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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS AGRONÓMICAS


DEPARTAMENTO DE RECURSOS NATURALES Y MEDIO AMBIENTE
FERTILIDAD DE SUELOS

Ciclo: V
Ensayo sobre la fertilidad de suelo.
LAB 02
DOCENTES:
Ing. Agr. Carlos Alberto Aguirre Castro
Ing. Agr. Gerardo Marroquín

Grupo: 8
Estudiante:

Díaz Trigueros, Jonathan Alexander

Cuidad universitaria, 04 de marzo del 2019.

INTRODUCCIÓN
El suelo es el recurso natural en que se sostiene toda la producción agropecuaria y por tanto la
vida del hombre, es la información detallada sobre las propiedades de los suelos, clima,
características del cultivo, y entre otros factores que influyen en el suelo , que permiten definir
prácticas agrícolas a ser utilizadas para eliminar el efecto negativo sobre el rendimiento y la
fertilidad del suelo que pueden tener los factores en cada localidad siendo limitantes y
paralelamente proteger el entorno de la contaminación.

Los éxitos de la producción agrícola dependen de la fertilidad de los suelos, por fertilidad se
entiende a una cualidad resultante de la interacción entre las características físicas, químicas y
biológicas del mismo y que consiste en la capacidad de poder suministrar condiciones necesarias
para el crecimiento, asentamiento y desarrollo de las plantas, estas características no actúan
independientemente, sino en armónica interrelación, que en conjunto determinan la fertilidad del
suelo. La capacidad que tienen los suelos de satisfacer las exigencias de las plantas son dos
factores terrestres de su vida: agua y material nutricional, esta fertilidad se determina tanto por
sus propiedades naturales como por los métodos de cultivo. La aplicación correcta de los
fertilizantes solo se obtiene con eficacia, cuando previamente se han efectuado los estudios de las
necesidades de los cultivos en elementos esenciales. Por tal razón, los conocimientos de la química
y de la fisiología vegetal son imprescindibles para llegar a una conclusión acerca de los elementos
esenciales en el crecimiento de las plantas; ya que necesitan tomar elementos nutrientes que les
resultan esenciales o imprescindibles para la constitución de su cuerpo, algunos de estos
elementos los toman del aire o del agua, como el Carbono, el Hidrogeno o el Oxígeno, mientras
otros los toma del suelo en mayor cantidad, como el Nitrógeno, el Potasio y el Fósforo o en menor
como los microelementos. La descomposición y desintegración de la materia orgánica produce su
mineralización y humificación. De igual manera la desintegración microbiana conduce a la
liberación de los elementos orgánicos y su posterior transformación en productos inorgánicos
(mineralización). Para garantizar producciones estables y donde el cultivo exprese todo su
potencial genético es necesario tener presentes las leyes que rigen la fertilidad de un suelo, como
lo es la restitución de elementos esenciales que se han perdido por diversas vías, para evitar su
agotamiento nutricional, la ley del mínimo y de interdependencia que con respecto a las
necesidades de la planta es el que determina el rendimiento que se alcanzara y la ley de los
aumentos decrecientes que trata de un factor limitante en el rendimiento del cultivo a aumentos
constantes, correspondiendo a aumentos cada vez menores a medida que la cosecha se acerca a
su máximo.

DESARROLLO
La fertilidad del suelo

Las plantas para crecer precisan agua y determinados minerales. Los absorben del suelo por medio
de sus raíces. Un suelo es fértil cuando tiene los nutrientes necesarios, es decir, las sustancias
indispensables para que las plantas se desarrollen bien. Normalmente proceden de las rocas que
dieron origen al suelo y de la materia orgánica descompuesta por los microorganismos. Los
nutrientes deben estar siempre presentes en las cantidades y proporciones adecuadas (Sánchez
2007).

Un suelo es fértil cuando:

 Su consistencia y profundidad permiten un buen desarrollo y fijación de las raíces.


 Contiene los nutrientes que la vegetación necesita.
 Es capaz de absorber y retener el agua, conservándola disponible para que las plantas la
utilicen.
 Está suficientemente aireado.
 No contiene sustancias tóxicas.

Los suelos naturalmente cubiertos de vegetación conservan su fertilidad, por ejemplo las raíces de
los árboles sujetan la tierra, el follaje de las copas suaviza el impacto de la lluvia y la fuerza del
viento. La hojarasca, junto con los animales muertos y sus excrementos, se pudren y son
descompuestas por los microorganismos, formando humus. Así, el suelo permanece húmedo por
más tiempo, el agua no se escurre por su superficie y no se produce arrastre de tierra.   La sombra
de los árboles permite el desarrollo de otras especies vegetales que no pueden crecer a pleno sol,
como los helechos, orquídeas, musgos y líquenes. Diversos insectos y pájaros se alimentan de sus
frutos y ayudan a la multiplicación de las plantas colaborando en la polinización de las flores y en
la diseminación de las semillas. También protegen el suelo las praderas de pastos bajos y tupidos:
las gotas de lluvia y los vientos llegan al suelo a través de las hojas que atenúan su impacto y la
tierra se mantiene entre sus raíces entrelazadas. El suelo es rico en humus debido al constante
aporte de materia orgánica.

INIA (1996) menciona que la conservación de la fertilidad se consigue reponiendo en el suelo, los
nutrientes y la materia orgánica que los cultivos y la erosión se llevan.

 Prácticas que ayudan a conservar la fertilidad son la rotación de cultivos y los cultivos


asociados. Rotar los cultivos es sembrar diferentes cultivos en un mismo terreno, durante años
sucesivos.
 Reposición de materia orgánica, esta reposición puede ser natural, cuando se deja descansar
el suelo y se espera que crezca nuevamente la vegetación. Pero también es posible
enriquecerlo usando compost y abonos verdes.
 Plantación de leguminosas, algunas plantas de esta familia tienen en sus raíces nódulos con
bacterias que toman el nitrógeno del aire y lo fijan en el suelo. De esta manera, el nitrógeno es
utilizado como nutriente por otras especies.
 Los fertilizantes minerales  pueden ser usados pero siempre con moderación y precaución al
aplicarlos. Es necesario conocer previamente qué mineral falta en el suelo y agregarlo en las
proporciones necesarias para las plantas que deseamos cultivar. Si se usan en exceso pueden
dañar los cultivos y matar a los microorganismos del suelo. 
CONCLUSIONES

Todos debemos conocer qué sucede en nuestra región y qué podemos hacer para evitar la
degradación del suelo La tierra fértil se formó durante miles de años de sol abrasador, vientos,
lluvias y heladas. Durante siglos, los microorganismos transformaron los restos de vegetales y
animales en nutrientes y los mezclaron con partículas de roca madre para formar el terreno que
hoy se cultiva. Para crear un centímetro de suelo se necesitan cientos de años. Pero se puede
perder en poco tiempo si no lo protegemos de la erosión. La población de nuestro planeta
aumenta con rapidez y es necesario producir más alimentos. Pero cada año se pierden millones de
hectáreas de tierra de cultivo. Se talan y queman bosques, la lluvia y el viento arrastran la tierra de
las laderas no protegidas, los ríos están contaminados con los desechos de las minas e industrias y
su agua no sirve para el riego, plaguicidas y pesticidas usados sin control matan aves y animales
silvestres. Sabemos que el suelo se mantiene si está cubierto de vegetación: pastos y bosques
sirven para enriquecerlo y para fijarlo. La labranza afloja la capa de tierra fértil y aumenta el
peligro de arrastre por las lluvias y los fuertes vientos. Grandes amenazas como la erosión,
desertización, inundaciones y salinización, hacen imprescindible un correcto manejo de los
recursos naturales.

Algunas soluciones podrían ser: la restauración de la cubierta vegetal para controlar la acción
erosiva del viento y la lluvia, el arrastre de tierra debido a las escorrentías se puede frenar
mediante barreras de piedras y zanjas de escurrimiento, el agua acumulada servirá para la
estación seca, las laderas son las zonas más expuestas; en ellas debe ararse en curvas de nivel,
construir andenes y terrazas, plantar barreras rompevientos de árboles y setos de arbustos, y los
fertilizantes químicos deben usarse con cuidado, para no perturbar los procesos biológicos. Existen
otros recursos ya antes mencionados: abonos verdes, siembra de leguminosas, rotación de
cultivos, el uso de abono animal y la producción de compost.
BIBLIOGRAFÍAS

Sánchez, J. 2007 fertilidad del suelo y nutrición mineral de las plantas: conceptos básicos (en linea,
sitio web). Consultado 01 mar. 2019. Disponible en
http://exa.unne.edu.ar/biologia/fisiologia.vegetal/FERTILIDAD%20DEL%20SUELO%20Y
%20NUTRICION.pdf

INIA (Instituto de Investigaciones Agropecuarias). 1996. Manejo y fertilidad de suelos (en linea,
sitio web). Consultado 01 mar. 2019. Disponible en
http://www.inia.uy/Publicaciones/Documentos
%20compartidos/111219240807135249.pdf

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