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EL CONOCIMIENTO ESPECIALIZADO Y SUS UNIDADES DE

REPRESENTACIÓN: DIVERSIDAD COGNITIVA

SPECIALISED KNOWLEDGE AND ITS REPRESENTATION UNITS: COGNITIVE


DIVERSITY

M. Teresa Cabré Castellví


Institut Universitari de Lingüística Aplicada
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona)

Rosa Estopà Bagot


Institut Universitari de Lingüística Aplicada
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona)

Resumen

En este trabajo se muestra que las unidades de representación del conocimiento especializado pueden
abordarse desde una aproximación lingüística. Y, desde una puerta lingüística, se expone la apertura que
representa para la terminología situarse en el discurso y analizar sus unidades más representativas en su
funcionamiento real. La observación de los textos especializados permite constatar que el conocimiento
especializado utiliza diversos recursos para representarse y comunicarse y no se limita a las prototípicas
unidades terminológicas. En una perspectiva de base comunicativa que tenga en cuenta aspectos cognitivos y
lingüísticos la terminología debe ocuparse de todas las unidades de conocimiento especializado.

Palabras clave: Terminología, Conocimiento especializado, Unidades de representación

Abstract

This paper shows that representation units of specialized knowledge can be dealt with from a linguistic
approach. And it is from a linguistic approach that we present the aperture of what it represents for terminology
when we place ourselves on the discourse and analyze its most representative units in its real functioning. The
observation of specialized texts allows us to verify that specialized knowledge uses different resources to
represent and communicate itself and does not limit itself to prototype terminological units. Terminology should
deal with all specialized knowledge units in a communication-based perspective that considers cognitive and
linguistic aspects.

Keywords: Terminology, Specialized Knowledge, Representation Units

1. Introducción

La filosofía se ha interesado desde la antigüedad por el conocimiento y por el modo


como los seres humanos percibimos e interiorizamos la realidad en la que nos movemos. Más
recientemente la psicología se ha ocupado del comportamiento y el pensamiento teniendo en
cuenta no solo las circunstancias en las que nos movemos sino también nuestras posibilidades
mentales. Y la neurología, y más concretamente la neurofisiología, se ha ocupado mucho más
recientemente todavía de la descripción del cerebro en relación con el conocimiento y la
actuación. El interés del conocimiento como objeto de estudio ha permitido configurar un
espacio interdisciplinar que, visto en su unidad, constituye la ciencia cognitiva.
La lingüística tradicional, centrada en la descripción del lenguaje como sistema de
expresión y comunicación, ha analizado el correlato entre el conocimiento y su expresión a
través de unidades de las gramáticas de las lenguas naturales. Pero la lingüística dominante
desde hace ya unas décadas había abandonado estos objetivos con la finalidad de formalizar
sus mecanismos de expresión. Así, la llamada lingüística formal, fundamentada en la lógica y
aplicada a la inteligencia artificial de manera exclusiva hasta hace poco, solo ha podido dar
cuenta de los fenómenos lingüísticos susceptibles de ser explicados por formalismos. En
consecuencia, los fenómenos lingüísticos no estrictamente formales o formalizables han sido
relegados del punto central de su estudio para poder explicar más profundamente los
fenómenos regularizables.
La terminología en tanto que disciplina autoconsiderada científica ha sido representada
desde los años cuarenta hasta un presente muy reciente exclusivamente por la teoría de
Wüster denominada Teoría General de la Terminología (TGT). Solo muy recientemente la
validez universal de esta teoría ha empezado a ser puesta en cuestión por distintos autores
procedentes tanto del campo de la lingüística como de la filosofía de la ciencia, basándose en
dos puntos: en la observación de los datos terminológicos en su funcionamiento real, y en los
experimentos realizados por la psicología sobre cómo categorizamos los objetos de la
realidad.
En este trabajo nos proponemos discutir uno de los pilares básicos de la teoría
terminológica tradicional: el punto focal de la terminología es el concepto y su denominación
exclusivamente centrada en el término. Esta posición propuesta por Wüster (1979) relega la
terminología a la unidad lexicalizada.

2. El concepto y el término en la TGT

Para Wüster el objeto del que debe ocuparse la terminología son los conceptos
expresados mediante denominaciones. Estas denominaciones pueden ser de las lenguas
naturales o de lenguas artificiales. Wüster reserva el término término para referirse a las
unidades nominales del lenguaje natural que denominan los conceptos especializados:
La terminología considera que el ámbito de los conceptos y el de las denominaciones (=los
términos) son independientes. Por esta razón los terminólogos hablan de conceptos, mientras que los
lingüistas hablan de contenidos de palabras, refiriéndose a la lengua general. Para los terminólogos,
una unidad terminológica consiste en una palabra a la cual se le asigna un concepto como su
significado, mientras que para la mayoría de los lingüistas actuales, la palabra es una unidad
inseparable compuesta de forma y contenido(Wüster 1979; traducción de 1998: 21-22).

[...] Nos dedicaremos a continuación al estudio de los símbolos lingüísticos de los conceptos, es decir las
denominaciones. Cuando el contexto de la denominación es tecnolectal, también se le llama término. Un
término puede ser una palabra o un grupo de palabras. (Wüster, 1979; traducción de 1998: 71)

Estas citas de Wüster muestran que efectivamente los términos son para él el punto
central de la materia. Pero con los años los seguidores de Wüster han ido desplazando del
centro de la terminología a los términos para situar a los conceptos alejando así la
terminología en su conjunto de la lingüística y acercándola a la semiótica. Para ellos, en la
comunicación especializada, tan importantes son las unidades lingüísticas como otras
unidades simbólicas. Radicalizando aun más esta posición, Picht (1996) establece un
renovado objeto para la teoría terminológica:

Ciencia de la terminología: ciencia interdisciplinaria y transdisciplinaria cuya esfera es, de un lado, la


investigación del objeto, el concepto y sus formas de representación y las relaciones entre ellos y, del
otro, la investigación de su representación sistemática y de su aplicación dentro del amplio abanico de
áreas de conocimiento. (Picht 1996: 278)

A la luz de los progresos que se han llevado a cabo y del tipo de disciplinas comprometidas hoy, el
vínculo con la lingüística aplicada nos parece menos conveniente que antes, ya que un número de
factores y elementos puramente terminológicos no tienen una naturaleza lingüística, y por tanto no
puede, y en efecto nunca lo han sido, ser tratados con éxito por la aplicación de los métodos de la
lingüística (...) la ciencia de la terminología hoy se considera ella misma como una disciplina
independiente, más que una subdivisión de una subdivisión de la lingüística. (Picht 1996: 277)

3. Abriendo puertas al estudio de la terminología

Solo muy recientemente, las aportaciones que desde la lingüística, la psicología y la


filosofía de la ciencia se están haciendo al campo de la terminología han permitido recuperar
este objeto como un objeto no exclusivo de la lingüística, sino también de otras disciplinas
(Rey 1979, Sager 1990, Gambier 1991, Gaudin 1991, Rey 1992, Slodzian 1995, Condamines
1994 y 1995, Cabré 1994, 1998, 1999, Temmerman 1998, Dubois 1999, Diki-Kidiri 1999,
Thoiron 1999, Ciapuscio, 2000).
La mayoría de las críticas dirigidas a la TGT –que provienen de aproximaciones
cognitivas, lingüísticas y sociales– se refieren, por un lado, a sus insuficiencias relacionadas
con la idealización de la realidad, el conocimiento y la comunicación; y, por el otro, a la
limitación de esta propuesta a la estandarización.
Desde las ciencias cognitivas, se cuestiona la noción de conocimiento especializado
tratado aisladamente y se pone en tela de juicio su uniformidad y su alejamiento del
conocimiento general. Desde la lingüística, se objeta sobre todo la limitación impuesta por la
TGT de interesarse sólo por los aspectos prescriptivos de los términos y de considerar a los
términos como unidades diferentes a les unidades léxicas propias de la lengua general. Y
desde la sociología, en cambio, se rechaza la concepción idealista de los términos, el carácter
plano atribuido a la comunicación especializada, donde los términos pierden parcialmente su
condición de unidades de la lengua natural y sus valores pragmáticos, y se niega la variación
discursiva.
La concepción de la terminología como un dominio de conocimiento necesariamente
interdisciplinario que se ocupe de los términos y que integre los aspectos cognitivos,
lingüísticos y comunicativos de las unidades terminológicas, es lo que nos ha conducido a
formular la Teoría de las puertas (Cabré, 1999, 2000). Se trata de una teoría que recoge la
multidiciplinariedad del objeto terminológico y al mismo tiempo permite tratar los términos
de manera diferente. Según esta teoría, el objeto término es una unidad al mismo tiempo
semiótica, lingüística, cognitiva y social, que puede ser tratada desde y por diferentes
disciplinas. La única condición que se les impone a estas disciplinas es que compartan los tres
principios siguientes:
a) que partan del principio que una disciplina nunca puede dar cuenta de un objeto en su
totalidad sino solo contribuir a la descripción y explicación de este objeto
b) que conciban las unidades de conocimiento especializado, así como también todas las
unidades de las lenguas naturales, como unidades poliédricas al mismo tiempo unidades
cognitivas, lingüísticas y sociales
c) que asuman que para abordar un objeto con rigor hay que situarse en una determinada
perspectiva y hacerla además explícita. Esta toma de posición requiere en terminología
seleccionar una única puerta de entrada para la descripción de las unidades que vehiculan
el conocimiento especializado.

4. Entrando a la terminología por la puerta de la lingüística

Desde una puerta lingüística, observamos que las unidades que se consideran unidades
terminológicas son susceptibles de ser analizadas a la vez desde una vertiente formal,
semántica y funcional. En este sentido, las unidades terminológicas se asemejan a las
unidades léxicas porque, aparte de compartir estas tres vertientes, pertenecen a una categoría
léxica mayor1. Esta condición las diferencia de otras unidades que también son formales,
semánticas y funcionales, como las unidades morfológicas, fraseológicas u oracionales.
Así, desde el punto de vista formal, las unidades terminológicas y las unidades léxicas
comparten las mismas estructuras y se explican por las mismas reglas gramaticales.
Semánticamente no son diferentes, pues son unidades con un significado (y uno o varios
sentidos), que puede representase mediante una definición. Y tampoco son diferentes
funcionalmente porque ambas son unidades que pertenecen a una de las categorías
gramaticales establecidas. Y pragmáticamente participan del esquema de comunicación
propio de cualquier interacción comunicativa.
¿Cuál sería pues la especificidad de las llamadas unidades terminológicas? Según Cabré
(1999) y Lara (1999) esta especificidad radica en el proceso de significación. Los procesos de
categorización de una misma realidad distinguen el especialista del lego aunque ambos usen
una misma forma2. Por ejemplo, la unidad sal es para el no especialista un condimento usado
en la alimentación, pero para el químico es cloruro de sodio; y la unidad ballena es para el
niño un pez, para algunos adultos un mamífero, pero para los científicos es un cetáceo del
grupo de los misticetos y de la familia de los balénidos y de los balenoptéridos.
Pero los procesos de categorización no son sólo distintos entre el especialista y el no
especialista, sino que también pueden ser diferentes entre los mismos especialistas, pues,
como señala Gutiérrez (1998:23), no todos los científicos se aproximan a la realidad de la
misma manera, sino que cada ámbito temático tiene sus objetivos y sus referencias que varían
la perspectiva desde la cual se contemplan las cosas. Así, por ejemplo, las rickettsias son para
los médicos agentes bacteriológicos que causan las tickettsiosis y, en cambio, para los
biólogos son bacterias parásitas intracelulares de los vertebrados que tienen un ciclo natural
en el que intervienen artrópodos hematófagos que pertenecen a la familia de las
rickettsiacias y al orden de los ricketssiales. Otro ejemplo, la tetraciclina es para un médico
cualquiera de los antibióticos de amplio aspectro de acción bacteriostática activos contra
una gran variedad de microorganismos entre las bacterias gramapostivias y gramanegativas,
además los médicos saben que la tetraciclina se absorbe bien por vía oral y tiene afinidad
electiva por las células tumurales, el tejido óseo y los tejidos con inflamación crónica
necrotizante. En cambio, para un farmacéutico, la tetraciclina es una substancia que se
presenta en forma de polvos amarillos, inodoros, estables en el aire, pero sensibles a la luz;
y, finalmente, para un químico la tetraciclina es una subtancia de fórmula C22H24N20O8.
E incluso, dentro de una misma área temática, un concepto puede ser categorizado
desde diferentes puntos de vista: una misma enfermedad, por poner un ejemplo, puede ser
categorizada según su descubridor3: enfermedad de Alzheimer, según el periodo vital en que
mayoritariamente se desarrolla: enfermedad presenil, según sus consecuencias y evolución:
demencia progresiva, demencia degenerativa.
Otro ejemplo es el de la patología denominada enfermedad de las vacas locas,
aludiendo este término al comportamiento externo de los animales que la padecen, pero que
también puede denominarse enfermedad de Kreuzfeld-Jacob o encefalopatía espongiforme.
Si asumimos pues que las unidades terminológicas participan de las mismas
características de las que participan las unidades léxicas de una lengua natural, podemos
presuponer que las unidades terminológicas y las unidades léxicas de hecho no son unidades
gramaticales distintas. Lo que es distinto es el valor especializado o no especializado que
adquieren en una comunicación. En nuestra propuesta, consideramos que los términos son
unidades léxicas activadas singularmente por sus condiciones pragmáticas. El carácter
terminológico es, pues, un valor pragmático conferido por las condiciones discursivas en que
se produce un texto dentro de un ámbito, es decir en función de su uso en un contexto
expresivo y situacional determinado. En consecuencia, partimos de la base que una unidad
léxica está formada por un conjunto de parámetros semánticos y que se activan unos u otros
en función de su uso en un ámbito concreto.
Además, la condición de valor especializado no es única ni estática, sino que, por un
lado, una misma unidad léxica puede activar diferentes valores especializados en función de
la temática en la que se use (variación horizontal) y por otro lado una misma unidad léxica
dentro de un mismo ámbito especializado puede ser más o menos especializada pues el rasgo
de valor especializado lleva asociado valores graduales de precisión, concisión y cientificidad
(variación vertical).
Un ejemplo de variación horizontal puede ser la unidad léxica consorcio4 que puede
usarse en un contexto no especializado y en contextos especializados temáticamente distintos:

Valor no especializado: en textos generales puede significar unión de personas que tienen un interés en
común.
Valor especializado 1: en textos de derecho administrativo, significa entidad con personalidad jurídica
propia constituida por una entidad local y otras entidades públicas para establecer y gestionar servicios
públicos
Valor especializado 2: en textos de derecho catalán o aragonés, significa comunidad entre herederos de
bienes inmuebles indivisibles procedentes de un causante común consanguíneo que tiene por finalidad
mantener íntegro el patrimonio familiar.
Valor especializado 3: en textos económicos, significa asociación de empresas que mantienen su
independencia jurídica para conseguir un objetivo económico.
Valor especializado 4: en textos de biología, significa una unidad morfológica y fisiológica constituida
por el conjunto de organismos que componen una simbiosis.

En cambio, el tratamiento de la unidad léxica hígado en textos sobre medicina de


diferentes niveles de especialidad es un ejemplo de variación vertical:

El hígado es la viscera más grande del organismo y su peso en el individuo adulto es de unos 1.500 gr.
Ocupa una posición fisiológica fundamental, porque está interpuesto entre la corriente sanguínea que
proviene del intestino y el resto del organismo. [...] El hígado humano está constituido por una masa
única, dividida en dos lóbulos, derecho y izquierdo delimitadas por la dicotomía, al hilo hepático, de las
estructuras vasculares aferentes (vena porta y arteria hepática). Medicina Interna. (Farreras-Rozman
1997)

El hígado, la víscera más grande del organismo, es un órgano compacto. […] El hígado es una glándula
anexa del tubo digestivo que aboca la secreción que elabora -la bilis- al duodeno, a través de las vías
biliares. Enciclopèdia de Medicina i salut. (1990)

El hígado es el mayor órgano del cuerpo, ya que mide alrededor de 30 cm de largo y 15 cm de anchura
[…]. En vida, el hígado puede compararse a una esponja llena de sangre. Nueva Enclopedia médica
familiar. (1985)

El hígado es una glándula de unos dos quilos de peso que recibe la sangre procedente del intestino a
través de la vena porta y la sangre oxigenada a través de la arteria hepática. Bios 3 Ciències de la
Natura. (1992)

El hígado se parece a una planta de procesos químicos de una complejidad sorprendente (fábrica,
almacén, estación depuradora, etc.). Bios 3 Ciències de la Natura. (1992)
El hígado es la central de desintoxicación del cuerpo. El asombroso cuerpo humano. (1998)

5. Las unidades de conocimiento especializado (UCE): diversidad cognitiva

Dos son los puntos de observación desde los que pueden analizarse las unidades
terminológicas: in vitro, es decir fuera de su contexto de uso habitual, aisladamente a través
de las unidades recogidas en los diccionarios, léxicos, bases de datos o tesauros; e in vivo, es
decir en su hábitat natural en una comunicación especializada, a través del análisis de textos
especializados orales o escritos producidos de manera real. Estos dos puntos de mira nos
hacen observar diferencias en el conocimiento que representan las unidades terminológicas y
conducen a resultados distintos.
Observadas in vitro las unidades terminológicas poseen un significado y una forma
estables y bien delimitados y no admiten variación conceptual ni denominativa a no ser que
esté controlada previamente. Pero observadas in vivo, muestran una diversificación que se
produce en mayor o menor grado, aunque sin excepción, en cualquier texto especializado.
El pilar en que se fundamenta nuestra aportación de base comunicativa y fundamentos
cognitivos es el texto especializado, pues éste nos permite observar los términos in vivo, en su
funcionamiento natural. El análisis del término en el texto abre la puerta a tres observaciones
importantes en el desarrollo alternativo de la terminología como campo de estudio: en primer
lugar permite observar la diversificación formal, conceptual y funcional de las unidades
terminológicas. En segundo lugar, permite detectar otras unidades de conocimiento
especializado más allá de las terminológicas; y en tercer lugar permite situar las unidades de
conocimiento especializado en una estructura cognitiva multirelacional.
Los textos especializados, cada uno configurado a partir de variables discursivas
determinadas, se caracterizan por tener una estructura cognitiva (además de la formal y la
gramatical que no tratamos), que puede representarse como un mapa formado por un conjunto
de nudos que transmiten el conocimiento especializado, relacionados entre si5.
Esto nos conduce a deducir que la característica más prominente de los textos
científico-técnicos es la presencia de unidades específicas de un ámbito de especialidad, que
configuran la estructura cognitiva del texto. Pero la representación conceptual de un texto no
acaba con el establecimiento de sus nudos cognitivos, sino que tan importante como los nudos
son las relaciones conceptuales que se establecen entre ellos. Es el conjunto formado por los
nudos cognitivos entrelazados por relaciones conceptuales lo que constituye la representación
conceptual de un texto. Y es el conjunto de las representaciones conceptuales sobre un tema,
expresadas en los textos y consensuada por la colectividad de expertos, lo que constituye la
representación conceptual de una materia.
Un análisis de los datos de los textos desde el punto de vista de su organización
cognitiva muestra que:
a. Estos nudos cognitivos se estructuran alrededor de un tema:

El edema agudo hemorrágico del lactante es una variante benigna de vasculitis leucotitoplástica que
afecta a niños menores de dos años. Clínicamente se caracteriza por la aparición brusca de lesiones
pupúricas con patrón en escarapela asociadas a edema a nivel de cara y zona distal de extremidades.
El pronóstico es habitualmente excelente.
Edema agudo hemorrágico del lactante. Aportación de nuevos casos. Boletín de pediatría. (1994)

b. Existen nudos más o menos próximos al tema central:

El edema agudo hemorrágico del lactante es una variante benigna de vasculitis leucotitoplástica que
afecta a niños menores de dos años. Clínicamente se caracteriza por la aparición brusca de lesiones
pupúricas con patrón en escarapela asociadas a edema a nivel de cara y zona distal de extremidades. El
pronóstico es habitualmente excelente.
Habitualmente se acompaña de edemas de características inflamatorias, dolorosos de forma espontánea o
a la palpación a nivel de párpados, pabellones auriculares, zona distal y genitales.
La literatura anglosajona considera que el EAHL y la PSH son manifestaciones clínicas de una misma
entidad que comparten una base anatopatológica y se diferencian por la edad de aparición, el cuadro
cínico y el pronóstico. La mayoría de los autores europeos, sin embargo, consideran el EAHL como una
entidad propia con unas características clínicas y patológicas bien definidas.
Edema agudo hemorrágico del lactante. Aportación de nuevos casos. Boletín de pediatría, 1994
c. Los nudos se materializan en unidades lingüísticas con valor especializado, que
denominamos unidades de conocimiento especializado (UCE).
d. Las UCE poseen también un núcleo y una periferia. En el núcleo de una UCE suele
figurar un elemento de categoría nominal
e. Existen nudos cognitivos simples formados por una única UCE y nudos complejos
constituidos por más de una UCE6.
f. Las UCE pueden corresponder a unidades inferiores a la unidad léxica: los morfemas 7 y
las unidades superiores: unidades fraseológicas y unidades oracionales.
g. Conceptualmente las UCE simples y complejas sirven para denominar cuatro clases de
conceptos: entidades, actividades, relaciones y propiedades. Cada UCE posee un núcleo
conceptual prominente y valores asociados a este núcleo.
h. Hay UCE que pueden formar autónomamente un nudo conceptual, como es el caso de las
unidades terminológicas, y UCE que no pueden ser por ellos mismos nudos cognitivos,
como los adjetivos o los adverbios8.
Y si observamos las relaciones conceptuales de una estructura cognitiva vemos que9:
a. Son los vínculos necesarios para construir el conocimiento especializado, pues sin ellas
las UCE de un texto solo constituyen una lista de unidades lingüísticas sin relación entre
ellas.
b. Sirven para relacionar los nudos cognitivos del texto y señalar el tipo de relación entre
ambos, y también para relacionar las UCE que forman parte de un nudo cognitivo
complejo10.
c. Precisan el valor terminológico de una unidad en el interior de un ámbito especializado.
d. Según el objetivo discursivo del texto se prioriza un tipo específico de relaciones.
e. Lingüísticamente, se expresan por lo general a través de preposiciones 11, conjunciones12,
verbos13, locuciones14 o sintagmas nominales de soporte15.
Además de su diversidad tipológica, las UCE presentan variación discursiva, tanto en su
forma como en su contenido.
Así, si observamos el comportamiento de una UCE en un texto, des del punto de vista
de la denominación, podemos comprobar que los especialistas usan en sus discursos variantes
para expresar un mismo concepto y que estas distintas variantes se ordenan en un espacio más
o menos cercano a la forma de referencia. Por ejemplo en un artículo sobre la
Agammaglobulinemia ligada al cromosoma X (Barbarillo, J. et al. 1999), los autores se
refieren a este concepto con las diferentes unidades léxicas: agammaglobulinemia ligada al
cromosoma X, enfermedad de Bruton, enfermedad hereditaria y enfermedad. Otro tipo de
variación denominativa muy habitual de los textos especializados es la que se establece entre
una sigla y su correspondiente sintagma; en un artículo sobre el SIDA encontramos las
variantes siguientes:

En pocos años el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida se ha convertido en un grave problema


de salud pública a nivel mundial. El número total de casos de SIDA (AIDS) notificados en España
(…). La presencia del virus de la sida (VIH).
Aspectos neurológicos y psiquiátricos del SIDA. (Salvador, L. et al. 1999)

Conceptualmente, un mismo concepto puede ser considerado también desde facetas


distintas dentro de un texto. Por ejemplo, los maltratos a mujeres pueden ser abordados en un
mismo texto desde la óptica de la medicina, el derecho, la psicología, la educación social, la
seguridad ciudadana, la sociología, la economía o incluso la política.
Y, funcionalmente, un mismo concepto puede ser expresado mediante categorías
gramaticales distintas16. Por ejemplo, en textos de medicina, podemos encontrar las series
siguientes de unidades: hacer una radiografía de la rodilla, radiografiar la rodilla;
aglutinación de látex; aglutinar látex, látex aglutinado; inmunidad celular, células inmunes;
inmunizar las células, inmunización de las células, células inmunizadas.

6. Conclusiones

Hemos expuesto en este trabajo la apertura que representa para la terminología situarse
en el discurso y analizar las unidades lingüísticas representativas del conocimiento
especializado. Este cambio de perspectiva permite observar las unidades terminológicas en su
funcionamiento real. Y con esta observación podemos detectar que el conocimiento
especializado se sirve de distintos recursos para aparecer en discurso, y no se limita
únicamente a las unidades de carácter léxico.
En una perspectiva de base comunicativa que tenga en cuenta los aspectos cognitivos y
lingüísticos, la terminología debe ocuparse de la descripción de las unidades que representan
el conocimiento especializado y éstas, como hemos argumentado, no se restringen a las
llamadas unidades terminológicas.
Las unidades de conocimiento especializado (UCE), que se combinan y relacionan entre
sí en los textos especializados estableciendo redes conceptuales, abarcan desde los morfemas
hasta las unidades oracionales, pasando por las unidades léxicas y las unidades fraseológicas.
En consecuencia, según nuestra propuesta, las unidades terminológicas, si bien son las
unidades más prominentes y prototípicas de los textos especializados, no son las únicas
unidades que transmiten conocimiento especializado.
Y solo a partir de un análisis progresivo de las UCE y sus relaciones podemos dar
cuenta de la estructura del conocimiento especializado de un texto y, a la larga, de la
estructura conceptual potencial de una materia específica.

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1998).

1
La mayoría de propuestas sostienen que la unidad terminológica es siempre un nombre (Wüster 1979, Sager
1990, Cabré 1999), aunque existen posiciones para las cuales las unidades terminológicas son nombres, adjetivos
y verbos (Cabré 1994), (Dubuc 1985).
2
Es este sentido son interesantes los experimentos de categorización que el equipo de Dubois ha llevado a cabo
con la clase semántica de los olores y los colores (Poitou & Dubois 1999).
3
Es sabido que la mayoría de epónimos en medicina tienen un equivalente no eponímico categorizado no a
partir del descubridor de una enfermedad, técnica o aparato, sino de las consecuencias, las causas o el lugar de la
afectación en el caso de las enfermedades, o las propiedades o lugar de aplicación en el caso de las técnicas o
aparatos.
4
Otros ejemplos de variación horizontal son virus (en medicina, biología, informática o arquitectura), arteria
(en circulación vial, arquitectura o medicina), brazo (en anatomía, astrofísica, genealogía, ciencias marítimas,
historia militar o mecánica), bomba (en armamento, aeronáutica, agricultura, hidráulica, música o ferretería), etc.
5
Edward Tolman (1948) està acreditado como el introductor del término cognitie map en el marco de sus
experimentos con ratas entrenadas para seguir rutas complejas con en el fin de encontrar comida. El concepto de
mapa conceptual aplicado a la enseñanza y al análisis de textos es una técnica creada, por analogía con los
esquemas espaciales cognitivos, por Joseph D. Novak (1988).
6
Por ejemplo esclerosis múltiple puede ser una UCE simple formada por una unidad terminológica y, en
cambio, desmielinización segmentaria de la substancia blanca del SNC es una UCE compleja constituida por
cuatro unidades de significación especializada, dos términológicas y dos fraseológicas.
7
Por ejemplo, -itis, -osis, -oma, en medicina; -áceo, -andra, -áceas, en biología; -ol, -ato, -ina, en química; -
ema, en lingüística; etc.
8
Algunos pacientes refieren somnolencia. Entre los signos destaca el exantema macular o papular. A veces, el
exantema es petequial. Petequial no puede formar un nudo cognitivo como lo forma somnolencia, sino que
depende del nombre exantema.
9
Ver el trabajo de investigación de doctorado de Feliu (2000) sobre las relaciones conceptuales.
10
(Nudo 1: Esta vasculitis que afecta a los vasos pequeños) se produce cuando (Nudo 2: R. Cororii nida en el
endotelio vascular).
11
De, con, en, por, etc.
12
y, o, mediante, etc.
13
es, afecta a, se caracteriza por, asociada a, se produce en, etc.
14
en función, a través de, en relació con, etc.
15
Éstas transmiten distintos tipos de información sobre las UCE que relacionan: causa de, efecto de, estado de,
origen de, actividad de, signo de, razón de, proceso de, factor de, característica de, etc.
16
Ver la propuesta de análisis de Bevilacqua (1999).

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