en todas par-
Estado para contenerlas, y por sectores interesa- tes”, a puntuales éxitos de la Fuerza Pública en
dos en que se mantenga el estatu quo frente a la el rescate de secuestrados –éxitos mediados por
amenaza de cambio que ven en un eventual la presión presidencial y la exigencia de resulta-
triunfo guerrillero. Pero lo que no contaba en dos– y sobre todo a la sensación de seguridad
las consideraciones de los paramilitares era la que dejó la inusual “libertad de movilización”
prioridad que para Washington implica su vincu- durante el período vacacional. Aunque Estados
lación con el problema de las drogas y sus activi- Unidos no había cesado de realzar su presencia
dades terroristas frente a la población civil, en asuntos de la vida nacional que cree de su
prioridad exacerbada por los sucesos del 11 de incumbencia, no se observaban fricciones fren-
septiembre de 2001 en Estados Unidos10 . te a las políticas gubernamentales. Pero pronto
En el último mes del gobierno de Pastrana, el Departamento de Estado de ese país anunció
los paramilitares habían descartado su que la base aérea de Palanquero no podía utili-
reunificación, divididos tras mutuas acusaciones zar su ayuda militar, debido a la “falta de trans-
de nexos con el narcotráfico, secuestros parencia y rapidez” en la investigación de un
extorsivos y crímenes indiscriminados. Pero me- incidente ocurrido en 1998, en el que intervino
análısıs polítıco nº 50

nos de dos meses después, en septiembre de esa unidad y murieron 18 civiles. También hizo
2002, Carlos Castaño, jefe de las AUC, planteó saber que su gobierno no participaría en cual-
que buscaba la reunificación y el deslinde con el quier negociación de sometimiento de
narcotráfico, en aparente disposición de nego- narcotraficantes al gobierno nacional. A ello se
ciación con el gobierno. Poco después, el gobier- agregó el informe de Human Rights Watch sobre
no pidió al Congreso la eliminación del requisito la situación de derechos humanos en el país en
[90] de estatus político para los grupos armados al 2002, en el que señalaba que los resultados ofi-
margen de la ley antes de iniciar una eventual ciales eran ambivalentes: el Estado combatió a
negociación, cuestión que se logró con la reno- los paramilitares pero éstos siguieron creciendo
vación de la ley de orden público a fines del año. y aumentando su poderío militar. El veto a la
En el mismo mes de septiembre, en medio del base de Palanquero despertó una polémica en
primer viaje oficial del presidente Uribe a Esta- la que salió a flote la doble moral oficial estado-
dos Unidos, éste fue sorprendido por la declara- unidense, debido a la sospecha de encubrimien-
ción oficial del gobierno de ese país al pedir la to a las fallas en la labor de empresas de
extradición de varios jefes paramilitares por técnicos mercenarios de ese país que intervie-
narcotráfico. No obstante, las buenas relaciones nen con contratos en la lucha contra las drogas
del gobierno con Estados Unidos permitieron que y el conflicto armado, con la anuencia de am-
los contactos entre las dos partes se adelantaran bos gobiernos12 .
sin el obstáculo explícito de esa potencia. Pero la El anuncio de la llegada de instructores mili-
verdadera traba para las negociaciones radica en tares élite de Estados Unidos, para capacitar una
la división entre los dispersos y disímiles grupos unidad perteneciente a la Brigada XVIII y finan-
de paramilitares, ya que sus diferencias pesan más ciada por ese país para la protección del oleo-
que la voluntad del gobierno, que incluso confor- ducto Caño Limón-Coveñas, mostró el inicio de
mó una comisión encargada de allanar el camino la intervención militar para proteger los intere-
para una eventual negociación11 . ses norteamericanos en el país y confirmó la po-

10 “La secreta cumbre de la reunificación ‘para’”. En: El Tiempo, 8 de septiembre de 2002.


11 “‘No habrá status político’”. En El Tiempo, 24 de septiembre de 2002; “‘No soy un trofeo de guerra’”. En: Semana,
Nº 1.067, octubre 14 a 21 de 2002; “Paz, a tres bandas”. En: El Tiempo, 1 de diciembre de 2002; “Un camino
largo y culebrero”. En: Cambio, Nº 493, diciembre 2 a 9 de 2002; “Bloque Metro no dialogará”. En: El Tiempo, 5
de diciembre de 2002; “Abren puerta para diálogo”. En: El Tiempo, 13 de diciembre de 2002.
12 “Palanquero, en la lista negra” y “No oficial de E.U. a ‘narcooferta’”. En: El Tiempo, 14 de enero de 2003;
“Balance agridulce en DD.HH.”. En: El Tiempo, 15 de enero de 2003; “E.U., ¿con rabo de paja?”. En: El Tiempo, 17
de enero de 2002; “El verdadero ‘fallo’ del FBI”. En: El Tiempo, 23 de enero de 2003; “¿Dónde están los pilotos?”.
En: Cambio, Nº 499, enero 20 a 27 de 2003.
coyuntura
lítica trazada por el Plan Colombia, ampliada oficial con prioridad militar mostró los profundos
mediante el apoyo a acciones antiguerrilleras. desbalances que implicaba para el Estado no asu-
Este último factor se confirmó con la creación de mir el problema con una estrategia integral en lo
la VI División del Ejército, cuya jurisdicción se económico, político, social y militar, bajo la cober-
ubica en los departamentos de Caquetá, tura de una política similar de carácter nacio-
Putumayo y Amazonas, al sur del país13 . Conti- nal14 . El tratamiento oficial con pretensiones
nuaba así la adición de unidades apropiadas quirúrgicas dependía entonces de la corta tempo-
para la guerra regular, con lo cual se refuerza la ralidad de las medidas permitidas por la Constitu-
organización militar híbrida, pese a la inclina- ción y no de una respuesta política sólida que
ción en los últimos años hacia la creación de uni- evitara sindicar a la vigencia de la democracia
dades adecuadas para la guerra irregular. Esta como responsable de los fracasos oficiales debido
mezcla, forzada por el interés burocrático de a supuestos excesos en la permisibilidad de las li-
mantener y crear unidades convencionales, ha li- bertades y la defensa de los derechos civiles. Ello
mitado la eficacia militar y ha hecho más costoso se evidenció a fines de abril con la declaratoria de
el enfrentamiento con la subversión. inexequibilidad de la conmoción interior por par-
La creación de las zonas de rehabilitación, a la te de la Corte Constitucional, aunque el gobierno
luz de la excepción constitucional decretada, plan- anunció que continuaría con las medidas milita-
teó una crucial puja entre el Estado y la subversión, res especiales en las “zonas de rehabilitación y
con la intromisión interesada del paramilitarismo. consolidación”15 .

análısıs polítıco nº 50
La situación del departamento de Arauca se convir- Hasta comienzos de febrero había disminuido
tió en el modelo clave sobre el particular. Las carac- el temor por la amenaza de las Farc de urbanizar
terísticas de esta región en cuanto al desarrollo la guerra. Si bien se habían realizado actos terro-
del conflicto armado moldearon a través de los ristas en algunas ciudades, éstos no habían llega-
años su importancia. El hallazgo en ese territorio do a alarmar a grupos amplios de la sociedad,
de la fuente petrolera más grande del país dio co- sobre todo en los estratos altos de la población.
mienzo al proceso. Permitió a la guerrilla del ELN Sobrevinieron entonces impactantes acciones te-
potenciar sus finanzas y su poderío militar, a la rroristas que cambiaron el panorama de las per- [91]
par que enriqueció las arcas oficiales regionales cepciones: un “carro bomba” en un exclusivo
con las regalías. Se hizo evidente, entonces, la in- club de Bogotá –por primera vez la población ci-
capacidad de la clase política de administrar la ri- vil como blanco único–, con saldo de 36 muertos
queza para beneficio social, ya que emergieron la y 168 heridos, y una “casa bomba” en un barrio
corrupción, la imbricación de la política partidis- popular de Neiva, en atentado
ta, el llamado clientelismo armado de la subver- sobredimensionado contra autoridades de la Fis-
sión, los crecientes problemas sociales y sobre calía y la Policía, con resultado de 16 muertos,
todo el incremento inusitado de la violencia. A la 30 heridos y 70 casas destruidas. Y, en el contex-
zona llegaron más tarde las Farc y los to rural, un avión estadounidense en misión de
paramilitares, para competir por el botín y enre- inteligencia derribado en la selva al sur del país,
dar aún más la situación. El desastre generado se el asesinato posterior de dos de sus tripulantes,
hizo más evidente con la puesta en marcha de la uno de ellos estadounidense, y la captura de
zona de rehabilitación en tres de los varios munici- otros tres de la misma nacionalidad, completa-
pios críticos de la región, pues el tratamiento ron las acciones que conmovieron al país16 .

13 “Llegaron 60 élite de E.U.”; “Uribe crea la VI División”. En: El Tiempo, 18 de enero de 2003; “E.U. da aviones
contra las Farc”. En: El Tiempo, 8 de febrero de 2003.
14 “La reconquista de Arauca”. En: Semana, Nº 1.083, febrero 3 a 10 de 2003; “Paro armado llega a Arauca”. En: El
Tiempo, 13 de febrero de 2003; “El cacique y las Farc”. En: Cambio, Nº 502, febrero 10 a 17 de 2003; “Arauca no
ve salida”. En: El Tiempo, 9 de marzo de 2003; “Aumentan homicidios en zona de rehabilitación”. En: El Tiempo,
25 de marzo de 2003; “Se ‘rajó’ la zona de Arauca”. En: El Tiempo, 20 de mayo de 2003.
15 “La Corte tumbó la conmoción”. En: El Tiempo, 30 de abril de 2003.
16 “Ofensiva terrorista”, “Washington, tenemos un problema…”, “¿Quién puso la bomba en el Club El Nogal?”, “El
mundo contra las Farc”, en Semana, Nº 1.085, 17 a 24 de febrero de 2003; “La Teófilo: el puño de hierro de las
Farc”. En: Semana, Nº 1.086, febrero 24 a marzo 3 de 2003; “Las Farc desafían a EU”. En: Cambio, Nº 503, febrero
17 a 24 de 2003; “Asesinos despiadados”. En: Cambio, Nº 504, febrero 24 a marzo 3 de 2003; “Así tumbamos el
avión”. En: Cambio, Nº 505, marzo 3 a 10 de 2003.
El gobierno desató entonces una ofensiva di- condiciones presentes en el país. El apoyo de la
plomática en busca de condena a las Farc, pre- población es reducido, debido a la prioridad que
sunta responsable de los hechos. Se lograron dos da la guerrilla al uso de los medios militares so-
declaraciones inmediatas, una de los gobiernos bre los políticos, y se centra en sectores sociales
centroamericanos y otra del Consejo Permanen- excluidos y en grupos lumpenizados –excepto al-
te de la OEA, en las que se condenaba el hecho y gunas organizaciones sociales radicales y ciertos
se reafirmaba la decisión de cumplir con la Con- logros en la incorporación de profesionales y es-
vención Interamericana contra el Terrorismo y la tudiantes universitarios–, lo que limita las posibi-
Resolución 1373 de la ONU, formulada luego de lidades de desarrollar tácticas alternativas al
los sucesos del 11 de septiembre en Estados Uni- terrorismo19 .
dos. El gobierno nacional pidió además a los go- La cuidadosa preparación y ejecución del
biernos de los países vecinos declarar a las Farc atentado al club social, además de celos burocrá-
una organización terrorista, pedido que fue asu- ticos en la Fiscalía, dificultaron que se encontra-
mido con cautela por los gobiernos de Venezue- ran pruebas claras sobre sus autores. Este hecho,
la, Ecuador y Brasil17 . sumado a las respuestas de la comunidad inter-
Se habló entonces del arribo a una nueva fase nacional para condenar el hecho, a la tendencia
del conflicto armado. Luego de que las Farc so- internacional de unificar frentes contra el terro-
brevivieron por largo tiempo con mentalidad rismo y contra las violaciones del Derecho Inter-
campesina y ataques contra poblaciones y posi- nacional Humanitario –como la inauguración de
análısıs polítıco nº 50

ciones militares aisladas, se consolidaron la Corte Penal Internacional–, a la decisión de


financieramente mediante su vinculación con el Estados Unidos de profundizar su injerencia en
negocio de las drogas, adquirieron nuevas tecno- el conflicto armado nacional, y quizás a algún
logías con asesoría de grupos rebeldes de otros deseo de frenar su desprestigio político, provocó
países, y asumieron ataques a las ciudades. Se un inusual pronunciamiento de las Farc. No sola-
agregó que la desmilitarización del Caguán ha- mente negaron su autoría, “luego de hacer una
[92] bía sido una etapa importante para estos lo- paciente, rigurosa y seria investigación”, sino que
gros18 . Buena parte de esta afirmación es recordaron un pronunciamiento, hecho diez
adecuada para explicar lo sucedido. Sin embar- años antes, condenando el terrorismo20 .
go, esta “modernización” de las Farc era ya un Pero la consecuencia mayor fue la incerti-
hecho en febrero de 2001, cuando se rompió el dumbre generada, que rompió la confianza con
proceso de paz. Lo significativo de los nuevos que había comenzado el año. Esta situación, su-
acontecimientos fue la decisión de confrontar a mada a acciones terroristas en otras ciudades,
la “oligarquía” con actos terroristas impactantes y sacó a flote problemas burocráticos en la cúpula
premeditados, y al “imperialismo yanqui” por del mando militar. Algo se conocía sobre el ca-
medio de un ataque consciente a una de sus rácter ríspido de la Ministra de Defensa, su obse-
aeronaves de reconocimiento. El atentado al sión por el trabajo y el malestar causado por sus
club El Nogal parece que fue preparado durante decisiones administrativas, como el nombra-
varios meses, y cuatro años antes las Farc habían miento de una mujer en la Secretaría General
considerado un grave error el asesinato de tres del Ministerio –cargo ocupado tradicionalmente
civiles estadounidenses por parte de uno de sus por generales– y la centralización de las compras
frentes. Pero aparte de actos terroristas urbanos militares y de su control. Sin embargo, no ha-
de gran impacto, incluso con componentes bían ocurrido incidentes públicos al respecto. La
sofisticados en su preparación y ejecución, es crítica pública del Comandante de la Fuerza Aé-
bien difícil “urbanizar” una guerra dentro de las rea a una oferta de donación de aviones usados

17 “Venezuela no aceptará presiones”. En: El Tiempo, 10 de marzo de 2003.


18 Jaramillo Carlos Eduardo. “El día en que cambio el conflicto”. En: Cambio, Nº 503, febrero 17 a 24 de 2003.
19 “Cinco años de preparación. El escuadrón de explosivos de la guerrilla de las Farc”. En: El Tiempo, 2 de marzo de
2003; “La universitaria”. En: Semana, Nº 1.089, marzo 17 a 24 de 2003; “El ICETEX de las Farc”. En: El Tiempo, 26
de marzo de 2003.
20 “‘Marines’, al rescate de estadounidenses”, “Las Farc admiten triple secuestro”. En: El Tiempo, 23 de febrero de
2003; “E.U. pide a países plan contra las Farc”. En: El Tiempo, 6 de marzo de 2003; “Las Farc niegan ataque a El
Nogal”. En: El Tiempo, 11 de marzo de 2003; “Mentiras verdaderas”. En: Semana, Nº 1.089, marzo 17 a 24 de
2003; “Se destapa fiscal de El Nogal”. En: El Tiempo, 6 de abril de 2003.
coyuntura
por parte de España y la dura réplica de la pecial a funcionarios de Estados Unidos y la
Ministra desde ese país, mostraron las tensiones Unión Europea. Sin embargo, la precipitud del
que se experimentan, al salir a la luz pública nu- evento, la visión “parroquial” de los países
merosas anécdotas sobre el particular21 . andinos y la desconfianza tradicional entre las
Esta situación reflejó las dificultades que hay naciones vecinas, dejó más interrogantes que re-
para subordinar en forma fluída al estamento sultados. No hubo avance alguno en el compro-
castrense, que ha gozado de autonomía relativa miso surgido de una reunión similar en Lima
en sus decisiones, además de prerrogativas aje- ocurrida dos años antes, de diseñar una política
nas a sus funciones institucionales. Pero también de seguridad regional. Al igual que en ocasiones
muestra la importancia de conocer la especifici- anteriores, se reafirmaron los buenos propósitos.
dad de la cultura militar y su racionalidad inter- La angustia presidencial, derivada de la búsque-
na, con el fin de evitar desgastes innecesarios por da de incorporación del conflicto armado inter-
parte de las autoridades civiles que asumen con no a la guerra mundial contra el terrorismo, y la
decisión la dirección de las actividades castren- necesidad de ampliar la ayuda militar de Estados
ses, sobre todo al tener en cuenta las tensiones Unidos al país, lo llevó incluso a declarar –en so-
que se generan en un ambiente de actividades litario con dos países centroamericanos en el he-
bélicas22 . Y, ante todo, indica la necesidad de misferio– el apoyo colombiano a la invasión de
que quien ocupe la cartera de Defensa conozca Estados Unidos a Irak, en contra de la vasta mo-
las facetas de las funciones castrenses y el papel vilización mundial opuesta a esta decisión. Se

análısıs polítıco nº 50
que les corresponde en el complejo contexto po- rompió así con la tradición nacional de seguir la
lítico del país, con el fin, entre otros asuntos, de línea de Naciones Unidas en sus políticas frente
definir una política de defensa y seguridad ade- a los conflictos bélicos internacionales. Sin em-
cuada y coherente, que tenga cobertura nacional bargo, el presidente Uribe logró luego que el
y sostenibilidad en el tiempo. Grupo de Río aprobara –con reservas por parte
En medio de la incertidumbre generada, au- de Venezuela–, en su reunión de mayo, una pro-
mentó el afán del presidente Uribe por definir puesta en la que se solicita al Secretario General
una situación regional favorable para su política de la ONU que conmine a las Farc para que ini- [93]
de búsqueda de mayor internacionalización del cien un diálogo con el gobierno colombiano,
conflicto armado. El objetivo es ampliar la acep- bajo la premisa de un cese al fuego, y que en
tación discreta que logró el gobierno anterior de caso de que la guerrilla no acepte, “se buscarán
la co-responsabilidad de la comunidad interna- otras alternativas de solución”. También logró
cional en el problema de las drogas que sustenta que la Asamblea de la OEA, celebrada en junio,
el conflicto armado, y en consecuencia obtener acogiera lo acordado por el Grupo de Río, ade-
apoyos activos para su solución. Incluso el Presi- más de que ha aprovechado las circunstancias de
dente ve con buenos ojos la conformación de reuniones presidenciales para obtener apoyos a
una fuerza multinacional de apoyo a las acciones su política de mano dura23 .
militares en contra del narcotráfico y la subver- Dentro de este contexto internacional, en el
sión. frente interno el presidente Uribe ha seguido
Con ese afán, en marzo se improvisó una fiel a la línea trazada en los primeros meses de su
cumbre en Bogotá sobre seguridad regional, con gobierno. En medio de la insistencia de sectores
la participación de los cancilleres y ministros de de opinión por lograr un acuerdo humanitario
Defensa de los países limítrofes y la invitación es- con las Farc, en mayo de 2003 un operativo mili-

21 “Empresarios reclaman resultados”. En: El Tiempo, 22 de febrero de 2003; “España dona aviones para la guerra”.
En: El Tiempo, 1 de marzo de 2003; “La Ministra de Defensa desautoriza al jefe de la FAC”. En: El Tiempo, 2 de
marzo de 2003; “Velasco se disculpa con la Ministra”. En: El Tiempo, 6 de marzo de 2003; “‘Terrorismo infiltró a
Policía y Fiscalía en Cúcuta’”. En: El Tiempo, 6 de marzo de 2003; “Una política a prueba”. En: El Tiempo, 11 de
marzo de 2003; Sube la tensión en Palacio”. En: El Tiempo, 16 de marzo de 2003.
22 “La Ministra tuvo que ceder”. En: El Tiempo, 10 de abril de 2003.
23 Stewart Phil, “Colombia asks Neighbors to Join Drug War”, October 15, 2002, <http://www.ciponline.org/
demilita.htm>; “Seguridad regional a examen”. En: El Tiempo, 12 de marzo de 2003; “Vecinos prometen
resultados”. En: El Tiempo, 13 de marzo de 2003; “Uribe, ‘el Blair de A. Latina’”. En: El Tiempo, 19 de marzo de
2003; “Espaldarazo a Uribe en Cusco”. En: El Tiempo, 25 de mayo de 2003; “Venezuela reitera no a declaración
de Cusco”. En: El Tiempo, 17 de junio de 2003; “Espaldarazo de siete países a Uribe”. En: El Tiempo, 16 de agosto
de 2003.
tar cuidadoso, pero errado en sus supuestos, des- presentados por el Ejecutivo, como el de una ley
tinado a liberar un gobernador y un ex ministro antiterrorista, que incorpora facultades de poli-
secuestrados, terminó en su asesinato por parte cía judicial para las Fuerzas Militares y normas
de la guerrilla, junto con ocho militares cautivos. restrictivas a los derechos civiles. De esta manera,
Dado el gran impacto que este hecho produjo en dentro de la persistente línea política inicial del
la opinión pública, se planteó la necesidad de re- gobierno, no se observan signos de apertura
visar la política gubernamental en materia de para con las guerrillas, aunque éstas sí han modi-
rescates24 . ficado su posición original26 .
Por otra parte, de acuerdo con la tendencia En un ambiente de presión del Presidente a
de creación de estímulos para negociar con los los altos mandos militares y al cuerpo de genera-
paramilitares, suavizar sus conflictos intenos y les, incluso con duras críticas públicas en busca
contrarrestar la insistencia de Estados Unidos en de resultados en el orden público, las Farc bus-
la solicitud de extradición de sus jefes, el Presi- can repolitizar su imagen, bastante deteriorada
dente anunció, en mayo, una propuesta de liber- en la opinión pública nacional e internacional,
tad condicional para quienes se desmovilicen y que las asimila en buena parte a la imagen de te-
esten sindicados de delitos. Al hacer este anun- rroristas surgida despues del 11 de Septiembre.
cio en un momento de publicidad sobre el incre- Luego de repetidas críticas oficiales a la ONU,
mento en la deserción de guerrilleros, como en particular por no pronunciarse frente al pedi-
respuesta a la política oficial de apoyo a esta con- do del Presidente de mediación ante las Farc, y
análısıs polítıco nº 50

ducta, el Presidente mostró su visión de oportu- tenues señales de que a pesar de la ambivalencia
nidad, pues tal propuesta facilitaba la disposición oficial este organismo ya ve con buenos ojos tal
de negociación de los paramilitares25 . solicitud, esta guerrilla pidió a las Naciones Uni-
En este contexto han avanzado las conversa- das que escucharan su versión del conflicto. Ade-
ciones con las AUC, con el aval tácito de Was- más, comunicaron a la Iglesia su disposición a
hington. Pero la propuesta presidencial, recibir a uno de sus representantes, siempre y
[94] concretada en un proyecto de ley presentado al cuando no actuara a nombre del gobierno. Y
Congreso, conocido como alternatividad penal, para abrir el camino a su nueva posición, a fines
desató una larga polémica, que incluyó comenta- de agosto presentaron, con gran publicidad,
rios oficiales adversos en Estados Unidos y una pruebas de supervivencia de los secuestrados po-
dura crítica del Alto comisionado de las Nacio- líticos más notables. No obstante, siguen en su lí-
nes Unidas para los Derechos Humanos en Co- nea dura frente al gobierno, al continuar con la
lombia. Este proyecto se suma a otros amenaza a los alcaldes y a los candidatos a las

24 “Se enreda el intercambio”, en El Tiempo, 12 de febrero de 2003; “En el limbo”. En: Semana, Nº 1.085, febrero 17
a 24 de 2003; “Los contactos secretos del acuerdo humanitario”. En: El Tiempo, 27 de abril de 2003; “La
encrucijada”. En: Semana, Nº 1.096, 5 a 12 de mayo de 2003; “Farc asesinaron a rehenes”. En: El Tiempo, 6 de
mayo de 2003; “Un país endurecido”. En: Cambio, Nº 515, mayo 12 a 19 de 2003; “Rescatar: ¿sí o no?”. En:
Semana, Nº 1.097, 12 a 19 de mayo de 2003; “Gobierno pedirá facultades para excarcelar guerrilleros”. En: El
Tiempo, 16 de mayo de 2003.
25 “Fractura en diálogo con las autodefensas”, en El Tiempo, 1 de febrero de 2003; “Pedido de extradición hizo
estallar a las AUC”. En: El Tiempo, 20 de marzo de 2003; “Piden a paramilitares seguir con los diálogos”. En: El
Tiempo, 22 de abril de 2003; “Desmovilizados al alza”. En: El Tiempo, 18 de mayo de 2003; “Se entregó ideólogo de
las Farc”. En: El Tiempo, 27 de mayo de 2003; “Uribe propone excarcelación para los delitos atroces”. En: El
Tiempo, 29 de mayo de 2003; “Por qué la carta de libertad condicional”. En: El Tiempo, 1 de junio de 2003; “Póker
paramilitar”. En: Semana, Nº 1.100, 2 al 9 de junio de 2003.
26 “Acuerdo para desmovilización de paramilitares”, en El Tiempo, 16 de julio de 2003; “Pasó en el Senado el
estatuto antiterrorista”. En: El Tiempo, 19 de junio de 2003; “E.U. financiaría diálogos”. En: El Tiempo, 20 de junio
de 2003; “Corazón grande”, en Cambio, Nº 520, 16 a 23 de junio de 2003; “La propuesta de las AUC”. En: Cambio,
Nº 523, 7 a 14 de julio de 2003; “¿Meras coincidencias?”. En: Semana, Nº 1.106, 14 a 21 de julio de 2003; “Mucha
tela que cortar”. En: Cambio, Nº 525, 21 al 28 de julio de 2003; “Un buen comienzo”. En: Semana, Nº 1.107, 21 a
28 de julio de 2003; “Disidencia ‘para’ pide diálogo”. En: El Tiempo, 4 de agosto de 2003; “Delitos atroces, al
Congreso”. En: El Tiempo, 22 de agosto de 2003; “La para-política”. En: Semana, Nº 1.111, 18 a 25 de agosto de
2003; Congreso de la República, Proyecto de Ley No.18-03 estatutaria mediante la cual se adopta el estatuto
nacional para enfrentar el terrorismo; Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos, “Comunicado de Prensa”, Bogotá, 28 de agosto de 2003.
coyuntura
elecciones de octubre, que incluyen el referendo en el corto plazo de ver otra alternativa. Así lo
avalado por la Corte Constitucional, pero limita- muestra la rapidez con que comenzó el trámite
do por ésta en sus alcances proselitistas. Incluso, legislativo de reelección del Presidente28 .
en un pronunciamiento conjunto con el ELN –
inédito desde la época de la Coordinadora Gue- “DEL AFÁN NO QUEDA SINO EL CANSANCIO”
rrillera, una década antes– las Farc ratificaron su Con el objeto de precisar anotaciones hechas
intención de no negociar con el gobierno de en materia de seguridad, conviene señalar algu-
Uribe27 . nos problemas de la política gubernamental en
Si se tienen en cuenta las expectativas que este tema. La mayor dificultad en la urgencia de
despertó desde la campaña electoral, al año de elaborar una política coherente e integral de se-
iniciado el gobierno del presidente Uribe no se guridad, en un país con las características actua-
observaban resultados firmes en su política de se- les de Colombia, es articular la realidad de la
guridad. Si a ello se suman los problemas de la guerra con la búsqueda de paz. Un régimen polí-
economía, la crisis fiscal y el desempleo, los sur- tico con grandes falencias en su ejercicio demo-
gidos durante la aprobación de la reforma políti- crático, pero sin ser dictatorial, alterado por un
ca en el Congreso y las diferencias entre los conflicto armado interno en el que intervienen
congresistas que apoyan al Presidente –como subversión y paramilitares, requiere confrontar
parte de las contradicciones propias de la inexis- ese conflicto sin deteriorar sus limitados logros
tencia funcional de partidos políticos–, no son en materia de derechos civiles. El objetivo de

análısıs polítıco nº 50
de extrañar los grandes interrogantes que se pre- este requisito esencial es crear las condiciones
sentan hacia el futuro. mínimas para alcanzar una paz que permita em-
No obstante, hay dos asuntos claros, por aho- prender los correctivos necesarios para desarro-
ra: primero, la ratificación del apoyo oficial de llar la democracia, y de esta manera asegurar
Estados Unidos al presidente Uribe, mediante la que esa paz sea duradera. La compleja situación
visita al país, durante los días del primer aniver- nacional ha hecho ver en forma equivocada que
sario de su gobierno, de altos funcionarios gu- la solución de muchos de los problemas que a
bernamentales, incluido el jefe de Estado Mayor diario se agravan debe buscarse incorporándolos [95]
Conjunto y el secretario de Defensa, y segundo, a una poco clara agenda de seguridad. En estas
el muy alto nivel de aceptación pública en que se circunstancias, conviene rediseñar la política de
ha mentenido la imagen del presidente. Este úl- seguridad con el fin de afrontar la guerra, con
timo factor se explica por la manipulación oficial instrumentos jurídicos, económicos y militares
de los medios de comunicación, la ligereza pro- que, sin mengua de su eficacia para frenar este
fesional de éstos –mediada por el afán de la “chi- conflicto, logre inducir un ambiente propicio
va”–, la persistencia de las ideas de Uribe, su para iniciar un proceso de paz que sea aceptado
habilidad política, su hiperactividad y afán de es- por las partes, pero sin caer en los errores de
tar en todas partes, y también la imposibilidad procesos anteriores. Un logro así implica, de he-

27 “Mindefensa reprueba asesor especial de la ONU”. En: El Tiempo, 20 de mayo de 2003; “Farc y Auc, en lista negra
de ‘narcos’”. En: El Tiempo, 3 de junio de 2003; “Uribe fustiga a la ONU”. En: El Tiempo, 20 de junio de 2003;
“Alta tensión con la ONU”. En: El Tiempo, 22 de junio de 2003; “Corte puso a salvo el grueso del referendo”. En:
El Tiempo, 10 de julio de 2003; “El viraje de las Farc”. En: El Tiempo, 25 de julio de 2003; “Ultimátum de Uribe a
militares”. En: El Tiempo, 12 de agosto de 2003; “Farc acuden a la Iglesia”. En: El Tiempo, 15 de agosto de 2003;
“Farc y Eln no negociarán con el presidente Uribe”. En: El Tiempo, 26 de agosto de 2003; “Amenazadas elecciones
en 100 municipios”. En: El Tiempo, 22 de agosto de 2003; “Qué buscan las Farc con el video de Íngrid”. En: El
Tiempo, 1 de septiembre de 2003.
28 “En alza, gestión de Uribe”. En: El Tiempo, 19 de marzo de 2003; “Qué tan duro se ha golpeado de verdad a las
Farc”. En: Semana, 28 de abril a 5 de mayo de 2003; “Acuerdo salva la reforma política”. En: El Tiempo, 22 de mayo
de 2003; “Uribe y referendo, ¿un destino común? En: Cambio, Nº 518, junio 2 a 9 de 2003; “E.U. certifica a
Colombia”. En: El Tiempo, 9 de julio de 2003; “¿Quién es el enemigo?”. En: Semana, Nº 1.101, 9 a 16 de junio de
2003; “Con Uribe, salvo la economía, todo bien”, “Popularidad de Uribe está intacta”. En: El Tiempo, 23 de julio
de 2003; “Viento en popa”. En: Semana, Nº 1.108, 28 de julio a 4 de agosto de 2003; “Con paso firme”, “De cal y
de arena”. En: Cambio, Nº 526, 28 de julio a 4 de agosto de 2003; “‘Farc son derrotables’: Rumsfeld”. En: El
Tiempo, 20 de agosto de 2003; “Tarjeta amarilla”. En: Cambio, Nº 529, 18 a 25 de agosto de 2003; “E.U. entra en
lucha antisecuestro”. En: El Tiempo, 28 de agosto de 2003; “¿Giro radical?”. En: Semana, No 1.112, 25 de agosto a
1 de septiembre de 2003; “La paradoja de Uribe”. En: Semana, Nº 1.113, 1 a 8 de septiembre de 2003.
cho, articular el problema de la guerra con el de tró en el Caguán. Naturalmente, esto forma par-
la paz. Pero para que tal logro tenga viabilidad, te de los objetivos que hay que buscar mediante
es indispensable la incorporación en esa tarea de las acciones militares, pero una política de paz
objetivos que consideren profundas políticas so- que se articule con la de la guerra es algo que va
ciales de mediano y largo plazo29 . más allá de esa escueta consideración. Por otra
Si se toman estos lineamientos generales y se parte, no pueden llenarse vacíos importantes de
confrontan con lo observado durante el primer una política de paz mediante conversaciones con
año de gobierno del presidente Uribe, pueden los paramilitares y alicientes planteados por el
plantearse algunas ideas al respecto. En primer gobierno, pues estos esfuerzos expresan más el
lugar, el gobierno ha señalado que la seguridad talante del Presidente y un desafío a las Farc, y
debe abordarse en forma amplia, es decir, te- menos un camino hacia una paz sostenida. El
niendo en cuenta factores políticos, económicos proyecto de ley estatutaria “por el cual se dictan
y sociales, además del militar. Este señalamiento disposiciones en procura de la reincorporación
adecuado se debe en buena medida a los avances de miembros de grupos armados que contribu-
logrados en la incorporación de civiles conoce- yan de manera efectiva a la consecución de la
dores del tema de seguridad en el Departamento paz nacional”, conocido como alternatividad pe-
Nacional de Planeación –desde la creación de la nal, es un despropósito político y jurídico, que
Unidad de Justicia y Seguridad hace una déca- ha sido rechazado incluso por congresistas afec-
da– y en el Ministerio de Defensa Nacional, tos al gobierno. Por tanto, no puede
análısıs polítıco nº 50

como complemento a la designación de minis- considerársele siquiera como parte de una políti-
tros civiles en esa cartera desde 1991. También ca de paz. Así mismo, una medida que supuesta-
han influido los intentos de algunos de los últi- mente contribuye a la paz, como es el estímulo a
mos gobiernos de asumir la dirección de la polí- la deserción de guerrilleros, hace parte más bien
tica de seguridad por parte de las autoridades del objetivo de debilitamiento militar, por sus
civiles. Sin embargo, han surgido dificultades de- efectos sobre la moral de la subversión, pero no
[96] rivadas del celo estamental de los altos mandos, puede hacer parte de una política de paz.
de las urgencias creadas por la escalada del con- Lo esencial de una política de paz es que
flicto armado y del poco conocimiento y expe- haga parte de una estrategia de guerra. Cual-
riencia en asuntos militares por parte de quienes quier política de paz tiene que ver con la inter-
tienen que ver en el Estado con los asuntos de pretación del conflicto armado. Y si ésta no es
orientación y dirección castrense, en especial los adecuada, se cae en costosos errores. Es necesa-
miembros de las comisiones segundas del Con- rio comenzar entonces por reconocer la guerra,
greso. Además, han aparecido ahora problemas entender su racionalidad y articular una política
causados por la creencia de la Ministra de Defen- de paz hacia las Farc, con derivaciones hacia los
sa de que la eficacia militar tiene que ver más demás grupos, que muestre de manera clara y
con una buena gerencia que con una percepción confiable la disponibilidad del gobierno de dia-
política apropiada, en un campo muy sensible y logar sin que necesariamente se “arrodille al ene-
especializado en el que se corren mayores ries- migo”. El agresivo lenguaje castrense, derivado
gos al ensayar. Esta situación ha derivado en im- de muchos años de confrontación armada, con-
provisaciones e imprecisiones, y ante todo en tradice este objetivo. En lugar de ayudar a las ta-
realce de las medidas militares e insuficiencia del reas militares las entorpece, pues ha servido para
resto de componentes requeridos. subvalorar a las guerrillas, no sólo en términos
En segundo lugar, no ha habido articulación militares sino ante todo políticos. Así mismo, el
con una política de paz, pues ésta no existe. El degradante lenguaje de las autoridades oficiales,
gobierno tal vez supone que una política de paz como parte de la cruzada mundial contra el te-
consiste en tener como objetivo esencial doble- rrorismo luego del 11 de Septiembre, refuerza
gar la fortaleza militar de la subversión, con el este problema. Un ejemplo de algo que contri-
fin de que se vea obligada a pedir o a aceptar buiría a mostrar esa necesaria disponibilidad ne-
una negociación sin las exigencias del pasado in- gociadora del gobierno nacional sería una
mediato, y ante todo sin la arrogancia que mos- política factible y clara acerca de los numerosos

29 Buitrago Leal, Francisco, “La seguridad: difícil de abordar con democracia”. En: Análisis Político, Nº 46, mayo a
agosto de 2002, p. 71.
coyuntura
militares y personajes retenidos por las Farc, a la en un ambiente que se presta para difundir aún
luz de la experiencia mundial sobre acuerdos más la corrupción y las arbitrariedades, pues es
humanitarios. Pero este asunto anda como rueda imposible darle la transparencia que requeriría
suelta, al vaivén de la confusa delegación plan- para no degenerar en experiencias contraprodu-
teada por el gobierno a las Naciones Unidas y de centes parecidas a las que se vivieron en las dicta-
las angustias de familiares y organizaciones na- duras del Cono Sur. A su vez, la idea de
cionales e internacionales preocupadas por la si- recompensas por información se liga a los pro-
tuación de esas víctimas, además del blemas anteriores y por eso se ha prestado a arbi-
aprovechamiento de oportunidades de libera- trariedades resultado de la imposibilidad de un
ción de rehenes, según criterios castrenses o ini- manejo adecuado. En cuanto a la política de estí-
ciativas presidenciales. mulo a la deserción de guerrilleros, forma parte
En tercer lugar, no ha habido coherencia y de la aplicación de ideas promovidas mediante la
previsión suficientes en la política manipulación de los medios de comunicación.
específicamente militar. La promovida política Hace parte de una “guerra psicológica”, que de
de seguridad democrática se ha elaborado y eje- manera contradictoria crea problemas en la me-
cutado sobre la marcha, mediante la activación dida en que aumente el número de desertores:
de un acumulado de ideas prefijadas del Presi- ¿puede el Estado darles a estos excombatientes
dente, contrastadas a través del “ensayo y error”. una alternativa económica y social sostenible, te-
Ideas ambivalentes como las de los llamados sol- niendo en cuenta sus insuficiencias y los proble-

análısıs polítıco nº 50
dados campesinos, la red de informantes –ma- mas estructurales de carácter social en el país?
quillada con cambios de nombre, hasta Por último, la seguridad vial es parte importante
desembocar en el de cooperantes–, la de recom- del cambio de percepción de la inseguridad,
pensas por información, la de estímulos a la de- como base del apoyo mantenido por las clases
serción y la de seguridad vial –promocionada medias y altas a la gestión presidencial.
con el nombre de “Vive Colombia viaja por La reforma militar, iniciada a raíz de los des-
ella”–, no son necesariamente –en su forma y calabros militares ante la guerrilla durante el go-
contenido– lo que más conviene a la actual situa- bierno de Samper y apoyada financiera y [97]
ción de guerra. técnicamente por Estados Unidos, fortaleció a la
Los soldados campesinos hacen parte de uni- Fuerza Pública, pese a las distorsiones derivadas
dades militares antiguerrilleras, que se volvieron de las exigencias de ese país, cuyo objetivo es la
de esta manera híbridas, y cumplen funciones de lucha contra las drogas, y el combate al terroris-
policía al mantener territorios. No se ha pensado mo luego del 11 de Septiembre. Pero el afán
en figuras más orgánicas –que incluso solucio- “eficientista” del Presidente y su Ministra, refleja-
nen la inestabilidad de los soldados campesinos do incluso en improvisaciones de mando directo
que pagan su servicio militar–, como por ejem- táctico sobre el terreno, distorsiona más esa re-
plo una guardia nacional transitoria mientras forma. Además, no existe una visión política cla-
dure el conflicto armado. Por su parte, la amorfa ra de readecuación estratégica del componente
red de cooperantes pretende sustituir la partici- militar, que se derive de la construcción de una
pación activa y voluntaria de la sociedad civil, política de seguridad de Estado, en la que parti-
que podría expresarse mediante acciones de cipen de manera activa no sólo todas las instan-
compromiso –inducido de manera política– con cias estatales que tienen que ver con la seguridad
una concepción estatal de seguridad. El Estado –ministerios de Defensa, Relaciones Exteriores y
no tiene ninguna capacidad de control de una del Interior, Planeación Nacional, Congreso, Fis-
práctica delatoria que incorpora características calía, cortes Constitucional y Suprema,
negativas de la sociedad, como la volatilidad de Procuraduría, Fuerzas Militares, Policía Nacio-
los referentes nacionales y la fragmentación de nal, DAS–, sino organizaciones de la sociedad ci-
lo regional, lo económico, lo político y lo social. vil con gran peso en el contexto social. Pero lo
Además, la gran debilidad de la Fuerza Pública más delicado de la ayuda derivada del Plan Co-
en lo que se denomina “inteligencia humana”, lombia y la Iniciativa Regional Andina es que se
impide una evaluación adecuada de ese supuesto creó una tendencia de dependencia técnica y fi-
enorme potencial de información. Esto hace que nanciera externa, a la que no puede responder
los cooperantes actúen como un organismo in- el país por sí solo. En el país no ha existido nun-
forme, al vaivén de difusos intereses particulares, ca una visión alternativa de lo que podría llamar-
se “tecnología apropiada militar”, que enfrente sión en la visión política sobre seguridad que tie-
la guerra con recursos que no desaten una espi- nen las autoridades. En general, la vocación ur-
ral de necesidades financieras. Esto sería posible bana de la fuerza policial, en un sentido
si se asume una reforma profunda, en la que se moderno, se ha descuidado y no existe una polí-
desmonte la burocratización, representada, en tica que busque desmilitarizar en este sentido a
buena parte, en unidades propias de la guerra la Policía, aun si se tienen en cuenta las
regular y en la excepcionalidad castrense en ma- dificultades creadas en este aspecto por el con-
teria de seguridad social. Además, se requiere la flicto armado.
creación de unidades especiales apoyadas más en Por último, como condensación de los puntos
la “inteligencia humana” –aún permeada y anteriores, hay dos escritos centrales relativos a
distorsionada en el país por la ideología de la la llamada política de seguridad democrática: el
Guerra Fría– que en la “inteligencia técnica”, y “Plan Nacional de Desarrollo” y la “Política de
mayor decisión en la reformulación del disperso Defensa y Seguridad Democrática”. El primero
dispositivo militar en el país. de ellos se conoció a comienzo de 2003, en vís-
En cuarto lugar, existen dificultades derivadas pera de su presentación al Congreso. Al igual
de la confusión entre funciones militares y que los planes de desarrollo de anteriores go-
policiales. Éste es un antiguo problema agravado biernos, es un documento de buenas intencio-
por el conflicto armado, en el que los militares nes. Lo singular radica en que su objetivo central
se han “policivizado” y la policía se ha militariza- es brindar seguridad democrática. En esta mate-
análısıs polítıco nº 50

do. Los gobiernos se han encargado de alimen- ria, recoge planteamientos de la campaña electo-
tar este problema, asignando funciones cruzadas ral y del inicio del gobierno. El capítulo inicial,
o que no les competen a estas fuerzas, varias con control del territorio y defensa de la soberanía
sentido de prerrogativa. La Carta de 1991 sentó nacional, se desglosa en los siguientes propósi-
el principio de que la Policía Nacional es civil, tos: reducción de las organizaciones armadas al
pero su dependencia de los militares no se con- margen de la ley, fortalecimiento de la Fuerza
[98] cretó sino con la designación de un ministro de Pública, promoción de la cooperación ciudada-
Defensa civil. La reforma de la Policía de 1993 na, protección a la infraestructura económica,
fue un paso adelante para separar los dos grupos seguridad urbana y programa de seguridad vial.
de funciones, pero se quedó estancada, como lo Sin embargo, en esta materia, que constituye el
atestigua el alto grado de corrupción que se ob- eje del Plan, no hay concreción con propuestas
serva todavía en la institución30 . En el gobierno específicas, implementación respectiva y asigna-
actual se aprecia una dependencia y poca inicia- ción de recursos sobre el particular. En esencia,
tiva del Director de la Policía frente al pensa- es un inventario de ideas sobre el programa ban-
miento presidencial, además de los problemas dera del Presidente, que agrega poco a plantea-
derivados de la competencia malsana en la cúpu- mientos anteriores31 .
la policial y la ambigüedad orgánica de la institu- El texto final de la “Política de Defensa y Se-
ción con respecto a su relación con el Ministerio guridad Democrática” se publicó a mediados de
de Defensa. Además, las improvisaciones en la 2003, luego de varios borradores conocidos par-
política de seguridad democrática han conduci- cialmente. Consta de cinco partes. La primera,
do a militarizar y trastocar aún más las funciones enuncia propósitos democráticos que supuesta-
policiales, al asignar las de esta competencia al mente son la esencia de la seguridad democráti-
Ejército, sobre todo en áreas urbanas, y debilitar ca, como son los derechos humanos, la
en tal sentido a la Policía. La terquedad con la cooperación y solidaridad, la eficiencia y austeri-
que se defiende la asignación de funciones de dad, la transparencia y juridicidad, la
policía judicial para las Fuerzas Militares, con el multilateralidad y corresponsabilidad, la acción
argumento redundante de que ambas fuerzas coordinada del Estado y una escueta mención fi-
son lo mismo, es ejemplo destacado de la confu- nal sobre la opción de negociación. La segunda

30 Buitrago Leal, Francisco. El oficio de la guerra. La seguridad nacional en Colombia, Bogotá, Tercer Mundo Editores-
Iepri, Universidad Nacional de Colombia, 1994, Capítulo 4; “Contra las cuerdas”. En: Semana, Nº 1.115, 15 a 22
de septiembre de 2003.
31 Presidencia de la República-Departamento Nacional de Planeación, Bases del Plan Nacional de Desarrollo, 2002-
2006. Hacia un Estado comunitario, 2002.
coyuntura
parte formula las amenazas que son un “riesgo cho a la realidad, en el sentido de que la ejecu-
para la nación, las instituciones democráticas y la ción de las políticas mencionadas antes, como
vida de los colombianos”. Éstas son seis: 1) terro- son los soldados campesinos, la red de
rismo, 2) negocio de drogas ilícitas, 3) finanzas cooperantes, etc., –que son políticas para enfren-
ilícitas, 4) tráfico de armas, municiones y explosi- tar la guerra–, no se articula en forma clara a la
vos, 5) secuestro y extorsión, y 6) homicidio. La formulación del escrito, comenzando porque en
tercera parte señala cinco objetivos estratégicos: éste no se reconoce el conflicto armado. En este
1) consolidación del control estatal del territo- sentido, es un modelo, no necesariamente for-
rio, 2) protección de la población, 3) elimina- mulado de manera apropiada, difícil de desarro-
ción del comercio de drogas ilícitas, 4) llar dentro de la coherencia formal que
mantenimiento de una capacidad disuasiva y efi- presenta. Por ejemplo, supone una racionalidad
ciencia, y 5) transparencia y rendición de cuen- estatal que no existe, la limita en esencia a lo mi-
tas. La cuarta parte indica seis líneas de acción: litar al excluir buena parte de instituciones esta-
1) coordinar la acción del Estado mediante insti- tales vinculadas a la función de seguridad y no se
tuciones establecidas, 2) fortalecer las institucio- ven espacios claros para desarrollos específicos,
nes del Estado relacionadas con la seguridad, 3) como las políticas señaladas que están en marcha
consolidar el control del territorio nacional, 4) y proyectos normativos como el de la ley de liber-
proteger a los ciudadanos y la infraestructura de tad condicional. Además, descarta, de hecho,
la nación, 5) cooperar para la seguridad de to- una ley marco de defensa y seguridad, que susti-

análısıs polítıco nº 50
dos, y 6) comunicar las políticas y acciones del tuya a la Ley 684 de 2001, declarada inexequible
Estado. La última parte menciona en forma bre- por la Corte Constitucional en 2002, con lo cual
ve el tema de financiación y evaluación32 . quedó vigente la desueta Ley 48 de 1968. El pro-
En la parte final del documento se presenta yecto de ley, “por el cual se dictan disposiciones
una matriz de responsabilidades institucionales sobre la seguridad y defensa nacionales”, indica
de los ministerios, tres departamentos adminis- la claudicación del Ejecutivo en sacar adelante
trativos y cuatro organismos que no son del Eje- esta clase de normas34 . Su esencia debería ser la
cutivo nacional (Procuraduría, Fiscalía, Consejo expresión integral y condensada de una concep- [99]
Superior de la Judicatura y Medicina Legal), en ción estatal de seguridad, que recoja las líneas
lo que corresponde a los objetivos estratégicos básicas de una política gubernamental de seguri-
formulados antes. Así mismo, un documento adi- dad –equivalente a la actual– y señale un camino
cional describe el sector defensa, expresado en claro para desarrollos subsiguientes, que afinen
la Fuerza Pública, y esquematiza una articulación una visión de Estado sobre el tratamiento que
de los objetivos estratégicos –planteados en el debe dársele a la guerra, a la búsqueda de paz y a
texto de la “Política de Defensa y Seguridad De- las relaciones exteriores en materia de defensa.
mocrática”– con el plan estratégico del sector de- Por último, para plantear sólo algunos proble-
fensa, mediante puntos extractados de la misma mas destacados de este documento sobre políti-
política. ca de defensa y seguridad democrática, la
El documento sobre la política de seguridad mención que hace sobre el tradicional tema de
democrática es un esfuerzo muy importante – defensa nacional hacia el exterior se queda en
casi inédito en la historia contemporánea del un mero enunciado sobre disuación a eventua-
país33 – de integración de responsabilidades en les amenazas.
los aspectos centrales de la seguridad, pero ante
todo de asumir la responsabilidad civil en la di- L E G I T I M I D A D D E L E S TA D O, E J E D E U N A
rección política de la seguridad y los asuntos mi- POLÍTICA DE SEGURIDAD
litares. Sin embargo, en lo que respecta a esa Lo fundamental de una política de seguridad,
integración, no se observa que corresponda mu- que pretenda ser efectiva en una situación como

32 Presidencia de la República-Ministerio de Defensa Nacional, Política de defensa y seguridad democrática, Bogotá,


Ministerio de Defensa, 2003.
33 El único antecedente semejante fue la formulación de la “Estrategia nacional contra la violencia”, durante el
gobierno de Gaviria, esfuerzo político que finalmente fracasó.
34 Congreso de la República, “Proyecto de ley Nº 22-03 por el cual se dictan disposiciones sobre la seguridad y
defensa nacionales”.
la actual del país, es contar con un Estado con conseguidos de manera fraudulenta y la arrogan-
altos niveles de legitimidad, es decir, que tenga cia clasista que impregna a los grupos de mayo-
credibilidad, confianza y respaldo activo de la res ingresos constituyen taras sociales con las
sociedad, y que induzca dinámicas de apoyos so- cuales será imposible acceder a una paz sosteni-
ciales. Pero el Estado colombiano ha sido tradi- da. En este sentido, no es lógico afirmar que el
cionalmente débil en términos políticos. Basta conflicto armado interno es una guerra contra la
señalar la permanente búsqueda de soluciones sociedad, así se hayan desvanecido las llamadas
privadas –incluida la violencia– a los más varia- “causas objetivas” de la guerra.
dos problemas sociales. Cuarta, sobre la base de las situaciones ante-
Una política eficaz de seguridad para el país riores, podrían formularse e implementarse polí-
requiere entonces el compromiso pacífico, pero ticas de movilización social, dentro de una
activo, de amplios grupos sociales en la solución estrategia integral de seguridad, que tengan
de la guerra. Para ello, debe considerarse no como meta obtener la legitimidad estatal necesa-
sólo el frente interno del país, sino también el ria para enfrentar la guerra, recuperar la política
frente internacional. En el frente interno, se ne- (es decir, institucionalizar los conflictos y nego-
cesitan al menos cuatro situaciones complemen- ciar los intereses) y acceder a una paz sostenida.
tarias. Primera, el Estado debe contar con una Las políticas de movilización social minimizan la
credibilidad generalizada en sus instituciones ci- vulnerabilidad de la sociedad frente al conflicto
viles por parte de la sociedad. El Ejecutivo se armado. Pretender que una guerra irregular se
análısıs polítıco nº 50

ubica en el centro de esta consideración, sobre libre entre uniformados a espaldas de la pobla-
todo frente a aspectos sensibles para la opinión ción civil es además de irreal inconveniente,
pública como son la recaudación de impuestos y pues la legitimidad de las acciones estatales no se
el manejo del gasto público. La corrupción es el logra de manera pasiva, sino mediante actos que
problema central que se deriva de estas funcio- impliquen compromisos ciudadanos expresos
nes. De ahí la importancia de implementar re- frente a la guerra pero sin responsabilidades bé-
[100] formas efectivas para reducirla, pero ante todo licas. Así mismo, buscar la neutralidad frente a
mostrar que el gobierno tiene la voluntad políti- los “actores armados” es loable, pero lo más que
ca necesaria para lograrlo. La capacidad se puede alcanzar son acuerdos transitorios y ais-
impositiva con equidad forma parte de esta si- lados, con arreglos a veces turbios. Aunque espo-
tuación. rádicas, las experiencias de resistencia civil en los
Segunda, es fundamental que haya confianza últimos años son ejemplos destacados de partici-
en el brazo armado del Estado. La reivindica- pación activa y pacífica de la población.
ción de los derechos humanos por parte de la En el frente externo, la participación de la co-
Fuerza Pública en años recientes, debido en munidad internacional es igualmente necesaria,
buena medida a la presión de la comunidad in- pues en las circunstancias presentes el país no
ternacional, tiene como subproducto haber ga- sale por sus propios medios de su encrucijada. Y
nado respeto de muchos grupos sociales. Pero para superarla es decisiva la participación de ter-
hay que tener en cuenta que los crímenes de ceros neutrales35 . La presencia internacional,
paramilitares y guerrilleros han opacado el pro- mediante acompañamiento, mediación,
blema de violación de los derechos humanos facilitación, verificación u otra figura ajena a la
por parte de la Fuerza Pública (violación que sin intervención militar, debe derivarse de funciones
embargo ha disminuido) y por tanto han ayuda- específicas, que podrían ser simultáneas o sucesi-
do a diluir responsabilidades. vas, plasmadas en una propuesta que haga parte
Tercera, es indispensable generar una pro- también de una política integral de seguridad de
funda revisión de la alteración que han experi- Estado, es decir, que tenga continuidad a través
mentado en el país los principios éticos y de los gobiernos. Y en ella habría que involucrar
morales que rigen los ideales democráticos. La a personalidades, gobiernos, organizaciones
pérdida del valor del trabajo, la valoración del multilaterales u otros actores externos, desde el
enriquecimiento fácil, la resistencia de los estra- inicio mismo del proceso de su formulación.
tos altos a ceder buena parte de sus privilegios Estos lineamientos son apenas ejemplos de lo

35 Al respecto es ilustrativo el libro de Walter F., Barbara. Commiting to Peace. The Successful Settlement of Civil Wars.
Princeton, Princeton University Press, 2002.
coyuntura
que podría ser la compleja participación civil en sólo a competir en el campo militar con guerri-
una política integral de seguridad, con el fin de llas y paramilitares, pues estos grupos han dado
manejar de manera adecuada el conflicto arma- prioridad a la fuerza en desmedro de la política.
do al fortalecer y legitimar las medidas de orden El uso de medios militares con tendencia a su ex-
militar, e inducir y acelerar el uso de mecanis- clusividad y las reformas del Estado con el fin
mos políticos explícitos para una solución nego- primordial de lograr mayor eficiencia, atentan
ciada. El Estado, en su carácter de eje político de contra la flexibilidad y el equilibrio políticos ne-
la sociedad, tiene la responsabilidad de inventar cesarios para afrontar con éxito los agudos pro-
medios políticos para lograrlo, y no dedicarse blemas nacionales.

FECHA DE RECEPCIÓN: 15/09/2003


FECHA DE APROBACIÓN: 15/10/2003

análısıs polítıco nº 50
[101]
Acercando a los
vecinos:la agenda
de seguridad
andino-brasileña

con el fin de contribuir a superar el


desconocimiento mutuo, formular políticas inter-
nacionales más consistentes e identificar meca-
nismos que permitan hacerle frente a las
amenazas y los retos compartidos, académicos
andinos y brasileños han impulsado diversas ini-
nº 40-54

ciativas para construir espacios de debate e inves-


50

tigación conjunta. De esos esfuerzos hacen parte


págs.

los trabajos del grupo de estudios estratégicos


polítıco
2004:

que desarrollan universidades y centros brasile-


análısıs

ños, las cátedras andinas que realiza Flacso-Ecua-


análısıs polítıco nº 59, Bogotá, enero-abril

dor, los talleres sobre el conflicto colombiano y


sus vecinos realizados en el marco de los eventos
[102] Socorro Ramírez internacionales de la Red Espacio y Territorio de
Profesora del la Universidad Nacional de Colombia, y la déca-
Instituto de Estudios Políticos y da de trabajos conjuntos del Grupo Académico
Relaciones Internacionales (IEPRI).
Binacional impulsado por la Universidad Central
de Venezuela (UCV) y el IEPRI de la Universidad
Nacional de Colombia.
Todos estos esfuerzos han llevado a la formu-
lación de un proyecto andino brasileño1, que re-
unió en Bogotá, el 15 y 16 de mayo de 2003, a
embajadores y agregados de defensa junto con
profesionales de centros académicos de todos los
países andinos y de Brasil, gracias al apoyo de la
Friedrich Ebert en Colombia (Fescol) y del Insti-
tuto Latinoamericano de Desenvolvimiento Eco-
nómico e Social (Ildes) de Brasil. Dos días antes,
el 13 y 14 de mayo, el programa internacional
que impulsan distintas universidades colombia-
nas con el apoyo de Fescol, realizó, con los aca-
démicos invitados, intensas sesiones de trabajo
sobre la situación de cada país andino y de Bra-
sil, así como sobre las relaciones que estos veci-
nos mantienen con Colombia.
1 El equipo de trabajo del proyecto está conformado
por Marco Cepik de la Universidad Federal do Río
Grande do Sul, Mónica Hirst del Centro de
Estudios Brasileros, Adrián Bonilla de Flacso-
ISSN 0121-4705

Ecuador, Ana María Sanjuán de la UCV y Socorro


Ramírez del IEPRI de la Universidad Nacional de
Colombia.
coyuntura
El presente esfuerzo de síntesis de las princi- defensa. Pero bien pronto se desvanecerían esas
pales ideas debatidas, realizado con el apoyo de expectativas. En lugar de una más amplia coope-
Fescol, retoma opiniones expresadas por una u ración multilateral, Estados Unidos recurrió a la
otra de las veinte personas2 que intervinieron en imposición de sus intereses y sus puntos de vista
siete paneles3, y de otros tantos moderadores o de modo unilateral. Definió como amenazas a su
invitados al evento que participaron en ese rico seguridad diversos asuntos de interés planetario,
debate. La síntesis de las deliberaciones y su a los que convirtió a su vez en prioridades de la
estructuración, sin embargo, es de responsabili- agenda global. Es el caso del problema de las
dad propia y está organizada en cuatro partes: la drogas, que, en la década de los noventa, fue uti-
primera, contiene los elementos más significati- lizado por Washington para sustituir, al menos
vos de las discusiones sobre los contextos inter- parcial y transitoriamente, el papel que jugaba el
nacional y hemisférico; la segunda, recoge comunismo. Estados Unidos convirtió en amena-
algunas de las reflexiones expresadas acerca de za global la producción y el tráfico de drogas (no
la situación regional y, en particular, de las rela- así su consumo ni el blanqueo de los recursos
ciones andino brasileñas; la tercera, muestra di- que el tráfico genera), e impuso la agenda
mensiones del análisis efectuado sobre la antidrogas y la estrategia para hacerles frente.
confrontación armada colombiana y la reacción Junto al tema de las drogas, en el centro de las
de los vecinos; la cuarta, alude al debate sobre preocupaciones globales se colocaron también
los conceptos en juego, el sentido y la posibili- las migraciones masivas y los derechos humanos,

análısıs polítıco nº 50
dad de una agenda de seguridad andino brasile- asuntos que fueron esgrimidos para justificar in-
ña y los actores y mecanismos que permitirían tervenciones militares en muchos conflictos que
construirla. saltaron a la palestra internacional en la Posgue-
rra Fría, como sucedió, por ejemplo en Haití y
LA SEGURIDAD GLOBAL EN LA PERSPECTIVA Somalia.
DE ESTADOS UNIDOS Las políticas destinadas a enfrentar estos pro-
Como no ocurría desde la segunda posgue- blemas, definidos por Washington como retos a [103]
rra, a partir de la finalización del conflicto su seguridad, adquirieron cuatro características:
bipolar, el contexto internacional no cesa de fueron elaboradas de la manera cerrada y espe-
cambiar: luego de la posguerra fría vino el pos cializada en que suele diseñarse cualquier políti-
11 de septiembre, y ahora estamos en el pos ca que tenga que ver con reales o presuntas
Irak. Al ritmo de esos cambios, Estados Unidos amenazas; al estar relacionadas con la seguridad,
se consolida como potencia global e impulsa el obtuvieron una prioridad absoluta por sobre las
reordenamiento mundial, en particular en mate- demás cuestiones de la agenda; las políticas ad-
ria de seguridad. quirieron un carácter represivo e incluso militar,
La posguerra fría se inició con la esperanza justificado por los estrategas como única vía para
de un orden más pacífico, justo y plural, en el atenuar o destruir las presuntas amenazas; y, fi-
que predominara la cooperación entre las nacio- nalmente, fueron impuestas a los estados y socie-
nes y en el cual los asuntos socioeconómicos des- dades implicados, a los que, en buena medida, se
plazaran a los tradicionales temas de seguridad y excluyó del debate. En este sentido, se puede ha-

2 Maria Celina de Azevedo, embajadora de Brasil; Harold Forsyth, embajador de Perú; Carlos Rodolfo Santiago,
embajador de Venezuela; coronel Fabio José Almeida, agregado de defensa, embajada de Brasil; Francine Jacome,
Instituto Venezolano de Estudios Sociales y Políticos; Juan Ramon Quintana, Universidad de la Cordillera de
Bolivia; Marco Cepik, Universidade Federal do Río Grande do Sul; Paulo Cordeiro de Andrade Pinto, embajada
de Brasil en México; Mónica Herz, Universidad Católica de Río de Janeiro; Juan Tokatlian, Universidad de San
Andrés, Argentina; Arlene Tickner, Universidad de los Andes, Colombia; César Montúfar, Universidad Andina
Simón Bolívar de Quito; Socorro Ramírez, IEPRI, Universidad Nacional de Colombia; Carlos Romero, UCV;
Adrian Bonilla, Flacso-Ecuador; Thomaz Guedes da Costa, National Defense University, Washington; Francisco
Leal, Universidad de los Andes, Colombia; Ana María Sanjuan, UCV; Andrés Serbin, CRIES, Buenos Aires; Alcides
Costa Vaz, Universidade de Brasilia.
3 Las relaciones diplomáticas y de seguridad entre los países andinos y Brasil; La inserción internacional de
seguridad de Brasil y la región andina; La perspectiva desde Estados Unidos: terrorismo y narcotráfico; El
conflicto colombiano y la dinámica política regional y global; Los temas de seguridad estatal y humana:
contenidos y prioridades; Los mecanismos de cooperación en seguridad andino-brasileña; Los desafíos para la
agenda de seguridad andino-brasileña.
blar de una “securitización” de temas que, en frente al que obtendrían de ser manejados por
principio, no constituyen amenazas a la seguri- los funcionarios de alto nivel. En el análisis de
dad sino problemas de orden económico, social las cuestiones de política global se eliminan los
o de salud pública. matices, retornando así a las pautas que prevale-
cieron durante la guerra fría, cuando las fórmu-
El pos 11 de septiembre las de interpretación eran presentadas en blanco
En ese contexto, la respuesta de Estados Uni- y negro y no había espacio para la gama interme-
dos a la acción terrorista del 11 de septiembre dia de los grises. Se anula la aproximación com-
de 2001 adquirió el mismo tenor de las políticas prensiva sobre asuntos complejos y la discusión
que ya Washington venía empleando para inter- sobre una amplia gama de posibles soluciones y,
pretar y manejar asuntos como los antes mencio- en cambio, se expiden sentencias polarizadas
nados. La reacción ha sido hasta ahora que exigen estar a favor o en contra de las medi-
exclusivamente represiva y militar. Se ha dirigido das que se asumen para enfrentarlos.
no sólo contra actores no gubernamentales y De ahí que el gobierno de Estados Unidos
ciertas fuerzas trasnacionales, tanto legales como haya definido, en el pos 11 de septiembre, la
ilegales, sino, en primer lugar, contra distintos existencia de tres tipos de amenazas, todas ellas
estados y gobiernos. Además, desde esa fecha, muy ligadas entre sí: la primera, las redes del te-
Washington comenzó a ver las relaciones inter- rrorismo mundial; la segunda, los tiranos o los
nacionales casi exclusivamente desde el lente países considerados parias que cuenten con ar-
análısıs polítıco nº 50

antiterrorista. Se produjo así una especie de mas de destrucción masiva, proscritas sólo para
“terrorización” de su política, que entraña una ellos; y la tercera, los “espacios sin gobierno”
lógica más belicista aún que la anterior “secu- bajo la jurisdicción de estados incapaces (failed or
ritización” de los temas, reduce los espacios de failing states) en donde estados débiles y que no
discusión pública sobre el problema y genera controlan su territorio permiten la presencia, or-
mayor polarización internacional. ganización y actividad de grupos terroristas que
[104] Los documentos del congreso y el ejecutivo pueden actuar contra los intereses de Estados
estadounidenses al respecto y la nueva estrategia Unidos. En esta última categoría no es claro, sin
de seguridad nacional de Estados Unidos mues- embargo, qué es lo que Washington reclama
tran que buena parte de las materias de la agen- como más gobierno, y qué tipo de volumen ma-
da de política exterior estadounidense –incluido yor de Estado está promoviendo. Por las medidas
el problema de las drogas– han pasado a ser que está tomando se podría inferir que se trata,
reformuladas bajo la lupa antiterrorista, y ya no no de un Estado más social y de derecho, sino de
solo bajo el prisma de la seguridad, lo que trae otro más controlador y policivo.
no pocas consecuencias. Enumeremos algunas
de ellas. La gama de asuntos de política exterior La invasión a Irak
se reduce, y pierden importancia cuestiones Con la denominada “guerra preventiva” con-
esenciales como la proliferación de armas (salvo tra Irak, Estados Unidos dio, en 2003, un nuevo
que ésta se produzca en países calificados por y significativo paso. Ya antes de esta guerra había
Washington como terroristas), a pesar del enor- logrado constituirse en potencia hemisférica,
me poder destructivo que éstas tienen en mu- luego se había convertido en potencia atlántica;
chas regiones del mundo. Temas relacionados posteriormente pacífica y ahora, combinando vo-
con derechos humanos, democracia y hasta con luntad, capacidad y oportunidad, se convirtió en
relaciones económicas y comerciales reciben de potencia asiática para completar su condición de
las dos ramas del poder público estadounidense único polo global de poder. Su interés y decisión
un tratamiento más expedito si se presentan des- son las de quedarse en el área para acabar de
de la óptica antiterrorista. El manejo de aspectos controlar las principales rutas de los hidrocarbu-
no estratégicos –esto es, no relacionados con el ros del mundo y garantizar su propia seguridad
terrorismo– se desplaza hacia funcionarios de je- energética, bien sea mediante la acción diplomá-
rarquía intermedia, lo que implica que esos tica, comercial o militar. La centralidad de la
asuntos –o los países implicados en ellos–, reci- cuestión energética4 en el ordenamiento interna-
ben un tratamiento simplificado y subordinado cional que está surgiendo lleva a que este asunto

4 Así se venía planteando desde antes, como lo muestra el informe Cheney sobre política energética
de mayo de 2001.
coyuntura
sea asumido no en forma parcial sino global, por grandes movilizaciones europeas, latinoamerica-
lo que el Medio Oriente, el Caspio, África y nas, rusas e incluso las que se realizan en su pro-
Latinoamérica –en donde el área andina contie- pio suelo contra sus políticas. Todo ello tal vez
ne las mayores reservas del subcontinente– se porque, a más del respaldo de los sectores esta-
convierten en zonas de alta prioridad. Esas pre- dounidenses antes descritos, Bush ha contado
tensiones globales se combinan con intereses do- con un fuerte apoyo en la opinión pública inter-
mésticos y regionales. La coalición heterodoxa na reforzado por los medios de comunicación,
que llevó a George W. Bush a la presidencia la que han avalado la política unilateral de su go-
conforman conservadores republicano-evangéli- bierno. Este fuerte respaldo doméstico ha empe-
cos fundamentalistas del sur, financistas de Wall zado a retroceder por el descalabro de grandes
Street, israelíes del nordeste pro Sharon y em- dimensiones que está sufriendo en Irak.
presarios petroleros. Estos sectores pro israelíes y En el mediano plazo es posible que el péndu-
los petroleros quieren, además, mancomuna- lo se devuelva, pero en el corto plazo lo que se ve
damente, cambiar el statu quo del Medio Oriente es una Europa debilitada y dividida en materia
en beneficio propio. de seguridad y de política exterior; una Rusia
Para lograr esas pretensiones globales, Was- que quiere sacar partido de su intermediación
hington ha mostrado estar dispuesto a pasar por entre Europa y Estados Unidos y no va a romper
encima de todo lo que considera obstáculo. Ha el vínculo que estableció con este último con
decidido enfrentar lo que entiende por terroris- ocasión del 11 de septiembre; un Japón que, por

análısıs polítıco nº 50
mo, no sobre la base de una cooperación y primera vez después de la Segunda Guerra Mun-
concertación multilaterales, sino a través de su dial, envió tropas fuera para apoyar a Estados
propia mirada del asunto y con sus estrategias Unidos en Afganistán, pero que no puede jugar
particulares. Lo que Estados Unidos trata de lo- un gran papel porque sigue preso de una situa-
grar con esta actitud política es afirmar su condi- ción doméstica incierta; una China que, por aho-
ción unipolar, así sea amenazando a los países ra, prefiere replegarse; y unas potencias medias
aliados, chantajeando a naciones amigas o casti- cuyos problemas internos no les permiten des- [105]
gando de forma inclemente a los pueblos oposi- plegar sus propios poderes. Entonces, en el corto
tores débiles. Por eso, tras entorpecer y eludir plazo, no es posible vislumbrar una posible coali-
acuerdos y compromisos multilaterales, Estados ción de resistencia a la actitud estadounidense.
Unidos ha pasado a socavar instituciones de co- Podrá haber comportamientos disidentes de al-
operación mundial o regímenes internacionales gunas potencias o poderes medios sobre ciertos
que pueden regular asuntos planetarios. Ejem- temas, pero el costo de marchar en contravía se-
plo de ello es lo ocurrido con ocasión de la gue- guirá siendo muy alto. Lo que sí parecería claro
rra contra Irak, que provocó una división interna es que un sistema internacional unipolar es muy
de la Unión Europea, una ruptura en la OTAN y inestable –pues otros poderes intentarán equili-
un desconocimiento del Consejo de Seguridad brarlo o neutralizarlo–, tiene poca capacidad
de Naciones Unidas. para controlar la proliferación de armas de des-
Es previsible que, para convertir en éxito el trucción masiva y es incompatible con el funcio-
nuevo fracaso al recurrir incluso a instrumentos namiento de las democracias.
que sabe que no darán resultados ni siquiera en
el largo plazo, Washington ponga en marcha una LA SITUACIÓN ANDINO-BRASILEÑA Y SUS
política que acentúe los actos punitivos en distin- RELACIONES MUTUAS
tas sociedades. Este estado de cosas es insosteni- Los cambios internacionales antes descritos
ble en el mediano plazo porque atenta contra la han tenido claros impactos, en particular, en la re-
democracia al estar introduciendo prácticas res- gión andino-brasileña. Ya desde antes de que con-
trictivas de las libertades civiles y recortes en fa- cluyera la guerra fría, la región había asistido, en
vor de la seguridad y de las acciones militares, en materia de agenda antidrogas, por ejemplo, a una
una magnitud y con unas características que ni imposición de los intereses y estrategias de con-
siquiera fueron toleradas bajo los regímenes dic- trol de Estados Unidos, sin importar las diferentes
tatoriales de algunos de los aliados estadouni- interpretaciones e intereses locales frente al tema.
denses durante la guerra fría. Pero, en el corto Así, aunque para las naciones andinas el proble-
plazo, el gobierno de Bush podría seguir anulan- ma de las drogas es un asunto económico, políti-
do los ámbitos multilaterales, haciendo caso omi- co y social, y en Brasil es además de salud
so de sus antiguos aliados, desconociendo las pública, estas concepciones no han sido tenidas
en cuenta en la política estadounidense y en las los países andinos están articulados a distintos es-
medidas de acción impuestas. En los países labones de la problemática de las drogas y de
andinos, Estados Unidos ha logrado el compro- que han adoptado resoluciones al respecto en el
miso militar en el combate contra la producción seno de la Comunidad Andina de Naciones
y tráfico de drogas. Este esquema, por la manera (CAN), sus países miembros actúan cada uno
bilateral en que ha sido impuesto, más que co- por su lado. Esto ha permitido que Estados Uni-
operación ha propiciado anomia y conflicto en dos imponga su propia política a cada país, de
la región, fenómenos que se ven ahora reforza- manera bilateral, manejo que, como era de espe-
dos por la política exterior estadounidense basa- rarse, ha resultado contraproducente frente al
da en la “terrorización” de diversos fenómenos problema y ha hecho que la acción aislada de
sociales. La política estadounidense se está con- cada país genere efectos negativos en sus veci-
virtiendo así en un obstáculo mayor en el esfuer- nos. Aduciendo las numerosas dificultades inter-
zo por emprender relaciones positivas entre los nas de los países andinos, Estados Unidos ha
países de la región tendientes a compartir pre- logrado involucrar a la mayor parte de los go-
ocupaciones comunes de seguridad. biernos de la región en los asuntos que Washing-
También en relación con otros aspectos, su- ton ha definido como amenazas globales, se
plantando las dinámicas locales, Washington ha esfuerza por militarizar su manejo y por
elaborado su propia interpretación de la situa- “securitizar” otras cuestiones que se ven relega-
ción regional y de lo que los distintos países de- das, como la prevención y resolución de los con-
análısıs polítıco nº 50

ben hacer para mejorarla. Si se observan los flictos, la búsqueda de la paz y la consolidación
documentos y las acciones oficiales estadouni- de la democracia.
denses, se percibe que se ha empezado a gestar
un ordenamiento de seguridad para la región La difícil situación de los países andinos
que cambia el patrón de seguridad que tuvo vi- Para hacerle frente a las iniciativas y presiones
gencia hasta el 11 de septiembre. Este patrón – estadounidenses, los países andinos no se en-
[106] que consistía en una estrategia de contención, cuentran en las mejores condiciones. Todos
una doctrina de disuasión y un sistema de opera- padecen graves crisis económicas, fuertes con-
ción de esta política con base en pactos y acuer- vulsiones sociales y agudas manifestaciones de
dos dentro de una alianza sólida– tenía una ingobernabilidad. Estas crisis, aunque cuentan
consecuente aplicación regional mediante su con elementos comunes, tienen también di-
transposición a las políticas de seguridad nacio- mensiones y orígenes distintos, y se ven agra-
nal. Ahora con la llamada guerra preventiva se vadas por la forma específica en que cada país
está pasando de alianzas firmes a coaliciones de intenta buscar alguna inserción internacional.
coyuntura y de esfuerzos por redefinir el papel En lo que parece existir una mayor coinciden-
de la fuerza militar a una preponderancia abso- cia es en que todos enfrentan crisis derivadas
luta. Lo que hoy hace Washington en la región del modelo de desarrollo adoptado para hacer-
andina podría considerarse como un anticipo de le frente a la globalización. Al aumento de la
las políticas que Estados Unidos podría aplicar pobreza y la exclusión social se agregan los
más adelante en el resto de América Latina y el problemas de precariedad institucional, ya
Caribe. tradicionales en toda la subregión. Se asiste
Es de esperar –y ojalá así suceda más tempra- entonces, en Ecuador y Perú, a una notoria de-
no que tarde– que se abra paso un proceso de re- bilidad de los gobiernos y a un marcado au-
estructuración y refundación de las políticas de mento de sus incertidumbres políticas, a una
seguridad de cada país y de la región. Sin embar- extrema polarización que amenaza la continui-
go, hasta ahora los desafíos a la seguridad regio- dad democrática en Venezuela, al colapso parcial
nal no están siendo procesados de manera del Estado en Bolivia y al incremento de los nive-
conjunta por los gobiernos, las cancillerías y los les de violencia y amenazas al Estado en Colom-
ministerios de defensa de los países andinos, bia. Todas estas crisis sociales y políticas afectan
que son los que necesitan con mayor urgencia la seguridad ciudadana, cuestionan los avances
anticipar una posición común y la concertación en equidad étnica y de género, multiplican la
de una política para hacerles frente. Tampoco violación de los derechos humanos y ahondan
problemas andinos comunes están siendo ma- los daños ambientales. Además, todas estas ten-
nejados a través de las relaciones vecinales o re- siones han fragmentado aún más a las socieda-
gionales. Así, por ejemplo, a pesar de que todos des, han aumentado la debilidad de los estados y
coyuntura
reducido de manera drástica sus ya estrechos cruzada primero antidrogas y ahora antiterro-
márgenes de maniobra y acción externa. rista, se han visto imposibilitados tanto para
Las crisis de los países andinos tienen que ver redefinir el concepto de seguridad como para
con su precaria inserción internacional y con el asumir iniciativas dirigidas a un manejo de las
hecho de que la globalización, en vez de estimu- llamadas nuevas amenazas de forma acorde con
lar sus complementariedades recíprocas, ha ge- las prioridades nacionales, sub-regionales o re-
nerado una mayor competencia entre todos gionales. Los parlamentos se han mostrado in-
ellos; ha hecho prevalecer los intereses económi- capaces de legislar sobre el control a la
cos meramente nacionales y de corto plazo sobre autonomía militar y de exigir al ejecutivo la
una visión política colectiva de consolidación de definición de una política de Estado, han perdi-
la integración y ha limitado aún más las posibili- do la iniciativa y han quedado sometidos a los
dades siempre escasas de solidaridad en asuntos dictámenes del ejecutivo, lo que también anula
económicos o de seguridad. Para hacerle frente su tarea de control gubernamental y estatal, y los
a ese difícil contexto global, cada gobierno, urgi- hace asumir una cierta resignación y a veces has-
do por la magnitud de los retos, ha preferido ta una buena dosis de complicidad con la inter-
lanzar acciones individuales y propiciar entendi- ferencia de Estados Unidos en los asuntos de
mientos bilaterales con países que no pertene- seguridad interna. La debilidad del aparato judi-
cen a la región. Este desconocimiento de los cial en todos ellos los sustrae de las posibilidades
dispositivos multilaterales ha fragilizado todavía de incidir en la materia.

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más los mecanismos comunitarios generados por Por otra parte, aunque desde fines de los años
el proceso de integración y ha dejado en condi- ochenta y mediados de los noventa los gobiernos
ciones muy vulnerables a cada uno de los países, andinos le han dado un gran impulso a los inter-
en particular, en el campo de la seguridad. cambios comerciales y han hablado de política
Esto explica, en parte, por qué –aunque co- exterior y de seguridad común, lo cierto es que
mienzan a producirse cambios en algunos países– el balance de los treinta años de integración
en casi todas las naciones andinas ha existido un andina es precario en la generación de lazos so- [107]
enorme déficit en la construcción democrática de ciales, culturales o políticos capaces de proyectar
una agenda de seguridad. Las fuerzas armadas una acción conjunta a mediano y largo plazo.
que tradicionalmente han monopolizado la Pese a la enorme cantidad de instituciones
definición de doctrinas y estrategias, y han conta- andinas existentes, éstas no han estado en con-
do con amplios espacios de autonomía para apli- diciones de procesar y resolver los problemas,
car lo que entienden por política de seguridad, pequeños o grandes, que han asediado la re-
aún carecen de una concepción actualizada en la gión. En realidad, la CAN se ha centrado en las
materia. La acción cívico-militar persiste en mu- relaciones comerciales y, aunque ha venido ex-
chos países de la región como legado de la ya su- plorando alternativas de cooperación y de
perada política de seguridad nacional, que, estructuración de posiciones comunes frente a
junto con la implicación militar en asuntos como terceros, no ha avanzado de manera práctica en
la lucha antidrogas o en el control de acciones esa perspectiva.
sociales que alteran el orden público, han produ- Por el contrario, hoy asistimos a un retroceso
cido hasta ahora una desfiguración del aparato en la integración sub-regional y a una pérdida de
militar asimilándolo a un cuerpo policivo. Esta interdependencias no sólo referidas al movi-
actuación por fuera de sus competencias se ve miento y distribución de las mercancías sino
acompañada, en algunos países –en particular en también a la cultura, la información y el conoci-
donde el gobernante es de origen militar y estu- miento. Esta involución se refleja, por ejemplo,
vo antes vinculado a un golpe de Estado–, de la en la supresión de programas comunes de comu-
militarización de la administración de lo público nicación y acceso satelital. También existe una
y del Estado, lo que aumenta la autonomía y el marcada tendencia a la bilaterización de las rela-
papel político de los militares. Mientras tanto, ciones de cada país andino sea con Estados Uni-
los poderes públicos de la mayor parte de países dos, con Brasil o con cada uno de sus vecinos, lo
andinos se han desentendido de la cuestión de que reduce la relevancia de los organismos de in-
seguridad y no han ejercido un control civil de tegración y concertación, y lleva a buscar solucio-
los presupuestos y actividades militares. Los go- nes en ámbitos estrechos o a dar una mayor
biernos de la región, coaccionados por la cabida a la unilateralidad estadounidense.
bilateralidad impuesta por Estados Unidos en su A este cuadro nada alentador se suma el in-
cremento de las divergencias políticas entre los Una vez concluyó el régimen militar, y con
distintos gobiernos andinos en cuestiones como posterioridad a la Constitución de 1988, el Esta-
las negociaciones hemisféricas y las dinámicas in- do brasileño se dotó de una nueva política de se-
ternacionales, que podrían derivar en rivalidades guridad y se preparó para aplicarla en la defensa
diplomáticas sustentadas en disputas ideológicas. externa y la seguridad interna. En la definición
Ese contexto de desencuentros afecta las relacio- de esa política la cancillería tuvo un papel cen-
nes entre vecinos, ya no sólo por litigios fronteri- tral, el tema del desarrollo se convirtió en un eje
zos y binacionales, sino por cuestiones como la crucial y el concepto de seguridad empezó a
relación bilateral que cada país mantiene o bus- abarcar todo lo que para los brasileños significa-
ca construir con Estados Unidos, o por la apre- ba estar seguros. En ese proceso el gobierno tra-
ciación de cada uno sobre la dinámica interna tó de militarizar de nuevo a los militares, es
del sistema político del otro país. Estas nuevas decir, de lograr que las fuerzas armadas dejaran
tensiones se suman, en el caso colombo-venezo- de desempeñar funciones que no son de su com-
lano, a la mutua desconfianza derivada del petencia, ya que no corresponden a su naturale-
diferendo territorial, que hace que cada país ten- za ni son exigidas por un mandato
ga al otro como su primera hipótesis de conflicto constitucional. Buscó estructurar una defensa
bélico internacional y mantenga vigente la pre- clásica pero moderna, limitada a las posibilida-
ocupación por un presunto desequilibrio militar. des presupuestales del país, que contara con una
Así se ha manifestado en Venezuela a propósito capacidad real de defensa en razón de su compe-
análısıs polítıco nº 50

del incremento de los recursos estadounidenses tencia profesional y su dotación tecnológica de


destinados al fortalecimiento militar del Estado avanzada. Su función es la de ser una especie de
colombiano con miras a hacerle frente a las gue- seguro del país, garante de la ley y el orden inter-
rrillas y, en Colombia, en el recelo por las posi- no, e instrumento del Estado para la defensa na-
bles compras de aviones rusos por parte de cional. La fuerza militar brasileña no se ocupa de
Venezuela. contener los delitos conexos con el de las drogas
[108] Ese marco de viejas disputas y nuevas tensiones y el terrorismo, cuya represión se adelanta más
ha impedido avances en el tratamiento comuni- bien mediante instituciones especializadas y dis-
tario de asuntos relacionados con la seguridad y positivos policiales y de inteligencia, que deben
defensa frente a problemas comunes como el cri- actuar de manera coordinada. De igual forma,
men organizado y los tráficos de armas y drogas, y, para hacer frente a los problemas del hambre y
aunque la CAN cuenta con avanzadas la salud existen aparatos estatales especializados.
definiciones sobre desarrollo e integración fron- Desde hace unos pocos años, el Estado brasi-
teriza, los problemas surgidos en esas zonas no leño comenzó a cambiar su visión acerca de su
han tenido una atención adecuada. Hay que re- inserción en Latinoamérica –y particularmente
conocer, sin embargo, que en la reciente re- dentro de Sudamérica–, y ha tomado iniciativas
unión de seguridad de ministros de relaciones al respecto. No ha sido un proceso fácil, pues ha
exteriores y defensa de países de la CAN, Pana- implicado la disolución paulatina del viejo mito
má y Brasil, realizada en Bogotá, se produjo un de la autosuficiencia y autonomía brasileñas. Ha
primer acercamiento importante al respecto. exigido construir una visión renovada, que parte
de reconocer que, para que haya integración, es
El camino brasileño fundamental avanzar en las interconexiones físi-
Según la apreciación de diplomáticos y acadé- cas y comerciales, y en el desarrollo de
micos participantes en el evento, el Estado brasi- interdependencias fuertes con los vecinos. Por
leño ha acentuado en su historia reciente los eso Brasil ha venido abasteciéndose de energía
esfuerzos por la construcción de una identidad eléctrica, petróleo y gas provenientes de Argenti-
propia, cultural e idiomática. Los principios de- na, Paraguay, Venezuela y Bolivia. Ésta es una de-
mocráticos han estado acompañados de la bús- cisión que el Estado brasileño quiere que
queda de un crecimiento económico acelerado, perdure en el tiempo, porque, si bien Suramé-
de la construcción de un poder militar que le rica se encuentra inmersa en un marco de segu-
otorgue una capacidad de defensa autónoma en ridad hemisférica en el cual el principal actor es
cuanto país de gran superficie, que abriga al ma- la mayor potencia del mundo, ese hecho no frus-
yor número de habitantes de la región y que tra el derecho y la posibilidad de construir entre
hace parte de los cinco primeros productores de los países vecinos vínculos que le permitan a la
armas en el mundo. región hacerse más fuerte y dotarse de la autono-
coyuntura
mía posible en el mundo actual. Un indicador de la región. En palabras del embajador de Ve-
de la importancia que Brasil le otorga a Sura- nezuela en Colombia, la región andina tiene que
mérica se podría observar en el hecho de que, apoyarse en Brasil, apoyar a Brasil y que Brasil la
en los dos últimos años anteriores a la presiden- apoye, para tener una mayor fortaleza y presen-
cia de Lula, la agencia de cooperación brasileña cia en el mundo globalizado.
ha gastado el cincuenta por ciento de sus recur- El gobierno de Brasil quiere avanzar en esta
sos dentro de los países andinos. perspectiva para lograr que, en las negociaciones
Al asumir su gobierno, el presidente Luis Ig- y foros del mundo, se presente una posición
nacio Da Silva, “Lula”, ha definido como ejes de suramericana mancomunada. También quiere
su política exterior la transparencia, concreción propiciar una superación de los conflictos inter-
y efectividad de las relaciones de Brasil con sus nos como soporte de las relaciones y la integra-
vecinos y el propósito de que éstas cuenten con ción suramericanas, pues, si el vecindario está en
objetivos y proyectos comunes. Es decir, que su crisis o uno de sus miembros tiene serios proble-
política busca la agregación de esfuerzos y resul- mas, ello se reflejará negativamente en los otros
tados, en procura de éxitos mayores. América del países y dificultará el esfuerzo por avanzar jun-
Sur constituye una de las principales prioridades tos. Frente a la cuestión amazónica podría reco-
geográficas de las relaciones externas de Brasil, ger la presión de varios gobiernos andinos para
dirigida a profundizar la integración con el que ésta no siga siendo asumida como un mero
Mercosur y, a partir de éste, tratar de construir, problema nacional de Brasil y que el Tratado de

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con el concurso de la CAN, una zona de libre co- Cooperación Amazónica (TCA) no continúe
mercio suramericana y una integración física re- siendo un asunto bilateral de cada país andino
gional. Con el fin de generar relaciones con esa nación.
bilaterales efectivas, el presidente Lula ha forta- El debate en el evento mostró los efectos con-
lecido las embajadas suramericanas con más fun- tradictorios que puede tener la tendencia de
cionarios, ha dispuesto la sustitución de un Brasil a privilegiar relaciones meramente bilate-
porcentaje significativo de sus importaciones con rales con los demás países suramericanos. El caso [109]
bienes producidos por países de la región, ha más discutido al respecto ha sido el de los
acordado créditos y apoyos para proyectos que acercamientos de Brasil y Venezuela, debido al
interesan a uno u otro país vecino y ha manifes- temor a repercusiones negativas en las relaciones
tado su interés en conformar empresas de este último país con Colombia. Los acer-
binacionales. camientos comerciales entre Venezuela y Brasil
Según diplomáticos brasileños, Lula se propo- vienen siendo percibidos desde Colombia como
ne asumir el liderazgo en América Latina como un intento del gobierno venezolano de cambiar
ejercicio de cooperación e interpretación de a los empresarios y mercados colombianos por
acuerdos comunes, y no como una delegación los brasileños. Para los diplomáticos de Brasil
en la que el representante ejerza dominio sobre participantes en el evento, es un hecho que la
el grupo representado. Pero, para esto, agregan, mayor convergencia política que hoy existe entre
se requiere que los posibles liderados acepten Brasilia y Caracas ha permitido a los dos países
ese liderazgo. El más inmediato reto para apli- superar antiguas tensiones en la frontera, deriva-
carlo lo está planteando la construcción del Área das de contradicciones en asuntos mineros, fo-
de Libre Comercio de las Américas (ALCA), la restales e indígenas, y avanzar en una mayor
cual debe ser negociada conjuntamente por los integración terrestre y energética. Eso no que-
suramericanos, pues los entendimientos parcia- rría decir, sin embargo, que un mercado tan di-
les pueden producir pérdidas irrecuperables námico como el de Colombia y Venezuela
para el subcontinente. Un indicador de la acep- deba extinguirse; más bien, los actuales proble-
tación de ese liderazgo son las visitas que Lula ha mas coyunturales entre las dos naciones constitu-
recibido en sus primeros meses de gobierno de yen un reto que debe ser resuelto por ambas
casi todos los presidentes y hasta de los candida- partes con agudeza, inteligencia y formas de en-
tos más opcionados de los países suramericanos. tendimiento. Por otra parte, el mismo gobierno
El gobierno del Brasil cuenta también con el de Brasil les ha pedido a los gobiernos de sus dos
apoyo de países como Perú –según su embajador vecinos que se unan para negociar conjuntamen-
en Bogotá– para que, en una eventual reforma te el ALCA. Hay que entender, además, que a
del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Brasil no le resulta fácil adelantar relaciones de
ocupe un puesto permanente en representación negocios, comerciales, políticas y de integración
cultural con Colombia, ya que la confrontación para muy diversos tráficos y distintos recursos
interna colombiana alimenta percepciones nega- logísticos. Todo ello ha ido aumentando las re-
tivas y temores en diversos sectores brasileños. percusiones de la confrontación armada colom-
Todo esto no significa una aceptación incondi- biana en las regiones fronterizas.
cional de la política de Chávez por parte del go-
bierno brasileño. De hecho, el presidente Lula Efectos e interacciones del conflicto colombiano
no le aceptó a Chávez cambiar el grupo de países El impacto del conflicto colombiano en los
amigos que acompaña la búsqueda de salidas a la países colindantes ha sido muy diverso. Los gru-
crisis venezolana, como tampoco le aceptó a pos armados ilegales usan algunas zonas fronteri-
Uribe declarar terroristas a las FARC, aunque le zas como espacio de operación o de refugio,
ofreció compartir los sistemas brasileños de vigi- atentan contra la integridad física de sus habitan-
lancia amazónica. Entre Colombia y Venezuela, tes, destruyen bosques y contaminan las aguas a
Brasil podría desempeñar un papel como el que medida que amplían los cultivos ilegales, mien-
ya jugó entre Ecuador y Perú, o como en ocasio- tras la fumigación oficial de esos mismos cultivos
nes ha representado México, tendiente a relajar produce negativos efectos ambientales y sociales
las tensiones y, sobre todo, a no agregarle ingre- a lado y lado de la frontera. La confrontación de
dientes competitivos en la relación con uno u las guerrillas con paramilitares y con las fuerzas
otro de estos países. del Estado colombiano desborda o al menos
En suma, en el evento se expresó una gran co- amenaza con traspasar los límites fronterizos, ge-
análısıs polítıco nº 50

incidencia en el reconocimiento compartido de nera problemas humanitarios como el desplaza-


que, tanto el desconocimiento recíproco entre miento masivo de pobladores, obliga a los países
cada uno de los países andinos y Brasil, como la vecinos a militarizar las zonas limítrofes y pertur-
existencia de grandes extensiones territoriales ba los lazos sociales que tradicionalmente han
carentes de vías de penetración, la ausencia de mantenido las gentes de la región. La agudiza-
interconexión de los medios comunicación (y so- ción interna del conflicto ha obligado a numero-
[110] bre todo de la televisión) y la falta de lazos e sos colombianos a migrar, y no pocos de ellos se
interdependencias positivas, han hecho que to- han desplazado hacia los vecinos en búsqueda de
dos estos países vecinos vivan de espaldas unos a tranquilidad, empleo u oportunidades de nego-
otros y mantengan infundadas interpretaciones y cios. Todo ello ha generado, como es natural, in-
mutuas prevenciones recíprocas. De no superar quietud e inconformidad en las autoridades de
tales distancias, éstas continuarán erigiendo los países vecinos.
fuertes barreras en las relaciones regionales. Por otra parte, la presencia de los actores ile-
Además, la distancia física, el extrañamiento gales colombianos ha aumentado, en las zonas
cultural y la baja densidad de relaciones políti- de frontera, las oportunidades para realizar ne-
cas, económicas, culturales o académicas son gocios, prestar servicios o vincularse a tráficos ile-
contraproducentes para hacerle frente a las ten- gales de muy diversa procedencia y naturaleza,
dencias internacionales actuales, las negociacio- situación que ha sido aprovechada por muy dis-
nes hemisféricas en curso y las complejas tintos sectores sociales de los países vecinos de
dinámicas internas en las que se debate cada Colombia. Así, no es extraño que por las fronte-
uno de los países de la región. ras ingresen en este país explosivos, armamento,
gasolina y precursores químicos, o salgan drogas
EL CONFLICTO COLOMBIANO Y LA DINÁMICA y dineros ilegales que buscan dónde adquirir
REGIONAL apariencia legal.
A mediados de los años noventa, fortalecidos Frente a estos problemas ha predominado el
con dineros derivados de las drogas y otros deli- tradicional aislamiento y la mutua recrimina-
tos, y aprovechando la crisis política que se gene- ción, más que un análisis conjunto, serio y ponde-
ró durante el gobierno de Ernesto Samper rado de los mismos, y el estudio de la influencia
(1994-1998), guerrillas y paramilitares aumenta- que, en estos fenómenos, tienen la corrupción y
ron su poder en Colombia y agudizaron la con- el abandono secular de las zonas fronterizas por
frontación interna. Así mismo, aprovecharon la parte de casi todos los estados de la región. Co-
tradicional debilidad o la ausencia del Estado en lombia no ha propiciado un suficiente análisis
las fronteras internacionales para disputarse te- conjunto del conflicto, de sus implicaciones para
rritorios en donde se ubican importantes recur- los vecinos y de las interacciones que algunos sec-
sos o que constituyen corredores estratégicos tores de éstos han establecido con las organiza-
coyuntura
ciones ilegales colombianas. Los vecinos de Co- relación colombo-venezolana. En tercer lugar,
lombia, muchas veces, han eludido el examen de las repercusiones del conflicto colombiano en
su propia responsabilidad en el control a la cir- los países vecinos dependen del funcionamien-
culación de material bélico, drogas y dineros ile- to y la eficacia de los mecanismos locales,
gales que nutren el conflicto colombiano y, en binacionales o sub-regionales para atender la
ocasiones, desestiman la articulación de estos flu- agenda binacional y para hacerle frente de ma-
jos con sus propios problemas internos, mientras nera conjunta tanto a los efectos del conflicto
criminalizan de manera unilateral a Colombia como a los nexos que desde el otro lado de la
por el problema de las drogas y por las redes frontera se establecen con él. En algunos casos,
transnacionales en las que éste se apoya, cuyo estos mecanismos carecen del dinamismo nece-
control escapa a las posibilidades de un solo país. sario, como acontece en las comisiones de ve-
En razón de las mutuas críticas y de la ausencia cindad de Colombia con Perú o con Brasil, o
de un diálogo más constructivo se han venido pa- son insuficientes para hacerle frente a los pro-
ralizando las diversas agendas binacionales y la blemas, como sucede en las comisiones de Co-
atención a las zonas fronterizas compartidas, cu- lombia con Ecuador y Panamá, mientras en
yos problemas han venido siendo simplemente otros casos, los canales de diálogo se paralizan
subsumidos como cuestiones de seguridad res- por desacuerdo entre las capitales, como ocurre
tringidos a una defensa nacional de corte militar. con las comisiones presidenciales colombo-ve-
Todo ello, además de agravar viejos problemas nezolanas. Cuando estas comisiones se ponen

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en las fronteras, fortalece un círculo vicioso me- en marcha con un serio compromiso conjunto
diante el cual se reproduce y dinamiza el conflic- en los altos niveles del Estado, la acción guber-
to en Colombia y se multiplican sus namental dispone de instrumentos más aptos
repercusiones negativas en los países vecinos. de acción que inmediatamente disminuyen la
Ahora bien, la implantación de guerrillas y magnitud de los problemas y su carácter explo-
paramilitares en las fronteras internacionales, sivo. En cuarto lugar, depende del apoyo inter-
las interacciones que establecen y su impacto en nacional que permita hacerle frente a la [111]
los países vecinos de Colombia dependen de situación. Un estudio ecuatoriano muestra
muy variados factores. En primer lugar, del ca- cómo los efectos del conflicto y sus interac-
rácter de la zona fronteriza específica: su exten- ciones han estimulado una mayor presencia
sión, la presencia o ausencia de los respectivos institucional del Estado ecuatoriano en la fron-
estados, el grado de desarrollo institucional, el tera con Colombia, presencia que no se reduce
fuerte o débil entramado social local e al traslado de 12.000 efectivos militares, realiza-
interfronterizo. Estudios en las fronteras mues- do, entre otras cosas, para disuadir la prolifera-
tran que allí donde existen fuertes lazos entre ción de cultivos de coca en el propio territorio,
las comunidades y autoridades locales de ambos sino que se traduce sobre todo en más obras de
lados de la frontera hay un mayor potencial de infraestructura, las cuales se han hecho posibles
amortiguamiento de los impactos de la violen- por recursos provenientes de la comunidad in-
cia y la crisis, así como una mayor capacidad ternacional para la unidad de desarrollo de la
para defender derechos, bienes, servicios e in- frontera norte.
fraestructura locales y para avanzar en iniciati- Al mirar las repercusiones del conflicto co-
vas civiles que contribuyan a aliviar los efectos lombiano en ese marco surge un punto de discu-
del problema. En cambio, cuando la presencia sión importante sobre la apreciación de la
institucional es débil y el tejido socio-cultural situación de la región, el cual tiene que ver con
incipiente o ausente, la vulnerabilidad e inse- la validez de la teoría del spill over, que ha equi-
guridad fronterizas se acrecientan. En segun- parado esos impactos con una hipotética expan-
do lugar, las repercusiones negativas de la sión que lo convertiría en amenaza regional. Esa
confrontación dependen también del grado teoría se ha repetido a propósito de lo que ocu-
de conflicto limítrofe que haya existido o rre en las fronteras o en las relaciones de Colom-
exista entre los respectivos países, de la mutua bia y sus vecinos, obviando los tradicionales
confianza o desconfianza entre los centros polí- problemas de estas zonas o reduciéndolos a las
ticos y las fuerzas armadas de ambos lados, y de cuestiones de seguridad. Un estudio adelantado
las convergencias o divergencias políticas entre en la frontera colombo-ecuatoriana contradice
los gobiernos en el poder. Justamente por esas tal explicación y muestra que a lo que se asiste
razones se ha hecho más explosivo el caso de la no es a un simple “derrame” del conflicto colom-
biano sino también al aprovechamiento por par- de Colombia en el entorno regional. Ante la
te de sectores de poblaciones vecinas para paliar renuencia de las FARC a entrar en una verda-
sus propios problemas. dera negociación y sus abusos en la zona de
despeje, presionado por una opinión nacional
Las opciones de los gobiernos de Colombia radicalizada contra las negociaciones por el
Frente a estos problemas, los gobiernos de aumento de los secuestros, los ataques a ciuda-
Colombia han tratado de poner en marcha los des y la destrucción de la infraestructura vital
mecanismos de vecindad y de incrementar una del país y, estimulado por la nueva coyuntura
presencia militar en las fronteras, presencia for- internacional de la “guerra global contra el te-
zosamente móvil en razón de las exigencias de la rrorismo” declarada por Estados Unidos,
misma confrontación. Sin embargo, no han lo- Pastrana puso fin a las conversaciones de paz y
grado contrarrestar la tradicional ausencia del declaró terroristas a los mismos grupos que a lo
Estado en buena parte del territorio nacional, ni largo de casi cuatro años había reconocido y pre-
han podido atender adecuadamente sus fronte- sentado al mundo como rebeldes políticos. Este
ras, las de mayor complejidad en la región nuevo giro, aunque hasta cierto punto compren-
andina. En cambio, sus opciones, condicionadas sible en el contexto doméstico, ahondó el des-
por su propia debilidad y por un restrictivo con- concierto, la incomprensión y el distanciamiento
texto hemisférico e internacional, sí han suscita- de los vecinos frente al conflicto colombiano.
do una actitud recelosa en sus vecinos. A su vez, tras la ruptura de conversaciones
análısıs polítıco nº 50

En efecto, la ausencia de una política coheren- con las FARC, y respaldado por una opinión am-
te y estable de los gobiernos colombianos frente a pliamente mayoritaria, el presidente Álvaro
la confrontación, y su incapacidad para lograr Uribe (2002-2006) ha intensificado la respuesta
una solución del mismo, han contribuido a emitir militar a las guerrillas. Para convencer a Estados
mensajes contradictorios a los vecinos. El gobier- Unidos y al mundo de que, en esta empresa, Co-
no de Andrés Pastrana (1998-2002) inició una lombia requiere el apoyo externo, Uribe no ha
[112] cierta recuperación de la credibilidad y fortaleza vacilado en exagerar la amenaza hemisférica e
estatales. Sin embargo, para ello se vio obligado a internacional que representa el conflicto inter-
recurrir a un apoyo internacional que no podía no. Y no sólo por imposición de Estados Unidos
encontrar sino en Washington, con lo cual contri- sino por su propia convicción, el presidente ha
buyó a incrementar la presencia estadounidense diluido la diferencia entre tráfico de narcóticos y
en la región y a poner en tensión las relaciones terrorismo, y ha suprimido la distinción entre
con sus vecinos. En concreto, el Plan Colombia, guerra irregular y guerra contra el terrorismo, ha
elaborado en un diálogo cerrado entre Washing- presionado por una mayor intervención interna-
ton y delegados de Bogotá, y que se transformó de cional, incluso militar, y ha profundizado la ins-
herramienta para la negociación en instrumento cripción del conflicto colombiano dentro de las
de la lucha antidrogas-antisubversiva, acabó de etiquetas antidrogas y antiterroristas de Washing-
enajenar a los vecinos con respecto a los proble- ton, lo que, si bien alude a ciertas dimensiones
mas de Colombia. Sin embargo, hay que señalar del problema, no constituye el encuadramiento
que la presencia norteamericana en la región se más adecuado a su compleja naturaleza y a la ne-
afianzó también cuando los países vecinos recibie- cesidad de construir una salida política negocia-
ron de Estados Unidos recursos del Plan Colom- da. A la consecución del apoyo estadounidense,
bia y la Iniciativa Regional Andina para atender el presidente Uribe parece supeditar toda la polí-
algunos de los efectos que pudiera tener el Plan tica exterior del país. Su gobierno respaldó la in-
en las fronteras. De este modo, tanto el Plan Co- vasión de Estados Unidos a Irak y presiona por
lombia como el manejo de sus eventuales reper- un acuerdo comercial bilateral con el país del
cusiones en los países vecinos en diálogo bilateral Norte, profundizando así el aislamiento del
entre Washington y cada uno de los gobiernos in- país respecto de las tendencias en curso en el
teresados, antes que permitir un acercamiento vecindario.
concertado entre vecinos para hacerle frente a
problemas comunes, fortaleció la injerencia esta- La respuesta defensiva de los gobiernos andinos
dounidense en la región desde las perspectivas de Por la amplitud del conflicto, así como por su
Washington. naturaleza compleja y por las mismas opciones
Otro nuevo acontecimiento vino a consolidar, adoptadas por los gobiernos de Colombia, entre
a fines del gobierno de Pastrana, el aislamiento los vecinos andinos –que han acumulado además
coyuntura
percepciones deformadas de la situación– predo- mado sus propias iniciativas haciendo caso omiso
mina el temor y la distancia frente al país, más o en contravía de las estrategias emprendidas
que la cooperación. Todos los vecinos han hecho por los distintos gobiernos elegidos por los co-
pronunciamientos genéricos a favor de la paz en lombianos, han hecho acuerdos con la guerrilla
Colombia. Además, entre los andinos, Venezuela o rechazan realizar acciones conjuntas con el go-
ha sido el país que más acciones concretas ha bierno colombiano para enfrentar los problemas
realizado al respecto: sirvió de país anfitrión de de seguridad en la frontera por el temor de que
algunos contactos del gobierno colombiano con éstas puedan ser consideradas como una toma
las guerrillas e hizo parte del grupo de facili- de partido en el conflicto. Sectores de países ve-
tadores del diálogo. No obstante, de manera ex- cinos han tratado incluso de buscar dividendos
plicable, la actuación de los gobiernos de los internos de la problemática colombiana en mo-
países colindantes ha estado dirigida, fundamen- mentos críticos para el respectivo gobierno, y de
talmente, a denunciar los efectos del conflicto y aprovechar el conflicto en su propio beneficio
lo que perciben como su “contagio”, a proteger- impulsando, por ejemplo, diversos tipos de con-
se de la confrontación colombiana y a señalar a trabando.
Colombia como la amenaza regional. En este úl-
timo señalamiento coinciden con el que ha veni- Brasil y el conflicto colombiano
do haciendo Washington desde mediados de los Para analizar la posición de Brasil frente al
años noventa y con el que más recientemente conflicto colombiano habría que tomar en consi-

análısıs polítıco nº 50
vienen formulando, desde sus propias perspecti- deración las muy diversas dimensiones que fue-
vas e intereses, algunos sectores colombianos. ron señaladas en una u otra intervención de
Sin embargo, más allá de los efectos negativos diplomáticos y académicos presentes en el even-
que la propia confrontación colombiana genera to. Enunciemos algunas de ellas.
o pudiera generar, su exageración parece servir- Acorde con la tradición diplomática de de-
le a todos los actores: le sirve a las guerrillas y los fensa de la soberanía de las naciones y de la no
paramilitares para neutralizar a los países vecinos intervención en asuntos internos, Brasilia otor- [113]
y ganar reconocimiento, al gobierno para lograr gó un apoyo discreto a las actuaciones del go-
el compromiso de estos últimos con su política bierno de Pastrana en la apertura y terminación
de seguridad, a algunos de los vecinos para ma- de los diálogos con las guerrillas, y ha respetado
nejar sus relaciones con Washington o justificar las decisiones políticas tomadas al respecto por
su política interna, y a Estados Unidos para acre- el presidente Uribe, aunque éstas sean con fre-
ditar su creciente participación en el conflicto cuencia criticadas en la opinión brasileña. El
colombiano. La confrontación tiende a aparecer gobierno brasileño se inclina por una salida ne-
entonces como el único factor causante de todo gociada del conflicto, y para contribuir a su bús-
lo negativo que ocurre en la región, contribuyen- queda el presidente Lula ha ofrecido sus
do de paso a ocultar otras dinámicas globales, buenos oficios y hasta su mediación. Por otra
hemisféricas, regionales y locales que lo atravie- parte, a través del aumento de la vigilancia
san y refuerzan. amazónica y el cumplimiento de los compromi-
En efecto, en la posición de los países sos adquiridos en el control y protección de sus
andinos frente al conflicto colombiano, sobre fronteras, el gobierno brasileño ha fortalecido
todo de aquellos que tienen fronteras más pobla- su capacidad de defensa para contener eventua-
das y conectadas con Colombia, predomina una les efectos conexos con el problema de las dro-
natural respuesta defensiva. Pero, al mismo tiem- gas y con la situación de Colombia. Aunque el
po, debido al manejo de la situación impuesto problema colombiano ha sensibilizado a mu-
por Estados Unidos y a la opción propia de cada chos sectores de Brasil sobre el tema de la segu-
gobierno, se observa una “securitización” de la ridad, las adecuaciones que pueda sufrir la
agenda binacional. Además, ante el cansancio política exterior brasileña no están orientadas a
con lo que perciben como un cómodo endoso ampliar la “securitización” de temas como dere-
por parte de Colombia de sus propias responsa- chos humanos, migraciones, medio ambiente o
bilidades, varios gobiernos nacionales o locales desarrollo fronterizo, que más bien deben ser
de países colindantes han buscando adaptacio- atendidos de forma conjunta y sostenida. Entre
nes pragmáticas frente a los problemas que el el gobierno de Brasil y el de Colombia han exis-
conflicto les genera o a las interacciones que sus tido5 y pueden producirse desacuerdos6, pero
nacionales establecen con éste. Algunos han to- las percepciones recíprocas de los dos países de-
jan un enorme espacio para análisis que pue- tamiento que es de interés de la región o que les
den permitir diversos entendimientos. incrementará la propia seguridad.
Si se da una mirada más amplia a la relación En relación con el concepto de seguridad y
de Brasil con Colombia, hay que tener en cuen- los retos que se originan desde fuera de la re-
ta que, a pesar de los enormes problemas y posi- gión, Brasil prefiere una gradualidad de las polí-
bilidades que ésta ofrece, entre ambos países ticas y una medición de los riesgos, y hará la
existen pocos y limitados vínculos comerciales y salvaguarda del caso en los respectivos ámbitos
sociales. En el centro de las preocupaciones que internacionales. Para Brasil, “riesgo” significa,
tienen los brasileños está la información que por ejemplo, enfrentar una fuerte presión de Es-
brindan los medios de comunicación sobre los tados Unidos o capturar una compleja red terro-
grados de violencia política y ciudadana, lo que rista en su territorio. El terrorismo del tipo 11 de
se traduce en una imagen bastante negativa, septiembre no es su prioridad, aunque las resolu-
que lleva a que las clases medias sientan miedo ciones del Consejo de Seguridad hayan sido
de tratar con Colombia. Para los brasileños es adoptadas también internamente y se hayan dis-
difícil entender las relaciones de poder que puesto los recursos necesarios para llevarlas a
efectivamente se dan en Colombia respecto de cabo en los mejores términos. Una declaración
la droga y la guerrilla, o los impactos en el me- política de la asamblea general de la OEA no es
dio ambiente que generan los cultivos ilegales y para Brasil un mandato obligatorio, pero sí es un
los programas de fumigación. Tampoco les es marco de referencia frente al cual el Estado bra-
análısıs polítıco nº 50

claro si los colombianos valoran la participación sileño se permite actuar con libertad, pues no se
de Brasil en su problemática o si tienen interés resigna a aceptar que otro Estado lo conmine a
en esa posible participación. Todo lo anterior aplicar y actuar con tal procedimiento así éste
dificulta la construcción de unas relaciones más haya sido adoptado por votación. Hay ciertos ele-
sólidas y de mecanismos compartidos de con- mentos en materia de seguridad en los que Bra-
trol territorial. sil va a encaminar sus esfuerzos con autonomía y
[114] Más en general, Brasil tiene interés en combi- de acuerdo con sus prioridades, como sucede en
nar acciones comunes con todos sus vecinos para relación con el crimen organizado y su fuerte
combatir fenómenos específicos que afectan a vinculación con el tráfico de narcóticos en las
los países del área, aunque su puesta en marcha grandes ciudades. El presidente de la república
dependa de las condiciones que se den en la re- es quien traza la política exterior, y en cierto mo-
gión y de los acuerdos a los que se llegue en las mento es posible que aparezcan distintos minis-
conversaciones entre los presidentes. Hasta aho- tros como protagonistas dependiendo de la
ra, se ha concretado el compromiso de una ma- necesidad de cada época, pero es un protago-
yor cooperación fronteriza y de combate nismo delegado dentro de un mismo gobierno.
conjunto a distintas formas de criminalidad orga- En síntesis, los efectos e interacciones genera-
nizada como la producción y tráfico de drogas y dos por el conflicto colombiano y las respuestas
el terrorismo, considerados según la percepción de los gobiernos andinos, empezando por el co-
de amenaza que de ellos tiene cada país. Las de- lombiano, no han servido para crear un marco
cisiones de las cumbres presidenciales se ponen cooperativo sino de tensión regional. Frente al
en práctica según la disponibilidad de recursos, y conflicto, siguen primando las lógicas de conten-
los aparatos de Estado brasileños tienen una ca- ción concebidas desde intereses nacionales y no
pacidad muy reducida para actuar en el corto regionales, y las relaciones bilaterales de seguri-
plazo. Tampoco es posible esperar que la demo- dad, si se dan, se enmarcan en ámbitos militares.
cracia liberal y el liberalismo económico en boga Además, en las elites políticas regionales –inclui-
puedan darle herramientas financieras y persua- das las colombianas– no hay acuerdo para aten-
sivas al Estado brasileño para que actúe sobre los der el problema colombiano, ni existen
ciudadanos a fin de que adopten cierto compor- verdaderas políticas de Estado. Se trata de fór-

5 Diplomáticos brasileños se quejaron de que pese al interés manifestado por su gobierno de hacer parte del grupo
de países facilitadotes del diálogo con la guerrilla, el gobierno de Pastrana no los incluy
ó Por su parte, un ex canciller colombiano señaló lo inexplicable que resultó para el gobierno de Colombia la
ausencia de Brasil en la mesa de donantes conformada para buscar apoyos al proceso de paz por entonces
iniciado.6 Por ejemplo, la solicitud de modificar el TIAR para que se puedan conformar fuerzas conjuntas
dispuestas, si fuera necesario, a intervenir militarmente en Colombia.
coyuntura
mulas de gobierno, de intereses no convenidos ñas desde la perspectiva de la seguridad se justifi-
entre los países involucrados y que se reducen al ca, según algunos, debido a que el contexto in-
despliegue militar en las fronteras con Colom- ternacional ha puesto este tema en primer
bia. Así mismo, sigue ausente la reflexión común plano, lo que hace que ya cruce muchas de las
sobre la naturaleza y alcance de la confronta- relaciones bilaterales y multilaterales regionales y
ción, y la necesidad de cooperación sobre la base globales. Para otros, lo amerita también la crisis
de una visión estratégica compartida. interna en cada país andino, y en particular la
El denso entramado local, nacional o confrontación colombiana así como el peso de
binacional muestra que la problemática de segu- las percepciones de las poblaciones y los gobier-
ridad regional no se reduce a la mera difusión nos de los países colindantes sobre esa problemá-
de una epidemia que, a partir de la confronta- tica, algunos de cuyos sectores han establecido ya
ción colombiana, contaminaría a los demás paí- interacciones muy variadas con ella.
ses del área. Indica que, en un contexto Para evitar que el comenzar por este tema
internacional adverso y en medio de una aguda lleve a “securitizar” los demás asuntos de la
crisis de cada uno de los países de la región, los agenda, se sugirió reafirmar la necesidad de
problemas de uno alcanzan repercusiones ines- construir diversas formas de cooperación fron-
peradas en el otro. El conflicto colombiano, por teriza, urgir por el fortalecimiento de los meca-
ser la confrontación interna de historia más pro- nismos de vecindad y estimular la identificación
longada y de mayor amplitud, tiene efectos más conjunta de los problemas de seguridad y las

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graves, articula diversos procesos a partir de las amenazas comunes. De este modo, el proyecto
dinámicas existentes en ambos lados de las zonas podría ayudar a los gobiernos a convertir los
fronterizas, es también aprovechado por sectores problemas de seguridad en retos compartidos
gubernamentales en situaciones críticas y sirve con el fin de que, a partir de ellos, empiecen a
de catalizador de intereses nacionales o regiona- gestar una agenda común y a diseñar o consoli-
les. Esta compleja situación, sumada a las opcio- dar instrumentos regionales. Ésta es la única
nes gubernamentales, más que profundizar los manera de hacerles frente a los cambios inter- [115]
lazos entre vecinos ha afectado severamente sus nacionales que han venido influyendo decisiva-
relaciones. Frente a la dificultad regional de mente en los comportamientos de los gobiernos
acordar una posición conjunta con Colombia, la de la región y han modificado las elaboraciones
iniciativa ha quedado en manos de Estados Uni- que estaban en curso al respecto.
dos. En lo que parece haber acuerdo es en que El proyecto ha partido de reconocer que,
la situación de inseguridad regional no puede se- aunque el tema de seguridad tiene un significa-
guirse manejando sólo con las reacciones defen- do específico para cada país andino y para Brasil
sivas individuales de los vecinos andinos o según el alcance de la problemática interna y los
únicamente con criterios de no intervención en nexos de cada situación particular con asuntos
asuntos internos como venía haciéndolo Brasil. globales, existen amenazas comunes que requie-
Colombia requiere, además, un acompañamien- ren una agenda y unos instrumentos concerta-
to regional para la búsqueda de una solución al dos. De hecho, ya Brasil y la CAN tratan el tema
conflicto interno. Brasil comienza a mostrar su de seguridad en Naciones Unidas y lo hacen en
interés por contribuir a la búsqueda de una so- concordancia con la interpretación de consenso
lución negociada, y podría ayudar al acerca- sobre la seguridad internacional. Actualmente,
miento entre los vecinos para que acompañen en la OEA intentan definir un concepto de segu-
ese proceso. ridad para el continente, mientras su sistema
hemisférico será el que aborde los temas de se-
UNA POSIBLE AGENDA DE SEGURIDAD guridad que surjan en las negociaciones sobre el
ANDINO-BRASILEÑA ALCA. Pero haría falta un mayor acercamiento
¿Por qué empezar por los temas de seguridad entre países vecinos para procesar de manera
en este primer acercamiento andino-brasileño? compartida los acelerados cambios internaciona-
¿No sería más conveniente partir de lo avanzado les y los desafíos que, en materia de seguridad,
en otros asuntos para abordarlos de forma más éstos les plantean, así como para acompañar la
integral y orientarlos a fortalecer la cooperación búsqueda de salidas a las situaciones más proble-
y la concertación política? Estos interrogantes máticas como la colombiana. Como es claro, no
suscitaron una interesante gama de respuestas. se trata de asuntos que puedan ser resueltos en
La aproximación a las relaciones andino-brasile- el debate académico, pero éste sí puede coadyu-
var a tratarlos en toda su complejidad, y sobre dinámicas que terminaron por afectar la seguri-
todo puede abogar por su indispensable manejo dad de las personas.
cooperativo. En este debate que apenas comienza surgió la
discusión sobre si la seguridad es un bien públi-
Hay que empezar por clarificar los conceptos co y si es al Estado a quien le compete, en pri-
El debate mostró la necesidad de empezar mer lugar, la responsabilidad de ofrecer
por clarificar de qué seguridad se está hablando, seguridad y de construir políticas públicas indis-
dada la confusión reinante en torno al concepto pensables para garantizarla. El Estado, sobre el
tras la emergencia de concepciones alternativas cual recaería la tarea de mantener la seguridad
muy genéricas. Unas aparecieron como contra- interna y externa, tendría también el deber de
posición a la actuación unilateral de Estados determinar cuáles son los riesgos y amenazas. Se
Unidos de considerar el tráfico de narcóticos y el anotó, sin embargo, que el Estado ha sido en
terrorismo como las mayores amenazas. Otras ocasiones dispensador de seguridad, pero mu-
surgieron como necesidad de superar un con- chas otras veces se ha convertido en la fuente de
cepto centrado casi exclusivamente en la seguri- mayor inseguridad. Además, se dijo que para que
dad del Estado y de ponerle adjetivos a la la democracia sea el hilo unificador de cualquier
seguridad para diferenciarla de las experiencias agenda de seguridad, el Estado debe dotarse de
vividas bajo las dictaduras o para contrarrestar estructuras y sistemas institucionales de asimila-
tradicionales definiciones puramente militares. ción de las demandas, de tramitación de los di-
análısıs polítıco nº 50

Por eso, el debate internacional fue adquiriendo versos intereses sociales y de un tratamiento
un tono multifacético del que hacen parte térmi- adecuado de los conflictos sociales, de manera
nos como seguridad humana, ciudadana, demo- que no los “securitice” al asumirlos como amena-
crática. Pero mantener la indefinición del zas al orden público y enfrentarlos mediante el
término o una definición muy amplia del mismo uso de la fuerza. La pregunta sobre si la seguri-
impide conformar la agenda, definir sus partici- dad es lo que permite el desarrollo de la demo-
[116] pantes activos y estructurar una institucionalidad cracia o si es ésta la que posibilita y garantiza la
que le dé forma y contenido. Esta misma discu- seguridad quedó igualmente planteada en el
sión es, en cierta medida, la que se ha venido debate. Así mismo, se insistió en que la cre-
dando en las reuniones preparatorias de la con- ciente “securitización” de distintos asuntos de-
ferencia especial sobre seguridad hemisférica, bido a la cruzada antiterrorista estadounidense
que debía haberse realizado en mayo de 2003 en condiciona la definición de la democracia, y
México, pero que finalmente fue aplazada. pone en segundo plano las libertades y dere-
El concepto de seguridad humana, por ejem- chos ciudadanos.
plo, es de tal generalidad que ha llegado a in- Otro punto controversial se relaciona con la
cluir todo aquello a lo que aspiran las personas, diferencia entre seguridad y defensa, y su nexo
pero no ha podido definir en qué consiste la se- con el contexto internacional más amplio. En
guridad, desde dónde arranca ni dónde termi- ese sentido, la pregunta se centró en si el papel
na. Existen ciertas acciones que tienen efectos de las fuerzas armadas –allí donde no existen se-
positivos en lo que podría considerarse seguri- rias amenazas armadas al Estado– comienza a
dad humana, pero de antemano se sabe que no perder su razón de ser en la medida en que pare-
depende de esas solas acciones sino de diversos cen haber disminuido las amenazas externas a
elementos que inciden en ella, bien sea como las soberanías nacionales. El debate se planteó
condiciones previas, complementarias o poste- en términos de suprimir –como aconteció en dos
riores, por lo que se hace muy difícil identificar casos en Centroamérica luego de que se hubie-
y contabilizar en su exacta medida la contribu- ran resuelto los conflictos internos– o de encon-
ción de cada una de ellas a la seguridad. Ade- trar una nueva función para los militares ante la
más, la idea de seguridad humana es tan ausencia de amenazas convencionales. Se adujo
abierta, que corre el riesgo de que la región igualmente la necesidad de considerar que los
suramericana, tan excluyente y tan débil a nivel cambios en el desarrollo del capitalismo, así
democrático, “securitice” en un sentido represi- como han tenido impactos en la organización so-
vo los más diversos asuntos que tienen relación cial y política de la sociedad y del Estado, han in-
con las personas. Así aconteció en la historia re- cidido también en los temas de seguridad. En
gional reciente en donde la noción de seguri- concreto, el modelo económico vigente en el
dad nacional, asociada al desarrollo, permitió que la especulación financiera internacional y la
coyuntura
acumulación de capital se han impuesto sobre la cuencias muy diversas. Por eso el proyecto debe
producción económica, entorpece el desarrollo partir, además del debate conceptual, de un aná-
de la democracia, amplía la exclusión social y po- lisis crítico de lo que comúnmente se señala
dría generar problemas de seguridad. como amenaza y del contexto en que ésta se de-
La discusión sobre lo que constituye una verda- sarrolla con el propósito de ayudar a definir lo
dera amenaza a la seguridad y lo que es un mero que hay que hacer frente a ella.
problema saltó también en el debate. Para algu-
nos, una amenaza implicaría el uso de la violencia ¿Existen problemas o amenazas internas a la
de forma deliberada y con efectos colectivos; un seguridad regional?
problema de seguridad podría convertirse en una La respuesta a esta pregunta es esencial para
amenaza y generar un impacto tan fuerte en la so- clarificar hasta dónde existe una amenaza a la se-
ciedad, que podría llevar a una movilización co- guridad regional que venga desde adentro, por-
lectiva para enfrentarla. Para otros parecería que cualquier noción de comunidad de seguridad
necesario separar conceptualmente y jerarquizar entre los países andinos y Brasil es difícil de conse-
diversos tipos de amenazas. En primer lugar, esta- guir si se considera a uno de los países miembros
rían las amenazas convencionales derivadas de un como la principal fuente de amenaza. Esa noción
ataque o agresión inesperado por parte de un Es- implica que la seguridad de todos involucra la se-
tado del continente o de fuera de él, ante cuya guridad de cada uno de los miembros, y que jus-
eventualidad cada país ha formulado sus propias tamente se forma una comunidad de seguridad

análısıs polítıco nº 50
hipótesis de conflicto. En segundo término, ha- para hacerle frente a las amenazas que vienen de
bría que considerar las amenazas no tradicionales afuera. Incluso la propia integración sub-regio-
ejercidas por actores no estatales, ante los cuales nal es puesta en cuestión al considerar como
es necesario desarrollar instrumentos especiales, amenaza a uno de sus integrantes y, al contrario,
así como un diálogo entre los aparatos estatales como lo muestra la experiencia de conformación
hemisféricos. En tercer lugar, se deben tener en del Mercosur, éste fue posible una vez se diluyó
cuenta las amenazas internas al Estado y la socie- cualquier idea de amenaza entre sus miembros. [117]
dad lanzadas por organizaciones armadas ilegales. Al hacer una revisión histórica de las amena-
En cuarto término, si no se les da una respuesta zas y de su tratamiento en la región se observa
adecuada podrían convertirse en amenaza ciertos que se ha producido un tránsito colectivo de las
problemas estructurales, como son los conflictos amenazas convencionales interestatales, que pa-
sociales, la vulnerabilidad democrática y la debili- recen haberse disuelto casi definitivamente, ha-
dad institucional. Esto no quiere decir que la sim- cia nuevas amenazas que han tomado forma. Es
ple existencia o el agravamiento de problemas decir, no existen peligros estratégicos tradiciona-
sociales y políticos se traduzca automáticamente en les dentro del área andina ni en Brasil, aunque
una causa de inseguridad; pero esta interpretación subsiste un problema de rivalidad y tensión
tampoco desconoce que la misma condición social binacional entre Colombia y Venezuela por la
de pobreza y la corrupción institucional facilitan la delimitación fronteriza, y Colombia enfrenta un
irrupción o consolidación de la inseguridad. Más agudo conflicto armado interno. En cambio, la
que en la misma clasificación de las amenazas, en región está inmersa en amenazas no convencio-
lo que sí se apreció acuerdo es en que cada país nales derivadas de redes criminales que han al-
debe resolver con autonomía el alcance de los ries- canzado una enorme amplitud y ante las cuales
gos y la naturaleza de las amenazas existentes a su la institucionalidad interamericana de defensa
seguridad interna, y configurar una sólida institu- no ha podido responder satisfactoriamente, pues
cionalidad estatal, de carácter democrático, que lo- los tratados hemisféricos están impregnados de
gre restablecer el orden público y garantizar la la cruzada prohibicionista-represiva impuesta
seguridad de las personas y del Estado. por Estados Unidos.
El debate no está resuelto. Apenas comienza. Existe una enorme dificultad para determinar
Queda entonces el reto de delimitar la noción lo que significan estas amenazas globales y cómo
de seguridad de la que parte este proyecto regio- se concretan en el contexto regional. En la re-
nal. Así mismo, de superar la imprecisión que ha gión han empezado a generarse unas primeras
llevado a hablar indistintamente de problemas definiciones de las nuevas amenazas, aunque és-
de seguridad y de amenazas a la seguridad, lo tas suscitan apreciaciones divergentes dado que
que redunda en una exageración de problemas han sido identificadas e impuestas casi siempre
que son convertidos en amenazas con conse- desde afuera. Pero aun si tomamos las priorida-
des definidas por Estados Unidos, vemos que no resto, impulsados por las dimensiones económi-
se ajustan a la situación de la región. Excepto en cas del negocio, por el espacio que requieren y
el caso de Colombia, cuyo gobierno insiste por las escalas de trabajo que necesitan. En con-
oficialmente en que tiene un problema de terro- secuencia, estos flujos sólo pueden ser enfrenta-
rismo internacional, en la región no se presenta dos de manera regionalmente concertada.
esta amenaza porque no existe un movimiento Para aclarar cuáles son las amenazas regiona-
terrorista de alcance global. En la región no hay les, y qué debería hacer una agenda regional al
tiranos con armas de destrucción masiva, y aun- respecto, es necesario reflexionar, igualmente,
que algunos sindican de autoritario al presidente sobre el alcance de la división del hemisferio en
Chávez, su gobierno no tiene ni pretende adqui- dos Américas hecha por Washington. La América
rir este tipo de armas. Lo que sí hay en la región del Norte, que comienza en Panamá y que hace
son “espacios sin gobierno”, especialmente en las parte del programa nacional de defensa de Esta-
zonas de frontera. Con todo, distintos sectores dos Unidos, y la América del Sur, que está mar-
sociales y gubernamentales perciben amenazas cada por dos subzonas: la de grave peligro,
regionales, que para unos se derivan del conflic- representada por Colombia o por Venezuela y
to colombiano, mientras otros temen una even- por la frontera colombo-venezolana, y la de alta
tual expansión transnacional del proyecto preocupación, constituida por la triple frontera
bolivariano de Chávez. Un elemento de inseguri- entre Argentina, Paraguay y Brasil. En la primera
dad estructural compartido es el incremento de subzona, que es en la que se concentra este pro-
análısıs polítıco nº 50

la criminalidad en todas las urbes de la región yecto, podría generarse una tensión que
andina, y con gran fuerza en Brasil, así como los involucre a Estados Unidos, interesado en fran-
problemas en las fronteras a los que ya hemos quear la tradicional línea de su “patio trasero”7; a
hecho referencia. Colombia en donde podría producirse una inter-
Hay elementos que apuntan a la existencia de vención a instancias del presidente Uribe y a tra-
problemas de seguridad regional, que se produ- vés de una coalición de fuerzas, lo que, por
[118] cen ante todo en Colombia, pero que provienen supuesto, no solucionaría los problemas; o a Bra-
también de los países vecinos que comparten sil, la única potencia regional que como tal aspi-
agudas crisis económicas y sociales, graves ra a que Estados Unidos la considere en las
dificultades de gobernabilidad, fuerte peso del resoluciones que tome frente a Colombia. Los
clientelismo, corrupción en la vida política y tra- otros países –tal vez salvo Venezuela– ante esta
dicional debilidad estatal. Sin embargo, estos eventualidad podrían quedar como simples es-
asuntos no necesariamente constituyen amena- pectadores, y la región no habría avanzado en es-
zas, y una agenda de seguridad regional es algo tabilidad sino que vería afectada seriamente su
más que la simple sumatoria de los conflictos seguridad regional. Entretanto, habría que ver si
existentes en cada nación. De ella harían más es posible abrirle paso a una propuesta alternati-
bien parte problemas transfronterizos como los va a tal intervención, y Brasil tendría mucho que
que se están produciendo por efecto de la con- decir al respecto.
frontación armada colombiana y de las articula- En la transformación de algunos problemas re-
ciones que con ella establecen distintos sectores gionales en verdaderas amenazas podrían incidir
de países colindantes, o como las posibles dispu- las diversas dinámicas externas que se desarrollen
tas por los bienes naturales –petróleo y agua– que frente al conflicto colombiano. En primer lugar,
se pueden traducir en amenazas para la seguridad es posible imaginar una eventual intervención mi-
regional al desbordar las fronteras nacionales y es- litar estadounidense para garantizar la seguridad
timular respuestas militares convencionales. Esos colombiana, lo que requeriría una operación ma-
problemas no pueden obtener solución por la ac- siva de Estados Unidos que proyectaría su injeren-
ción de un solo país; requieren el esfuerzo com- cia más allá del corto plazo. Esta posibilidad podría
partido entre vecinos. Lo mismo acontece con los verse limitada desde Estados Unidos mismo, bien
flujos transnacionales –tráficos de drogas y de pre- sea por la creciente escasez de presupuesto para
cursores químicos, de armas y explosivos– que se atender acciones y ayudas en el exterior, o bien por
movilizan trans-regionalmente, más que como los resultados de la contienda electoral y por la evo-
producto de su derrame desde un país hacia el lución de la percepción dentro del partido demó-

7 De 39 intervenciones armadas de Estados Unidos durante el siglo XX en territorio latinoamericano,


sólo una se dio en Suramérica.
coyuntura
crata sobre la inconveniencia de continuar intervi- transnacional. También se debe asumir que sub-
niendo en el conflicto colombiano. De consolidar- siste una infinidad de divergencias en torno a la
se cualquiera de esos dos condicionantes cabría seguridad. No hay una visión estratégica com-
pensar que Colombia, al ser el tercer receptor de partida ni una actuación conjunta frente a pro-
ayuda, quedaría en una situación incierta de co- blemas comunes en zonas de frontera ni ante
modín de las finanzas norteamericanas, por lo las cuestiones transfronterizas que se producen
que los aportes anunciados podrían no llegarle con ocasión del conflicto colombiano. Así mis-
ante una emergencia que no esté financiada, o mo, una agenda de seguridad debe tener en
que empezaran a disminuir, y entonces Colombia cuenta que, de una u otra forma, los estados
pasaría a un segundo plano. Esta relegación tam- andinos no han logrado integrar sus propias so-
bién podría provenir del hecho de que Estados ciedades, las cuales siguen siendo muy fragmen-
Unidos no ha demostrado un interés marcado tadas y heterogéneas; tampoco han tenido la
por pacificar a Colombia. Sólo se ha interesado de capacidad para controlar la totalidad del espa-
manera prioritaria por ese país cuando la guerra cio nacional ni han dispuesto de una estructura
contra la droga era lo central para Washington. y un sistema institucional capaz de asimilar y re-
Ahora le preocuparía más bien Venezuela, porque solver las distintas contradicciones de naturale-
su situación interna puede afectarle el suministro za social; más bien la mayor parte de ellos han
de petróleo. Claro que aunque Colombia no sea debido enfrentar autoritarismos y nacionalis-
una preocupación central para Washington, la mos que inciden en las agendas de cada país.

análısıs polítıco nº 50
combinación de conflicto armado y droga, el en- Además, la agenda debe prestar atención a lo
cuadramiento de éste en las etiquetas que es propio de la sub-región andina: la debili-
antiterrorista/antinarcóticos y la buena relación dad de cada país, la legitimidad precaria del sis-
de Bush con Uribe permite concebir una segunda tema democrático y las difíciles dinámicas
dinámica. Ésta dependería de que el gobierno de internas que impiden construir instrumentos
Colombia demuestre importantes resultados con institucionales. Finalmente, debe tener en
la ayuda que ha recibido, y así no se incrementen cuenta los intereses de Brasil. Si bien estos [119]
los recursos ni Estados Unidos acepte la invitación asuntos no constituyen los ejes de lo que hay
a intervenir, es posible que continúe la injerencia que asumir en común, sí es importante consi-
estadounidense. Y, de lograrse un acuerdo interno derarlos para que el acercamiento sea real y
entre los diversos sectores colombianos, incluidos pueda construirse una agenda regional, para
los actores armados ilegales, es posible que Was- que ese proceso promueva la solución de los
hington se viera obligado a respaldar algún arre- problemas de seguridad que le son propios a
glo de la confrontación. Esto depende del éxito cada país, y ayude a superar el retroceso de los
de la construcción de una política de Estado co- acuerdos de integración.
lombiano dirigida a crear las condiciones para Igualmente, el debate mostró que el proyec-
una salida negociada, y del acompañamiento que to regional debería tomar en consideración as-
puedan hacer los vecinos para crear un contexto pectos sensibles en asuntos de seguridad entre
regional favorable. los países andinos y conosureños; y observar si
se trata de una diferencia significativa entre las
¿Cómo construir una agenda prioridades de unos y otros, cuál es su alcance y
de seguridad regional? cómo afectaría una agenda regional. Es posible
El debate en el evento mostró que construir apreciar una primera diferencia en el hecho de
una agenda de seguridad implica considerar va- que mientras cada uno de los países de Mercosur
rias cuestiones centrales. Ante todo, es indispen- ha avanzado relativamente en el desarrollo inter-
sable tener en cuenta los hechos relacionados no de la reforma militar bajo un esquema de de-
con componentes externos, más en concreto, la mocracia en el que no involucran las fuerzas
injerencia directa de la política exterior estado- armadas en tareas policiales, como el combate al
unidense que tiende a “securitizar” distintos te- narcotráfico y el enfrentamiento a protestas so-
mas: unos, que por su naturaleza son de esencia ciales, en el caso andino la naturaleza de los
social, como los cultivos ilegales, la delincuencia, problemas y las presiones estadounidenses al res-
las migraciones; otros, como las cuestiones de or- pecto han permitido el involucramiento de las
den político, relacionadas con la democracia y fuerzas armadas en esos asuntos. La delimita-
sus procesos; y otros más, referidos a asuntos ción constitucional de funciones de la fuerza
como el terrorismo y la delincuencia militar en el cono sur ha sido puesta a prueba
en momentos de crisis en los que se altera el or- signifique entrar en contradicción abierta con la
den público o arrecia la criminalidad gracias a potencia hemisférica y global.
que se han levantado voces que discuten su efec- El debate también reclamó del proyecto un
tividad. La ratificación de dicha delimitación ha análisis de los grandes desafíos a la construcción
demostrado que es inaceptable la transgresión de una agenda de seguridad regional como los
de los derechos ciudadanos y de las políticas na- que a continuación se mencionan. Brasil y la re-
cionales de seguridad democráticamente concer- gión andina deben ser capaces de identificar los
tadas, y sugiere que ese debería ser el modelo principales riesgos actuales y las grandes amena-
más adecuado para los países de la región, así zas que se ciernen hacia el futuro, y evaluar la po-
exista una gran presión estadounidense para ac- tencialidad de una alianza estratégica a la que
tuar en otro sentido. De lo contrario, si se conti- pudieran llegar, así como sus costos y beneficios.
núa entregando a las fuerzas armadas el manejo Esto depende de que los países implicados mues-
de los asuntos de seguridad nacional, si se las si- tren una disposición real para construir un
gue involucrando en los problemas de orden pú- liderazgo político regional y una institucionalidad
blico o en las amenazas transnacionales, seguirá de seguridad y defensa, y para adelantar las refor-
vigente el débil control político sobre los milita- mas internas –papel de la fuerza militar, dotación
res, la ausencia de los poderes públicos frente al de armamento y equipos, fortalecimiento de ins-
tema y la pérdida de manejo civil de dimensio- tituciones como el parlamento y el poder judi-
nes centrales en las relaciones regionales. Otra cial– que tiendan a apuntalar la relación entre
análısıs polítıco nº 50

diferencia –aunque menos importante y que desarrollo democrático y agenda de seguridad


puede ser más bien un punto a favor de una regional. Dependería, también, de que los
agenda regional–, se expresa en que, mientras la suramericanos asumieran la simultaneidad de los
CAN incluye en la Carta Andina para la Paz y la procesos de integración y negociación económi-
Seguridad lo que está acordado entre sus miem- cas frente a la globalización con la urgencia del
bros frente a las necesidades de seguridad de los tema de seguridad regional, de que atendieran
[120] países, así estos acuerdos sean parciales y no se las urgencias nacionales para ayudarles a encon-
hayan aplicado aún, en el Mercosur el tema si- trar salida, y de que no interfieran la construc-
gue siendo un asunto de carácter más nacional. ción regional, pues ésta podría verse postergada
Por tanto, discutir con Brasil al respecto podría por décadas. La concertación de la agenda regio-
abrir una oportunidad para revisar todo aquello nal debe ser entendida entonces como un proce-
en lo que existe congruencia entre los distintos so de superación de la fragmentación de los
países y, simultáneamente, para precisar los pun- acuerdos de integración con el propósito de
tos en los que hay desacuerdo. Esta identificación atender las interdependencias negativas que los
de las discrepancias existentes en torno al tema es enfrentan.
igualmente indispensable para la construcción de En suma, la región andina en sí misma y en su
una agenda de seguridad regional. relación con Brasil parecería requerir una agen-
Así mismo, el debate mostró que el proyecto da de seguridad que no sea demasiado vaga o
andino-brasileño debería considerar que, para ambiciosa. Ésta debería partir de los intereses,
prever el comportamiento de los gobiernos en el las prioridades y las condiciones particulares de
mediano plazo, es necesario poner sobre la mesa cada país, pero no podría quedarse allí. Más bien
los costos que para cada país significa despren- tendría que salir de lo puramente nacional y pa-
derse de acuerdos previos y futuros con Estados sar a lo posnacional para poderle hacer frente a
Unidos, y adherirse a una visión de tratamiento la globalización que involucra cada vez más ele-
Sur/Sur de los problemas regionales. En alguna mentos de las relaciones entre las sociedades y
medida esto es lo que está en juego en el asunto los estados por encima de las barreras naciona-
de la vigilancia amazónica propuesto por Brasil, les. Como lo que más se asemeja a una política
que, para ser exitoso en sus objetivos y contribuir regional de seguridad es la estrategia que aplica
en materia de seguridad regional y en el manejo Estados Unidos, pero su contenido y forma no
ambiental, debe ser asumido por los países corresponden a las prioridades regionales y con-
amazónicos como uno de los retos concretos de ducen a acciones fragmentadas, el proyecto de-
seguridad compartida. Habría que auscultar bería proponer formas de superación de esa
cómo conjugar una agenda de seguridad de Bra- simulación de política sub-regional de seguridad.
sil y la CAN, que sirva de contrapeso a las diná- Esto es, de la suma de políticas bilaterales de
micas jalonadas por Estados Unidos, sin que esto cada país con Estados Unidos, que, por su seme-
coyuntura
janza, fueron asumidas como si hubieran sido asumidas por un multilateralismo tradicional
concertadas. En fin, el proyecto no podría pro- entre estados sino que requieren un
poner una agenda tan amplia que tienda a multilateralismo complejo. Estos nuevos actores
“securitizar” todos los asuntos. Más bien, podría pueden poner en cuestión muchas de las actua-
ayudar a la delimitación de los temas a partir de les concepciones de seguridad o de la
parámetros precisos acordados entre los países definición de amenazas, y van a reprochar con
implicados y con una metodología que permita fuerza su no inclusión en la discusión de cual-
su concreción y especificación. quier tipo de acuerdo al respecto. De ahí la im-
portancia de considerar cómo una serie de
Actores institucionales y sociales nuevos actores van a intervenir en la definición
Otro aspecto del debate sobre una agenda de de una agenda regional cuando no existen los
seguridad regional mostró que si bien ésta impli- mecanismos para que puedan participar siquie-
ca en primer lugar a los tres poderes públicos de ra en el tratamiento de los temas más tradicio-
los estados y no sólo a las fuerzas armadas de nales, en los que tienen mucho qué decir.
cada uno de los países, es necesario involucrar El papel y la participación de la sociedad ci-
también a distintos sectores estatales y sociales; vil se han venido planteando en los últimos
es decir, al conjunto de la institucionalidad de años en el proceso de ALCA, y existe una gran
cada país –representada por el parlamento, el presión, ejercida por una serie de redes de
ejecutivo y la justicia– y a través de consultas a los configuración transnacional, para obtener voce-

análısıs polítıco nº 50
poderes locales de instancias subnacionales y a ría en la construcción de cualquier agenda re-
las organizaciones sociales. Estos sectores debe- gional. El tema de seguridad, sin embargo,
rían participar en espacios nacionales de coordi- acarrea un problema para las organizaciones de
nación política en donde puedan señalar sus la sociedad civil dado que, por lo general, su
posiciones sobre las pautas nacionales, los instru- preocupación ha estado centrada en otras cues-
mentos idóneos que las pongan en práctica, así tiones muy distintas. La sociedad civil sólo ha
como las agendas cooperativas regionales para intervenido en el tema de seguridad al salir de [121]
atender amenazas transnacionales. una dictadura o de una aguda confrontación, y
Sin confundir conflicto con amenaza, pero lo ha hecho para exigir la protección de los de-
entendiendo que en ciertos casos el problema rechos humanos o para reclamar que los milita-
puede ser fuente de amenaza, es necesario con- res no se desempeñen como actores políticos.
siderar el escenario de posibles conflictos con Pero, una vez termina la transición, las organi-
actores no estatales que se ha venido zaciones sociales no vuelven a interesarse por el
prefigurando y cuya prevención debe tener en tema de seguridad, salvo cuando reaparece en
cuenta la perspectiva que al respecto tiene la so- relación con la seguridad ciudadana frente a la
ciedad civil en la región. Lo que se vislumbra criminalidad y delincuencia común. Entonces,
como altamente probable en un horizonte de como la seguridad regional no es un tema que
diez años, es que, junto a los conflictos domésti- esté dentro de sus perspectivas pero que sí las
cos y las amenazas internas a la estabilidad, apa- involucra, conviene hacer una convocatoria am-
recerán conflictos transnacionales con nuevos plia a la sociedad civil para discutir al respecto.
actores. No se trata sólo de las nuevas amenazas Hay que ayudar a que la sociedad civil supere el
definidas en los años noventa (crimen organiza- temor frente al tema de la seguridad y se invo-
do conectado con droga, guerrilla y terroris- lucre en la discusión acerca de funciones y limi-
mo), sino de la aparición de nuevos actores taciones tanto al poder militar como al policial.
capaces de plantear retos percibidos como nue- Las comunidades académicas, al movilizarse al-
vas amenazas. La cuestión de los movimientos rededor de este tema, pueden ayudar a
indígenas podría surgir como un fenómeno explicitar los componentes centrales de seguri-
transnacional estimulador de percepciones de dad y estimular este debate también entre los
inseguridad, porque en alguna medida su ac- más diversos sectores sociales de la región.
tuación rebasa conceptos de territorialidad y so-
beranía que se daban como resueltos pero que Mecanismos andino-brasileños
no funcionarían, aparentemente, para este tipo En el evento se insistió en que, para elaborar
de movimientos. Otro fenómeno transnacional una agenda colectiva, es necesario desarrollar
podría estar constituido por redes sociales con verdaderas medidas de confianza, valorar los la-
agendas regionales propias, que no puedan ser zos históricos de los países implicados, los pro-
blemas coyunturales comunes, así como el fun- que, a continuación señalamos, ocurren en
cionamiento de mecanismos conjuntos de muy Centroamérica con los tratados marco de segu-
diverso orden. La ausencia de tales medidas ha ridad. Muestra serias dificultades para hacer co-
contribuido, entre otras cosas, a impedir el fun- herente la declaración de principios sobre
cionamiento de esquemas de seguridad colecti- seguridad con los instrumentos y contenidos
va. Es necesario, por tanto, que el proyecto para su aplicación. Privilegia temas de terroris-
estudie los fracasos y conflictos que se han pro- mo, control de armamento, reducción de presu-
ducido al abordar distintos temas de seguridad puestos militares y aplicación del tipo de
en ámbitos bilaterales y multilaterales, así como medidas de confianza acostumbradas pero poco
los procesos de cooperación que han sido fluidos eficaces. Tiene un desfase entre los discursos so-
y han permitido avances. Se deben revisar las bre la seguridad y los referidos al desarrollo.
definiciones del Grupo de Río frente al tema de Mantiene las decisiones y responsabilidades al
seguridad, al igual que la efectividad que el gru- respecto en las estructuras de seguridad tradicio-
po podría tener, por ejemplo, en un papel de nales de los gobiernos y los cuerpos militares. Ca-
acompañamiento para la búsqueda de solucio- rece de un mecanismo de seguimiento, por lo
nes negociadas frente al conflicto colombiano, que puede convertirse en una simple referencia
como el que –guardadas las diferencias de con- de los países que la suscribieron, a diferencia de
texto y del tipo de conflictos– tuvo el Grupo de la convención interamericana contra el terroris-
Contadora frente al problema centroamericano. mo, que constituye un eje de la seguridad para la
análısıs polítıco nº 50

Para unos, más que adoptar la posición fácil de región. Hace invisibles a los nuevos actores que
desconocer los organismos de integración sub-re- han emergido alrededor o como epicentros de
gional o de vecindad, es indispensable analizar asuntos de seguridad y no contempla formas de
cómo recuperarlos con el fin de que cumplan con participación de las sociedades. El proyecto
las aspiraciones que les dieron origen, y que su andino-brasileño podría sugerir formas de supe-
eficaz funcionamiento permita un acercamiento ración de estas brechas con el fin de armonizar
[122] en los asuntos de seguridad. Estas instituciones los postulados y los instrumentos de aplicación
derivadas de los procesos de integración pueden de la Carta, y de avanzar en la construcción de
ayudar, además, a aproximarse a la discusión so- una agenda regional a partir de los mecanismos
bre la agenda, y podrían constituirse en el camino existentes.
para poder concretar retos compartidos que se También dentro del marco de la CAN, las
desprenden de amenazas transnacionales a la se- definiciones sobre desarrollo fronterizo contie-
guridad regional. Para otros, en cambio, habría nen una importante evolución conceptual y unos
que analizar con detenimiento si conviene agre- mecanismos que podrían ser igualmente conside-
gar a la actual institucionalidad, ya bastante sobre- rados dentro del análisis de posibles instrumentos
cargada, funciones en los asuntos de seguridad en para asumir de manera cooperativa los asuntos de
los cuales no tiene experiencia, o si es mejor es- seguridad fronteriza. Más aún cuando estos meca-
tructurar nuevos mecanismos que asuman nismos binacionales se han venido ocupando
específicamente los temas de la agenda de seguri- crecientemente del tema de seguridad. Entre
dad. Entre éstos está la reunión de los ministros ellos están las comisiones de vecindad, que han
de defensa andinos antes de las cumbres presi- funcionado bien cuando han tenido oportunidad
denciales, como fue acordado por los propios je- de reunirse y trabajar temas concretos, o que han
fes de Estado. sido muy eficaces en su gestión sobre el terreno
Desde la institucionalidad de la Comunidad en la resolución a tiempo de problemas cuando se
Andina, el proyecto podría revisar el alcance de les ha pedido intervenir para evitar que éstos se
la Carta Andina para la Paz y la Seguridad suscrita conviertan en graves conflictos. El esfuerzo reali-
a mediados del año 2002, y que se propone desa- zado para conformarlas y concertar sus funciones
rrollar una política común fundamentada en una y responsabilidades es una experiencia acumulada
perspectiva democrática de la seguridad, la defen- que se debe mantener y reforzar. Su fortaleci-
sa de la democracia como sistema de gobierno, la miento implicaría que sean dotadas con nuevos
promoción y protección de los derechos huma- apoyos de las entidades encargadas de la
nos, la solución pacífica de las controversias y el planeación nacional con el fin de que puedan
fortalecimiento del proceso de integración. Sin acompañar la definición de sus recomendaciones
embargo, al examinar los instrumentos para su para que sean viables a nivel presupuestario y
operación se observan los mismos problemas técnico. Además, deben ser reforzadas en su com-
coyuntura
posición con el fin de que sus integrantes repre- de reuniones anuales de cooperación en las que
senten diversos sectores de los países implicados y intercambian conocimientos, doctrinas, modelos
conozcan los temas por tratar. También deben ser de operaciones y medidas de control. También
ajustadas en concordancia con las transformacio- existen acuerdos que, sin afectar la soberanía na-
nes de las agendas de política exterior y de la rela- cional del país vecino, permiten operaciones
ción bilateral. Su funcionamiento permanente, así como las de control del tráfico ilegal en áreas de
cambie el partido en el poder o existan discrepan- fronteras a cargo de una de las fuerzas nacionales,
cias entre las capitales y problemas en las fronte- las cuales cesan cuando llegan a la frontera co-
ras, ayuda a la generación concreta de confianza y mún y deben ser continuadas por el país vecino.
de mutua cooperación bilateral, lo que se traduce Habría que analizar si esos mecanismos puntuales
en buenas relaciones fronterizas, comerciales y de bilaterales podrían contribuir a constituir una ar-
seguridad. quitectura regional en materia de seguridad.
Existen algunos mecanismos de seguridad en-
tre Brasil y cada país andino para el control de Mecanismos según problemas y amenazas
las fronteras compartidas, así como apoyo opera- En el debate se expresaron sugerencias con
cional y de inteligencia, intercambio judicial, relación a los mecanismos que se deberían po-
medidas de confianza entre las fuerzas armadas y ner en marcha según los problemas y las amena-
de policía, relativa concertación para la lucha zas que, aunque no se presentan con la pureza
contra el tráfico de drogas y posibilidad de usar en que han sido definidas, siempre tendrán una

análısıs polítıco nº 50
el Sistema de Vigilancia Amazónica (Sivam- fisonomía que permita encuadrarlas y
Sipam). El sistema ha sido desarrollado para pre- jerarquizarlas en un patrón de clasificación. Para
venir la intervención en territorios no atender los distintos tipos de problemas y amena-
controlados efectivamente y como un campo de zas existe una amplia gama de acuerdos que pue-
cooperación con los vecinos. Éstos deben den y deben ser utilizados coordinadamente
identificar la institución nacional que lo para hacerles frente. Para la defensa convencio-
dimensione, ajuste y ponga en práctica, así como nal hay cooperación y enlaces militares entre paí- [123]
el cuerpo político, técnico y operativo con capa- ses y reuniones de los estados mayores. Frente a
cidad para descifrar, precisar y utilizar los datos problemas como el de las drogas se coordinan
del sistema. Ya existen veinte documentos jurídi- acciones de control, reuniones de ministros de
cos entre Brasil y los países andinos, que se de- defensa, cumbres hemisféricas. Ante problemáti-
ben hacer operativos de manera coordinada. cas como la colombiana, en donde las fuerzas
También podrían revisarse las posibilidades en el militares enfrentan la acción armada de guerri-
espacio amazónico compartido, que cuenta con llas y paramilitares, se abre la discusión de qué
el TCA, y analizar, por ejemplo, si a más de avan- deberían hacer los estados colindantes. Surge,
zar en un tratamiento realmente cooperativo de además, la discusión acerca de si las fuerzas ar-
las cuestiones ambientales, se podría pensar en madas, allí donde no enfrentan confrontaciones
la creación de una comisión especial que pudie- armadas internas y ante la ausencia de amenazas
ra concertar criterios para incluir una agenda de convencionales, no deberían empezar a adecuar
seguridad. Igualmente, desde el parlamento sus doctrinas y armamentos, con el fin de confor-
andino se podría tratar el tema de conciliar la mar fuerzas militares nacionales, acantonadas
carta andina con el TCA y la declaración diplo- dentro de marcos del Estado-nación, pero prepa-
mática del Mercosur sobre seguridad. Además, radas para participar cuando sean requeridas
según el agregado militar de Brasil en Bogotá, regionalmente y dispuestas a cooperar con inter-
misiones como las que él representa y que hacen cambio de información, inteligencia y
parte de los cuerpos diplomáticos, se remontan a equipamiento.
1967 y existen en todos los países de la CAN. La defensa frente a las amenazas no tradicio-
Muchos generales y altos oficiales de los ejércitos nales distintas de las confrontaciones armadas
de los países andinos se han capacitado y entre- contra el Estado disponen de mecanismos de
nado en escuelas militares de Brasil, y actual- protección que se ubican en tres espacios: la in-
mente profesores brasileños enseñan en las teligencia, las fuerzas policiales y los mecanismos
escuelas militares de Perú y Venezuela. Es común jurídicos. Estos últimos sirven para precisar la
para las fuerzas armadas de la región la realiza- operación de las dos anteriores y para guiar la
ción de encuentros de análisis estratégico, de in- acción interestatal a través de tratados, por ejem-
teligencia y de logística, así como la realización plo, en materia de extradición. Se propuso anali-
zar la necesidad de crear un centro regional de confianza y cooperación, para lo cual es decisivo el
inteligencia que sea capaz de coordinar conocimiento, por parte de los gobiernos y los
regionalmente las acciones policiales y que supe- forjadores de opinión, no sólo sobre las crisis de los
re la función de la Interpol en la región. Éste po- vecinos sino sobre sus potencialidades. Así no se
dría ponerse en marcha a partir de la generan más incertidumbre y prevenciones sino
disponibilidad de instrumentos de información e aproximaciones y acuerdos. Y en este campo, los
inteligencia con los que cuenta cada policía na- participantes coincidieron en que el proyecto re-
cional, y así el primer paso sería de agregación y gional puede hacer una significativa contribución.
homologación de la información, de los proce- En conclusión de los retos planteados al pro-
sos en curso y de las respectivas interpretaciones. yecto por el primer seminario, para avanzar en
Ante las amenazas estructurales en la esfera una visión regional que dé sustento a una agen-
de la seguridad, que abarcan el ámbito de las po- da de seguridad andino-brasileña es necesario
líticas públicas nacionales y los distintos mecanis- clarificar el concepto de seguridad con el cual el
mos de la cooperación regional y multilateral, así proyecto se propone avanzar, y definir las amena-
como la presencia y participación de sectores so- zas y los imperativos comunes de seguridad, así
ciales para hacer frente a la escasez de recursos, como los actores que participan y que van más
se propuso pensar formas de participación de las allá de los agentes clásicos. También, requiere
corporaciones privadas y empresariales. definir el espacio de coordinación de políticas,
En síntesis, el debate mostró que aunque, por el grado de institucionalización en diferentes ni-
análısıs polítıco nº 50

su debilidad nada augura que la CAN, el TCA o veles no sólo intergubernamentales, definir para
los mecanismos binacionales puedan estar en el fu- qué temas deben desarrollarse mecanismos co-
turo en condiciones de procesar y resolver los asun- lectivos de seguridad y si éstos deben ser bilatera-
tos de seguridad, no existe otra institucionalidad, les o generales, permanentes o puntuales, si hay
como tampoco existe otro ámbito de concertación que reforzar los que ya existen o crear otros
como el Grupo de Río. Por eso, surgieron propues- específicos, y cómo contribuir a superar el
[124] tas en el sentido de que el proyecto sugiriera for- desfase operacional que se encuentra entre las
mas para que los mecanismos de cooperación den definiciones adoptadas por los gobiernos y los
pasos concretos y pongan en marcha acuerdos procesos reales en curso. Además, el proyecto
comunes bilaterales, sub-regionales o regionales andino-brasileño debe estimular el debate sobre
para asumir las cuestiones de seguridad relacio- las implicaciones políticas del papel de Estados
nadas con la vecindad fronteriza y con las ame- Unidos, cuyos intereses juegan de manera deter-
nazas transnacionales. También para que revisara minante y recortan el margen de posibilidades
nuevos mecanismos si los organismos existentes del subcontinente. Igualmente, su arranque
son insuficientes. debe partir de que una buena vecindad implica
La discusión mostró dificultades para ese proce- compatibilidad de valores, relevancia y compren-
so derivadas de la sobrecarga de retórica en la re- sión mutua, realidades e identidades comparti-
gión andina y en el parlamento latinoamericano, das. Implica, así mismo, asumir que la seguridad
de la bilateralidad en las relaciones de Brasil con de un país no puede estar basada en vecinos dé-
cada país andino, así como del predominio de los biles y en crisis sino que requiere su estabilidad y
temas de seguridad vinculados con acuerdos bilate- fortaleza. De la misma manera demanda conti-
rales con Estados Unidos. Pero también mostró nuidad en las medidas no sólo en el campo mili-
que todo ello, aunque entraba la construcción de tar y aceptar que las relaciones de vecindad no
una agenda regional común, es al mismo tiempo lo pueden orientarse sólo por el mercado. Necesi-
que estimula su desarrollo y el que ésta alcance tan, en fin, aceptar que la redefinición del inte-
trascendencia internacional. Además mostró que la rés nacional no finaliza en la frontera sino que se
organicidad que pueda adquirir la relación andino- expresa en la integración con los vecinos como
brasileña deberá soportarse en patrones de un elemento de fuerza internacional.

FECHA DE RECEPCIÓN: 04/10/2003


FECHA DE APROBACIÓN: 13/10/2003
reseñas
El orden de la guerra. Las FARC-EP: entre la
organización y la política.

Juan Guillermo Ferro y Graciela Uribe


Bogotá, CEJA, 2002.

Por Jorge Reinel Pulecio El libro está llamado a producir décadas. Trata de responder recu-
Profesor asociado, IEPRI, polémica, incluso a ser estigmatiza- rriendo de forma casi exclusiva al
Universidad Nacional de Colombia do por lectores confesionales y lige- análisis de la evolución organizativa
ros. Pero en todo caso se convertirá y política de las propias FARC. Muy
en una obra de referencia necesa- poco se ocupa de los factores ex-
SI NO SE HUBIERAN ROTO LOS ria para todos aquellos que, con áni- ternos, del entorno nacional e in-
diálogos de paz entre el gobierno y mo académico o con el propósito ternacional. Allí está su virtud pero
la guerrilla de las FARC-EP, el 20 de construir alternativas políticas al también los límites del análisis. Uti-
de febrero de 2002, la publicación conflicto nacional, pretendan aden- liza como pretexto una guía meto-
del libro de Ferro y Uribe habría trarse en el entendimiento del or- dológica propuesta por Panebianco

análısıs polítıco nº 50
sido vista como un petardo contra den de la guerra. (1995) para analizar la dinámica de
los diálogos y las esperadas ne- La primera virtud que quiero los partidos políticos. El resultado
gociaciones. Esto porque el libro destacar del libro es su oportuni- final es la radiografía gigante de
presenta con crudeza una parte dad. La intensa investigación de una estructura militar instituciona-
sustantiva del “orden de la guerra” campo fue posible por el clima fa- lizada (burocrática, la llama Fran-
que se libra en Colombia –la referi- vorable que se creó durante los tres cisco Gutiérrez, el prologuista), las
da a la naturaleza organizativa y po- años de diálogos de paz en la deno- FARC-EP, expuesta a un conjunto [125]
lítica de las FARC-EP–, y deja en los minada Zona de Distensión (enero de contradicciones y riesgos de cre-
lectores la percepción dramática y de 1999 a febrero de 2002). De al- cimiento que los autores describen
desoladora de una guerra que se guna manera la guerrilla de las con una dialéctica muy precisa.
institucionaliza y se potencia, apro- FARC se abrió a una disección ex- No existen cifras contundentes
vechando los propios esfuerzos de terna. A una biografía no autoriza- sobre el crecimiento cuantitativo
paz de la nación colombiana. da pero consentida. Del examen de los militantes de las FARC. En
Como los diálogos se rompieron resultan muchas verdades que se- cambio, el estudio muestra la evo-
y al orden del día (2003) están las guramente hoy preferirían mante- lución histórica de su estructura
políticas favorables al escalamiento ner ocultas. orgánica, de las instancias de man-
del conflicto, tanto en el campo del Igualmente el libro puede ser do político y militar, de la estrate-
Estado como de la insurgencia, el leído con el propósito de una gia de penetración territorial, de
estudio de Ferro y Uribe parece a autocrítica del movimiento insur- autosuficiencia financiera, de crea-
primera vista confirmar los argu- gente. De hecho, los autores se cui- ción de instancias políticas y milita-
mentos belicistas de los propagan- dan de caer en los epítetos y las res urbanas, en fin, de adecuación
distas oficiosos. En realidad, nada descalificaciones gratuitas, propias funcional del complejo político-
sería más ajeno al propósito de los de los propagandistas oficiosos. Se militar guerrillero a las exigencias
autores ni más equívoco, si hacemos trata de un texto académico. Un contemporáneas de la guerra, in-
una lectura atenta del texto. Se trata texto producido en un interregno cluyendo de forma destacada la
por el contrario de una exploración en que la nación creyó en la solu- institucionalización de la organiza-
a fondo, hasta donde la propia diná- ción negociada del conflicto arma- ción (esto es, que se ha convertido
mica de la guerra lo permite, sobre do pero que va a ser leído en en un fin en sí misma a partir de
la compleja estructura organizativa medio de himnos de guerra. Aun transformar los principios fundacio-
y el soporte ideológico de la organi- así, mantiene el tono regulado del nales en cultura organizacional).
zación guerrillera más antigua y académico preocupado por la ver- En suma, las FARC evolucionaron
consolidada del hemisferio occiden- dad, en todos los tiempos. de ser un movimiento de autode-
ISSN 0121-4705

tal, exploración pensada para en- El plan del libro es sencillo: se fensa campesina, en los años cin-
tender la naturaleza de la guerra de pregunta por las causas del creci- cuenta y sesenta, a constituirse en
más de 40 años que vive Colombia. miento de las FARC en las últimas un retador eficiente del régimen
político y del Estado nacional. En decisiones nacionales se librarán crítica. No obstante, igualmente
el discurso de la propia organiza- en las ciudades. No obstante, las mantiene aislada a las FARC del tra-
ción guerrillera, en virtud del creci- FARC no tienen una propuesta po- tamiento de grandes temas contem-
miento orgánico son hoy una lítica coherente sobre los proble- poráneos, asociados por ejemplo a
“opción de poder” en Colombia. mas urbanos contemporáneos. los problemas de revalorización de
Muchos cambios han ocurrido Ferro y Uribe concluyen con una la democracia, o a los temas de gé-
en Colombia y en el mundo en es- frase lapidaria: “Las FARC no han nero, minorías étnicas, religiosas y
tos últimos 40 años. Lo cierto es ganado ni han perdido la guerra culturales, y a los propios retos que
que las FARC evolucionaron de for- porque no han logrado entrar de establece la globalización.
ma organizativa y crecieron, pero lleno en la ciudad. (...) La conse- Estas y muchas otras contradic-
extrañamente mantuvieron el prin- cuencia de esto naturalmente re- ciones vinculadas al crecimiento
cipio fundacional como una estra- sulta en la prolongación indefinida cuantitativo y al discurso político
tegia exitosa de consolidación del conflicto...”. de las FARC son ampliamente do-
institucional. Esto es lo que desta- cumentadas por Ferro y Uribe en
can los autores. Y lo hacen mos- 3. Para sostener el crecido los materiales internos de la orga-
trando las contradicciones y riesgos ejército, las FARC han debido nización, en las entrevistas a co-
de tal crecimiento. Enunciemos al- sacrificar legitimidad política y re- mandantes guerrilleros, así como a
gunos: conocimiento ético como organi- líderes sociales de la región del
1. El principio fundacional de zación que se propone conducir Caguán en el Caquetá.
análısıs polítıco nº 50

las FARC es el concepto de resisten- la sociedad. El recurso a la extor- El libro deja muchas ventanas
cia. Resistencia campesina contra sión, al secuestro y al narcotrá- abiertas para el análisis. Quiero re-
agresores externos, nacionales e in- fico, si bien les permite sostener de ferir brevemente dos temas y luego
ternacionales. Este principio le forma autónoma la guerra, a su vez concluir enunciando lo que me pa-
otorga sentido y pertenencia a la le ofrece al Estado la oportunidad recen vacíos o, mejor, tareas pen-
militancia. Ha sido la base de la de demostrar la ilegitimidad ética y dientes, no asumidas en el texto.
[126] institucionalización de la organiza- moral de este retador no Puede deducirse del libro que
ción. De forma contradictoria, la institucional. el Estado colombiano, las elites po-
nueva militancia, compuesta fun- 4. El recurso a la clandestini- líticas y económicas, no han queri-
damentalmente por jóvenes (los zación de todas sus estructuras do apostar a hacer de las FARC un
militantes de las FARC tienen un –obligado por la guerra sucia–, les retador institucional. Prefieren
promedio de edad de 19 años, se- permitió a las FARC garantizar la mantenerlas como retador no
gún Carlos Antonio Lozada, miem- vida de sus simpatizantes y militan- institucional del régimen (bandole-
bro de la Comisión Negociadora tes. Incluso puede ser parte de su ros, subversivos, guerrilleros o te-
de las FARC hasta el año 2002 en crecimiento externo. Sin embargo, rroristas, según el lenguaje que
entrevista concedida al autor de esto mismo ha aislado a la organi- ponga de moda el jefe de Estado,
esta reseña), campesinos (90%) y zación, la ha privado de dirigentes todos por fuera de la ley, sin siquie-
mujeres (40%), en la actualidad de masas y de la posibilidad de ra el reconocimiento de fuerza be-
no puede adoptar fácilmente las construir alianzas, esto es, de hacer ligerante). Seguramente esa es una
reglas y normas derivadas del refe- política. opción que tampoco han querido
rido principio fundacional, es de- 5. Las FARC mantienen un dis- jugar sectores clave de las FARC:
cir, la institucionalidad largamente curso político e ideológico básica- no aceptan convertirse en retado-
construida. Y ante el acelerado cre- mente marxista-leninista. Se trata res institucionales del régimen. En
cimiento orgánico y las demandas de una lectura fundamentalista de términos prácticos, esto se traduce
operativas de la guerra, las FARC la lucha de clases, de un mensaje en un diálogo imposible: el régi-
no tienen tiempo para formar a su contestatario y antiimperialista, re- men político no se abre de forma
nueva militancia. Los riesgos son cientemente adosado con una re- genuina para aceptar la participa-
evidentes y costosos. cuperación crítica del pensamiento ción de las FARC (ese fue el caso
2. Asociado al punto anterior, bolivariano. Es palpable su aisla- frustrado de la Unión Patriótica,
mantener la identidad cultural de miento de los aportes teóricos de la que terminó en el exterminio de
corte campesino ha sido vital para izquierda gramsciana. Esto les per- su militancia) y, del otro lado, las
la consolidación y la unidad de las mite manejar un mensaje llano y FARC sólo aceptan una institucio-
FARC. A su vez, la misma organiza- sencillo para su militancia campesi- nalidad que emerja de un nuevo
ción es consciente de que hoy éste na, y quizás reducir las polémicas y régimen político.
es un país urbano y que las grandes disidencias propias de la izquierda Lo anterior queda igualmente
reseñas
patentado en un caso que tratan los lombia la juventud campesina no cia, por ejemplo)– que se han crea-
autores pero que merece estudios tiene futuro. No se lo brinda la fa- do condiciones favorables al forta-
más detallados. Me refiero a la ex- milia, la escuela, el entorno local, lecimiento orgánico de la
periencia de Cartagena del Chairá la sociedad mayor. Y los que ingre- insurgencia guerrillera y de los
en el Caquetá. La región ha sido san a la guerrilla no lo hacen por paramilitares.
controlada políticamente por las razones ideológicas y políticas – En dos dimensiones puede
FARC desde principios de los seten- como sucedía con las guerrillas de ejemplificarse brevemente lo di-
ta, y desde 1977 existen cultivos de los años sesenta y setenta, alimenta- cho: en la crisis de la justicia y en la
coca (antes hubo marihuana). En das por capas de estudiantes, maes- economía del narcotráfico. Sobre
dos ocasiones (1984-1985 y 1999- tros e intelectuales de clase lo primero, extraña que los autores
2000) se han formulado proyectos media–. Ya dentro de la guerrilla, no hayan profundizado en el tema
–con participación del Estado, las la comandancia procura, sin éxito de la forma como las FARC estable-
FARC y las comunidades locales– garantizado, darles formación ideo- cen una “justicia guerrillera”, radi-
para sustituir de forma concertada lógica. Los autores tratan con dolo- calmente distinta al sistema judicial
los cultivos ilícitos y generar un mo- roso realismo este proceso. Pero nacional y que escarmienta en las
delo de desarrollo regional alterna- cabe la pregunta: ¿No es por las fallas del mismo, para imponer una
tivo. En ambas ocasiones los mismas razones que los jóvenes es- legitimidad alternativa en las zonas
proyectos han sido abortados. tán optando por los otros ejércitos, bajo su control.
Lo novedoso del proyecto de por ingresar en las Fuerzas Arma- El punto no es que la guerrilla

análısıs polítıco nº 50
“Planificación de mecanismos para das, la Policía Nacional o enrolarse sí haga justicia “pronta y cumpli-
la sustitución de cultivos ilícitos en con los paramilitares? da”, sino que una de las mayores
Cartagena del Chairá”, presentado En realidad, para tener completo expresiones de la crisis institucio-
en el año 2000 por las FARC como el mapa del orden de la guerra en Co- nal colombiana está en la inefi-
propuesta en los diálogos de paz, lombia, el estudio debería abarcar la ciencia del sistema de justicia,
era, primero, que estaba pensado historia de la evolución orgánica y po- como ha sido ampliamente docu-
como profundización de un ejer- lítica de los otros ejércitos actuantes. mentado. Como dice Francisco
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cicio de democracia corporativa im- En todos los casos, el peso de la gue- Thoumi (2002), en Colombia se
pulsado por esa guerrilla en las rra se descarga en la juventud. democratizó el incumplimiento de la
elecciones previas del alcalde mu- Finalmente, a pesar del gran ley. Y después se privatizó la “justi-
nicipal. Segundo, que las FARC lo aporte documental y analítico del cia”. En suma, sin reconocer la cri-
planteaban como una forma de le- estudio en comento, creo que sub- sis en las instituciones básicas,
gitimación suya ante la comunidad sisten vacíos que obligan a conti- como la justicia, no puede enten-
nacional e internacional, para su- nuar las indagaciones y a tomar derse plenamente la dinámica de
perar el estigma de los vínculos con reserva algunas conclusiones. organizaciones como los parami-
con el narcotráfico. El gobierno de Lo más preocupante, en mi en- litares o las FARC. Éste es un aspec-
Pastrana cerró toda opción política tender, es que el estudio trata de to pendiente de investigación.
al experimento. A mi entender este explicar el crecimiento de las En segundo término, aunque
hecho mostró, de forma protube- FARC centrando el análisis casi ex- Ferro y Uribe reconocen que el cre-
rante, la distancia que había entre clusivamente en la funcionalidad cimiento de las FARC no puede aso-
las partes en los diálogos de paz. de la estrategia organizativa y el ciarse de forma exclusiva al
Las FARC insisten en un modelo discurso ideológico adoptados por crecimiento de la economía de los
de Estado corporativo y en un régi- dicha organización. No es posible cultivos ilícitos, en todo caso al op-
men político de partido único. El sustentarlo aquí, pero existe sufi- tar por leer el fenómeno del creci-
establecimiento evidenció una vez ciente evidencia (y literatura que miento desde la óptica del efecto
más que no acepta compartir al- sobra reseñar) de que también se del narcotráfico sobre las finanzas y
gún tipo de institucionalidad con ha gestado una crisis institucional la estructura organizativa de las
las FARC. en la sociedad colombiana, y que FARC, el análisis pierde integridad.
Un segundo ámbito de re- ésta se ha expresado en resquebra- Por ejemplo, es evidente que la eco-
flexión que provoca el libro es el jamiento (o en amenaza de colap- nomía del narcotráfico
de la juventud. El lector quedará so) del Estado. Ha sido sobre ese desestructuró primero la unidad y
aterrado con la información reca- paño de fondo –crisis institucional funcionalidad de la familia campesi-
bada sobre las causas del ingreso y debilitamiento del Estado (pérdi- na en las zonas cocaleras y en las
masivo de jóvenes y niños a la gue- da del monopolio del ejercicio de áreas de influencia; luego penetró
rrilla. Una cosa queda clara: en Co- la violencia, la tributación y la justi- en las otras instituciones y organiza-
ciones que daban sentido al orden razón, por lo demás, que el “cen- ejemplo, en el caso analizado por
social y político local o regional tralismo democrático” adoptado Ferro y Uribe, centrado en el ac-
(empresas, partidos políticos, gre- por las FARC ha sido un obstáculo cionar de las FARC en el departa-
mios, organismos del Estado, etc.); para el enraizamiento de dicha or- mento del Caquetá y la Amazonia
finalmente se estableció y extendió ganización en los ámbitos local y en general, es notable la ausencia
la cultura del enriquecimiento rápi- regional, aunque eficiente en tér- de un análisis de las transforma-
do, del riesgo, del premio al más minos operativos. La referida es- ciones estructurales ocurridas en
osado, relegando el trabajo arduo, trategia de expansión por la región y de la importancia es-
la acumulación lenta, el esfuerzo penetración de territorios igual- tratégica regional en contexto de
productivo. La cultura de la captura mente aparece como una impos- globalización. Ese ejercicio con
de rentas especulativas y de apropia- tura en la medida que las FARC seguridad arrojaría luces sobre la
ción privada de bienes públicos, el desarrollan un proyecto político transformación de una economía
familismo amoral, se hizo dominante “nacional”, donde lo regional apa- de colonización productiva en
en amplios sectores de la sociedad rece apenas como subsidiario de una economía de captura de ren-
colombiana. propósitos tácticos y operativos. tas (coca, petróleo, recursos
Ésta es una dimensión de la crisis Lo anterior explica que en Co- fiscales del Estado), y sobre los
institucional en lo local y regional lombia las FARC no hayan podido juegos estratégicos de las grandes
que ha favorecido el crecimiento de agenciar un proyecto reivindicativo potencias tras los recursos am-
la insurgencia y los paramilitares. En regional. No porque no exista. En bientales de la Amazonia.
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consecuencia, no puede invertirse el los últimos años, las elites políticas Tales transformaciones explican
sentido de causalidad: el origen de la locales y regionales tampoco han en parte los cambios (crisis) en las
crisis está en las instituciones básicas. podido fraguar proyectos instituciones regionales, el paso de
De no entenderse adecuadamente el reivindicativos propios, ante el ries- la cultura productiva a la especula-
fenómeno puede caerse otra vez en go de cooptación de los mismos tiva, la emergencia de dualidad de
el argumento manido de que la eco- por parte de la insurgencia. Al con- poderes, el debilitamiento del Esta-
[128] nomía de la coca y la amapola es la trario, han preferido mantener el do, etc.; explican también, por qué
fuente de todos los males en Colom- sistema clientelista, dando al traste las FARC y los paramilitares han
bia, no una expresión de la crisis. con el propio espíritu de la Consti- asignado tantos recursos militares a
Finalmente, me parece franca- tución de 1991. esa región, al igual que la concen-
mente insuficiente el tratamiento Se hace necesario estudiar las tración de recursos del Plan Co-
dado en el libro al tema regional, dinámicas económicas, sociales y lombia en la misma. No todo es
aunque éste era un propósito ex- políticas de las regiones en el estrategia organizativa en el orden
plícito del estudio. Veamos. contexto nacional y frente a los de la guerra.
No es suficiente reconocer, con retos de la globalización. Por

Perspectivas comparadas de
mercados de violencia

Martín Kalulambi Pongo (editor), Bogotá, IEPRI/Alfaomega, 2003

Por Eric Lair En una perspectiva pluridis- pesar de la diversidad y complejidad


profesor Universidad Externado de Colombia ciplinaria, los autores proponen un de las situaciones abarcadas, los es-
análisis transversal de distintos con- tudios se articulan en torno al pos-
textos y fenómenos de violencia. El tulado central de los “mercados de
esta publicación acerca de la espectro de los casos nacionales y violencia”.
violencia organizada es el fruto de trans-regionales contemplado es Siguiendo un enfoque
un trabajo colectivo adelantado por particularmente amplio: va desde antropológico, Georg Elwert inicia
cuatro académicos que se han des- Colombia hasta el Líbano pasando el trabajo con una reflexión teóri-
tacado en los últimos años por sus por el continente africano, regiones ca, particularmente profusa, en tor-
investigaciones sobre el tema. del sur de Europa y Asia central. A no a los múltiples aspectos de los
reseñas
“mercados de violencia”. Tristan modos de control espacial ejerci- calificativo y tiende a homogenei-
Landry y Martín Kalulambi Pongo dos por parte de estos actores, no zar facciones de una gran variedad
cuestionan y afinan la noción con se detallan suficientemente la en sus estructuras y relaciones con
consideraciones más “empíricas” privatización de las esferas públi- los espacios o las poblaciones. Por
sobre el corredor adriático-cáucaso cas de la sociedad ni los procesos otra parte, de pronto hubiera sido
y África, respectivamente. En for- de territorialización y útil ahondar en las transacciones
ma algo desunida del resto de los desterritorialización de la violen- entre los agentes de las esferas pú-
artículos, el libro concluye con una cia, los cuales hubieran podido blicas civiles, las fuerzas armadas
mirada cruzada sobre el conflicto poner aún más en evidencia el ca- regulares y los grupos al margen de
armado en Colombia y el Líbano, rácter polisémico de los “merca- la ley para tratar de entender lo
en la cual Ignacio Nazih Richani dos de la violencia”. que muchos observadores denomi-
introduce la idea de “sistema de ¿Qué decir de los actores que se nan hoy una “criminalización del
guerra” que por sí sola merecería “mueven” dentro de dichos merca- Estado” perceptible en los espacios
varios comentarios. dos? Los artículos resaltan el papel de violencia.
No obstante, por la densidad de significativo de los grupos armados Los protagonistas, operando
la argumentación avanzada a lo lar- ilegales (guerrillas, paramilitares, en los “mercados de violencia”,
go de la publicación, resulta difícil milicias, mercenarios, etc.) en la movilizan medios para perseguir fi-
hacer una lectura crítica de cada conformación y la diseminación de nes que fluctúan en el tiempo y el
texto en pocas líneas. Por tanto, nos la violencia. A excepción del texto espacio. Siguen comportamientos

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limitaremos a formular las siguien- de I. Richani, se alejan en este sen- “racionales” que los autores inten-
tes observaciones y a plantear algu- tido de las explicaciones “estruc- tan restituir en tramas inteligibles
nos interrogantes para nutrir la turalistas” que pretenden por demultiplicadas. Uno de los princi-
discusión sugerida por los autores. ejemplo hacer de la “precariedad” pales aportes del libro radica en
En primera instancia, la noción del Estado una causa mayor de los que la “racionalidad” expuesta se
de “mercados de violencia” consti- conflictos. ve en permanencia obstaculizada
tuye una invitación a pensar el es- Por estimulante y dinámica que (“racionalidad limitada”) por va-
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pacio en toda su heterogeneidad sea, la presentación de los “merca- riables no previstas o mal calcula-
en una época de globalización ace- dos de violencia” desde el punto de das (azar, deficiencia de la
lerada. Las contribuciones hacen vista de los actores hubiera requeri- información, etc.) y no se restrin-
hincapié en los territorios afecta- do amplios desarrollos. Falta una ge a una sola categoría explicativa
dos por ciertas manifestaciones de contextualización precisa de las tra- (horizonte político, tensiones co-
violencia, entre las cuales se singu- yectorias de los protagonistas con munitarias, ciclos de venganza, ho-
larizan el crimen organizado y so- el propósito de dar una “histo- nor, etc.), aunque los autores
bre todo la guerra. ricidad” al trabajo en su conjunto y privilegian las motivaciones eco-
En desfase con otros estudios, referentes al lector, no necesaria- nómicas de las lógicas de acción
los presentes artículos superan la mente familiarizado con el tema, colectiva. De allí, la idea de “mer-
sensación de “desorden” asociada aunque el texto de I. Richani es el cados de violencia” derivada del
a los espacios en guerra. Esbozan más explícito al respecto. Por otra ámbito económico.
un panorama difuso donde con- parte, no se justifican bien expre- Se corrobora esta impresión
fluyen e interactúan protagonistas, siones como “caudillos” y “señores con la atención dedicada a las eco-
no siempre armados, que frag- de la guerra” usadas en calidad de nomías de guerra que delimitan y
mentan y (re)construyen a la vez “empresarios de la guerra”. Recu- regulan en gran parte los espacios
el tejido socio-político y económi- rrente, este último término, que re- de violencia. En esta óptica, la gue-
co según sus intereses. Las cuatro mite a la “atomización” de los rra se asemeja a una actividad emi-
investigaciones subrayan las territorios bajo la administración nentemente rentable. Para
interpenetraciones entre lo local y de una pluralidad de actores béli- proporcionar una imagen más
lo global, ante todo con la cos por analogía a las convulsiones acertada y completa de los hechos,
estructuración de dichos protago- internas de índole político-militar no sólo es imprescendible agregar,
nistas en redes flexibles (tráficos que conoció China en épocas ante- como lo propone M. Kalulambi,
de armas, drogas, diamantes, etc.). riores, no deja de generar incon- que los “mercados de violencia”
Demuestran en filigrana que las formidad: tiene en muchas son también sinónimos de presti-
guerras internas revisten notorias ocasiones una connotación peyora- gio para algunos actores que ven
dimensiones transfronterizas. Si tiva para los personajes expresa- en ellos una oportunidad de ascen-
bien es cierto que se evocan unos mente designados bajo este so social, sino que disbujan “carre-
ras” precarias, donde prevalece la visión parcial y “economicista” de década para aprehender estos fe-
amenaza de muerte, y que alteran la violencia organizada. Sin embar- nómenos sabiendo que en la mate-
el tejido social. go, esta meritoria labor de com- ria no es fácil formular propuestas
En síntesis, al exponer la tesis prensión de la violencia, y de la de análisis estimulantes para la re-
de los “mercados de violencia”, los guerra en particular, es reveladora flexión, reto que han logrado asu-
académicos reunidos en esta publi- de los esfuerzos que se han realiza- mir los autores con el material
cación toman el riesgo de dar una do en Colombia desde hace una entregado en el libro.
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