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Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.
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Patricia Galeana “Carlota fue roja”, en, Susan Igler y Roland Spiller (eds.), Más nuevas del Imperio.
Estudios interdisciplinarios de Carlota de México, Frankfurt/Madrid, Vervuert: Iberoamericana, 2001 pp. 55-
58.
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Véase: Jsefina Zoraida Vázquez, “De la difícil constitución de un Estado: México, 1821-1854”, en Vázquez,
coord.. La fundación del Estado Mexicano, México, Nueva Imagen, 1994 y Brian Hamnett, “Faccionalismo,
constitución y poder personal en la política mexicana, 1821-18542, en Vázquez, coord.. La fundación del
Estado Mexicano, México, Nueva Imagen, 1994.
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Erika Pani, “La “innombrable”: Monarquismo y cultura política en el México decimonónico, en
Connaughton, coord., Prácticas populares, cultura política y poder en México, siglo XIX, México, Juan
Pablo/Universidad Autónoma Metropolitana, 2008.
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debilitado y desprestigiado mucho a la política y economía mexicana. Juárez decretó la
suspensión temporal del pago de la deuda externa por falta de dinero en 1861, lo que desató
el enojo de tres potencias: España, Inglaterra y Francia; y aunque las tres llegaron hasta
territorio mexicano, solamente los franceses desembarcaron y llegaron hasta la capital, en
lo que se conoce como la intervención francesa. Los Estados Unidos (país que estaba del
lado de los liberales y que “protegía” los intereses de la nación en contra de una invasión
europea) se encontraban en Plena Guerra Civil, así, gracias a las circunstancias del
momento, adeptos al plan monárquico como Gutiérrez de Estrada (quien se encontraba en
Europa) con apoyo de Napoleón III, emperador francés, lograron materializar su proyecto:
una monarquía liderada por un príncipe europeo.5 El candidato natural fue el archiduque
austriaco Fernando Maximiliano de Habsburgo, junto con su mujer Carlota, archiduquesa
de Habsburgo. Se plantean demasiadas cosas en relación a ambos personajes, pero iré en
orden para poder establecer las ideas más claramente.
5
Konrad Ratz, Correspondencia inédita entre Maximiliano y Carlota, México, Fondo de Cultura Económica,
2003, pp.19-24.
6
Ibíd. p. 26.
7
Ibíd. p. 25.
8
Ibíd. p 26.
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Cuando Maximiliano recibió la propuesta del trono mexicano, Carlota al parecer fue
un apoyo no nada más moral, sino que tuvo importante injerencia en la toma de esa
importante decisión. Desde antes de partir de Europa a México se nota en algunas de sus
cartas una emoción y entrega por seguir el camino del Imperio mexicano y por fin
entregarse a su destino para el que fue criada. Hay una carta en específico que además
muestra sus dotes de diplomática y política en cuanto a la aceptación de Maximiliano al
trono; en ella escribía en parte: “El archiduque dirá, en su respuesta, que se siente muy
halagado por la elección, pero que el trono que se le ofrece debe reposar sobre una base
legítima […] Que, de todas maneras, si algunas vez asciende al trono de México, espera
que su gobierno tenga un fundamento constitucional.”9 Podemos observar una Carlota
conocedora de la política, de conceptos, ideas y proyectos, y que se encontraba del lado de
su marido apoyándolo y trabajando con él; era sin duda una persona meticulosa,
diplomática y ambiciosa. En este aspecto podemos señalar su posible participación en el
desarrollo un proyecto de constitución para el Imperio que se buscaba establecer en
México, la importancia radicaba en lo siguiente según Jaime del Arenal Fenochi: “la
constitución del Imperio se convertiría en un importante argumento para obtener el apoyo
de Inglaterra y de Bélgica […] Por lo mismo su redacción se convirtió en una cuestión de
relativa urgencia ya que no era lo mismo prometer un régimen constitucional que
acompañar la promesa con el texto de un proyecto constitucional.”10 Por lo mismo,
seguramente Carlota entendiendo esta importancia y urgencia, en una de sus visitas a su
padre Leopoldo I (quién fue un apoyo y mentor importante para la pareja hasta que el rey
falleció), llevó consigo el manuscrito y realizó ciertos cambios gracias a las opiniones de su
padre y lo que la misma Carlota, según parece, pensaba. Su propuesta se encaminaba a
ideas liberales, un ejemplo fue la cuestión religiosa y la moderación que ella buscaba en
ese aspecto.11 En realidad ni la propuesta de constitución en la que participaron
Maximiliano y José Manuel Hidalgo (monarquista radicado en Europa), ni el manuscrito
arreglado por Carlota, vieron su publicación; a lo que más llegó el Imperio fue a la
9
Luis Weckman, Carlota de Bélgica. Correspondencia y escritos sobre México en los archivos europeos
(1861-1867), México, Porrúa, 1989, p. 158 y José Iturriaga de la Fuente, Escritos mexicanos de Carlota de
Bélgica, México, Banco de México, 1992, p. 134, citado en, Ratz, Ob. Cit. p. 30.
10
Jaime del Arenal Fenochi, “El proyecto de constitución del Segundo Imperio Mexicano: Notas sobre el
manuscrito de la archiduquesa Carlota”, en, Susan Igler y Roland Spiller (eds.), Más nuevas del Imperio.
Estudios interdisciplinarios de Carlota de México, Frankfurt/Madrid, Vervuert: Iberoamericana, 2001, p. 46.
11
Ibíd. pp. 48-50.
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publicación de un Estatuto Provisional, que según se señala, no era en nada parecido a la
propuesta inicial de Maximiliano, Hidalgo y Napoleón.12
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de México, durante sus primeros días hicieron visitas a diferentes lugares para conocer un
poco el lugar y las condiciones en las que se encontraba la gente que ahí vivía; no
solamente se quedaron con la impresión de las clases acomodadas de la capital.
Es muy importante señalar un decreto que se firmó en abril de 1864 en Miramar que
entre otros aspectos señalaba lo siguiente: “[…] que en caso de muerte o cualquier otra
contingencia que nos ponga en imposibilidad de continuar gobernando, la Emperatriz
Nuestra Augusta Esposa, sea la que se encargue desde luego de la Regencia del Imperio.”15
El poder que Maximiliano le entregó a Carlota no fue cualquiera, se puede inferir que
Maximiliano creía y sabía que su mujer tenía una capacidad enorme dentro del ámbito
político y social. El emperador dejó la capital en tres ocasiones durante todo su gobierno, el
primero entre agosto y octubre de 1864, el segundo entre abril y junio de 1865 y el tercero
entre agosto y septiembre del mismo año. Todas las salidas de Maximiliano fueron en un
plano político y de conocimiento del espacio que estaba administrando; quería ser cercano a
“su gente” y brindarles un buen gobierno. Carlota mientras tanto, como el decreto lo
señalaba, se quedaba en la capital como la máxima autoridad:
Se trasladaba todos los días del Palacio Imperial de Chapultepec al de México […]
Allí recibía a Achiles Bazaine, jefe de las fuerzas francesas, quien iba todas las
semanas a informarla. También presidía ceremonias, pronunciaba discursos,
presidía el Consejo de Ministros, leía los informes, examinaba cuestiones
financieras, analizaba y sugería soluciones […] Los domingos daba audiencia a
nombre del emperador en Chapultepec.16
Lo que se señala en este texto y en algunos otros que han sido revisados, nulifica la idea
que desarrolla Laurence van Ypersele de que después de la primera salida de Maximiliano,
Carlota había tenido un rango de maniobrabilidad muy estrecho y que por lo mismo la
mujer se encontraba “en un amargo retiro, del que no sale sino hasta 1866 para combatir la
15
Decretos y reglamentos…del Imperio mexicano, 1865, p. 1. citado en Amparo Gómez Tepexicuapan,
“Carlota en México”, en, Susan Igler y Roland Spiller (eds.), Más nuevas del Imperio. Estudios
interdisciplinarios de Carlota de México, Frankfurt/Madrid, Vervuert: Iberoamericana, 2001, p. 31.
16
Amparo Gómez Tepexicuapan, “Carlota en México”, en, Susan Igler y Roland Spiller (eds.), Más nuevas
del Imperio. Estudios interdisciplinarios de Carlota de México, Frankfurt/Madrid, Vervuert: Iberoamericana,
2001, pp. 31-32.
5
idea de abdicación que consideraba una idea indigna.”17 La única idea que encuentro
rescatable en lo que plantea la autora es la última, a la cual regresaré más adelante.
17
Laurence van Ypersele, Una emperatriz en la noche. Correspondencia desde la locura de la emperatriz
Carlota de México, febrero junio de 1869, México, trad. Y Ed. Martha Zamora., 2010, p. 23.
18
Erika Pani, “El proyecto de Estado de Maximiliano a través de la vida cortesana y del ceremonial público”,
en Historia Mexicana México, Colegio de México, v. 42, (oct-dic) 1995, pp. 427-435.
19
“Viaje de la Emperatriz”, en, Diario del Imperio, 21 de noviembre de 1865.
6
les percibiera como un poder que, a más de todo su brillo, gobernaba “para el pueblo” y
que, sobre todo, le era accesible.”20
En lo personal creo que encontramos en estas líneas a esa Carlota que desde pequeña se
sabía para gobernar y cuyo honor estaba por encima de todo lo demás. Por lo menos, en
julio de ese 1866 viajó a Europa para buscar una última oportunidad de apoyo en Napoleón
III y el Papa Pío IX, pero todo fue en vano. La situación ya no favorecía a Maximiliano y
su Imperio, y desde hacía tiempo que estaba solo; las tropas que Francia había liderado
habían salido del país y sólo quedaba un pequeñísimo grupo de militares belgas que el
padre de Carlota había mandado. El apoyo político del emperador ya no estaba en nadie, los
conservadores lo consideraban muy liberal para poder desarrollar su proyecto, mientras que
los liberales radicales no podían dejar de lado el proyecto que defendían: la República.
20
Pani, Ob. Cit. p. 448.
21
Corti, Ob. Cit., p. 68.
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oportunidades y cuya diplomacia e inteligencia política la llevaron muy lejos, aunque al
final su proyecto de Imperio junto con Maximiliano al parecer fue más utópico que real. Sin
duda, fue la consejera de Maximiliano en lo personal y en lo político y éste sabía de su
habilidad, por lo que confiaba, todo parece indicar, enormemente en su mujer.
Creo que lo anterior ya entra en mis conclusiones, pero me gustaría agregar algo con
lo que comencé: el trabajo en equipo que realizó Carlota con Maximiliano y con su padre
mismo fue muy importante. La mujer no fue la única mente detrás del Imperio (como se ha
llegado a plantear), pero su inteligencia y ambición jugaron un papel importante al pensar
distintos proyectos y materializar ideas (como la de venir a México). Sin duda su padre fue
uno de sus principales maestros, quien la fue guiando y ayudando en decisiones de corte
más bien político. Fue una base importante del Imperio, pero no la única.
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Fuentes consultadas:
Arenal Fenochi, Jaime del, “El proyecto de constitución del Segundo Imperio Mexicano:
Notas sobre el manuscrito de la archiduquesa Carlota”, en, Susan Igler y Roland Spiller
(eds.), Más nuevas del Imperio. Estudios interdisciplinarios de Carlota de México,
Frankfurt/Madrid, Vervuert: Iberoamericana, 2001.
Galeana, Patricia, “Carlota fue roja”, en, Susan Igler y Roland Spiller (eds.), Más nuevas
del Imperio. Estudios interdisciplinarios de Carlota de México, Frankfurt/Madrid,
Vervuert: Iberoamericana, 2001.
Gómez Tepexicuapan, Amparo, “Carlota en México”, en, Susan Igler y Roland Spiller
(eds.), Más nuevas del Imperio. Estudios interdisciplinarios de Carlota de México,
Frankfurt/Madrid, Vervuert: Iberoamericana, 2001.
Meyer, Jean, “La Junta Protectora de las clases menesterosas. Indigenismo y agrarismo en
el segundo Imperio”, en, Escobar, coord.. Indio, nación y comunidad en el México del siglo
XIX, México, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos/Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Antropología Social, 1993.
9
Pani, Erika, “El proyecto de Estado de Maximiliano a través de la vida cortesana y del
ceremonial público”, en Historia Mexicana México, Colegio de México, v. 42, (oct-dic)
1995.
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