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Universidad Externado de Colombia

Facultad de Estudios de Patrimonio Cultural


Carla Vanesa Rodriguez Gonzalez
Estudios de Iconografía
Juan Pablo Cruz Medina

Pastoureau, E (2006). ​“Una historia simbólica de la Edad Media Occidental”

La Edad Media es, según varios autores, un periodo que abarca desde el
siglo V hasta el siglo XV, otras fuentes señalan que comienza con la caída del
Imperio Romano de Occidente, aproximadamente en el año 476 d.C y finaliza en el
siglo XV aproximadamente en 1492, después del descubrimiento de América,
mientras, otros autores consideran que este finaliza en el año 1453, coincidiendo
con la caída del Imperio Bizantino, que casualmente también concuerda con la
invención de la imprenta. Aún con lo anterior, de todas las especulaciones y
dificultades que presenta aproximarse a un periodo como la Edad Media tan lleno de
mitos, falsedades en su comprensión y reconstrucciones erróneas, la única certeza
posible recae en considerar, que no solo es un periodo sumamente dinámico cuyo
desarrollo pasó por muchas transiciones y cambios sino que además en los casi 10
siglos de su duración la producción simbólica que deriva de la riqueza lingüística
propia de la Edad Media, es tan extensa que el procurar un espacio de la
investigación a indagar por estas cuestiones implica un arduo y largo trabajo.

En pro de aclarar la incertidumbre que puede causar el especular en torno a


este periodo y su simbología Michel Pastoureau, un historiador, paleógrafo y
archivista francés especializado en historia Medieval, sigilografía, numismática, etc,
se encarga desde su texto “Una historia simbólica de la Edad Media Occidental” de
desglosar desde análisis sociológicos e históricos complejos emblemas, heráldicas,
el símbolo como modo de pensamiento del medioevo, el color, entre otras
cuestiones además de lenguaje que se encuentra intrínsecamente ligado a la
manera de representar y concebir el mundo en el medioevo.
Si bien a lo largo de texto ​(Pastoureau y Bucci, 2006) ​desarrolla una serie de
capítulos cuyo eje temático pretende estudiar la historia simbólica y sus
componentes más importantes como lo son los símbolos vinculados y en referencia
a los animales, los vegetales, el lugar de juego en el imaginario medieval, los
colores, los escudos de armas, etc. Nuestro enfoque se verá centrado en la
introducción y primer capitulo de texto.

Durante la introducción el autor ​(Pastoureau y Bucci, 2006)  nos presenta el


símbolo medieval no solo como modo de pensamiento sensible sino también como
la transmutación de lo imaginario a la realidad desde consideraciones siempre
multiformes, ambiguas y plurivalentes que complejizan los diálogos en torno a estas
manifestaciones, es decir que aunque estos símbolos son traducibles en textos,
palabras y vocablos también están compuestos y acompañados por
comportamientos, tradiciones, creencias, gestos, imágenes, rituales y objetos.

Adicionalmente, es importante resaltar que aunque el acervo de obras


dedicado al estudio de el símbolo medieval son pocas, una de las maneras en que
podemos aproximarnos, caracterizar y definir el símbolo medieval sin mucha
dificultad es por medio de lo etimológico, pues según lo menciona Pastoureau, M y
Bucci (2006, pág 15) “[…] la verdad de los seres y las cosas debe buscarse en las
palabras […]”. Lo anterior encuentra sentido, tan pronto con se empieza a entender
que cada elemento, ser vivo y objeto, de acuerdo con el pensamiento analogico
medieval, es “la figuración de otra cosa que se corresponde con el en un plano
superior o inmutable del cual es símbolo” Cavazzini, E (2007).

Pastoureau también desarrolla la importancia de comprender que el estudiar


los símbolos implica un ejercicio consciente en el cual no podemos subjetivizar bajo
nuestra perspectiva contemporánea de concepciones y esquemas aquello a lo que
nos aproximamos, pues no solo sería un anacronismo sino que además nunca
seremos los mismos que las sociedades anteriores a la nuestra y por tanto nunca
lograremos, en cuanto al pensamiento medieval, establecer una frontera
absolutamente nítida entre lo real y lo imaginario.
Profundizando un poco más en lo anterior, ​(Pastoureau y Bucci, 2006) señala
que el símbolo sobrepasa aquello a lo que representa pues en la Edad Media
aquello verdadero y cierto se sitúa en un nivel superior fuera de la realidad.
Entonces, es posible aproximarnos de manera exitosa a la simbología medieval si
realizamos una lectura acorde a su contexto y sobre todo cuando comprendemos
que uno de sus rasgos o características esenciales está en sus modos de
intervención, incluso por sobre su significación particular, siendo sus ejes centrales
el producto de la convergencia de diversos modos de sensibilidad y sistemas de
valores previos a los actuales. La simbología propia de la Edad Media, en pocas
palabras, explora esa otra parte de la realidad medieval que constituye lo
imaginario.

Pasando al primer capítulo titulado “El animal”, Pastoureau nos introduce con
una tradición perteneciente a la antigüedad denominada: “La caza de jabalí”, cuya
práctica era particularmente valorada por tratarse de una criatura temeraria cuyo
coraje admiraban e incluso un adversario digno de enfrentamiento y respeto. En
contraparte “La caza de ciervo”, era mucho menos relevante llegando a ser ignorada
y despreciada, pues a diferencia de jabalí, el ciervo era considerado un animal
cobarde, débil y asustadizo.

Dicha práctica continua durante la mayoría de la alta Edad Media hasta que
en el siglo XII se produce una paulatina desvalorización del jabalí en poblaciones
como Francia e Inglaterra. Vale la pena añadir que esta actitud fue reforzada por la
postura que poseía la iglesia frente a la caza en donde aún manteniendo los
adjetivos con que el jabalí era referido por autores latinos y sin necesidad de alterar
el discurso de los textos antiguos, lograron transformar a dicha criatura no solo en
una bestia tenebrosa e impura sino además en imagen de hombre pecaminoso,
revelado contra su Dios, alter ego del Bien, en pocas palabras, el diablo.

No obstante, así como en el caso clásico antiguo, el jabalí tenía su


contraparte. En la concepción Medieval el animal cristológico por excelencia, cuya
carne era la más pura según la biblia y en donde incluso su caza era considerada un
mal menor, era el ciervo. ​(Pastoureau y Bucci, 2006) ​considera que definitivamente,
la figura e institución de la Iglesia favoreció una paulatina inversión en el orden
jerárquico de las tradiciones de caza, al posicionar la criatura del ciervo por sobre la
de jabalí como práctica noble, real y monárquica.

Finalmente, a manera de conclusión, el texto de Pastoureau no tiene como fin


el servir de tratado sobre la simbología medieval sino que desea contribuir a la
definición de la historia simbólica como una disciplina en pleno genesis. En pro de lo
anterior, Michel centra su atención en ciertas nociones primarias y básicas,
revisando áreas en donde el símbolo tiende a expresarse, estableciendo algunos
niveles de significación, nodos centrales de funcionamiento, abriendo múltiples vías
investigativas futuras y reflexionando sobre la importancia de comprender, que en el
fondo, los símbolos son producto del tiempo e historia al que pertenecen y la historia
puede ser revelada y comprendida a través de los símbolos que la componen.

Bibliografía

Cavazzini, Eleonora (2007). ​Michel Pastoureau, Una historia simbólica de la Edad


Media occidental​. Buenos Aires, Katz editores, 2006, 393 páginas. ​Prismas -
Revista de Historia Intelectual, 11​(1),233-235. [fecha de Consulta 25 de
Febrero de 2020]. ISSN: 1666-1508. Disponible en:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=3870/387036796010​.

Pastoureau, M. y Bucci, J. (2006). ​Una historia simbólica de la Edad Media


occidental.​ Buenos Aires: Katz.

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