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Historia Social de La Historia Moderna
Historia Social de La Historia Moderna
Un recurso valiosísimo son los REGISTROS SACRAMENTALES, la más abundante fuente de los
pueblos, aunque no se generalizan hasta 1563, tras el concilio de Trento, cuando se hacen obligatorios
para los católicos.
Las cifras barajadas hablan de una evolución positiva de la población mundial con unas diferencias
significativas.
El continente más poblado era Asia, con más de la mitad de la población mundial.
En segundo lugar África, a la que seguía Europa, si bien en los siglos siguientes cambian las posiciones
por el impacto del tráfico negrero.
La excepción a esta evolución positiva la encontramos en América, con una reducción drástica de su
población, por la llegada con los europeos de agentes patógenos contra los que no tenían defensas
biológicas. Las mortandades que ocasionan superan a las peores pestes de la Europa bajo medieval y
moderna.
Lo que nos muestran las cifras es un mundo muy desigualmente ocupado y en buena parte vacío.
Vacío el continente americano (1/3 de la sup. Terrestre), cuya densidad de población no llega a 0.3
habitantes por Km2.
África, 3.5hab/Km2y en Asia millones de Km2prácticamente desocupados y frente a ellos otros muy
poblados, China y la península indostánica concentran la mitad de la población mundial, aunque también
con densidades medias muy distintas entre zonas (16 y 42 hab./Km 2) y en algunas zonas de Japón
60hab./Km2.
Europa albergaba al 14% de la población mundial, su densidad se mantuvo entre 18 y 22
hab./Km2durante el XVII y la primera mitad del XVIII, pero también estaba desigualmente poblada.
Italia → densidades mas altas.
Francia → mayor población absoluta (aprox. 25 millones)
Países Bajos → algo mas de 4 millones.
Inglaterra → con 5.7000.000 habitantes en 1750 se preparaba para dar el gran salto demográfico.
España →10.5 millones de habitantes a finales del siglo XVIII (20hab./Km2)
Esta Europa crecía muy lentamente y no era un crecimiento uniforme, descendiendo en detalle a
las curvas de crecimiento veríamos una evolución en forma de dientes de sierra, con altibajos profundos
correspondientes a crisis demográficas y períodos de recuperación.
Tampoco fue un crecimiento constante, ya que a un siglo XVI de expansión o más bien recuperación
de la crisis bajo medieval, le sigue un XVII de casi estancamiento, con pérdidas netas en zonas como
Alemania y las penínsulas mediterráneas.
El XVIII vuelve a ser expansivo de forma más acusada, seguramente el mayor crecimiento en
un siglo conocido hasta entonces en Europa, y con una peculiaridad muy significativa; este
crecimiento no volverá a ser truncado por ninguna época desgraciada: algo está empezando a
cambiar.
En Inglaterra la fecundidad aumenta por la disminución de la edad de matrimonio y será uno de los
motores decrecimiento.
Hay ante todo una atenuación de la mortalidad catastrófica (práctica desaparición de la peste); Las
guerras no tienen consecuencias tan graves para el conjunto de la sociedad como en el pasado, las crisis
de subsistencia no serán tan agudas; la mortalidad ordinaria empieza a disminuir.
Hay también una serie de pequeños progresos en distintos campos que se entretejen y multiplican
sus efectos. Progresos en la producción agraria que sostendrá el incremento demográfico, en la
infraestructura viaria , facilitando la distribución de alimentos, en las condiciones sanitarias y sobre todo en
la higiene pública y privada , así como un cambio de actitud ante la enfermedad. Con todos estos factores
las estructuras demográficas empiezan a transformarse de modo que el paso del régimen demográfico
antiguo al moderno, aunque tímidamente y a muy distinto ritmo según los países se estaba poniendo en
marcha.
A finales del XVII la vida de un padre de familia medio, casado por primera vez a los 27 años podía
esquematizarse así: Nacido de una familia de 5 hijos de los que solo la mitad alcanzaban los 15 años.
Padre de otros 5 hijos de os que solo vivían 2 o 3 a la hora de su muerte.
La fecundidad elevada y la constante presencia de la muerte destacan en esta época. Ambas
características así como un crecimiento vegetativo débil son los rasgos más destacados del régimen
demográfico antiguo o “de tipo antiguo” que dominaba en la Europa moderna.
Mortalidad
Se estiman cotas muy elevadas aunque poco precisas por desconocimiento real de los volúmenes
de población, subregistro en los libros de defunciones (sobre todo niños, pobres y transeúntes) y difícil
control de los entierros
A pesar de la imprecisión posible pueden darse como “ordinarias” tasas brutas de mortalidad del 28
al 38%(en ausencia de crisis).Esta mortalidad triplicaba ampliamente la actual, pero a pesar de ello se
situaba por debajo de la natalidad y habría permitido sin la intervención de los otros factores el crecimiento
continuado de la población.
NATALIDAD–FECUNDIDAD
La natalidad era también muy alta (hípernatalidad) en torno al 40% (1990 es del 13%) y se
corresponde lógicamente con una fecundidad también elevada. Veremos las cuestiones relacionadas con
fecundidad, matrimonio y familia, ya que en mayor o menor medida la sexualidad extra conyugal estaba
moralmente condenada por las distintas iglesias.
Los nacimientos ilegítimos eran escasos (entre el 1 y el 5% del total) aunque en las ciudades a
mediados del XVIII aumenta representando ya en torno al 8-12%.
Estas tasas contrastaban con los acogimientos en inclusas y otros centros que son mas elevados,
pero que proceden de un entorno geográfico mas amplio que la ciudad donde radica el centro y habría una
proporción que correspondía a hijos legítimos que no podían ser alimentados por sus familias.
Dada su escasa supervivencia los niños acogidos apenas inciden en la demografía.
El matrimonio no era universal. Un mínimo importante especialmente mujeres elegían un celibato
definitivo quedando al margen de la procreación.
El matrimonio era mas bien tardío, entre los 25 y los26 años en las mujeres y la fertilidad se
mantenía en torno a los 40 años, durando alrededor de 15 años.
Considerando factores como la duración del embarazo, el posparto, la lactancia materna
(anticoncepción natural) y la frecuencia de abortos (8aprox. 1/3 del total de embarazos) el descenso
natural de la fecundidad y la frecuencia del coito con la edad y con factores como la cuaresma o laborales
y sanitarias, los intervalos intergenésicos se sitúan entre 20 y 24meses.
El número de hijos nacidos de estas familias “completas” en las que los dos cónyuges viven hasta la
menopausia femenina se sitúa en torno a siete.
La muerte de uno de los cónyuges rompía muchas de estas familias en pleno período fértil,
especialmente mujeres por las complicaciones del parto.
Es frecuente un segundo matrimonio, mas en los hombres, volviéndose a casar rápidamente uno de
cada dos, frente a una de cada 5 mujeres.
Con toda la descendencia media de una mujer casada teniendo en cuenta todos los casos se reducía
sensiblemente situándose en torno a los 5.
Considerando la tremenda mortalidad infantil en realidad el número de descendientes era muy poco mas
de lo estrictamente necesario para la sustitución generacional.
Huelga decir que la iglesia condenaba cualquier práctica anticonceptiva, pero la misma insistencia
en su rechazo en los libros de moral, nos habla de su práctica.
El coitus interruptus esta documentado desde la biblia, se sabe de abortos provocados, de algunas
prácticas de infanticidios y del abandono de niños ilegítimos (una forma indirecta de infanticidio), pero la
anticoncepción voluntaria no era práctica habitual. no solo por el desconocimiento de de métodos, sino por
falta de motivos. La necesidad de mano de obra y la alta mortalidad infantil limitando el número de hijos
que se lograrían hacía innecesario ese control, al menos en el entorno rural.
Aristócratas y burgueses lo utilizaban en mayor medida ya antes del siglo XVIII, tanto porque la
mortalidad era menor como por el deseo de no dividir excesivamente las herencias.
La práctica se fue extendiendo al mejorar los índices de mortalidad y variar la actitud ante la vida,
primero en el medio urbano y a finales de siglo también en el entorno rural.
Pero el gran arma en el control de la natalidad en los tiempos modernos fue sin duda la edad a la
que la mujer contraía el primer matrimonio, junto con la alta proporción de celibato.
Combinando ambos factores había un buen margen para restablecer el equilibrio tras las crisis
demográficas.
El matrimonio y la familia son pues el gran regulador demográfico de occidente.
FAMILIA
Desde la Edad Media la familia era mayoritariamente nuclear (padres e hijos, que abandonarán el
hogar paterno al contraer matrimonio).Pero hay otros modelos mas complejos ya que la organización
económica y el sistema de herencias influyen en las estructuras familiares.
Así las familias complejas abundan en la Europa central y meridional y llegan a ser mayoritarias en
la Europa oriental.
Además la forma de familia es potencialmente variable en el tiempo en función de su fragilidad ante
la muerte (matrimonio, viudedad, nuevo matrimonio, acogida de padres o descendientes colaterales
huérfanos..) y su tamaño será función de las condiciones socioeconómicas, siendo las familias nucleares
mas abundantes entre las posiciones sociales altas y las polinucleares en explotaciones agrarias con
necesidades de brazos para el trabajo.
El hombre en este tiempo era aun más dominado que dominante de la naturaleza y las diferentes
estaciones se hacían sentir en la población.
Mortalidad: presenta un máximo a finales d e l v e r a n o y p r i n c i p i o s d e l o t o ñ o por las
enfermedades gastrointestinales infantiles y la mayor transmisión de la peste con el calor.
Otro segundo pico se da a finales del invierno, con las enfermedades respiratorias en los adultos.
El mínimo suele situarse en primavera y vemos así que el clima marca en parte el ritmo de la muerte.
Nacimientos: se dan los máximos en invierno, f r u t o d e c o n c e p c i o n e s p r i m a v e r a l e s y e l
m í n i m o de concepciones es a final del verano, en la época de mayor intensidad de trabajo en el campo.
Nupcialidad: Mínima en verano y máximos en los meses fríos y primavera, influyendo también las trabas
canónicas para los matrimonios en cuaresma y adviento.
Observamos pues como condicionamientos biológicos, económicos, canónicos etc., así como costumbres
y devociones locales intervienen en el ritmo de la vida.
MOVIMIENTOS MIGRATORIOS.
Existe una idea un tanto tópica de que los hombres del pasado apenas se desplazaban de su lugar
de nacimiento y esta es una imagen totalmente equivocada. Movimientos migratorios ha habido siempre,
por diferentes causas y de diferentes radios, aunque es difícil hacer un seguimiento y cuantificarlos por la
escasez de fuentes y porque las que existen muy posiblemente infravaloren estos movimientos.
Están por un lado los movimientos estacionales por razones de trabajo, en ocasiones con grandes
distancias (ganadería trashumante), profesiones en continuo desplazamiento (canteros construyendo
catedrales y puentes) y grupos de vida seminómada entre ellos los vagabundos que llegaron a ser una
gran preocupación en las ciudades.
Cuadrillas de hombres para todas las tareas agrícolas en Europa, vascos, franceses e ingleses en el
mar, en la captura del bacalao.
Había también migraciones de carácter estructural como las gentes que bajaban hacia la costa
desde las montañas con excedentes demográficos, o la emigración del campo a las ciudades sin la cual
estas no hubieran progresado, ni tan siquiera mantenido su nivel de población.
Se habla de cientos de miles de europeos que se dirigieron a las ciudades y esto tuvo dos importantes
consecuencias:
* En la estructura por sexo y edad de las poblaciones
* En la difusión de la cultura y pautas de conducta de las ciudades que con los retornos al
medio rural se extendieron también en este entorno.
Hay otros movimientos migratorios forzados de minorías socio-religiosas que son reveladoras de la
sociedad y la política del momento, puesto que tuvieron su origen en las guerras o en el cierre ideológico
de los estados nacientes, que expulsaban a las minorías disidentes.
La expulsión de judíos (1492), moriscos (1609) en España, los hugonotes en Francia, los gitanos
etc. Y en algunos casos aún sin decretos de expulsión, la intolerancia religiosa forzó un gran número de
desplazamientos.
Los movimientos colonizadores propiciados en parte desde el poder también provocaron
migraciones. Tras los descubrimientos una gran cantidad de españoles y portugueses esencialmente se
dirigieron hacia las nuevas tierras, siendo de algún modo una gran sangría de hombres jóvenes.
Otro fenómeno migratorio forzoso lo supuso el tráfico de esclavos hasta el XVIII sobre todo hacia las
grandes plantaciones americanas.
CONSECUENCIAS DEMOGRÁFICAS
La emigración colonial trasciende de los límites europeos, sin embargo no fue tan fuerte como para
hacerse notar en todo el continente. La cuestión cambia si observamos algunos de los países emisores en
concreto.
La perdida continua de hombres jóvenes en España durante el XVII (3000 a 5000 anuales) parece
ser que fue uno de los factores que contribuyo a la despoblación castellana.
Son obvias por otra parte las consecuencias de las migraciones extraordinarias: la expulsión de los
moriscos en el reino de Valencia supuso perder de la tercera a la cuarta parte de sus habitantes.
Las migraciones ordinarias por su parte redistribuyeron los excedentes humanos, tendiendo a
equilibrar las relaciones entre población y recursos, retrasando y controlando por ejemplo las
mortalidades catastróficas por ausencia de alimentos.
La movilidad temporal apartando a los hombres de sus hogares disminuye la fecundidad al igual que
el retraso en la edad de matrimonio de los emigrantes y su posible mayor proporción de celibato definitivo.
Pese a todo esto se considera tradicionalmente que los efectos de la emigración fueron marginales,
considerándose la migración como una consecuencia de las tasas de crecimiento demográfico existente y
no una causa que las alteraba.
Esta valoración se contradice recientemente por historiadores que consideran que por su mayoritario
destino a la ciudad, de peculiar comportamiento demográfico, serán un importante corrector a la baja del
crecimiento final de la población.
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TEMA 2: UNA SOCIEDAD EMINENTEMENTE COMUNITARIA.
El individuo y el estado parecen constituir en la actualidad los dos polos básicos de la vida social.
Un individuo libre y autónomo que espera que el estado le garantice igualdad de oportunidades y facilite su
educación, la sanidad o la protección que necesita.
Frente a esto el estado aspira a conocer y controlar cada vez mas la vida de os individuos.
Dualidad individuo-estado: no es el único marco de referencia social a pesar de su continuo reforzamiento.
Las dificultades actuales del estado de bienestar y la crisis del modelo social han vuelto a poner de
manifiesto la importancia de instituciones como la familia.
Por otra parte el individuo ha tomado conciencia de su fragilidad ante el poderoso estado actual y
busca cada vez más garantías de otras instituciones que le protejan del poder del estado.
Durante la Edad moderna con un estado, menos fuerte y organizado existían entre el y el individuo una
serie de instituciones que vertebraban la vida social, que controlaban a hombres y mujeres, otorgándoles al
tiempo una protección y seguridad que el estado no podía garantizar.
La familia, la comunidad y el señor son los principales poderes inmediatos que enmarcan la vida en
la E. Moderna. Los tres estaban consolidados antes de las modernas monarquías y de los estados que
posteriormente reclamaron para si parte de las funciones que estas y otras instituciones ejercían.
Lo característico del estado moderno no son las formas nuevas que surgen, sino el impacto que sobre
las existentes tienen los cambios que se van produciendo, muy especialmente la presión ejercida por los
poderes supremos: ESTADOS e IGLESIAS.
LA FAMILIA
MODELOS DE FAMILIA
Durante el XIX se pensó que las familias de la época preindustrial eran extensas y complejas con
múltiples elementos viviendo bajo la autoridad del cabeza de familia.
Se pensaba también que la industrialización rompió este modelo, sustituyéndolo por otro más sencillo
de pareja e hijos solamente.
En las últimas décadas las investigaciones conducen a pensar en la dirección opuesta; el modelo
dominante de familia sería el de familia sencilla formada por padres e hijos, pero en función de diferentes
factores económicos, locales etc. existieron otros tipos diferentes e igualmente importantes.
Criterios básicos de organización de los grupos domésticos (según Laslett).
1. las circunstancias de formación del grupo, siendo lo fundamental la residencia separada de la nueva
pareja.
2. Criterios demográficos y que afectan a la fecundidad:
Edad de matrimonio
Celibato definitivo
Segundas nupcias de las viudas
3. Los lazos de parentesco existentes entre los miembros del grupo.
4. Criterios relativos a la organización del trabajo y al bienestar del grupo, particularmente el volumen y
composición de las fuerzas del trabajo.
Encontramos así, en la Europa moderna tres grandes modelos familiares:
Formada por la pareja casada y sus hijos. Comienza con el núcleo conyugal al que se van añadiendo
los hijos, concluyendo el ciclo con uno de los progenitores viudo (normalmente la madre) y alguno de los hijos
solteros que permanecen en la casa.
Podemos incluir aquí (Laslett los considera aparte) las familias extendidas en las que conviven también
un ascendiente, un colateral, o ambos solteros o viudos.
Podríamos considerar como final del ciclo de familia nuclear los hogares con viudos o viudas solitarios.
FAMILIA TRONCAL.
Un hijo o hija casados y con sus hijos conviven con la pareja de progenitores y también temporal o
definitivamente con algún hermano o hermana soltera.
Constituida en su fase de plenitud por 3 generaciones; en cada una solo una pareja permanece en la casa.
Es una familia con varios núcleos conyugales y su descendencia, pero a diferencia de la troncal no es
una sola pareja por generación, pueden ser los padres y varios hijos casados, o parejas colaterales (tíos y
primos casados) o puede tener la forma de las frereches francesas, constituidas exclusivamente por
hermanos.
Cada modelo se adapta mejor a determinadas circunstancias socioeconómicas.
La familia compleja dispone de una gran fuerza de trabajo, sin necesidad de asalariados y pueden
hacerse cargo de explotaciones grandes. Predominan en zonas con un poder importante del señor o
propietario de la tierra con importantes exigencias para mantener el terreno asignado y evitar ser expulsados
o confinados a otro menor.
La encontramos en el este de Europa (área de la segunda servidumbre), en el centro de Italia y de
Francia (aparcerías) y en explotaciones indivisas francesas o servias.
La familia troncal predomina en áreas de economía pastoril, normalmente de montañas y se adapta
al objetivo de la perduración de una casa. Este concepto de casa engloba la vivienda, una unidad de
explotación con tierras y prados y una serie de derechos comunitarios de pastos , explotación de bosques
etc. incluye también el nombre de la familia y toda la tradición del linaje.
Se pretende que el conjunto perdure y se transmite integro a un solo heredero en cada generación
ya que si se dividiera las partes resultantes serían insuficientes para el mantenimiento familiar.
El sistema de herencia es desigualitario, los padres eligen un heredero; el que prefieran, que traerá
una esposa al hogar donde convivirán ambas parejas hasta que la muerte o e retiro del padre le permita
acceder a la jefatura de la casa.
El resto de hermanos abandonan la casa como yerno o nuera de otra familia si consiguen casarse
con un heredero o ganarse la vida fuera de la casa o en la emigración, para lo que reciben una dote.
Los que opten por quedarse, permanecerán solteros y sometidos al cabeza de familia.
La familia nuclear era predominante en la Europa noroccidental y en amplias zonas del Mediterráneo.
No responde a objetivos tan definidos como las anteriores y se adapta a formas de reparto más
igualitarias, o también desiguales, pero en ambos casos, las nuevas unidades familiares solo las forman a
la muerte del padre o buscando acomodo en otras tierras o en otras actividades económicas. En Inglaterra
la tendencia de los hijos es a abandonar la casa salvo el heredero. La dote que reciben les ayuda a formar
un nuevo hogar. La dinámica familiar está muy influenciada por el “mercado”. Si hay escasez de mano de
obra y los salarios son altos, la formación de nuevos hogares se acelera y la edad de matrimonio baja. En
caso contrario las nuevas parejas deben esperar e incluso algunos renuncian a formar familia propia.
En Francia, en el norte y oeste (familia nuclear) las costumbres hereditarias son de tipo igualitario,
aunque con diferentes matices. Se pretende dar una oportunidad de situarse y mantener el linaje a todos
los hijos. En caso de carecer de descendencia los bienes recibidos de cada una de las ramas familiares
(paterna o materna) deben volver a los parientes más próximos de esa línea.
En la zona de París al abandonar la casa paterna se recibía una donación y no tenían derecho a
más; a partir del renacimiento se puede optar a devolver lo recibido y participar en la herencia general.
Tanto esta última costumbre como el igualitarismo del oeste estimulaban la permanencia de los hijos
en la aldea, frente a la tendencia mas centrifuga inglesa, que hay que poner en relación con el auge de
una economía mercantil.
TENSIONES FAMILIARES
El ciclo domestico a través del que se renueva la estructura familiar, es el principal responsable de
las tensiones y conflictos dentro de cada modelo.
La familia comunitaria es la mas estable, a ello contribuye el poder patriarcal del cabeza de familia
que se impone a todos los miembros y la mantiene cohesionada.
Sin embargo el relevo del patriarca y ala convivencia de varias parejas supone fricciones. En
contadas ocasiones pueden producirse escisiones de un grupo familiar, pero lo habitual es que la vida se
desarrolle en un universo cerrado en el que los individuos se supeditan a las necesidades del grupo donde
los lazos de parentesco y solidaridad hacen que las tensiones se puedan controlar.
La familia troncal es un foco de graves tensiones que incluso desembocan en violencia.
Hay dos momentos especialmente tensos, la designación del heredero, que a menudo enfrenta al os
hermanos, y la convivencia de a pareja joven con los padres, mientras no se produce el relevo
generacional, que puede tardar años.
Para facilitar esta convivencia se incluyen en los contratos matrimoniales cláusulas de intolerancia
que regulan los derechos de cada parte en caso de ruptura.
Ambas situaciones también están presentes en las familias comunitarias, pero es en las troncales
donde los enfrentamientos son más agudos, conduciendo en ocasiones al crimen,
La familia troncal también genera tensiones con otros grupos domésticos en el momento de
establecer alianzas matrimoniales.
El afán de mantener y engrandecer la casa propia busca alianzas ventajosas. Se trata de que la dote
aportada por la nuera sea superior alas otorgadas a las hijas.
Otra estrategia es tratar de recuperar con matrimonios muchas veces consanguíneos la dote
entregada a otra casa. Es obvio que la voluntad de los interesados cuenta poco frente al interés de la casa
y aceptan sacrificadamente esas alianzas.
El ciclo de la familia nuclear comienza con el matrimonio y la formación del nuevo hogar y termina
con la muerte del cónyuge más longevo, o cuando este incapaz de vivir solo, es acogido en casa de un hijo
casado.
Un fenómeno muy extendido en la Europa noroccidental es el life-cicle servant por el cual los hijos al
salir de la niñez son colocados como criados durante un tiempo en el seno de otra familia. Este tipo de
intercambios, muy corriente en Inglaterra, hace que las tensiones propias de la adolescencia se proyecten
fuera del hogar y la socialización de los jóvenes bajo otro jefe de familia menos atado por los afectos
favorece la preparación para una vida independiente y el desarrollo del individualismo.
La ruptura temprana con la familia de origen evitaba muchas tensiones de relevo generacional
típicas de la familia troncal y en la comunitaria.
Cuando el reparto era desigualitario solía compensarse con dotes o herencias en metálico o con una
inversión en educación, que permitía a los excluidos ganarse la vida.
Por su parte el heredero debía soportar la autoridad del padre, atenderlo en la vejez, así como pagar
las deudas y cargas motivadas muchas veces por las donaciones a los hermanos.
En definitiva, se trataba de equilibrar la continuidad del patrimonio con el deseo de equidad.
En las zonas de patrimonio igualitario la lucha contra la dispersión patrimonial lleva a estrategias de
cooperación a la hora de los matrimonios, frente a las de conquista propias de la familia troncal. Se trata
de conseguir mediante la aportación de ambos cónyuges una base de sustento lo mas autosuficiente
posible para la nueva familia. En general los bienes inmuebles se trasmiten por vía masculina y las dotes
se componen de dinero y bienes muebles como forma de evitar una mayor disgregación de la tierra, pero
en ocasiones, cuando lo que la casa busca es atraer y fijar mano de obra, las mujeres también transmiten
casas y tierras.
Los matrimonios se dan en un círculo bastante cerrado, endogámico y consanguíneo en el que
circulan las propiedades del linaje en continua división, intercambio y agrupación.
Estos matrimonios endogámicos en el límite de las prohibiciones canónicas no son solo por motivos
económicos, sino porque se buscan también vínculos para mantener la cohesión de la comunidad.
Los matrimonios interesan a toda la comunidad que tiene mecanismos para oponerse a matrimonios
que repugnen al sentir colectivo y para animar otros que interesan.
La elección de cónyuge no era una decisión plena de los interesados, sobre todo si tenían algo que
transmitir, pero había mas controles sobre las parejas, las relaciones sexuales fuera del matrimonio e
incluso entre los casados, así como los problemas dentro de la familia eran vigilados y sancionados por las
propias familias, comunidad, señor y la iglesia y el propio estado intervenían en lo relativo a las familias.
Las parejas trataban de maniobrar entre todas estas presiones, para tratar de ser tenidos en cuenta
apoyándose en unos elementos o en otros para hacer valer su voluntad. La iglesia por ejemplo defiende el
carácter consensuado del vínculo y la necesidad de una relación social entre los cónyuges, no únicamente
la finalidad biológica, por ello su opinión debe ser tenida en cuenta frente a padres y comunidad.
A partir del último tercio del XVI y durante siglo y medio las iglesias,, católica y protestante, tratan de
imponer disciplina en las costumbres relegando la sexualidad al marco matrimonial y controlando las
condiciones de validez y acceso al mismo que habían sido muy elásticas.
Se persiguen los matrimonios clandestinos, sin autorización paterna y se exige la presencia del oficiante. Y
se opone a rituales tradicionales que suponen intromisiones de la comunidad en la vida familiar.
Se toman medidas contra la proliferación de los pobres y se persiguen las relaciones extramatrimoniales,
fuente de niños abandonados y de población indigente tratando de “moralizar” las costumbres.
En su avance hacia el absolutismo las monarquías fueron sustituyendo la lealtad de los individuos
hacia los poderes inmediatos por la que se debía al príncipe. Así se minó la influencia de la parentela, la
comunidad y el señor sobre los individuos. Y los estados desarrollaron una política cada vez más
intervencionista en la vida social.
Igual que la Iglesia se regulo el acceso al matrimonio, se reglamentó la transmisión de herencias,
enfrentándose a los repartos desiguales salvo en lo referente a la élite nobiliaria donde se favorecía la
indivisibilidad de los patrimonios por medio de la vinculación. La educación, sanidad, beneficencia.., fueron
colocándose bajo la atención del estado.
Es en este momento cuando el ideal del amor romántico surge con fuerza, así como una mayor
intimidad y afecto en el ámbito familiar. Este planteamiento provoca mayores frustraciones que los
matrimonios de conveniencia cuando la realidad cotidiana se aleja de lo esperado
De todos modos la familia supone un reducto para la vida privada y sus lazos se van reforzando.
El Municipio
Durante la Edad Media las comunidades habían conseguido reconocimiento jurídico de los señores y
del príncipe, permitiéndoles contar con instituciones permanentes que actuaban en nombre de los vecinos.
Regulaban la vida agraria , la puesta en explotación de un territorio, el aprovechamiento del medio
natural, las labores agrarias , los cultivos adecuados en las zonas de rotación trienal y las fechas de
siembra, siega, vendimia o la entrada de ganado en los barbechos.
La explotación familiar estaba así sometida a regulación, pero asimismo contaba con
aprovechamientos comunitarios sin los que el campesinado no habría podido subsistir, como barbechos en
zonas de campos abiertos, pastos y bosques para mantener el ganado, imprescindible como fuente de
carne, leche, queso y como fuerza de trabajo.
En un mundo con cosechas irregulares también se ocupa de asegurar el abastecimiento de la
población, limitando la salida de productos en época de escasez y adquiriéndolos donde fuera posible,
creando montepíos que prestaban grano a los necesitados y gestionando permisos para ferias y
mercados.
La reparación de
caminos, la traída de aguas, la enseñanza, y la sanidad así como la organización de fiestas
junto a la parroquia, aunando carácter religioso y profano también formaba parte de sus funciones.
Suponía una primera instancia judicial, para conflictos agrícolas y ganaderos (incumplimiento de
regulaciones, destrozos por ganado…), y su función era importante en las relaciones con el poder
exterior que trataba de explotar y dominar la aldea, básicamente el señor, la iglesia y el príncipe, frente
a los que sufrirá notables retrocesos en la Edad Moderna.
EL SEÑORÍO
El poder de los señores procede de dos fuentes: el que poseen como dueños de la tierra y el que
proviene de su capacidad de mando, tanto militar como judicial.
Existen diferencias importantes en el grado de dominio del señor sobre las tierras del señorío y en la
forma de cesión de estas a los campesinos.
Podemos distinguir varios tipos de señorío en función de su dominio sobre la tierra, la forma de
cesión de esta y su poder de coerción sobre los vasallos.
Europa del estese desarrolla durante la Edad Moderna el fenómeno conocido como Segunda
Servidumbre,con tres rasgos básicos:
1) Una enorme extensión de las reservas señoriales, es decir de la tierra que el señor se reserva para
explotar la directamente.
2) el recurso a la corvea, que supone el trabajo normalmente gratuito de las tierras del señor una serie
de días a la semana de modo que este puede explotar su reserva.
3) El último paso en la implantación de este Segundo Señorío, lo supone el sometimiento del
campesino a el mediante medidas como su adscripción a la tierra impidiéndoles la emigración; el
control de los matrimonios, normalmente dentro del señorío y a edad temprana para aumentar la mano
de obra, y las limitaciones al aprendizaje de oficios.
El sistema se basa en el gran poder de los nobles ante monarquías aún débiles que deben hacer
concesiones a cambio de apoyo.
LA NOBLEZA Y EL CLERO
CRITERIOS DE JERARQUIZACIÓN
NIVELES SOCIO ECONÓMICOS
PRIVILEGIOS JURÍDICOS.
Para la historiografía marxista, tanto la Edad Media como la Edad Moderna pertenecen al modo de
producción feudal, con algunas diferencias entre ambos períodos .El feudalismo posterior al XVI sería un
“feudalismo tardío”.
La sociedad europea durante la Edad Moderna llamada también Antiguo Régimen era
prácticamente agraria,y en ella la nobleza ocupaba una posición privilegiada Las ciudades preindustriales
estaban muy vinculadas con el mundo rural , a veces lo dominaban, otras lo transformaban en la medida
de lo posible,
La economía urbana se presenta muchas veces como antitética del feudalismo, pero en cierto
modo los burgueses de las ciudades coexistían y colaboraban con la nobleza, cuando no se convertían en
dominadores del mundo rural.
La sociedad del siglo XVI era todavía jerárquica y tradicional, se centraba en alguna clase de
grupo social: familia, linaje corporación profesional, comunidad de vecinos, de barrio o de parroquia. Por
eso se habla de sociedad corporativa.
La existencia de privilegios de diferente índole era un principio rector del orden social, los privilegios
estaban legalmente reconocidos y los privilegiados suponían del orden de un5% de la población. La
inmensa mayoría eran plebeyos aunque de diferentes condiciones económicas y sociales.
Esta sociedad d e n o m i n a d a “ e s t a m e n t a l ” s e o r g a n i z a p o r e s t a m e n t o s y
no por clases sociales
regidas principalmente por criterios económicos como en la industrial.
La denominación Antiguo Régimen fue utilizada por la revolución francesa en referencia al sistema
que querían derribar, extendiéndose a la denominación al ámbito de la economía y la demografía.
Si embargo, existen divergencias a la hora de fijar los límites cronológicos del Antiguo Régimen
social, puesto que los cambios sociales son mucho mas lentos que los políticos .Quizá resulte exagerado
pensar que esa sociedad tradicional dominada por la nobleza se extendió hasta los inicios de la primera
guerra mundial, quizá sea mas acertada la opinión de Pierre Goubert que considera su desaparición a lo
largo de casi cien años.
LA SOCIEDAD ESTAMENTAL
NOBLEZA
El grupo privilegiado fundamental era la nobleza que servía de referencia al resto de la sociedad.
Había sido en su origen una clase de guerreros (bellatore) y propietarios rurales privilegiados, aunque la
vocación militar disminuyó a lo largo de la Edad Moderna. Los teóricos de la nobleza también intentar
justificar su condición haciéndolos descendientes de los antiguos conquistadores germánicos, francos,
godos o normandos.
La clase noble, principal propietaria de tierra ejercía sobre ella y quienes la cultivaban una
autoridad de tipo político. El mundo rural europeo estaba organizado sobre la base del señorío, la
administración más inmediata no está ejercida por representantes del monarca sino por los“señores
jurisdiccionales”,estos propietarios privilegiados que formaban el estamento de la nobleza. Estos
señores ejercían sobre sus vasallos funciones de administración, justicia y hacienda; ellos a su vez reciben
diversos derechos por el ejercicio de esas funciones públicas y una serie de rentas como propietarios de
la tierra. En algunos casos se trataba de rentas fijas que podía quedar devaluadas por la inflación, pero
era más común recibir una parte proporcional de las cosechas que les permitía hacer buenos negocios.
En Europa oriental podían disponer del trabajo gratuito de los campesinos, por medio de
prestaciones o “corveas”.
Según los tratadistas la nobleza era “una et eadem”, una sola y la misma para todos los nobles,
pero en la realidad había grandes diferencias de riqueza y poder.
La alta nobleza: los nobles poseedores de Señoríos o que ostentan un título.
Duque, marques, conde o barón.
Incluso entre los titulados existe un grupo más reducido y prestigioso: los grandes de
España o los Pares de Francia.
La baja nobleza: está constituida por varias categorías
Caballeros o gentil hombres y en Castilla los hidalgos célebres a través de la
literatura.
La baja nobleza rural pobre, bien distinta de la aristocracia de la corte se ha
convertido en un verdadero tópico. En España está representada por hidalgos,
escuderos infanzones etc. que únicamente disfrutaban de su condición privilegiada
pero no tenían por que tener rentas para sostener un modo de vida compatible con
tal condición.
La pobreza de la clase noble era siempre relativa, pero incluso en el caso de los fabulosos
ingresos de un Grande de España o de un Lord, debemos pensar en la enormidad de sus gastos.
Mantenían castillos, abundante servidumbre una vida social ostentosa, el servicio militar y político al
monarca que exigía a menudo grandes aportaciones, los pleitos por herencias y propiedades etc. Todo
esto conducía aque a menudo muchas casa nobiliarias estaban totalmente endeudadas. Bien es cierto
que uno de los privilegios de los nobles consistía en no poder ser encarcelados por deudas y además los
monarcas concedían todo tipo de ventajas para que los aristócratas no se vieran obligados a pagar a sus
acreedores.
Los señores disponían de muchos medios depresión económica, podían incrementar las rentas y
obligaciones de sus campesinos, tenían monopolios de medios técnicos como molinos, de cereales y de
aceite, herrerías, cobraban impuestos sobre vías de comunicación(puentes, caminos, barcas), t e n í a n
derechos preferentes de venta de su propia producción en mejores condiciones y tiempo que los
campesinos, tenían derechos exclusivos de caza y pesca (lo que daba lugar a la existencia de
furtivismo)cobraban derechos sobre las ventas o transmisiones hereditarias de propiedades , en resumen
disfrutaban de una situación privilegiada que les permitía vivir del trabajo de sus súbditos y al
mismo tiempo dictar las normas que regulaban ese trabajo.
TRANSMISIÓN
PRIVILEGIOS
HERENCIAS
El sistema de herencias era de gran importancia. Desde el Mediterráneo fue extendiéndose hacia
los países germánicos y anglosajones el derecho de sucesión por primogenitura procedente del derecho
romano: El “mayorazgo” castellano, el “fideicomiso” germánico, el “entail” ingles. En todos los casos
se conservaba la riqueza del linaje, pero quedaba el problema para los segundones para quienes se abría
la carrera militar, la burocracia y en los países católicos la carrera eclesiástica, las plazas de canónigos, las
abadías y los conventos para las hijas, las cuales debían a portar también las correspondientes dotes. La
obligación de dotar a las hijas suponía un duro gravamen para las economías de las familias nobles.
El modelo social de la nobleza cambió a lo largo de la Edad Moderna, un cierto grado de cultura
formaba parte de la educación nobiliaria , los hijos de los nobles estudiaban en sus casa con preceptores
particulares o en “seminarios de nobles” a veces completaban su formación con un viaje de varios años (el
Gran Tour) que no dejaba de incluir Italia. A veces también seguían algún curso en universidades
La nobleza fue en buena parte una clase ociosa que perdió su función social originaria de
contenido militar, pero contó con individuos de elevada capacidad intelectual y en algunos países
conservó unas ideas de libertad frente al autoritarismo de los nuevos monarcas
Una parte importante de los primeros políticos liberales procedían de familias de la nobleza que
renunciaron a sus privilegios jurídicos.
EL CLERO
Determinaban los tipos de campesinado. Los mas favorables eran los contratos enfitéuticos, por lo
cuales el campesino obtenía el usufructo de la tierra por largo tiempo o a veces indefinido mientras se
cumplieran unas determinadas condiciones. Se pagaban unas cantidades simbólicas en reconocimiento
del dominio del señor, pero esas cantidades o productos no tenían relación directa con la extensión de la
tierra o la cuantía de la producción.
Los otros contratos eran menos beneficiosos. El contrato de arrendamiento solía estipularse por
períodos cortos lo que permitía ir adecuando las rentas a la evolución de los precios. Era aceptable para
campesinos con suficiente capital de explotación, alquilando grandes propiedades para una explotación
orientada al mercado.
Otra modalidad muy frecuente en los países mediterráneos era la aparcería,el propietario aportaba
el capital y se llevaba una parte importante de la producción, muchas veces la mitad. Era propio de
campesinos pobres y sin medios (aperos agrícolas, animales de labor…)
En esta sociedad rural era muy importante la existencia de bienes de carácter comunitario. Los
bosques y prados comunales suponían madera y pastos para el ganado de los campesinos pobres. Los
derechos comunales permitían también pastar en tierras de propiedad privada después de la siega es la
llamada derrota de mieses. Para permitir este derecho de “espigueo” era necesario que los campos
permaneciesen abiertos y que se siguiese un ritmo colectivo de trabajo.
La parroquia era el centro de articulación de la comunidad, el domingo tras la misa se tomaban las
decisiones sobre el trabajo agrario. No había disociación entre vida laboral y festiva. El prado comunal era
lugar de esparcimiento de juegos y de baile.
A lo largo de la dad Moderna hubo múltiples conflictos por el retroceso de esos derechos colectivos
en beneficio de las explotaciones individuales. El cierre de los campos era un símbolo de la nueva
agricultura capitalista, también fue muy conflictiva la desecación de lagunas para convertirlas en
propiedades individuales acabando con los tradicionales derechos comunitarios de pesca.
Mientras los derechos señoriales se pagaban en especie, los nuevos impuestos reales eran en
metálico. Para obtener dinero debía vender su producción pero no siempre en condiciones favorables ya
que el señor tenía el privilegio de vender antes y a mejores precios.
Durante gran parte de la Edad Moderna el campesino no se beneficiaba de ninguna acción estatal a
cambio de sus impuestos. El reclutamiento y sobre todo el alojamiento obligatorio de soldados suponía
una dura carga tanto económica como a nivel de las brutalidades y violaciones que a menudo sufrían.
Normalmente el campesino pagaba más impuestos que el habitante de la ciudad y se encontraba
más desprotegido en situaciones de pobreza. Sus deudas se agudizaban en caso de varias malas
cosechas lo que podía llevar a la perdida de la explotación que había sido hipotecada como garantía de
pago.
El endeudamiento era una de las vías mas frecuentes de expropiación a los campesinos pobres.
En el mundo rural también estaba jerarquizado, aunque en menos medida que el urbano. Las
diferencias se establecían según las posibilidades de disponer de los medios de producción en especial
animales de tiro y aparejos de labranza. También influían los sistemas de herencia y la naturaleza de la
producción. Los agricultores especializados solían estar en mejores condiciones que los limitados a mera
producción de subsistencia.
Las instalaciones básicas para la elaboración de productos agrarios estaban en poder del señor en
forma de monopolio, como los molinos, hornos, prensas, lagares almazaras (molinos de aceite)..
Una pequeña minoría (5% aprox.) eran campesinos acomodados, a los que se denomina
“labradores honrados” o “villanos ricos”, disponían de propiedades extensas en propiedad o con
contratos favorables , para cuya explotación empleaban a campesinos pobres o jornaleros.
También pertenecían a esta categoría los grandes arrendatarios del norte de Francia muchos de
ellos arrendatarios de los derechos señoriales. Se les llama también “burguesía rural”.
El segundo grupo lo formaban campesinos medios, independientes pero no poderosos (25%
aprox.) este grupo fue disminuyendo por la evolución capitalista de la agricultura.
La mayoría del campesinado europeo (60-70%) lo formaban campesinos dependientes, sin tierras
suficientes para hacer frente a diezmos, rentas e impuestos y enfrentarse a malas cosechas y deudas.
Solían trabajar para los campesinos poderosos en labores estacionales .Este grupo aumento
enormemente como consecuencia de la crisis económica del XVII.
Existían también jornaleros o campesinos sin tierras, abundantes en el sur de España e Italia.
Mas importante era la figura del mozo de labranza, trabajador soltero y eventual incorporado a la familia,
en la Inglaterra preindustrial entre el 25 y el 50% de los jóvenes eran mozos de labranza.
La vida del campesinado era muy precaria, un gran esfuerzo físico y un trabajo realizado con útiles
muy rudimentarios, viviendo a menudo en sitios aislados lo que producía un sentimiento de desconfianza
hacia el exterior.
Su situación fue modificándose en función de la coyuntura económica .La crisis del XVII produjo el
endeudamiento tanto de individuos como de comunidades, muchas tierras comunales pasaron a manos de
la nobleza y de la burguesía capitalista. La diferenciación entre la minoría en buenas condiciones y la gran
mayoría con dificultades económicas o en vías de proletarización resquebrajó la comunidad campesina y
en el XVIII el incremento de población hizo aumentar más este grupo.
En Inglaterra la “revolución agrícola” se tradujo en la sustitución del pequeño campesino por
jornaleros .El campesino pobre dependía de la usura, del trabajo industrial a domicilio y muchos optaban
por la emigración o en el peor de los casos campesinos jóvenes sin trabajo se convertían en vagabundos.
A finales del Antiguo Régimen, en la segunda mitad del XVIII, economistas y políticos intentan
mejorar las condiciones del campesinado y reformar las estructuras del mundo rural desarrollando una
política agraria limitada e insuficiente.
El campesinado, tan pronto había sido despreciado por las clases superiores como se había
idealizado la vida rural por la literatura renacentista, el teatro español del siglo de oro había dado
protagonismo a campesinos independientes, defensores de su dignidad frente a los atropellos de la
nobleza.
La pobreza estaba muy ligada con la sociedad del Antiguo Régimen. En torno al 10% de la población
vivían en condiciones de pobreza, este porcentaje aumentaba en las ciudades castellanas del XVI.
La mayor parte de la población carente de reservas alimenticias y de dinero podía caer en la pobreza
fácilmente dependiendo de los vaivenes económicos. En algunos recuentos el concepto de trabajador y
pobre eran equivalentes junto con las viudas, enfermos y ancianos daban las mayores proporciones de
pobreza.
En sentido amplio se puede considerar que casi la mitad de la población europea vivía en la
pobreza, abandonando incluso hijos legítimos por no poder alimentarlos.
El número de pobres aumento sistemáticamente desde el XVI constituyendo el mayor problema
social del Antiguo Régimen. Existía un gran esfuerzo de caridad social que nunca llegó a solventar el
problema.
Desde el cristianismo se consideraba la pobreza como una opción voluntaria (había órdenes
mendicantes) que de algún modo representaba a Cristo y daba al rico la posibilidad de hacer el bien
mediante limosna.
Esta visión tradicional se sustituyó por una idea secularizada, basada en la primacía del trabajo. La
acción de los municipios debía sustituir a la asistencia social religiosa. En Centroeuropa hacia 1525 se
crearon “oficinas de pobres” en la que se les daba asistencia y la legislación sobre pobres fue
sistematizada en Castilla por Felipe II en 1565.
Existían dos tipos de pobres, los “verdaderos”, integrados en sus comunidades que eran dignos de
ayuda y los “pobres fingidos” (mendigos y vagabundos) que merecían control y trabajo obligatorio siendo
perseguidos y tratados como delincuentes. Este sistema se mantuvo vigente en Inglaterra hasta el primer
tercio del XIX.
Surgieron instituciones de caridad(San Vicente de Paúl en Francia)y a fines del XVI se fundan
muchos montes de piedad en Italia. Había también instituciones para dar dotes a jóvenes a fin de que
pudieran casarse y evitar la prostitución y en muchos municipios había “pósitos” o ”arcas” que concedían
préstamos de cereales y simientes a campesinos en escasez.
Pero fue mas general el encierro de los pobres en grandes hospitales, casa de misericordia,
“albergues” o “casas de trabajo”,donde se les empleaba en trabajos poco cualificados y mal pagados, y
vivían en una dura disciplina social.
Las autoridades estaban obsesionadas con los pobres “no integrados” vagabundos y mendigos,
generalmente campesinos arruinados que huían a las ciudades.
Los denominados “falsos pobres” (vagabundos, soldados licenciados, desertores, peregrinos,
oficios ambulantes..) eran grupos potencialmente peligrosos, con ciertas actividades fraudulentas y
delictivas.
Los gitanos eran considerados también “gentes de mal vivir”.
Todos ellos eran perseguidos y sometidos a duras penas, azotes, trabajos forzados o servicio militar.
Resultaba difícil distinguir entre “buenos” y “malos” pobres, entre “miserables” y “truhanes” y sobre
todo entre pobres y delincuentes. Existían bandas de vagabundos que exigían limosna bajo amenazas.
La vida de las clases marginales parecía girar en torno a tres ejes: taberna, burdel y cárcel. Las
Reformas (protestante y católica) acabaron con los grandes burdeles de las ciudades mediterráneas, pero
no con la prostitución, que siguió siendo una salida para las mujeres más pobres.
Los sacerdotes tronaban contra las tabernas que restaban asistencia a los oficios dominicales, la
policía también las denunciaba como centros de reunión de delincuentes y posibles gérmenes de actitudes
subversivas.
Era fácil acabar en la cárcel pero en este momento no era un lugar para cumplir condena, se
aceptaba la compensación de delitos por dinero en asuntos entre particulares. Las penas solían ser físicas,
crueles y ejemplarizantes, infringir las leyes de pobres podía suponer azotes, ser marcado con un hierro
candente o incluso perder la nariz o las orejas.
En zonas mediterráneas podían condenarse como remeros en galeras, trabajo forzoso en minas o
en obras públicas.
La legislación penal solía tener un fuerte sentido clasista, la nobleza tenía derecho exclusivo a la
caza y había duras leyes contra el furtivismo.
Los presos por deudas tenían que mantenerse en la cárcel a sus expensas mientras que los nobles
incluso alardeaban de no pagar a sus acreedores plebeyos.
La delincuencia organizada en el campo adopta la forma de bandolerismo, especialmente
estudiado en zonas mediterráneas (España, Italia, Balcanes…) sobre todo en el XVI aunque
posteriormente se mantuvo asociado al contrabando.
A veces se creaban leyendas en torno a algunos de ellos como el robo de ricos para dar a los
pobres, o los bandoleros irlandeses católicos que luchaban contra los señores protestantes; o los que
luchaban contra recaudadores de impuestos. Estos personajes fueron recogidos frecuentemente en
romances e historias populares. La historiografía actual pone en entredicho esa idealización ya que
muchas veces actuaban en connivencia con las clases privilegiadas.
Fueron frecuentes y a menudo imitando las revueltas de las clases nobles poco dadas a la
obediencia y subordinación a la autoridad. Hubo diferentes tipos y por motivos diversos:
Tumultos de subsistencia. Eran frecuentes por el hambre o la carestía de los alimentos, no se
reclamaban salarios mayores, sino precios asequibles en los productos de primera necesidad. Se creía en
la existencia de unos “precios justos” de una “economía moral” y la actitud violenta del pueblo obedecía a
la idea de que las autoridades hacían dejación de sus funciones en defensa de la moral tradicional. Las
reivindicaciones de un motín de subsistencia eran:
o la declaración de existencias.
o la prohibición de exportar grano.
o La tasa popular de precios.
Los enemigos del pueblo eran comerciantes especuladores, molineros y en última instancia las
autoridades. En la Francia del XVIII se extendió la idea de que había un complot entre autoridades y los
privilegiados para matar al pueblo de hambre, lo que preparó el clima de la Revolución Francesa.
Levantamientos c a m p e s i n o s : f u e r o n v a r i a n d o s u s m o t i v a c i o n e s : s i h a s t a
m i t a d d e l X V I e r a n movimientos populares en defensa del “hombre común” y
culminaron con la Gran Guerra de los Campesinos de Alemania (1525) en la segunda mitad
aparecieron elementos religiosos de carácter profético o milenarista anunciando el fin del mundo y la
existencia de una sociedad igualitaria sin señores ni privilegiados. Los rebeldes se llamaban unos a otros
“hermanos” y se organizaban en hermandades como en Castilla y Galicia, o en “germanies” como en
Valencia y Mallorca. Además de revueltas violentas se iniciaron una serie de procesos jurídicos ante los
tribunales contra determinados derechos s e ñ o r i a l e s .
En e l X V I I I l a c o n f l i c t i v i d a d a n t i s e ñ o r i a l p a s ó a u n s e g u n d o p l a n o centrándose contra
l o s impuestos estatales y el alojamiento militar. El alzamiento de los segadores de Cataluña en la
primavera de 1640 tuvo gran trascendencia contra la obligación de alojar tropas, siendo contemporáneo
a las grandes revueltas francesas contra el aumento de impuestos para financiar guerras. Tuvieron
especial significado los movimientos contra los impuestos en los productos de primera necesidad. La
“gabela” que era el impuesto sobre la sal se convirtió en sinónimo de impuesto arbitrario y
destructivo. Este tipo de impuestos y el régimen aduanero dieron lugar al contrabando, actividad que la
población no consideraba ilegal y que disfrutaba de amplio apoyo popular. La hostilidad popular se
desataba especialmente contra los recaudadores de impuestos, figura además ajena a la comunidad. En
las ciudades fueron frecuentes las luchas por participar en el gobierno municipal, produciéndose en e l
XV las tradicionales luchas de plebeyos contra patricios. En Alemania
s e h a b l ó i n c l u s o d e u n a revolución gremial que fortaleció el poder de los artesanos en los
consejos municipales. España conoció dos rebeliones importantes: los “comuneros” castellanos y la
“germanía” de Valencia y Mallorca ambas con sentidos de hermandad y fraternidad. Fracasaron; tanto
en España como en Europa central se produjo una reacción patricia que consolidó a las profesiones
liberales y oligarquías urbanas frente a los comerciantes y artesanos, pero quizá de algún modo
frenaron la vuelta de la “servidumbre”como sucedió en la Europa Oriental.
La edad moderna resultó ser menos revolucionaria en cuanto a los movimientos populares que los
últimos siglos de la Edad Media. Las tensiones sociales continuaron, más por vías legales que con actos
violentos. En el XVIII hubo una creciente conflictividad laboral a medida que aumentaban el número de
trabajadores en fábricas y factorías. Se formaron asociaciones obreras que las autoridades intentaron
desacreditar y que no descartaban el uso de la violencia y la destrucción de máquinas sobre todo si las
consideraban causantes del desempleo.
Parecía que los intereses populares debían rechazar todo tipo de innovaciones, apelando a los
viejos derechos contra la opresión del momento, mitificando así el tiempo pasado.
La resistencia a los impuestos fomentaba rumores de impuestos absurdos sobre los actos más
elementales de la vida y se soñaba con un mundo sin impuestos donde el señor viviese de lo suyo, es
decir de las rentas de su patrimonio.
Los jefes de las rebeliones eran presentados como lo peor de la sociedad, sin embargo las
investigaciones demuestran que podían ser artesanos y campesinos acomodados o incluso
pertenecer a la pequeña nobleza. Las élites locales tenían un papel importante en las revueltas dirigidas
contra el exterior.
Los curas aldeanos solían ser dirigentes naturales de muchos movimientos campesinos y en las
ciudades los frailes podían ser predicadores subversivos.
Los antiguos soldados e incluso algún caballero podían dirigir los ejércitos espontáneos de los
campesinos.
Los gremios eran importantes en la milicia urbana, siendo los maestros artesanos los principales
protagonistas de las revueltas urbanas del XVIII en Inglaterra. Los líderes populares se ocultaban bajo
nombres falsos y se adaptaban símbolos religiosos como la Cruz o las Llagas de Cristo; en Italia gritaban
¡viva María!
La mayor parte de las revueltas terminaron con la derrota y la represión, no podían tener éxito si no
contaban al menos con la simpatía o la división de una parte de la minoría dirigente, El orden social se
mantenía con poca policía era la aceptación de la jerarquía social establecida y los propios medios
represivos de los privilegiados los que aseguraban la disciplina social.
El creciente monopolio de la violencia por parte del estado, que privó a los grupos
privilegiados de sus propias fuerzas armadas, planteó el problema de las luchas sociales bajo una
nueva perspectiva.
HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA
1
A partir de entonces se produjo un retroceso en el tráfico comercial en
todos los ámbitos geográficos aunque de intensidad y magnitud diversa
Todos estos indicadores han sido objeto de revisión, matizándose, en general
el carácter general de las dificultades de la economía europea. En esta labor se ha
distinguido especialmente Morineau , quien ha criticado los dos postulados
fundamentales de los que defienden la existencia de la crisis desde un punto de
vista cuantitativista:
* corrección de los datos de Hamilton sobre la llegada de metales
preciosos de América (basado en que los altos niveles de fraude
invalidan los registros oficiales). Utilizando otros registros determinó
que las llegadas de metales preciosos se mantuvieron estancadas en
la primera mitad y se incrementaron en la segunda mitad, superando
los niveles del XVI. Además, el ritmo de llegada de los metales
evolucionó de manera muy distinta a los precios, por lo que ambos
factores deben desligarse
* Morineau recuerda que no se puede identificar mecánicamente un
período de retroceso de los precios con una fase de crisis. Depende de
la posición que se ocupe en el mercado, de ahí que un retroceso de los
precios pudiese beneficiar a los compradores, la mayoría de la
población
Esto no quiere decir que la sociedad europea no experimentase dificultades,
pero éstas no tuvieron el carácter continuo y general que habitualmente se les ha
atribuido. Morineau niega que se pueda hablar de una crisis generalizada del XVII
como hasta ahora, lo que se produjeron fueron una serie de crisis de diferente
intensidad y amplitud, afectando de diversa manera a los territorios y sectores
económicos. Es, por tanto, la desigualdad de la crisis lo que viene a destacarse
actualmente, una crisis que ya había comenzado con anterioridad al XVII. El impacto
fue más precoz en el Mediterráneo y las dificultades comenzaron a desaparecer
también más temprano. En el noroeste de Europa la incidencia fue más tardía
(mediados XVII- primer tercio XVIII).
Tampoco se vieron afectados de igual forma los sectores económicos, siendo
más aguda en el ámbito agrícola que en el industrial y comercial, y existiendo
grandes disparidades dentro de ellos.
2
De igual modo desde el punto de vista territorial, la incidencia fue muy intensa
en el Mediterráneo y en la Europa Oriental. En Francia, la Europa Central y
Escandinavia, se produjo un estancamiento y un leve retroceso. En cambio, en las
Provincias Unidas e Inglaterra solo se produjeron dificultades episódicas que no
impidieron el crecimiento y, sobre todo en el segundo caso, la reorientación de sus
actividades económicas.
La desigual incidencia de la crisis fue lo que permitió la realización de las
transformaciones que resultaron decisivas para el futuro. El rechazo de la idea de
crisis general permite apreciar los progresos. Las dificultades produjeron un una
redistribución del potencial económico, favoreciendo la integración económica y
desplazando el eje de gravedad del Mediterráneo a la zona noroccidental, que
incrementó su desarrollo demográfico, lideró el proceso de urbanización y articuló en
su beneficio la división internacional del trabajo. de todas formas, en el resto del
continente también se realizaron transformaciones que favorecieron una creciente
especialización de la actividad económica y un incremento de la interrelación e
integración de los mercados.
2. CONTROVERSIAS SOBRE LAS CAUSAS Y LA NATURALEZA DE LA
CRISIS (Floristán, páginas 492 y ss)
El origen de la controversia se inserta en la polémica sostenida por la
historiografía marxista sobre la transición del feudalismo al capitalismo. El debate se
polarizó inicialmente entre los que defendían que la crisis tenía un origen económico
y los que ponían en acento en los problemas políticos.
Se suele consideran el artículo de Hobsbawn en 1954 como el origen del
debate. Defiende que la crisis era la última fase de la transición entre feudalismo y
capitalismo. Por tanto, no era una crisis coyuntural, si no estructural. Sostenía que la
crisis fue provocada por las barreras puestas por la sociedad feudal al desarrollo del
capitalismo, ya que su estructura económica dificultaba el crecimiento del mercado.
De ahí que, aunque incidiera en todos los sectores, la principal manifestación tuvo
lugar en el ámbito comercial. Las contradicciones del sistema feudal bloquearon la
expansión del XVI y provocaron una reducción del mercado en Europa y ultramar.
Esta crisis tuvo efectos positivos posteriores, ya que destruyó los obstáculos que se
oponían al capitalismo, creando las condiciones que permitieron la revolución
industrial, ya que provocó una concentración del poder económico a favor de los
sectores y las economías mas avanzadas, como la francesa. La holandesa o la
inglesa.
3
No obstante, solo esta última protagonizó la industrialización al haber
experimentado un drástico cambio sociopolítico (revolución de 1640).
La consideración de este conflicto como una revolución burguesa fue lo que
desató la reacción de Trevor Roper, alegando que no podía demostrarse que los
sectores opuestos a la monarquía quisieran promover el desarrollo económico. En
su opinión, la revolución inglesa fue de índole socio política, más que económica, al
igual que otras revoluciones coetáneas que se produjeron en otros países. El
conflicto fue generado por el excesivo desarrollo del aparato del Estado, lo que
provocó un enfrentamiento entre la corte y el país, al reaccionar la sociedad, en un
contexto de regresión económica, en contra del excesivo coste del aparato
administrativo, que había determinado el incremento de la presión fiscal y la
centralización política. El fracaso de las reformas acabó en el estallido de las
revueltas cuyo detonante fue el contraste entre el lujo de la corte y las dificultades
económicas que atravesaba la población.
Esta tesis suscitó la aparición de diversas aportaciones sobre las causas de las
revueltas de 1640. Walerstein dice que las dificultades económicas no provocaron
ningún cambio estructural, por lo que no deben de ser consideradas como las
manifestaciones de una crisis, que se había producido a finales de la Edad Media,
dando lugar a la aparición de la economía-mundo. De ahí que considere es que la
del XVII fue la primera contracción del nuevo sistema económico. Las capas
dominantes trataron de buscar los medios para hacerlo funcionar en su provecho,
por lo que la contracción acabó conduciendo a la consolidación del sistema
capitalista, el reforzamiento de las estructuras del Estado, lo que permitió la
concentración del poder y del capital.
Lublinskaya resalta el apoyo prestado por la monarquía absoluta al desarrollo
de la burguesía y el capitalismo manufacturero.
Brenner considera, por el contrario, que la crisis tuvo un carácter netamente
feudal, fue una crisis agraria derivada de unas relaciones de producción y extracción
del excedente que impedía la mejora de la productividad. Cuestiona también el
papel otorgado por Hobsbawn a la expansión del mercado en la génesis del
capitalismo, atribuyendo el protagonismo a la estructura de clases agraria y las
relaciones de poder que de ella se derivaban.
De todas formas, si, como ha podido apreciarse, los problemas económicos
nunca s e h a n d e svi n cu la d o d e l ma rco po l íti co , e s t a r e l a c i ó n se h a
i n t e n si f i c a d o e n
4
las tesis que otorgan un papel fundamental a la guerra y al proceso de construcción
del absolutismo impulsado por ella en el desencadenamiento de las dificultades de la
centuria. D. Parker afirma que la crisis se derivó de las contradicciones del sistema
feudal, siendo la principal la divergencia existente entre el bajo nivel de
productividad y las demandas de una sociedad esencialmente militarista. N.
Steensgaard otorga un papel fundamental al Estado, tanto en el
desencadenamiento como en la dispar incidencia sobre los diversos sectores
económicos, ya que considera que, la crisis fue de distribución de la renta a través
del sector público. El incremento de la presión fiscal por las necesidades del Estado
provocó la reducción del consumo y la inversión privada, pero de igual manera se
incrementó la demanda pública en otros sectores.
A medida que la interpretación de la crisis se ha ido matizando, se ha ido
diluyendo su correlación con el proceso de desarrollo económico que se había
subrayado anteriormente. Parker y Smith señalan la dimensión planetaria del
fenómeno, vinculándolo con el empeoramiento de las condiciones climáticas
(pequeña edad glaciar). Lo que provocó malas cosechas y carestías. El ciclo se
inició en la década de 1560 y las fases más agudas se produjeron en el cambio de
siglo, entre 1640 y 1665 y entre 1690 y 1710, coincidiendo con las mayores
dificultades. Este empeoramiento climático habría agudizado los desequilibrios
provocados por un crecimiento excesivo de la población en el XVI, cuyas
necesidades no podían ser satisfechas por una agricultura con una productividad
muy limitada.
3. LA SITUACIÓN AGRÍCOLA, MANUFACTURERA Y COMERCIAL (Ribot,
pág. 327 y ss.)
* AGRICULTURA
La sociedad es predominantemente rural (70-95% de campesinos) y la
economía es de base agraria. La agricultura sostiene al resto de las clases y al
Estado y es en sus problemas donde hay que buscar las mayores dificultades del
siglo. La economía rural manifiesta una profunda incapacidad (salvo en lugares
excepcionales) para realizar un crecimiento equilibrado, la producción global del
suelo se estancó y sus mediocres rendimientos reflejaban una baja productividad de
la tierra y del trabajo.
El siglo se caracteriza por el agravamiento de los problemas que se
plantearon ya en la segunda mitad del XVI, cuando comienza la tendencia a
la baja de los salarios reales, la pequeña explotación sufre los primeros
5
efectos del endeudamiento y las divisiones, la propiedad comunitaria entra en
conflicto con los intereses de los poderosos y las nuevas exigencias de los
propietarios ponen en marcha el proceso de degradación jurídica y económica del
campesinado oriental.
La agricultura se desenvolvía en un marco tradicionalista de los cultivos
(monocultivo de cereal) y los sistemas de cultivo (rotaciones que exigían una fuerte
presencia del barbecho). La agricultura era presa de sus necesidades de barbecho
y estiércol. Solo en Inglaterra se optó por rotaciones más complicadas y
enriquecedoras con legumbres y forrajes que nitrogenaban la tierra sin necesidad de
barbecho, permitían el incremento de la ganadería y desembocaban en un aumento
de la producción agrícola.
Sobre este panorama mayoritario se abaten los signos de la crisis coyuntural:
caída de los precios agrícolas y las rentas agrarias, alza de los salarios reales
(aumento de los costes de producción), desertización y despoblación en algunas
zonas, contracción del intercambio internacional de productos, paralización del
proceso de expansión agraria ante el descenso de los ingresos…existen
excepciones, el retraso en la bajada de los precios en el norte de Europa hizo
posible en la primera mitad del siglo la edad de oro de los saneamientos holandeses
(polders), mientras que la producción cultivada en Inglaterra aumentó con la
roturación de montes, drenaje de tierras…
La producción de cereales responde fundamentalmente a 3 modelos
regionales:
Europa oriental: producción ligada a una demanda occidental en
retroceso y con una productividad en la que la servidumbre se traduce
en una baja de los rendimientos no compensada por el aumento de las
tierras roturadas. La crisis alcanza aquí sus máximas proporciones
Europa noroccidental: centuria floja pero no homogénea. Inglaterra se
desmarca con un recorrido brillante
Europa mediterránea: afectada más pronto, también sale antes. En
España contrasta la arcaica agricultura cerealícola de secano con el
dinámico modelo cantábrico y noratlántico (en torno al maíz) y en
medio el Mediterráneo con una crisis inferior a la del interior y una
recuperación más potente.
6
La consideración de la evolución de otros productos como la ganadería, la
viticultura, la fruta o las plantas industriales no resulta más favorable.
El debilitamiento de la producción y la productividad tuvo repercusiones sobre
el precario equilibrio de las explotaciones avícolas, que resultan especialmente
vulnerables por su pequeño tamaño, ínfima rentabilidad, alta tasa fiscal y débiles
rendimientos. Una mala cosecha o el aumento de la tasa fiscal puede ocasionar un
déficit, el endeudamiento, la hipoteca o la ruina del cultivador, lo que provocará
repercusiones de índole social
* LAS MANUFACTURAS
La crisis económica también se manifiesta en el ámbito de las
actividades manufactureras, pero, al igual que en la agricultura se generarán
soluciones innovadoras capaces de superar la crisis.
Por un lado, la coyuntura depresiva agraria impulsa el aumento relativo de la
demanda de productos manufactureros, y estimula el paso del trabajo agrícola al
industrial. Factores políticos favorecen una redistribución de las industrias al
provocar movimientos forzosos de mano de obra cualificada o estimular nuevos
centros productivos o al desarrollarse políticas proteccionistas (con mucho éxito en
el caso inglés). También se producirá un aumento de la demanda al crecer el
mercado colonial de lo que se beneficiarán fundamentalmente Francia e Inglaterra.
La crisis industrial es completa e irreversible en las penínsulas mediterráneas,
al finalizar el siglo, España e Italia se habrán convertido en exportadoras de materias
primas e importadoras de productos manufacturados y servicias.
Los países noroccidentales y, en menor grado, los centrales, sin desconocer
la crisis, encuentran soluciones que les permiten salir de ella y crecer. La clave pasa
por el traslado de la industria al campo, pero también ensayan soluciones como la
formación de grandes empresas capitalistas o estatales, la renovación técnica y la
especialización (Provincias Unidas).
La respuesta adecuada a la crisis fue lo que se conoce como
protoindustrialización, con cambios en la organización y localización del trabajo
como consecuencia de su desplazamiento al campo y el sistema de trabajo a
domicilio, provocan una reducción de los costes, un aumento de la oferta y la
formación de una mano de obra cualificada. La coyuntura agraria y social puso a
disposición de la industria una mano de obra creciente y barata.
* COMERCIO INTERNACIONAL Y REGIONAL
7
Durante las primeras décadas se quiebra el sistema anterior basado en la
plata americana. El comercio mediterráneo había entrado en crisis con anterioridad y
el báltico de cereales inicia un estancamiento que será retroceso a partir de 1650,
pero el tráfico atlántico y colonial experimentará una gran expansión, liderado por
Holanda primero e Inglaterra después.
Los holandeses, especializados en productos voluminosos (cereales, madera,
ladrillos), resultaron competitivos en cuanto se dedicaron a productos de alto precio
y escaso volumen (lana, seda, especias…). Las razones de su éxito radican en la
reducción de costes debido a un nuevo tipo de barco (Fluitschip) y de financiación, y
en la diversificación comercial con la apertura de nuevas rutas comerciales
(Mediterráneo, Rusia, Indias Orientales…).Ámsterdam se convirtió en el principal
centro comercial europeo. El deterioro de su sistema se vincula a las políticas
económicas y militares de sus competidores, pasando el liderazgo, en el último
tercio del siglo, a manos inglesas,para ello, necesitó la adopción de la técnicas
holandesas, una adecuada política mercantilista, la reestructuración de la industria
textil, ampliar su gama de productos y mundializar sus relaciones comerciales.
En cuanto al comercio colonial, los sistemas ibéricos, puramente extractivos,
conocen la crisis. La mayor innovación será la economía de plantación en torno a la
caña de azúcar trabajada con mano de obra africana y esclava,
El comercio asiático registra un declive de las rutas terrestre ante la
penetración de las Compañías inglesas y holandesas de las Indias
Occidentales. A ellas se les debe la diversificación de los productos y la variación
del peso específico de las mercancías intercambiadas
Todo este pujante comercio europeo se expande con la ayuda de nuevas
fórmulas organizativas y financieras. Frente a las instituciones monopolísticas
ibéricas, Holanda, Francia e Inglaterra se basan en compañías comerciales, más o
menos privadas, organizadas como sociedades anónimas que reciben el monopolio
del Estado de determinados mercados.
Frente al gran desarrollo del comercio internacional, también hay que
destacar el del comercio regional y local, que también influyeron de manera
importante en el crecimiento económico sobre todo en Francia, Inglaterra y Holanda,
donde se desarrollarán infraestructuras de transporte (carreteras y embarcaciones
de cabotaje) e innovaciones en el uso de combustibles.
4. LA SOLUCIÓN MERCANTILISTA(Floristán, pág. 495 y ss.)
8
La gravedad de las dificultades económicas provocó la intervención del Estado,
siguiendo unas directrices que se conocen como “mercantilismo”. Con esta
denominación se engloban una serie de teorías y prácticas estatales diversas, con
origen en la Baja Edad Media, aunque fue en el s. XVII cuando alcanzan una mayor
influencia en las decisiones políticas. De ahí que su adopción se pueda considerar
un reflejo del creciente poder de la monarquía.
La finalidad de la intervención era de carácter político. Para hacer frente a las
crecientes necesidades del Estado no se consideró suficiente el incremento de la
presión fiscal y se trató también de acrecentar la riqueza imponible de los súbditos.
Los reyes trataron de aumentar la prosperidad de sus vasallos, favoreciendo el
incremento de sus ingresos y potenciando el consumo de los productos fabricados
en su territorio. Este objetivo era instrumental, ya que lo único que se pretendía era
que incremento de la actividad económica nutriese las arcas de la hacienda real y
asegurase el poder y la gloria del soberano. Para ello había que controlar la
circulación de los metales preciosos, que seguían siendo el medio a través del que
se liquidaban los intercambios y la base del sistema de crédito.
Según P. Deyon, tres eran los temas básicos del mercantilismo:el incremento
del poder por parte del Estado, la apología del trabajo y los intercambios y la
atención concedida a la balanza comercial. La actividad económica se convirtió
en un elemento para acrecentar el poder de la monarquía, y se estimuló con
agresividad, considerando que la expansión de un país solo se podía conseguir a
costa de otro. De ahí la creación de grandes compañías comerciales dotadas de
privilegios para comerciar en algunas zonas geográficas. El objetivo era convertir el
comercio internacional en un medio de adquisición de nuevos mercados para
favorecer la expansión de la producción nacional, lo que acrecentaría el poder del
soberano. De ahí que los conflictos internacionales adquiriesen una importante
connotación económica, produciéndose guerras comerciales como la que enfrentó a
Inglaterra y Francia con Holanda.
La agresividad exterior se basaba en el fomento de la producción nacional,
fundamentalmente el sector industrial (minería, metalurgia, artículos de lujo…),
marginándose otros como el agrario. Se pretendía impulsar la elaboración de estos
productos con un mayor valor añadido, lo que estimularía, a su vez, el trabajo, la
actividad y la riqueza de los súbditos. Con este objetivo se adoptaron medidas que
favorecieran el incremento de la población, la atracción de artesanos extranjeros
9
especializados y se castigó la emigración que difundiese la transmisión de los
“secretos de producción” del país. Se combatió la caridad tradicional basada en
limosnas, al considerar que favorecía la ociosidad, a cambio se crearon talleres en
los que se recluía a los pobres para reconvertirlos en súbditos disciplinados y
laboriosos. También se trataron de desterrar los prejuicios que ensalzaban el
rentismo y menospreciaban el trabajo y la inversión productiva.
Este fomento de la actividad productiva requería también la adopción de medidas
arancelarias proteccionistas. Se trató de crear un mercado interior unificado
protegido de la competencia exterior. Para ello se fijaron unos elevados aranceles
que desestimulaban la exportación de materias primas y la importación de productos
manufacturados, prohibiéndose la entrada de artículos de lujo. El objetivo era lograr
una balanza comercial favorable que determinase la afluencia hacia el país de los
metales preciosos de las potencias rivales.
Tendiendo en cuanta la escasa sistematización de las ideas mercantilistas, su
aplicación dependió de la orientación política que le confirió la monarquía y la
capacidad de los comerciantes para hacer valer sus interese y responder a las
iniciativas d e l p o d e r . E l m e r c a n t i l i s m o f r a n c é s t u v o e n C o l b e r t
(ministro de Luis XIV) su principal impulsor y adquirió un carácter
industrialista, recibiendo las empresas multitud de incentivos y a su vez se impuso
una férrea reglamentación que trataba de preservar la calidad de la producción. En
casi todo el resto de países, la orientación fue similar, aunque sus realizaciones
fueron escasas hasta el siglo. El caso holandés fue atípico, su hegemonía
comercial se basó en la defensa de la libertad comercial y la eliminación de trabas
que entorpeciesen el tráfico. No obstante, no renunció a la creación de de
compañías privilegiadas para regular el tráfico extra europeo, imponiendo por la
fuera sus prerrogativas monopolísticas.
Realmente, el mercantilismo más original es el inglés. Sus tratadistas
recomendaron la protección de la agricultura. En la política industrial se
abandonaron los monopolios, aunque se mantuvieron los aranceles proteccionistas.
Las mayores realizaciones tuvieron lugar en el ámbito comercial, sus compañías
comerciales alcanzaron gran éxito. Las medidas más trascendentes fueron las
encaminadas al fomento de la marina nacional, materializándose en las Actas de
Navegación que acabarían provocando varias guerras con los holandeses.
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lOMoARcPSD|394810
1
pérdida del 40% de la población rural y del 33% de la urbana. En
Polonia se produjo una caída similar durante la guerra nórdica.
* Países mediterráneos: la caída se produjo en dos etapas,
coincidiendo con las dificultades de finales del XVI y mediados del
XVII. En España, la crisis fue muy intensa en Castilla-León
(retroceso del 50% en la primera mitad del siglo), en el área
mediterránea el impacto fue inferior y su duración más breve,
mientras que en el Cantábrico se produjo un ciclo de expansión
demográfica entre 1630-1680. En Italia la población retrocedió de
13, 3 millones a 11,5 millones en la primera mitad. En Francia la
sucesión de fases positivas y negativas permitió compensar unas
pérdidas que llegaron a ser del 20%.
* Países del noroeste: el crecimiento fue intenso en la primera
mitad del siglo, ralentizándose con posterioridad, lo que determinó
una balance claramente positivo en países como Inglaterra (pasó
de 4,1 millones en 1601 a 5,2 en 1656, estancándose
posteriormente), Países Bajos o Escandinavia
En conjunto, si la población europea creció ligeramente fue por el
dinamismo de la zona noroccidental del continente. Según los datos de P.
Kriedte, en los Países Bajos y el las islas Británicas, el incremento fue del 31%
y en Dinamarca y Escandinavia del 19%. Como la población de la Península
Ibérica e Italia se mantuvo estancada, su peso demográfico relativo disminuyó,
provocando un desplazamiento del centro de gravedad del Mediterráneo hacia
el Atlántico. En el interior de los países se produjeron procesos similares,
iniciándose, en el caso español, la inversión del equilibrio entre el interior y la
periferia. La crisis castellana fue acompañada de un proceso de
desurbanización determinado por la decadencia de los centros manufactureros
y mercantiles tradicionales, esto contrastó con el continuo crecimiento de
Madrid y de las zonas de la periferia. Una circunstancia similar se produjo en el
resto del continente, en el que destacó el desarrollo de los lugares de
residencia de los monarcas y de las ciudades portuarias del Atlántico. Tuvo
lugar una redistribución de la población urbana a favor de de las ciudades de
mayor tamaño y de las ubicadas en la costa atlántica, destacando ciudades
como París, Londres y el Prandstad holandés.
2
2. LA MORTALIDAD CATASTRÓFICA: LAS CRISIS DE SUBSISTENCIA,
LAS GRANDES EPIDEMIAS, LOS CONFLICTOS BÉLICOS(Floristán
pág. 500 y ss.)
Las dificultades experimentadas por la población se han vinculado,
tradicionalmente, con las crisis de subsistencia. Las malas cosechas, cuya
frecuencia se incrementó como consecuencia del desequilibrio maltusiano y el
cambio climático, serían las responsables básicas de las crisis demográficas.
La escasez de cereales y el brusco incremento de sus precios provocaban el
hambre y la subalimentación de la población, lo que incrementaba la
mortalidad, el retroceso de los matrimonios y las concepciones. En este modelo
interpretativo se ha otorgado a las epidemias una función subordinada,
considerando que su difusión se derivaba del deterioro de las condiciones
alimenticias de la población, apareciendo pocas veces de forma independiente.
Sin embargo, muchas crisis no se ajustan a lo anterior, las zonas marítimas,
mejor abastecidas, y las áreas en las que se produjeron mejoras agrarias que
permitían incrementar la productividad, tampoco se libraron de ellas. Existieron,
además, violentos incrementos de la mortalidad que no se produjeron
simultáneamente al desencadenamiento de una crisis de subsistencia. Livi-
Bacci ha defendido que el hambre no era el que provocaba la mortalidad,
ejerciendo mayor influencia sobre la nupcialidad. De ahí que actualmente se
otorgue una mayor importancia de las epidemias en las crisis demográficas.
Entre ellas destaca la peste, que castigó a la población con una frecuencia e
intensidad similar a la del siglo XIV, hasta la década de 1670 cuando comenzó
a retroceder en Europa Occidental, teniendo los escasos brotes posteriores una
incidencia localizada. Entre los argumentos que explican este fenómeno se
puede citar la mejora de las medidas adoptadas para evitar el contagio, lo que
se considera uno de los aspectos más positivos de la puesta en marcha de los
estados modernos. Con la desaparición de la peste, las restantes
enfermedades epidémicas cobraron mayor protagonismo, aunque su impacto
sobre la población era mucho menos dramático
3. EL RETROCESO DE LA NATALIDAD(Floristán, pág.501)
Fue el otro factor que influyó en la evolución demográfica del siglo XVII y
depende en mayor medida de la población. Las dificultades de la centuria
favorecieron la aparición de nuevos comp o r t a m i e n t o s d e m o g r á f i c o s ,
3
que provocaron una reducción consciente de la natalidad. Más que a través de
prácticas contraconceptivas, que tuvieron un carácter excepcional, el proceso
de derivó de los comportamientos matrimoniales. El celibato desbordó el
ámbito eclesiástico, llegando a representar en algunos territorios el 10% de la
población. Pero la causa fundamental fue el retraso en la edad del matrimonio.
En el siglo XVII se consolidó en Europa el matrimonio tardío. La edad de
acceso al matrimonio de la mujer se situó en torno a los 30 años, lo que redujo
el número de hijos concebidos. El retraso pudo ser inducido por las dificultades
económicas que aconsejaban no contraer matrimonio sin disponer de los
recursos suficientes para asegurarse la subsistencia del nuevo núcleo familiar.
De ahí que el fenómeno no se produzca en aquellas áreas en las que la
industria rural había alcanzado una cierta difusión. Hay autores que consideran
que las dificultades económicas no son suficientes para explicar la tendencia al
retraso en de la edad del matrimonio, puesto que el proceso también se
experimentó entre las categorías sociales superiores, que no estaban
condicionadas por el problema de la subsistencia. En este caso, el fenómeno
puede atribuirse a la voluntad de reducir la movilidad social descendente y
lograr una mayor estabilidad social. Pero, para el conjunto de la población,
tampoco debe descartarse que, junto a la falta de oportunidades de trabajo, el
retraso en la edad del matrimonio obedeciese al deseo de gozar de un nivel de
vida más elevado. Por tanto, también en este aspecto el siglo XVII constituye
un periodo fundamental en el cambio del sistema de valores y el modelo de
comportamiento de la población europea.
4
TEMA 7: LA SOCIEDAD DEL SEISCIENTOS
Algunos cambios sociales se registraron ya al final del s. XVI y se
observarán a lo lago de todo este siglo, aunque sin afectar en el fondo a la
constitución de la estructura estamental. Se tiende a subrayar la decadencia
económica para explicar la realidad de una pobreza y marginación ya
comprobada desde el siglo anterior. La nobleza vio reducido su poderío y
responsabilidad militar, en la exclusión de los altos cargos de la administración
y del gobierno y en una restricción de los privilegios, es una “crisis de la
aristocracia”. Se llega a decir que las rebeliones armadas de la nobleza se
originan, en parte por esos motivos. En España, la monarquía absoluta siguió
operando con ayuda de la aristocracia.
En el resto de sectores también operan cambios, los artesanos y los
campesinos son las grandes víctimas de la crisis. Se toma conciencia de la
injusticia y desigualdad, y las agitaciones que estallan en Europa, serán las
manifestaciones violentas de esa realidad negativa y desfavorable.
1. REACCIÓN DEL ESTAMENTO NOBILIARIO(Floristán, pág.517).
Mantiene su nivel de prestigio dentro de la ordenación estamental y sus
privilegios (exención fiscal, extensa jurisdicción…), destacando los beneficios
que le aporta la inflación de honores. Hay que señalar otros signos que parecen
más llamativos en la Europa del XVII: la relación que la nobleza establece con
el poder soberano que representa al estado y que significa la adaptación de
ciertas minorías nobiliarias a los cambios impuestos por el desarrollo del
Estado Absoluto; el abandono de ciertas funciones tradicionales y la
adscripción y legitimación de otras que, le sirven para arraigar su posición de
privilegio; una reducción de sus miembros y un fortalecimiento interno como
élite de poder; y también renovación de las vías de acceso a la nobleza.
Es la principal propietaria de las tierras y ejerce sobre ella y sobre quien
la trabaja su autoridad jurisdiccional y señorial. Su peso social deriva de que es
el mayor terrateniente en una estructura socio económica que gira en torno a la
agricultura y a la propiedad rural. También se generan dependencias fiscales,
jurídicas y personales. También ostentan el monopolio del poder político. En la
mayor parte de Europa occidental, estos rasgos tradicionales ya no serán tan
claros, diversos factores comienzan a desvalorizar el rango de linaje y la
condición privilegiada. De ahí la r e l e v a n t e s i g n i f i c a c i ó n q u e
1
adquieren esos cambios a lo largo del período moderno; es la práctica de una
novedosa ética noble, los hábitos de violencia, que toma parte activa en los
negocios y que despilfarra su riqueza y vive en el derroche. Todos ellos son
indicadores que implican el deterioro de la situación dominante y una quiebra
de su poder, circunstancias que se agravan cuando nuevas fuerzas sociales de
otros estamentos se introducen en las competencias del gobierno, y hasta la
misma acepción de la nobleza (la vieja o la nueva) empieza a provocar
contradicciones internas y rivalidades.
El siglo XVII es testigo del problema de la movilidad y de la posición
social. La riqueza, la centralización del aparato del gobierno y de la
administración, su mayor burocracia, fomentan los cambios y funciones con los
que podían beneficiarse quienes no eran nobles. El ascenso social tenía unas
bases que respondían a la necesidad del enriquecimiento y constitución de un
patrimonio junto a la participación en el poder. De igual forma ha surgido una
corriente historiográfica que entiende que la nobleza tradicional y sus
caracteres de identidad se hallan en crisis, basado en aspectos como la
disminución constante de ingresos a causa de la inflación, las crisis agrarias,
las guerras, gastos militares, las exigencias fiscales, así como por un consumo
excesivo. Todo lo anterior provoca el endeudamiento progresivo que provoca la
disminución de la riqueza y del poder. Además, todas las redes locales y
clientelares, que eran la base de su poder en el siglo anterior, son objeto de
interferencias por parte de la Corona, confrontando los intereses de ambas
instituciones. Por último, la vieja nobleza experimenta una pérdida de
funcionalidad a favor de quien, como efecto de la inflación de honores,
desempeñaría un papel más acorde con la nueva realidad histórica.
En la Europa Occidental, el ennoblecimiento y la venta de títulos fue una
práctica cada vez mayor, tanto por los ingresos que suponían para la hacienda
real, como por tratarse de una estrategia para vincular los intereses de los
grupos sociales más poderosos a los del Estado. Se puede entender que el
servicio al Estado se intentaba convertir en un factor determinante de la
posición social. De esto se beneficiaron grupos sociales en ascenso que
crecieron hasta desafiar la situación de la antigua nobleza.
En Castilla, esta venalidad de cargos se había desarrollado desde finales
del XVI, debido a las necesidades financieras de Felipe II y
2
favoreció que los “grandes” se adueñaran de la política del país. En el siglo
XVII, con una debilitada monarquía y el reforzamiento de la aristocracia, la
situación era de dependencia y estrecha colaboración que ligaba a la
aristocracia con el Estado. Esta correlación significaba un empujón a los
burgueses castellanos hacia la condición de rentistas. También hubo ventas de
oficios en Inglaterra, lo que provocó controversias, aunque este libre juego
económico entre las clases sociales, la ausencia de pugnas en torno a
prerrogativas nobiliarias y el prestigio social de los negocios, permitieron un
mejor desarrollo económico y social. En la parte septentrional y oriental del
Imperio, los terratenientes nobles reforzaron su poder señorial.
La imagen de la nobleza europea se fue diversificando en la medida que
peso socio económico de las actividades agrarias, el comercio y la industria se
fue desplazando desde el sur hacia el norte del continente.
2. LA SOCIEDAD URBANA. COMPORTAMIENTO DE LA BURGUESÍA
EN EL MAPA EUROPEO (Floristán, pág. 519)
La ciudad es un observatorio privilegiado para el examen de las
relaciones sociales, ya que en ella conviven hombres y mujeres de todos los
órdenes, clases, posiciones productivas, riqueza y cultura.
La mayor parte de las ciudades de Europa habían alcanzado una libertad
y autonomía corporativa que, las liberó del poder de los señores y les
proporcionó una relativa independencia en su gobierno y administración,
aunque siempre en el ámbito del absolutismo como práctica de poder.
La ciudad se trata también de un lugar de producción de bienes y
servicios, al tiempo que desarrolla una función consumidora. Nos ofrece la
imagen de oferta, demanda y consumo, abundancia, excedente y comercio,
ejerce unas funciones distintas a las del mundo rural.
Asimismo es una comunidad y, a la vez, la conciencia de la comunidad
era necesaria para mantener la coherencia de la propia ciudad y la relación en
su ámbito jurisdiccional. Se configura, por tanto, como un complejo orgánico de
las distintas clases sociales. Esa misma caracterización como concentración
social puede ser también el motivo adecuado por el que se produzcan revueltas
sociales. No obstante, la ciudad, a través de sus autoridades, creaba el clima y
los mecanismos para liberar tensiones, potenciando las fiestas y celebraciones.
La ci u d ad , ta mb ié n e s un ce n tro de p o de r político, re l i g i o so y
3
administrativo y su vinculación con la monarquía le proporciona privilegios,
fuerza política y un cierto derecho a la intervención en la política real.
En realidad existía un amplio sector medio, conocido como burguesía. A
veces es difícil situarlo en un lugar de la estructura social y vive disperso entre
los demás, aunque se caracteriza por vivir en la ciudad y practicar unas
actividades materiales. Su composición responde a un patriciado urbano
constituido por quienes vivían y administraban las ciudades. En el nivel superior
estaban los mercaderes, funcionarios y profesionales liberales, en el inferior,
los miembros de gremios, corporaciones, asociaciones y comerciantes.
Su aspiración era la de compartir la “ética aristocrática”. Los miembros
más destacados de la burguesía se preocupaban por ascender al estamento
nobiliario. Es esta ambición lo que produce un efecto enojoso sobre su
existencia y su “conciencia social”. Compran tierras y construyen mansiones
pero, frecuentemente prefieren reinvertir los beneficios, más que en el comercio
o la industria (generadores de riqueza y dinamismo), en la compra de cargos y
oficios.
Este grupo social, por tanto, realiza una vida económica a través de la
actividad comercial y liberal, o el cargo y la función pública. Por dichos medios
lograba el capital que le permitiría la compra de tierras y el disfrute de rentas,
convirtiéndose en rentistas y hacendados. En ciertos períodos y en algunos
países como Inglaterra o las Provincias Unidas estas posiciones se
radicalizaron, aunque siempre se mantuvo en su modelo de estado una
importante participación de elementos burgueses en los que se mantiene el
espíritu de empresa y la dedicación al comercio que son la caracterización
genuina del espíritu burgués. Y serán los territorios meridionales,
mediterráneos y la Europa central y oriental en los que la decadencia de esta
burguesía aparece ligada a factores económicos, políticos y a comportamientos
culturales y mentales. Estos burgueses renunciaron a su clase y debilitaron su
posición y la de las ciudades. No solo se produjo una relación entre decadencia
e inexistencia burguesa, a causa de que ésta era necesaria para la expansión
económica, si no que creaba trastornos entre la vida diaria de las ciudades y de
sus respectivos estados.
4
3. LA SOCIEDAD CAMPESINA. DEPENDENCIA Y
E M P O B R E C I M I E N T O (Floristán, pág. 521)
Se incluyen en este grupo tanto a los que no mantienen una ligazón con
la tierra y son errantes del campo a la ciudad, como los campesinos
dependientes y los independientes con más o menos instrumentos de
producción. Su imagen se muestra con un continuo ascenso y descenso de
status, con procesos de movilidad social. Representan los principales
elementos de esta sociedad rural que se verá afectada por la incidencia del
Estado, las clases dominantes y la ofensiva de las ciudades, sin olvidarnos del
fenómeno de pauperización a causa del empobrecimiento del medio campesino
y la “ruina de la aldea”. Una situación provocada por el bloqueo de la
producción, la pérdida de los derechos colectivos y el retroceso en el uso de los
bienes comunitarios, las crisis de subsistencias, la guerra, el reparto de
impuestos desigual, el lento paso de los medios de producción agrarios a otros
grupos sociales, el creciente endeudamientos y el reforzamiento de la
dependencia de estas masas campesinas. Es la crisis de la comunidad rural
que se empobreció al perder sus bienes y medios de subsistencia y se debilitó
ante los ataques del poder central y absoluto.
Un mundo rural que tiene una amplia representación a lo largo de todos
los siglos de la Edad Moderna pero que distan mucho de ser homogéneos, con
variedades regionales, territoriales y derivadas de las estructuras económicas y
referentes políticos. Las diferencias existentes entre nobles y campesinos que
cultivaban la tierra son un claro reflejo de las que existían en una y otra parte
de Europa. En Europa del este predominará la servidumbre, el la mediterránea
el régimen señorial, el la Europa noroccidental se encuentra el “mundo lleno”,
tierras de los grandes arrendatarios (por ejemplo, los señores ingleses
arrendaban sus tierras y vivían de las rentas).
La colectividad rural experimentó las dificultades de las actividades
agrarias en el siglo XVII y de las modificaciones entre los diferentes grupos
sociales. Alguno de los condicionantes que poseían los campesinos de la
Europa occidental eran: la cantidad de tierra poseída, el aumento de los
impuestos, las malas cosechas, la concentración de la propiedad rural y a la
apropiación de tierras por parte de las clases urbanas.
5
El campesinado de la Europa del Este se encuentra con la ausencia de
un estado centralizado y con una nobleza dedicada a la explotación agrícola y a
la adquisición de riquezas territoriales, es decir, un proceso de aristocratización
de los instrumentos de gobierno, decadencia del interés comercial burgués , y
aliento e instauración de la servidumbre, que conduce al campesinado a no
disfrutar de la libertad, sufrir una explotación más intensa de su trabajo,
padecer la expropiación de su tierra y estar atada a ella y al señor noble. Entre
uno y otro modelo territorial y social europeo podrán existir diferentes factores
que intervienen en la vida campesina, como el clima, el ámbito geográfico o
conductas humanas, así como las características de utilización y formas de
explotación de la tierra…pero el factor principal era esa relación entre
campesino y señor:individuos formalmente libres en el oeste y gran importancia
de la servidumbre en el este. El estudio del campesinado y las relaciones entre
campesinos y señores ofrece motivos de análisis para reflexionar sobre el
comportamiento y evolución del Estado, la evolución de la jerarquía social, así
como estudiar las incidencias que provocaron los conflictos bélicos.
Las masas campesinas no permanecieron insensibles ni inmóviles frente
a los desequilibrios, el aumento de la miseria y la agravación de la alienación.
Sobre todo en los países orientales enfrentados a la servidumbre y el los
occidentales por la oposición a los poderosos y al centralismo estatal. Como
característica de unión de este conjunto heterogéneo, solo podría mencionarse
el hecho de que no estaban exentos de ninguna de las cargas estatales, siendo
los únicos encargados de soportarlas. Cuando estas tributaciones se
extendieron de manera desmedida y en contra del derecho y la costumbre, se
favorecieron actos de resistencia contra los propietarios o los representantes
estatales. Se asumen procesos de concienciación que se traducen en diversas
reacciones: desde la resignación a la pasividad, desde el fraude a las revuelta y
a la resistencia violenta. Así, los “furores campesinos”, el desarrollo del
bandolerismo los episodios violentos se manifestaron a lo largo de todo el siglo,
afectando, en mayor o menor medida a todos los territorios europeos. Estos
fenómenos son el mejor indicador para conocer la situación del campesinado.
6
4. LOS MARGINADOS EN ÉPOCA DE “CRISIS” (Floristán, pág. 523)
La sociedad del siglo XVII establecía rígidas diferencias entre las
personas haciendo a unas superiores y a otras inferiores. A ello, hay que
sumarle la situación de decadencia y debilidad económica que tienen
repercusiones en la sociedad. Se desarrolló de manera importante el fenómeno
del pauperismo, tanto en el campo como en las ciudades. Aparecen grupos
marginales integrados por desposeídos, ociosos, desempleados, vagabundos,
pobres…son el ejemplo inherente a toda sociedad agrícola tradicional, el
contraste entre el limitado número de ricos y la miseria de la numerosa masa
de individuos que padecen las inclemencias de la fragilidad material
(polarización social). Desde finales del XVI se ha ido fraguando una extrema
desigualdad socio económica, sobre todo, en la comunidad rural. En el mismo
sentido, en el mundo urbano existía un alto porcentaje de individuos sin
privilegios, desposeídos, era un “proletariado urbano”: trabajadores sin
cualificación, servicio doméstico, y toda clase de sectores marginados
(temporeros, peregrinos, desertores, prostitutas, pobres criminales, pobres
incapacitados…)
La distribución de la riqueza era desequilibrada y la expansión de la
población trabajadora tuvo una incidencia negativa en numerosos aspectos de
la vida diaria: aumentó el subempleo, los desocupados, y el escaso poder
adquisitivo para los grupos sociales más débiles y desatendidos. Por todos los
países las migraciones de pobres y vagabundos fueron importantes y, ante los
ojos de los propietarios, se vieron como una amenaza a la seguridad y al orden
público, es decir, una situación de marginalidad que desencadenaría actitudes
de revuelta.
Como reacción a los minorías de privilegiados y a la cultura de las élites,
surgen los marginados de la sociedad. Frente a los “establecidos” en el
sistema, los delincuentes, vagabundos y mendicantes forman un mundo más
“desestructurado”, con oficios viles e innobles. Es la parte social que ilumina la
cara más triste y deshumanizada de la vida cotidiana.
Había más pobres de los que nunca habían existido antes, algunos
“honrados” que carecían de propiedades y rentas y que trabajaba para otros
para ganarse la vida, también los viejos y los enfermos, los había que se
consideraban “indignos”, mendigos y vagabundos que se negaban a desarrollar
7
ningún trabajo y los pobres “respetables”, que atravesaban una mala racha
pero que poseían valoras morales aceptables para el conjunto de la sociedad.
La crisis del XVII aumentó el número de pobres y marginados sociales,
y, desde finales del XVI se intentó afrontar el problema de la asistencia y
prestación social. La actitud política con relación a la pobreza inicia los pasos
hacia el tránsito desde una visión cristiana tradicional a una idea práctica y
secularizada, basado en la idea del trabajo frente a la limosna y la caridad
social. Una pobreza que despierta desde el periodo bajo medieval en su
comprensión y el sentido religioso, y como solución la compasión y la caridad.
En la tradición católica, socorrer a esos pobres era una obra de caridad. Por
ello, en el siglo XVII siguen muy vigentes las respuestas caritativas a la
presencia de la pobreza. Al tiempo, surge otra forma de interpretarla
pobreza, como realidad producida por el mal gobierno de los hombres y
por los defectos del sistema económico y social. Su solución proviene de
una política social racional en cuanto a la actitud del Estado y de las
instituciones. La secularización en la práctica del socorro a los pobres, el nuevo
intento de la beneficencia, implica un control y policía de los pobres por parte
del Estado; no obstante, aun faltaban numerosos ingredientes en la actitud
política, económica y social para que, en la percepción de pobre, actuaran
mecanismos en nombre de una nueva ética del trabajo y de la productividad.
8
TEMA 8: CAMBIOS Y TENSIONES SOCIALES
1. PRINCIPALES CAUSAS DE LOS CONFLICTOS
El siglo XVII aportó nuevos elementos que alteraron su imagen, sobre
todo en lo referente a los efectos de la recesión demográfica, a una política
fiscal e impositiva abusiva o a la venta exagerada de cargos y oficios por parte
de las monarquías. Todos ellos son rasgos propios de este tiempo de “crisis”
que actúa como una fuerza interna que alienta la tradición y el
conservadurismo en los niveles sociales más altos de la sociedad (presión para
aumentar el control de sus propiedades, oposición a medidas del gobierno…).
Pero a su vez nos anuncia una sociedad inquieta y dinámica donde existe una
confrontación de ideas, agitaciones económicas y conflictos sociales que han
de tenerse en cuenta a la hora de entender las sublevaciones y tensiones
sociales del siglo XVII en Europa.
En efecto, los conflictos fueron provocados por factores diversos, en
ocasiones contradictorios y difíciles de explicar. No se pueden someter a un
denominador común, hay que situarlos en el marco de las diferencias de
espacio y tiempo, así como en las peculiaridades de los grupos y clases
sociales. Desde el motivo estrictamente económico, pero también la tensión
entre la nobleza y los monarcas absolutos o la resistencia de cualquier grupo
social ante el Estado, sin olvidar la dependencia de la conflictividad respecto de
los cambios y transformaciones que se operan a la luz del concepto de crisis.
El hombre del siglo XVII, y más concretamente a partir de 1640, siente la
convulsión política y el estado de agitación social, además padece calamidades
climáticas, crisis de subsistencia, enfermedades, guerras…la gente parece
estar amenazada por el desastre, la miseria, la calamidad y el miedo obsesivo.
En ausencia de otras causas racionales, es normal que busquen la explicación
en el castigo divino o la maldad de los hombres. Y así sucede en unas décadas
centrales del siglo en las que para todos los europeos parece que las
estructuras sufrieron un colapso: notable recesión de la economía, tensiones
bélicas permanentes, deseos de hacer prevalecer el orden social y de
consolidar una monarquía estable.
1
2. LA “REFEUDALIZACIÓN”
3
debilitamiento del campesinado y grandes problemas comerciales e
industriales.
A la vez de desenvuelven innumerables revueltas campesinas y
desórdenes urbanos, rebeliones populares que afectaron a aspectos concretos
de las relaciones sociales: tumultos de subsistencia, motines de hambre o
carestía, acciones campesinas contra los diezmos, los impuestos o los
derechos señoriales. Estos levantamientos constituyen la respuesta social a la
crisis: revueltas campesinas en la Baja Austria (1596-97), en Rusia (1606-07 y
1672), los Croquants franceses (1624-43), guerras campesinas en Alemania en
1626, levantamientos campesinos en Inglaterra (1628-31), sublevación de los
campesinos de Hungría (1631-32), alteraciones andaluzas y aragonesas (1648-
53)…es la expresión generalizada de resistencia y tensión social de los
cambios producidos en Europa en siglo XVII, derivados del recrudecimiento
del régimen señorial, sobre todo con la intensificación del modo de
producción feudal basado en la servidumbre en la Europa del Este, por el
ataque de los privilegiados a los derechos tradicionales de los
campesinos, observado en los movimientos anticercados ingleses, donde la
rebelión se presenta como la defensa de una ley y un principio justo,
vulnerados por una intervención ilícita, y a causa de la exigencias fiscales de un
Estado en expansión y hacia su completa concentración de poder, muy
propinen el oeste y centro de Europa (la Francia de Richelieu, por ejemplo)
CONFLICTOS RURALES
El problema no es la escasez de tierras (son cada vez mas las tierras
yermas), sino la transferencia de la propiedad a determinadas manos.
También se disputan la tierra ganadera y campesina, los pastos contra la
agricultura.
Los ayuntamientos son grandes propietarios de tierras comunales que
son explotadas en beneficio de los vecinos, pero recurren a ellas para hacer
frente a sus deudas con hacienda.
Los pueblos se encuentran arruinados, los vecinos no tienen para pagar
sus impuestos ni para alimentarse. La comunidad rural se queda sin recursos
puesto que, todos, los propios y comunes se destinan a pagar interese de los
censos contraídos tal vez hace 100 años.
Este endeudamiento progresivo de los concejos , en bancarrota técnica
por lo general, los obliga a enajenar sus bienes lo que es aprovechado por los
que disponen de dinero para quedarse con todas las tierras y derechos
comunales e incluso las propiedades particulares de los vecinos.
5
EL BANDOLERISMO
Es la expresión del conflicto social del XVI XVII en Cataluña, asaltan
conducciones de moneda a Barcelona, atracan en los caminos, causan
muertes, se enfrentan a las fuerzas reales. Las bandas tienen larga vida y se
reproducen continuamente.
Su época de auge coincide con el reinado de Felipe III, No es una
explosión incontrolada contra la miseria sino un fenómeno estructural derivado
de las condiciones sociales y políticas. El derecho a la violencia privada de
los nobles parece la explicación mas lógica, es una lucha entre clientelas y
bandos y es posible porque no existe un poder centralizado fuerte.
A MODO DE RESUMEN:
A pesar de todos los conflictos la sociedad es sólida, las nuevas
funciones, tensiones y conflictos ocurridos en este siglo no alteran una
sociedad ordenada y compuesta al modo estamental y sirvieron para poner de
manifiesto las numerosas contradicciones sociales existentes en el seno de
este Estado de la modernidad.
6
Bloque III: demografía y sociedad en el marco de la ilustración
El crecimiento demográfico
El crecimiento fue notable a lo largo del XVIII, pero aún se daban
muchos factores del llamado “ciclo demográfico antiguo”: alta mortalidad
infantil, elevada natalidad, alimentación precaria y gran incidencia de
enfermedades desconocidas. Sin embargo algunas pequeñas
modificaciones en el comportamiento demográfico permiten considerar el
Setecientos como un inicio de transición hacia el régimen demográfico
contemporáneo, caracterizado por gran descenso en la mortalidad infantil,
mejora general de la alimentación, e importantes avances médicos en el
diagnostico y tratamiento de enfermedades, si bien la demografía
contemporánea no triunfo definitivamente hasta bien entrado el XIX.
Las estimaciones sobre la población europea son aproximadas dada la
mala calidad de las fuentes, con datos aislados, carencias estadísticas y
ocultaciones. Las monarquías ilustradas en su intento por organizar su
administración realizaron de forma sistemática censos, o recuentos individuales
para saber mejor el número de vasallos útiles.
Suecia fue pionera con estadísticas mensuales de bautismos y
defunciones desde 1720, siendo su ejemplo seguido por otras monarquías.
1
En 1768 en España se hizo el primer censo de ámbito nacional, con
grupos de edad, sexo y estado civil utilizando la estructura administrativa de la
iglesia por lo que los datos se presentan por diócesis.
Hubo que esperar hasta 1787 en que el censo de Floridablanca lo hizo
por división provincial y no solo con datos de demografía sino también
económicos y sociales (número de eclesiásticos, hospitales, hospicios y casas
de reclusión y alguna información sobre población activa)
Sin embargo dos estados de la importancia de Inglaterra y Francia no
realizaron ningún censo de su población en el siglo XVIII.
En Inglaterra tras agrios debates sobre la libertad de los individuos y la
seguridad nacional , por fin en 1801 se realizó el primer cómputo censal con el
resultado de 10.9 millones de habitantes , bastante mas de lo esperado.
(Malthus tres años antes había estimado en torno a 7 millones).
En Francia pese al interés temprano por el tema hubo también
resistencias que imposibilitaron la realización de un censo de alcance nacional.
Se realizaron algunos promovidos por intendentes de determinadas zonas,
pero hubo que esperar también hasta 1801 para contar con un censo nacional
moderno y fiable gracias al ministro de interior François Neufchateau.
Así como los estados se demoraron en los recuentos poblacionales
surgieron curiosos intentos privados de ilustrados entusiastas que fueron
precursores de la ciencia demográfica. El pionero fue el Dean de la catedral de
Berlín, Johann Peter Süssmilch, así como el abate Jean-Joseph Expilly que
durante el reinado de Luis XVI envió centenares de cuestionarios a
funcionarios de las provincias francesa solicitando datos de población,
comercio e industria, publicando con estos datos 6 volúmenes que siguen
siendo una importante fuente de datos de la sociedad francesa en las vísperas
de la Revolución.
Los registros parroquiales son la fuente privilegiada para los
demógrafos de la época preestadística acuden para conocer las grandes
variables a cuyo dictado se expande o se contrae la población: natalidad,
nupcialidad y mortalidad, sin embargo requieren un tratamiento muy minucioso
para determinar su grado de fiabilidad y sus resultados se limitan a áreas
pequeñas coincidentes con una comunidad parroquial.
2
Por estas razones, falta de censos y registros parroquiales fiables . las
cifras que se manejan sobre la evolución de la población en el XVIII son solo
indicativas de su tendencia secular. A comienzos del siglo la población estaba
en torno a los 115 millones de habitantes y a finalizar se sitúo en 190 millones
aproximadamente. Según estos datos Europa registro un aumento demográfico
del 65% y con una tendencia continuada de aumento progresivo.
3
expectativas vitales. Pero la tesis que más crédito ha alcanzado es la debida a
Wrigley para quien los cambios en el terreno de la nupcialidad son la causa
del destacado crecimiento demográfico británico. Defiende que la mejora en el
nivel medio de ingresos netos alentó a contraer matrimonio en edades más
tempranas y en consecuencia a un notable incremento de la natalidad.
Francia, Italia y España tuvieron un crecimiento más pausado que el
inglés. Francia con cerca de 22 millones de habitantes era el país mas poblado
de Europa al iniciarse el siglo XVIII sin embargo esa superioridad fue
disminuyendo, dándose unas diferencias regionales muy marcadas. Para
explicar la débil tendencia alcista de la población francesa se recurre a dos
circunstancias: el escaso desarrollo de la economía francesa y el carácter de su
propio régimen demográfico.
Respecto al primer factor, existía una fuerte desproporción entre
población y trabajo llegando a tener cerca de 5 millones de indigentes
necesitados de socorro, un bajo nivel de salarios reales y una fuerte incidencia
de las crisis cerealistas en la subsistencia de la población.
En segundo lugar el régimen demográfico era poco susceptible al
crecimiento rápido, caracterizado por una edad tardía de acceso al matrimonio
(27 años los hombres y 25 las mujeres) y una proporción importante de celibato
definitivo.
España en el XVIII conoce un despegue demográfico considerable, igual
que en el caso Francés no es igual en todas las regiones.
El siglo XVII salvo Galicia y Asturias fue de estancamiento demográfico
en sus tres primeros cuartos., pero en el último en algunos lugares y algo mas
tarde en otros la población comenzó a recuperar sus efectivos.
En el entorno mediterráneo el alza poblacional fue muy importante. De
forma más modesta el interior de Castilla, Extremadura y Andalucía también
se recuperan, aunque no será hasta los años 30 del XVIII cuando logren
alcanzar los niveles que tenían a finales del XVI.
Pero este crecimiento tuvo importantes contrates regionales .En Galicia y
Asturias, el crecimiento demográfico vivido en el XVII por la introducción del
maíz dio lugar a que se llegara al siglo XVIII con una de las densidades mas
elevadas del país , muy acusada en el litoral, saturado de población. La
dificultad d e u n a u m e n t o d e r e c u r s o s b l o q u e ó e l c r e c i m i e n t o d e
4
la población, teniendo que acudirse al recurso de la emigración hacia Madrid,
Andalucía o América, al matrimonio tardío o al celibato definitivo para paliar la
presión de una población que había crecido por encima de los recursos.
Algo similar ocurre en la población vascongada con una superpoblación
relativa que fue soportable gracias a dos controles preventivos: la mas alta
edad de matrimonio femenino de toda España (por encima de los 26 años) y la
emigración.
Esta realidad del norte contrasta con el crecimiento del litoral
mediterráneo. Murcia verá triplicar su población como consecuencia de la
instalación del arsenal en Cartagena en la década de 1730.En Valencia la
población crece un 103%gracias a la buena relación entre población y recursos
y solo se debilita cuando esta relación se deteriora a finales de siglo. Lo que
también sucede en Cataluña.
Aragón no alcanza las tasas anteriores, pero tiene un crecimiento
superior a la media nacional. El resto del país está en una situación intermedia
entre lo que ocurre en el norte y en el Mediterráneo, una evolución positiva,
pero modesta, alejada de considerarse “revolucionario” y cuyos parámetros de
nupcialidad, natalidad y mortalidad responden a comportamientos propios de
sociedades tradicionales.
Italia,en conjunto tiene un comportamiento similar al español, pasando
de 13 millones en el 1.700 a casi 18 en el 1.800, con un mayor incremento en la
primera mitad del siglo y diferencias regionales muy marcadas.
El este y norte de Europa conocieron un rápido crecimiento de su
población. Aún mayores fueron los índices de crecimiento en algunas regiones
del imperio ruso, resultado de los repartos de Polonia y de la intensa
colonización de las regiones nuevas puestas en cultivo.
Pero los mayores índices de crecimiento se dieron en America del
Norte, donde la población había pasado de 300.000
h a b i t a n t e s e n 1 . 7 0 0 a 5.000.000 en 1.800, con un crecimiento del
1.666%, resultado del gran aporte migratorio y de una vitalidad natural
extraordinaria.
5
Factores de crecimiento poblacional: mortalidad, natalidad,
fecundidad.
Pese a que el XVIII conoció un leve descenso de la mortalidad, éste se
produjo en el ámbito de la extraordinaria, aunque resurgía de nuevo con años
sucesivos de malas cosechas generalizándose las enfermedades ocasionadas
por la desnutrición.
La mortalidad ordinaria siguió elevada, sin que la infantil conociera
ningún cambio hasta bien entrado el XIX. Sin embargo son de destacar factores
positivos como la desaparición de la peste en Europa occidental, los discretos
progresos de la medicina y de la salubridad la incidencia menos catastrófica de
las carestías y la mejora en la alimentación.
Durante siglos la peste había asolado Europa de forma periódica, pero
tras el último brote en Marsella en 1720 desapareció gracias a la adopción de
cordones sanitarios y cuarentenas. Pero otras enfermedades infecciosas sin
terapia conocida se mantenían muy activas. El tifus por la falta de higiene en el
agua potable y del tratamiento de las aguas residuales, el sarampión, la tos
ferina. La difteria, la disentería o la tuberculosis siguieron causando una
elevada mortalidad.
La higiene personal era aun baja y las enfermedades propagadas por
picaduras de piojos, pulgas, o mosquitos no sufrieron un descenso
significativo.
Si es destacable un interés por la higiene y la salubridad colectivas en
Francia, Inglaterra y España, donde se redactaron planes urbanísticos para
pavimentar las calles, construcción de redes de alcantarillado y la necesidad
de una mayor ventilación en las viviendas.
Si bien hubo avances en medicina habría de pasar aun un largo tiempo
antes de su aplicación generalizada .Los esfuerzos mas notables fueron contra
la viruela , utilizando el método de la inoculación , por el que se infectaba a un
individuo sano buscando inmunizarlo contra la enfermedad .Hoy se sabe que
no era efectivo y que tal vez contribuyo a propagar la enfermedad, pero en
alguna medida abrió el camino al descubrimiento a finales de siglo de la vacuna
(Edward Jenner). El descubrimiento pronto se extendió por Europa y ya en
1803 la monarquía española la propagó en sus posesiones de ultramar.
6
La oferta alimentaria se vio incrementada por la extensión de las
roturaciones, la introducción de nuevos cultivos y la mejora de transportes que
aseguraba los suministros El cereal siguió siendo el componente básico de la
dieta (pan), sin embargo se asentó definitivamente el consumo de nuevos
productos, en especial patata y maíz.
La patata se adapto muy bien a terrenos húmedos y fríos ampliando la
base alimentaria de la población y amortiguando las fluctuaciones que
acompañaban al cultivo del cereal. En Europa central se convirtió en una fuente
de alimentos nueva y segura y en Irlanda contribuyo a que la población pasara
de 3.200.000 habitantes a 6.800.000 ya que la misma superficie que daba el
trigo suficiente para alimentar a una persona permitía mantener sobradamente
a dos si se sembraba de patata.
La alta productividad, su adaptación al barbecho, y su utilización como
alimento tanto humano como animal, hizo del maíz un elemento dinamizador
de la demografía, allí donde se impuso su cultivo.
Finalmente el desarrollo de las comunicaciones y de los canales de
distribución contribuyó a que las crisis de subsistencia y las carestías que las
acompañaban quedaran limitadas a situaciones de penuria, mas controladas y
sin el tinte catastrófico del pasado.
Natalidad
Los elementos que frenaban la natalidad como el celibato o la edad
avanzada de matrimonio se frenaban en períodos con abundancia de trabajo y
medios de producción, dando como resultado matrimonios a edades muy
tempranas (Europa del este o América del Norte).
Por el contrario donde la tierra escaseaba, las posibilidades de acceder a
la propiedad eran reducidas y la disposición para formar una nueva familia era
menor, aumentando la edad de casamiento y disminuyendo la natalidad.
Tampoco podemos despreciar otros elementos como la intervención de
la iglesia en la vida familiar, la mentalidad colectiva e incluso el derecho
hereditario.
La iglesia consideraba la función de la familia esencialmente procreadora
estimulando a engendrar un numero ilimitado de hijos sin tener en cuenta
consideraciones de tipo económico.
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El contexto cultural y socio económico tenía un papel muy importante, un
ejemplo lo encontramos en el derecho privado catalán y su incidencia en la
reproducción familiar. El afán de perpetuar el patrimonio familiar hacia que el
heredero se casara tempranamente, al tiempo que las dificultades para las
dotes o los pocos recursos de los hijos “segundones” llevaba a la abstención
matrimonial y al ingreso en religión.
Es motivo de polémica si las motivaciones socioeconómicas tuvieron la
fuerza suficiente para intervenir en la fecundidad natural. Casos como el
francés o el ginebrino llaman la atención al mostrar un descenso de la
fecundidad desde la segunda mitad del XVIII, estimándose como causa posible
una secularización del matrimonio y una difusión de prácticas
anticonceptivas, lo que es considerado como prueba de modernidad.
8
La prioridad pasó al interés individual y el referente fundamental se encontraba
en el mercado Al final del XVIII los europeos habían sentado las bases para
alcanzar el predominio de la economía mundial en el siglo siguiente.
Más población y más dependiente del mercado: El ascenso de la
sociedad de consumo.
A lo largo del siglo XVIII se asistió al ascenso de una sociedad de
consumo, no solo porque hubiera más población, sino porque esta era más
dependiente del mercado.
Hoy sabemos que no se dio ningún cambio sustancial en el régimen
demográfico, no se redujeron sustancialmente los niveles de mortalidad
ordinaria, ni la adulta, ni la infantil, y la nupcialidad siguió teniendo la principal
responsabilidad en el ritmo demográfico. Es decir no podemos hablar de
ninguna revolución demográfica o inicio de transición demográfica durante el
siglo XVIII.
El crecimiento demográfico se baso en una mejora constante de las
perspectivas de vida, los mayores aumentos poblacionales se dieron en las
regiones y países que tuvieron una expansión económica mas intensa
(Inglaterra) o que desarrollaron procesos de colonización importantes
(Pomerania prusiana).
Elementos claves en los siglos anteriores como las periódicas
hambrunas comenzaron a desaparecer el la Europa con mercados mas
regulares y mejor abastecidos.
Algo similar ocurrió con las enfermedades contagiosas y epidemias , los
avances médicos mas importantes del siglo (vacuna viruela)se conocían pero
tardaron en tener impacto general en la población .Los mayores logros se
obtuvieron en la difusión de medicamentos ya conocidos pero que se difundían
y aplicaban mejor debido a un mejor sistema de enseñanza y a los apoyos de
los poderes públicos , fue el caso de la quinina contra las fiebres, mercurio para
las enfermedades venéreas , o los cítricos para el escorbuto.
La legislación fue uno de los remedios más efectivos contra la mortalidad
en época ilustrada. Se abordo una primitiva política sanitaria , con desarrollo de
infraestructuras para prevenir enfermedades . Por este medio se establecieron
cordones sanitarios fijos, se desecaron pantanos, se organizó la retirada de
basuras, la canalización de agua potable y el sacar los cementerios de los
centros urbanos.
9
Si bien las crisis de mortalidad no desaparecieron y de hecho volvieron a
final de siglo cuando los poderes públicos se tambalearon y la economía entró
en una brusca recesión, si se consiguió amortiguar mucho su incidencia y su
frecuencia.
Las diferencias regionales tampoco disminuyeron en esta época. En
estas sociedades la presión demográfica estaba muy condicionada por una
estrecha relación entre clima y demografía. En general en las regiones
meridionales el clima acentuaba la mortalidad infantil y esta forzaba una
nupcialidad mas intensa (mas personas casadas y a edad mas temprana). Por
el contrario las regiones mas al norte tenían mayor supervivencia infantil, lo que
favorecía matrimonios mas tardíos, con lo que se podían aumentar las rentas
antes del matrimonio y un mayor cuidado de los hijos.
Estas diferencias regionales fueron variando en algunas zonas concretas
por la aparición de oportunidades laborales, con mejora de las rentas familiares
tanto en el medio rural como en el urbano hubo mas oportunidades para trabajar,
los trabajos estacionales se multiplicaron permitiendo alargar los ciclos
laborales anuales y emplear a mas miembros de la unidad familiar,
repercutiendo en un importante aumento de la renta familiar total y esto a su
vez la mejora de las perspectivas de vida.
La urbanización contribuyo también a esta mejora, ya que a pesar de las
precarias condiciones de vida de los inmigrantes en las ciudades, aportó
factores muy positivos.
Las ciudades fueron un gran atractivo para los poderes políticos,
sociales, económicos y culturales, no solo los gobiernos sino todas las élites
sociales europeas abandonaron definitivamente el campo para trasladarse a
ellas. Con este traslado aumento mucho la necesidad de servicios (domestico,
construcción, educación, etc) y las oportunidades para sus habitantes.
La urbanización fue un poderoso agente en la expansión de la
sociedad de consumo, No solo vivían mas personas que no producían lo que
consumían, sino que la ciudad era un escaparate para ver y ser visto. Las élites
encontraron un sitio ideal para mostrar su posición, casas, ropa, carruajes,
tertulias, e s c u e l a s … y d e e s t e m o d o f o m e n t a r o n l a i m i t a c i ó n e n
el resto de grupos sociales. Factores como la moda tuvieron
en el siglo XVIII una importancia revolucionaria.
10
La mejora de las comunicaciones y una cierta especialización facilitó la
integración de los mercados de los que la población era cada vez mas
dependiente. La administración redujo trabas y obstáculos y al aparecer
mercados mas eficientes se puso en marcha una espiral de crecimiento que se
agrandaba a medida que aumentaba la confianza de los consumidores en su
abastecimiento.
Esta dependencia del mercado también era diferente en función de la
estructura social, en los lugares donde las diferencias entre los grupos sociales
eran menores hubo unos niveles de consumo muy superiores y mas variados
que en los países donde había enormes diferencias sociales , que el consumo
era menor.
El crecimiento económico y la movilidad social que se dio en el
siglo XVIII contribuyeron por esta vía al ascenso de la sociedad de
consumo.
BIBLIOGRAFÍA:
Ribot,cap. 16 “Demografía y sociedad” (Pág. 443-454)
Floristán,Cap. 30 “El despegue económico de Europa en el siglo XVIII”
apartado 1.1
11
TEMA 10: LOS ESTAMENTOS PRIVILEGIADOS
1
De cualquier modo, en la cima de la organización social estaba la nobleza
con sus diferencias y su superioridad.
El clero, pese a sus muchas diferencias según credos y países mantuvo
una situación privilegiada, bien por privilegios jurídicos o por el reconocimiento
expreso de la sociedad.
Es en el llamado “tercer estado” donde se crean multitud de grupos
que dan lugar a una estructura compleja, en la que se diferencian con mayor
nitidez las diversas burguesías del mayoritario mundo de trabajadores rurales y
urbanos.
2
tanto en lo económico, en lo administrativo o en la milicia. En este siglo el
ascenso social podía ser muy rápido, la barrera estamental era más frágil que
nunca y los nuevos nobles se adaptaban rápidamente a los privilegios .Así
pues la nobleza permanece aunque los nobles sean otros.
En intima relación con el concepto de “estamento” está el de
“privilegio”: un conjunto de normas jurídicas mediante las que se garantizaba
un orden desigual y discriminatorio. Tres eran los tipos de privilegios que
hacían de los nobles seres privilegiados y superiores al resto: Jurídicos,
económicos y honoríficos.
Los privilegios jurídicos derivaban del principio de desigualdad
personal ante la ley. Los nobles gozaban de un estatuto jurídico llamado fuero
que los favorecía en todos los ámbitos del derecho. Eran juzgados según
procedimientos exclusivos, estaban exentos de tormento y las sanciones eran
mas leves, siendo las penas más usadas las pecuniarias y el destierro.
Si eran condenados a muerte se excluía la horca, considerada vil y
deshonrosa, y eran decapitados.
Los privilegios económicos se referían a la propiedad y fiscalidad. La
propiedad de la tierra era su fuente de riqueza y mientras en Prusia y en
Europa oriental llegaban a monopolizarla, en el occidente europeo el vínculo o
mayorazgo se siguió utilizando para proteger los patrimonios tanto de
elementos ajenos a la nobleza, como de la mala gestión de su titular.
Disponían así mismo de exenciones tributarias sobre todo de los
impuestos directos, si bien los fueron perdiendo por la imperiosa necesidad de
las monarquías de aumentar sus ingresos.
Los privilegios honoríficos o formales, se encargaban de remarcar la
diferencia entre el universo nobiliario y el mundo plebeyo; sentarse en la iglesia
o en el teatro en asientos reservados o tener preferencia en ceremonias
públicas ponía de manifiesto la segregación social sobre la que se
fundamentaba el orden estamental. Estos privilegios honoríficos fueron causa
de de una creciente indignación que fue creciendo a medida que se
generalizaron en los ambientes ilustrados las doctrinas igualitarias.
El siglo XVIII fue en toda Europa época de reconciliación entre nobleza y
monarquía. De hecho la revuelta húngara entre 1703 y 1711 fue el último
levantamiento a r m a d o d e l a n o b l e z a , p e r o l a d e s a p a r i c i ó n d e
3
conflictos entre nobleza y absolutismo en base a monopolizar el rey el poder
político a cambio de defender los privilegios de la nobleza no se dio en toda
Europa del mismo modo. En Prusia y Rusia la colaboración fue muy estrecha,
en Austria la decidida política reformista de José II para limitar los privilegios
fracasó.
En España la nueva dinastía borbónica reclutó y promocionó una nueva
nobleza de servicios que ocupó las primeras filas de la administración
reduciendo el protagonismo político que la vieja y poderosa nobleza (los
Grandes) mantuvo en del siglo anterior, no sin una fuerte resistencia hacia esa
nobleza “advenediza”.
Fue en Francia donde las contradicciones del monarca sobre el papel de
la nobleza y las reticencias de esta en cualquier recorte que afectara a sus
privilegios fiscales influyeron en el creciente descrédito de la monarquía,
alcanzando su máximo en 1789 (Rev. francesa).
En cualquier caso y pese a las peculiaridades de cada país la
nobleza siguió teniendo un papel primordial en los cuadros del estado.
La nobleza era una realidad plural y heterogénea, la primera división
era entre la titulada y la no titulada .Tras esta había un amplio abanico de
elementos, desde el educado y culto miembro de la Gentry británica hasta el
levantisco y analfabeto aristócrata polaco. Había una nobleza cortesana
vinculada al rey por el ceremonial de la corte y una nobleza rural, con un fuerte
sentimiento de independencia y un estilo de vida austero, una nobleza de
extracción terrateniente y otra de origen urbano, una provista de rentas
ingentes y otra con serias dificultades para mantener una imagen decorosa.
La distinción mas operativa fue la que diferenciaba la “vieja nobleza” de
linaje remoto, de la “nueva nobleza” que había alcanzado su rango
recientemente por servicios prestados a la monarquía y que era mirada con
cierto desdén.
La adquisición de un patrimonio rústico, la imitación del modo de vida
nobiliario abandonado las actividades comerciales o manufactureras para el
logro de una estimación social elevada eran los pasos que llevaban antes o
después a la acreditación de un título.
Los nobles mas antiguos no tuvieron mas remedio que aceptar la
convivencia y rivalidad por los cargos con los nuevos nobles .Además en
muchos casos antigua y nueva nobleza estaban unidas por matrimonios muy
4
convenientes: los nobles necesitaban el dinero burgués para sus anticuadas
economías agrarias y los burgueses buscaron en el matrimonio el inmediato
ennoblecimiento de sus hijos.
La fascinación que ejercía sobre la burguesía la vida refinada de la
nobleza, ajena a las preocupaciones del trabajo diario era muy acusada pero el
setecientos supuso una situación compleja donde la burguesía ennoblecida no
rompe de forma drástica con las actividades que la han enriquecido y los viejos
linajes se interesan cada vez mas por el comercio al por mayor, por las
finanzas y en menor grado por la minería y la metalurgia, los que se redujeron a
sus rentas agrarias tenían los días contados.
Esta ambigua situación ponía de manifiesto la necesidad de adaptarse a
la nueva realidad de una época en que el dinero aparecía como el hacedor de
nuevas jerarquías.
Los monarcas se rodearon de consejeros, secretarios, ministros…
burgueses o hidalgos con mentalidad burguesa que buscaban la eficacia del
gobierno por encima de los viejos privilegios y la vieja nobleza fue perdiendo
su capacidad de influencia.
El ejercito seguía siendo de la nobleza, ahí si conocían el oficio y eran
eficaces pero la formación de ejércitos profesionales dio lugar a la carrera
militar como una profesión y los burgueses accedieron a ella. Era frecuente
que hijos de financieros importantes acabaran en el ejército con rangos
importantes.
En definitiva, la limitación de privilegios pedida por los burgueses y
ejecutada por los monarcas absolutos así como los cambios en las
mentalidades provoco la “revuelta de los privilegiados” que trató de
oponerse a los cambios que llevarían a un ordenamiento social diferente.
5
Sin embargo el clero siguió siendo un referente en todos los ámbitos,
desde la aldea campesina , en que el párroco era el personaje con mayor
influencia, hasta el confesor del real cuya influencia en el entorno del rey de
España o de Francia era de primera magnitud.
Las diferencias entre el clero secular y el regular eran notables .El
secular había mejorado su nivel de instrucción en los seminarios y su nivel
asistencial, pero la religiosidad que difundía seguía basándose en la piedad
barroca, teatralizada y falta de autenticidad.
El inmovilismo del clero regular había sido mayor, por lo que los ataques
mas virulentos de los reformadores se centraron en las ordenes religiosas .El
abandono de sus labores de apostolado, la vida conventual ociosa e
improductiva, el fomento del celibato, el estímulo de practicas que a menudo
tenían que ver con la superstición fueron argumentos esgrimidos con
frecuencia aunque no siempre con justicia por los ilustrados al referirse al clero
regular.
Las medidas tomadas a mitad de siglo en España. Francia, Nápoles y
sobre todo en Austria por José II, suprimiendo conventos y elevando la edad
para poder profesar se basaron en el convencimiento de que un clero regular
demasiado numeroso dañaba los intereses de la monarquía.
El caso de la Compañía de Jesús tiene unos perfiles propios. Su
expulsión de Portugal Y de todos los estados donde reinaba la casa de Borbón
y la posterior abolición de la orden por el Papa Clemente XIV en 1773 estuvo
en relación con la política regalista de las monarquías católicas y la frontal
oposición de la orden. El “Regalismo” era la doctrina que defendía una mayor
intervención de los reyes en asuntos eclesiásticos, lo que suponía una
disminución de las facultades pontificias que defendían los jesuitas.
En la Europa no católica los monarcas también sometieron al clero a un
rígido control. Federico Guillermo I de Prusia convirtió a los pastores luteranos
y calvinistas en instrumentos de apoyo a su política centralizadora ocupándose
de su preparación espiritual y cultural. El episcopado anglicano aumentó su
tradicional papel de funcionarios y administradores. Y la iglesia ortodoxa rusa
siguió subordinada rígidamente al estado, aunque desde Pedro el grande los
zares fueron mejorando la situación de ignorancia y analfabetismo en que
estaba buena parte del clero.
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Bibliografía:
Ribot, cap.16 -“Demografía y sociedad” Pág.455-459
Floristán. Cap.31”Las transformaciones de la sociedad en el siglo XVIII”.
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TEMA 11-EL ESTADO LLANO
La inmensa mayoría de la población pertenecía al estado llano, formado
por los trabajadores manuales. Distinguimos dos grupos, trabajadores del
campo y urbanos.
El campesinado
Los trabajadores del campo seguían siendo la inmensa mayoría de la
población. Su situación era muy variada tanto por su acceso al uso de la tierra
(propiedad y régimen jurídico) como por el territorio ocupado (condiciones
naturales, fertilidad etc.) La mayoría de la tierra era de las élites
privilegiadas y la propiedad de la restante daba lugar a situaciones bien
diferentes. Hay que diferenciar ala burguesía rural que aspiraban a una vida
de tipo nobiliar y vivía de las rentas de su propiedad de los labradores ricos
que trabajaban a veces amplias propiedades y que a menudo acabarían
consiguiendo alguna hidalguía o privilegio similar.
Más numerosos eran los medianos propietarios de las zonas con
agricultura rica y tierras fértiles que llevaban una vida desahogada
completando a veces sus rentas con tierras tomadas en arriendo.
Los pequeños propietarios tenían siempre situaciones difíciles
amenazadas por las malas cosechas y la codicia de los prestamistas a los que
recurrían para poder cultivar sus tierras. De no pagar los intereses la propiedad
pasaba al prestamista y por esta vía fue disminuyendo bastante la pequeña
propiedad en Europa occidental a la vez que aumentaba la propiedad de los
burgueses rentistas. El antiguo propietario pasaba a ser inquilino o bracero.
Los sistemas de alquiler afectaban a los campesinos en gran manera,
por esa razón las condiciones de uso de la tierra eran más importantes que la
propiedad misma.
Subsistían en muchos lugares los sistemas de aparcería por los que el
propietario compartía los frutos con el campesino; el propietario corría con
todos los impuestos y cargas pero el campesino quedaba reducido a sus
fuerzas y trabajo, por lo que las malas cosechas podían arruinarlo lentamente.
Entre los alquileres monetarios, los peores eran los de corto plazo que
permitían elevar la renta en cada renovación.
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Además de las dificultades que plantearan las malas cosechas, desmotivaban
al campesino ya que podía perder las tierras por no poder hacer frente a los
incrementos de a l q u i l e r .
En mejor situación estaban los que tenían alquileres a largo plazo
como la enfiteusis que favorecía la estabilidad del campesino en la misma
tierra y también una mayor motivación para su cultivo y mejora ya que a
menudo podía pasar el alquiler en herencia a sus hijos.
En el escalón inferior estaban los braceros y jornaleros, sin propiedad
ni alquiler alguno, dependiendo de la eventualidad de su contrato y abundantes
en el sur de Europa.
En la Europa del Este abundaban aún las situaciones de servidumbre
que obligaban al campesino a trabajar las tierras del señor y limitaban su
movilidad.
Esta era la estructura de la sociedad en cuanto a la propiedad y uso de
la tierra, pero a lo largo del XVIII su dinámica varió algo. Una primera etapa del
siglo se ajusta a lo anterior, donde la situación del campesinado se ve
ensombrecida por los fenómenos de crisis (malas cosechas, guerras,
enfermedades) que llevaron además al aumento de los impuestos señoriales.
La situación mejorará a partir de los años 20 con suavización del clima y
mejores cosechas que dan lugar a aumento de población y de las rentas
agrarias.
Este relativo bienestar duró algunas décadas, pero volvieron los
problemas por una importante demanda de tierras que llevo a cultivar terrenos
con malos rendimientos y sobre todo por la reaparición de enfermedades sobre
todo en el sur de Europa y buena parte de Francia .El empeoramiento de las
condiciones de vida de los campesinos será el pórtico de los movimientos
revolucionarios.
Los campesinos no solo trabajan la tierra, siempre va asociado el
ganado, fuente de alimentos, fuerza de trabajo y transporte. Es un
complemento siempre necesario y fructífero. Además realizan otras tareas
complementarias para aprovechar recursos como las fibras textiles (lana y lino
sobre todo) , metalurgia o transformación de productos agrícolas(Vinos,
aguardientes, cerveza, pan y pastas etc.) siempre mirando tanto al consumo
domestico como al mercado mas o menos amplio
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Del tamaño de los mercados depende la especialización y mayor o
menor dedicación, de hecho muchos habitantes del campo no son campesinos
sino trabajadores de las industrias que tienen una pequeña unidad doméstica
en relación con los trabajos a domicilio.
Las difíciles condiciones de vida de los campesinos encuentran apoyo en
las comunidades campesinas en torno al pueblo y a sus tierras y pastos
comunales .La parroquia, las costumbres y la solidaridad vecinal desempeñan
también esa función de apoyo.
Por otro lado está la familia, que se identifica con “la casa” y es la seña
de identidad de todos sus miembros .Es una unidad a la que todos aportan
trabajo para conseguir los ingresos necesarios .La comunidad campesina es
así una colectividad de familias, juntos trabajan, se defienden de los poderosos
o de las inclemencias del tiempo, juntos rezan ante las catástrofes y juntos se
divierten en las fiestas y por encima de sus condiciones precarias son capaces
de disfrutar de la vida.
Menestrales urbanos
La ciudad ofrece unas posibilidades diferentes en una amplia gama de
servicios y actividades con bastante libertad de movimientos (servicio
doméstico, industria, comercio, transportes, administración etc.), pero todas
ellas por un salario o bien arriesgando un pequeño capital.
Por otro lado tiene pocas alternativas complementarias, pues la comida
siempre hay que conseguirla en el mercado por lo que hay una fuerte
complementariedad entre ciudad y el lugar de origen en el campo de donde
pueden obtenerse algunas ayudas.
La administración, el comercio y la industria daban origen a un sector
social fronterizo con la burguesía que algunos han llamado “pequeña
burguesía”, compuesta por maestros artesanos o de oficios, tenderos,
escribanos, oficiales menores, alguaciles, sastres etc. La mayor parte
gozaban de un fuero particular (por la administración, por el gremio, por lo
militar…) que les ofrecía amparo y ventajas fiscales y les diferenciaba de
quienes no tenían nada. De algún modo eran privilegiados que esperaban la
oportunidad de ascender a la burguesía, temiendo por otro lado confundirse
con el pueblo más llano.
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Tenían una preparación, unos conocimientos y una relación social por encima
del resto de trabajadores que les permitía tener esas aspiraciones que quizá
podrían cumplir sus hijos por el ascenso en la vía administrativa, en mejores
puestos de trabajo o con su propio negocio.
Los maestros de gremios buscaban fabricar fuera de las normas
gremiales y relacionarse con el mundo mercantil para convertirse en
empresarios de industrias libres.
Si eran comerciantes, el ideal estaba en crecer y evolucionar hacia
corporaciones burguesas y capitalistas.
El ascenso social desde estos sectores fue una realidad frecuente en un
siglo de movilidad social, auge económico y muchas oportunidades a veces
apoyadas en relaciones económicas, familiares o de paisanaje.
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El desarrollo tecnológico dio lugar a los“especialistas”que eran buscados por
toda Europa en actividades de espionaje industrial que dieron lugar a
migraciones de grupos enteros de trabajadores con sus familias. Su emigración
estaba a veces penada con la muerte por revelar secretos tecnológicos
considerados de gran importancia económica.
Existen también los trabajadores de tareas consideradas como oficios:
albañiles, carpinteros, zapateros, cesteros etc. Que mantuvieron su
organización gremial. Son trabajos que garantizaban en general el sustento
familiar.
Las condiciones de vida de los trabajadores manuales son muy
variadas, era frecuente que tuvieran alguna propiedad (un pequeño
apartamento, una huerta, un burro, una vaca, sus instrumentos de trabajo, en
fin, algo que les daba una cierta libertad de acción. Sus condiciones de trabajo
son duras, pero no más que la de los campesinos por lo que la marcha a la
ciudad no supone un empeoramiento, si bien su situación puede tender a
empeorar.
La imagen más negativa de la condición obrera corresponde al siglo XIX
ya que en este momento aun quedan reminiscencias de una cultura urbana
algo más solidaria y mayor relación con las raíces campesinas.
Los salarios varían muchísimo, maestros y especialistas podían ganar
buenos sueldos, muchos oficiales también tenían un salario razonable para
alimentar a su familia, más bien pequeña sobre todo si se juntaba también el
sueldo de la mujer. Los hijos empezaban a ganar su pequeño jornal a edades
muy tempranas.
Pero no era lo mismo ser oficial de un gremio mejor considerado que de
otro con menos trabajo. Además algunos tenían jornales fijos al mes o al año,
mientras que la mayoría de oficiales y aprendices ganaban a jornal a la
semana y sus ingresos dependían de los festivos o de los días de trabajo
efectivo.
Había también trabajo a destajo con grandes diferencias entre los más
activos y los menos diligentes. Los agremiados tenían mas seguro el nivel de
su salario pues estaba fijado, no así en el caso de las empresas libres.
Por otra parte las empresas estatales tenían sueldos algo más elevados
y algunos privilegios.
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En el este de Europa la situación del trabajador era también la de un
siervo, fijo a la actividad, sin libertad alguna, en condiciones de mera
subsistencia.
Dentro de esta variedad la tendencia a largo plazo de los salarios es
similar en todo occidente, superada la crisis intersecular parece generalizada
la tendencia al aumento salarial aunque sea débil y puedan darse recesiones
puntuales. La situación se complica en 1760 cuando los salarios siguen
subiendo pero lo hacen mucho más los precios de modo que el poder
adquisitivo disminuye considerablemente. Esta situación empeora una realidad
para muchos ya miserable, viviendo en precario con muchas horas de duro
trabajo y en condiciones de vida insalubres expuestos a las condiciones
climáticas y a las enfermedades. Esta situación solo se paliaba parcialmente
por la asistencia de las instituciones que ayudaban a quienes caían en la
miseria definitivamente.
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Podemos incluir dentro del grupo también miembros de profesiones
liberales y de la burocracia estatal.
Es usual presentar a la burguesía como fuerza antitética de la nobleza,
animada por una fuerte conciencia de grupo y dispuesta a derribar el sistema
de producción feudal que impedía su expansión.
Durante el XVIII la burguesía ira creciendo en fuerza y número de
componentes, pero la referencia de prestigio social sigue siendo la nobleza, de
ahí que esa sea su aspiración y muchas veces lo consigan.
El burgués ennoblecido en estos momentos, raramente abandona sus
negocios y pasa a vivir de rentas (como la nobleza), por lo tanto hay una
contradicción entre el burgués que acepta el orden estamental al tiempo que
desea ennoblecerse y por otro lado el sentimiento de que deben ocupar un
lugar en la sociedad, con unas funciones que les corresponden como grupo
definido.
El modo de ser burgués (conciencia de grupo o mentalidad burguesa)
se afirma al tiempo que muchos nobles aceptan ciertas ideas de la burguesía.
Estos planteamientos afectan a las capas mas altas de la burguesía los
demás aceptan la sociedad en la que viven , si bien se advierte una progresiva
preocupación por la jerarquización social de modo que si no pueden ascender
al menos harán todo lo posible por distinguirse de los niveles inferiores.
Se distinguen rangos en función de los niveles de fortuna y cultivan las
relaciones sociales de modo que se mezclan a menudo los burgueses con
nobles de rangos inferiores. La movilidad social es una realidad.
A principios de siglo los grandes comerciantes y altos funcionarios y
administradores son los que se ennoblecen. En las décadas centrales la
burguesía se afirma como grupo social muchos comerciantes y
administradores consiguen ennoblecerse aunque sin título mediante la compra
de cartas de hidalguía, de modo que el número de burgueses aumenta, sus
actividades son ya imprescindibles en una sociedad cada vez más urbana.
En las últimas décadas la situación cambia, es evidente la
contradicción: por un lado se busca un ámbito institucional sin privilegios para
que la acción social y económica discurra con libertad y por otro el máximo
deseo es ennoblecerse y disfrutar de privilegios. En general se afianza una
posición c a d a v e z m a s c o n t r a r i a a l o s p r i v i l e g i o s y e l a c c e s o a l a
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nobleza se dificulta ya que los propios nobles se oponen a la degradación cada
vez mayor de su estatuto.
El resultado es la afirmación definitiva de la burguesía, que goza ya
de prestigio social por su dinero o por su función y es evidente que su
propia actividad económica resulta más rentable a corto plazo que los
privilegios nobiliarios.
No podemos dudar que el capital estaba remodelando la sociedad de
manera que debía ser la riqueza la que determinara la posición social y ello
suponía que la ordenación estamental fundamentada en estatus y privilegio se
encontraba en retroceso.
El desarrollo de potentes burguesías tiene muchos matices en función de
las diferentes zonas del continente. Europa occidental protagonizó buena parte
del crecimiento comercial, manufacturero y financiero del siglo XVIII por lo que
fue allí donde se afirmo una burguesía emprendedora e influyente.
A comienzos del XVIII Inglaterra contaba con la burguesía más sólida de
Europa. El desarrollo de industria innovadora la hegemonía del comercio y el
auge del sector financiero y de servicios generó una burguesía bien
posicionada e influyente. Pero el capitalismo ingles no era monopolio de esta
burguesía, sino que su gestión se compartía con una nobleza que desde hacía
tiempo participaba en el mercado y en la creación de bienes y servicios.
En Francia por su gran potencial comercial debería haber generado una
potente clase mercantil, pero el atractivo que poseía la nobleza y el inferior
prestigio de las actividades burguesas produjo un permanente transito de
burgueses al estamento nobiliario, previa adquisición de tierras y liquidaron de
sus empresas. A esto contribuyó también que mientras en Inglaterra la
burguesía tenía ya protagonismo político en la Cámara de los Comunes en
Francia la monarquía absoluta no dejaba otra posibilidad que introducirse en
el estamento nobiliario.
En España, las ciudades del litoral y Madrid en su condición de centro
político y foco de consumo tuvieron núcleos burgueses de cierta entidad. Los
puertos cantábricos y mediterráneos tenían una burguesía mercantil que
convivía con comerciantes extranjeros. Solo Cataluña por la industria textil
generó una burguesía industrial de procedencia campesina pero de menor
entidad que la mercantil.
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La polarización de la Europa del Este entre nobleza feudal y
campesinado no dejó espacio para una burguesía amplia y dinámica.
Burguesía comercial
Es la burguesía de los negocios: el comercio o las finanzas. Grandes
comerciantes internacionales en los grandes puertos cabeza del comercio
europeo y americano. Exportaciones e importaciones sobre todo de productos
coloniales y su distribución en el ámbito europeo.
Formaban compañías de base familiar, con pocos socios y muy
conocidos entre ellos que se relacionan a su vez con otras similares, la
confianza juega un papel fundamental para afianzar los tratos. Son los grandes
armadores que controlan el comercio internacional y de los seguros marítimos,
unas actividades relativamente especializadas. En cierto modo pertenecen a la
burguesía tradicional del gran comercio sin participar en otros negocios.
Por debajo de ellos están los comerciantes que manejan los tráficos
internos, en un escalafón inferior y menos ricos.
Por debajo están los pequeños comerciantes de la ciudad o del campo,
tenderos, buhoneros etc. que marcan la frontera de lo burgués dado que
trabajan con las manos y ni siquiera llegan a ser acomodados.
Burguesía financiera
El mundo de las finanzas es también variado, la finanza tradicional , la
de los prestamos rurales y urbanos muchas veces va unida a la burguesía
rentista o a los terratenientes, por lo que no significa modernidad ni evolución.
Lo más característico del XVIII quizá sea la mezcla entre finanzas y
comercio.
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Los comerciantes adinerados se introducen en actividades financieras que
además de dinero les proporcionan relaciones para ascender socialmente .Por
otro lado los grandes financieros también necesitan de los comerciantes
formándose de este modo redes verticales y horizontales donde los negocios
se entremezclan. Si hablamos de finanzas hablamos de dinero circulante en
cantidad que solo se podía conseguir en las relaciones con el estado que era el
agente económico mayor con sus crecientes necesidades de todo tipo.
Los financieros típicos de la época son los asentistas y los arrendatarios
de impuestos
Los primeros tienen negociaciones privilegiadas con el estado,
abasteciendo al ejército, a la marina, abastecimiento especial de grano en
momentos de escasez o prestar dinero al rey para las urgencias políticas.
Los arrendatarios de impuestos sustituían a unos hipotéticos
funcionarios de la administración en la función recaudatoria. La función
entrañaba primero un préstamo, pues el arrendatario adelantaba la cantidad a
la administración y después una organización para la recaudación que
requería una amplia red de relaciones normalmente de tradición familiar.
Otra faceta financiera era la compra de acciones que suponían una
participación activa del capital en empresas productivas, como las compañías
privilegiadas de comercio que movieron en todos los países gran cantidad de
capitales.
Más importantes de cara al futuro son las compañías por acciones
privadas. Los tipos de sociedades son variadas (construcción de canales,
carreteras, abastecimiento de agua, seguros o correos)
Burgueses y nobles, sobre todo en Francia e Inglaterra son los dueños
mediante acciones de grandes empresas industriales del cristal o de la
siderurgia.
En el Siglo XVIII las acciones son cotizables en bolsa con algunos
episodios catastróficos, pero la participación de muchos inversores en estas
actividades indica hasta que punto se empezaba a confiar en el sistema de
acciones como una forma típicamente burguesa y capitalista de especular
con su dinero.
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Burguesía industrial
En este siglo nace también la burguesía industrial. No son burgueses los
maestros de los gremios, dado que trabajan con las manos en sus talleres,
pero si lo es el mercader-fabricante de la industria a domicilio que organiza
una actividad industrial en base a comprar la producción a los campesinos y
luego perfeccionara y distribuirla.
Más típico del momento esotro modelo, el del fabricante –mercader, en
su origen maestro gremial que comercializan sus propios géneros. A veces el
taller crece y el jefe pasa a ser un organizador.
Otras formas industriales tradicionales ligadas a una organización
capitalista serían las minas (cuando no pertenecían a nobles) las fraguas y los
astilleros .
Surgen formas industriales nuevas favorecidas por la demanda en las
que se involucran personas relacionadas con el comercio que establecen
fábricas de nueva planta que aprovechan los avances tecnológicos como los
de la legislación que favoreció la libertad de creación de empresas.
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La judicatura era un medio de servir a la administración y de ganarse la vida de
forma exclusiva.
Las profesiones liberales también tienen un desarrollo especial en este
siglo los abogados y médicos abundan y tienen un gran prestigio. Por debajo
estaban notarios y cirujanos considerados como actividades manuales y cuya
preparación no exigía estudios por lo que están ya fuera de lo que podemos
considerar burgués.
Proliferan también los intelectuales: profesores, filósofos, escritores de
literatura, periodistas etc. aunque muchos ejercían esas actividades desde su
posición social de noble, clérigo o funcionario, pero también ocurre que cada
vez mas personas del estado llano hagan de estas actividades su profesión en
el sentido actual de la palabra, una actividad y un medio de vida.
Especialmente el periodismo se afianzó mucho en la segunda mitad del siglo.
La situación de los militares tiene algunos matices, no podríamos
considerarlos burgueses ya que la mayoría aun proceden de la aristocracia,
pero el desarrollo de los ejércitos nacionales necesita oficiales preparados en
diferentes cuestiones técnicas, por otro lado para ascender socialmente
muchos comerciantes intentan que alguno de sus hijos fuera al ejercito. Ambas
cuestiones nos hablan de un flujo hacia una actividad que se empezaba a ver
también como una profesión. Desde estos puntos de vista (profesionalización,
conocimientos técnicos, extracción social de algunos) el ejército es también
una vía de afirmación social de los burgueses.
La mentalidad burguesa.
Podríamos definir dos mentalidades, una aristocrática y otra burguesa.
La primera defiende los valores tradicionales del orden estamental: fe e iglesia
(la que corresponda en cada país) privilegios de cuna, tanto en lo social como
en lo económico y exclusividad de la función de gobierno. Por el contrario la
mentalidad burguesa sería crítica con la fe y contraria a los privilegios y a la
exclusividad del noble en el gobierno.
Respecto a la fe, hay desde el libertino mas radical que la repudia por
completo hasta una amplia capa de burgueses que la adaptan a su vida.
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La conciencia cristiana burguesa era acomodaticia y admite y practica unos
aspectos de la religión y omite otros .El prototipo de burgués practica una moral
convencional que esta a un paso de la hipocresía decimonona.
En cuanto a los privilegios el pensamiento si es claro, su actividad
comercial chocaba con un mercado restringido por los privilegios que eran a
veces cotos cerrados. La libertad de entrar en esos sectores de mercado era
reclamada por los burgueses, y toda la lucha política y de opinión contra los
privilegios es una actitud claramente burguesa. Lentamente fueron ganando
esa batalla , pretendiendo cada vez llegar mas lejos con una permanente
redefinición del concepto de libertad, desde la libertad básica frente a los
monopolios a la de finic ión de l libe r a lis m o ec onóm ic o, polític o y
c ultur a l , este proceso es una lucha con dos caras, por un lado esta la
conquista positiva y fructífera de la libertad , pero por otra está una actitud
beligerante contra el enemigo que derivará en anticlericalismo, persecución a la
aristocracia y liberalismo económico intransigente.
Por otro lado fueron desarrollando también la idea de prestigio social al
margen de la cuna, sino dependiente de la valía personal. Se generalizó una
vía de ennoblecimiento como la orden de Carlos III en España que valoraba
méritos del trabajo y de las aportaciones útiles a la sociedad en todos los
campos. Los valores de utilidad, trabajo eficaz y rendimiento económico son
característicamente burgueses.
Respecto al poder, el burgués es inicialmente partidario del absolutismo,
pudiendo ser la fuerza del monarca la vía hacia un sistema social y
administrativo más eficaz. Sin embargo la mentalidad más radical acabo por
posicionarse contra una monarquía incapaz de liberarse del corsé estamental y
del régimen de privilegios.
Aunque la revolución es un proceso muy complicado y son los mismos
privilegiados los que se oponen al absolutismo la renuncia final a sus
privilegios es de inspiración burguesa.
La salida final es una monarquía constitucional como ya se había
instalado un siglo antes en Inglaterra que permite el juego a los intereses de la
burguesía. en cualquier caso el triunfo burgués de finales de siglo sigue siendo
el triunfo de una élite reducida aunque algo mas abierta que la anterior.
Floristán .cap.31
Ribot. Cap.16 ”Demografía y sociedad”. (Pág.455-459)
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TEMA 12. Las revueltas y revoluciones en el siglo XVIII:
la crisis del antiguo régimen.
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se le ayudaba en la medida de lo posible, en la sociedad liberal que se esboza
el pobre es una desgracia social, la pobreza es culpa de los pobres porque son
vagos y se alberga la esperanza de que el progreso acabe con la pobreza. Era
el optimismo de Adam Smith. Mientras tanto se recluía a los pobres en casas
de trabajo en condiciones casi inhumanas con la espera de obtener de ellos
alguna utilidad.
La polarización económica va acompañada de una polarización cultural.
La ilustración amplio la cultura en nuevos lectores y mayores accesos a la
enseñanza, así como en la aparición de sociedades científicas. El avance fue
notable, pero también aquí se nota la dificultad de llegar a los extremos
sociales. Las instituciones eclesiásticas hicieron esfuerzos por llegar a mas
personas, pero aunque se favoreció el desarrollo espiritual, no hizo a esa masa
sociales mas instruidas en otras materias .El analfabetismo siguió teniendo una
notable extensión.
Como resultado lógico el individualismo de las élites dio como resultado
acciones colectivas de protesta ante los diversos aspectos políticos
económicos y sociales que condicionaban su mala situación.
La perdida de la autoridad natural derivada del régimen estamentario por
un lado y los avances del absolutismo por otro dejaron a las masas sin
dirección clara.
La visión crítica de los ilustrados junto a las malas condiciones de vida y
la crisis de abastecimiento desencadenaron las protestas sociales , resultando
paradójico que el siglo de mayor crecimiento económico sea el de mayor
conflictividad social en la Edad Moderna , sobre todo en los países mas
avanzados.
Las protestas se inscriben en la mentalidad de la época y se exige
aquello a lo que la legalidad vigente les da derecho frente a los progresivos
abusos de los señores o del estado.
Los motivos son varios: aumento de la presión fiscal, reclutamientos, el
movimiento de las enclosures en Inglaterra, las rebajas de sueldos en las
actividades industriales, todos estaban presentes, pero la causa inmediata del
conflicto va casi siempre unida a una crisis de abastecimientos provocada por
malas cosechas que hace mas evidente la precariedad producida por la
situación de injusticia en que viven.
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En muchos casos curiosamente la revuelta va dirigida en la sombra por
la nobleza que se opone a las reformas de los gobiernos como ocurre en los
motines contra Esquilache en España en 1766, en otros casos hay más
espontaneidad popular, a veces llena de odio como ocurrió en la Francia
revolucionaria. En otros casos son reacciones más “modernas (Inglaterra o
colonos americanos), o con tintes religiosos (en Inglaterra contra los católicos)
o huelgas de obreros industriales frente a la injusticia de los salarios.
En definitiva, si el liberalismo individualista triunfaba en algunos aspectos
en su lucha contra el antiguo orden social, también fue creando nuevos
enemigos .No es solo que la pobreza y marginación siguieran existiendo, sino
que empezó a desarrollarse el espíritu de confrontación social que crecerá en
la Edad Contemporánea.