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Doctor Francis Lefebure

EL PODER DEL CRISTIANISMO


MAGIA CRISTIANA
Doctor Francis LEFEBURE

Medalla de Oro y Premio del Concurso Lépine 1963


Medalla de Oro del Salón Internacional de Inventores de
Bruselas 1964, por la acción sobre el cerebro de su aparato
para la Audición Alternativa

Fosfenismo® España e Iberoamérica Escuela del Doctor Lefebure® Fosfenología® Edición y Producción
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2ª Edición en castellano
Diseñadora: Eva Mayral
I.S.B.N: 84-95720-02-7
Depósito legal: B-24592-2002
Reservados todos los derechos de traducción y de
reproducción total o parcial para todos los países
Doctor Francis Lefebure
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INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN
CASTELLANA

Es un placer presentar la nueva edición de Poder del


cristianismo, magia cristiana; hemos realizado la revisión de la
primera edición en un intento de mejorar la traducción y sobre
todo la maquetación al tiempo que, gracias a ello, lo ofrecemos
disponible también en versión pdf para las descargas desde
nuestras webs. Como siempre, la idea es que los libros del
Doctor Lefebure puedan llegar al máximo número de gente
posible y en esa línea trabajamos, para que todos sus libros
puedan adquirirse en formato digital a un precio testimonial,
realmente simbólico.

Ha sido un trabajo muy costoso, muy laborioso, que no hubiera


podido llevarse a cabo sin la colaboración de Amparo y de
Marina a quienes deseo expresar mi más sincera gratitud por las
horas pasadas delante del ordenador y por su fina y metódica
labor.

En cuanto a la maquetación del libro he querido respetar el


número de imágenes originales pero he decidido cambiar el
diseño en un intento de hacerlas más atractivas e ilustrativas.

Es uno de los primeros libros del Doctor Lefebure, el grueso de


sus descubrimientos más significativos aún estaba por llegar
pero como siempre, ríos de información fluyen por el mismo
para nuestro goce intelectual desvelando los ejercicios iniciáticos
que tejen uno de los entramados más resistentes de nuestra
historia: el cristianismo.

El poder del cristianismo magia cristiana


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El hilo que teje el cristianismo está hecho de luz, de fosfenos,


pero es un hilo que viene de lejos, viene de miles de años atrás
cuando el hombre empezó a observar el fuego tras descubrirlo y
a crear religiones a su alrededor….

Los magos eran los sacerdotes del mazdeísmo, religión persa


conocida también como zoroastrismo; Ahura Mazda es su dios,
un dios vinculado al fuego.

Las divinidades separadas, Júpiter, Apolo, Marte, Serapis, Atis,


los Baales orientales y Mitra, aparecen todas como otras tantas
encarnaciones, otras tantas reproducciones exactas de una
divinidad superior, es decir, el sol.

Los magos realizaban todas sus ceremonias ante el fuego y su


prestigio y su poder fue tal que varios reyes persas intentaron
socavar su influencia sin éxito y así su reputación, se fue
extendiendo por los tiempos hasta tomar las connotaciones
actuales.

En el concilio de Nicea, tras seis meses de conflictos con los


obispos durante los cuales deportó a los que rechazaban votar a
favor de su idea y los sustituyó por sus prefectos, el emperador
Constantino obligó a reconocer una diferencia de naturaleza
entre Cristo y nosotros, es decir, que él es divino y nosotros no.

Sin embargo, cuando se procesó a Cristo y se le reprochó


considerarse hijo de Dios, él replicó que estaba escrito en la
Biblia que todos somos hijos de Dios….

Es interesante recordar que el pueblo israelita fue deportado a


Babilonia y sometido a una cautividad que duró desde el año
587 hasta el 539 antes de Jesucristo.

Doctor Lefebure
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En aquella época, Babilonia formaba parte de las regiones


zoroástricas… regiones en las que se rezaba mirando fijamente
una llama… regiones de sacerdotes del mazdeísmo, regiones de
magos…

Soberano Pontífice significa «guardián de los puentes de la


ciudad de Roma». No olvidemos que Julio César también era
«soberano pontífice». Era uno de los títulos de los emperadores,
lo cual confirma que el Papa es más bien el continuador del
emperador romano que de una religión que, en su origen, se basó
en los poderes mentales particulares que confiere la ciencia de
los fosfenos; rudimentos poseídos en aquella época por los
pastores y los magos de Oriente.

La religión romana estaba basada en la divinización del


emperador. Es la definición de la palabra «apoteosis» en su
sentido original. Evidentemente, esta divinización tenía por
objeto reforzar la autoridad militar de Roma a través de la
autoridad moral sobre las poblaciones de los países ocupados
militarmente. Frente al avance de los cristianos, que tomaron el
mando de la sociedad romana, y para salvar el Imperio Romano
de la colonización completa, el emperador Constantino tuvo la
idea de fusionar las dos religiones, cristiana y romana.

Juliano intentó volver a los orígenes de fiesta solar pero ya era


demasiado tarde… La tradición solar es inmemorial y tiñe todo
el desarrollo de la humanidad, pero hasta Constantino gobierna
el mundo de forma natural y equilibrada, después de él solo
Juliano se interponía entre la iluminación como sentido natural
de la vida y el poder, en ocasiones oscuro, en que se convirtió el
cristianismo…
Juliano es el último baluarte de la fiesta solar sin poder político,
de la fiesta de la magia de la vida…

El poder del cristianismo magia cristiana


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Un ejemplo: tenemos a Apolonio de Tiana contemporáneo de


Jesús (4 a.C.). Daba todo a los pobres y se abstenía de los
excesos, se decía que era admirado por los brahmanes de la
India, los magos de Persia y los sacerdotes de Egipto.

Famoso por sus «milagros» entre los que se encuentra la


resurrección de una doncella y la curación de múltiples
enfermos, se dice que en Éfeso acabó con una plaga. Viajó por
Babilonia, Etiopía, Egipto, rodeado de sus numerosos
seguidores. El obispo Sidonio Apolinar dice de él:

... sólo le falta para ser perfecto....ser cristiano…

El hilo conductor, el hilo mágico, sirvió para tejer las bases


sociales y políticas de nuestra civilización aún cuando, en el telar
de los magos, luce mejor, luce con vida, luce limpio.

Uno de ellos marcó nuestra Historia…..

Quien no haya quedado fuertemente impresionado por el


Fosfenismo es que no lo ha entendido

Francesc Celma

Director de Fosfenismo España e Iberoamérica

Doctor Lefebure
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PRÓLOGO

A mi muy querida madre, que me educó en la religión cristiana


y que, cuando yo era niño, tuvo en Royan la intuición de este
presente Cristo-Rey

Cuando tenía quince años, uno de mis compañeros me confió


que la gran esperanza de su existencia era escribir una apología
del cristianismo.

En aquellos días lejanos, esta idea me pareció fuera de


actualidad, desusada, hasta algo pueril. Tenía una cierta
repulsión por el cristianismo, en el que, no obstante, había sido
educado, aunque sin rigor. No omití hacérselo saber a mi
compañero.

No sé si este amigo, con el tiempo, ha puesto su proyecto en


ejecución; por otra parte, le perdí de vista hace mucho tiempo.
Pero por una de esas curiosas paradojas que abundan en el
destino de los seres vivientes, soy yo, veinticinco años más tarde,
quien considero como la obra más importante de mi vida, al
menos en la intención y pese a sus incuestionables
imperfecciones, esta apología del cristianismo que hoy presento.

Entretanto, no he hecho, sin embargo, ningún estudio


especialmente religioso y no he mantenido con las diversas
iglesias más que relaciones de formulismo.
¿Qué ha sucedido desde los lejanos años en que la idea de
escribir una apología del cristianismo me parecía desusada?

El poder del cristianismo magia cristiana


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Ha ocurrido esto: a los diez y ocho años encontré un mago


auténtico (véase nota), llegado del Oriente, quien ha atravesado
por mi vida, inescrutable y misterioso como las manifestaciones
de una centella, luego, como ella y sin dejar huellas, se hundió
en lo desconocido.

Me impuso las manos y vi grandiosa, inmensa, desconcertante,


terrible aún en su poder, la imagen del Hijo del Hombre, que
balanceaba la cabeza de derecha a izquierda y llevaba aún el
manto púrpura y la corona de espinas. Tuve esa visión en las
dunas situadas al sur de Merlimont, cerca de Berck.

Luego, durante veinticinco años me he nutrido, como de una


hostia, de esta visión y de otras que la acompañaron. Que mi
pluma pueda ahora, como esos cristales que se hacen
luminiscentes con la luz ultravioleta, manifestar ante toda la
humanidad la radiación invisible de mi maestro.

Nota: Arthème Galip, diplomático ucraniano. Nota biográfica en Experiencias Iniciáticas, de


próxima publicación por esta editorial

Doctor Lefebure
JESÚS Y LA CIENCIA
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TRIUNFO DEL CRISTIANISMO


(exotérico)

Yo he vencido al mundo (Juan 16, 33)

Dupont, Durand y Delacroix eran, con sus familias, los únicos


habitantes de una minúscula aldea perdida en el bosque, y, como
sucede a menudo en las pequeñas poblaciones, relacionados
entre sí por cierto parentesco. Sólo Delacroix era cristiano; él
devolvía, sistemáticamente, bien por mal. Dupont y Durand
vivían sin ser muy conscientes de ello, según la antigua moral
ojo por ojo, diente por diente, que es la del instinto animal.

Cierto día Dupont y Delacroix tuvieron un violento desacuerdo.


Dupont se ofuscó y su puño se abatió sobre la nariz de Delacroix,
que sangró abundantemente. Delacroix no perdió su calma, y sin
discutir más por saber quien tenía razón o estaba equivocado al
principio, y más preocupado del porvenir que del pasado,
expresó a Dupont su pesar por haberle hecho encolerizar, y
devolviendo bien por mal, lo invitó a almorzar para celebrar su
reconciliación. Dupont aceptó, almorzó con gusto y pensó para
sí que había recuperado lo que Delacroix le debía.

Este último estaba convencido de que en adelante el otro era


doblemente su deudor, porque este convite no representaba su
deuda, sino que constituía un regalo; Delacroix prefería actuar
así aunque le costara moral y materialmente, y quedar en buenos
términos con Dupont. Pero el pobre Delacroix no tuvo fortuna.
No bien acababa su nariz tumefacta de recobrar su forma normal,
cuando nuevamente tuvo un altercado, esta vez con Durand.

El poder del cristianismo magia cristiana


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Encolerizado éste también, asestó una gran paliza sobre las


espaldas de Delacroix, que debió guardar cama una semana.
Lejos de demandarle y reclamar daños y perjuicios, Delacroix
analizó en detalle los agravios de Durand, los halló estúpidos e
injustos, pero deseando, como ordena Jesús, reconciliarse con su
enemigo, mandó entregarle una suma de dinero más importante
que la reclamada.

Durand, cuyo corazón era menos duro que el de Dupont tuvo


cierta turbación y, dominado por los remordimientos, rehusó esta
suma; hasta llegó a excusarse por los golpes dados, pero no llevó
la generosidad hasta reembolsar los gastos de asistencia.
Delacroix y Durand quedaron en buenos términos, de acuerdo a
la voluntad de Delacroix.

Delacroix vivía entre la casa de Dupont y la de Durand. Estos


últimos, tenían, pues, más raramente ocasión de encontrarse. Por
ello, siempre se habían llevado bien. Pero un día tuvieron una
discusión que se envenenó, y Dupont, siempre violento, golpeó
en el rostro a su amigo Durand. Este último, por desgracia,
estaba mal de los dientes. En su justa cólera quiso devolver a
Dupont un golpe igual, pero ¿igual a qué? ¿igual al que Dupont
creía haber dado, y que bajo el efecto de una emoción que él
juzgaba legítima, le había parecido leve aunque merecido? ¿o
igual al que Durand había sentido tan dolorosamente sobre su
absceso dentario?
Él lo quería, de seguro, igual al golpe que había recibido, en
estricta aplicación del precepto ojo por ojo, diente por diente,
fundamento de la justicia humana.

Y así fue que el pobre Dupont, del que nos compadeceremos


a su vez, recibió un directo con tal violencia que lo ofuscó
de indignación.

Doctor Lefebure
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Apasionado por la justicia, él hubiera aceptado, en rigor, un


golpe exactamente igual (ya que reconocía haberse dejado
arrebatar) pero no un golpe de semejante violencia. Por cierto
que él, que era justo sólo iba a devolver a su adversario un golpe
igual al que acababa de recibir. Y así, creyendo cada uno
devolver un golpe equitativo, pero estimando siempre el
perjuicio sufrido como muy superior al que su adversario
pensaba haber causado, el alboroto aumentó.

Porque la principal debilidad de la antigua moral, simple reflejo


de un instinto primitivo, es que cada uno se crea sinceramente
más dañado de lo que está y subestime, no menos sinceramente,
el perjuicio que provoca. Es un sentimiento natural; sería
menester consubstanciarse con el otro individuo para medir
exactamente la intensidad del mal que experimenta. La disputa,
por la lógica de las cosas, degeneró en combate y terminó
tristemente: Dupont resultó muerto y Durand quedó gravemente
herido.

Yacían sobre el lugar de la lucha y Delacroix fue llamado con


urgencia por sus respectivas esposas. Delacroix cuidó, desde
luego, a Durand, gratuitamente. Mas éste no pudo,
decorosamente, evitar darle una buena recompensa. Luego de
enterrado su primo Dupont, Delacroix le heredó, y la familia del
finado tuvo, además, algunas atenciones adicionales para
agradecerle las palabras de consuelo y por haber llevado el
cuerpo a su casa. Durand, malparado, se vio obligado a ceder una
parte de sus tierras a Delacroix, que las explotó desde entonces,
en su lugar.

Ahora, en la aldea sólo hay dos hombres: Delacroix, que es el


rey, y un lisiado, que depende de él para todo. Delacroix es quien
administra los bienes de las tres familias y dirige la educación de
todos los hijos.

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A veces, al terminar su jornada, se sienta sobre una gran piedra


y, contemplando el cielo que se inflama al poniente, da gracias a
quien ha dicho bienaventurados los mansos, porque ellos
heredarán la tierra. Esta historia es tan sencilla que parecerá
ingenua a muchos. Sin embargo, abramos los ojos: se repite
todos los días, en todas partes. ¿Acaso la ley de la gravitación no
es también sencilla? Lo que no impide que por ella jamás se haya
podido resolver el problema de los tres cuerpos, es decir, prever
las curvas exactas que describirán tres cuerpos celestes aislados,
reaccionando uno sobre el otro según la ley de Newton.

Asimismo, la ley que en nuestro relato rige el destino de Durand,


Dupont y Delacroix (y que llamaremos para ayudar a la
memoria ley de las tres D), es una ley poco visible cuando se
busca su huella en las reacciones entre individuos numerosos; no
por ello es menos exacta que la ley de Newton; del mismo modo
que el corcho sobre las olas, el manso subirá siempre a la
superficie y sobrenadará hasta el fin de los tiempos.

Más difícil de descubrirla en el curso de la Historia, podremos,


sin embargo, volver a encontrarla; pues constituye uno de los
mecanismos fundamentales que aseguran la perennidad del
cristianismo y preparan su apogeo. Para constatar el poder de la
moral evangélica conviene ante todo observar que a lo largo de
su existencia nos encontramos por una parte con individuos muy
vindicativos, y, por otra, individuos que sólo tienen ante los
acontecimientos lo que podría llamarse el reflejo cristiano, ya sea
en razón de su carácter constitucional, ya sea de su educación, o
de un entrenamiento voluntario.

Cualesquiera que sean los triunfos momentáneos de los sujetos


vindicativos, alcanzados gracias a su dinamismo, se observará
que avanzan en la vida chocando con dificultades crecientes, lo
que, por otra parte, conduce a muchos de ellos a mejorar.

Doctor Lefebure
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Como toda ley biológica, debe estudiarse este fenómeno según


promedios y estadísticas. Es frecuente en biología destacar las
excepciones de una ley. Se reconocerá el carácter sólo aparente
de estas excepciones cuando se haya determinado el fenómeno
excepcionalmente interferente. De inmediato, para captar la ley,
se tendrá en cuenta la tendencia que toda agrupación tiene a
subdividirse en tres.

La naturaleza ha señalado el camino al formar la familia según


el modelo de la trinidad: el padre, la madre y el hijo. En una
familia en la que el padre y la madre no congenian, ¿no se hace
el hijo rápidamente el más fuerte, aún en detrimento de su
porvenir?

En escala más amplia se observará en toda colectividad recién


formada, y con mayor razón si es vieja, que se dibuja siempre
una tendencia a formar tres grupos: dos partidos extremos en
lucha más o menos marcada, y un grupo intermedio que quiere
guardar su neutralidad. Hemos visto que un niño forma un grupo.
De modo que el padre, la madre y los niños forman tres grupos.

Varios niños forman un nuevo subgrupo que también se


subdivide en tres, porque esta tendencia a la repetición del
ternario es perpetua. Si los padres están desunidos, el conjunto
de los hijos los domina; pero esto incide sobre las relaciones
entre hermanos y hermanas, que tendrán entonces más tendencia
a disputar entre ellos. El Delacroix, a la larga triunfará en los dos
ternarios; en el de los hijos y en el de padres-hijos.

Extendamos ahora esta ley a las relaciones entre pueblos. El


cura de Kolea, cerca de Argel, nos decía durante la guerra
germano-rusa: los enemigos de Dios se destruyen entre sí. Esto
es profundamente cierto, mucho más de lo que imaginaba
aquel buen sacerdote.

El poder del cristianismo magia cristiana


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Porque esta comprobación no se aplica solamente a la guerra de


Hitler (cuyo bautismo por el sable había reemplazado al
bautismo cristiano) contra Stalin (que había transformado las
iglesias en museos antirreligiosos), guerra que aseguró una vez
más la perennidad del cristianismo.

Remontemos el curso de la Historia y hallaremos en cada


conflicto el aspecto ternario del caso Dupont-Durand-Delacroix.
No se trata de que muchos, entre los que se dicen cristianos, sean
a menudo más violentos que los demás.

Aquí hablamos de los que viven como cristianos; son más


numerosos de lo que se piensa en nuestro país, porque resultan
impregnados de cristianismo aun aquellos que se creen más
antirreligiosos.

Es menester haber vivido entre pueblos no cristianos, para


comprender hasta qué punto, sin saberlo, el Evangelio ha
impregnado nuestra cultura. En cuanto a aquél cuyo sentido
cristiano es innato y prefiere devolver en forma natural bien por
mal y actuar con bondad (aunque su educación o el ejemplo de
los violentos que se dicen cristianos lo hayan alejado del
cristianismo), este cristiano por temperamento si halla algún día
el Evangelio, encontrará en él lo que siempre buscó: una doctrina
en armonía con él mismo. Se enterará de que era cristiano sin
saberlo, y desde este momento se adherirá a la doctrina del
Cristo.

La perennidad y el triunfo final del cristianismo están


asegurados de antemano por este proceso; otros lo harán más
poderoso y profundo; los examinaremos más adelante. Por el
momento retengamos que con el tiempo todos los Delacroix
triunfarán y que todos los mansos, tarde o temprano,
comprenderán que son cristianos.

Doctor Lefebure
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En los bancos de la escuela habéis conocido la historia del


hombrecito de Ampère, para recordaros las relaciones entre la
electricidad y el magnetismo; o también recordaréis el
homúnculus de la corteza cerebral para destacar la disposición de
la células motrices. Del mismo modo, es menester que retengáis
la anécdota de Dupont, Durand y Delacroix, porque resume y
esquematiza la marcha del tiempo, el aspecto material del poder
del cristianismo.

El poder del cristianismo magia cristiana


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JESÚS Y EL PARANOICO

Es extraño que el vulgo considere tan a menudo al misticismo


como una especie de locura, cuando un análisis detallado prueba
que el misticismo y la locura son, por el contrario, los polos
opuestos. No nos lanzaremos aquí a un estudio psiquiátrico.
Anhelamos que cada uno, indagando en su entorno, halle
fácilmente los puntos de comparación que le hagan comprender
que el misticismo es el polo opuesto de la locura.

Para esta búsqueda tomaremos el tipo anormal y patológico que


más frecuentemente se tiene ocasión de encontrar en la vida: el
carácter paranoico. Lo compararemos con rasgos del carácter de
la vida del Cristo, así como de algunos místicos y maestros
espirituales que hemos tenido ocasión de encontrar. El paranoico
que examinaremos es, muy seguramente, un caso extremo.
Hemos tenido ocasión de seguirlo durante más de cuarenta años.
Es un sujeto tipo, pero cada lector hallará a su alrededor casos
análogos, aunque menos acentuados.

Rapidez de Jesús, lentitud del perseguido

Ante todo, uno de los rasgos esenciales del místico es la rapidez.


No es visible en los gestos, sino efectiva en las acciones. Es
especialmente definida en el caso del Cristo. Haber fundado y
asegurado en tres años la más colosal y más sólida empresa que
jamás se haya visto, constituye un récord en la rapidez de
acción. El Cristo tendría realmente el derecho de decir soy el
reino de la rapidez. Esta rapidez reviste una forma diferente
según los místicos.

El poder del cristianismo magia cristiana


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Es esencialmente una rapidez de evolución que estos últimos


manifiestan por las metamorfosis que provocan sobre sí mismos,
por su trabajo interior, y sobre las personas que llegan a ellos con
suficiente madurez.
Como he relatado en Experiencias iniciáticas, la rapidez de las
transformaciones que A. Galip determinó en mí por la
imposición de las manos, fue fantástica: al cabo de un mes, como
me había predicho, sobrevinieron en mi vida interior
manifestaciones rápidas como el relámpago a las que siguieron
transformaciones profundas de mi carácter.
San Pablo, en el camino de Damasco también experimentó una
transformación radical. Un cambio total de toda su existencia
sucedió a una brusca iluminación, consecutiva a un influjo
crístico. No tuvo necesidad de imposición de manos; fue la
presencia espiritual del Cristo la que determinó esta evolución.
Por el contrario, el hombre afectado por una constitución
paranoica, no evoluciona. Permanece detenido durante toda su
existencia en la misma actitud mental. Conservará las mismas
opiniones rudimentarias y estúpidas que se le han conocido en su
infancia sin modificarlas ni en el fondo ni en la forma; las
expresará toda su vida con las mismas frases estereotipadas, lo
que indica la esterilidad de su imaginación.

El místico es un torbellino dinámico en perpetua metamorfosis.


El paranoico es un bloque inamovible tan desprovisto de
evolución apreciable como una roca.

Entre estos dos extremos se mueve la masa, más o menos


fluctuante, cuyos elementos, en el curso de su existencia se
modifican algo, evolucionan más o menos, adaptando sus
opiniones preconcebidas a las experiencias nuevas, pero con
cierto retardo.

Doctor Lefebure
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Originalidad de Jesús, insustancialidad del paranoico

Un segundo carácter de oposición está constituido por la


originalidad del místico y la banalidad del paranoico. Cada
místico crea un nuevo dominio. Por ello, a menudo se ha
invocado en apoyo de la realidad de existencia histórica del
Cristo el perfume inimitable que se desprende de los Evangelios,
y especialmente de las parábolas. Bajo este ángulo, por otra
parte, todo creador es un místico que crea en el dominio
científico, artístico o religioso.

Hay en el don de creación un elemento particular del psiquismo,


que en cierta medida es independiente de todas las otras
facultades (don que por la acumulación exagerada de exámenes
y concursos tiende más a esterilizarse que a expandirse).

Esta aptitud creadora es el producto de una imaginación que la


lógica canaliza cuando se aplica con gran perseverancia sobre un
mismo sujeto, perseverancia que atrae alrededor de la idea o del
sujeto ideas nuevas que lo completan; es un fenómeno muy
comparable a la cristalización. El proceso mental del creador es
en todo punto semejante al del místico que lleva
sistemáticamente su pensamiento sobre el mismo tema de
concentración, regularmente cada día y durante años. La única
diferencia entre creador y místico, es que en el creador nato este
proceso mental resulta de una tendencia natural, mientras que en
el místico resulta de un entrenamiento metódico.

Esta semejanza del proceso, en todos los dominios del


pensamiento creador y del pensamiento místico, explica, por otra
parte, que gran proporción de creadores sea más o menos
místicos, una proporción mucho mayor, en todo caso, que en el
común de los mortales. Cada místico o cada creador, posee una
originalidad marcada que le es propia.

El poder del cristianismo magia cristiana


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Los paranoicos, por el contrario, se parecen todos. Cuando se ha


visto a uno, se ha visto a todos. Enseguida resulta así monótono
y aburrido; quejas, reivindicaciones, revueltas, oposición
(volveremos sobre algunos de estos caracteres), forman su fondo
mental, siempre presente. De ello resulta que el verdadero
paranoico es estéril; su vida transcurre consumiendo las
herencias que ha podido recoger, aunque siempre da la impresión
de trabajar más que los demás (está convencido de ello) y de ser
aplastado por la mala fortuna. En efecto, para triunfar en toda
empresa se necesita imaginación y también un buen espíritu de
entendimiento con el entorno, dos elementos inaccesibles al
paranoico que, de este modo, trabaja mucho... pero produce
poco.

La esterilidad del paranoico contrasta con la extrema


productividad del místico, y desde este punto de vista la vida del
Cristo es un ejemplo. Esta esterilidad del paranoico proviene
principalmente de que él siempre encuentra en su tendencia
opositora una buena razón para no hacer nada, cuando no para
destruir. Mientras que de la concentración imaginativa del
místico irradia una fuerza creadora.
La relación amigo/enemigo o fracción social
Acabamos de suscitar el problema de las relaciones con el
ambiente. En este tercer punto sobre todo, donde aparece la
oposición entre el místico especialmente cristiano y el
paranoico. Todos los mandamientos del Evangelio considerados
bajo el ángulo de las relaciones sociales, pueden en el fondo
resumirse en una regla: poner el mayor esfuerzo en mantenerse
en buenos términos con el mayor número de sus relaciones. Si,
por lo tanto, tú presentas tu ofrenda ante el altar y recuerdas en
ese instante que tu hermano tiene algún agravio contigo, deja tu
ofrenda ante el altar, y ve ante todo a reconciliarte con tu
hermano (Mateo 5, 24).

Doctor Lefebure
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Si alguien quiere hacer una legua contigo, haz dos. Así os


separaréis como buenos amigos y él hablará bien de tí. Y si
alguien te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la
otra. Así el brutal se verá, quizás, asaltado por remordimientos y
será el primero en buscar la reconciliación. O bien considerará
que las ofensas que reprochaba están compensadas y no
obstaculizará más el reencuentro. Lo que os ordeno es que os
améis los unos a los otros (Juan 15, 17). Hubiera podido
agregar: porque aquellos que se aman mucho se entienden bien.
Así el místico que se esfuerza en vivir según los mandamientos
del Evangelio permanecerá en buenos términos con la mayor
parte de su entorno.

Con todo, nadie lo puede hacer. Jesús no habría sido


crucificado si hubiera podido entenderse con todo el mundo. Es
cuestión de proporción. El Cristo fue muerto por un puñado de
intrigantes que posteriormente, en la historia, carecerían de
aprobación, mientras sabía ganarse la amistad de centenares de
millones de hombres, entre los cuales se debe contar a los
grandes jefes religiosos posteriores a él, como Mahoma, y que
sólo han hablado de él en términos elogiosos. Es imposible
estar en buenos términos con todo el mundo; la vida es
demasiado compleja para ello. Pero hay que considerar la
relación amigo-enemigo, que llamaremos la fracción social;
esta relación es fundamental, porque al final de cuentas es la
que determina nuestro éxito o nuestro fracaso en la vida.

Si una obra literaria o médica, por ejemplo, nos vale un triunfo,


es porque cada lector interesado o cada enfermo curado, se ha
hecho un poco nuestro amigo, conocido o desconocido. Sin
saberlo nos defenderá o trabajará por nosotros dentro de sus
relaciones. Por más difícil que sea determinar para cada uno el
valor de esta fracción social, no es menos cierto que ésta
representa el factor principal de nuestro éxito.

El poder del cristianismo magia cristiana


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Esta relación es extremadamente baja en los paranoicos. Las


palabras hirientes por aquí, las actitudes contradictorias por allá,
la fatiga que implica para el ambiente la repetición de ideas
siempre semejantes y de frases estereotipadas, hacen de él el ser
inasimilable por excelencia. El psicoanálisis ha mostrado la
relación entre el ciclo sadomasoquista y la constitución
paranoica, apareciendo este mismo ciclo fisiológico a menudo
muy exagerado en parientes cercanos del paranoico.

Hay en este último un fondo de sadismo verbal: siempre


empleará la palabra que puede herir. Elemento inamovible,
vivirá así como una torre, solitario. Como el éxito depende a
menudo del número de nuestros amigos, el paranoico vegetará
toda su vida; sus lamentables rasgos de carácter tendrán por tanto
más tendencia a acentuarse cuando más desahogado esté; es
decir, más privado de la autoregulación de las relaciones sociales
nacidas de la necesidad de ganarse la vida.
La relación accesibilidad-cierre del alma, fracción de amor

Llegamos al cuarto punto, que es quizás la clave de bóveda de las


relaciones entre los dos caracteres. Hay en el místico una actitud
de aceptación de la existencia. El paranoico es, por el contrario,
un permanente opositor.

El místico tendrá una tendencia natural a la afirmación, el


paranoico a la negación. Así el Cristo aceptó su crucifixión aún
cuando contara con medios para defenderse; pero él había
aconsejado presentar la otra mejilla después de una bofetada y
ponía en práctica dicha regla.

El cristiano está abierto a todo, no sólo al dolor que viene


hacia él, sino también a la alegría; volveremos sobre las
importantes transformaciones y los progresos que su actitud
desprende automáticamente.

Doctor Lefebure
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El Cristo está muy abierto a todo, pues él nunca ha rehusado


nada, ni aportar su ayuda a los enfermos que se la pedían, ni
aceptar un cumplimiento ni un testimonio de fe exuberante, o
aceptar un regalo de lujo, como cuando María Magdalena lo
ungió con un perfume de gran valor cuyo importe podría haber
sido distribuido entre los pobres.

Siempre tuvo una actitud de aceptación, ante la alegría y ante el


dolor, ante la petición de ayuda y ante los ataques. Fue abierto a
todo y a todos.

A todos, salvo a Herodes, que había hecho decapitar a Juan el


Bautista, del que Jesús había dicho que era Elías. Sin embargo,
ni a Herodes, ni más tarde a Poncio Pilatos, les respondió no. Se
contentó con guardar silencio. Fueron los únicos casos en que su
alma se cerró, replegándose parcialmente sobre si misma.

Podemos establecer la relación acceso-cierre del alma y afirmar


que en el Cristo esta relación es muy grande, superior, sin duda,
a la de todo ser, porque el Cristo jamás dijo no. Sólo en algunas
circunstancias muy raras y particularmente dramáticas, rehusó
hablar. Por el contrario, él aceptó todo y se abrió a todo, sin
importar de donde le vinieran las peticiones.

A la relación acceso-cierre del alma la llamaremos fracción de


amor porque el signo exterior del amor es el intercambio. En lo
opuesto de esta actitud observaremos el rasgo de carácter que
constituye el fondo del temperamento paranoico y que a nuestro
parecer, es su elemento de base; es lo que la gente designa por la
expresión espíritu de contradicción y que los psiquiatras llaman
oposición.
Nuestra práctica médica nos ha probado la existencia de una
ecuación a la que no conocemos una sola excepción.

El poder del cristianismo magia cristiana


34

Esta ecuación la planteamos así: oposición igual a persecución.


Queremos decir con ella que no sólo se hallan siempre las dos
tendencias asociadas íntimamente en el mismo individuo, sino
que además el análisis profundo de toda idea de persecución
prueba que en su raíz reside una tendencia opositora del espíritu.

Cada uno puede comprobarlo fácilmente: si observamos en un


individuo una tendencia a contradecir a su interlocutor, a
contrariar en forma habitual y más o menos sistemáticamente la
voluntad de su entorno, podremos estar seguros de que
observándolo desde más cerca le escucharemos quejarse de que
un ambiente hostil trata de perjudicarlo; y esta actitud mental
superará la norma en una medida proporcional a la oposición
manifestada por el individuo en la vida corriente.

El fenómeno aparece ante todo como natural: al hacerse el


individuo desagradable, molesto para su medio, recibe de este
medio la respuesta a su actitud. Pero la reacción del paranoico
exagera la importancia de esta especie de rebote, del que rehusa,
se sobreentiende, admitir que es el promotor.

El enfermo se encierra en el ciclo infernal del perseguidor


perseguido; esto se convierte en una especie de progresión
logarítmica de signo negativo: la oposición perpetua del sujeto
irrita al medio y el paranoico, que no comprende esta irritación
legítima, se indigna y se opone cada vez más.

¿Es este comportamiento del paranoico de un origen sado-


masoquista? Probablemente, porque oponerse es contrariar,
expresar opiniones que sistemáticamente generan resistencias.

Personalmente me inclinaría sin embargo a emparentar esta


reacción con la epilepsia, y la consideraría de buena gana como
una especie de epilepsia intelectual.

Doctor Lefebure
35

Me inclino a emitir esta opinión, por lo menos en los casos que


he observado, porque la psicosis paranoica se encuentra
demasiado frecuentemente en parientes cercanos de los
epilépticos; además esta concepción parece lógica si se recuerda
que la epilepsia es la reacción original de la materia viva. Así, los
celentéreos, de los que forman parte las medusas, reaccionan al
contacto por crisis de epilepsia: se ponen como una bola y se
preparan para afrontar cualquier agresión, oponiendo su tensión
a una irritación cualquiera. Manteniéndose endurecidos resisten
mejor al enemigo, ante el cual su crisis de epilepsia es una forma
de fuga: la fuga hacia el centro físico de su organismo.

Del mismo modo el paranoico contradictor se irrita por la menor


cosa y todo lo que lo enerva lo hace ponerse como una bola, en
el sentido familiar del término, y reaccionar con una actitud de
endurecimiento, de rechazo y de huida pura y simple. La
oposición pues, es la actitud primitiva de un espíritu que ha
quedado literalmente rezagado en el camino de la evolución.
Veremos además, la relación entre el estado paranoico y la
mentalidad de los pueblos primitivos. El animal evolucionado
sabe recibir un estímulo del exterior en su cerebro; permanece en
él un cierto tiempo y reacciona de forma variable. El hombre de
inteligencia normal reacciona de la misma manera a las ideas que
le son expuestas.

Pero el oponente paranoico se hace bola ante toda idea nueva,


ante todo deseo expresado por el ambiente, y como el celentéreo,
responde a él con una reacción global e inmediata de todo su ser
en forma de impedir en él toda penetración de la idea propuesta.
Se sobreentiende que nunca ha existido el paranoico perfecto, si
se nos permite esta expresión. Pero se puede afirmar que en el
oponente constitucional la fracción de amor (apertura-cierre del
alma) es extremadamente baja, pues el numerador es muy bajo y
el denominador muy elevado.

El poder del cristianismo magia cristiana


36

El oponente constitucional es lo contrario del aceptante


constitucional; el primero es siempre un perseguido y el segundo
es un verdadero cristiano, lo sepa o no.

El estudio de la relación apertura-cierre del alma nos muestra el


error de quienes consideran a los místicos como desequilibrados,
cuando, muy al contrario, todo lo que puede conducir a una vida
verdaderamente cristiana es el mejor antídoto, la mejor terapia de
los estados paranoicos, que son los desórdenes psíquicos más
extendidos y más molestos para el ambiente. A tal punto que una
clínica psiquiátrica cuya terapéutica básica fuera el estudio de los
Evangelios obtendría ciertamente éxitos asombrosos.

Agreguemos que el paranoico no sólo se opone a los seres


humanos sino que exagera la tendencia de todos los seres
vivientes a oponerse a las fuerzas naturales. El calor, el frío, las
grandes extensiones de agua, y sobre todo, el sol, serán para él
motivos de oposición, de los que tratará de protegerse mucho
más de lo que aconsejan la higiene y las costumbres, y a menudo
hasta un punto grotesco.

Si la oposición se nos presenta en el plano individual como la


verdadera raíz del mayor número de los desórdenes mentales,
esto es mucho más cierto en el plano familiar. En una familia en
que varios miembros parecen desequilibrados y propensos a
crisis agudas de carácter, si se analiza cuidadosamente la
situación, se halla por lo general un pequeño oponente crónico
perpetuo que ante los médicos y psiquiatras sabe hacerse la
víctima. Si además es el que paga la consulta, la verdad escapará
completamente y los estragos irán agravándose con los años. En
el plano psicológico es el equivalente de lo que acontece en el
campo de las enfermedades contagiosas: el viejo tuberculoso
crónico que soporta perfectamente una tuberculosis oculta, y
mientras tanto contamina su entorno y propaga la infección.

Doctor Lefebure
37

Del mismo modo el pequeño oponente permanente que pasa


desapercibido en un examen superficial de la situación familiar,
es el individuo al que se debe identificar como responsable de
todos los grandes malestares a causa de la cantidad de rechazos
que a la larga acumula de los que viven a su alrededor.

De las cuatro características precedentes, derivan otras,


lógicamente:

Concordia y discordia

La actitud opositora, raíz del mal que sufre el perseguido, es


causa de permanente discusión con su medio. Se pretende que
atienda a razones: nunca cede. Las disputas no le extenúan, son
por el contrario el elemento natural en el que le agrada vivir
porque ellas satisfacen el sadomasoquismo indisociable del
estado paranoico. Entonces para evitar los choques permanentes,
los rencores se acumulan durante años, luego estallan los dramas
irreparables causados por el perseguido, sin que nunca se dé
cuenta de ello. Y así por no atreverse a mantener disputas con él,
es ahora el entorno el que disputará en su lugar.

Se dice de la gente de esta clase que harían pelearse entre sí a


todos los santos del paraíso, y esta expresión popular supera en
rigor y precisión a todas las descripciones clínicas. No hay onda
que no se propague, y aquél que por su oposición está en
perpetuo conflicto con su ambiente provoca con una satisfacción
sádica a menudo mal disimulada, todos los choques posibles
entre aquéllos que le rodean.

Por el contrario, aquel que está impregnado de la moral cristiana


o el hombre afortunado que ha nacido con lo que podría llamarse
el carácter constitucionalmente cristiano, se entiende bien con
todos, o al menos con la mayoría.

El poder del cristianismo magia cristiana


38

En todo caso se entiende mejor con su entorno que el promedio


de los hombres. Por este hecho y lentamente, en el curso de los
años, adquiere un ascendiente sobre su familia y sus amigos. Es
a él a quien se busca para allanar las diferencias, y su palabra
basta para apaciguar. Viviendo en paz porque aplica las reglas
evangélicas, se esfuerza en obtener de quienes acuden a él, que
actúen de la misma manera porque ante todo, es inteligente.
Como un jugador de damas que prevé un gran número de
jugadas, descubre a distancia los efectos del mal carácter, sabrá
corregir al que sólo tiene una tendencia paranoica poco marcada,
atrayendo su atención sobre las consecuencias que la
inteligencia, y sobre todo la imaginación limitada del sujeto no
hayan podido concebir. Y así, el verdadero cristiano irradia paz,
la establece con quienes le rodean y la mantiene entre los
mismos miembros de ese ambiente.
Paz del alma y lucha interior
Si dos elementos son opuestos es porque pertenecen a un mismo
conjunto, tienen puntos comunes y existen entre ellos todas las
transiciones. Y como ambos extremos de una regla le pertenecen
por igual se va de uno a otro, recorriéndola. Asimismo, el polo
positivo y el polo negativo de un circuito eléctrico quedan unidos
por una caída progresiva de tensión.
Si el vulgo confunde el misticismo y la locura, aunque sean en
realidad los polos opuestos, es porque entre ambos existe un
rosario de almas que evolucionan y ascienden lentamente desde
el paranoico hasta el místico al precio de múltiples y dolorosas
oscilaciones. En efecto, la tendencia opositora del espíritu, la
que forma a nuestro parecer la raíz de la enajenación mental de
este tipo de enfermo, se manifiesta bajo muchas formas y en
diversos grados pudiendo dirigirse principalmente hacia el
exterior o hacia el interior.

Doctor Lefebure
39

Nunca hemos hallado casos en los que la tendencia opositora,


aún cuando muy marcada, fuera totalmente exteriorizada o
totalmente interiorizada. Pero la relación exteriorización-
interiorización de la tendencia opositora es también muy
variable.

Hasta en el caso del paranoico infernal que hemos tomado por


tipo, la tendencia interiorizante se distingue por el hecho de que
el sujeto está muy a menudo en contradicción consigo mismo.
Mas no hay oportunidad de hacérselo observar, ¡nos contradiría!
Él está en lucha consigo mismo, pero sin tener conciencia, por
inepcia.

Puede suceder que la oposición esté poco exteriorizada y que,


por contra, la interiorización sea el fenómeno más definido,
dramático. Ambas dolencias están muy emparentadas y
frecuentan a menudo el seno de una misma familia.

El sujeto, en lugar de oponerse al medio, se opone sin cesar a sí


mismo. A quien tiene la tendencia constitucional, se le puede
predecir una pubertad difícil, para emplear el clásico eufemismo.
Porque apenas se manifieste la sexualidad será muy feliz en
apoderarse de todos los tabús que la sociedad ha creado a su
alrededor para agrandarlos, reforzarlos y servirse de ellos como
de un escudo para proteger y abrigar su tendencia autoopositora.
Así nacerá una viva oposición a la masturbación de la
adolescencia, oposición que lejos de disminuir este hábito, lo
refuerza y lo exagera.

El resultado es una lucha interior, agravada por los sentimientos


de angustia y de desesperación que provoca cada nueva falta.
Todo esto no es más que, a nuestro parecer, la consecuencia de
una tendencia opositora del espíritu dirigida hacia el interior,
hacia el mismo sujeto.

El poder del cristianismo magia cristiana


40

El profesor Kinsey nos da sobre esto una información


fundamental: las estadísticas indican que los sujetos que en su
juventud han luchado contra la masturbación, han tenido más
tarde una vida menos equilibrada que aquellos que se han
entregado a ella sin agotarse inútilmente en oponerse a este
hábito. Este hecho, puede a primera vista parecer extraño porque
parece más moral luchar que abandonarse, y en la conclusión
sugerida por las estadísticas la preocupación por la virtud parece
muy mal premiada. Estaríamos entonces tentados de decir que es
quizás la lucha interior la que desorganiza el psiquismo para
siempre.

De ningún modo es esta nuestra concepción. Cuando se examina


a un sujeto luchando así contra sí mismo, se advierte que antes
de esta lucha ya era un opositor al medio en un grado que
superaba el promedio aunque en menor medida, que el del
paranoico infernal del que hemos hablado. El que mantiene
luchas sexuales es un opositor constitucional, un opositor en toda
regla, pero con predominancia interna. Sin embargo su fracción
de oposición exteriorizada será suficiente para ocasionarle
grandes dificultades en su familia y en su trabajo y es porque
tiene una vida desequilibrada.

En resumen, el que entra en lucha consigo mismo entrará en


lucha también con el exterior aunque en un grado menor porque
la tendencia a la lucha inútil es innata en él; y será la causa de sus
futuros fracasos. Pero el que está en paz con el mundo estará
también en paz consigo mismo. La psiquiatría nos indica que las
tendencias constitucionales no se transforman para nada. Se
pueden cultivar las cualidades, pero no extirpar los defectos
fueren cuales fueren las ilusiones momentáneas que se tenga a
este respecto. Es por ello que Jesús ha dicho: una enseñanza
nueva os doy: no resistáis al mal y además echa a ese demonio,
el volverá con otros siete en su lugar.

Doctor Lefebure
41

Su alma está abierta no sólo a los males y dolores que provienen


del exterior, del medio donde vive, sino también a los males que
le asaltan desde el interior, ya provengan de su cuerpo o de su
estructura psicológica hereditaria. Y así como el cristiano tolera
a otros, él se tolera a sí mismo, vive en paz con lo que no puede
cambiar en sí, cultivando el amor de Dios por la oración, seguro
de que un día, en esta o en otra vida, se producirá el cambio que
él desea.

La oposición del paranoico está dirigida hacia el exterior. Pero se


invierte y se aplica hacia las fuerzas psicológicas y hasta
orgánicas para engendrar otra variedad de estructura psíquica. En
razón del principio de la concentración sobre un punto que
estudiaremos con Jesús y la Magia se puede considerar esta
inversión como un elemento místico, un primer escalón
franqueado en el ascenso del alma.

Este peldaño puede ser trascendido por el mismo individuo: la


historia de los santos está llena de sus luchas interiores y de las
tentaciones que debieron rechazar. Este desnivel también puede
manifestarse por la herencia: un individuo de fuerte oposición
centrífuga da nacimiento a un hijo con una poderosa oposición
centrípeta constitucional. Finalmente, nosotros, los ocultistas,
pensamos que este salto de estructura puede hallarse de una
encarnación a la siguiente, en los sujetos que han realizado
algunos esfuerzos de perfeccionamiento.

Drama y Filosofía

Paul Brunton, en La sabiduría del Yo supremo, observa que el


sueño es dramatizador (pág. 65). Es profundamente exacto.
Como señala Bergson, un rayo de luz que hiera súbitamente los
párpados de un durmiente le hará soñar con un incendio. Y así un
incidente trivial aparecerá como un drama a los ojos del soñador.

El poder del cristianismo magia cristiana


42

Bajo este punto de vista, el paranoico es un verdadero soñador


despierto. El menor incidente se le transforma en un drama. En
especial todo lo inesperado le hace perder el control de sí mismo.

Una observación que otro juzgaría sencillamente poco amable y


de la que se conformaría con sonreír, toma para nuestro enfermo
las proporciones de un insulto al que debe responder con
manifestaciones más o menos violentas. Un objeto que no se
halle en su sitio habitual será ocasión de manifestaciones
ruidosas y agresivas de su parte. La vida es para él un perpetuo
drama. Como el hombre dormido que sueña, el paranoico
dramatiza sin cesar y esto lo hace ansioso, impaciente, difícil de
soportar.

Se puede comparar al paranoico con un enfermo del hígado:


muchos alimentos muy tolerados y fortificantes para el hombre
sano, provocan en el hepático dolorosas reacciones como
jaquecas o urticarias. Del mismo modo, el paranoico no digiere
las observaciones que se le puedan hacer, por muy acertadas que
sean, le parecerá poco cortés; en tanto que alguien sano desde el
punto de vista del carácter quedaría reconocido de ser advertido.

Con el verdadero místico sucede todo lo contrario. No sólo las


injurias no le fastidian, sino que simplifica la vida corriente
devolviendo bien por mal; a cada instante introduce aceite en los
mecanismos sociales y hasta las catástrofes, como pudiera ser la
muerte de un ser querido, le parecen menos abrumadoras que al
común de las gentes, porque está más despierto en los planos
superiores; la supervivencia no es para él una hipótesis, sino una
certidumbre experimental, fundada en una visión directa.

No se trata de que se haya vuelto insensible, o que su emotividad


haya disminuido. Muy al contrario, la cultura psíquica en la que
se ha entrenado ha afinado y agudizado mucho sus sentimientos.

Doctor Lefebure
43

Pero extrae de su fe en la vida eterna un consuelo para los


mayores pesares; reserva las grandes emociones para sus
relaciones con Dios y para las obras por las cuales él quiere
manifestarlo en el mundo. En los pequeños episodios, el
verdadero místico mantiene naturalmente lo que el lenguaje
popular llama una actitud de filósofo y ello porque gracias a la
concentración continua de su espíritu sobre un punto está más
despierto, hiperconsciente, a veces hasta en el mismo sueño.
Teniendo la vida eterna ante él, el místico sabe esperar, es calmo
y paciente, en tanto que el paranoico, verdadero soñador
ambulante, dramatiza y se impacienta. Y así la conducta de este
enfermo mental y la del verdadero místico se oponen
completamente en este punto.
El ojo de Dios y el ojo de Satanás
Un discípulo llegó un día hasta Jesús porque éste había leído su
pensamiento a distancia, cuando se hallaba sentado bajo un árbol
y no conocía aún al Maestro: ¿de dónde me conoces? le dijo
Natanael. Jesús respondió: te vi antes de que Felipe te llamara
cuando estabas bajo la higuera. Natanael respondió diciendo:
Rabí, tú eres el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Jesús le
respondió: porque te he dicho que te vi bajo la higuera, tú crees
(Juan 1, 49, 50).
Ahora bien, la fe de Natanael no habría sido despertada si Jesús
lo hubiera visto con sus ojos físicos bajo la higuera, puesto que
todo hombre puede hacer otro tanto.
Para que Natanael se sintiera impresionado en este punto, fue
necesario que Jesús lo percibiera psíquicamente a distancia,
probablemente en un instante particularmente notable de su
vida interior y es por ello que un poco antes Jesús había podido
decir para sí: he aquí realmente un israelita en el cual no hay
engaño (Juan 1, 47).

El poder del cristianismo magia cristiana


44

Otra vez leyó en una mujer sus actos pasados: tú has tenido cinco
maridos y el que tienes ahora no es tu marido (Juan 4, 18).
Señor, le dijo la mujer, veo que tú eres un profeta (Juan 4, 19).
Es por ello que más adelante la mujer exclama: venid a ver un
hombre que me ha dicho todo lo que he hecho, ¿no será quizás
el Cristo? (Juan 4, 29).

Estos relatos no tienen nada de increíble; yo he constatado que


mi primer maestro Stanislas Stückgold (véase nota) podía hacer
lo mismo y leer en mi alma cosas que yo tenía ocultas en ella. Le
he visto actuar de forma parecida muchas veces con aquellos que
le rodeaban.

Así, el místico ve los seres tal como son en realidad,


independientemente de él; su vista espiritual iguala y supera en
perfección a su vista física. Si ésta es sana, se forma en su retina
una imagen reducida e invertida, pero semejante a los objetos
contemplados; asimismo, el ojo del místico ve a los seres tales
como son objetivamente.

Por cierto que para llegar a la clarividencia de un Stückgold, de


un Jesús, o de los singulares hombres santos cuya vista espiritual
está realmente abierta, es menester, además de aptitudes innatas
y un prolongado ascetismo, tener una exacta intuición del buen
método de desarrollo, que no poseen todos los buscadores de la
verdad oculta.

Pero en ellos siempre hay un esfuerzo hacia este ideal, que es


sinceramente cristiano, pues está señalado repetidas veces en el
Evangelio como uno de los poderes del Cristo: una visión exacta
y objetiva de la vida y de los seres, una justa apreciación de las
cualidades de cada uno.

Nota: Experiencias iniciáticas, de próxima publicación en esta editorial.

Doctor Lefebure
45

Cuando la vista física se enferma, la imagen sobre la retina ya no


resulta conforme a la realidad: se hace vaga en la miopía o la
hipermetropía, deformada en el astigmatismo; presenta manchas
grisáceas movibles cuando flotan cuerpos extraños en el humor
vítreo. Parece bañada por una bruma rojiza si se ha deslizado
sangre al interior del ojo. En todos estos casos el perceptor ve en
el mundo exterior anomalías que de hecho sólo existen en su
vista. De un modo comparable, si lleva lentes rojos el mundo
circundante le parecerá rojo; cada deformación de sus ojos
alterará para él el mundo exterior.

Sucede lo mismo con la vista del paranoico, que bien merecería


el nombre de Ojo de Satanás: los defectos que le afligen no los
ve en sí mismo, los ve sin cesar a su alrededor. Tratad de
explicarle su error. Bien pronto os responderá con aspereza. Pero
será él quien se quejará de no poder conversar con vosotros. Y
acusará a una gran parte de su entorno de ser paranoico.

Esta proyección de su propia personalidad hacia el mundo


exterior es fundamental en el mecanismo del temperamento
paranoico y perseguido; agresivo al extremo, cree ver en todas
partes ejercerse esta agresividad contra él. No hay uno solo de
sus defectos del que no se queje por descubrirlo a su alrededor.

Evidentemente, nadie puede verificar por sí mismo si su vista es


objetiva, si la imagen sobre la retina está de acuerdo al objeto, o
si elementos propios del ojo se superponen a la imagen. Cada
uno de nosotros está mal ubicado para juzgar por sí mismo su
propia vista.

Para asegurarse de que es buena, se la debe comparar


constantemente con la vista media, es decir, con otras numerosas
vistas. Por tanto, nunca dejamos de tomar en todas las cosas
conocimiento del juicio de los demás.

El poder del cristianismo magia cristiana


46

No porque debamos contentarnos con el juicio medio sino que,


por diversas opiniones comparadas con la nuestra, advertiremos
el rasgo de carácter que superponemos a nuestra percepción del
mundo. Es menester realizar este trabajo con valor y
perseverancia; los grandes videntes nos prueban que existe,
aunque embrionaria en la humanidad, una vista espiritual que
toma conciencia de los seres con la misma objetividad con la que
la retina reproduce un objeto contemplado. Aún allí la oposición
entre la vista mística y la vista satánica del paranoico debe estar
presente en nuestro espíritu para ayudarnos a caminar en el
sendero divino.

Estado pasado, estado futuro

Es importante destacar que la psicología de los primitivos es


esencialmente paranoica. Entre ellos son múltiples los tabús, las
interdicciones, las oposiciones. Casi toda la vida social y
religiosa de los primitivos está hecha de prohibiciones.

Su religión está hecha de temor: el temor de las almas de los


fallecidos, que pueden volver con intención de dañar. Este temor
fue general, bajo todas las latitudes, por más lejos que nos
remontemos en la proto-historia y la prehistoria. El psiquismo
del paranoico está igualmente hecho de desconfianza perpetua,
de angustia sin fundamento material.

No queremos decir que todo salvaje sea un delirante perseguido.


No, ciertamente. Pero la constitución paranoica y la persecución
representan en nuestra época la persistencia, bajo una forma
exagerada, de un estado mental que era normal en el primitivo,
y que se vuelve a hallar, además, en la tendencia
exageradamente contradictoria del niño, conforme al principio
según el cual la evolución del individuo contiene en pequeño la
evolución de la especie.

Doctor Lefebure
47

La contradicción global, epileptoide, es el movimiento de los


organismos primitivos, como la medusa, y la oposición, la
reacción primaria del psiquismo, individual en el niño y
colectiva en la aurora de las sociedades.

Podemos, pues, a nuestro parecer, extender a la constitución


paranoica y contradictoria la gran ley de Freud descubierta con
respecto a las perversiones sexuales; éstas serían la persistencia,
en el estado adulto, de la sexualidad infantil. Del mismo modo,
la constitución paranoica, que debería llamarse locura de
oposición se nos presenta como una especie de infantilismo del
carácter.

El místico, por el contrario, representa un estado futuro de la


humanidad, estado que sólo está en germen. Después de los
trabajos de Rhine, que han probado de manera incuestionable la
existencia de la telepatía y hasta de la clarividencia, no se puede
dudar de que nos hallamos ante los primeros balbuceos de una
ciencia que tendrá más importancia que la atomística para el
futuro de la humanidad.

Y así, lejos de representar dos formas de locura, el paranoico y


el místico se oponen hasta por la pertenencia del primero a un
estado pasado y la forma del segundo a un estado futuro de la
humanidad.

Religión y antirreligión

Aquél a quien llamaremos el paranoico total es antirreligioso. No


simplemente ateo o más exactamente a-religioso, porque este
último sólo es un gran distraído que atraviesa el mundo sin
captar el problema principal; sino un ser realmente
antirreligioso, un ser que insulta por lo menos a la religión cada
vez que la encuentra en su camino.

El poder del cristianismo magia cristiana


48

Esto, naturalmente, deriva de la tendencia opositora que ha


invadido todas las zonas de su conciencia: el paranoico, siempre
más o menos perseguido, se opone a todo, pero principalmente
a la religión, puesto que, por una especie de inversión de la
percepción de los valores, verdadera inversión de la inteligencia,
dedica su odio más intenso a las cosas más importantes y más
elevadas.

No hay contradicción entre esta constatación y lo que hemos


dicho de la psicología de los primitivos. La constitución
paranoica no se nos aparece ya como semejante a la constitución
psicológica del primitivo, sino como su forma exagerada. Según
esto, un culto hecho de tabús y de temor engendra el deseo de
desembarazarse de la causa de este temor. Y así, antes de ser
concebido como todo-amor, Dios ha sido definido como
todopoderoso al que se debe evitar, en el fondo, por peligroso, a
menos que se logre canalizar en su provecho este poder temible,
lo que constituye el camino psicológico que hace que algunos se
evadan de los temores sobrenaturales por la magia negra.
Pero existe un medio mucho más simple de calmar sus temores:
negar pura y simplemente a Dios, y, con él, a todo lo que no cae
directamente bajo nuestros sentidos. Si el que se desinteresa de
todo problema religioso ha sido como absorbido y disuelto en el
mundo material, el que adopta una actitud antirreligiosa es en el
fondo un temeroso. No es un análisis teórico el que nos conduce
a este punto de vista: todos los sujetos antirreligiosos que hemos
conocido estaban frecuentados por temores, angustias numerosas
casi permanentes, y su aborrecimiento de Dios se nos presentaba
como un medio de evitar motivos mucho más graves de angustia
y de terror.
En cuanto al verdadero místico, éste no pretende ni poseer, ni
siquiera comprender a Dios, que, siendo infinito, estará siempre
fuera de su alcance.

Doctor Lefebure
49

Puede creer en Dios, admitir que este vocablo oculta


concepciones humanas diferentes según los pueblos y señala, en
el conjunto, todo lo que nosotros no conocemos. Pero sea cual
fuere su punto de vista, cuando encuentra a un creyente, respeta
profundamente su opinión y le ayuda con toda su alma a
desarrollar su concepto de Dios. Porque lo considera como la
experiencia interior propia de su interlocutor, y sabe que de toda
experiencia interior fluye una evolución y una corriente de vida,
de la que el hombre exclusivamente científico sólo tiene una
débil idea.

Evidentemente se encuentran muchos tipos intermedios entre el


paranoico total y el místico. No faltan casos en los que conviven
en un mismo sujeto algunas ideas de persecución y al mismo
tiempo una actitud mística, el gusto por la oración y la
contemplación.

Prestándose estos casos a confusión, se advertirá prontamente, si


se es imparcial, que en los períodos en que domina la tendencia
mística, la constitución paranoica se atenúa, y viceversa. Estas
son formas transitorias de las etapas del camino de la evolución.

El poder del cristianismo magia cristiana


50

Podemos resumir los caracteres de oposición entre el paranoico


y el místico por el cuadro siguiente de caracteres comparados del
místico y del paranoico
Rapidez de evolución Fijeza de opiniones y del carácter
Originalidad de las creaciones trivialidad de reivindicaciones
variedad en la producción, móvil de acción ideas, palabras y acción estereotipados,
razones para no actuar
en Dios, concentración sobre un punto
Amigo-enemigo > 1 Amigo-enemigo < 1
Aceptación Oposición
apertura-cierre del alma > 1
apertura-cierre del alma < 1
Concordia con el medio Desacuerdo con el ambiente
propaga el buen entendimiento entre los que
extiende la discordia en su ambiente
le rodean
Paz interior En contradicción consigo mismo
en menor grado en lucha contra si mismo y
Minimizante y filosofante sus malos instintos
despierto a las realidades superiores ve los
dramas humanos bajo su aspecto de Dramatizante
incidentes del camino de la vida eterna; verdadero soñador los menores incidentes y
gratitud hacia Dios y la creación que sostiene hace la vida imposible a su alrededor
sin cesar la maravilla que es la vida Persecución
Visión objetiva de los seres constantemente persuadido de que se le
comparables a la vista física sana desea mal; hasta la naturaleza, y en
particular el sol
Estado futuro
Visión subjetiva
Actitud religiosa exterioriza sus defectos, que cree ver en todo
los que le rodean pero que no ve en él; esto
es comparable a la visión de los cuerpos
infraoculares que parecen proyectados
exteriormente
Estado pasado
Actitud antirreligiosa

Un análisis detallado de estos diez caracteres nos demuestra que


la raíz de estas tendencias se halla en:
La apertura del alma y la aceptación El cierre del alma y la oposición
Actitud de los seres evolucionados Primera reacción animal
intercambios múltiples con el medio la medusa se hace bola y se endurece cuando
se la toca, aislándose del medio

Doctor Lefebure
51

EL CORAZÓN, MÚSCULO DEL AMOR

Jesús no ha señalado determinadamente más que dos órganos: el


ojo y el corazón. Les atribuía, sin duda una importancia muy
particular. Repetidas veces se hace también alusión a una
función en el Evangelio: el aliento.

Estudiaremos aquí el corazón, en sus relaciones con los


sentimientos y el destino. Jesús ha colocado en el corazón los
sentimientos más elevados: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón... (Lucas 10, 27). También lo ha considerado como el
origen de los más bajos impulsos: porque es del corazón que
provienen los malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las impudicias, los robos, los falsos testimonios, las
calumnias (Mateo 15, 20).

Que el corazón sea la sede del amor, de la devoción afectiva,


superior o inferior, esto no ofrece aparentemente ninguna duda
para San Mateo (6, 21): allí donde está tu tesoro, allí también
estará tu corazón. ¿En qué medida podemos confirmar con
analogías u observaciones este punto de vista, al mismo tiempo
crístico y popular? No lo podemos confirmar sino muy
modestamente con nuestros conocimientos actuales, pero
haremos, a este respecto, tres observaciones, cada una de
creciente interés.

La primera resulta de una atenta auto observación. Todos


tenemos más o menos la impresión de que nuestro pensamiento
está localizado en la cabeza.

El poder del cristianismo magia cristiana


52

Pero si llevamos la atención sobre lo que sucede en nosotros


cuando experimentamos un sentimiento de amor, advertimos que
este sentimiento parece emanar de la región medio torácica, y
esto tanto más cuanto más intenso sea. Hablamos de los
verdaderos flechazos de amor, de aquellos que sólo raramente se
experimentan en el curso de la existencia.
¿Por qué es así? Se podría pensar que los sentimientos, al
reaccionar fuertemente sobre el sistema circulatorio y,
especialmente, sobre el ritmo cardíaco, hacen que el sujeto tenga
conciencia de estas modificaciones fisiológicas, pero sólo de una
manera vaga, imprecisa como en las sensaciones transmitidas
por el sistema simpático, y esta percepción atrae su atención
hacia el tórax.
Esta explicación contiene quizás, una parte de verdad. Pero el
que lo estudia cuidadosamente, observará que es el sentimiento
mismo, en todo lo que tiene de inmaterial, el que parece entrar o
salir del corazón. Entonces, se impone una explicación
complementaria.
En el amor, el mineral se hace un poco vegetal (cuando la
reproducción de los cristales, por ejemplo) el vegetal se hace
un poco animal (en el momento de la reproducción adquiere
un poco de movilidad, cuando el germen macho desciende
hacia el óvulo) y el animal se hace un poco humano (al
manifestar su amor por sus pequeños, los animales se nos
parecen más). Del mismo modo, es en el amor donde el
hombre es un poco iniciado, cosa que lo eleva un instante al
escalón evolutivo superior. Por lo tanto el iniciado es
consciente de su cuerpo etérico, de sus chacras o centros
espirituales, y en particular del centro del corazón, donde
percibe los sentimientos que en él se engendran bajo el aspecto
de formas geométricas que los teósofos llaman, muy
justamente a nuestro parecer, las formas-pensamiento.

Doctor Lefebure
53

Es porque el hombre descubre en el amor, aunque confusamente,


en ausencia de técnica iniciática, su chacra o centro espiritual del
corazón. El corazón aparece así a la auto observación como el
centro de los sentimientos, y, especialmente, de los que
determinan los giros esenciales de nuestro destino.
La segunda observación concierne a las relaciones entre el
corazón, centro del sistema circulatorio, y el destino. La sangre
parte del corazón y vuelve a él. La sangre y la linfa giran en un
circuito cerrado cuyo eje es el corazón. Son los únicos fluidos
que vuelven a su punto de partida, al centro del organismo.

El aire entra y sale, la orina es expelida, las excitaciones


nerviosas van de los órganos de los sentidos al sistema nervioso
central; luego éste las transforma o las reenvía a los órganos
motrices. Sólo la sangre va del corazón al corazón en un
movimiento ininterrumpido.

En un tiempo variable, ciertamente, sus moléculas se renuevan,


pero en el curso de uno solo de estos circuitos, la composición de
la sangre a la entrada de la aorta no tiene tiempo de cambiar. Por
cierto que en este movimiento del sistema circulatorio hay una
analogía con el karma.

Según esta concepción oriental, que estudiaremos en forma


profunda en la segunda parte de esta obra, cada uno de nuestros
actos, en cierto modo individualizado y liberado describe, una
vez fuera de nosotros, un largo circuito en un encadenamiento de
causas y efectos; luego nos vuelve, bajo forma de episodio, con
más seguridad que el boomerang a su lanzador. Como ante todo
acontecer reaccionamos por uno o varios actos, se puede decir
que la consecuencia kármica de nuestros actos pasa a través de
nosotros, como la sangre en el corazón, y que en esta
oportunidad le damos un nuevo impulso.

El poder del cristianismo magia cristiana


54

Si se pudiera observar a un hombre en su aspecto kármico,


aparecería como un torbellino emitiendo sin cesar formas
kármicas, las cuales, luego de haber descrito una curva más o
menos grande, vuelven a su punto de partida, lo atraviesan y
parten para describir un nuevo ciclo.

Semejante mecanismo es muy comparable al de la circulación: el


hombre juega en él el papel del corazón; su actividad es su
pulsación, ella engendra un encadenamiento de causas y efectos
que le vuelven sin cesar y constituyen la sangre de su destino;
esta sangre circula constantemente a su alrededor bajo forma de
nuevos actos, consecuencias en sí mismas de las condiciones que
él creó por sus actos precedentes.

De modo que es, en efecto, del corazón invisible del ser eterno
que derivan nuestros actos, según lo que ha enseñado el Cristo,
y conforme a las expresiones familiares: tener buen corazón,
tener mal corazón. De modo que la auto observación nos muestra
que en la raíz de todo acto hay un sentimiento más o menos
consciente y especialmente determinante de los grandes
acontecimientos de nuestra vida, a veces tan débil que nuestro
intelecto no se da cuenta del papel que ha jugado.

Si el sistema circulatorio es la imagen del karma, el corazón,


motor de este sistema, es la imagen del sentimiento, motor
profundo del flujo de acciones que, fluyendo a través de
nosotros, crea nuestro karma.

La tercera observación, con respecto a las relaciones entre el


corazón físico y los sentimientos, es más precisa y más
fisiológica. Nadie ha pensado jamás en negar las relaciones
entre los sentimientos y la sexualidad. Además, el corazón,
aunque se repare poco en ello, juega un rol físico fundamental
en el acto sexual.

Doctor Lefebure
55

La erección se debe a la acumulación de la sangre en los lagos


sanguíneos del miembro viril; existen músculos que rodean las
vénulas por las que la sangre regresa al abdomen cuando el
miembro está flácido. Cuando estos músculos se contraen,
entrará en el miembro más sangre por las arterías que la que
saldrá por las venas.

La sangre se acumulará, a presión, en los lagos sanguíneos, y se


producirá la erección. Esta presión de la sangre en el miembro no
es otra, evidentemente, que la presión de la sangre en los vasos
que lo alimentan, es decir la presión arterial. Según esto, el
músculo que lanza la sangre en las arterias y le da su presión, es
el músculo cardíaco.

¿Desfallece?: la tensión caerá inmediatamente. Cuando por una


razón cualquiera la resistencia del movimiento de la sangre en el
conjunto del sistema circulatorio se hace demasiado elevada, el
músculo cardíaco se hipertrofia para aumentar la tensión arterial
y superar la resistencia. Por ser el corazón el músculo cuya
contracción origina la presión de la sangre es él, en realidad, el
que produce la presión hidráulica que sostiene la erección.

Éste es un episodio importante del destino humano: por medio de


esta presión vendrán a la vida nuevos seres cuyas acciones ella
anuncia. Por ello, el corazón está más directamente ligado al acto
sexual que cualquier otro órgano de la vida vegetativa; por ello,
está verdaderamente ligado a los sentimientos, al destino
humano, ya que por intermedio de la tensión arterial, él es el
soporte del acto sexual.

Por este acto, las almas errantes retoman el camino de un cuerpo,


conforme al karma que han tejido en su vida anterior, conforme
a los lazos que han contraído o aflojado con almas parientes. En
el principio está el amor, al final está la vida.

El poder del cristianismo magia cristiana


56

Entre ambos, entrando y saliendo del corazón están los ríos


mezclados de la sangre y del karma. Confirmando la
introspección, la analogía nos demuestra que el corazón es la
sede del amor.

Doctor Lefebure
57

CURACIÓN Y CRISTALIZACIÓN

Jesús ha realizado innumerables curaciones. De terapéutica no


sabía nada, que sepamos: a veces, un poco de saliva, a veces un
poco de barro, más que nada algunas palabras de sugestión:
habiéndose inclinado sobre ella riñó a la fiebre, y la fiebre la
dejó (Lucas 4, 39). Jesús reprendió al espíritu impuro (Lucas 9,
42). Jesús reprendió severamente al demonio que salió de él y el
niño quedó sano desde aquella hora (Mateo 17, 18). En cuanto
a la utilización del lodo, San Juan le consagra un extenso
capítulo (9, 6-17).

Y sin embargo curaba. Porque no se necesita terapéutica para


curar, si se posee la Vida. El único gesto aparente por el cual se
manifiesta su acción curativa es la imposición de manos,
oportunidad de un misterioso cambio de fluido vital; a veces
hasta llega a operarse este cambio sin que intervenga su
voluntad, como cuando dice a propósito de la mujer que tenía
pérdidas: alguien me ha tocado, porque yo sentí que ha salido
una fuerza de mí (Lucas 8, 46).

Reparemos en que sus curaciones han jugado ciertamente papel


decisivo en su éxito. Los enfermos entregados por completo eran
ejemplos vivientes de su poder y este espectáculo bastaba para
glorificarle, sin que tuvieran que cantar sus alabanzas. Ayudaron
a grabar sus palabras en la historia de los tiempos, dieron a su
doctrina el primer impulso, que contribuyeron y contribuyen a su
expansión. Lejos de nosotros la idea de querer reducir al Cristo
a las proporciones de un simple curandero. La Iglesia reconoce
que había en Jesús una naturaleza divina y otra humana.

El poder del cristianismo magia cristiana


58

Podríamos admitir, además, que entre su naturaleza divina y su


naturaleza humana, había una naturaleza intermedia, naturaleza
de sanador, y es ésta la que estudiaremos aquí. No queremos
tratar de saber si entre las legiones de sanadores que han tratado
o que tratan de imitarle, algunos fueron dotados de un poder
semejante al suyo, aunque menos marcado. Vamos a demostrar,
sencillamente, que existe un fenómeno fisicoquímico que
presenta gran analogía con el poder curativo del Cristo y, llegado
el caso, con el de los sanadores auténticos.

Comparar la cristalización a la vida es un lugar común. El cristal


crece, se alimenta, se reproduce de un modo comparable a un ser
vivo (véase nota). No es posible dudar, por otra parte, de las
relaciones entre los cristales y los seres vivientes, después del
descubrimiento de formas intermedias, como ciertos virus, cuya
síntesis hasta ha llegado a realizarse. El cristal posee otra
cualidad característica del ser viviente: el poder de cicatrizarse.
Un cristal está herido cuando existe una solución de continuidad
en la forma geométrica simple que normalmente debe revestir,
ya sea que una de sus aristas esté mellada, que es el caso más
frecuente, o que una de sus caras haya perdido su regularidad por
una erosión o un astillamiento.

Cuando se coloca tal cristal en una solución del cuerpo que lo


compone, las moléculas se depositan más rápidamente en su
herida que en el resto de su superficie, de modo que la rotura va
a colmarse, a cicatrizarse literalmente, y luego de cierta
permanencia en esta solución, el cristal habrá crecido y retomado
su forma normal, al mismo tiempo. Estará curado. Si ahora
colocamos en un solvente puro, agua por ejemplo, varios
cristales de un mismo cuerpo, algunos van a crecer a expensas de
otros.
Nota: La vida sobre los astros. Teoría mecanicista de la reproducción. Editorial Le Francois.

Doctor Lefebure
59

Si colocamos allí un cristal intacto y otro herido, este último va


a crecer y a cicatrizar al mismo tiempo. La sustancia de uno se
transportará sobre el otro, los dos cristales recuperarán
finalmente su forma geométrica ideal. Ambos quedarán con
buena salud.

Si ahora colocamos en un solvente puro, agua por ejemplo,


varios cristales de un mismo cuerpo, algunos van a crecer a
expensas de otros. Si colocamos allí un cristal intacto y otro
herido, este último va a crecer y a cicatrizar al mismo tiempo. La
sustancia de uno se transportará sobre el otro, los dos cristales
recuperarán finalmente su forma geométrica ideal. Ambos
quedarán con buena salud.

Podemos preguntarnos si el poder curativo del Cristo y de los


sanadores iniciados no es un fenómeno análogo que se desarrolla
en un plano más sutil. Consideremos la esencia de la vida física
como un cristal constituido por átomos hiperfísicos, especie de
octava superior de los cristales físicos (esta esencia de la vida
constituye lo que los ocultistas llaman el cuerpo etérico, que se
supone controla el lugar de las moléculas físicas en el cuerpo).
El ser dotado de un cuerpo etérico de considerable vitalidad, por
tanto psicofísico, podría desprenderse en provecho de un
paciente de las moléculas de su cuerpo etérico que constituyen su
vida, y que serían absorbidas por la deficiencia, por las lagunas
de ese cristal roto que es el enfermo.

Así se explicaría que el hombre cuyo cuerpo etérico está


organizado superiormente y dotado de viva actividad, no tenga
necesidad de la participación de su voluntad para que su fluido
le abandone, y vaya a colmar un vacío y provocar una curación,
como en el caso de la mujer que tenía pérdidas. Este sería un
proceso en todo punto comparable al del cristal que da su propia
sustancia para colmar la laguna de un cristal vecino.

El poder del cristianismo magia cristiana


60

La ley del sacrificio se manifiesta hasta en el mundo mineral.


Esta extraordinaria vitalidad del cuerpo etérico es la
consecuencia normal de la práctica de los ejercicios de
concentración asociados a los ejercicios respiratorios iniciáticos,
y otros movimientos destinados a obrar no solamente sobre el
cuerpo físico, sino igualmente sobre su doble.

Así se explica que seres excepcionales como Jesús o como


Artemio Galip, a quien hemos conocido, hayan dispuesto de tal
poder, porque ellos practicaban esos ejercicios desde, quizás,
varias encarnaciones. Pero esto no significa, de ninguna manera,
que se deba confiar en forma absoluta en todos los que se
atribuyen el título de sanadores.

Terminemos estas observaciones sobre las curaciones del Cristo,


destacando esta frase de San Lucas: al ponerse el sol, todos los
que tenían enfermos de diversas dolencias los traían a él;
poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanó. Al
ponerse el sol es también repetido en San Marcos (1, 32).
Podemos preguntarnos si el Cristo consideraba este instante
como particularmente favorable a las curaciones por imposición
de las manos.

Fe y radiactividad

Por último, al poder de curación del Cristo nos falta asociar su


acción sobre la materia, sus poderes telekinésicos, porque su
mecanismo de acción parece ser el mismo de las curaciones.

Si tuvierais fe como un grano de mostaza, dirías a este sicomoro:


Desarráigate y plántate en el mar y os obedecería (Lucas 17, 6).
En verdad os digo, el que dijere a esta montaña: quítate y échate
en el mar y no dudare en su corazón, sino que creyere
firmemente que se dice, lo verá cumplirse (Marcos 11, 23).

Doctor Lefebure
61

De este poder de mando sobre la materia dio el ejemplo, ya que


apaciguó, con una orden, la tempestad. En cuanto a la montaña,
tembló, cuando murió sobre el Gólgota, lo que puede explicarse
por la emisión de una radiación que intensificara la
radioactividad del magma, y por lo tanto su temperatura. Ahora
conocemos la existencia de una relación entre la radioactividad
y la vida (véase nota), las plantas que pueden trasmutar el
fósforo, el potasio, el calcio, en otros cuerpos simples, y no
debemos asombrarnos de ese temblor de tierra.

La llave de este poder mágico, que tan pronto permite las


curaciones con las acciones telekinésicas, se halla en el grano de
mostaza, en la concentración del espíritu sobre un punto, situado
sobre uno de los centros psíquicos del cuerpo del hombre,
proceso de entrenamiento mental oriental del que también parece
haber hecho uso Jesús. Lo que él entiende por fe sólo puede ser
experimentado por quien se haya entrenado largo tiempo en
llevar su atención sobre un punto interior preciso, del tamaño de
un pequeño grano, porque una fuerza enteramente nueva se
despierta en la conciencia por este entrenamiento.

Esta interpretación es evidente para quien haya practicado algo


el yoga. Es importante señalar que era la del evangelio según
Santo Tomás, según la versión de los gnósticos naasenos: este
punto es el reino de los cielos, el grano de mostaza, punto
indivisible que existe en el cuerpo, punto que nadie conoce, sino
solamente los espirituales (véase nota).

Nota: Science et Vie, (abril 1959).


Nota: El Evangelio según Santo Tomás, Jean Doresse.

El poder del cristianismo magia cristiana


63

LA REENCARNACIÓN, CICATRIZACIÓN DE
LA MUERTE

Acabamos de comprender por qué ciertas curaciones


magnéticas, aparentemente milagrosas, pueden ser comparadas a
la cicatrización del cristal, que, molécula a molécula, toma del
elemento sano y fuerte, por intermedio del ambiente, la sustancia
que necesita para colmar sus lagunas. Este fenómeno de
cicatrización de los seres vivientes es completamente
extraordinario: la hidra, animálculo, regenera una de sus cabezas
seccionadas; el hombre o el animal cuyas partes no vitales le han
sido extraídas, colmará en cierta medida esta laguna por la
proliferación de un nuevo tejido.

¿Cuáles son los tejidos que proliferan, especialmente, en la


cicatrización? Los tejidos poco diferenciados, próximos al
aspecto de los tejidos del embrión, al que todas las células se
parecen, piel, tejidos conjuntivos. En este ámbito asistimos a
veces a fenómenos sorprendentes: quemaduras extensas, que en
niños de buen estado general, se atenúan con los años hasta
desaparecer casi completamente; reconstitución parcial de las
células hepáticas luego de una acción profunda producida por
tóxicos. Si hay un problema que habla en favor de la finalidad,
es el de la cicatrización. Todo sucede como si, en la mayor
medida posible, la naturaleza tratara de reparar los estragos; sea
cual fuere después de un accidente el estado del órgano
lesionado, la cicatrización tiende a reproducir su estado normal
anterior: ¿ha sido extraída una importante porción de carne? El
orificio será rellenado antes que nada, y a partir de ahí se
reconstruirá la piel de la superficie.

El poder del cristianismo magia cristiana


64

Se diría que una mano invisible guía la proliferación de los


tejidos a fin de reproducir la forma del cuerpo. No podemos dejar
de pensar en las ideas de Rudolph Steiner sobre el
entrelazamiento de los diferentes cuerpos del hombre: la
estructura del cuerpo físico está determinada por el cuerpo
etérico, primer cuerpo sutil después del cuerpo físico.
Cuando éste es amputado, destruido, la lesión no alcanza
inmediatamente al cuerpo etérico; pero el cuerpo físico tiende a
reproducir lo más exactamente posible el cuerpo etérico, de ahí
la cicatrización.

Sea lo que fuere esta teoría, nada mejor que la cicatrización para
obtener la impresión de que existe un modelo preestablecido del
cuerpo físico, modelo que la vida, de manera general y la
cicatrización, más particularmente, tratan siempre, bien que mal,
de imitar.

Decimos bien que mal porque, por más extraordinario y


maravilloso que sea este fenómeno de la cicatrización, no logra
reproducir con perfección absoluta la forma y la estructura
original del organismo.

Indudablemente, esta perfección existe en las cicatrizaciones de


pequeñas heridas; si nuestra piel conservara la huella de todas las
cortaduras y arañazos de nuestra infancia, nuestro aspecto no
sería nada estético.

Pero si la lesión es más extensa, sobre todo, más profunda, la


regeneración será imperfecta; por un lado, el color del nuevo
tegumento no será el mismo; por otra parte, su nivel será
diferente, y en particular, en los casos en que por uno de esos
fenómenos de inercia biológica que hemos señalado
(Experiencias iniciáticas, tomo III) el esfuerzo de cicatrización
sobrepasa su meta, y la cicatriz queda granulosa, saliente.

Doctor Lefebure
65

Recordemos que para Augusto Lumière (véase nota) todo cáncer


es debido a la persistencia de tal proceso de cicatrización,
producida por la repetición de una misma causa perturbadora,
interna o externa: esta destrucción mínima aunque repetida, este
deterioro crónico del organismo en un punto provoca un esfuerzo
permanente de cicatrización; cuando este esfuerzo ha persistido
demasiado, se hace súbitamente excesivo, desordenado, y es el
cáncer.

Esta teoría no ha tenido el honor de atraer mucho la atención de


los médicos, sin duda porque Augusto Lumière era para ellos
sólo el inventor del cine; aunque toda la medicina moderna se
vincula a Pasteur, químico y cristalógrafo, los médicos
difícilmente aceptan lo que en sus dominios no provenga de un
médico.

La cicatrización no solamente es imperfecta por el hecho de que


no alcance totalmente su objetivo o que lo sobrepase en un
impulso desordenado. A veces se hace imposible, por ejemplo,
para las células más diferenciadas, las más necesarias a la
conciencia, como las células sensoriales o cerebrales. Estos
tejidos, una vez lesionados, no se reconstituyen.

La cicatrización no es sólo un proceso físico: se le halla en todo


el ser. Las llagas del alma también cicatrizan más o menos bien.
El tiempo transcurrido no atenúa el recuerdo de las decepciones
y las penas, pero disminuye el dolor, porque desde las
profundidades del alma ascienden fuerzas de compensación al
encuentro de las fuerzas mórbidas desprendidas por el impacto
moral. La fe, una nueva devoción, el repliegue sobre el amor por
un arte o por el estudio son algunas de las fuerzas de
cicatrización del alma.
Nota: Auguste Lumiére: Le cáncer et le secret de sa genése (Omnium littéraire).

El poder del cristianismo magia cristiana


66

Sin ellas sólo habría desesperación, neurastenia, hasta el


suicidio quizás, ya sea porque la cicatrización hubiera sido
insuficiente, o que, por el contrario, prolifere en exceso: en la
búsqueda de una actividad compensatoria, el psiquismo habría
sido invadido por una locura obsesionante, verdadero cáncer del
alma. Sea física, sea moral la llaga, hay competencia de
velocidad entre la cicatrización y la muerte, la más rápida ganará
la partida. Que un niño se corte la arteria femoral: se pondrán
bien pronto en conmoción proliferaciones de tejidos para intentar
colmar la brecha, pero el proceso de cicatrización sólo tendrá
tiempo de iniciarse simbólicamente y la muerte sobrevendrá con
velocidad fulminante si la cirugía no interviene con prontitud.

En este último caso, la arteria volverá a soldarse, lo que prueba


la existencia del proceso de cicatrización. Por tanto una de las
características de la cicatrizaciones es la de ser lentas, aunque su
proceso pueda ser acelerado por condiciones favorables.

Y ahora imaginemos un poco. Imaginemos una cicatrización


que fuera perfecta, absolutamente perfecta. Curaría las más
profundas llagas, fuere cual fuere su naturaleza. Después de
una grave quemadura la piel volvería a quedar tan pareja y del
mismo color como si jamás hubiera tenido una quemadura. Una
gran quemadura curaría como una pequeña. Un miembro
amputado se reconstituiría sin dejar más huellas que un ligero
corte de la navaja matinal. ¿Y si sobreviniera la muerte? En
nuestra hipótesis, la cicatrización continuaría hasta reconstituir
todo nuestro cuerpo. Tal sería una fuerza de cicatrización
perfecta.

Después de cierto tiempo nos devolvería siempre un cuerpo


nuevo, y condiciones de vida compensadoras de nuestros
sufrimientos. Ahora bien, tal fuerza de cicatrización existe: se
llama reencarnación.

Doctor Lefebure
67

Mirada bajo este ángulo, la reencarnación aparece como el


último esfuerzo y el desarrollo natural de la cicatrización, no sólo
física sino moral, porque genera acontecimientos que compensan
nuestros pasados dolores. La cicatrización persigue siempre la
perfección.

Tiende a reproducir al ser tal como era antes de su lesión. Pero


choca con obstáculos que la conducen a menudo a un fracaso
parcial y momentáneo. Este esfuerzo de cicatrización, es,
además, permanente: las viejas cicatrices evolucionan sin cesar,
se transforman, continúan en general, mejorando.

Cuando este esfuerzo de retorno al modelo encuentra demasiadas


dificultades en el mundo material, se puede suponer que persiste,
se desplaza, adaptando su acción a las necesidades del momento
y tiende entonces a entregarnos un nuevo cuerpo semejante al
primero, por los procesos combinados de la reproducción y la
reencarnación. Esta cicatrización total es la reencarnación. Un
corte, un rasguño cicatrizan.

La muerte también cicatriza, y después de la muerte, como


después de la herida, nos volvemos a encontrar, al terminar el
trabajo de cicatrización, con un cuerpo semejante al anterior al
traumatismo.

¿Yo me saco un poco de piel? Será repuesta. ¿Tengo todo el


cuerpo cortado en trozos? Jamás será totalmente destruido
porque vive por las células sexuales a él vinculadas.

Cada uno de nosotros puede decirse: mi cuerpo no está


absolutamente aislado de los otros cuerpos humanos, y de
este «resto de mi cuerpo» que es la humanidad, brotará un
botón que llegará a ser en el instante de una nueva vida, mi
cuerpo personal.

El poder del cristianismo magia cristiana


68

Señalemos que le generación continua de las células sexuales en


ovarios y testículos presenta cierta similitud con la generación
continua de las células de la piel que se propaga sobre una
extensa llaga por cicatrizar, lo que prueba que el proceso de la
cicatrización está en relación con el de la reproducción, y por
consiguiente, con el de la reencarnación.

Por la muerte, el olvido pasa sobre los sufrimientos de la vida


que se acaba de dejar. Como veremos más adelante, el karma nos
aporta una compensación a todos esos viejos sufrimientos; él
cicatriza, en la siguiente vida, el alma herida, la repone en el
goce en que vivía, en el que había esperado vivir.

Si admitimos que la reencarnación es asimilable a una extensión


de la cicatrización, se hace muy interesante, desde ahora,
observar cuáles son los factores que aceleran la cicatrización,
porque ellos también son quizás factores que aceleran la
reencarnación.

Lejos de nosotros la idea de querer preconizar alguna pomada


con Supervitamina R susceptible de activar la reencarnación
cuando se untara con ella el cuerpo antes de morir. No. En un
ámbito tan poco sondeado todavía, sólo es posible mantenerse en
un plano filosófico.

Destaquemos ante todo un hecho importante. La actividad


acelera la cicatrización. No queremos hablar de la influencia
del ejercicio físico sobre la lucha contra los microbios, lucha
que se asocia perpetuamente con la cicatrización de las
lesiones causadas por dichos microbios; nosotros abordamos
aquí la cicatrización, pura, sobre una llaga estéril. Retengamos
este hecho: la actividad acelera la cicatrización y quizás una
gran actividad durante toda una existencia favorezca una
rápida reencarnación.

Doctor Lefebure
69

Un patrón vuelve a dar con gusto una nueva herramienta a quien


ha empleado útilmente la anterior, del mismo modo la naturaleza
no regatea un cuerpo al que pone ese cuerpo a su servicio.

Dejemos ahora todo lo que puede acelerar físicamente la


cicatrización, para estudiar las curaciones del Cristo. La mayoría
de ellas son cicatrizaciones; es decir que Jesús no ha intervenido,
por lo menos en forma evidente, para luchar contra microbios
(dejemos de lado la resurrección de Lázaro: Señor, hiede ya,
porque hace cuatro días que yace ahí (Juan 11, 39) lo que indica
un principio de putrefacción) sino más bien para normalizar
tejidos atrofiados, esclerosados, mal formados: ciego de
nacimiento recuperando la vista; paralítico volviendo a caminar;
hemorragia crónica deteniéndose francamente. ¿Por qué? Es un
complejo problema.

Señalemos, no obstante, que las enfermedades curadas por el


Cristo parecen entrar todas en esta inmensa categoría de las
insuficiencias circulatorias de las arteriolas y capilares,
enfermedades incurables en otro tiempo, y que ahora reaccionan
muy favorablemente a tratamientos prolongados con
vasodilatadores capilares del sistema nervioso central
(Nicylnovocaína).

No se puede evitar aproximar estos hechos de la tradición


oriental según la cual los yoguis adquieren el poder de actuar
sobre su circulación sanguínea.

Hemos comprobado la exactitud de esta tradición sobre un


auténtico hatha yogui, M. Clémendore, en quien varios médicos
y nosotros mismos hemos constatado una turgencia de los tejidos
prefrontales que se producía a voluntad no sólo con hinchazón de
las venas, sino con infiltración de los tejidos. Esta turgencia no
era imitable por sujetos no entrenados.

El poder del cristianismo magia cristiana


70

Por el momento señalemos solamente la relación con la


reencarnación: si en el Cristo hay un poder cicatrizante, y si la
reencarnación es el último término de la cicatrización, hay en el
Cristo un poder que acelera la reencarnación, la mejora, la dirige
hacia fértiles existencias. El que lleva en sí al Cristo, el que se
esfuerza por vivir según sus mandamientos, reencarnará más
pronto y mejor que el que no tiene nada o muy poco del Cristo
en sí. Y no es sino otro aspecto de la cicatrización de toda su
existencia lo que el Cristo prometía al buen ladrón cuando decía
en verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lucas
23, 43).

El retorno de Santo Tomás

No terminemos el estudio de las relaciones entre la cicatrización


y la reencarnación sin destacar que Santo Tomás puso los dedos
en llagas que no estaban cicatrizadas. Resulta evidente que
cicatrizar las llagas es un milagro mucho menor que resucitar.

Esta cicatrización habría sido tanto más fácil cuanto que,


conforme a la profecía bíblica, ninguno de sus huesos había sido
quebrado (Juan 29, 37). Es cierto que sólo había transcurrido
medio día entre la resurrección y la primera exhibición de sus
llagas: La tarde de ese día, que era el primero de la semana
(Juan 30, 19) no deja lugar a equívoco para la fecha, puesto que:
El primer día de la semana, María Magdalena se dirigió al
sepulcro (Juan 20, 1), es decir, el domingo de Pascua,
evidentemente. No obstante, la mayoría de sus curaciones fueron
instantáneas, aunque las lesiones curadas fueran generalmente
más importantes y antiguas. Jesús quiso que sus heridas
quedaran abiertas, y que continuaran haciéndole sufrir para
poder dar a su discípulo incrédulo la prueba que deseaba: Mira
mis manos, mira mis pies, soy yo, y al decir esto le mostró sus
manos y sus pies (Lucas 24, 39-40).

Doctor Lefebure
71

De sus grandes heridas abiertas se servirá especialmente para


convencer a Santo Tomás, espíritu que prefiguraba a la ciencia
moderna, con su gran deseo de pruebas objetivas. Por un justo
rebote de las cosas, es a Santo Tomás reencarnado al que
incumbirá la tarea de dar el golpe de gracia al materialismo
pseudocientífico, al demostrar experimentalmente la realidad del
Cristo.

Santo Tomás murió probablemente en las Indias. En busca de los


gérmenes de cristiandad que había sembrado, partió Vasco De
Gama en su primera expedición financiada por la orden del
Cristo (veáse nota).

Nota: Experiencias iniciátícas.

El poder del cristianismo magia cristiana


73

JESÚS Y SU PADRE
ESPERMATOZOIDE Y NEURONA

Jesús habla frecuentemente de su Padre: Nuestro Padre que está


en los cielos. Este comienzo de la única oración cuyos términos
ha precisado, subraya por una parte la importancia que le
atribuía; por otra, que se trata de un Padre celestial, del padre de
nuestro espíritu, y no de un padre físico. A lo largo de su corta
carrera de predicador el Padre vuelve en sus discursos ...como tú,
Padre, estás en mí; y como yo estoy en ti (Juan 10, 38). Como el
Padre me conoce, yo conozco al Padre (Juan 10, 15). El Padre
me ama porque yo doy mi vida (10, 17). ...he guardado los
mandamientos de mi Padre (15, 10). El que me odia, odia
también a mí Padre (Juan 15, 23). Os he hecho conocer todo lo
que he aprendido de mi Padre (Juan 15, 10). Todo lo que el Padre
tiene es mío (Juan 17, 10).

En el capítulo 16 de Juan, habla nueve veces de su Padre y dice


especialmente: He salido del Padre, y he venido al mundo; ahora
dejo el mundo y voy al Padre (Juan 16, 28).

Todo el capítulo 16 de San Juan es un largo monólogo en el


cual Jesús se dirige directamente y en alta voz a su Padre,
después de haber elevado los ojos al cielo como antes de la
consagración.

Por último es hacia «él» que aspira a regresar, cuando sintiendo


llegar el fatal desenlace, exclama: Si me amaseis os
regocijaríais porque voy al Padre; porque el Padre es mayor
que yo (Juan 14, 28).

El poder del cristianismo magia cristiana


74

Aunque habla de él con mucha frecuencia, sólo tenemos una


precisión con respecto de su Padre, la de que tenía manos: Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu (Lucas 23, 46). Es por las
manos que se expresa la voluntad. Los dedos son los órganos
gracias a los cuales el pensamiento toma forma, órganos
móviles, dinámicos por excelencia, como los espermatozoides.
Las manos son de polaridad masculina. Y habiendo invocado
sólo un aspecto de su Padre, sus manos, Jesús ha subrayado su
carácter masculino, la Voluntad, la Fuerza original.
De esta mano él ya había hablado: Mi Padre que me las dio (las
ovejas) mayor es que todos, y nadie puede arrebatarlas de la
mano de mi Padre (Juan 10, 29). Aquí está la mano del Padre,
esta fuerza universal, nos aparece como una protección; sus
manos serán el último refugio durante la agonía. Este Padre
desborda, pues, de sentimientos muy paternales.
Esta fuerza universal, protección y refugio, es porque él la recibe
en sí mismo que hace sus milagros y no lo oculta: Las obras que
hago en nombre de mi Padre, dan testimonio de mí (Juan 10, 25).
Esta fuerza mágica gracias a la cual puede hacer sus milagros, la
recibe constantemente: Yo y el Padre somos uno (Juan 10, 30).
Ahora bien, dos seres vivientes no son jamás tan Uno como
cuando la unión sexual. Dos células no llegan a ser una sola sino
por la fusión del espermatozoide y el óvulo. Cáptese el sentido
iniciático de lo que vamos a decir: Jesús experimentó una especie
de fecundación permanente por una fuerza universal.
Esto hace evidente que Jesús ha traducido en una serie de
cuadros accesibles a los pueblos sencillos la enseñanza oriental
secreta concerniente a la fuerza de Kundalini, revelada por la
práctica del yoga, fuerza que se eleva de las regiones perineales.
Esta fuerza es pariente cercano de la fuerza sexual, siendo mucho
más que ella.

Doctor Lefebure
75

El yogui la conduce hasta la cima del cráneo. En la medida en


que logra tomar conciencia de esta fuerza puede cumplir diversas
clases de milagros, comparables a los del Cristo. Por lo tanto así
como el Cristo ha dicho: El Padre y yo somos uno, el yogui
podría decir: una fuerza que representa la fuerza masculina del
universo se eleva desde una región próxima a mis órganos
genitales y fecunda sin interrupción, durante los ejercicios, mi
conciencia. La identidad de doctrina nos parece evidente.

No se debe ver una contradicción entre esta localización


anatómica del Padre y el hecho de que es celestial: El reino de
los cielos está en medio de vosotros y la síntesis de estas
afirmaciones, en apariencia contradictorias, sólo es posible
admitiendo la enseñanza oriental de los chacras; un órgano
psíquico situado en la base del tronco capta la fuerza primordial
universal, fuerza más celeste que terrestre, puesto que el cielo es
mayor que la tierra. Este centro puede ser educado de manera de
captar más tal fuerza. Nadie puede conocer al Padre sino por
Jesús, y esto sucede así: nadie puede despertar en sí la fuerza de
kundalini sino por las prácticas que él ha enseñado. Más adelante
veremos cuáles son estas prácticas, y por qué han sido
eliminadas del Evangelio.

¿Por qué el Cristo ha llamado Padre a esta fuerza secreta


estudiada experimentalmente en los templos de Asia desde
tiempos inmemoriales? Ante todo porque esta aproximación con
la vida de familia hacía fácilmente accesible la comparación.
Mas él, quizás, ha sido entrenado en esta dirección por otras
razones que vamos a examinar.

El Evangelio debe ser reestudiado en cada época según los


conocimientos de ésta. Ante todo, hay que hacer una observación
muy secundaria con respecto a la importancia que Jesús atribuía
a su Padre, de orden psicoanalítico.

El poder del cristianismo magia cristiana


76

No se trata de hallar esto inverosímil, en la época en que la


partenogénesis está probada, hasta en los humanos; sin hablar de
los casos de fecundación accidental por intermedio de un lienzo,
por ejemplo, y que pasan desapercibidos a la mujer. Lo cierto es
que Jesús ha sido educado verosímilmente en la idea de que él no
había tenido padre físico; quizás sólo se le reveló tardíamente,
cuando se vieron sus extraordinarias aptitudes pero, lógicamente,
terminó sabiéndolo.

Podemos preguntarnos si en sus continuadas invocaciones al


Padre Celestial, no hay un deseo de compensación. Privado de
padre físico, fue víctima en cierta medida, de un repudio. ¿No ha
sido acaso reconocido por la Iglesia que en él vivían
conjuntamente una naturaleza divina y una naturaleza humana?
En su naturaleza humana pudo sufrir más o menos
conscientemente, ser un niño sin padre, y haberse orientado por
ello hacia el elemento invisible que en la naturaleza juega el
papel del padre. Hasta en la cruz él lo llamó: Padre yo
encomiendo mi espíritu en tus manos (Juan 23, 46). Esta
subsidiaria observación sobre la frustración que parece haber
sufrido Jesús nos conduce a otra importante observación de
orden anatómico-fisiológico, que quizás nos aporte una
aclaración.

La célula que en la naturaleza representa el rol del padre por


excelencia es el germen macho, el espermatozoide, que se une al
óvulo en la fecundación. Recordemos sucintamente su
descripción: un cuerpo ovoide, con un núcleo proporcionalmente
muy grande, un segmento intermediario seguido de un largo
filamento gracias al cual se puede propulsar; y, por último, y es
un hecho muy importante para nuestro estudio, el microscopio
electrónico ha revelado la existencia de un conjunto de pequeñas
prolongaciones extremadamente finas que se despliegan en la
extremidad del filamento.

Doctor Lefebure
77

Hasta el presente, que sepamos, no se ha intentado nunca una


comparación entre esta morfología y otras estructuras del cuerpo
humano. Y ahora justamente podemos intentarla y con un
enorme alcance filosófico: el espermatozoide se asemeja al
elemento básico del sistema nervioso, la neurona.

Este elemento, que implica muchas variantes, está construido


sobre un esquema de base análoga al del espermatozoide: un
cuerpo bastante voluminoso y también provisto de un gran
núcleo; un cilindro-eje, especie de hilo eléctrico a lo largo del
cual se propaga el influjo nervioso, luego dendritas terminales
(las dendritas son las prolongaciones terminales de las células
nerviosas).

Se reconoce fácilmente la semejanza con el espermatozoide;


ambos tienen un núcleo relativamente amplio y una larga
prolongación que se termina por una gavilla de filamentos.
Existen numerosas variantes de neuronas, diferentes por su
tamaño y detalles morfológicos que las adaptan a su trabajo
propio.

Así, las células reproductoras del hombre aparecen como una


variedad de neuronas especializadas en una función.

¿Esta semejanza es producto del azar o responde a una analogía


de funciones? Ante todo el término azar no congenia para nada
con el espíritu científico que prefiere buscar las causas y las
leyes.

Percibimos además que probablemente existe una gran


semejanza en los roles que tienen que desempeñar los
espermatozoides y las neuronas, siempre que nos coloquemos
en el postulado espiritualista según el cual el espíritu es
independiente del cuerpo.

El poder del cristianismo magia cristiana


78

En efecto, ¿cuál es el rol del cerebro en esta hipótesis? El de un


intermediario entre el cuerpo y el espíritu, una especie de robot
constituido por un receptor de ondas comparable a un teléfono
dirigido hacia el espíritu, un transformador automático gracias al
cual estas órdenes del espíritu son retransmitidas a los órganos
motrices (véase nota).

Éste es un esquema teórico. Podemos preguntarnos por dónde se


inserta así el espíritu en el cerebro. Las dendritas de las neuronas
tienen clásicamente por función entrar en contacto con las
dendritas de las neuronas vecinas, y permitir el pasaje del fluido
nervioso. ¿No sería, pues, justamente en esta articulación
infinitamente delicada donde viene a insertarse el espíritu, y si no
el espíritu mismo, por lo menos ramificaciones del cuerpo
etérico, primer doble del hombre, más cercano ya al espíritu, que
el cuerpo físico? ¿O bien el espíritu, por ser el núcleo del ser
según las leyes de la analogía, está, por intermedio del núcleo de
las células, en contacto con el cuerpo?

Estas diversas hipótesis no son excluyentes una de la otra: el


espíritu y los cuerpos invisibles que lo acompañan en su curso
post mortem, deben bañar durante la vida la totalidad de las
moléculas del cuerpo humano, como la sangre baña todas las
células, lo que es indispensable para su vida. Pero hay órganos
como el bazo, que son verdaderos lagos sanguíneos; otros, como
el cuerpo de los grandes huesos, donde la circulación es mínima.

Del mismo modo, el espíritu y sus envolturas directas deben


tomar mayor o menor contacto con el cuerpo físico según las
regiones. El cerebro es el órgano cuya presencia es indispensable
a la conciencia del yo, a la de nuestra existencia, y a todas las
operaciones de la inteligencia.
Nota: Homologies: L’écorce cerebrale, gigantesque rétine.

Doctor Lefebure
79

De ello se puede concluir que el contacto entre el espíritu y el


cuerpo se establece en el cerebro, en particular en los elementos
que caracterizan su estructura: grandes núcleos celulares, largas
prolongaciones terminadas por ramificaciones muy finas de las
células, llamadas dendritas. Por tanto, si nos colocamos en la
hipótesis espiritualista según la cual un espíritu renace porque
quiere volver a tomar un cuerpo, comprendemos la similitud del
papel del espermatozoide y de la neurona: el espermatozoide es
el medio de expresión de esta voluntad de renacer, así como la
neurona es el órgano de transmisión de las voluntades del
espíritu encarnado. Desde entonces se adivina el origen de la
semejanza de estructura entre el espermatozoide y las neuronas:
finas ramificaciones, gran núcleo, estructura alargada, parecen
ser las condiciones necesarias de esta aproximación del espíritu
hacia la materia. La misma marcha del espermatozoide hacia el
óvulo parece ser el reflejo de la carrera del espíritu hacia la
materia en su voluntad de encarnarse.

No se puede objetar que los casos de partenogénesis son un


obstáculo a esta interpretación, bajo pretexto de que los niños
nacidos de este modo también están dotados de una conciencia.
Si de vez en cuando en el mecanismo de desprendimiento de los
poderes latentes del óvulo sucede algo anormal que provoca
esta partenogénesis espontánea, puede igualmente existir una
anomalía en el mecanismo por el cual el espíritu vuelve a tomar
un cuerpo. Así, el espermatozoide se nos presenta como un
elemento cerebral, tanto materialmente, por su morfología,
como funcionalmente, por su rol en la expresión del espíritu del
que es un elemento perdido en la otra extremidad del
organismo. Por el contrario, no sucede lo mismo con el óvulo,
cuya pasividad le asemeja a la materia y cuya forma redonda
recordaría más bien la de ciertas células óseas o el aspecto de los
glóbulos de la sangre.

El poder del cristianismo magia cristiana


80

Aunque no se trate sino de un parecido muy lejano, sin relación


con la verdadera analogía de estructura que existe entre el
espermatozoide y la neurona. De esto resulta que el cerebro,
conglomerado de neuronas, está emparentado con la estructura
masculina. En la polarización analógica del universo (véase
nota) diremos que el cerebro es de polaridad masculina.

Recordemos que el cerebro es más pesado en los hombres que en


las mujeres. Y no siendo el espermatozoide más que una
variedad de neurona, perdido en la extremidad del organismo, la
función cerebral aparece como la función fundamental, de la cual
el espermatozoide sólo es una manifestación. Ahora bien, la
mayor función cerebral es la conciencia, con todas las facultades
intelectuales imaginativas y afectivas que están relacionadas con
ella. Cuando el Cristo lanza sus llamamientos al Padre, él se
dirige a la inteligencia y a la conciencia emanantes del cosmos.

Cuando se regocija de elevarse hacia él después de la muerte


significa que concibe esta muerte no como una pérdida, sino al
contrario como una extensión de su inteligencia, de su amor, y,
de un modo más general, de todos sus fenómenos de conciencia.

Y así, unirse al Padre, después de la muerte, significa: unirse a la


conciencia, percibir su propio yo con una intensidad de vida
mucho más grande que sobre la tierra, y esto está completamente
de acuerdo con las experiencias de los místicos que afirman que
en el curso de sus exteriorizaciones fuera del cuerpo físico, la
conciencia que tienen de su propia existencia es infinitamente
más intensa que cuando están en su envoltura carnal.

Nota: Homologías y la obra del Dr. Galonier-Gradzinski. Éste también ha demostrado el


parentesco del espermatozoide y la célula nerviosa por argumentos diferentes de los nuestros
(posteriormente a nuestras conferencias sobre el tema, y sin haber tenido conocimiento de ellas).
Origen y estructura de la Vida, Analogía de la neurona y el espermatozoide.

Doctor Lefebure
81

LA COMUNIÓN
ACTO DIGESTIVO

La palabra se hizo carne (Juan 1, 14). El pan que daré es mi


carne (Juan 6, 51). El que me come vivirá por medio de mí (Juan
6, 57). Es menester, pues, comer su palabra; así está expuesto el
problema de una profunda analogía, que supera inmensamente
las posibilidades del lenguaje, entre los fenómenos de la
digestión que sostienen la vida, y la asimilación de la enseñanza
del Cristo.
Toda la historia del mundo gira alrededor del cristianismo. ¿Será
o no aceptado? El problema está siempre en suspenso desde hace
dos mil años.
Porque toda la historia está tejida de guerras, prolongación, a
través de la humanidad, de la vieja ley de selección natural de las
variedades, en el seno de una misma especie, por una mejor
adaptación a la vida, a la lucha.

¿Toda la historia? No. Porque el delgado hilillo cuya fuente está


en el Gólgota ha crecido y su rumor a través del mundo no cesa
de amplificarse para continuar cantando el que mata por la
espada perecerá por la espada, el que lleva en cautividad será
llevado en cautividad (Mateo y Apocalipsis), rogad por vuestros
enemigos (Sermón de la Montaña), contentaos con cobrar
vuestro sueldo (Lucas 11, 2, Palabras a los soldados), id en paz.

Rumores tan profundos que son a menudo los enemigos de Dios


quienes se apoderan de ellos para repetirlos más fuertemente
que los demás.

El poder del cristianismo magia cristiana


82

La historia del mundo es un conflicto entre la concepción


primitiva y la concepción cristiana de la adaptación a la vida.
Toda la historia del cristianismo evoluciona alrededor del Santo
Sacrificio de la Misa que, cada día, repite para millones de fieles,
presentes material o moralmente, el drama del Gólgota. Sin
misas, no hay Iglesia, no hay continuación del impulso cristiano.

El centro de esta misa, el eje alrededor del cual gira, es la


consagración: Éste es mi cuerpo, que por vosotros es dado;
haced esto en memoria mía (Lucas 22, 19) que volvemos a hallar
en Mateo: Mientras ellos comían, Jesús tomó el pan y luego de
haber dado gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
tomad y comed, esto es mi cuerpo que es partido para vosotros,
haced esto en memoria mía, insistiendo de nuevo en la relación
entre memoria y comunión.

Esta frase es el centro del mundo cristiano perpetuamente


viviente; es por ella que el Cristo permanece, para este mundo,
sin cesar y realmente presente en su Iglesia, y es porque él está
así presente que nosotros podemos asimilarlo. Sin embargo esta
frase es realmente incomprensible. Prueba de ello las múltiples
interpretaciones a que ha dado lugar en el curso de los siglos, los
conflictos interminables, a veces sangrientos que estas variadas
interpretaciones han provocado, la necesidad, más que nada, de
fundar esta interpretación en dogmas a fin de que toda discusión,
todo esfuerzo de comprensión, fuera desde entonces inútil a la
masa de los cristianos.

La historia del mundo gira alrededor del cristianismo y la


historia del cristianismo gira alrededor de una frase
incomprensible. ¿Es necesario, para ello, desplazarse de este
centro de rotación universal y, como Adolfo Hitler, declarar que
ni siquiera las tribus negras tienen creencias tan estúpidas como
la de la transustanciación?

Doctor Lefebure
83

Esto es deducir muy apresuradamente y tratar a la ligera una


fuerza misteriosa que ha actuado en el mundo como un
catalizador. La debilidad final de todos los que creen poder
apartarse de este centro bastaría para demostrarnos que no se
hallan en el buen camino.

Convendría, por el contrario, dirigirse más profundamente hacia


él, y sin pretender en ninguna forma hallar la clave de un
problema que produce vértigo, investigar si los conocimientos
biológicos modernos permiten obtener alguna ilustración sobre
el sentido de esta frase.

Para ello es menester, ante todo, aproximarla a otras frases


misteriosas del Evangelio, tan extrañas, que habitualmente se las
pasa en silencio, tales como: El que me come vivirá por medio de
mí (Juan 6, 57). Estaríamos tentados de ver allí una
supervivencia de las costumbres antropófagas, y los
contemporáneos del Cristo quedaron ciertamente extrañados,
pues se señala que varias veces lo dejaron a causa de esta palabra
(Juan 6, 66), pero añadió, para sus discípulos, que era menester
considerarla en su espíritu. Es el espíritu el que vivifica; la carne
no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y
vida (Juan 6, 63).

No obstante él ha añadido las palabras que no dejan más dudas


sobre su pensamiento; es un alimento. El que viene a mí no
tendrá más hambre, y el que cree en mí no tendrá jamás sed
(Juan 6, 35). El pan que descendió del cielo (6, 58) Yo soy el pan
de la vida (6, 48) Si alguien come de este pan, vivirá
eternamente, Y el pan que yo daré, es mi carne (6, 51). Porque
el pan de Dios es el que desciende del cielo y da vida al mundo
(Juan 6, 33) …el que me come vivirá eternamente (Juan 6, 57),
las resume todas. Es por ello que la tomaremos como base de
nuestro razonamiento.

El poder del cristianismo magia cristiana


84

Nótese desde ya que la aproximación de estas citas, y en


particular la del comienzo de este capítulo Haced esto en
memoria mía da valor a la relación de tres términos: Unión con
el Cristo-Memoria-Vida eterna. Es una sola y misma cosa.
Porque cualesquiera sean las metamorfosis que admitamos en el
ser humano, supervivencia o reencarnación, si guarda siempre
presente en el espíritu la memoria de estos diferentes estados,
tiene conciencia de vivir eternamente.

Recibir la memoria o la vida eterna es recibir la misma cosa; y


es la unión con el Cristo lo que nos confiere este don. Pero no es
este aspecto del problema en el que queremos profundizar por
ahora.

Según lo que se conoce del cristianismo, la operación es clara:


hay que comer el Cristo, él lo ha dicho positivamente, y para
poder comerlo hay que asegurar su perennidad física, la perpetua
presencia de su cuerpo en la tierra.

Y así, el acto de la nutrición, el conjunto de los fenómenos


digestivos, es el fundamento del cristianismo exotérico, público.
Pero el Cristo ha precisado perfectamente que era necesario
retener el espíritu de sus palabras. Conviene pues, investigar lo
que es el aspecto espiritual de la digestión.

Porque la analogía es evidente: así como la nutrición de nuestro


cuerpo mantiene la vida física, gracias a los mecanismos
complejos de la digestión, así también la asimilación de la
esencia del Cristo confiere la vida milagrosa. Queremos tratar de
investigar, por analogía, el mecanismo por el cual el Cristo puede
ser digerido. Para esto desprendamos ante todo, las grandes
líneas del acto digestivo, según nuestros conocimientos actuales
y veamos de inmediato si hallamos algún equivalente espiritual
de la digestión.

Doctor Lefebure
85

Nos alimentamos con moléculas enormes y muy complejas.


Estas moléculas son características de la individualidad del ser
que absorbemos o cuyos productos comemos, sobre todo en lo
que se refiere a las moléculas albuminoideas.

Luego, en el curso del trabajo lento y fraccionado de la digestión,


destruiremos las moléculas albuminoideas, las reduciremos a
elementos fundamentales, llamados aminoácidos, es decir, en
cuerpos que tienen al mismo tiempo un polo ácido y un polo
básico. Las variedades de estos elementos fundamentales son
numerosas. Son comunes a todos los seres vivientes.
Comparemos una molécula de albúmina a una gran catedral, y
cada una de las piedras que la componen a un aminoácido,
piedras elementales talladas con gran cuidado y según varios
tipos definidos. Ingerimos cada día varios miles de millones de
estas catedrales y las descomponemos sabiamente en piedras
elementales cuyo tamaño y formas especiales respetamos. Esto
para el trabajo del tubo digestivo propiamente dicho.

Luego haremos circular estas piedras de catedrales por nuestra


sangre; ellas van a ser absorbidas por las células de nuestro
cuerpo y éstas se entregarán a un trabajo de síntesis:
reconstruirán catedrales, moléculas de albúminas, a partir de los
aminoácidos, es decir, piedras que provienen de la demolición
metódica de las primeras moléculas. Pero estas nuevas catedrales
no serán semejantes a las primeras. Serán características de
nuestra individualidad, de nuestra personalidad. Tanto es así, que
no podemos, sin riesgo de muerte o grave crisis, inyectar
albúminas extrañas en la sangre de un hombre.

La albúmina es la sustancia característica de la vida. Es


esencialmente individual. Por más parientes cercanos que sean
dos seres, su estructura química no es por ello menos diferente,
y lo que hace tan difíciles los injertos de un sujeto a otro.

El poder del cristianismo magia cristiana


86

Por la digestión descomponemos metódicamente pequeñas y


maravillosas construcciones de la naturaleza, y luego de haberlas
transformado en sus elementos básicos, los asimilamos y
reconstituimos construcciones análogas, comparables, pero
llevando todas la marca de nuestra individualidad. Esta visión de
conjunto sobre la digestión aporta una nueva comprensión de la
enseñanza cristiana. Volvamos a esta frase: El que me come
vivirá eternamente. El Cristo se identifica a menudo a sí mismo
con su enseñanza, es decir, con su palabra. Y la palabra se hizo
carne (Juan 1, 14) y siendo este pan su carne El pan que yo os
daré es mi carne (Juan 6, 51) este pan, es pues, su palabra.

Por la confrontación de estas dos citas, la comunión se hace más


comprensible. Si su carne y su palabra son una sola y misma
cosa, comer su carne es comer su palabra, lo que otorga la vida
eterna. Es evidente que el Cristo ha presentado una de las más
profundas analogías de la naturaleza.

El mecanismo de la asimilación de su enseñanza es paralelo al


mecanismo de la digestión, y vamos a demostrarlo. Ahora
comprendemos mejor el Haced esto en memoria mía, es decir,
haced esto para tener presente siempre en vuestro recuerdo la
totalidad de mi enseñanza. Porque el recuerdo posee el valor de
un alimento de nuestra inteligencia y nuestra alma. Al crear la
comunión, es decir, el permanente festín de su cuerpo, y luego al
agregar: haced esto en memoria mía, el Cristo ha puesto en tal
forma el acento sobre la relación entre el recuerdo y la
alimentación del espíritu, que hemos de ver en ello, más que una
simple comparación, una profunda analogía, una secreta ley de
correspondencia, suficientemente importante para que él se
atreviera a hacer descansar sobre ella el poder de su iglesia, y
porque la analogía entre la alimentación y el recuerdo, definida
por Jesús, es la expresión de una ley profunda. Su Iglesia,
fundada sobre esta analogía, es imperecedera.

Doctor Lefebure
87

Analicemos el rol del recuerdo en la vida del alma. Es


evidentemente fundamental. Registremos importantes cortes de
existencia, los descomponemos en recuerdos elementales y los
reagrupamos de manera que puedan proporcionar una creación
personal. Por cierto que el elemento principal, personal, está en
este reagrupamiento de los recuerdos, es el que da testimonio de
la expansión de nuestra personalidad, de nuestro ser profundo.
Pero el recuerdo es el elemento básico indispensable, el alimento
necesario en toda creación material o intelectual, compleja y
gigantesca como una molécula de albúmina, y que
incesantemente debemos romper, desmenuzar en fragmentos
elementales, tal y como el organismo reduce las moléculas
albuminoides en aminoácidos. Luego, igual que estos últimos
son reagrupados en estructuras albuminoideas nuevas y
personales, así también estos fragmentos de recuerdos son
ensamblados, unidos, si es menester, con un elemento intuitivo
nuevo para hacer una obra original.

El recuerdo, alimento del espíritu, no es un elemento


específicamente cristiano, sino natural en todos los seres
vivientes. Lo que es particular al cristianismo, repetimos, es el
haber atribuido tal importancia a dicha ley analógica, ya que ella
ha sido elegida como asiento fundamental de la Iglesia. Y hay
que creer que el Cristo ha visto con toda justeza al elegir esta ley
como la clave de bóveda de su Iglesia, puesto que contra viento
y marea, ha resistido desde hace dos mil años, y que los datos de
la ciencia, analizados objetivamente, nos acercan sin cesar más
al Cristo.

El recuerdo se nos presenta en el cristianismo como una octava


espiritual del alimento. En la vida cristiana, el alimento es la vida
del Cristo, el recuerdo permanente de sus palabras, de sus
mandamientos, de los incidentes de su existencia, que se nos dan
como ejemplo.

El poder del cristianismo magia cristiana


88

Guardar sus palabras no sólo significa ser capaz de relatarlas en


orden; es, sobre todo, revivir a menudo con la imaginación los
cuadros del Evangelio, repetirse mentalmente, y con frecuencia,
sus palabras más importantes.

Sin embargo, comer el Cristo no es solamente esto. Es menester


descomponer esta vida en sus elementos básicos, extraer de ellos
aquéllas de sus palabras que mejor responden a nuestra
individualidad, inventar una modalidad de aplicación original:
asimismo, a cada especie animal y hasta a cada individuo,
corresponden ciertos aminoácidos de los que más necesita.
Luego debemos utilizar estos elementos, es decir los
mandamientos así extraídos y asimilados, para la reconstrucción
de una personalidad conforme a nuestra naturaleza,
verdaderamente individual, diferente tanto del modelo como de
cualquier otro hombre; lo mismo que las moléculas
albuminoideas que reconstruimos a partir de los aminoácidos
comunes, son diferentes de los de otro ser viviente.

Destaquemos que la mayoría de las alocuciones del Cristo


pueden ponerse en frases equilibradas, que presentan dos
miembros de frases simétricas y, por tanto, una definida
bipolaridad que no deja de evocar la de los aminoácidos, y este
hecho no es probablemente azaroso, sino la consecuencia de
profundas analogías.

La conclusión más importante que se impone es la exclusión de


toda uniformidad en la aplicación, de toda vulgaridad en la
copia, de toda monotonía en el desfile de los fieles que buscan
verdaderamente asimilarse a la doctrina del Cristo.

Es la condena anticipada de todo sistema de educación que crea


individuos demasiado semejantes entre sí, en detrimento de la
expansión de los caracteres propios a cada uno de ellos.

Doctor Lefebure
89

Es la condena de todo lo uniforme, de toda palabra de orden, de


la obediencia pasiva, de todo lo que tiende a uniformar y a
nivelar a los individuos cualquiera que sea su edad. Es
igualmente la condena previa de la reproducción humana por
partenogénesis, en la que el niño naciente sería la réplica de la
madre.

Cada uno recrea sus moléculas albuminoides sobre un tipo que


no posee ningún otro ser viviente. Es por ello que las inyecciones
intravenosas de sueros suministrados por un animal, son
peligrosas en el hombre: por la misma razón los injertos prenden
tanto mejor cuando son tomados de un pariente próximo (madre
o hermano gemelo, para el riñón) o, mejor, sobre el mismo sujeto
(injerto óseo). Nuestra individualidad química, es pues, muy
marcada.

De manera comparable a la digestión y a la asimilación de


nuestros alimentos, cada uno debe revivir la doctrina cristiana. Y,
más ampliamente, todo lo que puede nutrir su espíritu. Pero debe
revivirla bajo una forma individual, personal. Al poner el énfasis,
en la base de la religión que fundaba, sobre un fenómeno de
digestión espiritual, sobre un doble movimiento de análisis y de
síntesis, el Cristo ha colocado en la cima de los valores de
individualidad la personalidad, la creación no semejante a
ninguna otra, original.

La inmortalidad por la buena memoria

Este es el pan que desciende del cielo, a fin de que quien lo coma
no muera (Juan 6, 50). ¿Qué es lo que no muere? Hasta los
apóstoles están muertos. Es el caso de tomar sus palabras en
espíritu. Lo que sólo es posible recordando la creencia en la
reencarnación, corriente entre los israelitas de esta época y
afirmada con motivo de Juan Bautista, por Jesús.

El poder del cristianismo magia cristiana


90

Y en este episodio, como en otros innumerables, el de la mujer


adúltera, por ejemplo, a propósito de un caso particular, él ha
afirmado una ley general.

El que alcanza tal grado de iniciación que guarda el recuerdo de


sus vidas anteriores y hasta de las etapas intermedias, no muere
más; se ha liberado de todas las contingencias morales
relacionadas con la muerte y cambia de vestiduras en plena
conciencia.

Así, la expresión vida eterna es alumbrada con nueva claridad.


Se transforma en memoria perpetua; entonces, la memoria,
considerada como facultad secundaria del espíritu, se convierte
en el primer instrumento de la vida eterna. Es por ello que
inmediatamente después de aquel de sus actos que más se ha
perpetuado, el Cristo ha agregado Haced esto en memoria...

La comunión se nos presenta como un medio de fortificar la


memoria. Vivir de acuerdo a los mandamientos del Cristo, o sea
la verdadera comunión, es el medio seguro de desarrollar la
facultad de la memoria en esta encarnación y sobre todo en las
siguientes, en virtud del principio de la metamorfosis de las
formas de una a otra vida.

Por la comunión, podremos vencer el peor enemigo de la vida, la


muerte; pero este recuerdo de las existencias anteriores es la más
difícil de las experiencias iniciáticas, según su palabra: Vuestro
último enemigo será la muerte.

Doctor Lefebure
91

CRISTIANISMO OCCIDENTAL Y
ORIENTALISMO

En los tiempos de las guerras de religión la menor diferencia de


interpretación de los textos sagrados se convertía en la causa de
sangrientos conflictos. Hoy las concepciones del espíritu
religioso se han ampliado grandemente, en parte a causa de la
amenaza del materialismo, cuya sombra ilusoria se cierne un
poco por todas partes. Todos aquellos que creen que la vida y la
conciencia no se detienen con la muerte, buscan una mejor
comprensión recíproca de las modalidades de su fe personal.

No hace aún mucho tiempo que el misticismo oriental era por lo


menos inasimilable para la cultura religiosa occidental y
cristiana por no decir más bien que se parecía a una emanación
del demonio.

Este antagonismo se desvanece cada vez más, en particular a raíz


del descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto.
Volveremos sobre este tema. Lo que ahora queremos demostrar
es que por el contrario, el misticismo oriental, cuya más pura
esencia está contenida en el yoga, y el misticismo occidental
exotérico, cuya expresión más característica es la práctica de los
mandamientos del Evangelio, se complementan el uno al otro.

Se captará mejor cómo se complementan el misticismo


oriental y el occidental, si se tiene presente en el espíritu, por
lo menos a título de símbolo, lo que los ocultistas llaman el
cascarón, y que sería la manifestación de nuestro egoísmo en
los planos invisibles.

El poder del cristianismo magia cristiana


92

Expliquémonos: según numerosas personas que pretenden estar


dotadas de clarividencia, los seres humanos aparecen a su vista
trascendente, como focos luminosos, más o menos rodeados de
nubes oscuras y de densidad variable, cuyo conjunto forma este
cascarón. La luz es la misma conciencia; sus rayos claros son los
buenos sentimientos, las manifestaciones de inteligencia, de
concentración del espíritu; las nubes oscuras resultan de todos
nuestros lazos con la tierra, con la sensualidad; su acumulación
en el curso de numerosas encarnaciones forma alrededor del ser
verdadero y luminoso una envoltura dura, difícilmente
permeable, y que justifica el nombre de cascarón dado a esta
imagen de nuestro egoísmo.

Poco importa aquí que la existencia de este cascarón sea real o


no. Sólo retenemos de él una imagen, un símbolo que nos ayuda
sobremanera a comprender la evolución de todos los seres
vivientes, y a ver los caracteres complementarios de las místicas
orientales y occidentales en su aportación a esta evolución.
Siempre de acuerdo con las descripciones de los ocultistas,
cuanto más evoluciona el ser, más crece la luz interior y tanto
más se deja atravesar el cascarón por orificios por donde se
establecen contactos e intercambios entre el ser profundo y el
medio exterior.

Observemos, ante todo, que la evolución zoológica se ha hecho


de una manera comparable: la mayoría de los seres vivientes de
la era secundaria estaban envueltos en un espeso caparazón. El
de las actuales tortugas es un recuerdo de ella. Con los tiempos
los medios de protección disminuyeron y los intercambios con el
medio exterior aumentaron gracias, por un lado, al desarrollo de
los órganos de los sentidos que de este modo nos han informado
mejor, y, por otra parte, al desarrollo de los órganos motores y de
aprehensión que nos han permitido extraer del mundo exterior
más numerosos y variados elementos.

Doctor Lefebure
93

Pero durante el curso de esta evolución los órganos puramente


defensivos se atrofiaban. El carapacho, las espinas, sólo
subsisten actualmente en animales llamados muy justamente
fósiles vivientes.

La selección natural ha intervenido para testimoniar que el


aumento de los intercambios permite una mejor adaptación a la
vida que la resistencia y la defensa. Es bien evidente que los
intercambios gaseosos, calóricos, sensoriales, son infinitamente
más intensos a través de una piel humana que a través de un
carapacho.

Destaquemos ante todo un hecho de fundamental importancia: el


impulso del Cristo se ha manifestado en el mismo sentido de esta
evolución: como una tendencia a acelerar el empuje en esta
dirección, transponiendo en el psiquismo del hombre este
aumento de los intercambios. Ciertas palabras del Cristo son
características a este respecto: os doy esta nueva enseñanza, ¡no
resistáis al mal!. Y además: mas yo os digo: no resistáis al
perverso. (Mateo 5, 39).

Enseñanza para el hombre, pero vieja ley de la naturaleza, puesto


que los grandes reptiles de la era secundaria han desaparecido a
pesar de sus enormes posibilidades de defensa representadas por
espinosos carapachos; en tanto que el cordero se extiende cada
vez más porque se deja sacrificar por el hombre. El Cristo habría
podido sustraerse a la crucifixión, ya huyendo, ya provocando un
levantamiento popular que habría tenido grandes posibilidades
de triunfar; o bien, tal como ya había dicho, solicitando la
intervención de los ángeles a su servicio: ¿O acaso piensas tú
que no puedo invocar a mi Padre, y «él» ahora mismo pondría a
mi servicio más de doce legiones de ángeles? (Mateo 26, 53).
Prefirió renunciar a toda defensa, entregarse ampliamente al mal,
al sufrimiento, sin ninguna protección.

El poder del cristianismo magia cristiana


95

Mas él dijo: amaos los unos a los otros. Luego, pues, no hay
amor sin intercambio. En el estado más primitivo, el amor es un
transporte de partículas fecundantes de un organismo a otro; en
el plano social, no hay amor sin esos pequeños regalos que se
dice que cimientan las grandes amistades; bajo su forma más
sutil, el amor es un intercambio de sentimientos.

El Cristo rechazó todos los caparazones, las barreras, las formas


que permiten la defensa. Apartó el acero que San Pedro blandía
entre él y sus enemigos. Pero por el amor aumentó los
intercambios entre él y los hombres. Para compensar esta
prescripción tan difícil de observar no resistáis al mal, él dijo:
amaos los unos a los otros, es decir, desde cierto punto de vista:
aumentad los intercambios entre vosotros mismos y el medio, y
advertiréis que así estáis mejor adaptados a la vida.

¿Qué es un enfermo mental? Es, esencialmente, un hombre que


se ha vuelto impermeable a las ideas exteriores. Vive en la
autarquía mental, replegado sobre sí mismo, incapaz de asimilar
los mecanismos de funcionamiento de su entorno, no acepta
ninguna otra concepción que la suya.

Se defiende contra toda tentativa de modificar su vida interior.


Ha cerrado el camino a los intercambios intelectuales con el
medio. Una vez más, vemos actuar al Cristo y enseñarnos a
actuar en forma diametralmente opuesta a la del enfermo mental,
y en el sentido del impulso evolutivo de la naturaleza, de la
disminución de los medios de defensa y aumento de los
intercambios.

El Cristo busca aumentar nuestros intercambios con el


exterior. Si volvemos a tomar la fórmula del cascarón, ésta
vuelve a decir que quiere horadar este cascarón y abrirla a las
fuerzas exteriores.

El poder del cristianismo magia cristiana


96

Cuando Jesús dice: si alguien te hiriere sobre la mejilla derecha


preséntale también la otra (Mateo 5, 39) esto significa
igualmente: no os cerréis al dolor, dejadlo descender en
vosotros; abríos al sufrimiento y aceptadlo.

A primera vista este consejo puede parecer absurdo; aceptar el


dolor es aparentemente aceptar la destrucción, la derrota. Pero
ciertas experiencias biológicas nos suministran preciosas
informaciones sobre este rol del sufrimiento. Si extraemos una
córnea de un cadáver fresco y hacemos sufrir a este injerto
manteniéndolo en una atmósfera fría (no demasiado fría como
para hacerla perecer); si este injerto que ha sufrido es implantado
junto a una catarata, tendrá el poder de aclarar esta catarata. Por
el sufrimiento este injerto ha adquirido un poder de curación. El
sufrimiento de un tejido hace nacer en él una reacción que
multiplica sus posibilidades de vida.

Al abrir el alma a los intercambios y a las fuerzas exteriores, el


Cristo nos enseña a abrir nuestro cascarón a las corrientes buenas
o malas, que nos llegan del exterior. La esencia de la doctrina
cristiana exotérica está hecha de consejos sobre nuestras
relaciones con el medio exterior tendentes a aumentar nuestros
intercambios. El Cristo nos dice: antes de llevar una ofrenda al
altar, reconcíliate con tu enemigo. Destaquemos que cuando se
está en malos términos con alguien se suspende lo más posible
todo intercambio con él, y la reconciliación, por el contrario,
restablece el contacto y los intercambios de ideas. Se podrían
tomar una por una, las palabras del Evangelio y demostrar que su
aplicación tiene siempre por resultado, entre otros, el aumento de
los intercambios entre los individuos. Volvamos a tomar
nuevamente la imagen del cascarón: todo sucede como si la
aplicación de la doctrina cristiana perforara este cascarón,
símbolo de nuestro egoísmo, a fin de que quede abierto a las
fuerzas exteriores.

Doctor Lefebure
97

Examinemos ahora el misticismo oriental. Está enteramente


fundado sobre un entrenamiento particular de la respiración,
sobre la conquista del aliento del espíritu, que, según las
doctrinas orientales, posee secretas relaciones con el aliento
físico.

Si el conjunto del entrenamiento oriental descansa sobre una


privación progresiva del aliento, privación voluntaria, metódica,
rítmica, es a fin de que por esta ley de compensación que
frecuentemente vemos en la naturaleza, el aliento físico
disminuya mientras el aliento espiritual se incremente.

Para el yogui, y de un modo general para todo místico oriental,


ya sea taoista, budista, brahmánico o musulmán sufi, existe una
relación entre este aliento espiritual, fuerza de la naturaleza que
la ciencia no ha estudiado, y ciertos aspectos de nuestro
pensamiento. Es por esto que el yogui imagina, visualiza este
aliento psíquico en una especie de aspiración sutil, o nadi que
atraviesa su cuerpo desde el perineo a la cima del cráneo.

Habituado a este ejercicio, base de todo entrenamiento místico


en Oriente, dirigirá este aliento hacia puntos de su cuerpo
llamados chacras; los centros espirituales coinciden en el espacio
con localizaciones de su cuerpo físico: uno de estos centros está
situado entre los dos ojos, otros en el hueco epigástrico, en la
región cardíaca y en el ombligo, para no hablar más que de los
principales. El situado entre los dos ojos es a menudo
representado por un punto, en las estatuas brahmánicas o
budistas. El loto, sobre el cual está sentado el Buda simboliza la
expansión de estas flores del espíritu.

No debemos creer que estas consideraciones sobre los centros


psíquicos son puramente imaginarias, eso sería comprender mal
el espíritu con que están establecidas.

El poder del cristianismo magia cristiana


98

Para el yogui, como para el místico brahmánico o budista, es la


conjunción de su imaginación y de un entrenamiento adecuado
del aliento lo que le permite movilizar energías aún
desconocidas por la ciencia occidental y que actualmente sólo el
experimentador de estos métodos puede conocer por la
percepción directa. Cuando (véase nota) los centros espirituales
se desarrollan, se agrandan, se ahuecan y se hacen luminosos y
remolineantes e irradian corrientes en todas direcciones.
Subrayemos que mediante este entrenamiento el místico oriental
capta fuerzas interiores, fuerzas que realmente percibe en el
interior de su organismo físico, por consiguiente en el interior de
su cascarón, y, para perforarlo, las dirige del interior hacia el
exterior, en una dirección centrífuga.
La apertura de los chacras, o centros espirituales, meta del
entrenamiento espiritual oriental, corresponde a los puntos de
perforación del cascarón, puntos por los cuales el ser interior
entra en contacto con el exterior, por la realización de un
esfuerzo dirigido del interior hacia el exterior. El último objetivo
de este entrenamiento es el mismo que el de la mística cristiana:
el despertar de un amor que crece sin cesar. Porque cuando las
corrientes se difunden a través de los orificios de los chacras, se
extienden por la naturaleza circundante, y unen al
experimentador a este medio ambiente. Luego una vez
atravesados los chacras, las fuerzas del mundo exterior pueden
penetrar a través del cascarón, para fundirse con el ser interno.

Y así, el alma, que ha atravesado en múltiples puntos su cáscara


de egoísmo, puede fundirse más o menos perfectamente en más
o menos tiempo, con todos los seres que la circundan: puede
unirse al universo, sin por ello perder su personalidad, como
cada sol expande su luz en todo el cosmos, manteniéndose como
un punto bien definido del espacio.
Nota: según la tradición, el Buda llegó súbitamente a la iluminación mientras meditaba sobre el aliento.

Doctor Lefebure
99

Pero el punto de partida de esta fusión tan universal como


posible, este amor, ha sido la conquista de una fuerza naciente en
el cuerpo del discípulo semiespiritual, semimaterial, y que desde
el interior hasta el exterior ha traspasado el cascarón de egoísmo
en uno o varios puntos, en espera de los tiempos en que, en
futuras encarnaciones, podrá ser disuelto.
Cotejando ambos entrenamientos místicos, cristianismo
exotérico (occidental) y yogui u oriental, se advierte que los dos
tienden a la misma meta: disolver el cascarón de egoísmo, ya sea
considerado como una realidad sobre los planos habitualmente
invisibles, o como un símbolo.

Pero en el cristianismo exotérico, el primer movimiento es una


apertura del cascarón a las fuerzas centrípetas, a las fuerzas
exteriores que convergen hacia el ser, y más particularmente a
este sufrimiento que la reacción natural de todos los seres tiende
automáticamente a rechazar.

En el entrenamiento respiratorio oriental, hay que perforar la


cáscara, pero por un movimiento de origen centrífugo, por
fuerzas conquistadas en las profundidades misteriosas de la vida
física, fuerzas dirigidas hacia el exterior, y que cuando hayan
horadado los orificios de contacto con los otros seres del
universo, permitirán un aumento inimaginable de los
intercambios, haciendo crecer al ser en la misma proporción.

El misticismo cristiano exotérico y el misticismo oriental encarnan


el mismo fin; aumentar los intercambios del ser con su medio.
Pero el cristianismo pone el acento sobre la apertura del alma a
las fuerzas exteriores como punto de partida del esfuerzo
místico, mientras que el entrenamiento del yoga comienza por
abrir el alma por medio de las fuerzas interiores. Los dos
entrenamientos son perfectamente complementarios.

El poder del cristianismo magia cristiana


100

En ninguna forma opuestos, se sobreentiende; porque de este


movimiento de apertura al sufrimiento, esta aceptación y este
paciente esfuerzo, el alma del cristiano recibe de vuelta y en
recompensa, este progreso de su ser, que es una reacción natural
de la vida ante el sufrimiento, y que asciende también de las
profundidades de los organismos físico y espiritual hacia el
medio exterior. Asimismo, el yogui cuyos chacras están abiertos
podrá respirar con el universo y el soplo del cosmos penetrará en
él.
Si estos modos de desarrollo que persiguen ambos para despertar
y aumentar el amor tienen puntos de partida diferentes, el
cristiano centrípeto y el oriental centrífugo, no es menos cierto
que cuanto más se marcha por el sendero místico, más se
confunden ambas técnicas para unirse íntimamente. Estas dos
técnicas místicas, la oriental y la occidental, son
completamentarias en su punto de partida: esto se pone en
evidencia por el carácter centrípeto y centrífugo de los
comienzos del entrenamiento. Los caracteres complementarios
se vuelven a hallar en otro aspecto igualmente fundamental: la
comunión, piedra angular del culto cristiano.

La comunión es un acto de digestión espiritual, y hemos


demostrado que no tiene nada de grosero, de vulgar o de
destructor tratar a la comunión de acto digestivo, porque la forma
misma con que el cristianismo, y más particularmente la Iglesia
católica, nos enseña a asimilar la enseñanza del Cristo, nos
muestra que el esfuerzo del cristiano es en todo punto
comparable al del organismo que diseca moléculas de albúmina
a fin de reconstruir con ellas otras análogas, pero que tienen una
estructura individual característica. Del mismo modo el cristiano
nutre su inteligencia por el estudio de un modelo perfecto pero
tiene el deber de reconstruir la perfección en sí, bajo una forma
individual, personal, original.

Doctor Lefebure
101

Todo el entrenamiento místico oriental y, por consiguiente, todas


las religiones orientales, se fundan más o menos en la
respiración, y el yoga, arista central de la evolución religiosa
asiática, considera esta función como la llave del espíritu. La
respiración es al espíritu religioso oriental lo que le digestión es
a las concepciones místicas occidentales.

La digestión y la respiración son en nuestro organismo, dos


funciones complementarias, al combinarse el carbono y el
hidrógeno asimilados por la alimentación al oxígeno absorbido
por la respiración.

Todo el dinamismo, todas las energías de que dispone el


organismo, derivan, en última instancia, de este encuentro entre
nuestra digestión y nuestra respiración en el seno de nuestros
tejidos.

La vida de nuestro cuerpo no puede prescindir de esta


conjunción, y, más aún, la vida espiritual de la humanidad no
puede desarrollarse sin este honesto encuentro entre el Oriente y
el Occidente, no para averiguar cual de ambos es el mejor, sino
para comprender el valor y la necesidad de cada uno de ellos. El
materialismo bajo todas sus formas, y particularmente en
política, no ha podido expandirse sino porque el cuerpo
espiritual de la humanidad, su cuerpo religioso, ha sido cortado
en dos, los pulmones arrojados hacia el Asia, el tubo digestivo
del lado de Europa y América.

Pero el espíritu es eterno y son posibles para él todas las


resurrecciones: que cada uno de nosotros viva cada día según el
estómago y según los pulmones de la vida religiosa; que cada
mañana y cada tarde practique algunos ejercicios de retención de
aliento, y luego, que en el curso del día se esfuerce por poner en
práctica los mandamientos del Evangelio.

El poder del cristianismo magia cristiana


102

Todo esto es muy simple, y sin embargo es la única clave que


transformará el mundo, porque aproximar el estómago y los
pulmones, permitirá la resurrección del cuerpo religioso que hará
circular la vida de Dios sobre el planeta.

Es menester destacar que el cristianismo y el orientalismo se


complementan como corriente ascendente y corriente
descendente del espíritu. El yoga coloca el acento, sobre todo, en
una llama que asciende desde el perineo a través del cuerpo,
fuerza comúnmente llamada kundalini, e insiste poco en el
descenso de esta llama, que sigue a su ascenso. Por el contrario,
por el descenso del Espíritu Santo bajo forma de llama, en el día
de Pentecostés, el cristianismo ha sido señalado por la corriente
descendente del espíritu, lo que corrige apenas la llama
ascendente del Sagrado Corazón.

Doctor Lefebure
103

JESÚS, LUZ POLARIZADA

Jesús ha afirmado categóricamente: Yo soy la luz. Lo ha dicho y


repetido bajo varias formas: Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue no marchará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida
(Juan 8, 12). Yo he venido como una luz en el mundo (Juan 12,
46). Mientras estoy en el mundo yo soy la luz del mundo (Juan 9, 5).

San Juan comienza su Evangelio afirmando esta identidad entre


Jesús, personalidad histórica, y la luz que se ha hecho carne. En
ella estaba la vida (Juan 1, 4). Y la vida era la luz de los
hombres.

De ello deducimos que en la palabra estaba la luz. Y ya sabemos


que: …y la palabra se hizo carne (Juan 1, 14). Por tanto la luz se
hizo carne. Einstein lo constató científicamente al demostrar que
la luz tiene peso, que está hecha de materia sutil y que el mundo
es luz condensada, lo que permite comprobar las trasmutaciones
atómicas, por lo menos parcialmente.

Es cierto que el Evangelio nos habla de una luz aún más sutil que
nuestra luz física. San Juan vuelve sobre ello (8, 12): Yo soy la
luz del mundo: el que me sigue no andará en tinieblas, mas
tendrá la luz de la vida.

Palabras que contienen la doctrina de la iniciación: superpuesta


en el espacio sobre cada ser viviente hay una luz especial, que es
la verdadera fuente de su vida; esta es la luz que la Iniciación nos
enseña a percibir. Jesús, más viviente que los demás hombres,
era portador de mayor cantidad. Fue la Luz de la Humanidad.

El poder del cristianismo magia cristiana


104

Jesús es la luz. La cuestión no es saber aquí de qué luz se trata,


sino averiguar si nuestros conocimientos actuales sobre la luz
permiten aportar una nueva comprensión de la obra del Cristo.
Es bien sabido que toda la obra del Cristo, contiene un gran
número de máximas marcadas con el sello de la simetría. Porque
todos los que toman la espada perecerán por la espada (Mateo
26, 52) es una de las características; parece haber sido retomado,
en cierto modo en una octava inferior por San Juan, en el
Apocalipsis, cuando dice el que lleva en cautiverio, al cautiverio
irá. Si alguno mata por la espada es preciso que él sea muerto
por la espada. Aquí está la paciencia y la fe de los Santos (Apoc.
13, 10). También recordemos: así los primeros serán los últimos,
y los últimos serán los primeros. Podemos acumular citas donde
existe una verdadera simetría entre los dos períodos de la frase
(véase nota).
¿Conocemos alguna variedad de luz que presente relaciones
íntimas con la simetría?

Si, y es la luz llamada polarizada. En la luz corriente, las


vibraciones se producen en todos los planos; pero si llega a
atravesar ciertos cristales (de los cuales el más conocido es el
espato de Islandia) se polarizará, sus vibraciones sólo van a
producirse en dos planos diferentes, que son simétricos. De esto
resulta que si contemplamos un objeto pequeño a través de este
cristal, nos parecerá doble por no ser la refracción de la luz la
misma que sigue el plano de polarización.

Este fenómeno, que pone en evidencia la transformación de la


luz común en una luz cuyos planos de vibración son simétricos,
es muy raro en la naturaleza y nosotros no tuvimos oportunidad
de observarlo.

Nota: capítulo Jesús y los balanceos.

Doctor Lefebure
105

Pero no hay que creer que la luz polarizada sea tan rara como el
espato de Islandia, porque toda luz reflejada contiene cierta
cantidad de luz polarizada. La proporción de esta luz contenida
en la luz reflejada depende del ángulo de incidencia de la luz y
de la naturaleza del cuerpo al que hiere. Por ella se han podido
identificar los cuerpos que forman la superficie de los planetas
más próximos. La luz reflejada se halla abundantemente en la
naturaleza, y quizás lo sería más en otro tiempo en la superficie
de la tierra porque las sales secas eran por cierto más abundantes,
sobre todo al borde de los mares.

Parece que existe una íntima relación entre la luz polarizada y el


origen de la vida, Dauvilliers lo ha demostrado perfectamente:
las primeras moléculas que constituyen la base de los seres vivos
son los aminoácidos. La presencia de la luz polarizada puede
explicar el origen de los primeros de ellos, que posteriormente se
reprodujeron por sí mismos. En cierto modo, la simetría de la luz
polarizada se ha reflejado en el mundo químico modelándolo a
su imagen. Y así, confirmando la intuición iniciática de la
analogía de los mundos, la molécula elemental de la química
biológica, el aminoácido, es a imagen de la simetría inherente a
la luz polarizada.

Si posteriores investigaciones confirman el punto de vista actual,


se podrá señalar, una vez más, que el misticismo, las religiones
y el ocultismo han sido los precursores de la ciencia. Una íntima
relación, que roza a menudo la identidad, ha sido descubierta por
todos los grandes fundadores de religiones entre Dios, creador de
toda vida, y la Luz. El Buda descubre el nirvana, alcanza la
iluminación después del ayuno.

La luz física ha engendrado probablemente la vida física sobre la


tierra, como la luz del espíritu ha engendrado la conciencia de los
seres vivientes.

El poder del cristianismo magia cristiana


106

La luz física que ha engendrado la vida es la luz polarizada. Es


extraño, impresionante, señalar que el espíritu del Cristo, que es
la luz del mundo, también contiene una marcada simetría.

Sus palabras más célebres están siempre marcadas con el sello de


esta simetría. Ningún fundador de una religión, ningún profeta,
ha utilizado tanto la forma lapidaria y equilibrada que caracteriza
su estilo.

Esta relación entre la luz y la vida hace comprender mejor por


analogía por qué, luego de haber afirmado ser la luz, Jesús dijo:
Yo soy la resurección y la vida (Juan 11, 25). Porque la luz y la
vida son indisociables, derivan una de la otra.

Se comprende mejor por qué sus palabras engendran la vida, por


qué quienes se esfuerzan por cumplir sus mandamientos viven en
promedio más tiempo, triunfan en la existencia, y pueden más
fácilmente fundar un hogar conforme a sus deseos: están, en
general, mejor armados para conquistar un alma, haciéndose
gratos; también mejor armados para dar a sus hijos una
educación que los haga más aptos para triunfar.

En una palabra, la fe que impulsa a vivir según los


mandamientos del Cristo da mayor vitalidad a los individuos, a
las familias y a los pueblos, porque su luz y su palabra están
marcados con el sello de esta simetría que es la de la luz
polarizada que ha engendrado la vida sobre la tierra.

Ambas siguen siendo el más seguro medio de victoria en la lucha


por la vida, y hasta estaríamos tentados de decir para la unión
con la vida.

Fueron necesarios millones de años para que la luz del sol engendrara
la vida sobre nuestro planeta, comenzando por los océanos.

Doctor Lefebure
107

Millones de años para que se formaran las primeras moléculas


químicas características de la vida; otros millones de años para
que las plantas aptas para captar la luz del sol la transformaran y
extrajeran de ella las energías necesarias para evolucionar hasta
las formas actuales; y aún millones de años más para que bajo
esta luz que alumbraba al mundo donde debían moverse, se
formara y luego desarrollara, la inteligencia de los animales.

Precisamente porque actúa como la luz sobre la vida no es en un


día que la doctrina cristiana podrá penetrar en el mundo y
transformarlo. Se necesitan dos mil años para lograr presentir las
relaciones entre el cristianismo y una ciencia oculta de la
naturaleza. Pero no será necesario tanto para que se descubra
nuevamente esta ciencia y que a través de las palabras del Cristo
se vuelvan a hallar los ejercicios místicos gracias a los cuales él
llegó a esta luz, esta luz polarizada, es decir plena de simetría, de
equilibrio y de justicia, venida del Padre y que él ha proyectado
hacia nosotros.

El poder del cristianismo magia cristiana


109

CRUCIFICADO SOBRE EL ALIENTO

La cruz es el único símbolo geométrico simple que aparece


frecuentemente en el Evangelio: quien quiera seguirme que tome
su cruz. ¿Por qué por todas partes, siempre esta cruz, sin la cual
no habría cristianismo?

¿Azar histórico, porque en aquel tiempo los condenados eran


crucificados? ¿Unos siglos más adelante la guillotina o la silla
eléctrica se habrían convertido en el signo de unión de todos los
fieles de la más grande religión? ¿O la cruz, signo de una
escritura viviente natural, manifiestamente una de las más
grandes fuerzas ocultas de la creación? ¿O, más aún, la cruz que
es al mismo tiempo, instrumento de tortura y escritura viviente,
puesto que la analogía de los planos ha querido, ordenada según
leyes aún desconocidas, que el más grande iluminado de todos
los tiempos pereciera sobre un símbolo cósmico que impregnaba
su alma?

Este es un problema profundo, difícil. No seamos demasiado


presuntuosos como para pretender haber hallado la solución,
pero permitámonos, no obstante, algunas observaciones. La cruz,
como símbolo, ¿es frecuente en la naturaleza? ¿qué fuerza
representa? Ante todo, esta cruz está ligada naturalmente a la
idea de justicia, en el sentido más profundo del término, el que
corresponde casi al karma de los hindúes.

Dos espejos perpendiculares (en cruz) poseen la curiosa


propiedad de reflejar siempre un rayo luminoso en la dirección
de donde viene.

El poder del cristianismo magia cristiana


111

Asimismo, según la concepción oriental del karma, todos


nuestros actos nos vuelven en esta vida o en una encarnación
siguiente. La justicia humana es un intento de imitación de este
proceso, imitación muy imperfecta. Volvemos a hallar la cruz en
multitud de fenómenos infinitamente más extendidos en la
naturaleza.

Esta cruz la hemos visto en el grano de mostaza, crucífera; en el


corazón, cuyas cuatro cavidades están separadas por dos
tabiques perpendiculares, y, cosa notable, volvemos a hallarla en
el punto donde se efectúa la regulación cardíaca: en el bulbo, en
cuyo cruce las fibras nerviosas diestras se hacen siniestras y
viceversa. A la inversa, los vasos sanguíneos no se cruzan. De
este modo, la cruz está en relación íntima con la estructura de
conjunto del sistema nervioso, y por tanto de la conciencia.
Además, su doble lazo con el corazón nos confirma que la cruz
está muy ligada al Amor, puesto que, hasta sobre el plano
fisiológico, el corazón está ligado al Amor.

Esta cruz neurológica tiene su centro geométrico sobre la nuca,


sitio sobre el cual el sacerdote traza una cruz cuando bautiza. La
nuca es un centro psíquico sobre el cual atrae nuestra atención la
tradición hindú.

No obstante este signo nos parece principalmente un símbolo de


orden químico, porque toda reacción química dibuja una cruz.
Estas cruces químicas están dispuestas en pisos de creciente
complejidad.

El tipo de la combinación del primer piso es producido por la


explosión de la mezcla de hidrógeno y oxígeno. Estos dos
cuerpos mezclados constituyen las dos ramas al mismo nivel,
horizontales, de la cruz. Apenas producida la explosión, el agua
formada cae, lo que representa el brazo descendente de la cruz.

El poder del cristianismo magia cristiana


112

La luz, el calor, la vibración sonora, en una palabra, la energía


desprendida, tiende a determinar un movimiento ascendente del
medio que termina la cruz.

El agua, rama descendente de este piso, se transforma en rama


horizontal del piso siguiente, al combinarse por una parte con los
metales, y por la otra con los metaloides, lo que da nacimiento a
ácidos y bases, ramas descendentes del segundo piso. Las ramas
descendentes del segundo piso se convierten en las ramas
horizontales del tercero: moléculas de un ácido y de una base en
solución en un medio. Entre estas moléculas existe, por su
polaridad, una especie de simetría. Van a atraerse, combinarse,
dando por una parte una sal y por la otra agua.

Ahora bien, la sal resultante es más pesada que el ácido y la base,


independiente la una del otro. La sal tenderá a caer: es el
precipitado. El agua es más ligera que la base y el ácido. Y así,
ambos colocados sobre un mismo nivel horizontal, al
combinarse, dan nacimiento a un cuerpo que cae y a una fuerza
que asciende. El conjunto describe un movimiento en forma de
cruz. El mismo proceso se repite de forma cada vez más
compleja, hasta llegar a las reacciones en equilibrio, en que los
cuatro cuerpos, las cuatro ramas de la cruz, coexisten.

Es cuando descendemos los pisos de este sistema, cuando


abordamos la química biológica. Desde el día en que
sospechamos este movimiento en cruz de la materia, nos
hallamos obligados a reconocer que la vida es una acumulación
infinita de cruces infinitesimales.

Los espectros del sol, en cada gota de lluvia, se fusionan para


producir un inmenso arco iris. Del mismo modo, quizás se
armonicen todas estas pequeñas cruces para hacer de la vida una
gran cruz.

Doctor Lefebure
113

En este sentido, la respiración es una cruz por su reacción


química: en una rama horizontal hallamos el oxígeno, en la otra,
el carbono y el hidrógeno. En la rama descendente el agua y el
gas carbónico, en la rama ascendente, el desprendimiento de
calor, de fuerza muscular, y, sobre todo, de todas las energías
nerviosas que permiten la conciencia.

Dirigir la atención del espíritu a una cruz de luz, es llevarla al


aspecto profundo del aliento. Es indudable que esta
concentración se halla particularmente en relación con los
ejercicios respiratorios místicos. Esta relación entre la cruz y la
iniciación por el aliento está asentada en la misma muerte del
Cristo, puesto que es de asfixia lenta como muere un crucificado.

En razón de la simetría entre la planta y el hombre,


particularmente definida en lo que se refiere a los intercambios
gaseosos, si el movimiento químico fundamental de la
respiración humana es una cruz, los intercambios químicos de la
planta deben dibujar otra. La observación nos lo confirma con
una evidencia particularmente neta: el movimiento descendente
de la luz provoca en el plano horizontal de la hoja la
combinación del carbono y del agua, reacción química
fundamental de la vida vegetal. Los azúcares formados van a
descender (rama inferior de la cruz) para almacenarse en las
raíces, en los tubérculos o constituir la celulosa de los tallos.

¿Es la intuición de esta permanente presencia de la cruz la que


han tenido varios apócrifos, cuando han presentado esta palabra
que habría tenido el Cristo: hiende la madera y yo estoy allí?
(Evangelios apócrifos, Amiot). La cruz se vuelve a hallar en el
ritmo mismo de la vida, tanto animal como vegetal, de un modo
comparable a lo que hemos visto en química; los seres de sexo
opuesto se atraen como ácido y base; en la materia nace el niño;
en la rama ascendente, la más grande conciencia, el Amor.

El poder del cristianismo magia cristiana


114

Reparemos en que se dibuja una cruz alrededor de toda partícula


de catalizador, puesto que el catalizador favorece las reacciones
químicas. Y notemos que el Cristo fue un catalizador de
hombres, de acontecimientos históricos. ¿Fue en esto
místicamente portador de la cruz? Cuando su espíritu, todo
energía, se preparaba para elevarse a lo largo de la rama
ascendente y dijo a sus discípulos vosotros sois la sal de la tierra
¿en qué medida era consciente de que se dirigía a la rama
descendente de la cruz, esta cruz nacida de la reacción entre un
mundo agresivo y su enseñanza básica?

No podemos terminar sin recordar, en razón de su importancia


excepcional, la interpretación esotérica que los Rosacruces han
dado a las cuatro letras, I. N. R. I., que la tradición nos ha legado:
igne natura renovatum integrum y de la que nos permitimos
hacer aquí una traducción libre: la naturaleza humana se
renueva completamente por el fuego mental que el
entrenamiento esotérico del aliento despierta, fuego del que el
Cristo fue portador más que nadie.

Doctor Lefebure
115

LA SEDIMENTACIÓN DE LAS ALMAS

Jesús no ha vacilado en hablar del infierno. A este respecto


apenas ha dado otras precisiones que las siguientes: ... y los
echarán en el horno ardiente, donde será el llanto y el crujir de
dientes (Mateo 13, 42) y la que se encuentra en la parábola del
rico malo y del pobre Lázaro, donde el rico malo, quejándose de
las llamas que le hacen sufrir cruelmente, mantiene un largo
discurso con Abraham (Lucas 16, 19-31).

Jesús nunca afirmó que este infierno durara eternamente ni que


fuera imposible la redención de él. Tampoco ha dado mayor
precisión sobre el paraíso ni sobre ese Padre al que tanto alaba:
tenemos derecho a hacer a este respecto todas las suposiciones... de
las que no se privan numerosas sectas cristianas que pretenden
detentar sobre este capítulo enseñanzas del Cristo que han
permanecido durante largos siglos como tradiciones orales. Casi no
tenemos bases serias para estudiar el infierno; no obstante, si
cotejamos las diferentes tradiciones que a él se refieren vemos que
tienen, por lo menos, un trazo común. Ese trazo se vuelve a hallar
en el libro tibetano de los muertos, en el libro de los muertos del
antiguo Egipto y en las descripciones cristianas. Es en la Divina
comedia de Dante, cuyo infierno es una especie de síntesis de las
tradiciones cristianas y paganas, donde encontramos este trazo
común en su mayor nitidez: las almas pasan por círculos o zonas,
que se suceden de tal suerte que allí viven una después de otra las
consecuencias de cada una de las tendencias que manifestaron
durante su vida, comenzando por las más próximas a la materia
para terminar por las más espiritualizadas, cuando el alma, saliendo
de los infiernos, penetra en los primeros grados del paraíso.

El poder del cristianismo magia cristiana


116

Se puede hacer una curiosa observación comparando las


actividades humanas durante la vida física y durante la
supervivencia, según las diversas tradiciones religiosas. Aquí abajo
nuestra vida interior es atravesada en el mismo día por multitud de
diferentes actividades a menudo contradictorias; este encuentro, a
veces esta promiscuidad de tendencias nuestras que rehúsan
mezclarse, dura tanto como nuestro cuerpo de carne: en un solo día
podemos conocer el amor, el odio, el relámpago de la inteligencia,
el descuido inepto, la gula, la lujuria, la energía y la fatiga. Cada
uno de nosotros conoce más o menos todo esto cada día. Las
solicitaciones exteriores actúan sobre nosotros como una mano que
sacudiera sin tregua un vaso lleno de agua cenagosa.

Pero pasa la muerte. La mano posa el vaso, no hay estímulos


externos ni sacudidas desordenadas. Es la hora del reposo, de la
paz. Entonces el barro que estaba mezclado con el agua podrá
depositarse. Lo hará lentamente, pero totalmente.

Los pequeños guijarros caerán al fondo, en una delgada capa,


encima se depositará el barro espeso, luego vendrá una zona cada
vez más depurada, cada vez más clara, con el agua más pura en lo
alto del vaso. Es un vulgar fenómeno de sedimentación.

Y si leemos la descripción de los infiernos, en particular en el


Dante, pero sobre todo en los ocultistas modernos, que tales como
Rudolph Steiner afirman conocer estas cosas por clarividencia, y
también en los antiguos, vemos en ellos una sucesión de capas en
donde la totalidad de lo que está en relación con cierta tendencia del
alma se ha agrupado, condensado. Por ejemplo, todo lo que tiene
traza de gula del ser fallecido llevará sus efectos hacia una zona
bien definida en el tiempo y en el espacio. Luego, sobrepasada esta
zona, entraremos en la de la consecuencia de los actos carnales y
cuando se haya olvidado todo lo que tiene trazas de sensualidad,
quedará la consecuencia de la avaricia.

Doctor Lefebure
117

Finalmente, ya no habrá nada cenagoso en el alma, nada que turbe


su limpidez, que pueda impedirle dejarse atravesar por los rayos del
Cristo, astro de lo invisible. Entonces podrá penetrar las diferentes
densidades del paraíso, para llegar finalmente a la luz pura, la
radiación que es la última dilución de la densidad.

Todo sucede como si el reposo de la muerte produjera una


sedimentación del alma, al agruparse los elementos, a fin de
efectuar una eliminación por orden de densidad decreciente. El
conjunto de las almas también se selecciona por sedimentación; las
más densas, las más ligadas a los bienes materiales se demoran en
los depósitos oscuros y cenagosos del mundo invisible; las más
ligeras ascienden atravesando medios cada vez más puros. Es la
imagen tan llena de sentido de la pesada de almas, que hallamos en
el frontón de nuestras catedrales. Pero es una pesada que mide la
densidad, más aproximada a la pesada por medio del alcoholímetro
que por una báscula.

Estas dos imágenes, cualitativa y cuantitativa, de la pesada de las


almas, no constituyen, a decir verdad, más que una sola, porque el
principio de Arquímedes es, a fin de cuentas, la comparación del
peso de una porción del cuerpo con una porción igual del medio
circundante. Y así, después de la muerte, el alma asciende o
desciende, según su densidad, con relación a las otras almas.

El verdadero pesador es la gravitación: el verdadero juez es la masa


de las almas del cosmos circundante, porque uno de los aspectos de
Dios es la totalidad de la creación. Y así el alma, por el descanso
que sigue a la muerte, conoce la sedimentación, es decir, la justicia.

El poder del cristianismo magia cristiana


119

RÍOS DE DIFUNTOS Y CAMPOS


ELECTRÓNICOS

Jesús ha afirmado la supervivencia. Afirmó la suya, y a causa de


esta supervivencia ha pedido que sus amigos se regocijen de su
muerte. Precisó que no hay diferencia de principio entre él
mismo y los demás hombres cuando recordó ante Pilatos este
versículo de la Biblia: Yo he dicho: dioses sois (Juan 10, 34). Con
esto certificaba que el hombre está sometido a las mismas
grandes leyes que él, y por consiguiente, a las de la
supervivencia. Esta persistencia de la conciencia después de la
muerte, también la señala con motivo del mal rico enviado al
infierno, no podía haber dudas para un cristiano. Es, pues,
natural, que él se pregunte qué sucede con esas almas en el más
allá. Investigaremos ahora la curva probable de su
desplazamiento y si tienen en el curso de ese trayecto algún
medio de actuar en el mundo físico, en cualquier punto que sea
del cosmos.

Sería pretencioso tener sobre estas cuestiones opiniones


categóricas; pasaremos en silencio las innumerables
descripciones de videntes que pretenden dar precisiones. Sería
necesario, además, poder asegurarse de que el perceptor ha
proporcionado en el curso de su existencia numerosas pruebas de
clarividencia objetiva a propósito de hechos materiales. Estas
pruebas constituirían una presunción favorable en favor de la
exactitud de su testimonio sobre lo invisible.

Daremos aquí, simplemente, algunas hipótesis que lógicamente


sugiere un análisis profundo del funcionamiento del cerebro.

El poder del cristianismo magia cristiana


120

Nos colocamos en la concepción espiritualista, apoyada en


numerosos hechos, de un espíritu independiente del cuerpo. Este
espíritu se ubica en alguna parte, evidentemente en el cerebro,
para recibir las sensaciones procedentes de los órganos de los
sentidos y trasmitir sus órdenes al sistema motor. Entendemos
por alguna parte no un punto preciso, sino vastas regiones
cerebrales donde el espíritu está más en contacto con el cuerpo.

Acabamos de deducir en la sedimentación de las almas una


primera ley, que se desprende de las descripciones supuestas.

Vamos a investigar sobre qué y cómo se ubica el espíritu en el


cerebro, en la hipótesis de que el espíritu y sus primeras
envolturas semimateriales son independientes del cuerpo. Esto
nos llevará a descubrir un estado muy particular de la materia
física, sobre la cual el espíritu y sus primeras envolturas pueden
accionar directamente. Esta conclusión nos sugerirá nuevas
hipótesis, bastante verosímiles, que conciernen a la evolución del
espíritu después de la muerte y su acción sobre el cosmos.

Investigaremos, ante todo, por medio de qué mecanismo acciona


el espíritu sobre el cerebro para gobernar al cuerpo.

Consideremos el más pequeño movimiento de nuestros


miembros: en el interior del músculo se produce una verdadera
explosión. Bergson ha insistido en ello: dos cuerpos químicos
en presencia se combinan súbitamente y la energía desprendida
de esta manera provoca el movimiento. Esta explosión es
provocada por el influjo nervioso, onda electroquímica,
verdadera chispa. La energía electroquímica del influjo
nervioso es ínfima en relación a la energía de combustión
liberada en el músculo. Resumamos lo esencial: el músculo ha
actuado como un colosal amplificador de la energía que
proviene del piso superior.

Doctor Lefebure
121

Examinemos ahora el órgano, en cierto modo simétrico, del


músculo en nuestra vida de relación: el órgano de los sentidos.
Vemos cómo energías considerables, físicas o químicas,
dirigidas hacia nosotros, se transforman en la onda
electroquímica que constituye el influjo nervioso. Su energía es
ínfima en relación a la de las fuerzas físicas o químicas que
hieren nuestros sentidos. Vemos que los órganos de los sentidos
actúan como desmultiplicadores. No obstante, es menester tener
en cuenta la complejidad de las leyes de la simetría en los seres
vivientes (véase nota); la desmultiplicación de los órganos de los
sentidos no es tan considerable como la multiplicación que
acontece en el interior de los músculos. No es menos cierto que
el pasaje de la escala cerebral a la escala periférica de nuestra
vida de relación se caracteriza por un cambio de relación de las
fuerzas, por ser ínfima la energía cerebral en relación a la
energía periférica. Al ascender, pues, a la escala cerebral, nos
aproximamos a esta misteriosa ubicación del espíritu cuyo punto
exacto requeríamos.

Vamos a demostrar ahora cómo las relaciones energéticas entre


el cerebro y la periferia se vuelven a encontrar, de un modo
completamente semejante, entre los constituyentes químicos de
este cerebro y la electricidad, así como también, de un modo más
general, entre la materia viva y los electrones libres, o por lo
menos semilibres, porque no hay partículas materiales exentas
de algún influjo.

Para ello, nos es menester abarcar con un paso algo rápido, hay que
confesarlo, la intrincada confusión de la más compleja de las
ciencias modernas: la química biológica, y tratar de desprender la
regla que la gobierna enteramente en relación a la materia mineral.
Opondremos, pues, la materia mineral a la materia orgánica.

Nota: Homologías

El poder del cristianismo magia cristiana


122

La materia mineral está formada por cuerpos, podría decirse, de


contornos definidos y francos: ácidos, bases, sales, estas últimas
resultantes de la combinación de los dos primeros, que forman,
en cierto modo, los polos complementarios. Su trabazón es, si así
es posible decir, perfecta y categórica. De ello resulta que su
ensambladura es muy sólida: se puede aproximar una sal neutra
a una base o un ácido rápido, y no se descompondrá,
permanecerá estable; será menester emplear considerables
fuerzas químicas, más poderosas que las fuerzas del ácido y la
base originarios, para romper su molécula.

Ahora, todo es a la inversa en la química biológica. En efecto, los


cuerpos verdaderamente característicos de la materia viva son las
albúminas. Estos cuerpos son moléculas de un tamaño colosal,
en relación al tamaño de las moléculas de la materia mineral.
Admitamos que esta relación de dimensiones sea del orden de
relación entre un adoquín y una catedral, comparación que pone
de relieve no solamente la relación de dimensiones sino, sobre
todo la diferencia de estructura.

La estructura armoniosa de las moléculas albuminoides es muy


difícil de conocer, pero se la define, no obstante, con precisión en
cada caso. Las formas infinitamente complejas y delicadas de
estas moléculas contrastan con las formas simples, por ejemplo,
de la molécula de sal.

Los elementos básicos que componen enteramente todas las


moléculas albuminoides son los aminoácidos. Sería mejor
llamarlas ácidos-bases, porque están formados por tres partes: un
polo ácido, un polo básico y un núcleo neutro.

La consecuencia de esta estructura, que nos interesa actualmente,


es que los aminoácidos son extraordinariamente sensibles a las
influencias exteriores.

Doctor Lefebure
123

En tanto que para disociar una molécula de sal se necesita una


base o un ácido más fuerte que los que la componen, para
modificar un aminoácido, hacerlo entrar en una reacción
química, basta con un ácido o una base infinitamente más débiles
que sus componentes polares.

Estando éstos libres en las extremidades, pueden combinarse con


todos los cuerpos químicos que encuentran. Bajo el agente de la
menor influencia, la molécula de aminoácido se agitará muy
débilmente.

La segunda consecuencia de esta estructura ternaria es la


continua tendencia de los aminoácidos a formar cadenas: el
ácido de uno se combina con la base del vecino, y así
sucesivamente.

Son éstas, precisamente, las largas cadenas que forman las


moléculas albuminoideas y cuyas consecuencias se observan de
inmediato: estas cadenas forman inmensos brazos de palanca con
múltiples articulaciones y una energía que circula de una a otra
extremidad por el juego de las combinaciones químicas siempre
en equilibrio inestable, podrá ser allí desmultiplicada o bien, por
el contrario, considerablemente amplificada.

¿Cuál es la energía química más pequeña?: es la del electrón


libre. Todas las reacciones químicas se reducen a intercambios
de electrones, enganches de moléculas por el juego de los
electrones presentes o carentes.

El electrón libre es el más pequeño factor químico actuante.


Otros factores, como el neutrón, son formas del núcleo atómico,
y, liberados, no actúan sobre las reacciones químicas sino cuando
por el azar de sus trayectorias, percuten un electrón y lo arrancan
a una molécula.

El poder del cristianismo magia cristiana


124

No es necesario decir que para que un flujo de electrones actúe


sobre una sal mineral se requiere una cantidad colosal de ellos,
dotada de una gran energía; es el fenómeno que se llama
electrólisis, y que descompone fácilmente hasta el agua, a
condición de dar a esta corriente eléctrica una gran potencia, en
relación, por lo menos, a los desplazamientos de electrones
necesarios para accionar sobre la materia viva.

Por tanto, en la fisiología como en la bioquímica, la materia viva


se presenta como un formidable amplificador de varias etapas de
las señales que vienen del cerebro, y más lejos aún, del espíritu.
Siendo el proceso enteramente químico es muy necesario que en
su origen, si hay espíritu independiente, este espíritu haya
actuado sobre la materia, y como esta acción exterior al
organismo no es visible, no puede ser sino extraordinariamente
débil. Así se explica por qué todo organismo está constituido por
una cascada de amplificadores: el espíritu y sus primeras
envolturas inmediatas controlan la materia, pero tan débilmente
que necesita el gigantesco amplificador que es el cuerpo para
traducir esta acción de manera apreciable.

Y así, el cuerpo actúa como un amplificador, pero también como


un detector. Simplifiquemos, comparando nuestras moléculas
químicas a una balanza: en el mundo mineral, los platillos de la
balanza han sido retirados y colocados uno sobre el otro. Encajan
perfectamente. No hay, pues, más balanza, pues nada puede
influir sobre los platillos.

Pero en el mundo viviente cada molécula de aminoácido va a


actuar como una balanza cuyos dos platillos se equilibran; lo que
pasa en una extremidad siempre repercute más o menos sobre la
otra y, como en toda buena balanza, la sensibilidad es extrema.
La materia viva es al mismo tiempo el detector y el amplificador
de la acción directa que el espíritu puede tener sobre el electrón.

Doctor Lefebure
125

Esto es muy frecuente en la materia viva en equilibrio, entre un


polo ácido y un polo básico, como la célebre gotita de aceite con
la cual Michelson midió la más pequeña cantidad de electricidad.

Pero una vez determinada esta pequeña cantidad no se esforzó


en neutralizarla y equilibrarla de nuevo; si lo hubiera hecho tal
vez habría hallado la forma en que el espíritu se inserta en la
materia, porque sus dos placas representan muy exactamente los
polos del aminoácido que mantienen electrones en equilibrio; un
electrón llamado libre, o integrando cuerpos químicos, está
sometido a campos de fuerzas tales que si el espíritu puede
actuar sobre él, esta acción será proporcionalmente ínfima.

La característica esencial de la materia viva es que, por una


parte, ciertos electrones están en ella en equilibrio entre polos
opuestos, de tal suerte que se hacen muy sensibles al más
pequeño influjo exterior y, por otra parte, si llegan a desplazarse,
este movimiento puede ser amplificado al máximo por cadenas
bioquímicas y orgánicas. Por lo tanto, si un espíritu y anexos
semimateriales se insertan en el cuerpo físico, no pueden hacerlo
sino sobre los electrones en suspensión en las zonas
eléctricamente neutras de la materia viva.

Llegamos a la conclusión de que si el espíritu existe


independientemente del cuerpo puede, mientras existe, actuar
directamente sobre el electrón, pero solamente de una manera
ínfima. ¡No se trata pues, una noche de cortocircuito en carretera,
de acusar al espíritu de la suegra de mover el flujo de electrones
de la bujía!

Pero tampoco podríamos negar el principio de la posibilidad de


acción del espíritu sobre el electrón, pues de lo contrario, la
provocación voluntaria de la contracción muscular sería inexplicable.
Aquí estamos sobre una pista muy resbaladiza.

El poder del cristianismo magia cristiana


126

Tengamos la audacia de investigar con prudencia las


conclusiones lógicas. Consideremos, por una parte la frecuencia
del principio de reciprocidad en la creación; por otra parte, la
tradición según la cual, por lo menos durante un lapso de tiempo
después de la muerte, los fallecidos se ligan todo lo que pueden
a la materia. Estas dos consideraciones coinciden en sugerirnos
que los electrones y las almas de los difuntos deben adherirse
unos a otros lo más posible, mucho tiempo después del deceso.

A causa de esta recíproca adherencia, de esta interacción, no es


absurdo llegar a la hipótesis de que los grandes flujos de
electrones que atraviesan nuestro sistema solar conducen tanto
las almas recientemente fallecidas como las que se aprestan a
renacer.

Esta concepción es en apariencia, tan extraña, que podría parecer


una broma si no reuniera un conjunto de tradiciones religiosas:
los esquimales, por ejemplo, creen que las almas de los muertos
se manifiestan en las auroras boreales, que son, como se sabe,
debidas a un flujo de electrones que hacen brillar la alta
atmósfera a la manera de los tubos de gas poco denso.

Los egipcios creían que el polo norte jugaba un papel


considerable en esta marcha de las almas, que entraban y salían
por ese polo. Ahora bien, el campo magnético terrestre es tal que
atrae hacia el polo norte el flujo de electrones provenientes del
sol.

En fin, un inmenso campo magnético del mismo género enlaza


todo el sistema solar con el sol, como imán central. Los
electrones presos en ese campo van al sol, luego otros son
proyectados desde él más o menos lejos y vuelven hacia él en
un gigastesco cinturón que se asemeja a una invisible
circulación sanguínea.

Doctor Lefebure
127

Desde los más remotos tiempos de la historia, hasta nuestra


época, con autores tales como Rudolph Steiner, se ha dado por
supuesto y hasta pretendido ver a las almas dejar la tierra
después de su muerte, dirigirse hacia el sol y luego describir,
según sus posibilidades, un periplo más o menos largo, pasando
por algunos de sus planetas, para volver a la tierra.

Es imposible dejar de observar que si es así, ellas siguen la curva


general del flujo de los electrones a través del sistema solar. Más
aún: para hacer sensible un electrón a una fuerza muy débil,
fuerza atribuida al espíritu sobre la materia, hay dos
procedimientos posibles.

Colocarlo en equilibrio (en suspensión) entre dos polos,


procedimiento de la bioquímica gracias al cual el espíritu se
manifiesta por el cuerpo, o bien sustraerlo evidentemente a todo
otro campo electromagnético que no sea el campo
extremadamente débil cuya acción se desea conocer y que es el
campo de fuerza supuesto del espíritu.

Si el primer procedimiento es realizado por la vida, el segundo


lo es en astronomía porque, en los inmensos intersiderales, los
campos magnéticos llegan a ser muy débiles, e infinitamente
más débiles aún en los espacios intergalácticos.

Los trayectos que en ellos efectúan los electrones duran tiempos


inconmensurables. Y así esta fuerza tan débil en relación a
nuestras energías físicoquímicas terrestres, puede actuar sobre
los electrones intersiderales. Porque las otras fuerzas dirigidas
sobre estos últimos son casi nulas, y también porque esta fuerza
suplementaria puede obrar durante lapsos muy prolongados, en
el curso de los cuales sus efectos se acumulan. Retomemos
nuestro símil de la balanza, la naturaleza ha creado dos balanzas
ultrasensibles a electrones.

El poder del cristianismo magia cristiana


128

La primera es la cadena de polaridades asociadas que unen entre


sí los aminoácidos, cadena cuya sensibilidad se debe al largo
balancín que constituyen sus dos polos; la segunda es el vacío
intersideral, donde la sensibilidad se obtiene por la perfección de
la suspensión, que elimina en la práctica todas las fricciones.
Si el espíritu puro, considerado como independiente del cuerpo,
puede actuar sobre los electrones de la primera balanza a fin de
introducir su acción en los amplificadores de la materia, no hay
ninguna razón para no admitir del mismo modo, para el espíritu
desprendido del cuerpo, la posibilidad de obrar igualmente sobre
la otra balanza, es decir, para las almas de los difuntos por la
acción directa de estos espíritus sobre los ríos cósmicos de
electrones, de colaborar un tiempo en la formación de los
mundos futuros, en los rincones perdidos del universo donde hay
menos estrellas y, por tanto, menos campos magnéticos.
Éstas son hipótesis que quizás hagan soñar; pero la física
progresa tan rápidamente que cabe esperar nos aproxime pronto
al espíritu.
Recordemos que si el espíritu puede actuar sobre los electrones
en equilibrio, tal y como nuestro razonamiento tiende a
demostrar, su acción se asemeja a la de las fuerzas
electromagnéticas, o sea a las de la luz. Se encuentran así, para
gloria de Dios, la Teología y la Física.
Confiamos en haber demostrado que los muertos pueden
trasladarse. Muchos moribundos ven venir hacia ellos a los que
les han precedido en el gran viaje. ¿Es una ley de la naturaleza
que el que muere, o acaba de morir, sea acogido en el más allá
por los suyos, fallecidos? En todo caso es una de las posibles
interpretaciones de esta palabra del Cristo que confirmaría esa
facultad de los muertos de moverse en el espacio físico: dejad a
los muertos que entierren a sus muertos (Lucas 9, 60).

Doctor Lefebure
129

EL ESPÍRITU DE SIMPLIFICACIÓN

Me resisto a creer, Jesús, que te hayas calificado a tí mismo de


pobre de espíritu. Porque tú poseías perfectamente el reino de
Dios. Y en todo te comportabas como aquellos que, a tu parecer,
poseen el reino de Dios. Lloraste a menudo y has sido
mortificado; pero fuiste bondadoso cuando detuviste la mano de
Pedro en el Monte de los Olivos; fuiste misericordioso con la
mujer adúltera; tuviste hambre y sed de justicia, puesto que nos
enseñaste cómo utilizar mejor la ley del karma haciendo a los
otros lo que quisiéramos se nos haga.

Tuviste el corazón puro, pues conocías al Padre. Procuraste la


paz, pues tu sola presencia y tu dulzura bastaron para reconciliar
a Herodes y Pilatos: ese mismo día Pilatos y Herodes se hicieron
amigos, de enemigos que eran antes (Lucas 33, 12). Fuiste
perseguido por la justicia y acumulaste todas las facultades para
poseer el reino de los cielos.

Debemos creer que fuiste un sencillo de espíritu, puesto que en


el mismo famoso Sermón, fundamento de tu doctrina,
glorificaste todas esas virtudes de que nos diste ejemplo.

La pobreza de espíritu no surge de las circunstancias en las que


respondiste: dad al César lo que es del César y a Dios lo que es
de Dios, respuesta que es considerada, en general, como un
modelo de diplomacia; ni tampoco del análisis de los
mecanismos por los cuales tus mandamientos llegan a
introducirse en la vida social y provocan esa lenta fermentación,
o esas bruscas erupciones que aseguran tu triunfo permanente.

El poder del cristianismo magia cristiana


130

Bien sé que una vez se dijo: si alguien agregara algo a ellas,


Dios le castigará con las plagas descritas en este libro, y si
alguien quitare algo de las palabras del libro de esta profecía,
Dios quitará su parte del árbol de la vida (Apocalipsis, según
San Juan 22, 18, 19). No me ceñiré al texto original, ni
especularé sobre sutilezas lingüísticas: prefiero creer que tú no
has dicho bienaventurados los pobres de espíritu (esas palabras
tuyas que más a menudo gustan gargarizar los enemigos de la
religión) sino: bienaventurados los que tienen espíritu sencillo.
Es decir, ante todo: felices los que no se embarazan con
complicaciones inútiles.

¿Sencillo de espíritu? Sí, como el niño que aprende a leer y a


conocer las reglas de la formación de las sílabas, pero que se
resiste a asimilar convencionalismos ilógicos, no conformes a la
regla general consagrada por la costumbre. El niño defiende,
naturalmente, lo que es simple y lógico y es ciertamente de este
género de simplicidad de espíritu, la del buen sentido contra la
costumbre, de que tú hablabas.

Bienaventurados igualmente los que buscan por todas partes la


simplificación, es decir: bienaventurados los que investigan
entre fenómenos inconexos la ley que los une. Bienaventurados
los Képler, los Newton, los Einstein, porque nos han abierto
realmente las puertas del reino de los cielos, donde comenzamos
a movernos, y si nos han abierto estas puertas es porque tenían
este espíritu de simplificación que les ha llevado a aproximarse
siempre más a la ley fundamental del universo.

Sí, Jesús mío, he aquí, a mi parecer, los famosos pobres de


espíritu de los que pretendidamente has hablado. No hay
ninguna razón para que el reino de los cielos invisible no se
conquiste por las mismas cualidades intelectuales que el reino de
los cielos visible.

Doctor Lefebure
131

Es verdad que en tiempos de Jesús la humanidad no contaba con


Newton y Képler, pero éstos habían tenido sus precursores en
aquéllos que en una íntima intuición advertían la analogía del
microcosmos y el macrocosmos, y que la naturaleza era mucho
más simple de lo que se creía, puesto que lo de arriba era como
lo de abajo; el interior, como el exterior; la derecha, como la
izquierda. Lo que parecía ser la idea de Jesús, si son ciertas las
palabras citadas por Linus el Señor ha dicho en el misterio: si no
haces con la derecha como con la izquierda, y con la izquierda
como con la derecha, lo que está arriba como lo que está abajo,
y lo que está adelante como lo que está detrás, no conocerás el
reino de Dios.

Esto es una intuición primitiva y fundamental de la inteligencia.


Ya se ha dicho en el Génesis: Dios creó al hombre a su imagen.
Lo creó a imagen de Dios; creó el hombre y la mujer (Génesis 1,
27).

A su imagen... es decir, simétricamente, en posición opuesta,


puesto que lo que está a la derecha en el objeto, está a la
izquierda en la imagen. ¿Su imagen en qué? No en un espejo
plano ordinario, puesto que él creó primeramente al hombre a
su imagen, luego a la mujer. O Dios se miraba en dos espejos
que daban deformaciones diferentes, o bien poseía al mismo
tiempo los dos aspectos del hombre y de la mujer, y el espejo
disociaba las dos imágenes. El poder creador de la luz sólo ha
podido dar sus frutos, manifiestamente por el juego de una
cascada de espejos complejos, desdoblando la imagen de Dios,
única en su origen, en dos imágenes cuyas posiciones
respectivas estaban al mismo tiempo opuestas a Dios y
opuestas entre sí, puesto que la polaridad sexual acumula todas
las oposiciones. El proceso de la creación no ha podido hacerse
sino por el juego de espejos complejos. El espíritu de
simplificación lleva al hombre a descubrirlo.

El poder del cristianismo magia cristiana


132

Es en lo que siempre nos hemos esforzado, y es por lo que nos


permitimos aportar ahora nuestro grano de arena al conocimiento
de la analogía entre el microcosmos y el macrocosmos.
Recordamos aquí el punto de vista que hemos desarrollado en
Homologías; la multiplicación y la división son operaciones que
presentan una especie de simetría. La transformación geométrica
más simple que deriva de la división es la homotecia, que
engendra las semejanzas. La que le hace pareja, basada en la
multiplicación, es la inversión.

Si la semejanza juega un gran papel en la naturaleza, la inversión


debe, por simetría, en la noción amplia del término, jugar un
papel análogo (véase nota). Esta inversión parece ser una de las
claves que permite pasar del microcosmos al macrocosmos, o
más bien del mundo físico al mundo biológico. En efecto, la
dominante morfológica del mundo astronómico es el círculo.

Los astros describen en su mayor parte elipses, figuras que se


aproximan morfológicamente al círculo, lo mismo que la
hipérbola es de la familia de la resta. Estas elipses están
dispuestas en pisos sucesivos, estando los centros de los
movimientos de rotación de un plano sobre la elipse del
precedente. Y así, probablemente, el sol gira alrededor del centro
de nuestra galaxia. Los planetas giran alrededor del sol, los
satélites alrededor de los planetas.

Nota: debemos señalar aquí la muy importante obra del Dr. Sergio Galonier-Gratzinsky. 1º
Geometrización energética de la vida y del cosmos por el principio de inversión. 2º Mecanismo
fundamental de la construcción del mundo físico y biológico por la inversión (o trigonometría
óptica). 3º Origen y estructura de la vida (Ed. Pramanta, 17, rue de la Paix, Colombes, Seine).
Por una curiosa coincidencia el Dr. Galonier Gratzinsky y nosotros hemos publicado en la misma
época que la inversión parecía jugar en biología un papel fundamental, hasta ahora inadvertido.
Ninguno de nosotros ha tenido conocimiento anteriormente de los trabajos del otro, y no los
hemos conocido uno y otro sino 10 años después de su publicación. Nuestras respectivas obras
se sostienen la una a la otra sin entremezclarse. De ellas se desprende un vocabulario común a los
estudios de estos problemas (dominantes morfológicas, campo femenino, etc.) necesario para arar
este campo de la ciencia. Aquéllos de nuestros lectores que hayan apreciado Homologías se
beneficiarán estudiando la obra del Dr. Galonier-Gratzinsky.

Doctor Lefebure
133

Los cuerpos celestes giran sobre sí mismos. Los torbellinos de


las aguas y los vientos dibujan vastos círculos, un poco
deformados, en la superficie de los planetas. Los elementos giran
alrededor de los núcleos del átomo, y este proceso continúa hasta
el infinito, como ya sospechaba Pascal.

Tal es la estructura cósmica: círculos en pisos. Recordemos


ahora que la inversión transforma el círculo en recta, si el centro
de inversión está situado sobre el círculo. Admitimos el principio
de la multiplicidad de los centros de semejanzas, muy extendido
en la naturaleza (véase nota),

Admitimos que los centros de inversión están ubicados en los


puntos de intersección de los círculos. Vemos que estas
estructuras formadas por círculos en pisos, características de las
formaciones astronómicas y atómicas, se transforman en
estructuras ramificadas, fundamento mismo de la organización
de los seres vivientes, lo que es particularmente definido en la
planta (véase nota). Así, por la inversión, formamos las bases de
una transformación geométrica de las formas celestes en formas
humanas.

Nota: en el arco iris, por ejemplo.


Nota: Atlas de los inversos, en preparación. En él demostraremos que invirtiendo la forma del
cuerpo humano adulto, según la posición del centro de inversión se obtiene la forma de un niño,
de un feto o de un embrión (este último caso, cuando el centro de inversión está en el interior del
cuerpo adulto).

El poder del cristianismo magia cristiana


135

JESÚS Y LA SOCIEDAD

El poder del cristianismo magia cristiana


137

INTRODUCCIÓN

Abordamos ahora un tema donde será muy difícil ser claro, en


razón de su naturaleza misma: nadie ha podido dar la fórmula
exacta de una molécula de albúmina, ni siquiera precisar su
forma, sus contornos, porque muchas de sus partes se apoyan
entre sí, dependen una de las otras, se entrelazan, y, al quererlas
desembrollar, se rompe el edificio.

Deseamos ahora estudiar la ley del encadenamiento de las causas


y los efectos de nuestros actos en su aspecto místico y religioso.
Es decir, en sus relaciones con los mundos invisibles y la vida
eterna. Pero, para seguir las consecuencias de un acto, hay que
captar sus efectos sobre una interminable cadena de seres.

El problema del karma, es decir, el estudio del destino humano


según las leyes que rigen las causas y los efectos de nuestros
actos, es indisociable de las cuestiones sociales, y el conjunto
forma un todo de una complejidad sobrecogedora, en que la
humanidad se debate como presa en una tela de araña.

No obstante, en este fárrago, en este rumor de la vida común, hay


un centro, un faro que puede servirnos de punto de referencia, y
que, por consiguiente, será el punto de concentración donde
descansaremos periódicamente: el Cristo.

El poder del cristianismo magia cristiana


139

JESÚS Y EL ESTADO
UN PAÍS FUERTE ES UN PAÍS DONDE EL
ESTADO ES DÉBIL

Este aserto surge del análisis de la vida corriente, del estudio del
Evangelio y, más particularmente, de esta palabra del Cristo: el
que tiene más, comparta con el que tiene menos y el que tiene
dos túnicas comparta con el que no tiene ninguna, y el que tiene
que comer, haga lo mismo (Lucas 3, ll). Pero jamás dijo: que el
que tiene más comparta con el Estado porque compartir con el
Estado es mantener un ejército de inspectores que se contradicen
unos a otros y os desaniman para actuar. A fin de cuentas, la
fuerza del Estado empobrece al país. Esta frase, pronunciada en
una reunión pública, asegura los aplausos; produce más efecto
sobre un auditorio que cualquier consideración análoga o
cualquier exposición de experiencias psíquicas.
Es que esta idea responde a una necesidad de las masas, a la
necesidad de los individuos, cualquiera sea su nivel de cultura,
de sentirse confirmados por un razonamiento lógico, en un
sentimiento íntimo, aunque a veces confuso, que a menudo no se
atreven a confesar públicamente, ni a sí mismos. Si titubean en
dar a conocer ese sentimiento, es porque es contrario a las
nociones que, en todos los tiempos y en todos los países, trata el
Estado de inculcar en las mentes; pero, evidentemente, este
punto de vista está en contradicción sobre todo con las doctrinas
que predican una superestatalización, y con la mentalidad de los
países en los cuales el Estado ha realizado esta hipertrofia que
llamaremos el superestado, y que por analogía asimilaremos a un
cáncer social.

El poder del cristianismo magia cristiana


140

La supremacía de la caridad individual que, desde ciertos puntos


de vista es opuesta a la caridad del Estado ¿no aparece más que
incidentalmente en la obra del Cristo, lo que podría dejar
sospechar una interpretación tendenciosa de nuestra parte? ¿o
bien constituye, a decir verdad, el fondo del espíritu cristiano?

Esta última opinión es la buena, porque tal lucha de la caridad


individual contra la caridad del Estado se encuentra en toda la
obra del Cristo.

Cuando Jesús dice al hijo del hombre rico que quería seguirlo:
vende todo lo que tienes y dalo a los pobres (Lucas 18, 22) es
menester recalcar que no le dice: da tus bienes al Estado, ni pon
los bienes en común entre los pobres. Se trata de una renuncia a
la posesión personal en favor de otros poseedores, igualmente a
título personal; este proceso conduce a una igualación de los
capitales, igualación voluntaria de parte del gran poseedor, y que
es lo opuesto de la creación de un capital común.

No podemos dudar de su pensamiento sobre este punto, porque


se vuelve a encontrar en San Marcos: ve, vende cuanto tienes y,
dalo a los pobres (Marcos 10, 21).

Cuando dice si alguien te pide tu capa, dale también tu túnica,


no preconiza la creación de una distribución de ropa a cargo del
Estado, ni la puesta en común de dos camisas entre el pobre y el
rico, sino que quiere que cada uno tenga su camisa por una
partición equitativa, libre y voluntaria. ¿Cómo conducir al rico a
este reparto voluntario? He aquí, en el fondo, el único problema
social que plantea la moral cristiana.

Demostraremos que el cristianismo completo involucra


ejercicios mágicos que han sido eliminados desde su comienzo y
que permiten practicarlo verdaderamente.

Doctor Lefebure
141

La expansión de estas prácticas entre las masas nos conducirá a


profundas transformaciones sociales: eso será la revolución por
la respiración.

Durante su misión, y bajo todas las formas posibles, el Cristo ha


proclamado esta supremacía del individuo sobre la colectividad,
del trabajo libremente elegido bajo el efecto de un impulso
personal y original. ¿Cómo hacer nacer este estímulo individual?
Es el más profundo problema social cristiano, y en él interviene
la verdadera raíz, hoy perdida, del cristianismo: la magia.

Ya hemos visto a propósito de la comunión que, por ser una


digestión espiritual, nos muestra que cada uno de nosotros debe
recrear una forma personal y original. Contentarse con ejecutar
un trabajo ordenado de acuerdo a modelos, no es vivir, puesto
que vivir es ser cristiano y, por tanto, original.

Una organización social sana y equilibrada debe permitir a cada


uno la producción personal, dar un lugar preponderante en el
trabajo a la individualidad y apartar lo más posible todo lo que
transforma al hombre en robot, a la realización mecánica de su
trabajo y a su semejanza al de los demás.

La debilidad del Estado, su inferioridad sobre el hombre libre,


deriva de un principio bien conocido: si se uncen juntos dos
caballos, el esfuerzo que realizan es inferior al esfuerzo total
producido por dos caballos separados; y si se uncen cuatro
caballos juntos, su trabajo es inferior a la suma del trabajo de dos
parejas separadas.

¿Por qué este descenso de rendimiento inherente a la


organización colectiva? Ante todo, porque hay un peso muerto
suplementario, inútil, el de los tiros entre los caballos. Además,
porque la tracción no puede ser perfectamente sinérgica.

El poder del cristianismo magia cristiana


142

Siempre hay un animal que tira en una dirección un poco


diferente del otro: uno que está en el trabajo cuando el otro aún
no lo está o no está más: y porque no se pueden sincronizar
perfectamente dos esfuerzos, evitar que uno de los caballos
sienta necesidad de resollar en el momento justo en que el otro
está listo en el extremo del tiro. Y por último, a causa de un
sentimiento completamente natural: cada uno cuenta con el otro
para realizar el mayor esfuerzo, demostrando un trabajo parejo.

Lo mismo sucede con el carro del Estado, en todos los países y


bajo todos los regímenes, aunque evidentemente las
consecuencias son mucho más graves en los países en que el
Estado es muy importante en relación al sector libre, en los
países con superestado. Ya no son dos o cuatro caballos uncidos
juntos, sino centenares de miles o millones, según el régimen. Y
el tiro se entorpece en consecuencia: la relación entre el trabajo
de uno y el del otro se hace más importante que la de cada
trabajador con el medio ambiente, es decir que el trabajo
efectivo.

Y así transcurre el tiempo en la redacción de programas de trabajo,


en rendiciones de cuentas, en recíproca vigilancia, dejando el país
en manos de ayudantes, sin iniciativa ni voluntad original. Cuando
tres individuos deben vincularse entre sí, el número de las
interrelaciones es de 3 X 3 = 9; pero cuando 100 individuos
dependen los unos de los otros, el número de interpretaciones se
hace de 100 X 100 = 10.000. La impotencia de los organismos se
eleva al cuadrado de su importancia y, con ella, la carga muerta.
Como el Estado es el más importante de todos los organismos
sociales, la carga muerta alcanza un peso infinitamente mayor. El
trabajo efectivo, en relación a los esfuerzos demandados, es más
escaso. Así se explica el eterno fracaso de las sociedades altamente
colectivizadas. Pero los hombres vuelven a caer, a pesar de la
experiencia, en los mismos errores.

Doctor Lefebure
143

El peso de los arneses, cuyo impedimento crece


proporcionalmente al cuadrado de la importancia del tiro, es la
burocracia, consecuencia irremediable de la colectivización. Los
tirones de todos los flancos es la parálisis general que hace que
no se pueda hacer nada sin la orden, o al menos sin la aprobación
de uno y de otro; diez opiniones diferentes ante una iniciativa
individual conducen a una completa esterilización de la actividad
creadora.

En fin, cada uno cuenta cada vez más con el otro para dar la
impresión de que se ha realizado mucho trabajo. Es una
consecuencia normal del sistema. Para remediar lo más posible
este defecto se crea la vigilancia recíproca, la delación bajo todas
sus formas y en todos los pisos. El régimen, si no se mantiene en
competencia permanente por el sector privado, evoluciona
automáticamente hacia el control policial y el espionaje
permanente.

Evidentemente, este remedio es peor que la enfermedad, porque


esta vigilancia recíproca no puede hacerse sin una jerarquización
cada vez más avanzada, a medida que el trabajo se complica. La
jerarquización conduce a este resultado: cada uno trabaja para
dar satisfacción a sus jefes y deja de ocuparse de la utilidad
efectiva de su trabajo, porque su sueldo depende de la
satisfacción general de la jerarquía. Todo hombre que trabaja
solo en su taller produce una parte de trabajo efectivo, aunque
una parte de locuras, es decir, de trabajo estéril e inútil se mezcla
inevitablemente en su trabajo. Si tiene un patrón, deberá realizar
en su trabajo las fantasías de ese patrón. Su trabajo efectivo
disminuirá otro tanto.

Cuanto más importante sea la empresa y más numerosa la


jerarquía, más fantasías, caprichos y manías habrá de satisfacer
y, por consiguiente, hará más trabajo sin utilidad efectiva.

El poder del cristianismo magia cristiana


144

Cuando trabaje para el Estado, este trabajo inútil podrá alcanzar


proporciones desconcertantes, 99% e incluso más, pues
dependerá de un patrón que puede y sabe hacerse obedecer.

El pequeño patrón impone sus locuras a dos o tres obreros. Muy


a menudo este patrón es un antiguo obrero, que ascendió por su
mérito, produciendo más trabajo verdaderamente efectivo y útil.
El alto administrador ha llegado al cargo porque ha sido
estimado por sus superiores, porque durante toda una vida ha
anulado su personalidad, admitiendo que tuviera una, para
complacer a aquél cuyo cargo ambicionaba desde la sombra.

Cuando al fin lo obtenga, será un hombre sin personalidad, sin


imaginación, el que llegue a las palancas de mando. Habrá sido
seleccionado cuidadosamente entre los caracteres dóciles y,
consciente o inconscientemente, se vengará por toda una vida de
obediencia, haciendo obedecer a los demás, asfixiando sus
personalidades. Puede haber, ciertamente, algunas excepciones;
pero tal es en conjunto el funcionamiento psicológico de las
organizaciones altamente jerarquizadas.

Es el ciclo infernal básico de la estructura del Estado, en todos


los pueblos y desde siempre. Es por ello que un país fuerte es un
país con un Estado débil. Gandhi y Sócrates se revelaron
grandes sociólogos, porque comprendieron que el pequeño
obrero, libre, independiente, es la piedra fundamental, el asiento
de la sociedad. En Pierre Poujade habría, guardando las
proporciones, un impulso análogo, de no ser por la desviación
política. Pero el Cristo ha ido más lejos por este camino: ha dado
el remedio. La caridad individual previene el resentimiento y,
por consiguiente, extingue la lucha de clases antes que haya
tenido tiempo de organizarse, de colectivizarse en una dramática
ilusión de mejoramiento de la suerte de los pobres, ilusión que
sólo conduce a un empobrecimiento general.

Doctor Lefebure
145

Se puede reprochar al cristianismo una parte de fracaso social


(porque todo cristiano rico debería repartir) pero esto es debido
al hecho de que ha sido arrancada la raíz mágica del cristianismo
que, como la piedra filosofal, transforma todo lo que toca. Llega
el tiempo en que la ciencia sabrá reconstituirla.

Es necesario un Estado, como es necesario un cuerpo físico. Se


uncen varios caballos juntos cuando la carreta es pesada, cuando
hay mucho material para acarrear. Es necesario un Estado para
organizar los grandes trabajos colectivos: materiales, caminos,
represas. El asceta sabe reducir al mínimo las demandas de su
cuerpo, y su espíritu no obtiene más que beneficios de esta
reducción. Un pueblo debe reducir al mínimo la importancia del
Estado a fin de que los espíritus puedan expandirse. El asceta
independiza su espíritu del cuerpo. Del mismo modo, todo lo que
es intelectual y espiritual debe ser independiente del Estado.

Del que padece una hipertrofia del estómago o del hígado no se


dice que tiene un excelente tubo digestivo, ni que su estado
general es superior al promedio; se dice que su aparato digestivo
está deformado y que todo su organismo se resiente por ello.

Del mismo modo un Estado hipertrofiado no es un Estado fuerte;


un país donde el Estado está hipertrofiado no es un país fuerte.
Si el sector del Estado es demasiado importante en relación al
sector libre (privado) el Estado está enfermo, el país está
enfermo.

Volveremos a encontrar muchas veces en las enseñanzas de Jesús


el tema de las relaciones con el Estado, tema que trata siempre
de la misma manera: una indiferencia pasiva, una aceptación por
amor a la paz, cuando el Estado lo exige. Pero no deja de
aconsejar, en todo momento, la caridad cristiana, bajo una forma
no estatal y colectiva, sino individual, personal, original.

El poder del cristianismo magia cristiana


146

Y así resulta ahogada en el huevo la eterna serpiente venenosa de


la lucha de clases, cuyo motor es el resentimiento y que siempre
es más o menos el resorte oculto del Estado. Solamente la magia
respiratoria puede dar a la caridad individual una fuerza
suficiente para contrabalancear el resentimiento colectivo. El
problema está en demostrar, con todo el arsenal de la ciencia, el
poder de esta magia respiratoria y acumular las razones
individuales de su práctica pues, cualquiera que sea el motivo
inicial de este entrenamiento, el amor y, por consiguiente, la
caridad, derivan de él.

Doctor Lefebure
147

GÉRMENES DE MUERTE EN LOS GÉRMENES


DE VIDA

El pensamiento de Jesús es muy difícil de captar en nuestra


época. El descubrimiento de nuevos evangelios apócrifos y
manuscritos del Mar Muerto, aporta muy pocas aclaraciones
nuevas acerca de lo que fueron sus concepciones. Si en nuestros
días es posible engañarse sobre el sentido de sus palabras, con
mayor razón debieron equivocarse sus contemporáneos aún
mejor intencionados. ¿No reprendió él mismo a sus discípulos,
tantas veces, reprochándoles el no haberle comprendido?
¿Cómo podría haber sucedido otra cosa, en tiempos en que la
difusión del pensamiento del hombre era tan escasa que no
permitía influir sobre un gran número de mentes y, por
consiguiente, seleccionar fácilmente a los que eran aptos para
comprenderlo?
No nos asombremos de ver actuar a los apóstoles de una manera
completamente contraria a la enseñanza de su maestro, tan
pronto como éste hubo desaparecido. En los Hechos de los
Apóstoles (capítulo 5) vemos a los discípulos del Cristo poner
sus bienes en común, lo que como hemos dicho no se sugiere en
ninguna parte del Evangelio, puesto que Jesús ha ordenado
darlos a los pobres, compartirlos con quien tenga menos, sin
preocuparse por su convicción religiosa.
Si hubiéramos quedado en aquel estado, habría sido un pequeño
error de reparto en beneficio de los cristianos pobres, pero en
detrimento de los pobres no cristianos, que eran conducidos a
Dios por el ejemplo de la renuncia a los bienes de este mundo.

El poder del cristianismo magia cristiana


148

Pero la historia termina como toda buena historia colectivista:


Ananías y Saphira, familia de buena gente, vendieron sus bienes
para entrar en la comunidad cristiana, pero, ¡oh crimen de lesa
colectividad!, intentaron conservar para ellos una parte de la
suma, agravando su falta con una mentira. ¿Qué creen ustedes
que sucedió a estas pobres gentes que no habían hecho mal a
nadie? Recibieron un castigo ejemplar, cayeron muertos de
manera fulminante.

Poco importa aquí que ese milagro sea real o falso. Lo que nos
interesa destacar es que el carácter anticristiano de esta historia
no escandalizó ni a los primeros discípulos ni, durante dos mil
años, a toda la cristiandad y que este relato no fue suprimido de
la tradición cristiana. He aquí a estos apóstoles dotados de
poderes mágicos, gracias a las enseñanzas del Cristo, al que se
supone representan. Imaginaos al Cristo en su lugar. El que había
venido en socorro de los pecadores, el que había resucitado a los
muertos, el que había preferido dejarse crucificar antes que
exponerse a provocar un conflicto; vedlo fulminando a estos
pobres viejos... en resumidas cuentas, si se nos permite tal
trivialidad, por un poco de dinero. ¡Un verdadero crimen
crapuloso!

De seguro, no se ha dicho explícitamente en el texto que fueran


los apóstoles quienes procedieron a esta ejecución mágica
sumaria, real o imaginaria; se sobreentiende que eran fuerzas
invisibles las que aplicaron esta justicia... bien colectivista. ¿Pero
fueron fuerzas crísticas? Por cierto que no. ¿Cómo el que prefirió
morir antes que permitir a San Pedro defenderlo, hubiera podido,
ya personalmente, ya invisiblemente y por medio de
representantes angélicos o apostólicos, matar para castigar lo que
ni siquiera era un robo sino a lo sumo una mentira para justificar
la insuficiencia de una donación no conforme, por otra parte, con
los mandamientos del Cristo?

Doctor Lefebure
149

Esa donación no estaba destinada a los pobres, sino a los


beneficiarios de la nueva doctrina. ¡He aquí, un hecho mucho
más cruel que todos los de la antigua ley de Moisés, cometido
por representantes de esta doctrina de amor, de paciencia y de
caridad!
Repetimos que poco nos importa la exactitud de los hechos; lo
importante aquí es que esta historia no haya sorprendido a los
contemporáneos, pues nos ha sido trasmitida como cristiana.
Ello demuestra que las concepciones sociales del Cristo fueron
totalmente incomprendidas desde el comienzo.

Desde los tiempos más remotos, los Israelitas tuvieron una


preferencia marcada por la organización colectivista, y esta
tendencia se fue acentuando con el tiempo; produjeron más tarde
a Karl Marx, y cuando recuperaron un poco de tierra en Judea,
instalaron allí un sistema netamente colectivista.

Esta colectivización de los bienes está en la naturaleza del


pueblo israelita. Debemos a los apóstoles el habernos
transmitido la enseñanza del Cristo, de haber propagado su
enseñanza, apoyándola en los milagros que acompañan a todos
los que se esfuerzan por vivir en el espíritu de Dios. Pero
debemos darnos cuenta que no siempre comprendieron la
enseñanza que trasmitían y sobre todo su aspecto social, que
interpretaron en sentido contrario.

La puesta en común de los bienes conduce, como en los tiempos


de Ananías y Saphira, al crimen monstruoso, tan torpe como
inhumano, y a una pseudo moral mucho más dura que la antigua
ley de Moisés.

La colectivización nos conduce a la ley del super talión, donde


por un diente tomado de la colectividad se piden las dos
mandíbulas del individuo.

El poder del cristianismo magia cristiana


150

El Cristo ha predicado a aquellos que buscaban a Dios una


homogeinización libre del capital por el reparto voluntario; una
competencia de pobreza en la cual él mismo batió todos los
records, puesto que el Hijo del Hombre no tiene una piedra
donde reposar su cabeza. Esta competencia de renuncia creaba
un exceso de bienes disponibles, una desvalorización de la
materia, pero cada ser permanecía esencialmente libre de utilizar,
según entendía, lo que creía deber conservar.

Podría parecer una utopía hacer llegar un número suficiente de


individuos a esta concepción de la vida; pero el Cristo sabía que
no acontecería así cuando los hombres practicaran los ejercicios
mágicos, gracias a los cuales él había conocido la
transfiguración, el poder de curar, la percepción directa de la
vida eterna.

El que ha adquirido la certeza experimental de la reencarnación


y del karma, por el entrenamiento místico, mantiene esta certeza
constantemente presente en el espíritu, y vive tal renuncia. Pero
la parte mágica de la enseñanza del Cristo se perdió rápidamente,
y ni uno solo de sus contemporáneos comprendió que el Cristo
era ya el mayor individualista de la historia. El espíritu israelita
predomina desde los primeros tiempos de la Iglesia sobre el
plano social y, con él, la organización comunitaria. Y así desde
los albores del cristianismo se incorporó a la iglesia un germen
del comunismo actual, germen en flagrante contradicción con la
enseñanza de su Maestro, y que creció en ella.

En el curso de los tiempos se produjo, lentamente, una


decantación que separa el comunismo, el materialismo y el
colectivismo de la espiritualidad individual y caritativa; esta
decantación será completa cuando la magia respiratoria haya
sido reconocida como la verdadera raíz del cristianismo y de la
que ha sido despojado desde el comienzo.

Doctor Lefebure
151

Como la tenía en el niño, este germen de comunismo causó


frecuentes convulsiones a las Iglesias, puesto que la confiscación
de los bienes comunitarios por el Estado sacudía periódicamente
a las Iglesias temporales. Y, más aún, al hacer pasar cada
confiscación al Estado un enorme capital colectivo privado,
preparaba materialmente y moralmente el superestado
decadente.

Del mismo modo que la Iglesia católica se ha encontrado en otro


tiempo frente a frente con la francmasonería, que es otro de sus
hijos, asimismo hoy las iglesias temporales se encuentran, en
todas partes del mundo, de narices con este parásito que ellas han
empollado para después renegar de él: el comunismo
internacional. Porque no han sabido, desde su origen, captar el
individualismo del Cristo en toda su inmensa plenitud, a pesar de
la revelación que tuvieron los Santos de la Iglesia espiritual,
constituyéndose en ejemplos vivientes.

La verdadera fuerza de la Iglesia está en los santos e iluminados


que en el curso de las edades recuerdan con milagros la perpetua
presencia de Dios. Ellos, como San Vicente de Paúl, nos prueban
que la caridad individual puede ser vivida; lo que, repetimos, no
llegará a ser masivo sino en la próxima época de la revolución
por la respiración.

En cuanto a los progresos sociales, Jesús nos ha trazado el


camino para su búsqueda. Jesús era clarividente. Las parábolas
no son simples comparaciones: son la expresión de las
profundas analogías entre la sociedad humana y la naturaleza.
Descubriremos las mejores organizaciones sociales posibles
por el estudio de las leyes de analogía entre lo humano y el
cosmos, porque las leyes de analogía son las leyes primarias y,
por tanto, divinas.

El poder del cristianismo magia cristiana


153

EL DELIRIO ALCOHÓLICO-COLECTIVISTA

Tomó a continuación una copa, se la entregó, y todos bebieron


de ella (Marcos 14, 23). Haced esto en memoria mía, dijo Jesús
al cumplir este gesto (San Lucas, confirmado por San Pablo en
la Epístola a los Corintios). Gesto desconcertante, a primera
vista, este acto de un fundador de religión que parece instaurar el
culto a la bebida para festejar el aniversario de su muerte y la
perpetuación de su enseñanza; actitud funesta, cuando con dos
mil años de atraso, se constatan los estragos crecientes del
alcoholismo, precisamente en los países cristianos. ¡Como si el
gesto que ejecuta el sacerdote cada mañana desde hace siglos,
hubiera marcado la mentalidad común, hubiera contribuido a
soldar profundamente en el espíritu de las masas, la idea del vino
y la idea de bien; hubiera santificado el jugo fermentado en la
mesa cotidiana, y alejado del jugo fermentado el espíritu
diabólico que indiscutiblemente lo habita!

Extendernos aquí sobre los crímenes del alcoholismo sería


demasiado largo, demasiado vulgar. Recordemos la experiencia
de laboratorio fundamental: un vaso de vino basta para aumentar
la cronaxia, es decir, disminuir la rapidez de las reacciones
nerviosas mientras es digerido. Como nuestro cerebro no es más
que fibras nerviosas, esto quiere decir que un solo vaso de vino
alcanza para modificar su funcionamiento durante varias horas.

¿Qué pensar del individuo que bebe cotidianamente, aunque


sólo sea la dosis permitida por la Facultad de Medicina, es decir,
de tres cuartos a un litro de vino al día, cuando esta bebida se
hace habitual?

El poder del cristianismo magia cristiana


154

Poco a poco su manera de concebir la existencia se va


perturbando profundamente. Con los años, ya no es un hombre
normal, conforme al modelo que la naturaleza había creado, y
que perfeccionará por la selección natural y otras vías de
evolución. Sus concepciones están viciadas desde su base, en
todas las cosas, por el litro cotidiano.

Los efectos de la grande y de la mediana impregnación


alcohólica han sido descritos ampliamente: queremos aquí
insistir sobre algunas relaciones entre la pequeña impregnación
alcohólica y el sentido religioso, luego sobre las relaciones entre
esta misma impregnación y las concepciones sociales y
científicas.

La irreligión es el fruto amargo de la pequeña impregnación


alcohólica. Esta es sin duda su primera consecuencia. ¿Por qué
mecanismo? Ninguna doctrina, ni siquiera la del Evangelio,
constituye el apoyo final de la religión. La fuente de toda religión
está en el interior del hombre y es la que le permite discernir
entre las doctrinas que reflejan la gloria de Dios y las que la
ocultan.

El pequeño milagro viene frecuentemente tras los pasos del que


tiene fe, no esa fe que consiste en responder sí, yo creo, cuando
se os pregunta ¿cree usted? y a limitar allí la vida religiosa. Sino
esa fe que por la oración frecuente, bajo cualquier forma que sea,
nos pone en comunicación con lo invisible. Este pequeño
milagro puede llamarse intuición, presentimiento, o sueño
premonitorio. Viene a reforzarla, a sostenerla por una
bienaventurada intervención. Ese acrecentamiento de fe por
efecto de pequeños milagros hará más ferviente el ruego,
favoreciendo la producción de fenómenos más importantes, más
convincentes. Tal es el progreso en espiral del pequeño místico
que debería ser por lo menos cada hombre, física y moralmente.

Doctor Lefebure
155

Llamamos particularmente la atención sobre los ensueños


premonitorios. Durante el sueño es cuando se desvanecen las
sensaciones que provienen del mundo físico, cuando el ser está
más o menos sumergido en un mundo invisible y recibe más
fácilmente de él las imágenes y los estímulos. Ya busque a Dios
o no, es durante el sueño cuando el hombre común conocerá su
contacto.

Las revelaciones espontáneas en estado de vigilia parecen


reservadas a los hombres que nacen con dotes psíquicas
particulares, consecuencia de un entrenamiento en una vida
anterior.

Lo que el alcohol mata, primeramente, es el ensueño en el seno


de Dios. El litro o medio litro cotidiano bastan para engendrar
una insuficiencia hepática crónica; esta insuficiencia será tan
leve como para no revelarse en claros signos clínicos.

No obstante, traerá una profunda perturbación: desaparición de


los ensueños sutiles, progresivamente reemplazados por sueños
densos y pesados y luego por pesadillas.

El deterioro de los centros sutiles, que de vez en cuando


proporcionan a todo hombre normal un fenómeno metapsíquico,
es la primera consecuencia de la pequeña impregnación etílica.
Es por eso que el alcoholismo y el materialismo se apoyan
mutuamente.

Por consiguiente, el principal pilar interior de la fe se


desploma. Y si descartamos incluso los problemas religiosos
notaremos, al observar a nuestro alrededor, que el medio litro
cotidiano, aunque sin engendrar francamente una enfermedad,
es para ahogar lo que Pascal llamaba con tanta justeza el
espíritu de sutileza.

El poder del cristianismo magia cristiana


156

Todos los que han observado el buen fundamento de las ciencias


psíquicas, han notado que la primera facultad deteriorada por la
pequeña impregnación etílica es la que durante un buen reposo,
proporciona a veces sueños premonitorios que son para los
hombres como el elemento convincente, la prueba personal de
que existe algo que la ciencia aún no conoce y que podría tener
grandes relaciones con la religión. La deficiencia hepática, aún
leve, es causa de esta ruptura del lazo natural con lo invisible.

El alma, carente de pruebas personales, se separa de las doctrinas


que derivan de esta fuente sutil, de esta intuición supralógica. El
materialismo penetra en el alma, y a causa de él, el hombre bebe
más, porque ya no tiene que construir su vida eterna; el goce
inmediato, la distensión nerviosa del momento, bastan para
satisfacerle.

Se ha abierto un ciclo infernal. Por el pequeño alcoholismo


crónico, puede un pueblo entero perder el contacto personal con
lo invisible, que es el verdadero soporte de la fe. El materialismo,
el ateísmo, la antirreligión bajo todas sus formas, se hacen
doctrinas del Estado, expresión de una verdadera enfermedad
mental colectiva que, no obstante, parece natural en ese país.

Si queremos analizar profundamente en la estructura social del


país los signos sociológicos de la impregnación alcohólica, no
tenemos más que considerar los signos psíquicos del
alcoholismo crónico. Los hallamos expresados colectivamente,
hasta en creaciones que se nos quiera hacer pasar por progresos
sociales.

Tomemos, ante todo, ese signo mayor de la impregnación etílica:


la exageración patológica de la locuacidad. El país entero se
vuelve charlatán, interminablemente hablador. Se pierde el
tiempo en coloquios inagotables. Se vota por los más charlatanes.

Doctor Lefebure
157

Otro signo de impregnación alcohólica: transformación del


carácter, que progresivamente tiende hacia lo paranoico y se
hace contradictorio. El alcohólico es, en general, muy opositor.
Así, todos se oponen a todos, cada vez más. Apenas se forma un
grupo, se escinde en dos, en cuatro, en ocho, porque hay que
oponerse siempre y sistemáticamente por tendencia de carácter.
Los elegidos no conciben más que torneos, conflictos verbales y
justas oratorias. La incapacidad para tomar una decisión, muy
característica de la impregnación etílica, llega a ser un rasgo del
carácter nacional. Aumenta la impregnación etílica del individuo
y aparece un nuevo rasgo de carácter: los celos, que se hacen
feroces, terribles, peligrosos.

¿Que un pueblo entero bebe? Toda su vida social se une, se


concentra en la reivindicación, en la envidia colectiva. En
cualquier ambiente o individuo, sólo encucharemos quejas
rencorosas: el vecino tiene más que yo. Esta lúgubre lamentación
va desde los más pobres a los más ricos, por paradójico que
parezca. Si las cosas quedaran ahí, sería un mal a medias; pero
se extiende a sistemas sociales basados exclusivamente en la
envidia. Empobrecer a los ricos jamás ha enriquecido a los
pobres, al contrario; nivelar a todo el mundo, conduce al
empobrecimiento de todo el mundo. Las exigencias se hacen
cada vez más generales.

Otra característica de la impregnación alcohólica: la pérdida del


sentido de responsabilidad. Este es un rasgo absolutamente
definido y general del individuo que bebe. Al perder el sentido
de su responsabilidad individual, el individuo se encomendará
cada vez más al Estado para todo lo que, antes de ese ciclo
infernal, dependía de su sentido de la existencia, del valor y de
la calidad de sus reacciones ante la vida. Inventa la seguridad
social, creyendo que esto lo liberará de tenerse que preocupar del
futuro. Se sumerge en eso y el porvenir se oscurece más.

El poder del cristianismo magia cristiana


158

Entonces el ciclo infernal desciende en profunda espiral. La


mitad de las dolencias del país se deben al alcoholismo. Pero que
importa, aún así yo beberé, puesto que es quien no bebe el que
pagará por mí. Y la parte lúcida de la nación es exprimida, en lo
real y en lo figurado, para alimentar los toneles.

Puesto que el alcohol ha matado la afectividad hasta tal punto


que el pueblo no quiere más niños, se les compra, inventando las
asignaciones familiares. Entonces hará hijos bien pagados y muy
a menudo beberá una parte de la paga. Los hijos nacen
degenerados y con una propensión a beber más. Es el ciclo de
degeneración de la raza: el alcohol llama al alcohol.

Todo este mundo votará, lo que está bien en sí; pero


desembocará en un resultado caricaturesco en un país
alcoholizado. Porque el elegido, aunque no beba más que agua,
será de una mentalidad más cercana a esta impregnación etílica.
Y es este elegido el que, en el mismo espíritu colectivo, al elegir
a su vez a los ministros, elegirá a los hombres que, colocados en
las palancas de mando, orientarán inclusive la investigación
científica del país.

Así, el habitual de los bares estará seguro de que, gracias a su


voto, no saldrá por mucho tiempo de los laboratorios del Estado
una filosofía que arriesgue contradecir la suya. Así como el
boxeo reinó particularmente en América, y es precisamente a
causa de esto que los americanos han producido los mayores
trabajos mostrando los peligros de este deporte, pertenece a los
franceses lúcidos el deber de señalar al mundo la influencia del
alcoholismo sobre las concepciones sociales. En tales
condiciones, nos asombraremos de la actitud del Cristo, que
pareció glorificar el vino ante la posteridad. A este respecto no
puede haber dudas: llegó el día de los panes sin levadura en que
era menester inmolar la Pascua (Lucas 22, 7).

Doctor Lefebure
159

Es necesario, entonces, leer el contexto: el pan que la acompañó


era sin levadura, por tanto conservaba aún toda la vida del grano
de trigo, ¿por qué habría elegido Jesús un jugo de uva que ya
hubiera sufrido una transformación por la fermentación, para
manifestar la divinidad en su sacrificio sin cesar renovado?
Además Jesús empleó frecuentemente la expresión el fruto de la
vid: porque yo os lo digo, no beberé en adelante del fruto de la
vid (Lucas 22, 18). Ahora bien, el fruto de la vid es la uva; y si
se lo puede beber es porque esta uva está en estado de jugo, bien
alejado del vino (véase nota).

La cosecha de la uva se efectúa hacia Pascuas en Judea. Leído


imparcialmente, el texto deja claro que es el jugo de uva fresca,
y no el vino fermentado, lo que el Cristo consagró el día de la
cena. Y nosotros, cristianos, sepamos quitarnos el sombrero ante
la religión musulmana, que no ha dejado lugar a equívocos
catastróficos sobre la bebida.

Nota: señalemos que en latín vinum significa a la vez vino, uva y jugo de uva.

El poder del cristianismo magia cristiana


161

JESÚS Y EL CAPITAL

El triunfo del cristianismo es la tónica de nuestra obra. Vamos a


estudiar este triunfo final a través de los complejos
encadenamientos del capital y del karma. Se trata, en cierto
sentido, del destino humano.

El mismo Jesús ha expuesto muy claramente el problema, San


Mateo nos presenta esta palabra de Jesús: porque al que tiene se
le dará, y tendrá abundancia, pero al que no tiene, aun lo que
tiene le será quitado (13, 12). Esta frase es citada por el mismo
evangelista una segunda vez (25, 29) ¡lo que prueba la
importancia excepcional que se le atribuía!

En San Lucas hallamos: Yo os digo: a todo aquél que tiene le


será dado; mas al que no tiene, aun lo que no tiene le será
quitado (19, 26). Bajo una forma más accesible y probablemente
más exactamente traducida, leemos en San Marcos: porque será
dado a aquél que tiene, y a aquél que no tiene le será quitado lo
que él cree poseer. Al que tiene se le dará. He aquí que, referido
varias veces por diferentes testigos, clara y francamente
enunciado, funda un sistema social que no es otro que el
capitalismo. Porque cuando se coloca un capital a una tasa de
interés, quien posee el capital tendrá más un día, y como
consecuencia de una especie de cristalización, siguiendo el
principio que quiere que el cristal grande se nutra a expensas de
los pequeños, el que nada tiene en el comienzo, estará aún más
empobrecido al fin de la operación. En los países donde reina el
delirio alcohólico colectivista, el sistema parece completamente
inmoral, y más aún, antinatural.

El poder del cristianismo magia cristiana


162

Por tanto, antes de tratar el aspecto moral de la evolución


capitalista, queremos destacar, sobre todo, que está
profundamente de acuerdo con las leyes de la naturaleza. Al
hallar en todas partes esta palabra de Cristo: a quien tiene se le
dará, se capta mejor su aspecto moral, porque resulta posible
tomar conciencia de otras leyes que la atemperan y la equilibran.

Ante todo, ¿cómo nace una estrella en el seno de una nebulosa?


Un pequeño núcleo denso aparece en el seno de una nube de
materia estelar. ¿El origen de este núcleo? Es discutido, pero
poco importa para nuestro razonamiento. Admitamos con Bellott
que se trata de un núcleo cometario que por azar (hasta donde
puede hablarse de azar en la marcha de los cuerpos regidos por
la gravitación) penetrará en la nebulosa.

Este núcleo es; tiene, en el sentido evangélico del término: tiene


cierta masa, cierta forma, cierta luminosidad, y otras
propiedades. En todo caso tiene mucho más que el medio en que
penetra, donde la materia está diluida de tan asombrosa manera
que casi no permite a nuestros actuales medios de investigación
discernir una estructura.

¿Qué hará este núcleo? Va a crecer atrayendo por su peso las


moléculas que le rodean. Va a brotar, por consiguiente,
empobreciendo el medio. Cuando sea diez veces más grande,
más pesado, atraerá diez veces más moléculas.

Por el hecho de que tiene al comienzo, se le ha dado aún más, es


al mayor al que la creación ha dado más; esto, en detrimento del
medio circundante que no teniendo casi nada se ha visto
desprovisto de lo poco que poseía. Al que no tiene, se le quitará
hasta lo que cree tener. Así las palabras del Cristo traducen la ley
de las progresiones geométricas, o más exactamente, de los
logaritmos naturales o neperianos.

Doctor Lefebure
163

Lo que se cree saber actualmente sobre la expresión del universo


y sobre el alejamiento progresivo de las galaxias parece indicar,
por contra, que en el estado actual del universo conocido, la
forma centrípeta de la gravitación está más que contrabalanceada
por otras fuerzas, centrífugas, sobre cuyos orígenes nos
perdemos en conjeturas.

La ley de gravitación no interviene sola en la naturaleza; de lo


contrario, todos los cuerpos terminarían por aglomerarse en un
bloque enorme.

Cuando a nuestro núcleo cometario se hayan unido suficientes


masas de materia, la presión engendrada por su peso romperá las
moléculas, generando desintegraciones atómicas, luz y calor.
Llegará un momento en que, por radiación y como consecuencia
de su propia presión de radiación (que expulsa las moléculas de
su superficie), el astro errante perderá tanto de su peso como
ganará en materia, captando los asteroides y polvo cósmico. El
astro es adulto, si así se puede decir, y es evidente que esta fase
dura mucho tiempo.

Luego, la acumulación de desechos atómicos no transformables,


ha hecho poco a poco de él un astro muerto, y sin duda se
descompone como un cadáver en el espacio, siguiendo un
proceso que aún no se ha podido sondear.

De este modo hay en la naturaleza una autoregulación del


capital. Todos los soles de la misma categoría pesan casi lo
mismo, porque ese mismo peso provoca una fuerza antagónica
de su aumento, que crece con él.

A quien tiene se le dará, a quien no tiene se le quitará no es un


mandamiento del Cristo, es una constatación del Cristo ante una
ley natural, tal vez atroz en apariencia.

El poder del cristianismo magia cristiana


164

Este penoso carácter no es evidente cuando se considera el


aspecto astronómico del problema, pero lo es cuando tiende a sus
manifestaciones biológicas, porque la primera de ellas es la
selección natural: a quien posee un poco más de posibilidades de
adaptación a la vida se le dará un poco más de los bienes de la
tierra, un poco más de descendencia, y a los que no han
adquirido estas nuevas dádivas, se les retirará hasta el derecho a
la existencia que creían, no obstante, un bien adquirido.

Pero el Cristo ha venido a aportar la autorregulación permanente.

Manda que quien tenga más comparta con el que tenga menos.
Así, por este reparto perpetuo voluntario, la monstruosa ley de
crecimiento logarítmico, ley natural, es atemperada, equilibrada
sin cesar. Aunque en muy débil grado, en nuestra época esta
deficiencia es compensada por las quiebras, las guerras, las
revoluciones. Pero cuando como consecuencia de una práctica
suficientemente reiterada del aliento que despierta el Amor, la
caridad individual se extiende suficientemente, las
compensaciones por la lucha y el sufrimiento desaparecerán,
pues no tendrán razón de ser.

Otra fuerza, más accesible, se opone a la gravitación: la presión


de radiación. Cada individuo será como un sol en quien la ley de
gravitación, que conduce toda materia hacia un centro, chocará
con la ley de radiación, que distribuye la energía alrededor de ese
centro, y rechaza las partículas finas.

Pero captemos bien las consecuencias de este mandamiento: que


quien tenga más reparta con quien tiene menos. Esto no
disminuye el capitalismo; por el contrario, lo aumenta. ¿Qué son
el colectivismo, el socialismo y su último estado, el comunismo,
en una palabra, qué es el superestatismo? Es la evolución normal
del gran capitalismo.

Doctor Lefebure
165

Un gran capital crece siguiendo una progresión geométrica. Se


hace enorme. En los grandes Estados, los capitales de las
poderosas empresas son superiores a la suma de los capitales de
un pequeño país o, dicho de otro modo, al capital de Estado de
un pequeño país que se ha colectivizado. Un gran capital es un
pequeño país comunista independiente en un país libre. Cuando
en un país grande los capitales de varias empresas importantes se
hacen enormes, se fusionan, caen por uno u otro pretexto bajo la
poda del Estado, y estamos en presencia de un monstruoso
capital de Estado. El comienzo del comunismo, del colectivismo,
es la enormidad de los grandes capitales con toda la declinación
social, material y moral que implica la colectivización: sólo ha
intervenido la ley de la materia, la ley de gravitación de los
logaritmos neperianos; el país de los grandes capitales se deslizó
por fusión, hacia el capitalismo de Estado, hacia la impotencia
colectivista (véase nota).

Para esto hay un solo remedio: la corriente aportada por el


Cristo, y que en el plano financiero se traduce en una especie de
esfuerzo perpetuo hacia la legislación de los pequeños capitales
por la donación y el respeto voluntario.

Este esfuerzo debe ser permanente, porque la ley de gravitación,


(es decir, aquí a quien tiene se le dará) actúa igualmente sin
descanso a lo largo de la existencia de todas las sociedades, y es
ella la que se trata de compensar.

Por esta lucha que está en la naturaleza de las cosas, esta lucha
permanente del espíritu crístico contra el crecimiento geométrico
de los capitales, éstos tienden a igualarse. La vida económica y
financiera está hecha de las fluctuaciones provocadas por estas
dos fuerzas.
Nota: Djilas: La nueva clase

El poder del cristianismo magia cristiana


166

Pero el pequeño capital se mantiene más ágil que nunca. Por el


reparto con los pobres el número de los pequeños capitales
aumenta. El valor total de los capitales permanece,
evidentemente, invariable; pero el capital se mantiene porque es
la expresión misma de la libertad, el instrumento gracias al cual
la originalidad de la personalidad puede expandirse.
El que en el sistema liberal dispone de una parte de los beneficios
de su trabajo, podrá ya utilizarlos personalmente en la extensión
de sus negocios, ya sea para ayudar a sus hijos a instalarse o
comprar acciones. Si compra acciones, elegirá aquellas que le
parecerán rendirle más, y su apreciación personal, su juicio,
entrarán en juego.
Mucho más frecuentemente de lo que se cree, el pequeño
poseedor comprará acciones porque el negocio le agrada. Muy
de seguro no lo hará si cree en una quiebra total, pero entre dos
negocios cuyas probabilidades le parecen iguales, su elección
será a menudo influida por un ideal o una simpatía desinteresada.
¡Cuántas veces la Francia liberal, que parecía financieramente
desfallecida, ha sido salvada por un empréstito, y el pueblo ha
preferido prestar su dinero a su país en un período crítico, en
lugar de invertirlo en sus negocios aparentemente más seguros!
Frecuentemente, la idea del empréstito parece hermosa,
civilizadora. Gracias a tal impulso de entusiasmo fue construído
el canal de Suez, aunque su éxito, en la época, se pronosticara
bastante aleatorio.
Finalmente, en un país de libertad, el que tiene una idea personal
cuya realización exige capitales sólo necesita convencer al
número suficiente de personas con las que se relaciona para
poder constituir una sociedad y realizar su idea. ¡Cuántos
periódicos salen gracias a un número de partes compradas por
simpatía hacia el fundador!

Doctor Lefebure
167

Nadie controla si las ideas del periódico están conformes o no


con la orientación del Estado. Todas las nuevas ideas pueden
germinar, sin ser aplastadas por la armazón administrativa.

Debemos deducir del conjunto de estos hechos que en el sistema


capitalista cada uno dispone del beneficio de su trabajo y lo
utiliza libremente. La inteligencia, el juicio, la afectividad,
constantemente solicitados, intervienen sin interrupción; las
facultades se agudizan y la vida del país se beneficia con este
continuo aporte de iniciativas personales.

Esta libertad permite la expansión del ser interior, la germinación


de los granos de arena que aportamos desde el nacimiento con
nuestra estructura mental. Gracias a esta libertad podemos
realizar nuestras ideas personales y originales. El fracaso o el
éxito de nuestras acciones repercuten a su vez sobre nuestras
ideas, haciéndolas evolucionar y perfeccionarse constantemente.
Es por ello que la sociedad capitalista está en perpetuo progreso.

Existe, evidentemente, el reverso de la medalla. ¡Cuántos


embrollos y maniobras, cuántos holgazanes viviendo de las
fluctuaciones de la bolsa!

¿Se conoce acaso un funcionamiento vital absolutamente


perfecto? La naturaleza trabaja en su evolución, según la manera
capitalista; el Cristo lo ha consignado dramáticamente, en una
frase lapidaria. Nosotros no podemos pretender crear un ojo
insensible a las ilusiones ópticas, un intestino que no pueda
infectarse, un corazón sin desfallecimientos, ni ningún sistema
inaccesible a los desajustes.

Sin ir contra esta ley fundamental del universo, Jesús ha indicado


el mejor remedio contra los inconvenientes de esta tendencia del
capital a crecer desmesuradamente: la caridad individual.

El poder del cristianismo magia cristiana


168

Es precisamente cuando se descuida la ley del Cristo, la caridad


individual, el reparto voluntario, cuando el capitalismo degenera:
algunos capitales crecen exageradamente, se fusionan entre sí,
luego se fusionan con el Estado: se crean el colectivismo, el
comunismo, el superestatismo. El capitalismo tiene, como toda
medalla, su reverso. Todo se pierde cuando, por insuficiencia de
las fuerzas cristianas que impelen al reparto voluntario y de la de
autoregulación natural, llegan a instalarse el colectivismo, el
capitalismo de Estado. Entonces, más que medalla, sólo hay el
reverso.

Un Estado que rija todo requiere, evidentemente, todos los


beneficios del trabajo. Lo que en otro tiempo estaba colocado en
la familia, en su propia empresa o bajo forma de acciones en una
empresa libremente elegida, todo esto es sustraído
obligatoriamente bajo forma de impuestos. El Estado nos evita
amablemente todo esfuerzo mental, decidiendo por nosotros lo
que hay que hacer con el producto de nuestro trabajo. Ya
sabemos lo que significa la decisión del Estado organizado
colectivamente. Decisión muy onerosa que será estudiada por
numerosas oficinas, por pretendidos especialistas improvisados;
decisión siempre tardía, porque estos burócratas no estarán
jamás de acuerdo; decisión, en fin, siempre conforme al gusto de
la masa. De suerte que la buena idea, la creación original
concebida por un solo individuo, jamás será realizada. Es la
dictadura del proletariado, para mayor desgracia de éste; porque
quienes realmente han aportado cuanto el proletariado apetece,
fueron inventores libres e independientes que, gracias a esta
libertad, pudieron realizar su idea.

El colectivismo, el capital de Estado, conduce inexorablemente


al infortunio de las masas, porque las masas asfixian en ellas a
los individuos capaces de ideas originales y susceptibles de ser
beneficiosas para todos.

Doctor Lefebure
169

Este comunismo no es más que el último término del


capitalismo, que tiende a degenerar automáticamente por el
aumento del capitalismo en detrimento de los pequeños, cuando
la caridad cristiana, es decir individual, no viene a compensar la
tendencia mecánica a la ruptura de equilibrio. De ello resulta que
un verdadero amor hacia el proletario conduce a protegerlo
contra su propia dictadura, que es la peor de las situaciones.

He aquí lo que surge de la yuxtaposición de estas dos frases del


Cristo: a quien tiene se le dará y que el que tiene más, reparta
con el que tiene menos.

¿Cómo dar un impulso mayor a la caridad cristiana, capaz de


impedir la degeneración del capitalismo en colectivismo? Es lo
que Cristo ha enseñado ciertamente a sus discípulos, que ha sido
eliminado del Evangelio y que investigaremos más adelante
mediante el estudio de la magia respiratoria cristiana.

Sigamos profundamente el hilo de la sabiduría cristiana. Dando


todos sus bienes a los pobres, Jesús coloca, aumentándolo así, su
capital físico sobre su capital espiritual. Estudiaremos la ley
natural del capitalismo, hasta en su aspecto inmaterial y cósmico.

Nota: este capítulo ha sido escrito en tiempos de Stalin, lo que da un tinte particular al término
comunismo. No hemos creído necesario modificarlo porque en Francia, sobre todo, hay
demasiadas personas que se mantienen en esta concepción del comunismo. Pero cuando
Krushchev, desde su llegada al poder declaró: el campesino sabe mejor que el burócrata cuándo
hay que sembrar, ha condenado de hecho el superestado. Destaquemos que ha sido después de
este paso, aunque muy parcial, hacia cierta descolectivización, que la U.R.S.S. se ha colocado a
la cabeza en la carrera hacia las estrellas. Conviene, por otra parte, que una obra inspirada en el
cristianismo colabore en el clima de distensión.

El poder del cristianismo magia cristiana


171

TRIUNFO DEL CRISTIANISMO


(esotérico)

EL KARMA EN EL EVANGELIO

La palabra karma tiene una etimología y un sentido complejo,


profundo y discutido. Aquí nos atendremos al sentido original de
rueda, porque es el más claro y el más preciso. Los debates sobre
un problema lingüístico no aportan ninguna luz a una discusión
científica. Para ésta sólo importa que el sentido de las palabras
esté claramente definido. En su origen, karma significaba rueda.
Desde muy antiguo los hindúes observaron en el destino humano
periódicos retornos de acontecimientos, que recordaban el pasaje
regular de los rayos de una rueda cuando gira ante el observador,
porque la palabra karma tomó muy pronto entre los hindúes el
sentido de nuestra expresión rueda del destino.

Los hindúes atribuyeron a este concepto una importancia


infinitamente superior a la que nosotros le concedemos; ellos
creen que para cada individuo, y en el curso de innumerables
encarnaciones sucesivas, la rueda del destino gira durante un
tiempo inconmensurable.

La rotación regular de los acontecimientos viene a encuadrar el


ciclo de las almas, ascendiendo y descendiendo a través de los
mundos densos y sutiles. Desde entonces, la expresión estudio
del karma tomó el sentido de estudio de las leyes que se supone
rigen el renacimiento de los seres y su destino, en función de sus
pensamientos, de sus sentimientos y de sus acciones en una o
varias vidas anteriores.

El poder del cristianismo magia cristiana


172

Este sentido se acentuó con autores contemporáneos, como


Rudolph Steiner, que fue el primero que trató de precisar la
naturaleza de estas leyes. Es preciso comprender que la noción
del karma impregna de manera difusa y, frecuentemente, un poco
confusa toda la vida religiosa del Oriente, desde el Japón budista
hasta el Asia menor zoroastriana y, más o menos, también
Arabia, donde se enfrentan tantas tendencias diversas. Antes de
que la religión musulmana hubiera alcanzado al cristianismo
medieval, que nos vino a inculcar la noción de un paraíso o un
infierno eterno, la idea del karma estaba mucho más viva y
extendida entre los pueblos que habitaban la encrucijada de
Europa, Asia y África. Indudablemente, el Cristo tuvo
conocimiento de ello.

Quien conoce lo que significa la palabra karma para todo Oriente


y relee el Evangelio imparcialmente, se da cuenta que está
sobreentendida detrás de cada afirmación del Cristo, detrás de la
mayoría de sus mandamientos y, en particular, de aquellos que
poseen la estructura simétrica de que hemos hablado. Cada
enseñanza del Evangelio ha sido dada a medida que las
necesidades de la existencia las sugerían; es lo que hace tan
vívido este texto. Si deseamos estudiar el karma en el Evangelio,
debemos ante todo proceder a una clasificación de las
afirmaciones y los mandamientos del Cristo.

Como este concepto es inseparable de la creencia en la


reencarnación, nos será necesario estudiar ese problema en el
Evangelio. Luego analizaremos las comprobaciones de la ley del
karma, hechas por el Cristo, y el reconocimiento de su carácter
ineludible; esto a la manera de todas las doctrinas religiosas
orientales. Finalmente, demostraremos que los mandamientos
del Cristo constituyen esencialmente la mejor aplicación de esta
ley del karma, todos ellos, pero especialmente aquellos que
llevan la marca de la simetría y el equilibrio.

Doctor Lefebure
173

Esto nos conducirá a la noción de capital kármico individual,


transposición en la vida eterna de las leyes que hemos obviado
en el mundo físico, tanto en astronomía como en finanzas. Y por
esta noción de capital kármico conoceremos un nuevo
mecanismo por el cual quedará asegurado el triunfo del
cristianismo tanto en la tierra como en el cielo.

La reencarnación en el Evangelio

El tema ha sido ya demasiado debatido y no aportamos nada


nuevo. No obstante, debemos recordar los puntos esenciales de
la discusión.

Se ha dicho que si la palabra reencarnación no ha sido


pronunciada en el Evangelio, es porque la reencarnación era
admitida en aquella época por los israelitas, porque para ellos
era una verdad tan evidente que no podía ser materia de
discusión. Son frecuentes las alusiones a ella, tanto por parte de
Jesús como de sus simpatizantes o detractores.

El de Elías es un caso muy discutido; a nuestro parecer, el único


en que la reencarnación ha sido categóricamente afirmada por
Jesús. Ello basta. Sólo dijo una vez: Padre nuestro que estás en
los Cielos, santificado sea tu nombre, y desde entonces esta
plegaria resuena en todas las iglesias cristianas.

A propósito de un ejemplo de la vida corriente, la mujer adúltera,


Jesús ha dado el mandamiento y el ejemplo de la indulgencia
para los faltas de los otros. A propósito de Juan Bautista, ha
precisado que Juan Bautista es Elías. Y todos los evangelistas lo
han repetido.

Porque todos los profetas y la ley hasta Juan han profetizado; y


si queréis comprenderle, éste es el Elías que había de venir. El
que tenga oídos para oir, que oiga (Mateo 11, 13-15).

El poder del cristianismo magia cristiana


174

Él irá delante de Dios con el espíritu y el poder de Elías (Lucas


1, 17, palabras del ángel del Señor aparecido a Zacarías). Mas
yo os digo que Elías ya vino y no le reconocieron, y le trataron
como quisieron. Así también el Hijo del Hombre padecerá por
ellos. Los discípulos entendieron entonces que les hablaba de
Juan Bautista (Mateo 17, 12-13).

Se advierte el encadenamiento del karma en la historia de Elías:


Juan Bautista murió con la cabeza cortada. Ahora bien, Elías
había hecho cortar numerosas cabezas.

Los creyentes opuestos a la idea de la reencarnación objetan que


el caso de Juan Bautista es un caso particular, porque Elías era el
más grande profeta precristiano. Pero es un argumento
despreciable, pues ninguno de los principios del Evangelio sería
válido entonces, al ser todos, o casi todos, enunciados a
propósito de casos particulares.

No abandonemos este tema sin recordar la afirmación gratuita,


pero encantadora, de Yogananda (véase nota): Elías es Juan
Bautista, Jesús es Eliseo. Así, Maestro y discípulo, unidos por un
profundo amor espiritual, se habrían reencontrado, amigos en
posición inversa en la vida siguiente. Conforme a los principios
del karma, el Maestro habría llegado a ser el discípulo y
viceversa. Retengamos esta atrayente hipótesis, aguardando los
medios de verificarla.

Tales son los argumentos que se pueden invocar en favor de la


presencia de la reencarnación en el Evangelio. Se puede objetar
que son débiles. No tanto, sin embargo, como los argumentos
sobre los que se fundan, por ejemplo, la doctrina de la
transubstanciación y otros varios dogmas del catolicismo
romano.
Nota: Autobiografía de un Yogui.

Doctor Lefebure
175

A nuestro entender, parece haber escapado a la mayoría de los


autores que han investigado en el Evangelio la presencia de la
enseñanza de la reencarnación, que el argumento más importante
a favor de esta presencia difusa pero sustancial es la siguiente: la
descripción que hace el Cristo de las leyes del destino responde
a las leyes del karma. La consecuencia es que sus mandamientos
surgen como la utilización racional de ese karma en el sentido
que se da en Oriente a ese término. Vamos a estudiar ahora la
descripción del karma en el Evangelio.
La idea del karma, retorno de buenas acciones sobre nosotros a
lo largo de la vida eterna, es inseparable de la idea de
reencarnaciones periódicas personales. El karma es inseparable
de la moral cristiana porque en ella va sobreentendida la
reencarnación.

La afirmación del karma en el Evangelio

El karma es el retorno periódico de la consecuencia de nuestras


acciones. Cada uno de nosotros se comportaría como el centro de
un pequeño sistema solar y, según esta concepción, cada una de
nuestras acciones engendraría una cadena de acontecimientos
que, en virtud de una ley difícil de analizar en sus aplicaciones,
nos volvería a traer tarde o temprano nuestro acto, pero en
posición inversa. Asimismo, el rayo de una rueda que gira frente
a nosotros parte de la izquierda y nos vuelve por la derecha o
viceversa.

_ Todos los que toman la espada perecerán por la espada (Mateo


26, 52).

Esta afirmación es manifiestamente falsa si se la considera en el


encadenamiento de una sola existencia. ¡Cuántos han manejado
hábilmente las armas de guerra y han muerto tranquilamente en
su cama!

El poder del cristianismo magia cristiana


176

Si esta frase fuera cierta, sólo podría aplicarse a seres que


cambiaran de cuerpo periódicamente; un glorioso combatiente
que ha vencido muchos enemigos podrá terminar su vida
presente en su cama, a una avanzada edad.

Para que la palabra del Cristo permanezca cierta, es menester


admitir que renacerá en un cuerpo de carne; quizás nunca lo
utilice para matar, ni para un acto guerrero, si renace, por
ejemplo, en el cuerpo de una mujer, y no obstante morirá de
muerte violenta por las armas, cuando ninguna ley humana, en
esta segunda existencia justificaba este fin.

Esto corresponde exactamente a la noción oriental del karma, y


la palabra del Cristo, tomada de una manera absoluta, se aplica
exactamente a las mismas circunstancias.

Precisa y aclara un caso particular del karma, en el cual el acto,


en el curso de un encadenamiento de existencias, vuelve a su
autor, pero en dirección inversa; el matador deviene el muerto,
las dos posiciones del sable son simétricas.

Conocemos la objeción clásica: el Cristo ha querido indicar


simplemente una ley de probabilidad: aquéllos que matan sobre
el campo de batalla están más propensos a hacerse matar que
aquéllos que tranquilamente se quedan en su casa. La palabra
del Cristo está muy cerca de lo verdadero, así era en su espíritu
y es exagerado atribuirle una verdad absoluta.

Ahora bien, hay una característica del Cristo que, a nuestro


parecer, no han realzado suficientemente los estudiosos.

Es la extrema precisión de su pensamiento, de su palabra,


sorprendente para la época, y en eso es literalmente un precursor
de la era científica.

Doctor Lefebure
177

¿Creeremos que aquél que dijo que vuestro sí, sea sí, que vuestro
no, sea no habría dicho voluntariamente una media mentira,
cuando enunció la ley según la cual el que mata con la espada por
la espada perecerá? ¿O bien habría admitido una importante zona
de imprecisión, y esto después de haber enseñado al mundo: sed
perfectos como lo es vuestro padre celestial y Todos los cabellos
de vuestra cabeza están contados?

No, este apasionado de lo absoluto no ha podido decir en un


sentido aproximado: aquel que mata con la espada, por la
espada será muerto y San Juan no ha podido más, dentro de este
espíritu, que hacerle eco en el Apocalipsis, agregando: si alguno
lleva en cautividad, será llevado en cautividad. Se puede admitir
o no el valor del cristianismo, se puede admitir o no la
probabilidad de las leyes de reencarnación y del karma; pero, sea
cual fuere su opinión, todo hombre imparcial reconocerá que
estas dos palabras de Jesús y de San Juan sobre la espada y la
cautividad, dejan entrever la ley de reencarnación y precisan dos
casos particulares de la ley de karma. Y es así porque sobre todo
en esa época, toda el Asia Menor, bajo la influencia religiosa del
Asia Central, estaba impregnada de estas nociones de
reencarnación y de karma.

Se podrían multiplicar los ejemplos de palabras de Cristo que


son exactas sólo admitiendo esta ley del karma y de existencias
sucesivas. Nos limitaremos a algunas entre ellas.

_ Aquel que quiera salvar su vida la perderá, mas el que pierda


su vida a causa de mí y de la buena nueva, la salvará.

Reparemos en la interesante arquitectura de esta frase, que


contiene tres simetrías: dos simetrías elementales, entre la acción
y la reacción y una simetría de conjunto, que invierte los
movimientos de las simetrías elementales.

El poder del cristianismo magia cristiana


178

Hay en ella una estructura que encontramos frecuentemente en la


naturaleza, particularmente en el reino vegetal. Con mucha
frecuencia las hojas son simétricas dos a dos en relación al tallo.
Cada hoja contiene un nuevo eje de simetría, el nervio central.
La palabra del Cristo expresa la vida y es bella, pues extrae de la
vida los procesos que el arte a menudo vuelve a tomar en sus
motivos decorativos.

Observemos que no está de ningún modo indicado que la vida


que se vuelve a encontrar después del sacrificio voluntario sea
una vida celestial. Otro evangelista añade que es eterna pero sin
precisar si se trata de una vida eterna en un mundo sutil o a través
de una sucesión de existencias físicas.

Cuando se ha constatado que la idea de la reencarnación y del


karma impregna todo el Evangelio, el sentido de esta palabra del
Cristo deviene claro. Es un apercibimiento de las leyes
misteriosas que guían el retorno de las almas. El que da su vida
por una noble causa recibirá en recompensa y rápidamente, otra
vida y otro cuerpo. Sacrificar su vida por un ideal, acelera el
ritmo de las reencarnaciones. Mientras que el que se aferra a esta
existencia, en detrimento a menudo de su prójimo, morirá un
poco más viejo en esta vida, pero reencarnará mucho más tarde.
Habrá perdido la vida. No seamos sectarios. Los términos vida y
vida eterna, si no significan especialmente vida celestial o vida
paradisíaca, no significan tampoco exclusivamente vida
terrestre. La vida que se vuelve a encontrar es la vida en general,
ya sea terrestre, celestial o paradisíaca. El que muere por espíritu
de sacrificio, conocerá una existencia más bella en los mundos
más allá de la muerte, donde morará entre dos vidas. Conocerá
una existencia celestial paradisíaca, y reencarnará más rápido. Si
se toma literalmente la palabra del Cristo, el sacrificio de su vida
procura ante todo una vida celestial más bella y un retorno
acelerado en un cuerpo de carne.

Doctor Lefebure
179

La ley de karma es más que una ley. Es un principio


fundamental; es la transposición en el destino del principio de
acción y de reacción, siguiendo el cual toda fuerza que obra en
un sentido tiende a crear una fuerza igual y opuesta destinada a
equilibrarla.

Quien ha estado largo tiempo impregnado del espíritu de


sacrificio ha creado reacciones muy poderosas que tienden a
mantenerlo vivo, y es por eso que esta palabra del Cristo anuncia
ya su resurrección.

_ Quien se eleve será humillado y el que se humille será elevado.

He aquí una doble simetría, un balanceo de la frase que da fe de


la unión íntima del Cristo con los ritmos de la naturaleza. Esta
frase nos muestra, además, una aplicación nueva del principio de
acción y de reacción.

Notemos, primeramente, la justeza de la observación


psicológica. Un hombre conocido por su valor personal que
entrara de incógnito en una sociedad, tan pronto fuera
descubierto, provocaría un concierto de exclamaciones
admirativas, de loas y, desde el principio tendría las mejores
oportunidades de estar en buenos términos con esta sociedad. El
mismo hombre que, al entrar en una sociedad semejante
comienza a alabar sus propios trabajos provocará sonrisas
discretas, hará que se le trate de jactancioso a sus espaldas, de
cargante y, si insiste, le darán a entender que sería mejor fuera a
exhibirse en otro lugar. Bajo formas muy variadas, vemos esto
todos los días.

Hay, en esta advertencia de Jesús, una observación muy fina de


la vida corriente. Es una consecuencia, en el plano psicológico,
del mismo principio de acción y reacción.

El poder del cristianismo magia cristiana


180

Pero hay más. Debemos aplicar a esta frase del Cristo el


razonamiento sugerido por las dos frases que hemos estudiado
anteriormente.

Frecuentemente vemos a muchos políticos elevarse al pináculo


de la gloria tras pisotear a sus mejores amigos. Estamos
habituados a la poca duración de los regímenes construidos sobre
este sistema. Contienen, dentro de la ley de acción y reacción, el
germen de su caída.

Esta ley no parece, sin embargo, dominar en la medida de una


existencia. Se pueden citar numerosos casos de personalidades
elevadas a las cimas sociales, no por cualidades personales, sino
por un cierto arte de imponer su voluntad y de elevarse usando a
los otros como pedestal.

Buen número de estas personalidades, después de haber gozado


de un retiro más suntuoso que merecido, terminan su carrera en
el fasto y el esplendor de exequias solemnes, saludados por los
necrólogos de turno y los adulones profesionales. ¿Dónde estaría
la Justicia divina, dónde la verdad de la palabra del Cristo, si el
que se ha elevado de tal manera en perjuicio de los demás, no
fuera humillado en una nueva existencia de condiciones difíciles,
una situación social, familiar y étnica que lo colocaran en
perpetuo estado de inferioridad, y le hicieran sufrir, sin cesar, en
su orgullo, único vestigio de su fastuosa vida edificada en
detrimento de los otros?

Todos conocemos almas humildes, caritativas por naturaleza,


que se esfuerzan en hacer el bien, huyendo de toda publicidad y
de todo beneficio personal. A veces, la reacción interviene desde
esta vida y la reputación de santidad que adquieren les paga en
parte su esfuerzo. A menudo mueren, no solamente arruinadas
sino también ridiculizadas.

Doctor Lefebure
181

El Cristo no precisa dónde y cómo serán ensalzados después de


ser humillados. Se puede suponer que será en el cielo, después
de su muerte, o bien por un nacimiento en un medio ambiente
amante y amado; así recibirán todo a lo que habían renunciado
voluntariamente por el bien de los otros y esto facilitará su
ascenso social. Se puede creer o no creer en la palabra del Cristo,
mas la imparcialidad exige reconocer que en ella subyace la idea
de la existencia del karma y de la reencarnación.

_ Cuanto queráis que los hombres os hagan, hacedlo también


vosotros a ellos; ésta es la Ley y los Profetas. (Mateo 7, 12).

He aquí una frase que armoniza con la real descripción del karma
y la utilización racional de su ley.

Como enunciado de una ley: cada uno recoge aquello que ha


hecho a los demás. Se trata de una ley natural, pues si tomamos
al pie de la letra la palabra del Cristo, su funcionamiento es
automático, de ningún modo condicionado por todos los riesgos
que acompañan a una acción humana. Es la única vez, preciso es
señalarlo, que el Cristo ha hablado netamente de una ley natural
inmutable, inexorable. Cuando emplea en otros temas el término
de ley, es a propósito de leyes humanas, dadas por los profetas.
El término de ley queda entonces empleado en su sentido
legislativo.

Vemos la ley elevada a la altura científica, ley de causalidad


imperturbable, sean cuales sean las apariencias: lo que se hace a
los otros nos vuelve. Es el antiguo adagio del karma; esto no
resulta verdadero más que si se admite la reencarnación.

La vieja ley, descubierta por los más antiguos místicos de la


humanidad y según la cual las consecuencias de nuestros actos
vuelven a nosotros, subyace en esta frase del Cristo.

El poder del cristianismo magia cristiana


182

Ahora, vemos más que un enunciado: encontramos allí, al mismo


tiempo, un primer modo de explotación, el procedimiento de
utilización práctica. Todo lo que vosotros quisiérais que los
hombres hagan por vosotros, hacedlo por ellos. Si deseamos una
cosa, el mejor medio de obtenerla es comenzar a dar, en la
medida de lo posible, a nuestro alrededor. Pero cuántos
sinsabores, si limitamos nuestra experiencia a una existencia.
Entreguemos todos nuestros bienes. ¿Vendrán, acaso, generosas
almas que nos los devolverán con creces? Es poco probable.
Recogeremos sarcasmos. Pero renaceremos en un entorno
desahogado.

¿Deseamos adquirir más instrucción? A pesar de las apariencias,


el medio más seguro no es precipitarse sobre los libros o acudir
a las escuelas para llenar la memoria sino, primeramente, tratar
de transmitir a nuestros hijos y a nuestros amigos lo que ya
hemos recibido.

Hay un tipo de karma instantáneo: enseñando a otros se puede


asimilar mejor una cuestión. Además, se crean las condiciones
kármicas que, después de esta vida, favorecerán la adquisición
de una mayor instrucción en el dominio elegido y, en todo caso,
prepararán un renacimiento en una familia, en un ambiente
donde es costumbre dar a los hijos una buena instrucción.
Comenzamos a presentir la noción de imposición kármica.

Ésta es la ley y los profetas. Palabras incomprensibles hasta tanto


no se comprenda que el conocimiento de la ley del Karma es la
trama de fondo del Evangelio.

¿Qué es un profeta? El que predice el porvenir. Y el porvenir está


regulado por la ley del perpetuo retorno de nuestros actos.
Conocer esta ley en su principio y tanto como sea posible en sus
modalidades de aplicación, es ser profeta.

Doctor Lefebure
183

Es profeta el astrónomo que, gracias al conocimiento que posee


de la ley de gravitación, puede predecir de antemano las
conjunciones planetarias de siglos y hasta de milenios. Quien,
habiendo profundizado la aplicación de la ley del retorno de
nuestros actos puede predecir lo más importante del futuro de
cada uno, de acuerdo a sus conocimientos, o lee por clarividencia
los actos de los hombres, es un astrónomo del mundo invisible.

Tal atestiguación del Cristo, así como el mandamiento que la


acompaña, sugieren la noción kármica. Seguidamente,
estudiando las palabras del Cristo que nos enseñan una
utilización racional de la ley de karma, abordaremos una noción
nueva: la del capital kármico.

E1 capital kármico

Demostrar el mecanismo ineludible del triunfo del cristianismo,


es nuestra meta principal. Hemos visto que este triunfo está
asegurado de la manera más prosaica, en el seno de la célula
social elemental, por las interrelaciones entre Dupont, Durand y
Delacroix y presentimos que, dado que todos los grupos de la
sociedad están organizados de manera análoga a esta célula base,
el triunfo final del cristianismo, al término de la larga historia de
la humanidad, es absolutamente seguro.

Veremos al final de esta obra, cómo el triunfo del cristianismo


está asegurado, gracias a sus fuerzas mágicas. Triunfo del
cristianismo, pero de un cristianismo completo, al cual nosotros
restituiremos las raíces que le fueron arrancadas en los primeros
tiempos y que se hallan sumergidas en las profundidades de las
iniciaciones antiguas.

Profundizaremos en otro mecanismo que asegura el triunfo futuro


del cristianismo: la explotación racional de la ley del Karma.

El poder del cristianismo magia cristiana


184

Una regla fundamental se desprende de los mandamientos que


agruparemos seguidamente: Esforzarse en devolver
sistemáticamente el bien por el mal. El conjunto de estos
mandamientos y de todos los que están constituidos bajo su
influjo forman el corazón del Evangelio, porque permiten
dominar el karma. Están íntimamente ligados a los primeros
mandamientos, en los que están inspirados. Ahora bien, lo hemos
visto, la sangre sale y vuelve al corazón, tal como nuestros actos
parten de, y vuelven a nosotros. El sistema sanguíneo es el único
de los organismos vivientes que trabaja en circuito cerrado. Es la
imagen misma del ciclo kármico y el corazón está en su centro,
como los mandamientos del Cristo están en el centro del destino
humano.

Quien lea el Evangelio recordando su contexto histórico,


impregnado de la creencia milenaria en una vida eterna bajo la
forma de una sucesión de vidas físicas, redescubriendo así la
Sagrada Escritura, puede ahora completarla con las siguientes
concepciones: cada uno de nuestros pensamientos, sentimientos,
actos, existe materialmente sobre los planos hiperfísicos y crea
una forma pensamiento, especie de clisé en tres dimensiones que
persiste a nuestro lado, invisible, aún después de mucho tiempo,
cuando hemos ya olvidado este pensamiento o este acto, o
cambiado de sentimiento. Este clisé es una especie de pequeño
meteoro que proyectamos a través del espacio. Sigue allí su
curso propio, que lo vuelve a traer, con certeza, a su punto de
partida.

Un ser humano visto así, a través de la mirada de un clarividente,


aparece como un sistema solar muy complejo, un torbellino
donde el ser eterno estaría en el centro y alrededor del cual las
consecuencias materializadas de todos sus pensamientos,
sentimientos y acciones no cesarían de rodearlo, describiendo
órbitas como los cometas.

Doctor Lefebure
185

Esto, por otra parte, es lo mismo con respecto a todo ser viviente.
Es evidente que el torbellino de formas kármicas alrededor de un
pulgón es mucho más diminuto que el formado en torno de un
hombre; pero es evidente, también, que el constituido por el
conjunto de las acciones de un hombre modesto es infinitamente
más pequeño que el torbellino de encadenamiento de causas y de
efectos que acompañan la marcha de una personalidad de relieve
histórico.

Dicho de otra manera, este torbellino tiene un cierto volumen.


Cuanto más importante es, más susceptible será de provocar
nuevos encadenamientos de causas y efectos importantes y
tendrá, en consecuencia, más oportunidades de aumentar. Se
dará a quien tiene. Tales masas representan, en suma, lo
adquirido por el ser en el curso de innumerables encarnaciones.
En consecuencia, podemos llamarle el Capital Kármico. Esta es
una noción fundamental, en nuestra opinión, para comprender la
moral cristiana y el mecanismo por el cuál logrará triunfar sobre
sus enemigos. Para quien considere irreal esta concepción del
hombre, centro de un capital kármico que gira en torbellino a su
alrededor, apoyaremos nuestro razonamiento con otra imagen
más accesible.

Supongamos que se toma individualmente a cada ser humano en


el mismo momento y que se marque con números del 1 al 1.000
a gran cantidad de características, tales como salud,
inteligencia, belleza, afectividad, fortuna, relaciones,
oportunidades y mala suerte aparentemente fortuitas, uno tras
otro, hasta totalizar los números dados: se obtendría una cierta
cantidad y esta cantidad designaría el rango social del individuo.
Llevando adelante la operación, se clasificaría a cada individuo.
Gracias a las máquinas electrónicas, este trabajo no sería
imposible. Más difícil sería entenderse sobre los coeficientes a
otorgar a cada cualidad.

El poder del cristianismo magia cristiana


186

El número obtenido caracterizará el capital kármico del


individuo. Como él, serán fluctuantes factores tales como la
salud o la fortuna que son eminentemente variables; pero para un
mismo individuo, estas variaciones se producen más a menudo
durante tiempos muy largos en torno de un valor mediano
relativamente constante.
Por consiguiente es evidente que el que totalice una puntuación
elevada tiene más facilidades para obrar sobre el mundo y
aumentar su rango social.

El que posee la inteligencia tendrá, para adquirir la fortuna,


facilidades que no tiene el mediocre y si somos a menudo
sorprendidos por excepciones a consecuencia de interferencias
de otras leyes, nadie se niega a reconocer que el que es
inteligente tiene oportunidades de enriquecerse y que
generalmente el hombre acomodado tiene, más que el hombre
pobre, posibilidades de cultivar y de despertar su espíritu.

No nos hagamos ilusiones, ésta es la realidad, sean cuales sean


los esfuerzos llevados a cabo por los diversos sistemas sociales
para remediarlo.

Queremos mostrar que la antigua moral de Moisés, la ley del


Talión, no llega a hacer variar el volumen o capital kármico o, si
preferís, el rango social, matemático, mientras que obrando
según los mandamientos del Cristo devolviendo bien por mal, se
incrementa este capital kármico o rango social matemático,
aumentando en progresión geométrica y es por eso que el
cristianismo completo, pequeño grano al principio, debe
absorber totalmente al mundo.

Estudiemos los mandamientos evangélicos que, ayudando a


avanzar al hombre en progresión geométrica, le aseguran el
triunfo completo.

Doctor Lefebure
187

_ Si alguien te hiriere en tu mejilla derecha, preséntale la otra.


(Mateo 5, 39).

De todos los mandamientos del Cristo, éste es probablemente el


de más discutida aplicación práctica.

Enfrenta lo que podría llamarse reacción de defensa de primer


grado, o reacción de caparazón de los seres vivientes, frente a
un ataque, mediante un endurecimiento del cuerpo o del alma.

Hemos visto que el dolor, descendiendo en el ser, cuando el alma


se abre a él, genera, en las profundidades de los organismos que
le componen, reacciones que le ayudan a evolucionar y le
confieren poderes.

Hemos visto que el mantenimiento de buenas relaciones con su


entorno, a pesar de los golpes recibidos, asegura al cristiano una
victoria final sobre los que no aplican esta regla.

Estudiemos ahora esta frase del Cristo, en su relación con el


karma. Al recibir un golpe doloroso, todo ser viviente da un paso
evolutivo hacia adelante. Cuando devuelve un golpe, un paso
hacia atrás. Así, su paso hacia adelante y su paso hacia atrás se
anulan. Queda en el mismo estado evolutivo.

¿El dolor? No ha tenido tiempo de aprovecharlo. No ha catado el


dolor moral, puesto que se ha aliviado, reemplazándolo por una
alegría animal breve, la de dar un golpe. En ese momento, se ha
sentido liberado del peso de la humillación, aliviado, dichoso,
orgulloso a su vez de ser el más fuerte.

El dolor físico, apenas lo ha sentido, anestesiado como estaba


por su cólera y por sus propias reacciones brutales. Toda acción
hace evolucionar a la vez al ser que obra y al medio en el cual
se desenvuelve.

El poder del cristianismo magia cristiana


188

Por cierto que un poco de sufrimiento y un poco de movimiento


habrán tenido sobre el ser una influencia modificadora, pero
infinitamente menor que si, según la técnica cristiana, él se
hubiera abierto al sufrimiento, si hubiera asimilado serenamente
el dolor moral, si hubiera recibido una segunda bofetada.

Hagamos ahora las cuentas kármicas. Si ha devuelto la bofetada,


el efecto evolutivo habrá sido igual entre nuestros dos pugilistas:
dolor y cólera idénticos por ambos lados; reacción evolutiva, o
sea, proceso normal de la vida frente al dolor, igual de una parte
y otra.

A decir verdad, gracias a este alboroto, habrán evolucionado los


dos, más quizás que otros que, en las mismas condiciones, por
indiferencia o cobardía no se hubieran peleado. Los dos habrán
sufrido, los dos habrán hecho esfuerzos para triunfar.

El rol del sufrimiento y del esfuerzo en la evolución de todos los


seres vivientes es, evidentemente, considerable; pero entre
nuestros dos batalladores, la cólera y los golpes iguales por
ambas partes, no habrán hecho variar la diferencia entre sus dos
niveles evolutivos. Mas el balance ya no es igual si la pelea tiene
lugar contra un cristiano. Éste ha presentado la otra mejilla; ha
asimilado más sufrimiento moral mientras que su adversario,
inmediatamente aliviado en su disgusto por su violencia, conoce
la alegría del triunfo momentáneo.

El agresor, que ha sufrido poco, casi no habrá evolucionado, pero


el cristiano, que ha sufrido dos o tres veces más que si hubiera
seguido la ley del Talión, conocerá un progreso, un
perfeccionamiento triple o cuádruple con respecto a su
adversario. Mientras el agresor habrá quedado en el mismo
estado evolutivo, el cristiano, por su aceptación del sufrimiento,
dará un gran paso hacia adelante.

Doctor Lefebure
189

En relación al primero, habrá cambiado ligeramente su rango


social. Su capital kármico habrá aumentado sensiblemente en
relación al de su antagonista. Tal es el corazón de la moral
cristiana, difícil de interpretar, ardua de sondear y cuyo estudio
exigirá aún muchos trabajos. Esta moral está basada en el rol
evolutivo del sufrimiento, rol que la biología valora cada día
más.
Un golpe aceptado sin venganza significa escaso progreso, pero
lo importante es que ha creado una diferencia de niveles entre los
antagonistas.

Es ahora cuando la ley de las progresiones geométricas va a


entrar en acción y ésta es la clave matemática del triunfo del
cristianismo.

En la nebulosa original, cuanto más importante es el núcleo


primitivo, más materia aglomera, precisamente porque su peso
es mayor. Es la ley de progresión siguiendo los logaritmos
neperianos.

Del mismo modo, cuanto más elevado es el nivel social de un


hombre, en el sentido matemático que le hemos dado a este
término, más consecuencias traen sus acciones. O, si se prefiere,
cuanto más volumen kármico, mayor capital en el camino de la
vida eterna, más fácilmente lo aumentará. Esto es muy evidente
en la práctica: si un hombre presenta una mejilla después de
haber recibido una bofetada y si a causa de esta prueba de
paciencia atrae la aprobación de un cierto número de personas,
las simpatías así ganadas serán todas diferentes, según que este
hombre sea jefe de Estado o nada más que jefe de familia.

El beneficio de la acción cristiana es proporcional al volumen


kármico del ser, a igualdad de esfuerzo demandado para una
misma acción.

El poder del cristianismo magia cristiana


190

Consideremos ahora al ser a través de una infinidad de


existencias sucesivas, y a este mismo ser como un torbellino
cuyo crecimiento se produce a una rapidez variable. No es
necesario estar fuerte en aritmética para comprender que en la
medida en que un ser obra de manera cristiana en el curso de sus
existencias sucesivas, crece en progresión geométrica en
relación a aquéllos que no aplican esta moral. Porque si es
verdad que estos últimos evolucionan a pesar de todo, gracias a
la ley de la lucha, toda la naturaleza está allí para enseñarnos que
los que se pliegan a la regla cristiana evolucionan con más
rapidez que aquéllos; a igual esfuerzo, el resultado es
proporcional a la importancia de su ser. Colocan sin cesar su
propio valor a interés compuesto y se sabe que un céntimo
colocado a interés compuesto llegará a ser, después de algunos
milenios, más importante que todos los capitales del mundo. Un
solo hombre que viviera como cristiano, tendiendo la otra mejilla
cuando recibe una bofetada, es seguro que, con un número
suficiente de encarnaciones, llegará a ser la más grande potencia
de la tierra.

El verdadero poder del cristianismo no puede ser comprendido


sin la aplicación de las progresiones geométricas a las
reencarnaciones y al karma. Este aumento en progresión
geométrica del volumen del ser eterno resulta de la puesta en
práctica de una gran parte de los mandamientos del Cristo.
Analizaremos algunas más, y el lector sabrá, luego, completar
con facilidad.

Puede reprocharse a nuestra concepción del cristianismo que


descansa sobre un egoísmo espiritual, una extensión al ser eterno
del egoísmo terrenal. En geometría proyectiva, se demuestra que
todas las rectas de un plano se juntan en el infinito. Es, al parecer,
absurdo para el sentido común y, sin embargo, ningún
matemático ha rebatido la demostración.

Doctor Lefebure
191

Del mismo modo, en el infinito se juntan el egoísmo y el amor


cuando contemplamos los beneficios que nuestro ser puede
extraer de ciertos actos en el camino de la eternidad.
Cuando descontamos beneficios situados en el infinito (tan lejos
como podamos en el camino de la vida eterna), debemos obrar
de la misma manera que impulsados por el amor. Estamos, pues,
autorizados a obrar bajo el móvil de este egoísmo a largo
alcance. Evidentemente, el amor es un móvil aún más bello; mas
no hemos terminado nuestro análisis de la doctrina cristiana y
veremos, en la tercera parte, cómo el Cristo no sólo ha mandado
amarse más, sino que también dio los medios para lograrlo.
En fin, no queremos abandonar el Mandamiento de la bofetada
sin destacar su aspecto social. Desde este punto de vista, se le
puede traducir así: respeta la libertad del otro, aún cuando por
medio de esta libertad él busque dañarte. De todos los
mandamientos del Cristo se desprende ese respeto por la libertad
individual.

_ Si alguien te fuerza a hacer una milla, haz dos con él. (Mateo
5, 41).
Es el tipo de mandamiento cuya aplicación aporta un crecimiento
logarítmico del capital kármico. Huelga repetir nuestro
razonamiento; detengámonos por un momento en
consideraciones menos severas.

Confieso que, de todos los mandamientos de Cristo, este último


es el que hallé siempre más contrario a mi naturaleza, porque
¡ay! no basta analizar su doctrina para obtener de ella fuerza para
seguirla. Es penoso soportar a una persona cargante cuando se
tienen cosas más importantes que hacer y escuchar
pacientemente el relato de pequeñas miserias que desaparecerían
con un puntapié bien dado.

El poder del cristianismo magia cristiana


192

Sin embargo, cada uno de nosotros, escudriñando en su pasado,


puede descubrir de dónde vienen las verdaderas pérdidas de
tiempo. Se pierden años a causa de una negligencia, de un error
fácilmente evitable: un cambio torpe de dirección, un poco de
pereza en la preparación de un examen, a veces un malentendido
más o menos excusable. El mérito de toda una vida puede ser
disminuido a la mitad o las tres cuartas partes por un error
fácilmente evitable. Es fácil de comprobar analizando
imparcialmente nuestro destino.

Pero el cargante, luego de ser escuchado pacientemente y


pensando en otra cosa, dirá de nosotros: ¡Fulano tiene una
conversación muy agradable; por otra parte, me comprende tan
bien! Esta pequeña aureola, a la larga os valdrá beneficios, a
veces importantes e inesperados.

Y es todavía este bendito cargante quien, mientras se reflexiona


sobre el medio de deshacerse de él con elegancia, dejará pasar,
por azar, en las olas inagotables de su conversación, una palabra
que os despertará, una información bibliográfica que buscábais
desde hace años, o el nombre de una persona que quisiérais
volver a ver y de la cual habíais perdido la dirección.

En su aspecto social, la moral cristiana converge hacia un fin;


tratar de lograr más cantidad de buenas relaciones, es la clave de
su poder. Contar con muchas relaciones es, particularmente,
tener una fuente permanente de información sobre todas las
cosas. Una información útil en el momento adecuado puede
contribuir a transformar favorablemente toda una vida, o al
menos, a resolver exitosamente un asunto importante.

Nuestro éxito en la vida depende, en gran parte, de la


cantidad media de información que nuestro carácter nos
permite seleccionar.

Doctor Lefebure
193

Ahora bien, esta cantidad media está fuertemente influída por


nuestro grado de impregnación de la moral cristiana y, en
particular, por la manera en que observemos este mandamiento
del cargoso que tan bien completa el mandamiento de la
bofetada.

Puesto que evocamos una cuestión de orientación, observemos


que el razonamiento que hemos aplicado al volumen del ser
eterno se aplica de la misma manera a su velocidad de evolución.
Sería fastidioso repetirlo, si esto no nos condujera a constatar que
el cristiano avanza en el camino de la evolución a una velocidad
acelerada, mientras que el hombre que vive según el antiguo
mandamiento y que devuelve ojo por ojo y diente por diente,
avanza a una velocidad constante, y por consiguiente, con una
aceleración nula.

La aceleración del cristiano en el camino de la evolución es


constante como lo es, probablemente, la de los cohetes
interplanetarios, cosa que le permitirá alcanzar velocidades
fantásticas. Por este doble mecanismo, relacionado de manera
idéntica con el volumen y con la velocidad, el éxito del
cristianismo, total y absoluto, se hará notar cuando la progresión
logarítmica le haga abarcar de golpe, creciendo desde la mitad
del mundo hasta cubrir su totalidad. Este crecimiento alcanzará
una velocidad inimaginable.

_ Si alguien pleitea contra tí y toma tu túnica, déjale también tu


capa.

He aquí, frente a frente, la justicia divina y la justicia humana.


Sólo existe una diferencia entre ellas: la justicia humana opera en
un tiempo limitado, la justicia divina considera las repercusiones
de un juicio en un tiempo ilimitado. La justicia es más que un
concepto humano.

El poder del cristianismo magia cristiana


194

Es el aspecto social y psicológico de la ley de equilibrio. La cosa


justa más evidente es que el balancín, separado a la derecha en
un cierto ángulo, va a volver a caer para elevarse a la izquierda
en un ángulo igual. ¿Igual? No del todo, puesto que los
rozamientos habrán amortiguado un poco la caída. ¿Cuánto?
Entre el balanceo teórico perfecto (igual a derecha y a izquierda)
y el balanceo real, el descarrío corresponderá a una falta de
energía igual a las fuerzas de rozamiento. Esto una vez más es
justo, es decir, exacto y equilibrado. La cantidad que falta es
igual a la cantidad dispersa, teóricamente posible de volver a
encontrar en torno de este balancín. Quien por primera vez
descubre que el balanceo no es perfectamente simétrico, pensará
que allí existe algo falso e injusto, hasta que descubre la justicia
oculta. Ley de la justicia, simple por sí misma, aplicada a un solo
sistema, se oculta y sumerge en la complejidad de las
asociaciones de sistemas, al punto que no llega a ser discernible
más que tras profundas investigaciones.

La ley del balanceo del péndulo se hace evidente luego de


algunas oscilaciones. La igualdad de los dos términos resulta
accesible al ojo. Es la justicia humana.

Por el contrario, ¡cuántas medidas exactas, cuántas


investigaciones metódicas, se necesitan para probar la igualdad
entre la pérdida de energía en el balanceo del péndulo y las
fuerzas de fricción! Experimentalmente, esta igualdad ¿se puede
probar? Medir exactamente las cantidades de calor desprendidas
al aire por el balanceo, las vibraciones del soporte, calcular el
valor total de todas estas energías, todo esto no se podría hacer
sin un margen de error tal que el total sería diferente a la pérdida
de energía en el balanceo, pérdida fácilmente apreciable. Sin
embargo, por razones evidentes de buen sentido, en la aplicación
de leyes generales de la energía, nadie duda de la igualdad de
estos dos pequeños términos.

Doctor Lefebure
195

El balanceo simétrico del péndulo, he aquí lo que la justicia


humana busca imitar. La inevitable pequeña asimetría en este
balanceo, he ahí la justicia divina, que bajo apariencias de
desigualdad, restablece la equivalencia en las transformaciones
de una manera inverificable pero evidente al buen sentido. Tal es
la justicia divina que actúa en largos espacios de tiempo:
cantidades de energía demasiado pequeñas para ser apreciadas
en una sola existencia pero que llegan, a fin de cuentas, a
sobrepasar a las grandes por su acumulación. Esta justicia divina
es difícil de poner en evidencia, imposible de sondear,
exactamente como las múltiples fuerzas de fricción. Ningún
alma dotada de sana intuición duda de tal inasible justicia. Por
largos espacios de tiempo es preciso, evidentemente, entender el
encadenamiento de vidas sucesivas; por justicia difícil de poner
en evidencia, la que regula nuestro nacimiento con tal o cual
cualidad y en un ambiente más o menos desahogado.

¿Cuáles son, en la extensión de una vida eterna, las


consecuencias de la entrega de vuestra capa a aquél que os cita
ante la justicia si además queréis darle la túnica? El manto físico,
la túnica, constituye una entrega voluntaria. Por cierto que su
materia desaparecerá por efecto del desgaste, pero el acto está ya
inscrito en lo invisible, constituye una forma pensamiento de un
volumen preciso, de una figura definida, de un color
característico, que en lo sucesivo evolucionará como un meteoro
en el campo de gravitación de quien ha preferido ceder, en lugar
de acudir a la justicia.

Un día, en esta existencia o en el curso de la siguiente, o por


circunstancias de su futuro renacimiento, este bólido en
miniatura volverá sobre su creador y entonces, como por
accidente, volverá a encontrar en su camino una túnica o una
capa que le pertenecerán por donación o herencia. En el camino
de la vida eterna, habrá vuelto a encontrar su bien.

El poder del cristianismo magia cristiana


196

¿Morirá de frío, en su primera existencia, por haber hecho


entrega de su túnica y de su capa? Seguramente no, pero habrá
debido procurarse otras fabricándolas o comprándolas con el
producto de su trabajo. En el total de sus dos existencias, habrá
poseído cuatro vestiduras, en lugar de dos. Su volumen kármico
será doblado, con todo lo que esto deja de esperanza, por la
aplicación de la progresión geométrica, si repite a menudo la
misma operación.

Aquí surge un fenómeno nuevo, que pone bien en evidencia un


complemento indispensable de la ley del karma: si sólo operase
la ley de gravitación, los cuerpos terminarían por caer unos sobre
otros. La ley de radiación interviene sin cesar y, gracias a ella, los
soles proyectan la energía y el polvo cósmico a través del
espacio, equilibrando la ley de gravitación. Lo mismo, el hombre
que ha sido privado de su capa y de su túnica ha debido
procurárselas nuevamente.

Ha creado, y si se las vuelven a pedir, las volverá a dar. Llegará


a ser un sol radiante de bondad y todas las túnicas y las capas
lanzadas a través del espacio y de la vida eterna, volverán a él un
día.

Colocado en un frigorífico adecuado algunos días antes de ser


utilizado, el injerto de córnea afectado por el frío adquiere
poderes curativos. El hombre que expone su mejilla después de
una bofetada, digiere pacíficamente su dolor y saca de ello una
evolución nueva. Aquel que, antes de litigar da su capa y su
túnica, está obligado, para no morir de frío, a ser más trabajador,
más activo; resultará beneficiado en el camino de la vida eterna
pues la progresión logarítmica, acumulándose de vida en vida
sobre su volumen kármico, hará que éste aumente infinitamente,
cada vez más rápidamente en relación al volumen kármico de
sus contendientes.

Doctor Lefebure
197

_ Orad por vuestros enemigos.

He aquí la cima más elevada, el más sutil de los mandamientos,


cuya idea orientadora no expresada es: Devolved bien por mal.
El conjunto de los mandamientos que derivan de esta regla
plantea el siguiente problema: ¿no se podría concebir una suerte
moral a medio camino entre la moral instintiva, mosaica, que nos
impele a devolver mal por mal, y la moral cristiana, que quiere
hacernos devolver un bien por un mal?

Esta moral nos diría: ante un atropello, frente al mal, quedad


impasibles, no devolváis el bien. Prácticamente, sin ser
claramente definida, es a esta clase de moral que mucha gente de
nuestra época se ha adherido, rindiendo en cierto modo
homenaje a la superioridad de la moral cristiana. Pues no hacer
nada delante del mal es más fácil, porque es menos opuesto al
impulso animal.

Esta cuestión es simple de resolver; esta moral, de hecho, es


inexistente; no se puede tratar de aplicarla sin caer en
desilusiones. No se conoce en la naturaleza un sistema
energético que pueda absorber una energía sin devolverla, ya sea
en su estado natural, ya sea transformada.

Después de la inspiración, la expiración es una necesidad; lo


mismo que los alimentos ingeridos son transformados por el
organismo y desechados en diversas formas.

Las estrellas fugaces, los bólidos, son atraídos por el sol y caen
en él, aumentando su masa. Se puede decir que el sol se alimenta,
pues este aumento de masa aumenta también su presión interna,
su calor. Digiere. Sus desintegraciones atómicas son aceleradas
por este aumento de temperatura y despedirá luz. Ha
transformado la materia en radiación.

El poder del cristianismo magia cristiana


198

Todo sufrimiento recibido es una energía viva. Creer que se


puede quedar sin reacción delante de ella, es dejar de lado la ley
fundamental de la transformación de las energías. Frente al mal,
el problema es saber si vamos a comportarnos como un muro que
rechaza la bala que se ha enviado contra él sin haberla
modificado, salvo en la dirección de su curso y sin haberla
dejado penetrar en él, o como el sol, que deja hundirse
profundamente al meteoro que viene a chocarlo, y que a fin de
cuentas devuelve bajo forma de luz y de finos polvos la piedra
contra él lanzada.

Si probamos a no resistir a un mal que nos ataca, la reacción


instintiva tomará disimuladamente la ventaja; aparecerán
secretos rencores y una venganza tardía se abrirá paso por vía
subconsciente. Es por eso que, al enemigo a quien aún puede
apaciguar, el cristiano dará su capa además de su túnica. A aquél
cuya cólera desborda, ofrecerá la otra mejilla, a fin de darle la
alegría de descargarse más, lo que es todavía una manera de
devolver bien por mal.

Mas existe también el enemigo que ni siquiera es capaz de


recibir un regalo, que rehusará, que destruirá o que tal vez
utilizará para hacer mucho mal en torno suyo. Pero existe un bien
sutil, invisible, que podéis hacerle y que le será imposible
rehusar. Podéis orar por él. Así, habiendo recibido lo que hay de
más pesado, devolveréis lo que hay de más ligero. Sois un sol
entre los hombres.

Vuestra alma posee la vida, pues la vida sabe extraer de los


alimentos groseros las energías refinadas por las cuales la
consciencia puede manifestarse. Habéis realizado la Comunión,
es decir la profundidad mística del proceso de digestión. De esta
manera, orar por sus enemigos resulta ser la forma más alta de la
metamorfosis del mal en bien.

Doctor Lefebure
199

El karma final está en el cielo

Con o sin reencarnación, el karma final está en el Cielo. Es


evidente que un día la tierra desaparecerá, en la evolución
infinita de los mundos. Pero ese día está tan lejano... No seamos
demasiado ambiciosos. No tratemos de averiguar como actuará
la ley inmutable de la reencarnación cuando la tierra no exista.
Para entonces estaremos en una región del cielo, física o
espiritual.

Nuestro padre que está en los cielos. Jesús no ha dicho que está
en el otro mundo, en un mundo etéreo, invisible: el reino de los
cielos, al cual hace alusión tan a menudo ¿existe en un universo
lejano que nuestros telescopios presienten? Veremos más
adelante que no hay allí mucha materia de discusión. Notemos
ahora que el punto terminal de la evolución cristiana está, sin
lugar a duda, en alto como testimonia por ejemplo la célebre
afirmación: Quien se vuelva humilde como este niño, será el más
grande en el reino de los cielos.

Todas las frases que hemos destacado tienen una simetría que se
podría comparar a otra en relación a uno o varios planos
sucesivos. Nos hallamos frente a un caso nuevo y profundo, el de
la analogía entre el macrocosmos y el microcosmos, lo
infinitamente pequeño y lo infinitamente grande. ¿Es decir que
no estamos ya en presencia de una simetría? No.

Existen muchas variedades de espirales en las cuales la longitud


de la curva del centro a un punto P cualquiera de esta curva es
infinita. Si trasladamos esta longitud al otro lado del punto P de
la espiral, el centro de la misma será proyectado al infinito.
Podemos considerar esto como una variedad de simetría (véase
nota).
Nota: Homologies.

El poder del cristianismo magia cristiana


200

Mientras permanecemos en la tierra, en un espacio muy limitado,


los segmentos de destino sobre los cuales nos movemos nos
parecen rectos.

La simetría reviste allí las formas habituales. Pero cuando la


evolución en espiral de las vidas sucesivas nos lleva a las
profundidades del cielo, el espacio se nos aparece en toda su
amplitud, bajo su verdadera curvatura, que es espiral. Entonces,
lo infinitamente pequeño llega a ser simétrico de lo infinitamente
grande.

En las relaciones tierra-tierra entre nuestros actos y la


consecuencia de nuestros actos, hay igualdad; pero en las
relaciones tierra-cielo, entre nuestros actos y sus consecuencias
hay una ampliación considerable de nuestros actos, porque es
preciso hacer intervenir la curvatura del espacio, la de las líneas
que unen el objeto a la imagen simétrica.

¿Qué es la humildad? Es la virtud por la cual buscamos hacernos


lo más pequeños posibles. Es la que nos conduce a lo
infinitamente pequeño, hacia el punto ideal e inaccesible del
centro de nuestro ser. Es por eso que los teólogos han hecho de
la humildad la primera de las virtudes, pues se identifica con lo
infinitamente pequeño, con lo no espacial y es la esencia misma
de la vida mística. La humildad mediante la cual el cristiano se
empequeñece es otro aspecto de la concentración en un punto
determinado en el Yoga.

Existe goce y humillación voluntaria en la concentración sobre


un punto determinado. Los encontramos en ciertas escenas
masoquistas, en las cuales el sujeto goza de la voluptuosidad de
estar a los pies del ser amado; es una sublimación de esta alegría
de empequeñecerse la que vemos en Jesús cuando lava los pies
de sus discípulos.

Doctor Lefebure
201

La reacción no se hace esperar. Quien se dirigió aquí abajo hacia


lo infinitamente pequeño, crecerá, se dilatará hacia lo
infinitamente grande en el cielo. A veces, en razón de la
extinción del ciclo kármico, el equilibrio es más difícil de asir,
pero se le vuelve a encontrar, sin embargo.

Y quien en mi nombre haya dejado a sus hermanos, sus


hermanas o su padre o su madre, su mujer o sus hijos, recibirá
el céntuple y heredará la vida eterna. Vemos aquí un karma
amplificador, un ser dotado de un volumen kármico enorme,
dado que Cristo realiza mucho bien a su alrededor. Si realizamos
un sacrificio, un esfuerzo por él, nos será permitido beneficiar al
mundo y todo ese bien, en retorno kármico, volverá sobre
nosotros. Con un pequeño esfuerzo recoge mucho el hombre que
se entrega al servicio de un ser superior. El asistente del ministro
recibirá por pequeños servicios una gratificación digna del
poderío temporal de su amo. El hombre que desee evolucionar
rápidamente en el plano espiritual, si tiene la suerte de encontrar
alguien más adelantado que él, avanzará rápidamente si se
consagra a su servicio.

El poder del cristianismo magia cristiana


203

JESÚS Y LA HIGIENE COLECTIVA

Jesús ha presentido la era pasteuriana, aunque ha condenado de


antemano la asepsia, al menos en la vida corriente (véase nota).

No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre, sino


lo que sale de su boca (Mateo 15, 11). Se referia a los judíos,
que se lavan las manos antes de comer. Mas comer sin haberse
lavado las manos, esto no contamina al hombre (Mateo 15, 20).

La exageración patológica de la asepsia en nuestra civilización


no hace, como el marxismo, con el que concuerda tan bien, más
que amplificar a un grado increíble la concepción israelita de la
existencia.

Los ejemplos de esto son incontables: los pueblos sucios, crasos,


sin higiene en el sentido actual del término, pero que han
conservado toda su vitalidad, arrojan de su seno a los pueblos
degenerados por el abuso de esa mezcla de alcohol, antibióticos
y antisépticos.

Cristo no podía ser pasteuriano, al menos en la medida en que


esto comporta una lucha directa contra el microbio. Claude
Bernard ha dicho: El microbio no es nada, el terreno lo es todo.
Cristo, que no quería matar y destruía lo menos posible, aun
entre los seres más ínfimos, no ataca directamente al microbio.
El término antibiótico expresa claramente que no actúa
únicamente contra la vida del microbio, sino contra toda vida.

Nota: Esto debe aplicarse, exclusivamente, a los excesos en la asepsia familiar, y que pueden
derivar en una avitaminosis, y no a las aplicaciones quirúrgicas de la asepsia ni a las otras
consecuencias del descubrimiento de los microbios.

El poder del cristianismo magia cristiana


204

La mayor parte de los antibióticos no son, en el fondo, otra cosa


que hongos un poco más venenosos para el microbio que para el
hombre. Cristo es un probiótico: lo que sale de la boca y que
contamina al hombre son principalmente las palabras hirientes.
La causa de la enfermedad es el pecado: el remedio está en la
conquista de la vida por la concentración del espíritu en el
aliento. Es decir, el conocimiento de la vida eterna, que nos da la
paciencia de esperar la renovación de nuestro cuerpo, utilizando
el dolor para acumular fuerzas mentales que nos ayudarán a
generar un futuro cuerpo sano. Debemos compadecer
sinceramente a los ancianos cuyas vidas se prolongan por medio
de tratamientos onerosos para la colectividad, y que a la vez
causan un gran trastorno en su entorno más próximo.

Al hacerlos perdurar en condiciones penosas para ellos, en las


cuales no hacen más que consumir, a menudo contra su agrado,
su capital kármico, se les priva de una reencarnación más rápida
en la que dotados de un cuerpo sano y vigoroso, podrían utilizar
mejor ese caudal.

El mejor medicamento es renacer pronto y bien. La tuberculosis,


la sífilis y el cáncer no hieren más que un cuerpo efímero,
automáticamente reemplazado por la naturaleza después de su
desaparición, mediante el mecanismo de la reencarnación,
mientras que el colectivismo hiere el ser eterno, desecándolo y
privándolo de sus posibilidades de florecimiento individual.

Llevamos todas las de perder manteniendo el colectivismo bajo


el pretexto de higiene colectiva.

Estas críticas se dirigen, después de todo, a un mundo ya


superado: los tratamientos rejuvenecedores modernos, vitaminas
y novocaína, sin matar el microbio, parecen volver al hombre
hacia la fuente física de vida que se encuentra en él.

Doctor Lefebure
205

Algunos insultos

Raza de víboras es una expresión que vuelve de tiempo en


tiempo a la boca del fundador del cristianismo. Raza de víboras,
¿cómo podéis vosotros decir buenas cosas, malos como sois?
(Mateo 12, 34). En esto, seguía el ejemplo de Juan Bautista:
Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la cólera que
vendrá?

Es preciso oponer este comportamiento al del hiper administrado


o hiper estatizado: éste es hiper amable. Sabe que a fuerza de
reverencias y bajezas logrará poner en movimiento los múltiples
resortes de la limosna colectiva. Resorte, él mismo, perdido
dentro de una infinidad de engranajes, que sabe que abdicando
de su criterio personal, de toda meta elevada en la existencia, de
toda iniciativa, tiene asegurado su sueldo mensual, con tal que
unte con cuidado los dientes filosos de la máquina administrativa
con la grasa de la hiper política, con la que el ogro mecanizado
podrá devorarse a sí mismo.

El poder del cristianismo magia cristiana


207

JESÚS Y LA PAZ

La paz universal

Jesús fue pacifista hasta el extremo. Querer negarlo sería no ser


imparcial. Las expresiones: Yo os dejo mi paz, Yo os doy mi paz,
id en paz, aparecen frecuentemente en sus discursos, y en toda la
liturgia cristiana.

Ha dicho también: En toda casa que entréis decid primeramente:


Que la paz sea sobre esta casa, y si se encuentra allí un hijo de
paz, vuestra paz reposará sobre él, si no, se volverá a vosotros
(Lucas 10, 5-6).

Hemos analizado el mecanismo de esta paz, pero bueno es


recordarlo. Para el cristiano, el acto verdadero del culto es la
buena armonía con los otros seres humanos, y la verdadera meta
de todo acto ritual es ayudarle en esta búsqueda perpetua de la
concordia.

Si, pues, tu aportas tu ofrenda al altar y allí recuerdas que tu


hermano tiene alguna cosa contra ti, deja allí tu ofrenda delante
del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano. Después
de esto ven a presentar tu ofrenda (Mateo 5, 24). Así las buenas
relaciones tienen prioridad sobre el culto.

Por cierto que éste no es rechazado por el Cristo, puesto que en


la cena fundó la misa. Y agregó: haced esto en memoria mía, es
decir en memoria de sus palabras, que, casi todas hemos visto
que tienen por meta principal la concordia entre humanos.

El poder del cristianismo magia cristiana


208

Así, a fin de cuentas, la misa es para Cristo una especie de


método mnemotécnico que impone al fiel tener presente en la
memoria los principales mandamientos. Y si él se da a nosotros
en el curso de esta misa, siguiendo su palabra: aquél que me
come, vivirá por mí (Juan 6, 57) es porque dándose a nosotros,
nos da la fuerza de asimilar su doctrina, de ver siempre la manera
de aplacar los conflictos nacientes, ofreciendo aquí la mejilla
después de una primera bofetada, dando allá nuestra capa cuando
se nos pida nuestra túnica y de noche, al dormirnos, rogar aún
por nuestros enemigos.
Jesús desea la paz en familia. Es probablemente lo que explica
su concepción del matrimonio: ante todo no debe la mujer
convertirse en una ocasión de disputa, de conflictos, de golpes y
de muerte. Para esto da una sola solución: que los acuerdos
hechos a su respecto sean respetados y que no haya unión fuera
de estas convenciones.
Pero nada dice acerca de las convenciones, ni ha tomado
posición en el problema de la poligamia, práctica muy extendida
en su época en todo el Medio Oriente. Tampoco ha prohibido la
poliandria. ¡Sólo el adulterio ha sido condenado por él y aun con
qué dulzura!
Por una curiosa coincidencia, con este motivo ha recordado que
el castigo no pertenece al hombre sino a Dios. Después de todo
y contrariamente a lo que se puede imaginar, ninguna estructura
de la pareja se desprende del Evangelio.
Encuadrada en el conjunto de su moral, está claro que la política
crística del matrimonio se orienta esencialmente a que ningún
deseo sexual degenere en conflicto social. Por esta razón ha
condenado explícitamente el hecho de desear a la mujer del
prójimo, situación que provoca conflicto entre los esposos y
puede conducir al divorcio.

Doctor Lefebure
209

Jesús desea vivir en paz con su familia e igualmente quiere vivir


igualmente en paz con el Estado; de ahí su benevolente
condescendencia hacia el recaudador, aunque estima no deberle
nada porque él ha dado mucho más al Estado que lo que el
Estado le ha dado a él. Cuando llegaron a Cafarnaum, los que
percibían los dos dracmas se dirigieron a Pedro... pero por no
escandalizarlos: ve al mar, arroja el anzuelo y trae el primer pez
que venga , ábrele la boca y encontrarás un estater. Tómalo y
dáselos por mí y por ti.
En esta ocasión, vemos que ha repetido este mandamiento: no
escandalicéis, no choquéis, que aparece muchas veces en el
Evangelio. Es siempre el mismo horror por el conflicto, la lucha,
la oposición, la contradicción. No escandalicéis ni aun en las
pequeñas cosas. No choquéis, es un mandamiento que podemos
aplicar a un sinfín de otras circunstancias, especialmente en
cuanto al vestido y al lenguaje.
Cuando los primeros grandes descubridores europeos adoptaban
circunstancialmente las formas de cortesía de los pueblos que se
iban encontrando, por extrañas que les resultaran, estaban
aplicando consciente o inconscientemente la frase
frecuentemente repetida por Jesús no choquéis; regla que
constituye uno de los caminos del éxito.
Veamos ahora a Jesús en el combate. Si su actitud es
categóricamente pacifista, también es la de un valeroso
combatiente del pacifismo. No tiene nada de los pacíficos de
cámara, que únicamente lo son en tiempos de paz y que en
tiempo de guerra se vuelven más belicistas que los otros.
Es por eso que su actitud hacia el ejército es mucho más
moderada que lo que se podría esperar de parte de un pacifista
absoluto. Contentaos con cobrar vuestro sueldo, dice a los
soldados que le preguntan lo que es necesario hacer.

El poder del cristianismo magia cristiana


210

Nada de cuestión de sabotaje de material, hacer la guerra a la


guerra, es aun hacer la guerra, esto no es pacifismo. No robéis,
no violéis, dice a los soldados; de una manera más general, no
matéis. Es preferible dejarse matar que matar. Y sabiendo que
este consejo es muy difícil de seguir, morirá por nosotros
dándonos el ejemplo.
Es en el campo de batalla donde se ve el verdadero cristiano:
porque el campo de batalla del Cristo es el Monte de los Olivos.
Si él hubiera querido, podría haber hecho estallar la revolución y
hacerse proclamar rey. Pero curó la oreja del centurión,
aplicando el principio contenido implícitamente en innumerables
ejemplos que había dado; devolviendo bien por mal, a pesar de
que sabía que sus enemigos no serían desarmados por esta
actitud radiante. Después, se deja matar, antes que ser la causa de
un conflicto.
Dejarse matar por su enemigo en lugar de matarlo, ¿es una
actitud alocada? No más, sin duda, que la de poner la otra mejilla
después de haber recibido una bofetada.
Por lo mismo que en las profundidades del organismo nace una
fuerza que compensa largamente el sufrimiento suplementario,
así aceptado, y lo pone en ventaja sobre la evolución del
adversario, el que se deja matar antes que matar, se beneficiará
con fuerzas de compensación que nacen, por reacción, de todas
las direcciones del cosmos.
El número de corderos, no lo repetiremos nunca demasiado,
aumenta todos los días en el planeta: porque ellos se dejan
devorar para la satisfacción de la humanidad, se tiene más
necesidad de ellos. Los lobos han desaparecido casi, porque son
violentos y se defienden peligrosamente cuando se les ataca. Lo
que el individuo pierde aparentemente, al dejarse matar, lo
recupera la especie.

Doctor Lefebure
211

El aspecto individual de la perpetuación de la especie es la ley de


reencarnación pues ella perpetúa el individuo y el que se deja
matar antes que dar muerte, pudiendo triunfar, se reencarnará
más rápidamente, siguiendo la palabra ya citada: aquél que da su
vida por mí y para la buena nueva encontrará la vida eterna. El
que conservare su vida, la perderá y el que perdiera su vida a
causa de mí, la encontrará (Mateo 10, 39).

La fe, factor de evolución que reemplaza a la guerra

Si la guerra debe desaparecer a medida que la humanidad sea


impregnada de cristianismo ¿qué reemplazará el factor evolutivo
que contiene? La guerra, en las plantas y los animales, sirve para
favorecer la selección natural: el mejor adaptado sobrevive. Pero
hay dos vías para esta selección natural.

Darwin lo había expuesto muy claramente: el amor es la otra vía


y es por eso que muchos machos hacen la corte a una hembra. El
más seductor gana sus favores. Por consiguiente, la guerra pierde
peso progresivamente como medio de selección natural en la
humanidad pues golpea de forma cada vez menos selectiva.

Pensemos en un conflicto atómico que emponzoña vastas


regiones: destruiría por igual a amigos y a enemigos. Salvo,
quizá, en la medida donde fuera posible, la adaptación del
organismo a una dosis débil de radiación (véase nota).

Entonces habría diferencias de resistencia y de rapidez de


adaptación. La guerra, en la naturaleza, es ciertamente un factor
importante de evolución. Contribuye a imponer la perpetua
metamorfosis de las formas.

Nota: tal y como han demostrado ciertos experimentos realizados con gallinas alimentadas con
desechos radiactivos, cuyos huevos cesan de ser radiactivos si se continúa con esta alimentación
durante el tiempo suficiente.

El poder del cristianismo magia cristiana


212

Pero la práctica de la magia blanca, es decir, de ejercicios


respiratorios combinados con algunos otros ejercicios físicos y
con los de concentración, puede reemplazar eficazmente a la
guerra en sus efectos evolutivos y creadores de formas nuevas.

Si miramos un pequeñísimo grano de polvo a simple vista,


después con la lupa, luego con los aumentos débil, mediano y
fuerte de un microscopio, y por fin con el microscopio
electrónico, veremos surgir constantemente formas nuevas. Estas
formas existían anteriormente en el grano de polvo, pero no
podíamos percibirlas. Cada una de las formas que hemos así
percibido en este polvo podrá llegar a ser el objeto de
realizaciones materiales variadas: dibujos, fotografías,
elementos de una tesis o fuente de inspiración artística.
Observemos la impresión centrífuga que da este aumento
progresivo: un observador que tuviera la posibilidad de pasar,
progresivamente, del objeto más pequeño visible al ojo, al mayor
aumento realizable de este objeto, tendría la impresión de que,
desde un punto central, surgen en movimiento centrífugo, formas
nuevas que se manifiestan en la periferia de su campo de visión.
Una corriente continua de formas inesperadas, muy diferentes
unas de otras, de forma y aspecto siempre nuevos, saldrían del
centro de su campo visual, como de un chorro de agua en medio
de un estanque, de cuya periferia desborda el agua.

La práctica de ejercicios iniciáticos, herencia directa del


cristianismo primitivo, obra en nosotros de una manera
semejante. Cada uno de nosotros es un grano, perdido en un
número infinito de seres, que contiene en sí un número infinito
de formas escondidas, de creaciones latentes y de gérmenes
invisibles. Del borde de una forma aún en contacto con el centro
del cual ha brotado, nace una forma nueva si, por la
introspección, nos inclinamos sobre esta orilla y la aumentamos,
tal como el observador que cambia el objetivo del microscopio.

Doctor Lefebure
213

En la región central de la imagen primitiva, zonas aún tenues se


transforman en realizaciones precisas. ¿En qué consiste este
entrenamiento oculto? El espíritu se concentra sobre un punto,
situado en el espacio entre los dos ojos o en la región medio-
torácica. Este es una especie de punto óvulo que contiene un
número infinito de formas latentes. Esto no es una teoría, puesto
que la experiencia y el entrenamiento oculto nos lo confirman.

Cuando concentramos la atención en ese punto, no en algún


ensayo esporádico que termine siendo un agudo esfuerzo de
crispación, sino reposadamente, unos minutos diarios, pues bien,
ese punto se agranda, crece, se metamorfosea, como un grano
que se riega. Los ejercicios respiratorios le confieren vida, el
observador se enamora de este punto situado en sí mismo y que
conoce ahora como ser viviente. Tal es este grano de mostaza
con el que moveremos las montañas, si nos ponemos a trabajar
según este proceso. Vemos así que la fe es un factor de
metamorfosis que nos dispensa de esa dolorosa causa de
transformación que es la guerra.

El sol, las estrellas, son seres vivientes de una clase particular


como, en la otra escala de las dimensiones, las bacterias o los
virus. Como ellos, nacen y crecen a una velocidad primero
rápida, después atenuada progresivamente, para llegar a un
estado adulto en el cual permanecen millones de años. Se
multiplican de muchas maneras, todas comparables a las de un
ser viviente, ya sea por la división directa, que ha sido observada
en el cielo, o por proyecciones a través de concentraciones
nebulosas en que los gérmenes proyectados hallan su alimento.

Poco después de haberse así reproducido, invadidos por


los desechos inertes, mueren como viejos escleróticos. El
ciclo de las estrellas es en todo punto comparable al de los
seres vivientes.

El poder del cristianismo magia cristiana


214

Con la única diferencia de que las reacciones se desarrollan allí


en grados atómicos, en lugar de grados moleculares. Más allá, se
puede encontrar cierta analogía entre los ciclos de química
orgánica y los de desintegración atómica. Si las leyes de analogía
entre el microcosmos y el macrocosmos son ciertas, se
demostrará un día que a cada reacción química, mineral o
biológica, corresponde una reacción atómica, que es en cierto
modo el objeto primitivo reflejado en la materia. Así, poco a
poco, la ciencia demostrará la vida que hay en cada estrella, en
la inmensidad del cielo, y en la estructura inseparable de cada
cuerpo estelar.
Cuando el estudiante que ahonda en los misterios, crea en sí un
foco de luz y de calor, sabe que crea en sí la imagen de un ser
viviente, y quizá mismo un ser viviente realmente en él, el más
elevado de los seres vivientes que es susceptible de concebir.

Este punto crece, lo ilumina interiormente y su luz le hace


descubrir tesoros escondidos en la sombra de su personalidad,
que jamás había pensado u osado explorar.

Por haber creado un sol en él, consigue ser un sol en el mundo,


y por haber hallado, en los ejercicios de concentración, el
camino de la creación perpetua de formas, llega a ser un perpetuo
creador de formas nuevas.

El ser que está en ese estado de evolución, ya no necesita la


guerra como factor de evolución: no se deseca ni se esclerosa,
sino perpetuamente atrae de las profundidades de sí mismo
formas originales. Crea, se metamorfosea y vive plenamente.

No es necesario ser un instrumentista virtuoso para llegar a ser


un gran compositor: el sentido de la creación musical es una
facultad distinta de la habilidad de los dedos.

Doctor Lefebure
215

No es indispensable ser un gran calculador ni un matemático


sumamente dotado, para impulsar las ciencias matemáticas, pues
resolver los problemas es una cualidad y saber plantear
problemas nuevos, descubriendo un punto en que una ciencia
puede evolucionar, es otra cualidad distinta.

En el caso del músico, como en el del matemático, esta


diferencia entre el ejecutante y el creador es la del talento y el
genio.

Seguramente, el genio al que se asocie el talento tendrá más


posibilidades de manifestarse, podrá llegar a ser una antorcha
como Beethoven o Einstein. La iniciación confiere a todos
rasgos de genio. Quizá las facultades geniales, tales como la
memoria musical de Mozart, sean debidas a una iniciación
profunda en una vida anterior.

Sea como sea, el entrenamiento místico regular nos libera de la


necesidad de la guerra como factor modificador de las formas
existentes y, por consecuencia, como factor de selección natural;
pues el ser que crea sin cesar será protegido y deseado por el
entorno en cuyo seno vive.

La fracción social

Einstein ha dicho que en el porvenir de la humanidad la distancia


entre los buenos y los malos sentimientos debe aumentar. La
introducción de una fórmula matemática en el estudio de los
sentimientos, no los endurece, sino muy al contrario.

Con una palabra sencilla pero justa, Einstein ha pasado por


encima de todos los moralistas superficiales que se imaginan que
se puede purificar fácilmente el corazón humano, arrancar de
nuestra psique los bajos sentimientos.

El poder del cristianismo magia cristiana


216

La experiencia nos demuestra que es más fácil aumentar nuestros


buenos sentimientos que disminuir los malos; pero lo que
Einstein ha discernido con justeza es que para mantener el
equilibrio social, es necesario aumentar la relación de ambos.

Lo que ha dicho este matemático a propósito de la proporción de


nuestros sentimientos puede ser aplicado a nuestras relaciones.
Es particularmente claro en el caso de la vida de Cristo.

Nadie, por perfecto que sea, tiene únicamente amigos. De lo


contrario, Jesús no habría muerto crucificado. Él nos ha dado, no
obstante, reglas de vida que permiten conservar y aumentar el
número de nuestras buenas relaciones.

Se estaría tentado de decir, delante la crucifixión de Jesús: ¡el


fracaso de estas reglas es manifiesto! Ahora bien, estas reglas
nos permiten aumentar la relación amigos/enemigos y toda la
historia del cristianismo nos lo ha confirmado. Enemigos
múltiples, pero amigos en número inmensamente creciente,
puesto que hoy, manifiestamente, la ciencia se prepara a restituir
a Cristo a su verdadero lugar y a la cabeza de la humanidad.

La muerte de Jesús es debida, únicamente, a que los dos términos


de la fracción no evolucionan proporcionalmente. Fluctúan en su
relación entre sí; es una ley fundamental de la vida.

En virtud del principio de acción y reacción, cuando una fuerza


aparece, el denominador de la fracción amigo/enemigo es más
elevado, con mayor razón cuando el numerador está destinado a
aumentar. Es así como se produce esta paradoja.

Aquél cuya fracción social (como hemos llamado a esta


relación) había de ser la más elevada, partió en la breve fase en
que el denominador fue demasiado grande.

Doctor Lefebure
217

La rehabilitación de Judas

No es por espíritu de contradicción que muchos han intentado


rehabilitar a Judas. Este apóstol desgraciado no ha querido la
muerte de Jesús: entonces Judas, que lo había entregado, viendo
que era condenado, se arrepintió y devolvió las treinta piezas de
plata a los sacrificadores y a los ancianos (Mateo 27, 3). Parece
lógica la conclusión que se extrae de este pasaje: que al entregar
a Jesús, Judas creyó que no saldría condenado sino, al contrario,
más glorificado. La actitud de Jesús nos anima en esta
interpretación. Cuando Juan le pregunta quién lo traicionará,
responde: es al que yo daré el pedazo mojado. Y habiendo
mojado el trozo de pan, se lo da a Judas, hijo de Simón el
Iscariote. Jesús insiste: lo que has de hacer, hazlo pronto (Juan
13, 26-27). Judas, tomando el trozo, se apresuró a salir. Era de
noche (Juan 13, 30).

Desenmascarado públicamente en el curso de una traición,


¿quién no se detendría? El miedo de las represalias de parte de la
multitud de sus discípulos apasionados, ¿habría sido menos
fuerte que el amor a sus piezas de plata, a las cuales al fin de
cuentas, no estaba tan apegado puesto que las arrojó después con
desprecio? ¿No se ha sentido Judas, al contrario, sostenido y
estimulado por la frase de Jesús: lo que has de hacer, hazlo
pronto? Judas no ignoraba que algunos días antes habían
intentado matarlo y que Jesús logró escapar de sus enemigos
muchas veces, sobre todo cuando le tendían trampas: ellos
enviaban gentes que simulaban ser justos a fin de tenderle
trampas (Lucas 20, 20). Otra vez «él» se fue y se escondió lejos
de ellos (Juan 12, 36). Si animaba a Judas, conociendo
manifiestamente lo que tenía toda la apariencia de una traición,
Jesús tenía su plan, que el mismo Judas nunca soñó en
preguntarle, tanta confianza tenía en su maestro. Pero el plan de
éste sobrepasaba la imaginación de Judas.

El poder del cristianismo magia cristiana


218

Permítasenos sugerir una hipótesis, que nos parece de buen


sentido: Judas, espíritu próximo de Santo Tomás, ¿no resultó
deslumbrado, fascinado, por los milagros de Jesús?¿No estaba
convencido de que Jesús saldría engrandecido de este
enfrentamiento con sus peores enemigos, puesto que haría ante
ellos una curación o una prodigiosa lectura de pensamiento, un
milagro que sobrepasaría los anteriores?. Asimismo, podía tener
un confuso presentimiento, puesto que eso aconteció; pero no
vio con precisión que el camino de esta suprema glorificación
era la resurrección, lo que implicaba la crucifixión previa.

El error de Judas fue quizás más intelectual que moral y la


lección a extraer es que los milagros, eso que podemos llamar
fenómenos supranormales y metapsíquicos, no pueden
convencer a la gente que toma una posición irreductible, porque
su sola presencia conspira contra la manifestación de estos
mismos milagros. El fin de estos fenómenos, como Jesús ha
dicho, es reforzar la fe en aquéllos cuya inteligencia y corazón
están ya naturalmente despiertos.

Doctor Lefebure
219

JESÚS Y LA MAGIA

El poder del cristianismo magia cristiana


221

¡Ay de vosotros, doctores de la Ley, que os habéis apoderado de


la llave de la ciencia; y ni entráis vosotros ni dejáis entrar
(Lucas 11, 52).

La piedra que los edificadores habían rechazado, ésa fue hecha


cabeza de esquina (Mateo 21, 42).

Y el que cayere sobre esta piedra se hará trizas y aquel sobre


quien cayere será triturado (Mateo 21, 44).

El poder del cristianismo magia cristiana


223

LA CUNA MÁGICA

He aquí que unos magos llegaron de Oriente a Jerusalén


diciendo: ¿dónde está el Rey de los Judíos, que acaba de nacer?
Porque hemos visto su estrella al oriente y venimos a adorarle.
(Mateo 2, 1-2). Es extraño recoger la proliferación de detalles
por la cual la tradición completa este relato evangélico y la poca
relación de estas tradiciones con algunas que se imponen por su
lógica, aunque con frecuencia no se le preste la atención debida.

Para imaginar lo que pudo ser el viaje de los magos, es necesario


recordar que debieron atravesar regiones más o menos
desérticas que están entre las más cálidas del planeta. Venían de
Oriente, de muy lejos, de más allá de la península arábiga; viaje
largo y difícil que realizaron sin escolta.

Seguramente una escolta habría supuesto presentes más


voluminosos que los fácilmente transportables mencionados por
las tradiciones. ¿Quién emprende un peregrinaje con un único fin
de adoración? Hay quien lo aprovecharía para tratar al mismo
tiempo un pequeño asunto comercial o para cumplir un viaje
turístico; o bien para difundir sus ideas.

Por mago se sobreentiende sabio, o supuesto tal, y un


desplazamiento tan grande decidido por tres magos no puede
justificarse por una simple visita, ni aun estando acompañada de
algunas genuflexiones. No, los sabios no deciden una empresa
tal sin motivos serios. ¿Cuál fue el verdadero trabajo de los
magos cerca del niño Jesús? Si sus detalles son desconocidos
actualmente, el buen sentido elemental lo justifica.

El poder del cristianismo magia cristiana


224

No nos asombremos de que el verdadero fin del viaje no sea


expuesto en el Evangelio: un extranjero que llega a un país puede
ser mirado más o menos bien; o examinado con sospecha.

Las cosas graves, importantes, que se vienen a realizar en


nombre de una ideología, diferente de la del país, no se propalan.
Una estancia de homenaje, de deferencia, tranquiliza a la
población. Decirles que se viene para adorar a uno de ellos es
una buena forma de conseguir una buena recepción, sobre todo
si se es sincero, porque la sinceridad en este aspecto se aprecia
fácilmente.

Pongámonos en el lugar del carpintero que recibe extranjeros


venidos de muy lejos, las manos llenas de presentes, para honrar
a su recién nacido. Visitantes de los más sabios, puesto que son
magos. ¡Con qué atención ha debido de escuchar los primeros
consejos sobre la educación del niño, prodigados por estos
benévolos maestros! ¡Cómo habrá debido de venerar sus
opiniones y se habrá apresurado luego a ponerlos en práctica!
Ahora bien, ¡qué es lo que pueden aconsejar los magos, sino la
magia!

Vinieron de hecho para dar consejos sobre la educación del niño.


Desde su nacimiento, el niño Jesús fue rodeado de un ambiente
mágico, de prácticas venidas de Oriente, cuyos rudimentos
aprendió desde que estuvo en edad de instruirse.

Nos quedamos en el dominio de las evidencias que impone el


buen sentido, suponiendo que ellos cumplieron ciertas
ceremonias mágicas alrededor del niño a fin de facilitar su futura
iluminación. Podemos presumir que dijeron a los padres: que
venga a nosotros a los 12 años; nosotros nos encargaremos de
completar su educación, lo que explicaría la misteriosa
desaparición de Jesús durante diez y ocho años.

Doctor Lefebure
225

Desde el principio, la vida del Cristo estuvo ligada a la magia;


pero, precisémoslo, a la magia de Oriente que, más que la magia
hebraica, acentúa ciertas prácticas, en particular las respiratorias.

Todo el destino de Jesús estará impregnado de este conflicto


perpetuo entre la religión hebrea y esta magia oriental que anima
su moral y su mística. Si supiéramos exactamente en qué
consistía la ciencia de los reyes magos, conoceríamos el impulso
dado a Jesús desde su partida.

Únicamente nos es posible determinar respecto a la educación de


Jesús y el ambiente que los reyes magos contribuyeron a crear en
su torno, un elemento preciso, que no deja ninguna duda sobre el
género de magia con que los augustos visitantes rodearon la
infancia de Jesús en Belén. Fueron guiados por una estrella que,
por lo que sabemos, tan pronto se mostraba, pues venían
siguiéndola de muy lejos, tan pronto se escondía, obligándoles a
informarse ante Herodes y ante el pueblo. El fin de la estrella es
particularmente edificante.

(…) se fueron y la estrella que habían visto en Oriente, iba


delante de ellos, hasta que vino a pararse encima del lugar
donde estaba el niño (Mateo 2, 9).

Huelga decir que esta descripción permite descartar todo


fenómeno astronómico, a pesar de las numerosas investigaciones
pretendidamente exitosas a este respecto.

Se han mencionado cometas en este momento de la historia, sin


reparar en que un cometa ¡no puede deternerse en su curso, ni
aun marchando al paso de los humanos! Añadamos que si indica
un lugar, deteniéndose allí, éste no puede ser más que
estabilizando su curso en el cénit de este lugar. Más baja, hubiera
dado la impresión de indicar un punto más alejado.

El poder del cristianismo magia cristiana


226

Para marchar delante de los magos era necesario que esta estrella
estuviera perpetuamente situada frente al cénit de los magos
(probablemente al sur de este punto). El cénit de los magos se
desplazaba con ellos; para que la estrella se detuviera en el cénit
del albergue, era necesario que tuviera un movimiento de
retroceso en relación al fondo celeste en la proximidad del
pesebre. Este brusco movimiento de retroceso hace menos
probable un fenómeno astronómico.

A falta de movimiento de retroceso habría que admitir que la


estrella se levantaba en el horizonte frente a los magos y en
sentido opuesto hasta que sus cenits coincidieron. Esta marcha
de la estrella en sentido inverso a los magos, además de ser
contraria al texto evangélico, los hubiera hecho extraviar.

Aun si la estrella no se hubiese detenido y hubiera marcado un


lugar más allá del cénit, la descripción dada por San Mateo no se
ajustaría a la hipótesis de un fenómeno astronómico.

Pretender ver aquí un fenómeno astronómico es admitir que el


texto no proporciona más que una indicación vaga y sin relación
con la realidad.

Agreguemos otro hecho fundamental; si un cuerpo celeste se


hubiera mostrado a todos los humanos de la región y hubiera
venido a detenerse en Belén, no habrían sido únicamente tres
reyes magos los que hubieran acudido, sino muchedumbres
infinitas.

Esta última observación elimina, además, hipótesis tal vez más


extrañas que la del cometa: se habría podido suponer que la
llegada del Cristo a la tierra ha sido guiada y seguida por seres
del cielo al que pertenecía, dotados de un poder de transmutación
de la materia, como lo veremos a propósito de la resurrección.

Doctor Lefebure
227

Estos seres se trasladarían en objetos no identificados, llamados


más tarde platillos volantes; esto explicaría por qué Cristo se
elevó en un organismo que tenía ciertas características de los
cuerpos físicos, en el momento que abandonó esta tierra, a pesar
de todas las dificultades aparentes: diferencias de temperatura y
de presión, de oxigenación y de radiación en el espacio
extraterrestre. Pero si tal fuera la explicación, el fenómeno
percibido en la estrella que guiaba a los magos habría sido
visible para todos.

Esta hipótesis resulta mejor que la pretensión de ver un


fenómeno astronómico ordinario. Pero aún así habría habido
una multitud en el establo. Esto, junto al carácter problemático
de los objetos no identificados, permite eliminar la hipótesis
hasta una más amplia información.

Nos hallamos evidentemente, en presencia de una estrella


percibida solamente por los magos, que desaparece cuando se
encuentran en la ciudad, entre la muchedumbre y la agitación,
que reaparece cuando se hallan solos en el desierto o el campo y
que se detiene donde es preciso. En suma, la estrella tiene todas
las características de algo percibido con los ojos del espíritu, de
un fenómeno de clarividencia.

Aquí la palabra Oriente cobra todo su valor. La magia de


Oriente tiene por objeto encender en la conciencia del mago, por
diversos medios, una estrella mental. El punto de partida de este
entrenamiento es la concentración del espíritu sobre un punto
situado en el corazón o entre los ojos; este punto se hace
luminoso, cálido, moviente por diversas prácticas luego,
mediante ciertos balanceos del cuerpo y del espíritu, se
convierte en una titilante estrella exterior a su cuerpo. Entonces
el espíritu puede identificarse con esta estrella y pasearse a
través de los espacios.

El poder del cristianismo magia cristiana


228

Así guiados por su espíritu exteriorizado, por la estrella de la


concentración mental, los magos llegaron a los pies de Jesús,
para indicar a los padres cómo debían educar a su primogénito,
para que un día éste pudiera, a su turno, educar a la humanidad
en la magia cristiana.

De que la estrella de los magos no fue un fenómeno físico, sino


una manifestación mental, espiritual, tenemos la confirmación
por medio de Lucas cuando describe la llamada de los pastores
cerca del niño Jesús: se les presentó un ángel del Señor (....) mas
el ángel les dijo no temáis, os traigo una buena nueva (…)
encontraréis un niño envuelto en pañales, acostado en un
pesebre. Al instante se juntó con el ángel una multitud del
ejército celestial, que alababan a Dios diciendo: Gloria a Dios
en las alturas (Lucas 2, 8-14).

Simples pastores que han percibido, con ocasión del nacimiento


del Cristo, un conjunto de fenómenos, mentales, interiores,
espirituales, que los han guiado hacia él; pero ninguno de estos
fenómenos fue físico. Observemos la instantaneidad en las
transformaciones del fenómeno original: esta instantaneidad es
una de las características de las manifestaciones mágicas.
Notemos también la extensión de los discursos (abreviados en
nuestra cita) dirigidos a los pastores por los espíritus divinos.

Si los sencillos pastores han sido guiados hacia Jesús, no por un


fenómeno físico sino mediante visiones interiores, con mayor
razón los magos, que heredaron de muy antiguas tradiciones las
vías de acceso a lo divino.

A lo largo de su vida fueron entrenados en templos donde


recibieron iniciación por transmisión fluídica (como se practica
actualmente en los monasterios tibetanos). Estaban facultados
para ser advertidos interiormente de la venida del Cristo.

Doctor Lefebure
229

Entonces ¿por qué los magos no vieron a los ángeles, como los
pastores? Precisamente porque la visión de un punto, de un sol
interior, es mucho más elevada que la visión de los ángeles.
Éstos están aún en el mundo de las formas, semimaterial; por
contra, el punto, la estrella, es la puerta estrecha, recogiendo la
expresión evangélica, por donde pasamos más allá de la materia.
Son los más adelantados en el entrenamiento mental los que han
percibido el fenómeno más elevado. Reconocemos esta
progresión: los ángeles para los pastores, la estrella para los
magos, la evolución por la cual pasara Dante, de una manera más
detallada, cuando elevándose a través de círculos de ángeles,
arcángeles y serafines, exclamó al término de su ascensión:
hosanna al punto fijo (Dante, canto 18) (véase nota).

Notemos aun que en el evangelio apócrifo de la infancia, la


estrella de los magos es llevada por un ángel, motivo que se
vuelve a encontrar en el cerco del coro de Nôtre-Dame de París.

Nota: vuelve varias veces a la descripción de este punto, tan pequeño que la estrella que nos
parece más pequeña vista desde nuestra tierra, cerca de este punto parecería grande como una
luna. Los Querubines y Serafines siguen los lazos del Amor que les atraen hacia Dios: a fin de
volverse, tanto como pueden, semejantes al Punto y pueden tanto más, cuanto mas altos están
para verle. La tradición de la concentración sobre un punto, única y verdadera clave de la unión
mística con Dios, era pues muy viva en el siglo XIII.

El poder del cristianismo magia cristiana


231

EL SÓLIDO ULTRALIGERO

Acabamos de ver que, habiendo sido rodeado de magia desde su


nacimiento, el Cristo fue más tarde educado en la magia. En su
más corta edad debió de practicar lo que los magos habían
aconsejado para su educación. Ciertos pasajes del Evangelio no
dejan ninguna duda sobre el hecho de que Jesús se comporta, no
como el Dios absoluto de la naturaleza, sino como el más
poderoso de los magos.
Veamos especialmente lo que dice a propósito de la mujer que
tenía flujo de sangre (Lucas 8, 43-47); citamos este largo texto
porque nos abre horizontes inmensos: una mujer que padecía
flujo de sangre desde hacía doce años y que en médicos había
gastado toda su hacienda sin lograr ser de ninguno curada, se
acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al instante cesó
el flujo de su sangre. Jesús dijo: ¿quién me ha tocado? Como
todos negaban, dijo Pedro y los que le acompañaban: Maestro,
las muchedumbres te rodean y te oprimen. Pero Jesús dijo:
alguno me ha tocado, porque yo he conocido que una virtud ha
salido de mí. La mujer viéndose descubierta declara (…) cómo
al instante había quedado sana (véase nota).
Nota: el conjunto de los fluidos en torno de una persona forma un ambiente perceptible, especie
de acumulación de nubes características de la personalidad y de sus variaciones, llamada aura por
los teósofos y los ocultistas. Me ha sido dado una vez observar un aura. Fue en la playa del Chay
cerca de Royan. Un niño de doce años, llamado Alain, jugaba y yo tenía apenas más edad. Alain
se hacía notar por su agitación intempestiva y su agresividad. Yo era el más dado a excitarlo y a
abusar de su carácter anormal para divertir a sus expensas a la pequeña banda de niños. Un día
que, distraídamente, yo lo miraba de lejos, se me apareció súbitamente envuelto en nubes, no
físicas, sino como una especie de condensación de sentimientos, si es posible describir con
palabras fenómeno tan extraño. Me pareció entonces prisionero de esta condensación que
comenzaba a unos diez centímetros de su cuerpo, lo envolvía completamente y presentaba líneas
radiales en forma de signos de admiración. Comprendí que su carácter era debido a este
aprisionamiento; tanto, que recuerdo, cesé de molestarlo.

El poder del cristianismo magia cristiana


232

Advirtamos de paso esta deliciosa observación de San Lucas


Había gastado en médicos toda su hacienda. Ya eran caros los
médicos. Existen en la sociedad leyes inmutables.

Jesús es gratuito; pero el enfermo curado debe esforzarse en


hacer el bien a su alrededor, como Jesús lo hacía, por ejemplo
propagando la buena nueva; Jesús lo ordena. Y esto vuelve a
Jesús. Así se cierra el circuito kármico, mucho más largo y vivo
que el cortocircuito monetario.

De gracia recibisteis, dad de gracia (Mateo 10, 8). Por este


mandamiento de Jesús, el equilibrio, en lugar de establecerse
inmediatamente por una cadena de dos anillos solamente entre el
médico y el enfermo, se restablece todo a lo largo de la cadena
kármica, que une al primer donante con todos los beneficiarios
sucesivos de este don gratuito, para volver finalmente a su origen
siguiendo los principios inmutables de la creación. Tales son los
lazos que unen al verdadero sanador con su enfermo. El infinito,
es decir Dios, es introducido en el circuito de la gratitud.

Mas no es este nuevo aspecto del karma el que nos ocupa. Es el


mecanismo de la curación, que es extremadamente instructivo.
Jesús no aparece allí como un potentado del universo que todo lo
conoce. ¿Quién me ha tocado? No tiene la vista total a la que
nada se puede esconder. Ha percibido que le ha pasado alguna
cosa, no puede precisar qué. Un fluido me ha dejado. Se expresa
aquí como cualquier magnetizador.
Este fluido es poderoso, puesto que cura. Para curar no hay
necesidad de estudiar el detalle de las enfermedades.
El estudio de la patología es a las ciencias naturales lo que el
ruido es a la música. No es necesario para curar estudiar en
detalle la terapéutica cuando se posee la vida en su esencia.

Doctor Lefebure
233

Lo hemos visto, os deja para colmar lagunas del cuerpo enfermo


próximo, como las moléculas de un cristal pueden abandonarle
para colmar lagunas de un cristal vecino. Esta noción de fluido
es francamente mágica. En todos los tiempos los magos y
magnetizadores han pretendido obrar sobre sus enfermos y
nosotros hemos tenido ocasión de ver a uno de ellos, Artemio
Galip, operar notables curaciones.

Lo que vamos a estudiar ahora es la concepción de fluido según


la ciencia moderna. El fluido se manifiesta en el Evangelio como
poseedor de ciertas propiedades de la materia sólida o
semisólida, pastosa: al principio es localizado en Jesús, después
es trasegado.

Al final de la operación, después de haber dejado a Jesús, se


adivina que está en la mujer y que allí ha cumplido la curación.
Posee pues las propiedades espaciales de la materia, todo ello
invisiblemente, sin peso aparente y capaz de atravesar otras
materias, tales como los vestidos; es movilizado por un factor
psíquico, la fe y el deseo de curar.

Examinémoslo ahora a la luz de nuestros conocimientos actuales


en física: a toda partícula de materia corresponde una partícula
simétrica. El electrón negativo fue durante largo tiempo el único
conocido, al punto que la negatividad del electrón parecía un
dogma intocable; después se descubrió el electrón positivo y,
más sorprendente aún, el protón negativo simétrico al protón
positivo. Se concibe la posibilidad de una antimateria, de un
mundo simétrico en todo a nuestro universo pero donde todo lo
que es negativo aquí sería positivo allá y viceversa.

De esta manera, vastos conjuntos simétricos constituyen la


estructura profunda de toda la creación y, en particular, de
la materia.

El poder del cristianismo magia cristiana


234

Consideremos ahora la estructura de ciertas estrellas llamadas


enanas. Merecen este calificativo por su tamaño, aunque no por
su peso. Los astrónomos han adquirido la convicción de que las
estrellas enanas están constituidas, como las otras estrellas, de
gas; pero de gas increíblemente pesado.
¿Cómo es posible cosa tan sorprendente? Porque la temperatura
llega a ser tan fuerte allí, que la agitación molecular ha arrancado
a las moléculas sus electrones periféricos. No queda más que el
núcleo.

Sabemos que éste es, guardando todas las proporciones y muy


aproximadamente, como una bolilla situada en el centro de la
plaza de la Concordia, mientras que el primer electrón es como
un grano de arena girando en la periferia de la plaza.

La molécula se achica, de golpe, de un modo asombroso, cuando


sus electrones son arrancados y los gases se reducen al núcleo.
Sin embargo, se trata siempre de un gas en el sentido de que la
agitación molecular predomina sobre la atracción entre los
núcleos restantes y que tiene una tendencia expansiva.

Concretando: si trajéramos súbitamente a la tierra una botella de


un litro de ese gas estelar, la botella pesaría miles de toneladas,
y como no contiene un sólido, sino un gas a presión, estallaría
inmediatamente con una fuerza sólo comparable a una explosión
atómica. He aquí el asombroso y admirable descubrimiento
hecho por los astrónomos. Admirable, por cierto, no sólo porque
nos abre horizontes infinitos acerca de los diferentes estados de
la materia sino también de sus relaciones con el espíritu.

Hemos visto que toda la creación, viviente e inanimada, está


regida por leyes de simetría, muchas apenas presentidas, en la
arquitectura del Cosmos, que los hombres van descubriendo
poco a poco.

Doctor Lefebure
235

Imaginemos una materia de todo punto simétrica del gas estelar


ultrapesado. En lugar de tener una densidad muy fuerte, tendrá
una densidad muy débil, tan débil, con relación a la densidad del
agua, como denso es el gas estelar de las estrellas enanas. Esto
nos conduce a una densidad más débil que la de los espacios
interestelares; pero no será por eso comparable a la materia
dispersa en el espacio, que tiene un estado atómico semejante al
que conocemos en nuestro planeta.

Si desarrollamos nuestra simetría, vemos que esta materia, en


lugar de ser un gas sometido a muy alta presión, y por tanto de
una gran potencia explosiva, será un sólido extremadamente
sólido, muy poco deformable, un hipersólido ultraligero,
ultrarígido.

Por supuesto que existen gases ultrapesados cuya potencia


expansiva es menor, y esto nos conduce, por simetría, a sólidos
ultralivianos menos rígidos. Se trata del mundo de la sustancia,
poco extendido en la naturaleza visible, pero que en la invisible
toma el nombre de fluido.

En el mundo en que vivimos actualmente, los estados


dominantes de la materia son los sólidos, los líquidos y los
gaseosos. No existen, prácticamente, intermedios entre los
líquidos y los gases. Entre los sólidos y los líquidos encontramos
todos los grados del estado pastoso, tal la pasta de berlingot
caliente o el caramelo, pero lo cuerpos en este estado son raros.

Por simetría, por oposición, es este estado intermedio el que


predomina en los mundos espirituales, de ahí el aspecto de
fluidos descrito por los videntes, de cuerpos deformándose y
recortándose como una pasta, enganchándose como ella en las
asperezas de un mundo más denso y, sin embargo, guardando la
ligereza de un gas.

El poder del cristianismo magia cristiana


236

Si nos atenemos a los casos extremos, notaremos que los cuerpos


estelares, formados de gases ultrapesados y muy expansivos,
tienen por contraparte sólidos ultralivianos, prácticamente
indeformables, en relación a la maleabilidad de los cuerpos que
conocemos en la tierra.
Esto nos hace tener presente la noción de cuerpo espiritual y
cuerpo causal, que nos acompaña de encarnación en
encarnación, verdadero depositario de las cualidades de nuestro
ser eterno bajo sus diversas manifestaciones y en el cual, entre
encarnaciones, vagamos a través del espacio.
Prosiguiendo con el razonamiento, tal similitud llega a ser
sorprendente Estos sólidos ultralivianos serán evidentemente
poco sensibles a la gravitación.

El peso de los cuerpos celestes obrará débilmente sobre ellos en


razón de su extrema liviandad. Por lo contrario otras fuerzas
adquirirán una gran intensidad en el mundo de los sólidos
ultralivianos, mientras tienen muy poca importancia en el
nuestro.

En efecto, toda materia que recibe un choque se pone a vibrar


con una frecuencia tanto más elevada cuanto más duro y más
liviano es el cuerpo. A mayor dureza, más rápida es la reacción:
la nota producida por la madera es más grave que la que da el
acero. Al ser más liviano, la misma energía debe movilizar
menos peso para restablecer el equilibrio y puede hacer más
rápidamente este trabajo de media vibración.

Resulta de ello que la frecuencia de vibración fundamental de un


sólido ultraliviano excitado es extraordinariamente elevada y
esto nos conduce a suponer que, si el mundo de los sólidos ultra-
livianos existe, las vibraciones juegan allí un papel mucho más
importante que en el nuestro.

Doctor Lefebure
237

Recordemos ahora una ley fundamental: las fuerzas de atracción


y de repulsión entre cuerpos vibrantes son proporcionales al
cuadrado de las frecuencias (véase nota). Estas interacciones
entre centros vibratorios son imperceptibles en nuestro planeta
porque la gravitación es mucho más fuerte que ellas y las oculta
de manera que, en lo que a él se refiere, podemos obviarlas.
Imaginemos un mundo simétrico de este gas estelar ultrapesado
formado de sólidos ultralivianos indeformables: la atracción de
los cuerpos celestes que conocemos no tiene sobre él más que
una influencia ínfima, en razón de su liviandad, pero las leyes de
atracción y de repulsión entre los centros vibratorios se vuelven
tan esenciales que rigen este ambiente. En efecto, las frecuencias
son muy elevadas en razón de la dureza y de la liviandad de los
cuerpos; la intensidad de las interacciones ha aumentado con el
cuadrado de las frecuencias. Esto se asemeja cada vez más a ese
mundo de los espíritus que han descrito los videntes y profetas,
donde los cuerpos son, si no eternos, al menos durables en
límites prácticamente infinitos para nosotros y donde las
afinidades electivas resultantes de tasas vibratorias complejas de
cada uno llegan a ser el principal motor de nuestros
desplazamientos.
Señores físicos, vosotros que habéis descubierto el antiprotón, el
electrón positivo, la antimateria, buscad ahora el simétrico del
gas estelar ultrapesado, y descubriréis el mundo del espíritu,
donde los cuerpos casi eternos se mueven entre encarnaciones en
la búsqueda de un vehículo terrestre transitorio.

Continuemos desarrollando la simetría entre el gas ultrapesado y


el sólido ultraliviano. El gas ultrapesado acumulado en un punto
forma un sol; irradia toda clase de energías. Simétricamente, el
sólido ultraliviano, atraerá hacia sí toda clase de materia densa.
Nota: O. F. A. Bouasse: Tourbillons – Forces acoustiques.

El poder del cristianismo magia cristiana


238

Es el que, envolviendo invisiblemente el grano, como Rudolph


Steiner lo ha descrito tan bien por percepción espiritual,
aglomerará a lo largo de sus líneas estructurales las moléculas de
la tierra y del aire, rigiendo el crecimiento de la planta. Este
poder absorbente del sólido ultraliviano es, lo repetimos,
simétrico del poder radiante de las estrellas formadas por gas
ultrapesado. El sólido ultraliviano es hiperabsorbente, como el
gas ultrapesado es hiperradiante. Crece como el cristal,
aspirando su propia sustancia en nuestra densidad, en el curso de
transmutaciones atómicas. El sólido ultraliviano es la esencia de
la vida física.

El cristal es un término intermedio entre lo inanimado y la vida.


Como la vida, crece y se nutre seleccionando las moléculas que
le convienen del medio ambiente, se reproduce por
fraccionamiento: ciertos cristales se fraccionan automáticamente
tan pronto su talla los lleva a romperse en razón de su forma.
Como los seres vivientes, pueden cicatrizarse, curarse y curar a
sus vecinos.

Todo cuerpo sólido tiende más o menos hacia la cristalización.


Una piedra dura, un metal muy resistente, examinados al
microscopio se revelan como un entramado de pequeños cristales.
Y lo hacen más claramente aún por medio de un microscopio
electrónico. Cuanto más duro es un cuerpo, más fuerte es su
estado de cristalización. El cristal ocupa un plano intermedio
entre el mundo mineral y la vida; pero el estado sólido tiende
siempre hacia la cristalización. El sólido es ya un camino hacia la
vida. Se podría, bajo este ángulo, decir que hay cuatro estados de
la materia: gaseoso, líquido, sólido y viviente. El estado sólido
está más emparentado con la vida que los dos precedentes. El
hipersólido ultraliviano, ultrarígido, simétrico del gas estelar
ultrapesado, podría muy bien ser el sustrato invisible de la vida
que atrae hacia él, como un cristal, las moléculas.

Doctor Lefebure
239

Este mecanismo explica el crecimiento de los seres vivientes. El


hipersólido puede crecer a expensas de una parte de las
moléculas absorbidas y, reproduciéndose como un cristal,
determinar la reproducción de seres vivientes.

Ahora comprendemos mejor el mecanismo de curación del


Cristo que hemos bosquejado, estudiando las relaciones entre la
cristalización y sus curaciones: el poder altamente absorbente de
las diferentes formas de sólidos ultralivianos, comparable al que
permite a los cristales cicatrizar, explica que aquellos puedan
atraer las moléculas dentro de una laguna preexistente de un
cuerpo físico. En ciertos casos, demasiado raros, pero de los
cuales nuestra experiencia personal nos impide poner en duda la
existencia, el fluido puede curar. Es lo que el Cristo había
percibido cuando dijo una virtud ha salido de mí.

Hay igualmente otro fenómeno de la vida donde se puede ver


fácilmente al sólido ultraliviano jugar un papel importante: la
memoria. Es difícil defenderse contra la idea de clisés invisibles,
cuya acumulación forma el conjunto de nuestros recuerdos. El
sólido ultraliviano simétrico del gas ultrapesado podría, aun allí,
desempeñar un papel importante ¿Por qué extrañarnos? ¿No es
la memoria una especie de reproducción? En la semilla que
reproduce la planta de la que proviene ¿no obra una especie de
memoria de la materia viviente?

Si la memoria es parcialmente explicable por clisés en tres


dimensiones y si no queremos admitir ni una pequeñez
extraordinaria de estos clisés, ni el volumen gigantesco de este
almacén que sería nuestra memoria, nos es necesario concluir que
los sólidos ultralivianos pueden interpenetrarse sin deformarse.
Nos encontraríamos ante un fenómeno comparable al relatado
por quienes experimentan desdoblamientos, que sienten cómo
pueden atravesar paredes sin dificultad.

El poder del cristianismo magia cristiana


241

LAS COMUNIONES

Este es mi cuerpo, esta es mi sangre (Mateo 26, 26-27). No


volveremos sobre las diversas interpretaciones clásicas de este
eje del cristianismo, ni sobre el análisis que hemos hecho de la
relación entre comunión, digestión y asimilación de la doctrina
cristiana. El mundo está formado por espejos que se reflejan
unos en otros y cada palabra de un fundador de religión se mira
en una infinidad de imágenes de las cuales cada una es verdadera
en su plano. Esto nos permite volver sobre algunos aspectos de
esa extraña afirmación este es mi cuerpo, esta es mi sangre.

Ante todo ¿a qué se debe su increíble éxito? A un conjunto de


causas entre las cuales es preciso destacar que la bebida y la
alimentación han sido siempre caras a nuestra humanidad
sufriente y, particularmente, al hombre del pueblo, a cuyo
alcance Jesús quería ponerse.

Observemos que el Cristo supo equilibrar los mandamientos


conforme a nuestra inclinación natural. ¿Qué otra cosa más
agradable que amar? ¿Quién no seguiría al que nos estimula en
este camino? Por lo contrario, ¡cuán contrario es al instinto el
mandamiento de la bofetada! Una vez más, dentro de este
equilibrio, el cristianismo se nos presenta como la doctrina de la
justa medida y de la ponderación.

Amar es la cumbre de la comunión, porque comulgar es unirse.


No se puede unir más que por intercambios. El signo exterior del
amor es el intercambio. Más amor hay, más intercambios se
hacen simultáneamente sobre múltiples planos.

El poder del cristianismo magia cristiana


243

Muy a menudo, en una misma familia, los seres viven juntos


toda una existencia, sin que se produzca ningún intercambio.

Al dejarnos la comunión Jesús nos enseña, no sólo a comulgar


con él, sino con los demás por su intermedio. Nos trae por su
enseñanza un proceso de aumento de los intercambios, signo del
amor entre los seres, que está condensado en la comunión. Ésta,
como la luz blanca por el prisma, puede ser descompuesta en una
multitud de comuniones secundarias, de medios de aumentar los
intercambios entre los seres en cada plano particular.

De este doble intercambio complejo entre el Cristo y los


hombres y, por consiguiente, entre aquéllos en que él vive más o
menos, habla en varias ocasiones bajo diferentes formas: Yo soy
la vid, vosotros los pámpanos. El que está en mí y yo en él, éste
lleva mucho fruto (Juan 15, 5). Eso testimonia el amor que
conecta la raíz con la hoja, y cuyo portador es la savia. Eso
testimonia la complejidad de estos intercambios, porque la savia
contiene agua, azúcares, vitaminas y mil misterios de la vida. Las
verdaderas raíces del hombre están en el cielo. Él es la vid,
constituida ante todo por el cuello, que está en la base de la cepa
y está allí lo esencial, porque el cuello de la planta es la puerta
estrecha por donde pasa y vuelve a pasar todo lo que va y viene
entre la tierra y el cielo. El cuello de la planta, es decir de línea
de inversión entre la estructura del tallo y el de la raíz.

Los primitivos cristianos no tuvieron dudas de que el


cristianismo era una doctrina de inversión y que Jesús fue lo que
se llama, en la geometría de las curvas, un punto de
inversión.Esta oposición entre Jesús y el mundo en que viviera
no había escapado a Marción, cuyos escritos estuvieron muy
difundidos en los siglos II y III y que, con el fin de poner en
evidencia el carácter inversivo de la doctrina cristiana, había
escrito el Libro de las Antítesis.

El poder del cristianismo magia cristiana


244

Lebreton, en su historia de la Iglesia primitiva, nos cita algunos


extractos.

Marción lee en Isaías (15, 7): Soy yo quien envía los males; el
Cristo nos ha dicho: un buen árbol no puede dar más que buenos
frutos. Al precepto de la Ley: ojo por ojo, diente por diente, el
Evangelio opone si alguien te hiriera en una mejilla, preséntale
también la otra.

Elías hace caer fuego del cielo sobre los oficiales que quieren
apresarlo, el Cristo no permite a sus apóstoles obrar de la misma
manera.

Elíseo lanza osos sobre los niños que se mofan de él; el Cristo
dice: dejad que los niños vengan a mí. Moisés extiende las
manos sobre la montaña, para que Israel pueda exterminar a sus
enemigos; el Cristo extiende las manos sobre la cruz para salvar
a los pecadores. Josué detiene el sol para que continúe la
matanza; el Señor dice: que el sol no se ponga sobre vuestra
cólera.

Sin conocer la histología vegetal, Marción había comprendido


por qué el Cristo tenía el derecho de llamarse la cepa, es decir, el
cuello de la planta: porque «él» es el punto de inversión.

Yo soy la puerta: el que por mí entrare, será salvo; y entrará y


saldrá (Juan 10, 9). Jesús la cepa, Jesús la puerta. Los textos
clásicos del Yoga abundan en precisiones sobre la abertura
principal (Daniélou, Yoga, método de reintegración), abertura en
la cima del cráneo, en el centro de la flor de loto, la más elevada,
en la planta mística del cuerpo etérico. ¿Qué espíritu de buena fe
rehusaría ver en estas dos puertas y estas dos plantas una
identidad de doctrina bajo formas apenas diferentes?

Doctor Lefebure
245

Además, es suficiente practicar los ejercicios de concentración


mágica para volver a sentir esta sensación de vacío, de
desgarramiento del espacio en el punto de concentración del
espíritu, vacío a través del cual, si se persevera bastante, el
discípulo percibirá la entrada y la salida de su doble (véase nota).

Esta entrada del alma en plena consciencia, separada del cuerpo,


dentro del reino de los ángeles, después de un esfuerzo de
concentración sobre un pequeño espacio imaginado vacío, lo
encontramos en Lucas (13, 24): esforzaos por entrar por la
puerta angosta. Así, el experimentador descubrirá un sentido
nuevo a estas otras palabras: Yo soy el camino, es decir: Yo soy
las mil y una transformaciones de tu alma en el curso del
entrenamiento místico, yo soy todas las metamorfosis evolutivas
de la vida. Vemos de pronto la infinita complejidad del problema
de la comunión. Vamos a tratar de aclararlo metódicamente,
estudiando primero sus aspectos más materiales.

Es una de las razones que nos permite pensar que Jesús ha dado
otras formas de comunión que la de la vía digestiva; volveremos
sobre este punto que es el más importante de nuestro estudio. En
particular, el verdadero fundamento del cristianismo es una
comunión por vía de la respiración; aunque esta noción se ha
perdido, por ser demasiado difícil de comprender.
La mesa familiar
La reunión en torno de la mesa familiar, el círculo de amigos en
torno de un pastel bien rociado, he aquí el ambiente en el cual
cada uno de nosotros reencuentra los recuerdos y que favorece la
comunión cotidiana de los miembros de la familia, de los
parientes próximos y de los amigos.
Nota: sensación de vacío, de cavidad. La respiración rítmica.

El poder del cristianismo magia cristiana


246

Entre los múltiples modos de comunión con el cosmos y con


Dios dados por Jesús, técnicas diversas que favorecen el
aumento de los intercambios con los seres que nos rodean, el más
recordado es el de la mesa, que ha absorbido a los otros.

El grano de sol

Estudiemos más de cerca el grano de uva. Hemos destacado que


esta comunión no pudo ser efectuada más que con jugo de uvas
frescas; el fruto no ha sido elegido al azar.

La morfología es una ciencia en sus comienzos. La forma de los


órganos vivientes será quizás un día considerada como una
escritura secreta de la naturaleza, susceptible de revelarnos las
relaciones de los órganos de los seres vivientes con las formas
homólogas de los otros reinos.

El grano de uva es el más esférico de todos los frutos y el más


translúcido con un bello matiz dorado cuando está maduro.
Ningún fruto evoca tanto al sol, por su forma, su color, su
transparencia (el sol es transparente a su propia luz; de lo
contrario, ésta no podría salir). ¿No es la doctrina del Cristo, toda
luz y radiación, una doctrina solar?

El más humilde alimento

Este es mi cuerpo, esta es mi sangre. ¿Ha querido decir esto


solamente de ese pan y de ese jugo fresco que alzaba hacia el
cielo? Quizás no. En cierta medida, tal vez ha querido expresar
toda la creación es mi cuerpo y todos los líquidos son mi sangre.

Un hombre puede, actualmente, ser detectado a varios


kilómetros por los rayos infrarrojos que emanan de él. Se
probará, sin duda, un día, que la radiación de cada uno de
nosotros se mezcla con el planeta.

Doctor Lefebure
247

Es efecto de una ilusión limitar nuestro ser a la superficie de


nuestra piel. Cada cuerpo, y particularmente aquéllos cuya
radiación es más poderosa, se prolonga en la naturaleza entera.
El aire que exhalamos se mezcla con la atmósfera y en casi tres
semanas es dispersado por todo el planeta.
Cada una de las moléculas del carbono que hemos ingerido con
la alimentación y expulsado desde los pulmones queda
impregnada de nuestros fluidos, marca de nuestra personalidad,
y estos átomos entran a formar parte de la composición de un
vegetal.
Este es mi cuerpo, esta es mi sangre puede ya traducirse: más
radiante que cualquiera de vosotros, yo soy más consciente que
vosotros de la inmensidad de mi ser y de su conexión con toda la
naturaleza.
Comulgamos cada noche entre nosotros, en la mesa familiar,
cuando intercambiamos los recuerdos de la jornada.
Hay una ingenua, aunque muy bella reflexión sobre la comunión,
que se daba antiguamente en las escuelas y que aclara uno de los
aspectos del pensamiento del Cristo. Se puede resumir así:
cuando tú comes un pedazo de pan, piensa en el labrador que ha
hecho crecer el trigo, en el carbonero que ha llevado el carbón,
en el panadero que ha amasado, en el albañil que ha construido
el horno, en todos los hombres gracias a los cuales estos obreros
han podido trabajar. Puedes continuar así, eternamente,
siguiendo la hilera de hombres y de fuerzas naturales que han
sido indispensables para la existencia del más humilde cascarón
de pan. Entonces, cuando tú lo comes, descubres que estás
ligado a toda la humanidad, en cierto sentido a toda la creación.
El que medita así cuando toma su alimento lo ha consagrado
delante de Dios, sin saberlo, por simple que sea esta meditación,
porque ha logrado, al alimentarse, unirse a todo el universo.

El poder del cristianismo magia cristiana


248

El fluido de Jesús
La hostia consagrada por Jesús, la hostia consagrada por el
sacerdote ¿no es más que esto? Lo dicho de los fluidos y de los
sólidos ultralivianos nos permite comprender que una hostia
consagrada es algo más que un pedazo de pan, asociado o no a
una meditación. Hay, primeramente, una cuestión de carga
fluídica. Algunos clarividentes pueden dar detalles exactos de
personas que hayan estado en contacto con un objeto, siempre
que puedan tocar este objeto. Hay, pues, en los fluidos una
tendencia natural a pegarse, a adherirse.
Jesús o los sacerdotes que consagran la hostia y el vino, los
cargan de fluido. Esta práctica se parece mucho a la carga del
agua con prana o aire espiritual, practicado por los yoguis. La
única diferencia notable es que el yogui ejecuta ciertos ejercicios
respiratorios particulares ante el agua o las materias que va a
cargar de fluido, exhalando en esta agua su soplo espiritual a
través de los dedos que sumerge en ella.
De un modo comparable, cuando el comulgante ingiere la hostia,
las moléculas físicas son disueltas; pero los fluidos allí aferrados
se adhieren al cuerpo del comulgante.
Se mezclan al organismo invisible y orientan su desarrollo. Una
primera consecuencia resulta evidente: no es indiferente recibir
la comunión de manos de tal o cual sacerdote. Un asceta que vive
continuamente en la plegaria y consagra la hostia con una
profunda convicción e intensa emoción mística, cargará la hostia
de más fluido que un sacerdote que no tiene de tal más que la
vestidura y que ha sido llevado al sacerdocio por razones de
familia. Esta carga fluídica, penetrando profundamente por la
ingesta, constituye literalmente un acto mágico muy poderoso,
puesto que se perpetúa de edad en edad y que es manifiestamente
una de las fuentes de vitalidad del cristianismo.

Doctor Lefebure
249

Se puede estimar un promedio de un centenar de obispos a través


de los cuales, desde el Cristo, se ha transmitido la carga fluídica
depositada en los primeros apóstoles por el Cristo y que cada uno
después ha transmitido a sus sucesores y a los sacerdotes por
ordenación. Un centenar... es cifra tan pequeña que se percibe, a
través de esta línea de sacerdotes, muy cerca, el mismo Cristo.
No es erróneo, pues, pensar que ingerimos con la hostia los
mismos fluidos del Cristo, transmitidos y transformados.

Este cuerpo simétrico

¿Hay en la comunión otra cosa más importante que la presencia


de los fluidos del sacerdote, asociados a aquéllos de Jesús que le
han sido transmitidos? ¿Está el Cristo allí, verdaderamente
presente, en cuerpo a partir de la consagración, como la Iglesia
pretende, a pesar de que nuestros microscopios y nuestros
reactivos químicos no atestigüen ninguna modificación de las
moléculas del pan y del vino? Hay una contradicción cada vez
más intolerable. La comprensión de la simetría en la naturaleza
y, especialmente, en la materia, viene a iluminar con una luz
nueva la doctrina de la transubstanciación.

Hemos visto que a los gases ultrapesados responden sólidos


ultralivianos casi sin peso, indeformables. Imperceptible a
nuestros sentidos la sustancia, es sin embargo tan material en
relación al gas ultrapesado como el electrón positivo lo es en
relación al negativo y como el antiprotón lo es en relación al
protón.

Todos poseemos ese cuerpo material, hecho de sólidos


ultralivianos, invisible e imperecedero al menos para la noción
de tiempo accesible a nuestra inteligencia. De todos los seres que
han vivido en nuestro planeta, es el Cristo el que tuvo más bello
cuerpo de esta clase.

El poder del cristianismo magia cristiana


250

Si Jesús se desplaza en el mundo invisible cada vez que el


sacerdote consagra la hostia; está presente materialmente, puesto
que este cuerpo, simétrico en su sustancia a los gases estelares
ultrapesados, es igual a la materia con relación a nosotros como
los soles densos y las estrellas enanas. Se trata de una de las
formas por la cual se cumpliría la última palabra de San Mateo:
… yo estaré con vosotros siempre, hasta la consumación del
mundo (28, 20).

Henos aquí en la cima de nuestra ascensión, la entraña de la


comunión. Descubrimos, no sin sorpresa, que la física moderna
se encamina hacia la confirmación de la doctrina de la
transubstanciación, según la cual el Cristo está presente en
carne, materialmente, en la hostia, después de la consagración,
pero en una materia ultraliviana, ultrarígida.

He aquí algunos de los aspectos de la comunión: una comida en


familia, una merienda de amigos, un grano de sol sobre la mesa,
un coloquio con toda la humanidad, con la naturaleza que, al
precio de un número inconmensurable de transformaciones e
interacciones de pensamientos y de energías, llega a crear un
pedazo de pan, cuya ingesta va a unirnos a la creación, una carga
fluídica, una operación mágica, gracias a la cual la radiación del
sacerdote se combinará más profundamente con la textura de
nuestro organismo que por una imposición de manos u otro gesto
efectuado fuera de nosotros.

Es también la presencia material del Cristo, su presencia carnal,


puesto que la materia invisible que sostenía la vida de su cuerpo
está, quizás realmente presente en la hostia.

La comunión, ¿no es esto o aquello? Es esto y mucho más que


nosotros no hemos sabido descubrir; pero que hará la beatitud de
las próximas generaciones.

Doctor Lefebure
251

Metamorfosis de los sacrificios humanos


Toda forma evoluciona bajo aspectos diferentes. Esta comunión
se encuentra en todos los pueblos primitivos, a menudo asociada
a la crueldad: en algunas regiones de China, se recompensaba al
mejor guerrero matándolo y distribuyendo sus pedazos a las
tropas a fin de que, comiéndolos, adquirieran su combatividad.
Se podrían multiplicar ejemplos de este género. El Cristo ha
querido conservar esta asimilación de las cualidades por la
ingesta del ser, pero eliminando al mismo tiempo el carácter
cruel del sacrificio. En este punto ha operado una transferencia
sobre el pan.
La noción de traspaso del sacrificio es inherente a la naturaleza
humana. Observemos a una niña pequeña a quien castigamos
mandando a un rincón, y que nos ha dicho: ¡oh, muñeca,
muñeca! con un aire tan suplicante que nos dejamos ablandar y
le permitimos ir a buscar su muñeca, para distraerse. La niña
toma su muñeca, la coloca en el rincón, se aleja con aire
satisfecho, y nos la muestra exclamando: ya está. Toda su
expresión significa: ahora estarás satisfecho, hay alguien
haciendo penitencia, ella paga por mí y me dejarás tranquila.
El Cristo ha transferido, desplazado por la comunión, la noción del
sacrificio. ¿Cuáles serán las transferencias posibles de esta idea? Para
presentir la evolución futura de la comunión, observemos el rol que
siempre ha jugado la sangre en el sacrificio. La del Cristo no es
excepción. La más pequeña gota de sangre es el reflejo de todo el ser
de quien proviene; todos los órganos han depositado allí sus
elementos característicos.
Cada gota de sangre proveniente de un sujeto de buena salud y,
extraída en las mismas condiciones en el mismo punto del
organismo, es semejante a toda otra gota extraída, diferenciándose
con ello este tejido líquido de todos los otros tejidos.

El poder del cristianismo magia cristiana


252

En nuestro cerebro hay muchas células, agrupamientos y


configuraciones muy diferentes unas de otras, en tanto que hasta en
la última gota de sangre que contenga algunos glóbulos blancos,
nuestros cinco litros son homogéneos. En el estudio de las
relaciones entre el microcosmos y el macrocosmos, la sangre
merece un lugar especial, pues cada gota es un microcosmos que
refleja todo el organismo.

La medicina moderna ha recreado la comunión por la sangre, sin


embargo, la transfusión no ha sido utilizada hasta ahora más que
con un fin físico. Por paradójico que parezca, no faltan
experimentos que prueban en los animales la comunión de
sentimientos como consecuencia de intercambios de sangre. Si se
extrae sangre a un gato aterrorizado y se la inyecta a otro gato, este
último manifiesta terror inmediatamente.

Supongamos que dos seres que se aman intercambian


periódicamente, por una doble transfusión, una cantidad importante
de su sangre. ¿Cuáles serán las consecuencias de esta impregnación
recíproca de hormonas? ¿Una más grande comunidad de
sentimientos? ¿Un más grande amor? Cada uno guardará, sin
embargo una marcada individualidad, en razón de las reacciones
que nacen en el organismo cuando se le inyectan líquidos extraños.
¿Surgirán posibilidades telepáticas excepcionales entre dos seres
que aceptan esta transfusión recíproca? Aquí hay un campo de
investigación inmenso, donde la biología y la religión pueden
beneficiarse mutuamente.

Existen cultivos de tejidos en los cuales pueden conservarse vivas


y hacer crecer cuanto se quiera células extraídas de los tejidos de
un hombre notable... ¿Por qué, después de todo, no realizar de esta
manera lo que el Cristo ha buscado por otro camino: la comunión
primitiva, gracias a la inmensa potencia de las fuerzas biológicas,
eliminando así la atrocidad del sacrificio humano?

Doctor Lefebure
253

EL MASOQUISMO EN LA OBRA DEL CRISTO

No podemos asomarnos al problema cristiano sin evocar esos


fondos extraños pero reales del ser humano a los que se han
aferrado con más o menos éxito los psicólogos. La comunión, en la
forma cristiana, tiene aún un resabio de sangre: bebed de él todos,
porque esta es mi sangre (Mateo 26, 27-28).
Se ha escrito, y muchas veces repetido, que existe en la vida del
Cristo un masoquismo incontestable; tal tendencia no se hace
evidente y raramente la confesamos porque sería admitir que el
Cristo no ha sido muy diferente de los demás hombres. Este
masoquismo, aunque latente y en el trasfondo habría sido muy
potente; tanto que, de acuerdo a ciertas interpretaciones, lo habría
conducido al Gólgota.
Es cierto que Jesús ha mostrado, aparentemente, un cierto
masoquismo: el ciclista que mira obstinadamente el obstáculo,
termina por lanzarse contra él. A fuerza de repetir en todos los tonos
que era necesario que fuera torturado y llevado a la muerte, lo
sugirió a sus enemigos. Si los dictadores hacen apresar a los
astrólogos y videntes que predicen públicamente su caída, es
porque conocen el efecto de estas sugestiones sobre las
muchedumbres. El Cristo era demasiado sutil para ignorar esta ley
de psicología elemental. El mismo lo ha enseñado: si tenéis fe...
diréis a esta montaña quítate de allí y échate al mar y esto se hará.
Él sabía que su predicción, repetida con convicción, precipitaría su
fin. Sus poderes proféticos no le permitían conocer la fecha: De
aquel día y aquella hora nadie sabe, ni aun los ángeles del cielo
ni el Hijo, sino sólo el Padre (Mateo 24, 36).

El poder del cristianismo magia cristiana


254

La fecha es, para un vidente y asimismo para él, lo más difícil de


conocer. Hubiera podido tratar de retrasar esta fecha, ocultando con
cuidado sus intuiciones al respecto. Desvelándose a pleno día, la
precipitaba, y lo sabía.

Esperaba impaciente la hora suprema, precisando que sería la de su


dicha: regocijaos porque voy al Padre; mas es con una mezcla de
angustia que pronuncia en el último momento: Padre, si quieres,
aparta de mí este cáliz… (Lucas 22, 42). Sabía que esa hora sería
la del más grande amor y enseña a sus discípulos: Dios puso un
colmo a su amor por nosotros.

Esperaba con una mezcla de impaciencia y angustia la hora del


suplicio, en la que conocería el más grande amor por los humanos.
La buena fe nos obliga a reconocer que esta actitud es exactamente
masoquista. No se puede comprender la doctrina cristiana sin
penetrar más profundamente que los psicoanalistas en esta fuerza
instintiva elemental.

El masoquismo es una fuerza muy generalizada en la naturaleza.

Los caracoles marinos, por ejemplo, tienen una pequeña aguja de


sílice, de la que se sirven para picarse recíprocamente durante las
relaciones sexuales. En otros animales, el dolor parece excitar las
funciones sexuales. Algunos caballos padres no pueden montar la
yegua más que a latigazos (Carnanion, Archivos de Antropología).
Los tritones se entregan, al parecer, a una verdadera flagelación con
su cola antes de la copulación (Dr. Nacht, El masoquismo). He ahí
lo que relaciona la flagelación del Cristo con ciertas fuerzas
misteriosas de la naturaleza que unen el amor al látigo. Observemos
que éste ondula a la manera de la cola del espermatozoide. La
ondulación de un látigo o de una cuerda, materializa de la manera
más directamente accesible a nuestros sentidos lo que es una
vibración; por su universalidad, un aspecto de Dios.

Doctor Lefebure
255

En estas condiciones, no se debería subestimar la importancia de la


relación entre el látigo y el amor, tan chocante como sea este
acercamiento para una mirada superficial. El Cristo ha aceptado su
flagelación como un medio de amar más al mundo.

En tales condiciones, no cabe tratar al masoquismo de anomalía


mental. Sólo su hipertrofia puede ser considerada como una
perturbación, al igual que cualquier hiperfuncionamiento.

Se ha buscado a menudo explicar el masoquismo, cuyo origen, sin


embargo, nos parece muy simple. Es un aspecto de una ley más
general, que se podría llamar: el efecto del contraste.

El rojo no nos parece nunca tan rojo como cuando está encuadrado
de verde, su color complementario; ni el blanco tan blanco, como
cuando está pintado sobre fondo negro.

Una ola de calor es mucho más penosa para la gente sensible si


viene después de un período de frío. En el aspecto psicológico, no
se aprecia tanto un testimonio de afecto como cuando se acaba de
ser alcanzado por una desgracia.

Una alegría nunca es tan intensa como cuando está asociada a un


dolor. La asociación o la vibración psicológica que pasan
frecuentemente de la alegría al sufrimiento, o a la inversa, hacen
resurgir más intensamente la alegría.

¡El masoquista es un ser viviente que ha sabido observarse!


Evidentemente, lo mismo que algunos abusan de los placeres del
opio o del vino, otros, habiendo descubierto esta clave de goce,
pueden abusar de ella. Pero también es cierto que en el reino animal
muchos de los seres vivos normales, todos quizás, la han
descubierto. No se puede arrojar la piedra a aquéllos que utilizan
razonablemente esta ley de contraste.

El poder del cristianismo magia cristiana


256

La comprensión de que el masoquismo no es más que un caso


particular de la ley de exageración de las sensaciones por el
contraste, permite ubicar este instinto en su verdadera perspectiva,
considerándolo como una aplicación particular de dicha ley.

Sería absurdo decir que es a causa de nuestro masoquismo que el


verde y el rojo parecen más fuertemente coloreados cuando están
cerca uno del otro; es un caso de la ley de contraste. Asimismo,
conviene decir que algunos psicoanalistas ven demasiados
fenómenos masoquistas por doquier.

Muchas circunstancias de la vida corriente, donde el psicoanalista


clásico ve masoquismo sexual, no son otra cosa que casos
particulares de estos efectos de contraste entre la alegría y el dolor.

De lo contrario, habría que ver masoquismo, por ejemplo, en


música, en el efecto llamado resolución, que forma parte de las
técnicas clásicas de la armonía: un acorde disonante es seguido
inmediatamente de un acorde muy consonante.

La disonancia hace resaltar el acorde consonante, lo hace más


agradable al oído y, sobre todo, torna particularmente grato el
pasaje de uno a otro. Hay allí un fenómeno muy semejante al
masoquismo, en razón de la utilización del efecto de contraste. Pero
emplear el término de masoquismo a propósito de la resolución en
música, sería un lamentable retorcimiento del lenguaje.

No se debería reprochar a Cristo haber dejado transparentar en su


vida una parte de masoquismo; teniendo fijada como meta amar lo
más posible a la humanidad, se ha servido del sufrimiento, de la
muerte, como de un medio de estimular este amor. A decir verdad,
había otros medios para despertar en él el amor divino y pensamos,
principalmente, en un entrenamiento respiratorio secreto. Mas él
llevaba su atención a las otras técnicas del amor.

Doctor Lefebure
257

Cuando, con toda energía, se quiere alcanzar una meta considerada


como el ideal supremo, se hacen converger todas las fuerzas
posibles para el logro de esta meta. Agregando el sufrimiento a las
otras técnicas de amor, a fin de que por contraste haga resaltar
mejor la alegría de amar, el Cristo ha aceptado en una cierta medida
el instinto masoquista inherente a todo ser consciente.

Lo ha hecho con gran moderación. Nunca ha aconsejado


precipitarse en la búsqueda del hombre o de la mujer que nos
abofeteará; no ha aconsejado a los apóstoles buscar el martirio.
Cuando le ataca el león del verdugo o cuando, súbitamente, el
antiguo amigo quiere abofetearlo, el cristiano no busca alejar el
sufrimiento; mas, sin haberlo buscado, a él se abre. No tiene la
crueldad de la ley del talión, pero no tiene tampoco el masoquismo
espiritual del hindú que se arroja bajo las ruedas de un carro
sagrado el día de una fiesta religiosa, para unirse más rápidamente
al mundo invisible; ni aquél del salvaje que se abre el vientre con
un puñal, en la excitación mística de sus danzas religiosas, de que
hemos sido testigo. La posición del cristianismo, frente al dolor, es
original; un individuo tiene una predisposición sádica o
masoquista, pero presenta siempre más o menos las dos, sea o no
consciente. El Cristo se ha elevado completamente por encima del
sadismo; representa, evidentemente, el polo opuesto. Pero no se ha
elevado totalmente por encima del masoquismo, del cual guarda
algo para la estimulación del Amor.

El poder del cristianismo magia cristiana


259

EL SADISMO EN TORNO DE JESÚS

No se puede hablar de masoquismo sin invocar su complemento,


el sadismo. Estuvo ciertamente presente en torno del Cristo, y la
idea de ese cuerpo desnudo, en el vigor de la edad, retorciéndose
de asfixia lenta durante horas y muriendo en la cruz, no fue ajena
a la excitación que los grandes sacerdotes despertaron en la
muchedumbre para lograr la condenación de Jesús.
Si el masoquismo se nos aparece como una consecuencia de la
ley de contraste, como una de las fuerzas del equilibrio, ¿qué es
el sadismo frente a esta concepción?
El sadismo existe como una forma inferior y primitiva, anterior
al masoquismo, pero que explota esta ley de contraste con el fin
de sobreexcitar la alegría de amar. Es el contraste entre la alegría
propia de un sádico ante un ser cuya contemplación le procura
cierto placer y el dolor que puede provocarle a este ser. Ese
contraste intensifica su alegría, porque allí el dolor y la alegría
están próximos, como el rojo y el verde, aunque en dos seres
distintos, en vez de coexistir, como en el masoquismo, en el
mismo individuo. No se puede, pues, reprochar al sádico su
conformación, que es la de toda la naturaleza.

En el masoquismo, el dolor y el gozo están mucho más próximos


uno del otro, puesto que ambos se encuentran en el mismo ser. El
verde y el rojo se han aproximado.

La excitación del gozo es mayor en el masoquismo que en el


sadismo. El masoquismo aparece como una forma de evolución
del sadismo.

El poder del cristianismo magia cristiana


260

Los psicoanalistas han observado que los seres vivos tienen


tendencia a ambos y pasan fácilmente de uno a otro, con
preeminencia de una de las dos formas. Es preciso agregar a esto
que el sadismo predomina en los jóvenes y el masoquismo
aumenta con la edad y se acentúa después de la madurez, lo que
demuestra que es la evolución terminal del sadismo, puesto que
gozo y dolor se aproximan en él al máximo, permitiendo el
resurgimiento del gozo por su mayor efecto de contraste.

No hay más que una ley de gravitación, pero el entrelazamiento


de los caminos seguidos por los cuerpos que gravitan unos
alrededor de los otros, es inextricable. No hay más que una ley
del equilibrio, aunque sus diferentes aspectos llegan a ponerla,
aparentemente, en conflicto consigo misma.

El mal ocasionado a otro ser tiende a volver sobre su autor, este


es otro aspecto de la ley del equilibrio. Que se admita o no el
principio del karma, no se puede negar esta reacción del medio,
que nos destroza cuando nosotros queremos destrozar. La
reacción sádica es un aspecto interno, subjetivo, sensorial de la
ley de equilibrio. La reacción social es un aspecto externo,
objetivo de esta misma ley. Por eso, la crueldad es tan difícil de
eliminar de la sexualidad, como la guerra de la reproducción.

Doctor Lefebure
261

RISAS Y LLANTOS EN TORNO DE JESÚS

Hay muchas lágrimas alrededor de su calvario. El mismo nos ha


dado el ejemplo. Jesús jamás ha reído y a menudo ha llorado.

Cuando la muerte de Lázaro Jesús lloró (Juan 11, 35), lo que es


sorprendente, porque, si tenía la certeza de resucitarlo, ¿por qué
lloraba? Cabría preguntarnos si fue luego del pesar provocado
por su muerte que tuvo la inspiración de que podía y debía
resucitarlo, si no hubiera dicho antes que su enfermedad
contribuiría a la gloria de Dios.

Llora sobre Jerusalén: cuando se aproximaba a la ciudad,


viéndola, Jesús lloró ante ella y dijo… Lo que probaría que los
grandes espíritus no están exentos de apegarse a los lugares. La
experiencia nos ha enseñado que quien no ama las piedras no
ama a los hombres. El Cristo sufría de antemano, por saber
destinada a la destrucción la ciudad donde se había cumplido lo
esencial de su ministerio.

Hay en torno suyo muchas risas. No son esas buenas risas que
tranquilizan, sino mofas amargas que participan del pecado
contra el espíritu. ¿Por qué extrañarse de esta abundancia de risas
y lágrimas en torno a Jesús?

En un gran edificio a varios pisos de distancia, una vecina ríe a


pleno pulmón... o solloza. No se puede discernir si ríe o llora.
Los dos extremos se asemejan en sus manifestaciones acústicas,
la risa y el llanto. Esta similitud ilumina con nueva claridad el
fenómeno de la risa, de la que tanto han dicho Bergson y Freud.

El poder del cristianismo magia cristiana


262

Hay, tanto en la explosión de risa como en el sollozo, un


elemento vibratorio y periódico, con arranque brusco y
amortiguamiento progresivo. Este ciclo está sujeto a repetición.
Golpeemos una lámina metálica y oscilará fuertemente después
del choque, como el hombre que ríe o llora y las vibraciones se
irán debilitando, hasta que golpeemos de nuevo. El choque
provoca en la lámina oscilaciones que se amortiguan poco
después. El fenómeno se asemeja al de la carcajada o del sollozo.

¿Por qué? Porque en los dos fenómenos psicológicos ha habido


un elemento de sorpresa, una gran fuerza que ha entrado en el
alma súbitamente. Frente a este choque inesperado, alegre o
triste, el alma vibra en los espasmos de la carcajada o del sollozo.
Por su intensidad contribuyen a absorber la fuerza de la idea.
Cuando se sosiegan, la idea portadora de este poder vuelve al
ataque y el ciclo recomienza. En el origen de la risa y de los
llantos agudos se halla la penetración brusca, desde el exterior,
de una importante fuerza en relación a las posibilidades de
resistencia del psiquismo.

Nadie ha traído al mundo una fuerza tan grande como Jesús.


Nadie, tampoco, ha traído una energía nueva tan grande en tan
poco tiempo. Tres años le bastaron para sembrar el granito que
debía llegar a ser un gran árbol. Como la ola de fondo que,
haciendo rodar los guijarros, los hace rechinar, cada uno según
su tono, nadie ha provocado tanta risa maliciosa, ni tanto llanto
a su alrededor como Jesús.

Doctor Lefebure
263

EL PRÓJIMO Y LO LEJANO

Llegamos ahora al estudio de los dos primeros mandamientos,


que no son más que uno: amarás. Es necesario, antes,
desenmarañar sus alrededores, aclarando el final del segundo:
amarás... a tu prójimo... como a tí mismo (Lucas 10, 27). ¿Se
necesita cavilar mucho para saber quién es el prójimo? No; Jesús
lo ha dicho con precisión. Es, ante todo, el que nos sirve. La
parábola del samaritano, dicha a continuación de este
mandamiento, en respuesta a la pregunta uno de los discípulos
que pidió a Jesús precisara el sentido de la palabra prójimo, no
deja lugar a dudas.

Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de


ladrones, los cuales le despojaron e hiriéndolo se fueron,
dejándolo medio muerto. Y aconteció, que descendió un
sacerdote por aquel camino y viéndole pasó de largo. Y asi
mismo un levita, llegando cerca de aquel lugar y viéndole, pasó
de largo. Mas un samaritano que transitaba, viniendo cerca de
él y viéndole, fue movido a misericordia. Y acercándose, vendó
sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole sobre su
cabalgadura llevóle al mesón y cuidó de él.

Y al otro día al partir, sacó dos denarios y diólos al huésped y le


dijo: cuídamele, y todo lo que demás gastares, yo cuando vuelva
te lo pagaré. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el
prójimo de aquél que cayó en manos de los ladrones? Y él dijo:
el que usó con él de misericordia. Entonces Jesús le dijo: ve, y
haz tú lo mismo.

El poder del cristianismo magia cristiana


264

Puesto que el prójimo es el que ha ejercido la misericordia y que


es necesario amar a su prójimo, debemos amar, ante todo, a aquél
que ha sido bueno con nosotros. La gratitud es el primer paso del
amor. Este amor por el acto es diferente de otras formas de amor,
tal como la que resulta de la estética. El samaritano era, quizá, el
más feo de los tres y el viajero, si hubiera seguido otras
inclinaciones, habría amado más a uno de los dos que habían
pasado delante de él sin detenerse. Mas la orden de amar al
prójimo es formal: debe amar a aquél que ha tenido piedad
cuando él sufría.
Es necesario amar también a los enemigos: amad a vuestros
enemigos y bendecid a los que os maldicen. (Mateo 5, 44). De
acuerdo a la parábola anterior, el prójimo, es sobre todo el amigo
que viene en nuestra ayuda. Esto nos prueba que hay matices en
el arte de amar.
El amor al enemigo es ya un mandamiento de tercer orden, en
relación al amor a Dios, que es el primero y el amor al prójimo,
que es el segundo. Vamos a analizar este término de prójimo,
puesto que resulta del Evangelio que todo el mundo no es
nuestro prójimo de la misma manera.
De no haber este distingo, hubiera sido más simple decir: amarás
a todos los hombres o amarás a todas las criaturas vivientes o
amarás toda obra del Señor.
¿Podemos admitir que la palabra prójimo haya expresado sólo
una aproximación, en boca del fundador de una religión que
debía llegar a ser la más grande de todas? ¿Y esto en ocasión de
sus dos más importantes mandamientos? Desaparecido de los
doce a los treinta años para preparar su misión, había tenido
tiempo suficiente para fijar el texto de sus primeros
mandamientos con la precisión de la que dio prueba cuando ha
dicho: Todos los cabellos de vuestra cabeza están contados.

Doctor Lefebure
265

Si la palabra prójimo tiene un sentido, podemos buscarlo por la


oposición con su contrario. El opuesto de prójimo es lejano. Su
sentido se aclara entonces considerablemente.

Este procedimiento no será, por otra parte, más que un nuevo


empleo de la ley de los contrastes.

A cada sentido de la palabra prójimo se aplica el sentido


correspondiente de la palabra lejano; pero opuesto; como los dos
extremos de la misma regla se corresponden, aunque opuestos el
uno del otro. El Cristo es categórico y vuelve a ello repetidas
veces.

No se puede dudar que atribuye a este mandamiento una gran


importancia. Es, como se dice en anatomía, la extremidad
próxima que se precisa amar, la que está vuelta hacia nosotros y
no la extremidad distante, que está más alejada de nosotros.

Según nuestro modo de ver, no se ha insistido bastante en este


hecho, pues se hace este mandamiento muy difícil de seguir
atendiendo a que muchas fuerzas sociales e instintivas nos llevan
a proyectar las fuerzas de amor de que disponemos hacia el polo
distante.

Los lugares próximos y lejanos

Apliquemos esto al caso más simple, de los lugares: todo lugar


tiene sus ventajas y sus inconvenientes.

Aprendamos a aprovechar de todo lo que es útil en el lugar donde


vivimos; aprendamos a amarlo, antes de proyectarnos en lo
lejano con riesgo de sufrir múltiples decepciones. Tal es el
aspecto rudimentario de este amor al prójimo, que debe
primeramente llevarse al lugar vecino; luego que amemos éste,
podremos tratar de amar un lugar más lejano.

El poder del cristianismo magia cristiana


266

El que parte de un lugar antes de haber aprendido a amarlo,


correrá sin duda de lugar en lugar en un descontento permanente,
y al fin de sus días descubrirá que el primer lugar que había
abandonado contenía todo lo que podría soñar de más deseable.
Tal es nuestra manera de proceder con los lugares, tal es nuestro
comportamiento con los otros hombres; pues es un mismo
problema saber si marchamos hacia el centro de nosotros
mismos, hacia nuestro espíritu, o si corremos enloquecidos y
extraviados hacia la periferia, hacia nuestras pasiones por el
mundo material.
La familia y el ensueño
La misma regla es aplicable a las relaciones humanas, y en
particular a las familiares. Éstas son a menudo difíciles: el
habituarnos a un determinado ser nos oculta sus cualidades y
cuanto pueda provocar el amor. Por el contrario, una especie de
anafilaxia con respecto a sus defectos tiende a desarrollarse con
el tiempo y éstos se hacen cada vez más insoportables,
especialmente cuando, volviendo a nuestra casa, en el autobús,
reflexionamos sobre las dificultades de esta vida de familia y por
azar se sienta frente a nosotros una persona de rostro agraciado,
cuya actitud revela cualidades de orden y de calma, y que se
sumerge en forma juiciosa en la lectura de un libro elevado.
¡Qué bella sería la vida en el hogar con esta persona! Tratamos
tímidamente de trabar conocimiento, mas esta persona no se deja
distraer y baja en su parada, perdiéndose para siempre entre la
muchedumbre.
Sin embargo, el ensueño sigue su curso. Volvemos a casa con un
aire un poco más feliz que el habitual; pero ausentes durante la
comida, dejamos que la conversación se desarrolle entre los
demás miembros de la familia y continuamos soñando con un
hogar donde el ser entrevisto se hallaría muy cerca de nosotros.

Doctor Lefebure
267

¿Qué es lo que hemos conocido? El amor, evidentemente; pero


¿el amor cristiano, el amor del prójimo? No. El amor del lejano,
de aquél que ha partido, que no veremos jamás, con el cual
ningún intercambio kármico será posible y por este amor lejano
nos tornamos ausentes para aquéllos que nos nutren, o que es
nuestro deber nutrir, y que, por consiguiente, son realmente
próximos a nosotros.

El mandamiento de Jesús es formal. Es al prójimo a quien


debemos amar desde el instante en que éste, por una u otra razón
comparte con nosotros la vida cotidiana. Amar por la paciencia,
si las circunstancias hacen que no haya otro testimonio de amor
que dar; pero amar a pesar de todo. Es, en primer lugar, hacia los
que nos rodean que debemos esforzarnos en dirigir nuestro amor.

La mejor prueba de que esta interpretación es exacta, es que la


exageración de la posición inversa, constituye una grave
enfermedad mental, la esquizofrenia, en la cual el sujeto se
vuelve indiferente en lo afectivo u odia a su familia replegándose
en una vida de ensueños donde hallará los goces afectivos que no
sabe descubrir en el contacto con la realidad. La vida cristiana
nos impone el amor del prójimo, mientras que le esquizofrenia es
el ultimo término de lo que se puede llamar el amor de lo alejado,
por oposición, al amor del prójimo.

Se ha pretendido que Jesús era un caso patológico. Observamos, al


contrario, que su estado de espíritu, todo aceptación, es el polo
opuesto de la estructura mental del paranoico: que Jesús soporta el
sadismo de sus enemigos sin por eso caer en el masoquismo; que
guarda, no obstante, de este último elemento, arraigado en el
psiquismo, un cierto estimulante del amor; que él es lo opuesto de
la esquizofrenia, puesto que en ésta toda la afectividad está
concentrada, dirigida hacia lo inaccesible, mientras que él nos
enseña el amor del prójimo, de lo que está muy cerca de nosotros.

El poder del cristianismo magia cristiana


268

Jesús, lejos de aparecer como desequilibrado en un análisis


profundo, está situado en el polo opuesto de todas las grandes
enfermedades mentales. Se eleva, como una vertiginosa cumbre
de equilibrio mental, en la que podrán apoyarse todos los
espíritus que se sientan desfallecer y que se podrá mostrar como
ejemplo de profilaxis para los males del espíritu.

Es necesario que los médicos se habitúen a aconsejar el estudio


del Evangelio a los enfermos mentales cuyo estado se lo permita
y a extraer de las raíces mágicas del cristianismo una fuente
considerable de terapéutica.

La libertad cristiana

A cada aspecto de lo próximo corresponde un aspecto simétrico


de lo alejado. Si nos quedamos en el solo aspecto de lo próximo
que acabamos de analizar, se nos podría reprochar una
interpretación muy llana del cristianismo.

Hemos considerado como prójimo, hasta el presente, el


materialmente próximo. El psicológicamente próximo es,
evidentemente, más importante y más profundo que el
materialmente próximo.

En una misma fraternidad, como llaman los psicólogos a los


hermanos y hermanas de una misma familia, los niños son
igualmente próximos los unos para los otros en el plano material,
pero las afinidades del carácter, personales, harán que cada uno
se sienta más próximo de unos que de otros.

Jesús es la vida y, semejante a la vida, su moral es unas veces muy


dura, y otras veces muy dulce. Muy dura, cuando invierte un
reflejo instintivo para hacernos tender la otra mejilla; muy dulce,
cuando funda el culto en una metamorfosis de la comida familiar.

Doctor Lefebure
269

Muy dura, cuando nos aconseja amar al prójimo con quien


vivimos todos los días y que, sin embargo, nos parece que tiene
un carácter execrable, que a menudo es nuestro enemigo, y no
soñar con un amor lejano más que cuando hayamos amado
plenamente a quien tenemos a nuestro lado todos los días. Muy
dulce, cuando nos dice que debemos amar a quien está próximo
a nosotros en el plano del alma, más que a aquél que es nuestro
antípoda y se halla psíquicamente lejos de nosotros: porque esta
forma de amor al prójimo es la inclinación natural del corazón.

Regar una tierra que contiene buena semilla, es prepararse a


recoger flores y frutos; pero regar un terreno donde no hay más
que piedras, es perder el tiempo. Si preexiste cierta armonía entre
un ser y nosotros, el cultivo de nuestras relaciones con él y el
desarrollo incesante del amor, preparan trabajos fructuosos de
colaboración. Mas, donde falta armonía entre los caracteres se
necesitarán muchos esfuerzos y sufrimientos para un mezquino
resultado.

Es allí donde se manifiesta claramente que la moral cristiana


debe, ante todo, ser digerida. Debe ser digerida, porque el acto
fundamental del culto es la comunión. La digestión y la
asimilación poseen dos rasgos característicos: la complejidad y
la originalidad.

Al poner en práctica esta necesidad de amar al prójimo aparece


la complejidad de la moral cristiana y el hecho de haber
encontrado en sí mismo una solución personal, original, de este
problema. Las dos formas de amor del prójimo se encuentran
frecuentemente en contradicción una con la otra. ¡Quién sabe si
la bella desconocida del bus no era el alma gemela buscada
desde hace tanto tiempo y que yo podría amar por mi afinidad
hacia ella! Entonces llega a ser un deber tratar de volver a
encontrarla y de tener el coraje de dirigirle la palabra.

El poder del cristianismo magia cristiana


270

De nuevo, este amor de lo próximo, en contradicción con la


primera interpretación, nos hace salir del ensueño haciéndonos
pasar a la acción. Nos protege de la esquizofrenia y, como Jesús
no ha precisado de cual de dos próximos se trata, temporal o
espiritual, debemos tentar procurar amar a los dos, el de la
familia y el del bus... pero al insistir en este último, si no lo
volvemos a encontrar, entonces entrará definitiva y
completamente en la categoría de lo lejano. Se comprende la
ponderación y el equilibrio de este mandamiento del Cristo. De
nuevo se nos aparece en el polo opuesto de todas las
perturbaciones de la conducta.

Comprendemos la dificultad de aplicación y la solución


depende, en cada caso particular, del juicio de cada uno. La
práctica de este mandamiento, bien asimilado, nos impone una
solución original, pues por la asimilación reconstruimos tipos de
moléculas que no encontramos en ningún otro ser viviente.

La necesidad de amar a su prójimo, de preferencia a su alejado,


tiene importantes consecuencias sociales. Si no temiéramos
fundar un sistema social jugando demasiado sobre una palabra,
la sola necesidad de amar conduciría a importantes conclusiones
acerca de la estructura que es necesario dar a la sociedad.

En efecto, el amor es en apariencia caprichoso. El psicólogo que


analiza este sentimiento advierte con prontitud que sus leyes son
mal conocidas. Las posibilidades de afinidad y de armonía entre
dos seres son inmensas, en razón del número de caracteres
personales individuales, tanto físicos como morales, caracteres,
por otra parte, difíciles de enumerar.

Ningún psicólogo, ninguna máquina de calcular, podría jamás


saber realmente con quien se entenderá o no un individuo y con
quien florecerá o no la afectividad. Uno mismo es el juez en eso.

Doctor Lefebure
271

Debe amar. Debe amar, porque es el primer mandamiento,


porque su destino espiritual depende de eso, porque el amor es
una de las condiciones fundamentales del rendimiento regular en
el trabajo. Si este amor entre humanos desaparece del trabajo, el
rendimiento podrá ser artificialmente inflado por el miedo hasta
el día en que las perturbaciones, conflictos y revoluciones
vengan a destruir el fruto ficticio de una organización que no
tiene en cuenta el centro del corazón humano, cuya clave es la
doctrina cristiana.

Por consiguiente, una de las condiciones esenciales del amor en


el trabajo es la libre elección, en lo posible, de los compañeros.

Los individuos tienen entre ellos armonías más o menos grandes.


Es lo que Goethe llamó tan justamente las afinidades electivas,
expresión que ha vuelto a tomar la Condesa de Noailles para
título de un estudio filosófico. Gracias a estas afinidades,
hacemos una elección entre aquéllos que nos rodean, elegimos a
aquél que estará cerca de nosotros. Esto no significa que será
mejor o peor que otro, porque lo hayamos puesto a nuestro lado;
sino que estamos en afinidad con él, que, en consecuencia,
seremos más aptos para amarlo en la camaradería del trabajo. El
corazón florecerá tanto como tenga la posibilidad de utilizar sus
afinidades electivas. Con el tiempo, los hombres asociados en su
trabajo por una simpatía mutua adquirirán una gran conexión,
devoción recíproca y amor en el sentido más abstracto del
término.

Huelga decir que en el trabajo tiene esto una gran influencia y


que, siendo iguales todas las condiciones materiales, será mejor
el rendimiento, especialmente en períodos largos. El mejor modo
de asociación en que pueden actuar las afinidades electivas es la
unión del pequeño patrón con el obrero, cuando el equilibrio
económico es normal.

El poder del cristianismo magia cristiana


272

El patrón encontrará un obrero con el que estará en afinidad y el


obrero encontrará un patrón de su conveniencia, tratándose de
un país económicamente sano. En ambos casos el amor florecerá
en el trabajo, y será para el bien de la producción.

Consideremos el polo opuesto: el individuo que pertenece a una


sociedad totalmente colectivizada. Sus colaboradores,
subordinados o superiores, le son impuestos. Las afinidades
electivas allí no cuentan. El amor desciende en el trabajo, como
una flecha que cae. No queda para cultivar más que el arte de
soportarse, lo que es mejor que nada, pero que conduce a
aminorar considerablemente el ritmo del trabajo, Para retomar
un ritmo de producción comparable al de los individuos libres,
queda una solución: el miedo. Éste engendra el odio. Es
inimaginable la propensión a la degeneración afectiva que se
puede observar, con toda imparcialidad, hacia el fin de la
existencia de individuos así incluidos en una macro colectividad.
Los años han acumulado rencor, desprecio, odio, o bien han
atenuado progresivamente todo impulso afectivo sincero en las
simpatías y en las antipatías: atonía degenerativa.

Esta inercia y estos resentimientos se desarrollan detrás de un


biombo: la eficacia material que, teniendo en cuenta sólo los
factores físicos, aumenta con la unión de esfuerzos.
Evidentemente, no es cuestión de emprender solo la
construcción de una gran represa ni de lanzar entre tres una
nueva cadena de construcción de coches.

Esta división de las administraciones, esta disociación de


grandes empresas en otras más pequeñas no es siempre
materialmente posible, pero es necesario realizarla tanto como se
pueda, a fin de que las afinidades electivas actúen entre las
asociaciones de trabajadores y que el amor pueda florecer entre
ellos más ampliamente.

Doctor Lefebure
273

Será necesario trabajar sin descanso en esta división de una gran


empresa en empresas más pequeñas porque, contra esta
corriente, actúan las fuerzas materiales e ilusorias, que tratan
permanentemente de reagrupar las pequeñas empresas
haciéndolas absorber por una grande. Éste es uno de los aspectos
de la lucha permanente del espíritu contra la materia, de la luz
contra las tinieblas y del individuo contra la masa.
Tengamos presente que, si la división de una gran empresa en
empresas pequeñas disminuye la capacidad teórica material, el
mejoramiento de las condiciones psicológicas del trabajo
resultante de esta división mejora la felicidad de sus
participantes.
Se trata de encontrar el punto de equilibrio óptimo. Éste se halla
colocado hacia la división, más de lo que lo dejan entrever
generalmente los prejuicios surgidos de concepciones
materialistas sin que sus hipótesis hayan sido verificadas por la
experimentación.
Es difícil descubrir el punto de equilibrio entre la fuerza material,
que tiende automáticamente a la colectivización, y la fuerza
espiritual, individualizante. Su apreciación depende no
solamente de cada paso particular, sino aun del temperamento
personal. En cada nuevo problema que se plantea se debe buscar
una solución original. Una vez más, comprendemos lo que son
las digestiones y asimilaciones de la hostia y, con ello, el amor al
prójimo.
Los progresos del cristianismo son inseparables de los progresos
de la libertad: el Cristo no ha ordenado jamás a nadie, salvo para
decir: levántate y anda. Sus mandamientos no son tales, en el
sentido corriente del término, porque no es por intermedio de una
presión material que nos exige su cumplimiento, sino
dirigiéndose a nuestra inteligencia.

El poder del cristianismo magia cristiana


274

El Cristo ha interrogado a sus discípulos acerca de sus opiniones,


dando importancia a la libre expresión del pensamiento. Es por
eso que Víctor Hugo ha escrito, en ocasión de la plantación de un
árbol de la Libertad en la plaza de los Vosgos: el primer árbol de
la Libertad fue plantado hace 1.800 años por Dios mismo sobre
el Gólgota (véase nota).
Libertad única, como ningún otro profeta la había anunciado: el
viento de dónde quiere sopla y oyes su sonido, mas ni sabes de
dónde viene, ni a dónde va: así es todo aquél que es nacido del
Espíritu (Juan 3, 8).

Rechacemos los programas de trabajo y los cálculos de


actividades, caras a las estériles y ruidosas organizaciones
colectivistas y que no conducen más que al caos por exceso de
orden.

Si queremos salvar la parcela de Espíritu que el Creador ha


puesto en el fondo de cada uno de nosotros, es necesario
asomarse a su aparente fantasía, a la pseudo arritmia del espíritu
que así se nos parece porque sus ritmos y sus interferencias se
nos escapan.

Hay una necesidad natural de variedad en el trabajo, siguiendo


un ritmo personal, que es primordial satisfacer si se quiere que
un poco de espíritu sople a través de este trabajo y que la
actividad resulte fructuosa.

Desconfiemos, sobre todo, de eso que se asemeja al experimento


del conejo: se coloca a esta pobre bestia en una caja por espacio de
algunos días, después se abre la caja en medio de un amplio recinto
y el conejo ya no quiere salir; se hace necesario volcar la caja.

Nota: Víctor Hugo espiritualista, por Maurice Gay, Ed. Gerard Nizet.

Doctor Lefebure
275

Desconfiemos de todos estos conejos que se creen libres porque


han perdido hasta el olor de la libertad. Para la gloria de Dios,
sepamos volcar las cajas. Serán volcadas, periódicamente, por
quienes, en secreto, se han entrenado largamente en las
respiraciones mágicas. Ellos han conquistado el verdadero soplo
del espíritu que concede el segundo nacimiento. ¡Temamos sus
sorprendentes llamaradas de retorno!

Es verdad que se necesita saber diferenciar este soplo del


espíritu, que periódicamente surge en el mundo,
independientemente de las leyes habituales, de la arbitraria
incoherencia, de los excéntricos, de los snobs y de los imbéciles
pretenciosos. Dominios del inventor de la rueda cuadrada, muy
orgulloso de sí, porque ha creado una cosa en que nadie había
osado pensar. Lo peor es que momentáneamente tiene todas las
apariencias del verdadero inspirado. Todos los días nos
encontramos con el inventor de la rueda cuadrada, pues es más
fácil concretar una invención insensata que conservar una
costumbre inteligente. En todos los ámbitos, lo clásico, es decir,
lo que ha resistido la prueba del tiempo, que es una forma de la
selección natural, resulta un buen refugio de las reales chispas
del Espíritu.

El pobre pececillo

La meditación sobre la palabra alejado por contraste nos ayuda a


comprender la de prójimo y nos hará descubrir una numerosa
cantidad de aspectos del amor cristiano. Hay uno de ellos que
conviene estudiar. Se trata del problema de la proximidad biológica,
para emplear una expresión que no sea chocante. Jesús ha dicho,
categóricamente no matarás y sin embargo ha contribuido a la
alimentación de sus discípulos pescando juntamente con ellos.
Porque, desgraciadamente, hay límite al no matarás.

El poder del cristianismo magia cristiana


276

Todos lo lamentan desde los grandes santos hasta la gente más


sencilla; pero la ley natural condena matar. Los vegetarianos, a
la pesca milagrosa del Lago Tiberíades (Juan 21, 4-14), le
encuentran una interpretación simbólica: ¡Jesús, pescador de
almas! ¿Es necesario matar como hacen los cazadores mongoles,
que pronuncian sus oraciones ante el oso abatido para pedirle
perdón y obtener de los dioses que se reencarne rápidamente? No
existe ninguna hipocresía, a nuestro modo de ver, en este gesto,
sino una profunda tristeza al constatar que la naturaleza nos
obliga a hacer, a menudo, lo que nosotros no quisiéramos que
nos hiciesen.

Evidentemente, se puede concebir un régimen alimenticio


integrado por leche, pulpa de frutas y de miel, con el cual no
viviríamos de animales muertos, sino únicamente de
subproductos de la célula viviente vegetal o animal, sin destruir
la célula misma. Quedaría por resolver, a fin de no matar, el
problema de la guerra.

Jesús ha pescado peces y ha secado la higuera estéril, pero se ha


dejado conducir a la muerte por los judíos. Se podría ensamblar
todo esto preguntando: ¿Por dónde pasa, para el Cristiano, la
línea de demarcación entre lo que es necesario matar y no matar?
¿Dónde está el límite entre el prójimo y lo que no es el prójimo?

No matéis al prójimo, es el mandamiento adoptado por la


legislación universal: el crimen dentro de la familia es el peor de
todos. El crimen, en el seno de esa gran familia que forma un
mismo pueblo es más o menos castigado, aunque siempre
considerado como delito grave; pero cuando se trata de masacres
entre pueblos, el crimen es título de gloria. Es en situaciones así
donde el cristianismo de las iglesias, que trata muy a menudo de
justificar este punto de vista, exagera su condescendencia hasta
incurrir en extremos de renegado.

Doctor Lefebure
277

La guerra, así considerada, se estigmatiza como una


metamorfosis del ensueño sádico. Nuestras tendencias violentas
y crueles, chocan con las vivas reacciones del medio próximo y
no pueden tomar más que dos direcicones: o se repliegan hacia
el interior, y este el es caso del ensueño sádico o masoquista, o
se proyectan más allá del medio ambiente, lo alejado preparando
la guerra. El psiquismo de los agresivos oscila entre estos dos
polos. El sádico es más simpático, pues a menudo se da cuenta
de su debilidad y trata de corregirse, mientras que el belicista se
forja, para envalentonarse, una aureola de moral artificial. Esto
no es más que uno de los aspectos de estos complejos problemas.

La línea de demarcación entre lo que se mata por necesidad,


como fiera que nos ataca o la higuera estéril, y lo que no es
necesario matar en ningún caso, como el hombre de nuestra raza,
está claramente trazado en el Evangelio. Esta línea de
demarcación, pensamos nosotros, pasa entre los animales de
sangre caliente y los animales de sangre fría.

La clave de la política

No se sabe cómo hacen algunos para encontrar el medio de


cobijar el belicismo tras el Evangelio. El problema es saber si el
Evangelio, con su pacifismo absoluto es viable o no. Muchos lo
dudan, lo que explica que el mismo Dios de amor sea invocado,
desde hace 2.000 años, por múltiples clanes cristianos que se
degüellan entre sí.

Si se hace de esto un análisis profundo, el cristianismo aparece


totalmente pacifista, porque nos conduce a una política que ha
sido siempre la clave de la paz. La política natural, que se
encuentra en todos los peldaños del reino vegetal o animal y en
toda la historia humana, es la alianza del más fuerte con el más
débil para aplastar al mediano.

El poder del cristianismo magia cristiana


278

El débil y el fuerte están alejados uno del otro y el mediano es el


prójimo de los dos. Darwin ha analizado perfectamente esta
marcha política de la naturaleza, destacando en ella la perpetua
tendencia a la eliminación del grupo intermediario, sin aplicar,
sin embargo, esta ley a la política humana.

Esta unión del más fuerte con el más débil, termina con la
eliminación del mediano. El más débil será absorbido por el más
fuerte, que se volverá a dividir en tres... y la guerra no terminará.

Para interrumpir este ciclo, el cristianismo ha dado la clave: el


amor, la alianza con el prójimo; el pequeño no deberá ceder a la
tentación material de la alianza con el más fuerte, que sólo le
dará satisfacciones momentáneas, sino aliarse con el mediano,
más próximo a él. El equilibrio político del mundo reside en este
conflicto de las políticas instintiva y cristiana. El Cristo ha
indicado en esta regla de amor al prójimo la línea política capaz
de salvar perpetuamente una paz que las fuerzas de la naturaleza
amenazan constantemente: la unión del pequeño y del mediano
para equilibrar al fuerte, que persigue la unión con el pequeño
para despedazar al mediano. Libramos a cada uno el cuidado de
aplicar este análisis a los casos que prefieran.

Darwin ha hecho otra observación: los seres vivientes luchan


más entre sí cuanto más estrecho es su parentesco. Esto es verdad
en las hojas altas de un árbol que roban la luz a las hojas bajas,
las ratas que tienen cada una su territorio de caza, los hijos que
disputan por una herencia y los pueblos que se baten tanto más
entre ellos cuanto más próximos genéticamente son: Francia y
Alemania, españoles y portugueses, chinos y japoneses.

Pero en las familias donde, por la inteligencia y el respeto de la moral


cristiana, se ha vencido esta tendencia natural y se ha fortificado el
amor entre los niños, éstos logran grandes éxitos sociales.

Doctor Lefebure
279

Igualmente, los pueblos de una misma sangre están dotados para


entenderse. Los riesgos y los conflictos aumentan debido al uso
torpe de una falsa bondad. Tal la concesión de asignaciones
familiares a pueblos poligámicos, asignaciones que recaen en los
hijos de todas las esposas de un mismo hogar y que se benefician
del dinero de los pueblos blancos. Este dinero, en vez de ser
dilapidado en lo lejano, debería ser consagrado a la educación y
bienestar de los niños blancos, que son lo próximo de los
donantes.

El Cristo ha indicado la línea política general. Este amor


predominante por el prójimo, yendo al encuentro de la tendencia
natural instintiva al amor por lo alejado, proporciona las más
grandes probabilidades de paz entre los pueblos; asimismo, el
amor del prójimo, antes del amor por el lejano nos da las más
grandes probabilidades de paz en nuestra vida sentimental.

Antes de imponer tal o cual línea política en nuestro país,


recordemos que el Cristo, ardiente individualista, no nos ha dado
sino normas de vida individuales. Aplicando, en la intimidad de
nuestras relaciones esta paz, con los medios que Jesús nos legó,
trabajamos por las leyes de analogía entre el microcosmos y el
macrocosmos, para instaurar la paz en el mundo.

El poder del cristianismo magia cristiana


281

LA ACCIÓN Y EL AMOR

He aquí el mandamiento único que contiene todos los otros:


amad, con sus dos subdivisiones: Dios y el prójimo. Se ha escrito
mucho sobre este mandamiento y sin embargo el punto capital, a
nuestro parecer, no ha sido aclarado. Porque de lo contrario, la
tierra entera estaría en paz. Lo esencial no es complacerse en la
descripción de las bellezas y bienaventuranzas del amor, sino
comprender y descubrir los medios de amar que han permitido al
Cristo ganar los ríos de amor que ha derramado para nosotros.

El cristianismo de los animales

Para el que ama no hace falta tener continuamente presentes en


la memoria los demás mandamientos del Cristo. El amor le hará
obrar como si en él estuviera el recuerdo. Tomemos el ejemplo
del perdón. ¿Vuestro hijo os ofende? Vosotros haréis como si no
os hubierais percatado de nada y luego, en la primera ocasión, le
demostraréis que vosotros sois aún su padre, o su madre, que
estáis en la vida para protegerle, guiarle y ayudarle. ¿Qué padre
no ha obrado así, haya o no conocido la enseñanza de Jesús?
Hasta los animales devuelven el bien por el mal; cuando aman,
llegan a tener piedad del enemigo que sufre. Hemos tenido
ocasión de observar una jaula en la que vivían dos pequeños
pajarillos de Bengala y un ignicolor un poco más grande que un
canario. Éste se comportaba como su enemigo, pues cada vez
que ellos deseaban acoplarse, los separaba violentamente a
picotazos. Era su enemigo, dado que les impedía perpetuar la
especie, y esto quizá como un oscuro deseo instintivo de
conservar la jaula libre para sí y sus descendientes.

El poder del cristianismo magia cristiana


282

Un día el ignicolor atrapó una bronquitis de la que había pronto


morir. No se movía de su percha y tosía terriblemente. Los
propietarios del pájaro y sus hijos no eran los únicos en
compadecerle pues los pequeños bengaleses se acercaban al
enfermo con aire de profunda conmiseración, piaban dulcemente
a su alrededor y, olvidando el mal que les hiciera durante tantos
meses, se apretujaban contra él para mantenerlo caliente.

El perdón a los enemigos y la piedad frente al dolor no son


patrimonio único de los humanos. Se los encuentra en las
distintas escalas de la naturaleza, aunque son más raros que el
uranio en la corteza terrestre.

La originalidad del cristianismo reside en haber dado al perdón


un lugar primordial, como también a la piedad ante el
sufrimiento.

La historia del pequeño limpiabotas o la interacción entre el


amor y los mandamientos

Quien tiene amor perdona, sin necesidad de conocer o de


conservar en la memoria el perdonad y se os perdonará. Quien
ama perdona al objeto de su amor ofensas que no perdonaría a
los demás. Acude en su ayuda cuando sufre, en tanto que no lo
hará con otro, a lo mejor más meritorio, pero por el que no siente
amor. Se puede extender a todos los demás mandamientos del
Cristo esta observación: quien posee amor cumplirá los
mandamientos no sólo sin esfuerzo, sino hasta con alegría.

El problema consiste en despertar el sentimiento del amor,


porque cuando este sentimiento existe la moral cristiana está
implícita y os acompaña como una luminosa y alegre estela, sin
que se necesite recordar los demás mandamientos y sin que su
observación resulte penosa.

Doctor Lefebure
283

Con respecto a los medios de despertar el amor, la historia del


cristianismo se remonta a una época en que la ausencia de
medios registradores de la palabra ha impedido recoger la
totalidad de la enseñanza del Cristo. Por eso debemos razonar
como Cuvier, que con una osamenta reconstruía un ser
determinado.

Relacionando indicaciones del Evangelio con ciertos datos


históricos vamos, con algunas experiencias simples y un poco de
lógica, a tratar de reconstruir el conjunto de los métodos por los
cuales Jesús esperaba, lenta pero seguramente, cultivar el amor
entre sus discípulos y en las generaciones venideras.

Hemos visto que Jesús, en pro del amor, no desdeña emplear el


masoquismo, porque éste es un estimulante. Vamos a estudiar
ahora otras dos técnicas de este despertar del amor que derivan
de la utilización de la ley de acción y reacción. Esta ley es tan
fundamental en la naturaleza, que se la encuentra en todas partes
bajo diferentes aspectos.

Sabemos que la ciencia del Cristo utiliza esta ley de acción y


reacción, por ejemplo, en la investigación del karma más
favorable y que la describe frecuentemente. Vamos a ver que
también se sirve de ella para despertar el amor. En efecto, puesto
que el amor basta y que cuando sentimos amor por alguien
obramos instintivamente hacia él según la moral cristiana, la
conozcamos o no, nos podemos preguntar por qué Jesús no se ha
contentado con enseñarnos a amar cada vez más en lugar de
abrumarnos con tantas reglas difíciles de seguir.

Un poco de auto-observación sobre el nacimiento y la muerte del


amor en el corazón nos aclarará el mecanismo de la moral
cristiana y las interacciones entre el amor y los mandamientos
del Cristo.

El poder del cristianismo magia cristiana


284

Recuerdo que un día, en el puerto de Argel, un pequeño


limpiabotas, de unos ocho años, vino a ofrecerse a limpiarme los
zapatos. Desbordaba de esa vitalidad propia de los pueblos que
todavía se hallan en contacto con la naturaleza. Se hubiera dicho
un reflejo del sol africano en la maleabilidad de la materia
viviente. Viéndolo trabajar, yo sentía por él un sentimiento de
amor.

Cuando llegó el momento de pagar, no nos pusimos de acuerdo.


Como se decía en Argel, me había tomado por un americano. Le
di lo que me parecía el justo salario habitual y entablamos una
discusión de algunos segundos apenas. Mientras se alejaba, lo
observé y comprobé estupefacto que lo encontraba feo, atroz,
deforme y repugnante.

Hay una interacción entre el amor, puro sentimiento, y las reglas


de vida cristiana: el amor había nacido espontáneamente en mí
desde las profundidades misteriosas de la vida; yo había obrado
según la justicia humana abonando la tarifa convencional y el
amor se había desvanecido, súbitamente, como la luz de un cirio
bajo el apagador.

Nunca me quitaré del espíritu que si hubiera obrado según la


palabra cristiana que indica da a cualquiera que te pidiere
(Lucas 6, 30), o si, según el mandamiento de si alguno quiere
tomar tu túnica, dale también la capa, le hubiera dado el doble
de la suma que me había pedido, suma ya exorbitante, entonces,
cuando se alejaba, yo lo habría encontrado más bello y adornado
de perfecciones de la creación que cuando se me aproximó.

Cuando tiende a nacer espontáneamente en el corazón, si la


acción está en contrasentido con él, el amor es trabado en su
vuelo, aunque la acción sea conforme a la justicia humana, que
busca el equilibrio entre el trabajo y el salario.

Doctor Lefebure
285

Caprichoso en su esencia, a causa de que se conocen mal sus


leyes, el amor desaparece de pronto como la víbora que se
escurre de las manos. Pero la recíproca es verdadera y el Cristo
ha sabido utilizarla para despertar amor.
Recuerdo que una vez mendigaba en el metro un anciano
horrible, sucio y haraposo. Un breve y duro combate se entabló
en mí, entre mi avaricia natural y mis principios filantrópicos.
Con profunda estupefacción comprobé la reacción que se
produjo en mí en el momento en que dejaba caer en su sombrero
la moneda: la acción engendró la simpatía que el razonamiento
no había podido despertar. Obrar según el mandamiento de
Jesús, que el que tiene más comparta con el que tiene menos,
aunque sea difícil, provoca una reacción que atrae alegrías
efectivas, y que son la primera recompensa de este esfuerzo.
Hemos citado estas dos experiencias personales porque no tienen
nada de extraordinario y porque cada uno de nosotros las puede
repetir, con la condición de tomarse la molestia de observar
atentamente las relaciones entre sus sentimientos y sus actos.
Orar durante las relaciones sexuales
Ya hemos dicho que la moral cristiana es a veces dura y a veces
agradable, como la vida. Esta mezcla es una de las causas de su
éxito. Es dura, aparentemente, cuando nos ordena ofrecer la otra
mejilla o soportar al mediocre. Es agradable cuando eleva la
comida familiar a la dignidad de un culto, cuando nos ordena
amar, pues se trata de una inclinación natural del corazón y es
también un placer deseado por todos los seres. Nos proporciona
el medio de lograr el goce sentimental de amar y este goce
consiste en observar los mandamientos, que son duros en el
momento de su aplicación pero que se vuelven dulces al fin,
según el principio de acción y reacción, de eso que podría
llamarse karma interno.

El poder del cristianismo magia cristiana


286

Demasiado ha querido Cristo el amor para no precisar los


métodos que pueden despertarlo en una mayor medida. No se
pueden negar las relaciones entre el amor y la sexualidad. Esta
negación sería literalmente pueril; sobre este punto, es
importante no confundir el altruismo y el amor. Entendemos por
altruismo la concepción intelectual de la necesidad de contribuir
a la dicha de los demás, pero sin que el sentimiento sea el móvil
profundo o la meta. El Cristo habló de amor, no de altruismo.

Negar la relación entre la sexualidad y la moral cristiana no


tendría sentido. ¿No es a nuestros hijos a quienes estamos más
inclinados a perdonar; no es la mujer deseada a quien más
soportamos?

Una de las grandes originalidades de la doctrina cristiana es,


precisamente, que trata de extender a todos cuantos nos rodean,
enemigos incluidos, un comportamiento que nuestros instintos
nos impulsan a reservar habitualmente para aquéllos con los que
estamos ligados sexualmente, cónyuge e hijos, particularmente.

La anatomía y la fisiología nos muestran también este


parentesco. El corazón es el único órgano del que el Cristo habla
frecuentemente. Por el hecho de funcionar como un circuito
cerrado y de ser el único sistema del organismo que trabaja de tal
manera, el sistema circulatorio es la imagen misma del karma.

El corazón está en el centro de este torbellino de sangre, es el que


envía y el que recibe. Simboliza la visión del ser eterno, que sin
descanso envía a través del espacio y el tiempo los actos que,
después de cerrado un ciclo, vuelven.

Como órgano cuya actividad regula la del torrente sanguíneo, el


corazón es el análogo del yo consciente y activo, imperecedero
en el curso de innumerables existencias.

Doctor Lefebure
287

Acabamos de estudiar las interacciones entre el modo de obrar y


el amor. El corazón espiritual, asiento de la acción que engendra
el ciclo kármico, es el asiento verdadero del amor, que a veces es
motor, a veces fruto de este ciclo. Habiendo fundado el Cristo
una doctrina toda impregnada del espíritu oriental del karma
(retorno del acto sobre el que lo ha cumplido) debía llamar la
atención sobre el valor místico del corazón, el único órgano que
envía y recibe el mismo fluido. Poco importa que la circulación
no fuera descubierta, hasta la época de Harvey. Esto prueba,
simplemente, que el Cristo conocía, por visión espiritual,
correspondencias de la naturaleza que fueron descubiertas
mucho tiempo después por el escalpelo del cirujano y el estudio
de las analogías.

Por medio de la tensión arterial el corazón sostiene la erección,


que al fin de cuentas determina el retorno de las almas al cuerpo
carnal. El sistema circulatorio, imagen de los ciclos kármicos,
regula el ciclo de las almas que desean renacer: se unen a un
cuerpo determinado durante la erección paterna y dejan el cuerpo
carnal cuando el corazón se detiene.

Cada paso que se dé en el estudio imparcial del cristianismo,


enseña que éste se mezcla íntimamente con la sexualidad. Desde
tal punto de vista, los psicoanalistas preparan el renacimiento del
cristianismo verdadero, fundado sobre el amor y no sólo sobre el
altruismo pudibundo. Lejos de nosotros la idea de hacerlo
converger todo en la sexualidad, como lo han hecho otros, pero
es notable observar que fue alguien no cristiano, bastante
antirreligioso en algunas de sus obras, el primero que ha
estudiado científicamente el amor e investigado en los pliegues
ocultos del alma. Tal trabajo debió haber sido hecho
precisamente por un cristiano, puesto que sólo el Cristo ha hecho
del amor su primer mandamiento, y quien reconozca esto es de
hecho cristiano, aunque no se dé cuenta de ello.

El poder del cristianismo magia cristiana


288

Los psicoanalistas de mañana no orientarán su esfuerzo en la


insistencia sobre frustraciones y derivaciones, sino en esta otra
cuestión: ¿Cómo nace y cómo muere el amor en el alma?
¿Cuáles son los factores que favorecen su ascenso, lento como la
evaporación de un vaho o súbito como el relámpago y cuáles los
ahogan, lo apagan lentamente o le matan de golpe? Cuando la
psicología haya reconocido que allí está el problema esencial que
se plantea, se hará totalmente cristiana. Si el psicoanálisis ha
insistido demasiado sobre la sexualidad, confundiéndola a
menudo con el amor, so pretexto de que los dos están
íntimamente ligados por complejas leyes, tal vez debamos hacer
en parte responsable de ello a lo que conocemos del cristianismo.
Aquí es necesario ser objetivo: si bien el Evangelio destaca
algunas reglas sociales concernientes al matrimonio,
principalmente a fin de evitar que las relaciones sexuales sean
causa de conflicto, no se encuentra allí ninguna indicación
concerniente al acto en sí mismo, sino esta extraña afirmación:
...y hay eunucos que se hicieron a sí mismos eunucos por causa
del reino de los cielos... (Mateo 19, 12).

No es cuestión de tomar la palabra eunuco en su sentido literal.


Un eunuco es un hombre mutilado, disminuido en su afectividad
y su voluntad, todo lo contrario de uno de esos apasionados de
Dios que han hecho decir a San Mateo: al reino de los cielos se
hace fuerza y los valientes lo arrebatan (11, 12). Por lo tanto un
eunuco no es lo mismo que un hombre casto. Este último se priva
voluntariamente de relaciones sexuales.

Jesús, hablando de más que de un hombre casto ¿ha querido


designar alguna misteriosa operación, o algún medio secreto de
transformar la fuerza sexual en amor de Dios? ¿O hay solamente
un error en la transcripción de sus palabras? Sólo un estudio
profundo de las prácticas mágicas sexuales del Oriente permitirá
quizá zanjar este misterio.

Doctor Lefebure
289

No olvidemos que en Oriente hay sectas religiosas que


recomiendan aminorar lo más posible la ejecución del acto
sexual, manteniendo el espíritu concentrado en la idea que uno
se forma de Dios, a fin de operar por transferencia una fijación
del reflejo condicional de la voluptuosidad sobre las fuentes
místicas de la vida. No tiene por meta la sexualidad física, sino
la utilización de su dinamismo para la intensificación del amor
mental.

¿Era en prácticas de este género que pensaba el Cristo cuando


decía: hay quienes son eunucos por amor de Dios? La pregunta
queda en pie, dado que él, tan meticuloso en todo, daba lugar
preferente en su enseñanza a cuanto permitía despertar el amor,
y no ha podido olvidar el uso racional del acto sexual con este
fin.

Su enseñanza a este respecto, incompleta e incomprensible a


través de una simple frase, se ha perdido. Recordemos también
que varios experimentadores, habiendo aplicado los métodos de
entrenamiento respiratorios que nosotros describimos en otra
parte, nos han afirmado haber adquirido la tranquilidad sexual
completa y haber llegado a una quietud perfecta sobre este punto.

Amor y altruismo

Lo expuesto por el Cristo en los dos primeros mandamientos


habla ampliamente de la diferencia de mentalidad entre su época
y la nuestra. El primer mandamiento es amarás al Señor tu Dios
y el segundo le iguala en importancia: amarás a tu prójimo.

Un pseudocristo, actualmente, invertiría los elementos de su


frase y colocaría el amor del prójimo antes que el amor de Dios.
Porque en nuestra época nos imaginamos, de una manera muy
general, que es posible amar al prójimo sin amar a Dios.

El poder del cristianismo magia cristiana


290

Por este pretendido amor del prójimo, privado de su verdadera


fuente, el amor de Dios, se vierte en las ilusiones de un
pseudoamor, de un altruismo seco y teórico, que nos incita a
mezclarnos en lo que no nos concierne, y a obrar más mal que
bien, para después quejarnos de la ingratitud humana.

Es fácil hacer el bien y en la elección del buen acto es necesaria


una parte de inspiración comparable a la del artista que crea una
obra. Esta inspiración del acto realmente útil a otro no obedece
solamente a la lógica, en razón de la extrema complejidad de los
seres vivientes; solamente podremos obtenerla del amor a Dios,
que nos proporcionará, por encima de vulgares prejuicios, la
intuición del acto realmente bueno.

Así, intercambios perpetuos reúnen el amor al prójimo y el amor


a Dios. Si se separa uno del otro, mueren los dos, como esos
hermanos siameses cuyas arterias están a tal punto mezcladas
que la separación de los órganos vitales, irrigados unos por la
sangre de los otros, resulta imposible.

Mas, ¿qué es Dios? Si este amor a Dios ha descendido de tal


manera en nuestra época, es porque se tiene de este Dios una idea
cada vez menos clara. Para amar a un ser, material o espiritual,
es preciso percibirlo o pensar en él. Es necesario, antes de amar
a Dios, tener una idea clara de El. Ahora bien, ¿qué es Dios?
Entre otras cosas, nuestro Creador. No se expresa en el
Evangelio que El nos haya creado de una sola vez. Nos crea
perpetuamente, poco a poco por el fenómeno de la evolución.

Doctor Lefebure
291

EL AMOR POR EL HÁLITO

Cada vez que nos hallamos en un estado de conciencia en el cual


nos sentimos más vivos, somos creados un poco. Se encuentra en
nosotros la presencia de Dios, el creador, lo hayamos
comprendido o no. Comienza aquí la experiencia interior;
abandonamos lo que conocemos del cristianismo a través de los
Evangelios para descender a sus raíces eternas. El catolicismo
más conformista reconoce que han sido suprimidos pasajes
importantes de la enseñanza del Cristo. Nosotros la completamos
gracias a experiencias propias vinculadas al amor, experiencias
simples que podemos, fácilmente, verificar tantas veces como
queramos. Confirmarán nuestro punto de vista las alusiones que
hallaremos dispersas en el Evangelio y que no dejarán dudas
acerca del acierto de nuestro método y de su conformidad con la
enseñanza del Cristo. Vigoriza el carácter realmente cristiano de
nuestra experiencia el contexto de los recientes descubrimientos
del Mar Muerto.

He aquí la primera de estas experiencias. Es la piedra sobre la


cual ha sido construido el cristianismo aunque esta piedra se
encuentre oculta bajo edificios que se le han agregado.

La clave de la ciencia secreta

Tendeos en un lugar tranquilo. Distended todos vuestros


músculos, inspirad lentamente, conservad el aire hasta que
sintáis cierta falta de aliento, sin prolongar la retención hasta
sufrir molestia que agite o provoque contracciones musculares;
después vaciad lentamente los pulmones.

El poder del cristianismo magia cristiana


292

Quedad, si no sentís necesidad de ello, algunos instantes sin


respirar y luego recomenzad inmediatamente una respiración
semejante (véase nota). Así durante un cuarto de hora por lo
menos, conservando, luego que lo hayáis encontrado, el ritmo
que mejor os convenga.

Es preciso respirar con un ritmo regular. Se podría fijar la


regularidad de este ritmo contando los segundos durante los
tiempos respiratorios. Respirar tan lenta y profundamente como
sea posible. La elección del ritmo puede ser facilitada por esta
regla esencial: respirar de manera que siempre falte un poco de
aire aunque no tan poco que la paz del cuerpo y el alma se vea
perturbada. No basta que esta experiencia dure algunos instantes;
es necesario que se prolongue, a fin de comprobar lo que a
continuación exponemos.

Éste, como todos los ejercicios iniciáticos, lejos de ser fatigoso


es muy calmante (véase nota), lo que indica, quizá, el verdadero
sentido de esta frase del Cristo: Yo os daré el reposo (Juan 11,
28), implicando este don un reposo por la acción y no un reposo
pasivo.

El hálito de amor

Terminado el ejercicio, salgamos y dediquémonos a nuestras


ocupaciones habituales, pero observemos nuestra psique. Nos
veremos sorprendidos por un hecho extremadamente curioso: al
menos durante la primera media hora siguiente al ejercicio,
amaremos más. Experimentaremos una atracción más viva hacia
lo que estamos habituados a encontrar cuando salimos a la
misma hora.
Nota: La Respiración rítmica y la Concentración Mental.
Nota: Este reposo por medio de los ejercicios pudo ser verificada por medidas de laboratorio y,
en particular, por la electroencefalografía (Homologías).

Doctor Lefebure
293

La flor nos parecerá más brillante y más alegre que antes y


seremos más sensibles al encanto de las jóvenes con las que nos
crucemos. Aceptaremos con corazón más ligero los fastidios de
la calle. Nuestro apretón de manos al amigo que encontramos,
será más cálido y nos sorprenderemos de sentir más vivamente
la amistad. En la oficina, la acogida del jefe nos parecerá más
amable y los papeles menos enojosos. A todo lo largo del
trayecto habremos amado más.

Estaremos tentados de pensar: se trata de una ilusión debida a


que nos estamos observando mejor que de costumbre. La
atención ha agudizado la percepción del amor. Pero reanudemos
esta auto observación a la mañana siguiente, sin haber practicado
el ejercicio. Ninguna reacción semejante a la de la víspera.
Podremos repetir la experiencia tantas veces como queramos.

Podemos creernos ante la simple reacción fisiológica de un


cerebro que ha sido mejor irrigado que habitualmente en el
transcurso de estas respiraciones; pero si perseveramos en el
ejercicio, advertiremos que el florecimiento del amor que sigue
a la experiencia se prolonga luego por más de media hora. En los
períodos de práctica del ejercicio, sentiremos durante toda lo
jornada mayor amor por todo lo que nos es próximo y al
interrumpirlos se extingue esta posibilidad de amor.

Cuanto más tiempo se practica este ejercicio, más nos damos


cuenta que estamos en presencia de un fenómeno sorprendente,
desconocido para la ciencia: el manejo voluntario de un lazo, aún
misterioso, entre el hálito y el amor, lazo que permite amplificar
sin límites el amor por respiraciones tan lentas como sea posible,
regulares, separadas por tiempos de retención, al ritmo que mejor
convenga a cada uno. En razón de que somos más felices cuando
amamos que cuando no amamos, la práctica regular del ejercicio
llega a ser una necesidad que se integra a la necesidad de amar.

El poder del cristianismo magia cristiana


294

Hemos entrado en el sendero secreto y cuanto más caminamos


por él mejor comprendemos, por experiencia directa, que
respiramos el amor y que somos más conscientes de nuestra
existencia por el hecho de amar. Respiramos al Creador.

Hemos hecho la experiencia de la presencia de Dios, el Creador,


gracias a un modo de respiración particular. Se trata de un
fenómeno extraño, inexplicable en nuestra época, pero que nadie
que intente la experiencia puede negar.

La lectura de los Evangelios proporciona una luz nueva. Hemos


aprendido a reconocer que están basados en la idea del Karma y
descubrimos en ellos, aquí y allá, alusiones frecuentes a una
verdadera ciencia del hálito.

Nuestra transfiguración

El amor que se expande mediante esta técnica en nuestra


conciencia nos confiere mil pequeños nuevos poderes y nos
transforma de acuerdo con nuestras disposiciones personales.
Como el Espíritu Santo transmitido a los discípulos por el hálito,
confiere poderes mágicos. Perseveremos dos o tres años en este
ejercicio, regularmente, mañana y noche. Un día se producirá
algo asombroso: nos sentiremos, livianos y dichosos, flotar por
encima de nuestro cuerpo físico y éste nos parecerá algo así
como la concha del caracol. Flotando en un mundo espiritual, el
alma desprendida del cuerpo, llegaremos a ser, en espíritu, un
pájaro radiante. Es el hálito que, como el Santo Espíritu, se
manifestará en nosotros bajo forma de blanca paloma.

Dos veces al día, durante tres años, es verdaderamente mucho,


diréis vosotros. ¿Es verdaderamente demasiado, para adquirir la
certeza, experimental y personal, de que en la composición de
nuestro ser entra una parte sutil?

Doctor Lefebure
295

Este entrenamiento, fuente de amor de Dios y del prójimo, es la


raíz oculta del cristianismo. Éste, que no ha hecho hasta aquí más
que germinar, comenzará a florecer verdaderamente cuando la
ciencia se ocupe de dicha raíz.

¿Es verdaderamente demasiado esfuerzo para adquirir la


percepción del organismo invisible, en el que la conciencia
puede vivir de una manera relativamente independiente del
cuerpo físico, conociendo así una nueva transfiguración? ¿para
verificar que esta parte sutil es capaz de un desarrollo progresivo,
mediante un entrenamiento respiratorio? ¿para tener este torrente
de certezas experimentales sobre el problema más grave que se
presenta al hombre? Dos veces al día durante tres años ¿es
verdaderamente mucho, en relación al tiempo que ha sido
necesario para conseguir un diploma, después de llenarnos de
conocimientos que no nos serán jamás de ninguna utilidad?

Sí, he aquí la vía divina, la raíz profunda del cristianismo. Hay


una manera de respirar que aumenta el amor. Es la simiente
profunda del cristianismo, sobre la cual insistiremos. Llave del
poder mágico, es principalmente de esta unión entre el hálito y el
amor que Jesús ha dicho: aquél que cae sobre esta piedra se
destrozará y aquél sobre el que ella caiga será aplastado.

Esta piedra tan dura

El Cristo no era tan ingenuo como para no saber que es


imposible ordenar el amor por un simple acto de voluntad.

Si yo amo a alguien, no es suficiente decidir de manera


enérgica en adelante, yo te amaré más, para que esta decisión
llegue a ser realidad afectiva, sentimental. Si yo odio a alguien,
no es suficiente decir en adelante, yo te amaré, para que el odio
cese súbitamente.

El poder del cristianismo magia cristiana


296

Que cada lector haga la experiencia: si ama a una persona, que


piense en ella respirando mediante este método, lento, profundo,
regular, con una pequeña falta de aire; que prolongue la
experiencia, media hora, pensando en la persona que desea amar
más.

Al fin de la experiencia, el hálito misterioso del espíritu estará


unido al pensamiento que se ha formado de esta persona. Su
imaginación habrá canalizado el amor naciente y lo habrá
dirigido hacia esta persona.

Si odia a alguien, que piense en él durante el ejercicio. Poco a


poco su odio se esfumará, medirá mejor su parte de culpa, estará
más próximo a la reconciliación, casi a la amistad.

Pensemos los unos en los otros respirando lentamente,


regularmente, con un tiempo de retención de los pulmones
llenos. He aquí la única clave que nos hará amarnos los unos a
los otros.

Este Amor nos llevará a vivir sin esfuerzo los mandamientos de


Jesús, aunque no los tengamos presentes todos en la materia,
pues la manera de obrar que nos imponen es inherente al amor
nacido en la respiración espiritual.

La condenación secreta de Jesús

Que este entrenamiento respiratorio ha sido en su origen la raíz


profunda del cristianismo, se deduce también del contexto
histórico de la vida del Cristo.

Todos los místicos del Oriente, desde los tiempos más remotos,
tanto los de Asia Menor como los otros, se han sometido a estos
entrenamientos respiratorios.

Doctor Lefebure
297

Los sufíes actuales de Arabia y Palestina, que continúan las


prácticas de sus antepasados de hace dos mil años, hacen de ello
el pilar principal de su enseñanza. ¿Sería admisible que Jesús, a
quien sus discípulos hacían todas las preguntas posibles sobre los
problemas místicos, no haya sido puesto al corriente, no sólo de
estas prácticas respiratorias, sino de la importancia fundamental
que se le atribuía? ¿Es admisible que nadie le haya preguntado a
este respecto y que él nunca haya respondido? Su opinión ha sido
cercenada del Evangelio.

Siendo éste un problema fundamental es necesario investigar, a


fin encontrar el pensamiento de Jesús sobre estos ejercicios,
puesto que este parecer ha sido dado. ¿Por qué ha sido
suprimido? ¿Incomprensión de los transcriptores? ¿Egoísmo de
quienes han querido conservar para sí solos, sin compartirlos con
el pueblo, los poderes sorprendentes que resultan de tales
entrenamientos respiratorios?

No olvidemos esta curiosa opinión de Steiner: Si los grandes


sacerdotes han soliviantado al pueblo contra Jesús, hasta obtener
su condenación pública, es porque, secretamente, lo habían
condenado a muerte por divulgación de secreto.

Esta hipótesis no tiene nada de absurda. Muy al contrario, estaría


en todo conforme a las costumbres de la época y las perpetuas
luchas intestinas de las sociedades secretas la tornan verosímil.

¿Ha querido Cristo proporcionar a todos una ciencia que


constituía el poder mágico de los grandes sacerdotes y es éste el
factor mayor, central, aunque oculto, de una condenación en la
cual Poncio Pilato, el indeciso, se ha dejado envolver? ¿En las
supresiones del Evangelio es preciso ver las tijeras movidas más
o menos directamente por los grandes sacerdotes que
condenaron a Jesús?

El poder del cristianismo magia cristiana


298

Estas supresiones, hechas a fin de que la muchedumbre no


conociese de la palabra del Cristo más que las pequeñas reglas
de convivencia social, despojándola de su verdadera raíz, de la
fuerza viva, de la fuente de amor que se expande por la
respiración, ¿fueron efectuadas para que las masas no
conociesen las claves del poder mágico? Es posible. Pero la
ciencia despierta a esos problemas y estudiará pronto de forma
metódica los efectos de las respiraciones sobre la afectividad, y
ya estudia los documentos del Mar Muerto y otros apócrifos
recientemente descubiertos en el intento de reconstruir el
cristianismo primitivo.

Es preciso señalar la hipótesis de un viaje del Cristo a Persia o al


Tibet, donde se habría reunido con los magos (véase nota).

Sin discutirla aquí, no sorprende que regresando a pueblos poco


familiarizados con las prácticas iniciáticas, Jesús haya impactado
a las muchedumbres con sus milagros, y que no haya encontrado
suficientes discípulos susceptibles de percibir la importancia de
los ejercicios y la relación de causa y efecto con su poder mágico
y su moral. Estos ejercicios iniciáticos cayeron casi en el olvido,
desde el comienzo del cristianismo.

Recordemos, no obstante, que en Grecia, los monjes cristianos


del Monte Athos los practican y que la convergencia ocular está
indicada de un modo indiscutible en los vitrales de la Catedral de
Amiéns.

Nota: esta última hipótesis ha sido sostenida por Paúl Reboux, en La vida secreta y pública de
Jesús-Cristo (Niclaus), y por Luis Colombelle, en el Evangelio de Acuario. En favor del viaje al
Tibet, es preciso notar igualmente, el extraordinario parecido entre el rito de Tcheud, que parece
ser uno de los fundamentos del entrenamiento místico lamaísta y el sacrificio del Gólgota, dado
a todo buen cristiano como tema de meditación principal. He aquí la esencial del rito de Tcheud
(Místicos y Magos del Tibet): Yo doy mi carne a aquéllos que tienen hambre, mi sangre a los
sedientos, mi piel para cubrir a los que están desnudos, mis huesos como combustible a los que
sufren frío.

Doctor Lefebure
299

EL OJO ANTORCHA

La antorcha del cuerpo es el ojo: pues si tu ojo fuere simple,


también todo tu cuerpo será resplandeciente; mas si fuere malo,
también tu cuerpo será tenebroso (Lucas 11, 34). La lámpara del
cuerpo es el ojo (Mateo 6, 22). Poco hay que decir sobre esta
frase porque lo esencial ha sido suprimido.

El Sermón de la Montaña, del que forma parte esta frase, está


conceptuado universalmente como la base de la moral cristiana
y oficialmente considerado por el Vaticano como truncado.

Es evidente que la frase la lámpara del cuerpo es el ojo, no tiene


relación con la que la precede: haceos tesoros en el cielo, donde
ni polilla ni orín corrompe y donde ladrones no minan ni hurtan.
Porque allí donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro
corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo.

Hemos admitido el principio de que las supresiones, en el


Evangelio, no han sido todas hechas al azar y que algunas de
ellas se relacionan con el desarrollo del poder mágico, raíz
verdadera del cristianismo. En estas condiciones, la frase que
sigue a una supresión y que no sabemos por qué azar no ha sido
suprimida con el correspondiente pasaje, nos da la pista de la
parte que falta.

Esta frase del Cristo no alude, evidentemente, al ojo físico. En


este último caso, hubiera sido más lógico decir: los ojos son las
lámparas de tu cuerpo. Por otra parte, ni los gatos, que tienen en
la oscuridad los ojos fosforescentes, iluminan el conjunto de su
cuerpo con fosforescencia.

El poder del cristianismo magia cristiana


300

Es bien evidente que se trata de un ojo espiritual, perteneciente a


un cuerpo espiritual. En tales condiciones, resulta extraño que no
se trate de buscar lo que es el ojo espiritual y el cuerpo espiritual
en el contexto de la vida del Cristo. Todo el Oriente, y
especialmente el Asia Menor, admite la existencia de un ojo
espiritual, situado en el cuerpo invisible, entre los ojos físicos.
Recordemos que los sufíes, que geográficamente están muy
cerca del Cristo, propagan también esta tradición.
De modo que el Cristo, hablando a sus discípulos, sabía que
cuando decía el ojo es la lámpara del cuerpo sería interpretado
en el sentido de: el ojo espiritual, que está entre los dos ojos,
ilumina el doble invisible del hombre.
Señalemos que el órgano de los sentidos se hace uno con la
energía que debe detectar. Hay una especie de fusión entre la
vibración luminosa y el conjunto del ojo. Se podría seguir
deduciendo que el oído es el sonido del cuerpo, y así
sucesivamente.

En los textos orientales que tratan de yoga, encontramos


frecuentemente indicada esta fusión entre la percepción y el
percibiente, el órgano de los sentidos y el objeto a percibir y la
identificación entre el pensamiento y el pensador.

Sabemos que desde ese punto entre los dos ojos emana la luz que
ilumina toda el aura y el ambiente que envuelve el cuerpo del ser
y que el aura es oscura cuando esta luz no brilla, o hablando en
cristiano: mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso
(Mateo 6, 23).

En consecuencia, para reconstruir lo que ha sido cercenado del


Evangelio a este respecto, examinemos de qué manera las diversas
formas de yoga logran el despertar de este ojo y encienden la luz
que, de acuerdo con Jesús y los yoguis, ha de brillar.

Doctor Lefebure
301

En toda el Asia y en todos los tiempos, todos los grandes


místicos han abierto este ojo espiritual, haciendo converger la
mirada en él, volcando los globos oculares de tal suerte que la
pupila esté, para los dos ojos, en el ángulo interno de forma que
los ejes de los ojos se cortan en la base de la frente, sobre la línea
media. Esta práctica incluye a los sufíes del Asia Menor y a los
yoguis hindúes, de los que ya se encontraron imágenes en grutas
prehistóricas.

Esto no es, quizá, muy estético para la contemplación de un


observador exterior; pero para el practicante es una vía de
descubrimientos interiores sorprendentes.

¿Acaso el ojo físico emite un rayo magnético aún desconocido y


este rayo magnético se halla en una armonía particular con el
centro espiritual situado entre los dos ojos, de tal forma que esta
convergencia despierte al ojo antorcha? Es la hipótesis más
verosímil. La práctica regular de este ejercicio, algunos instantes
cada día, conduce a la percepción de una luz nueva. Esta luz no
tiene nada que ver con fenómenos de la imaginación. No es
física. Preciso es haber pasado por esta experiencia para darse
cuenta.

No es éste lugar para describir los fenómenos que acompañan la


apertura del ojo interior. Aquél que, habiéndose tomado el trabajo
de entrenarse en esta práctica con un mínimo resultado, cuando
vuelva a leer entonces los Evangelios comprenderá de qué luz se
trata. Cuando Jesús se identifica con la luz, ¿a que luz hace
alusión tan frecuentemente? Se refiere a los poderes mágicos, a la
magia blanca y luminosa, evidentemente. La mención del
ejercicio ha sido suprimida sistemáticamente y se podría, sin
temor a equivocarse, reconstruir así la frase que precedía a la
lámpara del cuerpo es el ojo: haced converger la mirada hacia el
ojo frontal medio, este ojo es la lámpara del cuerpo.

El poder del cristianismo magia cristiana


302

Creamos esto firmemente, pues experimentalmente es


verificable que tal punto de vista es el más sensato e
históricamente lógico. Creámoslo y practiquémoslo para
adelantarnos a los que aguardan descubrimientos y pruebas
históricas. Apresurémonos, porque estas pruebas están próximas.

Quien practique la respiración retenida simultáneamente con la


convergencia ocular, conocerá el amor y lo dirigirá hacia esa luz.
Conocerá el amor de Dios. La física nos enseña cada vez más
que la Creación es luz condensada. En el mundo del espíritu,
Dios es luz viviente y no luz intelectual abstracta. Dios es la luz
percibida por la convergencia ocular.

El día en que la respiración sea practicada para despertar,


mediante ejercicios cotidianos, este amor misterioso y que tal
respiración sea combinada con la convergencia ocular, nacerá en
el alma el amor de esta luz que es Dios; el amor de Dios será
conocido bajo una forma clara, precisa, conforme al contexto
histórico del Cristo, cuando nos dio su primer mandamiento:
amarás al Señor, tu Dios.

En fin, señalemos que el ojo es una lámpara interna. Para que


todo el cuerpo esté iluminado u oscuro según el estado de esta
lámpara. Ello implica que el cuerpo es transparente o, al menos,
translúcido, sin que su forma desaparezca en estas oleadas de luz
divina. Hemos sido llevados a la noción de cuerpo espiritual,
doble invisible del hombre, que la iluminación hace radiante. Y
se transfiguró delante de ellos y resplandeció su rostro como el
sol (Mateo 17, 2).

Doctor Lefebure
303

EL SAGRADO CORAZÓN Y LA AUREOLA

¿Dónde podemos descubrir esta fuente de amor que el hálito


hace brotar, esa fuente que no es otra cosa que Dios mismo? El
reino de Dios está en medio de vosotros.

El Cristo no ha podido decir esto refiriéndose al breve tiempo en


que ha estado entre sus discípulos. Es una verdad que alcanza a
los hombres de todos los tiempos la que ha querido expresar.

La tradición cristiana nos la ha legado en esta imagen del


Sagrado Corazón. Es el único órgano que Jesús ha citado con
frecuencia y está coronado por una llama.

Esta llama, que todos los profetas y místicos han descrito, es la


forma sutil bajo la cual Dios puede ser percibido: luz, calor, olor,
sonido, todos nuestros sentidos son excitados por la llama.

Ella es en síntesis la chispa de la reproducción, que en todos los


tiempos los filósofos han considerado como la forma más
primitiva de la vida.

Jesús mismo ha señalado la unión de esta llama interior con el


hálito: sopla sobre sus discípulos para transmitirles el Espíritu
Santo, este mismo Espíritu Santo que descenderá sobre ellos más
tarde bajo forma de llama o bajo forma de desintegración
atómica, diríamos nosotros ahora, porque la desintegración
atómica es un estado solar y es un sol interior que el discípulo
busca encender en él. Los incendios estallan, después de esta
explosión atómica, en torno del discípulo.

El poder del cristianismo magia cristiana


304

No se puede dudar que debemos tomar la palabra soplo en el


Evangelio, en el sentido de pranayama (maestría del soplo
psíquico) de los hindúes, aproximando pasajes del Evangelio
como éste: y diciendo esto, sopló, y les dijo: recibid el Espíritu
Santo; a quienes perdonéis los pecados, les son perdonados; a
quienes se los retuviereis, les serán retenidos (Juan 20, 22-23).
Los tibetanos creen corrientemente que una enfermedad puede
ser curada o un mal karma borrado, por el soplo de un gran
yogui (El Yoga tibetano).

El místico cristiano no se contenta con contemplar en la pared la


imagen del Sagrado Corazón. Durante sus ejercicios
respiratorios imagina, visualiza, para emplear el término técnico,
una llama en el centro de su pecho y si esta visualización está
bien asociada a las largas retenciones de aire, tendrá la sorpresa
de ver esta llama aumentar en proporciones sin relación con las
formas habituales del pensamiento; es un brasero que se
enciende en él, un brasero más real que el fuego físico.

El término llama es una comparación demasiado vaga para este


extraño fenómeno interior. El aspecto de esta fuerza psíquica
sería más bien comparable al de pequeñas nubes blancuzcas que
entran y salen con la respiración.

Son las nubes ardientes señaladas en la transfiguración: aún


estaba él hablando, cuando los cubrió una nube
resplandeciente… (Mateo 17, 5); se formó una nube que les
cubrió con su sombra (Marcos 9, 7) (Lucas 9, 34). Este
fenómeno se parece más a una protuberancia solar que a una
llama terrestre.

La subida del fuego psíquico o, más bien, nube ardiente, de


naturaleza solar, es comparable en la retención de la respiración
a un esfuerzo de succión.

Doctor Lefebure
305

Este esfuerzo de succión sigue a la privación de oxígeno, es


necesario desplazarlo al plano mental, cosa que no ha escapado
al Evangelio, según Santo Tomás: Estos pequeños que maman
son semejantes a aquellos que entran en el reino.
Debéis ordeñar gradualmente la vaca de los cielos, fórmula que
traduce admirablemente lo que siente el discípulo que avanza en
este sendero (véase nota).

Tal es la experiencia mística fundamental. Pone de relieve los


lazos que unen la respiración con el pensamiento, lazos que
escapan todavía a nuestros conocimientos pero que la
experimentación metódica puede verificar. El investigador se
dará cuenta de que esta llama interior, engendrada por la unión
del pensamiento y de la respiración, se enciende de forma
diferente según el lugar de localización de la imagen de la llama.
Es cierto que la podrá contemplar con mayor facilidad dentro de
su pecho, mientras que una llama que imagine fuera de su cuerpo
permanecerá como un simple fenómeno mental.

Para que esta llama adquiera la apariencia de un fenómeno


místico es preciso que la imagen que formemos de ella se
sobreponga a un punto del cuerpo físico. De la fusión de estos
dos conceptos diferentes, cuerpo y pensamiento en un mismo
punto del espacio, nace un fenómeno interior totalmente nuevo.
Es un hecho comprobado experimentalmente.

Los resultados difieren según el lugar del cuerpo donde se


localiza la llama. Debemos pasar por encima de lo conocido al
respecto en el misticismo cristiano y penetrar en una ciencia
oriental: la de los chakras, que se encuentra en Occidente en la
tradición de los monjes del monte Athos, en los Rosacruces y los
teósofos.

Nota: El yoga tibetano y las doctrinas secretas (Maisonneuve).

El poder del cristianismo magia cristiana


306

De acuerdo con las tradiciones nacidas de las experiencias


acumuladas por los yoguis, los cuerpos invisibles del hombre
poseen órganos o chakras que están en relación por una parte,
con diversas facultades del alma y, por otra, con los órganos
físicos.

El pensamiento llevado hacia estos órganos los modifica, lo que


provoca importantes cambios en la conciencia. Nos limitaremos
a algunas observaciones lógicas y experimentales sobre los
principales de estos órganos invisibles.

Centro de la base

Es el que está en la base del eje vertical que sostiene todos estos
centros y ubicados en medio del perineo, a medio camino entre
los órganos sexuales y el ano.

Cuando el pensamiento se lleva hacia la parte inferior del cuerpo,


es en el vértice del hueco perineal donde se estabiliza más
fácilmente.

Notemos que este punto está más o menos a igual distancia de la


extremidad inferior del tubo digestivo y de los órganos
reproductores.

Estas dos funciones unidas constituyen la raíz de la vida, raíz que


existe ya en el mineral cuando cristaliza: el cristal crece por
asimilación de moléculas semejantes a las suyas y a las que es
capaz de seleccionar en el medio complejo donde se forma; lo
mismo cada especie de planta toma del sol las moléculas que le
convienen. Además, el cristal, llegado a cierto volumen,
manifiesta mayor tendencia a quebrarse y cada trozo comienza a
dar un nuevo cristal, que crece. El cristal posee estas dos
funciones elementales de la vida: asimilación y reproducción.

Doctor Lefebure
307

El centro psíquico que se halla a igual distancia de la extremidad


del tubo digestivo y de los órganos reproductores es
clásicamente considerado como el portador latente de la fuerza
original de la vida. Esta fuerza (llamada Kundalini) escondida en
el chakra de la base no es la fuerza sexual, sino una fuerza más
profunda aún.

Esta fuerza se describe bajo el aspecto de una serpiente enrollada


en espiral, que dormita en dicho centro, esperando ser despertada
por las prácticas de la iniciación.

En las ruinas de la Iglesia primitiva de Tigzirt-sur-mer


(departamento de Argel) hemos encontrado varios bajorrelieves
que representan una espiral muy larga y con las espiras muy
apretadas, pero ninguna cruz. Parecería que, en origen, el
cristianismo otorgaba más importancia al símbolo de la espiral
que al de la cruz.

Esta fuerza oculta cuyo símbolo es la espiral, constituye


probablemente el aspecto más profundo mediante el cual Dios
puede ser percibido por los humanos. Cuando esta fuerza
aparece, se manifiesta primeramente bajo los dos aspectos
complementarios, digestivo y sexual. Dicho centro de la vida, en
el estado puro y elemental, puede ser considerado como el
portador de la fuerza mística del cristal en el hombre.

Es, pues, en este lugar en un cristal, donde el espíritu podrá


concentrarse ventajosamente. La llama no se halla aún en este
centro, que no es más que el punto de partida de la llama. Lo
mismo que el gas, que no quema al ras del pico sino un poco más
arriba, la llama que abraza el corazón del hombre en el
entrenamiento místico parte del centro psíquico del perineo, pero
en este lugar es como un soplo, un torbellino, que no llega a ser
cálido y luminoso sino a medida que se eleva.

El poder del cristianismo magia cristiana


308

Centro sexual

El segundo centro está situado en la pequeña depresión ubicada


frente al pubis. Adquiere su máximo interés durante las
relaciones sexuales.

Durante este acto, el espíritu se eleva con una facilidad muy


particular sobre una corriente luminosa o una sucesión de
chispas, más exactamente de nubes ardientes, que circulan en el
mismo sentido que el esperma.

El yogui, disminuyendo al máximo su respiración, inhibe su


función respiratoria por la acción de su voluntad, y al mismo
tiempo lleva su atención sobre las pequeñas nubes ardientes que
entran y salen por las fosas nasales con la inspiración y la
expiración, acompañando en su movimiento el poco aire que
circula, y frena igualmente el eje sexual al mismo tiempo que
visualiza las nubes luminosas que se forman en las regiones
musculares donde él siente la voluptuosidad, las hace agruparse
en la base del miembro viril y luego las proyecta por el extremo,
en una corriente continua que forma un poderoso estimulante de
la imaginación.

Este movimiento del pensamiento asociado al aliento durante el


acto generador, pensamiento que sigue la corriente en el mismo
sentido que el intercambio sexual, mientras que la voluntad
busca frenar el acto físico, permite aminorar al máximo el acto
mismo.

El experimentador observará sobre todo que jamás la luz


interior parece tan intensa como en ese momento. Sexo y
cerebro son los polos opuestos del organismo, el primero en la
base, el otro en la cima. Cuando se logra unir el pensamiento a
la sexualidad, surge la chispa.

Doctor Lefebure
309

Centro del ombligo

El tercer centro, el del ombligo, es muy conocido. Antaño era de


buen tono burlarse de los orientales practicantes de esta
concentración.

Se sabe ahora que ciertos monjes del monte Athos, depositarios


de enseñanzas cristianas muy primitivas, fijan durante la
meditación su pensamiento y su mirada en el ombligo a fin, sin
duda, de verificarlo con el rayo magnético que emana del ojo.

Notemos que el órgano se presta para ello; el círculo del ombligo


rompe la uniformidad de las sensaciones cenestésicas dadas por
la pared abdominal. El ombligo es más sensible al pinchazo y al
tacto que la pared abdominal circundante.

Las sensaciones dadas por los músculos periumbilicales


permiten localizar fácilmente el anillo fibroso que lo limita, sin
que sea necesario llevar allí la mirada. El ombligo, además,
aparece a menudo marcado con la cifra cinco: en muchas
personas la cicatriz umbilical aparece constituida por cinco
pliegues radiados.

Observemos que el número cinco es también el de las vértebras


lumbares que sostienen la región abdominal. Quien desee fijar su
pensamiento en un punto situado debajo de la cintura,
experimentará una tendencia natural a descansar en el ombligo.
Imaginará una chispa en el centro de la depresión umbilical o
corrientes que entran y salen con la respiración por este orificio,
o un pentágono cruzado, estrella de cinco brazos, en armonía con
la estructura anatómica del ombligo.

Una gran e indefinible dulzura impregnará estas experiencias. Se


trata de un fenómeno muy curioso y que difícilmente pueden
describir las palabras.

El poder del cristianismo magia cristiana


310

Los sentimientos son muy específicos de la localización. ¿Están


en relación con la dulzura del amor maternal? Es probable.
Observemos que el ombligo es un punto neutro. Como la
respiración y la alimentación, funciones complementarias, sirve
al feto. La respiración yogui tiende a reproducir en el plano
espiritual lo que era la respiración física del feto y adquiere toda
la importancia de una respiración psíquica que se efectúa por el
ombligo.
Añadamos que la concentración sobre tal centro nos pone, quizá,
en relación muy particular con nuestra madre y, de ombligo en
ombligo, con la ascendencia maternal. ¿Por quién es
reemplazada la madre, una vez terminado el parto? Por el mundo
vegetal, que produce para nosotros el oxígeno y el carbono bajo
forma utilizable por nuestro organismo, y que juega para el
adulto el mismo rol de la madre para con el feto.
Nos parece que hay una misteriosa afinidad entre el mundo
vegetal y el centro místico del ombligo: al practicar la
meditación en bellos jardines, hemos experimentado cómo este
centro oculto entraba en funcionamiento. Mas ¿cómo describir
este funcionamiento? Es una cosa que rebasa las palabras y las
interpretaciones intelectuales. Estando el reino vegetal en
relación con toda la creación y, en particular, con el sol, quizá el
ombligo nos abre la vía de una comunión particular con todo el
universo, a través del mundo de la vegetación.
Centro solar
El pensamiento se lleva con bastante facilidad, especialmente al
término de las respiraciones profundas, sobre la región
xifoidiana, en la extremidad del esternón, porque el reborde
inferior de la pared costal, elevándose, distiende la piel de lo que
vulgarmente se llama el hueco del estómago, distensión que se
efectúa bastante bien.

Doctor Lefebure
311

Los ocultistas llaman a esta zona región del plexo solar,


destacando así que los conocimientos anatómicos y fisiológicos
modernos sobre el sistema nervioso confirman la importancia
que la civilización indotibetana atribuye a esta región del cuerpo.

El plexo solar es el grupo más importante de ganglios simpáticos


del organismo. Este hecho explica quizá igualmente que el
pensamiento se fije en esta región muy fácilmente y obre por su
intermedio.

Hemos visto al yogui Clémendore dirigir su circulación a la


región frontal por el solo poder de su voluntad, hecho que hemos
podido constatar en más de una ocasión. Podemos admitir como
bastante plausible la hipótesis de que la concentración sobre el
plexo simpático incrementa, en una medida que varía según el
individuo y el entrenamiento, el imperio de la voluntad sobre las
funciones regidas por este plexo.

Se halla situado bajo el hígado, el órgano más cálido del cuerpo,


y uno no puede evitar asociar esta observación a esas imágenes
que representan la llama del Sagrado Corazón estilizado y cuya
punta reposa manifiestamente sobre el hígado.

El plexo solar gobierna los órganos de la digestión y a tal título,


por analogía, el centro espiritual correspondiente está
probablemente en relación con el sacramento de la comunión en
el sentido que nosotros damos a este término.

Centro cardíaco

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma


y con toda tu mente (Mateo 22, 37). A pesar de la insuficiencia
de los conocimientos anatómicos de la época, Jesús no ha
confundido el corazón con el hígado.

El poder del cristianismo magia cristiana


312

Mientras que en Oriente se acentúa el valor espiritual de la


región subdiafragmática, el Cristo vuelve constantemente sobre
el corazón, cuyo aspecto espiritual lo convertiría en el órgano
fundamental de la vida del alma.
No es que en Oriente se niegue la existencia de este centro, al
contrario, lo representa como un soberbio loto de doce pétalos.
No podemos evitar asociar esta cifra a los doce pares de costillas.
¿No ha sido formado el mundo físico a imagen del invisible y no
es el estudio del mundo visible lo que nos guía hacia las
estructuras del invisible? El Cristo, que ha venido a traernos
esencialmente el amor, se rodeó de doce discípulos. Este número
¿está ligado particularmente al amor?

Lo encontramos en la circulación primitiva del embrión: cuando


el corazón y los vasos comienzan a formarse, los cinco arcos
arteriales más una rama de la aorta, dibujan seis curvas a cada
lado, doce en total. El corazón está rodeado de doce vasos.

De todos los órganos del adulto, el corazón es el más


patentemente marcado con una cruz. El tabique entre los
ventrículos, por una parte y los tabiques (perforados) entre las
aurículas y los ventrículos, por otra, dibujan nítidamente una
cruz, que divide el corazón en cuatro cavidades.

El Cristo ha hecho muy raramente referencias al mundo exterior.


Los únicos órganos que ha citado son el corazón y el ojo, órganos
marcados con el signo de la cruz y con la esfera. Esto nos
recuerda el famoso grano de mostaza que aparece en el
Evangelio por dos motivos diferentes: fortificar la fe y mostrar el
modo de crecimiento del reino de Dios.

La mostaza forma parte de las crucíferas. Casi siempre que el


Cristo tomó un ejemplo de la naturaleza exterior eligió uno
marcado por una cruz.

Doctor Lefebure
313

Tales son las meditaciones que podemos hacer, llevando nuestra


atención sobre el centro cardíaco donde, con el entrenamiento
respiratorio correspondiente, percibimos nuestros sentimientos
entrando y saliendo como objetos invisibles aunque reales.

Fijando nuestro pensamiento sobre el corazón podemos, al


mismo tiempo, amar a Dios con todo nuestro corazón y con toda
nuestra mente, para experimentar el más gran amor de que somos
capaces, para amar con toda nuestra alma, realizando así el
Sagrado Corazón.

Centro de la garganta

El espíritu se conduce fácilmente hacia el centro psíquico situado


delante de la laringe, cuando la cabeza se inclina hacia adelante
de tal suerte que el mentón se apoye sobre el pecho, posición
natural de la concentración en el centro del sonido.

Sabemos que el pensamiento verbal se acompaña de


imperceptibles movimientos de la laringe. Este centro está
íntimamente ligado a la emisión de sonidos mentales,
especialmente de vocales fundamentales. Las consonantes y
vocales secundarias dependen de la articulación, mediante la
lengua y los labios, del sonido emitido por la laringe.

Intentemos hacer la siguiente experiencia: concentrar el espíritu


en la laringe, bajo la forma de una pequeña nube blanca; al
mismo tiempo, emitamos un sonido mental muy simple,
esforzándonos en mantener los músculos laríngeos y las cuerdas
vocales en estado de perfecta relajación.

El experimentador notará entonces que oye el sonido mental y


percibe su propio pensamiento auditivo con una intensidad
mucho mayor que habitualmente.

El poder del cristianismo magia cristiana


314

Cuando la llama del Sagrado Corazón se eleve hasta este centro,


este último emitirá un ronroneo característico, el mismo del que
nos habla el Apocalipsis: Yo soy el Alfa y la Omega. Es A O M.

Centro de la nuca

El centro espiritual de la nuca es bien conocido de la tradición


cristiana, puesto que en el momento del bautismo el sacerdote
hace allí un toque. El pensamiento se eleva fácilmente sobre el
centro de la nuca cuando se echa la cabeza hacia atrás. Esta
posición es la de muchos santos en éxtasis, arrobados en
espíritu, tal como nos muestran las pinturas del cristianismo
primitivo.

El cuello es el órgano de unión entre la cabeza, asiento de la


conciencia, y el cuerpo, asiento de la vida vegetativa. Es la
imagen del lazo entre el cuerpo físico y los cuerpos sutiles, más
en relación con la conciencia que el cuerpo físico.

El bulbo raquídeo es un órgano estrecho y corto, en el que tiene


su punto culminante esta función de unión. Es el lugar donde se
cruzan las fibras diestras y las siniestras y que marca el pasaje de
una estructura a la estructura inversa, de un universo al universo
complementario.

Las tradiciones egipcias atribuían al centro situado en esta región


el cometido de lazo entre el cuerpo y el alma. Es fácil comprobar
que el origen de esta creencia es de carácter experimental.

Cualquiera puede hacer la siguiente experiencia: sentado en una


silla dura, la columna vertebral bien derecha, el torso desnudo,
dejar caer la cabeza hacia atrás, practicando la respiración
contenida. Al cabo de algunos instantes, los músculos del cuello
se relajan más y más, la cabeza cae lentamente aún más atrás.

Doctor Lefebure
315

Después de transcurridos algunos minutos, una sensación


subjetiva advierte que algo se está modificando en la circulación
cerebral. Es preciso aguantar un momento esta sensación. Luego,
en general súbitamente, se produce una exteriorización de la
imagen de nuestro cuerpo.

Este reflejo cenestésico de nosotros mismos (en el cual nos


vemos actuar durante el sueño o el ensueño) se proyecta fuera
del cuerpo físico, sin que por ello abandonemos nuestra
conciencia de vigilia y por el solo hecho de la adopción de esa
postura. Nos sentimos actuar, fuera de nuestro cuerpo, elevarnos
por encima de él de una manera que da más o menos la impresión
de la realidad, según nuestro entrenamiento y nuestras
predisposiciones personales.

Oriente ha interpretado el resultado de este ejercicio como un


principio de separación consciente del alma y del cuerpo.
Recordemos las observaciones de Jean Lhermitte que tienden a
probar que la imagen de nuestro cuerpo está en relación con la
región bulbar, y que la excitación de esta región puede, en ciertas
condiciones aún no determinadas, provocar la exteriorización de
esta imagen. Quizá debemos ver en esto el efecto de la
acumulación de sangre en la región bulbar u occipital. Por
consiguiente, esta postura, con la cabeza echada hacia atrás,
modifica la circulación en la región bulbar y ejerce una tracción
sobre el bulbo raquídeo. Se puede suponer una relación entre
estos hechos y la acción de la postura sobre la imagen
cenestésica de nuestro cuerpo.

Centro frontal

Nosotros hemos estudiado muchas veces este centro.


Permítasenos aquí relatar una experiencia personal de
particular importancia.

El poder del cristianismo magia cristiana


316

Subsiguientemente al encuentro con nuestro Maestro espiritual,


a los 18 años, entramos en un período de intensa actividad
interior, de experiencias psíquicas sorprendentes y de
elaboración del pensamiento; pero de todo ese trabajo interior,
durante seis años, no derivó ni una conferencia, ni un artículo, ni
una tentativa de cuidar un enfermo por las ciencias psíquicas, a
pesar de las maravillosas condiciones materiales de que
gozábamos entonces.
Recordamos (Experiencias iniciáticas) que fue solamente al
sexto año de nuestra aspiración a la iniciación cuando hemos
practicado correctamente la convergencia ocular, es decir, la
concentración sobre la frente. Apenas comenzado este ejercicio,
publicamos tres pequeños folletos y comenzamos una gira de
conferencias. Luego nuestra actividad no ha cesado de aumentar,
no obstante las permanentes dificultades.
Es de notar que fue más tarde, alrededor de una veintena de años
después de nuestro encuentro con Arthéme Galip, cuando hemos
reparado en esta coincidencia y observado la ausencia absoluta
de iniciativas personales hasta el comienzo de la práctica de la
convergencia ocular con concentración sobre la frente, y el
principio, inmediato, de una actividad exterior sin cesar
creciente, permitiendo la manifestación de nuestra vida interior
mediante acciones.
Las circunvoluciones frontales anteriores son el asiento del
espíritu de iniciativa y los sujetos a los cuales se les ha
practicado la lobectomía frontal conservan muchas de sus
facultades, de sus automatismos sociales conscientes; pero
pierden totalmente la iniciativa personal.
Esto nos conduce a observar que llevar la concentración del
espíritu hacia una región de la corteza cerebral, estimula las
facultades localizadas en esta región.

Doctor Lefebure
317

Hemos hecho múltiples experiencias en este aspecto. Por llevar


la concentración sobre una región de la corteza cerebral,
entendemos imaginar una pequeña nube luminosa en una
porción localizada de nuestro cerebro hacia la superficie.

Nos ha parecido observar que al llevar esta imagen sobre uno u


otro de los lóbulos temporales, zona de la audición, nuestra
sensibilidad musical aumentaba; el balanceo lateral también
facilitaba esta concentración alternativa en uno y otro lóbulo
temporal y, al mismo tiempo, nos hacía más sensibles al ritmo
musical.

Asimismo hemos observado que concentrarnos, en el momento


del adormecimiento, en un pequeño sol interior del tamaño de
una bolita es particularmente fácil en el foco anterior del ovoide
craneano. Es precisamente en esta región donde está situado el
centro del sueño. La región posterior del cerebro, donde estaría
situado el centro del estado de vigilia, parece iluminarse más
fácilmente al despertar.

Nuestra experiencia personal parece establecer una correlación


neta entre la actividad característica de una localización cerebral
y la concentración, bajo forma de imagen mental luminosa, del
pensamiento en ese centro. La concentración favorece la
actividad del centro y recíprocamente, la actividad de un centro
ayuda a concentrarse allí. En todo caso, de lo que estamos
seguros, por propia experiencia, es de que la convergencia ocular
en el centro frontal lleva al espíritu hacia la acción.

El centro de la epífisis

La Iglesia ha reconocido siempre un punto anatómico


fundamental: el que está situado en el centro del cráneo y cuya
posición precisa la aureola de los santos.

El poder del cristianismo magia cristiana


318

Recojamos sobre este punto los datos que el estudio de las


tradiciones relativas a la aureola puede proporcionarnos. La
forma de la aureola es circular. La luz emana de un punto o de
una pequeña esfera luminosa. La aureola tiene el aspecto de un
halo de arco iris.

La formación de un arco iris necesita la existencia de una fuente


luminosa y de una materia en finas partículas, gotitas o polvos
acumulados en una nube.

La existencia de la aureola confirma las afirmaciones de la


teosofía, según las cuales el hombre invisible está rodeado de
una envoltura formada de materias sutiles, de nubes diversas,
tanto más tenues y permeables a la luz que brota de los centros
psíquicos del ser cuanto más evolucionado es el sujeto.

Para que haya un halo alrededor de la cabeza del santo, es


necesario no sólo que del centro de su cráneo surja un rayo, sino
también que el santo esté rodeado de una materia afinada, de una
envoltura homogénea y purificada. Esta envoltura es la
expresión astral de las tendencias materiales que nos atan a la
tierra.

Notemos, de paso, que el estudio de la aureola nos aclara


admirablemente el problema de la analogía del microcosmos y
del macrocosmos.

En una nube, cada minúscula gota crea un arco iris casi


microscópico. La fusión de todos estos pequeños arco iris
orientados idénticamente crea un gran arco iris. El conjunto
aparece semejante a cada una de las partes, por numerosas y
variadas de tamaño que sean. El proceso no se limita a los arco
iris formados por un rayo de sol que atraviesa gotitas de agua,
arco iris por refracción.

Doctor Lefebure
319

Cuando un automóvil circula por los confines del desierto, de


noche, en un período en que el aire calmo está cargado de finos
polvos de arena, se puede observar alrededor de los faros un
bello arco iris circular. El fenómeno es provocado por la
difracción: cada microscópico grano de arena produce el mismo
efecto que el parpadeo que nos hace ver gamas de variados
colores.

La similitud del todo y de cada componente del macrocosmos y


del microcosmos es aún más manifiesta.

Esta aureola que rodea las cabezas santas e inteligentes está toda
impregnada por el principio de analogía, cuya importancia va
descubriendo la ciencia.

Digamos algunas palabras acerca del color de esta aureola. De


ordinario se la representa con tintes dorados. Es el color del sol,
e igualmente, del sodio incandescente, el metal que presenta la
mayor afinidad con el oxígeno y, si se nos permite esta analogía
un poco sumaria, el más capaz de amor.

Reparemos en que el color dorado es el color del polen de la


mayoría de las flores y que el color amarillo se encuentra en el
ovario femenino: el cuerpo amarillo que sigue al óvulo después
de su descenso. Este color aparece ligado a la reproducción, con
el añadido de las simetrías entre el reino vegetal y el reino
humano. Está ligado a la reproducción y al amor. Quizá sea ésta
la razón por la cual los videntes descubren tal color en la aureola
de los santos.

En la mayoría de los cuadros de pintores célebres esta aureola se


halla atravesada por una cruz de luz, cuyos bordes divergentes
marcan la dirección de los rayos, que no dejan ninguna duda de
que el centro de la aureola se encuentra en el interior del cráneo.

El poder del cristianismo magia cristiana


320

Cabe destacar que la tradición dejada por los mejores pintores


cristianos señala que el nombre de Gólgota, sitio donde fue
crucificado Jesús, significa lugar del cráneo.

¿Por qué cada evangelista insiste tanto en el verdadero sentido de


este término de Gólgota, cuya sola sonoridad tiene algo de
formidable, de trágico y de grandioso? ¿Por qué San Mateo, San
Marcos, y San Juan tradujeron el vocablo como aludiendo a
algún terrible secreto y de modo que sólo los iniciados
comprendieran la importancia del texto?

San Marcos nos dice: y le llevaron al lugar del Gólgota, que


quiere decir lugar de la Calavera (15, 22). San Juan: y llevando
su cruz, salió al lugar que se dice de la Calavera y en hebreo
Gólgota (19, 17). San Mateo: llegando al sitio llamado Gólgota,
que quiere decir el lugar de la Calavera (27, 33). ¿Cómo no
relacionar este lugar del cráneo, donde fue crucificado Jesús,
con ese cruce de todas las fibras nerviosas, que pasan del cerebro
a los órganos de la vida de relación, los músculos y los sentidos?
Estas cruces se producen a niveles variables; el bulbo raquídeo y
el quiasmo óptico (cruce de los nervios ópticos, situado detrás de
las órbitas) constituyen dos ejemplos particularmente
sorprendentes y de los cuales el punto de equilibrio, punto medio
entre todos los cruces, parece ser la epífisis. Mientras tanto,
haciendo juego con el sistema nervioso cuyo centro geométrico
de acusación es la epífisis, las líneas de los huesos craneanos
convergen hacia la base de la hipófisis y dibujan una cruz ósea.

Esta cruz, que ya se nos apareció claramente en el movimiento


elemental de toda combinación química, este signo que Jesús ha
evocado a propósito del grano de mostaza, cuya flor es una
crucífera, símbolo de la fe que mueve las montañas, lo volvemos
a encontrar en el mismo nombre de la pequeña loma donde
murió crucificado: el Gólgota.

Doctor Lefebure
321

El místico investigador de las corrientes invisibles de sus


cuerpos sutiles la descubre bajo el aspecto de una cruz de luz
cuyo centro se halla en la epífisis. Evidentemente, el signo de la
cruz no estaba inscrito solamente en el lugar de la calavera, el día
del Gólgota, sino en todos los cráneos de la creación, en la
estructura misma del cosmos.

Quien me ame que tome su cruz y me siga, no significa


solamente soporta con coraje los sufrimientos que tendrás por
mi causa, sino también: Por balanceos de derecha a izquierda y
de adelante hacia atrás despierta esta vibración en cruz que
llevarás sin cesar en pensamiento al Gólgota de tu epífisis en este
tercer ojo, atrofiado en el plano físico; pero al que se aplica la
frase el ojo es la lámpara del cuerpo.

Si Descartes ha hecho de esta epífisis el asiento del alma, si


algunos han querido ver allí la sede del Yo y otros el ojo místico,
es porque todos han sido tocados por la posición geométrica
particular de esta glándula, en el centro de la extremidad mayor
del ovoide craneano, en el punto de equilibrio de los cruces de
las vías motrices y de las vías sensoriales y, además, por su
incontestable significación de tercer ojo atrofiado.

Todas las sospechas pesan sobre la epífisis (véase nota),


podemos decir, y si resulta ahora innegable que el órgano físico
es de poca importancia, no es menos verdadero que la tradición
cristiana localiza el punto de origen de la luz de los santos en la
región epifisaria, centro de la aureola y de la cruz de luz. Por sus
relaciones con la luz interior y su unión con el tercer ojo
atrofiado, el punto epifisario está especialmente ligado al
ejercicio de convergencia ocular.

Nota: recordamos que han muerto niños de crisis extraordinarias de misticismo, como
consecuencia de un tumor en la epífisis (Homologías).

El poder del cristianismo magia cristiana


322

Esta convergencia nunca es tan fácil como cuando el punto de


concentración mental se halla en la región epifisaria. Esta
aureola aparece otras veces en las estatuas de los santos, con el
centro situado en el lugar de la tonsura de los sacerdotes.
La tonsura, por la diferencia de temperatura con la zona vecina
del cuero cabelludo, facilita la concentración del espíritu sobre
una zona próxima a la cúspide del cráneo, situada un poco detrás
de ésta.
El tercer ojo de los saurios se abre entre los parietales. ¿Esta
diferencia de localización tiene relación con la tradición de la
tonsura, que está ubicada un poco hacia atrás? Sea como sea, los
movimientos de rotación de la cabeza despiertan el sentimiento
de un torbellino que presenta en su centro una especie de cavidad
cónica cuya cima está situada cerca del emplazamiento de la
tonsura, aunque un poco más adelante. El yo puede entrar y salir
libremente a través de esta cavidad, porque este yo está unido a
un punto que se mueve libremente. Es sorprendente, pero es así.
Es a este misterio, quizá, que hace alusión la corona de espinas.
El cuerpo etérico representa la planta en el hombre; una corona
vegetal es el símbolo, la traducción en el plano físico del
desarrollo de la cabeza etérica, alrededor de la cabeza física,
consecuencia de los balanceos y rotaciones de la cabeza mística.
La nueva vida de eremita

Los diversos entrenamientos de Yoga y de la vida mística son


cada vez más necesarios para contrarrestar la tendencia de la
vida moderna a dispersar la atención. Constituyen la verdadera
solución de ciertos problemas que nos planteamos.

Nos hallamos en el fin de un período en el cual los eremitas son


cada vez menos numerosos, tanto en los países cristianos como
entre los tibetanos, último refugio de los solitarios.

Doctor Lefebure
323

Tal disminución se halla en relación con el aumento del


materialismo en el planeta. Asoma la aurora de una época
inversa, en que se pregunta uno lo que podrán hacer en sus
cohetes los astronautas durante sus largos viajes. Se habla de
colocarlos en estado de vida ralentizada; pero nada prueba que
despertarán frescos y dispuestos. Es de notar que su vida en el
cohete será posible sin consumo, gracias a las algas que les
proveerán de oxigeno y alimento, viviendo éstas de los desechos
humanos y los de algunas aves. Los verdaderos ermitaños
necesitan mucho menos. En suma, será posible crear en
miniatura, dentro del cohete, el ciclo de los seres vivientes sobre
la tierra que, en definitiva, viven de la captación de la luz solar.

El astronauta no se aburrirá si utiliza su tiempo en la práctica del


yoga. Al partir será un ser ordinario y volverá dotado de poderes
psíquicos. Podrá efectuar largas estancias en los satélites
artificiales o en los observatorios planetarios, de donde no se
puede salir más que raramente y con escafandra. Aunque privado
de biblioteca no se aburrirá, de modo que las dos maneras de
conquistar el reino de los cielos se afianzarán mutuamente.

El poder del cristianismo magia cristiana


325

EL ESTREMECIMIENTO EN ESPÍRITU

El evangelio nos habla del estremecimiento de Jesús sólo a


propósito de un acontecimiento de su vida: la resurrección de
Lázaro. Jesús entonces, llorando, se conmovió en espíritu y
turbose (Juan 11, 33). y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí
mismo, vino al sepulcro (Juan 11, 38). Tal conmoción no es
consecuencia de una emoción banal. Jesús por medio de su
clarividencia, anuncia la muerte de Lázaro y parece
experimentar felicidad por esa muerte, dado que le daba
oportunidad de probar su poder; y huélgome por vosotros, que yo
no haya estado allí, para que creáis; mas vamos a él (Juan 11,
15).
¿Qué es estremecerse? Es estar agitado por un temblor. No es ni
el pesar ni el miedo quienes han provocado este temblor. Aquí
debemos recordar un tercer ejercicio iniciático que, en el
momento del máximo esfuerzo, provoca un temblor rápido, una
conmoción fácilmente perceptible para el observador: se trata de
tensiones estáticas. Todos los músculos del cuerpo se contraen
simultáneamente, de suerte que ningún movimiento puede
producirse. La contracción sincrónica de los músculos agonistas
y antagonistas anula los desplazamientos en el plano físico y la
energía potencial puesta en acción mediante este procedimiento
puede ser dirigida hacia el plano psíquico.
Mediante el método de las tensiones estáticas hemos logrado
con éxito manifestarnos a distancia con gran precisión y
verificaciones incontestables (véase nota).

Nota: Experiencias iniciáticas.

El poder del cristianismo magia cristiana


326

Empleando la misma técnica, hemos logrado desviar la caída de


una gota de aceite, a distancia, en el aparato ideado por M.
Bertrand de Cressac.

Las tensiones estáticas constituyen la técnica mágica que permite


movilizar rápidamente la mayor cantidad de fluido o fuerza
oculta, acumulado por otros ejercicios y un largo entrenamiento
anterior. Nada en el Evangelio permite afirmarlo
categóricamente, pero es muy posible que este temblor de Jesús
fuera el signo exterior del poderoso gesto secreto. Porque, para
el más grande de sus milagros, exceptuando su propia
resurrección, era normal que recurriese al más fuerte de todos los
ejercicios iniciáticos.

Nos afirma en esta hipótesis la expresión conmoción en espíritu.


Característica esencial de estas contracciones estáticas es su
extraordinaria facilidad para repetirse en pensamiento, lo que
da por resultado una sensación subjetiva absolutamente perfecta
de separación del alma y del cuerpo. El alma estalla entonces en
múltiples radiaciones y esta es la fuerza que suponemos fue
origen de la resurrección de Lázaro (véase nota).

Nota: Para la descripción detallada de este ejercicio, ver Les quatre clés du royaume de Dieu
(Aryana, París).

Doctor Lefebure
327

JESÚS SE BALANCEA

Todo Oriente se balancea orando, tanto israelitas como


musulmanes, tibetanos o hindúes.

¿Por qué? Porque el balanceo del cuerpo y de la cabeza al ritmo


natural es la mejor manera de tomar conciencia del ritmo de sí
mismo. El ritmo, la ondulación, es un fenómeno universal, un
aspecto de Dios; aprender a amar el ritmo, es aprender a amar a
Dios. Además, el doble invisible, semimaterial del cuerpo
humano, se balancea conjuntamente, arrastrado por él, pero,
dotado de cierta inercia, tiende a sobrepasar el cuerpo físico a
cada oscilación y toma una oscilación propia análoga a los
grandes ritmos cósmicos. Por el balanceo regular en la plegaria,
el alma está menos atada al cuerpo y un poco más en contacto
con lo invisible. Grandes fenómenos místicos pueden tener lugar
mediante la perseverancia en los balanceos rápidos, combinados
con largas respiraciones y cuyo ritmo sólo es ligeramente
cortado por ese balanceo.

El balanceo es un tanto el retorno al primero de los movimientos


de locomoción: el movimiento de la serpiente. Sé astuto como la
serpiente, como ella flexible y secreta. He aquí algunas
cualidades del carácter ligadas al movimiento sinuoso de la
columna vertebral.

Observemos a este respecto la acumulación en el hombre de los


progresos y de las cualidades de las diferentes especies animales:
gracias a su inteligencia viaja por el aire mejor que el pájaro y
debajo del agua más rápidamente que el pez.

El poder del cristianismo magia cristiana


328

Gracias a los ejercicios mágicos, puede adquirir la adaptabilidad


de la serpiente a las formas que desee contornear, en virtud de la
facultad ligada a los movimientos serpentinos de la columna
vertebral, y asociar esta cualidad a la dulzura y a la blancura de
alma de una paloma. Se lo procuran las respiraciones y la
convergencia ocular.

El primer balanceo es el balanceo lateral de derecha a izquierda.


Es el que efectúa el oyente de música cuando está subyugado por
el ritmo. Es el del niño cuando se duerme. Sus raíces
psicofisiológicas son muy profundas.

El ritmo del hálito durante este movimiento es importante: una


pequeña inspiración cuando la cabeza se inclina hacia la derecha,
un tiempo de retención, luego una nueva inspiración cuando la
cabeza se inclina hacia la izquierda, y así hasta que los pulmones
estén llenos, e inversamente cuando se expira.

Por su perfecta simetría en relación al plano vertical mediano


anteroposterior, este movimiento es la imagen misma del karma,
del retorno invertido de las consecuencias de nuestros actos.

El Cristo, cuya obra entera expresa lo que había de mejor en las


tendencias religiosas de su época y que conoció este
movimiento, lo ha enseñado y aconsejado vivamente; lo hacía
aun muriendo en la cruz: las tradiciones pictóricas nos muestran
su cabeza inclinada sobre el hombro y no pendiendo hacia
adelante, como la de un cadáver.

Sea cual fuere la plegaria de nuestro culto, balanceémonos de


derecha a izquierda al repetirla.

Estaremos más en contacto con el mundo invisible y sus


ángeles y con el ritmo universal de Dios.

Doctor Lefebure
329

Es fundamental respirar lentamente durante los balanceos,


retener largo tiempo el aire, mientras los balanceos continúan.
Este modo respiratorio despierta el amor. Hemos de despertar el
amor a los balanceos, es decir al ritmo universal, que es también
justicia cósmica y un aspecto muy profundo del amor de Dios
(véase nota).
Mediante la práctica del balanceo lateral asociado a la
respiración lenta, profunda y cortada regularmente por tiempos
de retención, nuestra inteligencia entera se impregnará del
espíritu de ritmo y de simetría. Comprenderemos que sólo una
práctica tal ha podido otorgar la energía viva y las palabras
simétricas del Cristo, cuya acción es igual a la reacción y donde
todo ocurre a nivel de la tierra. Otras palabras del Cristo traducen
esa simetría particular que une la tierra al cielo. Es una simetría
acompañada de ampliación considerable, de acuerdo a las leyes
de analogía del microcosmos y del macrocosmos.

Estas palabras responden al ritmo del balanceo anteroposterior,


en el cual la cabeza, proyectada primero hacia el pecho, es
rechazada hacia arriba y hacia atrás. Este balanceo
anteroposterior no es de un simetría semejante a la del balanceo
lateral. Sus fundamentos fisiológicos son profundos: el conejo
herido de muerte echa en sus últimas convulsiones la cabeza
hacia atrás. Los datos neurológicos modernos confirman la
relación de este movimiento con la exteriorización de la
consciencia.
Diversas variedades de rotación de la cabeza engendran un
remolino del líquido cefalorraquídeo que impregna el cerebro, lo
limpia y lo nutre, favoreciendo su funcionamiento. Esto,
naturalmente a condición de no ejecutar estas rotaciones hasta el
vértigo.
Nota: Experiencias iniciáticas.

El poder del cristianismo magia cristiana


330

El líquido cefalorraquídeo se pone en movimiento mediante


estos balanceos y, sobre todo, por las rotaciones de cabeza; así
como el líquido endolinfático del oído interno que también es
puesto en movimiento, como lo testimonia el vértigo, cuando los
movimientos de la cabeza llegan a ser muy vivos.

La nutrición del cerebro se realiza de un modo particular: el


líquido cefalorraquídeo asegura lo esencial y la circulación
sanguínea aporta el resto. Este líquido cefalorraquídeo se
encuentra repartido en dos masas principales: una napa curva en
la superficie, entre el cráneo y la sustancia gris y una masa
central entre los dos ventrículos laterales, que se comunican.

Tal disposición de las masas líquidas es infinitamente más


sensible a los movimientos que una red vascular que fije la
marcha de la sangre como vagones sobre rieles. En napas y en
masas, los remolinos se mueven en todo sentido.

Evidentemente, la napa superficial del líquido cefalorraquídeo es


desplazada sobre todo por las rotaciones de la cabeza; las dos
masas profundas laterales que se comunican mediante los
balanceos laterales; el líquido que impregna la médula y el
ventrículo central es movilizado principalmente por el balanceo
anteroposterior.

Es decir, que es muy conveniente la práctica de estos


movimientos aun si no se buscan sus efectos místicos, pues
tienen un excelente efecto estimulante sobre toda la actividad
cerebral.

Es preciso practicarlos con mesura. Las flexiones exageradas


del cuello, los choques brutales y las posiciones extremas
producen efectos desfavorables en la imaginación, provocando
ensueños eróticos.

Doctor Lefebure
331

Este es un hecho extraño que conviene profundizar (puede


relacionarse con las tracciones exageradas de la médula espinal
en estas flexiones forzadas; conocemos varios casos de hombres
que, practicando posturas de yoga, presentaron eyaculaciones
espontáneas durante la ejecución de ejercicios que provocan una
fuerte elongación de la médula, en particular flexiones o
extensiones forzadas de la nuca).
Esto aclara los efectos de los balanceos, acerca de los cuales la
zoología comparada aporta interesantes sugestiones. En efecto,
el cerebro posterior-inferior se halla especialmente desarrollado
en los seres primitivos y el superior-anterior en los seres
evolucionados. El posterior-inferior es en el hombre el asiento de
la vitalidad y de los sentimientos groseros.
Es muy probable que el balanceo posterior estimule la
proyección de la sangre y del líquido raquídeo, sobre todo en las
regiones posterior e inferior del cerebro. No debe ser utilizado
más que en dosis mínimas, como estimulante de la actividad en
la vida vegetativa. Tal balanceo es utilizado por los primitivos
únicamente en sus danzas, que terminan en estados de excitación
sadomasoquista.
Por el contrario, el balanceo anterior, lento y que no actúa sobre
la médula sino que interesa a toda la columna vertebral, lanza el
líquido cefalorraquídeo y la sangre a las regiones anterior y
superior del cerebro. Tal es el movimiento de la plegaria
musulmana.
El balanceo posterior es quizá un gesto de orgullo, de crueldad,
de desprecio, de aislamiento, de ensueños estériles, en tanto que
el balanceo anterior es un gesto de humildad, de dulzura, de
buenas relaciones sociales. No obstante, en dosis razonables, el
balanceo posterior favorece enormemente la separación
consciente del cuerpo y del alma.

El poder del cristianismo magia cristiana


332

No debemos tomar por manifestación del espíritu los efectos de


las prácticas de yoga sobre la circulación cerebral. Hemos visto
con nuestros propios ojos, y verificado muchas veces en
condiciones que no dejan lugar a dudas, al yogui Clemendore
provocar una turgencia asombrosa de las partes blandas de su
región frontal de alrededor de un centímetro de extensión en su
frente y que interesaba no sólo a los grandes vasos, sino también
a los tejidos.

Tal turgencia era obtenida en veinte segundos, en el transcurso


de una retención respiratoria, sin contracción ni tensión
particular de los músculos del cuello. Ningún yogui occidental ni
nosotros mismos, ha podido realizar esa experiencia, aunque
haya logrado retenciones respiratorias tan largas como las de
Clemendore.

Esto que el yogui obtiene a voluntad sobre la piel y los tejidos


subcutáneos de la región frontal, puede también obtenerlo en las
diversas regiones de su cerebro, lo que le permite pasar a estados
psíquicos supranormales.

Dichas prácticas fueron conocidas por Jesús, pues estaban en su


época tan difundidas como hoy en Asia Menor. Sin duda, han
regido el balanceo de su pensamiento. He aquí algunos de sus
preceptos que podemos repetir, mentalmente o en voz alta,
mientras nos balanceamos, tal como lo ha hecho «él».

Algunas frases de Jesús cuyo balanceo es particularmente visible

Evangelio según San Mateo. Las nueve beatitudes y


especialmente:

Bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán


consolación.

Doctor Lefebure
333

Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque


ellos serán hartos.

Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán


misericordia.

A cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, preséntale


también la otra.

Y al que quisiere ponerte a pleito y tomarte tu ropa, déjale


también la capa.

Y a cualquiera que te cargare una milla, ve con él dos.

Porque si perdonáreis a los hombres sus ofensas, os perdonará


también a vosotros vuestro Padre Celestial.

Mas si no perdonáreis a los hombres sus ofensas, tampoco


vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Así que, todas las cosas que quisiérais que los hombres hiciesen
con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta
es la ley y los profetas.

Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta y


espacioso el camino que lleva a perdición y muchos son los que
entran por ella.

Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la


vida, y pocos son los que la hallan.

De gracia recibisteis, dad de gracia.

El poder del cristianismo magia cristiana


334

Y si la casa fuera digna, vuestra paz vendrá sobre ella: mas si no


fuera digna, vuestra paz se volverá a vosotros. Lo que yo os digo
en las tinieblas, díganlo en pleno día y lo que os he dicho al oído
predíquenlo sobre los tejados.

Cualquiera pues, que me confesare delante de los hombres, le


confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos;
y cual me negare delante de los hombres, le negaré delante de mi
Padre que está en los cielos.

El que hallare su vida, la perderá y el que perdiere su vida, por


causa de mí, la hallará.

El que recibe profeta en nombre de profeta, merced de profeta


recibirá; y el que recibe justo en nombre de justo, merced de
justo recibirá.

Porque como estuvo Jonás en el Vientre de la ballena tres días y


tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la
tierra tres días y tres noches.

Porque a cualquiera que tiene, se le dará y tendrá más; pero al


que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, el cual


es la más pequeña de las simientes, mas cuando ha crecido es la
mayor de las hortalizas y se hace árbol.

Todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo


lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

Y cualquiera que dejare casa, o hermanos o hermanas, o padre


o madre, o mujer o hijos, o tierras por mi nombre, recibirá cien
veces tanto, y heredará la vida eterna.

Doctor Lefebure
335

Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el


mayor en el reino de los cielos.

Mas muchos primeros serán postreros y postreros primeros.

Porque el que se ensalzare será humillado; y el que se humillare,


será ensalzado.

Porque a cualquiera que tuviere, le será dado y tendrá más; y al


que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado.

Evangelio según San Marcos.

Con la medida que medís, os medirán otros y será añadido a


vosotros los que oís. Porque al que tiene, le será dado; y al que
no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

Porque el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que


perdiere su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.

Vende todo lo que tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el


cielo.

No hay ninguno que haya dejado casa o hermanos o hermanas,


o padre o madre, o mujer o hijos, o heredades por causa de mí y
del evangelio, que no reciba cien tantos ahora en este tiempo,
casa, hermanos y hermanas y madres e hijos y heredades, con
persecuciones y en el siglo venidero la vida eterna.

Cualquiera que quisiere hacerse grande entre vosotros, será


vuestro servidor.

Dad lo que es de César a César; y lo que es de Dios a Dios.

Amarás a tu prójimo como a tí mismo.

El poder del cristianismo magia cristiana


336

Evangelio según San Lucas.

No juzguéis y no seréis juzgados: no condenéis y no seréis


condenados: perdonad y seréis perdonados.

Dad y se os dará... porque con la misma medida que midiereis,


os será vuelto a medir.

Porque no hay cosa oculta, que no haya de ser manifestada; ni


cosa escondida, que no haya de ser entendida y de venir a luz.

Porque a cualquiera que tuviere, le será dado; y a cualquiera


que no tuviere, aun lo que parece tener, le será quitado.

En cualquier casa donde entráreis, primeramente decid: Paz sea


en esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz
reposará sobre él; y si no volverá a vosotros.

Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros


perdonamos a todos los que nos deben.

Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.


Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al
que llama, se abre.

El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge,


desparrama.

Y os digo que todo aquel que me confesare delante de los


hombres, también el Hijo del hombre le confesará delante de los
ángeles de Dios.

A cualquiera que fue dado mucho, mucho será devuelto a


demandar de él; y al que enconmendaron mucho, más le
será pedido.

Doctor Lefebure
337

Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios.

¿Pensáis que he venido a la tierra a dar paz? No, os digo, sino


disensión. Porque estarán de aquí adelante cinco en una casa
divididos; tres contra dos y dos contra tres.

El padre estará dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre;


la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra
contra su nuera, y la nuera contra su suegra.

Y he aquí, son postreros los que eran los primeros; y son


primeros los que eran los postreros.

Porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se


humilla será ensalzado.

Cuando haces comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus


hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; porque también
ellos no te vuelvan a convidar y te sea hecha compensación.

Mas cuando haces banquete, llama a los pobres, los mancos, los
cojos, los ciegos.

Y serás bienaventurado; porque no te pueden retribuir, mas te


será recompensada en la resurrección de los justos.

El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que


en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.

Pues si en las malas riquezas no fuisteis fieles ¿quién os confiará


lo verdadero?

Porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios


es abominación.

El poder del cristianismo magia cristiana


338

Cualquiera que procurare salvar su vida, la perderá; y


cualquiera que la perdiere, la salvará.

Pues yo os digo que a cualquiera que tuviere, le será dado; mas


al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado.

Evangelio según San Juan.

El que viene tras mí, es antes de mí.

Destruid este templo y en tres días lo levantaré. Mas él hablaba


del templo de su cuerpo.

El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece y yo


en él. Como me envió el Padre viviente y Yo vivo por el Padre,
asimismo el que me come, también vivirá por mí.

Yo, para juicio he venido a este mundo; para que los que no ven,
vean; y los que ven, sean cegados.

Yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Tengo poder para


ponerla y tengo poder para volverla a tomar.

Mas si las hago aunque a mí no creáis, creed a las obras; para


que conozcáis y creáis que el Padre está en mí y yo en el Padre.

El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este


mundo, para vida eterna la guardará.

Como os he amado, que os améis los unos a los otros.

Si guardáreis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo


también he guardado los mandamientos de mi Padre y estoy en
su amor.

Doctor Lefebure
339

En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y


vosotros en mi, y yo en vosotros.
Si estuviereis en mí y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid
todo lo que quisiereis y os será hecho.
Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí
mismo.
Apocalipsis de San Juan.
Yo soy el primero y el último; y el que vivo y he sido muerto.
El que lleva en cautividad, va en cautividad: el que a cuchillo
matare, es necesario que a cuchillo sea muerto. Aquí está la
paciencia y la fe de los santos.
Tornadle a dar como ella os ha dado y pagadle al doble según
sus obras. En el cáliz que ella os dio a beber, dadle a beber
doblado.

Yo soy Alfa y Omega, el principio y el fin.

La ciudad está situada y puesta en cuadro y su largura es tanta


como su anchura.

El que es injusto, sea injusto todavía. Y el que es sucio, ensucíese


todavía: y el que es justo, sea todavía justificado: y el santo sea
santificado todavía.

Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las


plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las
palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del
libro de la vida y de la santa ciudad y de las cosas que están
escritas en este libro.

Yo soy Alfa y Omega, principio y fin, primero y postrero.

El poder del cristianismo magia cristiana


341

EL ALFA Y LA OMEGA

Yo soy el Alfa y la Omega (Apocalipsis según San Juan 1, 8). Esta


célebre frase se relaciona con el comienzo del Evangelio según
San Juan: en el principio era el verbo.

Debemos también vincularla con lo que se podría llamar el


nombre natural de Dios. Así como uno de los aspectos de Dios
es la totalidad de lo que existe, lo análogo de Dios, la imagen de
Dios en un mundo dado, es la totalidad de ese mundo. En el
mundo de los sonidos, lo único verdaderamente a imagen de
Dios se encuentra en el sonido obtenido por la fusión de todas
sus frecuencias. En el piano, el sonido que se obtiene tocando
todas las notas al mismo tiempo es el más próximo al sonido
divino. O el obtenido por un aparato electrónico que diera
simultáneamente, no sólo todas las notas audibles, sus sostenidos
y bemoles, sino también las frecuencias intermedias.

No se puede cantar este sonido, porque nuestras cuerdas vocales


no emiten más que un sonido por vez.

Las religiones han elegido, para designar a Dios y entrar en


comunicación con el cosmos, un sonido que se acerca tanto
como es posible a este sonido total ideal, un sonido que, cantado,
está formado por un deslizamiento sobre todas las notas, de la
posición más abierta de la boca a la posición más cerrada.

Observemos que el zumbido emitido con la boca cerrada acarrea


una vibración de todos los huesos del cráneo, y que éstas son las
más numerosas vibraciones que puede emitir simultáneamente el
ser humano.

El poder del cristianismo magia cristiana


342

El zumbido emitido con la boca cerrada, empujando el sonido


hacia el cráneo de modo que hace vibrar la frente, es el que más
se aproxima al sonido total, imagen de Dios en el mundo de los
sonidos.

Recordemos el poder de organización del sonido en la materia,


revelado por el experimento de Chiadni, mediante las figuras que
aparecen en la fina capa de polvo depositada sobre una placa
vibrante. Vemos allí el poder creador del sonido, que provoca un
movimiento de la materia.

La palabra, el sonido que es símbolo de un movimiento, es el


verbo. Las figuras de Chiadni nos demuestran en el mundo
material lo que es el verbo creador.

Retornemos a los místicos, especialmente a los de Oriente. Ellos


han utilizado en todos los tiempos este poder creador del verbo,
pero en el plano del espíritu: mediante la repetición de un sonido
unos instantes cada día, durante años, modifican su psiquismo,
modelan su alma y construyen estructuras finas y delicadas en
sus cuerpos invisibles.

Para quien no se ha entregado a este entrenamiento, tal repetición


de una misma palabra parece, a priori, monótona y
adormecedora. Querría por lo menos un cambio; mas ¿que
pensaría de un constructor que, para edificar una casa, condujera
todos los días su camión cargado de materiales, a lugares
diferentes y alejados de la casa, bajo pretexto de que así el
trabajo es menos monótono? ¿Qué pensaría del físico que, para
demostrar el poder físico del verbo, cambiara varias veces la nota
con que hace vibrar la placa en su experiencia, de manera que
destruye formas admirables antes de ser construidas? La
experiencia prueba que la concentración del espíritu en un solo
sonido, repetido en su ritmo correcto, es muy agradable.

Doctor Lefebure
343

El místico que construye su ser eterno y para la vida eterna, elige


un sonido que le parece mejor reflejo que otro de la totalidad del
cosmos, lo fija y lo repite toda su existencia, diariamente, a veces
hasta cuando está ocupado en sus obligaciones cotidianas.

Quien busca la vía divina extrae un solo sonido de la unión de la


música y de la palabra, que es para él la expresión de lo divino;
y puesto que este sonido a imagen del cosmos es el mejor de
todos, lo fija, lo desarrolla sin cesar y, en recompensa de este
trabajo, arduo al principio, descubre un nuevo aspecto del
pensamiento y logra la intensificación progresiva de la
conciencia mediante la concentración del espíritu en una idea,
repetida diariamente durante años.

Comprende, entonces, que su creador está en él, cuando su


pensamiento, cesando de ser discursivo, se fija en un punto,
aunque sea algunos instantes por día; debe ser un punto que no
varíe de un día a otro, sino al contrario, siempre el mismo a lo
largo de la existencia (véase nota). Entonces realiza la
experiencia de la hiperconciencia por la concentración del
pensamiento, y conoce, en esta hiperconciencia lo que es ser más
grande y recibir a su creador.

Este fenómeno no tiene nada que ver con la atención: en esta


hiperconciencia, giran varios pensamientos alrededor de un
centro común; la atención sobre un tema dado puede ser débil, en
tanto que la concentración, la intensidad de vida interior es
inmensa. El problema de la atención escolástica es independiente
de la intensificación de la vida interior mediante la concentración
mental; esta última es un fenómeno especial como se puede
apreciar por la experiencia personal, un fenómeno que está en
toda preparación religiosa, cualquiera que sea.

Nota: Respiracióm rítmica y concentración mental, publicado en esta editorial.

El poder del cristianismo magia cristiana


344

No ha de pensarse que porque estemos hechizados en las delicias


de una hiperconciencia provocada por la concentración cotidiana
en un mismo punto, la atención, esa facultad de eliminar todos
los pensamientos salvo uno, será modificada en la vida corriente.
El beneficio del entrenamiento de la hiperconciencia mediante la
concentración cotidiana sobre la misma idea, reside en que en
torno a tal idea surgen sin cesar numerosas oleadas de
concepciones nuevas. En dichos momentos de hiperconciencia la
intuición se despierta y llegamos a constituir dentro de la
sociedad seres creadores, debido a las ideas nuevas que surgen
en nuestra conciencia. Conduciendo en nuestro interior al
creador, llegaremos a ser creadores en el mundo, contrariamente
a los intentos estériles que nos reserva la burocracia colectivista.

El místico extrae de las danzas un único ritmo, un único


movimiento, el balanceo, que confiere al ser humano el
sentimiento de la universalidad del ritmo, y elegido este
balanceo fija sobre él su espíritu hasta que este ritmo,
desprendiéndolo del cuerpo, le confunde con el cosmos.

Entre todas las formas el místico elige la más simple: el punto o


por lo menos una pequeña mancha brillante asíntota a un punto
y allí lleva, cada día, su atención durante algunos instantes, a fin
de que la concentración se despierte en torno a este punto, que
llega a convertirse en el centro de un sol resplandeciente.

El yo soy el Alfa y la Omega adquiere un sentido nuevo. Es el


AUM hindú, con un pequeño descarrío de transcripción, menor
sin embargo que el descarrío que existe entre este OM y el Allah
musulmán. Sin embargo, los muecines cantan la terminación de
Allah todas las noches, desde lo alto de los minaretes, como los
hindúes pronuncian su OM, aproximadamente como, según la
liturgia católica, es cantada la terminación del Dominus
vobiscum o del Kyrie Eleison.

Doctor Lefebure
345

Las religiones, que fueron largo tiempo un motivo de discordia


entre los hombres, llegarán a ser el principal instrumento de
concordia, cuando se consideren científicamente.

El poder del cristianismo magia cristiana


347

LA DESINTEGRACIÓN DEL ESPÍRITU

El fuego se cita a menudo en los Evangelios: Yo he venido como


un fuego sobre la tierra. Si este fuego ya existe ¿de qué sirve que
yo lo encienda? Así como en las agrapha (véase nota): quien está
cerca de mí, está cerca del fuego; quien está lejos de mí está
lejos del Reino (Evangelios apócrifos).
Mas lo interesante para nosotros es la llama del Espíritu Santo:
el día de Pentecostés, estaban todos reunidos. Y de repente vino
un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el que
hinchió toda la casa donde estaban sentados.

Y se aparecieron lenguas repartidas, como de Fuego, que se


asentó sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu
Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu
les daba que hablasen. (Hechos de los Apóstoles 11, 2-4).

Uno de los aspectos de Dios es la totalidad del Cosmos. En un


sistema dado, la imagen de Dios es la totalidad del sistema: entre
todo lo que podemos encontrar aquí abajo, el fuego es la imagen
que mejor representa a Dios y toca el conjunto de nuestro
sistema sensorial. Del fuego emanan la luz, el calor, el olor y el
sonido, cuya nota es comparable al sonido alfa y omega; todas
las formas imaginables estas mezcladas en su confuso
movimiento.

¿Cómo se enciende el fuego, aquí abajo? Por la concentración,


en una pequeña superficie, de una cantidad elevada de energía.
Nota: Palabras del Cristo, probablemente auténticas, que no forman parte de los Evangelios
canónicos y que han sido transmitidas por los Padres de la Iglesia.

El poder del cristianismo magia cristiana


348

En el fuego encendido con la lupa la energía solar es concentrada


en torno al foco. En el fuego del fósforo la energía acumulada
por el frotamiento en un espesor mínimo de materia combustible
alcanza para inflamarla. El desprendimiento de esta energía
liberada provoca nuevas reacciones.

El desprendimiento de la energía atómica no es muy diferente en


su principio: un ciclotrón acumula una enorme cantidad de
energía cinética, dando rapidez colosal a una pequeña partícula
de materia y esta partícula, bombardeando los átomos, los
quebrará, liberando la energía que mantiene su cohesión.

El místico no obra de otra manera cuando concentra toda su


energía sobre un punto, para que allí se libere una energía
especial, fuego al comienzo, pero pronto comparable a una
desintegración atómica, regulada como la que está en el origen
de la luz y del color solar.

Si Jesús volviera, quizá reemplazaría la palabra fuego por la de


desintegración atómica. La fulguración de los fenómenos
místicos nos recuerda más esta última.

En todo caso, los textos correspondientes del yoga nos muestran


que los místicos asiáticos habían descubierto un fenómeno
espiritual comparable a la desintegración atómica, mucho antes
de que nosotros hayamos sospechado este fenómeno: es la
lámpara que arde sin aceite.

Comprendemos el mecanismo de esta desintegración mental: el


místico lleva su espíritu al movimiento más simple, el balanceo,
y se deja mecer por él; conduce su espíritu a la palabra más
simple, el sonido total, y lo repite regularmente a lo largo de su
existencia; concentra su atención en la forma más simple, la que
es asíntota a la ausencia de forma, el punto.

Doctor Lefebure
349

Pero como el punto geométrico es una expresión abstracta, por


medio de una figura geométrica simple, pequeño círculo, o
pequeño triángulo, o pequeña cruz o bien un torbellino alrededor
de ese punto se obtiene tal noción. Asociando la respiración
retenida y concentrando el espíritu en un punto, todas las
mañanas, el fenómeno de desintegración del espíritu sobreviene
súbitamente, encendiendo en esta alma un nuevo sol que
iluminará a sus hermanos humanos.

El poder del cristianismo magia cristiana


351

EL AGUA DEL ALMA

Cuando el sueño se aproxima, el alma queda a menudo en


suspensión por un tiempo variable, entre el sueño y el estado de
vigilia.

A veces, pero no siempre, la fatiga física puede ser tan grande


que el sueño llegue de golpe sin que el alma haya comenzado
conscientemente a evadirse un poco. Algunas personas, aunque
no es el caso más frecuente, desconocen casi este estado de
ensueño.

Las condiciones físicas y morales obran grandemente en este


fenómeno tan fluctuante; el sueño se retarda a causa de un viaje,
por ejemplo, o de un asunto urgente, los ensueños llegan
entonces más vigorosos que habitualmente. Esto es
particularmente fácil de verificar si nos falta el sueño después de
36 horas y tal observación nos prueba nuevamente la relación
entre el ensueño y el sueño.

La separación brusca de un ser querido nos sumerge también en


este estado, en el curso del cual nos imaginamos estar cerca de
él.

El ensueño participa del sueño y del estado de vigilia: del


último posee la plena conciencia del yo, la lucidez de la
continuidad entre las diversas experiencias de la vida corriente
y comprende la del paso del estado activo al estado de ensueño.
Del estado de vigilia posee la fijeza de las imágenes, de los
conceptos y de las tendencias.

El poder del cristianismo magia cristiana


352

Es un encauzamiento hacia el estado de sueño, porque el cuerpo


se tranquiliza durante el ensueño. Las sensaciones externas se
esfuman; el ensueño se caracteriza por un comienzo de
exteriorización de nuestra imagen motriz: aunque nuestro cuerpo
esté muellemente extendido en un lecho, nos sentiremos cerca
del ser querido o paseando, en pensamiento, por una playa,
evocando el recuerdo de soleadas vacaciones. La exteriorización
de esta imagen motriz es muy inferior en intensidad y en realidad
a la del sueño.

Si el ensueño tiene mucho del sueño y del estado de vigilia,


conserva sin embargo su individualidad, lo mismo que el estado
líquido, intermediario entre el estado sólido y el gaseoso posee
caracteres netamente diferentes de los dos.

El estado líquido es un término de pasaje, pero no es equivalente


en extensión al sólido o al gas. El estado sólido abarca en el
hielo, a 273º; el estado líquido correspondiente, el agua, a 100º y
el estado de vapor de agua o estado gaseoso, varios millares de
grados, sobre 100ºC, hasta que el vapor se descompone, debido
al calor, en hidrógeno y oxígeno. El agua es una especie de
pasaje que conduce del hielo al vapor, pasaje cuya entrada está
definida con precisión, así como la salida, pero la extensión de
dicho pasaje es corta, comparada con la de los otros dos estados.

Lo mismo ocurre con el ensueño: el pasaje de la vigilia al sueño,


es tan diferente de una y otro como el agua del hielo y del vapor.
El ensueño es una necesidad para la vida de un alma como el
agua para la naturaleza viviente. Es un corto corredor entre el gas
y el sólido.

En las analogías entre el alma y el mundo, el agua es el ensueño.


Hay almas secas, únicamente volcadas hacia los bienes de la
tierra: las adivinamos sin ensueños.

Doctor Lefebure
353

En otros caracteres hay también, a veces, inundaciones: el


ensueño toma tal extensión, que invade el tiempo que debería ser
consagrado a la actividad. El alma, literalmente ahogada,
sumergida, no puede salir de una existencia imaginaria, que tiene
en lo sucesivo más interés para ella que el mundo exterior. Es la
enfermedad mental llamada esquizofrenia. No debemos a causa
de ella condenar al ensueño, como no vamos a secar los ríos y los
océanos porque causan inundaciones. Las tierras ricas están
sujetas a las inundaciones intermitentes, hasta que una irrigación
adecuada permita regularizar las aguas. El mismo Balzac tuvo en
su juventud un brote de esquizofrenia.

Hay muchas clases de aguas: los lagos tranquilos, los torrentes y


las cataratas, los pantanos, los mares; la sangre humana contiene
alrededor del 55% de agua y existen numerosas variedades de
ensueños: los desordenados, donde los psicoanalistas descubren
una fauna que no carece de interés; el impetuoso torrente de los
hombres de acción, como Napoleón que, durante la retirada de
Rusia, se consideraba conquistando el Asia. Existe el ensueño de
gran profundidad, donde las ideas arquetipo de la humanidad, y
aun las comunes a todos los seres vivientes, tejen y crean para
accionar seguidamente, a través de los ensueños, en la sociedad
humana.

El ensueño tiene, como el océano, ritmos complejos,


interferencias movientes: flujos y reflujos periódicos.
Observemos el retorno de los ensueños periódicos en un ciclo de
algunos días, en circunstancias de vida relativamente constantes.
¿Qué es el ensueño? En el estado sólido, las moléculas se atraen
unas a otras definiendo una forma del objeto. En el estado de
vigilia, un recuerdo llama a otro, próximo, asociado por una
adhesión íntima y definida, y esta cohesión, esta atracción
perpetua entre los recuerdos, permite tomar conciencia del yo, la
conciencia de vigilia.

El poder del cristianismo magia cristiana


354

En el estado gaseoso, las moléculas chocan vivamente y se


rechazan. Cuando dormimos, un nuevo sueño, una nueva imagen
que sobreviene echa a la precedente, de la que perdemos el
recuerdo. Por cierto, al despertar, podemos recordar dos o tres
sueños, pero durante el tercero, no recordamos ni el primero ni
el segundo. Hay, pues, una repulsión entre los recuerdos,
comparable a la que existe entre las moléculas del gas.

Al comienzo del estado líquido, las moléculas no se atraen lo


suficientemente como para estabilizar sus posiciones relativas.
En lugar de estar fijas unas en relación con otras, se desplazan en
todos los sentidos, aunque se atraen aún ligeramente.

¿Qué tiene de análogo con el ensueño? Los recuerdos no se


rechazan unos a otros; se atraen, puesto que el yo queda
coherente, consciente de ser un solo y mismo ser a través de
varias imágenes de ensueños. Pero son mucho más libres que en
la vida normal: tregua de las convenciones, de la moral y de las
costumbres impuestas. Los recuerdos se asocian allí según
corrientes misteriosas y cambiantes y la lucha contra si mismo
del moralista, que se resiste a sus ensueños es la del témpano que
no quiere derretirse. Aparentemente el ensueño es el refugio del
amor. En verdad, escondida en su fondo, se encuentra la fuente
del amor, así como la fuente de la vida se halla en el océano. El
ensueño es la sangre que nuestro corazón, que es la única víscera
de la cual Jesús tanto habló, hace latir.

Imaginemos un ensueño ideal. Breve pero intenso, limpio, claro


y luminoso, transportando gérmenes de creación, flexible y
disciplinado. Es el agua de un torrente en su fuente. Luego se
deja distribuir en los canales de irrigación. Mas si deseamos
sondear lo desconocido, entonces el ensueño se hace océano.
Ensueño breve, a fin de que inversamente al ensueño del
esquizofrénico, invada menos el tiempo de la acción.

Doctor Lefebure
355

Ensueño intenso en el cual la imagen cenestésica de nuestro


cuerpo llega a ser tan viva que parece más real que nuestro
cuerpo de carne, dándonos un sentimiento vivido de la
independencia del cuerpo y del alma. Ensueño puro y claro, que
nos eleva a través del espacio, descubriéndonos una luz, primero
difusa como la de un paisaje submarino y sobre el cual aparece
súbitamente, al dejarlo atrás, la imagen deslumbrante del sol.
Ensueño rítmico, en el que sentimos, como una onda, los
balanceos y ondulaciones del medio.
Ensueño en el cual comenzarán a hablarnos, como seres
vivientes submarinos, nuestras obras futuras. Ensueño que,
acentuándose, llega a ser una verdadera excursión a través del
otro mundo, y todo esto, lo repetimos, haciéndonos perder
menos tiempo que un ensueño banal. Como el sueño de
Mahoma, a quien le pareció que duraba horas, cuando cerca de
él una jarra volcada no tuvo tiempo de vaciarse completamente.
Ensueño que, asimismo conquista el sueño; en el cual el hombre,
al menos por cortos instantes, queda perfectamente consciente e
iluminado. En este caso, es una verdadera transfiguración la que
se produce en nosotros; comparable, guardando las
proporciones, a la del Cristo.
Es en el ensueño sano y normal cuando el hombre más se
asemeja al iniciado, lo mismo que en la flor: la planta se asemeja
más al animal, cuando el grano de polen se desplaza para ir a
fecundar el óvulo; es en el cristal que el mineral se asemeja más
a la planta. La esencia del alma se cristaliza en el ensueño.
Por eso, el que marcha por el sendero místico deberá prestar la
mayor y permanente atención a las repercusiones de sus
ejercicios sobre sus ensueños. El más elevado de todos es
sentirse confundido, de noche al adormecerse, con el hálito del
Universo.

El poder del cristianismo magia cristiana


357

JESÚS Y EL ÁTOMO

Jesús era muy cuidadoso y sus discípulos no le iban en zaga.


Llegó luego Simón Pedro, siguiéndole, y entró en el sepulcro y
vio los lienzos echados y el sudario, que había estado sobre su
cabeza, no puesto con los lienzos, sino envuelto en un lugar
aparte (Juan 20, 6-7).

En el momento en que se desarrollaba el acontecimiento más


desconcertante de la Historia, Jesús plegaba el sudario del que ni
él ni sus ángeles tenían ya necesidad. Este respeto del orden,
extendido al más ínfimo detalle y en circunstancias tan
extraordinarias, es verdaderamente sorprendente. Elimina todo
rasgo de espíritu histérico en la vida de Jesús, pues un histérico
es incapaz de tener entre manos una vestidura sin ponerla
completamente en desorden.

Verdad es que días antes habían pasado cosas raras: la tierra


había temblado y el velo del Templo se había rasgado en dos.

¿Qué es, pues, el velo del Templo? Es lo que nosotros ocultamos


en el interior. ¿Y qué hay en el interior del Templo? Está Dios,
nuestro creador, el lugar de donde venimos y adonde partimos, el
más allá.

¿Quién nos oculta nuestro estado después de la muerte, es decir


el interior del Templo? ¿Quién nos impide saber de qué manera
existimos después de la muerte? La presencia de nuestro cuerpo
físico, evidentemente. Desgarrar este velo, es destruir esta
materia, desintegrarla, abrir a los ojos de todos el interior del
Templo, el conocimiento del más allá.

El poder del cristianismo magia cristiana


358

La tierra tembló. ¿Cómo explicar este fenómeno? La


radioactividad, que aumenta el calor subterráneo, puede causar
un temblor de tierra, provocando movimientos en la masa fluida
del magma subyacente de la corteza.

Todo pasó, como si, expirado, el Cristo hubiera emitido una


radiación capaz de aumentar la radioactividad hasta en las
profundidades de la tierra.

¿Poseía el Cristo el conocimiento de ciertas relaciones entre el


pensamiento y la desintegración del átomo o, sin tener un
conocimiento exacto, tenía un poder ignorado sobre la materia?
¿Puede nuestro pensamiento tener un poder tal de
desintegración, como el del Cristo, amplificado por una inmensa
concentración?

El estudio de la resurrección sugiere esta idea. Si eliminamos las


hipótesis de una grotesca sustitución de cuerpos o de cualquier
especulación relacionada con la prestidigitación, deberemos
suponer que durante los tres días que permaneció enterrado,
Jesús sufrió una extraordinaria metamorfosis de su cuerpo físico.
No se encuentra el cadáver. Entonces, una de dos, o este pasaje
del Evangelio no es más que un símbolo o un mito, o es que el
Cristo ha resucitado en su cuerpo.

Pero en el cuerpo resucitado a veces es irreconocible, como en el


camino de Emaús: mientras hablaban y discutían, Jesús se
aproximó y marchó con ellos. Mas sus ojos estaban impedidos de
reconocerle. (Lucas 24, 15-16).

Y otras veces, como cuando repite la cena, sus discípulos lo


reconocen, pero tal como a un fantasma entonces sus ojos se
abrieron y le reconocieron; más él desapareció de los ojos de
ellos (Lucas 24, 30-31).

Doctor Lefebure
359

Pasa a través de los muros como un fantasma; ocho días después,


los discípulos estaban nuevamente en la casa y Tomás se
encontraba con ellos. Jesús llegó estando las puertas cerradas,
se presentó en medio de ellos y dijo: la paz sea con vosotros. Y
desea que Tomás toque sus heridas.

Si hemos de creer en el asombroso texto, había adquirido un


nuevo cuerpo que reunía a la vez las cualidades de los cuerpos
espirituales y las de los materiales y esto, no por medio de la
condensación de un fantasma, sino por la transmutación de su
cadáver.

Es necesario insistir en la extrema originalidad del fenómeno.


No encontramos nada semejante en ninguna literatura anterior ni
posterior. Encontramos casos de fantasmas densificados, tal
aquel de Madame David Neel (véase nota). Encontramos
cadáveres que danzan... unos instantes por una insuflación... pero
la transmutación de un cadáver en un organismo nuevo dotado
de todas las propiedades de los cuerpos espirituales y
conservando las de un cuerpo material en la mejor forma, es una
cosa única en la historia. Comía y bebía con sus discípulos, pues
tuvo siempre en gran estima la comida en común, como antaño;
pero este cuerpo no temía la privación del aire, la asfixia por falta
de oxígeno ni el frío de los espacios intersiderales cuando
decidió subir hacia ese Padre del cual tan a menudo había
hablado y que tan poco había descrito. ¿Para ir a dónde, en esta
ascensión?

Nota: Mystiques et Magiciens du Tibet, Mme. David Neel. Después de su muerte, Kyongbou
Rimpotché, asceta, había creado un fantasma idéntico a él, quien, delante de varios miles de
personas atravesó el templo durante una ceremonia y gradualmente penetró en una gigantesca
estatua que se le consagró solemnemente. Mme. David Neel, señala también el caso de cadáveres
danzantes, después de una insuflación por un lama. Lo mismo que el Dr. Percheron: netamente
separados (el lama y el cadáver), porque una decena de veces el rayo de luna que se deslizaba
entre ellos me mostraba una distancia de cincuenta centímetros entre los dos cuerpos, el vivo y
el muerto.

El poder del cristianismo magia cristiana


360

Ante estos hechos desconcertantes, no hay más que dos


soluciones: o arrojar todo el relato al cesto de las fábulas
infantiles de los pueblos primitivos o preguntarse si el Cristo no
habría tenido conocimientos que nosotros estamos muy lejos de
poseer sobre las transmutaciones de átomos y las leyes de
analogía.

Porque en fin, existen estrellas que tienen la densidad de un


millón; pero preciso es comprender que se trata no sólo de una
diferencia de densidad con los mundos que nos son próximos,
sino que es un estado completamente diferente de la materia,
puesto que no hay ya ningún electrón alrededor del núcleo del
átomo.

Hemos visto que nuestros conocimientos sobre la simetría nos


sugieren la existencia de una materia simétrica de ésta, tan
extraordinaria, fuera de nuestras concepciones habituales y que
desempeña un gran cometido en la estructura de los seres
vivientes, entrando en la composición de la vida y del
pensamiento.

¿Conocía el Cristo alguna ley misteriosa de metamorfosis de la


materia bajo la influencia del pensamiento? Abramos este
inmenso interrogante, mas retengamos ante todo que los
cristianos han de inclinarse con gran atención sobre los
problemas atómicos, porque es de ellos de donde podrá salir la
última y gran resurrección del Cristo, su próxima resurrección
histórica.

Doctor Lefebure
361

EL CULTO MÁGICO

La experiencia nos demuestra que las reuniones tienen un poder


comunicativo entre los hombres. Gran número de individuos que
trabajan aisladamente no consiguen irradiar lo que en su soledad
han conquistado sino en reuniones periódicas. Jesús propugnó
vivamente tales reuniones. Si muchos están reunidos en ni
nombre, en medio de ellos estaré.

Recordemos, no obstante, que la parte original y creadora, la más


importante de todo trabajo, se hace en la soledad. El Cristo
desapareció de los doce hasta los treinta años, o sea durante diez
y ocho años, y actuó públicamente durante tres años. Se replegó
a sí mismo durante las 6/7ª partes de su vida mística y actuó
grupalmente durante una séptima parte tan solo. Frecuentemente
se aisló en el monte de los Olivos, donde se encontraba sólo a un
tiro de piedra de sus discípulos, y también en el desierto, donde
ayunó cuarenta días (Mateo 4, 1).

Si deseamos vivir cristianamente en procura de intimidad con lo


invisible, huyamos de las reuniones ociosas; pero recordemos
que los dulces frutos de la soledad sólo germinan cuando se
siembran en la muchedumbre. He ahí por qué han sido fundados
los cultos. En el acto del culto, el hombre que momentáneamente
se ha aproximado a Dios se esfuerza por llevar a todos a dicha
proximidad momentánea.

El contacto con Dios es descubrimiento de una centelleante


fuente. El culto es la irrigación de los campos de vida, con las
aguas de esta fuente.

El poder del cristianismo magia cristiana


362

He ahí por qué el culto es siempre una resultante de las fuerzas


místicas e íntimas de los grandes solitarios, por una parte, y por
la otra de los usos y costumbres de pueblos y civilizaciones a los
cuales llegan a través del tiempo y del espacio estos poderes
secretos.

Las duras rocas de los hábitos y de la mentalidad de un grupo o


de un pueblo determinan el cauce del río en el cual, poco a poco,
correrá el agua de la fuente divina; mas una fuente importante
que no tenga su río para extenderse pronto será tragada por la
tierra y dejará de ser una fuente. No basta descubrir en sí a Dios,
por la práctica de ejercicios místicos.

Es necesario saber adaptar este descubrimiento a la mayor


cantidad posible de humanos. Los esfuerzos de adaptación no
deben permitir la desaparición del punto principal, al igual que el
agua no debe perderse en las arenas.

En cada culto es, pues, útil hacer recordar lo esencial que nos
proporciona el más intenso y rápido contacto con Dios y con lo
invisible; lo esencial es la retención de la respiración, que
constituye la fuente secreta del amor. Es la base de todo.

Inmediatamente viene la convergencia ocular, gracias a la cual


percibimos la Luz de Dios; las tensiones estáticas, y los
balanceos nos permiten separar nuestra alma del cuerpo y
fusionarla con el ritmo universal; constituyen el sonido total, la
imagen de Dios en el mundo de la palabra.

No nos extraviemos en estos tres elementos fundamentales; la


respiración lenta y retenida constituye la base, porque es la llave
del amor (Les quatre clés du royaume de Dieu). Los otros
ejercicios solamente tienen acción sobre la vida interna si llevan
asociada la respiración.

Doctor Lefebure
363

El católico que ha comprendido la raíz mágica del cristianismo


asistirá mejor a la misa. Observará que las almas fervientes
comulgan con las manos juntas y la cabeza baja, reteniendo
instintivamente el aliento durante este instante de recogimiento.
Habiendo comprendido la base secreta del cristianismo retendrá
su aliento, llevando la atención sobre él. Cuando, con la cabeza
baja, ore el fiel con los ojos semicerrados, estos ojos carnales,
aunque en forma invisible para su vecino, convergerán hacia el
centro de su frente, principalmente en el momento de la
elevación. Porque la luz es el más alto aspecto de Dios. El fiel no
dejará de notar, igualmente, cuán intensa es su oración en esta
posición si la realiza discretamente y sin esfuerzos en la soledad.

Cuando en la misa el católico se arrodilla y vuelve a levantarse


deberá recordar que este gesto es una alusión a los balanceos
regulares que el Cristo había enseñado y cuyo ritmo inspiró toda
su enseñanza. La acentuación de este arrodillamiento, con
algunas oscilaciones de la cabeza y del tronco, pasa
desapercibida a los demás fieles, de la misma forma que pasan
desapercibidos los imperceptibles balanceos de cabeza del
monaguillo a cada oscilación del incensario. La iglesia primitiva,
que conocía bien esto, dejaba lugar, en el curso de la misa, para
los diferentes modos de mágico contacto con Dios.

Lejos de distraer al fiel de sus oraciones, estos imperceptibles


movimientos lo ayudarán, en proporciones que le extrañarán,
a fijar y a intensificar su pensamiento. Si después de todo
ello, dudara aún del parentesco del culto católico y de la
iniciación oriental, le bastaría con asistir a un bautismo. Los
puntos del cuerpo del niño, tocados por el sacerdote, son los
mismos sobre los cuales el asceta tibetano impone las manos
o aplica el vaso sagrado cuando transmite una iniciación.
Estos puntos corresponden a las flores de loto o chakras de las
enseñanzas orientales.

El poder del cristianismo magia cristiana


364

El primero de los cultos es el efectuado entre dos: la reunión del


gurú o iniciador y de su discípulo. El gurú, mediante un contacto
fluídico que con frecuencia consiste en la imposición de las
manos, revela al discípulo la existencia de un mundo más allá de
los sentidos, evitándole años de austeros ejercicios.

No debemos perder de vista que una de las metas del culto es la


unión de los más fuertes, en esta búsqueda de Dios, a fin de
comunicar a los más débiles, por un intercambio fluídico,
experiencias espirituales personales. Para el recién llegado, estas
experiencias se transforman en la base de la fe y de la búsqueda
espiritual. Os ruego perdonarme la expresión, si digo que es un
poco como el primer chorro de un sifón de soda.

La comunión, considerada en su aspecto mágico, sea cual sea la


opinión personal que se tenga de la transustanciación, hace
penetrar los fluidos del oficiante en las profundidades del
organismo del fiel, unir el fluido a su carne, mejor de lo que
puede hacerlo la simple imposición de las manos. Es necesario
conservarla aunque no sea obligatoria desde el punto de vista del
cristianismo evangélico, ya que no aparece en el Evangelio de
San Juan, que sin embargo era el discípulo más cercano al Cristo.
Cada asamblea decidirá al respecto. La consagración de la hostia
adquiere mayor importancia; únicamente un prolongado
pensamiento concentrado sobre ella, acompañado de una
respiración espiritual y de convergencia ocular, permitirá
cargarla suficientemente de fluido.

No nos desanimemos si el recipiendario no llega a una


transformación instantánea. Rhine ha señalado el fenómeno de
telepatía retrasada, en el que el receptor no detecta el
pensamiento emitido sino un tiempo apreciable después de la
emisión. Con una hostia consagrada pueden, así mismo, pasar
varias horas o varios días antes que se deje sentir el efecto.

Doctor Lefebure
365

Si varios cristianos, reconociendo la raíz profunda de su religión,


deciden reunirse para profundizarla, han de recordar algunos
principios generales.

Ante todo, deben saber que la primera cortesía consiste en no


usar un idioma extranjero delante de sus amigos y con mayor
razón una lengua muerta que refleja a la burguesía en sus
aspectos más conservadores y rutinarios. No es de extrañar por
ello, el alejamiento de las masas populares de las cuestiones
religiosas.

Evidentemente, el culto debe cumplirse en el idioma de la


mayoría de la asamblea, con voz clara e inteligible y, si es
posible, con una traducción para la minoría. Recordaremos,
también, que Jesús dijo: el que me ama es aquél que guarda mi
palabra.

Para ellos el culto cristiano consistirá en repetir todos juntos las


principales palabras del Cristo, a fin de impregnarse de ellas y de
ritmar en coro sus mandamientos, los más importantes de los
cuales deben ser cantados en toda ceremonia. Habrá siempre un
tiempo consagrado a la repetición de los mandamientos
fundamentales, que serán ritmados en cada reunión, e
igualmente, un tiempo consagrado a los mandamientos
secundarios, que variarán según el período del año.

La misa se convertirá en un esfuerzo mnemotécnico de la


doctrina cristiana y, sobre todo, de sus mandamientos
evangélicos, de acuerdo a la palabra del Cristo: haced esto en
memoria mía. El cristiano que cada domingo repita veintiuna
veces si recibe usted una bofetada sobre una mejilla, ofrezca la
otra, tendrá mucho más probabilidad de recordar este
mandamiento durante la semana que el semicristiano que haya
oído decir aquello, en una lengua muerta y en forma vaga.

El poder del cristianismo magia cristiana


366

El cristiano debe meditar con frecuencia en la inmensidad del


Cristo, que ninguna raza pudo captar totalmente, aunque hubo
pueblos, que asimilaron mejor muchas partes de las enseñanzas
suprimidas en los Evangelios.

Debe tenerse en cuenta que cuando Mahoma comenzó a


predicar, sostuvo que hablaba en nombre del Cristo, que
enseñaba el cristianismo a los árabes y que únicamente creó una
religión independiente a causa del nacionalismo árabe, por una
parte y, por la otra, por el ridículo en que había caído el
cristianismo a causa de sus discusiones bizantinas. El cristiano
no debe renovar estas discusiones sobre divergencias
secundarias entre la religión musulmana y el texto de los
Evangelios. Ha de recordar que si los balanceos fueron
adaptados en distintas formas por los pueblos musulmanes, es
porque formaron parte de las enseñanzas del Cristo y debe
aprender a combinarlos simétricamente con la repetición rítmica
de los mandamientos (véase nota).

Juntamente con los balanceos de derecha e izquierda, el cristiano


cabal debe efectuar un ritmo de estos mandamientos, realizando
así una simetría donde al igual que perdonad y seréis
perdonados, la acción es igual a la reacción. Podríamos llamar a
éstas rotaciones de tierra a tierra.

Con los balanceos de adelante hacia atrás, dividirá los


mandamientos en partes rítmicas realizando así una simetría que
podríamos llamar de tierra a cielo, donde la reacción celestial es
más grande que la acción terrenal: quienquiera se humillare
como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos (Mateo
18, 4).

Nota: No se debe, sin embargo, caer en el exceso contrario y necesario es recordar que Mahoma
no retrocedió frente a la guerra santa, en tanto que la más grande originalidad del Cristo ha sido
dejarse conducir a la muerte, antes que matar.

Doctor Lefebure
367

El principio de la analogía del microcosmos y el macrocosmos,


fundamento intuitivo de toda la magia, brilla en mil puntos de los
Evangelios. Nos servirá para edificar el culto. Todo místico que
en la soledad haya captado los principios generales de la
preparación que desea imponerse, debe elegir por sí mismo las
modalidades de aplicación que mejor convengan a su naturaleza.
Toda asamblea deberá conservar claramente en su espíritu la
conexión existente entre el hálito y el Amor; entre la conversión
ocular y la Luz de Dios; entre los balanceos del cuerpo y los
mandamientos balanceados del Cristo.
Cada asamblea decidirá por sí misma las modalidades de
aplicación de estos principios y de lo que debe completarlos
durante el tiempo del culto.
Para decidir por sí misma, no podrá hacer otro cosa que votar.
Sólo la representación proporcional parece traducir en la
estructura social las leyes de la analogía, y en el presente caso se
traduce de la siguiente manera: supongamos que en la asamblea
se propone la elección entre dos ejercicios y que la tercera parte
vote por uno y las dos terceras partes por el otro; una tercera
parte del tiempo será reservada entonces al primer ejercicio y las
dos terceras partes al segundo. De esta manera, el culto se
adaptará exactamente a la mentalidad de los grupos a los cuales
se dirige, le proporcionará alegría, aportándoles lo que desearon
y, respetado lo esencial, la fuerza de Dios correrá más
caudalosamente.
Siendo Dios la vida misma, su culto no puede sino permanecer
vivo; es imposible que se esclerose, se fije y se inmovilice. Se
harán todos los años nuevas consultas sobre la conducción del
mismo culto, a fin de adaptarlo a una nueva composición de la
asamblea y beneficiarse con la experiencia adquirida en el
transcurso del año.

El poder del cristianismo magia cristiana


368

El culto, conservando siempre en su centro la retención


respiratoria y la convergencia, asociadas o no a los balanceos,
debe adaptarse a las circunstancias particulares del momento.
Como las algas, que se moldean al agrado de las olas, la Iglesia
viviente se metamorfosea sin cesar en su aspecto exterior.

Esto implica, evidentemente, que habrá tantos cultos como


asambleas, por lo menos en cuanto a los distintos aspectos. ¿No
hay acaso allí un elemento fundamental de la evolución que
permitirá a la experiencia discernir los mejores? ¿No
encontramos allí, nuevamente, una digestión por la masa, de los
grandes principios celestiales, digestión compleja e
individualizante en el espíritu mismo del Cristo, el primero, el
más grande y el más total de los individualistas?

¿Qué materia del culto puede ser votada anualmente en cada


asamblea local?

Esta materia es, bien entendido, infinita y las sugestiones que


haremos no son en ninguna forma limitaciones: la proporción y
la conducción de la lectura de los pasajes del Evangelio se hallan
con toda seguridad, entre las mejores prácticas de la Iglesia
católica; la orientación, sea hacia las ciencias, sea hacia las artes,
del contexto del culto; lectura de los últimos adelantos
científicos que vienen a corroborar las enseñanzas religiosas;
elección de las actividades artísticas completando el culto;
posturas y ejercicios físicos que refuerzan las prácticas
fundamentales del yoga y sermones, conferencias o experiencias
de clarividencia. Recordemos, igualmente, que en la India la
fuerza sexual es venerada, porque es el reflejo de la fuerza
creadora.

Cualesquiera fuesen las modalidades del culto adoptado, quede bien


claro, en el centro de todo, que la respiración es la llave del Amor.

Doctor Lefebure
369

No olvidemos, en fin, que los seres tienden a exteriorizar la


representación de su mundo personal, particularmente lo que
sienten en sus instantes de emoción y de recogimiento. En
consecuencia, es de suma importancia el lugar del culto. Bueno
será adornarlo con las más verosímiles representaciones de los
mundos invisibles y, muy particularmente, con estatuas de vidrio
donde los centros, o chakras, estén representados por focos de
luz.

El poder del cristianismo magia cristiana


371

LOS APÓCRIFOS

Todo aquel que sospecha que hay una verdad oculta detrás de los
Evangelios, se precipita sobre los apócrifos con curiosidad
devoradora y con la esperanza de descubrir en ellos los rasgos
más claros de esta magia que impregna la vida entera del Cristo.
Pero, a decir verdad, el conjunto de estas investigaciones es más
bien decepcionante. Los apócrifos constituyen a menudo una
sucesión de relatos infantiles cuya parte más importante está,
cosa curiosa, en franca contradicción con la moral del Cristo y el
espíritu de los Evangelios. Tal ese pasaje donde el niño Cristo
mata, por su poder psíquico, a un niño que había dañado su
piscina.
Podríamos extraer de estos apócrifos numerosos ejemplos que
demuestran que fueron los poderes del Cristo los que
impresionaron a los pueblos simples que transmitían estos
hechos y no su bondad y su espíritu de sacrificio. Parece ser que
la Iglesia y sus concilios han conservado del conjunto los textos
más auténticos o, por lo menos, los más interesantes.
¿Quiere eso decir que debemos desechar enteramente estos
apócrifos? Por cierto que no. Los cristianos más relacionados
con el Vaticano no han vacilado en estudiarlos; con mayor razón,
los amantes de la verdad oculta, que encuentran allí frutos útiles,
aunque no satisfagan todas sus esperanzas.

Hemos anotado en los Evangelios apócrifos numerosos pasajes


que, nuevamente, presentan la cuestión del estado atómico del
Cristo que, sin ser inaccesible a nuestra imaginación, se halla aún
muy lejos de nuestros actuales conocimientos físicos.

El poder del cristianismo magia cristiana


372

Ciertas descripciones, que parecían absolutamente extravagantes


hace pocos años, presentan ahora curiosos puntos comunes con
los diversos estados conocidos de la materia. En los Hechos de
Juan XCIII, encontramos: yo sólo hablaré de otra manifestación
de su gloria: a menudo al tratar de poner mi mano sobre él,
encontré su cuerpo material y consistente; otras veces lo tocaba,
era inmaterial, sin consistencia y sin cuerpo, como si no hubiera
existido (Evangelios apócrifos, Amiot).

Esto plantea un problema semejante al de la resurrección: cómo


puede un cuerpo tener la posibilidad de cruzar una pared, tal un
fantasma y digerir después una comida preparada para un cuerpo
de carne. En estos hechos de Juan, el cuerpo del Cristo se nos
aparece tanto material como inmaterial. Tales hechos nos
describen esta clase de predominio de la dualidad en el Cristo: a
veces sentía su pecho suave y tierno, a veces duro como una
piedra, de tal suerte que yo estaba interiormente perplejo y me
decía: ¿qué es lo que ocurre en mí?

Muchas veces se me aparecía como un hombre pequeño y sin


belleza, y otras veces como alcanzando el cielo ...Su cabeza
tocaba el cielo. Yo grité de temor. El se dio vuelta y se me
apareció como un hombre de pequeña estatura.

A menudo, «él» pasa en unos instantes del aspecto infantil a la


presencia de un anciano con espesa barba.

Observemos la analogía de estas metamorfosis con aquéllas


experimentadas por el yogui, que a veces se siente muy liviano,
a veces muy pesado; ardiendo o totalmente helado: radiando
hasta lo infinito o concentrado en un punto minúsculo (véase
nota). Pasa por todos los extremos.

Nota: Alain Danielou: Yoga. Les huit pouvoirs physiques. Laghima: no tenía peso. Garima: ser
muy pesado. Anima: se hacía pequeño como un átomo. Mahima: ser inmensamente grande.

Doctor Lefebure
373

La meditación sobre OM tiende a la realización en el alma del


sentido de las polaridades. Este aumento progresivo de la
polarización está orientado en el sentido de la evolución, ya que
el grado de la polarización de las células sexuales, es decir de los
caracteres que permiten la oposición de los gametos, aumenta
paulatinamente a medida que subimos en la escala de los
vegetales y de los animales.

Observemos, en fin, que estas oposiciones entre lo hiperliviano


y lo hiperdenso, entre lo hiperpequeño y lo hipergrande, en
relación a los habituales valores, forman parte de las
metamorfosis del átomo incorporado a las estrellas de los más
diversos tipos. A tantos misterios acumulados no añadamos un
velo más por inseguras hipótesis. Tengamos confianza: si el
Cristo nos ha sido enviado, fue para que aprendamos un día a
hacer como lo que «él».

A partir de este momento el experimentador de lo oculto puede


comprender que la iniciación es el fenómeno más largo de
preparar, y el más rápido en producirse cuando está maduro.

El poder del cristianismo magia cristiana


375

CRISTO REY

Mi Dios, mi Dios, cuánto me glorificas. Tales fueron,


seguramente, las últimas palabras del crucificado coronado de
espinas, antes del grito de la agonía. La visión extática del
moribundo en el porvenir del cristianismo confirmaba aquella
voz que días antes había venido del Cielo: lo he glorificado y lo
glorificaré otra vez (Juan 12, 28). Muy a nuestro pesar, respecto
a las últimas palabras del Cristo, lamentamos no poder seguir las
escrituras canónicas. Nos lo impide la curva general de los
acontecimientos.

Mientras el más pequeño caporal muere a menudo en el frente


con una palabra heroica, Aquél cuya radiación mágica hará
instantes después temblar la tierra, no pudo dejar un mundo al
cual no pertenecía con una exclamación de desesperación. No
hay un solo instante de desesperación entre el momento en que
dijo he vencido al mundo (Juan 16, 33) y aquel en que rasgó el
velo del templo con el poder de los fluidos emanados de los
cuerpos invisibles que se desprendían de «él». La palabra final
resume en general toda su vida. Solo podía ser triunfante. Jesús
murió con una frase profética. Ya que nuestra intuición del
poder del cristianismo descansa sobre una visión mística
que no es de orden intelectual, no queremos entrar en los
meandros de las especulaciones lingüísticas. Sabemos que
quizás las dificultades de trascripción del griego al hebreo hayan
hecho creer que al morir, el Cristo había hablado de su abandono,
ya que el único grito capaz de coronar su brillante carrera no
puedo ser otro que: oh Dios, oh Dios, cuánto me glorificas,
último grito profético del Cristo Rey (véase nota).

El poder del cristianismo magia cristiana


376

Nota: Preferimos trascribir aquí textualmente la nota de Lancelin: La hechicería de la campaña


(Ed. Durville).

El mismo Jesús fue un iniciado de los misterios de Egipto; encuentro una prueba incontestable
de eso en un error de traducción, evidentemente voluntario, que hicieron sucesivamente todos los
traductores oficiales, de Mateo. Es la siguiente: sobre la hora nona, Jesús exclamó con grande
voz diciendo: ¡Elí, Elí, lama Sabachtam! es decir: oh Dios, oh Dios, ¿por qué me has
abandonado?

Todos los manuscritos griegos transcriben como sigue estas cuatro palabras hebraicas: Eli Eli
lama Sabachtani. Esta trascripción es unánime; podemos, pues, considerarla como absolutamente
exacta; debe de ser tanto más exacta puesto que no presenta ninguna dificultad en ser a su vez
reemplazada letra por letra, que se escribe así en hebreo: Li Li LMH ShBHhTh—Ni; por
consiguiente la traducción de esta frase no es: oh Dios, oh Dios, por qué me has abandonado sino
oh Dios, oh Dios, cómo me glorificas y precisamente esta frase era, con la única diferencia que
procede de la adaptación de la idea a otro idioma, la fórmula que terminaba la oración de acción
de gracias del iniciado en los misterios de Egipto. Era una palabra sacramental y formaba parte
de los ritos relativos a los misterios.

Encuentro más fundamento en ver en la traducción oficial un voluntario contrasentido, porque las
ediciones que poseen agregados adicionales no dejan de orientar al lector al Salmo XXII,
versículo 1 que dice: Oh Dios, oh Dios, por qué me has abandonado (XXI en otras ediciones).

La traducción del versículo de este Salmo es, en efecto, exacto; pero el texto es completamente
diferente del de Mateo; comporta: LI LI LMH HhZBTh-NI. y agregando la trascripción de los
puntos masoréticos: hazabatha-ni destacando al lector que no hay que confudir la Hh del primer
texto con la Hh del segundo; en el primer caso se trata de un Hheth, muy fuerte aspiración gutural
que manifiesta el griego i por un Chi; en el segundo texto es un Ayin, fuerte aspiración,
igualmente; para emitir estos sonidos guturales de las lenguas semíticas, el alfabeto latino no
ofrece más que una letra, H para las aspiraciones débiles, y Hh para las aspiraciones fuertes.

¿A qué hombre de sentido común podemos hacer creer que entre todos los que se ocupan
oficialmente de los textos hebraicos y los han estudiado no se haya encontrado uno solo que
hiciera el simple trabajo que acabo de presentar al lector y, por consiguiente, descubrir el error?
¿Pero, de dónde deriva el error mismo? Simplemente de lo siguiente. En la época en que fue
traducido el Evangelio de Mateo por Jerónimo, aquella fórmula ritual era conocida de los
«padres» contemporáneos porque aún existía entonces un cierto número de Iniciados y de
Hierofantes.

Dar la Traducción exacta hubiera clasificado, ipso facto, a Jesús entre los Iniciados de Egipto. Y
esto es tan cierto como que existió, y aún existe realmente, el texto original hebraico de Mateo
en las cámaras secretas de la Biblioteca Vaticana, que jamás fue presentado y que Jerónimo
después de haberse servido de él para establecer su pretendida traducción (que en realidad no es
más que una adaptación muy abreviada), después de habernos dado el texto de la errónea
traducción en la hora actual, trata de herético todo otro comentario que no sea el suyo y denuncia
como heréticas a todas las sectas cristianas, ebionistas gnósticas, cabalistas, cerintanas, etc... que
utilizaban el libro original hebreo de Mateo. No deberíamos, sin embargo, buscar la razón de este
ostracismo en el solo hecho que acabo de estudiar, sino en la razón de que el libro hebraico de
Mateo comprobaba la existencia en la enseñanza crística de una doctrina esotérica secreta que no
debía ser conocida más que por ciertos iniciados.

Doctor Lefebure
377

Este triunfo del cristianismo es el principal motivo de nuestro


estudio. Este triunfo es la tónica sobre la cual descansan nuestras
observaciones. Ahora, resulta conveniente realizar una síntesis
de los elementos que nos han permitido alcanzar tal conclusión.
Son estupendos sus triunfos ya. Una pequeña operación militar
en una lejana provincia; la condena de un apacible maniático
rodeado de un puñado de engañados, he aquí las apariencias
vistas desde Roma. Dos mil años después, la doctrina del Cristo
sigue siendo lo único oponiendo a una violencia siempre en
aumento el sacrificio del yo.
Contra viento y marea, el cristianismo no sólo se ha mantenido,
sino que se ha desarrollado. Después de guerras y de
revoluciones, se ha infiltrado más y más en los pueblos. Ha
congregado fieles y también a su descendencia y, al igual que la
planta que crece, ha dado un cristianismo nuevo, semejante en el
fondo al primero, y que no se diferencia de aquél más que en
menudos detalles, tal como el gusano que, cortado en partes,
vuelve a dar tantos gusanos como pedazos tiene.
Para quienes no saben apreciar la oculta belleza de todas las
criaturas, decimos: en la misma forma que un injerto de geranio
que, separado de su planta madre, vuelve a dar una planta
prácticamente igual, al igual que cualquier fenómeno natural,
como todo ser viviente, el cristianismo ha evolucionado
mediante pulsaciones rítmicas. Hacia progresos geográficos
cuando parecía más amenazado en el plano ideológico,
especialmente, en el período en el que gran número de
misioneros partían a predicar a los pueblos recién descubiertos.
Detrás de ellos, los laboratorios modernos de la ciencia
materialista emitían propósitos pesimistas acerca de la
existencia de un espíritu independiente del cuerpo, sobre la vida
eterna, sobre los milagros de Jesús y, más particularmente, sobre
su resurrección.

El poder del cristianismo magia cristiana


378

Al momento de escribir estas líneas, el cristianismo sufre un


aparente retroceso geográfico por el hecho de que una parte del
planeta ha asimilado mal las ideas científicas que le hubiera sido
penoso descubrir y ha caído en la esclavitud colectivista y
materialista. Por la otra parte, los laboratorios de historia, de
parapsicología y otros permiten presentir descubrimientos de
renovación y un inmenso grito de esperanza por parte del
cristianismo.

Podemos plantearnos la cuestión de si este crecimiento del


cristianismo se prolongará por mucho tiempo, lentamente, o si
de súbito se producirá una eclosión que hará de él,
definitivamente, la flor más grande y más bella de nuestro
planeta.

En tal punto, el estudio de los fenómenos naturales nos trae una


respuesta. Si el cristianismo debe seguir progresando, tal
progreso debe ser sometido a metamorfosis, a transformaciones
y a repentinas eclosiones. Tanto la oruga que se transforma en
mariposa después de haber, aparentemente, quedado sin vida,
como el pimpollo de una flor que, cerrado la víspera se ha
abierto a la mañana siguiente, la evolución de todo lo que vive
está cortado por bruscas metamorfosis de las formas. Jesús ha
dicho: Yo soy el camino, la verdad y la vida. El cristianismo
vive; ya sea porque la práctica de los mandamientos aumenta la
vida de todos; ya sea porque mediante los ejercicios mágicos,
podemos encontrar las fuentes de la vida misma.

Observemos dos pequeños detalles de crecimiento: uno, en los


vegetales; el otro, en los caracoles.

Poco antes de alcanzar la madurez, cada lóbulo de la hoja del


castaño presenta en su extremidad una pequeña terminación de
siete nervuras, aproximadamente.

Doctor Lefebure
379

Esta terminación parece ser una parte de la hoja que no se ha


desarrollado, que ha quedado joven y atrofiada. Después,
súbitamente, esta terminación de la hoja empieza a
desarrollarse, a nivelar su desarrollo, situándose en la cima de la
hoja, coronándola. Con ella formará, desde entonces, un
conjunto geométricamente armonioso.
Esto es peculiar no sólo en el castaño. Lo encontramos en los
más comunes caracoles de nuestras playas, el bucardo de
tubérculas (cardium tuberculatum); estrías ubicadas en abanico
recorren su concha. Cuando es adolescente, la extremidad
izquierda parece atrofiada en relación al resto del caracol; hay
siete rayas más pequeñas dispuestas igualmente en abanico,
distinguiéndose nítidamente del resto. Luego, este último
segmento recupera su atraso llegando a formar un conjunto
geométrico armonioso.
Así sucederá con el cristianismo, que está realmente vivo. Por
su vertiente mística puede alcanzar las fuentes profundas de la
vida. Crecimiento lento, difícil, doloroso a menudo, al margen
de la ciencia, a veces en lucha contra ella. Pero está cercano el
tiempo en que la ciencia se coronará del cristianismo como la
ciencia de las ciencias. El éxito del cristianismo está asegurado
por un número infinito de vías, porque cada uno de estos
senderos es el reflejo sobre un plano particular del éxito del
amor infinito en la vida interna, la conquista de Dios.
Es, ante todo, el éxito de Delacroix salvando a toda costa sus
buenas relaciones con Durand y con Dupont, sean cuales sean
las humillaciones, los ofuscamientos y los golpes que deba
asimilar para quedar en buen término con los dos. Después,
cuando Dupont y Durant, que no son tan pacientes, lleguen a
pelearse, será Delacroix quien vendará a Dupont y enterrará a
Durand; recibirá buen precio por estos trabajos y quedará,
además, dueño de la situación.

El poder del cristianismo magia cristiana


380

Como la estructura del universo está regida por las leyes de la


analogía, existe en cada familia, en el seno de cada comunidad,
un grupo Dupont, un grupo Durant y un grupo Delacroix, que es
necesario saber descubrir bajo sus variadas apariencias. Como
en todo equilibrio internacional hemos, para ver claro, de
comenzar por discernir los países con predominancia Dupont,
Durand o aquéllos donde predomina el tinte de Delacroix.
Realizado este trabajo, podremos predecir quién saldrá
vencedor de la lucha eterna por la vida.
En los países en los cuales la libertad de expresión es grande, se
trata de un continuo intercambio de desagradables palabras
cuando no llegan a ser injurias; alianzas casi quebradas y
enyesadas a medias, mas cada uno ha podido en tiempo de paz
vaciar su corazón de sus rencores. En la hora del peligro,
persistirán las alianzas de frágil apariencia.
Jamás las armas han decidido la suerte de una guerra, porque las
guerras estallan solamente cuando dos países están
aproximadamente en equilibrio de fuerzas, creyéndose cada uno
de ellos más fuerte y queriendo adelantarse uno al otro. Un país
que es netamente más fuerte, no guerrea porque la guerra es
perjudicial para su seguridad, porque le atraería reprobaciones y
porque, además, aun siendo más fuerte, la guerra es siempre
penosa y necesita alcanzar el límite de la angustia para
decidirse. En cuanto al más pequeño, evidentemente éste no
ataca. No son las armas las que otorgan victorias, sino el juego
de las alianzas y éste se encuentra enteramente bajo la
dependencia del grado de impregnación dado por el
cristianismo.
Del otro lado reina una perfecta unidad en los países donde no
se puede decir lo que se piensa; pero, ¡cuánta frustración y
cuántos Dupont y Durand que levantarán la cabeza y se
enfrentarán los unos contra otros!

Doctor Lefebure
381

Es verdad que se podría contestar: de acuerdo, mas ¿dónde está


la relación con el porvenir del cristianismo? La diplomacia y el
cristianismo son dos cosas diferentes y es posible aplicar la una
sin creer en el otro.

A fin de cuentas la diplomacia vuelve a los mandamientos del


Cristo. Ciertos caracteres llamados diplomáticos aplican, por
instinto o por reflexión, tales mandamientos. ¿Qué diplomático
genial que acabe de conocer la doctrina cristiana y vuelva a
hallar en ella los principios ya descubiertos por él, no se
inclinaría delante del hijo del carpintero que, hace dos mil años
había descubierto la clave de la buena diplomacia? Esto, en un
tiempo en que ningún estudio de sociología y de psicología
había preparado el terreno hacia su comprensión y con el
espíritu de las masas completamente opuesto. Quien ha
comprendido por sí mismo que el éxito en la vida es
proporcional al número de buenas relaciones y que reconoce
que el Cristo había descubierto esta regla y dado las claves para
conservar estas relaciones, tarde o temprano, llegará a ser
cristiano.

Recíprocamente todas las cosas iguales entre sí, como con


acierto se dice en matemáticas, harán descubrir con el tiempo y
con la experiencia al que oyó repetir sin cesar en su niñez los
mandamientos de Jesús, su valor en la vida, su poder y la
primordial clave de éxito que constituyen en el curso de la
existencia. Con el tiempo, no podrá impedir el hacerse más
cristiano.

Ya no estamos en los tiempos en que contra la religión se podía


argumentar: mirad a aquél que todos los días va a la iglesia y
que comulga todos los domingos. Qué malvado es. Mientras que
este otro, que no practica culto alguno y niega la vida eterna, es
bueno para todos.

El poder del cristianismo magia cristiana


382

Hoy, con la universalización de la educación, todo niño aprende


lo que es una experiencia mucho antes de recibir su diploma:
todas las condiciones son semejantes entre sí, salvo una, que en
este caso significa ¿qué sería del malvado si en su confusión no
buscara refugio contra su propia maldad en una religión más o
menos bien comprendida? Seguramente sería más malo aún.
¿Qué haría el bueno que odia a Dios? Sería mejor aún si
estudiase a Dios.

No dudamos que los países donde es leído y comentado


frecuentemente el Evangelio, son más fuertes que los otros.
Eligieron este libro porque eran más fuertes que los otros. La
lectura del mismo los reforzará. Tenemos aquí una interacción
comparable al crecimiento en progresión geométrica de los
nuevos soles. Para estos países, el verdadero problema no es
adquirir más cañones y más bombas; sino impregnarse más en
la lectura y en los mandamientos, por su repetición rítmica y
balanceada, por una parte, y profundizando el estudio de sus
conexiones con la ciencia, por otra parte, despertando ante todo
una forma particular del amor mediante la respiración profunda,
pero controlada a voluntad a intervalos regulares.

De tal modo, el triunfo del cristianismo está materialmente


asegurado por el simple juego de las fuerzas biológicas; el
estudio de las leyes de la vida nos precipita hacia él. Tal es el
primer paso de este triunfo, puramente material.

El segundo camino del cristianismo no puede ser reconocido


más que por aquéllos que creen en la reencarnación. No es
posible aceptarlo sin admitir, igualmente, el karma, la noción
del capital kármico y la progresión geométrica de este capital,
noción comparable a la aceleración del progreso de la ciencia
como consecuencia del aumento del volumen total de sus
propios conocimientos.

Doctor Lefebure
383

Cuando el caudal del no cristiano aumenta siguiendo una


progresión aritmética, o no aumenta, el caudal del cristiano
aumenta en progresión geométrica, por el hecho de acumular en
sí los saludables efectos del sufrimiento, a fin de emplearlo en
actividades creadoras.

Recordemos la historia del tablero del juego de damas, con el


que materializamos para los niños el prodigioso carácter de las
progresiones geométricas. Si depositamos un grano de trigo en
el primer casillero, dos granos sobre el segundo, cuatro sobre el
siguiente, y doblamos en los demás, toda la producción mundial
no alcanzaría para llenar el tablero hasta su última casilla. Lo
mismo ocurre con aquél que constantemente no sólo se inhibe
de actos destructivos, sino que crea y aumenta cada día sus
medios de producción; cada día aumenta su capital kármico.

En el camino de la vida eterna, a lo largo de un número


inconmensurable de encarnaciones, poco importa tener un
capital grande o pequeño, ser rico o pobre, inteligente o
estúpido, bueno o malo. Todo eso importa menos que llegar a
ser un buen cristiano, que haber comprendido los progresos que
resultan de la aplicación de los mandamientos del Cristo, que
empezar a vivir aplicando algunos de estos mandamientos;
porque, por minúsculo que haya sido el punto de partida, el
resultado será grandioso.

El cristiano que haya dado más de su vida, se reencarnará con


mayor frecuencia. Habiendo recibido el céntuplo durante su
estancia en el reino de los cielos, renacerá con dones del espíritu
cien veces mayores. Nacerá pues, en el mundo, un número cada
vez más creciente de grandes espíritus cristianos.

Ha llegado el momento de profundizar en la noción del capital


kármico. Malo sería tratarlo a la ligera.

El poder del cristianismo magia cristiana


384

No objetemos que Budha renunciará a su título real y a las


ventajas materiales que éste le otorgaba para lograr la
iluminación espiritual: esta renuncia llamó la atención sobre él,
y lo puso al alcance del pobre. Si hubiera nacido pobre, a ningún
bien de la tierra habría podido renunciar y su palabra habría
impresionado menos al mundo.

Tal vez, como simple particular habría elaborado una doctrina


más bella; pero, sin ese gesto inicial al alcance del más sencillo
de espíritu, hubiéramos ignorado que existió un Buhda.
¿Cuántos Budhas desconocidos existen que no pudieron
renunciar a nada porque nada poseían? Considerando este
ejemplo, no digamos que los bienes de este mundo no sirven de
nada al místico. Con la parte de capital kármico que poseía
Buhda bajo forma de bienes materiales, alcanzó renombre
rápidamente. No fue por su parte un gesto calculado e
interesado. Sin embargo, como el buen jugador de bolsa que
mueve con habilidad sus títulos, Budha ha invertido en la vida
eterna su parte de derechos a los bienes de la tierra, convencido
de que era la mejor colocación.

No obró en otra forma Jesús cuando, más que a un reinado de


este mundo bajo, renunció a su vida para que se extendiese su
palabra. Si hubiera sido débil y enfermo no habría renunciado a
gran cosa muriendo en la cruz.

Del capital kármico, fruto de nuestras anteriores vidas, no


desdeñemos los bienes de este mundo; pero esforcémonos en
invertirlos en la vida eterna. El karma del espíritu es el más
importante. Aquí se plantea el gran problema del origen de
nuestra inteligencia. ¿Citaremos los casos de los genios
extrañamente precoces? ¿Cómo se pudieron formar tales
genios? ¿Acaso por la aplicación asidua a un tema a lo largo de
numerosas encarnaciones?

Doctor Lefebure
385

Contrariamente a la opinión de la mayoría de los


reencarcionistas, debemos responder formalmente: no, eso no
habría sido suficiente.

Tomemos un sujeto medianamente dotado y a quien las


circunstancias obligaran a dedicarse a las matemáticas durante
toda su vida. Cierto es que al final de su existencia conocerá
mejor esta materia que sus compañeros, igualmente dotados,
pero a quienes la vida hubiera conducido hacia otros campos de
conocimiento. Tendrá gran habilidad en el manejo de esta
ciencia, sí, pero su inteligencia básica frente a los
conocimientos humanos quedará prácticamente invariable. Los
tests lo demuestran. Demuestran que la inteligencia se halla en
su punto óptimo en la pubertad.

Admitamos, sin embargo, que nuestro sujeto haya hecho


algunos progresos. Serán mínimos para hacer de él un Pascal,
un Galois o un Einstein y, aun admitiendo frecuentes
reencarnaciones, la hipótesis reencarnacionista no basta para
explicar, por sí sola, la génesis de nuestro espíritu. Es
necesario admitir la metamorfosis de la inteligencia de una
vida a otra, además de bruscos crecimientos. Estos
crecimientos no se producirían sin esfuerzos. Al contrario, el
trabajo, aparentemente sin resultado en una vida, daría su
fruto en otra. Esto nos lleva a suponer que la estancia del
alma, entre dos encarnaciones, influye poderosamente en la
génesis de la inteligencia que va a renacer. Obtenemos
mayores beneficios de un viaje si lo hemos estudiado de
antemano en la guía. El estudiante de medicina que
disecciona una parte de un cuerpo sin haberla estudiado
previamente, retendrá poca cosa de ella y asimismo la perderá
parcialmente. Si por el contrario, abre el cadáver con un
exacto conocimiento del lugar en que se encuentran los
órganos y de lo que busca realizará un trabajo fructuoso.

El poder del cristianismo magia cristiana


386

De la misma forma, a igualdad de instrucción y de inteligencia,


el hombre que muere habiendo negado la supervivencia y la
existencia en otro mundo, o que no se hubiera ocupado de este
problema, sacará provecho de su estancia en el mundo del
espíritu y renacerá casi como era en la vida anterior.

Quien ha vivido su existencia sumergido en el estudio del


camino de la vida eterna, y se ha esforzado en vivir siguiendo
los mandamientos dados por aquél que en este mundo pudo ver
las consecuencias de nuestros actos, ocultos, tendrá mayor
conciencia de su tránsito. Observará más y retendrá más. Por
otra parte, cuanto observamos durante este tránsito contribuye a
formar la inteligencia y el corazón con los cuales renaceremos y
el confuso recuerdo que guardamos de esa estancia es la fuente
general de nuestras inspiraciones en la próxima vida.

Quien muere en Dios, renacerá más dotado que aquél que muere
en las tinieblas y nada ve de lo que le rodea más allá de la
tumba.

Quien muere en Dios, conservará en la vida siguiente un


confuso recuerdo de su experiencia, y creerá mucho más.
Nacerán así, cada vez más, individuos inteligentes y creyentes
al mismo tiempo, en tanto que los no creyentes se reencarnarán
en los retardados mentales, porque no podrán alcanzar a los
primeros, debido a que la progresión geométrica habrá obrado
en la velocidad y en los intervalos. ¡Feliz aquel moribundo que
cree y que, antes de morir, ha estudiado, según las posibilidades
de su época, el mundo al cual se reintegra! Otra objeción que se
puede hacer al concepto, por demás simplista, de la formación
de los dones mediante el trabajo en las sucesivas encarnaciones
es que, después de la muerte de un genio, no nace un nuevo
genio que tenga exactamente la misma característica, en su
estilo creativo.

Doctor Lefebure
387

No ha vuelto aún el nuevo Mozart, en el que se reconozca la


música del célebre virtuoso. Un plagio es siempre inferior al
original. Después de dos mil años años nadie ha podido imitar
los relatos evangélicos de una forma tal que se desprenda de
ellos la atmósfera original. En consecuencia, si los dones que
poseemos dependen de los dones que hemos elaborado en una
vida anterior, debemos admitir una metamorfosis de los dones
de una vida a la otra para explicar esta ley rígida de la
naturaleza que exige que todo lo que vuelve sea bajo una forma
diferente.
Esta metamorfosis de los dones no está regida por el azar, como
tampoco lo está la metamorfosis de la oruga que se transforma
en mariposa. Aún resulta incomprensible para la ciencia este
último fenómeno, al punto que no descubre en la ninfa otra cosa
que una confusa sustancia. Entre la muerte y el nuevo
nacimiento, nuestro ser psíquico es igualmente una confusa
mezcla y renacemos totalmente diferentes. He ahí las profundas
leyes de la vida, hacia las cuáles pronto llevará la ciencia su
esfuerzo de investigación.
Desde ahora podemos emitir al respecto algunas hipótesis muy
lógicas (véase nota). Cuando morimos, el cuerpo físico se
pierde y entramos en un mundo de pensamientos. Los
pensamientos que hemos tenido durante la vida forman nuestro
ambiente en aquel sitio, infinitamente más real que cuando
vivíamos sobre la tierra. En consecuencia, se grabarán en
nosotros y marcarán el carácter de lo que vamos a ser.

Imaginémonos a dos enfermeras cuidando, cada una, a un


enfermo desagradable y muy difícil. Por diferentes razones,
ambas se portan con él de manera semejante, aunque sus
respectivos pensamientos son muy diferentes.
Nota: Homologías.

El poder del cristianismo magia cristiana


388

Una maldecirá y detestará a su enfermo; la otra orará por él y,


en secreto, lo colmará de amor místico. Cuando las dos
enfermeras se alejen de sus mortales despojos, cada una de ella
verá en lo exterior de sí misma sus propios pensamientos, que
constituirán el ambiente y la naturaleza en el seno de los cuales
se desplazarán. La primera de ellas verá formas oscuras, feas y
mezquinas; la segunda, contemplará creaciones luminosas,
equilibradas, estéticas y armoniosas. Estas contemplaciones se
grabarán profundamente en el alma de la una y de la otra. En la
nueva encarnación, el sentido estético así formado por la
contemplación de sus pensamientos personales en su estancia
entre dos vidas, podrá orientar a la enfermera mística a ser una
artista en pintura, por ejemplo, y a recrear sobre los lienzos las
formas de las cuales guarda un confuso recuerdo en el fondo de
sí misma y que representan la contemplación entre dos vidas, de
sus oraciones de la vida anterior.

Por este mecanismo se nos aparece la vida mística como la raíz


de todos los dones; no basta para traérnoslos a esta existencia
física, pues lo que ya está formado en este mundo denso no se
modificará más, pero es la que prepara los talentos
excepcionales de nuestra próxima vida. El proceso puede
parecer imaginario; pero bajo formas variadas, presentadas de
distintas maneras, muchos videntes han hecho descubrimientos
y dado pruebas objetivas, verificables materialmente, de su
clarividencia. Aun en la duda, nada perdemos con tentar nuestra
suerte de renacer con el don de una inteligencia notable. Es una
experiencia metapsíquica que recomendamos especialmente.

A pesar de todo, después de una superada fase de titubeos, de


este proceso resultará un nacimiento creciente de seres que
asociarán el espíritu científico al estudio de la religión y,
principalmente, de la religión cristiana, que sobrepasa a todas
las demás en múltiples aspectos.

Doctor Lefebure
389

La tercera vía que asegura el éxito del cristianismo es su poder


mágico. Hablemos sobre todo, del cristianismo mágico original,
cuyas raíces profundas se sumergen en las profundidades del
yoga.

Este poder no es ilusorio y se consigue principalmente por la


práctica de la respiración suspendida, seguida por la asociación
a esta respiración de la convergencia ocular, por los balanceos
de la cabeza y por la concentración concomitante del espíritu en
el nombre natural de Dios y en un punto infinitamente pequeño.
Nuestro personal maestro espiritual, Artemio Galip, provocaba
experiencias internas mediante su solo contacto; experiencias
que contaron con muchos testigos. Cuantos practican los
ejercicios de esta magia blanca alcanzan fenómenos tanto
subjetivos como objetivos que aportan la absoluta convicción de
que, en su origen, el cristianismo residió en la ciencia del
hombre en relación con el universo.

Los cultos actuales no poseen más que una parte ínfima de esta
magia; no obstante, por medio de la comunión, asimilamos los
fluidos del oficiante más profundamente que por la sola
imposición de las manos y esta técnica ha dado principalmente
una estupenda vitalidad al cristianismo.

La experiencia personal de respiraciones lentas y regulares,


cortadas por retenciones sin esfuerzo de crispación, nos permite
ponernos en íntimo contacto con las fuentes del Amor de que
hablaba el Cristo. En virtud de la radiación mágica que
desprende, quien realiza esta práctica consigue contagiar, tanto
por influencia inconsciente de sus fluidos, como por
acumulación de las pruebas objetivas que alrededor de sí
esparce. Este fenómeno adquirirá pronto gran difusión, porque
la Magia es la Ciencia de las ciencias y las mismas ciencias
empiezan a volverse hacia ella.

El poder del cristianismo magia cristiana


390

La hoy llamada metapsíquica o parapsicología, ha multiplicado


las pruebas experimentales de la existencia de la telepatía, de la
clarividencia y de las posibilidades de desdoblamiento del alma
y del cuerpo.

Los modernos descubrimientos de la física nos permiten


considerar los extraordinarios milagros del Cristo, incluida la
resurrección de un cuerpo que ha sufrido una metamorfosis
atómica, como una cosa lógica. El temblor de tierra en el
Gólgota nos muestra la probabilidad de la acción sobre el
átomo.

Si es verdad que el Cristo fue un gran yogui, maestro de la


ciencia secreta de la respiración; si es verdad que casi todos los
milagros realizados por el Cristo han sido observados en
análogos casos por viajeros, exploradores y científicos que
estudiaron de cerca los yoguis; que, asimismo, milagros
análogos han sido reproducidos, si no cuantitativamente, por lo
menos cualitativamente, en occidente por personas que viven
plenamente la vida de nuestra civilización pero que hacen
alguna práctica de ejercicios mágicos.

Si cada día es más incontestable que el Cristo fue un yogui, no


es menos cierto que ante los ojos de todos él realizó un milagro
que ningún relato atribuye a otro yogui: la transmutación de un
cadáver en un cuerpo dotado, al mismo tiempo, de las
propiedades de los cuerpos materiales y de los cuerpos
inmateriales.

Si Jesús fue, de acuerdo a todas las pruebas acumuladas, un


yogui, ha sido el más grande de todos, sobrepasando totalmente
nuestras posibilidades de comprensión actual. Fue portador de
un elemento trascendental que va más allá del yoga clásico
conocido, más poderoso y misterioso aún.

Doctor Lefebure
391

Únicamente la moderna física atómica permite suponer que


aquella transmutación de un cadáver no haya sido mera fábula,
porque ya empezamos a presentir en el sol y en las estrellas
sorprendentes estados de la materia, en los cuales no nos
hubiéramos atrevido a pensar hace pocos años. No existe
ninguna imposibilidad teórica de que seres vivientes estén
impedidos de poseer cuerpos adaptados a tal estado.

Si bien en medio de sus lágrimas y en el monte de los Olivos,


tiene Jesús un aspecto humano y terrenal, también posee aspecto
solar y, asimismo, estelar, en su posibilidad de la transmutación
de la materia, lo que le confiere propiedades inaccesibles a
nuestros actuales conocimientos. Y esto sin perjuicio del
aspecto divino de Jesús.

Las investigaciones de la física llegarán súbitamente, en su


andar, a un inesperado recodo y acabarán por ubicar al Cristo en
su verdadera perspectiva, en la cima de la humanidad presente
y futura. Entonces, nuevamente, estará en medio de nosotros el
reino de Dios.

El poder del cristianismo magia cristiana


393

ÍNDICE

Introdución a la edición castellana 9


Prólogo 15

JESÚS Y LA CIENCIA 18

Triunfo del cristianismo 19


Jesús y el paranoico 27
Rapidez de Jesús, lentitud del perseguido 27
Originalidad de Jesús, insustancialidad del paranoico 29
La relación amigo/enemigo o fracción social 30
La relación accesibilidad-cierre del alma, fracción de amor 32
Concordia y discordia 37
Paz del alma y lucha interior 38
Drama y Filosofía 41
El ojo de Dios y el ojo de Satanás 43
Estado pasado, estado futuro 46
Religión y antirreligión 47
El corazón, músculo del amor 51
Curación y cristalización 57
Fe y radiactividad 60
La reencarnación, cicatrización de la muerte 63
El retorno de Santo Tomás 70
Jesús y su padre, espermatozoide y neurona 73
La comunión, acto digestivo 81
La inmortalidad por la buena memoria 89
Cristianismo occidental y orientalismo 91
Jesús, luz polarizada 103
Crucificado sobre el aliento 109
La sedimentación de las almas 115
Ríos de difuntos y campos electrónicos 119
El espíritu de simplificación 129

El poder del cristianismo magia cristiana


394

JESÚS Y LA SOCIEDAD 135


Introducción 137
Jesús y el estado, un país fuerte es un país donde el estado es
débil 139
Gérmenes de muerte en los gérmenes de vida 147
El delirio alcohólico-colectivista 153
Jesús y el capital 161
Triunfo del cristianismo, el karma en el evangelio 171
La reencarnación en el Evangelio 173
La afirmación del karma en el Evangelio 175
E1 capital kármico 183
El karma final está en el cielo 199
Jesús y la higiene colectiva 203
Algunos insultos 205
Jesús y la paz 207
La paz universal 207
La fe, factor de evolución que reemplaza a la guerra 211
La fracción social 215
La rehabilitación de Judas 217

JESÚS Y LA MAGIA 219


La cuna mágica 223
El sólido ultraligero 231
Las comuniones 241
La mesa familiar 245
El grano de sol 246
El más humilde alimento 246
El fluido de Jesús 248
Este cuerpo simétrico 249
Metamorfosis de los sacrificios humanos 251
El masoquismo en la obra del Cristo 253
El sadismo en torno de Jesús 259
Risas y llantos en torno de Jesús 261
El prójimo y lo lejano 263
Los lugares próximos y lejanos 265
La familia y el ensueño 266
La libertad cristiana 268

Doctor Lefebure
395

El pobre pececillo 275


La clave de la política 277
La acción y el amor 281
El cristianismo de los animales 281
La historia del pequeño limpiabotas o la interacción entre
el amor y los mandamientos 282
Orar durante las relaciones sexuales 285
Amor y altruismo 289
El amor por el hálito 291
La clave de la ciencia secreta 291
El hálito de amor 292
Nuestra transfiguración 294
Esta piedra tan dura 295
La condenación secreta de Jesús 296
El ojo antorcha 299
El sagrado corazón y la aureola 303
Centro de la base 306
Centro sexual 308
Centro del ombligo 309
Centro solar 310
Centro cardíaco 311
Centro de la garganta 313
Centro de la nuca 314
Centro frontal 315
El centro de la epífisis 317
La nueva vida de eremita 322
El estremecimiento en espíritu 325
Jesús se balancea 327
Algunas frases de Jesús cuyo balanceo es
particularmente visible 332
El alfa y la omega 341
La desintegración del espíritu 347
El agua del alma 351
Jesús y el átomo 357
El culto mágico 361
Los apócrifos 371
Cristo Rey 375

El poder del cristianismo magia cristiana


397

OTROS TÍTULOS DE FOSFENISMO


ESPAÑA E IBEROAMÉRICA, ESCUELA DEL
DR. LEFEBURE, FOSFENOLOGÍA EDICIÓN Y
PRODUCCIÓN

La audición alternativa consiste en escuchar primero por el oído


derecho y después por el izquierdo, a un ritmo regular y
regulable, un sonido que puede ser un zumbido, un chasquido o
los dos asociados, o incluso una instrucción oral o música. Los
efectos fueron verificados en diversos laboratorios del Estado
Francés, el C.N.R.S, el Instituto Nacional de Deportes y en el
laboratorio central de los P.T.T. La Audición Alternativa es muy
utilizada en:
Pedagogía: la utilización del Alternófono en el estudio permite
una mejor comprensión. La atención se mantiene sin que
aparezca fatiga; el trabajo intelectual es de mejor calidad y
más organizado.

El poder del cristianismo magia cristiana


398

El Alternófono se utiliza regularmente entre los estudiantes para


preparar los exámenes. Las materias incluso las difíciles, se
vuelven más atractivas durante la audición alternativa. Así se
logra una mayor motivación para en el estudio.

Desarrollo psíquico: las técnicas iniciáticas son más eficaces si


se asocian con el Alternófono. Se accede con facilidad a
numerosos fenómenos psíquicos, a estados de relajación y de
vacío mental.

Los sueños se vuelven proféticos, con revelaciones relacionadas


con el tema de meditación personal. El Alternófono facilita el
desdoblamiento y la subida de kundalini.

Doctor Lefebure
399

Yoga de dos Segundos es un manual práctico de los ejercicios


iniciáticos tradicionales Zoroástricos, descritos en La iniciación
de Pietro. Su práctica regular es la llave para despertar facultades
psíquicas supranormales, así como maravillosos fenómenos:
estados de iluminación, visiones proféticas y fenómenos de
premonición y de videncia.

Esta técnica es el perfeccionamiento, con bases fisiológicas, de


métodos antiguos y empíricos que tenían resultados a veces
grandiosos pero inconstantes.

Desde el comienzo de las experiencias, el sujeto se siente


profundamente en contacto con la verdadera fuerza oculta que
sólo es revelada por esta técnica.

El poder del cristianismo magia cristiana


401

Desde los años 1950, sabemos que la luz tiene una gran
influencia sobre las funciones hormonales por medio de la
hipófisis. Una serie de investigadores han utilizado
recientemente la acción estructurante de la luz sobre el sistema
nervioso en la depresión crónica.

En efecto, estos investigadores han observado que en ciertas


formas de depresión, las recaídas más graves se producen
durante el otoño, una época en que la luminosidad decrece.

En diversos hospitales, las personas que padecen una depresión


crónica se colocan bajo potentes lámparas capaces de producir al
menos 10.000 lux.

El SDE (síndrome depresivo estacional), muy extendido en los


países nórdicos a causa de la duración extrema de las noches, ha
impulsado a los médicos e investigadores a buscar una
alternativa a los medicamentos para combatir estos problemas.

La luz se utiliza también como sincronizador para regularizar los


ritmos de sueño completamente alterados.

El poder del cristianismo magia cristiana


402

Actualmente, el cuerpo médico reconoce de forma unánime los


beneficios que puede aportar el baño de luz mediante la lámpara
de «luz natural».

De ahí a pensar que la luz podía tener un efecto estimulante sobre


las facultades cerebrales, e intelectuales en particular, sólo había
un paso, que el Doctor Francis Lefebure ya había dado en 1959,
después de haber realizado numerosas observaciones detalladas.

Efectivamente, la luz es una energía que produce


sincronizaciones entre las células cerebrales, acelerando y
amplificando los procesos psicológicos. De forma que mirar
fijamente durante un corto período una fuente luminosa
adecuada aporta una energía suplementaria al conjunto de la
masa cerebral, lo cual mejora las capacidades mentales
(memoria, concentración, ideación, creatividad, iniciativa, etc.)
es decir, la inteligencia en su conjunto.

El extraordinario descubrimiento del Doctor Lefebure es que la


mezcla de un pensamiento con un fosfeno transforma la energía
luminosa en energía mental. Los fosfenos son las manchas de
colores cambiantes que se observan en la oscuridad después de
mirar fijamente durante un corto período una fuente luminosa
adecuada. La «mezcla fosfénica» consiste en mezclar un
pensamiento con un fosfeno.

La «mezcla fosfénica» es un método excepcional de desarrollo


personal que se puede aplicar a cualquier edad, sea cual sea el
grado de dificultad y en todos los ámbitos de la vida.

Doctor Lefebure
403

Los fosfenos son las manchas de colores cambiantes que se


perciben tras mirar fijamente durante un corto periodo de tiempo
una fuente luminosa adecuada. De esta forma despertamos una
energía que permite el desarrollo de la memoria y el acceso a
numerosos fenómenos psíquicos. La tercera fase del fosfeno, el
«resplandor difuso» es una energía que emana del cerebro. Se
puede fotografiar y permite percibir los objetos físicos en plena
oscuridad.

Está presente en el origen de fenómenos de videncia, sueños


premonitorios, visiones y apariciones, así como en todas las
manifestaciones sobrenaturales, como las que tuvieron lugar
durante los «prodigios solares» de Lourdes, Fátima y
Kerezinen, que siempre cuentan con la presencia de niños. Los
fosfenos se transmiten fácilmente por telepatía. Cuando un
grupo o una multitud hace fosfenos, éstos se aceleran y
provocan la «danza del sol», de ahí el oscurecimiento aparente
del sol, los balanceos, temblores, rotaciones y sensación de
caída, que no son más que los ritmos del cofosfeno solar
amplificados por la importancia del grupo.

El poder del cristianismo magia cristiana


404

Se obtienen los mismos fenómenos utilizando una «lámpara


fosfénica». Además, esta energía emitida por el cerebro se
acumula en el lugar donde se utilizan regularmente los fosfenos,
así como en el «aura» de las personas que los practican.

Estas sales fosfénicas, es decir, la energía producida por la


mezcla de un pensamiento con el fosfeno, constituyen lo que
antiguamente se llamaba los «egregores», que son la base de
todos los lugares santos y de todos los lugares sagrados, pues
permiten acceder a los planos sutiles, a los mundos invisibles.

Estos fenómenos no son tan raros como podría pensarse, pero


existe un cierto «tabú» y de ley del silencio impuestos para evitar
que los «secretos iniciáticos» se divulguen. ¿A quién pueden
beneficiar estos fenómenos y estos acontecimientos? Las
investigaciones del Dr. Lefebure muestran elementos que nadie
había analizado antes. El lector se sorprenderá al descubrir que
él también puede producir estos «milagros», así como otros
muchos fenómenos de los que habitualmente se habla poco.

Doctor Lefebure
405

Nuevo método de exploración del cerebro basado principalmente


en la alternancia de los fosfenos dobles.

Los fosfenos son las manchas luminosas que persisten en la


oscuridad después de haber mirado una luz intensa y adecuada.
Si miramos dos lámparas separadas por una membrana, veremos
un fosfeno con cada ojo.

El Dr. Lefebure descubrió que, si se ilumina alternativamente un


lado y otro, con un ritmo de dos segundos en cada lado, después
los dos fosfenos, en lugar de observarse al mismo tiempo,
aparecen de forma alterna, a la derecha y a la izquierda, no al
ritmo de la iluminación sino con un ritmo propio.

Este ritmo es tanto más regular cuanto que el sujeto se encuentre


en unas condiciones favorables a su buen funcionamiento
cerebral. Este ritmo es muy sensible y constituye una especie de
sonda que proporciona mucha información, de tipo psicológico y
médico. Con este sistema, el Dr. Lefebure estudió el efecto de
ciertos medicamentos.

El poder del cristianismo magia cristiana


406

Pero la mayor originalidad de sus investigaciones es el estudio


de las técnicas místicas e iniciáticas tanto orientales como
occidentales gracias a esta oscilación.

Otros ritmos de los fosfenos, que también descubrió el Dr.


Lefebure, presentan analogías evidentes con ciertos ritmos que a
veces descubren las personas contemplativas en su conciencia,
cuando intentar uniese a Dios. Se han descubierto también otros
ritmos de los fosfenos, en particular la «oscilación en zigzag»; un
experimento demuestra que durante la última fase del fosfeno, no
ocurre nada en la retina, sólo se produce una oscilación muy
lenta de un hemisferio cerebral a otro.

Estas investigaciones no impidieron al Dr. Lefebure dedicarse


principalmente a la práctica. Los principios que descubrió lo
llevaron, por ejemplo, a crear el Sincroscopio, un aparato cuya
acción sobre la memoria es incontestable y que por este hecho
tiene un gran interés para la preparación de exámenes.

Doctor Lefebure
407

Podemos considerar al ser psíquico como un organismo


autónomo, homólogo de su propio organismo físico: a ciertos
órganos del cuerpo les corresponden ciertas características del
otro, a ciertas funciones de uno, una actividad del otro. Éste es
uno de los grandes descubrimientos del Dr. Lefebure.

Otro principio seguido por el autor es el del trabajo sincrónico de


una facultad psicológica y de su homólogo físico. ¿Cuál es el
homólogo en el organismo de la facultad que llamamos
voluntad? La voluntad nos hace actuar. Físicamente, actuamos
sobre todo mediante los miembros; en este sentido, podemos
decir que los miembros son los homólogos en el cuerpo físico de
lo que es la voluntad en el psiquismo.

Si queremos desarrollar o formar la voluntad, debemos


esforzarnos en la realización de los ejercicios de los miembros
combinados con la volición.

La respiración rítmica ocupa un lugar preponderante en los


procesos de autorregulación.

El poder del cristianismo magia cristiana


408

La respiración, una función característica de la vida, que nos une


sin interrupción al medio en el que vivimos, es al mismo tiempo
la única función de nuestra vida vegetativa sobre la cual nuestra
voluntad puede actuar en gran medida.

La función respiratoria establece la unión entre nuestra vida de


relación y nuestra vida vegetativa, por lo tanto, desempeña un
papel esencial en el control del cuerpo.

Los ejercicios mentales combinados con la respiración rítmica


permiten a ésta alcanzar su mayor fuerza en la educación del
carácter y la inteligencia.

Doctor Lefebure
409

Todas las civilizaciones han hecho un amplio uso de las prácticas


de observación fija de fuentes luminosas y, por tanto, de los
fosfenos. Estuvo en el origen del poder de numerosos imperios,
pero si bien se conocía la importancia de los cultos solares,
lunares y de los cultos del fuego, en las civilizaciones antiguas se
ignoraba que la esencia de estos «cultos» estaba en la
observación fija de la luz.

Esto jamás se había evidenciado antes de los trabajos del Doctor


Lefebure. Algunos ocultaron estos conocimientos hasta que se
perdieron, y todavía en nuestros días, los residuos de estos
imperios se perpetúan sobre este impulso milenario que ha dado
origen a las religiones y a las tradiciones iniciáticas.

En definitiva, si tenemos en cuenta lo que nos enseñan los


fosfenos sobre el funcionamiento cerebral, tenemos muchas
probabilidades de descubrir nuevas facetas de la historia de la
humanidad.

Estas prácticas milenarias no derivan de simples creencias.

El poder del cristianismo magia cristiana


410

Los descubrimientos del Doctor Lefebure sobre los fosfenos, han


puesto de manifiesto desde 1959, que la luz tiene una influencia
extraordinariamente estructurante sobre todas las capacidades
cerebrales y sobre las capacidades intelectuales especialmente.

Esto explicaría que en determinadas épocas, estas prácticas se


consideraran como secretas, y fueran aplicadas por las elites
dirigentes que intentaban con este «secreto» conservar su poder.

Doctor Lefebure
411

Los fosfenos son las luces subjetivas, posfosfenos, que persisten


en la oscuridad durante tres minutos después de mirar fijamente
una lámpara adecuada; el cofosfeno, son los colores que
aparecen alrededor de la lámpara si la fijación de la mirada es un
poco más prolongada.

La mezcla entre los pensamientos y los fosfenos produce efectos


pedagógicos maravillosos. Por ejemplo, niños completamente
disléxicos leen de forma normal en tres meses, e incluso superan
a la media de los niños de su edad. Pero este fenómeno ha sido
utilizado instintivamente por todos los pueblos en algún estadio
de su evolución, en los cultos solares, que asocian la oración con
la fijación de la mirada en el sol. Esto sucede todavía con los
zoroástricos, cuyos sacerdotes se llaman «magos». Por lo tanto,
la magia, en el sentido original del término, es una ciencia de los
fosfenos que se ha perdido.

Los niños pastores tienen la costumbre de jugar con los fosfenos,


y mezclarlos con sus plegarias. Los principales hechos de la
Iglesia Romana tuvieron como protagonistas a niños pastores.

El poder del cristianismo magia cristiana


412

Otros niños utilizan instintivamente el reflejo del sol en el agua.


Éste fue el caso de la poetisa Minou Drouet, que desde muy
joven fue un prodigio.

Existen también pescadores que han adquirido cierto don de


videncia, rezando mientras trabajaban, con el reflejo del sol en
los ojos. Cuando Cristo nació, acudieron pastores y magos, las
dos grandes categorías de especialistas en fosfenos de la
Antigüedad, y Cristo fue a buscar a cuatro pescadores del lago
Tiberíades para comenzar su predicación. Por lo tanto, el
Fosfenismo desempeñó un importante papel en el nacimiento del
cristianismo.

Esto también es cierto para la religión de Mitra, en la que el


futuro iniciado debía observar fosfenos en una gruta; los
tibetanos también lo utilizaron y poseían en cada templo un libro
de interpretaciones de los signos que aparecen cuando se fija la
mirada en el sol; los brujos pigmeos miran fijamente una llama
para buscar un terreno rico en caza, y sucede a menudo que un
explorador que va con ellos tiene la misma visión en el mismo
momento, debido a la gran transmisibilidad telepática de los
fenómenos fosfénicos.

Doctor Lefebure
413

La interjección OM forma parte de todas las liturgias hindúes. La


física moderna pone de manifiesto que expresa mejor la ley de
polaridad universal pues la O se traduce por un círculo en el
osciloscopio catódico (pantalla de televisión que analiza los
sonidos), y la M por un cuadrado. Volvemos a encontrar esta
polaridad morfológica, círculo y recta, en todas las polaridades
de la naturaleza, principalmente entre el espermatozoide y el
óvulo.

La ola, cuando estalla, da una modalidad del OM (la O corta).


Otras modalidades vienen dadas por el ruido del viento en las
hojas o el sonido de la campana. Morfológicamente, cada
vértebra expresa el sonido OM por la polaridad entre el cuerpo y
las láminas, el conjunto de la columna vertebral por la oposición
entre la bola en que termina el coxis y la vértebra superior el
atlas, que está formado únicamente por láminas; incluso, en el
centro del cráneo, el cubo del seno esfenoidal. De estas múltiples
analogías, resultan diferentes maneras de repetir el sonido OM.
El acúfeno fisiológico (zumbido que escuchamos cuando nos
tapamos los oídos) es otro aspecto del sonido OM.

El poder del cristianismo magia cristiana


414

Concentrándonos en un detalle del acúfeno, conseguimos a


menudo en poco tiempo escuchar músicas celestiales.
Manteniendo un pensamiento preciso durante esta escucha,
practicamos la «mezcla acufénica» cuyos beneficios son
paralelos a los de la «mezcla fosfénica» (mejoría de la atención,
la memoria, y del espíritu de iniciativa). El método es fácilmente
aplicable en el terreno escolar. Un mantra es un sonido cuya
repetición mental actúa por su ritmo y sus resonancias
analógicas.

Una tabla racional de las letras, establecida en función de la


forma de los órganos vocales durante su pronunciación, permite
a cada uno de nosotros construir lógicamente los mantras mejor
adaptados a la meta perseguida. Esta tabla pone de manifiesto
que el sonido sagrado principal de todas las religiones es más o
menos el mismo y expresa la ley de polaridad universal. Los
chacras, o centros psíquicos del cuerpo etérico, aparecen como
los nudos de vibraciones engendrados por la repetición de los
mantras en el cañón de órgano que es el tubo hueco central de
este cuerpo sutil (nadi Sushumma del yoga). La repetición
mental del OM armoniza el conjunto del psiquismo y constituye
un poderoso estimulante de todas las funciones cerebrales.

Doctor Lefebure
415

El desdoblamiento no es un fenómeno raro. Se ha practicado en


todaslas épocas. Por ejemplo, en la Edad Media, los llamados
«brujos» obtenían el desdoblamiento mediante paralizantes
bulbares que provocaban un estado de muerte aparente, lo que
les permitía penetrar en los «mundos invisibles». Los cátaros y
los templarios utilizaban otras técnicas para conseguir el mismo
objetivo. La Iglesia católica desacreditó estas prácticas con el
pretexto de la herejía.

La Inquisición se encargó de hacer desaparecer a los molestos


defensores de estas prácticas. Sin este encarnizamiento en
querer destruir su conocimiento, los fenómenos de
desdoblamiento formarían parte de nuestra vida cotidiana. Sin
embargo, los niños conocen bien estos fenómenos. Algunos los
viven con frecuencia. Pero la mayor parte del tiempo no los
escuchamos y los regañamos. No obstante tienen algo que
enseñarnos, porque sin saberlo conocen perfectamente los
medios de producir estos estados maravillosos. La Escuela del
Doctor Lefebure le ofrece lo que jamás ha sido revelado sobre
el desdoblamiento, una facultad natural accesible a todos,
común a todos los seres humanos.

El poder del cristianismo magia cristiana


417

Las iniciaciones transmisibles a distancia son más fáciles de


provocar de lo que nos imaginamos, siendo uno de los
fundamentos el ritmo del pensamiento a la sexta parte de
segundo. Los mantras rápidos son quizá uno de los mayores
secretos de los yoguis. Sin embargo, nunca han podido explicar
las bases de sus conocimientos.

Muchos dan importancia al «significado» del mantra, olvidando


que la raíz de esta palabra significa «sonido mental». Por tanto,
el ritmo es lo más importante, provocando algunos de ellos una
verdadera explosión de fenómenos en la conciencia.
Bajo determinadas excitaciones, el fosfeno se pone a temblar al
ritmo de la sexta de segundo. Este ritmo también se ha revelado
como una de las claves de los poderes supranormales del
espíritu. Pero los efectos del mantra rápido son proporcionales a
la regularidad del ritmo; como ocurre con los columpios,
debemos empujar en el momento oportuno para mantener y
aumentar su movimiento. De ahí el empleo del Mantratón para
permitir el pleno rendimiento de esta meditación.

El poder del cristianismo magia cristiana


418

Obtenemos entonces una forma particular de iluminación, luego


de desdoblamiento (de la misma manera que una pieza de hierro
pegada a una pieza de madera se despega si la hacemos vibrar),
el despertar de los chacras, de visiones proféticas que se realizan
al poco tiempo; todo esto con una facilidad desconcertante.

Las tradiciones orientales y el despertar de kundalini. Los efectos


del pensamiento a la sexta parte de segundo. Aplicaciones
terapéuticas. Interacción con el sistema muscular. Acción del
mantra sobre la atención. Mantra rápido y kundalini. Mantra
rápido y purificación de los sentimientos. Iluminación.
Desdoblamiento. Despertar de los chacras. Temblor del sol en los
«prodigios solares».

Doctor Lefebure
419

La rotación es un movimiento universal. Desde el electrón


alrededor del átomo hasta las galaxias, vivimos en un Universo
que nos impulsa en un perpetuo movimiento espiral.
Esta rotación es un misterio pero, al armonizarnos con el
movimiento del Universo, producimos cierto resplandor
espiritual. Los derviches intentan fusionarse con el Universo y
pueden arrastrar a la conciencia de otros en este movimiento,
porque el girofeno es tan transmisible por telepatía como el
fosfeno. Por ello, los espectadores de estas ceremonias se sienten
elevados por encima de su cuerpo.
Las personas que han visitado Mevlana, centro importante del
sufismo, han observado que reina allí un ambiente especial y
sobre todo han sentido la impresión de encontrarse en otra parte,
en otro plano.
Esto se debe a los ritmos fosfénicos acumulados en este lugar
desde hace cientos de años. Además, gracias a los fosfenos, cada
uno conoce su velocidad de rotación óptima, así como la
duración de las sesiones y su frecuencia.

El poder del cristianismo magia cristiana


420

El Doctor Lefebure nos enseña cómo alcanzar estos estados de


iluminación y de superconciencia mediante la práctica de las
rotaciones.

En el apéndice, se expone, entre otras, la explicación del famoso


RAYO VERDE de los marinos, con el método para reproducirlo
experimentalmente.

Doctor Lefebure
421

¿Kundalini es la más profunda y la más misteriosa de las fuerzas


del Universo, la más potente, la más terrible? ¿Sólo algunos
grandes iniciados que se esconden en la inmensidad de Asia
poseen la técnica de su despertar y de su mantenimiento, muy
peligroso para los demás? ¿Existen realmente gurús que esperan
pacientemente a los alumnos más aventajados para transmitir sus
enseñanzas, que la mayoría de la humanidad todavía no es digna
de conocer?

NO, responde el Dr. Francis Lefebure. Lo que es peligroso son


los procedimientos que no tienen nada que ver con lo que actúa
efectivamente sobre el despertar de kundalini, pero que se
mezclan por rutina y falta de discernimiento con los elementos
necesarios y suficientes para provocar su despertar.

Por comparación, lo mismo sucedió con la inmunoterapia


preventiva, que en forma rudimentaria existía en África antes de
la llegada de los europeos: en las ferias, miembros de unas tribus
llamadas «de hombres serpiente» mostraban que podían ser
mordidos por serpientes venenosas sin morir.

El poder del cristianismo magia cristiana


422

El procedimiento era un «secreto iniciático». Consistía en cubrir


el cuerpo con múltiples laceraciones sobre las cuales se aplicaba
una mezcla de ingredientes, entre los que había cabezas de
serpiente aplastadas.
Estas poblaciones no sabían que sólo el veneno de serpiente era
útil para una inmunización progresiva, lo que hacía que el
método fuera doloroso y peligroso.

De la misma manera, cuando se ha comprendido lo que es esta


fuerza cuyo despertar es la finalidad del yoga, se ve claramente
que KUNDALINI ES MUY SIMPLE, MUY BENEFICIOSO,
SIN PELIGRO Y FÁCIL DE PROVOCAR, contrariamente a los
dogmas caducos debidos a interpretaciones occidentales
precipitadas.
Cuando se han depurado todas las prácticas inútiles para
despertar esta fuerza, queda un PRINCIPIO aplicable de muchas
maneras diferentes, pero entre las cuales la más rápida y eficaz
es la «máquina que despierta kundalini», es decir, el Girascopio.

El Dr. Lefebure precisa como cada cual puede PROVOCAR EL


DESPERTAR DE KUNDALINI en UNA O DOS SEMANAS A
RAZÓN DE UNA HORA DE UTILIZACIÓN POR DÍA. En
este corto lapso de tiempo, la potencia de este despertar es en
general suficiente para que se produzcan los efectos clásicos del
ascenso de esta fuerza, experimentado en la columna vertebral, y
que provoca una iluminación cuando alcanza la cabeza,
engendrando una multitud de experiencias espirituales curiosas y
reconfortantes, de manera que el experimentador ya no duda de
que se trata del verdadero kundalini.

El resultado es absolutamente convincente. El sujeto entonces


es libre de pararse aquí, o de ir más allá en su desarrollo con
el Girascopio.

Doctor Lefebure
423

Resulta evidente que esta afirmación provocará al principio


vivas controversias en todos los medios que se interesan por el
yoga, por la teosofía o por el hinduismo. Pero esta vez, no habrá
términos medios: una u otra de las dos concepciones tiene razón
definitivamente y totalmente; para resumir: «kundalini, fuerza
difícil de despertar, y peligrosa» o «kundalini, fuerza muy fácil
de despertar, muy beneficiosa y sin ningún peligro». Se abre el
debate.

El poder del cristianismo magia cristiana


425

La iniciación Subud es el punto de partida de los trabajos del


Doctor Francis Lefebure sobre el Fosfenismo.

En este libro el Doctor Lefebure analiza dos métodos iniciáticos;


el primero le fue revelado cuando tenía 18 años por un
«maestro» zoroástrico y el segundo cuando contaba 44 años por
el «mago» Pak Subud.

De un modo ameno nos introduce al extraordinario mundo de los


fosfenos como herramienta de exploración cerebral.

El Doctro Lefebure explica cómo proyectar la gran fuerza de la


vida denominada así por Subud, ayudando a quien desee entrar
en el camino iniciático.

El poder del cristianismo magia cristiana


427

Conferencia de Fosfenismo en el centro INSAODYT. Ponente:


Francesc Celma

Aplicaciones teratéuticas, de desarrollo personal y pedagógico


del Fosfenismo.

El poder del cristianismo magia cristiana


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Todas las civilizaciones han hecho un amplio uso de las prácticas


de obervación fija de fuentes luminosas y, por tanto, de los
fosfenos.

Estuvo en el origen del poder de numerosos imperios, pero si


bien se conocía la importancia de los cultos solares, lunares y de
los cultos del fuego, en las civilizaciones antiguas se ignoraba
que la esencia de estos «cultos» estaba en la observación fia de
la luz.

Esto jamas se habia evidenciado antes de los trabajos del Doctor


LEFEBURE.

Algunos ocultaron estos conocimientos hasta que se perdieron, y


todavía en nuestros días, los residuos de estos imperios se
perpetúan sobre este impulso milenario que ha dado origen a las
religiones y a las tradiciones iniciaticas. en definitiva, si tenemos
en cuenta lo que nos enseñan los fosfenos sobre el
funcionamiento cerebral, tenemos muchas probabilidades de
descubrir nuevas facetas de la historia de la humanidad.

El poder del cristianismo magia cristiana


430

Estas prácticas milenarias no derivan de simples creencias. Los


descubrimientos del Doctor LEFEBURE sobre los fosfenos, han
puesto de manifiesto, desde 1959, que la luz tiene una influenzia
extraordinariamente estructurante sobre todas las capacidades
cerebrales, y sobre las capacidades intelectuales especialmente.

Esto explicaria en determinadas épocas, que estas prácticas se


consideraran secretas, y fueran aplicadas por las élites dirigentes
que intentaban con este secreto conservar su poder.

Doctor Lefebure
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Todos los pueblos en cierto estadio de su evolución han pasado


por lo que llamamos erróneamente la adoración del sol.

Erróneamente por la razón siguiente: cuando estábamos en la


escuela nos imaginábamos que estaban en un edificio, en la
penumbra, y que recitaban plegarias al sol como se pueden
recitar, por ejemplo, a Dios Padre, pero no se trata en absoluto de
esto. Por ejemplo, todavía en nuestros días, los zoroástricos
rezan todos los días mirando fijamente el sol, y los indios de
Norteamérica, al menos algunas tribus, tenían la costumbre de
dedicar un día entero al año a la plegaria asociada a la fijación de
la mirada en el sol.

Por lo tanto, no se trataba de una adoración platónica en un lugar


oscuro, en un templo, sino realmente de una plegaria asociada a
la fijación de la mirada en el sol. Esto nos obliga a considerar
otros métodos de utilización del Fosfenismo y del propio sol, o
al menos de su reflejo.

El poder del cristianismo magia cristiana

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