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EL ACTO EN FRAUDE A LA LEY

1. Conceptos generales

Se define el fraude a la ley como aquellos procedimientos en sí lícitos, o en maniobras


jurídicas a veces ingeniosas, que tienen la apariencia de legalidad y que, sin embargo,
permiten realizar lo que la ley prohíbe o no hacer lo que la ley ordena.

Ejemplo:
Juan, quien es consciente de la inminencia de la interdicción por disipación, enajena
la totalidad de sus bienes. La ley no quiere que Juan pueda administrar libremente sus
bienes, pues su actuar revela una falta total de prudencia. Sin embargo, la prohibición
no se ha configurado; las acciones de Juan son previas al decreto de interdicción y a
la designación del curador.

Como puede observarse en el ejemplo, en los actos en fraude a la ley existe un aparente
respeto a la norma, pues no se le infringe abiertamente. Sin embargo, se elude su aplicación
en cuanto se realiza un resultado final contrario al que tutela el ordenamiento jurídico. He
aquí la mayor diferencia que presenta este instituto respecto de la simulación: aquí, por
medio de una serie de negocios y actos, se alcanza un resultado análogo al del negocio
prohibido; en la simulación, por el contrario, se encubre la existencia del acto contrario a la
ley tras la apariencia de un negocio jurídico en sí mismo lícito.

2. Elementos del fraude a la ley

A. Elemento material u objetivo: el resultado que la ley no quiere. Dicho elemento se


encuentra constituido por la similitud o equivalencia práctica del resultado que
persigue el acto jurídico en fraude a la ley con el resultado prohibido por la norma.
B. Elemento intencional o subjetivo: la intención de defraudar o burlar la ley. Significa
que el sujeto realiza el acto con el propósito de burlar la norma y obtener con su
realización el resultado que ésta no quiere. Este propósito se denomina ánimo
fraudatorio.

Se discute si ambos elementos deben necesariamente coexistir para configurarse una


hipótesis de fraude a la ley. Para un sector de la doctrina, el elemento intencional no sería
de la esencia del fraude a la ley. A juicio de este sector, se dan casos en que no existe dicha
intención. Así, bastaría con la sola oposición a la ley para que el negocio referido sea nulo,
aun cuando el autor haya creído obedecer un precepto moral o jurídico.

Por el contrario, quienes consideran que el elemento subjetivo es de la esencia, vinculan el


fraude a la ley con la causa. De esta forma, en el acto en fraude a la ley existe una causa
ilícita: la intención fraudulenta.

3. Sanción del fraude a la ley

En el acto en fraude a la ley o en el complejo de actos jurídicos que configuran un


procedimiento en fraude a la ley, la ilicitud no se encuentra en el acto mismo – no infringe
abiertamente la ley. El problema radica en los motivos que se persiguen por medio de la
celebración del referido acto o la realización del procedimiento. Doctrinariamente hay
coincidencia en que el fraude a la ley se sanciona con la nulidad absoluta del acto o
complejo de actos fraudulentos. Dicha nulidad es consecuencia de que tales actos se
equiparan a los actos contrarios a la ley, hipótesis de causa ilícita acorde al artículo 1467.

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