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Redacción
La redacción de la sentencia corresponde al juez que la haya dictado (si se trata de un
órgano jurisdiccional unipersonal) o a uno de sus miembros, si se trata de un órgano
colegiado (en este caso, previa deliberación y votación de la sentencia por parte de los
miembros del tribunal).
Una vez firmada la sentencia por el juez o por todos los miembros del tribunal, se da a
conocer mediante lectura en audiencia pública o mediante notificación por escrito a las
LA SENTENCIA PENAL
1. Encabezamiento
Seguidamente se consignaran los hechos que hubieren dado lugar a la formación de la causa, los
nombres y apellidos de los actores particulares, si los hubiere, y de los procesados; su edad,
estado, naturaleza, domicilio, oficio o profesión. Hoy en día puede resultar suficiente hacer
constar su documento de identidad o documentación equivalente. En el proceso penal, es
habitual que no se conozca con seguridad la identidad del condenado, especialmente en
supuestos de extranjeros residentes ilegalmente en España. En este caso, se deberán consignar el
nombre o nombres que se le conozcan, y el número de identificación de la policía (las fuerzas y
cuerpos de seguridad del Estado asignan a estas personas un número, junto a su huella dactilar,
para facilitar su identificación, hecho muy relevante para valorar, por ejemplo, una posible
reincidencia).
2. Antecedentes de hecho
Se deben consignar las conclusiones definitivas de los que fueron parte en el juicio, dato
necesario para valorar si la Sentencia resulta congruente con las mismas.
Se recoge la relación de hechos que el órgano judicial considera probados, soporte fáctico de la
parte dispositiva (absolución o condena). A diferencia de la Sentencia civil, la relación de
hechos probados es preceptiva, provocando su falta la nulidad. En este sentido es terminante la
Jurisprudencia del Tribunal Constitucional, de la que es ejemplo la Sentencia de 2 noviembre
1992:
“Es claro, por tanto, que las sentencias penales dictadas, tanto en 1ª instancia (salvedad hecha de
las sentencias de conformidad), como en la segunda, en las que se omita la declaración de
hechos probados no pueden considerarse como una resolución motivada, dado que faltaría en
ellas uno de los presupuestos necesarios para la génesis lógica de la misma: los hechos
declarados probados”.
Ello no impide, que algunos aspectos accesorios del relato fáctico puedan completarse en la
fundamentación jurídica (Sentencia Tribunal Constitucional del 21 de marzo de 2002), lo que
también se admite con relación a la Sentencia en el ámbito laboral.
3. Fundamentos de Derecho
En párrafos separados y numerados se harán contar los fundamentos doctrinales y legales que
fundamenten la solución adoptada en el ámbito penal y, en su caso, civil (reparación del daño
causado consecuencia del delito).
La exigencia de motivación, común para todas las resoluciones judiciales, cobra una especial
trascendencia con relación a las Sentencias penales, en atención a la singular importancia de los
derechos afectados, especialmente la libertad. Manifiesta, sobre esta necesidad de motivación, la
Sentencia del Tribunal Constitucional de 21 de marzo de 2002:
“Más específicamente, en relación con las sentencias penales, dijimos en la Sentencia del
Tribunal Constitucional 174/1992, de 2 Noviembre, que “el requisito de la motivación impone
al juzgador la realización de un doble juicio: de una parte, la existencia de una motivación
fáctica o antecedentes de hecho, inferida a partir de la prueba practicada, en la que deberán
consignarse, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 248.3 de la dLey Orgánica del
Poder Judicial y 142.2de la Ley de Enjuiciamieto Criminal, los hechos enlazados con las
cuestiones que hayan de resolverse en fallo, haciendo declaración expresa y terminante de los
que se estimen probados. De otra parte, una valoración jurídica suficientemente razonada acerca
de los hechos declarados probados...”
La Sentencia del Tribunal Supremo de 13 de junio de 2007, se pronuncia sobre los presupuestos
a tener en cuenta, para analizar la impugnación de una Sentencia por falta de motivación:
“a) Cuando la resolución carezca absolutamente de motivación, es decir, no contenga los
elementos y razones de juicio que permitan conocer cuáles han sido los criterios jurídicos que
fundamentan la decisión. Al respecto, debe traerse a colación la doctrina constitucional sobre el
requisito de la motivación, que debe entenderse cumplido, si la sentencia permite conocer el
motivo decisorio excluyente de un mero voluntarismo selectivo o de la pura arbitrariedad de la
decisión adoptada (Sentencias del Tribunal Constitucional 25/90 de 1 de febrero2, 10119/92 de
2 de junio6), con independencia de la parquedad del razonamiento empleado: una motivación
escueta e incluso una fundamentación por remisión pueden ser suficientes, porque lLa
onsitución Española. no garantiza un derecho fundamental del justiciable a una determinada
extensión de la motivación judicial”, ni corresponde a este Tribunal censurar cuantitativamente
la interpretación y aplicación del derecho a revisar la forma y estructura de la resolución
judicial, sino sólo “comprobar si existe fundamentación jurídica y, en su caso, si el
razonamiento que contiene constituye lógica y jurídicamente suficiente motivación de la
decisión adoptada” (Sentencia del Tribunal Constitucional 17519/92 de de noviembre1).
En este sentido se pronuncia una reiteradísima Jurisprudencia, pudiendo citar, las Sentencias de
18, 19 y 23 de julio de 2007.
a) Narrará en párrafos separados y numerados los hechos alegados por las partes y que
el Jurado deberá declarar probados o no, diferenciando entre los que fueren contrarios al
acusado y los que resultaren favorables. No podrá incluir en un mismo párrafo hechos
favorables y desfavorables o hechos de los que unos sean susceptibles de tenerse por
probados y otros no.
b) Expondrá después, siguiendo igual criterio de separación y numeración de párrafos,
los hechos alegados que puedan determinar la estimación de una causa de exención de
responsabilidad.
c) Incluirá, en párrafos sucesivos, numerados y separados, la narración del hecho que
determine el grado de ejecución, participación y modificación de la responsabilidad.
d) precisará el hecho delictivo por el cual el acusado habrá de ser declarado culpable o
no culpable.
La deliberación del Jurado se atendrá a los hechos presentados por el Magistrado Presidente, si
bien, la Ley Orgánica autoriza a sus miembros a introducir modificaciones (artículo 59)
La Sentencia se redactará por el Magistrado Presidente, que incluirá como hechos probados los
aceptados por el Jurado en su veredicto. Si la Sentencia fuere condenatoria deberá concretar al
prueba de cargo, como garantía del principio de presunción de inocencia (artículo 70).
En este punto se plantea un problema fundamental. El veredicto que dicte el Jurado debe
motivar la valoración de la prueba que lo sustenta, en otro caso se vulneraría de forma
manifiesta el derecho de defensa, impidiendo además al Magistrado Presidente, que ha de
redactar la Sentencia, conocer la prueba en que se sustenta el fallo.
“ la motivación del veredicto que debe ser lo suficientemente explícita para que el Magistrado
Presidente pueda cumplir con la obligación de concretar la existencia de prueba de cargo que le
impone el artículo 70.2 de la Ley, completando aquellos aspectos (Sentencias del Tribunal
Supremo 956/2000 de 24 de julio; 1240/2000 de 11 de septiembre, 1096/2001 de 11 de junio)”.
No se puede exigir al Jurado una motivación especialmente rigurosa, pero si que concrete la
prueba que ha tenido en cuenta, y la trascendencia que le ha otorgado para llegar al veredicto.
Así se pronuncia una reiterada Jurisprudencia de la que es ejemplo la Sentencia de 7 de junio de
2007:
“Al veredicto del Jurado no se le puede exigir con todo rigor el canon de motivación del artículo
120.3 de la Constitución, pues ello podría desnaturalizar la institución del Jurado como forma
de participación de los ciudadanos en la Administración de Justicia (artículo 125 de la
Constitución Española). Y, a este respecto, cobra sentido la exigencia legal de que, en el acta
del veredicto, deba incluirse un apartado [el 4º del art. 61.1. d) LOTJ] que deberá contener “una
sucinta explicación de las razones por las que (los miembros del Jurado) han declarado o
rechazado declarar determinados hechos como probados”
El Magistrado Presidente, teniendo en cuenta que presenció la práctica de la prueba, deberá
desarrollar esa sucinta motivación, con el objeto de cumplir las exigencias propias de toda
Sentencia. Así, afirma la Sentencia del Tribunal Supremo de 4 de febrero de 2004:
“el Magistrado-Presidente, que ha debido asistir atento al juicio y a sus incidencias; que ha
entendido en el momento procesal correspondiente que existe prueba valorable que impide la
disolución anticipada; que ha redactado el objeto del veredicto, y que ha debido impartir al
jurado instrucciones claras sobre su función y la forma de cumplirla adecuadamente, debe estar
en condiciones de plasmar con el necesario detalle en cada caso, cuáles son las pruebas tenidas
en cuenta por los jurados y cuál es su contenido incriminatorio, así como, en caso de prueba
indiciaria y de elementos subjetivos, cuál es el proceso racional que conduce de forma natural
desde unos hechos ya probados hasta otros hechos, objetivos o subjetivos, necesitados de
prueba”.
La posibilidad de conseguir la ejecución de una sentencia solo se produce en los casos en los
que una vez dictada esta se haya dictado una resolución judicial en forma de auto por la que se
decrete la denominada firmeza de la sentencia. Esta puede producirse porque:
a) No se haya interpuesto recurso alguno contra la sentencia que se haya dictado y hayan
transcurrido los plazos concedidos por la Ley para recurrir la sentencia.
b) Se haya interpuesto un recurso contra la sentencia y el órgano judicial ad quem haya resuelto
este recurso y lo haya comunicado a las partes y al órgano judicial que dictó la sentencia. En
este caso, la firmeza de la sentencia vendría por cuanto frente a esta segunda sentencia no cabe
recurso alguno.
Una vez firme la sentencia se abre la vía de la ejecutoria, a fin de incoar la vía para efectivo el
contenido de la sentencia. Es esta la parte esencial del procedimiento, ya que sin ejecución de la
sentencia no queda satisfecha la pretensión que la parte postuló en los tribunales de justicia y
concedida la tutela judicial efectiva reclamada.