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DEFINICION

La sentencia es una resolución judicial dictada por un juez o tribunal que pone fin a


la litis (civil, de familia, mercantil, laboral, contencioso-administrativo, etc.) o causa penal.
La sentencia declara o reconoce el derecho o razón de una de las partes, obligando a la
otra a pasar por tal declaración y cumplirla. En derecho penal, la sentencia absuelve o
condena al acusado, imponiéndole la pena correspondiente.
El profesor de derecho procesal de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Sergio
Alfaro Silva, la define así:
Acto judicial que resuelve heterocompositivamente el litigio ya procesado, mediante la aceptación
que el juez hace de alguna de las encontradas posiciones mantenidas por los antagonistas luego de
evaluar los medios confirmatorios de las afirmaciones efectuadas por el actor y de la aplicación
particularizada al caso de una norma jurídica que preexiste en abstracto, con carácter general.

Redacción
La redacción de la sentencia corresponde al juez que la haya dictado (si se trata de un
órgano jurisdiccional unipersonal) o a uno de sus miembros, si se trata de un órgano
colegiado (en este caso, previa deliberación y votación de la sentencia por parte de los
miembros del tribunal).
Una vez firmada la sentencia por el juez o por todos los miembros del tribunal, se da a
conocer mediante lectura en audiencia pública o mediante notificación por escrito a las 

LA SENTENCIA PENAL

Se regula en el art. 142 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, precepto, en algunos puntos


obsoleto, y que debe integrarse con las previsiones del artículo 248.3 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial. La sentencia, debe contener los siguientes apartados:

1. Encabezamiento

Comenzará expresando el lugar y la fecha en que se dictare, el número de procedimiento y el/los


integrantes del órgano judicial (este apartado puede ser importante por si pudiera concurrir una
causa de recusación).

Seguidamente se consignaran los hechos que hubieren dado lugar a la formación de la causa, los
nombres y apellidos de los actores particulares, si los hubiere, y de los procesados; su edad,
estado, naturaleza, domicilio, oficio o profesión. Hoy en día puede resultar suficiente hacer
constar su documento de identidad o documentación equivalente. En el proceso penal, es
habitual que no se conozca con seguridad la identidad del condenado, especialmente en
supuestos de extranjeros residentes ilegalmente en España. En este caso, se deberán consignar el
nombre o nombres que se le conozcan, y el número de identificación de la policía (las fuerzas y
cuerpos de seguridad del Estado asignan a estas personas un número, junto a su huella dactilar,
para facilitar su identificación, hecho muy relevante para valorar, por ejemplo, una posible
reincidencia).

2. Antecedentes de hecho

Se deben consignar las conclusiones definitivas de los que fueron parte en el juicio, dato
necesario para valorar si la Sentencia resulta congruente con las mismas.
Se recoge la relación de hechos que el órgano judicial considera probados, soporte fáctico de la
parte dispositiva (absolución o condena). A diferencia de la Sentencia civil, la relación de
hechos probados es preceptiva, provocando su falta la nulidad. En este sentido es terminante la
Jurisprudencia del Tribunal Constitucional, de la que es ejemplo la Sentencia de 2 noviembre
1992:

“Es claro, por tanto, que las sentencias penales dictadas, tanto en 1ª instancia (salvedad hecha de
las sentencias de conformidad), como en la segunda, en las que se omita la declaración de
hechos probados no pueden considerarse como una resolución motivada, dado que faltaría en
ellas uno de los presupuestos necesarios para la génesis lógica de la misma: los hechos
declarados probados”.

Ello no impide, que algunos aspectos accesorios del relato fáctico puedan completarse en la
fundamentación jurídica (Sentencia Tribunal Constitucional del 21 de marzo de 2002), lo que
también se admite con relación a la Sentencia en el ámbito laboral.

La Jurisprudencia exige que en la relación de hechos probados no se contengan expresiones o


conceptos jurídicos que puedan predeterminar el fallo (por ejemplo utilizar el término alevosía).
Para apreciar este vicio, deben concurrir los siguientes presupuestos:

 a) que se utilicen expresiones técnico-jurídicas que definan o den nombre a la esencia


del tipo aplicado,
 b) que tales expresiones sean por lo general asequibles tan sólo para los juristas o
técnicos y no compartidas en el uso del lenguaje común,
 c) que tengan un valor causal apreciable respecto del fallo,
 d) que, suprimidos tales conceptos jurídicos dejen el hecho histórico sin base alguna y
carente de significado penal,

Estos presupuestos son reiterados por la Jurisprudencia (Sentencias de 11 de octubre de 2006 ó


20 de junio de 2007), si bien, rara vez prospera la impugnación de la Sentencia por esta causa.

3. Fundamentos de Derecho

En párrafos separados y numerados se harán contar los fundamentos doctrinales y legales que
fundamenten la solución adoptada en el ámbito penal y, en su caso, civil (reparación del daño
causado consecuencia del delito).

La exigencia de motivación, común para todas las resoluciones judiciales, cobra una especial
trascendencia con relación a las Sentencias penales, en atención a la singular importancia de los
derechos afectados, especialmente la libertad. Manifiesta, sobre esta necesidad de motivación, la
Sentencia del Tribunal Constitucional de 21 de marzo de 2002:

“Más específicamente, en relación con las sentencias penales, dijimos en la Sentencia del
Tribunal Constitucional 174/1992, de 2 Noviembre, que “el requisito de la motivación impone
al juzgador la realización de un doble juicio: de una parte, la existencia de una motivación
fáctica o antecedentes de hecho, inferida a partir de la prueba practicada, en la que deberán
consignarse, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 248.3 de la dLey Orgánica del
Poder Judicial y 142.2de la Ley de Enjuiciamieto Criminal, los hechos enlazados con las
cuestiones que hayan de resolverse en fallo, haciendo declaración expresa y terminante de los
que se estimen probados. De otra parte, una valoración jurídica suficientemente razonada acerca
de los hechos declarados probados...”

La Sentencia del Tribunal Supremo de 13 de junio de 2007, se pronuncia sobre los presupuestos
a tener en cuenta, para analizar la impugnación de una Sentencia por falta de motivación:
“a) Cuando la resolución carezca absolutamente de motivación, es decir, no contenga los
elementos y razones de juicio que permitan conocer cuáles han sido los criterios jurídicos que
fundamentan la decisión. Al respecto, debe traerse a colación la doctrina constitucional sobre el
requisito de la motivación, que debe entenderse cumplido, si la sentencia permite conocer el
motivo decisorio excluyente de un mero voluntarismo selectivo o de la pura arbitrariedad de la
decisión adoptada (Sentencias del Tribunal Constitucional 25/90 de 1 de febrero2, 10119/92 de
2 de junio6), con independencia de la parquedad del razonamiento empleado: una motivación
escueta e incluso una fundamentación por remisión pueden ser suficientes, porque lLa
onsitución Española. no garantiza un derecho fundamental del justiciable a una determinada
extensión de la motivación judicial”, ni corresponde a este Tribunal censurar cuantitativamente
la interpretación y aplicación del derecho a revisar la forma y estructura de la resolución
judicial, sino sólo “comprobar si existe fundamentación jurídica y, en su caso, si el
razonamiento que contiene constituye lógica y jurídicamente suficiente motivación de la
decisión adoptada” (Sentencia del Tribunal Constitucional 17519/92 de de noviembre1).

b) Cuando la motivación es solo aparente, es decir, el razonamiento que la funda es arbitrario,


irrazonable e incurre en error patente. Es cierto como ha dicho el Auto del Tribunal
Constitucional 284/2002 de 1 de septiembre9 queen puridad lógica no es lo mismo ausencia de
motivación y razonamiento que por su grado de arbitrariedad e irracionabilidad debe tenerse
por inexistente, pero también es cierto que este Tribunal incurriría en exceso de formalismo si
admitiese como decisiones motivadas y razonadas aquellas que, a primera vista y sin necesidad
de mayor esfuerzo intelectual y argumental, se comprueba que parten de premisas inexistentes
o patentemente erróneas o siguen sin desarrollo argumental que incurre en quiebras lógicas de
tal magnitud que las conclusiones alcanzadas no pueden considerarse basadas en ninguna de
las razones aducidas”.

4. Parte dispositiva y fallo

Se consignará el resultado del enjuiciamiento, con la absolución o condena. Si procede la


condena, se recogerán las penas correspondientes y, en su caso, la responsabilidad civil derivada
del delito.

La incongruencia omisiva (falta de pronunciamiento sobre alguno de los pedimentos de las


partes) es alegación habitual en los recursos de casación, pudiendo prosperar si concurren los
siguientes presupuestos:

 a) que la omisión o silencio verse sobre cuestiones jurídicas y no sobre extremos de


hecho,
 b) que las pretensiones ignoradas se hayan formulado claramente y en el momento
procesal oportuno,
 c) que se traten de pretensiones en sentido propio y no de meras alegaciones que apoyan
una pretensión,
 d) que no consten resueltas en la sentencia, ya de modo directo o expreso, ya de modo
indirecto o implícito, siendo admisible este último únicamente cuando la decisión se
deduzca manifiestamente de la resolución adoptada respecto de una pretensión
incompatible, siempre que el conjunto de la resolución permita conocer sin dificultad la
motivación de la decisión implícita, pues en todo caso ha de mantenerse el imperativo
de la razonabilidad de la resolución.

En este sentido se pronuncia una reiteradísima Jurisprudencia, pudiendo citar, las Sentencias de
18, 19 y 23 de julio de 2007.

Finalmente debe constar el pronunciamiento de costas. Este pronunciamiento es preceptivo, si


bien, para que puedan incluirse las generadas por la acusación particular debe existir un
pronunciamiento expreso de quien la mantuvo (Sentencias del Tribunal Supremo de 13 de
diciembre de 2004 ó 25 de enero de 2006)

5. Algunas precisiones sobre la Sentencia dictada en procedimiento con Jurado

En este procedimiento la función de enjuiciar corresponde al Jurado. A tal efecto, concluido el


juicio oral, después de producidos los informes y oídos los acusados, el Magistrado-Presidente
procederá a someter al Jurado por escrito el objeto del veredicto. Este documento recogido en
el artículo 52 de la Ley Orgánica 5/1995:

 a) Narrará en párrafos separados y numerados los hechos alegados por las partes y que
el Jurado deberá declarar probados o no, diferenciando entre los que fueren contrarios al
acusado y los que resultaren favorables. No podrá incluir en un mismo párrafo hechos
favorables y desfavorables o hechos de los que unos sean susceptibles de tenerse por
probados y otros no.
 b) Expondrá después, siguiendo igual criterio de separación y numeración de párrafos,
los hechos alegados que puedan determinar la estimación de una causa de exención de
responsabilidad.
 c) Incluirá, en párrafos sucesivos, numerados y separados, la narración del hecho que
determine el grado de ejecución, participación y modificación de la responsabilidad.
 d) precisará el hecho delictivo por el cual el acusado habrá de ser declarado culpable o
no culpable.

La deliberación del Jurado se atendrá a los hechos presentados por el Magistrado Presidente, si
bien, la Ley Orgánica autoriza a sus miembros a introducir modificaciones (artículo 59)

La Sentencia se redactará por el Magistrado Presidente, que incluirá como hechos probados los
aceptados por el Jurado en su veredicto. Si la Sentencia fuere condenatoria deberá concretar al
prueba de cargo, como garantía del principio de presunción de inocencia (artículo 70).

En este punto se plantea un problema fundamental. El veredicto que dicte el Jurado debe
motivar la valoración de la prueba que lo sustenta, en otro caso se vulneraría de forma
manifiesta el derecho de defensa, impidiendo además al Magistrado Presidente, que ha de
redactar la Sentencia, conocer la prueba en que se sustenta el fallo.

Como afirma la Sentencia del Tribunal Supremo de 21 de junio de 2007:

“ la motivación del veredicto que debe ser lo suficientemente explícita para que el Magistrado
Presidente pueda cumplir con la obligación de concretar la existencia de prueba de cargo que le
impone el artículo 70.2 de la Ley, completando aquellos aspectos (Sentencias del Tribunal
Supremo 956/2000 de 24 de julio; 1240/2000 de 11 de septiembre, 1096/2001 de 11 de junio)”.

No se puede exigir al Jurado una motivación especialmente rigurosa, pero si que concrete la
prueba que ha tenido en cuenta, y la trascendencia que le ha otorgado para llegar al veredicto.
Así se pronuncia una reiterada Jurisprudencia de la que es ejemplo la Sentencia de 7 de junio de
2007:

“Al veredicto del Jurado no se le puede exigir con todo rigor el canon de motivación del artículo
120.3 de la Constitución, pues ello podría desnaturalizar la institución del Jurado como forma
de participación de los ciudadanos en la Administración de Justicia (artículo 125 de la
Constitución Española). Y, a este respecto, cobra sentido la exigencia legal de que, en el acta
del veredicto, deba incluirse un apartado [el 4º del art. 61.1. d) LOTJ] que deberá contener “una
sucinta explicación de las razones por las que (los miembros del Jurado) han declarado o
rechazado declarar determinados hechos como probados”
El Magistrado Presidente, teniendo en cuenta que presenció la práctica de la prueba, deberá
desarrollar esa sucinta motivación, con el objeto de cumplir las exigencias propias de toda
Sentencia. Así, afirma la Sentencia del Tribunal Supremo de 4 de febrero de 2004:

“el Magistrado-Presidente, que ha debido asistir atento al juicio y a sus incidencias; que ha
entendido en el momento procesal correspondiente que existe prueba valorable que impide la
disolución anticipada; que ha redactado el objeto del veredicto, y que ha debido impartir al
jurado instrucciones claras sobre su función y la forma de cumplirla adecuadamente, debe estar
en condiciones de plasmar con el necesario detalle en cada caso, cuáles son las pruebas tenidas
en cuenta por los jurados y cuál es su contenido incriminatorio, así como, en caso de prueba
indiciaria y de elementos subjetivos, cuál es el proceso racional que conduce de forma natural
desde unos hechos ya probados hasta otros hechos, objetivos o subjetivos, necesitados de
prueba”.

6. La Sentencia firme

La posibilidad de conseguir la ejecución de una sentencia solo se produce en los casos en los
que una vez dictada esta se haya dictado una resolución judicial en forma de auto por la que se
decrete la denominada firmeza de la sentencia. Esta puede producirse porque:

a) No se haya interpuesto recurso alguno contra la sentencia que se haya dictado y hayan
transcurrido los plazos concedidos por la Ley para recurrir la sentencia.

b) Se haya interpuesto un recurso contra la sentencia y el órgano judicial ad quem haya resuelto
este recurso y lo haya comunicado a las partes y al órgano judicial que dictó la sentencia. En
este caso, la firmeza de la sentencia vendría por cuanto frente a esta segunda sentencia no cabe
recurso alguno.

Una vez firme la sentencia se abre la vía de la ejecutoria, a fin de incoar la vía para efectivo el
contenido de la sentencia. Es esta la parte esencial del procedimiento, ya que sin ejecución de la
sentencia no queda satisfecha la pretensión que la parte postuló en los tribunales de justicia y
concedida la tutela judicial efectiva reclamada.

La importancia de la motivación de la sentencia y su forma

La fundamentación de la sentencia es la parte más difícil en la elaboración de una decisión


judicial. Una sentencia debe ser fundamentada con todos los elementos esenciales que
respaldan la parte dispositiva. Para cualquier juez esta es una tarea difícil. Y se complica aún
más pues, además de tener que ser comprensible para el acusado, las víctimas y el público en
general tiene que convencer al tribunal de alzada de que la decisión asumida es correcta. Esto
significa que el juez tiene que esforzarse para que, la sentencia pueda ser comprendida sin
problema. Si las partes no entienden la sentencia esto ocasiona que aumenten los recursos
contra las decisiones judiciales y que éstas no encuentren credibilidad para ser aceptadas,
todo lo cual afecta severamente la seguridad jurídica. También implica eliminar lo excesivo del
texto, lo cual se puede detectar quitando una palabra o frase sin que el texto pierda su
comprensibilidad, es decir, sin afectar la asociación de ideas que conducen a la decisión.
Cumplir con esta exigencia lleva como consecuencia no copiar partes de otros textos u otras
sentencias en la fundamentación, pues existe el peligro que las partes copiadas no aporten
nada indispensable a la fundamentación de la sentencia, impidiendo en muchos casos
observar con claridad una relación directa con el caso resuelto, siendo ú 34 HORST
SCHÖNBOHM Una sentencia que puede convencer se caracteriza por un buen estilo. Un juez
no solamente deber administrar justicia, sino también hacerlo correctamente. Una
característica esencial de un buen estilo es la claridad, la cual únicamente puede ser expresada
por quien piensa también con claridad. La expresión en forma ampulosa y marañosa esconde,
la mayoría de veces, la falta de claridad del pensamiento. Un juez no sólo debe administrar
justicia, sino también debe hacerlo correctamente; en ese sentido, para que una sentencia
alcance un cierto grado de convencimiento, éste debe considerar como característica esencial,
el uso de un buen estilo, que deberá desarrollarse con total claridad, el cual sólo podrá ser
esgrimido por quien piensa de igual forma; más aún, si se tiene en cuenta que en muchos
casos la redacción en forma ampulosa y marañosa, oculta una carencia de claridad en el
pensamiento. Por eso Friedrich NIETZSCHE ha manifestado: «Mejorar el estilo no significa otra
cosa que mejorar el pensamiento». Y SCHOPENHAUER expresó: «El estilo es solamente la
sombra del pensamiento, escribir poco y preciso significa pensar indistinto o confuso». Esto
nos permite concluir, que si optimizar el estilo significa mejorar el pensamiento y la
fundamentación de una sentencia significa conducir el pensamiento del lector a un resultado
determinado, entonces el estilo y la calidad de la conducción de la argumentación en una
sentencia están estrechamente relacionados. Existen muchas formas de estilo que dependen
de las personas y también del idioma, pero siempre la comprensibilidad del texto debe ser el
norte para cualquier estilo, que en el caso de la sentencia se refiere a la claridad de su
fundamentación. Para las sentencias se ofrecen dos formas diametralmente opuestas de
estilo: · Conducir al lector al resultado de la sentencia que es la parte resolutiva o fundamentar
la decisión ya tomada. La primera alternativa es practicada por los tribunales de casi todo
Latinoamérica y tiene sus raíces en la tradición francesa. Consiste 35 ANOTACIONES
GENERALES, LENGUAJE Y ESTILO en estructurar la fundamentación de la sentencia partiendo
del desarrollo de los considerados uno tras otro, hasta arribar a la conclusión de los
considerandos que es la parte final y resolutiva de la sentencia. Para el juez esta forma de
argumentar hace muy difícil expresar sus ideas frente a terceros y hace difícil entender cuáles
son los fundamentos centrales que justifican su decisión. La otra alternativa supone empezar la
redacción de la sentencia con la exposición de la decisión ya tomada por los jueces, que en el
caso de una sentencia es un acto soberano, para luego proceder a la fundamentación y
justificación de la decisión arribada por la judicatura, todo ello, significaría partir de la decisión,
juntando todos los elementos necesarios para su justificación, punto medular que
profundizaremos más adelante. En resumen, el estilo de un texto muestra lo que sabemos y si
sabemos comunicarlo. La comprensibilidad empieza con la formulación de las frases. Los
abogados de todo el mundo tienen la tendencia de formular frases largas con muchas
preposiciones, dichas frases tienen tal longitud que muchas veces abarca más de media
página, lo que demanda tener que realizar varias lecturas para lograr entender lo que se
quiere decir. Si estas frases son complicadas de entender para los abogados, para la población
en general resultan siendo incomprensibles; sobre todo, en el caso de quienes tienen un alto
grado de dificultad en la comprensión de textos escritos.

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