Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ÉTICA
Cristian Arbey Zapata
EJE 3
Pongamos en práctica
Fuente: Freepik/1048510
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
La atmósfera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
La contaminación auditiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
El agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Herramientas éticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
ÍNDICE
Introducción
Figura 1. Atmósfera
Fuente: Freepik/5916189
Por ello, se ha avanzado en instrumentos jurídicos que obligan a la aplicación del prin-
cipio de “pensar global, actuar local”. Muestra de eso son los tratados internacionales ya
reseñados, como el Protocolo de Kyoto, o los Acuerdos de París. Colombia aporta, respecto
al resto del mundo, el 0,4 % del total de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Sin
embargo, dentro de sus compromisos está el reducir su número de emisiones hasta en
20 % para los próximos años.
Pero, además del calentamiento global, existen también otros problemas de degrada-
ción de la atmósfera de corte mucho más local y para los que el país ha tratado de aplicar
una normatividad propicia. Aquí nos ocuparemos de tres problemas locales concretos:
Para empezar, las normas antes reseñadas obligan a que se tengan que diferenciar
las fuentes de emisión de materiales contaminantes al aire. Las fuentes móviles y las
fuentes fijas.
”
Y en cuanto a las fuentes fijas y móviles las define así:
En el caso de las fuentes móviles, los vehículos, los controles se dan a partir de la
exigencia de catalizadores y demás instrumentos de filtración, así como las revisiones
periódicas en los centros de diagnóstico automotriz, donde se deben vigilar los niveles
de emisión de gases y demás contaminantes. También, existen controles esporádicos
que pueden hacer las autoridades ambientales. La infracción a estos controles conlleva
la inmovilización del vehículo y sanciones a las autoridades de tránsito y transportes, así
como sanciones de tipo ambiental.
Esto en lo que tiene que ver con los topes máximos individuales que se deben respetar
de contaminación al aire. No obstante, existen también unos topes máximos generales
que remiten a la sumatoria de toda la carga contaminante que el aire tenga, indepen-
diente de la fuente.
• La clase de contaminante.
Los contaminantes del aire según la norma son los siguientes: el dióxido de azufre
(SO2), el dióxido de nitrógeno (NO2), el ozono (O3), el monóxido de carbono (CO) y el
material particulado.
De otro lado, la norma distingue lapsos para fijar los topes máximos permitidos. Se
habla entonces de límites de exposición diarios, anuales e, incluso, para algunos conta-
minantes, límites de exposición por horas.
Esos límites de contaminación al aire para cada uno de los compuestos, expresados en
micrómetros por metro cúbico, y sus intervalos de tiempo, se pueden comprender mejor
con la siguiente tabla.
Finalmente, la norma trae dos herramientas para tratar esos sucesos de contamina-
ción, dependiendo, básicamente, de la regularidad con la que se presente ese suceso.
El área fuente se define como: “una determinada zona o región, urbana, suburbana o rural, que,
por albergar múltiples fuentes fijas de emisión, es considerada como un área especialmente
generadora de sustancias contaminantes del aire”, según el Decreto 948 de 1995, compilado en
el Decreto 1076 de 2015.
Cuando se declara un área fuente se pueden tomar medidas definitivas como adoptar
niveles de contaminación más restrictivos que los nacionales y restringir los permisos de
emisiones y la circulación de cierto parque automotor. Las varias clases de áreas fuente
y las medidas que trae el Decreto que se pueden sintetizar así:
La Resolución 8321 de 1983, del Ministerio de Salud, vigente todavía, consagra que se
entiende por “contaminación por ruido: cualquier emisión de sonido que afecte adver-
samente la salud o seguridad de los seres humanos, la propiedad o el disfrute de esta”.
Así mismo, consagra unos niveles permitidos de presión sonora, expresados en decibeles,
y diferenciando cuatro clases de zonas receptoras, así como dos tipos de horarios; ello se
puede entender en la siguiente tabla.
Menos de 12 toneladas 83
De 2 a 5 toneladas 85
Más de 5 toneladas 92
Motocicletas 86 dB (A)
Tabla 6. Niveles máximos de ruido
Fuente: Resolución 8321 de 1983, del Ministerio de Salud.
”
El nivel de detalle fue tal, que dicha resolución llega a consagrar lo siguiente:
”
lado en el Decreto 1076 de 2015:
Los vehículos del servicio público de transporte de pasajeros, tales como buses
y taxis, no podrán mantener encendidos equipos de transmisiones radiales o
televisivas que trascienden al área de pasajeros, a volúmenes que superen el nivel
de inteligibilidad del habla. Las autoridades ambientales establecerán normas
sobre localización de altoparlantes en esta clase de vehículos y máximos decibeles
permitidos.
”
... es obligatorio para el ejercicio del comercio que los establecimientos abiertos
al público reúnan los siguientes requisitos: ... Cumplir con todas las normas re-
ferentes al uso del suelo, intensidad auditiva, horario, ubicación y destinación
expedida por la autoridad competente del respectivo municipio.
”
Sectores A. (Tranquilidad y Silencio), áreas urbanas donde estén situados hospi-
tales, guarderías, bibliotecas, sanatorios y hogares geriátricos.
De esa forma, la Resolución 627 de 2006, del Ministerio del Ambiente, fijó sus topes de
emisión de ruido ambiental, de la siguiente manera:
Actividad Sustancia
Procesamiento y conservación de carne, pescado,
Azufre Total Reducido (TRS)
crustáceos y moluscos.
Sulfuro de hidrógeno (H2S) Amoniaco
Fabricación de productos de la refinación del petróleo.
(NH3)
Fabricación de pulpas (pastas) celulósicas; papel y
Azufre Total Reducido (TRS)
cartón.
Curtido y recurtido de cuero; recurtido y teñido de Sulfuro de hidrógeno (H2S) Amoniaco
pieles. (NH3)
Tratamiento y disposición de desechos no peligrosos y Sulfuro de hidrógeno (H2S) Amoniaco
estaciones de transferencia. (NH3)
Planta de tratamiento de aguas residuales. Sulfuro de hidrógeno (H2S)
Actividades que capten agua de cuerpos de agua
Sulfuro de hidrógeno (H2S)
receptores de vertimientos.
Sulfuro de hidrógeno (H2S) Amoniaco
Tratamiento térmico de subproductos de animales.
(NH3)
Sulfuro de hidrógeno (H2S) Amoniaco
Unidad de producción pecuaria.
(NH3)
Sulfuro de hidrógeno (H2S) Amoniaco
Otras actividades
(NH3)
Tabla 9. Sustancias de olores ofensivos por actividad.
Fuente: Resolución 1541 de 2013 del Ministerio del Ambiente.
Finalmente, la misma norma consagra que estas actividades deben contar con un
Plan de Reducción de Impacto por Olores Ofensivos (PRIO), que debe ser exigido y moni-
toreado por la autoridad ambiental, quien puede suspender la actividad si no se cuenta
con el mismo.
Figura 5. Agua
Fuente: Freepik/1101025
”
vida y de la mayoría de las actividades. Según proyecciones hechas por Andaluz (2006):
Aunque existe una cantidad de agua fija en la Tierra, se lo considera un recurso reno-
vable porque participa del ciclo hídrico, el que, de no interrumpirse, permite gozar del
recurso indefinidamente. El ciclo del agua es impulsado por la evaporación solar, así
la humedad sale de la superficie de la tierra hacia la atmósfera y vuelve en forma de
lluvia, nieve, granizo, garúa, etc. Cuando el agua vuelve a la tierra una parte se evapora
inmediatamente, otra se escurre hacia riachuelos, ríos, represas, lagos o los océanos; otra
Colombia es una sociedad hídrica: arterias fluviales en todo el territorio, dos océanos,
la mitad de los páramos del mundo, grandes reservas de acuíferos subterráneos y más de
la mitad de su territorio susceptible de ser humedal o manglar. Paradójicamente, nunca
ha habido en el país un ordenamiento del territorio en torno al agua. Todo lo contrario,
se suele ignorar el factor del agua, lo que genera grandes traumas posteriores. Para
hacerse a una idea: “Más del 80 % de las cabeceras municipales se abastece de fuentes
pequeñas (arroyos, quebradas, riachuelos) con bajas condiciones de regulación y alta
vulnerabilidad” (Ministerio del Ambiente, 2010). Ello, sumado a las “frecuentes inunda-
ciones o sequías que disminuyen la oferta del recurso hídrico, especialmente en época
de influencia de los fenómenos de El Niño y de La Niña, respectivamente” (Ministerio del
Ambiente, 2010).
”
El Decreto 1640 de 2012, define la cuenca así:
La obligación para que las entidades territoriales adquieran, bajo cualquier título,
los predios donde existen nacimientos de agua o sean importantes para el cuidado
de las fuentes hídricas.
Esto es una clara obligación legal que obliga a las CAR y los municipios a tomar
acciones para ubicar esos predios necesarios para el cuidado del agua y garantizar su
manejo haciéndose a su propiedad y declarándose de utilidad pública. Así se consagra
en el Código de recursos naturales, artículo 69, literal c; en la Ley 99 de 1993, artículo
107; en la Ley 373 de 1997, artículo 16; y, más recientemente, se ratificó en la Ley 1753
de 2015, que modificó a su vez el artículo 108 de la Ley 99, donde además se dijo que
la adquisición de esos predios de interés para el cuidado del agua se debe hacer con la
activa participación de la sociedad civil.
Para que no cupieran dudas al respecto, el artículo 111 de la Ley 99, de 1993, también
fue modificado en los siguientes términos:
”
Artículo 111º.- Adquisición de Áreas de Interés para Acueductos Municipales. De-
clárense de interés público las áreas de importancia estratégica para la conser-
vación de recursos hídricos que surten de agua los acueductos municipales y
distritales.
Este instrumento se debe aplicar para las grandes cuencas susceptibles de ordenación.
En la actualidad en el país hay más de 400 Pomca ya diseñados y en ejecución.
Así mismo, para las microcuencas y las aguas subterráneas, ubicadas en sitios donde
no hay un plan de ordenación, la norma exige que cuenten con un plan de manejo
ambiental. Existen guías técnicas de muchas autoridades ambientales que indican los
pasos para la formulación de los Pomca y de los planes de manejo ambiental para las
microcuencas.
Otro instrumento de gestión al recurso natural del agua es la tasa por utilización de
agua, que se entiende como una carga tributaria que un usuario debe pagar por la utili-
zación de un cuerpo de agua natural para abastecerse en grandes cantidades. El recaudo
de dicho tributo se debe reinvertir en el cuidado de la cuenca. Esta tasa ambiental se
encuentra regulada en los artículos 42 y 43 de la Ley 99 de 1993, y ha sido reglamentada
por el Decreto 3100 de 2003, modificado por el 3440 de 2004 y por el Decreto 2667 de
2012. A su vez, se han expedido las Resoluciones 1433 de 2004 y 2145 de 2005 por parte
del Ministerio del Ambiente.
• En acuíferos.
• En los cuerpos de aguas o aguas costeras destinadas para recreación y usos afines.
A su vez, las aguas que sí admiten vertimientos tienen también varios instrumentos
de gestión de la norma, que se exponen a continuación.
”
Artículo 41. Requerimiento de permiso de vertimiento. Toda persona natural
o jurídica cuya actividad o servicio genere vertimientos a las aguas superficia-
les, marinas o al suelo, deberá solicitar y tramitar ante la autoridad ambiental
competente el respectivo permiso de vertimientos.
Parágrafo 1°. Se exceptúa del permiso de vertimiento a los usuarios y/o suscrip-
tores que estén conectados a un sistema de alcantarillado público.
Para sanear dudas al respecto, el Ministerio del Medio Ambiente promulgó la Reso-
lución 631 de 2015, donde se cambió la metodología de medición de la calidad del agua
vertida, estableciendo que, en adelante, el control se seguirá realizando a partir de la
medición de la cantidad de sustancias descargadas, y no del proceso de tratamiento,
pasando al estándar de medición mg/L, y dejando el de kg/día, como se venía haciendo.
Dicha Resolución trae el anexo 2, detallando todas las actividades industriales, comer-
ciales o de servicios, objeto de control por vertimientos.
Así mismo, a través de la Ley 1955 de 2019, por medio de la cual se expide el Plan
Nacional de Desarrollo (PND) 2018-2022 “Pacto por Colombia, Pacto por la Equidad”, se
precisa que ya no será necesario obtener permiso de vertimientos en los casos en los que
los usuarios comerciales, industriales, oficiales y especiales, realicen sus vertimientos de
aguas residuales no domésticas en la red pública de alcantarillado. Lo que supone que los
usuarios conectados a la red pública de alcantarillado deben continuar cumpliendo con
los parámetros y valores máximos permisibles que le son exigibles de acuerdo con su acti-
vidad, pero no estarán obligados a obtener un permiso de vertimientos al alcantarillado.
La misma Resolución 631 de 2015 obliga al pago de una tasa ambiental retributiva por
el servicio de utilizar el cuerpo de agua como receptor de vertimiento. La cual debe liqui-
darse y cobrarse por la autoridad ambiental. Esta es otra clase de tasa como la explicada
más arriba, donde se impone una carga tributaria a quien descargue contaminantes
en un cuerpo de agua de manera directa. Cuando se vierte al alcantarillado, la entidad
prestadora del servicio es quien la debe pagar. Estas tasas se encuentran reguladas en
el artículo 42 de la Ley 99 de 1993.
Finalmente, no se puede finalizar este módulo dedicado al agua, sin mencionar dos
fallos judiciales de suma trascendencia, dado que obligaron a replantear todo el tra-
tamiento jurídico que se le venía dando a los ríos. Esos fallos son, en primer lugar, la
sentencia del Consejo de Estado sobre la problemática del río Bogotá, y la más reciente
sentencia de la Corte Constitucional sobre el río Atrato. Ambas aportaron nuevas luces
sobre el régimen de protección jurídica que se debe tejer en torno al agua, y plantearon
una serie de tesis novedosas que se pueden resumir en las siguientes.
1. La idea de que el río es un sistema complejo y articulado con muchos otros eco-
sistemas, y que su tratamiento entonces debe ser integral, dado que, además,
posee el derecho a la restauración por sí solo, y no por la relación que tenga con
las actividades humanas.
”
Y en la sentencia sobre el río Atrato, la Corte con toda claridad afirmó:
Así, por ejemplo, la sentencia del río Bogotá, a la hora de declarar responsabilidades,
”
afirmó:
”
DECLARAR la existencia de una grave vulneración de los derechos fundamenta-
les a la vida, a la salud, al agua, a la seguridad alimentaria, al medioambiente
sano, a la cultura y al territorio de las comunidades étnicas que habitan la cuen-
ca del río Atrato y sus afluentes, imputable a las entidades del Estado colom-
biano accionadas (Presidencia de la República, Ministerio de Interior, Ministerio
de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Ministerio de Minas y Energía, Ministerio
de Defensa Nacional, Ministerio de Salud y Protección Social, Ministerio de Agri-
cultura, Departamento para la Prosperidad Social, Departamento Nacional de
Planeación, Agencia Nacional de Minería, Agencia Nacional de Licencias Am-
bientales, Instituto Nacional de Salud, Departamentos de Chocó y Antioquia,
Corporación Autónoma Regional para el Desarrollo Sostenible del Chocó -Co-
dechocó-, Corporación para el Desarrollo Sostenible del Urabá -Corpourabá-,
Policía Nacional – Unidad contra la Minería Ilegal, y los municipios de Acandí,
Bojayá, Lloró, Medio Atrato, Riosucio, Quibdó, Río Quito, Unguía, Carmen del
Darién, Bagadó, Carmen de Atrato y Yuto -Chocó-, y Murindó, Vigía del Fuerte
y Turbo -Antioquia-), por su conducta omisiva al no proveer una respuesta ins-
Lo que funciona en estos casos para de verdad ser eficaces, es que los jueces dejen las
órdenes inmediatas y, en cambio, procedan a dar “órdenes complejas” de aplicación gra-
dual y diferibles en el tiempo, cuyo cumplimiento se deba estar siguiendo y monitoreando,
y donde el juez se vuelva una especie de auditor que constantemente está vigilando los
avances del acatamiento de su orden.
Por eso la sentencia sobre el río Bogotá, ordena a muchas autoridades públicas y
privadas el tener que diseñar un plan de descontaminación a largo plazo para el río,
que puede llegar hasta a 20 años, donde se elaboren cronogramas y planes de acción
a seguir, con cumplimientos parciales que se logran a partir de ejecuciones graduales
en el tiempo. Y donde cada cierto tiempo se celebren audiencias de seguimiento en las
que el juez evalúe los avances en ese plan de descontaminación del río y castigue a los
responsables que se rezaguen en las acciones ordenadas.
Exactamente lo mismo se ordenó en el caso del río Atrato, donde se pidió elaborar:
”
un plan para descontaminar las fuentes hídricas del Chocó, comenzando por la
cuenca del río Atrato y sus afluentes, los territorios ribereños, recuperar sus eco-
sistemas y evitar daños adicionales al ambiente en la región. Este plan incluirá
medidas como: (i) el restablecimiento del cauce del río Atrato, (ii) la eliminación
de los bancos de área formados por las actividades mineras y (iii) la reforesta-
ción de zonas afectadas por minería legal e ilegal. Adicionalmente, este plan
incluirá una serie de indicadores claros que permitan medir su eficacia y deberá
diseñarse y ejecutarse de manera concertada (Corte Constitucional, Sentencia
T-622 de 2016).
El gestor ambiental, además del ser y el conocer, como se vio, fundamenta su profesión
en el hacer. Sus tareas son eminentemente prácticas y sus actuaciones siempre tienen
como receptora a la comunidad. Pero su acción en la comunidad, ejecutada sin atender
los imperativos de la ética, se puede volver una llamada acción con daño. Como cuando
se justifican proyectos extractivistas en territorios étnicos sin atender a la cosmovisión
distinta que pueda manejar la comunidad receptora del mismo, lo que termina menos-
cabando sus creencias y culturas.
Por eso, para evitar las acciones con daño, toda ejecución dentro de la comunidad ha
de basarse en atender los valores de la prudencia, la transparencia y la pertinencia.
https://bit.ly/2QA1aDJ
constitucioncolombia.com/historia.php
Decreto 1076 de 2015. (26 de mayo de 2015). Por medio del cual se expide
el Decreto Único. Presidencia de la República de Colombia. Obtenido
de https://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/
norma.php?i=78153
Decreto Ley 2811 1974. (18 de diciembre de 1974). Por el cual se dicta el
Código Nacional de Recursos Naturales Renovables y de Protección.
Presidencia de la República de Colombia. Obtenido de https://www.
minambiente.gov.co/images /GestionIntegraldelRecursoHidrico/
pdf/normativa/Decreto_2811_de_1974.pdf
Descartes, R. (1976). Discurso del método. Buenos Aires: FGS.
Mnemosine.
Vaticano. (24 de mayo de 2015). Carta Encíclica Laudato Si’ del Santo
Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común. Obtenido
de http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/
documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html
BIBLIOGRAFÍA
Vigil Rubio, J., & Vigil, M. (2004). Compendio de Ética. Madrid: Alianza
Editorial.