Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Como planteamiento general es necesario, en primer lugar, poner de manifiesto las dudas existentes
respecto a la edad de comienzo en el entrenamiento de cualquier modalidad deportiva. Este es un hecho
que marcará la duración de la vida deportiva en cuestión y condicionará, también, los contenidos de la
planificación. Para Bulgakova (2000), la edad ideal para el comienzo de la preparación del deportista es a
los 7 – 9 años para las chicas y de 8 – 10 años para los chicos, teniendo como objetivo en esta etapa la
búsqueda y identificación de los niños aptos para el deporte de alto nivel, basándose en los criterios
morfológicos y índice del talento motor; formación de intereses estables para los entrenamientos de
modalidades deportivas de resistencia, enseñanza de las bases técnicas y habilidades motoras múltiples,
consolidación del estado de salud. Este mismo autor destaca que en el primer año los ejercicios deben ser
carácter general y también el dominio más rápido y cualitativo de la técnica. Un atleta joven deberá en
primer lugar, desarrollar la fuerza, flexibilidad articular, rapidez y la resistencia.
Según Platonov (1988), las leyes objetivas de la formación de la adaptación crónica del
organismo a las cargas de entrenamiento y de competición dependen de la edad de inicio de la práctica
deportiva y de los años de entrenamiento hasta lograr los resultados deportivos de alto nivel, y en este
sentido, Navarro (1988) indica que se necesitan entre seis y diez años para alcanzar el alto rendimiento
deportivo, lo que motiva que el entrenamiento con niños deba hacerse con esta perspectiva. Desde este
norte se abordara la entrenabilidad de la resistencia en niños.
La entrenabilidad de la resistencia
El factor principal en asegurar el alto nivel de la capacidad especial de trabajo las modalidades de
resistencia. El desarrollo de la resistencia comprende el aumento de la productividad de los sistemas
cardiovascular y respiratorio; potencia, volumen y eficacia de los mecanismos de abastecimiento
energético (aeróbico, anaeróbico glucolítico, anaeróbico aláctico); mantenimiento de la eficacia mecánica
y potencia de los movimientos cuando aumenta la fatiga.
En el metabolismo aeróbico, el 90% de las diferencias en el VO2máx se debe a la herencia, y sólo un 10%
al entrenamiento (Ruiz, L.M.; Sanmartín, M.G; Sanz, J.L.G; Iglesias, J.L.L; Navarro, F, 2001). En los
datos de Kobayashi (1978) se sugiere que los muchachos tienen los mayores efectos de entrenamiento un
año después del máximo crecimiento en altura. Los niños no responden fisiológicamente de la misma
manera que lo hacen los adultos (tabla 1).
Los efectos del entrenamiento de resistencia están también influenciados por la edad. En los adultos, los
efectos llegan a ser menores. Pero es todavía una especulación afirmar que el nivel puede lograrse comenzando
el entrenamiento más temprano. Atletas de resistencia como Keino, Viren, Elliot y Malinowski no entrenaron
en edades jóvenes y alcanzaron notables resultados en distancia de resistencia.
La frecuencia cardíaca mínima en asegurar el efecto del entrenamiento con relación a la productividad aeróbica
en niños de 8 a 13 años es de 155 – 150 pulsaciones por minuto (ppm). Con la edad las ppm diminuye tanto
trabajando a nivel de VO2máx como a nivel de umbral anaeróbico (Bulgakova, 2000). La potencia de las
pulsaciones de trabajo en un nivel de umbral anaeróbico en niños de 9 a 10 años es de 179+/- 3,2 ppm, a los 12
– 14 años = 161 +/- 5,7 ppm, y a los 16 – 17 años = 145 +/- 7 ppm. La mayor disminución etária de ppm
durante el trabajo submáximo ocurre a los 11 – 13 años de edad (Bulgakova, 2000). La tabla 10 presenta el
régimen de pulsaciones a caracterizaren a las cargas de orientación fisiológica diferente (niños y
adolescentesde 9 – 15 años de edad).
Si pasamos a un análisis del VO2máx en valores relativos (ml./kg./min) podemos comprobar que se alcanza un
90% de los valores máximos a la edad de 5 años, llegando al 100% sobre los 8 a 10 años (García Manso,
1996). En el caso de las mujeres, después de la pubertad se inicia un lento deterioro de VO2máx. relativo, lo que
parece no presentarse entre los hombres desde edades tempranas. Sin embargo, no podemos olvidar que tras la
pubertad, las mujeres aumentan considerablemente los depósitos de grasa, por lo que si consideramos el
VO2máx en relación a la masa muscular comprobaremos que las diferencias en su pérdida son significativas. En
la figura 1 podemos apreciar el consumo máximo relacionado con edad cronológica y en la figura 7 el
consumo máximo de oxígeno relativo al peso corporal.
De 10 a 11 años, el 47% de la energía es aeróbica durante los primeros 30 segundos, mientras que en el
adulto alcanza estos valores durante el segundo minuto. Este porcentaje disminuye con la edad para aproximarse al
del adulto sobre los 17 años (García Manso y col; 1996). En niños no entrenados el umbral anaeróbico disminuye con
la edad entre los 9 – 12 años (Atomi y col; 1986). En general, los niños parece tener un umbral más alto que las niñas.
Por el contrario, en niños altamente entrenados este valor no sólo no disminuye, sino que puede mejorarse con el
entrenamiento. En la tabla 11 podemos observar la evolución de la potencia aeróbica con la edad (Bar – Or, 1983;
Blinkie, 1993).
Tabla 3. Evolución de la potencia aeróbica con la edad Bar – Or, 1983; Blinkie y Roche, 1986).
Potencia aeróbica
(Watios/Kilos)
Edad Hom Mujer
bres es
8años 3.55 3.15
9años 3.75 3.10
10 años 3.90 3.07
11 años 3.75 3.00
12 años 3.55 2.95
13 años 3.40 2.90
14 años 3.50 2.80
14.4 años 3.86 2.74
15.5 años 3.91 3.36
16.5 años 4.50 3.33
17.7 años 3.31 2.40
Esto nos lleva pensar que la pubertad es un momento critico para alcanzar y mejorar el potencial
aeróbico y de resistencia de los sujetos si no se emplean los estímulos de cargas correspondientes.
Los menores niveles de testosterona infantil comportan una alta capacidad oxidativa en comparación con
la glucolítica. Según algunos trabajos, en el niño la tasa plasmática de ácido láctico esta correlacionada
con el volumen testicular (Eriksson y col, 1971) y con la concentración de testosterona salival en niños de
12 años. Por el contrario, los trabajos de Welsman y col. (1994) y Paterson y Cunnigham (1985) llegan a
la conclusión que los niveles de lactato plasmático máximo y submáximo son independientes de la
maduración sexual. Según Cerani (1993), los problemas que presentan los niños en su metabolismo
anaeróbico pueden deberse a la limitada actividad enzimática de esta vía energética
(Glucogenofosforilasa, PFK y LDH). La actividad de la fosfofructokinasa (PFK) en niños de 11 – 13 años
es entre un 30 – 50% menos activa que en adultos. Datos similares fueron encontrados por Berg y Keul
(1988); la alta actividad enzimática para la resíntesis del ATP y el sistema glicolítico (CK, ALD, PHI, PK
y LDH) no ocurre antes de los 11 – 14 años. No obstante, algunos autores (Gurtler y col, 1979; Weineck,
1994) afirman que, mediante el entrenamiento específico y prolongado, el niño puede registrar valores de
lactato plasmático similares a los del adulto, aunque reconocen lo inadecuado de este tipo de
entrenamiento para estas edades, al tener una tasa de eliminación muy inferior al del adulto.
Nosotros debemos tener presente el siguiente aspecto. Para producir la msima cantidad de lactato
que un adulto, un niño produce una liberación de catecolaminas diez veces superior, lo que
supone someter al sujeto a altos niveles de estrés. Por otro lado, la eliminación del ácido láctico
producido se hace más lenta en jóvenes. Todo esto hace recomendable no someter al niño a
demasiadas cargas de tipo anaeróbico, ya que las mismas son mal toleradas por su organismo
(García Manso y col, 1996). La edad idónea para iniciar este tipo de trabajo sería a partir de la
pubertad, de todos modos, debe ponerse énfasis en el hecho de que puede ser desarrollada
considerablemente a través del entrenamiento, pues el organismo reacciona extremadamente bien
al estimulo anaeróbico entre los 14 y los 18 años de edad. En este lapso, los resultados del
entrenamiento pueden ser más efectivos que en cualquier otra etapa de la vida. En la figura 3 se
observa la evolución de la concentración de ácido láctico con relación a la edad.
13
11
mmol/l
9
7
12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24
Edad