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Renacimiento en América Latina

La gran mayoría de los períodos artísticos tuvieron su origen en el Viejo Continente. Es la


Vieja Europa quien entrega las condiciones para la aparición de nuevas formas de concebir
la vida, la sociedad, el ser humano, etc. Las cuales se manifiestan por medio de nuevas
tendencias artísticas, muchas veces totalmente contrarias a su predecesora.

A pesar de que el punto de origen del Renacimiento haya sido, como es de esperar, en
Europa, llega de igual forma a Latinoamérica. Sin embargo, en nuestras tierras no vivimos
todo el proceso que significó en Europa la irrupción del Renacimiento, sino que solo lo
recibimos como tendencia artística. Aun así, debemos comprender que el Renacimiento es
mucho más que una manera concreta de pintar, escribir o hacer arte en general, pues
comprende un proceso que significa una renovación total en el ámbito político-social, el
cual comprendió tres aspectos fundamentales: generación de conocimiento y educación,
formación ética-moral y unificación política. Por lo tanto, Renacimiento, como podemos
ver, abarca todos los aspectos de la vida humana.

De hecho, antes de la irrupción del Renacimiento, Europa se encontraba en medio de una


profunda crisis. Por lo cual, fue necesaria la llegada de una nueva forma de concebir la vida
que lograra sentar las bases para su desarrollo. Gracias al Renacimiento comienza toda una
revolución intelectual con nuevos descubrimientos que se suman a un constante
cuestionamiento a los dogmas religiosos que antes dominaban la región. Lo cual produjo
cierto debilitamiento de la moralidad religiosa, pero, al mismo tiempo, originó debates
sobre la ética y la moral, pero, ahora desde un punto de vista filosófico, en conjunto con la
transmisión de valores y principios.

Esta ansia de conocimiento se manifestó en la creación de universidades y academias. En el


mundo político, comenzaron a aparecer las repúblicas como la forma de gobierno ideal para
este nuevo sistema de ideas. Incluso algunos reinos adoptaron algunos aspectos
republicanos para fortalecer sus gobiernos. Esta estabilidad política que trajo consigo la
república, fue el escenario para el desarrollo de las sociedades, las instancias de
conocimiento y el crecimiento económico.

En contraste con Europa, América Latina, como mencionamos anteriormente, no disfrutó


de un fructífero proceso ni aprovechó el choque cultural que se vivía en sus tierras, sino que
su Renacimiento solo puede ser considerado como el resultado de una serie de influencias,
tanto a nivel artístico, cultural, como político y social. Es el viejo continente, entonces, el
responsable de llevar las riendas del renacimiento, de desarrollarlo y hacerlo florecer.

Al igual que lo hicimos en un pasado, para lograr con el desarrollo y el progreso que
nuestra sociedad busca, es necesario dar con un nuevo renacer, un renacer personal que
significa una total renovación de nuestro interior. Solo así, viviendo este proceso,
lograremos avanzar como personas y como sociedad.

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